Disfunciones de La Atm
Disfunciones de La Atm
Disfunciones de La Atm
Funcionales
Traumáticas: desgarros, roturas
Inflamatorias: miositis
Degenerativas, endocrinas, metabólicas y tóxicas
Del desarrollo: anormogénesis, hiper-hipoplasias, neoplasias
ARTROPATÍAS
Se calcula que entre un 40-75% de la población presenta o ha presentado algún signo de disfunción
de la ATM. Encuestas realizadas dan una presencia de ruidos en la ATM en un 50% de la población.
No obstante, la mayoría no consultan o buscan atención médica porque los signos o síntomas no les
afectan la calidad de vida diaria1.
Los que buscan asistencia presentan como síntoma principal el dolor orofacial. De hecho el origen
principal del dolor orofacial es la presencia de una disfunción de la ATM.
Afecta más a mujeres que a hombres, en una proporción 3:1 hasta 9:1 según los autores. En cuanto a
la edad, es más frecuente entre los 15 y 45 años. La incidencia es mínima en la edad infantil.
Como factores de riesgo encontramos el apretamiento o rechinamiento dentario, las prótesis que no
encajan bien, el estrés y la artritis.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR PATOLOGÍA DE LA
ATM?
Tres son los síntomas fundamentales que pueden hacer pensar en una patología o
trastorno de la ATM: dolor, chasquido y limitación a la apertura bucal.
Según la Sociedad Americana del Dolor Orofacial, las 10 preguntas básicas o
preliminares1 que deben reflejarse en un cuestionario sobre desórdenes
temporomandibulares son:
¿Tiene dificultad, dolor o ambos al abrir la boca, por ejemplo, al bostezar?
¿Se ha quedado alguna vez su mandíbula atascada, bloqueada o desencajada?
¿Tiene dificultad, dolor o ambos cuando mastica, habla o mueve la mandíbula?
¿Ha notado ruidos en las articulaciones mandibulares?
¿Nota frecuentemente rigidez, tirantez o cansancio en la mandíbula?
¿Siente dolor alrededor de los oídos, sienes o mejillas?
¿Tiene frecuentes dolores de cabeza, cuello o dientes?
¿Ha tenido recientemente algún traumatismo en la cabeza, cuello o mandíbula?
¿Ha notado algún cambio reciente en su forma de morder?
¿Ha sido previamente tratado de algún dolor cervicofacial inexplicable o por un problema de la
ATM?
EXPLORACIÓN BÁSICA DE LA ATM
Comprende, por este orden, inspección, palpación de músculos y articulaciones, auscultación y manipulación mandibular 4,5.
Inspección: observar al paciente de pie y si existen deformidades faciales y/o asimetrías de maxilares y de las arcadas. Evaluar
signos de desgaste oclusal excesivo.
Mandar al paciente que abra y cierre la boca. La apertura debe ser en línea recta.
Palpación: se palparán los músculos y la ATM. La palpación debe ser indolora.
Temporal: se le manda al paciente apretar los dientes y se palpa. Es importante también palpar el tendón del temporal dentro de la boca,
deslizando el dedo sobre la rama ascendente de la mandíbula hasta la apófisis coronoides.
Masetero: se invita al paciente a apretar los dientes y se palpa su inserción en los arcos zigomáticos y en el borde inferior de la mandíbula.
Esternocleidomastoideo: se palpa en su totalidad atrapándolo entre los dedos.
Trapecio: se palpa siguiendo su ascenso hasta el cuello por debajo del esternocleidomastoideo y la parte superior pinzándola entre los
dedos.
ATM: se hará preauricular e intraauricularmente en reposo y movimiento con la boca cerrada y abierta.
Auscultación: con un fonendoscopio en la zona preauricular se invita al paciente a que abra y cierre la boca para detectar ruidos
o clics articulares. Lo normal es no percibir ruido alguno.
Manipulación mandibular: lo primero es comprobar la amplitud de la apertura. Se mide entre los bordes incisales de los
incisivos. Lo normal es de 40-45 mm.
Se comprobará la presencia de end feel (se indica al paciente que abra la boca lo máximo que pueda o hasta que aparezca dolor
y a partir de ahí se fuerza la apertura). Si abre más, el problema es muscular, en caso contrario estamos ante un problema óseo.
También se observará si existe dolor o dificultad para los movimientos de protrusión y lateralidad.
DIAGNÓSTICO POR LA IMAGEN
ENFOQUE DIAGNÓSTICO SEGÚN EL TIPO Y
LOCALIZACIÓN DEL DOLOR
-Contractura muscular es una lesión crónica caracterizada por una debilidad persistente del
músculo. Esto puede ocurrir después de un trauma, infección, o hipomovilidad prolongada. Si el
músculo es mantenido en un estado acortado, la fibrosis y la contractura pueden durar varios
meses. El dolor a menudo es disminuido con el reposo muscular.
-Miositis es la lesión menos común y aguda que implica la inflamación de músculo
y del tejido conectivo produciendo dolor e hinchazón de la zona. Puede ser séptica
o aséptica. No existen ni punto gatillo ni actividad electromiográfica aumentada.
El dolor se caracteriza porque se pone de manifiesto o se intensifica con el
movimiento. La inflamación suele producirse por una causa local como la
infección de una pieza dental, pericoronitis, un traumatismo, o celulitis.
-Espasmo muscular es otro trastorno agudo caracterizado por la contracción
transitoria involuntaria y tónica de un músculo. Esto puede ocurrir después del
sobreestiramiento de un músculo que se encontraba debilitado por diferentes
causas como por un uso agudo excesivo. Un espasmo produce un músculo
acortado y doloroso que va a limitar los movimientos de la mandíbula, y se
identifica por una actividad electromiográfica aumentada del músculo en estado
de reposo
ALTERACIONES EN LA ARTICULACIÓN
TÉMPORO-MANDIBULAR
El dolor articular o artralgia por lo general es debido a una capsulitis o sinovitis de
la articulación, que va a producir inflamación articular y acumulación de líquido, lo
que se manifiesta por dolor y debilidad muscular. Tanto el líquido acumulado
como la inflamación pueden ser detectados fácilmente por RMN pero la dificultad
diagnóstica radica en determinar si el dolor está producido por una lesión
sistémica, un trastorno de la unión muscular o de la superficie articular. La mayor
parte de artralgias témporo-mandibulares se manifiestan con dolor en la región
anterior al oído, dolor que se reproduce con la palpación de la articulación
-El desplazamiento del disco acompañado de reducción articular se caracteriza por
el chasquido que produce el movimiento de apertura y cierre mandibular. El disco
articular se coloca en el lado opuesto a su situación habitual. Este desplazamiento
sólo ocurre con la boca cerrada, cuando la boca se abre y la mandíbula se desliza
hacia delante, el disco vuelve a su sitio produciendo un chasquido mientras lo
hace. Al cerrarse la boca el disco se desliza nuevamente hacia delante haciendo a
menudo otro ruido (11). La disfunción momentánea del disco puede ser causa de
irregularidades en la superficie articular, degradación del líquido sinovial,
descoordinación de la unión disco-cóndilo, aumento de la actividad muscular, o la
deformación discal. Como el disco se hace cada vez más disfuncional, comienza a
interferir con el movimiento normal del cóndilo y puede ser la causa del cierre
mandibular permanente. En ocasiones los pacientes tienen excesiva apertura por
laxitud en los ligamentos pudiendo originar una subluxación mandibular.
-El desplazamiento discal sin reducir se caracteriza por una limitación en la apertura bucal al interferir
el deslizamiento normal del cóndilo sobre el disco debido a la adherencia del disco, deformación, o
distrofia. En esta situación, la apertura por lo general está disminuida 20-30 mm con una desviación
de la mandíbula al lado afectado durante la apertura que generalmente se acompaña de dolor.
Después de que el disco es desplazado permanentemente, se produce una remodelación del mismo
y una alteración ligamentosa. Cuando existe un cierre mandibular permanente, se produce una
acomodación muscular y ligamentosa que permite la apertura mandibular normal y la disminución
del dolor. Esta adaptación articular incluye la remodelación de las superficies del cóndilo, fosa, y la
eminencia articular, con los correspondientes cambios radiográficos y una crepitación articular
durante la apertura y cierre mandibular. Una buena remodelación permite a los pacientes recuperar
la apertura normal con el mínimo dolor, pero la crepitación articular a menudo persiste. A veces, sin
embargo, hay una progresión en la degeneración ósea produciendo una erosión severa, pérdida de
dimensión vertical, cambios en la oclusión, dolor muscular, y una función mandibular enormemente
comprometida (12). El origen de las patologías discales y de la artralgia articular al menos
parcialmente ha sido atribuida a alteraciones biomecánicas sobre el cóndilo (6,8). Otras causas son
los traumatismos mandibulares y la masticación excesiva.
-Subluxación de la articulación témporo-mandibular o la dislocación con o sin un
desplazamiento de disco se caracteriza por la hipermovilidad de la articulación
debido a la laxitud y debilidad de los ligamentos. Esto puede ser provocado
durante aperturas bucales excesivas y sostenidas en el tiempo en pacientes
predispuestos a ello (p. ej. dentista). El cóndilo es dislocado ocupando una
situación anterior con respecto al disco y a la eminencia articular produciendo
dolor y dificultad al cerrar la boca por la incapacidad de volver a su posición. En la
mayoría de los casos, el cóndilo puede ser movido hacia abajo y atrás por el
paciente o el clínico permitiendo así el cierre normal mandibular.
-Osteoartrosis de la articulación témporo-mandibular implica cambios degenerativos de las
superficies articulares que causan crepitación, disfunción mandibular, y cambios radiográficos.
La osteoartrosis puede ocurrir en cualquier etapa de un desplazamiento de disco así como
después de un trauma, infección, y otras causas que afecten a la integridad de la articulación
como patologías reumáticas. La osteoartritis se caracteriza porque los cambios degenerativos
articu
-Otros trastornos incluyen anquilosis, heridas traumáticas, fracturas del cuello, de la cabeza del
cóndilo o del canal auditivo externo, tumores primarios benignos y malignos, metástasis,
extensiones locales de tumoraciones, displasias fibrosas, y anormalidades del desarrollo. La
anquilosis o carencia total de movimiento puede ser debida a múltiples causas entre ellas a la
existencia de huesos accesorios o a la fibrosis de la fosa condilar. Entre las causas
extracapsulares destacan la poliartritis y la contracción muscular que puede causar una
limitación significativa de los movimientos mandibulares. Las heridas traumáticas por lo
general causan contusión y hemorragia en la unión articular y se acompañan de dolor y
limitación en los movimientos.lares se ven acompañados de dolor, inflamación y debilidad.
TRATAMIENTO
Los síntomas témporo-mandibulares más agudos son autolimitados y generalmente la necesidad de intervención
para su resolución es mínima. Por lo tanto, el tratamiento inicial para la mialgia y la artralgia debería ser el cuidado de
sí mismo, para poder reducir la tensión del sistema masticatorio al conseguir la relajación de los músculos y de la
articulación (15). En ocasiones se recomienda el uso de protectores bucales sobre todo nocturnos para evitar el
rechinar de dientes permitiendo el reposo y la recuperación de la musculatura maxilar. La mayor parte de pacientes
responden bien en 4-6 semanas; en caso contrario surgiría la necesidad de otras intervenciones terapéuticas.
En general se recomienda:
1. Aplicar calor húmedo o frío a la unión o los músculos doloridos durante 20 minutos varias veces al día.
2. Comer una dieta más suave. Evitar productos de masticación difícil y trocear los alimentos antes de ingerirlos.
3. Masticar el alimento a ambos lados al mismo tiempo o el lado alterno para reducir la tensión sobre un lado.
4. Evitar determinados alimentos como el café, té, chocolate que pueden aumentar la tensión de la mandíbula y
desencadenar el dolor.
5. Evitar el bruxismo con protectores bucales.
6. Evitar las actividades que implican la amplia apertura de la mandíbula (el bostezo, tratamientos dentales
prolongados, etc.).
2. FARMACOTERAPIA
La medicina física puede ser eficaz en pacientes con dolor y movilidad limitada. El ejercicio
mandibular es a menudo el único tratamiento necesario. Los ejercicios incluyen relajación,
rotación, estiramiento, ejercicios isométricos y posturales.
El estiramiento junto con el frío y calor local son muy efectivos para la disminución de dolor y
mejoría de la movilidad. Estos ejercicios son eficaces cuando son realizados de forma rutinaria por
el paciente, unido a técnicas posturales y de relajación que disminuyen la contracción mandibular.
Si los ejercicios son ineficaces o empeoran el dolor, existen otros métodos físicos que podemos
utilizar como: ultrasonidos, onda corta, diatermia, iontoforesis, calor superficial, crioterapia y
masajes.
A corto plazo estos tratamientos pueden reducir el dolor de la mandíbula y aumentar la gama de
movimientos, permitiendo así la continuación de los ejercicios. Cuando el movimiento mandibular
está restringido por el desplazamiento del disco sin reducir, la manipulación de la mandíbula por
un fisioterapeuta o por el paciente puede ayudar a mejorar la remodelación del disco, la traslación
mandibular y el dolor.
4. TRATAMIENTO ORTOPÉDICO