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Escatología Cristiana

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LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE

ESCATOLOGÍA CRISTIANA
1.- La escatología individual, estudia las últimas
realidades concernientes al fin último de cada
persona: muerte, juicio particular, purgatorio,
cielo e infierno.

2.- La escatología general, o final, que estudia el


fin último de toda la creación y comprende la
parusía, o retorno definitivo de Cristo glorioso, la
resurrección de los muertos, el juicio final
universal, y la recapitulación, o consumación de
todas las cosas en Cristo.
1.- La inmortalidad del alma:

La razón humana, con argumentos puramente filosóficos, demuestra que


el ser humano es una persona que, además del cuerpo, tiene un alma, la
cual es el principio de donde proceden los pensamientos y los actos
voluntarios. También demuestra las distintas propiedades de esa alma:
1.- La unidad, Sto. Tomás: "en el hombre no hay más que una sola alma
intelectiva, que contiene virtualmente al alma sensitiva y vegetativa,
realizando ella sola lo que estas formas inferiores realizan en los animales
y plantas".
2.- La sustancialidad: si el alma no fuera sustancia sería imposible explicar los
fenómenos de la unidad y continuidad de la conciencia; si el alma no es algo
permanente, los pensamientos y afectos constituirían una serie inconexa de
hechos sin relación alguna entre sí.

3.- La simplicidad, es decir, la carencia de partes extensivas y divisibles. La prueba


de la simplicidad del alma se basa en que las operaciones intelectivas: idea, juicio,
raciocinio, son simples, con lo cual la sustancia, que es principio de ellas, no puede
ser compuesta sino simple; también se demuestra por la capacidad que el alma
tiene de autorreflexión, es decir, de conocer sus propios actos e incluso conocerse
a sí misma, cosa que en una sustancia compuesta y divisible es incapaz de realizar.

4.- El alma es espiritual: es decir, independiente de la materia:


2.- La condición del alma separada del cuerpo en el más allá:

El alma no perece con el cuerpo, consistiendo la muerte precisamente en


la separación del elemento biológico y corruptible del hombre (cuerpo) y
de su elemento incorruptible (alma), quiere decir que, a partir del
fallecimiento del hombre, el alma sigue existiendo en estado de
separación. Sale de las categorías espacio - temporales en las que vivía en
el cuerpo humano y existe fuera del espacio - tiempo en el más allá.
Decimos que el alma separada del cuerpo va a la presencia de Dios; si el
alma está sin pecado goza de la presencia de Dios positiva y plena, si murió
en pecado mortal siente el rechazo de Dios por su pecado.
 
3.- La muerte desde la Teología
El hombre es mortal por naturaleza, con una alma espiritual e inmortal y de un
cuerpo biológico que de suyo tiende a descomponerse. Sin embargo, sabemos por
la Revelación, que Dios otorgó a nuestros primeros padres (Adán y Eva) el don
preternatural de la inmortalidad corporal, es decir, que si no hubiesen pecado, ni
ellos ni sus descendientes hubieran muerto. Ahora bien, esa misma Revelación
sobrenatural nos enseña que nuestros primeros padres, de hecho, desobedecieron
al mandato que Dios le había impuesto para probarlos, con lo cual cometieron el
llamado pecado original originante. A consecuencia de ello, el Señor le infringió la
muerte, según les había prevenido: "porque el día que comieres de él, morirás sin
remedio", Gen 2,7. Así pues, la muerte adquiere el carácter de castigo o pena, en el
sentido de que, a partir del pecado original originante, toda la naturaleza humana
queda despojada del don preternatural de la inmortalidad.
Gen 2,17: "Del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás, porque el día que comieres de él morirás sin
remedio"
Rom 5,12: "Por tanto así como por un solo hombre
(Adán) entró el pecado en el mundo y por el pecado la
muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron".
La muerte en el actual orden de la salvación es
consecuencia punitiva del pecado original originante. Por
otra parte, sabemos que el pecado original no sólo dañó
a nuestros primeros padres, sino también a su
descendencia a la que se transmite como algo propio de
cada ser humano, no por imitación sino por propagación
(de la especie humana). Luego todos los nacidos en
pecado original están sujetos a la ley de la muerte.
I.- El Juicio:

Tesis 1ª.- "Inmediatamente después de la muerte se decide la suerte eterna de las


almas de los que han fallecido"
Después de la muerte comienzan los estados definitivos de retribución plena, a saber:
salvación o condenación, o el estado transitorio, es decir aquel estado, que los
difuntos van inmediatamente después de la muerte al cielo, al infierno o al purgatorio.

Es el llamado "juicio particular". La doctrina sobre el juicio particular comprobaremos


que no ha sido explícitamente definida, aunque algunos afirman que hay que admitirla
por lo menos como presupuesto del dogma de la retribución inmediata después de la
muerte, en cuyo caso tendría una inmediata conexión con una verdad infaliblemente
definida.
 
Entendemos por "juicio particular", el acto por el cual al alma,
inmediatamente que se separa del cuerpo, se le da a conocer su suerte
definitiva (salvación o condenación), o transitoria (purgatorio previo a la
salvación). Cuando decimos inmediatamente después de la muerte nos
referimos a la muerte real, que no siempre coincide con lo que se llama la
"muerte aparente". Hablamos, pues, de la separación definitiva del alma del
cuerpo.
Lc 16,19-21: (Parábola del rico Epulón). Lázaro, es llevado al seno de Abraham
después de su muerte; el rico Epulón es entregado, después de su muerte,
inmediatamente a los tormentos del infierno. Mientras el rico está en el
infierno sus hermanos viven todavía; lo que quiere decir que no se trata del
juicio universal al final de los tiempos.
Lc 23,43: "Hoy estarás conmigo en el paraíso". Cristo promete al buen ladrón
que participará de la misma gloria de El inmediatamente después de morir.
• Santo Tomás argumenta así: "Inmediatamente después de la muerte, las
almas de los hombres reciben el merecido premio o castigo. Pues las
almas separadas son capaces de penas tanto espirituales como
corporales. Y que son capaces de gloria es manifiesto, pues por el mero
hecho de separarse el alma del cuerpo, se hace capaz de la visión de Dios,
a lo que no podía llegar mientras estaba unida al cuerpo corruptible.
Ahora bien, la bienaventuranza íntima del hombre consiste en la visión
de Dios, que es el premio de la virtud. Luego no hay razón alguna para
diferir el castigo o el premio, del cual pueden participar las almas de unos
y otros. Luego el alma, inmediatamente que se separa del cuerpo, recibe
el premio o castigo, "por lo que hizo con su cuerpo".
II.- El Cielo:

TESIS 2ª.- "Las almas de los que mueren en gracia y nada tienen ya que purgar por sus
culpas van al cielo y ven a Dios cara a cara, siendo con esta visión enteramente felices"

Por "cielo" entendemos, no un lugar o espacio, sino lo que se llama la bienaventuranza


eterna.
La expresión : "ven a Dios cara a cara" equivale a verlo intuitivamente, es decir, no por
medio de las criaturas, no por discurso, ni raciocinio o argumentación, sino inmediata y
claramente, es lo que se llama "visión beatífica", y que suele definirse como el acto de la
inteligencia por el cual los bienaventurados ven a Dios, tal como es en Sí mismo.
La expresión "con esta visión son enteramente felices", se hace alusión a la visión de la
Verdad infinita y el Bien infinito, y por tanto, plenamente saciativa y por eso es llamada
"visión beatífica".
1 Cor 13,9-12: "Porque imperfecta es nuestra
ciencia e imperfecta es nuestra profecía. Cuando
venga lo perfecto desaparecerá lo imperfecto...
Ahora vemos en un espejo, confusamente.
Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de
un modo imperfecto, pero entonces conoceré como
soy conocido".
La razón natural no puede demostrar la existencia
de la visión intuitiva de Dios o visión beatífica,
porque pertenece al orden estrictamente
sobrenatural del que sólo podemos tener
conocimiento por la divina Revelación. Ahora bien,
supuesta la Revelación, la razón iluminada por la
fe, puede encontrar argumentos de conveniencia y
la posibilidad de esa "visión beatífica".
Tesis 3ª.- "El objeto esencial de la felicidad sobrenatural de las almas de los bienaventurados es sólo Dios".

Jn 17,3,: "esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero
y a tu enviado Jesucristo".
Santo Tomás argumenta así: "La bienaventuranza es el bien perfecto que
sacia totalmente el apetito ... Ahora bien, el objeto del apetito humano, o
voluntad, es el bien universal, como el objeto del entendimiento es la
verdad universal. De ahí que nada pueda aquietar la voluntad del hombre
sino el bien universal, el cual no se encuentra en cosa creada, sino en Dios
únicamente, porque toda criatura tiene bondad participada. Por
consiguiente, sólo Dios puede llenar la voluntad humana.
III.- El Purgatorio:
Tesis 4ª.- "Las almas de los que mueren en gracia, sin que se les haya
perdonado aún toda la pena debida por sus pecados, tienen que expiarla
antes de ir al cielo con las penas del purgatorio".
• Al producirse la muerte, el alma separada del cuerpo puede encontrarse digna
del premio del cielo y hallarse en estado de gracia santificante y sin nada que
purgar, en cuyo caso va inmediatamente al cielo. Pero puede ocurrir que, aun
encontrándose en estado de gracia santificante, le quede algo que purgar o
"pagar", por residuos de pena temporal debida a pecados mortales o veniales,
perdonados ya en cuanto a la culpa. 
• Sabemos que en el Sacramento de la Penitencia una vez perdonada la culpa
por medio de la penitencia, no siempre se perdona juntamente toda la pena
temporal.
La cuestión estriba en saber qué ocurre con un alma que, en el juicio
particular, se encuentra sin residuo de culpa de pecado pero no sin residuo
de la pena temporal que es preciso satisfacer o "pagar". La tesis responde:
en esas condiciones: "tiene que expiar antes de ir al cielo con las penas
del purgatorio".

2 Macab 12,43.s.s: "Y habiendo recogido dos mil dracmas por una colecta,
los envió (Judas Macabeo) a Jerusalén para ofrecer un sacrificio (de
expiación) por el pecado, obrando muy bien y pensando noblemente de la
resurrección, porque esperaba que resucitarían los caídos, considerando
que a los que habían muerto piadosamente está reservada una magnífica
recompensa; por eso, oraba por los difuntos, para que fueran librados de
sus pecados".
• La existencia del purgatorio es una verdad estrictamente sobrenatural,
así en cuanto a su existencia, como en cuanto a su esencia. Sin embargo,
supuesta la Revelación, la razón, iluminada por la fe, puede demostrar la
conveniencia del purgatorio tanto en su relación con la santidad de Dios
como con la justicia divina.
•  En efecto, "la santidad de Dios" exige que en el cielo, para la visión
beatífica, sean admitidas las almas totalmente santas, es decir,
totalmente purificadas, pues, "nada profano entraré en Ella (la Jerusalén
celestial)..." Apc 21,27. Por su parte la "justicia divina" no puede admitir
que las almas en gracia y con caridad para con Dios sean arrojadas al
infierno, mientras que también exige que se pague "el reato de pena"
todavía pendiente. Luego hay que admitir que existe un estado
intermedio para purificar y pagar ese reato, aunque sea de duración
limitada.
Lugar del purgatorio: Hemos dicho que las almas separadas de los cuerpos
no necesitan un lugar determinado, ya que, a diferencia de los cuerpos, no
ocupan ningún lugar de circunscripción. Así, pues, el purgatorio hay que
concebirlo como un estado purificador del alma sin referirlo a lugar alguno
concreto definitivo, pues, después del juicio definitivo universal el
purgatorio ya no tendrá razón de ser.
IV.- El Infierno:
Tesis 5°: "Las almas de los que mueren con pecado mortal actual,
inmediatamente después de su muerte son atormentadas con penas
infernales"
La tesis afirma cuál es la suerte de las almas que en el instante de la
separación de sus cuerpos se hallan en estado de pecado mortal personal
o actual, es decir, sin previo arrepentimiento. Se afirma, que estas almas
son "atormentadas con penas infernales". Por pena, se entiende la
privación de un bien deleitable (Dios) a causa del pecado. Esta pena es
vindicativa, por haber realizado obras contra el orden de Dios con el
pecado, y la inflige Dios para restablecer el orden quebrantado y por
justicia.
• Is 66,24: "Entonces saldrán y verán los cadáveres
de los hombres que pecaron contra mí;
ciertamente, su gusano no morirá y su fuego no
se apagará, y serán objeto de horror de toda
carne"
• Mt 13,49: "Así será en la consumación del
mundo: saldrán los ángeles y separarán los malos
de en medio de los justos"
• Mt 25,31.s.s: "Y cuando viniere el Hijo del
Hombre.... y serán congregadas en su presencia
todas las gentes ... entonces dirá a los de su
izquierda: apartaos de mí malditos...al fuego
eterno preparado para el Diablo y sus ángeles
malos".
La existencia del infierno sólo puede ser conocida con certeza en virtud de
la Revelación divina sobrenatural. Se trata de un misterio estrictamente
dicho. Lo único que puede hacer la razón sobrenatural, iluminada por la fe,
es mostrar que no implica contradicción interna y que está en consonancia
con el resto de las verdades reveladas. No implica contradicción interna,
porque admitida la realidad de que se ha cometido un pecado que lesione
gravemente el derecho que Dios tiene a ser obedecido por la criatura
racional, no repugna que la justicia divina establezca un castigo
proporcional a la gravedad de la ofensa.
1.- Pena de daño: significa pérdida, privación y de ahí
sufrimiento interno. Esta pena, se afirma de ella que
es una privación, en el sentido filosófico de la palabra.
La privación es la carencia de algo que se puede o se
debe tener, así, por ejemplo, el hombre que no tiene
ojos o visión, tiene privación de algo que se le debe
en el plano meramente natural. Y el condenado que
carece de la visión beatífica tiene verdadera privación
de algo que, en el plano sobrenatural y con la gracia
de Dios, hubiera podido lograr. Su privación hace
perder al hombre el fin último para el que ha sido
creado y representa la naturaleza íntima de la pena
de "daño" del condenado al infierno
2.- Pena de sentido: se denomina así porque el sufrimiento que de ella se
sigue procede de una acción positiva de un agente externo generalmente
material o sensible.
• Mt 25,41: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno"
• Lc 16,24: "Porque estoy atormentado en llamas..."
• Apoc 21,8: "Pero los cobardes, los incrédulos ... tendrán su parte en el
lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda".
Bibliografía
• Garro, Ignacio. Apunte de Escatología.
• Alviar, José. Escatología. Eunsa.
• Saranyana, José I. Sobre la muerte y el alma separada. Scripta
Theologica.
• García Cuadrado, José A. Filosofía de la Persona. Eunsa.

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