Este documento describe los trastornos del espectro autista, incluyendo sus características principales y los modelos de intervención. Los TEA se caracterizan por deficiencias en la comunicación social y patrones repetitivos de comportamiento. Históricamente, Kanner y Asperger fueron pioneros en la conceptualización del autismo. Actualmente, el DSM-5 define el TEA y describe sus síntomas. Las funciones ejecutivas, como la planificación y flexibilidad cognitiva, a menudo se ven afectadas en personas con TEA.
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Este documento describe los trastornos del espectro autista, incluyendo sus características principales y los modelos de intervención. Los TEA se caracterizan por deficiencias en la comunicación social y patrones repetitivos de comportamiento. Históricamente, Kanner y Asperger fueron pioneros en la conceptualización del autismo. Actualmente, el DSM-5 define el TEA y describe sus síntomas. Las funciones ejecutivas, como la planificación y flexibilidad cognitiva, a menudo se ven afectadas en personas con TEA.
Este documento describe los trastornos del espectro autista, incluyendo sus características principales y los modelos de intervención. Los TEA se caracterizan por deficiencias en la comunicación social y patrones repetitivos de comportamiento. Históricamente, Kanner y Asperger fueron pioneros en la conceptualización del autismo. Actualmente, el DSM-5 define el TEA y describe sus síntomas. Las funciones ejecutivas, como la planificación y flexibilidad cognitiva, a menudo se ven afectadas en personas con TEA.
Este documento describe los trastornos del espectro autista, incluyendo sus características principales y los modelos de intervención. Los TEA se caracterizan por deficiencias en la comunicación social y patrones repetitivos de comportamiento. Históricamente, Kanner y Asperger fueron pioneros en la conceptualización del autismo. Actualmente, el DSM-5 define el TEA y describe sus síntomas. Las funciones ejecutivas, como la planificación y flexibilidad cognitiva, a menudo se ven afectadas en personas con TEA.
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MODELOS DE INTERVENCIÓN EN
LOS PROCESOS DE APRENDIZAJE
EN EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA M.Sc. Alba Sosa PRESENTACIÓN ¿QUÉ CONOCEMOS POR TEA? 1. Conceptualización Los trastornos del espectro autista (TEA) comprenden un grupo heterogéneo de trastornos, tanto en su etiología como en su presentación clínica, que se inician en la infancia y duran toda la vida, teniendo en común la afectación en la reciprocidad social, comunicación verbal y no verbal y la presencia de patrones repetitivos y restrictivos de la conducta. Quién fue el padre del autismo? Si nos atenemos a los datos históricos, la respuesta es Leo Kanner (1896-1981), psiquiatra judío de origen austríaco que utilizó por primera vez el término autismo. El término autismo, aunque con significado distinto al de Kanner, ya había sido utilizado en 1908 por el psiquiatra suizo Paul Eugen Bleuler (1857-1939). La palabra deriva del griego clásico: autos («uno mismo») e ismos («modo de estar»). Bleuler lo consideraba un síntoma de la esquizofrenia que hacía referencia a la pérdida de contacto con el mundo real y que se expresaba como la sensación de estar encerrado en uno mismo y aislado socialmente. Para Kanner, en cambio, el significado iba más lejos, pues no se trataba de un síntoma, sino de una enfermedad distinta de la esquizofrenia. En el año 1943 publicó el artículo por el cual se le atribuye la paternidad del autismo: «Trastornos autistas del contacto afectivo». En 1943, después de diez años de trabajo con más de doscientos niños de características similares a las de Gottfried, Asperger presentó su tesis doctoral. Al año siguiente la publicó bajo el título «Psicopatía autista en la edad infantil». El método de trabajo de Asperger, muy alejado del de Kanner, desbordaba la praxis médica convencional. Solía jugar y hablar con los niños y, sobre todo, observaba sus reacciones. Para este pediatra e investigador, el autismo no era ni una enfermedad ni un síndrome y, mucho menos, una categoría. Lo consideraba una condición frecuente, de diagnóstico fácil y evidente a la edad de dos años. La prevalencia de TEA oscila entre 1/54 en chicos y 1/252 en chicas, con una prevalencia total de 11,3/1.000 a los 8 años. La detección precoz de TEA es fundamental, ya que está íntimamente ligada a la evolución clínica. Es el rol fundamental de los profesionales de la Atención Primaria, el detectar signos precoces de TEA, mediante el seguimiento del desarrollo del niño, el conocimiento de los signos de alerta específicos de TEA. No existe ninguna prueba biológica que diagnostique TEA y el diagnóstico es eminentemente clínico. La detección precoz de TEA y la instauración de un programa de tratamiento temprano en todos los entornos en los que vive el niño mejora el pronóstico de los síntomas autistas, habilidades cognitivas y adaptación funcional a su entorno. El término TGD (trastornos generalizados del desarrollo) utilizado desde el DSM III (APA 80) hasta el DSM IV-TR y CIE-10, se ha utilizado para incluir los trastornos dentro del espectro autista. El DSM IV-TR incluía, además del trastorno autista (TA), el trastorno de Asperger (TAs), el trastorno desintegrativo infantil (TDI) y los trastornos generalizados del desarrollo no especificados (TGD.NOS). Estos trastornos representan categorías clínicas con síntomas clínicos cualitativamente semejantes pero que difieren en la intensidad o bien en el número de síntomas autistas. El DSM IV y CIE-10 (DSMIV; APA, 1994), además del trastorno autista, trastorno de Asperger, el trastorno desintegrativo de la infancia y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado incluía el síndrome de Rett y el trastorno hiperactivo con retraso mental con movimientos estereotipados (exclusivamente presente en el CIE-10). Estas dos últimas categorías diagnósticas está previsto que no estén incluidas en el DSM 5, clasificación programada para el 2013- 2014. EN LA ACTUALIDAD A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos): 1. Las deficiencias en la reciprocidad socioemocional, varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales. 2. Las deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social, varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal. 3. Las deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones, varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas. B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos pero no exhaustivos): Trastorno del espectro del autismo 1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas). 2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día). 3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes). 4. Hiper- o hiporeactividad a los estimulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento). C. Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida). D. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual. E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo. LAS FUNCIONES EJECUTIVAS EN EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA ¿Qué son las funciones ejecutivas? Las funciones ejecutivas son un constructo, un ‘paraguas’ bajo el que se cobijan muchas y distintas funciones, como las habilidades de planificación, memoria de trabajo, inhibición y control de impulsos, cambio de foco atencional, flexibilidad, generatividad, iniciación y autorregulación de la acción, entre otras. Aunque el constructo de funciones ejecutivas no esté universalmente consensuado, lo que sí está claro es que una disfunción ejecutiva dificulta a la persona llevar una vida independiente y tener un comportamiento consistente, pues afecta a funciones de orden superior como la toma de decisiones, las habilidades mentalistas, la resolución de problemas, la regulación emocional, la generalización de los aprendizajes, la adaptación a situaciones imprevistas y novedosas, etc., que son indispensables para funcionar de manera socialmente adaptada. Planificación La planificación es una operación compleja y dinámica en la que una secuencia de acciones planificadas se debe monitorizar, reevaluar y actualizar constantemente. Las personas con autismo (niños, adolescentes y adultos) presentan déficit de planificación comparados con personas de desarrollo normal y con personas con otros trastornos que no se asocian a discapacidad intelectual. Cuando se comparan adultos con autismo y dificultades de aprendizaje y sujetos con dificultades de aprendizaje pero fuera del espectro, aparecen diferencias: las personas con autismo rinden peor en habilidades de planificación y memoria de trabajo. No obstante, conviene tener cautela a la hora de interpretar los resultados, porque en autismo, dados los niveles de inteligencia tan heterogéneos, no está suficientemente claro si los déficit de planificación identificados reflejan un efecto del autismo en todos los individuos o de la discapacidad intelectual de algunos de ellos. Flexibilidad cognitiva También denominada ‘cambio de criterio’, es otra de las funciones ejecutivas evaluadas. Estos términos hacen referencia a la habilidad para cambiar a un pensamiento o acción diferente en función de los cambios que ocurren en las situaciones o contextos. Las estereotipias, la rigidez e inflexibilidad cognitiva y conductual, la insistencia en la invarianza ambiental, los rituales y rutinas, las ecolalias tan propios de la sintomatología de los TEA son los indicadores conductuales más íntimamente relacionados con las funciones ejecutivas. Inhibición de respuesta La inhibición de acciones no deseadas que se están ejecutando o la inhibición de comportamientos prepotentes son uno de los procesos mentales imprescindibles para la regulación y el control del comportamiento, su flexibilidad y adaptación. La alteración de dichos procesos de inhibición puede convertirse en el sustrato psicológico del comportamiento repetitivo y estereotipado, y el deseo de invarianza de las personas con TEA. El nivel de gravedad de los procesos de inhibición conductual predecirá que la perseveración pueda diferenciarse entre: – Perseveración de respuesta simple, repitiendo la secuencia de conducta, con repetición de conductas de bajo nivel (por ejemplo, movimientos estereotipados, manipulación estereotipada de objetos, etc.). – Perseveración de comportamientos de alto nivel, con secuencias de acción variables en torno a un tema que nunca cambia (por ejemplo, intereses limitados, adhesión rígida a rutinas y rituales, lenguaje repetitivo, etc.) Habilidades mentalistas Una de las funciones superiores del ser humano más fascinantes es la de ser capaces de atribuir estados mentales y emocionales a los demás, poder anticipar sus comportamientos, sus intenciones, intuir o saber aquello que los motiva; en definitiva, leer sus mentes. Esta habilidad mentalista es imprescindible para sobrevivir en el mundo social, para relacionarnos, tener amigos, convivir con la familia, coordinarnos con otras personas, cooperar con otros, engañarlos, enfrentarnos a ellos, competir, disfrutar de una relación, etc. Y para ello hemos de ser capaces de desarrollar un proceso ejecutivo: poseer un plan propio, conocer o intuir los planes que tienen los otros en su mente formándonos una representación mental de ello, y considerar las consecuencias de ambos planes, los propios y los ajenos. De ello dependerá el éxito de la resolución en el desempeño de la interacción social. Es por ello que, dentro de los TEA de alto funcionamiento cognitivo, podemos encontrar a personas muy inteligentes en alguna área concreta (matemáticas, música, física, etc.) y, sin embargo, muy torpes en el área de las relaciones sociales. Las habilidades mentalistas requieren de procesos cognitivos relacionados con las funciones ejecutivas, de manera que no pueden atribuirse únicamente a la inferencia de los estados mentales y emocionales de los demás. Sentido de la actividad Una de las características más relevantes de las personas es que somos seres propositivos, encarados al futuro, ya sea a corto, medio o largo plazo(planificamos permanentemente: lo que haremos por la tarde o lo que queremos ser de mayores), y, además, somos seres intencionales. Nada de lo que hacemos deja de tener un sentido, por muy sencillo y simple que sea. Y para guiar dicho comportamiento prospectivo necesitamos representarnos las imágenes mentales del futuro, visualizar mentalmente aquello que nos proponemos, anticipandoy previendo cómo se sucederán los acontecimientos. Fijamos metas y objetivos y después actuamos conforme a lo que nos proponemos. Para ello, se precisa de capacidades de organización y planificación que serán realmente complejas según la finalidad de la acción; por ejemplo: hacer la compra, preparar un viaje, obtener un título universitario, etc., requieren de diferentes niveles organizativos,previsibilidad o anticipación. SIGNOS DE ALERTA