Las Políticas Sociales en México
Las Políticas Sociales en México
Las Políticas Sociales en México
Las políticas sociales en nuestro país tienen formalmente su origen y sustento en la Constitución
de 1917. En ese documento se establecieron por vez primera:
• Los derechos sociales a la educación (artículo 3).
• La protección laboral (artículo 123) y al acceso a la tierra (artículo 27).
• En 1931
se decretaron otros derechos como el de la salud y el acceso
a la vivienda.
• En materia educativa, fueron los gobiernos posrevolucionarios los que establecieron no sólo la
gratuidad sino la obligatoriedad. Destacan los esfuerzos de José Vasconcelos (1921), primer
secretario de Educación Pública; de Narciso Bassols (1931) y de Jaime Torres Bodet (1958).
Otros esfuerzos importantes en materia social fueron las grandes reparticiones de
tierras iniciadas por Lázaro Cárdenas y el establecimiento de las leyes laborales
que establecieron las jornadas máximas de trabajo y las prestaciones sociales. El
derecho a la protección de los menores por parte de las instituciones del Estado se
estableció en 1980, en el artículo 4º constitucional. Este mismo artículo se
modificó en 1984 para establecer el derecho a una vivienda digna y decorosa y el
derecho a la salud, con lo que se cerró el círculo de las políticas sociales de
carácter amplio y obligatorio para el Estado mexicano. El problema ha sido, como
en otros casos de nuestra Constitución, la falta de su cumplimiento
Por muchos años se consideró que esas políticas sociales eran suficientes para
mejorar las condiciones de vida de la población; no obstante, el peso más
importante para lograrlo se le daba a las políticas económicas que buscaban el
desarrollo del país. Estas políticas pusieron el mayor énfasis en la
industrialización, por lo que a partir de la década de los años cuarenta se inició un
proceso que favoreció el desarrollo de la industria a costa del campo. Los costos
fueron altos para la población rural, que pronto se vio empobrecida y obligada a
emigrar a las ciudades para obtener trabajo y los ingresos suficientes para
sobrevivir.
Las primeras manifestaciones ante la crisis del modelo económico por el deterioro de las
condiciones de vida se comenzaron a dar por la vía política:
•El movimiento ferrocarrilero (1959).
•El de los médicos (1964) y, años más tarde,
•El estudiantil de 1968.
Esta situación modificó radicalmente la posición del gobierno respecto al crecimiento económico y
se aplicaron políticas sociales más agresivas con la intención de redistribuir el ingreso y ampliar los
servicios sociales básicos, como la educación, la salud, el acceso a la vivienda y a los servicios
básicos como el agua, el drenaje y la electricidad. Hasta ese entonces las políticas sociales
desempeñaron un papel secundario en el modelo de desarrollo, pues se concebía el bienestar de la
población como el resultado natural del crecimiento económico .
Colateralmente se buscaba el desarrollo social de las regiones en las que se ubicaban los
proyectos con la introducción de los servicios básicos. Si bien este modelo permitió ese
enorme crecimiento económico al que calificaron como el “milagro mexicano”2 y la
incorporación de muchas hectáreas de tierra al riego, la creación de importantes obras de
infraestructura carretera, entre otras cosas, no impulsó de igual manera el bienestar de la
población
Hasta entonces, se había hablado de un crecimiento económico “estabilizador” para pasar a
otro denominado “compartido” que, como su nombre lo indica, buscaba redistribuir los
beneficios del crecimiento económico. El cambio radical se dio a partir de que el gobierno
de Luis Echeverría decidió tomar los recursos que ofrecían los mercados financieros
internacionales para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo con políticas
sociales más agresivas. Sin embargo, lo primero derivó en un aumento considerable de la
deuda externa.
Con esquemas llamados “populistas”, el gobierno de Echeverría estableció un conjunto de
políticas sociales que comprendieron:
• Derechos laborales (creación del Infonavit y del Fonacot).
• Impulso a las actividades agroindustriales (creación del Fondo Nacional de Fomento Ejidal
-Fonafe).
• Establecimiento de los Programas Integrales de Desarrollo Rural - Pider (1973)
• Crecimiento de la oferta pública educativa en todos los niveles y de la infraestructura de
salud, entre otros aspectos de la política social.
Sin embargo, también se incurrió en un derroche de recursos, difíciles de cuantificar, y en
enfrentamientos políticos con los empresarios que resultarían en la fuga de capitales, como
respuesta a la inestabilidad económica y política.
En un ambiente de clara inestabilidad del país, José López Portillo asumió la
presidencia de la República en 1976. La preocupación institucional por los
problemas sociales tomó nueva fuerza y el gobierno creó como un elemento
central de su política social el programa llamado Coplamar (1977) Al amparo de
este programa se realizaron los mapas de la pobreza más detallados del país y los
estudios sobre la pobreza que aún se utilizan en muchos de sus aspectos; también
surgieron programas exitosos como el originariamente llamado IMSS - Coplamar
y la creación del sistema de tiendas rurales Diconsa. Al final de ese gobierno se
creó el programa llamado Sistema Alimentario Mexicano (SAM,980).
La enorme disponibilidad de recursos provenientes del petróleo, y de las fuentes
financieras internacionales vía deuda pública, hizo posible una multitud de
acciones en materia educativa y de servicios, aunque también hubo sonados
fracasos que llevarían a López Portillo a expresar que éste era un país de
“cínicos” por la enorme simulación de las dependencias involucradas en los
programas sociales. La deuda externa se había incrementado de manera
sustantiva, mientras los recursos provenientes del petróleo comenzaron a
disminuir como resultado de la caída de los precios, y las tasas de interés que se
cobraban por la deuda iniciaron su carrera ascendente
En 1982 inició la crisis de la deuda externa mexicana que provocó un cambio radical en
las políticas sociales, sobre todo a partir de la limitación de recursos fiscales, la drástica
caída de los salarios y el desempleo. El conjunto de programas sociales que de manera
desordenada se habían acumulado y que provenían principalmente del Pider (Programa
Integral de Desarrollo Rural) y de la Coplamar (Coordinación General del Plan Nacional
de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados), fueron agrupados en los llamados Programas
de Desarrollo Regional, que buscaban al mismo tiempo atender los problemas y las
necesidades más urgentes de la población, como la educación y la salud, y descentralizar
parte de las decisiones, hasta entonces fuertemente concentradas en las autoridades
federales. Se había iniciado la llamada “década perdida”5 por el nulo crecimiento
económico y con sus profundas repercusiones sociales, y comenzaba la era de los cambios
estructurales y ajustes económicos forzados por los organismos internacionales como el
FMI y el Banco Mundial.
Muchos de los programas integrantes de la política social fueron financiados por estos organismos,
sobre todo el Banco Mundial, con la intención de atenuar los efectos sociales de los ajustes y de
proveer dólares al país para que pudiera cumplir con sus compromisos con el exterior en materia de
deuda pública. Uno de los programas sociales más importantes fue el de la generación de empleo
temporal, que simplemente disfrazaba la forma de hacer llegar recursos de sobrevivencia a la
población más pobre, principalmente del medio rural. Este programa es un claro ejemplo de las
políticas asistenciales aplicadas para enfrentar las crisis recurrentes, y es aplicado hasta nuestros
días a través de varios organismos, principalmente la Secretaría de Desarrollo Social.
El inicio de la administración de Carlos Salinas de Gortari estuvo marcado por el arranque del
Programa Nacional de Solidaridad76 De un comienzo modesto, pues se partía de los recursos
inicialmente asignados a los programas regionales de la administración anterior, llegó a
multiplicarse por más de 10 veces y constituyó el eje articulador de las políticas sociales del país.
Más que un programa en sí, Solidaridad constituyó un conjunto de más de 30 programas, algunos
de los cuales, por su importancia y magnitud, rebasaban cualquier otro programa social del pasado.
Solidaridad constituyó un eje articulador de políticas sociales, que en muchas ocasiones perdían
sus límites, tanto de lo social como de sus atribuciones con relación a otras dependencias federales
y con respecto a los gobiernos estatales y municipales. Los rubros atendidos durante la
administración de Ernesto Zedillo fueron los de educación, salud, seguro social, capacitación
laboral y vivienda, a través de los siguientes programas
Desarrollo del capital humano
- Programa de ampliación de cobertura e IMSS-Solidaridad.
- Seguridad social para jornaleros agrícolas del IMSS.
- Programas compensatorios y comunitarios del Conafe.
- Programas alimentarios: desayunos escolares, abasto social de leche
y tortilla, y otros apoyos.
- Programa de Educación, Salud y Alimentación, Progresa.
- Oportunidades de Ingreso.
- Programa de empleo temporal.
- Programas productivos para productores de bajos ingresos, Sagar.
- Apoyos productivos del Instituto Nacional Indigenista.
- Fondo Nacional de Empresas Sociales, Fonaes.
Desarrollo de capital físico
- Desarrollo de infraestructura social básica en regiones marginadas
a través del FAIS, del ramo 33.
- Agua potable y saneamiento en zonas urbanas y rurales marginadas,
CNA.
- Caminos y telefonía rural, SCT.
Solidaridad prácticamente abarcó todos los aspectos que tuvieran aún un tenue componente
social. Así, pasó de los tradicionales de educación y salud, centrados en la construcción de
infraestructura, y de las dotaciones de servicios como agua, drenaje y electricidad, al
otorgamiento de becas a niños de primaria, créditos a los campesinos, al fortalecimiento del
sistema de correo rural, a la construcción de infraestructura carretera, a la construcción de
instalaciones culturales y a la protección de los emigrantes en su retorno al país, entre otros
programas. La renegociación de la deuda externa, así como la venta de empresas públicas
importantes como los bancos y las líneas aéreas, permitió la disponibilidad de recursos
adicionales para financiar estos programas, a pesar del bajo crecimiento económico.
¡ Gracias!