ENTRE LA
POLÍTICA
PÚBLICA Y EL
TERRITORIO
EL AULA DE TRABAJO SOCIAL DESDE LA
EPISTEMOLOGIA FEMINISTA
COMPILADORAS Y EDITORAS:
MARCELA PAÍS ANDRADE,
CAROLINA DEL VALLE,
JULIETA NEBRA Y
ELIZABETH VICENTE
Autoras:
Agustina A. Rojas; Belén Mallaviabarrena ; Camila Sampayo; Carolina Cuffaro; Celina Vaca; Clarisa
Marina Prusso; Daiana B. Riquelme Riveros ; Daniela Maresca ; Déborah Jael Balero; Delfina Freidzon ;
Florencia Alberto ; Florencia García ; Florencia Grimolizzi; Guadalupe Gonçalves da Costa Lima; Jennifer
Calahorrano ; Maia Ayelén Aguirre Carlevaro; María Eva Fernández; María Mercedes Palumbo; María Sol
Pupo; Marlene Bracht; Melina Daniela Maffeo; Milagros Martin; Nadia Magalí Arzubi; Nahir Agustina
Caamaño; Nair Lara Paoletta; Paula R. Gallinoti; Rocío Soledad Villarroel; Sol Morales; Yamila Fantoni.
Entre la política pública y el territorio.
El aula de Trabajo Social desde la epistemología
feminista
Marcela País Andrade, Carolina Del Valle, Julieta Nebra y Elizabeth Vicente
(Compiladoras y editoras)
Autoras: Agustina A. Rojas; Belén Mallaviabarrena; Camila Sampayo; Carolina Cuffaro;
Celina Vaca; Clarisa Marina Prusso; Daiana B. Riquelme Riveros; Daniela Maresca;
Déborah Jael Balero; Delfina Freidzon; Florencia Alberto; Florencia García; Florencia
Grimolizzi; Guadalupe Gonçalves da Costa Lima; Jennifer Calahorrano; Maia Ayelén
Aguirre Carlevaro; María Eva Fernández; María Mercedes Palumbo; María Sol Pupo;
Marlene Bracht; Melina Daniela Maffeo; Milagros Martin; Nadia Magalí Arzubi; Nahir
Agustina Caamaño; Nair Lara Paoletta; Paula R. Gallinoti; Rocío Soledad Villarroel; Sol
Morales; Yamila Fantoni.
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Evaluadorxs de los textos
Alejandra (Alex) Zani
Camila Suárez
Julieta V ázquez
Matías Pampin
Micaela Josid
Miranda González Martin
Y anina Kaplan
Sergia Tomás Rodríguez
V ictoria Barreda
Idea de tapa
Lucrecia Ramos Mejía
Entre la política pública y el territorio: el aula de Trabajo Social desde la
epistemología feminista / Marcela Alejandra Pais Andrade; Carolina Del valle; Julieta Nebra y Elizabeth Vicente;
compilación de Marcela País Andrade ... [et al.]; Coordinación general de
Marcela País Andrade. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Marcela
Alejandra País Andrade, 2022.
Libro digital, PDF
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-88-6330-6
1. Políticas Públicas. 2. Trabajo Social. 3. Feminismo. 4. Metodologías. I. Pais Andrade, Marcela Alejandra II.
País Andrade, Marcela, comp. III. País Andrade, Marcela , coord.
CDD 320.6
Esta publicación digital cuenta con el apoyo
de:
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AGRADECIMIENTOS
A la Carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales
por permitirnos dictar el curso del cual surge este texto.
A la Universidad de Buenos Aires por financiar el proyecto
UBACyT 20020190200435BA Discursos y prácticas en/desde las
Políticas Públicas en la Argentina reciente. Estudios de
intervención/investigación con perspectiva de género(s) y
feminismo(s).
A todas las personas que han trabajado en este proyecto por su
amorosidad y generosidad.
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INDICE
Prólogo
Andrea Echevarría………………………………………………………………...…………6
Presentación
Entre la política pública, el territorio y la epistemología feminista. El aula de Trabajo
Social desde “otras” metodologías
Carolina Del Valle, Elizabeth Vicente, Julieta Nebra y Marcela A. País
Andrade……………………………………………………………………………………...8
1. Programa de Escuelas Populares de Formación en Género y Diversidad “Macachas
y Remedios”: un análisis desde el Trabajo Social
Nadia Magalí Arzubi,
Carolina Cuffaro, Florencia
García y Milagros
Martin……………………………………………………………………………….….15
2. Perspectiva de género en los tres poderes del Estado. Un análisis de la Ley Micaela
Maia Ayelén Aguirre Carlevaro, Jennifer Calahorrano, Yamila Fantoni y Nair
Lara Paoletta………………………………………………………………………..…..22
3. ¿Ampliar o crear? Qué pasa con las personas transgénero en la ley 26.485
Camila Sampayo y Delfina Freidzon………………………………………….....…..…28
4. Las tareas de cuidado en la agenda institucional actual
Paula R. Gallinoti, Daniela Maresca, Daiana B. Riquelme Riveros y Agustina A.
Rojas……………………………………………………………………………………35
5. El alcance del Ingreso Familiar de Emergencia: una política pública con vistas a
cerrar brechas de género
Florencia Alberto, Nahir Agustina Caamaño y Sol Morales……………………………40
6. Mujeres Emprendedoras
María
Eva
Fernández,
Clarisa
Marina
Prusso
y
Rocío
Soledad
Villarroel…………………………………………………………………………….…48
7. Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis,
Transexuales y Transgénero “Diana Sacayán - Lohana Berkins”. Estado de
situación
Florencia Grimolizzi……………………………………………………………………53
8. De la ley al escenario: alcances y desafíos en la construcción de eventos musicales
más diversos e igualitarios
Marlene Bracht, Guadalupe Gonçalves da Costa Lima y Belén Mallaviabarrena………60
9. Madres, cannabis y feminismo
Déborah Jael Balero y Melina Daniela Maffeo……………………………………..…..66
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A modo de cierre
Una reflexión metodológica en torno a los modos de intervenir/investigar en políticas
públicas con perspectiva de género(s): entre el libro, la materia y el grupo de
investigación
María Mercedes Palumbo y Celina Vaca…………………………………………………...74
CONOCIENDO A LAS AUTORAS…………………………..…………………………83
EQUIPO DOCENTE ……………………………………………………………………..90
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………….…93
FUENTES PERIODÍSTICAS……………………………………………………………98
PÁGINAS CONSULTADAS……………………………………………………………101
LEYES, PLANES Y PROGRAMAS CONSULTADOS………………………………102
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PRÓLOGO
Cuando en el año 2017 se realizó la convocatoria a la presentación de materias
optativas para la Carrera de Trabajo Social de la UBA fueron aprobadas un conjunto de
asignaturas que trabajaban desde la perspectiva de género, incluyendo la coordinada por
Marcela País Andrade. Para nuestra disciplina, esta articulación entre intervención social y
desigualdades sexo genéricas resultaba -y resulta- imprescindible, y aunque su incorporación
como materias específicas era novedosa, este abordaje transversal reconoce desarrollos
anteriores fecundos, en los que las y los colegas fueron abriendo camino.
Ya en los años posteriores a la reapertura democrática se había incorporado en la agenda de
las políticas públicas líneas de trabajo vinculadas a las demandas de “las mujeres”, como
salud sexual y reproductiva, participación, violencia doméstica (luego resignificada como
violencia de género) (Paura y Zibecchi, 2019). El Trabajo Social realizó importantes aportes
a esas iniciativas. En los ‘90 se fue consolidando la perspectiva de género, impulsada por
organismos internacionales, pero también por la labor cotidiana y en ocasiones silenciosa de
colegas que trabajaron por instalar la perspectiva y hacerla carne en sus prácticas.
Las reflexiones que acompañaron esa tarea también permearon la academia, tanto en el
ámbito de la producción de conocimiento, como en la formación de grado y posgrado.
Podemos mencionar como pioneras a nuestras profesoras Estela Grassi, Violeta Correa y
Elena Zunino, que desde distintos espacios curriculares incorporaron de manera transversal
la lectura de las desigualdades sexo genéricas. Nos reconocemos como herederas de esos
aportes, de esas búsquedas, que impregnaron también nuestra propia formación.
No obstante, la posibilidad de contar con materias específicas, como la dictada por Marcela
País Andrade y su equipo, permitió profundizar este recorrido. En un momento histórico en
el que la comunidad educativa de Trabajo Social se halla interpelada por los feminismos y
los procesos de movilización social en torno a reivindicaciones históricas, la perspectiva de
género permitió profundizar la definición de nuestro quehacer profesional. El enfoque de
género, entonces, no suprime los recorridos disciplinares anteriores respecto a la delimitac ió n
de nuestro objeto de intervención en torno a la cuestión social y sus manifestacio nes
históricas (Rozas, 1998), o a su resignificación como cuestión nacional (Carballeda, 2013);
sino que los complejiza y enriquece al incorporar otro clivaje: el de las desigualdades social
e históricamente construidas en torno a las identidades sexo genéricas.
Por otra parte, el proceso pedagógico desarrollado por la cátedra en estos años permitió dar
un paso más: incorporar como práctica sistemática la formación de personas que investiga n,
desde esta misma mirada. El despliegue de una epistemología feminista, en la que los rasgos
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androcéntricos (de las políticas estudiadas, pero también de los procesos de producción de
conocimientos) puedan ser visibilizadas y cuestionadas, constituye un aporte esencial de este
equipo, que hoy se materializa en este libro.
Estudiantes que ya no solo “escuchan”, sino que también “dicen”. Afirman, cuestionan, se
preguntan, debaten. Retomando la perspectiva freireana, ya no se trata de memorizar, sino de
decir y transformar el mundo desde la palabra. Y en ese proceso, nos transformamos todes.
Invitamos a lectores y lectoras a entrar en diálogo también con estos aprendizajes y estas
búsquedas.
Andrea Echevarría,
Directora de la Carrera de Trabajo Social UBA para los períodos 2018-2022.
Referencias bibliográficas
Carballeda, Alfredo (2013). La intervención en lo social como proceso, Buenos Aires:
Espacio.
Paura, Vilma y Zibecchi, Carla (2019). Género y programas sociales: la construcción de una
nueva agenda de investigación, en Trabajo y Sociedad, Nro. 32, Santiago del Estero.
Rozas, Margarita (1998). Una perspectiva teórica metodológica de la intervención en
Trabajo Social, Buenos Aires: Espacio.
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Entre la política pública, el territorio y la epistemología feminista
El aula de Trabajo Social desde “otras” metodologías
Carolina Del Valle
Elizabeth Vicente
Julieta Nebra
Marcela A. País Andrade
Este libro pone en diálogo diferentes espacios de investigación e intervención con
enclave feminista, diverso y disidente generados en y desde la Facultad de Ciencias Sociales
(FSOC) de la Universidad de Buenos Aires (UBA). En sus bases los trabajos que aquí se
leerán se enmarcan en la materia optativa denominada “La transversalidad de género(s) en
las políticas públicas” que se dictó en la FSOC durante 4 años (2018-2021). La misma se
inscribió en la carrera de Trabajo Social y fue una de las primeras materias que han
conformado el Círculo de Formación Feminista (CIRFFEM) -creado por la Subsecretaría de
Política de Género de dicha Casa de Estudio- permitiendo a lxs estudiantes de las 5 carreras
(Sociología, Trabajo Social, Comunicación Social, Relaciones del Trabajo y Ciencias
Política) autogestionarse una formación feminista en sus diferentes disciplinas.
Este equipo de docentes lo conformamos 4 trabajadoras sociales y 1 socióloga, todas
egresadas de la Universidad de Buenos Aires. Somos feministas e investigadoras con
perspectiva de géneros. Algunas de nosotras damos clases y coordinamos proyectos de
investigación desde el año 2013 (Proyectos PIG y UBACYT) 1 . Nuestras áreas de inserció n
laboral se vinculan con la salud pública, la educación pública, la gestión cultural y las
juventudes, las cuales nos han permitido llevar al aula discusiones actuales en torno a las
políticas públicas que ellas engloban.
En este sentido, la materia se fue configurando, por un lado, en un espacio formativo que
materializó interrogantes surgidos a lo largo de nuestro recorrido. Por otro lado, profundizó
y construyó nuevos desafíos para (re)pensar el tema que nos convocó en la materia dictada:
políticas públicas y géneros2 .
Finalizado el ciclo de la materia, continuamos reflexionando en torno a la potencia de dicha
experiencia, y en cuanto a la relación entre las aulas, los territorios y las políticas públicas
desde una epistemología feminista ¿por qué no dar a conocer algunos de los trabajos
realizados por lxs estudiantes? ¿por qué no traspasar la puerta del aula y poner en diálogo
1
Proyectos desde los cuales hemos realizado diversas jornadas, seminarios, intercambios con otros grupos de
investigación, hemos publicado algunas de nuestras reflexiones en revistas científicas (nacionales e
internacionales) y en diversos libros.
2 Acuñamos el término “géneros” para desbordar y complejizar el binomio femenino -masculino e incorporar
las identidades Trans/disidencias/diversidades que implican la materialización de diversas formas de ser y
sentirse “mujeres”, “varones” u “otres no binaries”. En este sentido, visibilizamos y/o recuperamos el sentido
político del término.
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nuestras elucidaciones? En este sentido, este libro busca plasmar, a través de los trabajos
presentados a continuación, algunos de los debates, discusiones y análisis en torno a las
distintas políticas con las que lxs estudiantes fueron trabajando a lo largo de estos años.
Además, propone reflexionar en torno a lo que hemos denominado las "metodologías otras”
puestas en práctica a lo largo de las cursadas. Recuperamos y reforzamos, de esta manera,
aquellas formas de pensar la planificación y el dar una clase desde perspectivas que valoran
los saberes de todxs lxs participantes, que estimulan el intercambio de opiniones y pareceres,
que invitan al debate y que, principalmente, buscan profundizar las discusiones e
incomodarnos en ellas.
La propuesta formativa de la materia abordó la transversalidad de género(s) en las políticas
públicas relacionadas con las diversas problemáticas actuales que son objeto de intervenc ió n
e investigación del Trabajo Social. De esta manera, durante los años que transcurrió la
cursada logramos identificar, profundizar y generar debates acerca de la planificac ió n,
ejecución y evaluación de las políticas, programas y líneas de acción desde un enfoque de
géneros.
Durante este tiempo, dicha propuesta pedagógica además fue modificándose y sumando
nuevas perspectivas de análisis. Por ejemplo, identificamos que en los comienzos de la
cursada presentamos una mirada que podría ser leída como “binaria”, y luego, a partir de
diversas discusiones dadas al interior del equipo de trabajo como también sugerencias y
aportes de lxs estudiantes, incluimos otras perspectivas como la interseccionalidad, el
transfeminismo y la teoría queer/cuir. Desde un primer momento, las clases fueron pensadas
como talleres donde era posible articular los aspectos teóricos con los prácticos. Para esto
implementamos diversas dinámicas lúdicas y recreativas desde las cuales potenciamos los
debates. A su vez, identificamos la necesidad de lxs estudiantes de espacios que presenten
los conceptos e ideas principales que lxs autores trabajados proponen, como también la
contextualización de las políticas públicas elegidas para abordar en el aula. Invitamos a
referentes de diversas áreas y temáticas; de organizaciones; como también a militantes y
activistas a contarnos sus experiencias en los territorios. También compartimos actividad e
intercambiamos con otras materias pertenecientes al CIRFFEM. Asistimos a charlas sobre la
ley del aborto en contexto de pleno debate. Y, en época de pandemia y virtualidad adaptamos
el contenido y las actividades en diversas plataformas, buscando no perder el espíritu de la
propuesta de taller con el desafío que eso implica.
Fue de esta manera que fuimos modificando la planificación de las clases teniendo en cuenta
los aportes y las evaluaciones de fin de cursada que realizaron lxs estudiantes de las distintas
carreras. Consideramos que fueron estas modificaciones las que nos han permitido continuar
reflexionando en torno a las maneras de dar clases, de construir programas, modificar la
bibliografía y las actividades que acompañen a lxs estudiantes en su proceso de formación.
A partir de estas acciones, entendemos la importancia de la reflexión permanente en torno a
las formas de abordar los objetivos y la metodología de dar clases en el aula.
Al mismo tiempo, los aspectos teóricos que acompañaron el desarrollo de la materia fueron
observados y problematizados desde una epistemología crítica y feminista. Fue así que se le
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propuso a lxs estudiantes analizar algunas políticas públicas a través de las herramientas y
aportes de los feminismos. En esta línea, los trabajos que aquí leerán, y que fueron parte de
la evaluación final de la materia, se dieron a la tarea de repensar a las políticas públicas y la
perspectiva de géneros desde la reflexividad (Guber, 2011), la cual nos permite pensarnos
como agentes que interpelamos pero que también somos interpeladxs por el lugar que
habitamos como estudiantes, como (futurxs) profesionales y como feministas. En este
sentido, planteamos la pregunta ¿Qué implicancias conlleva transversalizar la perspectiva de
género(s) en las políticas públicas?
En primer lugar, implicó (re)pensar la feminización del trabajo social y el rol de quienes
ejercen dicha profesión en las políticas públicas como ejecutorxs, pero a la vez como
resignificadorxs de las mismas. También implicó resignificar a las políticas desde ámbitos
de reflexión teórica como de reflexividad en la intervención; y aportó a significar
“poblaciones problema” (Foucault, 1978). En este sentido, resultó fundamental tener una
mirada crítica y reflexiva sobre las formas de intervenir/investigar desde el Trabajo Social
con y desde el aporte del resto de las carreras que entretejieron los debates de la materia.
En segundo lugar, reflexionamos en torno a que la mayoría de las políticas públicas se
presentan como “neutras” en cuestión de género. Es decir, son políticas destinadas a la
población en general o a un sector, sin considerar los atravesamientos de género. Por ello,
siguiendo a Anzorena (2013) clasificamos las políticas públicas de la siguiente manera:
●
Políticas que se plantean “neutras” al género
●
Políticas destinadas a mujeres
●
Políticas con perspectiva de género
Las políticas dirigidas hacia mujeres apuntan a resolver problemáticas específicas que se
consideran desventajosas para las mujeres, dice Anzorena (2013), y nosotras agregamos:
también para lesbianas, travestis, trans y no binaries. Sin embargo, entendemos que estas
políticas no cuestionan, y mucho menos modifican, las estructuras que las generan y están
dirigidas a paliar las desigualdades producidas por el sistema capitalista, patriarcal y racista.
Mientras que las políticas con perspectiva de género hacen alusión a las intervenciones que
realiza el Estado para reducir la desigualdad y discriminación entre los géneros. Estas
políticas entienden que la protección de los derechos y su garantía es responsabilidad del
Estado, por lo tanto, apuntan a la promoción de derechos, al ejercicio pleno de ciudadanía y
a la autonomía de las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries (Anzorena, 2013).
Estos enfoques nos convocan a pensar desde el Trabajo Social las desigualdades, opresiones
y exclusiones que genera el capitalismo, el patriarcado y el racismo, y sus implicancias en
los territorios, en las comunidades, en los cuerpos y las vidas, mayormente de las identidades
diversas y disidentes. A su vez, nos propusimos pensar de manera situada (Haraway, 1995)
y por ende los trabajos aquí presentados incorporan el desafío de seguir pensando en las
políticas públicas complejizando los lugares que ocupan y las relaciones que se tejen en
territorios específicos, por ende, se incluye en el análisis al Estado y sus agentes, a lxs
destinatarixs, y a la sociedad en general. Se ha reflexionado desde/en la elaboración de las
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políticas públicas al visibilizar la participación que tienen lxs diferentes actores sociales y
sujetos (Estado, sociedad política, sociedad civil, mercado, organizaciones no
gubernamentales, movimiento de mujeres, movimiento LGBTIQ+ 3 , feministas, colectivas,
entre otras) en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas. Igualmente, estos
trabajos no desconocen que las políticas públicas producidas y reproducidas en un gobierno
determinado persiguen los intereses que responden al proyecto político que se busca
establecer. Sin embargo, esto no deja de ser continuamente tensionado por todxs lxs actores
involucradxs, incluso a partir de las mismas contradicciones que entre ellxs existen.
Entendidas así, las políticas públicas también se conforman a partir de las demandas, los
reclamos, las luchas y las resistencias de la sociedad. Es el movimiento feminista un claro
ejemplo de esto.
Este libro, es producto de estos debates en los que se entrecruzan la teoría, los
posicionamientos políticos y las experiencias singulares. A través de sus páginas podrán leer
diferentes textos que han sido seleccionados de los trabajos finales de lxs estudiantxs que se
han presentado en la materia. Esta publicación surge entonces de las motivaciones colectivas
que siguieron dando vueltas aún al finalizar la experiencia áulica y la necesidad de transmitir
lo aprendido. Encontrarán en sus páginas nueve artículos que han sido evaluados por
integrantes del UBACYT dirigido por la titular de cátedra, sugiriendo aportes, aclaraciones
y readecuaciones. De esta manera, incorporamos también el aprendizaje de cierto oficio
científico al ensayar - en un ambiente cuidado y respetuoso- las formas de publicación de un
trabajo. Agradecemos la generosidad de quienes han evaluado los artículos y de quienes aquí
escriben por haber brindado sus textos a este trabajo colectivo, por leer y tomar las
sugerencias que sus evaluadores les han hecho, corregirlos y ahora sí compartirlos.
En el primer capítulo "Programa de Escuelas Populares de Formación en Género y
Diversidad 'Macachas y Remedios': un análisis desde el Trabajo Social", Nadia Magalí
Arzubi, Carolina Cuffaro, Florencia García, Florencia y Milagros Martin analizan dos
experiencias de implementación de espacios de formación en género en la Ciudad de Buenos
Aires y en Chubut. A partir del análisis de documentación y de entrevistas realizadas a
referentes plantean diferencias a raíz de los contextos territoriales pero también múltip les
similitudes, entre ellas el amplio margen de autonomía que la política habilitaba a las
organizaciones sociales encargadas de su implementación.
En el segundo capítulo "Perspectiva de género en los tres poderes del Estado. Un análisis de
la Ley Micaela" Maia Ayelén Aguirre Carlevaro, Jennifer Calahorrano, Yamila Fantoni y
Nair Lara Paoletta reflexionan sobre la ley Micaela afirmando que la misma se nos presenta
como una herramienta indispensable para incorporar la perspectiva de género en los
diferentes ámbitos donde se la aplique. De esta manera dicha normativa se propone combatir
las violencias y desigualdades de género e incorporar una perspectiva de diversidad sexual e
interseccional.
3
Estas siglas corresponden a: lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer;
además al final se añade el símbolo + para incluir a todos los colectivos que no están representados en las siglas
anteriores.
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En el tercer capítulo "¿Ampliar o crear? Qué pasa con las personas transgénero en la ley
26.485" Camila Sampayo y Delfina Freidzon se preguntan de qué manera la ley de protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres regula las
violencias que se ejercen sobre identidades trans. Las autoras presentan el marco normativo
nacional e internacional que aborda esta problemática y lo articulan con los relatos de
trabajadorxs y referentes del tema que intervienen en dispositivos de la Provincia de Buenos
Aires y de CABA. Finalmente, nos invitan a reflexionar en torno al surgimiento de leyes
específicas que apunten a personas trans.
En el cuarto capítulo "Las tareas de cuidado en la agenda institucional actual" Paula Gallinoti,
Daniela Maresca, Daiana Riquelme Riveros y Agustina Rojas analizan el "Programa Integral
de Reconocimiento de Períodos de Aportes por Tareas de Cuidado" con la intención de dar
cuenta del lugar que ocupan las problemáticas de género(s) en la agenda pública en particular
en relación a las tareas de cuidado. El artículo entrecruza datos del programa con estadísticas
sobre distribución de tareas, y pone de manifiesto las tensiones que se presentan que les
permiten interpretarla en tanto política de redistribución como de reconocimiento.
En el quinto capítulo, "El alcance del Ingreso Familiar de Emergencia: una política pública
con vistas a cerrar brechas de género", Florencia Alberto, Nahir Agustina Caamaño y Sol
Morales, por un lado, analizan el alcance del primer pago del “Ingreso Familiar de
Emergencia” (IFE), contextualizando la situación de desigualdad de género(s) y su
incremento durante el “Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio” (ASPO). Así como
identifican el rol de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género en el diseño de
esta política. Por último, a partir de una encuesta semi-estructurada destinadas a mujeres
beneficiarias del IFE, buscan conocer la recepción de dicha política con el fin de detectar los
alcances y limitaciones del IFE como herramienta para paliar las dificultades y/o brechas de
género(s).
En el sexto capítulo "Mujeres Emprendedoras", María Eva Fernández, Clarisa Marina Prusso
y Rocío Soledad Villarroel nos proponen reflexionar en torno a una política económica
destinada a mujeres del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Las autoras se cuestionan
acerca de los objetivos que se propone el programa “Mujeres emprendedoras”, problematiza n
sobre los requisitos para poder acceder al mismo, y se animan a “realizar la prueba” para ser
“beneficiarias” de dicho programa. El análisis de este trabajo lleva a seguir preguntando( nos)
acerca de los alcances redistributivos de las políticas públicas.
En el séptimo capítulo, "Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para
Personas Travestis, Transexuales y Transgénero 'Diana Sacayán - Lohana Berkins'. Estado
de situación", Florencia Grimolizzi, detalla la situación socio-económica por la que
actualmente atraviesan las personas travestis-trans, así como analiza la propuesta de
reparación histórica respecto de la desigualdad estructural que existe en la sociedad que esta
normativa propone. Para ello, la autora, indaga respecto del cumplimiento efectivo de la Ley
27.636 en todo el territorio nacional con el fin de conocer la posibilidad de igualdad real de
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oportunidades laborales que tiene las personas travestis, transexuales y transgénero a partir
de la sanción de dicha ley.
En el capítulo ocho "De la ley al escenario: alcances y desafíos en la construcción de evento s
musicales más diversos e igualitarios" Marlene Bracht, Guadalupe Gonçalves da Costa Lima
y Belén Mallaviabarren describen y analizan la ley sobre Cupo Femenino y Acceso de
Artistas Mujeres y Personas de Género Autopercibido a los Escenarios Musicales. Por medio
de entrevistas a las referentas e impulsoras de la Ley nos permiten reflexionar sobre la
primera normativa a nivel mundial que establece un cupo femenino para eventos musicales.
En el noveno capítulo "Madres, cannabis y feminismo" Déborah Jael Balero y Melina
Daniela Maffeo presentan un análisis en torno a las recientes políticas que enmarcan el
consumo de marihuana medicinal en Argentina. Las autoras ponen en juego el
entrecruzamiento de debates acerca de la despenalización del autocultivo y consumo de
cannabis, y nos muestran como los feminismos acompañan la ampliación de derechos y
diversifican las miradas.
Finalmente, a modo de cierre Mercedes Palumbo y Celina Vaca comparten el texto “Una
reflexión metodológica en torno a los modos de intervenir/investigar en políticas públicas
con perspectiva de género(s): entre el libro, la materia y el grupo de investigación”. El
capítulo ofrece una reflexión metodológica sobre los modos de intervenir/investigar en torno
a políticas públicas con perspectiva de género(s) que recorre los distintos capítulos que
componen este libro. Así, describen una serie de contribuciones que pueden observarse en el
entramado entre este libro, la materia de la cual surge, y el grupo de investigación que nutre
e interviene tanto en el libro como en la materia desde distintos roles. Para finalizar,
recuperan la materialización de posicionamientos metodológicos y epistemológicos críticos
en las prácticas de investigación que estas instancias reflejan.
Entendemos que esta compilación es un entramado que se fue tejiendo desde una
epistemología feminista que desnaturaliza las desigualdades que se producen al interior del
campo de las Ciencias Sociales. El sistema binario de representación identitaria que
transforma la diferencia en desigualdad (Maffia s/f) reviste a la investigación con cualidades
mayoritariamente masculinas. La racionalidad, la objetividad, las tareas intelectuales han
sido asociadas a “lo masculino” en el devenir histórico, quedando la actividad investiga tiva
en manos de los hombres. En términos generales, como mencionamos anteriormente, lo
femenino ha sido relegado a tareas de cuidado y ha tenido una incorporación “tardía” al
campo de las ciencias (País Andrade y González Martín y 2014).
Es por ello que, desde nuestra materia, propusimos fomentar un espacio de construcción
colectiva del conocimiento en torno a las políticas públicas, desde una perspectiva de géneros
que dispute los sentidos hegemónicos como así también que tensione los lugares subalternos
de lxs poblaciones con quienes trabajamos y del trabajo social –y las trabajadoras socialescomo disciplina capacitada para pensar, ejecutar, resignificar y problematizar las políticas
públicas en diálogo permanente con las demás disciplinas del campo social.
Finalmente sostenemos como posicionamiento político feminista la puesta en valor de las
producciones estudiantiles producto de reflexiones y debates colectivas que se dieron en el
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aula, pero también en sus casas, en la calle, en sus trabajos. Este libro nos llena de alegría
porque es el producto de un largo camino recorrido como equipo, y es a la vez cierre y
apertura. Esperamos que lo disfruten y que les invite a pensar en torno a la importancia de
transversalizar la perspectiva de género(s) en las políticas públicas.
.
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Programa de Escuelas Populares de Formación en Género y Diversidad
“Macachas y Remedios”: un análisis desde el Trabajo Social
Nadia Magalí Arzubi. Lic. en Trabajo Social
Carolina Cuffaro. Lic. en Trabajo Social
Florencia García. Estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social
Milagros Martin. Lic. en Trabajo Social
Introducción
El objetivo principal de este trabajo es analizar y reflexionar la perspectiva de género
presente- o no- en el Programa de Escuelas Populares de Formación en Género, así como
reponer las modificaciones sufridas a partir del contexto.
Es pertinente aclarar que, al momento de escritura del trabajo, el mismo correspondía a uno
de los objetivos del Plan Nacional de Acción para la prevención, asistencia y erradicación
de la violencia contra las mujeres 2018-2020 del Instituto Nacional de las Mujeres. En la
actualidad, el Programa amplía su perspectiva y es nombrado, Programa de Escuelas
Populares de Formación en Género y Diversidad “Macachas y Remedios''. Se encuadra- del
mismo modo- dentro del Plan Nacional de Acción mencionado del periodo 2020-2022,
desarrollado por el actual Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
Además de fuentes primarias bibliográficas teóricas, recuperamos la palabra de dos
Licenciadas en Trabajo Social, Yanina Kaplan y Camila Suárez, ambas desde diferentes
organizaciones, la primera llevándolo a cabo en la Ciudad de Buenos Aires y la segunda en
la ciudad de Esquel, provincia de Chubut.
A partir de lo expuesto, se espera poder problematizar cómo la perspectiva de género
atraviesa a la política pública mencionada, reflexio nando de manera crítica sobre su ejecución
desde el Trabajo Social.
Contexto de surgimiento
Realizar un recorrido histórico acerca del contexto de surgimiento del Programa
Escuelas Populares de formación en Género, hoy y de Diversidad: “Macachas y Remedios”
nos permitió visibilizar las luchas sociales, políticas y feministas por los derechos de las
mujeres y la reivindicación de las mismas como sujetas políticas. Dichas luchas, son
acompañadas por colectivas disidentes en el marco del reclamo por el reconocimiento y la
igualdad de derechos.
En tanto el contexto de surgimiento, Díaz, Impemba, Irizarry y Steiner (2013) realizan un
breve recorrido histórico alrededor de Convenciones y Conferencias internacionales y Leyes
nacionales sobre la violencia contra las mujeres. En la línea de la fundamentación del
Programa Escuelas Populares de formación en Género, hoy y de Diversidad: “Macachas y
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Remedios”, las relaciones de equidad entre mujeres cis género, LGBTTQIANB+ 4 y varones
cis género es condición necesaria para el desarrollo integral de todas las personas. El
patriarcado, entendido como sistema cuyo entramado genera el trato desigual entre mujeres
y varones, elabora las condiciones para que se ejercite la violencia contra la mujer cis género
y LGBTTQIANB+. La misma ha sido incorporada a las agendas de los Estados a nivel
internacional, en parte, gracias a la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (CEDAW), firmada en 1979 por la Asamblea General de las
Naciones Unidas. Particularmente Argentina, adhirió a ella en 1980 por medio de la Ley
N°23.779.
Siguiendo este recorrido, en el año 1993 se realizó la Conferencia Mundial sobre Derechos
Humanos en Viena, en la cual se estableció que la violencia contra las mujeres es una
violación de los derechos humanos. Desde un enfoque estratégico, se realiza en Beijing, en
el año 1995, la IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres: Acción para la Igualdad, el
Desarrollo y la Paz. A nivel regional, en la ciudad de Belém Do Pará, se acuerdan los
contenidos de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia Contra la Mujer, en 1996. En ese mismo año fue adoptada por Argentina bajo la
Ley N°24.632. Este último aborda las obligaciones que los Estados deben garantizar en lo
que respecta a este convenio: “otorgar protección a las víctimas, castigos a sus agresores y
educación al público para una efectiva erradicación de la violencia” (Díaz et al., 2013:94).
A nivel nacional, en el año 2009 fue sancionada la Ley N°26.485 de Protección Integral para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en los que
desarrollan sus relaciones interpersonales. La misma es sancionada con el objetivo de
garantizar los derechos establecidos en la Constitución Nacional y los Tratados
Internacionales anteriormente mencionados. La fundamentación del Programa Escuelas
Populares de formación en Género, condice con la de la Ley en tanto se sustentan bajo la
idea de que “la violencia contra la mujer se basa en una relación desigual de poder que
afecta la vida, libertad, dignidad e integridad de las mujeres que la padecen” (Díaz et al.,
2013:95).
En 1992 se creó en nuestro país el Consejo Nacional de la Mujer (en adelante, CNM) con el
propósito fundamental de garantizar la construcción ciudadana de las mujeres, a partir de la
promoción de “una transformación socio-cultural basada en la plena e igualitaria
participación de las mujeres en la vida social, política, económica y cultural del país”
(CNM). El CNM fue reemplazado por el Instituto Nacional de la Mujer (en adelante, INAM)
durante el gobierno de M. Macri y una de las disposiciones planteadas por la Ley N°26.485
supone la elaboración, implementación y monitoreo del Plan Nacional de Acción para la
Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres 2018-2020 (Art.
9) dentro del cual se enmarca el Programa elegido. El Plan de Acción permitirá- de acuerdo
a sus lineamientos- no solo continuar construyendo estándares mínimos de actuación a partir
de una perspectiva de género, sino ir trabajando en los diferentes factores que hacen a la
4
Lesbianas, gays, bisexuales, trans, travestis, queer, intersex, asexuales, no binaries y +
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accesibilidad de una atención integral. En esta línea, la Ley establece en el Art. 10 el
desarrollo de espacios educativos para informar, concientizar y prevenir la violencia a partir
del debate de dicha problemática y así generar estrategias para su erradicación- tal como lo
plantea el Programa que nos convoca. Asimismo, el Programa Escuelas populares de
formación en género se alinea a los objetivos de la Ley Micaela N°27.499, que establece la
obligatoriedad de la capacitación en género para la Administración Pública.
El 10 de diciembre de 2019 se crea el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la
Nación. De esta manera, los proyectos y políticas públicas desarrollados por el INAM fueron
absorbidos por el nuevo Ministerio, con algunas modificaciones. En esta línea y en relación
al Programa que nos convoca, el mismo fue incorporado en el Plan Nacional de Acción
contra las Violencias por Motivos de Género 2020-2022, cambiando sus objetivos,
lineamientos y así su nombre, tal como indicamos anteriormente.
Lineamientos, experiencias y análisis del programa
El Programa que nos convoca, fue relanzado en el año 2020 en el marco del Plan
Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género 2020-2022 con el objetivo
de desarrollar “espacios de formación, capacitación y encuentros territoriales, llevados
adelante por redes comunitarias de la sociedad, referentxs, organizaciones y grupos sociales
situados en distintos lugares del país” (Plan Nacional de Acción contra las Violencias por
Motivos de Género 2020-2022). Este relanzamiento amplió su población destinataria en tanto
organizaciones sociales, con o sin personería jurídica, cooperativas de trabajo,
organizaciones sindicales, universidades nacionales e instituciones educativas terciarias.
Lineamientos del Programa Escuelas de formación en Género y Diversidad
El Programa elegido para analizar se construye a través de las premisas de la Educación
Popular, herencia de Paulo Freire. La educación popular, como práctica emancipadora
apuesta a un mundo diferente al de la opresión y su cuestión central es: “la del lenguaje como
camino de invención de la ciudadanía” (Freire, 1992:59). Mediante la concientización de la
participación popular, una propuesta que redefine a los actores sociales y sus funcio nes,
rompiendo con la educación dominante y sus estructuras, deviniendo en una nueva
distribución del poder (Zailin Brito, 2008). En este sentido, se propone propiciar encuentros
basados en la deconstrucción de la subjetividad patriarcal para el ejercicio de derechos y
reflexión crítica de las estructuras patriarcales de dominación/subordinación.
Tal como fuera planteado anteriormente, los Tratados, Convenciones y Leyes tienen como
fin- entre otros- la generación de políticas destinadas a la educación y formación de género
como forma de erradicar la violencia. La formación brindada, fomenta la construcción de
estrategias para la transformación de las desigualdades que se visibilizan en dichos
encuentros desde una perspectiva de género. La misma es pensada por Lagarde (2001) en
términos de aquella “que está basada en la teoría de género y se inscribe en el paradigma
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teórico histórico-crítico y en el paradigma cultural del feminismo” (pp.13). Siguiendo a
Lamas (2007), esta perspectiva en educación es fundamental porque nos permite reconocer
“la importancia de comprender que la discriminación de las mujeres se produce de manera
individual y colectiva, deliberada e inconsciente pues está tejida en las costumbres y la
tradición” (pp.2). Resulta pertinente mencionar que esta nueva propuesta vino acompañada
de una ampliación de miradas desde una perspectiva de la diversidad. En este sentido, la
propuesta previa, si bien consideraba la diversidad como un tema a abordar, no era
reconocida como población receptora de esa política pública. Las temáticas abordadas por el
Programa están divididas en tres ejes: violencia por motivos de género, políticas de cuidado
y diversidad.
Experiencias del Programa Escuelas de formación en Género y Diversidad
En el marco de la presentación del Trabajo Práctico Final de la materia La transversalidad
de Género(s) en las Políticas Públicas en el año 2019, realizamos entrevistas a dos
Licenciadas en Trabajo Social, Yanina Kaplan y Camila Suarez, quienes formaban parte del
Programa de Escuelas de formación en Género y Diversidad desde el año 2018. El contacto
fue por medio de las docentes de la Cátedra Pais Andrade.
El formato de las entrevistas fue semi-estructuradas, esta modalidad permitió no perder de
vista los ejes que se interesaban abordar y también dio lugar a la posibilidad de descubrir
nuevos temas que no habían sido tenidos en cuenta en la formulación de la entrevista. La
relevancia de ambas experiencias recayó en dos aspectos. Por un lado, ambas habían
transitado por varias etapas del proceso de ingreso e implementación del Programa, con lo
cual, contaban con un bagaje de información sumamente enriquecedor para nuestro trabajo.
Por otro lado, estas experiencias permitieron analizar esta política pública de manera situada
y desde dos puntos del país distintos: en CABA con la Lic. Kaplan y en Esquel, Chubut con
la Lic. Suarez.
A pesar de las diferencias en la implementación a raíz de los contextos territoriales en los
que trabajaban, encontramos múltiples similitudes. Por un lado, la Lic. Kaplan, expresa que
el dinero adjudicado era insuficiente en relación a los objetivos planteados. Del mismo modo,
agrega que el circuito burocrático para el ingreso al Programa resulta complejo e ineficie nte.
En esta línea, la Lic. Suárez señala que hubo una gran demora en la adjudicación del dinero
y no hubo una actualización del monto destinado, lo cual dificultó la organización de los
talleres e inclusive llegó a generar dudas acerca de la implementación del Programa en el
territorio, señalando la presente como la primera dificultad y falencia del Programa.
En relación a los talleres, y criterios de trabajo, ambas coinciden que si bien contaron con la
participación de varones cis-género, la mayoría de los encuentros estuvieron integrados por
mujeres cis-género y LGBTTQIANB+. La Lic. Kaplan expresa que, al llevarse adelante bajo
la modalidad de Educación Popular, los talleres estaban abordados de acuerdo a los intereses
de las personas que asistían a ellos y de esta manera, se hacía más llevadero, y más
enriquecedor. Para la Lic. Suárez, la modalidad de Educación Popular es muy importante, ya
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que se pudieron articular los contenidos de una manera más conceptual y teórica e incorporar
metodologías de la misma de manera fluida, siendo más enriquecedora.
En lo que respecta para una mejor implementación del mismo, ambas coinciden en que sería
necesario un mayor financiamiento, más promoción y otras herramientas para poder poner
en juego en el programa. De acuerdo a las entrevistadas, al contenido estructural del proyecto
le falta transversalidad, en particular en relación a disidencias y teoría queer, cuyo contenido
si bien estaba planteado, no se encontraba actualizado en el cuerpo del programa.
Resulta pertinente aclarar que las entrevistas fueron realizadas en el marco de la ejecución
del Programa de Escuelas Populares de Formación en Género en el 2019 bajo la
coordinación del INAM en el marco del gobierno de M. Macri. Actualmente, el Programa se
lleva adelante bajo el nuevo Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, lo
cual implica que cuenta con un presupuesto mayor para la ejecución del mismo.
Análisis del Programa Escuelas de formación en Género y Diversidad
Los temas abordados hasta el momento han ganado una gran visibilidad a partir del año 2015
con la primera marcha del Ni Una Menos. Guzmán (2001), nos recuerda que no solo los
problemas considerados de interés público ingresan a la agenda, esto depende también de “la
manera en que son interpretados, del poder, los recursos y las estrategias de los actores que
los movilizan, así como también de las especificidades del ámbito institucional al que se
pretende hacer ingresar el tema” (pp. 12). Sin dudas, construir colectivamente desde una
pluralidad de voces y desde diferentes espacios como estos, es generador de una mayor fuerza
para ponerlo en el centro de la escena.
Resulta interesante el acercamiento a la formación en género desde la Educación Popular que
brinda el Programa. En ese sentido, retomamos el texto de Shore (2010) en el cual plantea
que las políticas
(...) reflejan maneras de pensar sobre el mundo y cómo actuar en él. Contienen
modelos implícitos -y algunas veces explícitos- de una sociedad y de visiones
de cómo los individuos deben relacionarse con la sociedad y los unos con los
otros. De tal manera que las políticas algunas veces crean nuevos conjuntos
de relaciones entre individuos, grupos o naciones (pp.31).
De esta manera, los encuentros promueven reflexiones críticas sobre la realidad, con el
propósito de crear nuevas relaciones sociales más igualitarias entre mujeres y varones a través
de estrategias transformadoras generadas por les participantes de las reuniones de la Escuela
Popular en formación en género.
La modalidad de Educación Popular, bajo la que se desarrollan los talleres, permite que la
actividad sea participativa, y se valore positivamente las experiencias de les participantes,
que exista intercambio entre quienes asisten a estos talleres y se puedan identificar puntos de
encuentro entre elles. Resulta un tanto ambicioso pensar que el Programa Escuelas Populares
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de formación en género sea la solución total y acabada para la violencia y las desigualdades
de género. Sin embargo, puede ser el punto de partida donde el encuentro y el diálogo entre
quienes asisten a los talleres dé lugar a nuevas formas de lucha, a la organización y a la
construcción de estrategias para la concreción de objetivos que han identificado como
compartidos.
Recuperando las conclusiones de las profesionales en relación al Programa y las
complejidades en tanto el escaso financiamiento y la gran exigencia burocrática, Guzmán
(2001) expresa “en general ha sido más difícil el diseño de políticas que propician una
redistribución significativa de oportunidades y poder entre hombres y mujeres y afirman el
protagonismo político y social de las mujeres independientemente del sector social de
procedencia” (pp. 27). Además, algo que nos parece de gran importancia tener en cuenta, es
que las políticas y su implementación, son expresión de una coyuntura en particular. No es
muy difícil detenernos unos instantes y pensar las grandes desarticulaciones de distintos
espacios que hemos vivido durante el gobierno de M. Macri.
Siguiendo esta línea interpretativa, Guzmán plantea que “el margen de acción de la
institucionalidad variara sustantivamente si este tiene rango de ministerio, subsecretaría o
Dirección; si está localizado en un ministerio social o político; si cuenta o no con el staff
profesional y los recursos suficientes” (pp.29). Lejos de ser datos insignificantes, es de gran
relevancia ver desde qué aparato institucional se están llevando a cabo las políticas, su
jerarquía y los recursos asignados. Solo así podremos tener un panorama más claro de su
abordaje, y comprender que estas cuestiones son parte de un entramado mayor donde se
ponen en juego intereses y luchas de poder, propios de cada momento histórico. Es por ello
que la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación implica para
esta y otras políticas públicas un espacio de ampliación no sólo en términos presupuestarios
sino también de puesta en escena y de perspectiva.
Reflexiones finales
Entendemos que desde la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad
de la Nación, la ampliación del presupuesto y de la perspectiva de género y diversidad que
atraviesa a dicho espacio, impulsó modificaciones importantes y necesarias en el presente
Programa. De esta forma, es pertinente realizar una articulación con Guzmán (2001) en tanto
entiende que las políticas públicas son el reflejo de una época y una sociedad en particular
que las coloca en la agenda pública. En el caso del Programa que nos convoca y a partir de
la modalidad de enseñanza que plantea, es esa sociedad, la que tiene la capacidad de trabajar
con esa política con mayor libertad, atendiendo los deseos de la población sobre la cua l
interviene.
La modalidad de Educación Popular brinda tanto a las organizadoras de los encuentros como
a les participantes de los mismos, la potestad para desarrollar los módulos de manera flexib le,
atendiendo a los intereses y necesidades de la población. De esta manera, y retomando a
Shore (2010), son los sujetos los que también modifican las políticas públicas, a la vez que
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son éstas las que pueden cambiar las relaciones sociales entre los individuos que son parte de
ellas. En este sentido, el Programa supone pensar nuevas formas de vincularnos desde una
mirada crítica hacia el patriarcado. Asimismo, no podemos pensar que la construcción de
políticas públicas y las modificaciones tanto de les sujetes que las conforman como de las
mismas políticas sean inocentes. La integralidad de dichas políticas y programas es
fundamental para el abordaje de las situaciones de violencia y opresión, y para el goce y
pleno ejercicio de los derechos.
De este modo, el desafío frente al que nos encontramos es el de seguir profundizando en
materia de políticas públicas, y articular con diversos sectores de la población, promoviendo
una mayor participación en el diseño de las mismas y buscando su integralidad. Es en este
escenario donde consideramos que el Trabajo social tiene y debe asumir un rol altamente
participativo, promoviendo la creación de políticas que permitan abordar las problemáticas
existentes, entendiendo la complejidad que las caracteriza y recuperando la perspectiva de
les actores.
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Perspectiva de género en los tres poderes del Estado. Un análisis de la
Ley Micaela
Maia Ayelén Aguirre Carlevaro. Lic. Trabajo Social
Jennifer Calahorrano. Lic. Ciencia Política
Yamila Fantoni. Estudiante Trabajo Social
Nair Lara Paoletta. Lic. Ciencia Política
Resumen
El 1 de abril de 2017, Micaela García, una joven de 21 años, salió de su casa para no
volver nunca más. Micaela era entrerriana y militó activamente en el movimiento Evita y en
el movimiento Ni una Menos. Fue secuestrada, violada y asesinada al salir de un boliche en
Gualeguay por Sebastián Wagner, quien tenía antecedentes penales por abuso sexual y
gozaba de libertad condicional. La lucha por parte de familiares y el impacto social que tuvo
este acontecimiento expusieron la carencia conceptual que los organismos del Estado poseen
en perspectiva de género para llevar a cabo sus intervenciones. Esto produjo un arduo proceso
por generar una ley que fortalezca el cumplimiento de los derechos de las mujeres ante la
violencia de género en todas sus formas.
Introducción: Reseña Ley Nº27.499
El Estado argentino, a través de su adhesión a la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) -aprobada por la Ley
Nº23.1795 en 1985 y jerarquizada a rango constitucional con la reforma de la Constituc ió n
Nacional de 1994-, contrajo compromisos vinculados a la educación y capacitación del
personal abocado a la prevención, sanción y eliminación de la violencia contra la mujer.
En el año 2010, el informe particular para la Argentina Nº6 del Comité para la Eliminac ió n
de la Discriminación contra la Mujer; y, en 2012, el Mecanismo de Seguimiento de la
Convención de Belém do Pará6 apuntaron a la necesidad de desarrollar planes de formació n
continua sobre violencia contra las mujeres, las disidencias y los derechos de las mujeres al
personal que compone el Estado. Incluso, la Ley N°26.485 - “Ley de Protección Integral para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales”7 - ya definía acciones vinculadas a la capacitación
5
Ley Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. N°23.179/19 8 5.
Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/25000-29999/26305/norma.htm
6 Organización de los Estados Americanos (OEA). Comisión Interamericana de Mujeres (CIM). Mecanismo de
Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI). https://belemdopara.org/
7 Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos
en
que
desarrollen
sus
relaciones
interpersonales.
N°26.485/2009.
Disponible
en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-154999/ 152155/norma.ht m
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permanente. Dicha ley establece que el Estado nacional deberá promover y fortalecer
interinstitucionalmente a las distintas jurisdicciones para la creación e implementación de
servicios integrales de asistencia a las mujeres que atraviesan situaciones de violencia y a las
personas que la ejercen. A su vez, tiene por objeto promover y garantizar: la eliminación de
la discriminación por razones de género en todos los órdenes de la vida; el derecho de las
mujeres a vivir una vida sin violencia; las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir a la
sociedad; sancionar y erradicar la discriminación y la violencia contra las mujeres en
cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos; el desarrollo de políticas públicas de carácter
interinstitucional sobre la violencia contra las mujeres; la remoción de patrones
socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones de
poder; el acceso a la justicia y la asistencia integral -que atraviesan situaciones de violenc iaen las áreas estatales y privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las
mujeres y/o en los servicios especializados de violencia.
En este marco, la Ley Micaela8 decreta que se deben capacitar en temas de género y violenc ia
por motivos género a todas aquellas personas que desempeñen una función pública dentro de
los tres poderes del Estado nacional: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Alcanza a todo el
personal, ya sean funcionarixs o empleadxs, cualquiera sea su nivel, jerarquía o tipo de
contratación. La norma es obligatoria para el Estado nacional y, hacia mayo de 2020, todas
las provincias y CABA adhirieron de forma voluntaria junto con aproximadamente 500
municipios, universidades y otras entidades públicas del sector privado. La autoridad de
aplicación es el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) 9
que, a través de su Dirección Nacional de Formación y Capacitación en Género y Diversidad,
evalúa los planes que propone cada organismo público.
En la actualidad, la Ley Micaela se nos presenta como una herramienta indispensable para
incorporar la perspectiva de género en los diferentes ámbitos donde se la aplique. De esta
manera se propone combatir las violencias y desigualdades de género e incorporar una
perspectiva de diversidad sexual e interseccional. En los términos que se la plantea, parece
constituir un instrumento que nos invita a reflexionar críticamente sobre aquellas prácticas y
hábitos cotidianos que producen y reproducen relaciones de violencia de género que nos
permita actuar en consecuencia y poder transformarlos. Por ende, en teoría contribuiría a
derribar aquellas prácticas patriarcales dentro de las instituciones, capacitando a funciona r ixs
y empleadxs estatales.
Si bien lo mencionado anteriormente hace referencia a los objetivos que se propone la ley,
en este trabajo identificaremos las ventajas y puntos a fortalecer en la implementación de
8
Ley Micaela de capacitación obligatoria en Género para todas las personas que integran los tres poderes del
Estado. N°27.499/2018.
Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/315000319999/318666/norma.ht m
9
Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación. Disponible en:
https://www.argentina.gob.ar/generos
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dicha normativa. Para ello, planteamos como interrogante inicial: ¿Cuáles son los alcances y
limitaciones principales que enfrenta la ejecución de esta ley en su praxis?
Analizamos en lo que sigue los contenidos, perspectivas y paradigmas que se incluyen dentro
de los siguientes cursos de capacitación: el Curso de Inducción que se llevó a cabo en la
Cámara de Diputados de la Nación en el año 2020; en la Capacitación en Género realizado
por Iniciativa Spotlight10 ; en el Cuadernillo “Ley Micaela 2021” también perteneciente a la
Cámara de Diputados; y, en el libro “Ley Micaela” que lanzó en febrero de este año, la
Imprenta del Congreso de la Nación dentro de la colección “Leyes explicadas”. Dicho
material, fue conseguido por una de las integrantes del grupo que participó en las
capacitaciones.
Para cerrar este apartado, nos parece interesante tomar las palabras de Micaela como bandera
e intentar transformarlas en acción:
Los grandes cambios suceden si hacemos bien (lo mucho o poco) que nos toca
según nuestras responsabilidades, e influimos en el pequeño grupo de personas con
las que nos relacionamos. Si muchas y muchos hacemos esto, tendremos una
sociedad mejor y más inclusiva (Micaela García)
¿Qué es una política?
Comenzaremos tomando a Shore (2010), quien afirma que la formulación de políticas
es una actividad sociocultural profundamente inmersa en los procesos sociales cotidianos, en
los “mundos de sentido” humanistas, en los protocolos lingüísticos y en las prácticas
culturales que crean dichos mundos. De esta manera, el autor propone un enfoque
antropológico para analizar las políticas públicas. Ello implica que las mismas pueden ser
interpretadas en cuanto a sus efectos, las relaciones que crean y los sistemas de pensamiento
más amplios en medio de los cuales están inmersas.
Es por ello que podemos pensar a la Ley Micaela como una herramienta para modificar las
relaciones de poder por diferencia de género -que se vienen reproduciendo desde hace siglosy, al mismo tiempo, interpelar a los sistemas de pensamientos hegemónicos patriarcales. Por
ejemplo, los temas abordados en el Curso del año 2020 dictado en la Cámara de Diputados
del Congreso de la Nación fueron: concepto de género, diversidad sexual e identidades de
género, estereotipos y roles de género, patriarcado, igualdad y equidad, desigualdades de
género, interseccionalidad y desigualdades de género y dimensiones del análisis de género.
Dicho curso, no se limitó a una exposición teórica, sino que puso en juego las subjetividades
y las construcciones de sentidos de cada sujeto al mostrar videos y hacer preguntas que
invitaban a la reflexión.
10
La Iniciativa Spotlight es una alianza global y plurinacional puesta en marcha por la Unión Europea y las
Naciones Unidas orientadas a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas. Se puede
consultar aquí: https://www.spotlightinitiative.org/es
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Este espacio, nos hizo reflexionar, retomando los aportes de Cris Shore, como las políticas
reflejan maneras de pensar sobre el mundo y cómo actuar en él. Es decir, contienen modelos
de una sociedad y significan cómo lxs individuos deben relacionarse con la misma y entre
ellxs. En este sentido, podemos afirmar que la Ley Micaela problematiza el modelo de
sociedad en el que estamos inmersxs -patriarcal, heteronormativo y misógino- e intenta servir
de instrumento para su transformación, a través de la capacitación obligatoria en la temática
de género para aquellas personas que se desempeñen en la función pública. Ello refleja lo
que propone Shore (2010) al afirmar que las políticas son inherentemente instrumentales, en
tanto constituyen herramientas de intervención y acción social para administrar, regular y
cambiar la sociedad.
De igual manera, se puede considerar al Cuadernillo de la Ley Micaela del año 2021 como
una herramienta de intervención en la praxis, en el cual se profundizan los conceptos y
amplían otros nuevos -tomando como punto de comparación el curso ya nombrado- ,
problematizando el modelo de sociedad hegemónico al visibilizar cuestiones relacionadas al
mandato de la masculinidad, historizando los cuerpos sexuados, identificando la estructura
binaria, observando la diversidad de masculinidades, desnaturalizando los estereotipos de
género en la infancia, visibilizando las demandas de la comunidad LGBTIQ+, entre otros.
En definitiva, dicha ley provee un “plan de acción”, siguiendo a Shore (2010) quien compara
las políticas con el mito, ofreciendo narrativas retóricas que sirven para justificar -o
condenar- el presente. Esto se observa en la posibilidad de proveer una zona de alianza entre
lxs familiares de Micaela García y lxs diversxs ciudadanxs conmocionadxs por su femic id io
junto a la gran cantidad de asesinatos de mujeres a causa de la violencia machista. Es decir,
posibilitó una forma de unir a la gente en pos de una meta común: derribar el machismo de
nuestra sociedad concientizando y problematizando las relaciones desiguales de poder por
cuestiones de géneros.
Otro punto que retomamos del autor es su sugerencia respecto a un enfoque de la política
pública que provea un método de investigación útil y que permita analizar cómo está
funcionando el gobierno: ¿qué hace el Estado ante la creciente cantidad de femicid ios
ocurridos en nuestro país? En este sentido creemos que la ley busca concientizar sobre la
diversidad y la violencia de género en el ámbito laboral y también en la trascender la vida
cotidiana de cada empleadx; es decir, en la esfera de su privacidad. Se intenta hackear -desde
un plano simbólico-, aquellos pilares que se encuentran internalizados y naturalizados en
cada sujeto. Pone en juego la reflexión y el pensamiento crítico, tanto individual como
colectivo. Entonces, podemos decir que las políticas públicas son fenómenos políticos pero
su naturaleza política está oculta detrás del lenguaje objetivo y legal-racional con el cual son
presentadas. Las políticas funcionan mejor cuando son percibidas como técnicas racionales
y como soluciones “naturales” para los problemas públicos que enfrentamos.
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Problemas públicos
Los problemas económicos y sociales que enfrentamos, recuperando a Virginia
Guzmán (2001), dificultan o favorecen el desarrollo de procesos de equidad económica y
social aportándonos la visión por la cual las políticas públicas deben ser consideradas como
parte de un proceso más amplio del cual ellas misma son su expresión posteriormente. Los
procesos a los cuales hace referencia son la legitimación y la institucionalización de una
problemática que acontece tanto en el Estado como en la Sociedad. En palabras de Guzmán
los procesos antes mencionados “abarcan desde la construcción de nuevas concepciones
sobre las relaciones de género en distintas sociedades, pasando por la incorporación de los
problemas derivados de las desigualdades a las agendas públicas hasta la institucionalizac ió n
de esta problemática en el Estado (…)” (Guzmán, 2001: 5). Además, atrae la posibilidad entre otras- de convertir dichas acciones en leyes, como es el caso de la ley que analiza mos
en este trabajo. Es de gran importancia el mencionar las resistencias que pueden llegar a
surgir tanto dentro de la sociedad como en el Estado y la necesidad de poder revertirlas. Poner
dentro del marco legislativo la necesidad de trabajar en cuestiones de género en los tres
poderes del Estado de forma obligatoria, pone de manifiesto la necesidad de dar respuesta a
una problemática que cada vez toma mayor relevancia y visibilidad en la sociedad civil.
Representa una gran apuesta la de romper con cosmovisiones en aquellas personas que
deciden el rumbo de las mayorías y que integran el Estado, ya que es crucial que el aparato
gubernamental sea el que comience a quebrar con la reproducción patriarcal.
Siguiendo la línea de Shore (2010), Guzmán (2001) expone que la construcción de los
problemas públicos y la elaboración de las agendas son el resultado de procesos
sociopolíticos complejos del cual son parte las alianzas, las relaciones de poder, la
construcción de sujetos y la creación de nuevos marcos de interpretación de la realidad social,
por lo que resulta de gran importancia la presión que pueda generar la sociedad para la
instalación de una temática en particular en la agenda del gobierno. Como sucedió con esta
ley, teniendo en cuenta que previo al femicidio de Micaela, la sociedad argentina estaba
problematizando la gran cantidad de femicidios que tomaron relevancia en los medios de
comunicación. El nivel de indignación que generó este hecho puso en jaque la competencia
de los poderes del aparato gubernamental a la hora de accionar en cuestiones de género y de
justicia social.
En este sentido, Fraser (2006) sostiene que las reivindicaciones de justicia social se dividen
en dos tipos: por un lado, las redistributivas que pretenden una distribución más justa de los
recursos y de la riqueza y, por otro, las políticas de reconocimiento cuyo objetivo es “un
mundo que acepte la diferencia, en el que la integración de la mayoría o la asimilación de las
normas culturales dominantes no sea ya el precio de un respeto igual” (Fraser, 2006: 83).
Mientras que las primeras suelen equipararse a la política de clase, las segundas suelen
vincularse con la “política de la identidad” que, a su vez, se relaciona con las luchas acerca
del género, la sexualidad, la nacionalidad, el carácter étnico y la raza. Dentro de estas últimas
-políticas de reconocimiento- creemos que se enmarca la ley Micaela, en tanto busca
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transformar prácticas y paradigmas que vulneran a las mujeres y disidencias por motivos de
género, intentando “reconocer” dichas identidades, promoviendo su inclusión y protección
integral.
En este sentido, la autora argumenta que el paradigma del reconocimiento se enfrenta a
injusticias que interpreta como culturales, que supone enraizadas en patrones sociales de
representación, interpretación y comunicación y la solución a esta injusticia, es el cambio
cultural o simbólico. La Ley Nº27.499 propone desnaturalizar la sociedad patriarcal,
heteronormativa y misógina en la que estamos inmersxs, intentando eliminar la violenc ia
simbólica, psicológica y física que se ejerce sobre mujeres y disidencias, reconociéndolxs
como sujetos de derechos. Sin embargo, consideramos que resulta ineficiente como política
redistributiva: más allá de que se menciona la diferenciación de géneros en cuanto a
oportunidades, las dificultades de inserción en el mercado laboral, la desigual participació n
en la esfera pública, las complejidades en las tareas de cuidado y las domésticas lo hace en
un plano simbólico, ya que en su implementación no pone en marcha herramientas o
instrumentos que modifiquen las lógicas económicas dispares del sistema capitalista.
Reflexiones finales
La Ley Micaela nace a partir de la lucha incansable de mujeres y del colectivo
LGBTIQ+ ante las situaciones de violencia de género que éstxs han sufrido históricame nte,
con el fin de deconstruir las relaciones sociales patriarcales que, aún hoy, nos continúa n
interpelando. Es por ello que consideramos fundamental la transversalización de las
cuestiones de género, diversidad e interseccionalidad desde y en el Estado. Con esto nos
referimos a adoptar la perspectiva de género para la acción que se planifiq ue, diseñe e
implemente en todas las políticas públicas necesarias para el cumplimiento de la función
legislativa, judicial y administrativa del Estado; y en todos sus niveles: nacional, provincia l
y municipal con perspectiva de género buscando la igualdad y la justicia social.
Resulta esencial destacar que, una de sus ventajas, es que se trata de una ley en constante
formación, por lo que sus contenidos son actualizados periódicamente, adecuándose, de esta
manera, a las realidades cambiantes; aspecto que no suele observarse con muchas de nuestras
leyes vigentes, ya que tienden a mantenerse estáticas en el tiempo.
Ahora, si bien la Ley Micaela implica un gran primer paso, su implementación todavía
presenta algunas limitaciones; una de ellas es que no ha podido realmente impactar en la
cultura de trabajo que se da dentro de las instituciones estatales respecto a realmente contener
una perspectiva de género para cualquiera de las funciones que se ejercen y las relaciones
inter-género que suceden dentro de éstos. Por otro lado, la falta de su implementación en el
sector privado evita que se llegue a implantar, fehacientemente, en toda la sociedad civil una
educación con base en la equidad.
Según los textos analizados, notamos cómo el femicidio de Micaela, como el de muchas otras
mujeres que han atravesado situaciones de violencia de género, desencadenaron en una lucha
política que no pararía de cobrar fuerza. El movimiento social que surge promueve los ideales
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de educar a todxs quienes tienen poder en relación a las normas que rigen nuestra sociedad.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, para que estos ideales puedan verse
materializados, será necesaria una reestructuración constante de su metodología para lograr
adaptarse tanto a los tres poderes como también a otras instituciones del sector privado, ya
que es la única manera de proliferar a todas las esferas de la sociedad, construyendo una
perspectiva de género en la toma de decisiones que afectan la búsqueda de equidad.
Por otro lado, consideramos indispensable fortalecer la formación y concientización en lo
que respecta a la perspectiva de diversidad e interseccionalidad, promoviendo -de esta
manera- el cumplimiento de los derechos de otras identidades de género -quienes forman
parte de la comunidad LGBTIQ+-. Además de brindar información en torno a la violenc ia
hacia la mujer, resulta fundamental trabajar en la visibilización de la violencia de la que son
objeto dichas identidades, en miras de lograr una verdadera inclusión y transversalización de
género en la aplicación de la ley Micaela. En este sentido, cabe destacar la importancia de
esta ley N°27.63611 la cual establece que el sector público nacional debe reservar, al menos,
el 1% de sus cargos y vacantes para personas travestis, transexuales y transgénero, siendo un
gran paso para alcanzar un verdadero reconocimiento de sus derechos. Sería enriquecedor
analizar, en un futuro, los alcances y limitaciones que tiene dicha ley en su implementación.
Finalmente, consideramos importante mencionar la necesidad de seguir luchando día a día
por el cumplimento de la Ley Micaela para lograr la incorporación de la perspectiva de
género, diversidad e interseccionalidad en toda nuestra sociedad, ya que, siguiendo a Guzmán
(2001) la institucionalidad de género no garantiza la estabilidad de los logros alcanzados.
11
Ley de promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero Diana
Sacayán - Lohana Berkins. N°27.636/2021. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=351815
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¿Ampliar o crear? Qué pasa con las personas transgénero en la ley 26.485
Camila Sampayo. Lic. en Trabajo Social
Delfina Freidzon. Estudiante Lic. en Cs. de la Comunicación
Resumen
El presente artículo problematiza la sujeta destinataria de la Ley 26.485 de Protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en
que desarrollen sus relaciones interpersonales, desde la transversalidad de género y con un
análisis cualitativo de su redacción, historicidad y aplicación. Tras indagar "mujer" como
símbolo maestro, nos preguntamos qué sucede en terreno con las identidades trans no
mencionadas en la normativa pero sobre quienes se ejercen los mismos tipos y modalidades
de violencias que esta regula, ¿qué sucede cuando buscan asistencia o denunciar? ¿Qué ley
lxs ampara? ¿Se interviene de igual modo a una persona transgénero y a una mujer? ¿Es más
adecuado ampliar esta ley o crear una nueva específica como el proyecto de Ley Integral
Trans propone?
Elegimos esta ley porque, por un lado, como mujeres cis, nos obliga a cuestionar nuestro
lugar de privilegio respecto a otras identidades y, por otro, nos interpela de manera directa,
en tanto refiere a situaciones que nos son cotidianas como dan cuenta los datos del
Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven”. En 2021 registró 256
femicidios y ocho transfemicidios en Argentina; una muerte cada 34 horas. A su vez, nuestro
recorrido académico se vincula con su aplicación en áreas como salud o justicia. Realiza mos
observaciones en dispositivos de intervención en casos de violencia por motivos de género y
tres entrevistas de carácter informal a sus profesionales durante el año 2021. Se analizará
principalmente al Centro Vivir Sin Violencia (CVSV) de Morón y, más brevemente, al
Servicio de Abordaje Integral de Violencia de Género del Sanatorio “Méndez” (SAIVG) y
al Centro de Justicia de la Mujer de CABA (CJM). Además, hicimos una entrevista
semiestructurada y formal a una abogada con experiencia en la temática. 12 Luego, los
transcribimos para contrastarlos con nuestra experiencia y la teoría seleccionada.
¿Cómo llegamos hasta acá?
Para comprender la ley debemos hacer un breve racconto de los avances legislativos
en relación a los intentos de erradicar la(s) violencia(s) de género(s). En 1994 la Reforma
Constitucional introdujo la responsabilidad constitucional de realizar acciones positivas para
grupos vulnerables (vulnerados), incluidas las mujeres; y la de cumplir acuerdos
internacionales dentro de los cuales destacan la "Convención sobre la Eliminación de Todas
Formó parte de la Dirección de Género, Diversidad Sexual y Derechos Humanos de 3 de febrero, asesoró en
el Instituto de la Vivienda de CABA y es docente de derecho en la UBA, entre otras.
12
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las Formas de Discriminación contra la Mujer" en 1981, 13 la "Declaración Sobre la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer" en 199314 y la "Convención Internacional para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer" en 1994. Este mismo año, se
promulgó la Ley Nº 24.417 de Protección contra la violencia familiar, 15 relegando el tema al
ámbito privado, en un intento de proteger a “toda persona que sufriese lesiones o maltrato
físico o psíquico por parte de alguno de los integrantes del grupo familiar”. No obstante, no
sólo no se implementaron muchas medidas, sino que es pertinente cuestionar el abordaje de
la violencia ejercida únicamente en uniones de hecho o conyugales (así se entendió “grupo
familiar”), dejando por fuera múltiples relaciones de poder donde se ejercen violencias. Años
después, este debate se verá ampliado y enriquecido gracias a la lucha de los feminismos.
A pesar de la legislación previa en clave de derechos humanos, que debería ser aplicada a
cada persona sin importar género, clase o raza, entre otras, la realidad hace imperante el
surgimiento de leyes específicas que apunten a personas transgéneros, es decir, a aquellxs
que “desafían las expectativas y suposiciones de otras personas acerca del género (...)
transexuales, así como a personas que desobedecen la regla binaria del género” (Serano,
2009:37).
La Ley Nº 26.485,16 promulgada el 1ro de abril de 2009 a nivel nacional, cuenta con
modificaciones posteriores. Resaltamos, a los fines del artículo, que la mayoría tuvo lugar
luego de que en mayo del 2020 se sustituyese al Consejo Nacional de la Mujer como ente
regulador para tomar su lugar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, ampliando
las facultades y limitaciones de la autoridad de aplicación. En adelante, aunque el título de la
ley no se modificó, las resoluciones incluyen al colectivo LGTBIQ+ -sin alcanzar la
perspectiva de género porque, por ejemplo, no incluye masculinidades ni acciones destinadas
a trabajar con varones violentos-. Incrementa la transversalización de las políticas de género
y diversidad en organismos públicos, pero señalamos que, en tanto ley, sigue vigente la
original, siendo los demás decretos.
La ley vigente busca “sacar” a la mujer del lugar meramente doméstico y estereotipado que
ocupaba en legislaciones previas pero, aun así, se ubica más dentro del paradigma del
reconocimiento que de la distribución (Fraser, 2006), en tanto no propone -aunque deberíaninguna reestructuración de los recursos económicos sino que “(...) se enfrenta a injustic ias
que interpreta como culturales, que supone enraizadas en patrones sociales de representación,
interpretación y comunicación” (p.5), dejando a un grupo social en desventaja frente a otro;
en este caso, a las mujeres respecto de los hombres, pero ¿qué ocurre con otras identidades?
Problematizamos la sujeta destinataria de esta ley, “la mujer”, entendiendo el concepto como
“símbolo maestro” ya que al identificarlo deja “al descubierto toda la estructura de un sistema
social y los principios subyacentes sobre los cuales se basa un orden social” (Shore, 2010:29).
13
www.ohchr.org/sites/default/files/cedaw_SP.pdf
www.congreso.es/docu/docum/ddocum/dosieres/sleg/legislatura_12/spl_25/pdfs/15.pdf
15 Ley
de Protección
contra la
violencia
familiar.
Nº
24.417/1994.
Disponible
en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/90000-94999/93554/norma.ht m
16 Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos
en
que
desarrollen
sus
relaciones
interpersonales.
N°26.485/2009.
Disponible
en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-154999/ 152155/norma.ht m
14
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Cuando sólo se persigue erradicar la violencia del hombre hacia la mujer, se está sosteniendo
el binarismo de la sociedad patriarcal en la cual dicha ley se implementa, reforzando roles
estereotipados que entienden que la mujer debe ser protegida a través de políticas sociales
especialmente dirigidas, frente a políticas con perspectiva de género donde el Estado es
responsable de proteger los derechos de todx ciudadanx (Anzorena, 2013).
Podemos agregar que es una ley cisexista ya que no considera otras identidades de género
que no sean las mujeres cis, dejando entrever que son consideradxs menos legítimxs e
“inherentemente cuestionables, innaturales, moralmente sospechosas, y menos válidas social
y legalmente que sus contrapartes cisexuales” (Serano, 2009:42).
¿Hay leyes trans?
Enfatizamos en abandonar la terminología "transexual" como unívoca por ser
objetivante y clasista para el activismo trans y porque se centra en la cuestión genitalbiológica. No todxs logran hacer la transición que desean debido a sus recursos, entre otros
factores, y muchxs siquiera tienen interés en hacerlo.
Dicho esto, en el año 2006 se sancionan internacionalmente los Principios de Yogyakarta. 17
Instauran un marco regulatorio respecto a cómo intervenir en cuestiones relacionadas a la
orientación sexual e identidad de género, incluyendo en ambas categorías a las personas trans.
Asimismo, el ACNUDH18 (2011) declara como una forma de violencia de género a la
violencia homofóbica y transfóbica que está “impulsada por el deseo de castigar a quienes se
considera que desafían las normas de género" (Párr. 20).
En el plano nacional, contamos con la Ley de Identidad de Género sancionada en 2012.19
Significó un avance en clave de derechos, permitiendo modificar nombre, imagen y sexo
registrados en los documentos e incluyendo el respeto por la elección de la identidad de
género adoptada. Es necesario, entonces, reinterpretar la Ley 26.485 bajo su luz y revisar lxs
sujetxs de derecho. Por otro lado, la reciente sanción de la Ley 27.636/21 de Cupo Laboral
Trans20 establece que el sector público nacional debe reservar, al menos, el 1% de sus cargos
y vacantes para personas travestis, transexuales y transgénero; y fomenta al sector privado
mediante incentivos económicos.
Pese a ser avances importantes, la aprobación del proyecto de Ley Integral Trans 21
significaría una conquista de derechos del colectivo, garantizando su acceso al trabajo,
educación, vivienda digna y acceso a consumos culturales, dimensiones que les son
vulneradas e imposibilitan el desarrollo de una vida plena. Además, es preciso un correlato
en materia de políticas públicas que efectivicen lo conquistado.
17
http://yogyakartaprinciples.org/introduction-sp/
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos por sus siglas en español.
19 Ley de Identidad de Género. Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/195000199999/197860/norma.ht m
20 Ley de promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero Diana
Sacayán - Lohana Berkins. N°27.636/2021. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=351815
21 Para ampliar sobre el proyecto de ley ingresar a https://ahoraquesinosven.com.ar/reports/ley-integral-trans
18
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¿Cómo se aplica la ley?
Para comprender una política pública hay que encuadrarla dentro de la realidad
compleja en que existe y de la cual surge. En términos de Shore (2010), se trata de ver el
sentido que las personas le dan a una política y analizar los procesos de disputas y
negociaciones en que se formula y aplica, es decir, adoptar una perspectiva antropológica.
De otro modo, el resultado es un análisis simplista y abstracto que no puede ver más allá de
su propia configuración discursiva. Presentamos tres dispositivos como experiencias del
campo de intervención, para entender cómo funciona “en terreno” esta ley.
Tras la entrevista con una trabajadora social del SAIVG22 , sostenemos que este hace una
intervención igualitaria con todas las identidades, aun así, el equipo plantea la necesidad de
que la ley continúe siendo dirigida expresamente a mujeres ya que les parece el grupo más
violentado y vulnerado de la historia. Si bien coincidimos con la distinción de las leyes, nos
resulta necesario problematizar la comparación que se hace entre dos grupos en una suerte
de “competencia” por quién fue y es más vulnerado, cuando ambos son violentados y dejados
por fuera del sistema, con el agravante de que las identidades LGBTQI+ son aún más
invisibilizadas. La diferencia reside en que las mujeres cis, luego de mucha lucha, logramos
ponernos en agenda, mientras que las disidencias siguen sin poder atravesar completame nte
este umbral. Es necesario alcanzar un mayor nivel de sensibilización para formular una
demanda explícita y se acerquen a los dispositivos de asistencia ya que, según la entrevistada,
a lo largo de los años son muy pocas las intervenciones que se hicieron con ellxs.
En este último punto coinciden con el CJM,23 creado en 2018 a partir de la Resolución 173
y la ley que nos convoca. En la práctica, lxs trabajadorxs del centro contemplan la atención
a disidencias, pero dado que el nombre del espacio (derivado de la legislación) sólo refiere a
mujeres cis, son muy pocas las personas de otro género que realizan algún tipo de consulta.
De hecho, recién un año después de su creación se acercó una persona trans y, como notaron
que todo el equipo tenía dificultades para el abordaje, realizaron capacitaciones sobre
perspectiva de género y, luego, crearon un Programa de Acceso a Derechos de las personas
travesti trans a cargo de Florencia Guimaraes. 24
Por último, en la entrevista a una profesional del CVSV25 dimos cuenta de que la inclusió n
formal de nuevxs destinatarixs en 2020, consecuencia de las luchas de lxs trabajadorxs quienes creían imprescindible no solo escuchar a mujeres cis y trans, sino a todxs quienes
22
Servicio de abordaje integral en violencias de género (SAIVG) se ocupa de tareas de asistencia, capacitación,
investigación y prevención, pero dado que la pandemia generó alta demanda del equipo para la intervención
virtual, se acotó a tareas de asistencia. Brinda tratamiento a través de entrevistas de admisión donde, según el
diagnóstico, se decide el grupo de acompañamiento: madres, primer nivel de víctimas de violencia, entre otros.
23 Su objetivo es abordar de forma integral e interdisciplinaria los casos de violencia contra mujeres y personas
LGTBIQ+ por cuestiones de género brindando asesoramiento, asistencia y/o intervención judicial.
24 Activista travesti, integrante de Furia Trava y Presidenta de la Casa de Lohana y Diana a cargo del Programa
de Acceso a Derechos de las personas travesti-trans en el CJM. Se define como sobreviviente de la prostitución
y escribió el libro La Roy, revolución de una trava.
25 Destinado al acompañamiento, asesoramiento, contención, derivación y seguimiento de la situación de
mujeres cis y disidencias en relación a situaciones de violencia de género (quedan exentos varones cis
heterosexuales cuyo ingreso está prohibido).
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sean violentadxs por su identidad u orientación sexual-, es sólo retórica. En la intervenc ió n
se dan múltiples trabas y discriminaciones. Para el abordaje con disidencias se debe
programar una entrevista con profesionales del área de Diversidad y Géneros del partido e
intervenir en duplas, exceptuando casos de alto riesgo. Esta diferenciación en la atención,
asienta una barrera al acceso, ralentiza los tiempos y violenta otra vez a quienes están en esa
situación, pero ahora por parte del Estado.
Lo mismo sucede con mujeres trans, hecho cuestionable ya que identificarse con pronombres
femeninos debería ser razón suficiente para intervenir, más aún con el cambio de DNI, pero
incluso sin este, como indica la Ley de Identidad de Género. Aquí es cuando nos
preguntamos, ¿no es discriminatorio decir “mujeres y disidencias” y que las mujeres trans
estén dentro del último? Este es un debate no saldado de los feminismos y, aunque no
tenemos el espacio para desarrollarlo, no sobra mencionarlo.
A pesar de esto, las entrevistadas coincidieron en que las demandas de mujeres trans son
abordadas, pero la situación se complejiza cuando hablamos de un varón trans o, como
menciona la abogada entrevistada, de “personas no binarias o que dicen ‘soy travesti’, ‘soy
trans’, sin la concepción de mujer”.
Siguiendo esta línea, las entrevistadas sostienen que donde hay mayores limitaciones es en
el aparato judicial y de control social, dado que al regirse según lo que dice expresamente la
Ley N°26.485, no deberían intervenir en situaciones de varones trans o masculinidades
subordinadas. Se lxs revictimiza obligándolxs a “probar” que son quienes dicen ser. Además
de esto, cuentan que para inscribirse en programas o hacer denuncias es una barrera el nombre
registrado en el documento de identidad: si no se realizó el cambio legalmente, a veces se
rechaza el acceso a una política pública, mientras que otras veces deben decir una identidad
de género que no es con la que se perciben. Lo mismo viven en relación al sistema de salud.
El vacío de inclusión explícita de personas transgénero a la ley deja en manos de cada
dispositivo (y a su interior, de cada trabajador) la potestad de optar por líneas de acción muy
variadas, que en muchos casos excluyen, discriminan y revictimizan. Si bien la modificac ió n
de la ley no resuelve los problemas a los que se enfrentan diariamente las personas trans,
sería una herramienta fundamental para contar con insumos legales a la hora de luchar por
una vida digna.
¿Cómo seguimos?
A lo largo del trabajo problematizamos a “la mujer(cis)” cómo única destinataria de
la ley en sentido literal, pero pudimos señalar que, en la práctica, gracias a lxs profesiona lxs
de los dispositivos de intervención, las personas transgénero no siempre son dejadxs de lado.
Sin embargo, lo son en algunos casos, trasluciendo la necesidad de ampliar la ley vigente o
generar una de la mano del proyecto de Ley Integral Trans. Consideramos necesario redactar
una nueva, pero como la tarea puede llevar años, provisoriamente debe ampliarse la Ley
N°26.485 a fin de que se lxs reconozca sujetxs de derecho. No hay que desplazar a las mujeres
cis de su reconocimiento como grupo históricamente vulnerado para dar cuenta la
importancia histórica de otrxs. Es hora de que se reconozcan los derechos de todxs, brindando
herramientas de defensa y empoderamiento para toda la comunidad LGBTIQ+.
Página | 33
Si bien nos centramos en la aplicación de la ley, es deuda pendiente abrir los espacios de
debate y producción teórica a las identidades trans, excluídxs y privadxs de representación y
voz en estos ámbitos y en la sociedad en general. No perdemos de vista que en este trabajo
hablamos exclusivamente mujeres cis blancas de clase media, obstaculizando un anális is
interseccional. Asimismo, en el abordaje no pudimos incluir a no binaries, posible línea de
investigación a futuro. Otra línea de investigación debería revisar qué ocurre con las
masculinidades hegemónicas y cómplices y los distintos tipos y modalidades de violenc ia,
incluso en torno a la Ley 26.485 que sanciona o tipifica la violencia, en vez de prevenir y
generar espacios o teoría para que los hombres dejen de ejercerla.
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Las tareas de cuidado en la agenda institucional actual
Paula R. Gallinoti. Estudiante avanzada Lic. en Trabajo Social
Daniela Maresca. Técnica en Psicología Social, Primera Escuela Privada de Psicología
Social. Estudiante avanzada Lic. en Trabajo Social
Daiana B. Riquelme Riveros. Estudiante avanzada Lic. en Trabajo Social
Agustina A. Rojas. Lic. en Ciencia Política
Introducción
El presente trabajo aborda el Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de
Aportes por Tareas de Cuidado, con el fin de realizar un análisis teórico reflexivo de esta
política pública.
Los objetivos que guiaron el trabajo consistieron en analizar el Programa transversaliza ndo
la perspectiva de género(s), con la intención de dar cuenta el lugar que ocupan las
problemáticas de género(s) en la agenda pública. Asimismo, nos propusimos identificar cuál
es la concepción de sujete/ “población problema” /población destinataria de la política
pública, y problematizar la mirada que tiene este Programa en torno al cuidado y las tensiones
que se presentan en tanto política de redistribución y/o de reconocimiento.
Breve reseña del Programa
El Programa Integral de Reconocimiento de Períodos de Aportes por Tareas de
Cuidado está destinado a mujeres y/o personas gestantes en edad jubilatoria (60 años o más)
que no tengan los años de aportes requeridos para jubilarse y tengan hijes. Este Programa,
les reconoce un año de aporte por cada hije que haya nacido con vida y dos años por cada
hije adoptade. Además, se suma un año en caso de hije con discapacidad, y dos años en caso
de que haya percibido la Asignación Universal por Hija e Hijo (AUH) 26 durante un año como
mínimo. Así como también se les reconocen los plazos de las licencias por maternidad y
excedencia, en caso de que hayan hecho uso de las mismas.
Surge a partir del Decreto N°475/2021 que modifica la Ley N°24.241 y es ejecutado por la
Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). 27 Asimismo, tanto el Minister io
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, así como la Secretaría de Seguridad Social (SSS)
tienen también competencia en la implementación de esta política. Cabe resaltar que este
Programa es compatible y puede complementarse con las moratorias vigentes.
26
Asignación Universal por Hija e Hijo (AUH). Disponible en: https://www.anses.gob.ar/asignacion-universalpor-hija-e-hijo
27 Decreto de necesidad de Urgencia Sistema integrado de jubilaciones y pensiones. DNU N°475/2021.
Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/350000-354999/352106/norma.htm
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Fundamentación
La categoría de “cuidados” constituye una categoría central en la política pública
abordada. Se trata de una actividad que está históricamente destinada, en el marco de la
división sexual del trabajo, principalmente a las mujeres y que no suele ser remunerada.
Anzorena, en esta línea, afirma que
el modelo neoliberal [...] promueve la optimización del rol reproductivo de
las mujeres. Es decir que la asignación histórica de las mujeres al trabajo
reproductivo les exige enmendar las carencias de los servicios públicos y los
efectos destructivos del mercado laboral. En definitiva, la responsabilidad del
trabajo no remunerado de cuidado y doméstico es de los hogares y, dentro de
ellos, de las mujeres (2013: 86).
Al interior de estas prácticas de cuidados, se reproducen las desigualdades de género que
asocian a las mujeres al ámbito privado y a los varones al ámbito público. Esta forma
inequitativa de distribución de roles de género limita la autonomía, la independenc ia
económica y el desarrollo de las mujeres y personas gestantes.
En este sentido, el análisis del Programa elegido resulta fundamental en tanto reconocimie nto
de las tareas de cuidado como desigualdad de género desde la política pública, entendiendo
al género como una diferenciación social bidimensional, y a las mujeres y personas gestantes ,
como grupos bidimensionalmente subordinados. En este marco, el abordaje de la injustic ia
de género en materia de políticas públicas debe atender tanto a la redistribución económica
como al reconocimiento del lugar que ocupan y ocuparon las mujeres y personas gestantes
en la sociedad.
Asimismo, cabe resaltar que desde dicha política se postula que
una política integral de cuidados debe concebirse en el marco de un enfoque
de derechos, el que debe contemplar las desigualdades de género en la producción
y distribución del cuidado, a través de políticas que tiendan a su redistribució n,
con el fin de alivianar la carga que aquel representa para las mujeres y para las
personas gestantes, y que condiciona sus posibilidades de desarrollo personal y
profesional (Decreto 475/2021, Boletín Oficial de la República Argentina).
En este sentido, el trabajo reproductivo se pone en relieve al igual que el trabajo productivo,
como acciones igualmente necesarias para el desarrollo de la vida cotidiana y el
sostenimiento de la sociedad. Desde este marco, se reconoce el rol fundamental de las tareas
domésticas y de cuidado, históricamente invisibilizadas. El feminismo como herramie nta
para el análisis crítico del capitalismo, sostienen Alegre, Del Valle y Vicente (2018), ha
permitido superar la dicotomía entre la producción de mercancías y la reproducción de la
vida.
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A su vez, se destaca desde el Programa que las tareas de cuidado pueden representar una
doble jornada laboral a las mujeres y personas gestantes que participan del mercado de
trabajo. Al respecto, se identifica que las mujeres enfrentan mayores dificultades en
comparación a los varones para insertarse en el mercado de trabajo registrado, sufriendo
peores niveles de desocupación, precarización e informalidad laboral. En concordancia,
perciben menos aportes jubilatorios, lo que representa una desigualdad de género al interior
mismo del Sistema Previsional, desfavorable a las mujeres.
Contexto de surgimiento y definición del problema
Como menciona Anzorena, en los distintos contextos históricos “las políticas
públicas construyen determinadas identidades colectivas -las madres, las jefas de hogar, los
niños- y al mismo tiempo legitiman ciertas demandas de ciertos colectivos como cuestiones
de interés público y no otras” (2013: 40). A raíz de la pandemia del COVID-19, se visibilizó
la importancia y centralidad de las tareas de cuidado realizadas en los hogares. Tareas que,
históricamente, en el marco de la división sexual del trabajo característico de una sociedad
patriarcal y machista, fueron relegadas a las mujeres y sujetes feminizades, tal como
mencionamos en el apartado anterior. Se produce entonces una tensión entre trabajo formal
o informal y las tareas de cuidado en el hogar o en redes comunitarias.
Según la Encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo realizada por el Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos – INDEC – (2013), son las mujeres las que principalme nte
realizan las tareas de cuidado y crianza. En este sentido, las mujeres realizan el 76% de las
tareas del hogar y dedican a ellas casi el doble del tiempo por día en comparación con los
varones. Esta brecha se amplía a mayor cantidad de niñes que haya en el hogar. Estas tareas
constituyen un trabajo no remunerado, tal como lo señalan hace ya muchos años diversos
movimientos y agrupaciones feministas, que reclamaban que debía ser reconocido por el
Estado. Cabe destacar que esta Encuesta en particular no incorpora datos ni realiza
distinciones en estas categorías sobre personas gestantes que no se perciban como mujeres
cis, lo cual implica una dificultad para la correcta aplicación de la política pública por falta
de información sobre esta población que también es destinataria de la misma.
Viveros Vigoya (2016), desde una perspectiva interseccional, sostiene que no es posible
analizar por separado los múltiples entrecruzamientos (género(s), raza, etnia, clase social,
edad) que hacen a las fuentes de desigualdades sociales. En relación a esto, no podemos dejar
de lado el hecho de que las mujeres tienen más trabas para acceder al empleo formal y
registrado, en comparación con sus pares varones, lo cual se suma a la brecha salarial de
género. En este sentido, el decreto plantea que son las mujeres las que sufren los peores
niveles de desocupación, precarización e informalidad laboral, y que es este uno de los
principales elementos explicativos de la feminización de la pobreza, que les impide a las
mujeres la acumulación de capital social para enfrentar las contingencias en las edades
avanzadas, situación que se agravó, aún más, en el contexto de la pandemia. En consecuencia,
al llegar a los 60 años, en Argentina sólo 1 de cada 10 mujeres cumple con los 30 años de
aportes requeridos para poder acceder a la jubilación.
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Es dentro de este marco que ingresa este problema a la agenda institucional. Entendemos que
la misma “está constituida por el conjunto de problemas, demandas y asuntos, explícitame nte
aceptados, ordenados y seleccionados por parte de los encargados de tomar decisiones, como
objetos de su acción” (Cobb y Elder, 1986; Cobb y Ross, 1976; citados por Guzmán, 2001:
11). Dentro de la justificación sobre la cual se erige esta política, en el decreto se afirma que
el Estado tiene el compromiso de la protección de les ciudadanes, garantizándoles las
prestaciones de la seguridad social y priorizando la inclusión de grupos atravesados por
condiciones de vulnerabilidad como las mujeres, como se encuentra expresado en la
Constitución Nacional y en los tratados internacionales con jerarquía constitucio nal.
Siguiendo a Fraser (2006), consideramos que este Programa es una política bidimensio na l,
ya que reconoce una injusticia y la toma como un problema social, se reconoce a las tareas
de cuidado como un trabajo no remunerado. A su vez, es una política redistributiva ya que,
mediante el reconocimiento de años de aportes, permite el acceso a mujeres y personas
gestantes a una jubilación. También podemos clasificarlo como una política pública de
afirmación, ya que se propone corregir una desigualdad, pero sin modificar la estructura
social vigente.
Esta política pública, por lo tanto, busca dar respuesta a este problema y garantizar el derecho
a la jubilación a estas sujetas que han dedicado gran parte de su vida a realizar trabajos no
remunerados ni reconocidos como tales y de esta forma reducir las desigualdades de género.
Siguiendo las categorías introducidas por Anzorena (2013), podemos clasificar al Programa
como una política de género. La autora distingue dentro de las políticas sociales a las políticas
de género, las cuales buscan de manera explícita reducir la desigualdad y discriminac ió n
entre los géneros, o atender alguna situación que afecta de manera específica a las mujeres
en su condición de género. Esta problemática refleja con claridad el sentido de la consigna
del feminismo radical de la década del sesenta y setenta “lo personal es político”. 28 Esta
corriente tenía el objetivo de “realizar cambios profundos en las instituciones, las normas,
los roles, las relaciones sociales y culturales de varones y mujeres, desde actos considerados
políticos” (Alegre, Del Valle y Vicente, 2018: 14). De modo que, este lema da cuenta del
carácter político y, por ende, público de lo relegado históricamente al “ámbito privado” de la
familia y reproducción.
Concepción de cuidado subyacente de la política pública
Coincidimos con Shore (2010) para plantear que las políticas públicas, dan forma y
organizan la manera en que nos comportamos, incluso en los espacios más íntimos y privados
de nuestra vida cotidiana. En este sentido, la relación entre Estado y políticas públicas, según
Anzorena (2013), constituye un campo de tensiones en torno a las modalidades de
intervención, les sujetes y su alcance. Es por ello que resulta necesario problematizar qué
alcance tiene la concepción de cuidado que subyace a la política. Este Programa problematiza
el cuidado focalizándose exclusivamente en el cuidado de les hijes, sin tener en cuenta (de
forma deliberada o no) que las mujeres cuidan también a sus hermanes, personas mayores u
28
Proveniente de la obra de la feminista radical Carol Hanisch titulada “Lo personal es político” .
Página | 38
otres, ya que todes en alguna etapa de nuestra vida requerimos de cuidados, no sólo en la
infancia y niñez.
En esta línea, Shore trae a colación que “las políticas públicas nos proveen de lentes para
estudiar y explorar profundamente los mundos de los mismos formuladores de políticas, y
no simplemente estudiar a las personas a quienes están dirigidas” (2010:33). Por lo tanto, el
análisis de la política nos permite no sólo ver la población problema sino también los
intereses de les decisores de política pública.
Reflexiones finales
Tal como plantea Guzmán (2001), la participación de las mujeres en la elaboración e
implementación de políticas públicas tiene gran importancia, fundamentalmente para las
mujeres que cuentan con menores recursos y tienen un acceso limitado a los círculos de
decisión. De esta manera, se puede discutir sobre el sentido de las políticas públicas y el
quehacer de la institucionalidad pública. Por consiguiente, el lugar del Estado se torna
fundamental en términos de equidad de género.
En concordancia con Shore, “las políticas construyen nuevas categorías de subjetividad y
nuevos tipos de sujetos políticos” (2010: 36). En este sentido, consideramos necesario
incorporar una mirada que trascienda la maternidad y la concepción binaria del género. Las
mujeres y la población LGTBIQ+ no sólo cuidan hijes, sino también otras personas con las
que se vinculan más allá de la maternidad y que necesitan de cuidados, como, por ejemplo,
les adultes mayores. Incluso, podemos pensar en la jubilación de la población travesti trans,
que no sólo carece de aportes por el nivel de informalidad laboral, sino que ni siquiera puede
llegar a la edad jubilatoria, ya que su expectativa de vida no supera los cuarenta años.
Además, si bien el Programa analizado incluye algunas dimensiones que aluden a las
categorías de género(s), edad y clase social, aun así, creemos que esta problemática debe ser
abordada y replanteada desde una perspectiva interseccional, que abarque no sólo la categoría
de género, sino también la etnia y la clase social en sentido estructural, dada su importanc ia
política.
Por último, consideramos que el desafío es desfeminizar las tareas de cuidado, se presenta la
necesidad de redistribuirlas y no relegarlas a las sujetas feminizadas. Para ello, es necesario
un cambio cultural que permita derribar los estereotipos y roles de género que son el pilar del
sistema machista imperante en nuestra sociedad.
Página | 39
El alcance del Ingreso Familiar de Emergencia: una política pública con
vistas a cerrar brechas de género
Florencia Alberto. Lic. en Ciencia Política
Nahir Agustina Caamaño. Estudiante en Ciencia Política
Sol Morales. Lic. en Ciencia Política
María Sol Pupo. Lic. en Ciencia Política
Presentación
En el presente trabajo nos proponemos analizar el alcance del primer pago del
“Ingreso Familiar de Emergencia” (en adelante IFE)29 como política pública para dar
respuesta a un contexto de crisis sanitaria y económica, que evidencia y agudiza la
desigualdad estructural a nivel social, cultural y económico.
En primer lugar, detallamos cómo el contexto profundizó la desigualdad de género,
desplegando la importancia de los trabajos de cuidado, su incremento durante el “Aislamie nto
Social Preventivo y Obligatorio” (en adelante ASPO) y cómo estos recaen mayormente sobre
las mujeres.
Luego, analizaremos el rol de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género en el
diseño de esta política en miras de dar una respuesta que permita cerrar las brechas de
desigualdad.
Finalmente, a partir de encuestas destinadas a mujeres beneficiarias del IFE buscamos
generar e incluir nuevos datos, para realizar un análisis etnográfico -tomando como referencia
a Cris Shore (2010)- para abordar con una mirada subjetiva cómo fue la recepción de la
política. Sobre los aspectos metodológicos, dichas encuestas son semi-estructuradas y online,
por lo que son autoadministradas. Además, incluimos una entrevista escrita online a
Mercedes D’Alessandro, directora de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y
Género. A modo de conclusión, nos proponemos detectar si efectivamente esta política
pública logró paliar las dificultades que se vieron incrementadas para las mujeres por el actual
contexto de crisis y cerrar brechas de género.
Las tareas de cuidado como elemento clave para el diseño del IFE
En el marco de la Emergencia Sanitaria, en marzo del 2020, el Gobierno Nacional
presenta el Decreto 310/2020 IFE,30 cuyo objetivo fue la creación de un ingreso económico
para aquellos hogares donde las medidas de ASPO impactaron considerablemente. La
29
$10.000 mensuales. Abonado entre marzo y abril.
30Ingreso familiar de emergencia. Disponible en:
https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/227113/20200324
Página | 40
ejecución de este bono depende de la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad
Social).
La primera etapa del ASPO merece un análisis diferencial ya que tuvo un fuerte impacto en
la cotidianeidad de las mujeres en relación a las dificultades para conciliar la vida familiar y
el trabajo. Las mujeres son las que mayor tiempo le dedican al trabajo doméstico no
remunerado, los quehaceres domésticos, el apoyo escolar a las infancias y el cuidado de
personas representando el 5,3 hs./día -más del doble- con respecto a los varones (Calero,
2019).31 Frente al cierre de escuelas y espacios de cuidado, estas tareas se volvieron un factor
aún más relevante en los hogares. Con el trabajo de cuidado nos referimos a la preocupación
por la vida ajena.32 Esta preocupación está implícita en tres tipos de tareas: aquellas asociadas
al trabajo doméstico; cuidados directos de interacción concreta con personas y tareas de
gestión mental (Pérez Orozco, 2014). Sin duda, estas tareas hacen a la sostenibilidad de la
vida.
Precisamente, como explica Claudia Anzorena (2013), las políticas públicas son un medio
por el cual se distribuyen recursos económicos y simbólicos, determinando la forma en que
serán asignados los recursos con vistas a satisfacer las necesidades e intereses de la población.
Y en cada momento histórico, las políticas públicas construyen determinadas identidades
colectivas y al mismo tiempo legitiman ciertas demandas de ciertos colectivos como
cuestiones de interés público. Dentro del amplio universo de políticas públicas, podemos
diferenciar las políticas de género que hacen referencia a las intervenciones del Estado
buscando de manera explícita reducir la desigualdad y discriminación entre los géneros, o
atender de manera específica a las mujeres en su condición de género subalterno. Se suele
atribuir una transferencia directa de recursos a una noción de “empoderamiento”, que de por
sí, no lo es. El poder no es transferible en términos concretos, sino que se trata de un proceso
de agenciamiento, de habilitación para que la población beneficiaria de la política pública
sea artífice de la solución a su propia demanda. En este caso particular, son las beneficia r ias
del IFE las que han de alcanzar una capacidad de agencia; una creencia en su propia agencia
como forma de transformar su realidad.
La crisis económica por el COVID-19, afecta principalmente a las mujeres ya que tienen, por
un lado, menores tasas de actividad y de empleo;33 y, por otro lado, mayores tasas de
desocupación y de subocupación, esto a causa de que el mercado de trabajo argentino está
altamente masculinizado. Respecto de ello, las mujeres están sobrerrepresentadas en
términos de desocupación, informalidad y subocupación. 34 Justamente, las que más abundan
31
En 2021 el INDEC realizará la primera encuesta destinada exclusivamente a estudiar el uso del tiempo y el
trabajo no remunerado. En el informe de presentación, se retoma a la autora presentada en el presente trabajo
como antecedente para medir estos indicadores.
32 Son tareas que buscan garantizar la reproducción biológica y social.
33 Datos recuperados del informe “Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH)”. Segundo
trimestre 2020. INDEC. Tomando como referencia “Mujeres de 30 a 64 años” y “Varones de 30 a 64 años”
34 Datos recuperados del informe “Las brechas de género en Argentina. Estado de situación y desafíos” de la
Dirección
Nacional
de
Economía,
Igualdad
y
Género.
Disponible
en:
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/las_brechas_de_genero_en_la_argentina_0.pdf
Página | 41
en el empleo no registrado o denominado informal y a su vez, las que trabajan bajo mayores
condiciones de precarización. Además, obtienen menores ingresos incluso a iguales niveles
de calificación (brecha salarial de 38,6%).
No es sorprendente, aunque sí alarmante, que las mujeres representan el 55,7% de los
beneficiarios. De esta forma, al involucrar derechos específicos para las mujeres, no solo se
incluye la necesidad de la redistribución sino también la necesidad del reconocimie nto,
implicando las condiciones materiales de existencia de la población, pero también las
condiciones simbólicas y la distribución social de las jerarquías entre géneros sexuales
(Fraser, 1997).
Como ya mencionamos, su distribución es progresiva en términos de género; dentro de su
población objetivo se encuentran las trabajadoras de casas particulares; constituye un
potencial reconocimiento al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; y garantiza el
acceso al dinero por parte de las mujeres dado que la prioridad de cobro en un grupo familiar
donde distintos miembros hayan solicitado el IFE, será de la mujer. Lo que logra esta política
es, de manera sutil, especificar el género de los grupos más vulnerables y sus destinatarios
que en este caso son las mujeres. El origen de esta desigualdad la podemos encontrar en los
estereotipos culturales acerca de lo femenino y lo masculino, que se organizan en pares
dicotómicos sexualizados. Los rasgos, características y tareas que se le asignan a cada género
son diferentes y excluyentes, siendo las características y tareas masculinas las más valoradas
por la sociedad en su conjunto. Es importante entender que a pesar de lograr la igualdad legal
o formal y que haya leyes equitativas para varones y mujeres en tanto al acceso a los mismos
lugares, los varones y las mujeres no son iguales ya que no están igualadas las condiciones
porque vienen de situaciones sociales diferentes. De esta forma, podemos entender como
gracias a estos estereotipos de género el trabajo doméstico y de cuidado es considerado un
atributo natural de la mujer en lugar de ser reconocido como un trabajo. A pesar de que las
tareas de cuidado sean de vital importancia para la sostenibilidad de la vida y la reproducción
del trabajo, continúan siendo hasta el día de hoy, tareas sin un valor económico reconocido
para el desarrollo del sistema económico, según los postulados teóricos neolibera les
imperantes (Rodríguez Enríquez, 2012). Y es justamente lo que la Economía Feminista buscó
poner en el centro del debate. De esta labor, los varones, la familia y desde ya, el Estado son
beneficiarios, directa o indirectamente. De aquí la importancia de politizar lo personal,
colocando en el espacio público lo que ocurre en el ámbito privado para poner en evidencia
lo trascendental del trabajo doméstico para el bien común y a su vez reconocer que tanto la
producción material como la reproducción humana son subsistemas constitutivos del sistema
socioeconómico.
El IFE ha de ser una respuesta a una situación que se pone de manifiesto en este contexto de
crisis: asignar un ingreso económico ante la imposibilidad de trabajar para aquellas mujeres
en situación de vulnerabilidad. Porque las políticas públicas siempre han de dar cuenta del
género de la población beneficiaria. No pueden ser neutrales en ningún paso del ciclo de la
política pública (Maffia, s/f).
Página | 42
Nancy Fraser (1997) propone distinguir analíticamente dos tipos de injusticias: una es la
injusticia socioeconómica arraigada en la estructura político-económica de la sociedad y la
otra es la injusticia cultural o simbólica fijada en los patrones sociales de representación,
interpretación y comunicación. La autora se refiere a esta reivindicación de justicia social
como ‘‘política de reconocimiento’’ dentro de la cual se inserta el reconocimiento de la
desigualdad de género. Fraser resalta el hecho de que, a pesar de la creciente desigualdad
económica, la lucha por el reconocimiento se ha convertido en la forma paradigmática de
conflicto político, donde la identidad de grupo sustituye a los intereses de clase como
principal motivo de movilización política. Para reparar la injusticia de género se requiere
tanto atender a la redistribución como a el reconocimiento ya que por separado ninguno de
los dos es suficiente para dar una respuesta integral y acabada a las demandas sociales
(Fraser, 1997). Una respuesta que trastoque dicha bidimensionalidad ha de fundar la justicia
social a la que se refiere la autora.
Desde el punto de vista distributivo, el género sirve de principio organizador básico de la
estructura económica de la sociedad capitalista. Por una parte, estructura la divisió n
fundamental entre trabajo productivo -reconocido y remunerado- y trabajo reproductivo y
doméstico -no reconocido como tal y por lo tanto no remunerado-. Este último incluye tareas
de cuidado y sostenimiento de la vida que se realizan mayormente dentro del hogar, por las
mujeres. Por otra parte, el género estructura la división dentro del trabajo pago, entre las
ocupaciones de salarios altos con predominio masculino y las ocupaciones de salarios bajos
con predominio femenino. El resultado de esto es una estructura económica que genera
formas de injusticia distributiva, específicas de género; incluyendo la explotación basada en
el género, la marginación económica y la privación. Vemos como la justicia de género
requiere transformar la economía con el fin de eliminar su estructuración de género, pero,
además, el género es también una diferenciación de estatus que codifica patrones cultura les
omnipresentes de interpretación y evaluación. El género, en suma, es una diferenciac ió n
social bidimensional. La reparación de la injusticia de género exige cambiar tanto la
estructura económica como el orden de status de la sociedad, mediante un enfoque que
englobe tanto una política de redistribución como una política de reconocimiento. Esto fue,
creemos, parte del objetivo del IFE.
El rol de las mujeres y la Dirección de Economía, Igualdad y Género en la creación de
políticas públicas
Virginia Guzmán (2001) nos habla de las ‘‘oficinas de la mujer’’ u otros tipos de
comisiones nacionales que implican el establecimiento de una maquinaria interdisciplinar ia
y multisectorial dentro del gobierno con un personal y recursos adecuados que sirvan como
una medida efectiva y transicional para la aceleración del logro de la igualdad de
oportunidades para las mujeres y su total integración en la vida nacional. La creación de esta
Dirección dentro del Ministerio de Economía como también el Ministerio de las Mujeres,
Géneros y Diversidad son un claro ejemplo, donde se pone de manifiesto esta orientación del
Página | 43
Estado en el camino de cerrar las brechas de desigualdad, siendo estos organismos el motor
principal en el diseño e implementación de políticas públicas con perspectiva de género. La
creación de instituciones como esta, debido a su carácter innovador, es posible en coyunturas
políticas extraordinarias caracterizadas por una mayor receptividad de los actores políticos y
de las autoridades públicas a las demandas sociales, lo que permite a los actores sociales
movilizados atraer la atención hacia sus propuestas (Guzmán, 2001).
La experiencia reciente de la Argentina muestra que a partir del avance de las mujeres en la
política y en los gobiernos se incluyeron más temas vinculados a estas cuestiones en la agenda
legislativa, se ampliaron derechos y se presentaron más proyectos con perspectiva de género
en todos los ámbitos (D´Alessandro, 2016).
Aspectos metodológicos
Siguiendo a Shore (2010) y a su perspectiva antropológica para analizar las políticas
públicas, nos resulta relevante destacar la complejidad y lo desordenado de los procesos de
formulación de políticas públicas, en particular las maneras a menudo disputadas, en las que
las políticas son promulgadas y recibidas por la gente. En este sentido la autora se pregunta:
“(...) ¿cómo debemos estudiar el trabajo de la formulación de estas políticas?” (2010: 6).
Continúa diferenciando aspectos más racionales, o lineales del desarrollo de las políticas que
tienden a asociarse a la administración pública o gobierno, y finaliza argumentando que es
fundamental incluir un abordaje etnográfico para validar una mirada subjetiva, para romper
con cierta objetividad que le otorga la política pública con la construcción de nuevos
significantes como “beneficiario” /” beneficiaria” -y automáticamente esa persona porta un
nuevo adjetivo/categoría-. Es interesante pensar la importancia de la participación colectiva
en la construcción de políticas públicas, sobre todo en términos de identidades feminizadas que en materia política está subrepresentada-.
Para comprender si el IFE verdaderamente funcionó, necesitamos saber cómo fue recibida y
experimentada esta prestación. Para esto, realizamos 30 (treinta) encuestas online semiestructuradas y autoadministradas, a través de la plataforma Google Forms. Cabe destacar
también que la muestra fue seleccionada a través de la técnica bola de nieve.
En cuanto a la practicidad de la técnica los formularios nos permitieron recibir respuestas de
distintos lugares del AMBA. Logramos obtener respuestas positivas sobre nuestro principal
objetivo, es decir, tener un acercamiento a la percepción de la política en sí, no solo del
impacto en el momento -en el pago- sino también como política en general; y también generar
cierta reflexión en las beneficiarias, de la importancia de instalar este tipo de dispositivos, y
por qué lo recibieron mujeres en su mayoría.
El primer dato a resaltar, es la situación laboral, gran parte de las encuestadas son empleadas
domésticas y aproximadamente la mitad de ellas trabajan informalmente. Esto podría
confirmar lo que proponemos al inicio de la investigación, sobre la tendencia a la
informalidad que sufren las mujeres en el mercado de trabajo en general. Por otro lado, para
adentrarnos en el impacto de la política pública, preguntamos a las beneficiarias si eran jefas
Página | 44
de hogar y a su vez cuál/es era la fuente de ingreso/s al inicio del ASPO; la mayoría de ellas
son jefas de hogar. Además, dependen de sus ingresos laborales, por lo que particularme nte
en este contexto se vieron afectadas y podemos suponer que el IFE pudo ayudarlas
considerablemente.35
Además, les consultamos por qué consideraban que las principales receptoras de este
beneficio eran mujeres y casi la mitad optó por elegir la respuesta “Todas las anteriores”, las
siguientes opciones más elegidas fueron “Porque su trabajo durante la cuarentena se vio
35
Más información en Gráfico 1.
Página | 45
perjudicado” y “Sobrecarga de tareas en el hogar”.36 Entonces, estos datos, nos aproximan a
las dos variables que analizamos hasta el momento; la preponderancia que tienen las mujeres
a tener empleos informales, y la disparidad en la distribució n de tareas del hogar, y cómo
ambas variables se ven incrementadas por el contexto de crisis y aislamiento. Por último, en
cuanto al dato que más nos interesaba sondear, sobre la efectividad del 1° IFE, para captar la
visión subjetiva de las encuestadas, indagamos si logró ser una ayuda para su situación
económica durante los primeros meses de la cuarentena, y si bien más de la mitad de
percepción afirmativa; a la vez, el resto se inclinó por las respuestas "poco y nada" y
"mucho".
Reflexiones finales
Este contexto de emergencia sanitaria interpela con mayor complejidad y urgencia al
Estado. Si la organización de los cuidados constituye un vector de reproducción de
desigualdad para las mujeres, la pandemia profundiza esta situación, en especial para los
sectores populares. La coyuntura actual pone en evidencia lo esencial y lo central de los
cuidados en nuestras vidas y la necesidad de que haya políticas públicas en esta materia para
lograr una organización más justa de las tareas de cuidado. El IFE implicó priorizar la vida
antes que la economía. Además, se inscribe tanto en una política redistributiva como en una
de reconocimiento ya que fue diseñada en el marco de la emergencia por COVID-19, en
respuesta a la situación de los sectores más vulnerables de la población, pero reconociendo
que dentro de estos las que se encuentran en peores condiciones son las mujeres. En su diseño
se intervino desde la perspectiva de género y se incluyó dentro de su población objetivo a las
36
Más información en Gráfico 2.
Página | 46
trabajadoras de casas particulares, sector donde el 96,4% de las/os trabajadores son mujeres.
Esto representa un avance muy importante y demuestra la necesidad de pensar las políticas
desde una mirada de género. Los resultados del IFE lo evidencian: de la cantidad de personas
que cobraron el primer IFE la mayoría fueron mujeres (4,9 millones -55,7%-). 37
El lado positivo de las situaciones críticas y extremas como esta, es que nos sirven para
esclarecer y comprender ciertas cuestiones en relación con la organización social del cuidado
dejando al descubierto la necesidad de un cambio cultural y de raíz que modifique la
asignación de los roles de género y la división sexual del trabajo. Se necesita un Estado
presente y políticas públicas que atiendan a la redistribución y al reconocimiento, buscando
así mejorar la responsabilidad institucional en torno a los cuidados. Se necesita un Estado
realmente comprometido a dar respuesta a las demandas que el feminismo coloca en agenda,
cuyos miembros entiendan la importancia de hacer grandes cambios en la manera en la que
funcionamos para alcanzar una sociedad más justa y a la altura de sus desafíos. El IFE logró
mermar los efectos que impuso el actual contexto, reconociendo cuán necesario es diseñar
políticas públicas con perspectiva de género y así dar soluciones más acabadas a las
problemáticas que atraviesan las mujeres. Si bien el IFE emerge como dispositivo de
emergencia, podemos concluir que inicia un camino de reconocimiento y redistribución para
futuras políticas de mediano y largo plazo, en pos de contribuir a cerrar brechas de género.
Anexo
Entrevista a Mercedes D’Alessandro
https://docs.google.com/document/d/1svDsbqrYE9AZibPCE3x3l3YHMH55cXWFeImk3V
U7frk/edit
37
Parte de la entrevista a Mercedes D’Alessandro. Ver Anexo.
Página | 47
Mujeres Emprendedoras
María Eva Fernández. Lic. en Ciencia Política
Clarisa Marina Prusso. Lic. en Ciencia Política
Rocío Soledad Villarroel. Estudiante de Lic. en Sociología
Resumen
La presente publicación es producto de un trabajo de investigación realizado en el
año 2019. El objetivo planteado fue analizar el programa “Ciudad Mujeres
Emprendedoras”38 del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires junto con el Banco Ciudad,
desde una perspectiva feminista popular y transnacional, y el marco en el que se inserta esta
política pública (PP) en relación con la(s) globalización(es), no solo desde una perspectiva
económica sino cultural, social y política, y las posibles resistencias a la misma.
Para el estudio de la PP en cuestión realizamos un abordaje metodológico cualitativo de
carácter etnográfico, donde desarrollamos el trabajo de campo interactuando con la PP para
comprenderla en su complejidad y la de los actores que intervienen en la misma. En cuanto
a las técnicas de recolección utilizamos la observación participante.
En un primer momento del texto se procederá a describir la PP en cuestión y el trabajo de
campo realizado para poder evaluar los alcances reales de la misma. Luego, detallaremo s
las definiciones de PP y específicamente de las PP de género. Por último, analizaremos el
enfoque del feminismo popular, que nos dará las herramientas necesarias para aproximarno s
al objeto de estudio a examinar.
Introducción al Programa Ciudad Mujeres emprendedoras
En la Ciudad de Buenos Aires la Legislatura sancionó en el año 2000 el Plan de
igualdad real de oportunidades y de trato entre mujeres y varones (Ley N° 474/00, B.O.
1030, 2000)39 y la promoción de programas para coordinar su aplicación. El programa
Ciudad Mujeres Emprendedoras fue presentado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires (GCBA) con apoyo del Banco Ciudad en el año 2019, planteando como su objetivo
favorecer la implementación de la Ley N° 474/00.
El objetivo específico del programa, aún vigente al día de la fecha, es promover el acceso a
préstamos a tasa diferencial y cursos de capacitación a las mujeres, que cuenten con una
actividad comercial con un año de antigüedad y con certificado MiPyme. Este crédito puede
38
Disponible en: https://www.buenosaires.gob.ar/desarrollohumanoyhabitat/mujer/equidad -de-genero/ciudadmujeres-emprendedoras
39 Plan de igualdad real de oportunidades y de trato entre mujeres y varones. Disponible en:
http://www.ciudadyderechos.org.ar/derechosbasicos_a.php?id=13&id2=68&id3=957&idanexo=223
Página | 48
obtenerse con el aval de Garantizar SGR o puede ser a sola firma, para esto debe tener
inscripción en la A.F.I.P. con un año de antigüedad y los respectivos pagos del impuesto de
Ingresos Bruto por ese tiempo Otra alternativa es ser monotributista con la misma
antigüedad en la A.F.I.P. y una antigüedad no menor a 4 meses. El monto del préstamo en
el año 2019 era de $100.000 con garantía en un plazo máximo de 36 meses o hasta $250.000
a sola firma y en un plazo no mayor a 48 meses, en ambos casos con una tasa fija.
Este programa afirma contribuir a la igualdad de trato entre mujeres y varones pero sólo está
destinado a mujeres que se encuentran dentro de la economía formal, es decir, las que ya
tienen un emprendimiento o pequeña empresa en marcha, por lo que no fomenta ni acompaña
a ninguna mujer que quiera iniciar un emprendimiento. La folletería que pudimos observar
mostraba la foto de una mujer simpática, blanca y posiblemente de clase media, reforzando
las imágenes de las potenciales beneficiarias a la que está destinado el programa.
Nos resultó interesante poder analizar el uso del programa por las beneficiarias, para así
vislumbrar las negociaciones que se producen en el terreno de su aplicación y la
interpretación que estas podrían tener de la PP. Con este fin, nos comunicamos por los
distintos canales que ofrecían para llegar al programa como potenciales interesadas.
Cargamos los datos de una de nosotras en la página del banco y luego se comunicaron por
teléfono, solicitando más datos personales y del emprendimiento. Como se trataba de una
trabajadora en relación de dependencia la respuesta fue negativa, presentamos el CUIT de
una supuesta “socia” monotributista con más de diez años de antigüedad. Nos confirmaro n
que con ese CUIT podíamos acceder al préstamo, pero solo a la suma de $230.000, a devolver
en 48 cuotas.
Desde el primer momento el banco siempre nos presionó con los tiempos de respuesta,
porque supuestamente existía un “cupo” de préstamos a otorgar. Les explicamos que
necesitábamos saber el monto exacto de la cuota como los otros gastos y cargos que
acompañan al préstamo y a su vez, información de los cursos de capacitación que se ofrecían
acompañando al programa, para poder decidir si nos era conveniente. No tuvimos un detalle
exacto del monto final de la cuota, ni los gastos, nos contestaron que la cuota fija era “cerca”
de $10.000. Con respecto a los cursos, la respuesta fue nula directamente en todos los correos
desde el banco.
Decidimos acudir personalmente al Banco, nos presentamos como amigas de alguie n
interesada en obtener el crédito. En la primera sucursal, ubicada en Av. Córdoba al 600, no
contaban con información sobre el programa ni dónde obtenerla. Luego nos dirigimos a una
de las sucursales principales del banco ubicada frente a la Plaza de Mayo donde la publicidad
del programa “Ciudad Mujeres Emprendedoras” se encontraba entre las más visibles. Nos
atendió una representante que nos consultó sobre el emprendimiento para el cual queríamos
solicitar el préstamo. Nos informó que otro requisito implicaba abrir una cuenta con el banco
para registrar las operaciones del emprendimiento, la misma era gratuita por 30 meses, luego,
con un mantenimiento mensual de $302,50. El banco otorgaba también un postnet gratuito
por un año, para poder aceptar tarjetas como medio de pago. El mismo, según averigua mos,
tenía un costo de $1200, y a su vez un gasto de comisión por operación realizada con tarjeta
Página | 49
de crédito (no débito) que suele ser entre un 10% o 15%. Lo que implicaba al año, entre
cuota de préstamo y servicio de posnet un gasto fijo mínimo de aproximadamente $11200.
Realizamos la simulación de un préstamo personal en el Banco Provincia, teniendo en cuenta
las mismas características en monto, cantidad de cuotas y requisitos, el resultado del gasto
total fue similar al “Beneficio” que podían obtener las mujeres emprendedoras por medio del
programa “Ciudad Mujeres Emprendedoras”
Por último, buscamos por medio de la red social Instagram, cuentas que agruparan a mujeres
emprendedoras. Ninguna conocía el programa, ni había escuchado de los cursos. También
nos contactamos por mail con un contacto de la Secretaría para la Igualdad de Género del
Ministerio de GCBA. Le solicitamos una entrevista para informarnos sobre el programa y
saber si contaba con un registro de cuántas mujeres habían tenido acceso al programa y/o
los cursos. La respuesta fue que no podría ayudarnos porque los créditos y los cursos
correspondientes están a cargo del banco y que “su rol” era solo coordinar la Estrategia para
la igualdad de Género donde se inserta el proyecto.
¿Qué entendemos por Políticas públicas de Género?
Al momento de analizar una PP, es importante considerar el contexto histórico donde
se inscribe, la caracterización que se realiza de la población destinataria y las relaciones de
poder que entran en juego. Debemos entender la PP como un medio por el cual actores
gubernamentales y no gubernamentales distribuyen recursos económicos y simbólicos con el
fin de satisfacer las necesidades e intereses de la población.
Dentro de las PP, debemos poder distinguir las políticas con perspectiva de género que
“buscan de manera explícita reducir la desigualdad y discriminación entre los géneros, o
atender alguna situación que afecta de manera específica a las mujeres en su condición de
género subalterno” (Anzorena, 2013: 42). Estas apuntarán a la autonomía y al pleno ejercicio
de ciudadanía, con el objetivo de equiparar las desigualdades sociales.
Para poder abordar PP con perspectiva de género, es necesario tener en cuenta las injustic ias
tanto de redistribución como de reconocimiento. De acuerdo a Nancy Frasser (2006) la
categoría social género es una categoría híbrida que está enraizada tanto en la estructura
económica como el orden de estatus de la sociedad. Una de estas dimensiones, es la de
redistribución, que se puede identificar en el rol que adopta la mujer en la división sexual del
trabajo. Según ésta, se les asignan principalmente a las mujeres las tareas de trabajo
reproductivo no remunerado mientras que, dentro del trabajo remunerado, reciben menores
salarios que los varones por iguales tareas y realizan los empleos más desvalorizados.
Asimismo, las PP deben abordarse desde una perspectiva de reconocimiento que admita el
androcentrismo como problemática fundamental en todas las áreas de la sociedad que genera
discriminación, violencia sexual, estereotipos, negación de derechos y menosprecio, contra
las mujeres en particular, y otros grupos de estatus subalterno en general.
Página | 50
¿Por qué hablamos de Feminismos populares?
El análisis de una PP con perspectiva de género debe tener en cuenta las implicanc ias
sistémicas del capitalismo y el patriarcado, y su relación con otros sistemas de dominació n
imperantes. Los feminismos populares orientan su praxis a dilucidar estas imbricaciones:
las feministas populares asumimos que en el sistema capitalista patriarcal y colonial
las distintas formas de dominación y disciplinamiento de los cuerpos, los territorios,
las comunidades, la naturaleza de la que somos parte se refuerzan mutuamente, y que
cada logro en una perspectiva emancipatoria erosiona los pilares del sistema, en la
medida en que contribuye a la creación de subjetividades –individuales y sociales–
autónomas. (Korol, 2016: 2)
En esta línea de análisis, es importante destacar que durante el año 2017 surgen en nuestra
región, específicamente en El Salvador y Honduras, PP orientadas a la figura de mujeres
emprendedoras, siguiendo lineamientos de programas implementados por el Banco Mundial
en varias regiones. Al mismo tiempo, en Argentina, el gobierno de la provincia de Chubut
crea Programas de Mujeres Emprendedoras los cuales se inscriben en un contexto donde
el FMI había recuperado la injerencia en las políticas de Argentina a partir del endeudamie nto
con dicha entidad financiera durante el gobierno de Mauricio Macri. Esto significó un
aumento de la pobreza y de la brecha de desigualdad económica, donde las mujeres resultaron
las más perjudicadas.
La apropiación de símbolos feministas, como el empoderamiento, por parte del Banco
Mundial, puede ser pensado como "mecanismos de regulación social en un contexto de
transnacionalización" (Betancor, 2011). El FMI, el Banco Mundial, la AID y la ONU
presentan políticas de microcréditos como soluciones eficaces a los problemas económicos
de las mujeres, pero en realidad enmascaran intereses privados y contribuyen al desarrollo
de la circulación global del capital financiero, profundizando el empobrecimiento de la
población que pretenden ayudar.
La problemática de la feminización de la pobreza no es analizada como un proceso resultado
de la condición de género en un mundo capitalista neoliberal, sino como una cuestión que
requiere una acción “asistencialista” que de una forma paternalista busca cuidar y guiar a las
mujeres, a una mejor calidad de vida. Por lo tanto, las medidas dictadas por los organismos
internacionales enfocadas en el empoderamiento son formas de imponer ideología dominante
a los países que se encuentran bajo su esfera de influencia y no buscan desarticular los
mecanismos que estructuran las desigualdades de género, sino que favorecen a mantener las
y su reproducción.
Es necesario así realizar un análisis transnacional en clave feminista, concibiendo a la
globalización(es) como un conjunto de relaciones específicas no solo económicas, sino
políticas, sociales y culturales. Podemos identificar una “globalización desde arriba”,
representada por la intervención de los organismos internacionales en la región en línea con
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el feminismo liberal, meritocrático e individualista, y una “globalización desde abajo”
relacionada con los movimientos feministas desde abajo y a la izquie rda, conformada por la
cooperación de comunidades transnacional formando redes de resistencia ante las violenc ias
ejercidas por los gobiernos neoliberales, uniendo a mujeres de diferentes espacios
geográficos, pero comparten condiciones de existencia y lucha. (Marcos, 2011) Para estos
feminismos, como el popular, la diferencia es enriquecedora desde la praxis, ya que permite
articular estrategias en conjunto, en contraste con el feminismo hegemónico que se
encuentra saturado de sentido y no puede replantearse a sí mismo.
Reflexiones finales
Las PP aplicadas por un gobierno refieren a una interpretación de la realidad, reflejan
el marco teórico con el que analizan las problemáticas, como en el caso de las PP que
apuntan a resolver problemáticas de género. En la PP de género del GCABA, en la cual se
enmarca el programa analizado, se puede identificar que para resolver los problemas de
“vulnerabilidad que afectan al género” se proponen PP que apuntan a subsanar los problemas
de desigualdad sin proponer una redistribución significativa de oportunidades. Entendemos
que esta PP falla en su análisis como una política de género, subordinándola al resto de sus
políticas económicas y sociales de corte neoliberal, reforzando la meritocracia como medio
de mejora del bienestar social.
El programa analizado responde a la lógica de medidas neoliberales que funcionan en
detrimento de la equidad de género teóricamente buscada por la Dirección General de la
Mujer, por lo que no podemos considerar este programa como una política pública con
perspectiva de género. Entendemos que podría dar una solución a un determinado grupo o
población, pero no rompe la estructura, sólo genera una redistribución parcial sin
reconocimiento, por lo tanto, esta política sería más bien un programa social destinado a un
determinado grupo de mujeres.
Consideramos que es fundamental un rol activo del Estado para desarticular los mecanis mos
que reproducen las desigualdades de género, a partir de políticas integrales que tengan en
cuenta las diferentes dimensiones que abarca la problemática. Sin embargo, en un sistema
capitalista patriarcal globalizado, se presentan políticas públicas “con maquillaje” de
políticas con perspectiva de género, pero en realidad son formas asistencialistas de
intervención estatal sobre la pobreza feminizada que además reproducen estereotipos de
género y clase, dejando intactos los mecanismos de desigualdad real. De todas formas,
pudimos observar que las mujeres emprendedoras (o que se consideran como tales)
generaron, desde abajo, distintas redes que traspasan fronteras, interactúan, se apoyan y
comunican de una forma mucho más amplia, ágil y eficaz que la que por medio de este
programa intenta llevar a cabo el GCBA. En este contexto el rol del feminismo popular
tejiendo redes transnacionales es fundamental para generar una resistencia que propicie la
hermandad entre mujeres, que aun siendo de distintas clases o nacionalidades, están
atravesadas por las mismas condiciones de opresión.
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Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para
Personas Travestis, Transexuales y Transgénero “Diana Sacayán Lohana Berkins”. Estado de situación
Florencia Grimolizzi. Licenciada en Sociología
Resumen
Lohana Berkins, activista travesti y pionera en la lucha por la identidad de género
creó en el año 1994 la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT).
Fue parte del frente que puso en marcha la Ley de Identidad de Género en el año 2012. En el
2001 fue la primera travesti en postularse como candidata a diputada y la primera en acceder
a un empleo estatal. Conformó la primera escuela y cooperativa de trabajo para las personas
travesti-trans de Latinoamérica. Murió el 5 de febrero de 2016. Por su parte, Diana Sacayán
fue una luchadora por los derechos humanos en general y del colectivo de personas travestis,
transexuales y transgénero en particular. Creó el Movimiento Antidiscriminatorio de
Liberación, organización no gubernamental de lucha contra toda forma de discriminac ió n,
con especial acento en las personas de la comunidad LGBTTTIQ+ que promovió el derecho
a la ciudadanía plena. Fue asesinada el 11 de octubre de 2015. En un fallo histórico para
nuestro país, su asesinato fue el primero en ser calificado como travesticidio al identificar lo
como un crimen de odio a la identidad de género. Junto a Lohana, trabajaron incansableme nte
por el acceso al cupo nacional trans de trabajo que dio origen a la Ley Nº27.636 de Promoción
del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero "Diana
Sacayán- Lohana Berkins" la cual lleva sus nombres en honor a estas luchadoras.40
Introducción
El 8 de junio de 2021, tras largos años de luchas, movilizaciones e instancias de
acción colectiva, el Congreso Nacional aprobó la Ley de Promoción al Acceso al Empleo
Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgéneros “Diana Sacayán-Lohana
Berkins” Nº27.636. Aquí se establece que el Estado debe promover medidas de acción
positiva orientadas a lograr la efectiva inclusión laboral de las personas travestis, transexua les
y transgénero, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades en todo el territorio
nacional. El 1% del total de la planta estatal debe ser ocupada por personas travestis,
Ley de promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero Diana
Sacayán - Lohana Berkins. N°27.636/2021. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=351815
40
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transexuales y transgénero. Su antecedente inmediato fue el decreto 721/2020, 41 se estableció
el Cupo Laboral Travesti-Trans en el sector público.
La normativa, busca reparar una desigualdad estructural que existe en la sociedad respecto a
la población travesti-trans. A pesar de los distintos avances en materia de derechos humanos,
con la Ley de Identidad de Género N°26.743 42 como mayor exponente, los niveles de
desocupación de las personas travesti-trans son alarmantes y llegan a alcanzar al 90%. Las
diferentes organizaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Travestis,
Transgéneros, Intersexuales impulsaron a lo largo de su militancia histórica la necesidad de
un cupo travesti-trans para hacer frente a esta situación.
En el presente texto me propongo indagar cuál es el estado de situación de la Ley N°27.636
de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y
Transgénero “Diana Sacayán-Lohana Berkins”, es decir, su nivel de cumplimiento en las 23
provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto en los niveles ejecutivo nacional y
ejecutivo y legislativo municipal.
Un poco de historia
Una de las características que destaca a la Argentina es su tradición movimientista. El
colectivo travesti-trans no es ajeno a ello. En un principio, la militancia travesti-trans estuvo
enfocada en la descriminalización de sus identidades y del ejercicio del trabajo sexual frente
a la vigencia de los Edictos Policiales y los Códigos Contravencionales en todo el país. Más
adelante, la demanda se trasladó al acceso efectivo a los derechos sociales -salud, trabajo,
educación y vivienda- y el reconocimiento de la propia identidad por parte de las institucio nes
estatales. En base a la activa presencia de las organizaciones travesti-trans en el espacio
público-político, las demandas fueron paulatinamente incorporadas a las políticas públicas,
con tensiones y matices, a partir de la década del 2000 (Farji Neer, 2020). En la línea de las
demandas laborales, en junio de 2008, fue inaugurada formalmente la primera cooperativa de
trabajo textil de travestis y transexuales, presidida por Lohana Berkins. En el año 2015, la
provincia de Buenos Aires sancionó la Ley N°14.783 de Promoción del Acceso al Empleo
Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero, reglamentada recién en 2019.43
El 24 de junio de 2021, en el contexto de una pandemia sin precedentes, el Congreso de la
Nación sancionó la Ley Nº27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para las
Personas Travestis, Transexuales y Transgénero "Diana Sacayán-Lohana Berkins".
41 Decreto.
Cupo
Laboral.
N°
721/2020.
Disponible
en
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/decreto -721-2020-341808
42 Ley de Identidad de Género. Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/195000199999/197860/norma.ht m
43 Ley que establece reservas de puestos de trabajo a personas traves tis, transexuales y transgénero que reúnan
las condiciones de idoneidad para el cargo. N°14.783/2015. Disponible en https://normas.gba.gob.ar/arb/ley/2015/14783/2606
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Las políticas públicas, el Estado y las subjetividades
Oszlak define a las políticas públicas como “conjunto de sucesivas tomas de posición
del estado frente a cuestiones socialmente problematizadas”, cuestiones que ingresan en la
agenda pública (Oszlak 1980: 5). Esa toma de posición intenta (o dice intentar) alguna forma
de resolución de la cuestión que, por lo general, incluye decisiones de una o más
organizaciones estatales, simultáneas o sucesivas a lo largo del tiempo, que constituyen el
modo de intervención del Estado frente a la cuestión (O'Donnell, 1984: 112). Shore (2010)
menciona que las políticas públicas sostienen un rol dominante a la hora de regular y
organizar las sociedades contemporáneas, tanto al dar forma a las identidades de las personas
y en cuanto a su sentido sobre sí mismas. Las políticas están profundamente implicadas en la
manera como nos construimos como individuos y como sujetos. Construyen nuevas
categorías de subjetividad y nuevos tipos de sujetos políticos, particularmente conceptos
modernos del individuo. Entonces, las políticas no simplemente asignan identidades
particulares a individuos y grupos específicos; sino que construyen activamente esas
identidades (Shore, 2010: 36). Sin embargo, esto no nos constituye como sujetos pasivos,
sino que continuamente se presentan resistencias e interpelaciones a dichas formulaciones.
Identidades
La existencia de la población travesti-trans rompe el sistema binario sexual aceptado
como “lo normal”. Esa ruptura del orden presentado como “natural” (niño=pene;
niña=vagina) causa una serie de discriminaciones y violencias anteriormente descritas. En
“Deshacer el género”, J. Butler establece que el deseo transexual de convertirse en hombre o
mujer no debe ser descartado como un mero deseo de conformarse a las categorías identitar ias
establecidas y que “[...] los riesgos de discriminación, pérdida de empleo, acoso público y
violencia aumentan para aquellos que viven abiertamente como persona transgénero.” (2017:
26). En el prólogo a La Roy. Revolución de una trava, la filósofa feminista Diana Maffía
sostiene que “El feminismo ha aprendido y ha enseñado a no aceptar que la biología sea un
destino, y por eso dialoga intensamente con la construcción de identidades no hegemónicas.
Y las travestis son “quienes confrontan de modo más directo esa hegemonía” (Guimaraes
García, 2017: 9). Florencia Guimaraes García realiza una diferencia entre el término travesti
(modismo local a la vez que identidad política) y lo trans (como término académico,
eurocentrista y colonizador, como aquello que responde al estereotipo hegemónico e
invisibiliza su travesticidad). Si bien no invalida la identidad trans, reivindica el “ser travesti”
como identidad política que no debe ser englobado/invisibilizado bajo el término “trans”: las
travas/travestis son sudacas, son negras.
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Estado de situación
En el presente apartado, se volcará información sobre la aplicación de la Ley de
Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y
Transgéneros en todo el país. Se hará eje en el estado de situación del cumplimiento en el
poder ejecutivo nacional y en los poderes ejecutivos provinciales y municipios, con mención
del poder judicial en casos excepcionales. Este recorte se funda en una mayor accesibilidad a
los datos en dichos poderes. Se revisaron las noticias publicadas en medios digitales como
también las publicaciones web y legislación de los distintos poderes nacionales y
provinciales.
Poder Ejecutivo Nacional: Según un pedido de información realizado en 2021 por
“La Izquierda Diario” al Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la nación,
sólo se contabilizaron doscientas treinta y cinco (235) travestis y trans trabajando en
el Sector Público Nacional. Sólo 12 organismos de los 135 llegan a cumplir el mínimo
establecido por el cupo (1 %), 74 no lo cumplen y 49 figuran “sin información”.
Buenos Aires: La Izquierda Diario (2021) relevó que hasta mayo de 2021 ingresaron
176 personas trans en la administración pública y municipios de la provincia de
Buenos Aires. El cupo mínimo debería alcanzar al menos 1790 personas.
Ciudad de Buenos Aires: Informa que desde 2017 puso en marcha “Plan Integral
de Acceso al Trabajo para Personas Trans”, que contempla el proceso de inserción
laboral desde el armado de CV hasta el acompañamiento en las contrataciones.
(Buenos Aires Ciudad, 2022)
Catamarca: Cuentan con leyes u ordenanzas de Cupo las localidades de Fray
Mamerto Esquiú (AnRed, 2018), Valle Viejo (Radio Nacional, 2020) y San Fernando
del
Valle
de
Catamarca
(/Expte.-081-A-2022).
Chaco: Aprobó la ley provincial Nº 2934-L, de inclusión laboral trans-travestitransgénero. Diferentes organizaciones LGBTI+ denunciaron que la ley no se estaba
cumpliendo (Diario Norte, 2021)
Chubut: En marzo de 2022 se firmó el decreto de reglamentación de la Ley N° I 62, cuatro años después de su aprobación. Días después, Vialidad Nacional formalizó
el ingreso del primer trabajador trans en el 13° Distrito Chubut, en el marco de la Ley
N° 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para las Personas Travestis,
Transexuales y Transgénero (Diario La Portada, 2022).
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Córdoba: Sólo Bell Ville cuenta con cupo laboral travesti-trans (2016).
Corrientes: El municipio de Goya cuenta con una ordenanza que lo obliga a ocupar
un porcentaje no inferior a 3% de personas LGBTI+ (TN Goya, 2017). Paso de los
Libres incorporó a tres personas trans mediante la ordenanza N°1.444/20. El
municipio de Santa Lucía incorporó a dos jóvenes del colectivo trans al equipo
administrativo municipal (LT7, 2021).
Entre Ríos: Cuenta con la ley de” Promoción y protección de los derechos de las
personas travestis, transexuales y transgénero en el ámbito laboral”, sancionada en
septiembre de 2020. Las ciudades de Paraná y Victoria cuentan con leyes de
Promoción del Trabajo con cupo para personas trans (Agencia Presentes, 2020).
Formosa: Clorinda y la ciudad de Formosa incorporaron trabajadoras trans en 2020
(NEA, 2021)
Jujuy: San Pedro y Libertador General San Martín cuentan con el "cupo laboral
trans" (Agencia Presentes, 2020)
La Pampa: Aprobó la ley 3320 en 2021 que garantiza la inserción y estabilidad
laboral de personas travestis, transexuales y transgénero, alentando su contratación y
empleo a los fines de garantizar el trabajo. En Santa Rosa, la ordenanza de cupo
laboral trans se aprobó en junio de 2017. Organizaciones denuncian que no se
reglamentó
(Agencia
Presentes,
2020).
La Rioja: La provincia fue la primera en firmar una adhesión a la Ley Nacional N°
27.636. En 2021, se entregaron decretos de designación en planta permanente a
trabajadoras de la comunidad trans, en el marco de las actividades por el Día
Internacional del Orgullo (Minuto Uno, 2021). En la Ciudad de La Rioja, se estableció
que el Municipio de la Capital y otros organismos deben tener un proporcional no
inferior al 1% de cupo laboral para personas transexuales, transgénero y travestis.
Mendoza: No cuenta con una ley de cupo travesti trans a nivel provincial. Sólo el
Ministerio Público Fiscal adhiere a la legislación nacional y abrió un registro de
aspirantes en agosto de 2021 (8 digital, 2021) Las Heras y Luján de Cuyo cuentan con
ordenanzas en este sentido. En este último nunca se reglamentó. (Agencia Presentes,
2020)
Misiones: No se avanzó con legislación.
Neuquén: A nivel provincial, no hay más de diez personas LGBTI+ trabajando en el
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área pública (Agencia Presentes, 2020). La ordenanza de cupo laboral travesti trans
se aprobó en Neuquén, Centenario, Plottier, Cuartel Co, Chos Malal y Aluminé, con
implementación de ingreso de personas trans bajo la vigencia de esta norma en
Centenario, Chos Malal y Aluminé. (Río Negro, 2021)
Río Negro: Se aprobó la Ley de Cupo en 2018, pero no se cumple. A nivel munic ipa l
hay cupo en Cinco Saltos, Bariloche, San Antonio Oeste, Cipolletti, Luis Beltrán, Río
Colorado, Viedma. Se ha implementado en Bariloche y Viedma. (Agencia Presentes,
2020)
Salta: Sólo el Ministerio Público Fiscal contrató a una mujer trans en la Unidad Fiscal
Especializada en Femicidios (Página 12, 2021). Son 6 las municipalidades que
aprobaron el cupo: Orán, Cerrillos, El Carril, Joaquín V. González, Metán y
Vaqueros. Referentes de Mujeres Trans Argentina afirmaron que "hoy por hoy no se
avanzó"
en
su
cumplimiento
(Página
12,
2021).
San Luis: En 2021, comenzó el proceso de aplicación de la Ley de Cupo Laboral
Travesti Trans. En una primera etapa, 33 menores de 40 años se integrarán a
diferentes dependencias públicas provinciales (Agencia San Luis, 2021).
Santa Fe: El marco regulatorio provincial es la ley n° 13902, reglamentada en 2020.
En 2021 se incorporaron más de 20 personas travestis y trans al poder ejecutivo (Gob.
de Santa Fe, 2021). En febrero de 2022 se incorporó la primera empleada trans en el
poder legislativo provincial (Portal web Senadores, 2022).
San Juan: La Ciudad de San Juan cuenta con ley de cupo desde 2019. Según informa
ATTTA sólo el 5 personas trans se desempeñan en un trabajo del estado (Tiempo de
San
Juan,
2021)
Santa Cruz: Según informa la coordinadora de ATTTA provincial, en la actualidad
el universo de personas travesti trans en la provincia está integrado por 100 personas
y alrededor del 60% se ha insertado laboralmente gracias a programas provincia les
(La opinión Austral, 2021) La provincia cuenta con una Ley Integral de
Reconocimiento y Reparación Histórica a las Personas Trans.
Santiago del Estero: En marzo de 2018 se presentó nuevamente el proyecto de Cupo
Laboral, sin avances (Agencia Presentes, 2020)
Tierra del Fuego: La provincia no adhirió al Cupo laboral trans (Tiempo Fueguino,
2022).
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Tucumán: Tucumán cuenta con una ley provincial sancionada hace más de un año.
Aún no está reglamentada (La Nota Tucumán, 2021). Sólo Tafí Viejo cuenta con una
ordenanza para la incorporación de personas travesti-trans (Agencia Presentes, 2020)
Reflexiones finales
En el año 2012, la organización del colectivo LGBTI+ generó los consensos
necesarios para el tratamiento y sanción de la Ley de Identidad de Género (N° 26.743), ley
que produjo un cambio de paradigma a nivel internacional y nacional. La Argentina se
constituyó como el primer país del mundo en garantizar a toda persona el reconocimiento de
su identidad de género autopercibida, a su libre desarrollo conforme su identidad de género
y al acceso a la salud integral de acuerdo con su expresión de género, sin someterla a ningún
diagnóstico y/o peritaje médico, psicológico y/o psiquiátrico. Al reconocer por ley la
existencia de las personas trans, el Estado instituye un cambio de patrón represivo hacia uno
de ampliación y reconocimiento de derechos. Sin embargo, el camino no es lineal, sino
sinuoso, plagado de marchas y contramarchas y nunca exento al contexto político nacional.
El trabajo se constituye como el único medio de subsistencia posible. El cambio de paradigma
del Estado con respecto al acceso al trabajo para personas travestis y trans es un cambio
significativo. Ante la histórica ausencia y persecución, las organizaciones de travestis y trans
han sabido resistir y construir al margen de muchas instituciones. La militancia política y la
visibilización fueron estrategias fundamentales, con la incidencia política necesaria para la
conquista de la ley de Promoción de Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis,
Transexuales y Transgénero. Una nueva conquista de derechos para un sector de la población
históricamente marginalizado, que en su avance amplía los horizontes de bienestar e igualdad
para todos, todas y todes.
Al momento de este escrito ha pasado poco menos de un año desde la sanción de la Ley
27.636. El ingreso de personas travestis y trans al empleo público es lento. Son muchas las
provincias y municipios que han ensayado reglamentaciones, pero por trabas burocráticas y
desidia de funcionarios y funcionarias, en muy pocas de ellas se logra una implementac ió n
plena. En términos históricos, la irrupción de la población travesti-trans en la escena política
nacional es reciente. El territorio y las formas de disputa que se abren son múltiples. En este
sentido, el presente relevamiento trajo consigo más preguntas que respuestas: ¿Se encuentra
preparada la Administración Pública para recibir a travestis trans mediante el cupo?, ¿qué
acciones se están llevando adelante para la implementación del cupo desde el estado, los
sindicatos y organizaciones de la sociedad civil? ¿Podrá el 1% constituirse como piso y no
como techo? Todos ellos serán resueltos mediante la implementación y la continua lucha del
colectivo, en alianza con otras organizaciones y espacios de la política y la sociedad civil.
Página | 59
De la ley al escenario: alcances y desafíos en la construcción de eventos
musicales más diversos e igualitarios
Marlene Bracht. Lic. en Sociología
Guadalupe Gonçalves da Costa Lima. Estudiante de Sociología
Belén Mallaviabarrena. Estudiante de Sociología
Resumen
A comienzos de 2020 entró en vigencia la Ley 27.539 sobre Cupo Femenino y Acceso
de Artistas Mujeres y Personas de Género Autopercibido a los Escenarios Musicales. El
objetivo de la ley consiste en garantizar el cupo de artistas femeninas en eventos de música
en vivo y establece un piso de 30% de artistas y/o agrupaciones de mujeres en shows que
convoquen al menos a tres grupos o artistas solistas, ya sea de organización privada o estatal.
Las artistas deben estar registradas en el Registro Único de Músicos Nacionales y
Agrupaciones Nacionales Musicales y la Autoridad de Aplicación de la misma es el Instituto
Nacional de la Música (INAMU). Esta es la primera ley a nivel mundial que establece un
cupo femenino para eventos musicales. El cumplimiento de esta normativa apunta a construir
un escenario equilibrado en torno a los derechos de las personas trabajadoras de la música
argentina.
Introducción: la antesala
El impulso de esta ley comenzó en 2017 cuando más de 700 músicas de todo el país
empezaron a organizarse, investigar, debatir y redactar la letra de esta normativa. Al ritmo
de la marea feminista que inundó las calles en 2015 después del primer Ni Una Menos -y con
una agenda social tomada por las demandas de los colectivos de mujeres y diversidades- el
puntapié inicial fue la difusión de una publicación chilena que mostraba que la participació n
femenina en escenarios argentinos era menor al 13%. Desde la Campaña “Más Músicas en
Vivo” decidieron profundizar este análisis y estudiar detalladamente la composición de 46
festivales de diversos géneros musicales en todo el territorio del país. Este trabajo las enfrentó
con estadísticas todavía más preocupantes: en líneas generales el porcentaje caía a un 9,96%.
El movimiento iniciado por estas artistas militantes llegó a manos de Anabel Fernández
Sagasti, senadora por la provincia de Mendoza dentro del bloque del Partido Justicialista,
quien le dio ingreso a la ley para su tratamiento legislativo.
La ley se inició en un escenario de oportunidades para su promulgación a través del proceso
de institucionalización del género en las agendas políticas (Guzmán, 2001). En materia de
ampliación de derechos ciudadanos con mirada de género, podemos enumerar la Ley N°
26.618 de Matrimonio Igualitario (2010),44 la Ley N° 26.743 de Identidad de Género
Modificación
a
la
ley
Matrimonio
Civil.
Nº
26.618/2010.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/165000-169999/ 169608/norma.ht m
44
Disponible
en:
Página | 60
(2012),45 la Ley N° 27.610 de Acceso al IVE (2020)46 y el decreto presidencial N°476/21
que reconoce identidades por fuera del binomio masculino y femenino al incorporar la
nomenclatura “X” en el Documento Nacional de Identidad (DNI). 47
Específicamente, nos preguntamos ¿la Ley N° 26.801 Nacional de la Música y la Creación
del INAMU (2012)48 constituye el marco de referencia que posibilita la Ley N° 27.539 de
cupo y acceso de artistas mujeres y personas de género femenino autopercibido en eventos
musicales49 ?
Para poder dar una respuesta, en este trabajo nos proponemos explorar y describir los
alcances y desafíos en la aplicación de la Ley N° 27.539 de Cupo Femenino y Acceso de
Artistas Mujeres a los Escenarios Musicales en Argentina durante el periodo 2020-2021. Para
esto reconstruimos los antecedentes de la ley junto con otras leyes y sucesos que fueron
claves para su construcción, debate y posterior efectivización. También conocimos las
demandas de las principales impulsoras de la ley, indagamos el real cumplimiento de la
normativa y su regulación hasta la fecha y principalmente la analizamos desde una
perspectiva transversal y de género. Utilizamos registros de prensa para reconstruir los
antecedentes de la ley. Además, tuvimos en cuenta los informes y relevamientos realizados
por el INAMU como autoridad de aplicación de esta ley. Finalmente, contamos con datos
primarios de entrevistas en profundidad a informantes claves como herramienta para conocer
la voz de las impulsoras de esta ley y obtener una mirada desde la óptica de las personas
destinatarias de esta política pública.
Los desafíos del diseño y su implementación
Entrevistamos a Celsa Mel Gowland -ideóloga de la ley- quien reunió a grupos y
organizaciones de mujeres músicas para promover el proyecto y se convirtió en su principal
propulsora. Durante 4 años fue vicepresidenta del Instituto Nacional de la Música (INAMU).
Otra de las entrevistadas fue Ferni De Gyldenfeldt, una artista no binaria que accedió como
finalista del Pre Cosquín CABA 2021 y a raíz de su denuncia ante el INADI la organizac ió n
del Festival debió cambiar categorías de voz femenina y voz masculina para crear un rubro
único: voz solistas, sin distinción genérica.
En principio, podríamos considerar que la ley, así como se encuentra escrita, presenta al
género como una categoría directamente ligada al sexo teniendo en cuenta que no se
45
Ley de Identidad de Género. Nº26.743/2012. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/195000-199999/197860/norma.htm
46 Ley de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), obligatoriedad de brindar cobertura integral
y gratuita. Nº27.610/2021. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=346231
47 Decreto 476/2021. Incorpora la nomenclatura “X” en el Documento Nacional de Identidad (DNI). Disponible
en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=352187
48
Ley de creación del Instituto Nacional de la Música. Nº26.801/2012. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/205000-209999/ 207201/norma.ht m
49 Ley de Cupo Femenino en la música: otro ejemplo del poder de la lucha por la igualdad de género”.
N°27.539/2019. Disponible en: https://inamu.musica.ar/leydecupo
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profundiza sobre su concepto y para determinar que una persona es mujer sólo debe presentar
su documento único (DU), el cual al momento de aprobarse la ley las opciones de sexo eran
sólo femenino-masculino.
La ley reconoce la existencia histórica de relaciones de poder que se construyen de modo tal
que los varones, biológicamente determinados, se encuentran en condiciones de superioridad
frente a la mujer (De Beauvoir, 1972). La desigualdad de género y con ella la segregación
horizontal (López, 2006) se expresan en la imposibilidad de acceder a ciertos tipos de trabajo,
con lo cual, las mujeres músicas tienen menos posibilidad de realizar espectáculos musica les
que los varones. De ahí, la búsqueda por remarcar la necesidad de una política pública con
respecto al cupo femenino. En este sentido, Celsa denuncia que las artistas mujeres muchas
veces son reconocidas a nivel internacional pero los organizadores de grandes festivales en
nuestro país no las conocen. Así es cómo muchas triunfan en el mercado internacional, pero
al encontrarse con un “techo de cristal” no tienen la posibilidad de seguir expandiendo su
música en Argentina.
Por otro lado, la heterosexualidad institucionalizada (Wittig, 2006) es la que insiste en
categorías biologicistas y totalitarias, es la que promulga leyes y diseña políticas públicas
donde los únicos sujetos posibles son varones o mujeres. Ferni nos cuenta que:
Cuando gano el 26 de septiembre pasado (concurso PreCosquín) y me dicen: ‘Ferni,
sos la artista mejor calificada, pero acogiéndonos al reglamento no puedes
participar’. Por anotarme en el grupo femenino y tener barba (...) se nos cierra la
posibilidad de mostrarnos, de ser y estar (...). Yo creo que de esa forma establece que
pueden quedar como si fuera el cupo femenino, solamente femenino, excluyendo a
identidades diversas. (Ferni, Buenos Aires, octubre, 2021)
A pesar de presentar este sujeto como feminizado, así representado en la ley, nos
encontramos con otros aspectos que surgen de los intersticios de su diseño y su
implementación. Y es que las mujeres y disidencias que la pensaron tuvieron en cuenta que,
si de géneros se habla, la subordinación es compartida entre ambas.
La ley no dice expresamente que el cupo incluya otras identidades que también son
subalternizadas como las trans, lesbianas, no binarias, pero fue una decisión estratégica,
Celsa nos decía en entrevista:
Cuando nosotras hicimos el proyecto en el borrador (...) habíamos puesto 30% de
mujeres y comunidad LGBT, quisimos englobar en ese borrador para estar todas (…)
en ese momento cuando nosotros creamos ese registro, el registro era binario, vos
podías inscribirte como femenino/masculino (…) sumado a lo que iba a pasar en el
momento de la fiscalización de la ley. Ustedes imagínense sacamos la ley, entonces
en una provincia se hace un festival de rock importantísimo (…) va al inspector (…)
y entonces el organizador del festival dice: ‘yo cumplo con la ley, yo cumplo con la
grilla porque tengo 100 bandas acá y estas 40 me dijeron que se autoperciben
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mujeres’. Entonces hecha la ley iba a estar hecha la trampa. (Celsa, Buenos Aires,
octubre, 2021)
En el relato podemos observar cómo aparecen las dificultades de la dicotomización de los
géneros en el diseño de la ley y en cómo se registraba el sexo de las personas antes del decreto
presidencial N°476/21. La exhaustividad y la exclusión (Maffía, s/f) que mantienen el par
dicotómico femenino-masculino se presentan claramente en este caso, en el que de manera
determinante no permite a otras identidades de género aparecer en la ley.
Si indagamos sobre los desafíos que presenta la ley, ambas entrevistadas mencionan que son
fundamentales acciones y programas que complementen y apuntalen esta política pública
desde una dimensión educativa, formativa y de difusión dentro de la industria musical
comercial. Celsa menciona la necesidad de una ley de jurados que regule el acceso a becas y
subsidios implementando un criterio de equidad, incluyendo el cupo femenino en la
conformación de las mesas que definen los resultados de los concursos musicales. Agrega la
importancia de fomentar que haya directoras de orquestas y directoras de coro, pensando una
forma de romper con las posiciones complementarias o secundarias que se le asignan a las
mujeres tanto en el ámbito público, como en el laboral (Anzorena, 2013). Es necesario, a su
vez, la presencia de más mujeres en el empleo público de las orquestas estables. En relación
a esto, Celsa destaca, el escenario como un espacio de construcción de ciudadanía y sentidos,
poniendo el ejemplo de la elección de algunos instrumentos, la masculinización o
feminización de algunos roles dentro de las formaciones: “Es muy difícil encontrar
compañeras timbalistas, bandoneonistas, en el contrabajo, en el bombo, en el sikus”,
mientras que sí se encuentran mujeres en los violines, en la voz o en los coros. Esto marca
que sigue pendiente una transformación cultural que desande la identificación de algunos
instrumentos con roles masculinos o femeninos: “Son todas luchas que tenemos que ir dando
de a poco”, reflexiona.
“¿Cómo hacemos para que lleguen más mujeres y más personas no binarias en el mundo
del arte que es un espacio súper meritócrata para acceder a poder vivir el día de mañana de
la música?”, se pregunta Ferni, que además de intérprete, es docente de música en una
escuela media estatal: “el laburo en el aula me parece una catapulta necesaria para
construir la nueva humanidad”, remarca. De su recorrido como estudiante, ella señala que
el mundo de la enseñanza considera a la voz humana de una forma binaria: “Yo realizo un
cambio medio vocal al mismo tiempo que hago un cambio en mi identidad de género” y que
durante mucho tiempo vivió “en carne propia esto de seguir a un registro antes de que un
registro forme parte de mi identidad” forzando su voz, existiendo del mismo modo que en
otros campos, estereotipos de género (Butler, 2007). Ferni hoy rescata que, gracias a la lucha
colectiva en espacios académicos, se lograron algunos avances importantes, como la creación
de la primera cátedra de canto lírico con perspectiva de género que se dicta en la Univers idad
Nacional de las Artes, cuya titular es justamente su hermana, Luchi De Gyldenfeldt. En
cuanto al cumplimiento de la ley, Celsa explica que tiene que pasar un año de normal
funcionamiento de las actividades culturales para poder sacar conclusiones.
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El uso del relato para describir los dispositivos de poder/saber (Foucault, 2008) que penetran
en los cuerpos puede vislumbrarse en estos hechos. En la relación con las políticas públicas,
el cuerpo se presenta dicotomizado en ellas a la vez que sus cuerpos no entran en tal
dicotomía, por lo cual, se presentan como recurso de esas otras identidades de género que
buscan la reivindicación de un derecho y su reconocimiento (Fraser y Honneth, 2006). Su
camino de subjetivación lo es en relación a las políticas públicas que los incluyen o excluyen.
Cuerpos no binarios, con barbas, sin ellas, con implantes, piercings y colores que -como
construcción, objeto social y representación cultural- buscan representatividad en los
distintos escenarios de la realidad social (Fassin, 2003).
Todas las voces, todas
La transversalidad de género(s) se encuentra en todo el trayecto de nuestro anális is
de la Ley de cupo y acceso de artistas mujeres y personas de género autopercibido en eventos.
En el análisis se ha mostrado cómo la definición de género que utiliza la normativa está
estructurada bajo una dimensión dicotómica/binaria como sucede en la mayoría de las
políticas públicas en Argentina.
A la vez que los cuerpos hablan y expresan sus injusticias, sus padecimientos y sus orgullos.
Así es como se dan las relaciones de subjetivación y sujeción frente a las políticas estatales,
pero esa biolegitimidad (Fassin, 2003) que se le otorga al Estado no implica que no tengamos
capacidad de resistirlas y transformarlas.
Por esto, como enuncia Fraser (2006) son necesarias políticas públicas de redistribución, pero
también de reconocimiento para acercarnos a la justicia social. De esta forma, se intenta
redistribuir las posibilidades laborales y se busca favorecer a las mujeres músicas. Se precisa
de una perspectiva de géneros y diversidad sexual que reconozca otras identidades para hacer
frente a la pobreza y la precarización laboral en la que se encuentran sumidas.
Las políticas públicas son fenómenos políticos cuyo lenguaje nos permite detectar decisiones
políticas que ejercen poder. Como dice Shore (2010) son presentadas en un lenguaje objetivo
y legal-racional. Colocarnos por fuera de ese saber hegemónico y partir de una filosofía de
la escucha Maffía (s/f) nos permitió elaborar otros análisis sobre la ley. ¿Cuáles son las
nuevas categorías de subjetividad que quiere construir la ley? ¿Hay lugar en los espacios
musicales para que estas puedan penetrar?
Las políticas públicas tienen la capacidad de imponer formas de vivir y pensar la sociedad.
En la ley nos encontramos con dos aspectos a destacar. El primero es que, si bien la misma
mantiene una visión binaria de género, en su implementación encuentra formas de incluir
otras identidades. La segunda, es que reconoce la falta de acceso al trabajo de músicas
mujeres y personas con identidad autopercibida, y propone que, además de las resistencias
existentes, es la sociedad la que debe registrar esa desigualdad, en este sentido el
reconocimiento debe venir también de los varones que sí tienen lugar en los escenarios
musicales nacionales.
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A partir de la intervención, el Estado otorga legitimidad a las demandas que vienen de les
mismes sujetes que padecen de los efectos de las desigualdades de género. El desafío que
propone el Estado es que a partir de esta ley (como con otras como las de cupos y de identid ad
de género) se comience a gestar un cambio en la sociedad.
En el campo de la industria musical podemos hacer un paralelismo con Anzorena (2003), en
cuanto a que las mujeres están destinadas al ámbito doméstico y/o posiciones secundarias en
el ámbito público y productivo. En este sentido, la industria sigue aún hoy privilegiando a la
figura masculina para el escenario, la radio; y decreta que sólo el varón tiene derecho a ganar
dinero a través de la música.
Finalizando, creemos que es necesario que se realicen más leyes para la igualdad de
oportunidades en el ámbito musical. Si bien esta ley es un buen inicio, falta mucho camino
por transitar para que se escuchen todas las voces.
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Madres, cannabis y feminismo
Déborah Jael Balero. Lic. en Trabajo Social
Melina Daniela Maffeo. Lic. en Trabajo Social
Resumen
El consumo, la comercialización y el autocultivo de Cannabis están penalizados por
la Ley 23.737 de Estupefacientes en Argentina que, indirecta y directamente, afecta a miles
de personas que padecen patologías cuyos tratamientos podrían mejorar con el consumo de
cannabis medicinal. Por otra parte, en el año 2017 se sanciona la Ley 27.350 de Uso
Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados. El objetivo de este trabajo es analizar
esta política pública que aún hoy genera tensiones en la sociedad, debido a que interaccio na n
problemáticas de salud, de acceso a medicación alternativa y que a su vez el consumo de
cannabis se asocia a prácticas ilegales y recreativas o nocivas para las personas, implica ndo
una criminalización de quienes cultivan.
Iniciaremos con una breve caracterización de los conceptos utilizados en este análisis; la
categoría de género(s) e interseccionalidad (Crenshaw, 2012), políticas públicas, y poder.
Luego profundizaremos sobre las violencias ejercidas sobre los cuerpos de familiares que
cultivan por parte del Estado y del modelo médico hegemónico a partir de dichas categorías.
Por último, pondremos en tensión el concepto de “empoderamiento” a partir de la experiencia
de Valeria Salech, fundadora de Mamá Cultiva Argentina.
Introducción a un posible análisis de la ley
El disparador de este análisis es un artículo periodístico: una entrevista a Valeria
Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina e impulsora de la Ley 27.350 de Uso
Medicinal de la Planta de Cannabis y derivados:50
(...) una ONG autogestiva (...) con perspectiva de género y diversidad. Nuestro
objetivo es conseguir un marco legal para el cultivo de cannabis para la salud –
entendiendo salud en un sentido integral según lo determina la Organización Mundial
de la Salud – y abrir espacios de formación y construcción ciudadana y comunitar ia
que difundan los beneficios de esta terapia en la calidad de vida. (Organización Mamá
Cultiva: 2022, s/p)
Comenzamos este análisis caracterizando las Políticas Públicas (en adelante PPSS usado para
singular y plural) como procesos complejos a partir de su conflictividad, ambigüedad y no
50
Ley de uso medicinal de la planta de Cannabis y sus derivados. N° 27350/2017. Disponible en:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/270000-274999/ 273801/norma.ht m
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linealidad: “(...) una actividad sociocultural inmersa en los proyectos de vida cotidianos, en
los mundos de sentido humanista, en los protocolos lingüísticos y en las prácticas sociales
que crean y sostienen estos mundos”. (Shore, 2010:24). Recuperamos a Foucault (1978) para
analizar técnicas de gobierno orientadas a conducir y encuadrar comportamie ntos
poblacionales y el disciplinamiento corporal que organiza el “poder sobre la vida, el
biopoder.” (Del Rio Fortuna; González Marti y País Andrade, 2013:57), por ejemplo, la
prohibición del uso/consumo de sustancias como el Cannabis. Identificamos, en este sentido,
que la “población problema” de esta PPSS es toda persona que padezca alguna patología
(epilepsia refractaria, cáncer, etcétera) cuyo tratamiento con esta sustancia podría mejorar su
calidad de vida.
La Ley 27.350, sancionada en el año 2017, resultó del accionar político de diversas
organizaciones y movimientos sociales. El proyecto original incluía la posibilidad de regular
y permitir el autocultivo, pero se eliminó en una posterior modificación impulsada por el
partido conservador Cambiemos. Así, familias y cultivadorxs continuaron sufriendo
denuncias, allanamientos, sustracción de plantas y derivados, detenciones y prisión.
Continuando con este análisis, podemos mencionar que la ley de cannabis no se trataría de
una PPSS orientada por una perspectiva de género ni destinada específicamente “hacia
mujeres” (Anzorena, 2013), sin embargo, desde la categoría de género(s) es posible
complejizar el análisis de las PPSS y sus efectos concretos en las vidas de las personas
involucradas. En la década de 1980 la noción de género se afianza en las producciones
teóricas que explican los procesos históricos, políticos, sociales y económicos que origina n
y reproducen desigualdades de géneros (Scott, 1996). No encontramos de forma aislada ésta
categoría, sino entrecruzada con otras como: clase, etnia, raza, que interaccionan entre sí
(Crenshaw, 2012) y articulan relaciones de poder (Moore en Del Río Fortuna: 2013).
El relato de Valeria da cuenta de algunas luces y sombras alrededor de la sanción y
reglamentación de la Ley 27.350. No resulta casual que la organización tenga como nombre
Mamá Cultiva, dando cuenta que son las madres -en su mayoría- las encargadas de ejercer
las tareas de cuidado de lxs hijxs. Podríamos plantear que en la práctica también existen
padres que cultivan, aunque prima el rol social del cuidado asignado a las mujeres. Felitti
(2011) nos plantea un interrogante respecto de las políticas de estatización de crianza de lxs
niñxs, en relación a la responsabilidad del Estado en los procesos de cuidado: ¿es la Ley de
Autocultivo un ejemplo? ¿Puede conllevar a una política meramente pro-maternalista,
aunque en términos concretos la ley no sea estipulada así? Siguiendo la nota, ésta historia
se enmarca en una lucha “feminista y de empoderamiento cannábico” y nos interroga mos :
¿Es posible una reivindicación feminista, “empoderante” desde el rol de “madre” en el
sentido específico de “cuidadora”? ¿Se trata de una alternativa a la medicina hegemónica alineada a una lógica patriarcal y capitalista?
Reflexionamos sobre estas políticas a partir de su impacto en la cotidianeidad de las personas,
de sus testimonios e interpretaciones situadas en el contexto de un sistema heteropatriarcal y
capitalista. Por motivos de extensión no podremos profundizar en el aspecto de clase, pero
consideramos importante plantear que no todas las familias y personas, que necesitan acceder
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a este derecho, cuentan con los recursos económicos, simbólicos y/o el conocimiento para
acceder a tratamientos alternativos, e incluso, para disputar las modalidades de atención de
diversas patologías ante el sistema médico hegemónico y el Estado. Nos preguntamos, por
ejemplo, qué ocurre con aquellas personas que han sido arrestadas por cultivar y no poseen
los medios para defenderse (desde contratar abogadxs hasta contactos en medios masivos de
comunicación para hacer visible esa situación). De esta manera, nuestra perspectiva
comprende las problemáticas sociales transversalizadas, no fragmentadas ni aisladas en su
tratamiento.
Maternidades cannábicas, violencias patriarcales y políticas públicas
Las PPSS conforman nuevas relaciones sociales que transforman la vida diaria de lxs
sujetos y vemos cómo esto se materializa en las palabras de Valeria:
(...) trato de acompañar con amor a aquellas madres que todavía están enchufadas a
la Matrix. Hay mujeres que dejan de dar el tratamiento de cannabis a sus hijos porque
sus esposos se lo impiden. Una madre me dijo una vez: ‘No le cuento a mi médico
que uso el aceite ni loca, me va a matar’. ¿Cómo llega una mujer a decir ‘no le dije
porque me mata’? (Ceijas, 2018: s/p)
Desde una postura feminista que reivindica derechos de mujeres y personas LGBTIQ+ y
tiene en cuenta las desigualdades de género inherentes a la estructura social-económicapolítica, sus palabras podrían referir a las violencias de género (machistas) que padecen
muchas mujeres, consecuencia de las relaciones de poder, opresión y trato desigual y
jerarquizado de los roles masculinos y femeninos en el sistema hetero-patriarcal en el que
nos encontramos, en todas sus dimensiones: social, económica, política (Díaz et., 2013).
Estas desigualdades estructurales producen las condiciones que originan y reproducen
violencias físicas, psicológicas, simbólicas, sexuales y reproductivas sobre las mujeres y
diversidades. Se expresan en una amenaza concreta sobre los cuerpos y las vidas de las
mujeres que buscan alternativas de tratamiento no alopáticas para sus hijxs o familiares. Estas
relaciones de poder son parte del orden establecido en la estructura social, económica y
política cuyas instituciones de control configuran dispositivos de disciplinamiento sobre los
cuerpos, la vida y la muerte (¿qué tratamientos son legítimos - o no - para sanar o mejorar
nuestras dolencias?), en términos de Biopolítica de Foucault (2008). Todo ello, se encuentra
atravesado por el modelo médico hegemónico, cuyas principales características son:
(...) biologismo, a-sociabilidad, a-historicidad, aculturalismo, individualis mo,
eficacia pragmática, orientación curativa, relación médica/paciente asimétrica y
subordinada, exclusión del saber del paciente, profesionalización formalizada,
identificación ideológica con la racionalidad científica, la salud/enfermedad como
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mercancía, tendencia a la medicalización de los problemas, tendencia a la escisión
entre teoría y práctica. (Menéndez, 2003:19)
Así, el Estado patriarcal en conjunción con este modelo médico hegemónico generan
desinformación y prejuicios alrededor del Cannabis y ejercen violencias vinculadas a la
“desobediencia” del rol tradicional de cuidado asociado a lo “femenino”.
Nos preguntamos, entonces, ¿quién es la población destinataria de esta PPSS? ¿Niñxs/adultxs
usuarixs de cannabis medicinal o las madres-cuidadoras que se dedicarán al autocultivo o se
registrarán en el programa para obtener el aceite? ¿Qué obstáculos existen en el acceso a esta
PPSS? Anzorena postula la necesidad de redefinir las PPSS (2013), ya que no alcanza con
explicitar la población destinataria si no se tienen en cuenta las relaciones desiguales de poder
en su implementación. Podemos afirmar que siempre existen tensiones entre la formulac ió n,
ejecución y efectivo alcance de las PPSS, y la Ley de Cannabis no está exenta: el cultivo
casero continúa siendo penado, criminalizando a cultivadorxs e implica una lucha
permanente entre el Estado, lxs familiares y las organizacio nes, dando cuenta de las disputas
de las políticas y cómo son interpeladas por lxs actores sociales. Es interesante el rol de los
medios de comunicación en la difusión de la historia de Emiliano (hijo de Valeria):
(...) cuando Emiliano (...) tenía 9 años, ella probó administrarle unas gotas de aceite
cannábico, para ver si servía para controlar sus convulsiones de esa forma. (...)
tomaba cuatro medicaciones diferentes todos los días y convivían con el estado de
ánimo cambiante e irritable al consumir a diario Risperidona, un medicame nto
antipsicótico. Se cerraba, no se comunicaba con nadie y hasta se dañaba a sí mismo
de diferentes maneras. (...) había generado una dependencia por haber consumido casi
toda su vida. El cannabis significó un cambio rotundo e integral en la calidad de vida
de Emiliano y ayudó a disminuir los episodios de convulsiones, por lo que Valeria no
dudó un segundo en implementarlo de ahí en más. (...) Tenía diez palabras en su
vocabulario, hoy las tiene a todas. Se enciende un pequeño brillo en sus ojos cada vez
que relata que, gracias al Cannabis, lo escuchó reír por primera vez mientras miraba
dibujos animados. (Ceijas; 2018, s/p)
Se vislumbra el cuerpo del niño como un cuerpo sufriente: la exposición del cuerpo atribuye
derechos (Fassin, 2003) y mostrar este padecimiento infantil se traduce como una búsqueda
de justicia permanente de su mamá. El cuerpo sufriente (enfatizado en que las víctimas son
niñxs, aunque haya, de hecho, adultxs) otorga reconocimiento a la problemática social,
expresada desde un relato individual y subjetivo. Llama la atención este recurso, ya que en
otros casos donde prima la población adulta enferma, ese cuerpo padeciente no sea tan
“legítimo” (¿o no genere tanta “empatía”?) para representar la lucha por el reconocimie nto
de derechos. En 2018 aún existían restricciones legales en el acceso al Cannabis para
patologías “de adultos” (como esclerosis múltiple, artritis, VIH, fibromialgia y Alzheimer)
que en la actualidad se han incorporado. También podemos preguntarnos, si se le ofrece el
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mismo espacio en los medios de comunicación, a familias de bajos recursos con las mismas
problemáticas. Consideramos, además, la existencia de estereotipos relacionados con el
consumo de sustancias y la pobreza y la estigmatización a estas familias que también podrían
beneficiarse por este programa, pero al no ser de clase media-alta, no serían “cuerpos
sufrientes merecedores” (Fassin, 2003) y, por ende, poseen dificultades específicas
relacionadas a la clase en el acceso a esta política.
Otro análisis posible es acerca de los cuerpos “feminizados” como mártires de la causa:
madres protectoras y sacrificadas al extremo: el cultivo asociado al riesgo de detención y
prisión. Este reclamo de derechos civiles y políticos se realiza a través de un discurso
maternalista (Felitti, 2011). Sería “poner el cuerpo” en forma literal para obtener legitimidad
y el cumplimiento del derecho a la salud negado (Fassin, 2003). Si bien este autor habla de
cuerpos enfermos, el discurso de Valeria intenta disociar la patología de su hijo de la
“enfermedad” y define al autismo como una “condición neurológica”, y “una forma disímil
de ver y entender el mundo” (Ceijas, 2018). Su experiencia permite relacionar la
patologización y medicalización de lo diverso antagonizando la “normalidad”, con las
prácticas médicas institucionales y mercantilistas.
“Vamos a discutir el sistema de salud heteropatriarcal, hegemónico y mercantilista”:
una postura feminista
Valeria explicita múltiples relaciones de poder: de género (violencias machistas,
subordinación de lo femenino a lo privado y al cuidado) e institucionales desde el sistema
médico hegemónico y la desigualdad respecto de pacientes (medicalización y patologizac ió n
que causan problemáticas tales como adicción y dependencia). Por ejemplo, en contexto de
la sanción de la Legalización del Matrimonio Igualitario (2010) y observando las reacciones
de quienes estaban en contra, relaciona directamente el patriarcado y el capitalismo:
Trataban a la homosexualidad como una enfermedad, y me hacía pensar en los
discursos que hay sobre el autismo, porque es eso; es tratar de enferma a una persona
que simplemente no percibe el mundo de la misma manera que la mayoría. (Ceijas;
2018, s/p).
Las drogas legales recetadas a Emiliano son funcionales al sistema que busca moldearlo en
un estereotipo de varón útil al mismo sistema heterocis-patriarcal y capitalista que lo rechaza
por ser diferente, lo patologiza y busca “sanarlo” con medicación adictiva que no mejora sus
síntomas sino que los agrava. La relación de poder se instituye a través de la violenc ia
institucional ejercida por el sistema médico hegemónico y el Estado que cuestiona y prohíbe
tratamientos alternativos.
Partimos de la detallada caracterización histórica de Maffia (s/f) sobre las olas y su definic ió n
del feminismo basándose en la aceptación de tres principios: uno descriptivo (en todas las
sociedades las mujeres están peor que los varones); prescriptivo (es injusta la desigualdad),
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y uno práctico (un compromiso político de transformación de esa realidad). Por eso,
acordamos que la postura de Valeria es feminista ya que, en sus palabras: “Hay que
cuestionarse todo. Hay que entender que pensar en igualdad es también pensar la desiguald ad.
El feminismo, por suerte, viene con eso” (Ceijas; 2018, s/p), dando cuenta así del principio
práctico que expone Maffia. La organización Mamá Cultiva Argentina plantea que su lucha
es también contra el patriarcado y la fragmentación de las problemática s sociales, inherente
al modo en que las PPSS son elaboradas. Valeria, en tanto feminista, reconoce las
desigualdades de poder entre los géneros y los roles y estereotipos que construyen. La
categoría de género(s) atraviesa transversalmente las PPSS aunque no sean específicame nte
“de género”. Un ejemplo de ello son las prácticas clanedestinas e ilegales que conforman la
realidad de Mamá Cultiva podrían relacionarse a la lucha por la despenalización del aborto.
En su página de Facebook el día 12 de junio de 2018 subieron esta publicación:
La organización -siendo criticada por ello-, tomó postura frente a este debate como mujeres,
madres y cultivadoras que “conocemos en carne propia el daño que hace la clandestinidad ”.
Las corporalidades no sólo son violentadas en lo que respecta a tratamientos con cannabis
sino también mediante violencias ginecológicas, obstétricas y prohibición de la interrupc ió n
del embarazo. Relatan haber recibido agresiones como “son asesinas” tensionando las
significaciones morales y sociales atribuidas al rol materno y el cuidado. La supuesta
contradicción puede ser subsanada a través de una lupa feminista: ambas causas padecen las
violencias sociales, políticas y económicas de la clandestinidad que ejerce el Estado sobre
las corporalidades de lxs sujetxs y sus vidas (especialmente atravesadas por la pobreza y la
vulneración social).
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¿Empoderamiento? la transformación es colectiva
Mamá Cultiva Argentina demuestra cómo se pueden generar formas colectivas de
transformación. El estudio propuesto por Gargallo Celentani presenta un tipo de sujetx
distintx al individuo moderno occidental: que sólo puede constituirse como libre, cuando se
reconoce en lxs otrxs y lxs identifica como iguales (2014). Esta definición es útil para
repensar la construcción de nuevas identidades colectivas, disidentes a la lógica capitalista y
heterocis-patriarcal y organizadas por una demanda común: reivindicar el derecho a la salud
y a mejorar la calidad de vida de sus familiares. A partir de un reclamo inicial, pudieron
construir una identidad colectiva (y feminista) que lxs nucleó y permitió seguir
movilizándose y demandando diversas respuestas al Estado, posicionadxs ya como sujetxs
colectixs y articulando con otras causas sociales.
El término empoderamiento atraviesa la entrevista constantemente, como concepción
politizada donde un colectivo se organiza y moviliza por una “lucha definitivame nte
feminista”. Betancor nos permite analizar la ambigüedad del término (2011) y los conflictos
inherentes a la “pérdida” de poder de los grupos sociales: ¿quiénes “ganan” y quiénes
“pierden” el poder? Si entendemos el poder como relación social y no como algo que se tiene
o se pierde, complejizamos el análisis con sus diversas variables.
Reflexiones finales
Este análisis se centró en la creación de una PPSS desde el relato de una mujer, madre
y feminista cuya organización Mamá Cultiva Argentina deja entrever las necesidades, críticas
y propuestas de una organización social sobre la necesidad de regulación del cannabis
medicinal. Problematizamos, en clave feminista, bajo un enfoque de derechos humanos y
transversalizado por múltiples categorías (clase, etnia, género, entre otras) las violenc ias
hetero-cispatriarcales y capitalistas ejercidas sobre los cuerpos de la población destino de
esta PPSS.
Nuestras sociedades legitiman prácticas y condenan otras, regulando los procesos de vida y
muerte, sexualidad, corporalidad, y saberes contrahegemónicos que son expuestos a estrictos
controles y violencias estatales. Observamos una necesidad de elección sobre los
tratamientos médicos para diversas patologías y la relación entre problemáticas de salud y
violencias machistas que oprimen sexual y físicamente a las mujeres y disidencias, a la vez
que imponen estereotipos de género, mandatos y roles sociales.
Reivindicamos la potencia de la organización social y colectiva que posibilitan cambios
legislativos y nuevas PPSS, así como disputas simbólicas y éticas sobre prácticas sociales
contrahegemónicas que son arrojadas a la clandestinidad. La reglamentación de la Ley
implica un avance (respecto de los últimos años), sobre esta situación. El relato de Valeria
denunciaba las violencias institucionales mediante las cuales lxs jueces decidían sobre las
vidas y tratamientos y/o condenaban a prisión por cultivar. El Programa REPROCANN
garantiza la obtención del permiso de autocultivo con fines medicinales para toda persona
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que complete los requisitos (mucho menos restrictivos que al aprobarse la Ley). Esto no
significa ni un acceso irrestricto, ni la eliminación de las prohibiciones en el uso del Cannabis,
o las detenciones por cultivar y/o utilizar esta planta. Sabemos que los procesos y
transformaciones sociales llevan tiempo y no están exentos de tensiones, contradicciones y
retrocesos relacionados a coyunturas políticas-económicas. Valeria utiliza la palabra
“empoderamiento”, en tanto feminista y como madre que toma las riendas del tratamiento de
su hijo, sembrando semillas en su casa. Creemos necesario revisar este término,
problematizando los usos del lenguaje (¿qué significado tiene, a qué intereses sirve?) y
comprender que no se trata de “tener”, “ganar” o “quitar” poder; sino de relaciones de poder
interaccionando entre sí. Dejamos algunos interrogantes expuestos: ¿es empoderamie nto
feminista un discurso de “madre” como cuidadora? ¿Implica un empoderamiento si depende
del Estado la regulación y/o si se permite únicamente a ciertos laboratorios la producción de
Cannabis? Para concluir, vislumbramos la potencia transformadora que tiene la organizac ió n
colectiva y contrahegemónica del sistema patriarcal y capitalista y creemos que seguir
avanzando en la restitución y/o conquista de derechos va de la mano con llevar a los
feminismos a todos los espacios: problematizándolo todo y a todxs.
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Una reflexión metodológica en torno a los modos de intervenir/investigar
en políticas públicas con perspectiva de género(s): entre el libro, la
materia y el grupo de investigación
María Mercedes Palumbo. Docente de los Profesorados
Celina Vacca. Docente de los Profesorados
Resumen
Este capítulo se propone ofrecer una reflexión metodológica sobre los modos de
intervenir/investigar en torno a políticas públicas con perspectiva de género(s), aspecto que
recorre los distintos capítulos que componen este libro. Partimos de una preocupación por
las epistemologías y metodologías críticas en ciencias sociales en América Latina, que
discuten ciertos cánones positivistas sobre la “neutralidad” en la producción de conocimie nto
y la distancia entre sujeto y objeto. Con este marco, describimos a continuación una serie de
contribuciones que este modo particular de intervenir/investigar aporta a la tradición
investigativa de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA a partir de la construcción de un
entramado articulado entre este libro, la materia de la cual surge, y el grupo de investigac ió n
que nutre e interviene tanto en el libro como en la materia desde distintos roles. Allí
enfatizamos ciertos tránsitos referidos a la circulación de sujetos entre estas tres instanc ias,
así como su cariz pedagógico en tanto se aprenden formas de ser, estar y vincularse con otrxs
en la academia. En consonancia, aquí recuperamos la materialización de posicionamie ntos
metodológicos y epistemológicos críticos en las prácticas de investigación que estas
instancias reflejan.
Puntos de partida de este escrito
Los nueve capítulos que conforman este libro tienen varios puntos en común en cuanto
a cómo concebir el trabajo de investigación. Producidos por estudiantes de la materia “La
transversalidad de Género(s) en las Políticas Públicas” de la carrera de Trabajo Social de la
Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, expresan una apropiación de prácticas
metodológicas y posicionamientos epistemológicos planteados en la cátedra País Andrade.
El espacio pedagógico del aula se tradujo en esta compilación, que da cuenta de una postura
comprometida con lxs sujetos sociales y sus luchas, y de una mirada crítica sobre las políticas
públicas. En función de ello, en este escrito de cierre ofrecemos una serie de reflexio nes
metodológicas sobre los modos de intervenir/investigar en torno a políticas públicas con
perspectiva de género(s), que es el eje común que atraviesa los capítulos que componen este
libro.
Quienes escribimos este texto, somos docentes del Seminario de investigación sobre la
práctica docente correspondiente a los profesorados de Ciencia Política, Trabajo Social y
Relaciones del Trabajo de la misma Facultad. Ambas compartimos una preocupación por las
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epistemologías y metodologías que guían el quehacer investigativo en la producción de
conocimiento social en América Latina. Más específicamente, nuestro interés reside en
estudiar las formas de investigar que se posicionan desde perspectivas críticas, entendidas
como aquellas que cuestionan los cánones positivistas que postulan una ciencia “neutral”
marcada por la distancia entre lxs sujetos que conocen y los “objetos” investigados. En
contraposición a estos supuestos tradicionales, otras perspectivas ‒como la investigac ió n
acción participativa, la investigación militante, las metodologías decoloniales o
descolonizadoras, las investigaciones en colabor, la extensión crítica‒, otorgan centralidad al
compromiso
de quienes investigan,
estableciendo relaciones de proximidad,
retroalimentación y de coproducción con lxs sujetxs de estudio. En función de esta relación,
los objetivos de conocimiento se entrelazan con otros que buscan producir transformacio nes
sociales sobre la realidad estudiada desde posturas político- ideológicas (Palumbo y Vacca,
2020).
Ahora bien, a partir de la reflexión teórica y de nuestro recorrido como investigadoras
entendemos que estos posicionamientos críticos conllevan una serie de desafíos
metodológicos a la hora de su concreción práctica. Es por ello que propusimos un Proyecto
de Reconocimiento Institucional (PRI) titulado “Implicancias y desafíos del uso de
perspectivas epistemológicas y metodológicas críticas en Ciencias Sociales” (2020-2022),
con la intención de profundizar en los modos de investigar existentes en nuestra Facultad y
problematizar en torno a cómo llevar adelante proyectos de investigación desde lógicas de
trabajo participativas, situadas, interdisciplinarias y comprometidas, entre otros aspectos
críticos. Este interés parte del supuesto de que las perspectivas metodológicas y
epistemológicas críticas requieren ser analizadas y pensadas en acto y en continua
construcción; esto es, en el cotidiano del trabajo académico donde se despliegan
presupuestos, estrategias y vínculos entre sujetos.
Esta búsqueda nos llevó a vincularnos desde marzo de 2021 con el equipo de trabajo de la
cátedra País Andrade, más específicamente con el proyecto UBACyT “Discursos y prácticas
en/desde las Políticas
Públicas
en la Argentina
reciente.
Estudios
de
intervención/investigación con perspectiva de género(s) y feminismo(s)”. Desde una postura
sorora, amorosa y generosa, nos abrieron las puertas a participar como observadoras de sus
reuniones grupales, compartir reflexiones y escritos, y conocer la “cocina” de sus prácticas
de investigación y decisiones epistémico- metodológicas (Palumbo y Vacca, 2021a). Este
vínculo nutrió nuestro PRI, porque nos permitió analizar en acto y en proceso aquello que,
muchas veces, se postula desde la teoría: ¿qué significa investigar desde perspectivas
críticas? ¿qué aportan los feminismos y la perspectiva de género(s) a la producción de
conocimiento crítico en América Latina? ¿qué potencialidad supone la relación entre
investigación e intervención? ¿qué tipo de vínculos se construyen con lxs sujetxs de estudio
y con lxs compañerxs de trabajo?, entre muchas otras preguntas que nos interpelaron.
Así, luego de haber transitado espacios comunes durante un año y medio, llegamos a
participar de esta compilación. Uno de los aspectos salientes que observamos desde el
comienzo, y este libro también lo demuestra, es la importancia que este equipo de trabajo le
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otorga a los espacios formativos. En efecto, la primera presentación a la convocatoria de
proyectos UBACyT fue concebido de esa manera, a partir de la inquietud de un grupo de
estudiantes de la carrera de Trabajo Social, que quería seguir profundizando sobre temas
vinculados a la perspectiva de género. Asimismo, la propia lógica a partir de la que está
construido este libro, refiere directamente a ciertas prácticas de investigación interpeladas
desde una mirada pedagógica y política, que valida, resalta y acompaña las producciones de
estudiantes creadas al calor de las discusiones que tuvieron lugar en la materia y de las
experiencias e intereses de quienes escriben. Bajo esta línea de indagación, a continuac ió n,
enmarcamos esta compilación en la tradición investigativa de la Facultad de Ciencias
Sociales, para luego proceder a analizar las distintas instancias formativas que se entraman
en este libro, y cerrar con una serie de reflexiones finales.
Irrupciones críticas en la Facultad de Ciencias Sociales
Sobra decir que la tradición en investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de
la UBA es enormemente vasta y diversa, expresada en el trabajo de cátedras, grupos de
investigación acreditados (proyectos Ubacyt, de Reconocimiento Institucional o grupos
motorizados por las distintas carreras) y/o en equipos de los Institutos de Investigación. Las
influencias teórico-metodológicas que informan estos espacios son múltiples y han tenido
distintas improntas a lo largo del tiempo, de acuerdo a coyunturas, historias instituciona les,
trayectorias académicas de sus miembros, entre muchos otros aspectos. En el marco del PRI,
analizamos una base de datos de los proyectos de investigación Ubacyt del período 20162019 para relevar de forma cuantitativa los planteos epistemológicos y metodológicos
implicados en los mismos. Allí observamos el despliegue de una variedad de enfoques y
perspectivas, con un predominio de estrategias cualitativas en el desarrollo de anális is
teórico-conceptuales. Algunos de los hallazgos que consideramos más significativos remiten
a una presencia limitada de trabajos de investigación que se proponen vincularse con sujetos
determinados (individuales o colectivos) para la producción de conocimiento; así como a una
muy escasa presencia de proyectos que abrevan de epistemologías críticas latinoamerica nas
para enmarcar sus trabajos (Palumbo y Vacca, 2021b).
En función de este marco general sobre las prácticas de investigación de mayor peso en la
Facultad, la investigación/intervención con perspectiva de género(s) para analizar políticas
públicas emerge como una posibilidad crítica que precisamente recupera dos de los aspectos
que identificamos con menor presencia en el relevamiento: la centralidad del vínculo con
sujetos sociales en el trabajo de investigación, y la influencia de perspectivas como las
epistemologías del sur y las feministas. No es casual que la materia optativa de donde surge
este libro se inscriba en el marco del Trabajo Social, una carrera de menor tradición
investigativa en la Facultad en comparación de otras, como Sociología, pero que favorece la
reflexión desde contornos concretos ligados a espacios de intervención territorial. Es así
como en este libro nos encontramos con una variedad de técnicas de investigación basadas
en ciertas instancias en terreno, como son entrevistas a informantes clave de experienc ias
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significativas, encuestas online para sistematizar percepciones de actores sociales, anális is
de bibliografía y documentación crítica (principalmente normativas), y observaciones
participantes. Si bien su desarrollo es acotado en función del alcance de cada escrito, se
evidencia un fuerte anclaje en la realidad empírica que atraviesa e interpela a lxs autorxs de
cada trabajo.
En definitiva, los capítulos que conforman esta compilación van más allá de la revisión
bibliográfica de los textos nodales de la materia, ya que proponen un pensar situado -de
carácter teórico-empírico- en torno a casos de estudio específicos que interpelan a los
feminismos en la actualidad. Así, políticas públicas expresadas en normativas y/o programas
estatales son interrogados en tanto producen ciertas subjetividades y formas de identificac ió n
social que se encuentran en continua disputa. La mirada crítica sobre esta operatoria reconoce
actores activos en la resignificación de estas construcciones, y la importancia de correr los
márgenes de lo posible a partir de las experiencias de los sujetos subalternizados desde los
territorios. En consonancia, algunos trabajos recuperan una mirada federal, nacional y/o
local, de gran importancia para discutir el alcance de las políticas y de ciertos debates
públicos.
Las metodologías y epistemologías críticas en el entramado entre libro, materia y grupo
de investigación
La lectura atenta de los capítulos de este libro y nuestro tránsito como observadorasparticipantes en los encuentros mensuales de trabajo durante el año 2021 del grupo de
investigación asociado al equipo docente ya mencionado nos permite sostener la existenc ia
de un interesante entramado entre libro, materia y grupo de investigación que amerita su
lectura como la puesta en acto de metodologías y epistemologías críticas en Ciencias
Sociales. Encontramos que, en estas tres instancias, se anudan metodología de trabajo áulico
con metodología de investigación, así como propuestas pedagógicas en su sentido más
tradicional junto con la pedagogización de una forma particular de ser, estar y relacionarse
con otrxs en la academia.
En el caso de la materia optativa, observamos la presencia de las epistemologías y
metodologías críticas en la propuesta de trabajo con lxs estudiantxs. A este respecto,
destacamos el cariz interdisciplinario de la bibliografía seleccionada para integrar el
programa, que se replica también en las disciplinas de base del equipo docente y del
estudiantado destinatario que proviene de distintas carreras de nuestra Facultad. Esta
composición variopinta se observa en este libro en las presentaciones de lxs autorxs de sus
capítulos que actualmente son estudiantes o recientes graduadxs en Ciencia Política, Trabajo
Social, Ciencias de la Comunicación y Sociología, e inclusive Psicología. Al mismo tiempo,
las epistemologías feministas aparecen enfatizadas como contenido, posicionamie nto
epistémico-metodológico de partida y como lógica que se transversaliza en la dinámica de
trabajo de la materia. Esta presencia de las epistemologías feministas es posible rastrearla
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como uno de los núcleos comunes a los textos que integran este libro y que hacen a la
especificidad de un modo de aproximación a las políticas públicas con perspectiva de
género(s). Nos interesa señalar que estas epistemologías son parte del amplio arco de
abordajes críticos en Ciencias Sociales, en este caso al: (a) cuestionar la producción de
conocimiento androcéntrico desde una supuesta neutralidad y universalidad (Maffía, 2019);
(b) recuperar la condición situada del conocimiento (Haraway, 1991) en tanto el punto de
vista desde el cual se parte para aproximarse a una porción de la realidad se configura en
relación al contexto, la subjetividad y los posicionamientos ético-políticos de quien investiga;
y (c) desafiar una racionalidad científica dominante que otorga centralidad a la razón en
detrimento de la emoción, la sensibilidad y la experiencia.
En relación a estos aportes de las epistemologías feministas, la propuesta del trabajo en clase
en el marco de la materia se abordó como un “laboratorio” de experimentación pedagógica.
En su dictado anterior a la pandemia, dicha propuesta comprendió el uso de técnicas de
educación popular para la recuperación de saberes previos y la socialización de lo trabajado,
así como la salida de los muros universitarios para situar la clase en el cabildeo de la Ley de
Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). De este modo, algo del orden de lo
participativo, la acción y el tándem intervención/investigación que caracteriza las prácticas
del grupo de investigación emergen en la materia, el espacio áulico y las relaciones entre
equipo docente y estudiantes.
En este sentido, este libro compuesto por artículos escritos por estudiantes que cursaron la
materia en los distintos años en los que fue parte de la oferta de la carrera de Trabajo Social
conforma una continuación de esa búsqueda intensa por reversionar ámbitos que se
presentan, a menudo, como solidificados: el aula universitaria, la academia, el formato libro.
De allí que comprendemos el libro como una apuesta donde se juegan dos movimie ntos
implicados en esa reversión: por un lado, el alejamiento de las propuestas pedagógicas
tradicionales que fijan un oficio del estudiante universitario y un rol que ocupan en los
procesos de enseñanza y aprendizaje; por otro lado, la búsqueda por pedagogizar las lógicas
metodológicas de la academia en el sentido de difundirlas y hacerlas más accesibles para un
mayor número de personas.
En cuanto al primer aspecto, el libro conforma una propuesta que desplaza a lxs estudiantes
de su rol de oyentes, receptores y procesadores de información -aportada por sus docentes y
por la lectura de la bibliografía obligatoria-, y aprobadores de exámenes. A contramano, la
experiencia de participación en esta compilación les permite explorar un lugar de estudiante autorx mediante la producción escrita de un trabajo final, como instancia de evaluación de la
materia, y luego la posibilidad de volver sobre ese escrito presentado de un modo
acompañado -a partir de comentarios y sugerencias del equipo docente - para jerarquizar esa
producción en la forma capítulo de libro. De igual modo, también abre a explorar un lugar
de estudiante- investigadorx. Todos los capítulos explicitan la realización de trabajos de
campo empíricos que evidencian primeras experiencias de investigación como prerrequisito
para la elaboración de un escrito. Aunque con distinta profundidad, muestran una
preocupación común -en línea con los planteos de las perspectivas metodológicas y
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epistemológicas críticas- por los sujetos; en este caso, por los sujetos con los que las políticas
públicas seleccionadas se entraman (sea desde sus promotores en territorio o desde lxs
destinatarixs de las mismas). No es casual entonces la constante alusión a un abordaje
subjetivo de las políticas públicas, basado en las referencias a Shore (2010). Por lo tanto, el
descentramiento del oficio clásico de estudiante universitario tiene lugar en la intersecció n
entre producción escrita y familiarización con la investigación en una materia de grado a
partir de una construcción colectiva entre pares estudiantes con acompañamiento docente.
En cuanto al segundo aspecto relativo a la pedagogización de las lógicas metodológicas de
la academia, el relato de la cocina de la investigación del libro por parte de quienes
participaron activamente en su planeación aporta otras pistas respecto a la presencia de las
perspectivas críticas. Allí hallamos elementos como la articulación entre docencia e
investigación, que podemos leer en la clave de avanzar hacia la integralidad de las funcio nes
universitarias que plantea la extensión crítica (Tommasino, 2010; Tommasino y Rodríguez,
2010). Un aspecto adicional reside en la incorporación de estudiantes a la investigación y a
los espacios de publicación de resultados (capítulos de libro, artículos académicos,
ponencias) que entendemos conlleva darle voz y legitimidad a la mirada de quienes se
encuentran iniciando su formación en investigación. Por último, destacamos la
familiarización de investigadores en formación con mayor trayectoria académica (con título
de magíster o estudiantes de doctorado) que integran el grupo de investigación a la tarea de
evaluación de los capítulos de este libro que no solo es una muestra más de la integralidad de
las funciones sino también una apuesta por socializar a estxs investigadores en acciones que
luego se les serán exigidas como parte de sus carreras académicas, tal como volveremos a
continuación.
La tercera instancia que nutre y se entrama con la materia y el libro es el grupo de
investigación que se viene desarrollando desde el año 2013 en la órbita de la carrera de
Trabajo Social, y desde 2018 a partir de su presentación a sucesivas convocatorias de
acreditación y financiamiento de proyectos Ubacyt. En el libro Perspectiva de géneros.
Experiencias interdisciplinarias de intervención/investigación (País Andrade, 2018), que
reúne una serie de artículos en torno al modo de intervención/investigación con perspectiva
de género(s), se menciona explícitamente los puntos de partida epistémico- metodológicos :
la opción interdisciplinaria, expresada en los abordajes y la conformación del equipo, la
inscripción en los enfoques socio-antropológicos que traen el interés por la recuperación de
lxs sujetxs sociales, así como la mención a la Investigación-acción participativa en clave
latinoamericana.
Ahora bien, en nuestras observaciones-participaciones en las reuniones del grupo de
investigación, hemos podido documentar la puesta en acto de perspectivas metodológicas y
epistemológicas críticas. Entre los hallazgos que encontramos en la exploración por parte de
este grupo de otros modos de habitar la academia, nos resulta relevante mencionar la
configuración propuesta de la relación entre quienes investigan y sus sujetos de estudio en
términos de la producción de conocimiento que atienda a la situaciona lidad de todos los sujetos
involucrados y de la apuesta interdisciplinaria e intertextual que involucra el diálogo entre
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disciplinas académicas, tanto como la pluralización de las fuentes de producción del
conocimiento y la reinvención de formatos de comunicación, divulgación y escritura científica.
De igual modo, consideramos que esta puesta en acto refiere a una forma de grupalidad
académica signada por el trabajo con otrxs definido como una lógica democrática y de
cuidado de los vínculos a partir de un posicionamiento que reconoce a la afectividad y las
emociones de quienes investigan. Las dinámicas grupales en la formación de investigadores
operan como un escenario privilegiado para la construcción de formas democráticas que
interpelen las jerarquías académicas y las formas del ser investigadores. Entendemos que los
procesos de investigación también se ponen en juego en los vínculos y decisiones del quehacer
cotidiano con pares, colegas y también directorxs.
Si retornamos al entramado libro, materia y proyecto, la participación de integrantes del
grupo de investigación en la materia como parte del equipo docente, así como del libro como
evaluadorxs de los capítulos, favorece la socialización de un saber-hacer vinculado a la
preparación y dictado de clases, a la evaluación de trabajos científicos y a la tramitación del
ISBN de un libro. Este saber-hacer redunda, al mismo tiempo, en capital académico del que
se dispone y hace uso. Lo particular de este proceso radica en que ese protagonismo se
adquiere junto con otrxs y se asume explícitamente como un proceso formativo que es parte
de una metodología de investigación. A modo de ejemplo, la evaluación de los capítulos del
libro por parte de investigadores/as en formación se trabajó a partir de la confección y
socialización de una grilla que contenía los ítems a considerar en la lectura de los capítulos
y funcionaba como referencia en la asunción de la tarea. Así, esta articulación entre libro y
grupo permite la mencionada articulación entre docencia e investigación: de una parte, llevar
la impronta de los posicionamientos en torno a la investigación al armado de la propuesta
docente; de otra parte, en dirección inversa, utilizar estrategias de trabajo áulico para abordar
las tareas que el trabajo de investigación comprende.
Para finalizar, en el entramado entre estas tres instancias -libro, materia y grupo de
investigación- observamos una búsqueda activa por pedagogizar las metodologías y
epistemologías críticas. La producción de un equipo de docencia e investigación, y que
también transmuta en colectivo organizador de un libro, se transita desde y en la pertenencia
a una grupalidad que impulsa intencionalmente su cariz formativo y donde se construyen
relaciones que posibilitan compartir procesos, generar aprendizajes cuidados y aportarse
entre todxs. Es desde aquí que se moldean prácticas de investigación de estudiantes de la
materia, investigadores/as en formación del grupo de investigación y docentes con distinta
trayectoria.
Las posibilidades de esta pedagogización se basan, además, en los tránsitos de sujetos entre
libro, materia y grupo de investigación. Identificamos el tránsito de estudiante de una materia
optativa de grado a autorx de un libro, de estudiante de una materia a integrante del grupo de
investigación dado que algunxs de lxs autorxs de este libro actualmente son parte del
proyecto UBACyT, de integrante de grupo de investigación a docente de una materia de
grado, y de integrante de grupo de investigación a par ciego de un libro promovido en el
marco de una materia. En efecto, estos tránsitos son de sujetos que van circulando entre libro,
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materia y grupo de investigación, pero también involucran la asunción de las tareas
específicas que cada una de estas instancias compromete y que requieren procesos de
aprendizaje de nuevos saberes y roles que forjan el capital académico desde lógicas que
buscan reversionar el aula universitaria, la academia positivista y el libro de especialistas
consagrados.
Reflexiones finales
En este escrito de cierre sintetizamos una serie de aportes expresados en esta
compilación sobre las prácticas de investigación/intervención con perspectiva de género(s).
La lectura de los capítulos nos permitió inscribirlos en una reflexión más amplia que venimos
sosteniendo desde hace unos años con respecto a la actualidad y la potencia de las
perspectivas epistemológicas y metodológicas críticas en ciencias sociales.
Uno de los aspectos salientes que hemos identificado a partir del vínculo establecido con el
equipo de investigación vinculado a la cátedra País Andrade, es una concepción amplia de la
metodología que no sólo considera las estrategias de vinculación con lxs sujetxs de estudio
para la producción de datos, sino también el trabajo cotidiano del quehacer investigativo
signado por vínculos entre compañerxs y directorxs. En esa cotidianidad se ponen en juego
los espacios formativos de aquellos que se inician en la investigación.
En función de esa concepción, observamos que este libro se entrama articuladamente con las
prácticas del equipo de trabajo de la materia y del grupo de investigación. Desde una lógica
democrática y cuidadosa de los vínculos entre estudiantes, docentes, autorxs, evaluadorxs,
editorxs, etc. se habilitó la posibilidad de que un trabajo final se traduzca en un capítulo de
libro. Esa operación no es sólo un aprendizaje en sí mismo, sino también un acto generoso y
político que valida y jerarquiza los saberes de quienes se encuentran en procesos de
formación. Esta forma de transitar el devenir académico supone una irrupción crítica en
contextos en los cuales priman, a menudo, las producciones individuales de quienes ya se
encuentran insertos en ciertos resortes institucionales dedicados a la investigac ió n,
presuponiendo que la producción de conocimiento es un trabajo sólo de “expertos”.
En suma, la lectura de este libro nos permitió entramar sus aportes con prácticas que
identificamos en el marco del grupo de investigación y de la materia como una puesta en acto
de metodologías y epistemologías críticas. Así, el tránsito por estas instancias torna el espacio
áulico en un espacio de aprendizaje metodológico sobre cómo investigar; y, a la vez, resalta
una pedagogización de las lógicas metodológicas acercando a estudiantes en formac ión
prácticas académicas que no suelen estar a su alcance inmediato, como ser la publicación de
un capítulo de libro luego de un proceso de evaluación. Estas reflexiones nos permiten
reafirmar que el compromiso con la investigación crítica no sólo reside en la forma en que
se plantea el trabajo de campo con relación a lxs sujetos de estudio, sino que supone un
posicionamiento integral a la hora de tramitar un estar, un ser y un hacer en la academia en
vínculo con otrxs, que comprende estudiantes, compañerxs del grupo de investigac ió n,
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directorxs, y todxs aquellos que forman parte del trabajo de investigación, entendido como
una práctica eminentemente colectiva.
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CONOCIENDO A LAS AUTORAS
Agustina A. Rojas
Soy Licenciada en Ciencia Política y militante peronista. Hice la orientación en
Administración y Políticas Públicas y elegí cursar esta materia en mi último cuatrimestre de
carrera porque consideraba (y no me equivoqué) que podía brindarme más herramientas para
analizar y abordar las políticas públicas desde una perspectiva de género(s), así como también
enriquecerme de los aportes de les compañeres provenientes de otras disciplinas.
agus.a.rojas@gmail.com
Ig @aagus.rojas
Belén Mallaviabarrena
Soy estudiante de sociología y trabajadora estatal. Siempre estuve interesada en el
abordaje y diseño de las políticas públicas. Elegí esta asignatura para pensar políticas más
inclusivas y con perspectiva de género(s). Sin dudas este espacio me formó y me hizo conocer
compañeras y educadoras muy valiosas para mi formación.
belenmallavia@gmail.com
Twitter: @BelenMallavia
Camila Sampayo
Soy trabajadora social, astróloga y terapeuta menstrual, entre otras formaciones. Elegí
cursar la materia porque soy militante eco transfeminista desde mis espacios de trabajo y
acompañamiento a otrxs y sentí que al cursa iba a tener muchas más herramientas para poner
en práctica y enriquecer la mirada que tengo sobre los eco-transfeminismos, políticas
públicas e ideología en general.
camilabsampayo@hotmail.com
@camisampaa
@brujitadelmundo
Carolina Cuffaro
Licenciada en Trabajo Social y estudiante del profesorado de enseñanza media y
superior en Trabajo Social. La elección por cursar la materia parte por el interés de analizar
y comprender las políticas públicas, no solo desde un sentido económico, social y cultural,
sino que también desde su perspectiva de género(s). La comprensión integral de las políticas
públicas es fundamental para el trabajo social; permitirá llevar a cabo una intervención que
aborde la realidad social desde sus múltiples dimensiones y poner en cuestión lo construido
alrededor de una situación dada.
cuffarocarolina@gmail.com
https://www.facebook.com/Caro.cuffaro/
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Celina Vacca
Soy egresada de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), de la Carrera de Ciencia
Política. Luego de recibida realicé una maestría en Sociología de la Cultura y Anális is
Cultural en la UNSAM. En ese marco también me doctoré en Sociología con una beca de
CONICET, con una investigación sobre las trayectorias y representaciones de la población
indígena ranquel en la provincia de San Luis. Ese tránsito implicó un desafío metodológico
que me dejó múltiples aprendizajes e intereses sobre la importancia de producir conocimie nto
desde, con y para actores históricamente invisibilizados y subalternizados. Años después de
recibida, volví a la Facultad de Ciencias Sociales como docente del Profesorado, espacio que
me permite seguir formándome como docente-investigadora.
celinavacca@yahoo.com.ar
Clarisa Marina Prusso
Soy politóloga y desde muy chica he sido miembro de la Asociación Guías
Argentinas, un movimiento de mujeres para mujeres que me dio un primer espacio para
comenzar a preguntarme por el rol de las mismas en la sociedad. Encontré en mi carrera y en
esta materia en particular, distintas perspectivas teóricas para abordar la problemática de
género y herramientas para hacer tangible, a partir de la intervención con políticas públicas,
soluciones específicas que generen un cambio real.
claprusso@hotmail.com
Daiana B. Riquelme Riveros
Soy estudiante avanzada de Trabajo Social. Elegí cursar la materia considerando la
necesidad de reflexionar, repensar e incluir nuevos aportes en torno al análisis de las políticas
públicas a partir de la transversalización de la perspectiva de género(s), con el fin de
desplegar intervenciones sociales más inclusivas, igualitarias e integrales como parte del
ejercicio profesional.
riquelmedaiana97@gmail.com
@Daibriquelme
Daniela Maresca
Soy Psicóloga Social y estudiante avanzada de Trabajo Social. Elegí cursar la materia
ya que considero que la misma aporta herramientas fundamentales para la comprensión
crítica de las políticas públicas desde una perspectiva de género(s), lo cual es primordia l para
la intervención en lo social.
Déborah Jael Balero
Soy Lic. en Trabajo Social desde 2020. Actualmente trabajo en el área de Género,
Sociedad y Políticas Públicas de FLACSO Argentina y estudio allí la Maestría en Género,
Sociedad y Políticas Públicas. Durante mi último año de cursado, en 2018, encontré esta
materia dentro de las opciones electivas y no lo dudé. Cuando analizamos "género" en otras
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materias (en las pocas que lo toman) generalmente es en términos de violencias o identidades,
mientras que aquí el enfoque fue más allá: transversalizar el análisis a diversos campos y
problemáticas (no solo de y para mujeres y/o personas LGBTIQ+) y problematizar la
concepción e implementación de Políticas Públicas desde un enfoque de igualdad de géneros.
Creo que ha sido un aporte fundamental a mi carrera, a mi trabajo y a mi vida personal.
deborah.balero@gmail.com
@debb.j
Delfina Freidzon
Soy estudiante de Comunicación Social y transfeminista. Elegí esta materia por mi
interés personal por los estudios feministas, para enriquecer mi formación en políticas y
planificación con teorías que transversalicen la perspectiva de género(s). La cursada me
brindó herramientas para pensar y repensar las políticas públicas de manera crítica, así como
la práctica de lxs profesionalxs, aspectos fundamentales para ampliar derechos y mejorar la
de vida de todxs.
delfifreidzon@gmail.com
Instagram: @delfifreidzon
Florencia Alberto
Soy Licenciada en Ciencia Política y esta materia fue una de las primeras que cursé
del tramo de orientación. Cuando se habilitó el Circuito de Formación Feminista en nuestra
Facultad me pareció una excelente oportunidad para poder profundizar mi formación en una
de las áreas que más me interesa: los estudios de género. Esta materia fue clave para poder
entender cómo se aplica la perspectiva de género en la confección de políticas públicas y la
transversalización de esta perspectiva dentro del Estado. Quiero agradecer a la cátedra y a
todas las docentes por esta hermosa materia que disfruté muchísimo.
florencialber@gmail.com
Florencia García
Soy estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad de Buenos
Aires. Elegí cursar la materia para profundizar mis conocimientos sobre la temática y adquirir
herramientas para construir intervenciones profesionales desde un abordaje integral y con
perspectiva de género (s). Desde la materia se brindó un espacio que permitió la reflexió n
crítica, el intercambio y el debate sobre las políticas públicas y la importancia de pensarlas
desde la transversalidad de los géneros, desde el transfeminismo y la interseccionalidad,
como aspectos fundamentales para ampliar y garantizar los derechos de todxs.
Florenciagar1993@gmail.com
Instagram: @floruflorr
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Florencia Grimolizzi
Socióloga, lesbiana y militante peronista. Elegí cursar esta materia porque quería
profundizar mi conocimiento sobre políticas públicas transversalizadas por la perspectiva de
género. Entiendo que desde la gestión estatal pueden realizarse transformacio nes
fundamentales que impactan en la calidad de vida de todos, todas y todes.
flor.grimolizzi@gmail.com
@FlorGrimo
Guadalupe Gonçalves da Costa Lima
Trabajo en programas socioeducativos desde hace más de diez años y estoy
finalizando la licenciatura en sociología-UBA. La materia interpeló mi propia intervenc ió n
como trabajadora estatal y me dio herramientas para repensar la implementación de políticas
públicas con perspectiva de género(s). Al formar parte del CIRFFEM contribuyó a mi
formación académica y profesional desde un feminismo crítico.
guadalupedacostalima@gmail.com
FB e IG @guadalupegonçalves
Jennifer Calahorrano
Soy Licenciada en Ciencia Política, elegí la materia para comprender mejor cómo la
perspectiva de género en diferentes campos socio-políticos puede generar grandes cambios
en términos de inclusión y diversidad. Gracias a la cátedra por acompañarnos en este proceso
que llevo conmigo a todos los ámbitos posibles.
jenn_calahorrano@outlook.com
Maia Ayelén Aguirre Carlevaro
Soy Licenciada en Trabajo Social. Elegí cursar esta materia con el objetivo de poder
interiorizarme en la perspectiva de género(s) y, así, poder implementarla en mis futuras
intervenciones. Agradezco profundamente a la cátedra por acompañarme en la reflexió n
constante no solo a nivel profesional, sino también personal.
maiacarlevaro@hotmail.com
Instagram: @maicarlevaro
María Eva Fernández
Soy politóloga, actualmente me encuentro cursando el último año de la maestría en
Gobierno de la Universidad de Buenos Aires. Elegí cursar la materia porque me parecía
sumamente importante poder analizar las políticas públicas desde una perspectiva de género,
sería un aporte fundamental para la formación profesional que más materias de la carrera
tengan este tipo de abordajes que encontramos en esta cátedra.
ceciyeva@hotmail.com
@mariaevafernandez_
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María Mercedes Palumbo
Soy Doctora de la Universidad de Buenos Aires, del área de Ciencias de la Educación.
Magíster en Educación. Pedagogías críticas y Problemáticas socioeducativas (UBA).
Licenciada y Profesora en Ciencia Política (UBA). Como docente de materias metodológicas
en grado y posgrado e investigadora asistente del CONICET en vinculación con
organizaciones y movimientos del campo popular, me interpela la posibilidad de llevar
adelante y sistematizar desarrollos epistemológicos y metodológicos críticos en Ciencias
Sociales. Considero que estos modos otros de hacer ciencia social habilitan la producción de
un conocimiento pertinente y significativo para los actores sociales, además de conformar un
aporte a la investigación, docencia y extensión universitarias.
mer.palumbo@gmail.com
María Sol Pupo
Soy Licenciada en Ciencia Política (UBA). La coyuntura actual y el paso por FSOC
me abrieron camino en la militancia feminista, y a los fines y metas que el movimie nto
feminista tiene, creo fundamentales las herramientas teóricas y metodológicas que la materia
ofrecía. La materia permite repensar políticas públicas actuales y futuras con perspectiva de
género(s) que habilita la irrupción en la escena política de colectivos fundamentales.
mariasolpupo@gmail.com
@msolpupo
Marlene Bracht
Soy socióloga y periodista. Mi trabajo dentro del área de servicios públicos en barrios
populares y mi militancia feminista encontraron un correlato académico en la propuesta de
esta cátedra, en la que pude sumar herramientas teóricas y prácticas para pensar y re pensar
las políticas públicas desde una perspectiva de género(s) transversal. La experiencia de
cursada fue muy enriquecedora y estuvo guiada por un equipo docente que acompañó cada
paso en la construcción de este trabajo.
Melina Daniela Maffeo
Soy Licenciada en Trabajo Social y actualmente me desempeño como residente de
primer año en el subsistema público de salud de CABA. Cómo militante feminista, considero
que el transfeminismo y la interseccionalidad fueron, son y serán herramientas política teórico-metodológicas fundamentales para (re)pensarnos cómo profesionales y
principalmente cómo personas. Con este espíritu, elegí cursar esta materia, que sin lugar a
dudas brindó aportes de suma relevancia para transversalizar la perspectiva de los géneros a
mis prácticas cotidianas.
Mail m.danielamaffeo@gmail.com
Instagram: maffeomel_
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Milagros Martin
Licenciada en Trabajo Social y estudiante de la Maestría en Estudios y Políticas de
Género de la UNTREF. Analista profesional en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y
Diversidad de la Nación. Elegí cursar esta materia con el fin de incorporar herramientas y
conocimientos sobre el diseño e implementación de políticas públicas desde una perspectiva
de géneros, transfeminista e interseccional y así enriquecer mis intervenciones profesionales.
mili.martin94@gmail.com
Instagram: mili_martin
Nadia Magalí Arzubi
Soy Licenciada en Trabajo Social y desde hace 9 años trabajo en el ámbito público
con la población en situación de calle. Al momento de inscribirme en mi última materia, mi
intención fue profundizar y adquirir nuevo conocimiento acerca de la temática de género(s),
que me permitiera analizar las políticas públicas desde una nueva perspectiva. Elegí la
materia pensando principalmente en adquirir nuevas herramientas, que me permitiera n
abordar desde esta nueva perspectiva mi trabajo diario, para profundizar la intervención y las
discusiones que se dan al interior de las instituciones. Consideré que la cursada podría ser
muy enriquecedora, dada la participación de las cinco carreras de FSOC. Sin dudas, los
debates en torno al material propuesto por la cátedra aportaron mucho a mi formación.
arzubi.nm@gmail.com
Ig: @maga.arzubi
Nahir Agustina Caamaño
Soy estudiante de Ciencia Política. A lo largo de la carrera orienté mis estudios en las
siguientes líneas de investigación: el Estado y las Políticas Públicas; datos/macrodatos y la
variable de género; violencias. Esta propuesta me pareció increíble, no solo porque nos
permitió profundizar temáticas que difícilmente se encuentran en la oferta de Ciencia
Política, sino por un enfoque de enseñanza completamente distinto al que estamos
acostumbradas en el marco universitario: la cercanía y el involucramiento, algo que, a su vez,
me retrotrae a las experiencias de la militancia feminista.
nahircaamano@gmail.com
Ig: @nahircaamano
Nair Lara Paoletta
Luego de ver la oferta académica elegí, sin duda alguna, cursar esta materia por lo
que ofrecía como objetivos en su programa y lo interesante que me parecía la bibliografía de
la misma. Muchas veces uno cree saber cosas, pero al interiorizarse resulta ser que nos falta
mucho por saber y siempre es un poco más. Con esta materia aprendí eso, temas que uno
piensa tener incorporados cuando nos ponemos a reflexionar y leer todavía falta mucho por
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aprender. Me llevo un gran recuerdo de toda la cursada, la calidez de quienes nos enseñaron
y reflexionaron junto a nosotrxs cómo sus textos y temas.
laranpaoletta@gmail.com
https://www.instagram.com/laranpaoletta/
Paula R. Gallinoti
Estudiante avanzada de la Lic. en Trabajo Social. Elegí la materia porque buscaba
incorporar a mi formación herramientas que me permitan realizar una aproximación a las
políticas públicas y las situaciones problemáticas desde un enfoque de géneros, en un espacio
que resultó muy enriquecedor en la constante reflexión entre docentes y compañerxs de las
diversas Carreras de Grado.
gallinotipaula@gmail.com
Instagram: pau_rocio
Rocío Soledad Villarroel
Soy estudiante avanzada de Lic. en Sociología (UBA) y trabajadora estatal. Elegí
cursar la materia porque conjugaba dos temáticas que me interesaban, la perspectiva de
género y el estudio de las políticas públicas. Considero que la materia fue fundamental para
direccionar mi trayectoria académica y apropiarme de la carrera, y así mismo me brindó
herramientas para desempeñarme como investigadora en el ámbito estatal desde la
perspectiva de los feminismos populares.
villarroelrs@gmail.com
ig: rochivillarroel
Sol Morales
Soy politóloga y docente en formación. Siempre me sentí interpelada por el
movimiento feminista y las distintas corrientes de pensamiento que se desprenden del mismo,
es por ello que esta materia me convocó y potenció mi motivación de seguir formándome en
la temática. Estoy convencida de que sus objetivos y mirada transversal hicieron eco en cada
una de las estudiantes. Profundamente agradecida.
solmorales810@gmail.com
Yamila Fantoni
Soy estudiante de Lic. En Trabajo Social y me desempeño laboralmente en el ámbito
estatal. Decidí cursar esta materia para poder problematizar las políticas públicas desde una
perspectiva de género, con el fin de poder repensar las problemáticas sociales que interpela n
a la sociedad y la manera en que se le dan respuesta. Es fundamental incorporar la
transversalidad de género(s) a la intervención profesional y esta materia contribuyó a esa
construcción.
yamilafantoni@gmail.com
Instagram: @yamifantoni
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Equipo docente que dictó la Materia Optativa
Carolina Del Valle
Licenciada en Trabajo Social (FSOCUBA). Docente en la Carrera de Trabajo
Social (UBA). Investigadora en proyectos
UBACyT y PIG (FSOC-UBA). Residente de
Trabajo Social en Salud (CABA, 20152018). Trabajadora Social en el Centro de
Salud Nivel 1: CeSAC N°7 (CABA, 20192022). Asesora de la Dirección de
atención primaria de la salud (Municipio
Tres de Febrero,
PBA.). Correo
electrónico: carodelvalle.-@hotmail.com
Página | 90
Julieta Nebra
N. Elizabeth Vicente
Trabajadora Social por la Universidad de
Buenos Aires y Magister en Género,
Sociedad y Políticas por la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Doctora por la Facultad de Filosofía y
Letras en el área de Antropología y
becaria posdoctoral del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Forma parte de la colectiva de recreación
y educación feminista Chispa Indómita
creadora del primer juego a favor de la
legalización del aborto. Sus principales
líneas de trabajo son: Juventudes y
conflicto con la ley penal, Políticas
Sociales
y
Penales,
Género
y
Masculinidades y Cuestiones TeóricoMetodológicas del Trabajo Social. Correo
electrónico: julinebra@hotmail.com
Es feminista. Licenciada y Profesora en
Trabajo Social por la Facultad de Ciencias
Sociales (FCS) de la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Se desempeña
laboralmente en el Servicio Social de un
Hospital General de Agudos al sur de la
Ciudad de Buenos Aires. Fundadora del
Consultorio de salud integral para
personas de la comunidad LGBTTTIQ+ del
Hospital Argerich. Es docente adhonorem en la carrera de Trabajo Social
de la Facultad de Ciencias Sociales (FCSUBA) e investigadora UBACyT. Sus
principales líneas de trabajo son:
intervención profesional del trabajo
social, las políticas públicas en el campo
de la salud desde una perspectiva de
géneros,
diversidad
sexual
e
interculturalidad. Correo electrónico:
lizvicente2014@gmail.com
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Nazarena Alegre
Licenciada y profesora en enseñanza
Media y Superior de Trabajo Social (UBA).
Trabajadora en hospital público de la
Ciudad de Buenos Aires y ex residente de
salud. Líneas de trabajo: infancias, salud
y
género(s). Correo
electrónico:
nazarenalegre@gmail.com
Marcela A. País Andrade
Técnica Nacional en Recreación por el
Instituto de Tiempo Libre y Recreación del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires;
Licenciada y Profesora en Sociología por
la Facultad de Ciencias Sociales (FSOC)
de la Universidad de Buenos Aires (UBA);
Doctora en Filosofía y Letras, UBA, (Área
Antropología) y Posdoctora en Ciencias
Sociales de la FSOC-UBA. Trabaja como
investigadora adjunta en el Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET) y en el Instituto de
Ciencias Antropológicas, Facultad de
Filosofía y Letras (ICA-FFyL.). Es
profesora regular e investigadora en la
Carrera de Trabajo Social de la Facultad
de Ciencias Sociales (FSOC), UBA donde
dirige
diversos
proyectos
de
investigación. Da clase de grado y
posgrado en diferentes Universidades.
Sus temas de interés son: Política
Pública,
Gestión,
Cultura,
Géneros/feminismos, juventudes. Correo
electrónico: maky2007@gmail.com
Página | 92
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