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H o m e n a je a E lig io G a r c ía M á r q u e z (1 9 4 7 -2 0 0 1 ) A n n a - T e ls e J a g d m a n n * l ( U n iv e r s id a d d e L o s A n d e s ) Diario del hallazgo del mapa de Macondo B o g o tá D .C ., J 9 a 2 5 · d e s e p tie m b r e de 2003 ResumenvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Macondo topónimo literario o real, cualquiera que pueda ser la respuesta, ella está en el presente artículo, que se encarga de hacer presente uno de los lugares más famosos de la literatura colombiana y por qué no, de la literatura hispanoamericana. El encuentro de la autora relatado en forma de diario convierte el hecho mismo en otra perspectiva de la imaginación mezclada con realidad histórico-geográfica como mecanismo para revertir los origenes de Macondo desde la perspectiva de Eligio García Márquez. Palabras clave: Macondo, literatura colombiana, Gabriel García Márquez, mapa literario, memoria. AbstractsfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA D ai/y ofthe discovery ofthe m ap ofM acondo Santafe de B ogotá, 19 at Septem ber 25 2003 Macondo literary or real toponym, anyone that can be the answer, she article that not takes charge of'making present one ofthe most famous place s in the Colombian literature andreason ofthe Spanish American literature is presentIy. The author's encounter related in newspaper form transforms the same fact into another perspective ofthe blended imagination with historical- * Magíster en Literatura Latinoamericana de la Freie Universitat Berlín, Alemania. Candidataal Doctoradode la misma universidad.Profesora del Departamento de Lenguajes y Estudios Socioculturale de la Universidad de los Andes. 1 Quiero agradecer al Archivo General de la Universidad Nacional de Colombia por permitirla reproducción del mapa C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 10 vutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSR DEL HALLAZGO DEL MAPA DE MACONDO DIARlO geographicalreaiity as mechanism to revert the origins of Macondo from the perspective of EligioGarcíaMárquez. Key Words: Macondo, Colombian Literature, Gabriel García Márquez, Literary Map, Memory.fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 19 de septiem bre "Mi entendimiento se negó a creer lo que veía," decía hace un par de días el arqueólogo y descubridor Edgar Pusch, quien halló, ni más ni menos, que correspondencia del faraón RamsesTSRQPONMLKJIHGFEDCBA I I (1290-1224 a. C:). Encontró una carta en arcilla, escrita en el departamento de política exterior de la cancillería del faraón en el lenguaje de la diplomacia de entonces, el babilónico. La frase de Pusch acudió automáticamente a mi mente cuando esta tarde, revisando un arrume de mapas que nadie había mirado en el último medio siglo, encontré uno publicado el28 de marzo de 1928. Inicialmente pensé que se trataba de otro de los tantos planos urbanos qué ya había desempolvado. Pero en seguida me di cuenta que en este mapa, heliografía de un original trazado con tinta china, de 106 por 187 centímetros, levantado a escala 1:30.000, se lee con todas sus letras un nombre hoy mítico: Macondo. Cuando era niña, tuve un disco con E l libro de la selva de Kipling. La primera palabra que se oía en él era "India", en boca de Baghera. La pronunciaba con tal sonoridad, que siempre me fue imposible imaginar que un día no iba a ir allí. Las cosas sucedieron de otra im anera, y nunca he ido a la India. La gran- ia.<;cinaciónprovino - y la sigue ejerciendo- un increíble comienzo de novela, en donde se cuenta que M acondo w ar dam als ... - "Macondo era entonces ... " Visité la región de la Sierra Nevada de Santa Marta, la antigua región bananera de Ciénaga y Fundación. Llegué hasta Aracataca en busca de Macondo. Eligio García Márquez ha escrito y citado respecto a ese lugar: En Cien años de soledad, donde Macondo adquirió su más alta trascendenciay razón de ser, su máximo prestigio, se narra que el nombre fue escuchado en un sueño, el de José Arcadio Buendía, la misma noche en que "acamparon a la orilla de un río pedregoso cuyas aguas parecían un torrente de vidrio helado," luegode una larga travesía de más de dos años por la Sierra Nevada, huyéndole al fantasma de expresión triste de Prudencio Aguilar. "José Arcadio Buendía soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con casas de paredes de espejos. Preguntó qué ciudad era aquella, yle contestaron con un nombre que nunca había oído, que no tenia significado alguno, pero que tuvo en el sueño una resonancia sobrenatural: Macondo" (Eligio García Márquez 2001:327). y hoy, hace dos horas, he leído el nombre Macondo en un mapa. ¿Admito que se trata de un hallazgo sensacional para la lectura textual-contextual de la novela que marca la segunda parte del siglo xx, C ien años de soledad, así como U lysses marcó C uadernosde L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 11 ANNA-TELSE JAGDMANN la primera? Para asegurarme que no estaba iendo visiones, comenté la existenciade ese mapa en donde aparece un territorio con el nombre de Macondo que acababade encontrar, a la encargada del archivo. La respuesta de la bibliotecaria: "Ah! ¿Si?,"y continuó llenando un formulario. En todo caso creo que tiene que tratarse de la fmea que fuera de la familia Dávila García, comprada por lafedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJ U nited F ruit C om pany, a que se refiere Eligio García Márquez en su libro (2001:326). 20 de septiem bre (m ediodía) Según lo que puedo verificar, son dos los caminos de la literatura secundaria para definir, por un lado, la génesis de Macondo como lugar y, por otro, la genealogía del término "Macondo", como palabra no castellana. Jóvenes periodistas colombianos marcaron los derroteros para establecer la génesis de Macondo como localidad: "Macondo es la versión tropical de Yoknapatawpha," escribió Roberto (Bob) Prieto Sánchez ya apenas aparecida L a H ojarasca (E l H eraldo, Barranquilla, 14-vn-19SS). Por otra parte, Amado Blanco Castilla identificó diez años más tarde a Macondo con Aracataca. El periodista relata así el viaje que hace en un campero, junto a Gabriel García Márquez y Alvaro Cepeda Samudio: "Las dos horas de camino, con un sol ardiente y desesperante, se lograron sobrellevar por la conversación heterogenea que se desarro lló dentro del estre~ho espacio rodante. ( ... ) De pronto el vehículo se detuvo en la plaza de Macondo. Vinieron los abrazos y los saludos." Lo primero que habría dicho el escritor al llegar a Aracataca habría sido, según escribe Blanco Castilla: "Macondo está casi igual. Los almendros están todavía llenos de polvo" (1966). Prieto Sánchez está así al comienzo de la línea que hizo de García Márquez otro "faulkneriano," y de Macondo otro lugar ficticio, entre lo recordado y lo imaginario, por el estilo de Comala, la mítica (Juan Rulfo) y Santa María, la arruinada (Juan Carlos Onetti). Blanco Castilla, por su parte, encontró una larguísima línea de continuadores. El primero de ellos fue Ernesto Schoo en junio de 1967. En la revista Pnm era P lana de Buenos Aires, recién aparecida C ien años de soledad, Schoo hizo una diferencia que no hicieron otros críticos, como Angel Rama y Emir Rodrígez Monegal, aunque no había leído L a m ala hora: Macondo, la población donde transcurren, invariablemente, los relatos de Garcí~ Márquez (menos su obra más notoria hasta ahora, la novela corta El coronel no tiene quien le escriba) es, en realidad, su Aracataca nativa, igualmente apolillada por el calor y las lluvias, lentamente comida a mordiscos por las cienagas y la selva, fugazmente exaltada al lujo y la locura cuando la fiebre del banano, una especie de quimera del oro (el oro eran las bananas) que sopló sobre las zonas tropicales de América del Sur a principios del siglo (Rentería Mantilla(Ed.) 1979:13). 12 C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero - junio de 2003 (11-20) DlARlO DEL HALLAZGO DEL MAPA DE MACONDO El problema está en ese: "en realidad."fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 20 de septiem bre (noche) La historia del término Macondo la inició el lexicógrafo afroamericanista Germán de Granda con dos artículos sobre ese "fitónimo bantú" (de Granda 1971), resumido y complementado posteriormente (E l E spectador, Bogotá, 16-IV-1972). El término designa en bantú tanto un árbol poderoso, semejante a la ceiba, del que se hacen canoasTSRQP y vasijas, como a la mata y al fruto del plátano. Luego el escritor congelés Soni Labu Tansy señaló en una entrevista realizada durante la Frankfurter Buchmesse de 1983, que había sido el nombre de una etnia y actualmente servía de apellido a familias provenientes de territorios de lo que fuera el antiguo Congo explotado colonialmente por Bélgica. En un artículo titulado M acondo, lugar com ún, Jacques Gilard, el recopilador de parte de los escritos periodísticos de Gabriel García Márquez, resumió así en 1982 lo sabido dentro de la primera línea: Macondo fue y será (... ) el lugar único donde podía sembrarse, echar raíces y florecer la mitología propia de Gabriel García Márquez, (... ) Macondo tuvo que nacer en 1950, de un viaje a Aracataca. Esto lo ha contado tantas vec~s García Márquez que no hay más remedio que creéerselo, a pesar de que bien sabemos cuánto se complace en despistar a sus entrevistadores (Gilard 1982). La cuestión lexicográfica, a su vez, parecía resuelta en la línea -que inició de Granda Ahora bien, Carlos Fuentes tenía razón al preguntar en las "Allison Peers Lectures" de la University of Liverpool: "W hat does M acondoknow o/ itself? T hat is, w hat does M acondo know o/ its ow n creation? T he novel is a response to this question. In order to know , M acondo m ust tell itself all the 'real' history and all the 'ficticious' history ( ... )" (1980: 192-193). Las preocupaciones por la génesis del lugar y la genealogía del nombre fueron desplazadas con la transformación de C ien años de soledad, desde las obras de Grass, Rushdie, Kenzaburo, Aitmatow, Anne Tyler, Morrison y Eco a fmes de 1970 y comienzos de 1980, en punto de referencia clave de la literatura posmoderna y poscolonial, con lo que los orígenes faulknerianos -rnodemos- muy derriderianamente se dislocaron. Razón por la cual recibió el Premio Nobel en 1982 y por la que Carlos Rincón podía escribir que "los límites de Macondo dentro del mapa actual de las representaciones literarias en el mundo no son de tipo occidental" (1996:3). Pues con este poblado colindan otros surgidos de él o ~n relación con él: los creados por esos autores o por novelistas como Thomas Pynchon, Rachid Boudjedra y Arundati RoL Y desplazadas por la reafmnación hecha por el escritor acerca de Macondo como el nombre de una fmca leído en un letrero, más grande que el que se debió escribir contra el olvido de los nombres durante la peste del insomnio, a la entrada del pueblo, en C ien años de soledad. C uadernos de Literatura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 13 ANNA-TELSE JAGDMANN En el maravilloso Aracataca capítulo inicial de sus Memorias, en febrero precisó acerca de su viaje hasta de 1950: El tren hizo una parada en una estación sin pueblo, y poco después pasó frente a la única finca bananera del camino que tenía el nombre escrito en el portal: Macondo. Esta palabra me había llamado la atención desde los primeros viajes con mi abuelo, pero sólo de adulto descrubrí que me gustaba su resonancia poética. Nunca lo escuché a nadie ni me pregunté siquiera qué significaba (Gabriel García Márquez 2002:28). ¡Qué largo el camino para llegar hasta aquí, desde los tiempos de la historia latinoamericana, y los delirios soledad, hacían que Mario Vargas Llosa asociara en que la ignorancia que disparófedcbaZYXWVUTSRQP C ien años de interpetativos la paz de Neederlandia, al fmal de la de los Mil Días, con el A m adis de G aula! TSRQPONMLKJIHGFE Guerra colombiana . . 22 de septiem bre (m ediodía) La primera referencia que tuve hace años de Eligio García Márquez fue esta obser- vación: alguien dijo -hoy no sé quien fue- que Eligio era eso yeso bastaba, Eligio, Yiyo. Su hermano sonalcón mayor, en cambio, se llamaba "García Márquez." Eligio tuvolugar estaba terminando en ColoIllbla. estructura en un coctel en alguna embajada, supe que era el autor de una investigación tema que entonces jaba sobre m apas m entales de esa ciudad. Lamento lamento inmensamente haberlo escuchado me interesaba tantísimo inédita mucho, sobre la pues traba- haberle hablado mucho; poco. Porque el lector ideal de este diario es el autor de T ras las claves de Melquiades. soledad, aparecido en 2001. Y es él, precisamente libro, destinos m arcados, quien ha debido encontrar H istoria de C ien años de por eso de que hay, como dice en su ese mapa con el que me topé en la tarde del viernes pasado: Sí, la Aracataca de 1927, en la'que él nació y vivió hasta la edad de diez años, tenía una geografía y unas vivencias y culturas distintas. Estaba situada en tierras firmes y planas, al pie de la Sierra N evada, al oriente, y la Ciénaga Grande, la vasta extensión acuática que llegaba al mar, al extremo opuesto, hacia el norte. Había sido fundada en 1885 y elevada a municipio en 1915, pero sus orígenes se remontaban al remoto pasado de los aborígenes chimilas, de cuya lengua, o traducción de ella al castellano, provenía su nombre: Ara, 'rio de aguas claras', y cataca, cacique de la tribu. Durante las dos primeras décadas de este siglo, al igual que toda la costa Caribe colombiana ( y de toda Centroamérica), había . vivido una súbita y efímera bonanza bananera, promovida y asentada por la United Fruit Company, la compañía frutera norteamericana que la había transformado y moldeado físicamente a su antojo (Eligio García Márquez 2001 :207). 14 per- el pregrado en la Freie Universitat de Berlín y andaba documentándome Solamente urbana de Cartagena, precisamente Mi único encuentro en Santafé de Bogotá. Yo C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (lJ-20) DIARlO DEL HALLAZGO DEL MAPA DE MACONDO Sí: elfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA M ap ofrC olom bian D ivision fue levantado por encargo y para utilización de la U nited F ruit C om pany con sede en Boston, U.S.A., y publicado el28 de marzo de 1928. Sí: el general colombiano Carlos Cortés Vargas, Jefe civil y militar de la Provincia de Santa Marta; el mayor Enrique García y el resto de oficiales del ejército nacional de Colombia debieron emplear ese mapa menos de un año más tarde, para masacrar, reprimir y controlar a la población en la zona bananera. Sí: debo haberlo encontrado en lugar de él: el mapa es de Eligio García Márquez, "en realidad." 22 de septiem bre (noche) Empleé el día en un primer examen del mapa. Como de costumbre, primero lo rodeé y traté de imitar hacia el mapa la perspectiva que éste ejerce sobre "la realidad." Es decir, traté de mirarlo desde arriba. Descubrí que sus convenciones se orientan, lo cual es muy diciente, de acuerdo con tres temas: límites, medios de transporteTSRQPO y terrenos no utilizados. En cuanto a los límites, el mapa declara cuatro tipos, muchos para un mapa de escala 1:30.000 y un terreno representado relativamente pequeñode lado a lado-, el mapa no muestra una extensión mayor de 60 kilómetros: aparecen D istrict L ines (límites de distritos), F arm B oundaries (límites de fincas), F arm L ot L ines (límites de parcelas de fincas) y F ences (cercas). El mapa muestra, ~ntonces, las unidades administrativas de la U nited F ruit C om pany -distritos y fincas-, ,que eran organizadas en una jerarquía muy elaborada. Los límites mencionados estructuran el espacio representado y lo muestran como territorio de múltiples divisiones finas y regulares. En su lugar correspondiente de la jerarquía, los distritos, las fincas y las parcelas son todos del mismo tamaño. Esa jerarquía es interrumpida únicamente por los ríos, y aún estos, en muchos casos, coinciden con los límites de fincas y' distritos. Para cualquier usuario del mapa debe ser claro que estos distritos no hacen referencia a unidades de la administración territorial colombiana, sino a la administración interna de la compañía estadounidense. Lajerarquía de los distritos y fincas forma un retículo administrativo privado superpuesto al terreno tanto en su sentido físico como en sus divisiones administrativas estatales. Ambos aspectos quedan suprimidos en el mapa a favor de una estructurajerárquica excluyente concebida e implementada por la U nited F ruit C om pany exclusivamente. El segundo elemento, las comunicaciones, igualmente reciben un grado de atención muy alto para un terreno relativamente tan reducido: el mapa muestra el R ailroads and R am als (ferrocarriles y ramales), T ram w ay L ines (líneas de tranvía), y F oot paths, trails etc. (sendas, trochas, etc.), así como los terrenos que pertenecían al ferrocarril para la construcción de nuevos tramos (R ailroad R ight o/ W ay). Estas líneas atraviesan los distritos y sus subdivisiones como vetas, para sustituir la antigua metáfora de las venas del cuerpo de la geopolítica alemana, y aseguraban la circulación continua de peones y bananos. El tercer elemento se constituye por A bandoned C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 15 ANNA-TELSE JAGDMANN fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA L and (terrenos abandonados) y M arsh and sw am py land (terrenos cenagosos y pantanosos); el último incluye partes relativamente grandes del mapa, entre otras cosas, todo su centro, mientras las tierras abandonadas forman parte de las fincas. Las fincas, además, incluyen también superficies para usos secundarios, por ejemplo, "potreros" y w oodland (bosques). En otras palabras, dentro de su territorio, la U nited F ruit C om pany no deja espacios sin clasificar. Al nivel de estos tres temas centrales el mapa responde a un propósito definido: no al de "hacer la guerra" -para lo que de común y corriente sirvió la geografia-, sino al de ejercer "el dominio total." 23 de septiem bre Fuera de los tres temas definidos a partir de las convenciones que pude establecer en un primer acercamiento; en el M ap o/ C olom bian D ivision de la U nited F ruit C om pany aparece otra clase de superficies a partir de los límites de aquellas que ya posee la bananera, sin estar incluídos dentro de ellas legalmente. El símbolo empleado para los límites de las fincas no solamente delimita las fincas de la U nited, sino también fincas de propietarios colombianos, ya que dentro de algunas superficies definidas por estos límites aparecen nombres colombianos, que carecen de símbolo propio. Estas frncas se distinguen radicalmente de las de la U nited: no tienen jerarquía en su interior; ni son organizadas en distritos, su tamaño es variado, y se ubican en las márgenes 'de los distritos 'de la U nited F ruit C om pany. La representación cartográfica constituye esas superficies en elementos transitorios entre terrenos baldíos y terrenos de la U nited, no como terrenos de propietarios colombianos y norteamericanos: el único propietario posible es, en principio, la U nited F ruit C om pany. Una de estas fmcas colombianas fue comprada por la U nited "-U F . C o. P urchased from J. B. Calderón-," y varias otras son clasificadas como C ontracted y L eased. A pesar de que el mapa cuente la historia de las adquisiciones, lo decisivo cartograficamente es que la diferencia entre los límites de la U nited y los límites colombianos no es clara. Por un lado, los nombres de las fincas aparecen con la misma letra que las fincas de la U nited, mientras los nombres de los propietarios aparecen casi todos en letra mucho más pequeña, es decir, borrable. Entre los nombres también figuran los "Davila Bros." -Los hermanos Dávila-, los antiguos dueños de Macondo. Pero sobre todo, el mapa aplica los límites administrativos de la U nited a todas las fincas de la zona, también las colombianas, y de esta manera, visualmente se extienden más allá de las posesiones legales de la U nited F ruit C om pany, para incluir también los terrenos de los propietarios colombianos de la zona dentro de su administración territorial. De esta manera, en el mapa se inscribe el propósito de adquirir los otros lotes que en ese momento -marzo de 1928- solamente mostraban los nombres de sus futuros o antiguos dueños. El mapa es tan inclusivo que logra evocar la futura posesión de todo el terreno mostrado en el mapa usando sólo el pasado, el P archased, y sin embargo, 16 C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) DIARlO DEL HALLAZGO DEL MAPA DE MACONDO mediantesu retí ulo administrativo, ya los muestra todos como como posesiones de la compañía bananera. Aparece todavía otra categoría de superficies, losfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFE tracts tramos, que también se relacionan de manera ambigua con los terrenos en manos de la U nited, y que al parecerconstituían partes ya integradas a su administración, pero con funciones distintas a la producción del banano, como potenciales propiedades futuras. Tal es el caso del "La Loma T raet" (tramo de La Loma), situado en medio de una superficie denominada Sw am p (pantano), y delimitada en toda la circunferencia por un tranvía. Un estado más avanzado de esto proceso de integración lo constituye una parte del distritode Santa Ana: se trata de una superficie sin fmcas atravesada por caminos de distribución totalmente regular, incluso a través de los ríos, se trata, al parecer, de una fmca futura. La próxima edición del mapa hubiera debido mostrar el terreno de un presente uniforme y eterno en el cual toda la superficie del mapa estaría ocupado, especificado, enumerada y nombrada de acuerdo con el esquema de distritos y fincas, ya sin espacios en blanco: la carcel administrativa que organizaba peones y bananos, el "reino hermético de la zona bananera" (Gabriel García Márquez 2002: 24). 24 de septiem bre (m ediodía) Según se inscribe en el mapa, la C olom bian D ivision de la U nited F ruit C om pany, su enclave territorial, está constituido como una jerarquía. No aparecen "la ciudad prohibidade la compañía bananera" (Gabriel GarcíaMárquez 2002: 122), los pueblos de la zona bananera y las estaciones del ferrocarril. En otras palabras, la U nited F ruit C om pany borra tanto la población como la topografia del terreno para subsumirlas bajosu esquema administrativo. Esto, según anunciaba la adquisición del terreno del Señor Calderón, iba a ser la suerte de lo que quedaba de territorio independiente hacia las zonas marginales del terreno de la U nited. En este territorio, no puede haber personas,y es apenas consecuente que las pocas poblaciones y los pantanos aparecían fuera del territorio administrado por la U nited, y sobra decir que no estaban conectadasentre sí con un ferrocarril, sino mediante unos pocos caminos de dibujo borroso.Estas poblaciones eran tan insignificantes que algunas ni siquiera llevan símbolo,sino solamente su nombre, o que no llevan nombre, y solamente un símbolo. Todo lo que no pertenecía a la U nited queda suprimido, o casi suprimido, y así sucede inclusocon los ríos: aparecen solamente los tramos que atraviesan el terreno de la U nitedyTSRQPONMLKJIHGFEDCBA sus desembocaduras en la Ciénaga Grande, pero no los tramos que atraviesan terrenos baldíos. De manera que el mapa muestra dos territorios de distintos estadosde desarrollo: la zona bananera con su jerarquía rígida, y Colombia, casi desprovisto de elementos. Hacia arriba, simplemente se anuncia la "Sierra Nevada de SantaMarta," sin relieve, sin población, sin distritos: la montaña no hacía parte de la topografía colonizable para los propósitos de la U nited, tal vez también porque un terrenoquebrado es más dificil de transformar en un espacio plano y homogéneo que C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 17 ANNA-TELSE JAGDMANN un pantano. Con todo, más que a un territorio, el plano se parece a la planta de una fábrica, a una Metrópoli rodeada por el espacio estelar; de ahí la inicial asociación de las líneas con el plano de una ciudad.fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA 24 de septiem bre (noche) Hay algo decisivo legible en el mapa. Fuera de los temas mencionados, las convenciones apuntan hacia otra categoría de elementos, que incluyen E arth D ykes (diques), Main Irrigation C anals (principales canales de irrigación) y Main D rainage C anals (principales canales de drenaje), algunos reforzados a mano con colores. De modo que la U nited no solamente dominaba el terreno en un sentido administrativo, y lo transformaba más allá de las unidades administrativas estatales y la propiedad privada, sino que también lo dominaba y transformaba en un sentido fisico. La cuestión del imperialismo eco lógico aparece así claramente inscrita como designio y como realidad en el M ap o/ C olom bian D ivision. Así como la inclusión de las fmcas colombianas en el mapa apunta hacia su futura adquisición y conversión en parte de la C olom bian D ivision (División de Colombia), los canales de irrigación y drenaje apuntan hacia la conversión del pantano en plantación bananera encerrada. Los canales de irrigación se reforzaron a mano con tinta negra y fueron identificados con números de 1 a 15. Sin embargo, este último aspecto no es el rasgo constitutivo y singular del mapa, sino la rígida jerarquía organizacional que establece, y la cual se refleja en su repetición con otros medios. Fuera de que los distritos, fincas y parcelas aparecen en su jerarquía mediante el tamafio de las superficies y de la letra de sus nombres, en la parte izquierda inferior el mapa repite los nombres de distritos y fincas en un listado. Lo que el mapa, a pesar de la graduación según tamafio de superficies y letras, no podía mostrar como relación de dominación, por ubicar todos los elementos en el mismo plano, el listado lo muestra de manera explícita. Las parcelas, identificadas con números, por supuesto sobraron en esta afirmación de la jerarquía. Meras unidades de producción, se identificaron con el número en referencia a la respectiva finca, y de tal manera aparecen como intercambiables. 25 de septiem bre "Miles de forasteros [venían] de diferentes partes del país y del Caribe, y del mundo, hasta convertir a la región, y en especial a Aracataca, en bazar y crisol de razas, clases sociales y culturas, en una especie de pequeña y concentrada Babel, colmada de colonias extranjeras," escribe Eligio García Márquez, para contar enseguida cómo era esa Babel (2001 :208). ¿Qué pasa en el mapa con los nombres de los distritos y las fincas? Aunque no aparezca el pueblo, sí existe el A racataca D istrict. También los otros distritos aparecen designados según nombres locales: Río Frío, Sevilla, Santa Ana y Tucurinca. Las fincas, en cambio, en muchos casos llevan nombres ex-óticos: de países de América Latina, como Chile y Costa Rica, de topónimos de Colombia, como 18 C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) DIARIO DEL HALLAZGO DEL MAPA DE MACONDO AntioquiaOTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Villavicencio, y de ciudades de los Estados Unidos, como Indiana y Miami. Sinembargo, también llevan nombres de mujer españoles y nombres locales, como Carmen,Esperanza o Gabriela -nombres parecidos a los nombres de las fincas que se encontraban todavía en manos colombianas-o El mapa refleja, entonces, a través de los nombres, el proceso de adquisición de terrenos por lafedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJ U nited: es de conjeturar queprimero organizaron el terreno en distritos, sirviéndose de nombres locales, y que lasprimeras fincas establecidas eran antiguas fincas colombianas cuyos nombres se mantuvieron.En la medida que expandía a terrenos baldíos, la U nited empezó a usar nombres importados. Sin embargo, entre todos estos nombres aparece uno que no encajaen ninguna de las clases mencionadas. Es el del fitónimo bantú, el nombre secretodel banano, la etnia nomada y el apellido africano que hoy llevan periodistas y sociólogosconocidos intemacionalmente: una de las fincas del distrito de Tucurinca se llamaMacondo, y también aparece en el mapa, en el lugar que le corresponde de acuerdocon el listado, limitado en dos de sus cuatro costados por el Río Sevilla y por el tren. De manera que García Márquez lo vio muchas veces en su niñez, lo vio de nuevo en 1950, y recordó bien cuando escribió sus recuerdos de entonces en V ivir para contarla. Mi hallazgo del mapa que he encontrado para o por Eligio García Márquez merecuerda sin embargo, más bien, otra historia que cuenta el gran novelista norteamericanoWiIliam Kennedy en un reportaje antológico con Gabriel García Márquez: :,J. Un vendedor de coco en la plaza nos explicó que ya .nohabía un tranvía en Barcelonadesde hacía catorce o quince años. ¿Por qué, entonces, todavía los estabanmencionando espresamente en la literatura turística? El vendedor no supo decimos. En lugar de un tranvía, nos montamos en un autobús que nos llevaríaa la obra monumental de Gaudí. Nos instalamos en la parte trasera del autobúsy admiramos las mansiones y los edificios de apartamentos. A veces me . imaginabaque así debía haber sido la Quinta Avenida en sus momentos más' elegantesdel siglo diecienueve. Entonces le dije a Dana: 'Mira, ahí va un tran- _. .' . No me extrañó que no lo hubiese visto. Su movimiento había sido perpendicularal nuestro. Había cruzado en una intersección dos o tres manzanas atrás, de derecha a izquierda,visible por sólo un segundo, y entonces desapareció detrás de los edificios. .. - ¿Lostranvíastodavía caminan en Barcelona?,le pregunté a García Márquez. Él y su esposa contestaron que ya no había tranvías en Barcelona. Mercedesrecordóun funicular que iba a algún lugar. - Este era amarillo, les dije, y de diseño antiguo: - No, dijo ella, el funicular es azul. GarcíaMárquez llamó por teléfono a su agente, Carmen Ba1cells. - ¿Hay tranvías amarillos en Barcelona?, preguntó. Estoy en mi casa entrevistándomecon Kennedy y él vio un tranvía amarillo. C uadernos de L iteratura, B ogotá (C olom bia), 9 (17): enero -junio de 2003 (11-20) 19 ANNA-TELSE JAGDMANN Escuchó lo que decía su agente y luego nos dijo: Todos los tranvías eran amarillos en los viejos tiempos. Preguntó sobre el tranvía azul, pero Carmen le dijo que estaba fuera de la ciudad, ni remotamente cerca de donde habíamos estado. Unos minutos después, ella volvió a llamar para decir que hacía dos años hubo una ceremonia pública en que el último tranvía de Barcelona fue formalmente enterrado. ¿Qué había visto? No tenía la menor idea. - Para mí, dijo García Márquez, eso resulta completamente natural. (Kennedy 1977:58) Gilard quería hacer cómplices García Márquez] cuando escribía se complace (1982). El mapaTSRQPONMLKJIHGFEDCBA y dos observaciones de Eligio García Márquez "objetivos" [Gabriel a los lectores cuánto en despistar que "bien sabemos a sus entrevistadores" nos parecen no más sino más ilurninadores: Con el trascurrir de los años, las entrevistas con García Márquez aumentaron. Algunas no decían nada nuevo sobre la materia. Entre otras razones porque los periodistas le intentaban poner más de lo que él quería contar. Él les hablaba con el mismo mecanismo de creación poética con que había escrito su obra maestra. Y la grabadora y el entendimiento obtuso de los periodistas daban lástima (Eligio Garc:íaMárquez 200 1: 627). "," Bibliografía Blanco Castilla, Amado. "Diez horas cantando Vallenato."fedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFE E l T iem po, Bogotá, 19-ill-1966: 14. García Márquez, Eligio (2001). T ras las claves de Melquiades. H istoria de C ien años de soledad. Barcelona. García Márquez, Gabriel (2002). V ivir para contarla. Bogotá: Norma. De Granda, Germán. "Un afortunado fitónimo bantú: Macondo." T hesaurus, Bogotá, Vol. 26, 3/ 1971,p.485-494. Fuentes, Carlos. M yse/fw ith O thers. Selected E ssays. London, Toronto, 1988. Gilard, Jacques. "Macondo, lugar común" , (tiposcrito), x-1982. Kennedy, William. "The Yellow Trolley Car in Barcelona and Otber visions: A Profile of Gabriel García Márquez. A tlantic M onthly, 221/1977, p. 50-59 (Versión en castellano de Benjamin Torres Caballero). Rincón Carlos (1996). "Los límites de Macondo." C. Rincón, M apas y pliegues. E nsayos de cartografia cultural y de lectura del N eobarroco. Bogotá, p. 1- 68. Schoo, Ernesto (1987). "La gran novela de América." A. Rentería Mantilla (Ed.), G arcía M árquez habla de G arcía M árquez en 33 grandes reportajes. Bogotá, 1979, p. 11-16. Soni Tabou Tansi. "Interview . 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