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69 Acción política feminista en Colombia: Una pluralidad conflictiva1 Angélica Bernal Olarte2 Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) ORCID: 0000-0002-8068-2034 Theodora Stankova3 Investigadora independiente ORCID: 0009-0000-4121-9111 Artículo de reflexión derivado de investigación Recibido: 22-04-2022 - Aprobado: 24-06-2022 Resumen El artículo busca describir y analizar distintas expresiones de la lucha feminista contemporánea en el contexto colombiano. Lejos de ser un movimiento unívoco, el feminismo en Colombia ha encontrado diversas vías de expresión determinadas por las temáticas de interés propias de las organizaciones, por las regiones en las que tienen lugar, por las formas organizativas que han adquirido, rasgos que, puestos en conjunto han transformado al feminismo en un campo conflictivo y en permanente disputa. 1 Un reconocimiento especial a las feministas que apoyaron este trabajo con sus saberes y opiniones; asimismo, a Claudia Ortiz por su invaluable apoyo en la sistematización de la información empírica recolectada. 2 Politóloga y magíster en Estudios Políticos de la Universidad Nacional de Colombia, Doctora en Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona y profesora de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP). Correo: angelicaf.bernal@esap.edu.co 3 Filóloga de la Universidad de Sofía, magister en Ciudadanía y DDHH de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano e investigadora independiente. Correo: theodora.stankova@gmail.com Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 70 Palabras clave: Feminismos, Colombia, mujeres, política, movimiento social, interseccionalidad. Feminist political action in Colombia: A conflictive plurality Abstract This article seeks to describe and analyze different expressions of the contemporary feminist struggle in the Colombian context. Far from being a univocal movement, feminism in Colombia has found diverse ways of expression determined by the issues of interest of the organizations, by the regions in which they take place, by the organizational forms they have acquired, features that, taken together, have transformed feminism into a conflictive field in permanent dispute. Key words: Feminisms, Colombia, women, politics, social movement, intersectionality. Ação política feminista na Colômbia: Uma pluralidade conflitante Resumo Este artigo busca descrever e analisar diferentes expressões da luta feminista contemporânea no contexto colombiano. Longe de ser um movimento unívoco, o feminismo na Colômbia encontrou diversas formas de expressão, determinadas pelas questões de interesse das próprias organizações, pelas regiões em que ocorrem, pelas formas organizacionais que adquiriram, características que, em conjunto, transformaram o feminismo em um campo conflituoso em permanente disputa. Palavras-chave: Feminismos, Colômbia, mulheres, política, movimento social, interseccionalidade. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 71 Introducción La historia reciente de Colombia difícilmente puede ser caracterizada mediante un adjetivo: aquí conviven el horror de la guerra, la desesperanza política, la desigualdad social y económica, pero también, la acción colectiva y valiente de las víctimas de la guerra que se resisten a callar y buscan justicia, voces críticas que no han cedido al miedo y han buscado detener un conflicto interno armado que en su actual etapa supera las cinco décadas y ha dejado millones de víctimas. Colombia es un país contradictorio y difícil de leer y ello se refleja en la complejidad de las dinámicas sociales que rara vez se pueden interpretar con las usuales herramientas analíticas de las ciencias sociales. El feminismo colombiano no es ajeno a esa conflictividad social y hace parte de esas dinámicas en las que conviven la tradición y la vanguardia, la cooptación y la resistencia; la lucha política, el miedo y la diferencia. Es reflejo del contexto social, político y económico en el que surge. Este movimiento político no se puede nombrar en singular como feminismo, sino que necesariamente debe ser reconocido en su pluralidad, en sus múltiples expresiones, estrategias y prioridades temáticas. A lo largo del texto se buscará explorar en varias direcciones dicha pluralidad para describir las particularidades que hacen del feminismo un movimiento social con múltiples dimensiones, actoras, estrategias y objetivos. La categoría feminismos hace referencia al conjunto de personas, grupos, organizaciones y acciones colectivas que consideran que la desigualdad histórica que han enfrentado las mujeres es producto de una injusticia política que puede ser transformada y, de hecho lo ha sido, especialmente en los ámbitos legales formales. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 72 Ese conjunto no se caracteriza por la unidad ni en objetivos, agentes, estrategias políticas o escenarios de actuación, por el contrario, se caracteriza por el conflicto que causan las diferencias y las desigualdades entre las mujeres y los objetivos por los que propugnan, así como los recursos que usan en sus luchas. Hoy en día en Colombia las diversas expresiones del feminismo provienen de conflictos que tuvieron lugar en el marco de la llamada segunda ola en un periodo histórico que comprende desde mediados de los años setenta (1975) hasta el año 2011 cuando se realiza el XII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) en Bogotá. En ese periodo se pueden hacer subdivisiones, pero aquí basta decir que desde los primeros años de ese lapso de tiempo el feminismo colombiano parecía adoptar ciertos rasgos característicos que lo acompañan hasta la actualidad. Con este objetivo central de nombrar y debatir las diferencias políticas al interior del feminismo, se recogieron voces, puntos de vista y trayectorias de activistas y académicas feministas colombianas y latinoamericanas que viven en el país y que han hecho parte y alimentado los debates políticos feministas en Colombia. Antecedentes: La segunda ola en Colombia En Colombia como en la mayor parte de América Latina, los feminismos de la segunda ola se alimentaron de la experiencia política de las mujeres provenientes de partidos de izquierda y de movimientos sindicales, pero también de quienes procedían de la academia. Muchas de ellas no podían expresar sus reclamos como “mujeres” allí y decidieron desarrollar otras formas de expresión política que les permitiera juntarse con otras, sin la estrechez de las estructuras partidarias jerárquicas, que reproducían el orden masculino hegemónico. En Colombia algunas de ellas buscaron estar en los dos Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 73 escenarios, no se desvincularon del partido y militaban en organizaciones feministas. Este es el antecedente de lo que serán los feminismos de los años 80, 90 y el comienzo del nuevo siglo. Los trabajos que han reconstruido el camino feminista en América Latina y en Colombia son múltiples y muy relevantes. Trabajos como los de Yuderkys Espinosa (2010, 2012), Ochy Curiel (2008), Lola Luna (1994), Francesca Gargallo (2004), Doris Lamus Canavate (2010, 2012), Diana Gómez (2011), María Emma Wills (2007), María Cristina Suaza (2008) entre otras, han caracterizado al feminismo de acuerdo con tipologías, periodos de tiempo, tipo de objetivos de lucha y estrategias políticas. Como punto de partida se toma el trabajo de María Cristina Suaza Soñé que soñaba: una crónica del movimiento feminista en Colombia de 1975 a 1982 que describe los orígenes de algunos de los rasgos políticos más predominantes del feminismo colombiano, heredados del I EFLAC celebrado en 1981 en Bogotá. Por otra parte, Lamus (2010) analiza el periodo de 1975 a 2005 en un rico y profundo estudio acerca de las expresiones feministas de carácter nacional así como algunas expresiones de carácter local. Gómez y Wills (2006) analizan casi el mismo periodo 1970 a 2005 y proponen una periodización de la segunda ola del feminismo en Colombia. Estas divisiones temporales cobran un sentido en tanto permiten observar las dinámicas políticas, las estrategias y los objetivos que fueron tomando cursos diferentes debido a las rupturas y conflictos. En todo caso, la preparación y el desarrollo del I EFLAC celebrado en Bogotá se consideran un hito histórico para el feminismo en Colombia, pero también en Latinoamérica por su valor simbólico como Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 74 punto de iniciación de los encuentros y desencuentros entre feministas de la región por más de 30 años. Desde muy temprano fue posible identificar algunas de las vertientes feministas posteriores: las que optaron por afirmar su autonomía frente al Estado y los partidos políticos, incluidos los de izquierda, con un ánimo de construir nuevas formas de acción política, retando lo establecido incluso desde sus vidas personales; y las que decidieron que podían seguir con la causa feminista dentro de los partidos o el Estado. Cuando se hace mención a la categoría autonomía en este texto, se hace referencia a la opción política de construir de manera independiente las formas organizativas, las estrategias de acción, las agendas políticas y la financiación de las acciones colectivas. No se refiere a una autodeterminación individual en los términos de la teoría liberal clásica, sino a la decisión política de tomar distancia de lo que se consideran las estructuras jerárquicas de opresión que han mantenido a las mujeres y otros grupos sociales en condiciones de desigualdad y explotación tales como el Estado, los partidos políticos, las organizaciones internacionales, entre otros. Esta tensión no es exclusiva del caso colombiano sino que, como lo señala Espinosa, el feminismo en América Latina ha enfrentado, por un lado, a algunas feministas que veían como un desarrollo “natural” llevar la luc a política a la política institucional y con ello al Estado, y otras que tomaron la línea opuesta de no reconocerlo como interlocutor válido ni a la política institucional como escenario de lucha dado su carácter patriarcal. Sobre las primeras Espinosa afirma: Contra todo pronóstico y a nombre de “las mujeres” el feminismo ganó su espacio en las instituciones, aprendió la lengua de los aparatos estatales y supraestatales, puso en agenda reivindicaciones puntuales y desarrolló su propia tecnocracia experta. Las Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 75 beneficiarias de las políticas hacia las mujeres –mujeres blancas-mestizas, profesionales, heterosexuales de clase media y alta–, auguraron un mejor futuro para todas.4 La contraparte de la autonomía en este campo de sentido es la idea de institucionalización que de acuerdo con Lamus es la Organización creciente, regulación, formalización, la burocratización, especialización del discurso y, por tanto, la existencia de un conjunto de estructuras, instancias, a escala global, nacional y local, que definirá las reglas de juego dentro de las cuales las demandas de las mujeres circularán. Si bien este proceso va a permitir la internacionalización del movimiento y la intensificación de las relaciones entre las mujeres en el mundo, la institucionalización alentará e implicará nuevos y antiguos desequilibrios en las relaciones de poder entre las mujeres organizadas y profesionalizadas.5 Para algunas autoras este proceso inicia en el año 1975 cuando se declaró el Año Internacional de la Mujer en el marco de la conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en México, cuando se proclamó el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz. Se realizaron también las conferencias mundiales en Copenhague (1980), Nairobi (1985) y Beijing (1995). Esta última, referente para la agenda de igualdad de género, mediante su Declaración y Plataforma de Acción impulsó una serie de objetivos estratégicos y medidas para el logro de la igualdad de género6, entre las que se puede destacar el de crear oficinas de la mujer en los gobiernos. 4 Espinosa, Y. Los desafíos de las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano en el contexto actual. En M. Daza, R. Hoetmer y V. Vargas (eds.). Crisis y movimientos sociales en nuestra América: cuerpos, territorios e imaginarios en disputa. Lima: Programa Democracia y Transformación Global, 2012, Pág. 3. 5 Lamus, D. De la subversión a la inclusión: Movimientos de mujeres de la segunda ola en Colombia, 1975-2005. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2010, Págs. 64-65. 6 ONU Mujeres. Conferencias mundiales sobre la mujer. http://www.unwomen.org/es/how-wework/intergovernmental-support/world-conferences-on-women [Fecha consulta: 4 de febrero 2023]. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 76 Este proceso coincide con los esfuerzos locales por lograr una salida al conflicto armado que a la altura de los años noventa había cobrado ya innumerables víctimas en una coyuntura de escalada de la guerra alimentada por los dineros del narcotráfico que permearon la vida política, social y económica del país. En dicho contexto el proceso de paz con varias guerrillas, entre ellas el M19, terminó en la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que formuló la Constitución de 1991. Diferentes expresiones del feminismo buscaron incidir de una manera articulada para lograr la elección de mujeres como constituyentes, influir en la redacción del texto de la nueva constitución y hacerse visibles como actoras políticas y movimiento social. Los logros centrales tuvieron que ver con la formulación de varios artículos que establecen el reconocimiento de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la prohibición de la discriminación por razones de sexo que fueron incluidos en la Carta Política. Ello, sin embargo, se logró con profundos costos en términos de rupturas que tuvieron que ver con la imposibilidad de lograr un acuerdo para presentar una lista única de feministas para competir en la elección de constituyentes, la pluralidad de prioridades de acuerdo con objetivos políticos, las estrategias de incidencia e incluso las diferencias regionales y el señalamiento de un posible centralismo del feminismo bogotano. A esta coyuntura crítica le siguió una notable proliferación de iniciativas mucho más cercanas al Estado y a la cooperación internacional. El gobierno nacional y varios gobiernos locales recogieron lo estipulado en la Constitución y en los compromisos de Beijing y abrieron oficinas de asuntos de la mujer que se extendieron a lo largo de la década de los noventa, algunas de las cuales perviven hasta el día de hoy. En palabras de Lamus, “en este proceso el discurso inicial pierde beligerancia y radicalidad y queda Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 77 inscrito en el proyecto democrático liberal, al parecer el único disponible para articular las diversas formas de resistencia a la subordinación”7. La responsabilidad en la transformación de las condiciones de desigualdad de las mujeres se trasladó al Estado que cooptó no solamente algunas de las reivindicaciones feministas, especialmente la incorporación de las mujeres urbanas, blancas y de clases medias a la educación y el mercado de trabajo, sino que dejó sin liderazgos a los grupos, ya que sus principales figuras fueron contratadas. Desde luego el reconocimiento de derechos básicos a las mujeres han implicado que el Estado asuma la responsabilidad de tomar medidas de acción afirmativa, sin embargo, esto en primer lugar, no benefició a grandes masas de mujeres cuyas problemáticas no se vinculan únicamente a su condición de mujeres, sino que tienen que ver con el racismo estructural, la desigualdad económica, entre otros aspectos; y en segundo lugar, se señala lo contradictorio que resultaba buscar transformar un sistema injusto precisamente desde la estructura creada para reproducirlo. El proceso de institucionalización no solo tuvo como escenario crítico al Estado sino también a la cooperación internacional en tanto muchos de sus recursos se destinaron al apoyo de iniciativas académicas y sociales para desarrollar proyectos “con enfoque de género”. En ese sentido, las académicas feministas jugaron un rol puesto que, desde su lugar, en particular en centros como la Universidad Nacional, lograron abrir un centro de estudios específicos para los asuntos de género, muy vinculado al tema del “desarrollo”. En ese marco surge el Grupo Mujer y Sociedad que, mediante diversas actividades, pero sobre todo con su revista En Otras Palabras, alimentó 7 Lamus, D. De la subversión a la inclusión: Movimientos de mujeres de la segunda ola en Colombia, 1975-2005. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2010, Pág. 9. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 78 muchos de los debates feministas durante aproximadamente dos décadas. Algunos de sus esfuerzos se encaminaron a demostrar el carácter científico de su trabajo, a partir de la adopción de la categoría género y su uso en proyectos de investigación, de desarrollo y, en general, en las políticas públicas. Esta tendencia no fue exclusiva de Colombia ya que en otros países los estudios de género tuvieron un desarrollo similar al provenir de la financiación de la cooperación internacional. Ello no sin críticas constantes de parte de otros sectores que denunciaban la pérdida de fuerza política de las reivindicaciones, ya que la adopción de la categoría género implicó una pérdida de radicalidad y, en cierto sentido, la cooptación de las banderas de lucha. Por otro lado, se promovió por parte de la cooperación el surgimiento de múltiples ONGs que competían por los fondos de financiación, con lo que se profesionalizó el activismo y se copó el campo de acción política. En palabras de Lamus, las ONGs son un “aparato burocrático-administrativo, generalmente con cuadros profesionales muy calificados, terminaron confundiéndose con la “sociedad civil”, y los propios movimientos sociales, invadidos por el fenómeno de la ONGización, abandonaron su sentido crítico, reivindicativo, demandante, y “privatizaron” el movimiento”8. El problema no se limitaba a recibir recursos de actores tan señalados como la cooperación estadounidense o europea, que en cierto sentido buscaban ocultar su injerencia en la política interna de los países, sino incluso que las agendas eran impuestas por los financiadores a las ONGs a cambio de recibir sus recursos con lo cual se priorizaban temáticas en ocasiones ajenas al contexto colombiano. En este clima y 8 Lamus, D. De la subversión a la inclusión: Movimientos de mujeres de la segunda ola en Colombia, 1975-2005. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2010, Pág. 75. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 79 de manera paralela surgieron una gran diversidad de organizaciones grupos e iniciativas que se reconocían como feministas tales como la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM); la Red de Derechos Sexuales y Reproductivos, y la Red Mujer y Hábitat; y se mantenían con fuerza otras organizaciones como la Red Nacional de Mujeres, La Ruta Pacífica de las Mujeres, la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas e Indígenas de Colombia (ANMUCIC), la corporación Casa de la Mujer y la Fundación de Apoyo Comunitario (FUNDAC) en Bogotá; Centro de Atención para la Mujer y la Infancia (CAMI) de Cali, la Organización Femenina Popular (OFP), de Barrancabermeja, la Fundación Mujer y Futuro de Bucaramanga, entre muchas otras. Asimismo, surgen iniciativas de mujeres organizadas por la búsqueda de la paz, en primer lugar, ante el recrudecimiento de la guerra fruto de la ruptura del proceso de paz (2002) entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); en segundo lugar, frente a la escalada bélica que supuso el plan estadounidense para fortalecer la acción del Estado colombiano en la guerra contra el narcotráfico (Plan Colombia) que sirvió para fortalecer la estrategia contrainsurgente y generó una creciente violación de derechos humanos por parte de las fuerzas del Estado, así como las innumerables infracciones al derecho internacional humanitario tanto por las guerrillas y los paramilitares. Finalmente, la llegada al poder en el año 2002 de Álvaro Uribe, quien explicaba la compleja situación del país como un problema de terrorismo y narcotráfico, alejó aún más las posibilidades de detener la confrontación armada. La acción de las organizaciones feministas en su conjunto logró hacer visibles las innumerables afectaciones que el conflicto armado en la vida de las mujeres y sus Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 80 familias tales como el desplazamiento forzado, la militarización de la vida cotidiana, el control sobre la vida privada y pública de las mujeres, la esterilización y el aborto forzados, la violencia sexual como estrategia de control territorial, la tortura y la desaparición forzada entre otras situaciones que hacían aún más difícil la situación de las mujeres negras, afrodescendientes, indígenas, campesinas, pobres, lesbianas y transgeneristas. Las mujeres como víctimas directas o indirectas, como madres o familiares de víctimas, como activistas políticas y como parte de la sociedad clamaron por la negociación de una salida política y negociada al conflicto armado. Es posible destacar por lo menos cinco grandes iniciativas de mujeres que buscaban aportar en la construcción de la paz: La Red Nacional de Mujeres (1991), la Organización Femenina Popular (1972), la Ruta Pacífica de las Mujeres (1995), la Mesa Nacional de Concertación de Mujeres (2000) e Iniciativa de Mujeres por la Paz (2001). Estos grupos se diferenciaron según sus formas de entender la construcción de la paz. Algunas reivindicaban el pacifismo como estrategia política, otras priorizaban superar el conflicto social y económico; y finalmente, algunas de ellas quisieron participar en la negociación entre el gobierno de Uribe (2002-2010) y los paramilitares. Más que diferencias políticas estas cuestiones se convirtieron en hondos conflictos que obstaculizaron los esfuerzos de acción conjunta, a excepción tal vez de la realización en 25 de julio de 2002 de la llamada “gran marc a de mujeres por la paz” que llevó a miles de mujeres de todo el país a las calles bogotanas, para exigir un acuerdo de paz entre los actores en conflicto. Un último factor de debate en el feminismo colombiano se ha dado alrededor del sujeto de lucha del feminismo. La mujer, como categoría política, se pensaba como un Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 81 otro homogéneo y opuesto al sujeto hombre; como un sujeto ahistórico e idéntico, paradójicamente tal como el discurso patriarcal había representado a las mujeres a lo largo de la istoria occidental. Para Espinosa, “las denuncias acerca de los privilegios de las mujeres blancas de clase media y heterosexuales fueron formuladas intermitentemente desde mediados de los 80 por feminismo latinoamericano y caribeño comprometido con los sectores populares”9. En síntesis, cuestionaban al inexistente sujeto mujer poniendo en evidencia las diferencias y profundas desigualdades existentes entre mujeres dada la existencia de opresiones vinculadas al racismo, al clasismo y al heterosexismo. Las feministas acogieron la lucha basada en la identidad como si el ser mujer fuera algo dado fuera del régimen político. De nuevo paradójicamente, estos feminismos reprodujeron lo que en principio querían cuestionar: la biologización y naturalización de la diferencia sexo-genérica. Mujeres negras, indígenas, pobres, no heterosexuales cuestionaron al feminismo y sus objetivos y estrategias políticas, pero, por encima de todo, reclamaron su prerrogativa de hablar por sí mismas, sin representantes. Ha tomado mucho tiempo reconocer que muchas no solo enfrentan la opresión por razones de sexo/género, sino que además son ubicadas en un orden racial de acuerdo con preceptos racistas. Además, las feministas como parte de un determinado orden social no escapan a las determinaciones racistas, heterosexistas y clasistas del resto de la sociedad, lo que en muchos momentos pudo llevar a que no se reconocieran como iguales las voces de mujeres racializadas o empobrecidas. 9 Espinosa, Y. Los desafíos de las prácticas teórico-políticas del feminismo latinoamericano en el contexto actual. En M. Daza, R. Hoetmer y V. Vargas (eds.). Crisis y movimientos sociales en nuestra América: cuerpos, territorios e imaginarios en disputa. Lima: Programa Democracia y Transformación Global, 2012, Pág. 6. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 82 Los feminismos de hoy: ¿Caminos, redes o rompecabezas? En la primera década de 2000 y hasta el 2016 las continuidades y similitudes de los debates planteados en el apartado anterior son evidentes, sin embargo, dos características pueden perfilarse como marcas de identidad de esta última etapa: los cambios en el contexto político del país, sobre todo marcado por la negociación con la guerrilla de las FARC para terminar el conflicto armado, por un lado; y por otro, y en directa relación, la proliferación de colectivos que se reivindican como feministas, pero tienen vínculos y estrategias de acción mucho más conectadas con otros movimientos, en especial movimientos antirracistas, campesinos, grupos de víctimas del conflicto armado, comunidades indígenas, movimientos populares, nuevos partidos, entre otros. De nuevo el hito que marca este periodo desde el punto de vista de este trabajo es un EFLAC que tuvo lugar en Bogotá en el año 2011; aunque hay que retroceder hasta el año 2008, cuando se realizó el encuentro XI en México D.F. A ese encuentro asistieron colombianas, pero además se hizo público el libro de María Cristina Suaza Soñé que soñaba: una crónica del movimiento feminista en Colombia de 1975 a 1982 que fue presentado por su autora en un escenario cargado de nostalgia dados los reencuentros entre algunas de sus protagonistas. Tal vez ese acontecimiento, unido a que el encuentro XII representaría el aniversario 30 (1981-2011), llevó a que se decidiera que el encuentro se realizara en Colombia. Las asistentes asumieron la organización y esto llenó de esperanza a varios colectivos que se quisieron sumar a la organización del evento. La organización del XII EFLAC evidenció la necesidad de realizar un encuentro nacional Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 83 en el que se debatiera sobre el feminismo en el país y de tejer lazos para la acción política articulada. Ese encuentro se llevó a cabo en Bucaramanga (Santander) en octubre de 2010 y su organización estuvo a cargo de la Fundación Mujer y Futuro, organización feminista de gran trayectoria y reconocimiento en el movimiento. En el evento participaron alrededor de 130 asistentes, en su mayoría provenientes de Santander, Antioquia, Bogotá, Pereira, Popayán, Cali y la Costa Caribe. Allí se debatió acerca de las diferentes expresiones de feminismo, la violencia contra las mujeres, la diversidad, los derechos y la participación política, el aborto legal y seguro en el país, entre otras temáticas. Parte de la relevancia de este encuentro estuvo en que no se había realizado un evento de este tipo desde 1979. Si bien algunas de las participantes señalaron en su momento que en esas memorias quedaban consignadas los puntos centrales de la agenda feminista en Colombia, el encuentro no trascendió y no se ha vuelto a realizar ningún ejercicio parecido. En 2011 en Bogotá se realizaron finalmente dos encuentros: de un lado, el XII EFLAC y de otro, el Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Acción y Prácticas Feministas (ELCAP) organizado por una pluralidad de expresiones feministas de mujeres jóvenes, artistas y de sectores populares10 quienes plantearon críticas a la organización del EFLAC, en particular “el elevado costo de la participación, la poca apertura en su planeación, el manejo de los recursos y otras de más hondo calado que tienen que ver con las lógicas excluyentes de la financiación externa y el debilitamiento de las 10 Aunque participaron más organizaciones en el desarrollo del Encuentro, la comisión coordinadora del ELCAP estuvo compuesto por el Movimiento La Sureña, Colectiva Feminista Dessujetadas, Colectiva Juana Julia Guzmán, Colectiva Feminista de Educación Popular, Colectivo Rexiste Riot Grrrl y feministas independientes. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 84 energías emancipatorias del movimiento que ésta supone”11. Sus organizadoras reconocieron que en parte el encuentro alternativo tenía que ver con el debate entre feminismo institucional y las propuestas de autonomía aunque no se reconocía como el eje principal del evento. Sobre el XII EFLAC y su realización se puede decir que sirvió como animador de los debates entre quienes se decantaban por un feminismo cercano al Estado, desarrollado por ONGs y financiado por entidades de cooperación, y otras propuestas con intenciones políticas de tomar distancia de todas las expresiones institucionalizantes del activismo feminista. Posteriormente, y tal vez por el convulsionado contexto potenciado por la mesa de negociación política para terminar el conflicto con las FARC, los esfuerzos de muchas organizaciones, grupos e iniciativas ciudadanas se orientaron a apoyar esa iniciativa y a exigir que no se suspendiera el diálogo, como había sucedido en el pasado. El optimismo de lo alcanzado allí, incluso la conformación de una comisión de género para pensar asuntos relacionados con la situación de las mujeres como víctimas y como ciudadanas, requirió esfuerzos de muchas feministas, lo que descuidó otros asuntos como la violencia contra las mujeres, la despenalización del aborto o las medidas de reconocimiento de derechos a personas lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas, que siguen siendo asuntos de hondo calado político, todo el tiempo amenazados por las ideas religiosas y de sectores conservadores que aún hoy en día quieren restar legitimidad a cuestiones básicas vinculadas con la libertad y la autonomía individual, pero también con los derechos colectivos de pueblos indígenas y 11 Colectiva Juana Julia Guzman. “Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Acción y Prácticas Feminista: 18 al 21 de Noviembre de 2011”. http://las-juanas.blogspot.com.co/2011/06/encuentrolatinoamericano-de-accion-y.html [Fecha consulta: 4 de febrero 2023]. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 85 comunidades negras. Los trabajos citados en el apartado anterior llegan hasta el año 2005, así que con el objetivo de analizar el periodo posterior se realizó un trabajo de recopilación de información con fuentes primarias de modo que se pudieran tener opiniones y percepciones de feministas que hoy se identifican como tales y siguen haciendo política feminista a nivel individual, en grupos u organizaciones. Para este fin, se realizaron cuatro entrevistas semiestructuradas y se obtuvieron 113 respuestas a una encuesta realizada en Internet; a continuación, se analizan los resultados más relevantes de las dos estrategias metodológicas. En primer lugar, se indagó por un símbolo que representara al feminismo actual en el país y se encontró que la mayor parte de las activistas consultadas piensan que es una serie de caminos (42,5%), seguida por la idea de una red (28,3%) y luego un rompecabezas o puzzle (10,6%), como las respuestas más frecuentes. Estas representaciones dan cuenta de una conciencia colectiva del movimiento feminista como algo plural que está lejos de la univocidad u homogeneidad. El cruce de caminos es una metáfora interesante en tanto da cuenta que cada expresión tiene un curso propio que en ciertos momentos puede llegar a cruzarse (sin mezclarse) con otras expresiones del movimiento. En cuanto a la imagen de la red, esta parecería representar cierta estructura de coordinación y comunicación, lo que contradice los resultados generales del presente trabajo. Finalmente, en cuanto al rompecabezas, se destaca la respuesta de una de las entrevistadas: Yo siento que es más bien un rompecabezas, es decir que no todas las piezas son iguales y digamos hay una sombrilla general que es denominarse feminista, aunque esos feminismos son tan diversos y tan plurales (que) a veces se encuentran a veces no, Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 86 entonces sí, me imagino más un rompecabezas de piezas particulares y la particularidad tiene que ver con el lugar de enunciación, es decir, hay feminismo popular, hay feminismo o de género, ay feminismo académico, ay feminismo antiracista… Hay feministas en el lesbianismo, hay algunas lesbianas feministas, hay compañeras afros negras, que se asumen como feministas.12 Esta metáfora no solo reconoce la diversidad que constituye al movimiento, sino sobre todo da cuenta de las desiguales maneras de actuar, de entender la opresión y, en consecuencia, de priorizar temáticas de lucha política. De estas representaciones queda claro que difícilmente se puede hablar de un movimiento feminista nacional, sino de distintas expresiones feministas, cada una con sus particularidades. Así, la siguiente cuestión que fue abordada fue el tema de las diferencias regionales o territoriales desde la llamada tensión centro/periferia plantada por Lamus: Una de las discusiones más frecuentes en las redes y proyectos nacionales es la que denomino nudo geopolítico y cultural, por las relaciones de poder que se generan entre las regiones y el papel que su localización juega en el mapa de las jerarquías geográficas nacionales. Este nudo se expresa entre los grupos como la tensión centro(s)/periferia(s).13 Sobre ese tema algunas de las feministas consultadas expresaron que “el feminismo institucional es el más reconocido en el país”14 y que “ ay algunas ONGs y plataformas con gran poder económico y político que influyen sobre las decisiones de colectivos regionales o con menor capacidad económica”15. Otros aspectos que se plantearon fueron: Las organizaciones de carácter "nacional" que se concentran en Bogotá tienden a llevar 12 Entrevista No 2. Lamus, D. De la subversión a la inclusión: Movimientos de mujeres de la segunda ola en Colombia, 1975-2005. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 2010, Pág. 256. 14 Encuesta. 15 Encuesta. 13 Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 87 el liderazgo y la vocería por las mujeres en Colombia, o las organizaciones feministas en Colombia. Existen muchas iniciativas feministas más regionales que tienen influencia en lo local y no son convocadas en otros espacios de intercambio en donde seguramente podrían ampliar las discusiones y posicionar otros temas y estrategias de trabajo quizá más urgentes para las mujeres en Colombia.16 Con respecto al feminismo en las regiones, desde los territorios, claramente tú vas al Cauca y ves el ejercicio que acen muc as mujeres… es un ejercicio feminista, desde el accionar, desde las prácticas, desde el ejercicio de transformar imaginarios, hacer realidades, transformar una serie de violencias sistemáticas, especialmente con las mujeres afrodescendientes y más por el tema de conservación y respeto al territorio, y el territorio se entiende también como el cuerpo de ellas.17 Siempre hemos tenido una percepción de que tenemos aquí en Cali un feminismo muy dado a la acogida entre nosotras, y por lo menos hemos hecho el intento de que sea un feminismo también donde nos sintamos bien, donde las relaciones sean pues lo más respetuosas posibles y también reconocemos que en eso influye el que seamos provincia, frente a Bogotá por ejemplo.18 Estos ejemplos apuntan a una sensación de concentración de recursos, vocerías políticas y posicionamiento en algunas organizaciones ubicadas en Bogotá, con proyección nacional, pero que difícilmente realmente recogen las diversidades territoriales, en donde el feminismo es ejercido desde distintas ópticas y por diferentes actoras. Ligada a esa reflexión se indagó sobre la cuestión de las formas organizativas que necesariamente llevan a la pregunta por la substitución del protagonismo de los grupos autónomos menos formales por la iniciativa en la actividad política de parte de las ONGs. De hecho, algunas de las entrevistadas ven la institucionalización como la principal característica del movimiento feminista en Colombia, tanto en la capital como en las regiones: Yo no me atrevería a decir que las regiones tienen una particularidad casi esencial por 16 Encuesta. Entrevista No 3. 18 Entrevista No 4. 17 Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 88 ser región, yo creo que también ay de todo. … Yo creo que (las ONGs) tienen un poder bastante fuerte todavía en las regiones. Yo creo que el tema de la autonomía no se ha debatido suficientemente, yo creo que, así como pueden decir que son autónomamente en términos de que tal vez no hay una jefa, pero sí dependen, por ejemplo, de los financiamientos con la cooperación, o sí dependen de ciertas lógicas también de ONGs … Yo sí creo que en términos geopolíticos Bogotá sigue siendo centro, y eso no solamente en términos del feminismo, yo creo que en casi todos los movimientos y todas las dinámicas sociales, pero tampoco me atrevo a decir que las regiones tienen una particularidad, que salgan de la institucionalización. … Yo creo que ay que complejizar un poco más, solamente de hacer esa relación entre Bogotá y las regiones, habría que profundizar más como cada experiencia que supone en términos de su apuesta política, en términos de su forma organizativa, inclusive en la articulación que hacen, con cuáles movimientos, si hay articulación con otros movimientos.19 En tercer lugar, se agrupan respuestas y reflexiones vinculadas a la estructuración de la agenda política, cuestión que resultó de la mayor complejidad en tanto más que temáticas acerca de las situaciones de opresión o desigualdad que pueden llegar a ser consideradas prioridades para la acción política, se encontraron respuestas acerca de quienes deciden los contenidos: La agenda feminista no es tan "popular" como quisiéramos y muchas veces se queda en quienes lideran ONGs, en este sentido, es en la gestión de recursos y la articulación con agencias de cooperación que determinados temas toman mayor relevancia.20 Hay discursos que son importados, desde fuera, pero hay diferentes niveles del fuera, y una de las tesis que yo manejo, es que aquí hay una serie de países en América Latina que gozan de hegemonías enunciativas porque determinadas condiciones históricas les han permitido estar mejor, acercarse más al proyecto moderno, como por ejemplo Argentina o ciertos sectores de México, de Chile, de Brasil y estos son como países bisagras, son la entrada de determinados discursos y a través de ellos hacia los movimientos en América Latina, en específico movimientos feministas.21 ¿Por qué llegan los derechos sexuales y reproductivos? ¿Por qué llega el tema del aborto, la economía del cuidado? ¿Por qué llega el tema de desarrollo? … Son las 19 Entrevista No 2. Encuesta. 21 Entrevista No 1. 20 Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 89 políticas neocoloniales que llegan a América Latina, es más, a los países llamados del tercer mundo, nosotras emos sido el laboratorio de esas políticas. … (El proceso de) cómo se va desarrollando toda la política del desarrollo y cómo es que va penetrando a los países y a los movimientos sociales… yo creo que eso ay que entenderlo históricamente.22 Estas respuestas acen énfasis en el rol que an llegado a tener las “agendas importadas” en Colombia, una influencia que a significado la efectiva “cooptación del movimiento” feminista debido a la institucionalización del discurso por medio de la dependencia económica e ideológica del Estado o de la cooperación internacional. En este sentido, los contenidos de las agendas más que temas que generan consensos entre las feministas –como la paz (en el que incluso no hay una sola mirada)– se vuelven escenarios de debate y confrontación, pues en ocasiones tienen mucho más que ver con la fuente de financiación de turno que con una reflexión política acerca de qué tipo de tema debe valorarse como prioritario de acuerdo con los retos políticos impuestos en las coyunturas. Aquí se menciona también la limitación que supone la dependencia de recursos financieros y de otro tipo para la estructuración de una agenda feminista crítica, pues en muchas ocasiones la agenda se construye a partir de una reacción a estímulos externos, más no de debates profundos en el interior del movimiento: Nosotras somos feministas porque lo queremos, por una posición política, pero ese feminismo lo tenemos que hacer además de la sobrevivencia, ¿sí?, además de lo que tenemos que hacer para ganarnos la vida. Entonces es un feminismo que a muchas nos ha marcado nuestra vida y nos ha orientado nuestra vida, pero que lo de los recursos, y cuando digo recursos también me refiero al tiempo especialmente, no nos permiten, a veces, una fortaleza tal como para dedicarnos a hacer debates en torno a una agenda feminista, o si queremos esto o no queremos lo otro, vamos como respondiendo a lo 22 Entrevista No 2. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 90 más urgente de cada momento histórico en la vida local o nacional, o internacional.23 Finalmente, y como cierre de este ejercicio, aunque no a manera de conclusión sino de pregunta abierta, se plantea una temática que por su complejidad seguirá copando los debates más encendidos entre activistas feministas y es el reconocimiento de las diferencias y desigualdades entre mujeres en Colombia: Yo creo que en términos de los temas de la perspectiva política que se proponen pienso que hay mucho de feminismo de la diferencia, mucho, o sea del mujerismo, ¿no?, de la esencialización del ser mujer, el asunto del tema del cuidado, y creo que eso es una cosa que ha marcado mucho, por ejemplo, experiencias. Bueno, no quiero decir nombres, pero, por ejemplo, yo te puedo decir que en Medellín hay una incidencia fundamental de lo que es el feminismo de la diferencia y que las mujeres nos vamos a articular y somos bonitas todas, etcétera.24 Esta identificación del feminismo con un sujeto único de acción choca con una realidad de profundas desigualdades entre mujeres, determinadas por la matriz de opresión en donde las relaciones de poder y, por tanto, de subordinación por razones de asignación racial, clase social, sexualidad y sexo/género, no solo no permiten la anhelada sororidad armónica, sino que ahondan los conflictos y las distancias. Además, en ocasiones parece incuestionable la idea de que la lucha central es por las cuestiones de género y que cualquier otra cuestión amenaza con desmantelar el campo de acción feminista. Prevención que paulatinamente se va desarmando tanto porque se acogen algunos de los reclamos de las feministas racializadas, pobres o campesinas o no heterosexuales, aunque también se encuentran mecanismos para neutralizar el poder subversor que sus luchas pueden llegar a tener en el seno del feminismo: Es la imposibilidad del feminismo (desde) esa razón moderna, como yo le llamo la razón 23 24 Entrevista No 4. Entrevista No 2. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 91 colonial: por más que den lugar a que las mujeres negras o indígenas que se quejan y las ponen en un panel, eso es lo más que va a poder llegar, no pueden hacer otra cosa, eso es todo; es multiculturalismo liberal, no hay otra salida que esa, y ahí también ha sido una debilidad también de los movimientos antiracistas que … que venían de grupos racializados, que durante todos los 80s y los 90s prácticamente el discurso fue de inclusión o sea pedirle a las feministas y decirles: es que no hay mujeres negras, sin analizar ¿por qué no, cuáles son las condiciones que hacen que esto sea imposible? Pero más allá de eso, las implicaciones que eso tendría, si solamente nos quedáramos en la inclusión, eso al final lo que nos llevaría es a un camino de blanqueamiento de las mujeres negras, o sea que a ellas se les abran los espacios para que lleven a cabo un mensaje y orientaciones políticas que son de blanqueamiento, que son de modernización.25 En ese sentido, esa inclusión acrítica que describe la entrevistada puede ser identificada con las estrategias que hoy en día suelen presentar algunas expresiones del movimiento que apelan a la interseccionalidad como una herramienta para entender las opresiones que enfrentan las mujeres en sus diversidades y diferencias. Este es, sin embargo, un camino incierto como es señalado en otra entrevista: Para mí la interseccionalidad es coger, todas esas diferencias, ¿no? y que se consideren en política pública, en lo que sea. Yo creo que cuando estamos hablando de eliminar las opresiones es otra cosa, o la interseccionalidad lleva más a una lógica inclusiva de la diferencia, de ejes de diferencia. Yo creo que la otra opción es eliminar el racismo que te lleva a otro tipo de política que es entender cómo es que funcionan las opresiones y los sujetos más jodidos de esas opresiones, pero además qué tienen que ver uno con otro, y ahí sí yo puedo derivar una política transformadora, si eso es lo que yo quiero, ¿no? Entonces yo creo que no es casual que la interseccionalidad sea lo más famoso, porque eso cae perfecto en lo políticamente correcto de reconocer los ejes de diferencia.26 Al igual que se ha denunciado en la acción del Estado, los partidos políticos tradicionales o los movimientos sociales históricos el llamado al reconocimiento de las diferencias entre mujeres dentro del feminismo no es a asumirlas como identidades 25 26 Entrevista No 1. Entrevista No 2. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 92 dadas que hay que incluir, sino que es necesario evidenciar las relaciones de poder que son causa de esas diferencias y que continúan significando para ciertos grupos sociales enfrentar condiciones de subsistencia mucho más difíciles. No obstante, se reconoce que es justamente esta apertura del feminismo, aunque muchas veces parcial y superficial, que da vía libre a una mirada crítica desde el interior del movimiento: El que hoy haya mujeres, negras, indígenas, de clases populares, que le estén disputando al feminismo la teoría que produce, eso es gracias a la apropiación feminista, porque fue gracias a que hubo procesos de democratización y de ampliación del feminismo cuando todo el movimiento, el feminismo popular va a hacer feminismo en las comunidades, y de ahí surgimos la mayoría de nosotras, las que hoy nos nombramos como feministas antirracistas y decoloniales. Llegamos a ese mundo feminista que se nos abrió en términos de inclusión, vengan y entren a esta agenda que digamos es la lucha de las mujeres, y a fuerza de estar ahí y darnos cuenta de que esa agenda no nos servía… de abrir los ojos y ver las imposibilidades reales de esa supuesta democratización del feminismo, es ahí que entonces comenzamos a buscar otras vías y a nombrar, buscar un nombre propio.27 El debate de la autonomía, aunque tardío dentro del feminismo colombiano, parece ser un tema importante para el futuro del movimiento en el país, que además está estrechamente ligado a las agendas políticas que surgen, o deben surgir, de la diversidad de sujetas y de las opresiones que ellas viven. El feminismo como corriente política parece, sin embargo, tener un horizonte esperanzador en tanto cada vez son más los colectivos que desde el arte, el ciberespacio, los grupos estudiantiles, movimientos ciudadanos y las colectivas de jóvenes recrean la acción política feminista en Colombia. 27 Entrevista No 1. Revista Grafía Vol. 19 N°. 1 – enero – junio 2022 - Págs. 69-96 ISSN Versión Impresa 1692-6250 ISSN - Versión Online 2500-607X 93 Cierre La pretensión de este escrito es aportar en un debate siempre cambiante que se nutre de nuevas miradas de manera permanente. El feminismo es un movimiento dinámico que debería mantener su perspectiva autocrítica para evitar la reproducción de viejas prácticas políticas que restan a su capacidad transformadora. Lo que nos muestran los feminismos negros, comunitarios, populares, de las disidencias sexuales, entre otros, es la necesidad de pensar las relaciones sociales de dominación como productos complejos de una matriz de poder racista, capitalista y sexista de modo que su desestructuración debe partir de la solidaridad entre luchas y no la compartimentalización de estas ni un separatismo de los sujetos de la lucha, como alternativa posible para que los ideales de igualdad, libertad y solidaridad que han defendido los feminismos se materialicen en una vida digna para cada ser humano. Listado de fuentes primarias Cuatro entrevistas estructuradas y 113 respuestas a una encuesta realizada en Internet con académicas y activistas feministas que hacen política feminista a nivel individual, en grupos u organizaciones en Colombia. Bibliografía Barreto, J. “Feminismo y feminismos: consensos y disensos”. Tabula Rasa, 22 (2015): Págs. 11-28. 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