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Diálogos sobre cultura y región

Este libro propone un diálogo interdisciplinario sobre los modos en que se han producido culturas regionales en nuestro país, focalizando en el análisis específico de La Pampa y Patagonia Central, dos espacios con características e historias que habilitan la comparación. Las configuraciones culturales de la región son abordadas mediante un juego de escalas que vincula las políticas públicas educativas y culturales (nacionales, provinciales y municipales) con el accionar concreto de las instituciones, los agentes sociales y los procesos de mediación cultural. El análisis se detiene en las tensiones entre los marcos político-normativos y las prácticas, sin descuidar el papel de los imaginarios artísticos y de la producción intelectual en la construcción de identidades regionales.Entre los capítulos, existen numerosos hilos que retoman y profundizan una conversación iniciada en espacios y publicaciones anteriores. Pero, como en todo diálogo, se trata de voces que se permiten disentir, ...

teseopress.com DIÁLOGOS SOBRE CULTURA Y REGIÓN teseopress.com teseopress.com DIÁLOGOS SOBRE CULTURA Y REGIÓN Políticas, identidades y mediación cultural en La Pampa y Patagonia Central (siglos XX y XXI) Paula Inés Laguarda Anabela Abbona (editoras) teseopress.com Diálogos sobre cultura y región: políticas, identidades y mediación cultural en La Pampa y Patagonia Central (siglos XX y XXI) / Paula Laguarda… [et al.]; editado por Paula Laguarda; Anabela Abbona. – 1a ed – Santa Rosa: IEHSOLP Ediciones, 2023. 290 p.; 20 x 13 cm. – (Memoria y Sociedad / Ana María T. Rodríguez) ISBN 978-987-47526-3-5 1. Historia de la Cultura. 2. Historia Regional. 3. Identidad Cultural. I. Laguarda, Paula II. Laguarda, Paula, ed. III. Abbona, Anabela, ed. CDD 306 El presente libro ha sido sometido a dos referatos externos. ISBN: 9789874752635 Imagen de tapa: LibroLab ARTAI Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son responsabilidad exclusiva del/los autor/es. Diálogos sobre cultura y región TeseoPress Design (www.teseopress.com) teseopress.com Colección Memoria y Sociedad Directora Dra. Ana María T. Rodríguez Comité Académico Dra. Susana Bandieri Dra. Lila Caimari Dra. Lila Luchessi Dr. Diego Mauro Dra. Lidia R. Nacuzzi Dr. Hernán Otero Dr. Fernando Rocchi teseopress.com 7 teseopress.com Índice Introducción .................................................................................. 11 Paula Inés Laguarda y Anabela Abbona Prólogo ............................................................................................ 19 Lucía Lionetti Parte I. Las maestras y los maestros: mediación y producción cultural.............................................................. 41 1. El maestro y la maestra como figuras intelectuales ....... 43 Flavia Fiorucci 2. Mediación lingüística y tradición discursiva: el rol del magisterio en el Territorio Nacional de La Pampa (1921-1940) .................................................................................... 67 Melina Caraballo Parte II. Lecturas, bibliotecas y redes intelectuales..... 101 3. Redes, referencias y lecturas de un intelectual de provincia. Un análisis de dos conferencias de Juan Ricardo Nervi (1957 y 1958) ................................................... 103 Leda García 4. Perfiles institucionales y acervos bibliográficos en espacios de sociabilidad local. Tres bibliotecas populares pampeanas durante el primer peronismo ....... 129 Micaela Oviedo teseopress.com 9 10 • Diálogos sobre cultura y región Parte III. Arte y sociabilidad cultural en la construcción de identidades regionales......................... 165 5. Pintar en los márgenes: el mundo de la plástica pampeana entre 1955-1971..................................................... 167 Florencia Prina 6. “El cultrún y la espiga”. Canciones, poemas y la (re)creación del paisaje en la construcción de identidades culturales pampeanas ......................................... 199 Ana Romaniuk Parte IV. Diversidades: investigaciones y gestión del patrimonio cultural............................................................ 227 7. Vidal de Battini y las encuestas del habla regional (1950). El registro de lenguas indígenas en la Patagonia Central ........................................................................................... 229 Verónica Domínguez 8. Arqueología, restituciones y comunidades indígenas. Gestión participativa en La Pampa 2015-2020 ................. 261 Ignacio Roca Datos de autoras, autor y editoras ......................................... 283 teseopress.com Introducción PAULA INÉS LAGUARDA Y ANABELA ABBONA Este libro surge en el marco del proyecto “Producir cultura, producir regiones: agentes, redes, imaginarios y relaciones en campos culturales emergentes (La Pampa y Norpatagonia, fines s. XIX-principios s. XXI)”1 y, en particular, a partir de las discusiones desarrolladas en el workshop “Identidad, cultura y poder en Argentina, siglos XX-XXI”, en octubre de 2020.2 El encuentro, de carácter interdisciplinario, focalizó en el análisis de la densidad de las tramas culturales a nivel local y regional. Las discusiones e intercambios permitieron vincular los marcos de las políticas públicas educativas y culturales (nacionales, provinciales y municipales) con el accionar concreto de las instituciones, los agentes sociales y los procesos de mediación cultural, a la vez que pusieron en evidencia los conflictos y tensiones entre ambas esferas; sin descuidar el papel de los imaginarios artísticos y de la producción cultural en la construcción de identidades regionales. Desde esos espacios, surgió un conjunto de trabajos de integrantes del proyecto y de colegas de otras universidades patagónicas que, tras ser revisados, ampliados y corregidos, ponemos a consideración. Estos trabajos condensan numerosos puntos de contacto, lecturas comunes, similares 1 2 Proyecto de Investigación Orientada (PIO) dirigido por la Dra. Claudia Salomón Tarquini, con financiamiento del CONICET y la Universidad Nacional de La Pampa. Se desarrolló en el periodo 2017-2021. El workshop se realizó los días 7 y 8 de octubre de 2020, en modalidad virtual, bajo la organización del Instituto de Estudios Socio-Históricos (IESH) de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa y del Instituto de Estudios Históricos y Sociales de La Pampa (IEHSOLPCONICET). teseopress.com 11 12 • Diálogos sobre cultura y región inquietudes heurísticas y metodológicas, así como modos compartidos de concebir las tramas culturales. Con esta publicación –y más allá de los casos concretos analizados en cada uno de los capítulos–, pretendemos aportar a una reflexión más amplia en torno a los modos de producir culturas regionales en Argentina y América Latina. Tal enfoque no se interesa solamente por la forma en que las regiones son “imaginadas” a partir del espejo de la nación, sino que escudriña en la especificidad de un proceso que conecta diversas escalas (local, regional, interregional, nacional e internacional) mediante vínculos de comunicación, pero también de conflicto, tensión o negociación. Siguiendo a Alejandro Grimson (2011), entendemos que una configuración cultural determinada se caracteriza por cuatro elementos: 1) campos de posibilidad: en toda sociedad, hay representaciones, prácticas e instituciones que son posibles, otras que son imposibles y algunas que son hegemónicas; 2) una lógica de interrelación entre las partes, por ejemplo, la vinculación nacional-provincial atendiendo a cada contexto histórico y a los significados que las categorías de análisis adquieren en cada uno de ellos (raza, etnicidad, identidad, entre otras); 3) una trama simbólica común; y 4) elementos culturales compartidos. Más que rasgos e individuos, desde esta perspectiva, se requiere conocer y conceptualizar espacios y regímenes de sentido, y prestar especial atención a componentes como la heterogeneidad, la conflictividad y la desigualdad social de esas construcciones, su historicidad y los fenómenos de poder que las atraviesan y modelan. En este sentido, la cultura no es comprendida como una esfera autónoma de la acción social, sino fuertemente imbricada en procesos de orden político, económico, social, religioso, entre otros, de los que no puede desligarse. ¿Pero qué significa abordar las configuraciones culturales regionales? ¿Es la región una mera reducción de la escala de análisis? La bibliografía producida sobre el tema en la historiografía argentina de los últimos años (entre otros trabajos, los de Bandieri, 1996, 2017, 2018; Fernández y Dalla teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 13 Corte, 2001; Bohoslavsky, 2018; Fernández, 2015; Bandieri y Fernández, 2017) rechaza esta idea y aporta a la construcción del campo de estudios en historia regional, abonando la hipótesis de que las regiones no pueden construirse a priori. Al respecto, Susana Bandieri advierte en el resumen de un interesante artículo que bien vale la cita extensa: La historia regional puede volverse un campo fértil y operativo, sobre todo si se evita su delimitación anticipada y se atiende a la construcción de relaciones sociales que, en última instancia, permitirán su definición como ámbito regional, avanzando así en niveles explicativos del comportamiento de la sociedad en un espacio más reducido, aunque no excesivamente “micro” ni exclusivamente local. Tales relaciones responden siempre a realidades macro sociales más amplias, las enriquecen y aún pueden llegar a corregir las interpretaciones generalizantes de las historias nacionales. El historiador debe entonces prestar especial atención a los cambios temporales de la espacialidad y a su variación social, porque sus “regiones” cambiarán de acuerdo a la época y a las finalidades de su estudio. (2018, p. 12) Desde esa perspectiva, esta publicación viene a abonar un campo de estudios reciente, que en los últimos años se ha abocado al abordaje de la vida cultural e intelectual en espacios del país alejados de Buenos Aires y la zona metropolitana, con investigaciones que han contribuido a complejizar y volver más heterogéneos los análisis del entramado nacional (por ejemplo, los de Agüero y García, 2010; Martínez, 2013, 2019; Martínez Zuccardi, 2012; Laguarda y Fiorucci, 2012; Salomón Tarquini y Lanzillotta, 2016; Orquera y Sánchez Patsy, 2019). La reciente conformación de la Red de Estudios Interdisciplinarios en Culturas y Regiones (REICRE), que las editoras y algunas autoras integramos, da cuenta de ese campo de estudios en formación. Hemos titulado a este libro Diálogos sobre cultura y región. Políticas, identidades y mediación cultural en La Pampa y Patagonia Central, siglos XX y XXI. La noción de diálogo para teseopress.com 14 • Diálogos sobre cultura y región nosotras es central, porque consideramos que existen, entre los capítulos, numerosos “hilos” que propician retomar y profundizar una conversación que venimos manteniendo en diversos espacios de encuentro –presenciales y virtuales– y en publicaciones anteriores. Pero, como en todo diálogo, se trata de voces que se permiten disentir, enfocar el mismo objeto de estudio desde posiciones diferentes, incluso contradictorias. Como editoras, no ha sido nuestra intención acallar esos disensos y contradicciones, sino, por el contrario, mantenerlos. A fin de visibilizar dichos puntos de articulación y tensiones, el libro se estructura en cuatro partes, que constituyen ejes de reflexión: I) Las maestras y los maestros:3 mediación y producción cultural; II) Lecturas, bibliotecas y redes intelectuales; III) Arte y sociabilidad cultural en la construcción de identidades regionales; y IV) Diversidades: investigaciones y gestión del patrimonio cultural. En la primera parte, se abordan los procesos de mediación cultural, en particular el rol desempeñado por maestras y maestros en las dinámicas culturales locales y regionales y en su vinculación con redes nacionales e internacionales. El trabajo de Flavia Fiorucci alerta sobre algunas precauciones para tener en cuenta a la hora de analizar las obras y trayectorias de las maestras y los maestros en las primeras décadas del siglo XX, en tanto este grupo reúne ciertas especificidades que lo distinguen del resto de las figuras comúnmente identificadas como intelectuales. El capítulo de Melina Caraballo, por su parte, aborda el rol que las y los docentes normalistas ocuparon como mediadores lingüísticos y culturales en la producción de una literatura específica –en 3 Nota de las editoras: en este libro intentamos mantener un uso inclusivo y no sexista del lenguaje a lo largo de los distintos capítulos. No obstante, a los fines de que la lectura sea ágil y amena, combinamos tanto femeninos y masculinos, cuando se requiere tal precisión, como formas impersonales, en la medida en que pueden ser incorporadas sin afectar el sentido del texto o el estilo de cada autora o autor. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 15 este caso, vinculada a temáticas folklóricas– en el Territorio Nacional de La Pampa en la primera mitad del siglo XX. En la segunda parte, Leda García recupera la figura del maestro, pedagogo, periodista y escritor pampeano Juan Ricardo Nervi, deteniéndose en el examen de dos de sus conferencias que revelan vínculos complejos con diversas redes profesionales e intelectuales de la región y el país, pero que, a la vez, permiten vislumbrar estrategias de legitimación en un campo intelectual en ciernes. Por su parte, Micaela Oviedo explora la conformación de acervos bibliográficos y la circulación de textos en tres bibliotecas populares de La Pampa durante el primer peronismo, en relación con sus diferentes perfiles institucionales. El objetivo de la autora es comprender el papel de las y los lectores en un contexto caracterizado por la creciente democratización de los bienes culturales, así como observar las vinculaciones de las bibliotecas con sus comunidades de origen. En la tercera parte, Ana Romaniuk aborda ciertos repertorios producidos entre las décadas de 1960 y 1980 por músicos y poetas pampeanos o vinculados a esa provincia, para indagar cómo, a través de la música, se cristalizan las identidades provinciales. Además, Florencia Prina analiza, desde una perspectiva historiográfica, las operaciones de institucionalización y profesionalización de la escena artística pampeana entre las décadas de 1950 y 1970. Ambos trabajos contribuyen a explorar las vinculaciones entre arte, región e identidad, deteniéndose en la reflexión acerca de la representación del paisaje en las producciones analizadas. Finalmente, en el cuarto eje, se ubican dos investigaciones que abordan temáticas, períodos y espacios disímiles, pero que contribuyen a reflexionar sobre procesos de negociación y coconstrucción colectiva en relación con las diversidades culturales. Por un lado, Verónica Domínguez recupera las investigaciones lingüísticas de la docente Berta Vidal de Battini –también abordadas por el trabajo de Melina Caraballo, pero en otro sentido– y sus aportes desde la academia a la elaboración de metodologías de relevamiento teseopress.com 16 • Diálogos sobre cultura y región y modos de acercamiento y vinculación con los pueblos indígenas patagónicos. Por otro lado, Ignacio Roca analiza el rol del Estado pampeano y su relación con las comunidades indígenas en los procesos de restitución de restos encarados en los últimos años, al amparo de la normativa de protección del patrimonio arqueológico provincial. En definitiva, en estas páginas, nuestras/os lectoras/es encontrarán avances de investigaciones en curso, que comparten hallazgos, reflexiones y algunas conclusiones parciales, pero que sobre todo plantean preguntas, proponen indagaciones o, en algunos casos, las retoman bajo nuevas miradas o cruces interpretativos, aportando a diálogos que prolongan la conversación sobre los vínculos entre culturas y regiones y la dejan abierta a nuevas intervenciones. Agradecimientos En primer lugar, deseamos agradecer a la directora del proyecto PIO “Producir cultura, producir regiones”, Claudia Salomón Tarquini, también a cargo de la dirección del IESH (FCH-UNLPam), por la confianza depositada en nosotras para la edición de este libro. Asimismo, a la directora Ana María T. Rodríguez y al consejo editor de la colección “Memoria y Sociedad”, de TeseoPress, por aprobar la propuesta; así como a quienes evaluaron el texto, por sus pertinentes recomendaciones y aportes. Este libro no hubiese sido posible sin la financiación recibida en el marco de fondos concursables del CONICET, como el PIO ya mencionado y el Proyecto de Unidad Ejecutora “Instituciones, actores y políticas en La Pampa: procesos, escalas, temporalidades y espacialidades en debate (siglos XIX al XXI)”, radicado en el IEHSOLP (CONICETUNLPam), bajo la dirección de María Silvia Di Liscia. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 17 También fue fundamental el aporte del personal de TeseoPress y de la cooperativa pampeana Visión7, responsables del diseño gráfico y de la corrección de estilo, respectivamente. Finalmente, destacamos y agradecemos el enorme trabajo, el compromiso y la paciencia ante demoras y requerimientos, por parte de autoras, autor y prologuista, que son quienes protagonizan las páginas que siguen a continuación. Referencias bibliográficas Agüero, A. C. y García, D. (Eds.). (2010). Culturas interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura. Ediciones Al Margen. Bandieri, S. (1996). Entre lo micro y lo macro: la historia regional. Síntesis de una experiencia. Entrepasados, IV(11), 71-100. Bandieri, S. (2017). La historia en perspectiva regional. Aportes conceptuales y avances empíricos. Revista de Historia Americana y Argentina, 52(1), 11-30. Bandieri, S. (2018). Haciendo historia regional en la Argentina. Revista TEL, 9(1), 12-31. https://doi.org/10.5935/ 2177-6644.20180002 Bandieri, S. y Fernández, S. (Eds.). (2017). La historia argentina en perspectiva local y regional. Nuevas miradas para viejos problemas. Teseo. Bohoslavsky, E. (Coord.). (2018). Dossier: Debates y conflictos de la historia regional en la Argentina actual. Quinto Sol, 22(3), 1-51. https://doi.org/10.19137/qs.v22i3.3337 Fernández, S. (2015). La perspectiva regional/local en la historiografía social argentina. FOLIA Histórica del Nordeste, 24, 189-202. http://dx.doi.org/10.30972/fhn.024309 teseopress.com 18 • Diálogos sobre cultura y región Fernández, S. y Dalla Corte, G. (Comps.). (2001). Lugares para la Historia. Espacio, Historia Regional e Historia Local en los estudios contemporáneos. UNR Editora. Grimson, A. (2011). Los límites de la cultura. Crítica de las teorías de la identidad. Siglo XXI. Laguarda, P. y Fiorucci, F. (Eds.). (2012). Intelectuales, cultura y política en espacios regionales de la Argentina (siglo XX). Prohistoria-EdUNLPam. Martínez, A. T. (2013). Intelectuales de provincia: entre lo local y lo periférico. Prismas, Revista de historia intelectual, 17(2), 169-180. Martínez, A. T. (2019). De los discursos de identidad a la condición periférica: procesos culturales en textos y contextos. En A. T. Martínez (Coord.), Discursos de identidad y geopolítica interior. Indios, gauchos, descamisados, intelectuales y brujos (pp. 19-31). Biblos. Martínez Zuccardi, S. (2012). En busca de un campo cultural propio. Literatura, vida intelectual y revistas culturales en Tucumán (1904-1944). Corregidor. Salomón Tarquini, C. y Lanzillotta, M. (Eds.). (2016). Redes intelectuales, itinerarios e identidades regionales en Argentina (siglo XX). Prohistoria-EdUNLPam. Orquera, F. y Sánchez Patsy, R. (Comps.). (2019). La selva, la pampa, el ande: las vías interiores de la cultura argentina. EdUNSE. teseopress.com Prólogo LUCÍA LIONETTI Walter Benjamin, en su ensayo “Tesis sobre la filosofía de la historia”, cuestionaba las formas hegemónicas en las que se impuso el discurso histórico y aquellas lecturas oficiales de la historia, en tanto el relato de los sucesos del pasado está escrito por los ganadores. También discutió el concepto de progreso que tiene la modernidad. En esa visión lineal del tiempo, lo nuevo sucede a lo viejo sin ningún tipo de relación ni explicación. Como argumentó, siempre se mira hacia adelante, sin detenerse a analizar las consecuencias de lo que se ha hecho en nombre de ese progreso y sin prestarle atención a los perdedores que han quedado en el camino. En gran medida, esta lúcida advertencia bien vale para esos relatos que fueron pilares de esas historias oficiales impulsadas por una “Historia Patria” que articulaba al país desde el centro. Una versión del pasado sustentada en acontecimientos pretendidamente nacionales, con una construcción del tiempo lineal que, en gran medida, ignoró y hasta distorsionó los procesos regionales. Si una vasta y valorada producción, en la primera mitad del siglo XX, cuestionó ese relato épico, para mediados del siglo XX, también se advirtió sobre los límites que encontraba la pretensión de construir una “historia totalizante”. La separación cada vez más marcada entre historia económica, social y política alejó a los historiadores de la visión global del pasado. La profunda crisis de paradigmas y la propia dinámica de la ciencia histórica derivaron en nuevos consensos. La recuperación de la centralidad de los sujetos sociales, la reducción de escalas de análisis, el interés por nuevas temáticas y metodologías –que apelaron a un abanico de fuentes documentales alternativas, como los registros orales, las imágenes, diversas teseopress.com 19 20 • Diálogos sobre cultura y región publicaciones como prensa y revistas y la correspondencia epistolar, entre la serie de documentos no oficiales– fueron parte de esas nuevas historias a ser contadas. Esa reacción frente a aquellos enfoques totalizantes de la historia serial de los Annales llevó a la emergencia de sugerentes y atractivos análisis, como los de la microhistoria. Sin embargo, derivó –no pocas veces– en estudios excesivamente “micros”, lo cual llevó a que, sus propios mentores, remarcaran la importancia de no perder de vista el contexto social donde se hacía el recorte de la investigación. Incluso, se propuso la denominación de microanálisis.1 Como advierte Susana Bandieri, “la reducción de la escala de observación como recurso metodológico no implicó una renovación de la relación espacio-tiempo […] la historia regional perdió su rumbo, transformándose no pocas veces, en ‘historia de provincias’” (2018a, p. 15). Aquella fragmentación, tal como reflexiona la autora, provocó respuestas como las que ensayaron los organizadores del 19th International Congress of Historical Sciences realizado en Oslo en el año 2000. Se volvió a revalorizar la idea de una historia global, discutiéndose nuevamente la definición posible de una historia pensada a escala del mundo. La conclusión fue que no se trataba de construir una historia total, sino de pensar en esa escala para entender la indisoluble unión entre lo global y lo local.2 En el mismo sentido, en la revista de Annales, al año siguiente, Maurice Aymard (2001) y Roger Chartier (2001) advirtieron sobre la necesidad de identificar diferentes espacios o regiones que dieran cuenta de una unidad histórica en sus relaciones y cambios en la medida en que no se trataba solo de disminuir la escala de observación, la clave pasaba por la variación del foco con el que se analizaban los problemas. 1 2 Al respecto, se puede remitir sobre estos debates al dossier “La microhistoria en la encrucijada”, Prohistoria, Año III, Nº 3, Rosario, primavera de 1999. Otro trabajo que avanza sobre esta cuestión es el de Revel (2015). Ver: Actes “Perspectives on Global History: Concepts and Methodology”, 19th International Congress of Historical Sciences, Oslo, 2000, pp. 3-52. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 21 Como continúa explicando Susana Bandieri, los historiadores franceses reclamaban entonces, a comienzos del siglo XXI, construir una nueva historia donde el medio geográfico fundase su unidad sobre la diversidad y la complementariedad, más que sobre su homogeneidad climática y física; donde la economía se basase en el cambio y en la circulación de los bienes y de las personas y sobre la articulación del comercio interno y externo; donde la situación cultural estuviese marcada a la vez por la referencia a una unidad pasada y por la coexistencia, pacífica y conflictiva, de civilizaciones concurrentes; donde una posición geográfica, explotada y valorizada en un proceso histórico de larga duración, permitiese ver los contactos entre los países y los continentes, superando los límites y recuperando la noción de frontera como un espacio social de interacción. (2018a, p. 16) Por su parte, Aguirre Rojas, en una serie de advertencias que formula a la hora de hacer historia regional, retoma a Marc Bloch para señalar que es pertinente definir primero una región económica, política o cultural, para luego tratar de historizar a esa región, reconstruyendo su historia específica. Como argumenta en su artículo, los historiadores que hacen historia regional, no solo deben tener claro el hecho de que la región remite siempre a una dialéctica de ciertos elementos con los fundamentos geográficos, sino también la situación de que la región es una realidad cambiante y efímera. Por eso el historiador tiene que ser capaz de detectar si la región histórica que aborda es realmente una individualidad coherente y con una clara dinámica vigente, pero también si ella está floreciendo, o decayendo, o si está apenas en su proceso de formación, o si simplemente ni siquiera existe en tanto tal región. (Aguirre Rojas, 2015, p. 288) Según Sandra Fernández, para el caso de la Argentina, la cuestión de lo regional es una asignatura abierta por Carlos Sempat Assadourian a comienzos de los años sesenta, si bien comenzó a tener entidad y peso en el discurso teseopress.com 22 • Diálogos sobre cultura y región historiográfico argentino casi treinta años después de publicados los primeros trabajos de este autor.3 En estos tiempos, quienes abordaban sus estudios desde una perspectiva regional/local se debatían entre el análisis de “lo cercano” con fuerte impulso antropológico, la recuperación del trazo assadouriano para explorar objetos de estudios plausibles para definir la región y el redimensionamiento de las escalas de análisis (Fernández, 2018). Más allá de los debates y de las dificultades –muchas de ellas vinculadas al menor rango epistémico que le han otorgado los propios pares del campo historiográfico– con los que se enfrentan quienes promueven la historia regional, puede sostenerse, entonces, que la única manera posible de volver operativo el concepto de región es –como señala Bandieri–: a partir de las interacciones sociales que la definen como tal en el espacio y en el tiempo –tema abundantemente desarrollado por la denominada “geografía crítica” (Santos, 1985; Sánchez, 1991; de Jong, 2001)–, dejando de lado cualquier delimitación previa que pretenda concebirla como una totalidad preexistente, con rasgos de homogeneidad preestablecidos. (2018b, p. 7) Ernesto Bohoslavsky (2018), coordinador del dossier que recuperó los intercambios nodales formulados en las jornadas organizadas en torno al texto que fuera compilado por Bandieri y Fernández (2017), hace pocos años, interpela a la comunidad historiográfica preguntando: “¿Es necesaria aun la historia regional tal como se la ha venido practicando? ¿No están acaso cumplidos en parte sus propósitos de reconocimiento de la diversidad histórica argentina?” (p. 3 La citada autora se refiere puntualmente al trabajo de Sempat Assadurian, C. (1982). El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio económico. Instituto de Estudios Peruanos. Como sabemos, si bien este texto significó un punto de inflexión en los estudios coloniales, también sentó las bases para comenzar a discutir lo regional. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 23 44). A los efectos de dar posibles respuestas, identifica cuatro caminos posibles para recorrer en una historia regional renovada. El primero es la producción de nuevas síntesis historiográficas de historia argentina desde las regiones y no solo con las regiones adentro. El segundo es la comparación entre experiencias históricas regionales para cruzar perspectivas y detectar patrones comunes y divergencias. El tercer camino que sugiere es el de profundizar la apuesta por la metodología de la historia conectada que, aunque inicialmente fuera practicada como la historia de los saberes, mercancías y personas que atravesaban fronteras nacionales, no impediría que se valiera de esa metodología para comprender fenómenos de circulación entre regiones. La última sugerencia es extender el uso de la escala local para estudiar espacios centrales del país. Retoma la lúcida propuesta de Dipesh Chakrabarty (2008), quien sostuvo que habría que “provincializar Europa”, en el sentido de forzar al centro a que desnaturalice prácticas, sentidos y creencias que han sido elevados al carácter de universal, esa agenda sería factible de seguir en el sentido de regionalizar, desnacionalizar o desuniversalizar al área metropolitana (Bohoslavsky, 2018). La región tiene su propia historia, la que tejen sus protagonistas, sus sujetos que la habitan y construyen esa espacialidad. Una vida propia, una cultura propia, no pensada como meramente periférica y como la expresión de una historia del interior que rescate los localismos (Agüero y García, 2010). A propósitos de esos relatos locales, es factible que, si se hiciera un relevamiento, sean más cuantiosos que la pródiga producción sobre la historia nacional, simplemente porque siempre ha existido y porque en casi todas las localidades del país siempre ha habido alguno o algunos letrados interesados en contar o reconstruir la historia de su terruño. Por lo regular, son historiadores diletantes, cronistas notables del lugar que, con coloridas narrativas, recuperaron efemérides, recolectaron leyendas y hazañas de personajes con colecciones de documentos de los archivos teseopress.com 24 • Diálogos sobre cultura y región locales, no pocas veces acopiados con un sentido de pertenencia personal a contrapelo de considerar el reservorio documental como un patrimonio de la comunidad. Han sido crónicas que pueden ser relativamente interesantes y coloridas, que suelen remarcar sucesos trágicos o heroicos, pero siempre prestos a recordar y revivir la memoria de hechos que pertenecen a la localidad, con los que sus habitantes se identifican por la cercanía de los personajes y del entorno donde se desarrolla la historia. Cuestión fundamental en la vida de una localidad y que la historia nacional no ha podido proporcionar. Esas valiosas y numerosas contribuciones realizadas por la historiografía regional han sido promovidas por los renovados enfoques de la disciplina, acompañados de otra realidad incuestionable, como el exponencial crecimiento en las provincias de los núcleos de investigación y de las carreras de postgrado en las universidades después de los procesos de normalización. La profesionalización del cuerpo docente y la formación de investigadores e investigadoras llevaron a la apertura de nuevas temáticas y problemáticas que pusieron su foco en los estudios sobre los espacios regionales. A esta renovación de la historia regional han contribuido diferentes disciplinas sociales, como la economía, la demografía, la sociología, la antropología, la teoría literaria, los estudios culturales y las ciencias políticas. Estos cambios llevaron a poner en valor los archivos a nivel local, al tiempo que potenciaron el trabajo en favor de recuperar y preservar esos fondos documentales. Registros escritos, orales e imágenes fueron pilares a la hora de fomentar esos nuevos estudios. El intercambio académico en congresos y reuniones promovió la formación de redes y la elaboración de proyectos colectivos de investigación multidisciplinar. Una prueba fehaciente es la conformación de la Red de Estudios Interdisciplinarios en Culturas y Regiones (REICRE), que ha llevado a que las editoras y algunas/os autoras/es de teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 25 la presente publicación consigan producir esta contribución que amplía significativamente el conocimiento sobre el espacio social que trabajan, dando cuenta de estas nuevas perspectivas metodológicas, de los diálogos transdisciplinares y del abanico de temáticas exploradas. Por otra parte, el crecimiento y puesta en valor de universidades como la de La Pampa, y, de modo particular, de la licenciatura y el profesorado en Historia, ha nutrido de un conjunto de profesionales que se formaron en carreras de postgrado a nivel nacional e internacional. Un proceso que ha sido acompañado de forma continua desde los años de la normalización de la vida universitaria, posteriores a la última dictadura cívico-militar, por el diseño de una política académica que se materializa de modo contundente con la prolífica actividad del Instituto de Estudios Socio-Históricos de la Facultad de Ciencias Humanas. La presente compilación es el producto de ese intenso y coherente trabajo. Sus editoras son parte de esa valiosa cantera de recursos humanos creativos que marcan una agenda académica en el campo historiográfico. Diálogos sobre cultura y región. Políticas, identidades y mediación cultural en La Pampa y Patagonia Central, siglos XX y XXI reúne todo el acervo de los aportes de la historia regional y del campo de estudios de la historia intelectual y cultural. Se consigue tender este puente a partir de colocar el foco en los sujetos, sus prácticas sociales y culturales, en los espacios de sociabilidad, en las prácticas de lectura, en las redes intelectuales y en la recuperación de tradiciones y memorias comunitarias. Un recorrido que, nuevamente, pone el acento en una exhaustiva indagación por fuera de la centralidad de Buenos Aires. Así, cada uno de los capítulos, acercan otras historias posibles, con otros matices, preguntas y sendas posibles de transitar. De hecho, en la introducción, se hace referencia a los prolíficos aportes que se han hecho y se continuarán produciendo en este campo de estudios. En este caso, las investigaciones que forman parte del texto rescatan una gran teseopress.com 26 • Diálogos sobre cultura y región cantidad de corpus desconocidos o escasamente transitados que se triangulan con fuentes más tradicionales, trabajadas y recorridas. Cada vez que se emprende la laboriosa empresa de compilar distintos trabajos, el desafío –y también el riesgo– que se asume es el de encontrar puntos de contacto, una suerte de hilo conductor, una coherencia entre las distintas líneas de investigación, atravesadas por enfoques disciplinares diferentes, estrategias metodológicas y categorías de análisis diversas. Esto, que puede ser un escollo o un punto de tensión, es la mayor riqueza del presente libro porque pone en evidencia un trabajo sostenido en el tiempo, con encuentros e intercambios que llevan a la fluidez a la hora de articular los capítulos dentro de las secciones que organizan el texto. Se advierte ese esfuerzo por buscar que esas categorías de análisis, enfoques teóricos, metodológicos y disciplinares se complementen, encontrando lecturas comunes y modos compartidos de concebir las tramas culturales. Una atenta lectura de esta publicación da muestra acabada de que el recorte de escala de análisis en lo regional atiende el contundente planteo que oportunamente formulara Paul Ricoeur (2000) al señalar la inconmensurabilidad de las dimensiones. Cambiar la escala de análisis no implica ver las mismas cosas más grandes o más chicas. Se trata de visualizar encadenamientos diferentes en configuración y en causalidad. Quienes participan de la mencionada red se han fijado como objetivo de máxima reflexionar sobre los modos de producir culturas regionales en Argentina y América Latina. Como advertirán los lectores y las lectoras de este texto, en “ese revés de la trama” (Fernández, 2008), podrán constatar que se consigue, más allá de abordar un espacio regional concreto, reconstruir una cartografía social y cultural que pone en conexión distintas escalas donde se transita por vínculos de comunicación, pero también de tensiones e hibridación. Puede reconocerse, incluso, que esa región que se estudia como el producto de una construcción cultural teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 27 nunca lineal todavía no está acabada. Es una construcción y reconstrucción dinámica y permanente, donde los y las agentes sociales la reconfiguran. Ese entretejido de relaciones entre lo macro y lo micro permite comprender ese espacio social, con sus especificidades, singularidades, con zonas de contacto y puntos en común y no como una otredad fuera del centro. Atrás quedó esta idea de pensar a esas cartografías sociales como descentradas, como esa otredad donde lo que acaece es un espejo, reflejo (a veces distorsionado) de lo que la hegemonía política, cultural y social de la gran urbe marca como ritmo histórico. Decía que los escritos que se reúnen en esta compilación no solo retoman los aportes de la historia regional, sino que dialogan con la producción proveniente de los estudios de la historia intelectual. Los espacios y trayectorias intelectuales a nivel regional manifestaron inquietudes específicas que no coincidieron necesariamente con los debates intelectuales de los centros, y esto permite aproximarse a las diferentes dinámicas políticas, culturales y sociales. De tal modo, la reconstrucción de los campos culturales y sus problemáticas es una forma de acceder a un conocimiento más profundo de las sociedades que los contienen. Como lo dijeron María de los Ángeles Lanzillotta y Claudia Salomón Tarquini (2016), las fuentes de las que disponen quienes hacen investigaciones ligadas al mundo intelectual y de la cultura en espacios regionales son, por lo general, escasas; lo mismo ocurre con los archivos que se caracterizan, en muchas oportunidades, por la dispersión. De allí que sea compleja la reconstrucción de esos vínculos (Martínez, 2016). Campos culturales que refieren a una cultura propia, la de su gente. Esa gente común y corriente, de la que se nutren sus referentes intelectuales, los mediadores y productores culturales que recuperan, reconstruyen y difunden lo que ese pueblo de a pie produce. Se recupera a esos sujetos que producen cultura, entendida como “pautas o telaraña de significados”, como sugerentemente lo ha explicado teseopress.com 28 • Diálogos sobre cultura y región Clifford Geertz (1973). Como argumentó el máximo referente de la antropología simbólica, esa trama tejida por los propios sujetos sociales, en la que quedan ineluctablemente atrapados, dota de sentido sus conductas y permite hacerla comprensible. Se puede afirmar que no existe cultura sin sujeto ni sujeto sin cultura. Aquí, nos vamos a encontrar con sujetos que producen cultura y que definen su identidad a partir de esa producción y mediación cultural. Los conceptos de cultura y de identidad constituyen una pareja indisociable. La identidad (las identidades), en tanto se construye a partir de la apropiación, por parte de los actores sociales, de determinados repertorios culturales considerados simultáneamente como diferenciadores (hacia afuera) y definidores de la propia unidad y especificidad (hacia adentro). Es decir, la identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos. En efecto, ya Immanuel Wallerstein (1992) señalaba que una de las funciones casi universalmente atribuida a la cultura es la de diferenciar a un grupo de otros grupos. Representa el conjunto de los rasgos compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no enteramente compartidos) fuera de este. De aquí su papel de operadora de diferenciación. Pensar las identidades desde una cualidad relacional y no como un conjunto de cualidades predeterminadas –raza, color, sexo, clase, cultura, nacionalidad, etc.– implica reconocer que es una construcción nunca acabada, abierta a la temporalidad, a la contingencia, una posicionalidad relacional solo temporariamente fijada en el juego de las diferencias (Arfuch, 2005). Como afirman, en la introducción, Paula Laguarda y Anabela Abbona: más que rasgos e individuos, desde esta perspectiva se requiere conocer y conceptualizar espacios y regímenes de sentido, y prestar especial atención a componentes como la teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 29 heterogeneidad, la conflictividad y la desigualdad social de esas construcciones, su historicidad y los fenómenos de poder que las atraviesan y modelan. Esa cultura fuertemente imbricada en procesos de orden político, económico, social, religioso, entre otros, es la que aparece aquí desde una dimensión regional. Se puede afirmar que, detrás de esta convergencia de la historia regional y la historia intelectual descentrada, se abreva en una historia social de la cultura a nivel regional. Ciertamente, la historia social se ha vuelto más compleja. Las y los historiadores sociales relacionan mejor las estructuras y procesos con las percepciones y los hechos. El estudio de los intereses es complementado con el estudio de las experiencias. Las y los historiadores sociales han aprendido a tomar en serio el lenguaje. Hoy, tienen una mayor conciencia del carácter construido de sus objetos de estudio por la intervención semántica, social y política de los contemporáneos, así como por las categorizaciones del investigador. Son, ahora, más sensibles a la contextualización y han establecido nuevas alianzas con antropólogos e historiadores de la cultura. Su trabajo se ha hecho más autorreflexivo, avanzando en descodificar prácticas simbólicas. Esa notable expansión y diversificación de la historia social, de algún modo, contribuyó a pensar en otros espacios, en otros actores, en otras formas de producir cultura. Este enriquecimiento de enfoques abona la perspectiva que coloca el interés analítico en esos otros intelectuales, los que no están en los supuestos centros o las metrópolis. Según Ana Teresa Martínez (2013), esos otros intelectuales no actuaban en un campo (relativamente) autónomo, o, si lo hacían, solamente alcanzaron posiciones marginales. Flavia Fiorucci expresa, en su contribución en este libro, que esa valiosa producción sobre el campo de la historia intelectual ha identificado la necesidad de ensanchar la agenda de investigación hacia espacios menos obvios o rutilantes de algunas metrópolis, e incorporarlos no como meros anexos teseopress.com 30 • Diálogos sobre cultura y región o casos singulares, sino como parte de una dinámica que trasciende aquello que se identifica como “local”. Como sugerentemente propone, siguiendo a Martínez, “el reconocimiento de las asimetrías contextuales para desarrollar un proyecto intelectual no resulta para este programa historiográfico en imposibilidad, sino en diferencias”. Más bien se trata, entonces, de indagar “entre centros y circulaciones que descentran”, reconstruir las redes, los vínculos locales, regionales, nacionales y transnacionales. Resulta como un campo de posibilidades pensar en términos de múltiples centros, tanto pequeños y medianos como parte de una trama de producción y circulación, y las diversas tramas de atracción e intercambios, entendiendo que todos estos circuitos gozan de una transversalidad con experiencias, intercambios e itinerarios cambiantes (Martínez, 2016, p. 18). Entenderlos como “productores culturales” permite un abordaje no solo más amplio, sino que presta atención a los denominados “intelectuales de provincia” y a los “intelectuales de pueblo” (Martínez, 2013, p. 171). Dentro de esos productores, mediadores, intelectuales de provincias y locales, están los maestros y las maestras. Hace muchos años ya, en un artículo, se propuso –tal vez tempranamente para el tipo de indagaciones de la historiografía en nuestro país, donde los temas relacionados con la historia de la educación parecían de un menor rango de peso académico– la noción de un maestro y pedagogo, Víctor Mercante, como un “agente político e intelectual” (Lionetti, 2006). La hipótesis del artículo pasaba centralmente por verlo no como el claro exponente de un normalista centralista y verticalista, sino, más bien, como ese agente que desplegó –no sin contradicciones y desplazamientos– sus intereses en el campo de lo político, pero también en la búsqueda de un reconocimiento dentro del campo intelectual y pedagógico. El límite de ese trabajo pasó por tratarse de un normalista reconocido y visitado por la historia de la educación. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 31 Con el tiempo, la indagación rescató a los otros y las otras, a los y las menos rutilantes y lejanos/as de los poderes centrales. Un punto de inflexión significaron las jornadas tituladas Los otros intelectuales: curas, maestros, intelectuales de pueblo, periodistas y autodidactas, realizadas en septiembre de 2012. En el dossier que coordinó Flavia Fiorucci (2013), en la revista Prismas, se reunió un conjunto de trabajos que dejaron en evidencia que la historia intelectual desde las metrópolis dejaba fuera cuestiones importantes de la producción y circulación de bienes culturales. En el caso particular de la historia cultural e intelectual de La Pampa y Patagonia, cuenta con valiosas producciones, tal como muestran las citas de los diversos trabajos que componen este libro. En ese sentido, la relevancia del aporte de esta nueva publicación pasa por recuperar otras agencias de figuras que alcanzan cierta notoriedad con un proyecto y despliegue intelectual. Se puede dar cuenta de sus límites, pero también de las evidentes condiciones de posibilidad con las que contaron en esos espacios. Se avanza en la recuperación de otras redes y espacios de sociabilidad y las variadas prácticas de lectura. De nuevo, aparecen centralmente maestros/as que fundan escuelas, crean bibliotecas, editan revistas y escriben libros, y lo hacen desde esa identidad normalista y desde su misión educadora, como analiza Flavia Fiorucci. Pero también en la clave de mostrar puntualmente la proyección de un educador, a partir de su capital de conocimiento y relacional, como propone Leda García al centrarse en la figura de Juan Ricardo Nervi. Un maestro y pedagogo reconocido más allá de las “fronteras pampeanas”, que hizo gala de su condición intelectual. Lo sugestivo del escrito es que puede profundizar sobre ese accionar a partir de recuperar los textos de dos de sus conferencias que expresan el papel que cumplieron sus lecturas en la formación de su pensamiento, las redes de sociabilidad y los contactos que su trayectoria profesional le permitió adquirir. teseopress.com 32 • Diálogos sobre cultura y región La conexión entre lo nacional y lo regional en la circulación de ideas y en la articulación entre políticas culturales, promovidas por elites y autoridades nacionales, se advierte fehacientemente en la propuesta de Melina Caraballo. Un aporte que se revela innovador al articular esos movimientos que institucionaliza la visión conservadora del folklore criollo, de la mano del nacionalismo católico, y el lugar de la mediación que llevaron a cabo las y los docentes normalistas que, en algunos casos, les permitió posicionarse como conocedores de una serie de saberes sobre folklore en un marco en el que, institucionalmente, no estaba aún reconocido a nivel nacional. Esa suerte de folkloristas avant la lettre, como los define la autora, y su desempeño en la recopilación de estos registros muestra de qué modo esa identidad de los normalistas los diferencia de otro tipo de intelectuales de pueblo o provincias, como sostiene Fiorucci, por esos recorridos singulares y por ese tránsito entre la profesión, la vocación y la misión. La configuración de su identidad fue el producto de una combinación entre el proceso subjetivo, autorreflexivo y de autoasignación de un repertorio de atributos culturales, generalmente valorizados y relativamente estables en el tiempo, y el reconocimiento de los demás sujetos con quienes interactuaron dentro de sus comunidades. Por eso, puede afirmarse que las identidades de estas figuras intelectuales son identidades cualitativas que se forman, se mantienen y se manifiestan en y por los procesos de interacción y comunicación social (Habermas, 1987). A la par que algunos y algunas profesionales del magisterio fueron referentes de ese mundo intelectual a nivel local y provincial, se puede identificar el avance –nunca lineal–de la escolarización y, con ello, los mayores porcentajes de alfabetización. Como se muestra en el hilo conductor del libro, la vida cultural del entonces Territorio Nacional de La Pampa se expandió entre los años veinte y treinta del siglo XX, fuertemente vinculada con escuelas, bibliotecas teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 33 y otras entidades que tenían a los maestros y las maestras como principales promotores/as culturales. La expansión de esos espacios de sociabilidad se acentuó en los años venideros, cuando se avanza en la reconstrucción de los acervos bibliográficos y la circulación de textos durante la gestión peronista (1946-1955), momento en que ese mayor dinamismo –tanto a nivel nacional y regional– se tradujo en una mayor presencia de las bibliotecas populares. De allí que también se retome como interés indagar en el vínculo que establecieron los habitantes pampeanos con el mundo de lo escrito. Esa suerte de democratización de bienes, prácticas y repertorios culturales le permite a Micaela Oviedo exponer la relevancia de la expansión del mercado de lectores y de sus prácticas de lectura y de qué modo otorgaron significados a las instituciones en donde participaron. Esa ampliación del campo de investigación sobre la diversidad de agentes intelectuales, los circuitos, artefactos y productos culturales que circulaban, que ponen en juego diversas escalas de análisis (local, regional, interregional, nacional e internacional), recuperan los vínculos de comunicación, pero también de conflicto, de tensión y de hibridación, como sostienen las editoras. Una clara demostración de lo lábiles que suelen ser las fronteras entre centros y periferias, pero también entre capitales e interiores, permitiendo abordar aspectos más innovadores. Tal es el caso de la propuesta de Florencia Prina, quien estudia la conformación del campo artístico pampeano, entendiéndolo como un mundo del arte –retoma la conceptualización de Becker (2008)– al que presenta en su condición doblemente periférica (respecto de los centros artísticos nacionales, pero también de otros espacios regionales), donde las acciones de agentes privados y de actores del Estado provincial movilizan intereses y proyectos que confluyeron en la consolidación tardía del campo. Nuevamente, aquí, se reconstruyen esas redes de artistas e intelectuales en espacios artísticos teseopress.com 34 • Diálogos sobre cultura y región locales, que les permite conformarse como un espacio autónomo y diferenciado, con reglas propias y definidas. Como explica la autora, los plásticos pampeanos tuvieron una gran participación en el proceso de construcción de la identidad cultural provincial y su propia identidad como artistas pampeanos, con sus acuerdos, pero también con sus tensiones.4 En una misma senda innovadora, Ana Romaniuk estudia, a través del abordaje de cuatro registros fonográficos, el vínculo entre ciertas canciones y poesías creadas en la provincia de La Pampa y la representación del espacio geográfico. Muestra de qué modo estas producciones sonoras pueden generar identificaciones con el paisaje cultural entre los años sesenta y setenta. Retoma los trabajos realizados por investigadoras pampeanas (Salomón Tarquini y Laguarda, 2012; Laguarda et al., 2011; Salomón Tarquini, 2016; García, 2013) sobre las políticas culturales llevadas adelante, tanto por organizaciones del Estado como por las iniciativas privadas, para trazar un recorrido por estas construcciones identitarias que vincularon la música y la poesía con el paisaje, el entorno natural y la actividad humana en esa provincia. Una aproximación que deja abierta, tal como lo explica, la posibilidad de seguir explorando sobre el lugar que ocupan la “cultura del campo” y la “cultura del oeste” en esa pampeanidad. En definitiva, una construcción de configuraciones simbólicas que, atravesadas por lo sonoro y la mediatización de la voz en el disco, consiguen desbordar la palabra escrita. En la última sección, el capítulo de Verónica Domínguez vuelve a recuperar la centralidad de una maestra: Berta Vidal de Battini, también analizada en otro contexto 4 Al respecto, un trabajo estimulante sobre el papel de los artistas, en este caso particularmente en torno a la figura de Berni y su circulación por la escena artística europea y luego su radicación –y circulación– en el país, que se convierte en adalid de un arte nuevo, es el de Fantoni (2014). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 35 por Melina Caraballo.5 Aquí, el interés pasa por analizar de qué modo esta educadora coordinó la implementación de una segunda Encuesta de Habla Regional (1950), impulsada por el Consejo Nacional de Educación y el Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en todas las escuelas de las provincias argentinas y territorios nacionales. En este caso, lo que se revisa y analiza son los cuestionarios y respuestas a partir de los legajos remitidos desde los Territorios Nacionales de Chubut y Río Negro en pos de poner en evidencia la presencia de las lenguas indígenas registradas por las y los educadores. Se retoma ese rol de maestros y maestras como mediadores, en sus instancias de apropiación (y tal vez se podría decir de resignificación) de los instrumentos de colecta proporcionados, atendiendo las tradiciones disciplinares en las que se inscriben y los cruces implicados con las iniciativas predecesoras. El capítulo reseña el marco ideológico en el que se sustentó la encuesta, las instrucciones y recomendaciones diseñadas para maestros y maestras que oficiaban de colectores/as y algunas de las respuestas registradas. Así, se reconstruye la trayectoria académica de Berta Vidal de Battini y su labor en la confección de instrumentos de registro, pero también reafirmando el relevante rol desempeñado por maestros y maestras en esa mediación entre las disposiciones estatales y la realidad lingüística territoriana. Esa “gesta lingüística etnográfica” federal que promovió el borramiento de las lenguas indígenas, pero que no dejó de relevar las etnografías y el desplazamiento lingüístico de 5 También cabe señalar que, en un pormenorizado y atractivo escrito, M. S. González sigue la trayectoria de dos educadoras de la ciudad Azul –provincia de Buenos Aires– y comprende su accionar en un proyecto más amplio referido a una “obra pedagógica” que traspasa las aulas. Advierte también, en un enfoque en clave de género, de la historia de la educación, de la historia cultural y de la historia intelectual, cómo estas docentes operaron como articuladoras y mediadoras culturales, lo que le permite comprobar que fue precisamente la condición de educadoras la que las habilitó a irrumpir con fuerza en lo público y comenzar a adentrarse como gestoras culturales (González, 2021). teseopress.com 36 • Diálogos sobre cultura y región la región, entra en diálogo con el último capítulo que cierra este texto. En su escrito, Ignacio Roca, desde un enfoque en términos de una “multivocalidad revisada” o desde los llamados “estudios críticos del patrimonio”, busca analizar su propia praxis como sujeto, antropólogo y funcionario estatal, en el marco de esa articulación entre las comunidades indígenas, los centros académicos, los actores civiles y los organismos del Estado provincial en La Pampa, en relación con la gestión del patrimonio arqueológico. A lo largo de su escrito, presenta tópicos nodales en torno al modo en el que el pueblo ranquel se instituyó como elemento clave de pampeanidad, entrando en tensión con ese imaginario nacionalista de la “araucanización de las pampas”, como gentilicio extranjero a la nación argentina. Expone la distribución desigual del poder en tanto cada Estado nacional construye un campo de interlocución, en el cual los actores y grupos se posicionan como parte del diálogo, a la vez que entran en conflicto con otros actores y grupos. Como destaca, si bien las fronteras nacionales y provinciales han sido una construcción, impuestas arbitrariamente y dejando, en muchos casos, a un mismo pueblo indígena separado de uno u otro lado, su materialidad también es innegable y las dinámicas de las relaciones al interior de las provincias han ido perfilando “formaciones provinciales de alteridad”, identidades extrañas, otredades no pertenecientes al “nosotros” hegemónico. Todos los trabajos aquí reunidos revelan rigor heurístico, producto de una exhaustiva y minuciosa recuperación de registros documentales como fuentes oficiales, textos y escritos, canciones y tradiciones orales. El esfuerzo metodológico se pone en diálogo con sólidos enfoques teórico-conceptuales, que permiten –más allá de las distintas tradiciones disciplinares– avanzar sobre esos registros culturales más variados, complejos e inclusivos. Nuevamente, puede pensarse que esa producción, mediación y circulación cultural muestra lo resbaladizo a la hora de considerar teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 37 el “centro” o los “centros”, tal como advirtió Ana Teresa Martínez (2013). Una vez más, como supo decir Ricardo Pasolini (2013) –recuperando a Darnton–, al retomar cartografías sociales como las que se transitan en esta publicación, pueden visualizarse esos espacios donde parecieran “suceder las verdaderas cosas” (p. 13). El rigor de estos trabajos y sugerentes análisis dan cuenta de lo mucho y bueno que se ha avanzado en este campo que pone en relación lo regional, lo local y la producción cultural. Pero, también, anuncia lo mucho que esta REICRE va a seguir generando en la producción de conocimiento. No queda más que agradecer la estimulante y generosa posibilidad que me dieron de aprender y de disfrutar más allá de transitar tiempos aciagos y de introspección. Referencias bibliográficas Agüero, A. C. y García, D. (Eds.). (2010). Culturas interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura. Ediciones Al Margen. Arfuch. L. (Comp.). (2005). Identidades, sujetos y subjetividades. Prometeo. Aymard, M. (2001). De la Médirerranée à l’Asie: una comparaison nécessaire (commentaire). Annales HSS, 56(1), 43-50. Aguirre Rojas, C. A. (2015). La historia regional en la perspectiva de la corriente francesa de los Annales. 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Culture as the Ideological Battleground of the Modern World-System. En M. Featherstone (Ed.), Global Culture (pp. 31-55). Sage Publications. teseopress.com Parte I. Las maestras y los maestros: mediación y producción cultural teseopress.com teseopress.com 1 El maestro y la maestra como figuras intelectuales FLAVIA FIORUCCI Nuevos objetos para la historia intelectual ¿Qué es un intelectual? ¿Quiénes conforman ese grupo de varones y mujeres a los que una sociedad identifica como sus intelectuales? ¿Cuál sería el o los atributos que nos permiten hablar de una persona como un intelectual? Como se sabe, es un término que ha sido objeto de numerosos debates y elucubraciones teóricas a partir de que este ganó popularidad a fines del siglo XIX en Francia. Sería posible hacer una historia de la evolución del concepto, identificar escuelas, separar abordajes, rastrear usos nacionales e incluso asistir a discusiones sobre el declive o ausencia de esta figura en determinada sociedad o momento. No faltarían tampoco los discursos condenatorios sobre la figura y el rol desempeñado en ciertos sucesos históricos.1 No es el 1 Para ordenar algo de este vasto corpus y tener alguna idea más o menos apretada, pero clara de este debate, podemos organizar las definiciones en una especie de grilla imaginaria dividida en dos grandes grupos de definiciones: las definiciones normativas y las sociológicas. Las primeras agruparían a aquellas perspectivas que ven al intelectual como una categoría ocupacional, es decir, quien se ocupa de las ideas y la cultura. Las segundas definen al intelectual como alguien poseído por una determinada actitud hacia la verdad, el análisis y el saber. Entre estas últimas, podemos ubicar un subgrupo que sostiene que el intelectual es alguien que detenta alguna forma de “autoridad cultural” o moral que le permite y le exige, al mismo teseopress.com 43 44 • Diálogos sobre cultura y región objetivo de este escrito desandar esta discusión. Sobre esta, existe una interesante bibliografía en la cual apoyarse. A los efectos de nuestra argumentación, interesa, sin embargo, señalar que los múltiples usos y visiones acerca de esta categoría y del actor social que designa han derivado en una copiosa literatura dedicada al estudio de casos: es decir, a observar a aquellos, y en menor medida a aquellas, a quienes se identifica como los intelectuales en distintos contextos nacionales y temporales. En la historiografía argentina, también es posible recortar un corpus dedicado al estudio histórico y contextual de los intelectuales.2 En distintas universidades y centros académicos, se han elaborado, en las últimas décadas, numerosos trabajos acerca de la historia de los intelectuales en el país. Hasta hace poco tiempo, el grueso de esa producción se enfocó en el estudio de los grandes nombres, de aquellas figuras, en general masculinas, que gozaron de la atención del público, de otros intelectuales y, específicamente, de la crítica.3 Figuras, además, que realizaron o legitimaron su carrera en los grandes centros urbanos. También, cuando el foco fue puesto sobre determinadas empresas intelectuales, revistas, por ejemplo, los estudios se centraron en mayor medida sobre los ejemplos más conocidos.4 Si bien los 2 3 4 tiempo, dirigirse sobre cuestiones de interés público a un público mayor que el de su propia especialidad. Los distintos autores que se han ocupado de este tema han enfatizado alguno de estos dos polos. En su denominador mínimo, podemos entender al intelectual como alguien que participa de la producción, distribución e inculcación de las significaciones o bienes simbólicos. Sobre el tema, existe una profusa literatura, que resume Altamirano (2006). Un balance de la historia intelectual en Argentina puede leerse en Bruno (2010). Un ejemplo de cómo la historia intelectual en la Argentina ha estado principalmente enfocada a los grandes nombres, en general masculinos, puede observarse en la síntesis propuesta por Terán (2008). Como ejemplos de algunas obras recientes de esta historiografía, pueden mencionarse Bruno (2011), Di Pasquale Summo (2015), Petra (2017) y Szurmuk (2018). En los últimos años, se han publicado numerosos estudios sobre revistas y también trabajos que las abordan como fuentes para ilustrar la vida de los intelectuales en un determinado contexto. Esta producción se ha beneficia- teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 45 motivos para iluminar dicha zona de la vida cultural e intelectual no precisarían ser justificados, en tiempos recientes, distintas investigaciones (entre las que se pueden incluir los trabajos reunidos en este libro) han alertado directa o indirectamente de la estrechez de esta mirada si lo que se quiere es entender la dinámica cultural e intelectual a escala nacional. Estas mismas investigaciones han identificado la necesidad de ensanchar la agenda de investigación hacia espacios menos obvios o rutilantes del campo intelectual, es decir, menos determinados por la vida cultural o por la relevancia y notoriedad de algunas metrópolis, e incorporarlos no como meros anexos o casos singulares, sino como parte de una dinámica que trasciende aquello que se identifica como “local”.5 El objetivo de elaborar mapas más equilibrados de la historia cultural nacional está habitado por dos movimientos que a veces aparecen juntos y otras, separados. Por un lado, requiere moverse del centro (o de los centros, dependiendo del caso) hacia aquello que se conoce como las periferias, reconociendo el carácter histórico (y por ende cambiante) de los espacios que se constituyen como centro o periferia. Hay ciudades que, en un determinado momento, se vuelven espacios dinámicos de la vida cultural y otras que, en cambio, por razones diversas, declinan. Al mismo tiempo, el propósito de proveer una historia más proporcionada obligó a ampliar el repertorio de agentes, circuitos, artefactos y productos culturales a estudiar. En general, las figuras estelares no abundan en las ciudades medias, ni en 5 do de la labor que se realiza desde el proyecto Archivo Histórico de Revistas Argentinas (www.ahira.com.ar). Numerosas revistas que antes eran de difícil lectura se encuentran ahora digitalizadas en ese portal. Allí, también se publican numerosos estudios sobre revistas. Es posible observar un paulatino interés por proyectos editoriales menos conocidos, algunos de ellos nacidos en espacios regionales, lo que está a tono con el proyecto de abordar la historia cultural e intelectual a escala nacional. Entre los trabajos que forman parte de este programa historiográfico, se pueden mencionar Agüero y García (2010), Laguarda y Fiorucci (2012) y Orquera y Sánchez Patsy (2019). teseopress.com 46 • Diálogos sobre cultura y región los pueblos, entre otras cosas porque, en esos espacios, aunque puedan existir mecanismos de consagración, como por ejemplo premios, su impacto se circunscribe al plano local. Además, la geografía por donde discurre la vida intelectual y los modos de organización de los sectores intelectuales son más acotados que en las grandes ciudades. Los centros universitarios son escasos o incluso inexistentes, hay una menor densidad de la actividad editorial y de los espacios que aglutinan a los intelectuales. Cuentan, además, con menos alternativas para la profesionalización de los productores culturales. Estas situaciones no significan, como advierte Ana Teresa Martínez (2013a), “el bloqueo del desarrollo cultural, solamente lo condicionan” (p. 18). Es decir que el reconocimiento de las asimetrías contextuales para desarrollar un proyecto intelectual no resulta para este programa historiográfico en imposibilidad, sino en diferencias. En este trabajo, propongo unas breves reflexiones sobre una de esas figuras que ha sido incluida en esa lista más inclusiva de operadores, mediadores y agentes culturales: la del maestro y la maestra. El ejercicio pretende discutir algunas de las especificidades de ese caso, concentrándose en las primeras décadas del siglo XX. No es la intención de este escrito evaluar la condición de intelectual o no de ese agente en ese momento, ni fijar un umbral a partir del cual se podía hablar de un maestro como miembro de las elites culturales. El texto señala aquellos aspectos distintivos que es preciso no perder de vista a la hora de abordar las obras y las trayectorias de maestros y maestras de ese período que los apartan del resto de las figuras que comúnmente se identifican como intelectuales. Para esto, en la siguiente sección, se aborda el protagonismo que maestros y maestras asignaron a su trabajo como docentes a la hora de construir su proyecto intelectual. En ese apartado, también se discute el modo en que la idea misional que rodeaba el oficio, al mismo tiempo que habilitaba a educadores y educadoras un lugar en el espacio público, condicionaba sus modos de inserción. La tercera parte del texto se detiene en el caso teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 47 de las mujeres maestras que actuaron como intelectuales y observa que, para ellas, los imaginarios profesionales y de género se anudaron y potenciaron entre sí, influyendo sus modos de actuar en la esfera pública. Particularidades de los maestros y las maestras como intelectuales Los maestros y las maestras que han sido tratados/as por la bibliografía como intelectuales serían aquellos que, a la par de su labor docente, animaron el espacio cultural e intelectual de las localidades en que trabajaron, de ahí su pertinencia para ese mapa más equilibrado que mencionamos antes. En la Argentina de principios del siglo XX, estos podían ser empleados de las provincias, del Consejo Nacional de Educación en los territorios nacionales6 o de instituciones privadas como congregaciones religiosas o asociaciones étnicas. Entre otras cosas, publicaron libros, crearon bibliotecas, diarios y revistas, escribieron en la prensa escrita, organizaron grupos y asociaciones culturales y artísticas. Es decir que, en sus lugares de inserción, desplegaron actividades y prácticas propias de los intelectuales, pero, como dijimos antes, lo hicieron en un mundo cultural más acotado, sin la densidad que caracterizaría a lo que la literatura identifica como un campo intelectual. Sin embargo, su condición de “intelectuales diferentes”, en otro lugar los hemos llamado “los otros intelectuales” (Fiorucci, 2013a), no estaría dada solamente “por causa de la provincianía o del carácter pueblerino”, por la falta de densidad antes mencionada, sino porque –como sostiene Ana Teresa Martínez- “participa[ban] simultáneamente de otro campo, 6 También existían otro tipo de instituciones educativas privadas y algunos de ellos podían desempeñarse en estas. teseopress.com 48 • Diálogos sobre cultura y región que los constituye en lo que son y donde tienen intereses simbólicos simultáneos” (2013b, p. 179). Uno de los aspectos más obvios, pero no por eso sin implicancias por tener en cuenta, es que los maestros a los que nos estamos refiriendo eran empleados asalariados (en general, del Estado) que realizaban una tarea a la que el propio Estado le adjudicaba una importancia muy particular. Claramente, trabajar de una actividad ajena a aquello que se ha elegido como proyecto intelectual no fue algo exclusivo de este tipo de figuras. En cierta medida, puede pensarse como una característica de una sociedad como la argentina, con un campo intelectual cuya institucionalización fue tardía e incompleta. Es por esto mismo que, a lo largo de la historia de este país, la docencia y el empleo estatal proveyeron de sustento a un número importante de escritores con trayectorias consideradas exitosas. Leopoldo Lugones, Manuel Gálvez, Jorge Luis Borges, para mencionar algunos casos de intelectuales de esa época, fueron empleados del Estado. El periodismo también fue, para muchas figuras de las letras, una ocupación que les permitió sostener sus carreras literarias. En este grupo, podemos identificar a escritores como Alberto Gerchunoff, Eduardo Mallea y Manuel Mújica Láinez, quienes trabajaron en distintas secciones y por períodos muy largos en el diario La Nación. La diferencia que los separaba de los maestros es el lugar que ocupaba ese empleo en su identidad como figuras intelectuales. Para los y las docentes, como los que pueden poblar las páginas de un libro como este, el trabajo con el que ganaban su salario era constitutivo de su identidad porque estaba asociado a una función muy particular. Ellos y ellas hablaban, escribían y actuaban en el mundo de la cultura vistiendo de formas diversas ese traje de maestros o maestras. Veamos, por ejemplo, el caso de Julián Ripa que he discutido con mayor detenimiento en otra parte (Fiorucci, 2016a). Ripa fue un maestro con una actuación destacada en el mundo cultural y educativo de la ciudad patagónica de Esquel. Este trasladó la apuesta civilizatoria que suponía su función de teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 49 maestro rural en prácticas y empresas acordes a ese medio. Fundó escuelas, las dirigió, participó, aunque brevemente, de la política y la gestión local, escribió esporádicamente en el diario regional y finalmente produjo, resultado en gran medida de su experiencia como maestro, una obra escrita. No solo los trazos de su paso por el magisterio se pueden identificar en sus acciones, sino que incluso al momento de explicar su inclinación literaria recurrió al magisterio. En una entrevista en el diario El Fueguino de Ushuaia, guardado en una caja de recortes de su archivo personal, situó el nacimiento de su vocación en un día concreto: su primera jornada como maestro en la escuela Cushamen: Creo que mi decisión de escribir nació con mi primer día de clases en la Escuela 15 de Cushamen, cuando ví la fila de alumnos semidesnudos, semidescalzos, que con cara de hambre se formaron ante mi. Entonces empecé a mandar algunos artículos a un diario de Santa Rosa (La Arena), los que firmaba con un seudónimo. Aunque no escribí entonces ningún libro, lo lleve dentro de mi cuarenta años. Un día llego la decisión de hacerlo. No quería morir sin dar testimonio de mi experiencia docente, que era la experiencia de todos los maestros rurales patagónicos. Por el mismo motivo vino después el segundo libro Recuerdos de un abogado patagónico. La representación que hicieron de sí mismos los escritores en relación con las ocupaciones con la que percibían su salario es muy distinta. El escritor Ezequiel Martínez Estrada fue empleado del correo nacional. El empleo que pagaba su sueldo no era parte del tejido con el que construía su autoridad como escritor. Leopoldo Lugones escribió extensamente sobre educación, pero no lo hizo desde el lugar del docente. Aun en Didáctica (un tratado donde abordó los problemas que aquejaban a la educación a principios del siglo XX en Argentina) no se refugió en la voz de un maestro. No fue a esa autoridad o legitimidad a la que apeló Lugones. Es decir, que una similar situación material –ser un empleado estatal– no ocupaba para maestros y escritores teseopress.com 50 • Diálogos sobre cultura y región el mismo lugar a la hora de intervenir en la arena cultural. El empleo estatal fue vivido por los escritores antes mencionados como un tiempo restado al proyecto intelectual. Jorge Luis Borges, empleado en una biblioteca municipal, decía que, de la una a las siete, sus “horas oficiales […] de trabajo”, se sentía “un impostor, un chambón, un equivocado esencial”. Solo de noche, una vez liberado de dichos quehaceres, podía “sentirse un escritor” (Borges, 1935, p. 132). En cambio, los maestros y las maestras de ciudades pequeñas, que fundaron escuelas, crearon bibliotecas, editaron revistas y escribieron libros, compusieron una representación de sí mismos como figuras intelectuales en un vínculo más armónico, o por lo menos más estrecho con su condición de docentes, con la experiencia que habían adquirido en ese ejercicio y con el ethos que rodeaba esa actividad. La idea de misión asociada a la tarea que tenían por delante distinguió a maestros y maestras en el universo de figuras dedicadas a lo intelectual y, con esta, tejieron su protagonismo en la vida social. Para obtener su título, los maestros y las maestras debieron pasar por una experiencia institucional y educativa común: las aulas de la escuela normal. Desde 1870 hasta mediados de siglo XX, los estudios magisteriales se seguían en la Argentina luego de terminados los estudios primarios y estaban regidos por un programa de cobertura nacional.7 En ese establecimiento, las y los alumnos debían cursar un poco más de una decena de materias por año, las cuales cambiaban a lo largo de la formación. Entre las asignaturas impartidas, estaba la enseñanza de la pedagogía, la historia, las matemáticas, el idioma nacional y el extranjero, los ejercicios físicos y las labores manuales; pero, a su vez, las y los estudiantes eran socializados en todo un deber ser que comprendía su tarea. A maestros y maestras se los/as preparaba para enseñar (concretamente, alfabetizar), pero también para civilizar y nacionalizar, es 7 Para una breve descripción del normalismo, ver Fiorucci y Southwell (2019). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 51 decir, se los/as educaba para que transmitieran una serie de valores asociados a esos objetivos. En la escuela normal, se instruía a sus estudiantes en la necesidad de propagar conductas relacionadas con la higiene, el orden y la moral de la época. Allí, también aprendían que nacionalizar era uno de los objetivos fundamentales de la escuela primaria y debían colaborar en esa tarea. El imperativo nacionalista se trasmitía a través del currículum formal (la enseñanza de la historia nacional apuntaba a enfatizar el sentimiento patriótico), y por medio de toda una pedagogía que se irradiaba a través de los actos escolares, de los libros de textos y de los discursos que escuchaban de las autoridades educativas. A esta demanda, se le agregaba la de una formación continua luego de terminados sus estudios a través de la lectura, la participación en charlas y la vinculación “con el mundo de la renovación y la discusión pedagógica”. Es decir, como resumen Fernández y Caldo (2013), “el normalismo estimulaba la superación intelectual y personal” (p. 16). Por todo lo dicho, el rol convergía en un imaginario que exaltaba la relevancia de esa tarea y alimentaba conductas asociadas a lo intelectual. Basta recorrer la prensa educativa para observar la proliferación de mensajes que enaltecían la figura del maestro y la maestra en función de su labor a favor del progreso y de la nación. La tarea, entonces, implicaba una valoración social positiva que habilitaba, y en cierta forma demandaba, a maestros y maestras un lugar protagónico en sus comunidades. Citando al educador Ernesto Nelson en El Monitor de la Educación Común, lo que se esperaba del maestro era que este tuviera “una especie de espíritu tutelar en el vecindario, el mensajero de un estadio superior” (1906, p. 462). Al mismo tiempo, y porque las y los docentes eran los encargados de llevar adelante esa misión juzgada tan trascendental, su ocupación estaba reglada por una serie de convenciones, gestos y un catálogo de comportamientos esperables que incluso se debían escribir en el cuerpo. Vestimenta, apariencia física, gesticulación y comportamientos en la vida privada y pública conformaban la teseopress.com 52 • Diálogos sobre cultura y región lista de conductas que maestros y maestras debían adecuar a su rol (Lionetti, 2007). Estas normas no aparecían escritas o codificadas en un solo lugar o en forma taxativa. Eran enseñadas formal o informalmente en la escuela normal, permeaban los distintos discursos que se referían al maestro y a la maestra y se traducían en obligaciones, prohibiciones y sanciones, tanto sociales como administrativas. Es importante tener en cuenta la existencia desde temprano de agentes, dispositivos y mecanismos de control y castigo. Prácticamente desde su nacimiento, el sistema educativo contó con procedimientos para fiscalizar la labor de los docentes, especialmente a través de las inspecciones y del sumario.8 Este último fue el mecanismo administrativo que habilitaba para reprender de diversas formas las faltas cometidas por las y los docentes.9 Las maestras y los maestros podían ser sumariados, suspendidos, trasladados o cesanteados por no ajustarse a las directivas de las autoridades. Esta es claramente una característica singular y es parte del libreto con el que estas figuras debieron actuar en la esfera pública. Los aspectos más restrictivos de ese imaginario, relacionado con la idea de ser encargados de una misión, en general, eran abrazados por los propios docentes, porque, al mismo tiempo que suponían limitaciones, reforzaban su status. Podemos ver esta aceptación en aquellos que se encontraban en posiciones de mayor liderazgo, como pueden ser los inspectores, pero también en los maestros y las maestras de escuela. Basta hojear, en las primeras décadas del siglo XX, la revista editada por el Consejo Nacional de Educación para encontrar una cantidad importante de textos donde los/as propios/as docentes se representan como abanderados/as de las distintas exigencias asociadas a ese ministerio. Incluso aquellos/as que podemos identificar 8 9 Sobre la inspección ver Legarralde (2019, pp. 205-208). Solo a través del sumario se podía separar a un maestro de su cargo. Sobre sanciones a los maestros ver Fiorucci (2013b), Caldo (2019), Cammarota (2020). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 53 como “maestros intelectuales” apoyaron –al menos en su retórica– el imaginario del maestro como un actor social cuya persona pública debía ajustarse a su misión. Francisco Suáiter Martínez, un maestro al que le podríamos agregar la etiqueta de “intelectual” en tanto escribió varios libros, afirmó en las páginas de El Monitor que la condición de maestro se imponía en todas las esferas de la vida social, tanto pública como privada.10 “Su prédica [debía] ser constante”, ser para sus alumnos “a toda hora del día un espejo sin morales manchas” (Suáiter Martínez, 1922, p. 263). Solo conseguirá educar al niño –concluye Suáiter Martínez– si en “su vida propia exhibe las virtudes que trata de inculcar”, dado que posee “elementos que pueden contribuir con el ejemplo a formar la cultura moral del alumno… [su trabajo] se distingue de otro empleado de cualquier orden… quien no debe a nadie enseñanza con el ejemplo” (Suáiter Martínez, 1922, p. 263). La maestra y escritora Herminia Brumana –otro ejemplo de una docente que podemos asociar a nociones del intelectual– también anudaba la idea de misión con una imagen y un comportamiento público. Vestida sencillamente, como conviene a mi religión, que no admite vanidades, todas las mañanas me dirijo al templo […] Mi religión: la verdad, mi templo: la escuela; mis amados y oyentes: mis alumnos; mi libro de oraciones: el Corazón de De Amicis. (Brumana, 1958, p. 107) Es decir que el imaginario social instalado postulaba que para el maestro y para la maestra no había distinciones entre su moral pública y privada. Estas representaciones aparecían acompañadas de otras que relacionaban la figura 10 Francisco Suáiter Martínez se desempeñó como maestro del Consejo Nacional de Educación en enclaves rurales de los Territorios Nacionales. Son escasos los datos biográficos disponibles, pero, a la par de su labor como educador, entre 1937 y 1943, publicó cuatro libros que conforman una tetralogía: Patria de ayer y de hoy; Límites Argentinos (la tierra y el hombre); Buenos Aires, Ciudad y Provincia; y Los Territorios, publicado en 1943. Tiene, además, otro libro sobre relatos folclóricos de Catamarca. teseopress.com 54 • Diálogos sobre cultura y región con una ética del sacrificio, de la abnegación.11 La docencia era presentada en descripciones grandilocuentes como una labor semejante a la de “los ángeles del cielo”, a un “sacerdocio elevado y humano”. En resumen, una actividad que no se podía juzgar –según Suáiter Martínez– “con el estrecho criterio de un empleado a sueldo que posee el Consejo Nacional de Educación para llevar a cabo el desarrollo de sus programas” (Suáiter Martínez, 1922, p. 263). Un capítulo especial lo constituye la relación de los maestros y las maestras con la política partidaria y es en este donde se observaban más tensiones entre el tipo ideal y la práctica efectiva de las y los docentes. En consonancia con la visión del maestro como un agente que debía trabajar para la unidad nacional, las autoridades escolares (tanto nacionales como provinciales) desalentaron y por momentos prohibieron expresamente la participación de estos en comités, la propaganda a favor de determinados partidos y la concurrencia a actos que demostraran afiliación efectiva.12 Desde temprano, este fue un motivo que convocó a las autoridades escolares. Decía al respecto, en 1894, el presidente del CNE, que El maestro o el profesor debe ser el último politiquista y el primero en cumplir con sus deberes de ciudadano […] pero de esto a que se inscriba en clubs, se embandere 11 12 Es preciso advertir que la idea de misión también sirvió como ropaje para compensar ciertos déficits en lo que concierne al capital cultural. Aun si elusivo y difícilmente mensurable, como sabemos, el capital cultural remite a un capital que se construye en el interior de un mundo jerarquizado y situado (el de las distintas instituciones culturales: premios, revistas, publicaciones y academias que caracteriza al campo intelectual). Los maestros que trabajaban en localidades pequeñas o medianas, en general, no contaban con ese tipo de reconocimiento o visibilidad. Su misión (a la que el Estado y la sociedad le adjudicaban un rol muy importante) permitía compensar esas carencias, y exhibir un tipo de medalla diferente a la que podían mostrar los intelectuales reconocidos por sus pares como tales. Resulta difícil seguir los vaivenes de esta normativa para todo el territorio nacional. En 1933, esta prohibición se volvió efectiva para todos los maestros del CNE. Ver Lionetti (2007). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 55 incondicionalmente en partidos, redacte periódicos que no nos atrevemos a calificar, se convierte en fin, en un demagogo. (Zubiaur, como se citó en Lionetti, 2007, p. 173) Un número importante de maestros y maestras moldearon su participación en la esfera pública en relación con estas demandas. Otros desafiaron esas órdenes, pero aun así las limitaciones fueron parte del tejido con el que debían construir sus intervenciones. Los maestros y las maestras conocían el costo potencial que esa participación podía significar. El argumento sobre la prescindencia partidaria permitía a las autoridades sancionar a las y los docentes por esta cuestión. En las primeras décadas del siglo, hubo maestros sumariados, trasladados a otros lugares y cesanteados por su involucramiento en la política. Es decir que la relación con la política partidaria de este tipo de figuras intelectuales estuvo mediada y regulada por una serie de normas que no eran las mismas con las que debían lidiar otras figuras intelectuales, aun si las reglas no alcanzaban para disciplinar las conductas, dado que los docentes continuaron participando en política.13 La maestra como intelectual Cuando la figura estudiada se trata de una mujer, es posible observar que muchas de esas reglas mencionadas se potenciaban con los imaginarios propios de la época sobre el género y los que pesaban específicamente para la figura de la maestra. Es sabido que, para las primeras décadas del siglo XX, la docencia era una profesión con un porcentaje mayoritario de participación femenina. En ese sentido, las maestras representaron uno de los primeros grupos de mujeres educadas. Estas habían sido convocadas por el 13 Lucía Lionetti (2007) matiza el alcance de esta regla ante la evidencia histórica de la participación de los maestros en redes clientelares y políticas. teseopress.com 56 • Diálogos sobre cultura y región Estado para ser docentes porque se creía que la tarea se asemejaba a la de madre y, por lo tanto, estaban mejor preparadas para encarar ese desafío.14 A estas consideraciones, se sumaban razones materiales que ayudaron a construir a la docencia como una profesión femenina. Se asumía que se les podía pagar remuneraciones menores y, por eso mismo, supondrían un menor gasto para el Estado. Con esta iniciativa, se pensaba que también se podría resolver en parte el problema de la integración de las jóvenes pobres al mercado de trabajo (Sarmiento, 2011). Las mujeres habían abrazado en masa el magisterio no solo porque la ocupación era relativamente aceptada, sino porque a principios de siglo era uno de los pocos caminos posibles para su profesionalización y emancipación económica. No obstante, el proyecto de hacer reposar la educación pública en el sexo femenino no estaba exento de elementos disruptivos.15 La feminización del magisterio se desplegó en la Argentina en un contexto de inquietud frente al trabajo de la mujer, donde se creía que esta, definida por su cuerpo y en particular por su función reproductora, debía limitarse al ámbito restringido del hogar. Convivía, además, con un imaginario donde el mundo del trabajo era observado como un escenario potencialmente nocivo para la moral de las mujeres; donde se encontraban expuestas al asedio de los varones y a relaciones sexuales indebidas (por fuera del matrimonio heterosexual).16 Y, aunque la representación de la tarea como una extensión de la maternidad “sanitizaba” 14 15 16 La representación que asociaba el magisterio a la maternidad fue parte del pensamiento de la época en distintos países. Sobre este tema, ver Cortina y San Román (2006). Para el caso argentino, existen numerosos trabajos que abordan el tema. Entre otros, ver: Morgade (1997), Lionetti (2007), Alliaud (2007), Billorou (2016), Rodríguez (2021) y Fiorucci (2016b, 2022). Es posible identificar, en las primeras décadas del siglo XX, una serie de discursos que cuestionaron la feminización del magisterio. Ver Fiorucci (2016b). Sobre estas inquietudes sobre el trabajo femenino, ver, entre otros, los trabajos de Queirolo (2008) y Aguilar (2014). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 57 la ocupación –no pesaban las mismas inquietudes sobre el trabajo de la obrera que sobre el de la maestra–, la tarea implicaba que las mujeres debían abandonar su hogar por varias horas e interactuar con varones en el ámbito laboral. Para sopesar los peligros a los que podía potencialmente verse sometida, a la mujer maestra se le exigía aún más que al maestro varón constituirse en un ejemplo de orden, moralidad, trabajo y limpieza. Por todo esto, esta profesión tuvo efectos ambiguos en lo que se refiere a la emancipación: por un lado, afirmó el rol femenino más allá de la esfera doméstica, pero, al mismo tiempo, condicionó esa libertad a un constante escrutinio público en relación con ese rígido repertorio de reglas morales, conductas esperadas y estéticas aceptadas que fue más marcado que para los varones. Podemos ver, por ejemplo, cómo estos dos imaginarios se reforzaban en ocasión de una de las primeras huelgas del magisterio que tuvo lugar en Entre Ríos en 1921 y que se extendió por toda la provincia. Este fue uno de los primeros paros de docentes registrado en la Argentina. En la prensa, no solo se criticaba la participación de las mujeres en un terreno que se consideraba político por ser maestras, sino también por ser mujeres. El diario Nueva Época, de la ciudad de Santa Fe, cuestionaba la moral de las mujeres que salían a la calle sin considerar su dependencia masculina: Lo que no será nunca temerario pedirle –apuntaba el cronista– es que vale por su propio respeto, defendiendo un decoro que no es solo el suyo, pues pertenece por ley de condominte moral al esposo, a los hermanos, a los padres, a los hijos. (1921, como se citó en Pellegrini Malpiedi, 2019, p. 303) Los imaginarios de género también se tradujeron en los planes de estudio. Las estudiantes mujeres, a diferencia de los varones, debían cursar economía doméstica: una disciplina cuyo objetivo era preparar a las niñas y jóvenes para el mejor manejo del hogar y la familia, dando por sentado que la instrucción durante el magisterio no podía obviar teseopress.com 58 • Diálogos sobre cultura y región su condición de mujeres. En este sentido, como advierte Paula Caldo (2014), lo que se buscaba era que “el paso por la formación docente debía ser el canal indicado donde comenzaran a tejer el nexo entre ambos roles [los de mujer y maestra] para que uno no operase en detrimento del otro” (p. 247). Es preciso, además, recordar que la burocracia educativa estaba ordenada en una jerarquía que no era ajena a los patrones de género. Aunque no existían disposiciones formales que así lo decretaran, las posiciones más encumbradas dentro de ese campo, sobre todo aquellas vinculadas al control y a la asignación de puestos (la inspección, por ejemplo), eran ocupadas por varones. Esto también producía diferencias salariales. Pese a la presencia de estos controles e imaginarios, sabemos que las mujeres maestras asumieron, al igual que sus colegas varones, roles intelectuales que se derivaban, en gran medida, de ese ethos absorbido en su formación normalista que mencionamos antes. Todavía son escasos los estudios que se refieren a las trayectorias intelectuales de maestras en espacios regionales, como también hay menos investigaciones que aborden la trayectoria de intelectuales mujeres.17 Sin embargo, es posible identificar desde temprano casos de maestras que fundaron bibliotecas, crearon revistas, escribieron libros y tomaron la palabra públicamente a la manera de los intelectuales. Por ejemplo, en la localidad de Lobos, en 1912, un grupo de maestras fundó una biblioteca popular (Biblioteca de Patricias Argentinas) que logró, gracias a sus gestiones, el aval de la Comisión de 17 La ausencia se justifica en numerosas razones. Por un lado, efectivamente las mujeres tuvieron, en el mundo cultural de esa época, roles más acotados, pero también se explica por problemas inherentes al campo de estudio de la historia intelectual particularmente, donde la labor de las mujeres ha sido invisibilizada por las fuentes e incluso por el lenguaje. Por ejemplo, a pesar de que las mujeres eran mayoría en el magisterio, las revistas educativas en general se referían al maestro varón. Los aportes de las maestras intelectuales no han sido considerados porque la historia intelectual ha privilegiado una delimitación del intelectual en torno a figuras masculinas. Sobre las dificultades para recuperar la voz de las mujeres, ver Perrot (2009). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 59 Bibliotecas Populares. En la Colonia El Carmel, en Entre Ríos, en la década de 1920, la maestra Dora Bortnik asumió, desde su posición de docente de la escuela, la tarea que ella misma identificó como de “extensión cultural”. Creó una biblioteca que también fue auspiciada por la Comisión de Bibliotecas Populares y un grupo de teatro vocacional que, según dejó consignado en sus memorias, llevaba a escena “las mejores obritas del Teatro Nacional y algunas obras contemporáneas” (Bortnik de Duchovny, 1980, p. 34). También se pueden registrar mujeres maestras que asumieron roles políticos, por ejemplo, organizando huelgas. Esto sucedió en la huelga que tuvo lugar en Santa Fe antes mencionada. Quienes han estudiado este evento han observado que las mujeres tuvieron una activa participación en los reclamos, escribiendo en los periódicos afines al movimiento gremial, ocupando lugares como secretarias, conformando “las comisiones de señoritas” e incluso como oradoras en discursos públicos (Pellegrini Malpiedi, 2019). Las mujeres maestras también escribieron y publicaron sus obras. Falta recopilar y desempolvar muchos de esos textos que, en general, se dieron a conocer a través de ediciones de autora y que, en muchas ocasiones, derivaban directamente del quehacer docente. Como advierte Paula Caldo (2018), “la constante actividad de escribir diarios, cartas, notas de clase y manuscritos” (p. 115) que caracterizaba el oficio sirvió de insumo a libros o artículos de prensa. Existen algunos casos más conocidos, como, por ejemplo, el de Olga Cosettini, cuya trayectoria se desarrolló en la provincia de Santa Fe (primero en Rafaela y luego en Rosario), pero que logró una circulación nacional. Esta docente publicó una obra vinculada a sus experiencias pedagógicas renovadoras y participó de numerosos espacios y acciones asociados a la vida intelectual.18 También es posible registrar ejemplos menos recordados. Muchas maestras escribieron en revistas que ellas mismas compilaron a través de las 18 Sobre Olga Cosettini, ver Fernández y Caldo (2013). teseopress.com 60 • Diálogos sobre cultura y región escuelas normales. Un ejemplo es el recuperado por María Lanzillotta (2019), quien señala la existencia de un grupo de maestras en la ciudad de Santa Rosa que, a principios del siglo XX, publicaron en la revista Atlántida. Educación, ciencia y arte, de la asociación que nucleaba a los normalistas de la ciudad. Otras educadoras fueron autoras de libros de texto para las escuelas (Vignoli, 2011). La condición de maestras mujeres se revela en su escritura. Aunque sería errado “sexualizar” los géneros e identificar géneros de escritura femeninos y géneros masculinos, la crítica sostiene que, dado el lugar constreñido de las mujeres en el mundo social, estas generalmente apelaron a estrategias discursivas diversas a las de los varones. Las mujeres ocupaban claramente un lugar subalterno en la sociedad, al punto que estaban privadas de derechos políticos y civiles, de los que los varones sí gozaban. ¿Cómo no imaginar entonces que, cuando empuñaban la pluma, no actuaban influidas por los contextos que las rodeaban? ¿Cómo no imaginar que las maestras, cuando escribían, lo hacían condicionadas también por su rol de educadoras y por las expectativas que se tejían para ellas alrededor de ese oficio?19 El caso de Jennie Howard, quien fue una de las maestras que vino de Estados Unidos convocada por Sarmiento en 1883, estudiado por Mónica Szurmuk (2007), brinda un ejemplo para observar cómo el normalismo se tradujo en la escritura. Howard relató sus recuerdos en un libro titulado In Distant Climes and Other Years, traducido varios años después. Más allá de las particularidades de Howard (entre otras cosas, ser extranjera, protestante y 19 En un ensayo sobre las periodistas mujeres que publicaron entre mediados del siglo XIX y XX en Francia, Marie Eve Thérenty (2018) se pregunta al respecto: “¿Cómo pensar que su field positioning (condiciones de acceso a la profesión, estatus profesional, vestimentas, derechos políticos), tan distinto al de los hombres, no tenga ninguna influencia en su textual positioning (el tono, la voz, el uso de la performatividad, su relación con la objetividad, la elección de las rúbricas y puntos de vista)?” (p. 12). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 61 viajar sola), uno puede pensarla como una maestra intelectual que escribe unas memorias a la manera de las memorias femeninas de la época. Hay algo particular, sin embargo, en su relato: solo en una ocasión a lo largo de todo el texto usa la primera persona y la escritura borra todo registro de la intimidad. Mónica Szurmuk (2007) observa en ese dato una de las marcas del magisterio que mencionamos antes: “esta omisión de sí misma es parte de la educación en las escuelas normales; las maestras debían construir una dualidad compleja de su vida pública y privada” (p. 107). La narrativa de Howard “transfiere el rasgo pedagógico distintivo a su propia escritura y probablemente –agrega– también a su vida personal” (p. 107). Se puede asociar la escritura de Howard a toda una pedagogía del autocontrol, del decoro, relacionada a la figura de los maestros que hemos señalado, pero que, como dijimos antes, constreñía con mayor vigor a las maestras porque se anudaba con los imaginarios sobre el género. A modo de cierre Estas breves reflexiones tienen el objetivo de subrayar la necesidad de que el bienvenido ejercicio de estudiar a los maestros y a las maestras como intelectuales en sus mundos locales no diluya las particularidades inherentes a su rol. Es preciso pensar estas figuras dentro de un dominio social y simbólico particular, vincularlas con el contexto más inmediato con o contra el cual escriben y se desempeñan. Esto significa que, al observar la trayectoria intelectual de figuras vinculadas a la docencia, no podemos ignorar el ethos en que han sido socializadas, los moldes con que se las juzga y observa y las representaciones con las que se las relaciona. En torno al maestro y a la maestra, se tejían una serie de imágenes y representaciones superpuestas y ambiguas que, en su conjunto, tramaban simultáneamente límites y teseopress.com 62 • Diálogos sobre cultura y región posibilidades. Adalides de la educación, de la nación y del proyecto civilizatorio, ejemplos de moral pública y privada, las narrativas que los construían como figuras sociales los identificaban como agentes centrales de la formación del Estado y del ciudadano.20 Es desde ese lugar donde elaboraron sus ideas y desde donde también desplegaron sus acciones. Los maestros que oficiaron de animadores culturales (creando bibliotecas, armando clubes de lectura, fundando asociaciones, revistas o grupos artísticos) o desarrollaron una obra intelectual con la escritura de libros lo hicieron dentro de ese marco, aun cuando hayan asumido posiciones críticas sobre ese mismo molde. No solo su accionar suele no haber sido ajeno a la vocación civilizadora aprendida en la escuela normal, sino que sus escritos y personas públicas estuvieron condicionadas por las representaciones y las regulaciones mencionadas. Cuando se embarcaron en la lucha política, también lo hicieron delimitados por un contexto que desalentaba e incluso sancionaba la participación en ese mundo. Maestros y maestras pueden ser abordados como intelectuales, pero atendiendo a esas particularidades que los distinguen de auqellas figuras letradas cuya identidad se construye, ante todo, en relación con su participación en el mundo intelectual. Referencias bibliográficas Agüero, A. C. y García, D. (Eds.). (2010). Culturas Interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura. Ediciones Al Margen. 20 Sabemos que estas narrativas también convivieron con otras más críticas que derogaban el alcance de su tarea. He trabajado estas críticas y el modo en que estas impactaron en la profesionalización de los maestros en Fiorucci (2022). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 63 Aguilar, P. (2014). El hogar como problema y como solución. Una Mirada genealógica de la domesticidad a través de políticas sociales, Argentina 1890-1940. Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Alliaud, A. (2007). Los maestros y su historia. Los orígenes del magisterio argentino. Granica. Altamirano, A. (2006). Intelectuales. Notas de investigación. Editorial Norma. Billorou, M. J. (2016). Mujeres que enseñan no solo en las aulas. Docentes en el interior argentino en la primera mitad del siglo XX. Historia de la Educación Anuario, 17(2), 57-79. Borges, J. 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Para ello, nos detendremos en las encuestas de 1921 y 1940, ambas denominadas Encuestas de Folklore.1 De estas, analizaremos, en especial, una selección 1 Encuesta Nacional de Folklore (1921). Legajos correspondientes a la provincia de La Pampa. Centro de Documentación Juan Alfonso Carrizo. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Buenos Aires; y Encuesta de Folklore Argentino (1940). Fondo Vidal de Battini. Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar de la Universidad Nacional de San Juan. teseopress.com 67 68 • Diálogos sobre cultura y región de leyendas documentadas en el Territorio Nacional de La Pampa y las contrastaremos con diferentes materiales, entre los que se incluyen compilaciones con raigambre en este ámbito (Tello, 1942; Stieben, 1951; Vidal de Battini, 1984; Giovanonni y Poduje, 1988). Asimismo, triangularemos estas fuentes con relatos incluidos en antologías (CNE, 1940a) y artículos de docentes publicados en el Monitor de la Educación Común.2 A partir de este corpus, abordaremos, por un lado, la producción de las y los docentes que, aunque no se asumieron como folklorólogos, sus aportes bien pueden leerse en esta línea y, por otro, la estandarización de ciertas expresiones folklóricas, como es el caso de las leyendas. A su vez, pretendemos dialogar con una novedosa literatura que focaliza la atención en estos actores. Si bien estos últimos ya han sido analizados en función del despliegue de las instituciones educativas en el Territorio Nacional de La Pampa (Billorou y Sánchez, 2008), los estudios que hacen hincapié en la figura de maestros y maestras como intelectuales, promotores de diferentes iniciativas culturales y gestores de instituciones de carácter social y gremial son más recientes (Lanzillotta, 2011, 2015, 2016). También la temática ingresó en la agenda de especialistas que abordan a estos actores como burocracias de Estado, ya sea con el foco en quienes se ocupaban de la formación de normalistas (Rodríguez, 2019) o de los docentes e inspectores de escuelas como una burocracia “sin escritorios” y especie de “engranajes” que mediaban entre las comunidades locales y la instancia estatal (Billorou, 2017). Esto último no deja de ser significativo, ya que otras investigaciones también revisan su rol mediador. Para mencionar dos ejemplos bien concretos, se pueden citar los análisis que llevaron a cabo Flavia Fiorucci (2012, 2016) y Lucía Lionetti (2013, 2016), en los que la 2 Órgano oficial del CNE, que se publicó periódicamente entre 1881-1949, 1959-1961 y hasta 1965-1976 (El Monitor de la Educación Común, en https://bit.ly/3PdMtlD). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 69 categoría de “mediadores culturales” ocupa un lugar central para connotar su posición intelectual en espacios situados. En este sentido, aunque los casos que analizan se alejan de las grandes ciudades y contemplan otras realidades, el rol en la mediación tiene un peso decisivo y, al mismo tiempo, consideran las actividades desarrolladas fuera de las aulas, un aspecto que resulta importante también en nuestro trabajo. Este tipo de estudios abona la perspectiva que coloca el interés analítico en esos otros intelectuales, los que, según Ana Teresa Martínez (2013), no actuaban en un campo (relativamente) autónomo, o que, si lo hacían, solamente alcanzaron posiciones marginales. Para ello, acuña las categorías de intelectuales de provincia y de pueblo, entre los que se incluye a los maestros. Aquí, nos interesa revisar el papel de estos actores como “mediadores lingüísticos” para dar cuenta del rol que tuvieron los maestros en el relevamiento y registro del material, pero sin perder de vista que la mediación no opera en un vacío cultural, ni posee significado por sí sola. Esto último implica que, en palabras de Gertrudis Payàs Puigarnau y José Manuel Zavala Cepeda (2012), para comprender su complejidad, se debe analizar el contexto en el que se produce y en el que los individuos y grupos se comunican, interactúan y generan instancias de transmisión de ideas y representaciones. Es por ello que estos autores optaron por adjetivar esta mediación como lingüístico-cultural, aunque en este trabajo nos centraremos en el primero de los adjetivos que conforman el sintagma nominal. En este accionar, las personas que oficiaron como mediadoras evidenciaban su rol desde la oralidad (en ocasiones, en la escucha y comprensión de una lengua diferente al español), pero también mediante la escritura (o posible traducción). Esto último es lo que hallamos en los registros que constituyen nuestro corpus. Es por ello que indagaremos en el modo en el que estos actores, que operaban en dicha mediación, recogieron y registraron leyendas vinculadas teseopress.com 70 • Diálogos sobre cultura y región con la cosmovisión indígena. Asimismo, analizaremos cómo estas manifestaciones culturales dejan entrever cierto grado de estandarización en los distintos registros, pero también permiten vislumbrar cómo el proceso de relevamiento, junto con el accionar de actores específicos, dio lugar a expresiones folklóricas que pueden ser pensadas como parte de una “tradición discursiva” (Kabatek, 2005).3 De este modo, podemos entender la tradición discursiva como la repetición de formas textuales que se han constituido a lo largo del tiempo –de ahí que se las considere históricamente configuradas– por los constantes usos que se dan de ella en situaciones particulares. Ello es, precisamente, lo que ocurre con las narrativas y otros relatos folklóricos, en el interior de una comunidad, ya que los hablantes siguen esas repeticiones como modelos o esquemas al momento de hablar o, más bien, de contar. A su vez, para que la “repetición” de un elemento lingüístico sea considerada parte de cierta tradición discursiva, deberá ligarse a lo que Kabatek denomina evocación, según la cual las situaciones concretas (que se repiten) son las que evocan una tradición particular tanto para los que hacen uso de esas tradiciones como para sus receptores. Dicha repetición deberá ser “significable” y, al mismo tiempo, capaz de establecer “un lazo entre actualización y tradición” (Kabatek, 2005, p. 159). En cierta medida, esto nos acercará al locus en el que actuaron algunos maestros del interior que estaban (al menos, durante los relevamientos) en contacto con integrantes de pueblos indígenas y, desde ese lugar, intervenían como mediadores lingüístico-culturales, repertoriaban la lengua y se arrogaban la capacidad de reconstruir parte de esas culturas. En ciertos casos, además, entablaban lazos 3 En referencia a esta noción, Johannes Kabatek (2005) la define como la relación de un texto en un momento determinado de la historia con otro texto anterior: una relación temporal a través de la repetición de algo. Ese “algo” puede ser la repetición total del texto entero […] pero también puede ser apenas la repetición parcial o incluso la ausencia total de repetición concreta y únicamente la repetición de una forma textual (Kabatek, 2005, p. 157). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 71 con otros especialistas en lingüística, muchas veces vinculados con la academia o con agencias culturales del Estado. Un claro ejemplo, en el caso de La Pampa, es el de Enrique Stieben4 (1893-1958), maestro y escritor del Territorio, quien logró posicionarse como un referente del tema a nivel regional e insertarse en algunas instituciones nacionales del folklore en un contexto en el que, como explicaremos en el apartado siguiente, la disciplina intentaba ganar espacio en los ámbitos académicos. Entre su pródiga producción en diferentes medios, tanto locales como nacionales, intervino junto con algunos de los más reconocidos exponentes del folklore –como es el caso de Juan Alfonso Carrizo y Manuel Carrillo– y otros nombres de referencia en la cultura argentina en la Guía quincenal de actividades culturales, publicada por la Comisión Nacional de Cultura, en respuesta a una convocatoria del presidente Juan D. Perón, en 1947 (Pulfer, 2015). También participó –junto con Oscar R. Caviglia– como miembro del Consejo Académico del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (IIHJMR), principal órgano de difusión del revisionismo histórico, durante el primer peronismo (Stortini, 2004). Así, a la luz de los relevamientos de 1921 y 1940, podemos ver cómo los actores estatales llevaban a cabo actividades encomendadas por el CNE, pero también (si analizamos a largo plazo) producían una literatura específica sobre temáticas folklóricas a partir de esas tareas realizadas fuera de las aulas. Para ello, era clave la vinculación con poblaciones indígenas, ya sea en ámbitos urbanos o rurales. A continuación, abordaremos las particularidades de las Encuestas (de 1921 y 1940) y, luego, nos detendremos 4 Enrique Stieben, maestro normalista proveniente de Diamante, Entre Ríos, participó activamente en el espacio cultural pampeano desde principios de la década de 1920, como uno de los intelectuales más destacados en la etapa territoriana, con estrechos vínculos con el entonces gobernador Miguel Duval (Lanzillotta, 2011) y como maestro y escritor en relación con las comunidades indígenas (García, 2013). teseopress.com 72 • Diálogos sobre cultura y región en el análisis de dos leyendas que fueron relevadas en el territorio pampeano. Relevar y registrar: las Encuestas de Folklore El 1º de marzo de 1921, el abogado Juan P. Ramos, vocal del CNE, presentó un proyecto para convocar a maestras y maestros de las escuelas primarias nacionales, las llamadas “Escuelas Láinez”, con la finalidad de recolectar, clasificar y reenviar al Consejo el material folklórico disperso en sus zonas de origen. Un mes más tarde, el 30 de abril de 1921, Juan P. Ramos y Pablo A. Córdoba, prosecretario del CNE, publicaron, en el Monitor de la Educación, las “Instrucciones a los maestros para el mejor cumplimiento de la resolución adoptada por el H. Consejo sobre Folklore Argentino”, en las que es posible advertir un listado de temas5 relacionados con la cultura popular. En el instructivo, se hace un claro llamado a la recuperación del folklore, de “lo que sabe el pueblo”, al mismo tiempo que se insiste en la definición del término, sobre todo “para aquellos maestros que se encuentran en las zonas más distantes de las ciudades, donde difícilmente llega otro eco de la civilización que el de la escuela misma” (Ramos y Córdoba, 1921, p. 3). Para evitar posibles errores por parte de los maestros en la recolección y clasificación de datos, se explica cada una de las categorías (y subcategorías) a partir de ejemplos tomados de “autores ya consagrados” y de “hombres ilustres”, abocados a esta temática, 5 En el cuadro de clasificación, incluido en las “Instrucciones”, es posible identificar cuatro grandes ejes: 1) creencias y costumbres (creencias y prácticas supersticiosas y costumbres tradicionales); 2) narraciones y refranes (tradiciones populares, leyendas, fábulas y anécdotas, cuentos, refranes y adivinanzas); 3) arte (poesías, canciones y danzas); y 4) conocimientos populares (en las diversas ramas de la ciencia, como medicina, botánica, zoología, astronomía, geografía, etc.) (Ramos, 1921, pp. XV-XVI). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 73 o bien distinguidos por el estudio de la historia (Ramos y Córdoba, 1921). En especial, se recuperan citas de Juan B. Ambrosetti y, en menor medida, de Adán Quiroga, Samuel Lafone Quevedo, Roberto Lehmann-Nitsche, entre otros. Estos estudiosos se ubican dentro de la primera etapa de los estudios del folklore (Blache y Dupey, 2007; Fischman, 2018),6 la que se caracteriza, fundamentalmente, por el registro de materiales. En relación con la tarea emprendida por maestras y maestros,7 Oscar Chamosa (2012) señala que, más allá de las exhaustivas clasificaciones esbozadas en las “Instrucciones”, estas no siempre resultaban claras para quienes debían llevar a cabo la recolección y catalogación del material hallado en sus comunidades. A ello se sumaba el doble discurso emanado de las autoridades nacionales: si durante años se les había solicitado a los maestros dejar de lado los atavismos, las supersticiones, etc., para pregonar una enseñanza moral y cívica (Lionetti, 2005; Dubini, 2015), entrada la década de 1920, con la realización de la Encuesta, se les proponía, justamente, lo contrario. Las y los docentes debían recuperar, en este caso, parte de ese atavismo que, en el nuevo contexto nacional, había cobrado un valor educativo que debía registrarse. Casi veinte años después de la puesta en marcha de la también denominada Encuesta de Magisterio (Espósito y Di Croce, 2013), se aprobó, por un lado, la publicación de Antologías Folklóricas Argentinas en 1939 y, por otro, “el plan y las instrucciones propuestas por la Comisión 6 7 Fischman (2018) distingue tres etapas en los estudios folklóricos en América Latina, en consonancia –grosso modo– con las propuestas por Blache y Dupey (2007), para el caso argentino. Desde su óptica, la primera se extendería desde fines del siglo XIX hasta 1920, la segunda desde 1920 a 1970 y la tercera desde 1970 a la actualidad; mientras que Blache y Dupey (2007) ubican la primera etapa entre 1888 y 1942, la segunda, de 1943 a 1959 y, la tercera, desde 1960 hasta la actualidad. De acuerdo con Chamosa, las maestras y los maestros constituían para el Estado Nacional “una suerte de gendarmería educativa”, puesto que “[a]demás de enseñar a leer y escribir debían frenar el avance de las ideas subversivas e instar el amor a la patria” (Chamosa, 2012, p. 52). teseopress.com 74 • Diálogos sobre cultura y región de Folklore, para efectuar por intermedio de los maestros dependientes del Consejo Nacional de Educación, una nueva recopilación de material folklórico” (Consejo Nacional de Educación, 1961, p. 55) en 1940. Esta segunda encuesta que analizaremos, a diferencia de la anterior, no posee una designación única. Al respecto, Aída González y Graciela García (2013) propusieron denominarla Encuesta de Folklore Argentino, por ser esta la más abarcativa y la de mayor frecuencia entre las opciones ensayadas por maestras y maestros en sus legajos. Según las autoras, probablemente esta sea la continuación de la Encuesta Nacional de Folklore (ENF) de 1921, situación que puede comprobarse, por ejemplo, en las categorías que se incluyen en las instrucciones, muchas de las cuales ya habían sido contempladas en la ENF. Para el caso de La Pampa, los legajos enviados en respuesta a la solicitud del CNE fueron muy escasos,8 si los comparamos con la copiosa producción que resultó de la Encuesta de 1921, tal como puede observarse en el Mapa N° 1, que sigue a continuación: 8 Mientras que, para la ENF (1921), desde el Territorio Nacional de La Pampa, se envió un total de 960 fojas; para el caso de la Encuesta de 1940, la colecta solo reunió unas 130 fojas, lo que representa un 15 %, aproximadamente, respecto de su antecesora. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 75 Mapa N° 1: Relevamientos de las Encuestas de Folklore de 1921 y 1940, por localidad, en el Territorio Nacional de La Pampa teseopress.com 76 • Diálogos sobre cultura y región Fuente: Elaboración propia, a partir de la Encuesta de Folklore (1921) y de la Encuesta de Folklore Argentino (1940). La proyección y posterior puesta en marcha de la Encuesta de 1940 se circunscribe en un contexto diferente al anterior. Así, en la década de 1930,9 “conservadores, nacionalistas-católicos, nacionalistas-populares, y algunos comunistas terminaron coincidiendo en el plano discursivo con la idealización del paisano criollo del interior como modelo de nacionalidad y brindar su apoyo a la difusión del 9 Sobre la identidad del ser nacional, durante la década de 1930, puede consultarse el trabajo de Matías E. Casas (2015). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 77 folklore” (Chamosa, 2012, p. 17). En consecuencia, durante los años 1930 y 1940, se consolida y se sistematiza el folklore como disciplina en la Argentina; ello se vincula con las medidas impulsadas por militares nacionalistas y el gobierno peronista para promover y difundir su estudio. En 1943, se crea el Instituto Nacional de la Tradición, bajo la dirección de Juan Manuel Carrizo. De este modo, según Chamosa (2012), se institucionaliza la visión conservadora del folklore criollo, de la mano del nacionalismo católico. Lo anterior se da de manera casi simultánea con la estandarización10 de los símbolos patrios, la preeminencia de los relatos identitarios, el calendario litúrgico patriótico y la creación de instituciones como el mencionado Instituto Nacional de la Tradición, a partir de los cuales, tal como lo plantea Carrizo (1953), el folklore y los especialistas en folklore adquieren reconocimiento (Crespo y Ondelj, 2012). En relación con el modo de recolección del material de 1940, la Comisión de Folklore impartió claras recomendaciones.11 Al igual que en el instructivo de 1921, las Encuestas de 1940 dispusieron de un plan para la recolección; en este caso, basado en diecisiete categorías.12 Y, si bien en el 10 11 12 Si bien los símbolos patrios se definieron durante la primera mitad del siglo XIX, en consonancia con las guerras de la independencia; algunos de estos, como la bandera, el escudo y las celebraciones del 25 de mayo y del 9 de julio, se instituyeron a principios del XX (Ascolani, 2020). Pero fue en 1944 cuando, por el decreto 10302, se establecieron, como tales, la bandera, el escudo y el himno. (Decreto N.° 10302. 24 de abril de 1944. Poder Ejecutivo Nacional. Que el Escudo, la Bandera, el Himno y su letra son los símbolos de la soberanía de la Nación. Disponible en: https://tinyurl.com/2nofm7d6). Para profundizar sobre el tema, véase Bertoni, 1992; Garavaglia, 2000; Ascolani, 2020). Véase la Resolución del Consejo Nacional de Educación, del 12 de abril de 1940, en El Monitor de la Educación Común (Consejo Nacional de Educación, 1940b, pp. 21-22). Las categorías propuestas en esta segunda instancia de recolección fueron: 1) el lugar geográfico; 2) la vivienda, dependencias, división de los campos y la propiedad; 3) los muebles, los objetos domésticos, los utensilios de cocina y los instrumentos de labranza; 4) el vestido; 5) la alimentación y conservación de alimentos; 6) el trabajo, la cosecha y los animales domésticos; 7) medios de transporte y locomoción; 8) la brujería y la adivinación (medicina teseopress.com 78 • Diálogos sobre cultura y región artículo 10 de la Resolución del CNE (1940b) se señala que la clasificación solo servía para “poner cierto orden en la recolección”, en el artículo siguiente se aclara que, en función de dicho plan, se debía contestar a todos los puntos “aún en el caso que haya que decir que no se conoce, que no se sabe, que no se averiguó” (p. 23). Como ya han planteado otros estudiosos al explorar la colección de folklore recopilada, a partir de la Encuesta de 1921, por las maestras y los maestros normalistas, estos últimos pueden caracterizarse como etnógrafos (Vezub, 2007; Farberman, 2010; Mailhe, 2013). En relación con lo anterior, cabe señalar que muchos docentes de zonas rurales juzgaron insuficientes sus propias formaciones para desempeñarse en determinados ámbitos y que fueron bastante pesimistas respecto de la función de la escuela en ciertas comunidades indígenas en la primera mitad del siglo XX (Fiorucci, 2018). Sin embargo, según se desprende de dichos estudios, en esas percepciones de las y los docentes, la lengua propia en contacto con otras, por ejemplo, con las indígenas, no aparecía como una limitación en las relaciones con las sociedades en las que estaban insertos, así como tampoco en el vínculo con las niñas y los niños. Este no es un dato menor al momento de analizar a estos actores, que muchas veces debían afrontar la tarea docente en contextos popular, personajes populares, etc.); 9) supersticiones (objetos personales y domésticos, actos de la vida privada y social, los sentimientos y las creencias, los trabajos, las fiestas y los entrenamientos, la salud, las enfermedades y la muerte, los animales, las plantas, el cielo, otros diversos); 10) fiestas populares; 11) los juegos populares; 12) adivinanzas; 13) refranes, frases hechas y dichos; 14) música, canción y danza (¿cuál es el género de música que se cultiva con mayor preferencia en la región?, recoger la poesía –canciones de cuna, canciones infantiles, canciones religiosas, canciones para prácticas determinadas, la serenata, el carnaval, coplas sueltas o en composiciones, de amor, de dolor, de esperanza, etc.–, ¿qué danzas antiguas se bailan en el lugar?, ¿qué danzas modernas?, ¿qué danzas se han bailado en la región?); 15) narraciones (cuentos, cuentos animalísticos, fábulas, leyendas, etc.); 16) los mitos; y 17) el habla regional (vocabularios regionales, nombres de lugares, animales, astros, modismos, tonada, etc.) (Consejo Nacional de Educación, 1940b, pp. 15-29). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 79 en los que las comunidades a educar no hablaban la misma lengua que el maestro o la maestra. Desde ese lugar, debían alfabetizarlos y brindarles instrucción básica, pero también cumplir con las acciones que demandaba el CNE,13 entre las que se contaban estos relevamientos que abordaremos. Del bajo de la Salamanca a la bruma de Urre-Lauquen Ahora bien, ¿qué rol tuvieron, entonces, las y los docentes como mediadores lingüístico-culturales en ámbitos urbanos y rurales?, ¿cuál fue su papel en la conformación de un corpus folklórico en Argentina y, en particular, en La Pampa? Estas preguntas constituyen la base problemática de este trabajo. En esta ocasión, nos detendremos en uno de los géneros14 que recopilaron o reelaboraron: la leyenda. Para su caracterización, recurrimos a los aportes de algunos de los principales investigadores del folklore en nuestro país. Al respecto, Susana Chertudi (1982) recupera, en Folklore literario argentino, la definición sobre leyenda que apunta José Imbelloni, hacia fines de 1950, según la cual “[l]as leyendas refieren algún suceso extraordinario o fantástico en el que se puntualizan épocas, personas o lugares, y que se consideran como verdaderamente acaecidos” (Imbelloni, como se citó en Chertudi, 1982, p. 49). La autora clasifica las leyendas en religiosas, sobre sucesos naturales, sobre sucesos históricos y explicativas, y deja por fuera aquellas narraciones que, en su opinión, son relatos supersticiosos, que se repiten en distintos momentos (Chertudi, 1982). Por su parte, Vidal de 13 14 Entre estas acciones, se destaca la realización de la Encuesta, un trámite burocrático más en el quehacer docente, y el desempeño de estos agentes del Estado para evitar que se deslicen en la enseñanza los “nocivos gérmenes del antipatriotismo” (Gallardo, 1920, p. 34). Mijaíl Bajtín (2008) se refiere a los géneros discursivos como tipos temáticos, compositivos y estilísticos. teseopress.com 80 • Diálogos sobre cultura y región Battini (1980) agrega otro rasgo: la transformación que se narra en estos relatos, ya sea de hombres o animales, en los que se explica “una característica llamativa de su conformación, de sus costumbres o de la onomatopeya de su grito” (Vidal de Battini, 1980, p. 44). Para llevar a cabo el análisis, seleccionamos dos leyendas: una que recorre los catálogos de algunas provincias (Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca, San Luis y Córdoba) y Territorios Nacionales (Río Negro y La Pampa), como es la leyenda de la Salamanca,15 y la otra, de tinte regional, que relata el origen de la laguna pampeana Urre-Lauquen. En el caso de la primera, hallamos cuatro versiones, relevadas en la Encuesta de 1921 en Toay, Bernasconi, Hilario Lagos y Rancul, y ninguna en el relevamiento de 1940.16 En las versiones registradas de la Salamanca, motivo que aparece en numerosos relatos en los que confluye la cosmovisión de pueblos indígenas y la europea (Koessler-Ilg, 2018; Vidal de Battini, 1984; Casamiquela, 1988; Giovannoni y Poduje, 1988; Farberman, 2010; Hernández, 2013) –aunque de origen hispano–, observamos que las descripciones pampeanas, si bien conservan el vínculo con el diablo, varían notablemente. Así, para el caso de Bernasconi, la maestra María Amparo Acevedo toma nota de la narración que aporta Antonio Flores, en la que la Salamanca, “en un zanjón próximo a Uriburu”, se manifiesta como una hermosa mujer, que se les aparece a aquellos que duermen en el campo. La Salamanca lo convida [al paisano] con pastillas y chocolate y las muchachas lo invitan con confites, cuando el pobre 15 16 Para Vidal de Battini, esta leyenda se difundió por todo el país y su origen se vincula con la famosa cueva de la Salamanca “en la que estudiantes de la Universidad se reunían para celebrar ritos de las ciencias ocultas que fueron tan comunes en la Edad Media” (Vidal de Battini, 1984, p. 331). Las narraciones consignadas en la Encuesta de 1940 son, en general, sobre topónimos pampeanos (Anguil, Realicó, laguna Chical-có y laguna UrréLauquén), a excepción de una leyenda sobre Namun-Curá. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 81 está mas encantado viene un enano con un palo y le dá una fuerte paliza, hasta que lo desmaya colocándolo dormido en su recado, amaneciendo al día siguiente muy contento por haber visto la Salamanca pero con los huesos doloridos por la paliza recibida. (ENF, 1921, Legajo 2, foja 5) En cambio, en la leyenda relevada por el maestro Francisco Pino, en Toay, la Salamanca, o “corrida del gualicho”17 se asocia, especialmente, con el lugar en el que se llevaban a cabo los rituales y se sitúa a la Salamanca en un espacio y un tiempo delimitados: En el campo de Coló-Lauquén,18 distante cuatro y media leguas de ésta localidad, existe un cerro solitario supuesto asiento de una “salamanca” por el espíritu supersticioso de los naturales indígenas. (…) Y en el presente mismo, el rústico paisano comarcano sostiene, como artículo de fé innegable, la existencia de la “salamanca”. No faltan testigos de la última corrida del “gualicho” o “salamanca”, verificada en el cerro allá por el año [18]83. (ENF, 1921, Legajo 52, foja 1) Del análisis de estas dos versiones, podríamos afirmar que, para el caso de la Encuesta de 1921, se configura una determinada tradición discursiva que involucra la “evocación” de ciertos elementos o motivos, como la precisión del lugar en el que suceden los hechos, el tiempo (aunque por momentos remoto) y la persistencia de la figura femenina asociada a la Salamanca, la mujer bruja, el ritual con el diablo (o con gualicho), la fiesta, la bebida y la borrachera. A su vez, en los ejemplos, es posible percibir cierta intervención en el proceso de registro de la leyenda, por 17 18 Según el testimonio relevado por el maestro Francisco Pino, aportado por Luciano Cuevas y Gregorio González, una vez hallada la salamanca, “se la ahuyentaba usando de [sic] infalible exorcismo de origen indígena, que devolvía la tranquilidad a los atribulados habitantes: la corrida del ‘gualicho’. A tal efecto, era invitado gran número de vecinos que debían estar reunidos en día y lugar determinado con anterioridad” (Legajo 52, foja 2). O también Colu (colorado) Lauquén (laguna), según Tello (1942), se encuentra en el Departamento de Toay. teseopress.com 82 • Diálogos sobre cultura y región parte de maestras y maestros. Si bien en ambos casos se consignaron los datos de los narradores que aportaron el relato, en la modalidad escrita, se han elidido todas las marcas que remiten al contexto de la oralidad; en especial, los deícticos y onomatopeyas. Esto es notable, porque tales recursos aparecen consistentemente en el registro escrito de otros géneros, como sucede con los cuentos de animales (en especial, los relatos que recuperan las aventuras del zorro). Esto permite inferir la mediación lingüística ejercida por los maestros en su labor etnográfica de relevamiento y registro. De hecho, Vidal de Battini (1932) señala, en relación con la tarea de recolección realizada por los maestros, que “ha destruido, muchas veces, creaciones admirables de la tradición oral” (p. 12). También observamos, en el legajo enviado por el visitador de sección Luis Horacio Patiño,19 que la Salamanca, aparte de evocar la presencia de las mujeres brujas, recupera la imagen del mundo indígena. Este último forma parte del contexto fantasmagórico que se teje en el relato, signado por “risas estridentes, llantos, lamentos”, pero también acompañado de “rumores y quejidos”, de “calaveras y huesos humanos”, que “en otras épocas en esas cavernas depositaran los indios” (Legajo 50, foja 35). No obstante, al leer el legajo de Patiño, advertimos que se trata más de una remembranza o experiencia personal de su vida en San Luis, en la que describe un lugar ubicado a varias cuadras de Merlo, que de una recolección de datos situada en La Pampa.20 En relación con el envío de material folklórico, solicitado en la Encuesta de 1921, María Inés Palleiro explica que muchas veces 19 20 De acuerdo con el Expte. 8188 –C– 1920, “se nombraron como visitadores de las escuelas de los Territorios Federales, a las siguientes personas propuestas la Inspección General respectiva. Para el Territorio de La Pampa: directores, Sres. Juan R. Garro, Manuel I. Mercado, Luis H. Ramírez; maestro, Sr. Luis H. Patiño” (Consejo Nacional de Educación, 1921, p. 28). En varios de los legajos enviados desde La Pampa, observamos que las y los docentes provenían de San Luis y, por lo tanto, muchos de los datos relevados estaban fuertemente arraigados a los recuerdos de juventud en su provincia natal. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 83 los mismos maestros “fueron además informantes-clave en dicha Encuesta” (2013, p. 119). El motivo central de esta leyenda no se recupera en la Encuesta de 1940.21 Es probable que esta exclusión haya estado condicionada por las aclaraciones que, casi una década antes, había hecho la ideóloga de esta encuesta en un artículo publicado en el Monitor de la Educación Común, Berta Vidal de Battini.22 Si bien, por un lado, reconocía “la más intensa emoción y de placer” en los rostros de niñas y niños cuando oían “las narraciones lugareñas”, por otro, consideraba que era necesario depurar el material destinado a los niños y desalentaba la trasmisión de historias, atravesadas por la “influencia culterana y perjudicial”. Más adelante, agrega, en referencia al folklore destinado a las escuelas: Estará excluido mucho de lo que pertenece al género picaresco, al realista, al supersticioso […]. No serán para ellos [en referencia a las y los estudiantes], los cuentos de los aparecidos, de la luz mala, del familiar, de las brujas, de la salamanca y todas las variadísimas formas del diablo americano. (Vidal de Battini, 1932, p. 18) Por lo tanto, más que parte de la tradición discursiva, Vidal de Battini opera una suerte de tradición selectiva,23 21 22 23 En los legajos relevados, la complicación de leyendas no supera los diez registros en todo el Territorio. La participación de Berta Vidal de Battini en el programa e implementación de la Encuesta de 1940 fue central, ya que el CNE le había solicitado la elaboración de encuestas a nivel nacional, destinadas a escuelas primarias surgidas bajo la Ley Láinez. El itinerario de esta reconocida investigadora está marcado por sus estrechos vínculos con el folklore. Su labor conjugó su profesión como maestra normal nacional y como profesora en Letras, egresada de la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeñó como docente a cargo de Filología hispánica y Folklore argentino, en la Facultad de Filosofía y Letras. Ello le permitió incorporar sus investigaciones sobre folklore en el plano académico. Su trayectoria en ese ámbito es abordada con mayor detalle por Verónica Domínguez en el Capítulo 7 de este libro. Esta es definida por Raymond Williams como una determinada manera de construir una relación legítima entre un pasado configurativo y un presente preconfigurado, lo que supone, además, que “ciertos significados y prácticas teseopress.com 84 • Diálogos sobre cultura y región ligada directamente a la construcción de un pasado, cuyos orígenes –en este caso– se asentaron en las diferentes manifestaciones folklóricas que se relevaron. Para ello, recoge las palabras que pronuncia el doctor Juan B. Terán sobre la necesidad de recuperar el folklore ante la ausencia de “monumentos, restos materiales, ruinas, que ayuden la evocación de nuestro pasado” (Terán, como se citó en Vidal de Battini, 1932, p. 20). La mediación llevada a cabo por Vidal de Battini no solo se evidencia en el artículo publicado en 1932, sino que, además, se ratifica en la resolución que auspicia la publicación de antologías folklóricas argentinas,24 en las que el CNE “resuelve llevar a la escuela lo más acendrado del material folklórico que recogieron los maestros de su dependencia en el año 1921, escogiendo las piezas de mayor valor y más adecuadas para la enseñanza primaria” (Consejo Nacional de Educación, 1961, p. 54). En sintonía con lo anterior, es preciso señalar que Vidal de Battini, junto con otros reconocidos especialistas, como Juan Alfonso Carrizo y Leopoldo Marechal, tuvo a su cargo la selección, adaptación y orden del material que luego se incluiría en las antologías. No resulta extraño, entonces, que en la Antología Folklórica Argentina para las Escuelas Primarias (Consejo Nacional de Educación, 1940a) no haya rastro alguno de la Salamanca. Por el contrario, las leyendas25 seleccionadas están vinculadas con la tradición cristiana y, en general, son de contenido moral y ejemplarizante. Sin embargo, la Salamanca vuelve a aparecer en relevamientos posteriores, como los emprendidos, incluso, por la 24 25 son seleccionados y acentuados y otros significados y prácticas son rechazados o excluidos” (2009, p. 159). Por resolución del CNE, con fecha 16 de junio de 1939, se aprobó el dictamen de la Comisión Didáctica, que auspiciaba la publicación de antologías folklóricas argentinas (Consejo Nacional de Educación, 1961, p. 54). Los títulos que conforman esta antología son los siguientes: “Mediopollo”, “La niña prudente”, “La palomita”, “El camino al cielo”, “El flor del lirolay”, “Leyendas de San Francisco Solano”, “La Virgen del Valle”, “La cruz de los milagros” y “El cerro del Morro”. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 85 propia Vidal de Battini, en Cuentos y leyendas populares de la Argentina (1984),26 en el Tomo VII27 y, con mayor presencia, en el Tomo VIII.28 Estos relatos, a diferencia de aquellos que conformaron la Antología, no se ciñen a tradiciones cristianas; en ellos, las enseñanzas y la moral son relativamente escasas. De este modo, en los tomos VII y VIII, la filóloga y folkloróloga recupera narrativas que años atrás habían quedado al margen de sus propias clasificaciones y, por lo tanto, de las selecciones realizadas por el CNE. Este cambio ya se observa en la introducción en el Tomo VII, en el que Vidal de Battini asevera que las leyendas permiten explicar al pueblo: las características llamativas del ambiente, el porqué de los nombres que designan aspectos singulares del paisaje y de las cosas, las causas que dan formas y condiciones a los animales, las plantas, los astros y la atmósfera de su tierra; el origen y la razón de los conocimientos heredados, de sus creencias religiosas, de los héroes y los genios que pueblan su credulidad y sus supersticiones. (Vidal de Battini, 1984, p. 9) Si bien no hallamos en los tomos consultados ninguna referencia tomada de La Pampa, observamos que esta leyenda emerge en diferentes relevamientos realizados en la provincia. Ejemplo de lo anterior es “El bajo del Gualicho”,29 relato recopilado por Enrique Stieben e incluido en 26 27 28 29 Si bien los tomos de Vidal de Battini fueron publicados en 1984, las versiones de la Salamanca fueron recolectadas desde fines de la década de 1940 y hasta fines de 1970. En este tomo, la figura de la Salamanca se circunscribe a leyendas sobre cerros o piedras, de acuerdo con la clasificación ampliada que ofrece Vidal de Battini. En este tomo, la autora registra 38 versiones sobre la Salamanca en Tucumán (1948), Salta (1950), San Juan (1950, 1951, 1952), La Rioja (1950, 1968), San Luis (1951), Jujuy (1952) y Santiago del Estero (1970). Sobre la presencia de Gualicho (o “Hualicho”), Stieben (1951) aclara que las leyendas motivadas en este personaje no son solo pampeanas, sino que se extienden a todo el país y a Uruguay. teseopress.com 86 • Diálogos sobre cultura y región Hualicho Mapu. Leyendas, cuentos y relatos de La Pampa misteriosa (1951). En esta versión, percibimos ciertos cambios respecto de las relevadas en la Encuesta de 1921, sobre todo en lo que refiere al ser mítico que habita la cueva, el bajo o las profundidades. Este relato, de la voz del “indio” Huanchul, se centra en “Mefisto”, “Mandinga”, “Huallcheta” (o “Valcheta”) o el mismísimo diablo, que está representado por una figura masculina, el Gualicho o “Hualicho”. En esta leyenda, si bien no aparece la mujer bruja, sí podemos advertir la evocación del valor simbólico de la cueva o madriguera, como espacio de difícil acceso: “Esa cueva parecía no tener fondo… ¡Quién sabe si no salía al otro lado de la tierra!” (Stieben, 1951, p. 55). En “El potrillo oscuro”, que narra la historia de un caballo que había pertenecido a Nahuel Caniú, un reconocido machi, cuya “ruca” estaba al pie del “Caldén del Bajo”, observamos que Stieben recupera la presencia de Gualicho en otro espacio o en otros seres:30 “En tiempos del indio –solían referir los viejos–, al pasar por el Caldén del Bajo (de día, se entiende), todo paisano ataba a sus ramas un trapito con algo envuelto, como ofrenda al Gualicho, para conjurar sus maleficios” (Stieben, 1951, p. 10). En cuanto a la mediación, podemos afirmar que, aunque los textos conservan algunos elementos de la oralidad, 30 En su obra, En pos del Gualicho, Casamiquela recupera otros seres que encarnan el Gualicho, tal como es el caso de un algarrobo en el que se reunían los indígenas, quienes acostumbraban a dejar ofrendas a manera de gratitud, y “[c]omo señal de su consagración a Gualicho, cuelgan en todas las ramas trapitos de colores”, de acuerdo con el relato que aporta el padre Bonacina (Casamiquela, 1988, p. 32). También menciona un caldén grande o “Pichíhuití” [sic] (caldén chico), según la denominación dada por los indígenas del lugar, en el que “cada uno de los que pasan por el árbol, debe depositar en sus ramas un objeto” (1988, p. 33). Esta información aparece entre los registros del teniente coronel Sócrates Anaya (Racedo, como se citó en Casamiquela, 1988), quien señala que el caldén del gualicho se ubica en el centro-norte de La Pampa, “en las cercanías de las actuales estancias de Pampa y Monte Alto” (1988, p. 33), ambas estancias ubicadas en el sureste del departamento de Loventué. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 87 se trata más bien de una recreación que hace el autor a partir de “conversaciones con indios araucanos de La Pampa y Neuquén, en diversas circunstancias y parajes”, en las que Miguel Canhué, Vicente Milán, Moreno Canhué, Angela Mariqueo, Domingo Huanchul, entre otros, le cuentan “recuerdos de su estirpe” (Stieben, 1951, p. 5). También hallamos registro de la Salamanca en Cuentos y leyendas de La Pampa, de Nélida Giovanonni y María Inés Poduje (1988). Allí, las autoras reúnen un corpus que proviene de colecciones anteriores (como la Encuesta de 1921)31 y de nuevas recopilaciones hechas en el ámbito pampeano. En las cuatro versiones, recolectadas en la década de 1980, se mantiene la figura de Gualicho u otra presencia maligna (que puede ser un tigre o “tigra”). Se evocan, nuevamente, los sonidos, la música de guitarra o acordeón y aparece otro elemento, se trata de la “transformación”, a partir del contacto entre una persona y Gualicho. En este encuentro, esa persona desea aprender o conocer algo, que guarda la Salamanca. Esa transformación, en ocasiones, es vista como negativa, y conduce a la locura, de acuerdo con el relato de la consultante María Benita Peralta, de Santa Rosa: Ahí nomás nosotros teníamos una vecina que enloqueció de tal manera ¡esa pobre mujer! que abandonó todo, abandonó las casas, todo, todo. […] Para saber (quiso entrar), para aprender qué es lo que había ahí dentro para saber y aprender […]. Ella no pudo aprender porque no aguantó, se enloqueció y salió. […] Dice que cuando iba entrando ella, salieron los indios esos, la abrazaban, la besaban y ¡Qué sé yo cuánto! (Giovanonni y Poduje, 1988, p. 358) La idea de la demencia también aparece en “El potrillo oscuro”, cuando Canhué recuerda un suceso aterrador, en relación con una incrédula muchacha que se burlaba de los 31 Las autoras recuperan las leyendas de la Salamanca enviadas por María Amparo Acevedo, de Bernasconi, y Francisco R. Pino, de Toay, a cuyos ejemplos nos hemos remitido anteriormente. teseopress.com 88 • Diálogos sobre cultura y región consejos de su madre sobre las apariciones, hasta que se le presentó el fantasma del viejo Nahuel y “¡Quedó trastornada para siempre!” (Stieben, 1950, p. 11). En otra de las leyendas presentada por Giovanonni y Poduje (1988), el narrador Modesto Maldonado, también de Santa Rosa, vincula la figura de Gualicho con un tigre y, otra vez, la entrada a la cueva se asocia con la idea de aprender: pero el que pasa todo eso y sigue nomás dice que llega al final y allá vaya a saber qué le harán adentro, alguna cosa para que aprenda lo que quiere aprender. Si quiere ser cantor o quiere ser guitarrero o quiere hacer cualquier cosa. Dice que cuando sale de adentro sale con todo, que no hay ningún que toque como eso. (pp. 360-361) A diferencia de la versión aportada por Benita Peralta, en esta última, la entrada a la Salamanca se asemeja a un posible ritual de iniciación, que no conlleva, necesariamente, a una transformación devastadora como la que describimos con anterioridad. En casi todos los casos,32 es posible reconocer una clara tradición discursiva en la leyenda de la Salamanca, en la que habita un espíritu maligno (mujeres brujas, diablo, tigre o gualicho), junto con la música (de acordeón o guitarra), los gritos, el misterio y la presencia indígena, más los nuevos elementos (o modificaciones) y las descripciones que se van incorporando en cada relato. Estos elementos suelen estar muy vinculados con la región en la que moran los narradores, por eso se sitúa la Salamanca próxima a Uriburu, o bien en el Campo de Coló-Lauquén. Esta localización en las leyendas, junto con la presencia de indígenas o de gualicho, da cuenta de la pervivencia del motivo de la Salamanca, pero 32 La leyenda enviada por María Amparo Acevedo se aparta del motivo generalizado: la Salamanca está personificada por una mujer que, con sus encantos, atrae a un hombre. No aparece aquí la referencia a la cueva, ni la fantasmagoría que caracteriza al resto de los relatos. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 89 también, tal como lo plantea Graciela Hernández (2013), permite advertir un proceso de mezcla e hibridación entre la narrativa hispánica y la americana. Respecto del modo en el que se ha hecho el registro, podemos observar que las autoras han mantenido cierta fidelidad en la modalidad escrita, puesto que, en los textos, se mantienen los rasgos propios de la oralidad (vacilaciones, preguntas, repeticiones, etc.). Las diferencias entre las leyendas recolectadas por Giovanonni y Poduje y aquellas registradas en la Encuesta de 1921 son marcadas, sobre todo, porque, como lo hemos anticipado, en el relevamiento solicitado por el CNE hay una clara mediación por parte de los maestros, que se evidencia no solo en la ausencia de elementos que remiten al contexto de la oralidad, sino también en el modo en el que se presenta el texto (las fórmulas que se incorporan, el orden que se le da al relato, el uso de conectores, entre otros), muy próximo al discurso escrito. Del mismo modo, Giovanonni y Poduje (1988), en la introducción que precede a las leyendas, señalan que han incluido dos relatos de la Encuesta de 1921 “en los que se nota la recreación elaborada por el maestro recolector y que precisamente por ser recreación han perdido su riqueza original” (p. 356), aunque no por ello dejan de ser un aporte relevante para la compilación. En el caso de la segunda leyenda seleccionada, sobre el origen de la laguna Urre-Lauquen, está presente en las dos encuestas realizadas por maestros normalistas en el Territorio de La Pampa. En la Encuesta de 1921, se consignó una única versión, la que fue reenviada, nuevamente, en 1940. Matilde Pérez, la maestra de Anguil que participó de ambos relevamientos, aclara sobre el legajo escrito a máquina, en una nota a pie improvisada y trazada con tinta, que se trata de la misma leyenda que envió en 1921.33 Entre estos dos 33 Al respecto, la maestra cumple con el artículo 15 de la Resolución del CNE, según el cual el maestro que hubiera participado de la Encuesta de 1921 teseopress.com 90 • Diálogos sobre cultura y región registros, no existe ninguna diferencia. En ambos casos, es la maestra quien firma, sin hacer mención alguna sobre la existencia de un o una consultante. A su vez, por la forma en la que fue redactada la leyenda, todo induce a pensar que fue la docente quien ofició de productora del texto escrito, el que luego adjuntó en el legajo enviado al CNE. En este texto, se narra el encuentro amoroso entre la “hermosa indígena Urre” y el “valiente Cacique de las pampas” (ambos de origen indígena), acechados por el “celoso Chadileufú”, quien los sorprende con “una furiosa avalancha de agua”, quitándole la vida al cacique. La muerte del amado provocó el llanto de Urre, y sus lágrimas se convirtieron en una espesa bruma que, desde entonces, rodea el borde de la laguna: “Por esa razón la tribu de los pampas llamóla Urre-Lauquen, que quiere decir: Laguna de las Brumas” (ENF, 1921, Legajo 51, foja 1). Ahora bien, por fuera de las Encuestas, hallamos otra versión de Urre-Lauquen34 en Toponimia Araucana del Territorio de La Pampa, de Eliseo Tello (1942).35 En este caso, si bien se mantiene el motivo de la transformación, que origina la laguna, hay elementos que se apartan de las versiones recolectadas en 1921 y 1940. En la versión que recupera Tello, la joven Ñahuentú, cortejada por el más valiente joven de la tribu, se enamoró de un hombre blanco, ocasionando la ira de su padre, el cacique de la tribu: “¡tú!, la hija de Antú, la protegida de Cuchahuentrú, ¿enamorada de un threhuahuinca36 enemigo de la raza? Si así fuera, que Pillán te fulmine y que Boquibuye te destroce” (Tello, 1942, p. 51). 34 35 36 debía reenviar el mismo registro para este nuevo relevamiento (Consejo Nacional de Educación, 1940b, p. 58). Según Tello, se trata del “lago formado por los desagües del río Chadi Leufú (salado). Urre, brumas o evaporaciones; Lauquén, laguna o lago. Lago de las Brumas” (1942, p. 48). Esta obra fue reeditada en 1957 por la Dirección de Cultura de La Pampa. De acuerdo con la traducción apuntada por el autor, “Threhua, perro, y Huincá, cristiano” (Tello, 1942, p. 51). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 91 Acusada de tener a Gualicho en su corazón, fue confinada en una gruta, hasta que el Pulmanqué atacó el campamento de los españoles y dio muerte al causante de su desasosiego. Una vez muerto el joven español, a la vista de Ñahuentú, arrojaron su cuerpo al lago. La hija del cacique se suicidó y, como consecuencia, por la furia de Antú, las aguas se volvieron “impotables” y Ñahuentú se convirtió en nube. Desde ese momento, cuando Antú se ausenta, Ñahuentú cubre el lago, de allí el nombre de “El lago de las Brumas” (Tello, 1942, p. 53). En esta leyenda, observamos diferentes fuentes, provenientes de la tradición oral y escrita, en las que se habría basado el recolector para llevar a cabo la reelaboración de este relato. Algunas de estas fuentes fueron consignadas en notas a pie de página, entre las que hallamos claras referencias a la literatura de Estanislao Zeballos (1881), sobre todo en relación con la descripción del agua (salada) y del ambiente. Años más tarde, Giovannoni y Poduje (1988) recolectaron otra versión37 que coincide, aunque sin considerar el pormenorizado detalle, con el relato toponímico de Tello. Esta narración pareciera no alejarse demasiado del contexto oral, a diferencia de lo que ocurre con la leyenda registrada en Toponimia Araucana, que es una recreación ensayada por el autor. Por último, nos interesa agregar que es la versión presente en la década de 1920 la que se ha seleccionado, desde el Ministerio de Educación, para integrar diversos materiales destinados a la lectura, sobre todo en la educación primaria y secundaria (por ejemplo, Guías para enseñar y aprender, 1999; Caldén,38 2000; La Pampa lee, 2004, entre 37 38 Se trata de una leyenda recolectada en 1971, en General Acha, y publicada por la Revista Folklore en 1978. La versión compilada por el rionegrino Marcelino Castro García guarda estrechas similitudes con la versión aportada por Matilde Pérez. teseopress.com 92 • Diálogos sobre cultura y región otras).39 De hecho, esta narración está presente en muchas guías dirigidas a docentes y estudiantes del profesorado en Enseñanza Primaria, en la provincia, para la elaboración de secuencias didácticas. Por lo tanto, si analizamos la leyenda Urre-Lauquen en términos de una tradición discursiva, podemos notar una cierta interrupción, o más bien una desconexión entre los elementos que fueron evocados en un primer momento (Encuestas de 1921 y 1940) y los que surgen en un segundo momento (Tello, 1942; Giovanonni y Poduje, 1988). Finalmente, se selecciona una tradición, que es la que hallamos en diferentes materiales didácticos, y, en ella, se resignifican prácticas lingüísticas y culturales indígenas, vinculadas con el topónimo. Sin embargo, esta leyenda que se recupera conserva elementos que, en palabras de Kabatek (2005), se encuentran fosilizados. Palabras finales A lo largo de este análisis, por un lado, explicamos de qué modo las maestras y los maestros actúan como mediadores lingüísticos (y culturales) en la tarea de recolección y registro, por momentos, conservando con mayor fidelidad la narración que les fue referida (aunque “mediando” entre la oralidad y la escritura), por otros, elidiendo con el discurso escrito gran parte de la riqueza oral de las leyendas. También observamos que, a partir de esta mediación, los registros fluctúan entre la objetividad de docentes que recogen las narraciones y la subjetividad de aquellos que reemplazan o recrean los relatos que obtuvieron a partir de sus informantes, por sus propias intervenciones escritas (que se evidencian en la incorporación de recursos narrativos y lingüísticos), con leves alusiones testimoniales. No faltan 39 En estos casos, la referencia está tomada de la obra de Giovanonni y Poduje (1988) y no del texto fuente de 1921. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 93 ejemplos (como el de Luis Patiño) en los que las anotaciones testimoniales parten de sus propias experiencias. Por otro lado, en relación con el vínculo entre las leyendas (de la Salamanca y de Urre-Lauquen) analizadas en este trabajo, consideramos que la tradición discursiva no siempre alude a un texto repetido del mismo modo, también puede hacer referencia a una determinada forma textual o bien a una particular combinación de elementos (Kabatek, 2005) surgidos a través del tiempo, tal como hemos advertido en los textos seleccionados. De hecho, la tradición discursiva convive con la posibilidad de transformación: una tradición puede modificarse parcial o totalmente (lo que ocurre, por ejemplo, entre el relato sobre la Salamanca, enviado por la maestra María Amparo Acevedo, y el resto de las versiones recolectadas en La Pampa), dando lugar a otra, y también puede ser “sancionada por la sociedad” (Kabatek, 2005, p. 159). En relación con esto último, quizá podríamos considerar la posibilidad de que, inicialmente, la leyenda de la Salamanca haya sido “sancionada” (en principio, por la propia Vidal de Battini) por su “mala influencia” y, en consecuencia, excluida de los materiales didácticos destinados a las niñas y los niños. Algo similar pudo haber ocurrido con las versiones de Urre-Lauquen, nos referimos aquí a las consignadas por Tello (1942) y Giovanonni y Poduje (1988), las que no fueron parte de una tradición, a diferencia de la narración recolectada en 1921. El lugar de la mediación que llevaron a cabo las y los docentes normalistas, en algunos casos, les permitió posicionarse como conocedores de una serie de saberes sobre folklore en un marco en el que, institucionalmente, no estaba aún reconocido a nivel nacional. Es decir, eran una suerte de folklorólogos avant la lettre, y su desempeño en la recopilación de estos registros contribuyó, de acuerdo con algunos itinerarios que aquí solo esbozamos y pretendemos indagar a futuro, a posicionarlos en un área del conocimiento específico que luego adquirirá un estatus diferente, tal como es el caso de Enrique Stieben. teseopress.com 94 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Ascolani, A. (2020). Nacionalistas y libertarios: tensiones en torno de las conmemoraciones y símbolos patrios en la educación primaria (Argentina, 1910-1930). Revista Brasileira de História da Educação, (20). http://dx.doi.org/ 10.4025/rbhe.v20.2020.e129 Bajtín, M. (2008). [1979]. 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Lecturas, bibliotecas y redes intelectuales teseopress.com teseopress.com 3 Redes, referencias y lecturas de un intelectual de provincia Un análisis de dos conferencias de Juan Ricardo Nervi (1957 y 1958) LEDA GARCÍA Introducción En los últimos años, los estudios de historia intelectual y cultural en distintas provincias han crecido notablemente. En relación con este campo en construcción, Ana Teresa Martínez ha alertado acerca de la importancia de no sumar información aislada de diversos intelectuales, sino a aportar a la caracterización de los espacios, redes y contextos que habilitan determinadas trayectorias, para potenciar la capacidad explicativa de estos abordajes (Martínez, 2016). En ese sentido, nos interesa identificar las características de las redes1 de estos intelectuales para atender al nudo de relaciones en que se insertan. En su caracterización de intelectuales 1 El concepto de red se ha revelado como un instrumento valiosísimo para estudiar la acción social: la red de relaciones del individuo ha sido vista o bien en términos del condicionamiento que ejerce sobre su comportamiento, o bien en los términos de uso instrumental que cada actor realiza de dichas relaciones para conseguir sus propios fines (Ramella, 1995). teseopress.com 103 104 • Diálogos sobre cultura y región de provincia2 e intelectuales de pueblo, Martínez (2013) alude a la importancia de reconstruir estos contextos, pues “las redes de creación pueden cruzarse, constituir circuitos y regiones de intercambio según lógicas diversas –que no siempre se articulan en la forma de centro-periferia– y que hay que descubrir caso por caso” (p. 173). En este marco de estudios, nos preguntamos: ¿cómo se construye la trayectoria de un intelectual del interior?, ¿qué espacios de debate ocupa?, ¿en qué contextos circulan sus obras e ideas? Para ello, proponemos precisamente un análisis de caso que, al focalizar en una figura en particular, la de Juan Ricardo Nervi (1921-2004), da cuenta de los contextos y de las trayectorias individuales a la vez. En este capítulo, presentamos una síntesis de su itinerario inicial y profundizamos en revisar, a través de los textos de dos conferencias de su autoría, las huellas de sus redes, sus pensamientos y sus lecturas. Juan Ricardo Nervi desarrolló una amplia labor en los campos en que se desempeñó como poeta, ensayista, narrador, periodista, artista plástico, pedagogo y docente en todos los niveles educativos. Se destacó, además, por haber participado como director de Cultura de la provincia de La Pampa en los años en que se conformaba un discurso acerca de la identidad regional y se distinguió por su participación en redes editoriales, ámbitos pedagógicos y de escritores y de crítica estética, tanto en Buenos Aires como en México. Mediante una metodología que privilegia la investigación bibliográfica y el análisis crítico de fuentes, apuntamos a comprobar que los textos de las conferencias “Sarmiento periodista” (1957) y “Vocación y ética en el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz” (1959) –pronunciadas en escenarios distintos y publicadas en formato de folleto– son ventanas 2 Según esa autora, el intelectual de provincia es un “capitalino del interior, cuyo espacio aparece circunscripto a una delimitación política estatal específica, y que puede ser –en caso de que la haya– el centro de una red más amplia de la que formen parte pueblos y ciudades menores” (Martínez, 2013, p. 173). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 105 que nos permiten entrever sus redes de sociabilidad, sus contactos y también sus modelos y sus lecturas. De la formación inicial a director provincial de Cultura de La Pampa Nacido en Eduardo Castex (La Pampa), el 19 de agosto de 1921, su pueblo natal es el escenario en el que transcurrió su infancia y es el leitmotiv de su poemario Aldea gringa (Nervi, 1983) y de su libro de cuentos para adolescentes Tristán y la calandria (Nervi, 1984). En ambas obras, da cuenta no solo de la idiosincrasia y de la vida cotidiana de la población local, sino también del afecto entrañable y duradero que el autor siente por el terruño natal y por su gente. Cuando Nervi nació, la pequeña y novel localidad de Eduardo Castex formaba parte del Territorio Nacional de la Pampa Central –anexado al Estado Nación a inicios de la década de 1880–3 y, en su mayoría, el vecindario adulto se componía por migrantes europeos. En el prólogo de Aldea gringa (1983), escribirá: “En este poemario están mis héroes, mis próceres, mis mártires […]. Este libro es de ellos. Para ellos. Porque fui, soy, seré siempre uno más entre ellos” (Nervi, 1983, p. 10). Por otro lado, en las dedicatorias del poemario, aparecen nombres que conformarán parte de sus redes de sociabilidad y estarán en el entramado de sus relaciones. Unas relaciones que lo harán posicionarse y visibilizarse. Hacia 1941, como alumno de la Escuela Normal de Santa Rosa, Nervi participa, junto a otros estudiantes normalistas, 3 Los Territorios Nacionales, organizados por la Ley 1532 del 16 de octubre de 1884, fueron nueve: La Pampa Central, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Misiones, Formosa y Chaco. Se crearon en forma provisional y se pensó como destino natural de los mismos su conversión en provincias. La misma ley fijó las atribuciones de quienes gobernarían los territorios y los deberes y derechos de sus habitantes. teseopress.com 106 • Diálogos sobre cultura y región en la publicación de la revista Impulsos. Revista de Inquietudes, órgano del Centro de Estudiantes de La Pampa.4 Él mismo habló de “la generación de Impulsos”. Según Lanzillotta y García, “algunos de sus miembros tenían trayectorias paralelas en las redacciones de los numerosos periódicos locales, de distinto cuño ideológico” (Lanzillotta y García, 2017, s/ p). Muchas de esas conexiones perdurarán toda su vida y, a lo largo de ella, demostrará su innegable capacidad de construir y sostener redes de sociabilidad, entendiéndose estas como un mapa de conexiones que atraviesas fronteras, bloques, regiones y pone en contacto sujetos situados en posiciones distintas entre ellos y, al permitir un nuevo régimen de intercambio, da lugar a configuraciones desconocidas. Al operar como articulación, la red permite ver, […], la emergencia de sujetos atravesados por conexiones impensables. (Maíz y Fernández Bravo, 2009, p. 14) En cuanto a las escrituras juveniles de Nervi, en ellas, se vislumbran sus lecturas. Es un ávido lector. Ha leído los clásicos de la literatura universal y los escritores nacionales le son familiares. Conoce y cita a autores. Escribe aplicando reglas, se notan influencias en sus versos. ¿Quién lo guio en sus lecturas? ¿Dónde leyó tanto siendo tan joven? Seguramente, iniciado por su madre y sus maestros. También se agrega que, revisando manuales de la época, se pueden sumar los textos comprendidos en el canon de lecturas clásicas de los estudiantes normalistas. Además, se actualiza en la circulación activa entre periódicos, espacios culturales y bibliotecas populares que, por esa época, sumaban en el Territorio Nacional de La Pampa más de 55 (Lanzillotta y Oviedo, 2018). La Biblioteca Popular “San Martín” de Eduardo Castex, su pueblo natal, es de las primeras 4 Impulsos. Revista de Inquietudes. 1941-1943. Órgano del Centro de Estudiantes de La Pampa. Repositorio: biblioteca personal de Juan Ricardo Nervi, donada a la Biblioteca Popular “Clemente Andrada”, Santa Rosa. Colección incompleta (disponibles números 1 y 2). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 107 fundadas en el territorio –en junio de 1913– y, desde 1932, cuenta con el reconocimiento de la CONABIP. Probablemente haya disfrutado de su acervo y del de la Biblioteca de la Escuela Normal,5 hoy enriquecida con el legado de la suya. Michelle Petit afirma, respecto al goce de la lectura: “El lenguaje nos construye. Tener acceso a obras cuyos autores han intentado describir lo más profundo de la experiencia humana, desempolvando la lengua, no es un lujo: es un derecho cultural, como lo es el derecho al saber” (2001, p. 23). En ese entonces, y siempre, Ricardo Nervi ejercerá ese derecho. En 1943, se recibe de maestro normal nacional y, en 1944, publica Agreste, su primer libro de poemas. Lo prologa José E. Prado6 quien, entre otras cosas, señala: La Pampa ya no es el mito de la conquista material, el vasto caudal de sugestiones que ofrece no podía hacer de aquello la única cosa imperecedera. […] [Nervi] cree necesario darse en versos como nuestra llanura cree necesario darse en espigas. (Prado en Nervi, 1944, p. 13) Acerca de la producción escrita en años siguientes a su graduación como maestro, nos hemos referido en otro trabajo (García, 2018), pero podemos indicar que, en 1947, con la trilogía Tríptico de sonetos a la Raza, obtiene el segundo 5 6 Hoy, Biblioteca Popular “Clemente José Andrada”, a la que se refiere el capítulo de Micaela Oviedo en este libro. José Prado (General Acha, 1916-General Pico, 2001) fue un autodidacta que combinó distintas labores en la redacción de periódicos con la publicación de libros. Se desempeñó en el diario La Reforma entre 1935-1990 y en periódicos como Noticias Gráficas, El Eco de Tandil y El Pueblo de Río Cuarto. Desde los aspectos formativos, estuvo vinculado al socialismo y al Colegio Libre de Estudios Superiores, filial Bahía Blanca. Participó del grupo cultural “La Peña” de General Pico (LP) y publicó diversos libros como: Pare… y largue (1943), Pioneros de La Pampa (s/f), El agro en la cultura pampeana (1954) y cuentos en Narradores de La Pampa (1972). Ver Asquini y Sapegno (2002) y Nervi (1944). teseopress.com 108 • Diálogos sobre cultura y región premio en el Certamen Literario de la Comisión de Historia y Folklore de Santa Rosa. Remitiéndonos nuevamente a Nervi como docente, cuatro años después de obtenido su título, es nombrado maestro de grado en la Escuela N° 270 de Colonia Dos de Mayo, en el Territorio Nacional de Misiones. Ingresó como tal, pero estuvo a cargo de la dirección del establecimiento. En ese destino selvático, conocerá una realidad que en nada se asemeja a su vida anterior: las y los alumnos y sus familias se expresan en guaraní, eslovaco y alemán. Muchos hablan portugués. Aprenderá muy bien esta última lengua, tanto que, años más tarde, traducirá al español Hacia una Didáctica General Dinámica (1968), obra del pedagogo brasileño Imideo Nérici. Vuelto a Castex en 1949, un año después, es dejado cesante “por cuestiones políticas ya que él no adhería al partido gobernante” (Vulovic, 2012, p. 18).7 A partir de allí, se radica con su esposa en San Luis, donde –apoyado por el gobierno radical “Junta Renovadora” de Zavala Ortiz–8 el matrimonio inició, y concluyó sus estudios universitarios en la sede puntana de la Universidad 7 8 Desconocemos el caso particular de la cesantía de Juan Ricardo Nervi, dado que las escuelas primarias en territorio pampeano fueron responsabilidad del Consejo Nacional de Educación hasta 1978 y la situación sanitaria en contexto de pandemia impide el acceso a documentación que permitiera aclararlo. En su curriculum vitae, puede leerse junto a la descripción de su actividad como docente en ese cargo la palabra “cesanteado”, escrita con bolígrafo y en imprenta mayúscula. Flavia Fiorucci indica que “la bibliografía describe como característico de la época sumarios, suspensiones y traslados, además de notas en la prensa con reclamos del magisterio de contenidos ideológicos y gremiales. Esto indicaría una situación inestable y contradictoria: un gobierno que interpela a un sector opositor –el de los docentes– como una suerte de difusor, de intermediario político” (2012, p. 140). Según Mariana Karat, “Será bajo el gobierno peronista que se establecerá un riguroso sistema de control sobre el ingreso a la docencia, donde la afiliación partidaria pasa a ser un requisito ineludible. Por otro lado, mediante cesantías se depura el cuerpo docente” (Karat, 2017, s/p). Según Vulovic, “En 1946, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora que apoyaba a Juan Domingo Perón ganó las elecciones provinciales, siendo elegido gobernador de San Luis Ricardo Zavala Ortiz. Fue el primer gobierno peronista desempeñado por un radical de tendencia izquierdista, que en 1950, al cumplir el período de cuatro años fue reelegido” (2012, p. 22). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 109 Nacional de Cuyo. Graduado como profesor en Ciencias de la Educación con especialidad en Pedagogía, en 1955, pasó a desempeñarse como docente en la Escuela Normal Juan Pascual Pringles de San Luis, institución en la que era docente el poeta Antonio Esteban Agüero.9 Ambos participaron en publicaciones como la Revista San Luis y Boletín del Centro Puntano en Buenos Aires. Ya en ese momento, Agüero era reconocido como poeta a nivel regional y nacional. Había recibido el Premio Regional de Poesía y Literatura por la Comisión Nacional de Cultura en 1947 y 1955 y era colaborador habitual de La Prensa, en cuyas páginas aparecieron publicados sus poemas a partir de 1938, debido a la intermediación de Antonio Requeni,10 en un periodo de consolidación de centros y revistas culturales en San Luis. Más allá de la admiración que le profesara, nuestro autor compartió espacios de sociabilidad intelectual y no fue difícil encontrar en la poesía de Nervi elementos afines con la poética del puntano. Cuando Nervi se radicó en San Luis –al iniciarse la década del 50 del siglo pasado–, La Pampa era un Territorio Nacional. Cuando retorna, poco más de un lustro más tarde, es una novísima provincia que busca, entre otras cosas, organizar su estructura burocrático-administrativa. En ese momento, según Lanzillotta y García (2017), se integra a los sectores dirigentes que han formado parte de los grupos relegados por el gobierno anterior y que se vincularon con otros espacios disidentes antiperonistas, 9 10 Antonio Esteban Agüero nació en Piedra Blanca (San Luis) el 7 de febrero de 1917 y murió el 18 de junio de 1970 en la ciudad de San Luis. Se graduó de maestro normal nacional y desempeñó importantes cargos en su provincia. Fue un escritor reconocido y colaborador asiduo del diario La Prensa. Entre sus obras, podemos citar: Poemas lugareños (1937), Romancero aldeano (1938), Pastorales (1939), Las cantatas del árbol (1953), Un hombre dice su pequeño país (1972), Canciones para la voz humana (1973) y Poemas inéditos (1978). Ver biografía en Agüero (2009). Periodista y poeta nacido en Buenos Aires en 1930. Se desempeñó en el diario La Prensa. Fue corresponsal de La voz de las Américas y escribió más de 30 libros. teseopress.com 110 • Diálogos sobre cultura y región aunque en sus manifestaciones no es la política partidaria el eje de sus discursos, sino el campo de las prácticas culturales. Además, dicta cátedras en la Escuela Normal y en el Colegio Nacional y se involucra con sectores del gobierno provincial, en especial con Juan Humberto Morán11 (Unión Cívica Radical del Pueblo), con quien tenía estrechos vínculos de amistad. En 1956, es nombrado director de Cultura de la provincia. Su gestión, aunque breve, fue muy intensa. Sus políticas culturales y las acciones derivadas de ellas apuntaron a construir identidad (García, 2013) y generaron congruentes estrategias de acción y de pensamiento, vehiculizadas a través de publicaciones como los Cuadernos pampeanos de poesía12 y la revista Caldén,13 la invitación a conformar colectivos poéticos como La Joven Poesía pampeana14 y la 11 12 13 14 Juan Humberto Morán (1899 -1964) se educó en San Luis, recibiéndose de Maestro Normal Nacional. En 1920 se radicó en Eduardo Castex (LP), donde ejerció la docencia. Además de colaborar con el periodismo, participó en la creación de la biblioteca y de dos clubes: Racing Club y Estudiantil, ambos de Eduardo Castex. Durante la dictadura del general Uriburu, fue marginado de la escuela por su militancia radical irigoyenista. Reintegrado al magisterio, ascendió a director de la Escuela N° 111 de General Pico (LP) y organizó y presidió la Filial Pampeana del Instituto Nacional Sanmartiniano. Fue subsecretario de Educación y Asuntos Sociales, consagrado convencional constituyente al elaborarse la Constitución de La Pampa, inspector general de Territorio (en 1954) y asesor pedagógico del Ministerio de Educación de la Nación durante la presidencia de Arturo Illia (información proporcionada por el Colegio Secundario “Juan Humberto Morán” de Eduardo Castex). Los Cuadernos Pampeanos de Poesía conforman una serie de cuadernillos editados por la Dirección de Cultura de La Pampa entre agosto de 1956 y junio de 1958 a efectos de divulgar la obra de los poetas vernáculos. En su mayoría estos poetas serán convocados por la Dirección de Cultura y serán parte del grupo La Joven Poesía Pampeana. Esta revista, cuyo primer número apareció en 1957 fue editada y financiada por la Dirección Provincial de Cultura de la Pampa y en ella quienes escribieron intentaron identificar rasgos de identidad pampeana. Tuvo tres etapas: 1957- 1963, 1967 y reapareció entre 1987 y 1989. Agrupación emblemática de jóvenes poetas convocados por Nervi y su colaboradora Rosa Banca de Morán en 1956. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 111 organización de las Primeras Jornadas Bibliotecarias de La Pampa,15 entre otras. Establecida la trayectoria inicial de Juan Ricardo Nervi, en el próximo apartado, analizaremos los textos de sus conferencias “Sarmiento periodista” (1957) y “Vocación y ética en el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz” (1959). Dos conferencias Sarmiento periodista El 10 de septiembre de 1957 –un día antes de la fecha en que se honra a Sarmiento y en la que se celebra en su honor el Día del Maestro–, Nervi, en su rol como director de Cultura de la provincia de La Pampa, pronuncia una conferencia que es transmitida por L.R.A. 3 Radio Nacional Santa Rosa. El texto deviene en un folleto no paginado, impreso por la imprenta La Capital y del que pudo hallarse un ejemplar en la Colección de Reservados de la Biblioteca de la Cámara de Diputados de La Pampa (Nervi, 1957a). Por lo tanto, no pudieron averiguarse tres datos que pudieran ser importantes: el horario en que fue pronunciada la conferencia, si lo fue en la sede de la emisora o en el marco de algún acto16 y a quiénes y de qué forma se les entregó el folleto. En cuanto a la conferencia sobre Sarmiento, lleva por título “Sarmiento periodista”. Es una pieza oratoria escrita para ser leída en voz alta. Tiene la retórica propia de este tipo de discurso. Su tono es altisonante, hiperbólico y vitalista. 15 16 Fueron convocadas por la Dirección de Cultura de La Pampa (1957) y tuvieron como objetivo promover la transformación de las casas de lectura en centros de promoción, estímulo y difusión cultural. El horario y el lugar en que la conferencia fue pronunciada no son detalles menores, dado que incidirían en la concurrencia de público, asistencia de escolares y estudiantes, presencia de autoridades, colocación de ofrendas florales, etc. teseopress.com 112 • Diálogos sobre cultura y región Mirándolo en libras morales, al dorso de la moral adocenada de la mediocracia, podremos, bajo el filo de las hachas, alcanzar la imagen de su libertad. Y hacerla nuestra. Porque su libertad tuvo un trámite de harapos, supo del dolor y la miseria del prójimo, anduvo entre los panfletos de la insidia, crujió, terrible, tremebunda ante el ariete de la barbarie. (Nervi, 1957a) Para lograr situar a Sarmiento periodista, el director de Cultura hace un recorrido por todas las facetas en las que actuara el sanjuanino, lo llama “recorrer los caminos del HOMBRE”. Hombre está escrito con mayúsculas fijas que enfatizan la propiedad de su uso. Afirma que “así será la única forma para alcanzar su estatura. Con sus errores. Sus defecciones, su fulmínea vehemencia. Su voluptuosidad” (Nervi, 1957a). En el extenso texto, para trazar lo que dice –que, según aclara, “no es panegírico, ni ornato retórico, ni tampoco entelequia”–, hace un retrato. En densas páginas, alude al “héroe abstracto de Carlyle”,17 invita a ver los puños llenos de verdades “como lo vio Rodin”. Nombra a De Tocqueville, Groussac, Moreno, Echeverría, Larra, José Ingenieros, Ponce, Luis Franco, entre otros. Cita a Echeverría –cuando afirma: “todo pensamiento que no se realiza es una quimera indigna del hombre”–, recurre a Rojas y, poniendo en clave sanmartiniana a Sarmiento, cruza El santo de la espada con El profeta de la Pampa. Entre los conceptos referidos a Sarmiento periodista, también profesión del conferencista, expresa: El periodista. He aquí su esgrima preliminar en función docente, para ‘educar al soberano’. Porque en mayor o menor grado, todo periodista que se ajusta a los módulos austeros 17 Ver las diferentes caracterizaciones que Thomas Carlyle hace en las seis conferencias que pronunciara en 1840 y que fueran publicadas como Los héroes (Carlyle, 1944). La idea central de estas es que el avance de la civilización se debe a los hechos y a la influencia que los paladines dejan tras de sí y sobre las gentes y los pueblos donde habitan. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 113 de su profesión, es, no quepa la menor duda, un educador del pueblo. Hablo del periodista íntegro. Del que enarbola en un mismo trémolo el mensaje y la militancia. Del que no mistifica, vale decir del que, siguiendo a Shakespeare, se escuda en su propia y previa sinceridad para llegar al corazón de sus lectores. (Nervi, 1957a) En las páginas siguientes, hará un recorrido de la trayectoria periodística de Sarmiento, enfatizando sus cualidades intelectuales y su compromiso con la libertad de expresión, cruzándola con su trayectoria vital. También, parafraseando a Kant, dirá: Su pasión fue, como en la definición de Kant, agua que demarcó su profundidad en propio cauce. Por allí se llega a su derrotero. Precursor de la civilidad. Civilizador civil, sin que caiga en redundancia al calificarlo, su epopeya fue, como la de San Martín, la de la Libertad Americana. (Nervi, 1957a) Y cerrará la conferencia no solo con palabras de quien, en nombre de la Cámara de Diputados de la Nación, el diputado Wenceslao Escalante,18 lo homenajeó a su muerte: Amó con pasión al pueblo pero no lo aduló jamás. Su amor fue áspero, tajante, rudo. Sin lisonjas ni mimos. Porque en el pueblo amó la libertad, y la libertad, ¡si lo sabría él! Se gana como el pan de cada día, con trabajo, con brío renovado, con lucha pareja, sin tregua, sin zozobras. (Nervi, 1957a) Sino también con aquellas que el propio Sarmiento eligió para ser grabadas en su tumba, de las que, afirma, son “el epitafio que sintetiza el multánime esfuerzo civilizador y 18 Wenceslao Escalante (1852-1912), abogado por la Universidad de Buenos Aires. Formó parte de la Generación del 80. Profesor de Filosofía del Derecho (UBA), fue diputado nacional (1880-1890), ministro de Agricultura, ministro de Hacienda y ministro del Interior de la Nación. Presidente de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales (extraído de: https://tinyurl.com/2qn2nfwl). teseopress.com 114 • Diálogos sobre cultura y región antibárbaro” (Nervi, 1957a): “Una América libre, asilo de los dioses todos, con lengua, tierra y ríos libres para todos”. Si nos detenemos en las obras y autores que cita, podemos apreciar el eclecticismo y la vastedad de sus lecturas, atisbar cómo navega con comodidad y solvencia en las aguas de la literatura, la historia y la filosofía, percibir de qué modo sus referencias bibliográficas le son funcionales a su objetivo de exaltar la figura sarmientina –desde la originalidad de remitirse a la faceta de periodista del homenajeado, no al maestro, cuando se le recuerda en la fecha precisamente por ello–. Transita por el discurso escueto de Lincoln en Gettysburg,19 transcribe la respuesta furiosa del jornalero recreada por Salvador de Madariaga20 y se asoma a Nietzsche (1997) y a su Zaratustra para oponer, al destruido superhombre nietzchiano, la vitalidad tremenda de Sarmiento. En cuanto a sus representaciones21 sobre educación y cultura, y en concordancia con su formación normalista,22 escribe sobre la “milicia de abecedario” de Sarmiento y agrega que “entendió al periodismo como un elástico trampolín de civilización y cultura” para acordar en que “el ‘Sarmiento Maestro’ que hoy evoca toda América está fuertemente 19 20 21 22 El discurso de Abraham Lincoln pronunciado el 19 de noviembre de 1863, en el Cementerio de Gettysburg, está compuesto por menos de 300 palabras y su tricolon final expresa: “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la tierra”. “¡En mi hambre mando yo!”. En el prólogo de Madariaga (1979) España/ Ensayo de historia contemporánea. Para Chartier (1992), las acepciones de la palabra “representación” muestran dos agrupamientos de sentidos aparentemente contradictorios: por un lado, la representación muestra una ausencia, lo que supone una neta distinción entre lo que representa y lo que es representado; por el otro, la representación es la misma exhibición de una presencia, la representación pública de una cosa o de una persona. Según Arata y Mariño, “en términos políticos-culturales el normalismo se consolidó respondiendo activamente ante la tarea de alfabetización masiva y en la construcción de la identidad nacional argentina de los futuros ciudadanos. Los maestros se reconocieron herederos de Sarmiento. […] Los maestros normales fueron una ‘avanzada’ de la cultura letrada” (2016, pp. 129-130). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 115 ceñido al aguerrido portaestandarte del ‘Zonda’, al fornido timonel de ‘La crónica’ y al imbatible polemista de ‘El Nacional’” (Nervi, 1957a). Este texto, que pareciera solo ser un homenaje a Sarmiento, efectivamente lo es, pero también nos abre una ventana a Juan Ricardo Nervi, a sus lecturas, sus representaciones, sus retóricas, sus héroes y sus próceres. Por otro lado, nos preguntamos: ¿a quién o quiénes está dirigido ese texto que muestra y demuestra tanta erudición con un registro seguramente inadecuado para el potencial auditorio de Radio Nacional Santa Rosa? ¿A quiénes pretende impresionar con su discurso? ¿Se plantea Nervi la posibilidad de llegar a un oyente u oyentes remotos mostrándose como “hombre culto”? ¿Pretende posicionarse como un intelectual poseedor de una vasta cultura? Por último, ¿a quién querría abrirle una ventana a sus lecturas, sus representaciones, sus héroes y sus próceres? Para intentar una respuesta, en primer lugar, revisamos los artículos de su autoría en la revista Caldén y nos detuvimos especialmente en “Acerca de la obra Democracia y Educación de John Dewey” (Nervi, 1957b). La lectura de la extensa reseña nos permitió trazar paralelos y comparar dos obras producidas casi simultáneamente. Es similar el despliegue de títulos, autores y citas, también lo es el estilo de su escritura. Las diferencias sustanciales que existen entre ambos son el soporte y el género discursivo: mientras que el artículo aparece en una revista de cultura y educación, el texto sobre Sarmiento es originalmente una conferencia radiofónica, la publicación es posterior. El primero presupone necesariamente lectores competentes; la segunda, en cambio, personas que escuchan. Tanto unos como otras deben interpretar y comprender. Según Valdés, “el contexto inteligible en cuestión pertenece con prioridad al destinatario y no al productor” (1993, p. 318), mientras que, de acuerdo con Chartier (1992), “todos aquellos que pueden leer los textos no los leen de la misma teseopress.com 116 • Diálogos sobre cultura y región manera y hay mucha diferencia entre los letrados virtuosos y los lectores menos hábiles” (p. 51). Esta afirmación supone el reconocimiento de muchas series de contrastes. Eco (1992, 1994) nos acerca a su idea de “lector modelo”, aquel que quien escribe o habla piensa como el receptor de su escritura –en este caso su audiencia–. Probablemente, para Nervi, el oyente general no lo era y lo salteó. ¿Por qué? ¿Por quién? Una hipótesis nos obliga a remitirnos a la génesis de la formación del campo intelectual pampeano. Según María Lanzillotta, Los letrados se organizaron en el Territorio Nacional de La Pampa en torno a diferentes tipos de instituciones de carácter político y profesional (justicia, magisterio, educación secundaria). Estos se pronunciaron en forma mayoritaria a través de la prensa y se conformaron como expresión y condición del reclamo de ciudadanía desde los primeros años del siglo XX. Para concretar sus propósitos, en un ámbito signado por la carencia de otros espacios de participación política, cada grupo acudió a diferentes estrategias y mecanismos de mediación ante las autoridades territorianas y nacionales. También puede observarse que un segmento significativo de esta trama estuvo formado por sectores constituidos en torno a la militancia política de las izquierdas. Quienes tuvieron un desempeño muy activo en las décadas de 1920 a 1930. Todas estas instancias no llegaron a consolidar en el Territorio un sector intelectual diferenciado hasta la segunda mitad del siglo XX. No obstante, constituyeron la antesala en la etapa normativa del proceso. (2010, p. 198) El cambio de estatus de Territorio Nacional a provincia autónoma contribuyó a la autonomización del campo intelectual. La adquisición de los derechos políticos que esta transformación implicaba permitió a los intelectuales locales comenzar a ocuparse de cuestiones que iban más allá del problema de la provincialización. El editorial del primer número de la revista Caldén resalta una cuestión impor- teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 117 tante para estos: la concepción de la cultura pampeana23 planteada desde el ámbito específico oficial. La revista es bien recibida por la prensa y apreciados sus propósitos y contenidos (Salomón Tarquini y Laguarda, 2012). Nervi, director de Cultura, es un hábil gestor cultural, lo demuestra en las Primeras Jornadas Bibliotecarias de La Pampa (García, 2017), en la convocatoria a los jóvenes poetas vernáculos y en la publicación de los Cuadernos Pampeanos de Poesía. Es un docente que dicta las cátedras de Didáctica General y Especial y Práctica de la Enseñanza en la Escuela Normal de Santa Rosa, y tan bien lo hace que, años después, editorial Kapelusz le publicará un libro con esa experiencia como base. Por lo tanto, esa conferencia radiofónica sobre un personaje tan caro a su formación: ¿está desvinculada de sus alumnos y del público en general?, ¿habrá pensado en un oyente modelo? A ambas preguntas, creemos que podemos responder afirmativamente. Interpretar ese texto requiere atenta escucha, vastos y variados saberes previos y también un espacio donde sea posible concentrarse. Creemos que Nervi imaginó su potencial auditorio como un grupo en el cual él también pudiera reconocerse: “Un hombre o una mujer ‘de la cultura’, con capacidades polivalentes para la producción y la gestión, así como dispuesto a responder sobre temas y problemas no siempre de su especialidad” (Martínez, 2013, p. 176). Finalmente, es al menos plausible conjeturar que Nervi, en ese momento, dueño de un interesante capital simbólico, buscara legitimarse como intelectual en ese campo incipiente y, para lograrlo, debiera exhibirlo ante quienes consideraba sus pares. Era un intelectual de provincia en una provincia que se estaba construyendo. 23 Ver “La Pampa en el Ambito de la Cultura Argentina” (Dirección de Cultura, 1957a). teseopress.com 118 • Diálogos sobre cultura y región Vocación y ética en el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz El 19 de agosto de 1958, formando parte del programa de la Semana de la provincia de San Luis, Juan Ricardo Nervi pronuncia, en la capital puntana, una conferencia –“Vocación y ética en el ideario pedagógico de Raúl B. Díaz”– que será publicada al año siguiente (Nervi, 1959). El texto impreso es un Cuaderno de Cultura24 no paginado, segundo de una serie que iniciara el pedagogo Luis Reissig, integrante del grupo fundador del Colegio Libre de Estudios Superiores.25 Está editado por la Dirección de Cultura de la provincia de San Luis. En la cara interior de la tapa, se incluye un comentario sobre la obra y, además, puede leerse que el ministro de Gobierno, Justicia, Instrucción Pública, Culto, Previsión Social y Salud Pública y director provincial de Cultura es el poeta Antonio Esteban Agüero, a quien nos referimos en el primer apartado, y que el jefe del Departamento de Prensa es José Alejandro Lucero. Este último era hijo de un maestro puntano que ejerciera su magisterio en Eduardo Castex, había sido alumno de Nervi en el secundario Juan Pascual 24 25 Los Cuadernos de Cultura, folletos editados por direcciones de Cultura provinciales en las décadas 50 y 60 del siglo pasado, parecerían ser formas habituales mediante las cuales se publicaban autores locales. Podemos nombrar los Cuadernos Pampeanos de Poesía –ya mencionados–, los Cuadernos de la Dirección de Cultura-Resistencia (Chaco), los Cuadernos Cultura-San Luis, entre otros. Un ejemplar del Cuaderno de Cultura con la conferencia analizada (Nervi, 1959) se halla disponible en la Biblioteca”Clemente José Andrada” de Santa Rosa, La Pampa. Según Cernadas (2005), en mayo de 1930, un grupo de intelectuales, entre los que se contaban Aníbal Ponce, Luis Reissig, Roberto Giusti, Alejandro Korn, Narciso Laclau y Carlos Ibarguren, fundaron el Colegio Libre de Estudios Superiores. Tal creación respondía al anhelo de constituir un centro de cultura abierto a todas las cuestiones y preocupaciones de la vida nacional, transformándolo en el ámbito propicio para la discusión de diferentes temas incluidos o no en las agendas universitarias. La revista Cursos y conferencias fue el órgano de difusión de sus actividades. En cuanto a Luis Reissig (1852-1972), fue un intelectual argentino, integrante del grupo fundador del Colegio Libre de Estudios Superiores, autor del libro Anatole France (1944). El “Cuaderno de Cultura” que inicia la serie lleva por título El ciclo industrial y el ciclo urbano en la Educación Argentina. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 119 Pringles y un poeta incluido en el grupo La Joven Poesía Pampeana. Por otro lado, pareciera que los comentarios sobre la obra hubieran sido escritos por Agüero –dadas las similitudes de estilo con otros textos en prosa de su autoría–,26 aunque, si lo hubiera escrito algún colaborador, tendrían su anuencia, dado su cargo y el carácter institucional de la publicación. Volvamos a un repaso sobre las redes de sociabilidad de Nervi, una vez reconocidos los lazos construidos con el poeta puntano por afinidades laborales y literarias. Una de las formas en que se expresan estos vínculos son los comentarios mutuos sobre sus obras. Mientras que Nervi señala que Agüero “tiene la talla de Unamuno”, este dirá del pampeano: “el poeta de Gleba asciende más perfilado” (Nervi, 1959). Según Fernández Bravo, Las redes pueden operar –y de hecho a menudo han operado– como formas de apoyo entre escritores […] Se trata naturalmente de redes donde interviene la amistad, donde la amistad puede pensarse en paralelo con la hermandad y que, en el caso de las redes culturales latinoamericanas, están siempre articuladas por un discurso de fraternidad cultural que procura ser fortalecida, reflotada, revivida o recuperada. Esa relación se piensa siempre en términos culturales: hermandad latinoamericana, tradiciones comunes, un campo simbólico para reconstruir, recobrar o reparar. (Fernández Bravo, 2009, p. 119) De acuerdo con lo que pudimos leer en el primer número de Caldén, esta visita de Nervi a la capital de la vecina provincia pareciera ser una devolución de atenciones, dado que la revista da cuenta de la presencia del poeta puntano en La Pampa el año anterior. Con el título de “Agüero en La Pampa”, una crónica precedida de una fotografía informa que “Antonio Esteban Agüero, una de las voces más altas de 26 Ver Agüero (2009). teseopress.com 120 • Diálogos sobre cultura y región la poética americana, disertó en General Pico y Santa Rosa, con el caluroso aplauso de un público numeroso” (Dirección de Cultura, 1957b, p. 18).27 En el libro Vivir en poesía/Guiones. Discursos. Anécdotas y poemas inéditos –obra póstuma en la que se hacen públicos escritos inéditos hasta entonces del poeta y escritor puntano–, Agüero, en referencia a ese evento, escribe: “agradezco sinceramente al Director de Cultura, mi buen y noble amigo Ricardo Nervi, la oportunidad que me brinda de ponerme en contacto con el público de esta ciudad de Santa Rosa” (Agüero, 2009, p. 117). Por otra parte, ¿qué significaba una conferencia en el conjunto de las prácticas culturales de la época? Según Ricardo Pasolini (2006), se trataba de una actividad organizada por y para personas que “pueden presentarse ante la sociedad como miembros de un ámbito social específico, y a la vez, como detentadores de un saber particular” (p. 92) y cuyos ámbitos eran bibliotecas populares, ateneos culturales, centros culturales y teatros. Terminada la exposición, los conferencistas podían interactuar con el público compartiendo experiencias, respondiendo preguntas y aceptando debates. 27 Esta página de Caldén pareciera marcar y definir el territorio. Sin dudas escrito por Nervi, en el texto, puede leerse: “es de esta suerte, así, buscando ansiosamente la cuenca de la intacta verdad que alienta a los hombres del interior del país, que nos honró en Agosto con su presencia, una de las más altas voces de la poesía eglógica de América, el poeta Antonio Esteban Agüero. Si San Luis es ámbito de poesía –y, en verdad lo es plenamente–, cabe a nuestro ilustre visitante, la gloria, esa gloria que es milicia constante, de ser su fervoroso traductor” (Dirección de Cultura, 1957b, p. 18). Es interesante que la palabra verdad aparezca repetida y que ese valor buscado devenga del interior y de su gente. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 121 En cuanto al texto de esta conferencia, aborda no solo la biografía de Raúl B. Díaz28 en un estilo casi hagiográfico,29 sino que traza un panorama minucioso sobre la situación de escuelas, maestros, itinerarios y destinos docentes en el contexto vital del biografiado. Nada escapa a los dictados de su vocación. Sabe que la clave de nuestro progreso ha de buscarse en la emancipación económica y que, coetáneamente habrá que trabajar duro y parejo para contrarrestar el poderío de las oligarquías, productoras a designio del analfabetismo. (Nervi, 1959) Como en la disertación anterior, aparecen nombres como Sarmiento y Aníbal Ponce: “años más tarde, Aníbal Ponce insistirá con argumentos más acabados, en el mismo tópico, cargando el acento en la necesidad de superar los mismos vicios, aportando a la vez los remedios indispensables” (Nervi, 1959). Nervi se asume como pedagogo al hablar de Raúl B. Díaz, recorre su trayectoria singular y atraviesa las etapas previas a su nombramiento “al frente de un organismo educacional que marcará una etapa fecunda en la administración de la enseñanza argentina: La Administración General de Escuelas de Territorios” (Nervi, 1959). Utiliza el 28 29 Raúl B. Díaz (1862-1918), hijo de un estanciero, se recibió de maestro normal en San Luis y luego estudió para profesor normal en la por entonces prestigiosa Escuela Normal de Tucumán, donde se graduó en 1885. Regresó a su provincia natal y ejerció como maestro en Villa Mercedes. En 1886, regresó a Tucumán y, en la Escuela Normal de esa ciudad, se desempeñó en las cátedras de geometría y agrimensura hasta 1899. De allí, se trasladó a Salta, donde trabajó un año como vicedirector de la Escuela Normal. El 25 de mayo de 1890, luego de tan solo unos 4 años de experiencia profesional docente, fue convocado para ser el primer Inspector de Territorios Nacionales del CNE, ocupación que desempeñó hasta 1916 (Fiorucci, 2015, p. 2). “¡Quién, como este ilustre hijo de San Luis dio tanto para la dignificación del maestro en las horas difíciles de la escuela en tierras de pan llevar, debe ser conocido por todos los que intuyen esto tan evidente y sin embargo descuidado por pueblo y gobierno!” (Nervi, 1959). teseopress.com 122 • Diálogos sobre cultura y región vocabulario propio de la disciplina pedagógica y desgrana anécdotas didácticas. A partir de allí, el texto se despliega en recorridos, sentencias, autores y un especial análisis de la obra de Raúl B. Díaz La educación en los Territorios y colonias nacionales del año 1910. No olvida a Nietzsche y su filosofía y tampoco a su colaboradora Rosa Blanca Gigena de Morán30 –quien escribiera una monografía sobre el inspector puntano que fuera publicada en la Revista de la Asociación de Maestros–. Esta conferencia también es una pieza oratoria que fue escrita para ser leída en voz alta. Es válido imaginarlo leyendo, recordar su voz clara y potente, e imaginar que su público debe haberlo seguido con concentración casi mística, como en una misa pedagógica. Como un sacerdote a sus feligreses, Nervi acerca su palabra a los maestros y les habla del imperativo y categórico deber de buscar la suma de valores que convengan a la formación de la personalidad, de hacer de la escuela el taller de la cultura democrática, de revisar los ejemplos de Moreno, San Martín, Alberdi y Sarmiento, pero también de hombres del interior, como el pionero Aarón Castellanos, colono entrerriano al que cantara el poeta José Pedroni. Habla de las “crisis de método” de las escuelas normales y exhorta a los maestros a asumir, como dijera Díaz, “la religión del esfuerzo”. Para cerrar su conferencia, dirá, abordando un costado más humano, pero también más ético de la trayectoria del inspector maestro, “podrán discutirse sus ideas con mayor o menor vehemencia. Pero en todos los casos habrá que reconocer algo que ni sus más obcecados detractores dejaron de tener en cuenta: su amor a la Patria y su inexpugnable vocación” (Nervi, 1959). En este texto, el expositor tiene muy claro el destinatario: los docentes. A ellos y para ellos habla. Además, no hay que olvidar que lo hace en San Luis, sobre un hijo de San Luis. 30 Autora de Plumas y pinceles de La Pampa (Gigena de Morán, 1955). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 123 Por otro lado, Nervi se ha formado allí. Compartió aulas –como alumno y como docente– con quienes lo han invitado. Exhibe naturalmente su capital simbólico porque, en mayor o menor medida, lo comparte con su audiencia. Reflexiones finales En síntesis, la lectura y análisis de estas dos conferencias nos han permitido acercarnos a dos textos diferentes producidos por Juan Ricardo Nervi entre 1957 y 1958, años en los que fuera director de Cultura de La Pampa. Decimos “diferentes” dado que hemos y estamos transitando las particularidades de su extenso quehacer escriturario. Autor de poesía, ensayos, artículos periodísticos, cuentos, novelas, manuales e incluso diccionarios especializados y letras de tangos, no hemos hallado publicados otros textos como estos en esta etapa, más allá de nuestra convicción de que algunos discursos pronunciados por funcionarios de la época hubieran sido escritos por él. De ahí el valor que le adjudicamos a estas dos piezas singulares. Ellas muestran la –hasta ese momento– trayectoria intelectual de Juan Ricardo Nervi –además de su polifácetica personalidad–, la multiplicidad de sus lecturas, su erudición y su mirada sobre los tópicos que aborda. Por otro lado, permiten atisbar detalles no solo de sí mismo, sino de su contexto y de su tiempo. Entre ellos, las conferencias como práctica cultural. Además, en relación con el/los circuito/s que integraba el autor, en esta primera etapa, hemos podido dar cuenta de una parte muy pequeña de una densa trama de relaciones intelectuales con los espacios locales y de San Luis. Notamos, en el texto de la conferencia sobre Sarmiento, ciertas inadecuaciones en el registro para el medio por el que esta fue transmitida, las pensamos como imposibles en él, salvo que fuera otro su destinatario. teseopress.com 124 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Agüero, A. E. (2009). Vivir en Poesía/Guiones. Discursos. Anécdotas y Poemas inéditos. Nueva Editorial Universitaria– UNSL. Arata, N. y Mariño, M. (2016). La educación en la Argentina/Una historia en 12 lecciones. Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico. Asquini, N. y Sapegno, M. (2002). Biografías Pampeanas: arte, política, historia, deportes, ciencia, periodismo. Matías Antonio Sapegno. Carlyle, T. (1944). Los héroes. Losada. Cernadas de Bulnes, M. (2005). Una propuesta cultural alternativa para la región en la década del cuarenta: el Colegio libre de Estudios de Bahía Blanca. En M. Cernadas de Bulnes y M. C. 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Ideas e impresiones de un funcionario viajero: Raúl B. Díaz el primer inspector de Territorios teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 125 Nacionales (1890-1916). Historia de la Educación Argentina, 16(2), 82-92. García, L. (2013). “Devenires de la pluma en el Desierto”. Representaciones sobre el Desierto en la literatura pampeana (1951-2007) [Tesis de Maestría no publicada]. Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa. García, L. (5-6 de octubre de 2017). El proyecto cultural de la provincia: Las Primeras Jornadas Bibliotecarias de la Pampa (1957) [Ponencia]. XXIII Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias Humanas “Investigar en Ciencias Sociales y Humanas en el contexto actual”, General Pico, La Pampa. García, L. (14 de abril de 2018). Juan Ricardo Nervi: Contextos en la formación de un intelectual del interior [Ponencia]. III Jornadas Bianuales de Doctorandos y Becarios. Facultad de Ciencias Humanas UNICEN, Tandil, Buenos Aires. Gigena de Morán, R. B. (1955). Plumas y pinceles de La Pampa. Dinámica Gráfica. Kabat, M. (9-11 de agosto de 2017). Los sindicatos docentes en el primer peronismo [Ponencia]. XVI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Mar del Plata, Buenos Aires. Lanzillotta, M. Á. (2010). Algunas consideraciones heurísticas en torno a la formación de grupos intelectuales en el Territorio Nacional de La Pampa. Quinto Sol, 14, 195-201. https://doi.org/10.19137/qs.v14i0.30 Lanzillotta, M. Á. y García, L. (11-13 de octubre de 2017). Redes intelectuales, cultura y región en el itinerario de Juan Ricardo Nervi [Ponencia]. Encuentro Nacional de Jóvenes Investigadores/14, Santiago del Estero. Lanzillotta, M. Á. y Oviedo, M. (2018). “Difundir cultura e ilustración”. Las bibliotecas populares en la trama de la sociabilidad de las poblaciones pampeanas, 1905-1955. 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Laguarda y F. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 127 Fiorucci (Eds.), Intelectuales, cultura y política en espacios regionales de Argentina (siglo XX) (pp. 105-130). Prohistoria-EdUNLPam. Valdés, M. (1993). De la interpretación. En M. Angenot, J. Bessière, D. Fokkema y E. Kushner (Dirs.), Teoría literaria (pp. 317-330). Siglo XXI editores. Vulovic, E. P. (2012). Maestros Argentinos: Juan Ricardo Nervi/ Un humanista moderno. Asociación Argentina de Lectura. teseopress.com teseopress.com 4 Perfiles institucionales y acervos bibliográficos en espacios de sociabilidad local Tres bibliotecas populares pampeanas durante el primer peronismo MICAELA OVIEDO Introducción En el Territorio Nacional de La Pampa, las bibliotecas cumplieron un rol sustancial en la promoción cultural desde inicios del siglo XX (Lanzillotta, 2008, 2011). Su temprana creación (la primera biblioteca registrada data de 1905), en el contexto de un Estado y un sistema educativo aún en ciernes, implicó que entablaran un vínculo necesario con la población para la satisfacción de demandas asociativas y recreativas. A partir del desarrollo de diversas actividades culturales, estas instituciones se constituyeron en un ámbito de sociabilidad de gran importancia para la población. El objetivo de este trabajo es describir los perfiles de tres bibliotecas populares pampeanas y la composición de sus acervos durante la gestión peronista (1946-1955), momento en que las bibliotecas adquirieron un gran dinamismo a nivel nacional. Pero, al mismo tiempo, se trata de un periodo que, en La Pampa, coincide con el pasaje de Territorio teseopress.com 129 130 • Diálogos sobre cultura y región Nacional1 a provincia, con cambios en la estructura burocrático-administrativa, la ampliación de la ciudadanía política de sus habitantes2 y el inicio de políticas culturales sistemáticas. La Pampa atravesó una larga etapa territoriana, desde 1884 hasta 1951. Durante la década de 1910, el Territorio Nacional de La Pampa era uno de los más dinámicos del país por su alto crecimiento demográfico y su población joven, aunque, en las décadas posteriores, se produjeron fluctuaciones en el número de habitantes.3 A comienzos del siglo XX, era posible reconocer dos zonas claramente diferenciadas: el este, cuya densidad demográfica era mayor por la actividad agropecuaria; y el oeste, menos desarrollado por la poca rentabilidad de su suelo y sus escasas lluvias (M. S. Di Liscia et al., 2011). La presencia de agentes estatales en la totalidad del espacio pampeano se volvía dificultosa por las grandes distancias, la escasez de recursos y la dependencia administrativa del Estado nacional. En este contexto, la extensión del sistema educativo implicó grandes esfuerzos. A pesar de que hacia 1930 gran parte de la población infantil había podido ser escolarizada a nivel nacional, el acceso a las escuelas en el Territorio fue un proceso complejo debido a las dificultades generadas por la crisis económica y las inclemencias naturales. Si bien hubo cierto éxito en las políticas educativas pampeanas, visible en la disminución de la población analfabeta que pasó de un 1 2 3 Los Territorios Nacionales fueron espacios de organización política centralizada y de orden subnacional. Existieron en Argentina entre 1862 y 1985. La Ley 1.532, de 1884, estableció las jurisdicciones de 9 territorios nacionales entre los que se contaban La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Misiones, Formosa y Chaco. Los habitantes de los Territorios Nacionales no podían elegir gobernadores ni autoridades nacionales, solo participaban en elecciones municipales. Hacia 1912 la instalación de europeos aportó el 40% de la población, no obstante, en 1920 asistimos a un estancamiento en esa afluencia y la crisis agroecológica y económica de los años 30 produjo una disminución de los habitantes en general hacia 1942. En los años cincuenta la mayor densidad poblacional residía en áreas rurales, mientras que ciudades como General Pico y Santa Rosa aún eran pequeñas localidades. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 131 68 % a un 20 % de 1900 a 1935, la inscripción y la asistencia escolar fueron problemas permanentes (Billorou y Sánchez, 2011). En tal escenario, se consolidó una esfera pública en la que asociaciones como las sociedades de socorros mutuos y de beneficencia, las comisiones de fomento, las cooperativas, las cooperadoras escolares, las bibliotecas, los clubes deportivos, entre otras, cobraron vital importancia para la sociedad. Entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, como mencionan Laguarda et al. (2011), la vida cultural del entonces Territorio estuvo fuertemente vinculada con escuelas, bibliotecas y otras entidades que tenían a los maestros como principales promotores culturales. Como afirma Lanzillotta (2008), a partir de los años treinta, se produjo una mayor injerencia estatal en las instituciones. Las bibliotecas fueron referenciadas por primera vez en 1935, en la Memoria del gobernador Evaristo Pérez Virasoro (1933-1939). Para ese momento, se contabilizaron 76 asociaciones: bibliotecas municipales, escolares, pertenecientes a partidos políticos, clubes, gremiales, religiosas, entre otras. Las bibliotecas populares promovieron, tanto a nivel nacional como local, distintos tipos de actividades culturales que excedían el préstamo y la lectura de libros. Desde fines del siglo XIX, estas se abocaron a la organización de conferencias, actividades artísticas, grupos de lectura comentada, bailes, fiestas, entre otras actividades (Gutiérrez y Romero, 2007). Como han señalado investigaciones recientes, el peronismo aplicó una política de estímulo hacia el desarrollo de instituciones orientadas a la promoción cultural, entre ellas, la música, el arte y la literatura. Fiorucci (2007) destacó la intensa difusión del libro y el aumento de los lectores en las bibliotecas populares, dado que, para 1954, se incorporaron un centenar de estas asociaciones al sistema de subsidios de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares (CPBP), institución nacional encargada del fomento, inspección e inversión de fondos para las bibliotecas. El recorte cronológico propuesto en este capítulo abarca un proceso de transición importante para el espacio pampeano, teseopress.com 132 • Diálogos sobre cultura y región su conversión de Territorio Nacional a provincia. En términos políticos, el espacio se caracterizó por un orden institucional diferente dado que las autoridades fueron designadas por el gobierno nacional. De esta manera, entre 1946 y 1951, estuvieron a cargo el abogado Juan L. Pérez (1946-1948), el jefe de Policía Eduardo Reguero (gobernador interino en 1948) y el abogado Juan Carlos Neveu (1949-1951). Con la sanción de la Ley N° 14.037, en 1951, el Territorio fue declarado provincia y adquirió el nombre de Eva Perón. Las primeras autoridades se eligieron en abril de 1953 y el gobernador fue Salvador Ananía (1953-1955). Tras el golpe militar de 1955, Ananía fue depuesto y la denominación de la provincia cambió a La Pampa. En cuanto al área cultural, recién a finales de la década de 1950, como han analizado Salomón Tarquini y Laguarda (2012), la Dirección Provincial de Cultura comenzó a desarrollar una política sistemática que incluiría, entre otros aspectos, la publicación de literatura caracterizada como pampeana y el apoyo a las bibliotecas a través de una división específica en la administración provincial. La propuesta de este trabajo consistirá en examinar, de manera comparativa, tres asociaciones pertenecientes a distintas localidades: la Biblioteca Popular “Clemente José Andrada” (BPCJA) de Santa Rosa, la Biblioteca Popular “Florentino Ameghino” (BPFA) de Guatraché y la Biblioteca Popular “Sarmiento” (BPS) de Winifreda. Desde una perspectiva que busca contribuir a la bibliografía creciente vinculada con la historia de la lectura y las bibliotecas,4 se procurará abordar la génesis institucional y la composición de los acervos bibliográficos de las bibliotecas populares en un periodo histórico cuya construcción simbólica y cultural fue sumamente relevante. Nuestro interés radica en indagar cuál fue el vínculo que establecieron los habitantes pampeanos con el mundo de lo escrito, en un marco temporal 4 Entre ellos, cabe destacar los aportes de Pasolini (1997), Quiroga (2003), Parada (2012) y Planas (2017) para pensar las diversas sociabilidades de lectura en las bibliotecas deArgentina. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 133 caracterizado por la extensión y democratización de bienes culturales. Con esto, apostamos a comprender el papel relevante asumido por los socios y lectores, y el modo en que las políticas culturales nacionales y provinciales influyeron o no en las prácticas de adquisición de libros. Por último, a partir de la construcción institucional y la consolidación del material disponible, en los casos en los que las fuentes lo permitan, propondremos una distinción entre disponibilidades y préstamos. El lugar de las bibliotecas en la vida cultural local Las tres instituciones seleccionadas se asentaron en localidades muy diferentes en cuanto a sus dimensiones, al contexto social y a las características de su vida asociativa. La Biblioteca Popular “Clemente José Andrada” fue creada en Santa Rosa en 1909, en relación con la Escuela Normal de la ciudad. Santa Rosa, capital del Territorio desde 1900, se diferenció de otras localidades pampeanas por la predominancia del comercio, los servicios y el empleo público, con amplia expansión de las clases medias. Allí, se establecieron, de manera temprana, un relevante número de escuelas de nivel primario y secundario, asociaciones y clubes sociales y deportivos,5 que, para 1951, conformaban una densa trama en la que además se sumaban cooperadoras, mutualidades, gremios, sindicatos, cooperativas y sociedades de beneficencia. Por su parte, la Biblioteca Popular “Florentino Ameghino” fue fundada en Guatraché, en 1921, por una sociedad gremial, y luego se anexó un club deportivo. 5 Entre las instituciones educativas de importancia durante la etapa territoriana, la capitalpampeanafuesededelaEscuelaNormal(1909),elColegioNacional(1917), el Instituto Domingo Savio (1926) y la Universidad Popular (1937). En cuanto a las asociaciones, hacia 1939, en Santa Rosa, existían una sucursal del Rotary Club, la filial pampeana del Automóvil Club Argentino, la Liga Cultural Pampeana de Foot BallylaCooperativaPopulardeElectricidad,entreotras. teseopress.com 134 • Diálogos sobre cultura y región A diferencia de Santa Rosa, se trataba de una localidad intermedia, fundada en 1908 a 176 km de la capital territoriana. Según el Censo de 1942, para esa fecha, contaba con 2.551 habitantes.6 Su principal rasgo fue el fuerte vínculo con el ferrocarril, la producción agrícola y una composición poblacional que se nutrió de la llegada de inmigrantes de origen ruso-alemán, español e italiano. La vida asociativa de esta población giró en torno a múltiples asociaciones, que consolidaron su papel en el escenario local a partir de los años treinta.7 En tanto, la Biblioteca Popular “Sarmiento” se estableció en Winifreda, en 1932, asociada a la Escuela N° 104. Este pequeño pueblo, fundado en 1915 a unos 50 km de Santa Rosa, contaba con 3.963 habitantes para 1938 y poseía alumbrado público, correo, ferrocarril, matadero, teléfono, telégrafo y dos clubes deportivos.8 Los principales espacios de sociabilidad fueron las academias de música, de corte y confección, de labores, las asociaciones de origen étnico y la biblioteca popular. Para 1951, la cantidad de asociaciones se había ampliado y contaba con varias cooperadoras escolares, cuatro clubes y dos organizaciones de trabajadores.9 En cuanto a la existencia de bibliotecas populares en Santa Rosa, Guatraché y Winifreda durante nuestro período de análisis, el número de asociaciones respondió a la dimensión de las localidades y sufrió leves variaciones entre los años cuarenta y cincuenta. Mientras que, en 1941, Santa Rosa poseía cuatro, 6 7 8 9 De esa cantidad, 253 corresponden a la población rural y 2.298 a la urbana. Censo General del Territorio Nacional de La Pampa- Año 1942, Tomo I, Población. Disponible en:https://biblioteca.indec.gob.ar/bases/minde/1c_lp1942_1.pdf Entre las instituciones relevantes durante ese período, pueden mencionarse la Asociación Pro-Escuela Cooperadora de la Escuela N° 60, el Club Social de Guatraché, el Club Atlético Pampero y las sociedades de socorros mutuos alemana, española e italiana. De los 3.963 habitantes, 1.234 se hallaban en la zona urbana, mientras que 2.729 se encontraban distribuidos en la rural. Guías Comerciales FF. CC., Sud, Oeste y Midland, 1938 y 1945. Archivo Histórico Provincial “Prof. Fernado Aráoz” (AHP), SantaRosa,LaPampa. Nómina de las Entidades de la Provincia Eva Perón, 1951, Fondo de Gobierno, AHP,SantaRosa,LaPampa. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 135 Guatraché y Winifreda contaban con una sola biblioteca, respectivamente. Para 1954, las bibliotecas en Santa Rosa se redujeron a tres, en tanto Guatraché adquirió una nueva institución y Winifreda conservó la ya existente. Cuadro Nº 1: Cantidad de bibliotecas populares según localidad (1941-1954) Año Localidad Nombre 1941 Santa Rosa D. F. Sarmiento. Escuela Superior N° 1 S/D “del Colegio Domingo Savio” Instituto Domingo Savio S/D Rafael Obligado Club A. Estudiantes 1930 Juan B. Alberdi S/D 1908 Florentino Ameghino Club Sportivo Pampero 1921 Winifreda D. F. Sarmiento. Escuela N° 104 1932 Santa Rosa Rafael Obligado Club A. Estudiantes 1930 Guatraché 1954 Guatraché Winifreda Entidad Asocia- Fecha de fundada ción Juan B. Alberdi S/D 1908 Tte. General Julio A. Roca Escuela Normal Mixta 1909 Florentino Ameghino Club Sportivo Pampero 1921 Almafuerte Club Atlético Huracán 1945 Sarmiento Escuela N° 104 1932 Fuente: Elaboración propia sobre la base de estadísticas publicadas por 10 la CPBP. 10 Nómina de Bibliotecas Populares Protegidas (1941) y Nómina de Bibliotecas Populares Protegidas (1954), Comisión Protectora de Bibliotecas Populares. teseopress.com 136 • Diálogos sobre cultura y región Tal como demuestra el Cuadro 1, en el espacio pampeano, fue notable la impronta que tuvieron las escuelas y los clubes deportivos en la fundación de las bibliotecas populares. Esto evidencia, por un lado, el rol de los maestros y directores de escuela como productores culturales en el interior del país y, por otro, la importancia de los clubes como actores durante la primera mitad del siglo XX. Como ha afirmado Flavia Fiorucci (2012), durante las primeras décadas del siglo XX, los maestros se convirtieron en actores centrales, dado que animaron y organizaron la vida cultural de pueblos y ciudades pequeñas y medianas. Con respecto a los clubes, emergieron aceleradamente durante estos años, alcanzando un total de 103 instituciones en 1939. Los principales propulsores fueron grupos de vecinos, inmigrantes, profesionales del ámbito local y trabajadores. Al auspiciar actividades deportivas y eventos socioculturales, estas instituciones también operaron como espacios de recreación y sociabilidad local. De allí que fue habitual que los clubes poseyeran sus propias bibliotecas y salas de lectura (Cornelis, 2011). En concordancia con lo dicho anteriormente, el perfil institucional de las tres bibliotecas escogidas respondió al nexo con las asociaciones predominantes en el espacio pampeano. Tres bibliotecas, tres perfiles institucionales Por orden de surgimiento, la primera institución en fundarse fue la santarroseña. Surgida el 28 de junio de 1909, la biblioteca emergió de la mano de la Escuela Normal “Julio Argentino Roca”, en respuesta a los requerimientos de docentes y estudiantes. La primera Comisión se constituyó en 1947, bajo la presidencia de Carmen Sosa, y, en esa fecha, pasó a denominarse “Biblioteca Clemente teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 137 José Andrada”.11 Los miembros de la comisión fueron los encargados de la atención al público, que, hasta 1950, se limitó al ámbito escolar. Los fondos de sustento provenían de una cuota cobrada a los socios y de actividades como la proyección de películas y actos culturales. En 1950, la biblioteca sustituyó su nombre por el de “Julio Argentino Roca”, el mismo que adoptó la Escuela Normal santarroseña, y se convirtió en biblioteca popular.12 La asociación inauguró su edificio propio en 1999, con apertura hacia la calle y comunicación con la Escuela. Según Durango y Prieto (2003), la ubicación de la biblioteca dentro de la institución escolar habría limitado el acceso más amplio de la población. Estas autoras también sostienen que, entre 1953 y 1993, los directores de la escuela eran quienes se responsabilizaban por los bienes de la biblioteca, mientras que los libros se adquirían a partir de la Cooperadora Escolar y la CONABIP. La segunda biblioteca en crearse fue la “Florentino Ameghino”, fundada el 26 de junio de 1921, que surgió por iniciativa de la Sociedad de Empleados de Comercio y Anexos en General de Guatraché.13 En 1926, la biblioteca fue anexada al Club Atlético Pampero14 y las comisiones 11 12 13 14 El nombre fue elegido en homenaje al primer director de la Escuela Normal de Santa Rosa (Durango y Prieto, 2003). Clemente José Andrada realizó sus estudios secundarios en la Escuela Normal de Paraná (Entre Ríos) y egresó de la Universidad de Buenos Aires como doctor en Filosofía y Letras. El 24 de abril de 1909, fue designado director y profesor de Historia, Pedagogía y Geografía de la Escuela Normal de Santa Rosa. En 1999, se decidió volver a utilizar el nombre “Clemente José Andrada”, el cual conserva hasta la actualidad. Dicha asociación se conformó el 11 de julio de 1920. El objetivo de esta entidad gremial fue crear una “biblioteca de carácter popular” que se ocupara de la difusión de la cultura y la ilustración, en respuesta a “una necesidad sentida a muchos en la localidad” (Lanzillotta, 2008, p. 330). Los clubes deportivos fueron ámbitos de sociabilidad y recreación que proliferaron rápidamente en el Territorio Nacional de La Pampa durante la segunda y la tercera década del siglo XX (Cornelis, 2011). Guatraché, ciudad cuya creación se remonta a 1908, vio nacer cinco clubes entre 1911 y 1943; el Club Atlético Pampero se creó en 1921. teseopress.com 138 • Diálogos sobre cultura y región directivas (CD) estuvieron encabezadas por miembros del municipio local. A partir de entonces, la BPFA orientó sus actividades hacia lo deportivo y llevó a cabo carreras de bicicletas, partidos de fútbol y festivales de aviación (Lanzillotta y Oviedo, 2018). Asimismo, una de las tareas centrales durante los primeros años fue la organización de conmemoraciones patrias y fiestas populares, lo que reforzaba sus lazos con la esfera política. Además, la institución se mantuvo en las dependencias del predio municipal hasta enero de 1943, cuando empezó a funcionar de manera independiente en un local alquilado en el centro de Guatraché. La última asociación fue creada en Winifreda el 15 de mayo de 1932. Su constitución fue obra de la iniciativa del personal docente de la Escuela N° 104, institución central en la vida social de la localidad.15 Las primeras CD tuvieron una preeminencia de maestros y directores de escuela, situación que se mantuvo hasta inicios de los años cuarenta. Desde sus comienzos, la BPS llevó adelante veladas en beneficio propio y de los habitantes con menores recursos de la localidad, presentó películas, ciclos de conferencias y participó en la organización de festejos en honor a Sarmiento y de las fiestas mayas. En el campo lúdico, las actividades predominantes fueron los juegos de bochas y, desde 1939, el ajedrez. Como en el caso de la BPFA, los socios de la BPS debieron esperar hasta los años cuarenta para obtener su espacio propio. Con anterioridad a abril de 1944, momento en que se inaugura el edificio de la biblioteca, las reuniones se realizaron en el salón de la Escuela N° 104 y en el Hotel Cervantes (Arzuaga y Oviedo, 2015). Para el período peronista, las fuentes disponibles16 solo nos permiten reconstruir la composición de las CD en las 15 16 En el año 2019, la Biblioteca Sarmiento fue rebautizada con el nombre “Manuel Lej”, en homenaje a un vecino que fue socio-colaborador de la institución durante más de dos décadas. Para la BPCJA, se han localizado los libros de adquisiciones y donaciones, en tanto, en el caso de la BPFA, se cuenta con acceso a las actas de la comisión directiva y al registro de préstamos a domicilio, mientras que, teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 139 bibliotecas Ameghino y Sarmiento.17 Según los libros de actas de la Biblioteca de Guatraché, entre 1949 y 1955, existió una permanencia en los puestos de presidente, vicepresidente y secretario. La presidencia estuvo ocupada desde 1951 a 1955 por Pedro Nicanor Piñeiro, agricultor y vocal titular de la Cooperativa Agrícola Ganadera de Guatraché, mientras que el secretario, entre 1949 y 1955, fue Ernesto Fontanetto, quien también ejerció el puesto de contador en dicha cooperativa, una institución que la Nómina de Entidades de la Provincia Eva Perón vinculaba, en ese periodo, al peronismo.18 Además, Fontanetto fue mentor de la creación de un museo regional en 1952 y colaboró, en 1956, con la Comisión “Pro Ciclo Básico” para la creación de un instituto de enseñanza media en Guatraché.19 Por su parte, la BPS también registró permanencias en la ocupación de cargos, dado que algunos miembros que estuvieron en las CD de este período tenían una larga trayectoria 17 18 19 para la BPS, se conservan libros de actas, memorias, balances e inventarios. Libro de Actas N° 1 (1949-1952) y N° 2 (1952-1969), y Registro de libros llevados a domicilio (1945-1958), Club Atlético Pampero-Biblioteca Popular “Florentino Ameghino”, Guatraché. Libro de Actas N° 1 (1932-1941) y N° 2 (1941-1952), Biblioteca Popular Domingo F. Sarmiento, Winifreda. Libro de donaciones y adquisiciones (1949-1966), Biblioteca Clemente José Andrada, Santa Rosa, La Pampa. La documentación fue consultada en las respectivas bibliotecas. Hasta el momento, no se ha podido acceder a ninguna documentación que permita identificar a los principales referentes de las CD en la Biblioteca Andrada. La Cooperativa Agrícola Ganadera Limitada de Guatraché se fundó el 26 de julio de 1947. La institución fue presidida por Juan Medina y Félix Urselay se desempeñó como primer gerente, quien pronto fue reemplazado por Emilio Fernández (Díaz y Rodríguez Carámbula, 2008). Según la Nómina de Entidades de la Provincia Eva Perón, para 1951, la “Cooperativa Agrícola Ganadera” contaba con 665 miembros, todos de filiación política peronista. Esta iniciativa fue llevada adelante por un grupo de docentes de la Escuela N° 60, entre ellas, Ruth A. de Llamas, Estela A. de Llamas, Estela A. de Vagge, Mercedes M. de Parodi, María Octaviano, Nora S. de Sevillano, Josefina T. de Tibaldi, María T. de Fontanetto, Gloria E. A. de Llamas, Teodora F. de Baglioni y Elba S. de Lladó. La Comisión funcionó hasta el 18 de mayo de 1957, momento en que se renombró como Cooperadora del Ciclo Básico Juan Bautista Alberdi. En esta oportunidad, Ernesto Fontanetto desempeñó el rol de Protesorero (Doba y Sánchez, 2008). teseopress.com 140 • Diálogos sobre cultura y región de actuación en la etapa previa al peronismo. En términos generales, entre 1946 y 1952, la presidencia y la vicepresidencia fueron ocupadas por profesionales, como médicos y farmacéuticos, mientras que el cargo de secretario lo mantuvo, hasta 1948, un maestro y director de la Escuela N° 104, Roberto F. Frediani. Este último participó de manera casi ininterrumpida de la comisión de la institución, desde 1933 hasta 1948 (Arzuaga y Oviedo, 2015). Hacia fines de los cuarenta, se incorporaron nuevos miembros con perfiles ocupacionales diferentes, como comerciantes. En suma, las CD fundacionales de las bibliotecas Andrada y Sarmiento fueron integradas por maestros y personal docente, en tanto que los miembros de la Biblioteca Ameghino provinieron de sectores gremiales e integrantes del municipio de Guatraché, con fuertes vinculaciones con el peronismo en el periodo analizado. El breve recorrido institucional de las CD de la BPFA y la BPS durante mediados de los años cuarenta y cincuenta demuestra las modificaciones en el perfil de las bibliotecas. En el caso de la BPFA, los integrantes de la CD, en el peronismo, estuvieron íntimamente ligados al sector agrícola-ganadero de la localidad y fomentaron iniciativas vinculadas al desarrollo del progreso cultural y educativo de la población. Por su parte, la BPS incorporó a médicos, farmacéuticos y comerciantes entre sus principales socios directivos, aunque esto no significó la total ausencia de educadores entre los cargos principales de la asociación. La Biblioteca Andrada y la impronta escolar En cuanto al acervo bibliográfico y la circulación de textos, entre 1949 y 1955, la Biblioteca Andrada de Santa Rosa incorporó más de 1.700 títulos. Las fuentes disponibles nos permiten advertir que el caudal bibliográfico se conformó a partir de los envíos recibidos de la CPBP, las donaciones teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 141 y los textos comprados por la propia institución. Durante esos años, la asociación se concentró en la adquisición de textos educativos. Los principales volúmenes que la biblioteca recibió de la CPBP, entre fines de los años cuarenta y mediados de los cincuenta, fueron textos para asignaturas como Química, Biología, Historia, Castellano, Francés, Matemática y Filosofía, además de enciclopedias y diccionarios. En cuanto a las donaciones de otras instituciones y particulares, entre las primeras, pueden citarse la editorial Kapelusz, la Comisión Nacional de Cultura, el presidente de YPF, la editorial Estrada, el Ministerio de Educación de la Nación, la Biblioteca Popular Latinoamericana y la embajada de Estados Unidos. Entre las segundas, destacaron donaciones de exalumnos, socios y docentes. En referencia a los ejemplares comprados por la propia biblioteca, la mayoría fue provista por las librerías locales, lo que es indicativo del crecimiento de este tipo de espacios en una sociedad intermedia del “interior”, como Santa Rosa. Asimismo, la biblioteca adquirió ejemplares de las editoriales El Ateneo, Kapelusz, Estrada y Luis Lasserre, vinculadas a un fenómeno nuevo, la expansión del mercado editor a nivel nacional entre 1920 y 1930. Hasta este período, la mayoría de los libros escritos en castellano eran editados fuera del país. Delgado y Espósito (2014) señalan que la Primera Guerra Mundial provocó la retirada transitoria de las casas editoras participantes del conflicto y esto permitió el desarrollo de la industria editorial nacional, que buscó acaparar a un mercado interno, hasta entonces, monopolizado por libros de origen extranjero. Como describe José Luis de Diego (2014), la expansión del mercado editor llegó a su época de mayor esplendor entre 1938 y 1955. Entre los títulos adquiridos, fueron predominantes los manuales y libros de lectura, aunque también se compraron novelas, libros de poesía, textos de enseñanza técnica y de filosofía. Además de obras elementales de religión, teatro, historia y pedagogía. teseopress.com 142 • Diálogos sobre cultura y región Un elemento notable de este período en la BPCJA es la presencia de bibliografía vinculada con el peronismo. Podríamos dividir este material en dos grupos: libros de lectura para la enseñanza primaria y textos sobre la doctrina o la gestión peronista. Dentro del primer grupo, destacan una serie de manuales recibidos entre 1950 y 1953. Varios estudios han profundizado sobre el contenido de ese tipo de textos y actualmente existe un debate acerca de la influencia doctrinaria de este material escolar.20 Los principales proveedores fueron Estrada y Kapelusz, dos de las casas editoras más relevantes del período, y Luis Lasserre.21 El segundo grupo estuvo compuesto por folletos o textos escritos y difundidos por el propio gobierno, que llegaron a la biblioteca, en su mayoría, a través de CPBP.22 20 21 22 En referencia a estudios sobre peronismo y educación, ver Plotkin (2007); Colotta et al. (2012) y Petitti (2012). Al respecto, Plotkin (2007) resalta el rol que tuvo el sistema educativo en la difusión de una cultura política de adoctrinamiento tanto para maestros como para alumnos. Entre ellos, pueden citarse La Argentina de Perón (1952), de Ángela C. de Palacio, libro de lectura para cuarto grado de la Editorial Luis Lasserre; Obreritos (1953), de Luisa F. de García, de la Editoral Kapelusz, pensado para segundo grado; Evita (1953), de Graciela Albornoz de Videla, de la editorial Luis Lasserre, destinado a niños de primer grado; Rondas del gran amor (1953), de Amalia Luisa Bruzzone, publicado por la editorial Estrada para tercer grado; y Privilegiados (1953) de Ángela Gutiérrez Bueno, editado por Kapelusz, también pensado para alumnos de primer grado, por nombrar solo algunos ejemplos. Ingresaron varios volúmenes de Perón dijo, El pueblo quiere saber de qué se trata y otros folletos vinculados con el primer y segundo Plan Quinquenal, tales como Perón habla a los docentes, Qué es un plan quinquenal (1952), Perón, su pueblo y el segundo plan quinquenal (1953), El trabajo en el segundo plan quinquenal, Discursos del General, y La razón de mi vida (1951). La mayoría de estos folletos fueron enviados por la CPBP, mientras que La razón de mi vida ingresó luego de su compra en Buenos Aires. Otro de los títulos que llegó a la BPCJA fue Perón 1895-1942 (1952) de Enrique Pavón Pereyra, historiador y biógrafo de Perón. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 143 Figura 1: Tapa y primera página de La Razón de mi vida, 9° edición, 1951, Ediciones Peuser, disponible en la Biblioteca Clemente Andrada teseopress.com 144 • Diálogos sobre cultura y región En referencia a los textos de narrativa, entre los autores extranjeros más reiterados, se encontraba el novelista francés León Bloy. En cuanto a escritores argentinos, por esos años, se compraron libros de José Hernández, Lucio Vicente López, Leopoldo Lugones y Domingo Faustino Sarmiento. Menos frecuente fue la adquisición de obras de Miguel de Cervantes Saavedra y Benito Pérez Galdós. No obstante, es muy probable que estos títulos ya existieran en los anaqueles de la BPCJA, dado que fueron textos de consulta y lectura frecuente en las escuelas argentinas. Un fenómeno similar explicaría la escasa mención que tienen renombrados autores como Edgard Allan Poe, Louisa M. Alcott, Oscar Wilde y Julio Verne, entre otros. En términos generales, los escritores más reiterados en el libro de adquisiciones se encuentran mencionados en el Cuadro 2. Cuadro N° 2: Adquisición de títulos y ejemplares en la BPCJA, por autor y género literario (1949-1955) Autores Cantidad de ejemplares Cantidad de títulos Género literario León Bloy 9 9 Novela-cuento José Hernández 9 8 Literatura gauchesca Lucio Vicente López 8 1 Novela Francisco Manfredi 6 4 Religión Domingo F. Sarmiento 6 1 Autobiografía Leopoldo Lugones 5 4 Ficción científica Miguel de Cervantes Saavedra 4 2 Novela Benito Pérez Galdós 4 1 Novela Pedro Valle 3 1 Historia Serafín Álvarez Quintero 3 3 Teatro Charles Dickens 3 3 Realismo literario Gustavo A. Becquer 3 1 Poesía Arturo Capdevilla 3 3 Novela teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 145 Rafael Obligado 3 1 Poesía Literatura gauchesca Estanislao del Campo 2 1 Edgard Allan Poe 2 2 Terror Hugo Wast 2 1 Novela Louisa M. Alcott 2 2 Novela Fernando Rojas 2 1 Novela Pedro Calderón 2 1 Teatro Guy de Chantepleure 1 1 Novela Walter Scott 1 1 Novela histórica Robert Louis Stevenson 1 1 Novela de aventuras Oscar Wilde 1 1 Cuentos Daniel Defoe 1 1 Novela Miguel Cané 1 1 Ficción Novela histórica José Mármol 1 1 George Orwell 1 1 Novela Harold A. Calahan 1 1 Novela de aventuras Julio Verne 1 1 Novela Fuente: Elaboración propia sobre la base del registro de adquisiciones de la Biblioteca Popular Clemente José Andrada, 1949-1966. Como ya ha sido señalado, es notable la preponderancia de los textos dedicados a la enseñanza. Circulaban numerosos manuales y libros de lectura, que eran utilizados para niveles secundarios y primarios, respectivamente. El registro de adquisiciones entre 1949 y 1955 da cuenta del amplio número de volúmenes que se corresponden con esta categoría, según se muestra en el Cuadro 3. teseopress.com 146 • Diálogos sobre cultura y región Cuadro N° 3: Libros adquiridos por la Biblioteca Andrada (1949-1955) Año N° de ejemplares Cantidad de ejemplares por género literario y/o temática 1949 185 Manuales 74 – Historia 32 – Narrativa 21 – S/D12 – Arte 5 – Diccionarios 1 – Peronismo 7 – Filosofía 3 – Teatro 3 – Poesía 3 – Geografía 1 1950 92 Manuales 35 – Libros de lectura 11 – Narrativa 10 – Guía General de la Nación 8 – Historia 6 – S/D 6 – Religión 4 – Balances 3 – Revistas 3 – Poesía 2 – Técnicos 2 1951 172 Arte 1 – Infantiles 7 – Filosofía 2 – Geografía 1 – Historia 6 – Libros de lectura 10 – Manuales 76 – Música 1 – Narrativa 16 – Pedagogía 9 – Poesía 4 – Religión 11 – Revistas 2 – S/D 5 – Técnicos 12 1952 298 Arte 1 – Religión 9 – Balances 11 – Boletines 6 – Derecho 4 – Filosofía 1 – Pedagogía 4- Peronismo 7 – Poesía 8 – Teatro 1 – Folletos y revistas 95 – Historia 5 – Infantiles 5 – libros de lectura 11 – Manuales 76 – Música 1 – Narrativa 21 – S/D 32 1953 691 Balance 106 – Boletines 4 – Derecho 1 – Divulgación 2 – Filosofía 9 – Folletos y revistas 410 – Historia 11 – Peronismo 293 – Religión 3 – Libros de lectura 23 – Manuales 40 – Narrativa 8 – Pedagogía 8 – Poesía 4 – S/D 17 – Teatro 1 – Técnico 3 1954 242 Arte 2 – Balances 16 – Boletines 7 – Divulgación 1 – Folletos y revistas 35 – Historia 9 – Libros de lectura 2 – Manuales 87 – Narrativa 22 – Pedagogía 7 – Peronismo 29 – Poesía 9 – Religión 3 – S/D 10 – Teatro 3 1955 114 Balances 6 – Boletines 15 – Historia 12 – Manuales 19 – Narrativa 12 – Pedagogía 4 – Peronismo 11 – Poesía 3 – Revista 9 – S/D 17 – Teatro 5 – Técnico 1 Fuente: Elaboración propia con base en el registro de adquisiciones de 23 la Biblioteca Popular Clemente José Andrada, 1949-1966. De esta manera, los manuales escolares y los libros de lectura para el nivel primario fueron los principales textos 23 Bajo la categoría S/D (sin definir) se agrupó a aquellos textos de los que no se disponían los datos suficientes para hacer una clasificación del género literario. En el grupo “peronismo”, se contabilizaron aquellos volúmenes relacionados con la gestión peronista, sean revistas, folletos o textos bibliográficos. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 147 incorporados al corpus bibliográfico. Además de estos libros, se recibían folletos y revistas de variadas temáticas. Lo observado hasta aquí permite señalar que, por un lado, la BPCJA se convirtió en un ámbito para la circulación de estos materiales alternativos de la industria cultural en los años cincuenta.24 Por otro lado, aunque el número de textos peronistas incorporados fue muy importante, sobre todo en el año 1953, no se puede advertir el desarrollo de una política cultural sistemática de difusión de este tipo de textos. Los vaivenes en la regularidad de la recepción de este material no permiten afirmar si existió efectivamente una política sostenida en el tiempo, pero sí confirman la presencia de esta bibliografía.25 A este respecto, Fiorucci (2009) afirma que la CPBP no planificó la sustitución o prohibición de lecturas, ni favoreció otras, dado que adquirió todos los libros que las bibliotecas pidieron, desde textos escolares, novelas locales, extranjeras y clásicos nacionales. Esto explicaría la heterogeneidad de las colecciones de las asociaciones, ya que la selección de libros requeridos dependió del tipo de biblioteca. La Biblioteca Ameghino y las preferencias lectoras en Guatraché Según las fuentes disponibles, para mediados de los años cuarenta, la Biblioteca Ameghino contaba con una suma mayor a mil libros y alcanzó los 3500 ejemplares y más 24 25 Entre ellos, fue notoria la llegada de volúmenes de La Obra, revista de educación, una publicación cuya difusión fue muy importante en las escuelas primarias argentinas. A partir de 1953, también fueron numerosos los folletos y revistas, como Ping Pong, Hobby, El ahorro, Crónica de Holanda y la L. R. A. Radio Nacional. El vínculo entre el peronismo y la llegada de material bibliográfico vinculado con su difusión por medio de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares fue analizado en mayor profundidad para el caso de la Biblioteca Andrada en Oviedo (2019). teseopress.com 148 • Diálogos sobre cultura y región de 1400 folletos y revistas en la década posterior. Pese a este aumento, los préstamos anuales fueron en declive. Esta tendencia, que comenzó desde finales de los años treinta, se hizo más visible en los años cuarenta en correspondencia con el proceso de pérdida poblacional ligada a la crisis agroclimática de esos años (Lanzillotta y Oviedo, 2018). En el caso de la BPFA, podemos hacer referencia no solo a la composición de los acervos, sino a las preferencias lectoras, dado que esta asociación ha conservado el libro de préstamos a domicilio para el periodo de análisis. En cuanto a los textos más consultados, es posible destacar ciertos cambios entre la década de 1930 y el peronismo, aunque la orientación general fue hacia la lectura de ficción. Durante los años treinta, los lectores de esta localidad se acercaron a obras vinculadas con temáticas como la integración de los inmigrantes, a través de autores como Alberto Gerchunoff, Horacio Quiroga y Hugo Wast. También se hizo presente la narrativa nativista, aunque con menos adeptos entre las preferencias del público (Lanzillotta y Oviedo, 2018). Entre 1946 y 1955, las novelas continuaron siendo el principal material retirado por los socios guatrachenses mientras que, en segundo término, se consultaron obras de teatro, poesía, textos de Historia y algunos manuales escolares.26 A nivel general, los asociados a esta biblioteca se caracterizaron, desde los inicios de la institución, por la lectura de novelas de ficción sobre temas sentimentales y de escritores principalmente extranjeros27 (Lanzillotta 26 27 Debemos señalar que, entre los clásicos requeridos en la institución, se consultaron Amalia (1851), de José Mármol, Madame Bovary (1856), de Gustave Flaubert, y Corazón (1886), de Edmundo De Amicis. En este sentido, durante el período analizado, se destacan los retiros de novelas de autores internacionales de gran trascendencia, como Un corazón sencillo (1877) de Gustave Flaubert, Cumbres Borrascosas (1847) de Emily Brontë y El sabueso de los Baskerville (1902) de Arthur Conan Doyle. La preferencia hacia autores extranjeros es notablemente visible en los préstamos del año 1952. En esta fecha, los autores leídos con más frecuencia fueron Constancio C. Vigil, Hugo Wast, Knut Hamsun, Émile Zola, Guy Chantepleure, Luis Coloma, Manuel Prevost y Romain Rolland. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 149 y Oviedo, 2018). Asimismo, los socios optaron por libros infantiles.28 En el Cuadro 4, se tomaron los años 1946 y 1955 para dar cuenta de las preferencias lectoras de los socios de la Biblioteca Ameghino, en forma comparativa. Es notoria la preponderancia de novelas clásicas y la poca presencia de material vinculado con la educación y la instrucción en comparación con la biblioteca santarroseña; además, el número de retiros se reduce y aparece la literatura infantil como segundo género más consultado. Cuadro Nº 4: Preferencias lectoras de la Biblioteca Florentino Ameghino Año Cantidad de ejemplares retirados Género más consultado 1946 181 Narrativa 171 – Historia 3 – Teatro 2 – Poesía 3 – Manuales 2 1955 108 Narrativa 91 – Religión 3 – Infantiles 12 – Historia 2 Fuente: Elaborado sobre la base del registro de los libros llevados a domicilio, Biblioteca Popular Florentino Ameghino, Guatraché, 1945-1958. La modificación respecto a las principales lecturas está vinculada con un fenómeno puntual en la BPFA: el ingreso masivo de mujeres y niños como público lector, proceso iniciado entre los años cuarenta y cincuenta (Lanzillotta y Oviedo, 2018). De esta manera, mientras el principal género literario consultado siguió siendo la ficción, comenzaron a ser retirados con más asiduidad novelas románticas, de misterio y textos infantiles. Con respecto a literatura peronista, La razón de mi vida (1951), de Eva Perón, fue consultado 28 Entre ellos, pueden nombrarse títulos como Botón Tolón (1927), Tragapatos (1941) y El ganso bromista (1950), todos del escritor uruguayo Constancio C. Vigil. teseopress.com 150 • Diálogos sobre cultura y región ocho veces en 1952, mientras que ninguno de los otros libros solicitados posee tantas salidas. Para interpretar este dato, cabe recordar lo señalado antes acerca de la identificación de varios de los integrantes de la CD de esta biblioteca con el peronismo y la relación de muchos de sus socios con la Cooperativa Agrícola Ganadera de Guatraché, una entidad que la Nómina de Entidades de la Provincia Eva Perón caracterizaba como cercana al partido gobernante. Algunos de los autores citados, como Hamsun y Zola, fueron escritores consultados de manera constante en las comunidades de lectura de este tipo de asociaciones, tal como lo menciona Nicolás Quiroga (2003) para el caso de la Biblioteca Popular Juventud Moderna de Mar del Plata. Aunque su período de análisis es previo (comprende fines de los años treinta y principios de los cuarenta), algunos rasgos coinciden, como, por ejemplo, el gusto por la ficción. Como argumenta Pasolini (1997), esta predilección, en parte, se explica por el horizonte cultural de lectores incipientes, que se incorporan al proceso de democratización del acceso de bienes culturales. En este sentido, vale recordar que es en este período donde se consolidó el mercado editor, en tanto se amplió la oferta de material de lectura, así como la prensa periódica. Asimismo, asistimos a un proceso de expansión y extensión del sistema educativo en el ámbito local, lo que favoreció el desarrollo de actividades vinculadas con la lectura. En este sentido, los géneros de libros más consultados y llevados a domicilio parecen indicar que, en el caso de Guatraché, la biblioteca funcionó como un espacio de recreación y esparcimiento, en tanto los socios optaron por lecturas vinculadas al entretenimiento y no tanto a la formación educativa. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 151 Winifreda tiene sus propios gustos. La Biblioteca Sarmiento El rico corpus documental de la Biblioteca Sarmiento permitió reconstruir la cantidad de socios, volúmenes disponibles y los préstamos a domicilio realizados desde los primeros años hasta el peronismo. Tal como se observa en el cuadro a continuación, aunque con irregularidades, el número de socios y libros atravesó un lento y sostenido aumento. Cuadro N°5: Movimiento de socios, volúmenes y lectores de la Biblioteca Sarmiento (1935-1951) Biblioteca Popular Sarmiento Año/Período Socios Volúmenes Lectores 1935 58 933 1.500 1942-1943 76 1.658 1.880 1944 95 S/D 1.141 1947-1948 92 2.150 890 1950-1951 S/D 2.300 2.189 Fuente: Elaboración propia sobre la base de los libros de Acta N° 1 y N° 2, Biblioteca Popular Sarmiento. Un rasgo para destacar es el incremento de la participación femenina en la comunidad de lectura de la BPS entre los años cuarenta y cincuenta, situación similar a la de la BPFA de Guatraché. Las cifras indican que, en la Biblioteca de Winifreda, las mujeres eran las lectoras más asiduas. Así, por ejemplo, de los 1.880 lectores en el período de 1942-1943, los varones sumaban un total de 939 y las mujeres 941, mientras que, entre 1950-1951, de los 2.189 lectores, el total de mujeres fue de 1.381, por sobre 808 varones. Asimismo, fue notable la consulta de libros en la teseopress.com 152 • Diálogos sobre cultura y región sala de lectura por parte de alumnos de las escuelas locales, tal como refieren las memorias anuales de la asociación.29 La incorporación de mujeres en espacios de sociabilidad como las bibliotecas populares responde a un fenómeno que articuló una suma importante de variables: al avance del proceso de escolarización y alfabetización mencionado anteriormente, el aumento de la participación de la población en asociaciones civiles, las nuevas ofertas de bienes de la industria cultural que buscaron ampliar su público durante estos años, entre otros. No obstante, la participación de mujeres se concentró en la actividad como socias, lectoras y bibliotecarias, ya que ni en Winifreda ni en Guatraché los cargos directivos fueron ocupados por mujeres.30 Dicha omisión resulta contradictoria, dado que La Pampa fue un espacio muy activo con respecto a la actuación femenina en el ámbito público.31 Esta ausencia puede relacionarse con el predominio que tuvo la concurrencia masculina en las salas de lectura de las bibliotecas hasta el último tercio del siglo XIX. Es recién hacia fines de esa centuria que el impulso dado a la creación de las bibliotecas populares en la presidencia de Domingo F. Sarmiento generó la incorporación del público femenino 29 30 31 Estatutos, Memoria y Balances de la Asociación Biblioteca Popular Sarmiento, Winifreda, La Pampa, 1944. Consultados en la institución. En el caso de Winifreda, los libros de actas nos permiten reconstruir la composición de las CD entre 1932-1952. Para Guatraché, el registro disponible permite observar el desarrollo de las CD durante los años 1949-1955. Entre esas fechas, los cargos directivos principales (presidente, vicepresidente y secretario) fueron ocupados exclusivamente por hombres en las dos asociaciones. Según sostiene María Herminia Di Liscia (2014), las primeras experiencias de participación política de las mujeres pampeanas se desarrollaron dentro del Comité Femenino por la Provincialización y la militancia radical. De este modo, durante las primeras décadas del siglo XX, las mujeres trabajaron en la confección de padrones, recorrieron los barrios e hicieron uso público de la palabra en las tribunas. Al mismo tiempo, la autora afirma que “las pampeanas de sectores medios y altos tenían una significativa participación en el mundo local de la cultura y la educación y en diversas asociaciones” (M. H. Di Liscia, 2014, p. 129). Sobre la experiencia política de las mujeres en La Pampa, ver también Zink y M. H. Di Liscia (2007) y Zink (1995, 2005). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 153 en estos establecimientos (Parada, 2012). En espacios geográficos como el estudiado, se advierte que la participación femenina en las bibliotecas populares se fue incrementando paulatinamente, pero principalmente vinculada a las prácticas lectoras. Además, en el caso de Guatraché, la BPFA funcionó ligada un club deportivo, otro ámbito caracterizado por una predominancia masculina,32 lo que también explica la tardía incorporación de mujeres en las CD. Con respecto a la conformación del acervo bibliográfico de la BPS, los documentos consultados permiten hacer un recorrido anual sobre los volúmenes adquiridos. El movimiento de libros puede resumirse en lo graficado en el Cuadro 6. Cuadro N° 6: Libros adquiridos en la Biblioteca Sarmiento (1946-1954) Año Cantidad de libros adquiridos Género literario 1946 162 Manuales, textos de narrativa adulta e infantil, poesía, Historia. 1947 80 Material histórico, algunos textos de temática religiosa, boletines, folletos y revistas. 1948 67 Novelas de diversas corrientes literarias y estéticas, como el romanticismo, el realismo y el naturalismo, textos religiosos y títulos infantiles. 1949 86 Novelas, textos infantiles y juveniles, textos religiosos. Solo dos libros peronistas. 1950 17 Cultivo agrícola y novelas. 1951 88 Novelas de literatura argentina y extranjera. 32 Es menester aclarar que la ausencia de mujeres en los cargos directivos no significó la omisión de estas en otros ejercicios esenciales. En particular, la Biblioteca Ameghino es un ejemplo, dado que, a partir de 1932, la institución contó con una bibliotecaria que se encargaba de actividades sustanciales como el pedido de libros, la correspondencia, las memorias y el registro de los préstamos llevados a domicilio (Lanzillotta y Oviedo, 2018). teseopress.com 154 • Diálogos sobre cultura y región 1952 153 Algunas novelas. Gran cantidad de manuales, la mayoría técnicos, sobre carpintería, reparación de motores, aviación, electricidad y cosméticos, pero también sobre idiomas, en especial inglés e italiano. Con respecto a la literatura vinculada con el peronismo, en este momento, se incorpora Dos letras milagrosas Eva Perón (1951) de Luis Velázquez y textos sobre la vida y obra de San Martín. 1953 34 Obras de teatro, novelas y textos de filosofía. 1954 114 Libros de renombrados autores extranjeros y algunos textos peronistas. Fuente: Elaboración propia sobre la base de Balances y Memorias de la Biblioteca Popular Sarmiento, Winifreda. Hacia 1945, la Biblioteca Sarmiento contaba con 1.786 ejemplares, repartidos en seis muebles. Si bien la organización del material bibliográfico sufrió cambios a lo largo de los años, los libros se agruparon de la siguiente manera: narrativa, manuales escolares, Historia, biografías, poesía, teatro, divulgación científica, instrucción cívica y ciudadana, novelas históricas, historia nacional, literatura clásica, narrativa infantil y textos religiosos. A modo de simplificar la descripción, nos concentraremos en describir las adquisiciones en los años en que los ingresos superaron los 100 títulos: 1946, 1952 y 1954. De esta manera, para 1946, ingresaron 162 libros nuevos sobre temas varios, entre los que se contaron manuales, textos de narrativa adulta e infantil, poesía, Historia, por nombrar algunos. Dentro del material incorporado, resaltan unos textos de literatura infantil de Walt Disney, como El ratón Mickey en la selva africana, El ratón Mickey en la legión extranjera y Pluto héroe de la armada, teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 155 publicados por la Editorial Abril, lo que da cuenta de la expansión de las industrias culturales en esos años.33 Por su parte, lo más destacado del año 1952 fue el ingreso de la novela 1984 (1949) de George Orwell, una de las más reconocidas obras del autor, y la incorporación de un gran número de manuales, la mayoría técnicos, sobre carpintería, reparación de motores, aviación, electricidad y cosméticos, pero también sobre idiomas, en especial inglés e italiano. Esto podría vincularse con el lugar preponderante que el peronismo le otorgó a los oficios y a la educación técnica. Con respecto a la literatura vinculada con el peronismo, en este momento, se incorporó Dos letras milagrosas Eva Perón (1951), de Luis Velázquez. Además, se sumaron textos vinculados con la vida y obra del general San Martín, en consonancia con el lugar central que su figura venía ocupando en la serie de homenajes por los cien años de su fallecimiento. El año 1954 volvió a ser de numerosos ingresos, 114 ejemplares en total. En esta oportunidad, resaltan títulos de Miguel de Cervantes, Charles Dickens y Aldous Huxley. En referencia a la literatura peronista, aparecen textos como El justicialismo (1951), de Raúl Mende, y Conceptos Doctrinarios (Mensaje 1 de mayo 1951) de Juan Domingo Perón. En 1955, sucede un fenómeno interesante: varios ejemplares aparecen tachados del listado. Entre ellos, vemos el material vinculado con el peronismo: La razón de mi vida, ejemplar que aparece por primera vez recién en 1953, El 33 La Editorial Abril fue fundada en 1941 por el italiano Cesare Civita. Publicaba principalmente revistas infantiles, seminarios de actualidad y revistas destinadas al público femenino. El primer producto de Abril fueron libros para niños destinados a la colección “Pequeños Grandes Libros”, colección en la cual se encontraban los personajes de Disney, aunque es recién en julio de 1944 cuando la editorial obtuvo la autorización para publicar un semanario totalmente dedicado a los héroes de los dibujos animados (Scarzanella, 2009). Entre 1946 y 1947, la Biblioteca Sarmiento adquirió material infantil vinculado con esta producción, cuyos protagonistas fueron, principalmente, el ratón Mickey y el pato Donald. Cabe destacar que, en ninguno de los otros dos casos analizados, se encontró este tipo de bibliografía. teseopress.com 156 • Diálogos sobre cultura y región plan quinquenal, Doctrina hacia una vida mejor, Política y estrategia, Artículos de Descartes y El justicialismo. Sin embargo, también desaparecen otros títulos de narrativa nacional y extranjera.34 Es posible inferir que la eliminación de títulos sobre el régimen peronista está relacionada con la proscripción posterior al fin de su gobierno y el proceso de “desperonización” durante la “Revolución Libertadora” (Ferreyra, 2016). No obstante, eso no explica la desaparición de los demás textos. Por último, una lista de pedidos que la BPS realizó a la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares en 1948 parece evidenciar la relevancia de los autores extranjeros para los socios y lectores de Winifreda. Los títulos requeridos fueron abastecidos por distintas librerías de Buenos Aires.35 Dentro del listado antes mencionado, destacan obras de Hendric Consciense, Joseph Conrad, Sinclair Lewis, Leonid Andreyev y Paul Bourget.36 Si pensamos en las preferencias lectoras de la Biblioteca de Guatraché, se observa que, si bien los autores también refieren a la narrativa de ficción, los socios de la BPS parecen haber preferido textos policiales. En este punto, el recorrido realizado nos permite realizar una comparación entre la composición de los acervos de la biblioteca de Santa Rosa y de la de Winifreda. Un rasgo diferencial de BPS fue la amplitud de novelas y autores nacionales y extranjeros comprados. Asimismo, aunque 34 35 36 Entre ellos, Platero y yo (1914) de Juan Ramón Jiménez, Nuestras Malvinas (1944) de Juan Carlos Moreno, María Antonieta, Quo Vadis? (1895) de Henryk Sienkiewicz, El tempe argentino (1842) de Marcos Sastre, Juvenilia (1884) de Miguel Cané, Don Segundo Sombra (1926) de Ricardo Güiraldes, La cabaña del Tío Tom (1852) de Harriet Beecher Stowe, El judío errante (1845) de Eugene Sue, por nombrar algunos. Los proveedores de este material fueron las librerías Ciorda y Rodríguez, El Ateneo y Librería Perlado. Los libros fueron facturados entre los días 4, 12 y 16 de marzo de 1948. Los títulos solicitados fueron La tumba de hierro (1864), Freya de las siete almas (1987), Tifòn (1902), Dr. Arrowsmith (1925), Los ahorcados (1908) y Un divorcio (1904). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 157 ambas fueron conformadas en asociación con instituciones educativas y vinculadas con maestros, la impronta del material escolar fue mayor en la Biblioteca de Santa Rosa. Por su parte, aunque las consultas de estudiantes fueron recurrentes en la Biblioteca de Winifreda, el principal material adquirido giró en torno a temáticas que excedían la instrucción y se incorporaron novelas de ficción de autores extranjeros, nacionales y narrativa infantil. Esto parece indicar que el perfil de las asociaciones fue diferente (más popular en el caso de la BPS), aunque estuvieron íntimamente ligadas a instituciones escolares. Otro rasgo diferencial fue la notable presencia de textos de difusión peronistas. Como se observa en los cuadros presentados, esta literatura no estuvo ausente en los anaqueles de la Biblioteca Sarmiento o la Biblioteca Ameghino, pero representó un porcentaje mucho menor que en el caso de la BPCJA. Esto parece insinuar que la llegada de este material estuvo más presente en ciertos centros educativos relevantes para las políticas culturales y educativas peronistas, y no en asociaciones civiles de pequeñas localidades del interior. En este sentido, según Fiorucci (2009), el mayor esfuerzo de control político fue visible, principalmente, en el área escolar y se concentró en los libros de textos difundidos durante el peronismo. Lo observado en las bibliotecas analizadas pareciera inferir que no es factible hablar de una política concreta de difusión o promoción de lineamientos políticos estatales por parte de la CPBP, pero sí de un ejemplo de su accionar en un espacio particular. Palabras finales Las tres bibliotecas estudiadas representan no solo perfiles institucionales diferentes, sino que cada una de ellas mantuvo, desde sus primeros años, fuertes vínculos con otros centros culturales y espacios de sociabilidad, como teseopress.com 158 • Diálogos sobre cultura y región las escuelas y los clubes deportivos. Estos nexos resultaron de suma importancia, dado que dejaron su impronta en la composición de los acervos bibliográficos de las entidades. Asimismo, las políticas culturales del período, tanto nacionales como provinciales, permitieron la ampliación del caudal de libros existentes y el aumento del movimiento de lectores. Para esto, fue sustancial el vínculo con la CPBP, así como las distintas estrategias adoptadas por los socios directivos para sostener e impulsar el despliegue cultural de las bibliotecas. En ese proceso de incremento de bibliografía y socios, los perfiles de cada asociación dejaron sus tintes en los anaqueles. Por un lado, la BPCJA priorizó, por su estrecho vínculo con la Escuela Normal, la adquisición de textos de instrucción y lecturas clásicas del ámbito nacional y de la literatura universal. En tanto, la BPS, que modificó la composición de su CD en cuanto a las profesiones de quienes ejercían los cargos directivos, incorporando a sectores no profesionales, amplió su oferta hacia obras de literatura infantil y juvenil, además de incorporar textos de narrativa y manuales consultados en las escuelas locales. En cuanto a la Biblioteca Ameghino, durante su etapa fundacional, los cargos principales se distribuyeron entre miembros de sectores gremiales y luego del municipio local, en tanto que, en la etapa peronista, los directivos eran afines al gobierno de turno. La ausencia de mujeres en estos puestos fue un rasgo compartido por las asociaciones, no obstante, advertimos la notable participación del público femenino como lectoras y, en el caso BPFA, también en el rol de bibliotecaria. Por otro lado, la experiencia de la BPFA nos permite arrojar luz sobre las preferencias lectoras en una localidad mediana del interior pampeano. Las principales obras retiradas pertenecieron a obras de escritores extranjeros y el género más destacado fue la novela. Los intereses en torno a la recreación y el fenómeno de la ampliación de la comunidad de lectura se evidencian en el público que asistía a la Biblioteca Ameghino, que se diversificó durante los años teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 159 cuarenta y cincuenta. Algo similar parece haber sucedido en Winifreda, con la predominancia de la participación de las mujeres en el retiro de libros. Otro elemento diferencial fue la heterogénea presencia de literatura peronista. Así, aunque las tres instituciones contaron con esta bibliografía, el número de textos peronistas fue mucho mayor en la Biblioteca de Santa Rosa. Dado el nexo entre la Biblioteca Andrada y la Escuela Normal, esto parece sugerir que las políticas de difusión de este material priorizaron espacios educativos de localidades intermedias y grandes, en detrimento de otras asociaciones civiles y ciudades de menor dimensión. Con todo, la llegada de estos títulos se concentró en un período muy breve, lo que no permitiría sostener que efectivamente se trató de una política cultural sistemática de difusión. También merece mención la “desaparición” de libros ocurrida en 1955 en la Biblioteca de Winifreda. Podríamos asociar la exclusión del material peronista al proceso de “desperonización” que se inició con la Revolución Libertadora. Pero, al mismo tiempo, otros títulos de narrativa nacional y extranjera fueron retirados de los anaqueles. Quedará para futuras investigaciones indagar las razones de este llamativo fenómeno. En suma, la conformación del público que visitaba estas asociaciones fue posible gracias a la acción conjunta de la urbanización, la alfabetización, la consolidación del sistema educativo, de proyectos editoriales y el surgimiento de un mercado de libros a precio económico en los años veinte. Estos libros baratos se convirtieron en una empresa cultural en sí, según Romero (2007), ya que se encontraba accesible, por muy bajo costo, una cuidada selección de obras de literatura y pensamiento universal que marcó y orientó los gustos lectores de los sectores populares. En el ámbito pampeano, los socios de las bibliotecas populares examinadas también formaron parte de este proceso y accedieron, en distinta medida y con vistas a preferencias particularizadas, a los productos de este nuevo mercado editorial. teseopress.com 160 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Arzuaga, V. I. y Oviedo, M. (10-11 de septiembre de 2015). 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Arte y sociabilidad cultural en la construcción de identidades regionales teseopress.com teseopress.com 5 Pintar en los márgenes: el mundo de la plástica pampeana entre 1955-19711 FLORENCIA PRINA Identidad regional y espacio artístico marginal El siguiente trabajo aborda la etapa de conformación del campo artístico pampeano desde 1955 hasta 1971, entendiéndolo como un mundo del arte2 particular y peculiar, configurado desde una situación doblemente periférica (respecto de los centros artísticos nacionales, pero también de otros espacios regionales), donde el accionar de los agentes privados, junto con el Estado provincial, movilizan intereses y proyectos que confluyen (no sin conflictos) en la consolidación tardía del campo. 1 2 Algunas de las reflexiones de este capítulo forman parte del trabajo final de Especialización en Estudios Sociales y Culturales (Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa), presentado en 2017 con el título de “Una aproximación teórica para el abordaje del campo de la plástica pampeana en el período post provincialización (1955-1988)” [trabajo no publicado]. La noción sociológica de mundo del arte es retomada del trabajo de Becker (2008), quien definió tal concepto como “la red de personas cuya actividad cooperativa, organizada a través de su conocimiento conjunto de los medios convencionales de hacer cosas, produce el tipo de trabajos artísticos que caracterizan al mundo del arte” (p. 12). Entender la producción artística como un fenómeno social supone prestar atención a las redes de cooperación y asistencia que se establecen entre diferentes artistas en una misma etapa o período. Ver más en Becker (2008). teseopress.com 167 168 • Diálogos sobre cultura y región Este análisis se vincula con los estudios que analizan redes de artistas e intelectuales en espacios artísticos locales y la elaboración de discursos sobre las identidades regionales. En sintonía con Ribas (2012),3 consideramos que es necesario ampliar la mirada y reconstruir las tramas del arte local –ligadas a redes sociales e intereses políticos particulares– para tener una perspectiva mucho más rica de la historia del arte nacional. El abordaje de mundos del arte local4 distintos del capitalino, además de complejizar el 3 4 Uno de los espacios artísticos que tuvo mayor diálogo con el arte pampeano fue Bahía Blanca, algunos de los plásticos bahienses de la época analizada expusieron en Santa Rosa, fueron jurados en muestras locales, y, para los y las pampeanas, Bahía Blanca fue un lugar al que acudían con sus producciones, también un espacio de formación y de contacto, frente a la dificultad de insertarse en Buenos Aires, Rosario o Córdoba. Ribas (2012) nos muestra cómo el campo artístico bahiense y la difusión de nuevos lenguajes plásticos se construye en torno a la tensión entre la integración al proyecto nacional o la afirmación de lo regional. La autora analiza cómo se van tejiendo redes de intercambio entre los centros de producción artística más “avanzados” y aquellos más “periféricos” a través del contacto que se establecía entre artistas más reconocidos con los locales, el papel de las asociaciones de artistas y la circulación de publicaciones periódicas y revistas de época. El abordaje de López Pascual (2015), por su parte, aborda el análisis de los grupos de artistas que intervinieron en el campo artístico bahiense durante los años sesenta. En este sentido, la autora reconstruye el surgimiento y la consolidación de un grupo de artistas locales –el grupo Austral– “cultores de un lenguaje plástico moderno” y las disputas que esto generó al interior del campo con otros grupos, como la Asociación de Artistas del Sur, atada a una línea estética con temática paisajística y técnica impresionista. Como dijimos, una clave al momento de pensar la realidad artística de la Pampa es el diálogo que puede establecerse con otros trabajos que han abordado la temática en localidades del interior del país. Por su cercanía, Mendoza fue otra de las provincias con las cuales las artistas y los artistas pampeanos establecieron un contacto muy fluido, que se registra en participaciones en muestras regionales, visitas y exposiciones. Resulta interesante revisar y encontrar las trayectorias de artistas como Juan Carlos Durán, de gran actuación en La Pampa, en el trabajo de Favre y Herrera (2012). Estas autoras recorren el proceso de creación y consolidación de las principales instituciones artísticas en Mendoza y San Juan a lo largo de la primera mitad del siglo XX, con el objetivo de delinear un panorama del arte de la región cuyana y abordar el campo artístico institucional en ambos espacios, en tanto entendidos como campos periféricos y con conciencia de ese lugar secundario que ocupaban con respecto a Buenos Aires y otros centros nacionales. Para la misma región, y retomando el concepto de vanguardias teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 169 panorama artístico, cuestiona la idea de la pasividad de las periferias en relación con los centros artísticos. Con respecto a la fecha de inicio del arco temporal, si bien se considera un hito de importancia el año 1951, cuando se instituye la provincialización de La Pampa y el ex Territorio Nacional pasa a tener el rango de provincia, con las atribuciones que esto supone, en este trabajo, se atiende a las particularidades del campo artístico estudiado, más allá de que la periodización pueda establecerse desde el área de la historia política. Sin descartar que el devenir provincia tuvo implicancias en el campo artístico, como veremos, en función de los cambios producidos en la gestión cultural estatal, en el caso de la plástica, fue fundamental la formación de la Escuela de Dibujo y Pintura en 1948 que, en 1955, da paso al Instituto Provincial de Artes (IPBA), erigiéndose en un actor clave para la conformación del campo artístico pampeano. La fecha de finalización de este capítulo se corresponde con el inicio de marcos normativos más claros para la esfera artística, cierta institucionalización de los espacios artísticos y profesionalización de sus prácticas. Es decir, se observa una mayor consistencia del campo. En tal sentido, historizar el proceso de génesis del campo artístico es fundamental para pensar cuáles eran las posibilidades que tenían los actores en determinados contextos, en nuestro caso, esos contextos estuvieron también signados por la condición periférica de la escena del arte local, a la cual, en sus inicios, acudían artistas ya consagrados de otras localidades. Si pensamos en la historicidad del mundo del arte pampeano, podemos organizarlo en, al menos, dos momentos. Una primera etapa de formación que comienza en 1955, cuando el campo artístico plástico estaba en proceso de situadas, Jorajuria (2012) analiza los años 60 en Mendoza como parte de los diferentes proyectos de vanguardia artística moderna que se desarrollaron en el país y que, además de renovar las estéticas del momento, “provocaron un tránsito de renovaciones en vías de generar una red de intercambios artísticos entre provincias y países” (p. 158). teseopress.com 170 • Diálogos sobre cultura y región construcción y aún no tenía un grado suficiente de diferenciación y especialización. Los artistas tenían otras fuentes de ingreso como sustento, las industrias culturales eran incipientes; los circuitos de producción y circulación de bienes culturales, escasos y muy acotados. La inexistencia de galerías y museos llevó a los artistas a ocupar otros espacios alternativos para las exposiciones. En un momento inicial, la imposibilidad de los plásticos de contar con becas y subsidios por parte de la recientemente creada Dirección de Cultura5 los obligó a permanecer confinados en los límites de la provincia. Es el periodo en que se formaliza la enseñanza artística a través del ya mencionado Instituto Provincial de Bellas Artes (IPBA), pero también desde la sociedad civil se impulsan proyectos que buscaban llamar la atención sobre la producción artística local y sus peculiaridades. Este campo incipiente comienza a cambiar a partir de los años que trascurren entre 1971 y el fin de la última dictadura militar (1976-1983). Fundamentalmente, este proceso de consolidación del campo se advierte, en parte, por la institucionalización del único espacio formador de artistas en la provincia, el IPBA. El último golpe de Estado interrumpe parte del proceso de normativización y florecimiento del campo de la plástica. En el contexto descripto, cabe preguntarse: ¿cómo pensar un mundo artístico donde las instituciones del arte más formales eran inexistentes?, ¿qué otras escenas artísticas aparecían como posibles a la hora de exponer las 5 Los avatares de las políticas culturales en la provincia de La Pampa han sido analizados por Salomón Tarquini y Laguarda (2012). Con respecto a la fecha de creación de la Dirección de Cultura, las autoras sostienen que, luego del período de provincialización, “hubo normas contradictorias que permitían la coexistencia de la Dirección de Cultura que aparecía en el presupuesto de 1957, con una Secretaría de Cultura (creada por Decreto 327/54) que luego fue reemplazada por un Departamento de Cultura (Decreto 884/54). El decreto-ley 746/60, mediante el cual se creó la Dirección de Cultura –en el ámbito del Ministerio de Asuntos Sociales– regularizaría esta situación e inauguraría un período de políticas culturales sistemáticas” (Salomón Tarquini y Laguarda, 2012, p. 108). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 171 producciones culturales locales?, ¿qué alternativas tenían los artistas pampeanos al inicio de los años cincuenta en una provincia joven?, ¿qué estrategias de legitimación desplegaron a lo largo del período mencionado, en un contexto donde las posibilidades de acción del arte plástico eran bastante restringidas?, ¿cómo se organizó este espacio?, ¿cuándo se constituyó como un espacio autónomo y diferenciado, con reglas propias y definidas? Los aportes de Pierre Bourdieu (1996, 2003) son valiosos para comenzar a abordar algunos de estos interrogantes, aunque sin perder de vista que la teoría desarrollada por el sociólogo francés fue pensada para un contexto social y culturalmente lejano al argentino y pampeano, y una aplicación mecánica de estos conceptos conllevaría el riesgo de que la investigación se tornara en una simple búsqueda del “campo”, tratando de acomodar lo empírico a la teoría.6 Uno de los agentes fundamentales que intervino en la construcción del campo artístico local fue el Estado provincial, a través de la Dirección Provincial de Cultura, que, hacia mediados de los años cincuenta, comenzó a definir políticas culturales más claras con respecto a las distintas manifestaciones del arte y a elaborar y legitimar determinados discursos sobre la “identidad” y la “cultura pampeana”.7 6 7 Como sostiene Ana Teresa Martínez (2007), refiriéndose a la centralidad desde la cual Bourdieu plantea su propia teoría sociológica, “La condición periférica de un espacio social obliga a específicos esfuerzos de exégesis cuando se trata de apropiarse del aporte de un sociólogo que escribe desde un lugar ya central, de un campo, sino central, al menos en posición de disputar la centralidad en una producción de ciencias sociales a nivel mundial” (p. 14). Con respecto a los conceptos de “identidad” y “cultura”, resulta necesario precisar que se trata de nociones complejas y polisémicas. “Identidad” y “cultura” serán enfocadas desde la perspectiva postulada por Cuche (2007), quien plantea a la identidad como un fenómeno flexible, plástico, dinámico y heterogéneo, que los agentes construyen y reconstruyen constantemente, en una situación de negociación y lucha con otros. Pero, para contrarrestar el peligro que implica tomar una caracterización tan flexible, que soslaye las experiencias y los elementos de permanencia, abordaremos el problema con base en los aportes de Brubacker y Cooper (2007). Ambos autores proponen suplantar la noción de identidad por la de “identificación/categorización” teseopress.com 172 • Diálogos sobre cultura y región Los plásticos pampeanos tuvieron una gran participación en este proceso, adscribiendo a determinadas nociones sobre la pampeanidad,8 significando la cuestión de la identidad cultural provincial y su propia identidad como artistas pampeanos, tanto en sus obras como en sus prácticas, discursos y acciones colectivas. Esta puja por definir qué era y qué no era “ser pampeano” estuvo presente desde los inicios de la conformación del campo en la provincia. Como veremos a continuación, en este periodo inicial, los artistas plásticos pampeanos actuaron en un espacio sumamente marginal. Entendemos que la posición periférica de La Pampa con respecto a los principales centros urbanos del país (Buenos Aires, Rosario y Córdoba) y también a las distintas escenas provinciales (Tucumán, Bahía Blanca, Mendoza; espacios con los cuales nuestros plásticos tuvieron un diálogo más fluido), y por supuesto con respecto a la escena internacional (París y Nueva York) y latinoamericana (Brasil y México), debe abordarse a partir de una noción de “periferia” que tenga en cuenta las relaciones complejas y cambiantes entre los centros artísticos y las periferias. Estos vínculos configuraron una escena artística original, en la cual el objetivo primario pareció recaer en el desarrollo de proyectos que estuvieran enfocados en el logro de una mayor sistematización del campo artístico local. Como sugirieron Castelnuovo y Ginzbug (1979), uno los riesgos que implica utilizar el concepto de “periferia” tiene que ver con la carga negativa que esta noción conlleva. Principalmente, la idea errónea de pensar al centro como un espacio único y homogéneo, en el cual se desarrollan 8 para dar cuenta de un proceso que es fluido e inacabado, más que una esencia inmanente. Por “pampeanidad” nos referimos a los diferentes discursos y representaciones que se elaboraron desde el campo intelectual y artístico acerca de la identidad cultural provincial. Algunas de estas reflexiones pueden revisarse en los siguientes trabajos: Salomón Tarquini y Laguarda (2012), Salomón Tarquini (2013), García (2013), Salomón Tarquini (2016) y Salomón Tarquini y Abbona (2018). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 173 “estilos”, “cultura” y “arte”, elementos que más adelante son “irradiados” hacia la oscura, inculta y sobre todo “pacífica” periferia, a la cual llegan como “estilos contaminados” o “menos puros”. De este modo, como señalan los autores, se termina por buscar, en la periferia, los componentes prescriptos por el canon y las obras periféricas son juzgadas de acuerdo con estilos preestablecidos. Frente a esta imagen, los historiadores proponen abordar el tema de una forma más compleja, prestando atención a los conflictos entre centro y periferia, entendiendo que no todo “atraso” proviene de los márgenes: “No se trata de difusión, sino de conflicto, aún en las situaciones en las que la periferia parece limitarse a seguir servilmente las indicaciones del centro” (Castelnuovo y Ginzbug, 1979, p. 46). Esta característica del arte pampeano se observa desde el momento de gestación del campo artístico y es una continuidad durante todo el proceso de conformación. Si bien las condiciones de producción de los plásticos cambian y, con el correr de los años, el mundo artístico adquiere una mayor autonomía, con reglas y espacios propios, la condición de espacio periférico nunca se revierte totalmente, aunque, como veremos, eso no necesariamente significa la subordinación a las reglas y tendencias de los principales centros artísticos. Como sostiene Andrea Giunta (2020), el problema es que la noción de “periferia” es la manera en que los centros desacreditan todo lo que no sucede ahí. Por ende, si bien sostenemos en este capítulo que, durante los años en los que transcurre este proceso de normativización del arte, la escena pampeana es subsidiaria de otros espacios, antes que “copia” o “llegada tardía” de lenguajes pictóricos, técnicas y tendencias, podemos pensar esta etapa a partir de la idea de “simultaneidad”. Esta noción “permite destacar otra articulación histórica que […] no ignora las relaciones culturales con los centros euronorteamericanos, pero al mismo tiempo destaca lo específico y situado” (Giunta, 2020, p. 19). teseopress.com 174 • Diálogos sobre cultura y región De hecho, podemos pensar, al menos durante la etapa de mayor formalización del campo artístico y a partir de la organización del IPBA, no solo la inclusión de nuevas tendencias estéticas, sino la reversión incorporando elementos de la cultura local en pos de la construcción/búsqueda de una identidad local que funcionara como sello del arte pampeano. Los “primeros” pintores y las nociones sobre arte pampeano Si volvemos a la etapa en la cual comienza a gestarse el campo de la plástica local, observamos un microcosmos compuesto, en su mayoría, por pintores no nativos de La Pampa, con formación artística previa adquirida fuera de la provincia. Juan Carlos Durán, Nicolás Toscano9 y Luis Dal Santo, por ejemplo, llegan a La Pampa y se instalan como maestros en sus propios talleres de pintura o desarrollan actividades profesionales en otras áreas ajenas a la pintura. Algunos de ellos ocuparán cargos en la organización burocrática del Estado provincial, en el municipio como directores de Cultura o en el Instituto de Bellas Artes como regentes de esa institución. Junto a este grupo, actuarán otros pintores que también tienen como ingreso principal su profesión y no la pintura, como Santiago Swinnen, Andrés Arcuri y Julio Fernández Navarro, así como los maestros que se dedican a la enseñanza artística en el futuro IPBA y que también 9 Nicolás Toscano (1898-1973) nació en Lomas de Zamora. Se formó como profesor de dibujo en el Colegio del Carmen de Banfield. Vivió un tiempo en Victorica y luego se mudó a General Pico (La Pampa); allí, dirigió una escuela de dibujo que se desarrollaba en el marco de la agrupación “La Peña”. Años más tarde, se mudó a Santa Rosa, donde enseñó dibujo en el Colegio Nacional y en el Instituto Provincial de Bellas Artes. Un dato central es que, en 1958, creó la revista cultural Lympha, dedicada a las “Artes, letras, ciencias, social y noticias”. Ver Asquini y Sapegno (2002). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 175 intervienen en la esfera pública: Amílcar Evangelista y Manuel Varela.10 La figura de Durán es central durante estos primeros años de la escena artística pampeana (Prina, 2010). El pintor fue reconocido dentro y fuera de la provincia como “el paisajista de La Pampa”, aunque nació y murió en Buenos Aires. Sin embargo, para la mayoría de los críticos de la prensa porteña y pampeana, para sus pares artistas, para los escritores y el público en general, fueron sus elecciones temáticas las que, sin haber nacido en La Pampa, lo convertían en el paisajista pampeano por excelencia; un título que solo compartiría con Nicolás Toscano. Durán se convirtió, así, en una figura con una identidad propia en el ambiente cultural porteño de mediados de los años veinte y durante los años treinta. Sus primeras muestras individuales fueron realizadas, en aquella época, en el emblemático Café Tortoni de Buenos Aires, un lugar al que, como se sabe, concurría la elite ilustrada de los años veinte y en donde Benito Quinquela Martín había fundado “La Peña”, espacio de encuentro e intercambio para la bohemia artística de la época. Durán formó parte de este círculo de la vanguardia modernizadora del Buenos Aires de los años veinte, que Beatriz Sarlo (1988) se encargó de analizar en el ya clásico libro Una modernidad periférica. Buenos Aires, 1920-1930. Cuando hablamos de Durán, debemos imaginarnos a un artista completo, formado en varias disciplinas artísticas. A las enseñanzas domésticas de su padre (que también era pintor), le sumó el título de profesor superior de piano y distintos cursos de grabado y dibujo que realizó en la 10 Manuel J. Varela (1922-1971) nació en Eduardo Castex (La Pampa), fue participante de la Asociación Amigos del Arte junto a Nicolás Toscano y Juan Carlos Durán. Fue un pintor autodidacta, principalmente retratista y paisajista. Realizó muestras individuales y colectivas (junto con Toscano y Julio Fernández Navarro). Varias de sus exposiciones eran anunciadas en el periódico local La Arena, en la publicación que editaba Toscano y en la revista cultural Caldén, que dependía de la Dirección de Cultura de la provincia. Desde 1959 hasta mediados de los 60, se desempeñó como docente de dibujo en el IPBA. Ver De la Cruz (1992). teseopress.com 176 • Diálogos sobre cultura y región Asociación Estímulo de Bellas Artes de Buenos Aires con figuras como Miguel Victorica, Víctor Delhez y el pintor español Antonio Ortiz Echagüe. Vale la pena señalar las múltiples participaciones de Durán en distintos ámbitos artísticos del país: no solo expuso en algunas de las galerías porteñas más renombradas de la época, como Witcomb, Rose Marie y Kraft, sino también en Mendoza, donde recibió premios y distinciones como invitado de honor, en San Juan y, por supuesto, en La Pampa, lugar al que nunca dejaría de “pertenecer”. Desde mediados de los años cincuenta y hasta bien entrados los sesenta, algunos escritores, con el apoyo “visual” de los artistas plásticos, comienzan a elaborar la idea de que “era posible” que existiera un arte puramente local y pampeano. Los planteos en este sentido no fueron unívocos, más bien asistimos, desde los cincuenta, a la construcción de distintos discursos y representaciones sobre la identidad pampeana. El sentido del “ser pampeano” comenzó a disputarse desde los inicios de la conformación del campo artístico. Algunos autores (como Rosa Blanca de Morán y José Escol Prado, escritora una y periodista el otro) elaboran, en estos años, las primeras genealogías de artistas (fundamentales para pensar en la idea de que existía una tradición artística propia y consolidar la noción de “artista pampeano”). Por otro lado, también las revistas culturales tuvieron un rol central como promotoras del arte local. A principios de los años sesenta, observamos un contacto bastante fluido entre los actores que formaban parte del pequeño mundo de la plástica pampeana y artistas de fuera de la provincia. Se registran diversos intentos por establecer vínculos con otros espacios de arte más cercanos (geográficamente, pero también culturalmente) que Buenos Aires, Rosario o Córdoba. Así es como los artistas construían lazos desde el interior con Bahía Blanca, Mendoza o San Luis; enviaban sus obras a los salones y galerías de estas localidades, invitaban a sus artistas a realizar participaciones en la capital de La Pampa o en revistas culturales como teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 177 Caldén –órgano de difusión del naciente gobierno provincial y dependiente de la Dirección de Cultura– o Lympha.11 En estos primeros años de formación del campo artístico, las revistas culturales tuvieron un papel fundamental no solo promocionando muestras de arte locales y reseñando la actividad de los plásticos, sino también fomentando el desarrollo de debates sobre cuestiones de la plástica. Esas discusiones mostraban cierto interés por instruir al público y hacer circular ideas vinculadas a la producción de arte y debates que podríamos considerar estéticos. A una de estas discusiones la encontramos en la publicación Lympha,12 en donde el arquitecto Santiago Swinnen (quien también se dedicaba de forma no profesional a la pintura, exhibía junto a otros plásticos locales y, por su formación profesional, conocía temáticas estéticas propias de la plástica) establece un intercambio, a lo largo de dos números de la revista, con el abogado y escritor Julio César Noya (que, desde 1954, se desempeñaba como juez en el Juzgado Civil, Comercial y de Minería), donde discuten acerca de su rol como artistas locales. 11 12 La creación de la publicación Caldén. Revista de educación y cultura, en 1957, forma parte de uno de estos esfuerzos por dar entidad a la actividad cultural pampeana. Así como Lympha –que comenzó a editarse en 1958 y extendió su publicación hasta 1964–, aunque, en este caso, se trató de una revista pensada y creada por un artista local (Nicolás Toscano), pero no era una publicación que tratara cuestiones solo “artísticas”, si bien reseñaba a artistas de Bahía Blanca o Mendoza e invitaba a publicar a miembros de estas ciudades. Era un espacio ecléctico donde se entrelazaban artículos sobre salud, cuestiones domésticas, debates artísticos, discusiones y notas sobre catolicismo, entre otras. Desde esta publicación, se intentó difundir un discurso sobre la pampeanidad atado a aspectos de la religiosidad católica. Un dato para tener en cuenta es que sus miembros (artistas plásticos, maestros, abogados, arquitectos) eran, en su mayoría, miembros del Partido Demócrata Cristiano y pertenecían a asociaciones de laicos como la Agrupación Católica de profesionales universitarios, la Acción Católica y a los colegios salesianos María Auxiliadora y Don Bosco. Nos referimos al debate que se desarrolló en el Nº 11 de la revista Lympha, pp. 40-43. Algunas de las temáticas aquí planteadas sobre la publicación fueron abordadas en Salomón Tarquini et al. (2016). teseopress.com 178 • Diálogos sobre cultura y región De esta primera etapa es también el libro de la escritora Rosa Blanca Gigena de Morán Plumas y pinceles de La Pampa, obra concluida en 1951, pero publicada cuatro años más tarde (Gigena de Morán, 1955). Se trata de una antología que recoge las biografías de los “artistas pampeanos” y, en el plano de las artes plásticas, los dos primeros que menciona son Juan Carlos Durán y Nicolás Toscano. Nos interesa destacar de la obra de Morán que la identidad artística pampeana era concebida como un ente estático, congelado en tiempo y espacio, algo que “siempre había existido”. Paradójicamente, los dos pioneros en la representación del paisaje pampeano (vale destacar también que hay una ponderación del paisaje como género representativo del arte provincial), y ella misma, no habían nacido en La Pampa. Desde esta visión esencialista, para ser un “artista eminentemente pampeano”, no bastaba con compartir ciertos atributos (por ejemplo, haber nacido en el lugar, lo que incluso no era indispensable), sino que lo importante era sentirlos y penetrar en el sentido más “oculto” de las raíces pampeanas, en su “esencia”. De Escuela de Bellas Artes a Instituto Provincial: espacios de exposición y enseñanza a mediados de los 50 En estos primeros años, eran pocos los pintores pampeanos que lograban algún tipo de trascendencia local o extraprovincial. Gran parte de estas dificultades tenían que ver con la falta de academias, asociaciones de artistas, espacios de exposición y exhibición, escuelas o lugares de formación; fue una de las constantes hasta mediados de la década de 1950. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 179 El primer espacio de formación exclusivamente vinculado a la enseñanza artística se conformó en 194813 como una escuela, denominada Escuela de Bellas Artes de La Pampa “Prilidiano Pueyrredón”, y funcionó de forma un tanto precaria –sin edificio propio y con maestros y maestras sin formación específica en el campo del arte que trabajaron ad honorem durante los dos primeros años– hasta bien entrados los cincuenta. Recién en 1955 la institución se transformó en Instituto Provincial de Bellas Artes. Este cambio de rango implicó que los distintos cursos (entre los que estaba el de dibujo y pintura) pasaran a ser “escuelas” (“Escuela de Dibujo y Pintura”, por ejemplo) con asignaturas y planes de estudio más definidos, aunque los docentes seguían siendo artistas locales o maestros, que se dedicaban a otras actividades además de la enseñanza en el instituto. Muchos eran profesionales en otras áreas (abogados o médicos) o pintores autodidactas.14 En adelante, el IPBA tendría un rol fundamental como único espacio académico de enseñanza en la provincia y como legitimador de las diferentes camadas de artistas que de allí provendrían. Inicialmente, la condición periférica del campo artístico pampeano llevó a que la producción de los pintores locales circulara por los espacios que estaban disponibles en las diferentes localidades de la provincia. Los lugares de exposición eran pocos, pero variados: la Biblioteca Estrada de General Pico, los palacios municipales de esa ciudad y de Santa Rosa, salones cedidos por particulares con cierto 13 14 El 28 de mayo de 1948, bajo la Resolución Nº 1068, el gobernador del Territorio Nacional de la Pampa Central creó la Escuela de Bellas Artes de La Pampa “Prilidiano Pueyrredón”, dependiente de la Comisión Oficial Pampeana de Historia y Folklore. Caja Nº 1, Archivo del Centro Regional de Educación Artística (CREAr). Por medio del Decreto provincial Nº 425 del 24 de marzo de 1955, el entonces gobernador Salvador Ananía creó el Instituto Provincial de Bellas Artes, disponiendo que el personal y los bienes de la Escuela de Bellas Artes de La Pampa “Prilidiano Pueyrredón” pasaran a formar parte de esta institución. Caja Nº 2, Archivo del CREAr. teseopress.com 180 • Diálogos sobre cultura y región reconocimiento social (en mayo de 1956, por ejemplo, en General Acha, el comerciante Carlos Company había cedido un salón para realizar una exposición con motivo de los festejos comunales del pueblo) y clubes, como el “Jorge Newbery” de Rancul. En estas exposiciones, la participación fue muy diversa, junto a artistas que podríamos denominar “consagrados” (en cuanto a que ya tenían cierto reconocimiento en la esfera de la cultura pampeana), como Victorio Pesce,15 Juan Carlos Durán, Washington Simpson Castro y Nicolás Toscano, presentaron sus obras personas que no tenían formación académica como pintores y que nunca se habían dedicado –ni se dedicarían– de forma profesional a esta actividad y de quienes no tenemos muchos datos. Así, en los salones de la “Fiesta Provincial del Trigo” (realizados desde 1957 hasta fines de la década del sesenta), se llevaron a cabo exposiciones colectivas de “artistas pampeanos”, en el marco del “Ciclo de extensión cultural” organizado por el colegio nocturno provincial de bachilleres “Héctor Ayax Guiñazú”. Este espacio, planteado inicialmente como un ámbito de discusión y exposición de los problemas que atañían a la cultura provincial, se mantuvo durante la década del cincuenta y hasta mitad de los sesenta. Con respecto a las características que tenían las obras de estos iniciadores del campo local, se destacaba como elección temática el paisaje, planteado desde una reinterpretación del impresionismo en la mayoría de los casos, aunque, en las primeras etapas, es posible observar ciertas reminiscencias del naturalismo (ver imagen 1). El paisaje, desde el inicio de la conformación del campo artístico pampeano, fue uno de los géneros constantemente revisitado 15 Victorio Pesce fue uno de los primeros maestros de la Escuela de Dibujo y Pintura. Nació en Caleufú, La Pampa, en 1917. Es considerado un autodidacta, por cuanto no se conocen datos acerca de su formación. Su actividad pictórica se concentró en el ámbito local, donde, durante los años treinta y cuarenta, ganó varios premios y reconocimientos. Dentro de los géneros pictóricos, se dedicó al retrato de mujeres campesinas del ex Territorio Nacional. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 181 por las diferentes camadas de artistas locales. Sin embargo, algunos, como Manuel Varela desde el dibujo y el grabado, o Amílcar Evangelista desde la pintura, en la década del sesenta, comenzaron a experimentar y a buscar nuevos lenguajes plásticos. En el caso de Varela, esto se observa en las intervenciones que realizaba en la revista Caldén, ilustrando cuentos y poemas de otros artistas locales. Imagen 1: La Huella, de Juan Carlos Durán, óleo sobre tela (1957) Fuente: Museo Provincial de Artes de La Pampa. Varios de los ensayistas, poetas, escritores y pintores que publicaban en Caldén y también muchos de los que, una década atrás, habían fundado, en General Pico, la peña “Gente de Arte” (entre ellos, Armando Forteza, Ricardo Nervi, José Escol Prado, el pintor Nicolás Toscano y la escritora Rosa Blanca Gigena de Morán) y se habían dado a teseopress.com 182 • Diálogos sobre cultura y región conocer a mediados de la década del cuarenta, con la elaboración del boletín cultural de la asociación castense Amigos del Arte (ADA),16 se vieron a sí mismos como parte de una generación que tenía la obligación de impulsar la construcción de espacios artísticos propios y reglados que dieran cierta proyección a la cultura pampeana. Esto no significa que antes de la provincialización no existieran lugares y ámbitos de exposición (de hecho, la citada peña auspició varios salones y funcionó como un espacio de agrupación de pintores, escritores y músicos de la época), sino que este proceso dio impulso a una serie de políticas que intentaban dar continuidad a las exposiciones y un estatus más oficial a los certámenes y espacios ya existentes. Hacia mediados de la década del sesenta, se registraron los primeros intentos de regulación del campo artístico en ciernes, aunque no de forma sistemática. Uno de estos hechos fue la realización esporádica del Salón Pampeano de Artes Plásticas, auspiciado por la Dirección de Cultura, aunque no tuvo demasiada continuidad en aquellos años. En 1964, se produjo el primer intento de generar un proyecto colectivo: se formó, así, la primera “Asociación de 16 Dicha asociación no es objeto específico de este trabajo, pero constituye un antecedente de asociacionismo artístico y de intervención en la esfera pública. Su accionar –destinado básicamente al fomento y a la difusión, en la escena pampeana, de las distintas manifestaciones artísticas– se remonta al año 1944 y surgió en la localidad de Eduardo Castex. El primer número del boletín salió en el año 1945, con el nombre de Boletín mensual de difusión cultural, artística y literaria de la Agrupación Amigos del Arte. Era un espacio en el que convergían artistas plásticos con escritores. En las participaciones, se mezclaban producciones propias (como los poemas que publicaban los miembros de ADA, colaboradores locales y otros de fuera de la provincia) con semblanzas a escritores como Almafuerte y Florencio Sánchez, reflexiones sobre José Ingenieros, notas sobre cine, entre otras. La importancia de esta agrupación reside en que se trató de uno de los primeros proyectos que agrupó a varios artistas plásticos y escritores como colectivo artístico y los identificó como “artistas pampeanos”. Entre los fundadores, se encontraban: Rosa Blanca de Morán (escritora), Ricardo Nervi (escritor, periodista y educador), Hugo Contarini (pintor de Eduardo Castex), José Escol Prado (escritor y periodista de General Pico), Nicolás Toscano y Juan Carlos Durán (ambos pintores). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 183 Plásticos Pampeanos”. En ella, aparecen como socios fundadores varios docentes del IPBA, de otros no tenemos datos aún: Nicolás Toscano (presidente de la asociación), Alcides Tamargo (secretario general), Marcelino Acosta (tesorero), Ángel C. Aimetta (secretario de actas) y como vocales: Amílcar Evangelista, Manuel J. Varela, Luis Dal Santo, Andrés Arcuri, Nicolás Castellini, Néstor Tellería y Julio Fernández Navarro.17 Como grupo, organizaron una serie de certámenes locales y exposiciones colectivas, entre ellos, el Certamen Pampeano Patagónico de Artes Plásticas. La entidad se reunió en el hall central de la Municipalidad de Santa Rosa y no tuvo significativa participación en la escena pública además del mencionado certamen. Este grupo de plásticos ya había realizado algunas exposiciones en conjunto en años anteriores, una de ellas en la Casa de la Cultura de Buenos Aires, en 1960, con el pintor Juan Carlos Durán,18 y otra durante el mes de diciembre del mismo año, en Santa Rosa, en el colegio nocturno provincial “Héctor Ayax Guiñazú”, bajo el nombre “Exposición colectiva de plásticos pampeanos”. Según el catálogo de esta última muestra, habían expuesto, en su mayoría, obras figurativas –dentro del género paisajístico, el retrato y las naturalezas muertas–: Andrés Arcuri (Encuentro en la recorrida), Luis Dal Santo (Estudio), Juan Carlos Lasalle (El baile y Los hijos), Beatriz Nogales19 (Vuelta de rocha y Caminito), Juan Carlos Pereyra (Cabeza), Mario R. Sáez (Bodegón y Naturaleza muerta), Santiago Swinnen (Cacería de Villa Alonso y Naturaleza muerta), Néstor Tellería (Pasto Puna) y Amílcar Evangelista dos obras no figurativas (pintura 7 y pintura 8).20 Evangelista 17 18 19 20 La Arena, 4 de agosto de 1964. Archivo diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa. Ver Dirección de Cultura de La Pampa (septiembre de 1959-junio de 1960). Ana María Beatriz Nogales de González Cremona (que, en el catálogo, es nombrada como Beatriz Nogales), a partir de 1968, fue directora del Instituto Provincial de Bellas Artes, hasta bien entrados los años 70. Catálogo de la muestra “Exposición colectiva de plásticos pampeanos”. Ciclo de extensión cultural auspiciado por el colegio nocturno provincial de bachilleres “Héctor A. Guiñazú”, realizado en el palacio municipal. En la teseopress.com 184 • Diálogos sobre cultura y región era el único que, por esos años, había abandonado la figuración, lo que constituye un elemento a analizar en futuras investigaciones, ya que, posteriormente, el artista seguiría en esta línea y el resto continuaría con el paisajismo y los retratos. Con respecto a los contactos que los plásticos establecieron con otros círculos de artistas extraprovinciales, cabe mencionar, como ejemplos, el “Primer Salón PampeanoPatagónico de Artes Plásticas Victorio Pesce”, que se celebró en Santa Rosa en 1958, y el “Certamen Patagónico de Artes Plásticas” en 1960. El primero de ellos fue organizado por la Dirección de Cultura y las provincias invitadas a participar fueron La Pampa, Buenos Aires (localidades de la sexta sección electoral), Río Negro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego.21 Con respecto a la normativa, designaba a la entidad cultural provincial como encargada de la venta de las obras de los artistas, con base en un listado de precios previamente asignados, y de la elección de dos de los tres jurados que evaluarían las obras. El restante era seleccionado por los propios artistas. El salón se dividía en tres secciones: pintura (óleo, acuarela y pastel), dibujo y escultura. El “Certamen Patagónico” se realizó dos años más tarde, entre mayo y junio de 1960, con motivo del 150º aniversario de la Revolución de Mayo y la normativa fue similar a la del mencionado “Primer Salón Pampeano”. La muestra fue promocionada por la revista Caldén y, allí, también la Dirección de Cultura tuvo un rol central en la organización y el financiamiento. En el mismo evento, hubo un certamen literario y distintos actos artísticos y culturales (charlas, exhibición de películas en el edificio del IPBA y actuaciones folklóricas en distintos puntos de la provincia). En el certamen plástico, los artistas no pampeanos eran, en su 21 misma muestra, el arquitecto Santiago Swinnen realizó una conferencia titulada “El universalismo en las artes” y hubo un “Recital poético”. La Arena, 13 de febrero de 1958. Archivo del diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 185 mayoría (con excepción de uno de ellos), de Bahía Blanca. El jurado estuvo integrado por el pintor Juan Lamela y el escultor Julio César Vergottini, designados por la Dirección de Cultura, y Filoteo Di Renzo22 (de Bahía Blanca), elegido por el voto de los participantes. En la distribución de premios (valuados en dinero), había una sección especial para “artistas de La Pampa”; allí, el primer premio adquisición “Dirección General de Educación de La Pampa” se lo llevó Néstor Tellería y, entre las menciones, se contaron una obra de Amílcar Evangelista, otra de Manuel Varela y una de Santiago Swinnen. Durante 1960 también se había producido la visita de Juan Carlos Durán, que, en 1957, había abandonado la provincia de La Pampa y se había instalado en Capital Federal. Con motivo de destacar su accionar como impulsor del arte local, la revista Caldén sacaba, en el mismo número del sesquicentenario de la Revolución de Mayo, una nota de dos páginas ponderando la obra y el trabajo de Durán, por considerarlo un valioso colaborador de la Dirección de Cultura al haber conseguido donaciones para la colección del Museo Provincial (sección de Bellas Artes): “Sus cuadros, la mayoría de los cuales se inspiran en una definida temática pampeana, son actualmente muy cotizados, en relación con su reconocida calidad”.23 Varias de las donaciones al museo las realizaba Durán por intermedio de los contactos que establecía con artistas de otras provincias. Por ejemplo, en 1957, el periódico local La Arena anunciaba una muestra del artista en Mendoza, en la Galería D’Elía. Allí, también pensaba desarrollar trabajos de grabado en el Instituto Superior de Bellas Artes de la 22 23 De acuerdo con López Pascual (2015), Filoteo Di Renzo fue una figura central en el campo artístico bahiense de los años sesenta. Junto a otros artistas, como Ubaldo Tognetti, formó parte del grupo Austral, cuya “preocupación principal fue el desarrollo de una línea plástica ‘moderna’” (p. 28). Ver Dirección de Cultura de La Pampa (septiembre de 1959-junio de 1960, p. 56). teseopress.com 186 • Diálogos sobre cultura y región Universidad de Cuyo.24 En el mismo año y en el mismo periódico,25 se anunciaron nuevas donaciones, para la pinacoteca del museo de la provincia, por parte de grabadores de Mendoza como Armando Gei, José González y Rosa Arturo.26 Un año más tarde del “Certamen Patagónico de Artes Plásticas”, la revista del órgano de cultura anunciaba y promocionaba la muestra rodante “150 años de Arte Argentino”, auspiciada por la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación de la Nación y dirigida por Alberto Greco. Además de la tarea de difusión de estas obras, que probablemente fueran desconocidas para el público pampeano, la apertura de la exposición se inició con una charla del renombrado artista acerca del “Informalismo”. No podemos saber aún la repercusión de este tipo de actividades, pero es probable que, al menos, la visita de Greco haya generado atracción por parte de los estudiantes más jóvenes del IPBA. Al abordar la configuración de la escena artística pampeana durante esta primera etapa de formación del campo, podemos visualizar cómo este se constituyó, desde sus orígenes, en un espacio subsidiario de otras realidades artísticas locales, como Mendoza, San Juan o Bahía Blanca. Esta situación no implicó una parálisis del arte local, sino que recibió el impulso de las asociaciones y organizaciones artísticas que, aunque incipientes y con un accionar poco sistematizado, incluyeron “al arte” como una temática por discutir en el espacio público. Junto a ellas (a veces de forma paralela y otras disputando espacios y discursos), el órgano 24 25 26 La Arena, 8 de marzo de 1957. Archivo del diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa. La Arena, 19 de marzo de 1957. Archivo del diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa. Vale mencionar que, en marzo de 2017, se realizó una muestra en el Museo Provincial pampeano curada por Miguel de la Cruz –“El don de dar. Primeras donaciones de la colección”–, estructurada en torno a las donaciones que Juan Carlos Durán realizó al Museo Provincial durante los años 50 y 60. La exposición se compuso de 56 obras (entre las que se cuentan obras propias y de otros artistas). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 187 cultural de la provincia avanzó en la definición de los parámetros de un “arte regional pampeano”, promocionando las obras plásticas y literarias de aquellos a los que se consideraba “artistas pampeanos”. El hecho de tejer vínculos con otros espacios artísticos fue la clave para introducir lenguajes estéticos más modernos (en este sentido, podemos pensar en la muestra “150 años de arte” y en la participación de los artistas patagónicos). Sin embargo, no fue un proceso unidireccional que implicara la conversión de los paisajistas impresionistas pampeanos en nuevos abstractos, por ejemplo. El grupo de Artistas Plásticos Pampeanos, que tuvo, por lo que vimos, una vida muy corta, estaba conformado por “todos” (de hecho, el llamamiento era a “todos los plásticos de la provincia”) y, entre los mencionados, había quienes, como Amílcar Evangelista, estaban experimentando, por esos años, con técnicas pictóricas más modernas y abstractas. En este sentido, podemos pensar que, si bien, en un momento inicial, “todos” se agrupaban estratégicamente para fomentar el arte local, a medida que se fueron diversificando los lenguajes estéticos, esta unión fue prácticamente imposible. Por otra parte, el contacto con grupos artísticos extraprovinciales también ayudó a organizar materialmente al campo, a través de donaciones para la pinacoteca del museo, que, en 1957, contaba solo con 100 obras.27 ¿Qué sucedió con los plásticos de esta primera etapa? Pudimos rastrear las trayectorias de algunos de ellos –Juan Carlos Durán y Amílcar Evangelista, por ejemplo–; de otros, como Manuel Varela, Julio Fernández Navarro, entre otros, no tenemos muchos datos. En el caso de Nicolás Toscano, agente central del mundo artístico pampeano durante los años cuarenta y cincuenta, falleció en 1973 y su participación en los medios periodísticos, desde fines de los sesenta, mermó. Durán continuó viviendo en Capital Federal luego 27 La Arena, 19 de marzo de 1957. Archivo del diario La Arena, Santa Rosa, La Pampa. teseopress.com 188 • Diálogos sobre cultura y región de 1957, pero fueron constantes sus visitas a La Pampa. La siguiente camada de artistas plásticos y visuales lo destacaría como uno de los precursores del arte pampeano.28 En este punto, más allá de las elecciones estéticas, su papel como cultor del paisaje pampeano y sus acciones en el campo, destinadas a “mostrar la pampa”, lo pusieron en el pedestal de los artistas locales consagrados, aún hasta la actualidad. Camino hacia la profesionalización: el papel del Instituto Provincial de Bellas Artes Desde los años posteriores a 1971 –momento en el cual el cargo de director de Cultura de la provincia de La Pampa recayó en manos del geógrafo e investigador Fernando Aráoz–, comenzaron, de a poco, a delinearse marcos normativos más claros para la esfera artística. Esta situación no fue específica de las artes plásticas; como señalan Salomón Tarquini y Laguarda (2012), la gestión cultural de Aráoz se caracterizó por “el diseño de políticas culturales a mediano y largo plazo, más allá de las acciones concretas destinadas a fortalecer la actividad de artistas e instituciones” (p. 11). De acuerdo con las autoras, este período de la gestión cultural estuvo marcado por una creciente profesionalización y sistematicidad de la actividad cultural, y quien sucedió a Araóz, Ángel C. Aimetta, prosiguió sus gestiones en el mismo camino que su antecesor, aunque otorgando más centralidad a las expresiones de la cultura de los sectores populares. Durante este período, el Instituto Provincial de Artes atravesó también un momento de expansión. Como dijimos, la provincialización de la Escuela de Bellas Artes implicó 28 Reportaje realizado por el periodista que escribía bajo el seudónimo Hever Redi, en 1981, a Juan Carlos Durán. “Juan Carlos Durán. El pintor de La Pampa”, 24 de abril de 1981, suplemento cultural Caldenia. Fondo Nervi, AHP. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 189 una mayor profesionalización de los docentes que allí enseñaban (al imponerse la idea de que era necesario elaborar un plan de estudios y definir la carga horaria de cada asignatura); hubo cambios en el plantel docente, en los contenidos, en la definición de las áreas que debía poseer el instituto, incluso se lo estableció en un espacio físico fijo (que, hasta el momento, no poseía). Hacia 1958, no tenía gran cantidad de alumnos y muchos de los que persistían en el estudio terminaban abandonando la institución porque no ofrecía un título que tuviera reconocimiento y permitiera ejercer la docencia; esto recién se lograría en 1966.29 A partir de ese año y con los cambios que se implementarían no solo a nivel curricular, sino también con la incorporación de una nueva normativa provincial y nacional que promovía que los estudiantes más avanzados perfeccionaran sus estudios en institutos superiores y universidades (en La Plata y Córdoba), el instituto se convertiría en un espacio fundamental de legitimación del arte local y de consagración para los jóvenes plásticos. Las próximas generaciones de egresados de la Escuela de Dibujo y Pintura lograrían una formación más moderna que sus antecesores (gracias a la incorporación de docentes que se animaban a búsquedas estilísticas novedosas, como la pintura abstracta o técnicas como el grabado y la xilografía) y se beneficiarían del perfeccionamiento fuera de la provincia, logrando también conectarse con otras realidades artísticas y generar redes con otros grupos de plásticos. Fueron ellos también quienes, a partir de la década de 1980, desarrollaron experiencias colectivas clave en la institucionalización del arte local, como la creación del Centro Pampeano de Artistas Plásticos y del Museo Provincial de Artes. Si bien, en este trabajo, hemos privilegiado los abordajes que nos ofrece la sociología de la cultura de Bourdieu para el análisis del campo artístico pampeano, tanto en 29 Libro actas de reuniones docentes, 1966, Acta 14. Caja 30. Archivo del CREAr. teseopress.com 190 • Diálogos sobre cultura y región sus dinámicas históricas (perspectiva diacrónica) como en sus particulares articulaciones de fuerzas y posiciones en determinados momentos (abordaje sincrónico), poniendo el acento en el accionar de grupos e instituciones, creemos que el examen de las trayectorias de algunos de los artistas que durante estos años accionaron en el campo desde su lugar como docentes del IPBA, o que intervinieron con sus obras, apelando a un lenguaje estético desconocido hasta el momento en el campo del arte pampeano –como el pintor y caricaturista Eduardo Ferma–, puede aportar a una comprensión más cabal de las redes, vinculaciones y formas de legitimación que se desplegaban al interior del campo. Para ello, solo se seleccionaron aquellos artistas plásticos que tenían cierta preeminencia en la época a analizar, ya fuera por su participación reiterada en espacios de la opinión pública que promocionaban a estos artistas –diario La Arena y el fascículo dominical La Calle– o por el reconocimiento que el propio organismo de cultura provincial les otorgaba. Algunos de ellos, como Amílcar Evangelista y el pintor achense Andrés Arcuri, ya tenían un espacio ganado en la esfera plástica desde décadas anteriores. Como vimos, Evangelista ya había participado de un grupo de plásticos que buscaba generar proyectos colectivos. Con respecto a Arcuri, integraba las muestras grupales de artistas plásticos que se realizaban en las distintas localidades de la provincia y su incorporación al mundo del arte se dio de forma tardía, recién en 1955. Por su formación, siempre fue considerado un autodidacta, ya que a muchas de las técnicas plásticas (por ejemplo, la pintura al óleo y el muralismo) las aprendió solo o mediante la observación. Su formación técnica se limitó al estudio a distancia de dibujo artístico en una academia de Buenos Aires. En tanto, Amílcar Evangelista, nacido en Santa Rosa en 1927, había estudiado pintura en la Universidad Popular,30 fue alumno de Emilio González 30 De acuerdo con Billorou y Sánchez (2008), el Centro de Maestros había organizado, en 1937, la Universidad Popular que, por su carácter y plan de teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 191 Moreno y se dedicó a la enseñanza en el Instituto Provincial de Bellas Artes, entre 1966 y 1977.31 También fue director municipal de Cultura de Santa Rosa y participó en algunos salones y muestras locales. Su papel como gestor cultural le valió un espacio en la muestra bienal de valores plásticos del interior que se llevó a cabo, en 1972, en Buenos Aires. Durante estos años, se destaca también la figura de Teresa López Lavoine de Echaniz. La artista llegó más tarde a la escena cultural de la provincia, con su marido Horacio Echaniz, fotógrafo fundador del “Foto Cine Club Pampeano”. Profesora egresada de Bellas Artes, formada en la Universidad de La Plata, llegó a Santa Rosa en 1966 y, unos años más tarde, consiguió entrar como docente del IPBA.32 En 1984, junto a otros artistas, formó el Centro Pampeano de Artistas Plásticos (CEPAP). Uno de ellos fue el santarroseño Jorge Omar Sánchez, alumno y docente del Instituto de Bellas Artes de la provincia,33 del que, a partir de 1982, sería regente y posteriormente su director, cargo que también había sido ocupado por López Lavoine.34 El caso de Eduardo Ferma, otro de los más nombrados por la prensa de esta etapa, llama la atención porque, si bien, en general, la mayor parte de sus exposiciones se dieron de manera individual –al igual que en el caso de Andrés Arcuri–, en 1984, aparece como uno de los miembros fundadores del CEPAP. De todas maneras, como ha señalado Teresa López Lavoine al hacer referencia a las relaciones que el propio centro había establecido con los artistas plásticos de 31 32 33 34 estudios, no puede considerarse un centro de educación superior tal como lo supone su denominación. Desde 1966 hasta 1977, Evangelista fue docente en el IPBA en distintas asignaturas: grabado, dibujo, pintura y composición. Tuvo a su cargo la cátedra de grabado varios años. Datos tomados de la “Memoria del Instituto Provincial”, 1977, Caja Nº 8, Archivo del CREAr. Entrevista realizada a Teresa López Lavoine por Florencia Prina, Santa Rosa, 2011. Jorge Sánchez se recibió en el IPBA en 1968. A fines de los años setenta (entre 1978-1979), fue regente de dicha institución. Catálogos de muestras plásticas. Archivo privado de Raquel Pumilla. teseopress.com 192 • Diálogos sobre cultura y región la década anterior, el vínculo era “bueno”, pero “jamás hacíamos exposiciones juntos, porque ellos trabajaban solos”.35 Además, en las actas del centro, su firma y su nombre aparecen solamente vinculados a la fundación, pareciendo que su asistencia a las reuniones periódicas mermó al poco tiempo de haberse fundado el CEPAP.36 Ferma había estudiado en la Escuela Panamericana de Arte y, si bien se lo vincula con la pintura, desde fines de la década del sesenta, se dedicó al dibujo y al humor gráfico, publicando, en el periódico local La Arena, caricaturas de humor político.37 Su camino fue esencialmente individual y casi no realizó muestras colectivas con el resto de los artistas plásticos. Durante los años setenta, las trayectorias individuales se mantienen y los plásticos no se asocian en ningún movimiento ni grupo. Algunos de ellos no eran oriundos de la provincia y, con respecto a las instancias de formación artística, en ningún caso se encontraron coincidencias. Este dato resulta central si observamos que quienes en los 80 se aunarían formando el primer movimiento de plásticos pampeanos –el CEPAP– fueron, en su mayoría, profesores y alumnos egresados del IPBA. No obstante, es posible visualizar cambios en los estilos y corrientes que predominaban, en la década del setenta, con respecto al periodo anterior. Si bien el paisaje continuó siendo, para muchos artistas plásticos, el género elegido por excelencia, se produjo cierta tendencia a la incorporación de nuevos estilos, con los que algunos plásticos (como Amílcar Evangelista o Andrés Arcuri) venían experimentado desde hacía algunos años. La obra de Arcuri apela directamente al paisaje como tópico central en todas sus obras, aunque lo revisa y lo reelabora desde una perspectiva abstracta. Como 35 36 37 Entrevista realizada a Teresa López Lavoine por Florencia Prina, Santa Rosa, 2011. Actas del Centro Pampeano de Artistas Plásticos, Biblioteca Asociación Pampeana de Escritores, Santa Rosa. Durante toda la década del setenta, sus caricaturas se publicaban en la sección “La noticia en el lápiz”. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 193 plantea el escritor y crítico Miguel de la Cruz, el artista gradualmente se fue despojando de la figuración y “su consecuente abstracción hará que Arcuri establezca una relación moderna con el paisaje en la pintura provincial”.38 Con respecto a Amílcar Evangelista, la introducción de nuevas técnicas y tendencias fue mucho más radical (ver Imagen 3). A tal punto, que Miguel de la Cruz lo rescata como quien impulsó, desde el Instituto de Bellas Artes, una apertura hacia el arte moderno y conceptual. Esto se tradujo también en la incorporación de técnicas novedosas, corrientes que estaban en boga en los principales centros culturales del país, como el conceptualismo y el abstraccionismo.39 Ambas corrientes tuvieron, en esta época, una importante difusión en la provincia. La obra Pintura 77 (Imagen 3) es un buen ejemplo de este desarrollo de técnicas pictóricas rupturistas en el campo pampeano y de la profundización de la exploración del abstraccionismo y del conceptualismo. Cinco años más tarde de la elaboración de esa obra, Evangelista falleció, dejando una nueva camada de alumnos en el IPBA que, junto con la artista Teresita López Lavoine, se constituirían en los principales impulsores y activadores del campo artístico local. 38 39 El documento no tiene fecha de publicación y se encuentra disponible en: https://bit.ly/3bQJNMe Por “arte conceptual” se entiende la eliminación del objeto y el otorgamiento a la idea de un valor preeminente por sobre aquel. Como ha señalado María José Herrera (1999), el conceptualismo y el experimentalismo fueron las tendencias predominantes en el campo del arte argentino, desde los años sesenta hasta bien entrados los setenta. Con respecto al llamado “arte conceptual”, la autora aclara que “el conceptualismo argentino posee características propias […] fue un conceptualismo abierto, de señalamiento de la realidad social cuyo vehículo principal fue la metáfora” (p. 128). En la misma línea, Longoni (1999) sostiene que, en los salones de los años setenta, el arte cinético “fue la tendencia experimental de la segunda mitad de la década más rápidamente integrada por las instituciones, la crítica y el público. Quizás esto se deba a su carácter lúdico, abstracto, a su propuesta de intervención del espectador en la obra desde un lugar no desestructurante o cuestionador, como sí pretenden provocar los conceptualismos” (p. 198). teseopress.com 194 • Diálogos sobre cultura y región Imagen 2: Pintura 77, de Amílcar Evangelista. Técnica mixta (brea, arena y óleo), 1977 Fuente: Museo Provincial de Artes, La Pampa. Conclusiones A lo largo del trabajo, se intentó historizar el proceso de génesis del campo artístico pampeano y avanzar en la caracterización de las etapas de su formación entre 1955-1971. Esto resultó fundamental para pensar cuáles fueron las posibilidades que tuvieron los actores en determinados contextos. En nuestro caso particular, esos contextos estuvieron signados por la condición periférica y marginal del arte local. Un espacio al cual, en sus inicios, acudían artistas ya consagrados de otras localidades, que no encontraban su lugar en la escena nacional del arte o tenían un lugar poco relevante en ella, tal vez a causa de sus elecciones estilísticas y temáticas. También la imposibilidad de “vivir del arte”, a teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 195 causa de un inexistente mercado artístico local, es posible que haya afectado la decisión de abandonar La Pampa, para el caso de artistas de la talla de Juan Carlos Durán. A principios de los años cincuenta, cuando aún no había instituciones que pudieran dar lugar a los artistas locales (salones, museos, galerías, academias o espacios de formación), las vinculaciones que los plásticos lograron realizar con otras escenas artísticas del interior del país fueron clave para que muchos de ellos lograran trascender en el incipiente ámbito artístico de la reciente provincia de La Pampa. Esta falta de normativización del campo y su marginalidad con respecto a otras escenas artísticas (las de Mendoza o Bahía Blanca, por ejemplo) hizo que las trayectorias de algunos de los artistas analizados se pierdan en el tiempo; otros (el caso de Nicolás Toscano, Santiago Swinnen y, más adelante, Amílcar Evangelista) destinaron parte de su empeño como actores de la sociedad civil en erigir espacios colectivos para la plástica provincial (crearon publicaciones con un perfil cultural, fundaron la primera Asociación de Plásticos Pampeanos y realizaron muestras colectivas con plásticos de provincias aledañas). Mientras, en otros espacios artísticos, durante los años cincuenta y sesenta, se desarrollaron tendencias rupturistas que actuaban en un horizonte revolucionario,40 en La Pampa, espacio de institucionalización tardía del arte, el interés estuvo centrado, primero, en la creación de espacios propios y, más tarde, en la formalización de estos espacios y la legitimación de otros nuevos; de todas formas, las corrientes más modernas (abstraccionismo, por ejemplo) llegaron de la mano de algunos pintores y docentes que, desde principios de los años setenta, buscaban incorporar nuevos lenguajes estéticos, aunque reinterpretados desde el interés por el paisaje regional. Este era el ámbito de las posibilidades en el que se desplegó el accionar de los artistas plásticos pampeanos en sus inicios. 40 Sobre esto, ver Mestman y Longoni (2000) y García (2011). teseopress.com 196 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Asquini, N. y Sapegno, M. (2002). 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Nueva Visión. teseopress.com 6 “El cultrún y la espiga”1 Canciones, poemas y la (re)creación del paisaje en la construcción de identidades culturales pampeanas ANA ROMANIUK Introducción A través del abordaje de cuatro registros fonográficos, en este capítulo nos proponemos reflexionar acerca del vínculo que puede establecerse entre ciertas canciones y poesías creadas en la provincia de La Pampa, la representación del espacio geográfico y la capacidad que poseen estas producciones sonoras para generar identificaciones con el paisaje cultural. Se trata de grabaciones de características disímiles, 1 “El cultrún y la espiga” es el título de una disertación llevada adelante por el escritor Edgar Morisoli, el 19 de octubre de 1968, en ocasión de celebrarse el IV Aniversario del Centro de Residentes Pampeanos de la ciudad de Bahía Blanca. Durante la primera entrevista realizada por la autora del capítulo a este autor (el 21 de septiembre de 2006), dijo: “Te voy a mostrar un material que no es muy conocido y que te va a servir. Es la noticia de un acto, que es la primera trascendencia pública de ese movimiento ‘Las voces de la Patria Baya’, y una charla mía, ‘El cultrún y la espiga’; es decir, las dos pampas: La Pampa inmigratoria y La Pampa criollo indígena, representadas por el cultrún y la espiga” (Entrevista a Edgar Morisoli realizada por Ana Romaniuk, Santa Rosa, septiembre de 2006). Aunque este trabajo no aborda específicamente la obra del poeta, el título de aquella conferencia sintetiza las representaciones y miradas sobre la identidad pampeana que se analizan aquí. teseopress.com 199 200 • Diálogos sobre cultura y región tanto por su contenido y estructura, como por las estrategias identitarias que ponen en acción. El punto que poseen en común es que se trata de grabaciones que –como tales– mediatizan la palabra, y que han sido producidas en La Pampa o por músicos y poetas vinculados con la provincia, inmersas en el proceso de construcción y cristalización de la identidad cultural pampeana.2 En el análisis, consideraremos el disco El Indio Apachaca dice: Pampa y Pan (1967), integrado por poemas escritos e interpretados por Adolfo Gaillardou3; el disco Esta es la pampa (1971), obra integrada por poesías y textos de Armando Forteza y canciones de Delfino Nemesio4; las canciones de Julio Domínguez “El Bardino” incluidas en el disco Voces de la Patria Baya (1974) del Dúo Sombrarena;5 y, por último, la canción de Juan Ricardo Nervi y Alberto Cortez “La Pampa es un viejo mar”, compuesta en la década de 1980 (Evangelista, 2017). La palabra que suena en cada uno de estos documentos sonoros nos habilita a pensar en algunos elementos a partir de los cuales “el lugar” puede ser construido simbólicamente en las evocaciones que emergen del recitado de un poema o de la interpretación de una canción. Estas producciones discográficas comienzan a circular entre fines de la década de 1960 y principios de la de 1970, momento importante en la consolidación de procesos culturales iniciados en la época territoriana que se intensificaron a partir de la provincialización en 1951.6 Laguarda et al. (2011), Salomón Tarquini y Laguarda (2012), Salomón Tarquini (2016) y García (2013) han realizado interesantes 2 3 4 5 6 Este proceso de construcción identitaria se torna visible a partir de la creación de la provincia en 1951. El Indio Apachaca dice: Pampa y Pan. J. Adolfo Gallardou. Matus. Buenos Aires, 1967. Esta es La Pampa. Armando Forteza y Delfino Nemesio. Hilne. Santa Rosa, 1971. Voces de la Patria Baya. Dúo Sombrarena. Ediciones Temple. Santa Rosa, 1974. A través de la Ley Nº 14.037, sancionada por la Cámara de Diputados de la Nación, La Pampa se constituyó como provincia Eva Perón en 1951. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 201 aportes a los estudios sobre las políticas culturales llevadas adelante tanto por el Estado pampeano como por organizaciones, grupos e iniciativas privadas, a partir de las trayectorias individuales y colectivas en el proceso de consolidación cultural, durante las primeras décadas de existencia de la joven jurisdicción. Dos de los autores analizados –Juan Ricardo Nervi y Armando Forteza– fueron actores centrales en este proceso, pues fueron los primeros en ocupar el cargo de directores provinciales de Cultura. El primero, entre 1956 y 1958 y, el segundo, entre 1958 y 1963. Además de la importancia de su gestión, poseen una vasta obra literaria, considerada fundante para la literatura local. Al comparar la producción de ambos, Leda García (2013) sostiene que “Forteza halla en la raíz indígena un embrión mitológico para la identidad pampeana. En cambio en Nervi la identidad hay que buscarla en los pioneros de la llanura: La Pampa encuentra raíz y sentido en la colonización” (p. 379). Artistas e intelectuales, junto con otros productores culturales, transitaron (y aún transitan) recorridos que, en ocasiones, se complementan y, en otras, se oponen y enfrentan. Tal como señalan Laguarda y Salomón Tarquini (2012): Hasta la década del sesenta la producción intelectual referida a La Pampa valoraba positivamente la parte oriental del Territorio donde se suponía que residían los motores del “progreso”: la producción agroganadera, el área receptora de inmigrantes y más tarde, la cuna de la modernización de la provincia. En contraste el Oeste pampeano7 era considerado 7 El oeste de la provincia comprende los departamentos de Chalileo, Chicalcó, Limay Mahuida, Puelén y Curacó. El espacio se caracteriza por la aridez de su ambiente, los montes bajos dominados por el jarillal, la presencia de pequeñas localidades y más de quinientos “puestos” distribuidos en la zona rural. Factores agroecológicos y circunstancias históricas (tales como la construcción, en el sur de Mendoza, de la represa El Nihuil utilizando buena parte del caudal del río Atuel, principal tributario de agua dulce del Salado) condicionaron el desarrollo económico de esta zona. Para más deta- teseopress.com 202 • Diálogos sobre cultura y región como un lugar de atraso, como un desierto al que había que domesticar. (p. 159) A partir de la década del sesenta, se asiste a una resignificación del oeste por parte de intelectuales, músicos, poetas y diversos actores vinculados al hacer cultural de la provincia. Las características del paisaje y del clima, sus habitantes y las duras condiciones de vida, así como los conflictos interprovinciales surgidos como consecuencia del uso inequitativo de los recursos hídricos, son algunos de los elementos que han colaborado para convertir a esa zona de la provincia en un ámbito mítico en donde se elaboran nuevas representaciones de la pampeanidad.8 Según Maristany et al. (1997), El movimiento de regionalización cultural, aún vigente, surge en un momento histórico particular como correlato de programas que se elaboran en el plano político-económico a partir de la obtención de la autonomía provincial, entre los cuales, la recuperación de los recursos naturales, sobre todo los hídricos, que le han sido arrebatados a la provincia es central. (p. 518) Ubicándonos en este contexto de elaboración, resignificaciones y disputas, el interés está puesto en dilucidar de qué manera estas canciones y poemas son capaces de crear tramas simbólicas en torno al lugar. Por ello, es oportuno reflexionar acerca de la dimensión comunicativa del paisaje, siguiendo la propuesta de Nogué y de San Eugenio Vela (2011), quienes afirman que: Al hablar de paisaje estamos hablando de una porción de la superficie terrestre que ha sido modelada, percibida e 8 lles sobre la caracterización del oeste, ver Dillon y Comerci (2014) y Medus y Aráoz (1982). Sobre estas nuevas significaciones de pampeanidad, ver: Laguarda et al. (2011), Salomón Tarquini y Laguarda (2012), Salomón Tarquini (2016) y García (2013). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 203 interiorizada a lo largo de décadas o de siglos por las sociedades que viven en ese entorno. El paisaje está lleno de lugares que encarnan la experiencia y las aspiraciones de la gente; lugares que se convierten en centros de significado, en símbolos que expresan pensamientos, ideas y emociones varias. El paisaje no solo presenta el mundo tal como es, sino que es también, de alguna manera, una construcción de este mundo, una forma de verlo. El paisaje es, en buena medida, una construcción social y cultural, siempre anclado –eso sí– en un substrato material, físico. (p. 27) Los poemas –muchas veces convertidos en canciones– generan representaciones y crean nuevas significaciones en relación con el lugar habitado y con el lugar imaginado. Así, los textos y la música comunican modos particulares de entender el entorno, colaborando en la construcción de imaginarios acerca del presente y del pasado que se articulan en la trama cultural local. En el caso de las fuentes tomadas para este escrito, la evocación del entorno natural carga de sentido a las diferentes situaciones que se describen. El proceso histórico atravesado por el territorio pampeano, desde su constitución a fines del siglo XIX hasta la creación de la provincia en 1951,9 es un tema recurrente en estos relatos y, junto con ellos, las narrativas acerca del paisaje y de su transformación.10 A lo largo de este proceso de construcción identitaria, se han buscado estrategias de diferenciación simbólica 9 10 Ver Lluch y Salomón Tarquini (2008). Por un lado, la campaña genocida denominada “Campaña del Desierto” culminó, hacia la década de 1880, con la ocupación de las tierras y el sometimiento de la población indígena en nombre de la civilización, el progreso y el proyecto agroexportador. Luego, avanzó la distribución latifundista de esas tierras entre la oligarquía porteña y los militares que participaron en la guerra, y la creación, en 1884, del Territorio Nacional de La Pampa en dependencia directa del gobierno central, la fundación de nuevos pueblos siguiendo la línea del trazado del ferrocarril y la repoblación a través de migraciones internas y transatlánticas como mano de obra para el desmonte del bosque de caldén y la construcción de las vías férreas. La lucha por la provincialización –resistida por los terratenientes porteños– se inició en la primera década del siglo XX, pero logró su objetivo recién en 1951. teseopress.com 204 • Diálogos sobre cultura y región entre La Pampa, las provincias vecinas, la región y la nación. En un trabajo anterior (Romaniuk, 2016), decíamos que: El proceso de consolidación de la pampeanidad en términos musicales transitó por la búsqueda de elementos representativos de lo local, con la intención de encontrar una definición sonora y cultural que le permitiera integrarse al resto de las provincias, y que a su vez operara como diferenciadora de la vecina provincia de Buenos Aires, con la que comparte los géneros musicales pretendidos como propios (milongas, huellas, estilos). (p. 124) En este sentido, Maristany et al. (1997) mencionan que En esta búsqueda de pampeanidad, se acepta sin ningún cuestionamiento previo, los arbitrarios límites geopolíticos del espacio provincial y se subordina lo cultural a lo históricogeográfico. Se trata de un relato propio de la modernidad que implica necesariamente la elaboración de un mito identitario que supone un “nosotros” inclusivo al mismo tiempo que excluye todo elemento que no corresponda al modelo semiótico-cultural propuesto en la codificación legitimada por esa narrativa. (p. 519) La marca diferencial, ese “nosotros”, aparece en parte en la delimitación político-geográfica provincial. Si, por un lado, la región pampeana11 ha encontrado cierta 11 “En términos generales, para los geógrafos, organismos de planificación nacional y la sociedad en general, la región pampeana abarca las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos (desmembrada de la histórica región mesopotámica), Santa Fe (fundamentalmente centro y sur), Córdoba (principalmente el sudeste) y La Pampa (especialmente el sector oriental). Atendiendo a su grado de “centralidad” en la región, podemos definir tres grupos de provincias: 1. Buenos Aires 2. Córdoba y Santa Fe 3. La Pampa y Entre Ríos […] La provincia de La Pampa (Territorio Nacional hasta 1951) se caracterizaba generalmente por una actividad agropecuaria extensiva, con presencia de clase media de origen rural y estilo de vida urbanizado. Debe exceptuarse de esta caracterización al extenso oeste provincial, donde las condiciones ambientales se presentan más adversas y la estructura social resulta, en general, más tradicional. Por ello podríamos dividir al territorio provincial en dos subregiones: hacia el este la mencionada Pampa Alta y en el resto la teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 205 legitimación cultural en la cristalización de la figura del gaucho y el caballo que se desplaza por la extensión de la llanura, y ha hallado, en los relatos costumbristas, una forma de expresión musical vinculada a la milonga, la cifra y el estilo; por otro lado, y dado que los géneros musicales considerados propios son compartidos en la región, la diferencia en la provincia de La Pampa propiamente dicha se ha ido construyendo, sobre todo, en relación con los textos de las canciones, en al menos dos modos de identidad que emergen en las fuentes sonoras utilizadas aquí. Uno, vinculado al proceso de consolidación del modelo agrícola ganadero a partir de la Campaña del Desierto y su nuevo poblamiento por parte de inmigrantes europeos: “la pampa gringa”. El otro, vinculado a la construcción de la imagen del “desierto”, el oeste, la ausencia de los ríos y los reclamos por su recuperación,12 y lo que sobrevive (en el pasado y en el presente) de la cultura indígena. En los siguientes apartados, analizaremos los documentos seleccionados y el modo en el que aportan a ambos tipos de construcciones identitarias. 12 Pampa Seca, una suerte de travesía con débil presencia de población rural dispersa, que se interpone –a modo de transición- entre la Pampa Húmeda, la Región Patagónica y Cuyo; es el sector más “patagónico” de la Provincia de La Pampa” (Velázquez y Tisnés, 2014, s/p). La construcción del complejo de diques Los Nihuiles en el año 1947 en el sur de la provincia de Mendoza agravó una situación que se venía produciendo desde principio de siglo, vinculada con la administración y el uso del agua del río Atuel, que escurre en el suelo de ambas provincias. La lucha por revertir esta situación se fue convirtiendo, a lo largo del tiempo, en una causa común de todos los pampeanos, y fue abrazada por algunos músicos y poetas quienes, desde fines de la década de 1950, no cesan de cantarle al río y al agua que no llega. teseopress.com 206 • Diálogos sobre cultura y región El IIndio ndio Apachac Apachacaa dic dice: e: P Pampa ampa y Pan Este es el título de un disco de poemas de José Adolfo Gallardou,13 editado en 1967, en Buenos Aires, a través de la productora independiente Matus.14 El trabajo reúne una serie de relatos y poemas dedicados al campesino de La Pampa, a las duras –y en ocasiones inhumanas– condiciones de su trabajo y a la dependencia de la labor agraria de factores climáticos y naturales (lluvias, sequías, vientos e incendios). El cultivo del trigo es tomado como emblema, elemento que luego –a partir de la sustanciación de una fórmula casi mágica: sal, harina y agua– se convertirá en pan. El chacarero es el artífice de esa creación, que es declarado como el alimento de los hombres del mundo. La tapa del disco reproduce un dibujo del artista plástico Carlos Castagnino (Imagen 1) que muestra la figura de un niño hambriento, una mano que sostiene un puñado de espigas de trigo y un arado abriendo surcos en la tierra. Esta imagen y el contenido de los poemas son un ejemplo de la construcción de imaginarios vinculados a la pampa de 13 14 El nombre artístico de José Adolfo Gaillardou (1920-2007) fue Indio Apachaca. Nació en un campo cerca de Derqui (provincia de Buenos Aires), pero pasó su infancia y parte de su juventud en las cercanías de la localidad de Conhelo (La Pampa). Artista multifacético (escritor, poeta, libretista, director de escena, animador y recitador de interpretaciones gauchescas), escribió más de 800 poemas, cuentos, relatos y anécdotas; gran parte de ellos, enraizados en La Pampa, la que fue su provincia adoptiva. Muchas de sus obras han sido musicalizadas, siendo las zambas “Guitarra prestada” y “Los decididos” las que alcanzaron mayor popularidad durante la década de 1970 (Evangelista, 2017). La descripción del contenido del disco, tal como aparece en la contratapa, es la siguiente: FAZ A: 1-“El inventor del pan”. Monólogo; 2-“Alirio el chacarero”. Episodio ocurrido durante el éxodo de los colonos en el año 1938. Poema. FAZ B: 1-“Cortita la trenza”. Movimiento y trayectoria del Malambo. Poema; 2-“Mi padre herrero”. Homenaje a Don Pedro, mi padre. Poema; 3-“Marcelino García”. Episodio ocurrido en Cnel. Pringles 1-1-52. Poema; 4-“Murió en el surco”. Crónica rural. Poema; 5-“Credo rural”. Al labrador numeroso. Poema. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 207 la agricultura, en este caso, a partir del recitado de poemas registrados en la grabación. Imagen 1: Portada del disco EL INDIO APACHACA dice PAMPA y PAN Fuente: fotografía tomada por Ana Romaniuk. En el caso de “Alirio el chacarero” (Track 2, Lado A), describe un trágico episodio, vinculado con una prolongada sequía ocurrida entre los años 1928 y 1938, cuando algunos colonos emigraron a otras tierras, pero hubo otros, como Alirio Belenger, quien “no quiso traicionar el surco”, y se suicidó colgándose del travesaño del jagüel. El poema es presentado como homenaje a este chacarero y ofrece una teseopress.com 208 • Diálogos sobre cultura y región excusa para reflexionar sobre la vida y la muerte. Al recitado se le incorpora una sutil disonancia producida por armónicos ejecutados en las cuerdas de la guitarra. Comienza diciendo: Se ahorcó Alirio el chacarero / la culpa la tuvo el cielo / que le limó el alma hasta los huesos / La noticia corrió por el aire / como el nudo por la soga / hasta llenarle el aire de silencio / Se puso el traje de los acontecimientos / para quedar como caía el verano / reseco y vertical sobre la tierra. (Gaillardou, 1967) En “Cortita la trenza” (Track 1, Lado B), narra el nacimiento y un largo y aventurado recorrido del género malambo desde La Pampa a la ciudad. En la prosa inicial, el autor coloca varios elementos de lo que para él opera como el entorno natural pampeano, que enmarcaría el surgimiento del malambo, diciendo: Andando soledades, dejando de ser pájaro para ser caracol. Agua pura, silencio. El malambo esperó para nacer sobre La Pampa con los vientos de La Pampa y el sur bajo la cruz, con las noches de La Pampa, con el sol, con el vientre de La Pampa, con el gaucho… Anduvo hombre adentro en el camino. Una trenza, una guitarra y un lucero. Las horas en exilio y el oído pegado a las auroras lo hicieron nacer latiendo en los galopes, con tacos de sombra para un largo itinerario. Estoy en la tierra de América Sur Estoy en el aire gordilla y tropel El sol se levanta me siento nacer Cortita la trenza, chiquito el botón. (Gaillardou, 1967) El poema alterna la prosa con una cuarteta endecasílaba a modo de estribillo –aunque en cada aparición del motivo varía el texto– cerrando siempre con los versos “cortita la trenza / chiquito el botón”. El recitado rítmico en 6/8, casi cantado, es acompañado tímbricamente con lo que parece ser la imitación del sonido producido por las botas realizando el zapateo. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 209 En “Marcelino García” (Track 3, lado B), también se describe una tragedia: el incendio que terminó con 400 hectáreas de trigo maduro, y con la vida de Marcelino García y de su hijo al intentar apagar el fuego. Al describir la belleza del trigal, se escucha el acompañamiento arpegiado de la guitarra y, durante el relato del incendio, se perciben sonidos que imitan el crujir del fuego. Dice: Era la hora de todo entre las manos / era la hora con ganas de gritar ¡Qué lindo! ¡Qué lindo! / Un aire ablandado caía en las espigas / que se doblaban en saludo / contándose al oído un secreto hasta el cielo de secretos. / Pero justamente cuando todos lo sabían / cuando un mar de relinchos y de pájaros gritaban: / –¡Este trigo tiene nombre: se llama Marcelino! / Que un grito desangrado en humo y llamarada / rompió los pechos del aire y del asombro. (Gaillardou, 1967) En cada uno de los recitados del long play, el campo y el monte de caldén están presentes.15 En algunas ocasiones, bajo la descripción del paisaje natural, a través de la evocación del cielo, de la inmensa llanura o de los vientos que enmarcan la escena; y, en otras, como paisaje que ha sido intervenido por la mano del hombre: el jagüel, el surco del arado en la tierra y los campos sembrados de trigo. En varios de los recitados, además de la voz de Gaillardou, se incorporan sonidos incidentales (acordes de milonga o algunas disonancias ejecutados en guitarra, o sonidos que refuerzan e ilustran la trama argumental, como los golpes que imitan el martillo del herrero o el crepitar de las llamas), lo que pone en evidencia el cuidado especial para con lo sonoro, y acerca este disco a la idea de una producción musical. Gaillardou ha escrito y publicado varios libros de poesías y de narrativa que toman a La Pampa como escenario.16 15 16 Sobre una propuesta de sistematización de la literatura del monte pampeano, ver Lobos (2019). Escribió y publicó, entre otros libros, Médanos y estrellas, poemas (1949); Lados de adentro, poemas (1955); Pampa de furias, novela (1955); Pampa y pan teseopress.com 210 • Diálogos sobre cultura y región Muchas de sus poesías han sido musicalizadas (en los registros de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música –SADAIC–, aparecen registrados alrededor de cien títulos). No obstante, no fueron los músicos pampeanos quienes han elegido sus creaciones para hacerlo, por lo que estas composiciones no circulan como canciones del repertorio musical de La Pampa. Est staa es LLaa Pampa Es una obra integral de contenido épico que relata –entre poesías, recitados y canciones– desde una mirada particular el recorrido histórico de La Pampa. El autor de los poemas y de la trama argumental es Armando Forteza,17 y el compositor de la música de las canciones es Delfino Nemesio.18 El álbum contiene dos discos de vinilo en formato long play y fue grabado, en 1971, en el sello Hilne en la ciudad de Santa Rosa, que fuera propiedad del mismo Nemesio. La tapa del disco reproduce una difundida pintura del artista plástico Juan Lamela, “Descubierta”, que muestra la imagen de tres militares montados a caballo, portando lanzas y armas de fuego, cabalgando a campo traviesa. Significativamente, 17 18 (1968), que incluye los poemas que aparecen en el disco; Chaucha e caldén, poema campero (1987). Armando C. Forteza (1914-1999) nació en Buenos Aires y se trasladó a La Pampa luego de haber culminado sus estudios secundarios en 1932. Ejerció la docencia, fue periodista, poeta y escritor dedicado a relatar cuestiones históricas de La Pampa. Estuvo a cargo de la Dirección de Cultura de la provincia entre 1959 y 1967. Algunos de sus poemas fueron musicalizados por Erberto Benuzi y Delfino Nemesio (Evangelista, 2017). Delfino Nemesio (1914-2009) fue músico académico, compositor y arreglador. Creador de la “Delfy Jazz Band”, fue el dueño del sello “Hilne”, desde donde se produjeron numerosas grabaciones discográficas, así como ediciones de partituras desde mediados de la década de 1960. Fue en su sello donde se grabaron y editaron las partituras de “Esta es la Pampa” (Evangelista, 2017). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 211 debajo del cuadro, se lee el título del disco en letra mayúscula y color rojo: “Esta es La Pampa” (Imagen 2). Imagen 2: Portada del disco ESTA ES LA PAMPA Fuente: fotografía facilitada por Leda García. Incluye un folleto que consigna vasta información sobre los autores y cada uno de los intérpretes. Además, incorpora un extenso escrito que introduce el argumento de la obra, y un recuadro titulado “Juicio crítico” sobre la producción, firmado con el seudónimo Ranculche. El track 1 comienza con un relato que realiza una semblanza de la Mamull Mapu19 como el territorio habitado por la dinastía de los Zorros, liderada por Mariano Rosas, y por 19 Mamull Mapu significa tierra del monte en lengua mapuche (mapudungún). teseopress.com 212 • Diálogos sobre cultura y región la de los Piedra, liderada por Calfulcurá.20 Continúa con la descripción de la situación de los primeros fortines en estos términos: Los humildes fortines, vigías del desierto, se levantaron en muchos lugares de la campaña con el propósito frecuentemente frustrado de detener el avance de los indios que, validos de su superioridad numérica y pese al heroísmo de los defensores lograban filtrarse por las fronteras pasa asolar poblaciones, robar hacienda y cautivar mujeres y niños. No obstante ello, algunos paisanos curtidos a por soles, vientos y heladas, y castigados por penurias sin cuento, pero leales siempre para con la patria, supieron oponer inexpugnable resistencia a la acometida de las hordas pampas y hasta alcanzaron increíbles triunfos en singular derroche de audacia y bravura. (Forteza, 1971) A través de esta cita, es posible vislumbrar la imagen que Forteza recrea de la población indígena que ocupaba el territorio pampeano en el momento de la Campaña: las hordas pampas que acometían en los fortines para asolar poblaciones, robar hacienda, mujeres y niños. Una vez doblegado, el autor desdibuja la bravura del indio vencido y despojado de sus tierras, neutralizando el peligro que otrora representaba. El giro es evidente: Sobre los indios se han emitido juicios no siempre reflexivos, y con frecuencia apresurados. Arribar a la verdad total es tarea compleja y tal vez imposible, ya que cuentan numerosos factores: repetir que eran crueles y feroces no implica un juicio de valor de carácter definitivo, por cuanto también lo fueron con ellos los cristianos o huincas. Por otra parte muchas de sus acciones calificadas de bárbaras eran justas represalias contra nada mansos procederes de los civilizados blancos. Cuando tuvo lugar la decisiva batida de La Pampa por fuerzas 20 Entre 1840 y 1879, tres grupos que se posicionaron como los más importantes de la región fueron: los Ranqueles (dinastía de los Gûar o de los Zorros), los Salineros (dinastía de los Curá o de los Piedra) y el grupo de Pincén (Zink y Salomón Tarquini, 2008). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 213 aguerridas y disciplinadas, a los indios de lanza que se tomaban prisioneros se los destinaba al ejército de línea, otros que no portaban armas se conchabaron en su mayoría como peones de estancia, y los que alcanzaron a huir, rumbearon al sur buscando más seguras latitudes. (Forteza, 1971) Los relatos, las poesías y las canciones que integran este trabajo discográfico presentan un paisaje natural y cultural que se va modificando por la acción civilizatoria y modernizadora de la sociedad blanca. A medida que el relato avanza, la Mamull Mapu (la tierra del monte) se va modificando. Esa gran extensión de tierra habitada por los pueblos indígenas, enmarcada por las lagunas, los caldenes y los potros indómitos, se va transformando, primero, a partir de la aparición de los fortines y de las primeras poblaciones. El proceso de desmonte y explotación del caldén para convertir ese monte en tierras cultivables y la llegada del ferrocarril son planteadas, en el argumento de la obra, como la marca definitiva del progreso. La presencia o la ausencia de la lluvia es un elemento clave en la adopción de estos modos de vida: esta marca ciclos de abundancia y escasez, definiendo y modificando las características del paisaje. Fue necesario caracterizar la bravura del indio para justificar la matanza indiscriminada. Luego, el destierro y la incorporación a la sociedad blanca de los sobrevivientes permitieron las primeras fundaciones de pueblos, que se fueron poblando con migraciones internas y olas inmigratorias. Esta obra alterna narraciones con poemas y canciones. Los relatos introducen a las poesías y la música refuerza el argumento.21 De las siete canciones que integran Esta es La Pampa, cuatro de ellas responden a géneros folklóricos que 21 La descripción del contenido ubicado en la contratapa del Long Play es la siguiente: Poesías: 1-Sólo el indio. 2-Dinastías pampas. 3-Nuevo tiempo. 4-Romance de las primeras fundaciones. 5-Criollo. 6-Pionero. 7-Compañera. 8-Canto al trigo. 9-Pampa seca. Canciones: 1-Fortín (cifra). 2-Que canten guitarras nuestras (milonga). 3-Amuchimay (canto indio). 4-Evocación (estilo). 5-Volvió la lluvia (vals). 6-Tu voluntad, señor (canto litúrgico). 7-Raiz y destino (huella). teseopress.com 214 • Diálogos sobre cultura y región se vinculan con La Pampa en particular, y a la llanura pampeano-bonaerense en general: cifra, estilo, milonga y huella. Más allá de que los textos de estas músicas refuerzan el contenido narrativo de la obra en su totalidad, la sonoridad del canto con guitarra traslada simbólicamente al oyente a la llanura, al campo y a un imaginado modo de vida.22 En cuanto a las otras tres canciones, “Amuchimay” (canto indio) es la canción de despedida para el indio desterrado. El ritmo invariante del tambor, el acompañamiento de la guitarra ejecutada sobre un mismo acorde y un solo motivo melódico que se repite sin variaciones son los recursos puestos en juego para cantar un breve texto, que incorpora palabras en lengua mapudungún.23 El vals “Volvió la lluvia” –cuyo texto celebra el fin de la sequía– remite a músicas festivas, cristalización de la danza que supera barreras geográficas y temporales. Es posible interpretar la canción litúrgica “Tu voluntad señor” –en la que las campanas introducen el canto del coro femenino a capella– como el lugar simbólico civilizador de la religión católica. Se escuchan, también, músicas incidentales que plantean la continuidad argumental en el plano musical. En ocasiones, retoma motivos melódicos de las canciones mencionadas, arregladas para orquesta y que acompañan relatos y recitados ejecutadas por la Banda Sinfónica Provincial, el motivo rítmico del tambor de “Amuchimay” como leitmotiv para remitir al indio, o las mismas introducciones vocales de las canciones para iniciar o retomar el relato entre lado y lado de los discos, o entre un disco y otro. Esta cuidada grabación se constituye en un valioso registro que nos permite escuchar la propuesta de Armando Forteza y Delfino Nemesio acerca del devenir histórico de La Pampa. Del mismo modo que El Indio Apachaca dice: Pampa y Pan, en Esta es 22 23 Ver Moreno Chá (1980). Mapudungún es una de las denominaciones que recibe la lengua mapuche. En la cara interna de la potada del disco se destina un recuadro a modo de glosario, en donde se explicita el “Significado de los vocablos mapuches utilizados”. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 215 la Pampa, la palabra que suena, las canciones y los arreglos musicales ofrecen elementos que permiten acceder a la obra desde otro canal de percepción. Julio Domínguez (El Bardino) y las canciones del disco Voc oces es de la Patria B Bay ayaa El dúo Sombrarena, integrado por Delfor Sombra y Cacho Arenas, grabó, en 1974, un long play titulado Voces de la Patria Baya, integrado por once canciones de autores locales, cinco de las cuales pertenecen a Julio Domínguez.24 El trabajo fue realizado en los estudios ION, en la ciudad de Buenos Aires, que era considerado uno de los mejores espacios de grabación de la época. En el título del disco, ya aparece enunciado parte del paisaje y su color: la patria baya. Las fotografías en tonos sepia y el montaje del fotógrafo Pablo de Pian retratando los caldenes y los rostros de los músicos refuerzan el sentido que cada una de las canciones irá enunciando: cantar a La Pampa desde lo que el territorio tiene de diferente: su región más árida (Imagen 3). Este trabajo discográfico puede interpretarse a partir de los procesos de construcción de identidad, en los términos propuestos por Stuart Hall (2003), como una práctica significante que obedece a la lógica de la diferencia; y permite comprender cómo la música, la lírica de las canciones, las prácticas musicales y los discursos que se construyen en torno a ella operan de manera eficaz a la hora de establecer fronteras simbólicas entre lo propio y lo ajeno. Al respecto, el músico Delfor Sombra afirmó: 24 JulioDomínguez“ElBardino”(1933-2007)nacióenunparajecercanoaAlgarrobo delÁguila(LaPampa)y,alosquinceaños,semudóalaciudaddeSantaRosa.Fueun músicointuitivoquecomponíaycantabasuspropiasobras.“Sustrabajosliterarios ymusicales serefierenengranmedidaalpaisaje dellugardondenació”(Evangelista, 2017, p. 476). Además de su extensa producción de canciones propias, fue autor de poesías que musicalizaron otros músicos. Sus composiciones han alcanzado unagrandifusióntantodentrocomofueradelaprovincia(Evangelista, 2017). teseopress.com 216 • Diálogos sobre cultura y región Nos pusimos de acuerdo, los dos queríamos lo mismo, componer y ver de armar un repertorio de la provincia, para mostrarla, para defenderla… En aquella época cantar una milonga era como una mala palabra… habíamos sido invadidos por la música de otras regiones, cosa que no está mal, eh, ¡ojo! Pero vos ibas a cantar una milonga y te decían paisano de mierda, descalificándote. Éramos mal vistos. En fin. Bueno, qué sé yo… lo hermoso es que… fue una hermosa disculpa para empezar a ganar un lugar. 25 Imagen 3: Portada del disco Voces de la Patria Baya Fuente: fotografía tomada por Ana Romaniuk. 25 Entrevista a Delfor Sombra realizada por Ana Romaniuk en Buenos Aires, en mayo de 2006. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 217 El “repertorio de la provincia” es puesto, en este testimonio, en tensión con el repertorio folklórico de circulación nacional. Es en la peña “Temple del Diablo”26 donde se consolida la alianza entre Cacho Arenas y Delfor Sombra para formar el dúo y dar a conocer el repertorio de canciones pampeanas que comenzaban a circular en las noches de encuentro, y que comenzó a cristalizarse bajo el nombre de “música pampeana”. La estrategia adoptada fue la grabación de un long play para trascender el ámbito de la ejecución en vivo y llegar a una audiencia más amplia. La incorporación de cinco canciones de Julio Domínguez en el disco pudo deberse a la relación de amistad personal que mantenía con los músicos, y porque –si bien eran simples y compuestas de manera intuitiva– reunían las condiciones del perfil estilístico que se buscaba difundir, habiendo obtenido cierta popularidad antes de ser incluidas en el vinilo. Los versos están colmados de ideas que remiten a los recuerdos de “El Bardino”, al lugar donde nació y donde pasó los primeros años de su vida –la localidad de Algarrobo del Águila y los parajes cercanos–, evocan la geografía, la flora y los habitantes del lugar. El paisaje provisto por las bardas, la disminución del caudal de los ríos y los médanos son el contexto natural que enmarca estas canciones, así como también la referencia frecuente a la flora nativa –la chilca, el llaollín, el jume, la zampa y la puelchana– y a algunos personajes del lugar. Citamos varios fragmentos de estas obras para ilustrar la manera en que “El Bardino” reconstruye su región: 26 Las peñas y agrupaciones culturales han sido importantes ámbitos de sociabilidad y de creación de redes en el espacio artístico e intelectual pampeano desde principios de la década del sesenta. La Peña y Asociación Civil Temple del Diablo funcionó en la ciudad de Santa Rosa entre 1972 y 1975. Para profundizar sobre el tema, véase Romaniuk (2010) y Salomón Tarquini y Romaniuk (2019). teseopress.com 218 • Diálogos sobre cultura y región Por la costa de la barda (zamba) Préstame para mis ojos El color florido que tiene el bardal Con una rama de jume Tal vez se perfume mi pecho al cantar. La Chilquita (Chalilera) de Julio Domínguez y Guillermo Mareque A lo de Santa Isabel Chilca y arena me fui Y me chorreaba el apodo Los médanos solos arena y llaollín. Ese Chadileuvú Que no quiere crecer Todos los años panditos Los chalileritos se mueren de sed. Para Volver (Estilo sobre motivo popular) […] Florezco como puelchana Sin agua de arroyo alguno Como la zampa doy humo Señal pal que anda perdido Desde el fondo del olvido, Mi canto les muestra un mundo. Cueca de la Blanca (Cueca) Esta cueca es de los pagos De Don Cochengo Miranda Cuando la bailes paloma Buscamé con la mirada Que están de fiesta los criollos En el jaguel de La Blanca.27 27 Julio Domínguez “El Bardino”. “Por la costa de la barda”, “La Chilquita” “Para Vover” y “Cueca de la Blanca”. En Dúo Sombrarena (1974). Voces de la Patria Baya. Ediciones Temple. Santa Rosa. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 219 “La rendición de Manuel” evoca la desarticulación de las grandes dinastías que dominaban el territorio pampeano en el momento de la Conquista, a través del hecho concreto de la entrega ante el gobierno nacional de Manuel Namuncurá.28 El texto de la canción empatiza con la realidad del indio que pierde su autonomía al someterse bajo el dominio del huinca y de la iglesia católica, asumiendo una postura crítica ante el episodio. Además de mencionar a varios de los líderes indígenas, nombra dos instrumentos musicales como elementos simbólicos de las culturas del sur: el cultrún (pequeño membranófono) y la trutruca (aerófono construido con una larga caña), en el escenario implacable del desierto: “El cultrún te reclama / Por el desierto, / Trutrucas de la nada, / Velan tus huesos. / No puede ser, no debe ser, / Lo dijo Pincén, Yancamil también”.29 “El Bardino”, con su particular poesía popular de la mano de su intuición musical, describe el universo imaginado del oeste, con su geografía, su flora y los personajes que lo habitan y que lo habitaron, colaborando en la cristalización del imaginario del desierto pampeano, y el Dúo Sombrarena, con sus cuidadas interpretaciones y arreglos, lo dejan plasmado en un long play fundacional para la música pampeana. 28 29 Manuel Namuncurá fue el tercer hijo de Calfulcurá. Pasó su infancia en la región del Río Llaima, al este de la actual ciudad de Temuco en Chile. En 1931 se trasladó con su padre hacia el área de Salinas Grandes. Cumplió funciones como embajador ante Juan Manuel de Rosas y fue bautizado como Manuel en 1854, al jurar la bandera argentina en Paraná, con Justo José de Urquiza como padrino. Participó en diversos malones y enfrentamientos con tropas del gobierno. Tras la muerte de Calfulcurá fue elegido para ejercer el liderazgo junto con su hermano. Las expediciones de Levalle desde 1878 comenzaron a desarticular a su grupo, quitándole capacidad bélica. Desgastada su resistencia y ante el avance de las tropas nacionales que lo perseguían (debió refugiarse en la Cordillera), en 1882 se entregó a las autoridades nacionales. A través de gestiones diplomáticas logró obtener tierras para el asentamiento de los suyos, con la fundación de la colonia indígena San Ignacio, ubicada en la confluencia del arroyo San Ignacio con el río Aluminé (Zink y Salomón Tarquini, 2008, p. 79). Julio Domínguez “El Bardino” (1974). “La rendición de Manuel”. En disco Voces de la Patria Baya. Dúo Sombrarena. Ediciones Temple. Santa Rosa. teseopress.com 220 • Diálogos sobre cultura y región “La Pampa es un viejo mar” El último caso tomado para este trabajo es una canción: la milonga “La Pampa es un viejo mar”, sobre un texto de Juan Ricardo Nervi30 que fue musicalizado en la década de 1980 por Alberto Cortez.31 Esta canción fue escrita y compuesta desde la distancia (Nervi exiliado en México y Cortez en España). Elabora una síntesis que condensa varias ideas y sonoridades de La Pampa desértica, del monte, del campo; La Pampa del indio y del chacarero. El poema completo de esta composición dice: I Si usted no conoce el Sur Y piensa que es el desierto, No sabe cómo es La Pampa Ni conoce su secreto: ¡La Pampa es un viejo mar donde navega el silencio! Usted que pasa y se va, Puede bajarse sin miedo, Podrá escuchar cómo suenan Las trutrucas del Pampero: ¡Si usted no ha esta’o por aquí No sabe lo que es el viento! II Tierra para estar de pie 30 31 Juan Ricardo Nervi (1921-2004) fue pedagogo, escritor, poeta, periodista, dibujante, pintor, deportista y uno de los intelectuales más destacados de La Pampa, reconocido a nivel nacional e internacional. Fue director de Cultura de la provincia entre los años 1956 y 1958. Su extensa obra cuenta con libros de poesía, narrativa, ensayo, didáctica e historia. Varias de sus poesías han sido musicalizadas (Evangelista, 2017). Para un abordaje de su figura y obra, puede consultarse el capítulo de Leda García en este libro. José Alberto García Gallo, más conocido como Alberto Cortez (1940-2019), fue un músico, compositor, poeta y cantautor. Autor de numerosas obras de amplia difusión en distintos países de habla hispana. Nacido en Rancul (La Pampa), en la década de 1960, se radicó en España, donde desarrolló su carrera como artista (Evangelista, 2017). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 221 Con las vigilias del tiempo. A veces, entre los cardos, Se va desangrando el suelo. ¡Y un llanto de sangre y sal Le llora su río muerto! Busque en el pobre hachador Su caracú jornalero: La médula de un caldén Hallará si escarba el hueso. ¡Con sus raigones de fe Son plantas mirando el cielo! III Deje que llueva nomás, Sobre este cultrún reseco; Ya verá cómo florecen Los surcos del chacarero: ¡Con sus muchachas en flor El trigo se da en un beso! Venga conmigo y seré Para siempre su aparcero; Verá un manantial de luz En el corazón del médano. ¡La Pampa es de áspera piel, Pero jugosa por dentro Si usted no conoce el Sur Y piensa que es el desierto. Mire bien el horizonte ¿No ve mil barcos veleros? ¡La Pampa es un viejo mar donde navega el silencio!32 El texto de esta canción construye un lugar atravesado por el ser humano que lo habitó y que lo habita. Menciona (¿pinta?) un paisaje desértico y ventoso, ponderando y adscribiéndole un valor estético positivo, desde el propio título de la canción, en el que plantea un paralelismo entre 32 Letra tomada del disco de Laura Paturlanne (2004). Melipal, la mirada del Sur. Santa Rosa, Editorial Voces. teseopress.com 222 • Diálogos sobre cultura y región la gran extensión de tierra (el desierto) con el mar que otrora cubriera el territorio pampeano.33 Apela a elementos de la flora que son característicos del territorio: el cardo y el caldén. Evoca el sonido del viento a través de las trutrucas y compara la piel reseca del cultrún con la sequedad del suelo. El agua es nombrada bajo tres condiciones distintas: la comparación mar-desierto, los cauces secos de los ríos y la lluvia transformadora. En cuanto a los habitantes de esta tierra, se encuentra la referencia al pasado indígena a través de comparaciones de corte sonoro y textural con sus instrumentos musicales. Por otro lado, menciona a los hacheros, actores fundamentales del territorio en el período de desmonte de caldén (la modificación del entorno natural para transformar el monte salvaje en tierras aptas para la agricultura), y el chacarero trabajando la tierra, sembrando y cosechando el trigo. De una manera exquisita, el poema recorre la transformación de la geografía, la cultura y las actividades humanas y económicas pampeanas, amalgamando el misterio del desierto con el milagro transformador de la lluvia. Esta composición ha circulado en el repertorio de numerosos músicos y agrupaciones locales, así como también de algunos provenientes de otras latitudes,34 alcanzando una legitimación comparable con la “Huella de Ida y Vuelta” de Yacomuzzi-Molina o la “Milonga Baya” de Julio Domínguez, las obras pampeanas de mayor circulación fuera de la provincia. Es de las pocas canciones legitimadas del repertorio que menciona en sus versos elementos que 33 34 La construcción metafórica entre el desierto y el mar que realiza Nervi en la poesía de esta canción puede entroncarse con la historización de la construcción imaginada del desierto pampeano bonaerense propuesta por Graciela Silvestri en “La pampa como el mar” (2008). Allí, la autora propone al ámbito literario como el espacio clave para representar el “paisaje pampeano”. Entre los artistas pampeanos que han interpretado y grabado “La Pampa es un viejo mar”, además del mismo Alberto Cortez, se cuentan Laura Paturlanne, Grupo Vocal Pampamérica, Los Caldenes y Lucrecia Rodrigo, además de los artistas bonaerenses Edith Rosetti y Jorge Víctor Andrada, entre otros. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 223 remiten a la pampa agrícola, articulándola con la desértica. No es casual que sea Juan Ricardo Nervi,35 desde la mirada que ofrece el exilio, quien haya logrado esta síntesis a través del poema convertido en canción. Consideraciones finales El propósito de este trabajo fue reflexionar sobre cuatro documentos sonoros para indagar sobre construcciones identitarias que vinculan la música y la poesía con el paisaje, el entorno natural y la actividad humana en la provincia de La Pampa. El recorrido trazado deja una senda abierta para continuar pensando en el lugar que ocupan la “cultura del campo” y la “cultura del oeste” en la construcción de estas configuraciones simbólicas atravesadas, en este caso, por lo sonoro, cuando la voz mediatizada en el disco desborda la palabra escrita. En El Indio Apachaca dice: Pampa y Pan, los recitados de Gaillardou enaltecen la sacrificada figura del chacarero inserto en un medio agrícola de transición. Expone el complejo entramado de la producción agrícola y los caprichos de la naturaleza. Esta es La Pampa recorre la historia provincial, situando el relato desde el lugar del dominador, del conquistador del desierto. Justificando la guerra, la matanza, el sometimiento, el destierro y el despojo en pos de una supuesta modernización, civilización y progreso. Contemporáneamente a Forteza y Nemesio, Julio Domínguez incorpora la figura del indio vencido en “La 35 Como ya se ha mencionado, Nervi fue director de Cultura de la provincia entre 1956 y 1858. Fue quien instaló –en el marco de las políticas culturales– la preocupación de definir las bases sobre las cuales se iría construyendo la “identidad pampeana” a través del apoyo a escritores y músicos locales (Salomón Tarquini y Laguarda, 2012, pp. 108-109). teseopress.com 224 • Diálogos sobre cultura y región rendición de Manuel”, pero desde el lugar del reclamo por el sometimiento. “El Bardino” retrata a “su oeste” tal como él lo recuerda en su infancia, con las poblaciones indígenas subyugadas ante el poder del gobierno nacional. En “La Pampa es un viejo mar”, Nervi y Cortez sintetizan, en pocas palabras, musicalizadas como milonga, las cuestiones vinculadas al desierto, al monte y a la tierra apta para el cultivo. El indio, el hachero y el chacarero están insertos en el paisaje pampeano desde múltiples miradas, tiempos y lugares. La canción, de alguna manera, da cuenta de esa variedad que, en ocasiones, se torna contradicción y, en otras, belleza. La dimensión comunicativa del paisaje penetra en cada uno de los registros sonoros analizados en este trabajo. Poetas y músicos le han puesto palabras y sonidos al paisaje de La Pampa, al entorno que determina las posibilidades de vida de los hombres. El cultrún y la espiga, el indio, el criollo y el inmigrante, el campo sembrado, el monte y el desierto sintetizan continuidades y discontinuidades, rupturas y transformaciones en los procesos de construcción y de legitimación de las identidades culturales pampeanas, que fueron abordadas en este escrito a partir de una selección de grabaciones discográficas y del abordaje a la palabra que suena. Referencias bibliográficas Dillon, B. y Comerci, M. (2014). Territorialidades en tensión en el Oeste de La Pampa. Sujetos, modelos y conflictos. EdUNLPam. Evangelista, R. (2017). Historia del cancionero folklórico de La Pampa. Fondo Editorial Pampeano. García, L. (7-8 de noviembre de 2013). “Armar una provincia”. Construir identidad pampeana desde la pluma y la gestión: Juan Ricardo Nervi y Armando Forteza [Ponencia]. V teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 225 Jornadas de Historia Social de la Patagonia, San Carlos de Bariloche. https://tinyurl.com/qekphz Hall, S. (2003). Introducción: ¿quién necesita “identidad”? En S. Hall y P. du Gay (Comps.), Cuestiones de identidad cultural (pp. 13-39). Amorrortu Editores. Laguarda, P., Salomón Tarquini, C., Lanzillotta, M. Á. y D’Atri, A. (2011). La esfera cultural pampeana: actores, dinámicas e instituciones. En M. S. Di Liscia y A. Lluch (Eds.), Historia de La Pampa II. Sociedad, Política y Economía de la crisis del treinta al inicio de un nuevo siglo (pp. 151-177). Universidad Nacional de La Pampa. Lluch, A. y Salomón Tarquini, C. (2008). Historia de La Pampa. Sociedad, política y economía desde los poblamientos iniciales hasta la provincialización: ca.8000 AP a 1952. Universidad Nacional de La Pampa. Lobos, O. (2019). Hacia una sistematización de la “literatura del monte pampeano”. En J. Maristany, M. Oliveto, D. Pellegrino y N. Redondo (Eds.), Literaturas de la Argentina y sus fronteras: tensiones, disensos y convergencias. Actas del XX Congreso Nacional de Literaturas de la Argentina (Tomo 1) (s/p). TeseoPress. https://tinyurl.com/2jmkaumj Maristany, J., Domínguez, C. y García, Y. (1997). Avatares de un paradigma invisible: del nacionalismo cultural al relato de la identidad regional. En Actas de las X Jornadas de Investigación de la Facultad de Ciencias Humanas (pp. 517-526). UNLPam. Medus, N. y Aráoz, F. (1982). Espacios áridos en la provincia de la pampa. Intentos de puesta en valor. Revista Geográfica, (95), 146-163. Moreno Chá, E. (1980). El folklore musical pampeano. Dirección General de Cultura de La Pampa. Nogué, J. y de San Eugenio Vela, J. (2011). La dimensión comunicativa del paisaje. Una propuesta teórica y aplicada. Revista de geografía Norte Grande, (49), 25-43. Romaniuk, A. (20-22 de septiembre de 2010). Peñas y grupos de acción cultural como espacios de producción y circulación teseopress.com 226 • Diálogos sobre cultura y región de la música pampeana [Ponencia]. 4as. Jornadas de Historia de la Patagonia, Santa Rosa, La Pampa. Romaniuk, A. (2016). Folklore pampeano y folklore nacional. Espacios de legitimación, tensión y disputa en la búsqueda de una identificación territorial. En C. Salomón Tarquini y M. Á. Lanzillotta (Eds.), Redes intelectuales, itinerarios e identidades regionales en Argentina (Siglo XX) (pp. 123-138). Prohistoria-EdUNLPam. Salomón Tarquini, C. (2016). Constructores de pampeanidad: grupos de escritores de La Pampa (1957-1983). En C. Salomón Tarquini y M. Á. Lanzillotta (Eds.), Redes intelectuales, itinerarios e identidades regionales en Argentina (Siglo XX) (pp. 103-122). Prohistoria-EdUNLPam. Salomón Tarquini, C. y Laguarda, P. (2012). Las políticas culturales pampeanas y el alumbramiento de una identidad regional (1957-1991). En P. Laguarda y F. Fiorucci (Eds.), Intelectuales, cultura y política en espacios regionales de Argentina (siglo XX) (pp. 105-130). Prohistoria-EdUNLPam. Salomón Tarquini, C. y Romaniuk, A. (2019). Redes y espacios de sociabilidad de artistas pampeanos, CoArte 1986-1995. En F. Orquera y R. Sánchez Patzy (Comps.), La selva, la pampa, el ande: las vías interiores de la cultura argentina (pp. 325-352). EdUNSE. Silvestri, G. (2008). La pampa como el mar. La Biblioteca, (7), 54-71. Velázquez, G. A. y Tisnés, G. N. (2014). Región pampeana: Geografía y bienestar según subregiones (2010). Geograficando, 10(2). https://tinyurl.com/2fcx8wjo Zink, M. y Salomón Tarquini, C. (2008). Las sociedades indígenas y las relaciones sociales en espacios de frontera. En A. Lluch y C. Salomón Tarquini (Eds.), Historia de La Pampa. Sociedad, política y economía desde los poblamientos iniciales hasta la provincialización: ca.8000 AP a 1952 (pp. 53-87). Universidad Nacional de La Pampa. teseopress.com Parte IV. Diversidades: investigaciones y gestión del patrimonio cultural teseopress.com teseopress.com 7 Vidal de Battini y las encuestas del habla regional (1950) El registro de lenguas indígenas en la Patagonia Central VERÓNICA DOMÍNGUEZ Introducción Mi centro de investigación ha sido siempre la escuela, y el maestro mi primer asesor. Berta Vidal de Battini Entre los años 1940 y 1960, se llevó a cabo una serie de encuestas en todas las escuelas de las provincias argentinas y territorios nacionales impulsadas por el Consejo Nacional de Educación y el Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue una directiva de cumplimiento obligatorio para los establecimientos educativos, cuya coordinación y puesta en marcha estuvo a cargo de Berta Vidal de Battini.1 Para su confección, contó con la colaboración 1 El legado documental de Vidal de Battini (1918-1984) se encuentra alojado en el repositorio del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas “Manuel Alvar”, ubicado en la provincia de San Juan. El fondo cuenta con Encuestas Nacionales y sus correspondientes cuestionarios de los años 1940, 1945, 1950, 1957, 1960, 1964 y 1968 de toda la Argentina, junto con teseopress.com 229 230 • Diálogos sobre cultura y región del filólogo Ángel Rosenblat2 y, principalmente, con la contribución imprescindible de maestras, maestros, directivas y directivos que oficiaron de encuestadores, mediadores e informantes en cada rincón del país. Berta Elena Vidal de Battini (1918-1984) fue una maestra normal, profesora de Letras y doctora en Filología y Letras por la Universidad de Buenos Aires. Nacida en San Luis, ejerció su profesión docente a partir del año 1918 y desarrolló una larga carrera que la llevó a ocupar el rol de inspectora seccional del Consejo Nacional de Educación, organismo en el que, además, integró la Comisión del Folklore y Nativismo.3 Tempranamente, contribuyó con artículos propios en revistas de circulación entre maestros normales como El Monitor de la Educación4 y Nativa.5 En sus textos, se ocupa de diversos temas, muchos de raigambre folklórica, como relatos, vocabulario criollo y toponimia; 2 3 4 5 un archivo fotográfico y sonoro. Para una mayor descripción del fondo y del contenido de cada uno de los cuestionarios, véase González y García (2013). Filólogo y ensayista, discípulo de Amado Alonso, formado en el Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Berlín (1931-1933). También trabajó en el Centro de Estudios Históricos junto a Ramón Menéndez Pidal en Madrid (1933-1936). Fundó la Cátedra de Filología de la Universidad Central en Venezuela (1947), donde dirigió el Instituto de Filología Andrés Bello, e investigó sobre el español de América, elaborando un gran fichero lexicográfico de venezolanismos. En 1945, Ataliva Herrera constituye la comisión de folklore, que luego se transformará en Instituto permanente del folklore y el nativismo. Vidal de Battini será la encargada de las secciones denominadas Habla Regional, Narración Popular, Creencias y Supersticiones y Usos y costumbres. El Monitor de la Educación Común, como se señaló en el Capítulo 2 de este libro, era la publicación oficial del Consejo Nacional de Educación. Estaba dirigida a maestros, maestras, inspectores y funcionarios del organismo, y tenía como finalidad la comunicación de resoluciones y lineamientos del proyecto educativo nacional a partir de instrucciones, documentos oficiales, pero también contenía notas de opinión, reseñas bibliográficas y artículos de diversa índole. Para un abordaje profundo de la prensa educativa, características, circulación, temáticas y autorías, véase Finocchio (2009). La revista Nativa fue una publicación fundada en 1924, con una tirada mensual durante 40 años, dedicada a temáticas tradicionalistas y al arte con una propuesta estético-política “nacionalista”. Su director fue Julio Díaz Usandivaras. Para mayores precisiones sobre esta publicación, véase Hrycyk (2011). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 231 también se interesa por la historia de la educación argentina, y realiza contribuciones poéticas que publicará en cuatro libros.6 Incluso fue parte de la Junta directiva de El Monitor de la Educación Común en la década de 1930. En lo que respecta a su trayectoria académica, inició su carrera de investigadora en el Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, dirigida por Amado Alonso, de cuyos equipos de trabajo formó parte. Ejerció la docencia universitaria en las cátedras de Folklore e Historia de la Lengua Española y llevó adelante sus investigaciones articulando su rol como docente y su afición por la investigación folklórica y dialectológica, tanto en el Consejo Nacional de Educación como en el Instituto de Filología y de Ciencias Antropológicas de la UBA. Entre sus trabajos de investigación más relevantes, se encuentran: El habla rural de San Luis (1949a), Voces marinas en el habla rural de San Luis (1949b), Extensión de la RR múltiple en la Argentina (1955), El léxico ganadero de la Argentina: la oveja en la Patagonia y en Tierra del Fuego (1959), Cuentos y leyendas populares de la Argentina (1980a, 1980b, 1984a, 1984b), Zonas de leísmo en el español de la Argentina (1964); y El español de la Argentina: estudio destinado a los maestros de las escuelas primarias([1954] 1966). Evidentemente, existió una constante en sus inquietudes, por un lado, el relevamiento folklórico y, por otro, la investigación lingüística; ambos contaron con la colaboración y corresponsalía de maestros y maestras nacionales de todo el país que respondieron a las encuestas diseñadas por la lingüista. Los relevamientos realizados y traccionados por Vidal de Battini durante casi dos décadas pueden considerarse, en parte, una continuación de la Encuesta 6 Dentro de su producción literaria, se encuentran cuatro libros poéticos: Alas (1924), Mitos Sanluiseños (1925), Agua serrana (1934), Tierra puntana (1937) y Campo y soledad (1937). teseopress.com 232 • Diálogos sobre cultura y región Nacional de Folklore de 1921,7 proyecto del vocal del Consejo Nacional de Educación Juan P. Ramos. En 1939, este Consejo conformó una comisión que tenía como misión la selección, adaptación y sistematización del material colectado en 1921 para ser publicado por dicho organismo. Berta Vidal de Battini fue parte de esta comisión y estuvo encargada de la curaduría de los textos que finalmente fueron publicados, en 1940, bajo el título Antología folklórica argentina para las escuelas primarias. Otra de las tareas que tenía a cargo dicha Comisión era la planificación y ejecución de un nuevo cuestionario que diera continuidad a los relevamientos de material folklórico. Las encuestas sobre el Habla Regional, de las que nos ocuparemos, son parte de esta serie de instrumentos de recolección de materiales folklóricos y lingüísticos, realizados a lo largo y ancho del país. Se efectuaron en dos momentos: la primera encuesta, de 1945,8 contenía treinta y seis preguntas centradas en particularidades de pronunciación, entonación, morfología y sintaxis; la segunda, de 1950, se encargó del registro léxico por campos semánticos, estructurado a partir de 15 capítulos o secciones en las que se organizaba el cuestionario. En 1957, Vidal de Battini recopiló material para caracterizar las pronunciaciones, en la denominada Encuesta Nacional, pero esta se limitó solo a dos provincias, Buenos Aires y Santa Fe. Ya en 1960, diseñó el Cuestionario Lingüístico Argentino, con foco puesto en cuestiones gramaticales, y, en 1964, el Cuestionario para la recogida del léxico regional y local. El juego. Estudio filológico-folklórico, con apartados que preveían la recolección de material 7 8 Para un análisis pormenorizado de la Encuesta de 1921, ver Espósito y Di Croce (2013). Para dicha encuesta, se reunieron 14.050 cuestionarios contestados. No se instruyó a las y los maestros en la tarea de relevamiento, de allí que los resultados fueran considerados, por Berta Vidal de Battini, “desparejos” en cuanto a datos colectados. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 233 ligado a juegos en diferentes franjas etarias (infantiladolescente-adulto), así como narraciones. Por último, en 1968, elabora el Cuestionario Lingüístico folklórico–El español de la Argentina con más de 1.450 preguntas distribuidas en 21 apartados, que finalmente no se llevó a cabo (González y García, 2013). En este trabajo, nos proponemos revisar y analizar los cuestionarios y respuestas correspondientes a la segunda Encuesta del Habla Regional (1950) (ver imágenes 1 y 2), en particular, los legajos remitidos desde los Territorios Nacionales de Chubut y Río Negro, en pos de dar cuenta de la presencia de las lenguas indígenas registrada por los educadores. Además, abordaremos el rol mediador desempeñado por maestros y maestras, y las apropiaciones que hicieron de los instrumentos de colecta proporcionados. Tendremos en cuenta las tradiciones disciplinares en las que se inscribe este instrumento de recolección y los cruces implicados con iniciativas predecesoras. Para ello, realizaremos una breve reseña del marco ideológico en el que se sustenta la encuesta, las instrucciones y recomendaciones diseñadas para maestros y maestras que ofician de colectores y, por último, analizaremos algunas respuestas a modo de ejemplo. teseopress.com 234 • Diálogos sobre cultura y región Imagen 1: Ministerio de Educación de la Nación –Segunda Encuesta sobre el Habla Regional (1949)–, portada Fuente: Fondo Vidal de Battini-INILFI San Juan. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 235 Imagen 2: Primera hoja de instrucciones Fuente: Fondo Vidal de Battini-INILFI San Juan. teseopress.com 236 • Diálogos sobre cultura y región Contexto de surgimiento de las Encuestas La Encuesta del Habla Regional, en sus dos versiones, es un claro desprendimiento y continuación de la Encuesta de Folklore realizada en 1921 (véase Capítulo 2). Como marco ideológico en el que se inscribe, podemos mencionar, por un lado, la continuidad de programas institucionales impulsados por el Consejo Nacional de Educación y de tradiciones disciplinares del Instituto de Filología; por otro, las ideas pedagógicas contemporáneas a la Encuesta presentes en el Primer Plan Quinquenal (1947), implementado durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1945-1949), en las que se promocionaba a las tradiciones folklóricas como una política de Estado tendiente a la construcción de un nacionalismo popular (Chamosa, 2012). En el marco de una proliferación y expansión de dependencias estatales vinculadas al área intelectual, cultural y educativa (Fiorucci, 2008), se impulsaron proyectos de relevamiento federal, como la convocatoria a enviar ideas e inventos mediante misivas a ser incorporadas al plan quinquenal (Comastri, 2018), u otros de índole cultural, como el registro de cancioneros populares y materiales folklóricos. Tales relevamientos no solo tenían una finalidad de “rescate”, sino que se proponían como un trabajo de base para posteriores intervenciones en políticas públicas concretas. Por ello, en estos dispositivos de colecta, se especificaba la búsqueda desde una dimensión lingüística al servicio de la producción de materiales didácticos que abonaran a la enseñanza: “La búsqueda y la investigación, indispensables para la elaboración de este trabajo, darán al maestro elementos preciosos que podrá aplicar en su enseñanza” (CNE, 1949). A su vez, permitían la construcción de una política lingüística normativista,9que proponía partir “desde la realidad 9 Como directriz en cuanto a la corrección normativa y a su empresa didáctica, Vidal de Battini menciona a Bello y sus Advertencias sobre el uso de la len- teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 237 de la lengua viva […] hacia el ideal de la lengua culta, que es el objeto de su enseñanza” (Vidal de Battini, 1964, p. 9). En la presentación del cuestionario, se explicita: La Dirección General de Enseñanza Primaria, por medio de su Comisión de Folklore, realiza un estudio del habla regional del país. Con ello ofrecerá un valioso aporte al conocimiento del español en la Argentina y contribuirá a la mejor enseñanza de nuestro idioma nacional en las escuelas. (CNE, 1949, p. 4) Como plantea Flavia Fiorucci (2008), las temáticas folklóricas precedieron al peronismo porque ya se encontraba instalado como campo de investigación en las elites letradas desde principios de siglo, ligadas al proyecto de construcción del Estado-nación. No obstante, el apogeo de los estudios folklóricos se liga con los albores del nacionalismo que rodearon al centenario y con el fracaso del proyecto inmigratorio liberal que hizo volver la mirada a la “esencia criolla”, concebida por los sectores de elite como fundamento étnico de la nacionalidad (De Jong, 2005). La importancia política del uso del folklore en la escuela, remarcada por el escritor e intelectual nacionalista Ricardo Rojas para la Encuesta de 1921 (Cattaruzza, 2012), se amplía con la labor de Vidal de Battini al agregar el componente lingüístico, por caso, los repertorios de vocabulario regional, en la configuración de materiales didácticos. Respecto a las producciones de la época en el plano folklórico y lingüístico, Mara Glozman (2015) antologa Lengua y Peronismo, donde publica una serie titulada “Imaginarios del lenguaje popular”, en la que inserta a la Segunda Encuesta del Habla Regional con otras iniciativas como el Diccionario folklórico, de Félix Coluccio; “El Folklore lingüístico” (1953), de Juan Alfonso Carrizo; gua castellana, dedicadas a los padres de familia, profesores de los colegios y maestros de escuela publicada en Chile en 1834; claramente, es coincidente tanto en su afán de educación idiomática como con los destinatarios de dicho trabajo. teseopress.com 238 • Diálogos sobre cultura y región “El lenguaje popular de Perón” (1952), de Carlos Abregú Virreira, entre otros textos que reseñan, tematizan y problematizan el lenguaje popular en el marco del peronismo. En la secuenciación de textos analizados por Glozman, existe una progresión que va desde el interés folklórico hacia la autonomización de la reflexión lingüística de la Encuesta de Folklore, pasando por las encuestas del “Habla regional”, hasta llegar al “Cuestionario Lingüístico Argentino”, con “El juego: estudio filológico y folklórico”10 como eslabón. Además, desde nuestra perspectiva, podemos mencionar como antecedente trabajos de corte lexicográfico como el Diccionario del habla popular argentina, impulsado por el Instituto de Filología y Manuel Montoliú11 en 1925, que proponía “la cosecha de léxico popular” a partir del registro obtenido de materiales como cuestionarios, literatura popular, exploraciones en terreno y documentos de archivo (Montoliú, 1926, p. 24). La encuesta como dispositivo político en el marco de estos debates utiliza construcciones enunciativas en torno a la lengua castellana que la definen tanto como “idioma nacional”, “habla regional” y “español de la Argentina”. Estas representaciones del saber filológico son utilizadas alternativamente. En la propuesta de estandarización realizada por Vidal de Battini en El español de la Argentina, las lenguas de los pueblos indígenas aparecen ancladas siempre a un pasado 10 11 Puede mencionarse, como continuador del estudio de prácticas lúdicas y del relevamiento etnográfico para tal fin, a Martínez Crovetto, a través de sus trabajos Juegos y deportes de los indios guaraníes de Misiones (1968), Estudios sobre juegos araucano-pampas (1968), Juegos araucanos de la Patagonia (1969), Juegos de Hilo de los Aborígenes del Norte de Patagonia (1970) y Deportes y juegos de los indios ona de Tierra del Fuego (1987). Para la confección del cuestionario que brindará los insumos lingüísticos al Diccionario del habla popular argentina, se toman los consejos metodológicos del romanista alemán Wilhelm Meyer-Lübke, de la Universidad de Bonn, según consta en el primer número del Boletín del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, 1926. Manuel de Montolíu (1877-1961) dirigió el Instituto de Filología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1925. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 239 y son presentadas como el sustrato pretérito que explicaría la entonación de las diferentes regiones del país (Vidal de Battini, 1966). La lingüista expone diferentes grados de influencia de las lenguas indígenas en el español, identifican a esta, en mayor medida, en el léxico y la toponimia y, en menor, en el nivel morfológico y sintáctico: El origen de nuestras entonaciones regionales está seguramente en la entonación con que el indígena modulaba su lengua, entonación que él y su hijo dieron también al español. Es un hecho comprobado que el hombre cambia de lengua pero no de entonación. (Vidal de Battini, 1966, p. 150) La población educativa en la que pone el foco Vidal de Battini en el abordaje didáctico de El español de la Argentina es la rural e inmigrante. En este sentido, en las instrucciones para la realización de la encuesta, se aconseja “la observación minuciosa en la adaptación de las colonias de extranjeros o núcleo indígenas” (CNE, 1949, p. 2) en el uso del español. En este trabajo, analizaremos las respuestas al cuestionario de Vidal de Battini que contienen información sobre las lenguas indígenas, información que evidentemente fue obliterada en sus publicaciones centradas en el español o bien rezagadas a una condición de sustrato. Proyecto didáctico, folklórico y lingüístico La metodología de trabajo de Vidal de Battini conjugó viajes12 extensivos e intensivos a lo largo y ancho del territorio nacional. En cuanto a la recolección de materiales folklóricos, fue iniciada personalmente por la lingüista en más 12 Parte de los viajes fueron realizados gracias a una beca otorgada a la investigadora por la Comisión Nacional de Cultura. Los viajes intensivos tenían por objeto corroborar y determinar límites de ciertos fenómenos lingüísticos en algunas regiones. teseopress.com 240 • Diálogos sobre cultura y región de cien recorridos, algunos incluso a lomo de burro, por zonas rurales de San Luis. Con la colaboración de maestros, extendió la pesquisa hacia otras regiones en pos de acopiar la mayor cantidad de material. Sus célebres textos El español de la Argentina, estudio destinado a maestros de las escuelas primarias (1964), así como los 10 tomos de antologías folklóricas (1983-1995),13 dan cuenta de cómo conjugaba su agenda de investigación con la política lingüística emanada por el Consejo Nacional de Educación. Ambas publicaciones, dirigidas a docentes y estudiantes de las escuelas primarias, tenían como objetivo, por un lado, propiciar herramientas didácticas que dieran a conocer las tradiciones orales del pueblo y, por otro, relevar el habla popular. En el prólogo de dichas antologías, Vidal de Battini menciona el uso de encuestas y cuestionarios como metodología de recolección, junto con el empleo de “mapas de distribución areal”, y que responde a un paradigma de folklore ligado al método histórico-geográfico (Palleiro, 2013, p. 16). Su libro El español de la Argentina sintetizó este último objetivo al construir una cartografía lingüística del territorio argentino,14 configurada a partir de los rasgos y particularidades dialectales presentes en diferentes áreas. Estas características le permitieron establecer cinco grandes regiones lingüísticas15 (Litoral, Guaranítica, Noroeste, 13 14 15 Recogió más de 3000 versiones de cuentos. En los primeros tres tomos de esta obra compiló cuentos de animales (1980b); el cuarto, quinto y sexto tomo estaban compuestos por cuentos maravillosos (1983); mientras que el séptimo y octavo tomo se editaron con leyendas que cuentan orígenes de cosas y animales, al igual que el noveno con cuentos morales (1984). Finalmente, apareció el tomo diez (1995) con arte verbal indígena. El agrupamiento con el que fueron clasificados los tomos se rigió por los Índices temáticos de Aarne-Thompson, Thompson, Boggs y Hansen, con adecuaciones a las características del material local, con excepción del último, el cual fue publicado póstumamente (Palleiro, 2013). Los mapas lingüísticos fueron dibujados por la cartógrafa María Teresa Grondona. Son discutibles los criterios con los que se ha considerado a las regiones, principalmente incluir en una misma área a provincias como Buenos Aires, teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 241 Central y Cuyana) y determinar, luego, una lengua meta por región. Descripción del instrumento de colecta La segunda Encuesta sobre el Habla Regional estaba organizada de la siguiente manera: una breve introducción en la que se describe y da cuenta de las particularidades del cuestionario; algunas instrucciones y, a continuación, un encabezamiento y los capítulos o secciones propias del cuestionario. En la introducción, se explicitaban los fundamentos del relevamiento, cuya premisa central consistía en “dar una idea completa y viva de la comarca o región, reflejada en la lengua materna”. Además, se indicaba que el cuestionario se proponía como un aporte significativo al conocimiento del español, que contribuyera a su mejor enseñanza en la escolaridad primaria.16 Las instrucciones oficiaban de guía de aplicación. Allí, se aconsejaba a los recolectores recurrir a quienes poseían las condiciones y conocimientos sobre los oficios y artes que querían registrarse: “Ganarse al hombre del pueblo, observarlo con inteligente atención, darle confianza, ayudarlo a recordar, invitarlo a meditar y a reconstruir, interrogarlo con habilidad” (CNE, 1949, p. 1). También se advertía sobre la forma de transcripción y realización del trabajo: “anotar todo y no confiar en la memoria”; así como la forma y plazos de envío del material recolectado en etapas consignadas. El cuestionario tenía un encabezado en el que se solicitaban los datos básicos del colector, como el número de 16 Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Segunda Encuesta sobre el Habla Regional, Ministerio de Educación de la Nación, Dirección General de enseñanza primaria, Comisión del Folklore, Buenos Aires (CNE, 1949, p. 1). teseopress.com 242 • Diálogos sobre cultura y región escuela, inspector, lugar, nombre del maestro y tiempo de permanencia en el lugar. A continuación, se dividía en quince capítulos y un apartado especial para lo que no hubiera sido contemplado en la encuesta; en ellos, se consultaba sobre términos desagregados temáticamente y para los cuales se proveían ejemplos ilustrativos: I- El lugar (región, terreno, agua, minerales, cielo y fenómenos atmosféricos, flora y fauna, etc.); II- El hombre (partes del cuerpo, enfermedades, aspecto, etc.); III- La vivienda (campo, muebles y objetos domésticos); IV- La alimentación (elaboración, conservación y procedencia; industrias populares, oficios, agricultura, medios de transporte); V- Medicina popular (brujería, adivinación, conjuros, etc.); VI- Creencias religiosas (prácticas, culto, sepultura, etc.); VII- Creencias y supersticiones; VIII- Fiestas populares; IX- Los juegos populares; XMúsica, canción y danza; XI- Los cuentos; XII- Las adivinanzas; XIII- Refranes, frases, dichos; XIV- Antroponimia; y XV- Morfología. Cada capítulo listaba minuciosamente el tópico abordado a partir de campos semánticos, como una guía práctica que facilitaba al encuestador la observación y sistematización de los datos recabados. La confección del instrumento tomó como base al Cuestionario para el estudio del Español en Hispanoamérica, de Tomás Navarro Tomás (1943),17 así como también al Atlas lingüístico etnográfico de Andalucía, de Manuel Alvar (1952), en el que se priorizaban los materiales correspondientes al castellano popular de América (Alvar, 1959). Vidal de Battini desarrolló estudios enmarcados en la geografía lingüística, y adoptaba, para ello, una metodología etnográfica 17 Manuel Alvar fue un pionero en los estudios dialectológicos, incorporó en sus atlas la etnografía, publicando el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (ALEA), el Atlas Lingüístico y Etnográfico de las Islas Canarias (ALEICan), el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Aragón, Navarra y Rioja (ALEANR) y el Léxico de los Marineros Peninsulares (ALMP), el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Santander (ALESan), el Atlas Lingüístico de España y Portugal (ALEP), el Atlas Linguarum Europae (ALE), el Atlas lingüístico de Castilla y León y el gran Atlas Lingüístico de Hispanoamérica (ALH). En todos, utiliza el método geográficolingüístico de “palabras y cosas” (Wörter und Sachen). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 243 que continuaba las inquietudes de Alvar, al ligar el estudio cartográfico de hablas populares con el método alemán de “palabras y cosas” (Wörter un Sachen).18 Muchos de sus trabajos publicados, tanto lingüísticos como folklóricos, tuvieron, como fuente de información, parte del relevamiento que aquí presentamos. En este sentido, podemos mencionar artículos dentro del campo de la lexicografía –“Las voces marinas en el habla de San Luis” (1949), “El léxico yerbateril” (1953), “El léxico ganadero de la Argentina” (1960) y “La oveja en la Patagonia y en Tierra del Fuego” (1959)–; estudios toponímicos –“Patagonia, nombre de una región argentina” (1975) y “Nomenclatura geográfica popular de la Argentina” (1960)–; y de arte verbal –Cuentos y leyendas populares de Argentina (1983-1995)–. Con respecto a este último ítem, Vidal de Battini recopiló y publicó diez voluminosos tomos folklóricos en los que se compilan múltiples versiones de cuentos y leyendas de toda la Argentina. En su obra, fueron una constante la geografía lingüística, la dialectología y el folklore, áreas de conocimiento que supo conjugar con su rol docente, al dar a estos materiales una impronta didáctica y destinar como público a maestros y maestras. Educadores mediadores en los Territorios Nacionales de Chubut y Río Negro El rol que desempeñaron los agentes educativos de las escuelas primarias en los territorios nacionales respondió a diferentes demandas del Consejo Nacional de Educación, entre ellas, la tarea de implementar políticas tendientes a la homogeneización lingüística y cultural y la incorporación de la población a la lógica de la nación. Una tarea patriótica cuasi misional que implicaba traslados por los territorios y 18 Para indagar respecto a los inicios de este método, ver Alvar (1951). teseopress.com 244 • Diálogos sobre cultura y región que, para mediados del siglo XX, poseía un aparato burocrático asentado y una cobertura extendida del sistema educativo. En este marco, el cumplimiento de la normativa consistente en recolectar “el habla popular”, de alguna manera, contradecía la política lingüística de imposición del idioma nacional en su norma culta. Las y los educadores que oficiaron de corresponsales del Estado realizaron la tarea encomendada observando, colectando y analizando los datos obtenidos, tanto de primera mano como mediante entrevistas a pobladores, muchas veces intervenidas por la exposición de prejuicios culturales. Las respuestas a la encuesta fueron remitidas desde las diferentes escuelas a sus inspectores seccionales respectivos, siguiendo las postas burocráticas hasta llegar a destino. Los agentes estatales actuaron como mediadores (Palacios, 1999; Lionetti, 2013, 2016; Lanzillotta, 2016), entendiendo a esta mediación tanto desde un aspecto lingüístico como desde un aspecto cultural: La mediación lingüístico-cultural histórica como fenómeno abarca la traducción y la interpretación de lenguas, sus personajes, condiciones y modalidades de ejecución, orígenes y repercusiones, así como, de manera más amplia, las intermediaciones entre códigos comunicativos y culturales, los idearios que las han sustentado y las representaciones históricas de las que han sido objeto. (Payàs y Zavala, 2012, p. 13) En el caso de estos maestros y maestras que actuaron como etnógrafos, su mediación estaba dada por la trasposición de la oralidad a escritura (Palleiro, 2015), la reducción del discurso popular a taxones, categorías y secciones establecidas en el cuestionario, la traducción de lexemas y la contextualización de saberes. La observación, recolección y registro de materiales por parte de maestros y maestras implicó, forzosamente, una mediación lingüística en el pasaje de la oralidad en la escritura. Si bien el requerimiento de la guía de colecta teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 245 priorizaba el registro de la oralidad con recomendaciones del estilo: “Transcribir fielmente el habla del hombre de pueblo y del campesino […] anotar lo oído y averiguado sin confiar en la memoria […] evitar el estilo literario, diferenciar lo culto del hablar descuidado” (Vidal de Battini, 1949, p. 3), la impronta normativa inherente a la práctica docente se imponía y la “corrección” del habla popular se manifestaba a partir de múltiples estrategias de intervención, entre ellas, la justificación, el entrecomillado, la censura, o bien el pedido de disculpas. Las fojas enviadas se caracterizan por contener documentos descriptivos, polifónicos y reflexivos, en los que se entraman las voces del colector, las de los pobladores, y los ecos del documento institucional19 encargado de imponer la organización y las reglas de elicitación. Los maestros y maestras no tuvieron una formación para efectuar la recolección encomendada, si bien contaban con el manual para colectores, que recomendaba y exponía directrices claras para llevar a cabo el trabajo, en el campo, no siempre estas instrucciones resultaban suficientes. No obstante, poseían la ventaja de conocer el territorio, participar de eventos, actividades y tener contacto previo con informantes clave del lugar. Y, en el caso de que no contaran con consultantes conocidos, se valieron de diferentes estrategias para desempeñar el relevamiento responsablemente. Por ejemplo, hay casos en que los maestros y maestras no tienen tiempo de residencia suficiente en la zona para dar cuenta del contenido de la encuesta, entonces, recurren a bibliografía, descuidando así el objetivo central de la encuesta, que era anotar el habla y no responder literalmente las preguntas.20 En otras ocasiones, se contesta de 19 20 Palleiro (2015) propone esta lectura para las fojas de la Encuesta del Folklore de 1921. Consideramos que se replica esta polifonía ya que, en ambos relevamientos, los maestros de escuelas públicas son intermediarios en el registro, en la organización del material y en el seguimiento del instructivo y las pautas del Consejo Nacional de Educación. En el legajo 52 (Escuela 20 de Esquel), se explicita que la descripción de un Camaruco –ceremonia religiosa indígena– es fruto de la copia de un texto teseopress.com 246 • Diálogos sobre cultura y región manera acotada, con un “no se registra” o bien con “se han omitido capítulos por desconocer datos”. Además, utilizaban otras estrategias de documentación y ampliación de la información, tales como gráficos, dibujos o mapas. Estos maestros y maestras desempeñaron, obligatoriamente,21 una tarea etnográfica que conjugaba la observación participante con la entrevista directa a pobladores, para relevar las características culturales y lingüísticas a partir de la descripción del habla popular de la región. Algunos legajos son respondidos de forma colectiva, es decir, por un conjunto de docentes, donde cada capítulo es contestado por quien posee conocimiento mayor en el tema (el capítulo de música por el maestro o maestra de esa asignatura, por ejemplo). El resultado de los cuestionarios es desparejo, tal como lo expresaba Vidal de Battini (1966); mientras que, en algunos casos, las respuestas son exhaustivas y ocupan varias fojas, en otros, solo se responde con un “no hay”, “no existe”, “no se registra”, o bien se eleva una carta, justificando las razones por las cuales no se ha completado debidamente, alegando traslados recientes y enfermedades, entre otras razones. En el Fondo Vidal de Battini (FONVIBA) del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas “Manuel Alvar” (INILFI), encontramos, para la segunda encuesta, seis cajas correspondientes al Territorio Nacional de Chubut y cuatro a Río Negro: en total, suman unos 107 21 de Julián Ripa (1980), quien tuvo oportunidad de presenciar una celebración siendo maestro de la región. Esta experiencia será luego publicada en Recuerdos de un maestro patagónico (1980, p. 42-43). Además, en dicho legajo, se toma la leyenda de los Lagos Patagónicos “El Cuero” a partir de una nota en el Diario Esquel en su número especial por sus bodas de plata (1950). Las maestras que colaboraron en él fueron: Argentina Calabia, Teodolinda de Jones y Margarita de Mombelli. Si bien la encuesta se presenta como de realización voluntaria, era obligatoria para las instituciones educativas, según consta en el punto VIII del cuestionario, donde se expresa: “El trabajo tendrá carácter obligatorio para cada escuela” (1949, p. 4), es decir que la estructura de autoridades configurada por inspectores y directivos “obligó”, a fin de cuentas, a los y las maestras a su cumplimiento. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 247 legajos que contienen, asimismo, más de 1500 fojas con respuestas al cuestionario. Si tenemos en cuenta la cantidad de respuestas enviadas para la Encuesta de 1921, para la cual solo se remitieron cuatro carpetas desde el Territorio Nacional de Chubut,22 por ejemplo, podemos decir que, en esta ocasión, la participación fue considerable. Los maestros y maestras participaron en festividades locales, wiñoy tripantu, nguillatun o camaruco,23 que describieron cual etnógrafos a partir de lo experiencial, pero también recurriendo, para ello, a entrevistas con referentes de la comunidad. Además, dieron cuenta de diferentes prácticas medicinales y culturales, como la confección de quillangos,24 el manejo y uso de animales y plantas. Pese a la directiva de dejar registro de sus nombres, sus consultantes pocas veces son mencionados (entre las excepciones, se proporcionan los nombres de Jose Bargadi, Luciano Bustos, Medardo Morelli, Jacoba Fernandez, Eugenio Lorenzom, Dionisio Railef, Orlando Figueroa, Segundo Coñuel, Juana Paillalef de Antual, Inocencia Colinamun, Guillermina Hidalgo, Rufino Dinamarca, Tomasa Collueque, Juan Curileo, Carmen Fica, Manuela Lauquen, Nicolas Victorica, Juan Huenchuman, entre otros). Sin embargo, cuando apelan a bibliografía sí dejan registro del nombre, como es el caso de referentes de la etnología patagónica como 22 23 24 Para la encuesta de 1921, los legajos fueron enviados desde las localidades Mallín Grande, Pocitos de Quichaura (Tecka), Gualjaina y Cañadón Grande, con aportes de los maestros Domingo Bonzi, Feliciano Calderón y Luis Quevedo. El wiñoy tripantu o wetripantu es la celebración análoga al año nuevo que conmemora el cambio de ciclo marcado por el solsticio de invierno austral. Mientras que el camaruco o nguillatun refiere a una rogativa tradicional para pedir por la abundancia de las cosechas, caza, buen clima, etc. Capas o mantos realizados con cueros, principalmente de guanaco, llamados waralka, en mapuzungun, gütrruj por los gününa küne y kay por los aonikenk (Harrington, 1943). teseopress.com 248 • Diálogos sobre cultura y región Tomás Harrington, Segundo Fernández y Juan Benigar.25 Estos “otros” maestros etnógrafos desempeñaron este rol a principios del siglo XX, documentando lenguas indígenas, pero sin directivas ni instrucciones, sino como investigadores aficionados vinculados estrechamente con las comunidades en las que documentaron repertorios léxicos. Algunos de los más representativos fueron Tomás Harrington y Segundo Fernández, intelectualidades territorianas (Lanzillotta, 2011) cuyos registros responden a agendas de investigación diferenciadas y, por ello, suelen ser citados por los maestros encuestadores como referentes en materia de toponimia o en el conocimiento sobre lenguas indígenas de la Patagonia. Además de la consideración del habla regional del español, en las respuestas al cuestionario, hemos identificado legajos en los que se documentan lexemas y frasearios en lengua indígena, de los que daremos cuenta a continuación. Los registros consisten en la enumeración y traducción de ciertos campos semánticos priorizados por sobre otros, es decir, grupos de palabras solicitados en el cuestionario y otros definidos por los educadores. Los capítulos de la encuesta en los que se evidencia documentación en la lengua mapuzungun son: toponi- 25 También se deja constancia de los aportes realizados por personalidades de relevancia en la región, como Julián Ripa, Donald Borsella y Paulina Escardó. Julián Ripa, como se señala en el Capítulo 1 de este libro, fue un maestro normal y abogado que ejerció en Cushamen, Chubut, entre los años 1936 y 1943. Escribió los libros Recuerdos de un maestro patagónico (1980) y Recuerdos de un abogado patagónico (1984). En tanto que Donald Borsella (1926-1986) fue maestro rural, corresponsal del diario Esquel, inspector de escuelas, diputado provincial, periodista y escritor. Entre sus obras, se destacan Las Torres Altas (1978) y El Zorro Cifuentes (1981). Por último, Paulina Escardó fue una maestra y dirigente política del Partido Peronista Femenino. Ejerció como delegada del Territorio Nacional del Chubut entre 1952 y 1955. Fue una de las primeras legisladoras en Argentina con la aplicación de la Ley de sufragio femenino. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 249 mia26 (a), antroponimia27 (b), fiestas populares (c), creencias y supersticiones: a. “Casi-co (agua salada); Comi-co (agua dulce); Laguna Huaracán (nombre dado, porque el poblador de ese lugar era el indio Francisco Huaacán que vivió 110 años)” (Caja Rio Negro –Leg. 136, Esc. 13–. Maestra colectora: Dolores Montenegro); El Shaman, situado en el Departamento Tehuelches del territorio del Chubut, próximo al límite argentino-chileno. No se conoce con seguridad la morfología del vocablo, aunque se tiene entendido que es de la lengua tehuelche. Algunos creen que significa ‘paleta’ (de animal) (Caja Chubut- Leg. 97 Esc. 6 Maestra colectora: María Gargaglione); b. “Ñirilef-Ñanco-Cayulef-Epulef-Naypan-NeypanSiñico-Colicoy-Lizazzu-Marinao-Curinao, etc. Los descriptos son nombres indígenas” (Caja Chubut –Colanconhue, Leg. 85, Esc. 79–. Maestra colectora: Teresa Guanella); “Apellidos indígenas: Marilaf, Nahuel, Collinao, Rapiman, Epulef, Manquilef, Namuncura, Ñanculef, Ñancufil, Huenchullan, Huenul, Quiñenao, Paileman, Huilliqueo, Coliqueo, Yanquetru, Yanca” (Caja Rio Negro –Valcheta, Leg. 99, Esc. 15–. Maestras colectoras: Lia Esther Cravotta y Amalia Serra); c. Terminada esta parte de la ceremonia todos se reúnen y comen (corru), beben el mudai hecho con maíz, trigo, azúcar y agua de sabor dulce (guaien). Continúa el baile en el que intervienen todos: mujer (curré), joven (hué), vieja (cusé), niño (pichicai). Se atavían con los mejores vestidos (chamal) hechos en 26 27 Toponimia refiere al estudio y explicación etimológica de los nombres propios de los lugares. Antroponimia, según la Real Academia Española, refiere al estudio del origen y significación de los nombres propios de persona. teseopress.com 250 • Diálogos sobre cultura y región tela gruesa chalca, prenden de sus orejas (hueque) aros de lata rústicos (chaway o echapúl). Las mujeres ruegan mientras los hombres montan a caballo con rebenque (culpallí) y boleadoras y salen en una carrera desenfrenada para alejar al genio del mal (ecabú). Luego dan unas vueltas y continúa la danza en la que todos bailan hasta cansarse. Se prueban allí los más resistentes. Duermen en el mismo lugar descampado donde se realiza la ceremonia y se cubren con sus mantras (choño-qui). (Caja Chubut –Esquel, Leg. 7, Esc. 38–. Maestra colectora: Inés U. de [ilegible]). Se cuenta mayor cantidad de entradas para el mapuzungun (denominado “araucano” en todos los registros), mientras que, para el aoneko ‘a’ien y günün a yajüch, solo se mencionan algunos términos toponímicos (d), identificándolos como “tehuelche” sin brindar traducción: d. LAGUNA CARRILAFQUEN.- carri verde-lafquen laguna. MAQUINCHAO.- Los araucanos viejos sostienen que la palabra es MAQUINTREWA que significa perro alzado. QUETREQUILE.- Es voz tehuelche – no tienen traducción en araucano. HUENU_LUAN.- huenua altura-luan guanaco. MARI LAFQUEN.- mari diez-lafquen laguna. EPU LAFQUEN.- epu dos-lafquen laguna. ÑE LAFQUEN.- Ojo de agua. CLAÑICO.- Hoy Clemente Onelli.- Significa tres ojos de agua. ANECON GRANDE.- anecon sentado adentro. YUQUICHE.- Yu maíz-qui pito-che gente. ATRAICO.- agua que sale de las piedras. CHEIFUL.- lugar áspero pedregoso. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 251 BARILOCHE.- Vuri detrás-lo médano-che gente. ESQUEL.- voz tehuelche (Caja Rio Negro –Ing. Jacobacci, Leg. 17, Esc. 17–. Maestras colectoras: Emma Gibelli e Isabel Buganem). Reconocemos, además, ciertas incongruencias en las propias respuestas, ya que, si bien se manifiesta en algunas que “no existen términos indígenas” o “no hay nombres aborígenes ni vocablos regionales”, en el mismo legajo, se filtran términos como mallín, muday, ruca y matra. Además, es recurrente la presencia de listados con antroponímicos mapuche (b), algunas veces con su traducción correspondiente: f. “Currú-huinca. Currú: negro / huinca: cristiano; Catriel: costado; Painevilú. Painé: valle o celeste / vilú: culebra; Epulef. Epu: dos / lef: volar o correr; Calfunao. Calfu: azul / nao: pro (?); Raiman. Rai: flores / man: derecho” (Caja Rio Negro –Ing. Jacobacci, Leg. 17, Esc.17–. Maestra colectora: Nélida Tasei). En otras ocasiones, se recurre al entrecomillado o se coloca entre paréntesis la traducción de diferentes términos en mapuzungun, a medida que se van describiendo ciertas festividades, sobre todo camarucos (c). Al respecto, encontramos varias relatorías en las que se describe la ceremonia, y también comparaciones entre camarucos realizados en diferentes puntos del territorio. Es lo más documentado en cuanto a práctica cultural, además del uso de plantas para curaciones. Por otro lado, se encuentran pequeñas listas de palabras organizadas por campos semánticos en entradas como vestimenta, partes del cuerpo (Imagen 3), numerales (e), elementos de cocina, estaciones (Imagen 4), flora y fauna (Imagen 4), manejo de animales, etc. teseopress.com 252 • Diálogos sobre cultura y región Imagen 3: Caja Rio Negro –Esc.17, Ing. Jacobacci–. Maestra colectora: Dina Lauer teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 253 Imagen 4: Caja Rio Negro –Ing. Jacobacci, Leg. 17, Esc. 17–. Maestra colectora: María Rosa G. de Vizkay teseopress.com 254 • Diálogos sobre cultura y región e. “CONTABILIDAD DE LOS ARAUCANOS: QUIÑE.- uno EPU.-dos QUILA.-tres MELI.-cuatro QUECHU.-cinco CAHUI.-seis REGLE.-siete PURRA.ocho AILLA.-Nueve MARI.-diez MARIQUIÑE diez y uno MARI-EPU Diez y dos MARI-QUILA diez y tres MARI-MELI diez y cuatro MARI-QUECHU.- diez y cinco (…)” (Rio Negro –Ing. Jacobacci, Leg. 17, Esc. 17–. Maestra colectora: María Rosa G. de Vizkay). En algunos legajos, se opta por responder cada capítulo con términos en mapuzungun completamente, sobre todo en las fojas que corresponden a escuelas situadas en localidades con densidad de población indígena (Ingeniero Jacobacci y Valcheta –Río Negro– o Nahuelpan y Esquel –Chubut–). Encontramos, además, algunas reflexiones en cuanto al desplazamiento y retracción de la lengua: “En la actualidad usan los mismos nombres que nosotros pues no hablan casi su idioma. Solamente lo practican los viejos y aun así en círculos muy íntimos” (Esc. 17 Jacobacci, Leg. Maestra Dina Lehuer). Es importante señalar que este tipo de reflexión abona una descripción sociolingüística sobre la que reparaban otros maestros en artículos publicados en El Monitor, como por ejemplo Tomas Harrington (1936). Esto se complementa con la elección de informantes y colaboradores, que suelen ser personas ancianas a las que recurren para la consulta. Por otro lado, los dominios en los que aparecen con frecuencia los términos suelen ser el ceremonial (descripción de camarucos, sepelios, etc.) o bien en torno al círculo íntimo (comidas, refranes con fragmentos de conversación en mapuzungun o numeración). No obstante, es necesario reparar en que, en tanto existe una mediación, los dominios de registro pueden no coincidir con los dominios de uso real, ya que estos se circunscriben a lo que maestros y maestras presuponen y al instrumento de colecta estandarizado. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 255 Palabras finales A lo largo de este trabajo, hemos reconstruido la trayectoria académica de Berta Vidal de Battini y su labor sostenida a la hora de confeccionar instrumentos de registro, cuyo objetivo fue el relevamiento de narrativas folklóricas y variedades lingüísticas regionales en Argentina, y su sistematización en publicaciones con finalidad didáctica y académica. Por otro lado, hemos reconstruido el contexto en el que surgió y se llevó a cabo la Encuesta del Habla Regional, cómo se articuló con otras empresas de colecta y con cuestionarios previos y posteriores. Además, caracterizamos el instrumento lingüístico elaborado por Vidal de Battini, sus antecedentes académicos y la metodología de aplicación, poniendo el foco en el rol desempeñado por maestras y maestros en esta “gesta lingüística etnográfica” federal (González et al., 2010). En particular, nos ocupamos de las respuestas a las encuestas remitidas desde el Territorio Nacional de Chubut y de Río Negro, en las que se evidencia cómo la metodología etnográfica implicada en la colecta es interpretada y reapropiada por educadores que efectuaron una práctica de mediación. Si bien los agentes educativos que se desempeñaron en los territorios nacionales fueron parte de una política lingüística de borramiento de las lenguas indígenas, en sus anotaciones etnográficas, se evidencia el registro de estas, pero también reflexiones que dan cuenta del desplazamiento lingüístico. Este primer acercamiento a los resultados de aquel cuestionario, centrado en el español, nos permite reconstruir aquello que queda obliterado en El español de la Argentina en cuanto a lo documentado de las lenguas indígenas en Patagonia y, así, recuperar las descripciones de maestros y maestras asentados en los territorios que median entre las disposiciones estatales y la realidad lingüística territoriana. teseopress.com 256 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Alvar, M. (1951). Historia y metodología lingüística. A propósito del Atlas de Rumania. Universidad de Salamanca. Alvar, M. (1959). El Atlas lingüístico-etnográfico de Andalucía. Arbor, 43(157), 1. Cattaruzza, A. (2012). Los usos del pasado: La historia y la política argentina en discusión 1910–1945. Sudamericana. Chamosa, O. (2012). Breve historia del folclore argentino (1920-1970). Identidad, política y nación. Edhasa. Consejo Nacional de Educación (1949). Segunda Encuesta sobre el Habla Regional. 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En este capítulo, presento cuatro acciones que se dieron entre 2015 y 2020, en el marco de un proceso de politización y jerarquización del área cultural, como se argumentará en el trabajo: a) la elaboración participativa de una ley de protección del patrimonio arqueológico; b) los protocolos ante casos de hallazgos, restitución y reentierro de restos humanos implementados a partir de entonces; c) el reclamo vigente por la restitución de Kallfukura; y d) el diseño de un plan de manejo en el sitio arqueológico Cerro de los Viejos. 1 Una versión preliminar de este capítulo fue publicada en las actas del VI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología (Uruguay, 23 al 28 de noviembre de 2020). teseopress.com 261 262 • Diálogos sobre cultura y región Propongo analizar estas acciones a la luz de conceptos tales como el de “multivocalidad revisada” y desde los llamados “estudios críticos del patrimonio”, con el objetivo de sentar las bases para, en una posterior instancia, profundizar el abordaje, atendiendo a los actores/sectores que activan estas gestiones, la ponderación de su carácter de “participativas” y la instrumentación y los significados que tienen para las comunidades, el Estado y la ciencia.2 Considero apropiado abordar la agencia indígena actual en La Pampa en clave histórica. En este sentido, el trabajo presenta un breve repaso de los antecedentes que permiten comprender los casos, situados en el siglo XXI, en el marco de procesos más amplios de construcción de identidades y alteridades históricas. El escenario La presencia indígena en La Pampa es diversa. Si dejamos, por el momento, de lado las inmigraciones recientes de quechua hablantes de países limítrofes y nos centramos en la adscripción de “nativos” del territorio, preexistentes al Estado provincial y nacional, podemos concentrarnos en tres gentilicios: ranquel, mapuche y günün a küna-mapuche pincén. Se conoce como ranquel al grupo que, desde el último tercio del siglo XVIII, habita la zona comprendida por el nordeste de la pampa centro-oriental, noroeste y centro de la llanura bonaerense y el sur de las actuales provincias de Santa Fe, Córdoba y San Luis, región que, a su vez, 2 Entre diciembre de 2015 y marzo de 2020, ejercí el cargo de director provincial de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa. En este sentido, una línea que quisiera explorar, posteriormente, es la vinculada a la implicancia del investigador en el campo. Es decir, analizar mi propia praxis como sujeto, antropólogo y funcionario estatal participante en estos procesos. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 263 era conocida como Mamüll Mapu, “país del monte o de la leña” (Salomón Tarquini, 2010). En un trabajo previo (Roca, 2018), se analizó la historia del pueblo ranquel en La Pampa en función de un modelo de tres momentos. El primero, desde la finalización de la llamada “Conquista del Desierto” (1878-1885) hasta la década de 1960, en el que la aplicación de los dispositivos nacionalistas tendió a invisibilizar y a negar la existencia del grupo. El segundo, aproximadamente de 1963 a 1980, caracterizado por la emergencia de las primeras reivindicaciones públicas de ranquelidad y el despliegue de estrategias de lucha política. Y un tercer momento, desde la década de 1980 hasta la actualidad, en el que han surgido nuevos marcos legislativos internacionales, nacionales y provinciales que reconocen la preexistencia indígena al Estado y favorecen la reemergencia ranquel, como una identidad organizada políticamente y con un fuerte anclaje afectivo en la vida de muchas personas en La Pampa. En el primero de estos momentos, la identidad ranquel puede ser entendida en términos de una “alteridad histórica” (Segato, 2002), incómoda para el proyecto cultural nacionalista argentino.3 El segundo momento invita a ser pensado desde los estudios de las “políticas de la identidad”.4 En esta etapa, un grupo de personas instrumentan políticamente su identidad ranquel y comienzan a posicionarse ante el Estado y a visibilizarse públicamente. Finalmente, en la coyuntura actual, se observan adscripciones a las identidades ranquel y pampeana, como anclaje afectivo que 3 4 Rita Segato (2007) denomina “alteridades históricas” a los perfiles humanos que surgen dentro de los procesos de formación de identidades nacionales. Es decir, procesos en los que se definen identidades hegemónicas que configuran el “nosotros” nacional, e identidades que son caracterizadas como no pertenecientes a ese “nosotros” y, por lo tanto, percibidas como alteridades u otredades (de “otros”, extraños). Así, en la primera de estas etapas, el sujeto ranquel es abordado como una alteridad histórica “incómoda” que el proyecto nacionalista trató de invisibilizar y asimilar. Estos estudios surgen a partir de la década de 1980 y analizan las estrategias políticas de inclusión basada en las identidades (étnicas, de género, etc.). Al respecto, ver Butler (2002) y Spivak (1987). teseopress.com 264 • Diálogos sobre cultura y región aporta significados a un sentido de pertenencia provincial y regional. Esta tercera etapa se caracteriza por un contexto indigenista que, desde la década de 1980, dio lugar a un conjunto de marcos legislativos y políticas estatales que favorecieron la reemergencia ranquel y el acceso a determinados derechos, entre los cuales se incluye la participación en el manejo del patrimonio arqueológico. En relación con este último punto, cabe mencionar la sanción de la Ley N° 3.104 de “Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico de La Pampa” en diciembre de 2018.5 El anteproyecto fue resultado de dos talleres participativos realizados en el año 2013, coordinados por la entonces Subsecretaría de Cultura provincial –que desde 2015 se transformó en Secretaría– y la Asociación Pampeana de Conservación del Patrimonio Cultural (APCPC). En ellos, participaron referentes indígenas, arqueólogas/ os, paleontólogas/os, coleccionistas, museólogas/os y funcionarias/os de la administración pública provincial, entre otras personas.6 Si bien esta ley establece que los materiales arqueológicos y paleontológicos constituyen bienes de dominio público del Estado provincial, tiene un planteo original en lo referido a derechos de las comunidades indígenas. En su artículo tercero, reconoce a los pueblos originarios de La Pampa el derecho de acceder, consentir y participar en los procedimientos que se realicen respecto de los bienes que conforman su patrimonio arqueológico, aun pudiendo celebrar ceremonias rituales en los sitios que ellos consideren de carácter sagrado. En especial se reconoce el derecho de ser legítimos depositarios 5 6 Ley Nº 3.104, Art. 3º, sancionada el 5 de octubre de 2018. De protección del patrimonio arqueológico y paleontológico de La Pampa. Boletín Oficial del Gobierno de la provincia de La Pampa Nº 3332 del 19 de octubre de 2018. https://tinyurl.com/2fdb4qer A la fecha, la Ley Provincial N° 3.104 se encuentra sin reglamentar. Para mayor información sobre el proceso de elaboración de su anteproyecto, ver Colombato y Roca (2015). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 265 de los restos arqueológicos descubiertos, ante el pertinente reclamo. (Ley Nº 3.104, Art. 3º) No obstante, un análisis retrospectivo revela que el trabajo conjunto entre comunidades, Estado y ámbitos científicos se viene dando desde hace, al menos, veinte años. En consecuencia, no es que en La Pampa hubo gestión participativa a partir de la ley, sino a la inversa. Determinadas condiciones históricas y políticas permitieron que se elaborara y sancionara una norma de estas características. En este sentido, cabe destacar que, en 2019, el Gobierno pampeano decidió pasar el Consejo Provincial del Aborigen (CPA) del ámbito del Ministerio de Desarrollo Social a la órbita de la Secretaría de Cultura, autoridad de aplicación de la Ley N° 3.104. Esto puede tener diversas lecturas. En principio, puede connotar qué concepto de “cultura” está en juego, deliberadamente o no, en el marco del Gobierno provincial. Contrariamente a aquellas nociones que definen los espacios estatales de Cultura como responsables de los espectáculos, el ocio, la articulación con las instituciones educativas, los museos y el goce estético, entre otras actividades y funciones, confiarle el CPA puede pensarse como una decisión que tiende a la politización y jerarquización del área cultural, al otorgarle la responsabilidad de una problemática (la indígena) que no es solo cultural, sino que es, ante todo, política y de alta conflictividad. Lejos de una política folklorista, gestionar el CPA implica acompañar los reclamos por tierras, supervisar el cumplimiento de la Ley Nacional Nº 26.106 de relevamiento territorial,7 otorgar subsidios para resolver diversas contingencias urgentes y acompañar las políticas de Educación Intercultural Bilingüe. En definitiva, y según lo establecido en la Ley Provincial N° 1.228 que dispuso la creación de este organismo en 1990, 7 Ley 26.160, sancionada el 1 de noviembre de 2006. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Boletín Oficial, 29 de noviembre de 2006. https://tinyurl.com/2p62kfvb teseopress.com 266 • Diálogos sobre cultura y región involucra un tratamiento integral de la situación jurídica, económica, social y cultural indígena, priorizando, además, la atención de la salud, educación y vivienda (artículo 5).8 La mayoría de las investigaciones con y sobre pueblos indígenas, producidas en los espacios académicos y gubernamentales en La Pampa, tiene como protagonista al pueblo ranquel. Las razones de esta característica del “campo de interlocución” indígena/indigenista pampeano fueron exploradas en un trabajo anterior (Roca, 2018), en el que argumenté acerca del posicionamiento hegemónico que el pueblo ranquel supo construir en relación con otros grupos indígenas en la provincia.9 Una posible respuesta que exploré en aquel momento, siguiendo el trabajo de Lazzari (2010) y Salomón Tarquini y Abbona (2018), fue que el pueblo ranquel se instituyó como elemento clave de “pampeanidad”, como resultado de políticas culturales gubernamentales que participaron de la construcción de una identidad cultural provincial, desde la provincialización de La Pampa hasta la actualidad, y encontraron, entre los ranqueles, una marca de identidad propia, particular e históricamente situada en el territorio. Además de la “preferencia” oficial, hay que considerar otros factores. En primer lugar, la propia militancia de los ranqueles, que, en la segunda mitad del siglo XX, tuvo momentos muy significativos en las disputas por tierras en el oeste provincial (década de 1960), así como en la organización política de comunidades y asociaciones (década de 1990). Por otro lado, un elemento ideológico que probablemente operó, y desde mi punto de vista sigue implícito en el sentido común, es el del imaginario nacionalista de la “araucanización de las pampas”, que, según planteo, busca situar 8 9 Ley Nº 1228, sancionada el 21 de junio de 1990. Adhiriendo La Provincia de La Pampa a la Ley Nacional Nro. 23302 de Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes. Boletín oficial del Gobierno de la provincia de La Pampa, 27 de Julio de 1990. https://tinyurl.com/2ge8vvjn La reciente tesis de doctorado de Anabela Abbona explora en profundidad este rol protagónico del pueblo ranquel en el campo de interlocución indígena/indigenista de La Pampa. Ver Abbona (2020). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 267 al pueblo mapuche como gentilicio extranjero a la nación argentina.10 Aunque minoritarias, existen comunidades mapuche en La Pampa que se autoidentifican como “mixtas”, es decir, ranquel-mapuche. Estas reconocen ascendencia en ambos gentilicios, como el Lof Mapuche Ranquel de Toay, organizado en el año 1989, una de las primeras comunidades conformadas en la provincia y cuya lonko, Juana Vila Rosas, es nieta de Mariano Rosas,11 hombre venido de zonas transcordilleranas, perteneciente a la tribu de Raninqueo y de Felisa Paillagner (Depetris, 2003). Asimismo, la comunidad Ñancufil Calderón de General Acha, organizada en 2015 y liderada por Guillermina Gómez, cuya ascendencia se remonta hasta Juan Calfucurá, reconocido cacique del siglo XIX. Y, finalmente, el Lof Pillan Pullu We Eglentina Machado de Santa Rosa, de muy reciente formación. El carácter de “mixtas” de estas comunidades no se relaciona solamente con su ascendencia, sino también, según sus lonkos, con el respeto a la identidad territorial ranquel de La Pampa. Con respecto a las comunidades propiamente mapuche, vale destacar la presencia de la comunidad Newen Lelfún Mapu. Formada por Salvador Nawel y Felicindas Campos, ambos fallecidos, si bien no se organizó como comunidad 10 11 El estigma del pueblo mapuche como “invasor chileno” comenzó como una propaganda política elaborada por Estanislao Zeballos en su libro La conquista de quince mil leguas (1878). Esta idea buscaba legitimar la política ofensiva del gobierno nacional y el avance del ejército sobre los territorios indígenas, bajo el pretexto de que estaban siendo habitados por extranjeros que habrían desplazado y aniquilado a los verdaderos indios argentinos, los tehuelche. A partir de la década de 1930, entrando en una nueva etapa de resurgimiento nacionalista, representantes de las ciencias argentinas rescataron y defendieron estos postulados. La noción del “mapuche invasortehuelche autóctono” sobrevive en el sentido común porque sigue reproduciéndose en materiales escolares, publicaciones de aficionados, medios de comunicación y en el ámbito periodístico. Para profundizar en el tema, ver, por ejemplo, Lazzari y Lenton (2000). No se trata de Panguitruz Gner, el famoso lonko bautizado como Mariano Rosas y popularizado por la pluma de Lucio Mansilla, sino de un hombre homónimo que habitó en Santa Rosa a principios del siglo XX. teseopress.com 268 • Diálogos sobre cultura y región en términos de la política indigenista estatal, esta familia ha tenido una participación muy activa en la provincia los últimos 40 años, dando clases de chedungun y trabajando con el mercado artesanal, entre otras acciones. Actualmente, su nieto, Alejandro Nawel, continúa con diversas actividades. Participó, en 2012, junto al historiador Osvaldo Bayer, de las jornadas que derivaron en el cambio de nombre de la ex Avenida Julio A. Roca de Santa Rosa; y, en 2016, fue el firmante de una nota dirigida al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas que abrió la posibilidad de la restitución del cráneo de Calfucurá a La Pampa, como se analizará más adelante. Por otro lado, de la comunidad Newen Lelfún Mapu se desprendió un grupo de familias de Santa Rosa que decidieron organizarse con personería jurídica, dando nacimiento, en 2018, al Lof Choyque Newen, encabezado por la lonko Laura Cuevas. Asimismo, desde el año 2015, comenzó a cobrar protagonismo en La Pampa el Lof Vicente Catrunao Pincén, comunidad günün a küna-mapuche conformada por descendientes del cacique Pincén,12 con miembros de Buenos Aires, Neuquén y La Pampa, entre los cuales se destacaban el lonko Luis Pincén, el huerquén (vocero) Daniel Pincén, oriundo de General Pico, y el antropólogo Carlos Martínez Sarasola. En 2017, la comunidad estableció un convenio de trabajo con la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa y se comenzaron a planificar diversas acciones investigativas y ceremoniales en el ámbito provincial. No obstante, en plena actividad, fallecieron, en 2018, Carlos Martínez Sarasola y, en 2019, el lonko Luis Pincén. La comunidad se reorganizó, y el rol de lonko principal lo asumió Eduardo Pincén, hijo de Luis. Daniel Pincén, 12 Vicente Catrunao Pincén fue un importante líder político, espiritual y militar. Luego de ejercer el control autónomo de un territorio que se extendía entre las actuales ciudades de Trenque Lauquen y Santa Rosa junto a su tribu, por más de 40 años, fue detenido por el Ejército Nacional en 1878 y, luego de que fuera enviado a la Isla Martín García, no se supo más sobre su destino. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 269 además de continuar con una activa participación en la comunidad, asumió, en enero de 2020, como director del Museo de Historia Natural, dependiente de la Secretaría de Cultura de La Pampa, convirtiéndose en el primer miembro de una comunidad indígena que integra un equipo político del Poder Ejecutivo Provincial. Así, el escenario indígena contemporáneo en La Pampa es diverso, heterogéneo y con tensiones internas. Actualmente, existen alrededor de treinta y dos comunidades rankülche, tres ranquel-mapuche, dos mapuche y una günün a küna-mapuche Pincén, con y sin personería jurídica. Aunque es difícil precisar las cifras exactas, dado que están en un proceso dinámico de organización y reorganización constante.13 Entre los resultados de la reemergencia indígena en La Pampa, focalizaremos en aquellos relacionados con la “reparación histórica” que se logra mediante la participación en los procesos de significación del pasado, a través de la gestión patrimonial, en la elaboración de narrativas y en las demandas de restituciones, tanto de material arqueológico como de cuerpos humanos. En este sentido, la devolución del cráneo de Panguithruz Gner (Mariano Rosas) desde el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en 2001, marcó un hito fundamental en la reemergencia ranquel. En años recientes, se vienen dando casos similares. En 2016, se restituyeron los restos mortales de los caciques Gerenal e Indio Brujo desde el Museo de La Plata. Por otra parte, analizaremos aquí un caso de intervención arqueológica en Naicó, la planificación del manejo en el sitio arqueológico 13 Durante 2021, el Consejo Provincial del Aborigen de La Pampa comenzó a instrumentar un Relevamiento de Comunidades Indígenas, en el que participo como consultor y del cual se tomó la cantidad de comunidades citadas aquí. El relevamiento demuestra el alto dinamismo del armado y desarmado de comunidades. Por ejemplo, se han constatado comunidades que nacieron de la separación de otras y, por otro lado, en el sur provincial, se manifiesta la intención de organizar comunidades mapuche con referentes de provincias lindantes como Neuquén y Río Negro. teseopress.com 270 • Diálogos sobre cultura y región Cerro de los Viejos y la actual solicitud de restitución del cráneo de Calfucurá. Estudios críticos del patrimonio El concepto de “campo de interlocución” es definido por Alejandro Grimson (2000) como: un marco dentro del cual ciertos modos de identificación son posibles mientras que otros quedan excluidos. Entre los modos posibles de identificación, existe una distribución desigual del poder, cada estado nacional construye un campo de interlocución, en el cual los actores y grupos se posicionan como parte del diálogo y el conflicto con otros actores y grupos. (p. 41) Si bien el autor plantea la dinámica de los campos de interlocución a nivel nacional, también es posible, siguiendo a Claudia Briones (2005), identificar lógicas similares en instancias provinciales. Briones retoma el concepto de “formaciones nacionales de alteridad” de Rita Segato (2002) y destaca que, si bien las fronteras nacionales y provinciales han sido una construcción que se impuso arbitrariamente, y dejaron, en muchos casos, a un mismo pueblo indígena separado de uno u otro lado,14 su materialidad también es innegable. En este sentido, afirma que las dinámicas de las relaciones al interior de las provincias han ido perfilando “formaciones provinciales de alteridad”. Es decir, identidades extrañas, otredades no pertenecientes al “nosotros” hegemónico, como mencionaba en la introducción. Por otro lado, en este trabajo, la participación indígena en la gestión del patrimonio arqueológico es abordada 14 Como puede ser con el pueblo ranquel entre dos provincias (La Pampa y San Luis) o, en el mismo sentido, entre dos pueblos (ranquel y mapuche) dentro de una misma provincia (La Pampa). teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 271 desde los llamados “estudios críticos del patrimonio”. Se trata de una línea teórica, metodológica y política de trabajo que ha experimentado un auge, en las últimas dos décadas, en Latinoamérica. Esta corriente usa perspectivas etnográficas para abordar el patrimonio, haciendo hincapié en los significados construidos por los dispositivos patrimonializadores del Estado, en las tensiones que estos enfrentan con otros sentidos, elaborados por las comunidades indígenas, y en las consecuencias sociales, políticas y económicas que tienen para estas últimas. Un investigador que trabaja en La Pampa y adscribe a esta corriente es el arqueólogo Rafael Curtoni, a quien le interesa explorar el carácter político de las interpretaciones del pasado elaboradas desde la arqueología. Por ejemplo, en un trabajo publicado en 2004, es crítico con algunas acciones culturales llevadas a cabo en la provincia. Para él, en los trabajos de monumentalización en la zona de Victorica, vinculada al pasado indígena y de frontera militar, los arqueólogos y los “otros” [indígenas] no han tenido una participación activa en los planes de manejo ni tampoco manifestado expresamente su interés de hacerlo, quizás por falta de motivación propia o por un avasallamiento institucional que prioriza el desarrollo de políticas de corto plazo y visibles. Por ello, los tiempos de coordinación, definición y acuerdos sobre los contenidos culturales en los planes de manejo del patrimonio no deben estar subordinados exclusivamente por la inmediatez de la empresa turística. (Curtoni, 2004, p. 10) Ahora bien, en el trabajo citado, Curtoni reflexiona a partir del concepto de “multivocalidad”. En primera instancia, el término refiere al abordaje de investigación arqueológica mediante la incorporación de todas las “voces” implicadas: científicas, indígenas y estatales, entre otras. Sin embargo, Cristóbal Gnecco (2014) advierte que “multivocalidad” fue acuñado en el marco de la perspectiva del multiculturalismo neoliberal de la década de 1990. Por lo tanto, lejos de cuestionar la mirada occidental teseopress.com 272 • Diálogos sobre cultura y región y la continuidad de las relaciones coloniales, la multivocalidad se ha vuelto, en el presente, parte del canon disciplinario. Para Gnecco, la multivocalidad sería similar al multiculturalismo en el sentido de que comparte esa “tolerancia” hacia la diversidad y la “corrección política” de la sociedad de mosaicos a la que apela el multiculturalismo. La multivocalidad “tolera” las formas alternativas de representación del pasado, siempre y cuando no se radicalicen, sino que permanezcan dentro de los límites impuestos por las estructuras de dominación. La antropóloga Mariela Rodríguez, en una reseña sobre el trabajo de Gnecco, agrega que la multivocalidad surgió “como una pócima para aplacar los ánimos” (2016, p. 111). Rodríguez asume que la multivocalidad surge con el multiculturalismo liberal y es funcional a ese contexto, pero ¿qué pasa cuando el contexto es otro? La autora se pregunta: El movimiento indígena es heterogéneo, atravesado por alianzas, negociaciones, traiciones, internalizaciones e, incluso, legitimaciones y simpatías con el statu quo y sus instituciones coloniales-republicanas. Es decir, no siempre la “diferencia” es insurgente, radical, subversiva. Me pregunto entonces ¿Qué ocurre cuando los investigadores son más radicales que los grupos con los que trabajan? ¿Qué ocurre cuando los indígenas, por ejemplo, no quieren “otros mundos”, sino que aspiran a fundirse mediante procesos de “blanqueamiento” en la sociedad que los ha dominado y colonizado? (Rodríguez, 2016, p. 112) Esta última es una pregunta fundamental para el contexto provincial pampeano. Familiarizados con estas discusiones, y con las demandas de comunidades y científicas/os, en el periodo 2015-2020, se abordaron, en la provincia, algunos casos de gestión participativa del patrimonio. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 273 Presentación de casos Como fuera mencionado al principio, en La Pampa, existe una ley con el potencial de sentar las bases de una gestión participativa del patrimonio arqueológico junto a las comunidades.15 Entre los casos que buscaron ser abordados bajo el espíritu de esta ley, está el hallazgo de restos humanos en el paraje Naicó (situado a unos 45 kilómetros al sudoeste de la capital provincial). El 12 de enero de 2018, la Secretaría de Cultura fue notificada, por el cuerpo forense del Superior Tribunal de Justicia de La Pampa, sobre el hallazgo de restos óseos humanos en Naicó.16 Ante la posibilidad de que se tratara de restos de período arqueológico, la Secretaría de Cultura dio aviso al Consejo de Lonkos Ranquel de La Pampa, a fin de que las comunidades dispusieran los modos de intervención. Seguidamente, personal de la Dirección de Patrimonio Cultural, dependiente de esa secretaría, el presidente del Consejo de Lonkos Ranquel, Pedro Coria, y la arqueóloga Alicia Tapia, de la Universidad de Buenos Aires, nos dirigimos al sitio para evaluar el procedimiento a seguir. Elementos de contexto, como cuentas de collar típicas de siglos XVII a XIX (chaquiras de venecita) utilizadas por mujeres ranqueles, así como las investigaciones previas realizadas en el sitio, permitieron determinar que se trataba de una persona de periodo arqueológico-histórico. Lo trascendente del caso fue que el representante ranquel solicitó que no se continúe con la exploración hasta tanto el Consejo de Lonkos dialogue internamente y decida cómo proceder. Así, a los pocos días, la resolución de las comunidades fue datar los fragmentos dispersos que ya estaban en superficie, no seguir excavando el sitio y cubrir con tierra las partes 15 16 Como se dijo antes, la relación entre comunidades y arqueólogas/os en La Pampa no es nueva. Existen ya diversos antecedentes de diálogo entre científicos y referentes indígenas. Circunscribo mi análisis al periodo en el que pude participar directamente. El caso se aborda en Pera y Tapia (2019). teseopress.com 274 • Diálogos sobre cultura y región humanas que quedaron expuestas. Los posteriores estudios de laboratorio confirmaron que los restos corresponderían a una mujer que habría vivido alrededor del año 1838. Es importante destacar que, a diferencia de formas unilaterales y coloniales de tomar decisiones en relación con el tratamiento de restos humanos indígenas, en este caso, la decisión se tomó en conjunto. El segundo de los casos analizados se dio en noviembre de 2016, cuando el Consejo de Lonkos Ranquel recibió, en la localidad bonaerense de Tapalqué, los cráneos de Gerenal e Indio Brujo (como se dijo, parte de las “colecciones” del Museo de La Plata) de manos de la comunidad Peñi Mapu de Olavarría, luego de gestiones realizadas junto a la comunidad Mapuche Tehuelche Cacique Pincén de Trenque Lauquen, para que descansaran en el territorio que habitaron en vida (actual provincia de La Pampa). Los referentes ranqueles solicitaron acompañamiento de la Secretaría de Cultura de La Pampa y del Consejo Provincial del Aborigen (en aquel entonces, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social), tanto para el traslado hasta el lugar como para que, una vez recibidos, los organismos se hicieran cargo de la guarda transitoria de los cráneos, hasta tanto se resolviera el lugar propicio para su entierro. En ese sentido, ambos organismos de gobierno conformaron una comisión y convocaron a investigadores locales, a fin de aportar información biográfica sobre la vida de Gerenal e Indio Brujo. Dado que, en la recién formada Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, se había dispuesto un espacio como repositorio arqueológico provincial, los representantes indígenas solicitaron resguardar allí las urnas con los cráneos. En diciembre de 2017, el Consejo de Lonkos decidió el entierro de Indio Brujo en el sitio “Lomas de Chapalcó”, acción que se llevó a cabo también con el apoyo logístico de la Secretaría de Cultura y del Consejo Provincial del Aborigen. Los restos del cacique Gerenal, por su parte, siguen en custodia de la Secretaría de Cultura de La Pampa a la espera de una decisión de las comunidades y, según consta en teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 275 notas formales, un deseo de estas es explorar la posibilidad de dar tierra a Gerenal dentro del Parque Nacional Lihue Calel. Así, entre diciembre de 2020 y abril de 2021, quien suscribe, junto al investigador Omar Lobos y la Subsecretaria de Coordinación Cultural de La Pampa, Dini Calderón, realizamos dos viajes a la zona oeste de las sierras de Lihue Calel, con el objetivo de identificar el sitio conocido como “Paso Gerenal”, lugar donde habría muerto en combate el mencionado guerrero, según se menciona en crónicas como Olascoaga (1880), Tello (1958) y Zeballos (2002).17 Un tercer caso es el relacionado con el proyecto “Caminos del Agua”.18 Este se inició en 2016, desde la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, y propuso las bases de un plan de manejo en el sitio arqueológico Cerro de los Viejos.19 El proyecto desarrolló investigación arqueológica e histórica, diseño gráfico y guion para cartelería aplicada a un sendero interpretativo y el uso de tecnología de realidad aumentada para difusión y transferencia didáctica del conocimiento científico. Se establecieron pautas de conservación y exhibición a través de un sendero de 2500 metros. El proyecto contó con la participación de localidades vecinas al sitio y comunidades indígenas de la provincia. Entre 2017 y 2019, el equipo de arqueología dirigido por la doctora Mónica Berón, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, realizó tres campañas arqueológicas y uno de los hallazgos más importantes fue el de un enterratorio humano en un perfil de terreno con peligro de derrumbe, lo cual motivó dar aviso al Consejo Provincial del Aborigen y 17 18 19 Respecto a estas prospecciones, se publicaron notas en el Suplemento Cultural “Caldenia” del Diario La Arena de Santa Rosa (https://bit.ly/3utA9FN; https://bit.ly/3IgSRWV; https://bit.ly/3Pc5Mvh). Una descripción detallada del trabajo puede hallarse en Roca (2020). Cerro de Los Viejos es un sitio arqueológico ubicado al sudeste de la provincia de La Pampa, en el departamento Caleu Caleu, a unos 45 kilómetros al este de Cuchillo Co. Registra un uso continuo del paisaje desde hace al menos 6000 años y destaca por la presencia de un sistema de seis represas construidas (aparentemente) por las poblaciones de siglo XVIII y XIX como respuesta a la falta permanente de agua. teseopress.com 276 • Diálogos sobre cultura y región al Consejo de Lonkos Ranquel de La Pampa.20 Las/os representantes ranqueles determinaron que los restos humanos fueran fechados y reenterrados en el sitio en un marco ceremonial, una vez terminados los análisis correspondientes. Los resultados de laboratorio arrojaron una antigüedad de 6000 años antes del presente y, a partir de entonces, la participación de las comunidades indígenas en el proyecto se intensificó. La ceremonia de reentierro, a la fecha de esta publicación, aún no fue realizada. Un último caso es el relacionado con el pedido de restitución del cráneo del Cacique Juan Kallfükura, que también fuera parte de las nefastas “colecciones” del Museo de La Plata. Líder político y espiritual de la Confederación de Salinas Grandes durante más de 30 años, Kallfükura falleció el 3 de junio de 1873 y fue enterrado en Chillhué, a 17 kilómetros al este del paraje Padre Buodo (La Pampa). Cinco años después, a fines de 1878, su entierro fue profanado por las tropas del coronel Levalle. Su cráneo fue entregado a Estanislao Zeballos, quien, a su vez, se lo regaló a Francisco Pascasio “Perito” Moreno, por entonces director del Museo de La Plata. A partir de la reglamentación de la Ley Nacional N° 25.517 en 2010,21 diversas comunidades mapuche comenzaron a organizar el pedido de restitución del cráneo de Kallfücura. En 2016, cuando estaba cerca de otorgarse al Lof Namuncurá de San Ignacio (Neuquén), la comunidad mapuche Newen Lelfún Mapu de La Pampa se sumó al pedido, abriendo así una nueva discusión que, hasta el momento, no se venía dando y que propuso dirigir la atención a Chillhué, invisibilizado hasta el momento como sitio de profanación. De este modo, entre 2017 y 2018, las 20 21 Los trabajos arqueológicos en el sitio estuvieron a cargo de la Dra. Mónica Alejandra Berón, en el marco del Proyecto ASETUR “Puesta en valor del sitio arqueológico Cerro de los Viejos”, Expediente MINCyT Nº 1985/16, convocatoria 2016, convenio Nº 2018-23704414. Ley Nº 25.517/2001, sancionada el 21 de noviembre de 2001. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Boletín Nacional, 20 de diciembre de 2001. https://tinyurl.com/2nsfcngp teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 277 reclamantes realizan dos reuniones en Santa Rosa, organizadas en conjunto con la Secretaría de Cultura de La Pampa. Allí, definieron las bases de un proyecto que llamaron “La ruta del Toki”, el cual consiste en la instalación de una serie de hitos en sitios significativos en la biografía del líder indígena (Carhué, Salinas Grandes, Chillhué, entre otros), acompañados de diversas actividades de difusión. En septiembre de 2020, ante el pedido de la comunidad mapuche de La Pampa, y consensuado con autoridades del Consejo Provincial del Aborigen y demás comunidades reclamantes, se constituyó una comisión de apoyo en Santa Rosa, cuyo comunicado inaugural menciona, entre otras cosas: hemos constituido la “Comisión Kallfükura”, destinada a apoyar a las comunidades reclamantes ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que solicitan que el cráneo de Kallfükura sea retirado del Museo de La Plata y vuelva a ser enterrado en su lugar de descanso definitivo. Respecto de esto, entendemos que la decisión sobre cuál sea su destino final es enteramente de las comunidades reclamantes […] La comisión […] está integrada por militantes, artistas e investigadoras/es de la región pampeana, bonaerense y Capital Federal. Desde la ubicación geográfica donde nos constituimos, deseamos que este proceso fortalezca a las comunidades pampeanas mamülche, rankülche y günün a küna – mapuche Pincén, así como al conjunto de los pueblos originarios de la región, más allá de límites provinciales. Aspiramos a que la restitución de los restos mortales de Kallfükura no se reduzca al retiro físico de su cráneo del Museo de La Plata, sino que promueva acciones ligadas a la reparación histórica, entre ellas: cuestionar discursos y prácticas negacionistas, etnocentristas y estigmatizadoras, en un marco político y pragmático más amplio, contribuir al fortalecimiento de la memoria colectiva indígena y reivindicar la figura de Kallfükura, líder político y espiritual que logró articular posiciones diferentes y alcanzar consensos a nivel regional […] Desde una postura crítica y a la vez constructiva apoyaremos las medidas y acciones tomadas por áreas gubernamentales que favorezcan teseopress.com 278 • Diálogos sobre cultura y región este objetivo. Paralelamente bregaremos para evitar que las políticas patrimonializantes conviertan espacios significativos para los pueblos indígenas en sitios o hitos turísticos abiertos al público […] En este sentido, creemos que el área dispuesta para el reentierro del Toki Kallfükura deberá ser cogestionada por las comunidades indígenas (reclamantes, locales, etc.) en función de sus acuerdos internos. (Comisión Kallfükura, comunicado de prensa. 7 de septiembre de 2020, archivo personal) En este proceso, se pusieron en evidencia algunas de las tensiones al interior de las diversidades indígenas de la provincia. El reclamo de Kallfükura desde La Pampa provoca preocupación entre las comunidades ranqueles. ¿Tal vez se siente como una amenaza a su rol como grupo hegemónico? ¿Cómo opera en este proceso el paradigma del “mapuche foráneo” que mencioné en páginas anteriores? Estas últimas dos preguntas surgen de manifestaciones que se dieron en los debates de las reuniones del 2017 y 2018, así como al interior de la comisión formada. En relación con esta última, hay consenso en apoyar la restitución de Kallfükura, pero también un acuerdo en atender la preocupación manifestada por el pueblo ranquel. Esa intención se refleja en el comunicado cuando reza que “desde la ubicación geográfica donde nos constituimos, deseamos que este proceso fortalezca a las comunidades pampeanas mamülche, rankülche y günün a küna – mapuche Pincén”, lo cual se traduce, en términos de política indígena, como el respeto por las identidades territoriales, no ya con base en criterios etnohistóricos, sino políticos y actuales. Reflexiones finales A lo largo del artículo, se intentó mostrar el grado de articulación que se viene dando entre comunidades indígenas, teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 279 centros académicos, actores civiles y organismos del Estado provincial en La Pampa. En una posterior instancia de investigación y escritura, se plantea como necesario profundizar en otros interrogantes. En lo que, a primera vista, puede parecer una actitud “políticamente correcta”, desde una mirada crítica, ¿qué elementos subyacen? ¿Quién activa estas gestiones, por qué, para qué y para quién? ¿En qué consiste su carácter de “participativas”? ¿Cómo instrumentan y aprovechan las comunidades, el Estado y la Ciencia estas experiencias? Asimismo, el recorrido propuesto en este abordaje inicial abre otras posibles líneas de indagación. Una, referida a la relación entre patrimonio y turismo, que parece despertar el interés en determinadas áreas del Estado. Por otro lado, la relación entre participación en la gestión del patrimonio y el reclamo por tierras y reparación histórica, simbólica y económica de parte de las comunidades. En este sentido, ¿acceder a la gestión patrimonial puede ser la puerta de entrada a la restitución de bienes de otra naturaleza, incluido tierras? ¿Qué sucedería si el Estado se ve obligado a reconocer el carácter “sagrado” reclamado por los pueblos indígenas en ciertos sitios que, desde el punto de vista estatal y científico, son considerados “patrimoniales”? Finalmente, asumir una mirada crítica involucra partir de la revisión misma del concepto de “patrimonio” y de las definiciones instrumentadas por los Estados y la ciencia occidental. Es necesario ponerse en el lugar de otros y otras, entender epistemologías diversas y significaciones construidas localmente entre las personas que viven sus vidas junto al “patrimonio”. Y, sobre todo, en lo que respecta a patrimonio indígena, contextualizarlo históricamente. En este sentido, tratar de ser más parte de la solución que del problema. Rol, este último, que a veces asumimos como representantes de la ciencia y del Estado, más allá de los giros interculturales y de las buenas intenciones que se dieron a partir de la segunda mitad de siglo XX. teseopress.com 280 • Diálogos sobre cultura y región Referencias bibliográficas Abbona, A. (2020). ¿De quién es el pasado ranquel? La construcción de campos de interlocución en la reemergencia indígena. La Pampa y San Luis, 1970-2014 [Tesis de doctorado no publicada]. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Briones, C. (2005). Formaciones de alteridad: contextos globales, procesos nacionales y provinciales. En C. Briones (Comp.), Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones provinciales de alteridad (pp. 1-43). Antropofagia. Butler, J. (2002). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidós. Colombato, L. y Roca, I. (2015). Consensos y discusiones en el proceso de elaboración participativa del Proyecto de Ley Provincial de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico. En C. Salomón Tarquini e I. Roca (Eds.), Investigaciones acerca de y con el pueblo ranquel: pasado, presente y perspectivas. Actas de las Jornadas en Homenaje a Germán Canuhé. EdUNLPam y Subsecretaría de Cultura de la Provincia de La Pampa. Curtoni, R. (2004). La dimensión política de la arqueología: el patrimonio indígena y la construcción del pasado. En G. Martínez, M. Gutiérrez, R. Curtoni, M. Berón y P. Madrid (Eds.), Aproximaciones contemporáneas a la Arqueología pampeana. Perspectivas teóricas, metodológicas, analíticas y casos de estudio (pp. 437-449). El Impresor SRL. Depetris, J. C. (2003). Gente de la tierra. Los que sobrevivieron a la conquista, con nombre y apellido. Censo de 1985. Pampa central. Ediciones de la Travesía. Gnecco, C. (2014). Multivocalidad, años después. En M. C. Rivolta, M. Montenegro, L. Menezes Ferreira y J. Nastri (Eds.), Multivocalidad y activaciones patrimoniales en arqueología: perspectivas desde Sudamérica (pp. 33-46). Fundación de Historia Natural Félix de Azara. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 281 Grimson, A. (2000). Interculturalidad y comunicación. Editorial Norma. Lazzari, A. (2010). Autonomy in Apparitions: Phantom Indian, Selves, and Freedom (on the Rankülche in Argentina). Columbia University. Lazzari, A. y Lenton, D. (2000). Etnología y Nación: facetas del concepto de araucanización. Revista Avá, 1(1), 125-140. Olascoaga, M. J. (1880). Estudio topográfico de la Pampa y Rio Negro. Oswald y Martínez. Pera, L. y Tapia, A. (2019). Hallazgos arqueológicos en Naico. El camino del consenso. Revista Rastrilladas, (1), 6-9. https://tinyurl.com/2mqyr6ee Roca, J. I. (2018). Agencia indígena y formaciones provinciales de alteridad en la construcción de EIB (Educación Intercultural Bilingüe) en La Pampa (2006-2015) [Tesis de maestría no publicada]. 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La construcción de campos de interlocución en la reemergencia indígena. La Pampa y San Luis, 1970-2014. Es becaria posdoctoral de CONICET y docente auxiliar regular en las cátedras Historia de América I y Epistemología e Historiografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa. Participó en distintos proyectos de investigación y en publicaciones nacionales e internacionales. Sus temas de investigación (IEHSOLP-IESH) se vinculan a los procesos de conformación de relatos históricos, memorias y políticas culturales sobre la población indígena ranquel en distintas provincias de Argentina. Melina Caraballo Profesora en Letras, especialista en Estudios Sociales y Culturales (UNLPam), especialista en Ciencias Sociales (FLACSO) y diplomada en Políticas Editoriales y Proyecto Cultural (UBA). Se desempeña como editora de la EdUNLPam y como docente en la Facultad de Ciencias Humanas UNLPam y en el Instituto de Formación Docente Escuela Normal de Santa Rosa. Ha formado parte de equipos de investigación orientados al estudio de las lenguas indígenas y ha teseopress.com 283 284 • Diálogos sobre cultura y región participado de distintos proyectos de extensión destinados a la recuperación, enseñanza y difusión de la lengua ranquel en la provincia de La Pampa. Actualmente, estudia el rol de maestras y maestros en la conformación de un ideario nacionalista a partir de la recolección de material folklórico documentado en La Pampa entre 1921 y 1951. Verónica Domínguez Doctoranda en Letras con orientación Lingüística en la Universidad Nacional del Sur y licenciada en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Becaria doctoral en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CENPAT/CONICET). Es profesora adjunta interina en la carrera de Letras de la Facultad de Humanidades de la UNPSJB. Además, integra el Centro de Estudios de Lenguas y Literaturas Patagónicas y Andinas (CELLPA). Su campo de estudio involucra la documentación de lenguas indígenas en la Patagonia Central durante el siglo XX. Flavia Fiorucci Doctora en Historia por la Universidad de Londres, MA en Estudios Latinoamericanos de King’s College Londres, licenciada en Ciencias Políticas de la Universidad de San Andrés. Es investigadora independiente del CONICET, forma parte del Centro de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes. Ha publicado sobre la temática de los intelectuales y la cultura y sobre la historia de la educación en Argentina. Entre sus publicaciones, se puede mencionar: Intelectuales y Peronismo (Editorial Biblos, 2011); Paula Laguarda y Flavia Fiorucci, Intelectuales, Cultura y Política en Espacios Regionales. Argentina, Siglo XX (Rosario, teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 285 Prohistoria, 2012); y Flavia Fiorucci y José Bustamante Vismara (Eds.), Historia de la Educación Argentina: Palabras Claves (UNIPE, 2019). Leda García Maestra normal nacional (Escuela Normal Nacional N° 2 “Dardo Rocha”, La Plata), bibliotecaria escolar y profesional (ISFD N° 8-La Plata), licenciada en Bibliotecología y Documentación por la Universidad Nacional de Mar del Plata, magister en Estudios Sociales y Culturales por la Universidad Nacional de La Pampa, actualmente doctoranda en Historia por la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Ejerció la docencia en todos los niveles. Coordinó el Plan Provincial de Lectura de La Pampa. Coordinó talleres de lectura y talleres literarios. Participó y participa en diversos proyectos de investigación y en publicaciones nacionales y extranjeras. Es autora de textos literarios. Actualmente, dicta clases en un instituto de Nivel Superior. Paula Inés Laguarda Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Quilmes. Es investigadora del CONICET, con lugar de trabajo en el Instituto de Estudios Históricos y Sociales de La Pampa (IEHSOLP), y se desempeña como docente en la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam, donde también codirige un proyecto de historia cultural (IESH-FCH). Coeditó los libros Intelectuales, cultura y política en espacios regionales de Argentina (siglo XX) (Prohistoria, 2012), junto a Flavia Fiorucci, y El hilo de Ariadna. Propuestas metodológicas para la investigación histórica teseopress.com 286 • Diálogos sobre cultura y región (Prometeo, 2019), junto a Claudia Salomón Tarquini, Sandra Fernández y María Lanzillotta. Asimismo, ha publicado capítulos de libros y artículos con referato en el país y el extranjero. Micaela Oviedo Profesora en Historia por la Universidad Nacional de La Pampa. Forma parte del Instituto de Estudios Históricos y Sociales de La Pampa (IEHSOLP, CONICET-UNLPam) y del Instituto de Estudios Socio-Históricos (IESH, FCHUNLPam). Cursa el doctorado en Historia en la Universidad Nacional de La Plata, en el marco de una Beca Interna Doctoral CONICET. Dedica su investigación al análisis de las bibliotecas populares pampeanas y sus prácticas culturales durante la primera mitad del siglo XX, con especial énfasis en la circulación de textos y lecturas. Ha publicado trabajos sobre estas temáticas y ha participado como expositora en diferentes jornadas de investigación a escala local y nacional. Florencia Azul Prina Profesora en Historia y especialista en Estudios Sociales y Culturales por la Universidad Nacional de La Pampa, con el trabajo final Una aproximación teórica para el abordaje del campo de la plástica pampeana en el período post provincialización (1955-1988). Actualmente, se desempeña como docente en educación media y es integrante del Instituto de Estudios Socio-Históricos (IESH, FCH-UNLPam). Su línea de trabajo se enfoca en el análisis del campo cultural y artístico pampeano. Ha publicado trabajos sobre esa temática y presentado avances de investigación en diversas reuniones científicas. teseopress.com Diálogos sobre cultura y región • 287 Ignacio Roca Profesor de Antropología Social por la Universidad de Buenos Aires y magister en Estudios Sociales y Culturales por la Universidad Nacional de La Pampa. Fue director de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura del Gobierno de La Pampa (2015-2020). En su tesis de maestría, abordó la implementación de la Educación Intercultural Bilingüe en esa provincia y, en 2021, tuvo a cargo el relevamiento de comunidades indígenas para el Consejo Provincial Aborigen de La Pampa. Se desempeña como docente e investigador en la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam. Forma parte de la Red de Información y Discusión sobre Arqueología y Patrimonio (RIDAP). Actualmente, cursa la especialización en Evaluación de Impacto Arqueológico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (cohorte 2022). teseopress.com teseopress.com teseopress.com teseopress.com