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Mundoambiente fractalización RR

Mundo ambiente y fractalización de la condición juvenil Rossana Reguillo ¿No necesitamos acaso delimitar una temporalidad específica, una temporalidad de la “existencia de lo inexistente” para que el proceso de subjetivización política tenga sentido? Prefiero invertir el argumento y decir que el esbozo del futuro es una consecuencia de la invención política y no su condición de posibilidad. Jacques Ranciêre En tiempos de crisis climática, el futuro es un territorio a defender (Manifiesto) Red de Futuros Indígenas ¿Cuáles son hoy las preguntas urgentes, necesarias, fundamentales que hay que plantear desde el campo de estudios de la juventud en América Latina para comprender y acompañar las biografías de millones de jóvenes que en la región apenas sobreviven, resistiendo el embate de las políticas neoliberales, el incremento exponencial de las violencias, el despojo de territorios y bienes como el agua, a lo que se suman los populismos de izquierdas y de derechas que no parecen calibrar el tamaño de la catástrofe que se extiende de las ciudades al campo y viceversa 25 ROSSANA REGUILLO y que impacta en el crecimiento de la desigualdad y la exclusión entre los más jóvenes? En un momento de altísima polarización social que se expresa de diferentes maneras, pero que, en el fondo, me parece, alude a la incertidumbre que nos habita y que acude al relato unívoco, a la propia razón y cerrazón frente a las razones de las y los otros, resulta urgente una academia que con voz crítica alce la voz y se implique en esta disputa por el presente en el que nos va en juego el futuro. Asumir que esta crisis no es solamente brasileña, salvadoreña, nicaragüense, cubana o mexicana, sino de alcance planetario exige problematizar algunas de las categorías que hemos venido trabajando desde el siglo pasado: una especie de continuidad espacio-temporal en el que habitan jóvenes más o menos parecidos, más o menos diferenciados, más o menos iguales o más o menos pobres. Para problematizar estas categorías en relación con los mundos juveniles, acudo a un concepto planteado por Flavia Costa en su más reciente libro Tecnoceno (2021): se trata de la noción de “mundo ambiente” que Costa define como el entorno vital. Y añade lo siguiente: Según el biólogo Jakob von Uexküll, para cada especie ese medio puede resultar diferente, ya que no denota todo lo que existe, sino la combinación entre la percepción y las formas de actuar que cada especie desarrolla. En relación con la existencia humana, es uno de los tres vértices donde ella transcurre; los otros dos son el mundo interpersonal o común y el mundo personal o propio. Hasta la primera mitad del siglo pasado, ese medio aparecía casi siempre como un telón de fondo para la 26 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL historia humana. Una de mis propuestas en este libro —y por eso uso esta traducción del término (Umwelt) y no otras posibles, como “medio ambiente”— es que como especie hemos producido un salto de escala, y ese salto nos ha puesto en una nueva relación con el ambiente: ya no es un telón de fondo, si es que alguna vez lo fue, sino que el medio, natural y técnico, constituye plenamente nuestro mundo.1 Me interesa el “mundo ambiente”, en tanto considero que permite la articulación entre las formas de percepción y acción (prácticas desplegadas), que de manera inequívoca se han convertido en el centro de los posibles futuros de la humanidad. Interrogar el mundo ambiente en el que las y los jóvenes experimentan la realidad, es —propongo— una estrategia que posibilita sacudir las categorías espacio-temporales que parecerían transparentar la condición juvenil como una especie de telón de fondo, como señala Costa. Pienso, por ejemplo, en el obsesivo ejercicio de clasificar las generaciones, las tipologías con letras de abecedario o de llegada o fin de una época, que tienden a homogenizar la experiencia, a pasteurizar el sentido y terminan como etiquetas o categorías que determinan las biografías juveniles. 1 Comunicación personal con la autora que generosamente me compartió lo que ella entiende por “mundo ambiente” que equipara a la noción alemana de “Umwelt”. En esta productiva conversación la autora trajo al intercambio de ideas el libro de Agamben Lo abierto. El hombre y el animal (2002), que ella tradujo del italiano junto con Edgardo Castro y justo en la página 43, Agamben desarrolla brevemente la noción de “mundo ambiente”, que años después Costa utilizará para su tecnoceno. 27 ROSSANA REGUILLO Desde otra perspectiva Mary Louis Pratt, se refiere al momento epocal, como el del giro planetario y el de la crisis de futuridad (2023). Dice Pratt que la crisis del milenio marcó el pasaje de lo global a lo planetario, y es justamente en esta idea en la que quisiera detenerme. Propongo entonces acudir a estas dos categorías “mundo ambiente” y “giro planetario”, como estrategias para encarar la pregunta por los trayectos, las biografías y los procesos de subjetivación juvenil, un sujeto joven planetario que percibe y vive ese mundo ambiente en toda su desnuda atrocidad: los migrantes calcinados en un centro de internamiento en Ciudad Juárez, los presos de Bukele en su estado de excepción que se prolonga, la jovencita asesinando a otra jovencita en una secundaria en Teotihuacan, estado de México, las hermanas desaparecidas y ejecutadas brutalmente en una carretera en Zacatecas; pero también los jóvenes defensores mapuches, los estudiantes nicaragüenses, los manifestantes del #11J en Cuba. Dos elementos resultan aquí centrales: el agotamiento de la noción de globalización para aludir a las dimensiones económicas de las relaciones en el mundo y la inoperancia del concepto “mundialización”, que la sociología puso a funcionar en los noventa del siglo pasado, en un intento por sacar de su registro económico esas relaciones para pensarlas en clave cultural. Sin embargo, ni la globalización ni la mundialización como categorías geopolíticas lograron hacerse cargo de lo que llamé “el reparto inequitativo” del riesgo (Reguillo, 2008). Las enormes desigualdades entre regiones, países y personas se agudizaron en la misma medida en que se incrementó la voracidad de un sistema ciego, sordo, insensible frente a un planeta al límite de sus fuerzas. 28 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL Por ello este giro planetario del que habla Pratt, resulta tan pertinente para re-pensar, re-pasar, re-trabajar lo dado por sentado. Hoy, la investigación empírica en el campo de estudios de la juventud, indica que estamos frente a un fuerte retorno de los “ismos”, pero no los que organizaron las grandes narrativas de la modernidad, como el capitalismo o el socialismo. No, lo que emerge en los territorios juveniles son los ecologismos, indigenismos, feminismos, colectivismos, activismos, hacktivismos, que organizan el sentido y definen las controversias que, desde la condición juvenil, siempre histórica y situada, se asumen como horizontes de un posible futuro planetario. Como se afirma en el Manifiesto de Futuros Indígenas “En tiempos de exterminio, ecocidio y genocidio; pandemias, saqueos, sequías extremas, incendios masivos, contaminación del aire, guerras por el agua, hambrunas regionales, comunidades desplazadas por las catástrofes climáticas, destrucción de los ecosistemas, extinción masiva de especies, en tiempos de muerte impuesta, nos organizamos” (Futuros Indígenas, junio 2021, cursivas en el original). En este punto quisiera volver a la formulación que Agamben hiciera de “Umwelt” y que Costa y Castro, tradujeron con agudeza como “mundo ambiente”. A partir del trabajo del biólogo alemán J. von Uexküll (1864-1944), como ya lo citó Costa, Agamben traza la diferencia entre el mundo objetivo (Umgebung) y el mundo ambiente (Umwelt). Siempre refiriéndose a Uexküll, Agamben nos dice que el mundo ambiente se distingue por estar “constituido por una serie más o menos amplia de elementos que él llama ‘portadores de significado’ (Bedeutungsträger) o ‘marcas’ (Merkmalträger)” (2002, p. 43). 29 ROSSANA REGUILLO En otras palabras, el mundo ambiente se configura por la relación del sujeto a partir del punto de vista; quizás valdría la pena volver aquí al concepto de mundo de la vida (Lebenswelt) de la fenomenología husserliana para calibrar la importancia del concepto “mundo ambiente” para comprender la reconfiguración en la percepción de la relación tiempo-espacio, colocando al centro la pregunta por el territorio y la experiencia del sujeto político y planetario, de las y los jóvenes. El mundo de la vida está formado por la capa profunda de certezas, realidades y evidencias que configuran la experiencia del sujeto. Hoy resulta imposible o muy difícil negar la crisis socioambiental que sacude el planeta. Las agresiones, desapariciones, ejecuciones de defensores de territorio y de bienes colectivos se ha ido incrementando en la región. En el caso de México, solamente del año 2019 al 2023, han sido asesinados 58 defensores. De la resistencia a los megaproyectos a la defensa del agua, la infravaloración de la vida es una constante. Mares, costas, humedales, bosques, biodiversidad, derechos humanos, amenazados por la voracidad del capitalismo extractivista, configuran ese mundo ambiente en que desde las diferencias en la condición juvenil se accede a la experiencia vital de la vida. En recientes entrevistas realizadas a jóvenes activistas, ambientalistas, defensores de territorio, estudiantes en zonas indígenas, feministas y hacktivistas, que han tenido como eje narrativo central la relación de estas personas jóvenes con el territorio y con lo planetario en el sentido que lo definí arriba siguiendo a Mary Louis Pratt, todas coinciden —de diferentes maneras— con la perspectiva del mundo ambiente que aquí he propuesto. 30 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL Desde una política del nombre propio, María, una joven mujer nahua de la región cholulteca (ubicada entre el Valle de Cholula y las zonas metropolitanas de Puebla y Tlaxcala), se refiere al territorio como “eso que da sentido a mi vida, donde están las personas, los cerritos, los árboles los ríos, el pozo, la noria. Y sobre todo el agua, el territorio son los vínculos físicos, espirituales, emocionales”. Desde hace varios años María se convirtió en una comunicadora popular y en lo que define como “hackeo cultural” para la defensa de la tierra, que entiendo como tomar espacios y generar resistencias narrativas. La conciencia le vino a los 16 años cuando a su abuelita le expropiaron la tierra para desarrollos inmobiliarios en Cholula. En el Valle Cholulteca la represión ha sido brava. Samir Flores Soberanes, activista e indígena nahua de 36 años, fue asesinado el 20 de febrero de 2019 en la puerta de su casa en el pueblo de Amilcingo, en el Estado de Morelos, un día después de declarar las deficiencias legales y los peligros que acompañaban la creación de la planta termoeléctrica de Huexca. Además, el asesinato de Samir ocurrió tres días antes de la consulta ciudadana sobre una planta termoeléctrica, convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador el 23 y 24 de febrero de 2019. La propuesta de gobierno aseguraba que no habría desabastecimiento de agua, ni contaminación, aunque desde 2009 los ejidatarios, académicos y habitantes de la zona rechazaron —y denunciaron— el proyecto por su posible impacto medioambiental (SignaLab, 30 de marzo de 2022). El asesinato de Samir marcó un punto de inflexión en la lucha de los pueblos y en la organización para la resistencia. 31 ROSSANA REGUILLO María no ha dejado de luchar ni un solo día y dice que compartir la palabra es una forma de hackear las narrativas dominantes. Para Dalia, una estudiante chontal-zapoteca de 22 años, el territorio es “el espacio que habitamos, lo que nos sustenta, hace la vida; es como una interdependencia entre el agua, los árboles, es un ecosistema”. Territorio y comunidad están ligados para Dalia, son dimensiones que desde el cuerpo construyen relaciones, identidad, pertenencia. Comunidad y territorio es una forma de encontrarte con otros. José, otomí de Huitzizilapan, un bastión de la defensa del agua, el territorio y la cultura, no hay territorio si no “territorios” y acude a la metáfora del plato roto, de muchos pedacitos, un plato que no es plano, donde está la lengua, la tradición. Piensa que “la comunidad es riqueza, es el principal capital que tenemos; ahí está el tequio (el trabajo colectivo de la comunidad con un mismo objetivo)”. María, Dalia y José, comparten una severa crítica a la concepción de desarrollo y de progreso, eso que amenaza la vida de las comunidades. En marzo de 2022 la Caravana por el agua y la vida conformada por varios pueblos, marchó durante 34 días para visibilizar además de los problemas derivados de la explotación, la apropiación indebida de recursos, la represión, las formas de organización que se han dado para resistir: …la Caravana visibilizará las luchas de estos nueve estados de México, así como de territorios en el resto del país, en Europa, África, Asia, Sudamérica y Norteamérica y a su paso se irán 32 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL trazando nuevos caminos de organización para resistir en conjunto los embates de este sistema capitalista y sus Estados protectores. Pero, sobre todo, se hará eco a la voz de los pueblos que han decidido ya su destino a través de sus leyes, pronunciamientos, decretos y acuerdos propios que los malos gobiernos han despreciado e ignorado (Pueblos Unidos por la Vida, 14 de marzo de 2022). De este fragmento quiero destacar la idea de “trazar nuevos caminos de organización”, para traer el tema de las resistencias. Presentes bajo asedio: hackear el futuro Dice Miguel Benasayag que “resistir no es sólo oponerse, sino crear, situación por situación, otras relaciones sociales” (Fernández Savater, 24 de abril 2015); en ese sentido me interesa señalar las transformaciones en la acción colectiva juvenil en la última década, en la que han proliferado colectivos y colectivas que, impulsados por un profundo malestar frente al asociacionismo más clásico, ha configurado modos de resistencia que se alejan cada vez más de lo institucional y lo programático. El pensamiento de Benasayag me parece clave en la medida en que parte del concepto de “situación¨, lo que a su juicio permite volver a territorializar la vida, el pensamiento y la acción, desde una perspectiva del aquí y del ahora y no desde lo que él mismo denomina “universal abstracto”. La resistencia entendida desde esta perspectiva sería un “universal concreto”, en tanto actúa, opera, se despliega en una situación, en un territorio, en una 33 ROSSANA REGUILLO lucha que puede asumir distintas formas. Crear la situación, generar nuevas formas de vínculos sociales. Ya el movimiento anarcopunk a mediados de los años ochenta del siglo XX, había reivindicado la autonomía y la responsabilidad de cada participante en la prefiguración del mundo imaginado y deseado. Quizás, como una hipótesis puede plantearse que el comunitarismo juvenil que hoy vemos emerger tiene como antecedente el movimiento anarcopunk, que centró sus luchas y expresiones en lo que podemos llamar —siguiendo a Agamben (2014)—, potencia destituyente que buscan desactivar o volver inoperante una relación instituida, un poder constituido. Sin embargo, en estos comunitarismos juveniles que emergen en distintos territorios latinoamericanos, es posible encontrar tres rasgos importantes que marcan una diferencia con las luchas anarcopunks del siglo pasado: la urgencia frente a la crisis climática, la aceleración y apropiación tecnológica o, mejor, tecnopolítica (Reguillo, 2017) y el endurecimiento del proyecto neoliberal y su brazo punitivo y extractivista; en otras palabras, hay una comprensión clara y planetaria de la crisis socioambiental, hay un incremento de las competencias cognitivas y comunicativas sin precedente histórico y hay evidencias del poder avasallador de quienes se asumen dueños del planeta. Es importante señalar que no pretendo ni romantizar, ni exaltar la tecnopolítica (dicho de manera simple: la apropiación y uso de la tecnología en clave crítica y horizontal por parte de los movimientos sociales), sino evidenciar que estamos frente a jóvenes que, pese a las desigualdades en los accesos, han 34 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL puesto a funcionar las tecnologías digitales, artísticas, performativas, narrativas para acompañar sus búsquedas, sus deseos, sus demandas. Laura es ingeniera en sistemas computacionales, se autodefine como tecnóloga, activista y bailarina. Para ella el centro de los problemas sociales está en la desigualdad y le interesa la relación entre tecnología y feminismo. Sin nombrarlas de ese modo, Laura pone al centro de sus activismos, las políticas del cuidado. En la conversación-entrevista que sostuvimos vía Meet, la vi sonreír varias veces y ponerse extremadamente seria cuando me dijo, a pregunta expresa, que ¨lo que necesitamos es bajar el ritmo, detenernos, respirar, pensar de otro modo”. Al escuchar esto pensé en lo que un día antes me había dicho José en su entrevista: “necesitamos una reseteada”. Desde posicionamientos distintos, desde dos lugares de enunciación diferentes, una tecnóloga y un indígena ambientalista, coinciden en “desactivar” el modelo de desarrollo, el progreso entendido como una línea de tiempo acelerada. Potencia destituyente. La desactivación como un dispositivo de resistencia en situación. Codeando México, “es una comunidad abierta que colabora con personas (tecnólogas, activistas, periodistas, funcionarias públicas) que están interesadas en usar la tecnología como herramienta estratégica en la resolución de problemas públicos” (Codeando México, s/d), así se presenta en la web esta interesante agrupación conformada por activistas y dateros (técnicos de datos), que han participado en múltiples proyectos y prototipados de lo que se conoce como “tecnología cívica”. Más allá de la agrupación que articula importantes esfuerzos por poner la tecnología y los datos 35 ROSSANA REGUILLO al servicio del bien común, me interesan las personas que participan de esta lógica de trabajo en clave voluntariado y su relevancia para la imaginación de futuros posibles. Ana es filósofa y lo que ella llama su “chip activista” viene de su participación en las manifestaciones surgidas a raíz de la llamada “guerra contra el narco”, que desató el infierno en México en 2006. En su ciudad natal, participó cada semana en plantones, marchas, protestas, hasta que sintió que había que hacer algo más, ir más allá de la plaza. Así se fue acercando a los tecnólogos, aprendió a programar, se vinculó a activistas digitales y desde entonces ha participado en numerosos proyectos que desde los datos y el uso de tecnologías, buscan incidencia social. En la conjunción entre filosofía, tecnología y activismo, Ana me dice que considera que la participación de las personas en este tipo de proyectos viene de lo que llama “incomodidad ciudadana”. Lo que significa el reconocimiento del malestar frente a un orden de cosas. Narra con emoción su propia participación y la de otras y otros, en los llamados “hackatones”, como espacio de trabajo colaborativo entre personas que no se conocen previamente unidos por un objetivo común. Los hackatones son esos espacios que congregan a personas con distintas capacidades y destrezas, programadores, desarrolladores, activistas, editores, que se reúnen para desarrollar un proyecto en común: un bot para la búsqueda de desaparecidos, un aplicación para sistema de bicicletas públicas, un mapa de tráfico en determinadas zonas. Desde mi propia perspectiva entiendo lo hacker como una disposición-capacidad para intervenir piezas del sistema (narrativas, páginas, fotografías, imágenes), a fin de traer o producir otro 36 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL significado. Si bien lo hacker se vincula a internet, es posible ampliar su significación hacia las prácticas de resistencia que las culturas subalternizadas han generado a través de siglos de explotación y extracción por parte de las culturas metropolitanas. María me dijo en nuestra conversación que uno de los objetivos de Futuros Indígenas es hackear las narrativas dominantes. La larga conversación con Ana, con toda su experiencia articulando tecnología y activismo, me llevó a pensar la micropolítica, que entiendo como la intervención, la incidencia acotada que busca alterar una o varias piezas del sistema, es un espacio de acción juvenil. Rancière, otro pensador de fondo, clave, sostiene que “el esbozo del futuro es una consecuencia de la invención política” (2011, p. 13), se trata entonces de un futuro que se desprende desde la lógica de la propia acción. La administración y gestión de la vida por parte de lo que llamo “poderes propietarios” para referirme a la complicidad de los poderes fácticos, ha llevado a las resistencias (de diferente cuño y calado), a convertir estas resistencias en programas casi religiosos —tristes, dirá Benasayag—, en esta tesitura no se ven las luchas diarias, las que son aquí y ahora, sino lo que el mundo debería ser, desechando todos los esfuerzos que agentes, personas concretas, indígenas, feministas, ecologistas, ambientalistas, realizan cotidianamente. Porque cuando hay luchas siempre aparecen esos que saben por dónde pasa la historia, con el fin de disciplinar a la gente según tal o cual programa, tal o cual estrategia de conjunto, tal o cual coyuntura electoral, descuidando la lucha a nivel 37 ROSSANA REGUILLO situacional, a nivel de construcción de situaciones concretas (Benasayag en Fernández Savater, 24 de abril de 2015). ¿Hay una academia, una investigación en juventud que siempre sabe por dónde pasa la historia? ¿Qué busca disciplinar el campo para exaltar o denostar a esos sujetos jóvenes y hoy, necesariamente planetarios? Mirar las luchas concretas y situadas nunca me ha parecido tan importante. Mundo ambiente y dispositivos abismales Así como los cerros, los árboles, los ríos, los rostros, el viento, las personas son los “portadores de significado” para el mundo ambiente que hasta aquí hemos venido analizando. Hago ahora un giro radical para hablar de otros elementos portadores de significado que conforman también un mundo ambiente para las y los jóvenes en contextos de precarización y de violencia. El ruido de disparos, los motores de vehículos blindados, los gritos o el silencio y la soledad de una calle; o el sonido de las palas estrellándose con la dura tierra de campos desiertos, el aliento contenido que estalla en un largo suspiro, cuando un hueso, un girón de ropa, brotan de ese suelo herido. Todos estos son también elementos portadores de significado para jóvenes y para madres buscadoras. A la degradación creciente del hábitat que evidencia la crisis climática a escala planetaria, a la que se refiere María Eugenia Sánchez (2021), se suman violencias desbordadas que se ejercen desde los estados nacionales, las corporaciones financieras y los grupos del crimen organizado. Para los fines de este ensayo voy 38 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL a detenerme en las violencias vinculadas al crimen organizado, aunque como he planteado, son el resultado de la articulación de tres poderes cómplices: el poder político/policial, el económico y el delincuencial. A este entramado de poderes que en 2011 llamé “narcomáquina”, la llamo hoy “necromáquina”, que entiendo al poder de hacer morir y a la disolución de la vida en un estado de constante urgencia (2021). Según datos oficiales entre 2019 y 2021, se registraron 108.697 muertes por homicidio, muertes violentas, cuya cifra real es una incógnita en tanto siguen apareciendo fosas clandestinas, en un país que se ha convertido en un campo de exterminio. Una investigación de Quinto Elemento Lab, un grupo de destacados periodistas de investigación, señala que la cifra de personas desaparecidas es de casi 112 mil y se registra un promedio de 32 personas desaparecidas al día. Como ya lo he dicho, esto ha vuelto al horror una categoría de análisis. El 19 de marzo de 2018, Salomón, Daniel y Marco, estudiantes de cine en la Universidad de Medios Audiovisuales en Guadalajara, fueron secuestrados por un comando armado mientras grababan un video como trabajo estudiantil en una casa en el municipio de Tonalá. Después de tumbos y errores de las autoridades y de varios detenidos y luego liberados, el 24 de abril de ese año, la Fiscalía informó que los tres estudiantes fueron golpeados, asesinados y sus cuerpos disueltos en bidones con ácido en una finca ubicada en Tonalá. La familia no aceptó esta versión y aún hoy a varios años de estos terribles hechos, hay serias dudas sobre lo sucedido. 39 ROSSANA REGUILLO Sin embargo, en la medida en que avanzaron las investigaciones —y esto es especialmente relevante para este ensayo—, se hizo público que El QBA (quiubiei), un rapero que contaba con alrededor de 280 mil personas suscritas a su canal oficial de YouTube y vídeos que tienen más de un millón y medio de reproducciones, declaró que él aspiraba a pertenecer al grupo de El Cochi, uno de los responsables de lo sucedido a los tres estudiantes. Confesó que se integró a esta célula del CJNG (Cartel Jalisco Nueva Generación), uno de los más letales y brutales carteles del crimen organizado. La biografía de QBA es reveladora de la precariedad y el quiebre del pacto social en muchas de las periferias urbanas del país. De una de sus canciones titulada “Hay voces que me dicen”, quisiera resaltar algunas oraciones: vamos sin rumbo, de seguro mi neurona se apaga, no pasa nada, me dicen voces que siga en lo mío, mi corazón engusanado por la sociedad, los sentimientos rotos guardados en lleleras (sic). Esta canción ha acumulado 181 mil visualizaciones. Lo relevante de este joven rapero —que en los brutales hechos que aquí nos ocupan tenía 24 años—, es que confesó que participó en la doble desaparición de los estudiantes. Digo doble, porque primero los sustrajeron (los levantaron, según el habla popular que se ha instalado en el lenguaje en México y que parece ya no causar sorpresa), y luego el propio QBA los disolvió en ácido o dicho también en el lenguaje colonizado por “el narco” (Reguillo, 2021), le dieron la encomienda de “pozolearlos”. Y aquí es dónde la razón colapsa. 40 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL Una de las prácticas del crimen organizado para deshacerse de los cuerpos a los que previamente han torturado es deshacerlos en ácido y, usando el nombre de una popular comida mexicana (el pozole), llaman “pozolear” al “trabajo” de disolver los cuerpos rotos. Los granos de maíz, la base del pozole, deben hervir a alta temperatura y deben ser constantemente removidos. En 2012, familiares en busca de sus desaparecidos, encontraron un sitio conocido como La Gallera en el municipio de Maclovio Rojas en Tijuana; ahí se calcula que hay (a la fecha), 17.500 litros de cuerpos humanos disueltos en soda cáustica, 17 mil litros de “emulsión”, como la llamó en su momento la fiscalía. Santiago Meza López, al que se conoce como “El Pozolero”, confesó que había disuelto de esta forma alrededor de 300 cuerpos. Hoy “La Gallera”, es un memorial dedicado a las víctimas de desaparición y a sus familiares (Ovalle y Díaz Tovar, 2016). El rapero QBA, recibía un pago de 300 dólares semanales por este trabajo. Y su carrera como rapero parecía ir creciendo. Según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda, en una conferencia de prensa,2 el 53% de las personas desaparecidas tienen entre 15 y 34 años de edad.3 ¿Cómo se reconoce un cuerpo? ¿Cómo saber cuál es el propio si bajo tierra y apilados? Si la penumbra. Si las cenizas. Si este lodo espeso va cubriéndolo todo. 2 Su página no se ha actualizado y no es posible acceder a sus bases de datos. 3 Ver Ordaz Díaz (7 de enero de 2020). 41 ROSSANA REGUILLO ¿Cómo reclamarte, Tadeo, si aquí los cuerpos son solo escombro? Este dolor también es mío. Este ayuno. (Uribe, 2012, p. 75) En esta obra de ficción, Antígona busca a su hermano Tadeo, desaparecido en Tamaulipas, en el México de la “guerra contra las drogas”. Cuando la pandemia había cedido un poco y haciendo trabajo de campo en el barrio donde nació QBA, pude constatar que las violencias latían como cuando se escucha un corazón enfermo con un estetoscopio, sincopas, silencios, sincopas. Recordé la canción de QBA, “mi corazón engusanado” y no pude evitar romper en llanto. Esa noche soñé que conversaba en con Salomón, Daniel y Marco, sentados en la banqueta (acera) de la tiendita en la que me paré a comprar una botella de agua. Salomón me enseñaba en un pequeño monitor el desierto de Ciudad Juárez, cuando Marco me pregunta: “Rossana ¿el tiempo tiene orillas?” Y yo no sé qué contestarle. ¿Cómo integrar los sueños en una etnografía?, se pregunta Rodrigo Parrini (en uno de los extraordinarios capítulos de su libro Deseografías. Una antropología del deseo. Y continúa “¿qué hacer con los residuos psíquicos, corporales, imaginarios y materiales de un trabajo de campo?” (2018, p. 421). En una mesa de discusión entre los argentinos José Nun y Alejandro Grimson, hace ya varios años en Buenos Aires Nun dijo (lo apunté textualmente), “Lo fundamental de Funes no es su capacidad de registro, sino que no entendía nada. Acumular y no poder pensar”. Parrini señala “Pero si alguien recordara todo como un Funes etnográfico, no podría reconstruir nada” (2018, p. 42 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL 429). Frente a realidades tan brutales, el olvido ayuda en el trabajo de campo. Y me atrevo a plantear que a través del sueño reponemos cosas que olvidamos para resistir tanto dolor: la tiendita de la esquina del barrio donde nació y vivió el victimario, el de las voces y el corazón engusanado; los tres estudiantes que me hablan como si nos hubiéramos conocido o como si fueran mis alumnos; el pequeño monitor que me muestra un desierto que conozco y que se convirtió en la primera señal de las violencias que vendrían y finalmente, la pregunta ¿el tiempo tiene orillas? Pensar (con) los jóvenes desde esta orilla de la historia, desde este “desgarramiento civilizatorio” del que habla Sánchez (2021). Hacernos cargo del colapso, de los pactos estallados, pero también de las búsquedas y de las formas situacionales en las que las y los jóvenes están disputando el presente con imaginación del porvenir. Historizar la mirada, pensar desde los acontecimientos que nos han traído hasta esta orilla de la historia. Interrogar las subjetividades, poner el cuerpo, la voz, la primera persona, no en el lugar de la imputación de sentido, sino desde la comprensión respetuosa e implicada. Fractalización: prefigurar el naufragio Paul Virilio afirmó en su libro Un paisaje de acontecimientos (1997), en el que el pensador busca entender el accidente contemporáneo, que “inventar el navío, es inventar el naufragio”. Al priorizar un modelo de desarrollo lineal, extractivista y predador, 43 ROSSANA REGUILLO esta modernidad neoliberal prefiguró los accidentes que hoy sacuden al planeta, golpeando fuerte a los más jóvenes. Si el monitor con las imágenes en movimiento del desierto de ciudad Juárez y la pregunta por el tiempo significan algo, son, para mí, el anuncio del accidente y del naufragio. Quiero entender aquí el accidente como irrupción, como algo que irrumpe para desgarrar el velo de lo real y no como la interrupción de los flujos y los ritmos de los que hablé y me hablaron los jóvenes entrevistados como una forma de resistencia. En esta irrupción vemos —lo que me parece muy grave— retornos a cuestiones que creímos superadas: autoritarismos de estado de distinto cuño que la democracia no logró erradicar; crecimiento de grupos antiderechos que la lucha por los derechos humanos no ha conseguido (con)vencer y elogio a las formas de control más sorprendentes como el estado de excepción de El Salvador, la militarización en México, regímenes represores como en Nicaragua, por citar algunos ejemplos. En un intento por cuestionar ciertos determinismos, biologicismos y escencialismos en los estudios de juventud, hace ya varios años, propuse el concepto de “condición juvenil” con el que me refería al conjunto multidimensional de formas particulares, diferenciadas y culturalmente “acordadas” que otorgan, definen, marcan, establecen límites y parámetros a la experiencia subjetiva y social de los/las jóvenes (Reguillo, 2010, p. 401). Me parecía y me sigue pareciendo fundamental elaborar un concepto y luego categoría metodológica que permitiera comprender los mecanismos y dispositivos tanto estructurales como especialmente culturales que marcan y definen los procesos de inserción de 44 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL los sujetos juveniles en una dinámica sociocultural histórica y geopolíticamente configurada. Me interesa hoy tomar distancia crítica de esas marcas o linajes que han concebido la pertenencia como lugar de transparencia identitaria, la participación como lugar definitorio de la política; el cuerpo como lugar central de la diferencia o el consumo como lugar de identidad, por lo que retomo la noción de condición juvenil en un nuevo registro. Sostengo que la condición juvenil ya lleva implícita la idea de fractalización, ya que alude al fragmento como una dimensión constitutiva en la configuración de la biografía social y política de la persona joven. Pero fue mi lectura y estudio de la obra de Miguel Benasayag, la que me puso sobre una interesante pista para, de un lado, conservar la metáfora “fractal” para mirar la condición juvenil como fragmentada o aparentemente irregular, repetida a diferentes escalas y, de otro, para captar con mayor profundidad las situaciones en las que esa condición se expresa y se materializa. El pensamiento situacional permite encontrar dinámicas universales que, aquí y allá, se manifiestan de modos radicalmente distintos, incluso opuestos. Lo que podríamos llamar universales concretos. Mientras que el universal abstracto es una perspectiva “desde ninguna parte y para todas”, el universal concreto es aquello que existe aquí y ahora, aunque se reproduzca (es un universal) de modo distinto en cada aquí y ahora (Benasayag en Fernández Savater, 24 de abril de 2015). 45 ROSSANA REGUILLO El autor pone el ejemplo del velo islámico, que en Francia significa una expresión de identidad, de búsqueda de sentido, mientras que en Qatar o Arabia Saudi (u hoy Kabul), es la expresión de la más brutal represión sobre las mujeres. En tal sentido, mi propuesta en términos de los desafíos por venir y de las preguntas que formulo al inicio de este ensayo, es que la tarea es buscar en la fractalización, no el drama de jóvenes expoliados y expropiados de sus identidades por el capitalismo predador, sino justamente los universales concretos en que despliegan —aun en contextos de pobreza y de violencia—, las imaginaciones del porvenir. Sanar la tierra es para María una tarea fundamental, defender el territorio, aunque ello ponga en riesgo su propia vida y la de su comunidad, que de todos modos están ya amenazadas por los megaproyectos. Para José, el planeta es como el abrazo de una madre y en su caminar busca que se entienda como un ente vivo, una cosmovisión desde lo indígena. Laura, ingeniera en la ciudad; Daniela, estudiante de una universidad indígena; Ana, filósofa y programadora, creen en el feminismo con distintas perspectivas y enuncian utopías diversas pero todas vinculadas al cuidado del planeta y alrededor de su mundo ambiente. No pude conversar con Salomón, Daniel, ni Marco, tampoco lo he hecho con Omar (QBA), pero en la reconstrucción de sus biografías, pienso constantemente en una idea de Michel Serres, cuya escritura descubrí a través de Jesús Martín Barbero; dirá Michel Serres “pensar por todas partes”, yo añadiría, “sentir por todas partes”. Quizás esos son los mayores desafíos por venir en estos tiempos oscuros y convulsos para no perder la risa, ni el futuro que ya habitan los jóvenes. 46 MUNDO AMBIENTE Y FRACTALIZACIÓN DE LA CONDICIÓN JUVENIL Bibliografía Agamben, Giorgio (2002). Lo abierto. Lo abierto. El hombre y el animal. Buenos Aires: Titivillus. Agamben, Giorgio (2014). Para una teoría del poder destituyente. Revista Fractal, 74. Codeando México (s/f). ¿Quiénes somos? https://www.codeandomexico.org/quienes-somos Costa, Flavia (2021). Tecnoceno. lgoritmos, biohackers y nuevas formas de vida., Madrid: Taurus. Fernández Savater, Amador (2015, 24 de abril). Miguel Benasayag: “Resistir no es sólo oponerse, sino crear, situación por situación, otras relaciones sociales”. El Diario. https://www.eldiario. es/interferencias/miguel-benasayag-resistir-situacion-relaciones_132_2703351.html Futuros Indígenas (2021, junio). En tiempos de crisis climática, el futuro es un territorio a defender. https://futurosindigenas.org/ manifiesto/ Ordaz Díaz, Arturo (2020, 7 de enero). Jóvenes Mexicanos, los que más han desaparecido en 6 décadas. Forbes. https://www.forbes.com.mx/jovenes-mexicanos-los-que-mas-han-desaparecido-en-6-decadas/ Parrini, Rodrigo (2018). Deseografías. Una antropología del deseo. México: UAM/UNAM. Pratt, Mary Louise (2023). El giro planetario y la crisis de futuros. 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