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Colegio Hispanoamericano 83 Revista de Educación & Pensamiento Escritura de textos académicos Academic Writing Texts Escrita de textos académicos WilMar Ceballos góMez Resumen La comprensión y producción de textos tiene como finalidad, por un lado, realzar y proyectar el uso de la escritura como instrumento de trabajo intelectual y, por otro, preparar a los estudiantes para desempeñarse eficazmente en distintas situaciones comunicativas en el ámbito académico. Para alcanzar dichas metas, es necesario promover en los estudiantes la reflexión sobre diferentes tipos de textos; plantear problemas de lectura y escritura cuya resolución represente un verdadero reto; es necesario orientar, acompañar y dirigir a los estudiantes a lo largo del proceso de escritura desde la definición de objetivos y planes, hasta la revisión y reescritura de textos; facilitar la adquisición de estrategias de lectura que generen ideas y facilitar el espacio del aula para la formación de buenos escritores y lectores. Palabras clave Lectura, escritura, analizar, interpretar, comunicación, comprensión, producción, estrategias. Abstract The comprehension and production of texts aims on the one hand , enhance and project the use of writing as a tool for intellectual work and, second , to prepare students to perform effectively in different communicative situations. To achieve these goals, it is necessary to promote student reflection on different types of texts; raise literacy problems whose solution represents a real challenge, it is necessary to guide , support and direct students throughout the writing process from defining objectives and plans, to review and rewrite texts, facilitate the acquisition of reading strategies to generate ideas and provide classroom space for training good writers and readers. 84 Keywords Reading, writing, analyze, interpret, communication, comprehension, production, strategies. Colegio Hispanoamericano Resumo A compreensão e a produção de textos tem como finalidade, por um lado, realçar e projetar o uso da escrita como instrumento de trabalho intelectual e, por outro, preparar os estudantes para um desempenho eficaz em diferentes situações comunicativas no âmbito académico. Para alcançar estas metas é necessário promover nos alunos a reflexão sobre diversos tipos de textos, propor problemas de leitura e escrita cuja resolução represente um verdadeiro repto; orientar, acompanhar e dirigir o estudante em todo o processo de escrita, desde a definição de objetivos e planos, até à revisão e reescrita de textos; e facilitar a aquisição de estratégias de leitura que ajudem a criar ideias e catalisar o espaço de aula para a formação de escritores e leitores competentes. Palavras-chave leitura, escrita, análise, interpretação, comunicação, compreensão, estratégias de produção. Introducción Raramente somos conscientes de la estrecha interrelación que existe entre la escritura, el pensar, el saber y el ser. Tendemos a creer que leer y escribir son simples canales para transmitir datos, sin más transcendencia. Que las ideas son independientes de la forma y los procesos con que se elaboran. Que lo que somos y la manera como nos ven los demás no tiene relación con los textos que manejamos. Ignoramos la influencia que tiene la escritura en nuestra mente.1 La vida académica del nivel superior se presenta a los estudiantes como un reto, y tener éxito depende en gran parte de saber recrear el conocimiento a través de la participación activa y permanente en actividades de lectura, escritura y pensamiento propias de este nivel educativo. De igual manera, estas prácticas de lectura, análisis y producción de textos académicos, que están íntimamente unidas y que son esenciales para aprender y dar cuenta de lo aprendido, les permitirán pertenecer y apropiarse del ámbito académico superior. Es importante considerar la estrecha afinidad que existe entre pensamiento y conocimiento, y ser consciente de que a través de la escritura es que edificamos dicho conocimiento y, de igual manera, nuestras identidades. Todas las actividades académicas del nivel superior conllevan un acto de escritura más organizado y serio, asi que los trabajos escritos son pieza vital en el momento de la aprobación o certificación de un examen en determinada área de conocimiento y/o de trabajo. Cada disciplina posee su propio repertorio de géneros, es conveniente conocer cómo son, cuáles son sus limitaciones propias y cómo funcionan para mejorar así tanto la enseñanza como el aprendizaje; son pues los docentes los que deben estar comprometidos en ese largo proceso educativo, es la tarea a llevar a cabo por cada una de las cátedras, es decir, enseñar el discurso propio de cada disciplina, pues su conocimiento contribuye directamente al aprendizaje de los conceptos. En otras palabras, conocer una disciplina exige saber leer y producir los textos que le son propios en sus áreas de aplicación. Si se piensa en una contadora pú- 1. Cassany, Daniel: Taller de textos. Leer, escribir y comentar en el aula, Paidós. Barcelona, España. 2006. 85 Revista de Educación & Pensamiento blica, ésta debe ser una excelente lectora de leyes y normas, y también brillante redactora de informes y resultados, como los químicos deben serlo en la redacción de protocolos de laboratorio y artículos de investigación. Es imprescindible tomar conciencia de que la escritura no es la simple transcripción de ideas o de saberes, sino un complejo proceso en relación con la lectura. El estudiante o investigador deberá pasar por diversas etapas si se propone escribir un texto académico. La escritura académica supone un proceso, el cual, a su vez, conlleva diversas fases de escritura y lectura. Estas actividades se encuentran estrechamente relacionadas y son reciprocas. Al utilizarlas, se convierten en herramientas y estrategias que permiten pensar, modificar e informar el conocimiento científico. De hecho, no solo se aprende leyendo lo que han escrito otros, sino también cuando se utiliza la escritura como instrumento para elaborar y reflexionar sobre el propio conocimiento. Planteamiento del problema Las dificultades de los estudiantes para acceder a los textos académicos y a las tareas de redacción suelen asociarse a las falencias de la educación básica y secundaria y a la carencia de conocimientos básicos 86 para enfrentar las nuevas tareas, propia del estudiante.2 La lectura y la escritura son las prácticas de mayor presencia en el nivel superior y universitario. Sin embargo, el estudiante que llega a esta instancia ha transitado distintos niveles de enseñanza sin haber hecho mayores avances en sus destrezas de lecto-escritura. Uno de los impedimentos al que debe hacer frente el ingresante es, precisamente, el que implica adquirir el hábito de la lectura y aprender a expresar sus ideas con cohesión, coherencia y adecuación a una situación comunicativa real. Es imprescindible tomar conciencia de que la escritura no es la simple transcripción de ideas o de saberes, sino un complejo proceso en relación con la lectura. El estudiante o investigador deberá pasar por diversas etapas si se propone escribir un texto académico. Es necesario destacar que los estudiantes –en su mayoría- son conscientes de las limitaciones anteriormente mencionadas y se preocupan con respecto a la resolución de las situaciones de comprensión y de producción que exige este nivel superior, tales como parciales, ensayos, informes, análisis, resúmenes, reseñas, trabajos prácticos, monografías y el abordaje de los distintos textos teóricos. Durante las últimas décadas, los cambios en la sociedad y en la economía incrementaron la inscripción de estudiantes en diferentes áreas de estudios superiores con deficiencias en los usos lingüísticos y muy poca formación en el área del lenguaje, lo cual se refleja en diversas dificultades en la comprensión lectora y en la práctica oral y escrita. A eso se adiciona que en el momento de leer, comprender, resumir, comentar, argumentar a favor o en contra, elaborar textos expositivos y/o críticos los alumnos que ya habían aprobado las asignaturas del primer semestre de cada carrera todavía revelan dificultades en la puesta en práctica de la lengua escrita. Algunos profesores universitarios exigen a los estudiantes, además de aprender de los contenidos de la asignatura, poseer conocimiento en las prácticas de lectura y escritura, 2. Carlino, Paula. ¿Qué nos dicen hoy las investigaciones sobre lectura y escritura universitaria?, Bogotá D.C. (2007). Marucco, M. Enseñar a leer y escribir en el aula universitaria, una experiencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina. 2005. Colegio Hispanoamericano como por ejemplo, en el momento de responder a las preguntas de los exámenes parciales, redactar informes, reseñas, resúmenes, monografías, ponencias y proyectos de investigación, etc. No obstante, son muy pocas las asignaturas que consagran tiempo y espacio a la enseñanza de producciones escritas, esto puede deberse a que en el supuesto docente existe la idea de que conociendo los contenidos de la asignatura es posible organizar un texto escrito coherente y cohesivo ya que los conocimientos lingüísticos necesarios para llevarlo a cabo han sido aprendidos en otros niveles de la enseñanza, como el colegio o institutos intermedios. Escribir en la universidad implica producir textos en relación con una situación comunicativa específica, dentro de un determinado contexto y esto demanda procesos de pensamiento más complejos que incorporan el conocimiento del tema como así también el manejo de la organización textual del género exigido. Para escribir un texto no es suficiente con manejar el contenido temático, sino que es indispensable adecuarse a los lectores, lograr el efecto que se quiere, coordinar ideas y organizar el escrito, chequear lo que se desea escribir con respecto a una situación comunicativa puntual. En consecuencia, la mayoría de los alumnos universitarios, en especial de primer año, están lejos de poder lograr por si solos una escritura Los textos académicos están escritos para lectores especialistas y por especialistas, por consiguiente, debemos pensar que el alumno está en proceso de formación y que en muchos casos se encuentra por primera vez con teorías, conceptos y pensamientos que se ve obligado a comprender en un corto tiempo. con las características antes mencionadas. La representación de esta problemática es el supuesto de los docentes universitarios, junto con la cómoda posición según la cual estas “falencias” debe superarlas el propio estudiante y donde cada uno debe comprometerse en su propio proceso. Dichas dificultades se pueden ver representadas en el momento de dar un reporte oral o escrito de una materia específica. Así, frente a esta situación el peso del problema suele recaer sobre el alumno. Son ellos los que no leen, los que no prestan atención, y entonces el problema sigue ahí, constante, dejando la impresión de que no es posible hallar una salida. Uno de los primeros puntos a trabajar es en la idea que indica que los alumnos ingresan a la universidad conociendo las estrategias de lecturas y escrituras propias del campo académico, por ende en las materias (excepto las diseñadas para tal fin) no se detienen a enseñar a leer y escribir académicamente, se dedican primordialmente a enseñar aquello que tiene que ver con el contenido curricular como tal. Los interrogantes que surgen son: ¿Enseñamos a los alumnos a leer y a escribir textos académicos especializados? ¿Cómo les enseñamos a escribir textos académicos? Estas preguntas hacen pensar que para interpretar textos académicos universitarios es necesario contar con determinadas competencias lectoras, competencias que no son las mismas para leer cuentos, poesía, novelas, artículos del periódico, libros de texto, como en la educación primaria y secundaria. Los textos académicos están escritos para lectores especialistas y por especialistas, por consiguiente, debemos pensar que el alumno está en proceso de formación y que en muchos casos se encuentra por primera vez con teorías, conceptos y pensamientos que se ve obligado a comprender en un corto tiempo. Es posible analizar que los estudiantes no conocen y no están listos para enfrentarse con los textos académicos, ya que éstos exigen modots de leer diferentes a los aprendidos en la escuela secundaria, lo mismo se puede decir de los textos escritos como las monografías, las 87 Revista de Educación & Pensamiento reseñas, los informes, los resúmenes, los trabajos de investigación, los cuales reclaman otra clase de escritura. Cuando los estudiantes no logran o presentan dificultad para leer y comprender un texto o para escribir es muy posible que presenten un bajo rendimiento general durante sus semestres de estudio, son dificultades que se ven reflejadas a la hora de elaborar sus monografías y/o trabajos prácticos escritos. Se observa una larga brecha entre lo que son capaces de expresar de manera oral y lo que escriben. Dichos inconvenientes no pueden ser pensados sólo como síntomas de una formación deficiente de la educación secundaria. Para Carlino los inconvenientes que se presentan forman parte de cualquier proceso de aprendizaje de nuevos conceptos. “(…) los modos de escritura esperados por las comunidades académicas universitarias no son la prolongación de lo que los alumnos debieron haber aprendido previamente (…)”.3 Para Cassany “adquirir el código escrito no significa solamente aprender la correspondencia entre el sonido y la grafía, sino aprender un código nuevo, sustancialmente distinto del oral”. Conocer las reglas gramaticales de la lengua en la que se escribe no es suficiente. Estas herramientas (reglas ortográ- 88 ficas, de cohesión y coherencia, sintácticas, variedades lingüísticas) permiten tener conocimiento del código escrito, pero para generar un texto comunicativo y de conocimiento es necesario tener un dominio de una serie de estrategias “tiene que ser consciente del contexto comunicativo en el que actuará el texto: tiene que pensar cómo serán los lectores, cuándo leerán el escrito, dónde, qué saben del tema en cuestión, etc.” Además de ser capaz de planificar y corregir lo que se va escribir es importante en este proceso. Con base en lo anterior, los estudiantes deben enfrentarse a un reto lingüístico muy grande, el cual de ser adoptado de manera correcta les permitirá poco a poco superar con eficiencia la escritura de textos académicos. La elaboración de cualquier tipo de texto académico exige del escritor un gran volumen de lectura, ya que el conocimiento que se pretende dar a conocer se ve reflejado la mayoría de las veces, en un conocimiento anterior, que han aportado otros autores. Metodología “La escritura científica […] es una actividad que implica, como condición necesaria, la incorporación de otros textos, de voces autorizadas que corroboren o cuestionen los argumentos propios, cuya comunicación a la comunidad científica justifican precisamente la tarea de escribir”. Miras y Solé.4 La elaboración de cualquier tipo de texto académico exige del escritor un gran volumen de lectura, ya que el conocimiento que se pretende dar a conocer se ve reflejado la mayoría de las veces, en un conocimiento anterior, que han aportado otros autores. Es necesario, antes de escribir y leer, tener más contacto con los conceptos dados, conocer la cultura académica en la que se está haciendo inmersión, saber lo que han dicho otros y de qué modo se puede aportar con ideas propias a la disciplina que se estudia. Escribir ciencia requiere leer ciencia, así como escribir literatura requiere leer mucha literatura. Este tipo de lectura debe realizarse siguiendo criterios de pertinencia adecuados al problema que se quiere investigar, o al género literario que se busca desarrollar. Esto quiere decir que antes de leer y escribir, se han de seleccionar aquellos textos que serán útiles y pertinentes para lograr 3. Carlino, Paula. Escribir, leer y aprender en la Universidad. Una Introducción a la Alfabetización Académica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica (2005). 4. Miras, M. y Solé, I. La elaboración del conocimiento científico y académico. En M. Castelló (ed.), Escribir y comunicarse en contextos científicos y académicos, Barcelona: Graó. 2008. pp. 83-112. Colegio Hispanoamericano el objetivo que tiene el autor con su propio texto. Se trata de una lectura selectiva y apropiada, a partir de la cual el autor obtendrá gran parte de los conocimientos necesarios para lograr transformar y transmitir el suyo propio. Cuando se ha obtenido la información necesaria para realizar un texto académico, es importante organizarla y modificarla; para esto, la escritura sirve como herramienta primordial para lograr transformar el conocimiento y no solamente reproducirlo. La escritura de elaboración es una herramienta útil para el escritor. Por esto, esta escritura puede tener cualquier formato, dependiendo del gusto del escritor: lluvia de ideas, palabras o frases, mapas sinópticos o conceptuales, resúmenes o simples apuntes. Estos escritos estarán llenos de elipsis y de conexiones que se terminan solo en la mente del autor, por ende, puede que sean solo legibles y comprensibles para él mismo, hay que tener en cuenta que a su vez son de gran ayuda para la elaboración y comprensión. De esta manera, se recomienda que poco a poco el estudiante vaya realizando escritos con mayor nivel de precisión y explicitación, con lo que se logra progresivamente un texto cada vez más legible, organizado y preciso. Igualmente, una vez escrito el esquema, los apuntes, la lluvia de ideas o cualquiera sea el formato de texto que el estudiante haya elegido, se recomienda inten- El objetivo de un texto académico es el de comunicar los resultados del trabajo realizado; es decir, luego de que el autor ha revisado algunos textos anteriores y modificado su propio conocimiento, aportar desde una perspectiva personal a la disciplina de investigación en el que participa es de vital importancia. tar darle a esta información una estructura lineal, con base en aquella que poseen los textos académicos pertinentes. El objetivo de un texto académico es el de comunicar los resultados del trabajo realizado; es decir, luego de que el autor ha revisado algunos textos anteriores y modificado su propio conocimiento, aportar desde una perspectiva personal a la disciplina de investigación en el que participa es de vital importancia. Por este motivo, hay que tener en cuenta las exigencias formales que esa disciplina requiere, así como los futuros lectores del texto, ya sean compañeros, investigadores, profesores o incluso lectores de otras disciplinas, según sea el caso en particular. La lectura se convierte en una herramienta fundamental para revisar lo escrito. Por una parte, es indispensable que el autor revise su propia producción y comprensión de forma detallada, lo que implica no solo volver sobre el texto que se escribe, sino también, en caso de ser necesario, sobre los textos que sirvieron de fuente para la elaboración. Por otro lado, es importante revisar tomando el lugar del lector, con el fin de asegurar la comprensión del texto y su adecuación a las normas impuestas por la cultura académica en la que se hace inmersión. Una propuesta metodológica es comenzar con una prueba diagnóstica inicial sobre las competencias 89 Revista de Educación & Pensamiento de lectura, escritura y oral de los estudiantes. Esto servirá de punto de partida y referencia para el desarrollo de la actividad académica en general. Esto implica un enfoque didáctico basado en el socioconstructivismo y en una enseñanza estratégica, que sean promotores del ‘aprender a aprender’ y del aprender en colaboración. Si bien esto conlleva generar espacios para la reflexión, la discusión, el intercambio y la conciliación de criterios de enseñanza y aprendizaje, el primer paso es situar al estudiante como lector y escritor en función de lo que se trabaja en el aula de clase. De este modo, las clases magistrales irán acompañadas con ejemplos, ejercicios de lectura y escritura. Las prácticas de lectura, escritura y oralidad se plantearán por periodos, con la intención de motivar el reconocimiento de los procesos y facilitar la aplicación de estrategias de trabajo individual y grupal. Asi, todos los trabajos prácticos serán de carácter obligatorio, independientemente de que la evaluación de los mismos resulte conceptual o numérica. Con los resultados de la evaluación diagnóstica los profesores seleccionarán específicamente, aquellas nociones y destrezas que han de ser mejoradas, aprendidas y desarrolladas a lo largo del semestre. La evaluación formativa se 90 aplicará para la verificación de los aprendizajes, mediante la revisión y corrección de los distintos momentos de los procesos de comprensión y producción textuales; la reflexión sobre los aprendizajes logrados y las dificultades para alcanzarlos permite ir ordenando lo aprendido y fortalecer la comprensión y aplicación de las nociones relacionadas con el uso de la lengua en situaciones comunicativas concretas. Finalmente, esta evaluación consistirá en verificar la consecución de los conceptos propuestos en el programa de la asignatura. Una parte importante del proceso de evaluación formativa, a la que se debe prestar atención durante las clases, es la reflexión del estudiante sobre lo que hace, cómo y para qué lo hace, para consolidar el ejercicio eficaz de la competencia comunicativa. Esta evaluación se realizará a través de exámenes, quiz, trabajos, reportes, resúmenes, asistencia a clases y el cumplimiento de tareas diversas, que conforman, en general, las evidencias que el docente tomará en este tipo de evaluación para otorgar una calificación, bien sea parcial o final. “Escribir es una tarea cotidiana de cualquier ciudadano y profesional, sin embargo, cuando hablamos de escribir en ámbitos disciplinares específicos parece que esta actividad se convierte en un gran desafío, más “Escribir es una tarea cotidiana de cualquier ciudadano y profesional, sin embargo, cuando hablamos de escribir en ámbitos disciplinares específicos parece que esta actividad se convierte en un gran desafío, más aun si la pensamos en relación con los cambios que se vienen generando en la sociedad del conocimiento, en las formas de gestionar socialmente el saber”. Colegio Hispanoamericano aun si la pensamos en relación con los cambios que se vienen generando en la sociedad del conocimiento, en las formas de gestionar socialmente el saber”.5 Hoy por hoy la escritura posee un alto valor cognitivo y epistémico para la mayoría de profesionales, más allá de la tarea específica que desarrolle cada individuo. Se convierte en un proceso complejo con características académicas notables según el campo en que se desarrolle. Los profesionales se deben valer de la lectura y de la escritura: los médicos deberán leer sobre nuevas enfermedades, informar sobre el estado de sus pacientes, los abogados redactar sentencias, los investigadores comunicar sus trabajos, los periodistas leer y escribir artículos, los filósofos realizar reflexiones, los contadores hacer reportes y balances, los ingenieros, los literatos, etc. Una gama amplia de campos científicos donde la escritura y la lectura tienen sus propias característica como tales. Aprender a leer y escribir es una actividad que se realiza a través de la escolarización y de nuestra vida, por consiguiente estos procesos se convierten en dos pilares fundamentales en la enseñanza y el aprendizaje. Si las pensamos específicamente en el nivel superior, estas actividades cognitivas adquieren una mayor dificultad, ya que son las que permiten que los estudiantes tengan contacto con los saberes aceptados y validados por la comunidad científica-disciplinar a la que desean ingresar como futuros profesionales, así como también familiarizarse con aquellos géneros textuales con los que trabajarán cuando sean profesionales. “La escritura suele ser considerada una técnica separada e independiente, algo que debería haber sido aprendido en otra parte, enseñada por otro —en la secundaria o al entrar en la universidad—. De aquí surge la casi universal queja [de los profesores] sobre la escritura de los estudiantes y el también omnipresente rechazo “a hacerse cargo de su enseñanza”. (Russell, 1990: 55)6. La lectura y la escritura exigidas en el nivel superior se aprenden al enfrentar las prácticas de producción discursiva y consulta de textos propios de cada asignatura, y recibir orientación, guía y soporte por parte del profesor quien domina la materia y participa de estas prácticas, son dos ejes transversales en la formación profesional y académica del estudiante; ejes que el docente debe asumir dentro de sus tareas como educador. Es decir, la naturaleza de lo que debe ser aprendido (leer y escribir textos específicos de cada asignatura en el marco de las Aprender a leer y escribir es una actividad que se realiza a través de la escolarización y de nuestra vida, por consiguiente estos procesos se convierten en dos pilares fundamentales en la enseñanza y el aprendizaje. prácticas académicas disciplinares) exige un abordaje dentro del contexto propio de cada materia. Las tareas de escritura deberían ser desarrolladas de modo conjunto entre un “docente socio” de la materia, que es un docente de lengua especializado en lectura y escritura, y los docentes responsables de las diferentes asignaturas. Juntos deben planificar y desarrollar las tareas de lectura y escritura de textos. Juntos deberían organizar de qué manera van a llevar adelante las clases referidas a géneros académicos y/o profesionales, su descripción y el seguimiento de la producción escrita de los estudiantes. 5. Monereo, Carles; Pozo, Juan Ignacio. Cap. 1: La cultura educativa en la universidad: nuevos retos para profesores y alumnos. La universidad ante la nueva cultura educativa. Enseñar y aprender para la autonomía. Editorial Síntesis. 2003. 6. Russell, D. Writing Across the Curriculum in Historical Perspective: Toward a Social Interpretation, College English, 52. 1990. Enero, pp. 52-73. 91 Revista de Educación & Pensamiento Es de vital importancia dirigir correcta y eficientemente los procesos que conducen a que el estudiante aprenda a aprender. En este sentido, la propuesta planteada es ambiciosa ya que permite al estudiante no solamente conocer mejor los textos académicos, sino también abordar el conocimiento de manera más crítica y creativa 92 Son los profesores de cada disciplina, y de la mano con el profesor de lengua, los que mejor podrían ayudar con la escritura en el nivel superior, un trabajo conjunto que puede beneficiar tanto a los estudiantes como al profesor del área en cuestión, no sólo porque están familiarizados con las convenciones de su propia materia sino porque conocen los contenidos complejos que los estudiantes tratan de dominar. Si la escritura presenta problemas en la educación superior no se debe sólo a que los estudiantes vengan mal formados de la educación secundaria. Dichas dificultades resultan en cualquier intento de aprender algo nuevo. Los modos de escritura esperados por la universidad no son la prolongación de lo que los estudiantes debieron haber aprendido previamente. Son nuevas formas discursivas que retan a todos los estudiantes y que, para muchos de ellos, suelen convertirse en dificultades serias, si no cuentan con docentes que los ayuden a solucionarlas. En los últimos años ha estado circulando la expresión “alfabetización académica” para denominar la necesidad que tienen las instituciones educativas de desarrollar en los estudiantes habilidades para interpretar y/o producir los textos científicos y académicos. De hecho, se observa que los estudiantes ingresantes a la universidad tienen dificultades para configurar senti- dos con una cierta eficacia cuando escriben, y suelen producir numerosas interpretaciones erróneas cuando leen. Una de las propuestas de alfabetización académica más conocida es desarrollar la lectura y la escritura durante la educación superior y dentro de las disciplinas y/o materias que se imparten en las mismas, en tanto estas constituyen comunidades discursivas. No obstante, es notoria la ausencia de conocimientos básicos acerca del lenguaje y la escasa frecuentación de la cultura escrita por parte de los estudiantes. Es de vital importancia dirigir correcta y eficientemente los procesos que conducen a que el estudiante aprenda a aprender. En este sentido, la propuesta planteada es ambiciosa ya que permite al estudiante no solamente conocer mejor los textos académicos, sino también abordar el conocimiento de manera más crítica y creativa, ser un mejor lector y escritor, un profesional más competente e independiente en el mundo que nos rodea. Bibliografía Battaner, P. et al. Articles de didàctica de la llengua i la literatura “Característiques lingüístiques i discursives del text explicatiu” en, 13, pp. 11-30. Graó. Barcelona. España. 1997. Cassany, Daniel: Taller de textos. Leer, escribir y comentar en el aula, Paidós. Barcelona. España. 2006. Colegio Hispanoamericano Cassany, Daniel. Describir el escribir, Paidós Comunicación. Buenos Aires. Argentina. 1997. Carlino, Paula. Escribir, leer y aprender en la universidad. Una Introducción a la alfabetización académica.: Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires. Argentina. 2005. Carlino, Paula.¿Qué nos dicen hoy las investigaciones sobre lectura y escritura universitaria? Trabajo presentado en el Primer Encuentro Nacional sobre Políticas Institucionales para el Desarrollo de la lectura y la escritura en la Educación Superior, Bogotá D.C. Colombia. 2007. Marucco, M. Enseñar a leer y escribir en el aula universitaria, una experiencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Extraído el 11 de febrero de 2008 desde http://www.saece.org.ar/ docs/congreso1/ Marucco. doc.Buenos Aires. Argentina. 2005. Miras, M. y Solé, I. La elaboración del conocimiento científico y académico. En M. Castelló (ed.), Escribir y comunicarse en contextos científicos y académicos, (pp. 83-112). Graó. Barcelona. España. 1997. Monereo, Carles; Pozo, Juan Ignacio. Cap. 1: La cultura educativa en la universidad: nuevos retos para profesores y alumnos. La universidad ante la nueva cultura educativa. Enseñar y aprender para la autonomía. Editorial Síntesis. España. 2003. Lea, M. y Street, B.. Student Writing in Higher Education: An Academic Literacies Approach. Extraído el 11 de febrero de 2008 desde http://www. kent.ac.uk/uelt/academicpractice/docs/studwritinginhe.pdf. 1998. Russell, D. Writing Across the Curriculum in Historical Perspective: Toward a Social Interpretation, College English, 52. Enero, pp. 52-73. 1990. 93