Colegio Hispanoamericano
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Revista de Educación & Pensamiento
Escritura de textos académicos
Academic Writing Texts
Escrita de textos académicos
WilMar Ceballos góMez
Resumen
La comprensión y producción de textos tiene como finalidad, por un lado, realzar
y proyectar el uso de la escritura como instrumento de trabajo intelectual y, por otro,
preparar a los estudiantes para desempeñarse eficazmente en distintas situaciones
comunicativas en el ámbito académico. Para alcanzar dichas metas, es necesario
promover en los estudiantes la reflexión sobre diferentes tipos de textos; plantear
problemas de lectura y escritura cuya resolución represente un verdadero reto; es
necesario orientar, acompañar y dirigir a los estudiantes a lo largo del proceso de
escritura desde la definición de objetivos y planes, hasta la revisión y reescritura de
textos; facilitar la adquisición de estrategias de lectura que generen ideas y facilitar
el espacio del aula para la formación de buenos escritores y lectores.
Palabras clave
Lectura, escritura, analizar, interpretar, comunicación, comprensión, producción, estrategias.
Abstract
The comprehension and production of texts aims on the one hand , enhance
and project the use of writing as a tool for intellectual work and, second , to prepare
students to perform effectively in different communicative situations. To achieve
these goals, it is necessary to promote student reflection on different types of texts;
raise literacy problems whose solution represents a real challenge, it is necessary to
guide , support and direct students throughout the writing process from defining
objectives and plans, to review and rewrite texts, facilitate the acquisition of reading
strategies to generate ideas and provide classroom space for training good writers
and readers.
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Keywords
Reading, writing, analyze, interpret, communication, comprehension, production, strategies.
Colegio Hispanoamericano
Resumo
A compreensão e a produção de textos tem como finalidade, por um lado,
realçar e projetar o uso da escrita como instrumento de trabalho intelectual e,
por outro, preparar os estudantes para um desempenho eficaz em diferentes
situações comunicativas no âmbito académico. Para alcançar estas metas é necessário promover nos alunos a reflexão sobre diversos tipos de textos, propor
problemas de leitura e escrita cuja resolução represente um verdadeiro repto;
orientar, acompanhar e dirigir o estudante em todo o processo de escrita, desde
a definição de objetivos e planos, até à revisão e reescrita de textos; e facilitar a
aquisição de estratégias de leitura que ajudem a criar ideias e catalisar o espaço
de aula para a formação de escritores e leitores competentes.
Palavras-chave
leitura, escrita, análise, interpretação, comunicação, compreensão, estratégias
de produção.
Introducción
Raramente somos conscientes
de la estrecha interrelación que
existe entre la escritura, el pensar,
el saber y el ser. Tendemos a creer
que leer y escribir son simples canales para transmitir datos, sin más
transcendencia. Que las ideas son
independientes de la forma y los
procesos con que se elaboran. Que
lo que somos y la manera como
nos ven los demás no tiene relación
con los textos que manejamos. Ignoramos la influencia que tiene la
escritura en nuestra mente.1
La vida académica del nivel superior se presenta a los estudiantes
como un reto, y tener éxito depende
en gran parte de saber recrear el
conocimiento a través de la participación activa y permanente en
actividades de lectura, escritura y
pensamiento propias de este nivel
educativo.
De igual manera, estas prácticas
de lectura, análisis y producción
de textos académicos, que están
íntimamente unidas y que son esenciales para aprender y dar cuenta
de lo aprendido, les permitirán
pertenecer y apropiarse del ámbito
académico superior.
Es importante considerar la
estrecha afinidad que existe entre
pensamiento y conocimiento, y
ser consciente de que a través de la
escritura es que edificamos dicho
conocimiento y, de igual manera,
nuestras identidades. Todas las
actividades académicas del nivel
superior conllevan un acto de escritura más organizado y serio, asi que
los trabajos escritos son pieza vital
en el momento de la aprobación
o certificación de un examen en
determinada área de conocimiento
y/o de trabajo.
Cada disciplina posee su propio
repertorio de géneros, es conveniente conocer cómo son, cuáles son
sus limitaciones propias y cómo
funcionan para mejorar así tanto
la enseñanza como el aprendizaje; son pues los docentes los que
deben estar comprometidos en
ese largo proceso educativo, es la
tarea a llevar a cabo por cada una
de las cátedras, es decir, enseñar el
discurso propio de cada disciplina,
pues su conocimiento contribuye
directamente al aprendizaje de
los conceptos. En otras palabras,
conocer una disciplina exige saber
leer y producir los textos que le son
propios en sus áreas de aplicación.
Si se piensa en una contadora pú-
1. Cassany, Daniel: Taller de textos. Leer, escribir y comentar en el aula, Paidós. Barcelona, España. 2006.
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Revista de Educación & Pensamiento
blica, ésta debe ser una excelente
lectora de leyes y normas, y también
brillante redactora de informes y resultados, como los químicos deben
serlo en la redacción de protocolos
de laboratorio y artículos de investigación.
Es imprescindible tomar conciencia de que la escritura no es la
simple transcripción de ideas o de
saberes, sino un complejo proceso
en relación con la lectura. El estudiante o investigador deberá pasar
por diversas etapas si se propone
escribir un texto académico. La
escritura académica supone un
proceso, el cual, a su vez, conlleva
diversas fases de escritura y lectura.
Estas actividades se encuentran
estrechamente relacionadas y son
reciprocas. Al utilizarlas, se convierten en herramientas y estrategias
que permiten pensar, modificar e
informar el conocimiento científico. De hecho, no solo se aprende
leyendo lo que han escrito otros,
sino también cuando se utiliza la
escritura como instrumento para
elaborar y reflexionar sobre el propio conocimiento.
Planteamiento del problema
Las dificultades de los estudiantes para acceder a los textos académicos y a las tareas de redacción
suelen asociarse a las falencias de la
educación básica y secundaria y a la
carencia de conocimientos básicos
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para enfrentar las nuevas tareas,
propia del estudiante.2
La lectura y la escritura son las
prácticas de mayor presencia en
el nivel superior y universitario.
Sin embargo, el estudiante que
llega a esta instancia ha transitado
distintos niveles de enseñanza sin
haber hecho mayores avances en sus
destrezas de lecto-escritura. Uno de
los impedimentos al que debe hacer
frente el ingresante es, precisamente, el que implica adquirir el hábito
de la lectura y aprender a expresar
sus ideas con cohesión, coherencia
y adecuación a una situación comunicativa real.
Es imprescindible tomar
conciencia de que la escritura
no es la simple transcripción
de ideas o de saberes, sino
un complejo proceso en
relación con la lectura. El
estudiante o investigador
deberá pasar por diversas
etapas si se propone escribir
un texto académico.
Es necesario destacar que los
estudiantes –en su mayoría- son
conscientes de las limitaciones anteriormente mencionadas y se preocupan con respecto a la resolución
de las situaciones de comprensión y
de producción que exige este nivel
superior, tales como parciales, ensayos, informes, análisis, resúmenes,
reseñas, trabajos prácticos, monografías y el abordaje de los distintos
textos teóricos.
Durante las últimas décadas,
los cambios en la sociedad y en la
economía incrementaron la inscripción de estudiantes en diferentes
áreas de estudios superiores con
deficiencias en los usos lingüísticos
y muy poca formación en el área
del lenguaje, lo cual se refleja en
diversas dificultades en la comprensión lectora y en la práctica oral y
escrita. A eso se adiciona que en
el momento de leer, comprender,
resumir, comentar, argumentar a
favor o en contra, elaborar textos
expositivos y/o críticos los alumnos
que ya habían aprobado las asignaturas del primer semestre de cada
carrera todavía revelan dificultades
en la puesta en práctica de la lengua
escrita.
Algunos profesores universitarios exigen a los estudiantes, además
de aprender de los contenidos de la
asignatura, poseer conocimiento en
las prácticas de lectura y escritura,
2. Carlino, Paula. ¿Qué nos dicen hoy las investigaciones sobre lectura y escritura universitaria?, Bogotá D.C. (2007). Marucco, M.
Enseñar a leer y escribir en el aula universitaria, una experiencia en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
Buenos Aires, Argentina. 2005.
Colegio Hispanoamericano
como por ejemplo, en el momento
de responder a las preguntas de
los exámenes parciales, redactar
informes, reseñas, resúmenes, monografías, ponencias y proyectos
de investigación, etc. No obstante,
son muy pocas las asignaturas que
consagran tiempo y espacio a la
enseñanza de producciones escritas, esto puede deberse a que en el
supuesto docente existe la idea de
que conociendo los contenidos de
la asignatura es posible organizar un
texto escrito coherente y cohesivo
ya que los conocimientos lingüísticos necesarios para llevarlo a cabo
han sido aprendidos en otros niveles de la enseñanza, como el colegio
o institutos intermedios.
Escribir en la universidad implica producir textos en relación con
una situación comunicativa específica, dentro de un determinado
contexto y esto demanda procesos
de pensamiento más complejos
que incorporan el conocimiento
del tema como así también el
manejo de la organización textual
del género exigido. Para escribir
un texto no es suficiente con manejar el contenido temático, sino
que es indispensable adecuarse a
los lectores, lograr el efecto que se
quiere, coordinar ideas y organizar el escrito, chequear lo que se
desea escribir con respecto a una
situación comunicativa puntual.
En consecuencia, la mayoría de los
alumnos universitarios, en especial
de primer año, están lejos de poder
lograr por si solos una escritura
Los textos académicos
están escritos para
lectores especialistas
y por especialistas, por
consiguiente, debemos
pensar que el alumno está
en proceso de formación
y que en muchos casos
se encuentra por primera
vez con teorías, conceptos
y pensamientos que se ve
obligado a comprender en un
corto tiempo.
con las características antes mencionadas.
La representación de esta problemática es el supuesto de los
docentes universitarios, junto con
la cómoda posición según la cual
estas “falencias” debe superarlas el
propio estudiante y donde cada uno
debe comprometerse en su propio
proceso.
Dichas dificultades se pueden
ver representadas en el momento
de dar un reporte oral o escrito de
una materia específica. Así, frente
a esta situación el peso del problema suele recaer sobre el alumno.
Son ellos los que no leen, los que
no prestan atención, y entonces
el problema sigue ahí, constante,
dejando la impresión de que no es
posible hallar una salida.
Uno de los primeros puntos
a trabajar es en la idea que indica
que los alumnos ingresan a la universidad conociendo las estrategias
de lecturas y escrituras propias del
campo académico, por ende en las
materias (excepto las diseñadas para
tal fin) no se detienen a enseñar a
leer y escribir académicamente, se
dedican primordialmente a enseñar
aquello que tiene que ver con el
contenido curricular como tal.
Los interrogantes que surgen
son: ¿Enseñamos a los alumnos a
leer y a escribir textos académicos
especializados? ¿Cómo les enseñamos a escribir textos académicos?
Estas preguntas hacen pensar que
para interpretar textos académicos
universitarios es necesario contar
con determinadas competencias lectoras, competencias que no son las
mismas para leer cuentos, poesía,
novelas, artículos del periódico, libros de texto, como en la educación
primaria y secundaria.
Los textos académicos están
escritos para lectores especialistas y
por especialistas, por consiguiente,
debemos pensar que el alumno está
en proceso de formación y que en
muchos casos se encuentra por
primera vez con teorías, conceptos
y pensamientos que se ve obligado
a comprender en un corto tiempo.
Es posible analizar que los
estudiantes no conocen y no están
listos para enfrentarse con los textos
académicos, ya que éstos exigen modots de leer diferentes a los aprendidos en la escuela secundaria, lo
mismo se puede decir de los textos
escritos como las monografías, las
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Revista de Educación & Pensamiento
reseñas, los informes, los resúmenes, los trabajos de investigación,
los cuales reclaman otra clase de
escritura. Cuando los estudiantes
no logran o presentan dificultad
para leer y comprender un texto
o para escribir es muy posible que
presenten un bajo rendimiento
general durante sus semestres de
estudio, son dificultades que se
ven reflejadas a la hora de elaborar
sus monografías y/o trabajos prácticos escritos. Se observa una larga
brecha entre lo que son capaces de
expresar de manera oral y lo que
escriben. Dichos inconvenientes
no pueden ser pensados sólo como
síntomas de una formación deficiente de la educación secundaria.
Para Carlino los inconvenientes
que se presentan forman parte de
cualquier proceso de aprendizaje de
nuevos conceptos. “(…) los modos
de escritura esperados por las comunidades académicas universitarias
no son la prolongación de lo que los
alumnos debieron haber aprendido
previamente (…)”.3
Para Cassany “adquirir el código escrito no significa solamente
aprender la correspondencia entre
el sonido y la grafía, sino aprender
un código nuevo, sustancialmente
distinto del oral”. Conocer las
reglas gramaticales de la lengua en
la que se escribe no es suficiente.
Estas herramientas (reglas ortográ-
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ficas, de cohesión y coherencia,
sintácticas, variedades lingüísticas)
permiten tener conocimiento del
código escrito, pero para generar
un texto comunicativo y de conocimiento es necesario tener un
dominio de una serie de estrategias “tiene que ser consciente del
contexto comunicativo en el que
actuará el texto: tiene que pensar
cómo serán los lectores, cuándo
leerán el escrito, dónde, qué saben
del tema en cuestión, etc.” Además
de ser capaz de planificar y corregir
lo que se va escribir es importante
en este proceso.
Con base en lo anterior, los
estudiantes deben enfrentarse a un
reto lingüístico muy grande, el cual
de ser adoptado de manera correcta
les permitirá poco a poco superar
con eficiencia la escritura de textos
académicos.
La elaboración de cualquier
tipo de texto académico
exige del escritor un gran
volumen de lectura, ya que
el conocimiento que se
pretende dar a conocer se
ve reflejado la mayoría de las
veces, en un conocimiento
anterior, que han aportado
otros autores.
Metodología
“La escritura científica […] es
una actividad que implica, como
condición necesaria, la incorporación de otros textos, de voces autorizadas que corroboren o cuestionen
los argumentos propios, cuya comunicación a la comunidad científica
justifican precisamente la tarea de
escribir”. Miras y Solé.4
La elaboración de cualquier
tipo de texto académico exige del
escritor un gran volumen de lectura, ya que el conocimiento que
se pretende dar a conocer se ve
reflejado la mayoría de las veces,
en un conocimiento anterior,
que han aportado otros autores.
Es necesario, antes de escribir y
leer, tener más contacto con los
conceptos dados, conocer la cultura académica en la que se está
haciendo inmersión, saber lo que
han dicho otros y de qué modo se
puede aportar con ideas propias a
la disciplina que se estudia. Escribir
ciencia requiere leer ciencia, así
como escribir literatura requiere
leer mucha literatura. Este tipo de
lectura debe realizarse siguiendo criterios de pertinencia adecuados al
problema que se quiere investigar,
o al género literario que se busca
desarrollar. Esto quiere decir que
antes de leer y escribir, se han de
seleccionar aquellos textos que serán útiles y pertinentes para lograr
3. Carlino, Paula. Escribir, leer y aprender en la Universidad. Una Introducción a la Alfabetización Académica. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica (2005).
4. Miras, M. y Solé, I. La elaboración del conocimiento científico y académico. En M. Castelló (ed.), Escribir y comunicarse en contextos
científicos y académicos, Barcelona: Graó. 2008. pp. 83-112.
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el objetivo que tiene el autor con su
propio texto. Se trata de una lectura
selectiva y apropiada, a partir de la
cual el autor obtendrá gran parte de
los conocimientos necesarios para
lograr transformar y transmitir el
suyo propio.
Cuando se ha obtenido la información necesaria para realizar
un texto académico, es importante
organizarla y modificarla; para esto,
la escritura sirve como herramienta
primordial para lograr transformar
el conocimiento y no solamente
reproducirlo. La escritura de elaboración es una herramienta útil para
el escritor. Por esto, esta escritura
puede tener cualquier formato,
dependiendo del gusto del escritor:
lluvia de ideas, palabras o frases,
mapas sinópticos o conceptuales,
resúmenes o simples apuntes. Estos
escritos estarán llenos de elipsis
y de conexiones que se terminan
solo en la mente del autor, por
ende, puede que sean solo legibles
y comprensibles para él mismo, hay
que tener en cuenta que a su vez son
de gran ayuda para la elaboración y
comprensión.
De esta manera, se recomienda
que poco a poco el estudiante vaya
realizando escritos con mayor nivel
de precisión y explicitación, con lo
que se logra progresivamente un
texto cada vez más legible, organizado y preciso. Igualmente, una vez
escrito el esquema, los apuntes, la
lluvia de ideas o cualquiera sea el
formato de texto que el estudiante
haya elegido, se recomienda inten-
El objetivo de un texto
académico es el de
comunicar los resultados
del trabajo realizado; es
decir, luego de que el autor
ha revisado algunos textos
anteriores y modificado su
propio conocimiento, aportar
desde una perspectiva
personal a la disciplina
de investigación en el
que participa es de vital
importancia.
tar darle a esta información una estructura lineal, con base en aquella
que poseen los textos académicos
pertinentes.
El objetivo de un texto académico es el de comunicar los resultados
del trabajo realizado; es decir, luego
de que el autor ha revisado algunos
textos anteriores y modificado
su propio conocimiento, aportar
desde una perspectiva personal a la
disciplina de investigación en el que
participa es de vital importancia.
Por este motivo, hay que tener en
cuenta las exigencias formales que
esa disciplina requiere, así como
los futuros lectores del texto, ya
sean compañeros, investigadores,
profesores o incluso lectores de
otras disciplinas, según sea el caso
en particular.
La lectura se convierte en una
herramienta fundamental para
revisar lo escrito. Por una parte, es
indispensable que el autor revise su
propia producción y comprensión
de forma detallada, lo que implica
no solo volver sobre el texto que
se escribe, sino también, en caso
de ser necesario, sobre los textos
que sirvieron de fuente para la
elaboración. Por otro lado, es importante revisar tomando el lugar
del lector, con el fin de asegurar la
comprensión del texto y su adecuación a las normas impuestas por la
cultura académica en la que se hace
inmersión.
Una propuesta metodológica es
comenzar con una prueba diagnóstica inicial sobre las competencias
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Revista de Educación & Pensamiento
de lectura, escritura y oral de los
estudiantes. Esto servirá de punto
de partida y referencia para el desarrollo de la actividad académica
en general.
Esto implica un enfoque didáctico basado en el socioconstructivismo y en una enseñanza estratégica,
que sean promotores del ‘aprender
a aprender’ y del aprender en colaboración. Si bien esto conlleva
generar espacios para la reflexión,
la discusión, el intercambio y la conciliación de criterios de enseñanza y
aprendizaje, el primer paso es situar
al estudiante como lector y escritor
en función de lo que se trabaja en el
aula de clase. De este modo, las clases magistrales irán acompañadas
con ejemplos, ejercicios de lectura
y escritura. Las prácticas de lectura,
escritura y oralidad se plantearán
por periodos, con la intención de
motivar el reconocimiento de los
procesos y facilitar la aplicación
de estrategias de trabajo individual
y grupal. Asi, todos los trabajos
prácticos serán de carácter obligatorio, independientemente de que
la evaluación de los mismos resulte
conceptual o numérica.
Con los resultados de la evaluación diagnóstica los profesores
seleccionarán específicamente,
aquellas nociones y destrezas que
han de ser mejoradas, aprendidas
y desarrolladas a lo largo del semestre. La evaluación formativa se
90
aplicará para la verificación de los
aprendizajes, mediante la revisión y
corrección de los distintos momentos de los procesos de comprensión
y producción textuales; la reflexión
sobre los aprendizajes logrados y
las dificultades para alcanzarlos
permite ir ordenando lo aprendido
y fortalecer la comprensión y aplicación de las nociones relacionadas
con el uso de la lengua en situaciones comunicativas concretas.
Finalmente, esta evaluación consistirá en verificar la consecución
de los conceptos propuestos en el
programa de la asignatura. Una
parte importante del proceso de
evaluación formativa, a la que se
debe prestar atención durante las
clases, es la reflexión del estudiante
sobre lo que hace, cómo y para qué
lo hace, para consolidar el ejercicio
eficaz de la competencia comunicativa. Esta evaluación se realizará a
través de exámenes, quiz, trabajos,
reportes, resúmenes, asistencia a
clases y el cumplimiento de tareas
diversas, que conforman, en general, las evidencias que el docente
tomará en este tipo de evaluación
para otorgar una calificación, bien
sea parcial o final.
“Escribir es una tarea cotidiana
de cualquier ciudadano y profesional, sin embargo, cuando hablamos
de escribir en ámbitos disciplinares
específicos parece que esta actividad
se convierte en un gran desafío, más
“Escribir es una tarea
cotidiana de cualquier
ciudadano y profesional, sin
embargo, cuando hablamos
de escribir en ámbitos
disciplinares específicos
parece que esta actividad se
convierte en un gran desafío,
más aun si la pensamos en
relación con los cambios que
se vienen generando en la
sociedad del conocimiento,
en las formas de gestionar
socialmente el saber”.
Colegio Hispanoamericano
aun si la pensamos en relación con
los cambios que se vienen generando en la sociedad del conocimiento,
en las formas de gestionar socialmente el saber”.5
Hoy por hoy la escritura posee
un alto valor cognitivo y epistémico
para la mayoría de profesionales,
más allá de la tarea específica que
desarrolle cada individuo. Se convierte en un proceso complejo con
características académicas notables
según el campo en que se desarrolle.
Los profesionales se deben valer
de la lectura y de la escritura: los
médicos deberán leer sobre nuevas
enfermedades, informar sobre el estado de sus pacientes, los abogados
redactar sentencias, los investigadores comunicar sus trabajos, los
periodistas leer y escribir artículos,
los filósofos realizar reflexiones,
los contadores hacer reportes y balances, los ingenieros, los literatos,
etc. Una gama amplia de campos
científicos donde la escritura y la
lectura tienen sus propias característica como tales.
Aprender a leer y escribir es
una actividad que se realiza a través
de la escolarización y de nuestra
vida, por consiguiente estos procesos se convierten en dos pilares
fundamentales en la enseñanza
y el aprendizaje. Si las pensamos
específicamente en el nivel superior, estas actividades cognitivas
adquieren una mayor dificultad, ya
que son las que permiten que los
estudiantes tengan contacto con los
saberes aceptados y validados por la
comunidad científica-disciplinar a
la que desean ingresar como futuros
profesionales, así como también
familiarizarse con aquellos géneros
textuales con los que trabajarán
cuando sean profesionales.
“La escritura suele ser considerada una técnica separada e independiente, algo que debería haber
sido aprendido en otra parte, enseñada por otro —en la secundaria o al
entrar en la universidad—. De aquí
surge la casi universal queja [de los
profesores] sobre la escritura de los
estudiantes y el también omnipresente rechazo “a hacerse cargo de
su enseñanza”. (Russell, 1990: 55)6.
La lectura y la escritura exigidas
en el nivel superior se aprenden al
enfrentar las prácticas de producción discursiva y consulta de textos
propios de cada asignatura, y recibir
orientación, guía y soporte por
parte del profesor quien domina la
materia y participa de estas prácticas, son dos ejes transversales en la
formación profesional y académica
del estudiante; ejes que el docente
debe asumir dentro de sus tareas
como educador. Es decir, la naturaleza de lo que debe ser aprendido
(leer y escribir textos específicos de
cada asignatura en el marco de las
Aprender a leer y escribir es
una actividad que se realiza
a través de la escolarización
y de nuestra vida, por
consiguiente estos procesos
se convierten en dos
pilares fundamentales en la
enseñanza y el aprendizaje.
prácticas académicas disciplinares)
exige un abordaje dentro del contexto propio de cada materia.
Las tareas de escritura deberían
ser desarrolladas de modo conjunto
entre un “docente socio” de la materia, que es un docente de lengua
especializado en lectura y escritura,
y los docentes responsables de
las diferentes asignaturas. Juntos
deben planificar y desarrollar las tareas de lectura y escritura de textos.
Juntos deberían organizar de qué
manera van a llevar adelante las clases referidas a géneros académicos
y/o profesionales, su descripción
y el seguimiento de la producción
escrita de los estudiantes.
5. Monereo, Carles; Pozo, Juan Ignacio. Cap. 1: La cultura educativa en la universidad: nuevos retos para profesores y alumnos. La
universidad ante la nueva cultura educativa. Enseñar y aprender para la autonomía. Editorial Síntesis. 2003.
6. Russell, D. Writing Across the Curriculum in Historical Perspective: Toward a Social Interpretation, College English, 52. 1990. Enero,
pp. 52-73.
91
Revista de Educación & Pensamiento
Es de vital importancia dirigir
correcta y eficientemente
los procesos que conducen
a que el estudiante aprenda
a aprender. En este sentido,
la propuesta planteada es
ambiciosa ya que permite
al estudiante no solamente
conocer mejor los textos
académicos, sino también
abordar el conocimiento de
manera más crítica y creativa
92
Son los profesores de cada disciplina, y de la mano con el profesor
de lengua, los que mejor podrían
ayudar con la escritura en el nivel
superior, un trabajo conjunto que
puede beneficiar tanto a los estudiantes como al profesor del área
en cuestión, no sólo porque están
familiarizados con las convenciones
de su propia materia sino porque
conocen los contenidos complejos que los estudiantes tratan de
dominar.
Si la escritura presenta problemas en la educación superior no se
debe sólo a que los estudiantes vengan mal formados de la educación
secundaria. Dichas dificultades
resultan en cualquier intento de
aprender algo nuevo. Los modos
de escritura esperados por la universidad no son la prolongación
de lo que los estudiantes debieron
haber aprendido previamente. Son
nuevas formas discursivas que retan
a todos los estudiantes y que, para
muchos de ellos, suelen convertirse
en dificultades serias, si no cuentan
con docentes que los ayuden a solucionarlas.
En los últimos años ha estado
circulando la expresión “alfabetización académica” para denominar
la necesidad que tienen las instituciones educativas de desarrollar
en los estudiantes habilidades para
interpretar y/o producir los textos
científicos y académicos. De hecho, se observa que los estudiantes
ingresantes a la universidad tienen
dificultades para configurar senti-
dos con una cierta eficacia cuando
escriben, y suelen producir numerosas interpretaciones erróneas
cuando leen. Una de las propuestas
de alfabetización académica más
conocida es desarrollar la lectura
y la escritura durante la educación
superior y dentro de las disciplinas
y/o materias que se imparten en
las mismas, en tanto estas constituyen comunidades discursivas. No
obstante, es notoria la ausencia de
conocimientos básicos acerca del
lenguaje y la escasa frecuentación
de la cultura escrita por parte de
los estudiantes.
Es de vital importancia dirigir correcta y eficientemente los
procesos que conducen a que el
estudiante aprenda a aprender. En
este sentido, la propuesta planteada
es ambiciosa ya que permite al estudiante no solamente conocer mejor
los textos académicos, sino también
abordar el conocimiento de manera
más crítica y creativa, ser un mejor
lector y escritor, un profesional más
competente e independiente en el
mundo que nos rodea.
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