¿Dualismo antropológico en Las
Confesiones de San Agustín?
Juan Matías Sanguineti
jmsanguineti@yahoo.com.ar
Resumen:
Nuestro objetivo es determinar si puede clasificarse como dualista al pensamiento
antropológico subyacente de Las Confesiones (decimos “subyacente” en tanto que no es la
intención de Agustín hacer una antropología). Para ello, mostraremos lo que Agustín entiende
por hombre desde sus menciones y referencias a este, luego las compararemos con lo que
constituye un dualismo antropológico. Los resultados mostrarán que el dualismo antropológico
cartesiano en Las Meditaciones Metafísicas y el sentido que le otorga Dussel al término no se
adapta completamente al pensamiento antropológico de Las Confesiones.
Introducción
Comenzar a estudiar lo que Agustín entiende por hombre en Las Confesiones
conlleva una dificultad. Allí parece encontrarse un dualismo en dicho campo, sea por la
identificación del “yo” con el alma1, o por el desprecio a la carne2; sin embargo,
también se presentan pasajes en donde Agustín da cuenta de una unidad antropológica3.
El presente trabajo se propone analizar si se halla un dualismo antropológico en
Las Confesiones, cuestión que se sostiene al encontrar la dificultad mencionada. Otra
dificultad no menor, se deja entreve cuando hablamos de un “hallar”; sucede que
intención de Agustín nunca es hacer una antropología.
Para cumplir con nuestro objetivo, mencionaremos las actividades que
consideramos necesarias: enmarcar la obra a estudiar; exponer lo que piensan otros
1
“…una cosa es el alma y otra el cuerpo; y así no es maravilla que, estando yo gozando en el alma, me
acuerde del pasado dolor del cuerpo”. San Agustín, Las Confesiones, L. X, cap. 14, 21, trad. P. Angel
Custodio Vega, O.S.A.
2
“Porque entonces lo único que sabía era mamar, aquietarme con los halagos, llorar las molestias de mi
carne y nada más”. Ídem, L. I, cap. 6, 7.
3
“…reconocía yo en Cristo al hombre entero, no cuerpo sólo de hombre o cuerpo y alma sin mente, sino
al mismo hombre…”. Ídem, L. VII, cap. 19, 25.
estudiosos sobre el mismo tema; mostrar qué se entiende por “dualismo antropológico”;
presentar los pasajes en donde se encuentren descripciones introspectivas y referencias
al hombre en Las Confesiones; contrastar lo que se entiende por “dualismo
antropológico” con lo extraído de Las Confesiones; y por último, efectuar una breves
consideraciones finales.
Ahora justificaremos y comentaremos algunas de las anteriores actividades: la
exposición de otros estudiosos da a conocer el estado de la cuestión; enmarcar la obra es
necesario para comprender en qué marco de posicionan los pasajes que citaremos; como
criterio de contraste entre “dualismo antropológico” y Las Confesiones, atenderemos a
un nivel textual juzgando su marco próximo; la definición de dualismo es necesaria
como base sobre la cual juzgar a la trabajada obra; las consideraciones finales
expondrán un reflexión con lo dicho.
Este trabajo está divido en seis partes que corresponden a las actividades
mencionadas, al final de cada parte habrá una breve conclusión. Consideramos que la
pregunta que titula esta investigación será respondida directamente en el proceso de
análisis.
Como conclusión sostendremos que el hecho de que Agustín diferencie entre dos
fenómenos distintos en su persona -sean los del cuerpo y del alma-, no implica un
dualismo antropológico estrictamente. El término “dualismo antropológico” conlleva
una significación que no se adapta completamente a su pensar en Las Confesiones. El
término que nosotros encontramos adecuado para catalogar la estructura antropológica
implícita en Las Confesiones es “dualidad antropológica”. Tal término refiere a la
existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona; en este caso,
el cuerpo y el alma. Desde aquí, consideramos que la experiencia de Agustín al
observar su interior no es dualista, sino dual.
Primera parte: enmarcar la obra.
Al contrario de lo que suele pensarse, esta obra no se encuadra dentro de lo que
constituye una autobiografía: una confession, en su sentido originario cristiano, hacía
referencia a un reconocimiento -lleno de gratitud- de la gloria de Dios creador,
2
verdadero y atento al itinerario de cada hijo; por ello, son además, un reconocerse
creatura4.
El Padre africano las das a conocer porque ser siervo de ese Dios, también implica
ser siervo de los hombres que lo acompañan en su periplo de vida y que son sus
hermanos5. El servicio de Agustín consiste en motivarlos a reconocerse criaturas, a
reconocer al Padre de todo y a elevar otras tantas confessiones ante aquel Dios6. Tal
cometido, no es más que acercarlos a la verdadera felicidad, al fin último de todo
hombre7, porque la felicidad consiste en gozar de la verdad y Dios no es más que la
verdad. Él utilizará su vida como ejemplo, mostrando lo que es una vida fragmentada, a
como es una acompañada de Él.
Conclusiones parciales: en Las Confesiones encontraremos un hombre
mostrándose desde su introspección para un noble fin, no un hombre describiendo
ontológicamente su constitución. Lo que se pueda precisar sobre su comprensión de
hombre, en el mejor de los casos, constituirá no lo que el padre de Hipona haya querido
decir, sino lo que piensa de él o de sí mismo espontanea y naturalmente.
Segunda parte: postura de otros estudiosos, Rego y Dussel.
Rego: su obra aborda el problema intentado encadenar el pensamiento general de
Agustín mediante un examen crítico de sus textos. Concluirá que no es viable
interpretar un dualismo antropológico en vistas de sus fundamentos metafísicos
implícitos: “Los análisis precedentes permiten establecer como hipótesis de
interpretación más razonable que Agustín, pese a su formación neoplatónica, habría
sostenido explícitamente la unidad substancial del hombre, e, implícitamente, que sus
partes se entienden como co-principios de la misma”8. En el análisis de los pasajes
agustinianos también afirma que: el alma debe ser entendida como principio de vida del
cuerpo9; el reconocimiento del hombre con su alma es un resabio de una concepción
Magnavacca Silvia, “El pasaje de XI, 29, 39 en la estructura de las Confessiones”, en: Teología y vida,
vol. XLIII (2002), p. 270.
5
“Estos son tus siervos, mis hermanos, que tú quisiste fuesen hijos tuyos, señores míos, y a quienes me
mandaste que sirviese si quería vivir contigo de ti", San Agustín, Op. Cit., L. X, cap. 4, 6.
6
"Porque las confesiones de mis males pretéritos […] le despierte al amor de tu misericordia y a la
dulzura de tu gracia…”. Ídem, L. X, cap. 3, 4.
7
“…nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.”. Ídem, L I, cap. 1, 1.
8
Rego Francisco, La relación del alma con el cuerpo, una reconsideración del dualismo agustiniano,
Gladius, Buenos Aires, 2001, p. 345.
9
“La afirmación del alma como principio vital no ofrece ninguna dificultad dado que esta doctrina se
hace presente en todos los períodos del autor”, Ídem, p. 146.
4
3
superada10; el carácter negativo del cuerpo es contrario a su noción de creación, además,
tal carácter se expresa en una época inicial11. De aquí que -para sustentar su tesis
principal- haya hecho hincapié en la cronología de los textos agustinianos, dándole
mayor importancia a su “doctrina final”; sucede que allí, los temas han sido tratados con
más agudeza12. Según Rego, el uso agustiniano del término substantia -en la
designación del todo y las partes- ha conspirado a favor de la interpretación dualista13.
Dussel: él toma una perspectiva cultural con respecto a la intromisión del
dualismo antropológico en la cristiandad. Muestra cómo la lengua -con las nociones de
“cuerpo” y “alma”- ha generado en la cristiandad14 una trampa: “…el instrumental
lógico y lingüístico que la filosofía griega y romana había entregado al cristianismo, se
transformará con el tiempo en un arma de doble filo en la cristiandad. Por una parte,
permitirá alcanzar mayores y mejores conquistas en la reflexión científica acerca del
hombre. Pero, por otra parte, le impedirá recuperar la comprensión unitaria del
hombre”15. Por otro lado, Dussel nunca va a afirma que el cristianismo sustenta un
dualismo antropológico: “…no puede llamarse al pensamiento cristiano dualista si se
tiene en cuenta su intención profunda o sus últimos contenidos, pero puede encontrarse
ya una falta de expresión adecuada por imposibilidad de forjar un órganon a medida
para el pensamiento cristiano”16. En lo que refiere al doctor africano dice: “…la
estructura del compuesto humano, será expresada [por Agustín] tal como lo hicieron los
dualistas neoplatónicos o los iránicos, mostrando sin embargo notas propias de la
comprensión cristiana del hombre”, también afirma que Agustín servirá de base para
todo el dualismo cartesiano y todo el dualismo occidental posterior17. Argumentando a
favor de esta posición cita algunos de sus pasajes donde parece notarse una clara
intensión dualista: “Mas, si deseas que te defina lo que es el alma […] te complaceré
fácilmente; pues a mi parecer es una sustancia dotada de razón destinada a regir el
cuerpo”18. Dussel afirma que es neoplatónico en tanto que la relación entre el alma y el
Ídem, pp. 93-97.
Ídem, pp. 102-103.
12
Ídem, pp. 41-43.
13
“…Agustín no emplea en el mismo sentido el término substancia, cuando lo aplica al todo humano y al
alma que cuando lo aplica al cuerpo. De donde se sigue su inapropiado en relación al cuerpo”. Ídem, p.
37.
14
Conjunto de personas guiadas por la cosmovisión cristiana.
15
Dussel Enrique, El dualismo en la antropología de la cristiandad, Guadalupe, Buenos Aires, 1974, p.
163.
16
Ídem, p. 159.
17
Ídem, pp. 180 y 181.
18
De quantitate animae XIII, 22; PL XXXII, col. 1048.
10
11
4
cuerpo es como la que existe entre un obrero y su instrumento. Sin embargo, también
observa que algunas veces el hiponense recupera la unidad del hombre que se ha
perdido19.
Semejanzas entre estos estudiosos: es importante mencionar sus metodologías
de estudio ya que sus conclusiones se enmarcan en ellas. A pesar de las diferentes
perspectivas que toma cada uno, sus conclusiones son complementarias si juzgamos el
plano en que se enuncian.
Rego no estaría tan lejos de Dussel como él piensa20, su abordaje intenta dar con
el sentido último del pensamiento de Agustín, para ello realiza una crítica de la mayoría
de sus obras considerando sus raíces, la secuencia del desarrollo de su pensamiento y
los textos más representativos de la posición de Agustín21. Por otro lado, Dussel se sirve
de una filosofía de la cultura para comenzar su investigación, así distingue entre: un
grupo de personas que constituyen una cultura, en este caso, la cristiandad; el
fundamento o sentido último de esta cultura que guía su comportamiento (sistemas,
órdenes de símbolos, comprensión del mundo, jerarquía de valores, etc.), el cristianismo
en este caso; los contenidos objetivados en la lengua que también orientarían el
comportamiento; y por último, los instrumentos lógicos de expresión (formas de
argumentar, categorías interpretativas, etc.)22.
Si tenemos en cuenta la metodología de Dussel, la tarea de Rego muestra que el
lenguaje dualista no implica una comprensión dualista en su sentido último, es decir, a
nivel de fundamento. Por otro lado, Dussel enfoca su conclusión en el plano de los
contenidos objetivados en la lengua. Él remarca que estos contenidos orientan al
cristiano en su forma de pensar y comportarse, por lo cual, el dualismo antropológico en
se genera como producto de una aculturación: el lenguaje y en los instrumentos lógicos
de expresión helénicos crean una trampa al cristiano. De aquí que su libro se titule El
dualismo en la antropología de la cristiandad, frase que no implica un dualismo
antropológico en el cristianismo. Como complementándose uno al otro, vemos que sus
conclusiones no se contradicen.
Diferencias: por un lado, Rego juzga los dispersos contenidos objetivados de
Agustín con respecto a la comprensión de hombre, los contrapone todos, los contrapone
Dussel Enrique, Op. Cit., p. 182.
Rego Francisco, Op. Cit., p. 5.
21
Ídem, p. 41.
22
Dussel Enrique, Op. Cit., p. 15.
19
20
5
a otros temas y concluye no se puede llamar a Agustín dualista en el campo de la
antropología en vistas de que: es escaso, débilmente afirmado, contrario a otras
doctrinas, producto de un mal uso del vocablo substantia, etc. Lo que desde nuestra
perspectiva significa que: hay contenidos objetivados pero dispersos de la noción de
hombre, y el dualismo existe efectivamente de alguna forma en vista de los términos
expresados, pero lo más razonable es interpretar que Agustín afirma la unidad del
hombre.
Por el otro lado, Dussel observa la contradicción de los textos y ofrece una
explicación cultural: Agustín sería un caso más del dualismo mitigado de la cristiandad.
Conclusiones parciales: Rego afirma que Agustín sostendría una unidad
antropológica en sentido último; Dussel cree que constituye un dualismo mitigado, de
manera hay contenidos objetivados dualistas, aunque a veces responde a su fundamento
último, el cristianismo, el cual conlleva una visión unitaria del hombre.
Tercera parte: hacia la noción de “dualismo antropológico”.
El mejor ejemplo de un dualista antropológico, Descartes.
La aplicación del término “dualista” en su sentido filosófico aparece con Christian
Wolff23:
son dualistas quienes afirman la existencia de dos sustancias, al contrario de
los monistas, para quienes sólo existe una sustancia. Tal sentido predominó en el
problema de la relación alma-cuerpo, sentido que sería aplicado a la filosofía de
Descartes por antonomasia; sólo posteriormente el término se aplicará a toda
contraposición de dos tendencias irreductibles entre sí.
En vistas de que a Descartes se le ha aplicado el vocablo con preferencia,
mencionaremos su noción de hombre para vislumbrar qué constituye un dualismo
antropológico por excelencia; nos serviremos de sus conocidas Meditaciones
Metafísicas para ello: Los siguientes ítems expondrán algunos pasajes:
1. Con respecto a la identificación del hombre con su alma y la independencia del
cuerpo: “…mi esencia consiste sólo en ser una cosas que piensa, o una
substancia cuya esencia o naturaleza toda consisten sólo en pensar […] es cierto
Mora José Ferrater, Diccionario de Filosofía, Tomo I, Editorial sudamericana, Buenos Aires, 3ra.
reimpresión de la 5ta. ed., 1975, pp. 484-485.
23
6
entonces que ese yo (es decir, mi alma, por la cual soy lo que soy), es
enteramente distinto de mi cuerpo, y que puede existir sin él”24.
2. Con respecto a la forma en que están relacionados el cuerpo y el alma: “…yo no
sólo estoy en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino que estoy tan
íntimamente unido y como mezclado con él, que es como si formásemos una
sola cosa. Pues si ello no fuera así, no sentiría dolor cuando mi cuerpo está
herido”25. Sin embargo, concluye que esos datos no corresponden siempre con el
dato de la razón, por lo cual dice: “…pese, a la suprema bondad de Dios, la
naturaleza humana, en cuanto compuesta de espíritu y cuerpo, no puede dejar de
ser falaz a veces”26; de aquí que el cuerpo sí sea como un navío.
3. Con respecto a la forma en que es independiente el cuerpo: “Y así como un reloj
[…] si considero el cuerpo humano como una máquina fabricada y compuesta de
huesos, nervios, músculos, venas, sangre y piel, y de ello de modo tal que, aún
cuando no hubiera en él espíritu alguno, se movería igual que ahora lo hace
cuando su movimiento no procede de la voluntad, ni por ende del espíritu”27.
4. Con respecto a conocimientos independientes de la experiencia sensible: “… [la
idea de Dios] al igual que la idea de mí mismo, ha nacido conmigo, a partir del
momento en que yo he sido creado”28.
5. Con respecto a la inmortalidad del alma: “…aunque todos sus accidentes
cambien (como cuando concibe ciertas cosas, quiere otras, siente otras, etc.)
sigue siendo, no obstante, la misma alma, mientras que el cuerpo no es el
mismo, por el solo hecho de cambiar la figura de algunas de sus partes; de donde
se sigue que el cuerpo humano puede fácilmente perecer, pero el espíritu o alma
del hombre (no distingo entre ambos) es por naturaleza inmortal”29
Conclusiones parciales: para Descartes, el hombre es una unión innecesaria de
dos realidades distintas, una el cuerpo y la otra el alma, las cuales pueden subsistir
independientemente. El alma es incorpórea, constituye la esencia del hombre, se
identifica con el pensamiento, posee ideas innatas y es inmortal. Por otro lado, el cuerpo
perece y se asemeja a una máquina que posee movimiento propio.
Una definición de dualismo antropológico
Dussel toma la posición de M. Merleau-Ponty al respecto: “En estos casos de
desintegración el alma y cuerpo se manifiestan como aparentemente distintos y ahí está
Descartes Rene, Meditaciones Metafísicas con Objeciones y Respuestas, introducción, trad. y notas de
Vidal Peña, Alfaguara S.A., Madrid, 1977, p. 66.
25
Ídem, p. 68.
26
Ídem p. 73.
27
Ídem, p. 70.
28
Ídem, p.43.
29
Ídem, p. 15.
24
7
la verdad del dualismo"30; "el cuerpo fenoménico [mi cuerpo], con las determinaciones
humanas que permitían a la conciencia no distinguirse de él, va a pasar a la condición de
apariencia; el cuerpo real [Körper] será aquel que la anatomía o más generalmente los
métodos de análisis aislante nos hacen conocer: un conjunto de órganos del que no
tenemos ninguna noción en la experiencia inmediata y que interponen entre las cosas y
nosotros sus mecanismos, sus poderes desconocidos [...]. El mundo se desdobla: habrá
un mundo real tal como es fuera de mi cuerpo, y el mundo tal como es para mí [=
mundo], numéricamente distinto del primero; habrá que separar la causa exterior de la
percepción y el objeto interior que contempla. El cuerpo propio ha sido reducido a una
masa material, y correlativamente el sujeto se retira de él para contemplar en sí mismo
[desde su interioridad trascendente] sus representaciones”31. Dussel también va a decir
que si el hombre es esencialmente el alma, entonces el cuerpo será desvalorizado32 y la
unión entre ambos será innecesaria, En cuanto a una erótica dualista, la negación de la
sexualidad junto con la pretensión de alcanzar un estado de asexualidad, van a ser
características distintivas.
Conclusiones parciales: según esta postura, el dualismo antropológico tiene las
siguientes características:
A. El hombre es esencialmente alma.
B. El cuerpo es desvalorizado.
C. Hay una separación entre la causa exterior de la percepción y el objeto interior
que contempla la percepción.
D. El cuerpo queda reducido a una masa material.
E. El sujeto como alma se abstrae del cuerpo para contemplar en sí mismo sus
representaciones.
F. La experiencia del cuerpo es vivida como distinta a la del alma.
G. La sexualidad es negativa.
H. El alma y el cuerpo se manifiestan como distintos.
I. La unión entre cuerpo-alma es innecesaria para constituir al hombre.
M. Merleau-Ponty, La structure du comportement, París, 1960, p. 226.
Ídem, p. 205
32
Dussel Enrique, Op. Cit, p. 286.
30
31
8
Cuarta parte: pasajes referidos al hombre en Las Confesiones.
Se traerá ahora la voz de Agustín en Las Confesiones cuando refiera al alma, al
cuerpo, o a ambos:
a. Con respecto a la identificación del hombre con su alma y su distinción con el
cuerpo: “…estando alegre, me acuerdo de mi tristeza pasada, y estando triste, de
la alegría que tuve. Lo cual no es de admirar respecto del cuerpo, porque una
cosa es el alma y otra el cuerpo; y así no es maravilla que, estando yo gozando
en el alma, me acuerde del pasado dolor del cuerpo.”33; “Grande es la virtud de
la memoria y algo que me causa horror, Dios mío: multiplicidad infinita y
profunda. Y esto es el alma y esto soy yo mismo”34.
b. Con respecto a la forma de unidad cuerpo-alma: “‘Entonces me dirigí a mí
mismo y me dije: "¿Tú quién eres?", y respondí: "Un hombre." He aquí, pues,
que tengo en mí prestos un cuerpo y un alma; la una, interior; el otro, exterior…´
’”35; “Por mi alma misma subiré, pues, a él. Traspasaré esta virtud mía por la
que estoy unido al cuerpo y llena su organismo de vida, pues no hallo en ella a
mi Dios”36; “…reconocía yo en Cristo al hombre entero, no cuerpo sólo de
hombre o cuerpo y alma sin mente, sino al mismo hombre…”37; “Así vine a
entender por propia experiencia lo que había leído de cómo la carne apetece
contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, estando yo realmente en ambos,
aunque más yo en aquello que aprobaba en mí que no en aquello que en mí
desaprobaba; porque en aquello más había ya de no yo, puesto que en su mayor
parte más padecía contra mi voluntad que obraba queriendo”38.
c. Con respecto a la forma de relación entre el cuerpo y el alma: “…¡oh alma!,
porque tú vivificas la mole de tu cuerpo prestándole vida, lo que ningún cuerpo
puede prestar a otro cuerpo.”39; “Hay otra virtud por la que no sólo vivifico, sino
también sensifico a mi carne, y que el Señor me fabricó mandando al ojo que no
oiga y al oído que no vea, sino a aquél que me sirva para ver, a éste para oír, y a
cada uno de los otros sentidos lo que les es propio según su lugar y oficio; las
cuales cosas, aunque diversas, las hago por su medio, yo un alma única.40;
refiriéndose a Dios dice: “Búsquete yo para que viva mi alma, porque si mi
cuerpo vive de mi alma, mi alma vive de ti”41
d. Con respecto al cuerpo como lugar donde habita el alma: “Mas conmigo era tu
memoria, ni en modo alguno dudaba ya de que existía un ser a quien yo debía
San Agustín, Op. Cit., L. X, cap. 14, 21.
Ídem, L. X, cap. 17, 26.
35
Ídem, L. X, cap. 6, 9.
36
Ídem, L. X, 7, 11.
37
Ídem, L. VII, 19, 25.
38
Ídem, L. VIII, cap. 5, 11.
39
Ídem, L. X, cap. 6, 10.
40
Ídem, L. X, cap. 7, 11.
41
Ídem, L. X, cap. 20, 29.
33
34
9
adherirme, pero a quien no estaba yo en condición de adherirme, porque
el cuerpo que se corrompe apesga el alma y la morada terrena deprime la
mente que piensa muchas cosas”42.
e. Con respecto a la mutabilidad y mortalidad del hombre: “ya mudables, como el
alma y el cuerpo del hombre.”43; “Porque, en efecto, mover ahora los miembros
del cuerpo a voluntad o no moverlos, estar dominado de algún afecto o no lo
estar, proferir por medio de signos sabias sentencias o estar callado, indicios son
de la mutabilidad de un alma y de una inteligencia”44; “Mortalidad del hombre;
“¡Tanta es la virtud de la memoria, tanta es la virtud de la vida en un hombre que
vive mortalmente!”45; “…sino también en los oídos de los creyentes hijos de los
hombres, compañeros de mi gozo y consortes de mi mortalidad, ciudadanos
míos y peregrinos conmigo…”46
f. Con respecto a la inferioridad del cuerpo en relación al alma: “Porque yo era
superior a estas cosas, aunque inferior a ti; y tú eras gozo verdadero para mí
sometido a ti, así como tú sujetaste a mí las cosas que criaste inferiores a mí. Y
éste era el justo temperamento y la región media de mi salud: que permaneciese
a imagen tuya y, sirviéndote a ti, dominase mi cuerpo”47; “Porque entonces lo
único que sabía era mamar, aquietarme con los halagos, llorar las molestias de
mi carne y nada más”48.
g. Con respecto al obrar moral: “Pero aun en esto me engaña muchas veces la
delectación sensual -a la que no debiera entregarse el alma para enervarse-,
cuando el sentido no se resigna a acompañar a la razón de modo que vaya detrás,
sino que, por el hecho de haber sido por su amor admitido, pretende ir delante y
tomar la dirección de ella. Así, peco en esto sin darme cuenta, hasta que luego
me la doy”49; “Y por eso no se hallaba bien mi alma, y, llagada, se arrojaba fuera
de sí, ávida de restregarse miserablemente con el contacto de las cosas
sensibles”50
h. Con respecto al conocimiento ajeno a la experiencia sensible: “Por aquí
descubrimos que aprender estas cosas -de las que no recibimos imágenes por los
sentidos, sino que, sin imágenes, como ellas son, las vemos interiormente en sí
mismas- no es otra cosa sino un como recoger con el pensamiento las cosas que
Ídem, L. 7, cap. 17, 23.
Ídem, L. XII, cap. 17, 25.
44
Ídem, L. 7, cap. 19, 25.
45
Ídem, L. X, cap. 17, 26.
46
Ídem, L. X, cap. 4, 5.
47
Ídem, L. VII, cap. 7, 11.
48
Ídem, L. I, cap. 6, 7.
49
Ídem, L. X, cap. 33, 49.
50
Ídem, L III, cap.1, 1.
42
43
10
ya contenía la memoria…”51; “Y he aquí que tú [Dios] estabas dentro de mí y yo
fuera, y por fuera te buscaba 52.
Resumen de los ítems: La identificación agustiniana del alma con el hombre es
evidente a la luz de lo pasajes de (a.), también es evidente la distinción entre el alma y el
cuerpo considerándolas como “cosas” distintas. En (b.) el hombre es considerado como
compuesto de cuerpo y alma. En (c.) se afirma la dependencia del cuerpo respecto al
alma. En (d.) el cuerpo considerado como “morada terrena” se apoya sobre una cita de
Sabiduría [9, 15]. (e.) no presenta indicios para dilucidar si la mortalidad del hombre se
refiere al alma o al compuesto o al cuerpo; tampoco podemos saber si se refiere a la
mortalidad del hombre en la tierra o no. La mutabilidad del hombre en (e.) se da en el
compuesto. En (f.) se afirma que el cuerpo está sujeto al alma por serle inferior. (g.)
supone que en el obrar, cuando el alma se entrega a las pasiones del cuerpo, peca
inminentemente. En (h.) se evidencia que el alma posee conocimientos innatos.
Conclusiones parciales: el hombre en Las Confesiones es entendido como un ser
mortal53, compuesto de alma-cuerpo, dos realidades distintas. El cuerpo se caracteriza
por ser la parte inferior, por no poder vivir sin el alma y por estar sujeta a ella. El alma
se caracteriza por reconocerse con el “yo”, por poseer conocimientos que no provienen
de la experiencia sensible y por vivir de Dios.
Quinta parte: contrastar lo extraído de Las Confesiones con el
dualismo cartesiano y la definición de dualismo antropológico.
Respecto del dualismo antropológico cartesiano
Ítems que se identifican:
(h.) se corresponde con (4.): ambos afirman la existencia de conocimientos
innatos.
(d.) se corresponde con (2.): ambos suponen que el cuerpo es un lugar donde
habita el alma.
Ítems que no se identifican:
Ídem, L. X, cap. 11, 18.
Ídem, L. X, cap. 27, 38.
53
No sabemos si la mortalidad, en esta obra, refiere al compuesto, al alma o al cuerpo, lo más probable es
que no se refiera sólo al cuerpo. Tampoco podemos saber si esta mortalidad se ejerce en la vida terrenal o
no.
51
52
11
La mortalidad en (e.) no es contrastable con (5.): sucede que Las Confesiones
carece de indicios para averiguar si Agustín se refiere al alma, en el compuesto,
o en el cuerpo, y si esta mortalidad es terrenal o no.
La inferioridad del cuerpo en (f.) no implica una antítesis contra el dualismo
cartesiano, pero Descartes en las Meditaciones nada dice al respecto; por lo cual,
(f.) es imparcial.
(g.) no supone una correspondencia porque el obrar moral no es un tema tratado
por Descartes.
(c.) es contrario a (3.): si el cuerpo necesita del alma para vivir, entonces no es
independiente como afirma (3.).
(a.) no implica que el hombre sea esencialmente alma, por lo cual (a.) no se
corresponden con (1.): si el “yo” de Agustín lo representase a él totalmente, la
correspondencia de (a.) con (1.) sería válida. Pero el “yo” presenta
ambigüedades, a veces se refiere al cuerpo y en otras veces refiere al alma: “Así
vine a entender por propia experiencia lo que había leído de cómo la carne
apetece contra el espíritu, y el espíritu contra la carne, estando yo realmente en
ambos, aunque más yo en aquello que aprobaba en mí que no en aquello que en
mí desaprobaba; porque en aquello más había ya de no yo, puesto que en su
mayor parte más padecía contra mi voluntad que obraba queriendo”54; “Y esto es
el alma y esto soy yo mismo”55. Por lo tanto, no se puede concluir que el “yo”
represente la esencia del hombre cuando se identifica con el alma.
Conclusiones parciales: En los rasgos comparables con la antropología extraída
de las Meditaciones, la antropología agustiniana difiere principalmente por la
dependencia del cuerpo respecto del alma: el cuerpo sin el alma no puede vivir, al
contrario de la independencia que le otorga Descartes.
Pensamos que tal independencia cartesiana es producto de identificar la esencia
del hombre con su alma: si el cuerpo no es necesario para que él sea todo lo que es, una
cosa pensante, el cuerpo será independiente. Por otro lado, poseemos motivos para
sostener que Agustín no identifica la esencia del hombre con su alma, con lo cual
creemos que esto contribuye a no otorgarle independencia al cuerpo.
Desde aquí, se ha demostrado que no se puede hablar de un dualismo
antropológico cartesiano en Las Confesiones, aunque sí se presentan similitudes.
54
55
San Agustín, Op. Cit. L. VIII, cap. 5, 11.
Ídem, L. X, cap. 17, 26.
12
Respecto a la definición de dualismo antropológico
Ítems que se identifican:
(F.), (C.) y (H.) se condicen con los pasajes de (a.): si el alma puede recordar
alegremente una tristeza del cuerpo, la experiencia del cuerpo puede ser vivida
como distinta y separada a la del alma, por lo que se confirma (F.). Por el mismo
motivo, se evidencia una separación entre el efecto que produce una causa
exterior sobre el cuerpo y la percepción de este efecto sobre el alma, con cual se
confirma (C.). Con la siguiente cita se confirma que el cuerpo y el alma se
manifiestan como distintos: “…una cosa es el alma y otra el cuerpo…”56; por lo
tanto, (H.) se confirma con (a.).
(B.) se identifica con (f.): el cuerpo en (f.) es caracterizado como inferior, por lo
cual se desvaloriza.
(D.) se condice con (d.): el cuerpo en (d.) es caracterizado como una morada
terrena; por lo tanto, es válido pensar que el cuerpo en (d.) se reduce a una masa
material.
(E.) se identifica con (h.): el alma en (h.) se abstrae del cuerpo para contemplar
en sí sus representaciones innatas.
(G.) se condicen con (g.): en (g.) se atestigua que la sexualidad es negativa.
Ítems que no se identifican:
(a.) no se corresponde con (A.): se ha demostrado que (1.) no se corresponde con
(a.), y (A.) se identifica con (1.).
(b.) contradice a (I.) y (A.): en (b.) el hombre se manifiesta como constituido de
cuerpo y alma.
(c.) contradice a (I.): el alma en (c.) vivifica al cuerpo, por lo cual, la unión del
cuerpo con el alma es necesaria.
Aparentes contradicciones en la obra: puede pensarse que Agustín se contradice
en algunos puntos, con lo cual, habría dos nociones de hombre; una dualista y otra
unitaria.
i.
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Si el “yo” se refiere al hombre como compuesto necesario de cuerpo-alma,
entonces su cuerpo no debería pecar sin que el “yo” no se dé cuenta, como si
viviese enajenado a lo que también es él, cuerpo: “Pero aun en esto me engaña
muchas veces la delectación sensual -a la que no debiera entregarse el alma para
enervarse-, cuando el sentido no se resigna a acompañar a la razón de modo que
vaya detrás, sino que, por el hecho de haber sido por su amor admitido, pretende
Ídem, L. X, cap. 14, 21.
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ir delante y tomar la dirección de ella. Así, peco en esto sin darme cuenta, hasta
que luego me la doy”57.
ii.
Agustín no debería identificarse con su alma puesto que, si el cuerpo y el alma
son cosas distintas –como atestigua (a.)-, él sería distinto de su cuerpo; sin
embargo, también afirma que él es cuerpo en (b.).
iii.
El alma debería estar necesariamente unida al cuerpo para que ambos
constituyan la esencia del hombre: lleva a pensar lo contrario decir que ella es
distinta, superior y se abstrae del cuerpo para contemplar en sí a la verdad, a
Dios, fin último de todo hombre58. El cuerpo, más que constituyente del hombre,
parece ser un obstáculo.
Disolución de las contradicciones: si tenemos en cuenta el marco próximo de estas
contradicciones, resultan inválidas.
I.
En cuanto a (i.) y (ii.): la identificación del “yo con el alma se explica como una
sinécdoque. Ya se ha demostrado que el “yo” no representa la totalidad del
hombre; a veces representa al alma otras al cuerpo:“Así vine a entender por
propia experiencia lo que había leído de cómo la carne apetece contra el
espíritu, y el espíritu contra la carne, estando yo realmente en ambos, aunque
más yo en aquello que aprobaba en mí que no en aquello que en mí desaprobaba;
porque en aquello más había ya de no yo, puesto que en su mayor parte más
padecía contra mi voluntad que obraba queriendo”59.
II.
En cuanto a (iii.): si en el alma del hombre está Dios, el obstáculo para llegar Él
no es el cuerpo, sino el alma-yo cuando se dispersa fuera de sí; lo cual se traduce
en dejarse llevar por las pasiones corporales. No es el cuerpo el que sin darse
cuenta, sino que peca el alma sin percatarse; el alma peca a través del cuerpo.
Conclusiones parciales: Los “ítems que no se identifican” atestiguan que Agustín
difiere de un dualismo antropológico. Por lo tanto, no es válido afirmar un dualismo
antropológico en Las Confesiones.
Sexta parte: consideraciones finales.
Para finalizar esta investigación, veamos cómo Dussel entendería tal obra si
adhiriese a cómo la hemos enmarcado, esto es, en cuanto a que las alusiones al hombre
en Las Confesiones constituyen lo que Agustín piensa espontanea y naturalmente.
Dussel al respecto dice: “nos será indiferente atenernos a documentos filosóficos o a
San Agustín, Op. Cit., L. X, cap. 33, 49.
“La vida feliz es, pues, gozo de la verdad, porque éste es gozo de ti, que eres la verdad, ¡oh Dios, luz
mía, salud de mi rostro, Dios mío! Todos desean esta vida feliz; todos quieren esta vida, la sola feliz;
todos quieren el gozo de la verdad”. Ídem, L. X, cap. 23, 33.
59
Ídem, L. VIII, cap. 5, 11.
57
58
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expresiones de la vida cotidiana, porque todo documento será bueno para discernir en
sus contenidos las estructuras antropo-lógicas de base, implícitas, latiendo bajo el
ropaje de una cuestión teológica, literaria o histórica”60. Estas “estructuras de base
implícitas” hacen referencia a una “posición natural”61 en la conciencia del cristiano; es
decir, son las tesis, los sistemas, las estructuras que orientan al cristiano en su pensar y
comportarse a modo de un a priori.
Con esta perspectiva y considerando (F.) y (H.), Agustín -al observar su interiorse está juzgando bajo una estructura antropológica con características dualistas, la cual
no está más que implícita: “…estando alegre, me acuerdo de mi tristeza pasada, y
estando triste, de la alegría que tuve. Lo cual no es de admirar respecto del cuerpo,
porque una cosa es el alma y otra el cuerpo; y así no es maravilla que, estando yo
gozando en el alma, me acuerde del pasado dolor del cuerpo” 62. La experiencia que él
tiene sobre sí está diferenciada en dos, la del cuerpo y la del alma. Esta última frase
sólo confirma la forma en que Dussel encuentra el dualismo en la cristiandad: “El
dualismo no es solamente un dato histórico. No es sólo una antropología helenística que
influenció al cristianismo del siglo II. El dualismo es una experiencia humana…”63.
Sin embargo, el hecho de que Agustín diferencie entre dos fenómenos distintos en
su persona -sean los del cuerpo y del alma-, no implica un dualismo antropológico
estrictamente. El término “dualismo antropológico” conlleva una significación que –
como ya demostramos- no se adapta completamente a su pensar en Las Confesiones.
Conclusiones parciales: El término que nosotros encontramos adecuado para
catalogar la estructura antropológica implícita en Las Confesiones es “dualidad
antropológica”. Tal término refiere a la existencia de dos caracteres o fenómenos
distintos en una misma persona; en este caso, el cuerpo y el alma. Desde aquí,
consideramos que la experiencia de Agustín al observar su interior no es dualista, sino
dual.
Dussel, Op. Cit., p. 14.
Ídem, p. 149.
62
San Agustín, Op. Cit., L. X, cap. 14, 21.
63
Dussel, Op. Cit., p. 285.
60
61
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Bibliografía
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trad. y notas de Vidal Peña, Alfaguara S.A., Madrid, 1977.
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Aires, 1974.
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