Representaciones líticas de Tinyash, Perú
Victor Falcón vic1falcon@hotmail.com Patricia Díaz celiapdiazf@hotmail.com
(Versión revisada y con más ilustraciones del artículo publicado en ANDESITA N° 2: 57-64. Revista del
Departamento de Líticos del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, 1998).
Introducción
El artículo da cuenta de los bloques líticos tallados registrados en una visita realizada a Tinyash en 1996. Este
asentamiento prehispánico de puna se encuentra ubicado en el distrito de Pinra, provincia de Huacaybamba,
departamento de Huánuco a 4,120 m.s.n.m. (Kauffman, 1993). Su ubicación, en relación a las regiones del
resto del país, se caracteriza por encontrarse cerca de una frontera natural (el río Marañón) que al mismo
tiempo sirvió como una especie de “bisagra” que lo vinculó a las culturas de los “callejones” de Conchucos y
Huaylas ubicados hacia el oeste. Por el noroeste, la cadena montañosa andina lo vincula con la región y culturas
del departamento de San Martín y hacia el este y sureste se encuentra muy cerca de las rutas de penetración a
los “Andes Amazónicos” (Figura 1).
Figura 1. Imagen satelital de Google Earth.La flecha roja indica la ubicación de Tinyash.
Dada su extensión y complejidad, así como su importancia dentro del conjunto de asentamiento de la región,
debió constituir una especie de “cabeza de provincia” o asentamiento de frontera en el período de los Señoríos
Regionales (cf. Período Intermedio Tardío), siendo vigente hasta el Imperio Inka (Período Horizonte Tardío).
Esta asignación cronológica se deriva de las observaciones de Ravines (1984) y las nuestras, en virtud de los
fragmentos de cerámica que observamos sobre su superficie. Aunque su importancia es evidente, aún no
contamos con estudios integrales de este yacimiento arqueológico, inmejorable para conocer la ocupación
intensiva del ambiente de puna en esta zona de los Andes Centrales (Figura 2).
Figura 2. Chullpas funerarias de Tinyash.
Aquí presentamos un primer inventario de las representaciones líticas de Tinyash, así como una propuesta sobre
el significado de una de sus representaciones más importantes y singulares conocida por los lugareños como el
“Apu” o el “Apu Atahualpa”. Los litos se clasifican de acuerdo a su forma y función, haciéndose referencia al
lugar donde fueron ubicados; la unidad de estilo y tipo de roca de usados para su elaboración parece clara. Es
el mismo tipo de piedra que usaron para edificar las estructuras del asentamiento, de modo que en este aspecto
no existe mayor sofisticación.
Clavas
En este rubro existen dos tipos, aquellas que corresponden a la definición clásica de “cabezas clavas” y aquellas
que son simplemente “clavas” o también llamados “rosetones”. Ambos tipos aparecen como parte integrante de
la decoración de las chullpas funerarias, una de las secciones más elaboradas que se distinguen en la
organización del asentamiento.
Una de las cabezas clavas registradas se encontraba fuera de contexto y, aunque mostraba su forma completa,
se encuentra sumamente erosionada debido a las características y dureza de la roca, habiéndose perdido los
rasgos que definen del rostro. La segunda fue registrada in situ, encontrándose empotrada en la pared Sur de la
Unidad A (para los efectos de esta descripción usamos la nomenclatura de Ravines, 1984), y, aunque también
está erosionada parece tener las mismas características que la anterior (Figura 3).
Figura 3. Cabeza clava in situ.
Aparte, distinguimos dos cabezas clavas más pequeñas y redondas, empotradas en un de las paredes de la
Unidad B, ubicadas sin un orden o simetría aparente, pero compartiendo los mismos rasgos estilísticos de los
rostros líticos de Tinyash que discutiremos más arriba. Por lo pronto señalamos que el mentón del rostro está
definido por la redondez de la pieza, la cara es plana, mientras que la nariz y la frente están en relieve.
Los “rosetones” se ubican en la fachada principal de las unidades A y B. Rogger Ravines los describe de la
siguiente manera: “En el frontis de estas estructuras de carácter ceremonial y funerario, en el ángulo que forman
las dos hileras inferiores del techo se destaca un rosetón cilíndrico de arenisca, a manera de caballete en los
techos a dos aguas” (Ravines, 1984: 35). Por nuestra parte ofrecemos la forma completa de una de estas
piezas, encontrada fuera de contexto, a unos 200 m al este de la Sección C y que probablemente corresponde a
otro conjunto funerario de factura similar (Figura 4).
De cualquier modo, las cabezas clavas y los rosetones son piezas emblemáticas que sirven para caracterizar este
tipo de conjuntos arquitectónicos.
Figura 4. Clava-rosetón.
Las chullpas funerarias se encuentran en la parte superior derecha de la foto.
Mampuestos grabados
Denominamos así a los bloques líticos que, formando parte de las paredes, contienen grabados. No se
diferencian de los demás elementos que conforman el aparejo, ni por una ubicación especial en él. Sólo tenemos
el caso de una pieza (aunque futuras investigaciones pueden revelar otras) que se ubicaba en la pared este de la
Unidad B. Nosotros la vimos en el pueblo de Pinra, pues había sido extraída de la pared y llevada al cercano
poblado de Huaricancha de donde fue recuperada por lo pobladores de Pinra (Figura 5). Además, fue en Pinra
donde nos informaron sobre el lugar exacto de su procedencia. Su diseño muestra un animal agazapado, con la
cabeza mirando hacia el observador y la cola levantada hacia arriba. Ejecutado con un trazo simple, sólo se
delineó el hocico.
Figura 5
Dinteles grabados
Son piezas que por la morfología de los bloques líticos y el lugar que ocupan las representaciones
probablemente funcionaron como dinteles de ventanas o puertas. En este caso se trata de una pieza rectangular
con dos rostros grabados en su lado más angosto y largo siendo evidente que el bloque se asentaban por su
cara más ancha (Figura 6). La pieza no fue encontrada in situ, sino entre escombros de un grupo de
edificaciones situadas al oeste de la zona residencial central de Tinyash. Los rostros representados están
definidos por mentones redondeados, con tocado o vincha, así como nariz en relieve, mientras que los ojos y la
boca están definidos por incisiones. Una pieza de similares características formales, aunque con variantes
estilísticas, puede apreciarse en el muestrario del Instituto Nacional de Cultura de Chachapoyas.
Figura 6. Dintel grabado con dos rostros. La escala mide 30 cm.
La estela de Tinyash
Esta pieza fue reportada por primera vez por Santiago Antúnez de Mayolo, quien ofrece un dibujo de ella.
Posteriormente es mencionada por R. Ravines (1984) y F. Kauffman (1993). Durante nuestra visita hicimos un
calco, obteniendo una versión más fidedigna que la publicada por Antúnez de Mayolo, la que parece haber sido
realizada a mano alzada. La losa mide 2.68 por 0.95 m, es una roca ígnea denominada granodiorita pegmatítica
(Carlos Toledo, com. pers. 1998), de textura rugosa y que tiende a erosionarse de forma laminar con relativa
facilidad (Figura 7). Cuando nosotros la vimos se ubicaba cerca del edificio de muro circular y guardilla blanca,
en la zona central y residencial del asentamiento.
Figura 7. Estela de Tinyash. La escala mide 30 cm.
El dibujo de Antúnez de Mayolo muestra a la pieza fracturada en dos partes, aunque encajadas perfectamente.
Nosotros la encontramos con claras huellas de erosión de tal manera que ya no encajan, aunque los trazos que
logramos registrar son suficientes para una buena reconstrucción del diseño. El resultado muestra sustanciales
diferencias con respecto al dibujo de Antúnez de Mayolo, tantas que parecen corresponder a representaciones
de dos estilos diferentes, lo que indudablemente se debe al método usado para el registro (Figuras 8 y 9).
El personaje representado se muestra en posición sedente, con los brazos y las piernas flexionados y hacia los
costados. Los pies, al igual que las manos, son esquemáticamente definidos, no se dan detalles de su
conformación, lo cual no se debe a la erosión sino al estilo. El trazo de la ejecución de la figura es suelto y libre,
definido con una línea inflexa que tiende al movimiento más que a la rigidez.
Figura 8. El Apu de Tinyash según Antúnez de Mayolo (1941).
Figura 9. El Apu de Tinyash (Dibujo: V.F.H.).
No hay rasgo que induzca a pensar que lleva indumentaria, con lo cual parece estar desnudo. Al respecto, es
significativo que carezca de representación sexual. El personaje sostiene en la mano derecha una vara o bastón
por su parte media-inferior, que remata en una esferilla con base cilíndrica en la parte superior. En la mano
izquierda sostiene una cabeza a modo de trofeo, cuyo tocado o cabellera cae hacia el suelo. La cara del
personaje está definida por un mentón redondeado, ojos y boca en bajo relieve, mientras que la nariz, apenas
visible, se destaca ligeramente sobre el plano del rostro. Ostenta orejeras y tocado (compuesto de dos partes) a
diferentes alturas de relieve. Si tenemos en cuenta la singularidad de la pieza y el hecho que los reportes la
ubican siempre en los alrededores de la estructura circular de guardilla blanca de Tinyash, podemos conjeturar
que se empotraba en la pared de alguno de sus ambientes, y por las dimensiones y carácter simbólico,
posiblemente ocupando algún lugar central.
Se han dado diversas interpretaciones a la estela de Tinyash. Antúnez de Mayolo (1941) la llamaba “Guerrera
de Tinyash”, apoyando su afirmación en la ausencia de genitales en el personaje. Ravines (1984) no adelanta
mayores comentarios al respecto, limitándose a definirlo como un “personaje antropomorfo”. Por último,
Kauffman (1993: 428), tal vez siguiendo a Antúnez de Mayolo, la define como “una figura femenina, quizá
asociada a la magia de la fertilidad, que recuerda a las representaciones antropomorfas del Pajatén”.
Por nuestra parte intentaremos un análisis más detallado, en la medida que la figura exhibe rasgos que merecen
considerarse detenidamente. En primer término, la posición del cuerpo efectivamente se asemeja a las
representaciones antropomorfas del Pajatén que, según Kauffman (1993: 523) corresponderían a féminas en
estado de gravidez y en posición de parto, las que remitirían a la idea de la Pachamama. Lo cierto es que las
figuras del Pajatén tampoco muestran representaciones sexuales, aunque exhiben una evidente dualidad
expresada en la diferencia de sus tocados, sin sostener objeto alguno en sus manos. Por otra parte, los bastones
y cabezas trofeo sostenidos por personajes de jerarquía son recurrentes en culturas precolombinas como por
ejemplo en Nasca y, con algunas variantes, se registran también en las culturas Moche y Recuay.
Con respecto a las características del rostro o “cara-máscara” (Kauffman y Chumpitaz, 1993) ésta es una
representación arquetípica en el arte andino precolombino y se puede encontrar en figurillas, maderos y
esculturas líticas, especialmente aquellas de Recuay, las caras talladas en madera de las tumbas del periodo
Wari (Horizonte Medio) de Ancón (Reiss y Stübel, 1880-87), así como los sarcófagos de la tradición funeraria
de los Andes Amazónicos septentrionales (p.e. Ulasa, Carajía, Chipuric, etc.). El tocado y las orejeras denotan
la jerarquía de primer orden de la representación, correspondiendo a la simbología de poder en las
representaciones de personajes de importancia en los Andes. Las referencias son abundantes, por lo que no
insistiremos en ellas, salvo el ejemplo que consideramos más próximo y coetáneo asociado a este tipo de
rostros que encontramos en las conocidas esculturas de madera de Los Pinchudos.
Como toda imagen de alto contenido simbólico, los elementos que la conforman generalmente son el resultado
de varias vertientes y tradiciones, que pueden incluir diferencias temporales en su formulación inicial. Una
interpretación del emblema debería considerar los contextos en que éstas se formulan y los significados que
pueden acarrear consigo. Lo que les otorgaría coherencia y continuidad, así como inteligibilidad a su sintaxis
sería lo que Wendell C. Bennet denominaba la “co-tradición andina” (1975).
En este sentido, nuestra propuesta pasa por considerar el cuerpo de la figura como el primer elemento
semántico del Apu de Tinyash, el que denota simetría y equilibrio, según el concepto empleado por Zuidema
(1989: 387) en su interpretación, es decir, la manera como “las formas humanas expresan o reflejan conceptos
cósmicos...”. Siguiendo esta propuesta el personaje sostiene en cada mano un objeto de cargas simbólicas
similares, aunque opuestas y complementarias al mismo tiempo. En la mano derecha, el bastón simboliza el
poder y la jerarquía, mientras que en la mano izquierda la cabeza trofeo simboliza lo conquistado y la sujeción.
Esta misma estructura simbólica puede verse en representaciones Nasca, Wari e Inka (Zuidema, 1989: 396,
397). Por último, la “cara-máscara” parece estar asociada a objetos vinculados a contextos funerarios y de
culto a los ancestros fundadores (Grieder, 1987; Zuidema, 1989; Bengtsson y Roslund, 1992; Silverman, 1993;
Amador, 1998). No queda más que tratar de explicar la ausencia de genitales para esta imagen aparentemente
“asexuada” o “neutra” que, según C. Campana correspondería a un concepto andrógino en el que “la ausencia
de un rasgo sexual diferenciado podría sugerir que la deidad no puede ser ni sólo padre, ni sólo madre, sino
criadores y ordenadores de un mundo que necesitaba integrar necesariamente esas dos mitades antagónicas...”
(Campana, 1995: 67,68). Es decir, las deidades de máxima jerarquía contendrían los principios masculino y
femenino en una sola entidad originaria y fundadora.
Conclusiones
El conjunto de representaciones líticas de Tinyash muestra un estilo homogéneo, con trazos simples y figuras
semi-esquemáticas, sin mayor elaboración; aunque los planos en relieve son cuidadosamente diferenciados en su
figura más compleja, el Apu. Esta característica de la litoescultura es coherente con la arquitectura del
asentamiento, la que denota planificación y homogeneidad en rasgos constructivos y materiales utilizados, a
partir de esto proponemos que fue construido y tuvo su mayor vigencia durante el periodo Intermedio Tardío (s.
X-XIV), mientras que la presencia Inka está testimoniada por unos pocos fragmentos en superficie.
Por último, la estela de Tinyash muestra la representación de un ancestro fundador, portando las insignias y los
elementos que proclaman su estatus y jerarquía. La deidad de mayor importancia para la comunidad que habitó
este poblado altoandino de Puna.
Agradecimientos
Agradecemos las facilidades brindadas por el entonces alcalde de Pinra Sr. Adrián Bustos Quispe en la
realización de los trabajos de campo para delimitar y declarar este importante patrimonio arqueológico nacional
del Perú. Asimismo, a Carlos Toledo por la identificación petrográfica de la Estela del Apu de Tinyash.
—¿Preguntas, comentarios?
escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com—
Cómo citar este artículo:
Falcón, Victor. y Díaz, Patricia. Representaciones líticas de Tinyash.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/tinyash.html
2008
BIBLIOGRAFÍA
AMADOR, A. (1998). “Figurinas Funerarias de la Cultura Lima”. En: Arqueología y Sociedad, N° 12: 29-35.
Lima.
ANTÚNEZ DE MAYOLO, S.(1941). “Las Ruinas de Tinyash: Exploración Arqueológica”. En: Boletín de la
Sociedad Geográfica de Lima, 58: 193-220. Lima.
BEAS, C. y E. VARESE (1969). “Consideraciones acerca de la investigación de los símbolos religiosos
prehispánicos”. En: Mesa Redonda de Ciencias Prehistóricas y Antropológicas. Instituto Riva Agüero, Vol. 1,
pp. 193-196. Lima.
BENGTSSON L. y C. ROSLUND (1992). “Estaquería Revisited”. En: Goteborgs Etnografiska Museum.
Arstryck 1989-90, pp. 1-17.
BENNETT, W. (1975). “La Co-Tradición Peruana”. En: Lecturas en Arqueología, N 1: 3-33. Museo de
Arqueología y Etnología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
BONAVIA, D. (1968). Las Ruinas del Abiseo. Universidad Peruana de Ciencias y Tecnología. Lima.
----------------- (1970). “Die Ruinen von Abiseo”. En: Neve Funde aus Alter SEIT, pp. 72-81.
CAMPANA, C. (1995). Una Deidad Antropomorfa en el Formativo Andino. 2da Edición, A y B. Lima.
GRIEDER, T. (1987). Orígenes del Arte Precolombino. Fondo de Cultura Económica. México.
KAUFFMAN, F. (1980). Manual de Arqueología Peruana. 7ma Edición, Peisa. Lima.
----------------- (1989). “Andes Amazónicos: Sitios Intervenidos por la Expedición Antisuyo /86. En:
Arqueológicas, 20: 5-57. Lima.
----------------- (1993). Peru, Atto Primo. Erizzo Editrice. Roma.
KAUFFMAN, F y E. CHUMPITAZ (1993). “Exploraciones en el Templo Pintado de El Ingenio, Nasca
(Perú). En: Baessler- Archiv.Beitrage zur Volkerkunde, pp. 39-72.
LYON, P. (1963). “Hacia una Interpretación Rigurosa del Arte Antiguo Peruano. En: Historia y Cultura, 16:
161-173. Lima.
PANOFSKY, E. (1979). Estudios en Iconografía. Alianza Editorial, Madrid.
RAVINES, R. (1984). “Tinyash: Un Pueblo Prehispánico en la Puna”. En: Boletín de Lima, 31: 31-37.
REISS, W. y A. STÜBEL (1880-87). The Necropolis of Ancon in Peru. Berlin, A. Asher & Co.
REX GONZÁLES, A. (1979). Arte: Estructura y Arqueología. Seminario de Historia Rural Andina.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.
SILVERMAN, H. (1993). Cahuachi in the Ancient Nasca World. University of Iowa Press.
WEGNER, S. (s/f). Cultura Recuay. Ediciones Cordillera. Lima.
ZUIDEMA, T. (1989). “Significado del Arte Nasca: Relaciones iconográficas entre las culturas Inca, Huari y
Nasca en el Sur del Perú. En: Reyes y Guerreros. Ensayos de Cultura Andina. Fomciencias, pp. 386-401.
Lima.
[Rupestreweb Inicio] [Introducción] [Artículos] [Noticias] [Mapa] [Investigadores] [Publique]