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ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 MALKUS Y REZONGOS Héctor Morales M.1 Resumen Estos fragmentos nos permiten dar cuenta de actividades rituales asociadas a los cerros como entidades religiosas que son permanentemente evocada por yatiris a través ceremonias que dotan de sentido a la vida cotidiana en la Puna del Desierto de Atacama. Palabras claves: pastoreo-trashumancia-atacameños-andino-ritualidad. Después de varios años almacenados, en un baúl, encuentro un cassette que inicié su digitalización en el Laboratorio de Etnografía, en ellas se escucha una oración con la que se inicia la ceremonia, en que el yatiri invoca a los malku o cerros-espíritus de los antepasados y abuelos de los actuales pobladores de Talabre, con las siguientes palabras: "Maico t`alla ---- t`alla maico Pachamama ---- madre tierra T`alla maico ---- maico t`alla Iticuna Iticusi Tata Pilancho Tata likanku 1 Profesor de Cátedra de Etnicidad y Patrimonio. Universidad de Chile. E-mail: hmorales@uchile.cl. 41 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 Mama Kimanchu Tata liri" La oración está inserta en la ceremonia de floreo, denominación otorgada por los atacameños a esta actividad. Se inicia el 15 de junio, pero antes se realizan actividades previas; el 10 de junio se reúnen los participantes, el 11 juntan a los llamos, el 12 hacen el pan, el 13 traen los llamos, el 14 llega la gente invitada, el 15 es la fiesta y se carnea a los llamos para el asado. Esta ceremonia es acompañada de consumo de coca y alcohol. El floramiento constituye en sí una ceremonia bastante larga llegando a durar varios días, dentro de los cuales se realizan variadas labores. La duración de un floramiento es relativa, depende del número de animales y del número de personas que vayan a cooperar, ya que demanda una gran cantidad de fuerza de trabajo. Los preparativos de la ceremonia se realizan con bastante anticipación, según nos contaba un comunero, se junta a la gente para que ayude a chumpear (colocar lana de distintos colores a los animales) y, a la vez, invitarla para que sea un integrante activo en todos los pagos que se realizan a lo largo de esta ceremonia. Las mujeres harán las flores que serán colocadas en las orejas, cuello o lomo del animal dependiendo del sexo. También serán las encargadas de hacer el almuerzo, mientras que los varones se dedicarán a construir los corrales e inmovilizar a los animales. Los infantes también participan, buscando la leña necesaria y ayudando en los quehaceres domésticos. La noche antes de realizar el enfloramiento, es necesario hacer un pago, el que se hace con la presencia de todos los invitados e invitadas. Todos deben tener su chumpa, bolsa para guardar hojas de coca, bien cargada con suministros. Se pone un mantel (aguayo) en el suelo o en una mesa de piedra, sentándose alrededor de él. Una vez sentados todos, el dueño de casa procede a arreglar la mesa, pone hojas de coca en su pañuelo blanco y lo deposita sobre la mesa, a la vez se ponen dos platos y tres jarros. Uno de los platos contiene maíz blanco molido y el otro contiene quínoa. Dos de estos jarros se ponen a la misma altura que los platos y se llenan a medida que se va a saludar a los abuelos, mientras se realiza esto, cada persona debe estar "coqueando" para así formar el akuijo (especie de bola 42 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 que se forma en la boca a partir de la hoja de coca molida). Se empiezan a hacer las vueltas, es decir, que cada una de las personas deberá saludar cuando le corresponda el turno y, a la vez, pedir perdón por todas las ignorancias cometidas, por todos los errores que, sin querer, han realizado. Se reitera que, "esto se hace para complacer a los abuelos, a los gentiles, a los antiguos" y, a la vez, se les suplica que concedan los favores solicitados. A medida que va cambiando la persona que saluda, también se van cambiando las chumpas de dueño, se dan dos o tres vueltas y al final todas las chumpas tienen que estar de nuevo con su dueño. El saludo consiste en que cada uno de los integrantes ocupa el lugar principal y una vez estando ahí, saca de su chumpa un poco de coca con su mano derecha y lo hecha al jarro del lado derecho, después espolvorea en él un poco de quínoa que está ubicada en el plato derecho y después echa un poco de coca del pañuelo blanco ubicado en la mesa, se prosigue, pero ahora con la mano izquierda, se agarra la coca de la chumpa y se coloca en el jarro ubicado en la misma posición, es decir lado izquierdo, después se saca un poco de maíz molido y se pone en este mismo jarro, a la vez se va echando vino o alcohol. Después de que cada uno de los integrantes saludó a la mesa, se procede a realizar un acto que consiste en el pago al cerro, con el tinkas, el dueño con su acompañante van a un lugar específico donde hacen un hoyo y proceden a enseñar el pago, al irse le piden a los abuelos (gentiles) que concedan favores y que den protección. A la mañana siguiente se hace el corral con sogas, el cual tiene que albergar a toda la población de animales. Se decide que se va a florear primero, las llamas, los corderos o cabras. Preparado todo esto se pone de nuevo la mesa y se realiza otro wakis (ceremonia antes narrada) una vez hecho esto, este waki es esparcido sobre los animales, a la vez se juntan ramos de un arbusto llamado chacha, el cual, según las personas, el humo de su quema calma a los animales. Posteriormente, se ubica al padre y a la madre de la majada, a éstos se les hará un rito especial, debido a su condición de ser los más antiguos, a ambos se procede a amarrarlos y chumpearlos (florearlos), a las hembras se les pone lanas de colores (flores) en las orejas, 43 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 para esto se usa una especie de flor llamada zarcillo, también les ponen motas de lana en el lomo del animal. En cambio, al padre se le ponen lanas de colores en las orejas y motas de lana en el cuello, además se le coloca una especie de collar que tiene una gran campana. Todos estos ornamentos le confieren al animal un status dentro de su majada. También se le esparce alcohol, vino y hojas de coca. Después de esta ceremonia se prosigue con el enfloramiento del resto de los llamos. Los hombres se encargan de agarrar y sostener las orejas de los llamos y las mujeres se preocupan de florearlos (perforar las orejas e introducir las flores), todo este ritual va acompañado del consumo de alcohol y la acción de coquear. Ese día se come muy poco, el alcohol y coca constituyen la dieta del día, bastante estimulante. La fiesta se realiza al terminar de florear a todos los animales y se inicia con la presencia del wakero que dirige la ceremonia, el yatiri lanza sus oraciones y respectivos pagos con el sacrificio del llamo blanco y tinkas en la mesa. Luego se canta el llamakate, tema tradicional de pastores, éste dice lo siguiente... "Vamos vamos señores vamos a la rueda a ver si ganamos Chichanizada. Una canastilla llena de flores, no me las maltrate señores que son mis amores. En la falda de aquel cerrooooooo bajan mis llamitos cargaditoooos de plata, sobornito de oro chirurito-chirurito- potus simanto lorito. Mas churo que un huarurito Corre corre corre corre." 44 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 Después se procede a carnear a un animal y con un jarro, se tira algo de sangre al cerro, "para que las llamas vayan para allá" menciona nuestro relator. Y continúa su relato: "Al final de la fiesta, se hace una gran fogata, al anochecer, se calienta un olla con alcohol y coca, luego se vuelca sobre las brasas y al inflamarse esta mezcla produce un ruido ensordecedor, sale fuego y humo de la fogata, la cual es alimentada además con trapos empapados con petróleo" (Pastor 1997). Este hecho es significativo para ritualizar el momento de pago y oración. Se concluye la ceremonia con el retiro de las personas y a dormir, mientras tanto, el viejo wakero, verifica si el fuego está apagado, toca con la mano las brasas, él no duerme en toda la noche y se pasea vigilante. Podemos mencionar que el floramiento de animales, es realizado por cada familia dueña de majadas de llamos y ganado en general, el más importante en esta comunidad se realiza en la quebrada de Patos (actualmente en regularización legal de la propiedad), otras más pequeñas en lugares y fechas elegidas por la familia patrocinante, éstas ceremonias tienden a efectuarse en meses de invierno cuando acecha la privación de pastos y es necesario encomendarse a la benevolencia de los espíritus, "en invierno se ruega y en verano se agradece", así lo menciona un pastor. En estas ceremonias2 de Floramiento, los atacameños de puna mantienen tradiciones donde se exalta una profunda relación emocional con el medio-ambiente lleno de espíritus, se dialoga con ellos por medio de ritos dedicándoles "pagos" u ofrendas, la más común entre los pastores es el Wakis, un tipo de iniciación propiciatoria, los pagos son la retribución a los beneficios recibidos y/o por recibir; se les entrega a los espíritus, como la tierra, cerros o agua. Las creencias expresadas en las ceremonias, se entenderán como: acciones o actos arreglados por costumbre, para dar culto a las cosas divinas, o reverencias y agradecimientos; estos últimos contemplan obsequios o "pagos" por cosas dadas. Los actos son denotados con solemnidad, con una especial compostura exterior y la formalidad acostumbrada. 2 45 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 Entre las deidades o espíritus andinos reconocidos por los talabreños, destacan particularmente los cerros, tierra y antepasados. La ritualística tradicional de los pastores, se destina fundamentalmente a rendir culto a los espíritus de la montaña, el cual es denominado y escrito como Maico3, éste en otras zonas andinas es llamado y escrito como Mallku o Mayllku (jefe en lengua quechua). Este espíritu es fundamental en la vida pastoril, ya que, se tiene la convicción de que son ellos los que proveen de agua y forraje para la alimentación de animales, estos beneficios son retribuidos por la comunidad por medio de "pagos", en una reciprocidad permanente que mantiene el equilibrio entre las deidades y la comunidad. Se puede apreciar que el culto a los cerros adquiere una relevancia mayor que el culto a otras deidades, ello quizás por la singularidad de estar más vinculados y dependiendo del agua y vegas de altura, que son regadas directamente por los riachuelos y "ojos de agua" o afloramientos de aguas subterráneas. Según un pastor "el tata-Maico es el espíritu de los cerros, volcanes y montañas, éste vive en las alturas, es el que da verdor a las vegas, pastizales y quebradas". Cada cerro tiene su espíritu o Maico, estos pueden ser invocados individualmente o en conjunto, como lo veremos más adelante; todos los cerros están vinculados entre sí. Otra creencia importante tiene como imagen el espíritu de los tata-abuelos, más conocidos como los antiguos, como señala un pastor "ellos son los constructores de estancias y Apachetas; los antepasados, deben ser tratados con mucho respeto", se tiene la creencia de que son proclive a enviar males; habitan las peñas de las quebradas, son los hacedores y constructores de todo lo que existe humanamente. Los lugares habitados por los antiguos son denominados como "gentiles o gentilares", y se tiene la creencia de que son 3 Por razones de fidelidad etnográfica denominaremos al espíritu del cerro como Maico, sobre entendiendo que Mallku y Maico son vocablos referidos a un mismo fenómeno. Gallardo, F. y Castro, V. (1992). El poder de las imágenes: etnografía en el Río Salado (Desierto de Atacama), CRECES 4, vol. 13, Santiago; Martínez, J. (2010). "Somos resto de gentiles'': El manejo del tiempo y la construcción de diferencias entre comunidades andinas. Estudios Atacameños, (39), 57-70. 46 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 tremendamente peligrosos para los pastores y caminantes. Por ello se tiene el hábito de hacer "pagos" en coca y alcohol. El culto a la Pachamama (tierra) en la comunidad de Talabre suele vincularse a la fertilidad agrícola. Llaman particularmente la atención, las técnicas mágicas que se vinculan a las sanaciones que realiza el yatiri, sobre personas o familias completas que se encuentran en desgracia producto de males, las que se observan en la disminución del ganado, enfermedades, mala suerte, enemistades. Así, es común que este sanador haga curaciones utilizando toda la parafernalia tradicional. La autoridad tradicional más importante es el yatiri (el que sabe), conocedor de las yerbas y sus propiedades medicinales, conoce los males y los remedios que deben aplicarse a ciertos casos. Es un líder al que se le consultan todas las decisiones importantes de la comunidad. Dirige las ceremonias, es el individuo preparado en el culto, podemos destacar que es un gran conocedor asociado a ceremonias como las siguientes: Tinkas: consiste en un pago a los espíritus, por los beneficios obtenidos en el transcurso del año y se extiende al Maico. Éste es, a la vez, una ofrenda propiciatoria por nuevos beneficios o favores solicitados. Es una relación de convenio recíproco, deben hacerse en conformidad a las tradiciones y las pautas ceremoniales atacameñas, así se evitan los castigos de los espíritus. Por lo general, las ofrendas son aloja o vino, harina de algarrobo, chañar o simplemente harina de trigo, plumas de flamenco, trozos de grasa de llamo se acompaña de hoja de coca y algún aguardiente (waki). La entrega se efectúa siempre con la mano derecha y de acuerdo a un movimiento espacial tradicional, de derecha a izquierda. Sahumerio: consiste en la quema de hierbas muy resinosas (chacha) y que proporcionan mucho humo. Al parecer, por medio del humo, los pastores convocan a los espíritus, es un nexo, una vía de comunicación, ello tiende a sacralizar el ambiente en medio de los corrales, los espíritus bajan a lo profano, en este lugar y en este momento la solemnidad y respeto es total. Se identifica también “sahumerios a enfermos”, este consiste en oraciones, acompañadas de brevajes e inciensos, que permiten la expulsión del mal del cuerpo del 47 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 enfermo. Los niños, por lo general, se enferman de susto y los adultos de dolores reumáticos y estomacales. Waki: Es la mezcla de alcohol y coca para las ceremonias y que, por lo general, termina con el animal wakiado (se le da a tomar el ungüento). Se realizan los pagos y se procede al sacrificio de animales durante el Floramiento de los mismos, éste se da en medio del corral y del sahumerio, se elige un llamo blanco que es sacrificado a modo de pago y degollado sobre el pujío (un hoyo), donde se deposita la sangre de la víctima, después se revuelve con la tierra y se deposita coca. Sanación de Familias: la familia en "desmedro", se reúne a las doce de la noche y el yatiri procede a limpiarlos con waki, mientras la familia completa coquea con su chumpa, luego el yatiri lanza coca y alcohol al cerro pidiendo por el beneficio de la familia, para finalizar se wakea al llamo que debe ser de color blanco, se le da a beber y también se le arroja coca y alcohol. Finalmente se sacrifica y se entierra en señal de pago, el llamo puede ser reemplazado por un perro, el cual mata a los zorros depredadores de los llamos. Pagos a Maico: esta es una ceremonia a los cerros, es un pago que se les hace; particularmente en Talabre se realizan pagos al volcán Lascar o Tata-Lascar, el cual se encuentra activo y humeante, lanzando cada cierto tiempo material rocoso. Un pastor señala que los pagos son en comida tradicional como la patasca. “ lgo parecido a un pago que se le debe hacer al cerro, ya que, como el volcán Lascar hizo erupción, la gente cree que debe pagar y el pago es una ceremonia en el cráter mismo. La última vez fui con el hijo del yatiri, llevamos coca, alcohol, incienso el que se quema arriba, se tira el alcohol y se lee una oración en Kunza, que comienza con las siguientes palabras: Tata maico…" (Profesor normalista 1997). 48 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 49 Figura Nº 1 Pastoreo (niños escuela de Talabre). ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 Cada una de estas actividades se rodea de nociones morales y cognitivas que se expresan en los párrafos siguientes. Los pastores y caminantes en sus largas jornadas deben mantener una actitud o espíritu íntegro frente a la adversidad (temperatura, radiación solar, sequedad y salinidad), por ello el “rezonga” en alguna caminata por su suerte, puede evocar que un espíritu de preferencia los gentiles te sientan "lástima" y te eche un mal que se materializa en una enfermedad. Estos males pueden afectar además a niños, mujeres, hombres e incluso a familias enteras y el único con las facultades para sanar es el yatiri, médico sanador, conocedor de yerbas y de la lengua original, el Kunza. Las conversaciones nos muestran que las imágenes mitológicas de los pastores de puna atacameños se concentran fundamentalmente en el espíritu de cerros y volcanes, en la tierra y agua, otra tipo de deidades son los antiguos o abuelos, creadores que habitan los lugares de gentiles, estos lugares también se asocian a apachetas, trojas, peñas en las quebradas y cementerios indígenas. El vínculo con las deidades se da en una interrelación entre pastores y espíritus que se materializa en ofrendas, pagos, sacrificios, sahumerios, oraciones en Kunza y cantos. Sus deidades religiosas se vinculan a los espíritus (antiguos, maico) éstos pueden ser castigadores y benefactores, su proceder siempre es gatillado por la acción humana, "la alegría o la pena, la buena voluntad o el rezongo". Por ello, - al hacer pagos al Tata Lascar-, primero se le encara reprochándole su mala voluntad para luego hacer pagos y suplicar beneficios futuros, ello demuestra la relación igualitaria con sus deidades, lo mismo ocurre con las imágenes maléficas, éstos son insultados para luego emprender la huida del lugar. La realidad, se constituye para los pastores en la distinción entre los aspectos morales y estéticos como la belleza, alegría, pena y aspectos existenciales, como la disposición de su ánimo, donde se expresa en la singularidad y calidad de sus creencias vinculadas a la 50 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 personalidad silenciosa del pastor, que se desborda expresivamente en las fiestas religiosas. Su estilo de moral se asocia a lo bueno y lo malo, en un mundo animado, donde el pastor o pastora es parte de una gran representación social de espíritus, animales, plantas, hombres y mujeres. Así la gente mala, la mala voluntad, la poca adhesión al trabajo, son castigados severamente, introyectando una actitud subyacente que un pueblo tiene ante sí mismo. Todo nuestro mundo simbólico y material circundante, actúan como marcos de acción, la mayoría de la veces naturalizado. La manera en como los grupos de pastores existen no se debe a su cosmovisión, tradición cultural o folklore, sino más bien a que su condición humana puneña no responde a continuidades transtemporales o esencias primordiales, sino que es la de un “ser” inmerso desde el principio, como otras criaturas, en un encadenamiento activo, práctico y perceptual con los elementos constituyentes del modo de vivir en la Puna con un conjunto de fuerzas materializada en las relaciones sociales con y el medio ambiente. Finalmente, se podría sostener que las creencias dan sentido a las relaciones sociales y espaciales de los pastores con y en la Puna, se mueven mentalmente en el plano horizontal, donde todas las deidades conviven y dialogan incluso comparten espacios en las quebradas. Los Maico, los antiguos, las plantas, animales, ríos, vegas, hombre y mujer comparten el mismo espacio. El Maico, al ser convocado por los inciensos, baja de las alturas de los cerros y volcanes, no desde lo celestial4. A esto se suma la presencia de diablos y diablas en las peñas de las quebradas, lugar donde residen también los antiguos gentiles. El rito reactualiza los mitos, en medio de fiestas y gasto festivo, donde el excedente es entregado a los espíritus a modo de retribución por la abundancia, toda esta acción produce la legitimización, el reciclaje y validación del estilo de vida pastoril, en medio de la integración y el cambio sociocultural. Grebe, M. y B. Hidalgo. 1988. "Simbolismo atacameño: un aporte etnológico a la comprensión de significados culturales". Revista Chilena de Antropología, Nº7. Santiago-Chile. 4 51 ND Revista del Laboratorio de Etnografía Nativo Digital. Vol.1, Núm.1, 2016 52 Figura Nº 2. Grabados Rupestre (Quebrada de Quesala-Talabre).