Religión de indígenas, religión de científicos:
construcción de la cubanidad y santería*
Kali Argyriadis
pp. y : Simone E. Schumannn, La mosca, , óleo s/tela y madera (detalles).
Este artículo describe el funcionamiento en evolución de las prácticas religiosas habaneras, su
micropolítica y la construcción de las categorías que las definen, poniendo en relieve las interacciones entre creyentes, investigadores, instituciones nacionales, movimientos intelectuales de Europa, América y África, y creyentes extranjeros. La difusión actual de la llamada santería cubana
en el resto del mundo es analizada desde el punto de vista de su continuidad y lógica histórica,
política, social e identitaria: la ampliación espacial de los intercambios no transforma fundamentalmente el contenido del debate a nivel local. Se trata de legitimar ciertas prácticas rituales y,
por lo tanto, más allá de la dimensión religiosa, es la cuestión de la cubanidad la que está aquí en
juego.
PALABRAS CLAVES: santería, religión, política, identidad, Cuba.
This article describes the evolving function of religious practices in Havana, its micro-politics and
the construction of the categories that define them, stressing the interactions between believers,
researchers, national institutions, European, American and African intellectual movements, and
foreign believers. Current diffusion of the so called Cuban santeria in the rest of the world is
analyzed from the viewpoint of its continuity and historical, political, social and identity logic: the
spatial expansion of the exchanges does not essentially transform the content of the debate at
the local level. It is about legitimizing certain ritual practices and, therefore, beyond the religious
dimension, what is at stake is the question of Cubanness.
KEY WORDS: Santería, religion, politics, identity, Cuba.
: Instituto de Investigaciones para el Desarrollo (IRD, Francia)-Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropología Social.
kali@argyriadis.net
Desacatos, núm. , enero-abril , pp. -.
Recepción: de diciembre de / Aceptación: de septiembre de
* Agradezco a Nahayeilli Juárez Huet y a Félix González Díaz por sus correcciones y sugerencias.
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D
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esde hace más de doce años, las prácticas religiosas de origen africano así como el espiritismo, el culto a los santos y a las vírgenes se han
hecho más visibles en La Habana. Junto con el incremento del turismo y de los flujos migratorios, su difusión al
exterior de Cuba se aceleró considerablemente.1 La llamada santería cubana está presente hoy en día en casi todo el continente americano y se difunde también en varias
ciudades europeas. Entra en concurrencia con vertientes
religiosas similares, como el candomblé nagô brasileño, el
Shangó cult en Trinidad, la Yoruba religion en Estados Unidos o el ifaísmo en Nigeria, entre otras. De esta manera,
forma parte de redes transnacionales que las incluyen a
todas, permitiendo su interacción y la influencia recíproca expresada en las prácticas localizadas.
Dado este contexto, ser reconocido como detentor de
una tradición “pura” es fuente de prestigio en Cuba y (re)
genera luchas de poder entre los practicantes. Algunos
de ellos se organizan en asociaciones, apoyados por algunos investigadores, y militan por la “ortodoxización” u organización del culto en agrupaciones. Principalmente se
trata de valorizar una prestigiosa “tradición yoruba” (elección que no es casual, como lo veremos más adelante),
pero apropiada por los santeros cubanos. Tales iniciativas comportan numerosas implicaciones tanto diplomáticas como económicas, así como en términos de política
interna y de estrategia identitaria nacional. Más allá de la
dimensión religiosa, es la cuestión de la cubanidad la que
está aquí en juego. Diferentes partes adversas, pero en ocasiones aliadas, utilizan referencias a África en sus discursos
y acusaciones. Lo mismo sucede, pero de manera más implícita, con las referencias al cristianismo y al castrismo.
En este artículo intentaré, entonces, comprender este
fenómeno desde el punto de vista de su continuidad y
de su lógica histórico-política. Por lo tanto, en una primera parte analizaré el surgimiento de los estudios “afrocubanos”, poniendo en relieve sus interacciones con otros
movimientos intelectuales de Europa, América y África,
interacciones que nutren, desde hace más de un siglo, el
1
Esta difusión empezó significativamente con la llegada de los exiliados cubanos en la década de a Estados Unidos.
-
debate identitario en Cuba y, a la vez, contribuyen a la
evolución de los discursos religiosos, de las representaciones y de las mismas prácticas culturales. Una vez esbozado el contexto en el cual se han ido desarrollando
dichas prácticas hasta alcanzar el momento presente, trataré de reflexionar sobre el funcionamiento de la vida religiosa habanera2 sin disociar los niveles de análisis, desde
el enfoque etnográfico clásico (ciudad de La Habana) hasta el nivel translocal conformado por redes religiosas que
traspasan las fronteras y a la vez se re-anclan con fuerza
en la capital en el marco de nuevas estrategias y formas de
relacionarse con el Estado y las instituciones nacionales.
PRÁCTICAS RELIGIOSAS DE ORIGEN
AFRICANO Y CONSTRUCCIÓN
DE LA IDENTIDAD NACIONAL
La antropología cubana produjo varios conceptos y categorías que tienen que ver con la definición y la clasificación de las prácticas religiosas de origen africano presentes
en la isla. Desde hace más de un siglo se debate sobre una
cuestión que hoy en día sigue siendo central: la de la posibilidad o imposibilidad de incluir esas prácticas como
parte del concepto de identidad cultural nacional, y de
qué manera. Si hacemos el inventario cronológico de las
principales nociones utilizadas por los investigadores en
ciencias sociales, nos damos cuenta que éstas evolucionaron a la par del contexto político-social de la isla y del
mundo. En consecuencia, y de manera interactiva, muchos practicantes, en busca de una legitimación, legalización o valorización de su religión, adoptaron poco a
poco el vocabulario de connotación erudita, y hasta lo
influyeron.
En el siglo XIX numerosas modalidades de cultos africanos se desarrollaban bajo la forma de asociaciones que
tomaban algún santo (o virgen) por patrono, llamadas
2 Quisiera aclarar que se trata de una investigación “desde afuera” de
los procesos en juego (religiosos y a la vez sociales, económicos, políticos, históricos) y no de un estudio teológico o militante donde se
defienda lo que se considera auténtico o tradicional, correcto, bueno
o bien hecho. Estos debates pertenecen a los interesados.
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cabildos,3 institución hispánica que según Fernando Ortiz ( []: ) existía desde el siglo XIV y que a los
inmigrantes extranjeros les reconocía el derecho a organizarse. Rafael López Valdés (: ) subraya que el objetivo declarado de las autoridades coloniales era crear
una división entre los africanos (fueran libres o esclavos)
de distintos orígenes o naciones, para evitar así una sublevación abolicionista masiva. En realidad, dentro de
estas instituciones circularon personas de procedencias y
colores de piel muy diversos, criollos (nacidos en Cuba)
y, aunque de manera más escasa, gente de origen europeo.4 De hecho, algunos cabildos fomentaron o apoyaron luchas independentistas. En el transcurso del siglo
fueron progresivamente marginados: en La Habana, en
, sólo se les permitió una existencia extra-muros
en los poblados de Regla y Guanabacoa y su salida en
el día de Reyes fue prohibida. Después de la abolición tardía de la esclavitud () y de la independencia (8),
los cabildos fueron desmantelados y transformados en
sociedades de recreo y socorro. Muchas de éstas fueron
desprovistas de sus bienes al morir sus fundadores, ya que
la jurisdicción relativa a la herencia no reconocía los lazos de parentesco ritual (Arozareña, : ; González
Díaz, ).
A principios del siglo XX las religiones de origen africano sufrían una represión muy intensa y se desarrollaban más bien en la semiclandestinidad de los domicilios
privados. El gobierno había emprendido una política de
“blanqueamiento” de la población, apoyándose en leyes
de cuotas migratorias.5 Es en esta época de violencia ra-
3 En
este siglo se crearon, además, sociedades secretas masculinas de
origen africano (probablemente influidas también por el modelo masón), como la famosa sociedad secreta abakuá, proveniente, según
Fernando Ortiz, de la región del Calabar (sureste del Nigeria actual),
integrada de manera temprana por miembros de orígenes muy diversos, e incluso europeo (para más detalles, véase Sosa Rodríguez, ).
4 De manera general, cabe relativizar en Cuba la estricta división que
asocia los esclavos a la gente “de color” y los amos a la gente de origen
europea. Existían muchos “libres de color” en La Habana, algunos dueños de esclavos (para más detalles, véase Deschamps Chapeaux,
). A la inversa, se reportaron casos de trabajadores chinos, gallegos e irlandeses cuyas condiciones de vida en las plantaciones eran tan
malas que huían a los palenques con los esclavos fugitivos (Franco,
; Moreno Fraginals, , t. I: -; Peraza, ).
5 Como, por ejemplo, la inmigración subvencionada de aproximada-
cial acentuada que Ortiz, influido por los estudios criminalistas e higienistas de Lombroso y por los estudios
afrobrasileños iniciados por Nina Rodrigues, denuncia
esas prácticas, llamadas por lo común con el término genérico y despreciativo de brujería. Para él, así como para
muchos de sus contemporáneos, eran enemigas de la modernidad y de la salud pública y también una marca de
vergüenza para la joven nación. Propone medidas para
reprimir y educar a “aquellas masas de negros que no están suficientemente desafricanizadas” ( []: ),
así como a los numerosos “blancos” pobres y/o crédulos
atraídos por esas prácticas.
En , en el contexto de crisis económica y de protesta contra la presencia estadounidense en la isla, Ortiz
se une a la campaña de la Junta de Renovación Nacional
Cívica, que se convierte después en un movimiento de
rebelión (Veteranos y Patriotas) rápidamente derrotado
por las autoridades. Esas organizaciones inspiran a un
grupo (llamado Minorista) de jóvenes artistas e intelectuales que en el mismo momento están descubriendo los
nuevos movimientos artísticos europeos, como el primitivismo y el Arte Negro. Notan que “había en Regla,
del otro lado de la bahía, ritmos tan complejos e interesantes como los que Stravinski había creado para evocar
los juegos primitivos de la Rusia pagana” (Carpentier,
[]: ). Oponen al folclor europeo, considerado agonizante, las expresiones criollas populares cubanas: la rumba, el son, los bailes abakuá, los tambores batá,
el bongó,“¡antídoto a Wall Street!”(Carpentier, citado por
De la Fuente, : ). Los afrocubanistas6 eligen a Fernando Ortiz como su representante, quien en funda la Sociedad de Folclor Cubano y la revista Archivos del
Folclor Cubano, iniciando así, entre otras cosas, estudios
mente ciudadanos españoles. Sin embargo, fueron importados muchos braceros haitianos y jamaiquinos, víctimas principales
de las “cacerías de brujos” que se dieron en aquella época (Chávez Álvarez, : -), también marco, en , del alzamiento y de la represión del Partido de los Independientes de Color (Helg, : ).
6 En ese movimiento se inspiraron grandes figuras del arte cubano
como Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Wilfredo Lamm, Amadeo Roldán, entre otros. Cabe precisar que durante la dictadura de Machado
(-) muchos de ellos se exiliaron en París, y allá, apoyados por
los surrealistas, estrenaron o publicaron muchas de sus obras. Es en París que Lydia Cabrera publica en francés, en , sus Petits contes nègres.
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Simone E. Schumannn
más detallados sobre la música, los bailes y el teatro de
los “negros”.
En la obra de Ortiz destacan las nociones de transculturación (Ortiz, ), cubanidad y folclor afrocubano.
Utiliza la metáfora de un guiso cubano llamado ajiaco,
pues la cubanidad es el resultado de la fusión progresiva de múltiples ingredientes. El ingrediente “afro”, sin embargo, permanece acantonado en un papel pintoresco o
artístico, y su dimensión propiamente religiosa sigue asociada al arcaismo primitivo, a la credulidad, a la marginalidad y al mercantilismo. Por supuesto, hay que situar la
evolución de esas ideas en Cuba (véase, por ejemplo, Carpentier, []: , ) en un contexto más amplio,
en el cual la civilización europea sigue siendo vista como
un modelo ideal. Como lo advierte Marc Augé: “La mirada occidental sobre los demás sólo dejó de ser despreciativa para convertirse en estética” (: ).
En la década de el debate entre investigadores introduce una distinción entre brujería y santería (Lachateñeré, ; Ortiz, ). La santería se convierte en la
práctica específica de los descendientes de esclavos yorubas (o lucumí, como los llaman en Cuba), y se le considera más bella, noble, sabia y tradicional que las demás
prácticas religiosas de origen africano, sobre todo con
respecto al Palo-monte, supuestamente más “sincrético”
aunque de origen “bantú” (sic) y asociado todavía a una
imagen de África totalmente rechazada, considerada como
sucia, apestosa, salvaje, bruja, atrasada (Argyriadis, ).
Esa discriminación no resulta casual. A semejanza de
su precursor brasileño Nina Rodrigues, Ortiz también
estuvo influido por los estereotipos raciales de su época,
que consideraban que dentro de la “raza negra” los “sudaneses” (gente del África Occidental) eran más bellos
que los “cafres” (sur-oeste) y más civilizados (Capone,
: ). Incansable lector de las obras de los africanistas Hovelacque y Delafosse, por ejemplo, la idea de una superioridad de la cultura yoruba brota también en él por
la influencia de los textos del misionero nigeriano T. J.
Bowen, del padre Bouche, del reverendo Crowther y del
coronel Ellis, todos actores del movimiento de “renaci-
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miento cultural de Lagos” (fines del siglo XIX) que tenía
como objetivo crear las bases de una nación llamada yoruba, con una lengua estándar y una religión unificada,
elevada al mismo rango de dignidad que la religión cristiana (Matory, : ).7
Es indudable que esas teorías fueron inspiradas de
manera directa por la propia visión de los informantes,
quienes además utilizaban esencialmente un vocabulario católico con el fin de autodenominarse y quitarse el
estigma tanto a los ojos de los demás como a los propios.
Ortiz precisa que alrededor de , el término brujería
era usado por los babalaos para designar a los paleros
(: ). Por su parte, Rómulo Lachateñeré afirma haber sido guiado por “las discusiones teológicas y dogmáticas planteadas por los propios sacerdotes de uno y
otro grupo”. Más adelante, subraya que estas discriminaciones respondían, al parecer, a razones económicas y tal
vez a celos profesoniales, puesto que algunos paleros también acusaban a los santeros de trabajar el mal. Sin embargo, concluye: “No obstante, nuestro criterio es el de
aceptar el mayor contenido dogmático en los cultos lucumí” (: ). Cabe destacar que, a excepción de Lydia
Cabrera más tarde ( []), los investigadores no
tomaban en cuenta la práctica acumulativa y complementaria e interpretaban dichas acusaciones como expresiones de un antagonismo entre grupos distintos.
Tras las numerosas producciones e iniciativas universitarias y artísticas de las décadas de y , el telón de
fondo de la rivalidad religiosa se transformó; el criterio
de “autenticidad africana”se impuso como elemento protagónico. Algunos informantes de los investigadores comenzaron a desprestigiar a sus rivales destacando como
valor su propia “ortodoxia” (véase, por ejemplo, en cuanto a los tambores batá, Ortiz, []: -). Lo que
7 Como lo ha demostrado Peel (), la identidad cultural “yoruba”
y el ifaísmo son el resultado de una construcción histórica, de una interacción entre dos (tres) mundos: el de los devotos de la religión de
los orichas y el de los líderes de ese movimiento, descendientes de esclavos liberados y evangelizados por los ingleses y de esclavos que retornaron a África después de la abolición (la mayoría provenientes
de Brasil, una minoría de Cuba; Sarracino, ). Veremos más adelante cómo esos actores vuelven hoy a desempeñar un papel determinante en la evolución de la santería cubana.
al principio provenía de una estrategia hegemónica fue
validado como verdad histórica cuando encontró un espacio dentro de los escritos de autores famosos y reconocidos. Algunos santeros escribieron manuales por su
cuenta, en los cuales citaban los textos etnológicos cubanos (Angarica, ; Finés, ). Incluso en el de Nicolás Angarica apareció la referencia de un diccionario
inglés-yoruba, producto del movimiento identitario yoruba descrito líneas arriba.8 De manera definitivamente
interactiva (o dialéctica), se fijó así una mitología que en
adelante destacó una sola vertiente religiosa.
En los primeros años de la Revolución, mientras el gobierno entraba en crisis abierta con el clero católico, se
desarrollaron muchas investigaciones, oficiales o no, sobre las religiones de origen africano y el espiritismo. Los
cabildos del pasado eran valorizados como símbolos de
la lucha de los esclavos y de sus descendientes contra el
opresor colonialista y, después, imperialista. Algunos autores llegaron a elaborar teorías que intentaban probar
la adecuación entre esas prácticas y la Revolución, como
la del materialismo esotérico de Sixto Gastón Agüero
() o la del desenlace del cimarronaje cultural de René
Depestre (). Pero esas tesis fueron descartadas en beneficio de toda una serie de ideas inscritas en una continuidad lógica con las anteriores.
En la decada de la santería era más bien vista como un insulto chocante frente a los avances sociales de
la Revolución: “esperanza estéril, opio elemental y aguardiente para anestesiar los sufrimientos [de los oprimidos]” (“Trabajo ideológico…”, : ). Se consideraba
que sólo la población marginal (los “elementos antisociales”) o atrasada (los ancianos) la practicaban. En el
campo de las ciencias sociales se impulsaron, sobre todo, estudios sobre las fiestas populares o el mundo rural,
mientras que el tema del entonces llamado “folclor afrocubano” se trataba como algo perteneciente al pasado
(Guanche, ), o fuente de inspiración para el arte. Sin
embargo, el éxito de las actuaciones didácticas del Con-
8 Podemos suponer que otros libros llegaron a Cuba mediante las lo-
gias masónicas, a la cual pertenecieron muchos abakuás, santeros y babalaos. Es el caso, por ejemplo, del libro de Bernard Maupoil sobre Ifá:
La géomancie à l’ancienne côte des esclaves ().
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junto Folclórico Nacional, creado en 9 con artistas
religiosos, muchos de ellos informantes de Fernando Ortiz o Lydia Cabrera y militantes de la valoración del aporte africano a la cultura cubana, contribuyó a atraer la
curiosidad de los profanos y suscitó numerosas vocaciones religiosas, a pesar de haber sido concebido teóricamente con objetivos estéticos de teatralización del folclor
(Guerra, ).
Poco a poco, las relaciones entre el gobierno y el cristianismo se fueron transformando. En se votó a favor de una nueva constitución que estipulaba que cada
ciudadano era libre de profesar y practicar sus creencias
religiosas, siempre que respetara “las leyes, el orden público, la salud de los ciudadanos y las normas de la moral
socialista” (Tesis y resoluciones…: ). En se publicó el libro Fidel y la religión, entrevista del Comandante
en Jefe a Frei Betto, uno de los fundadores brasileños de la
teología de la liberación. En este libro, Fidel Castro muestra una posición más matizada en cuanto a la religión en
general. Ésta puede ser considerada como opio del pueblo únicamente en el caso que sea utilizada con fines de
explotación del hombre por el hombre. Castristas y teólogos de la liberación pueden obrar juntos, en esta perspectiva, en aras del progreso social (Castro Ruz, : ).
Este libro fue un éxito en Cuba, pero mucha gente quedó
desilusionada: Fidel no hablaba de religión en el sentido que ellos la entendían. Mucho mayor fue, por ejemplo,
el impacto de la aparición del Comandante en la televisión, vestido de blanco como un santero novicio durante
una visita diplomática en Guinea.10 Una gran parte de la
población quedó convencida de que había ido a “África”11 para iniciarse y, por tanto, de que su poder y conocimiento rebasaban al de cualquier santero de la isla.
En el gobierno prosiguió el acercamiento con los
cristianos y, entre otras cosas, propuso una “alianza estratégica entre marxistas y cristianos” (Caroit, : ).
9 El espectáculo semanal “Sábado de la rumba” fue creado en .
10 Durante el primer año de iniciación en la santería, los novicios
suelen vestirse de blanco.
11 Aunque el suceso tuvo lugar en Guinea en , varias personas
afirman haber visto esas imágenes en la mitad de la década de
y piensan que sucedió en Nigeria. En este caso, la fuerza del mito superó al hecho histórico.
-
Entretanto, desde las células del Partido se empezó a reclamar el derecho a no tener que esconder las prácticas
religiosas. En este mismo año Cuba entró en una gran crisis provocada por la caída de la Unión Soviética y el cese
de los intercambios económicos privilegiados con los países del bloque socialista. En se realizó el Cuarto Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) y se permitió
el acceso al Partido de religiosos de cualquier credo. Además, se votó a favor de otra constitución que condenaba
la discriminación religiosa y proclamaba un Estado laico
en vez de ateo. Esas decisiones fueron explicítamente diplomáticas y dirigidas a los movimientos cristianos del
mundo que apoyaban la Revolución (Cuarto congreso…,
: -, ). Concordaban, además, con el “proyecto de unidad nacional de la Revolución” (idem: ).
Sin embargo, fueron interpretadas por la población como
un derecho a profesar su religión sin tener que esconderse. En pocos días, las calles de La Habana se llenaron
de personas vestidas de blanco, con collares de cuentas de
colores, saludándose con los brazos cruzados y diciendo
“¡Aché!” Se abrieron los escaparates, se sacaron a Eleguá
y a los guerreros al aire libre, se instalaron las soperas de
santo en los multimuebles, las muñecas y los vasitos espirituales en los estantes de la sala, a la vista de todos. Cabe
precisar que en esta época —como en la actualidad— algunos creyentes prefirieron mantener el anonimato, sobre todo aquellos que ocupaban cargos profesionales y/o
políticos importantes. Acumular las iniciaciones se convirtió en una preocupación principal. Las prendas de Palo, sin embargo, permanecieron ocultas en su mayoría.
Quizás como simple resultado del vocabulario utilizado entonces, cada cual se autodeclaró creyente o religioso.
Cuando empecé mi trabajo de campo en , se hablaba en voz baja (cerrando las puertas) de prácticas ajenas
de folclor. Después de la gente adoptó el término religión en el hablar corriente, refiriéndose implícitamente
a la práctica complementaria de la santería, del Palo-monte, del espiritismo y del culto santoral y marial.12 Para hablar de los cultos protestantes o de los Testigos de Jehová
(muchas veces confundidos), se decía la otra religión.
12 Varias personas admiten también bajo ese término la pertenencia
a las sociedades secretas masculinas descritas anteriormente.
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Desacatos
LA RELIGIÓN EN LA HABANA
En la actualidad, la capital ofrece al observador numerosas manifestaciones de fe religiosa de todo tipo. Muchos
fieles acuden a las romerías y visitan los templos católicos con el propósito de cumplir promesas a los santos,
ofrecerles flores, monedas, a veces frutas y tabacos, presentar muñecas para que el sacerdote les dé la bendición,13 llevarse un poco de agua bendita (“para realizar
obras y trabajos”), o dar misas a los muertos “para que se
desarrollen”. Numerosos son también los habaneros que
les prenden semanalmente una vela a las imágenes o estatuas de santos y vírgenes que poseen en su casa, para
pedirles directamente. Varios espiritistas y/o médiums
“hacen caridad”: utilizan su gracia o posibilidad de comunicarse directamente con los espíritus para permitir
a la gente conocer a sus difuntos protectores, muertos de
luz, “puestos por Dios” en cada individuo para guiarlo a
cambio de una atención que les ayudará a desenvolverse:
fabricación de un altar o bóveda espiritual, de muñecasreceptáculos, misas espirituales donde se conversa con los
muertos mediante la videncia o la posesión, ofrendas de
velas, tabacos, flores, perfume, aguardiente, fiestas…
Para protegerse de los daños y de las brujerías, y por si
acaso mandar algún trabajo fuerte a un enemigo, siempre se le recomienda a uno rayarse en Palo (Palo-monte,
mayombe, briyumba o la variante kimbisa), es decir, pasar
por un ritual de iniciación en el cual se incorporan espíritus que estaban al abandono, nfumbes y “muertos oscuros que trabajan pa’ ti a cambio de un poquitico de luz”
(de atención y de alimentación mediante ofrendas y sacrificios de animales). También a esos muertos se les domestica y se les desarrolla, aprovechando sus reiteradas
manifestaciones a través de sus hijos que (se) montan, bajan o pasan muerto. Se pueden alcanzar grados superiores de iniciación, el último consiste en la fabricación de
una nganga, receptáculo que contiene varios elementos
naturales cargados de fuerzas: palos, piedras, tierra, aguas,
hierbas, insectos, sangre de animales, así como el cráneo
o unos huesos del muerto principal del palero, machetes
y espadas, y un crucifijo cuando se quiere manifestar que
se trabaja para bien. De ella nacerán las prendas (receptáculos sencillos, muchas veces una piedra) de los futuros
ahijados. Cada nganga se fundamenta en una de las llamadas potencias africanas, cuyos nombres suelen ser presentados, para algunos, como equivalentes de los orichas
principales, puesto que reinan sobre un conjunto de fuerzas naturales similares, como es el caso de Siete Rayos y
Changó, ambos dueños del trueno y del fuego. Sin embargo, ahí termina la semejanza, porque cuando un palero
se refiere a Siete Rayos siempre se trata del muerto suyo
que se fundamenta en esa potencia no antropomorfa.
Aparte de los muertos cada persona también puede acudir a los orichas, llamados por lo común santos, puesto
que algunos santos católicos corresponden a algunos avatares de esas divinidades, que tienen muchos caminos. Es
el caso de la Virgen de Regla, patrona del barrio portuario del mismo nombre, muy ligada a Yemayá, dueña del
mar y de la maternidad.14 Cada persona suele ser hija
de un oricha principal llamado ángel de la guardia, que
se asienta en la cabeza durante la ceremonia de iniciación
(llamada asiento), y estar acompañada por otros que solamente se reciben. Algunos santeros tienen la facultad de
pasar santo. Empero, la llegada de un oricha es menos frecuente que la de un muerto, y para comunicarse con ellos
se utilizan varias técnicas adivinatorias: la más común es
aquella en la que se tiran cuatro pedazos de coco en el suelo y se obtienen cinco combinaciones; el diloggun o caracol, donde se tiran cauris; y otras más complejas, que
le pertenecen al oricha Orula y requieren una iniciación
especial (hacer Ifá), abierta nada más a los hombres, llamados babalaos. A los santos se les pide, se les hace ofrendas y sacrificios de animales y también se realizan trabajos
con ellos, pero muchas personas consideran que conceden las cosas a largo plazo, siempre en beneficio de sus
hijos, mientras que, al contrario, “el Palo trabaja rápido
pero es peligroso porque se puede revirar”.
14 Ciertos religiosos niegan esas interpenetraciones y afirman que los
13 Algunos se niegan a hacerlo. Los cultos protestantes (bautistas y pen-
tecostés), en su mayoría, militan vigorosamente “contra el paganismo”.
santos sólo fueron máscaras para poder seguir rindiéndole culto a
los orichas. Por lo tanto, prefieren usar el término de Regla Ocha o
Ocha-Ifá en lugar de santería.
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En algunos estudios actuales persiste el prejuicio que
asocia las religiones afroamericanas en general a la pobreza, a la falta de instrucción y de atención médica. En el
caso cubano esa interpretación resulta inadecuada puesto que el sistema de salud y educación le brinda servicios
gratuitos a toda la población, a pesar de las dificultades
ligadas a la crisis que atraviesa el país. En la capital el número de religiosos creció de manera significativa en las
últimas décadas, siendo ellos, en los distintos grados de
implicación religiosa, representantes de todos los estratos sociales, niveles de instrucción, edades, sexo y colores
de piel. También es muy arraigada la idea de que son
practicadas sobre todo por descendientes de africanos, o
sea,“negros y mulatos”, para emplear la terminología racialista común en Cuba.
Al querer defender esas prácticas religiosas, al luchar
para que se reconozca su aporte en las sociedades americanas y al poner énfasis en las sobrevivencias africanas,
de cierta manera se contribuyó también a su marginalización y fijación en modelos a-dinámicos. Roger Bastide
(), por ejemplo, estableció una distinción entre religiones “vivas” que se adaptaban según contingencias exteriores (como el vodú haitiano o el Palo) y religiones “en
conserva”que prácticamente no se transformaban, por ser
estrategias de resistencia de la cultura negra (como el candomblé nagô o la santería). Como bien lo subraya Lázara
Menéndez: “La santería y los santeros, al estar insertados
en una realidad concreta, existen y comparten la suerte
de todo lo viviente, o sea, sufriendo cambios; por tanto,
no son un hecho inmóvil, ajeno a mutaciones y transformaciones, aun cuando éstas pueden estar supeditadas a
tendencias ideosociales o a ciertos discursos de naturaleza inmovilista” (: -). Aún más, tal como sucede en Brasil (Boyer, : ), me parece que el simple
hecho de abordar el fenómeno religioso dividiéndolo en
cultos o “reglas”diferentes, totalmente autónomas y estrictamente referidas a un origen “étnico” único, excluyendo del campo “afrocubano” al catolicismo y al espiritismo,
cuando todas estas prácticas están inextricablemente ligadas, no permite reflejar la complejidad de la religión como fenómeno social dinámico y activo en todo el país.
La breve descripción previa de las principales modalidades de culto, por supuesto, no es satisfactoria. Cabe po-
-
ner de relieve que el investigador nunca encontrará en
cada una de ellas prácticas rituales y conjuntos de creencia claramente definidos, que formen respectivamente un
sistema estable y homogéneo. Al contrario, estamos cotidianamente en presencia de numerosos acomodamientos, variantes y hasta inventos rituales. Se hacen bautizos
y Eleguá espirituales, se tiran caracoles en los rayamientos de Palo, se le toca violines a algunos orichas, existen
babalaos que trabajan con espiritistas para completar su
acto divinatorio, se incorporan rezos y cantos “corregidos” mediante el contacto con nigerianos yorubas o la
lectura de textos antropológicos. Cada familia religiosa
(para no decir cada religioso, quien muchas veces precisa:
“soy creyente a mi manera”) tiene su propia especificidad
y maneras de hacer y pensar, según sus preferencias y
estrategias de afirmación peculiar, pero siempre tomando
en cuenta todas las modalidades presentes.15 Algunos santeros y babalaos suelen rechazar el aporte católico, mientras que la mayoría de ellos se dicen “católicos, apostólicos
y romanos”. Los espiritistas se refieren siempre a los orichas, y algunos materializan sus muertos (les montan una
prenda y la alimentan) para que trabajen como en el Palo.
Los babalaos en varias ocasiones mandan a su cliente a la
iglesia, a atenderse al pie de la prenda o por la parte espiritual y, al revés, espiritistas, paleros y oriatés (santeros
facultados para tirar caracoles) mandan al pie de Orula.
La religión desconcierta por su gran variedad de prácticas y discursos, y por las cualidades de adaptación y
evolución de sus representaciones. No por ello, sin embargo, puede calificarse de ilógica: existen principios que
fundamentan su coherencia. Se puede así analizar como
un sistema ideo-lógico, siguiendo el concepto de Augé.16
15 Principio que López Valdés llama “paralelismo” (: ).
16 “La noción de ideo-lógica o de lógica de las representaciones se apli-
ca a la coherencia de diversos órdenes de ‘representaciones’ (en el
sentido no especulativo) en una sociedad dada. Si pertenece a lo simbólico, o más exactamente, a la simbolización, es porque es condición e
instrumento de una práctica (de interpretación), que por lo tanto siempre es utilizada de manera parcial (para interpretar un suceso dado),
pero invariablemente en relación con la lógica conjunta subyacente
a las simbolizaciones de la sociedad, y porque al fin de cuenta su utilización es sólo diacrónica: el sentido definitivo de la interpretación
aparece nada más al final de un proceso de enunciación que puede
tener retoques, contradicciones y arreglos según las reacciones de los
que se refieren, pero desde puntos de vista distintos, a la misma ideológica” (Augé, : -).
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Entre estos principios,17 me interesó particularmente el
que se puede destacar a partir del carácter individualizado del involucramiento y de las representaciones de los
religiosos. Por supuesto que practican para resolver sus
problemas personales, pero además se dirigen de manera sistemática a sus santos, sus muertos, sus prendas, en
una relación de interdependencia claramente expresada:
pelean con ellos y los castigan cuando se decepcionan y,
a la vez, consideran algunos de sus infortunios como consecuencia de la falta de atención que les brindaron. Escogen en cada ocasión el tipo de práctica adecuado, de
manera contingente (no casual) y se construyen así una
identidad compleja apoyándose en un campo abierto de
entidades, cuya naturaleza, sin embargo, es limitada a ciertos modelos.
Para trabajar a partir de este enfoque me pareció mejor evitar el contacto exclusivo de especialistas religiosos
famosos, involucrados en la micropolítica de las luchas
de poder. Esas personas ya formularon teorías teológicas
y esperan que el investigador actúe como su portavoz,
como se hizo y se sigue haciendo en Cuba, así como en
otros lugares “etnologizados” (Doquet, : ). No llegué a iniciarme, puesto que el riesgo hubiese sido el de informarme sobre una sola de manera de hacer y obtener
una visión parcial de los hechos. Más bien traté de interesarme en el conjunto de personas que utilizan la religión
como modo de interpretar su destino, o sea, practicantes asiduos y ocasionales. Esas trayectorias individuales
constituían también una entrada posible para el análisis
de las redes de sociabilidad creadas por la religión.
No son raros los casos de personas que entraron en la
religión a pesar de no tener ningún ascendiente involucrado en ella. Muchas veces fueron los consejos de algún
vecino, socio 18 o compañero de trabajo y a veces hasta los
17 Por ejemplo, al analizar la lógica de las rivalidades y tensiones que
surgen entre los religiosos, Gobin (: ) demuestra que resultan
de oposiciones estructurales intrínsecas a la organisación del culto:
el eje vertical (que implica la jerarquía según la edad religiosa) y el eje
horizontal (que implica la complementaridad de los actores, puesto
que ninguno puede detener las funciones y los conocimientos rituales en su totalidad).
18 En la época en que realicé mi primer trabajo de campo (-),
los habaneros en su gran mayoría tenían una visión conflictiva de las
relaciones sociales. Solían afirmar que no tenían ningún amigo y que
de un médico o psicólogo los que convencieron a la persona de ir a consultarse.19 Varias explicaciones religiosas son
sugeridas para darle sentido a las desgracias e infortunios: mal de ojo, brujería, signos enviados por las mismas
entidades para llamar la atención. También uno puede
acudir a la religión con objetivos ofensivos o propiciatorios. Sin embargo, no es solamente el pragmatismo que
explica esas trayectorias. Un médium, ayudante técnicosanitario de años, cuenta, por ejemplo, que se rayó y se
hizo santo para acabar con dolores de estómago crónicos,
pero luego precisa que tuvo problemas en su adolescencia
y no encontró “refugio en ningún lugar ni en nada de la
sociedad”: fue su madrina actual, en casa de la cual sigue
viviendo con su esposa y sus dos hijas, que lo acogió y le
brindó apoyo y comprensión, ayudándole a desarrollar su
mediumnidad. Meterse en la religión corresponde siempre a un estado de malestar más general, y de esta manera hay que entender, quizás, la reiterada explicación de que
todo fue “por salud”: por problemas de salud física, pero
también de equilibrio, de problemas afectivos, de “mala
suerte” y de conflictos consigo mismo y con los demás.
Cabe hacer hincapié en que el inicio de la década de
constituyó un contexto muy doloroso de restricciones y penurias, junto con un cuestionamiento profundo
de los ideales revolucionarios. Muchos de mis informantes que se habían “alejado de las cuestiones religiosas” por
ser militantes,“volvieron a lo suyo” al ver que sus años de
sacrificios no le daban resultados (seguían en un estado
de pobreza material mientras los pequeños traficantes
no se podía confiar en nadie. Una recién iniciada de años me explicó su decisión de rayarse y hacerse santo con estas palabras: “Todo
es una mentira, todo es una avaricia, todo es un engaño, nada es cierto, todo es falso, no se dan ni cuentas claras, todo lo que se da son globos y globos, y globos, y no puedes creer en nada ni en nadie. […] el
santo no te traiciona y el muerto no te traiciona. Siempre hay un
porqué cuando algo pasa, pero no te traiciona. Y el ser humano sí.”
El término socio designa a una persona con la cual uno se relaciona,
sin que haya necesariamente amistad entre ellos.
19 En Cuba se dice de un(a) médium o especialista en técnicas adivinatorias que él consulta, y que la persona viene a consultarse, registrarse, verse o mirarse con él o ella. Esa pronominalidad no evoca tanto el
hecho de pedir consejos, sino más bien la idea de una reflexión sobre
sí mismo, guiada y apoyada por un mediador. La consulta no es, en
efecto, una simple “adivinanza” sobre el futuro del consultado o la
identidad de su enemigo; es un diálogo sutil (Argyriadis, : ),
lleno de emociones, en el cual la persona se enfrenta a la complejidad de su propia imagen.
4
Desacatos
o los dignatarios del gobierno tenían refrigeradores llenos, carros o motos y casas cómodas), ni siquiera reconocimiento. El caso de Marta, ex maestra “vanguardia
nacional” de años de edad, es bastante representativo
de ese fenómeno. Después de una delicada operación su
estado de salud decayó, y el Estado le propuso un empleo de menor prestigio y remuneración. Cuenta que le
dolió mucho ver que ningún compañero del Partido la
visitaba en su convalescencia, hasta un día en que la acusaron de contrarrevolucionaria por protestar al afirmar
que la Revolución tenía justamente que ayudar a los más
débiles. Así lo ilustra su testimonio: “Empecé en la Juventud en el año y entré en el Partido en el . Entregué
mi carnet en el . Creí… Imagínate hasta dónde llegó mi
nivel de desesperación que ya no creía en nada y lo quemé todo: diplomas, papeles, medallas… Hay veces que
pienso en eso y lloro. Cambiar la vida no es fácil. […] Dime tú, ¿si yo no hubiera tenido la religión yo, qué hubiese sido de mí?”
Simone E. Schumannn
3
-
Ya sea que se remitan directamente a una entidad
(muerto o santo montado) o que reciban su mensaje mediante un vidente, un oriaté o un babalao, los individuos
en crisis reciben un tipo de discurso que sigue más o menos un mismo esquema. El consultante empieza por describir el carácter de la persona, su situación familiar y
relacional, e intenta detectar las razones profundas de su
angustia. En efecto, como dice un babalao con años
de Ifá, hace falta “tener la clarividencia de descifrar en el
registro y darle a la gente donde le duele”. Evocan, sin orden previo, toda una serie de temas recurrentes que siempre provocan reacciones: la persona fue traída al mundo
gracias a una o varias de sus entidades protectoras, a
pesar de las intenciones malvadas de uno o varios parientes (inclusive, a veces, la madre con deseos de aborto); un
pariente, socio, vecino o compañero de trabajo, aparentemente insospechable, tiene en realidad intenciones funestas… También se habla de los problemas de salud y
se intenta identificar la causa de los mismos: pueden ser
manifestaciones de las entidades individuales (como ciertos aspectos de la personalidad), en algunos casos de dones mediúnicos, pueden estar ligados a una brujería o
sencillamente tienen razones biomedicales clásicas y hay
que acudir al médico.
La descripción de las entidades es un momento crucial
de la consulta; la persona descubre que la acompañan varios personajes con cualidades fundamentales: la quieren, la protegen y son potentes. Poco a poco cada uno
aprende a reconocerlos y los convierte en interlocutores
cotidianos y confiables. El consultante propone en nombre de ellos “recetas” simples y personalizadas para llamarlos, y con su ayuda “abrir los caminos” para “vencer”,
sin olvidar los consejos con el fin de elaborar una representación material mínima para la ritualización de sus
relaciones. En resumen, se habla del pasado, del presente
y del camino de la persona y se le orienta para actuar de
acuerdo con éste, proponiéndole nuevos aliados y algunas
reglas de vida personalizadas, es decir, se le sitúa dentro
de una lógica simbólica específica y se le da materia para
reflexionar, con otro enfoque, sobre su identidad y sus relaciones con los demás.
Los habaneros suelen presentarse como escépticos y no
dudan en consultarse con especialistas de todo tipo antes
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Desacatos
de forjar su propio criterio, adecuado a sus propias interpretaciones y al problema del momento que, a lo mejor, es distinto del siguiente. Escogen cuidadosamente a
la(s) persona(s) que los va a atender religiosamente (y que
llamarán su padrino o madrina), comparan, ponen a
prueba y cambian si lo consideran necesario. Los padrinos ideales son descritos como amigos sinceros y, sobre
todo, como segundos y hasta “verdaderos” padres, lo que
en muchos casos provoca celos de los padres biológicos.
No existen reglas de causa y efecto que propugnen un
remedio preciso para cada tipo de infortunio. Al contrario, se tratan de contextos cada vez diferentes, con personas determinadas y situaciones específicas. Quitarse lo
malo, protegerse con objetos cargados de fuerza protectora y propiciatoria (resguardos, collares, guerreros, Olokun…), asegurarse el apoyo de sus entidades: esos son los
tres vectores de la terapia religiosa en un primer nivel de
implicación. Cada limpieza,20 cada recepción de objeto
ritual, cada momento en que se monta y atiende el altar
personal implican un nuevo compromiso hacia ese sistema de representaciones, puesto que lo ideal sería tener
el surtido completo, o por lo menos, acumular el mayor
número posible. Esa lógica acumulativa y complementaria conduce a los creyentes a optimizar al máximo todas
las modalidades que ofrece la religión. En fin, atenderse
religiosamente es atender a sus entidades, alimentarlas,
ponerle ofrendas, hablarles y así darles fuerza también
para que sean potentes.
Las facetas del carácter y las formas de conducta de las
entidades son partes integrantes de la identidad de la
persona, puesto que corresponden a los distintos aspectos de su personalidad. Influyen en su comportamiento
y hasta pueden entrar en conflicto entre ellas mismas, como es el caso de una traductora palera de años que
explica que una muerta de ella la pone a hacer brujería
y a pelear con todo el mundo desviándola del camino
orientado por su guía espiritual: estudiar lenguas y literatura. Su madrina le aconseja atender tanto a un espíritu como al otro, porque los dos forman parte de ella.
De cierta manera, podríamos decir que la noción de persona para los religiosos es plurifacética; conciben los particularismos ligados con sus entidades personales como
complementarios, y hasta se enorgullecen de ellos. Justifican así muchos de sus actos y enfatizan lo que llaman
su idiosincrasia y las prohibiciones y preferencias que les
fueron determinadas, convirtiéndose ellos mismos en
personajes relevantes.
Se dice de los muertos que se domestican y educan:
cada cual, solo (si es vidente) y/o con la ayuda de un médium, define su naturaleza, completa su carácter e historia personal, conviertiéndoles en personajes cada vez más
humanos. Los orichas, a pesar de ser divinidades antropomorfas con características bastante conocidas, tienen
también varios caminos, y se describe de manera muy precisa la faceta que le corresponde a cada religioso. Uno
puede ser hijo de la Ochún bruja, un tanto vulgar; o de
la Ochún anciana y sorda, más pausada; o de la coqueta,
rumbera y seductora. A estas precisiones se adjuntan
las que tienen que ver con los santos que acompañan, y las
contenidas en los mismos signos o oddun determinados
durante las consultas. Desarrollarse es un paso activo, evolutivo, incluso para los que no son médiums especialistas en técnicas adivinatorias: al fin, siempre es la misma
persona la que escoge la interpretación que le impacta,
que le conviene recordar, cuando lo desea, y adjuntar a
su construcción identitaria.
Existe un gran número de casos de creyentes que se
conforman, sin reparo, con niveles de implicación poco
intensos en un momento determinado de su vida y algunos para siempre,21 pero la lógica del sistema conduce
20
O despojo: purificacion, eliminación de fuerzas malévolas. Se procede de varias maneras, de simples a complejas, mediante el contacto
con otra fuente de fuerza que incorpora aquéllas. Mientras más fuerte
es el daño, más fuerte será el elemento utilizado: huevos, hierbas, animales, pañuelo manipulado por una persona montada… Si se rompe o
sacrifica el elemento, el ritual se llama rompimiento. Los restos se
arrojan en lugares determinados por las entidades (esquinas, cementerio, río, mar, monte, mercado…) y se supone que hay que evitar tocarlos, fotografiarlos o mirarlos con insistencia si de repente se encuentra uno en el camino.
21 Esto le permite al investigador permanecer a la orilla del sistema sin
causarles ningún tipo de molestia a los religiosos: “No creo pero respeto” suele ser una actitud agnóstica bastante común. Se concibe también que existe gente que por camino no necesitan de la religión. De
todas formas, cada situación es susceptible de evolución, con momentos de aceleración, de desaceleración, paréntesis (como en el caso
de los antiguos militantes, por ejemplo), pero vuelta atrás, teórica-
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tarde o temprano a las iniciaciones, que implica la incorporación y fijación profunda e irreversible del lazo que
une a la persona, por un lado, a sus entidades (mediatizadas por objetos) y, por el otro, a sus parientes rituales.
En teoría, las familias rituales ofrecen a los individuos la
posibilidad de integrar redes de relaciones eficientes y de
gozar de la atención y afección de sus padrinos y hermanos de religión. Lo ideal, ahí también, es acumular varias
iniciaciones y, por lo tanto, varias alianzas con distintas
ramas y tener así la posibilidad de eludir la jerarquía ligada a la edad religiosa (o de primer grado de iniciación
en cada modalidad)22 en caso de conflicto con un padrino o una madrina.
Cada uno de esos renacimientos le permite a la persona tener conocimiento de un conjunto de reglas de vida
y comportamiento personalizadas (dictadas por sus entidades), mediante ceremonias llamadas itá. Cada uno
decide o no optimizarlas, es su responsabilidad evitar problemas: “hay que convertir su itá en victoria”. Por religión,
uno no puede consumir carnero, otro tiene que darle caramelos a los niños que vaya encontrando, un tercero no
puede vestirse de rojo. Esas actitudes “devotas” inspiran
el respeto de los demás religiosos; pero en ningún caso se
les puede calificar de ascéticas: cada uno recuerda lo que le
conviene según el momento (de cierta manera, los extranjeros son los únicos que apuntan y se conforman con
todo concienzudamente) y/o cruza los consejos de distintas entidades que a veces son contradictorios. Es raro,
de todas formas, que el itá dicte reglas completamente
contrarias a la personalidad del iniciado; cuando sucede,
se considera como un aspecto más discreto de la personalidad que puede desarrollarse más tarde.
Los religiosos, entonces, no se transforman: aprenden
a actuar sobre ellos mismos y a sacar partido de su idiosincrasia. Sin embargo, cambian mucho sus maneras de
relacionarse con los demás, al ser ellos mismos miem-
mente, nunca. Existen casos de conversiones al pentecostismo en los
que la gente bota de manera ostentatoria todos sus receptáculos y pasa por rituales de exorcización de sus entidades; para los religiosos esa
actitud equivale a un suicidio.
22 En el espiritismo es raro encontrar ceremonias de iniciación (aunque las hay), pero se calcula la edad de los médiums a partir de la fecha en que pasaron por primera vez un muerto.
-
bros de redes de relaciones que implican nuevos deberes
(ayuda mutua mediante intercambio de servicios, entre
otros aspectos espirituales) y nuevas reglas de conducta.
No se trata de comunidades apiñadas bajo la autoridad de
un jefe supremo. Cada padrino o madrina es un eje focal
(comparable con el modelo de madre focal desarrollado
por André, ) alrededor del cual giran individuos susceptibles de mantener otros lazos y de romperlos. El individualismo es preeminente, y toda tentativa de coerción
directa es bastante ineficiente: los padrinos sólo sugieren
orientaciones y dan consejos.23 Incluso, no pueden rechazar a un ahijado por haber cometido un delito (desde el
punto de vista de la justicia cubana). Una santera de
años casada con un babalao explica: “Un babalao no te
puede mandar a robar. Ahora, si el ahijado roba y el
babalao no lo sabe, y el ahijado viene frente a un peligro,
el babalao tiene que salvarlo porque es su ahijado.” Una
madrina de años, palera, santera y espiritista, emite
un criterio similar: “Es como una madre que un hijo comete un error: por mucho que lo regañe va a salir a defenderlo a toda costa.” Es imposible, y hasta inmoral
desde el punto de vista religioso, tratar de obligar a alguien a que cambie por completo.
Desde hace más de cien años y hasta la actualidad la
religión ha sido tachada de immoral o amoral. Sus detractores argumentan con ejemplos de profanaciones de
tumbas, brujería malévola, hijos de Eleguá haciéndole
ofrendas a su santo con cosas robadas, homosexuales
bailando Ochún (oricha de la coquetería feminina, entre
otras cosas) a la vista de todos (Argüelles y Hodge, :
-). Si bien muchos religiosos afirman mantener una
ética de inspiración cristiana (acusando a sus rivales de depravados), eso no significa que los mismos crean en la
existencia de un paraíso y de un infierno. Consideran
la idea de pecado como bastante absurda y relativizan
sistemáticamente las nociones de bien y de mal: lo malo
desde el punto de vista de uno es bueno y desde el punto
23 La persona no se queda tampoco pasiva ante los consejos de las
entidades. A veces desobedece, pero sobre todo es susceptible de negociar: por ejemplo, explica que hay problemas de penuria y que por
lo tanto no podrá dar un chivo sino más bien un gallo, o que en su
trabajo no puede vestirse de blanco.
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Desacatos
de vista de otro es malo, y viceversa, y siempre se hace
brujería para defenderse de una agresión. En realidad, la
moral religiosa se sitúa en otro plano, como testimonia
una palera bioquímica jubilada: “No la moral ésa que conocemos nosotros de que si tienes que servir [obedecer
estrictamente a mandamientos idénticos para todos], no,
sino de la moral, el concepto que yo tengo de moral, del
respeto a uno mismo y respetar a los demás.” Otros hablan incluso de “degeneración de la personalidad humana” cuando uno llega a “abochornarse de sí mismo”
por no conocerse lo suficiente, aspecto para el cual precisamente es útil la religión. Esa noción de respeto es muy
importante y contribuye a establecer un tipo particular
de convivencia: afirmar sus particularismos y no dejar que
nadie “le falte el respeto” (emita juicios o criterios directos sobre su forma de ser; para eso están las entidades,
mediadoras de las relaciones sociales) y a la vez aceptar
los de los demás. No obstante, el hecho de que el individuo sea el centro del sistema implica un cierto fatalismo
en cuanto a las perspectivas de cohesión social del ser humano, y lleva a las iniciativas de intitucionalización al fracaso, como veremos más adelante.
INSTITUCIONALIZACIÓN Y
TRANSLOCALIZACIÓN DE LA SANTERÍA
Ese comportamiento es, por supuesto, inadecuado con
la noción de “hombre nuevo” que actúa como modelo
para todo buen militante. Ingresar a las filas del Partido
requiere toda una serie de condiciones y sacrificios, como ser un trabajador ejemplar, incorporarse al trabajo
voluntario, hacer las guardias del Comité de Defensa de
la Revolución de su cuadra, cumplir con las misiones internacionalistas (militares, humanitarias y diplomáticas),
donar sangre de forma regular, tener una vida moralmente intachable, someterse a la autoridad moral y política
del Partido:
Para cada militante la disciplina partidista comporta el deber de defender la línea del Partido por encima y aun en
contra de su opinión personal, sin que esa conducta implique necesariamente, si no ha sido persuadido, renunciar a su criterio ni al derecho a exponerlo nuevamente en
el seno de la organización si el mismo tema se abre al debate. […] Al propio tiempo, entre los deberes del militante,
debe insistirse en la necesidad de combatir, del modo más
resuelto, la exaltación de la ideología burguesa, el individualismo pequeñoburgués, la supervivencia de prejuicios
raciales y discriminatorios de cualquier índole, el escepticismo, la falta de fe en el socialismo, las tendencias liberaloides, el derrotismo, el hipercriticismo, el oportunismo, la
simulación y la doble moral; así como en la lucha contra
las conductas delictivas y antisociales (Cuarto Congreso…:
-).
Después de , el gobierno ha tratado de controlar un
poco la situación de “brote” religioso. En una circular se
especificó que se aceptaban los nuevos militantes creyentes, pero que no se iba a tolerar a los antiguos que se
manifestaran de momento como tales. De cierta forma, el
acercamiento entre el Estado y los cristianos resulta estratégicamente más eficaz para reinyectar en la población
el sentido de los valores morales supuestamente comunes a las dos ideologías: “La incrementación de prácticas
religiosas no constituye un problema para la Revolución,
en la medida en que ellas promueven el amor al prójimo,
el desinterés, la protección de los más débiles, la unidad
de la familia, la justicia social, las virtudes morales, el amor
y el sacrificio por la patria” (documento del Comité Central citado por Caroit, : ). Hoy los católicos exhortan
a los fieles a participar en obras de utilidad pública organizadas por los Comités de Defensa de la Revolución, como la limpieza de la cuadra o las reparaciones en caso de
ciclón. Por su parte, el pastor Raúl Suárez, presidente del
Consejo Ecuménico de Cuba, realiza un llamado para una
“reinterpretación de la Biblia para buscar el fundamento
a partir de la fe de la participación del cristiano a la obra
social” (Martínez, : ).
En el mismo periodo la isla se abrió al turismo, fuente
principal de divisas en la economía informal y formal.
En la actualidad un número creciente de visitantes europeos, norte y latinoamericanos visitan Cuba con el propósito de descubrir la “cultura afrocubana” y hasta de
iniciarse en la santería y en Ifá (Argyriadis, -).
Además, las políticas migratorias se han flexibilizado y
los contactos entre nacionales y exiliados se han vuelto
mucho más fáciles y frecuentes. Justamente, el discurso
de los religiosos cubanos residentes en Estados Unidos,
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Desacatos
organizados en instituciones desde la década de ,
tiende actualmente a enfatizar sobre su mayor autenticidad tradicional yoruba, supuestamente libre de toda alienación política (Capone, Argyriadis, ). Cabe situar
estas posturas en el contexto más amplio de la transnacionalización de la religión de los orichas, que incluye a los
brasileños con sus distintas vertientes (Capone, ),
algunos autodenominados African-Americans que profesan el retorno a África y consideran su pertenencia
religiosa con un enfoque esencialista (“étnico” y hasta racialista, véase Capone, ), algunos nigerianos yorubas
que pretenden convertirse en líderes del movimiento
apoyándose en su supuesta anterioridad cultural, y muchos otros. Por lo tanto, el Estado cubano se enfrenta a
un nuevo reto cuyas dimensiones económicas, políticas
y culturales no pueden dejarse de lado: afirmar en el escenario mundial el monopolio de Cuba como lugar de
peregrinaje religioso y turístico-cultural privilegiado, sobre los demás espacios concurrentes (Miami, Salvador de
Bahía, Oyotunji Village, Ifé…).
Muchos investigadores cubanos empezaron hace poco
a dar una imagen valorizada de la santería y de Ifá. Algunos, que ya no esconden sus creencias religiosas, participan activamente en las tentativas de definición de una
“ortodoxia de la Regla Ocha” (Bolívar, ), pues asocian la plasticidad de las prácticas con una degeneración
contemporánea, tal como lo hizo Roger Bastide en su
tiempo. Otros tratan más específicamente cuestiones ligadas a las nociones de cubanidad e idiosincrasia cubana;
definen al pueblo cubano como una “nación uniétnica y
multirracial” actualmente en fase de consolidación (Cultura popular…, : ). La etnología debe contribuir “al
conocimiento y fortalecimiento de la identidad cultural” y participar en los “planes de revitalización cultural”
por medio del método de “reconstrucción etnográfica”
(idem: , ), con el objetivo de luchar contra la globalización neoliberal. Con ese enfoque, las prácticas religiosas antaño llamadas afrocubanas adquieren el estatuto de
complejos sociorreligiosos cubanos, resultado de la fusión de las varias culturas de origen. Sin embargo, a pesar
de esta fusión, en Cuba la santería e Ifá serían más tradicionales, mejor conservadas que en el continente africano descrito como fuertemente aculturado. A excepción
-
de escasos estudios y cuestionamientos (véase, entre otros,
Rodríguez Reyes, , ; Menéndez, : -), se
sigue analizando cada modalidad de culto por separado,
como si fueran totalmente autónomas.
La afirmación de una hegemonía y de una pureza de
la santería cubana, muy patriótica al fin, complace a una
gran mayoría de religiosos, que manejan este tipo de discurso, además de que incide en la expansión del círculo
de ahijados fuera de Cuba. Es indudable la convenencia
para ellos que implica hoy en día la rentabilidad y el prestigio de tener ahijados extranjeros (o cubanos “del exterior”). Algunos viajan por todo el continente americano
y hasta por Europa como invitados de honor a conferencias y eventos, o como garantes de la tradicionalidad de
los rituales. Si siempre hubo rivalidades entre los religiosos
que se acusaban entre sí de ser hechiceros, ignorantes, farsantes, metalizados o especuladores con la religión, hoy ha
surgido una nueva categoría de acusación: la de ser agente del gobierno. Eso traduce un desplazamiento del campo religioso concentrado en lo local hacia un campo más
amplio, que podríamos llamar translocal, puesto que en
este caso específico no trasciende para nada al Estado-nación que, al contrario, forma parte integrante del proceso.
De manera reciente se han creado en Cuba varias instituciones religiosas que aspiran a un reconocimiento en
el resto del mundo. Cabe recordar que iniciativas como
éstas eran impensables hace años. La mayoría no son
oficiales ni tienen sede pública, y se reúnen, al igual que
todas las familias rituales, en la casa del líder o padrino
principal. Se presentan como comunidades solidarias,
dirigidas por un equipo ejecutivo firme, con reglas integradas y objetivos precisos seguidos por miembros muy
disciplinados. En realidad, lejos de escapar al cuadro habitual de conflictos, separaciones, recomposiciones, sus
miembros circulan pragmáticamente de una a otra. Sus dirigentes enfatizan su ascendencia africana, poniendo de
lado sus otros orígenes como el español o el chino, entre
otros. Privilegian la referencia a la tradición yoruba, que
sería la más pura de influencias cristianas, y algunos militan por una desincretización. Rechazan al Palo en el discurso por ser “demasiado sincrético”,“regado”,“atrasado”,
“demasiado simple”,“asistemático”y “carente de filosofía”.
Por el contrario, el conocimiento ligado a los oddun o
Desacatos
Simone E. Schumannn
-
signos de Ifá aparece como más prestigioso, puesto que
se trata de un corpus que se trasmite, entre otros modos,
por la vía escrita por lo menos desde la década de
(León, ) y, por lo tanto, se le designa como “universitario”, “organizado” y “más avanzado”. Tal como sus precursores de la década de , los partidarios de esos discursos redactan manuales y libros en los que denuncian
las variantes y los acomodamientos practicados diariamente por sus correligionarios (olvidándose de que ellos
también están incluidos en un proceso dinámico en el
que sus acciones, aunque presentadas como purificadoras, transforman igualmente la práctica religiosa) calificándolos de “degeneración” y “confusión de la gente que
no sabe”.
Estos grupos tienen argumentos que se apoyan en
conocimientos científicos con prestigio, como los de las
ciencias sociales en general, la biología, la psicología y la
medicina. Casi todos sus líderes se presentan como investigadores y, de hecho, algunos de ellos tienen diplomas
(licenciaturas, maestrías, doctorados), de manera que las
fronteras clásicas entre científico e informante se vuelven
borrosas. Asimismo, buscan apoyo y alianzas con universitarios y artistas cubanos y extranjeros reconocidos.
El público al cual se dirigen no es tan local: en el barrio
donde viven son criticados de manera constante por sus
pretensiones hegemónicas, y prácticamente no atienden
a la gente como se supone que lo debe hacer todo buen
padrino o madrina, condoliéndose de los problemas triviales de sus ahijados. Más bien tratan de llamar la atención de las autoridades políticas y culturales nacionales e
internacionales, entre ellas las universidades, las fundaciones, las ONG y la UNESCO. En la actualidad una docena de agrupaciones rivales polemizan en el territorio
nacional y tratan de establecer vínculos útiles con todas
las instituciones del Estado: los centros de estudios, los
organismos culturales y los talleres del proyecto Cultura
comunitaria, la prensa y la Oficina de Atención a los
Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Sin embargo, todos rechazan con fuerza la etiqueta de actor político, y desvían esta acusación
sobre la famosa y controvertida Asociación Cultural Yoruba de Cuba.
Según su actual presidente Antonio Castañeda,24 se
trataba al principio de una cofradía de babalaos creada
en y asesorada por el mayor de ellos (en Ifá) Filiberto O’Farril. En diciembre de muere un babalao famoso llamado Miguel Febles, y junto a otras cofradías
deciden revitalizar una práctica desaparecida en La Habana: sacar la letra del año. Juntos definen de manera ritual el signo regente del nuevo año, con predicciones y
recomendaciones válidas para todo el país. Son ellos también quienes organizan un “tambor a Orula por la paz”
en , cuando el Oní de Ifé25 visita a la isla: este último
le entrega un cetro (irofá) a Filiberto O’Farril, acto interpretado como el reconocimiento de la validez tradicional
24 Entrevista, de agosto de . Véase también <http://www.
cubayoruba.cult.cu>.
25 Hombre de negocios formado en Inglaterra, descendiente del linaje de los Oní (reyes) de Ifé, ciudad símbolo de la unidad de la nación
yoruba, fue re-entronizado en su cargo hereditario en el contexto de su
involucramiento federalista yoruba en Nigeria. Sin ejercer directamente
como sacerdote, se le considera como representante de los dioses en
la Tierra y es venerado después de su muerte como un ancestro común a todos los “yorubas” (salvo otros linajes que no reconocen su
autoridad). Agradezco a Bernard Müller estas precisiones.
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Desacatos
de los conocimientos ligados a Ifá en Cuba. Ese grupo
logra legalizarse en diciembre de , justo después del
Cuarto Congreso del PCC. Con el permiso de las autoridades colocan carteles con la letra del año en varias bodegas de La Habana.
Los religiosos reaccionaron con mayor desconfianza y
asombro, pensando que se trataba de una nueva forma de
propaganda: en la letra del año de muchas advertencias trataban, por ejemplo, de los peligros del alcohol
o de la droga, se le hacía un llamamiento a los santeros
para que participaran del esfuerzo comunitario, u otro
que decía: “Debemos ser un pueblo unido, trabajador y
religioso.”La meta de la asociación,“hermanar a los hombres, acto supremo de cultura”, aclara perfectamente sus
intensiones unificadoras, totalmente adecuadas al proyecto identitario nacional. Cabe precisar que la existencia
misma de tal institución constituye una toma de poder
en sí, ya que la ley cubana no admite la creación de dos
instituciones que tengan el mismo objetivo. Como era de
suponerse, fue rápidamente objeto de crítica y varios babalaos se opusieron a ella, incluyendo a algunos que habían participado en el renacimiento de la letra del año en
. Éstos se describieron como los legítimos seguidores de esta tradición y sacaron su propia letra bajo la denominación de “Comisión Organizadora de la Letra del
Año Miguel Febles”. Han establecido actualmente alianzas con babalaos de América y de Europa, y se enorgullecen de formar un conjunto de a miembros
cada año. Últimamente varios grupos se han dado a conocer también como nuevas opciones de institucionalización de la religión.
La Asociación, por su posición oficial, desempeña un
papel muy importante en la evolución del mundo religioso. Su presidente plantea una visión muy ética de las
“religiones cubanas de origen africano”, con valores como
el “comportarse decentemente”, “respetar a los mayores”
(en religión), “escoger cuidadosamente a los miembros”,
y en relación con el aspecto artístico-cultural: “demostrar
que es cosa de personas muy educadas, muy bonitas”.
Cuenta con aproximadamente asociados, cuyo interés principal radica en el supuesto acceso a documentos y libros (o a sacerdotes mayores) que la agrupación
promete proporcionar, o en cierto reconocimiento que
-
piensan obtener de esa filiación. Se dice que tener el carnet de asociado evita los problemas con la policía ligados
al transporte de cuchillos de sacrificios, de animales o de
grandes cantidades de comida (cosas muy controladas
en Cuba). Algunos piensan también que facilita la obtención de permisos de salida del país o de alojamiento de
extranjeros, cosa que queda por comprobar. Lo que indudablemente acentuó bastante el prestigio de la Asociación fue la organización, desde el año de (con
fondos y ayuda del gobierno y la participación de institutos de investigaciones) de varios encuentros internacionales yorubas, en los que intervinieron nigerianos
yorubas bajo el liderazgo de Wande Abímbola, vocero
oficial del Oní de Ifé desde , quienes en reiteradas
ocasiones ratificaron de manera oficial las realizaciones
y los conocimientos de los miembros líderes de la Asociación y le reconocieron a Cuba el estatuto de propagadora principal de la religión yoruba.
Lo antes dicho no significa que los miembros de la
Asociación se consideren bajo las órdenes de “los africanos”. Cabe precisar que Abímbola y sus seguidores se
han acercado también a los otros grupos de babalaos
presentes en la isla, quienes tratan de compensar su incómoda posición semioficial apoyándose aún más en las
alianzas con organismos internacionales. Cada uno pudiera ser objeto de un artículo, por su manera sutil de
afirmar su posición intentando borrar esa dimensión política tras una fachada cultural y religiosa “neutra”. Por el
momento sólo quisiera subrayar sus puntos comunes y
su lógica de interacción. Todos sacan su letra del año sin
dejar de usar un tono moralista, de lanzar acusaciones
contra los impostores y los comerciantes y de invitar a cada religioso a respetar la jerarquía y la doctrina de la casa
que la produce.26 Pero a la vez, en contextos de elocución
precisos eluden las reglas que ellos mismos decretan. La
26 Por eso no pueden ser solamente interpretadas como intento de
instrumentalización por parte del Estado. Hay que analizarlas más
bien en términos de interacciones micropolíticas y entre ese nivel micropolítico y los niveles políticos nacional y translocal. El hecho de
que el gobierno cubano tolere la mediatización de varias agrupaciones rivales de la Asociación puede, por ejemplo, ser analizado como
estrategia de división, comparable con las estrategias de alianza con
múltiples instituciones cristianas.
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Desacatos
Comisión, por ejemplo, constituyó recientemente un consejo de sacerdotes mayores rival al de la Asociación (que
reúne, de hecho, a los más ancianos en Ifá). Uno de los
miembros de la Comisión justifica esa iniciativa:“Son sobre todo los más sabios, porque la edad no quiere decir
nada, uno puede consagrarse y sin embargo nunca profundizar los conocimientos.”
Existe el caso muy particular de Ilé Tuntún, una agrupación creada en que pretende afirmar la supremacía de África sobre Cuba en materia de tradición y fundamenta sus acciones aliándose de manera más estrecha
con el grupo de Abímbola, considerándolos como sus
mayores y maestros en cuestiones de Ifá. El líder, Franck
“Obeché”, ex miembro de la Asociación y después de la
Comisión, heredero del irofá del difunto O’Farril, se niega a establecer cualquier tipo de enlace con las autoridades cubanas y, al contrario, pretende tarde o temprano
sustituirlas: en el recibió de las manos de uno de
los hijos de Abímbola una corona y el título de rey de los
yorubas de América Latina. Son muy raros los religiosos
que toman sus ideas en serio, sin embargo sigue gozando de un cierto prestigio entre los babalaos, puesto que
tiene más de años en Ifá y la reputación de “saber mucho”. Obeché afirma que desde la muerte de Miguel
Febles no queda ningún verdadero babalao en Cuba y que
solamente los nigerianos conocen en su totalidad “las centenas de variantes de cada uno de los oddun de Ifá”.
Ese argumento es importante para la valorización de la
religión y Obeché lo utiliza diciendo:“La gente se creía que
era una religión de indígenas, ¡si eso es una religión de
científicos!”27
El hecho que Ilé Tuntún actúe abiertamente en el campo político provoca que, desde ese punto de vista, los demás religiosos critiquen con fuerza sus iniciativas, tal como
lo hacen con la Asociación o con los nigerianos, sin que
eso impida acercamientos estratégicos de vez en cuando.
Acusan a los yorubas contemporáneos de tener intereses
políticos y económicos al repartir coronas en toda América Latina (como lo hacen de hecho), cuando en su país
27
Conversación con sus seguidores durante una comida ritual, 6 de
junio de .
ya la gente se ha convertido al islam o al pentecostalismo.
Dicen que el Oní “se está buscando el pueblo que no tiene, es un rey sin pueblo”, y que sus seguidores “vienen de
espías a robarse los secretos de nuestros ancestros. Para
ellos eran esclavos, los desprecian, pero para nosotros son
los que nos transmitieron nuestra religión”. Pero sobre
todo, muchos demuestran cierto rechazo hacia cualquier
intento coercitivo o institucionalizante de sus prácticas,
como atestigua un babalao que se dice “independiente”
y que se refiere a un signo de Ifá muy mencionado, en el
que se plantea el hecho de que los babalaos nunca serán
capaces de unificarse por el poder que está en juego y el
riesgo que dicho poder genera: “Es como los católicos
con el Papa; por un lado la unión es una cosa muy linda,
pero también por ahí llegan los abusos, el sufrimiento para los que no están adentro.”
Sin embargo, el juego político se evidencia en las relaciones entre religiosos, al querer asentar cada uno su prestigio y legitimarse sobre la base de sus conocimientos y
prácticas personales (y no tanto de su familia ritual, ya que
las rivalidades incluyen a parientes de religión). Es aquí
donde hay que recordar que los babalaos (a pesar de su
fama actual resultante del proceso histórico descrito anteriormente) no son los únicos mediadores dentro de la
religión. Los que privilegian la comunicación directa con
las entidades argumentan en contra de ellos, minimizando el papel de la divinación. Es el caso de muchas mujeres, homosexuales y numerosos hombres santeros que,
por razones ligadas a su itá o camino, no pudieron pasar
para Ifá. Oponen al prestigio social de un conocimiento
trasmitido, codificado, escrito, la superiodad de lo que
ellos llaman su gracia. Para ellos, intentar organizar el
conocimiento, fijarlo o revelar sus secretos resulta ridículo, puesto que aquel conocimiento pertenece a las entidades, y que su naturaleza y eficiencia dependen de su
voluntad antes que todo.“El babalao no es adivino. Lo único que hace es utilizar una técnica. ¿Viste cómo hacen
ahora? Te leen un librito, yo también lo puedo hacer, ¡y
hasta tú!”, insiste un palero, espiritista y santero. O sea, que
el verdadero poder, la verdadera potencia, es la gracia del
médium, por medio de la cual se expresa directamente la
palabra y la fuerza del muerto o del oricha, es decir, el verdadero conocimiento.
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Desacatos
CONCLUSIONES
3
Este breve recorrido histórico-etnográfico nos permite
proponer algunas bases para el análisis del fenómeno actual de difusión de la santería cubana en toda América y
Europa. En primer lugar, hay que tomar en cuenta el hecho de que estas prácticas religiosas están históricamente
involucradas en un proceso interactivo y “transnacional”, lo que nos obliga a cuestionar la dicotomía clásica
entre términos vernaculares y científicos. Las nociones desarrolladas por los universitarios cubanos surgen a la vez
de la evolución del contexto político-social de la isla (con
sus nexos con el resto del mundo) y de varios intercambios de ideas: entre ellos y el mundo intelectual-artístico
europeo o identitario-filosófico nigeriano (entre otros);
entre los investigadores y sus informantes religiosos; entre los religiosos y sus parientes rituales, incluidas las redes translocales que se construyen a partir de los flujos
turísticos y migratorios. Términos como brujería, santería, folclor afrocubano, religión, Ocha-Ifá, complejos sociorreligiosos cubanos, religión cubana de origen africano o
religión yoruba no son totalmente “espontáneos”, ni tampoco por eso dejan de ser “auténticos”. Hay que usarlos
situándolos en su marco complejo, contingente de múltiples implicaciones, recordando que cada situación es
susceptible de evolución.
Quizás producto de esa dinámica interactiva que confronta modos de pensar que no tienen el mismo poder de
dominación, dentro de ese universo existe una paradoja
entre la imposición de una ortodoxia u ortopraxia y la
plasticidad de las prácticas e interpretaciones. El proceso
de legitimación empuja a los actores religiosos que intentan hoy en día institucionalizarse a producir discursos
múltiples, siempre adaptados al contexto y al interlocutor. Poseen gran capacidad mediadora pues conocen
el manejo de ciertos significantes comunes o términos
corrientes a nivel “global”, pero cuyo significado a niveles más “locales” varía y se afina. Conscientes de esas diferencias de significaciones, entablan y rompen alianzas
usando categorías de acusación como la malevolencia, el
mercantilismo, la impureza tradicional y la politización.
Emplean los recursos mediáticos contemporáneos y utilizan con destreza el vocabulario y las nociones legiti-
-
madoras de las ciencias sociales, incluso muchas veces de
la ciencia en general, pretendiendo suplantarlas o por lo
menos cuestionarlas. Su posición dentro de las redes
translocales les permite gozar de un prestigio local que a
lo mejor muchos no hubieran obtenido con sus controvertidas competencias religiosas o relacionales. Ayer, informantes privilegiados de los etnólogos; hoy, actores
directos y teóricos de una definición de la tradición, sus
actos y discursos deben de ser analizados en su dimensión
política, y no solamente “étnica” o religiosa.
En Cuba privilegian en sus iniciativas sobre todo la
dimensión cultural y artística, por ser factor de atracción
turística esencial, pero sobre todo porque fue y sigue
siendo la que permitió valorizar esas prácticas religiosas
desde hace más de setenta años: cabe recordar que las discriminaciones sociales, raciales y religiosas siguen expresándose en términos de estética (gesticulación, fealdad,
peste, grosería, suciedad, bulla, salvajismo). Más que nada, enfatizan la dimensión identitaria, factor de autoestima, dirigiéndose a la vez a los investigadores de ciencias
sociales profesionales y aficionados, al Estado y a un público “global” receptivo a ciertos discursos consensuales
que ligan de manera paradójica “tradición ancestral” y
“mestizaje”. Se relacionan pragmáticamente con el gobierno cubano: la independencia total es inconcebible,
dada la importancia de las implicaciones de sus actos, tales como las perspectivas de fortalecimiento de la cohesión nacional o los beneficios financieros y en términos
de imagen respecto al interés de la comunidad científica
y artística internacional para la llamada “especifidad cultural cubana”. Es decir, que de cierta manera, permiten
desviar un poco el anticastrismo político, al presentar más
bien al Estado cubano como un gobierno que lucha por
la autodeterminación de los pueblos y en contra de la globalización neoliberal.
El discurso propiamente religioso (de la autenticidad
tradicional) con su lógica de poder interna se dirige más
bien a los aliados y adversarios locales y translocales, como
los cubanos del exilio o los numerosos grupos de religiosos latinoamericanos repartidos por todo el continente.
Pero más allá de las rivalidades y divergencias, numerosas alianzas se vuelven posibles cada vez que se trata de
expresar una opinión cubanocentrista frente al rechazo
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racialista de los African-Americans o frente a las pretenciones hegemónicas de los nigerianos yorubas, por ejemplo. Finalmente, todos suelen unirse para reinvindicar un
estatuto de religión reconocida (es decir, de religión universal y no de culto “local” o “sincrético”) frente a las
religiones dominantes y/o a los Estados en los cuales se
implantan nuevamente. Para llevar a cabo tal objetivo,
el modelo misionero institucionalizado y dogmático del
cristianismo es ineludible: surge de manera flagrante y
paradójica precisamente cada vez que se habla de desincretización y ortodoxización de las prácticas.
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Glosario de términos vernaculares28
Abakuá: sociedad secreta masculina nacida en las zonas
portuarias de La Habana y Matanzas en el siglo XIX,
cuyos miembros, al principio, eran originarios de la
región del Calabar (sureste de Nigeria).
Aché / luz / fuerza: el aché puede definirse como una fuerza o energía vital positiva, presente en intensidades variables en todos los elementos del cosmos (lo mismo
materiales que simbólicos y espirituales), que circula
y se transmite en las ceremonias santeras. Se utiliza
también como sinónimo de bendición o suerte. En la
28 La ortografía escogida es la que corresponde fonéticamente a la ma-
nera más común de pronunciar cada término en La Habana, aunque
puedan existir otras. Cabe precisar que muchas veces, en los textos
que quieren enfatizar el origen yoruba, se escribe sh en vez de ch —ashé,
orisha— o yorubá en vez de yoruba (ortografía que efectivamente se
acerca más a la pronunciación de este idioma).
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Desacatos
cotidianidad se utiliza de manera intercambiable con
los términos fuerza o luz, este último procedente del
vocabulario espiritista, y que se refiere a una fuerza puramente espiritual.
Alimentar: o dar de comer, dar fuerza a los receptáculos
que habitan las entidades (a excepción de los muertos
de luz) mediante sangre de animales sacrificados.
Ángel de la guarda: oricha o santo principal que rige la
cabeza de la persona (que se considera su hijo/a). El
que se asienta o hace o corona durante la ceremonia de
iniciación santera.
Babalao: véase Ifá.
Bajar / pasar / montar / subirse con / montarse con:
convertirse en receptáculo provisorio de una entidad
(muerto u oricha). Se dice también que las entidades
bajan (se le baja el santo), que montan a alguien o que
se montan.
Batá: nombre de los tres tambores de forma clepsídrica,
ambipercusivos, alimentados regularmente, que se utilizan para los rituales de santería destinados a hacer
bajar los santos.
Bóveda espiritual: altar, conjunto de vasos de agua (generalmente siete, o más) colocados en altura o en una
mesa especial para este uso. El del centro suele contener un crucifijo. Cada vaso se pone para un muerto
de luz específico.
Brujería: técnica que consiste en la manipulación de
fuerza para su uso personal. No es necesariamente un
término con connotación malévola; se puede hacer
brujería para pasar un examen o tener suerte, por
ejemplo.
Cabildos de nación: instituciones de origen hispánico
que permitieron oficialmente en Cuba la asociación
de nativos de las mismas regiones de África de condición libre (y no, oficialmente, de criollos y esclavos).
Los cabildos eran obligados a tomar un santo o una
Virgen como patrono.
Consultarse / verse / mirarse / registrarse: acudir a un(a)
médium o especialista en técnicas adivinatorias para
darle respuesta (y tal vez solución) a problemas personales.
Desarrollarse / desenvolverse: progresar en la religión,
o en el caso de una entidad, coger luz y también una
personalidad más definida.
Diloggun (caracol): sistema adivinatorio basado en la tirada ritual de cauris, en la cual se obtienen combinaciones, letras o signos posibles (según la posición
de cada caracol, boca arriba o boca abajo). El que tiene conocimiento y experiencia para consultar con el
caracol se llama oriaté.
Hacer(se) santo: asentar el oricha ángel de la guarda en la
cabeza mediante una ceremonia de iniciación que dura de tres a siete días, llamada asiento. Entre otras cosas, se rapa parte o la totalidad de la cabeza al novicio y
se le aplica encima ungüentos y pinturas preparados a
base de hierbas y elementos secretos llamados aché de
santo. Los demás orichas solamente se reciben (anteriormente, como es el caso de los orichas guerreros —Eleguá, Ogún, Ochosi— o de Olokun, o posteriormente, a
medida que se desarrolla el santero), no se asientan.
Ifá: el oráculo del oricha Orula, el mensaje que se expresa mediante un sistema adivinatorio muy complejo,
basado en combinaciones (letras, signos u oddun)
posibles. Para manejarlo, se requiere una iniciación
específica solamente accesible a hombres que tienen
permiso u orientación de su ángel de la guarda. Estos
hombres son llamados babalaos.
Irofá: cetro escultado en tarro de animal o, mejor, en colmillo de elefante. Símbolo de autoridad y conocimiento en Ifá que se le entraga a un babalao destacado por
sus cofrades.
Itá: ceremonia que forma parte de las ceremonias de iniciación o de entrega de santos, en la cual se realiza una
consulta más profundizada para el novicio, para saber
si las entidades están satisfechas y conocer las orientaciones de las mismas para con su hijo.
Limpieza / despojo: Purificación, eliminación de fuerzas malévolas mediante el contacto con otra fuente de
fuerza que incorpora aquellas. Mientras más fuerte es
el daño, más fuerte es el elemento utilizado: huevos,
hierbas, animales, persona montada…
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Desacatos
Madrina, padrino, ahijados: la transmisión religiosa se
hace mediante ceremonias de iniciación en las cuales
los iniciadores son llamados padrinos y los novicios
ahijados. Los ahijados de los mismos padrinos se llaman entre sí hermanos de religión. Estas familias rituales forman amplias redes llamadas también ramas.
Mal de ojo: en La Habana se concibe que el mal de ojo
es un daño provocado involuntariamente por ciertas
personas.
Misa espiritual: ceremonia en la cual se reúnen varios
médiums (personas videntes o que pasan muerto) o aspirantes a serlo para consultar a una o varias personas
y orientarlas sobre las entidades que las acompañan.
Muertos de luz / muertos oscuros / nfumbe: se concibe
que los espíritus de personas difuntas acompañan y
guían o, al contrario molestan, a los vivos. Los que no
reciben la debida atención de sus familiares o los que
murieron de manera trágica o violenta suelen sufrir
una falta de luz o ser netamente oscuros. Los vivos los
pueden utilizar a cambio de una atención ritual y de
sacrificios de sangre de animales para que trabajen.
Se les materializa entonces en una prenda de Palo. En
el Palo son llamados también nfumbe. Los que tienen
más luz no necesitan sacrificios de animales por ser
ya más evolucionados, se les atiende mediante vasos
de agua, flores, velas, perfumes, oraciones. Los muertos de luz y los oscuros se pueden manifestar mediante
sueños, videncia, bajada y adivinación. Los muertos
forman parte de la vida cotidiana habanera, al desenvolverlos, los vivos piensan desenvolverse a sí mismos.
Nganga / prenda: los receptáculos que hospedan los
nfumbe y los elementos portadores de fuerza (cargas)
que los respaldan son llamados prendas. La prenda
mayor en Palo es la nganga, muchas veces un caldero
o un tinajón de barro que contiene partes físicas del
muerto principal (cráneo, tobillos). La nganga permite ser padrino o madrina ya que es con un poco de su
sustancia que se constituyen las prendas de los nuevos ahijados.
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Oricha / santo: véase santería.
Palo: vertiente religiosa descrita como de origen conga
(o “bantú”), en la cual los adeptos o paleros concluyen
pactos con muertos que trabajan para ellos (nfumbes).
Utiliza elementos naturales (huesos, palos, hierbas,
aguas, tierra…) considerados como portadores de
fuerza para actuar sobre el destino de la persona y
sobre su entorno. Las fuerzas están clasificadas en principios no antropomorfos: las potencias o fundamentos,
que rigen a su vez los distintos muertos y sus receptáculos correspondientes.Algunos fundamentos de Palo suelen parecerse mucho a los principios que rigen
ciertos orichas, pero no todos.
Rayarse / rayamiento: iniciarse en Palo (la ceremonia como tal se llama rayamiento). Se realizan, entre otras
cosas, pequeñas incisiones en el cuerpo, para incorporar la fuerza de los nfumbe, alimentarlos a la vez y así
concluir con ellos un pacto de reciprocidad.
Resguardo: objeto cargado (de fuerza), que necesita ser
regularmente alimentado, destinado a alejar de la persona las energías que le son malévolas.
Santería: vertiente religiosa descrita como de origen yoruba (lucumí en Cuba) en la cual los adeptos o santeros le rinden culto e incorporan entidades portadoras
de aché, llamadas orichas o santos, generalmente representadas bajo una forma antropomorfa que incluye varios aspectos o caminos complementarios, entre
los cuales una faceta católica. Cada ser humano es considerado como hijo(a) de un oricha en particular. Los
orichas se manifiestan a los vivos mediante sueños, videncia, bajada y adivinación.
Trabajo / obra: se le llaman de manera común trabajos
a todas las operaciones consistentes en manipular fuerzas: brujerías, ofrendas, misas… La palabra obra es más
bien utilizada en el contexto espiritista y como sinónimo de trabajo benévolo.