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Argentina: Crisis, Revolución, Contrarrevolución y la Izquierda

Argentina: Crisis, Revolución, Contrarrevolución y la Izquierda. Entrevista con Carlos Petroni Publicado en internet por FRONTLINES Léalo en http://www.sf-frontlines.com Transcrita y editada por Sebastián Robles, Fred Sanderson y Caty Powell Edición en Español Carlos Petroni participó activamente como líder sindical y de la izquierda en Argentina durante los años 70s y 80s. Fue el organizador de las fracciones militantes sindicales en los sindicatos de la carne y gráficos que como tales contribuyeron al desarrollo de las Coordinadoras en los 70s. Petroni también participó en la organización de corrientes de izquierda entre los metalúrgicos y otros sindicatos. Fue miembro del Comité Nacional del MAS (Movimiento al Socialismo) en los 70s, miembro del Comité Ejecutivo y el Secretariado Internacional de la LIT(CI)-Liga Internacional de los Trabajadores, Cuarta Internacional (la tendencia internacional de la cual fue parte el MAS) durante los 80s. Carlos Petroni sobrevivió dos atentados de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina). Durante uno de estos atentados fue herido de gravedad. Petroni estuvo en la cárcel repetidamente por su participación en las luchas políticas, sindicales y de derechos humanos al final de los 70s durante la ‘guerra sucia’. En 1978 Petroni salió exiliado de Argentina para regresar en 1982 al final de la Guerra de las Malvinas, la cual eventualmente resultaría en el derrocamiento de la dictadura militar. Petroni participó en la revolución centroamericana (Nicaragua y El Salvador), y ayudó a construir organizaciones socialistas en Nicaragua, El Salvador y México y otros países de 1978 a 1986. Carlos fue expulsado del MAS y de la LIT(CI) en 1987 por defender el derecho de una fracción interna a expresar sus posiciones políticas y fue muy crítico del curso que adoptaron el MAS y la LIT-CI después de la muerte de su fundador y principal dirigente, Nahuel Moreno. Después de su expulsión, continuó su trabajo político y sindical, tanto en los Estados Unidos como a nivel internacional, en colaboración con distintas organizaciones y tendencias socialistas. Hoy en día es miembro del Comité Ejecutivo del Partido de Izquierda en los Estados Unidos, en donde se le conoce por su trabajo sindical y en pro de lo derechos de los inmigrantes. Petroni también escribe profusamente sobre asuntos históricos y teóricos y es el editor del periódico Frontlines. Ha contribuído con artículos para más de 40 publicaciones en el mundo. Mantiene contacto cercano y colabora con varias organizaciones y grupos en Argentina (viaja frecuentemente a este país) así como con organizaciones e individuos en México, Centroamérica y Europa. Ha recibido varios premios por su trabajo literario, en la categoría de novela y cuento. En la Ha recibido varios premios por su trabajo literario, en la categoría de novela y cuento. En la actualidad trabaja en dos libros, uno sobre Historia Latinoamericana y el otro sobre ‘Marxismo Elemental’. Una versión corta de esta entrevista fue publicada en la edición de Octubre del 2002 por el periódico Frontlines, en forma de artículo. Esta entrevista fue conducida originalmente por un grupo de activistas de diferentes organizaciones revolucionarias en Argentina. La transcripción, edición y traducción de la entrevista son responsabilidad del personal del periódico Frontlines. Las notas que acompañan esta entrevista fueron escritas como una sección aparte para organizar el texto lo mejor posible, pero fueron discutidas en el transcurso de las reuniones y son un aspecto importante de la discusión, dado que ellas clarifican las caracterizaciones de organizaciones y eventos. Esta entrevista, y las notas que la acompañan en relación a las organizaciones políticas de Argentina, no intentan dar todas las respuestas, sino iniciar un debate y clarificación dentro de la izquierda argentina e internacional. Aceptamos todo tipo de observación, corrección y discusión en relación a este material que se ofrece como una contribución a la lucha de los trabajadores y del movimiento de masas. Por favor, dirija todos sus comentarios a: leftparty@leftparty.org Tabla de contenidos 1. El Significado y el Método del Internacionalismo 2. Latinoamérica y el Mundo después del 11 de Septiembre 3. Las Condiciones para Formar una Nueva Organización Revolucionaria en Argentina 4. Piqueteros: ¿Un Nuevo ‘Sujeto de la Revolución’ o un Aliado Fundamental de la Clase Obrera? 5. La Situación Política, Social y Económica de Argentina 6. ¿Quién es Responsable? Décadas de Revoluciones y Contra-revoluciones Llevan a Argentina al Colapso 7. El Rol Central de la Clase Obrera Estructurada 8. La Izquierda de Clase Media 9. La Clase Media. ¿Por Qué la Clase Obrera no la Está Dirigiendo? 10. La Crisis de la Izquierda Obrera: Las Lecciones del MAS de los 80’s 11. ¿Propuesta de Unidad o Maniobra? 12. La Recuperación del Stalinismo Sería una Tragedia para el Movimiento Revolucionario 13. ¿Necesitamos Realmente el Partido? 14. La Posibilidad de un Partido de Trabajadores 15. El Lenguaje, la Estrategia, las Tácticas, los Debates 16. Otra vez, la Situación Política: ¿Por Qué el Sistema y el Régimen no Fueron Derrocados? 17. Las Elecciones, las Demandas Democráticas y la Izquierda 18. Los Nuevos Procesos de la Lucha de Clases y la Izquierda 19. Perspectivas para la Izquierda 1. El Significado y el Método del Internacionalismo Pregunta: : ¿Por qué es importante discutir la situación política argentina con la izquierda a nivel internacional, y a partir de esa perspectiva, con los activistas de izquierda en Argentina? Petroni: Metodológicamente, para todo marxista en el mundo, es muy importante discutirlo, más aún, yo diría que es una tarea fundamental. Esa es la esencia del internacionalismo. Los revolucionarios en lucha en Argentina, o en cualquier otro país en donde se agudiza la lucha de clases, están muchas veces tan sumergidos en las batallas diarias que pierden la perspectiva mundial, la cual es esencial para la comprensión y para la intervención en la confrontación nacional entre las clases. Por otro lado, los socialistas activos en países en donde la lucha de clases no es tan aguda encuentran que el estudio y el debate de eventos tales como los de Argentina son enormemente educativos y preparan para el trabajo futuro. Además tenemos la cuestión central de que los revolucionarios argentinos no podrán triunfar sin el apoyo internacional, y, la izquierda internacional no podrá avanzar sin otorgar asistencia y apoyo para los revolucionarios argentinos. Los revolucionarios argentinos deben demandar la intervención de los marxistas de todo el mundo. Deben comenzar un diálogo abierto, un debate de ideas, con todos aquellos en nuestro movimiento. Desafortunadamente, muchas organizaciones en Argentina no practican esta forma de internacionalismo. Ellos sólo esperan que otros acepten todo lo que ellos dicen de manera incondicional. Por otro lado las organizaciones marxistas a nivel internacional tampoco deberían aceptar sin cuestionamiento lo que otros en Argentina tienen que decir. No deberían limitarse tan sólo a repetir lo que otros revolucionarios en Argentina escriben o caracterizan. Como en todo proceso revolucionario, ellos debieran por si mismos llegar a caracterizaciones independientes, estudiar el fenómeno del movimiento de masas y las luchas en detalle, y convertirse en ‘expertos’ de la política argentina. Debo decir que la mayoría de las organizaciones fuera de Argentina no toman los eventos en el país tan seriamente como debieran. Si tienen compañeros en el país, los promueven. Si no los tienen, ignoran generalmente los eventos increíbles que se desarrollaron a partir del año pasado y las lecciones que de ellos se derivan para todos nosotros. Pregunta: ¿No es demandar demasiado de organizaciones que no están en Argentina? ¿No es muy difícil para cualquier persona u organización fuera de un país, entender lo que realmente pasa al interior de otro? Petroni: Claro que es preferible estar en el lugar de los hechos. El estar presente nos permite medir los hechos concretos de la situación. Uno puede presenciar el estado de ánimo de la gente en las calles. Uno tiene acceso a los detalles de cada incidente en particular de la lucha de clases y puede juzgar cada táctica propuesta por cualquiera de las organizaciones participantes en la lucha. Pero el estar lejos de los eventos no es excusa para no tomar seriamente el análisis de los procesos revolucionarios. Lenin seguía los eventos en Rusia muy de cerca durante su exilio en Londres, tan es así que sabía mejor que los propios rusos el significado real de los cambios y giros de la situación política del pre-octubre revolucionario. Marx y Engels, también de lejos, intervinieron intensamente en las situaciones revolucionarias de Francia y Alemania. Y ellos no contaban con los medios de comunicación que tenemos hoy en día. Tan sólo, por ejemplo, tomemos este diálogo organizado a través de conferencias telefónicas conectando varias ciudades y complementándolo con e-mail, y chat rooms para comentarios adicionales, y comparémoslo con el intercambio de correo de Marx, Engels, Lenin o Trotsky, que a veces tomaba semanas para alcanzar a sus destinatarios. A partir del análisis de distintas revoluciones, los marxistas a nivel internacional pueden sacar conclusiones, lecciones y métodos de análisis que les ayudarán en su propio proceso revolucionario. Pueden convertirse en esenciales fuerzas auxiliares para los revolucionarios en lucha. El stalinismo, y antes la socialdemocracia, introdujeron en el movimiento marxista la idea absurda de que sólo aquellos que se encuentran en el lugar de las luchas, pueden decir que hacer y el resto de nosotros tenemos que cerrar la boca. Claro, que esto era tan sólo la retórica que cubría convenientemente las directivas de Moscú, en el caso de los stalinistas, para dictar a los revolucionarios en el lugar de las batallas como adaptar su política para servir a la política exterior de los burócratas del Kremlin. Esencialmente, los llamados de ‘manos fuera’, eran dirigidos a revolucionarios en otros países que querían intervenir al lado de la clase trabajadora, ya fuera en España, Sudáfrica o las Filipinas, y por ende desafiaban la manipulación stalinista en los procesos revolucionarios de dichos países. De esa manera, los revolucionarios en la línea de combate se convertían en un instrumento de las políticas antiinternacionalistas de la burocracia soviética. Pregunta: ¿Y qué de la ‘intervención’ o la falta de, de organismos internacionales (supuestamente) revolucionarios como el Secretariado Internacional (Cuarta Internacional), el Comité por una Internacional de Trabajadores-CIT-CWI o los Lambertistas (Cuarta Internacional) en la lucha argentina? Petroni: En el caso de estas organizaciones existe algo más en juego. Los seguidores de la CWI-CIT, por ejemplo, con quienes, ustedes saben, tuvimos un debate, comenzaron a priori, sin ninguna información concreta, desde el punto de vista de negar todo desarrollo positivo en Argentina. Su razonamiento era, ‘no tenemos sección en el país, por lo tanto cualquier intervención seria es una pérdida de tiempo. Si hacemos algo sería tratar de construir nuestro propio grupo.’ Uno de sus cuadros, nos dijo, por ejemplo, que ‘ya que no tenemos sección, la cuestión de la toma del poder no está en la agenda. Por lo tanto lo que tenemos que hacer es propaganda y ganar a algunas personas para que formen una sección’, o algo por el estilo. Esto muestra claramente cuán poco estas organizaciones se preocupan por el proceso revolucionario y cuán poco han absorbido del método marxista internacionalista. Muy bien podría ser que nada pudiera ser apoyado, en términos de construcción revolucionaria, pero no es una política del marxismo acomodar la realidad a caracterizaciones a-priori. Este es el método de las sectas. De hecho, estaban equivocados. Hay muchas organizaciones que pueden apoyarse, y también muchas cosas que pueden criticarse constructivamente. Esta es la manera marxista, la manera revolucionaria de hacer las cosas. De otra manera, sólo estaríamos contribuyendo a la sobrepoblación de pequeñas sectas de las cuales Argentina y el mundo tienen un gran inventario. En una situación revolucionaria, o pre-revolucionaria, se plantea la pregunta, ‘¿cómo podemos contribuir lo mejor posible al avance del movimiento de masas en su conjunto y al del movimiento revolucionario en particular, teórica, política y organizativamente?’, en lugar de ‘¿qué es lo mejor para nosotros, como organización, como aparato?’. Agrupaciones internacionales como las que usted mencionó deben establecer un debate abierto, claro en perspectivas, con los revolucionarios argentinos y participar en acciones de solidaridad amplias con el movimiento de masas en sus países. El SU-CI y los lambertistas, tanto como la CIT, no tienen fuerzas importantes o ninguna fuerza en Argentina. Por lo tanto no les interesa. No son nada más que el otro lado de la moneda del ‘marxismo nacionalista’ tan común en el mundo semi-colonialen oposición a los marxistas internacionalistas. Pregunta: ¿No es ésta más o menos la manera en que las organizaciones revolucionarias argentinas están desinteresadas en otros procesos también? Petroni: Las organizaciones en Argentina proclaman, o algunas lo hacen, su interés en situaciones políticas distintas a las suyas, pero esto es, en mi opinión, una mera formalidad. Ellos o lidian con el análisis internacional de una manera formal, reproduciendo páginas de opinión generalsin educar realmente a sus miembros en como analizar situaciones políticas de manera profunda, las fuerzas en juego, el movimiento general de la clase obrera, etc. O, lo que es peor, ven a su trabajo internacional solamente como una extensión de su trabajo nacional y no al revés. Esta falta de comprensión del internacionalismo, es cubierta con una capa delgada de retórica, que argumenta lo contrario. Usted puede encontrar menciones del ‘levantamiento revolucionario’ de Argentina en la mayoría de los documentos que analizan la situación mundial por parte de CIT, SU-CI, etc., así como también puede usted encontrar un gran número de pronunciamientos de los revolucionarios argentinos sobre la situación mundial. Pero, ¿están realmente integrando estos conceptos a un análisis global para desarrollar su propia estrategia, tácticas y comprensión teórica? No dudo que hayan habido y continuen habiendo intentos para hacer esto. Pero, hasta ahora, no he visto ningún trabajo sistemático en esta dirección. En términos de análisis y teoría. Los argentinos necesitan subordinar su entendimiento de lo que pasa en Argentina a lo que pasa en el mundo. De la misma manera las tendencias internacionales deben dejar de hablar por hablar y hacer verdad sus pronunciamientos de que lo que pasa en Argentina tiene una importancia enorme para todos nosotros. Queremos saber más que tan sólo reflexiones generales en un artículo. Queremos saber, necesitamos saber, qué piensan de los detalles, de los giros y los cambios, de la economía, las perspectivas, en dónde encaja Argentina en el mundo de hoy. Claro, esto no debe ser limitado a Argentina, sino extendido a otros países en donde la situación es un reflejo de la situación política mundial.. <tabla de contenidos> 2. Latinoamérica y el Mundo Después del 11 de Septiembre Pregunta: ¿Cómo se relaciona esto con lo que está pasando en Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia y otros lugares? Petroni: Todo esto se conecta. De hecho es crítico para los revolucionarios argentinos entender no sólo el proceso en el resto de América Latina sino en el mundo para poder entender su propio proceso político. Me gustaría comenzar analizado la situación mundial y en América Latinay finalmente en Argentina, por lo que importa en esta y en otras discusionesy la clave de la presente situación mundial es el 11 de septiembre. Debemos hacer esto de la misma manera que analizamos la situación política después del colapso de la Unión Soviética, o al final de la Segunda Guerra Mundial. O como analizamos la situación después del ascenso del fascismo en los 30s, o después de la Revolución Rusa en 1917, o después de la derrota de los ejércitos nazis en Stalingrado. Todos estos fueron eventos críticos, eventos mundiales centrales, políticos y militares que sacudieron los cimientos de la política mundial y modificaron profundamente la relación de fuerzas entre las clases. El 11 de septiembre y particularmente la ofensiva militar/política como respuesta del imperialismo norteamericano es uno de tales eventos. Los revolucionarios argentinos y la clase trabajadora argentina van en sentido contrario de los eventos político-militares desencadenados por el 11 de septiembre. Pregunta: ¿Qué pasa con los ataques terroristas y la ofensiva militar norteamericana? Petroni: Desde una perspectiva histórica, lo ataques terroristas en las Torres Gemelas, excepto Petroni: Desde una perspectiva histórica, lo ataques terroristas en las Torres Gemelas, excepto por la masacre de 3,000, en su mayoría, víctimas inocentes, representará lo que el asesinato del Archiduquecuyo nombre no recuerdode Serbia representó para la Primera Guerra Mundial: la excusa para la extensión de la política a la guerra. La clase dominante norteamericana ha necesitado esta ofensiva por mucho tiempo. Los terroristas le dieron la excusa el 11 de septiembre, pero los terroristas no son la causa de la ofensiva. El Plan Colombia, los planes para el derrocamiento del populista Chávez en Venezuela, el socavamiento de la economía brasileña que compite con la necesidad de expansión de las exportaciones norteamericanas y las políticas presentes en contra de Irak, ya estaban en camino mucho antes del 11 de septiembre. Claro que los ataques terroristas impactaron fuertemente la opinión pública mundial y norteamericana, claro que fortalecieron ideológicamente a la clase dominante y le permitieron a Bush y a los halcones manipular un patriotismo barato. Sin embargo, los ataques fueron un catalizador para el imperialismo norteamericano que le permitió saltar, de un sólo, a esta estrategia nueva de sobrevivencia y re-afirmación de su hegemonía mundial. Lo que estamos presenciando es el fin de una era y el comienzo de otra. También existe el elemento central del mantenimiento del prestigio y el miedo en el cual se basa el imperialismo. No hay nada noble o ‘patriótico’ en la Guerra de Bush. Es un intento desesperado por apropiarse de los escasos recursos naturales del planeta, tales como el petróleo, el agua y otros recursos críticos. La ‘globalización’ fue el inicio de este proceso, su continuación es precisamente esta ofensiva político/militar. Para poder desarrollar estrategias y tácticas correctas, la izquierda argentina debe clarificar en sus análisis cómo la situación de su propio país encaja en la crisis y en la ofensiva norteamericana. Necesitan ver como la situación en Argentina está relacionada directamente con la polarización mundial en desarrollo a partir del 11 de septiembre. En lugar de esto, lo que he visto son declaraciones de izquierdistas, realmente ridículas, que dicen que los resultados electorales en Brasil son una respuesta al ‘Argentinazo’ de diciembre pasado. Yo diría, que más bien, el ‘Argentinazo’, los resultados electorales en Brasil, la lucha renovada en Colombia, la resistencia furiosa del movimiento de masas venezolano en contra de un golpe de estado, el increíble desarrollo del MAS en Bolivia, y aún el triunfo de los socialdemócratas alemanes (quienes por otro lado perdiendo en todas las encuestas, ganaron las elecciones porque se opusieron a la guerra de Bush, las increíbles huelgas generales y movilizaciones de masas en Italia y muchos otros eventos de la lucha de clases son todos un reflejo de la polarización creada por la ofensiva post-11 de septiembre. Los revolucionarios argentinos estarían mejor en sus actividades diarias si analizaran los eventos que confrontan, en un contexto internacional, en lugar de ver lo eventos mundiales como una extensión del ‘Argentinazo’. Pregunta: ¿Esta situación afectará los acuerdos, los frentes y las estructuras partidarias de la izquierda? Petroni: Definitivamente. Vemos la victoria de Lula y el Partido de los Trabajadores en Brasil, los desarrollos del MAS en Bolivia, la resistencia venezolana a los asaltos de la oligarquía y la embajada estadounidense, las señales renovadas de resistencia en Colombia, las nuevas luchas uruguayas. Vemos aún el movimiento anticapitalista y en contra de la Guerra en Europa y el movimiento en contra de la Guerra en los Estados Unidos y el increíble desarrollo y giro a la izquierda del PRC italiano. Vemos la continuación de la resistencia palestinay muchos otros aspectos de un movimiento que se polariza en el mundo como resultado del 11 de septiembre (demasiado largo para listarlo)como un fenómeno contradictorio, que indica un giro hacia la resistencia sin que sea dirigida necesariamente por revolucionarios. Me sorprende el nivel de incomprensión y sectarismo hacia este proceso de la izquierda revolucionaria argentina. Algunos han denunciado unilateralmente los aspectos negativos de este giro y de la polarización. Lula es un agente del imperialismo y el arma en contra del ‘Argentinazo’, dicen. Chávez no merece apoyo crítico en contra del golpe porque no es nada más que un nacionalista pequeñoburgués. Las FARC en Colombia tiene una dirección burguesa, socialdemócrata. Pero, ¿que hacemos con el otro lado de la moneda dialéctica? ¿Que podemos decir del movimiento de masas de trabajadores y campesinos detrás de la victoria de Lula? ¿Y qué de las manifestaciones masivas de los sectores más pobres de la clase obrera y la sociedad en contra del golpe antichavista en Venezuela? No cabe duda, que la respuesta anti-dialéctica de algunos izquierdistas argentinos ante estas manifestaciones de la lucha de clases nos revela una tendencia hacia la extensión de sus políticas domésticas de competencia organizativa y manipulación del movimiento de masas así como una tendencia a diferenciarse de otras organizaciones de la izquierda por cuestiones menores. El hecho de que no vean a estas manifestaciones de la lucha de clases como similares y conectadas a los eventos en la Argentinacon sus particularidades específicas, por supuestolos hace nacionalistas y no internacionalistas. Por los mismos elementos contradictorios de la polarización, en Argentina tenemos movilizaciones masivas, una lucha enorme, y una mala dirección. El otro lado de la moneda, por supuesto, es capitular a dichas direcciones y seguirlos incondicionalmente, ya sea Lula, Chávez o las FARC. Ver la situación global desde un solo ángulo, desde el ángulo de la insurrección, y subestimar la ofensiva del imperialismo, la situación reaccionaria prevaleciente en los Estados Unidos y a las fuerzas que brincan en estos momentos a su furgón de cola. Escuchemos lo que los revolucionarios tienen que decir, mas aún, lo que hacen en relación a Venezuela, Brasil y Colombia, por ejemplo, y tendremos una mejor idea de como se comportarán en el proceso revolucionario de su propio país. <tabla de contenidos> 3. Las Condiciones para Formar una Nueva Organización Revolucionaria en Argentina Pregunta: ¿Está interesado en formar un nuevo grupo en Argentina, una nueva organización revolucionaria? Petroni: No ...y SÕ! (risas) Estamos trabajando con distintos individuos y grupos de compañeros, tratando de desarrollar un entendimiento común tanto teórico como en términos de acción política, estrategia y tácticas. Compañeros que acuerdan generalmente con nosotros están trabajando en distintas organizaciones ya existentes. Nuestra recomendación para ellos es que no rompan con ellas. Otros compañeros están trabajando independientemente, en sus propios grupos o colectivos. Nuestra recomendación para ellos es que consideren unirse a una organización ya existente. Pero por otro lado, estamos sentando las bases para la formación de una nueva organización marxista. Es un poco complicado, déjeme explicarle: nosotros no creemos que la clase obrera y el movimiento de masas en Argentina necesiten una mayor fragmentación de la izquierda o que necesiten una organización más, sin que esto afecte el retroceso en la conciencia. Es nuestra opinión que tal paso agravaría la percepción, ya bastante difundida, de que las ‘organizaciones’ son el problema, y no el sistema. Y a este punto, el trabajo más importante con el cual podemos contribuir es en términos de propuestas teóricas y políticas. Y eso lo podemos hacer mucho mejor si no construimos una barrera organizativa. Formar un grupo nuevo con doscientos miembros no resolverá los problemas que confronta la revolución socialista Argentina en estos momentos. Por otro lado, no creemos que una organización revolucionaria de masas surgirá de ninguna de las organizaciones o partidos existentes. Estas se encuentran, en general, erosionadas y divididas por rencillas personales y diferencias mínimas. No surgirá siquiera de la combinación de dos o tres de ellas. Será un proceso de rupturas y unificaciones así como del surgimiento y desarrollo de organizaciones nuevasalgo que ya comienza a suceder. Habrá una batalla política e ideológicala cual ya esta en sus comienzos. Y pensamos que no debemos jugar la carta organizativa ahora, sino continuar influyendo teórica y políticamenteo al menos tratar de clarificar puntos teóricos y políticosen distintos círculos. Aparte de esto, debemos contemplar con atención el surgimiento y el desarrollo de fuerzas nuevas y jóvenes que puedan jugar un papel dirigente en la formación de un partido revolucionario de masas. No todos, ni siquiera la mayoría de dicho partido, vendrá de las organizaciones existentes. Claro, ésta es nuestra opinión desde lejos, y no estamos de ninguna manera en posicióny no nos gustaría tomar dicha posiciónde determinar el camino organizativo de los revolucionarios argentinos. Tan sólo estamos tratando de contribuir al debate. Los compañeros en Argentina son los mejor equipados para decidir a este respecto y claramente los únicos que tomarán todas las decisiones. Nosotros daremos nuestra opinión, pero hasta ahí llega nuestra orientación. Esto, sin embargo, no excluye un trabajo de colaboración. Por el contrario, nosotros continuaremos con nuestro trabajo de solidaridad aun si desacordamos con cuestiones organizativas. Por esto es que mantenemos relaciones con distintas organizaciones y contacto informal con muchos individuos (envueltos o no en distintas organizaciones). Pregunta: ¿Esto quiere decir que debemos descartar todo lo que otras organizaciones políticas están haciendo hoy en día? Petroni: Al contrario. Antes de que contestara cualquier pregunta, dije que tenemos mucho que aprender de las organizaciones de izquierda en Argentina, que hay mucho que podemos tanto apoyar como criticar del trabajo de estas organizaciones. De hecho, yo creo que la mayoría de las organizaciones, particularmente esas que dicen ser marxistas revolucionarias, están haciendo muy buen trabajo al menos en ciertas áreas. Es como si cada una hubiera decidido contribuir en la ‘división del trabajo’. Buscando tomar ventaja de una situación mas favorable, cada una de ellas busca construir su nicho dentro de la lucha de clases. El PO hizo trabajo consistente entre los piqueteros; el PTS concentró su trabajo en las fábricas ocupadas; el MST en las asambleas de barrio; ahora están girando hacia ciertas estratos de los piqueteros; el MAS está desarrollando propuestas interesantes en el movimiento sindical. Aún los maoístas y la CTA de DeGennaro están logrando propuestas efectivas de organización. El problema es que esta ‘especialización’ refleja la fragmentación y limitaciones, tanto en la teoría como en la práctica, dado que tiende a aislar a las organizaciones de otras y desarrollar aun más la tendencia de marcaje de territorio. Cada organización tiende a extrapolar sus análisis a partir de su experiencia particular, para aparecer como que ellos sí están trabajando en el centro de la situación, ignorando la complejidad y yuxtaposición de distintos niveles de la lucha de clases, y carecen de un método para combinar y desarrollar todas las luchas. Pregunta: ...y Zamora? Petroni: Ese es otro ejemplo de ‘especialización’ pragmática. Zamora construyó un edificio electoral basado en lo que otros hicieron en el pasado. Un edificio construido con la experiencia de todas las fracciones del viejo MAS de masas de los 80s que lo llevó al congreso por primera vez. Lo que hizo en el parlamentooponerse al imperialismo, criticar a los peronistas y a la UCR, apoyar las luchas de los trabajadores y no aceptar los privilegios de la pensión legislativa después de su derrota, lo cual le dio el prestigio de legislador incorruptible y político honestoeran orientaciones de su partido. Es desafortunado que después haya tomado partido en las rupturas sucesivas de la organización y finalmente roto con su propia opción (el MST) y hecho campaña en contra de la izquierda en su conjunto. Igualmente desafortunado es el hecho de que temeroso de la competencia y a pesar de sus declaraciones de que su nueva organización es un modelo de anti-autoritarismo y democracia interna, esta se centra en su persona y son él y su esposa quienes deciden quien puede ser o no miembro de la organización. El rechaza en estos momentos cualquier idea y método de un frente único de izquierda. De hecho, él mismo ha dicho sin palabras ‘la organización soy yo (le organization cest moi)’. (risas) Zamora piensa que su rechazo al ‘aparato’ de la izquierda es una idea muy original. El también critica correctamente a la izquierda revolucionaria por su fracaso en ofrecer una alternativa organizativa a los miles de activistas nuevos. Pero en lugar de utilizar el enorme apoyo popular que tiene para cambiar esos modos viejos de la izquierda, la descarta. Y de hecho su originalidad no es tanta, puesto que todas las organizaciones que él critica actúan en gran medida de la misma manera. Pregunta: También nos ha mencionado el unilateralismo teórico de las organizaciones de izquierda... Petroni: Ustedes son imposibles (risas). Bien, siempre existe un método, aún en la locura, aún en el sectarismo. El método sectario es darle un valor absoluto a algo en que los sectarios creen que tienen mucho éxito. A veces este éxito está sólo en sus cabezas (risas)... pero a veces tiene bases reales, el problema es la interpretación y el uso que la organización le de a dicho éxito. Recientemente, unos compañeros sudafricanos me contaron sobre una secta extraña de su país, que dada una combinación peculiar de factoresla mayoría de ellos estaban en el lugar correcto a la hora señaladase convirtieron en líderes de una huelga en una fábrica importante en la cual los trabajadores ganaron ciertas concesiones. Esto le aseguró al grupo cierta posición que desde entonces han utilizado como su caballito de batalla, criticando a otras organizaciones por no hacer lo mismo. Esta sectade acuerdo a los compañerosexplica que el hecho de que los otros no hicieron lo Esta sectade acuerdo a los compañerosexplica que el hecho de que los otros no hicieron lo mismo demuestra la bancarrota de todos los demás y la ‘superioridad’ de su programa. Claro, ellos no mencionan que la política del ‘líder’ que obtuvo influencia es hoy en día muy oportunista. Ustedes tienen casos como éste en la Argentina. Todos ustedes conocen el giro a la derecha de Piccinini, el líder de los metalúrgicos en Villa Constitución a principios de los 70s. Desde que salió de la cárcel después de la dictadura militar en Argentina, ha utilizado su prestigio como luchador para marchar a la derecha, apoyando a las privatizaciones y terminó apoyando al gobierno de la UCR. Hoy en día es uno de los dirigentes del ARI y consultor cercano de la activista católica de ‘centro-izquierda,’ Alicia Carrio. Muy pocos recuerdan que Piccinini, durante las huelgas heroicas de los metalúrgicos en Villa Constitución bajo el gobierno de Isabel Perón era miembro de una secta pequeña y ‘rara’ llamada Poder Obrero, o algo así. El aprovecho la oportunidad de las huelgas para convertirse en dirigenteestaba en el lugar preciso y a la hora señaladay luego Poder Obrero utilizó esto para atacar a todas las demás organizaciones de izquierda por no tener tan buena suerte (risas). Claro, sus tendencias aventureras y guerrilleristas transformaron su victoria en casi una catástrofe. Este absolutismo ‘teórico’ de convertir todo aquello que parece exitoso en el método de intervención en la lucha de clases, conduce casi inevitablemente al sectarismo, a una estrategia y tácticas equivocadas y al aislamiento... y eventualmente al oportunismo en la medida que se revisa la teoría para adaptarla a lo que nos resulta ‘exitoso’. Pregunta: Parece que esta usted diciendo que el ‘éxito’ para las organizaciones marxistas, es una cosa negativa. Petroni: Al contrario. Tener éxito al intervenir en la lucha de clases, en cualquiera de sus expresioneshuelgas, elegir un candidato de la clase trabajadora a un puesto público, etc.ofrece la oportunidad de usar esa posición para avanzar. No necesita uno hacer del éxito una verdad absoluta sino expandir y generalizar las lecciones a todos los aspectos de la lucha de clases. Esto es lo opuesto a tratar de que todos los aspectos de la realidad se orienten hacia un ‘éxito’, limitado y la mayoría del tiempo, temporal. En otras palabras, si usted se convierte en el dirigente de una huelga y su organización es vista como la vanguardia en ese proceso, debe usar su nueva posición de influencia para extender esa lucha a otras fábricas y ramas de la industria. En ese proceso llamará a otros en la izquierda a unírsele. Mas aún, debe elevar dicha victoria, de cualquier forma que pueda, hacia un nivel político. Piccinini utilizó su posición para decir ‘vean, todos esos que no participan en este tipo de lucha son reformistas’. Esto llevó a Piccinniy a los trabajadoresprimero al aislamiento y después a la derrota. Lulacontrariamente a Piccininiy otros dirigentes sindicales brasileños aceptaron la sugerencia de los trotskistas de elevar las victorias de la oleada de huelgas entre los metalúrgicos en los 60s y 70s y crearon el Partido de los Trabajadores en los 70s. Por supuesto, Lula no es un revolucionario, pero ayudó a crear un instrumento, el Partido de los Trabajadores, que aún hoy, después de 30 años sigue siendo la expresión de independencia política y de la mayoría de la clase obrera brasileña. Piccinini se fue sin dejar un legado que no fuera su traición y su llamado a apoyar una alianza de la clase media. Lula puede que nos traicione también pero lo que construyó en los 60s y 70s tiene la oportunidad de triunfar a pesar de él mismo. Piccinini no construyó nada. Ambos hicieron cosas opuestas con sus victorias. <tabla de contenidos> 4. Piqueteros: ¿Un Nuevo ‘Sujeto de la Revolución’ o un Aliado Fundamental de la Clase Obrera? Pregunta: Cuando se refiere al ‘absolutismo teórico’¿Se esta refiriendo a la nueva revisión del marxismo de Altamira, del PO, que clama el descubrimiento de un nuevo ‘sujeto de la revolución’ entre los desempleados, los piqueteros? Petroni: No estaba pensando en Altamira como en alguien que hiciera una gran aportación a la teoría marxista, pero sí, podemos incluir su reciente discurso dándole el carácter de ‘sujeto de la revolución’ a los desempleados en la categoría de confusión teórica y de, me gusta el término, ‘absolutismo teórico’. Altamira llegó al extremo de alterar la realidad para que encajara su teoría. Mientras que es verdad que muchos desempleados eran activistas de la clase obrera, uno tiene que acordarse que el desempleo en Argentina ha sido estructural por más de dos décadas. La infraestructura industrial ha sido destruida severamente por espacio de 30 o 40 años, dejando miles de extrabajadores fuera del proceso productivo, y esto sin la habilidad de alcanzar las herramientas necesarias para ejercitar su poder político. Los trabajadores desempleados de manera estructural no mantienen los reflejos, la homogeneidad ni las presiones de clase por siempre. A parte de esto, el trabajador ha perdido su relación con los medios de producción, una de las bases materiales fundamentales de su conciencia y relación con el mundo material como trabajador. Una vez desempleado, el ex-trabajador cambia en tanto que su realidad cambia. Es posible que una capa de ellos conserve su conciencia de clase y características generales. Pero son una minoría entre los desempleados. Esta capa de la sociedad es heterogénea, con una gran proporción de desempleados estructurales, sectores del lumpen proletariado, grandes capas de la clase media y pequeños comerciantes. En su conjunto, los desempleados están jugando un papel muy positivo y asumiendo un rol necesario en los eventos que se desencadenaron después del 19-20 de diciembre del año pasado. Pero se encuentran bajo una tremenda presión de sobrevivencia, de recoger las migajas de los ‘Planes Trabajar,’ y los ‘Planes Jefes de Hogar’ para poder subsistir. Y bajo presión de los sectores ajenos a la clase trabajadora, que son la mayoría en este sector de la sociedad, y que traen con ellos todo tipo de ilusiones en relación a la ‘autosuficiencia’ para salir por sí mismos de la pobreza, los elementos proletarios son usualmente abrumados. Transferir a los desempleados el carácter de sujeto de la revolución es una mala teoría. El sujeto de la revolución continua siendo la clase trabajadora, los sectores de la sociedad ligados directamente a los medios de producción, con el poder de la acción colectiva sobre esos medios de producción, o tomándolos y controlándolos en nombre de la sociedad en su conjunto, rompiendo con el orden burgués. Los desempleados son un aliado necesario, un pilar fundamental del movimiento revolucionario, no el sujeto de la revolución, más sin embargo son una fuerza crítica auxiliar. Pregunta: ¿Es esta caracterización del ‘sujeto de la revolución’ falsa por el hecho de que la mayoría de las organizaciones de ‘piqueteros’ están ligadas al estado a través de los ‘Planes Trabajar’ y otros planes similares? Petroni: Claro. He hablado con muchos participantes de este movimiento y también ustedes han de tener experiencias directas pues hemos hablado de ello. También hay cierto número de reportes producidos por las mismas organizaciones. Hemos venido siguiendo las negociaciones de cada una de las organizaciones ‘piqueteras’ con los distintos gobiernos por una mayor parte en relación a los ‘Planes Trabajar’ y otros subsidios del estado. Tengo que decir que no hay nada equivocado en demandar subsidios de desempleo. Mas aún, no hay nada erróneo en demandar que las estructuras tradicionales del peronismo ‘unidades básicas’ (nombre de las células tradicionales del partido peronista en los barrios), las ‘manzaneras’ de la esposa de Duhalde (mujeres asignadas por cuadra en los barrios obreros para ser intermediarias entre las familias y las provisiones distribuidas por el estado) en la provincia de Buenos Aires, y los ‘punteros’ de la UCR, sean reemplazados la distribución de subsidios y cajas de comida. Esto es, siempre y cuando que esas demandas estén basadas en la movilización de masas de los desempleados y su auto-organización democrática. No hay nada equivocado en demandar que tales subsidios y la asistencia social sean administrados por organismos electos de desempleados y las comunidades afectadas. Pero, ¿es esto último lo que las distintas organizaciones de ‘piqueteros’ están haciendo? ¿O más bien están primero construyendo una ‘estructura’, controlada por su grupo político en particular, y luego demandan que el estado los nombre a ellos los distribuidores de los subsidios? ¿Están las organizaciones de ‘piqueteros’ utilizando los subsidios para la auto-organización democrática de los desempleados o como un instrumento para mantener una audiencia cautiva para sus marchas y sus reuniones? ¿Acaso no hemos encontrado organizaciones que escrupulosamente toman asistencia todos los días, cada semana, y hacen de la fidelidad a los líderes un pre-requisito para recibir subsidios? ¿Acaso no encontramos y hablamos con manifestantes que estaban cargando pancartas con demandas revolucionarias y cuando les preguntábamos sobre ellas nos respondían que ellos estaban ahí para defender los subsidios y obtener más de ellos y no tenían mayor entendimiento de la política que no fuera en relación al punto por el cual habían sido movilizados? Sí, hemos encontrado muchos elementos de esto. También hemos encontrado sectores de los ‘piqueteros’ que han desarrollado políticas mas sofisticadas y que realmente han capturado la esencia de su rol revolucionario como aliados de la clase trabajadora y su auto-identificación como el sector más oprimido de la sociedad argentina. Lo que no es correcto es pretender, a través del juego retórico, asignar a este movimiento de conjunto un carácter revolucionario que implica la conciencia de la lucha por el derrocamiento del sistema. Hay algunos elementos de ello en el movimiento de desempleados, pero en su conjunto juegan el mismo rol que los sindicatos de desempleados, intermediarios entre los patrones y sus representadosun conglomerado heterogéneo. De cierto modo, la analogía con los sindicatos es más cercana, aunque no son lo mismo, que con concilios u otro tipo de representación revolucionaria de una clase revolucionaria. Y ciertamente este movimiento no puede reemplazar el rol del partido revolucionario con influencia de masas. Nos encontramos en el proceso, contradictorio en esencia, en el cual los piqueteros muestran un lado de la expresión de las ataduras al estado a través de los subsidios y las organizaciones burocráticas que los controlan, de la misma manera que los peronistas o los funcionarios de la UCR funcionarían. Pero también existen sectores que son la expresión de una radicalización profunda en tanto que los subsidios son menos y menos y las soluciones estructurales y las promesas de ‘tendero’ de auto-suficiencia se desbaratan. Las organizaciones más importantes en términos de números entre los ‘piqueteros’, dirigidas por la CTA (conocida como la FTV) y la CCC (un frente del PCR) se encuentran definitivamente compitiendo para convertirse en el reemplazo de los funcionarios peronistas y de la UCR sin diferenciarse en su objetivo: adquirir clientela política. De hecho esto se expresa en sus alianzas políticas con sectores más blandos de la burguesía, la iglesia y el sector ‘nacionalista’ de las Fuerzas Armadas. Luego tenemos otros grupos como el Bloque Piquetero Nacional (de PO, el CP y otros) o el Comité Coordinador Anibal Veron, o el movimiento influenciado por Castells (MJIIP). Ellos quieren sustituir a los funcionarios estatales y, en distinto grado, buscan algunas formas de acción política independiente. Pero ninguno de ellos está claramente por la auto-organización ni por ni por estructuras tipo consejo en donde los piqueteros mismos y las comunidades afectadas gobiernen y tomen decisiones democráticamente. Aún en el caso de Castells, quien hace algunos meses declaró su candidatura para la presidencia, pienso que ve su organización como el reemplazo de una estructura política, un partido. La meta a corto plazo de ‘controlar’ una fracción del movimiento a costa de devaluar su carácter democrático, tarde o temprano se desmoronará. Cuando el estado recobre su habilidad de cohesionar y organizar las relaciones sociales, por supuesto que va ponerle mano dura a los subsidios. O los eliminará en cuanto la crisis se profundice. En caso de dichos eventos, lo piqueteros, y las organizaciones políticas detrás de ellos, pagarán el precio de lo que hoy en día no están construyendo. <tabla de contenidos> 5. La Situación Política, Social y Económica de Argentina Pregunt: ¿Quién es responsable por el colapso de la Argentina? Petroni:Tanto los de la UCR como los peronistas, aunque no muy felices de que la gente se de cuenta, están al menos satisfechos de que las consignas en las calles sean en contra del FMI, el Banco Mundial y el imperialismo. Tanto el imperialismo europeo como el norteamericano están relacionados con la deuda externa y con la cuerda que aprieta el cuello de los argentinos. Claro que el FMI y el Banco Mundial y la FTAA existen para ayudar a la penetración del capital financiero y las multinacionales a costa del presupuesto del estado y la competencia nacional en las semi-colonias. Pero en ningún lado está escrito que los países y las personas tengan que aceptar esta subyugación. Alguien, y en política esto significa clases o partidos políticos, tiene que dar a estas instituciones del capitalismo mundial la luz verde y poner la alfombra roja para que ellos penetren y saqueen la economía de un país. La UCR y los peronistas fueron responsables por cuatro gobiernos consecutivos, a partir de 1982. Estos gobiernos estuvieron dirigidos por Alfonsín (UCR), Carlos Menem (Justicialistados periodos) y De La Rua (UCR). Estos gobiernos aplicaron dos décadas de políticas socioeconómicas neo-liberales de manera sistemática. Estos incluyeron el perdón a los militares genocidas, el desmantelamiento de empresas estatales, un achicamiento dramático del estado y del número de trabajos estatales. Los gobiernos recortaron 40% del presupuesto destinado a la educación, la salud y los servicios sociales. Expandieron la rampante corrupción de la clase política, como bien se demuestra con el juicio de Menem por tráfico de armas y por mantener cuentas bancarias secretas fuera del país. Estos gobiernos exprimieron a las provincias para pagar la deuda externa. Cedieron empresas estatales que producían ganancias. Permitieron que multimillonarios como Turner (de CNN) y malos actores como ‘Rambo’ Stallone compraran tierra, ríos, bosques y ganado, y los liquidaran en negocios especulativos o simplemente, como en el caso de Stallone, quien deforestó su propiedad de árboles ancestrales, y construyó cabañas para sus mediocres huéspedes. La UCR y los peronistas, y aquellos en la clase dominante que controlan dichos partidos, permitieron y hasta iniciaron estas etapas que devastaron al país. ¿Por qué lo hicieron, uno podría preguntarse, si esas políticas destructivas a mediano y a largo plazo serían contrarias a la supervivencia de cualquier clase capitalista nacional? La respuesta a esta pregunta claramente muestra el cinismo y la miopía, y la naturaleza anárquica y sin sentido del capitalismo, en este caso del capitalismo semi-colonial. Este es el resultado, sin embargo, de la imposibilidad histórica de subsistir del mercado mundial capitalista como una fuerza independiente. Menem, al liquidar las empresas públicas que daban ganancias, devastó al empleador más grande del país, el estado, y al mismo tiempo privó al mismo estado capitalista de su base de ganancias para seguir operando. Pero ganó dinero en efectivo rápido para poder impresionar a la clase media y a la clase dominante, con una inflación casi nula y con un mercado especulativo de capital financiero que enriqueció temporalmente a un sector de la sociedad. Esto consolidó a su gobierno en el poder y le ganó la re-elección: es decir, consiguió su objetivo inmediato a costa de la bancarrota de todo el estado. Deberían colgarlo, no permitirle hacer campaña otra vez pidiéndole a los votantes que recuerden sus ‘mejores tiempos’ como si no fuera responsable por el presente. Ambos partidos son responsables por el crecimiento geométrico de la deuda externa (ahora más grande que el presupuesto nacional) y una completa sumisión a los dictados del FMI, el Banco Mundial y las grandes multinacionales europeas y norteamericanas. Sólo pudieron ver el futuro inmediato de la clase dominante que ellos representan, no el futuro a largo plazo del país o incluso de su propia clase. La ilusión de enriquecerse rápidamente, de toda una década, tuvo el efecto de arruinar la economía, de arruinar a la clase trabajadora, a la clase media, y aún a sectores de la clase dominante por generaciones. El monto enviado a bancos extranjeros por familias ricas y políticos corruptos se estima en 40 billones de dólares. Esto le tiró gasolina al fuego de una de las crisis financieras más devastadoras de la historia argentina. Las manifestaciones de diciembre fueron el resultado de dos décadas de enojo en crecendo de las masas que explotó ante la imposición del ‘corralito’, el congelamiento de todos los bienes y ahorros bancarios, por el gobierno de De La Rua. La represión violenta de las primeras protestas, dejando un saldo de 40 muertos y cientos de heridos, ocasionó un crecimiento en la oposición. Este fue el segundo conjunto de medidas aplicado por la burguesía nacional. Ya su proceso de enriquecimiento a corto plazo había afectado a las masas y producido una explosión, ahora se valían de la represión violenta. Bajo circunstancias normales, dada la experiencia histórica de Argentina, De La Rua podría haber sido reemplazado por una junta militar, lo cual ha pasado con similares políticos desacreditados cuando ya no podían detener al movimiento de masas. Dado el descrédito peculiar de los militares y su debilidad, tanto política como económica, desde el derrocamiento de la dictadura militar y su vergonzosa capitulación a la Gran Bretaña en la guerra de las Malvinas, una junta militar no pudo materializarse. Primero De La Rua, y ahora Duhalde buscan asirse de lo que les queda: la policía y los gendarmes. Mientras tanto, 75% de toda la tierra cultivable se encuentra en manos de las grandes corporaciones, la oligarquía y especuladores extranjeros y más de la mitad continúa sin ser usada. El país tiene todavía manadas de reses y otros animales domésticos, estimadas en tres cabezas por persona. Sin embargo el argentino común y corriente ya no puede consumir carne. En el país famoso mundialmente por comer enormes cantidades de carne roja, y en donde todavía se sobreproduce, la gente no puede comerla. En la televisión aparecen personas asaltando supermercados y camiones que transportan reses para poder hacer su asado. Bueno, hablando de otra cosa, déjenme hacerles una pregunta. ¿Existe alguna organización de izquierdao de la burguesíaque haya desafiado el hecho de que una gran parte de la economía argentina sigue siendo de naturaleza agraria? ¿Algún grupo propone una revolución agraria para comenzar a resolver los problemas de alimentación, educación, vivienda y salud pública? Pregunta: La respuesta es no. No hay ninguna organización que hable de dicha perspectiva. La estructura agraria del país es o especulativa u organizada de tal manera que no se necesitan emplear un gran número de campesinos. Todavía existen muchos pequeños productores en ciertas regiones, pero nada comparado con otros países latinoamericanos, africanos o asiáticos. Sin un campesinado de masas, y por lo tanto sin la tarea democrática de la reforma agraria, ¿por qué la izquierda debería haber levantado el asunto de una revolución agraria? Petroni: La presencia de un sector significativo de campesinos pone en la agenda de la revolución socialista el cumplimiento de las tareas democráticas de la burguesía, tales como la reforma agraria, que no fueron alcanzadas por ella mismay que no podrán alcanzar en el mundo semi-colonial. La ausencia de un campesinado significativo puede excusar a los socialistas de levantar el asunto de la reforma agraria en el sentido clásico de ganar el apoyo de los campesinos hacia la revolución obrera. No estoy convencido que la izquierda no debiera levantar y hacer campaña por algunas formas de reforma agraria, particularmente en ciertas áreas del país. Pero independientemente de esto, de lo de la reforma agraria, la izquierda debiera presentar un programa pro-activo, una perspectiva para resolver los problemas de los trabajadores y la clase media empobrecida. Una revolución agraria, con o sin reforma agraria, que consista en la expropiación de las tierras en manos de los grandes capitalistas, los especuladores y la oligarquía para proveer una segunda o tercera etapa de acumulación primitiva para satisfacer algunas de las necesidades más urgentes de los trabajadores, es una tarea de los socialistas. Podría ir junto con algunas reformas agrarias, o una propuesta mixta de propiedad estatal con grandes granjas u otro tipo de combinación. Esto, mientras que se relaciona con los aspectos agrarios de la economía argentina, debiera ser una metodología para otras áreas de la economía. No es suficiente protestar, criticar o reaccionar con un programa pragmático en tanto que los eventos de la lucha de clases se desarrollan. La izquierda debe avanzar un programa alternativo. ¿Qué van a hacer si algún día ganan apoyo de masas? Trabajos públicos masivos para emplear a los desempleados con salarios de trabajadores sindicalizados, control de las exportaciones, expropiación de las instituciones financieras... y la revolución agraria, son todo parte del programa. Pero, volviendo a la pregunta original... ...Sí, el FMI y el Banco Mundial, el imperialismo yanqui y el europeo deben ser acusados y atacados como los responsables del colapso argentino. Sin embargo un revolucionario siempre levantará junto a los nombres de éstos, los nombres de aquellos en la clase dominante y su partidos, que no son víctimas sino responsables esenciales de la crisis. Y el movimiento de masas, instintivamente, yo diría, ahora mucho más racionalmente, comprende esto y lo ha concentrado en la consigna más popular de las manifestaciones ‘°que se vayan todos!’ Pregunta: ¿Existe un paralelo entre el desarrollo de la descomposición social y la crisis política que acompaña el colapso económico? Petroni: Sí, eso es totalmente correcto. Al Congreso se le conoce como ‘la cueva de los 400 ladrones’ y los políticos electos no pueden ya caminar por las calles si ser ‘escrachados’. La Corte Suprema se encuentra bajo la amenaza de un juicio político enorme por corrupción, el cual está siendo dilatado porque aquellos encargados de encontrar la verdad (el Congreso) también están acusados de corrupción. No existen políticos, aún entre los considerados más o menos honestos, que no tengan a un gran porcentaje de la población pensando que son unos oportunistas, ladrones y corruptos. Las rebeliones, particularmente de trabajadores desempleados, la juventud y las clases medias empobrecidas, han abierto un período agudo de la lucha de clases. Estas rebeliones son el resultado directo de la desintegración social del país, sobrepasado por la catástrofe económica. Por ejemplo, veamos las rebeliones de las provincias en donde los empleados estatales tienen meses sin recibir el pago de sus salarios y luego les dan papeles con varios nombres para reemplazar la moneda argentina. El desempleo, o el desempleo parcial está probablemente entre el 50 y 60% y los que todavía tienen trabajo ganan una miseria. La clase media que tenía trabajo está ahora mayoritariamente en la calle. Por meses, la mayoría de las personas que tenían ahorros no pudieron tocar su dinero por causa del ‘corralito’ y ahora se están enterando que sus ahorros son la tercera parte de lo que eran. La mortalidad infantil crece geométricamente, la gente se muere de hambre, el trueque reemplaza la compra-venta, algunas personas están vendiendo lo que tienen en sus casas para sobrevivir, o recogen papel y vidrio en las calles. Argentina fue siempre un país en donde los ataques cardiacos era comunes por la dieta. Ahora ha habido un aumento del 40% en los ataques porque la gente no tiene para pagar las medicinas. En Argentina, más gente muere cada día de ataques cardiacos ahora que ya no tienen dinero para comprar carne roja. La educación y la salud son chistes crueles. Adolescentes en los barrios asesinan por uno o dos dólares. Toda la seguridad social se está desplomando. Yo diría... los efectos y la magnitud de la desintegración social estarían peores si no fuera por la movilización de las masas. La gente está tomando edificios, las organizaciones están creando clínicas y la gente va a las calles después de cenar a darle sus sobras a personas aún más pobres. Pero si la clase dominante reimpone su dominación, la realidad será peor. Dentro de poco la gente ni siquiera podrá seguir haciendo como hasta ahora para sobrevivir. Los que no puedan pagar el alquiler de las viviendas se verán desahuciados por los propietarios; se evacuarán los edificios que están ahora ocupados por inquilinos; y las actividades que son permitidas ahora para que la gente pueda ganar algo de dinero o para obtener alimentos serán prohibidas. Podemos afirmar que ha sido la masiva movilización de los trabajadores y de la clase media, de la juventud y de los jubilados la que, literalmente, ha impedido que el sistema los aplaste totalmente. Si mañana terminase esa movilización, las condiciones de pobreza, de desamparo, hambre, enfermedades y muerte llegarían a niveles mucho más catastróficos. Esto que no ha sido sino un subproducto de las movilizaciones de las masas, plantea en realidad, con toda agudeza, la necesidad de la auto-organización para enfrentar la decadencia del sistema. Esta es la razón por la que la izquierda debe introducir propuestas específicas que ataquen la base de las ganancias de la clase gobernante, unas medidas que sean vistas con simpatía por los que más sufren las consecuencias de la crisis. En cada coyuntura, con cada nuevo desarrollo de la crisis, la izquierda debe ayudar a movilizar, pero debe plantear también la perspectiva de las soluciones socialistas a todas las enfermedades creadas por la decadencia del capitalismo. <tabla de contenidos> 6. ¿Quién es Responsable? Décadas de Revoluciones y Contra-revoluciones Llevan a Argentina al Colapso Pregunta: ¿Esta nueva degradación económica y social coloca a Argentina al nivel de las otras semicolonias? Petroni: Los marxistas argentinos enfrentan ahora algunos de los problemas teóricos y políticos que han sido comunes en otros países latinoamericanos. ¿Qué es lo que deben hacer y cómo deben actuar los marxistas en aquellas sociedades en las que el sujeto del proceso revolucionario, la clase obrera, disminuye rápidamente en números, o como en el caso de Argentina, se convierte en una pequeña minoría? Tal fue la situación, por ejemplo, durante la revolución nicarag¸ense a finales de los 70s. He estado estudiando algunas cifras acerca de la reducción del tamaño de la clase obrera en el país. Aparentemente, en los 70s Argentina tenía 1.7 millones de trabajadores industriales o semindustriales y ahora, a pesar de que hubo un gran crecimiento en la población, tiene menos de 600,000. Obviamente es difícil obtener cifras exactas ya que las estadísticas que se guardan no son confiables o están amañadas. Pero conviene aclarar lo siguiente: la crisis de la clase obrera argentina es un producto de la crisis del capitalismo semicolonial. Argentina es la prueba viviente de que la burguesía semicolonial es incapaz de desarrollar el capitalismo por fuera de la dominación del imperialismo y de garantizar un desarrollo independiente de las fuerzas productivas. Las semicolonias podrán tener las fábricas, las industrias y el desarrollo económico sólo en la medida que favorezca las estrategias del imperialismo, o en aquellos casos específicos en los que debido a los enfrentamientos o las guerras interimperialistas les fue posibleal mundo semicolonialuna independencia relativa. De todos modos, esos casos fueron y serán siempre temporales. Eso se vio en Argentina en los 30s (cuando estaba todavía bajo dominio inglés) y de una manera más limitada después de la Segunda Guerra Mundial (cuando la preponderancia de Inglaterra fue reemplazada por la de Estados Unidos). En ambos casos fueron posibles, aunque por breves períodos, un desarrollo e industrialización relativamente independientes. A partir de los 60s, sin embargo, Argentina pasó a jugar un papel secundario en el mecanismo diseñado por los poderes imperiales para los mercados globales. La merma de la base industrial comenzó décadas atrás cuándo la industrias del auto, del acero y otras industrias pesadas cuyos propietarios eran en su mayoría extranjeros, se desplazaron a otros países, entre ellos Brasil. Eso fue seguido por una transformación en la industria textil y la de los alimentos. La Eso fue seguido por una transformación en la industria textil y la de los alimentos. La destrucción de la base industrial y económica del estado mismo se aceleró luego bajo Menem. Hay que recordar que una de las razones por las cuales Perón fue derrocado en 1955 fue porque estaba planeando recurrir a las inversiones extranjeras, particularmente de Europapara desarrollar una base productiva semindependiente (de Estados Unidos), lo que resulta utópico. Esto es también lo que explica la convulsiva historia de golpes y contrarrevoluciones, seguida por acciones de masas, de seminsurrecciones y de vuelta los golpes y las masacres. Le tomó al imperialismo más de tres décadas para poder someter completamente a Argentina y alinear a toda la burguesía nacional al proyecto de descapitalización y desindustrialización. En mis viajes a Argentina vi cosas que son evidentes para cualquiera que viva allí. En el Gran Buenos Aires se encuentra uno con cuadra tras cuadra de almacenes y edificios industriales vacíos, y en las provincias se observa una reducción drástica de las actividades económicas estatales al grado de verse convertidas en entidades completamente incapaces, sin ningún rastro de esperanza para un resurgir económico en medio del desmantelamiento de la producción agraria. Hace treinta años, teníamos enormes concentraciones obreras de entre 10,000 y 20,000 trabajadores en distintas fábricas como alpargatas; talleres de impresión de hasta 5,000 trabajadorescomo las grandes casas editoriales; o las varias plantas del autos que contaban entre 2,000 y 6,000 trabajadores cada una; tuvimos 150,000 trabajadores de la industria del acero y centenares de miles de trabajadores en las áreas productivas del estado (petróleo, fábricas, plantas de autos, los ferrocarriles, la producción de energía eléctrica, los astilleros, etc.). Centenares de fábricas concentraban al grueso de la clase obrera industrial. El estado tenía a su servicio a una clase obrera superada solamente por la de México y Brasil. Todo esto ha desaparecido. Podemos contar con los dedos de la mano las fábricas con más de 1,000 trabajadores. La Argentina industrial es un pueblo fantasma, un monumento al fracaso y a la ‘traición’ de la burguesía ‘nacional,’ pero también un monumento a la corrupción y la ambición de los políticos burgueses, de los burócratas sindicales y de la oligarquía agraria y financiera. Esta es la más clara acusación contra el sistema capitalista y el imperialismo. Abandonada a sus recursos, Argentina se convertirá otra vez en una sociedad pastoral. Sólo que en esta ocasión, se tratará una sociedad sin la mayor relevancia, a diferencia de principios del siglo XX cuando Argentina era conocida como el ‘granero del mundo.’ La burguesía nacional y los dirigentes de los partidos burgueses acordaron hace mucho tiempo en volver a un pasado más mezquino donde se conforman con breves flujos de dinero y con algo de poder político. Más significativo aún es el hecho de que la concentración de trabajadores haya disminuido dramáticamente. La concentración de trabajadores es tan importante para el proceso revolucionario como el resurgimiento de la militancia y la actividad política. Obviamente, la ausencia de grandes concentraciones hace que la experiencia colectiva de la clase sea más atomizada y que tenga menos influencia en la sociedad en su conjunto. Sin embargo, no existe una tercera clase social en Argentina que pueda indicar el camino hacia adelante, sólo la clase obrera puede hacerlo. Ahora, contestando su pregunta de manera más breve... (Risa)... sí, Argentina es ahora más pobre y se encuentra al nivel que tenían otros muchos países que eran más pobres aún y ha visto cambiar drásticamente su composición de clase. No sólo por la reducción en números de la clase obrera industrial sino, también socialmente, por la ‘proletarización’ de grandes capas de la clase mediael otro extremo de este polarización socioeconómica y política. Estoy convencido, sin embargo, de que independientemente de su debilidad relativa, la clase Estoy convencido, sin embargo, de que independientemente de su debilidad relativa, la clase obrera estructurada sigue teniendo el papel histórico de dirigir a todas las capas y sectores oprimidos bajo el capitalismo. Eso fue verdad en Rusia en 1917, donde la clase obrera y sus familias representaban menos del 5% de la población. Fue también verdad durante las revoluciones nicarag¸ense y salvadoreña a finales de los 70sen Nicaragua, creo que habían menos de 40,000 trabajadores industriales a mediados de los 70sy es verdad en Argentina a principios de este siglo. <tabla de contenidos> 7. El Rol Central de la Clase Obrera Estructurada Pregunta: La situación en la clase obrera y en el movimiento de masas en su conjunto es muy complicada para los marxistas argentinos. La llamada clase obrera ‘estructurada’, los trabajadores industriales, los trabajadores de servicios y estatales no están a la vanguardia, quizás con algunas excepciones como la de los empleados estatales en las provincias y los maestros. De hecho, hay muchos que afirman que la clase obrera ‘estructurada’ representa el elemento más conservador de la presente situación. Entre los jóvenes la situación es más heterogénea. Hay grandes cantidades de jóvenes en las asambleas barriales y en las manifestaciones. Los estudiantes, particularmente los de los colegios y las universidades apenas comienzan moverse, pero no al nivel que uno hubiera esperado. Lo que presenciamos el 19 y 20 de diciembre fue una irrupción masiva de las clase media urbana, y posteriormente, el proceso de resurgimiento de los ‘piqueteros,’ el sector del movimiento de los desempleados que dieron muestra de renovada energía después de los acontecimientos de diciembre. Esto ha planteado una serie de cuestiones con respecto a cómo construir el movimiento de masas y cómo lograr que la clase obrera dirija ese movimiento. Petroni: No estoy seguro de que el término ‘conservador’ sea la palabra correcta. Tenemos muchas evidencias de que miles de trabajadores participaron en las manifestaciones, en las asambleas, en las reuniones políticas... pero su participación se dio a título individual, o en pequeños grupos, no como parte de una movilización masiva con sus sindicatos. La única excepción es la CTA, que de vez en cuando llama a movilizar, o al menos intenta movilizar a los contingentes de maestros, empleados estatales y a algunos otros sindicatos sobre los que tienen cierta influencia. Esto es lo que diferencia al CTA de la CGT-Daer o de la CGT Rebelde de Moyano. A pesar de tener un tamaño mucho mayor que el de la CTA, las dos CGTs han mostrado, desde el pasado mes de diciembre, que realmente tienen muy poco interés por los trabajadores que representan. Por supuesto, DeGennaro y su CTA no son una fuerza revolucionaria, ni proclaman serlo. Son sólo los adversarios de las formas más siniestras del neoliberalismo. DeGennaro y su CTA apoyan la propuesta liberal que proclama que ‘otro mundo es posible,’ que no es más que una propuesta de alianza con capas de la burguesía ‘democrática’ para que el capitalismo sea más ‘humano.’ Pero, repetimos, DeGennaro juega con la idea de un PT (el Partido de Trabajadores) a la imagen del partido de Lula. Pero a la vez coquetea con el Centro Izquierda de Carrio y actúa en asociación con los colaboracionistas de clase del PCR (y su grupo público el CCC). Pero, otra vez, el fracaso de la izquierda revolucionaria en ver la diferencia entre estas tendencias reformistas y las direcciones osificadas y burguesas de la CGTs de Daer y de Moyano, los llevan a abstenerse en la batalla verdadera en los sindicatos y las capas de desempleados dominados por el CTA/FTV y el PCR/CCC. La izquierda revolucionaria en Argentina no entiende la táctica de frente único obrero como arma de unidad y de conflicto, la táctica de llamar a los dirigentes reformistas a la acción para desenmascararlos y mostrar ante sus bases sus limitaciones. En lugar de ello ven solamente la táctica de unir a aquellos que se mueven ideológicamente en la misma dirección general. Ciertamente, nunca entendieron las diferencias que tenían al respecto Trotsky y Dimitrov. Creo que la incapacidad para intervenir en la crisis de los trabajadores representados en la CGT y las limitaciones de las actividades del CTA puede explicarse por las derrotas sufridas por el movimiento obrero en las últimas décadas y por la reducción orgánica de la clase obrera. Pero también por el hecho de que la izquierda revolucionaria ignora al CTA y, de hecho, ni siquiera dan la batalla por los trabajadores de la CGT. No basta con acusar de conservadores a los sectores ‘estructurados’ de los trabajadores, es necesario admitir que su inacción es en parte responsabilidad de la izquierda misma. La mayoría de las organizaciones de izquierda desahuciaron al CTA y a la CGT, y la mayoría de los trabajadores sindicalizados del país, han dejado el aparato en las manos de los viejos dirigentes tradicionales que se aferran a él. Hay inclusive algunos en la izquierda que tratan de sustituir a los desempleados y las clases medias por la clase obrera estructurada. Pregunta: Estoy de acuerdo con que las clases medias irrumpieron masivamente en la escena política el 19 y 20 de diciembre y que fueron el factor decisivo para el derrocamiento de De La Rua, Saa y los otros que siguieron. En aquel entonces los piqueteros no estuvieron allí en números considerables, ni tampoco las organizaciones de izquierda, con algunas excepciones... Pero, ¿no es este un fenómeno recurrente desde los 80s, desde el derrocamiento de la junta militar... las clases medias se inclinaron a favor de cierto tipo de reformas sociales y políticas y se vieron manipuladas por formaciones políticas de clase media que las condujeron de vuelta al redil del bipartidismo de los peronistas y de la UCR para hacerlas precipitarse en una nueva crisis empujándolas a buscar alguna otra utopía reformista de clase media? ¿Se repetirá esto una vez más con el ARI? Petroni: Los desempleados, las masas empobrecidas de la clase media, particularmente de la capital, Buenos Aires, se volcaron a las calles y llegaron a ser uno de los factores fundamentales de los días 19 y 20 de diciembre, fueron y continúan siendo un aliado potencial fundamental de la clase obrera y de la izquierda. Otra vez, debemos analizar lo que hizo y hace la izquierda para evitar que estas capas caigan en las esferas de influencia de los partidos de la clase gobernante. La clase media de la capitalprobablemente la vasta mayoría de la población localtiene una larga historia de tratar de romper tanto con los peronistas como con la UCR. Pero en cada caso, se vieron atrapados por direcciones que las condujeron nuevamente a apoyar el régimen político. ¿Por qué? En parte porque por naturaleza son propensos a no tener su propia orientación política independiente como clase. Eventualmente acaban tomando partido por la clase gobernante o por la clase obrera. Hasta el pasado mes de diciembre, todas las probabilidades indicaban que volverían a apoyar a la clase gobernante. Pero también debemos analizar y discutir si la izquierda revolucionaria tuvo algo que ofrecerles a estas capas o si por lo menos hizo algo para ganar su neutralidad o incluso para ganar a muchos de ellas a la causa revolucionaria. Argentina no es la excepción respecto a los términos de los problemas que la izquierda encuentra y encontrará en los diferentes países en los que se agudiza la situación. Sobre los hombros de los activistas de izquierda recaerán mayores responsabilidades en la enorme tarea de resolver la situación a favor de la clase obrera y los oprimidos. Ganarse como aliados de la clase obrera a las grandes capas de la clase media y de los desempleados en un país tan inmensamente urbano como Argentina es tan importante como ganarse a los campesinos en países como Perú o Bolivia. La tarea fundamental de los marxistas en Argentina es la de atraerse a una capa significativa de la clase obrera para hacer efectiva su influencia y dirección sobre todas las otras capas de la sociedad. <tabla de contenidos> 8. La Izquierda de Clase Media A principios de los 80s había sido derrocada la dictadura militar (1976-82) que condujo a ‘la Guerra Sucia’ (el asesinato de más de 30,000 activistas sindicales, jóvenes, estudiantes e intelectuales) y que dirigió al país a la derrota de manera descarada en la guerra de las Malvinas contra Gran Bretaña (1982). Las organizaciones más importantes de la izquierda en aquel momento eran el Partido Comunista (PC), el Partido Intransigente (PI), un ala de la Juventud Perónista y el MAS (el trotskista Movimiento al Socialismo). Ninguna de estas organizaciones tiene ahora una fuerza significativa. El PI era la tendencia de ‘izquierda’ de la clase media, el MAS la tendencia de ‘izquierda’ de la clase obrera y el PC era la ‘mitad-delcamino.’ Para entender la crisis política de la clase media, es necesario observar tanto la naturaleza irregular y cambiante de las organizaciones a las que seguía como el desarrollo de la ‘democracia’, ya que ésta ha sido la principal preocupación de la pequeña burguesía. Pregunta: Muy pocos se acuerdan del PI, y de Alende, su dirigente, y por ello no entienden las razones detrás de la inestabilidad de estas formaciones de ‘izquierda’ de la clase media... Petroni: El PI (Partido Intransigente), con su ideología liberal radical de clase media, llegó a tener más de 30,000 activistas, incluyendo algunos grupos guerrilleros izquierdistas de los 70s, y en los 80s obtenía alrededor del 10% de los votos. Ellos encauzaron las aspiraciones ‘democráticas’ de la clase media de la capital, que veía en el PI la representación del ‘tercer camino’ para obtener la justicia para los desaparecidos durante ‘la guerra sucia’ y el castigo para los militares asesinos de la década previa. Recuerdo que en el período de 1982 a 1983, los masivos contingentes del PI se destacaban como los más dedicados en esa lucha. Sin embargo, el partido se desintegró completamente como resultado de su posición contradictoria en los conflictos interburgueses, y de su vacilación respecto a las leyes que perdonaron al ejército por sus crímenes en la ‘Guerra Sucia’ y de su falta de estrategias obreras. Emparedado entre la naciente izquierda, representada en aquel entonces por el MAS, y los partidos de la clase gobernante, el PI desapareció como la expresión política de ciertas capas de izquierda de la clase media. Pero la mayoría de esas capas no se fueron hacia las organizaciones de izquierda. ¿Por qué? Simplemente porque el MAS y otras organizaciones de izquierda no le daban la misma importancia que el PI a las demandas democráticas y a la lucha por los ‘desaparecidos.’ Sí participaron verdaderamente en esa lucha pero estaban más ansiosos por dedicarse a otras áreas en las que tendrían más posibilidades entre los trabajadoresla mayoría de los cuales estaban alejados de las cuestiones de derechos humanos. Otras formaciones ganaron temporalmente alguna credibilidad en la clase media, con la firme ayuda del Partido Comunista, con las que se llenó el vacío en la izquierda dejado por el PI: el Frente Grande, FREPASO ... y ahora el ARI de la congresista Alicia Carrio, tratan de ocupar el mismo espacio, aunque ahora sin el PC. La mayoría de estas formaciones entraron en una profunda crisis debido a la incapacidad de la clase media de desarrollar una línea política independiente respecto a los principales conflictos sociales de la lucha de clases, y se han visto presionadas por la derecha y la izquierda. Pregunta: ¿Es esta incapacidad de la clase media de tener sus propias posiciones políticas la que explica su zigzagueo y la creación y destrucción de las organizaciones de ‘izquierda’de la clase media? Petroni: No es tanto la falta de posiciones, sino la impotencia inherente de la clase media cuando a la hora de realizar las tareas políticas del momento y la incapacidad para evitar cierta mentalidad pragmática y de pequeño comerciante en las cuestiones ‘democráticas.’ La clase media se sintió sacudida sinceramente por los crímenes de la dictadura durante la guerra sucia, más que nada debido a que muchos miembros de ella fueron asesinados o fueron desaparecidos. Intelectuales, peronistas de izquierda, estudiantes, periodistas, artistas... Claro que también hubo muchos activistas obreros que fueron asesinados, e inclusive hasta algunos burócratas sindicales, pero la clase media cargó con la mayor parte ... Inclusive los combatientes guerrilleros y los activistas políticos de las organizaciones obrerasaunque sin representar la política de la clase mediaeran miembros originalmente de esa clase, o sus amigos, o sus parientes... Vea usted la composición de las Madres de Plaza de Mayo o de las abuelas y verá representada allí al plebeyo, e inclusive a la clase media alta. Pero los asesinatos bajo la dictadura estuvieron acompañados de ‘dinero dulce,’ de la especulación y las operaciones financieras que enriquecieron a la clase gobernante. Había suficiente, por un rato, para llenar las manos de una capa de la clase media. Gracias a ello la dictadura compró gran cantidad de silencio durante ‘la guerra sucia.’ Pero cuando la economía del ejército se desplomó y las aspiraciones ‘nacionales’ fueron traicionadas por la dictadura durante la guerra de las Malvinas, un sentimiento de culpa se apoderó de la clase media. Salieron con fuerza a demandar la ‘democracia,’ el único valor al que podían aferrarse y que les devolvía cierto sentido de reparación. Las clases medias, sin embargo, no cuentan con el músculo social que pueda ayudarles a conseguir sus aspiraciones. Seguirán a la clase gobernante o la clase obrera. A principios de los 80s la clase obreraque no se benefició de la ‘bonanza’ económica del gobierno militar y que sufrió la represión más a nivel institucional que físicoestaba interesada en cuestiones económicas más básicas de ‘pan y mantequilla’, ¿qué hicieron las clases medias? Siguieron a la izquierda ‘radical’ de la clase media directamente hacia una política pragmática de ‘democracia negociada.’ El PI, y posteriormente el Frente Grande y el FREPASO eran los reductos de una clase que no posee ningún poder propio para luchar por la democracia. Más que verdaderos partidos políticos eran organizaciones de ‘cabildeo’ que acabaron llevando a la clase media hacia una forma transicional de colaboración con el régimen. Eso es lo que explica el gran voto inicial del PI, pero lo más significativo fue la victoria de la UCR en la primera elección después de la caída de la dictadura. Fue el presidente Alfonsín de la UCR, a fin de cuentas, quien traicionó las aspiraciones democráticas de la clase media con su promulgación de las leyes de ‘obediencia debida’ y de ‘punto final’ que le otorgó la inmunidad a los asesinos de las fuerzas armadas. Le tomó a la clase media veinte años, y el ‘corralito’ y la insolvencia de los pequeños comerciantes y el desempleo masivo para poder desatarse y volver a tener una presencia masiva en las manifestaciones como las que derrocaron a De La Rua, el presidente ‘progresista’ de la UCR. También jugaron un papel substancial en las calles y en las asambleas de los barrios. Pero al verse abandonados a su suerte por la izquierda, al igual que en el pasado como en los 80s, se quedaron sin una clara dirección obrera y de izquierda después de la crisis revolucionaria de diciembre. <tabla de contenidos> 9. La Clase Media: ¿Por qué la Clase Obrera no la Está Dirigiendo? Pregunta: ¿Por qué esta dicotomía y ruptura entre las aspiraciones de la clase media y las de la clase obrera? Petroni: El golpe de 1976 destruyó a la vanguardia de la clase obrera, a los mejores activistas, a las mejores expresiones del sindicalismo en la lucha de clases, a los cuadros de la izquierda revolucionaria. Fue a la vez una represión selectiva y una campaña de aniquilación. El ejército emprendió ‘la guerra sucia’ contra la clase obrera con el apoyo de la mayor parte de la burocracia sindical y del ala derecha del movimiento peronista. Claro está, también hubo burócratas obreros y dirigentes del movimiento peronista que fueron víctimas de la represión. Me viene a la mente el caso de Smith del Sindicato de Luz y Fuerza. Pero fueron más bien la excepción, y no la regla. Smith fue asesinado debido a que dirigió una lucha sindical muy efectiva en los inicios de la dictadura militar. Pero la mayor parte de la burocracia sindical aceptó las condiciones de la dictadura, incluso aquellas que iban contra sus propios intereses. Esto se debe a que la burocracia también hizo uso de la represión para deshacerse de todos y cada uno de los activistas independientes, clasistas y de izquierdaque eran muy numerosos e influyentes durante el período previo al golpe de estado de 1976. Como dijimos antes, la clase obrera pagó un precio muy alto en términos de desorganización, de reducción de su importancia y del debilitamiento de sus estructuras y la pérdida de la mayoría de las victorias históricas del pasado (el cuidado de salud, las condiciones de trabajo, las altas tasas de empleo y mejores sueldos). Fue un precio que los burócratas estaban dispuestos a pagar con tal de mantener el control de los restos de los sindicatos y del movimiento peronista. Pregunta: ¿por lo tanto, la clase media se polarizó masivamente contra los peronistas en la elección que dio la victoria a Alfonsín a principios de los 80s? Petroni: Sí. Los peronistas salieron de los años de la dictadura militar dirigidos por una pandilla de maleantes colaboradores de la dictadura. La clase media votó masivamente contra ellos. Por supuesto que hubo también muchos elementos del viejo antiperonismo ‘gorila’ y reaccionario de clase media, pero fue la percepción general de los peronistas como maleantes y colaboradores del ejército la que los condujo a su derrota electoral. Por otro lado, la mayor parte de la izquierda se movió ambig¸amente entre la clase obrera y las aspiraciones democráticas de la clase media sin ofrecer ni definir una unidad de propósitos para ambas. El MAS fue el que estuvo más cerca de presentar una política que incluía tanto demandas democráticas como demandas obreras inmediatas bajo una perspectiva socialista. Pero se mostraron vacilantes en relación a las demandas democráticas y no fueron muy tenaces en su denuncia del papel de los burócratas sindicales peronistas durante la dictadura. Recuerdo todavía a algunos dirigentes del MAS que minimizaban la cuestión de los crímenes de la dictadura. Explicaban que era hora de dedicarse a asuntos con más carácter obrerocon lo que mostraban que no veían claramente la relación entre las aspiraciones democráticas de capas de la clase media y la derrota de la clase obrera de finales de los 70s. Esto no le impidió al MAS tener los contingentes más numerosos en las manifestaciones de derechos humanos. Es por esta razón que menciono esta conducta vacilante. Extrañamente, la izquierda se vio presionada por la clase obreradirigida por los burócratas sindicalesy por los complejos de culpa de la clase media acerca de los crímenes de los militares. Así no podría definir claramente un programa que uniera las demandas democráticas con las demandas inmediatas y ofrecer una perspectiva para que la clase obrera dirigiera a los elementos democráticos de la sociedad. Pregunta: ¿Es acaso también responsabilidad de las organizaciones de izquierda el no haber aprendido a combinar las demandas democráticas con las demandas obreras y las demandas de transición? Petroni: Así lo creo. Hubo intentos en los 80s, particularmente del MAS, pero no era una política suficientemente clara que dijera ‘miren, la dictadura militar cometió crímenes horribles y debe pagar por ellos ya que si no lo hace, tendremos eventualmente otro ronda de lo mismo... la clase obrera debe movilizarse para demandar esto porque fue gracias a la guerra sucia que la clase obrera fue derrotada, que muchos de sus activistas fueron asesinados y que la burocracia sindical logró mantenerse.’ Nunca hubo una tentativa clara y sólida de lograr que la clase obrera dirigiera la lucha por demandas democráticas para disputar la dirección de la clase media. En su lugar, las organizaciones de izquierda se enfrentaron a la derecha peronista que dominaba a la clase obrera y se limitaron a acompañar la lucha por demandas democráticas de la clase media, pero no lograron unir y dirigir ambos movimientos. ¿De haber logrado prevalecer [las organizaciones de izquierda] habrían ellas podido impedir la traición a las aspiraciones democráticas de la clase media por el PI, y la UCR, y posteriormente el FREPASO? ¿Habrían podido presentarse como una alternativa obrera más clara que los peronistas? Es difícil saberlo retrospectivamente, pero de haber aprendido las lecciones del pasado, las organizaciones revolucionarias de izquierda habrían estado mejor preparadas para la situación que se abrió el pasado mes de diciembre. La presente situación se parece mucho a la de inicios de los 80s y a muchas de las situaciones que se han dado desde entonces. A mediados de los 80s, Alfonsín primero, y Menem posteriormente, se enfrentaron a rebeliones armadas de grupos militares que querían que sus gobiernos hicieran concesiones para las Fuerzas Armadas. Los grupos de izquierda continuaron limitándose esencialmente al papel de acompañar la lucha de los partidos de la clase gobernante contra estas rebeliones, pero nunca tuvieron un política independiente o iniciativas para aplastarlas. Por otro lado, la izquierda no entendió completamente la relación entre esas rebeliones y el apoyo que ellas recibieron por parte de sectores de la burocracia sindical y del ala derecha del peronismo. Por supuesto que la izquierda denunció las traiciones del PI y de la UCR a principios de los 80s y denunciaron en sus periódicos las concesiones a los ‘caraptintadas’ a mediados y finales de los 80s. Pero estos artículos que publicaron no podían reemplazar la necesidad de llamar a la acción. La izquierda nunca tomó la iniciativa de dirigir a las capas de la clase obrera y de la juventud La izquierda nunca tomó la iniciativa de dirigir a las capas de la clase obrera y de la juventud que estaban dispuestas a ir más allá de las ‘negociaciones’ que mantenían los gobiernos de Alfonsín y de Menem con las unidades militares rebeldes. La situación tiene hoy muchos elementos similares a los de la década de los 80s. Por un lado, la mayor parte de la izquierda revolucionaria ignora las demandas democráticasencubriendo esta ausencia de programa con llamados radicales al cambio socialy le deja nuevamente el cuidado de los ‘aspectos democráticos’ a organizaciones de clase mediade ‘centro izquierda,’ como la de Carrio con su Alianza para una República de Iguales (ARI). Los grupos de izquierda son muy sectarios en relación a fuerzas como las de Luis Zamora, quien sí trata de abordar estas demandas democráticas de la clase media. Por otro lado, la izquierda revolucionaria no hace mucho por desafiar a la burocracia sindical y al dominio de los peronistas sobre el movimiento obrero. Los grupos de izquierda se limitan a dirigirse hacia las capas de la sociedad que se ven marginadas por la crisis del gobierno, del régimen y del sistema, y a pesar de proclamar lo contrario, no tratan de unir los distintos movimientos y luchas. En vez de conectar los puntos que indican las nacientes grietas en el sistema y de preparar el terreno para ampliar las áreas de conflicto a su interior, la izquierda trabaja esencialmente en los puntos más próximos de la crisis, sin desarrollar un plan estratégico para un período más inmediato o a mediano plazo, sin mencionar un futuro a largo plazo. Esto quiere decir que, si bien hacen un trabajo excelente en la solidaridad con las fábricas ocupadas, con los ‘piqueteros’ desempleados y con las asambleas de los barrios y sus demandas, no es suficiente. La solidaridad es una táctica defensiva, una estrategia limitada que ayuda, pero no señala la dirección a seguir para la preparación de una ofensiva general contra el sistema. La izquierda no dirigirá la revolución socialista argentina si no logra primero fortalecerse en la clase obrera estructurada y dirigir desde allí las luchas de todas las capas oprimidas por el capitalismo: los desempleados, las clases medias empobrecidas, capas de la juventud. Esto a la vez será difícil sin la creación de un nuevo partido de masas basado en la clase obrera. Lo que está entonces a discusión es la forma que ha de tomar este nuevo partido, ya sea que se defina como un partido de trabajadores o como un nuevo partido de izquierda con base de masas. En todo caso, los marxistas no deben dejar abierta a ninguna interpretación la cuestión del carácter obrero y la necesidad de la implantación de este partido en la clase obrera. <tabla de contenidos> 10. La Crisis de la Izquierda Obrera: Las Lecciones del MAS de los 80s Hasta la década de los 70s el Partido Comunista fue uno de los más grandes de su tipo en toda América Latina; fue en esa década en la que el PC sufrió contundentemente a causa de la situación política mundial, y de la forma en que esta situación impactó en Argentina. De particular importancia fue el apoyo crítico que el PC le dio a la dictadura militar. Después de la caída de la dictadura a principios de los 80s, el PC se vio desbordado por la izquierda por el MAS (el Movimiento al Socialismo), el cual se estableció como la fuerza política hegemónica de la izquierda a mediados de los 80s. En su mejor momento el MAS llegó a contar con más de 25,000 miembros activos, unos cuantos centenares de miles de simpatizantes, y tuvo una gran influencia en fábricas y barrios obreros. El MAS mismo sufrió eventualmente una crisis propia. Al confundir las batallas defensivas a El MAS mismo sufrió eventualmente una crisis propia. Al confundir las batallas defensivas a nivel nacional e internacional en los 80s con una ‘profundización de la situación revolucionaria’ que no existía. Esta crisis estalló estando en la dirección del partido una camarilla burocrática que había tomado las riendas después de la muerte de su fundador Nahuel Moreno. Para aminorar el impacto de la crisis del partido y de la pérdida de su influencia obrera estructural, el MAS se orientó a políticas cada vez más electoralistas. Esta táctica fue como arrojar gasolina a un barco que se hunde en medio de las llamas. Al finalizar la década el MAS explotó dando surgimiento a más de 20 organizaciones, una verdadera desgracia para el partido que alguna vez fuera la organización trotskista más fuerte del mundo. Para principios de los 90s, el PC y el MAS se desplomaban. El declive se vio acelerado enormemente por la caída de la Unión Soviética y de los otros regímenes stalinistas de Europa oriental a los que el PC estaba ligado orgánicamente. Por absurdo que parezca, este fue un fenómeno que el MAS se rehusó a tomar seriamente. Esta crisis se relaciona también con la pérdida de más del 30% de la base industrial del país, lo que acabó afectando a los sectores con mayor concentración obrera y a sus organizaciones, así como con la derrota de muchos procesos revolucionarios en todo el mundo, particularmente en América Latina. La década de los 90s fue particularmente difícil para la izquierda a escala mundial. Fue en ese entonces, a principios de los 90s, cuando resurgió el PCR (el Partido Comunista Revolucionario), de origen maoísta, se alimentó del desorden social y de la creciente lumpenización de la clase obrera y logró atraerse a ciertas capas desmoralizadas utilizando una mezcla de retórica ultraizquierdista con prácticas extremadamente oportunistas. El PCR promovía los servicios sociales pagados con presupuesto del estado y hablaba de una ‘alianza del gobierno patriótico’ cívico militar. Al mismo tiempo el PCR rechazó el trabajo electoral, en el cual fue siempre muy débil, y dirigió pequeñas rebeliones provinciales que en su mayor parte terminaron en derrotas. Esta fue y sigue siendo básicamente las estrategia oportunista-aventurera del PCR desde los 60s. Sin embargo, la influencia que el PCR pudo desarrollar fue solamente marginal, apenas una sombra si lo comparamos con lo que lograron el PC o el MAS una década antes. Hasta los maoístas pueden reconocer que tuvieron mejores épocas, como en los 60s, cuando nacieron a raíz de una ruptura del PC. En aquel momento, el PCR logró construirse entre estudiantes jóvenes y entre algunos sectores de vanguardia de la clase obrera. Mencionemos de pasada que el derrumbe del PC y del MAS es también lo que explica que el Partido Obrero (PO) haya extendido su expectativa de vida y que haya podido crecer algo. La seminsurrección de 1969, conocida como el ‘Cordobazo,’ fue la que derrocó al gobierno militar y abrió el camino para las luchas democráticas que eventualmente lograron la legalización del peronismo y la vuelta de las elecciones, fue ella la que por décadas selló el destino de los maoístas. Una de sus alas se orientó al ultraizquierdismo más irrelevante (‘Ni golpe, ni elección, insurrección’) y la mayoría de sus miembros se unieron al ala izquierdista del partido peronista que iniciaba en aquel entonces. La actitud sectaria del PO hacia las movilizaciones de masas de esa época y su propagandismo abstracto durante el proceso que condujo a las elecciones de 1973 lo mantuvieron como un grupo muy pequeño, que se dedicaba en su mayor parte, a hacer un trabajo en la periferia del entonces PST (el Partido de Socialista de los Trabajadores, el precursor del MAS). Sólo el desplome del PC y del MAS les dieron al PCR y al PO un segundo aire en los 90s; pero su existencia es más frágil que la que tenían en los 60s y 70s. El hecho de que tanto el PCR como el PO sean hoy los más hostiles a la idea de una organización de izquierda basada en las masas, que cuente con múltiples tendencias, y que esté basada en la clase obrerapara el caso son hostiles a cualquier tipo de colaboración genuina con organizaciones de izquierda que no se someten estrictamente a su direcciónno hace más que mostrar de manera anticipada de que su política partidaria no tendría éxito en el marco de un movimiento izquierdista más masivo, más grande, menos sectario. Pregunta: ¿Cuál fue la fórmula original para el éxito del MAS a principios de los 80s? ¿Qué podemos aprender de esa experiencia que nos sea útil hoy? Petroni: A diferencia de muchos a los que les gustaría reescribir la historia del MAS para adaptarla a sus políticas actuales, Nahuel Moreno (el fundador del MAS y antes del PST) sí tenía un objetivo estratégico claro a partir de la caída de la dictadura. Sobrevivió al período de la ‘guerra sucia,’ de la dictadura militar y de la guerra de las Malvinas (1976-1982) con apenas un pequeño grupo de menos de 600 miembros, conocidos entonces como el PST. Este era apenas la sombra de lo que fueron hasta 1975, una organización de vanguardia de acerca de 3,000 miembros, sumamente desarrollados y disciplinados, con una creciente influencia en los sindicatos y con un sólido componente de jóvenes. Los años de la dictadura y de represión y el trabajo clandestino bajo condiciones increíblemente difíciles repercutieron pesadamente, no sólo en el PST, sino en la clase obrera en su conjunto. Dejaron de existir los activistas de vanguardia, los combatiente de la lucha de la clase organizados en corrientes dentro de los sindicatos. Muchos de los miembros de la organización, inclusive varios de sus dirigentes, murieron o fueron asesinados durante los años de represión. El país, toda la sociedad, la clase obrera, salían de una guerra que habían perdido, pero librados ya del peso del gobierno militar. Moreno sabía que la conciencia había retrocedido cualitativamente y que lo que había funcionado en los 70s no funcionaría en los 80s. Logró convencer a la dirección del PST de relanzar la organización como el centro de un nuevo movimiento, amplio, centrista y generalmente socialistacomo el Movimiento al Socialismo (MAS). Estaba decidido a no formar una secta, sino un vasto movimiento dentro del cuál los marxistas revolucionarios mantendrían una influencia decisiva. Aprovechó la crisis del peronismo, el descrédito del PC a causa de su década de apoyo al ejército y la desorganización de la socialdemocracia y del ala izquierda del peronismo. Pregunta: En otras palabras, ¿no se trataba de la construcción de un partido leninista, de vanguardia, sino de un movimiento socialista masivo amplio de izquierda...? Petroni: No, la necesidad de un centro socialista revolucionario permaneció. Durante el año que siguió a la creación del MAS, se abrieron muchos locales regionales, se tenían reuniones públicas cada semana y se publicó un programa breve y general para movilizar al mayor número de gente. Moreno tenía en mente la creación de un movimiento socialista amplio que pudiera atraer a socialistas de izquierda, peronistas de izquierda, a activistas sindicales sin afiliación, a estudiantes y la juventud. El programa de dicho movimiento no era el más revolucionario posible, sino aquel que podía movilizar al mayor número de obreros y de jóvenes. El programa levantaba las grandes cuestiones que marcaban esencialmente un punto de divergencia con respecto a los partidos burgueses: romper con el FMI/Banco Mundial, no al pago de la deuda externa, justicia para los que murieron asesinados por la dictadura, castigo al ejército, por la auto-organización de los trabajadores, por la lucha contra la burocracia sindical, por programas antipatronales, candidatos obreros, y una perspectiva socialista. Al mismo tiempo se tenían reuniones del componente revolucionario en cada una de las regionales, cursos educativos sobre marxismo, campañas internacionalistas, etcétera. Moreno apostaba a que se daría una ruptura masiva con los peronistas y con los partidos de la clase media y trataba de construir un vehículo para esa ruptura. Trató de construir ambas cosas: ese vehículo y un centro revolucionario sólido. A Moreno no le atemorizaba la posibilidad de que dicho centro revolucionario se convirtiese en una minoría dentro del proyecto. El hecho de tener la posibilidad de arrancarle una capa significativa de la clase obrera y de la juventud a la influencia de los partidos de la clase gobernante justificaba ampliamente que los revolucionarios permaneciesen en minoría en tal movimiento. Si esto hubiera ocurrido habría sido un tremendo paso hacia adelante. Pregunta: Pero esa ruptura no ocurrió... Petroni: No, no en la medida y profundidad que Moreno y la dirección del PST/MAS esperaban. Logró sí, atraer a decenas de miles de activistas de todos las variantes y tendencias de izquierda. El MAS no llegó a ser el vehículo para una ruptura de masas hacia la independencia política de la clase obrera y hacia una política general socialista; pero logró crecer de 600 a cerca de 10,000 miembros activos en el período de 1982 a 1984. Este crecimiento increíble transformó al MAS en el fenómeno de la lucha de clases más nuevo y progresivo del período y avanzó sostenidamente hasta los años 1986-87 cuando el partido llegó a reclamar más de 25,000 miembros activos y en ciertas campañas llenaba estadios con 25-40,000 personas. El MAS llegó a ser el partido de izquierda hegemónico del país. Ganaron la dirección de más de 100 grandes fábricas claves y tuvieron una tremenda influencia en los barrios obreros y ciudades alrededor de la capital. A finales de 1983, y principios de 1984, cuándo Moreno se dio cuenta de que la ruptura de masas no acontecería, lanzó una campaña interna en el MAS para transformarlo de un movimiento en un partido marxista revolucionario más claramente definido, objetivo que fue logrado en su mayor parte a principios de 1985. La cuestión de la construcción de un partido amplio de izquierda basado en la clase obrera pasó a ser entonces más una cuestión de propaganda que de agitación, a diferencia del período iniciado en 1982. Lo que es más útil recordar hoy de ese período es que Moreno y el MAS se preocuparon más por las necesidades objetivas de la clase obrera que por la percepción de cuán revolucionario podría ser considerado el movimiento. El interés histórico de la clase obrera en su conjunto fue más importante que las especulaciones organizativas de la secta que sólo se preocupa por su propia auto-descripción como ser revolucionario. Pregunta: ¿Qué clase de tácticas y estrategia usó el MAS para construir un movimiento tan fuerte...? Petroni: Los métodos de frente unido, unidad de acción y el programa de transición. Ningún arma secreta que digamos, sin dejar de sostener y defender varios principios marxistas, los esenciales. Esto estuvo combinado con una democracia interna sin restricciones y con debates abiertos al público tanto dentro del MAS como con otras fuerzas. El MAS se acercaba a cualquier fuerza o grupo, ya sea que se considerasen como peronistas o que fueran del PI o lo que fueran, les bastaba con que plantearan ideas obreras y radicales para que les ofrecieran colaborar con ellos. El partido era llamado a movilizarse completamente en apoyo a dirigentes sindicales de base que luchaban contra la patronal, o para apoyar a luchadores por los derechos humanos, o a los veteranos de las Malvinas, sin imponer ningún tipo de condición; a cualquiera de estos combatientes que colaboraba y discutían con ellos les abrían su lista de candidatos. Si lograban alcanzar acuerdos en puntos fundamentales, el MAS lucharía por alguna tipo de unidad de acción, de frente unido, o incluso por la fusión. Al mismo tiempo, el MAS buscaba entablar debates amistosos sobre perspectivas con sus aliados. Debemos recordar que el MAS no ignoró ni pasó por encima de la cabeza de otras fuerzas políticas, ni tampoco las subestimó. Hicieron llamados y demandas tanto a la burocracia sindical, como al PC stalinista, o a otras fuerzas de izquierda. Al mismo tiempo el MAS insistía en la democracia obrera, y en el derecho a que se discutieran todos los asuntos. Cuándo veía la necesidad de hacer concesiones señalaba claramente en que consistían y por qué esas concesiones diferían de su ideología política, pero no ponía barreras artificiales para bloquear la colaboración. Este método forzó a muchos otros, inclusive al PC, a entrar en acuerdos que iban más allá de donde habrían querido ir. Al mismo tiempo el MAS luchó por aumentar su influencia y sus números, simplemente porque sabía que era un aspecto crítico para tratar más efectivamente con las otras fuerzas. Muchos miembros del PC, del PI, peronistas y otros se sintieron atraídos por este método y se unieron al MAS. Pregunta: Pero el MAS se derrumbó a finales de los 80s. Cuando explotó dio origen a muchos grupos y organizaciones nuevas que hoy son muy hostiles entre sí... ¿Cuáles son las razones de ese fracaso y también qué es lo que podemos aprender de él? Petroni: Moreno murió a principios de 1987. Le tocó lidiar con una dirección del MAS muy inexperta que iniciaba con un bajo nivel político. Se trataba de los sobrevivientes de la lucha contra la dictadura, que como expliqué fue muy difícil. Muchos cuadros destacados del precursor del MAS fueron asesinados o desaparecidos, muchos se rindieron durante los oscuros días de la represión, otros se vieron forzados al exilio, muchos de ellos no regresaron. La construcción del MAS y la reconstrucción de su dirección revolucionaria estaba lejos de completarse cuándo Moreno murió en 1987. Ninguno de los sobrevivientes tenía la autoridad y el nivel político o la experiencia para continuar ese trabajo. Toda la experiencia histórica y los datos históricos que conocemos nos dicen que los cuadros de un partido revolucionario, su dirección, no puede ser formada en un breve período de 4 o 5 años. Ese fue el espacio de tiempo que tuvo Moreno desde la apertura de una situación mucho más favorable en 1982 hasta su muerte en 1987. La responsabilidad de continuar construyendo el MASque se había vuelto ya algo muy complejo y se aproximaba a constituirse como partido revolucionario (sin serlo todavía) con influencia de masas (aunque nunca alcanzó esa etapa)resultó ser demasiado para la dirección que sobrevivió a Moreno. Esto se complicó además por el hecho de que, cuándo Moreno murió, la realidad comenzaba a refutar algunas de sus caracterizaciones y análisis más generales. Estoy bastante seguro de que si Moreno hubiera sobrevivido habría corregido algunas de ellas. Sus herederos autodesignados, sin embargo, no hicieron más que repetir las fórmulas dejadas por Moreno y, como la experiencia nos lo mostró posteriormente, revelaron que en realidad ni siquiera las habían entendido cuando fueron formuladas por primera vez. Ciertamente no entendieron cuán equivocado era mantener esas fórmulas después de las profundas transformaciones mundiales de finales de los 80s. Los herederos siguieron repitiendo las mismas fórmulas sin ir a ningún lugar. Pregunta: ¿Por qué dice usted que uno de las razones más importantes para la explosión del MAS a finales de los 80s fue su incomprensión de la situación mundial? Petroni: Moreno, como muchos otros marxistas, no interpretaron las luchas de los 80s (Centroamérica, Palestina, México, Asia, Suráfrica) como las últimas luchas defensivas del movimiento de masas previas a la imposición imperialista de su orden a escala mundial. Mas bien veían en esas luchas la expresión una situación revolucionaria que derrocaría objetivamente al capitalismo y al imperialismo. Los signos iniciales de la caída de la Unión Soviética y de Europa oriental se interpretaron como un desarrollo positivo que conduciría a la revolución política en esas regiones. Sobreestimaron el potencial para la reforma de los estados obreros, y sentían que esto actuaría como un estímulo a las luchas en otras partes del mundo al remover la influencia del stalinismo del escenario mundial. En retrospectiva podemos ver lo equivocado de dichas caracterizaciones: las luchas eran en su mayor parte defensivas, no ofensivas, y a pesar del carácter contrarrevolucionario del stalinismo, la caída de la Unión Soviética y de Europa oriental fueron percibidas como una derrota histórica por vastas capas de la clase obrera en todo el mundo. La conciencia de clase y la lucha de clases retrocedieron. La década de los 90s pasaría a la historia del siglo XX como el momento del triunfo del imperialismo a escala mundial. Un gran sector de la izquierda a escala mundial se desplomó. Fué bajo esas condiciones que la dirección del MAS continuó, después de la muerte de Moreno, afirmando la vieja caracterización de ‘situación revolucionaria mundial.’ Pregunta: ¿Cómo afectó eso a la política en Argentina y al MAS? Petroni: Moreno insistía correctamente en el aspecto internacionalista de cualquier estrategia nacional para intervenir en la lucha de clases y en la construcción de la organización revolucionaria. Pero si el análisis de la situación mundial está equivocado, ese método por correcto que sea, no lo protege a uno de cometer grandes errores. Puesto que Moreno tenía la caracterización de que existía una situación mundial revolucionaria, es que analizaba a la situación Argentina en ese contexto. Por eso esperaba que se diera una ruptura de masas con el peronismo y con la UCR e ideó el movimiento amplio de izquierda y socialista que pudiera servir como vehículo para canalizar dicha ruptura. La clase obrera argentina y sus aliados, y particularmente la izquierda, fueron derrotados en los 70s. Fueron derrotados en la ‘guerra sucia’ y fueron derrotados por el imperialismo en la Guerra de las Malvinas. El movimiento de masas que existía en Argentina en los 80s, al igual que el del resto del mundo, estaba llevando a cabo una lucha defensiva, dicha lucha tuvo como resultado la conquista substancial de derrocar la dictadura, pero no pudo vencer el orden social de la clase capitalista y su ‘democracia burguesa’... la izquierda y la clase obrera trataban todavía de recuperarse de las derrotas históricas previas. Fue en el marco de esa lucha defensiva que el MAS fue capaz de hegemonizar la vanguardia que surgió en los 80s, una vanguardia más débil (comparada con la de los 60s y 70s), pero no fue capaz de convertirse en el vehículo de una ruptura de masas con los partidos de la clase gobernante. En ese sentido, el éxito relativo del MAS se debió a sus métodos y a la debilidad e incompetencia del resto de la izquierda, más que a lo correcto de sus caracterizaciones. Cuando para 1991 se hizo evidente que lo ocurrido con la caída de la Unión Soviética y con el retorno de Europa oriental al capitalismo había sido una derrota mundial de la izquierda (un proceso acompañado con la derrota de la revolución centroamericana, los arreglos alcanzadas en Suráfrica y en otras partes y el retroceso de la conciencia de la clase obrera) fue cuando el MAS se desplomó. El MAS se hundió en contradicciones descomunales al mantener la caracterización sobre la supuesta existencia de una ‘situación revolucionaria’ que, según su dirección, habría subsistido hasta los 90sa lo que hay que añadir el hecho que la clase obrera argentina estaba siendo subyugada por la ofensiva neoliberal del gobierno de Menem. Las nuevas derrotas de la clase obrera argentina no eran más que un reflejo de las derrotas en otras partes del mundo. Menem fue la representación del orden imperialista victorioso de los 90s. Creo que no debe despreciarse la extraordinaria experiencia de Moreno y del MAS en la década de los 80s. Sus contribuciones a la tarea de la construcción de un movimiento socialista democrático y flexible dirigido por marxistas revolucionarios es inapreciable. Sus contribuciones deben ser estudiadas y deben ser emuladas por los revolucionarios en Argentina y en otras partes del mundo. Al mismo tiempo, y como una advertencia a otros que se inclinan a cometer hoy los mismos errores, no se puede tener una política correcta meramente a nivel nacional o extrapolar al mundo entero las condiciones favorables del propio país. Los errores de teoría y de análisis del MAS y de Moreno en los 80s no deben minimizar lo que lograron alcanzar, pero tampoco puede ignorarse que esos errores frustraron la increíble experiencia política que fue la construcción del MAS. Pregunta: Usted seguramente no está abogando por ese mismo método de construcción de nuestras organizaciones en el clima político actual de Argentina. ¿O sí? Hay muchas diferencias en la relación de fuerzas entre los distintos partidos y grupos de izquierda. Comenzando por el hecho de que hay muchas más organizaciones que se reclaman del marxismo que en los 80s... Petroni: Lo que debe permanecer es el método de anteponer en primer lugar las demandas que ayudarán al avance objetivo del movimiento de masas en su conjunto y no aquellas demandas que parezcan ayudar a algún pequeño grupo a diferenciarse de otros como más revolucionario. La táctica de desarrollar un movimiento de masas socialista que agrupe a todas las organizaciones de izquierda existentes, en un ambiente multitendencial, democrático y unido alrededor de un programa central de transición, breve, merece tanta atención como entonces, inclusive es probable que merezca más atención ahora. Por supuesto que también hay diferencias. Si usted pertenece a un pequeño grupo, tiene la necesidad de consolidarlo ideológicamente y de ganar algunas posiciones en la lucha de clases que le permitan ejercer una mayor palanca para desarrollar su estrategia general. En los momentos en los que la lucha de clases no es tan aguda y las masas no entran en acción, crear y desarrollar ‘los frentes’ es probablemente una táctica apropiada. Cuando la lucha de clase se agudiza, sin embargo, esto podría ser contraproducente. Por supuesto, si un grupo pequeño lanza la propuesta de un nuevo partido de izquierda basado en la clase obrera, en las asambleas de los barrios, en las fábricas ocupadas, en las organizaciones de piqueteros, y en las tendencias sindicales de la lucha de clases, el programa quedaría limitado a la pura propaganda. El grupo no tendría la palanca necesaria para implementar esa política como la tuvo el MAS, hasta cierto grado, a principios de los 80s. Pero sin embargo debiera hacer la propaganda al respecto. Al mismo tiempo, ellos debieran demandar que las organizaciones más grandes de la izquierda, como el PC, el MST, PO, o incluso el PTS y los restos del MAS y otros, así como también los dirigentes de los sindicatos y otras organizaciones de masas que tomen la iniciativa de lanzar un nuevo partido de izquierda. En ese sentido, la tarea de los grupos revolucionarios más pequeños es la de dirigirse a la vanguardia para convencerlos de tener una estrategia, unas tácticas y un programa que fluyan de las necesidades objetivas del movimiento de la clase obrera y de las masas en su conjunto. ¿Hay alguien que dude que la formación de un movimiento socialista unificado, multitendencial, democrático pueda tener un impacto tremendo en la situación política? ¿Puede alguien dudar que si el PO-MST-MAS-PTS-FOS-CS-PC (usted puede agregar su sigla favorita aquí), el Polo Obrero, el MTL, la dirección de las fábricas ocupadas y algunas asambleas de barrios lanzaran tal llamado y dieran pasos prácticos, que esto no tendría un efecto tremendo entre los trabajadores en la CGT, la CTA y otras organizaciones de la clase obrera? Lo menos que se puede decir es que la propuesta inicial del MAS, a principios de los 80s, de llamar a la formación de un movimiento socialista amplio, de la clase obrera, suena más afín con la situación política actual que con la que existía cuando fue lanzada por primera vez. De un sólo golpe este tipo de movimiento, si se basa auténticamente en la democracia obrera, eliminaría la principal barrera para el crecimiento geométrico de la izquierda actual: el rechazo de muchos activistas obreros y de la juventud a la fragmentación y al sectarismo de la izquierda. Pregunta: ¿Cuál fue la actitud de las corrientes internacionales del trotskismo ante los fenómenos del crecimiento y el desarrollo del MAS en los 80s? Petroni: Como era de preverse, lo ignoraron en su mayor parte. En los 80s, el Secretariado Unificado (SU), los lambertistas, Lucha Obrera y el CWI tenían pequeños grupos de seguidores en Argentina. Ignoraron en su mayor parte al MAS a nivel internacional. Domésticamente, la mayoría de ellos rechazó la idea de unirse y de considerar al MAS como el fenómeno de izquierda más progresivo de su tiempo. En su lugar, los seguidores del CWI, los lambertistas y Lucha Obrera se unieron... a los peronistas. Caracterizaron incorrectamente que ahí se desarrollaría una nueva ala de izquierda. Eso nunca ocurrió. Todos sus miembros se perdieron para la política revolucionaria. Esas organizaciones no tienen ya ninguna fuerza en Argentina. Esas fuerzas bien podían haberse acercado, Moreno y el MAS eran muy abiertos a corrientes y grupos que provenían de la izquierda, particularmente del trotskismo, existía la posibilidad de que se unieran y participaran en el MAS. De hecho, algunos miembros de Lucha Obrera fueron invitados al país y permanecieron trabajando con el MAS por más de un año. Nunca trabajaron realmente en el partido. Vinieron, miraron, no dijeron nada, y se fueron sin hacer ningún comentario. Realmente extraño. En ese sentido, las corrientes internacionales del marxismo revolucionario no pasaron la prueba del MAS. Debieron haber colaborado con él, debatido con él, pero, por razones puramente sectarias, decidieron no hacerlo. Me gustaría indicar que el MAS en su mejor momento gozaba de una situación muy diferente a la de hoy día. La izquierda revolucionaria no estaba tan fragmentada, ya que su mayor parte formaba parte del MAS. <tabla de contenidos> 11. Propuesta de Unidad o Maniobra 11. Propuesta de Unidad o Maniobra Pregunta: Hay algunas propuestas en esa dirección. Por ejemplo, el PTS hizo una propuesta de fusión al PO y al MAS. El PO podría decir que ya hacen eso con las organizaciones de piqueteros, con el PC y otros. El MST y el PC, que por más de diez años han mantenido la ‘Izquierda Unida’, llaman a la unidad electoral de la izquierda, desde Zamora hasta todos los demás. Petroni: Leí la mayor parte de esas propuestas. No tengo ningún compromiso con ninguna de esas organizaciones por lo que juzgo sus propuestas ‘desde fuera.’ Tengo que decirle, que la mayor parte de esas llamados suenan más a maniobras para ganar unos cuantos miembros de otros grupos, o a simples declaraciones para presentarse como los promotores de ‘la unidad’, que a llamados genuinos a la unidad. Para comenzar, nadie define la base y el método de tales propuestas de unidad. El PO no propone ningún acuerdo y/o procedimientos formales a otras fuerzas políticas. El PO sólo propone la unidad de acción a través de grupos frentistas. El PTS propone una fusión al MAS y al PO basados en acuerdos circunstanciales sobre el rechazo a las elecciones y la demanda democrático burguesa de Asamblea Constituyente. Esta es una base débil para la unificación. Pero peor aún, el PTS comienza su llamado con la denuncia de la política del PO y del MAS y enfatiza el hecho de que su llamado es el que hace una organización revolucionaria a un par de grupos oportunistas. El MST e Izquierda Unida no clarifican su llamada más allá de tener una frente electoral. Esto puede aparecer como unidad de la izquierda, pero deja por fuera todo programa, o llamado a formar un partido de izquierda común basado en la clase obrera o en algo más substancial que amerite la verdadera unificación de la izquierda. También el MST publicó esta llamada en medio de sus denuncias a otras organizaciones. Estos intentos de engañar a la organización ‘adversaria’ u ‘oponente’ son equivocados debido a que no parten de ninguna caracterización sólida o positiva. Pregunta: Las propuestas y las actividades del MAS y de Moreno que usted describió en cierto sentido implicaban también ‘maniobras’ y segundas intenciones, como la de deshacerse de la influencia de los stalinistas en la clase obrera y ayudarla a liberarse del control de los peronistas. ¿Por qué, entonces, no pueden compararse esas propuestas de frente único y de unidad de acción con las que hacen hoy otras organizaciones? Petroni: Permítame primero clarificar que las propuestas de frente único, por definición, son las que se acuerdan entre organizaciones de masas de la clase obrera. El objetivo es el de combinar la unidad y el conflicto. Por un lado las propuestas buscan la forma de movilizar a la clase obrera en su conjunto, y hacer avanzar el movimiento en su conjunto. En ese proceso, debatimos continuamente la cuestión del programa, propuestas y los nuevos objetivos que anticipamos para el movimiento en general, la serie de aproximaciones a las que se refería Trotsky. Ese es el papel del programa de transición. Ahora bien, podemos caracterizar que, en cierto punto de esa lucha, la vieja dirección del movimiento, los burócratas y los reformistas traicionarán, o al menos mostrarán ante sus propias bases los límites que no están dispuestos a cruzar para desafiar el orden burgués. En algunos casos, algunos de esos viejos dirigentes irán más a la izquierda, quizá de manera conciente y voluntaria, quizá forzados por las circunstancias. Ese es el momento en el que los trabajadores pueden ver por sí mismos, no sólo como mera propaganda sino por la realidad de los acontecimientos, que se necesita una nueva dirección y que son los revolucionarios los que pueden proveer dicha dirección. Los trabajadores pueden ver cuáles de los viejos dirigentes merecen su apoyo. Cuándo hablamos de las propuestas del MAS al PC a principios de los 80s y de las que deben hacerse hoy, podemos decir que realmente no fueron propuestas de frente único porque ni el MAS ni PC en aquel entonces ni las organizaciones de izquierda de ahora son organizaciones de masas. En ese sentido, la masa de seguidores de estas organizaciones de izquierda, tanto en aquel entonces como ahora, está más controlada por los métodos de trabajo y la ideología de dichas organizaciones. Las experiencias comunes en la lucha de clases, y también la propaganda, juegan un papel significativo para ganarse, si no a estas organizaciones, por lo menos sus bases a la política revolucionaria. Esa es la razón por la que, en el caso de la izquierda, hablamos acerca del método del frente único obrero, y no técnicamente de frente único en sí mismo. Moreno, y antes de él Lenin y Trotsky, explicaron muchas veces que cualquier propuesta a otras organizaciones, ya sea que se trate de organizaciones de masas o de organizaciones de izquierda con cierto peso, implican cierto grado de ‘maniobra,’ ‘segundas intenciones’ como dijo usted. La pregunta no es tanto cómo caracterizamos a la dirección de esas organizaciones, sino cual es el papel que juegan en la lucha clases y cual es el papel que nosotros les proponemos que jueguen. Partimos no de la denuncia, sino de una propuesta para que hagan ciertas cosas y esa propuesta concreta no es, y no debe ser, una maniobra, un truco. No puede hacerse una propuesta seria si viene precedida por toda una larga lista de denuncias a priori de cómo y cuando esas direcciones van a acabar traicionando. Hay un análisis interno y hay una propuesta pública, y las organizaciones deben aprender a cómo diferenciar uno del otro. No se puede hacer trabajo de masas con boletines internos hipercríticos que pasan por artículos en sus periódicos. Actuar de esa manera no es solamente imprudente desde el punto de vista táctico, sino que también es una clara indicación de que no se tiene la menor idea de cómo organizar y llevar adelante la táctica de frente único, o más precisamente, el método de frente único. Lea la propuesta del PTS al PO y al MAS. Se trata de un largo documento que explica por qué el PTS no tiene nada que ver con ninguna de estas organizaciones desde el punto de vista programático, político y metodológico. Luego enseguida, proceden a proponerles la fusión, una etapa mucho más compleja que un simple frente único de izquierda o frente único obrero. Por supuesto, el PO les contestó que ‘eso no era mas que una maniobra para robarse algunos miembros.’ y por primera vez tenían razón (risa). <tabla de contenidos> 12. La Recuperación del Stalinismo sería una Tragedia para el Movimiento Revolucionario Pregunta: La crisis del partido comunista argentino muestra el otro lado de la misma moneda, en mi opinión, ya que se derrumbaron básicamente por las mismas razones que el MAS. Petroni: No hay duda de que el PC de Argentina se desplomó más o menos al mismo tiempo que el MAS, aunque sólo un par de años antes. Y esta coincidencia no es un hecho pequeño o casual. ¿Fue el proyecto elaborado por Moreno y el MAS a principios de los 80s el que aceleró la crisis del partido comunista? Si bien la mayor parte de los PCs ligados a los regímenes stalinistas en la Unión Soviética y Europa oriental se desplomaron en los 90s, el PC de Argentina experimentó ese desplome a mediados de los 80s. Por supuesto el hecho que el PC colaboró con la dictadura militar durante el 70s y capituló a todo tipo de política burguesa y de clase media, inclusive el apoyo sin crítica a Alende y al PI, a los peronistas, etc., tenía que tener algún efecto importante en sus filas. Muchos de aquellos que militaban con ellos creían honestamente que estaban en un partido marxista revolucionario. Pero esa historia de traiciones del PC no habría podido ser expuesta tan claramente si no hubiera sido por el hecho de que el PC se vió sobrepasado por el MAS, fue el crecimiento del MAS el que le impidió a los stalinistas continuar ignorando a los trotskistas. También se vieron expuestos debido a la insistencia del MAS de que los stalinistas debían romper con los partidos de la clase gobernante y formar parte de una frente de izquierda y obrero no sólo para las elecciones sino también para las demás luchas. Como usted sabe, el MAS obligó al PC a participar en dicho frente. Allí el MAS insistió en tener elecciones primarias para definir candidatos comunes, a pesar de que sabía que al principio las perderían. También sabían que esto promovería los debates y las discusiones, el trabajo común en algunas sindicatos, las reuniones y las manifestaciones convocadas de manera conjunta y en los que la gente común de ambos partidos interactuaría y discutiría, etc. Bastó que el MAS utilizara tal táctica por sólo uno o dos años para derrotar al PC tanto en lo organizativo como en lo político. Al momento del desplome de la Unión Soviética, no quedaba ya mucho del PC. Es muy desafortunado que la crisis subsiguiente del MAS haya abierto una nueva etapa de recuperación del stalinismo en Argentina. Pregunta: Cuando habla de ‘la recuperación’ del stalinismo ¿Se refiere al Partido Comunista Revolucionario (PCR)? Petroni: Sí, pero no me limito al PCR. Leí en algún lugar que el PC reunió acerca de 5,000 personas en el grupo ‘piquetero’ frentista, Movimiento de Liberación Territorial (MLT). Y que en alianza con su socio menor, en Izquierda Unida, fueron el bloque electoral más grande de la izquierda en las pasadas elecciones de octubre del 2001. El PCR no es una organización nueva. Los conocemos desde los 60s, cuando surgieron como una ruptura maoista del PC pro-soviético. Ganaron fuerza durante los años preparatorios del ‘cordobazo’ e inmediatamente después. Pero cuando se dió el ascenso de la clase obrera y de la juventud después de la seminsurrección, se les perdieron las canicas. Ignoraron las demandas democráticas y la lucha por elecciones libres bajo el gobierno militar, pensaban que su consigna ‘ni golpe, ni elección, insurrección’ resumía la situación. Al mismo tiempo, insistían en llamar a una alianza con la ‘burguesía progresista.’ Una graciosa combinación de ultraizquierdismo y reformismo. Casi desaparecieron, la mayor parte de su base se fue con los peronistas de izquierda y no pocos de ellos acabaron en otros partidos de izquierda. Posteriormente, en los 80s, el crecimiento del MAS actuó como una barrera insuperable. Después del colapso del MAS a mediados de los 80s, comenzaron a hacer algún progreso. Su coqueteo con el ‘sector nacionalista de las Fuerzas Armadas,’ su rechazo de las demandas democráticas de elecciones libres y universales, oponiéndoles su llamado a formar un ‘gobierno provisional’ de la burguesía ‘progresista’, la izquierda y el ejército y su insistencia en combinar los llamados a la seminsurrección con la construcción de asociaciones de asistencia a los desempleados dan un cuadro claro de lo poco que han cambiado desde los 60s. ¿Crecieron? Ciertamente, a la sombra de la crisis del marxismo revolucionario. Las organizaciones trotskistas juntas cuentan con más cuadros y más reserva de apoyo. Si le añadimos a esa mezcla la popularidad de Zamora, entonces el stalinismotanto el del PC como la variante del PCRno tiene la menor oportunidad de poder traicionar con éxito al movimiento revolucionario. Solamente la lucha interna sectaria de los marxistas revolucionarios dan la apertura para la recomposición del stalinismo. <tabla de contenidos> 13. ¿Necesitamos Realmente el Partido? Pregunta: Esto nos lleva a la siguiente pregunta... hay un fuerte sentimiento entre muchos trabajadores y jóvenes, así como entre activistas de las asambleas de los barrios y en general en todas partes... un sentimiento en el sentido de que no se necesita una organización revolucionaria, de que las cosas se pueden lograr como el pasado 19 y 20 de diciembre, mediante las movilizaciones de masas, sin necesidad de un partido... Petroni: No los culpo. Yo pensaría lo mismo si fuera un activista desprevenido que va a la asamblea del barrio o a la de los piqueteros y ve como las organizaciones de izquierda luchan entre ellas por cuestiones meramente organizativas, o cuando hacen discusiones sobre si la consigna de la Asamblea Constituyente tiene un significado ‘revolucionario’ o ‘reformista’ o se insultan mutuamente en lugar de enfrentar al partido peronista y a la UCR. Pero yo no soy nuevo en esto. Sé que un ascenso espontáneo de las masas puede llevar a obtener victorias temporales. Pero el derrocamiento del capitalismo es una lucha seria, prolongada y difícil. Para lograrlo se requiere de un enorme grado de organización, disciplina y consistencia sostenida por un período de tiempo relativamente largo. Un movimiento amorfo, en el que cada uno se dedica a lo suyo, que carece de estrategias y tácticas claras que hayan sido discutido democráticamente y que no acepte el método de la democracia obrera, no podrá triunfar a largo plazo. Un movimiento así puede ser, y en cierto grado a menudo lo es, manipulado fácilmente por la clase gobernante. Podrá crear una crisis de gobernabilidad, incluso derrocar a un gobierno, pero ciertamente no podrá preparar la lucha para tomar el poder y, lo que es más importante, no podría sostenerlo si llega a él. La percepción de que las organizaciones son el problema, de que todos los políticos deben ser descartados, sólo beneficia a la larga a las organizaciones y a los políticos de la clase gobernante. A estos les puede tomar cierto tiempo, pero cuentan con las herramientas ideológicas para recomponerse y cuentan con el hecho de que un movimiento desorganizado, tumultuoso e inorgánico se agota después de algún lapso de tiempo. Es pues la responsabilidad de los marxistas revolucionarios tratar de revertir esta situación mediante la consecución y ejecución de acuerdos de unidad de acción, aplicando el método del frente único, debatiendo sus diferencias democráticamente para ofrecerle al movimiento el tipo de organización en el que estas nuevas capas de activistas que están escépticos puedan sentirse cómodos. <tabla de contenidos> 14. La Posibilidad de un Partido de Trabajadores 14. La Posibilidad de un Partido de Trabajadores Pregunta: Después del ascenso del PT brasileño y de la victoria de Lula, la CTA, De Gennaro y otros han reflotado la idea de un PT Argentino. ¿Cuál es su opinión al respecto? Petroni: Toda iniciativa de formar una organización política de la clase obrera, independiente de los partidos de la clase gobernante y en oposición directa a ellos, es un paso progresivo. Estoy seguro de que la victoria de Lula y del PT tuvo un impacto muy grande en la conciencia de los trabajadores y la juventud de Argentina. ¿Cómo podría ser de otro modo? Seguro, la dirección de Lula ha girado a la derecha. Hizo un acuerdo con liberales derechistas, hizo discursos reasegurando al sistema bancario internacional. Pero está también el otro lado de la historia. El 30% del PT brasileño está dirigido por su ala izquierda (compuesta en su mayoría por organizaciones trotskistas). El PT mismo es un partido obrero, representa la etapa de la conciencia de la clase obrera brasileña y de los trabajadores y de la juventud de Brasil en que salieron a luchar. Esa contradicción entre la dirección, la naturaleza del partido y las condiciones de la lucha de clases tiene sus riesgos, pero también enormes oportunidades. El sectarismo unilateral de PO que denuncia ya al PT como el ‘agente del capital financiero internacional.’ El oportunismo del ARI, Carrio y los otros a quienes les gustaría reproducir los aspectos más oportunistas de la dirección del PT brasileñopero sin su origen y composición obreraambos puntos de vista son una trampa terrible para los activistas argentinos. Ciertamente que si la CTA y sus sindicatos lanzan tal iniciativa, la izquierda debiera apoyarla, al menos críticamente. Aunque la CTA sea la más pequeña de las tres confederaciones de trabajadores, podría provocar un tremendo debate en el conjunto de la clase obrera acerca de la necesidad de la independencia política de la clase obrera. Las preguntas que yo plantearía son si tal partido está rompiendo con los peronistas y la UCR, y si rompe los lazos con el centro izquierda de Carrio y el ARI. Y, por supuesto plantearía la necesidad de que la izquierda empuje agresiva y claramente la noción de que tal partido debe basarse en la democracia obrera, y que debe contar con el derecho a la formación de fracciones y tendencias y no debe ser exclusionista. Me imagino que estas demandas chocarán con las prácticas actuales de la corriente de De Gennaro. La izquierda no debe descartar dicha iniciativa desde el comienzo. Si la iniciativa surge de una manera concreta deben tratar de hacer demandas. Veo muchas obstáculos, subjetivos y objetivos, para el lanzamiento de tal partido. Para comenzar, pienso que para tal proyecto De Gennaro no contaría con el pleno apoyo de muchos en la CTA. Luego vienen, por un lado, los problemas en las relaciones de la CTA con el PCR y por el otro con el centro izquierda de la ARI. De todos modos, esta propuesta no surgiría como una expresión directa de luchas y victorias, como en el caso del PT brasileño en los 70s, sino más bien como una medida defensiva. El hecho que el PT brasileño surgiera como la expresión de la lucha de una nueva, joven, masiva, y militante capa de la creciente clase obrera lo hizo mucho más democrático durante unas dos décadas lo cual lo puso a la izquierda de cualquiera intento que pueda hacerse en la Argentina de hoy día. Uno tiene también que recordar que el PT brasileño se lanzó inicialmente como una alternativa a la tendencia más hegemónica de la izquierda brasileña en aquel entonces, el stalinismo. Este no sería el caso en Argentina. ¿Pero De Gennaro está realmente por lanzar tal partido? ¿O solamente está usando la popularidad actual de Lula y el PT de Brasil como una herramienta de propaganda? Eso está por verse. Pregunta: ¿Acaso esta propuesta no choca con la otra de formar un partido de izquierda basado en la clase obrera? ¿No contradice su propuesta de unidad en la acción y de trabajo de frente único de la izquierda revolucionaria? Petroni: ¿Cómo puede haber contradicción entre el apoyo crítico a una propuesta de partido de trabajadores basado en algunas sindicatos, al que hacemos demandas acerca de su organización, programa y por la completa ruptura con la burguesía con las propuestas de unidad basadas en principios de la izquierda revolucionaria? La estrategia no tiene porque cambiar, se trata en última instancia de construir un partido revolucionario con influencia de masas. Tanto la unidad de la izquierda, por decirlo así, como un partido de trabajadores basado en los sindicatos son tácticas para ganar a la mayor cantidad posible de trabajadores y jóvenes a nuestra estrategia. No hay nada escrito que nos impida, ni a nosotros ni a nadie, usar dos tácticas al mismo tiempo. Más aún, es posible pensar en muchos casos en que dos tácticas diferentes pueden complementarse mutuamente. Por ejemplo, ¿no sería bueno contar con un frente único de la izquierda o un comité de base común de la izquierda revolucionaria al interior de la clase obrera, y dentro de una organización política independiente? Insisto, el lanzamiento de un PT basado en la CTA y otros no es hasta el momento más que una especulación. Si llegase a acontecer y si lograse convertirse en un foco de organización para los trabajadores independiente de los partidos gobernantes, ¿deben o no los revolucionarios considerar intervenir seriamente allí? ¿Es revolucionaria la dirección de la CTA? Por supuesto que no. ¿Se inclinan a la colaboración de clases? Seguro. Pero lo que tenemos que evaluar, cuando y si es que acontece, cual es la dinámica del proyecto, no quién lo dirige al principio. ¿Hay o no alguna persona dentro de la CTA que trate de organizar un movimiento o una lista de oposición a la dirección oficial? Escuché algo acerca de eso. ¿Hay jóvenes y trabajadores que buscan honestamente una alternativa dentro de la CTA? No tengo la menor duda. Si varios sindicatos y organizaciones llamaran a lanzar un PT ¿tendría esto algún impacto y reagruparía a gran cantidad de gente? Quizá, y si eso acontece la izquierda revolucionaria debe prestarle mucha atención. Pero, insisto, hasta el momento no se trata más que de pura especulación. Lo qué es real, lo que es una tarea que debió haberse iniciado ayer es la relación entre las diferentes organizaciones revolucionarias. Pregunta: ¿Cuál es en su opinión, la principal barrera que impide que la izquierda revolucionaria se fusione en un partido común, o para que, por lo menos, trabaje efectivamente en un frente único, tanto en el terreno electoral como a nivel de la movilización de las masas? Petroni: Mire usted, yo podría hacerle una lista más larga aún de las diferencias políticas y teóricas que tengo con la mayoría de las organizaciones revolucionarias en Argentina que la que ellos podrían hacer entre ellos. Estoy en desacuerdo con la mayoría de ellos en la caracterización de la etapa de la lucha de la clase en Argentina (y no me sorprendería que fuese yo el que está equivocado). No acuerdo con el lenguaje y las posiciones sobre el medio oriente (creo que la mayoría de ellos mantienen una posición orientada hacia las reformas en la cuestión palestina, por ejemplo, pero la disfrazan con una retórica ultraizquierdista). Ciertamente no acuerdo con su manera de interpretar las tareas de la construcción de una organización revolucionaria, o de su insistencia en negar la utilidad de las demandas democráticas, tan sólo por mencionar unos cuantos de mis desacuerdos. Pero sin embargo, estoy dispuesto, y de hecho trato, de colaborar con varios de esos grupos. Pienso que las diferencias son de caracterización y de programa, que deben ser discutidas y deben ser resueltas, o que deben ser votadas. Con las cuestiones de método, las cosas se vuelven más complicadas... Por esa razón me inclino a sugerir que para comenzar se adopte una vía de colaboración y una serie de acciones unitarias basadas en el método del frente único. Pero las barreras existentes y reales no pueden ser obstáculos absolutos en tanto se tenga acuerdo con respecto a otras tareas más urgentes y apremiantes para los revolucionarios involucrados en una situación tan rica como la que hay en Argentina. Esta clase de situaciones dan lugar a grandes convergencias entre las organizaciones. A diferencia de lo que ellos opinan, creo que la mayoría de las organizaciones revolucionarias en Argentina tienen más en común programática y metodológicamente que lo que están dispuestos a admitir. En términos de principios, al menos retóricamente, acuerdan con la independencia política de la clase obrera, en la movilización de las masas y en organismos de masas que representen al movimiento en general. También se oponen al peronismo y a la UCR, acuerdan con la ruptura con el imperialismo y sus agencias, ya sea que se exprese bajo la forma del no pago de la deuda externa, o de la oposición a la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial. Todos pueden estar de acuerdo en que el objetivo es el de luchar por un gobierno de los trabajadores y de los oprimidos. Tienen, es cierto, diferencias significativas en términos de táctica y de organización. Pero no hay diferencias de principios por parte de ninguna de estas organizaciones. Debo admitir que es difícil que alguien ‘de afuera’ pueda entender entonces cuales son las cuestiones que los incapacitan, si no es que a cohabitar en el mismo partido con diferentes tendencias, por lo menos a trabajar en un frente único para intervenir más efectivamente en la lucha de clases. Viéndolo de cerca, podría pensar que los principales obstáculos, hasta este punto, son conflictos personales y de organización heredados del pasado. Las antipatías organizativas entre los dirigentes (esto es más pronunciado entre aquellos que comparten un pasado común, como las diferentes expresiones de la dispersión del MAS) como resultado de luchas fraccionales pasadas. Pienso que los principales obstáculos son los factores subjetivos. Estos factores subjetivos requieren de una decisión subjetiva para vencerlos. Esto es posible y deseable para la izquierda. ¿Están los dirigentes a la altura de este esfuerzo? Usted dígame. <tabla de contenidos> 15. El Lenguaje, la Estrategia, las Tácticas, los Debates Pregunta: Una de las cuestiones que surgen inevitablemente al analizar el discurso de la izquierda se relaciona con el lenguaje que usan. Parece como si hubiera una desconexión entre lo que los diferentes grupos de izquierda escriben y expresan en su propaganda y lo que verdaderamente dicen a la gente cuando hacen agitación o tratan de organizarla. Está también la cuestión del lenguaje que utilizan en la discusión de las distintas propuestas y diferencias que surgen entre ellos. Advertimos algunas obscenidades altisonantes por un lado, y algunas formulaciones muy reformistas por el otro. Muchas veces nos preguntamos qué clase de lenguaje es el mejor... Petroni: Otra vez, debe usted tomar todas mis observaciones como algo provisional. Yo sigo con atención la situación política de Argentina y lo que hace o no hace la izquierda, pero no estoy allí todo el tiempo. Creo que he leído bastante de los materiales publicados por las diferentes organizaciones para darme una idea de lo que se plantea. En términos generales, yo diría que una organización de izquierda debe usar un lenguaje que esté adaptado a la audiencia a la que se quiere dirigir. Eso no significa que adaptemos nuestro programa, rebajemos nuestros principios o disminuyamos la profundidad de nuestro análisis para acomodarnos al nivel de conciencia de nuestros lectores, o del movimiento en su conjunto. Pero no hay nada erróneo en la utilización de un lenguaje que sea entendible y claro para aquellos a quienes tratamos de dirigir nuestras propuestas. Por supuesto, nuestro lenguaje sería diferente si estamos hablando solamente con un pequeño grupo de vanguardia cuando la lucha de clases es muy débil y no hay un movimiento de masas. En la presente situación de Argentina debemos hablarle tanto a la vanguardia, a los activistas como al movimiento de masas en su conjunto. Quizá esto requiera de algo más que un periódico, la izquierda también debiera producir revistas para discusiones teóricas más de fondo, debates, etc. Me da la impresión de que hay una dicotomía entre el lenguaje en la prensa de las organizaciones de izquierda, que en su mayor parte parecen más boletines internos que un periódico dirigido a los trabajadores, y la praxis verdadera de los grupos. Leí varios artículos del PO que sonaban muy revolucionarios y que presentaban a los piqueteros como la dirección de un proceso revolucionario, y luego me entero que organizan manifestaciones por unas demandas inmediatas, pero no son las que ellos planteaban en el periódico sino otras completamente desconectadas unas de las otras. Vea la discusión sobre la Asamblea Constituyente. El PTS, el PO, el MST y otros levantan la consigna. Entonces la confusión comienza. ¿Debe la Asamblea Constituyente ser ‘revolucionaria’ o ‘democrático burguesa’? ¿Debe ser convocada por el gobierno o por las nacientes organizaciones de masas, todavía relativamente pequeñas? Luego vienen las acusaciones. El ‘tipo’ de Asamblea Constituyente convocada por un grupo es llamada una ‘capitulación a la burguesía’ por los otros, etcétera. ¿Los resultados? Han hecho que la consigna se vuelva completamente inútil para cualquier cuestión práctica. Tanto el carácter de la Asamblea Constituyente como la definición de quien ha de convocarla debe ser determinado por el movimiento, por el tamaño que tenga éste y por las fuerzas que estén involucradas. Si lo llama el gobierno, algo que dudo que ocurra porque ni siquiera están dispuestos a llamar a elecciones generales para todos los cargos públicos, entonces la izquierda debería tratar de intervenir con un programa para transformarla en una herramienta útil para hacer avanzar los intereses de la clase obrera. Si el movimiento detrás del llamado a la Asamblea Constituyente crece exponencialmente, y lo Si el movimiento detrás del llamado a la Asamblea Constituyente crece exponencialmente, y lo que es más importante, si las asambleas y los comités de trabajadores se amplían cuantitativa y cualitativamente, entonces la lucha para convocarlo podría suceder fuera del gobierno existente o incluso del régimen político existente. Pero, si por otro lado, la consigna de la Asamblea Constituyente es esencialmente una herramienta con la que podemos desenmascarar la naturaleza antidemocrática de la ‘democracia para ricos,’ demostrando que la burguesía no quiere más democracia, con la propaganda bastaría. En la lucha por la Asamblea Constituyente, la cuestión fundamental no sería la Asamblea Constituyente en sí misma, sino el movimiento y las instituciones autoorganizadas de la clase obrera y del movimiento de masas; las asambleas, los consejos, etc. La izquierda debe entender que la Asamblea Constituyente no debe ser el fin de la lucha, como lo presentan el PO y el PTS, sino sólo un aspecto de ella. Por lo tanto, en esta etapa, ellos pueden acordar con llamarlacomo un punto programático secundario, no el esencialy pasar a explicar por qué lucharían los representantes electos de la izquierda en tal Asamblea Constituyente. En lugar de ello, las diferentes organizaciones de izquierda han hecho de esta consigna originalmente democrático burguesa, una lucha ideológica de ‘principios’ de una organización contra otra para determinar quién es ‘más revolucionario’ en lugar de ayudar a avanzar al movimiento de masas en su conjunto. Al hacer esto, no hacen más que concentrarse en la vanguardia, en los activistas de izquierda a quienes les dirigen la mayor parte de su propaganda para ganar puntos, no para convencerlos de tener un programa para agitar en el movimiento de masas para hacerlo avanzar de conjunto. Pregunta: Me refería también a las caracterizaciones extremas que las organizaciones se hacen entre ellas. El lenguaje que usan para dirigirse a otras organizaciones y a sus miembros. Petroni: Para mí es sorprendente ver cómo en las diferentes discusiones sobre estrategia y tácticas, la izquierda revolucionaria usa epítetos que van más allá del debate en cuestión y alcanzan conclusiones extremas acerca de los demás. ¿Es verdad eso de que Zamora está tratando de construir una frente popular con Carrio y el CTA como lo ha denunciado el PTS? ¿Es correcto denunciar a Zamora como el principal vehículo de la burguesía para canalizar las luchas de vuelta al apoyo al régimen político como lo afirman el PTS y el PO, y en cierto grado el MAS? Por supuesto que no. Zamora aclaró que su bloque con el CTA y ARI/Carrio para demandar las elecciones generales el pasado mes de agosto, fueron sólo eso, un bloque, una unidad en la acción, una alianza temporaria con un propósito específico. No un frente político. También es bastante claro que es Saa el que está tratando muy seriamente de construir un frente popular, no Zamora. Es evidente que hay en esto una combinación de sordera con cierta dosis de deshonestidad y un poco de oportunismo. Las críticas al VERDADERO frente popular no se encuentran por ningún lado. Así que estas exageraciones no educan a nadie, no sirven ningún otro propósito que el de crear un ambiente de sectarismo y de ‘líneas de sangre’falsas diferencias ‘de principios’para inmunizar a las bases de estas organizaciones de las demás. ¿Es cierto como afirma el PO que el MST capitula completamente al PT brasileño y por ello tiene una estrategia proburguesa? No, no es así. El MST está asociado a una corriente de izquierda dentro del PT brasileño que se opone al giro a la derecha de la dirección de Lula. Uno puede criticar la forma que toma la oposición, las tácticas y las consignas. Pero llegar a la ‘conclusión’ como lo hace el PO de que las posiciones del MST sobre Brasil son una ‘línea de clase’ que los separa son ciertamente exageraciones. Vean este otro ejemplo. Cuando algún grupo decide escindirse de alguna de las organizaciones, entonces la organización los descalificará inmediatamente. A veses los insultarán, o les harán caracterizaciones de clase y tratarán virtualmente de excomulgarlos del movimiento en general. Un trabajador que los mira desde fuera se preguntarán: ‘cómo es que estos camaradas, que estuvieron juntos a veces por décadas, se transforman ahora en contrarrevolucionarios.’ El lenguaje adquiere importancia porque proclaman lo que son los métodos de las organizaciones de izquierda y lo que pueden esperar los trabajadores si decida adherirse a ellos. Las exageraciones que llegan al extremo de invocar ‘líneas de clase’ son siempre la expresión de una burocracia interna. Pregunta: ¿Quiere esto decir que debemos suavizar nuestros debates con otras organizaciones, escribir en nuestra prensa sólo los comentarios que sean positivos acerca de su política? Petroni: En mi opinión, eso es lo contrario de lo qué debe hacerse. Un debate consistente debe darse en las filas de la izquierda. Pero no debemos educar a las bases de nuestras organizaciones en la noción de que hay que dibujar ‘líneas de sangre’ con otros militantes de izquierda. Más bien creo que debemos debatir las diferencias. Plantear claramente las diferencias que tenemos con ellos con el propósito de aclarárselas a la vanguardia y, más importante aún, al movimiento de masas en su conjunto. De hecho, las organizaciones de izquierda debieran organizar debates públicos, para que sea en ellos en los que presenten sus posiciones divergentes, pero en el marco del proceso de la lucha por un frente único. Lo que hago es pronunciarme en contra de las ‘exageraciones,’ en contra del discursismo arrogante que se apresura a descalificar de la izquierda o del movimiento de masas a organizaciones enteras y sus bases. Y si se hace necesario exponer la política de alguna otra organización, se deben presentar clara y seriamente todas las explicaciones con base en hechos verificables. Lanzar un insulto o una caracterización de clase no sirve. ¿Debates? Cuantos sean necesarios. Me sorprendió el hecho de que los dirigentes de las distintas organizaciones de izquierda no tienen eventos públicos comunes para debatir. Sino que se limitan a lanzarse groseros ataques en su prensa que, repito, están más dirigidos hacia sus propios militantes que al resto del movimiento. Pregunta: Esta conducta de la izquierda también conduce a una intensa competencia en los aspectos organizativos. Por ejemplo, mientras todos ellos proclamaban la necesidad de llevar a cabo una asamblea nacional común de piqueteros, el Bloque Nacional Piquetero, el CCC del PCR y otros, acabaron efectuando reuniones asambleas compitiendo entre ellos, reuniones en las que detrás de los llamados a la unidad se entreveía que el objetivo primario era el mantener separadas sus fuerzas. Si bien el CCC, el PO y el PTS proclaman estar por un cuerpo común y nacional que coordine las fábricas ocupadas, se organizan de manera separada y se atacan mutuamente más de lo que tratan de coordinarse. De hecho, organizaciones como el PO, tan pronto como alguien llama a una reunión o una manifestación, se apresura a organizar alguna otra paralela. Petroni: Sí. Es exactamente lo mismo que ocurre en otros lugares. Estas actitudes sectariasque acaban cortando el contacto de la izquierda revolucionaria con otras organizaciones más reformistas impidiéndoles poder influenciar a sus basestambién es una expresión de la inmadurez del movimiento de masas. Estos métodos son una herencia del pasado, no representan el presente y el futuro del movimiento. Es inevitable que cierta organización cometa errores, o que sea otra la organización que haga una buena propuesta antes que uno. O que en ciertas cuestiones o conflictos, sean otros grupos los que tengan ventajas organizativas. Lo correcto del programa que tenga uno ó el carácter revolucionario del grupo específico al que uno pertenece no se ponen en juego en tales circunstancias. El camino que conduce a una revolución socialista victoriosa está lleno de escaramuzas, de batallas serias y de grandes confrontaciones. Una organización, para que pueda ser caracterizada como revolucionaria, necesita aprender a diferenciar una escaramuza de una batalla y una batalla de una ofensiva generalizada. Me parece a mí, juzgando desde lejos, que muchos en la izquierda argentina creen que cada escaramuza es la batalla decisiva. Por lo tanto en todo caso, ponen el peso completo de su organización a la ofensiva para tratar de bloquear a los ‘reformistas’ o a los ‘adversarios’ de las otras organizaciones de izquierda. Este forma de actuar es preparada sistemáticamente por las exageraciones que mencionamos antes. Esto es un desperdicio de energía precisamente en el momento en que el asunto central para el movimiento de masas y las organizaciones de izquierda, debiera ser la acumulación de fuerzas en preparación para las grandes batallas que se aproximan. Las escaramuzas y los debates son sólo pequeños acontecimientos en el curso de la preparación de esas grandes batallas. Recuerde, estamos discutiendo una situación prerevolucionaria, no una no-revolucionaria en la que los debates y las discusiones ideológicas podrían jugar un papel mayor. <tabla de contenidos> 16. Otra Vez la Situación Política: ¿Por qué el sistema y el régimen no fueron derrocados? Cuándo el 19 y 20 de diciembre, la masa de gente, fundamentalmente la clase media urbana de Buenos Aires, derrocó a Fernando De La Rua y su gobierno de la UCR-FREPASO, la mayor parte de las organizaciones de izquierda salían de una década de crisis. La izquierda que se autoproclama como revolucionaria se compone de: el Partido Obrero (PO); el MST (el Movimiento Socialista de Trabajadores); el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo); MAS (Movimiento al Socialismo), el FOS (Frente Obrero Socialista), CS (Convergencia Socialista) y otros. Sufren de una severa fragmentación, confusión política y teórica y de una relativa falta de influencia en la clase obrera y ciertamente entre las capas medias y la juventud. El movimiento obrero organizado en la CGT (la Confederación General del Trabajo), dividida en tres facciones principales no apoyaban la política de De La Rua, montaron una huelga general total y una oleada de huelgas más pequeñas unos pocos meses antes del colapso del gobierno. El partido que garantizaba el apoyo de la clase media al gobierno, el FREPASO, se desplomó antes. La UCR perdió su propia base de apoyo, como lo ejemplifica su pérdida de apoyo en las universidades en dónde hasta el pasado mes de octubre era una fuerza mayor. El golpe final al gobierno vino cuando sus propios partidarios de la clase media se volcaron a las calles para protestar contra él. Hasta diciembre, la mayor parte de la izquierda estaba en general ocupada en tratar de construir sus organizaciones entre estudiantes y de hacer algún trabajo entre los desempleados, cuyo capa más militante se conoce, como es sabido, como los ‘piqueteros,’ que son activistas desempleados agrupados inicialmente en organizaciones para demandar subsidios de alimentos y seguro de desempleo. La principal táctica de los piqueterosde donde proviene su nombreera la de piquetear los grandes negocios como los supermercados y organizar bloqueos de calles. En distintos grados, toda la izquierda se opuso al gobierno de De la Ruapero no se dieron cuenta de la profundidad de la crisis hasta que esta se desató. Los grupos de izquierda ni dirigieron, ni participaron con grandes números en las manifestaciones masivas iniciales. El dirigente del Partido Comunista, Patricio Echegaray, expresó que el 19 y 20 de diciembre, ‘al partido lo agarraron desmontado del caballo.’ El MST, posiblemente la más grande de las facciones que surgió de la explosión del MAS y su facción más socialdemócrata, tuvo una reunión de Comité Nacional unos días después del 19 y 20 de diciembre. La dirección promovió la caracterización mal fundada de que sus miembros podrían irse a su casa y celebrar la Navidad ya que ‘lo peor de la crisis pasó ya.’ El PCR, que planeaba una manifestación de los desempleados para el día mismo de las manifestaciones iniciales contra De La Rua, impidió que sus fuerzas se unieran a las manifestaciones, a las que acuso de estar infiltradas ‘por provocadores.’ Después de la caída de De La Rua, dos facciones de la CGT, la ‘oficial,’ la más grande de las tres, y la CGT Rebelde, la segunda en importancia, declararon una tregua. Su negativa a movilizar a sus sindicatos fue diseñada para permitir que el partido peronista (al cual la CGT ‘oficial’ se encuentra ligada orgánicamente y al que la ‘rebelde’ le guarda su lealtad) recogiera los pedazos del régimen político. Un facción ‘pública’ más pequeña del movimiento obrero, la CTA (Central de Trabajadores Argentinos), dirigido por no peronistas y por peronistas moderados, agrupado alrededor de empleados del estado y maestros, declaró también una tregua momentánea, pero no acordó con suspender todas las manifestaciones de protesta y las acciones. La CTA trabaja muy de cerca en acciones frecuentes con el PCR y su frente sindical/y de desempleados, la Corriente Clasista y Combativa (CCC). A partir del 19 y 20 de diciembre hasta las primeras semanas de enero del 2002 existió una crisis revolucionaria en Argentina. Era una situación caracterizada por un levantamiento general contra el gobierno y el régimen, lleno de odio a la opresión imperialista y a la corrupta ‘democracia para ricos.’ Solamente la ausencia de una dirección revolucionaria basada en las masas impidió que la crisis llegara a convertirse en situación revolucionaria. Hemos visto desde entonces, en mi opinión, una situación prerevolucionaria con súbitas acciones de masas que ocurren periódicamente. Pregunta: ¿Por qué estos acontecimientos no condujeron a un proceso revolucionario y al derrocamiento del capitalismo en Argentina? Petroni: La crisis de dirección no se resolvió debido a la debilidad y la incompetencia relativas de la izquierda, y al hecho de que no anticiparon la caída del gobierno. Otros factores fueron la traición de los dirigentes obreros y la ausencia de consejos o asambleas populares conducidas democráticamente en el momento de los levantamientos. Sin estos elementos en su lugar, la crisis no podría desarrollarse en situación revolucionaria, emplumada y repleta. Los consejos y las asambleas de barrios, así como también el resurgimiento del movimiento piquetero ocurrieron después del levantamiento, como resultado directo de este y hasta ahora, están algo desconectados. Después de semanas de agitación, y de que el cuarto presidente provisional después de De la Rua, el peronista Eduardo Duhalde, fuera electo por el Congreso, el levantamiento general se transformó en protestas intermitentes pero aún muy masivas. Estas protestas se enfocaban menos en el derrocamiento del gobierno y el régimen políticoa diferencia de las semanas posteriores al 20 de diciembre y a pesar de que el odio hacia estos continuaba sin disminuiry más hacia la búsqueda de alguna solución temporal. Había demandas de beneficios de desempleo, por la liberación de los pequeños depósitos del ‘corralito,’ y el castigo a los responsables de la represión durante el levantamiento de diciembre. También hubo demandas de una reforma electoral y la acusación contra la Corte Suprema (percibida como el brazo legal de la anterior dictadura militar y de los previos gobiernos de Menem y De La Rua). Duhalde, incapaz de mantener el poder, estando cada vez más aislado de todo apoyo popular substancial y sitiado por una docena de facciones de su propio partido, llamó recientemente a la realización de eleccionesel próximo mes de abrilpara Presidente y Vicepresidente. Varios otros cargos públicos van a estar también en juego al mismo o casi al mismo tiempo. Hay elecciones planificadas también para algunos gobiernos y legislaturas provinciales y para el alcalde de la ciudad de Aires de Buenos. Esto, en sí mismo, es un reconocimiento de que Duhalde no tiene planes de resolver ninguno de los problemas más urgentes y que su gobierno no cuenta con ninguna legitimidad para llenar el vacío de poder que continúa existiendo. Desgraciadamente, este signo no lo comprendió la izquierda inmediatamente después del 19 y 20 de diciembre. Por lo tanto no lucharon agresivamente por demandas democráticas para profundizar la crisis del régimen político. De hecho, al levantar consignas ultraizquierdistas y abstractas, le ayudaron al régimen a sobrevivir, a pesar de que permanece en su etapa de agonía mortal. <tabla de contenidos> 17. Las Elecciones, las Demandas Democráticas y la Izquierda Un bloque para empujar por ‘elecciones generales a todos los cargos públicos, y no sólo para Presidente y Vicepresidente,’ fue formado en agosto último por la CTA/PCR/ARI y el congresista de izquierda Luis Zamora. Denunciaron la propuesta de elecciones de De La Rua como antidemocrática y demandaron que todos los cargos públicos elegiblesincluyendo las gubernaturas y los cargos del Congresolas legislaturas tanto nacionales como provincialesfueran añadidas en el llamado a elecciones. Equipararon esta demanda con la otra demanda más popular entre los manifestantes desde diciembre: ‘°Que se vayan todos! ° Que no quede ninguno!’ La demanda de ‘°Que se vayan todos! y de elecciones generales y democráticas para todos los cargos públicos son las demandas democráticas que se debían haber planteado durante los levantamientos de diciembre. La clase gobernante no estaba en posición de llevar a cabo estas demandas sin cometer suicidio político pero tampoco estaba en condiciones de rehusarse. De hecho, había miles de activistas que levantaron esa consigna. Nuestra propia organización y periódico juntaron en dos días más de 3,000 firmas de individuos y organizaciones que apoyaban tal llamado y encontramos un apoyo casi unánime en la comunidad argentina en el exterior. La izquierda revolucionaria ni siquiera mencionó nunca las elecciones generales. Y ahora, más de ocho meses después, cuando la izquierda moderada y el centro izquierda del CTA/PCR/ARI/el bloque de Luis Zamora lo siguen agitando, es que el PO/PTS/MAS y los demás deciden denunciar dicho llamado como si fuera algo que estuviese ayudando a Duhalde y al partido peronista gobernante. De hecho, denuncian toda elección como si fuera una distracción para la ‘revolución,’ la misma revolución que no supieron cómo desarrollar en diciembre pasado. Esta negativa de la izquierda revolucionaria a luchar por demandas democráticas le da a la clase gobernante el tiempo y la oportunidad de intentar reestabilizarse tanto como gobierno, como régimen político, bajo sus propios plazos, y en sus propios términos. Pregunta: ¿Se refiere usted a que parte de la izquierda evitó levantar la demanda de elecciones generales libres y universales durante y después de la crisis revolucionaria de diciembre pasado? Petroni: Sí. Durante la crisis de diciembre y los meses que siguieron a esos acontecimientos, la izquierda no levantó la demanda de elecciones inmediatas y generales para concretar la consigna de ‘°Que se vayan todos!’ Durante meses, e incluso hasta el presente, el régimen político y la mayoría de sus partidos más importantes siguen sin poder cumplir con esta demanda básica y democrática, por temor a cometer un suicidio político o, por lo menos, profundizar su crisis estructural y ya final. En lugar de ello, la izquierda se mareó ante las distintas expresiones del ascenso de masas y se imaginó estar en una situación en la que podrían dirigir ese ascenso, saltándose con ello todo el proceso de preparación del movimiento de masas para derrocar el régimen y el sistema en su conjunto. La izquierda publicó llamado tras llamado a tomar el poder en las asambleas de barrioslas cuales están lejos de dirigiren el movimiento piqueterodel que dirigen sólo una parte minoritariay en la clase obrera estructuradaen la que tienen una débil inserción. Una toma del poder dirigida, por supuesto, por una izquierda revolucionaria fragmentada... Simpatizo con los instintos revolucionarios, pero cuando se trata de la política no tengo ninguna simpatía para seguir un mero instinto. La clase obrera y el movimiento de masas tienen que alcanzar sus propias conclusiones sobre el gobierno, el régimen y el sistema. El papel de las organizaciones revolucionarias es el de apoyar esos procesos por medio de una serie de aproximaciones, utilizando demandas democráticas y de transición para exponer, ante los ojos de la vasta mayoría del movimiento, la intransigencia de la clase gobernante cuando se trata de satisfacer hasta las aspiraciones democráticas más mínimas. Esa comprensión, por parte del movimiento de masas, y no solamente de su vanguardia, es la que conducirá a la ruptura con las ilusiones sobre la democracia burguesa y los partidos que ellos representan. La izquierda revolucionaria argentina se ha olvidado de esta ley esencial del método revolucionario. Actúan puramente sobre su propia comprensión subjetiva y su propia conciencia, no con una estrategia para desarrollar la conciencia del movimiento de masas en su conjunto, o por lo menos, de una capa substancial de él, sino sólo sobre la de ellos mismos. Se parecen a aquellos pequeños contingentes que en una manifestación se apresuran a ponerse al frente de ella, intentando aparecer como los dirigentes de los acontecimientos con sólo salir en alguna fotografía. Mientras tanto continúan avanzando rápidamente, dejando atrás al resto de la manifestación hasta quedar debilitados y expuestos a la acción de la policía. Pregunta: ¿Pero, no son acaso estas elecciones en particular nada más que una trampa para rehabilitar las ilusiones en la democracia burguesa y al mismo tiempo una distracción de la lucha clases en momentos en que el movimiento de masas está en acción? Petroni: Todas las elecciones son una trampa colocada por la clase gobernante para dar la ilusión de que se consulta a la ‘sociedad civil’ (para usar un término de la izquierda posmodernista). Pero el problema es, que el movimiento revolucionario no tiene todavía el poder para imponerle a la clase gobernante, ni el terreno de la lucha, ni las reglas mismas del juego. Por lo tanto se ve forzado a luchar por sus posiciones políticas tratando de ganarse las mentes y los corazones de la clase obrera en todo terreno que sea posible, incluyendo en las elecciones. Si no se cuenta con la fuerza efectiva para impedir una elección, cualquier discurso sobre ‘destruir’ o ‘detener’ las elecciones no son más que ultraizquierdismo infantil. Oponerse a las elecciones en las presentes circunstancias no es ciertamente la mejor forma de conectarse con millones de personas que todavía creen que esa democracia burguesa sigue siendo la mejor apuesta para resolver sus problemas, por muy equivocada que sea esa percepción. El siguiente punto que usted mencionó contrapone la lucha de clases a las elecciones. Las elecciones son un espejo de la lucha de clases, nos la muestra de una manera deformada y distorsionada, pero siguen siendo parte de la lucha de clases. Estas se efectúan en la superestructura de la sociedad, en el dominio de los debates y de la confrontación de las ideas, pero siguen formando parte de la lucha de clases. ¿Una distracción? ¿Cómo puede afirmarse que la agitación de un programa de transición que llega a millones de personas es una distracción? Las elecciones ofrecen, por decir lo menos, una oportunidad para que los revolucionarios midan sus fuerzas, prueben sus argumentos, y desarrollen su habilidad para efectuar propaganda y consolidar sus fuerzas en una confrontación ideológica y directa con los partidos de la clase gobernante. De hecho, los revolucionarios pueden convertir las elecciones en una gigantesca escuela sobre la transformación socialista de la sociedad, en la cual pueden explicar pacientemente cómo la democracia obrera difiere de la antidemocracia burguesa formal. De hecho, ya sea que intervenga con o sin candidatos, los revolucionarios se ven forzados a intervenir en las elecciones. Abstenerse o boicotear una elección es una forma de participar en ellas de la misma forma que llamar a votar en blanco o lanzar candidatos es una forma de participación. Pregunta: ¿Cómo puede la abstención de la izquierda y el llamado a participar en las elecciones ayudar al régimen político? Petroni: Le diré cómo veo los acontecimientos. Claro está que podría tener errores de apreciación por no poder seguir la situación en todos sus detalles o de manera cotidiana. Después del derrumbe del gobierno de De La Rua, y de la desaparición de la Alianza y del FREPASO y con el caos en la UCR, el fragmentado partido peronista siguió siendo la única esperanza para salvaguardar el régimen político. Sin él, las instituciones como el Congreso, las gubernaturas, la Corte Suprema se habrían derrumbado ya. Si esas instituciones desaparecieran, el régimen lo haría también. No sólo el gobierno, sino también el régimen. Pero para poder salvarse los peronistas, tienen que legitimarse una vez más, y para ello deben alcanzar un acuerdo entre dos o varias de sus facciones, incorporando a parte de la burocracia sindical para obtener así cierta legitimidad legal. Eso es lo que significa la convocatoria de Duhalde a las elecciones presidenciales. Incluido en su decreto electoral estaba la condición de efectuar elecciones primarias abiertas en diciembre para todos los partidos. Bajo la presión de distintas facciones de su propio partido, Duhalde, sin embargo, se vió obligado a cancelar dichas elecciones primarias abiertas. Después, Duhalde llamó a la realización de un congreso peronista. Y hubieron también decisiones judiciales y políticas para que las primarias se llevaran a cabo. Primero Menem aceptó, después lo rechazó el congreso partidario porque se dió cuenta de lo que acontecería. El congreso del partido peronista sellaría alguna clase de la unidad que lo excluiría. Hasta el momento los peronistas están participando en las elecciones presidenciales con muchos candidatos (incluyendo a Rodríguez Saa, el presidente provisional que duró unos cuantos días después de De La Rua; al ex-presidente anterior Carlos Saul Menem, al gobernador de Cordoba, De La Sota y otros). La UCR, conciente de su extremo desorden y de su posible liquidación, indicó primero que no presentaría candidatos y ahora trata a aquellos miembros de su partido que se ofrecen como candidatos sólo como candidatos de escenografía. A menos que haya alguien que crea que Moreau o cualquier otro candidato de la UCR tenga alguna posibilidad de salir electo. De hecho, hay activistas de la UCR y dirigentes que ya apoyan a Saa y que forman parte del grupo de presión del ex-presidente provisional que lo llaman a correr por fuera del partido peronista. El mismo Saa le ha ofrecido al viejo dirigente de la UCR, Posse, que se presente con él como su candidato a la vicepresidencia. La UCR ya no es más un verdadero factor para la estabilidad del régimen. Menem, por otro lado, representa la certidumbre de que si llegara a ganar, no contaría con la suficiente legitimidad y esto provocaría una extraordinaria resistencia por todos lados. Este drama para salvar a los peronistas para que estos salven al régimen continúa desplegándose. De hecho, con la UCR y la izquierda fuera del proceso, las elecciones no son más que una primaria peronista más amplia que sellará su sobrevivencia como partido. Así que, la mayor parte de la discusión en los medios de comunicación como entre el público se centra en la cuestión de si los candidatos peronistas aceptarán posponer las elecciones hasta abril o mayo... si como están las cosas ya es un completo lío imagínense lo que pasaría si hubiera en las calles un movimiento de masas demandando elecciones generales inmediatas para todos los cargos públicos... La única ‘oposición’ [a los peronistas] sería la de Carrio y su ARI. Pero la decisión de Carrio de participar a toda costa en las elecciones después de haber flirteado brevemente con Zamora y con la CTA demandando ‘elecciones generales’ consiste en encontrar lugar en medio del conflicto, y aliados con quienes formar una nueva ‘Alianza’ para ser su ala izquierda. Carrio pensó en la posibilidad de un frente electoral con Zamora a su izquierda y De Gennaro a su derecha y con ella en el papel de bonapartista de centro izquierda. Pero ni Zamora y ni De Gennaro, aunque este en menor medida, picaron el anzuelo. Ahora ella está intentando una segunda opción, más o menos la misma que trataron y fallaron Chacho Alvarez con el FREPASO y su alianza con el UCR. Con Zamora y la mayor parte de la izquierda fuera de la jugada, los peronistas han ganado una buena cantidad de tiempo y tienen la oportunidad de resolver sus pugnas internas sin una interferencia seria del exterior. Quién sabe, quizá hasta Reutemann podría volver aún a la arena o Saa no se vea forzado a salir del partido peronista para llevar a cabo su pequeño proyecto de frente popular. O probablemente Menem gane el trofeo a pesar de todo. Sin embargo no creo que esto pueda ocurrir de una manera ordenada y unitaria. Hay muchísima confusión política fuera del partido peronista, el colapso de la economía... hay muchas variantes. Y ciertamente, hay muchas controversias e intereses en juego. Tantas que la CGT de Daer, hasta el momento, se ha declarado neutral. Pero ciertamente la izquierda, o más precisamente, la mayor parte de la izquierdaIzquierda Unida participará, estoy seguro, porque ya tienen a Patricia Walsh como candidata presidencial. Carrio y el ARI ya están haciendo campaña. Pero esta oposición limitada le facilitará a los peronistas sortear la presente crisis y restablecerse como los salvadores del régimen. ¿Triunfará el peronismo? Quizá no, pero si fracasan no será gracias a las tácticas y estrategias prácticas de la izquierda. Pregunta: ¿Qué es lo que la izquierda debió haber hecho, en su opinión, en relación a las elecciones después del 19 y 20 de diciembre? Petroni: Cuando cayó De La Rua, debían haber levantado la consigna ‘°Que se vayan Todos, Elecciones Generales Ahora!’ Pero me parece que la izquierda no calculó bien el ascenso. En primer lugar no lo vieron venir, y luego pensaron que la situación se agravaría por sí sola hasta el punto de que el régimen y el sistema se derrumbarían. Pero eso no ocurrió. Por sí mismo, el ascenso de las masas en diciembre fue capaz solamente de sacar a De La Rua. Pero el movimiento no tuvo la homogeneidad, la organización y la dirección necesarias para deshacerse del régimen. En política revolucionaria, tener una posición ‘comunista de izquierda’ es tan equivocada como una desviación hacia la derecha. Nada de esto es nuevo. A la izquierda argentina le pasó lo que a muchos en otras épocas, que tuvieron los mismos errores de caracterización, pensamos por supuesto, en los acontecimientos de julio de 1917 en Rusia. La izquierda pensaba entonces que las condiciones objetivas y las de la organización indicaban que el movimiento de masas estaba listo para la toma del poder. Los bolcheviques se opusieron a las manifestaciones armadas de julio. Marcharon en primera fila de las manifestaciones para tratar de dirigir a ciertas capas de ellas y minimizar las pérdidas. Pero ciertamente se opusieron a la realización de las manifestaciones en las reuniones de masas. La situación en Argentina no estaba ni siquiera al nivel de madurez del movimiento de masas ruso en julio del 17. En su lugar, la demanda democrática de ‘°Que se Vayan Todos, Elecciones Generales Ahora’ podría haber sido una poderosa palanca para darle al movimiento una dirección común, un blanco común, y habría puesto a la defensiva a la clase gobernante, la hubiera obligado a oponerse. Los peronistas y la UCR, y el propio Carrio y el ARI no estaban preparados. Habrían quedado expuestos ante los ojos de los trabajadores y de la clase media empobrecida como los partidos que se oponen a la democracia. La demanda democrática debía haber sido levantada junto con un breve programa en el cual se incluirían la movilización y coordinación de todos los movimientos, el de los piqueteros, el de las fábricas ocupadas, el de las asambleas de barrios para llevar esas luchas a las calles. La izquierda debió haberse unificado en un organismo coordinador a escala nacional para integrarse efectivamente a las nacientes organizaciones de masas y formar un poderoso movimiento que fuera capaz de voltear el arma de la democracia contra aquellos que se autoproclaman como sus salvadores. Pregunta: Pero el MST propuso que Zamora y la congresista del PC fueran electos por el Congreso para asumir el poder cuando Saa lo dejaba. El Congreso eligió a Duhalde ... Petroni: Esa propuesta no tenía nada que ver con la organización de un movimiento de masas que demandara que se fueran todos y que todos los cargos públicos de elección popular fueran abiertos a nuevas elecciones. La propuesta del MST consistía en pedirle a la principal institución del régimen, y la más corrupta, controlada por los enemigos de clase, que artificialmente y sin el apoyo de algún movimiento de masas, eligiera a un par de izquierdistas del Congreso para reemplazar Saa. Esto es tanto como pedirle al enemigo que cometa suicidio u ofrecerle al régimen político en ruinas los servicios de la izquierda del Congreso para que lo salven. Era todo lo contrario a la utilización de una demanda democrática para propósitos revolucionarios. La propuesta de MST era la ‘desviación de derecha’ de la que hablaba antes, el otro lado de la moneda de las caracterizaciones ultraizquierdistas, que a semejanza de julio, tuvieron la mayor parte de la izquierda. Por supuesto, que hasta a Zamora le pareció que la propuesta era abiertamente oportunista y estúpida y rechazó aceptar esa ridícula candidatura. Pregunta: En el mes de agosto el CTA, Carrio y Zamora lanzaron la campaña ‘°Que se Vayan Todos! °Elecciones Generales Ahora!’ Organizaron una jornada de lucha el día 30 de agosto con la participación de decenas de miles de personas, la izquierda participó con distintas consignas, pero todo se desinfló como un globo... Petroni: Sí. La cuestión de estimar correctamente el momento más apropiado para desarrollar las tácticas es de lo más crítico. Las tácticas no son para todas ocasiones y momentos. Pasaron nueve meses para que el bloque CTA/ARI/ de Zamora en verdad propusieran esto. No fue una iniciativa de la izquierda revolucionaria, sino una propuesta tardía hecha como reacción a la convocatoria a elecciones presidenciales, no fue una iniciativa en el pico de la movilización de masas en las calles. Los proponentes de la ‘campaña’ no golpearon cuando el hierro estaba caliente durante las movilizaciones de masas de diciembre y enero, para moldearla y hacer de ella un arma que ayudara a hacer avanzar las luchas. Era como golpear en el metal frío. Contaron con gran simpatía, pero el resto de la izquierda ya había endurecido su posición y proponían la abstención. Todo mundo sabe lo difícil que es hacer que la izquierda argentina cambie una táctica, una vez que ya la han adoptado. El hecho de que la mayor parte de la izquierda se haya visto forzada a participar en la manifestación, mostró muy claramente la resonancia que tuvo el llamado, a pesar del retraso tan grande. Sólo puede uno imaginarse lo que hubiera ocurrido con esa misma propuesta inmediatamente después de la crisis revolucionaria de diciembre, o lo que ocurriría hoy si la izquierda pudiera llegar a un acuerdo al respecto. Pregunta: ¿No es discutible esta cuestión ahora? Como usted mismo lo admite... ¿no es demasiado tarde para plantearla o para hacer algo bajo esa consigna? De hecho, la mayor parte de la izquierda revolucionaria e incluso Zamora dicen ahora que las elecciones no tienen legitimidad y que la gente debe abstenerse. Petroni: No estoy seguro de que la lucha por demandas democráticas sea discutible ahora ni nunca, ni siquiera aún después de que la clase obrera tome el poder. Quizá esta consigna concreta es la que parezca discutible ahora por el hecho de que no hay nadie que quiera luchar por ella. Pero no por ello es menos correcta. Pero el análisis de lo que hizo la izquierda, y más importante aún, de lo que no hizo, es esencial que lo clarifiquemos para salir armados con el programa para las luchas futuras. No podemos salir de esta experiencia sin clarificar, sin hacer un balance exhaustivo de por qué la izquierda no la vió en las manifestaciones de masas que derrocaron a De La Rua. Después de las elecciones de octubre del 2001 la izquierda recibió más del 10% de los votos (un voto fenomenal) y un millón más votó en blanco. El llamado ‘Voto Bronca’ fue masivo. Si dejamos sin analizar el hecho de que muchos en la izquierda pasaron del electoralismo más o menos absoluto en octubre al llamado absurdo a tomar el poder cuando el movimiento de masas no estaba listo en enero-octubre del 2002, volveremos a cometer los mismos errores una y otra vez. Pregunta: ¿Cómo respondería al argumento de que llamar a todos a renunciar y convocar a elecciones generales después de diciembre habría sido oportunista, de que llamar a dichas elecciones son un reconocimiento de la legitimidad del régimen político y un freno completo para un movimiento de masas dispuesto a ir mucho más adelante? Petroni: Esa es una pregunta fácil de contestar. Tenemos la ventaja de que hace su preguntas con la premisa de varios acontecimientos que no ocurrieron (risa). ¿Luchaba el movimiento de masa ‘por ir mucho más adelante?’ No... sin una dirección clara y reconocida, el movimiento de masas continuó luchando pero de manera fragmentada y sin una clara dirección. No logro comprender de que forma puede la demanda de que renuncien todos, ‘°Que se Vayan Todos!,’ y el llamado a elecciones generales, para todos los cargos públicos, como puede ser esto ‘un reconocimiento de la legitimidad del régimen político.’ Escuche, exigir ‘que se vayan todos y elecciones inmediatas para todos los cargos públicos’ en el pasado mes de diciembre habría sido como exigirle al ganador de una carrera de caballos de tres millas que hiciera otra carrera inmediatamente contra otros caballos frescos que no han corrido. Seguramente que perderá si no es que el caballo se muere a la mitad de la segunda carrera. La única propuesta que habría legitimizado el régimen político fue la demanda del MST a la UCR al Congreso peronista de que eligiera a Zamora y Walsh a la presidencia. Basta con ver las dificultades del régimen para implementar unas simples elecciones presidenciales. Pregunta: ¿No es sólo una cuestión táctica? ¿No es más importante unir ahora a toda la izquierda a nivel nacional para llamar a votar en blanco de manera masiva o llamar a la abstención? Petroni: Quizá. Mientras más tiempo pase más lo será. Las elecciones son y serán siempre una cuestión táctica. Pero no toda diferencia táctica es necesariamente una diferencia menor o secundaria. En ciertos casos, por ejemplo cuando se trate de tomar la decisión del día y la hora en la que la clase obrera y sus instituciones deben tomar el poder, esta decisión táctica se convierte en un asunto clave, un asunto fundamental. Este no es el caso con estas elecciones. Su importancia no es el elemento clave de la situación, pero siguen siendo muy importantes. No puede decirse que se trató de un error táctico secundario, sino de un error táctico importante. Si es que lo fue. No hay nadie en la izquierda que tenga capacidad de descarrilar todo el proceso, pero ciertamente pueden lograr frenarlo por un período. Si hubieran tenido entonces esta táctica electoral le podían haber puesto obstáculos a los planes de la clase gobernante y se hubieran ganado a capas adicionales de la clase obrera a la estrategia revolucionaria. Pero incluso si admitimos, para el propósito de este debate, que el llamado a elecciones generales inmediatas no está en la orden del día, ¿se uniría la izquierda, incluso si la mayoría de ellos acuerda con oponerse a las elecciones? Su punto es excelente. Está bien, desde diciembre no vieron la necesidad de levantar demandas democráticas, particularmente la de ‘°Que se Vayan Todos! °Elecciones Generales Inmediatas! ’ Hoy, con la excepción del PC y del MST y creo también de la CS, todas las demás organizaciones revolucionarias socialistas llaman al boicot, la abstención a votar en blanco o a anular el voto. Han alcanzado, de hecho, un alto grado de acuerdo táctico. Su oposición a la participación en las elecciones, cuando estas son la principal movida táctica de la clase gobernante, los pone a todos ellos en la misma trinchera, al menos por un período. ¿Por qué es que no han podido coordinar una campaña sobre la que tienen este nivel extraordinario de acuerdo, aunque sólo sea un acuerdo de carácter táctico? ¿No habría un mayor nivel del boicot activo y de abstención? ¿No tendría mayor impacto el llamado a votar en blanco si todas las organizaciones acordaran con efectuar una campaña común? El hecho es que, contrariamente a lo que dicen, la mayoría de las direcciones de la izquierdano sus miembros de base, creo yoestán en contra de emprender grandes planes políticos, todos ellos actúan como aquellos pequeños comerciantes que solamente cuentan sus frijoles. Se opusieron a la participación en las elecciones debido a su temor a que en los resultados se viera reflejada su fragmentación y su sectarismo. El PTS propone un boicot activo y la huelga general. Pero la definición de boicot activo que dan en su literatura es ambigua, algunas veces la definen como voto en blanco o como abstención, y esto no es lo mismo que ‘boicot activo;’ para los marxistas boicot activo significa detener, impedir, mediante cualquier acción del movimiento de masas que sea necesaria, que se efectúen las elecciones. Perdí la pista a los cambios de línea que hace el PO de periódico a periódico. Algunas veces llaman a que sean las asambleas de los barrios, de las fábricas ocupadas y de los piqueteros a que sean ellos los que convoquen a la Asamblea Constituyente. La última propuesta que leí de Zamora es que la gente debe usar declaraciones escritas en lugar de boletas electorales partidarias a la hora de acudir a las urnas. Algo a lo que él llama ‘voto programático.’ Si hicieramos la lista de todos los partidos de izquierda que se oponen a las elecciones veríamos que todos ellos hacen esfuerzos magníficos para denunciar lo mismo que todos los demás, pero pareciera que levantan tantas propuestas diferentes sólo para no tener que hacer lo mismo con los demás. De hecho, es una ilusión esperar que una huelga general organizada por la izquierda o por las organizaciones de masas dirigidas por la izquierda llamen a una Asamblea Constituyente antes de las elecciones de marzo, abril o de mayo. Es tan improbable como esperar que el ganador de las elecciones logre un consenso general para gobernar. Ahora, ¿entiende usted la frustración de un trabajador o de un joven estudiante que trata de entender por qué si todos en la izquierda dicen que estas elecciones son una trampa que hay que evitar y si acuerdan en general con no participar en ellas, por qué no desarrollan una táctica común, una consigna que los unifique? Tomemos como otro ejemplo el caso de Zamora. Dijo que está por participar en las elecciones pase lo que pase, pero sin ser candidato. Llama a que la gente haga un ‘voto programático.’ ¿Por qué entonces, no corre como candidato con un programa de dos puntos: ‘°Que se Vayan Todos! °Elecciones Generales Ahora’ y por ‘Una Asamblea Constituyente?’ Eso le daría la oportunidad de tener tanto su ‘participación’ como su ‘programa,’ y estaría representado prominentemente en las elecciones. Podría tener un mayor impacto si pusiera al centro del debate la naturaleza antidemocrática de las elecciones, la hipocresía de los partidos de la clase gobernante y los dos puntos con los que acuerdan él y muchos otros. Podría incluso participar en el debate actual sobre la postergación de estas limitadas y antidemocráticas elecciones. Saa ya ha anunciado que tiene planes para movilizar gente en contra de posponerlas. Pero ¿qué clase de credibilidad puede tener Zamora sobre esta cuestión si ni siquiera es candidato? ¿Qué tal si obtiene el 15-20% de los votos? ¿Y si otro 10 a 15% se abstienen, o votan por Izquierda Unida o en blanco? ¿No ayudaría esto a desarrollar las organizaciones de masas, a mantener el debate público y a facilitar la acumulación de fuerzas de la izquierda? ¿Por qué han las organizaciones de izquierda de mirar estas distintas opciones como si fueran la prueba de fuego para definir quién es revolucionario y quién no? Los objetivos centrales de la izquierda en estas elecciones debe ser el de socavar la habilidad del régimen político para recuperarse de los últimos diez meses de crisis. Pregunta: ¿Es esta abstención de la izquierda revolucionaria semejante a la del PCR y su grupo frentista el CCC que denunciaron al resto de la izquierda por su electoralismo en las elecciones de octubre del 2001? Petroni: Diré lo siguiente. El llamado a la abstención, el voto en blanco o un ‘voto programático,’ son, sin excepción, formas de participar en las elecciones. Con candidatos o no, se trata siempre de intervenir en las elecciones con propuestas concretas para las cuales se tiene que organizar y movilizar a la gente. La única manera revolucionaria de estar contra elecciones consiste en organizar un movimiento de masas que destruya las casillas electorales, pare totalmente el país, que pare todo tipo de transporte y monte una huelga general revolucionaria para aplastar la farsa sacándose de encima las elecciones. Para poder hacer esto sin aparecer como simples charlatanes, como diría Lenin, tendría uno que estar verdaderamente en condiciones de llevar a cabo tal política. Ni el PCR durante el pasado mes de octubre, ni nadie más llama hoy a efectuar tal boicot activo (alguien debiera explicarle al PTS lo que significa un boicot activo). Hubo gran cantidad de desviaciones electoralistas durante las elecciones de octubre del 2001, Hubo gran cantidad de desviaciones electoralistas durante las elecciones de octubre del 2001, como la de aquellos partidos que se opusieron activamente al ‘voto bronca,’ al voto en blanco y a las boletas estropeadas; dijeron que no eran tácticas válidas y que debían más bien votar por sus candidatos. En lugar de tratar de unir un movimiento objetivo con su participación subjetiva, se enfrentaron entre ellos. Eso es lo que hicieron el PCR, e Izquierda Unida. Pero todo eso es, si se desea, un asunto menor. Acusarse mutuamente de ser lo peor de la charca oportunista solamente por plantear tácticas diferentes, resulta insensato, es hacer una tormenta en un vaso de agua. Además, el PCR debiera moderar algo su autoproclamación de ‘revolucionarios’ a fin de cuentas, fueron ellos quienes apoyaron al gobierno de Saa, que duró cuatro días, con la absurda caracterización de que era una victoria del ‘campo popular.’ Un presidente electo por los peronistas corruptos del Congreso que designa a los ministros más derechistas. Ese acto de oportunismo, su apoyo a un gobierno provisional que no fue electo por nadie y que convocaría supuestamente a una Asamblea Constituyente los ponen a decir verdad a la derecha de la misma Carrio. Ni siquiera la centro-izquierda hubiera acordado con tal violación a la democracia burguesa. La izquierda debe analizar y mirar retrospectivamente la tremenda votación que obtuvo en octubre del 2001; la elección de Zamora y de otros izquierdistas; y la tremenda cantidad de votos en blanco y de votos anulados; todo combinado. No fue esto sino un anticipo aunque de forma distorsionada, de manera electoral, de las protestas masivas de diciembre. ¿Por qué no desarrollar hoy una estrategia semejante, aunque los diferentes partidos de izquierda tengan tácticas diferentes? Pregunta: El MST y el PC están por participar en Izquierda Unida. ¿La abstención del resto de la izquierda les ayudaría a presentarse como una oposición más legítima al gobierno, refuerza esto su imagen ante los ojos de los trabajadores y de la juventud? Petroni: Ciertamente, el hecho de que el PC y el MST, y otros, planeen presentar candidatos, sin duda que creará grandes problemas para Zamora y otros abstencionistas semejantes, como el PO o el PTS. Izquierda Unida fue la que recibió la mayor proporción del voto de la izquierda en las elecciones del 2001. En la presente elección podrían llegar a capturar una capa de votantes del PO, del PTS o incluso de Zamora. Si esto ocurriese, lo que no sería necesariamente malo, produciría que probablemente el PO y el PTS, y ciertamente Zamora volviesen a afinar sus sentidos tácticos. Pero estoy más preocupado por otro tipo de cosas que ciertamente se desarrollarán en el actual clima sectario de la izquierda. La mayor parte de las otras organizaciones (PTS, PO, FOS, PCR etc.) centrarán sus campañas en la abstención, el voto en blanco o el ‘boicot activo’ de las elecciones, no contra el gobierno, ni contra el régimen, no contra la UCR y los peronistas... esto solamente lo harán contra la Izquierda Unida, el PC y el MST. Esto creará eventualmente nuevos y tremendos obstáculos para la formación y las perspectivas futuras del frente único de la izquierda. Anticipo que se atacarán a muerte. De hecho, más allá de cualquier racionalización que puedan hacer sus direcciones en sentido contrario, estoy convencido de que Altamira (PO) y Emilio Albamontes (PTS) ya hicieron sus cuentas y decidieron que no pueden darse el lujo de presentar candidatos a las elecciones y acabar nuevamente con su porcentaje tradicional de 1.5% de votos (PO) o 0.5% (PTS). Esto, en su opinión, dañaría la imagen que han estado tratando de vender durante todo el año, de que se han convertido ya, si no en una organización de masas, por lo menos en una fuerza fundamental de la lucha de clases. El PO en particular insiste en criticar, a veces correctamente, la política de alianzas con la burguesía que lleva a cabo el PCR. Pero hasta el MST puede una que otra vez mostrar que el PO llega a hacer algo similar, como cuando publicó en el periódico Alternativa Socialista la iniciativa de ley de Altamira que fue introducida en la Asamblea de Buenos Aires para proponer la formación de un ‘gobierno colegiado’ con la UCR, los peronistas y todos los demás partidos políticos. Ellos [el PO] ciertamente obtendrían menos votos que el PC/MST y muchos y menos que Carrio/ARI o Zamora si este último hubiera decidido participar. ¿Qué pasaría con todos los reclamos del PTS y PO de que dirigen un movimiento de masas frente a tales resultados electorales? No, es mejor para ellos, se figuran, esconderse detrás de la cifras del 20% de los votantes que lo harán en blanco o que anularán sus boletas y el 10-20% que se abstendrá. Puedo ver sus editoriales post electorales: ‘40% de los votantes lo hicieron en blanco, o se abstuvieron de votar siguiendo la línea revolucionaria de nuestro partido.’ Eso fue lo que el PCR reclamó absurdamente después de las elecciones de octubre del 2001. No importa que cuando participaron electoralmente bajo las siglas del PTP (Partido del Trabajo y del Pueblo) sus candidatos no hayan superado nunca el umbral del 1% de los votos (risa). Por supuesto que Izquierda Unida también tiene sus propios problemas. El PC está poniendo una gran presión a la alianza para que se unan al Frente por el Cambio, de la congresista Alicia Castro y otras fuerzas que vienen de la ruptura con la UCR, el FREPASO y los peronistas. Para hacerle lugar a dichas fuerzas, el PC quiere cambiar el carácter de la alianza de frente electoral de izquierda a frente antimperialista. Una coalición más de centro izquierda. Otras organizaciones de izquierda deben observar este proceso e intervenir también en él. A nadie le beneficia en el movimiento de masas que el PC abandone una vez más el curso de una posición semi-independiente hacia los partidos y políticos burgueses o de la clase media. <tabla de contenidos> 18. Los Nuevos Procesos de la Lucha de Clases y la Izquierda El ascenso de diciembre no terminó en una revolución, debido en parte a la debilidad de las organizaciones de izquierda, y a la ausencia de una organización revolucionaria con influencia de masas. Después de la caída de De La Rua, el movimiento se extendió como una ola de protestas masivas con decenas de miles de participantes. Casi todos los días hay ocupaciones de casas de gobierno en las provincias y municipalidades, en ciudades y pueblos alrededor del país o hay alguna otra acción de masas. Los desempleados organizan periódicamente bloqueos masivos de calles. Las asambleas de barrios lanzan series de ‘escraches’ para acosar a los políticos y de marchas contra la Corte Suprema y los bancos. En agosto pasado la policía asesinó a dos ‘piqueteros’ que participaban en una protesta en un puente. En los dos días que siguieron hubo protestas con más de 30,000 manifestantes que demandaban la detención y el castigo de los policías involucrados en los asesinatos y obligaron al gobierno a arrestarlos. El 30 de agosto 40,000 personas protestaron por todo el país demandando elecciones generales con la consigna ‘°Que se Vayan Todos!’ dichas manifestaciones fueron llamadas por la CTA/PCR/ARI/y el bloque de Luis Zamora. El mismo día, 15,000 personas demandaron la renuncia del Gobernador de la pequeña provincia de Entre Rios en la pequeña ciudad de Parana. También comenzaron a desarrollarse otros procesos. Empezaron a efectuarse reuniones de También comenzaron a desarrollarse otros procesos. Empezaron a efectuarse reuniones de asambleas populares masivas en los barrios, primero por toda la capital, Buenos Aires, y luego en el Gran Buenos Aires para extenderse después de enero a las provincias. Estas asambleas, si bien representan algunos barrios obreros y cuentan con la participación de trabajadores de las fábricas, están formadas mayoritariamente por las clases medias empobrecidas. Estas asambleas se han ido reduciendo recientemente en tamaño y en el alcance de sus acciones; su funcionamiento como organizaciones se ha estancado por la falta de una dirección y orientación claras. Permanecen, sin embargo, como un factor que puede resurgir con renovada vitalidad en el futuro. Unos cuantas fábricas fueron ocupadas por trabajadores, destacándose entre ellas el taller cerámico Zanon y la fábrica de textiles de Brukman, que ejercen ciertas formas del control obrero de la producción y algunos demandan que pasen a ser propiedad pública. Hay ahora más de 150 fábricas ocupadas por todo el país, algunas de ellas quieren formar cooperativas. Hay alrededor de 8,000 trabajadores involucrados en estas acciones. En la mayoría de los casos, se vieron forzados a la acción por la decisión patronal de cerrar más de 1,500 industrias en los últimos dos años. Pregunta: ¿Cómo ve usted el desarrollo de la ocupación de fábricas, y su relación con los piqueteros y con las asambleas de los barrios, y en su opinión, cual debe ser el trabajo de la izquierda? Petroni: Este desarrollo tiene una importancia crítica. Estas ocupaciones comenzaron lenta y progresivamente antes de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre pero parece que ahora están ganando más fuerza a pesar de que el movimiento sigue siendo pequeño todavía. El movimiento ‘piquetero’ (el movimiento de los desempleados), que jugó un papel menor pero significativo antes de los levantamientos de diciembre, estuvieron ausentes en su mayor parte durante estos y comenzaron a recuperar su fuerza y visibilidad a finales de enero. Han estado creciendo y se han convertido en uno de los sectores más dinámicos y activos del movimiento de masas. La izquierda revolucionaria está involucrada activamente en estos tres fenómenosla ocupación de fábricas, las asambleas de los piqueteros y las de los barrios. Sin embargo creo que al intervenir en estas áreas todos cometen un error común y colectivo. En vez de construir un movimiento de masas unificado en cada una de áreas y de luchar por coordinarlas en un gran movimiento, los elementos de la izquierda forman grupos separados que compiten entre ellos y a través de estos buscan controlar sectores de estos movimientos lo que resulta en una debilitamiento del movimiento en su conjunto. En vez de la estrategia de ayudarle al movimiento de masas a desarrollarse, a crecer, a coordinarse y a movilizar a los mejores activistas que logran reclutar al movimiento de masas, la izquierda revolucionaria inhibe el movimiento. Las facciones de izquierda traen sus oscuros debates a las reuniones amplias y se atacan mutuamente frente los ojos de los activistas obreros y los jóvenes. Esta estrategia de movilización no es algo nuevo, el antiguo PST a principios de los años 70s propuso la formación de ‘Coordinadoras’ a nivel regional y nacional para coordinar a los activistas de los sindicatos y fábricas locales. En aquel entonces el PC, la izquierda peronista, las organizaciones guerrilleras e incluso PO se opusieron inicialmente. Cuando decidieron aceptar la idea, a mediados de los 70s, la marea había recedido y ya no era más una propuesta para ir a la la ofensiva, sino una medida defensiva. No funcionó. Hasta cierto punto la oposición a formar organismos obreros que se unan y coordinen son el resultado lógico de las perspectivas de los reformistas y de los sectarios. En tales organismos coordinados, los trabajadores más avanzados se familiarizan con toda una variedad de discusiones políticas. Dejan de depender de la información y de la solidaridad del aparato que se encuentra más cerca de ellos. Esto puede crear problemas para organizaciones que quisieran poder mantener un ‘corralito’ alrededor de las sectores de trabajadores a los que influyen. Volviendo al presente. Tomemos el ejemplo de las fábricas ocupadas. Hay una tendencia a unirlas en un movimiento nacional. Sin embargo, las diferentes fuerzas de izquierda compiten por controlar el movimiento. En la primera semana de septiembre el PTS y sus aliados organizaron una reunión nacional con 600 delegados y observadores; a fines de agosto hubo otra reunión, coordinada por el PO y sus aliados, en la que se reunieron, supuestamente, 800 delegados y observadores. Ambas reuniones se enviaron delegaciones para demandar la unidad en términos tales que quedaba garantizado que el otro lado lo rechazaría. Una tercera reunión de fábricas ocupadas fue organizada por el PCR/CCC. En el movimiento de los desempleados ocurre algo semejante. Hay una variedad de organizaciones incluyendo un grupo formado por la CTA (FTV- Federación por la Tierra y la Vivienda) y el PCR (CCC)el más grande de todoscon el ‘Bloque Piquetero Nacional’ codirigido por el Partido Comunista y un grupo trotskista (PO). Luego vienen otras facciones más pequeñas dirigidas por diferentes organizaciones de izquierda y por lo menos otras dos organizaciones importantes e independientes con peso significativo, el MIJPP (Movimiento de Inquilinos, Jubilados y Pensionados), dirigido por miembros que rompieron con el PCR/CCC y el Organismo Coordinador Anibal Veron (sin afiliación partidista). Recientemente, el MST creó su propio frente, el ‘Movimiento Sin Trabajo, Teresa Vive.’ Con excepción de la masiva manifestación de protesta por el asesinato de los dos piqueteros en el mes de agosto, y algunas otras acciones más pequeñas, estas organizaciones raramente se encuentran juntas bajo el mismo paraguas. Las manifestaciones unitarias son buenas, pero no pueden reemplazar la creación de asambleas verdaderamente obreras, organizadas en base a la democracia de los trabajadores, en las que se ponga a discusión la estrategia y las tácticas del movimiento. Como en el caso de las fábricas ocupadas, hay llamados a la unidad; por ejemplo, el ‘Bloque Piquetero Nacional,’ llama a la FTV/el bloque de CCC, pero su llamado no tiene ninguna propuesta concreta y viene en medio de severas críticas y acusaciones de oportunismo. Por su parte, el bloque del FTV/ CCC insulta a los dirigentes del ‘Bloque Piquetero,’ y en algunos casos los denuncian como cómplices virtuales de Estados Unidos y del imperialismo. El faccionalismo en las Asambleas de los Barrios ha llegado también a límites extremos; han habido reuniones públicas que se ven invadidas por grandes grupos de militantes de izquierda de distintos partidos, y en por lo menos dos ocasiones, han terminado en enfrentamientos físicos entre militantes del PO y del MST. El PO, por su parte, ha sido acusado de usar guardias armados para excluir a otras organizaciones de izquierda de las asambleas y de las conferencias públicas de los desempleados que dirigen e incluso durante las manifestaciones. Estos métodos han sido tomados, por supuesto, del arsenal del stalinismo y son completamente inaceptables. Otro factor que hace que el movimiento sea inestable y que se fragmente tiene que ver con el dinero que reciben estas organizaciones por parte del estado para que lo distribuyan, como beneficios provisionales de desempleo ($42 al mes por cada jefe de familia). Esto influye tanto en la lealtad de los miembros hacia aquellos en la dirección de las organizaciones que tienen el control del monedero y también en la relación de las organizaciones mismas con el gobierno, que obviamente manipula y usa el dinero como arma política, estimulando la competencia por los escasos recursos del estado entre las diferentes organizaciones de desempleados. Inyecta una dosis de temor en los corazones de los dirigentes que controlan los fondos que piensan que pueden llegar a perder el control de sus miembros y con ello el dinero que tienen encargado de distribuir. Pregunta: ¿Cree usted que si la izquierda no encuentra la forma de unirse y de desarrollar el movimiento de masas, los elementos más desesperados lleguen a meterse a organizaciones terroristas o guerrilleras, y que estorben con ello al movimiento de masas, o que incluso lo hundan, como lo hicieron en parte en los 70s? ¿Es posible que ese proceso ocurra otra vez hoy? Petroni: En este momento estoy más preocupado por la incapacidad de la izquierda de crear un movimiento para re-dirigir a las masas contra el gobierno, el régimen político y el sistema que por el peligro de que surjan guerrillas de clase media y el terrorismo. Es posible que en el mediano plazo la burguesía restablezca cierto consenso en la sociedad mediante la combinación de la revitalización de sus partidos políticos y del agotamiento del movimiento de masas (el ascenso de la lucha de clases no puede mantenerse para siempre). Esto es para mí más probable que la recomposición de la burguesía al atraerse a la clase media como resultado del aventurerismo de algún movimiento guerrillero hipotético. Me he enterado de que hay ya algunos elementos que hacen propuestas como esa. Esto no sólo sería perjudicial para el movimiento de masas, como ya vimos en el pasado, sino que tampoco ofrece ninguna alternativa al sistema, ya que la mayor parte de ese tipo de grupostanto los del pasado como los actualessostiene tesis políticas reformistas. No se puede reemplazar al movimiento de masas con un pequeño aparato armado en lucha contra todo el aparato del estado. Esa es la tarea de la clase obrera y sus aliados, los únicos que cuentan con el músculo para vencer la resistencia burguesa. Pienso que hay una experiencia histórica del pasado que podría ayudar a educar a nuevas generaciones sobre el callejón sin salida de la ‘estrategia’ del guerrillerismo. Después de todo, tuvimos a los montoneros y al ERP y a otros. Su experiencia y lo que fue de ellos antes de desaparecer debe ser discutida una vez más entre la vanguardia. Debemos luchar en el movimiento de masas contra la desmoralización, la madre de esas tácticas, y la mejor manera de lograrlo es a través de la creación de un movimiento militante de masas y una organización socialista con influencia de masas en la clase obrera y entre la mayoría de los oprimidos de la sociedad. <tabla de contenidos> 19. Perspectivas para la Izquierda Pregunta: ¿Cómo puede superarse el sectarismo de la izquierda? ¿Cuáles son los siguientes pasos que cree usted que deban dar el movimiento de masas y la izquierda? Petroni: Desearía poder darle una respuesta breve y completa. Pero me parece que eso no es posible... Es necesario contar con todos los elementos que nos permitan desarrollar una estrategia completa y un conjunto de tácticas. Pero puedo tratar de explicarle como veo las tendencias generales... Las clases medias que fueron los protagonistas centrales de los levantamientos del 19 y 20 de diciembre están ahora divididas; capas significativas de ellas apoyan al ARIde centro izquierday al nuevo partido del diputado de izquierda y socialista Luis Zamora, Autodeterminación y Libertad (AyL). La Alianza por una República de IgualesARI es una alianza de ex-miembros del FREPASO y de la UCR y del ala derecha de la socialdemocracia cuyas facciones más importantes se fusionaron recientemente en el Partido Socialista. El ARI cuenta también en sus filas con algunos peronistas y ex-izquierdistas. Luis Zamora, el ex-diputado del MAS en los años 80s y posteriormente miembro del MST del que se retiró hace algunos años, formó un partido en la Ciudad de Buenos Aires (AyL) y resultó electo al Congreso otra vez en las elecciones generales de octubre del 2001. Zamora recibió más del 10% de los votos en la Capital. En las mismas elecciones, todas las formaciones de izquierda recibieron juntas el 10% del voto nacional. En esas elecciones un sólido 25% de los votantes votaron en blanco o anularon sus boletasun claro signo que anticipaba la crisis política que estalló dos meses después de las elecciones. La organización de Zamora es todavía pequeña, pero está creciendo y cuenta con el apoyo de centenares de miles de personas. Zamora es percibido como un combatiente socialista honesto por la mayor parte de la periferia de las organizaciones de izquierda y por amplias capas de la clase media empobrecida y por algunos sectores de trabajadores y de la juventud. Por supuesto que la ARI y el bloque CTA/ PCR no son revolucionarios. Pero cuentan con una cantidad significativa de seguidores entre activistas, en sindicatos importantes tal como los empleados de estado, los maestros y otros y representan la mayor capa del movimiento piquetero. Además, la CTA maneja también la idea de llamar al lanzamiento de un partido de trabajadores semejante al PT brasileño de Lula y cuenta además con la imagen de ser el organizador del movimiento anti-globalización en Argentina. Las huelgas de la CTA y las manifestaciones que organiza cuentan con una participación mayor que todas las actividades combinadas del resto de la izquierda. La ARI, y su dirigente, la diputada Alicia Carrio, estaban hasta muy recientemente en segundo lugar en los sondeos presidenciales. La ARI es percibida como una alianza radical de centro izquierda por una capa significativa de la sociedad, especialmente por las capas más pobres de la clase media. A como está la situación es predecible que: la ARI, la CTA/PCR y AyL de Luis Zamora no llevarán a cabo la revolución. Sin embargo, si la izquierda revolucionaria no los empujaa ellos y a sus partidarioshacia la izquierda (particularmente a la CTA, del PCR y a AyL), no podrá avanzar cualitativamente, sin hablar ya de organizar la revolución. La insistencia del PTS, del MAS, y del PO y otros, de denunciar a estas fuerzasincluso haciendo a veces de ellos el enemigo fundamentalsin hacerles propuestas concretas de frente único y de unidad de acción significa que aquellos que los denuncian siguen una política sectaria. La perspectiva de una revolución social en Argentinauna salida realista ante la crisis actualdependería de muchos factores. Comenzando por el desarrollo político que tome hoy la aguda lucha de clases en países como Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, y otras partes de América Latina y por la política de Estados Unidos hacia Argentina y América Latina en general. Depende también de si el régimen político y los partidos de la clase gobernante logran recuperar algo de credibilidad y contener sus continuas crisis y divisiones tanto a nivel de las cúpulas como al interior de los partidos de la clase gobernante. La izquierda revolucionaria de Argentina debe esforzarse seriamente por hacer su parte y terminar con las divisiones en el movimiento de masas, entre los desempleados, entre los trabajadores de las fábricas ocupadas, y en las asambleas de los barrios. En mi opinión, la izquierda debe terminar definitivamente con sus eternas peleas organizativas, debe comprender la importancia que tienen las demandas y luchas democráticascomo aquellas que luchan por una verdadera democraciay hacer propuestas concretas anticipadas para lograr la unidad de acción con esas fuerzas que de otra manera se perderán en un reformismo utópico. Deben debatir públicamente, pero deben unirse en la acción y pelea para el método de frente único. Eso podría abrir el camino para reagrupamientos y fusiones principistas, la separación de los reformistas y sectarios, y la creación de un partido nuevo de izquierda basado en la clase obrera. Si atacamos todo estos problemas y resolvemos la mayor parte de ellos, entonces podemos decir que venceremos al sectarismo y estaremos en condiciones de construir instituciones verdaderamente democráticas, revolucionarias y obreras. Eso no nos garantizará la victoria del proceso revolucionario. Nada garantiza la victoria hasta que la clase obrera tenga los hilos del poder e, inclusive entonces, la clase obrera será sometido a continuos ataques por el imperialismo y las clases gobernantes desplazadas. Pero estaremos ciertamente en mejores condiciones de poder ganar. Si actuamos seriamente, tomando en consideración antes que nada lo que beneficiaría a la clase obrera y al movimiento de masas, entonces aún en el peor de los casosaunque en Argentina no se logre arrancar un proceso revolucionario en el próximo períodose habrán establecido unas bases firmes. Las organizaciones de masas estarán mejor preparadas para los nuevos, e inevitables, ascensos. De otro modo, si persiste el sectarismo, seremos responsables de un nuevo retroceso, o peor aún, de otra derrota histórica tan grande como la de los 70s.