Revista Electrónica Educare (Educare Electronic Journal) EISSN: 1409-4258 Vol. 21(2) MAYO-AGOSTO, 2017: 1-25
[Número publicado el 01 de mayo del 2017]
doi: http://dx.doi.org/10.15359/ree.21-2.12
URL: http://www.una.ac.cr/educare
CORREO: educare@una.cr
La ética en la investigación de posgrado
Ethics in Postgraduate Research
Juan Manuel Piña-Osorio1
Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad de México, México
jpiaosorio@yahoo.com
http://orcid.org/0000-0003-4829-2260
Hilda Berenice Aguayo-Rousell2
Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad de México, México
hildaberenice20@hotmail.com
http://orcid.org/0000-0003-4544-8223
Recibido 30 de abril de 2016 • Corregido 21 de marzo de 2017 • Aceptado 18 de abril de 2017
Resumen: En este artículo se exponen los resultados de una investigación exploratoria descriptiva
con referentes empíricos. El objetivo consistió en documentar, sistematizar y valorar algunos rasgos
de 15 tesis de posgrado en educación, con la intención de visibilizar algunas prácticas deshonestas
recurrentes del alumnado y profesorado. Los programas de posgrado de donde se obtuvieron las
tesis se encuentran localizados en el área metropolitana de la Ciudad de México. La selección de
documentos se efectúo entre los meses de julio a noviembre de 2015. Se utilizaron dos escalas tipo
Likert para valorar 2 dimensiones por separado: 1) contenido, en el cual se consideró originalidad,
congruencia, dominio y pertinencia de autores, hallazgos y conclusiones relevantes y 2) presentación,
en donde se examinó estilo, estructura lógica, ortografía y puntuación, citas, referencias y fuentes de
información. A cada indicador se le otorgó un valor numérico y a este un rasgo valorativo: 5: excelente,
3: regular y 1: deiciente. Posteriormente se obtuvieron porcentajes. Los resultados indicaron que solo
un tercio de las tesis pueden clasiicarse como excelentes por la calidad del contenido y la impecable
presentación; un porcentaje similar fueron trabajos que cumplieron con lo necesario, pero no se
encontró el rigor y la originalidad de los primeros. Los trabajos restantes tuvieron serias deiciencias,
Doctor en Pedagogía (UNAM). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) Nivel II (CONACYT). Forma parte de la planta académica del
Programa de Posgrado en Pedagogía, UNAM. Investigador titular C del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (UNAM).
Ha formado parte de diversos comités evaluadores de proyectos y productos de investigación tanto en escuelas y facultades de la UNAM como
en instancias externas, como CONACYT, ANUIES, CENEVAL, Secretaría de Relaciones Exteriores, COMIE. Ha sido coordinador de varios proyectos
de investigación colectivos cuyas temáticas han sido la cultura ciudadana y la cultura política en estudiantes de educación superior: Imágenes
sociales de la UNAM para el siglo XXI. Expectativas de actores de tres carreras; La construcción simbólica de las prácticas escolares; La UNAM vista
por sus actores; La construcción social de la ciudadanía en agentes universitarios; La cultura política en estudiantes universitarios.
1
Doctora en Pedagogía (UNAM). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) Nivel I (CONACYT). Forma parte de la planta académica
del Programa de Posgrado en Pedagogía, FES Aragón (UNAM). Profesora investigadora en la Escuela Superior de Educación Física (SEP), en
donde ha coordinado varios proyectos colectivos de investigación relacionados con la actividad física y salud en adolescentes de secundaria y
con la enseñanza de la investigación en licenciatura. Ha publicado diversos artículos de investigación y participado en proyectos colectivos de
investigación interinstitucional: Cultura ciudadana en instituciones de educación superior; Estudio de la ciudadanía en las escuelas normales;
Estigma y discriminación en estudiantes normalistas, con instituciones como el IISUE, UNAM; FES Aragón; FES Zaragoza; FES Iztacala; DGENAM, SEP.
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tanto en el contenido como en la presentación formal del documento, sin alcanzar la mínima calidad
que demanda una tesis de posgrado. El análisis de las investigaciones permitió visibilizar algunas
de las prácticas deshonestas de las personas egresadas de diversos programas en educación y la
falta de compromiso con su investigación. Los resultados acerca de la calidad de la investigación
en diversos programas doctorales indican que hay poca responsabilidad en estudiantes, y personal
tutor y revisor. Los resultados permiten que las autoridades de cada programa observen el problema
y busquen las soluciones prácticas que permitan solucionarlo.
Palabras claves: Doctorado; ética; ethos de investigación; investigadores educativos; tesis.
Abstract: This article presents the results of an exploratory-descriptive research with empirical
referents. The objective was to document, systematize and evaluate some features of 15 postgraduate
theses in education, with the intention to make visible some recurring dishonest practices of students
and teachers. The postgraduate programs from which the theses were obtained are located in the
metropolitan area of Mexico City. The selection of documents was carried out between July and
November 2015. Two Likert scales were used to assess two dimensions separately: 1) content, in which
originality, congruence, dominance and relevance of authors, indings and relevant conclusions were
considered; and 2) presentation, which examined style, logical structure, spelling and punctuation,
citations, references and sources of information. Each indicator was assigned a numerical value and
this one was given an evaluative characteristic: 5: excellent, 3: regular and 1: deicient. Subsequently,
percentages were obtained. The results indicated that only a third of the theses could be classiied
as excellent for the quality of the content and the impeccable presentation; a similar percentage
were works that fulilled the necessary but didn’t count with the rigor and originality of the irst
ones. The remaining papers had serious deiciencies, both in content and in the formal presentation
of the document, without achieving the minimum quality demanded by a postgraduate thesis.
The analysis of these investigations made it possible to visualize some of the dishonest practices of
people graduating from various educational programs and the lack of commitment to their research.
The results about the quality of the research in various doctoral programs indicate that there is little
responsibility in students, personal tutor and the reviewer. The results allow the authorities of each
program to observe the problem and seek practical solutions to solve it.
Keywords: doctoral studies; ethics; ethos research; educational researchers; thesis.
Introducción
Nuestro propósito en esta investigación fue analizar 15 tesis de posgrado para visibilizar
algunas prácticas deshonestas en alumnado y tutorías de distintos programas de posgrado
en educación de universidades nacionales. Nuestro supuesto considera que la tesis de grado
sintetiza la formación ofrecida en el posgrado, en ella se forja aquello que el estudiantado
logró incorporar durante su estancia en este espacio. El compromiso del estudiantado con
su investigación, así como el apoyo proporcionado por la persona tutora y el comité tutor se
plasman en los trabajos escritos. Y a la inversa, las prácticas que se desligan de este compromiso
también se expresan en los documentos. Resultado: tesis excelentes, tesis regulares y tesis
deicientes para los requerimientos de un posgrado.
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En el primer apartado se examina la función del posgrado como instancia académica
encargada de la formación en investigación. Es de esperar que en este espacio se le transmitan al
estudiantado los conocimientos, metodologías y todo tipo de habilidades técnicas para realizar
un trabajo de investigación, pero también las reglas morales de la disciplina (Merton, 2002) o ética
profesional (Hirsh, 2003; Yurén, 2007). El ethos es un compromiso con la investigación, es realizarla
de acuerdo con los parámetros de la disciplina. Sin embargo, se encuentra que el estudiantado
y las personas tutoras son grupos heterogéneos, como también lo son las prácticas académicas.
Por eso los trabajos de tesis son distintos, algunos muy cuidados y otros desatendidos.
En el siguiente apartado se analizan diferentes trabajos empíricos relacionados con
prácticas no éticas o deshonestas académicamente. Las investigaciones son numerosas y reportan
prácticas deshonestas en el posgrado. Las técnicas para profundizar en el problema han sido
variadas, desde el empleo de cuestionarios con preguntas cerradas, hasta entrevistas realizadas a
las personas participantes de un área académica. Esta revisión bibliográica permite comprender
que esta situación se ha registrado en mayor medida en los últimos años. Tal parece que, con la
masiicación de las redes, la información está a mano y es muy fácil cortarla y apropiarse de ella.
Posteriormente se presenta la estrategia metodológica seguida en esta investigación y el
instrumento que se diseñó para evaluar las tesis, para buscar los elementos de contenido (originalidad,
coherencia argumentativa, dominio de estudios, hallazgos y conclusiones relevantes) y presentación
(estilo, estructura lógica, ortografía y puntuación, citas, referencias y bibliografía). No es nuestro
interés señalar el programa de procedencia de cada tesis, decidimos mantenerlo en el anonimato.
En los dos últimos apartados se exponen los resultados de la indagación empírica y la
discusión. En esta última se integran las formulaciones realizadas en otras investigaciones y los
resultados del grupo de trabajo. Se analiza cómo las acciones y procedimientos de las personas
profesionales del campo no siempre son éticas, situación corroborada al revisar los trabajos de
investigación de posgrado. Conocer la calidad de las tesis en distintos programas doctorales
permite profundizar en el compromiso del estudiantado y profesorado con sus actividades
académicas. Develar esta situación posibilitará a los núcleos académicos comprometidos con
su trabajo realizar los cambios pertinentes.
El doctorado y la transmisión de un ethos
El estudiantado que ingresa a un programa doctoral debe realizar numerosas tareas académicas:
leer, discutir y hacer reportes de lecturas, exponer su proyecto o un avance de investigación; elaborar
ensayos, ponencias o artículos; estar en comunicación con la persona tutora y con quienes integran
el comité, entre otras. Todo esto es un entrenamiento indispensable para elaborar la tesis de grado
(Arnoux et al., 2004), para prepararse y convertirse en investigador o investigadora (Chavoya, 2001;
Hamui, 2008; Moreno, 2013; Sánchez, 2000; Sánchez, Mireles y Jasso, 2000).
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Para un sector de estudiantes elaborar la tesis será un ejercicio indispensable en su
formación. Comprenderá que esta actividad requiere dedicación, responsabilidad, revisión e
interpretación de textos y conceptos, obtener e interpretar datos, expresar las ideas claramente,
entre otras. Sin embargo, otro sector de estudiantes, por el contrario, tendrá diicultad para
realizar la investigación o poco interés en esta tarea. La investigación es una profesión y la
persona investigadora es portadora de un ethos. La elaboración de una tesis de grado bien hecha
es un acto de ética profesional. Yurén (2007) apunta que un acto ético es un acto responsable
y autónomo porque requiere la valoración de lo que se hace. El juicio valoral es el análisis y
relexión de las acciones futuras o pasadas. Es una deliberación prudencial para prever las
posibles repercusiones de los actos. Sin este juicio se puede actuar irresponsablemente, porque
el propósito se reduce a obtener beneicios personales o grupales. La autonomía permite
discernir entre lo ético y lo no ético.
Para Merton (2002), el ethos de la ciencia es tanto el empleo de métodos como de
imperativos institucionales, esto es, de normas técnicas y morales, que son para quienes
participan en la ciencia, justas y orientadoras de las tareas. Integra códigos sociales, reglas y
valores obligatorios para los cientíicos y las cientíicas. Contrariamente, quien no las cumple
es porque no incorporó el ethos. Para Bolívar (2005), la ética profesional integra “el conjunto de
principios morales y modos de actuar éticos en el ámbito profesional” (p. 96) y no son suicientes
los conocimientos y habilidades de una profesión para desarrollar las tareas de la investigación.
El ethos proporciona estabilidad y conocimiento de las prácticas de un grupo cientíico;
además, es la identidad con una disciplina o una profesión resultado de las interacciones entre
colegas y docentes (Hamui, 2008). Es la incorporación de normas, principios y valores que
orientan a quien investiga en las tareas del trabajo cientíico. Son los cimientos del compromiso
ético y profesional en las personas doctorantes. Permite a quien se ha consagrado en la
investigación, hacer bien su trabajo con base en los parámetros de la comunidad disciplinar,
producto de una socialización cientíica. En la interacción se incorpora el “ejercicio cotidiano de
la investigación” (Hamui, 2008, p. 98).
Sánchez (2000); Sánchez y Jasso (2002); Sánchez y Santamaría (2000) indagaron en
numerosos programas de posgrado. Encontraron que en las aulas, pasillos, bibliotecas y en
otros espacios, estudiantes y docentes discuten teorías, conceptos, metodologías, técnicas,
investigaciones recientes, exámenes de grado, conferencias. El oicio de investigador o
investigadora se logra cuando se poseen los conocimientos, las habilidades, además de una
actitud ante lo que se hace (Sánchez, 2014). El ethos –compromiso ético– de la investigación,
consiste en la incorporación de las reglas y conocimientos necesarios para investigar objetos
educativos, implica tanto el dominio de un oicio como un compromiso con este. Chavoya
(2001) concluyó que el trabajo de investigación está mediado por tres esferas: la disciplinar, o
respeto a las normas; la institucional, o condiciones para realizar el trabajo de investigación; la
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del contexto, representado por las políticas educativas encarnadas en organismos evaluadores
de las personas investigadoras, programas de posgrado y proyectos de investigación. La ética
profesional consiste en hacer bien y responsablemente un trabajo, ediicarlo de acuerdo con
las normas establecidas dentro de un campo disciplinar (Chavoya, 2001; Hamui, 2008; Merton,
2002; Sánchez, 2014). La investigación educativa es una actividad académica. Se espera que
las personas investigadoras actúen responsable y autónomamente, como parte indispensable
de sus actos éticos (Serna, Roa, Martínez y Aguirre, 2014). Colina (2011) considera la ética
profesional como una identiicación con las normas y valores de la profesión, de manera que
son una referencia existencial.
Sin embargo, en los programas de posgrado también se encuentran estudiantes con poco
compromiso con el posgrado y muestran indolencia en las tareas académicas de los seminarios,
como en la investigación de tesis. Moreno (2013) registró que el estudiantado de doctorado
posee distintas trayectorias y diferentes motivos para estudiar. Pocas personas desean formarse
como investigadores e investigadoras en una propuesta teórica y metodológica innovadora.
Su deseo puede rebasar lo ofrecido dentro del programa doctoral, empero, lo buscan en otros
espacios académicos, o bien, por cuenta propia a través de lecturas, conferencias, congresos.
Otras personas, una mayoría, se forman solo con lo proporcionado por su programa. Resultado,
diversidad de prácticas académicas y diversidad de tesis. Chavoya (2001) apunta algo más:
el contexto de políticas de evaluación que ha provocado que el ethos de la investigación se
interprete de diversas maneras incluso en un mismo programa. Sus repercusiones se observan
en los procesos de indagación, en la certiicación de programas de posgrado, en la incorporación
de personal académico en el Sistema Nacional de Investigadores. Esto ha provocado en
funcionarios, funcionarias y profesorado la gestación de acciones poco académicas o poco
honestas, justiicadas por la aprobación de las evaluaciones federales. Ahora es necesario que
reporten las investigaciones en diferentes niveles educativos y en otros países.
Prácticas no éticas visibles y no visibles de los actores educativos
En el siguiente apartado se expondrá la revisión de bibliografía centrada en las prácticas
no éticas o deshonestas en diferentes niveles educativos y en distintos países, situación que
indica que se trata de un problema pertinente en el presente. Posteriormente, se analizarán
distintas tesis doctorales que nos permitirán entender tanto el compromiso del estudiantado
con su trabajo de investigación como la supervisión que su personal tutor y comité efectúan de
este proceso de investigación.
La bibliografía especializada da cuenta de numerosas prácticas no éticas realizadas en los
diferentes niveles educativos, las cuales caracterizan como deshonestas, fraude académico, vicios
éticos, prácticas no éticas. Cierto tipo de prácticas se generan en todos los niveles educativos,
mientras otras se efectúan básicamente en los programas de posgrado y en la investigación
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cientíica. Aluja y Birke (2004) realizan una clasiicación de dos tipos de prácticas no éticas en la
investigación cientíica. A unas denominan “éticamente inaceptables” (p. 98) y a otras “éticamente
cuestionables” (p. 102). Quienes presentamos este estudio decidimos utilizar otra clasiicación:
prácticas no éticas visibles y no visibles. Las primeras se caracterizan porque son rechazadas
por cualquier comunidad académica, son visibles para cualquiera; mientras las segundas, en
numerosas ocasiones no son reconocidas como faltas, porque los usos y costumbres llegan a
obnubilarlas. Se expondrán primero las prácticas visibles.
Por ejemplo, en España, Sureda y Comas (2009) indagaron las prácticas académicas
deshonestas en estudiantes de universidades en el desarrollo de exámenes y trabajos
académicos. Dentro de los primeros localizaron copiar en el examen, elaborar chuletas (notas
para copiar en un examen), dejarse copiar, sustituir a un compañero en un examen, obtener
previamente copia del examen, usar el celular, entre otros. Dentro de los segundos está usar y
reproducir fragmentos o documentos completos sin proporcionar la fuente, tanto en documentos
impresos como en red. Encontraron que 5 de cada 10 jóvenes han copiado a un compañero o
se han auxiliado de una chuleta. Destacan que esto no es exclusivo del estudiantado español,
porque otras investigaciones reconocen situaciones similares en estudiantes de EEUU, China,
Rusia, Japón, Taiwán, Holanda, Moldavia, Croacia, Bulgaria y Serbia.
En otra investigación, Sureda, Comas y Morey (2009) analizaron el plagio del estudiantado
desde la perspectiva del profesorado. Para ello diseñaron dos técnicas: un cuestionario que aplicaron
a dos muestras de docentes y la formación de un grupo de discusión. Apuntan que las condiciones
para esta práctica es la extensión de procesadores personales tanto en centros educativos como
en el hogar, así como el uso masivo de internet y de numerosas redes que ofrecen documentos
para cualquier temática. Mediante esta infraestructura, el estudiantado busca, encuentra y no pocas
veces corta y pega información indispensable para tareas y trabajos académicos.
En Colombia, Díaz, González y Carmona (2010) encontraron que el fraude académico está
difundido en los medios universitarios, lo cual repercute negativamente tanto en la formación
disciplinar como en los valores profesionales indispensables para el mercado de trabajo. Las
personas autoras llevaron a cabo una investigación con estudiantes en Cartagena, Colombia.
Reconocen la heterogeneidad del estudiantado de la carrera de Odontología de la Universidad
de Cartagena, porque provienen de zonas geográicas distintas, como también su situación
religiosa, socioeconómica y cultural. Consideran que “las razones por las cuales cometen
fraude académico están asociadas a situaciones personales derivadas o vinculadas a sus
características demográicas particulares o a un contexto de permanencia … con exigencias
marcadas en lo académico” (p. 87). Este supuesto lo conirmaron con entrevistas estructuradas
individuales, entrevistas en profundidad y un grupo focal. Encontraron que la mayoría de las
personas entrevistadas señalaron haber cometido una falta deshonesta en algún momento;
sin embargo, justiicaron estas prácticas porque las consideraron indispensables para obtener
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una caliicación aprobatoria. Por sus condiciones de vida, trabajan y estudian al mismo tiempo,
además les interesa aprobar para que la familia se sienta orgullosa con un estudiante o una
estudiante de universidad: El in justiica los medios.
En México, Castillo-Méndez y Garibay-Pardo (2004) decidieron conocer la percepción
del estudiantado acerca de los problemas éticos ante situaciones “poco éticas (en los vínculos)
estudiante-maestro, estudiante-estudiante y estudiante autoridades” (p. 185). En un cuestionario
preguntaron qué es la ética, los problemas éticos que inciden en la formación, la puntualidad
y asistencia del profesorado, cumplimiento del programa, preocupación de este grupo por
impulsar el desarrollo del alumnado, robo de información, venta de exámenes y caliicaciones,
discriminación de género o clase social en el aula, entre otras. El cuestionario se aplicó a 250
estudiantes de tres universidades nacionales. Los resultados arrojaron que un alto porcentaje
de estudiantes expresó una opinión positiva de sus docentes; sin embargo, un porcentaje
menor expresó lo contrario.
En otra investigación, Flores-Pérez (2004) aplicó un cuestionario a 189 estudiantes de
especialidad, maestría y doctorado de instituciones públicas y privadas de México. Preguntó: ¿Qué
entiende usted por ética? ¿La formación en su posgrado es ética? ¿Su tutor tiene ética? ¿Considera
que usted tiene ética? Para una cuarta parte del estudiantado, el programa de posgrado no es
ético, hay una mayor proporción de falta de ética en los programas de instituciones públicas
y un porcentaje similar expresó que su tutor o tutora no guardan la ética. Además, en varias
instituciones privadas sus programas no tienen reconocimiento oicial y también se asumen
como universidades sin serlo. Algo que destacó fue que las personas tutoras no acompañan al
estudiantado y algunas publican como primeras autoras los trabajos de sus estudiantes. Otros
grupos más presentan ponencias en congresos usando los avances de sus estudiantes.
Diez-Martínez (2015) marca una diferencia con las investigaciones que indagaron
en la percepción de un sujeto actor acerca de las prácticas deshonestas del otro, porque
analizó la deshonestidad académica en alumnado y profesorado en México. Para la autora,
la deshonestidad académica es similar al fraude académico, porque se busca un “beneicio
académico, económico, afectivo… que [va] en contra de los principios éticos de las instituciones
educativas y, en consecuencia, de la sociedad” (Diez-Martínez, 2015, p. 3). La corrupción, agregó,
en los sistemas escolares tiene tres niveles. El primero es el macro, integrado y promovido desde
las instancias gubernamentales, tales como la malversación y desviación de fondos y la práctica
del “clientelismo”, la cual consiste en el intercambio de favores y lealtad. El segundo es el
institucional, el de la gestión en los organismos educativos, promovido por personal directivo,
principalmente. Un tercero, más acotado, es el espacio del aula con las prácticas que realiza el
estudiantado (copiar tareas y respuestas en exámenes; copiar y pegar documentos de internet;
plagiar textos sin referencias) y el profesorado (opacidad en la asignación de caliicaciones;
favoritismo; no revisar trabajos; cambiar las formas de evaluación; preguntar temas no vistos
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en clase). Lo grave es que el estudiantado incorpora las acciones realizadas por otras personas,
volviéndolas cotidianas, familiares y necesarias. Las conductas deshonestas impiden generar un
espíritu crítico, autónomo y honesto en los jóvenes y las jóvenes y en el profesorado.
Para Navia y Hirsch (2015), la expansión tecnológica ha propiciado que las personas
prioricen en los ines sin importar los medios, aunado a la poca oferta de trabajo. Destaca
la relación que se mantiene entre los principios éticos que operan en una institución y los
que incorpora la persona, de suerte que una institución con principios laxos tendrá personal
trabajador con esas nociones e inversamente. De acuerdo con este principio, el actor y la
actora está inmerso en circunstancias que limitan sus prácticas, problemática que no es
local sino global. En el cuestionario escala que aplicaron a dos muestras de estudiantes de
posgrado de dos universidades mexicanas, encontraron que la dimensión ética “Prestar el
mejor servicio a la sociedad” tuvo una baja posición, lo que indica que este principio central
de la ética profesional fue débil.
Pérez-Castro (2010) realizó una investigación que denominó exploratorio-descriptiva
con estudiantes de posgrado de una universidad del sureste mexicano. Sostiene que en la
estructura de la ética profesional participan personal directivo, profesorado y estudiantes.
Además, la formación prioriza los contenidos disciplinarios y menos los de valores y
responsabilidad, lo que provoca un déicit en la formación profesional. En sus resultados
encontró una paradoja, porque un porcentaje alto de estudiantes tuvo alta valoración por
la responsabilidad, no así por la comunicación, el trabajo en equipo y el compañerismo,
elementos necesarios en la ética profesional.
Para Moreno y Romero (2011), la dinámica de evaluación-certiicación en los programas
de posgrado nacionales ha alterado el ethos de investigación y promovido la aparición de
prácticas no adecuadas o vicios éticos (violación a la norma). En ellos participan tanto las
autoridades de los programas, como profesorado y estudiantes. Entre estas se encuentra el
plagio, la ausencia de paráfrasis, apropiación de marcos conceptuales, pruebas artiiciales
de hipótesis o supuestos, simulación. Hirsch (2012), Amador-Bautista, Gallegos-Duarte y
Arévalo-Guízar (2014) enfatizaron en el plagio académico que va desde páginas de artículos
hasta capítulos de tesis para fortalecer otras tesis, porque en los últimos tiempos, el lema
es publicar o perecer. Quien no publica no obtiene el premio al mérito, ni certiicación en el
Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Aluja y Birke (2004) dan un paso importante en el reconocimiento de las prácticas poco
éticas en las instituciones educativas de educación superior. Su particularidad radica en que
estudian las prácticas realizadas a diario en instituciones de ciencia y formación de maestrías
y doctorados y que pueden pasar desapercibidas. Además, los códigos de ética cientíicos
no las han tipiicado, por eso denominan “éticamente cuestionables”. Son prácticas no
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visibles, incluso en ocasiones pueden justiicarse porque atañen a estudiantes, profesorado y
autoridades. Dentro de estas están la búsqueda de comisiones dictaminadoras blandas; jurados
para exámenes de grado integrados por amistades; fabricación, selección u omisión de datos
para conirmar supuestos o hipótesis; omisión de autorías importantes en las investigaciones;
autorías injustiicadas; evaluación favorable de proyectos de investigación y tesis de personas
cercanas; diseñar programas de posgrado sin infraestructura y sin planta académica suiciente
y adecuada; alterar cifras para lograr acreditación de un programa de posgrado; concentración
de estudiantes en una persona tutora; inlar el curriculum vitae, entre otros.
Montaña (2004), en esta misma línea de prácticas no visibles, menciona la asignación
corporativa de estudiantes en un grupo de personas; el sacriicio de la calidad de las tesis y
las publicaciones para incrementar la graduación; deiciencia en los criterios de ingreso de
estudiantes a un posgrado; ausencia de una línea de investigación original; pertenencia a
una cofradía –un pacto por el cual cada persona investigadora de la ‘cofradía’ incluye como
coautoras o coautores de sus trabajos a todos los miembros–. De esta manera, cada quien
“multiplica artiicialmente su número de publicaciones y transita rápidamente por el camino
del tabulador” (p. 252). Pérez-Castro (2014) agrega otras más: someter a dictamen en dos o
más revistas el mismo artículo; publicaciones duplicadas; titularidad en los artículos colectivos;
armar núcleos académicos artiiciales en los programas de posgrado; publicar libros colectivos
sin coherencia entre los capítulos; anotar erróneamente las fuentes consultadas. La presión para
obtener el doctorado en el tiempo reglamentario puede inducir a disfrazar los datos empíricos;
no sistematizar la información de los sujetos entrevistados; exponer como propias ideas vertidas
por otros individuos; citar sin atender normas de algún modelo o combinar inapropiadamente
varios; defender ante un jurado escritos académicamente débiles; aprobar tesis, artículos o
libros con fallas estructurales y de contenido.
Díaz-Barriga (2009) apunta que en México surgieron problemas académicos porque se
ha asociado evaluación con calidad y esto como acreditación. Se enfatiza en cumplir con los
indicadores de un formato y menos en la dinámica académica de cada programa. La evaluacióncertiicación molesta al profesorado, coordinaciones y autoridades, sin embargo, esperarán
la certiicación. Para cumplir satisfactoriamente adaptarán números, exaltarán fortalezas,
ocultarán debilidades, presionarán a personal tutor y estudiantes para agilizar la graduación.
Balance de la bibliografía especializada
En varias investigaciones antes expuestas, las personas autoras reconocen que los cambios
en las políticas educativas y el impacto tecnológico de las últimas décadas han alterado las
prácticas en numerosos campos de la vida humana, incluyendo la académica. Esto ha generado
prácticas éticamente negativas que empobrecen la formación de la juventud y de futuros y
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futuras profesionales, porque se educa también con acciones. Estas prácticas las denominan
deshonestidad académica, conductas no éticas, vicios éticos, prácticas no éticas, entre otras.
Algunas de estas son visibles por la mayoría de integrantes de una comunidad académica.
Una que destaca es el fraude en exámenes, tareas, trabajos académicos y publicaciones. La
copia o el plagio son prácticas reprobables, porque se atenta directamente contra el deber
de toda institución educativa y contra los valores de una formación educativa. Sin embargo,
especialmente en el nivel superior se generan otras prácticas deshonestas más sutiles, poco
visibles; incluso algunas de ellas justiicadas, por ejemplo: búsqueda de jurados laxos para
evaluar proyectos artículos y exámenes profesionales; selección de autores y autoras en los
artículos; autorías injustiicadas; modiicación y alteración en las cifras para la certiicación
de programas; someter un mismo artículo en varias revistas; apoyar a los académicos y las
académicas y estudiantes cercanos al círculo, entre otras.
Algunos reportes se centraron en buscar las causas que motivan a realizar alguna
práctica deshonesta. Se llega a considerar que responde a la heterogeneidad del estudiantado
y a sus condiciones particulares de vida. Para otras personas, son los pocos conocimientos y
habilidades académicas para aprobar exámenes o realizar trabajos y artículos. En la mayoría
de investigaciones las personas autoras ubicaron el problema en su país o región; no obstante,
otras personas enfatizaron que esto no es exclusivo de un país, sino un problema propio de la
sociedad contemporánea. Quienes trabajaron el nivel superior apuntaron que los problemas
de deshonestidad académica atañen tanto al estudiantado como al profesorado, pero
también a los comités dictaminadores, evaluadores y coordinadores. La demanda por una
elevada productividad, eiciencia de los procesos, competitividad entre pares y evaluación de
procesos y productos crea las condiciones para que las personas adapten y usen las nuevas
reglas de evaluación en su beneicio; o bien, que asuman su rol de profesionales y sus actos en
investigación y docencia con ética. Veamos qué ocurre con las tesis doctorales analizadas.
Estrategia metodológica
Para seleccionar las tesis doctorales se visitaron diferentes programas de posgrado en
educación. Las tesis se seleccionaron al azar. Algunas se obtuvieron de manera impresa, otras
en CD y unas más en red. En total se analizaron 15 tesis de doctorado.
Para el análisis de las tesis fue importante la propuesta de Espino (2015), quien considera
que en la elaboración de un documento de posgrado es indispensable que el estudiantado
posea las habilidades para la lectura y escritura de textos académicos. No se trata solo de
leer numerosos trabajos, sino aquellos que son pertinentes con el objeto de estudio, además
leerlos académicamente, con el propósito de escribir claramente las ideas de otros estudios
revisados y las propias.
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En el posgrado se exige profundidad para desarrollar el contenido del asunto y la
impecable presentación escrita del texto, así como “un abordaje en profundidad de la tarea,
donde el producto inal implica la lectura de más de una fuente y la elaboración de un trabajo
cohesionado que requiere de la integración de la información de los textos consultados… así
como de la generación de una estructura propia” (Espino, 2015, p. 961). Lo anterior involucra,
necesariamente, procesos de elaboración conceptual para lograr una exposición coherente de
la temática. Esta tarea no es sencilla, requiere de una ejercitación diaria, de lectura, análisis de
lo leído y manejo de los conceptos de los autores y autoras, así como de los que se adoptarán
para la propia investigación. Lo mismo ocurre con la metodología diseñada para la obtención
e interpretación de información empírica. No es suiciente con diseñar, probar y aplicar un
instrumento de recolección de información, se debe seleccionar aquel que es pertinente con
el objeto y el universo de estudio; el cual permitirá obtener la información empírica necesaria
para probar los supuestos inicialmente anunciados. Los datos se sistematizan, se construyen
categorías, se fundamentan y organizan las ideas. Por último, la redacción del informe inal,
actividad imposible de evadir.
Gran cantidad de estudiantes puede enfrentarse con numerosas diicultades en este
proceso de construcción de la tesis doctoral. Una de ellas es la carencia de tiempo completo
para dedicarlo a la investigación. Otra es la poca ejercitación en las habilidades indispensables
para la lectura y escritura académicas, así como en la selección y el diseño de instrumentos.
Estas situaciones, sin ser justiicación, pueden estar vinculadas con las prácticas deshonestas.
La investigación es de carácter exploratorio-descriptiva. Para el análisis de los trabajos
se diseñó una escala tipo Likert (Elejabarrieta e Iñiguez, 2008) para valorar por separado 2
dimensiones: contenido y presentación. El contenido exige al estudiantado dominar la lectura
especializada con altos niveles de razonamiento, para integrar en un texto las aportaciones
de diversas fuentes que le permitan profundizar coherentemente en el tópico a estudiar. La
presentación requiere combinar la comprensión lectora con la composición escrita, utilizando
procesos cognitivos como la habilidad para examinar, analizar, sintetizar y ser capaz de construir
un texto original y coherente, sin errores de ortografía o redacción, que exponga de manera clara
y entendible la temática a desarrollar. Dicho instrumento contiene un conjunto de rasgos a los
cuales se les asigna un valor, el cual permite examinar con detalle y profundidad los elementos
estructurales de las tesis.
Para la dimensión contenido, se consideró primeramente originalidad de la temática y
coherencia en la argumentación para sostener las ideas principales de la tesis. Este aspecto
se centra en la posibilidad de encontrar nuevas perspectivas de análisis para el objeto de
estudio a partir de la consulta de diversas fuentes teóricas, lo cual repercute en la adopción
de posturas propias (Arnoux, et. al., 2004). También se valoró la exposición de la problemática
de investigación y su coherencia con los objetivos, las preguntas de estudio y la hipótesis o
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supuestos. En este renglón se recupera lo que señalan especialistas del campo (Ortega-Salas
y Sánchez-Hernández, 2009) acerca de la diicultad del estudiantado para integrar en un texto
puntos de vista propios, que rebasen lo dicho por los autores y las autoras. En la revisión de
las tesis se profundizó en la descripción detallada del proceso metodológico, así como en la
pertinencia de los instrumentos de campo y su vinculación con los resultados encontrados.
Como parte de este rubro se examinó la presentación de hallazgos y conclusiones, en
función de los objetivos señalados para el trabajo. Dichos logros no se alcanzan cuando el
estudiantado –aun el que cursa posgrados– al carecer de las habilidades ya mencionadas, se
limita a reproducir lo leído en los textos de consulta, sin generar nuevas ideas o relexiones
que contribuyan al campo de conocimiento. Aunado a la falta de comprensión de textos
especializados por parte de estudiantes de posgrado (Carlino, 2004), las tesis suelen contener
errores de ortografía y redacción por ausencia o falta de revisión de los escritos previos. Este
problema se origina en muchas ocasiones, en el escaso tiempo dedicado para la realización
de los trabajos: las lecturas deben generar ideas que van madurando con el pensamiento y
la relexión; es difícil la producción de ideas novedosas cuando la urgencia por entregar un
texto permea el proceso de construcción.
Para la dimensión presentación, se ahondó en las características del formato: se consideró
la claridad en la exposición del tema, la organización del contenido en el índice y en los
apartados que lo integran, capítulos y subcapítulos. Una estructura coherente exige claridad
en el pensamiento, para una exposición lógica y pertinente en el desarrollo de los diferentes
apartados. Asimismo, se valoró la relación entre el título del escrito con el contenido del texto,
analizando la manera cómo el título se ve relejado en el desarrollo del trabajo y en los resultados
presentados. En este rubro, se observa la necesidad de que el estudiantado revise de manera
continua y consistente investigaciones ya publicadas relacionadas con la temática a estudiar,
que se familiaricen con la estructura de los escritos académicos y discutan las diversas formas
de organizar la presentación de los contenidos (Espino, 2015). Como parte de esta dimensión,
también se revisó a profundidad el estilo, escudriñando en la redacción y estructura de las
ideas y los párrafos, situando la coherencia lógica en la exposición de las ideas, en torno a una
problemática central que nunca se pierde. Se examinó el uso de la gramática en la expresión
escrita, así como la ortografía y puntuación (Arnoux, et al., 2004). Como parte del aparato
crítico, se revisaron las citas y referencias al interior del texto y a pie de página, observando las
características técnicas y uniformidad en el modelo utilizado. Esta valoración concluye con la
contrastación entre las fuentes de información enlistadas en las referencias y las fuentes citadas
al interior del texto. A continuación, se muestran los rasgos de cada dimensión (Tabla 1):
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Tabla 1: Rasgos para valorar contenido y presentación
Contenido
Presentación
Originalidad del tema
Claridad en el tema
Argumentación lógica
Organización del contenido
Problemática
Índice
Objetivos
Apartados
Preguntas de estudio
Coherencia en exposición de ideas
Hipótesis/supuestos
Uso de la gramática
Proceso metodológico
Ortografía
Resultados
Puntuación
Hallazgos/conclusiones
Citas al interior del texto
Fuentes de información
Referencias/fuente de información
Nota: Elaboración propia.
Con el propósito de implementar un instrumento que permitiera evaluar numéricamente los
diferentes rasgos de cada dimensión –contenido y presentación–, se diseñó una escala tipo Lickert con
3 niveles de valoración: el más alto –totalmente de acuerdo– al que se le asignó valor de 10 puntos; el
intermedio –parcialmente de acuerdo–con valor de 5 puntos y el más bajo –totalmente en desacuerdo–
con valor de 0 puntos. Una vez determinados los rasgos de cada dimensión y la escala de evaluación,
se procedió a la revisión minuciosa de cada trabajo, utilizando la escala tipo Lickert. En la Figura 1 se
presentan las puntuaciones otorgadas a las tesis según las características de cada trabajo:
Excelente
5 puntos
• Los trabajos alcanzan positivamente todos los rasgos en las 2
dimensiones: contenido y presentación
Regular
3 puntos
• Los documentos no conservan la rigurosidad teórica y metodológica
exigible para una tesis doctoral. Se registran imprecisiones y descuidos
en algunos apartados
Deiciente
1 punto
• Los textos presentan severas incongruencias y anomalías en el
contenido y en la presentación. No muestran la rigurosidad teórica, ni
el cuidado formal que debe tener un escrito académico en este nivel
Figura 1: Puntuaciones y valoración de los puntajes
Nota: Elaboración propia.
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Según se muestra en la Figura 1, las puntuaciones se otorgaron según las características
de cada trabajo, asignando la puntuación de 5 a las tesis consideradas excelentes; en el nivel
regular se dio puntuación de 3 a aquellas con algunas debilidades teóricas o metodológicas; por
último, en el nivel deiciente se otorgó 1 punto por considerar que estos documentos presentan
severas deiciencias y no corresponden a un trabajo de posgrado.
Resultados
A continuación, se presentan los resultados obtenidos de cada trabajo analizado en las
dimensiones contenido y presentación. Se obtuvo la sumatoria y se promedió para obtener el
puntaje inal otorgado a cada tesis.
Contenido:
Excelente: 5
Regular: 3
Deiciente: 1
Tabla 2: Resultados del análisis de contenido
Número
de tesis
Originalidad
Congruencia entre
Dominio Pertinencia Hallazgos y Puntaje Caliicación
en las ideas y
título, contenido y de estudios de estudios conclusiones total
argumentación argumentación lógica
citados
citados
relevantes
01
05
05
05
05
03
023
09.20
02
03
01
03
03
03
013
05.20
03
03
03
01
03
03
013
05.20
04
03
03
05
05
03
019
07.60
05
01
01
01
01
01
005
02.00
06
05
05
05
05
05
025
10.00
07
05
03
03
05
05
021
08.40
08
05
05
05
05
05
025
10.00
09
03
03
03
03
03
015
06.00
10
03
01
03
03
03
013
05.20
11
05
03
03
05
05
021
08.40
12
03
01
03
01
01
009
03.60
13
01
03
01
03
01
009
03.60
14
03
01
05
03
03
015
06.00
15
03
03
03
03
03
015
06.00
Total
51
41
49
53
47
241
06.43
Nota: Elaboración propia.
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Como se observa en la Tabla 2, 2 trabajos alcanzaron la máxima puntuación con 25
unidades, 3 obtuvieron 23 y 21 puntos situándose en el nivel excelente; 7 lograron el nivel regular
con 19, 15 y 13 puntos y 3 consiguieron deiciente con 9 y 5 puntos. Las cifras muestran que, en
contenido, 33% de las tesis analizadas fueron realizadas con el cuidado que corresponde a un
trabajo académico comprometido con su quehacer ético y profesional; 46% fueron trabajos
elaborados sin el rigor que exige obtener un grado académico y 20% no reúne las características
mínimas para ostentarse como tesis de posgrado, ni como productos académicos publicables.
Presentación:
Excelente: 5
Regular: 3
Deiciente: 1
Tabla 3: Resultados del análisis de presentación
Número
de tesis
Estilo:
Estructura lógica Ortografía y
Citas y
Fuentes de
Puntaje Caliicación
redacción
del índice:
puntuación
referencias al
información:
total
de ideas,
extensión,
interior del texto, congruencia
estructura
capitulado
a pie de página y
de cita de
de párrafos
testimoniales
fuentes con la
bibliografía
01
05
01
05
03
01
015
6.00
02
05
01
03
03
03
015
6.00
03
03
03
03
01
01
011
4.40
04
05
03
05
05
05
023
9.20
05
03
01
03
01
01
009
3.60
06
05
03
05
05
05
023
9.20
07
05
05
03
03
05
021
8.40
08
05
03
05
03
05
021
8.40
09
05
01
05
03
05
019
7.60
10
05
03
05
05
05
023
9.20
11
05
03
05
05
05
023
9.20
12
01
01
03
01
03
009
3.60
13
05
03
05
03
03
019
7.60
14
05
01
05
03
03
017
6.80
15
03
01
05
03
05
017
6.80
Total
65
33
65
47
55
265
7.07
Nota: Elaboración propia.
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Como se observa en la Tabla 3, en presentación 6 trabajos alcanzaron 23 y 21 unidades,
que corresponde a excelente; 6 al nivel regular con 19, 17 y 15 puntos y 3 obtuvieron deiciente
con 11 y 9 puntos. Puede señalarse que hay tesis como la 5 y 12 que casi en todos los aspectos
obtuvieron la mínima puntuación, lo que indica la consistente deiciencia de los trabajos. Las
cifras anteriores muestran que, en la presentación, 40% de los trabajos fueron elaborados con
la exigencia requerida para profesionales de la investigación; 40% son trabajos diseñados con
poco cuidado, olvidan el compromiso ético de la profesión y 20% carece de los rasgos mínimos
que deben caracterizar las tesis doctorales. En la concentración de resultados se encontraron
los siguientes valores, expuestos en la Tabla 4:
Tabla 4: Concentrado de resultados de las 15 tesis analizadas
No. de tesis
Dimensión 1
contenido
Dimensión 2
presentación
Puntaje
Total
Valor
numérico
Nivel
1
100.00
100
200
10.00
Excelente
5
100.00
100
200
10.00
Excelente
10
095.00
100
195
09.75
Excelente
14
100.00
095
195
09.75
Excelente
13
090.00
095
185
09.25
Excelente
11
090.00
090
180
09.00
Excelente
3
090.00
085
175
08.75
Regular
6
090.00
085
175
08.75
Regular
9
095.00
080
175
08.75
Regular
7
100.00
070
170
08.50
Regular
2
085.00
075
160
08.00
Regular
8
075.00
050
125
06.25
Deiciente
15
045.00
075
120
06.00
Deiciente
4
045.00
065
110
05.50
Deiciente
12
040.00
065
105
05.25
Deiciente
Promedio
082.66
082
08.23
Nota: Elaboración propia.
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De acuerdo con los datos de la Tabla 4, únicamente 6 trabajos obtuvieron las máximas
puntuaciones, combinando un contenido relevante con una óptima presentación, lo que justiica
la categoría de excelencia. Según se observa en los resultados anteriores, 40% fueron tesis
valoradas en el nivel excelente, lo que signiica que, tanto en el contenido como en la presentación,
los textos reúnen los rasgos que exige un trabajo académico de posgrado. El segundo grupo en la
categoría regular obtuvo 33.3%, con trabajos que presentan algunas deiciencias en uno o ambas
dimensiones, pero pueden considerarse aceptables. El último grupo alcanzó 26.6% en el rango
deiciente, con trabajos de tesis que no reúnen las características de investigaciones doctorales en
los contenidos expuestos, ni en la forma de exposición y que, sin embargo, ya fueron aprobados
por un comité tutorial en un examen. Los datos anteriores conducen a la necesaria relexión sobre
la ética del personal investigador educativo y el compromiso con su trabajo escrito, así como la
manifestación de su ethos que le lleva a orientar sus acciones en cierto sentido.
Discusión
En la revisión bibliográica destacaron dos líneas de discusión. Una de ellas se centró
en la construcción social del ethos de una disciplina o profesión. En este proceso participan
colegas, personal de tutoría y profesorado del programa, entre otras personas. Las prácticas
generadas en el grupo, que imperan en la institución y en la disciplina, se aprenden en este
espacio. Es producto social, no obstante, el ethos se expresa individualmente, con autonomía y
responsabilidad. Este proceso de construcción del ethos responde a lo que Merton (2002), Hamui
(2008), Chavoya (2001) y Colina (2011) llamaron incorporación de normas, principios y valores
del campo disciplinar. Es acoger el oicio de investigar (Sánchez, 2000; Sánchez et al., 2000).
La otra línea encontrada indica que las prácticas realizadas en diversos espacios académicos y
diferentes niveles educativos tienen un contexto de evaluación que presiona al profesorado de
nivel superior: publicar, graduar estudiantes, certiicar el programa para tener apoyo inanciero
y reconocimiento nacional o internacional (Chavoya, 2001). Estas circunstancias son terreno
para el cultivo de prácticas no éticas o vicios éticos o prácticas deshonestas, visibles (copiar y
pegar párrafos o textos completos, hasta el plagio de libros) (Amador-Bautista et al., 2014; Díaz
et al., 2010; Flores-Pérez, 2004; Hirsch, 2012; Moreno y Romero, 2011; Navia y Hirsch, 2015;
Pérez-Castro, 2010) y no visibles (adaptación de núcleos académicos, graduaciones aceleradas,
simulación académica, maquillaje de estadísticas, tutoría a numerosos estudiantes) (Aluja y
Birke, 2004; Montaña, 2004; Pérez-Castro, 2014).
Independientemente de las circunstancias que envuelven estas decisiones, es necesario
resaltar que no todos los individuos obedecen a las fuerzas externas, ni imitan las prácticas
de otros, porque su acción ética implica autonomía y juicio crítico (Yurén, 2007) elementos
imprescindibles en la honestidad académica y en la ética profesional. Una práctica invisible
porque poco se menciona en las investigaciones es la que se reiere a la elaboración de tesis
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de doctorado, la cual sintetiza la formación del estudiantado de un ciclo educativo. Se espera
que esta sea una investigación original, cuidada en su contenido, con una metodología
pertinente con el objeto, con resultados, con un sólido aparato crítico y con rigor metodológico
en la sistematización e interpretación de datos. La tesis, se ha mencionado, es la síntesis de la
formación, porque puede representar para el estudiantado el inicio de una línea que cultivará
durante varios años, o solo un requisito para presentar un examen y olvidarla. No obstante, tanto
en uno como en otro caso, la persona egresada tiene el deber de hacer bien el trabajo, apegarse
a los lineamientos conceptuales, instrumentales y morales de la disciplina y de la investigación.
Si no hay cuidado en ello, no se está cumpliendo éticamente, sino incurriendo en una práctica
que se aleja de este deber. No hay ethos profesional incorporado en el estudiantado, no se
incorporaron las normas establecidas en un campo disciplinar (Chavoya, 2001; Hamui, 2008;
Merton, 2002; Sánchez, 2014).
La investigación educativa es una profesión que se cultiva día tras día mediante
numerosos actos ejecutados responsablemente. Cuando no ocurre eso, se cae en prácticas
que van en detrimento del ejercicio profesional. Se hacen por obligación, sin que la persona
esté convencida de su trabajo ni de la importancia de realizar los deberes de su profesión. En
la revisión de las tesis doctorales, se encontró que una tercera parte de los informes fueron
hechos con cuidado, respetando los requisitos que exige una tesis de posgrado, pero en otros
hicieron solo lo indispensable, solo aquello que les fue solicitado por la persona tutora, sin
mayor esfuerzo. Otros más no respetaron los lineamientos de forma requeridos en todo trabajo
de investigación, aunado a numerosos descuidos en el contenido y presentación. En estos casos
se presentan prácticas no éticas. Se hace lo que se solicita, incluso ni eso, pero se autorizó la
tesis. Entonces, ¿quién es la persona responsable? Sin duda, en primer lugar, el estudiante o
la estudiante, de quienes depende la responsabilidad y la autonomía como futuras personas
doctoras e investigadoras. En segundo lugar, están el tutor y la tutora y el comité, quienes no
acompañaron al estudiantado en su proceso de formación.
Es necesario reconocer, como apuntan Moreno y Romero (2011), que en cada programa
se incorporan diversidad de estudiantes, algunos grupos ya con trayectoria en investigación y
deseos de convertirse en investigadores o investigadoras profesionales, como otros que tienen
serias diicultades para el trabajo académico. Habrá estudiantado autónomo y otro que necesitan
dirección. Cada cual tiene una persona tutora y un comité, cuya tarea consiste en conducir y
valorar el proceso de formación. Si el estudiantado no cumple, ni su tutor o tutora, ni su comité, se
está ante un conlicto ético que se relejará en el documento inal, en parte por las circunstancias
creadas por un contexto de producción y evaluación. La tesis doctoral se elabora a lo largo de su
estancia en el programa (Sánchez y Jasso, 2002; Sánchez y Santamaría, 2000). Es producto de los
seminarios que el estudiantado cursa, de la ejercitación académica en espacios no áulicos con
sus compañeros, compañeras y profesorado. En el programa discute su tema y reconoce que
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debe acotarlo hasta convertirlo en un objeto de conocimiento, de las fuentes consultadas, de las
técnicas para obtener y sistematizar información empírica de manera novedosa e interesante,
etc. En el documento inal se expresa la formación y el ethos de cada estudiante.
La investigación educativa es un oicio similar al trabajo. Ejercerla con ética debe ser un
principio inherente en la trayectoria personal y profesional de los investigadores y las investigadoras.
A partir de los datos encontrados en la investigación de campo, se observó que los principios
éticos no siempre están presentes en los productos de la investigación, lo que nos lleva a suponer
que otros factores, más allá de la búsqueda del conocimiento, permean el quehacer investigativo.
Conclusiones
El ethos de una profesión signiica incorporación de las reglas teóricas y metodológicas de
una disciplina, además de las normas y valores necesarios en un profesional. Es saber hacer lo que la
profesión demanda, pero hacerlo apegado a los valores disciplinarios. En el caso de la investigación
en general y la educativa en especial, el ethos consiste en saber investigar y apegarse a las normas
establecidas por la comunidad de personal investigador, por ejemplo, citar correctamente todas
las autorías consultadas, no difundir como propias las ideas de otras personas. Algo más, hacer un
buen trabajo en estudiantes de posgrado implica elaborar una tesis apegada a las normas de la
investigación, lo cual demanda dedicación, compromiso, revisión permanente de lo que se escribe,
todo como un acto ético porque debe hacerse responsable y autónomamente (Yurén, 2007).
En los programas doctorales en investigación educativa se prepara a los futuros investigadores
y a las futuras investigadoras. Para esto es indispensable que se ejerciten constantemente en
la lectura y en la elaboración de reportes, que escriban ensayos y ponencias para exponerlas
en congresos o seminarios; además, que lean y analicen trabajos de sus colegas. Tienen que
comunicarse periódicamente con su tutor o tutora y con los sujetos integrantes de su comité
tutoral. La interacción entre pares y profesorado es indispensable para ir logrando la identidad
con la institución, con un grupo y con la disciplina (Hamui, 2008). La incorporación de un ethos
es producto de una construcción social, de la interacción diaria que se entabla en los diversos
espacios de un programa, tanto con integrantes de su comité tutorial como con otras personas
del profesorado y colegas. En este proceso de formación se prepara en el conocimiento y uso
de los conceptos y métodos, como también en las normas técnicas y morales de una disciplina o
profesión (Bolívar, 2005; Merton, 2002; Moreno, 2013; Sánchez, 2000; Sánchez et al., 2000).
Sin embargo, señala Chavoya (2001), otra dimensión que interviene en la formación de
personal de investigación es el contexto que rodea los programas de posgrado. En el siglo
XXI, el proceso de evaluación y certiicación de instituciones, programas, personal académico,
proyectos de investigación, revistas, etc., ha llevado a que un sector de la planta académica se
concentre en publicar y graduar y otro tanto le interesa cumplir con sus tareas académicas. Por
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tanto, la tutoría se interpreta desde diferentes ángulos. El estudiantado, de igual forma, tiene
diversos motivos para estudiar un doctorado, como lo reporta Moreno (2013), demuestran
distinto compromiso hacia las tareas académicas y con su formación. Habrá quienes se dediquen
completamente a cumplir con las actividades que demanda el programa y quienes harán lo
mínimo que les permita permanecer en el programa. La calidad de la tesis de grado es prueba
de esto. Los programas de posgrado están inmersos en este contexto histórico.
Con base en la revisión de las 15 tesis doctorales en investigación educativa, solo 6 trabajos
mostraron originalidad en el tratamiento académico, tuvieron una argumentación lógica,
lograron la construcción de un problema de conocimiento, con precisión en los objetivos, los
supuestos de investigación fundamentados y las conclusiones claramente expuestas. Además,
la argumentación de cada idea la apoyó en fuentes documentales. En resumen, 40% fueron
tesis valoradas en el nivel excelente. Se trató de documentos con los rasgos que exige un trabajo
académico de posgrado. Se puede sostener que se trata de estudiantado comprometido con
su quehacer y con la profesión. El segundo grupo, equivalente al 33.3%, se integró con trabajos
con deiciencias, pero pueden considerarse aceptables. Por último, el 26.6% de los documentos
fueron deicientes, porque no poseen los elementos indispensables para una investigación de
doctorado, tanto por sus contenidos trabajados, como por la forma de exposición. Resalta que
hayan sido avaladas positivamente por un tutor o tutora, así como por el comité tutorial en
un examen de grado. Lo antes dicho permite preguntarse, con base en Moreno (2013), acerca
del ethos del personal investigador educativo, plasmado en su trabajo escrito, así como el del
profesorado que participó en la evaluación de ese documento.
Estos resultados demuestran la existencia de tesis de distinta calidad académica, por tanto,
también se presenta un estudiantado diferenciado y una variedad de prácticas educativas.
Solo un porcentaje de las tesis demostró un buen y responsable trabajo, expresó compromiso
con su tarea y un apego al ethos de la investigación educativa (Chavoya, 2001; Hamui, 2008;
Merton, 2002; Sánchez, 2014). Otro sector se alejó de este ideal, especíicamente el 26.6% cuyos
documentos fueron deicientes, situación que indica que los programas no son independientes
del contexto de evaluación, sino que este se está imponiendo y está afectando las prácticas
educativas. Montaña (2004) menciona que el sacriicio de la calidad de las tesis para incrementar
la graduación o eiciencia terminal va acompañado con criterios limitados para el ingreso del
estudiantado a un posgrado. Ingreso y egreso están relacionados.
Lo importante para la juventud y para quienes integran el comité tutoral es graduar, porque se
debe cumplir con cuotas de trabajo. La permisividad en el otorgamiento de votos aprobatorios y de
grados, así como la escasa dedicación al trabajo de tesis, demuestran que las prácticas éticamente
cuestionables que mencionan Aluja y Birke (2004), o prácticas invisibles, han llegado a estos
programas. Son prácticas que se toleran, no se reconocen, incluso pueden responder a acuerdos
entre el profesorado, funcionarios y funcionarias, con el objetivo de acelerar la graduación.
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Sin embargo, independientemente de este contexto difícil para el trabajo académico
y para la ética de la investigación educativa, se debe reconocer que estas políticas no
desaparecerán en el corto plazo. Esto hace necesario buscar posibles salidas en lo interno y
particular de los programas. Una opción es consolidar los cuerpos académicos, formados solo
con doctores y doctoras con una línea de investigación, reconocidos por la seriedad de su
trabajo y su honestidad como personal académico. Su aceptación no es solo por su antigüedad
sino por su trabajo constante, responsable y honesto. La selección del estudiantado debe ser
estricta, de manera que ingresen quienes porten las habilidades indispensables para las tareas
académicas y de investigación. Los comités tutoriales deberán dar ese acompañamiento a los
futuros doctores y doctoras, mediante la lectura de los avances y en reuniones sistemáticas
y periódicas. Como apuntan Aluja y Birke (2004, p. 137), “pugnar porque a nivel individual e
institucional, existan mecanismos de autoevaluación permanente”.
La otra propuesta obedece a las interrogantes que se acumularon en la elaboración de este
artículo. Guardan relación con las prácticas que personal funcionario y académico despliegan en
los programas, para acreditar las evaluaciones personales a sus proyectos de investigación. Se
busca la evaluación positiva solo por los recursos económicos que proporciona, o se espera algo
más, por ejemplo, el reconocimiento de sus individuos cercanos, el prestigio como investigador
o investigadora o el prestigio de un programa, entre otros. Quienes han cometido una falta no
ética y que han sido descubiertos, ¿qué argumentos proporcionan en su defensa? Interrogantes
que requerirán de la inmersión en los espacios académicos para observar y registrar, aunado a
la realización de entrevistas con las personas académicas, tareas pendientes en esta línea de
investigación.
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