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V  :      TEMAS ESTRATÉGICOS CUERPO ACADÉMICO INTERNACIONAL E INTERINSTITUCIONAL CONSEJO DE DIRECTORES ROBINSON SALAZAR PÉREZ NCHAMAH MILLER JOSÉ LUIS CISNEROS COMITÉ EDITORIAL INTERNACIONAL IGNACIO MEDINA, JORGE BEINSTEIN, RAUL DELGADO WISE, ORLANDO VILLALOBOS FINOL, DÍDIMO CASTILLO FERNÁNDEZ, GUIDO GALAFASSI, LETICIA SALOMÓN, FABIÁN NIEVAS, ATILIO BORÓN, MARCO GANDÁSEGUI, JENNIFER FUENMAYOR CARROZ, NEBIS ACOSTA, GLORIA CAUDILLO, YAMANDÚ ACOSTA, ÁLVARO MÁRQUEZ-FERNÁNDEZ, LUZ PARRA NEIRA, MARIO ORTEGA, ALBERTO PADILLA, OLIVER KLEIN, RAFAEL PAZ NARVÁEZ, HERNÁN FAIR, RAUL RODRÍGUEZ GUILLÉN, GILBERTO VALDÉS GUTIÉRREZ, GIAN CARLO DELGADO, PAULA LENGUITA, MA. PILAR GARCÍA-GUADILLA, ALFONSO RIVAS MIRA, ALFREDO FALERO, MANUEL ANTONIO GARRETÓN, NORMA FULLER, LEONARDO RIOJA PEREGRINA, JOHN SAXE-FERNÁNDEZ, CARLOS FAZIO, AMBROSIO VELASCO GÓMEZ, JOSÉ ALFREDO ZAVALETA BETANCOURT, RIGOBERTO LANZ, JULIÁN REBÓN, JORGE LORA CAM, FRANCISCO ÁVILA-FUENMAYOR Y VICTOR EGO DUCROT VIOLENCIA Y MIEDO: UNA MIRADA DESDE LO SOCIAL Director de proyecto Robinson Salazar Pérez Compilador Luis Ernesto Ocampo Banda Universidad de Occidente y Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Colección Temas Estratégicos elaleph.com Violencia y miedo: una mirada desde lo social / compilado por Luis Ernesto Ocampo Banda; dirigido por Robinson Salazar Pérez. - 1a ed. - Buenos Aires: Elaleph.com, 2012. 200 p.; 21x15 cm. - (Temas estratégicos / Robinson Salazar Pérez) ISBN 978-987-1701-40-7 1. Sociología Política. I. Ocampo Banda, Luis Ernesto, comp. II. Salazar Pérez, Robinson, dir. CDD 306.2 Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático. © 2012, los autores de los respectivos trabajos. © 2012, Elaleph.com S.R.L. contacto@elaleph.com http: //www.elaleph.com Primera edición Este libro ha sido editado en Argentina. ISBN 978-987-1701-40-7 Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Impreso en el mes de abril de 2012 en Bibliográfika, Bucarelli 1160, Buenos Aires, Argentina. ÍNDICE Prólogo 11 Introducción 17 Seguridad, Estado y despojo en América Latina: el presente como historia 21 Silvina María Romano y Gian Carlo Delgado Ramos Doctrina de Seguridad Nacional, Terrorismo de Estado y Desarrollo AL como reserva estratégica Saqueo, criminalización y derechos humanos Reflexiones finales 25 33 35 39 La detonación del terror 43 Raúl R Villamil Uriarte Después de la nube de polvo El derrumbe de los símbolos La estrategia del atentado terrorista y la idea de muerte Las víctimas inocentes La ideología del norteamericano y sus prejuicios ante el exterior Terrorismo mediático Algunas claves para replantear los paradigmas sobre el cuerpo violentado La dilematización religiosa del bien y el mal 43 48 49 50 51 52 53 56 Militarización y violencia estatal en México 61 Miguel Ángel Zebadúa Carboney Introducción. La redefinición de los campos de acción estatal La instrumentación “hobbesiana” de la violencia estatal La fuerza 61 63 64 “Estado de naturaleza” Los usos y abusos de la “seguridad interna” “El brazo armado del Estado” El pretexto de la “seguridad” La colombianización del “flanco estratégico” 67 69 71 73 74 El Estado mexicano ante los pueblos indígenas 81 Carlos Piñeyro Nelson Introducción La visión de los conquistadores hacia los pueblos indígenas y su estrategia política La disputa entre las élites liberales y conservadoras para definir el rumbo de México y sus posturas hacia los indígenas La instauración del indigenismo en México. 1900-1936 Cárdenas y la cuestión indígena El regreso de la aculturación Cambio de timón La entrada del modelo neoliberal y la búsqueda de derechos La llegada del Partido Acción Nacional a la Presidencia de México Conclusiones 81 83 86 88 89 92 93 97 100 Reconfiguración de las estructuras criminales mexicanas en el terreno centroamericano: Enfoques teóricos, categorías básicas, interpretaciones del terreno y prospectiva 103 82 David C. Martínez-Amador Definiciones Introductorias La mutación en las organizaciones: del Narco-Horrorismo al Narco-Snuff Un primer aproximamiento al problema de la violencia en Centroamérica El Gran Mito: El ejército lo puede todo El Mapa Inicial: Los diferentes tipos de Crimen Organizado en Guatemala Reflexiones Finales: Los Escenarios de México y Guatemala Bibliografia complementaria 103 106 107 109 111 116 117 Integracion económica, estrategia de seguritización de las hegemonías 119 Divvio Gallegos Paniagua y José G. Vargas-Hernández Introducción Antecedentes de la problemática de estudio de la integración económica La integración económica como parte del proceso de seguritización La integración económica desde el enfoque de la seguritización Análisis de casos Conclusiones Interrogantes 119 Plutocracias que gobiernan a través del miedo y la guerra 139 121 122 133 134 137 137 Robinson Salazar Pérez Contexto El miedo para la contención de las ciudadanías reclamantes Construcciones políticas invisibilizadas y perpetuación de los intereses plutocráticos Medios de comunicación y guerra cultural 139 143 Espacio público, miedos y control social 153 145 149 Luis E. Ocampo Banda, Ma. Guadalupe Vargas Alvarado y Adolfo Lizárraga Patrón Introducción Sobre el espacio público Espacio público y miedos Miedo y control social A manera de conclusión 153 155 159 167 173 El movimiento de los indignados: desde España a los Estados Unidos 175 Oliver Klein Bosquet y Rovira i Virgili El concepto de la Indignación El desarrollo de la Indignación El desenlace de la Indignación 176 183 189 Los Autores 195 PRÓLOGO La sociedad contemporánea sufre de violencia, odio, rencores y discriminación; en los últimos 20 años la tendencia incremental de los comportamientos confrontativos nos obliga a reflexionar individual y colectivamente sobre las causas, tendencias y riesgos que vivimos en el mundo de hoy, donde las guerras son declaradas sin prejuicio alguno, los despojos revelan que las leyes no son efectivas y los gobiernos lo toleran, los despidos masivos de las fuentes de empleo es una constante en la ecuación algebraica que le denominan crisis financiera, el desconocimiento de derechos políticos, culturales, sociales y humanos es la tonalidad que cubre la vida cotidiana, el deterioro del medio ambiente y la destrucción del planeta no es una preocupación en los gobernantes, podemos afirmar categóricamente que la barbarie nos ganó la partida y la vida no tiene significancia alguna. No existe un país en el mundo que esté exento de los rasgos expuestos, Medio Oriente está a las puertas de una guerra de dimensiones global, los países del norte de África están en permanente revueltas de sus pueblos que buscan de manera denodada acabar con los años de olvido, represión y pobreza; Europa, desde los países nórdicos hasta los mediterráneos no hallan los dispositivos necesarios para calmar la crisis económica provocada por los banqueros que sumieron en la penuria a millones de trabajadores hasta despojarlos del horizonte o futuro y aniquilarles sus derechos al trabajo, educación, jubilación y salud. Asia, desde el tsunami japonés y el enfriamiento de los motores de la economía China, besó la marquesina de la crisis, los ribetes de violencia son cada día más notorios, las demandas, reclamos y movilizaciones de los pueblos que necesitan empleo, mejores condiciones de trabajo y vivienda, nutren las plazas de represión y violencia entre las fuerzas armadas gubernamentales y los ciudadanos que piden mejoría de la situación de vida. – 11 – América Latina no está ausente de la mancha de violencia, el cono sur está tensionado por reclamos de pueblos olvidados en el sur de Chile, estudiantes que impiden, con sus desplazamientos y protestas, que perdure la privatización de la educación de manera inmisericorde que pretende hipotecar el futuro de la juventud del país austral. Argentina está convulsionada en los territorios donde las minas de cielo abierto trajo contaminación, enfermedades emergentes sin antecedentes, despojo de las riquezas del país que la requiere para un desarrollo industrial y la pugna de intereses intergremiales de grupos en el poder que resuelven con actos de violencia física y simbólica sus diferencias. A todo este andamiaje de tensiones y contradicciones, agreguémosle la fricción con Gran Bretaña por el asunto de las islas Malvinas, que retoma aspectos de la guerra de 1982 y le resitúa en el Siglo XXI con posibilidades de confrontación bélica. Paraguay ejerce la violencia contra campesinos, Brasil enbrollado con las favelas, el tráfico de drogas y la depredación de la amazonía; Bolivia manifiesta conflictos inter clasistas e interdepartamentales por los proyectos de infraestructura vial en la Amazonía que pone en riesgo vastos territorios Indígena y el Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) ubicado entre los departamentos de Cochabamba y Beni, y forma parte del Corredor Biológico de Conservación Madidi-Amboró. Perú al igual que los países con inversores extranjeros en las minas, atraviesa la violencia con movilizaciones y resistencias ante los estragos a la naturaleza y pueblos legendarios, pasándole la estafeta a Ecuador y Colombia que es un caso paradigmático de violencia, dolor y muerte. Panamá vive la era de Martinelli, gobernante de perfil empresarial que desató la represión sin mediar diálogo, arrebató derechos, cambió leyes, privó de la vida a centenares de indígenas y trabajadores y conflictúa al país para servirlo en bandeja a los inversionistas foráneos que tienen intenciones de apropiarse de extensas franjas de tierra, algunas que son del cinturón de la biodiversidad y otras aledañas al canal para sembrarlas de negocios y desarrollo inmobiliario. Centroamérica está prisionera de la guerra desde los años 70 del Siglo XX, El Salvador, Guatemala y Honduras es el triángulo de la muerte, golpes de Estado, ex militares de gobernantes, pandillas, narcotráfico y ejércitos privados hacen del territorio de la cintura de América Latina un ring de sangre, golpes, desapariciones, muertes e impunidad. Y finalmente México, más de 50 mil muertos en una guerra que no es nuestra, inventada por el coloso del norte quien solapa a los carteles que trafi– 12 – can con la droga de Suramérica hasta los EE.UU. y nos inyectan armas, confrontación bélica y dolor hasta dejar diseminado a lo largo y ancho del país, una extensa estela de desaparecidos, torturados, familias desmembradas, migraciones forzadas y hasta odio entre grupos sociales y comunidades entre sí. No es una violencia que pueda detenerse a través de una mediación, tampoco en una mesa de diálogos con referentes internacionales, es una guerra de exterminio la que oteamos a nuestro alrededor, parece que existe la notable necesidad de reducir la población, revela sesgos malthusianos y signos de holocausto en los episodios suscitados en cárceles, comunidades arrasadas, matanzas colectivas y fosas comunes descubiertas. Arribamos a una crisis de todo, absolutamente, el Estado no funciona, el entramado institucional está trabado, el deterioro de la legalidad es inaudito, la desciudadanización desmorona los derechos obtenidos de los trabajadores y los aloja en el sótano de la indefensión absoluta, entonces no queda otra opción que reinventar el estado de cosas, porque lo existente no es suficiente para dotar de sentido y civilidad a la sociedad de hoy. La sociedad está fragmentada, las comunidades fueron sometidas a un proceso de implosión para fracturarle todos los compartimientos interiores, los ejes de las reciprocidades, los hilos asociativos, los núcleos donde sostenían las identidades, el mundo del trabajo, las tradiciones, mitos y costumbres, fueron detonadas con carga mortal del mercado, mercantilizaron todo, el hombre dejó de ser actor y sujeto y fue mutado a consumidor compulsivo, que al carecer de pertenencia con su espacio territorial (comunidad, barrio, pueblo o nación) fue desterritorializado, deambuló por los senderos de las vitrinas, la moda, la música, las fiestas, las drogas y el consumismo, hasta perder sentido de sus actos y acciones. Hoy tenemos un habitante citadino hambriento por consumir que revela su rebeldía a través del consumo, el peinado o el artefacto electrónico que usa más no se apropia de él, porque no lo dota de sentido ni lo percibe como herramienta tecnológica o dispositivo para realizar un trabajo o complementar una relación industriosa. El hombre consumista, individualista, fragmentado y carente de sentido, actúa de manera compulsiva, orientado por las emociones súbitas y bruscas que en la mayoría de las veces no involucra la razón, de ahí que los comportamientos de esta singularidad desembocan en actos de pasión volátiles y violencia. La violencia, en gran medida, la observamos que deviene de los actos emocionales de jóvenes que confrontan, esgrimen agresión, odian al otro y discriminan a los pobladores de sectores ajenos o lejanos a su territorio. – 13 – Es la nueva jungla encementada, alumbrada con luces y ambientada con ensordedora música que despierta las pasiones y libera las represiones acumuladas por meses o años. Otra vertiente que desemboca en el río de la violencia y los miedos es la guerra, confrontación útil del gran capital para adormecer conciencias y acallar las voces que reclaman sus derechos. Las confrontaciones bélicas dejaron de ser el encuentro armado de dos ejércitos para pasar a ser un escenario donde el uso de las armas es frecuente y sistemático, dirigido a sectores, blancos u objetivos precisos, no involucra grandes segmentos de la población, pero sí trata de ser altamente divulgado para que la victoria o derrota del enemigo tenga la resonancia necesaria para generar o sembrar el ambiente de miedo. Las guerras silenciosas tienen el cometido de no visibilizar por los medios las atrocidades cometidas en combate, tampoco sale a relucir el tamaño o poder del “enemigo”: Son los medios los encargados de colocar en la mesa de los noticieros qué quieren revelar, inventan poderío del opositor, denotan la hidalguía del Estado o ejército defensor, magnifican los aspectos amorales, malignos y peligros del oponente y finalmente enaltecen la necesidad de actuar provocando la muerte para sembrar el camino de la paz. Deja en el ambiente la sensación de que el Estado, ejército o grupo armado “legítimo” es un ente benefactor, que mata por defender la vida, que es necesaria su actuación en esta magnitud y los ciudadanos están obligados a renunciar de todos sus derechos y privilegios para que el gran defensor lo cubra y garantice la vida. Vivir en temor pero seguro de que el benefactor es necesario para garantizar nuestras supervivecia. Es un miedo perpétuo, la sociedad temerosa, los espacios públicos criminalizados, el delito vestido a la moda pasea por los senderos y pasillos, pocos se animan a desalojar los temores y a resignificar el espacio donde las voces plurales lanzan sonidos, frases y argumentos para nutrir el debate público. Encarcelados en los miedos y negados a ver en el otro el potencial interlocutor para armar lazo social dialógico que una, dote de cemento social y nutra de mayores hilos asociativos hasta tejer grandes urdimbres necesarias para fortalecer la matriz comunitaria. El miedo llegó y no sabemos como confrontarlo, ya pasó de ser la alarma fisiológica que nos avisa una situación de riesgo para convertirse en el patrón de conducta que nos guía cada acto futuro. No hay posibilidad de pensar en otro escenario, todo está mediado por la inseguridad, el apuro y la contingencia, nada es seguro y cada día que transcurre, la certidumbre se desvanece. – 14 – Así, de esta manera, abordamos los trabajos del libro colectivo Violencia y Miedos: una mirada desde lo social, donde diversos investigadores de distintas áreas de conocimiento, posturas disímbolas, trayectorias diferentes pero con el firme propósito de brindar una explicación de lo que acontece, se dieron a la tarea de escribir sobre la temática. Economistas, historiadores, sociólogos, antropólogos, psicólogos, comunicólogos y abogados presentan sus argumentos, lo validan con datos, experiencias, hechos y eventos y finalmente dan coherencia a un discurso que explicita de manera académica por donde transita la violencia, qué máscara utiliza, donde se posa, cómo habilita los temores, miedos, inseguridad, angustias y rumores para aprisionar la subjetividad colectiva de las sociedades débiles que viven ensimismadas con la televisión y los medios enajenadores que invisibilizan la realidad y te arropan con mentiras y simulaciones. Hay un rompimiento con el mundo artificial que nos ofrecen los medios de comunicación, los argumentos esgrimidos desgranan cada hecho provocado por la violencia, exponen la racionalidad del caso, descubren sentido de cada acción o intencionalidad, sortean los escollos de cada situación política o social, sin eludir la magnitud del fenómeno, tejen las nociones necesarias, abren conjeturas y resuelven dilemas que no son percibidos desde la cotidianeidad. Es un libro interesante y necesario para vivir en el Siglo XXI, porque tantos hechos de violencia nos abruman, pero una lectura comprensiva nos permite seguir viviendo con la certidumbre cercana y desmontando el camino tenebroso que la barbarie que vivimos nos impone día tras día. Enhorabuena y bienvenido el debate. Robinson Salazar Pérez Profesor Investigador visitante de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Becario Cumex, febrero 2012 – 15 – INTRODUCCIÓN La reflexión académica y científica, colegiada y colectiva se torna día a día en una manera más rigurosa de abordar y comprender de manera integral una de las múltiples siluetas que constituyen las caras dinámicas de la sociedad global, siempre cambiante y necesitada de la explicación ágil y asertiva desde las ciencias sociales. El crisol social es cambiante, dinámico y exige, en consecuencia, la intervención para su comprensión de la concurrencia de enfoques y abordajes rigurosos desde diferentes ventanas, frente a la complicada espiral de desestabilización vivida por nuestras naciones copadas por el desempleo, la pérdida de facto de derechos, la violencia desbordada generada por el crimen organizado con su cauda de desaparecidos, confrontación y muerte de integrantes de grupos rivales, fugas y asesinatos masivos dentro de prisiones, cual formas de depuración social. Escenario de descomposición social, marco caótico en la cual se inaugura la segunda década del siglo XXI. Violencia y miedos: una mirada desde lo social, es una obra comprometida con el juicio y trazado de avenidas metodológicas y teóricas creativas en el estudio del fenómeno que recorre y se aposenta en nuestros países. La densidad, el entramado y lo dinámico de la vida social, reclama con urgencia de la participación decidida y crítica de intelectuales y académicos comprometidos en la edificación de escenarios alternativos Romano y Delgado inauguran la obra; en su disertación titulada Seguridad, Estado y despojo en América Latina: El presente como historia, nos comparten asertivo análisis en el cual presentan un profundo recorrer histórico, hasta nuestros días saturado de confrontaciones; desde la llamada “Primavera democrática” en donde la democracia busca ofrecer al ciudadano bienestar material, respeto a los derechos civiles y políticos, mayor participación en la vida política y en el nivel de la calidad de vida. Quimera justificante para la distracción y la posterior cimentación de escenarios de – 17 – violencia y terror de parte de los Estados nacionales bajo el argumento de construcción de la democracia. El politólogo, Miguel Ángel Zebadúa en su estudio Militarización y violencia estatal en México, nos comparte con lucidez los sustentos de un debate en el cual se pone de manifiesto la represión política generalizada en las sociedades “democráticas”, en el cual la guerra es demandada como instrumento de amenaza y dominación, en donde se criminaliza la protesta, y el poder político se torna miope en los usos, o más bien abusos del poder, como sucede habitualmente en México. El Estado Mexicano ante los pueblos indígenas, es la aportación del sociólogo Carlos Piñeyro, donde aborda de manera ágil y certera el transcurso histórico de las principales políticas del Estado mexicano para con los pueblos indígenas, recorrido iniciado desde las luchas de independencia e incluye hasta nuestros días, donde la tónica de la relación Estado-indígenas se encuentra saturada de violencia, abandono, marginación y desprecio. El psicólogo y antropólogo, Raúl Villamil colabora con La detonación del terror, toma como punto de partida los actos terroristas del “martes negro”, y los episodios en los cuales fueron derribadas las torres gemelas, analiza como la nación más prepotente y violenta del orbe en los últimos siglos se torna temerosa, represiva y controladora, en casa y en el mundo entero. La tragedia de septiembre impacta al pueblo estadounidense con efectos traumáticos, ausencia de proyecto nacional, instituciones en crisis, el desplome de su economía y la paranoia colectiva en la vida cotidiana en una sociedad cruzada por el miedo. Reconfiguración de las estructuras criminales mexicanas en el terreno centroamericano: enfoques teóricos, categorías básicas, interpretaciones de lo sucedido en el terreno y prospectiva, de David Martínez-Amador, el investigador discurre de manera aguda y diáfana en la transformación de las organizaciones del narcotráfico en modelos adaptados de la mafia italiana, por la reconfiguración de su estructura como grupo delincuencial, la adopción de una subjetividad de pertenencia y lealtad, acciones que prevalecen por sobre la compra venta de drogas. La lógica criminal es superada por la lógica empresarial. Divvio Gallegos y José Vargas nos comparten La securitización como factor de la integración económica, de manera incisiva y penetrante los autores visibilizan la integración económica como una necesidad de búsqueda de seguridad del Estado mismo en los marcos de la economía global. – 18 – La teoría de la seguridad del Estado y la integración económica se constituyen en las categorías torales del discurso. El Sociólogo Robinson Salazar comparte con el lector Plutocracia gobernando a través del miedo y la guerra, reflexión sagaz en la cual el autor de manera diestra dibuja escenarios en los cuales la neo colonización de América Latina impone un modelo neoliberal, un Estado de corte policíacomilitar que impulsa “las ciudadanías del miedo” e inhibe la movilización mediante prácticas de terror y profilaxis social. Ocampo, Vargas y Lizárraga, con enfoque transdisciplinar ensayan sobre Espacio público, miedos y control social, el colectivo, nos ofrece análisis y deliberación certera que recupera la cultura del miedo asentada en los imaginarios y prácticas del conjunto de individuos, y logran generar aislamiento y apatía social. Los anónimos son potenciales delincuentes, el espacio público dejó de ser lugar de encuentro y diálogo, de construcción de democracia y ciudadanía. Hoy el espacio público es lugar de miedo, silencio y control social. La obra la cierra magistralmente Oliver Klein, quien comparte El movimiento de los indignados: desde España a los Estados Unidos, indignados leídos como herederos de movimientos sociales a manera de la década de los sesenta, a favor de un mundo distinto y viable, los indignados superan el miedo y hoy son ciudadanos que protestan y reclaman sus derechos económicos, sociales y políticos. Indignados existen en Finlandia, Noruega, Italia, Estados Unidos o Chile se encuentran en construcción, definición de horizonte pero irrumpen con potencia y exigen la atención en un modelo económico excluyente y depredador. La violencia y el miedo son expresión de la incapacidad del Estado para la generación de estrategias, y políticas públicas reivindicadoras de derechos escamoteados a una ciudadanía que no termina de decidir el relevo de un anquilosado sistema político y económico, soportado en la hegemonía de verdades unívocas, impuestas desde el poder extraterritorial de pensamiento único y unilateral. Alcor de resistencia y saberes alternativos; entretejido de escenarios de mundos posibles, solidez intelectual y argumento certero nos comparten los autores en la presente obra que viene a enriquecer la discusión permanente de las disímiles facetas de una sociedad en constante dilucidación. Luis Ernesto Ocampo Banda Mazatlán, México Febrero de 2012 – 19 – SEGURIDAD, ESTADO Y DESPOJO EN AMÉRICA LATINA: EL PRESENTE COMO HISTORIA Silvina María Romano Gian Carlo Delgado Ramos En las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, se generó en América Latina (AL) lo que algunos autores denominan como primavera democrática,1 “contagiada” por la lucha de los aliados contra el eje fascista y a través de discursos como el de las “Cuatro Libertades” de Roosevelt.2 La democracia era asociada a la búsqueda de un aumento de los derechos civiles y políticos, a una mayor participación en la vida política, así como a la mejora en la calidad de vida.3 Tal proceso se dio en el marco del aumento de las tensiones entre la URSS y Estados Unidos (EUA), de tal suerte que los alcances y limitaciones de las democracias estaban condicionadas por el alineamiento, no exento de tensiones, a uno u otro bloque. Fue un proceso que implicó en sí mismo la implantación y justificación de la violencia, el miedo y el terror por parte de los Estados-Nación. 1 Joseph, Gilbert M. (2008) “What we know now and should know: bringing Latin America more meaningfully into Cold War studies” en Joseph, Gilbert y Spenser, Daniela (eds.) In from the cold. Latin America’s new encounter with the Cold War. Estados Unidos: Duke University Press 2 Discurso del 6 de enero de 1941. Se refirió a: I. Libertad de palabra; II. Libertad de culto; III. Libertad de trabajo; IV. Libertad de eludir el temor (www.ourdocuments.gov/doc. php?flash=false&doc=70). Gleijeses, Piero (1991) Shattered hope. The Guatemalan revolution and the United States 1944-1954. Estados Unidos: Princeton University Press 3 Gilbert, (2008), op. cit. – 21 – En AL la democracia y los avances en términos de desarrollo estaban articulados o en tensión –según el caso– con los lineamientos para la “seguridad hemisférica” y la “seguridad interna” que EUA planteaba para la región en tanto parte de su esfera de influencia. Se trata de una región clave para el mantenimiento y proyección de su hegemonía, no sólo como fuente de recursos naturales y fuerza de trabajo barata disponibles en el mercado internacional o incluso explotadas directamente a partir de la inversión en tales o cuales regiones (inversión extranjera directa - IED), sino como mercado para la realización de excedentes de dicha potencia (entre otras), ello tanto de tipo productivo al saturar a AL con sus productos y servicios y mediante la adquisición de activos clave en la región, como de tipo financiero por la vía de la especulación. El modo en que se definió la relación entre democracia y seguridad hemisférica se materializó en los conflictos entre los gobiernos “reformistas” y la postura del gobierno estadounidense frente a los primeros. La revolución guatemalteca (1944-1954), constituyó una de las primeras experiencias de democracia reformista de posguerra, al igual que la revolución boliviana (1952).4 Ambos movimientos plantearon reformas a nivel económico, especialmente en lo relativo a la distribución de la tierra, factor fundamental en economías agroexportadoras dependientes.5 El caso de Guatemala es especial pues en menos de diez años quedó claro que las reformas propuestas por los gobiernos de Arévalo y Arbenz (código laboral, reforma agraria, regulación de las inversiones extranjeras, nacionalización y redistribución de los recursos) contradecían los lineamientos de “seguridad hemisférica” para la contención del comunismo, al poner en jaque el modelo neocolonial 6 basado en un proceso estructural de acumulación por desposesión.7 Desde tal noción, uno de los principales damnificados fue 4 Boersner, Demetrio (1996) Relaciones internacionales de América Latina. Caracas: Nueva Sociedad. 5 Véase: Gunder Frank André (1965) Capitalismo y subdesarrollo en América Latina. Capítulo 1. C. “América Latina colonial y capitalista” [en línea] Disponible en: www.eumed.net/cursecon/ textos/Frank/index.htm; y Sunkel, Osvaldo y Paz, Pedro (1980) “El marco histórico del proceso de desarrollo y subdesarrollo” en El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo. México: Siglo XXI.. 6 Baran, Paul y Sweezy, Paul (1974) El capital monopolista. Ensayo sobre el orden económico y social de los Estados Unidos. Buenos Aires: Siglo XXI. 7 Harvey David (2004). El nuevo Imperialismo. Madrid: Ediciones Akal. – 22 – la United Fruit Company y ciertamente no el pueblo guatemalteco, de ahí la conocida tesis de la obra “Fruta Amarga”.8 El derrocamiento de Arbenz (junio 1954), además de constituir el primer golpe de Estado exitoso de la CIA en AL,9 marcó un cambio en los lineamientos de seguridad planteados por EUA para la región. Se pasó de una estrategia de la “guerra total” a la respuesta “flexible”; a una “guerra limitada” contra el “enemigo interno”, contra la subversión. Guatemala fue la bisagra histórica de cambio de énfasis al pasarse de una visión panorámica de la seguridad hemisférica al planteamiento de la seguridad interna, ciertamente enmarcada en una noción de subordinación del hemisferio. Ello implicó la injerencia cada vez mayor de las fuerzas armadas en lo político, la represión ante los posibles cambios en la estructura económica y, con esto, la reducción de la democracia a la participación en los comicios (en el mejor de los casos), o la instauración de gobiernos dictatoriales de cara a la consolidación de gobiernos no cercanos a la propuesta de EUA. Se coloca aquí el derrocamiento a Joao Goulart en Brasil (1961-1964), las estrategias para derrocar al gobierno de Salvador Allende en Chile (1970-1973) y aquellas empleadas para instaurar la Junta Militar en Argentina (1976). Tales dictaduras militares aplicaron la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) según sus “necesidades”, es decir, según las de la expansión del capitalismo monopólico, o dicho de otro modo, de los intereses concretos de la elite militar y de la oligarquía económico-política nacional así como de los intereses extranjeros a los cuales estaban vinculados.10 Después de lo acontecido en Guatemala, fue la Revolución Cubana la que obligó a EUA a modificar su discurso con respecto a AL. Ese giro se plasmó en propuestas de “asistencia para el desarrollo” como la Alianza para el Progreso (1961) misma que, no obstante la retórica oficial de la promo8 Schlesinger, Stephen y Kinzer, Stephen (1987) Fruta Amarga. La CIA en Guatemala. México: Siglo XXI 9 Cullather, Nick (2006) Secret History: The CIA’s classified account of its Operations in Guatemala, 1952-1954. California: Stanford University Press. 10 Véase: Dos Santos, Theotonio, (1975), “La estructura de la dependencia” en Economía política del imperialismo. Buenos Aires: Ediciones Periferia, pp. 41-64; Bambirra, Vania y Dos Santos, Theotonio, (1984), “Brasil: nacionalismo, populismo y dictadura; cincuenta años de crisis social” en González Casanova, Pablo América Latina: historia de medio siglo. México: Siglo XXI, pp. 129-177; y Ianni, Octavio, (1973), “Diplomacia e imperialismo en las relaciones interamericanas” en Cotler, Julio C. y Fagen, Richard R. (comp.) Relaciones políticas entre América Latina y Estados Unidos. Buenos Aires: Amorrortu, pp. 33-66. – 23 – ción de democracias con desarrollo, consolidó las bases del adoctrinamiento de militares de AL en contrainsurgencia.11 Fue a partir de 1960 que se implantó la DSN de manera sistemática en varios países de AL como modelo militar, económico y político, cuyas consecuencias serían nefastas en su momento pero que aún perduran en un grado u otro: democracias controladas por las fuerzas armadas o gobiernos militares; economías cada vez más abiertas al capital foráneo y desarticuladas con respecto al mercado interno y regional; plataformas de exportación de todo tipo; supeditación de encadenamientos productivos a esquemas de manufactura de capital internacional; desarticulación o extranjerización del proceso de industria sustitutiva de importaciones;12 el achicamiento del Estado en materia de cobertura social y el ensanchamiento del mismo en términos policíaco-militares; etcétera. Esta reestructuración de la política y la economía de acuerdo con la creciente presencia de las fuerzas armadas en ámbitos que hasta entonces superaban su competencia, no se generó sin resistencia. De hecho, la rápida y profunda militarización fue un modo de neutralizar a los grupos y sectores que se oponían a medidas económicas y políticas que tendían a profundizar la exclusión y la desigualdad (sindicatos, movimientos obreros, estudiantiles y campesinos). Las oligarquías locales, y en muchos casos hasta las clases medias, temerosas de la posibilidad de perder su lugar en la estructura socioeconómica, se inclinaron por el “orden” en lugar de la democracia. Se legitimó con ello, directa o indirectamente, la militarización de la política y en última instancia el terrorismo de Estado, que incluye mecanismos orientados a generar miedo y reprimir las reivindicaciones de diferentes sectores, por ejemplo las doctrinas de contrainsurgencia y anti-subversión, el entrenamiento de los militares para la “seguridad nacional” o la guerra de “baja intensidad”. Es de advertirse que como complemento de políticas del miedo lanzadas desde el Estado, según Robin,13 existe otro miedo político que emana de las 11 Véase: Romano, Silvina M. (2011) “Obama y la Alianza para el progreso: La retórica del desarrollo y la práctica de la ‘seguridad interna’” Revista Izquierda, nº 16, pp. 62-69. www.laboratoriodeproduccion.com/?p=224; Rabe, Stephen, (1999), The most Dangerous Area in the World. John F. Kennedy Confronts Communist Revolution in Latin America. University of North Carolina Press; y Blum, William (1995) Killing Hope Maine, Estados Unidos: Courage Press. 12 Véase: Furtado, Celso, (1971), El poder económico: Estados Unidos y América Latina. Buenos Aires: CEAL; y Sunkel, Osvaldo (1975) Capitalismo transnacional y desintegración nacional en América Latina. Buenos Aires: Nueva Visión. 13 Robin, Corey (2004) Fear. The history of a political idea. New York: Oxford UniversityPress. – 24 – “jerarquías sociales, políticas y económicas” que dividen a la sociedad y que se reflejan en la desigual distribución de la riqueza, estatus y poder. El miedo surge de esta estructura socioeconómica desigual, que se “perpetúa” gracias a la existencia de ese miedo o terror. La funcionalidad del miedo/terror para el sistema, especialmente cuando es impulsado desde el Estado, resulta pues funcional a la acumulación de capital en tanto que facilita el saqueo y el despojo, ilegal o legalizado, implementándose la represión del pueblo y la violación sistemática de sus derechos más elementales de tal modo que se fracture, por la vía de la fuerza, cualquier tipo de articulación para la defensa de sus derechos y la oposición a dichas prácticas. Doctrina de Seguridad Nacional, Terrorismo de Estado y Desarrollo Las doctrinas “contrarrevolucionarias” o la guerra “antisubversiva” fueron inspiradas en la experiencia francesa y estadounidense en Indochina. Se trata de un modelo ideológico, político y económico que implicaba una nueva articulación de las fuerzas sociales caracterizada por una alianza entre militares, burócratas y tecnócratas vinculados a los grupos que representaban y constituían la burguesía internacional y la burguesía nacional internacionalizada.14 La contrainsurgencia no era solamente un modo de combatir al “enemigo interno” por medio de la desarticulación, aniquilación y represión psicológica y física, sino que implicaba un orden socioeconómico y político que garantizaba la permanencia y expansión del sistema capitalista monopólico. No debe olvidarse que la militarización, específicamente el complejo militar-industrial, era el motor del crecimiento económico estadounidense de posguerra.15 Para EUA, la contrainsurgencia consistía en la acción directa de sus militares en naciones donde podía existir amenaza insurgente, así como en el asesoramiento a las fuerzas armadas de diversos países para “educarlas” en las diversas estrategias para enfrentar dicho “enemigo interno”.16 El discurso 14 Nina, Andrés (1979) “La doctrina de seguridad nacional y la integración latinoamericana” Nueva Sociedad nº 27 noviembre-diciembre. Buenos Aires, pp. 33-50. 15 Véase: Melman, Seymour (1970). Pentagon Capitalism, McGraw-Hill Paper Backs, Nueva York, EUA; Magdoff, Harry (1975) “Militarismo e imperialismo” en Magdoff, Harry, Dos Santos Theotonio, Wolff, Richard y Sweezy, Paul Economía política del imperialismo Bs As: Ediciones Periferia.; y Baran, Paul y Sweezy, Paul (1974) El capital monopolista. Ensayo sobre el orden económico y social de los Estados Unidos. Buenos Aires: Siglo XXI. 16 Bermúdez, Lilia (1987) Guerra de baja intensidad México: Siglo XXI, p. 74. – 25 – que legitimaba estas prácticas era la posibilidad de expansión del comunismo en la región y no solo a nivel “nacional” o interno. Como plantea Tapia Valdés: “…el peligro comunista, real o falso, no fue catalogado como un problema de carácter nacional, concerniente exclusivamente a la política interna del país en cuestión, sino como un problema de carácter internacional que legitimaba la intervención en otros países”.17 De modo similar se plantea hoy día la amenaza del “narco-terrorismo”. La sistematización de las estrategias contrainsurgentes se logró por medio del entrenamiento a militares latinoamericanos en la DSN. La adopción de sus principales supuestos18 llevó a incrementar el papel político de las fuerzas armadas a fin de asegurar el “control de la subversión o la agitación social” de cada país y “garantizar la estabilidad política interna”. Para ello, había que entrenar a las fuerzas armadas de AL contra la subversión como complemento a la implementación de medidas de “desarrollo económico” para las naciones “atrasadas”.19 El entrenamiento en el marco de la DSN se centraba en dos aspectos clave: todo movimiento de izquierda o que discutiera el orden imperante sería considerado comunista, pues la insurgencia era en última instancia inspirada por el comunismo; y todo movimiento de protesta quedaba dentro del espectro del comunismo. Nuevamente el discurso actual de “guerra contra el narcoterrorismo” pareciera recuperar esta noción, tal vez de modo más explícito al plantear el concepto de “narcoinsurgencia”. Nótese que la estabilización se asume como “deber” de las fuerzas armadas. La ausencia de orden o mejor dicho la inestabilidad justifica la participación de las Fuerzas Armadas (FFAA) en asuntos de seguridad interna. La DSN se impartía en diversas academias militares estadounidenses, muchas radicadas en AL, siendo la más notada la Escuela de las Américas hoy Instituto 17 Tapia Valdés, Jorge (1980) El terrorismo de Estado. La doctrina de la seguridad nacional en el Cono Sur. México: Nueva Imagen. p. 55. 18 La DSN se basa en los siguientes supuestos: 1) La política exterior de EUA depende y es determinada por su seguridad nacional; 2) la seguridad exterior obliga a EUA a mantener una fuerza bélica de máxima magnitud y eficiencia, a promover una política económica nacional de pleno empleo y a proteger áreas definidas como clave para la seguridad nacional; 3) AL es una de esas áreas clave; 4) el establecimiento de un gobierno que no se acomode a las necesidades de seguridad nacional de EUA, constituye una amenaza a la seguridad nacional y no puede ser tolerado; 5) la falta de estabilidad política y de orden socio-económico en un país latinoamericano pone en jaque la seguridad nacional estadounidense; 6) la guerra limitada debía atacar la insurgencia y garantizar la estabilidad política interna en AL. Ibíd. 69. 19 Ibíd. – 26 – de Cooperación para la Seguridad Hemisférica. La cantidad de militares latinoamericanos graduados en esa última, aumentó con los años: se pasó de 16 mil graduados hasta 1964 a más de 34 mil al año de 1975.20 Para finales de la década de 1970, casi el 50% de los oficiales y suboficiales de AL (de un total de 1.200.000 hombres) se habían entrenado en el “American Way”. Actualmente, el Instituto gradúa unos 1,600 militares latinoamericanos al año.21 Para evitar las reformas económicas y políticas que pusieran en peligro el modo de acumulación posterior a la Segunda Guerra Mundial, la fuerza militar se complementó con “Operaciones de Asuntos Civiles”, mismas que hasta 1969 se denominaron “Operaciones de Estabilidad”. Esas operaciones estaban destinadas a intervenir en las actividades de “modernización económica y progreso social” establecidas en los programas de desarrollo social y económico nacional cívico.22 La articulación entre lo militar y lo civil en el combate a la insurgencia tenía que operar para extirpar las condiciones que fomentaban la insurgencia, que obviamente, desde el punto de vista de EUA no eran la dependencia, el neocolonialismo y la falta de soberanía, sino la “infiltración comunista”, es decir, aquellos movimientos, sectores, grupos e ideologías que cuestionaban “la autoridad”, los lineamientos políticos y económicos y, por sobre todo, que generaban desorden e inestabilidad. En pleno siglo XXI, a nivel discursivo, la amenaza es el narcotráfico, el crimen organizado o peor aún la “narcoinsurgencia”, situación que demanda medidas similares a las planteadas por la DSN (véase más adelante). Precisamente, la DSN, en su afán por “eliminar el conflicto” (la inestabilidad y el desorden), permitió la puesta en práctica del terrorismo de Estado. El ambiente de guerra, de violencia permanente y la existencia de un enemigo interno allanaron el terreno para justificar lo que se puede calificar como Estado de emergencia permanente en el que se anulan los derechos y libertades constitucionales.23 El terror es pues una técnica coercitiva de go20 Ibíd. 77. 21 Terrorismo made in USA en las Américas (2006). La Escuela de las Américas. www.terrorfileonline.net/es/index.php/Escuela_de_las_Am%C3%A9ricas. Ibíd. 78. 22 Esto se especificaba en los manuales militares de campo, de la siguiente manera: “Las operaciones de estabilidad están constituidas por la totalidad de las operaciones de defensa y de desarrollo internos. El desarrollo interno, meta de estas operaciones, consiste en el fortalecimiento de las bases, funciones y capacidades del gobierno y de la viabilidad de la vida nacional de un país con relación a la meta de independencia y libertad internas respecto de las condiciones que fomentan la insurgencia”. Tapia y Valdés, 1980, op. cit. 93. 23 Ibíd. – 27 – bierno, y el terrorismo de Estado es una herramienta con la cual un estado de terror permanente se articula, se complementa, con la negación de esa situación,24 es decir, no se acepta oficialmente. Ahora bien, para que exista terrorismo de Estado, es claro que tiene que existir un Estado criminal. Así, algunas de las técnicas más utilizadas durante las dictaduras cívico-militares latinoamericanas entre 1950 y 1980 incluyeron las desapariciones, operativos de escuadrones de la muerte (paramilitares) y tortura.25 La estabilización propuesta implicaba la represión política de los sectores que cuestionaban la estructura de poder imperante y la promoción de medidas económicas que fortalecieran a las clases que estaban dispuestas a sostener y legitimar el Estado represivo y la liberalización del mercado (opuesta a las reivindicaciones nacionalistas y antiimperialistas que caracterizaban a buena parte de los sectores identificados como “subversivos”). Se consolidó la doctrina de “desarrollo con seguridad”, producto de la alianza táctica entre militares y tecnócratas, es decir, de la presencia de los militares en la esfera política formal con el apoyo de diversos sectores de la sociedad civil, en pos de la “estabilidad”.26 El “desarrollo con seguridad” implicó, entre otras cosas, la liberalización de la economía a favor de las empresas transnacionales, que constituían la columna vertebral de la expansión del capitalismo monopólico. Esta dinámica en AL beneficiaba a la gran burguesía nacional y extranjera (industrial, financiera y comercial) unidas en torno a los intereses del gran capital internacional. La permanencia de la acumulación de recursos y poder en esta clase dependía de la posibilidad de reprimir a los sectores que presionaban por la implementación de políticas de redistribución. Es por ello que la idea de “desarrollo” planteada desde gobiernos cívico-militares se asentaba en la necesidad exclusiva del “orden” y la “estabilidad” como punto de partida. La articulación entre gran burguesía nacional “dueña” del Estado y el capital transnacional se evidenciaba en la relación entre funcionarios públicos (civiles y militares) y empresas extranjeras. En el caso de Brasil, el proceso 24 Green, Penny y Ward, Tony (2004) State Crime. Government, violence and corruption. Londres: Pluto Press. 25 La tortura puede constituirse en una forma de gobernar, pues “no es una estrategia aberrante o un castigo utilizado por individuos deshonestos”, sino que debe ser entendida como parte de un proceso de control por medio del terror. Un dato fundamental es que solamente los Estados tienen los recursos físicos y el monopolio de la violencia requerido para generar un terror sistemático de este tipo. Ibíd., 132. 26 Bambirra y Dos Santos, 1984. Op. cit. p. 157. – 28 – se exacerba a partir del derrocamiento de Joao Goulart (1964) y durante las sucesivas dictaduras militares. Por ejemplo: Roberto de Oliveira Campos, jefe del Banco de Desarrollo en el periodo de Kubitschek, asesor de Janio Quadros, ministro de Planeamiento de Castelo Branco, era a su vez director presidente del Investbanco cuyos principales accionistas eran el Chase Manhattan Bank y el First National City Bank. Vasco Leitao de Cunha, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Castelo Branco, tenía entre otros cargos, la presidencia de una filial de Siemmens, de Standard Electric y representaba el grupo Morgan en Brasil. Ademar de Queiroz, fue presidente de Petrobras al tiempo que fue también presidente de una filial brasileña de Dow Chemical.27 En el caso de México, el denominado “desarrollo estabilizador”, también iniciado en la década de 1960, implicó la contención de la inflación, el mantenimiento de precios bajos de las materias primas y un creciente endeudamiento externo para financiar la inversión pública.28 Estas medidas económicas fueron complementadas con un aumento del autoritarismo y políticas antipopulares que si bien provenía “desde arriba”, también encontraba su justificativo en las dinámicas de diversos sectores, por ejemplo, el temor de la clase media a un “exitoso” levantamiento de las fuerzas populares (en el contexto de la revolución cubana), el incremento de la participación del ejército en asuntos de seguridad interna, la burocratización de los partidos políticos y en especial, en la legitimación de una idea de desarrollo atada a la necesidad de la “paz social” por cualquier medio como garantía del proceso de acumulación del capital.29 Esa paz social, entendida como la pacificación o callamiento de la población, se expreso en una intensa guerra sucia por parte del Estado. La expresión pública más desgarradora fue la masacre de estudiantes por parte de militares en 1968.30 En Chile, el proceso de apertura de la economía se profundizó a inicios de la década de 1960 con la llegada de la democracia cristiana. Al agotarse el modelo liviano de ISI se buscó el paso a un industria de bienes de consumo duraderos en el que predominó el capital transnacional y que encontró apoyo en el gobierno a través de la influencia de la “gran” burguesía chilena atada 27 Ibíd., 157-158. 28 Labastida, Martín, (1984), “De la unidad nacional al desarrollo estabilizador (1940-1970) en González Casanova, Pablo América Latina: historia de medio siglo. México: Siglo XXI, pp. 347-348, 350. 29 Ibíd., 352. 30 Gómez, Pablo (2008). 1968: la historia también está hecha de derrotas. México: Miguel Ángel Porrúa. – 29 – a ésos intereses.31 El proceso se revirtió con el gobierno de Salvador Allende (1970-1973), pero luego del golpe militar y con la dictadura de Pinochet quedó el paso libre a las medidas de “neoliberalización”.32 En México, se observa un proceso similar de industrialización trunca,33 altamente subordinada a capital foráneo, sobre todo con EUA. Y es que la IED totalizaba dos terceras partes de la inversión total en 1950 y de más del 80% para 1960.34 Para 1970, se estima que las empresas foráneas que operaban en el país eran en promedio 29 veces más grandes que las nacionales y se encontraban en los rubros más importantes pues controlaban 50% de los activos y el capital de las 300 empresas de mayor envergadura.35 En Argentina, en la década de 1960 igualmente se impuso la liberalización de la economía junto con el aumento de la represión. Los principales sectores de atracción de capital extranjero fueron el petrolífero y el automotriz, favorecidos por la Ley de Inversiones Extranjeras de 1958.36 Tales medidas, al beneficiar la transferencia de excedentes al extranjero, contribuyeron a la crisis de la balanza de pagos de 1962, originada por la importación de bienes intermedios llevada a cabo por las mismas multinacionales, que en realidad era lo mismo que importar bienes durables desarmados. Por otra parte, el aumento de la producción de automóviles, generó una demanda de petróleo que no podía ser satisfecha con los recursos locales, lo cual llevó a utilizar divisas. Las minorías privilegiadas accedieron a bienes de consumo durables y no durables que no podían ser financiados ni con importaciones ni con crédito externo.37 Ese efecto fue prácticamente idéntico en toda AL lo que llevó a niveles de endeudamiento crecientes, circunstancia que fuese empleada en la negociación de la deuda de 1980 y que llevara, entre otras cuestiones, a la implementación de programas de ajuste estructural de corte neoliberal. El proceso mantuvo e inclusive profundizó la polarización de la riqueza en AL. En 1965, el 5% de la población más rica de AL controlaba el 33.4% del ingreso total. Mientras, el 20% más pobre accedía sólo al 3.1% del ingre31 De Riz, Liliana, (1979), Sociedad y política en Chile. De Portales a Pinochet. México: UNAM, p. 77. 32 Toussaint, Eric (2006). Banco Mundial. El Golpe de Estado Permanente. España: El Viejo Topo. 33 Fajnzylber, F. (1983). La industrialización trunca de América Latina. México: Nueva Imagen, p. 85. 34 Story, Dale (1990). Industria, Estado y política en México, México: Grijalbo/Conaculta. 35 Ibíd., 96. 36 Schvarzer, Jorge (1996) La industria que supimos conseguir. Buenos Aires: Planeta, p. 225. 37 Ibid., 236-237. – 30 – so, el 20% más rico se hacía del 62.6% del mismo.38 A principios del siglo XXI, la polarización de la riqueza es aún más pronunciada, especialmente en los países más “ricos” de AL. En Brasil el 10% de los más acomodados acapara el 50.6% de los ingresos frente al 0,8% que recibe el 10% más pobre de la población. En México el décimo de la población más acaudalado se apropia del 42,2% de los ingresos, frente al 1,3% del mismo porcentaje de los más pobres. Y en Argentina, el 41,7% de ingresos es acaparado por el 10% de los más ricos mientras el 1,1% de la misma corresponde al 10% más pobre de la población.39 Como planteaba el periodista Rodolfo Walsh en su carta a la Junta Militar que se instaló en Argentina a partir de marzo de 1976 y quien desapareciera al día siguiente de publicarla: “Estos hechos [de persecución, desaparición y tortura de civiles] …no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos... En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada (…) Los resultados de esa política han sido fulminantes... Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la ‘racionalización’”.40 Este panorama se complejizó con la implementación de la guerra de baja intensidad41 a partir de la década de 1980 como mecanismo de contención social frente al agresivo modelo de acumulación por desposesión en curso. Fue una declaración de guerra más o menos abierta contra las guerrillas y los grupos de izquierda; una gran diferencia con respecto al terrorismo de Es38 Córdova, Armando (1982) “Empleo, desempleo, marginalidad” Problema de subdesarrollo latinoamericano. México: Nuestro Tiempo, p. 62. 39 Delgado Ramos, Gian Carlo (2011) Imperialismo tecnológico y desarrollo en América Latina. La Habana, Cuba: Ruth Casa Editorial, p. 28. 40 Walsh, Rodolfo (1977). Carta abierta a la Junta Militar, en: www.literatura.org/Walsh/ rw240377.html 41 La guerra de baja intensidad se define como “…una serie de actividades y operaciones en el extremo mas bajo del espectro del conflicto, incluyendo el uso de las fuerzas militares o semimilitares de parte de un poder interventor para influenciar y obligar al adversario a aceptar una condición político-militar particular” (Bermúdez, 1987. Op. cit., 81). Los tres ejes de la guerra de baja intensidad son: contrainsurgencia, reversión de procesos y antiterrorismo (Ibíd., 85). – 31 – tado que operaba hasta entonces de modo encubierto. El Estado conformó entonces cuadros de Fuerzas de Operaciones Especiales, en esencia, entrenadas para operar como guerrillas y para realizar actividades clandestinas de contrainsurgencia y en reemplazo de las fuerzas armadas estadounidenses.42 Con la desarticulación de la Unión Soviética, la concepción de seguridad nacional de EUA (y el concepto de seguridad a nivel internacional) se amplió hasta abarcar diversas problemáticas como el narcotráfico, el terrorismo, la contaminación, etc., todos problemas que no pueden ser resueltos de modo “individual” por los Estados sino que deben ser encarados por medio de la “cooperación”.43 El panorama se complejizó con el atentado a las Torres Gemelas en el 2001. El gobierno de EUA elaboró entonces un discurso de seguridad nacional en el que prácticamente “todo” y todas/os” podemos ser una “amenaza” para esa seguridad de tal suerte que se plantea una delgada línea entre las amenazas “reales” y las “imaginarias”, ambigüedad que justifica las acciones preventivas y la existencia de un Estado que amenaza las libertades individuales básicas de sus ciudadanos y de ciudadanos de otros Estados nación.44 No deja de llamar la atención que el 11.09 desencadenara una serie de intervenciones en el extranjero, la primera en Irak, una reserva estratégica de petróleo a escala mundial en pleno advenimiento del peakoil. Afganistán se sumaría a la ecuación, una nación con abundantes reservas de minerales, incluyendo gemas preciosas, ello además de la importante producción de opio, que desde la intervención de EUA aumentó en más de 1,400% al pasar de 185 toneladas en 2001 a entre 1900 y 2,700 toneladas en 2002. En 2010 la producción se estimó en 3,600 toneladas.45 El punto clave de la geopolítica de EUA en AL ciertamente también es el asunto del acceso a los recursos naturales. 42 Bermudez, 1987. Op cit., 91-93. 43 Véase: Hoffmann, Stanley (1995). “The crisis of liberal internationalism”. Foreign Policy, primavera, nº 98. EUA; y Herz, Mónica (2006). “Brazil, Andean security and US regional security policy” en Loveman, Brian (comp.) Adicted to failure U.S. security policy in Latin America and the Andean Region, EUA: Rowman & Littlefield, pp. 197-223. 44 Ver: National Security Strategy, 2002 y The Patriot Act. 45 UNODC- United Nations Office on Drugs and Crime (2011). Afghanistan. Opium Survey 2011, enero, Viena, Austria. En: www.unodc.org/documents/crop-monitoring/Afghanistan/ORAS_report_2011.pdf – 32 – AL como reserva estratégica AL se coloca como reserva estratégica de recursos naturales. Esto es particularmente cierto para EUA dada su creciente dependencia de materiales y energía,46 cuestión que ya era reconocida desde 1950 pues a decir de William Clayton, entonces subsecretario de Estado, ya era observable que: “…debido al serio desgaste de nuestros recursos naturales durante la guerra, debemos ahora importar muchos minerales [incluyendo los energéticos] y metales”.47 Desde entonces la vinculación entre seguridad y el acceso a los recursos, se consolidó en la geopolítica estadounidense. Para lograr esta meta se consideró crucial garantizar la seguridad interna de los países que poseían dichos recursos de tal suerte que fuera posible su exportación al “mercado internacional”. Ello se reconoce en un memorándum secreto de 1949 en el que se indica que: “…desde el punto de vista del Departamento de la Defensa, el abastecimiento ininterrumpido de recursos naturales estratégicos de AL hacia EUA es una cuestión vital para cualquier esfuerzo de guerra mayor [de proyección transoceánica] de EUA”.48 Al mostrar preocupación por la falta de capacidades por parte de los gobiernos latinoamericanos en turno (1948-1949) para mantener el orden interno de modo tal que se garantizara, por ejemplo el fluido curso del estaño boliviano, el memorándum agrega que había un “compromiso moral implícito” por parte de EUA para apoyar dicha estabilidad y asegurar los intereses de EUA en la región.49 Ese compromiso ciertamente sigue vigente. Años más tarde Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado, añadiría que: “…el mundo depende cada vez más de productos minerales provenientes de países en desarrollo, y si el rápido crecimiento de la población frustra las expectativas de desarrollo económico y progreso social, la inestabilidad resultante puede disminuir las condiciones para incrementar la producción y el flujo sostenido de tales recursos”.50 46 Véase: Delgado Ramos, Gian Carlo (2010a). “Seguridad Nacional e Internacional y Recursos Naturales”, Tareas, nº 135, Panamá, mayo-septiembre; y Delgado Ramos, Gian Carlo (2010b). “América Latina y el Caribe como reservas estratégicas de minerales: dependencia y geopolítica estadounidense” en Delgado, Gian Carlo (coord.). Ecología Política de la Minería en América Latina. México: CEIICH-UNAM. 47 Kolko, Gabriel y Kolko, Joyce (1972). The Limits of Power: the World and United States Foreign Policy 1945-1954. New York, EUA: Harper & Row, p. 13. 48 US Policy Regarding Hemisphere Defense, 1949-1950: 601. 49 Ibíd., 604. 50 Kissinger, Henry (1974) “The Kissinger report.” National Security Study Memorandum, 200. 24 de Abril. En: www.druckversion.studien-von-zeitfragen.net/NSSM%20200%20Executive%20Summary.htm – 33 – Por ello es que se puede sostener que el cruce de la agenda político-económica con la diplomática-militar es una constante para EUA; contexto en el que una lectura independiente de cada agenda, limita visibilizar la complejidad de la estrategia expansionista del capitalismo monopolista estadounidense. Lo indicado es claro si se toma nota de la creciente dependencia de EUA. Los datos precisan que, por ejemplo, en términos de importaciones de petróleo, ésa pasó de ser en 1973 del 28% a cerca del 55% en 2003 y se calcula que para el 2025 será de un 70%. Los principales países exportadores de crudo y sus derivados hacia EUA (según datos de 2007) son Canadá (con 19%), México (15%), Arabia Saudita (14%), y Venezuela (13%).51 Esto implica que en total, Canadá y AL suman el 50% de los cerca de 10 millones de barriles diarios que EUA importa. El caso de los minerales es similar. EUA requiere de 11.3 toneladas métricas de minerales “frescos” (no reciclados), una demanda que va en aumento y que en buena medida es cubierta por AL y Canadá a precios de exportación cuyo valor real es decreciente hasta en un 30% para los últimos cien años.52 Y es que en 1980, EUA dependía al 100% de cuatro minerales y de 16 más en el orden de un 30% a un 99%. En 1992 tal dependencia era de 8 y 22 minerales respectivamente y, para 2009, de 19 y 26 minerales.53 No debe olvidarse que desde 1979, EUA considera en su Ley de Almacenamiento de Minerales Estratégicos, a Canadá y México como proveedores claves. Poco después sumaría a la cuenca del Caribe.54 La firma del NAFTA, así como de otros acuerdos bilaterales de libre comercio y seguridad como los de Perú y Colombia, establecen condiciones favorables de la transferencia de recursos y excedentes hacia EUA, al tiempo que se agudiza la especialización primario-exportadora y maquiladora de AL. Se suman esquemas como el Proyecto Mesoamérica, vigente desde 2008 y continuación del entonces denominado Plan Puebla Panamá (2001), pero también de otros que incluyen explícitamente la variable de seguridad al vincularla con el desarrollo basado en el libre mercado. Dígase por ejemplo el caso de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (2005) y su más reciente ampliación en lo que concierne a Canadá y EUA 51 En: ftp: //ftp.eia.doe.gov/pub/oil_gas/petroleum/data_publications/company_level_imports/current/import.html 52 Delgado, 2010b, op. cit. 53 Ibíd. 54 Ibíd. – 34 – desde lo que se ha denominado como Border Perimeter Security and Economic Competitiveness Action Plan, acordado el 7 de diciembre de 2011.55 Saqueo, criminalización y derechos humanos En el modelo primario-exportador en que está sumido AL, no sorprende que el despojo y saqueo se geste en un contexto de aumento de la movilización y resistencia social, razón por la cual se observa una agudización de la criminalización y represión de los movimientos sociales. Por ejemplo, sólo en el sector minero de AL se estiman al menos unos 155 conflictos en 168 proyectos.56 Muchos otros conflictos están en proceso o latentes a lo largo y ancho de la región, sea por parte de sujetos despojados y/o de afectados ambientales. No son pocos los casos en los que hay violaciones a los derechos humanos e incluso el asesinato de líderes (véase cuadro 1 para el caso sólo de la minería). Cuadro 1 Asesinato de líderes anti-mineros, eclesiásticos o funcionarios en contra o regulando las operaciones de empresas mineras en AL (muestra de casos) AÑO UBICACIÓN - PAÍS RECURSO EN CUESTIÓN / CONFLICTO ACTO DE CRIMINALIZACIÓN 2011 Nariño, Colombia. Proyecto minero “Mazamorras Gold” de la empresa Gran Colombia Gold. Agresiones contra pobladores de Vereda Bolívar, Corregimiento de Santa Marta, del municipio de San Lorenzo. Asesinato de Harvey Quiroz, dirigente sindical y social el día 7 de octubre de 2011. 2011 Marmato, Caldas, Colombia Proyecto minero de oro aparentemente de la canadiense Medoro Resources Ltda. Asesinato del sacerdote Reinel Restrepo, líder de la resistencia al traslado del pueblo para la implementación de proyectos mineros en la región. 55 Gobierno de Canadá (2011). Beyond the Border: A shared visión for perimeter security and economic competitiveness. Ottawa, Canadá. En: www.borderactionplan.gc.ca 56 Consúltese: www.olca.cl/ocmal – 35 – RECURSO EN CUESTIÓN / CONFLICTO ACTO DE CRIMINALIZACIÓN 2011 Pereira, Colombia. Explotación aurífera a cielo abierto. Opera en la región la canadiense Quedada. Asesinato del ambientalista Jorge Eliécer de los Ríos, líder en la denuncia de la minería a cielo abierto e integrante de Meedrura, ONG que trabaja tales temas. Su trabajo se centró en la región de Quinchía y en donde se explota oro por parte de la canadiense Quedada. 2010 San Juan Copala, Oaxaca Proyectos de prospección minera diversos. Asesinato en abril de 2010 de “Betty Cariño”, líder social opositora a proyectos mineros y en defensa de los derechos humanos en México y en Oaxaca (especialmente de comunidades indígenas Triquis); fue directora de Colectivo Cactus, integrante de Jubileo Sur y de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA). 2010 San José del Progreso, Oaxaca., México. Minería de material pétreo y proyecto minero La Trinidad (de plata) de Minera Cuzcatlán (filial de Fortuna Silver). Asesinato del entonces presidente municipal, Oscar Venancio Martínez y del regidor de salud de esa demarcación, Félix Misael Hernández. La versión de los pobladores es que se debió a causa de disparos por parte de la escolta de los funcionarios. La versión de gobierno es que fue emboscada de los pobladores quienes fueron acusados y criminalizados (en particular Jorge Sánchez Hernández, Marcelino Padilla Vásquez, José Guadalupe padilla, Lorenzo Vásquez López, Silvino Macrino Vásquez Sánchez, Ignacio Francisco Vásquez Sánchez, Silvino Vásquez López). Las detenciones, se acompañaron de la supuesta tortura del párroco Martín Octavio quien apoya el movimiento antiminero. 2010 Temascaltepec, Estado de México., México. Presunto accidente de derrame de químicos por la empresa canadiense Genco Resources, titular de la mina “La Guitarra”. Asesinato de dos inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente del Estado de México, Juan Gavia Xingú y Bernardo Sánchez Venegas de la Comisión Nacional de Áreas Naturales y Protegidas. AÑO UBICACIÓN - PAÍS – 36 – AÑO UBICACIÓN - PAÍS RECURSO EN CUESTIÓN / CONFLICTO ACTO DE CRIMINALIZACIÓN 2009 Chicomuselo, Chiapas., México. Proyecto minero de barita y oro de la canadiense Black Fire. “Levantamiento” en agosto de 2009 y posterior asesinato del activista antiminero Mariano Abarca en noviembre de 2009, opositor al proyecto de Black Fire en Chicomuselo e integrante de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA). 2009 San Isidro Cabañas, El Salvador Proyecto de minería de oro propuesto por Pacific Rim (Canadá) Amenazas a integrantes de Radio Victoria, del ADES, del Comité Ambiental de Cabañas (CAC) y del Movimiento Unificado Francisco Sánchez-1932 (MUFRAS32). Intentos de secuestro y asesinato del sacerdote Luis Alberto Quintanilla. Desaparición y asesinato de Gustavo Marcelo Rivera, activista político, anti-minero y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en julio de 2009. Asesinato de Ramiro Rivera Gómez (sin parentesco con el anterior), Vicepresidente del CAC en diciembre de 2009. 2005 San Marcos, Guatemala. Proyecto minero Marlín de oro a tajo a cielo abierto. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos dicta medidas cautelares en mayo de 2010, instando al Gobierno de Guatemala a las suspensión de las actividades de la Mina Marlín por afectar gravemente a las condiciones de vida de dieciocho comunidades indígenas que no fueron debidamente consultadas. La decisión de la CIDH resulta después de numerosos casos de intimidación, el asesinato en enero de 2005 de dos lideres sociales y el relevo del obispo monseñor Álvaro Ramazzini tras conocerse un plan para asesinarlo. 1998 Cerro San Pedro, San Luis Potosí., México. Proyecto minero de oro-plata a cargo de Minera San Xavier (de New Gold). Asesinato del presidente municipal de Cerro San Pedro tras pronunciarse en contra del proyecto minero. Fuente: Delgado Ramos, Gian Carlo con base en diversas fuentes hemerográficas. 2011. – 37 – Lo dicho se comprende mejor si se considera que para la minoría que posee las riquezas y recursos, la “inseguridad” reside, en última instancia, en la amenaza a perder (aunque sea una mínima parte de) su propiedad privada, posible gracias a profundos y continuos procesos de despojo tanto del trabajo como de los bienes comunes. Para los que menos tienen, la fuente de la inseguridad es en cambio el libre mercado, que a través de sus agentes económicos, exigen la desregulación estatal y la privatización como eje de la globalización y la libre empresa.57 Es fundamental señalar que el Estado de guerra permanente y la violencia cotidiana no se deben a la ausencia total del Estado, sino a la presencia de un Estado “reformado” para permitir ese tipo de escenarios, y sobre todo, para garantizar dicho modo de acumulación. Un ejemplo de esto son las “reformas jurídicas” en AL iniciadas en la década de 1990 e impulsadas por los organismos internacionales para acomodar el sistema legal nacional a las pautas de la neoliberalización. En México, el Banco Mundial promovió mediante empréstitos una reforma y “modernización” del sistema judicial del país y la actualización y formación de jueces mexicanos por parte de la American Bar Association, entre otras cuestiones (Judicial Modernization Supporting Access to Justice Project. Proyecto No. 27946-MX). Fue el caldo de cultivo para la propuesta de reforma de la Ley de Seguridad Nacional (2009) que pretende abrir la posibilidad de centralizar en el Ejecutivo la decisión de disponer del ejército para la seguridad interior. La “cooperación” para ello por parte de EUA no se ha hecho esperar. Bajo el rubro de cooperación para el combate al crimen organizado se ha auspiciado el “asesoramiento” y “entrenamiento” de personal, así como la transferencia de armamento y equipo.58 La “guerra” contra el narcoterrorismo, o peor aún, contra la “narcoinsurgencia”, al igual que la DSN, repercute y opera en verdad contra la población. Según el Consejo Nacional de Seguridad Pública de México, de octubre de 2009 a septiembre de 2011 se cometieron 41.000 homicidios dolosos, incluidas ejecuciones. De 5,972 quejas presentadas de 2007 a 2011 ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) por probables abusos de militares contra la población civil, solo 92 concluyeron con recomendaciones (1.5% del total), razón por la que Ricardo Trevilla Trejo, vocero de la Secretaria de la Defensa Nacional, asegura que 57 Salazar Pérez, Robinson (2010) “Paramilitarización de las pandillas en Centroamérica” en Medina Nuñez, Igncio (Coord.) Centroamérica: democracia, militarismo y conflictos en el siglo XXI. Buenos Aires: Ediciones Insumisos Latinoamericanos-El Aleph”, p. 82. 58 Véase: Delgado y Romano, 2011; http: //justf.org/Country?country=Mexico – 38 – “no se violan los derechos humanos de manera sistemática” y agrega: “los militares han respondido en estricto apego al marco legal vigente, respetando los derechos humanos de los agresores y actuando en defensa de su propia integridad y de la ciudadanía”.59 No sobra precisar que en realidad son pocos los casos que se llegan a denunciar. No deja de ser sugerente que la declaración de Trevilla Trejo se acompañara entonces de un simulacro de operativos en zonas urbanas y demostración de precisión de francotiradores por parte de las fuerzas especiales.60 Para ilustrar la ausencia del estado de derecho en México –en medio de la denominada guerra contra el narcoterrorismo– el caso de Ciudad Juárez es contundente. La Operación Conjunta Juárez, luego Operación Conjunta Chihuahua (implementado a partir de 2008), implicó el reemplazo casi total de la policía por la presencia de fuerzas armadas. Meses después de iniciada, ya se habían elevado 199 demandas frente a la CNDH. Según el informe de ese organismo “…los ataques más frecuentes son la tortura, el arresto arbitrario, usurpación de espacio, robo, detención ilegal, desaparición forzada, intimidación, daño a la propiedad privada, violación a la libertad y a los derechos (…) en casos donde los sospechosos son llevados ilegalmente a cuarteles militares, son interrogados por medio de tortura, golpes, shocks eléctricos, inmersión en agua y cobertura de cabeza con bolsas de plástico”.61 No debe olvidarse bajo ningún motivo que detrás de esas cifras hay personas que han sufrido abusos por parte de la autoridad, ciudadanos que han visto su vida profundamente alterada al ser avasallados sus derechos por parte del propio Estado. El informe, Ni Seguridad, Ni Derechos es por demás claro: miembros de la fuerza de seguridad habrían participado en más de 170 casos de tortura, 39 desapariciones y 24 ejecuciones extrajudiciales desde que Felipe Calderón asumió la Presidencia en diciembre de 2006.62 59 Méndez, Enrique (2011). “Murieron 2 mil 268 personas al enfrentarse a militares: Sedena.” La Jornada. México, 20 de Diciembre. 60 Ibíd. 61 Meyer, Maureen; Brewer, Stephanie & Cepeda, Carlos (2010) “Abused and afraid in Ciudad Juarez. An analysis of human Rights violations by the military in Mexico” WOLA-PRODH (Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez). Septiembre”, p. 10. 62 Human Rights Watch (2011) Ni seguridad ni derechos. Ejecuciones, desapariciones en la “guerra contra el narcotráfico” de México. Nueva York, EUA, pp. 6-7, 33. – 39 – Reflexiones finales La vinculación entre represión –liberalización económica– exclusión, tuvo un enorme impacto entre las décadas de 1950 y 1980, pero a pesar de que suele presentarse como “cosa de un pasado lejano”, el efecto se vive hoy de diferentes modos en AL. El terrorismo de Estado vinculado a modelos económicos excluyentes y desiguales que calan profundo las vivencias de varias generaciones, se proyecta en nuestro día a día y en el futuro, aún después de concluida la “guerra fría” (que poco tuvo de fría en AL). Los instrumentos y mecanismos para silenciar a las masas y desarticular el tejido social, no son privativos de un pasado que se rememora como efeméride, sino que siguen presentes en Estados democrático-liberales que presumen ser, supuestamente y ante todo, Estados de Derecho. En muchos países, las fuerzas armadas vuelven a estar en la toma de decisión, más allá de su presencia o ausencia en la esfera política formal. El panorama de “inestabilidad permanente”, en buena medida auspiciada por una creciente polarización de la riqueza (y por tanto de agudización del despojo), permite que EUA se arrogue el derecho a intervenir en nombre de nuevos “enemigos internos” que pueden y deben ser combatidos desde adentro y, mejor aún, con la ayuda o cooperación exterior. Se privilegia el orden antes que la ley, y sólo se recurre a ésta en defensa de los grupos privilegiados y la preservación o garantía jurídica a la IED. Se trata de grupúsculos nacionales y foráneos que, por cierto, son los que han tenido la capacidad para “reformar” las leyes y sus reglamentos a su favor y en detrimento de los bienes comunes y el bien común de la población. Toda protesta que cuestione el orden tiende a ser considerada como amenaza para la paz en tanto que entorpece la rutina cotidiana. Existe un Estado de excepción63 permanente en Colombia, México y ahora América Central. Es precisamente en estos espacios donde se observa de modo más claro la tendencia al terrorismo de Estado, la articulación entre la neoliberalización de la economía y la represión para implementar la acumulación por despojo, al quebrar, desarticular y aniquilar, si es necesario, los sectores y grupos que plantean una resistencia seria ante estos cambios. Puede decirse que sí ha funcionado la implementación del miedo y del terror como estrategia para eliminar otras alternativas económicas y políticas, ello 63 Agamben, Giorgio (2004). Estado de Excepción. Adriana Hidalgo Editores. Buenos Aires, Argentina. – 40 – a pesar de la existencia de resistencias sociales y los intentos por construir espacios no hegemonizado por el capital. Para revertir esta situación es fundamental recuperar la memoria histórica en su sentido revolucionario y no de víctima (pero sí de justicia). Debemos apostar a la reconstrucción del tejido social por medio de la redistribución de la riqueza y de la toma de acciones colectivas que promuevan la solidaridad. Se requiere replantear a fondo los proyectos de nación, sobre todo en relación a cómo se entiende el desarrollo y cuáles son las implicaciones socio-ambientales del modo en el que AL se relaciona con el exterior. Urge por encima de todo contribuir a una toma de conciencia con respecto al hecho de que estos procesos históricos no son “naturales”; por el contrario, han sido construidos a costa de la eliminación de otras alternativas. La historia también nos muestra que el poder popular puede tener peso y puede elegir no solo a los gobernantes que realmente representen a las mayorías, sino las estructuras organizativas que mejor convengan a cada contexto sociocultural. Para ello, es fundamental construir alternativas democráticas, con cuotas de poder social genuinas. La redistribución de la riqueza es el primer paso, y el replanteamiento del desarrollo hacia uno socio-ambientalmente más armónico es asimismo ineludible. No puede haber una construcción de alternativas sin al menos disminuir la polarización de la riqueza, pues de modo contrario la democracia se reduce al momento de los comicios, y nada tiene que ver con una sociedad igualitaria. De la misma manera, se puede argumentar que reconocer la relevancia de los bienes comunes no necesariamente implica el bien común de la humanidad. Propuestas como las andinas entorno al “buen vivir” son valiosas y merecen ser bien analizadas, no sólo como proyectos concretos que pretenden superar la retórica, sino como experiencias que, pese a sus limitaciones y contradicciones, son punto de partida para la construcción de alternativas, de otras modalidades de desarrollo y en las que la seguridad debería centrarse en el aseguramiento del bien común de los pueblos. – 41 – LA DETONACIÓN DEL TERROR Raúl R Villamil Uriarte Se ha dicho que los sucesos del 11 de septiembre constituían un retorno forzoso de lo real en un mundo devenido virtual, con una suerte de nostalgia por los buenos viejos valores de lo real y de la historia incluso violenta, pero no se trata de eso. No estamos tanto ante la irrupción de lo real. Más bien tenemos que hablar de la violencia simbólica descripta por lo que yo llamaría el intercambio imposible de la muerte. JEAN BAUDRILLARD1 Después de la nube de polvo Los actos de terrorismo que derribaron las Torres Gemelas en NY, que atentaron contra la fortaleza del Pentágono, así como la misión inconclusa de destruir la Casa Blanca, son eventos que el sistema de Seguridad Nacional, nunca pudo calcular en la mentalidad norteamericana. Lo que, se dio por llamar, en el mundo mediático, “el martes negro” (11 de septiembre del 2001), fueron eventos históricos, en la vida de los estadounidenses, y en la globalización mundial, que permitieron la aparición de nuevas preguntas, sobre las dimensiones que pueden enunciar y poder nombrar, los actos de el terrorismo internacional, con este éxito, ante la potencia más grande del mundo. Se inauguran los nuevos escenarios de la guerra, como los grandes ejemplos a seguir, que se instalan dentro de in país que se caracteriza por la intervención extranjera. La cinta de moebius, un dentro y afuera incesante, del que los gringos a pesar de su omnipotencia no se pueden escapar, o por 1 Baudrillard, J. y Morin, E., La violencia del Mundo, (2005) Ed. Zorzal, Argentina, p. 21. – 43 – eso. Efecto boomerang que la violencia genera en su espiral de terror. No se podía ir lisos, diría la jerga nacional. En la cultura más prepotente del mundo, la cual desde el siglo XVIII hasta el S XXI, no ha dejado de estar en guerra un solo día, contra algún país del orbe, ante estos acontecimientos, la espiral de la violencia que han generado históricamente, se le ha revertido de una manera contundente y trágica, con los efectos postraumáticos que cada vez se potencian con más intensidad, en la pérdida de rumbo del proyecto nacional, en el desquebrajamiento de su instituciones, en la corrupción de las estructuras de gobierno, en el debilitamiento de la influencia de sus políticas exteriores, en el hundimiento de su economía y en la mentalidad paranoide los ciudadanos afectados por la explosión de su realidad urbana concreta, en contra del extraño. El derrumbamiento de las Torres Gemelas es la conquista del sistema simbólico de la propagación de la violencia, que se difunde a una velocidad delirante, en las arenas políticas, en los escenarios y en los campos rituales, en los que se debate el control y el dominio del mundo. Lo que está en tensión es el modelo civilizatorio, que como punta de lanza, está representado en la guerra tecnológica, cibernética y neoliberal, que se traduce en poder de destrucción de los símbolos inconmensurable. “El objeto arquitectónico ha sido destruido, pero es el objeto simbólico el que estaba en la mira y el que se quería aniquilar. Se podría pensar en la destrucción física la que llevó al desmoronamiento simbólico. Pero de hecho nadie –ni siquiera los terroristas– había contado con la destrucción total de las torres. Es entonces su desmoronamiento simbólico el que trajo aparejada su destrucción física y no al revés”.2 En estos términos, las estructuras de los rascacielos implosionan, una nueva forma del terrorismo que atenta ya no con explosiones, mensajes contundentes de muerte hacia el exterior, sino con mensajes de caos y de muerte hacia el interior del sistema. Asesinato del alma, de una cosmovisión imperial y monopólica, que queda herida en lo más profundo, pero lo realmente importante para el espectáculo, son las imágenes de lo insignificante, los atentados son noticias mediáticas que toman el lugar de los acontecimientos reales. Lo que implosionó, fue un proyecto de arquitectura que soporta la visión de un primer mundo, la estructura de acero que sostiene una mentalidad im- 2 Ibídem, p. 16-17. – 44 – perialista y que garantiza y absuelve una moral intervencionista. La derecha norteamericana herida de muerte. “La violencia de lo mundial pasa también por la arquitectura, y entonces, la respuesta violenta a esta globalización pasa también por la destrucción de esa arquitectura”.3 La virtualidad es la tragedia transmitida por satélite a todos los confines de la tierra, en tiempo real. La tragedia del pueblo norteamericano se monta sobre la velocidad de la debacle de un sistema de símbolos que se colapsa. La imagen de cómo se van deteriorando todos los sistemas de soporte de los rascacielos, invoca un sistema simbólico de imágenes qué se abisman. Las representaciones del mundo material literalmente se vienen abajo, en su lugar queda un vacío de representación, surge lo siniestro y la incapacidad de mandar allá y entonces, una idea del mundo que nos rodea. Efectivamente es una orfandad de imagen, de algún dato, de un clivaje, que le dé sentido al mundo de escombros que nos rodea. Instantes antes, edificios erguidos por el triunfo de la economía, de la superioridad, un segundo después la catástrofe de la pérdida del referente, la psicosis colectiva de la identidad de una cultura que monopolizaba el mundo. Tal vez, este es el costo que este pueblo ha tenido que pagar ante la historia de su Estado invasor y obsesivamente bélico, al que alcanzó irremediablemente “el aquí y ahora”. La implosión de las torres gemelas, volvió a partir el mundo en dos, la otredad, el doble como símbolo de uno mismo, reafirmó los abismos que separan al mundo occidental de la cosmovisión del islam. Otros binomios en pugna. “El hecho de que haya dos significa el fin de toda referencia original. Si no hubiera más que una, el monopolio no estaría perfectamente encarnado, sólo la reiteración del signo, pone verdaderamente fin a lo que designa”.4 El sistema simbólico suspende en un nicho especial la exactitud de la réplica, pero el golpe es letal, se impone un sistema simbólico del terror revanchista, ante la duplicidad del poder en la imagen especular del reflejo. La tendencia a la violencia y la necesidad de pacificación. Los conflictos de origen local versus la mundialización de los valores de integraciónsegregación. Así como cambios fundamentales en las preferencias políticas, 3 Ibíd., p. 13. 4 Ibíd., p. 12. – 45 – religiosas, morales, sexuales, institucionales y culturales. La universalización de ciertos modos de vida ha arrasado la resistencia local de los modos y costumbres del ethos local. Desde todas las posiciones, desde la diversidad de las visiones del mundo en conflicto. Estamos asistiendo como actores mundiales, a la incapacidad de defender una forma de existencia que se resista al imaginario simbólico del poder. Estamos olvidando la impunidad, con la que los Estados políticos se deshacen de la crítica. Estamos rebasados por la velocidad de la imagen y sus nuevos paradigmas que deliberadamente no se analizan abiertamente en los medios masivos de comunicación, sobre todo en lo que se refiere al terror y a sus imágenes, a su virtualización y a la velocidad con la que se propagan, traicionando el sentido de la representatividad de las demandas colectivas que supuestamente avalan sus sondeos de opinión, para legitimar la acción de manipulación. Después de la nube de polvo que dejan los escombros monumentales, de millones de toneladas de cemento que se vinieron abajo, por dos avionazos tomados como vuelos de aviones cotidianos, que utilizados por el terror tautológicamente contra sí mismos, se revierten contra el propio proceso civilizatorio. Una de las moralejas de la cotidianidad en el proceso civilizatorio moderno, es que los objetos-máquina, mas inocuos pueden ser en la tautología de la violencia, objetos terror que se revierten contra la población en sí mismos, ocasionando tragedias inconmensurables en lo inimaginado de la seguridad nacional.5 Otra cuestión es el uso, la difusión y la impunidad con que las imágenes del ataque a los EU se difundieron, fue excesivo, la semiótica del acontecimiento se satiró intencionadamente, para preparar el plan de la imposición orquestada de un etnocidio, con el alto costo que se significó en vidas humanas, en la devastación simbólica de un proyecto de conquista del mundo y de lo que lo rodea. Además de la incredulidad ingenua con la que millones de ciudadanos norteamericanos se negaban a creer el odio que han cultivado generosamente en el mundo. Por otro lado la situación no se muestra demasiado alentadora en cuanto al la hermenéutica que el mundo religioso protestante norteamericano, que aplica a la forma de ver el mundo de una manera funcional e inmediata, so- 5 Aviones secuestrados con navajas de papelería. – 46 – bre todo al enemigo real o imaginario que amenaza6. Lo que como proyecto de defensa involucra directamente a los niños y a las mujeres que ante todo tienen que ser protegidos, en contra de las culturas ajenas, extrañas que ocupan el estereotipo y prejuicio de lo que viene de lejos, de lo no familiar, que tienen que ser sacrificada, con sus propios hijos, con sus mujeres y hombres, en pos de las libertades democráticas de un mundo americano. No obstante, no podemos dejar en los crímenes deliberados en contra de la población masculina, que por ser varones, son potencialmente enemigos o soldados, por lo que sin averiguar son asesinados, realidad más cruda, es inconcebible. ¿Después de su historia armamentista y etnocida, de qué se asustan los EU, en cuanto a lo que sucede en México? El planteamiento tan básico, moralizante y sumamente retardatario que los medios de comunicación del lado yanqui y el afgano con todos sus afluentes, hacen de la autonomía cultural y étnica, dilematizan en lugar de problematizar el respeto a la diferencia de todas las posturas que están en juego. Se establece una lucha del occidente por la justicia, calificando de primitivos, salvajes, retrazados o ignorantes a todo el mundo de lo desconocido, que se arraiga en los prejuicios, en las fobias y en las filias, esto bien vale aclarar que se da en ambos frentes. “Los que no están con los Estados Unidos son terroristas” GEORGE BUSH La discusión que actualmente sostienen algunos periodistas, comentaristas noticiosos, intelectuales, políticos y ciudadanos comunes sobre la violencia que recorre el proyecto de las sociedades modernas, tiene que ver con una gran variedad de elementos que también hacen visible la complejidad de violencias que constituyen el proceso insoslayable de la Violencia Mundial. Desde la violencia en la pareja, la intrafamiliar, la de ghettos, la institucional, la de Estado, la cotidiana, la de la globalización, la del sujeto a nivel íntimo, etc, todas al parecer guardan esquemas caóticos entre si, pero también esquemas de comportamiento similares en términos de una propagación del miedo. En esta forma de entender las similitudes, el cuerpo humano ocupa un lugar privilegiado para que el terror atente contra él. El territorio que tiene sus fronteras en el límite del tacto, la piel. La guerra contra el equilibrio 6 Si algo caracteriza a los norteamericanos, es la paranoia social que desatan en contra del enemigo que amenaza de manera real o imaginaria la seguridad nacional. De los comunistas, a los irakies, afganos, pakistanos, Al Qaeda, Bin Laden, todos los enemigos de las libertades democráticas, han sido excelente pretexto para desaparecer culturas y civilizaciones enteras. – 47 – de las sensaciones cotidianas, sufre estragos incalculables ante este sistema de amenaza a la integridad personal del propio cuerpo. El derrumbe de los símbolos “Todo lo sólido se disuelve en el aire y todos los objetos están preñados de sus contrarios”. KARL MARX El ataque terrorista del que fueron objeto los EU, se dirigió a los símbolos del país más poderoso del mundo después de la caída del socialismo. Constituye un atentado al proyecto de economía mundo, al mercado internacional, a la Casa Blanca como centro de gobierno, al Pentágono como emblema de seguridad nacional y a la burbuja invisible que garantizaba la invulnerabilidad que ofrece un escudo antimisiles en todo el país, especialmente en New York. Lo más desconcertante es la estrategia de desafío, que siniestramente, ante el ataque y la caída de los sistemas simbólicos que detentaban las Torres Gemelas, cuando un general norteamericano 5 estrellas reacciona de bote pronto, declarando: “…esos símbolos fueron derrumbados pero el poder militar quedó intacto”. El derrumbamiento de las Torres Gemelas y el dispositivo de producción de terror que desencadena estos hechos, por lo menos nos muestras algunos escenarios o arenas políticas, en los que las preguntas sobre el campo simbólico que sostiene la cultura, la familia, la escuela, la religión, la institución de la vida cotidiana, la tranquilidad y la paz, de la sociedad norteamericana, son imprescindibles, ya que estos sistemas a su vez, también estructuran el psiquismo del ciudadano norteamericano, al que nunca le había tocado una agresión terrorista tan trágica, tan contundente. Que además fue trasmitida con el imaginario holliwoodense, en vivo, en directo y a todo color. “En este estado extremo, la imagen y el acontecimiento se tornan inimaginables. Es lo que todo el mundo, por otra parte, se dice al ver derrumbarse las torres: ¡es inimaginable! Y en efecto, no hay representación posible de ese suceso. Es irrepresentable para cualquier discurso o interpretación política, económica o psicológica… y si no es representable, es que no es real”.7 7 Ibídem, p. 19. – 48 – Empero la violencia en contra de los símbolos tiene repercusiones reales, en el mundo de lo concreto, realmente se vienen abajo los edificios con todo y la gente que los habita. También se conmocionan los campos simbólicos que soportan el psiquismo, sus sistemas de representaciones, convirtiendo el proceso de subjetivación social en persecución y miedo. La conflagración tiene éxito en esta nueva forma de propagar el terror, por el número altísimo de muertes de víctimas inocentes que fulmina este dispositivo en un solo movimiento de visibilidad, utilizando la propia tecnología para tirar las torres que interrumpían la profundidad del ojo del poder, que no se sacia de abrir los espacios como huella incuestionable de su presencia, fenómeno de terror que se basa en una deuda pendiente. Ante la devastación que el proyecto de la globalización lleva a cabo en el mundo que se resiste a la integración al occidente, esta guerra de símbolos es también una guerra de imágenes. Por la magnitud de la hazaña que logra el enemigo, por la sorpresa y cálculo, por la complicidad del exterior con las redes del interior del país. Por el encontronazo entre cosmovisiones del mundo radicalmente opuestas. Por la mitología religiosa que se inscribe en el imaginario social de cada cultura y que puestos a jugar en el mundo se repelen. La respuesta del país ofendido es intensificar el proyecto de etnocidio que inspira a todo proyecto civilizatorio y que los EU día a día desde finales del SXIX. El atentado a los símbolos de occidente tiene un costo inimaginable, por lo pronto la devastación extrema y omnipotente de todo el mundo simbólico que pueda representar lo que mas odian los norteamericanos. En términos de la intervención que la alianza del norte hace en contra del talibán, desmontando de tajo literalmente, todos los símbolos de esa pobreza del mundo afgano, que potencialmente genera el terrorismo contra la libertad. Bin Laden es un prototipo del terrorista construido por los medios de comunicación, en la que cabe todo el mundo árabe, musulmán, fundamentalista y anexas. Sin olvidar también la relación como socios de negocios entre los Bush y los Bin Laden y lo que esto simboliza en la propagación de la muerte. La estrategia del atentado terrorista y la idea de muerte La estrategia que los terroristas usaron para activar el miedo, la angustia, la paranoia, sirve para generar incertidumbre como una atmósfera propicia para la psicosis colectiva. Dentro de la sorpresa con la que se llevó a cabo el ataque, existen varias cuestiones que no se pueden pasar por alto, como la precisión en el tiempo y en el espacio con la cual fueron desviados los – 49 – aviones y estrellados en las Torres y en el Pentágono. La habilidad de pilotos profesionales mostrada por los secuestradores para hacer maniobras de alto nivel de dificultad. La tardanza y hasta torpeza con la que el aparato de Seguridad Nacional reaccionó ante los acontecimientos. Lo que abre una fuerte reflexión ante la tecnología mostrada por los EU en la creación de un escudo antimisiles para proteger su espacio aéreo, en las medidas antiterroristas que supuestamente vienen desarrollando desde los atentados en Oklahoma de 1993, etc. Lo cual nunca pudo siquiera imaginar un atentado como el del martes 11 de septiembre, ya que la visión de la vida y de la muerte en las tradiciones de occidente y de oriente son distintas. Para los estrategas norteamericanos resultó imposible pensar en un pequeño equipo de terroristas armados con cuters dispuestos a morir por la causa. Lo que comprueban estremecedoramente estos atentados es que ningún país en el mundo está a salvo en su territorio de la violencia extrema. Que los EU a pesar de su predominio e influencia en el ámbito de los intereses internacionales, su territorio y sus habitantes ya están en un permanente riesgo de ser atacados. Por los enemigos externos reales o imaginarios o por los mismos enemigos del interior que han desatado una ola de atentados bio-químicos como el Ántrax. La vulnerabilidad que mostró el sistema de defensa nacional de los EU es un duro golpe al narcisismo y prepotencia de un país que ante la desaparición de los símbolos de poderío, grandeza e inviolabilidad, así como se fracturan las instituciones sociales en las que se deposita la confianza y credibilidad en el proyecto de globalización de una economía mundo, dejando en la fragilidad a la conciencia ciudadana del norteamericano común. Lamentablemente el atentado dio en el blanco. Las víctimas inocentes Aquí es necesario detenerse a profundizar en la noción de víctima inocente, sobretodo porque han sido precisamente los EU en sus innumerables guerras los que han acuñado esta nomenclatura, cuando atacan a otros países sin consideración alguna en lo que se refiere a personas involucradas directamente en el hecho bélico. Normalmente atacan blancos y objetivos civiles, en donde las escuelas, hospitales, bodegas de alimentos, conjuntos – 50 – residenciales, iglesias y mezquitas, siempre son confundidos o erróneamente atacados. Lo que actualmente llevan a cabo bombardeando con las llamadas bombas inteligentes8 a las personas que por el solo hecho de pertenecer a un país son culpables del Estado de Guerra. Uno de los niveles que reclama el país ofendido como sistema de venganza, es la legitima defensa aprobada perversamente por el mundo occidental, la cual reacciona desmantelando el campo simbólico de la identidad nacional que sostiene la autonomía afgana y la desaparición sin compasión de todo lo que huela o se parezca al Talibán. En tal dimensión de lectura la víctima siempre es partícipe de un sacrificio religioso de amplio alcance. Lo que remueve la idea del bien y del mal, que concede razón histórica al agresor según el lugar que predominantemente ocupe en los medios de comunicación masiva. Entonces se pueden proponer algunas conjeturas sobre esta disertación. La primera tiene que ver con la hegemonía de los EU en el mundo mediante la guerra y el terror, al imponer un imaginario social sobre el fenómeno que se provoca cuando ellos son los agresores, entonces las víctimas civiles son por error. Cuando ellos son los atacados las víctimas son inocentes. Aunque en el tenor de la impunidad de la guerra en ambos lados existen muertes injustas de lessa humanidad. Lo que al parecer va quedando claro es que a partir de las dos bombas atómicas que los EU tiraron en Hiroshima y Nagasaki, Japón, no existen victima inocentes. La relación territorio, identidad nacional, victimización es el eje que va legitimando la masacre que una cultura puede imponer sobre las demás. La ideología del norteamericano y sus prejuicios ante el exterior Lo primero que ha empezado a cambiar es la concepción que el norteamericano sensible tenía sobre sí mismo. La idea de su exterioridad y de cómo es percibida por los otros. Es bien sabida la posibilidad económica, política y cultural que los ciudadanos yanquis tienen para ser viajeros del mundo. Allá en los confines más extremos del planeta, uno pude encontrar 8 Es muy interesante desmontar el concepto de bomba inteligente, ya que son tan listas que nunca dan en el blanco a la que el piloto supuestamente las dirige, ya que siempre se equivocan y fustigan y laceran a la población civil, cobrando una invaluable cuota de muertes infantiles, de mujeres, de viejos y de enfermos. Tal vez como una señal incontrovertible de castigo por permitir que el grupo dirigente desafíe el poder del capitalismo del mercado libre. – 51 – un norteamericano al lado de un japonés sacando fotos de todo lo exótico que se autonomiza del mundo de las hamburguesas. La declaración del presidente Bush, a los tres o cuatro días de la tragedia, publicada en la primera plana de muchos diarios nacionales e internacionales, no solo es muy incomoda sino que eriza las conciencias mas indiferentes, cuando declara la sorpresa que le genera el odio que algunos países tienen en contra de los EU. Incomoda pensar al ciudadano común del país mas poderoso del planeta, inconsciente de esta realidad, al representar en el mundo una manera de vivir en la que los sujetos que la profesan no dan crédito a la impunidad con la que pueden meterse en cualquier conflicto internacional. Inquieta pensar que no están conscientes de la reprobación y rechazo que han sembrado por mas de dos siglos en todo el planeta ante esta actitud de hegemonía cueste lo que cueste. Existe el riesgo en la mentalidad norteamericana de seguirse desarrollando con mas virulencia la cultura en contra de la diferencia, en donde la intolerancia de razas, religiones, formas de vida y manera de pensar que no sean familiares a los grupos de ultraderecha, sean condenados a la desaparición. O en una visión menos pesimista pero más utópica, este puede ser el momento de la gran reflexión nacional con respecto al problema de la identidad colectiva, con respecto a un análisis del significado de los símbolos patrios que permita una apertura del individuo, del grupo, de las instituciones y de la hegemonía de los EU con lo que le es ajeno, desconocido o diferente, es decir una fuerte reflexión sobre el sentido del otro. Es una reactivación del odio xenofóbico o la invención de una nueva ética del sujeto fundado en la confianza. Terrorismo mediático Al decir de Giovanni Sartori es más peligrosa la televisión manipulando imágenes de terrorismo, que el hecho terrorista en si. Al parecer con este comentario está dicho todo. Pero no se puede escapar a la tentación de entrar en el fascinante mundo de la imagen, de sus atributos, de su valor y de la capacidad que tienen los medios para manipularla y crear sentido. Esto es pensar en que es lo que realmente vimos reiterativamente por televisión el “martes negro”. Dos aviones estrellándose sobre las torres gemelas de NY, con una pausa de tiempo, entre un acontecimiento y otro, lo suficientemente calculado para que pudieran acudir todos los medios a filmar en vivo el segundo avionazo. El video del ataque, del derrumbe de las estructuras, es un doble atentado por el efecto que logra la captación de la imagen que se – 52 – difunden inmediatamente a todo el mundo. Es en si mismo un atentado a las mas de cinco mil víctimas que perecen inmediatamente con la agresión sorpresiva. Pero también es un desmontaje de los símbolos que ha impuesto en el planeta, el hasta entonces, país mas poderoso del mundo. Aunque paradójicamente el exceso de difusión de las imágenes, también han trabajado a favor del etnocidio que ya realizó el poderío gringo. La función de los medios aquí queda claramente probado, cuando avalan sin cuestión la respuesta indiscriminada del agredido en contra del agresor, diciendo se lo merecen. Pero que significa este aval que los medios hacen del ejercicio del poder, ocultando y minimizando la devastación que genera la violencia. Hasta ahora las imágenes del ataque de los norteamericanos está fuertemente dosificada, para no manchar la impecabilidad de la cirugía de amputación de los símbolos fundamentalistas e islámicos. Es muy conmovedor y cínico el manejo mediático de mujeres afganas manifestándose por querer parecerse a las mujeres liberadas de occidente, pues en el fondo del manejo de esta manifestación, se fundamenta que la verdadera libertad de la mujer, consiste en ser explotada por el empleo y por los cosméticos que conllevan al concepto de belleza válida en occidente. Resulta muy interesante como las imágenes difundidas por la televisión y la prensa toman como centro a la mujer afgana y se olvidan de los niños, de los enfermos, de la gran mayoría de pobres, de los ancianos y de los discapacitados de guerra, etc, haciendo de las mujeres el foco publicitario por excelencia para lograr que los grupos feministas de occidente, salgan a la defensa de la condición femenina que prevalece no solo en Afganistán, sino en todo el mundo del fundamentalismo islámico. Utilizando hábilmente la ceguera de estos grupos que no respetan la diversidad cultural, llevando hasta el extremo la idea que occidente a difundido como predominante en el mundo de la liberación femenina. No obstante lo anterior, el manejo mediático que la sociedad occidental ha hecho del acontecimiento todavía tendremos que evaluarlo, pues día a día surgen elementos que se escapan del análisis de las situaciones presentes. Algunas claves para replantear los paradigmas sobre el cuerpo violentado “El terror no posee un fin, es un fenómeno extremo, es decir que está más allá de su finalidad, de alguna manera: es más violento que la – 53 – violencia. Cualquier violencia tradicional, hoy regenera el sistema, siempre y cuando ésta tenga un sentido. Solo amenaza realmente al sistema la violencia simbólica, aquella que no tiene sentido y no conlleva ninguna alternativa ideológica”. Ahora, el terrorismo no implica, esto es evidente, ninguna alternativa ideológica o política. Es en este punto precisamente que construye acontecimientos y que es objeto de un júbilo particular:: en el pasaje al acto simbólico, disfrute que no encontramos jamás en lo real o en el orden real de las cosas”.9 No solo existe una violencia simbólica, en las sociedades altamente tecnologizadas, estamos asistiendo a una violencia contra los símbolos, esa es verdaderamente la lógica siniestra del terror y de su incapacidad de poderlo simbolizar, existe desde esta perspectiva una fractura en los mecanismos de sublimación. La alteración se da en el sistema de conexión, en los enlaces, sinápticos entre símbolos. Las sociedades contemporáneas, ante esta crueldad inusitada, ya no pueden enviar subjetivamente las tendencias de muerte y de destrucción a la metamorfosis de algo bello, de lago que nos recupere el sentido de la vida como algo sublime. Más bien estamos ante la incapacidad de enviar el monto de aniquilamiento, a algo maravilloso pues el demonio y su corte están ahí, enfrente de nosotros que hemos perdido la capacidad de simbolizar, de enviar a otro registro nuestro espanto, el dolor y el sufrimiento inaudito de las desapariciones. De tal forma que la globalización de las sociedades modernas, y la mundialización de la cultura del terror, no solo es de servicios, mercancías, conceptos, bienes, ideas y formas de vida, también es globalización del miedo, de la violencia extrema y del azar que configura un panorama de percepción de lo inimaginable. Cuando hablo de la globalización de azar, me refiero a ese factor que en la comprensión del mundo histórico-social, todo lo echa a perder en cuanto a los pronósticos que provienen de las disciplinas especializadas en Ciencias Sociales. Lo inesperado, lo inconcebible, lo innombrable, es la fuente permanente de imaginación colectiva que le da origen a lo nuevo. A todo aquello que cambia el rumbo predestinado de los acontecimientos y los envía a otra parte. A lo que nunca se ha podido pronosticar. 9 Baudrillard. Ibídem, p. 30. – 54 – Se trata de la táctica, de las claves de los puntos suspensivos, en donde la imaginación social después y a sabiendas del acto terrorista lo potencian. “La táctica del modelo terrorista consiste en provocar un exceso de realidad, y en hacer que el sistema se derrumbe bajo este exceso de realidad”.10 Este fenómeno es un lente de aumento, que potencia la imagen de la muerte, lo que genera perturbación, sorpresa y un futuro inmediato que se dilata, en lo que está por venir, clima que dinamiza de una manera inconcebible la estrategia del terror. Estamos hablando del plus de significación que las culturas contemporáneas le atribuyen al horror, que impacta los cuerpos mutilados, nos referimos a las decapitaciones y la extirpación de los órganos sexuales, que realizan niños.11 A la devastación que la arquitectura ejerce sobre el cuerpo como un ejemplo específico. Construcción de los espacios, ocupación simbólica de los objetos, es poder. La devastación terrorista de este orden, significa un elemento sorpresivo que vuelve todo una tragedia, alterado por la detonación del terror, que todo lo convulsiona y lo descoloca de su lugar y sitio establecido en su sistematización simbólica y fundamentalmente en la educación emocional de las víctimas, que al mismo tiempo victimizan a toda la sociedad. El terror que implica hacer explotar el cuerpo, en cualquier edificio, terminal de trenes, alamedas, supermercados, iglesias, aeropuertos, escuelas, lugares de concurrencia pública. Lo público amenazado con la agresión al cuerpo privado. Esta es la marca internacional y local del terrorismo, ante la amenaza persecutoria que prevalece a todas horas en la cotidianeidad, así como el vértigo de la velocidad de las imágenes mediáticas, que acortan y clausuran definitivamente las distancias, culturales, políticas y religiosas. 10 Ídem, p. 28. 11 Resulta inquietante, la participación de niños en estos ejemplos de terror en todo el mundo, no es privativo de nuestra sociedad, más bien es un ejemplo de nuestros días. Niños que están participando como una generación presente que ya dibuja su proyecto de futuro, en el secuestro, tortura, mutilación de órganos genitales y decapitación de su propia generación de niños y de los adultos, que suponemos los educan. Es una puesta en escena de un ajuste de cuentas, que en su pensamiento mágico, entre otras cosas significa una retaliación. Ojo por ojo diente por diente. – 55 – El juego perverso de la velocidad de la información y las imágenes, con el ejercicio de la industria bélica en su exacerbación e imposición de una manera, de una atmósfera y de un clima del mundo norteamericano, que mutila y asesina de forma etnocida a los irakíes, afganos y paquistaníes, en busca de Bin Laden, o de armas nucleares de alta peligrosidad, lo que detentan y defienden en el fondo, es la estructura familiar norteamericana como intocable. Como el baluarte más preciado del american way of life. La estructura celular básica, del soporte de la sociedad norteamericana imperialista. Desde esta perspectiva ¿que va a pasar o está pasando con la resistencia local, con la retroacción de los países hacia los nacionalismos de ghetto, de secta, de clan o de grupo en el poder? Al Qaeda, Bin Laden y todas sus multiplicaciones en el espejo terrorista, no son más que productos del imperio norteamericano que han sido creados por ellos mismos. El espejo del proceso civilizatorio, visto en la imagen especular del terror. ¿Cómo entender la declaración de Bush Jr., en cuanto a si se está con los EU o se está con los terroristas? La dilematización religiosa del bien y el mal En donde el bien es estar de lado de los norteamericanos que luchan contra las fuerzas del mal y los que por exclusión son los malos que representan al diablo, la amenaza contra la democracia y al terrorismo. ¿En la arbitrariedad de los símbolos esto realmente tendrá una función que pueda ejercer el terror en los que no estén del lado norteamericano. Lo que salta inquietantemente a la vista, es el lugar central que ocupa el cuerpo humano como objetivo primordial de la conflagración mundial, la representación simbólica del cuerpo está en las negociaciones políticas internacionales para poder pactar la paz.12 Cuestión que por demás, ante la amenaza de muerte corporal de manera violenta, trágica y cruel, ejerce su fuerte carga simbólica entre la muerte individual que está metida en la amenaza provocada y la calculada en el suspenso del terrorismo. 12 Por ejemplo el no uso de sustancias que tienen que ver con la legislación internacional de la Guerra Química. La prohibición después de Vietnam del control del napalm. La prohibición de las bombas personales, que han mutilado a miles de seres humanos, entre ellos ciento de miles de niños, en todas las conflagraciones modernas de las últimas 3 décadas. – 56 – El cuerpo humano es realmente el símbolo del territorio y el dominio en donde se da la ejecución y reparación del daño, en donde se inscribe la afrenta. Fenomenología de la desaparición del otro. Así, el derrumbamiento físico y simbólico de los emblemas de poderío comercial, de inteligencia, de gobierno13 y espionaje, se relativiza de manera siniestra, ante la respuesta del poder militar y bélico, que en su ejercicio pueden volver a investir de sentido los símbolos físicos derribados, ante la feroz ofensiva que los norteamericanos lanzan como una especie de revestimiento simbólico de su vigencia en el presente. Ante el ataque a sus símbolos, se responde con la desaparición inmediata de todo vestigio que se oponga. ¿Cuál es y será, ante esta carnicería indiscriminada, el futuro de los grupos en resistencia ante la aplanadora del poder instituido y legitimado? Otra paradoja que se impone en el campo de inteligibilidad, es la fragilidad del superdesarrollo tecnológico, que encuentra su talón de Aquiles ante un atentado perpetrado por un grupúsculo de infelices que están dispuestos a dar la vida por la causa, armados con cutters.14 Toda la fuente de la memoria colectiva al servicio del proceso civilizatorio, se pone en jaque ante los ataques de terror que no respetan la concepción de vida cotidiana que se lleva acabo día a día en occidente. Y más aún, los ataques de terrorismo que el enemigo externo-interno provoca y amenaza, con esta idea de muerte trágica, súbita y sin sentido, a la idea de muerte del sujeto del mundo libre esta atada. Esto es pensar en la vida, protegida por un escudo antimisiles, en un refugio antinuclear, negando de facto, lo fundamental del acto de solidaridad, que éticamente nos coloca en la posibilidad de morir por los demás. Así, el sueño de la vida americana y su encontronazo con la idea de muerte que prevalece en el enemigo, hace que no importe realmente quién es o quién puede ser el transgresor, todo apunta a la construcción de la peligro13 En el acontecimiento terrorista del 11 de septiembre del 2001, el ataque fue en contra de las Torres gemelas de NY, en contra de La Casa Blanca en Washington y del Pentágono, constituyó un mensaje que detonó el sentido del terror, con la que cualquier parte del mundo puede establecer una venganza, en el centro de la ciudad, más importante, en el sentido de concentración de poderes de todo EU. 14 Cabe decir que en la ofensiva feroz de la retalición, y con toda la tecnología de vanguardia, los EU, en Guantánamo, han empezado a incidir desde su muy particular perspectiva , en el cielo o en el infierno del Islam. Torturando a los fieles del Islam untándoles cebo en el cuerpo, o matándolos frente a prostitutas desnudas, cosa que los condena a irse al infierno. Métodos de tortura que actúan en el más allá. – 57 – sidad e intolerancia del otro. De ese extraño, ajeno, desconocido que somos nosotros mismos. Al parecer, una característica del Estado de Guerra contemporáneo, es borrar efectivamente la apenas e insinuada frontera, entre los implicados directos y las víctimas inocentes. En una conflagración de este tipo, las diferencias finas, sutiles y básicas que dan sentido a lo individual, a lo íntimo, a la posibilidad de discrepar y de oponerse al resto de los demás, se engrosan, se difuminan en el todo de la masa y de la identidad étnica, pues para el ojo del poder, todos los que se encuentran en el terreno probable para que el misil explote, son enemigos y se lo merecen por el efecto que produce la proximidad. El argumento de la víctima propiciatoria es ¿porqué en ese momento y a esa hora se encontraba en ese lugar? La Detonación del terror, en su azar condena, marca de manera indisoluble el destino de las coordenadas de tiempo y espacio que se conectan en la detonación del cuerpo de manera azarosa.15 Las víctimas de estos actos de terror, son diferentes en su manera de ver el mundo, piensan de manera radicalmente opuesta, algunos comparten entre sí lo mas básico, y con todos los demás, establecen lazos de comunidad. Pero por proximidad, por contagio, por bioritmo, por causalidad, por biografía o por desino todos en nuestra inocencia ciudadana somos culpables, por estar allí, en ese preciso momento cuando se detona el terror. Ese es el argumento del Estado que nos criminaliza a todos, por su incapacidad de prevención, o porque en la omisión del evento, cínicamente lo potencia. Por lo cual no hay que dejar vestigios de estos nexos, como un mero acto de impunidad en contra de los que no están con nosotros de este lado, es decir están allá. Por este fenómeno el ejercicio de la guerra sucia, no reconoce inocentes, sino identidades rebeldes que pueden difundirse entre los inconformes por contagio. Todos somos potenciales terroristas ante la propagación abyecta y colectiva del miedo. La reflexión final con la que cierro este escrito, tiene que ver con la conciencia y percepción que los ciudadanos norteamericanos tienen de si mis15 Ahora desde las granadas de fragmentación, que cualquier sujeto puede portar, en su delirio psicótico, todos podemos ser por azar, víctimas de una enfermedad social de la cual puede ser portador el sujeto menos imaginado. Recordamos el 15 de septiembre en Morelia, en la plaza central, en donde se hicieron estallar dos granadas de fragmentación, con las consecuentes muertes y heridos de personas que celebraban el grito de Independencia. – 58 – mos como sujetos sociales, morales y éticos ante lo que su país representa en muchos lugares del planeta. Es aquí en donde los medios masivos de comunicación han jugado un papel importantísimo en el encubrimiento, inversión y manejo de la información para los mismos norteamericanos de lo que su país históricamente ha construido como repudio generalizado. – 59 – MILITARIZACIÓN Y VIOLENCIA ESTATAL EN MÉXICO Miguel Ángel Zebadúa Carboney “Todo Estado está fundado en la violencia” LEÓN TROTSKY Este ensayo tiene la intención de mostrar algunas de las bases de un debate tal vez insistente pero no por ello caduco. Las evidencias de la represión política a nivel mundial que va del uso de la guerra como instrumento del Estado hasta la criminalización de la protesta social, hacen necesario retomar lo que C. W. Mills denominó los usos y abusos de poder político. La intensificación de esto en México es la preocupación principal del ensayo. Introducción La redefinición de los campos de acción estatal El Estado… Mucha tinta se ha vertido sobre esta palabra rara. Los politólogos continúan discutiéndolo. Han penetrado hasta sus tentáculos del terror totalitario ya sea para criticarlo o defenderlo y proponer, también, su desaparición. Los anarquistas quedaron en deuda con su enemigo político. Los marxistas desnudaron el problema real de la función e interés de clase. Los liberales lo limitaron, y sus hijos bastardos, los “neoliberales”, les estorba a sus “libertades” económicas. – 61 – Hasta hoy resuena aquella frase mítica del teórico francés Nicos Poulantzas:1 ¿Quién escapa al estado y al poder?, escribió en uno de sus múltiples trabajos teóricos y conceptuales acerca del Estado, tal vez, el fenómeno político más complejo de la historia moderna. Más bien advertía de la expansión de las funciones del monstruo estatal creación del liberalismo. Nadie escapa a él. Quizá ese escape tiene hoy un camino sin salida, como un túnel ahora recubierto con una de las debilidades humanas: el miedo, como lo sugiere el título de un libro reciente.2 Pero una de las preguntas actuales es si en ese túnel hay una salida. O más, bien, si el Frankestein estatal lo permitirá. La frase que da nombre al apartado es de Ulrich Beck,3 quien se encarga de analizar si algunas instituciones y restos del Estado aún pueden respirar. Propone los retos o las tareas del Estado las cuales, en su opinión, pueden no ser eternas. Propone “redefinirlas”. Las instituciones estatales no han, dice, “excedido su vida útil”.4 Para que una redefinición tenga fuerza Beck lleva el asunto al “vaciamiento de la política” y “asesinar-instituciones”. Su atrevimiento no es más que pensar en otra forma de utilidad estatal, por llamarla de algún modo. La caducidad del las instituciones estatales pueden ser el fracaso del liberalismo. Del Estado liberal. Occidental. Europeo. La caducidad no es pasar a otra vida. Beck piensa, como se anotó, en una redefinición. Larga vida al Estado. El Estado no ha muerto. Viva el Estado. ¿Ha envejecido el Estado? ¿Sus instituciones históricas? ¿Y su “brazo armado”? Al respecto el asunto se vuelve complejo, un problema difícil. ¿Cómo plantearlo si, en opinión del autor en mención, las fuerzas armadas, el brazo armado del Estado es “la esencia del Estado”? ¿Un Estado sin fuerzas armadas? Los teóricos del Estado tienen aquí mucho que escribir. Uno de ellos, Beck, cree que las tareas estatales no deben metamorfosearse para continuar dentro de sus viejas formas. Lo escribe así: “…esta nueva tarea simultáneamente fuerza al Estado a una nueva forma de consumación de tareas. El Estado tiene que practicar la autolimitación, la autoabnegación, renunciar a monopolios y conquistar otros temporariamente”.5 1 Estado, Poder y Socialismo, México, Siglo XXI Editores, p. 5. 2 Luis Ernesto Ocampo Banda, El Túnel del Miedo, Argentina, elaleph.com, 2011 3 La Invención de lo Político, México, Fondo de Cultura Económica, 1999. 4 Ibídem., p. 189. 5 Ibíd. – 62 – El Estado se funda en la violencia. Trosky dixit. Si estamos de acuerdo con esto, ¿por qué extrañarnos si recurre y se legitima con base en la legitimación de la violencia y de la historia? Bobbio, por su parte, también justifica el accionar del monstruo estatal: “(…) aquellos que en un determinado momento histórico detentan el poder legítimo de ejercer la fuerza para obtener la obediencia a sus mandatos…”6 El racional postulado weberiano, “el monopolio de la violencia” legitima aún más la práctica del uso de la fuerza, sin que, a decir de Beck, su esencia sea cuestionada, revisada, redefinida. Una primera cuestión va hacia el uso de la fuerza. Históricamente la defensa de la soberanía nacional se sostiene en la base en la que se apoya la función de las fuerzas armadas y también para “…para garantizar que los recursos militares sean utilizados exclusivamente para la defensa contra enemigos externos”.7 La instrumentación del “enemigo interno” pertenece a otra complicada “esencia” estatal. Complicada porque atraviesa las fronteras de la seguridad pública, los cuerpos policiacos que son y hacen otra función pero que se confunde en un conjunto de acciones encaminadas a la represión social como objetivo interno. Aunque para ello es necesario echar un breve vistazo a la teoría política. La instrumentación “hobbesiana” de la violencia estatal Además de Maquiavelo, es Hobbes quien trata el asunto de la fuerza y de la coerción derivada de la soberanía absoluta. Cree que sólo por medio del poder absoluto se puede gobernar y ser soberano. En su teoría no hay límites entre los derechos naturales y los privados; las leyes positivas son leyes promulgadas por el soberano.8 Hobbes es un férreo defensor del Estado. Mediante el uso de la fuerza es superior a todos los individuos. ¿Qué relación existe entre su teoría con nuestro tema? En alguna parte de sus escritos Hobbes trata el asunto de la guerra, cuando dice que ésta contribuye a la necesidad de una centralización o fusión en torno al Estado, todas las pasiones humanas y conflictos se dirigen al manejo del poder absoluto del monarca. Amara lo percibe así: “los individuos de cada Estado dejan de atacarse entre sí para entregar a cambio 6 Liberalismo y Democracia, México, Fondo de Cultura Económica, p. 11 (cursivas mías). 7 Klaus Bodemer (editor), El Nuevo Escenario de (in) Seguridad en América Latina, ¿Amenaza para la Democratización? ,Venezuela, Red de Cooperación Eurolatinoamericana, Instituto de Estudios Iberoamericanos, FLACSO-Chile, Nueva Sociedad, 2003, p. 44. 8 Norberto Bobbio, Estado, Gobierno y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica, 1989. – 63 – de la seguridad interior, su potencial violento al mismo Estado, que será empleado para la guerra inevitable”.9 Aquí coincide con Maquiavelo. El uso de la fuerza del Estado para fines no sólo defensivos sino también ofensivos, esto es, para la guerra. Bobbio10 dice que Hobbes, Bodino y Maquiavelo son los autores de la modernidad y del pensamiento político moderno por ser ellos los primeros en analizar profundamente el Estado moderno. El primero, añade, diseña la república ideal, el segundo justifica la existencia del Estado de manera racional y universal así como también la justificación del orden y de la obediencia de las leyes emanadas del Estado, el tercero asume que la política está por encima de los preceptos morales, en cuanto a su distinción y separación de otras disciplinas morales y sociales. Por lo tanto, un punto de partida para el estudio del Estado y sus funciones tiene como referencia a estos tres autores o por lo menos a uno de ellos. La vinculación con el tema tratado nos lleva forzosamente al concepto vital para entender la coacción o bien el “monopolio de la violencia”. El antecedente que esclarece la diferencia entre el poder y el poder político la dio Aristóteles en sus tres formas clásicas de autoridad el poder paternal, el poder despótico y el poder civil, la distinción que se retomó en la Edad Media. Ahí se distinguió la vis directiva como prerrogativa de la iglesia y la vis coactiva como prerrogativa del Estado, dice Bobbio. Se entiende aquí el derecho del poder exclusivo para ejercerlo sobre un determinado territorio y hacia los habitantes del territorio, la fuerza física, y deja a la iglesia el derecho y el poder de las almas y de la moral. Si la iglesia salva a las almas, ¿el Estado qué “salva”?: mantiene el poder político. Bobbio sugiere que el poder político se identifica con el ejercicio de la fuerza “y es definido como el poder que para obtener los efectos deseados (de la definición hobbesiana) tiene derecho de servirse, si bien en última instancia, como extrema ratio (razón extrema), de la fuerza”.11 Es una diferencia, en efecto. La fuerza He aquí uno de los fundamentos del pensamiento de Hobbes: el poder el único y el encargado de ejercerla: “el poder político utiliza la constricción fí9 Op. cit., p. 19. 10 Op. cit. 11 Ibídem, p. 108. – 64 – sica como la que se ejerce mediante las armas.”12 Si quisiéramos distinguir el poder político del poder religioso, esta cita es suficiente en la medida en que la Iglesia usa la sanción de la promesa hacia una vida no terrenal. Decir que mediante las armas se use el poder político, es decir mucho, pues, el derecho de su uso es exclusivo, ciertamente, de la fuerza estatal a través del ejército u otros cuerpos armados encargados de la “seguridad” y de la guerra. Pero la pregunta es en todo caso, ¿cómo ejerce el estado la fuerza? No es el derecho de usar la fuerza sino el de la exclusividad, “derecho sobre un determinado territorio”, como dice Bobbio. El soberano tiene el derecho exclusivo de usar la fuerza. La fuerza sobre el hombre es el medio resolutivo para el dominio, quien lo detenta excluyendo a los demás “dentro de ciertos confines es quien dentro de esos confines tiene la soberanía entendida como summa potestas, como poder supremo”;13 Bobbio quiere decir que el Estado no tiene a nadie por encima de él, que no reconoce poder alguno (summa) y supremo más que el poder que tiene alguno encima de sí mismo. Esta distinción se dio por el concepto de soberanía planteado en la Edad Moderna con los Estados absolutistas europeos. En la definición que hace Bodino de soberanía, absoluto y perpetuo son dos partes para entender dicho concepto. Por un lado, el primero significa que no está bajo el sometimiento de otras leyes más que a las naturales y divinas, con el segundo significa que logra la obediencia a sus mandatos con continuidad “gracias al uso exclusivo del poder coactivo”.14 Hobbes, asimismo, es quien justifica la exclusividad del uso de la fuerza por parte del poder político. Al soberano le corresponde usar la fuerza, como resultado del “pacto” realizado en el “estado de naturaleza”, previo al nacimiento del Estado en el que los hombres utilizan cada cual su fuerza contra todos los demás. Es la anarquía. La resolución, si se puede llamar así, a esta situación, la tiene el soberano. El autor defendió el absolutismo monárquico y su “lógica radical” de su pensamiento afectó a la teoría política. En su principio filosófico Hobbes cree en el “poder coercitivo” como una respuesta a la ambición, la cólera u otros defectos del hombre. “Los lazos de las palabras son demasiado débiles para refrenar la ambición humana, la avaricia, la cólera y otras pasiones de los hombres, si éstos no sienten el 12 Ibíd. 13 Ibíd. 14 Ibíd., p. 109 (cursivas mías). – 65 – temor de un poder coercitivo,” dice Sabine.15 También, y como consecuencia de esto, el tema de la seguridad tiene ya una significativa importancia con su teoría, pues lo relaciona con el poder coercitivo, la fuerza o el orden. Quiere decir que implantar de la “seguridad” en los individuos o en la sociedad constituida en Estado, es necesaria para el orden impuesto y para el bienestar de todos en la comunidad. Así se entiende la idea seguridad en Hobbes. Si bien la situación de Inglaterra en plena guerra civil en el tiempo en que vivió Hobbes fue una de las causas que lo motivaron a escribir esta obra, (la necesidad del orden y la paz desde el poder absoluto), su influencia para entender el poder del Estado y del uso de la fuerza tiene que considerarse desde la óptica de la fuerza del soberano, del poder absolutista: “la seguridad depende de un gobierno que tenga la fuerza necesaria para mantener la paz y aplicar las sanciones necesarias para dominar las inclinaciones antisociales innatas del hombre”.16 Se trata de una idea de la seguridad derivada a partir de aplicación por parte del gobierno, de la fuerza; esta tiene que estar presente tanto si tiene que aplicarse, como su inaplicabilidad. La justificación acerca de la existencia de la fuerza reconoce, de entrada, la argumentación de una de las prerrogativas del Estado moderno: su capacidad legal de coerción. ¿Qué tipo de fuerza se refiere?: la del soberano. Éste, por su parte, no es obligado por el “contrato” a renunciar a tomar justicia por propia mano; no hay sometimiento del soberano a la voluntad general rousseana puesto que es absoluto. Para Hobbes no hay opción entre anarquía y poder absoluto, entre la omnipresencia del soberano y la ausencia total de la sociedad. De ahí la necesidad del orden y de un gobierno fuerte. No hay pues autoridades que no estén constituidas por el cuerpo social; el poder es centralizado por soberano, sin limitaciones. Es absoluto. Sin embargo, su autoridad es necesaria. En Hobbes y en Inglaterra existía un temor a la guerra civil, a los largos periodos de inestabilidad y las luchas internas prácticamente desde la Revolución de 1688-1689. Mayer17 dice que fue era un momento de transición y configuración del Estado-nación y ruptura de lo universal medieval hacia lo individual, de la expansión comercial más allá de las fronteras; una conformación compulsiva. La inestabilidad inglesa influyó en Hobbes para la base de su filosofía de tal forma que “el Estado era un medio de evitar la 15 Op. cit., p. 346. 16 Ibídem, p. 146. 17 Op. cit. – 66 – anarquía”.18 Así lo absoluto se entiende en la medida en que el Despotismo está por encima de todo. El Estado y el despotismo son unum et ídem, como dice el autor. Y ello no hay diferencias en cuanto a tipo de gobierno. “Estado de naturaleza” Para entender la justificación de Hobbes en lo referente a las seguridad, el orden y la estabilidad, así como de la necesidad del uso de la fuerza, de la coacción y, en una palabra, de un gobierno fuerte que mantenga aquellas tres condiciones, es necesario partir del “estado de naturaleza”, en donde los hombres acuerdan delegar en una persona las riendas del gobierno. Está claro que “el orden” y “la seguridad” son dos requisitos básicos en la teoría de Hobbes. Un gobierno, un Estado, es decir, un poder absoluto, funciona por estos pilares que, sin mencionar a la fuerza militar, se entiende la referencia a esta. “Las pasiones que inclinan a los hombres hacia la paz, son el miedo y particularmente el miedo a una muerte violenta; en segundo lugar, el deseo de aquellas cosas que son necesarias para una vida agradable y finalmente, la esperanza de obtenerlas mediante la industria”.19 Y más adelante agrega: “La razón sugiere adecuadas normas de paz, a las cuales pueden llegar los hombres por mutuo consenso. Estas normas son las que, por otra parte, se llaman leyes de naturaleza”.20 La concepción del Estado de Hobbes se origina en un contrato, en un acuerdo que está hecho desde su origen: ...conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus voluntades a una voluntad. Esto equivale a decir: elegir un hombre o una asamblea de hombres que represente su personalidad: y que cada uno considere como propio y se reconozca a sí mismo como autor de cualquiera cosa que haga o promueva quien representa su persona, en aquellas cosas que conciernen a la paz y a la seguridad comunes; que, además, sometan sus voluntades cada uno a la voluntad de aquél, y sus juicios a su juicio. Esto es algo más que consentimiento o concordia; es una unidad real de todos ellos en una y la misma persona instituida por el pacto de cada hombre con cada uno de los demás, en forma tal como si cada uno dijera a todos: autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres mi derecho de gobernarme 18 Ibídem, p. 128. 19 Mayer, op. cit., p. 114. 20 Ibídem. – 67 – a mí mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera.21 La soberanía reside en esa persona que para Hobbes es el monarca absoluto, no ligada necesariamente al contrato; ellos, los que hacen el contrato, sí pero él no. Hobbes creía en la autoridad ilimitada del Estado, en la monarquía. El poder monárquico, a su vez, es el encargado de preservar la seguridad y la libertad de los hombres: Es deber del Estado garantizar la paz interna y externa y asegurar a los ciudadanos la libertad necesaria para su enriquecimiento individual dentro de los límites justos y moderados.22 Dice Mayer23 que el derecho divino de los reyes, los derechos de la conciencia, la razón y la prosperidad hicieron la existencia del Estado-nación. Le tocó a Hobbes conciliar estos motivos en un orden social estable. Existe un acuerdo entre los autores consultados acerca de la fórmula hobbesiana del Estado y la necesidad del uso de la coacción o fuerza para mantener la estabilidad. En lo que no existe acuerdo es a qué fuerza se refiere: si a la del soberano o a la del gobierno o del Estado representado en el monarca. Es una justificación del Estado que proviene de Maquiavelo; significa imponer a cabo el orden, la existencia del Estado para terminar la anarquía; su necesidad es justamente su creación, su legitimidad después del Estado natural. El monstruo creado por los hombres después del estado natural preestatal, es el Leviatán remedio contra la inestabilidad, los desórdenes, las ambiciones y defectos humanos, que sirve para crear seguridad y orden sobre la anarquía. Las implicaciones que tuvo esta teoría política fueron amplias en el pensamiento conservador. Un Estado fuerte que defendiera los intereses de la libertad económica en una época de disputas comerciales, territoriales y militares entre las naciones europeas. Paz, orden, seguridad, estabilidad, significan para Hobbes las bases de un poder ilimitado, absoluto en una persona, en un monarca. Su concepción del Estado está contenida en estos principios. Qué mejor descripción de su teoría política que la siguiente: Amaba el orden y creía que la teoría del derecho natural que defendían los antimonárquicos llevaba a la anarquía. En vez de sostener la teoría del derecho divino, pretendió justificar la existencia de un Estado fuerte y del 21 Ibíd., p. 115. 22 Ibíd. 23 Op. cit. – 68 – gobierno absoluto sobre un fundamento racional. La doctrina, el pacto social y de la ley natural constituyen de este modo sus aliados en la defensa del absolutismo. La soberanía del Estado se funda en la obediencia ciega de los súbditos. El Estado es el gran Leviatán, gigante formado por todos los hombres, que encierra la unidad absoluta y el poder soberano.24 El uso de la fuerza es el punto de partida para entender la función del Estado. En otras palabras es la fuerza en donde descansa su “legitimidad” y “legalidad” representado en el soberano quien es el gobierno y el Estado. En Hobbes el mandato se establece aquí. Los súbditos deben obedecer. El poder coactivo y obligatorio se basa y reside en la fuerza. Los usos y abusos de la “seguridad interna” Llevado y apoyado de la mano autoritaria de la derecha, el gobierno panista (noviembre, 2011) trató de legitimarse con apoyo de la fuerza militar: la represión, los cateos, tortura, aprehensiones, en una sistemática violación de los derechos humanos, muertes, desapariciones y migraciones. El conjunto de fenómenos en torno a la militarización tiene a amplios sectores sociales bajo el miedo y el terror de Estado, quien se ha ocupado de legalizar la violencia. La ideología conservadora ha “maximizado al Estado” y, contrariamente, los instrumentos represivos, las fuerzas armadas, no se acotan, no se controlan.25 El presupuesto militar, su modernización, la cantidad de efectivos, no pasan los controles del Congreso. La situación, dicho sea de paso, acota igualmente a la democracia. La represión estatal amplía la función del Estado. Los operativos militares y policiacos aumentan, el miedo social se expande. Las fuerzas armadas mexicanas son colocadas en una lógica represiva. Su movilización contraviene a sus funciones históricas derivadas de la defensa nacional y soberanía nacionales atributos del Estado nacional clásico. Lo “nuevo” del proceso es ahora una mayor intensificación e involucramiento de las fuerzas armadas mexicanas como instrumentos policiacos. Al mismo tiempo la violencia generada desde el Estado es continua en una parte de la historia del siglo XX en México. Así, sexenio tras sexenio los soldados reprimieron a ferrocarrileros, obreros, campesinos, estudiantes, guerrilleros e indígenas. El anticardenista y “cachorro de la Revolución” Miguel Alemán Valdés (1946-52) usó al ejército contra sindicatos independientes; Adolfo Ruiz 24 Ibídem, p. 335. 25 Norberto Bobbio, Liberalismo y Democracia, México, Fondo de Cultura Económica. – 69 – Cortínez contra los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, en 1956; Adolfo López Mateos contra los ferrocarrileros; Gustavo Díaz Ordaz contra los estudiantes en 1968; Luis Echeverría contra la guerrilla rural en Guerrero y estudiantes; López Portillo contra los trabajadores universitarios y electricistas. Carlos Salinas de Gortari, por su parte, no sólo obtuvo la Presidencia de la República a través de un fraude electoral, sino que, además, el voto de las fuerzas armadas le fue adverso y evidenció que un importante sector militar simpatizó con Cuauthémoc Cárdenas, el candidato del entonces FDN (Frente Democrático Nacional).26 La falta de legitimidad –y la carencia de apoyo de una parte de las fuerzas armadas– de Salinas, no obstante, lo orilló a utilizar al ejército para encarcelar a líderes sindicales que se oponían a la privatización de la empresa estatal PEMEX, contra los obreros de la fábrica minera de Cananea, y, sobre todo, contra la oposición –de manera clara con el cardenismo y no así con el Partido Acción Nacional– que reclamó la limpieza electoral en varios estados. La utilización militar fue de esta forma: • En enero de 1989 miembros de la SDN y del Estado Mayor Presidencial capturan a la dirigencia sindical de PEMEX. • En diciembre de 1988 las fuerzas armadas realizaron un desfile, un hecho que fue visto por algunos analistas como un acto “disuasivo” hacia la oposición. • El 1 de mayo de 1989, Día del Trabajo, la Policía Militar mantuvo una presencia “disuasiva” frente al desfile de los trabajadores. • Más de 700 soldados participaron en la toma y desalojo de los obreros en la minera de Cananea. • En marzo de 1990 el ejército patrulla las calles de Guerrero, después de un cuestionable proceso electoral. • En abril de 1990 la presencia militar en Michoacán fue amplia, después de que los simpatizantes cardenistas habían tomado algunas alcaldías en protesta por el fraude electoral. • En julio de 1992 el ejército “custodia” el proceso electoral en Michoacán, patrulla calles de varios municipios, incluso apoyado con soldados de otros estados. • Septiembre de 1992: los soldados continúan en Michoacán. 26 Por ejemplo, en las casillas donde votó el personal castrense, el voto para el hijo del general Cárdenas resultó alto. Proceso, agosto 8 de 1988, No. 614, pp. 17-19. – 70 – • Enero de 1994: el ejército es ordenado combatir a la guerrilla zapatista en Chiapas. • Enero de 2006: las fuerzas armadas inician la guerra contra los narcotraficantes. La utilización militar en los procesos electorales como intimidación social o apoyo al PRI como “columnas de votantes” fue evidente en Oaxaca en 1986 y en Chiapas en las elecciones presidenciales del 21 de agosto de 1994.27 Además, en el estado de Tabasco, en noviembre de 1988, los soldados patrullaron calles y carreteras, en lo que fue considerada como una presencia “disuasiva”.28 Algunas de la “labores de vigilancia” como resultado del descontento social postelectoral no se llevaron a cabo en estados panistas como en Chihuahua en julio de 1992,29 ni en los conflictos postelectorales suscitados en Guanajuato en 1993 y Yucatán en 1994, y sí en las regiones perredistas de Guerrero, Veracruz, Tabasco, Chiapas y Oaxaca. “El brazo armado del Estado” Después que los militares permitieron que los civiles se encargaran de la Presidencia de la República, y por lo tanto del gobierno, el ejército pasó a desempeñar el papel de “brazo armado del Estado”, del poder civil, que para el caso mexicano equivale a decir del Presidente de la República. Esta práctica que sustituye las funciones policiacas se vuelve constante: en conflictos postelectorales, aprehensión de líderes sindicales de PEMEX, desalojo de obreros y actualmente contra el narcotráfico. Se trata de una práctica cuestionable de la “seguridad interna”. Acciones de uso político, porque, si desde 1946 el ejército ha hecho trabajos como sustituir a empleados civiles en el Servicio Nacional Telegráfico, a médicos, o en el transporte público. ¿Con qué criterios se ha justificado la intervención militar? ¿Acaso en todas las anteriores situaciones descritas estuvo la “seguridad interna” en riesgo? ¿Estuvo amenazada la paz interna? El criterio de la legalidad de la participación de las fuerzas armadas generalmente es el del artículo 89 de la Constitución Política que se refiere a las facultades y obligaciones del Presidente de la República: “disponer de la 27 La Jornada, agosto 8 de 1986, p. 7 y agosto 22 de 1994, p. 10, respectivamente. 28 La Jornada, noviembre 8 de 1988, p. 9. 29 La Jornada, julio 10 de 1992, p. 9. – 71 – totalidad de la Fuerza Armada permanente, o sea del ejército terrestre, de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación” específica la fracción VI.30 Por su parte, el artículo 1, fracción II de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea menciona que la misión del ejército es “garantizar la seguridad interior”.31 ¿Pero cuándo y por qué se debe ordenar al ejército reprimir o intimidar a la población? ¿Es legal que se proceda contra estudiantes, obreros, indígenas, con el fin de “garantizar la seguridad interior”? ¿Por qué la práctica de sacar a los soldados a las calles se convierte en un recurso de las autoridades civiles, federales y locales? Se tendría que preguntar si en los casos anotados anteriormente la llamada “seguridad interna” o la paz social estuvieron amenazadas, o que la Federación se encontrara en estado de guerra para pedir la intervención militar para realizar trabajos policiacos. Por ejemplo, el artículo 129 de la Constitución mexicana dice lo siguiente: En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar. Solamente habrá comandancias militares fijas y permanentes en los castillos, fortalezas y almacenes que dependan inmediatamente del Gobierno de la Unión, o en los campamentos, cuarteles o depósitos que, fuera de las poblaciones, estableciere para la estación de las tropas.32 La politización del uso de las fuerzas armadas ocasiona quejas de algunos militares. Por ejemplo el excesivo uso del ejército durante el gobierno de Salinas de Gortari se oyeron voces como la siguiente: “No es al ejército sino a la autoridades civiles a las que le corresponde resolver problemas de carácter político... el ejército tiene perfectamente delimitadas sus funciones por la Constitución”.33 El mismo general alertaba ya las implicaciones de fondo de estos usos políticos y en la actualidad ejecutadas en la guerra contra el narcotráfico, es decir, si implica un problema a la seguridad interna: 30 Véase Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Porrúa, p. 75. 31 Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, SDN, diciembre de 1986, pp. 5-6. 32 Op. cit., p. 118. 33 General Mota en respuesta a la petición de algunos civiles, quienes pedían la intervención del ejército en el conflicto postelectoral en Tamaulipas en 1992. La Jornada, noviembre 13 de 1992, p. 6. – 72 – Lo importante es señalar que el ejército tiene funciones constitucionales perfectamente bien definidas (...) todas ellas son para mantener la seguridad interior del país y del exterior, guardar la soberanía y la integridad territorial. Entonces, solamente cuando un problema llega a poner en peligro la seguridad interior, no de un municipio, ciudad o estado sino de todo el país, entonces sí se justifica plenamente que el Presidente de la República, que es el responsable político del país y comandante supremo de las fuerzas armadas, determine su intervención.34 El pretexto de la “seguridad” La poca atención de una “política de seguridad” instrumentada hasta ahora como una ampliación del Estado mexicano a través de las fuerzas policiaca y militares mantiene firme y verifica la hipótesis de trabajo de que se trata de un proceso en el que la coraza de la seguridad fiel y oportunamente instrumentadas por la derecha mexicana no oculta la hoy más clara “colaboración militar” con Estados Unidos. En el proceso de, por un lado, fortalecer la fuerza estatal por medio de la militarización de las seguridad pública, un asunto cómodo y conveniente desde el punto de vista del “mantenimiento del orden” el de “la seguridad” modifica y adapta gradualmente la “seguridad interna” porque despliega y reinstala a las fuerzas armadas, es decir, militariza todo el aparato de seguridad estatal, una línea de conocimiento que debe ser analizada a partir de la experiencia en Sudamérica, Centroamérica, Irak; por otro lado, la colaboración sumisa de la derecha hoy gobernada por el Partido Acción Nacional ha ya afectado la soberanía nacional al ceder control y supervisión precisamente en las acciones de seguridad a Estados Unidos, quien a partir del 11 de septiembre de 2001 instrumenta orbi et orbi otra cruzada geopolítica por la obtención de los recursos naturales, usando ahora como plataforma de lanzamiento otra amenaza: el terrorismo. Así, instituciones de seguridad como la DEA, agencias de inteligencia, agentes de migración, agentes del FBI, hacen labores de seguridad lo que pareciera configurarse como una especie de “cabeza de playa” en México y Centroamericana. Una de las razones claves del “problema reciente” (porque la política del combate al narcotráfico es añeja) tiene que ver con el papel del Estado, lo que equivale a decir su ampliación en materia de seguridad militar y policiaca. La “militarización de la seguridad”, la incorporación de las fuerzas armadas en 34 La Jornada, noviembre 13 de 1992, p. 6 y ss. (Cursiva mías). – 73 – funciones policiacas, ha propiciado una constante y notoria incorporación de soldados y marinos en cargos policiacos. Pero no es únicamente visible en el interior de la administración pública; también en las calles de muchas zonas del territorio nacional. Tan es así que es hoy “normal” y “cotidiano” ver a soldados o marinos bajo esta función. La colombianización del “flanco estratégico” El problema de la utilización sobredimensionada de la “seguridad interna” conlleva asimismo al plano de la relación y de los intereses norteamericanos. La puesta en práctica de “políticas de seguridad” como un “nuevo paradigma” tras el 11 de septiembre de 2001 reactivó el discurso de “la amenaza militar” en varias matices del concepto de seguridad en “muchas seguridades”, incluyendo el pensamiento estratégico militar occidental y también el norteamericano. Al referirse precisamente en un foro sobre “asuntos de seguridad”, el subsecretario del Ejército de Estados Unidos, Joseph Westphal, dijo que uno de los “flancos estratégicos” que más preocupa a Estados Unidos en el mundo, “además de las guerras en Irak y Afganistán, es América Latina y particularmente México”. La preocupación de la élite norteamericana dentro de su estrategia de seguridad internacional cobra un mayor interés porque integra dentro de sus preocupaciones a su frontera sur. Hay que recordar que el problema del narcotráfico en México ha sido ya constante e insistentemente una amenaza a “la seguridad nacional de proporciones inmensas para Estados Unidos”.35 Esto se debió a la percepción de la élite norteamericana de que México se convertiría en un “Estado fracasado”.36 Los efectos del proceso de integración, supervisión y control e incidencia en la práctica de la “seguridad interna” llevada a cabo ya por el Estado mexicano, porque hay una percepción, tampoco nueva, del “enemigo interno” también como “insurgencia”, al comparar como lo hizo la secretaria de Estado Clinton quien consideró a los cárteles de la droga en México como “una insurgencia” amenazadora y comparó a México como Colombia de hace 20 años: … los cárteles de la droga se estaban volviendo una amenaza semejante a una insurgencia en México, que controlan ciertos territorios y que el país se 35 Ibídem. 36 Ibìd. Informe sobre asuntos estratégicos a largo plazo del Departamento de Defensa, 2008. – 74 – parece cada vez más a la Colombia de hace 20 años y por lo tanto se requiere algo equivalente al Plan Colombia para enfrentarlo (el cual incluyó el envío de militares estadounidenses a esa nación).37 Lo anterior “acentúa la bilateralización de la seguridad interna”, como lo define Saxe-Fernández. Amplía más el brazo armado norteamericano y reduce más el margen de acción del mexicano. Adecúa los esquemas norteamericanos encargados de la seguridad en por ejemplo, adiestramiento militar y venta de equipo. Además hay que poner atención a los “efectos colaterales”: cerca de 50 mil muertos como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico, mayores acciones represivas y de terror del Estado. Los operativos militares, junto con la intromisión de armas a México en el interior del territorio mexicano es parte de esto. También se debe poner atención a las fechas de todo el proceso iniciado a partir del tratado comercial entre México, Canadá y Estados Unidos, ya que “…ante un deterioro repentino en México el caos demandaría una respuesta estadounidense basada en serias implicaciones para la seguridad interna (de Estados Unidos)”.38 37 Ibídem. Se trata de y sólo de las afectaciones de “las políticas de seguridad” a la seguridad nacional norteamericana, una insistencia oficial que hay que poner atención, porque se abusa del concepto para materializar un complejo sistemático de política exterior donde los intereses geopolíticos de Estados Unidos se derivan de esto: el 21 de enero de 2011 afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, tres días antes de que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitara México que: “la violencia de los cárteles de la droga mexicanos es una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos (…) No creo que el tema sea si la estabilidad de nuestra sociedad está en riesgo, pero ciertamente es una amenaza a la seguridad nacional estadunidense”. La Jornada, 22 de enero de 2011, p. 9. También en relación con la violencia del crimen organizado en México, el jefe de los organismos de inteligencia estadunidenses, James Clapper, ante la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes se refirió como una “enorme preocupación” para Estados Unidos. Por su parte el jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia de la Casa Blanca dijo: “No hay duda de que esto significa una enorme preocupación para nosotros en Estados Unidos” por su “obvio potencial de penetración” en los estados fronterizos con México. La Jornada, 10 de febrero de 2011. Asimismo, la encargada de la seguridad interna de Estados Unidos comentó: “durante un tiempo hemos pensado qué podría ocurrir si, digamos, Al Qaeda se une con Los Zetas” –uno de los cárteles de la droga de México. “Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior, al responder a una pregunta sobre la potencial amenaza de que terroristas puedan usar las redes de narcotráfico mexicanas en Estados Unidos, ofreció el ejemplo de este vínculo potencial entre un cártel y Al Qaeda, y logró hacerlo aún más ominoso al indicar que no diría más en una audiencia abierta (el Congreso puede convocar a sesiones a puerta cerrada para abordar temas delicados de inteligencia y seguridad nacional), y mejor lo dejaré hasta ahí. Y así fue. No habló más del tema”. Audiencia ante el Comité de Seguridad Interna de la Cámara de Representantes. La Jornada, 10 de febrero de 2011, p. 2. 38 Ibídem. – 75 – Razones históricas sobran para replantear algunas cuestiones relativas al papel desempeñado en los últimos años por las fuerzas armadas mexicanas en el marco de un proceso político-militar relacionado directamente por un lado, a las coyunturas específicas prevalecientes del interés hemisférico norteamericano que inician a partir de la segunda guerra mundial (la democracia contra el fascismo) pero que se ve más claramente durante la guerra fría (rivalidad estratégica URSS-Estados Unidos, capitalismo versus comunismo) y, por otro, derivado del anterior, las intervenciones políticas instrumentadas por el Pentágono hacia en las fuerzas armadas latinoamericanas, un fenómeno ciertamente no nuevo pero que no debe perderse de vista ahora bajo un esquema que arrancó con la cruzada antiterrorista (democracia vs terrorismo) y que se vincula a otras partes que inciden y afecta directamente a la “seguridad interna.” Uno de ellos, el de la “guerra interna” la que realizan las fuerzas armadas mexicanas contra el narcotráfico, es una política profundizada con la puesta en marcha del “tercer vínculo”, el relacionado con “la seguridad” y “cooperación militar” con Estados Unidos y Canadá, y como parte del NAFTA, tiene, además, un componente empresarial y económico como se puede ver en los acuerdos bilaterales Iniciativa Mérida y Alianza par la Seguridad y la Prosperidad de la América del Norte (ASPAN), y que tiene hoy replanteada conceptual y operativamente la “seguridad interna”, por la intensificación de la guerra contra el narcotráfico y también por la intervención e interés estratégico de Estados Unidos en su frontera sur, es decir, la mexicana y centroamericana, al insistir otra vez en la “cooperación militar”, actualización de planes de contención en su frontera sur ampliado ya hacia “el flanco sur” de la frontera mexicana. El problema bilateral entre México y Estados Unidos relacionado a la “cooperación militar” debe ponerse atención no sólo por la importancia geográfica e histórica entre ambas naciones porque tiene modificaciones y plantea límites a la seguridad interna mexicana quizá como nunca; también el mayor involucramiento militar paulatinamente afecta los límites de una de las bases estabilizadoras del sistema político mexicano, los bases del control civil institucionalizadas a partir de 1946 en las relaciones cívico-militares, en por ejemplo las visibles diferencias entre la marina y el ejército como lo demostró la red wikileaks.39 Se trata de políticas de Estado que afectan la estructura de la defen39 Como lo reveló esta fuente, es la Marina la que mayormente ha participado en operativos contra capos y también realizado torturas a presuntos narcotraficantes. Véase el portal de La Jornada. ¿Confirmaría esto que las fuerzas especiales de la Marina, y las fuerzas armadas en – 76 – sa nacional, la soberanía nacional, roles históricas entre la marina y el ejército, aumenta la militarización y violación a los derechos humanos. No resulta ajeno ni extraño asumir hoy como un punto de partida analítico e interdisciplinario la historia y la teoría política en cuanto a la función, formación y justificación del Estado moderno a través de el reforzamiento de la soberanía nacional, pero asimismo a través de su instrumentación legal del recurso de la violencia para, en la práctica, “mantener el orden interno” y de sus consecuencias sociales en el uso ilimitado de la seguridad interna, la militarización del país, y de sus implicaciones de violencia social como las que se ven en México. Es una apuesta basada en la tesis acerca de que para no ser el Estado débil frente a sus enemigos, debe entonces mostrar su capacidad de fuerza, su presencia, concretamente a través de su “brazo armado”. La frase “toda la fuerza del Estado”, utilizada ya también por Zedillo contra el zapatismo, sigue siendo hasta hoy la principal base del discurso del gobierno en materia de lucha contra las drogas que se ve en los índices altos de represión, cateos, tortura, e intentos de implantar el Estado de sitio, planteadas ya también en México por el ejército como garantías legales en una posible ley de seguridad nacional. Prácticas de genocidio estatal, ya sea de forma global (“el baño de sangre” en la invasión a Irak) o para “mantener el orden interno”, deben ser cuestionadas como resultado de los altos índices a las violaciones de los derechos humanos en México. Su violencia rebasa las fronteras Estado-ciudadanos sin que se juzguen sus acciones. La militarización es el resultado del reforzamiento de los controles por parte del Estado, con el argumento de la “seguridad”. Planteamientos hechos por varios autores hacen ver que está ya en marcha planes operativos en México desde el Comando Norte, lo que, según el analista militar Darrin Wood, también contemplaría realizar operaciones encubiertas en México. Dicho “proceso de cooperación” entre México y Estados Unidos, tiene ya sus bases en el informe Green presentado al Senado mexicano años atrás.40 El objetivo sería romper la columna vertebral de la soberanía nacional y también la histórica resistencia del ejército mexicano ante las presiones norteamericanas ya claras durante el gobierno de Zedillo. Los Estados Uniconjunto aceptaron de forma integral la “cooperación militar” con Estados Unidos, incluso prácticas contra la población civil? 40 Javier Ibarrola, El Ejército y el Poder, México, Oceáno, 2009, pp. 112-114. – 77 – dos sabían que el ejército “representa el último bastión que no ha logrado tomar el poderoso vecino del norte”.41 La resistencia del ejército no es nueva pero no se debe tomar a la ligera porque, de acuerdo con la fuente, se ha habría convertido en una “desconfianza” hacia todo lo relacionado con la cooperación militar entre ambos países.42 El vínculo asimétrico entre ambas naciones conformado con la economía y la política ayudan a comprender mejor que en el proceso de integración regional no son ajenos hoy la agenda de la “seguridad”, a partir de la “notoria intensificación de las relaciones económicas como consecuencia del proceso del TLCAN”. En México la violencia se comprende hoy por dos factores relacionados: 1) Las presiones y consecuencias de la acciones militares globales por parte de Estados Unidos emprendidas después de los atentados el 11 de septiembre de 2001, cuyos intereses se pueden observar a través de los acuerdos bilaterales en curso con México sobre “cooperación” de instrumentos policiacos en las fuerzas armadas codificados en el marco de una “alianza”; 2) El papel del Estado mexicano en la guerra interna. No está de más retomar como un punto de partida analítico la función histórica del Estado nacional moderno, soberano con la instrumentación weberiana de legitimar su violencia mediante el “mantenimiento del orden interno”. Pero esta formación tiene hoy que debatirse. Las confusiones conceptuales que provocan por ejemplo, la aplicación permanente de la “seguridad interna” implica analizar críticamente la violencia ejecutadas por parte del Estado mexicano. Con la instrumentación de programas sistemáticos de militarización, espionaje, inteligencia, las funciones estatales se amplían, que en opinión de algunos analista conllevan a una transformación de algunos de los postulados históricos del Estado moderno, como por ejemplo la mercenarización, un fenómeno existente pero desplazado una vez que la centralización política fue llevada a cabo junto con la organización de los ejércitos europeos. ¿Implementar políticas de “seguridad interna” basadas en el miedo y el terror contradice las bases de la doctrina militar mexicana de defensa y soberanía nacional? Los hechos muestran precisamente el problema. Sumado a ello la insistente urgencia del gobierno norteamericano de colocar a la 41 Ibídem., p. 126. 42 Ibíd. – 78 – contrainsurgencia o narcoterror –prácticas inducidas ya en Irak– como plataforma, aleja cada vez más y caduca la resistencia del ejército mexicano frente al “enemigo histórico”, pues en el proceso “se trabaja con las fuerzas armadas de México…”, un trabajo presumiblemente contemplado en los acuerdos de “cooperación” entre ambos países.43 43 La Jornada, 7 de 0ctubre de 2010, p. 24. – 79 – EL ESTADO MEXICANO ANTE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Carlos Piñeyro Nelson Introducción Desde la independencia de la Corona Española, y hasta nuestros días, las distintas formulaciones políticas que han construido el Estado Mexicano, es decir, la relación entre las instituciones gubernamentales y la sociedad, han tenido una concepción indigenista. Ello significa el desarrollo de “la política aplicada hacia la población indígena por los no indios.”1 Si bien esto toma mayor forma después de concluida la Revolución Mexicana, desde el periodo independiente se gestó dicha concepción. Este trabajo aborda un repaso histórico de las principales acciones estatales hacia los pueblos indígenas. Comienza durante el proceso de Independencia hasta nuestros días. Se hace especial énfasis en las nociones ‘occidentalizadoras’ por muchos de los principales teóricos del indigenismo mexicano, así como el papel del Instituto Nacional Indigenista en la elaboración y coordinación de las estrategias encaminadas a lograr este mestizaje, durante los más de setenta años gobernados por el Partido Revolucionario Institucional, para terminar con la llegada del Partido Acción Nacional a la presidencia de México y cómo es que, en el fondo, la percepción hacia los pueblos indígenas sigue siendo de desprecio y abandono. 1 Gonzalo Aguirre Beltrán, tomado de Carlos Zolla y Emiliano Zolla Márquez, Los pueblos indígenas de México: 100 preguntas. México, UNAM, 2004, p. 222. – 81 – La visión de los conquistadores hacia los pueblos indígenas y su estrategia política Los colonizadores en México se encargaron de proveer la noción hacia los pueblos indígenas que hasta hoy día prevalece en el grueso de la clase política: de ignorantes y tontos: “La Corona Española, en su afán por legitimar la apropiación del suelo y la dominación política, ignoró los antiguos valores de la civilización mesoamericana y propagó la imagen de un indio vicioso, reacio al trabajo, apático a los estímulos externos e ignorante”.2 Tal accionar creó un proceso de adaptación y resistencia por parte de los pueblos originarios. En dicha dinámica, en el Virreinato de la Nueva España se crearon dos tipos de repúblicas: la de indios y la de españoles. Ante la relación descrita anteriormente por parte de los indígenas (adaptación y resistencia), las repúblicas de indios vinieron a ser parte de dicho entramado: estas formaciones político territoriales se basaban en el modelo español de municipio. Así, las comunidades originarias mantendrían en propiedad comunal sus tierras y un gobierno propio. A cambio, tendrían que pagarle tributo a la Corona y aportarle mano de obra.3 Las repúblicas de españoles se regían por otras leyes y, al igual que las primeras, sus miembros sólo podían ser aquellos que pertenecieran a dicho estrato étnico-nacional. Tal relación, a pesar de ser desventajosa para los pueblos originarios, había logrado un cierto entendimiento e independencia entre los conquistados y los conquistadores. Empero, para el siglo XVIII son introducidas las reformas borbónicas, de corte liberal, en el Virreinato. Éstas empiezan a desmontar los acuerdos existentes entre las autoridades reales y los pueblos originarios: por un lado condenaron públicamente las costumbres y tradiciones de los indígenas que consideraban retrógradas, en particular las de orden religioso, por el otro lado embargó los pilares económicos de los mismos: las cajas de comunidad (bancos donde los indígenas acumulaban fondos para gastos colectivos), y las cofradías (organizaciones poseedoras de tierras, milpa, ganado).4 Ello desprotegería a las comunidades indígenas de la mínima autonomía política y económica lograda. Una vez más, las autoridades jugaban en su contra. Tal noción de las élites políticas proseguiría llegada la Independencia. 2 Enrique Florescano, Etnia, Estado y Nación. México, Taurus, 2004, p. 157. 3 Enrique Florescano, ibíd., p. 204. 4 Ibíd., pp. 263-265. – 82 – La disputa entre las élites liberales y conservadoras para definir el rumbo de México y sus posturas hacia los indígenas Las Cortes de Cádiz, promulgadas en la Constitución española en 1810, tuvieron impacto entre los grupos americanos independizándose de la Corona Española y sus nociones hacia los pueblos indígenas. Prosiguieron con las ideas liberales de la casa Borbón. En ellas se establecía una relación de igualdad jurídica para las diferentes poblaciones, quienes de esta manera establecerían relaciones libres entre sus miembros; frente a una situación basada en la desigualdad, los impulsores de las Cortes defienden la igualdad, “al tiempo que frente al vasallo enarbolan la bandera del ciudadano y sus derechos”. Dada la influencia liberal, en las Cortes se plasma la idea de la nación como una “asociación voluntaria de individuos iguales, sin ninguna distinción de pertenencias a estamentos y cuerpos de la antigua sociedad, que pierden para siempre su derecho de representación”. Por ello es que la base de la misma sería el individuo.5 Al trasladarse el espíritu de las Cortes de Cádiz a América, éstas permearon en las élites independentistas. Lo territorial fue lo que mayoritariamente articuló lo nacional; al ser las sociedades americanas una mezcla multiétnica, la identidad territorial era la única característica de unidad nacional. Así, se inició un proceso para terminar con la diferenciación entre las comunidades indígenas, plasmadas en las repúblicas de indios, y el resto de los pobladores americanos. Ahora, la “igualdad” liberal se vería en la posibilidad de los pueblos originarios a participar junto con los peninsulares y criollos en la disputa electoral; dado que las Cortes de Cádiz otorgaban a “cada pueblo con 500 o menos habitantes, el derecho de constituirse en ayuntamiento electivo, muchas repúblicas de indios se transformaron en municipios, de tal forma que los indígenas tuvieron acceso también a todos los cargos locales”. Así, esta lógica electoral sería uno de los pilares para la homogeneización de los indígenas en una sola cultura política. Los otros dos factores fundamentales para adoptar estos patrones de poder y los otros modos de sociedad occidental, serían la educación y la religión católica. Esta articulación no fue casual sino consciente.6 5 Mónica Quijano, “El paradigma de la homogeneidad,” tomado de www.cholonautas.edu.pe, pp. 21-21. Este texto está en Mónica Quijano, Carmen Bernard y Arnol Schneider, Homogeneidad y nación con un estudio de caso: Argentina siglos XIX y XX, capítulo 1. Madrid, CSIC, 2000, pp. 15-55. 6 Ibid., pp. 23-27. – 83 – Ante la insurrección criollo-mestiza e indígena contra la Corona Española de 1810, no es sorprendente encontrar cómo, una vez obtenida la independencia de la metrópoli en 1820, los estratos dirigentes siguieron con la idea de ver a los indígenas como “bárbaros,” simples herramientas de trabajo, reserva de mano de obra barata y entes que habitaban tierras útiles. Ello en parte ocurrió por la noción de estructurar a la nación desde el Estado, lo cual estableció la primacía de la conciencia nacional más que lo social, e hizo imposible pensar siquiera en plantear la cuestión de la pluralidad sociocultural y de los derechos étnicos. “[…] A la necesidad de consolidar el Estado nacional, todavía amenazado por las embestidas de la metrópoli […], se supedita lo social y cultural. En este contexto de la emancipación, los conflictos étnicos o regionales […] aparecían como un atentado contra la meta fundamental del momento: asegurar la independencia y fortalecer al máximo la unidad del Estado nacional”.7 Durante las primeras décadas del México post colonial, la tendencia política hacia los pueblos indios está basada en desaparecerlos en cuanto entidades diferenciadas. “[…] se busca que los pueblos indios adopten los principios de la libre competencia, la ganancia y la propiedad privada. Para ello, se requiere principalmente modificar la base de sustentación comunal de las etnias. […] al ser el bando liberal el que triunfa para mediados del siglo XIX, se considera a La comunidad como una corporación civil que obstaculiza el libre flujo de la propiedad”.8 La enajenación de las tierras indias se llevó a cabo junto a la “desamortización” de los bienes de las corporaciones eclesiásticas, mediante la llamada Ley Lerdo, de junio de 1856. Una de las condiciones por las cuales se dio lo anterior se debió a la intención última de conservadores y liberales, más allá de las diferencias existentes entre ellos, de encausar a México desde la perspectiva occidental: Las luchas entre conservadores y liberales expresan sólo concepciones distintas de cómo alcanzar esa meta, pero en ningún momento la cuestio7 Héctor Díaz-Polanco Díaz-Polanco, H. (2003), Autonomía regional. La autodeterminación de los pueblos. México, Siglo XXI Editores, cuarta edición, pp. 31-32. 8 “Así, mientras en el régimen colonial el acceso de los indios a la propiedad privada está prácticamente bloqueado (si descontamos los casos particulares de algunos caciques, señores y principales), ahora se promueve, incluso compulsivamente, la privatización de las tierras que poseen en comunidad. Se procede, pues, a levantar prohibiciones para impedir que las comunidades indígenas, en tanto “corporaciones civiles”, puedan poseer o administrar bienes raíces; y se les ordena, por tanto, convertir sus posesiones colectivas en propiedad privada”. Héctor Díaz-Polanco… Op, cit., p. 89. – 84 – na. Al definir la nación mexicana se la concibe culturalmente homogénea, porque en el espíritu (europeo) de la época domina la convicción de que un Estado es la expresión de un pueblo que tiene la misma cultura y la misma lengua, como producto de una historia común. De ahí la que la intención de todos los bandos que disputaban el poder, haya sido la de conquistar la nación, entiendo por esto la incorporación paulatina de las grandes mayorías al modelo cultural que había sido adoptado como proyecto nacional […]. Y no podía ser de otra manera puesto que los grupos dirigentes, los que se abrogaban el derecho de definir los derroteros de la nación naciente, eran la minoría que heredaba las orientaciones de la civilización occidental trasplantada a estas tierras por los antiguos colonizadores.9 Lo anterior no significa que entre el movimiento de Independencia y el establecimiento de la Constitución de 1857 no hayan existo leyes donde se tratara la cuestión indígena. En el Plan de Iguala (donde se proclamaba el Imperio de Iturbide, en 1820) se establecía la igualdad entre todos los “habitantes de la Nueva España, sin distinción de europeos, africanos ni indios.” A todos ellos se les consideraba como ciudadanos con igualdad de derechos; en el Acta Constitucional de la República Mexicana, en 1824, se le otorgó al Congreso la facultad de “arreglar el comercio con las naciones extranjeras, entre los diferentes estados de la federación y tribus de indios”; durante la discusión de la Constitución de 1857 el tema indígena se había vuelto nacional. Sin embargo, la igualdad en papel fue sólo una estrategia retórica para mantener a los pueblos indígenas sometidos a las minorías políticas.10 9 Guillermo Bonfil Batalla, México profundo, Una civilización negada. México, Gijalbo, 1994. pp. 103-104. Díaz-Polanco lo concibe de manera similar. Op. cit., p. 35. 10 Francisco López Bárcenas, Autonomía y derechos indígenas en México. México, CONACULTA, 2002, pp. 54-56. El mismo autor menciona una serie de leyes estatales en materia indígena establecidas en esta etapa, como la de Oaxaca, la de Occidente, posteriormente dividido en Sinaloa y Sonora, la de Jalisco, la de Chiapas y Yucatán. Si bien en hay diferencias en cada una, el autor concluye que “los anteriores ejemplos de legislación estatal demuestran cómo de muy diversas maneras, según las condiciones y necesidades de cada región y los intereses de los grupos dominantes, la igualdad de todos los mexicanos sólo sirvió para despojar a los indígenas de la suya […]. Por guardar el estado de sirviente doméstico, se restringieron los derechos de los pueblos indígenas para elegir y ser electo en los estados de México, Occidente, Chihuahua, Durango, Veracruz, Chiapas, Guanajuato, Tabasco y Oaxaca, otro tanto se hizo en Coahuila y Texas, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco y Zacatecas, pero por no saber leer”. Ibíd., pp. 69-70. – 85 – La instauración del indigenismo en México. 1900-1936 En 1910 inició la Revolución Mexicana. Se desató contra el presidente Porfirio Díaz, quien llevaba más de 30 años en el poder, casi de manera ininterrumpida, por medio de elecciones cuestionadas y parciales con las cuales “legitimaba” su estatus de ‘presidente’. Otro de los factores de dicha sublevación social fueron las condiciones de opresión y marginación desarrolladas antes y durante la administración porfirista, hacia los obreros y los campesinos, así como a las comunidades indígenas. Para 1915 las principales corrientes revolucionarias –carrancistas, villistas y zapatistas– llegaron a coincidir en que la concentración de la tierra generada durante el periodo porfirista era el principal obstáculo para lograr una paz con justicia social. Diferían en el modo en que ésta se debería de manejar (los primeros pensaban más en una repartición y uso individual, mientras que Zapata era de la idea de un proyecto agrario comunal). No obstante, las distintas facciones lograron incorporar en la Constitución de 1917 sus distintas posiciones; por vez primera en una legislación federal se reconocía el derecho de propiedad de las comunidades indígenas. Por ende, se anuló la Ley Lerdo de 1856, y todas las demás medidas que invalidaban la propiedad comunal de los indígenas. Sin embargo, después de decretada la nueva Constitución, los pueblos indios tuvieron que esperar muchos años más para recuperar algunas de sus tierras –en la mayoría de los casos la cantidad de tierra restituida fue menor a la pedida–.11 Esto se debió, en alguna medida, a que los zapatistas no fueron quienes ocuparon el poder estatal, sino el ala Carrancista. Durante esta etapa existieron algunas medidas gubernamentales para tratar el tema indígena: ya como presidente, Venustiano Carranza creó la Dirección de Antropología y Poblaciones Regionales dentro del Ministerio de Agricultura. Le siguió la formación del Departamento de Cultura Indígena (1921). En un lapso de 10 años se generaron ocho programas e instituciones encargadas de estudiar y atender a los indígenas del país.12 11 Consuelo Sánchez, Los pueblos indígenas: del indigenismo a la autonomía. México, Siglo XXI, 1999, pp. 23-25. 12 Emiko Saldívar Tanaka, Everyday practices of indigenismo: an ethnography of México’s Instituto Nacional Indigenista. Submitted to the Graduate Faculty of Political and Social Science of the New School University in partial fulfillment of the requirements for the degree of Doctor of Philosophy, 2002, p. 46. Tomada UMI Number 3062386 por medio de la base de datos http://proquest.umi.com – 86 – La etapa revolucionaria terminó en 1920, con la llegada al poder del grupo Sonora, encabezado por el General Álvaro Obregón. En 1928, siendo presidente, Obregón es asesinado por un seguidor del movimiento clerical sinarquista, supuestamente por su intención de reelegirse.13 Ante ello, Plutarco Elías Calles accede a la presidencia de la República y forma el Partido Nacional Revolucionario (PNR), instituto político que se convertiría en el actual Partido Revolucionario Institucional, PRI.14 Durante este periodo Andrés Molina Enríquez, Manuel Gamio, José Vasconcelos y Moisés Sáenz fueron los ideólogos de la postura indigenista, la cual consideraba la heterogeneidad étnica como un obstáculo para la conformación idónea de la nación; pensaban que la homogeneización era el camino a seguir si se quería construir adecuadamente a México. Para ellos era una necesidad la integración gradual de los pueblos indios a la nacionalidad dominante. Estos cuatro ideólogos desarrollaron una teoría de “fusión” cultural: el mestizaje. Con ello buscaban justificar la necesidad de generar las nuevas bases para la nación mexicana postrevolucionaria, una especie de sincretismo entre el pasado indígena con el peninsular y el criollo. Los precursores del indigenismo nacional-revolucionario tenían como premisa dos elementos, que estarían presentes en la política indigenista oficial o institucionalizada, que sería la pretensión de la integración del indio a la sociedad mexicana y la asimilación de las culturas indígenas por las nacional mestizada y occidentalizada, mediante un proceso de aculturación que promoverían los indigenistas mexicanos. Se trataba a toda costa de fortalecer un nacionalismo a costa de las culturas indígenas como elemento de identidad nacional producto de la historia, pero el indio tenía que desaparecer, o mejor dicho integrarse.15 13 Tanto el General Obregón como el General Calles combatieron y reprimieron por muchos años al sinarquismo, movimiento principalmente asentado en la zona del bajío mexicano. Por lo tanto, la muerte de Obregón se pudo deber tanto por la intención de perpetuarse en el poder como por su actitud ante dicho grupo. 14 Terminado su mandato se dio lo que se conoce como el Maximato Callista, episodio de la historia mexicana donde Calles, aun sin estar formalmente en la silla presidencial, dirigió los destinos del país hasta 1934, sin ser presidente. 15 Miguel Ángel Sámano Rentería, “El indigenismo institucionalizado en México (1936-2000): un análisis” tomado de http://www.bibliojuridica.org/libros/3/1333/10.pdf p. 5 (145). Esta afirmación se basa en los principales trabajos de los cuatro pensadores mencionados antes. De Molina Enríquez el autor citado se basa en su obra Los grandes problemas nacionales (1909). – 87 – Cárdenas y la cuestión indígena El General Lázaro Cárdenas llega a la presidencia del país en 1934. Con ello se rompe el Maximato Callista; saca a Calles de México y quita a sus colaboradores de los puestos importantes que ocupaban, sobre todo en el ejército y en las instituciones estatales. Durante la administración cardenista se modificó la postura hacia los indígenas y los campesinos: se impulsó la reforma agraria –dotación de tierras, ayuda técnica y económica para sembrarlas-, mediante la figura del ejido, es decir, tierras comunales inalienables. Durante su sexenio se repartieron 17,609,139 hectáreas, en tanto los diferentes gobiernos de la Revolución habían dado hasta ese momento 10,085,863 hectáreas.16 En materia institucional se crearon el Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas (1935), el Departamento de Educación Indígena de la Secretaría de Educación Pública (1937), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (1938), el Departamento de Antropología, en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (también en 1938), del recién creado Instituto Politécnico Nacional, en 1939 el Consejo de Lenguas Indígenas y en 1940 se llevó a cabo el Primer Congreso Indigenista Latinoamericano, donde se establece la creación del Instituto Indigenista Interamericano.17 Durante el sexenio del siguiente presidente, Manuel Ávila Camacho (1940-1946), se crearon 30 escuelas vocacionales agrícolas para indígenas. Los internados que ya existían se convirtieron en centros de capacitación De Manuel Gamio en Forjando patria (1916). Éste asumió, en 1917 la Dirección de Antropología. José Vasconcelos, fundador de la Secretaría de Educación Pública en 1921, actual mente la dependencia gubernamental encargada de la política educativa en México, propuso en Raza Cósmica, donde habla de la ‘raza de bronce,’ “la mezcla que representa al mestizo, pero instruido al estilo occidental”. Moisés Sáenz trató de llevar a cabo estas ideas mediante distintas instancias educativas, como las escuelas rurales, la Casa del Estudiante Indígena, las Misiones Culturales, etc. Como se puede ver, la educación era vista como una herramienta indispensable para la aculturación de las comunidades indígenas y su acercamiento al mestizaje. Ibíd., pp. 2-5 (142-144). 16 Tzvi Medin, Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas. México, Siglo XXI, décima séptima edición, 1997. p160. Dentro de esta distribución, dos de las más importantes , Yucatán y el valle del Yaqui, fueron hacia comunidades con una gran cantidad de indígenas. Emiko Saldívar, op. cit., p. 48. 17 Miguel Angel Sámano Rentería, op. cit. pp.5-6 (145-146). Emiko Saldívar incluye La Comisión Intersectorial para Investigar las condiciones de vida en la Tarahumara (1936), la Comisión Intersectorial de Estudios y Planeación en el Valle del Mezquital y la Comisión Intersectorial de las necesidades de la región mixteca en Oaxaca. Emiko Saldívar, ibídem. – 88 – técnica y económica, con los cuales se buscaba la integración de los indígenas a la economía. También se creó el Instituto de Alfabetización para Indígenas Monolingües, y se eliminó el Departamento Autónomo de Asuntos Indígenas para darle paso a la Dirección General de Asuntos Indígenas. Ella sería el espacio donde se elaborarían propuestas de las políticas a seguir para los pueblos originarios, evaluar a los mismos y estudiar el tema indígena.18 El regreso de la aculturación Para 1948 se crea el Instituto Nacional Indigenista (INI), con Miguel Alemán como presidente de México (1946-1952). Éste cambió radicalmente la postura gubernamental y se alejó de la ideología cardenista: al ser el primer mandatario no militar surgido después de la Revolución, consideró el papel del Estado como el garante de la estabilidad social, así como de promover el auge del sistema capitalista en el país, tanto del capital nacional como internacional. Por ende, las políticas redistribucionistas planteadas en el sexenio del Gral. Cárdenas, en particular la reforma agraria, fueron turnadas a un segundo plano.19 Alfonso Caso fue director del INI desde su nacimiento hasta 1970, y definió la política a seguir de dicha parte estatal: “una aculturación planificada por el Gobierno Mexicano”, con el propósito de colocar al indígena en el camino del progreso y de su integración. Esta propuesta implicaba la transformación cultural y económica de las comunidades indígenas: “No podemos, dijo, modificar simplemente la tecnología que corresponde a un estado cultural, sin cambiar también la ideología que corresponde a ese mismo estado”.20 Era necesario, por tanto, que las etnias se “colocaran bajo la dirección y el control del Estado mexicano.” Éste delegaría al INI la tutela de los indígenas y la función de integrarlos. Caso lo señaló sin tapujos: ‘“No deseamos que la comunidad indígena permanezca indefinidamente bajo nuestro control y dirección’. [Sólo] ‘cuando la comunidad haya aceptado los cambios culturales indispensables [y] haya sido puesta en el 18 Miguel Limón Rojas, “Análisis histórico del indigenismo”, 75 años de Revolución Mexicana, 1994, p.517. tomado de Miguel Ángel Sámano Rentería, op. cit., p. 6 (145). 19 Tzvi Medin, El sexenio alemanista. México, ERA, 1990. 20 Antonio Caso, “Los ideales de la acción indigenista”, en Los centros coordinadores. Tomado de Consuelo Sánchez, op. cit., p. 43. – 89 – camino de su integración’, afirmó, concluiría la sujeción de las comunidades indígenas’. En suma, el indigenismo, la política indigenista y el INI desaparecerían cuando los indígenas se hubieran asimilado a la cultura nacional y hubieran desaparecido en tanto grupos étnicamente diferenciados […]. Con esta perspectiva se impuso en el país la idea de unidad nacional basada en la homogeneidad sociocultural y se rechazó la perspectiva de unidad nacional fundada en la diversidad étnica”.21 Algunas de las funciones del INI serían: • Investigar los problemas relativos a los ‘núcleos’ indígenas del país. • Buscar las medidas necesarias para mejorar las condiciones de dichos núcleos. • Promover ante el Ejecutivo la aplicación de estas medidas. • Coordinarse y dirigir acciones con las instancias gubernamentales competentes en dicha materia. • Fungir como órgano consultivo de las instituciones públicas y privadas. • Emprender las obras de mejoramiento de las comunidades indígenas encomendadas por el Ejecutivo.22 El INI estaría conformado por un director, nombrado por el presidente de la República, y un consejo con representantes de las secretarías de Educación Pública, Salubridad, Gobernación, Agricultura, Recursos Hidráulicos, Comunicaciones y Obras Públicas y del Departamento Agrario. También lo estaría por miembros designados por el Banco Central, el INAH, la UNAM, el IPN, “un representante designado por las sociedades científicas que se dediquen preferentemente a estudios antropológicos y por representantes de los núcleos indígenas más importantes que serán designados y participarán en la forma y términos que señale el Reglamento de la presente Ley”.23 El pilar del INI eran los Centros Coordinadores Indigenistas (CCI). El primero fue creado en 1950 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Su primer director fue Gonzalo Aguirre Beltrán, uno de los más importantes antropólo21 Consuelo Sánchez, Ídem. 22 Tomado de Carlos Zolla y Emiliano Zolla Márquez, Los pueblos indígenas de México: 100 preguntas, México, UNAM. 2004, p. 230. 23 Ibíd., pp. 231-232, artículo 7 de la Ley. Cursivas nuestras. En ninguna fuente encontré cómo es que se iba a designar a los representantes indígenas. – 90 – gos que México ha tenido. La principal misión de los CCI fue coordinar a las distintas dependencias encargadas de tratar problemas relacionados con los pueblos indígenas. Los tópicos en los cuales se enfocaba eran en materia agrícola, salud comunitaria y educación bilingüe. Se dividían en seis departamentos: educación, agricultura, salud, asuntos legales, antropología e infraestructura.24 Esta idea institucional se basó en la propuesta de ‘regiones de refugio’ de Aguirre Beltrán, las cuales son regiones marginadas, habitadas por indígenas, de lengua y cultura diferentes a la nacional, que, como inevitable ‘residuo’ de su desarrollo histórico, han permanecido sujetas a la explotación de los grupos de población culturalmente más avanzados, enclaustradas en sus regiones de refugio, viviendo de mera subsistencia y manteniendo inconmovibles sus antiguos valores y patrones de conducta, a favor de un conservatismo tenaz que crea motivaciones y actitudes contrarias al cambio y a la transformación.25 Si bien existían este tipo de lugares apartados, Aguirre Beltrán también consideró los espacios donde los indígenas y los no indígenas viven cerca o en una misma comunidad, y cohabitan con los mestizos y los ladinos (indígenas o mestizos hispanizados), la mayoría de la población que forma parte de la cultura nacional. Era necesario integrar a los dos primeros grupos al mestizo. El INI sería el encargado ‘encausar’ a los dos primeros estratos, cambiándoles la ‘ideología retrógrada’ y ensenándoles el camino a la modernidad, y rompiendo el aislamiento en el cual estas regiones se encontraban. En particular, los CCI operarían ello.26 No obstante, el INI no creo ningún programa para la asimilación de los ladinos, a pesar de tenerlos en cuenta dentro de sus planteamientos.27 En los siguientes sexenios se crearon otros 24 Emiko Saldívar, op. cit., p. 62 y Miguel Angel Sámano Rentería, op. cit., p. 8 (147). 25 Gonzalo Aguirre Beltrán, Regiones de refugio. El desarrollo de la comunidad y el proceso dominical en mestizoamérica. México, INI, 1987, p. 243. Tomado de Carlos y Emiliano Zolla, Ibíd., p. 88. 26 Ibíd., p. 89 y Emiko Saldívar, op. cit., pp. 55-59 y Miguel Angel Sámano Rentería, op. cit. Esta postura fue muy importante en todo el aparato institucional y en las políticas seguidas para ‘afrontar’ el ‘problema’ indígena. Sin embargo, no carece de críticas importantes: percibir a los indígenas como comunidades cerradas y tendientes a no cambiar no aplica para el grueso de éstas. Además hacía pensar a estas comunidades como espacios siempre alejados de otros centros poblacionales de tipo urbano, lo cual tampoco es cierto, menos ahora; a su vez, no contemplaba a los indígenas que se habían establecido en otras ciudades del país –San Cristóbal de las Casas, Oaxaca, Ciudad de México, etc. Por lo tanto, no es sorprendente que en estados como Morelos, donde en 1950 la mitad de su población hablaba alguna lengua indígena, no tuviera una oficina del INI (esta cifra aparece en Saldívar, op. cit., p. 58). 27 Un informe del INI de 1960 estimaba que de 471.770 personas a las cuales se les dio algún servicio, sólo 212,000 eran indígenas. Tomado de Emiko Saldívar, Ibíd., p. 60. – 91 – CCI, para llegar a un total de 12 en 1970, al inicio de la administración de Luis Echeverría (1970-1976). A finales de la misma se llegó a la cifra de 70. Este aumento se debió, entre otros factores, al aumento de programas para mejorar el desarrollo rural.28 Cambio de timón Algunos expertos consideran que durante el sexenio de Echeverría se dio un vuelco al papel del INI; un reporte interno hecho por Alejandro Marroquí (1971) explicaba el fracaso del Instituto para llevar a cabo las tareas por las cuales fue creada. Ello en parte se debía a la falta de poder político por parte del INI ante otras instancias federales, lo cual generó una duplicidad de funciones y la creación de programas contradictorios. Lo anterior llevó a una reunión extraordinaria del Consejo del Instituto, en la que participó el presidente Echeverría, junto a antropólogos. En respuesta a las críticas hechas al trabajo del INI, Echeverría aumentó el presupuesto y promovió la organización y la presencia de líderes indígenas en el Instituto.29 Durante la presidencia de José López Portillo (1976-1982) se creó la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR). Con esta nueva política se intentaba articular los distintos programas de salud, alimentación, producción, aprovechamiento de recursos, caminos, agua potable, electrificación y vivienda para las comunidades más pobres y marginadas de la población, dentro de las cuales se consideraba a las indígenas. El INI se encargaría de llevar a cabo este plan en 28 Miguel Angel Sámano Rentería, op. cit., p. 8 (145). 29 Emiko Saldivar, op. cit., pp. 73-76. Cursivas mías. Tanto esta autora como Miguel Ángel Sámano mencionan la formulación de otras acciones encaminadas a romper con esta situación; se creó el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas al interior de la Confederación Nacional Campesina, la principal central campesina ligada al PRI. También se reorganizaron las Misiones Culturales y los Internados Indígenas. Saldívar, p. 77 y Sámano, p. 9 (148). Es importante mencionar que en este periodo una serie de antropólogos mexicanos, como Guillermo Bonfil, Margarita Nolasco y Arturo Warman, por un lado, y Ricardo e Isabel Pozas, por otro, criticaron el rol de la antropología y sus teorías predominantes que tendían a buscar la occidentalización de las distintas culturas, en el caso de los primeros, y al dividir a los indígenas de los campesinos se les buscaba quitar el carácter clasista de la opresión hacia los indígenas, decían los segundos. Además, en 1971, se llevó a cabo una reunión internacional de antropólogos en la isla caribeña de Barbados, de la cual salió la Declaración de Barbados, donde se criticaban las políticas asimilacionistas desarrolladas en Latinoamérica. Para conocer la citada Delcaración, ver las obras citadas de Saldívar y Sámano y las de Zolla y Zolla Márquez, op. cit., pp. 288-293. – 92 – las regiones indígenas. De esta forma el Instituto tomó la responsabilidad de establecer las políticas de bienestar en estos lugares. A su vez, ocurrió otro cambio importante al interior del INI: lo indigenista fue redefinido. Ahora ya no sería visto como un agente en busca de asimilar a las distintas etnias del país al modelo mayoritario de sociedad; el indigenismo ya no buscaría decidir por las comunidades, sino trabajar con ellas.30 No obstante, algunos vieron esta nueva estrategia como parte de un esquema populista, tutelar y asistencialista por parte del Estado hacia los pueblos originarios.31 Este periodo fue cuando el INI contó más recursos económicos en su historia y más presencia tuvo en el país. Empero, esta etapa se ha descrito como el momento en el cual dejó de buscar una integración cultural de los pueblos indígenas para enfocarse en una integración económica. Si bien en esta etapa se construyó mucha infraestructura (caminos, escuelas, clínicas de salud), las condiciones de vida de las comunidades no mejoraron, en gran medida porque los indígenas no obtuvieron control político ni económico sobre este tipo de recursos. Por otro lado, los antropólogos, principales articuladores de la política indigenista por parte del Estado Mexicano, perdieron influencia dentro del Instituto, incorporándose profesionistas con otras formaciones académicas, como la economía y políticos de carrera. Además, la dirección del INI entró a la dinámica sexenal, es decir, a cambiar de director con el inicio de las administraciones federales.32 La entrada del modelo neoliberal y la búsqueda de derechos La política de Estado benefactor cambia con la presidencia de Miguel de la Madrid (1982-1988). Se recorta el gasto público, lo cual afecta a todas las secretarías encargadas de los programas sociales. El INI fue uno de ellos, disminuyéndose el presupuesto para proyectos productivos. “El Estado se retiró y dejó a las comunidades indígenas subsistir como pudieran […]. El resultado fue el descontento en las regiones rurales, donde se encuentra la mayoría de la población indígena”.33 30 Emiko Saldívar, op. cit., pp. 78-80. 31 Miguel Ángel Sámano, op. cit., pp. 9-10 (149-150). 32 Emiko Saldívar… pp. 84-87. 33 Miguel Ángel Sámano, op. cit., p. 11 (151). Durante este sexenio se crearon otras instancias para la participación indígena, como los Comités Comunitarios de Planeación, los Consejos Consultivos Estatales, los Consejos Técnicos Locales y el Comité Consultivo Nacional. Entre 1985 y 1986 se establecieron 800 Comités Comunitarios. El Comité Consultivo Nacional – 93 – La presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) estuvo marcada por tres características dentro de la atención a los pueblos indígenas: reactivó el papel asistencialista para buscar paliar los problemas de pobreza en el país, se firmó el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), modificándose la Constitución Federal, y se impulsó una suerte de defensoría jurídica hacia los pueblos originarios. En el primer caso, reactivó el COPLAMAR con el programa Solidaridad, establecido para zonas marginadas del país. El INI fue el organismo encargado de llevar este programa a las comunidades. Para ello se crearon los Fondos Regionales de Solidaridad (para el final de su gobierno existían 142). Además, se dieron apoyos económicos a los caficultores del país, de los cuales el 65% era indígena. De aquí salieron las Cajas de Solidaridad, que ayudaban a los productores de café volverse asociaciones civiles. Para 1994 existían 30 cajas regionales integradas por 565 cajas locales y 23,583 productores.34 El 11 de julio de 1990 el Senado aprobó el convenio 169 de la OIT. En el se establecen, entre otras cosas, el reconocimiento de los usos y costumbres de los pueblos indígenas, sus idiomas y culturas, el mantenimiento de sus formas de gobierno, “la participación directa de los pueblos indígenas en todas las decisiones que puedan afectar el futuro de sus territorios y sus recursos, y acceso a todos los beneficios garantizados por la ley nacional y la representación política”.35 Al ser firmado por el Presidente y ratificado por el Senado de la República, ésta se volvió (o eso debería) ley dentro de las normas mexicanas. Por lo mismo, en 1993 se moestaba integrado por 27 indígenas (22 elegidos por los Consejos Consultivos Estatales donde trabajaba el INI, y 5 nombrados por el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas, de la CNC. El Consejo Consultivo Nacional tenía 3 representantes en el Consejo del INI. No obstante el citado autor considera que la participación indígena en estos mecanismos fue magra. Ídem. En la administración de De la Madrid el director del INI fue Salomón Nahmad. Éste propuso que los CCI fueran controlados por organizaciones indígenas. La respuesta gubernamental fue acusarlo de fraude y encarcelado. Cinco meses después fue liberado, dada la presión nacional como internacional. Emiko Saldívar, Ibíd., p. 104. 34 Carlos Salinas de Gortari, México, un paso difícil a la modernidad. Barcelona, Plaza y Janés Editores, 2000, pp. 752-753. Tomado de Miguel Ángel Sámano, Ibíd., p. 13 (153). Es importante mencionar que uno de los principales detonadores del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en 1994, fue la caída de los precios internacionales del café, y el retiro de los apoyos económicos estatales, en términos totales, hacia los caficultores. Guillermo Almeyra y Emiliano Thibaut,, Zapatistas. Un nuevo mundo en construcción, Argentina, Maipue, 2006. 35 Emiko Saldívar, “Indigenismo legal: la política indigenista de los noventas”, en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. México, UNAM, número 188-189, mayo-diciembre, 2003, p. 329. Subrayado mío. – 94 – dificó el artículo 4° de la Constitución Federal donde se establece la protección, promoción y desarrollo del lenguaje, la cultura los recursos naturales, y las ‘formas específicas de organización de los pueblos originarios, así como un acceso justo al sistema judicial’.36 A mediados de los ochenta del siglo pasado, el INI comenzó a poner atención de la situación jurídica de las comunidades indígenas. Se creó el Programa de Defensoría de Presos Indígenas y se hizo un estudio sobre la situación legal de los indígenas en México. La investigación arrojó resultados asombrosos: del total de presos indígenas en ese momento, el 70% no tenía sentencia y el 35% permaneció encarcelado más tiempo de lo establecido por la ley; entre 1984 y 1988 dos mil reos indígenas fueron liberados al pagar el INI multas menores, o por haber realizado un proceso legal correcto. Además, en coordinación con la Secretaría de la Reforma Agraria, se establecieron 34 acuerdos concernientes a problemas de tierra, con lo cual 234,000 hectáreas fueron legalizadas. En 1990 se amplía el programa de defensoría y se crea la Dirección de Procuración de Justicia. Para 1994, mediante la intervención del INI, 8,429 prisioneros indígenas habían sido liberados.37 El alzamiento neozapatista de 1994 en el estado de Chiapas, cuestionó fuertemente la historia de la política gubernamental hacia los indígenas. Al ser mayoritariamente un grupo conformado por distintos pueblos originarios, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) decidió aparecer en la escena política mexicana de forma violenta, dado que antes, dijeron, no lograron solucionar sus demandas por la vía legal. Por ello su lucha sería por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz.38 Ante la presión nacional e internacional por solucionar el conflicto de manera pacífica, el gobierno de Salinas detuvo las confrontaciones bélicas e inició un proceso de negociación con la guerrilla. Así terminó su presidencia. Al frente del Ejecutivo Federal, (1994-2000), siguió con las negociaciones de ‘paz’ con el grupo rebelde. Para 1996 el gobierno federal y el EZLN firmaron los Acuerdos de San Andrés Larrainzar –ASA–, después de meses de discusiones. Es importante mencionar que los neozapatistas invitaron a una gran cantidad de intelectuales y miembros de organizaciones indígenas 36 Ibídem. 37 Ibíd., pp. 316-319. 38 Declaración de la Selva Lacandona, en EZLN, Documentos y comunicados No. 1, México, ERA, cuarta reimpresión, 1998, pp. 34-35. – 95 – del país para servir como asesores. Con ello, las demandas de autonomía y autodeterminación planteadas por los indígenas chiapanecos, cobraron una dimensión nacional, evitando que el alzamiento se quedara como un problema meramente local. En resumen, los mencionados Acuerdos dicen, a la letra, que el “Gobierno Federal asume el compromiso de impulsar las siguiente acciones: ‘1. El reconocimiento en la Constitución Política nacional de demandas indígenas que deben quedar consagradas como derechos legítimos’ que son (y pueden verse como un resumen de los ASA)”. • Derechos políticos (representación y participación de los pueblos indígenas en las legislaturas y gobiernos, con respeto a sus tradiciones y formas de gobierno). • Derechos de jurisdicción (aceptar los procedimientos indígenas, para designar autoridades y sus sistemas normativos en la resolución de conflictos internos). • Derechos sociales (garantizar sus formas de organización social, sus necesidades humanas y sus instituciones). • Derechos económicos (para poder desarrollar esquemas y alternativas para el trabajo y la producción). • Derechos culturales (desarrollo de su diversidad cultural y la persistencia de sus identidades).39 Zedillo no impulsó que los Acuerdos se elevaran a rango constitucional. Los encuentros entres las partes se suspendieron. A finales de 1996 la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA), órgano del Legislativo Federal creado para ayudar a encontrar una solución pacífica al alzamiento del EZLN, lanzó su propia propuesta en materia de derechos y cultura indígena. Si bien no cumplía con todo lo pactado en los ASA, los rebeldes aceptaron dicha iniciativa para su incorporación a la Carta Magna. La administración Zedillista la rechazó y para 1998 presentó su propia propuesta en materia de derechos indígenas, contraria a lo establecido en los ASA y en la propuesta de la COCOPA. Las principales diferencias radicaban en la definición de los indígenas como sujetos legales, la capacidad de que éstos formaran territorios en donde habitan, el uso de medios de comunicación en sus propias lenguas y el uso del término comunidad en vez del de 39 Para profundizar en toda esta discusión y ver todos acuerdos a los cuales se comprometieron las dos partes, Luis Hernández Navarro y Ramón Vera Herrera (comps.), Acuerdos de San Andrés, México, Ediciones ERA, 2000. – 96 – pueblos.40 Con esto se buscaba quitarle fuerza a los indígenas como actores políticos porque evitaba su reconocimiento como entidades culturales y políticas mayores a las de una comunidad.41 Ante dichas condiciones, el neozapatismo decidió seguir con las negociaciones suspendidas y esperar al cambio de gobierno en el 2000. La llegada del Partido Acción Nacional a la Presidencia de México En el año 2000 se realizaron elecciones federales para suceder a Ernesto Zedillo de la presidencia de la república. Por primera vez en 71 años un partido distinto al PRI, el conservador Partido Acción Nacional (PAN), ganó el ejecutivo federal, con Vicente Fox. Ante este panorama, el EZLN anunció que para ellos el mandatario elegido partía de cero: “Si elige el diálogo sincero, serio y respetuoso, simplemente demuestre con hechos su disposición. Tenga seguridad de que tendrá una respuesta positiva de los zapatistas. Así podrá reiniciarse el diálogo y, pronto, empezar a construirse la paz verdadera”.42 Para ello, el grupo rebelde exigió tres señales mínimas para reiniciar las negociaciones: la aprobación de la ley elaborada por la COCOPA, la liberación de todos los presos zapatistas y el retiro y cierre de siete de las 259 posiciones militares dentro de Chiapas. Vicente Fox respondió y mandó al Congreso de la Unión la iniciativa de ley pedida por el EZLN, en los primeros días de su administración, y retiró la posición militar de Amador Hernández y Cuxulhá, lo cual fue saludado por los rebeldes, con una manifiesta desconfianza. El 28 de marzo del 2001 comandantes del EZLN y miembros del Congreso Nacional Indígena, articulación que agrupa a la mayoría de las organizaciones indígenas afines al neozapatismo, defendieron en la tribuna de la Cámara de Diputados la propuesta de ley de la COCOPA, enviada por el presidente Fox. El 25 de abril del mismo año la Cámara de Senadores aprobó un dictamen sobre el Proyecto de Decreto en Materia de Derecho y Cultura Indígenas sustancialmente distinto a la propuesta hecha por la COCOPA. 40 Francisco López Bárcenas, Autonomía y derechos indígenas en México, México CONACULTA, 2002. 41 Hay alrededor de 60 etnias reconocidas en México, mientras que existen aproximadamente 8,000 comunidades indígenas en todo el país. Emiko Saldívar, “Indigenismo legal, op. cit., p. 334. Para ver una crítica más profunda a la propuesta zedillista, ver el 4to capítulo de Francisco López Bárcenas Autonomía y derechos indígenas en México. México, CONACULTA, 2002. 42 Gloria Muñóz, 20 y 10. El fuego y la palabra. México, La Jornada Ediciones y Rebeldía, 2003, pp. 184-185. – 97 – Para el 28 de abril fue aprobada en la Cámara de Diputados. Para seguir con el procedimiento constitucional, la reforma fue turnada a las legislaturas de los estados. La iniciativa fue rechazada en Baja California Sur, Chiapas, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas, estados donde se concentran la mayor cantidad de la población indígena en México.43 Sin embargo, al ser aprobada por 16 congresos locales, es decir, al ser la mayoría más uno, la reforma se declaró válida. La propuesta de la COCOPA se distinguía favorablemente de la ley aprobada en varios puntos como el poder: a. Ejercer el derecho a desarrollar sus formas específicas de organización social, cultural, política y económica. b. Obtener el reconocimiento de sus sistemas normativos internos para la regulación y sanción en tanto no sean contrarios a las garantías individuales y a los derechos humanos, en particular, los de las mujeres c. Acceder de mejor manera a la jurisdicción del Estado. d. Acceder de manera colectiva al uso y disfrute de los recursos naturales, salvo aquellos cuyo dominio corresponda a la nación. e. Promover el desarrollo de los diversos componentes de su identidad y patrimonio cultural. f. Interactuar en los diferentes niveles de representación política, de gobierno y de administración de justicia. g. Concretar con otras comunidades de sus pueblos o de otros, la unción de esfuerzos y coordinación de acciones para optimizar sus recursos, impulsar sus proyectos de desarrollo regional y, en general, promover y defender sus intereses. h. Designar libremente a sus representantes, tanto comunitarios como en los órganos de gobierno municipal, de conformidad con las tradiciones propias de cada pueblo. i. Promover y desarrollar sus lenguas y culturas, sus costumbres y tradiciones políticas, sociales, económicas, religiosas y culturales.44 43 López Bárcenas no incluye Puebla, op. cit,, p. 101. En cambio Martha Singer sí lo hace, en Movimiento indígena en México. México, Guernika, 2005. p. 82. 44 Magdalena Gómez, “En la antesala de la Constitución”, en Ojarsca, núm. 46, febrero 2001. tomado de Martha Singer... Ibíd., pp. 72-73. – 98 – Como es evidente, la reforma aprobada redujo sensiblemente el alcance de los derechos de los pueblos indígenas, sobre todo en materia de representación política, dado que varios puntos reiteran de forma innecesaria preceptos constitucionales, y otros más que establecen derechos imponen obligaciones; el dictamen del Senado incorporó un apartado B donde en vez de reconocer derechos se establecen programas de asistencia social. “De acuerdo con la técnica jurídica, estos planes y programas no deben ser integrados en la Constitución sino en leyes específicas... En lo general, el dictamen en cuestión se remite, para la aplicación de los derechos, a una ley que establezca los casos y condiciones en los que se puedan aplicar, lo que puede tratarse de una ley vigente o una ley reglamentaria inexistente. En el último caso, implicaría que mientras esta ley no exista, los pueblos indígenas quedarían sin posibilidad de ejercer los derechos reconocidos en este dictamen y, por lo tanto, inexistentes como hasta hoy”.45 Pasada la controversia por la ley aprobada en el Congreso de la Unión, el 21 de mayo de 2003 se creó la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), dándole fin al Instituto Nacional Indigenista. A diferencia del INI (cuya “cabeza de sector” era, hasta el momento de su desaparición, la Secretaria de Desarrollo Social), la CDI es un organismo descentralizado, no sectorizado, y en la enunciación de sus atribuciones se enfatiza su carácter de instancia consultora, asesora, coordinadora y evaluadora de la acción pública federal hacia los pueblos indígenas. El presidente de la 45 La Jornada, 25 de abril de 2001, tomado de Martha Singer... Ibíd., pp. 73-74. Ante ello, el EZLN dijo: “La reforma constitucional aprobada en el Congreso de la Unión no responde en absoluto a las demandas de los pueblos indios de México (....) Traiciona los ASA en lo general y, en lo particular, la llamada “Iniciativa de Ley de la COCOPA” en los puntos sustanciales: autonomía y libre determinación, los pueblos indios como sujetos de derecho público, tierras y territorios, uso y disfrute de recursos naturales, elección de autoridades municipales y derecho de asociación regional, entre otros. […] El EZLN formalmente desconoce esta reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas [ya que] traiciona las esperanzas de una solución negociada de la guerra en Chiapas, y revela el divorcio total de la clase política respecto de las demandas populares. […] En consecuencia, no habrá más contacto entre el gobierno de Fox y el EZLN, [y] no retomará el camino del diálogo con el gobierno federal hasta que sean reconocidos constitucionalmente los derechos y la cultura indígenas de acuerdo a la llamada ‘Iniciativa de Ley COCOPA. Comunicado del EZLN el 29 de abril del 2001, tomado de Martha Singer, op. cit., pp. 77-79. Después de aprobada la reforma, se interpusieron 300 controversias constitucionales en la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de la misma. El máximo tribunal del país en materia constitucional se declaró “incompetente” para resolverlas. Ibíd., pp. 82 y 86. – 99 – República nombró a Xóchitl Gálvez, indígena hñahñú, nativa del estado de Hidalgo, como la primera directora general del CDI.46 El siglo XXI en México iniciaba con cambios políticos importantes para los pueblos indígenas de México: Un presidente que rompió con la hegemonía del PRI a nivel federal, una nueva ley promulgada en materia de derechos y cultura indígena y una importante modificación institucional, con la creación del CDI y la desaparición del INI. Con lo anterior ¿existe una nueva relación por parte del Estado hacia los pueblos originarios? Conclusiones El trato hacia las comunidades indígenas en el México independiente ha estado basado en una política claramente indigenista, es decir, en una relación de desprecio hacia sus culturas y su forma de vida. Además, se les ha dado un trato paternalista y asistencialista por parte del entramado institucional del Estado y de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), donde los pueblos originarios no han sido tomados en cuenta ni consultados para la elaboración y ejecución de las políticas gubernamentales. Si bien han existido matices al respecto, como el mandato del Gral. Lázaro Cárdenas, y han existido intelectuales y académicos dentro de las esferas institucionales más receptivos a las demandas indígenas y a buscar una relación más equitativa con ellos (ejemplo de ello son Salomón Nahmad, Carlos Tello y Magda Gómez, estos dos últimos renunciaron a sus puestos en el INI, al ser relegada de las negociaciones con el EZLN por sus posiciones a favor de los neozapatistas), la política estatal ha mantenido la intención de “mestizar” a quienes tienen otras tradiciones ancestrales, ya sea negando sus culturas, ya sea rechazando sus formas de organización política interna. Con el cambio de partido en el gobierno federal se pensó que el trato hacia los indígenas sería distinto. La ley en materia de derechos y cultura indígena expedida y avalada por los tres principales partidos políticos del país dejó en claro que no es sólo una cuestión de orientación política lo necesario para transformar las relaciones y la forma de ver a los pueblos originarios. Es cuestión de cambiar la percepción de Estado hacia ellos. Lo anterior se puede ejemplificar con el cambio del INI a CDI. Esta última instancia en el mejor de los casos coordinará las acciones gubernamen46 Carlos Zolla y Emiliano Zolla Márquez, op. cit., p. 241. En esta misma cita viene parte de la ley que crea al CDI y donde se puede verificar lo dicho por los autores en torno a las facultades del CDI. – 100 – tales, no propondrá soluciones y políticas públicas a ser seriamente tomadas en cuenta por el resto del gobierno. Por lo tanto, de poco sirve que como directora haya estado una indígena, con nula experiencia profesional, política y académica al respecto,47 o que en su Consejo Consultivo se les dé una mayor participación a representantes de organizaciones indígenas. Es cierto que ha aumentado notoriamente el presupuesto destinado al CDI y a los programas para abatir la pobreza en las zonas indígenas. No obstante, la marginación en éstas sigue igual o peor que antes; tan solo en el caso de Chiapas, la entidad que recibió la mayor cantidad de dinero para estos fines, diversos informes dan cuenta que la situación de los pueblos originarios de la región ha empeorado.48 Lo que hace falta en el Estado Mexicano es reconocer a los indígenas como iguales, jurídica y políticamente, y respetar las diferencias existentes entre ellos y la mayoría de la población mexicana. El camino contrario ya se probó y no funcionó, ni para incorporarlos a la ‘modernidad’, ni para sacarlos de la marginación en la que han vivido desde hace mucho. El verlos como sujetos capaces de delinear su futuro y desarrollarlo, con la ayuda de otras instancias gubernamentales y civiles, quizá sea una mejor alternativa. 47 Ver el semblante de Xóchitl Gálvez dado por la Presidencia de la República cuando fue la encargada del CDI en http://fox.presidencia.gob.mx/gabinete/?contenido=15035 (fecha de consulta, 8 de abril de 2009). 48 Ver los reportajes “Quince años de demagogia” y “Ni para comer…” publicados en el semanario Proceso, en su número 1679, del 4 de enero de 2009, para corroborarlo. – 101 – RECONFIGURACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS CRIMINALES MEXICANAS EN EL TERRENO CENTROAMERICANO: ENFOQUES TEÓRICOS, CATEGORÍAS BÁSICAS, INTERPRETACIONES DEL TERRENO Y PROSPECTIVA David C. Martínez-Amador Definiciones Introductorias ¿Qué es la mafia? El autor del texto Cosa Nostra, John Dickie, explica cómo la nomenclatura mafia debe utilizarse únicamente para las organizaciones surgidas en territorialidad italiana, esto debido al contexto en el cual las mismas surgen: formas de gobierno paralelo que defienden una identidad alternativa frente a un gobierno que se percibe como no legítimo. La famosa expresión, Morte A la Francia Italia Anhela (MAFIA) nos hace recordar el período en el cual la mafia no era más que manera popular de defensa frente a las tropas napoleónicas en terreno italiano del sur. Lo que hace extremadamente especial a las estructuras criminales italianas son las siguientes características: 1) alta cohesión del grupo, 2) rituales de iniciación o distinción entre el miembro y el no miembro, 3) identidad criminal y grupal asociada a una locación geográfica, 4) la lógica empresarial como superior a la lógica criminal y, 5) entenderse como una forma de sistema alterno o gobierno paralelo, con lo cual se expresa un profundo componente de lealtad y honorabilidad en el comportamiento de los miembros iniciados. En suma, lo que quiere darse a entender es que el máximo grado – 103 – de evolución de una simple asociación criminal es generar un resemblance de las estructuras italianas. Ahora bien. ¿Qué sucede si otras organizaciones criminales de carácter étnico logran procesos de evolución tan complejos que logran emular la estructura de las organizaciones italianas? (véase el cuadro 1). Esta es mi tesis presentada en torno de las agrupaciones criminales sinaloenses hoy centralizadas en el Cartel de Sinaloa pero en realidad, son tres organizaciones concretas: 1) Cartel de Sinaloa, b) Cartel de Pacífico y c) la organización de Ismael “el Mayo” Zambada.1 Cuadro 1 1 Sinaloa es, en la historiografía del crimen organizado mexicano el equivalente a Corleone para la mafia siciliana. El cultivo de opiáceos se conoce en México a principios del siglo XX por asiáticos provenientes de la costa oeste estadounidense. Las leyes racistas de 1930 en México expulsaron a los asiáticos dejando en manos de los campesinos locales el cultivo del opio. Así entonces, en la sierra de Culiacán Sinaloa comenzó la original narco-cultura. Los Carteles más añejos, históricos y con mayor alcance mundial están afianzados en Sinaloa. Uno de los hechos mas interesantes para la etnografía del crimen organizado comparado es la forma cómo los campesinos y ganaderos de la sierra en Sinaloa pudieron replicar un código de conducta basado en el honor y las venganzas de sangre similar a de los grupos criminales sicilianos. El punto es interesante pues los grupos sicilianos tienen una antigüedad de casi 150 años. – 104 – ¿Qué hace tan especiales, entonces a las organizaciones mexicanas que las equipara a las italianas? Véase el siguiente cuadro. Cuadro 2 Otra forma de comprender la historiografía de la mafia mexicana es la siguiente (véase el cuadro 3) Cuadro 3 – 105 – La mutación en las organizaciones: del Narco-Horrorismo al Narco-Snuff Ante tal análisis de tipo estructural, queda claro que las organizaciones mexicanas son mucho más que carteles puesto que su interés primordial no es únicamente fijar precios de producción, venta y compra de un producto. Son mafia en la medida en que su accionar presenta simbologías más complejas que les permiten reconfigurar su estructura de grupo además de generar sentimientos de lealtad, honor y sobre todo, una noción de operar por encima de las normativas jurídicas-morales de la sociedad normal. Puesto que entonces son mafia y no solamente carteles, el accionar de la política pública de seguridad debe de asegurarse de no violentizar los códigos simbólicos de las estructuras criminales. No es descubrir el agua azucarada al afirmar que las organizaciones mexicanas lograron ganar la carrera armamentística contra el Estado Federal Mexicano. Pero si es apuntar un elemento más o menos novedoso en cuanto al por qué de la violencia presentada en el terreno mexicano a partir de la Presidencial de Felipe Calderón. La decisión de militarizar la llamada guerra contra las drogas modifica probablemente la función vital más importante de la estructura de la mafia con lo cual las organizaciones generan un output que hace primar la necesidad defensiva y el ethos de la guerra antes que ethos empresarial. (Véase el cuadro 4). Cuadro 4 – 106 – No sorprende entonces que la guerra mexicana haya evolucionado al nivel del narco-horrorismo y el impacto al televidente pues ahora la primacía es mostrar al Estado Federal la capacidad de producir muerte (y tómese en cuenta que en la lógica mafiosa sociedad civil es igual al Estado). Las escenas en las plazas narco son llamativas: Siempre los muertos (hombres o mujeres) aparecen boca abajo, con los pantalones y la ropa interior bajada, nalgas al aire, humillados. En otros casos, además de la desnudez de las partes privadas, el tiro de gracia (y varios cientos de tiros más); los cráneos son fragmentados, las caras mutiladas, los penes cortados al igual que el clítoris y el cadáver quemado. Todo esto hoy, se graba en vivo para el deleite de los miembros de Cartel. El Presidente Felipe Calderón afirma que todo esto (si, todo esto, una realidad del narco mexicano cruda y fría que solo se aprecia al recorrer las rutas rojas) son formas desesperadas de quienes pierden la guerra. Todo lo contrario. Hay tiempo y recurso de sobra. El narco-horrorismo evoluciona hacia narco-snuff. Sin embargo, ¿Qué sucede en Centroamérica? ¿Cómo se han reconfigurado allí las estructuras delictivas mexicanas? Un primer aproximamiento al problema de la violencia en Centroamérica La mayoría de los países centroamericanos que se encuentran en vías de postconflicto viven oficialmente en etapas de paz y procesos de pacificación pero a pesar de ello, las cifras de homicidios violentos les transforman en una de las regiones más violentas del globo. El área denominada Triángulo Norte (Guatemala, Salvador, Honduras) es también denominada el Triángulo de la Muerte. Según el informe la situación de los derechos humanos, con énfasis en los civiles y políticos, en la región centroamericana para el ejercicio anual del Estado de la Región se apunta que más de 128 mil homicidios en los 11 últimos años han tomado lugar en esta región, la cual concentraría el 88 por ciento de toda la violencia regional. Responder al gran porqué de la violencia en el área del Triángulo Norte no es fácil pues exige una necropsia muy bien hecha sobre diferentes motores de la violencia. Pero me permito nombrar algunas razones de corte estructural: 1) la violencia histórica, lo cual significa la utilización de mecanismos violentos para la resolución de las disputas privadas entre los ciudadanos; 2) la violencia producida por los aparatos represores del Estado que aún en época de paz siguen vigentes al – 107 – margen de la Ley;2 3) violencia producto de las extorsiones y secuestros generada por pandillas y, 4) la violencia propia del mundo del narcotráfico. El interés del presente ensayo versa sobre la cuarta categoría presentada. Aunque las tres anteriores son importantes, fundamentales y generan la ingeniería estructural de la violencia que sucede en Guatemala no habremos de tratarlas en detalle sino en la medida en que terminan por afectar la percepción en torno de la llamada narcoviolencia. La cifras separadas de violencia para el 20113(Guatemala, 38 homicidios por cada 100,000 habitantes, Honduras, 86 por cada 100,000 y El Salvador, 69 por cada 100,000) son aún por mucho superiores a la media latinoamericana que se encuentra en 22 por cada 100,000 o a la de casos excepcionales cómo la costarricense de 11 homicidios por cada 100,000 habitantes. Comprender entonces, el efecto de la violencia histórica en su entremezclamiento con las nuevas reconfiguraciones de la violencia en Centroamérica (con énfasis puntual en Guatemala) producidas por las organizaciones de narcotraficantes extranjeras es la misión de mi ensayo. Cómo aspecto de fondo, se espera poder mostrar que la infección de Zetas en Guatemala muestra una tipología de Zetas diferente a la mexicana y por ello, precisamente, es que las opciones de resolución del conflicto en Centroamérica deben separarse de la receta de militarización aplicada en el contexto mexicano. Una posible militarización del combate de las drogas en Guatemala obligaría a los grupos mexicanos a importar actores desde las zonas duras de México y además permitiría acercar al Ejército (y en particular al polémico grupo de élite denominado Kaibiles)4 al narcotráfico con lo cual, se podría predecir una ruptura institucional similar a la sucedida con los GAFES y el Cartel del Golfo en México. 2 Según el ex Comisionado de Naciones Unidas para la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Guatemala ( CICIG), el jurista español Carlos Castresana el 25% de los hechos de violencia estarían ligados a actos de limpieza social. 3 Las cifras pertenecen al informe presentado por CABI http://ca-bi.com/blackbox/?p=6077. En el caso Guatemalteco es interesante pues es la primera vez desde el 97-99 que las cifras de muertes violentas bajan dos años consecutivos. Tanto en números absolutos como en tasa x 100 mil habitantes. La agenda de estudio entonces parece obligar a explicar la razón de ser de dicha reducción: ¿Qué factores ayudaron a disminuir esos números? Los programas sociales (escuelas abiertas), nuevas herramientas legales: escuchas telefónicas, colaboradores eficaces; aumento de la justicia; planes operativos efectivos, etc.? 4 Los Kaibiles es el nombre propio de la unidad militar élite del Ejército Guatemalteco. Fundada en la década de los años 70 del pasado siglo XX su función era la creación de soldados capacitados para realizar guerra de alta intensidad en los parajes más inhóspitos de la selva Guatemalteca. Su entrenamiento replica la estructura de los Rangers estadounidenses. La Unidad Militar Kaibil acarrea varias denuncias de violación de derechos humanos donde la guerra civil – 108 – En esencia, la militarización sería una decisión errónea pues el Estado de Guatemala se encontraría frente a actores capaces de producir una espiral de violencia incontrolable en un territorio mucho más pequeño. Cómo punto final, se hará una prospectiva en el escenario sobre cómo reaccionarían los grupos de narcotraficantes ligados al Cartel de Sinaloa ( en teoría el cartel dominante en la región) frente a una Zetaización del territorio en Guatemala puesto que ambos grupos son antagónicos en México. La hipótesis en cuanto a que las disputas de estos grupos en México se pueden trasladar a Guatemala no es una mera suposición puesto que hay prueba empírica de cómo en el pasado, otros grupos del crimen organizado étnico, concretamente los grupos napolitanos y sicilianos llegados a EEUU a inicios del siglo XX trajeron consigo los viejos conflictos del país de origen. El Gran Mito: El ejército lo puede todo Hemos de comprender el siguiente punto fundamental. La agenda de defensa (tanto de seguridad ciudadana cómo de defensa del territorio) en Guatemala tiene más de 150 años de existir desde la óptica del rol de los Ejércitos Nacionales. De tal suerte, es un hecho muy común en ambos países del área denominada Triángulo Norte el “matrimonio” histórico en el proceso de acumulación de poder entre el gran empresariado blanco-occidental y la estructura militar (compuesta por mestizos e indígenas) en detrimento de las estructuras civiles. La estructura de la Policía Civil en Guatemala no se “quita de encima” la sombra de su contraparte militar. De tal suerte la falta de atención histórica produce un cuerpo de policía –difícil de cuantificar en su totalidad– pero en esencia, un promedio de 20.500 policías que deben proteger a 14 millones de habitantes. 5El número total de personas encargadas de hacer cumplir la ley en los Estados Unidos es de unas 957 mil, de guatemalteca (1960-1996). El actual presidente electo de Guatemala, militar retirado ex kaibil, ha mencionado la posibilidad del uso de esta unidad en los operativos anti-narcóticos. 5 Cómo punto de comparación digamos lo siguiente. La tasa de homicidios en ciudad de México se encuentra en la media histórica latinoamericana de 22 por cada 100,000 habitantes. Esto significaría una mejor estructura de los cuerpos policíacos. La tasa promedio en México es de 3.8“policías” por cada mil habitantes. Por su parte, las diferentes corporaciones policíacas de México aprehenden a unos 150,000 presuntos delincuentes anualmente. De esta manera, su eficacia, es decir el número de detenciones efectuadas anualmente por policía es 53 veces menor que la de los policías estadounidenses. Por ejemplo, en la ciudad de México se aprehendieron a 21,131 presuntos delincuentes en los primeros nueve meses del año 2004 y se espera alcanzar la cifra de 22,000 para finales del año 2005. En Guatemala los datos son extremadamente inferiores. – 109 – las cuales 30% realizan solamente trabajo administrativo de apoyo. En consecuencia, la tasa es de 2.3 “policías” por cada mil habitantes. Guatemala, por su parte, cuenta con unos 20,500 agentes activos, lo que da una tasa de policías por habitantes no muy diferente de la estadounidense. Buena parte de esta problemática se debe a la informalidad y a la falta de recursos. El salario promedio de un oficial de policía en Guatemala no supera los Q2 mil 350 mensuales ($ 250 dólares estadounidenses) y el último incremento salarial fue de veinte dólares estadounidenses.6 La carencias de las estructuras civiles en Guatemala –producto de una falta de políticas públicas profesionales– han transformado al Ejército cómo la única institución “confiable” y capaz de cumplir eficientemente cualquier función, desde el rescate de víctimas en tragedias naturales, labores de patrullaje, el haber ganado la guerra militar contra los grupos insurgentes comunistas, apresamiento de delincuentes. Con tal sentimiento, los actores en materia de política de seguridad recurren a una visión muy propia de los residuos estructurales de la Guerra Fría al apoyar la militarización de todos los problemas sociales, y por sobre todo el narcotráfico. No sorprende entonces el intento de construir una interdependencia compleja en Guatemala con Estados Unidos que haga profundizar los instrumentos de la llamada iniciativa Mérida.7 El enfoque en materia de seguridad conservador en Guatemala tiende a tipificar de amenazas no tradicionales a los cárteles del narcotráfico y por ende, el tipo de respuesta ante estas organizaciones debe de ser de carácter no tradicional. Por ahora, baste explicar lo siguiente. Hay una batalla de métodos, una suerte de Methodenstreit en torno a la forma de comprender los procesos puntuales de reconstrucción institucional en los países en vías de post-conflicto. Resumo –por efectos de la coherencia– la problemática con la lógica propia de la política exterior estadounidense y los gobiernos afines a Washington: Desde ésta perspectiva, ¿Es posible equiparar los momentos de reconstrucción institucional en el Japón y Alemania de la postguerra, o en el Irak y Afganistán actual con los procesos en Colombia y América Central? El denominador común 6 Así lo informa el diario Guatemalteco “El Periódico” en su edición del 18 de Junio del 2009. http://www.elperiodico.com.gt/es/20090618/pais/104241 7 La iniciativa Mérida es una plan de cooperación militar firmado en Junio 2008 por Estados Unidos y sus contrapartes mesoamericanas. Firmado en al ciudad de Mérida Yucatán (México) replica la experiencia del Plan Colombia y propone un apoyo financiero de 400 millones de dólares estadounidenses (aunque centraliza más del 90% en México) y 65 millones para los países centroamericanos para armar los Ejércitos con la finalidad de prepararles para el combate frontal al Narcotráfico. El monto del dinero sería otorgado equitativamente en compás de tiempo 2008-2011. – 110 – en las experiencias de la postguerra y en el actual Oriente Medio resulta ser la utilización del vector militar cómo reconstructora institucional. ¿Hasta qué punto esta lógica es válida para países como Colombia, México, Guatemala o Costa Rica donde la institucionalidad es por mucho superior? El eslabón que podría unir ambas experiencias postconflicto en la lógica de Washington es tipificar cómo “terroristas” las llamadas amenazas emergentes en América Central, en concreto, pandillas y carteles del narcotráfico.8 Analicemos ahora, rápidamente esta cuestión. ¿Es legítimo tipificar de terroristas los cárteles del narcotráfico? En mi opinión, esto es un error terrible. El Mapa Inicial: Los diferentes tipos de Crimen Organizado en Guatemala En esencia, la historia político social guatemalteca puede catalogarse de convulsionada, sin embargo hay tres grupos dominantes a lo largo de la historia: 1) la élite empresarial (tradicionales y no tradicionales); 2) el crimen organizado tradicional (bandas de abogados y ex militares que actúan como una mafia, y buscan formas de enriquecerse mientras operan en paralelo al Estado) y, 3) la delincuencia organizada no-tradicional (grupos extranjeros, en su mayoría mexicanos). Se afirma que uno de los actores más oscuros en la historia del Crimen Organizado Tradicional guatemalteco es el militar retirado Ortega Menaldo. Su estructura supo penetrar en el Estado y durante largos períodos de tiempo llevar acciones cómo el desvío de dinero de las aduanas, control de los aeropuertos y otras instituciones de lucro confiables. Extraoficialmente, han afirmado otros columnistas de prensa guatemaltecos que el ex General Ortega llevó al llamado Cartel de los Durmientes9 al poder supremo. Al parecer, 8 El autor del presente ensayo a participado cómo oyente y expositor en numerosos seminarios patrocinados por las diferentes comunidades de inteligencia en la región centroamericana. Es sorprende cómo los analistas locales tienden a aceptar las clasificaciones y taxonomías emanadas de Washington cómo dogmas Papales. El número de analistas estadounidenses militares en México –según fuentes cercanas al autor– suman más de 5,000. En el caso de Guatemala, la Universidad Nacional de la Defensa (un tanque de pensamiento que actúa cómo universidad formando futuros funcionarios de seguridad– realiza en promedio casi 10 seminarios al año –en Guatemala y en EEUU– donde los participantes, entre otras muchas cosas, reciben equipos de computadora personales gratis. 9 Una asociación de ex militares conservadores y tendencia anti-comunista enquistados en rublos lucrativos del Estado Guatemalteco. La organización se conoce también en la jerga guatemalteca cómo la kofradía, en alusión a un grupo cerrado. Su rol no es precisamente el de un Cartel tradicional aunque no por ello han estado exentos del tráfico de drogas y el sicariato. – 111 – el nombramiento de cada Ministro de Defensa en Guatemala desde 1986 lleva su aprobación previa. Sin embargo, en lo que a los clanes del narcotráfico guatemalteco se refiere propiamente, los grupos de mayor peso en la cartografía eran los grupos de los Mendoza y la organización de Juan Ortíz “Chamalé”. Ambas organizaciones se encontraban bajo la tutela del Cartel de Sinaloa. Cables de inteligencia estadounidense afirman que entre 2006 y 2007, los Mendoza eran un grupo local fuerte; incluso mencionan al menos una reunión sostenida entre miembros de esa familia y el ex derechista presidente Guatemalteco Oscar Berger a quien supuestamente le habrían hecho llegar la oferta de servicios de seguridad pero los rechazó. Otra historia que ronda los pasillos de la corrupción guatemalteca afirma que el actual presidente electo de Guatemala, el militar kaibil, Otto Pérez Molina, se reunió con uno de los hermanos Mendoza en su calidad de candidato presidencial pero rechazó el apoyo financiero de estos. La Familia Mendoza tiene su bastión en el oriente de Guatemala y, cómo todo grupo mafioso tradicional esconde sus actividades delictivas en negocios legítimos que al mismo tiempo son el motor económico de esas particulares regiones. Los Lorenzana colaboraron con el Cartel de Sinaloa en el trasiego de droga entre El Salvador y México por la Costa Sur guatemalteca. Un poco más al Norte de Guatemala, esta organización estira sus tentáculos en las regiones norteñas de Izabal y Petén.10 De igual forma, la organización del grupo de Chamalé –Juan Ortiz López– (capturado en marzo pasado en el departamento Guatemalteco de Quetzaltenango y quien En contraposición, existe el grupo denominado El Sindicato, un grupo de militares contemporáneos en su generación de graduación militar con el actual Presidente Electo Otto Pérez Molina. Pertenecen a la una generación de militares que también se hace llamar la generación 70-30 pues a diferencia de la cofradía, estos militares consideraban que 70% de la población civil podía ser rescatada de estar en colusión con la insurgencia y solamente 30% era no recuperable. Por su forma cohesionada de actuar, recibieron el apodo del Sindicato. Una tesis alternativa del autor de este documento es que la futura militarización del combate a las drogas en Guatemala es una jugada del grupo del Sindicato por monopolizar el trasiego de drogas desplazando las “bolsas” de zetas que operan en la región fronteriza con México. 10 Según informes de inteligencia de la Consultora Stratfor, el Cartel de Golfo se ha perdido buena parte de su poderío al punto que sus miembros están obligados a proteger con su vida la mercancía aunque se encuentren bajo amenaza de enfrentamientos armados con las fuerzas del orden. En lo que respecta a Guatemala, la presencia de los Zetas ha desplazado mediáticamente la existencia del Cartel del Golfo. El mapa en Guatemala actualmente pareciera partirse entre los grupos locales atomizados leales al Cartel de Sinaloa y los Zetas guatemaltecos. La pregunta de fondo es si el enfrentamiento entre Sinaloenses y Zetas se dará en Guatemala al mismo nivel cómo sucede en México. – 112 – durante su arresto realizara varias llamadas al entonces Ministro de la Defensa Guatemalteco, Gral. Valenzuela)11 había operado con total impunidad en el departamento de Huehuetenango (departamento que tiene una frontera de 160 kilómetros con México) apoyando la construcción diestra y siniestra complejos habitacionales de lujo, el ornato de las calles locales y en suma, convirtiéndose en el motor económico del área. La penetración del narcotráfico en Guatemala es un proceso paralelo al retorno a la vida democrática del país sucedida en 1986. Sin embargo, las acusaciones más terribles provienen del mismo presidente saliente de Guatemala, Ing. Álvaro Cólom, quien afirmó que los gobiernos anteriores a su persona ( los gobiernos de Alfonso Portillo –2000-2004– y Óscar Berger –2004-2008– respectivamente) intencionalmente habían planificado la entrega del país al “narco”. El Presidente afirmó en conferencia de prensa “No puedo decirle si fueron los presidentes o los ministros, pero sí que hubo una planificación acordada entre la mafia y sus conexiones en los respectivos gobiernos. El mejor ejemplo es lo que ocurrió en el departamento de Petén”.12 Al margen de los disparates en el debate guatemalteco, es un hecho aceptado que los traficantes de México y Colombia son más grandes y poderosos que las organizaciones de Guatemala. Las organizaciones guatemaltecas su11 Las historias de relación corruptas entre el Ejército de Guatemala y los narcos locales son muchas. Una de ellas, contada por militares afirma que en el año 2009 un narcotraficante popular en el país se acerco al oficial del destacamento militar en el municipio de Fray Bartolomé de las Casas y le ofreció Q25000 (un poco más de $,3000 US) por dejar pasar su “encargo personal”. El respondió que no podía aceptarlo y el narcotraficante le dijo que no fuera tonto, que igual alguien más iba a tomar el dinero e igual su encarguito pasaría sin problemas. El oficial llamó a sus superiores, quienes le felicitaron y le dieron un descanso de 8 días. A su regreso el mismo narcotraficante le volvió a hablar y le dijo que igual, el dinero se lo había dado al quien se quedo en su lugar durante su descanso y su cargamento había pasado. 12 Esta afirmación fue repetida a lo largo de los 4 años del gobierno del Presidente Cólom. Su énfasis de debe además al hecho de las recientes “invasiones” de Zetas que penetraron el departamento del Petén y concluyeron una masacre de 27 campesinos inocentes en el 2010. Dicho departamento fronterizo de Guatemala con México extiende una frontera de menos 900 kilómetros cuadrados con México. La frontera completa entre México y Guatemala tiene una extensión de 1,200 kilómetros de longitud y en promedio más de 150 puntos “ciegos” de cruces ilegales. Para dar una idea al lector de lo ilógico del debate interno en Guatemala sobre el problema de las drogas, se espera que el nuevo gobierno militarice toda la frontera entre México y Guatemala. La misma distancia de frontera entre México y Guatemala es la distancia de los Estados Mexicanos del Norte de Sinaloa, Chihuhua y Tamaulipas donde el Estado Mexicano ha desplegado más de 45,000 soldados sin lograr contener la violencia. El Ejército de Guatemala no supera los 15,000 efectivos. – 113 – fren la desventaja en el trasiego de la cocaína porque la adquieren exclusivamente de los socios colombianos. Y, encima de esta debilidad operativa, el mover la maseca13 requiere de la operatividad de los grupos mexicanos. Sin embargo nunca ni por asomo los grupos guatemaltecos habían intentado independizarse de los grupos mexicanos y la violencia generada por los grupos guatemaltecos sabía limitarse únicamente a aquellos involucrados en el negocio. En esencia, estructuras cómo las de los Lorenzana y de Ortíz han llenado los espacios que el Estado descuidó históricamente y así ofrecer empleo, canchas deportivas, clínicas y hasta alumbrado público. Así compraron las voluntades de los pobres en Guatemala. Varios investigadores y analistas (entre ellos el autor del ensayo) están de acuerdo que actualmente el mapa del narco guatemalteco se presenta así: Partido entre el Cartel del Golfo (en el Norte y el Atlántico) y el de Sinaloa (en el Sur y el Pacífico) con un consolidamiento cada vez mayor de los Zetas. Los Zetas y los grupos guatemaltecos aprendieron a convivir y respetar sus propias rutas de trasiego. Sin embargo, el aparente status quo se rompió. Los grupos guatemaltecos que sabían cuál era su lugar entre los mexicanos se atrevieron a generar rupturas definitivas. La organización narcotraficante de Juan León,14 alias Juancho León robó un cargamento de droga perteneciente a los Zetas. Eventualmente los Zetas cobraron su venganza asesinado a Juan León en Marzo de 2008. El saldo del primer enfrentamiento fue de once muertos. Sin embargo lo que fue distinto fue el calibre y la letalidad de las armas utilizadas en el enfrentamiento. Según los reportes de inteligencia15 varias caravanas de automóviles tipo todo terreno ingresaron con hombres armados por la frontera desde México por la frontera del Petén (recordemos que hay más de 150 puntos ciegos). A lo largo del camino utilizaron altavoces para avisar a la población local que “eran los Zetas” y que no querían problemas con nadie. La caravana se estima era de más de 30 automóviles de último modelo tipo todo terreno. Luego de ajusticiar a Juan León, emprendieron el regreso no sin antes secuestrar a dos lugareños para que les 13 “Mover la Maseca” es la forma slang del narco guatemalteco para “mover la cocaína”. El término proviene de la marca de harina de maíz Maseca. 14 Juan León era un narcotraficante guatemalteco que gustaba vestirse cómo narcotraficante sinaloense. A su muerte, su estructura delictiva fue absorbida por la estructura de Juan Ortíz “Chamalé”, pero continuó bajo el dominio del Cartel de Sinaloa. 15 Comentario mencionado en una reunión privada entre miembros de la Embajada Canadiense en Guatemala, mi persona y un oficial operativo de la Secretaria de Inteligencia Estratégica Guatemalteca. El oficial operativo cubrió la situación descrita. – 114 – mostraran el camino (a quienes posteriormente mataron). Los llamados a las bases militares del área fueron en vano pues nadie les hizo frente. La segunda demostración llegó ocho meses después: los Zetas se enfrentaron a un grupo de Sinaloa en una frustrada narco carrera de caballos, en Huehuetenango. El saldo: 17 muertos. El 19 de diciembre del año 2009 el gobierno impuso un Estado de Sitio en el departamento guatemalteco de Alta Verapaz, “para recobrar la gobernabilidad” y para disminuir las acciones delictivas provocadas por los Zetas. Durante el tiempo que durara el Estado de Sitio fueron decomisadas un centenar de armas, varias avionetas y detenidas 22 personas (algunos de ellos simples comerciantes de cardamomo que manejaban altas sumas de efectivo, lo cual es normal en un país donde los mecanismos bancarios no están democratizados). ¿Qué había sucedió? Al margen de los enfrentamientos marginales, los Zetas empezaban a tomar posiciones concretas en Guatemala en el departamento de Alta Verapaz. Los Zetas, utilizaron la infraestructura del único aeropuerto del departamento cómo pista privada para carreras de caballos. Esta acción molestó a la oligarquía guatemalteca y a los empresarios locales de cardamomo (producto de exportación del área) quienes no podían hacer uso de sus avionetas privadas. Los Zetas habían ingresado con violencia y se habían apoderado en forma violenta de buena parte de la estructura de la vida nocturna en esta región.16 Posterior al Estado de Sitio, los Zetas simplemente aprendieron a vestirse cómo los lugareños y modificar su violencia. El Ministro del Interior guatemalteco actual, el ex periodista Carlos Menocal no quiso decir cuántos Zetas hay en el país sin embargo se asume que hay unos 800, de los cuales un tercio son mexicanos y el resto son guatemaltecos. El siguiente momento de terror entre los Zetas y la población guatemalteca se vivió en Mayo del 2011. El domingo 15 de mayo veintisiete campesinos que se encontraban en una granja ubicada en el Municipio de la Libertad en el Departamento de Petén fueron tomados rehenes por un nutrido grupo de Zeta al mando del cual se encontraba el exkaibil apodado Comandante Bruja, un exmilitar cuyo nombre real es Álvaro Gómez Vásquez. Bajo su orden, los veintisiete campesinos fueron torturados y decapitados. La razón la muerte 16 Un estudiante universitario que trabaja actualmente su tesis de grado bajo mi tutela relata cómo durante los días previos al Estado de Sitio los Zetas ingresaban a las discotecas locales del área para cerrarlas, golpeara los hombres y abusar de las mujeres. Además mataron a los dueños de bares locales por negarse a pagar la extorsión. Por si esto fuese poco, comenzaron a introducirse en las fiestas privadas en las casas de la población haciendo gala de su poderío. Su forma de vestir era la de un ejército tradicional. Volvieron, pero menos escandalosos. – 115 – colectiva se debe a que todos ellos trabajaban para un operador guatemalteco del Cartel del Golfo de nombre Otto Salguero quien había robado un cargamento de droga.17 ¿Sabe usted, estimado lector, que un kilogramo de cocaína tiene un valor en el mercado, de US$ 7.280? Hagamos entonces la matemática: Otto René Salguero Morales robó un cargamento –según fuentes de inteligencia– de dos mil kilos de cocaína a los Zetas. Luego de perpetrar la matanza, los zetas cortaron una pierna de la víctimas y grabaron con en sangre un mensaje para Otto Salguero. La cuantiosa cantidad de dinero robada explicaría la violencia del ataque hacia los campesinos que trabajaban para Salguero. Reflexiones Finales: Los Escenarios de México y Guatemala En el caso Guatemalteco, por ahora, la infiltración de agentes de la DEA en los carteles, la creación de unidades especiales de intervención rápida (GEIR) como las que operan en Peten, apoyados por EEUU y las FEN (fuerzas especiales navales) han generado niveles de stress sistémico sobre las organizaciones. Hay que suponer que los de los Zetas no se irán tan fácilmente. En voz alta, yo cuestiono si la respuesta que los grupos extranjeros (Sinaloa y los Zetas) tendrán será tan pusilánime cómo los grupos locales, sobre todo si tienen la posibilidad de importar miembros que provengan de las áreas mexicanas donde se libran actualmente las batallas más sangrientas. Los grupos mexicanos han replicado el entrenamiento tipo kaibil, por lo cual habría poca “sorpresa” en su uso con los grupos mexicanos. La actual estrategia utilizada contra los grupos del narcotráfico en Guatemala obligará a los Zetas a reconstruir su estructura y reclutar nuevo personal. Sin embargo su modus operandi y su letalidad son profundamente diferentes a los llamados Zetas Duros.18 17 Un sobrino de Otto Salguero y la novia del sobrino fueron secuestrados por los Zetas y decapitados. A la fecha, Salguero sigue prófugo de la justicia. 18 La clasificación de “Zetas Duros” hace referencia a los miembros del Cartel que visten a la manera militar y operan en las zonas donde actualmente los Zetas libran guerras frontales contra otros grupos criminales. Los México-americanos reclutados por los Zetas en distritos cómo Zapata Estado de Texas son denominados zetillas, y son por lo general jóvenes pandilleros chicanos. Por ahora, no hay militares involucrados aún en las estructuras de zetillas estadounidenses aunque, bien pudiera preguntarse que podría suceder con el alto número de soldados México-americanos que regresan actualmente a Estados Unidos sin los beneficios sociales esperados. Para el caso guatemalteco, se ha utilizado la denominación de proto-zetas, pues si bien hay presencia de un liderazgo militar la estructura restante de la organización son sujetos guatemaltecos sin ningún tipo de formación o entrenamiento semi-militar. – 116 – Acercar el Ejército al narco corromperá a la tropa y a los mandos medios. La herencia del recién Presidente electo, el ex General Otto Pérez Molina (quien además fuera jefe de inteligencia militar durante la década de los noventa) podría ser la gestación de una nueva fractura institucional hacia adentro del Ejército Guatemalteco (similar a la de los GAFE´s originales mexicanos). Es aterrador pensar lo que significaría una deserción de 20-30 soldados kaibiles que pudiesen terminar en las filas de los proto-zetas en Guatemala. Sería suficiente para volver a incendiar un país (por no decir una región) que penas ha sabido levantarse de las cenizas producto de una guerra civil en la cual, los ejércitos nacionales están acusados de cometer violaciones a los Derechos Humanos en cientos de miles de casos registrados y documentados. Bibliografia complementaria Arendt, Hanah (1951). The Origins of Totalitarianism, New York. Bruccet, Luis Alfonso (1996). Manual de Crimen Organizado, Fondo de Cultura Econónica, México. Hardin, Russell (1982). Collective Action, Baltimore: The Johns Hopkins University Press. Jenkins, Joseph, y Charles Perrow (1977). “Insurgency of the Powerless: Farm Worker Movements (1946-1972)”, American Sociological Review 42, No. 2, pp. 249-268. Kahneman, Daniel, y Amos Tversky (1979). “Prospect Theory”. Econométrica 47: 2 (March): 263-291. Kalyvas, Stathis (1999). “Wanton and Senseless? The Logic of Massacres in Algeria”, Rationality and Society, 11 (3): 243-85. Kornhauser, William (1959). The Politics of Mass Society, Glencoe, Ill.: The Free Press. Olson, Mancur (1965). The Logic of Collective Action, Cambridge: Harvard University Press. Smelser, Neil (1962). Theory of Collective Behavior, New York: The Free Press. – 117 – INTEGRACION ECONÓMICA, ESTRATEGIA DE SEGURITIZACIÓN DE LAS HEGEMONÍAS Divvio Gallegos Paniagua José G. Vargas-Hernández Introducción Llama la atención que expertos en política internacional se refieren a México como una nación integrante del Comando Norte en materia de seguridad de los Estados Unidos de América, antes que un asociado en materia comercial. Lo anterior obedece a que, de acuerdo a los autores de la Teoría de la Seguridad (Buzan, 20011 y Lipschutz, 19952) los motivos de seguridad de los Estados se anteponen a los económicos o más aún, los aspectos económicos se aglutinan al espectro de la seguridad. El documento tiene como finalidad proponer el análisis de la formación y transformación de zonas de integración económica a partir del enfoque de seguritización de la Teoría de Seguridad, en congruencia con los cambios en la mundialización posteriores a la Guerra Fría y de la intensificación de intercambio económico internacional. Si bien los autores de corte economicista (Balassa, 19643, y Meade, 19574) consideran que la integración económica precede a la integración política, de manera tal que las comunidades económicas evolucionan hacia uniones políticas 1 Buzan, B. (2001). Introducción a los estudios estratégicos: Tecnología militar y relaciones Internacionales. (5ª Ed. en español). Madrid: Ediciones Ejército. 2 Lipschutz, R. (1995). On security [Versión electrónica]. New York: Columbia University Press. Obtenido en http://www.ciaonet.org/book/lipschutz/index.Html 3 Balassa, B. (1964). Teoría de la integración económica. Madrid: Biblioteca Uthea de Economía. 4 Meade, J. (1957). Problemas de una unión económica. Madrid: Aguilar. – 119 – en un cierto plazo, en el artículo se considera como supuesto que a nivel internacional, lo político –en éste caso la seguridad de los Estados– es factor en lo económico y no a la inversa. En la primera parte del trabajo, se anotan los antecedentes del caso estudiado, exponiéndolo como un problema de enfoque metodológico, tomando en cuenta que los teóricos de la integración económica no lo han abordado desde nuevos enfoques, limitándose a esquemas economicistas. Una segunda parte, corresponde al análisis, que se conforma a la vez de cuatro apartados. En primer apartado del análisis se exponen los elementos básicos de la seguritización, concepto clave de recientes aportaciones de la teoría de la seguridad (TS), en especial del enfoque de la integración, que constituye el concepto de enlace con la Teoría de la integración económica (TIE). Dicha teoría se aborda para continuar el análisis de sus los principales autores que hacen referencia a las diferentes formas de integración económica, enfatizando en que la TIE observa un aislamiento respecto a los fenómenos políticos, militares, culturales y ambientales que ocurren en el contexto mundial. Como penúltimo apartado del análisis se propone el modelo de integración económica bajo el enfoque de la seguritización. Finalmente, se termina con una aplicación del modelo de securitización para dos ejemplos: El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y otro de la Unión Europea (UE). Se concluye que se han encontrado como un hallazgo de esta investigación, nuevos elementos para analizar y comprender mejor la formación y desarrollo de las zonas de integración económica a partir de la securitización. Fueron determinantes en la realización del artículo las constantes y puntuales observaciones de José G. Vargas-Hernández MBA; Ph.D., en aspectos metodológicos, así como las de la Maestra María Luisa Andrea Concha Gutiérrez por su insistencia en el correcto encuadre de la seguritización. Antecedentes de la problemática de estudio de la integración económica La integración económica, entendida como la vinculación entre dos o más economías con la finalidad de intensificar el intercambio de factores económicos, bien sea bienes, servicios, capitales y tecnología (Carbaugh, 20095, Martinez, 20006, y Samuelson, 20067) son hasta ahora explicada de 5 Carbaugh, R. (2009). Economía internacional. 12ª edición. México: CENAGAGE. 6 Martínez, A. et al. (2000). Economía política de la globalización. Barcelona: Ariel Economía. 7 Samuelson, P. et al. (2006). Macroeconomía con aplicaciones a Latinoamérica. Decimoséptima edición. México: Mc Graw Hill. – 120 – manera aislada a otros procesos. La seguritización, como proceso para lograr anular la amenaza al Estado, o sea a los intereses de los grupos dominantes en una sociedad, aporta un conjunto de instrumentos conceptuales que contextualizan a la integración económica como un proceso que se desarrolla a la vez dentro del otro proceso más amplio (Buzan et al.l, 19988, Wæver, 19989; y Larrechea, 200810). Los teóricos de la integración económica (Balassa, 196411, y Tamames, 200312) hasta ahora han limitado la vinculación entre los Estados a motivos y fines puramente económicos, lo cual contrasta con la obra más reciente de los teóricos de la Seguridad (Buzan, 200113, y Lipschutz, 199514) quienes en las últimas construcciones han considerado como posible medio o bien consecuencia del proceso de aseguramiento (seguritización), la integración en otros campos. Los estudios que conforman la TIE se realizan a partir de la obra de Viner (195015), en algunos casos sobre la base de propuestas previas que corresponden a otras teorías como la del Desarrollo capitalista, la del Imperialismo y la del Subdesarrollo, entre las más importantes. En el presente trabajo se propone como supuesto que la seguritización de los intereses de los grupos hegemónicos nacionales, es uno de los principales motivos de la integración económica entre los Estados. Por lo anterior, el objetivo es proponer el análisis de la formación y transformación de zonas de integración económica a partir del enfoque de seguritización de la Teoría de Seguridad, en congruencia con los cambios en la mundialización posteriores a la Guerra Fría. El problema se aborda con la revisión y comparación de la literatura sobre los diversos acercamientos de integración desde la perspectiva de la TIE con el enfoque de la seguritización de la TS y la formación de Complejos de 8 Buzan, B., Wæver, O. & de Wilde, J. (1998). Security: A new framework for analysis. Boulder: Lynne Rienner. 9 Waever, Ole (1998). Securitizacion and desecuritizacion. New York: Columbia University Press. 10 Larrechea, (2008). Complejos de seguridad e integración: perspectivas convergentes sobre defensa y seguridad en América Latina. Rosario: Universidad de Rosario. 11 Ibíd. 12 Tamames, R y Huerta, B. (2003). Estructura Económica Internacional. Madrid: Alianza Editorial. 13 Ibíd. 14 Ibíd. 15 Viner, J. (1950). The Customs Union Issue. New York: Carnegie Endowment for International Peace. – 121 – Seguridad Regional (CSR) y de procesos Overlay (ambos se describen en los siguientes apartados). Una vez construida la propuesta de modelo conceptual, se aplica a dos ejemplos con los casos del Tratado de Libre Comercia de América del Norte (TLCAN) y de la Unión Europea (UE) como recursos para revisar si se observan los elementos de la seguritización al caso de integración económica, de lo que para la TS es el Subsistema de Norteamérica. Lo anterior no impide que a lo largo de la revisión y comparación se rescaten los elementos que permiten alcanzar el objetivo. La integración económica como parte del proceso de seguritización Aunque muchos de los teóricos de la integración económica (Scitovsky, 195916 y Tamames, 200317) consideran que el motivo de dicha vinculación es económico y sus fines son puramente económicos. Otros teóricos implícitamente consideran que los fines pueden ser políticos, como es el caso de Balassa (196418), para quien los fines políticos pueden ser logrados por medio de la integración económica. A. Teoría de la Seguridad (TS) La intensificación de la mundialización a partir de los setentas del siglo pasado y el fin de la Guerra Fría, dieron paso a una nueva visión sobre la seguridad de las naciones, así como de los estudios sobre la misma. Estos estudios sobre la seguridad de las naciones se realizaron principalmente en el Instituto de Investigaciones para la Paz de Copenhague, permitiendo el desarrollo de la TS, como parte a su vez de una teoría más general, la de las Relaciones Internacionales. Es la llamada Escuela de Copenhague –la que toma su nombre del especialista en la materia Mc Sweeney (199919)– y de la cual son destacados 16 Scitovsky, T.(1959). Teoría Económica e Integración Europea Occidental . París: Revue Économique, 1959, vol. 10, número 3. 17 Tamames, R. y Huerta, B. (2003). Estructura Económica Internacional. Madrid: Alianza Editorial 18 Ibíd. 19 McSweeney, B. (1999). Security, Identity, and Interests: A Sociology of International Relations. Cambridge: Cambridge University Press. – 122 – impulsores autores como Barbé, (200720); Salomón (200221); Weaver (199822) y en especial Buzan et al (199823). De acuerdo a Lerrachea (2008), la Escuela de Copenhague conforma la nueva corriente académica de estudios sobre la seguridad, cuyo fin es el Estado. De ahí, que para el caso se refiera a seguridad o a seguridad del Estado, la cual puede ser entendida como “…la protección del Estado frente a la agresión exterior y frente a movimientos internos que lo puedan poner en peligro” (Orozco, 2006:24 144). Protección que se realiza frecuentemente mediante el uso de la fuerza militar para disuadir o reprimir. Por lo anterior, los estudios en la materia corresponden a la Ciencia Política, la Ciencia de las Relaciones Internacionales o a Las Ciencias Militares, lo que de alguna manera explica la razón de que la Economía Internacional carezca de estos enfoques. La TS no define al Estado, por lo que se adopta la idea de que éste es el arreglo de intereses de las entes (personas o grupos) dominantes –o fuerzas reales de poder–, como lo son la oligarquía económica, la alta burocracia, el alto clero, entre otras. Por lo tanto, la protección que busca el Estado puede entenderse como la protección de los intereses de las entes o fuerzas dominantes. Por otra parte, la agresión se entenderá como una percepción de los sujetos o entes dominantes, en relación con los intereses que suponen bajo amenaza. Otro aspecto importante de esta teoría es el relacionado con el ámbito internacional con la existencia de muchos Estados, un poco más de doscientos para ser más exactos. Cada uno de los sujetos de estos Estados está al tanto de proteger sus intereses en el territorio, así como los intereses de los grupos sociales en los que ejercen su poder. Esto hace entonces más complejas las relaciones entre dichos Estados, y más aún al considerar que algunos de ellos ejercen hegemonía sobre otros. La complejidad de estas relaciones da un carácter de anárquico al conjunto internacional. En tanto no se generen percepciones mutuas de amenaza entre los diferentes sujetos, de tal forma que los obliguen a algunos a conformarse en un conjunto con 20 Barbé, E. (2007). Relaciones internacionales. (3ra.Edición) Madrid: Tecnos. 21 Salomón, M. (2002). La teoría de las relaciones internacionales en los albores del siglo XXI: Diálogo, disidencias y aproximaciones. Revista electrónica de estudios internacionales. Recuperado 09/11/2010. 22 Ibíd. 23 Ibíd. 24 Orozco, G. (2006). El aporte de la escuela de Copenhague a los estudios de seguridad. Santiago de Chile: Revista Fuerzas Armadas y Sociedad. Año 20, No. 1. – 123 – comunidad de propósitos ante el ataque a sus intereses, es decir, a crear un Complejo de seguridad. A partir de las anteriores consideraciones se explica el proceso de la integración económica como parte de un proceso de búsqueda de seguridad de los Estados de la comunidad mundial. Vertientes de la teoría de la seguridad (TS) Son cinco las corrientes que a su vez conforman los modelos de la TS, cada una surge en un momento histórico determinado, a saber: El Complejo independiente, el Régimen de seguridad, la Teoría de la integración (TI), el modelo de Seguridad colectiva y por último el de Paz democrática (Orozco: 153). Son éstos últimos tres modelos los que más elementos aportan a la explicación de la integración económica. Algunos otros autores consideran que son tres las escuelas de la TS: Tradicionalistas, los Críticos y los Ampliacionistas (Sisco y Chacón, 2004:25 132). El especialista más prolífico en la materia es Barry Buzán (200126), quien iniciándose en la Escuela de Copenhague continúa su obra hoy día incorporándole muchos criterios de la denominada Escuela Inglesa de seguridad. Esta escuela describe la transición del liberalismo y el realismo (Buzán, 2001:27 11) correspondientes a los modelos del complejo independiente y el régimen de seguridad mencionados en el párrafo anterior. A partir de ello y dado el desvanecimiento de la bipolaridad de fuerzas internacionales, desarrolla nuevas ideas que constituyen el modelo llamado Teoría de la Integración (TI) como pauta de la corriente ampliacionista. La corriente ampliacionista considera que ante el fin de la Guerra Fría, disminuye la importancia de lo militar en las percepciones de los Estados y con ello cobran importancia temas tales como las relaciones económicas internacionales, el medio ambiente, las condiciones de vida de la población y otros que se convierten en factores de seguridad en los nuevos constructos académicos. Con el surgimiento de la corriente de los ampliacionistas quienes consideran necesario tomar en cuenta no solo los factores políticos y militares como lo observan los estudios tradicionales de la seguridad, sino también incorporar como factores los asuntos económicos, ambientales y sociales. Así, los am25 Sisco, C. y Chacón, O. (2004). “Barry Buzan y la teoría de los complejos de seguridad”, Revista venezolana de Ciencia Política, nº 25 (Enero-junio), pp. 125-146. 26 Ibíd. 27 Ibíd. – 124 – pliacionistas conceptúan la seguridad como el logro mediante el que se anulan situaciones de conflicto o de amenaza por medio de la “...movilización de emergencia del Estado, amenazas que pueden ser diferentes a la posibilidad de un ataque militar, también se puede tratar de problemas económicos, sociales y ambientales que pueden poner en peligro la supervivencia de un grupo.” (Orozco, 200628), lo que abre una posibilidad a los estudios de la integración económica. La posibilidad de integración entre los Estados empieza por el hecho de que hay aspectos de seguridad que los Estados, en especial los que observan la proximidad geográfica, no pueden resolver independientemente, sino que necesariamente se tiene que procurar una solución de manera general (Buzan et al., 199829:168). Esto sucede así porque se ha desarrollado entre los estados una interdependencia al existir una amenaza percibida en común, con lo que deja de ser un conjunto anárquico para conformar un complejo integrado regionalmente, es decir un complejo de seguridad regional. En esta línea de ideas presentadas, la integración económica forma parte de un proceso más general de integración. Los elementos del modelo de la Teoría de la Integración (TI) Para identificar a los protagonistas de la seguritización, la teoría de la integración (TI) presenta cuatro elementos básicos: actor seguritizante, objeto referencial, amenaza existencial, y probable objeto real. Por actor seguritizante se entiende al Estado que convoca para promover la seguritización. El objeto referencial comprende a los niveles y actores entre los que se promueve el aseguramiento, incluido quien emprende la acción. La amenaza existencial es la entidad o la situación de la que emana la amenaza; y, por último el probable objeto real que es el elemento amenazado, generalmente los intereses de alguno o todos los grupos que conforman el Estado y en especial del convocante o sea el actor segurizante (Concha, 201030). Al sistematizar el análisis, el enfoque de seguridad del modelo de Buzán (200131) propone cinco niveles de análisis: El sistema internacional, subsistemas, unidades, subunidades e individuos. El sistema internacional es el conjunto de relaciones mundiales, que desde el punto de vista territorial está conformado por los subsistemas. Los subsistemas son cada una de las regiones consoli28 Ibíd. 29 Ibíd. 30 Concha, L. (2010). Complejos de seguridad nacional. Xalapa: Colegio de Veracruz. 31 Ibíd. – 125 – dadas como tales por las relaciones de mayor o menor cohesión, o bien los conjuntos no limítrofes entre sí pero cohesionados por algún interés común. Las unidades son las integradas por cada uno de los Estados o naciones del mundo. Las subunidades son los grupos que operan con influencia en las unidades, que para el caso son las fuerzas reales de poder. Por último, los individuos, es decir los ciudadanos de cada nación (Buzan et al., 199832). Los elementos básicos anotados y los niveles mencionados conforman, para el análisis, los elementos participantes en la integración económica, mismos que actúan en al ámbito internacional a nivel de subsistemas y en el ámbito nacional a nivel de unidades. La seguritización Al proceso o conjunto de acciones realizadas para lograr las medidas de emergencia para enfrentar una situación o un conjunto de acciones percibidas como amenaza a la existencia de una persona o un grupo de personas o sus intereses, o una entidad institucional que representa intereses de personas, se le denomina seguritizar. El término seguritizar es un neologismo que corresponde a la palabra en inglés seguritizar. Buzan et al. (199833:25) precisan el concepto de seguritización enfatizando en que “La exacta definición y criterio de seguritización está constituida por el establecimiento intersubjetivo de una amenaza existencial con suficiente proyección como para tener efectos políticos substanciales”. Es decir, para que la percepción de los entes amenazados sea compartida de manera suficiente como para justificar una acción emergente y muchas veces fuera de los marcos convencionales. El proceso de seguritización consiste en tres fases principales, mismas que son impulsadas por el grupo o grupos de interés o subunidades: “… amenazas existenciales, acción urgente, y efectos en las relaciones interunidades al quebrantar las reglas” (Buzan et al., 199834:26). Si el proceso de seguritización es aceptado por un conjunto de Estados, suele culminar en la formación de Complejos de Seguridad Regional (CSR), es decir un conjunto de Estados con una percepción compartida de amenaza y con la decisión para tomar todas las medidas necesarias –militares, políticas, económicas o culturales–, para neutralizar la o las amenazas de que tiene la percepción de que son objeto. Es entonces que el proceso de seguritización impulsa a la 32 Ibíd. 33 Ibíd. 34 Ibíd. – 126 – integración económica, la cual a su vez, marcha en forma paralela al proceso de neutralización de amenazas. Los Complejos de Seguridad y la regionalización A la integración de Estados que comparten una percepción de amenazas existenciales se les puede denominar, en principio, Complejos de Seguridad Regional (CSR). Más propiamente se definen como un conjunto de Estados o unidades –o sea un subsistema– con procesos de “… securitización y/o desecuritización tan interrelacionados que, sus problemas de seguridad no pueden ser razonablemente analizados o resueltos separando unas unidades de otras. Creando un subsistema en el cual la mayor parte de la interacción de seguridad es interna.” (Concha, 2010:35 3). La conformación de un Complejo de Seguridad Regional (CSR) puede estar integrado por Unidades –o Estados– cuyas percepciones de amenazas respondan a factores diferentes (militares, políticos, económicos, culturales o ambientales), pero que comparten una prioridad de seguritización predominante sobre las demás. Es así que en “…esa medida, sus perspectivas de seguridad, aún que puedan presentar diversidad y matices –aún tensiones– tienden a converger, más que a diferir” (Larrechea, 2008:3612). Desde luego que no en todo caso se puede hablar de integración de Estados bajo la forma de CSR, porque hay situaciones en las que los Estados no tienen la trascendencia hacia el exterior por su debilidad, lo que significa que no permean sus percepciones al resto de los Estados. De igual manera, no se asigna el término en cuestión, sino el de Overlay si alguno uno de los Estados integrados ejerce una hegemonía tal que en su radio de poder anula, limita o modifica significativamente entre los Estados circunvecinos el desarrollo de la seguritización (Buzan et al., 1998:37 12). La sobrecubierta, superposición u Overlay, de igual manera explica muchos de los procesos de integración impuesta estudiados por los especialistas en teoría del subdesarrollo y la teoría de la dependencia. En la formación de un complejo o de un Overlay se observa un conjunto de características. Una de ellas es la disponibilidad de las unidades a su integración. Otra más es la diferencia de dichas unidades. En todo caso existe también un carácter amistoso o enemistoso entre las unidades, lo que no limita a los Estados a reconocer la existencia de problemas comunes 35 Ibíd. 36 Ibíd. 37 Ibíd. – 127 – altamente amenazantes, que son motivos imperativos para integrarse. Por último, y no por ello menos importante, existe una asimetría de poder de las unidades entre sí. Cómo entidades dinámicas que son, los componentes de las unidades pueden observar modificaciones en su dimensión y desempeño. Si dichos cambios son significativos, dará lugar a modificaciones en la dinámica del complejo. Lo anterior no es aplicable al Overlay a menos que los cambios se observen en los componentes de la unidad hegemónica. La mayor o menor modificación en la estructura o en la dinámica de la organización internacional, bien sea Overlay o CRS, es un aspecto que permite explicar a su vez la modificación de las formas de integraciones económicas regionales o sus grados de integración. Buzán et al. (199838) proponen cuatro procesos que se pueden observar en la organización: aquel en el que la estructura permanece sin cambios y se mantiene el status quo; si se modifica la relación de fuerzas dentro del complejo; el de la integración o separación de alguna(s); la modificación de la distribución interna de poder; o si los patrones internos de amistad o enemistad dan paso a transformaciones en las relaciones de la organización con el resto del mundo. Lo anteriormente expuesto permite entender el acelerado avance de la Unión Europea, la que antes de caracterizarse por su grado de integración económica total lo fue de Unión Aduanera y mercado común. También aporta los elementos metodológicos para explicar cómo se complica en el intento de moneda única o en la integración de Turquía. La amenaza como motivo de la integración económica Al encontrarse las subunidades ante una situación que perciben como riesgo a sus intereses, realizan las acciones necesarias para lograr compartir esa percepción entre los individuos. Se desarrolla entre ellos la percepción del riesgo. Igual sucede ante las instituciones que representan políticamente al Estado. Al lograrse lo anterior, se constituye el riesgo en amenaza que, como se puede determinar por el proceso descrito, tiene un carácter cultural. La amenaza reviste prioridad en la agenda social y política (Buzan, 200139). Si la amenaza se constituye como tal en la percepción de otras subunidades e individuos, las unidades interactúan para conformarse alrededor de ella y a partir de la misma vincularse para asumir una posición y desarrollar las acciones que a su vez se perciban como necesarias para inhibir el riesgo corres38 Ibíd. 39 Ibíd. – 128 – pondiente. Dicho riesgo bien puede tener su origen en aspectos económicos, sociales, culturales o ambientales, para transformarse en una problemática que requiere acciones diversas, desde las castrenses, las políticas o un conjunto de ellas. Es entonces al seguritizarse una amenaza, a la vez que se está en proceso de integración; y si la agenda incluye temas económicos, ya sean comerciales, financieros o tecnológicos, la integración es además económica. Es momento de reflexionar que el reconocimiento cabal de las amenazas es un paso importante para la seguritización y para los objetivos del análisis, un elemento fundamental para explicar la integración económica. Si bien en el contexto bipolar de fines del siglo pasado las amenazas determinantes eran de índole militar y políticas, los especialistas incorporan otras más, tal como a continuación se anotan: • Amenazas político-militares. • Amenazas contemporáneas de naturaleza económica, ambiental y cultural. • Amenazas emergentes, tales como la apología de la violencia, crisis ideológica, politización del delito, conflictos de baja intensidad y socialización de la corrupción. • Amenazas transversales como conflictos sociales, terrorismo, narcotráfico, redes criminales internacionales, pobreza, exclusión, atrofia de la capacidad de crecimiento económico y emigración. De las anteriores fuentes de amenazas se conforman la percepción de aseguramiento y como consecuencia el proceso de integración ya sea político militar, económica, ambiental o social. Por otra parte, es necesario reflexionar que las percepciones, como procesos subjetivos, no necesariamente son homogéneas, de tal forma que el paso de la percepción del riesgo a la percepción de la amenaza puede no corresponderse y sí en cambio modificarse en el proceso de construcción, tanto en el origen como en el carácter del riesgo y la amenaza. Con la incorporación de nuevos criterios de seguridad, se han desarrollado estudios para generar modelos de variables e indicadores de dichos factores, que pueden ser clasificados como indicadores de evolución de amenazas hasta aquellos que se consideran como preventivos o indicadores de alerta temprana en materia de seguridad humana. Algunas de las variables de estos indicadores son seguridad alimentaria, seguridad económica, seguridad política y seguridad comunitaria. – 129 – La seguridad alimentaria garantiza una oferta diaria de calorías, producción de alimentos y dependencia respecto de la importación de alimentos. La seguridad económica atiende el desempleo, ingreso real, inflación y distribución del ingreso. La seguridad política trata de aspectos relacionados con la violación a derechos humanos, gasto militar en relación a gasto en educación y salud. La seguridad comunitaria atiende a los conflictos étnicos, religiosos y culturales (Sandoval, 200540: 13). Estos criterios propician la formación de conjuntos de los Complejos de seguridad regional como determinantes de la integración económica. B. Concepto de integración económica Existen diversas conceptuaciones de lo que es la integración económica sin haber un consenso al respecto. Muchas de ellas se refieren a formas particulares del fenómeno. Otras son más genéricas, como es el caso de la siguiente: “Proceso de eliminación de restricciones en el comercio, pagos y factor de movilidad de factores” (Carbaugh, 200941:546). Ahora se propone que la integración económica puede entenderse como la vinculación impuesta, voluntaria o inercial de dos o más economías, con la finalidad de facilitar su intercambio económico. La vinculación conlleva a la interacción entre los residentes de un país con los residentes del resto del mundo, bajo criterios acordados en el marco de la integración. No obstante, la mayoría de los autores coinciden en el punto que señala que, una vez alcanzada la formación de una zona geográfica de países con algún grado de integración, los agentes económicos participantes observan que se facilita el tránsito de factores económicos en los territorios de los países integrados. De esta manera, el proceso de integración es un mecanismo para la apertura económica y, consecuentemente para la disponibilidad mutua de factores. En ocasiones se refiere a algún factor en especial, y en consecuencia como una integración comercial, integración financiera, integración monetaria, integración tecnológica. O bien integración comercial y financiera, integración comercial y monetaria, integración financiera y tecnológica. En otro nivel, se refiere a cualquiera otra combinación de integraciones. 40 Sandoval, M. (2005). Análisis de la pobreza desde la óptica de la Seguridad. Madrid: Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior. 41 Ibíd. – 130 – Algunas propuestas sobre la integración económica Uno de los autores más destacados en el tema es Jacob Viner (195042) en cuya obra “The customs unions issue”, comenta sobre los efectos de los acuerdos en la formación de las uniones aduaneras, una sola de las formas de integración económica observadas en la práctica. En su explicación, Viner (195043) expone los conceptos de desviación de comercio y creación de comercio como recursos para analizar la una integración económica. El primero para explicar la modificación de los flujos comerciales y el segundo para la ampliación del intercambio como resultado de la firma de un acuerdo arancelario. En la misma línea de ideas, otro autor es Meade (195744), quien con sustento en los argumentos de Viner, desarrolla los efectos sobre el intercambio, en especial en la balanza de pagos. Para Balassa (196445) hay dos acepciones de integración económica, como situación o proceso, ambas totalmente relacionadas debido a que de una situación existente se llega a otra mediante un proceso. Esta nueva situación consiste en las medidas para suprimir algunas formas de discriminación a las empresas de las naciones, en tanto que las situaciones logradas con esa abolición son los procesos de integración a través de las zonas de libre comercio, unión aduanera, mercado común e integración económica total. Además, Balassa (196446) propone diferenciar entre integración y cooperación económica. La cooperación económica son las medidas para disminuir la discriminación entre las naciones vinculadas. Por su parte, Tamames (2003) sostiene que la integración económica es un proceso a través del cual dos o más mercados nacionales, previamente separados, y de dimensiones unitarias consideradas poco adecuadas, se unen para formar un solo mercado de una dimensión más idónea. Con anterioridad se anotan las expresiones de vinculación voluntaria, impuesta o inercial. La integración voluntaria es la que se da por así convenir a los mutuos intereses de los firmantes. En contraste, en la vinculación impuesta es aquélla en la que los intereses a que atiende el acuerdo son los de la economía o economías que ejercen hegemonía sobre el resto de los firmantes. Por último, está la vinculación inercial en la que los participantes han desarrolla42 Ibíd. 43 Ibíd. 44 Ibíd. 45 Ibíd. 46 Ibíd. – 131 – do interacción económica sin que hubiera acuerdo formal alguno, sino que la propia práctica comercial, financiera, monetaria o tecnológica han dado lugar a dicha vinculación, como lo es el caso de la denominada región Tex Mex, formada por algunos de los Estados fronterizos sureños de Estados Unidos y algunas de las entidades norteñas de México. Como puede observarse, el tipo de vinculación permite la explicación a la integración. Al hablar de la vinculación impuesta, se refiere a economías asimétricas en las cuales una o algunas de ellas dependen del poder de otras, misma que se correspondería a la Teoría del Imperialismo escrita en 1916 (Lenin, 197847) y la teoría del subdesarrollo (Marini, 199148 y Amir, 200149). Estas teorías explican la integración como un medio para la realización de ganancias extraordinarias. De igual manera, podría suceder para el caso de la vinculación inercial, en la que el proceso de Teoría de la Dependencia (Prebisch, 200150). En tanto que para el caso de la vinculación voluntaria, las diversas versiones de los procesos de globalización económica son explicativas. Por último, se encuentran conclusiones más puntuales en Sánchez (200451) quien señala tres problemas básicos de la integración. El primer problema es la búsqueda de eficiencia económica en el aprovechamiento de recursos. Otro problema más a mejorar es la distribución del ingreso entre los agentes económicos. El tercer problema es la estabilidad para evitar los desequilibrios que afecten el crecimiento de las economías. Además de considerar una constante histórica en las iniciativas de unificación de los países, ya sea por motivos militares, políticos, religiosos o económicos. Sin embargo, hasta ahora no son suficientes las explicaciones sobre la integración. Para contribuir al debate, el análisis propone a la teoría de la seguridad (TS) y al proceso de seguritización, como explicaciones más estructuradas del fenómeno de los procesos de integración económica. 47 Lenin. (1978). El imperialismo, fase superior del capitalismo. Séptima edición. México: Progreso. 48 Marini, R. (1991). Dialéctica de la dependencia. Decimoprimera reimpresión. México: Era. 49 Amir, S. (2001). Crítica del nuestro tiempo Revista Mexicana de Política Exterior, 59, 9-31. . México: Siglo XXI: México. 50 Prebisch, R. (2001). Cinco etapas de mi pensamiento sobre el desarrollo. Santiago de Chile: Revista de la CEPAL, no. 75, diciembre 2001. 51 Sánchez, C. (2004). El crecimiento en la teoría de la integración económica. Universidad de Salamanca. Departamento de Economía e Historia Económica. Cuadernos de Estudios Empresariales, núm. 14, 271-278. – 132 – La integración económica desde el enfoque de la seguritización La argumentación presentada previamente permite inferir que los elementos de la TS y de la TIE, es posible proponer un modelo de proceso de integración económica desde el enfoque de la seguritización. Para el modelo que se propone, el proceso de aseguramiento de los Estados o seguritización es factor del proceso de integración económica. El nuevo modelo permite explicar gran cantidad de hechos sobre el particular o bien previsibles, conforma las tendencias de riesgos emergentes, tales como el agravamiento del desequilibrio ambiental mundial, la tendencia a la rigidez de normatividades en materia ambiental, la creciente migración hacia los centros urbanos y en especial hacia los de las economías más desarrolladas, la emergencia de nuevas potencias económicas, la creciente ciudadanización como nueva forma de gobernanza, principalmente. Estas son solamente algunas de las tendencias que desembocan en la recomposición de fuerzas políticas, económicas y militares, tanto a nivel de unidades como de subsistemas y por consecuencia del sistema internacional. A partir de las consideraciones de Viner (195052), se puede analizar si dichas formas de integración son de desviación o de creación. Es decir, que la orientación de las formas de integración sean incluyentes o excluyentes entre los subsistemas (Regiones). En tanto, para Balassa (1964) para definir la fase del proceso o forma de integración se encuentra el subsistema, que puede alcanzar diversas grados de integración económica. Como se menciona, lo fundamental en los procesos de integración económica es que son a la vez de inclusión y de exclusión. Son procesos de inclusión respecto a los Estados integrados, pero de exclusión para el resto de Estados que no están integrados. Lo anterior cobra relevancia al tener como consecuencia la formación de un espacio geográfico exclusivo para los Estados integrados y para los acuerdos que ellos convengan, con o sin perjuicio de los Estados del resto del mundo. Sin embargo, habiendo algún perjuicio que al exterior de ese espacio se perciba como amenaza para algún o algunos Estados, entonces podrá generarse una respuesta defensiva de parte de ellos. 52 Ibíd. – 133 – Análisis de casos A. Tratado de Libre Comercio de América del Norte Forma de securitización: Overlay Los observadores, entre otros Hirst (200353), reconocen que en América se pueden observar las siguientes regiones. Primeramente, una subregión geoeconómica en el Norte, que si bien involucra Canadá, Estados Unidos y México, genera un efecto derrame, bastante discutible, en América Central y el Caribe. En segundo lugar, una subregión Andina, y una área en la región del Pacífico. En el caso de México, se encuentra más integrado económicamente a la subregión del Norte, a pesar de que se identifica culturalmente más con el bloque latinoamericano que con el anglosajón. Por otra parte, antes que ser un bloque que busque mutuos de beneficios económicos, se genera a partir del riesgo percibido por la Subunidad de Estados Unidos. Para el caso de Canadá y México que pronto comparten la unidad con Estados Unidos, quien es el promotor del Overlay en parte a las percepciones de riesgo de ese país, más las propias de las subunidades y unidades. Como consecuencia de estas percepciones de riesgo, Canadá y México pronto se agregan a la de Estados Unidos. Por lo tanto, sucede que desde la firma del NAFTA, México está cada vez más vinculado a Estados Unidos y Canadá (Perroti, 200854). Además, México forma parte del denominado “Comando Norte”, y ha entrado en el Homeland Security de los Estados Unidos, al igual que los países de América Central y el Caribe. B. Unión Europea (UE) La Unión Europea es resultado de todo un proceso de evolución en la integración económica internacional iniciado en 1952 por seis naciones que conformaron la Comunidad europea del carbón (CECA) apoyados en un acuerdo para el intercambio de materias primas que propició el desarrollo de la industria pesada en la región, hasta llegar –después de varias transformaciones en su organización– en 2010 con 27 Estados miembros que conforman la estructura mundial más evolucionada de que tenga historia la 53 Hirts, M. (2003). Los claroscuros de la seguridad regional en las Américas, en Nueva Sociedad, Nº 185, Caracas, 2003, pp. 83-101. 54 Perroti, J. (2008). La globalización y la regionalización de la seguridad internacional. Mendoza: Centro Argentino de Estudios Internacionales. – 134 – humanidad, mediante acuerdos de cooperación y apoyo mutuo en materia político militar, cultural, ambiental, económica y científica. En la siguiente tabla se muestran las principales características de los dos más importantes casos de integración económica con un enfoque del modelo de seguritización. Tabla 1 Análisis de casos de integración económica desde la perspectiva del modelo de seguritización MODELO DE TRATADO DE LIBRE COMERAMÉRICA DEL NORTE (TLCAN) UNIÓN EUROPEA Forma de seguritización: Protección de fronteras norte y sur de Estados Unidos, acceso a recursos y materias primas mexicanas y canadienses (resourcing) y posibilidades de deslocalización de procesos productivos en territorio mexicano y canadiense (outsourcing). Cooperación política, militar, económica, científica y ambiental Actor segurizante: Estados Unidos (EU). Alemania, Francia e Inglaterra Objeto referencial: Territorios fronterizos de EU, Estados vecinos a EU, Canadá y México. Espacio europeo Amenaza existencial: Pérdida del liderazgo mundial de EU –militar, político y económico– ante la consolidación de la Unión Europea; posible desabasto y encarecimiento del petróleo ante la colusión de los productores de OPEP. Hegemonía de Estados Unidos de América en el territorio europeo que amenaza con una permanente presencia militar y presiona por la imposición del modelo político norteamericano; inestabilidad en la zona balcánica de Europa. SEGURATIZACIÓN SUBSISTEMAS CIO DE – 135 – MODELO DE TRATADO DE LIBRE COMERAMÉRICA DEL NORTE (TLCAN) UNIÓN EUROPEA Objeto real: Intereses de los consorcios petroleros de EU, intereses de los industriales de EU. Intereses de las Monarquías y oligarquías europeas. Agenda: Seguridad fronteriza, migración hacia Estados Unidos, apertura comercial, apertura financiera, apertura de servicios. Seguridad fronteriza regional, migración africana hacia el espacio europeo, migración interna en el espacio europeo hacia el espacio de la Unión, desarrollo de los Estados miembros. SEGURATIZACIÓN SUBSISTEMAS CIO DE Fuente: Elaboración propia basado en Concha; 2010.55 Conclusiones El artículo comprueba la validez del modelo propuesto de integración económica bajo el enfoque de la seguritización. También se cumple con el objetivo de proponer el análisis de la formación y transformación de zonas de integración económica a partir del enfoque de seguritización de la Teoría de Seguridad. La investigación confirma que los Complejos de Seguridad Regional y los Overlay contienen como subsidiarias de seguridad a diversas zonas de integración económica en el mundo, acordes con los proceso de desviación y creación que propone el autor clásico Viner (195056) en sus aportes a la TIE. De igual manera es posible construir nuevos conceptos sobre integración económica, a partir los propios de la Economía y los de la Teoría de Seguridad. Por último, se han encontrado nuevos elementos para comprender la formación y desarrollo de las zonas de integración económica a partir de la securitización que nos permiten analizar y comprender mejor los proceso mencionados. Como lo son la necesidad de los Estados de protegerse ante 55 Ibíd. 56 Ibíd. – 136 – amenazas percibidas, como explicación a la integración y a la formación de regiones; igualmente que la integración económica puede ser respuesta a problemas ajenos a lo económico como lo son los político militares, los ambientales, los culturales e incluso los étnicos. Interrogantes Los hallazgos abren nuevas rutas para el trabajo investigatorio con nuevos cuestionamientos de relevancia. Entre otras preguntas, se pueden formular inicialmente, por la trascendencia e implicaciones para el desarrollo de las ciencias económico administrativas: Al determinar la competitividad o los factores de éxito, ya sea de la empresa, la industria, el sector o la economía en su conjunto, ¿Es pertinente considerar la seguritización como factor de competitividad? En los estudios para la calificación de Riesgo país para fines de inversión conforme a los criterios de Moody’s, Standad & Poor’s, y J.P. Morgan (Anzil, 201057) ¿Es posible aplicar criterios de seguritización para elaborar una agenda de anulación de riesgos? 57 Anzil, F. (2010). Riesgo país. www.cononolink.com.ar/defibnicin/riesgopais. Recuperado: 10/11/2010. – 137 – PLUTOCRACIAS QUE GOBIERNAN A TRAVÉS DEL MIEDO Y LA GUERRA Robinson Salazar Pérez Contexto En los inicios de la década de los 70 un grupo de neoconservadores, frustrados de sus ideales radicales y con claro desprecio del liberalismo, decidieron de manera orquestada asaltar ideológicamente el poder, entre ellos se contaban Nathan Glazer, M. Lipset, Robert Nisbet, Zbigniew Brzezinski, Jeane Kirkpatrick, Robert Tucker, Edward Berger, Walter Laqueur, Ithiel de Sola Pool, Peter Kahn, Samuel Huntington entre otras caras más, reedificados con agentes económicos de gran envergadura de la industria mediática, publicistas, editoriales, universidades y círculos de economistas de la Escuela de Milton Friedman, Arnold Haberger y David Stockman armaron la estrategia neoliberal con su antecedente la Trilateral.1 Más tarde, el informe elaborado para la Comisión Trilateral en 1975 por el francés Michel Crozier, el estadounidense Samuel J. Huntington y el japonés Joji Watanuki, editado como The Crisis of democracy (Crisis de la democracia: reporte sobre la democracia y la gobernabilidad de la Comisión Trilateral, publicado por la Universidad de New York en 1975, los tres intelectuales diagnosticaron una situación cuasi caótica y explicaron que existían cuatro coordenadas que alteraban el orden en las naciones y consubstancialmente productoras de “flujos disfuncionales” en los sistemas democráticos. 1 Boron Atilio, 1984, “La crisis norteamericana y la racionalidad neoconservadora”, en Estados Unidos, una visión latinoamericana, Luis Maira, 53 FCE, México. – 139 – Un primer flujo lo denominaron “deslegitimización de la autoridad y la pérdida de confianza en el liderazgo”, refiriéndose al Estado y partidos políticos de largo periodo en el poder, como consecuencia de la persecución de la igualdad y del individualismo, virtudes preciadas del credo democrático que porta el neoliberalismo, entendida la libertad como despliegue de capacidades de consumo y desapego de la comunidad. Las comunidades atrapan, construyen urdimbres sentimentales y tradiciones que dificultan ver el futuro, dado que en el núcleo comunitario la competencia está descartada como fin. En un escenario donde todos son iguales y entre todos construyen el horizonte del futuro, la dinámica social es lenta y los cambios sociales también, porque el consenso, los acuerdos, las decisiones colectivas, el disenso incómodo y/o la imposición de las mayorías del centralismo democrático no son funcionales para la sociedad que los neoconservadores querían implantar, de ahí que libertad de consumo, movilidad, de pensar y de votar fue y siguió por muchos años verbalizándose hasta legitimarse dentro de las distintas comunidades que integran el mundo capitalista. Aparece el hombre individual, competitivo, consumista, libre, pero criado y vigilado en una sociedad disciplinada que pauta y norma a los ciudadanos en la mente y sus cuerpos a través de controles insertos en el propio genoma de las relaciones sociales de ahí que su comportamiento es similar al automatismo, homogéneo, informatizado y con códigos lingüísticos y patrones de consumo que son factores de autocontrol o auto represión… la sociedad garantiza el máximo de libertad a sus componentes porque ella domina el sistema que lo rige. Un segundo flujo lo registraron en la “sobrecarga” que tiene el Estado para gobernar, custodiar la seguridad, emitir leyes, administrar los fondos y empresas estratégicas, los recursos públicos e incluso los territorios y espacialidades marítimas, espacial y cultural. El tercer flujo lo señalaron en la fragmentación de los partidos políticos y una suerte de pérdida de identidad de los mismos, de ahí que cada país debería iniciar una reforma en lo concerniente a leyes electorales, desincorporadas del Estado, pero asistidas por los medios de comunicación con competencias electorales abreviadas, todo ello posibilitaba que en las oquedades de las nuevas reformas electorales pudiesen entrar presiones políticas de sectores ligados al mercado o negocios, medios de comunicación e incluso gobiernos ajenos. Para la década siguiente, los 80 del siglo XX, los partidos y gobiernos de la nueva derecha en América Latina a partir de 1982 exactamente iniciaron una etapa de reestructuración con tres fases importantes, A) la de incorporar – 140 – a los empresarios a la política amoldar el Estado acorde a los intereses de sus negocios y obtener canonjías en exención de impuestos y controlar las obras gubernamentales licitadas, B) crear una alianza estratégica entre propietarios de medios de comunicación, capital financiero y empresarios ligados a negocios internacionales para cerrar el círculo y construir un dominio cultural, económico y político de proporciones hegemónicas que pudiesen romper, contener y exterminar los brotes de voces y acciones opositoras al modelo neoliberal, criminalizar las protestas y movimientos sociales, y legislar para desconocer derechos políticos y laborales hasta dejar a los trabajadores y fuerzas opositoras en un estado de indefensión absoluta y, C) desmontar poco a poco la política, anular la capacidad procuradora del Estado y en un futuro remplazar a los partidos políticos por asociaciones legislativas y funcionarios al servicio de las empresas para crear leyes, privatizar la asistencia social y eliminar las reivindicaciones que gozan los trabajadores y empleados hasta dar forma a un tipo de nueva de organicidad sin antecedentes en la historia ni capacidad de explicar la reproducción social de la sociedad en el Siglo XXI. El panorama descrito aun no tiene un mapa de configuración, son vetas y tendencias que avizoramos por los acontecimientos de nuestra vida cotidiana, donde 20 países controlan el 80% de la producción y comercio mundial, lucran con las crisis financieras, se niegan a pagar impuestos y seguros de liquidez, provocan volatilidad al trasladar sus fortunas e imponen gobernantes y condicionan a gobiernos para generar empleos a cambio de legislaciones antipopulares. La fuerza de sus exigencias y la organicidad construida a nivel mundial, los caracteriza como fuerza hegemónica, con firmes alianzas con agentes y actores estratégicos en el ramo mediático, militar, financiero y político quienes vinculados con los organismos internacionales han creado una plutocracia que domina varias estructuras del sistema capitalista postindustrial. Las grandes compañías imponen criterios en la Organización de Naciones Unidas desde 1978, las corporaciones ligadas a los negocios del petróleo, industria farmacéutica y otras más que suman 44 en total participan en Global Compact desde el 2002 como representantes de la Sociedad Civil; los magnates de la industria de armas son los mismos de las cadenas mediáticas y a partir de 1995 los consorcios económicos imponen las política educativas, reformas laborales, cambios estructurales y de comercio a través de la Organización Mundial de Comercio –OMC–, lo que arroja un nuevo mapa del gran poder que han construido las sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo. – 141 – El cuadro concentra el poder de la plutocracia. Cuadro 1 “Población mundial: 6.800 millones, de los cuales 1.020 millones son desnutridos crónicos (FAO, 2009) 2.000 millones no tienen acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov ) 884 millones no tienen acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008) 924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003) 1.600 millones no tienen electricidad (UN Habitat, “Urban Energy”) 2.500 millones sin sistemas de drenajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008) 774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org) 18 millones de muertes por año debido a la pobreza, la mayoría de niños menores de 5 años. (OMS) 218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006) Entre 1988 y 2002, el 25% más pobre de la población mundial redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1,16% al 0,92%, mientras que el opulento 10% más rico acrecentó sus fortunas pasando de disponer del 64,7 al 71,1% de la riqueza mundial. El enriquecimiento de unos pocos tiene como su reverso el empobrecimiento de muchos. Sólo ese 6,4 % de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente para duplicar los ingresos del 70% de la población mundial, salvando innumerables vidas y reduciendo las penurias y sufrimientos de los más pobres Si tan sólo se pudiera redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del 10% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes fortunas”. Fuente: Boron, Atilio, 2010.2 2 Boron, Atilio, 2010, Sepa lo que es el capitalismo, en http://www.rebelion.org/noticia. php?id=105848 – 142 – La voracidad para extraer riquezas a través de minas, cultivos extensivos e intensivos, la depredación del medio ambiente, el control sobre los recursos naturales estratégicos, la sencilla movilización de recursos y dinero, los boicot que provocan a gobiernos opositores y la insensibilidad portada al tener conocimiento de la existencia de 1.500 millones de pobres, mil millones de nuevos pobres, tasas de desempleo sobre el 12 % y la pauperización cada día mayor de los salarios y pensiones, los orilla a confrontar y tensionar la relación con la derecha política organizada en partidos gobernantes, porque la alianza construida ayer, es nociva hoy en el interior de los partidos neoconservadores en la medida que acota sus espacios de maniobra, los someten a los intereses empresariales y la construcción de legitimidad está en riesgo al carecer de recursos públicos para instrumentar políticas públicas y reproducirse como partido político, debido al desfalque en las arcas públicas de los países latinoamericanos a causa de los rescates financieros. La implosión que registra la alianza neoconservadora con los empresarios está acompañada de los escenarios de riesgo vislumbrados en varias espacialidades latinoamericanas, donde las medidas económicas y flexibilidad laboral abonan el terreno en dirección de conflictividades a mediano plazo, aun más, los cambios en el régimen de jubilaciones posponen el ingreso de contingentes de jóvenes al mercado laboral sin ofrecer una válvula de escape a la presión ejercida por actores excluidos, sin trabajo, sin derechos e invisibilizados por los medios de comunicación. El monto de la deuda externa (pública y privada), su respectiva demanda de pago de servicios, los intereses onerosos, la venta de los activos públicos y la política fiscal que exime a los grandes empresarios a contribuir en la cuenta pública, dirige al Estado a la bancarrota y lo recaudado no alcanza para cumplir los compromisos mínimos, de persistir la tendencia descrita la crisis puede tener mayores proporciones y de estragos mayúsculos además de aproximaciones a desembocar en escenarios de violencia política. El miedo para la contención de las ciudadanías reclamantes El nuevo escenario latinoamericano caracterizado por tres aspectos: Neo colonización de sus economías, instauración del modelo neoliberal a rajatablas y la reorganización del Estado con un perfil Policial-Militar cuyo objetivo es construir ciudadanías del miedo, contener las movilizaciones e instaurar un régimen de terror, distinto a los sembrados en los años 70, pero con el – 143 – mismo fin de exterminar lideres, llevar a cabo profilaxis social y derrumbar los horizontes que dibuje un escenario distinto y opuesto al vigente. La aplicación de nuevos dispositivos de poder para una guerra sutil pero efectiva enlazó a los medios de comunicación, con mayor énfasis la televisión y el Internet, por el desempeño de un papel importante como eje desmentalizador de los jóvenes, en la medida que desestructura los imaginarios sociales y asigna un nuevo cuadro de subjetividades colectivas; también impone el uso y predominio del tiempo instantáneo, la impronta, la inmediatez que finca trinchera y resiste a vivir y construir procesos de corto y mediano plazo y les ofrece las posibilidades de cimentar el futuro basado en inversión de ideas, tiempo, trabajo colectivo y redes asociativas, pues hoy la tecnología, el mercado, las oportunidades y competitividad son factores de la vida súbita por las cuales es posible evitar el transito en largos periodos de aprendizaje. Lo anterior configuró un ciudadano mediático, insular, fragmentado de toda urdimbre asociativa y con rupturas severas en el eje conectivo del tiempo, donde el pasado no tiene ninguna significancia en su vida y el futuro es un referente lejano, y el presente se perpetúa y prolonga. Paralelamente y como pieza complementaria de la estrategia global, fue instrumentado el Plan B de contingencia basado en la activación de los conectores del poder que condujeran hacia la constitución de un Estado Policial encargado de vigilar a través del uso de la electrónica, los vínculos entre los gobiernos y el incremento de ejércitos privados con el objetivo de eliminar todo intento desestabilizador; esas prácticas permitieron armar bancos de datos, transferir información, enlazar policías abocadas en atender casos de flujos de migrantes, pandillas y movimientos populares e indígenas que superan los límites geográficos y las fronteras nacionales, dan seguimiento a sucesos delictivos y políticos y ante todo, prestan asesoría para desestructurar los movimientos antisitémicos, como lo hace Colombia en Paraguay y Honduras. Después de Colombia, Centroamérica es la región de experimentación de prueba y acción del Plan B y/o Estado Policial –EP–, Naomi Klein le denomina “Democracia Big Brother”, cuyo objetivo central es llevar la Guerra de Baja Intensidad –GBI– hacia la ciudadanía, mediante la eliminación de los derechos políticos y el recorte de los sociales y laborales; la anulación de las políticas públicas, el acotamiento de los espacios de maniobra a los actores organizados y adecuación de leyes para esquilmar los conquistas laborales, reforma fiscales, criminalización de las protestas en las calles y finalmente, confinar en un rincón en donde tenga un estatus de indefensión absoluta. – 144 – El velo envolvente de este Plan Policial de violencia institucionalizada, es la lucha contra el crimen organizado, cuya plataforma discursiva es ideal para lanzar el abanico de operativos necesarios en dirección al amedrentamiento de la población, desde la disputa en la calle con los movimientos populares y sus protestas, hasta confinar en sus casas a todo aquel quien denosté las acciones de gobierno; asimismo internaliza en la subjetividad colectiva de los ciudadanos la idea de que los operativos militares en las arterias urbanas y caminos transitables obedece a una política gubernamental absorta en brindar seguridad pública, arrebatada por la displicencia de anteriores administraciones o por la libertad en la cual se desenvuelve el narcotráfico por la corrupción de los cuerpos policiales. El dispositivo ideológico de la violencia institucionalizada es el Miedo, cuya esencia atemorizadora busca, y ha logrado hasta ahora, sembrar la incertidumbre y estratégicamente construir escenarios de riesgo insertados en los imaginarios de la colectividad humana. La pretensión es alterar los estados de ánimo en las personas y conducirlas por el zaguán del desorden de las coordenadas adherentes a la estabilidad en la vida cotidiana, pues la angustia, el temor y la sensación de estar en peligro los lleva a inestabilidad emocional depresiva y de angustia colectiva. Entre las rejas del miedo y rumiar la desesperación por no poder otear el horizonte la vida transcurre, cargada de pesadas penas, ausente de diálogo y con los ojos enterrados en el piso para no ver al otro también transmisor de recelos. En este estado catatónico relacional donde habitan los ciudadanos atrapados por el miedo, las redes sociales no importan, las reciprocidades desaparecen lentamente y los induce a un estadio de autismo social, que al permanecer por largo tiempo, nos impide ver donde se fraguan u ordenan las construcciones políticas novedosas que puedan negar la adversidad existente, entre ellas las acciones colectivas de algunos movimientos sociales, la guerra de posiciones, las aperturas de arcos convergentes, los núcleos de subjetividades de rupturas, los avances de la oposición armada en caso de existir, las acciones de intercambio político, las comunidades de base y las voluntades populares en disposición movimientista. Construcciones políticas invisibilizadas y perpetuación de los intereses plutocráticos Son articulaciones armadas por los sujetos para romper la universalización de la política hegemónica imperante; la lógica de la encarnación nos – 145 – muestra que la universalidad pura es imposible, pues siempre reaparece la particularidad. Complementariamente, lo mismo debe decirse de la postura absolutamente particularista, que niega su relación al universal. Ésta es inviable no sólo teórica sino políticamente. Laclau plantea que cualquier identidad particular se afirma a partir de una diferencia con las otras particularidades. Pero esta operación no se hace sobre el vacío sino en un determinado contexto. Por lo tanto, para afirmarse como particular debe indefectiblemente reconocer el contexto general el cual remiten todas las particularidades, es decir, el universal.3 La tensión entre lo universal y lo particular con el miedo es impredecible y conlleva muchas veces a avizorar que la hegemonía imputa no es monolítica, debido a sus puntos de escisiones, desacuerdos y discrepancias invisibilizados por el discurso del terror, de esta manera deriva que las cadenas de particularidades articuladas son intersticios afines a quebrar el orden impuesto. Ahora bien, con Foucault podemos otear que en todo lugar donde hay poder existe la resistencia, es preciso también reconocer la extrema variedad en las formas de esta última. Es solamente en ciertos casos que las resistencias adoptan un carácter político y pasan a constituirse en luchas encaminadas a poner fin a las relaciones de subordinación en cuanto tales.4 Las construcciones políticas alternativas no se revelan en amplios espacios, sino que sus apariciones están lugares muy focalizados, villas, barrios, comunidades, sectores marginados o excluidos y en muchas ocasiones el surgimiento es súbito y cortocircuitante por razones de seguridad y desplazamientos de los actores quienes la llevan a cabo. Son nuevas formas comportamentales inusuales, fuera de las organizaciones tradicionales, algunas de ellas con orientación reivindicativa de techo, empleo, tierra, seguridad social y autonomía étnica, no dejan de asistir al escenario de hoy los grupos armados que renuncian a seguir el juego de la negociación tardía y sin resultados, sin embargo, todas sin excepción, son manifestaciones de nuevas prácticas políticas, en la medida que proponen un nuevo formato de dialogo, la interlocución surge por fuera de las mediaciones tradicionales, las exigencias modifican la realidad política a través de las marchas, cortes de ruta, bloqueos, movilizaciones multitudinarias y la acción directa, parte del accionar que presiona y obliga a negociar al gobierno, 3 Ernesto Laclau, Emancipación y diferencia, Ariel, Buenos Aires, 1996, p. 84. 4 Michel Foucault, Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France. 1977-1978, Gallimard/Le Seuil, París, 2004, p. 6). – 146 – aunque no sea él directamente el implicado, pero abre la posibilidad de una inédita forma de actuar al ver que los partidos políticos están inhabilitados y se encierran en la labor legislativa, dando la espalda a la sociedad civil reclamante. Las construcciones políticas alternativas tiene lugar donde la miseria y la pobreza reinan; el trabajo, el salario y los servicios públicos no existen; en territorios marginados sin atención ni consideración alguna en los programas de gobierno, lo cual constituye un fenómeno que por su olvido y lejanía de las atenciones gubernamentales, son núcleo potencial explosivo sin horario político ni control social, estallidos latentes en espera del menor roce posible. Desde la de sociología no existe una escala de medición para detectar cual construcción política alternativa está más cercana y en qué fecha puede darse; los cálculos políticos no alcanzan a medir el momento exacto en que pueda darse una crisis social con agentes comportamentales súbitos, cortocircuitantes y violentos. El recurso que nos queda es ir sumando el déficit de satisfactores en una comunidad, segmento social o región; por otro lado, indagar la tradición de lucha de ese segmento, que en la mayoría de las veces es un agregado de nuevos actores desgajados de núcleos distintos y cada uno trae su historicidad, la cual, al ser socializada a través de las relaciones intersubjetivas, posibilita el trasvasamiento de saberes, experiencias, tradiciones de lucha, memoria social e histórica que van fraguando un sujeto potencialmente capaz de responder al cuadro de necesidades y de reclamar a los responsables de su marginalidad.5 Un tabicamiento que impide la visibilidad de articulaciones novedosa dentro de la política es el miedo, porque proyecta sobre el subconsciente colectivo la percepción de que todo aquello que insulta a la razón es normal, inamovible, intocable, parte de un sistema que necesita la pieza que agrede a la humanidad y como dice Herta Müller, premio Nobel de literatura en 2009, falsifican todo y enmudecen las conciencias. El miedo confina al ciudadano al espacio privado, criminaliza las áreas públicas y zonas marginadas, estigmatiza al pobre sin derechos, lo define como terrorista si sus acciones van a contrapelo de las impuestas por el modelo neoliberal, trae como consecuencia la fragmentación del sentido comunitario, rompe la cadena dialógica y desorienta a los habitantes de un país 5 Salazar Robinson, 2004, Las nuevas prácticas políticas de los sujetos Insumisos en América Latina. La Onda Digital, Uruguay. – 147 – determinado, la ceguedad obnubila la razón, las emociones se activan y los escenarios de riesgo paralizan al ciudadano. Entonces, el escenario electoral y/o político no es percibido como un espacio de oportunidades, sino que es convertido en un terreno movedizo a la espera de la figura, personaje, salvador o candidato quien ofrezca discursivamente un horizonte distinto, novedoso y cargado de ocasiones que ha soñado; es el momento propicio cimentado por los operadores políticos y militares del gran capital para empotrar candidatos y gobiernos continuistas al régimen del miedo o del Estado Policial. Visto así, la plutocracia conservará vigente el miedo como herramienta política eficaz para desmentalizar grandes segmentos sociales, defenderá el ejercicio de intimidación con el ejércitos en las calles, mantendrá atemorizados a los ciudadanos bajo los controles biométricos de sus cedulas de identidad, ojos y manos, ingreso a las fabricas, edificios públicos, monitoreo de servidores de internet, elaboración de padrones de celulares, requerimientos de IP en los accesos informativos y supervisión celosa en las cuentas de banco y ahorros. Las experiencias vividas en América Latina tienen aprendizajes que nutren la memoria colectiva para romper los cotos de miedo instaurados en la subjetividad, y lo más importante de esas lecciones es en los lugares donde reside y reina el miedo. El miedo de hoy no es real, es construido socialmente por los medios de comunicación para traspasar el desasosiego que los actores y agentes de la globalización depredadora y grandes inversores tienen a las movilizaciones, los levantamientos populares, rebeliones indígenas y puebladas. Los bloqueos a carreteras, aeropuertos, casa de bolsas, puertos, aduanas, arterias viales y oficinas de gobierno, acompañadas de acciones de desobediencia civil para abstenerse a entregar datos, información personal y boicotear productos de consumo masivo son factores de miedo en la plutocracia y ante el escenario de conflicto que desarme la estrategia de dominación, construyen ciudadanías del miedo para perpetuarse en el poder. Desocultar el miedo a través de los lazos sociales, reapropiándose de los espacios públicos, visibilizando las fracturas y necesidades sociales, asumir postura exigente para denunciar y exigir los derechos políticos y laborales, cargar de sentido político las calles y remplazar la opinión pública fabricada por los medios por el debate político que atienda los asuntos que a todos nos interesan es el sendero de las nuevas construcciones políticas que debemos edificar. – 148 – Medios de comunicación y guerra cultural Es de reconocer que los medios son la ventana donde exhiben los diversos y distintos rostros de la sociedad; la política transita con sus discursos, los gobernantes promocionan los programas de su gestión y el mercado arroja con sus mensajes para imponer la conducta compulsiva del consumo. Los medios tienen un sitial dentro de la sociedad y es innegable la influencia que ejercitan sobre las subjetividades colectivas, fundamentalmente la televisión, cuyos noticieros y programación de entretenimiento dan forma y cuerpo a la opinión pública, la diseñan tal como un vestido de alta costura, con ribetes de sensacionalismo, énfasis en la futilidad, desdén hacia lo popular y ocultamiento a todo aquello que intenta detener la marcha del modelo de mercado vigente. La estrategia comunicacional no está desprovista de ideología, aunque discursivamente desdeñan de la palabra y le dan un significado de discurso en desuso y trasnochado, ellos tejen la intencionalidad de sus contenidos bajo tres factores fundamentales: La coyuntura política internacional, la importancia de incidir en la política interna y la orientación hacia dos segmentos sociales significativos donde se hallan los sujetos transversales: Jóvenes y mujeres. El contexto internacional sirve de nube para ocultar conflictos, dibujar tendencias distintas a las que prevalecen en el escenario mundial de la economía, los negocios y las instituciones del mercado, esconder movilizaciones populares, imputar cargos y señalamiento contra gobiernos estatistas, magnificar cifras y ante todo invisibilizar las oportunidades y construcciones políticas que llevan un camino recorrido hacia la negación del modelo neoliberal. El lenguaje deformador con sesgo alarmista que induce el periodista denota una carga dramática que incita a que hagamos caso a la noticia o consejo teledirigido para que acepte sus premisas y juicios, abandone toda resistencia de incredulidad, dibuje mentalmente la opción que él ofrece, “no hay males ni peligros dentro del libre mercado”, “las revueltas son contra tiranos si es un gobiernos opositor a la gran alianza capitalista occidental, pero los movimientos que prende en los terrenos de países árabes, musulmanes o latinoamericanos que no aceptan las recetas del Fondo Monetario Mundial, entonces son acciones masivas por la libertad, la justicia y el deseo de modernizarse”. – 149 – Indudablemente, las tendencias socio-políticas no son lineales, hay de diversa índole, zigzagueantes, transversales, quebradizas, verticales y horizontales, todas concurren y entran en concurso por las distintas racionalidades y acciones que los hombres en el mundo imponen, las de mayor fuerza denotan persistencia y son visibilizadas mucho más que las subterráneas, pero las ocultas también juegan su papel y son importante estudiarlas al momento que aparecen con fuerza en el escenario, una de ellas son los nodos de contra información y redes sociales que día tras día asumen el papel de redes asamblearias porque discuten, revelan, asocian y ligan muchas noticias, ideas, actos, acciones, eventos, documentos, dilemas y propósitos que dan fuerza y cuerpo a acontecimientos políticos inusitados. Las redes sociales y nodos de contra información vehiculizadas a través de la telefonía móvil y el internet han mermado la hegemonía televisiva, pero más aún, cuestionan su voz, argumentos y la veracidad de la noticia porque muchas veces dejan ver la falsedad, lo inverosímil de la manera como mienten, desinforman o distorsionan un evento, dando oportunidad al televidente, lector o actor en red que vivimos en el mundo de la mentira de color, fabricada desde los fabricadores de noticias televisiva. Su intención no es sólo mentir, sino que tras de la farsa hay un entramado de intencionalidades que van desde producir miedos, temores, angustia, síntomas de escotomas y vacíos de memoria que provocan estados exiguos de poca consistencia para desopacar la realidad, dado que las herramientas necesarias para observar y decidir no son las adecuadas, la lente que utiliza son prestadas y fabricadas desde la opinión pública que impone la televisión. Entonces hay una marcada intencionalidad de esconder, invisibilizar la realidad y mucho más las construcciones políticas que van desarrollándose en sentido contrario a la hegemonía vigente, lo contra hegemónico es fútil, indeseable, malo, dañino, indolente, improductivo y con ideología ajena que trata de menospreciar lo que tenemos ahora, de ahí que es mejor vivir en crisis pero “libres” que volver a los rediles del Estado, visto éste como la cárcel social y no como el garante de las libertades y garantías Constitucionales. Otra trama que esconden los medios es la de desvertebrar el cuerpo a través de la guerra cultural que finca sus dispositivos disparadores en la mentira, la moda, la música, la imagen, las telenovelas develan la misoginia, la discriminación sexual, la exclusión, el autoritarismo y todo aquello que impide o inhibe hacer uso de tus derechos de hablar, exigir, reunirte y expresar tu ideología, creencias, preferencia sexual o escoger tus amistades y de réplica. – 150 – La rebeldía la construyen socialmente mediada por el mercado y con soporte en la exhibición de mercancías que promociona la ropa de marca, auto nuevo o forma de lenguaje, el peinado exuberante, el color que homogeniza los gustos y la competencia por quien consume más. A todo lo señalado agreguémosle el fomento de actitudes y comportamientos colectivos emotivos que tienen expresión en formas típica de reír, caminar, hablar, saludar, diseñar la imagen para el trabajo, la escuela y la diversión, cuyo fin es orientar los actos individuales al ejercicio del consumo cuya finalidad es internalizar en la subjetividad colectiva la imperiosa necesidad de consumir para ingresar al mundo social, sólo nos sentimos parte del todo y altamente significativo si cambiamos nuestro cuerpo por un escaparate que nos hace portar y publicitar las ordenes del mercado y consubstancialmente de la plutocracia dominante del mundo contemporáneo. – 151 – ESPACIO PÚBLICO, MIEDOS Y CONTROL SOCIAL Luis E. Ocampo Banda Ma. Guadalupe Vargas Alvarado Adolfo Lizárraga Patrón “El sentimiento dominante hoy en día es lo que los alemanes llaman Unsicherheit, término que usa Bauman, porque dada su enorme complejidad nos obliga a utilizar tres palabras para traducirlo: incertidumbre, inseguridad y vulnerabilidad. Si bien se podría traducir también como “precariedad”. Es el sentimiento de inestabilidad, asociado a la desaparición de puntos fijos en los que situar la confianza. Se evapora la confianza en uno mismo, en los otros y en la comunidad” SILVIA ONS: 20091 Introducción Los miedos, siempre difusos se instauran en los imaginarios de la sociedad, recorren y se aposentan en plazas y avenidas, modifican de forma sustancial la cotidianeidad de los conglomerados. Avanzan e imponen su huella en las mentes de los individuos sin hallar resistencia. En el horizonte se vislumbra tan solo un Estado minimizado, un sindicalismo corrupto y corruptor, y una elite política la cual no logra con su práctica parlamentaria y de espaldas a la sociedad sembrar certidumbre y certezas en las familias y los espacios públicos. La sociedad navega al garete en contextos atemorizantes y sin muelles en los cuales anclar. El miedo como emoción consustancial al 1 Ons, Silvia (2009) Violencia/s. Paidós. Buenos Aires. Argentina. – 153 – hombre echa raíces en los niveles profundos de la subjetividad humana e impone formas de leer, ser y valorar las relaciones sociales y la interacción en los espacios tanto públicos como privados. El dispositivo de control social se ha puesto en operación y constriñe la construcción de una ciudadanía activa y democrática. La sociedad mexicana transita por procesos de incertidumbre generalizada donde las instituciones tradicionales como lo son el Estado, la educación y la política han dejado de constituirse en factores de pertenencia y promoción social al abandonar y dejar en la exclusión a amplios sectores sociales, principalmente jóvenes carenciados de empleo, opciones educativas y de una activa participación en la cimentación de los destinos en nuestras comunidades. El Estado mexicano se encuentra enfrascado en lucha frontal en contra del crimen organizado y el narcotráfico. Los saldos de la conflagración directa han dejado en el país un baño de sangre en el cual numéricamente se manejan cifras oscilantes de 47,000 en medios oficiales y de hasta 53, 000 muertos en fuentes no oficiales en el transcurso del presente sexenio, donde se ha atiborrado de miedo y vacilación a millones de hogares. La maniobra militarista abierta desde los pinos en contra del crimen organizado cultiva temor, violencia y retraimiento en las urbes, desde las cuales se mira con duda y suspicacia el accionar de un Estado estrujado, endeble; frente a la fuerza de un adversario vigoroso, –atomizado, pero dentro de esta fragmentación articulado organizativa y operativamente-, el cual cada día se nutre más de sectores descartados, carentes de opciones de educación, empleo dentro de la economía formal, y un horizonte encadenado a la incertidumbre y la fatalidad. Hoy coexistimos con un Estado menoscabado, propaga en los medios de información y comunicación gobernabilidad y Estado de derecho a lo largo y ancho del país, sin embargo, la realidad abofetea el rostro de individuos y sociedad con hechos violentos provenientes tanto del crimen organizado como de la llamada delincuencia común. Es habitual tropezar con pesquisas periodísticas; escritas, televisivas o radiofónicas, en las cuales se refuta, por la vía de los datos estadísticos y hechos, o bien, mediante la descripción o presentación de imágenes y experiencias en donde la violencia es trasmitida en vivo y directo en el punto supremo de la confrontación, se contradice así, las aseveraciones de orden, tranquilidad y éxito divulgados por los diversos niveles de gobierno en su lucha contra la delincuencia organizada y su cauda violenta. – 154 – Confrontación directa, política de beligerancia, más no de seguridad nacional es la constante en el país. Guerra abierta en la cual el Estado mexicano se ve superado, según la percepción pública, por el crimen organizado quien con paso seguro se fortalece en municipios y “plazas”, hasta convertirse en genuinas formas no solo de vigilancia y control del poder representado por las autoridades políticas, en estados y municipios, elegidas dentro de los marcos de operación de la democracia formal, también la delincuencia organizada logra construirse como incuestionable y operativa representación y expresión de contrapoder en amplios territorios. Así, imponen estilos de vida y comportamientos colectivos, y posiciona al miedo como un fuerte aliado en detrimento de la edificación de ciudadanía (Ocampo: 2011)2. Sobre el espacio público Hasta hace poco más de 5 años el género, la clase social, los apellidos, el lugar de nacimiento, las inclinaciones políticas, así como las preferencias religiosas, el barrio, la edad, las predilecciones musicales y deportivas, el lugar donde se cursó la educación básica o superior ubicaba a cada individuo en el seno de un conglomerado humano compuesto por todos quienes lo comparten y, a partir de él, pueden reconocerse y sentirse vinculados por sentimientos, orígenes, orientaciones o experiencias e historias comunes (Delgado, 1998: 23).3 Sin embargo, hoy, la guerra al crimen organizado modifica substancialmente los comportamientos individuales y colectivos, las identidades y los sentimientos comunitarios construidos a lo largo de las historias de vida son arrojadas del espacio público, y se instaura un individualismo castrante, carente de diálogo e interacción social. Esta desestructuración del entramado social lleva explícita la coerción a la libertad tanto individual como colectiva, a sentirse parte de una comunidad, al disfrute de lo público, la escuela, el tránsito libre por la calle, la predilección y práctica de un culto religioso así como a la participación política. Encontramos un sujeto generoso de su entorno, con los referentes de identidad en crisis, en la desatención al negarse, por temor, a reconstituir los hilos asociativos como componentes de pertenencia e identidad de la vida urbana. 2 Ocampo Banda, Luis Ernesto (2011) Miedos urbanos en la globalización. El túnel del miedo. Compilador: Luis Ernesto Ocampo Banda. Ediciones Temas Estratégicos. Bs. As. Argentina. 3 Delgado Ruiz, Manuel (1998) Dinámicas identitarias y espacios públicos. Afers Internacionals, No. 43-44, pp. 19-33. Fundación CIDOB. – 155 – Espacio público es un concepto escurridizo, donde la polisemia de interpretaciones permite la amplitud del concepto a la ciudad toda, e incluye, por supuesto, el café y la plaza, el bar y la calle, la llamada opinión pública, se incorpora la delimitación geográfica, el clima, relieve, hidrografía y sus habitantes cargados de historias individuales y comunitarias. Es el conjunto de individuos agrupados en el espacio geográfico, la construcción de edificios, avenidas y plazas como áreas de resguardo de la historia y la cultura, distintivos donde se construyen y redefinen comportamientos y valoraciones con respecto del individuo y del otro. Estructura urbana de múltiples usos donde se vincula comercio y administración, recreación y esparcimiento. Centros comerciales y espacios simbólicos organizados en referentes de identidad. En la ciudad se esfuma la individualidad, las personas pierden su independencia en lo colectivo por la transición de lo privado a la existencia pública. Keane (1995)4 al referirse al espacio público lo ubica como: “un tipo particular de relación espacial entre dos o más personas usualmente conectada por ciertos medios de comunicación (televisión, radio, satélite, fax, teléfono, etcétera), en la cual irrumpen controversias no violentas, por un período de tiempo breve o más extendido, referidas a relaciones de poder que operan dentro de su medio de interacción y/o dentro de medios más amplios de estructuras sociales y políticas en las cuales los disputantes están situados”. Podemos agregar en estos medios de información/comunicación las actuales formas de interacción referidas a la virtualidad, como lo son la Internet y las llamadas redes sociales, las cuales día a día han puesto de manifiesto su capacidad de convocatoria en movimientos sociales en países del mundo árabe, el movimiento de los indignados en España, y sus repercusiones en diversas latitudes del mundo como sucede en América Latina con el caso del movimiento estudiantil en Chile por enunciar ejemplos. Si bien es cierto la conflictividad vivida en cada región o país, amerita por sí mismo un estudio profundo de sus estructuras políticas y económicas, no menos cierto es el hecho de la fluidez comunicativa y su peso en las expresiones de resistencia de diversos movimientos sociales. 4 Keane, John (1995). Structural Transformations of the Public Sphere, en The Communication Review, vol. 1, núm. 1, San Diego. – 156 – Para Dascal (2003)5 el espacio público cumple disparejas funciones entre las cuales se pueden destacar centralmente dos: un ámbito libertario, de creación de discursos alternativos y construcción de formas de contrapoder, recupera para ello a Habermas y la Teoría de la acción comunicativa. O bien, un espacio de control, donde el poder se impone y construye formas específicas de relacionarse en el contexto de lo público como anota Foucault. Así, el espacio público es abordado como lugar de conflictividad social en donde se dirimen los conflictos, las identidades y pertenencias sociales. Jérôme Monnet (2011)6 en el documento, Hacia una teoría de los usos del espacio público urbano en las metrópolis de hoy, ubica al espacio público no solo en su definición jurídica, donde el espacio es determinado y construida su conceptualización por los detentadores del poder, del dominio, quienes son por cierto sus diseñadores y gestores centrales. Por el contrario, Monnet, en horizontalidad con Habermas, sitúa al espacio como una opción de deliberación democrática y formación de la llamada opinión pública. Habermas desarrolla un complejo modelo filosófico sustentado en su aportación de la Teoría de la acción comunicativa, respaldada en el lenguaje procurador del diálogo entre los individuos, razón comunicativa ubicada por el autor en la esfera de la vida cotidiana o lo denominado por el ensayista como “mundo de la vida” en la cual interaccionan de manera permanente sociedad, cultura y personalidad. La llamada razón instrumental predomina en el mundo de la economía y del Estado o la política. Hoy la llamada lógica instrumental, es por cierto, quien regula al mundo de la vida. La resignificación del espacio público se construye desde una lectura de emancipación convocante de nuevas racionalidades, plurales e incluyentes dirigidas a edificar consensos comunicativos donde se diseñen opciones colectivas y se fortalezca la práctica democrática. El espacio público como esfera de diferenciación y consolidación de la vida democrática. Lo público previsto como área de debate, de encuentro entre los diferentes actores de la sociedad civil donde se ejercita la democracia y se da un lugar al atrevimiento en el ejercicio de la política y la construcción de intersubjetividades. Las ciudades se globalizan y el espacio público se internacionaliza, la deslocalización del comercio reordena lo público-privado. Las mercancías 5 Dascal, Guillermo (2003). Reflexiones acerca de la relación entre los espacios públicos y el capital social. Mimeo. Santiago. 6 Monnet, Jérôme (2011). Citado por Abel Avilés Duarte. Semanario de la UAM Num. 41, 13/06/11. Consultado el 05/12/11 de: http://www.comunicacionsocial.uam.mx/semanario/ v-xvii/num41/num41.pdf – 157 – se producen en forma deslocalizada, el gran capital financiero y especulativo puede manejar factorías y maquiladoras en cualquier punto del planeta. La eurozona, los tratados de libre comercio en América hacen expedita la circulación y el consumo de bienes en cualquier región del mundo. El espacio público asume así un nuevo significado, y rebasa lo local. Así, la sociedad toda se encuentra en proceso de redefinición, no solo en los mercados y los alcances de los mismos, también las microestructuras de pertenencia como pueden ser la familia, los grupos de amigos, los clubes sociales carecen del aliento suficiente para tejer el hilo roto dejado por los miedos. La incertidumbre reinante en la espacialidad, niega al individuo la recuperación del espacio público, se deja de asistir a convivencias de integración y se prefiere la protección del hogar ante la inseguridad recurrente en la ciudad. Las prácticas materiales y simbólicas de consumo se muestran impactadas por las nuevas lógicas imperantes en el mercado. El consumo se orienta preferentemente a productos de subsistencia, seguridad personal y del domicilio particular por sobre el consumo destinado a lograr la diferenciación monetaria y de ingresos propia de los inicios del presente siglo. El estatus proporcionado en otros momentos por el uso de una marca de automóvil, vestido o calzado, hoy es superado por la necesidad de seguridad y protección. El miedo vuelve horizontal al individuo en los espacios públicos. Hoy, lo público y lo privado son espacios sobrepuestos mutuamente, son definibles recíprocamente, solo pueden existir a condición de la presencia del otro. La esfera pública como lugar donde se discuten los principios divergentes de sociabilidad. Lo público-privado como categorías incluyentes donde una no puede ser construida sin su opuesto y viceversa, lo privado se conforma por los intereses asociados a la individualidad, desde el ingreso monetario hasta la intimidad física, en tanto lo público aparece amarrado al beneficio común de construcción de ciudadanía e intereses forjados para el bienestar colectivo. El espacio privado es individual, exclusivo e íntimo, aquí tradicionalmente se ubica a la familia, el espacio público es abierto, libre y autónomo en el cual los individuos se encuentran con otros, sea directamente o mediados por la tecnología, reflexionan su vida cotidiana y buscan construir y reconstruir identidades individuales y colectivas. Lo público en escenarios urbanos localizados espacialmente –bares, cafés, cines, plazas–, o deslocalizados como televisión, Internet, las redes sociales, son opciones en donde se edifica la argumentación y opinión sobre los dere– 158 – chos colectivos. Cabe anotar al consumo como uno de los últimos reductos en la construcción de lo público, el conjunto se pierde, la calle, la plaza se abandonan mientras la Internet y la comunicación digital se aposentan en los hogares, aun en los espacios más íntimos dentro de la vida familiar. El miedo ha dotado de nuevas prácticas sociales a las unidades familiares. Espacio público y miedos Escenario oscuro, horizonte sin color enfrentan los ciudadanos ante un Estado cada día más circunscrito y minimizado en sus funciones de garante de bienestar público, donde la resignación y apatía se transforman en formas de asumir un destino prefigurado y fatalista. Resignación y pasividad de cara a un panorama prefijado donde el individuo y los colectivos, tal pareciera, se encuentran incapacitados para tomar las riendas de su destino. La desconfianza e incertidumbre terminan por negar los derechos de las mayorías, a la par, se constituyen en factores de pasividad, donde se pone de manifiesto la incapacidad de por sí mismo superar escenarios fatalistas. La incertidumbre y los miedos se construyen en una malla de relaciones sociales sustentadas en un sistema de valores y creencias desde donde se nutren las actitudes, y dan dirección a los comportamientos al interior de tramas sociohistórico determinados (Ocampo: 2011).7 La construcción social del miedo se sustenta en el uso sistemático de los medios de información al construir opinión pública. Así, los medios de información y comunicación contribuyen a crear el debilitamiento de las redes comunicantes de la sociedad, se apuesta por la instauración de la desconfianza y la fortaleza del clima de inseguridad, consecuencia del rompimiento de los lazos comunitarios. El “clima emocional de miedo” rápidamente transmuta en una cultura del miedo, la cual impregna, vía la porosidad social, al conjunto de individuos los cuales son lastimados por el efecto del miedo, sea en reacciones corporales o bien, mediante el aislamiento y la apatía social. “Dejarse atrapar por las culturas del miedo supone la rendición individual y colectiva ante las crecientes incertidumbres generadas alrededor de la cultura del riesgo y de las contradicciones extremas de la globalización capitalista. Las consecuencias perversas del miedo afectan la confianza de la ciudadanía que se convierte en víctima, la credibilidad de las institu7 Ocampo, Ibíd. – 159 – ciones democráticas que ponen en cuestión su legitimidad y, en última instancia, al conjunto de los sistemas democráticos, incapaces de rearticularse atrapados en la jaula de hierro de la (in)seguridad. Un peligro potencial radica precisamente en que se generan nuevas modalidades de exclusión social en que las comunidades refugio se impongan como protectorado para promover las diferencias de los que están a salvo y los “otros” (Farré, 2005: 97).8 El diálogo y la comunicación se inhiben, no asisten más al encuentro entre anónimos, la suspicacia comunitaria se anida en los espacios abiertos y semipúblicos, hoy todos nos leemos a todos como posibles portadores de actitudes o actos amenazantes o delictivos. El miedo domina el comportamiento e impone el recelo y la duda. La subjetividad colectiva apunta a desconfiar del otro, él todo es peligroso, carece de importancia si es un joven marginado el cual transita por específica área residencial o comercial, un corta pastos o el conductor en un automóvil “sospechoso”, por ser de modelo reciente o “viejo”, lo cierto es, cada individuo es leído como un potencial delincuente. Si bien es cierto esta caracterización se hace aun más ostensible en jóvenes hundidos, victimizándolos doblemente. El miedo se posesiona en la construcción de imaginarios cargados de fatalismos y escenarios catastróficos ante un Estado inhabilitado para la construcción de identidad, el cual ha menguado en su capacidad de garantizar la vida, la propiedad y la paz social en el conglomerado. El soberano, el príncipe se encuentra maniatado para ofrecer a sus vasallos lo otrora compuesto en una obligación y un derecho respectivamente. El Estado debe “amansar” al lobo del hombre, contener la guerra de todos contra todos al constituirse en garante de paz y seguridad en el espacio público, donde el miedo no debe ser más un factor de inhibición de la convivencia social. Excepción presentada en caso de encontrarnos frente a un Estado mermado en sus capacidades vinculantes y de gobierno. Como anota Borja: “Miedo a las incertidumbres globales y locales, a las amenazas que se ciernen sobre los ciudadanos de violencia difusa y de catástrofes ambientales futuras. Miedos vinculados a la precariedad en el trabajo y en los ingresos. Miedo al estatus legal en unos casos y al estatus social en otros, tan precarios como el trabajo. Miedos por vivir en áreas urbanas sin límites precisos, sin vivienda garantizada, sin integración, en ámbitos de 8 Ferré Coma, Jordi (2005). Comunicación de riesgo y espirales de miedo. Comunicación y Sociedad. Nueva época, No. 3, enero-junio, pp. 95-119. – 160 – convivencia securizante. Miedos a los otros, por desconocidos y por distintos, por competir por bienes escasos, por ser agresores potenciales. El miedo a los otros conduce a la segregación, se combina con el afán de distinguirse y de protegerse” (Borja, 2008: 26).9 Sin embargo, la diversidad en el espacio público no puede, ni debe ser escamoteada, a pesar del clima de incertidumbre y miedos propagados en la estructura social. La violencia constituye una forma de expresión social donde se deja de manifiesto la capacidad para dañar a la persona de manera física o psicológica, el mensaje puede ser comunicado a la par de ataques a edificaciones, centros comerciales o de diversión; lleva explícita la capacidad para causar daño y sembrar el miedo en la sociedad. El miedo es una emoción consecuencia del reconocimiento de un peligro real, de la posibilidad efectiva de sufrir un daño corporal o psicológico en tanto la violencia es un comportamiento, es conducta, se ejerce o experimenta (Lindón: 2008).10 El miedo lo siente el afectado y tiene claridad del origen del mismo. La violencia puede ser la contra cara del miedo paralizante, frente a la seguridad en la presencia del agente generador del miedo, sea el individuo, o el conglomerado de estos, bien pueden manifestarse con acciones reactivas en donde la expresión de temor se traduce en actos violentos y de autoprotección como puede ejemplificarse en los linchamientos colectivos, en los cuales después de la pasividad y/o la huida, se pone de manifiesto la ira, la venganza y el cúmulo de frustraciones almacenadas en la vida cotidiana, al desembocar en la justicia por propia mano (Consultar: Fuentes Díaz, 123151: 2011).11 Acción directa la cual busca aniquilar, de manera consciente o no, los orígenes y expresiones del miedo. La inseguridad ciudadana es la constante en nuestra sociedad globalizada, la ausencia del Estado de bienestar, la disminución de la seguridad social y laboral en un mercado cada día más deprimido, un individualismo ciego, exacerbado donde la desigualdad incremental ensancha la percepción de soledad y desamparo. 9 Borja, Jordi (2008). Miedos, segregación y mercado en la sociedad globalizada. Revista Nueva Sociedad. No. 213, enero-febrero. 10 Lindón, Alicia (2008). Violencia/miedo, espacialidades y ciudad. Consultado el día 28 de octubre de 2011 de: http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/04_iv_feb_2008/casa_del_tiempo_ eIV_num04_ 08_14.pdf 11 Fuentes Díaz, Antonio (2011). México en fragmentos: violencia, miedo y linchamientos. El Túnel del miedo. Compilador. Luis Ernesto Ocampo Banda. Ediciones Temas Estratégicos. Bs. As. Argentina. – 161 – El gasto o inversión en seguridad en lo público y la vida privada se incrementa cual prioridad, en tanto el imaginario social e individual de inseguridad no transita a la baja, y por el contrario se fortalece la sensación de vulnerabilidad. Así, de frente a un mayor despliegue de cuerpos de seguridad, corresponde una percepción incremental de inseguridad, paradójicamente mientras más se acrecientan los gastos y la presencia de cuerpos de seguridad en el espacio público éstos siempre han de aparecer como insuficientes. Se debilitan aun más los frágiles lazos de la convivencia social en tanto el miedo permanece inequívoco. Gráfico 1 Acciones dejadas de realizar por miedo a ser víctima de delitos 1. Instaló protecciones en domicilio o negocio. 2. Dejó de salir por las noches. 3. Dejó de usar joyas. 4. Dejó de comer o cenar fuera de casa. 5. Dejó de llevar dinero en efectivo. 6. Dejó de usar transporte público. 7. Dejó de llevar tarjetas de crédito. 8. Compró un arma. 9. Presta mayor atención a los medios de comunicación. 10. Demanda a la autoridad mayor seguridad. Fuente: Elaboración propia con datos de levantamiento de septiembre-diciembre 2011 – 162 – El Gráfico 1 es ilustrativo del acontecer de la ciudad de Mazatlán, donde se toma como referencia una muestra de 210 encuestados de septiembre a diciembre del 2011, dato estadísticamente no significativo, pero si ilustrativo de un conjunto de prácticas dejadas de realizar por población abierta por miedo a ser víctima de delitos, en la cual tenemos a un 59.8% de encuestados quienes prestan mayor atención a los medios de comunicación, y poder así tomar decisiones más acertadas en la vida diaria. Un 55.7 % dejó de usar joyas, en tanto un 52.8 % desistió de salir por las noches como formas de alejar a la delincuencia de sus vidas. Cabe señalar, miedo y violencia caminan de la mano en nuestras sociedades globalizadas. Un miedo central en la vida de los sinaloenses se encuentra asociado a ser víctima de la delincuencia común, pero sobre todo de la organizada con su estela de secuestros, extorsiones y asesinatos. En el estado de Sinaloa los operativos en contra del crimen organizado y el narcotráfico inician en el mes de mayo de 2008, con la participación de aproximadamente 3.000 efectivos entre elementos del ejército y otras corporaciones federales en el llamado Operativo Conjunto Culiacán-Navolato-Guamúchil-Mazatlán, el Operativo pareciera ser una acción fallida y de deterioro para las fuerzas de seguridad pública al no obtener los resultados esperados y publicitados. En los operativos realizados se ha logrado el decomiso de armas, automóviles, inmuebles, drogas y recursos financieros provenientes del crimen organizado, sin lograr a la fecha, desarticular los ejes de sustento paramilitar y financiero. Asimismo, las bases políticas y sociales de apoyo continúan vigentes, amplios sectores de la sociedad los miran como opción de desarrollo y ascenso social, sin dejar de lado el culto profesado de un amplio sector de jóvenes a las formas míticas asumidas por figuras significativas del crimen organizado. Lo nuclear, asociado a la preservación de vidas humanas sigue como un resultado pendiente. Desde el inicio del operativo se han registrado cifras superiores a los 5.000 homicidios. Los saldos a junio del 2010 muestran la intervención frustrada del Estado mexicano en su lucha frontal en contra del crimen organizado. Decapitados, tortura, desmembrados, acompañan un caminar fangoso, saturado de incertidumbres y miedos (Ocampo: 2011).12 Al 2012 Sinaloa ocupa la quinta posición en crímenes asociados a la delincuencia organizada con un acumulado mayor a mil víctimas de enero a septiembre del 2011. Asimismo, Mazatlán forma parte de las diez principales ciudades más 12 Ocampo, Ibíd. – 163 – violentas de México por la incidencia de homicidios producto de la rivalidad delincuencial o de enfrentamientos con cuerpos policiales o militares. La razón de ser del Estado y del gobierno cual formas de protección a la ciudadanía en contra del crimen organizado no logra a la fecha, por la vía de la confrontación abierta optada por la presidencia de la república, controlar los embates cada día más inhumanos del crimen organizado. Muerte, secuestro, extorsión son hoy solo fenómenos sociales de la cotidianeidad. La realidad arropada con altas dosis de violencia sacude a la sociedad entera, el trasiego de droga y el enfrentamiento entre distintos cárteles del crimen organizado por la apropiación de “plazas” se ha transformado en un proceso insolente, el cual desborda experiencias anteriores de actos criminales, hoy opacados por lo sanguinario y la crueldad depositada en cada delito. El acto monstruoso busca mandar un mensaje intimidante a los grupos contrarios, desafía, reta públicamente a los cárteles encontrados, así como también al Estado mexicano y conlleva explícitamente el recado a la sociedad toda sobre la capacidad de movilización, complicidad, organización e impunidad en la cual opera el conjunto del crimen organizado. El miedo se convierte en fiel sombra, nos acompaña a lo largo de nuestros días y determina subjetividades y formas ordinarias de vida. La autoexclusión en el uso del espacio público, el disfrute de plazas, cines, bares restaurantes, por miedo a ser parte de las estadísticas de la criminalidad, –ciertamente solo son eso, números no personas, víctimas carentes de nombre y rostro, son solo indicadores los cuales acaban por anular la condición humana–. La segregación físico-espacial conlleva la modificación de hábitos cotidianos, las conversaciones tienen como eje una lectura dicotómica de bueno-malo, seguro-inseguro, hoy al interior de los espacios privados se construyen barreras simbólicas y terminan por ser traducidas en barreras físicas y emocionales para con los diferentes, los otros. Se termina por rechazar la calle, el espacio abierto o público, la inclusión-exclusión se transforman en procesos, si se puede más selectivos, donde solo un comprimido grupo de personas y lugares son considerados seguros y la ciudad toda se vuelve atemorizante. El paisaje urbano se modifica en proporción directa a la sensación de miedo “palpado” en calles y avenidas. Nuevas realidades se hacen manifiestas en la vida cotidiana, sin embargo son realidades no discutidas en el espacio público, crece la agenda pública en proporción directa a la ausencia de reciprocidad dialógica en la sociedad. El espacio público pierde a la hora de desempeñar su antiguo rol de lugar de encuentro y diálogo entre intereses privados y asuntos públicos. Víctimas de – 164 – las tendencias de individuación, las personas son metódicamente despojadas de sus derechos civiles, políticos y sociales, de su ciudadanía. El individuo solo deja de ser súbdito y se transforma en ciudadano en la medida de su auto reconocimiento como sujeto de derechos y obligaciones, el cual pugna por la garantía, y el ejercicio de sus derechos conquistados en el transcurso de luchas de generaciones a lo largo de la historia (Bauman, 2002: 46)13. La construcción de ciudadanía se encuentra enlazada a la demanda y defensa de derechos, a la capacidad de expresión pública y al reclamo a la autoridad constituida, acciones sustentadas en el encuentro y diálogo entre los individuos. En sociedades en situación de guerra como la vivida actualmente en México el diálogo se encuentra exceptuado, la violencia coarta la comunicación y el encuentro, y la sociedad se aproxima peligrosamente al ostracismo, se vuelve anodina. En Sinaloa se vive un escenario alarmante de incidencia delictiva de alto impacto de acuerdo al Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A. C. Los tres principales municipios del estado de Sinaloa presentan al mes de octubre del 2011 los siguientes datos de: Incidencia delictiva de alto impacto a nivel municipal POBLACIÓN AL 2010 ROBO CON ROBO SIN LESIONES HOMI- EXTOR- SECUES- DOLOSAS CIDIO SIONES TRO VIOLENCIA VIOLENCIA DOLOSO Mazatlán 438.434 529 914 285 212 26 4 Ahome 416.299 349 754 231 87 7 1 Culiacán 2584 3005 329 389 8 2 858.638 Fuente: elaboración propia con datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A. C. comparativo de 3 de 18 municipios de Sinaloa. Hasta el mes de octubre de 2011 en Mazatlán se contabilizan un total de 284 homicidios dolosos contra 309 registrados en el mismo periodo del 2010 lo cual supone una reducción de crímenes, pero en concordancia con la disminución del dato, se incrementa lo cruel y sanguinario del crimen al incorporar de manera consistente el desmembrar, decapitar e incinerar los cadáveres, cual forma de atemorizar a la sociedad en general y a grupos riva13 Bauman, Zygmunt (2002) Modernidad Líquida. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. – 165 – les en particular. El cuerpo como lienzo es destrozado en la certeza del envío adecuado de mensajes atemorizantes. Vivimos toque de queda auto impuesto donde el comercio formal baja sus cortinas al caer las primeras horas de la noche por miedo a la delincuencia. La violencia y el miedo son contrarios al espíritu democrático, impiden la libertad de expresión, de toma de decisiones, de transitar por los espacios públicos y construir comunidad, de reflexionar colectivamente sobre lo significativo a un conjunto de ciudadanos quienes ante el temor de ser víctimas de algún delito recurren al silencio y la reclusión voluntaria frente a los referentes reales o alarmistas de violencia. Gráfico 2 Lugares que considera seguros 1. Casa 5. Centro Comercial 2. Auto particular 6. Escuela 3. Trabajo 7. Mercado 4. Iglesia / Templo 8. Calle Fuente: Elaboración propia con datos de levantamiento de septiembre-diciembre 2011. El Gráfico 2 dibuja un Mazatlán saturado de miedo e incertidumbre, donde solo el domicilio particular es considerado seguro por un 90.6 % del total de encuestados, por el contrario, los mercados y las calles son los sitios mayormente considerados como inseguros, corresponde un 97.2 y un 98.1 %, respectivamente. Así los espacios públicos por excelencia son vistos – 166 – como de alto riesgo por la población y en consecuencia, no recomendables para su tránsito o permanencia. La fisonomía de movilidad interurbana impacta y modifica al conjunto de relaciones sociales. Las iglesias y templos, así como las escuelas ocupan un lugar central en la percepción de inseguridad, “aparatos ideológicos del Estado” cuestionados por su incapacidad de generar ambientes propicios para la reproducción ideológica dominante. Hoy, en espacios semipúblicos como restaurantes, cafés y bares se prefieren los lugares alejados de ventanas y puertas, los cuales cuentan con visibilidad desde el exterior, y por tanto, se transforman en lugares de riesgo, de ser víctima inocente de un encuentro entre facciones delincuenciales opuestas disputándose un territorio o bien de algún grupo confrontado con fuerzas de seguridad, las “balas perdidas” y “ejecuciones” se encuentran instauradas en el imaginario colectivo. Otro tanto sucede con las formas de diversión, la población prefiere horarios diurnos de esparcimiento por sobre la salida a antros por las noches, se opta por reuniones en domicilios privados y se deja de lado la asistencia a espacios públicos, los cuales en esta dicotomía de seguros-inseguros, son ubicados en esta última categoría. Las zonas peatonales se han transformado paulatinamente en áreas desérticas por la ausencia de visitantes al caer la noche, la ciudad ha dejado de ser amable para con el peatón, el individuo no disfruta la calle, más bien es un obstáculo, una obligación a recorrer en el menor tiempo posible. Dejó de constituir el espacio para el encuentro y tránsito, el individuo cuestiona la apariencia física de cualquier otro transeúnte, –a la vez, el mismo es cuestionado por el otro–, es puesta en duda la honestidad o fiabilidad del distinto por ser un posible delincuente. Asimismo, se busca un “bajo perfil” en la adquisición de automóviles, la forma de vestir se vuelve más informal, y la ausencia de alhajas sobre el cuerpo pareciera hacer desaparecer la diversa extracción de clase, la cual dota de dirección al mosaico económico en la ciudad. El sustento subyacente a la horizontalidad en lo público hace referencia a formas de protección, y de alejar a potenciales delincuentes. Miedo y control social El miedo es un recurso central en el control social, representa la capacidad de individuos o colectivos y/o del Estado mismo, de imponer una visión hegemónica de mundo y de realidad, en sintonía con un modelo depredador y de acumulación dominante orientado al fortalecimiento de – 167 – la desigualdad social, el miedo a la autoridad y la violencia cultivada en las cunetas de la diferencia (Balboa Jaume: s/f). Estado militarizado, policialización del Estado, militarización de los espacios públicos; plazas, avenidas, carreteras, aeropuertos y terminales de transporte terrestre, rondines de convoyes militares y policíacos en zonas urbanas y rurales se incorporan y modifican el paisaje cotidiano de los espacios, cual formas de recuperar la seguridad pública en una nación cruzada por escenarios de guerra, donde por decreto presidencial no existe guerra, sino más bien, lucha contra el narcotráfico y crimen organizado, eufemismo con el cual se pretende minimizar una realidad anárquica, violenta y la cual ha atiborrado de luto miles de hogares mexicanos. Hoy fluye caudaloso un torrente caótico encerrado durante décadas de un modelo Estado céntrico y de partido de Estado, donde se ha larvado y cultivó el florecimiento del narcotráfico en México. En la distribución del poder; la elite política se muestra cómoda e ilimitada en el ejercicio y toma de decisiones sustentadas en el respaldo del instituto armado y de un partido hegemónico el cual recurrentemente neutralizaba a la oposición; época de falsa paz interna en donde el narcotráfico se muestra como actor subordinado y orientado centralmente al trasiego de la droga. Escenario convulso vive hoy México, donde día a día se pone de manifiesto la incapacidad del Estado para enfrentar los retos y desregulaciones impuestas por la globalización a nuestra sociedad, las violencias se recrean en contextos en donde de manera persistente los lazos constructores de identidad se desdibujan por el impacto de la globalización y el neoliberalismo. El país vive escenarios convulsos en donde saltan a la vista un conjunto de procesos sociales los cuales dotan de nueva dirección y significado a la vida en espacios públicos (Ocampo: 2011).14 Solo la participación ciudadana puede superar lo endeble de las instituciones, el Estado se halla desgastado, los canales transmisores de derechos se encuentran colapsados y envueltos por la corrupción, en tanto los colectivos viven políticas sociales las cuales terminan por robustecer la burocracia más no la atención a los derechos ciudadanos (Chaui: 1995).15 Las personas deben organizarse y formar espacios de contrapoder opuestos al crimen organizado, rescatar el espacio público y reclamar al Estado el cúmulo de derechos socavados por acción u omisión del ente político, y la rapacidad de los poderes de facto. 14 Ocampo, Ibíd. 15 Chauí, Marilena (1995) Convite à Filosofía. São Paulo. Editora Ática. – 168 – Por ello el necesario cambio de lentes para la comprensión del miedo como forma de control social. Los miedos tiene indiscutiblemente usos y fundamentos políticos y de búsqueda para el control social; desde el poder se estigmatiza a potenciales y reales enemigos, los exhibe como peligrosos, inconformes, reacios al cambio y amenazantes al estado de orden. Se les excluye y procura su exterminio social; quien cuestiona las operaciones militaristas y de militarización del territorio nacional por parte del gobierno federal y de su estrategia en contra del crimen organizado es catalogado como aliado del narcotráfico o bien, de traidor a la patria. El miedo como ideología del Estado muta a constituirse en política de Estado. La violencia genera violencia en proporción igual a la cual el miedo se transforma en generador de miedo. La angustia es tan significativa como la represión, de ahí el valor de impulsar y administrar nuestros temores, el individuo es más dado a permanecer en vigilia, en espera del infortunio y distante de la acción reivindicadora. La seguridad pública es privilegiada por sobre los derechos civiles, políticos y sociales. Los medios de información y comunicación estimulan un clima de inseguridad, miedo y vulnerabilidad, al buscar imponer de facto un Estado de excepción redituable para quienes hoy detentan el poder. Las libertades se acotan, menos, por supuesto, las libertades del mercado (Ocampo: 2011).16 La lógica de mercado a toda costa busca imponerse en los imaginarios colectivos de los individuos, justifica el escamoteo a las conquistas de los trabajadores pugna por eliminar sus derechos y regresarlos a una situación de indefensión tanto laboral como social e ideológica. La apuesta parece ser por construir un sujeto des-mentalizado, sin capacidad para reconocer sus derechos y los mecanismos para lograr una maquinaria gubernamental en movimiento a su favor. Cuerpos de vigilancia y seguridad privada, miedo al otro, pérdida de lazos sociales constructores de sociedad, un Estado ausente en la formación de comunidad, sindicatos y sistema educativo los cuales no son referentes de promoción social; desintegración familiar y segregación urbana en el centro de la violencia, y los miedos aposentados en los individuos. Barrios marginados desprovistos de recursos y servicios públicos, donde la estigmatización incremental en los medios de información masiva y los discursos de los políticos se construyen paulatinamente en zonas degradantes para con los individuos habitantes del espacio demarcado. El miedo paraliza o moviliza al individuo, libera o constriñe según el momento histórico del colectivo. 16 Ocampo, Ibíd. – 169 – Como producción social y colectiva muestra su omnipresencia y la oportunidad para transformar la coerción en herramienta de dignificación. Contextos en donde el miedo, la percepción de inseguridad y la violencia misma se incrementan al obligar a las familias a asumir diversas estrategias de sobrevivencia, de protección y búsqueda por exorcizar el miedo el cual se filtra por las hendiduras y resquicios en los domicilios particulares: • “Si no tiene negocio siga su camino, está siendo vigilado por los vecinos”. • “Toda persona o vehículo considerado sospechoso será reportado de inmediato a la autoridad que colabora con nosotros”. • “Unidos con las autoridades, los vecinos vigilamos la presencia de gente ajena a nuestra calle”. Vecinos vigilando signa las anteriores advertencias ubicadas en una de las calles del Fraccionamiento Playa Sur en la ciudad de Mazatlán, cual forma de alejar a los anónimos por ser considerados potenciales delincuentes. Gráfico 3 Frecuencia de delitos 1. Robo a casa habitación 6. Delito sexual 2. Robo a peatón 7. Lesiones 3. Robo de auto 8. Fraude 4. Robo de accesorios 9. Extorsión 5. Secuestro 10. Presenciar balaceras Fuente: Elaboración propia con datos de levantamiento de septiembre-diciembre 2011. – 170 – Los delitos de mayor frecuencia registrados por la población mazatleca encuestada, refiere el ser víctima de extorsión con 7.5%, robo a casa habitación con un 10.4%, asalto a peatón con un 12.3% y presenciar balaceras corresponde un 23.6%, situaciones las cuales han llevado a la población a tomar medidas preventivas ante la incidencia de actos lesivos al patrimonio privado y su integridad física. Teléfonos participados entre los habitantes de zonas residenciales con la intención de facilitar la comunicación vecinal e informar a las autoridades de situaciones o hechos considerados de riesgo, cooperación económica voluntaria para la contratación de seguridad privada, acordar horarios para retirar de sus casas los desechos y basura y depositarlos en las calles, son acciones desplegadas en la búsqueda por no formar parte de las estadísticas de actos delictivos y de brindar relativa seguridad de frente al miedo posesionado de la vida cotidiana en los asentamientos urbanos (Ocampo: 2011).17 La seguridad pública y el ejercicio de la violencia es monopolio del Estado y no del mercado, por ello al ceder espacios a la actividad privada en áreas de seguridad pone de manifiesto la incapacidad del Estado para enfrentar de manera efectiva y contundente la espiral delictiva estacionada en el territorio nacional, asimismo se hace notorio, hoy, el poder no descansa más en el Estado. El pobre, el marginado, el indigente es visibilizado como parte de ese enemigo amorfo, multiforme y peligroso el cual pulula por las ciudades y pone en riesgo la seguridad física y patrimonial de habitantes y transeúntes, tanto como de la imagen visual de “limpieza” y “pulcritud”. El Estado como garante del mercado criminaliza la pobreza –y la protesta-, impulsa de manera permanente, vía modificaciones legales, o bien por el uso de los medios de comunicación el retiro de los derechos correspondientes a los ciudadanos. El espacio público se revela atemorizante e inhibidor de la convivencia social a pesar de la militarización errática de la ciudad y de sus vías de transporte y circulación. Asimismo, las grandes modificaciones en la economía como son la flexibilización del empleo y la proliferación de horarios variables, o de medio tiempo, puestos flexibles, contrataciones por tiempo u obra determinada implican una protección social y jurídica acotada o inexistente, la desregulación y crisis actual de los mercados financieros, y lo limitado de las políticas públicas nacionales las cuales hoy de manera abierta promueven los intereses del gran capital, y la consecuente mercantilización de las políticas de bienestar social terminan por abonar al desencanto y el miedo. 17 Ocampo, Ibíd. – 171 – Las desigualdades sociales y económicas muestran una mayor brecha, el Estado se manifiesta incapaz de contener la exclusión y la estigmatización de personas y zonas urbanas. Hoy tenemos en nuestras calles y avenidas temor, miedo ante el encuentro de un anónimo quien seguramente es un sujeto violento y del cual debemos huir; nuestras moradas deben ser protegidas e implementar nuevas medidas de seguridad ante el temor de ser asaltados. El hogar es el último reducto de seguridad en un mundo incierto. Cada acción de protección desarrollada por la ciudadanía es a su vez generadora de modificaciones en el comportamiento social, las nuevas relaciones sociales se construyen en los marcos de la desconfianza, la agresividad y el individualismo. Los espacios públicos se pierden, se deterioran como centros de expresión y de reunión comunitaria, en tanto en la ciudad florecen las “murallas urbanas”, las cuales segregan de la vida social, de “los otros”, el otro inexistente, no corpóreo, se desmerita así, el precepto y la praxis para la construcción de una ciudadanía activa, reclamante y en ejercicio de sus derechos, secuela de luchas históricas. “El miedo, por su sombrío cuerpo e imperceptibles pasos, paraliza y carga de sufrimiento a quienes lo perciben. Provoca una doble ruptura en el sujeto, interna, en relación con el mapa organizador de las ideas, desordenándole las coordenadas que arman la estrategia de conducción de sus quehaceres y lo deja abandonado a un estado traumático con la idea de víctima perseguida y espiada. La fractura externa es la ruptura de los hilos asociativos con el otro, desembone mismo de la relación de él con la comunidad, orillándolo a una situación de aislamiento, insularidad, desconfianza e individuación. El miedo vivido y prolongado en miedo oculto puede llevarnos a un cuadro de terror permanente donde la circunstancia del sujeto lo aprisiona, recorta su accionar y ve en su entorno una amenaza permanente que lo coloca en una posición defensiva perpetua” (Salazar, 2011: 33).18 El miedo desarticula la vida cotidiana del individuo, queda sin referentes ni coordenadas directivas en su existencia interna. En el plano relacional o social, la fractura de la persona consigo misma lo arrastra al rompimiento de relaciones comunitarias en los conglomerados, el llamado “mundo de la vida” se escurre de entre sus manos, mientras el individuo se encuentra a la 18 Salazar Pérez, Robinson (2011) Los miedos ocultos en la sociedad Latinoamericana del siglo XXI. El túnel del miedo. Compilador. Luis Ernesto Ocampo Banda. Ediciones Temas Estratégicos. Bs. As., Argentina. – 172 – búsqueda de puntos de referencia de los cuales poder asirse para lograr dar rumbo a su vida en una comunidad cada día más quebrantada. Así, el domicilio particular se transforma en el último reducto de seguridad, sinónimo de protección mediante la adaptación de doble cerradura y candados en las puertas, enrejados electrificados, cotos residenciales con portones eléctricos y vigilancia contratada exprofeso. Privatización de calles mediante la organización de los vecinos como formas elementales de seguridad frente al incremento de delitos como el secuestro, extorsiones, clonación de tarjetas, robo de identidad y asesinatos. La modificación sustancial del paisaje urbano, de los comportamientos cotidianos y la reducción de la sociabilidad en detrimento directo a la construcción de comunidad. A manera de conclusión La violencia y el miedo abortan la construcción de ciudadanía crítica y participativa, el espacio público, la capacidad dialógica se ven frenados substancialmente por tres factores: los medios de información/comunicación; los cuales atiborran de imágenes y ecos catastróficos la imaginación de los escuchas y videntes, la “rumorología” aporta confusión e incertidumbre sobre hechos reales o ficticios, pero manejados como ciertos en tanto más violenta sea su descripción. El narcotráfico y el crimen organizado saturan de muertes, secuestros y extorsiones a la sociedad mexicana e incrementan la saña puesta en cada desmembramiento como mensajes a ser decodificados no solo por los integrantes de grupos rivales, sino también por el gobierno en turno y la sociedad en su conjunto. Por último, anotamos la existencia de un Estado manifiestamente débil y superado por la delincuencia organizada en su estrategia de guerra directa; sin dejar a la vera del camino las ganancias logradas por el poder político y económico, como consecuencia de una sociedad enferma de miedo y en constante búsqueda de securitización. El horizonte de la sociedad en miedo crónico se apodera de espacios públicos y privados. La globalización es irreversible, los miedos se globalizan y deben ser abordados de manera creativa para lograr su comprensión, la seguridad global, y nacional son quimera, la política, el Estado y la educación deben ser sometidas a un escrutinio severo de frente a su incapacidad de constituirse en opciones estructurales viables en la edificación de certidumbre y horizonte social. La historia se re-construye en la búsqueda de la libertad acosada permanentemente por los miedos, el peligro y los juegos – 173 – de poder y contrapoder. La posibilidad de desalojar los miedos de la vida cotidiana se aleja de los imaginarios de la ciudadanía. Lo ágil de las transformaciones sociales y la aparición de nuevos actores reclamantes de derechos en la cambiante cartografía social, la economía globalizada en crisis, la precarización laboral, el desencanto para con la democracia parlamentaria son expresiones convocantes al ejercicio de nuevas relaciones de poder y construcción de contrapoder en escenarios trágicos e intimidantes. Hoy, la violencia del crimen organizado deja al desnudo la minusvalía del Estado mexicano, la desintegración institucional y la infiltración de la delincuencia organizada en los diferentes niveles de gobierno y de los cuerpos de seguridad pública. El reclamo, la consigna es por la recuperación de las prácticas dialógicas mediante la ciudadanización del espacio público y el Estado. – 174 – EL MOVIMIENTO DE LOS INDIGNADOS: DESDE ESPAÑA A LOS ESTADOS UNIDOS Oliver Klein Bosquet Rovira i Virgili “Estamos viviendo un periodo histórico caracterizado por una revolución tecnológica centrada en las tecnologías digitales de información y comunicación, concomitante, pero no causante, con la emergencia de una estructura social en red, en todos los ámbitos de la actividad humana, y con la interdependencia global de dicha actividad. Es un proceso de transformación multidimensional que es a la vez incluyente y excluyente en función de los valores e intereses dominantes en cada proceso, en cada país y en cada organización social. Como todo proceso de transformación histórica, la era de la información no determina un curso único de la historia humana. Sus consecuencias, sus características dependen del poder de quienes se benefician en cada una de las múltiples opciones que se presentan a la voluntad humana”. “La mundialización financiera agrava la inseguridad económica y las desigualdades sociales. Menoscaba las opiniones de los pueblos, de las instituciones democráticas y de los Estados soberanos encargados de defender el interés general. Las sustituye por lógicas estrictamente especulativas, que única expresan los intereses de las empresas transnacionales y de los mercados financieros”. (MANUEL CASTELLS, en La Era de la Información)1 1 Castells, Manuel. 2006. La Sociedad Red. Madrid. Alianza Editorial. – 175 – El concepto de la Indignación La Indignación sufrida durante las últimas décadas del siglo pasado, momento del desarrollo exponencial del capitalismo extensivo, por parte de las tres cuartas partes de la población mundial, había de llegar finalmente sin ningún tipo de duda al propio epicentro del sistema, el nido de los supuestamente países ricos, sobre todo a partir de la gran crisis económica, especulativa y financiera, en la cual aún estamos inmersos, desde su estallido en el año 2008. ¿Pero quiénes son esos Indignados del primer mundo, más en concreto, de los cuales se ha hablado tanto a nivel mundial? Sobre ello debatimos en la Universidad de Tlaxcala en Noviembre de 2011. Entonces me comentaba un estudiante mexicano que seguramente en su país no deberían contar tantos ‘indignados’ como ‘encabronados’, o lo que también conocemos con la acepción de ‘cabreados’. Y a partir de ahí nos dábamos cuenta que hay matices diferentes según el grado de descontento y la reacción a lo que no nos gusta que queramos aplicar. Porque seguramente la mejor definición de Indignado pasar por ser “aquella persona que se muestra descontenta y se encuentra a un paso de actuar para evitar que unas cosas incomprensibles que ocurren no puedan seguir sucediendo”. A día de hoy contamos con indignados en cualquier parte del mundo, así en Finlandia como en Noruega, en Italia o en España, pese a que en algunos lugares ha sido su repercusión mayor. Lo que sí debemos aceptar es que ‘Indignados” se ha convertido en un apelativo a nivel global. Resulta ser un Movimiento que surge de la estela de otras movilizaciones contestatarias como han podido ser en la última centuria “el Mayo del 68” y las revueltas a favor de otro mundo posible, las que muchos tildaban de “antiglobalización” que llegaron con la entrada del siglo actual. La Indignación hace romper el miedo a muchos ciudadanos a protestar sobre cuestiones básicamente políticas y económicas que afectan a su condición vital directamente, su inseguridad se transforma en una percepción de la amenaza que después de su manifestación, aún trabando un guión explicativo más esclarecedor, puede llegar incluso a la insurgencia. Si nos remontamos a la historia reciente, hablamos de Indignados desde que Stéphane Hessel2 diera a conocer su manifiesto “¡Indignaos!” (¡Indignez2 Stéphane Frédéric Hessel (Berlín, Alemania, 20 de octubre de 1917) es un diplomático, escritor, y militante político francés. Fue miembro de la Francia Libre durante la Segunda Guerra Mundial, y debido también a su origen judío, capturado y torturado por la Gestapo, y recluso de los campos de concentración de Buchenwald y Dora-Mittelbau. Fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. – 176 – vous!), dirigido precisamente a las tropas de jóvenes de nuestro planeta que pueden constatar más que nunca que existe algo en el funcionamiento de ese sistema dominante que no es ciertamente transparente, a la vez que no las deja desarrollarse con autonomía y plenitud; otros dicen que se podría tratar de la primera generación del mundo considerado desarrollado que pudiera tener la ligera percepción de poder llegar a vivir peor que en las condiciones de sus progenitores. Dicho libro, de gran popularidad durante las navidades del 2010 en Francia, con ventas de casi millón y medio de ejemplares, fue tomado como el texto de cabecera por aquellos que decidieron protestar en primer lugar en Francia, y rápidamente en España, a lo cual es debido que hayan pasado a ser conocidos como ‘los indignados’. Es España, más concretamente, también se les identifica como miembros del Movimiento 15 M, a partir de esta fecha talismán (el 15 de marzo, cuando deciden concentrarse de forma masiva en la Plaza Catalunya de Barcelona y la Plaza del Sol de Madrid), o miembros de la plataforma “Democracia Real Ya”.3 Tras esta primera obra llegaría un segundo manifiesto titulado “¡Comprometeos!” (¡Engagez-vous!) escrito junto al joven Gilles Vanderpooten, publicado ya en marzo de 2011, en Francia, en un formato de entrevista intergeneracional con el objetivo de evocar el relevo de la lucha por los derechos humanos, la lucha contra la desigualdad y por la ecología. Todo este totum revolutum es el que ya desde muy pronto y teniendo en cuenta la capacidad movilizadora del pueblo español a lo largo de la historia sobre todo cuando la injusticia le saluda por delante es que se empieza a conocer la trascendencia del momento a nivel internacional como la Spanish Revolution. Curiosamente más tarde, cuando empiecen a cuajar las mismas manifestaciones en Estados Unidos, su prensa, y cuarto poder, pasará a rebatirle el origen y la casta pionera a aquello que empezara en un quince de mayo de 2011 en un extremo del viejo continente europeo. ¿Pero qué es exactamente lo que han estado pregonando durante todo este tiempo los Indignados, desde España a los Estados Unidos? Lo podríamos resumir en veinticinco lemas que han circulado por el ciberespacio4 por todos visitado: 3 El escritor y humanista español José Luis Sampedro, precisamente quién prologa el opúsculo de Hessel mencionado pasa a ser percibido como uno de los primeros intelectuales que avala al Movimiento y lo proclama bajo la premisa de que tiene “la razón y el futuro por delante”. 4 Aconsejo la visita a las siguientes páginas web: http://alainet.org, www.rebelion.org, www.insurgente.org, www.kaosenlared.net, www.indymedia.org, www.insumisos.com, www.Avaaz.org, etc. – 177 – 1. “No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros” 2. “Me sobra mes a final de sueldo” 3. “No hay pan para tanto chorizo” 4. “–¿Dónde está la izquierda?” –¡Al fondo, a la derecha!” 5. “Si no nos dejáis soñar, nosotros no os dejaremos dormir” 6. “Se alquila esclavo económico” 7. “Se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para defender nuestros derechos” 8. “Error 404: Democracia not found” 9. “Error de sistema. Reinicie por favor” 10. “Esto no es una cuestión de izquierda contra derechas, es de los de abajo contra los de arriba” 11. “Vivimos en un país donde licenciados están en paro, el presidente de nuestro gobierno no sabe inglés… y la oposición tampoco” 12. “Mis sueños no caben en tus urnas” 13. “Políticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE (expediente de regulación de empleo)” 14. “¡Nos mean y dicen que llueve!” 15. “No falta el dinero. Sobran los ladrones” 16. “–¿Qué tal os va por España? –Pues no nos podemos quejar. –O sea, que bien ¿no? –No, que va, que no nos podemos quejar” 17. “Esto no es una crisis, es una estafa” 18. “No apagues la televisión… Podrías pensar” 19. “¡Tengo una carrera y como mortadela!” 20. “Manos arriba, esto es un contrato” 21. “Ni cara A, ni cara B, queremos cambiar de disco” – 178 – 22. “Somos unos Rebeldes Sin Casa” 23. “Democracia, me gustas porque estás como ausente” 24. “Nosotros buscamos razones, ellos victorias” 25. “Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean” Si tomamos como referencia lo que dicen los polos opuestos ideológicos estamos seguros de que no resultan, ningunas de las suyas, la auténtica descripción de este movimiento de personas que nos ocupa y de aquí el interés propio de la misma investigación propuesta. Nos podemos preguntar, por ejemplo, qué piensa y cómo identifica la extrema derecha española a los Indignados5. En su afán simplista su primera evocación resulta relacionar a sus miembros con los de “Batasuna-ETA”, “como otros sectores de los grupos antisistema”, “ya que han recibido entrenamiento de Segi, en cursos de guerrilla urbana” (César Vidal dixit); “evidentemente están relacionados con la extrema izquierda violenta, y además, gozan de una convivencia absoluta con Batasuna y con la misma banda terrorista” (Antonio Jiménez). Por otro lado, los periodistas y tertulianos más recalcitrantes del panorama televisivo y radiofónico español no dudan en acordarse de los abuelos de éstos, y además de considerarlos “mugrientos” y “asamblearios”, consideran suficientes las señales para pensar que defienden la “dictadura comunista” (Federico Jiménez Losantos); “de movimiento espontáneo no tienen absolutamente nada; han estado fraguándose como mínimo en los dos últimos años” (Carlos Dávila), y “son los herederos de la extrema izquierda de siempre”, los cuales “fuman más porros que los vistos en la jaima de Gadafi” (Eduardo García Serrano); viven en un “ambiente claramente soviético”, y vuelven con su obsesión por los alucinógenos cuando comentan que “siempre están envueltos de olor a porro” (Ketty Garat). Consideran dichos analistas sectarios que estos manifestantes han surgido dada la permisividad de los últimos gobiernos socialdemócratas en Catalunya y España, “así como el movimiento okupa ha gozado de todo tipo de libertades”; son dignos representantes de los “ninis” (cómo se conoce en España a la generación actual de postadolescentes que “ni estudian, ni trabajan”; vienen a ser como un “despertar del movimiento Nunca Máis”, en un principio ecologista, que nació a partir del desastre del barco Prestige que inundó de crudo las costas gallegas (Fernando Díaz Villanueva); incluso existen visiones más inspiradas como las que afirman que 5 Según la reciente publicación de José María Izquierdo, Subdirector de El País, “Los cornetas del apocalipsis”. 2011. Madrid. – 179 – “son lo más parecido a un Tea Party de izquierdas, relleno de marxismo” (Arcadi Espada). Otros del mismo sector tienen alguna incertidumbre más y creen que a los indignados “les da lo mismo la derecha que la izquierda, y el lenguaje que utilizan se parece muchísimo al fenómeno del nazismo y del neonazismo” (Cristian López Schlichting); más suavemente los pueden nombrar como primos hermanos de los “decadentes sindicatos” hispanos (Alfonso Ussía) o una especie de extrema izquierda, como decíamos antes, pero que básicamente “le hace el trabajo sucio al PSOE de Rubalcaba” (Federico Jiménez Losantos). En el fondo, según ellos, hablamos de “un movimiento radical, okupa, antisistema, antiglobalización, que reivindica la fuerza y la violencia por delante de las urnas” (Alberto Recarte), “una ínfima minoría despreciable” (José García Domínguez), “la misma basura ridícula del 68, la misma basura totalitaria de siempre”, como también afirmaría Esperanza Aguirre, la presidenta conservadora de la comunidad autónoma de Madrid, “perroflautas al fin y al cabo, formados por mendigos, gitanos rumanos, gente del Magreb” (Federico Jiménez Losantos), que “se dedican a violar a chicas cuando quedan pocos y llega la noche” (Isabel San Sebastián), “aquellos que teorizan el chavismo en América Latina, o sea gente de setenta años con coleta que en el pasado fueron comunistas” (Mario Noya). Para que nos quede aún más claro, y pese a la confusa o compleja descripción científica que se extrae de dichas falacias apreciativas, los Indignados parecen ser una especie de alianza entre viejos izquierdistas ideológicamente derrotados, y jóvenes sin porvenir y sin aspiración adicional a la de insultar, escupir, robar perros a los ciegos y delinquir, o sea los supervivientes del anarquismo, okupas, antisistema, estalinistas y cualquier aditivo de las mismas características que se aprecie oportuno (Rubén Múgica, Isabel San Sebastián, Cristina López Schlichting, etc.). Resulta realmente increíble comparar tales apreciaciones con las que pueden realizar los representantes de la izquierda más pura o extrema, según la subjetividad de cada uno, sobre el mismo fenómeno de los Indignados. El historiador Carlos Taibo, en un artículo publicado en la Revista Mémoire des Luttes6, comenta las diez lecciones que ya nos ha dejado a día de hoy el Movimiento del 15 M: 1) defensa del asamblearismo y la autogestión; 2) un nuevo impulso a la descentralización; 3) lograr nuevos espacios de autonomía; 4) seguir en la construcción de un modelo anticapitalista; 5) marcar las distancias con respecto a lo que suponen los partidos clásicos y las eleccio6 Revista virtual que se puede encontrar en: http://www.medelu.org – 180 – nes cada cuatro años; 6) reformar un sindicalismo que parece caduco aunque siempre necesario; 7) seguir concentrando las tendencias antipatriarcales, antiproductivistas, antimilitaristas e internacionalistas en el mismo objetivo común; 8) reconocer la cuestión generacional y el relevo que conlleva; 9) no atrasar el derecho a la autodeterminación; y 10) abandonar el imaginario de la jerarquía, de los personalismos, de la ciencia, de la tecnología, del crecimiento, del consumo, de la productividad y de la competitividad. Para los filósofos marxistas Micharl Hardt y Toni Negri, que en su momento incluso se apoyaron en la lucha armada para alcanzar sus propósitos, los Indignados han conseguido hacer volver la atención política hacia la gestión de lo común y los males que le acechan, y abren un interesante debate sobre la pérdida del miedo a protestar que han fomentado con sus reivindicaciones de una economía más justa y una democracia más directa y participativa. Es en esa misma línea que el español Joaquín Estefanía explica en su nuevo libro cómo el temor ciudadano al paro o al empobrecimiento contribuye a la dominación de los mercados y la oposición frontal a los mismos:7 “El miedo que anida en el cerebro quebranta la resistencia, genera pánico y paraliza; no hay poder en la Tierra que no haya confiado en alguna forma de terror. Tras un desastre (natural, político, económico) el miedo inicial deja paso a la ansiedad; la gente teme más a los riesgos que se le imponen que a los que podría aceptar normalmente. Todos los esfuerzos por liberar al hombre han sido en realidad impulsos por liberarlo del miedo, para crear las condiciones en que no sintiera la dependencia como una amenaza”; “ese miedo hoy en día puede asociarse a un nuevo poder fáctico que se denomina la dictadura de los mercados, que tiene a reducir los beneficios sociales y las conquistas de la ciudadanía económica del último medio siglo, miedo a quedarnos sin ese bien cada vez más escaso que se llama trabajo, a reducir nuestro poder adquisitivo, al subempleo, a la marginación económica y social”. Otro autor, como es el intelectual checo Victor Klima,8 en su obra “El Espíritu de Praga escribe”: “A diferencia de los anteriores usurpadores de poder, estas estructuras de poder actuales, estas estructuras de poder no tienen ni rostro ni identidad. Son invulnerables a los golpes y las palabras. Su poder es qui7 Estefanía, Joaquín. 2011. La economía del miedo. Madrid. Editorial Galaxia Gutenberg. 8 Escritor checo nacido en Praga. De padres judíos, pasó más de tres años en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Fue editor del diario del Sindicato de Escritores Checos durante la primavera de Praga y en 1969 profesor visitante en la Universidad de Michigan. En 1990 se levantó la prohibición de sus obras y sus libros fueron publicados en su país, siendo aclamado por la crítica y convirtiéndose en un éxito instantáneo. – 181 – zás menos ostentoso, menos abiertamente declarado, pero es omnipresente y no cesa de crecer”. El sociólogo francés Michel Wieviorka9 declaraba también recientemente en la prensa: “En una situación de crisis como la cual los actores están cansados y las dificultades para sobrevivir provocan situaciones difíciles que rebajan la moral. La violencia y la conflictividad son más frecuentes cuando hay dinero y recursos. Pero cuando empieza la crisis la gente no entiende bien lo que pasa y está a la espera. El conflicto surge siempre que hay dominadores y dominados, pero en caso de crisis es todo el sistema el que no funciona, se crea desánimo y por eso no hay más conflicto aparente”. El dibujante humorístico El Roto lo plasma de forma gráfica: “Parece que tuvimos que asustar a la población para tranquilizar a los mercados”. Si, por un lado, Ignacio Ramonet,10 teórico del altermundismo y antiguo trotskista, cree que el Movimiento de los Indignados nos lleva a un Mayo del 68 permanente, con el mismo objetivo de entonces que es que la política cambie y en esta ocasión controle de verdad a los mercados de que hablamos, por el otro tenemos al mismo Wieviorka que aún considera como demasiado difuso el vocabulario utilizado para expresar la propia indignación. El humanista polaco Zygmunt Bauman advertía del peligro de que la indignación termine evaporándose debido a su factor más emocional que racional, por lo que le critica su “falta de pensamiento”. Ante la “superficialidad de Bauman”, el alemán Ulrich Beck considera que “la anticipación del riesgo financiero global es una de las grandes formas de movilización del siglo veintiuno, porque también resulta una amenaza que se percibe de forma clara en todas partes”. Existe pues una conciencia de riesgo global que sólo podría atenuarse con cambios estructurales en la misma economía financiera y política globales. Es llegado a este punto que podemos apreciar como si para unos existen suficientes justificaciones para pasar de la protesta a la exasperación de un cambio radical y profundo a nivel global, desde posiciones más moderadas existe un posicionamiento más pausado frente a lo que pueda ocurrir o sea deseable. Uno de los ideólogos de la izquierda española contemporánea, el sociólogo José Félix Tezanos, director a su vez de la revista Temas,11 confirma que cuando se habla de “mercados” hoy día se 9 Michael Wieviorka es sociólogo y profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Escribe a menudo en el periódico español La Vanguardia: http://www. lavanguardia.es 10 Ignacio Ramonet es desde hace años el Director de Le Monde Diplomatique, de lectura imprescindible para los temas que nos ocupan: http://www.monde-diplomatique.org 11 Se pueden encontrar sus números recientes en la web http://www.fundacionsistema.com – 182 – refiere a “el poder económico”, formado por una red de empresas dedicada a la intermediación financiera, los grandes fondos de inversión y las agencias de calificación. Ante esta situación el mismo autor reconoce que “los partidos tradicionales de izquierdas han sido sometidos en los últimos años a una presiones tremendas para forzarles a aceptar lo que era inaceptable para ellos, de forma que ahora carecen de los líderes adecuados y de la credibilidad necesaria para hacerse eco de la ola de malestar que está creciendo”. Ante la eventualidad de Elecciones Autonómicas, Municipales y Generales, en este mismo orden, en el último año, en España, y ante la presión del Movimiento de los Indignados, tanto periodistas reconocidos, como Iñaki Gabilondo, o filósofos de la talla de Daniel Innerarity12 afirman que “resulta escandaloso que durante las respectivas campañas electorales ninguno de los dos grandes partidos contrincantes se haya comprometido a reforzar la democracia”. Otro analista les responde: “Si algo produce terror a nuestros dirigentes es que la ciudadanía tome sus propias decisiones”. Y eso parece que es lo que ha estado ocurriendo.13 El desarrollo de la Indignación El Siglo Veintiuno debe ser glocal: lo global influye sobre lo local, a la vez que lo local tiene su referencia a nivel global. En los últimos años en mis clases en Tarragona he estado hablando, mucho antes de que apareciera el Movimiento de los Indignados, sobre los siete retos capitales que deben afrontar las relaciones internacionales para una mejor navegación mundial: 1) conseguir una gobernabilidad política mundial mejor a la existente (básicamente a partir de la reforma del funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas); 2) sustitución del sistema económico, financiero y comercial dirigido por el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Organización Muncial del Comercio; 3) mayor democratización del sistema 12 Recomiendo la lectura de su nuevo libro titulado “La Transformación de la Política”. 2002. Barcelona. Editorial Península. 13 Para analizar el estado democrático de nuestros días recomiendo por este orden leer: Ackerman, Bruce. 1995. El futuro de la revolución liberal. Barcelona. Editorial Ariel; Crick, Bernard. 2001. En defensa de la política. Barcelona. Tusquets; Dahrendorf, Ralf. 1993. El conflicto social moderno. Ensayo sobre la política de la libertad. Barcelona. Biblioteca Mondadori; Habermas, Jürgen. 1987. Ensayos políticos. Barcelona. Ediciones Península; Linz, Juan J. 2009. Obras completas. 4. Democracias: quiebras, transiciones y retos. Madrid. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC); y, finalmente, Wolin, Sheldon S. 2008. Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido. Madrid. Katz Ediciones. – 183 – político; 4) mayor preocupación por los temas medioambientales; 5) más medios para erradicar la pobreza y reducir las desigualdades; 6) mejor organización de los flujos migratorios a nivel mundial; 7) y, finalmente, erradicación de la guerra a través de la desinversión en la industria armamentística y la promoción de la cultura de la paz. De hecho, entre lo que transcurre desde la caída del Muro de Berlín en 1989 (que es cuando realmente se cambia de paradigma y de siglo según los intereses de las mismas relaciones internacionales) hasta el atentado de las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001,14 cuando se pretende buscar una nueva explicación a los acontecimientos que están por llegar, existen múltiples manifestaciones a nivel mundial, pero también a nivel del Estado Español y de Catalunya, que podríamos pasar a considerar como el prefacio al Movimiento de los Indignados. Participo pues personalmente desde los movimientos a favor de la instauración del 0’7 % del Producto Interior Bruto (PIB) de los países ricos para la cooperación oficial al desarrollo hasta las peticiones de abolición de la deuda externa, pasando por el masivo grito ofendido contra la participación en la Guerra de Irak, los primeros Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre, a raíz de la protesta de la negociación de la Ronda del Milenio en Seattle, las protestas ante la Conferencia Anual de la misma OMC en Ginebra, el encuentro del G-8 en Génova, el Foro Social Europeo en Florencia, los comités de solidaridad con la causa zapatista y la visita pertinente a Chiapas,15 la presencia en la Llamada por la Paz de La Haya, la perseverancia por la soberanía alimentaria defendida por la organización de la Vía Campesina o la protección de nuestro medio ambiente desde el ámbito de las leyes… Según la teoría politológica clásica estaríamos hablando en todos estos casos de “Movimientos Sociales” definidos como grupos de personas, convencidas de que ni el Estado ni los partidos políticos o grupos de interés establecidos han abordado correctamente sus preocupaciones y así organizan 14 Para mi manera de entender resulta esencial comprender la voluntad de los discursos de Francis Fukujama y Samuel Huntington, cuando, desde la academia estadounidense, intentan describir el final de la historia con la caída del comunismo y la constatación unívoca del choque de civilizaciones sobre todo por lo que se refiere al enfrentamiento entre Occidente e Islam. 15 Este mismo autor dedicó una de sus Tesinas para la obtención del título de Especialista Universitario en Relaciones Internacionales, gracias a una Beca de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos de la UAB, a la investigación del Alzamiento Zapatista en Chiapas de 1994, así como a la proyección del discurso del Subcomandante Marcos con un significado y pretensión que van más allá de sus fronteras. – 184 – una acción colectiva que logra definir de forma atractiva una causa, suscitar efectivamente la adhesión de un grupo cada vez más numeroso de activistas y atraer la atención pública. Con mayor perspectiva histórica podemos confirmar que estos movimientos sociales empiezan con fuerza durante los movimientos en defensa de los derechos civiles en Estados Unidos entre 1955 y 1965, eclosionan con la primera revuelta anticapitalista en pleno siglo XX tras las revoluciones de signo comunista que es el Mayo del 68, siguen con los movimientos feministas de la década de los sesenta y setenta, se hacen mayores con el movimiento ecologista de los años ochenta, continúan con las movilizaciones de protesta contra las dictaduras comunistas hasta el 1989 y seguramente llegan hasta nuestros días, como decíamos, con la expresión de los Foros Sociales Mundiales iniciados en Porto Alegre (Brasil), y posteriormente desarrollados en Bombay, Nairobi y Dakar. Quizás en el ámbito de estos últimos movimientos, los que podríamos llamar “por otro mundo posible”, que algunos denominan erróneamente como antiglobalización, podríamos encontrar un clímax de relación más profundo con los Indignados actuales, y cómo decía al inicio del texto, y repetía más tarde, a partir de una constatación que es mundial (la injusticia del sistema económico y la poca transparencia del modelo político), surgen en el nivel local diferentes protestas, inauguradas desde Francia con Hessel, popularizadas en España a partir del 15 M, con vocación extraterritorial, hasta llegar a los Estados Unidos de América. Sobre el preludio de lo acontecido habían escrito desde hacía ya un tiempo Susan George y Samir Amin, entre otros, apadrinados por la organización ATTAC, que a su vez surge desde el ya mencionado medio de comunicación de Le Monde Diplomatique, en contra del desarrollo capitalista contemporáneo, enfrentándose a voces que se manifiestan a favor como pueden ser las de Anthony Giddens o Jagdish Bahgwati, por sólo citar unos nombres. ¿Hacia dónde se dirigen más concretamente las protestas? A nivel mundial nos concentramos en los más grandes bancos internacionales como pueden ser Credit Suïsse, Citibank, Fannie Mail, UBS o JP Morgan, de los cuales casi todos han realizado atrocidades constatadas en base a su beneficio como pueden ser vender armas a Irán, blanquear el dinero del narcotráfico mexicano, pagar campañas electorales o evadir impuestos, a lo que debemos sumar lo realmente más grave que es contaminar la economía mundial a raíz de reproducir productos financieros complejos. Lo que Noam Chomsky16 16 En el libro “Hay Alternativas”, promovido por Sequitur y ATTAC España, de los autores Vicenç Navarro, Juan Torres López y Alberto Garzón, en el prólogo de Chomsky se comen- – 185 – califica como “innovación financiera que puede considerarse más o menos como una arma destrucción masiva”.17 Por todos parece ser conocido el peligro de la endogamia recreada entre políticos y banqueros. De la misma manera que los presidentes de la Reserva Federal de los Estados Unidos de América han tenido una relación privilegiada con la compañía de management financiero Merryl Lynch, en la actualidad y tras el despropósito europeo de los últimos meses tres de sus grandes protagonistas como son el nuevo presidente de Grecia (Papademos), el nuevo presidente de Italia (Monti) y el nuevo presidente del Banco Central Europeo (Draghi), han sido en el pasado altos cargos del banco Goldman Sachs,18 actualmente desembarcando de esta manera en la otra orilla del Atlántico. Los defensores de las teorías neoliberales y economicistas que dominan el discurso de las finanzas internacionales y, en el fondo, el de la Unión Europea mismo, siempre nos recuerdan lo mismo: sólo se puede hacer lo que digan quienes están en el poder, seguramente porque saben o conocen más el tamaño de la desidia y juegan con el miedo ajeno. Entonces presentan una única alternativa que siempre viene a ser lo mismo: recortar salarios (directos, indirectos en forma de gasto social, o diferidos como pensiones). Otra alternativa, según ellos, sería, además de impensable, muchísimo peor. Y pese a ello, en países como España nada menos que el 78 por ciento de la población no está de acuerdo con las políticas de austeridad, mientras que en la Unión Europea un 68 por ciento de la población no está satisfecha con la manera como se está reconstruyendo una institución más que quincuagenaria como es la Unión Europea que es quién toma decisiones por ellos sin preguntar. ta: “Las movilizaciones del 15M son una ilustración inspiradora que muestra qué es lo que se puede y debe hacerse para no continuar la marcha que nos está llevando a un abismo, a un mundo que debería horrorizar a todas las personas decentes, que será incluso más opresivo que la realidad existente hoy en día” (Boston, agosto 2011). 17 Resulta muy ilustrativo ver la película-documental Inside Job sobre las causas de la reciente crisis económica mundial a raíz de la caída del banco de inversiones Lehman Brothers. 18 Como gran banco de inversión global podemos considerar a Goldman Sachs como co-responsable directo, junto a otras entidades como puede ser la agencia de calificación Moody’s de la crisis que arrastramos desde el año 2008, y uno de sus mayores beneficiarios. Sólo a modo de pincelada justamente en 2007 este bando ganó cuatro mil millones de dólares en operaciones que desembocaron en la situación actual. ¿Cómo lo hicieron? Pues animando a los inversores a colocar su dinero en productos sub-prime que sabían que realmente eran productos basura, al mismo tiempo que se dedicaron a “apostar” en bolsa por el fracaso de los mismos. – 186 – Mucha gente con el 15 M ha salido a la calle reclamando un debate realmente democrático sobre la actual crisis y sobre las soluciones más justas que se le pueden dar. Pero también hay quienes, sin haber salido a las calles, ven con simpatía, y se calcula que son aproximadamente un setenta por ciento del total, lo que está ocurriendo, porque también comparten el ideal de justicia de los indignados, y aunque no hayan ido a ninguna manifestación, saben que crear más desempleo y pobreza, bajar cada vez más los sueldos, los salarios y las pensiones, permitir que miles de familias pierdan sus viviendas, dejar sin financiación y sin clientes a las pequeñas y medianas empresas o a los trabajadores autónomos, o destrozar el medio ambiente… no se puede considerar de ningún modo que sea una verdadera solución de los problemas económicos imperantes y reales, por lo que asienten a que hacen falta otros tipos de políticas. El libro Hay Alternativa19 antes mencionado lo resume muy bien en el siguiente parágrafo que describe el “capitalismo tóxico” que debemos hacer desaparecer: “La crisis que estamos viviendo es, por tanto, una consecuencia inevitable de este proceso de conversión de la economía capitalista en un gran casino financiero que convierten la inversión en papel y en capital puramente ficticio (si es que a eso se le puede considerar inversión) en el uso más rentable del capital. Los bancos y los grandes fondos de inversión se han convertido en una maquinaria de creación constante de deuda a través de la titulización y de los sofisticados procedimientos de la ingeniería financiera que llevan a cabo para encontrar continuamente nuevas fuentes de beneficio. Pero todo ello lo llevan a cabo al margen de la actividad productiva, de modo que ésta no puede sino debilitarse de forma continuada y terminar exhausta ante la falta de capital o de demanda real suficiente. (…) En definitiva la última y gran recesión de la economía mundial es algo más que el resultado de una crisis financiera derivada de la difusión de productos tóxicos. La crisis 19 Este libro debía haber sido publicado por la Editorial Aguilar pero finalmente se deshinchó su interés hasta desaparecer. La Editorial Aguilar forma parte, junto con Alfaguara, Altea, El País-Aguilar, Santillana y Taurus, entre otras, del Grupo Santillana, perteneciente, a su vez, al holding Prisa. Los accionistas mayoritarios de Prisa, la familia Polanco (más del 35 por ciento de las acciones) y, desde mediados del año pasado, un fondo de inversión norteamericano, la Liberty Acquisition Holding Corp (casi el 58 por ciento de las acciones). Este hedge fund agrupa a más de setenta grandes inversores, entre los que figuran GLG, Taurus, Glenhill, Millenium, T. Rowe Price, First Eagle Soros Fund, Fortress, Teachers Advisors, Canada Pension Plan y los bancos Citigroup, Credit Suisse, Deutsche Bank y Morgan Stanley. Se puede entender pues por el escaso interés al final en dar a conocer algunas prácticas que implican directamente a algunos de estos agentes. – 187 – actual es también la consecuencia del divorcio entre medios y fines, porque se han desnaturalizado la economía, el dinero, las finanzas y la actividad bancaria. El dinero ha dejado de ser un instrumento al servicio de la producción de bienes y servicios que puedan satisfacer las necesidades humanas para convertirse en un fin en sí mismo y en una simple fuente de poder. La financiación ha dejado de ser una actividad al servicio de la creación de empleo o riqueza y los bancos se han convertido en los principales instrumentos de todo ello pasando a ser una maquinaria de generación de deuda”. Las singularidades de España vienen muy bien definidas por Vicenç Navarro20 a la cual le achaca un bienestar social insuficiente y una democracia imperfecta, categorización que da nombre a uno de sus últimos libros, y en el cual también afea el hecho de que nuestro país es uno de los países europeos con una mayor desigualdad interna en todos los aspectos perceptibles. España ha crecido básicamente endeudándose y a partir de su colapso difícilmente podrá mantener lo que popularmente se conoce como su anterior alto nivel de vida. Parece ser una constatación de nuevo que el gran negocio de la banca española nos salió demasiado caro, o sea, que unos pocos se llevaron el gato al agua. Y la avaricia efectivamente rompió su saco, aunque nos salpicara al resto. Al igual que en España o en la Europa continental en general, el movimiento de los indignados también ha suscitado la simpatía de la sociedad anglosajona, y desde Saint Paul en Londres hasta Wall Street en Nueva York parece ser que su fuerza va a más. Su imagen en estos casos sigue siendo a ratos un vivo retrato sacado del espejo de los hippies de Woodstock, aunque este sólo sería un capítulo de una historia más compleja, a la cual efectivamente se han sumado, aunque mirados con recelos por los originales, algunos elementos del Tea Party de Sarah Pallin. Poco a poco se desalojan los campamentos del movimiento “Occupy” en ciudades como Washington, Los Ángeles y Filadelfia, siguiendo el modelo del alcalde de Nueva York, Michale Blomberg, nada más ni nada menos que un financiero que amasó su fortuna en la bolsa americana (detenciones masivas de más de cien personas en cada acción y envío de brigadas de limpieza de forma inmediata). En Alemania los manifestantes prefieren tomarla con lemas como “Democracia real Ya” o “El mundo no es una mercancía”, ofreciendo una verdadera democracia contra el capitalismo lo que querían demostrar ocupando el Bundestag (parlamento alemán). Si en la península ibérica figuran los simpatizantes de la 20 Navarro, Vicenç. 2002. Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Barcelona. Anagrama. – 188 – CNT y la CGT en algunas de las movilizaciones, en el país germánico lucen las insignias de Attac, la red Compact y otros muchos grupos de índole ecologista. Incluso en Israel jóvenes protestan antes las decisiones económicas del gobierno de turno que les recorta libertades y servicios. El desenlace de la Indignación Hemos estado viendo como los Indignados, a nivel mundial, con diferentes énfasis y acentos, se concentran en apelar a favor de un cambio profundo en el funcionamiento de la política y de la economía imperante. La oligarquización nefasta de los partidos y la desaparición pretendida y paulatina de cualquier otro espacio de debate social o de participación política parece ser que haya sido el gran argumento en el caso español, sin dejar de esgrimir las desgracias económicas sufridas en los últimos tiempos; una cosa empaña pues a la otra. En este sentido el 15 M representaría un golpe de aire fresco que podría regenerar este ámbito primordial de la acción colectiva organizada, que sólo podría pasar por una repolitización y redemocratización de la misma política y democracia, con la pretensión antes comentada de frenar los excesos del poder económico. Si comparamos el desarrollo de los movimientos en Barcelona y Madrid veremos como si en la capital catalana se inició muy pronto el fenómeno de la ocupación de edificios vacíos, sobre todo recrudeciéndose a partir del 15 de octubre del presente año cuando un centenar de personas acceden para quedarse en un edificio de pisos vacíos en el barrio de Nou Barris, en unos primeros instantes en Madrid se había optado por la defensa a ultranza de la educación pública, aunque también se acabaría sumando al proceso de liberación de espacios. Dado el balance de varios meses de gestación, recogimiento en los barrios de las grandes ciudades y su internacionalización, podemos observar como el 15 M español (integrado muy mínimamente en la opción política de Izquierda Unida) ha tenido una influencia mayor en la sociedad a nivel horizontal y de debate, que en las propias campañas electorales en liza y sobre todo en la de las Elecciones Generales del pasado 20 de Noviembre. Algunos políticos y de alguna forma también los sindicatos se acercaron a última hora a las propuestas de los Indignados pero siguieron desconfiando de su validez propagandística y estrictamente electoral. Aún no se ganan elecciones diciendo según qué tipos de verdades. Eso sí, de fondo se escuchan voces que afirman que a partir de ahora se deberá actuar con mayor – 189 – rapidez, quién lo ha querido ver se ha dado cuenta que parece claro que se ha abierto un nuevo ecosistema político que deberá ser abordado tarde o temprano. Reforma de la ley electoral y mayor participación ciudadana vinculante sólo pueden ser de momento el freno a una abstención activa (a lo que debemos sumar los numerosos votos en blanco y nulos provocados) defendida en el día de reflexión por muchos jóvenes españoles. La misma negación de la dación en pago y considerar a los que evitan los desahucios como “delincuencia revestida de pretexto social” sólo pueden provocar más rechazo acumulado. Ya hemos repetido que el trasfondo de las movilizaciones de miles de ciudadanos descontentos alrededor del mundo no sería tal hoy día sin una crisis tan profunda del sistema político, económico y financiero que nos pasó a gobernar después del final de la Segunda Guerra Mundial, con un beneplácito oficial aún mayor desde la caída del Muro de Berlín y de la alternativa utópica del socialismo real en 1989. Pero poco antes de que cayeran Irlanda, Portugal, Grecia, Italia, España, Bélgica… y se asustaran Francia y en último lugar el Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, un país de no más de trescientos treinta mil habitantes como es Islandia, anteriormente descrito como lo más cercano a un paraíso terrenal, vivió una experiencia única de rebelión frente a sus bancos y gobiernos, a los cuales lograría condenar y destituir. De la lectura de esa historia ya nos dimos cuenta de que lo que venía después seguramente no se trataba de una crisis económica cíclica del capitalismo, sino que más bien resultaría la profunda crisis económica y social en toda norma que hemos venido describiendo, del centro de funcionamiento del propio sistema capitalista: decían pues los islandeses que “no es desde luego una crisis, es el capitalismo en sí mismo”. Algunos meses más tarde nos damos cuenta de que no sólo se trata de corregir el endeudamiento de las familias, administraciones y bancos, sino que más bien deberíamos empeñarnos en buscar nuevos mecanismos para promover un crecimiento diferente al conocido hasta el momento y una recuperación de las tasas de desocupación que han tocado su suelo más bajo de toda la historia. Habíamos estado obsesionados en un espejismo en forma de desarrollo ficticio provocado por lo que se conoce como “capitalismo de casino”, lo que era ir viviendo entre algodones incrementando de forma insostenible el endeudamiento de cada economía particular. Y eso vuelve a ser política. Particularmente estoy muy de acuerdo con el historiador catalán Josep Fontana, en una entrevista concedida al canal de televisión autonómico TV3, el domingo 27 de Noviembre de 2011, cuando comentaba que la única – 190 – forma de conseguir un éxito en las reivindicaciones de los Indignados llegaría inevitablemente de mano de las personas que ven que en el momento actual no existe un futuro positivo predecible y como medida casi preventiva no les queda más que la actuación inmediata para intentar cambiar el orden establecido de las cosas. Resulta la misma lectura del devenir de los procesos revolucionarios vividos en las sociedades hipotéticamente opulentas, como pudo ser el caso de la Francia de 1789, cuando sólo se consigue derrocar La Bastilla mediante el motín provocado por la ausencia de pan con el cual alimentar a las familias por parte de sus mujeres, esposas y madres. También estoy convencido, como muchos otros analistas de la realidad española, que la política en este país no volverá a ser la misma tras el 15 M y sus consecuencias. El Movimiento 15 M, según ellos mismos, y como comenta el nuevo número de la revista especializada Telos,21 ha cambiado para siempre los parámetros válidos para los años democráticos postfranquistas, estudiando el alcance de las redes sociales en la práctica democrática y la movilización asociada de carácter social y política. Más concretamente, la especialista en redes sociales Ana Romero, explicó en la presentación de dicha revista, publicada curiosamente por la Fundación Telefónica, cómo el movimiento del 15 M ha transformado ya las formas de hacer política dado que “las nuevas tecnologías se han convertido en la nueva forma de hacer política”. De nuevo se coincide en precisar que son muchos los actores implicados, desde la ciudadanía más politizada, los académicos, los periodistas y algunos de los políticos, quienes se podrían definir como “simpatizantes” del movimiento, aunque no militantes, demostrando su simpatía por los mismos y participando de algunos de sus actos esporádicamente, aunque finalmente no renuncien a seguir promoviendo el cambio desde las antiguas estructuras cerradas como pueden ser los propios partidos políticos. Tomemos, por ejemplo, el caso del intelectual y cineasta italiano Nani Moretti, el cual comenta que no simpatiza totalmente con el movimiento de los indignados ya que su revuelta puede convertirse en algo poco real y sustancial si es que no acaba influyendo en el espacio político establecido, siendo los partidos, que son las estructuras encargadas para ello, según él, los que decidan no aprovechar los argumentos de los primeros con el objetivo de tomar unas decisiones concretas importantes, eso sí, que hacen falta efectivamente tomar. 21 Se puede consultar en http://www.campusred.net – 191 – Tal como ha estado ocurriendo en España, el Movimiento estadounidense de los Occupy Wall Street22 se ha sumado en las últimas semanas a la causa de los desahuciados. Indignados a ambos lados del Atlántico parecen haber llegado a la misma conclusión: quizá no puedan dar la vuelta al orden económico, pero sí pueden prestar apoyo inmediato a las personas pobres que están siendo desahuciadas de sus casas, el símbolo más descarnado de esta crisis. En España, por un lado, simpatizantes del Movimiento 15 M llevan medio año intentando paralizar desahucios, y desde hace un mes también apuestan por okupar viviendas. En Estados Unidos, donde se calcula que desde 2008 han sido desahuciadas cinco millones de familias, la simbiosis indignados-afectados ha germinado recientemente con éxito. Con todo esto el famoso cineasta-documentalista estadounidense Michael Moore ha vuelto a la carga con el siguiente escrito que se haya distribuido en la red informática: “No tenemos ni siquiera doce semanas de edad, sin embargo, Occupy Wall Street ha crecido muy rápidamente, tanto que ninguno de nosotros puede mantenerse al día con los cientos de pueblos y ciudades que se han unido al movimiento, o las miles de acciones, incluso en barrios, escuelas y organizaciones, que se han venido adoptando. El diálogo nacional ha cambiado irreversiblemente. Ahora todo el mundo está hablando de cómo el uno por ciento de la población se está quedando con todo el dinero, mientras que el noventa y nueve por ciento lucha por llegar a fin de mes. La gente ya no se paraliza por la desesperación o la apatía. La mayoría sabe que ahora es el momento de recuperar nuestro país de los banqueros, los grupos de presión y sus recaderos: los miembros del Congreso de los Estados Unidos y las cincuenta legislaturas estatales. (…) Me gustaría recordarles a mis hermanas y hermanos de movimiento que hay muchas maneras de mantener Occupy Wall Street vivo durante los meses de invierno. (…) El invierno nos da una gran oportunidad para expandir nuestras acciones en contra de los capitanes del capitalismo que han ocupado nuestras casas con un sistema de hipotecas fraudulentas que ha expulsado a millones de familias a la calle, un sistema de salud cruel que le ha dicho a cincuenta millones de estadounidenses “si usted no puede pagarse un médico, váyase a la mierda”, un sistema de préstamos a los estudiantes que envía a chicos de veintidós años de edad de inmediato a una especie de “cárcel de deudores” que implica trabajar en malos empleos para los que no fueron a la universidad pero ahora tienen que tomar porque están endeudados por decenas de miles de dólares por las próximas dos décadas, y un mercado laboral que mantiene a veinticinco millones de estadounidenses desempleados o subem22 En la página web WeAreThe99Percent pueden leerse los testimonios del sufrimiento del noventa y nueve por ciento de la población que se considera oprimida por parte del uno por ciento de los que se benefician del mantenimiento del actual sistema. – 192 – pleados, y gran parte del resto de los trabajadores obligados a aceptar sustanciales recortes salariales, recortes en las prestaciones de salud y seguridad cero en el trabajo.” Michael Moore acaba su carta titulada “Ocupando el Invierno” haciendo una llamada a seguir ocupando los hogares de cada uno, la universidad que debe ser un espacio público, las empresas que también deben contar con la opinión de sus trabajadores, los bancos que deberían ser sustituidos por cooperativas de crédito y las agencias de seguros que son negocios especulativos que juegan con los derechos de las personas. En su próxima carta, Moore, amenaza con dar a conocer su propuesta sobre cómo ocupar el proceso electoral, aunque considere prioritario por ahora preocuparse por el dinero concentrado en manos de unos pocos. Por países y por prioridades, habiendo realizado la génesis del movimiento de los Indignados desde España a los Estados Unidos, existen propuestas reales, como la que defiende Manuel Castells sobre la Reforma del Sistema Electoral, o las otras tantas de cariz económico que se nos presentan mediante los escritos de Chomsky o Navarro, que deben ordenarse para evocar una mayor cohesión en las legitimas reivindicaciones pendientes. Lo que está claro es que, o bien reaccionan los mismos resortes del poder económico y financiero, así como la partitocracia que nos inunda, o bien la oleada de descontento puede ser tan grande que lo acabe destruyendo todo más aún de lo que está. El sentimiento de que se le toma el pelo al ciudadano está generalizada, así como que se legisla en todos los ámbitos a excepción de las altas finanzas y los privilegios de la clase política. Llegado a este punto de la historia, y retomando un humor gráfico del cual antes ya he echado mano, lo que no se le puede pedir al ciudadano “indignado” es que al mismo tiempo que se ajusta el cinturón, se le obligue a bajarse los pantalones. Esas dos cosas juntas, son francamente demasiado. – 193 – LOS AUTORES Silvina María Romano silvinamceleste@gmail.com Becaria posdoctoral de la Coordinación de Humanidades-Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) UNAM. Doctora en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina; licenciada en Historia (UNC) y licenciada en Comunicación Social (UNC). Entre sus publicaciones se encuentran: “Democracia liberal y seguridad en el Gobierno estadounidense: continuidades” en Gandásegui, Marco y Castillo Fernández, Dídimo. Estados Unidos: la crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación (GT EEUU) México: CLACSO-Siglo XXI; “El rol del capital multinacional en la periferia y su incidencia en los procesos de integración regional: La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR)” Revista Economía, Sociedad y Territorio; Colegio Mexiquense, A.C, septiembre-diciembre, nº 31, pp. 581-627; “Political-Economic Factors in U.S. Foreign Policy: The Colombia Plan, the Mérida Initiative, and the Obama Administration”. Latin American Perspectives. July, 2011, pp. 93-108 (En coautoría con Dr. Gian Carlo Delgado Ramos). Gian Carlo Delgado Ramos giandelgado@gmail.com Economista egresado de la UNAM. Maestro y doctor en “Ciencias Ambientales” por la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Investigador de tiempo completo, definitivo, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores del CONACYT. Premio Universidad Nacional para jóvenes Investigadores 2011 en Ciencias Sociales. Entre sus publicacio– 195 – nes más recientes están: 1) Delgado Ramos, Gian Carlo; Gay, Carlos; Imaz, Mireya; Martínez, Amparo (coords). México ante el Cambio Climático. CEIICHPINCC-CCA-PUMA, UNAM. México, 2010; 2) Arnaldi, Simone., Delgado, Gian Carlo., Piccinni, Mariassunta., Poletti, Piera. (eds). Nanomedicina. Entre políticas públicas y necesidades privadas. CEIICH, UNAM/CIGA, Universidad de Padua. México, 2011; 3) Delgado Ramos, Gian Carlo. Imperialismo tecnológico y desarrollo de América Latina. Ruth Casa Editorial. Cuba/Panamá, 2011. Raúl R Villamil Uriarte villamil.raul@gmail.com Doctor en Antropología ENAH, Coordinador del Area de Psicología Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Especialización en coordinación Grupal. Centro Internacional de investigación en grupos e Instituciones. Venecia Italia. Dr. Armando Bauleo. Curso sobre pensamiento complejo.Universidad Iberoamericana. Dr. Edgar Morin. Curso sobre Evaluación y Control en las instituciones Educativas. Dr. Jacques Adoirno. Pasante de estudios de doctorado Universidad París VIII. Francia. Dr. René Lourau. Artículos: Del monstruo de Iztapalapa al monstruo de Amstetten, y Niños sicarios. ¿Proyecto de futuro de la infancia? Libros en prensa: El Palacio de Hierro (Producción de subjetividad y promiscuidad en la cárcel). La Estética de lo grotesco ed. UAMX. Miguel Ángel Zebadúa Carboney czam13@yahoo.com.mx Politólogo, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Candidato a Doctor en la línea de investigación seguridad internacional por el Instituto Gutiérrrez Mellado, Madrid, España. Actualmente labora en la escuela de Historia de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Entre sus publicaciones se encuentran: “El Ejército y la Cuestión Chiapaneca”, en Olivia Gall (coordinadora), Sociedad, Economía, interculturalidad y Política, México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-UNAM, colección, Entidades Federativas, 2009, pp. 197-216; “Planteamientos de los antecedentes para entender el presente sobre el problema de la seguridad en México”, en Miguel Requena (ed.), Luces y Sombras de la Seguridad Internacional en los albores del Siglo XXI, Tomo II, Madrid, Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado, 2010, pp. 219-234. – 196 – Carlos Piñeyro Nelson pineyro_c@yahoo.com Doctorante en Sociología por la New School for Social Research. Licenciado en Ciencia Política, UNAM. Maestro en Sociología Política, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Entre sus Líneas temáticas se encuentran movimientos sociales en México y en América Latina, en particular el indígena; contrainsurgencia en México; migración y participación política en Estados Unidos. Entre sus publicaciones se encuentran: Juan Felipe Guzmán and Carlos Piñeyro Nelson, “El Poder y la Gráfica Popular. El caso de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y la Asamblea de Artistas Revolucionarios de Oaxaca”, en Diálogo, Summer 2010, vol. 13, Center for Latino Research, DePaul University, Chicago Illinois, pp. 85-91; Carlos Piñeyro Nelson, “La estrategia antisubversiva en México: el caso de Oaxaca”, en Robinson Salazar y Ncham Miller (coords.), Sembrando miedo. El regreso de los militares y el despojo. elaleph.com, Argentina, 2009. ISBN 978-987-1070-89-3, pp. 119-144. David C. Martínez-Amador david.martinez-amador@fulbrightmail.org Académico mexicano-costarricense Becario Fulbright Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario en la Universidad Jesuita de Guatemala del curso Etnografía del Crimen Organizado. Viaja constantemente por la ruta de regiones narco en Costa Rica, Guatemala y del Norte de México. Actualmente tramita su nacionalidad alemana para unirse a la Compañía de Jesús en Friburgo con la intención de seguir la vocación sacerdotal. Divvio Gallegos Paniagua divio2@yahoo.com Profesor Titular en el Instituto Tecnológico de Morelia; consultor de MiPyMes, Proempleo Productivo de Xalapa, A.C. Doctorado en Administración. Universidad Autónoma de Durango, campus Morelia. Entre sus publicaciones recientes destacan: Economía internacional. México: Trillas (2010); Ambiente de negocios en el estado de Veracruz Congreso Internacional de Negocios y Ciencias Administrativas. Veracruz (2010); Securitización as a factor of economic integration. (2011); Business Management Dynamics Vol.1, No.1, July 2011, pp. 94-106 y Journal of Knowledge Management, Economics and Information Technology, 2011. – 197 – Robinson Salazar Pérez salazar.robinson@gmail.com Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa/México. Profesor Investigador visitante de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Becario Cumex 2012. Sociólogo, doctorado en Ciencias Políticas y Sociales (CIDHEM). Autor de artículos publicados en revistas internacionales entre ellas Convergencia, México, Utopía y Praxis Latinoamericana, Venezuela, Quorum, Venezuela, Theomai, Argentina, Polis, Chile, entre otras; ha coordinado 26 libros entre los que destacan La Nueva Derecha, Una reflexión latinoamericana; Sembrando Miedo, el regreso de los militares y el despojo; Lectura crítica del Plan Puebla Panamá; Democracia Emancipatoria; Voces y Letras en insumisión; Sentido y contrasentido en América Latina; La globalización Indolente; Paradigmas emancipatorios y movimientos sociales, entre otros. Profesor de posgrado en Argentina, Venezuela, Colombia, El Salvador, Bolivia y México. Director de la Red de Investigadores Latnoamericanos por la Democracia y la Paz. www.insumisos.com Luis E. Ocampo Banda ocampobandaluis@gmail.com Sociólogo por la Universidad Autónoma de Sinaloa/México. Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por el Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM). Profesor investigador de la Univesidad de Occidente, Mazatlán/ México. Ha colaborado en revistas científicas en temática de ciudadanía, Estado y violencias, y libros colectivos: Gobernabilidad en crisis: Delito, conflicto y violencia en América Latina. Voces y letras en Insumisión. Compilador del libro El túnel del Miedo. C.A. PSICOSOCIAL. José G. Vargas-Hernández josevargas@cucea.udg.mx jvargas2006@gmail.com Profesor investigador miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Investigador del centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Doctor en Economía por Keele University, Doctor en Administración Pública por Columbia State University, y Maestro en Administración por la Pacific States University. Ha publicado más de 70 trabajos de investigación – 198 – científica con reconocimiento internacional. Es profesor invitado de Carleton University en Canadá, Universidad de Colima, Universidad de Occidente en Sinaloa, Instituto Politécnico Nacional, de los Institutos Tecnológicos de Cd. Guzmán y Colima, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, etc entre otras instituciones. Miembro de The Academy of Management, British Academy of Management, International Academy of Magement, Academia de Ciencias Administrativas. Ma. Guadalupe Vargas Alvarado vargas.magpe@gmail.com Psicóloga Clínica egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León, candidata a Dra. en educación. Profesora de la Universidad de Occidente, Mazatlán, México. Actualmente desarrolla investigación sobre jóvenes, violencias y miedos. C.A. PSICOSOCIAL. Adolfo Lizárraga Patrón adolfolizarragapatron@gmail.com Licenciado en Administración Turística. Candidato a Dr. en Educación. Profesor de la Universidad de Occidente, Mazatlán, México. Actualmente desarrolla investigación sobre jóvenes, violencias y miedos. C.A. PSICOSOCIAL. Oliver Klein Bosquet oliver.klein@urv.cat Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Doctorando en Ciencia Política con la Tesis “Retos jurídicos de los movimientos forzados de población por causas medioambientales”. Master Oficial Europeo en Derecho Ambiental. Titulos de Especialista Universitario en Relaciones Internacionales, Estudios Cubanos, Cultura de Paz y Derecho Comunitario Europeo. Desde el año 2003 es Profesor del Área de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona (España) en las especialidades de Políticas Públicas, Gestión Global de la Inmigración, Cooperación Internacional al Desarrollo, América Latina y Mundo Árabe. Sus dos articulos publicados mas recientes son “Primavera Árabe, Verano Marroquí”, por la URV; y Refugiados Ambientales en América Latina, por la Universidad de Gerona (España). – 199 –