Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
439 Estudio arqueológico del Castillo de la Estrella (Montiel) a través de sus técnicas constructivas David Gallego Valle Arqueólogo davidgallegovalle@gmail.com Eduardo Lillo-Fernández Arqueólogo ABSTRACT The purpose of this communication is to discuss the various resources used and available online, free and easy access to the documentation and study of defensive architecture. In particular, we refer to spatial information systems and some of the major databases. We discuss the advantages of using gvSIG as application program for the management and development of inventories of Spanish castles, and concludes with some practical examples of spatial query on the territory of the province of Badajoz. INTRODUCCIÓN El presente trabajo muestra una breve síntesis —dado el espacio que se nos brinda para esta publicación—, de los resultados obtenidos en el Proyecto de Investigación para el estudio de las técnicas constructivas del Castillo de la Estrella (Montiel, Ciudad Real) (Fig. 1), que forma IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 440 parte de una investigación en curso sobre la arquitectura militar del Campo de Montiel. Quisiéramos agradecer en este primer punto la ayuda prestada para la realización de este trabajo del profesor Jesús Molero (Área de Historia Medieval UCLM) y Antonio de Juan y Mercedes de Paz (Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava). La necesidad de realizar este proyecto vino dada por la falta de estudios actualizados de carácter específico sobre esta fortaleza en particular, y sobre los recintos castrales del campo de Montiel en general. El primer trabajo sobre el Castillo de la Estrella se publicó en 1957 (Dotor) y consistió en un recorrido por las principales noticias históricas relacionadas con la fortaleza. Habría que esperar a 1987 (Ruibal) para encontrar la primera investigación a pie de campo, apoyada en una completa documentación histórica. En ella se hacía una descripción muy minuciosa de las estructuras conservadas de la fortaleza, haciendo una primera clasificación de sus materiales y modos constructivos, y levantado la primera planta del edificio. Encontramos otras referencias en obras de carácter más general dedicadas al estudio de los castillos a nivel provincial (Ruibal, 1992) o a en relación con el Antiguo Reino de Toledo (Palacios, 2005). Más frecuente ha sido su inclusión dentro de trabajos sobre la Orden Militar de Santiago (Lomax, 1965; Madrid, 2004; Matellanes, 1995, 1999; De Ayala, 2007), o en otros de temática más amplia y de escala regional (González, 1975; Izquierdo, 2005). Partiendo de la documentación existente, se vio la necesidad de llevar a cabo un estudio acorde con las posibilidades que ofrecía el castillo, es decir, se optó por realizar un análisis de las estructuras emergentes del mismo, ante la imposibilidad de llevar a cabo cualquier tipo de intervención arqueológica directa. Ahora bien, no es el espíritu de este trabajo abordar la descripción lineal de los distintos elementos arquitectónicos que conforman el Castillo, sino por el contrario realizar un análisis de las técnicas constructivas de cada uno de ellos y a partir de las mismas, intentar explicar la realidad material e histórica de la fortaleza en toda su amplitud. La metodología aplicada en la investigación se ha basado en los planteamientos generales de la arqueología de la arquitectura (Parenti, 1990), con la particularidad de que hemos priorizado las relaciones estratigráficas entre las distintas fábricas del edificio, aplazando para otro momento la lectura estratigráfica de todo el conjunto, ya que excedía con mucho el marco y posibilidades de este trabajo. El primer paso fue la determinación de las estructuras que conformaban la fortaleza, para lo que se levantó un base planimétrica que incluía todas las construcciones, tanto las positivas como las negativas (retallados en la roca). En segundo lugar se ha dividido el edificio por zonas de estudio, individualizando cada lienzo y torre del conjunto. Tras estos pasos, el siguiente era el estudio de las distintas fábricas localizadas, encuadrándolas dentro su tipología constructiva (mampostería, tapial, sillarejo y ladrillo), y dentro de las mismas en las variantes que presentaban. Una vez que se obtuvieron estos datos, se procedió a ponerlos en relación con las fuentes históricas y materiales cerámicos que se observaban en la superficie del Castillo. Todo esto nos ha permitido plantear una cronología general sobre la evolución histórica de la fortaleza IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 441 en época medieval, aunque hemos de advertir que se trata de una primera aproximación que deberá ser contrastada con futuras intervenciones de mayor calado. ENCUADRE HISTÓRICO Si algo caracteriza a la documentación histórica sobre el Castillo de la Estrella, es el gran vacío que existe sobre el mismo hasta la conquista cristiana de la fortaleza, en el primer cuarto del siglo XIII. El cerro sobre el que se asienta se localiza en una importante posición estratégica, con una ocupación antrópica prolongada que se retrotrae a época prehistórica, según se comprueba a partir del abundante material cerámico de este período que puede observarse en superficie. De los primeros siglos de conquista musulmana todo son incógnitas. La zona estaba ocupada por una población bereber o de origen hispano tempranamente islamizada, como se ha podido constatar en la excavación de una maqbora en la cercana población de Villanueva de la Fuente (Menteixa) datada por sus investigadores desde el siglo IX al XI (Benítez y Álvarez, 2008). En estos primeros momentos el lugar pudo tener una ocupación por parte de campesinos-pastores, aunque no dudamos del valor militar y estratégico del enclave, relacionado con el abastecimiento de las tropas que recorrían los importantes viales de origen romano que discurrían por esta zona (González, 1975: 3). En el periodo que va entre el Califato y las Primeras Taifas el Castillo parece desarrollarse como un hisn articulador de los territorios circundantes, asociado a una estructura de población de un marcado carácter rural (Matellanes, 1999: 208) y al control de los caminos que discurren y se cruzan a los pies del castillo: el camino de Cuenca a Granada (Plaza, 2009:41-65), la vía de Mérida a Levante y el camino de Alcaraz a Úbeda (Ruibal, 1987:154). En este mismo periodo, dentro del Campo de Montiel, otras dos fortalezas emergen como importantes centros estratégicos, son los husun de Eznavexor y Alhambra (Matellanes, 1999: 125-140). Las tres fortalezas citadas formarían desde entonces una importante demarcación administrativa que parece estar más en relación con el área andaluza o levantina que con las tierras de La Meseta, como parece inferirse a partir del trazado de la caminería de toda esta zona. Lo que sí está claro es que a partir de la caída de Toledo y con las sucesivas invasiones norteafricanas se militariza la zona del Campo de Montiel, convirtiéndose todo el área en un balad asimilable a un iqlim o distrito, que va a tener su centro en la fortaleza que nos ocupa (Matellanes, 1999: 117), como confirma la descripción realizada por el Muyan de Yaqut a principios del siglo XIII (Palacios, 2005: 135). En este periodo son numerosas las noticias sobre enfrentamientos bélicos donde se ve envuelta la guarnición del castillo, como la denominada Batalla de la Mata de Montielllo, en 1142 (Ruibal, 1987: 154). Tras la jornada de las Navas de Tolosa, y en especial a partir de 1213, las fortalezas del Campo de Montiel van a ir cayendo una tras otra en manos de la Orden de Santiago que había IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 442 sido protagonista de la mayoría de las acciones bélicas en esta zona desde finales del siglo XII (Ruibal, 1994: 655; De Ayala, 2007: 423). Dentro de este proceso, la última fortaleza en caer sería precisamente el Castillo de la Estrella, que sufrió un largo asedio a cuyo fin debió construirse como padrastro el cercano Castillo de San Pablo (González, 1975; Palacios, 2006, 43), hasta su conquista definitiva en 1227 (sobre la problemática de esta fecha ver Ruibal: 1987:157). La fortaleza y sus términos fueron donados a la Orden de Santiago por parte Fernando III en 1227 (Ruibal, 1987: 158). La Orden creó con base en el mismo la Encomienda de Montiel desde donde potenció la repoblación de toda la zona, dotando a la villa del Fuero de Cuenca (Ruibal, 1987:158), creando un feria anual de ganado a partir de 1242 en la festividad de San Lucas, e intentando dotar al Castillo de recursos económicos mediante montazgos y portazgos asociados al paso de ganados y mercancías (De Ayala, 2007: 626-688). No obstante, los resultados fueron infructuosos durante la mayor parte del siglo XIII, generándose no pocos despoblados (Madrid, 2004: 145-176), muy probablemente porque en estos momentos los esfuerzos bélicos y económicos cristianos se centraron en la conquista y repoblación de la Andalucía Bética (De Ayala, 2007: 423). Hasta principios del XIV no se desarrolla totalmente la red comendataria santiaguista. A partir de entonces el Castillo de la Estrella se convierte en un punto estratégico de primer orden que articula política, administrativa y económicamente toda la comarca. Parece que fue en este momento cuando se construyó el recinto cristiano de la fortaleza, como adaptación a esta nueva realidad. Avanzando en el tiempo, y no queriendo detenernos en el abundante número de datos que de estas fechas se poseen sobre la Encomienda Montieleña, el siguiente hito importante se va a producir en 1369, en el contexto de la guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trasmatara, produciéndose en este momento el sitio de la fortaleza y la posterior batalla en los campos cercanos (Valdeón, 2005). Según se aprecia en la crónica del Canciller de Ayala, el Castillo se encontraba en estos momentos totalmente fortificado, con un aspecto muy similar al que describen los libros de visita de 1478 (De la Peña, 1961). La fortaleza estuvo habitada hasta los primeros años del siglo XVI (Ruibal, 1987: 160), aunque con un uso cada vez más reducido, al perder la mayor parte de sus funciones, encontrándose a fines de esta centuria en un estado de conservación preocupante, como se observa en las Relaciones Topográficas de Felipe II (Viñas y Paz, 1971). BREVE DESCRIPCIÓN DE LA FORTALEZA El Castillo de la Estrella se asienta sobre un cerro testigo con un amplio domino del territorio que presenta unas fuertes pendientes en todos sus flancos, salvo en el sudeste, estando rodeado el mismo por un meandro del rio Segurilla y muy próximo al río Jabalón. La fortaleza (ver Fig. 2) contó con tres recintos perfectamente diferenciados (Gallego, 2005). El más IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 443 bajo, localizado en la ladera sur, se corresponde con una muralla que envolvía la puebla medieval. Se puede apreciar su trazado en la vista aérea, aunque en superficie sólo se pueden documentar los restos de dos lienzos que no superan los 5 m de longitud. El segundo recinto, denominado por Amador Ruibal como Sector Exterior (1987: 166170), contaba con una longitud mural fortificada de 288 m. Está asociado con al antemuro de la fortaleza que rodeaba toda la zona superior del cerro, salvo el espacio ocupado por la Torre del Homenaje, y que estuvo compuesto por “siete cubos de cal y canto con el de la puerta” (De la Peña, 1961: 68). Este sector se corresponde a grandes rasgos con la fortaleza de época islámica, que fue transformada ligeramente en tiempos cristianos, documentándose en la realización de la misma un amplio abanico de técnicas y fases constructivas. En el flanco sur las defensas se encuentran muy perdidas, apoyándose las cimentaciones en los cortados de roca que han sido trabajados para conseguir verticalidad. Destaca el área donde muy probablemente se localizada la denominada “puerta de palo”, entrada a la fortaleza por este flanco, y donde actualmente se pueden documentar dos torres macizas, una de ellas retranqueada, entre las que parece adivinarse un hueco que se puede identificar con este acceso. En el área noroccidental se disponen dos torres, también macizas, adelantándose a un tramo de muralla que se construye en aquellos puntos donde las defensas naturales son más reducidas. Por último, todo el frente norte se encuentra muy arrasado, observándose únicamente la cimentación de la muralla que se adapta a la topografía del terreno y la presencia de cuatro torres, aunque dos de ellas sólo se intuye su basamento. El tercer recinto, Sector Interior en el trabajo de Ruibal (1987: 170-174) se corresponde con el alcázar santiaguista, que supone una reducción de espacio en relación con el hisn musulmán. Está ocupando la cota más elevada del cerro y se adapta a la topografía del terreno. Su fábrica es muy homogénea y se observa cómo responde en su mayor parte a un solo esfuerzo constructivo, uniéndose las torres con los lienzos murales que recorren el conjunto. Dentro del mismo se documentan tanto torres huecas cuadrangulares, con hasta tres pisos interiores, como otras macizas semicirculares que refuerzan todo el flanco norte. En último lugar, el sector ocupado por la Torre del Homenaje, hoy desaparecida, se localizaba en el punto más elevado de la fortificación y podría corresponder con un recinto individualizado. En la actualidad se observan los restos de un gran muro de casi dos metros de anchura y la presencia de unas importantes cimentaciones sobre los cortados de roca. Esta construcción estaba separada del resto de la fortaleza mediante “…un muro que está delante de la Torre del Homenaje que va una puente levadiça a la dicha torre” (De la Peña, 1978: 70). ANALISIS DE LAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS Es imposible hablar de castillos y fortificaciones sin hacer referencia al material con que fueron construidos (Martín, 2001: 184). Como dice el profesor A. Malpica (1996: 179): “Al tratarse de materiales que cuentan con una base física y ocupan un lugar en el espacio, están IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 444 provistos de códigos. Para conseguir su depuración como datos, es decir, para ser analizables desde una perspectiva histórica, es preciso dotarlos de una dimensión temporal”. Las técnicas constructivas empleadas en la realización del Castillo de la Estrella responden a varios momentos históricos que son fiel reflejo de las gentes que lo habitaron, y de su evolución a lo largo de su dilatada vida. Es conocida la dificultad de la datación mediante el estudio de los aparejos en las construcciones medievales, en especial debido a la importancia de las tradiciones locales en estas obras; no obstante, con el avance de los estudios sobre las fábricas tanto en la zona Granadina (Malpica, 1997; Martín, 2001; Flor de Luque, 2003) como en la Sevillana (Tabales, 2001; Graciani 2009), Levantina (Azuar,1995, 2009), Cordobesa y Extremeña (Márquez y Gurriarán, 2008), o en la propia Meseta (Molero, 2011; Zozaya, 2007), se pueden realizar comparaciones por paralelo que pueden dar unos resultados interesantes. Dentro de este proyecto se ha combinado el análisis de las técnicas constructivas y su relación estratigráfica, con el estudio de fuentes documentales y materiales arqueológicos cerámicos localizados en superficie, obteniendo unos datos que aportan un conocimiento muy importante sobre este recinto castral. En el Castillo se documentan cuatro técnicas constructivas: mampostería, tapial, sillarejo, y ladrillo; y dentro de las mismas variantes constructivas. De cada una de ellas se han realizado estudios de mortero, y en el caso del tapial, un análisis de la composición de los materiales que lo forman por parte de un conservador de materiales arqueológicos, Cristina Peña Ruíz, elaborándose una tabla-síntesis con los resultados obtenidos (ver imagen 3). MAMPOSTERÍA Es la obra realizada con mampuestos, de diverso tamaño, que se colocan a mano (Martín, 2001: 186). Se trata de la menos estudiada de las técnicas constructivas medievales (Malpica, 1996:209), principalmente por la variedad y dificultad que presenta. Dentro del Castillo de la Estrella se han documentado cuatro variantes de esta fábrica. Mampostería 1 Se trata del primer momento constructivo, generalizado en la mayor parte del castillo. Su presencia se ha localizado en los restos de la T3 y T4, así como en la construcción de los paramentos del antemuro del castillo (L1, L2, L3 y L5), cimentando en todos los casos sobre la roca madre. Ésta fábrica se encuentra muy arrasada o bien está cubierta por reconstrucciones posteriores, por lo que ha sido muy compleja su identificación y estudio. Corresponde a una mampostería en hiladas de 0,5 m de altura, con mampuestos de arenisca que se colocan a espiga y se traban con un mortero muy rico en cal y de gran compactación (Fig. 4). Cada hilera se separa de la siguiente mediante una tongada de cal que se refuerza con ripios de arenisca. Exteriormente se encontraba totalmente enfoscada mediante un revestimiento de cal, con una composición similar al de la traba, con una función de IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 445 aislamiento que creaba una superficie plana que evitaba escaladas (Malpica, 1997: 304). Estratigráficamente esta fábrica es posterior al Sillarejo 1, al que se adosa en la zona interna de la T7, y anterior a la Mampostería 2 y al Tapial 1, que se adosan para su construcción sobre la misma en la unión de la T2 con el L1 y L2. Mampostería 2 Este aparejo es uno de los más complejos de los identificados en este trabajo. Se localiza únicamente en la base del L9, correspondiéndose más con un forro que con un muro propiamente dicho. Está realizado mediante una mampostería de gran calidad en la cara externa del muro, dispuesta en hiladas, con piezas regulares de toba que se traban con mortero de cal. Su singularidad viene dada por el calzo individualizado de cada uno de los mampuestos mediante pequeños ripios del mismo material, que crean una composición rítmica en todo el conjunto (Fig. 5). La zona interna se rellena por una amalgama de ripios y piedras mezcladas con gran cantidad de aglomerante. El material procede claramente de la roca del cerro, documentándose en algunos puntos trabajos de cantería para su extracción. En cuanto a su ubicación estratigráfica, parece estar relacionado con la construcción de Sillería 2, pero es complejo de precisar debido al aislamiento de esta fábrica con respecto al conjunto de la fortaleza. Mampostería 3 Esta variedad se ha documentado en diversos puntos del antemuro de la fortaleza (L2, L3, L5, T7) y está relacionada con una fortificación de puntos débiles y con reparos en torres y paños de la fortaleza. Su composición es a base de mampuestos de arenisca, muy irregulares y de diverso tamaño, que se une mediante un mortero de cal muy pobre, prácticamente arenizado. Estratigráficamente es posterior al Sillarejo 1, la Mampostería 1 y a los Tapiales 1 y 2, a los que se adosa y cubre en distintos puntos del castillo. Mampostería 4 Se trata de una tipología por discriminación que hemos dado a una serie de cimentaciones que se documentan en el L5, y que parecen corresponder a una zarpa que aterraza el espacio en este punto. Su fábrica se observa con dificultad, pudiendo apreciarse diversas piezas de arenisca trabada con un mortero de cal muy arrasado. No se han podido establecer valores temporales de esta técnica en relación con los otros aparejos de la fortificación. TAPIAL La tabiya (Ibn Jaldun, 1977: 721-722) o tapial, consiste básicamente en la formación de cajones prismáticos de encofrado con varias tablas dispuestas en horizontal y unidas por otras en vertical llamadas costales o costeros (Malpica, 1997: 307; Martín, 2001: 187). Es la técnica IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 446 primordial de las construcciones andalusíes (Graciani y Tabales, 2003; Malpica, 1997:304). Se han documentado tres variantes de esta técnica dentro la edificación a estudio: Tapial 1 Localizada en todo el L1 sobre una base de mampuestos, se utiliza en la construcción de la T2 y la T5, estando la primera apoyada en la roca madre y habiendo desaparecido la cimentación de la segunda. Se corresponde con un tapial de tierra (Martín, 2001: 188) o monolítico (Valverde, 1995). Su composición en este caso (Fig. 6) es muy terrosa, con una mezcla en la que se observa la presencia de mampuestos de diverso tamaño, gravas, cascotes de cerámica y cantos de río. En la zona exterior la proporción de cal es sensiblemente mayor, pero no llega a crear una costra como en el Tapial 2. La métrica de los cajones presenta una modulación baja (Graciani, 2009: 126), con una altura entre 65 y 71 cm, una anchura que no se ha podido terminar al solaparse las juntas entre los mismos, y un grosor de 1,1 m. en el L1. Los mechinales son rectangulares, con unas dimensiones de 10 cm de longitud por 5 cm de altura. En la base de los cajones se documenta una peculiaridad constructiva, ya que sobre las agujas se colocan de forma paralela al cajón vigas de sabina que se dejan empotradas en la tapia, lo que refuerza sensiblemente la estructura. Es posterior a la Mampostería 1, a la que forra en todo el L1, y anterior al Tapial 2, con el adose de la T1 al L1 en el frente noreste del Castillo. Tapial 2 Esta variante está asociada a la construcción de la T1 (Fig. 6) y la T6 de la fortaleza, aunque con matizaciones. Se identifica con un tapial calicastrado (Malpica, 1997: 309) o de cal y costra (Martín, 2001: 189), aunque con ligeras variantes entre las dos estructuras, posiblemente relacionadas con la tipología constructiva, ya que la primera es hueca y la segunda maciza. En caso de la T1 la proporción de cal y piedras es mucho mayor, en especial en el basamento, donde prácticamente se asemeja a un tapial hormigonado (Azuar, 1995: 133). Por otro lado, en la T6 no se observa el refuerzo de vigas de madera horizontales sobre las agujas documentado en el interior de la T1, observándose un relleno con gran cantidad de mampuestos, cal y gravas, y una costra de cal en la zona exterior a modo de cuña de casi 15 cm. de espesor. La métrica de los cajones es similar, con una modulación aún baja (Gracini, 2009: 126) que no supera los 80 cm de altura. Los mechinales en ambos casos son rectangulares, con unas dimensiones de 15 cm de longitud media, y entre 3 y 5 cm de altura. En cuanto a la longitud del cajón, no se aprecian los bordes de unión, por lo que pensamos que puede tratarse de un tapial continuo usado como solución ante la reducida superficie a cubrir. Tapial 3 Se documenta sólo en el L13 y constructivamente se trata de un encofrado de tierra. Al exterior posee un paramento a base de piedras y cal que ha sido descarnado, observándose la IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 447 presencia de mechinales con forma redondeada y que se introducen en diagonal hacia el interior del muro (Fig. 7). En el núcleo se observa una especie de tapia formada por tongadas de echadizos de tierra, de diverso grosor y claramente sin depurar. Esta técnica parece vinculada a la construcción de una plataforma, sobre la que se cimentaba una estructura hoy prácticamente desaparecida y de la que desconocemos su uso. SILLAREJO Dentro de este trabajo se ha documentado tres variantes de esta técnica constructiva. Sillarejo 1 Sólo se documenta en los restos de la T7 (Fig. 8). Está formado por un paramento a base de sillarejos de arenisca dispuestos a soga y tizón, con un predomino casi total de los segundos. En altura está formando por hiladas muy regulares, con piezas bien escuadradas de 40 cm de altura media. No se puede apreciar su trabazón interior, pero al exterior presenta un llagueado de perfil bajo compuesto por un mortero de cal de gran calidad. Esta técnica en la más antigua documentada en la fortaleza, aunque está semioculta por los añadidos de la Mampostería 1 en la zona norte, y el forro de la Mampostería 3 en el sur. Sillarejo 2 Se corresponde con la fábrica empleada para levantar casi por completo el recinto santiaguista del Castillo. Este hecho apunta hacia un esfuerzo constructivo muy importante en el empleo de este material, aunque matizable por la abundancia de canteras de arenisca en toda la zona. Los sillarejos (Imagen 9) presentan unas dimensiones similares en los paramentos de entre 35 y 45 cm de longitud, que en algunos puntos se calzan mediante pequeños fragmentos de teja. El interior del muro está formado por una argamasa baja en cal y rica en árido, con gran cantidad de ripios. Sillarejo 3 Esta variante se localiza en la T9 y L10 (Imagen 10) asociado a obras refuerzo de la fortaleza, y en la T2 calzando su basamento. Es prácticamente similar a la anterior salvo por dos detalles. El material utilizado es la arenisca, pero en este caso de un color grisáceo y que se calza en las hiladas mediante pequeñas lajas. En segundo lugar se asocia a un mortero muy rico en cal, con una mezcla compactada y bien depurada. LADRILLO La última fábrica documentada es el ladrillo. Se asocia al Sillarejo 2, usado para la construcción de las bóvedas de la torres huecas (T9, T12, T18) y a los vanos que aún se IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 448 conservan (L7 y L11). Las piezas están bien depuradas y cocidas, sin intrusiones en la arcilla. Sus dimensiones son similares en todos los casos identificados: 28 cm de longitud por 20 cm de lado y 3,5 cm de grosor, similar al usado en el área toledana (Ruibal, 1987: 164). Se traban mediante un mortero de cal con una proporción media entre el árido y la cal. CONCLUSIONES Con el estudio de las fábricas del Castillo de la Estrella, apoyadas en la documentación arqueológica e histórica, y por medio de la comparativa con otras construcciones peninsulares, creemos poder hacer una primera propuesta cronológica de la evolución de la fortaleza. Estos resultados deberán ser revisados o complementados con futuros trabajos en el edificio y en otras fortificaciones del Campo de Montiel. La primera evidencia constructiva se corresponde con el Sillarejo 1 de la T7, que por su fábrica de predomino de tizones (Malpica, 1996: 296) y la localización de cerámicas emirales con decoración de trazos verticales en almagra en la superficie del cerro (Castillo, 1996: 200), habría que datar en un amplio arco cronológico que iría entre el Emirato y los inicios del Califato Cordobés. El siguiente momento edilicio se relacionada con la Mampostería 1, que al localizarse en la mayor parte del antemuro parece relacionarse con la primera gran fortificación del enclave en época andalusí. Su fábrica de mampuestos dispuestos a espiga en hiladas separadas con tongadas de cal, es muy similar a la documenta en la Mezquita-III de la Rábita de Guardamar (Azuar, 2009: 36) o algunas fábricas de la ciudad de Valencia o Murcia (Azuar, 2009: 25), todos ellos encuadrados en la segunda mitad del siglo X. En el castillo de la Estrella creemos poder asimilar esta fábrica al período que va entre el Califato y las Primeras Taifas, apoyándonos también en materiales cerámicos superficiales con decoración a cuerda seca total o con las típicas acanaladuras (Aguado,1983). La presencia del Tapial 1 y Tapial 2 con cajones de modulación baja, posiblemente basados en el codo rassasi (Tabales, 2001: 1082), y la extensión de las construcciones en tapial en las fortificaciones islámicas a partir del siglo XI (Tabales, 2001: 1082), parecen encuadrarse en el momento norteafricano, época de la que se tienen un número mayor de referencias documentales y arqueológicas. No obstante, hay que matizar la mayor antigüedad del Tapial 1 con respecto al Tapial 2, que se le adosa, aunque con los datos actuales no podemos precisar la datación de ambos momentos constructivos. Sólo podemos apuntar, a modo de hipótesis que la edificación de la T1, por las singularidades ya descritas, puede responder a la última obra islámica de la fortaleza o a un momento cristiano muy primitivo. Tras la conquista cristiana, en el primer cuarto del siglo XIII, se realizaron pequeñas reformas y adaptaciones en la fortaleza para adecuarla a la nueva realidad política (Ruibal, 1994: 657), pudiendo encuadrarse en estos momentos el uso de la Mampostería 2 y 3. Dentro IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 449 de esta última destacan los trabajos en la T7 y en el L5, reforzando la zona de la posible entrada. Con la consolidación de la Encomienda de Montiel (De Ayala, 2007: 333), se construyó el recinto superior del Castillo mediante el Sillarejo 2 y las fabricas en ladrillo, técnicas utilizadas también en la construcción del Castillo de Montizón. Proponemos fechar este esfuerzo edificatorio en el último cuarto del siglo XIII e inicios del siglo XIV. Por último, el uso del Sillarejo 3 parece estar relacionado con obras llevadas a cabo en el siglo XV para el reparo de la fortaleza, documentándose algunos de ellos en los Libros de Visita (ver De la Peña, 1978). IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 450 Bibliografía AGUADO VILLALBA, A. (1983): La cerámica hispanomusulmana de Toledo. CSIC. ALVAREZ GARCÍA, H.J. y BENÍTEZ DE LUGO ENRICH, L. (2007): "Necrópolis tardoantigua e islámica de Mentesa Oretana (Villanueva de la Fuente, Ciudad Real)", e.p. AZUAR RUIZ, R. (1995): “Las técnicas constructivas en al-Andalus. El origen de la sillería y el hormigón de tapial”. En V Semana de Estudios Medievales de ájera. Logroño. págs: 125-142. AZUAR RUIZ, R. (2008): “La construcción en al-Andalus”. Construir en al-Andalus. Monografías del conjunto Monumental de la Alcazaba. págs. 12-39. CASTILLO ARMENTEROS, J.C. (1996): “La cerámica emiral de la Campiña de Jaén”. Arqueología y territorio medieval º 3. Jaén. págs. 191-220. DE AYALA MARTINEZ, C. (2007): Las órdenes militares hispánicas en la Edad Media (siglos XII-XV). Marcial Pons Historia. Barcelona. DE LUQUE, F. (2003): El Castillo de Piñar: Análisis estratigráfico de las estructuras en superficie. Nakla. Granada. DE LA PEÑA, Mª T (1961): "La Encomienda de Montiel en 1478". La Mancha. Revista de Estudios Regionales, nº 4. Ciudad Real. págs. 2-15. VALDEÓN BARUQUE, J. (2005): Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara: ¿La primera guerra civil española. Aguilar, s.a. de ediciones-grupo Santillana. Madrid. DOTOR MUNICIO, A. (1957): “La histórica villa y el Castillo de Montiel”. Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Año 5, Nº 18, págs. 73-79. GALLEGO VALLE, D. (2005) “El Sistema defensivo de la Encomienda Santiaguista de Montiel”. Revista Campo Arenate, Nº 1. Ciudad Real. págs. 18-30. GONZÁLEZ, J. (1975). “La repoblación de La Mancha”, en VV.AA. VII Centenario del Infante don Fernando de la Cerda. Jornadas de Estudio. Instituto de Estudios Manchegos. Madrid. GRACIANI GARCÍA, A.; TABALES RODRIGUEZ, M.A. (2008): “El tapial en el área sevillana. Avance cronotipológico estructural”. Arqueología de la Arquitectura, 5. págs. 135-158. GRACIANI GARCÍA, A. (2009): “La técnica del tapial en Andalucía Occidental”. Construir en alAndalus. Monografías del conjunto Monumental de la Alcazaba. págs. 112-141. LOMAX, D. (1965): La Orden de Santiago, 1170-1275. Escuela de Estudios Medievales. Madrid MADRID MEDINA, A. (2004): “Un señorío de la Orden de Santiago en la Edad Media: el Campo de Montiel”. Cuadernos de Estudios Manchegos º 28. págs. 143-176 MALPICA CUELLO, A. (1998): “Las técnicas constructivas en al-Ándalus. Un debate entre la Arqueología y Arquitectura”. En Técnicas agrícolas, Industriaus e Constructivas na Idade Media. Celanova. págs. 277-336. MARQUEZ BUENO, S; GURRIARAN DAZA, P. (2008): “Recursos formales y constructivos de la arquitectura militar almohade en al-Andalus”. Arqueología de la Arquitectura 5. págs. 115-134. MARTIN CIVANTOS, J.M. (2001): “Ensayo de análisis comparativo de técnicas, materiales y tipos constructivos de las fortificaciones medievales del Zenete (Granada)”. En Miscelánea Medieval Murciana. Murcia. págs. 183-220. IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 451 MATELLANES MERCHAN, J. (1995): “La colonización Santiaguista del Campo de Montiel”. Actas del Congreso internacional conmemorativo del VIII centenario de la Batalla de Alarcos. Ciudad Real. MATELLANES MERCHAN, J. (1999): “La Orden de Santiago y la organización social de la Transierra castellano-leonesa (ss. XII-XIV)”. Cuadernos de Historia Medieval. Monografías 1. MOLERO GARCÍA, J. (2011): Fortificaciones medievales y organización del espacio en el Campo de Calatrava. Tesis Doctoral inédita. UCLM. Ciudad Real. PALACIOS ONTALVA, J.S. (2008): Fortalezas y poder político. Castillos del Reino de Toledo. AACHE Ediciones. Guadalajara. PARENTI, R. (1995): “Historia, importancia y aplicaciones del método de lectura de paramentos”. Informes de la Construcción vol.46 nº 435 (19-29). Instituto Eduardo Torro]a-CSIC. Madrid. PLAZA SIMÓN, A. (2010): “El Camino Real de Granada a Cuenca ¿un itinerario romano entre la Celtiberia y la Oretania, por la Mancha y el Campo de Montiel? II. Recapitulación.” uevo Miliario: boletín sobre vías romanas, historia de los caminos y otros temas de geografía histórica. º 10. págs. 4165. RUIBAL RODRÍGUEZ, A. (1984): "El enclave de Montiel: Vestigios de los antiguos castillos de La Estrella, San Polo y del Lugar de Torres", en Anuario de Estudios Medievales. Barcelona. CSIC. págs. 155185 RUIBAL RODRIGUEZ, A. (1992): Castillos de la provincia de Ciudad Real. Lancia Ediciones. RUIBAL RODRIGUEZ, A: (1994): “Organización del territorio y arquitectura militar: comparación entre ejemplos de los siglos XIII-XV de las Ordenes de Calatrava y Santiago”. En Actas del I Congreso de Castellología Ibérica. Palencia. págs: 655-672. TABALES RODRÍGUEZ, M.A. (2001): “Algunas reflexiones sobre fábricas y cimentaciones sevillanas en el periodo islámico”. Actas del tercer congreso nacional de Historia de la construcción. Sevilla. págs. 1077-1088. VALVERDE ESPINOSA, I. (1995): “Técnicas de estudio aplicadas al análisis de tapiales”. En Curso de Técnicas de diagnostico aplicadas a la conservación de los materiales en los edificios históricos. Granada. VIÑAS, C. y PAZ, R. (1971): Relaciones de los pueblos de España ordenadas por Felipe II. 1575. Ciudad Real. Madrid. ZOZAYA STABEN-HANSEL, J. (2007): “Las fortificaciones andalusíes”. Artigrama. Revista del Departamento de Historia de Arte la Universidad de Zaragoza. º 22. págs. 233-258. IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 452 IMÁGENES Figura 1.- Localización del Castillo en la provincia de Ciudad Real Figura 2.- Planta general con indicación de las técnicas constructivas IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 453 Figura 3.- Tabla con los resultados de los análisis de morteros y tapiales Figura 4.- Vista en detalle de la Mampostería 1, con la Mampostería 3 adosándose, en el L2. Figura 5.- Detalle fábrica Mampostería 2 IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 Figura 6.- Vista general de la T1 y la T2 con el L1 454 Figura 7.- Toma del frente del L13, realizado en Tapial 3. Figura 8.- Vista de la T7, forrada por la Mampostería 3 Figura 9.- T9, realizada en Sillarejo 2. IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 Figura 10. -Vista de la T10, reforma construida en sillarejo 3. 455 Figura 11.- Detalle sistema refuerzo de los tapiales Figura 12.- Vista del frente noreste del Castillo con las construcciones en Tapial 1 y 2 Figura 13.-Vano de la T17 realizado en ladrillo IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012 456 Figura 14.- Vista del frente de la T6 Figura 15.-Vista de la zona sudeste del Castillo, obsérvense los retallados en la roca IV Congreso de Castellología. Madrid 7,8 y 9 de marzo de 2012