+MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
0.- Introducción
1.- Situación política, social y cultural
2.- EL MODERNISMO
2.1.- El concepto
2.2.- Características
2.3.- Fuentes del Modernismo
2.4.- Temas
2.5.- Autores
2.6.- La lírica en el Modernismo:
- Temas
- Estética/Renovación del lenguaje
- Métrica
- Autores
3.- LA GENERACIÓN DEL 98
3.1.-El concepto y sus límites
3.2.- Estilo y temática
3.3.- La lírica: características y autores
3.4.- La novela: características y autores
3.5.- El teatro: características y autores
0.- Introducción
La decadencia política y cultural española de finales del siglo XIX desemboca en un impulso renovador que origina la aparición en nuestra literatura de dos corrientes: el Modernismo y la Generación del 98.
Ambos movimientos comparten el ideario de ruptura con el Realismo y el Naturalismo, y pretenden conseguir una renovación estética. Los rasgos comunes son: el ansia innovadora, la preocupación patriótica y la búsqueda de soluciones a los problemas del ser humano, así como la creación de un estilo nuevo.
Pero la actitud que adoptan ambas corrientes es bien distinta:
El Modernismo centra sus esfuerzos en la renovación estética. El rechazo de un mundo burgués y materialista los lleva a valorar el “arte por el “arte”, en el que se refugian. El resultado es un lenguaje preciosista y exótico, repleto de adjetivos sugerentes, figuras literarias (metáforas, comparaciones, sinestesias…), cultismos y neologismos.
Los autores de la Generación del 98, en cambio, optan por una actitud más crítica y radical, con la esperanza de cambiar España, enormemente desorientada. Fruto de ello es una literatura más sobria mediante la cual los autores canalizan sus inquietudes sociales, históricas y culturales.
Estas corrientes abarcan desde 1888, fecha en que el poeta nicaragüense Rubén Darío publica Azul, hasta 1914, cuando Azorín señala la aparición de una nueva generación literaria: los novecentistas. (o de 1885 a 1945)
El período está marcado por el conocido Desastre del 98 que significará la decadencia política y cultural de España a finales del siglo XIX.
1.- Situación política, social y cultural (alumnos)
2.- EL MODERNISMO
2.1.- El concepto
En su origen el mote “modernistas” era lanzado con matiz despectivo por los enemigos de las novedades. Sin embargo, hacia 1890, Rubén Darío y otros asumen con orgullo tal designación. Y a partir de entonces, la palabra Modernista irá perdiendo su valor peyorativo y se convertirá en un concepto fundamental de nuestra historia literaria.
El concepto de Modernismo es aún objeto de distintas interpretaciones sobre su extensión y límites. Dos son sustancialmente las posturas:
La más estricta considera al Modernismo como un movimiento literario bien definido, que se desarrolla entre 1885 y 1915, y cuya cima es Rubén Darío. Considerado como una tendencia esteticista y escapista (esto es, que se evade de los problemas de la sociedad circundante).
A lo anterior se oponen quienes piensan que el Modernismo no es sólo un movimiento literario, sino una época y una actitud. Tal interpretación fue defendida por Juan Ramón Jiménez.
Intentando conciliar las 2 posturas, cabría definir el Modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente, que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial.
2.2- Características
- Desprecio del mundo burgués y preferencia por ambientes alejados de la realidad del momento.
- Búsqueda de lo exótico, lo precolombino y lo oriental, por lo que tienen de misterioso y místico.
- Gusto por la armonía de la cultura grecolatina.
- Presentación de la belleza formal del texto como finalidad y de acuerdo con la idea de ofrecer un arte refinado que se dirige, especialmente, a los sentidos. Es colorista y deslumbrante.
- Proclamación de una estética liberada de todo código y modelo en aras de una creación personal.
- Renovación de la sintaxis, el léxico, la métrica y el ritmo poéticos, buscando una musicalidad en la expresión.
2.3.- Fuentes del Modernismo
Recoge influencias de dos movimientos franceses de la segunda mitad del siglo (el Parnasianismo y el Simbolismo que lo encaminan a considerar el arte por el arte y a usar la palabra evocadora y sugerente.
También siguen a autores hispánicos como Gustavo Adolfo Bécquer. Y es que el autor de las Rimas era, entre nosotros, un precursor del Simbolismo (recordad, entre tantos otros, el símbolo del “arpa olvidada” en la famosa rima VII). De él arranca una veta intimista y sentimental que reconocerán los poetas modernistas desde Rubén Darío a J.R. Jiménez, pasando por Machado y tantos otros. En suma, Bécquer es un puente entre el Romanticismo y la poesía contemporánea. Estos autores hispánicos no serán solo románticos, sino también anteriores, como los medievales.
También se fijan en autores de otras procedencias: los estadounidenses Edgar Allan Poe y Walt Whitman; el británico Oscar Wilde, el italiano Gabrielle D’Annunzio, etc.
2.4.- Temas
La temática del Modernismo apunta en dos direcciones: una tiende a la exterioridad sensible (imágenes legendarias, paganas, exóticas, etc.). la otra línea apunta a la intimidad del poeta (unas veces vitalista, otras melancólica y angustiada). A partir de este segundo aspecto es como mejor se explica el sentido unitario de toda la temática modernista.
1.- Una desazón “romántica”. El Modernismo tiene notables afinidades con el Romanticismo: semejante rechazo de una sociedad vulgar, parecida sensación de desarraigo, de soledad… Una nueva crisis espiritual exalta otra vez, por encima de la razón, las pasiones y lo irracional; y la literatura vuelve a dar entrada al misterio, a lo fantástico, a los sueños…
Pero lo más importante son las manifestaciones de hastío y de profunda tristeza. La melancolía y la angustia son sentimientos centrales.
2.- Evasión. El modernista huye a veces del mundo por los caminos del ensueño (es una de las formas de mostrar su desacuerdo con la realidad).
Hay una evasión en el espacio y en el tiempo: hacia mundos exóticos como China, Japón, India… y hacia la época clásica, Edad Media, Renacimiento… en busca del ideal de belleza y nos presenta un universo idílico poblado de dioses, princesas, musas, ninfas… que viven en jardines y palacios de ensueño.
EJEMPLO: En los siguientes versos de Azul, Rubén Darío plasma la evasión hacia la época clásica
Ya de un corinto templo cincela una metopa,
ya de un morisco alcázar el capitel sutil;
ya, como Benvenuto, del oro de una copa
forma un joyel artístico, prodigio de buril.
Pinta las dulces Gracias, o la desnuda Europa,
en el pulido borde de un vaso de marfil,
o a Diana, diosa virgen de desceñida ropa, […]
Rubén Darío, Azul.
3.- Cosmopolitismo. Es algo ligado con lo anterior: un aspecto más de la necesidad de evasión. El poeta se siente ciudadano del mundo y considera a París como capital de ese mundo refinado que imagina y desea. Huye del provincianismo y busca lo aristocrático y lo exquisito.
4.- El amor y el erotismo. De manera delicada e idealizada, se idealiza a la amada, aunque suele ser un amor imposible. Los poetas modernistas son los primeros en introducir referencias sensuales y eróticas en sus composiciones, evocando la sensualidad y el goce físico del amor.
5.- Indigenismo o temas americanos. Paisajes y héroes hispanoamericanos se incorporan a la estética modernista como una forma más de evasión hacia la época precolombina, o como un intento de encontrar sus propias señas de identidad y de rehusar las imposiciones norteamericanas.
6.- Lo hispánico. Paisajes, tierras de España… Es una defensa de lo español para acentuar las diferencias respecto a la influencia norteamericana.
7.- Angustia existencial. La amargura del presente, el hastío, la melancolía por el pasado y la incertidumbre ante el futuro aparecen tratados con un tono triste, nostálgico y melancólico.
2.5.- Autores
En España existieron precursores del Modernismo como Ricardo Gil, Manuel Reina, Francisco Villaespesa y, sobre todo, Salvador Rueda. No obstante, la amplia resonancia de esta tendencia en nuestro país no se produjo hasta que el poeta Rubén Darío lo visita en 1892 y publica Prosas profanas (1896), obra que significa el triunfo de la concepción modernista.
Como figuras características de nuestro Modernismo habría que destacar a Manuel Machado, y en un nivel inferior a Marquina.(teatro)
Aunque el Modernismo se plasmará en la poesía, cabe destacar a tres grandes autores que en sus principios se considerarán modernistas:
Valle-Inclán, máximo representante de la prosa modernista en su primera época.
Antonio Machado, que arranca de un Modernismo intimista y simbolista.
Juan Ramón Jiménez, que cultiva el Modernismo antes de su giro en 1916.
2.6.- La lírica en el Modernismo:
Temas (igual)
Estética/Renovación del lenguaje
La búsqueda de belleza, de exquisitez y de elegancia influyen en el lenguaje, en cuanto al uso del léxico y los recursos estilísticos. Se persiguen la musicalidad (iban frases vagas y tenues suspiros/entre los sollozos de los violoncelos), la sonoridad (la voz robusta de las trompas de oro) y el colorismo (son riquísimos los efectos plásticos que se consiguen: amor lleno de púrpuras y oros (R. Darío) / diosa blanca, rosa y rubia hermana (R. Darío). Las innovaciones estilísticas del Modernismo que se caracterizan por su valor ornamental o por su poder sugeridor (o por ambas cosas) son:
se caracteriza por la riqueza y la belleza del léxico, el cual se enriquece con cultismos o voces de exóticas resonancias, o con adjetivación ornamental:
Ej.; unicornio, dromedarios, pavanas (Danza española, grave y seria y de movimientos pausados), propileo sacro (vestíbulo de un templo sagrado), ebúrneo cisne (cisne de marfil), sensual hiperestesia (sensibilidad excesiva y dolorosa), bosque hiperbóreo (Se dice de las regiones muy septentrionales (del norte) y de los pueblos, animales y plantas que viven en ellas), alma áptera (que carece de alas)…
Ej. de adjetivación:
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
Rubén Darío, Azul
se usa frecuentemente la sinestesia (atribuir a un sentido sensaciones que corresponden a otro). Ej.: callado jardín, verso azul, esperanza olorosa, sol sonoro…
se utilizan otros recursos como hipérbatos, aliteraciones, metáforas…
Métrica
Por influencia del Simbolismo, se prolongan las aportaciones de los románticos, se incorporan formas procedentes de Francia, se resucitan versos y estrofas antiguos…, pero introduciendo algunas innovaciones:
Estrofas y versos. Emplean sonetos, silvas, romances… pero con versos atípicos en la literatura castellana por influencia francesa: eneasílabos (apenas usados en nuestra poesía) y dodecasílabos (con hemistiquio central 6 + 6: Era un aire suave de pausados giros). Cabe destacar el alejandrino (14 sílabas con hemistiquio. Ej.: ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa / quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, / tener alas ligeras, bajo el cielo volar, […] Rubén Darío, Sonatina) como verso preferido, utilizado ya por Gonzalo de Berceo en la época medieval.
Ritmo. Da a los versos un efecto musical y sonoro que se consigue, principalmente, por los acentos del verso (para mí: dactílicos: óoo “ínclitas razas ubérrimas!,anfíbracos: oóo “¡Ya viene el cortejo!”, anapestos: ooó)
Rima. Además de mantener las rimas alternantes (consonante, asonante), usan también los versos monorrimos
En el nombre del Padre, que fizo toda cosa, A
Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa, A
El del Spíritu Sancto, que egual dellos posa, A
De un confesor sancto quiero fer una prosa. A
“Vida de Santo Domingo de Silos” Gonzalo de Berceo. (Siglos XII-XIII)
y la rima interna: pues como su nombre indica es la que rima vocablos interiores del verso, sin dejar de rimar los finales, o rimando también con ellos.
Muy alto sseñor, non visto aduay,
nin visto color de buen verdegay,
nin trobo discor nin fago deslay,
pues tanto dolor yo veo que ay.
Anónimo. (Cancionero de Baena)
Autores
Rubén Darío
Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento. Nació en una aldea de Nicaragua en 1867. Se inició joven en el periodismo, tarea que mantendría durante casi toda su vida, caracterizada por continuos viajes: va a Chile en 1886; en 1890 vuelve a El Salvador (allí se casa por primera vez); en 1892 pasa a Guatemala y de allí viene a España. Sigue por Argentina, EE.UU, y París. En Managua conoce a su segunda esposa, Rosario Murillo. En 1894 deja París y se instala en Argentina, donde colabora con el periódico La Nación. Como corresponsal de este periódico vuelve a España en 1898. De allí pasa a París, realiza un periplo por Europa y vuelve a Madrid. En 1907 regresa a Nicaragua, donde lo nombran cónsul de España, y viene a nuestro país después de visitar París. Regresa a América en 1914, ya muy enfermo. En Guatemala se reúne con su mujer y regresa a su país natal, donde muere en 1916 (aún hoy no se sabe la enfermedad que padeció).
La obra de Rubén Darío.
Su primera obra poética de importancia es Azul (1888), en la cual aún no se dan innovaciones métricas y estróficas, pero sí otros rasgos modernistas como la sensualidad, la musicalidad, la melancolía, la preocupación por el léxico, el cultismo y la adjetivación. Prosas profanas (1896) es el libro que marca su magisterio poético en la literatura en lengua castellana a ambos lados del Atlántico (el modernismo es el primer movimiento literario que inicia el camino desde Hispanoamérica hacia España). En este libro, la poesía de Darío llega a su culminación modernista. En él están presentes el erotismo, el paganismo, la belleza, el colorido… Se recurre a imágenes sugeridas por las distintas artes (música, pintura, escultura), la mitología aparece una y otra vez, los símbolos religiosos se utilizan como recursos estéticos y lo exótico se convierte en necesario.
Por otro lado, logra la tan buscada musicalidad: el ritmo sigue el clima creado temáticamente en el poema; para ello se vale de los acentos rítmicos, de medidas variadas de verso, aliteraciones, onomatopeyas, polisíndeton, anáforas, paralelismos, repeticiones, bimembraciones… Con Cantos de vida y esperanza (1905), Darío profundiza en aspectos relacionados con el paso del tiempo y la crisis existencial del hombre. Disminuye el vitalismo de Prosas profanas para dar lugar a una actitud reflexiva, de preocupación, de interrogación personal. La pérdida de la juventud, etapa pletórica de la vida, significa además el fin de ilusiones y esperanzas. Ésta es también la poesía del Darío que se compromete con la realidad de su tiempo, el que observa el avance de EE.UU. como potencia y el peligro que ello supone para las naciones hispanoamericanas.
Manuel Machado Sevilla - Madrid (1874-1947)
Buen conocedor de la obra de Rubén Darío, así como de los simbolistas y parnasianos, sin embargo, su lírica no será tan grandilocuente. Sus libros de poesía más importantes serán Alma (1900), Apolo (1911) y Cante hondo (1912), en los que también influye el folclore andaluz.
En sus poemas ensalza el casticismo (por ejemplo su referencia a los toros), la vida bohemia, los amoríos superficiales, el intimismo y los personajes de la historia de España.
Juan Ramón Jiménez (Moguer 1881- Puerto Rico 1958)
La obra de Juan Ramón Jiménez se inicia dentro del Modernismo literario. Su trayectoria poética ejemplifica la evolución de la lírica española desde el Modernismo al Vanguardismo. En ella podemos distinguir tres etapas: la sensitiva, la intelectual y la suficiente, según terminología del propio autor. En cada una de ellas se reiteran los temas principales de su obra: la belleza, la poesía, el amor, la naturaleza, la eternidad y Dios.
Etapa sensitiva (1900-1915). Sus primeras composiciones presentan un cariz romántico e intimista, influido especialmente por la poesía de Bécquer; sin embargo, y tras su encuentro con Rubén Darío, incorpora rasgos modernistas y publica entre otros: Almas de violeta, Ninfeas, Arias tristes, Jardines lejanos, Baladas de primavera y Pastorales. Métricamente, no obstante, predominan los versos octosílabos y la rima asonante.
A partir de 1908, se aleja de la sonoridad y la ornamentación modernistas. Sus obras reflejan ya la sencillez, al menos aparente, con la que el poeta intenta componerlas. Para ello, utiliza versos endecasílabos y alejandrinos. Entre las obras de estos años destacamos: Elejías, La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, y Sonetos espirituales.
Etapa intelectual (1916-1936)
Etapa suficiente (1936-1958)
En su poesía se mantienen ciertos símbolos propios del modernismo, sobre todo el del mar: un mar que atrae, que despierta la melancolía, pero también el ansia de belleza y de tranquilidad. Es el movimiento y la quietud, la inmensidad, el azul que invita a soñar, cambiante como la poesía misma, en constante ir y venir.
Cabe destacar su obra Platero y yo (1907).
… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
Juan Ramón Jiménez
“Poemas agrestes”
- ¿Cuál es el tema del poema?
La muerte.
- Explica de qué elementos se vale el poeta para sugerir el tema.
Los verbos de movimiento en futuro (me iré), en contraste con la ausencia de movimiento de se quedarán, se quedará, además de los complementos del nombre con la preposición que tienen un valor d negación: sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido.
- ¿Qué figuras retóricas encuentras?
Polisíndeton
Metonimia: tocarán las campanas (alguien las toca), el pueblo se hará nuevo (no es el pueblo sino los habitantes.
Derivación: las campanas del campanario
La canción de la carne
Para Francisco Villaespesa
Las moradas sombras de la tarde muerta
por el hondo valle lentas resbalaban…;
la selva sombría
se quedó en silencio, triste y solitaria…;
cortando con lumbre las siluetas largas,
largas y espectrales
de los negros árboles,
asomó la Luna por el alto monte su faz
tersa y pálida…
Un suspiro lúbrico
estremeció el bosque triste y solitario…;
resonaron luego frescas carcajadas…;
y entre los ramajes de hojas cristalinas,
surgieron desnudad, radiantes y blancas,
hermosas bacantes
que al beso plateado de la Luna tersa, de
la Luna pálida,
parecían vivientes estaturas de nieve,
parecían estatuas
de marmóreos pechos, de muslos pentélicos,
de espaldas turgentes, ebúrneas y albas…
Juan Ramón Jiménez
“Ninfeas”
Antología poética
Señala los elementos modernistas de La canción de la carne.
3.- LA GENERACIÓN DEL 98
3.1.- El concepto de “Generación del 98”
Fue Azorín quien propuso tal denominación en unos artículos de 1913. Según él, integraban la “Generación del 98” autores como Unamuno, Baroja, Maeztu, Valle-Inclán… (no cita a Antonio Machado). Esto sorprenderá a quienes estén acostumbrados al repetido deslinde entre modernistas y noventayochistas. Sin embargo, ha de advertirse que, según Azorín, los rasgos que permiten agrupar a tales autores son, no sólo un “espíritu de protesta”, sino también “un profundo amor al arte”; y entre las influencias, señala las de parnasianos y simbolistas. Queda claro, pues, que tal “generación” no es, para Azorín, algo deslindado del Modernismo ni opuesto a él.
Por lo tanto, podemos decir que el término Generación del 98 se ha aplicado tradicionalmente a un grupo de escritores de finales de siglo, coetáneos a los modernistas (Miguel de Unamuno, Pío Baroja, José Martínez Ruiz “Azorín”, Ramiro de Maeztu y Antonio Machado. Mención aparte merece Ramón María del Valle-Inclán, ya que aunque se le incluye dentro de la Generación del 98, encontramos en su obra inexistencia de puntos en común con los autores anteriores).
Pedro Salinas, en un ensayo de 1935, aplica al 98 el concepto de “generación literaria”, que establece unos requisitos generacionales, tales como:
Nacimiento en años poco distantes. En efecto, once años separan al más viejo y al más joven de los autores citados (Unamuno, 1864; Antonio Machado, 1875).
Relaciones personales. A Baroja, Maeztu y Azorín, les unió una gran amistad, y tuvieron contactos con Unamuno y Valle. Coincidieron en las mismas tertulias, en las mismas revistas…
Participación en actos colectivos propios. En 1901, un viaje a Toledo o un homenaje a Larra, en 1902, el homenaje a Baroja por la publicación de Camino de perfección, etc.
El acontecimiento generacional que aúna sus voluntades fue el “Desastre del 98”, fecha que les dio nombre.
Lenguaje generacional. Son evidentes las novedades estilísticas que los distancian de la generación anterior.
Estos son algunos de los requisitos que propone Salinas para aplicar el concepto de “Generación del 98”, pero cabe mencionar, que aún a día de hoy, hay ciertos críticos que no ven una diferencia entre Modernismo y Generación del 98.
No obstante, esta corriente literaria se forma a partir del “Grupo de los Tres”, integrado por Ramiro de Maeztu, Pío Baroja y Azorín, quien dijo que “el grupo no podía permanecer inerte ante la dolorosa realidad española. Había que intervenir”, refiriéndose a la España de la época.
3.2.- ESTILO Y TEMÁTICA
Los rasgos estilísticos comunes a los autores de la Generación del 98 son:
el uso de un lenguaje sencillo marcado por un claro antirretoricismo
el enriquecimiento de la lengua con la etimología y la expresión popular (palabras tradicionales y terruñeras)
la abundancia de estructuras coordinadas en la sintaxis y de párrafos breves
la renovación de la técnica de la novela, y la predilección por el ensayo
Respecto a la temática, los escritores del 98 manifiestan dos grandes preocupaciones: el tema de España y el sentido de la vida. Demuestran un entrañable amor hacia ella, denuncian su atraso y buscan soluciones distintas ante los tópicos como antes hicieron otros autores (Quevedo, Gracián, Feijoo, Cadalso, Jovellanos, Larra, Costa y Giner de los Ríos.
Su temática por lo tanto, tiene relación con los siguientes aspectos:
El paisaje. Descubren y valoran el austero y pobre paisaje castellano como núcleo de España (aunque ninguno haya nacido en Castilla). No reflejan el paisaje de forma realista y objetiva, tal como lo habían hecho los autores del Realismo, sino subjetivamente, ya que proyectan su espíritu sobre él. De este modo, desean captar su alma y por medio de ella, la de Castilla y la de la verdadera España, sintiendo tristeza y amor.
La historia. al principio, consideran que la historia reciente de España es la causa de los males que sufre el país, pero a partir de 1905 también indagan en el pasado para encontrar los valores intrínsecos de Castilla y España. Más que la historia externa (conflictos, conquistas, sucesiones,…) les atrajo lo que Miguel de Unamuno califica como intrahistoria, es decir, la vida callada de millones de personas sin historia que son los verdaderos protagonistas.
El profundo amor por Castilla y por España les lleva a anhelar la europeización del país. En muchas ocasiones buscan esa realidad histórica en la literatura anterior, sobre todo, en la de carácter tradicional.
Los problemas existenciales. Los escritores de la Generación del 98 entroncan con la filosofía de final de siglo y, como los modernistas, sienten desazón como consecuencia del mundo que les ha tocado vivir. Se preguntan sobre el sentido de la existencia del ser humano, el paso del tiempo, la muerte… y, al no hallar respuestas, padecen una profunda angustia vital. Aunque son agnósticos en su mayoría, la religión también está presente en su producción literaria; en este sentido, destaca Miguel de Unamuno.
3.3.- LA LÍRICA
Los autores de la Generación del 98 valoran la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro, dos románticos que se esforzaron por expresar el auténtico yo poético. Admiran también la literatura medieval castellana y la de los Siglos de Otro, revalorizando a poetas como Gonzalo de Berceo y Luis de Góngora, de quien reivindican su faceta más popular representada por los romances y las letrillas.
La lírica de la Generación del 98 presenta estas características:
La temática gira en torno a dos preocupaciones: España y el sentido de la vida. De la primera deriva el interés por el paisaje castellano y la actitud crítica ante el atraso de la nación española; en la segunda podemos incluir el paso del tiempo, la muerte, los sentimientos y los recuerdos, y la búsqueda de Dios.
El lenguaje poético está marcado, como en otros géneros literarios de este grupo generacional, por la voluntad antirretórica. Esto significa que rehuyen de la grandilocuencia y se decantan por la sencillez.
ANTONIO MACHADO (1875-1939)
1. El hombre
Nace en Sevilla y viene de niño a Madrid. Lleva una juventud de aire bohemio. Sus estudios fueron irregulares y sus trabajos esporádicos. Viaja varías veces a París.
En 1907 obtiene la cátedra de Francés y la ejerció en el Instituto de Soria. En 1909, se casa con Leonor Izquierdo, una muchachita de dieciséis años. Con ella va a pasar un año en París, pero en 1911, Leonor sufre una violenta tuberculosis y regresan a Soria, en donde ella morirá el 1 de agosto de 1912. Antonio, desesperado, abandona la ciudad castellana y se traslada a Baeza, pero su corazón queda en Soria, en el “alto Espino”, el cementerio donde reposa Leonor.
Tras estos acontecimientos realiza recorridos por distintos lugares. Es elegido miembro de la Real Academia Española en 1927. Conoce por entonces a Pilar Valderrama, la Guiomar de sus últimos poemas amorosos. Y, en 1931, obtiene la cátedra en el Instituto Calderón, de Madrid (más tarde pasará al Instituto Cervantes). En Madrid le sorprende la guerra. Firme partidario de la República, tiene que trasladarse a Valencia; en un pueblecito vecino, vive y escribe en defensa de su España, hasta 1938, en que va a Barcelona, para refugiarse al año siguiente en Francia con su madre. Ambos, muy enfermos, son acogidos en un hotelito. Allí, el 22 de febrero de 1939, muere el poeta. Tres días después fallece su madre.
Fue un hombre sencillo, bueno, de hondísima sensibilidad y muy metido en sí mismo.
Ideológicamente se formó en el Instituto Libre de Enseñanza, lo que le sitúa en la línea del liberalismo reformista de las clases medias. Pero sus ideas se radicalizan con el tiempo, sobre todo al contacto con las desigualdades sociales de Andalucía y ante el incremento de los movimientos obreros, con los que simpatizó pronto. Su ideal de fraternidad, le llevó en sus últimos años, a proclamaciones revolucionarias. Mostró hasta el final de su vida una ejemplar consecuencia con sus convicciones profundas. Estuvo, según sus palabras, “a la altura de las circunstancias”.
2.- El poeta: su estética
Antonio Machado va a tener una doble fuente que procede:
del Romanticismo tardío representado por Rosalía y Bécquer.
se apoya en el Simbolismo, ese querer buscar la esencia de las cosas, con palabras simbólicas que lo dijeran todo.
Esta doble fuente, hace que situemos a Antonio Machado en primer lugar en el Modernismo, pero muy pronto se propuso seguir otros caminos y elaborar una poesía muy personal.
Elabora unos versos que van más allá de lo superficial, que quieren expresar lo que vive en el hondo el ser humano, es decir, hacer una poesía que recoja el latido humano.
Más tarde va a definir su poesía como: “Palabra esencial en el tiempo”. Esencial: quiere expresar la realidad más profunda del hombre y quiere hacerlo no de forma abstracta, sino en el tiempo concreto del español de entonces. Le preocupa el paso del tiempo, el tema de la muerte y el origen de Dios como meta de la vida.
Su lenguaje poético cada vez se va depurando más, haciéndose más sobrio (menos palabras para decir más ideas), más denso. Es una poesía más honda, más entrañablemente humana.
3.- Su inicio: Soledades
Soledades es el primer libro que publica A. Machado. Lo compone en 1903 y en 1907 (suprimidas muchas composiciones y añadidas muchas más), lo publica con el título Soledades, galerías y otros poemas.
Modernismo intimista: el Romanticismo tardío y el Simbolismo, son las escuelas que lo forman en el Modernismo intimista. Él siempre querrá mirar hacia dentro de sí mismo, contando sus sentimientos.
A A. Machado le interesan los sentimientos universales, es decir, los sentimientos de todo el mundo. Éstos serán: el tiempo (fugacidad…), la muerte que es la que marca trágicamente el tiempo, está ahí para que el hombre tome conciencia, la muerte como enemiga de la vida, de las esperanzas. La muerte entronca con el tema de Dios como principio de todo ser, busca a Dios en su interior, en su más íntimo yo y entabla un monólogo entre Dios y el ser humano.
Todo ésto, desemboca en querer apresar el destino del hombre, según él, el hombre va a ser un pozo de soledad, de angustia y de melancolía por la muerte.
Poesía simbolista: sintetiza las preocupaciones en símbolos y repitiendo los símbolos aparecen la angustia, la melancolía…
- la tarde: es donde el hombre siente más la angustia. Es la vida que se nos escapa. La noche tiene connotaciones con la muerte.
- el agua: es un tema recurrente. Es símbolo de muchas cosas. Cuando brota es vida, cuando emana de las fuentes va a ser la fugacidad de la vida, cuando está quieta en un estaque o en un mar va a ser la muerte.
- la noria: va a ser el paso del tiempo, la rutina, el sin sentido.
- la fuente: va a ser nostalgia, tiempo que pasa, etc.
- las galerías del alma: son los caminos del alma, los entresijos del alma.
Huye de los abstracto y decorativo, siempre va buscando las palabras limpias, las frases cortas, con el objetivo de eternizar lo momentáneo, retratando, por ejemplo, la risa de un niño en la noria. Él quiere con palabras expresar lo que está sucediendo en este momento.
La versificación en A. Machado. Suele utilizar los versos octosílabos y endecasílabos, con los últimos da preferencia a los temas más graves, más serios, dándoles más lentitud.
4.- Campos de Castilla
La sensibilidad de Machado conectó profundísimamente con Castilla. Él mismo pronunció: “Me habéis llegado al alma”, refiriéndose a las tierras castellanas. El alma de Machado va a estar siempre teñida del alma castellana. Vuelta a la poesía intimista.
Lo publica en 1912 e incluye paisajes, gentes, tierras de Castilla, sobre todo de Soria, que es donde él vive; y meditaciones sobre la realidad, meditaciones ácidas.
El paisaje: a veces recoge el paisaje castellano de una manera objetiva (pocas veces), pero muy pronto se produce la sintonía entre alma y paisaje. Si el alma de Machado se mancha de nostalgia, el paisaje también.
Machado va a elegir del paisaje aquello que sugiere soledad, melancolía, muerte, fugacidad de la vida…, seleccionando lo gris, lo árido, lo duro… (Ej.: Orillas del Duero, poema XC).
Actitud crítica: también ve las gente de Castilla (son el alma de España). Hay testimonios de la pobreza de Castilla y una denuncia de los males de España. Proximidad temática con los del 98. Cuando deja Soria y se marcha a Baeza viendo la pobreza, Machado se vuelve más progresista.
Leonor: hondos poemas inspirados por la enfermedad y la muerte de Leonor. Cuando Leonor muere, él era joven pero, empieza a sentirse viejo. (Poema A José María Palacio).
Proverbios y cantares: composiciones breves que encierran juegos de palabras o una idea más o menos inteligente o un concepto filosófico.
La tierra de Alvargonzález: con este largo romance el poeta consigue revitalizar la vieja versificación. Se trata de un estremecedor poema narrativo, que cuenta la leyenda triste que se cantaba en Soria. Se lo dedicó a Juan Ramón Jiménez.
5.- Nuevas canciones
Es su tercer libro publicado, y lo hace en 1924. Es un libro breve y heterogéneo. Ya está lejos de Soria cuando lo escribe, aunque sigue viendo paisajes y poemas de circunstancias variadas. Lo más importante son los nuevos proverbios y cantares: brevísimos poemas que encierran un pensamiento o una paradoja y exigen un esfuerzo del lector para captar la idea.
Las preocupaciones filosóficas pasa a un primer plano y se hacen más patentes, éstas anegan la belleza poética de sus composiciones.
Posteriormente a Nuevas canciones su producción es muy escasa:
Canciones a Guiomar (amor tardío)
Poesías de guerra: aquí encontramos poemas como por ejemplo El crimen fue en Granada (elegía bellísima dedicada a García Lorca).
3.4. LA NOVELA
Los novelistas de la Generación del 98 optan por un despego del Realismo y del Naturalismo, y la nueva Generación quiere hacer una literatura que sea “arte en sí misma”, centrándose básicamente en la exposición de las ideas y ambientes desde un punto de vista subjetivo. Así, las características generales de la novela noventayochista serán:
Temática: reflejan los problemas existenciales que torturan a los personajes: la angustia ante la muerte, la fugacidad de la vida, la soledad…
Estructura: no suele seguirse la estructura tradicional de la novela. Así, algunas de ellas son una serie de episodios, anécdotas y digresiones (efecto de romper el hilo del discurso y de hablar en él de cosas que no tengan conexión con lo que se está tratando) en las que aparecen y desparecen los personajes (Baroja), o bien narraciones planteadas a partir de supuestos filosóficos (Unamuno).
Personajes: los protagonistas son antihéroes, marginados sociales que luchan por sobrevivir (Baroja); o personajes frustrados que caen en el más hondo pesimismo ante lo absurdo de la propia existencia (Unamuno).
Estilo: es, en general, sobrio y antirretórico a la vez que cuidado; en definitiva, priman la sencillez y la agilidad narrativas. Se acentúa el subjetivismo.
AUTORES
Pío Baroja (1872-1956)
Vida y personalidad
Nació en San Sebastián. En Madrid estudió Medicina y se doctoró con una tesis sobre El dolor, pero ejerció poco tiempo como médico fuera de Madrid. Vuelve a Madrid para regentar la panadería de una tía suya, pero sus contactos con escritores como Azorín o Maeztu, le llevan a entregarse de lleno a su vocación literaria, publicando sus primeros libros en 1900.
Baroja es considerado el gran novelista de la Generación del 98 por su copiosísima producción.
De 1900 a 1911 publica 17 obras, culminando con la que sin duda sería su gran obra maestra El árbol de la ciencia, la cual tiene mucho de autobiográfico. Su fama se ha consolidado. En 1935, ingresa en la Real Academia. La Guerra Civil le sorprenderá en el País Vasco, desde donde pasa a Francia. En 1940, se instala de nuevo en Madrid y recupera su vida sosegada. Pero su capacidad creadora va agotándose. Muere en Madrid.
Fue un hombre solitario y amargado. Él mismo se incluye entre quienes están enfermos por tener más sensibilidad de la necesaria. Sentía un gran pesimismo por el hombre y el mundo, pero a la vez es capaz de sentir una inmensa ternura por seres marginados o desvalidos.
Es un escéptico tanto en lo político como en lo religioso, no cree en la bondad de las ideologías, de las religiones, de los partidos políticos. El escepticismo marca su evolución ideológica. De joven había sido anarquista y ahora pide una “dictadura inteligente”. Este espíritu atormentado va a hacer que sus personajes estén teñidos de estas características y que lo que les defina sea su inconformismo.
Su concepción de la novela
La novela para él es “un género multiforme, proteico”; “lo abarca todo: el libro filosófico, el psicológico, la aventura, lo épico…”. Estamos, pues, ante la típica novela abierta o, como él decía, “permeable”.
Lo que más valora es la invención, la imaginación y la observación.
Su estilo
Ha sido frecuente afirmar que “escribe mal”, frecuentes incorrecciones gramaticales que él mismo reconoce, aún así, Azorín dijo que el de Baroja era “un gran estilo”.
Su estilo, es perfectamente coherente, con ese ideal suyo de narrar libremente, espontáneamente…
Características:
Antirretoricismo: que se traduce en un lenguaje claro, preciso…
Prosa rápida dando la sensación de estar viva, de escaparse.
Tono agrio, propio de su personalidad amargada y muchas veces con expresiones duras.
Frase corta y párrafo breve, es lo que se llama la “técnica impresionista”.
Sensación de viveza, de amenidad, sensación de estar ante lo vivido, ante la realidad, tal cual sucede. Sus diálogos muestran una autenticidad conversacional.
Sus novelas
Su producción es extensísima, hay más de 60 novelas, 34 de éstas aparecen en las famosas “Trilogías”.
La primera trilogía se titula “Tierra vasca”, de la cual cabe destacar Zalacaín el aventurero, es según Baroja “la más pulcra y bonita” de sus novelas. Zalacaín es el hombre que le hubiese gustado ser a Baroja, un típico hombre de acción.
Otra de sus trilogías será “La vida fantástica”, de carácter psicológico, donde expresa sus inquietudes espirituales y un amargo pesimismo. Destaca Camino de perfección, donde su protagonista Fernando Osorio, encarna la angustia existencial y el anhelo de hallar un sentido a la vida.
En la trilogía “La lucha por la vida” cabe destacar La busca, ya que, es para muchos la obra más intensa y significativa del autor. La más intensa por el realismo que muestran los barrios de Madrid; Manuel, su protagonista, es una figura conmovedora, zarandeada por la sociedad.
A “La raza” pertenece El árbol de la ciencia, de la que el mismo dijo “es, entre las novelas de carácter filosófico, la mejor que yo he escrito”. Tiene mucho de autobiográfica, y, además, es toda una radiografía de una sensibilidad y de unos conflictos espirituales que se hallan en la médula de la época.
En “Las ciudades” destacar César o nada. César es un hombre valiente que se enfrenta con el ambiente degradado de una ciudad provinciana.
“El mar” se compone excepcionalmente de cuatro novelas, destacando Las inquietudes de Shanti Andía, marinero vasco, recio, con una personalidad fortísima, rodeado de un ambiente marinero.
Escribe también Memorias de un hombre de acción, son 22 novelas de carácter histórico, protagonizadas siempre por el mismo personaje, Eugenio de Aviraneta, antepasado de Baroja.
Baroja escribió, además, numerosos cuentos y novelas cortas, varios tomos de ensayos, libros de viaje, biografías, e incluso varias obras dialogadas.
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Vida y personalidad
Nace en Bilbao en 1864 y muere en Salamanca en 1936. Siempre hizo gala de su tierra y de su raza. Estudió Filosofía y Letras en Madrid. Obtuvo la Cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, de la que también fue rector. Fueron frecuentes sus viajes por España, pero residió en Salamanca sin más paréntesis que el destierro de 1924 a 1930, en Fuerteventura y Francia, como consecuencia de su oposición a la Dictadura de Primo de Rivera.
Su evolución ideológica y espiritual, podría dividirse en dos grandes etapas:
Antes de 1897. Es estudiante, docente, colabora en revistas y periódicos socialistas y va a decir de esta etapa que es la lucha pero también la muerte espiritual. Es el momento donde su ideología se entronca con las ideologías progresistas. Es un luchador que cree que el mundo puede cambiar y ser mejor. En 1897, entra en una gran crisis que viene de su obsesión por la inmortalidad y la confrontación de esta idea con la nada. Es una época de tortura interna.
Después de 1897. Esta lucha no se ha solucionado, y vemos a Unamuno angustiado con los temas existenciales, preocupado por los temas religiosos, preguntándose si alguien le dará una respuesta, apareciendo cada vez más desilusionado y desesperanzado. Se vuelve totalmente conservador.
Fue un hombre con una personalidad fortísima y desgarrada, lo que le condujo a una vida solitaria y a morir solo.
Fue un pensador brillante y fecundo, y eso se refleja en sus innumerables ensayos. Su filosofía vitalista (siempre en torno a problemas existenciales), le llevará a ser el máximo representante de las preocupaciones existenciales en España.
Su obra estrictamente literaria está plagada de sus ideas filosóficas. En su obra encontramos sus propios conflictos y sus propias angustias, de tal manera que, leyendo su obra uno conoce el alma de Unamuno. Su carácter siempre marcado por la contradicción se refleja también en su lenguaje: antítesis, paradojas…, y todo ello en un estilo sencillo, lleno de vigor, con palabras escogidas.
Temas
Cultivó Unamuno todos los géneros. Y todos ellos están recorridos por sus dos grandes ejes temáticos: el problema de España y el sentido de la vida humana o preocupación existencial (el ser humano, la muerte y Dios).
Del primer tema, le preocupa el tema de la europeización de España, la idea de la “intrahistoria”, los problemas del país…
Del segundo, la obsesión por la inmortalidad. Su postura es racional: las personas sólo pueden conocer por medio de la razón y ésta no puede darnos certeza de la existencia de Dios, pues a Dios sólo se puede llegar mediante el sentimiento y no la razón. Esta contradicción provoca una lucha entre razón y fe, que lleva a un sentimiento trágico de la vida o angustia existencial.
Novelas
Las novelas de Unamuno son, por lo general, una proyección de sus problemas vitales, de su lucha interna. Él mismo dice que no son novelas y prefirió llamarlas nivolas: relatos cortos en los que el autor, para profundizar en el drama de la existencia humana, prescinde de lugares concretos y evita las descripciones.
Comenzó por una novela histórica sobre la última guerra carlista: Paz en la guerra. Es una obra espléndida, de amplias dimensiones, que requirió más de doce años de preparación. Por ello decía Unamuno que era tarea de “novelista ovíparo” (el que incuba largamente su creación).
Pero pronto pasó a ser un “novelista vivíparo”, es decir, de parto rápido, que escribe a lo que salga, cuyas novelas se van haciendo al escribirlas, aunque partiendo de una idea central. Su primera novela de esta línea será Amor y pedagogía.
Las novedades formales de la obra hicieron decir a ciertos críticos que aquello no era propiamente una novela. Por ello, con actitud desafiante, Unamuno subtitularía nivola a su siguiente obra narrativa: Niebla, sin duda su obra maestra.
Desde entonces, los protagonistas unamunianos son “agonistas”, esto es, hombres que luchan, que se debaten contra la muerte y la disolución de su personalidad. Junto a ello, habrá otros dramas, otros conflictos. Así, Abel Sánchez habla de la envidia, del odio, del “cainismo”. La tía Tula gira en torno al sentimiento de maternidad, uno de los anhelos esenciales para el autor. Escribió, además, cuentos y novelas cortas.
En otro plano, cabe citar la novela San Manuel Bueno, mártir, en la que un pobre párroco que, pese a haberla perdido, contagia de fe a los feligreses, que lo consideran santo y mártir, ajenos a la íntima contradicción del sacerdote.
3.5. EL TEATRO: RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN
1.- El hombre.
Nació en Villanueva de Arosa, Pontevedra, en 1866. Comenzó la carrera de Derecho, pero, antes de acabar sus estudios, su inquietud aventurera le impulsa a marcharse a México (1892-1893). Tras su estancia en México, regresa a Madrid donde lleva una vida bohemia. En una disputa con un amigo periodista, en 1899, recibe un bastonazo que le hunde un gemelo en la muñeca: la herida se infecta y ha de amputársele el brazo izquierdo.
En 1907, se casa con la actriz Josefina Blanco. Se crea para él una cátedra de Estética en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, pero Valle se aburre y la deja, dedicándose por entero a la literatura. En 1933, se separa de su mujer. La República lo nombra director de la Academia Española de Roma. En 1935, aquejado de un cáncer, regresa a Santiago de Compostela, donde muere en enero de 1936.
Fue Valle-Inclán, en palabras de Ramón Gómez de la Serna “la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá”. Su figura humana es inconfundible: manco, con melenas y largas barbas de chivo, con capa… El general Primo de Rivera le llamó “eximio escritor y extravagante ciudadano”. Extravagante sí, pero rigurosísimo escritor.
Políticamente, pasó del tradicionalismo a posturas anarquistas (al contrario que los del 98).
2.- La obra. Su evolución.
Su producción es considerable y variada: novelas, cuentos, teatro, poesía…
Pasa de un Modernismo elegante y nostálgico a posturas críticas cercanas a los del 98, basadas sobre todo en una feroz distorsión de la realidad.
Sus etapas:
1.- Etapa modernista.
La producción cumbre de esta etapa serán las Sonatas, cuatro novelas publicadas por este orden: Sonata de Otoño (1902), Sonata de Estío (1903), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de Invierno (1905). Son las supuestas memorias del Marqués de Bradomín, un “don Juan feo, católico y sentimental”. Se suceden aventuras y amores. Es la exaltación de un mundo decadente, con escenas de exquisita elegancia y otras inmorales. Por su estilo, suponen en prosa lo que la obra de Rubén Darío supuso para la poesía: es una prosa rítmica, refinada, rica en efectos sensoriales, bellísima.
A esta etapa corresponde también Las Comedias Bárbaras, trilogía formada por: Águila de Blasón (1907), Romance de lobos (1908) y Cara de Plata (1922). Aparece un ambiente rural gallego, personajes tarados, extraños, violentos, con fuertes pasiones. El estilo es brillante y musical (modernista), aunque ya aparece un lenguaje desgarrado y áspero (se aleja del Modernismo).
2.- La época de los esperpentos.
Valle se consolida como autor teatral en 1920 con Luces de Bohemia, es la primera obra a la que Valle le da el nombre de esperpento y que, además, contiene en la famosa escena XII, una teoría del nuevo “género”.
Esperpento significa “persona extravagante, cosa absurda”, para Valle será una obra dramática que quiere superar la tragedia y la comedia, el dolor y la risa.
En esta obra, aparecen figuras marginales, grotescas, conmovedoras por su carácter de seres extravagantes…
En cuanto al lenguaje, destaca su riqueza y la variedad de registros empleados, será principalmente, un lenguaje crudo, soez, popular…
Hay una degradación general que provoca una carcajada, pero que en realidad oculta el llanto.
Divinas palabras será su segundo esperpento. Aparece un mundo sórdido, lleno de seres deformes, inmorales, desajustados socialmente; este mundo se corresponde con el lenguaje desgarrado y con frecuencia brutal.
Tras estos primero esperpentos, escribió Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán, recogidos con el tiempo bajo el título de Martes de carnaval. En ellos aparecen figuras marginales, grotescas. Todo ello revela una visión ácida y violentamente disconforme con la realidad. El autor la degrada y la agrede con una carcajada que en el fondo esconde el llanto.
En esta época también escribió novelas que según el autor son “esperpentos trabajados con elementos que no podían darse en la forma dramática”. Así tenemos, Tirano Banderas (sobre un supuesto dictador americano) y El ruedo ibérico (violenta sátira política sobre el reinado de Isabel II) compuesto por tres novelas: La corte de los milagros, Viva mi dueño y Baza de espadas.
Será, por tanto, Valle una de las máximas figuras del teatro español de los últimos siglos. Muchas de sus obras han sido llevadas a escena con gran éxito.
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