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EL EVANGELIO SEGÚN MATEO

Análisis inédito del Evangelio según Mateo.

EL EVANGELIO SEGÚN MATEO Ceferino Díaz Ruiz El evangelio según Mateo contiene dos doctrinas que son características del hinduísmo, el budismo y el jainismo: la doctrina de la reencarnación y la doctrina de la salvación mediante buenas obras. Desde comienzos del cristianismo, la primera ha sido rechazada porque no puede ser una doctrina cristiana; y la segunda, porque no lo parece —aunque puede serlo—. La reencarnación La doctrina de la reencarnación fue rechazada en la religión cristiana desde el comienzo de ésta. En la Biblia uno puede ver que en su evangelio Mateo avaló la reencarnación al decir que Jesús dijo que Juan el Bautista era el profeta Elías, quien vendría antes que él (Mateo 11. 14 y 17. 10-13), y que Marcos, Lucas y Juan lo refutaron. Según Marcos, Jesús sí dijo que Elías vendría antes que el Mesías, pero no dijo que fuera Juan el Bautista (Marcos 9. 11-13). Según Lucas, el ángel Gabriel dijo que Juan el Bautista tendría el espíritu y el poder (la unción) de Elías, pero tampoco dijo que fuera Elías (Lucas 1. 8-17). Y según Juan, el mismo Juan el Bautista dijo que él no era el profeta Elías (Juan 1. 21). Si Mateo dijo que Jesús había dicho tal cosa con la intención de darle validez a la doctrina de la reencarnación, no le resultó, por varias razones. Una razón es que si el alma fuera inmortal y pudiera habitar en otro cuerpo físico, la resurrección sería innecesaria. Para qué resucitar un cuerpo muerto, descompuesto, o hecho polvo si el alma puede introducirse en el cuerpo de un bebé cuando éste se está gestando en el vientre de su madre. Aun así, hay unas cuantas iglesias que la han adoptado como una de sus doctrinas. Tal es el caso de la iglesia Unity en los EU y la iglesia Cristianismo de Santo Tomás (Saint Thomas’ Christianity) en la India. Esas iglesias han adoptado la reencarnación como una doctrina cristiana porque está en Mateo 11. 14 y 17. 10-13. Otra razón para que el planteamiento de Mateo fuera rechazado, pudo ser porque él citó mal Malaquías 4. 5, que dice que Dios iba a enviar al profeta Elías antes de que llegara el día grande y terrible del SEÑOR. En El evangelio según Mateo Jesús cita a Malaquías diciendo que Dios iba a enviar al profeta Elías antes que él (Jesús) viniera. Pero venir antes del día grande y terrible del SEÑOR no es lo mismo que venir antes de Jesús nacer o comenzar su ministerio. Otra argumento que tiene en contra es que el profeta Elías fue llevado al cielo vivo, y de allá regresará a la Tierra durante el reinado de la bestia. Elías es uno de los dos testigos mencionados en Apocalipsis 11. 3-12. Si Elías no ha muerto, no pudo haber resucitado. Cuando él regrese, la bestia lo matará, y será resucitado tres días después, no reencarnará. EL EVANGELIO SEGÚN MATEO Ceferino Díaz Ruiz Con su planteamiento, Mateo erró en tres sentidos. Primero, porque Jesús enseñaba la doctrina de la resurrección, y ésta no es compatible con la de la reencarnación. Segundo, Mateo alteró la cita de Malaquías, y este segundo error lo llevó a un tercer error: tratar de fundamentar la doctrina de la reencarnación con un error escatológico (confundió el día del SEÑOR con el tiempo del ministerio de Jesús). Éstas son razones suficientes para que Marcos, Lucas y Juan rechazaran tal doctrina y los cristianos del siglo XXI la rechacemos también. La salvación mediante buenas obras En sus cartas el apóstol Pablo negaba rotundamente tal posibilidad. Según él, la salvación se recibe por gracia (como un regalo) mediante la fe solamente. Él decía que si fuera por obras (buenas obras), la salvación se recibiría como deuda (como un pago). Según Marcos 16. 16 Jesús dijo que quien crea el evangelio y sea bautizado será salvo, y quien no lo crea será condenado; Juan 3. 18 dice lo mismo de otra manera. Lucas en Hechos 17. 30-31 expresa la misma idea. Tener fe, creer (no obrar) es lo necesario para ser salvo, según estos apóstoles. Con su relato del juicio ante el trono blanco, Mateo rompe con esto y habla de salvación por obras. Ese relato está en Mateo 25. 31-46. En ese juicio, unas personas a las que Jesús llama «las ovejas» son juzgadas por la manera en que trataron a otras a las que Jesús llama «los pequeñitos», y se salvan de ser condenadas porque las trataron bien (les dieron de beber, de comer, de vestir, los visitaron, etc.). Esas «ovejas» son juzgadas por sus obras, y son salvas por hacer buenas obras. Esas «ovejas» son como el buen samaritano, que aunque no son parte del pueblo de Dios, son capaces de hacerles buenas obras a otras personas. Esas «ovejas» no son salvas por creer en Jesús; pueden ser budistas, hinduístas, jainistas, musulmanes, de cualquier otra religión, o de ninguna; porque ellas no serán juzgadas por su fe, sino por sus obras. Los «pequeñitos» serán resucitados en la primera resurrección y su destino eterno será la Nueva Jerusalén, donde serán sacerdotes de Dios y reinarán sobre las naciones con el Cristo Jesús; son los santos. Según dice el apóstol Juan en Apocalipsis 20. 6, todos los resucitados en la primera resurrección serán salvos; también serán sacerdotes de Dios y del Cristo. Las «ovejas» serán resucitadas en la segunda resurrección, y las naciones serán su destino eterno. Los «pequeñitos» son el primer grupo de salvos, y reinarán sobre las «ovejas», que son el segundo grupo. El apóstol Pablo siempre habló de los «pequeñitos» (aunque nunca los llamó así); nunca habló de las «ovejas». Pablo siempre habló de resucitados en la primera resurrección que serán salvos por tener fe en Jesús; él nunca habló de resucitados en la segunda resurrección que serán salvos por hacer buenas obras. Y el apóstol Juan, aunque habló de ambas resurrecciones, no dijo explícitamente que en la segunda resurrección habrá salvos, pero sí fue explícito al decir que habrá condenados. Mateo fue el único apóstol EL EVANGELIO SEGÚN MATEO Ceferino Díaz Ruiz que dijo explícitamente que en la segunda resurrección habrá personas que serán salvas, y que lo serán por hacer buenas obras. En la soteriología de Pablo hay un solo camino de salvación (la fe en el Cristo Jesús), un solo grupo de salvos (los santos), un solo destino eterno para los salvos (el cielo). En la soteriología de Mateo hay dos caminos de salvación (la fe en el Cristo y las buenas obras), dos grupos de salvos (Los «pequeñitos» y las «ovejas») y dos destinos eternos para los salvos (la Nueva Jerusalén y las naciones). Pablo habla de la primera resurrección, y no de la segunda. Mateo, en su relato del juicio ante el trono blanco, habla de ambas, pero de una manera muy disimulada. Uno puede entender que ese juicio ocurrirá después de la segunda resurrección, porque los resucitados en la primera resurrección serán todos salvos, y en el juicio ante el trono blanco habrá condenados (los «cabritos»). También uno puede entender que habrá una resurrección anterior a esa cuando se da cuenta de que los «pequeñitos» ni serán resucitados junto con las «ovejas» y los «cabritos», ni serán juzgados en ese juicio. Según la soteriología de Pablo, la de Mateo es incorrecta; y según la de Mateo, la de Pablo está incompleta. La soteriología de Pablo está dirigida exclusivamente a los «pequeñitos» antes del milenio; pero la de Mateo está dirigida a las «ovejas» antes del milenio y durante éste, además de a los pequeñitos. En el milenio la soteriología de Pablo quedará obsoleta porque los «pequeñitos» habrán sido salvos; pero la de Mateo tendrá vigencia porque servirá para exhortar a los «cabritos» a que se arrepientan y se conviertan en «ovejas». En el milenio tendrán que predicar la salvación por buenas obras, pues por la fe en Jesús nadie será salvo. La posibilidad de ser «oveja» siempre ha existido, y existirá hasta el fin del milenio. Por esto, la soteriología de Mateo ha tenido vigencia desde que El evangelio según Mateo fue publicado, y la tendrá hasta el fin del milenio. A la luz de la soteriología de Mateo uno puede exhortar a los «cabritos» a que al menos procuren ser salvos como «ovejas» si no quieren creer en el Cristo Jesús y ser salvos como «pequeñitos»; y a las «ovejas» que practican otras religiones y a las que no practican ninguna uno puede animarles a que continúen perseverando como «ovejas» si no quieren creer en el Cristo Jesús y ser salvos como «pequeñitos». Esto haría que el evangelio sea menos ofensivo a los «cabritos» y a las «ovejas» y estarían más dispuestos a oírlo, pues quienes evangelizan no estarían diciéndoles que si no creen en el Cristo serán condenados, les dirían que también pueden ser salvos por hacer buenas obras. Esto cambiaría la manera de hacer evangelismo. Según la soteriología de Mateo, Jesús no condenará a personas que vivieron haciendo el bien simplemente por que no creyeron que él es el Cristo. Esto choca con las soteriologías de Marcos y de Juan, que postulan que quien no crea en el Cristo Jesús está condenado. Marcos lo dice explícitamente en Marcos 16. 16, y Juan en Juan 3. 18. Las soteriologías de Lucas y de Pablo siguen la misma línea de las de Marcos y Juan. EL EVANGELIO SEGÚN MATEO Ceferino Díaz Ruiz La doctrina de la reencarnación puede hacer que el evangelio según Mateo sea considerado un evangelio falso, pero la doctrina de la salvación por buenas obras (la salvación de las «ovejas») completa lo que le falta a la soteriología de Pablo: decir quienes van a ser los salvos que poblarán las naciones sobre las cuales Jesús y los santos van a reinar desde la Nueva Jerusalén y por cuáles criterios serán declarados salvos. A la luz de la soteriología de Mateo es incorrecto decir que la segunda resurrección es una resurrección estrictamente para condenación y que quien no crea en el Cristo será condenado; porque según Mateo, quienes no sean cristianos, ni serán resucitados en la primera resurrección, ni reinarán con el Cristo Jesús en la Nueva Jerusalén; pero si ayudan a quienes necesiten ayuda, especialmente si ayudan a los «pequeñitos», si hacen buenas obras, vivirán para siempre, pero en las naciones, aunque sean resucitados en la segunda resurrección. Esto también es salvación. Si Mateo se equivocó en este punto también, El evangelio según Mateo no debió ser parte de la Biblia, sino un libro sagrado hinduísta, budista o jainista.