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QUADERNS DE DIFUSIÓ
ARQUEOLÒGICA
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LA DESTRUCCIÓN DE VALENTIA POR POMPEYO (75 a.C.)
Quaderns de Difusió Arqueològica 6.
Textos: Llorenç Alapont Martín, Matías Calvo Gálvez y Albert Ribera i Lacomba.
Excavación: Rosa Albiach Descals (1998 y 1999), Nuria Álvarez García (2002), Vicent
Escrivà Torres (1987) y Carmen Marín Jordá (1997).
Documentación gráfica: Llorenç Alapont Martín, Matías Calvo Gálvez.
Fotos: Almoina y Pompeya (SIAM), Norba (Isabel Chacón), Moneda de Corfinium (Samuele
Ranucci).
Consolidación y restauración: Raquel Santamaría
Para intercambios, dirigirse a:
SERVICIO DE INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA MUNICIPAL (SIAM)
Traginers, s/nº
46014 - Valencia
siam@valencia.es
© De esta edición: Ajuntament de València
© Llorenç Alapont Martín, Matías Calvo Gálvez y Albert Ribera i Lacomba.
Edita: Ajuntament de València
Colección: QUADERNS DE DIFUSIÓ ARQUEOLÒGICA
Impresión: Gràfiques Papallona, s. coop. v.
I.S.B.N.:
Depósito Legal:
Llorenç Alapont Martín
Matías Calvo Gálvez
Albert Ribera i Lacomba
LA DESTRUCCIÓN DE VALENTIA
POR POMPEYO (75 a.C.)
VALENCIA, 2009
Prólogo
L
a incesante labor realizada durante los últimos años en las excavaciones de la Almoina,
continúa proporcionando unos frutos que han requerido la intervención de distintos y cualificados profesionales, -desde arqueólogos a restauradores, desde arquitectos a informáticos-,
para poder dar el tratamiento adecuado a los importantes y variados restos arqueológicos que
allí se encuentran.
El contenido de este libro no puede ser más representativo de ese quehacer arqueológico, ya
que está centrado en el mejor edificio que hoy conocemos de lo que fue la primera Valencia, la
Valentia que ya hace 2.137 años fundara el Cónsul romano Décimo Junio Bruto. Su buen estado de conservación permitirá convertirlo, en un futuro próximo, en uno de los principales
focos de ese atractivo recorrido a través de nuestra historia que proporcionará la Almoina. Se
trata, no en vano, de las termas romanas más antiguas de la península Ibérica y una de las tres
que se conocen datadas en el siglo II antes de Cristo.
Estas termas son la prueba material más evidente del origen itálico de los fundadores de
Valencia, como un anticipo de lo que, en el devenir histórico de nuestra ciudad, será su casi
ininterrumpida proyección mediterránea, enraizada en sus mismos orígenes.
La Almoina es un yacimiento arqueológico lleno de sorpresas y de hallazgos que nos han
proporcionado grandes satisfacciones, algunas de las cuales, como el foro romano y el nacimiento del cristianismo, también van a ser tratados en esta serie de publicaciones arqueológicas del Ayuntamiento de Valencia, cuyo carácter eminentemente divulgativo nunca va a ser en
menoscabo del rigor científico de estudios acometidos durante años y con gran esfuerzo.
Estas obras, en las que se aúna el estricto estudio técnico con los más modernos medios de
recreación visual, a buen seguro van a satisfacer a los interesados en conocer el pasado y el
patrimonio de Valencia, al tiempo que serán un valioso complemento y una excelente guía para
quienes visiten las excavaciones.
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Rita Barberá Nolla
Alcaldesa de Valencia
Introducción
E
ntre las numerosísimas excavaciones
realizadas en Valencia, destacan las del solar
de la antigua Almoina, hoy felizmente convertido en el Centro Arqueológico de l’Almoi2
na, que ocupa un amplio recinto de 2.500 m
en pleno centro de la ciudad. En sus 4’5 m de
potencia estratigráfica ha proporcionado una
completa evolución de la zona monumental
de Valencia, desde el foro romano al Alcázar
(palacio real) árabe, pasando por el área episcopal visigoda.
De la etapa inicial, la romano-republicana,
se conocen importantes edificios como un
gran horreum, unas termas, un santuario y el
foro, al que se abren cuatro grandes tabernae.
El hallazgo que presentamos aquí apareció
por encima del foro, enfrente de las tabernae.
Valentia fue una de las primeras fundaciones que Roma llevó a cabo fuera de Italia.
Según el historiador Tito Livio, tal hecho ocurriría en tiempos del cónsul D. Junio Bruto,
hacia el 138 a.C.. Los trabajos arqueológicos
han confirmado en varias ocasiones la validez
de la fecha histórica y, por ende, la inexisten-
L’Almoina en la época republicana. Los restos humanos
aparecieron en el ángulo sudoeste. (Plano S.I.A.M)
9
Las excavaciones de l’Almoina en 1987.
tran, equidistantes, a 250 km hacia el norte y el
sur.
Los diferentes aspectos histórico-arqueológicos relacionados con la fundación han sido los
que más atención han requerido por parte de los
investigadores. Sin embargo, la otra noticia que
los historiadores antiguos cuentan de Valentia no
había merecido tanto eco. Nos referimos a la destrucción de la ciudad a manos del ejército de
Pompeyo tras la llamada batalla del Turia, en la
cia de cualquier asentamiento anterior en el
espacio que ocupó la urbs romana. Fue una ciudad de marcado carácter estratégico, poblada
por romano-itálicos y que fue enclavada en
medio de una zona en la que existían pujantes
centros ibéricos, como Arse-Saguntum, La Carencia de Torís (¿Kili?), Saetabis (Xàtiva) y Kelin-Los
Villares (Caudete de las Fuentes). Los núcleos
urbanos romanos estaban mucho mas lejos, caso
de Tarraco y Karthago Nova, que ya se encuen10
La zona en 1987 poco antes del hallazgo de los primeros esqueletos.
nes que se han efectuado en Valencia durante los
últimos 30 años. En el ángulo sudoeste de l’Almoina se han encontrado los restos de 14 individuos descuartizados, en medio de un potente
nivel de incendio. En él también se recuperaron
varias armas, como los umbos metálicos de escudos, jabalinas romanas (pilum), dos podones, un
cuchillo y la carrillera de un casco. Asimismo,
también se recogieron bastantes cerámicas fabricadas entre el 90-70 a.C.
que este famoso general, más tarde calificado
como el Magno, derrotó a Perpenna y Herennio,
generales del rebelde Sertorio, causando la muerte a 10.000 hombres y al segundo de estos generales.
Este acontecimiento fue narrado por los escritores antiguos Salustio y Plutarco, pero no fue
hasta 1987 en que fue arqueológicamente corroborado en lo que ha sido uno de los hallazgos
más impresionantes de las numerosas excavacio11
Los hallazgos
C
onstituyen el más espectacular y explícito de los numerosísimos documentos arqueológicos que ha proporcionado l’Almoina. Están en
un claro nivel de destrucción por encima de lo
que sería el foro y justo enfrente de dos tabernae.
Ocupaba una superficie más que suficiente para
captar su especial entidad y lo extraordinario de
su conservación. La zona excavada en 1987
abarcaba un área de 5 por 2 metros, unos 10 m2
con un espesor entre 30 y 20 cm. Por debajo se
encontraba el pavimento del foro, formado por
tierra endurecida y circundado por un canal más
hondo que recogía las aguas pluviales.
La excavación metódica y pluridisciplinar de
l’Almoina desveló una escena tan cruel como
espectacular. La arqueología situaba frente a
nuestros ojos el testimonio directo de la brutalidad y el horror de la guerra social romana en la
ciudad de Valentia.
Dispersión de los restos humanos en la zona
sudoeste de l’Almoina
12
Los hallazgos de 2002.
bonizado. Todos ellos mostraban evidencias de
haber sido torturados, sufriendo in vivo una brutal violencia intencionada y una sistemática
decapitación y amputación de las extremidades.
El nivel que contenía los hallazgos se componía de una mezcla de tierra muy suelta, bastante
arenosa y arcillosa, con numerosos fragmentos
de adobes. Todo presentaba claros indicios de
En el pórtico del foro y sobre una vía pública,
justo frente a las tabernae de las termas, descubrimos un panorama fascinante y desolador.
Sobre un auténtico horizonte de fuego, saqueo y
destrucción, yacían los restos esqueléticos de 14
soldados del ejército de Sertorio. Sus cuerpos
quemados y abandonados aparecían mutilados
con sus miembros dispersos sobre el suelo car-
13
Los hallazgos de 1987.
mento. Sobre éste aparecieron los esqueletos,
mutilados y dispersos, de por lo menos 14 individuos, cuyo estado de conservación general no
era muy bueno por la acción del fuego. Mezclados con los esqueletos, en total desorden, se
encontraron cerámicas, en su mayoría procedentes de Italia. Mención especial merecen las armas
recuperadas y alguna moneda.
Para averiguar el momento en que se formó
haber sido pasado por el fuego, como que los
adobes aparecieran inusualmente endurecidos y
principalmente por la gran abundancia de cenizas y carbones procedentes de la combustión de
la madera, que en la mayoría de los casos era de
pino. Incluso se ha encontrado lo que podría ser
un techo de vigas caído sobre el pavimento. Los
hallazgos más interesantes estaban en la parte
inferior, prácticamente en contacto con el pavi14
Denario del 77 a.C.
La cerámica aparecida entre los esqueletos
dan un repertorio de platos y vasos característico
de las primeras décadas del s. I a.C.
Otro buen indicador serían las ánforas, también de los inicios del s. I a.C., que asimismo
venían de Italia, trayendo vino de la Campania y
la Apulia.
De especial valor fue el hallazgo de un denario (moneda de plata) acuñado en Roma en el 77
a.C. por el magistrado P. Satrienus, que confirma
claramente la fecha de esta destrucción.
este nivel de incendio contamos con los siguientes argumentos: el material arqueológico, la
situación estratigráfica y las fuentes históricas.
El panorama cronológico de estos hallazgos
ilustra a la perfección una fase muy concreta de
la evolución de la cerámica de época republicana. La vajilla de mesa que se usaba en ese
momento era de barniz negro, fabricada en la
ciudad de Cales, al norte de la Campania. Se han
recuperado varias piezas bastante enteras que
15
A nivel estrictamente arqueológico, este nivel
de destrucción de Valencia sería de finales del
primer cuarto del s. I a. C., entre el 80-70 a.C.
Para acercarnos a fechas aún más exactas hay
que tener en cuenta lo que dicen las fuentes históricas, que ya hemos visto que hablan de la destrucción de la ciudad hacia el 75 a.C. a manos de
Pompeyo, como consecuencia de la derrota de
un ejército de Sertorio, partido al que, de grado
o por fuerza, pertenecería la ciudad.
En otros sectores de l’Almoina también se han
encontrado evidencias, no tan expresivas pero
bastante explícitas de este proceso destructivo
que acabó con la Valentia republicana. Las termas
fueron totalmente arrasadas en este momento.
Su interior apareció totalmente rellenado con los
escombros de este edificio, entre los que había
abundantes cerámicas y una piedra redonda que
era un proyectil de una maquina de guerra llamada ballista. También se relaciona con este episodio un solitario esqueleto aparecido sobre el
cardo.
Los hallazgos de 2002.
16
El armamento
E
l interesante conjunto de armas recuperadas
estaba formado por una punta de lanza, cuatro
ejemplares de pilum, de los que dos eran del tipo
pesado y otras dos del ligero, el regatón de un
pilum, un puñal con su posible vaina, dos umbos de
sendos escudos, la carrillera de un casco y dos
podones con enmangues distintos.
El pilum, una lanza arrojadiza, era el arma reglamentaria del ejército romano de la época republicana. Se caracterizaba por un largo y puntiagudo
extremo metálico, que llegaba a ser un tercio del
total de su longitud. Básicamente se usaba lanzándolo al enemigo antes de cargar en formación cerrada con la espada desenvainada, en lo que era la típica manera romana de actuar en las batallas. Había
dos clases, el pilum ligero y el pesado. Primero se
arrojaba el ligero y luego el pesado. Cuando se clavaba en el escudo del enemigo se doblaba la punta
y era difícil que se pudiera usar de nuevo a la contra. Secundariamente se podía utilizar como una
pequeña lanza.
El pilum pesado de l’Almoina es semejante a
otros aparecidos en los campamentos romanos de
Numancia del 133 a.C., donde también se encuen-
17
Podones, pilum ligero y pesado.
Proyectil de
ballista
Conjunto de armas de la época de la destrucción.
Los umbos de escudo eran las piezas metálicas que se colocaban en su parte central. Los dos
encontrados, idénticos, serían del tipo alargado,
más acordes con armas indígenas de iberos, celtíberos o lusitanos. Son bastante parecidos al que
aparece en el escudo del famoso relieve del guerrero de Osuna que podría ser del s. II a.C. y
que, tal vez, represente a un guerrero lusitano.
No hay que olvidar que los lusitanos formaban
buena parte de las tropas de Sertorio. Podría ser
la pieza central de un scutum ibérico, que era el
usado por la infantería pesada, en contraposición
a la más conocida y pequeña caetra, propia de las
tran ejemplares del ligero. También se han hallado en Extremadura, en el campamento de “Cáceres el Viejo”, levantado precisamente en las guerras sertorianas. En este lugar extremeño
también han aparecido puñales que se parecen
mucho al recuperado en l’Almoina.
Estas pequeñas lanzas arrojadizas, tanto la
ligera como la pesada, formaban parte del equipo personal del legionario romano de la época
republicana, por lo que no es de extrañar su presencia en campamentos del ejercito romano,
como los de Numancia y “Cáceres el Viejo” y en
escenarios bélicos como Valencia.
18
Carrillera de un casco.
Umbo de escudo.
tropas armadas a la ligera. La presencia de útiles
agrícolas como los podones en instalaciones militares no es ninguna novedad, como se ha visto en el
ya mencionado campamento de “Cáceres el Viejo”
de donde procede uno prácticamente idéntico al de
l’Almoina, conociéndose otros, de nuevo en
Numancia y en Azaila (Teruel), siempre en fechas
cercanas a la destrucción de Valencia. Estas piezas
tampoco faltan en el instrumental ibérico y en otros
yacimientos como Emporion (Girona).
La finalidad de este tipo de herramientas no sería
estrictamente militar, aunque en casos de necesidad
no se descarta que cumpliesen alguna función agresiva, formando parte del improvisado equipo de
campesinos reclutados apresuradamente. Estos largos ganchos serían especialmente prácticos para
desmontar a los jinetes en un tiempo en que aún no
se conocían los estribos. Es curioso recordar que en
el s. VI a.C. el rey etrusco de Roma, Tarquino el
Viejo, fue asesinado con uno de estos instrumentos.
En la zona de las termas, dentro de la capa de
escombros formados tras su destrucción, apareció
una piedra redonda del tipo de las usadas como
proyectil de la máquina de asedio conocida como
ballista, similar a las encontradas en otros lugares
que sufrieron asedios como Pompeya.
La mezcolanza de elementos tan evidentemente
romanos, como el pilum, e indígenas, como los
escudos, así como algún utensilio agrícola, como
los podones, ejemplifica lo que fue este conflicto,
en el que a los ejércitos regulares enviados desde
Roma se oponían los contingentes mayoritariamente hispanos reclutados por Sertorio.
19
Los esqueletos
arriba, del que se conservaban el cráneo y los
hombros.
El cráneo y la parte superior del cuerpo de un
hombre de unos 20-25 años aparecieron junto a
un podón. Una punta de lanza se encontraba
entre la clavícula y el brazo derecho. Asimismo,
se localizó el cráneo y la parte superior del cuerpo de otro soldado tendido boca abajo, que además, mostraba una posición forzada de los brazos, hecho que sugiere que estaría maniatado. El
individuo llevaba un anillo en el dedo anular de
la mano izquierda y su mandíbula presentaba
una herida por incisión producida por un
podón.
También se localizaron la escápula y el húmero de un individuo masculino y una mano
izquierda amputada de otro hombre en posición
palmar, que presentaba en el dedo anular un anillo de hierro con un camafeo de pasta vítrea,
junto a varios huesos desarticulados.
En 2002, al sudoeste de los anteriores, sobre
E
n 1987, en la parte exterior de las tabernae, sobre la vía pública, boca abajo, se encontraba el cuerpo de un hombre maduro inmovilizado mediante una cuerda que le rodeaba el
cuello y seguía hasta amarrarle las manos por
detrás de la espalda. Un pilum ligero le traspasaba todo el tronco hasta atravesar una fibula que
se hallaba en el hombro derecho. Su pierna derecha había sido igualmente seccionada por una
espada.
Tendido, junto a un escudo, se hallaba el
cuerpo de un joven de unos 20 años y 172 cm
de estatura, al cual le habían amputado la pierna
derecha. Junto al anterior, situado entre dos bloques, se encontraba la pelvis y las piernas cruzadas de otro joven soldado de la misma edad.
También aparecía desmembrada la pierna derecha de un muchacho de unos 15-20 años, al lado
de un pilum. De igual modo, observamos los restos de un hombre de unos 20 años, tendido boca
20
Individuo en que se aprecia la amputación traumática de brazos y piernas.
les, en su mayoría pertenecientes a équidos y
ovicápridos. En este contexto aparecieron tres
cuerpos articulados, junto a los cuales encontramos varios componentes óseos de forma dispersa, amputados y esparcidos, pertenecientes a
cuatro individuos. Aparecieron, concretamente,
una mandíbula, un cráneo, huesos de los pies y
de las manos, una pierna derecha, una tibia y un
pie derecho en conexión anatómica y nueva-
el pavimento del pórtico del foro se descubrió
un nivel en el cual aparecieron ánforas fragmentadas y rellenas de semillas de cebada carbonizadas, vigas de madera quemadas, tegulae rubefactas procedentes de la techumbre, numerosas
piezas de armamento, entre las que destacan dos
pila; una cucharilla para remover perfumes, un
anillo de bronce, un stilus y un denario del año
77 a.C., así como numerosos huesos de anima21
co y las piernas también abiertas. La acción del
fuego había afectado al cráneo de forma que se
dibujaba el contorno de lo que probablemente
era un casco. Este individuo sufrió la amputación del antebrazo derecho mediante un corte
transversal. El brazo izquierdo presenta dos claros cortes transversales, efectuados probablemente con un gladius. El primer mandoble no
consiguió seccionar completamente el hueso, el
segundo dividió completamente el húmero. Las
piernas se encontraban mutiladas a la altura
media de los fémures, mediante cortes diagonales realizados también con un gladius. Sin embargo, estas percusiones no consiguieron seccionar
completamente los fémures, por lo que se produjo seguidamente un arrancamiento que logró
finalmente la amputación traumática.
mente un fémur, otra tibia y un peroné de pierna diestra.
Junto a los citados componentes esqueléticos
aislados e inconexos se documentaron tres individuos cuyos miembros se encontraban en conexión anatómica.
El primero de ellos era un hombre de unos
18-23 años de edad y 173 cm de estatura, con
inserciones musculares marcadas y huesos
robustos que mostraban los efectos de haber
sufrido un fuego indirecto y constante. El cuerpo se encontraba recostado sobre el lado derecho, con el cráneo apoyado sobre el parietal
derecho, el brazo izquierdo flexionado junto al
cráneo y la pierna izquierda semi-flexionada. El
cráneo mostraba en el parietal derecho una fractura traumática intencionada causada por una
espada.
Los otros dos cuerpos presentaban un buen
estado de conservación. Ambos esqueletos se
encontraban muy cerca el uno del otro, uno tendido boca abajo y el otro boca arriba. El cuerpo
hallado boca abajo pertenecía a un hombre de
unos 18-22 años, con huesos robustos e inserciones musculares marcadas. Las piernas se encontraban seccionadas mostrando brechas transversales producidas por un arma cortante. El cráneo,
muy fragmentado, apareció separado del tronco y
colocado entre las piernas amputadas.
El tercer esqueleto correspondía un hombre,
de unos 20-25 años, con huesos robustos e
inserciones musculares marcadas. El cuerpo apareció boca arriba, con el cráneo apoyado sobre el
occipital, los brazos abiertos, separados del tron-
Umbo de escudo junto a una mano cortada.
22
Signos de violencia
Individuo sin cráneo y amputación de brazos y piernas.
El único individuo masculino de edad madura se encontraba boca abajo y presentaba restos
de cuerda quemada alrededor del cuello,
siguiendo la columna hasta la pelvis. La cuerda
inmovilizaría al individuo sujetándolo por el
cuello hasta maniatarlo tras la espalda. Un pilum
ligero atravesaba todo el cuerpo del individuo,
siguiendo una trayectoria que partía desde los
coxales, alcanzando el hombro derecho. Por
tanto, el individuo fue atado y sujetado para ser
empalado in vivo. Además, el sujeto había sufrido la mutilación de la pierna derecha mediante
un corte limpio en el cóndilo externo del fémur,
ocasionado por un arma cortante, seguramente
L
os restos esqueléticos de los 14 soldados
mostraban signos de haber sufrido in vivo una
brutal violencia y una sistemática tortura y
amputación de los miembros.
Un individuo masculino de entre 19-21 años
presentaba un corte transversal en el tercio superior del fémur por su cara interna, asociado a un
desconchado, producido por un arma cortante,
probablemente una espada, que resultó en la
amputación traumática de la pierna derecha. El
brillo de color negro en el fémur permite suponer que el fuego afectó al hueso en presencia de
sangre.
23
Reconstrucción del empalamiento del individuo de edad más avanzada.
aguda periodontitis y considerables depósitos de
sarro. Este tipo de patologías dentales están
directamente relacionadas con el consumo de
trigo, preparado sobre todo como tortas y empanadas, densas, ricas en almidón y difíciles de
masticar, junto con frutos secos, miel y frutas,
todos elementos que representaban la base de la
dieta del ejército romano. Observamos también
la existencia de porosidad y diminutos orificios
en el acetábulo del coxal izquierdo. Causados
probablemente por un episodio traumático que
provocó la dislocación de la articulación del
fémur con la cadera. El cráneo mostraba en el
parietal derecho una fractura traumática intencionada causada por un instrumento con filo.
una espada. El brillo de color negro en el fémur
permite deducir la presencia de sangre en el
momento en que fue quemado.
Otro individuo masculino se encontraba boca
abajo con las manos atadas en la espalda. Su
mandíbula exhibía una hendidura de sección
triangular producida por un arma cortante. La
sección de la herida coincidía con la impronta de
la punta de un podón.
Un individuo masculino de entre 21-25 años
de edad y 173 cm de estatura, mostraban los
efectos de haber sufrido un fuego indirecto y
constante. Este sujeto presentaba una pésima
salud buco-dental con numerosas caries muy
avanzadas. Todos los dientes mostraban una
24
Fémur izquierdo seccionado a la altura de la diáfisis media
mediante cortes diagonales realizados con un gladius.
El cuerpo hallado en posición decúbito prono
pertenecía a un individuo masculino de entre 1923 años. Sus dos piernas estaban amputadas,
hallándose ambos fémures seccionados, mostrando
brechas transversales a la altura de la diáfisis media,
producidas por un arma cortante. Había sido decapitado, y el cráneo depositado entre las piernas
amputadas. Debemos destacar que el análisis antropológico y paleopatológico observó la presencia de
espondilolisis bilateral en la 5ª vértebra lumbar.
Otro esqueleto de un individuo masculino, de
entre 21-25 años, sufrió la amputación del antebrazo derecho mediante un corte transversal a la altura del tercio proximal de cúbito y radio. El brazo
izquierdo presentaba dos claros cortes transversales, efectuados probablemente con un gladius. El
primer mandoble se produjo a la altura de la diáfisis media, pero no consiguió seccionar completamente el hueso, el segundo a 3 cm en dirección
proximal, dividió completamente el húmero. Las
piernas se encontraban mutiladas a la altura de la
diáfisis media mediante cortes diagonales realizados con un gladius. Sin embargo, estas percusiones
no consiguieron seccionar completamente los
fémures, por lo que se produjo seguidamente un
arrancamiento que logró finalmente la amputación
Reconstrucción del cuerpo anterior con los
pies y las manos cortadas.
25
Debemos subrayar el hecho de que el individuo
mostrara espondilolisis bilateral en la 5ª vértebra, al igual que el individuo anterior. La presencia de esta patología en dos individuos tan
parecidos, ambos eran soldados jóvenes y robustos, encontrados en un contexto y circunstancias
tan similares resulta muy significativo. La espondilolisis puede deberse a una situación de estrés,
con una repetida sobrecarga y continuos microtraumatismos en la zona sacro-lumbar. No debemos obviar en este sentido, que la montura a
caballo durante largos y continuos periodos provoca una continua percusión en la zona sacrolumbar.
Destaca que los datos extraídos del análisis
antropológico, como por ejemplo, la edad, el
sexo o la fisonomía de los huesos (todos los individuos eran hombres de entre 19 y 35 años con
los huesos robustos e inserciones musculares
marcadas), así como ciertas marcas observadas
en un cráneo que indican la presencia de un
casco, o incluso la condición de platinemia
observada en la mayoría de los fémures, definida
como una característica derivada de una actividad mecánica, continua y prolongada del fémur
que sugiere un trabajo duro y constante, respaldan la deducción de que los individuos estudiados eran milites. Esta explicación se refuerza si
consideramos que la espondilolisis observada en
dos individuos está relacionada con la montura a
caballo hecho que nos permite interpretar que
algunos de los soldados torturados formaban
parte las equestre copiae.
Cráneo del individuo U.E. 60675 con
una fractura traumática intencionada en
el parietal derecho causada por
un instrumento con filo.
traumática. Ambos fémures mostraban en la
zona de amputación manchas de coloración rojiza granate y un color negro brillante que nos
indica la presencia de sangre, incluso durante el
incendio. La posición del cuerpo y las secciones
que provocaron su desmembramiento indican
que varios individuos sujetaban la victima por
las extremidades, mientras otro procedía a mutilar brazos y piernas. La reacción del sacrificado
ante el sufrimiento y la fuerza ejercida por quienes los sujetaban provocó probablemente la
incompleta y precipitada ejecución de los cortes
y el arrancamiento posterior de las extremidades.
26
Podemos afirmar que los individuos muertos
en Valentia como consecuencia de la victoria de
Pompeyo en la batalla del Turia no fallecieron
combatiendo. La forma y tipo de lesiones indican que estas se produjeron sin que las víctimas
pudiera ejercer ninguna clase de respuesta o
defensa. Los cortes repetidos y paralelos prueban una elección premeditada del lugar o extremidad que se quería amputar y el suficiente
tiempo, seguridad y colaboración como para
hacerlo tal y como se pretendía. Evidentemente,
las mutilaciones y torturas realizadas no eran
casuales sino con la intención de crear un verdadero escenario de horror. Los soldados de Sertorio, una vez vencidos y apresados, fueron mutilados y sacrificados en un acto de punición y
escarmiento público, coercitivo y ejemplificante.
Muy probablemente, un grupo seleccionado
entre los prisioneros derrotados, quizás atendiendo a su rango, fueron conducidos a los espacios públicos y céntricos de la ciudad para exhibirlos frente a sus habitantes rebeldes y ser
cruelmente torturados y ejecutados con el fin de
atemorizar a los vivos utilizando a los muertos,
tras lo cual, y como castigo final, la ciudad se
redujo a cenizas.
Espondilolisis bilateral en la 5ª vértebra lumbar.
27
La destrucción de
Valentia
E
n otros lugares de la ciudad también han
surgido restos de este episodio. En la zona norte, en
las Cortes Valencianas (1986-1989), las construcciones de la fase republicana se amortizaron con
indicios de un incendio en este mismo momento.
En la calle de El Salvador apareció un tesoro de 195
denarios romanos, cuya pieza más moderna era del
77 a.C., lo que encaja perfectamente con la información histórica y la ubicación estratigráfica, al
estar bajo los niveles julio-claudios y por encima de
la ciudad republicana.
En la plaza de Cisneros, cercana al Turia, también se ha excavado un claro e interesante conjunto de esta etapa que ha proporcionado una buena
cantidad de cerámicas, probablemente procedentes
del saqueo de la zona portuaria. Destaca un gran
vaso ibérico decorado con escenas mitológicas.
Los restos arqueológicos que acabamos de estudiar permiten plantear la cuestión sertoriana en
Valentia con nuevos puntos de vista. Siguiendo el
relato de Floro, que la incluía entre las 6 últimas
ciudades que se mantuvieron fieles a Sertorio
(Uxama, Clunia, Tiermes, Calagurris y Osca), se
había pensado en una reconquista de éste después
de la destrucción pompeyana. Los mismos acontecimientos bélicos, la lejanía en el tiempo de Floro
28
Arriba, tesoro de la calle de El Salvador tal como
apareció. Abajo, el mismo tesoro restaurado
principales baluartes de la causa sertoriana.
Seguramente su aparición en este listado se
podría reinterpretar en el sentido de suponerla
uno de los principales centros que siguió la causa
del caudillo sabino y el único que era de origen
itálico, lo cual le conferiría una especial relevancia, de lo que se hizo eco Floro, aunque con un
ligero error de apreciación cronológica.
(s. II d.C.) y estos recientes hallazgos se conjugan para suponer que la realidad sería bien distinta, y más que una reocupación sertoriana se
tendría que hablar del abandono de la ciudad
tras el desastre que supuso su destrucción. Sin
embargo, no deja de llamar la atención su inclusión en el listado de Floro, donde acompaña a
otras ciudades que efectivamente fueron los
Dos proyectiles de plomo
(glandes) de una honda, de
la calle Roc Chabàs.
Vaso ibérico con escenas mitológicas.
29
El contexto histórico
Moneda de Corfinium,
con el toro itálico corneando
a la loba romana.
romanos no ahorraron a sus semejantes y aliados
las crueldades que tan frecuentemente prodigaban a sus enemigos. Más bien al contrario, ya
que en las guerras civiles encontramos todo un
rosario y corolario de destrucciones, saqueos y
matanzas, que empalidecen lo acaecido en conflictos anteriores. En este aspecto destaca la
crueldad de Sila, como recuerda Apiano: “Sila no
ahorró ningún tipo de crueldad, tanto con las
personas como con las ciudades, hasta que se
convirtió en el único dueño del estado romano”.
Dionisio de Halicarnaso confirma esta afirmación considerándolo un auténtico despoblador
de ciudades. Lo sucedido en Valentia, por consiguiente, no se puede considerar como algo
excepcional, sino que claramente entra en lo que
se consideraría la dinámica “normal” del
momento y que tantas consecuencias semejantes
tuvo en buena parte de las principales ciudades
itálicas de la época que se habían rebelado: Praeneste, Norba, Alba Fucens, Stabia, Pompeya,
Asculum, entre muchas más de un listado bastante más extenso.
P
ara el s. II a.C. disponemos de un valioso
testimonio literario que nos presenta una escena
semejante a la de Valencia, con el troceado de los
cuerpos de los enemigos muertos para espantar
y aterrorizar a los enemigos vivos, otro ejemplo
de esta violencia aparentemente gratuita con la
que los romanos se ensañaban con los cuerpos
de sus enemigos para atemorizar a los vivos utilizando a los muertos. Estos hechos son de la
Segunda Guerra Macedónica (198 a.C.) y nos los
describe T. Livio, historiador poco propicio a
dejar en mal lugar los actos de Roma y, por consiguiente, poco sospechoso de exageraciones y
propaganda antirromana.
Otros testimonios semejantes, no sólo obra de
romanos, los encontramos descritos en otros episodios bélicos, como en la toma de Saguntumpor
Aníbal, cuando los cartaginenses cortaron en
pedazos a los saguntinos que se resistieron con
las armas.
Estos casos, de los muchos que se conocen, se
refieren a conflictos convencionales. Pero los
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Puerta de la ciudad de Norba, al sur de Roma, destruida en esta guerra.
31
Tramo septentrional de la muralla de Pompeya.
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socii), en la que los sublevados se organizaron
bien, creando un estado paralelo con una capital,
Corfinium, un Senado y una moneda, cuya iconografía no podía ser más expresiva: el toro itálico corneando a la loba romana.
Los samnitas, del centro-sur de Italia, entre
ellos los pompeyanos, se sumaron a la rebelión.
Pompeya sufrió el asedio de un ejército romano
al mando de L. Cornelio Sila, ante el que tuvieron finalmente que entregar la ciudad. En la
parte septentrional de las murallas aún se ven los
restos de los proyectiles de las máquinas de asedio y se conservan varias inscripciones pintadas
en osco, situadas en los lugares donde se debía
agrupar la milicia urbana que defendía la ciudad.
La guerra concluyó en el 89 a.C. cuando
Roma finalmente concedió la ciudadanía a los
itálicos, que se convirtieron en ciudadanos romanos y se integraron en el estado romano.
La calma duró muy poco, porque en Oriente,
aprovechando los disturbios de Italia y el descontento general provocado por décadas de despiadada explotación, Mitrídates, rey del Ponto,
en el Mar Negro, invadió Asia Menor y Grecia,
siendo recibido como libertador. En Éfeso reunió
a 80.000 romanos, a los que ejecutó.
La preparación de la guerra provocó fuertes
tensiones entre Sila, nombrado por el Senado, y
Mario, nombrado por el pueblo. Sila dio un
auténtico golpe de estado, el primero en la historia de Roma y se hizo con el mando, partiendo a
Oriente donde derrotó a Mitrídates y recuperó
las provincias. Pero, al mismo tiempo, en Roma,
Mario se hizo con el poder. A la vuelta de Sila
La destrucción de Valentia fue un episodio
más de la larga crisis de la República romana que
hundía sus raíces en la desestructuración social
de Italia tras los estragos provocados por la larga
y sangrienta estancia de Aníbal en Italia.
El fracaso de los sucesivos intentos reformistas, que tendían a reconstruir la clase de propietarios rurales arruinados por la larga invasión
cartaginesa, no solucionó la escasez del reclutamiento militar ni los acuciantes problemas sociales de la sociedad romana e itálica, ignorados por
un Senado tan cruel e inmovilista como irresponsable y corrupto, como se puso de manifiesto entre 113 y 105 a.C. con los escándalos de la
guerra de Yugurta y con las tremendas derrotas
frente a los Cimbrios. La recuperación de la crisis, sólo parcial y eventual, vino de la reforma
militar de Mario, varias veces cónsul y partidario
de la facción reformista, que rompió con la tradición del ejército de pequeños propietarios,
sustituido por uno de baja extracción social más
fiel a su general que a la República, germen de
los conflictos civiles que se sucedieron.
Posteriores intentos de los tribunos de la
plebe, entre 100 y 91 a.C., para reformar el sistema y repartir las tierras públicas, fraudulentamente apropiadas por los senadores, volvieron a
ser reprimidos con crueldad. Uno de ellos estuvo a cargo de Q. Varius Severo Hybrida, posiblemente originario de Sucro (Albalat de la Ribera),
que fue exiliado o asesinado en el intento.
Ante la falta de expectativas, los itálicos,
conocidos como los aliados (socii) se levantaron
en armas, dándose inicio a la Guerra Social (de
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destruida, ya que, al igual que en Italia, el conflicto se cebó especialmente en el asalto a centros
urbanos. En los alrededores de Valentia algunos
yacimientos importantes acabaron definitivamente sus días en este momento, como los Villares (Caudete de las Fuentes) o Torre la Sal (Orpesa-Ribera de Cabanes).
En Aragón se han atribuido a este conflicto
algunas destrucciones de yacimientos, caso de
Azaila, Botorrita, La Caridad y la Cabañeta. El
episodio hispánico más conocido fue el largo
asedio de Calagurris, que sólo sucumbió al hambre.
con su ejército vencedor se entabló una sangrienta guerra civil (83-82 a.C.), que concluyó
en la batalla de Porta Collina, en Roma, donde los
partidarios de Mario, ya fallecido, fueron totalmente derrotados. La mayor parte del ejército
vencido estaba formado por samnitas, gran cantidad de los cuales fueron pública y cruelmente
ejecutados en el Campo de Marte de Roma, del
mismo modo que lo fueron los partidarios de
Sertorio en Valentia.
Al mismo tiempo que los ecos bélicos se
extinguían en la Península Itálica, se encendían
en la Ibérica, adonde Mario había enviado como
gobernador a Sertorio, un sabino, que, no sin
oposición, se adueñó de casi toda la provincia,
excepto la Bética y el norte de Cataluña. La base
del éxito de Sertorio fue su colaboración con los
distintos grupos indígenas, que formaban el
grueso de sus tropas. También encontraría buena
acogida entre los numerosos itálicos instalados
desde hacía tiempo en el territorio. La década
(82-72 a.C.) que duró este conflicto, bastante
más que en Italia, significó el último renacer de
la cultura indígena, que con la derrota fue rápidamente suplantada por la romana.
Sertorio, que nunca fue vencido en batalla,
derrotó a varios ejércitos y generales senatoriales,
incluido el propio Pompeyo. Pero sus lugartenientes, por el contrario, no tuvieron tanto éxito
y dos ellos, Perpenna y Herennio, en el 75 a.C.,
fueron derrotados por Pompeyo bajo las murallas de Valentia, sufriendo 10.000 bajas, entre
ellas Herennio.
En Hispania, Valentia no fue la única ciudad
Proyectil encontrado en la Casa de Ariadna
de Pompeya.
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Conclusiones generales
coetáneo de las excavaciones de la Casa de
Ariadna de Pompeya, donde aparecen muchos
en los alrededores de la puerta de Herculano. La
plena confirmación de que este hallazgo se ha de
relacionar con los hechos narrados por las fuentes nos la da un denario del 77 a.C., sólo dos
años anterior a la destrucción, que se encontró
entre los esqueletos.
La aparición de este nivel de incendio tan evidente y la subsiguiente y fehaciente comprobación de la existencia y de la intencionalidad de
un plan destructivo ejecutado hasta sus últimas
consecuencias, marca el brusco final de la primera etapa de la vida de la ciudad y se convierte
en uno de los mejores y directos indicadores
materiales que hoy por hoy se conocen del conflicto sertoriano, aunque evidentemente no sea el
único. Asimismo se configura como un dato fundamental para estudiar muchos de los aspectos y
problemas de Valentia, no sólo del período republicano sino también de las épocas inmediatamente posteriores, al suponer un cambio brusco
en su evolución urbana e iniciar una larga etapa
de abandono de la ciudad hasta los inicios del s.
I d.C.
L
os resultados de los estudios arqueológicos y antropológicos confirman que nos encontramos ante los restos de la batalla del 75 a.C.
Se ha determinado con bastante exactitud la
edad de la mayoría de los individuos, entre 1722 años. La mayoría de los huesos largos presentaban unas líneas de inserción muscular muy
marcadas, tanto por la edad de los individuos
como por la robustez que mostraban los huesos.
Consideramos, pues, que los restos podían pertenecer a jóvenes militares, con una excepción
que correspondía a un individuo de edad madura con el que se ensañaron con especial fruición,
ya que fue empalado con un pilum, la jabalina
que usaba el ejército romano.
La mayor parte de estos esqueletos se encontraron desmembrados y con evidentes señales de
cortes de espada. Tras la matanza, la ciudad fue
incendiada y los cuerpos quedaron enterrados
entre carbones y cenizas, entre los que también
se han recuperado bastantes armas, como varios
pila y dos escudos de tipo ibérico, así como
algún proyectil lanzado por las máquinas de asedio, semejante a otro encontrado en un nivel
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LÉXICO LATINO
Ballista:
Máquina de guerra parecida a la ballesta que lanzaba proyectiles de mediano y gran
tamaño.
Caetra:
Pequeño escudo circular utilizado por los iberos.
Cardo:
Vía principal de la ciudad romana que hacía el recorrido de norte a sur. A sus lados y
en sentido paralelo corrían los cardines secundarios.
Equestre copiae:
Tropas ecuestres, a caballo, romanas.
Gladius:
Espada corta utilizada por los legionarios romanos, con hoja recta y ancha de doble filo,
que permitía tanto cortar como Pinchar/punzar/herir/matar con la punta al enemigo.
Procede del gladius hispanensis que utilizaban los mercenarios iberos y celtíberos/hispánicos.
Horreum:
Almacén de grano y otras mercancías.
Milites:
Soldados romanos.
Pilum/Pila:
Lanza arrojadiza que formaba parte del equipo básico del ejército romano. Los había
ligeros y pesados.
Socii:
Pueblos itálicos, entre ellos/principalmente los Samnitas, aliados de Roma que pretendían obtener la ciudadanía romana. De ahí el nombre de Guerra Social (Bellum Sociale).
Scutum:
Escudo usado por los legionarios romanos. En época republicana era ligeramente curvo
y ovalado y en la imperial era rectangular y curvado.
Stilus:
Punzón o estilo para escribir sobre tablillas de cera.
Taberna:
Local abierto a la vía pública donde se realizan gestiones financieras o comerciales.
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Tegula:
Teja plana de gran tamaño que se alternaba en los tejados con las imbricis o tejas acanaladas.
Tribunos de la Plebe:
Magistrado romano elegido por los ciudadanos (la plebe) con carácter anual. Este cargo
se creó para contrarrestar el poder patricio/de los cónsules y proteger a los plebeyos.
Sólo tenían poder dentro de las murallas de Roma (pomerium). Tenían el derecho de
veto sobre cualquier ley propuesta por otros magistrados.
Umbo:
Parte central de metal de un escudo.
Vrbs:
Ciudad. Por antonomasia, Roma.
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