CIELO NUEVO, TIERRA NUEVA

Monteagudo, nº 22, 2017, pp. 319-322. Reseña de Juan Larrea, Diario del Nuevo Mundo, edición de Gabriele Morelli, Madrid, Fundación Banco Santander, 2015, 188 págs.

Clément Thibaud, Liberar el Nuevo Mundo. La fundación de las primeras repúblicas hispánicas (Colombia y Venezuela, 1780-1820), Traducción de Felipe Gracia, Prohistoria Ediciones, Rosario, 2024, 480 p. – Continente, 1 Entre las Independencias latinoamericanas, el caso de las actuales Colombia y Venezuela (Tierra Firme), es excepcional y ejemplar. Excepcional porque los territorios patriotas de la región combinaron el rechazo del constitucionalismo gaditano con la primera constitución, la primera república moderna y la primera declaración de independencia del mundo hispánico. Ejemplar porque el separatismo y la elección republicana se extendieron por todo el continente en la década de 1820, a pesar de la fuerza teológico-política de la Monarquía católica. La creación de las primeras repúblicas en Tierra Firme reviste así una dimensión continental, ya que anticipa el futuro del resto del hemisferio. Pero también una dimensión atlántica porque, a ojos de sus actores, prolongaba el ciclo iniciado por las revoluciones norteamericana, francesa y haitiana. Sorprende que esta precocidad, tan excepcional como enigmática, no sea tomada como una anomalía que merece un esfuerzo… ¿Cómo explicar esta elección cuando ningún otro territorio del imperio la consideraba posible? ¿Cuáles son los vínculos entre la opción republicana y el proceso constitucional de Cádiz? ¿Por qué la Tierra Firme fue el escenario de esta revolución republicana? ¿De qué tipo de republicanismo se trataba? ¿Quiénes fueron sus defensores y detractores? Estas y otras preguntas son las que orientan las líneas rectoras de esta obra fascinante y fundamental para comprender el proceso de las revoluciones americanas a comienzos del siglo XIX.

Resumen: El siglo XXI irrumpe con acontecimientos que modifican el ciclo del nuevo orden mundial. El Surgimiento de numerosos agentes no estatales que detentan un poder significativo, modifica constantemente el comportamiento de la actual sociedad internacional y evidencia que no existe un único centro de poder universal. El presente artículo propone evidenciar la emergencia de una nueva estructura del poder en el plano internacional, basada en la no polaridad, un escenario que se caracteriza esencialmente por el surgimiento de nuevos centros de poder global y regional, inaugurando un escenario donde ningún Estado puede dirigir ni hegemonizar el sistema internacional. Palabras clave: Orden mundial, soberanía, Globalización, Estado, Centros de Poder Abstrac: The 21st century is filled with events that changed the order of the new world order. There was emergence of non-state agents which seized significant power. They continue to modify the behavior of today's international society and there is evidence that there is no universal central power. This article provides evidence of the emergence of a new structure of power in the international plane, based on non-polarity. It is a scenario which can be seen especially through the emergence of new centers of global and regional power, creating a scenario in which no states may operate or hegemonize the international system. Key words: world order, sovereignty, globalization, state, power centers

P Po o o r r r u u u n n n a a a V V V e e en n n e e ez z z u u u e e el l la a a M M Me e e j j jo o o r r r

The roles of imagination have been largely missed in Foucauldian litera-tures on subjectivity and constitutive practices of care for the self. His late inquiries into the practices by which the ancients pursued subject-formation have been situated, largely, within the ongoing debate over the relativity of his philosophical position on the question of the subject as such. In actuality imagination is crucial, I argue, for a Foucauldian understanding both of the processes of subjection by which western regimes have sought to govern human life as well as the practices by which we can nevertheless constitute ourselves as free subjects. The relationships between these processes of subjection and practices of freeing up the subject are not binary, however, and the different functions of imagination in these practices are complex. Liberating imagination requires, as argued here, hostility to the function of the image in constitution of the regimes that subject it.