Ciudadanía Digital: desafíos para el entorno familiar
Por Lic. Liliana Galván
Resumen
Se reflexionará sobre el impacto de la cultura digital en las relaciones familiares. El
reto que cada familia confronta al contar con nuevos escenarios en la vida cotidiana
como son el uso de las nuevas tecnologías, las redes sociales, las brechas
generacionales, los límites y la política familiar. El presente texto intentará analizar el
desafío de construir una relación afectiva desde la cercanía y el espacio virtual.
1. Reflexiones iniciales
Hoy en día se puede vivir en familia desde la distancia y desde la cercanía, con el
riesgo de tener que competir con aquel famoso juego de simulación llamado
“Second life”1, en caso que la vida real del niño sea más lejana que la virtual. Qué
iba a pensar Aldous Huxley, que los niños tendrían en sus manos la guía para
construir Un Mundo Feliz en múltiples versiones y como parte de su vida cotidiana.
La preocupación de Huxley de que se perdiera de vista la familia, la diversidad
cultural, el arte, lo motivó en aquellos tiempos a escribir su obra, que ha
trascendido durante varias décadas desde 1932, como una advertencia del
impacto inevitable de la tecnología en el comportamiento humano. Muchas han
sido las fantasías creadas a partir de ese futuro imaginado en el que las familias se
conectaban con el exterior de modo automatizado y controlado. Sin embargo,
poco hemos vislumbrado sobre el cambio en la naturaleza humana, su
comportamiento, sus relaciones y nuevas funcionalidades o disfunciones a raíz del
impacto de la tecnología, los nuevos mercados, la degeneración del eco‐sistema,
entre otros.
Los niños nacidos en esta nueva era son marcados desde su gestación, al ser
posteados y popularizados en segundos alrededor del globo. Aún cuando ellos no
han pisado el planeta, sus ecografías ya están a la luz de la gran familia. Son niños
que toman conciencia de su imagen digital por cada día que respiran y a medida
que descubren a su paso los controles que lo activan todo. Son niños conocidos
por el entorno de un modo que va más allá de su propia imaginación. ¿Cambiará
la percepción de si mismo, de una “presencia” a una “omnipresencia”? Recuerdo
cuando era niña pensaba que los sueños eran realidad y al despertar le
preguntaba a mis hermanos qué les había parecido lo que habíamos hecho por la
noche. Cuál era mi sorpresa al descubrir que eran vivencias propias y que nadie
accedía a ellas más que yo misma. Me pregunto cómo será el proceso de
Second Life: es un juego de simulación 3D cuyos habitantes son personas reales que construyen
los lugares que visitan. Cada participante diseña su mundo a partir de múltiples posibilidades.
http://secondlife.com/?lang=esES?sourceid=1212_ESSearch&lang=esES&gclid=CPun7_GtrrgCFcti
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conciencia y autoconocimiento en un corto plazo en el que los niños evolucionan
en múltiples dimensiones a través de diversas interfaces tanto familiares como
afectivas.
Baudrillard, J. (1993) nos advierte “…trajinamos en las autopistas de la
información, donde todo acontece sin tener siquiera que partir ni viajar. Es la era
de la llegada generalizada, de la telepresencia, de la cibermuerte y el asesinato de
la realidad”. Baudrillard insiste sobre el narcisismo de la nueva era que se
propone responder con inmediatez ante todos los gustos y exigencias del nuevo
ser humano llamado “cliente”. Lo define como una combinación entre la
gratificación inmediata de los deseos, en un mundo del espectáculo.
Al respecto, Adolfo Vásquez Roca (2007) afirma “…la constitución de nuestra
identidad tiene lugar desde la alteridad, desde la mirada del otro que me objetiva,
que me convierte en espectáculo. Ante él estoy en escena, experimentando las
tortuosas exigencias de la teatralidad de la vida social. Lo característico de la
frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda la realidad, y
por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia”. El “me gusta o no me
gusta” es el dilema de la nueva era que nos ubica en dos facciones, en una
polaridad en la que no hay intermedios, no hay sustentos, solo hay afiliaciones.
Sumado a esto, la relación afectiva se desarrolla desde la cercanía y desde la
distancia, desde la intimidad y desde el espectáculo, para bien y para mal. Ésta
puede ser favorable o desfavorable, dependiendo de la cantidad y de la calidad de
atención que cada quien reparta entre la tecnología y la familia, entre el “si
mismo” y “el otro”.
Como dice Castells (1996), se está “alterando fundamentalmente el modo en que
nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, producimos, consumimos, soñamos,
peleamos o morimos.” Tomar conciencia de ello es donde comienza el desafío
para los educadores, para las familias y la ciudadanía global.
Cuando la tecnología se vuelve un fin y deja de ser un medio, es cuando la familia
deja de ser lo primero y pasa a segundo plano. Es paradójico que cada familia
tenga que enfrentarse al dilema, ya no de competir con una televisión, problema
de los 80’s, sino con la diversidad de aparatos, software, aplicaciones, dispositivos
que te permiten jugar en tiempo real con el mundo.
Los recursos han aumentado en casa y las tareas son más fáciles de lograr que
antes, siempre y cuando se cuente con una buena banda y velocidad de
transmisión. Mientras tanto, a la par del aumento de la tecnología, también se
han incrementado las patologías siendo ellas un gran desafío para la psicología y
los terapeutas.
La info‐obesidad, la nomofobia, el síndrome electrónico, el hikikomori, la
enfermedad del dedo pulgar, la tendinitis, etc. son productos de la cultura digital
que impactan no solo en niños y jóvenes, sino también en inmigrantes digitales,
adultos y familias enteras que hacen uso y abuso de ellas. Es evidente que la
velocidad del tiempo de inserción de estos medios es proporcional a la edad.
Mientras más jóvenes el entorno digital se hace más amigable y el aprendizaje es
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mayor. Un inmigrante digital es una persona que a lo largo de su vida se ha
enfrentado a diversas innovaciones tecnológicas aceptándolas, en el caso que
reconozca que el medio le agrega valor a su actividad o de lo contrario puede
convertirse un resistente a la cultura digital rechazando la tecnología, por la
dificultad de cambiar de paradigmas en la comunicación y generar nuevos
hábitos.
La dependencia con el celular, denominada “nomofobia” por la ansiedad
generada a la falta del mismo, hace que el propietario sienta que el celular es casi
como una prolongación de su mano. Este concepto aparece por primera vez en
2008, proveniente del nombre en inglés “no‐mobile phobia” o fobia a estar sin el
móvil o celular. El cuerpo, fiel aprendiz, capta cuando éste no se encuentra cerca
e inconscientemente lo busca hasta asegurarse que no se ha ido, que sigue a su
lado, encendido y vivo. En Reino Unido han revelado que el 66% de la población
sufre de adicción al celular, según una encuesta que se ha hecho pública para
advertir sobre la gravedad de la situación. En dicho estudio también se ha
encontrado que cada usuario que vive con este problema, consulta su celular un
promedio de 35 veces al día.
Una profesora de la universidad de Granada, Francisca López Torrecillas2, explica
que la nomofobia es sólo un síntoma de la adicción al celular que se traduce en
una mayor frecuencia al uso del celular, pero también al envío y recepción de
correos electrónicos, mensajes de texto, y utilización de programas como
Whatsapp, Viber, Facetime, etc., además de la consulta permanente de noticias y
el “mantenimiento” o consulta de su celular a la hora de dormir.
López Torrecillas elabora la siguiente hipótesis acerca del celular y las relaciones
familiares, “…el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical
entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los
estudiantes y sus madres”. Es bastante fácil de pronosticar la angustia generada
a consecuencia de la pérdida de un celular, como posible pérdida del vínculo con
un ser querido. Aunque esta ruptura solo sea de días u horas.
Al mismo tiempo que afirma que “…los padres usan el teléfono móvil para
supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en
el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control
de los padres. También son muchos los adolescentes (frecuentemente, los más
jóvenes) que utilizan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres”.
Esta nueva forma de relacionarse entre los miembros de la familia nos puede
hacer creer que podemos controlar a la persona porque tenemos su número en
nuestra memoria digital y porque no puede evitar mirarlo. Es una co‐dependencia
cultural que nos mantiene atrapados en la misma nube.
Actualmente, se habla con cada vez mayor frecuencia de la memoria en la nube,
la comunicación en la nube y por supuesto de la universidad en la Nube. La
Universidad de Barcelona, Cataluña realiza una excelente investigación sobre la
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Publicado en Diario BBC Mundo de Londres.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120217_tecnologia_nomofobia_aa.shtml
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nueva educación universitaria en red. Fagon G.y Grané, M. (2013)3 mencionan que
estar en la Nube ya no significa más estar distraído, es estar en un espacio donde
almacenar las informaciones, comunicarse, relacionarse, compartir ideas, trabajar,
leer, visualizar, crear contenidos, aprender.
Confiar en depositar toda tu información, recuerdos, huellas y sentimientos en la
nube es un acto de riesgo, sin embargo la mayoría lo toma. ¿Será esa la forma de
pertenecer al mundo digital y afirmar nuestra ciudadanía global?
Estar conectados en internet es para las familias una provocación que las enfrenta
al dilema cotidiano de darle prioridad a la vida presencial o a esa posibilidad de
vivir una “segunda vida” en la que respondemos como ciudadano global al tecno‐
sistema.
2. Cambio de mentalidades
Castell menciona que además de los importantes cambios sociodemográficos
experimentados en las últimas décadas, Internet y la así llamada sociedad de la
información, se ha introducido profundas modificaciones en las rutinas cotidianas
de millones de hogares.
Ante esta situación Baudillard (1984) nos dice “¿Estamos tan inseguros de existir
como para que haya que multiplicar las pantallas a nuestro alrededor, mientras
que antes bastaba con un simple espejo?” Esta es la sensación que nos deja la
interactividad en redes sociales, como Facebook, en las que la regularidad de
apariciones en la red afirma tu existencia y tu participación ciudadana.
Tu imagen ahora se construye no solo por la percepción de los que te rodean
cercanamente sino también por aquellos que te observan desde la periferia,
desde una mirada mucho más de contexto. Será que estamos aprendiendo a
observar y a ser observados de un modo distinto, en la que nuestra “área ciega”,
aquella que otros conocen de ti pero que tú no eres consciente, escapa más que
nunca de nuestro control. Es ese sentido de popularidad el que nos hace
individuos masivos, entregando nuestra cuota de individualidad a la comunidad
virtual y a la cultura que ella está construyendo.
Este representa un reto para las familias en las que el vínculo se entreteje entre
diálogos presenciales y virtuales, atisbos veloces al diario personal‐público de
cada miembro y a los comentarios de otros sobre cada uno.
En este nuevo escenario cabe reflexionar de qué modo se construyen las
relaciones y cuán duraderas son. Se puede observar que a medida que los jóvenes
cuentan con mayores recursos, establecen relaciones con mayor cantidad de
personas. Aumenta la cantidad, pero no necesariamente la calidad de los lazos o
vínculos.
Fagon G.y Grané, M. (2013), lanzan en marzo el libro digital “La Universidad en la Nube”, en la que
integran a una serie de especialistas para disertar sobre los nuevos desafíos de las universidades en
red.
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Ante esta problemática, Joan Ferré (2000) plantea una serie de dilemas y desafíos
que se contraponen como nuevas necesidades del ser humano:
‐ El dinamismo vertiginoso versus la capacidad de concentración
‐ La necesidad de concreción versus una capacidad simbólica
‐ La impulsividad en la toma de decisiones versus la autonomía
‐ La hiper‐estimulación sensorial versus la reflexión
‐ La individualidad y asilamiento versus el lazo personal y afectivo
Es indudable que la velocidad de los medios de comunicación ha influido en el
nacimiento de nuevos comportamientos como el de querer responder casi
sincrónicamente a cada llamada, generándose lo que se conoce como la “urgencia
sucede a la urgencia”. Según explica Thierry Venin, investigador del Centro
Nacional de Investigación Científica de Francia, “…tan pronto recibimos un email,
hay que responderlo, caso contrario, el remitente nos llama para preguntarnos si lo
recibimos. Además, cuando tenemos un minuto libre vamos al buzón de correo para
ver si hay algo nuevo. Es como una adicción”. Esta velocidad de respuesta genera el
mal conocido como “infobesidad”, la sobrecarga de información por exceso de
correos electrónicos. Si a esto le añadimos que es común que cada persona tenga
varias cuentas de correos y redes sociales, entonces el tráfico aumenta y la
sensación de completitud disminuye.
El problema se da cuando la reflexión familiar se ve afectada por la velocidad de las
decisiones de sus miembros, la diversidad de fuentes de las que se recoge
información lo cual aumenta el desconocimiento entre ellos, siendo cada vez más
difícil para los padres seguir la ruta que sus hijos emprenden.
La hiper‐estimulación sensorial elevada por la televisión y los medios interactivos, el
“reality show” y la mentalidad “paparazzi” que la comunidad global consensua en
priorizar hace que la realidad en si misma pierda su encanto y pueda ser pospuesta
para ocasiones especiales.
Los autores Karl Fisch, Scott Mc Leod, Jeff Brenmann, (2009) editaron un video
llamado “Did you know?”4 en el que presentan datos alarmantes sobre el impacto
de la tecnología en el comportamiento humano. Es así, que afirman que estamos
viviendo la era de la imprevisibilidad, porque la velocidad del conocimiento, y el
desarrollo de la tecnología no nos permite saber qué alcance tendrá nuestra
comunicación. Por ejemplo, mencionan que actualmente estamos preparando
alumnos en el colegio para carreras que aún no existen, y que la mitad de lo que
estudia un alumno será obsoleto en tres años. En el buscador Google, hay 31
billones de búsquedas cada mes, mientras que en 2007, era de 2.7 millones. Y la
pregunta que emerge es a quién se le hacían todas esas preguntas antes. Este es un
indicador de la curiosidad y la inmediatez por resolver preguntas a través del
Internet y del cambio de paradigmas en la construcción y gestión del conocimiento.
Karl Fisch, Scott Mc Leod, Jeff Brenmann, (2009) editaron un video llamado “Did you know?”:
http://www.youtube.com/watch?v=jpEnFwiqdx8
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Lo novedoso y retador de la Web 2.0 es que facilita la participación activa y creativa
de los usuarios, creando espacios para comunidades de aprendizaje, redes sociales,
oferta de servicios, a la vez que intercambian información y multiplican las
posibilidades de crear nuevos conocimientos.
Ante la iniciativa de los jóvenes por aprender a interactuar con la Web 2.0 creando
Blogs, podcasts, RSS, redes sociales, o interviniendo en Wikis, los profesores están
retados a apreciar el valor que tienen estos medios para el aprendizaje. Son los
jóvenes los que asimilan a través de estos nuevos recursos, nuevas estructuras y son
capaces de poner en ellas, sus propios contenidos. Estas estructuras y plataformas
pueden resultar poco familiares para los profesores inmigrantes, pero para el
alumno es la interfase a través de la cual ordena su mundo multidimensional de
manera sencilla y rápida. Lo paradójico es, cuando, en paralelo a esto, el alumno no
aprende del discurso expositivo del profesor y no puede graficar con los recursos
tradicionales de la misma manera que con los digitales.
Por último, el impacto de las “redes sociales” como My Space, Facebook, Linkedin,
etc. multiplican las relaciones y la información de manera cotidiana. En Europa hay
aproximadamente, 200 millones de usuarios del Facebook, con un incremento del
314% anual. Este es un indicador de la necesidad de “mostrarse”, de ser vistos por
otras personas, de ser reconocidos, incluidos en un entorno social que se amplia a
medida que aceptas a los usuarios en tu página.
Actualmente, tenemos a los embajadores o gestores de comunidades,
representantes de páginas de organizaciones que quieren socializar a través de un
marketing directo con sus consumidores. Esta es una nueva mentalidad que genera
una nueva psicología del consumidor, para lo cual el neuromarketing está a la
vanguardia de este tipo de conocimientos.
Nos encontramos migrando a una nueva mentalidad que plantea una nueva
plataforma para el desarrollo de nuestras relaciones humanas. Es necesario tomar
conciencia del modo como vamos cambiando nuestras rutinas, no vaya a ser que sin
que nos demos cuenta olvidemos aquellos tiempos en los que las familias se
contaban historias sin fin a falta de otros medios. Seamos críticos frente a esta
realidad y tomemos decisiones del modo como queremos afrontarlo.
3. Nuevas habilidades
A continuación analizaré algunos de los retos que se presentan como consecuencia
de los cambios tecnológicos y de su influencia en el desarrollo de nuevas
habilidades en los alumnos, tales como las que menciona Joan Ferrés (2000):
-
Habilidad superior para percibir estímulos visuales muy breves y sincopados
Mayor rapidez para encadenar, relacionar, asociar, comparar y contrastar
Mejora de coordinación motriz fina
Integración de estímulos visuales y auditivos
Coordinación perceptiva y neuromuscular
Voracidad perceptiva (si no se mueve es aburrido)
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Pensamiento global, discontinuo y simultáneo (estructura de telaaraña,
mosaico)
Tiempo polifónico
Estas habilidades se pueden observar cuando el niño o joven se enfrenta a un nuevo
software o videojuego. Es impresionante cómo sin leer las indicaciones o manuales
identifica con rapidez el significado de los íconos y el valor de las aplicaciones. La
mirada del niño capta en simultaneo toda la pantalla, como si “escaneara” la
imagen y detectara fácilmente el todo y las partes. Finalmente, asocia velozmente
experiencias anteriores con la nueva y logra el dominio casi inmediato del juego
inicial.
En una investigación realizada por el BCS, el Chartered Institute for IT se aprecia
que el acceso a la información a través de la tecnología tiene un impacto
estadísticamente positivo en la sensación de bienestar y felicidad de los usuarios.
Michael Willmott analizó la data de 35,000 personas alrededor del mundo que
respondieron a pruebas entre 2005 a 2007, concluyendo que las personas adultas
que acceden a los medios se sienten mucho más seguras de si mismas, con libertad
personal e influencia.
Es importante resaltar que la tecnología también está siendo utilizando para
fortalecer los lazos familiares. Software para hacer video‐llamadas de fácil acceso
para todas las generaciones permite que los niños y jóvenes puedan estar cerca de
aquellos familiares que no se encuentran cercanos físicamente. Estas ocasiones
para disfrutar del contacto visual, auditivo y emocional son realmente alentadoras.
Resulta indispensable poner el tema sobre la mesa del comedor en casa para
analizar el grado de dependencia o de funcionalidad que dichos medios tienen en
la vida familiar. De modo que creen las fronteras necesarias para que el medio no
se convierta en un fin y la familia siga siendo una prioridad. La falta de diálogo
acerca del tema hace que las relaciones se automaticen sin siquiera darse cuenta
de las pérdidas y del impacto en la relación. No se trata de llegar a una crisis de
identidad, o a un desborde por estrés para recién entablar un diálogo con la familia
para poner las fronteras y normas claras de convivencia y respeto a la privacidad y
a la libertad.
La nueva habilidad que cada familia debe desarrollar es la de poner la tecnología al
servicio de la familia para construir espacios interpersonales profundos y
duraderos. La evolución de la tecnología es imparable. Es una realidad
contundente a la que no nos podremos resistir fácilmente.
Nos queda visualizar positivamente e imaginar un tiempo para mirar juntos las
redes, para disfrutar de las video‐llamadas, para hacer un concurso multimedia en
familia, para escribir juntos la historia, para estar juntos en la nube y con los pies en
la tierra sintonizados con nuestro mundo interior, privado y compartido con los
que más apreciamos.
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4. Referencias Bibliográficas
Bartolomé, A. (2000) Comunicación Audiovisual. Universitat de Barcelona:
Departament de Didàctica de l'Educació Visual i Plàstica.
Baudrillard, Jean, Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993.
Ferré, J. (2000). Educar en una cultura del espectáculo. Buenos Aires: Editorial
Paidos.
Fagon G.y Grané, M. (2013). La Universidad en la Nube A universidade na nuvem.
Barcelona: LMI. ColElecci. Transmedia XXI. Laboratori de Mitjans Interactius.
Universitat de Barcelona. Barcelona.
Karl Fisch, Scott Mc Leod, Jeff Brenmann, (2009) “Did you know?”
http://www.youtube.com/watch?v=jpEnFwiqdx8
Vásquez Roca, A. (2007). Sobre Baudrillard. Cuaderno de Materiales. Madrid.
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