Entrega especial Bicentenario
Volumen 1
Entrega especial Bicentenario, volumen 1
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
Universidad Rafael Landívar
Guatemala
Directora
Belinda Ramos Muñoz
Equipo Coordinador
Belinda Ramos Muñoz
Magda Leticia González Sandoval
Luis Pedro Taracena Arriola
Universidad Rafael Landívar
Autoridades
P. Miquel Cortés Bofill, S. J.
Rector
Martha Romelia Pérez Contreras de Chen
Vicerrectora académica
José Juventino Gálvez Ruano
Vicerrector de Investigación y Proyección
José Antonio Rubio Aguilar
Vicerrector de Integración Universitaria
José Alejandro Arévalo Alburez
Vicerrector Administrativo y Financiero
Larry Amílcar Andrade–Abularach
Secretaria general
Edición
Belinda Ramos Muñoz
Diseño de exteriores
Wiliam González Mendoza
Diagramación
Wiliam González Mendoza
Correspondencia
Revista Eutopía
Campus Central URL, Vista Hermosa III
zona 16, edificio O, casa 3
Ciudad de Guatemala
PBX. (502) 24262626, extensión 3239
revista.eutopia@url.edu.gt
Red social
www.facebook.com/url.revista.eutopia/
Bases de datos
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R454
Revista Eutopía. Revista de investigación y proyección. / Universidad Rafael Landívar,
Vicerrectoría de Investigación y Proyección; directora y coordinadora Belinda Ramos
Muñoz ; coordinadores : Magda Leticia González Sandoval y Luis Pedro Taracena Arriola.
-- Guatemala : Universidad Rafael Landívar, Editorial Cara Parens, 2021.
XIV, 178 páginas ; ilustraciones en color (Revista Eutopía. Revista de investigación y
proyección (Entrega especial Bicentenario, volumen 1, 2021)
En la cubierta: El hecho/proceso de independencia. Creación y recreación de la historia
ISBN de la edicion digital, PDF: 978-9929-54-376-8
1. Investigación científica – Publicaciones periódicas
2. Guatemala – Historia – Independencia, 1821 – Historiografía
3. Guatemala – Soberanía
i. Ramos Muñoz, Belinda, directora
ii. González Sandoval, Magda Leticia, coordinadora
iii. Taracena Arriola, Luis Pedro, coordinador
v. Universidad Rafael Landívar. Vicerrectoría de Investigación y Proyección, editor
vi. t.
SCDD 22
revisión y eDición Del texto por la eDitorial cara parens
Se permite la reproducción total o parcial de esta obra, siempre que se cite la fuente.
D. R. ©
Editorial Cara Parens de la Universidad Rafael Landívar
Vista Hermosa III, Campus Central, zona 16, edificio G, oficina 103
Apartado postal 39-C, ciudad de Guatemala, Guatemala 01016
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Correo electrónico: caraparens@url.edu.gt
Sitio electrónico: www.url.edu.gt
Las opiniones expresadas en cada ensayo, artículo o documento son de exclusiva responsabilidad
de los autores y no necesariamente compartidas por la Universidad Rafael Landívar.
Tabla de contenido
Presentación
VII
Belinda Ramos Muñoz, Leticia González Sandoval y Luis Pedro Taracena Arriola
Las revoluciones de independencia iberoamericanas: De la tesis
tradicional a las tesis hegemónicas
1
Manuel Chust Calero
La independencia centroamericana y el futuro, 1821-2021
25
David Díaz Arias
«Y procuremos a que no se interrumpa la antigua y buena
correspondencia». Comercio entre Nueva España
y Guatemala (1810-1823)
39
Francisco Rodolfo González Galeotti
Sublevación de Granada (Nicaragua) y su incidencia en la Conjura de Belem
61
Horacio Cabezas Carcache
Las otras declaraciones de independencia: La proclamación de
Teotepeque en la Intendencia de San Salvador, 1822
75
Sajid Alfredo Herrera Mena
José Cecilio del Valle y el futuro centro del mundo
105
Víctor Hugo Acuña Ortega
La República Federal: fin del acontecimiento independiente
121
Luis Pedro Taracena Arriola
Guatemala: Del proyecto centroamericano a las realidades locales
¿Una lógica del poder político?
141
Brian Connaughton
Historia y análisis del Acta de Independencia de Guatemala
Edgar Octavio Linares Valencia
165
Presentación
Motivos y estructura
El presente volumen es parte de una iniciativa de entregas especiales, impulsada
por la Vicerrectoría de Investigación y Proyección (VRIP) que, desde 2018, a
través de la revista Eutopía se realizan en torno al Bicentenario de independencia
del Reino de Guatemala de España en el marco de las reflexiones y aportes
académicos de esta casa de estudios. Para el efecto, se conformó un comité
editorial científico compuesto por dos académicas y un académico de nuestra
universidad1.
Cuando se lanzó la propuesta, se planteó como objetivo abonar al conocimiento
del proceso independiente, tanto de Guatemala como de Centroamérica, a
través de un conjunto de escritos críticos que analizasen los hechos y procesos
ocurridos, los protagonismos de los actores, los conceptos e ideas de la época,
así como su resignificación a lo largo del tiempo. Esto es, una mirada de la
independencia que partiera de sus momentos constituyentes, del proceso
histórico que devino y de la valoración presente de su significado. Este último
sentido está marcado hoy por el simbolismo, la globalización y la retirada de la
historia estatal nacionalista.
Con este objetivo, empezamos a identificar una serie de ejes que considerábamos
relevantes para la comprehensión de este suceso, los cuales serían vistos desde
una perspectiva diacrónica y sincrónica, y al mismo tiempo crítica, frente a
un presente poco esperanzador. Estos ejes fueron definidos como: Pasado. La
historia vieja; El proceso. La historia vista en movimiento y construcción; y La
1
Belinda Ramos Muñoz, licenciatura en Ciencia Política y Sociología, con especialización en Estudios
Iberoamericanos; estudios de doctorado en Sociedad, Política y Economía de América Latina, directora
de la revista de investigación y proyección Eutopía y de la unidad homónima. Leticia González Sandoval,
historiadora, doctorado en Historia por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, investigadora del
Instituto de investigación y proyección sobre el Estado (ISE). Luis Pedro Taracena, historiador por
la Universidad Nacional de Costa Rica, investigador de Instituto de investigación y proyección sobre
dinámicas globales y territoriales (IDGT).
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
VIII
Universidad Rafael Landívar
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
historia hoy2. El resultado de este ejercicio heurístico fueron tres volúmenes,
en los que se compilaron las colaboraciones de una treintena de colegas
nacionales, centroamericanos y de otros países, en su mayoría historiadores,
pero también algunos provenientes de otras disciplinas. De esta manera,
dichos ejes dieron lugar a los siguientes títulos: volumen 1: El hecho/proceso
de independencia. Creación y recreación de la historia; volumen 2: El proceso
de independencia. Protagonismos y ausencias, y volumen 3: 200 años después,
mirando hacia el futuro.
El primer volumen abarca el largo preámbulo que culminará con la
independencia, entre 1821 y 1823, como acto de búsqueda de autonomía
hasta la separación de las repúblicas centroamericanas entre 1838 y 1841.
En su carácter de proceso, se buscó identificar lo emergente social durante el
periodo de la independencia, por ejemplo: la visibilidad de los sectores sociales
ausentes en las historias oficiales, el ascenso ladino o las transformaciones –o
no– de la economía y la sociedad en esos momentos. Como presente se buscó
entender la valoración del hecho independiente visto en las condiciones y los
imaginarios actuales3.
Además, era importante visualizar y contextualizar los conceptos e ideas
centrales de la época –tales como liberalismo, conservadurismo, ciudadanía,
nación, patria, soberanía, libertad, territorio, etc.–, que sin duda son polivalentes
y que se han ido transformando a lo largo de los dos últimos siglos; si los
acontecimientos fueron revoluciones, emancipaciones, separaciones, procesos
de autonomía –administrativa y política–, independencias o no. Asimismo,
desde el presente han surgido otros conceptos, ideas e incluso propuestas, tales
como los de hegemonía, refundación, autodeterminación o plurinacionalidad,
2
3
Para abordar el Bicentenario se identificaron 10 ejes sobre los que articular los estudios o contribuciones:
1) el hecho/procesos de independencia; 2) los conceptos e ideas centrales; 3) la independencia vista desde
los distintos actores y territorios; 4) conformación y transformación del Estado y sus elementos básicos
(importancia del sistema educativo en la conformación de identidades nacionales y la ciudadanía); 5)
aspectos rituales, simbólicos, narrativos, arquitectónicos y festividades; 6) religiosidad e independencia;
7) dinámicas territoriales y de poder habidas; 8) el bicentenario de independencia visto desde cada
país y de Centroamérica, como región; 10) escritos o comentarios sobre fuentes documentales sobre la
independencia y el Centenario.
Una valoración que –no sobra decir–, en los debates o posicionamientos políticos de actores, incluyendo
académicos e historiadores, no deja de estar ideologizada y polarizada, como la sociedad misma;
mientras que se constata la reminiscencia y puesta en escena –año con año– de la historia construida
oficialmente, desde los dominios del poder –las instituciones y actores en el poder– la escuela y la
cultura.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
Belinda Ramos Muñoz, Luis Pedro Taracena Arriola y Leticia González Sandoval
Presentación
IX
por mencionar algunas, desde los que se suele interpretar y reinterpretar el
pasado y proyectar el futuro; el presente/pasado/futuro.
En este sentido, los trabajos están formulados por preguntas como: ¿Cuáles
fueron las ideas –dominantes y de los actores subalternos– principales que
giraron en torno a la independencia y cómo se entienden hoy estas ideas?
¿Qué fue, cómo fue evolucionando y qué significan hoy la independencia,
la soberanía, el territorio, la seguridad, la ciudadanía, la patria, la nación y,
la libertad en un mundo globalizado y transnacionalizado, en el cual han
surgido «identidades diversas» y nuevos sujetos; en un contexto que empieza a
redefinirse por el cambio climático?
II. El recorrido de los autores
El presente volumen comprende nueve colaboraciones de autores nacionales
y extranjeros, que abordan uno o varios de los ejes y temáticas expuestos de
forma breve en los párrafos anteriores. Algunas de estas colaboraciones son
de historiadores con una larga trayectoria en el campo de la historiografía
centroamericana y latinoamericana. Otras, más diversas, son aportes que
provienen de distintas disciplinas. Unas ligan el proceso/acontecimiento a una
historia más universal y latinoamericanista, visualizando los procesos que se
daban en otros territorios colonizados de nuestra América. Otras tienen una
visión más local/nacional/regional. Unas rompen con la historia hegemónica, y
hay quienes recrean el «patriotismo» tradicional y la visión de la independencia
como parte significativa de la historia nacional/nacionalista. En su conjunto son
voces críticas y plurales –o lo que nosotros entendemos como distintas voces,
aportes o entendimientos– en torno a los hechos, procesos, acontecimientos,
que –efectivamente– no se agotan en sí mismos, sino que contribuyen a pensar
y repensar la historia compartida.
El primer trabajo, la colaboración de Manuel Chust Calero, titulado «Las
revoluciones de independencia iberoamericanas: De la tesis tradicional a las
tesis hegemónicas», nos ofrece un recorrido del debate historiográfico en el
periodo del contexto o coyuntura de la Guerra Fría –entre los años cincuenta y
noventas del siglo pasado. Comienza hacia 1949, con la centralidad del concepto
de emancipación y, poco más tarde, la tesis de las revoluciones atlánticas en
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
X
Universidad Rafael Landívar
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
las que sobresalieron las ideas liberales y de la ilustración. Asimismo, aparece
la tendencia que resalta las causas materiales y sociales. A partir de los años
setenta se desmonta, en gran medida, la historiografía tradicional nacionalista,
esa historia patria o nacional, amalgamadora y homogeneizadora de las
diferencias sociales, económicas, étnicas y raciales. Ello debido a la influencia
de la historia social, la comparada o la cultural. Anuncia que esta dinámica de
inflexiones y renovaciones historiográficas seguirá en las décadas siguientes,
sobre todo a partir del 2009 y posiblemente en la presente historiografía sobre
las independencias latinoamericanas.
El segundo aporte que incluimos en este volumen es el de David Díaz Arias,
titulado «La Independencia centroamericana y el futuro, 1821-2021». El
autor aborda algunas de las vías de representación del futuro en la época de
la independencia (1821-1840), con el fin de «visualizar cómo los próceres de
ese periodo concibieron a Centroamérica y sus posibilidades de avanzar hacia
el porvenir»4, aunque esa ilusa felicidad de porvenir pronto fue rota por las
guerras civiles de las élites centroamericanas por el control de sus territorios.
Además, el dilema de cómo actuarían las masas, que tanto preocupó durante el
acto independiente, pronto saldría a luz, tal como fue el caso de Rafael Carrera
y su apoyo popular en Guatemala a partir de 1837 y de otros sucesos en otros
países centroamericanos. El autor cierra el artículo haciendo referencia a los
informes del estado de la región y a los grandes desafíos que entroncan pasado,
presente y futuro: la desigualdad, la inequidad, el racismo y el autoritarismo.
El historiador Francisco Rodolfo González Galeotti contribuye con el trabajo
«¡Y procuremos que no se interrumpa la antigua y buena correspondencia!
Comercio entre Nueva España y Guatemala (1810-1823)», en el cual aborda
la relación económica entre los dos reinos, los efectos que tuvo la crisis
revolucionaria en México y en Nicaragua, y el impacto que tuvieron en las
casas comerciales de Iturbe-Yraeta (Ciudad de México), la de Aycinena
(Nueva Guatemala) y de Mariano Murillo (León, Nicaragua). El autor señala
que más allá del monopolio transatlántico del imperio español (una visión
eurocentrista), «El comercio continental se nutrió de sistemas económicos que
4
David Díaz Arias, «La Independencia centroamericana y el futuro, 1821-2021», en El hecho/proceso
de independencia. Creación y recreación de la historia, coordinado por Belinda Ramos Muñoz, Leticia
González Sandoval y Luis Pedro Taracena (Guatemala: Editorial Cara Parens, 2021), 25.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
Belinda Ramos Muñoz, Luis Pedro Taracena Arriola y Leticia González Sandoval
Presentación
XI
articularon regiones y provincias gracias a mercancías (…), coadyuvadas por
nodos urbanos»5. Uno de estos sistemas fue la llamada Carrera de Guatemala
(México-Guatemala-Antequera) por el mar Pacífico, una alternativa a la
afectación comercial que sufrieron los mercaderes novohispanos y sus socios
comerciales centroamericanos durante las guerras atlánticas y las revoluciones
de independencia. Además, de esas redes comerciales construyeron lazos
políticos que en buena medida explicarían más tarde el Plan de Iguala.
Por su parte, Horacio Cabezas Carcache, colabora analizando el complejo
proceso con el trabajo sobre «La Sublevación de Granada (Nicaragua) y
su incidencia en la Conjura de Belém», acontecida entre 1811 y 1813. Esta
será «una de las causas generadoras del proceso independentista», así como
«el antagonismo entre los provincianos –en especial añileros, ganaderos y
mineros– y la élite económica-política de la Nueva Guatemala de la Asunción,
monopolizadora del comercio exterior e interior»6. Además, recoge las
reivindicaciones de milicianos originarios de Haití y de la población indígena
de Monimbó. Así, confluían demandas de libertad de comercio, suspensión de
estancos, rebaja del tributo y otros impuestos con las de abolición de la esclavitud
del negro y la suspensión del repartimiento de indios. Esta fue una época en
la que participaron múltiples actores (afrodescendientes, miembros del clero,
mujeres, población indígena y ladina, etc.) y en la que influyeron las ideas
gaditanas de la Constitución de 1812 y de los movimientos independentistas
populares de México.
Sajid Alfredo Herrera Mena nos aporta al entendimiento de la independencia
con un interesante trabajo titulado «Las otras declaraciones de independencia:
la proclamación de Teotepeque en la Intendencia de San Salvador, 1822». El
mismo refiere a la declaración elaborada por el ayuntamiento constitucional
de Teotepeque y varios cabildos abiertos de los pueblos de indios de la
Intendencia de San Salvador, fechada el 4 de febrero de 1822. El autor revela
cómo el proceso de independencia del Reino de Guatemala de España fue más
complejo de lo que habitualmente se cree, más allá de la «única acta del 15 de
5
6
Francisco Rodolfo González Galeotti, «¡Y procuremos que no se interrumpa la antigua y buena
correspondencia! Comercio entre Nueva España y Guatemala (1810-1823)», en El hecho/proceso de
independencia, 40.
Horacio Cabezas Carcache, «La Sublevación de Granada (Nicaragua) y su incidencia en la Conjura de
Belém», en op. cit. 61.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
XII
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Vicerrectoría de Investigación y Proyección
septiembre de 1821», y «que la independencia fue entendida y practicada no
solo como ruptura de España sino con las jerarquías territoriales habidas en la
región»7. Además, señala que, frente a la literatura nacionalista predominante,
la idea de Estados nacionales, tal como los concebimos hoy, no estaba tan clara
en aquellos tiempos, en los que los conceptos de soberanía, independencia,
pueblos, voluntad popular, etc. tenían otros significados.
El escrito de Víctor Hugo Acuña Ortega, titulado «José Cecilio del Valle y
el futuro centro del mundo», analiza la visión de Valle sobre Centroamérica
como un potencial centro de las Américas y del mundo, por su condición
geoestratégica: istmo y puente continental; además de península subtropical de
América del Norte. Valle creía que esta «feliz» posición y su potencial natural y
físico brindaba posibilidades para alcanzar prosperidad económica, gracias a la
construcción de un canal interoceánico, para lo cual era necesario que se dotara
de una legislación e instituciones políticas cuya función fuese «buscar la mayor
felicidad del mayor número»8. Sin embargo, tras un quinquenio de agitada
vida independiente desestimó la idea, dado los riesgos de que Nicaragua fuera
controlada por una potencia o empresa extranjera. Así, previo a construir un
canal en Centroamérica debía consolidarse un Estado fuerte y respetable con
instituciones republicanas. Una visión de debilidad institucional y del Estado
que subsiste en la actualidad, ideal de un fracaso permanente de la república.
En «La República Federal: fin del acontecimiento independiente», Luis Pedro
Taracena Arriola parte de la noción revitalizada de acontecimiento para
aproximarse a la independencia, sus límites y los procesos consecuentes. La
adopción del sistema republicano federal como forma de gobierno pronto
reveló sus debilidades, que se manifestaron en la difícil construcción de los
aparatos estatales y en fuertes tendencias autonómicas. Asimismo, a la dualidad
partidaria también dieron lugar las posiciones enfrentadas entre el localismo
y el regionalismo. La vida federal fue conflictiva y sus contradicciones se
evidenciaron en las crisis políticas y las guerras que siguieron. El fracaso de la
federación centroamericana, cuyas causas y determinantes sintetiza el autor,
señala el fin del acontecimiento independiente, al dejar atrás la construcción
7
8
Sajid Alfredo Herrera Mena, «Las otras declaraciones de independencia: la proclamación de Teotepeque
en la Intendencia de San Salvador, 1822», op. cit. 75.
Víctor Hugo Acuña Ortega, «José Cecilio del Valle y el futuro centro del mundo», en op. cit. 105.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
Belinda Ramos Muñoz, Luis Pedro Taracena Arriola y Leticia González Sandoval
Presentación
XIII
de la nación centroamericana y dar paso a la formación de Estados nacionales
acotados en los antiguos territorios coloniales. Un pedazo de historia que se ha
narrado como fracaso y deseos incumplidos.
Brian Connaughton, en su ensayo «Guatemala: del proyecto centroamericano
a las realidades locales. ¿Una lógica del poder político?», abona al debate sobre
el fracaso de la unión centroamericana a partir de la historiografía relacionada
con la República de Centroamérica y su disolución. Contextualiza la crisis
de organización política y la compara con problemáticas similares en otras
partes de América Latina (ampliamente compartidas, pero que, sin embargo,
no condujeron al mismo resultado)9. La ausencia de un proyecto de nación
centroamericana, el peso de los localismos y la construcción nunca acabada
de una identidad nacional, entre otros aspectos, la volvieron inviable. La
disolución de la república develó la compleja situación gubernamental que
enfrentarían los nuevos Estados y, en el caso de Guatemala, las políticas
gubernamentales chocaron con las dinámicas locales. A lo anterior hay que
agregar la fragmentación y reconstitución de la elite que, aunada a su poca
capacidad para desarrollar directrices de gobierno eficaces, trajeron consigo el
afianzamiento de Rafael Carrera en el poder.
En «Historia y análisis del Acta de Independencia de Guatemala», Edgar Octavio
Linares Valencia contextualiza política y económicamente el marco que dio
lugar al hecho independiente y se centra en analizar el Acta de Independencia
de 15 de septiembre de 1821 como documento legal. En ese abordaje el autor
concede importancia a los simbolismos y anécdotas alrededor de la firma del
Acta; por ejemplo, Dolores Bedoya de Molina recorriendo las calles el 14 de
septiembre de aquel año, acompañada de Basilio Porras, a quien le atribuye un
«origen humilde», incitando a las personas a que apoyaran la independencia.
A su juicio, un protagonismo femenino poco común en la época. Para el autor,
la base documental y los simbolismos que acompañan al hecho independiente
deben estar en la memoria de los guatemaltecos.
El contenido de este volumen es un recorrido que inicia con las aproximaciones
teóricas a los procesos de independencia iberoamericanos, pero que gracias a
9
Brian Connaughton, «Guatemala: del proyecto centroamericano a las realidades locales. ¿Una lógica del
poder político?», op. cit. 141.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
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Universidad Rafael Landívar
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
las particularidades regionales y locales expuestas en cada artículo, informa
sobre la cotidianidad de la época. De su lectura queda claro que la oportunidad
política que vino con el resquebrajamiento del orden colonial fue interpretada
de varias maneras y con diferentes propósitos. Permitió imaginar y conducir a
nuevas relaciones sociales, nuevas formas de gobierno, nuevas conformidades o
luchas base para los escenarios del futuro. También da cuenta de la no-pasividad
de actores (de quienes se ignora generalmente su capacidad de agencia y de
ser protagonistas de su historia) al romper con la representatividad que hasta
ese momento era atributo de los criollos y españoles. Permite entender cómo
esta apertura política abrió espacios para el ejercicio de la ciudadanía, en una
contradictoria relación entre los habitantes y el gobierno en formación.
Las diferentes escalas de aproximación al hecho/proceso de independencia
presentes en los artículos que componen este volumen dan la oportunidad
de entenderlo desde lo regional, lo nacional y lo local. Son una contribución
a la historiografía sobre la independencia y una invitación para continuar
investigando sus múltiples facetas y actores.
Belinda Ramos Muñoz
Leticia González Sandoval
Luis Pedro Taracena Arriola
Guatemala, julio 2021
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. VII-XIV
«Y procuremos a que no se
interrumpa la antigua y buena
correspondencia».
Comercio entre Nueva España y
Guatemala (1810-1823)
Francisco Rodolfo González Galeotti*
Resumen
¿Cómo se comerció entre los reinos de Nueva España y Guatemala durante la
independencia? Este texto señala la relación económica entre los reinos, los
efectos de la crisis revolucionaria y cómo eso impactó en las operaciones de
la casa Iturbe Yraeta, la de Aycinena y de Mariano Murillo entre 1810 y 1823.
Palabras claves: La carrera de Guatemala, casa Aycinena, casa Yturbe-Yraeta,
red mercantil, revoluciones atlánticas.
*
Licenciado en Historia por la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Candidato a doctor por
el Colegio de Michoacán, México.
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. 39-60
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Universidad Rafael Landívar
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
Una estructura americana situada
en un escenario global
Durante los trescientos años del gobierno hispano en los territorios americanos
se crearon redes de comercio entre los mismos. Es ya conocido que la
subsistencia de las poblaciones americanas no dependió de las importaciones
europeas por sus elevados costos y dilatados tiempos. El comercio continental
se nutrió de sistemas económicos que articularon regiones y provincias gracias
a mercancías (plata1 o tabaco2), coadyuvadas por nodos urbanos3. Fue así
que mercancías, como la plata, moldearon la geografía, ecología, sociedad
y economía americana. A ello se acomodó un sistema de importaciones de
mercancías asiáticas que surcaban el océano Pacífico y desde Acapulco
construyó la «ruta americana de la seda»4.
Esa realidad arroja un perfil muy diferente al acostumbrado eurocentrismo.
Claro, no se puede ignorar que la monarquía española se construyó, reforzó
y reformó según las realidades políticas de la Europa continental. Tampoco
olvidar que el sostén de grandes mercaderes peninsulares y criollos fue la
exportación (cacao, grana, añil, vainilla, azafrán) a España. Mucho menos
que desde la segunda mitad del siglo XVIII inició una paulatina y sostenida
«atlantización» de la economía, política y sociedad americana5, que entró en
crisis con las revoluciones atlánticas.
Lo descrito es apenas un componente del entramado de la globalización
temprana6. En tal contexto, los flujos mercantiles del Pacífico y Atlántico
fueron aprovechados y protagonizados por redes mercantiles. Una de esas
fue la red construida entre mercaderes novohispanos y guatemaltecos que se
1
2
3
4
5
6
Ver en Carlos Sempat Assadourian, El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y
espacio económico (México: Editorial Nueva Imagen, 1983).
Ver en Clara Elena Suárez Argüello, Camino real y carrera larga. La arriería en la Nueva España durante
el siglo XVIII (México: CIESAS, 1999).
Zakarias Moutouikias, «El Comercio interregional», en Historia General de América Latina.
Consolidación del orden colonial, tomo III (1), dirigido por Alfredo Castillero Calvo y coordinado por
Allan Keuthe (Madrid: UNESCO, Trotta, 2000), 133-150.
Mariano Ardash Bonialian, China en la América Colonial. Bienes, mercados, comercio y cultura del
consumo desde México hasta Buenos Aires (México: Instituto Mora, Conacyt, 2014).
Mariano Ardash Bonialian, «Comercio y atlantización del Pacífico mexicano y sudamericano: la crisis
del lago indiano y del Galeón de Manila, 1750-1821», América Latina en la Historia Económica 24, núm.
1 (2017): 7-36.
Bernd Hausberger, Histórica mínima de la globalización temprana (México: El Colegio de México, 2018).
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. 39-60
Francisco Rodolfo González Galeotti
Comercio entre Nueva España y Guatemala (1810-1823)
41
articuló gracias a la Carrera de Guatemala, estructura compuesta por sistemas
de transporte, caminos y relaciones sociales de producción.
A finales del siglo XVIII el tráfico mercantil registrado (y de contrabando) entre
Nueva Guatemala y Ciudad de México estuvo condicionado por las guerras
atlánticas. Para paliar esos retos se aprovechó la infraestructura del Camino
Real y la navegación de cabotaje por la Mar del Sur (océano Pacífico). Tal
comercio atrajo a migrantes peninsulares que entroncaron con familias criollas
y se posicionaron en cargos institucionales (cabildo, Real Hacienda, gobierno
eclesial, órdenes religiosas, milicias, etc.) afianzando su posición social y
mercantil. Esos individuos construyeron la red mercantil que entre 1810 y 1820
se articuló alrededor de la casa Iturbe-Yraeta, de Ciudad de México, y la casa
Aycinena, de Nueva Guatemala.
Los anillos de la Carrera de Guatemala7
La Carrera de Guatemala funcionó a través de un sistema anfibio que combinó
la red de caminos reales y navegación de cabotaje por la Mar del Sur. Esas rutas
fueron el nudo de tres grandes circuitos mercantiles que conectaron Ciudad
de México, Antequera y Nueva Guatemala y que utilizaron profusamente el
Camino Real de Guatemala.
El primero fue el anillo hispano del océano Pacífico a través de la Nao de
China y la navegación de cabotaje entre Nueva España y Perú. Gracias a la
navegación circularon mercancías desde Filipinas hasta los puertos de San
Blas, Acapulco, Acajutla, Realejo, Panamá, Guayaquil, Callao, Valparaíso, etc.
Por este circularon telas y manufactura asiática (sedas, brocados, paliacates,
cambayas, loza de porcelana, imaginería) y especias de uso medicinal y
gastronómico (canela, clavo de olor). Se descargaba el producto en la feria de
Acapulco para remitirlas a Ciudad de México, donde iniciaban su viaje hasta
Guatemala. Una vez en el Reino de Guatemala se embarcaban desde Acajutla
o Realejo hacia Panamá, Guayaquil y Callao. A cambio, desde Sudamérica se
7
Este apartado está basado en el capítulo 1 de mi tesis doctoral. Francisco Rodolfo González Galeotti,
«Comercio franco y mercaderes en la Carrera de Guatemala 1740-1822» (Tesis doctoral, El Colegio de
Michoacán, 2020), 51-65 [inédita].
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. 39-60
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Universidad Rafael Landívar
Vicerrectoría de Investigación y Proyección
remitía cacao desde Guayaquil, junto a plata, recién acuñada (y macuquina), de
uso y circulación menuda en los reinos de Guatemala y Nueva España.
Mapa 1. El Camino Real de Guatemala (1800)
Fuente: mapa elaborado por el cartógrafo Marco Antonio Hernández Andrade y editado por el
licenciado Luis Felipe González Gutiérrez con base en indicaciones proporcionadas por el autor.
Nota: La ruta se identificó gracias a Pierre Angrand, el Atlas guatemalteco en ocho cartas, 1832;
los trabajos de María de los Ángeles Romero Frizzi, Juan Pedro Viqueira, Rosa Torras Conangla,
Gustavo Palma; expedientes del Archivo General de Centroamérica (AGCA) y la Colección
Chiapas Manuscripts de la Latin America Library (LAL) de la Universidad de Tulane.
El segundo funcionó alrededor del camino real que conectó nodos urbanos del
sur novohispano y norte guatemalteco (Ciudad de México, Puebla, Antequera,
Guatemala) y con ellas economías regionales dinamizadas por la minería,
agricultura y manufactura. De esa forma se construyó un intercambio recíproco
de mercancías asiáticas, europeas (telas, vinos, libros, etc.), novohispanas
(paños queretanos, cordobanes, calderos de cobre, listonería) y guatemaltecas
(tintes, vainilla, cacao y, ocasionalmente, azafrán, sal, ganado y algodón). La
balanza mercantil se inclinó por Nueva España, al ser el núcleo financiero de la
Revista Eutopía, Especial Bicentenario, vol. 1, pp. 39-60
Francisco Rodolfo González Galeotti
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monarquía a donde confluían mercancías de alto valor (telas y tintes) o de gran
demanda (cacao).
La tercera, «fronteriza», vinculó las provincias de Oaxaca, Tabasco, Chiapas,
Totonicapán y Quetzaltenango. Tuvo dos rutas de intercambio. Una que
seguía el Camino Real trasegando productos «de la tierra» (huipiles, naguas,
chiapanecas, sombreros de petate, ganado, trigo y algodón); y otra transversal
que seguía el devenir de sierras y los ríos (Grijalba y Usumacinta) conectando
el Camino Real con Campeche y el mar Caribe gracias a mercancías redituables
(cacao, añil y textiles británicos de contrabando).
Esos «anillos» funcionaron de forma sincrónica. Si uno era afectado el resto
también. Pero ¿quiénes hacían funcionar los giros mercantiles de los negocios?
Es necesario conocer a los engranajes de la red mercantil de la Carrera.
Engranajes sociales: casas comerciales y corresponsales
Para que la red mercantil de la Carrera funcionara se necesitó de dos engranajes
clave: las casas comerciales y los intermediarios de estas. Para ahondar en ello es
menester ahondar en las casas Yraeta, la casa Aycinena y algunos corresponsales
clave en el periodo 1810-1823.
La casa Iturbe estaba a cargo del guipuzcoano Gabriel Emeterio Iturbe Yraeta,
quien la heredó de su tío y suegro Francisco Ignacio de Yraeta en 17978. La
compañía se dedicó al comercio de importación (géneros asiáticos y europeos),
exportación (grana, añil, cacao, vainilla) y distribución en Nueva España,
Guatemala y los reinos sudamericanos (Nueva Granada, Perú y Chile)9. Eso
aseguró el prestigio y reputación de la compañía. Gracias a eso, se especializó
en las operaciones financieras entre las décadas de 1790 a 181010.
8
Cristina Torales Pacheco, «Vida y relaciones de Francisco Ignacio de Yraeta», en La Compañía de
Comercio de Francisco Ignacio de Yraeta (1767-1797), Cinco Ensayos como de María Cristina Torales
Pacheco, Tarsicio García Díaz y Carmen Yuste (México: Instituto Mexicano de Comercio Exterior,
1985), 82.
9 Tarsicio García Díaz, «La vinculación de Francisco Ignacio de Yraeta con el mercado europeo e
hispanoamericano», en Torales, La Compañía de comercio, 233, 262.
10 Cristina Torales Pacheco, «Suegro comerciante, yerno financiero: Gabriel de Iturbe y su empresa
mercantil en Nueva España, 1797-1812», Ibero-Amerikanisches Archiv 22, núm. 1/2 (1996): 73-102.
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Gabriel murió en 1812, por lo que la compañía pasó a manos de su hijo
homónimo, Gabriel Iturbe e Iraeta. Su inexperiencia le orilló a asociarse
con parientes como Leonardo Álvarez de Revilla y su primo político, Pedro
Lascurain11. Gracias a esa alianza la compañía sobrevivió el vaivén de la guerra
y se afianzó en el sexenio absolutista (1814-1820) al cortar lazos con negocios
que implicaran inseguridad o riesgo.
Ilustración 1. Sucesión de dirección de la casa Iturbe Yraeta (1769-1825)
Francisco Antonio de Yraeta (1769-1787)
Sobrino/yerno
Gabriel de Iturbe e Yraeta (1758-1812)
Hijo y socio
Gabriel Iturbe Iraeta, Leonardo Álvarez de la Revilla
y Pedro Lascurain (1812-1825)
En el caso de la casa Aycinena de Guatemala, la herencia de la compañía entre
familiares fue similar. Esta se consolidó gracias al navarro Juan Fermín de
Aycinena, avecindado en Santiago de Guatemala12; que a su vez tuvo el apoyo
de su hermano Pedro, radicado en Ciudad de México13. Gracias a sus negocios
en la importación de géneros y exportación de añil, junto a sus sucesivos
matrimonios, su red familiar fue un epicentro económico y político de las élites
hispanas del Reino de Guatemala. A la muerte de Fermín, en 1793, los negocios
quedaron en manos de sus hijos mayores, Vicente y José Alejandro. Los nuevos
11 Infiero ello a partir de los registros de la colección Iturbe e Yraeta Papers, ubicados en la Universidad de
Princeton. En particular el ítem 349 de la serie 3, referente a la liquidación de cuentas entre Juan Antonio
de Arizti y Gabriel de Iturbe e Yraeta, que incluye un acuerdo entre Gabriel Manuel de Iturbe y Leonardo
Álvarez, con fecha de 23 de noviembre de 1812. La colección incluye correspondencia enviada y recibida
por Iturbe Yraeta y Álvarez desde 1812 hasta 1821.
12 Richmond Brown, Juan Fermín de Aycinena: Central American Colonial Entrepeneur, 1729-1796 (Norman
and London: University of Oklahoma Press, 1997), 119; Christiana Renate Borchart de Moreno, «Tierra,
casas y minas propiedad de los comerciantes», en Los mercaderes y el capitalismo en México (1759-1778)
(México: FCE, 1984), 128.
13 González Galeotti, «Comercio franco y mercaderes», 205-215.
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jefes del negocio se dedicaron a conceder préstamos a añileros y la exportación
del tinte al mercado europeo14.
Durante la coyuntura revolucionaria la casa Aycinena experimentó vaivenes.
En 1813 Alejandro fue elegido consejero de Estado en Madrid y en 1814
Vicente murió15. Por la muerte, el hijo de Vicente, Juan José, debería haber
asumido la dirección de la casa. Sin embargo, fue Juan Fermín Aycinena Piñol
quién tomó las riendas de los negocios. Así las cosas, hasta que en 182016 su
hermano menor, Mariano, actuó como la cabeza de la casa Aycinena17 hasta
182918, tal como queda reflejado a continuación.
Ilustración 2. Cabezas de la casa Aycinena (1755-1829)
Juan Fermín de Aycinena e Irigoyen (ca. 1755-1793)
Hijos
Vicente y José Alejandro Aycinena y Carrillo (1793-1814)
Juan Fermín de Aycinena y Piñol (1814-1820)
Mariano Aycinena y Piñol (1820-1829)
Las casas dependieron de intermediarios, que fueron el segundo engranaje clave
para la Carrera. Estos se encargaban de recibir y remitir mercancías, además de
sacar ganancias de sus negocios particulares. En ese sentido, destacan los casos
de Antequera de Oaxaca y Tepic.
Antequera era un lugar estratégico, al ser una urbe dinamizada gracias al
comercio de grana y la vinculación con Puebla, Veracruz y la Intendencia
de Chiapas. Allí destacó Francisco de Goytia, un coronel de milicias que se
14 Para reconstruir la sucesión en la dirección de los hermanos Aycinena me basé en Archivo de la
Compañía de Francisco de Yraeta (ACOFY), 2.1.21 al 2.1.65, y en préstamos observados en los libros
de protocolos notariales de José Francisco Gavarrete, AGCA, sig. A1.20, leg. 816, exp. 9310-9319; José
Díaz González, sig. A1.20, leg. 951, exp. 9444; y José Antonio García Zelaya, sig. A1.20, leg. 3047, exp.
29317-29319.
15 ACOFY, 2.1.51, Gabriel Iturbe Yraeta a Juan Fermín Aycinena y Piñol, 16 de mayo de 1814, ff. 139-139v;
2.1.53, Iturbe Iraeta a Juan Fermín Aycinena Piñol, 30 de junio de 1815, ff. 42v-43v.
16 Mariano de Aycinena a Manuel del Solar Campero, Guatemala, 18 de diciembre de 1821, en La anexión
de Centroamérica a México, Documentos y Escritos, vol. I, doc. 52, compilado por Rafael Heliodoro Valle
(México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1924), 142.
17 Mariano de Aycinena a Manuel del Solar Campero, Guatemala, 18 de diciembre de 1821, en La anexion
de Centroamérica, 142.
18 ACOFY, 2.1.64, Arizpe a Mariano Aycinena, 22 de mayo de 1830, f. 31.
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consolidó social y económicamente, ya que fue miembro del cabildo, diputado
del comercio de la ciudad y supervisor de las cajas reales19. Afianzó su posición
al vincularse a la red familiar Irizar-Manero, que era partícipe del comercio
de grana, cochinilla, añil y cacao de Nexapa, Tehuantepec, Soconusco e
Ixtacomitán20. De esa manera se convirtió en un corresponsal esencial para
las casas Iturbe y Aycinena gracias a sus negocios y posición estratégica21.
Sin embargo, en 1813 su situación cambió con la ocupación insurgente y el
decomiso de sus propiedades por la insurgencia22. Pese a ello, en 1818, cuando
murió, su hijo Ignacio le reemplazó como intermediario de la Carrera. En tal
carácter recibió una «inyección de capital» de parte de Iturbe para recuperar la
liquidez de sus negocios23. «Gracias a ello, y sumado a cultivar caña de azúcar,
invertir en minería y asumir cargos políticos, Ignacio y su hermano, José
Miguel, se afianzaron en la vida política y en los negocios acá descritos»24.
Ilustración 3. Sucesión de corresponsales de la familia Goytia (1762 – ca. 1823)
Francisco Antonio de Goytia y Boluca (1762-1818)
Hijos
Ignacio Goytia Manero (1818-¿?)
José Miguel Goytia Manero (1818-¿?)
El caso de Tepic se explica en relación con la economía del reino de Nueva
Galicia y la capital Guadalajara. Desde 1790, el área destacó debido a su
vinculación con la economía minera, el comercio ganadero con el reino de
Nueva España, el comercio asiático, panameño y sudamericano, a través del
19 Archivo Histórico de Notarias del Estado de Oaxaca (AHNEO), libro 460, ff. 6-12, José Alonso Romero
11-1-1790 y libro 464, ff. 39-45, 23-3-1795.
20 González Galeotti, «Comercio franco y mercaderes», 215-220.
21 De hecho, fue esencial para otros mercaderes de Guatemala, como el navarro Juan Bautista de Irisarri.
AHNEO, libro 74, Protocolo de Joseph Álvarez, f. 329v; Francisco Antonio de Goytia apoderado de Juan
Baptisa Yrizarri a favor de Gabriel de Yturbe e Yraeta, 23 de diciembre de 1800.
22 Silke Hensel, El Desarrollo del Federalismo en México. La élite política de Oaxaca entre ciudad, región y
estado nacional, 1786-1835 (Oaxaca: Universidad Autónoma «Benito Juárez», El Colegio de Michoacán,
El Colegio de San Luis, 2012), 398.
23 ACOFY, 2.1.58. ff. 5-5v, 17-18, Iturbe a Goytia, 17 de mayo y 31 de mayo de 1818.
24 Hensel, El Desarrollo del Federalismo, 398.
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puerto de San Blas25. Por lo tanto, no fue extraño que Gabriel Iturbe Iraeta
(hijo) aprovechara que su tío, José María Echave, residente en Tepic para
que fuese corresponsal de la compañía. Esa decisión fue esencial durante la
coyuntura insurgente, ya que entre 1814 y 1817 se encargó de recibir cacao
remitido desde el asedio a Acapulco en 1814, resolver la testamentaria del
fallecido encargado del grano y pagar el almacenaje del grano26. Asimismo, ya
que Gabriel era factor de la Real Compañía de Filipinas, Echave supervisaba
el arribo de la Luconia, la embarcación de la compañía27. Gracias a eso recibió
cacao y añil enviado desde Realejo, en la Intendencia de Nicaragua, y se
encargó de pagar lo correspondiente a sus remitentes Murillo, Castroviejo y
Marticorena. Finalmente, Echave fungió como apoderado por guatemaltecos
para cobrar deudas durante la coyuntura de la anexión del Reino de Guatemala
al imperio mexicano.
La interacción entre los engranajes sociales de la Carrera –casas comerciales
y corresponsales– fue esencial para el dinamismo mercantil. Ahora bien ¿qué
retos afrontaron a causa de la guerra en Nueva España y la agitación social en
Guatemala?
La devastación de los perros de la guerra
La crisis atlántica de la monarquía hispana afectó al globo28 y en especial el
escenario americano. La mezcla de temores, esperanzas, rumores y aspiraciones
de igualdad fueron un polvorín. A eso se sumó la ocupación francesa de la
península Ibérica, el llamado a Cortes, las invasiones británicas, las derrotas
navales españolas y rumores de espías napoleónicos. La chispa estalló con el
levantamiento del cura Hidalgo en 1810, iniciando la Guerra Civil Novohispana.
¿Cómo afectó la guerra a la Carrera de Guatemala? Por una parte, trastocó las
25 Antonio Ibarra, Mercado e Institución: corporaciones comerciales, redes de negocios y crisis colonial
Guadalajara en el siglo XVIII (México: Bonilla Artigas, UNAM, Universidad de Guadalajara, Conacyt,
2017), 65-112, 141-166; Mariano Ardash Bonialian, «México: de epicentro a periferia. La desintegración
del modelo semiinformal del comercio hispano americano», en Historia Mexicana 67, núm. 1 (2017);
«Comercio y atlantización».
26 ACOFY, 2.1.52, Gabriel de Iturbe Iraeta a Juan Fermín de Aycinena y Piñol, 5 de septiembre de 1815, ff.
176; 2.1.55, Gabriel de Iturbe Iraeta a Juan Fermín de Aycinena y Piñol, 27 de agosto de 1817.
27 ACOFY, 2.1.53, Carta de Gabriel Iturbe Iraeta a Juan Bautista de Marticorena, 15 de octubre de 1816, ff.
145-145v; Iturbe Iraeta a Mariano Murillo, 26 de febrero de 1817, ff. 168v-169.
28 John Tutino, Creando un nuevo mundo. Los orígenes del capitalismo en el Bajío y la Norteamérica española
(México: Fondo de Cultura Económica, El Colegio de Michoacán, 2016), 13-18.
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rutas de comercio terrestre por la inseguridad de los caminos. A causa de eso se
usaron rutas de cabotaje marino o rutas terrestres transversales para evadir a los
rebeles. Finalmente, los vaivenes de la lucha afectaron a las urbes intermedias,
como Antequera de Oaxaca, que experimentó una gran descapitalización
financiera y humana.
La insurrección no significó amenazas para el comercio guatemalteco hasta
que la insurgencia se trasladó al sur novohispano bajo la dirección del cura
José María Morelos. Las campañas en Chilapa y Tixtla29 y el sitio de Acapulco,
entre 1811 a 1813, limitaron y cerraron el tráfico mercantil hacia Ciudad de
México, elevando los precios de «los abarrotes y todas las cosas a precios
que nunca se han visto»30 y la escasez de numerario «motivan la suspensión
del giro principalmente por la falta de dinero en la mucha pobreza de los
consumidores»31. Por ello, las mercancías asiáticas, enviadas desde Filipinas,
y sudamericanas, remitidas desde Realejo y Acajutla, estuvieron atascadas en
Acapulco. Los reveses bélicos obligaron al uso de cabotaje entre Acapulco y San
Blas y pagar altos costos por convoyes militares.
El cabotaje fue aprovechado por mercaderes guatemaltecos, salvadoreños y
nicaragüenses. Algunos aprovecharon el cabotaje de la Mar del Sur para ampliar
sus negocios con Nueva España. Enviaron y recibieron productos entre los
puertos de Acajutla y Realejo con San Blas. Eso sí, los levantamientos urbanos,
como el de León en 1811, afectaron los negocios, al igual que la sombra de
embarcaciones británicas que asolaron las costas del Reino de Guatemala.
Pese a ello el comercio terrestre recibió un golpe por la campaña insurgente
de 1813 en Oaxaca32. Ese año los rebeldes capturaron Antequera e instalaron
un gobierno insurgente que alteró el flujo comercial. Autoridades seculares y
eclesiales murieron en su defensa o huyeron. Los mercaderes se decantaron
entre huir hacia Ciudad Real o a Nueva Guatemala33; o probar suerte con el
29 ACOFY, 2.1.50, Iturbe al Marqués y José Aycinena, 8 de junio de 1811, ff. 24-25v.
30 ACOFY, 2.1.52, Iturbe a Francisco de Goytia, 8 de octubre de 1812, f. 24-24v.
31 ACOFY, 2.1.53, Iturbe a Domingo González de Segura, Ciudad de México, 30 de junio de 1815, ff.
42v-43v.
32 ACOFY, 2.1.52, Iturbe al Marqués y José de Aycinena, 21 de enero de 1813, ff. 43-43v.
33 AHNEO, libro 556, José Ygnacio Salgado, ff. 105-106, 21-4-1815. AGCA. A1.20, leg. 83, exp. 9326,
Protocolo de José Francisco Gavarrete, 2-6-1819, ff. 81-82.
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gatopardismo político para mantener su posición social y mercantil pese a las
pérdidas económicas34.
Cuando Mariano Matamoros fue enviado a Tehuantepec para asegurar la
raya de Guatemala, se enfrentó a fuerzas realistas en la Chincúa35 y avanzó
en dirección de Tuxtla y Chiapas. Los insurgentes no ocuparon la Intendencia
Chiapas36, pero sí requisaron añil de Tonalá para financiar sus operaciones
en el sitio de Acapulco. La inestabilidad afectó el suministro de animales
para la arriería de la Carrera, ya que varias acémilas de carga y silla fueron
requisadas por el ejército realista37. Asimismo, la situación obligó al uso de la
ruta Quetzaltenango-Ciudad Real-Palenque-Catazajá-Campeche para evadir a
los rebeldes y trasladar mercancías38.
Finalmente, la «reconquista» de Antequera por los realistas en 1814 permitió
el retorno de mercaderes. Gracias a ello, y la muerte de Morelos, los ciclos
de comercio se restablecieron paulatinamente. De esa manera, el tráfico
de mercancías mantuvo su itinerario regular por el camino y por medio del
cabotaje. Ello fue fundamental para los negocios de los guatemaltecos y, en
especial los leoneses de Nicaragua.
Procurar no interrumpir los negocios
Queda claro que la década de 1810-1820 fue convulsa. No obstante, la filosofía
de Iturbe Yraeta fue: «procuremos a que no se interrumpa la antigua y buena
correspondencia que ha habido entre las dos casas»39. Ello quedó ejemplificado
34 «Noticia de D. Miguel de Goytia de los efectos del europeo D. Nicolás Aristi -7 de enero de 1813» en Juan
Eusebio Hernández y Dávalos, Colección de documentos para la historia de la guerra de la independencia
de México de 1808 a 1821, tomo 4 (México: José María Sandoval impresor), 856.
35 Laura Machuca, «Abuelo hacendado, padre comerciante e hijos insurgentes. La familia Castillejos de
Tehuantepec», en La independencia en el sur de México, coordinado por Ana Carolina Ibarra (México:
IIH-UNAM, 2017), 286.
36 Brian Hammet, Política y Comercio en el Sur de México, 1750-1821 (Oaxaca: [Edición facsimilar],
Universidad Autónoma «Benito Juárez», El Colegio de Michoacán, El Colegio de San Luis, 2013), 196,
203.
37 Archivo General de la Nación (AGN). Indiferente 6448-54, exp. 054.
38 Ernest Sánchez Santiró, La imperiosa necesidad. Crisis y colapso del erario de Nueva España (1808-1821)
(México: Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, 2018), 337, 411.
39 ACOFY, 2.1.52. Carta de Gabriel Iturbe Yraeta al Marqués y José Aycinena, Ciudad de México, 1 de
noviembre de 1812, ff. 35v-36v.
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con los negocios mantenidos con la casa Aycinena y con Mariano Murillo de
León, Nicaragua.
La Casa Aycinena
Los negocios entre Iturbe con los guatemaltecos durante la coyuntura
revolucionaria fueron de tres tipos: los redituables, los arduos y las finanzas.
Los tres entrañaron riesgos debido a la insurgencia, pero al jugar bien sus
cartas lograron mantenerse a flote.
El cacao era un rubro muy redituable debido a la gran demanda que tenía
en Nueva España. Desde 1799 los Aycinena recibían el grano gracias a la
triangulación que tenían con sus primos avecindados en Lima, los Elizalde,
para luego remitirlo a Acapulco40. En 1810 se recibieron cerca de 8 500 cargas
de cacao en Acapulco que debían remitirse a Ciudad de México41. Pero las
actividades insurgentes cortaron el paso haciendo que 3 000 cargas del grano
quedasen guardadas en las bodegas del puerto. En 1811 el Consulado de
Comercio de México intentó patrocinar un convoy para sacar las mercancías,
pero no se concretó42. Fue hasta 1813, ante el inminente ataque insurgente,
que se resolvió sacar el grano por mar hacia Realejo o San Blas, pagando los
Aycinena 5 500 pesos por flete. Se optó por enviarlo a este último puerto
con Ramón de Murúa, quien lo remitió a Guadalajara y de allí a Ciudad de
México por 5 625 pesos de flete a cuenta de Iturbe43. Aunque por fin el grano
se había rescatado, no todo era miel en hojuelas. Cerca de 163 tercios se habían
extraviado durante la guerra y, aparte, hubo que pagar 240 pesos de recargo
por el almacenaje en Acapulco. Tantos gastos eran altos, pero el valor de venta
podía contrarrestarlos. Por ejemplo, de 1 932 tercios que lograron venderse a
40 Ese año recibieron un envío valuado en 13 440.1 pesos consignador por Cayetano Bocanegra. ACOFY,
2.1.53, Carta de Gabriel de Iturbe al Marqués y José Aycinena, Ciudad de México, 23 de noviembre de
1799, ff. 218-218v; 25 de enero de 1800, ff. 294v-195v.
41 ACOFY, 2.1.48, Iturbe a Marqués y José Aycinena, 3 de febrero de 1810, ff. 244-244v; Iturbe a Marqués y
José Aycinena, 4 de abril de 1810, ff. 323-323v.
42 ACOFY, 2.1.50, Iturbe a Mariano Murillo, 26 de junio de 1811, ff. 44-44v.
43 ACOFY, 2.1.52, Gabriel Iturbe Iraeta al Marqués y José Aycinena, 21 de enero de 1813, ff. 43-43v; Gabriel
Iturbe Iraeta al Marqués y José Aycinena, 14 de junio de 1813, ff. 79-79v; Iturbe Iraeta a Juan Fermín de
Aycinena y Piñol, 5 de septiembre de 1815, ff. 176.
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favor de la casa Aycinena, se obtuvo una ganancia de 18 284.4 ¾ pesos44. Pese a
las dificultades y recargos, eran sumas que entrañaban ganancias.
Los negocios arduos fueron el tráfico de sales, azafrán y añil. La sal catártica fue
una mercancía de consumo seguro. El mineral había sido identificado en Izalco
durante la Real expedición botánica en 1799 y fue enviada desde Guatemala
para la compañía Iturbe Yraeta45. En Ciudad de México la sal sirvió para surtir
las memorias de la botica del Hospital de San Andrés ya que Vicente Cervantes,
el boticario, también era codirector de la expedición46. Durante varios años la
casa Aycinena remitió la mercancía hasta que en 1809 Cervantes se retiró y no
logró vender el mineral hasta 1813 con particulares47. El azafrán, el oro rojo, era
un género de gran demanda, pero el vaivén de la guerra hizo difícil su venta.
Solo en junio de 1813, un cajón costaba 28 pesos y para agosto había bajado
a 18 pesos48. Eso provocó que la especia no se lograra vender sino hasta que
amainó la insurgencia. En 1815 varias cajas se vendieron por un total de 1 391.7
pesos49. Finalmente, el añil era una mercancía que tradicionalmente se remitió
a Nueva España para que tuviese una salida segura por mar. Sin embargo, las
pérdidas provocadas por la guerra en Michoacán y Tehuantepec impulsaron
a los guatemaltecos para vender parte del tinte en el mercado novohispano50.
Por esa razón en 1818, la casa Aycinena envió de 40 a 50 zurrones de añil desde
Sonsonate hacia Acapulco gracias a los buenos precios que gozaba el tinte51.
44 Los tercios se habían vendido a 52 750.4 ¾ pesos con un gasto incluido de 34 466 pesos. ACOFY, 2.1.50,
Iturbe a Marqués y José Aycinena, 10 de julio de 1811, ff. 59v-60.
45 ACOFY, 2.1.33, Gabriel Emeterio de Iturbe Yraeta a José de Aycinena, 24 de agosto de 1799, f. 90; Iturbe
Yraeta al Marqués y José Aycinena, 23 de noviembre de 1799, ff. 218-218v; desde Antequera la sal fue
remitida por Tomás López de Ortigosa y Texada, 2.1.33.
46 ACOFY, 2.1.33, Iturbe Yraeta al Marqués y José Aycinena, 23 de noviembre de 1799, ff. 218-218v; Carga
al Marqués y José Aycinena, 14 de diciembre de 1799, ff. 251v-252; Alba Morales Cosme y Patricia
Aceves Pastrana, «Negocio, reglamentación y profesionalización farmacéutica: la botica del Hospital
General de San Andrés (1770-1809)», Montalban, núm. 36, (Caracas, Universidad Católica Andrés
Bello, 2003), 45-64.
47 En 1813 se vendió un cajón enviado por Manuel Olaverri a 12 reales la libra de sal. ACOFY, 2.1.52,
Gabriel Iturbe Iraeta al Marqués de Aycinena, 4 de agosto de 1813, ff. 99v. En 1815 la Casa Aycinena
obtuvo una ganancia de 276.5 ½ pesos de venta por Iturbe; 2.1.53, Iturbe Iraeta al Marqués y Don
Fermín Aycinena, 16 de marzo de 1815, ff. 12-13v; 29 de febrero de 1816, ff. 104.
48 ACOFY, 2.1.52, Gabriel Iturbe Iraeta al Marqués y José Aycinena, 14 de junio de 1813, ff. 79-79v; 4 de
agosto de 1813, ff. 99v.
49 ACOFY, 2.1.52, Gabriel Iturbe Iraeta al Marqués y José Aycinena, ibid.
50 ACOFY, 2.1.53, Gabriel Iturbe Iraeta a Sebastián González, 26 de marzo de 1817, ff. 174v-175; 2.1.55,
Iturbe Iraeta a Sebastián González, julio de 1817, f. 9; Iturbe Iraeta a Ignacio Goytia, 20 de agosto de
1817.
51 Los precios del tinte de Tehuantepec eran: corte 14 reales, sobresaliente 16 reales y flor a 18-22 reales.
ACOFY, 2.1.55, Gabriel Iturbe Iraeta a Juan Fermín Aycinena Piñol, 20 de mayo 1818, ff. 107v-108.
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Finalmente, en el aspecto financiero la relación Iturbe-Aycinena facilitó el
dinamismo comercial. En el contexto de la época las libranzas sostuvieron
la liquidez de los negocios, hacer pagos a favor del sector eclesial52 y cobrar
montos a favor de familiares. Por ejemplo, cuando murió Tadeo Piñol y Muñoz
en 1810, su viuda María Bernarda, hermana de Vicente y José Aycinena, mandó
a cobrar la manda forzosa del fallecido a la Colegiata de Nuestra Señora de
Guadalupe53. Asimismo, fue gracias al uso de libranzas que se pudo satisfacer
el pago de fletes de transporte y deudas acumuladas por el tráfico de cacao54.
Por ello, este aspecto fue determinante durante la coyuntura independentista.
El comercio leonés
Gran parte de los negocios de la Carrera giraron alrededor de Iturbe y Aycinena,
pero no fueron los únicos en participar del comercio entre Nueva España y
Guatemala. Ese fue el caso del aragonés Mariano Murillo, avecindado en León,
capital de la Intendencia de Nicaragua desde fines del siglo XVIII. Este se había
consolidado gracias a préstamos a Tadeo Piñol y Muñoz y a José Mariano
Valero55. Los capitales afianzaron la liquidez y reputación de Murillo y pudo
comprar la hacienda «la Rota»56 para cultivar añil, criar ganado y respaldar sus
finanzas. Ahora bien, antes de la década de 1811 a 1815 le abrió puertas, pero
también acarreó pérdidas.
52 14.4 pesos de saldo de la cuenta del Sr. Dean Don Antonio Carbonel en la cuenta de los Aycinena.
ACOFY, 2.1.53, 63v-64v., Iturbe a Aycinena, 31 de agosto de 1815; 1 000 pesos del rvdo padre fray
don Antonio de Villanueva de la orden de San Agustín a pagar en Sonsonate a don Bartolomé Zuñiga
conforme aviso al finado sr. cnel. don Gabriel de Iturbe e Iraeta. ACOFY, 2.1.53. f. 55. Iturbe Iraeta para
Marques y Fermín de Aycinena, 25 de noviembre de 1816.
53 El monto exigido era de 14 pesos 5 reales. ACOFY, 2.1.50, Carta de Gabriel Iturbe e Yraeta al Marqués
y José Aycinena, 7 de agosto de 1811, ff. 91-91v; 17 de agosto de 1811, ff. 99-99v; 19 de octubre de 1911,
ff. 174v-175; 79.6 pesos librados por Aycinena a favor de don Domingo Hernández, abad de la Iglesia de
Nuestra Señora de Guadalupe pagados por Gabriel de Iturbe Iraeta. ACOFY, 2.1.53, f. 104, Iturbe Iraeta
a Don Fermín Lo y Marques de Aycinena, 29 de febrero de 1816.
54 No se indica el nombre del dueño del almacén. Cobró 150 pesos por cada mil cargas, por un total de 240.
ACOFY, 2.1.53, Gabriel de Iturbe Iraeta a Fermín y III Marqués Juan José Aycinena y Piñol, 29 de febrero
de 1816, ff. 104.
55 AGCA, sig. A1.20, leg. 1346, exp. 9837, ff. 85v-86v, Protocolo de Antonio de Santa Cruz. Obligación
de 5 206.7 pesos a favor de Tadeo Piñol y Muñoz, 13 de octubre de 1791; A1.20, leg. 824, exp. 9317,
ff. 80-80v, Protocolo de José Francisco Gavarrete. Obligación de 3000 pesos a favor de José Mariano
Valero, 26 de mayo de 1810.
56 Sergio Castellón Barreto, «Familia Murillo, en Nicaragua», (2015), 5-6, consultado el 06 enero 2021,
http://www.apellidosnicas.net/murillo.pdf
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Comercio entre Nueva España y Guatemala (1810-1823)
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Murillo accedió al mercado novohispano cuando en mayo de 1811 la
embarcación la Fama atracó en Realejo, procedente de Acapulco en dirección
a Sudamérica. El aragonés aprovechó para comprar una memoria de textiles
asiáticos para venderlos en su almacén. Para ello se comprometió a vender seis
fardos (1 080 unidades) de cambayas. La venta fue redituable, ya que pronto
vendió 736 piezas valuadas en 1 642.5 ¾ pesos57. La fortuna sonrió al mercader
ya que eran mercancías consignadas por la compañía Iturbe y gracias a ese
episodio Murillo se convirtió en su corresponsal en Nicaragua. En ese tenor se
enviaron a la Intendencia de Nicaragua varios tipos de textiles como cambayas,
rebozos, estampados indianos pintados en lienzo de china, poblanos, mexicanos
y de algodón novohispano. Aunque en lugares como León abundaban los
pintados ingleses, no eran del gusto de los leoneses, por lo que la importación
novohispana fue muy redituable58. Para enviar las mercancías se aprovechó el
tráfico de cabotaje por la Mar del Sur. Aunque al ser recuperada Antequera
por los insurgentes se enviaban por el Camino Real desde México, donde eran
recibidas por Francisco Antonio de Goytia, quien a su vez las envió a Domingo
González de Segura en Nueva Guatemala. En la capital guatemalteca la tela
pasaba a las manos de Juan Bautista Marticorena, que la enviaba a León59.
Murillo aprovechó la relación para exportar mercancías a Nueva España
y así escapar al monopolio de las exportaciones que tenía el Consulado de
Comercio de Guatemala. Con dicho fin, buscó el apoyo de otros mercaderes
para exportar añil o cacao y así aligerar los costos o posibles pérdidas. Por
ejemplo, en 1813, asociado con Marticorena, remitió 20 tercios de añil a
Acapulco para la compañía Iturbe. Una vez allí Gabriel Iturbe sugirió remitir
el tinte a Tepic o Veracruz para que obtuviese mayor beneficio60. Gracias a eso
en 1815 Marticorena le apoderó como su corresponsal en León61; y, además, se
57 ACOFY, 2.1.51, Gabriel Iturbe Iraeta a Mariano Murillo, 22 de noviembre de 1814, ff. 190-190v; 25 de
julio de 1813, f. 201v; 2.1.53, Iturbe Iraeta a Murillo, 14 de marzo de 1815, ff. 15; 26 de febrero de 1817,
168-168v; 15 de mayo de 1817, f. 188v.
58 ACOFY, 2.1.50, Carta de Gabriel Emterio Iturbe Yraeta a Marqués y José Aycinena, 8 de junio de 1811,
ff. 24-25v.
59 ACOFY, 2.1.50, Carta de Gabriel Emeterio Iturbe Yraeta a Mariano Murillo, 8 de junio de 1811, ff. 25v;
Carta a Francisco Antonio de Goytia, 24 de julio de 1811, ff. 80-80v; 2.1.52, Carta de Gabriel Emeterio
Iturbe Yraeta a Juan Bautista de Marticorena, 1 de noviembre de 1812, ff. 33.
60 ACOFY, 2.1.51, Carta de Gabriel Iturbe Iraeta a Mariano Murillo, 14 de junio de 1813, ff. 72-73; 15 de
marzo de 1814, ff. 137-138.
61 AGCA, A1.20, leg. 829, exp. 9322, ff. 293-294, Protocolo de José Francisco Gavarrete, Don Juan Bautista
Marticorena apodera a Don Mariano Murillo del comercio de León, 30 de diciembre de 1815.
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asoció con el leonés Simón de Castroviejo para exportar cacao nicaragüense a
Nueva España62.
Los canales mercantiles abiertos durante la crisis insurgente fueron
aprovechados por la red Marticorena-Murillo-Catroviejo. En 1815, desde
Realejo, se embarcó añil y cacao hacia Acapulco y San Blas. Allí se recibió
por José María Echave, corresponsal de la Compañía Iturbe. Echave estuvo
encargado de vender el cacao en Acapulco y el añil en San Blas. Gracias al buen
precio, el cacao se vendió a 784.7 ¼ pesos y las ganancias del añil saldaron una
libranza de 3 454 pesos a favor de Marticorena63. Individualmente el negocio
abonó 8 463.5 pesos en la cuenta que Murillo tenía con Iturbe Iraeta64, una
suma nada despreciable.
¿Cómo medir las ganancias de Murillo? A falta de contar con libros contables
compararemos sus ganancias en relación con una de sus mayores pérdidas
económicas. En noviembre de 1811 el gobierno del Reino de Guatemala fue
sacudido por el levantamiento de San Salvador, y el de León en diciembre. Ante
los ánimos caldeados, el mercader decidió retirarse a sus haciendas, pero fue
detenido por la población que temía el aviso a las autoridades coloniales. Su ira
no era casual, Murillo era íntimo del intendente José Salvador65. Al final pudo
salvarse por la mediación del obispo García Jeréz y su suegro, Domingo Galarza
Corcuera, ambos miembros de la Junta Provincial de León66. No obstante, la
población saqueó «la casa de dicho Sr. Murillo»67 con una pérdida de más de
20 000 pesos en propiedades y mercancías68. Aunque al final el capitán general
José Bustamante y Guerra envió tropas a la Intendencia de Nicaragua para
sofocar los levantamientos de León, Granada, Rivas y otros poblados69, el
daño estaba hecho. A partir de ese monto se puede considerar que cinco años
62 ACOFY, 2.1.53, Carta de Gabriel Iturbe Iraeta a José Simón Castroviejo, 26 de febrero de 1817, ff. 168v169.
63 ACOFY, 2.1.53, Carta de Gabriel Iturbe Iraeta a Juan Bautista de Marticorena, 15 de octubre de 1816, ff.
145-145v; Iturbe Iraeta a Mariano Murillo, 26 de febrero de 1817, ff. 168v-169.
64 ACOFY, 2.1.53, Carta de Gabriel Iturbe Iraeta a Juan Bautista de Marticorena, 15 de octubre de 1816, ff.
145-145v; Iturbe Iraeta a Mariano Murillo, 26 de febrero de 1817, ff. 168v-169.
65 «Parte de un informe rendido por el Capitán General de Guatemala al Secretario de Estado del Gobierno
Español en que se refiere a los sucesos ocurridos en Nicaragua en los años 1811 y 1812», en Chester
Zelaya, Nicaragua en la independencia (Managua: Fundación Vida, 2004), 340.
66 Zelaya, Nicaragua, 54-56; Castellón Barreto, «Familia Murillo», 2.
67 ACOFY, 2.1.52, Iturbe a Juan Bautista de Marticorena, 1 de noviembre de 1812, f. 33.
68 ACOFY, 2.1.52, Iturbe a Mariano Murillo, 14 de junio de 1813, ff. 72-73.
69 Zelaya, Nicaragua, 57-66.
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Comercio entre Nueva España y Guatemala (1810-1823)
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después del levantamiento leonés, las ganancias del aragonés con Iturbe apenas
representaron un 42 % de lo que tenía en 1811. En ese sentido el comercio con
Nueva España, si bien fortuito y redituable, fue apenas un salvavidas frente a
los efectos de la crisis política.
La política son negocios por otros medios
Entre 1821 y1823 se presentó el escenario que vio nacer y morir al I imperio
mexicano. En esa obra, el Reino de Guatemala tuvo una participación activa.
En este apartado se exponen aspectos económicos del episodio a la luz de lo
observado en las páginas anteriores.
El uso del anillo Pacífico fue un recurso esencial para las operaciones de la
compañía Iturbe y la casa Aycinena gracias al rol del occidente novohispano y
el tráfico marítimo con Sudamérica. A causa de las alteraciones de la guerra,
los puertos de San Blas y Tepic fueron esenciales, ya que eran la antesala de
Guadalajara, un centro urbano de articulación regional y arrastre económico
desde finales del siglo XVIII70. Por ese motivo las dos empresas triangularon
sus negocios con el mercader Martiarena para remitir libranzas por valor de
8 000 y 10 000 pesos desde San Blas a Sonsonate entre 1823 y 182471. Con ese
respaldo financiero los negocios con Sudamérica tenían seguridad. Por ejemplo,
el guayaquileño Juan Rodrigez Coello, apoderado por la casa Aycinena72,
importó cacao desde Ecuador para México a través de un bergantín británico73.
De esa forma se mantuvo en pie la triangulación entre los mercaderes y sus
pares sudamericanos.
No obstante, la coyuntura política era arriesgada para los negocios. Por eso las
acciones de guatemaltecos y leoneses respecto al Plan de Iguala fueron parte
de un riesgo calculado para asegurar la continuidad y réditos de sus negocios.
70 Ese carácter hizo que exiliados centroamericanos luego de 1829 buscasen hacer negocios en esa
región. Miguel García Granados, Memoria del General Miguel García Granados (Guatemala: Tipografía
Nacional, 2011), 259-262, 320-340.
71 ACOFY, 2.1.58, ff. 22, 104v-105, 189-190v, 201, 172-273, Iturbe a Mariano Aycinena, 4 de junio de 1823,
13 de septiembre de 1823, 2 de diciembre de 1823, 7 de enero de 1824, 3 de marzo de 1824.
72 AGCA, A1.20, leg. 3051, exp. 29323, ff. 43-44, Protocolo de José Antonio García Zelaya, 3 de abril de
1822.
73 ACOFY, 2.1.58, Carga de Gabriel Iturbe Iraeta a Mariano Aycinena, 18 de junio de 1823, ff. 31-31v; 2 de
diciembre de 1823, ff. 189-190v.
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En Nueva Guatemala, la casa Aycinena fue el cerebro del Plan Pacífico para
la independencia que gestionó la adhesión al Plan de Iguala y la Anexión al I
imperio mexicano74. Como cerebro político de la maniobra, Mariano Aycinena
trabajó «incansablemente» para la unión y, naturalmente, para ello dependió
de sus contactos en México. Por ejemplo, en Antequera Manuel Solar Campero
e Ignacio de Goytia fueron sus canales de comunicación con el comandante
general de Oaxaca y el general Vicente Filísola, respectivamente75.
Consumada la independencia política, se buscó el respaldo de Agustín de
Iturbide para anexionarse. Un motivo para ello fue solicitar un situado para
financiar las arcas de las fuerzas armadas del Reino de Guatemala cuya finalidad
era mantener la paz. No obstante, hubo otras razones como dar seguridad a las
finanzas. Fue así como Aycinena aprovechó las redes oaxaqueñas para realizar
giros financieros con José Joaquín de Guergué, yerno de Solar Campero76 y, al
parecer, para asegurar libranzas de Perú77.
Durante la anexión del reino al imperio mexicano la conexión con la compañía
Iturbe Yraeta fue esencial para sus gastos y viáticos de diputados imperiales
y cobrar deudas. Tal fue el caso de Juan de Dios Mayorga, diputado por
Chiquimula e intendente de Hacienda Pública, a quien se le adeudó el pago
luego que fuera disuelto el imperio en 182378. Asimismo, José María Echave
fue apoderado para cobrar deudas por Pedro Barricere, teniente letrado de San
Salvador; Manuel Beltranena, abogado de la Real Audiencia; Santiago Moreno,
juez primero de Nueva Guatemala79.
74 Horacio Cabezas Carchache, Independencia Centroamericana. Gestión y ocaso del Plan Pacífico para la
independencia (Guatemala: Editorial Universitaria, 2009).
75 Mariano de Aycinena a Manuel del Solar Campero, Guatemala, 18 de diciembre de 1821, en La anexión a
Centroamérica. Documentos y Escritos, vol. III, compilado por Rafael Heliodoro Valle (México: Secretaría
de Relaciones Exteriores, 1971).
76 Libranza por 790.1 pesos, extendida por Mariano Aycinena a favor de Guergué contra Iturbe Iraeta,
2.1.58. ff. 189-190v, 272-273; Iturbe a Mariano Aycinena, 2 de diciembre de 1823 y 3 de marzo de 1824.
77 «En 1822 Mariano de Aycinena solicitó a Agustín de Iturbide carta de recomendación dirigida al general
San Martín para cancelar una deuda contraída con el gobierno virreinal en 1809. Estaba valuada en
180 000 pesos a pagar a José Cabenencia, su apoderado en Lima». «Mariano de Aycinena a Agustín
de Iturbide, 18 de marzo de 1811», en La anexión a Centroamérica. en La anexión a Centroamérica,
compilado por Valle, doc. 184, 235.
78 4 000 pesos a favor de Mayorga en una libranza de Mariano Aycinena contra Gabriel Iturbe Iraeta.
ACOFY, 2.1.58, ff. 31-31v, 104v-105, 189-190v, Iturbe a Mariano Aycinena, 18 de junio, 13 de septiembre
y 2 de diciembre de 1823.
79 AGCA, A1.20, leg. 835. exp. 9328, ff. 211-213, Protocolo de José Francisco Gavarrete, 15 y 16 de marzo
de 1822.
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Sin embargo, no todas las élites del reino estuvieron de acuerdo con el liderazgo
guatemalteco en la anexión y optaron por seguir una anexión autónoma. ¿Por
qué? En León, Nicaragua el «Acta de los nublados», documento que reconoce
la independencia del Reino de Guatemala de España, fue firmada por allegados
a la casa Iturbe como Joaquín Arechavala80 y Domingo Galarza, suegro de
Murillo81. Considerando esa vinculación, es factible entender que la decisión
de la élite leonesa de adscribirse al Plan de Iguala tuvo como fin comerciar
directamente entre Realejo con los puertos del occidente mexicano, evitando
la mediación de mercaderes guatemaltecos como los Aycinena.
Conclusiones
Luego de este largo recorrido en años convulsos, varias conclusiones se
pueden extraer de la experiencia mercantil. Destaca la flexibilidad de los
mercaderes durante acontecimientos críticos que provocaron la ruina de
sectores económicos enteros. Esa maleabilidad fue de la mano con la capacidad
de aprovechar oportunidades y de apostar por negocios que redundaron en
beneficios, que posibilitaron retroalimentar sus giros financieros y mercantiles.
Es necesario señalar que sin la presencia de redes familiares el comercio habría
sido insostenible. Eso se debió a que los parientes tenían el conocimiento
esencial de comercio y finanzas, y estaban situados en cargos institucionales.
Pese a las ganancias jugosas del tráfico de mercancías, el comercio entre los
reinos paulatinamente se apagaba. Las telas novohispanas y chinas encontraban
consumidores, pero ya debían competir con el contrabando británico. El cacao
era un grano de alto consumo, pero la guerra civil novohispana resquebrajó
las rutas tradicionales de distribución. El añil estaba en crisis desde inicios del
siglo. El tinte de Nueva España perdió presencia por las campañas militares. El
añil nicaragüense entró en un contexto muy competitivo y solo pudo generar
ganancias gracias al crédito y prestigio de la casa Iturbe. Mercancías menudas,
como la sal catártica o el azafrán, sobrellevaron grandes retos para su venta y
consumo. Finalmente, el mercado financiero resintió la escasez de numerario
por la destrucción de las minas, haciendo que las libranzas representaron
sumas menudas e irregulares.
80 ACOFY, 2.1.55, Libro copiador de cartas de junio de 1817 a octubre de 1822.
81 Zelaya, Nicaragua, 98.
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El aporte de este estudio revela la importancia específica del comercio
novohispano-guatemalteco en la era de la revolución. Las vicisitudes personales
forzaron cambios en la dirección de los negocios. La salida o introducción de
nuevos miembros fue un reto específico que permitió la continuidad mercantil.
Más graves fueron los movimientos sociales, como la rebelión y guerra civil
novohispana, con su violencia, destrucción de capitales, restricción al comercio
y la descapitalización por falta de recursos o huida de individuos. Y si bien
en el Reino de Guatemala no se suscitaron acontecimientos de ese calado, el
temor circuló en la correspondencia y tomó forma en León y Ciudad Real. La
incertidumbre y el miedo acompañaron a las mercancías en su tránsito por
tierra y mar.
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