ISSN 2395-8456 pp. 322-339.
Políticas Sociales Sectoriales Agosto 2017-Julio 2018 / Año4. No. 4
“El proceso de desistencia y de reincidencia delictiva en jóvenes
que estuvieron recluidos en centros de internamiento para
menores en Nuevo León”.
Benito Torres Escalante68
Raúl Eduardo López Estrada69
Resumen
E
l presente artículo tiene la finalidad de explorar las experiencias de desistencia
y reincidencia delictiva de jóvenes que han estado recluidos en un centro de
internamiento para menores infractores en el estado de Nuevo León. A partir
de datos obtenidos por 4 entrevistas realizadas en el año 2015, se parte de la
perspectiva de los entrevistados.
A partir de los datos se identificaron dos grupos en la investigación: el
primero alude a los jóvenes que están en situación de desistencia de actividades
delictivas, mientras que en el segundo se incluyeron a los jóvenes que están en peligro
de reincidencia delictiva. Se parte de manera central del concepto de desistencia
delictiva desarrollado por la sociología y criminología anglosajona con el fin de
explorar los factores que contribuyen a la desistencia delictiva de jóvenes que fueron
recluidos como menores a un centro de reclusión.
Palabras clave: jóvenes delincuencia desistencia reincidencia delictiva
Introducción
E
n este trabajo se pretende comprender el proceso de desistencia y el
proceso de reincidencia delictiva, a partir de la experiencia de jóvenes
que transitaron por la reclusión en un centro de internamiento para
menores, que actualmente se encuentran en libertad y en el proceso de
integración a la vida cotidiana de su comunidad, de sus grupos de pares y de
su familia.
Para poder entender la manera en que se articula la desistencia y la
reincidencia delictiva en los jóvenes que estuvieron recluidos se parte de la
opinión de los sujetos, es decir, se centra en la experiencia de reclusión y de
adaptación a la libertad, recuperando la perspectiva de los entrevistados
(Hernández, Fernández y Baptista, 2014) emociones, experiencias y
significados en sus propios escenarios y sus propias interpretaciones sobre la
experiencia vivida.
Los sujetos de la investigación son jóvenes adultos que se encuentran
entre los 18 y los 29 años de edad. Sujetos que representan un riesgo de
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Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano, UANL.
Facultad de Trabajo Social y Desarrollo Humano, UANL.
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vulnerabilidad social por la experiencia de reclusión y por la posibilidad de
reincidencia delictiva. Si se consideran las cifras de la población recluida en
los penales de Nuevo León por delitos del fuero común se encuentra que entre
1997 y 2012 más del 50 % se encontraba en el rango de edad señalado (
Instituto Nacional de Geografía e Informática [INEGI] 2012), lo que
presupone que es un grupo en riesgo de delinquir.
Las cifras en Nuevo León indican que los jóvenes que se encuentran
entre los 18 y los 29 años de edad representan un poco más del 60 % de los
adultos recluidos en los penales del estado (INEGI, 2012).
Para cumplir con el objetivo, se realizaron cuatro entrevistas70
(Martínez, Martínez, Zamarripa y Torres, 2015) y se identificaron dos grupos
en la investigación, el primero alude a los jóvenes que están en situación de
desistencia delictiva, mientras que en el segundo, los jóvenes que están en
peligro de reincidencia.
El análisis incluye la experiencia de internamiento, la
reincorporación a la sociedad, además de mostrar las narrativas de los jóvenes.
Se tomaron como categorías analíticas las siguientes: trabajo, condiciones en
las que trabajan los jóvenes, relaciones con sus compañeros de trabajo,
relaciones interpersonales (la relación con sus familiares, amigos, pareja e
hijos) además, se consideraron categorías sobre la situación en su comunidad,
el abuso de poder por parte de las autoridades, autopercepción, creencias
religiosas, experiencias en el encierro y salida del centro del internamiento.
Contextualizando el fenómeno de menores infractores
Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF] (2010) el
fenómeno de los adolescentes en conflicto con la ley se relaciona con
problemas sociales a los que se enfrentan los adolescentes como la exclusión,
la pobreza y la desigualdad “que en cierta forma debilitan los mecanismos de
protección familiares, comunitarios e institucionales, provocando que los
adolescentes carezcan de oportunidades reales de desarrollo, deserten de la
escuela a temprana edad, corran mayor riesgo de involucrarse en conductas
delictivas, caigan en el consumo de drogas o cometan actos violentos”
(UNICEF, 2010, p. 88).
Las cifras de incidencia de la pobreza en jóvenes de entre 15 y 29
años llegan a 34,4%, es decir, a más de 10 millones de personas.
(Organización Iberoamericana de Juventud, [OIJ] 2014). Según el Consejo
Nacional de Evaluación [CONEVAL] y UNICEF (2013) en el 2012, 53.8 por
70
Realizadas como ejercicio de la materia de seminario de investigación cualitativa del doctorado
en Filosofía con Orientación en Trabajo Social y Políticas Comparadas del Bienestar, UANL.
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ciento de la población de 0 a 17 años se encontraba en situación de pobreza en
México, lo que equivale a 21.2 millones y vivían en hogares caracterizados
por la ausencia de recursos monetarios que les permitieran adquirir los bienes
y servicios requeridos por todos sus miembros.
En una muestra de población carcelaria se encontró que 40% de los
encuestados tenía entre 18 y 30 años, y 36.7% tenía entre 31 y 40 años
(Azaola y Bergman, 2009) lo que señala la juvenilización de la pena en el
país. A esto hay que agregar que desde los estudios cualitativos se ha
encontrado que la población carcelaria en México está constituida
principalmente por jóvenes provenientes de contexto de exclusión social
(Pérez, 2013) lo que remite a la concepción de penalización de la miseria
observada por Wacquant (2002) en tanto que en México los castigos penales
son impuestos a hombres jóvenes que provienen de los sectores
económicamente marginados, además de criminalizar, excluir y estigmatizar a
cierta población que comparte características sociales similares y cuyas
necesidades fueron desatendidas previamente por la sociedad (Pérez, 2013).
En el año 2015 los menores ingresados a los Centros para
adolescentes en el país era de 10,963 (INEGI, 2016) de los cuales 10,167 eran
hombres y 796 mujeres. Así mismo indica que 4,691 fueron internados en el
mismo año y 6,272 se les aplico una medida de tratamiento externo, en tanto
en Nuevo León ingresaron 1,414 y quedaron internados 248 adolescentes.
De los principales delitos se observa que el robo en sus distintas
modalidades es el principal delito cometidos por los menores de edad (57.42
%), mientras que delitos de alto impacto como son llamados los relacionados
con la delincuencia organizada –narcomenudeo y secuestro – representan una
pequeña cantidad (6.8 %) junto con el homicidio (5,04 %) (INEGI, 2016), lo
cual demuestra que hay una sobredimensión de la participación de los
menores de edad en el incremento de la violencia en el país.
Los estudios en México sobre jóvenes infractores
En Nuevo León no se han desarrollado trabajos que consideren el proceso de
desistencia y de reincidencia delictiva de jóvenes que estuvieron presos como
menores. Borrani (2014) realizó un estudio para analizar la inhibición y la
flexibilidad cognoscitiva en delincuentes juveniles, comparados con
adolescentes de su misma escolaridad y con adolescentes de escolaridad
normal, entendiendo la inhibición cognoscitiva como la capacidad de tener
una respuesta prevaleciente, mientras que la flexibilidad cognoscitiva la
define como la capacidad de ajustar el comportamiento ante los cambios en el
ambiente. Así mismo, Borrani (2011) estudió la atención sostenida
considerada como la capacidad de responder eficientemente a un mismo nivel
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durante un período prolongado, desde minutos hasta horas, en delincuentes
juveniles, un grupo de control apareados por la edad y la escolaridad y un
grupo de control apareado por la edad, pero con una escolaridad más alta. Por
su parte, Mata (2003) desarrolla una investigación para tratar de conocer
algunos factores que se encuentran relacionados con las conductas delictivas
que presentaban menores internos en el Centro Juvenil de Adaptación Social
en Escobedo, Nuevo León.
Las tres investigaciones citadas (Borrani, 2014, 2011; Mata 2003) se
caracterizan por considerar como sujetos de investigación a menores
infractores que se encontraban internados en el centro de reclusión del estado,
es decir, que no se encontraban en libertad. Ante esto es importante señalar
que en la actualidad no se ha realizado una investigación local que considere
el proceso de desistencia y el de reincidencia delictiva de los sujetos en
libertad posterior al encierro; además de que los sujetos de esta investigación,
son jóvenes que ya vivieron la reclusión y que serán abordados afuera de la
institución, en la propia reincorporación a la vida de sus comunidades.
Por otra parte, en el país se han desarrollado investigaciones que
comparten las mismas características de los tres trabajos señalados. Heredia
(2014) investiga el fenómeno de las conductas antisociales en menores de
edad, tomando en cuenta los múltiples contextos familiares, sociales y
culturales y su influencia en el desarrollo de su comportamiento antisocial en
el estado de Durango; Nuñez (2005) presenta los resultados de un trabajo de
investigación realizado con mujeres y hombres menores infractores que
estuvieron en el Consejo Tutelar para Menores en Hermosillo, Sonora, desde
una perspectiva de género, especialmente desde la perspectiva de género de
varones como explicación de los índices de infracción; Chan (2006) realiza un
estudio sobre el proceso de socialización de menores infractores en la zona
metropolitana de Guadalajara, Jalisco, en donde buscan conocer y establecer
las características diferenciales de la socialización familiar de los mismos.
Distinto a estos planteamientos y desde el punto de vista de
reinserción social, Reyes (2013) realizó una investigación donde a través del
discurso de siete hombres y una mujer menores de edad, trata de explicar la
problemática de la reincorporación a la vida social; menores con los que tuvo
un acercamiento previo cuando estaban recluidos en el Centro de
Internamiento Especial para Adolescentes, de Xalapa, Veracruz.
El diagnóstico realizado por Azaola (2014) tuvo como objetivo
analizar la situación de los centros de internamientos para menores y del
sistema de justicia en las entidades federativas de Coahuila, Hidalgo, Morelos
y Sinaloa; además de proponer estrategias de intervención para la efectiva
reinserción social de adolescentes a su familia y a la sociedad.
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Por otra parte, González y García (2013) realizaron un informe sobre
la situación del sistema de justicia para menores a partir de las reformas de la
Constitución de México en 2005, 2008 y 201171 con la intención de “Hallar
factores de éxito y buenas prácticas que hayan contribuido a la reforma
constitucional, definir mecanismos de monitoreo capaces de orientar las
políticas públicas tendientes a un sistema integral de justicia para
adolescentes, generar decisiones informadas y en armonía con la Constitución
y los tratados internacionales”. (González y García, 2013, p. 13).
Revisando lo anterior, se considera que no se ha realizado un estudio
que considere la percepción de los jóvenes recluidos como menores acerca de
su proceso de reincorporación a la vida social de su comunidad y por lo tanto,
del proceso de desistencia o de reincidencia delictiva.
El proceso de desistencia y el fin de la carrera delictiva
El concepto de desistencia se ha desarrollado a partir del estudio de
poblaciones de ex-presidiarios que se enfrentan a la reincorporación a la vida
social o que están pasando por una etapa de libertad condicional (Maruna,
Porter y Carvalho, 2004; Farral, 2005; McNeill, 2006; McNeill, Farrall,
Lightowler y Maruna, 2012) y cuya finalidad ha sido comprender porque
algunos sujetos desisten en la carrera delictiva, mientras que otros continuan
en la reincidencia. El concepto se ha considerado con una gran utilidad teórica
para comprender la subjetivdad implicada en el proceso de reincorporación de
los expresidiarios a la vida social de su comunidad y con la intención de
superar las insuficiencias teóricas y prácticas del modelo de tratamiento
(Allen, 1959) de los expresidiarios, donde la postura del profesional es la
clave para la reabilitación y por lo tanto para la reinserción social, y del cual
se han vertido críticas desde las posturas que recuperan al actor en la
comprensión de la desistencia delictiva (Bottoms y McWilliams,1979; Gaynor
y Robinson, 2005) y que crítican el supuesto de que la expertis del
profesional es la clave del éxito reahabilitador de los expresidiarios.
En un estudio sobre jóvenes72 expresidarios en Liverpool, Inglaterra,
Maruna, Porter y Carvalho (2004) clasificaron su muestra de estudio en
reincidentes y desistentes, encontrando patrones entre ambos grupos. Entre los
reincidentes encuentran lo que llamaron el síndrome de condenado a la
71
La reforma a la constitución del 2005 incorpora los principios de la Convención sobre los
derechos del niño y las reglas de Beijing; la del 2008 reforma el proceso penal punitivo pasando
al proceso penal acusatorio; la del 2011 el control de la convencionalidad que supone la
incorporación de los derechos internacionales al derecho interno, en específico en materia de
derechos humanos.
72
Menores de 30 años
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deviación (doomed to deviance) que caracterizaba una posición donde los
individuos del grupo reincidentes aprendían a aceptar que no tendrían éxito
fuera de las actividades criminales, ubicándose como peones o victimas de
fuerzas ajenas a su control, con un pasado que no podrían superar y donde las
posibilidades de triunfo las relacionaban con una cuestión de suerte, como
ganarse la lotería, sin conexión a sus propios esfuerzo, describiendo su vida en
términos deterministas y mecánicos insistiendo en estar atrapados en un ciclo
de pobreza, estigma y asociaciones criminales.
Por otro lado, entre el grupo de desistencia los autores encontraron
una distorsión cognitiva o ilusiones positivas (positive illusions Shelley
Taylor, 1989 citado por Maruna, Porter y Carvalho, 2004) en sus narrativas y
a las cuales clasifican en tres tipos. Una primera estrategia es llamada
negación del pasado (criminal past is essentially denied) en donde el
entrevistado admite que cometió la fechoría pero señalando que la persona
que lo hizo no era el “yo real”. Una idea que encuentran repetida en distintas
narrativas de que la ofensa llego desde afuera y no desde adentro de la
persona quién era esencialmente buena (Maruna, Porter y Carvalho, 2004).
La segunda estrategia nombrada por los autores es el optimismo
trágico (tragic Optimism), en la cual los desistentes fueron capaces de
encontrar algún resquicio de esperanza, incluso en el pasado más sombrío, que
les permitió transformar una vida de vergüenza en algo de valor directo y
explícito. Una vida que se consideraba un desperdicio o una vergüenza pudo
ser usada para salvar de repetir los mismos errores a otra vida, concibiendo
la experiencia negativa como un regalo para salvar a la siguiente generación
(Maruna, Porter y Carvalho, 2004).
Una última estrategia consistió en preservar la continuidad de la
narrativa de vida de los desistente (to continuity in one’s life narrative),
caracterizada por la rebeldía como forma de vida. Así, frente a los intentos de
la institución de justicia penal u otras formas de control social de quemarlos o
darlos por vencidos (burning out o giving up) como forma de someterlos o
transformarlos, la desistencia se convierte en un acto rebelde, “una acción de
renovación, ganar fuerza, encontrar quienes son en realidad o mejorarse a sí
mismos” (Maruna, Porter y Carvalho, 2004:12:225) permitiendo continuidad
a su autobiografía y personalidad como rebeldes y desafiantes durante toda su
vida.
Maruna (2001 citado por McNeill, 2006) identifica tres amplias
perspectivas teóricas en la literatura sobre la desistencia: la madurez, la teoría
de los lazos sociales y la teoría narrativa. Las teorías de la madurez
(ontogénicas) tienen una historia más larga en los estudios de la desistencia y
se basan en los vínculos establecidos entre la edad y ciertos comportamientos
criminales, particularmente la delincuencia callejera. Los primeros trabajos
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teóricos y empíricos sobre la deserción del crimen desarrollaron la teoría de
que lo que estaba sucediendo era un proceso natural o biológico similar a la
pubertad, proceso que se llamó entonces «reforma maduracional» (Goring,
1919 como se citó en McNeill, Farrall, Lightowler y Maruna, 2012). Por
ejemplo, Glueck y Glueck (1937) sostienen que “el envejecimiento es el
único factor que emerge como significativo en el proceso de transformación”
(Glueck y Glueck, 1937:105, citado en McNeill, Farrall, Lightowler y
Maruna, 2012).
Las teorías de los vínculos sociales (sociogénicos) sugieren que los
vínculos con la familia, el empleo o los programas educativos en la edad
adulta temprana explican los cambios en el comportamiento criminal a través
del curso de la vida. Cuando estos lazos existen, crean una amarre en la
conformidad, una razón para vivir derecho y donde están ausentes, la gente
que delinque tiene menos que perder al continuar en el delito (Maruna, 2001
citado por McNeill, 2006 ).
En relación a estos vínculos, Sampson y Laub (1993 como se citó en
McNeill, Farrall, Lightowler y Maruna, 2012) señalaron que a medida que un
individuo tiene apegos emocionales a las metas sociales, está comprometido a
lograrlas por medios legítimos, asume la creencia de que estas metas son
dignas y es capaz de involucrarse en las estrategias para alcanzarlas, siendo
más probable el delito cuando estos vínculos se debilitan o se rompen.
Además, argumentan que en distintos momentos de los ciclos de la vida, las
instituciones sociales formales e informales ayudan a consolidar el vínculo
entre el individuo y la sociedad. Para los adolescentes instituciones como la
escuela y la familia o los grupos de pares influye en la naturaleza del vínculo
entre estos y sus comunidades, mientras que el empleo, el matrimonio y la
paternidad funcionan de manera similar para los adultos.
Las teorías narrativas han surgido de investigaciones más cualitativas
que subrayan la importancia de los cambios subjetivos en el sentido del yo y
de la identidad de la persona, reflejados en motivaciones cambiantes, mayor
preocupación por los demás y más consideración del futuro (Maruna, 2001
citado por McNeill, 2006).
Por lo tanto, la desistencia reside en algún punto entre el desarrollo
de la madurez personal, el cambio en los vínculos sociales asociados con
ciertas transiciones de vida y las construcciones narrativas subjetivas
individuales que los ex-reclusos construyen alrededor de estos eventos y
cambios significativos que acontecen en sus vidas, importando las
significaciones que construyen los sujetos sobre los mismos (McNeill, 2006).
La desistencia es por lo tanto el momento en que cesan las
actividades delictivas de los sujetos ex-reclusos a partir de estrategias que el
propio sujeto incorpora en su decisión, que surge desde los significados que el
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sujeto otorga a acontecimientos presentes y pasados, que le permiten inferir
sobre la necesidad de “vivir derecho” (go straight) (Maruna, 2001; Maruna,
Porter y Carvalho, 2004). La comprensión de los motivos por los que los
sujetos deciden desistir de la delincuencia debe de surgir de las propias
narrativas de los jóvenes de la muestra considerada para este estudio.
La comprensión de la desistencia ayuda a entender el cómo y el por
qué los ex-infractores vienen a cambiar sus comportamientos. Para McNeill
(2006) construir un entendimiento de los procesos humanos y los contextos
sociales en y por medio de los cuales se produce la desistencia es un precursor
necesario para el desarrollo la práctica de intervención incluso, lo que se
agrega en este estudio, para el desarrollo de las políticas sociales dirigidas a
menores infractores y jóvenes ex-reclusos.
Desistencia y reincidencia en jóvenes ex recluidos como menores 73
La familia es un elemento fundamental para la inserción laboral, por lo menos
para la obtención del empleo, así como apoyo para continuar en el mismo. Es
en la familia donde el ex recluso usa su capital social para insertarse en el
mercado laboral y adquiere un compromiso moral, relacionado con los
vínculos afectivos y emocionales de los sujetos que vienen a cubrir la
ausencia de los dispositivos de control aplicados durante el internamiento.
El empleo es un elemento relacionado con la desistencia. Los
jóvenes desistentes de la muestra encontraron un trabajo a través de los
vínculos familiares y no por otras fuentes como bolsa de empleo, periódico,
etc:
Por parte de mi papá, porque conocía a mi papá y él le dijo que si
pudiera ir a ayudarle al taller y ya ahí me quedé.
La importancia de la familia se ve reforzada por una disminución de
las relaciones de amistad o de pares. La cual parece tener sus razones en lo
siguiente: 1) la madurez emocional de los sujetos lo que lleva a una
diferenciación con los miembros de la pandilla y con los valores relacionados
con la misma; 2) una percepción de la comunidad como peligrosa debido a los
conflictos entre pandillas, la actuación de las redes criminales y la
estigmatización de los agentes de la seguridad pública.
Con los que yo me juntaba antes tienen conflictos la verdad casi ya
no me junto con ellos por lo mismo porque yo salí de allá (reclusión) y salí
con otra mentalidad de que me voy a comportar bien y si vuelvo el mismo
lugar no me voy a comportar, no me voy a enderezar E2
73
Parte del Análisis de las entrevista se realizó por Martínez, Martínez Zamarripa y Torres (2015)
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Ya no tengo amigos aquí, me separé bien machín, nomás estoy con
él, con mi primo; nomás con el único que platico bien es con J. [un joven que
era miembro de la pandilla y quien estuvo internado]. De mis camaradas
como tres andan encerrados y los demás andan ay… vivos, pero de malas…
me alejé para alejarme de broncas. E1
El rompimiento de los vínculos con los grupos de pares son parte del
proceso de desistencia al alejar a los sujetos de los riegos de inmiscuirse en
alguna actividad delictiva o de correr un riesgo debido a la violencia en la
ciudad o el peligro por la estigmatización de la autoridad y por lo tanto, de la
criminalización de los jóvenes, ya observado en Goffman (2009) en ex
reclusos afroamericanos que prefieren encerrarse en sus casas a correr el
riesgo de ser detenidos por las autoridades por su pasado.
Esta limitación de la relaciones interpersonales a los lazos familiares
coincide son la inserción en una comunidad que se percibe como insegura. En
la cual el riesgo deriva de las actividades de grupos delictivos –regularmente
asociados el narcotráfico-, de las pandillas, o bien por el abuso de los agentes
de la seguridad pública. Como respuesta ante estos riesgos los jóvenes ponen
en práctica estrategias de cuidado que derivan en una autolimitación de las
actividades como lo son la evitación de zonas de la comunidad y personas.
La puesta en práctica de estrategias individualizadas para evitar los
riesgos que se corren en la comunidad va emparejada con una autopercepción
como sujetos capaces de resolver sus conflictos valiéndose de sus habilidades
y recurriendo a los otros sólo en casos excepcionales. Sobresalen la autoreflexión, la paciencia, la tolerancia, y la independencia como valores para
afrontar los conflictos:
cuando tengo un bajón me encierro [no indicó que le motiva ese
estado de ánimo], yo sólo sin que nadie me moleste y ahí comienzo a
reflexionar [muestra una frase en el celular] “estar solo permite pensar y
poner todo en perspectiva. E2.
Otro elemento relacionado con la desistencia es el empleo. Los
jóvenes desistentes han encontrado un trabajo a través de los vínculos
familiares. No indican que hayan intentado emplearse por fuentes como bolsa
de empleo, periódico, etc. Si no que en ese sentido, la familia se vuelve un
medio importante para la integración a la vida laboral.
Por parte de mi papá, porque conocía a mi papá y él le dijo que si
pudiera ir a ayudarle al taller y ya ahí me quedé. E1
En particular uno de los lazos más importantes es el que sostienen
con los hijos y/o la pareja. Los hijos son una motivación para continuar con el
empleo o mejorar su situación personal y económica, son un elemento clave
de estabilidad emocional, una especie de optimismo trágico señalado Maruna,
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Porter y Carvalho (2004) donde el pasado tormentoso es olvidado para
posibilitar la siguiente generación:
Lo normal, un compromiso así de salir adelante y echarle ganas. Ah
sí, un futuro de verlo crecer y todo eso, llevarlo a la escuela. Sí, si me motiva.
E1mi hijo [responsabilidad más importante], mi familia primeramente y el
trabajo y terminar el estudio. E2
Otra de las estrategias estudiadas con la desistencia es la negación del
pasado (Maruna, Porter y Carvalho, 2004) donde los sujetos hacen ver que la
persona que cometió los delitos ya no existe y que ha operado un cambio
fundamental en ellos:
ya agarré otra responsabilidad mayor, ya me temo las
consecuencias. Los errores de antes no me gusta cometerlos dos veces. E2
Cuando tenía 15 años era pandillero, pero no ahorita ya no, ahorita
ya los veo y ya igual, lo de atrás, atrás… ahora ejerzo la tolerancia sobre
todo, aquí la gente se pone muy loca por aquí. Mi filosofía es…pues tranquilo
con todos. E1
Esta autopercepción es referida como un producto del internamiento,
significado como una experiencia de transformación moral, inclusive un
espacio de protección de un exterior amenazante:
Por lo mismo, yo salí de allá y salí con otra mentalidad. De que me
tengo que comportar, porque si regreso a lo mismo tengo problemas y no me
voy a enderezar son puros conflictos entre ellos, puras mañas (…) lo que
quiero es trabajar y llevar una vida bien o sea me los encuentro y pues cada
quien su jale (…) E2
Por su parte, los sujetos catalogados como en riesgo de reincidencia
han pasado por varias situaciones, entre ellas violencia familiar cuando eran
menores de edad o separación de sus padres, adicción a las drogas, en la etapa
de adolescencia inician una relación con jóvenes que están vinculados al
crimen organizado o a robos comunes y empezaron a consumir drogas y a
robar a una edad aproximada a los 15 años.
El Estado utiliza distintas instituciones públicas y privadas como
medidas correctivas para las familias; entre ellas se pueden resaltar: tribunal
de menores, internados, institutos médico- pedagógicos, escuela para padres
(orientación familiar), entre otros. En la entrevista 3 se refleja que existe una
intervención estatal correctiva, que busca ordenar a los jóvenes que han estado
recluidos que se refleja en la acción de vigilancia que realiza la policía. En el
caso del entrevistado 4 la vulnerabilidad se presenta con la estigmatización de
la policía de los jóvenes pobres a los que hace sujetos de un excesivo control
que vulnera sus derechos sociales más elementales
Además de esto, se refleja en las entrevistas la importancia que tiene
la familia, ya que es la que debe dar soporte a los jóvenes, la que transmite
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Políticas Sociales Sectoriales Agosto 2017-Julio 2018 / Año4. No. 4
una cultura, educa a los miembros del hogar y debe proporcionar protección,
afecto y es en ella donde debe existir idealmente una armonía y seguridad.
Ella debe cumplir funciones específicas, por ejemplo, el desarrollo
psicológico, social y biológico de los miembros (Louro, 2003). Es decir, la
familia representa un elemento importante para los jóvenes que están en
riesgo de reincidir. En el caso del entrevistado 3, él menciona que le gustaría
tener una familia: “yo quisiera tener una relación pues como familia todos
queremos una familia, pero ellos… a penas nos empezamos a juntar y siempre
hay un problema o algo hecho adrede, nunca estamos bien ni de allá ni acá
estamos bien nunca” (E3).
Lo que caracteriza a estos dos últimos jóvenes (en riesgo de
reincidencia) es que presentan dificultades en su situación laboral, por un
lado, la carga en el trabajo la describen como pesada y con jornada larga que
impide realizar actividades que estén vinculadas a enfrentar su situación. Por
otro lado, su comunidad la describen como insegura, donde la policía en vez
de proteger o apoyar a estos jóvenes aumenta su vulnerabilidad como jóvenes
en riesgo de reincidencia, por lo que es claro un desapego a los vínculos
sociales y por los tanto a los vínculos afectivos que pudieran encontrar en el
trabajo o la comunidad. La comunidad se ve como un riesgo o como una
tentación para seguir en la reincidencia delictiva.
Estos jóvenes presentan dificultades al momento de conseguir
empleo y más aún, de un empleo de calidad. Refiriéndose a los jóvenes pobres
en general, de Oliveira (2011) indica que la falta de oportunidades y la
necesidad económica los lleva a aceptar empleo sin contrato laboral, de
carácter temporal, carentes de prestaciones sociales y con bajo salarios, o
trabajar sin remuneración en empresas familiares o empleados por su propia
cuenta (repartidor de cerveza en el caso del entrevistado 3 y trabajador de la
construcción en el caso del entrevistado 4). La inserción al empleo, la edad de
los jóvenes y su nivel de escolaridad puede desarrollar lo que la autora
denomina como proceso de acumulación de desventajas laborales por lo que
los jóvenes con pocas herramientas para el mundo del trabajo tienen como
horizonte el empleo precario.
El riesgo de reincidencia de estos dos jóvenes se agrava por la
adicción, como el caso del entrevistado 3 que a pesar de los esfuerzos que
realiza para no “caer” en el consumo de la droga se le presentan situaciones
en la que está presente en el círculo de compañeros del trabajo:
Sí y no puedo estar a veces muy cerca, ahí están ahí están fume y
fume, fue y fume y el humo pues ahí está (la mariguana), en la hora de comida
estas comiendo con ellos y ni modo de apartarte porque te ven mal, pero ahí
está como dicen el “diablote” ahí está nada más esperando a que caigas. E3
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La cercanía de la droga provoca episodios donde pierde los
mecanismos de autocontrol y se convierte en un sujeto en riesgo de cometer
un delito o en reincidente delictivo:
Cuando tengo recaídas, recaudo todo, cuando robo vinos tomo
vino… robaba no me gusta robar, acabo de robar si ni me gusta robar a mí,
pura loquera por no traer dinero y andar en la calle. E3
Mientras que en el entrevistado 4 la situación se agrava por la
represión ejercida por los policías hacía los jóvenes pobres a los que
estigmatizan y los hacen responsables de delitos sin estar seguros de la
participación de los jóvenes en esa comisión. Se trata de controlar o
normalizar lo que se sale de la norma y garantizar la obediencia
Apenas íbamos a descansar, íbamos cruzando la calle y ya venía la
patrulla pa arriba. Nos paró, nos checo y nos preguntó por una persona, un
tal fulano, no recuerdo bien el apodo, un tal chanclas, creo y le dijimos que
pos no, que no lo conocíamos. A mi vecino le preguntaron por mi dirección.
Yo les di mi dirección, yo mismo les di mi dirección. Les dije que vivía aquí en
esta casa y se metieron. Se metieron aquí a mi casa y no duraron más de
cinco minutos y salieron con una bolsa negra diciendo que eran dulces,
diciendo que eran droga, vaya. Y nos subieron a la patrulla …. Ya de repente
nos dijeron que nos iban a procesar pal penal que íbamos al penal, que
traíamos delitos contra la salud, que ya traíamos un proceso y ya nos dijeron
que íbamos para el penal. Eso fue ya siete meses y hasta hace 15 días nos
notificaron que si nos iban a hacer proceso, nos iban a hacer auto de formal
prisión pero por cosas que no, no traíamos. Si andábamos intoxicados,
andábamos tomados pero no, no traíamos nada, no traíamos nada nosotros.
E4
Procesos de estigmatización son señalados por Torres (2014) en el
caso de los jóvenes que consumen música colombiana en Monterrey, que se
recrudece ante la actuación de la policía y del ejército en el contexto de la
violencia del narcotráfico y que llevó a controlar el cuerpo de los jóvenes de
manera violenta a partir de la represión de sus rasgos identitarios. Cerbino
(2011) explica un proceso semejante con los jóvenes pobres que se integran a
las maras centroamericanas y que han sufrido el proceso de represión y
autorepresión a través del borramiento de los tatuaje en la cara. Este estigma
es aplicado al entrevistado 4, por su condición de joven pobre que vive en un
barrio considerado como conflictivo (Estanzuela en el municipio de
Monterrey) lo que lo vuelve vulnerable ante la actuación de la corporación
policiaca.
Las relaciones familiares en los sujetos de riesgos también se
presentan como parte de las estrategias de integración laboral pero también de
integración social conflictiva como lo podemos ver en la narrativa del
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Políticas Sociales Sectoriales Agosto 2017-Julio 2018 / Año4. No. 4
entrevistado 3 quien trabajo en una planta como compañero de su mamá,
trabajo que abandonó por la relación conflictiva con ella:
Problemas pues si de siempre, problemas así entre los dos de que tú
esto y tú el otro, y empezábamos, pleitos así familiares y empezábamos y ya
no la aguantaba, todo el día me seguía todo el día andaba atrás de mí y ya
sabes qué, “ya no aguanto estar aquí en Crisa”, todavía cambio de turno muy
pesados y todavía aguantar acá, pero no eran pláticas ni sermones, eran
tiraderas directas echarte, echarte, echarte…. E3
La relación familiar del sujeto se convierte en una barrera para su
integración a lo social, historia que viene arrastrando una relación conflictiva
con toda la familia, relacionada con la llamada doomed to deviance (Maruna,
Porter, & Carvalho, 2004) donde el sujeto entrevistado no sólo se ve como un
condenado a la desviación, si no como un sujeto condenado a la relación
conflictiva con la familia:
Y así siempre ha sido con ellos, mi papá también, casi nunca le hablo
a mi papá, es raro que le hable duro a veces dos semanas tres semanas
hablándole y apenas le empiezo a hablar y me va mal…me peleo quien sabe
porque no sé si sea la tradición. Apenas le hablo a mi papá y es la tradición
siempre me recaigo. Hasta mi señora dice... quien sabe…no quiero saber
nada… Tuve problemas con mi mamá y ahorita no me habla, ni me papá
tampoco, y haz de cuenta que nada más estoy yo. Mi familia son mis suegros,
y mis cuñados, mi señora son la única familia que tengo ahorita, nadie me
habla. E3
En relación a la autopercepción en los sujetos en reincidencias se
encuentran narrativas que denotan su percepción de sí como buenas personas
que sufren sus recaídas, pero que están en con la idea de ir derecho ( (Maruna
y otros, 2004) como un proceso de desistencia.
y saben que soy buena persona, soy buena persona nada más es lo
único que puedo ser, si soy noble, soy muy noble… hasta eso porque he
pasado muchas cosas muy acá…soy muy noble y sí me siento buena persona,
soy buena persona nada más que si tengo mis recaídas pero en el trabajo sí
soy bien cumplido… en el trabajo soy bien cumplido y de ahí para allá no…
no hago nada malo.
Conclusiones
Estudiar la desistencia delictiva de jóvenes que estuvieron recluidos como
menores en un centro de internamiento permite comprender como operan
dispositivos sociales y personales en los sujetos que permiten su
reincorporación a la vida social de su comunidad u operan para mantenerlos
en la desistencia delictiva.
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La reclusión generan una tensión entre el mundo institucionalizado
que se construyen para controlar y transformar a los jóvenes recluidos y el
mundo exterior de los cuales los sujetos son excluidos. La institución genera
mecanismos de control que desaparecen por completo cuando el sujeto
recupera su libertad, por lo que se constituye en un riesgo permanente para la
reincidencia.
Durante el análisis de los datos se encontraron algunos factores que
inciden en el proceso de desistencia o de reincidencia delictiva. El primer
factor identificado está relacionado con los vínculos sociales relacionados con
el empleo y la familia. Por un lado, la familia es el principal medio para
colocarse laboralmente, y segundo el empleo constituye el espacio de
socialización más importante para la desistencia donde el sujeto se encuentra
ante mecanismo de control parecido a los del encierro.
La relación con el empleo se establece gracias a las referencias
familiares que los jóvenes tienen, tanto de los desistentes como de los
reincidentes, sin embargo el empleo que obtienen es precario y con jornadas
laborales extensas que ponen en peligro su vínculo laboral. Además, los bajos
niveles educativos y el estigma de la que son objeto, se constituyen en
impedimentos estructurales importantes para lograr empleos más
satisfactorios; complicándose el vínculo cuando las relaciones familiares son
conflictivas. Sin embargo, entre los jóvenes desistentes una percepción
positiva acerca del apoyo moral de la familia nuclear, así como de sí mismo,
lograría contener la frustración e insatisfacción, lo que fortalece el vínculo
laboral y abona a la desistencia delictiva.
La familia toma importancia en la desistencia delictiva ante la
disminución de las relaciones de amistad donde el sujeto se siente no
identificado con los valores de los grupos a los que pertenecía antes de la
reclusión y con los valores que estos asumen; separación que se acentúa por la
adquisición de responsabilidades como la paternidad o el mismo trabajo
donde se construyen proyectos de vida ajenos a sus grupos de pares.
Asumiendo un optimismo trágico donde la experiencia pasada es
vital para garantizar el desarrollo de la siguiente generación, estos jóvenes
asumen un compromiso de seguir adelante por la familia que forman a partir
de su paternidad, una motivación para no reincidir en el delito o inclusive en
el consumo de drogas, discurso encontrado tanto en desistentes como
reincidente, ya que se observó también que los jóvenes en riesgo de
reincidencia –y cuyas familias de origen son caracterizadas como conflictivas, depositan grandes montos de esperanza y motivación en la familia que
forman con su pareja e hijo.
Una segunda razón para la disminución de las relaciones con pares se
encuentra en la percepción de la comunidad como un lugar peligroso debido a
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los conflictos entre pandillas y la actuación estigmatizante de los agentes de la
seguridad pública, tema relacionado con la concepción de condenado a la
desviación. Los jóvenes para evitar el riesgo ponen en marcha estrategias de
evitación ya sea de personas o bien de lugares. Entre los jóvenes en riesgo de
reincidencia la percepción de los agentes de seguridad pública como actores
que se dejan guiar por el estigma y por el abuso de poder incide
negativamente en la integración a la comunidad, y más cuando han sido objeto
de dicho estigma y abuso de poder, rompiendo los vínculos sociales
necesarios para la desistencia. Fenómeno parecido ha sido reportado por
Goffman (2009) donde el efecto de la vigilancia constante en la institución de
reclusión en la libertad se transforma en una sensación de estar siempre bajo
la observación de las autoridades y de los vecinos, lo que lleva al encierro de
los ex reclusos. Lo anterior lleva a estos jóvenes a percibir el entorno social
como altamente inseguro, inestable e insatisfactorio, con pocas posibilidades
de construir proyectos de vida, por lo que la profecía de condenación social se
cumple sobre sí mismos.
La autopercepción de estos jóvenes muestra diferencias entre
aquellos que se encuentran en riesgo de reincidencia y quienes se encuentran
en una situación de desistencia. Entre los primeros encontramos una
percepción de sí mismos como “gente buena” con aspiraciones de cambio y
de no reincidencia, sin embargo la “recaída” en tanto un desborde de las
emociones y los conflictos incide directamente sobre su adaptación al medio,
es decir, se perciben como vulnerables ante las exigencias del medio social o
como sujetos que están condenados a la desviación por su pasado conflictivo:
Mientras que los sujetos desistentes se perciben como transformados
durante la reclusión y por lo tanto en el camino de ir derecho. Estos jóvenes
en situación presentan una serie de elementos narrativos donde exaltan las
habilidades personales para la integración y superación de las experiencias
pasadas, tales como la autorreflexión, la tolerancia y la independencia como
valores para superar los conflictos de manera individual o por lo menos con la
menor cantidad posible de ayuda de otras personas.
Sin embargo, no se puede asegurar que la desistencia o la
reincidencia delictiva se operan de manera lineal con fases que se superponen
entre sí o con elementos que por sí sólo operan a favor de una u otra forma de
seguir en la libertad. Elementos considerados como propios de la desistencia,
pueden constituirse en elementos de la reincidencia, sobre todo cuando se
presentan situaciones conflictivas que deben de ser analizados a partir de la
experiencia subjetiva de los propios sujetos, es decir, desde los significados
que le otorgan a cada uno de estos.
En resumen, el análisis del proceso de desistencia a partir de la
propia narrativa de los sujetos contribuye a la comprensión subjetiva de los
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jóvenes que fueron recluidos a partir de su propia experiencia, dejando de lado
la concepción de la reinserción social como un mecanismo que opera en
automático para cumplir con el objeto social de la cárcel: la reincorporación a
lo social de aquellos que fueron sustraídos del mismo.
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