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148 Reseiias atlética por otro. Segal desarrolla de este modo lo que podríamos llamar la "poética pindárica" y, basándose en estudios anteriores realizados por J .P. Vemant y Detienne, presenta los mitos utilizados por este poeta como la narración de una estructura coherente conformada por patrones densamente interrelecionados. Finalmente, los capítulos 13, 14 y 15 están dedicados al estudio de la obra de Baquílides y se centran, fundamentalmente, en la consideración de la figura de este lírico Guntamente con Píndaro) como punto final del estilo arcaico en la literatura. Problemas tales como la aparición de los epítetos significativos opuestos a los homéricos o la intersección de los órdenes divino y humano en la conjunción de la permanencia y la fragilidad de la hazaña suprema del triunfador aparecen colocados en primer plano para demostrar de qué manera la técnica de Baquílides consiste en detenerse e iluminar precisamente ese momento de gloria como el centro de una crisis en el mito. Para culminar, podríamos decir que un punto crucial de la metodología de análisis utilizada por Segal lo constituye el hecho de que el autor se base principalmente en el texto griego como fuente primera y última de su estudio, convirtiendo de este modo su labor en un verdadero enfoque filológico-literario sobre los poemas, razón que lo obliga a excusarse en su introducción dado que -según él- algunos de sus escritos podrían parecerles algo anticuados a sus lectores, en comparación con tendencias de análisis más recientes. El motivo muy valedero en el que se basa el autor para la presentación de sus "ensayos en sentido literal", como los denomina, es la necesidad de demostrarle a todo estudioso de la literatura clásica la importancia que debe otorgar en su investigación a los factores literarios y al problema del sentido de los textos, especialmente cuando se dedica a un género que conlleva en sí mismo grandes desafíos (su condición fragmentaria, la ignorancia existente acerca de muchas de las circunstancias de producción y recepción, las convenciones utilizadas}, como es la lírica griega. Alejandro Martín Errecalde. Universidad Nacional de La Plata. **** Luc Brisson, lntroduction ala philosophie du mythe l. Sauver les mythes, Paris, Librairie Philosophique J. Vrin, 1996, 243 pp. Introduction a la philosophie du mythe constituye una colección formada por Époque Moderne et contemporaine de Cristophe Jamme, y el título que nos concierne en este comentario: Sauver les mythes de Luc Brisson. Esta última obra consta de nueve capítulos que se despliegan sobre un eje cronológico, desde la Antigüedad hasta Reseñas 149 el Renacimiento, tematizando acerca del curioso y enigmático hecho de la sobrevivencia de los mitos griegos constituyéndose en parte de la propiedad cultural del hombre occidental. El objeto del libro es mostrar, justamente, las características de esta sobrevivencia, ya que estos mitos han sido "salvados" y "ocultados" (el verbo "sauver''de donde proviene el título de esta obra- sostiene ambas significaciones) por diversas disciplinas mediante la alegoría, como método didáctico, que los remitía a saberes ocultos y, además, eludía aquellas situaciones escandalosas de los relatos míticos; esta operación era válida debido a que el mito como 'relato' era objeto de una actitud destructora por parte de historiadores, filósofos y teólogos, pues los sometían a criterios de veracidad. El mito entonces, gracias a la alegoría, iba adquiriendo caracteres diversos y "móviles", según las características de la civilización en que sobrevivían y de la disciplinas que los adoptaban como parte de su teoría. En "Múthos et philosophfa"-primer capítulo del libro-, el autor apela -desde su título en griego- a instalarnos en el contexto de la Antigüedad, justamente en el momento en que las disciplinas comenzaban a forjarse y, por lo tanto, a depurar su propio vocabulario y objeto de estudio: este es el momento, precisamente, en que se configura el término múthos. La descripción se centra, primeramente, en el debate oralidad-escritura en relación al relato del mito. La transmisión oral -instalada en la Grecia anterior al siglo VIlI a.C.-, estaba a cargo de los poetas, que alteraban sus relatos libremente, según las necesidades del público receptor. Con la adopción de la escritura, la transmisión de estos relatos fue ''fijada", impidiendo la adaptación entre el mensaje y el público, favoreciendo la individualización de aquellos que forjaban el mensaje y la diferenciación paulatina de aquellos vates colectivos y anónimos. En cuanto a la elección de la forma de emisión, el discurso se perfiló en prosa y el criterio fue el de la "veracidad" del espíritu crítico. Debido a estas actitudes, la figura del poeta fue depuesta y reemplazada por los historiadores y filósofos, quienes se encargaban de interpretar los relatos míticos, ya no de recibirlos como una verdad absoluta por sí misma. Sin embargo, la consideración del mito por estas disciplinas prominentes fue ambigua, puesto que, mientras se los sometía a un análisis crítico riguroso, se los utilizaba como método mediante la "alegoría", como una práctica de interpretación, gracias a lo cual se los preservaba. Platón -cuya consideración acerca del mito constituye el segundo capítulo- define, de alguna manera esta situación, rechazando el matiz alegórico del mito, y utilizándolo a efectos de perfilar una definición de su propio discurso. Aristóteles sin embargo -tratado en el tercer capítulo- se encamina hacia una sistematización de la alegoría, en una exégesis racional acerca de los mitos. En el cuarto capítulo el autor nos acerca las interpretaciones de los estoicos, tomando De natura deorum de Cicerón como fuente, concluyendo que la interpretación a la que fueron sometidos los mitos adquiere diversos matices: los dioses son, ya sea virtudes, facultades, elementos o fenómenos naturales, o -inspirados en Evémero- héroes elevados a la condición de divinidades. Posteriormente, se describe cómo estas diversas posturas son 150 Reseñas negadas y ridiculizadas por el Epicureísmo y los representantes de la Nueva Academia Sin embargo, con el Neoplatonismo la postura frente a esta consideración cambia. Los mitos y misterios no son negados, sino utilizados como verdades complementarias de la doctrina filosófica, que resulta ser un sincretismo de elementos pitagóricoplatónicos y orientales. En esta concepción, entonces, los mitos y misterios son medios que utiliza la divinidad para revelar ciertas verdades a las almas religiosas. En este contexto el poeta vuelve a adquirir su carácter de vate, pero con una variante: ahora es dueño de un discurso sumamente simbólico y esotérico, cuyo camino de develación está a cargo del filósofo, según.tratan los capítulos quinto y sexto. A continuación se describe la recepción de los mitos por la asunción de la era cristiana, la época bizantina. En este nuevo contexto, los mitos son sometidos a una nueva adaptación que convenga con la nueva doctrina religiosa, de acuerdo a los dogmas de la Iglesia, y desplegados a través de las enseñanzas de Eustacio, Tzetzes, Psellos y Pletón. Sin embargo, esta tímida fidelidad al mundo antiguo fue sancionada con el devenir de las crisis sociales, políticas y económicas. El anteúltimo capítulo se instala en el orbe de la Edad Media, en la cual, si bien se continúa con la tradición bizantina -en cuanto a la conservación de la cultura antigua- esta preservación contraría el estilo e integridad del mundo clásico, sometido al abandono de sus formas, a causa de la dificultad de recurrir a las fuentes ocasionada por la incomunicación que caracteriza la etapa medieval de nuestra historia El Renacimiento, por el contrario, -considerado en el último capítulo de la obrase caracteriza por retornar a esas formas clásicas en todas sus manifestaciones, gracias al posible acceso a las fuentes, que devienen en un tratamiento swnamente original. Se multiplican los traductores, los comentaristas, los editores, los mitógrafos y anticuarios. La interpretación de los mitos se abre en diversos perfiles: histórico, a través del retomo al everismo; ffsico, a través de la alquimia y moral-metaffsico, con la filosoffa renacentista Esta es la forma mediante la que Luc Brisson muestra cómo las diversas disciplinas humanísticas posibilitaron la sobrevivencia de los mitos a través de múltiples máscaras de interpretación -sostenidas por la alegoría- en el período que concierne desde la Antigüedad clásica hasta el Renacimiento. IJankla EwmKeU. ClrarJanta Universidad Naeiorull tk lA Plata