ISSN: 0514-7336
DOI: http://dx.doi.org/10.14201/zephyrus201474117141
LOS MOLDES DE FUNDICIÓN DE BRONCE PARA HACHAS DE
TALÓN DE LA MACOLLA (LINARES DE RIOFRÍO, SALAMANCA).
NUEVOS DATOS SOBRE VIEJOS HALLAZGOS
The bronze moulds for palstaves from La Macolla (Linares de Riofrío,
Salamanca). New data on old findings
Óscar García-Vuelta*, Fabián Cuesta-Gómez**, Eduardo Galán Domingo*** e Ignacio Montero-Ruiz*
* Instituto de Historia. CCHS-CSIC. C/ Albasanz, 26-28. 28037 Madrid. Correo-e: oscar.gvuelta@cchs.csic.es; ignacio.montero@cchs.csic.es
** Dpto. de Prehistoria, H.ª Antigua y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia. C/ Cervantes, s/n. 37002
Salamanca. Correo-e: jfabian.cuestag@usal.es
*** Museo Arqueológico Nacional. C/ Serrano, 13. 28001 Madrid. Correo-e: eduardo.galan@mecd.es
Recepción: 5/11/2013; Revisión: 26/02/2014; Aceptación: 24/03/2014
BIBLID [0514-7336 (2014) LXXIV, julio-diciembre; 117-141]
Resumen: El hallazgo de dos moldes metálicos para la fundición de hachas de talón con dos anillas en Linares de Riofrío (Salamanca) constituye uno de los más interesantes testimonios conocidos para el estudio de la
metalurgia del Bronce Final en la Meseta Norte. Presentamos los resultados de la necesaria revisión documental,
formal y arqueométrica de este conjunto. La información obtenida resuelve una parte importante de los problemas derivados de la dispersión de las piezas, que había dificultado su adecuado estudio. El estudio formal de
los moldes y la obtención de datos, por vez primera, mediante técnicas arqueométricas (xrf, pixe) contribuyen
a la caracterización tecnológica de la producción y uso de este tipo de objetos.
Los moldes salmantinos se corresponden con el tipo de hachas de talón más frecuente en la Meseta Norte,
aunque algunos detalles tipológicos permiten trazar un vínculo con la metalurgia de la región centro de Portugal. Este aspecto, junto con el contexto del hallazgo, ofrece un nuevo punto de interés en el análisis de los
procesos tecnológicos e ideológicos del conjunto, aportando nuevos datos para el estudio del reducido grupo de
moldes metálicos de este período conocidos en la península Ibérica.
Palabras clave: Bronce Final; Arqueometalurgia; Tecnología; Hachas de talón; Moldes metálicos; Península
Ibérica; Meseta Norte española; César Morán.
Abstract: The discovery of two metal moulds for casting palstaves with two loops in Linares de Riofrío
(Salamanca) is one of the most interesting evidences known for the study of the Late Bronze Age metallurgy in the
Northern Spanish Plateau. This paper presents the results of a new documentary, formal, and archaeometric review
of this finding. Our study was able to resolve most of the problems driven from the moulds early dispersion, which
had been hindering their proper analysis. The formal study and archaeometric analysis (xrf, pixe) of the moulds
allowed us to make a complete characterization of the technology behind their casting, as well as their usage.
Although the moulds from La Macolla share features with the palstaves commonly found in the Northern
Spanish Plateau, some of their typological details allow us to link them with the Late Bronze Age metallurgy
from central Portugal. This aspect, along with the supposed context of the find, is extremely relevant in the
analysis of the technological and ideological processes behind these objects, offering new data for the study of
the limited group of metal moulds known for this period in the Iberian Peninsula.
Key words: Late Bronze Age; Archaeometallurgy; Technology; Palstaves; Metallic moulds; Iberian Peninsula;
Northern Spanish Plateau (Meseta); César Morán.
© Universidad de Salamanca
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118 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
el Museo Arqueológico Nacional (man); la segunda (Fig. 2,
dcha.) se conserva desde 1935
en el Instituto Valencia de Don
Juan (ivdj) de Madrid2.
Morán dio a conocer este
conjunto en varios trabajos
publicados entre finales de los
años 30 y mediados de los 40
del s. xx, aportando la mayoría de los datos disponibles sobre su contexto (Morán, 1938:
112; 1941; 1942: 148 y ss.).
Lamentablemente, el desconocimiento de los avatares sufridos por el conjunto y la ausencia de un estudio directo de los
objetos dificultaron su investigación posterior, dando lugar a
datos confusos o inexactos que
necesitan ser revisados.
Fig. 1. Mapa de localización del hallazgo en la Península Ibérica.
En este trabajo presentamos
el estudio, por vez primera, de
1. Introducción
las dos piezas del conjunto, con un triple objetivo:
en primer lugar, contribuir a aclarar en lo posible
La investigación sobre las evidencias metalúrgila controversia documental aún existente sobre el
cas del Bronce Final en la Meseta Norte ha experihallazgo; en segundo lugar, aportar una revisión
mentado un avance significativo en las dos últimas
formal y arqueométrica actualizada; y, finalmente,
décadas, gracias a estudios generales o a la publicaencuadrar el hallazgo salmantino en el marco actual
ción de nuevos materiales (p. ej. Fernández Manzade investigación de un tipo de herramienta metano, 1986; Delibes et al., 1999; Fernández Manzano
lúrgica que, por sus problemas de estudio y escasa
et al., 2005 o Herrán, 2008). Sin embargo, la falta
representación en la Península Ibérica, carece hasta
de datos documentales y arqueométricos constituye
la fecha de un análisis pormenorizado3.
todavía un importante factor limitador.
En este sentido, presentamos aquí los resultados
2
Queremos agradecer al Archivo documental del Museo
del estudio documental, formal y arqueométrico reaArqueológico
Nacional, al Instituto Valencia de Don Juan y al
lizado sobre un hallazgo que, por su situación geográMuseo de Salamanca las facilidades prestadas para el estudio
fica y su singularidad en el contexto peninsular, ofrede los materiales y archivos relacionados con este hallazgo.
ce un especial interés. Se trata de dos valvas de bronce
3
El estudio de estos materiales se desarrolló inicialmente
pertenecientes a otros tantos moldes para la fundien los proyectos: Caracterización tecnológica de la metalurgia del
ción de hachas de talón con anillas, descubiertos en
Bronce Final en la Península Ibérica (mcyt, bha 2001-0248);
Metales prehistóricos en el Instituto Valencia de Don Juan (cm
el paraje conocido como La Macolla, en Linares de
06/0112/2003), y Calibración y Concordancia de análisis PIXE
Riofrío, al s de la provincia de Salamanca (Fig. 1).
y XRF para el estudio de metales antiguos (cm 06/0154/2002).
El hallazgo de estos moldes se produjo de forma
Posteriormente se continuó en los programas Tecnologías
casual en un momento anterior a mediados de 1935,
para la conservación y revalorización del Patrimonio Cultural
dispersándose tras su aparición. Una valva (Fig. 2,
(consolider-ingenio 2010, csd2007-00058) y El patrimonio
izq.) fue adquirida por el investigador y sacerdote
arqueológico y documental de la Comunidad Autónoma de Madrid:
César Morán Bardón1, e ingresó posteriormente en
Sistematización, gestión, puesta en valor y difusión desde el ámbito
Sobre la figura de César Morán véase, entre otros:
Gozalbes, 2009.
1
© Universidad de Salamanca
local al marco europeo (cm S2007/hum-543). F. Cuesta-Gómez
ha disfrutado de una beca de investigación de la Fundación del
Patrimonio Histórico de Castilla y León (fphcyl).
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2. El hallazgo de La Macolla
2.1. Primeras informaciones
Morán alude por primera vez en 1938 a la aparición de “un molde” de fundición metálico para
hachas de la Edad del Bronce en el paraje de La Macolla, sin aportar datos adicionales sobre su hallazgo
(1938: 112). Ese mismo año finaliza un trabajo más
extenso, en el que precisa que se trata de un conjunto de dos valvas de bronce pertenecientes a moldes
diferentes, una de las cuales había logrado adquirir.
En dicho estudio, que solo será publicado en 1941,
Morán ofrece una somera descripción de los materiales y relata que el hallazgo se habría producido
en una peña granítica, cuando unos trabajadores se
ocupaban de la extracción de piedra. El autor precisa que esta peña (Fig. 3) albergaría una cubeta, que
interpreta como un lagar, y cuyo emplazamiento estaría dentro o en las inmediaciones de un poblado
(Morán, 1941: 86)4.
Morán no aclaró algunas cuestiones de interés,
como la fecha del hallazgo o las circunstancias de
adquisición de su molde en la propia localidad de
Linares de Riofrío5 a mediados o finales de 1935.
Las breves explicaciones publicadas parecen indicar que el descubrimiento se habría producido en
una fecha no muy anterior a la de la adquisición
de su molde6. El reparto de las valvas entre los
4
…“[el molde] se halló en Linares de Riofrío (Salamanca),
en el paraje denominado La Macolla. Unos trabajadores
sacaban piedra para labrar sillares de granito, y al lado de
un gran bloque descubrieron dos valvas que no formaban
pareja; la que aquí figura, y otra un poco mayor, según me
dicen. Pude adquirir una, la otra no supieron decirme donde
para”… “La Macolla, que hoy persevera en medio del monte,
fue un pequeño poblado en que se notan escasos vestigios de
casas y algún lagar primitivo excavado en la peña (lám. xx). Es
una gran pila de poco fondo, practicada en la superficie de un
peñasco, con canal para la salida del líquido y un orificio a la
derecha para introducir allí un grueso palo. En el país llaman
lagares a estos depósitos, que son frecuentes en el término
de Linares y, efectivamente, parece que no han tenido otra
funcionalidad”… (Morán, 1941: 186).
5
Archivo Documental man. Exp. 1936/83. Es probable
que Morán, que llegó a visitar el punto del hallazgo, pudiese
adquirir la pieza a alguno de sus descubridores, o a personas
que habrían conocido con detalle los pormenores del hallazgo.
6
A pesar de ello, el descubrimiento se ha llegado a
fechar a principios del s. xx (Santonja, 1997: 115), sin
añadir datos que confirmen tal afirmación.
© Universidad de Salamanca
Fig. 2. Valvas de La Macolla: a la izquierda la conservada
en el MAN y a la derecha, la conservada en el IVDJ.
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la valva (Morán, 1942: 149, n. 2)9, que utilizó para
elaborar, al menos, dos réplicas de hachas de talón
(Fig. 4A y B) que ilustraron algunos de sus trabajos
(1941: 188, fig. 1, n.º 6 y lám. 2; 1942: 151, fig.
11, n.os 4-5, y fig. 13)10.
2.2. Los problemas de investigación
2.2.1. ‘La valva inédita’ del Instituto Valencia de
Don Juan (Madrid)
Fig. 3. Afloramiento rocoso en el paraje de La Macolla,
interpretado como el lugar en el que apareció este
conjunto (según Morán, 1941).
descubridores explicaría su rápida dispersión y
el desconocimiento de Morán del paradero del
segundo ejemplar, que contrasta a su vez con sus
acertados comentarios sobre las características de
los objetos (Morán, 1941: 186; 1942: 149).
Poco tiempo después, Morán (1942: 149, n. 1)
informa del ingreso de la segunda valva en el ivdj7
y de la donación, en junio de 19368, del ejemplar
de su propiedad al man. Antes de enviarla a Madrid, el investigador encargó una reproducción de
…“al lado de un bloque encontraron dos valvas, ésta
de que hablo y otra un poco mayor que, naturalmente, no
formaban juego. Pude adquirir una; la otra no saben decirme
donde para [n. 1: Después de escrito lo que precede, hemos
sabido que la adquirió el Museo de Valencia de Don Juan,
donde se conserva”] (Morán, 1942: 149).
8
Archivo Documental man. Exp. 1936/83.
7
© Universidad de Salamanca
Los datos del ingreso anotados por su entonces
director, M. Gómez-Moreno11, permiten deducir
que la pieza se compró en el mercado de antigüedades, procedente de una venta previa. Así lo indicaría
que formara parte de un pequeño lote compuesto
por “una moneda visigoda y otra de Felipe v y un
molde de hacha de bronce, procedente de Linares
de la Sierra (Salamanca)”, ofertado al ivdj por “D.ª
Edelvina García”, nombre que hay que asociar con el
establecimiento Casa Etelvina García12. Este lote fue
adquirido por 175 pesetas en septiembre de 1935.
El inicio de la Guerra Civil, y el cierre temporal
del Instituto durante ese período, explican la falta de
difusión de este ingreso y el desconocimiento del paradero de la valva por parte de Morán (1941: 186),
que no logra acceder al molde hasta mediados de los
años 40 (Morán, 1945: 173 y 1946: 44), aunque no
dedicaría ningún trabajo al ejemplar. En la práctica,
solo una fotografía (Fig. 4c), incorporada sin datos
adicionales a un trabajo general de Carriazo sobre la
“Desde luego no hay ejemplares de este tipo en el
Museo de Lisboa, ni en el de Saint Germain-en-Laye, ni
tampoco en nuestro Museo Arqueológico Nacional a donde
yo he mandado éste como regalo, quedándome con una
reproducción que me hizo el artista D. José Domínguez”
(Morán, 1942: 149, n. 2).
10
Esta reproducción habría estado depositada en el
Seminario de Arqueología de la Universidad de Salamanca
al menos hasta mediados de los años 70 (Rauret, 1976: 145
y lám. xxvi).
11
Archivo documental ivdj, Tomos de adquisiciones,
vol. ix, n.º 420 y Libro mayor, n.º 420.
12
Este establecimiento donó o vendió durante años
materiales salmantinos y de otros puntos de la Meseta a
instituciones como el Museo del Pueblo Español o el propio
ivdj, como por ejemplo una pátera visigoda de Cardeñosa
(Ávila), en 1944 (Archivo Documental ivdj, Tomos de
adquisiciones, vol. x, n.º 476). La procedencia anotada
durante la adquisición es errónea, pudiendo quizá referirse
a la ‘Sierra de Linares’.
9
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121
Edad del Bronce (1947: 795, fig. 621), constituyó durante años el único documento de
referencia para su estudio (Maluquer, 1958:
74, n. 14).
2.2.2. La donación de Morán y la
‘desaparición’ del molde del Museo
Arqueológico Nacional
A principios de los años 50, J. Maluquer
(1950: 19) alude a los problemas existentes
para la investigación de este hallazgo, que
se incrementarán a mediados de esa década,
cuando la valva donada por Morán –cuyo
ingreso en el man en 1936 quedaba aparentemente confirmado por los propios inventarios del Museo–13 pasa a citarse como “en paradero desconocido” (Maluquer, 1956: 70).
No contaremos con nuevos datos sobre los
moldes hasta finales de los años 70 (Monteagudo, 1977: 197, taf. 86, 1246 y 1247).
Las situaciones que dieron lugar a estas
noticias (Maluquer, 1958: 80, n. 17 o Rauret,
1976: 145, entre otros), así como los acontecimientos posteriores, no han sido todavía explicados. La documentación estudiada
confirma que a mediados o finales de junio
de 1936 Morán envía su ejemplar al man,
considerándolo como el lugar más adecuado
para su conservación. La llegada de la valva
está reflejada en el expediente 1936/83 del arFig. 4.
chivo documental del man. Dicho expediente incorpora un inventario de los materiales
enviados, elaborado por el propio Morán el
23 de junio de 1936. Se trata de piezas mayoritariamente procedentes de los dólmenes
salmantinos de Linejo (Matilla de los Caños
del Río) y de Los Huelmos (Carrascal del Obispo),
citándose también la valva de Linares, de la que se
menciona su condición de regalo para el Museo, su
procedencia y el lugar de su adquisición14.
La llegada de las piezas al man se confirma en la
documentación de la Junta Superior de Excavaciones
Archivo Documental man. Exp. 1942/97.
“N.º 9.Valva de molde de fundición para hacer
hachas de bronce de doble anillo, adquirido en Linares de
Riofrío, donde se encontró, y regalado al Museo” (Archivo
Documental man. Exp. 1936/83).
Imágenes publicadas del hallazgo: A) y B) hachas de talón
reproducidas por Morán (1941 y 1942) junto a la valva
actualmente conservada en el MAN; C) fotografía de la valva conservada en el IVDJ hacia los años 40 (según Carriazo,
1947).
y Antigüedades (jsea), receptora real del envío, en
cuyo fondo documental se conserva una carta que
acompañaría originalmente al inventario de Morán
y que el investigador –por aquellos años comisionado para la excavación de dólmenes en la provincia
de Salamanca– escribe el 23 de junio a F. ÁlvarezOssorio, secretario de la jsea y director del man15.
13
14
© Universidad de Salamanca
Archivo Documental man. Ref: jsea/1936/10.
Agradecemos a D.ª Aurora Ladero, responsable del Archivo
y autora de la catalogación de este fondo, el acceso a esta
documentación que hasta la fecha permanecía inédita.
15
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En la carta, Morán también alude a la valva16, que
remite con el resto de los materiales ese mismo día.
Sin embargo, lo más interesante para la cuestión
que nos ocupa son dos notas añadidas al documento, una vez recibido en Madrid. La primera,
manuscrita, nos confirma, entre otros asuntos, la
recepción de la caja17. La segunda, mecanografiada,
informa que esta fue contestada el 29 de junio de
1936.
Es preciso poner estas anotaciones en contexto.
Apenas tres semanas antes del inicio de la Guerra
Civil en España, la caja conteniendo la valva de Morán había llegado al man, donde todavía se encontraba sin abrir. No volvemos a tener noticia de estos materiales durante el desarrollo de la contienda
hasta que, finalizada esta, un acta firmada el 16 de
mayo de 1939 por B. Taracena, a la sazón director
del Museo, C. M.ª del Rivero y L. Vázquez de Parga,
conservadores del mismo, nos señala la apertura de
varios cajones depositados en el man y que figuraban
“como de la Junta de Excavaciones”. En el primero
de los contenedores se inventaría, entre otros objetos, “una caja conteniendo un envío de C. Morán al
Museo Arqueológico”18, así como documentación y
otros materiales arqueológicos, mencionándose los
procedentes de las excavaciones realizadas por Domingo Sánchez en Irueña (Salamanca).
Al día siguiente, otra acta nos informa de la entrega a la recién creada Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas (cgea), a petición de su comisario general, J. Martínez Santa-Olalla, de diversos efectos de la extinta jsea depositados en el man,
entre los que se distinguen claramente algunos de
los materiales citados en el acta del día anterior y
que acompañaban a los de Morán19. Aunque en esta
acta de 17 de mayo de 1939 no se citan materiales
arqueológicos, un año después, en otro documento
fechado el 27 de junio de 1940 y firmado por el
propio Martínez Santa-Olalla20, la cgea solicita al
16
“Lo que me parece más importante de lo que mando
es el molde, que no es de mis excavaciones. Pero creo que su
puesto es ahí mejor que en mi poder. Yo me quedo con una
imitación que me ha hecho un amigo. De todo lo demás hay
ejemplares ya en el Museo; molde de esa clase no lo hay ¿Es
cierto?” (Archivo Documental man. Ref: jsea/1936/10).
17
“Se ha recibido la caja que todavía no ha sido abierta”
(Archivo Documental man. Ref: jsea/1936/10.
18
Archivo Documental man. Exp. 1939/30.
19
Archivo Documental man. Exp. 1939/5.
20
Archivo Documental man. Exp. 1940/39.
© Universidad de Salamanca
man que recoja de sus locales los materiales de Irueña que, como hemos indicado, compartían caja con
los enviados por Morán. Esto nos permite suponer,
con cierta garantía, que estos también fueron transferidos a la cgea en 1939.
2.2.3. El ‘reingreso’ del molde en el Museo
Arqueológico Nacional
Los avatares por los que pasa esta valva se vuelven
más confusos a partir de esta fecha. Pocos años después, O. Gil Farrés incluirá el molde de Linares de
Riofrío en su listado de los materiales ingresados en
el man entre 1935 y 194221. Sin embargo, dado que
buena parte de estos materiales se encontraban embalados en el momento de hacer dicha relación, hay
buenas razones para pensar que esta fue elaborada
a partir de la documentación del Archivo, y no a la
vista de los propios objetos. Es significativo que ninguno de los materiales del envío de Morán de 1936
recibiera, ni entonces ni después, número de registro
ni de inventario.
A falta de nueva documentación, solo podemos
especular con las razones por las que los materiales
de Morán no fueron devueltos por Martínez SantaOlalla al man. Tampoco está claro qué sucede posteriormente con este molde, que pudo pasar a conservarse en el Instituto Arqueológico Municipal de
Madrid, fundado en 1953, y del que Santa-Olalla
fue nombrado director vitalicio, llegando a depositar en ella parte de su colección particular (Quero,
1996: 197). Esta hipótesis, que deberá ser contrastada, explicaría que Monteagudo ubicase la valva
en dicho Instituto (1977: 197 y 285), señalando su
pertenencia a la colección Santa-Olalla.
En cualquier caso, la valva de Morán ‘reingresa’
finalmente en el man a mediados de los 70, junto
con los materiales de la colección de J. Martínez
Santa-Olalla, comprada por el Estado a los herederos del investigador22, fallecido en 1972. Entre
los materiales adquiridos se han identificado otras
piezas que también formaron parte del envío original de Morán de 1936, como, por ejemplo, algunas
procedentes del dolmen de Linejo.
21
Inventarios realizados en 1942, que dan cuenta de
los materiales ingresados desde 1935 (Archivo documental
man. Exp. 1942/97).
22
Archivo Documental man: Exp. 1973/58. Sobre esta
colección véase p. ej. Presedo, 1993: 474.
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123
La valva ha permanecido
en el man desde entonces, encontrándose incluso expuesta
en sus vitrinas desde finales de
los años setenta. Sin embargo,
la información relativa a su
desaparición continuó publicándose posteriormente (p. ej.
Fernández Manzano, 1986: 25
o Herrán, 2008: 126), referenciándose también, aunque en
menor medida, su ubicación
correcta (p. ej. Armbruster,
2000: 204-205, taf. 62).
Junto a los problemas documentales, la ausencia de una
revisión directa de los objetos
también ha propiciado otros
datos incorrectos. Por ejemplo, los moldes han sido des- Fig. 5. Mapa de localización de los yacimientos identificados en Linares de Riofrío
(a partir del Inventario Arqueológico, JCyL): 1. La Macolla; 2. Las Fraguas;
critos como piezas de arenisca
3. Majadallana (sobre ortofoto PNOA © Instituto Geográfico Nacional de
(Fernández Manzano, 1984:
España).
8; 1986: 25 o Santonja, 1997:
115) o se ha aludido a la presenhoy, la información sobre este lugar (los trabajos
cia de un único molde en el hallazgo (Blas, 1975:
de Morán y unas pocas referencias posteriores) e,
510; Delibes et al., 2001: 77; Fraile, 2008: 56, 64),
incluso, su localización exacta, es confusa, lo que
permaneciendo la valva del ivdj prácticamente
dificulta su interpretación.
inédita hasta hoy.
En el término municipal de Linares de Riofrío
La falta de información sobre las experimense han registrado tres yacimientos: La Macolla, Las
taciones de C. Morán en los años 30 también ha
Fraguas y Majadallana23 (Fig. 5), merced a las prospropiciado la publicación de datos que podrían inpecciones en superficie vinculadas a la elaboración
ducir a confusión: por ejemplo, y como ya se hao revisión del Inventario Arqueológico de Castilla
bía advertido (Herrán, 2008: 126), L. Monteagudo
y León para la provincia de Salamanca. Los dos
incorpora una de las reproducciones realizadas por
últimos yacimientos fueron ya mencionados por
Morán a su inventario de hachas de talón peninsulaMorán durante su primera etapa de exploraciores (1977: 197; taf. 86, inv. 1248), aunque haciendo
nes en la provincia de Salamanca (1919: 151). En
constar ciertas dudas, y su más que posible origen a
Las Fraguas, en la vertiente n de la Sierra Chica, al
partir del molde n.º 1246, es decir, de la valva acso de Linares, Morán (1919: 152) anota el hallazgo
tualmente en el man. De igual manera, la reproducde “fíbulas de bronce del tipo que llaman ‘fíbula
ción de la valva encargada por este investigador, con
hispánica’”. Maluquer (1956: 70) catalogará este
la que se habría elaborado esta hacha, se presenta en
yacimiento como “un poblado prerromano” y menel estudio general de Rauret en lugar de la original
ciona la aparición de cerámica y otros objetos de
(1976: lám. xxvi).
bronce. Por su parte, en el de Majadallana, aproximadamente a 3 km al se de la población de Linares, Morán destaca la aparición de “ladrillos muy
3. El contexto arqueológico del hallazgo
El paraje de La Macolla solo adquiere relevancia
arqueológica tras las publicaciones de Morán. Aún
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23
Inventario Arqueológico de Castilla y León;
Provincia de Salamanca; Municipio de Linares de Riofrío:
n.os 37-172-0001-01 a 03.
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gruesos que deben ser romanos, pizarras labradas y
fragmentos de cerámica antigua”, y apunta la existencia de algunas estructuras en las rocas del paraje
(1919: 151)24.
Morán solo hará referencia a La Macolla a finales de los años 30 (vid. supra), tras el hallazgo de los
moldes, destacando la existencia en este lugar de
casas y “más de un lagar primitivo excavado en la
peña”. En su Mapa Histórico de la Provincia de Salamanca caracterizará La Macolla como un “poblado
de la Edad del Bronce, sin grandes condiciones de
estrategia” (1940: 15).
En los años 50, Maluquer no recoge la existencia de este supuesto poblado en su Carta Arqueológica, aunque sí recoge el topónimo como
punto del hallazgo de los moldes (1956: 70). Años
más tarde, Rauret interpretará la información dada
por Morán en 1940, asumiendo que el hallazgo
se produjo en un poblado (1976: 143), concretamente en “un lugar próximo al recinto del poblado” (1976: 145).
Los trabajos desarrollados en los últimos años
no han aclarado la cuestión. López Jiménez (2005:
348-349) sugiere la vinculación entre el poblado de
Las Fraguas y Las Macollas [sic], interpretando este
como un probable lugar de laboreo de metal25.
El Inventario Arqueológico provincial caracteriza el yacimiento de La Macolla26 como una loma
de escasa altura, en un entorno de robles y castaños,
además de existir una antigua cantera de granito.
Las campañas de prospección realizadas solo han
documentado la existencia de algunos fragmentos
de cerámica a mano, señalando como cronología
24
“[…] unas cavidades que hay en algunas peñas
[…]; unas son como sepulcros que tienen un agujero a un
extremo como para salir un líquido, otros tienen forma
circular, otros cuadrada, pero todos –según me dicen– con
el orificio de salida” (Morán, 1919: 151).
25
La información arqueológica sobre Las Fraguas
se limita a alguna cerámica en superficie –generalmente
fragmentos a mano, lisos y sin decoración (salvo algún
posible escobillado)– y a su posible paralelismo con
asentamientos próximos, como el de Castil de Cabras (San
Miguel de Valero), yacimiento emplazado en un saliente
rocoso en la vertiente sur de la Sierra de las Quilamas y que
sí cuenta con intervención arqueológica (López Jiménez,
2003: 134 y ss.).
26
Inventario Arqueológico Castilla y León; Provincia
de Salamanca; Municipio de Linares de Riofrío: n.º 37172-0001-01.
© Universidad de Salamanca
probable el Bronce Medio27, pero ninguna evidencia de materiales constructivos o edificaciones.
Al margen de las posibles discrepancias descriptivas o cronológicas sobre los materiales procedentes de La Macolla, destaca también la disparidad
de localizaciones aportadas. Según el Inventario
Arqueológico, el yacimiento se situaría aproximadamente a 700 m al este del km 55 de la carretera
C-512, que comunica los municipios de Linares
de Riofrío y San Miguel de Valero. Previamente,
Santonja (1997: 115) lo había ubicado en la falda
septentrional del Pico Cervero, a unos 8 km hacia
el o (Fig. 5.1 a 3).
En conjunto, estos datos ponen en evidencia la
dificultad existente tanto para la situación exacta del
hallazgo, como para la interpretación contextual de
La Macolla, ya sea como punto de aparición de un
depósito aislado (Maluquer, 1956: 70), zona de laboreo (López Jiménez, 2005: 348-349) o poblado
(Morán, 1940; Rauret, 1976: 145). Lamentablemente Morán nunca aportó una localización precisa más allá de la descripción general del entorno
inmediato del hallazgo y de una fotografía (Fig. 3)
poco definitoria.
4. Estudio de los materiales
4.1. Estudio formal
1. Museo Arqueológico Nacional, Madrid (Fig.
2, izq.; Figs. 6, 7 y 12).
Inventario: 1973/58/bf/4.
Documentación: Archivo Documental man.
Expedientes: 1936/83; jsea/1936/10; 1939/5;
1939/39; 1940/39; 1942/97; 1973/58.
Ingreso: donación de C. Morán en 1936; reingresado en 1973 como perteneciente a la colección
Martínez Santa-Olalla.
Dimensiones y peso: longitud: 25,9 cm; anchura máxima: 7,3 cm; anchura mínima: 4,8 cm; grosor máximo: 2,9 cm; peso: 1622,49 g.
Análisis de composición (Fig. 10). Referencias:
pa10343a y pa10343b (Fig. 11).
27
Se han revisado los trabajos realizados por proexco
s.c.l. en 1992 con motivo de la aplicación de las Normas
Subsidiarias de Planeamiento y Concentración Parcelaria,
y grupo entorno s.a., para la revisión del inventario
arqueológico de Salamanca, en 2004/2005.
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Descripción: valva de bronce prácticamente completa perteneciente a un molde bivalvo para fundición de hachas de talón con
dos anillas, con cono de llenado en el extremo
proximal. En la mitad de la cara externa incorpora una anilla de sujeción o separación,
parcialmente reconstruida (Fig. 7, n.º 1).
En la cara interna, observamos parte del
sistema de machihembrado que permite el
encaje de las valvas. Este presenta 8 ranuras
elipsoidales con sección en u que originalmente encajarían en apéndices dispuestos en
la valva opuesta. Siete de las ranuras están asimétricamente distribuidas en los bordes laterales (Figs. 6 y 7, n.º 5), mientras que otra,
más alargada y estrecha, se sitúa en el borde
del filo (Fig. 7, n.º 6).
La pieza presenta algunas fracturas en la
zona correspondiente al cono de llenado. En
la superficie de la cara exterior se observan
numerosas huellas de burbujas y grietas (Fig.
7, n.os 1- 3), también documentadas en el estudio radiográfico. Puede apreciarse también
el deterioro de la cara interna, que afecta tanto a los bordes laterales como al bebedero y
a la zona correspondiente al talón del hacha
(Fig. 7, n.º 4).
El hacha vaciada presentaría un filo abierto, con la particularidad de incorporar una
pequeña moldura semiesférica en el extremo
de la acanaladura del cuerpo frontal (Fig. 7,
n.º 6). Las piezas resultantes del trabajo con
este molde, reproducidas por Morán, presentarían aproximadamente una longitud de
22,6 cm; una anchura máxima de 6,1 cm (filo), y
una anchura de 5,5 cm en la zona de anillas (Morán, 1941: 188). En su estudio sobre las hachas peninsulares, Monteagudo clasifica estos ejemplares
en el grupo 32e (León a) (Monteagudo, 1977: 197;
taf. 86, n.os 1247-1248).
2. Instituto Valencia de Don Juan, Madrid (Fig.
2, dcha.; Fig. 4c; Figs. 8-9).
Inventario: 2889.
Ingreso: adquisición de septiembre de 1935.
Documentación: Archivo Documental ivdj.
Tomo de Adquisiciones ix, n.º 420; Libro Mayor,
n.º 420.
Dimensiones y peso: longitud: 28,7 cm; anchura
máxima: 8,2 cm; anchura mínima: 5,4 cm; grosor
© Universidad de Salamanca
125
Fig. 6. Valva depositada en el MAN (dibujo OGV).
mínimo: 1,2 cm (zona frontal); grosor máximo: 3,
8 cm (cono fundición); grosor medio de 2,6 cm;
peso: 1691,4 g.
Análisis de composición: Fig. 10. Referencias:
pa11236b y pa11236c.
Descripción: valva de bronce correspondiente
a un molde de tipo y función similar al anterior,
aunque de mayor tamaño y algunas diferencias formales. Esta pieza también incorpora un sistema de
encaje machihembrado aunque, en este caso, la cara
interior presenta 5 ranuras elipsoidales con sección
en ‘u’, cuatro dispuestas simétricamente en los bordes laterales y una quinta, más alargada, en el borde
del filo (Fig. 2, dcha.; Fig. 8).
Como en el caso anterior, el ejemplar presenta
una anilla para facilitar la separación de las valvas,
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126 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Fig. 7. Detalles de la valva depositada en el MAN.
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127
de sección elipsoidal y superficie plana y ligeramente apuntada, que se dispone en la zona
media de la cara exterior, presentando algunas fracturas aparentemente antiguas (Fig. 9,
n.os 1-2). El cono de llenado, situado en el
extremo proximal, ofrece unas dimensiones
superiores a las de la pieza del man y remata
en un borde ligeramente moldurado y vuelto
al exterior (Fig. 9, n.os 1 y 5).
A diferencia del ejemplar del man, la cara
externa presenta una moldura longitudinal
de sección redondeada que arranca desde la
parte central del cuerpo y forma una nervadura en la frontal. El contorno de la pieza en
esta zona queda aparentemente delimitado
con otra leve moldura (Fig. 9, n.º 4).
Hay que señalar que la interpretación del
ejemplar se ve limitada a causa de la pérdida, prácticamente por completo, de la pátina
original –aún perceptible en la imagen de
Carriazo (Fig. 4c)– como consecuencia de una
limpieza agresiva que, muy probablemente,
provocó también la fuerte abrasión y el aspecto irregular que presenta la superficie del
metal en su cara interna. Destaca la alteración de la zona correspondiente al cuerpo
del hacha donde se puede apreciar la erosión
de la superficie, algo que podría interpretarse como posibles adherencias de metal (Fig. Fig. 8. Valva depositada en el IVDJ, según su estado de conservación
actual (dibujo OGV).
9, n.os 6-8), aunque este dato no ha podido
confirmarse en los análisis de composición
realizados. Esas irregularidades han impedido
definir con exactitud otra serie de características,
4.2. La composición del metal
como son: una posible escotadura semicircular situada en uno de los laterales (Fig. 9, n.os 3 y 7),
La composición elemental de los objetos fue
que pudo servir para facilitar la apertura del molde
estudiada mediante la técnica de Fluorescencia de
tras la colada (vid. infra), y una fractura en el borde
Rayos x (xrf/x-Ray Fluorescence)28. Los resultafrontal que podría haber afectado a una segunda esdos (Fig. 10), obtenidos a partir del muestreo de
cotadura, de interpretación más dudosa (Fig. 9.4).
diferentes puntos de la superficie y previa limpieza
Las hachas fabricadas con este molde presentarían
de la ligera pátina superficial existente, evidencian
semejanzas con las obtenidas a partir de la valva del
que ambas piezas se fabricaron con bronces binarios
man, aunque de tamaño ligeramente superior, con
(Cu/Sn), de una composición bastante similar. Aununas dimensiones aproximadas de 24 cm de longitud
que en los dos casos las aleaciones se caracterizan
y 6,6 cm de anchura máxima, presentando sus anillas
por una elevada presencia de estaño, se observa un
un grosor de 1,5 cm. Tendrían además un filo más
porcentaje ligeramente superior de este elemento en
el ejemplar del man (c. 20%) que, además, ofrece
abierto y curvo, y carecerían del apéndice semicircular que aquellas incorporan. A pesar de ello, Montea28
gudo las incluye en el mismo grupo tipológico –32e–
Se utilizó el espectrómetro meteorex x-met 920 mp,
con fuente de Am241 y detector de Si (Li), del man.
(Monteagudo, 1977: 197; taf. 86, n.º 1246).
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128 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Fig. 9. Detalles de la valva depositada en el IVDJ.
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Pieza
Molde i (man)
Molde i (man)
Molde ii (ivdj)
Molde ii (ivdj)
Referencia
pa10343a
pa10343b
pa11236c
pa11236b
Zona
bebedero (c. int.)
centro (c. ext.)
centro (c. ext.)
zona filo (c .int.)
Fe
0,07
0,08
0,10
0,05
Cu
79,6
79,3
82,4
82,2
Zn
0,33
0,29
nd
nd
Ag
0,028
0,035
0,024
0,023
Sn
20,0
20,2
16,7
17,1
Sb
nd
nd
0,004
0,007
129
Pb
0,04
0,05
0,78
0,59
Fig. 10. Análisis XRF de los moldes de La Macolla (valores expresados en % en peso).
trazas de cinc. En ambos casos, los porcentajes de
este período comienzan a detectarse aleaciones terplomo detectados se sitúan por debajo del 1%29.
narias con plomo, y en el caso de las hachas de talón
La valva del man fue objeto de un estudio anay 2 anillas, con mucho plomo (>15%) (Sierra, 1978:
lítico más detallado mediante la técnica pixe (Par30 y ss.; Sierra et al., 1984; Montero et al., 2003).
ticle Induced X-ray Emission) en el Centro de MiEn relación a los elementos minoritarios decroanálisis de Materiales (cmam) de la Universidad
tectados mediante los análisis xrf, se observa una
Autónoma de Madrid (uam)30. En este caso fueron
clara diferencia entre las dos valvas. En la del man,
que apenas presenta plomo, no se detecta antimoanalizados 6 puntos distribuidos a lo largo de su lonnio y aparece una pequeña cantidad de cinc, miengitud, iniciándose la secuencia de análisis en la zona
tras que en la del ivdj, donde este último elemento
del filo. Las alteraciones documentadas en la comestá ausente, aparecen pequeñas cantidades de anposición de los distintos puntos muestreados (Fig.
timonio y la cantidad de plomo es notablemente
11) pueden interpretarse como consecuencia de la
superior.
propia heterogeneidad de la aleación, debido a que
tasas altas de estaño (>14%) tienden a
formar fases con diferente composición
Zona
Fe
Ni
Cu
Zn
As
Ag
Sn
Pb
durante el enfriamiento del metal31.
1
0,02
0,03
80,3
0,11
0,08 0,043 18,6
0,01
Puede observarse también cómo este
2
0,03
0,03
82,6
0,12
0,00 0,062 16,3
0,03
efecto es más acentuado en los análisis
3
0,03
0,03
79,2
0,14
0,00 0,081 19,6
0,00
pixe que en los de xrf, debido a la dife4
0,03
0,01
81,0
0,03
0,03 0,069 17,8
0,03
rente superficie de análisis cubierta con
5
0,03
0,02
80,3
0,14
0,02 0,043 15,7
0,02
cada una de las técnicas (2 mm2 frente
6
0,03
0,03
82,7
0,06
0,00 0,000 16,3
0,01
2
a 25 mm ).
Los resultados obtenidos encuadran Fig. 11. Análisis PIXE de la valva conservada en el MAN (valores expresados
la composición de los dos moldes del
en % en peso).
conjunto en la tradición metalúrgica
del Bronce Final de la Península Ibérica, donde preA los estudios arqueométricos expuestos hay que
dominan las aleaciones de bronce binarias, en geneañadir además un estudio radiográfico realizado en
ral con altos porcentajes de estaño –especialmente
el Instituto de Patrimonio Cultural de España sobre
en el cuadrante noroccidental– y una baja presencia
la valva del man y solicitado junto a otras hachas
de otros elementos. Solo en los momentos finales de
dentro del desarrollo del proyecto bha2001-0248.
Destaca la baja calidad relativa de la fundición, observándose numerosos poros de tamaño variable
29
Las composiciones de La Macolla se aproximan a
distribuidos por toda la superficie de la valva (Fig.
las documentadas para otros moldes metálicos europeos
12), ocasionados por un deficiente desgaseo en el
(Mohen, 1978), así como a las de un molde metálico y su
proceso de colado (Antelo et al., 2010: 52-55).
correspondiente hacha monofacial del hallazgo portugués
de Baiões (Valèrio et al., 2006, tablas 4-5).
30
Trabajo realizado en la línea de micro-haz externo del
acelerador Tandetron de 5MV ubicado en el cmam.
31
Este mismo fenómeno ya fue comentado y descrito
por uno de nosotros en el estudio del depósito de armas
de Puertollano, en Ciudad Real (Montero et al., 2002:
19-20).
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4.3. Funcionalidad y tecnología de las piezas
Las valvas de La Macolla constituyen dos buenos ejemplos de un tipo de herramienta metalúrgica
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
130 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
serie de inconvenientes técnicos, como
la proximidad entre los puntos de fusión de la colada y del propio molde;
la dificultad –por lo anterior– para separar la pieza del molde una vez fundida; o el deterioro que los procesos de
calentamiento y enfriamiento originarían en las valvas (véase Mohen, 1978:
27 o 1992: 125 o Fleury, 1991: 269270). Como explicación alternativa, se
defendió su uso para la producción de
‘modelos’ de cera o de plomo, destinados a su posterior fundición a la cera
perdida (p. ej. Déchelette, 1910: 184).
Sin embargo, diferentes trabajos
experimentales (p. ej. Drescher, 1957;
Allen et al., 1970 o Coghlan, 1975)
demostraron no solo su funcionalidad para fundir objetos de bronce
–hoy mayoritariamente aceptada–,
sino la posibilidad de su reutilización
o su capacidad para producir piezas
con composiciones muy semejantes a
las de los propios moldes (Drescher,
1957; Coghlan, 1975: 60; Mohen,
1978: 28)32. De esta manera, su uso
se ha relacionado con el aumento de
la producción metalúrgica durante
este período, ofreciendo una notable
ventaja frente a otros tipos, como los
moldes fabricados en arcilla, al facilitar una producción en serie de objetos
(Drescher, 1957: 74; Coghlan, 1975:
59; Mohen, 1978: 21 o 1992: 129;
Tylecote, 1987: 210).
Esta capacidad es, en buena medida,
posible
por la diferencia de temperatuFig. 12. Radiografías de la valva de La Macolla en el MAN: superior, imagen
general; inferior izquierda, talón-bebedero; inferior derecha, zona del ra que se mantiene durante el proceso
de fundición entre el metal de la colada
filo (Antelo et al., 2010).
–generalmente a una temperatura ini–moldes de bronce bivalvos fabricados por funcial de c. 1000-1200 ºC– y el del propio molde, que
dición a la cera perdida– bien documentada en el
no se aproximaría a su punto de fusión durante la
ámbito atlántico, pero relativamente poco reprefundición (Mohen, 1978: 28). El éxito del proceso
sentada en la Península (vid. infra). Su aparición
de fundición dependerá, sin embargo, del adecuado
en Europa se ha fechado en el Bronce Medio, auncontrol de las temperaturas durante la colada y el
que es durante el Bronce Final cuando se manifiestan con más claridad (Coghlan, 1975: 59; Fleury,
32
En el caso peninsular, podemos apreciar por ejemplo
1991: 272 o Mohen, 1978: 30).
la semejanza en las aleaciones Cu/Sn documentadas en el
Su idoneidad para elaborar objetos de bronce
molde y en su correspondiente hacha de N.ª Sra. da Guia,
fue inicialmente cuestionada, argumentándose una
en Baiões (Valério et al., 2006, tablas 4-5). Vid. Fig. 17.
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posterior proceso de enfriamiento del metal, además
de factores como un buen ajuste de ambas valvas y
una adecuada evacuación de los gases.
Respecto a su modo de uso, la colada se realizaría a través de los conos de llenado situados en
el extremo proximal. Es importante precalentar el
molde –en torno a 150-200 ºC en el caso de los
dedicados a la producción de hachas– para reducir
los efectos del choque térmico y evitar desperfectos
en el metal. Probablemente, una vez precalentado
el molde se enterraría en un sustrato arenoso caliente, colocado en posición vertical o ligeramente
inclinada, para evitar su movimiento y lograr una
mayor homogeneidad en la colada, facilitando así
la evacuación de los gases producidos durante su
enfriamiento (Drescher, 1957; Coghlan, 1975: 6061; Mohen, 1978: 28-29 o 1992: 127-128).
Estas herramientas incorporan unos característicos sistemas de encaje machihembrados para el
ajuste de las valvas que, con pequeñas diferencias,
se han constatado en numerosos hallazgos. Como
observamos en los ejemplares de La Macolla, pueden incorporar pequeñas ranuras y apéndices que
encajan entre sí. Estos elementos pueden sustituirse
o combinarse con la aplicación de ranuras de mayor longitud, que rodean total o parcialmente las
valvas, encajándose en pestañas o lengüetas, como
sucede en otros moldes metálicos peninsulares (vid.
infra). Estos sistemas de encaje pudieron reforzarse también mediante la ligadura de las valvas33. Por
otra parte, los moldes destinados a la producción
de hachas de cubo presentarían un sistema de cierre diferente, ya que incorporan un núcleo metálico
intermedio entre las valvas para conseguir el característico hueco del enmangue de estas piezas (p. ej.
Tylecote, 1976: 34; 1987: 223-224). En estos casos,
la colada debe realizarse por aperturas o escotaduras
adicionales, al quedar parcialmente bloqueado el
cono de llenado por dicho núcleo34.
33
Algunas marcas en moldes fabricados en arcilla
(Mohen, 1992: 128) o las molduras con forma de cordón
que decoran un molde metálico para hachas de talón del
conjunto inglés de Wiltshire, en el British Museum, se
han interpretado como evidencias o alusiones a estos
procedimientos (Mohen, 1978: 29; Fleury, 1991: 270).
34
Aunque este sistema dificultaría en principio el
proceso de evacuación de gases (Harrison, 1980: 134),
el problema pudo minimizarse empleando coladas más
líquidas o realizando un precalentamiento más intenso del
molde (Fleury, 1991: 270).
© Universidad de Salamanca
131
Finalizada la colada, es importante que la pérdida de temperatura se produzca lentamente, ya que
un enfriamiento brusco podría ocasionar grietas o
defectos en el objeto fundido. La apertura de los
moldes se efectuaría empleando las anillas situadas
en la cara externa de las valvas, aunque también
pueden incluirse para este fin pequeñas escotaduras. Para facilitar la separación de la pieza fundida
de las valvas, las caras internas de estas pudieron
haber sido recubiertas con otros materiales como
carbón o arcilla35. Una vez separada la pieza se procedería a sus tratamientos de acabado.
El atento control de las temperaturas y del proceso de trabajo permite numerosas reutilizaciones
de los moldes, aunque inevitablemente la repetición de los procesos de calentamiento y enfriamiento acaba por alterar finalmente la estructura interna
del metal, volviéndolo más poroso, lo que acaba por
provocar fallos en la fundición, haciendo el molde
inservible (Coghlan, 1975: 61; Fleury, 1991: 269270). La posibilidad de reutilizar estos moldes varía
en función del control de los procesos anteriores
y del tipo de objetos fundidos. Para el caso de las
hachas de talón, se ha estimado que podrían llegar
a fundirse al menos 15 piezas en un único molde
(Coghlan, 1975: 61), aunque otros autores elevan
este número a 30 o 50 ejemplares (Drescher, 1957:
74; Mohen, 1992: 129).
5. El hallazgo de La Macolla y los moldes
metálicos peninsulares
Los moldes metálicos tuvieron, aparentemente,
una amplia difusión en Europa occidental, documentándose desde el área atlántica al centro y norte
del continente. Se emplearon principalmente para
la fundición de herramientas –siendo el hacha el
tipo mejor documentado– aunque se conocen también ejemplares dedicados a la producción de armas u objetos de adorno (Mohen, 1992: 129). Sin
embargo, conviene destacar que su número es muy
reducido en comparación con el de moldes elaborados en piedra o arcilla, lo que podría deberse a
factores como la elevada cantidad de materia prima
Se ha indicado también que los óxidos producidos
durante el proceso de enfriamiento podrían facilitar
igualmente esta operación (Drescher, 1957: 58; Coghlan,
1975: 137; Mohen, 1992: 127-128).
35
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
132 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
talón, aunque también contamos con ejemplares para piezas de este tipo36.
El número de hallazgos de moldes metálicos de este período en la Península Ibérica es
muy reducido en comparación con las regiones anteriores, señalándose su llegada a estos
territorios por contactos con otras regiones
europeas (Rauret, 1976: 77). Los ejemplares
peninsulares comparten idénticos elementos
formales y características técnicas: elaboración a la cera perdida, conos de fundición
ubicados en el extremo proximal del molde;
anillas de separación en las caras exteriores;
y sistemas de encaje machihembrados en las
interiores, con ligeras variantes en cuanto su
disposición y características. Funcionalmente, predominan los moldes destinados a la
producción de hachas, con una mayor repreFig. 13. Mapa de localización de los hallazgos de moldes metálicos sentación de los ejemplares destinados a la
dados a conocer hasta la fecha: 1) San Martiño de Cotá fundición de hachas de talón, tipo que cuenta
(Friol, Lugo); 2) Región de los Oscos (Asturias); 3) N.ª
con una especial abundancia de hallazgos en
Senhora da Guia (Baiões, Viseu); 4) Vila Boa (Castro Daire,
Viseu); 5) La Macolla (Linares de Riofrío, Salamanca); 6) la Península frente a otros, como las hachas
de cubo (Hardacker, 1976; Monteagudo,
Vitoria.
1977; Coffyn, 1985)37. En la Península Ibérica se conocen un total de 7 moldes metálicos
necesaria para su elaboración –p. ej. el conjunto de
para hachas –6 de talón y 1 para hachas de cubo–,
cuatro valvas de La Macolla (dos juegos completos)
distribuidos en 6 hallazgos. En cuanto a la tiposuperaría, originalmente, los 6 kg–, que podría juslogía de las hachas, predominan las de dos anillas
tificar un uso limitado a la producción de elevados
–5 ejemplares–, a las que hay que añadir un molde
números de piezas (Coghlan, 1975: 59) o la posibipara hachas monofaciales con una anilla (Fig. 14).
lidad de que el metal del propio molde fuera reciclaRespecto a la distribución geográfica, solo tres
do una vez finalizada su vida útil (Tylecote, 1987:
hallazgos,
además de los de La Macolla, cuentan
218), una práctica que pudo ser habitual (Mohen,
con
datos
de procedencia relativamente precisos,
1978: 30), pudiendo estar su uso más extendido de
situándose
dos en la región centro-norte de Porlo que el número actual de hallazgos parece sugerir.
tugal
y
uno
en Galicia, áreas que suman la mayor
Aunque el patrón de los hallazgos de estos molconcentración
de hallazgos de materiales metálicos
des es disperso, se observa una concentración de
ejemplares en el área atlántica, destacando el s
36
Puede mencionarse un molde procedente del
de Inglaterra y el no de Francia (Briard, 1984;
conjunto
de Hotham Carr, Yorkshire y otro del de Wiltshire
Fleury, 1991: 272). Tanto en estos como en otros
(Evans, 1881: 440, láms. 528-529); fragmentos procedentes
territorios, su tipología funcional coincide con los
de los hallazgos de Isleham, en Cambridgeshire (Britton,
tipos de hachas mejor documentados arqueológi1960); y Harling, en Norkold (Wymer, 1987), o un molde
camente. Por ejemplo, en el noroeste de Francia se
incompleto descubierto en Hempnall, Norkfold (vv. aa.,
conocen más de 60 moldes metálicos, en su mayo2009: 46, 304).
37
Hasta donde sabemos, únicamente puede citarse en
ría destinados a la producción de hachas de talón,
la
Península
un molde metálico no dedicado a la fundición
de aletas y de cubo (Mohen, 1978: 30, fig. 7; 1992:
de hachas, que sirvió para la fabricación de cinceles. Este
129). En el s de Inglaterra, donde predominan las
ejemplar, que permanece inédito y en manos particulares,
hachas de cubo, son igualmente más numerosos los
parece adscribirse a la provincia de Cáceres, apuntándose
moldes destinados a su elaboración, en detrimento
como lugar de hallazgo –aunque sin datos que lo confirmen–
el yacimiento de Cabezo de Araya.
de los dedicados a la producción de hachas de
© Universidad de Salamanca
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Pieza
Macolla 1 (man)
Macolla 2 (ivdj)
Vila Boa
Tipo
talón, 2
anillas
talón, 2
anillas
talón, 2
anillas
Cotá, Friol
talón, 2
anillas
Sin procedencia talón, 2
(Vitoria)
anillas
N.ª Sra. da Guia talón
(monof.)
1 anilla
Oscos
cubo, 2
anillas
1 valva
1622,49
Dimensiones (cm)
long./anch./grosor máx.
Moldes
Hachas
25,9 x 7,3 x 2,9
22,6 x 6,1
1 valva
1691,4
28,7 x 8,2 x 3,8
c. 24 x 6,6
completo
3900
30,1 x 10 x 2,1
long: c. 26
completo
<1400
18,7 x 5,5
?
sin referencia
sin referencia
15,5 x 3,9 x 2,5 Vázquez, 1944;
Carnero, 2007
24,3 x 5,5
Rauret, 1976
completo;
se conserva
también 1
hacha
incompleto
(valva
fracturada)
peso molde: 2016
valva anv.: 1041,5
valva rev.: 1064,5
peso hacha: 393
sin referencias
26, 4 y 26, 6 x 5,7 x; 22,6 x 4 x 2,1.
5,2 y 5,3 x 4,1
Conservación
Peso (g)
133
Referencia
Teixeira, 1940;
Armbruster, 2000
Silva et al., 1984;
Senna y Pedro, 2000
-valva completa: 19,7 14,65 x 4,55 x Harrison, 1980
x 5,65 x 2,8
c. 3 cm
-valva incompleta:
14,9 x 5,7 x 2,65
núcleo: 9,4 x 4,2 x
2,2
Fig. 14. Resumen de las dimensiones y datos básicos de los moldes metálicos para hachas de la Península Ibérica (según los datos
publicados).
durante este período (Monteagudo, 1977), siendo
el conjunto salmantino el que ofrece hasta la fecha
una localización más meridional (Fig. 13).
Entre los moldes para hachas de talón con dos
anillas, el más próximo a los de La Macolla procede
del lugar de Vila Boa (Fig. 15a; Fig. 14), en Castro Daire (Viseu, Portugal). Este ejemplar también
fue descubierto junto a un afloramiento rocoso. Incluye un sistema de encaje que combina ranuras y
apéndices de pequeño tamaño con una ranura de
mayor desarrollo en el borde correspondiente al filo
(Armbruster, 2000: taf. 102, n.º 3 y 103, n.º 1). Las
anillas de separación, de notable tamaño, se ubican
en la parte central del molde, identificándose en
una de ellas una reparación (Armbruster, 2000: taf.
103, n.º 2). Se han observado posibles escotaduras en los bordes laterales para facilitar su apertura
(Monteagudo, 1977: taf. 93, n.º 132). Las hachas
producidas con este ejemplar presentarían un cuerpo de paredes rectas y filo estrecho, incorporando
una moldura o apéndice semiesférico en la parte
frontal, similar al del molde conservado en el man.
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Monteagudo lo incluye dentro de su tipo 35a. Se
conserva en el Museo de Arqueologia e Pré-Historia
del Inst. de Antropología de la Fac. de Ciências de
Oporto (Teixeira, 1940: 127; Monteagudo, 1977:
208, taf. 93, n.º 1321; Armbruster, 2000: 42, 209,
taf. 102, 2-3 y 103, 1-2).
Un segundo molde (Fig. 15b; Fig. 16, sup.; Fig.
14) procede de S. Martiño de Cotá (Friol, Lugo).
Es fruto de un hallazgo casual integrado, quizá, por
varias piezas de bronce (Vázquez, 1953: 210-211)
descubiertas bajo una peña conocida como ‘Merleiros’, en el lugar de ‘A Pena’, a orillas del río Narla. El
ejemplar ofrece menor tamaño y peso que el resto
de los documentados. Su sistema de encaje incluye
una moldura que rodea completamente los bordes
de una de las valvas, que encaja en una lengüeta
situada en la opuesta (Fig. 15b). Las anillas de separación se disponen en el extremo proximal del cuerpo. Las hachas producidas con este molde fueron
clasificadas por Monteagudo en su grupo 37d. Se
conserva en el Museo Provincial de Lugo (Vázquez,
1944: 301 y ss.; 1953: 211; Monteagudo, 1977:
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
134 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Fig. 15. Moldes de fundición metálicos para hachas en la Península Ibérica: A) Vila Boa, Castro Daire (según Monteagudo,
1977: taf. 93, n.º 1321); B) Cotá, Friol (según Monteagudo, 1977: taf. 102, n.º 1416); C) Molde de N.ª Sra.
da Guia, Baiões y hacha monofacial (n.º 3) recuperada con este (Silva, 2007: est. LXXXI); D) Los Oscos (según
Monteagudo, 1977: taf. 121, n.º 1753); sin escala.
221, taf. 102, n.º 1416; Armbruster, 2000: 42 y
203, taf. 50; Rauret, 1976: 145; Carnero, 2007).
El tercer molde para piezas de este tipo tiene
una procedencia incierta (Fig. 14), desconociéndose el contexto de su hallazgo. Se identificó entre
los restos de una carga de chatarra llegada a Vitoria
y, lamentablemente, fue vendido a un particular
cuando aún se gestionaba su adquisición para el
museo de esta ciudad. Se desconoce su paradero actual. Fue publicado por A. M.ª Rauret (1976: 143
y 146), quien no pudo realizar un estudio directo
de la pieza, aunque señaló que su sistema de encaje
© Universidad de Salamanca
integraba ranuras y apéndices, y que el talón del
hacha vaciada tendría una longitud de 7,9 cm incluyendo 3 nervaduras de unos 6 cm de longitud en
su parte frontal.
El inventario de moldes para hachas de talón
finaliza con un ejemplar para hachas monofaciales de una anilla perteneciente al conjunto del castro
de N. Senhora da Guia, en Baiões (São Pedro do
Sul, Viseu) donde se recuperó, además, un hacha
producida con este molde (Fig. 14; Fig. 15c; Fig.
16, inf.). La interpretación de este hallazgo como
depósito o posible taller de fundidor continúa en
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
135
discusión (Silva et al., 1984; Armbruster,
2000: 174 y ss., y 2002-2003: 145 y 152;
Senna-Martinez y Pedro, 2000; Senna-Martinez, 2007).
El molde incorpora un sistema de encaje
formado por 6 ranuras y apéndices, así como
una lengüeta que recorre el borde correspondiente al filo (Silva, 2007: 283; Armbruster,
2000: taf. 20, 4). Sus anillas de separación se
disponen en la parte central, encontrándose
una de ellas incompleta. En la cara exterior
de las valvas se aprecian huellas de martillado,
interpretadas como resultado los trabajos de
separación de las valvas tras la fundición (Silva et al., 1984: 77; Silva, 2007: 283). El hacha
producida en este ejemplar, con filo estrecho
y una nervadura con botón hemiesférico, se
ha integrado en el tipo 36a de Monteagudo
(Silva, 2007: 283-284, 640, est. lxxxi).
Las piezas de Baiões eran las únicas que
contaban con datos de composición, obtenidos mediante xrf (Valèrio et al., 2006).
Destaca la semejanza de las aleaciones empleadas en la elaboración del hacha y del
molde (Fig. 17).
Las piezas se conservan en la Univ. Católica de Viseu (Silva et al., 1984: 77-78, lám.
iii; Silva, 2007: 283-284, 640; lám. lxxxi;
Armbruster, 2000: 42-43,199-200, tafs. 2021; Senna-Martinez y Pedro, 2000; Valério et
al., 2006: 300 y ss., entre otros).
El inventario de moldes metálicos peninsulares concluye con un ejemplar para la fundición de hachas de cubo con dos anillas, que Fig. 16. Otras piezas similares: arriba, molde de San Martiño de
Cotá (Friol, Lugo); abajo, molde y hacha monofacial de N.ª
conserva una de sus valvas incompleta (Fig.
Sra. da Guia (Baiões, Viseu).
15d; Fig. 14). Fue adquirido a finales del s.
xix para la antigua colección Soto Cortés en
la región de Los Oscos (Asturias), de la que
tradicionalmente se ha hecho proceder, aunque se
circulares para su fijación. La colada discurriría por
desconoce el contexto de su hallazgo (Pericot, 1934
unas escotaduras con sección en ‘v’ dispuestas en el
[1942]: 220; Blas, 1975: 503 y 1997: 33; Harrison,
cono de llenado de la parte posterior (Blas, 1997: 34;
1980: 131; Escortell, 1982: 47-48).
Armbruster, 2000, tafs. 67, 5-7 y 68). Monteagudo
La pieza incluye anillas de separación, situadas en
incluye las hachas producidas con este ejemplar en su
la mitad posterior del cuerpo y un sistema de encaje
tipo 42f (1977: 255). Se conserva en el Museo Arsimilar al de la pieza de Friol incorporando, en este
queológico de Asturias (Pericot, 1934 [1942]: 220;
caso en la parte superior de las caras interiores, apénBlas, 1975 y 1997; Rauret, 1976: 146; Hardacker,
dices y molduras para la colocación del núcleo metá1976: 171; Monteagudo, 1977: 255, taf. 121, n.º
lico intermedio. Este elemento consta de un cuerpo
1753; Harrison, 1980; Coffyn, 1985: 230, pl. lvi, 3;
troncopiramidal que se ensancha en su parte superior,
Escortell, 1982: 47, fig. 200; Armbruster, 2000: 43,
de lados redondeados, incorporando dos orificios
205-206, tafs. 67 y 68).
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Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
136 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
mapas en láms. 138b y 139a).
Más recientemente se ha acuñado también para ellas el térmiME-116 Cara int. 0,22
81,0
17,7 <0,10 0,06
0,66
no de hachas de hoja trapecial
Molde C.
ME-117 Cara ext. 0,27
78,7
20,6 <0,10 0,06 <0,10
(Delibes et al., 1999: 92-93), en
ME-117 Cara int. 0,72
77,4
20,1 <0,10 0,06
1,47
referencia a su rasgo diferenciaHacha monofacial
ME-118 Sin datos 0,35 81,82 18,0
0,14
0,04 <0,10
dor más destacado.
Estas hachas se caracterizan
Fig. 17. Análisis XRF del molde (ME-116 y ME-117) y hacha de talón monofacial
en
general
por su aspecto esbelasociada (ME-118) de N.ª Sra. da Guia; datos en % (según Valério et al.,
to
y
equilibrado,
ya que ofrecen
2006: 300 y 302, tabs. 4-5).
mayoritariamente un grosor moderado y longitudes superiores a
los 20 cm. La garganta presenta
los laterales bien desarrollados y el talón oscila entre
6. La Macolla en el contexto regional:
formas rectas y ligeramente curvadas, situándose las
cuestiones de interpretación
anillas entre la garganta y la hoja. Esta suele alcanLos ejemplares salmantinos son los únicos molzar los dos tercios de la longitud total, abriéndose
des metálicos localizados hasta el momento en la
progresivamente hacia el filo, lo que justifica su apeMeseta Norte, una región en la que las hachas de
lativo de trapeciales, y a menudo se une al talón metalón están bien representadas (Monteagudo, 1977;
diante un leve estrechamiento, bien perceptible en
Fernández Manzano, 1986; Delibes et al., 1999 o
las piezas que nos ocupan. Normalmente, un nervio
Herrán, 2008), y en la que se han documentado
central recorre la mitad superior de la hoja, acommoldes fabricados con otros materiales (Rauret,
pañado de sendos resaltes en los laterales de la mis1976; Fraile, 2008). La representación de los molma, creando la sensación de una triple nervadura.
des para fundición de hachas de talón es, sin emLos filos son abiertos, oscilando según los diferentes
bargo, mínima en estos territorios, en beneficio de
ejemplares entre una forma prácticamente recta y
los orientados a la producción de otros tipos de piecurvaturas incluso bastante pronunciadas.
zas, como las hachas planas. A los procedentes de
Todas estas características pueden verse reflejaLa Macolla habría que añadir un ejemplar de aredas
en los ejemplares que nos ocupan, cuyas propornisca del castro zamorano de La Mazada, que sirvió
ciones
tienen paralelos en el resto de piezas definidas
para la fundición de hachas con una anilla (Esparza
dentro
del mismo tipo. Así, ambas se acercan a la
y Larrazábal, 2000; Fraile, 2008: 59).
proporción
de uno a dos tercios entre la garganta y
Queremos resaltar dos características que puela
hoja:
36,74%
a 63,26% en el caso de la valva del
den permitir una mejor comprensión y valoración
man
y
33,8%
a
66,2% en la del ivdj. El estrechadel hallazgo de La Macolla: por un lado, la tipología
miento
de
la
hoja
en la unión al talón es muy visible
de los materiales fundidos en los moldes y por otro
en
la
primera
de
las
valvas citada, pero así mismo es
la propia localización del depósito a diferentes escaperceptible,
aunque
más atenuado, en la segunda.
las geográficas. Como podremos ver ambas cuestioAmbas
valvas
difieren
también en la forma de los lanes están en buena medida interrelacionadas.
terales
de
la
hoja
y
en
el
filo, más recto en la del man
Respecto al primer aspecto, el estrictamente tiy
acusadamente
más
curvado
en la del ivdj. Todas
pológico, las hachas de talón y doble anilla fundidas
estas pequeñas diferencias se aprecian igualmente en
en las valvas de La Macolla corresponden genéricalas diversas piezas conocidas de este tipo, por lo que
mente al tipo de hachas de talón más frecuente en
su inclusión en el mismo no parece problemática.
la Meseta Norte, tal y como fue descrito por FerSin embargo, un rasgo en la valva conservada en
nández Manzano (1986: 62-71), con sus variantes
el man introduce un elemento de cierta variabilidad
de una y dos anillas, a las que este autor denominó
en el patrón de este tipo. Nos referimos al remate
respectivamente subtipos a1 y b1. Ambas constitudel nervio central en forma de pequeña semiesfera,
yen igualmente el grupo 32 de Monteagudo (1977:
a modo de botón, un rasgo prácticamente descono189-201, láms. 80-88), con acusada distribución
en la Meseta Norte y Cornisa cantábrica (ibid.,
cido en el ámbito de la Meseta Norte, salvo en el
Pieza
Molde C.
Referencia
Zona
ME-116 Cara ext.
© Universidad de Salamanca
Fe
0,25
Cu
76,9
Sn
22,4
As
0,18
Sb
0,08
Pb
<0,10
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
ejemplar, ciertamente más burdo, del depósito soriano de Covaleda (Monteagudo, 1977: lám. 84, n.º
1223; Fernández Manzano, 1986: fig. 24, n.º 1),
que lo presenta en solo una de sus caras. Pero este
rasgo del nervio central rematado en botón es característico del área centro-septentrional portuguesa,
a partir del cual Monteagudo individualiza su tipo
35a (Beiras), el mismo al que pertenece el molde de
bronce de Castro Daire (Monteagudo, 1977: 206208), y más exclusivo aún del área centroportuguesa, en las hachas de talón monofaciales de su grupo
36a (Arganil) (Monteagudo, 1977: 211, lám. 96),
en el que se incluiría igualmente el molde procedente del conjunto de Nossa Senhora da Guia, en
Baiões. No deja de ser curioso, y quizás no simplemente anecdótico, el hecho de que la mayoría de los
escasos moldes metálicos conservados reflejen este
detalle característico, toda vez que por demás el número total de hachas conocidas con este motivo es
proporcionalmente mucho más escaso.
Así, las hachas fundidas en la valva del man presentan un aspecto unificador de las características
tipológicas de los ejemplares peculiares de la Meseta
Norte y su extensión al área cantábrica, con alguna
muy expresiva del área centroportuguesa, como es
el nervio central rematado en botón. Todo ello no
es ajeno al propio ámbito geográfico en el que fueron halladas las piezas que estudiamos, puesto que
el área salmantina se configura como una ‘tierra de
nadie’ en la dispersión general de la metalurgia atlántica del Bronce final.
En efecto, basta con ver los diversos catálogos
publicados para apreciar cómo en la Meseta Norte,
las tierras al s del curso del río Duero manifiestan
una reducción significativa en sus inventarios de
hallazgos respecto a las tierras situadas al n de dicho
curso. Si esta consideración es válida para el conjunto de la metalurgia del Bronce final en la provincia de Salamanca (Fernández Manzano, 1986:
25-26; Herrán, 2008: 118-131), en lo referente a
las hachas de talón es aún más patente (Fig. 18).
En toda ella, aparte del que aquí estudiamos, solo
se documentan otros seis hallazgos, todos aislados
y cuatro de ellos reducidos a fragmentos38. Solo el
38
Hasta el momento, únicamente se han referenciado
dos hachas de dos anillas: una pieza completa del municipio
de Los Santos (Herrán, 2008: 126, fig. 86, n.º 4), y otra
incompleta del pago de Zaoz, en Peñaparda (Maluquer,
1956: 91; Fernández Manzano, 1986: 25; Santonja, 1997:
© Universidad de Salamanca
137
hacha de talón y una anilla del cercano municipio
de Santibáñez de la Sierra corresponde con seguridad al tipo genérico de las piezas de Linares de
Riofrío. Lo mismo ocurre en las provincias meridionales de Ávila –un solo hallazgo de hachas de
talón– y Segovia –igualmente un único hallazgo–.
Algo más prolífica es la situación si miramos hacia
el s, con varias hachas de talón concentradas en la
parte septentrional de la provincia de Cáceres, pero
cuya tipología las aleja de los ejemplares que ahora nos interesan (Almagro Gorbea, 1977: 70-71),
para acabar desapareciendo casi totalmente al s del
Tajo, en lo que constituye un rasgo característico de
la metalurgia del Bronce final en el so peninsular
(Galán, 2005: 4).
Esta acumulación de materiales en torno al Sistema Central se hace aún más significativa si la relacionamos con la presencia en la misma zona de
otro elemento característico de este período: las
estelas de guerrero o del so. En efecto, siguiendo
toda la línea del Sistema Central, encontramos una
profusión de localizaciones de estelas desde las estribaciones de la Sierra de la Estrella en Portugal
(Rodrigues, 1958; Curado, 1984 y 1986; Martín,
1992; Santos et al., 2011; Vilaça et al., 2011a y b),
y continuando por los diversos pasos entre el área
salmantina y Extremadura, de o a e: San Martín
de Trevejo (García de Figuerola, 1972), Robleda
(Martín, 2010), Hernán Pérez (Almagro, 1972) y
Puerto de Honduras (Sanabria, 2011). Resulta tentador interpretar conjuntamente ambos fenómenos, teniendo en cuenta además el vacío que tanto
hacia el n, como luego hacia el s, presenta la distribución de las hachas de talón y de buena parte de
107; Herrán, 2008: 128), de características desconocidas,
reiteradamente citada pero nunca representada. Un
hacha de talón con una anilla se recuperó en un punto
indeterminado de la carretera entre Béjar-Sequeros, en
Santibáñez de la Sierra (Morán, 1942: 153; Maluquer,
1956: 23; Monteagudo, 1977: 194, n.º 1120; Herrán,
2008: 130, fig. 88, n.º 2). El inventario actual se cierra con
algunos fragmentos de hachas de talón, como el procedente
de la zona del Cerro del Berrueco, en El Tejado (Fernández
Manzano, 1986: 26; Herrán, 2008: 124, fig. 85, n.º 6);
otro del sepulcro de corredor de Las Cañas, en Fuenteliante
(Fernández Manzano, 1986: 25; Herrán, 2008: 125, fig.
86, n.º 3); y otro perteneciente a la hoja de un hacha de
Peñaranda de Bracamonte (Monteagudo, 1977; 178, n.º
1104; Fernández Manzano, 1986: 26; Herrán, 2008: 128,
fig. 87, n.º 6).
Zephyrus, LXXIV, julio-diciembre 2014, 117-141
138 Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
Oscos–, y contándose apenas
con algunos datos para el estudio
de otros tres –La Macolla, Castro Daire y Friol–. Únicamente
el hallazgo de N.ª Sra. da Guia
permitiría situar con seguridad
uno de los moldes en el interior
de un poblado, en un contexto
susceptible de ser interpretado
como un posible taller de fundidor (Senna-Martínez y Pedro,
2000; Senna-Martínez, 2007).
Por lo que respecta al hallazgo salmantino, y a falta de mayor
información sobre un posible
poblado coetáneo a las piezas en
el paraje de La Macolla (vid. supra), podrían considerarse varias
opciones de interpretación. Desde una perspectiva económica,
el conjunto, que reúne más de 3
Fig. 18. Mapa de distribución de los hallazgos de hachas de talón en la provincia
de Salamanca mencionados en el texto: 1. Los Santos; 2. Peñaparda; 3.
kg de metal, podría considerarse
Santibáñez de la Sierra; 4. Cerro de El Berrueco; 5. Fuenteliante; 6.
una ocultación/acumulación de
Peñaranda de Bracamonte.
objetos probablemente ya desechados y destinados a la refundición. Sin embargo, no hay que
descartar las posibles lecturas de tipo simbólico que
la metalurgia atlántica, excepto algunos tipos de arpueden aplicarse también a las piezas de este grupo.
mas. Así, podríamos plantear la existencia de algún
Diversos autores (Bradley, 1990; Ruiz-Gálvez, 1995)
tipo de límite entre la Meseta Norte y Extremadura
han llamado ya la atención sobre la relación de los
en la época que nos ocupa, con el área de frontera
depósitos de objetos metálicos de bronce –tanto en
entre ambas marcado simbólicamente por bronces
forma de piezas aisladas como de conjuntos– con
y estelas (Galán, 1993: 71-72).
lugares provistos de un especial valor simbólico o reSea esta o no una posible explicación para el halacionados con determinadas prácticas rituales (p. ej.
llazgo específico de Linares de Riofrío, nos encontradeterminados parajes, cursos de agua o afloramienmos pues ante un hallazgo excepcional en el contexto
tos rocosos). En ese sentido, llama la atención que
regional, cuya lectura es compleja. Dejando aparte
tres de los cuatro hallazgos que cuentan con algún
los problemas documentales específicos expuestos en
dato contextual, están directamente asociados con
la primera parte de este estudio, la interpretación del
afloramientos rocosos –La Macolla, Castro Daire y
conjunto enlaza directamente –como la del resto de
Cotá–40. Las más recientes interpretaciones para este
los objetos de este grupo– con la complejidad de lectipo de depósitos en el contexto peninsular se han
turas posibles para los depósitos con materiales metálicos en el ámbito atlántico, abordadas por diferentes
autores (Levy, 1982; Bradley, 1990; Ruiz-Gálvez,
40
Como los de La Macolla, el de Castro Daire apareció
1995; Vilaça, 2006). Lamentablemente, el estudio
“junto dum penedo”, aparentemente sin otros materiales
interpretativo de las piezas peninsulares está limitado
asociados (Teixeira, 1940: 127). Las primeras informaciones
por la falta de datos contextuales39, careciéndose de
sobre el de Friol apuntarían a su caracterización como hallazgo
información para dos de los hallazgos –Vitoria y Los
aislado entre las rocas de una peña (Vazquez, 1944: 301),
Una revisión general sobre estas cuestiones en el
ámbito peninsular puede consultarse en Celis et al., 2007.
39
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aunque posteriormente se señaló que fue descubierto en una
posible estructura de lajas, quizá en compañía de otras piezas
de bronce (Vázquez, 1953: 210-211).
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Ó. García-Vuelta, F. Cuesta-Gómez, E. Galán Domingo e I. Montero-Ruiz / Los moldes de fundición de bronce...
relacionado con su interpretación simbólica. Bacelar
y Comendador (2009: 47) apoyan por ejemplo su
lectura como una ‘devolución’ ritual de los objetos
–o en estos casos las herramientas para producirlos–
al medio del que estos fueron extraídos. En la misma
línea podría considerarse la interpretación como un
posible depósito ‘de regeneración’ propuesta por Vilaça (2006: 88) para el hallazgo de Castro Daire.
El desarrollo de líneas de trabajo orientadas a
recoger y sistematizar toda información contextual
disponible sobre estos hallazgos dará lugar sin duda
a nuevas e interesantes aproximaciones sobre esta
cuestión.
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