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NORTE DE JALISCO Una Región "remota" de Occidente Angel Bassols Batalla Coordinador José Luis Coronado R. Jesús Manuel Macías M. h i NORTE DE JALISCO UNA REGION REMOTA DE! OCCIDENTE Angel Bassols Batalla I 1 IIb OMSTtTbFO DE INVESTIGACIONES ECONOMICAS UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO Dr. Jorge Carpizo Rector Dr. José Narro Robles Secretario General Dr. Abelardo Villegas Secretario General Académico Lic. Manuel Barquín Alvarez Abogado General Lic. Hurnberto Muñoz Garcia Coorclinador de Humanidades C.P. Arturo k'elázquez Jiménez Director General de Fomento Editorial INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONOMICAS Lic. Fausto Burgueño ~ o m e l i Director Mtro. Carlos Bustamante Lemus Secretario Académico Enrique Quintero Márquez Departamento de Ediciones Primera edición: 1988 DR @ 1988, Instituto de Investigaciones Económicas Universidad Nacional Autónoma de México Ciudad Universitaria, 045 10, México, D. F. Impreso y hecho en México ISBN 968-837-696-5 A los indios huicholes 1 del Norte de Jaíisco, ganaderos en la Sierra, mineros en Bolaños. - En el Brea de Desarrollo Regional del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC), se i~iicióa partir de 1984. un estudio de la Gran Región CentroOccidente de Mkxico, que podría -a largo plazohaber desembocado en la pubIicación de otro libro, rriás o inenos completo, sobre esa interesante zona, merecedora de alcanzar en su conjunto y en todas sus partes un mayor nivel de progreso. Así, se habría sumado a nuestras obras sobre el Noroeste ( 1972) y el Norte-Noreste (1986), que se lievaron años de trabajo en el gabinete e innúmeras investigaciones de campo. Pero ya entre los años de 1958 y 1985 el esfuerzo conjunto de una veiiltena de autores había resultado en la redacción de otros li'pros sobre Regiones Medias y Estados de la República: la penínscila de Baja Califomia, el Istmo de Teiiuantepec, la Costa de Chiapas y el Soconusco, las Miiastecas, cuenca del Papaloapan, Quintana Roo, además de numerosos folletos y artículos referentes ;ila problemática de la cuenca de México, oriente de Chia- pas, Bajo Balsas, península d e Yucatán, la Chontalpa de Tabasco, etcétera. El estudio preliminar del Centro-Occidente -que incluyó varios viajes a todos los estados y más tarde a las zonas afectadas por los terremotos de septiembre de 1985- nos dieron una visión general bastante aceptable de la realidad en ese ámbito del país. De ahi, además, surgieron dos estudios concretos sobre la agricultura en la Gran Región y de la mismarama concretamente en el Bajio, que a la fecha se encuentran en vías de terminación y ojalá pronto puedan ser publicados. Llegamos a la conclusibn de que, debido a falta de personal académico en el Area, capacilado para completar todo el vasto esquema de análisi5 de la problemática del Centro-Occidente, la mejor salida resultaba en llevar a cabo estudios de Regiones Medias del propio Occidente: así podríamos publicar investigaciones mAs pequeñas y al mismo tiempo, tal vez también más profundas. De acuerdo con esa concepción me todológica, escogimos al Norte de Jalisco de ejemplo para iniciar esta nueva serie de obras breves sobre regiones de tamaño medio, que no obstante su aparente modestia incluyen indudable potencialidad en la zona e incluso la pueden tener a nivel nacionzl. Jalisco Norte reúne estos caracteres y además ha sido una especie de prototipo de región marginada, de e x t m mo subdesari-0110, producto de esa desigualdad en materia de inversiones que caracteriza no sólo a Jalisco sino a toda la República. A este respecto es similar al Alto Papaloapan, la Costa de Chiapas, el interior de Quintana Roo o la montafia de SonSinaloa, la Sierra de Nayarit o los vastos espacios candelilleros del Norte-Noreste, que antes hemos estudiado. El 23 de agosto de 1985 lanzamos la convocatoria para llevar a cabo la investigación de campo y gabinete, que incluía rápidas normas a cumplir, entre ellas las de asistir a sesiones de preparación y revision de los avances, permanencia de diez días en la región. Se proyectaba en el libro de redacción de cinco capitulas, desde geomorfo2ogía y recursos naturales hasta población, "problema" indígena, historia económico-social y perspectivas de desarrollo. Se inscribieron ocho personas de distintas especialidades. de las cuales fueron seleccionadas cuico de ellas. ttebe mencionarse que nos trasladamos a Guadalajara, para lograr la participación de un grupo de estudiantes de la Facultad de Geografía, de la Universidad de Guadalajara, que podría haber desembocado en la redacción --por ellos- de un capítulo del trabajo. No se pudo concretar este objetivo, pero al menos el intento fue realizado. Después de terminada la investigación de campo, vanos de nosotros volvimos en 1987 al camino de Cslotlán para recoger nuevos datos. Como puede observarse en la presente investigación, para el plazo seíialado se recibieron colaboraciones de tres participantes en el viaje de trabajo pero pudimos no obstante resumir en ellas la mayor parte de los puntos que previamente se habían seleccionad o corno decisivos. Este modesto libro trata, pues, de ser una aportación al conocimiento del Norte de Jalisco, región casi ignorada a nivel nacional -e incluso regionalpero que encierra en potencia recursos naturales y humanos, con los cuales se puede lograr en el futuro un mayor desarrollo. Así lo exigen los miles de mestizos e indígenas que pueblan sus vastos parajes montafíosos, sus depresiones y llanuras; los que sacan del subsuelo la plata, nos dan la madera y el ganado, producen el maíz y el orégano. Las dificultades que el medio físico ofrece para lograr un mayor y rápido avance socioeconómico, no pueden servir de justificantes para perpetuar ese atraso generai y esa estructura regional, pues sus habitantes tienen el mismo dere.cho al progreso que cualquier otro grupo, de no importar cuál rumbo del espacio nacional. Cd. Universitaria, agosto de 1987 Dr. Angel Bassols Batalla Coordinador noción precisa de esa casi "terra ignota", apmntemente vecina en el mapa pero "cortada" del centro jalisciense por las montañas y el peculiar devenir histórico. Aunque apasionantes lecturas nos empujaban a visitar las minas de Bolaños, su lejanía de las rutas entonces "clásicas" impidieron hacerlo durante muchos años. Y así lleg6 1986. Dos circunstancias me presionaron para organizar fuialmente una investigación de campo en el Norte de Jalisco (NJ). Por un lado, el haberme especializado cada vez más en los estudios socioeconómicos regionales hizo fermentar en mi ánimo un también creciente rechazo de la "injusticia espacial", fruto aparente de desigualdades en la base física, pero en el fondo inevitable producto de circunstancias sociohistóricas, de las reglas que rigen la evolución inter e intrarregional bajo condiciones del modo de producción capitalista dependiente "tipo mexicano". Entre más viajaba a Guadalajara, más me inclinaba a comparar su "área de atracción inmediata" con las otras regiones de Jalisco (y con mayor razón con otras de Michoacán y el norte de Guanajuato) sumidas en a trasos que parecen prehistóricos. Por otra parte, el inicio en 1984 de un estudio de la Gran Región Centro-Occidente, que pretendía ser muy vasto (como lo fueron en su momento los del Noroeste, Norte y Noreste del país) y el cual después fue desechado por falta de personal técnico para realizarlo, nos hizo concebir la idea de conocer ¡ahora sí! el Norte de Jalisco, como una región de escaso desarrollo digna de compararse con la de Guadalajara o el corredor industrial de Ocotlán, o con el centro del Baj io guanajuatense, pongamos por m.Al ama! se resolvi6 llevar a cabo la ir-ivestigac h del NJ , a pesar de que ya no pcjdria establecer14 L I. CONOCIMIENTO DE LA REGION Angel Bassols Batalla 1. Por qué escribir sobre el Norte de Jalisco Durante mis viajes iniciales a lo largo y ancho de la República, en la década de los 50, procuré penetrar en todos los recodos importantes del país, pero la "esquinada" localización del Norte de Jalisco y su escaso peso específico en la economía estatal me llevaron a conocer sólo una pequeña porción de esa entidad. Apenas toqué en ocasiones los rumbos "externos", de Colo tlán a Huejúcar y de Huejuquilla el Alto a Mezquitic, cuando iba de Zacatecas a Guadalajara o me dirigía a la entrada de la Sierra Madre en el poniente zacatecano. Nunca alcanzaba el tiempo, ni se estimaba de mayor utilidad visitar una zona considerada no sólo "de segunda" importancia sino hasta "de tercera". ¿Cuántos habitantes de Guadalajara o de otras regiones de Jalisco sabían algo sobre el Norte como para informarnos con veracidad? Ni siquiera los escasos gebgrafos y los funcionarios públicos con sede en Guadalajara tenían se la deseada comparación con estas otras zonas y que aparecería ahora como un trabajo especial, colectivo, producto de un viaje sumamente seductor, que cubrió la casi totalidad de los objetivos señalados antes de partir. 2. El recorrido Salimos de la capital nacional el 30 de diciembre de 1985 a Guadalajara (viaje No. 26 al Centro-Occidente del proyecto inicial) y de la Perla Tapatía (donde obtuvimos información preliminar) nos dirigimos al Norte jaliscíense siguiendo el nuevo camino de Teúl-Tlaltenango-Momax . El Estado de Jalisco termina en el brutal corte del río Santiago, ahí donde se juntan la Sierra Madre occidental y la Cordillera Volcánica, para seguir después por la región sur de Zacatecas (Juchipila-Jalpa): en un momento dado, adelante de Momax, se entra al Norte de Jitlisco para llegar a Totatiche. Ahi con las autoridades municipales (entonces pertenecientes al PAN) y con los campesinos comenzamos a palpar la naturaleza y a conocer al hombre regional ; a debatir los problemas socioecc7nómicos: ]laganadería, la pobre agricultura temporalera y la emigración a Estados Unidos. En Villa Guerrero, agricultura y pastoreo son mejores y al poniente de la ca.becera municipal la "mesa7' se derrumba de plano hacia la depresión de Bolaños: cerca de 1 000 metros de diferencia tiene el mineral allá abajo. La continuación del recorrido fue después hasta el poblado de Tuxpan (Du-ché-bá, en lengua huichol), en plena Sierra Madre, llamada aquí "de los huicholes" por ser habitat de ese grupo indígena. El camino -bastante bueno en época de secas- se 15 encumbra hasta llegar a otra mesa de 2 460 m .s.n.m. Ahí es el reino absoluto de los grandes bosques de coníferas y de los potreros de buen pasto verde. Poco a poco nos metemos en el "mundo" huichgl, tanto por ir fisicamente todo el camino desde RolaAos con algunos de esos "indios", como por acercarnos a su centro comercial y ceremonial de Du-ché-bá, ya cerca de los limites de Nayarit, con cuyas áreas orientales existe intensa relación. Otro día visitamos el norte de Bolafios para penetrar en la mina de El Alacrán, adelante de la antigua y renombrada Veta Rica. La visita incluye conversaciones con personal de la compariía Minera México, discusión sobre el trabajo en la planta de flotación para separar los metales. El descenso al interior de la mina es -como siempre- llenó de emoción. Más tarde, regresamos a Bolaños y de ahí partirnos al Siir, hacia Chimaltitlán, zona agrícolaganadera pobre, y a San Martín de Bolafios, donde existe otra planta de molienda de mineral (sustancialmente plata con plomo, cobre, zinc y oro 1. Aquí "acaba la civilización" hacia el Sur, en terrenos ganaderos sin buena comunicación con el resto de Jalisco, excepto por veredas a Hostotipaquillo. Están invadidos más al Sur por grupos nayaritas que también niovilizan recursos hacia el poniente. Otra jornada incluyó conocer mejor el poblado de Bolaños, centro de abolengo en la Colonia y en parte del periodo porfirista, que ahora ha renacido gracias a la apertura de El Alacrán y algunas "bolsas" de metal. Ahí se encuentran edificios antiguos en a.bandono que alternan con nuevas casas de los tecnicos; la catedral nunca terminada y la vetusta sede de los primitivos dueños, la casa de moneda, iglesias y el famoso puente colgante. 16 I / i / l I f Dejamos Bolaños para recorrer al Norte el camino de la Sierra Madre, hasta Huejuquilla el Alto. Otra vez arriba, entre la seca vegetación del profundo cañón hay pastizales, copal, linoloé, ochotes y acac i a ~de todo tipo. Así tenemos que a los 1 500 m. la depresión termina para dar paso a los robles, matorrales y pastos más ricos; desde los l 900 m. hay coníferas aisladas y bosques mixtos. Después predomina el gran bosque de coníferas, con algunos robles y palo blanco, hasta alcanzar La Mesa, donde excelentes pastos permiten el desarrollo de ranchos y potreros de huicholes y de mestizos invasores de las tierras de los primeros, que poseen aquéllos por derecho ancestral. Se comienza a bajar y en Tenzompa acaba la alta Sierra, para dejar su lugar a lomeríos de interés ganadero. Huejuquilla el Alto es importante y sus perspectivas son aún más prometedoras, tanto por su cercanía a las serranías y a los límites con Zacatecas, como por la animación que imprime el dinero enviado desde los campos de trabajo de Estados Unidos. Comienzan a aparecer industrias forestales y derivadas de la ganadería. Aquí es ya la franja de transición al Norte zacatecano de México; tal pareciera que hubiésemos salido del Jalisco tradicional y que Guadalajara se encontrase muy, pero muy lejos de este lugar. Y sin embargo, el camino a Mezquitic y a Huejúcar no es muy largo, aunque consiste en "subidas y bajadas" por cuestas que materialmente dividen entre sí a los famosos "dedos7' del Norte jalisciense. Mezquitic, cabecera del municipio de igual nombre, será tal vez próspero en el futuro, ya que incluye la mayor parte de la Sierra de los Huicholes con su potencial forestal, y además tiene pastos abundantes y lo cruza en buena extensión el Alto Bolafíos. 17 Para llegar a Huejiicar debemos cruzar terrenos zacatccanos de Monte Escobedo y después descen- der otra cuesta para entrar a la extremidad Noreste de la Región. De la cabecera municipal se puede ir a Jemz y a Zacatecas, antiguo lazo de unibn este con las tierras mineras y comerciales de abolengo, pero también se entronca con el camino a Guadalajara, por Colotlán, Tldtenango (antes derivando a Jalpa y al cafíón de Juchipila) y Teúl, por donde llegamos hace vanos días. Ahí nos encontramos con la emigración masiva del campesino, a pesar de que aquí se requiere mano de obra para labores ganaderas y agrícolas. La visita incluyó la zona agrícola de Tlalcosahua y la comunidad indígena (de antiguos chichimecas o caxcanes), para seguir a Santa María de los Angeles, cuyas actividades primarias sufren por la escasez de iluvia (a pesar de contar con la pequefia presa de Tenasco de Abajo) donde sin embargo la ganadería promete volverse más vigorosa. Estudiamos in situ la estructura urbana de Santa María, dividida en tres secciones y, con las autoridades locales, los problemas originados por la falta de peones para las cosechas y el trabajo ganadero. De este lugar, al Sur, se tiene cerca Colotlán, verdadero centro comercial del Noreste y auténtica capital regional, si no fuera por su situación tan alejada de Bolaílos, de la Sierra y de Huejuquilla el Alto. Sin embargo, es ya en mucho la principal población y su importancia crecerá en función dimcta de los movimientos comerciales que genere el nuevo camino a Guadalajara. A pesar de la escasa h v i a reinante, la agricultura de temporal puede me()orar y la de riego ampliarse bastante; la g a d e da,a su vez, tiene ahora casi a la mano un enorme mercado. Aquí visitamos también la planta de orégano, producto destinado principalmente a la exportación; los mercados locales bullen de actividad y aparecen nuevas aunque pequeíías agroindustrias, pero la emigración ensombrese el panorama laboral. Ya de regreso a Guadalajara -donde el 1 1 de enero concíuy ó nuestro viaje- que contempló cerca de 2 500 kms, de ellos, más de 500 por las accidentadas y rudimentarias nitas del Norte ;lugares por donde prácticamente viajamos por todos los caminos, gracias al servicio de una camioneta de nuestro Instituto de Geografía de la UNAM. Las otras rutas fueron brechas infames o sendas de la montafia, donde sólo a caballo se puede movilizar el visitante que -como nosotros- no tenga por propósito embrollarse en pintorescas aventuras sino alcanzar un conocimiento aproximado de los sistemas na tural-sociales del Norte de Jalisco. Aquello que no visitamos incluye, sin embargo, interesantes rancherias huicholas hasta San Sebastián y San '4ndrés Cohamiata (Mezquit ic ), Carnotlán en la Sierra al Norte de Tuxpan y la intrincada cuenca del gran río -su columna hidrológica vertebral- al Sur de San Martín de Bolaiios, hasta su entronque con el Grande de Santiago. Pero, como lo señalamos con anterioridad. esas tierras están casi aisladas del resto y el escaso rnovimient o se lleva a cabo por medio de avionetas o se alcanzan después de pasar muchos días a lomo de bes'kia. Nuestro kiaje no podía tampoco convertirse en urio de rígurnsa investigación zoobotánica ni propsnerse conoct:r en detalle costumbres o ritos indígenas: estos y otros fines esperan a e tnógrafos, geógrafos o naturalistas, que en el futuro deberán llegar hasta los Últimos rincones del Norte jalisciense. No obstante, los capítulos de esta pequeña obra, reflejan los puntos de vista de nuestros compañeros de viaje, sobre la naturaleza, el hombre y las actividades económicas en este apartado rincón de la gran Región Centro-Occidente político-administrativa, que en buena medida pertenecen ya -repito- a la faja de transición al Norte zacatecano y más allá a las profundidades de la Sierra Madre Occidental en Durango. En el gabinete de la UNAM continuamos el estudio de documentación, mapas, etcétera, durante todo el año de 1986, para terminar la redacción de los diversos capítulos a mediados de 1987. 2. Notas gen erales sobre Geografía Física, recursos naturales *v uso del suelo* El Norte del Estado de Jalisco se encuentra incluido en la provincia fisiográfica de la Sierra Madre Occidental, la cual se extiende desde la frontera con Estados Unidos en una dirección NO-SE, limitando en el Sur con la provincia del Eje Neovolcánico, el desierto de Sonora, la llanura costera del Pacífico por el Oeste y con la provincia de Sierras y 3olsones, la extensión occidental de la Sierra Madre Oriental y la Mesa Central por el Este. La Sierra tiene una altitud que va de los 2 500 o 3 000 m.s.n.m; presentando en el occidente una ladera escarpada mientras en el oriente va bajando gradualmente a las regiones llanas del centro, los materiales volcánicos se encuentran extendidos en la parte central de la Sierra, formando elevadas * Datos de Síntesis geográfica del estado de Jalisco, S P P , 1981, reunidos por la estudiante de Geografía Martha Pérez Valadez. mesetas que alternan con valles, lomeríos y cañadas tipicas de la provincia. Predominan climas secos y semisecos que dependiendo de la elevación van de cálidos a semicálidos (este último es propio de los profundos cañones). Los flancos de la Sierra presentan condiciones sernisecas cálidas y semicálidas en el centro y SW. En los declives occidentales, el clima varía de subhúmedo a semiseco cálido y semicálido. Los municipios que forman el Norte del Estado, tienen suelos aluviaies y residuales de origen volcánico que dependiendo de la topografía y el clima serhn variados, pues existen suelos pobres en nutrientes como los que se encuentran en algunas áreas de: Colotíán, Sta. Ma. de los Angeles, Totatiche, Villa Guerrero y Mezquitic; otros ricos en materia orgánica y nutrientes, localizados ampliamente en zonas de: Huejúcar, Oeste de V. Guerrero, SW de Totatiche, la mayor parte de Mezquitic, Oeste de Chirnaltitlán, Norte de Sn. Martín de Bolaños y Este de Bolaños, otros mas con formación de terrones ubicados en una pequeña zona al centro de Mezquitic. TambiCn encontramos suelos de fertilidad baja o moderada en el municipio anterior en su punta Norte y al Oeste del mismo, así como una zona al SE de Totatiche. En lo que a vegetación se refiere, encontramos matorral subtropical en: Este y Sur de Huejúcar, Este de Sta. Ma. de los Angeles, en forma de corredor la parte central de Colotlán. En el Norte de Huejúcar, SW de ~olotlbn,Oeste de Sta. Ma. de los Angeles, la mayor parte de Totatiche, Norte de Chimaltitán, Norte de V. Guerrero y Norte de BolaÍíos, algunas zonas aisladas en el Norte de Mezquitic y de Huejuquilla el Alto asf como en la parte Sur de este Último, encontramos pastizal natural alternando con pastizal halófilo. Hay bowue de pinoencino al SW de Chimaltitán y Este de Sn. Martin de Bolaños, en una franja que va de Sur a Norte iniciándose al Norte de San Martin de Bolafios, centro de Bolaños, W de Villa Guerrero, extendibndose hacia el W de Mezquitic y al Sur de Huejuquilla el Alto. El pastizal inducido se localiza en áreas aisladas al este de Chimaltitán, W de Totatiche, Este y SW de Bolaños, Norte de Villa Guerrero, SW de Mezquitic. El Matorral crasicaule alternando con vegetación secundaria está en: Oeste de Colotlán, E de Totatiche, franja central desde Mezquitic hasta San Martín de Bolafios, Norte de Huejúcar el Alto, Oeste de Bolaños y Mezquitic. Las posibilidades de uso agrícola son limitadas en la parte Este de la región mientras que por el Oeste las probabilidades de uso agrícola son posibles en casi dos terceras partes de su superficie, sin embargo esto puede ser variable dependiendo de la topografía, el clima y el suelo de la zona en que como se observó es predominante el suelo rico en materia orgánica sobre todo en la parte centrooeste de la regifin. En la porción E de la región exste una agricultura manual estaciona1 predominando en las partes Este de Sta. Ma. de los Angeles, Colotlán la mayor parte de Totatiche, Chimaltitán y Sn. Mart in de Bolafíos. En franja de Sur a Norte pasando por partes centrales de Sn. Martin de Bolaños, W de Chimaltitán y Bolaños, al W de Mezquitic, sur de HuejuquiHa el Alto, algunas zom de Villa Guerrero y en la p u t a norb de Mezquitk donde los iinicos cultivos posiib en aste tipo & agricultura son: maiz, frUol, sorgo y garbanzo con h i t a n t e s de acuerdo a las condiciones físicas del terreno, localizada en la superficie disectada de gran meseta. En el W de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, Sur de Villa Guerrero, E de Chimaltitán, zonas centrales de San Martín de Bolaños, Norte y SW de Mezquitic así como algunas zonas del norte de Huejuquilla el Alto encontramos áreas no aptas para el desarrollo de utilización agrícola debido a pendientes que van del 10 al 7O0/0, encontrándose lomeríos y caíladas y con una profundidad del suelo que fluctúa de 10 a 20 cm por lo que no es posible su utilización agrícola. La agricultura mecanizada continua se localiza al W de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles, Sur de Colotlán, Norte de Totatiche y Villa Guerrero, zonas aisladas al Este de Chimaltitán, partes centrales en el brazo de Mezquitic, W y Norte de Huejuquilla el Alto, en los cuales pueden cultivarse maíz, frijol y garbanzo. Si existe riego, pueden cultivarse: acelga, aguacate, ajo, ajonjolí, apio, avenay brócoli; calabacita, cebolla, espinaca, jitomate; localizados en el piso del valle. La agricultura de tracción animal estaciona1 se presenta en partes centrales de: Huejúcar y Sta. Ma. de los Angeles, en una pequeña área al Sur de Colotlán, Sur de Sn. Martín de Bolaños, NW de Villa de Guerrero, NE y E de Mezquitic y en una pequeña zona al W de Sn. Martín de Bolaños; en los que se pueden cultivar: maíz, frijol, sorgo y garbanzo. El aspecto pecuario en la región Norte de Jalisco, tiene posibilidades de uso, sin embargo no significa que éste se pueda llevar a cabo Dq f o m a intensiva pues dependerá de las condiciones físicas del terreno. Puede aprovecharse la vegetación natural (diferente del pastizal) al Oeste de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, parte central de Totatfche, Norte de Chimaltitán y Villa Guerrero, algunas áreas al Oeste y Este de la punta de Mezquitic, centro y Sur de Huejuquilla el Alto, SW de Bolaflos y Oeste de San Martín de Bolaños. Existen algunas áreas en las que el aprovechamiento de la vegetación natural es utilizada únicamente por el ganado caprino: franja central de Huejúcar, Oeste de Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, Norte de Totatiche, NW de Chimaltitán, la mayor parte de San Martin de Bolaños, Este de Bolaños, Este y Oeste de Mezquitic, Norte de Huejuquilla el Alto. El pastoreo extensivo e intensivo dependerá de varios factores como el tipo de terreno en cuanto a vegetación natural, praderas cultivadas, espesor y pendiente del suelo, para que el ganado que existe o el que se introduzca, pueda desarrollarse. Destacan el ganado bovino, ovino y caprino. En cuanto al uso forestal, la región presenta limitantes en la porción Este debido a la topografía de la zona que restringe la aplicación de técnicas de extracción. En el lado Oeste, existen bosques que presentan densidades altas por especie y diámetros por árbol, lo cual permite su industrialización; pero en la mayoría de los casos, la vegetación sólo se usa para consumo doméstico; es por ello que sus rendimientos son bajos. Las áreas de uso forestal de consumo doméstico están distribuidas ampliamente sobre el Oeste y Este de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, Oeste de Totatiche, y de Sur a Norte forma un corredor centra1 pasando por Sn. Martin de BolaAos, Chimaltitán, Bolaflos, Villa Guerrero y Mezquitic; por el Oeste de Bolaflos y al Norte de Huejuquilla el Alto. Las especies utilizables son : matocal subtro~ical,bosque de encino y pinoentre otros. Existen algunas zonas aisladas en la región, que se caracterizan por no ser aptas para la explotación forestal: Este de Huejúcar, parte central de Sta. María de los Angeles y Colotlán, NW y SE de Totatiche y NE de Villa Guerrero, una zona en la parte central del brazo de Mezquitic, un área al Norte de HuejuquiIla el Alto. El uso forestal industrial es posible mediante la utilización directa o indirectamente por el hombre porque la técnica de extracción tiene una aptitud media en ésta y en el uso comercial. El uso forestal industrial se puede llevar a cabo en sierras altas con mesetas y en menor grado en el caffón. La vegetación está constituida básicamente por bosque de pino-encino, que presenta en algunas zonas, diámetros mayores de 35 cm. y un.promedio de 180 árboles por hectárea; viéndose fuertemente limitada su extracción en pendientes mayores del 40% . Este tipo de uso forestal se localiza al Sur de Chimaltitán y Este de San Martin de BolaÍíos, en un corredor de Sur a Norte pasando por: centro de San Martín de Bolaños, Oeste de Chimaltitán, Este de BolaAos, Oeste de Villa Guerrero, Este de Mezquitic y Sur de Huejuquilla el Alto. La explotación forestal comercial se localiza únicamente en la parte central de Huejuquiiia el Alto, limitando m8s al Sur con la explotaci6n forestal industrial. En cuanto a la agricultura, ésta se encuentra dis- tribuida de la siguiente manera: la mayor parte de la regibn se encuentra cubierta por vegetrci6n natural, encontrándose algunas áreas con agricultura & temporal: Este de Huejúcar, áreas centralsl& Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, pequeñas /IIY al centro de Totatiche y Norte de Villa Guerrero, norte de Bolafíos, Mezquitic (punta), Huejuquilla el Alto. La superficie de la porción Este cuenta con agricultura de temporal, con tres divisiones por las características de los suelos: la agricultura es mecanizada y con tracción animal, el uso de fertiiizantes y pesticidas es generalizado y el ciclo de cultivo es anual y donde los principales cultivos son: maíz, frijol y sorgo. La producción es destinada al comercio regional y al autoconsumo, Con suelos someros y de baja fertilidad y pendientes suaves, tiene agricultura de temporal con tracción animal y pocas veces mecanizada. Este tipo de agricultura tiene grandes áreas con serios problemas de heladas y granizadas que provocan pérdidas considerables en las cosechas. La agricultura de riego localizada en pequeflísimas áreas es abastecida de agua por pequeflas represas o bordos con labranza mecanizada y tracción animal. El empleo de fertilizantes y pesticidas es alto, los ciclos de cultivo son anuales y perennes, los rendimientos no son significativos. Los cultivos son: maíz, frijol, camote, papa, cebada, avena, cebolla, tomates, durazno, aguacate, guayabo, etcétera. En la parte Oeste de la regibn, la superficie está dividida en: zonas agrícolas de riego, localizadas al SW de Sta. María de los Angeles, en pequeñas superficies del Caiíón y de las sierras altas con mesetas. Los suelos de estas áreas son de mediana o alta profundidad y fertilidad con pendientes suaves; el agua para riego se obtiene de pequeñas presas, el uso de fertilizantes es generalizado y los plaguicidas y herbicidas los emplean la mayoría de los productores. Los cultivos principales son: alfalfa, alpiste, cebolla, chile y maíz, de ciclo anual; pero existen también perennes y semiperennes, destinándose la producción al comercio regional y al autoconsumo. La agricultura de temporal se realiza en variadas formas, dependiendo de las características de los suelos. De esta forma se realiza la labranza con tracción animal, muy ocasionalmente con maquinaria agrícola. La mayoría de los productores emplean fertilizantes, plaguicidas y herbicidas. Los cultivos son de ciclo anual y perennes, entre los anudes destacan: maíz, frijol y cacahuate. Si a los cultivos se les proporcionan los cuidados necesarios, se puede obtener una producción media en relación con el resto del Estado, ya que en algunas ocasiones son desvastados por heladas y granizadas. La producción se destina al comercio regional y en menor grado al autoconsumo. Las áreas con posibilidades d e incorporarse a la agricultura, se obtienen mediante la suma de aquellas que por sus condiciones físicas presentan aptitud para el desarrollo de algún tipo de agricultura, pero que no se están utilizando para esa actividad. Se cree que existen amplias zonas para integrarse al uso agrícola. sin embargo eso no significa que su rendimiento sea alto; por lo tanto, es necesario analizar la conveniencia de argumentar el cambio de uso de toda la superficie apta para agricultura, o bien sólo el de aquella que se diera en las condiciones físicas más favorables, con lo cual podría diversificarse el patrón de cultivos que incluiría los mencionados en el cuadro de posibilidades de uso agrícola. II. LAS CONDICIONES ,'VA TURALES EN EL NORTE DE JALISCO José Luis Coronado R. Una dificil geografía física es, en muchos casos, un factor nada despreciable en la meta por alcanzar la prosperidad de los habitantes de determinado territorio. Por tanto su conocimiento tendrá un valor significativo. El Norte de Jalisco posee condiciones particulares que pueden considerarse bajo este ángulo, no obstante encerrar en su seno una variedad importante de recursos naturales. Durante mucho tiempo fue una región poco acCt8ble a la colonización y al mismo tiempo refugio de grupos indígenas huicholes, mismos que se sirvieron de SU naturaleza hasta entonces salvaje. Pero poco a poco, con el crecimiento económico y teinológico, la región se ha integrado cada vez más ;il resto del país. Sus condiciones naturales, ya no son tan insuperables como para mantener el aislamiento. Sus recursos naturales atraen en forma constante la atención de pequeñas y grandes empresas. Creemos incluso, que en un futuro no lejano, la transformación de la región será sensiblemente acentuada; por lo que es importante conocerla en su etapa actual para pretender influir en una transformación basada no precisamente en la ignorancia y la rapacidad, características ambas de la miseria de un pueblo, sino en el conocimiento de sus posibilidades racionales de desarrollo. Así pues, este trabajo, parte de uno más amplio que incluya otros aspectos de la región, tiene como finalidad el describir y explicar las condiciones naturales que la caracterizan, aunque de sobra conozcamos que la naturaleza no respeta fronteras y limites impuestos. El Norte de Jalisco forma parte de distintos conjuntos naturales, pero "dentro" de sí misma la región adquiere características propias, que precisamente aquí buscamos resaltar. Abarcamos los distintos factores naturales en una secuencia formal, relacionándolos con otros cuando pretendemos explicar sus procesos. Para lograr un estudio más profundo de cada uno de ellos, seria imprescindible el trabajo de campo correspondiente con un tiempo que excedería nuestras posibilidades : de allí que nuestras perspectivas sean modestas en este sentido. La principal dificultad a la que nos vimos sometidos, fue precisamente el desconocimiento que de la región se tiene. No existen trabajos referentes a las condiciones naturales generales, sino únicamente pequefios estudios particulares sobre algún aspecto o de un punto determinado de su territorio. Así por ejemplo, para explicar y describir el relieve tuvimos solamente dos investigaciones con la región como referencia; ambas son tesis uni~ersitarias.Una de ellas orientada a la elección de la ruta más adecuada de la ciudad de Aguascalientes al puerto de San Blas, atravesando sólo una franja del Norte de Jalisco; y la otra, dedicada a la descripción del distrito minero de Bolaños. Con relación a la Sierra Madre Occidental sólo existen trabajos parciales, referidos principalmente a las zonas de los Estados más productivos en cuanto a riqueza minera se refiere. De allí que para obtener más información fuera necesario consultar descripcione S geográficas generales y aprovechar al máximo el material cartográfico disponible sobre el tema. Asimismo para los climas, la hidrografía, suelo, vegetación y sobre todo la fauna, la escasez de información nos obligó a abordar obras generales sobre estos aspectos. Se explicará entonces lo invaluable del trabajo de campo realizado. Finalmente, es importante considerar que los distintos factores descritos, no actúan en forma aislada sino en conjunto, formando un todo donde su influencia recíproca hace que unos sean más determinantes que otros. Tal es por ejemplo el caso del relieve en el Norte de Jalisco. En el centro del país y dentro de la gran región económica Centro-Occidente se localiza el Estado de Jalisco con cinco regiones medias, una de las cuales está con claridad delimitada política y administrativamente como "Valles Norte de Jalisco-Bolaños" (Bassols, 1984). En este trabajo la llamaremos "Norte de Jalisco" o simplemente "la región". La región Norte de Jalisco es un territorio enclavado en la zona meridional extrema de la Sierra Madre Occidental, de la que forma parte. Se halla situada entre los 2 1' 10' y 22'50' de latitud Norte, a escasos 90 km. al Sur del Trópico de Cáncer y entre los 103' y 104'30' de longitud Oeste, a 1 00 km. del Océano Pacífico; desde San Blas, Nay. a Tuxpm, Jal. Tiene vecindad con los Estadcls de Zacatecas, al Norte y Este, específicamente con sus regiones medias "Valles centro de Zacatecas" y 'Valles de Juchipila-Tlaltenango"; y con Nayarit al Oeste, con su región media "Sierra de Nayarit". En un mapa de la República mexicana, el Norte de Jalisco resalta por lo característico de su forma irregular y con un poco de imaginación, diríamos que sus límites dibujan una "península" o una "mano con tresdedos" ligada al resto del estado apenas por una breve cintura no mayor a unos 20 km. de ancho. La extensión aproximada de toda la región es 8 8 17 kilómetros cuadrados (S.P.P., 1981), el llO/o de la superficie estatal. Superando, por ejemplo, las superficies de Estados como Aguascalientes, Morelos o Tlaxcala. Las altitudes dentro de la región son muy variables en magnitud, debido a la topografía sumamente irregular que la caracteriza. Esta varía de los 700 a los 2 850 m.s.n.m., o sea del cauce del río BolaÍíos al parteaguas de la sierra Huichol. Los grandes conjuntos naturales de los que forma parte el Norte de Jalisco, son fundamentalmente dos. Primero, como arriba se mencionó, es la Sierra Madre Occidental con su gran cuerpo montaiioso orientado del Noroeste al Sureste a lo largo de kicx 35 / 1 400 km. dentro del territorio nacional, desde Nogales y Cananea, Son. hasta el mismo cafión de Bolaños y el de Juchipila en Zacatecas; segundo, la región hidrológica "Lerma-Chapala-Santiago" de la que forma parte la cuenca del río Bolaños y la del río Huaynamota con una superficie de drenado dentro de la región, de 5 052 y 3 5 13 k m 2 . respectivamente. Ambos conjuntos naturales, entre otros, tienen mayor importancia debido a que su estudio permitirá explicar la configuración del relieve y su posterior modelado de una manera más amplia, asi como las características fundamentales de los elementos de la geografía física regional. El Norte de Jalisco se divide administrativamente en 10 municipios de los cuales, dos de ellos, Mezquitic y Bolaños cubren casi el 50°/0 de la superficie total; el resto tiene dimensiones similares entre sí, exceptuando a Huejúcar y Sta. Ma. de los Angeles que son los más pequeños. La naturaleza en cada uno de ellos muestra diversos matices, pues existen los muy accidentados como, por ejemplo Bolaños y Chimaltitán; o los que tienen climas más húmedos y fríos como Huejuquilla el Alto. Sin embargo todas sus características tienen una importante vinculación entre sí, 10 que hace permisible una caracterización general de sus condiciones naturales que son influidas, tanto por la cercanía relativa al océano Pacífico como por su también relativa influencia continental, ejercida por el altiplano mexicano. Es decir, que la ubicación de la región Norte de Jalisco se hace singular desde su misma concepción como una zona de transición entre los amplios paisajes áridos y los templados de México. CUADRO DE SUPERFICIES S u p e r f i c i e Estada de Jalisco K egión Norte Mezquitic Bolaños Huejuquilla el Alto Sn. Martín Bolaños Villa Guerrero Chimaltitán Colotlán Totatiche Huejúcar Sta. Ma. los Angeles (1) (2) (3) (4) (5) (6) En K * ~ . En porccntajc En porcentaje En porcentaje ):n proccntaje 1:n porcentaje d c la superficie estatal. de la superficie regional. de superficie accidentada. de superficie semiplana. de superficie plana. 4 Fuentes: - - S P P . Síntesis Geográfica de Jalisco. México, 1981. SARH. Colotlán, Jalisco. VI11 Distrito. Docuniento interno, 1980. Composición de la topografía 2. Relieve Hemos mencionado que el relieve en el Norte de Jalisco es de una importancia singular. No sin razón se le llamaba en antiguas descripciones geográficas "la región de los cafíones" (Gutiérrez, 1949) por su difícil acceso terrestre y por estar presentes en ella angostos valles de laderas con pronunciada inclinación. Ya que explicado en su historia geológica, estructura, geoformas, mineralogía, etcétera. El relieve posee la clave para entender lo que la naturaleza ha determinado a partir de él, como la distribución de sus distintos climas, suelos, hidrologfa y vegetación. Si observamcis un mapa tectónico mundial, podemos sefialar que la Sierra Madre Occidental forma parte de las elevaciones importantes que rodean al Oceano Pacífico. Estando muy relacionada su existencia con la actividad que la placa Pacífica ha realizado en otras épocas sobre la placa Norteaméricana. Al mismo tiempo podríamos localizar su extremo Sur justamente en la depresión del río Grande de Santiago, que define su límite meridional y lo separa del Eje Neovolcánico Mexicano, donde los volcanes Sangangüey , Ceboruco y Tequila lo inician de Este a Oeste. Entonces, el gran anticlinal de la *a Madre Occidental en el Norte de Jalisco se ritQa por un lado, entre una faja de llanura costera qaie la separa de la pequefia placa de la Ribera, y gor el otro al Este, la Mtiplanicie Mexicana. La región, junto con la totalidad del territorio ocupa actualmente la Sierra Madre Occidental hi permanecido emePgido desde, cuando menos el 38 - , periodo Pérrnico de la era Paleozoica, hace 285 rnillones de afios. Los levantamientos iniciales que dieron origen a la Sierra se sitiian en el periodo Cretácico Superior de la era Mesozoica (Tamayo, 19531, es decir. hace aproximadamente 137 millones de afios. Las salidas de material extnisivo por fallas y conos volcir~icos, ahora intensarnen te erosionados, fue posterior, hace unos SO millones de afios, coincidiendo con las distintas revoluciones orogénicas de fuiales del rerciario. La Alpina en Europa y la Circumpiic!fica en h e r i c a (Holmes, 1971). Es decir, quz los levantamientos fueron seguidos de la salida de materiales que cubrieron y formaron las capas superficiales de fa Sierra en su mayor parte. Smith, D . M . nos dice aí respecto: Del pxiodo Cretávico medio a las postrimer r s c5el mismo. un levantamiento combinado san iin ~~ísegamiento intenso de rocas paleozoicas y ~xesomcicasen la redon que se conoce ahora t g m o la parte central de la Sierra Madre Occidiot:z,z! ~ ~ i n i i c f con r ó utl rápido movimiento da r F I ; I Z ~ * L C T O ~,~tn?erican*i C~ hacia t:f Oeste, =- 1 rr 1% pl;i;a FarulHhn >,,ira:- se f-;oiita y .;i:hszciasirtenie~~te de zrdeStas c~t.il*.ai~:d<i más Ge 3 5 00 T. en espesor, i u e ron t ~ir?rsionadas durante la ina1sicl9nCretác:~oercr-trií~Hacia íos Inicios del Oligocerao, cesíi f ~ s l de l a placa Faraflór jr a la vez C. , .nr ,,, .. . -t :n?plauadqx los p!u tnnes tie andesit2, .'. infitri - g ! f ~ t ~ c _ ~ d i ~ ~ t t 8 A n ~ e ?~ 4 . ~ 4 t'in del Ohpaceno se depositaron capas r r ~ j 2z cle ~z-egiscay conglon;eradc, en cuencas arnyt!s< poco profundas. La segunda mitad del " + . ' Cenozoico se caracterizó por la extrusión de grandes volúmenes de lava e ignimbritas riolíticas, intrusión de plutones graníticos, formacióri de riolitas estaníferas y depósitos epitermales de plata, fallamientos de tipo "fallas en Bloque" con rotación de éstos y el fallamiento y desplazamiento sobre rumbo de la placa Pacífica al noroeste. ' Las lavas estuvieron constituidas en un principio por dioritas, andesitas y porfiritas en la región. Después las andesitas se asociaron con riolitas y basaltos, siendo estos últimos los más recientes y predominantes, logrando espesores que oscilan entre los 1 500 y 1800 m. (S.P.P., 1981),sobre rocas del Mesozoico. Los derrames de lavas continuaron hasta el Pleistoceno conformando a la Sierra Madre Occidental como la conocemos actualmente; con un escarpe importante hacia el occidente y paulatinos descensos hacia el oriente formando cadenas y valles con orientación Noreste-Suroeste. En el Norte de Jalisco, así como en la mayor parte de la Sierra Madre Occidental los materiales ígneos se encuentran depositados en amplios mantos tendidos, formando las mesetas típicas de la región. La actividad tectónica, las características litológicas, la distribución de fracturas así como profundas e importantes fallas, amén de los procesos erosivos, hicieron posible el modelado de cañones como el de Juchipila y Bolaños que caracterizan el Sur de la Sierra. En un intento por sintetizar la historia geológica de una amplia parte de la región Norte de Jalisco y auxiliados por el estudio de Whal Jr. D.F. para la Sierra Madre Occidental transcribimos la siguiente secuencia : 40 Para el Paleozoico existen registros pobres de depósito y deformación. El Triásico y Jurásico se caracterizan por erosión. En el Cretácico predominó la depositación, inclusive de calizas. Para el Cretácico Tardío : erosión seguida por depositación, inclusive de algunas rocas volcánicas. Levantamiento en las márgenes de la cuenca. Cret ácico Tard ío-Terciario Temprano : deformación con plegamientos intensos. Algunas intrusiones de granito. Terciario Temprano: gran parte de la erosión forma una topografía rugosa. Flujos volcánicos varían en conlposición de basalto a riolita. Terciario Medio: más formación de montañas. Plegarnientos suaves con instrusiones plutónicas en gran escala y fallamiento extenso a l g u n a s de estas fallas del Terciario Temprano estan cortadas por las intrusiones. Terciario Superior : menos volcafiisnio . Alguna actividad orogénica de término medio, probablemente a lo largo de líneas de falla y plegamientos preexísterites. Depositación de rocas volcánicas estratificadas y elásticas en cuencas cerradas. Terciario Medio-Cuaternario : fallainierit o normal extensivo al Norte-Noroeste. el cual controla la mayor parte de la topografía y el drenaje actuales. Ligero levantamiento posterior, de ~ o r t vertical e hacia abajo llevado a cabo por corrientes de flujo hacia el Oeste. Como podernos apreciar, aunque en forma sintética, la actavidad tectónica ha sido intensa en toda la región de la Sierra. Para el Norte de Jalisco, también lo ha sido. El resultado, es la estructura geoló- gica actual, presentándonos pilares y fosas tectónicas, por una de las cuales corre el rio Bolaffos, así como mesetas escalonadas y relativamente pequefias Los movimientos orogénicos en el Norte de Jalisco que conformaron el actual cañhn de Bolaños a partir de grandes levantamientos, con intenso fracturamiento y fallamiento dejaron como resultado un relieve abnipto y escalonado, sobre todo en los municipios centrales y meridio~ales.Los escarpes de falla, las mesetas escalonadas, las coladas de material ígilet2 tienen una marcada orientación Norte-Sur, lo y ue supone grietas grandes y alargadas, y los escarpes abarcan una magriitud considerable que se reflejari en la tan preciada xnineralización. Sobre este particular, Charre 0, ncis dice: Las fallas se clasifican como de origen tect8nim; en el dimito se !es considera corno e1 resultado de los Ú~tknos(ii'iti~rbiosO C L I ~ ~dilranfeb J O S la orogenia Laramide. d s i conno yuciblenrente LUJ iRtrusivo que produjo ur: 1:) anbamiei~lot l ó m i c ~ y posteriormente el asentaiilsicr;ríi de r a s a s que produjeron fallas de tipo n o m a : . F;stcls esfuerzos dieron angen a f~etctu~anrtr: to!? 1;:;: nrtos qrse sirvieron pi ra em' ern9plaz:i:q-lre:r tci .: i s i ~ 2 ;:;:rziización . q3 El. escalona~ílenttsera que se prtrsenta, i ~ í> ec.rnc1 su orientacih~grecl~maí-sar;te.4 0 r;ezko a i ~ s c r v ~ h l c y regis~rad~r c5: ser fallas ncn-iilaies,5:c:o es, p TOVGR;~das por un 2iargamlci110 c;e Ia L,VTILZ-% 3onde la tensión estuvg presente, ncss psrrcr-jc prn:;rir con mucha pr~kabilidad r 3 s é ~ l~~ ~ ~ ~~:1ie~1r~45 iarit simultáneos 10 que 3how FOV lar :,Bt~f'~ai-i HU~C~IQ! Bolaños y M C ~cines) I prtov:jcasr.trz Iv;. $14a bi ;: mstr 42 PERFILES DEL RELIEVE Y RED HlDROGRAFlCA DEL NOñTE JALISCO NAY.1 JALl SCO NfiWRIT] JALISCO 1 I ZACATECAS XACATECAS ESCALA VCRTEAL 1: 03,880 ESCALA HORIZONTAL 1: 1000000 M 511- rial ígneo que postenormen te en grandes cantidades se reacomodó en la actual fosa tectónica, por donde corre el río Bolaños. La fosa está presente en la región, desde su límite con el Estado de Zacatecas en forma combinada con pequeños pilares intercalados de Oeste a Este, para descender hacia el Sur y formar una sola %osaa partir del municipio de Bolaños, dcir~dsi^._r,ciic+i-xnos las zonas de mesetas escalonadas : t;olno vestigios de escurrimientos riolíticos y andesíticos. E. López Ramos, en su Geología de México, refiriéndose a la región explica: Hacia el Sur de la Sierra Madre Occidental, ha sido poco estudiado, pero se sabe que los derrames riolíticos cubren la zona central y oriental, asícomo buena parte de la Meseta Central y llega un poco al Sur de la Zona de las fosas tectónicas. Es casi seguro que bajo estos derrames se encuentra una importante unidad tectónica. La constitución de la Sierra Madre Occidental en su conjunto responde a rocas ígneas, tanto extrusivas como intrusivas, en su casi totalidad. El Norte de Jalisco no escapa a ello. No negaremos la existencia de algunos afloramientos de sedimentarias, ya que estan constitufdos como asociaciones del Cuaternario , de areniscas y conglomerados de origen aluvial los pocos existentes. Se puede observar junt o con tobas arcillosas en los municipios de Mezquitic. Colotlán y Sta. Ma. de los Angeles. Pero las rocas ígneas sobresalen por su extensión, ya que afloran en todos los municipios. De ellas las más abundantes son: La andesita, extrusiva, volcánica, que en la región se presenta como porfídica, es decir, que posee fenocristales, permitiendo suponer su enfriamiento a cierta profundidad y aflorando posteriormente. Su color es pardo o pardo grisáseo, muy fracturada. El basalto, roca extrusiva volcánica, de color marrón y e11 ocasiones negro grisáseo ; muy intempsrizada, se encuentra presentando amígdalas rellena de material, también muy fracturada. La toba, roca piroclástica, de color claro en tonalidades rosadas, se intemperiza en blanco con frecuencia. Su variedad a veces la hace confundirse con arenisca. La riolita, extrusiva, muy común debido a los derrames por la serie de fallas: la encontramos generalmente sobre tobas. Su color va del rosado pardusco al amarillo rojizo. Prácticamente carece de fierro, por lo que también intemperiza en color blanco. Se le considera el resultado de la última manifestación volcánica. Por otro lado, las formas del relieve dentro del Norte de Jalisco también han sido poco estudiadas, en lo que se refiere al modelado en rocas ígneas extrusivas, muy comunes en México; esto es, rocas que han sido expulsadas por una gran cantidad de fallamientos en relación directa a un tectonismo intenso. Un estudio geomorfológico de la región tendría, como primer problema, que considerar la escala adecuada que serviría de base para caracterizar y explicar las distintas formas así como para establecer las distintas relaciones con la litología, red hidrográfica, pendientes y masividad de1 relieve, entre otras cosas, como resultado de un análisis morfométrico de cuando menos la totalidad de la cuenca del rio Bolaños. Estudio que sale de nuestros "limites" en un principio expuestos. Sin embargo, al haber observado el conjunto de la región, si podemos describir y comentar sus tortuosas formas, buscando una visión m&scompleta de ella. Una primera observación, es que los relieves resultantes de las fallas normales han permitido una mayor exposición a los agentes erosivos debido al "alineamientoy' de sus respectivos escarpes, dando lugar a relieves potencialmente activos, dependiendo siempre de la acción y distribución de otros factores. Para ejemplificar bastaria con observar la marcada diferencia en la actividad erosiva en ambas márgenes del río Bolaños, siendo que presentan estructuras geológicas similares, tanto en superficie como en profundidad. La formación de mesetas y barrancas profundas a lo largo del caiión son muy frecuentes; los derrumbes de material han dejado abánicos perfectamente visibles al pie de altos escarpes de falla. En el Noreste de la región, observamos la zona meridional de las sierras y valles zacatecanos en el extremo Este de los municipios de Colotlán y Santa Ma. de los Angeles, asociados con pequeñas mesetas que poco a poco descienden hacia el Oeste para fomar un piso amplio de valle con lomeríos, distribuido a lo largo de una franja que corre de Norte a Sur desde el municipio de Huejúcar hasta el de Colotlán. Para entrar luego en la parte occidental de los municipios citados, donde mesetas intensamente disectadas nos anuncian un cambio en el cauce del río Colotlán. Pues ya penetrando al Norte del municipio de Totatiche se observan cmones asociados con cafiadas que comienzan a cortar abruptamente las mesetas. El centro del municipio de Totatiche se caracteriza por lomeríos con pequeflos valles intercalados y 46 cañadas, considerados comQ la transición en la disectación de gran meseta hacia el Oeste. Zona actualmente modelada por el rlo Colotlán y abarcando hacia el poniente una gran parte del municipio de Villa Guerrvro y una amplia zona en el Norte de Totatiche. Al centro de la región Norte de Jalisco, nos encontraremos ya con el caíión de Bclaños. Comienza prcpramente en el municipio de Mezquitic, con un estrecho valle que paulatinamente y conforme se dirige al Sur se va cerrando cada vez más, y por lo tanto va ericajorrando al río entre las mesetas escalonadas a sil derecha y profundas cañadas a su izquierda. El desgaste y acarreo de material se observa mucho niás activo eii esta última, al grado de distinguirse con claridad los diques de angosto grosor y considerable altura, ya completamente erosionados, y un mayor trabajo remontante de los diferentes arroyos que por ese lugar descienden. En cambio, del lado poniente, son admirables la serie de pequeñas mesetas escalonadas, conlo si por deslizamiento hubieran existido grandes acomodamientos hacia el fondo del cañón, y no procesos de desgaste fluvial. Así, conforme se dirige más hacia el s u r comienzan a aparece:, sobre todo al Poniente del cañón, los escarpes de falla de una altura sobresaliente y que intemperizados adquieren un color blanquecino. Atraviesa no sólo el municipio de Mezquitic, sino también la parte Este de Bolaflos. El extremo Sur es ya sumamente angosto y profundo, franqueado al Oeste por la zona meridional de la Sierra Huichol y al Este por la de Bolafios. Una vez cruzado el río Bolafios, hacia el oeste, la altitud sube vertiginosamente de los 800 a los 2 800 m. en una distancia horizontal que no rebasa los 20 km., para después descender hacia un valle disectado por el río Camotlán en forma intensa, con un gran número de pequeñas cañadas y donde la red hidrográfica no se encuentra tan definida por causas tectónicas, sino litológicas, pues existe una red más ramificada y con mayor amplitud. Por último tenemos a la zona septentrional del Norte de Jalisco, en el municipio de Huejuquilla,-ligada a la Sierra Huichol por una zona de amplias mesetas donde subsisten pequeñas masas originadas por una erosión diferencial. El centro del municipio es un estrecho valle asociado con lomeríos y pequeñas mesetas labradas por una reducida red hidrográfica. 3. Climas Las condiciones que caracterizan y perfilan los climas en el Norte de Jalisco son fundamentalmente dos: el relieve, tanto por lo accidentado como por su orientación; y la ubicación que el conjunto de la región guarda con relación al Trópico de Cáncer, al océano Pacifico y a la Altiplanicie Mexicana. El relieve, como lo hemos visto, es el "orientador'' regional de los vientos en superficie, es el que permite o no el acceso de masas de aire a diferentes zonas, determinando su dirección e intensidad, la humedad contenida en ella y, en sentido local, la distribución de temperaturas debido a las diferencias altitudinales representadas por variaciones bruscas en cortas distancias. Las diferencias altitudinales de 800 a 2 850 m.§. n.m. desde el cauce del río Bolaiios hasta las partes más altas de la Sierra Huichol, así como la existencia del cañón de Bolaños con una orientación Norte- , iI Sur, divide a la región prácticamente en dosgrandes zonas con una distribución casi simétrica de los climas y propicia una gama de ellos no despreciable por su número. Desde el Seco Estepario, eri las zonas bajas del centro del cañón, hasta el Tropical con lluvias en verano en algunas zonas del río Camotlán en Mezquitic, pasando por diversos climas templados en las diferentes serranías y mesetas. La posición de la región como un conjunto de factores naturales es de gran importancia para el clima. El Norte de Jalisco se localiza a unos 100 km. al Sur del Trópico de Cáncer, esto es, en una zona entre los 21' y 22' de latitud Norte. En los meses de marzo p abril el sol permanece más o menos en el cenit, siendo esto inmediatamente arñes y después del equinoccio de primavera, lo que hace que toda esa zona se vea influenciada por la verticalidad de los rayos solares, provocando altos niveles de insolación. El hecho de que la región se encuentra virtualmente entre zonas de latitudes consideradas como tórridas y templadas, así como los cambios fisiográficos al situarse en la proximidad del altiplano en su parte meridional y estando ella misma enclavada en la Sierra Madre Occidental, nos hace referimos a la transición entre las regiones Neártica y Holártica y su reflejo no sólo en los climas, sino en la flora y fauna regional. Los vientos alisios, tan importantes en el litoral oriental de México, carecen de influencia superficial significativa en la región, puesto que los vientos predominantes son el resultado de un "encajonamiento'' y desviaciones importantes realizadas por el alto relieve. E incluso se presentan localidades como Bolaños, donde gran parte del año, el viento es su- PRINCIPALES CUYAS M L NORTE M JALISCO ESTKtON - -Y 1 t ESCALA 1: 100 000 .-E: Ou1-0F - i.rr. Brta d. Climas. 2 Mérito, 1980 Modificaba por el Autor. CLIMOGRAY AS a VILUUUCVA, ZAC. REPRESENTATIVOS EFSAMJJ A S O N O SWTA MARI* LOS W t L t l . J A L @ @ MWJUQDIUA IL UIO>.J A L mamente débil, y cuando éste se presenta, lo hace invariablemente del Norte. No obstante, las masas de aire que alcanzan a influir en la región son las que provienen del océano Pacífico, a unos 100 km. al Oeste, pero con una humedad ya muy disminuida, provocando en las partes más altas el predominio de los vientos del Oeste, sobre todo en la época de ciclones tropicales, que actúan directamente en la llanura costera de Jalisco, Nayarit y Sinaloa en los meses de mayo a octubre. La observación y estudio de las variables climáticas en el Norte de Jalisco, se han realizado por trece estaciones meteorológicas pertenecientes a la SARH, con periodos de observación promedio de veinticinco años en siete de ellas y de diescisiete en las restantes. Sin embargo, su distribución es acentuada en los municipios del noreste de la región, dejando amplias zonas, sobre todo el cañón de Bolaños, la Sierra Huichol y el valle del río Camotlan prácticamente a oscuras en cuanto a datos meteorológicos se refiere. Aun así, la relación cuantitativa de los datos que ofrecen, junto con la información de las estaciones que rodean a la región en Nayarie y Zacatecas, permiten deducir con claridad los diferentes climas. El comportamiento de la temperatura dentro de la región se encuentra influenciada en primera instancia por el paso del ecuador térmico por el centro del país en el mes de julio (Barry, R. 1978) penetrando prácticamente hasta la zona meridional del Altiplano y explicando un poco el por qué la temperatura media anual para el conjunto de municipios es be 2 0 " ~con estaciones de 17°C en el extremo Norte, en las partes de mayor altitud y otras de 27OC en el extremo Sur, en las partes más bajas de la región. De los valores en cuanto a insolación se refiere, tenemos que en el Norte de Jalisco en número de días despejados en promedio, van de 120 a 150 en el aAo y con una insolación potencial del 60°/o (Vivó y Gómez, 1946). La marcha anual de la temperatura nos indica que en la región el mes de enero es -al igual que el resto del país- el más frío, donde las temperaturas mínimas extremas resultan ser de los O a los -5°C mientras que el mes más caluroso es junio con valores extremos de los 35 a los 40°C. De esta manera se vuelve a repetir la distribución: las temperaturas extremas más bajas las localizaremos al Norte, mientras que las más altas se observarán al Sur y Oeste de la misma. La oscilación diurna de la temperatura está influida directamente por las diferencias de altitud tan frecuentes, y presenta valores significativos para la zona meridional de la Sierra Huichol, de 26 a 20°C de rango; sobre todo es en la época de secas (marzo-mayo) cuando alcanza estos niveles. Al recorrer la región de Este a Oeste, el gradiente térmico varía fuertemente, tanto en el descenso al cañón de Bolaños como posteriormente en la subida a la Sierra Huichol. Además se aprecia en él una diferencia en ambas laderas del cañón; hacia 10s municipios de Huejúcar y Colotlán tanto la oscilación diurna como el gradiente térmico disminuyen en magnitud e importancia, mientras que hacia el Oeste, es decir hacia la Sierra Huichol, aumentan. En cuanto a la humedad debida a la precipitación, la región se considera también como una zona de transición, pues hacia el Este y Noreste nos en- contramos con una de las dos grandes regiones mas iridas y extensas del país: el Altiplano mexicano, que influye en los climas de la margen izquierda del río BolaiIos, en los municipios Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles, Colotlán y Totatiche. Hacia el Oeste se localiza la Sierra Nayarita, ya en franco descenso hacia la llanura costera, donde la humedad es mucho mayor debido a los vientos dominantes del oeste provenientes del océano Pacífico. Que vienen cargados de humedad y son, valga decir, arrojados a la costa desde el océano por ciclones tropicales durante los meses de mayo a octubre, y sobre todo de julio a septiembre descargando su humedad en las serranías nayaritas y llegando al Norte de Jalisco, como ya lo hemos mencionado, con la humedad sumamente mermada, pudiendo influir tan sólo en sus partes más altas. De allí que se explique no sólo la distribución de la humedad, sino su comportamiento en el año, pues los meses de mayor -y casi única- precipitaciófi son en el Norte de Jalisco de junio a septiembre. Solamente las estaciones ubicadas en ambas margenes del cañón de Bolaños, con altitudes de los 1 700 a los 2 800 m. son las que captan una precipitación superior a los 700 mm.; la mayor precipitación la localizamos en el extremo Sur de la región, en la estación denominada Paso de Analco con 890.6 mm. anuales. Y la de menor precipitación será Bolafíos con 570 mm. En los datos de todas las estaciones observamos que se mantienen en casi todas 6 meses de secas a partir de noviembre. Sin embargo existen años, como 1985, donde la temporada de lluvias fue sensiblemente escasa, al grado de no satisfacer siquiera la ;;rqXLiefia capacidad de almacenamiento en los lirnitadcf embalses del Noreste de la región. I l I l ) 1 1 I Así pues, tenemos las características de los climas de acuerdo al sistema de clasificación de Koppen modificado por Enriqueta García para los climas más significativos por su distribución y extensión. La característica común a los diferentes climas es el seguir un patrón aititudinal donde las curvas de nivel coincidirán con sus líneas de transición, es decir que a mayor altitud tendremos climas más templados y húmedos hacia el Oeste; y predominarán los calurosos y secos al centro y Este, con sernicálidos en las partes más altas. El clima predominante es el semicálido y subhúmedo con lluvias en verano y temperatura media anual superior a los 18°C y temperaturas medias mensuales más calurosas, superiores a los 22°C; y las medias mensuales más frías por debajo también de los 18°C. Se observan precipitaciones medias_mensuaies en los meses m á s secos inferiores a los 40 mm, distribuidos prácticamente en zonas de todos los municipios, respetando altitudes delos 1700 a los 2 000 m. con un amplio predominio en los municipios de Mezquitic, Totatiche y Colotlán. Así como las franjas altitudinales comespondientes al cafíón de Bolafios que se distribuyen de Norte a Sur. Después nos encontramos con el clima semiseco con lluvias en verano y temperaturas medias anuales superiores a los 18OC; donde sus temperaturas medias mensuales más cálidas son superiores a los 22OC y la de los meses más fríos, inferiores a los 18°C. Esto es un comportamiento similar al clima antenor, pero con una precipitación diferente, sobre todo la invernal, menor al 01'5 de la total e inferior a los 700 mm anuales. Su distribución se presenta 8 lo largo de todo el cafíón de Bolafíos, desde la frontera con el estado de Zacatecas en el municipio de Mezquitic hasta el extremo Sur de la región, en el de San Martín de Bolaños (donde confluye con el río Grande de Santiago), cubriendo una franja de aproximadamente 6 o 7 km. a ambas margenes del río Bolaños y por debajo de los 1 700 m. de altitud, en casi toda su extensión. También este clima lo observamos en altitudes superiores, en las zonas Este de los municipios de Huejúcar y Totatiche, frontera de Zacatecas. Otro clima importante por su extensión es el Templado sub-húmedo con lluvias en verano. Sus temperaturas medias mensuales son inferiores a los 18°C y sus precipitaciones anuales superiores a los 1 500 mm. Este clima se localiza en zonas con altitud superior a los 2 000 m., es decir, en la Sierra de los Huicholes, las zonas más altas de los municipios Huejúcar y Santa Ma. de los Angeles que corresponde a las estribaciones de la sierra de Los Alamos y de Atolinga; por último corresponde también a las partes altas de la sierra de Bolaños en zonas de los municipios de Totatiche, Chimaltitán y San Martín de Bolaños. Finalmente encontrarnos al clima cálido subhúmedo con lluvias en verano y temperaturas medias anuales superiores a los 22OC y precipitaciones anuales arriba de los 700 nim. Se localiza en zonas con altitudes menores a los 1 000 m. en las angostas márgenes de los ríos Atengo y Camotlán, municipio de Mezquitic, al extremo occidental de la región. 4. Hidrografía La Hidrografía en la región pertenece casi por entero al Sistema "Lerma-Santiago" de 125 320 km2 : 56 en la que se localiza la casi totalidad de la subcuenca del río Bolaños; tanto en el centro como en el Noreste de la misma; así como de la cuenca del río Huaynamota con una porción de su importante afluente Atengo y la totalidad del también afluente suyo, Camotlán. Además de una zona muy pequeña de la cuenca del río Juchipila. La superficie correspondiente drenada dentro de la región, es de aproximadamente 5 000 kmLpara la del río Bolaños, y de 3 500 km2 para la de Huaynamota: separadas entre sí por el parteaguas formado por la Sierra Huichol. Y de tan sólo 580 km2 para la zona del río Juchipila. Estudios recientes publicados por la S.P.P. tienen clasificadas a las cuencas como "Región Hidrológica 12", usando la letra "L" para la del río Huaynamota, "K" para la del Bolaños y "J" para la del Juchipila, quedando en forma abreviada "RH 12 L"; "RH 12 K" y "RH 1 2 J" respectivamente. Estas corrientes superficiales son casi por completo el resultado de las precipitaciones anuales, no sólo en la región sino del Suroeste y Oeste del Estado de Zacatecas; principalmente las que alimentan los afluentes del Atengo, Valparaíso y Tlaltenango. También aporta a su cauce pequeños manantiales de aguas termales, localizados sobre todo en el río Camotlán. Si se estableciera un promedio de precipitación anual para la región, podríamos calcularla en 670 mm. aproximadamente (en base a los datos proporcionados por las estaciones meteorológicas) con una sola temporada de lluvias al aiío, entre los meses de junio a septiembre, por lo que las características de los caudales son semejantes a las de la mayoría del país, con variaciones anormales en su ciclo hiuro- ,lógico, al presentar avenidas extraordinarias en algunos años, cuando las lluvias han sido mayores; y con niveles muy bajos en otros, aunque perennes en épocas de sequía. Además hay que agregar las características de las rocas predominantes y suelos que dificultan tanto la filtración como el almacenamiento subterráneo, por lo que el escummiento superficial de las aguas es de mayor importancia así como el de evaporación, pues en ambas cuencas los cauces se sitúan en zonas con climas bastante calurosos, con temperaturas medias anuales superiores a los 24OC. De esta manera tenemos ríos con comentes perennes, donde la mayor parte del año se mantiene un nivel de sus aguas por debajo del promedio y donde en épocas de mayores lluvias pueden llegar, y han llegado, a causar inundaciones no previstas. La red hidrológica de la cuenca del río BolaiTos es extensa, sus afluentes principales recorren gran distancia antes de darle, con su unión, el nombre de Bolafíos. El más largo de ellos es el río Tlaltenango que nace propiamente en la Sierra de Morones, en Zacatecas y al Oriente del Norte de Jalisco; viaja de Sur a Norte unos 100 knJ antes de entrar al municipio de Totatiche, donde recibe al río C o l o t l i y del cual tomará su nombre. El río Colotlán a su vez, ha sido formado por 1a unión de los ríos Huejúcar y Jerez, este último proveniente de Zacateca. El río Colotlán ya formado corre de Norte a Sur desde el municipio de Huejúcar, atraviesa el de Sta. Ma. de los Angeles y penetra en Totatiche para unirse con el Tlaltenango . Ambos ríos en el municipio de Totatiche, comienzan a intensificar el trabajo de disección y se encajonan en pequefios cañones y barrancas de difícil acceso. Después continúan hacia el Oeste formando parte, con su sinuoso e i n t ~ c a d cauce, o de la frontera entre Zacatecas y Jalisco, para una vez rodeado el municipio de Vicente Guerrero penetrar en el de, Mezquitic y recibir d i al río del mismo nombre, proveniente también de Zacatecas y conocido con el nombre de Valp araíso . Tenemos entonces que con la unión del río Mezquitic y el Colotlán nace propiamente el río BolaAos, ya en el corazón de un cafión persistentemente labrado a una latitud aproximada de 22'35' Norte y a unos 1 700 m. de altitud A partir de aquí el río corre hacia el Sur practicamente en línea recta. Citemos a Manuel de Jesús Alvarez, uno de los primeros geógrafos en recorrer la zona: Su cauce, sigue una pendiente muy pronunciada, formando en algunos lugares rápidos y diminutos saltos de metro y medio; pero donde se puede apreciar más clara y fácilmente su brusco descenso, es en el pedregal de su lecho. En efecto, esas aglomeraciones de enormes piedras, sólo pueden provenir de una comente verdaderamente torrencial, que durante la época de lluvias, puede remover material de su cauce, formando solamente arenales en su confluencia u origen, y en las cercanías del pueblo de Bolaños. Lo restante del cauce, queda compuesto, por piedras y pefi ascos de diámetro generalmente comprendido entre 30 c q y varios metros, dando la impresión de un buen número de tramos, de -=a comente insignificante, cosa compfetamente falsa, pues en los lugares en donde el tamafío de los cantos rodados disminuye, lás aguas alcanzan un metro de fondo. Hablo unicamente de la época de secas. Es raro, que aun en las vueltas deje terrenos labrantíos de alguna extensión. De esta manera el río Bolaños sigue su cauce hacia el Sur, orientado en todo momento por la serie de fallas N orte-Sur, recibiendo arroyos principalmente en su margen izquierda, debido a que en el lado opuesto, los taludes se presentan con una impresionante verticalidad que no permite casi la formación de arroyos de importancia. El río atraviesa las tres cabeceras municipales de Bolaños, Chimaltitán y San Martín de Bolaños, entre los cuales el cauce se amplía sólo un poco, formando un pequeño valle, intensamente utilizado en culticros. Posterionnente el río se vuelve a "encajonar'' y rápidamente desciende en la profundidad del cañón hasta confluir con el río Grande de Santiago a unos 700 m. de altitud, después de haber recorrido 320 km. desde su parte más alta. La cuenca del río Huaynamota dentro del Norte de Jalisco se compone también de dos afluentes: el río Camotlán que corre de Sur a Norte y el río Atengo que lo hace Norte a Sur, ambos al poniente del municipio de Mezquitic. Estos afluentes poseen una menor dependencia o relación con el relieve. que como lo experimenta el río Bolaños, pues su comportamiento tiende a modelar el terreno con mayor amplitud, aunque su cauce tenga una mayor disección vertical y profunda, debido con mucha probabilidad, a la mayor debilidad del material conglomerado sobre el que actúa. Corre aproximadamente 100 km. recibiendo arroyos en ambas már- genes, tanto de la Sierra Huichol, como de la serranía de Huajimic. El río Atengo es mucho más largo; nace en la serranía Valparaíso en el extremo Occidente del Estado de Zacatecas, y reúne numerosos afluentes y arroyos durante unos 180 km. antes de penetrar en el territorio de Jalisco, donde se le une el pequefio río Huejuquilla, Durante los primeros 25 km. se va encajonando para después ampliarse y unirse con el Camotlán a escasos kilómetros de Nayarit. Ambos afluentes se ven beneficiados por una mayor precipitación, en comparación con el resto de la región, a causa de que su clima es húmedo y caluroso. Las diferentes condiciones que permiten los procesos de formación de los suelos, como lo son el material parental (roca madre), organismos microbiológicos, el clima, la topografía y el tiempo estan en el Norte de Jalisco muy diversificados. Ello provoca una secuencia y asociación de distintos tipos de suelo bastante amplia. No obstante, Ie son comunes a todos ellos la continua variabilidad de la pendiente en distancias relativamente cortas, el predominio de climas semicálidos y secos, las características de uii relieve formado por rocas ígneas extmsivas ácidas en su mayoría y una edad todavía temprana en cuanto a su formación se refiere. Tenemos además en la mayoría de sus asociaciones la adquisición de cualidades de forma todavía natural, exceptuando por supuesto, a las zonas donde la pendiente ha permitido una mayor actividad agrícola, como en el Noroeste, Korte y alli donde los ríos han podido crear pequeñas zonas con suelos aluviales, ampliando sus estrechos valles. No existe mucha información sobre las características del proceso de formación de los suelos en la región. Sólo podemos señalar que allí donde el clima y la vegetación pudieron actuar en la edafogénesis, por más tiempo, se presenta una mayor diversidad de asociaciones que permiten establecer con mayor certeza 1a correspondencia entre ellos y el paisaje local. De acuerdo con la clasificación de suelos propuesta por la F.A.O. y estudios realizados por la S.P.P., el Norte de Jalisco cuenta con suelos que en su 'mayoría corresponden a climas templados, tanto sub-húmedos como semicálidos, el número de asociaciones un poco superior a los 30, sobresaliendo: Feozem, Regosol y Luvisol como suelos predominantes. Al Oeste, en la parte de la frontera del municipio de Mezquitic con el Estado de Nayarit, predominan los Regosoles; en el centro de la región, incluyendo a la Sierra Huichol y a lo largo del cauce del río Bolaños tenemos una constante de suelos Feozem; y distribuidos en las mesetas y pequeños valles del Este, una mayoría de Luvisoles. Esto no quiere decir que no existan los contrastes acostumbrados de los factores naturales que hemos venido describiendo; también en los suelos de la región se observan. Existen suelos que son una garantía para la agricultura como el Chernozem Lúvico en el municipio de Sta. Ma. de los Angeles, y suelos por completo inútiles como los Litosoles en las estrechas márgenes de los ríos Camotlán y Atengo. Pasando por una amplia gama de asociaciones de suelos en toda la región. De todos los suelos, el que tiene mayor extensión como suelo predominante y secundaria, es el Feozem Háplico (del griego phaios: oscuro; del ruso I 1 1 I t 1 1 zemlja: tierra y del griego haplos: sencillo). Se presenta como suelo café en las zonas ocupadas por los bosques de coníferas y encinos, en las partes más altas de toda la región, donde la vegetación no ha sido muy alterada. Generalmente es un suelo de textura media en fase lítica y tiene una secuencia normal o sencilla en sus horizontes. Posee una capa somera de material orgánico en superficie, donde se concentra una mayor cantidad de humedad a lo largo del año y siendo por lo mismo, suelos lixiviados con un buen drenaje. En cuanto a su edad, se observan relativamente recientes ,sin gran desarrollo y asociados con suelos Luvisoles y Cambisoles en terrenos de pendiente muy irregular. Su uso en la región es con fines forestales y pastoreo de bovinos. Se localiza en los municipios de Huejuquilla, al Norte y Sur; Norte y centro-Sur de Mezquitic; Noroeste de Bolaños; alrededor de la cabecera municipal de Totatiche y en ambas márgenes del río Bolaños, sobre todo en los municipios de Chimaltitán y San Martín de Bolaños. Sigue en importancia el Luvisol (del latín luvi: lavar, colar) que es un suelo con acumulación de arcilla iluvial, presentando colores fuertes en zonas secas. Es fácilmente erosionable pues la humedad influye mucho en él, en épocas de secas es muy duro mientras que en la de lluvias se vuelve pastoso. Con frecuencia es un suelo fértil ya que contiene en alguno de sus horizontes abundantes minerales arcillosos. En el Norte de Jalisco se presenta como Luvisol Fémco (del latín ferrum: hierro) es decir, como suelo "fermginoso" combinándose con Cambisol y Castañozem como suelo predominante. Su uso se orienta la producción de alimentos, principalmente el maíz, aunque es apto para pastos e incluso bosques. Lo vamos a observar al Norte, Noroeste y extremo Este de Mezquitic, así como al Este, Sur y centro de Totatiche; al Sur, Oeste y centro de Colotlán; extremo Oeste de Huejúcar, Suroeste de Santa María de los Angeles y de Villa Guerrero. Continuamos con el Regosol (del griego Rhegos: cubierta) que es un suelo con material suelto producto de erupciones volcánicas o depósitos eólicos de débil desarrollo y por lo tanto presentándose como un suelo incipiente con mucha probabilidad de desgaste; debido a un intenso proceso erosivo que con frecuencia transporta el material intemperizado, toma coloraciones pálidas. Este suelo, a pesar de presentarse como Eutrico (del griego eu : bueno) es decir, como suelo fértil, en su mayoría se localiza en terrenos con pendientes pronunciadas lo que favorece su desgaste ya que la erosión retira el material superficial, además de hacerse singular la resistencia a la intemperización de la roca madre. Su uso también está orientado hacia el pastoreo en el Noroeste y Oeste de Mezquitic, Norte y Este de Huejuquilla, Sur de Totatiche y centro Norte de Villa Guerrero. Después, tenemos al Cambisol (del lat íli cambiare: cambiar) suelo café claro considerado inestable o inmaduro puesto que su perfil se expresa débilmente, en él abundan materiales volcánicos como las cenizas, situándose en zonas con pendientes pronunciadas con superficies muy jóvenes. Su uso se centra nuevamente en pastizales y pequeños bosques tropicales caducifolios localizados en el Noroeste de Villa Guerrero, extremo Suroeste de Mezquitic y Sureste de San Martín de Bolaños. a 1 1 I i 1 l r 1 1 I El íiltirno suelo, en cuanto a importancia se refiere, es el Castañozem (del latín castaneo: castaño) siie!\) rico en materia orgánica, con matiz café o cnstzño, típico d e la vegetación esteparia. Presenta un jmyortarite contenido en humus, con una lixiviación l i g ~ r ay buen drenaj-u, yor lo que su contenido en nufrientes sigue siendo alto. Se localiza princlpallnec te asociado con Luvisol y Cambisol en las z o m s agrizolas del centro y Sur de Santa Garía de los Angeles y algunas porciones de Colotlán, De allí q u e la fama de las huertas en csa zona sea explicable. Existen aden~ás otros suelos presentes en la región, pero de mucho menor extensión y casi siempre presentes como suelos secundarios. Los Litosoles (del griego lithos: piedra) que son someros y con roca niuy resistente, por completo inútiles para cualquier actividad agropecuaria. El Planosol (del latín plailus: Ilrii~~ira, plano) suelos desarrollados en 13s rlepresiones, coi1 drenaje pobre y cuya caracteristica principal es el contacto b r ~ s c ode sus horizontes. Y por último el Vertisol (del latín v e r t ~ voltear, : invertir) suelo de color gris o café claro, de textura pesada, ricos en arcilla y con un drenaje pobre, se localiza casi exclusivamente al Noroeste del Norte de Jalisco. 6 , Vegetación l ! t La región Norte de Jalisco cuenta con una vegetación de características singulares; su ubicación dentro de las provincias florirticas no está todavía totalmente defidda. Aun la distribución de los reinos Holártico y Neotropical dentro del país, ha sido motivo de diversas teorias susteiiidas por especialistas. La mayoría coincide en 1.d existencia cie una anlljlia franja de transición entre amboas reinos, pero no 10gr;ii'i unificar sus criterios 2r1 una sola deiiniitzción. Estudiando el probleniu, Rzedowski, propone una distribución de los reinos -don& la infl~encia de la altitud y los cliílias se hace evidente-- señalando una existencia "insuiar" o de manchas para el reino Holártico, e n el qiie predominan las zonas húmedas y subhúmedas de las regiones montañosas del país. Para nuestro particulzr interés la casi totalidad del Norte de Jalisco enclavado en la Sierra Madre Occidental, se halla influenciado directamente por aquél. Por otro lado, el mismo autor, respecto al reino neotropical propone dos grandes regiones: primera, la mayoría de las llanuras costeras y zonas internas -de baja altitud- entre las que se ubica la llanura costera del Pacífico y, segunda, una angosta franja que penetra a las partes más bajas del Norte de Jalisco, gracias a la existencia del río Grande de Santiago y del BolaTios. Tendremos así la influencia simultánea de los dos reinos dentro de la región, haciéndola una interesante zona de transición. Ya dentro de la región cabe recordar que la flora responde a relaciones estrechas con todos los factores geográficos, aunque de ellos predominen el relieve, clima y suelo. Estos no sólo afectan su acción, sino que también la misma vegetación actúa sobre ellos, facilitando o no sus procesos naturales de cambio. Las distintas asociaciones vegetales de-penderán en gran medida de esos procesos, donde la humedad, 13 altitud y las características del suelo tendrán gran peso. El estudio de la vegetación de una región determinada presenta el problema de la clasificación de las asociaciones que en ella existen. Nuevamente nos encontramos con criterios diversifjicados y clasificaciones desiguales por parte de los especialistas; sin embargo analizando el trabajo de lhedowski (1 978) consideramos prudente optar por sus categorias, y en la medida de nuestros conocimientos establecer las comparaciones v equivalencias oresentadas por la SPP, Flores et. al. y el mismo Rzedowski en un trabajo anterior (1966). El resultado fue obtener cinco asociaciones predominantes en la regi8n:Bosque de Quercus (encinos), Bosque de Coníferas, Bosque Tropical Caducifolio , Pastizal y Matonal Xerófito , con sus características regionales y especies predominantes propias. Daremos a continuación una descripción de cada uno de ellos marcando las cualidades observadas e indicando su distribución aproximada. La asociación más extendida es la de Bosque de Quercus, conocida como Bosque de Encino. Localizada de los l 500 a los 2 000 m. de altitud con bosques muy abiertos en su parte baja, haciéndose mis densos conforme se aumenta la altitud. Aunque el Quercus spp . está presente en todas las asociaciones mencionadas, es aqui donde es dominante y adquiere su máximo desarrollo, con una altura que va de los 8 a los 12 m., llegando a ser bastante denso y perennifolio , ocupando terrenos con pendiente inclinada y muy inclinada sobre suelos con reacción ácida xrwderada y donde las temperaturas medias anual- oscilan de los 12 a los 20°C. En cuanto a la humeci,. se ubica entre los isoyetas de 600 y 1 200 mm., con poca tolerancia al mal drenaje. Las especies más comunes son Q. aristata, Q. elliptica y Q. planipocula, conocidos en la región como robles o encinos , índiscriminadamente . Las principales especies del mismo género que admite como compaAia son el pino (Pinus sp.) y enebro (Juniperus) así como Palo bobo (Ipomoca sp.). amate (Ficus sp.) y en estratos inferiores al tepame (Acacia pennatula), madroño (Arbutus xalapensis), uña de gato (Acacia sp.) y huizachillo (Acacia sp.) y diferentes especies de pastos (Microchloa sp. Muhlenbergia sp., Aristida sp. y Sporobolus sp.). Su distribución se extiende sobre la topografía de cafíones y pequeñas mesetas, así como cañadas y lomeríos. Existen abundantes bosques al Oeste de la región, en los municipios de Mezquitic, Bojaños, Huejuquiila el Alto; prácticamente rodeando a la Sierra Huichol en franjas de variable amplitud yero en constante crecimiento debido a la ta1;i selectiva en altitudes un poco superiores, de su principal acomy afiante: el pino. También encontramos bosques de encino eiz el lado oriental del cailón, en la Sierra de Bolaños, en los municipios de Totatiche y San Martín de Bolaños; así como rodeando los bosques de pino del municipio zacatecano de Monte Escobedo, en Villa Guerrero, Colotlán, Sta. Ma. de los Angeles y Huejúcar. Por extensión le sigue en importancia el Bosque Tropical Caducifolio, localizado entre los 700 y 1 500 m. de altitud, presentándose en forma muy densa. Se sitúa en zonas con climas cáfidos con temperaturas medias anuales de 20 a 29" C y una humedad reducida, que van generalmente de los 300 a los 800 mm. anuales, con estaciones lluviosa y seca muy bien definida. Prefiere suelos someros pedregosos, localizándose en laderas profundas a lo largo del cañón en suelos jóvenes con características derivadas de la roca madre. Sus principales especies oscilan entre los 5-8 m. de alto, con follaje caducifolio y periodos de pérdida de sus hojas de 5 a 8 meses, durante los cuales adquiere un color amarillento-grisáceo que contrasta con el verde claro de la época de lluvias. Las especies que presentan dominancia son las d e género Bursera, como el papelillo y el copal, además de otros que también abundan: guaje (Leucaena sp.), Anona (Annona longiflora), pitayo (Lemaireocereus sp.), capomc (Brosimum alicastrum), guácima (Guazuma ulmifolia), amate (Ficus sp.), tepeguaje (~ysljornasp.), jara (Ceiba sp.), pochote (Ceiba aesculifolia). Se presentan todas ellas en uno o dos estratos poco diferenciados. El sobrepastoreo y el excesivo ramoneo provocan la introducción de zacatal pobre, en el cual predorninan los pastos (Arístida, Heteropogon, Muhlembergia, Bouteloua). Ea distribución de los bosques tropicales cadilcifotios nos la ilustra uri pequeño párrafo de la Vegetaciúiz de México de J. Rzedowski: l 1 I 1 l 1 I i t "'En Nayarit, Jalisco y C o l h a eI bosque txoy ical caducifolio ocupa grandes extensiones de terreno entre los O y 1 600 m. de altitud. En la regíbn de profundos c a ñ o ~ e sdel río Santiago y sus afluentes, p e ~ e t r aen fonna de angostas frmjas que miden cientos de kilómetros de lasgc!." Asi pues, en el Norte de Jalisco esta asociación la ublcmos más precisamente en ambas miirgelres ciel rio Bolafios, desde Mezquitic hasta Chimaltitán, en una franja de 15 a 20 km.de anclio por 120 km. de largo. Además en las márgenes del rio Atengo, el Norte de Villa Guerrero, el Suroeste de los rnunicigirss de Colotlán y en el Este de Totatiche. Los bosques de coníferas tienen también una iqlportantr: extensih. Los encontramos desde los 1 800 m. hasta las partes más altas de la Sierra Huichol, a los 2 800 m. de altitud, dentro de los climas templados semi-húmedos de la región donde se presentan temperaturas medias anudes de 10 a 2Q0C, con precipitaciones aiiuales de 600 a f 000 mm. Su superficie se ve afectada constantemente por heladas y precipitaciones que se concentran en 6-7 meses del año. Tiene preferencia por suelos de origen ígneo y los tolerari ácidos, ademas de preferirlos bien drenados en laderas niuy pronunciadas donde incluso se desarrollan en Litosoles. A pesar de ser una asociación resistente a las iriclemencias naturales, como las heladas, largo periodo de seqgías, incendios forestales, pastoreo y suelos deficientes en materia orghica, su exteiisión tiende constantemente a disminuir? por la tala eonstaii te que sobre sus especies se hace. El gdnero dominante es el pirio (Pinus sp.) del que abundan variedades colno el pino chino (Pirius herrerai), pIfPe tsist e iPinus lumholtzii), pino tro~npillo (Pinus socarpa): pino r3a1 (Pinus Miclloacana). En menor escaia existen el P. cl~rhuahuana,P. engelrnanii y P. montezumae, especies que eilcontramos asociadas regulamente con ez-icinos (Quercus sp.), doarde sobres3íe-i-rel Q. aristata, Q. eliiptica y Q . resirrosa. Estos Sosqiies tienen iina densidad moderada, que yeirmitc la entrada de los rayos del sol hasta el suelo y cada vez con ~ n á frecuencia s se ve reducida formando lcs bosques abiertos. La altura de los pi70 . I L 1 1 I N nos es considerable, ya que la mayoría va de los 15 a los 20 metros de alto, ocupando el estrato más allo y dejando otro más bajo a los encinos. El estrafo inferior generalmente está ocupado por pastos, zacates y árboles de menor t a ~ i ~ a ñyo densidad, c;ornti al ocotillo (Dodonaea sp.), la manzanita (Axctostaphilos), palo chino (Rhus sp.) y los pastos fhlicrochloa sp., Muhlenbergia sp., Aristida sp., Boutelo~iasp., Sporobolus sp.). Las zonas ocupadas por los bosques de con'f eras son, como ya se mencionó, las más altas de toda la región, esto es a lo largo del parteaguas dv la Sierra Huiclio'l en los inunicipios de hlezquitic y BolaTios, as; como las porciones de la Sierra de Rolaños al Este de ios ~nunlcipiosSan Martíli iíz Bolafios y Chimaltith, zoms de Muejúcar que delimitari su frointer~con el Estado de Zacatecas. Siguen les pastizdes o zacatonales como asociacierres en !as que domir~ael cstra-to rasante. Su imp a r t a n ~es~cada ~ d k mayor, pues crecen a costa de la. alteracibrl de Ias asociaciones de bosques de encilto, ue pinos y del trspicsl caduciblio, por lo que esta aaciú:ióir cciipa zonas d e transición entre los b(>sques y !os inntorrales xerófitos et? altitudes que ~;ir.iax;de k s i '100 d los 2 500 ni. de altitud. Dentro de Is regióg fa zona de pastizales se adectra con f',?cilidrrd a climas c,ifidos, sernicálidos y s u b 4~ume' dos con ternperat~~ra'; medias muales rnuy amplias, precipitacoíies anuales de los 308 2 ?os 700 inm. y 6 13 E,3 meses de sequía d afic;. Prefieren suelos median:*,?ien te priifundo:, de peqüeñas mesetas, fondos de valI:. y !adcrbs poco inclinadas de origen ígneo estrusivo, aunque se ha inducido en lonlerios de pendiente bsisiante inclinada, scbre todo en zonas de in tvriso pastoreo. Las especies predominantes son del género Bouteloua, sobre todo B. gracilis y B. escorpioides, aunque también abundan Aristida sp. y Andropogon sp. En altitudes mayores a los 2 000 m. se observa predominio de Muhlembergia repens y Stipa sp. La altura alcanzada por estas especies varía de los 20 a lcs 50 cm. y se asocia con plantas leñosas en forma irregular, sobre todo en los límites o zonas de transición con matorrales y bosques. Allí se observa madroño (Arbutus xalapensis) , huizache (Acacia sp.), uña de gato (Mirnosa laxiflorz) y nopal (Opuntia sp.) principalmente. Su distribución en la región se localiza en nianchas alrededor de la cabecera municipal de Mezquitic, el centro y Sur de Totatiche, Sur de Huejuqüilla, Norte de Villa Guerrero, Suroeste de Mezquitilz y algunas porciones de Chimaltitán . La última de las asociaciones importantes es el Matorral Xerófito, típico de climas áridos con temperaturas medias anuales de 16 a 26°C con una oscilación diurna de alrededor a los LO°C y una insolación intensa. Su precipitación será casi siempre inferior a los 700 mm. con !Reses s e ~ o durante s casi todo el año. Prefieren suelos con drenaje eficiente. arenosos y son adversos a los salinas, alcalinos y yesosos. Posee una gran variedad cte especies, donde sobresalen los de g6nero Opilntia, formando I c que en la regióri se conoce como nopaleras. Tanbién se localiza asociada con encinares arbustivvs y huizaches (Acacia sp .). Las principales especies son: nopal duraznillo (.O. leucotricha), nopal cardbn (O. robusta!. nopal tapón (O. streptacantha), chino !Acacia tor~iaosa), tepame (Acacia pennatula), huizache blancci y I I l t I r I i i 1 I m 1 ,r p r 1 I 1 l negro (Acacia spp.), garambullo (Martillocactus sp). Su distribución se concentra en los muncipios más influenciados por las zonas secas de Zacatecas, al Noreste de la región, en porciones de los municipios de Huejúcar, Sta. %la.de los Angeles y Colotlán. Hasta aquí las principales asociaciones de la flora en 21 Xorte de Jalisco. Cabría solamente aclarar que existen otras de mucho menor extensión y que han sido alteradas con mucho mayor intensidad, por ejemplo el bosque espinoso que se halla ubicado como asociacihi~de transición entre el matcrral xerófitc y el bosque tropical caducifoiio, con especies variadas, como el tepeguaje (Lysiloma sp.), rnzzquite (Prosopis sp.), tenaza (Pitheceilobiurn sp .), nan che (Byrsonima srasifolia), palo amarillo (Euphorbia sp.), y jarilla (Bacchasis sp.) cuya distribución la encontraremos en pequefías franjas y manchas rodeando a las ~vociacionesantes rnencionadas. La alteración de la vegetación original, la encontrarernos sobre todo en ios niuliicipios del Norcste j/ x:usho mis acenttiada alrededor de las cabecer;zs niunizip:tlr=s y en los peqaefios i:alles formados por los rlcis Bofafios, Colotlán, Carnotlin, Atrngii, klczqc!i;ic y Huejucar c . 7 ~cui!ivas t_;xndamencrihfiente d e ina:z 3; pastizale> incti~cidos. 1x1 abrupto del terrvlio no ha per~rlitido un& mayor expiotacil0~i agrícc?!;i en otras zonas. L2 fauna d' la rzgihn N ~ r t ede Jalis~clha siclo morJvo de serias cspectllac~t>n,os, incluso por lo3 mis;iios 'rial~itai~tesde la r~giCri,debido ai relativo aiaiamiento de an~pliaszsnas boscosas y de 'topogrefía riccidzncada. feso lo cierto es que ha servido de sustento a sus mtiguos habitantes, que se vieron obligados desde La epoca d u la Conquista, a poblar 12 'ksegitjn de 13s c ~ c r n e s s ~ f e n l v n como ds u n a actividcbd Lipsrtcmtt. la caza, que entonces abuxldzba y en la zctimalidai: ya no. EI minenao de la poGIaciQn (tanto indípsna como mestiza) ho zfe'ectado directamente ia Fdi1:la. No sbstante, scsía aventurado afirmar algo sobre la exti~ci61; de La mayoría d s las cspecies mayores, p ~ c s que t ~ no existen cellsos ni estudios regionales precisos de Ia fauna silvestre. Y, mnque la ~ a c e r í 3 ha sido !:Ea actividad ceiistante, es h raiz del aumeizto t:Ti C ~ T actividades, ~ S c;\>~io la gmadera, que ha ci4~1~iii~ilrP0 scnsiblernente SLi ^;tn~o,amén de !a crecientc diiici~liaden localizar piezas. Meco~dexnosque t a n t ~ cl ! reino 1-Iolártico como 21 Xerstropic& cstási presentes en el Norte dc J'aliisco, y q-di2 ;rítrrto Ia !Pors! corno la f3uri2 es1511 influida^ directanrriztt; p r ~ resta a~nplizw n a dc tran4ri6n : P E ~ :erltre arrkhcis reinos S= fo~l.r~n. E;,il iuda 12 regic',~ enconaralnos ílifer::~ f es tjrden~s, ritmiiias y e ' s p ~ i ~ i de t s s1; í31d::eli r:il-;~íferci~, : ;IV~:S, y ~ p t i i , ::c~ & í ~ e ~ l r j 3sirnso ' mttcF,n pr3s a'ouriliafites 3 3 ;risectc,s i7 !SS ayer. y bcis~linteB C S ~ T ~ I I ~tl~ ~ C P j f g r ~ c ;1. ~ ~ f p f i j ~ ~ s , ; i r y i b l o ~..!e ]cs -4 S f 2 - k ~!-ersa::!iO ~ i j ~ ; . _ r g ~ i ~ i l , : ~I~,c!:~sL? IA e~P~lizntia ;;el Q S x.;ro ~ ;[,?::u.; izrr~eria;~;:~:i'cf e11 13s mnas * , :mus .ar-?s ds;,~ds Qclninan lpri ~)'~rsqxt~r; de pi:~o-encri2 3 , c;: 13 3;3~:lr't!id:%tjy a ':31 e? u'>ir,. (irras ~ i u o lifcrc i d"t;rrtlc;, cc:;: Le liebre ~orc~:: ( (Ley:us callotis) ei .?:irriej.; .jef kite (Sahtiicgu:, floridalmas), ardilla rs' J'za r $ ~ l t ~ l p ~ I -lisa y ~ r i t e n s ~ cs ~ ,y -te0 f Caf-Lis Iatps), acc:?iix tlt: t 9airariscus sstutus). ~nitpache(Prciajotn 1ctsr \, :ejbn ( Naiiim neriai, galo montes jLynx 1 74 rcafus) y el venado cola blanca (Odocoileuc vi%$ ni antls) . Los rcptiles tienen sus principdes represem.itanta:s en las serpientes, de las cuales las más conocidac y temidas en la regibn son, el coralillo y la cascabvl: as: curlro diversas variedaties de largatijas y ca1iin~leones. Los irisectos son de una gran variedad y aki:ii.d a ~ z c i a ,sin embargo no se conoce nh$n estii8io referente a ellos en la regibri. Pero, por ejemplo, son muy teniidos por su abutidancia diversos arácnidos, a~ptreeílos los alacranes. En las nargenes de los raos de diirra cálidc! existen diversas espccieq de nmosc~~. I 1 l BIBLIOGR AFIA CONSULTADA ALVAREZ Campos, Manuel de Jesus. ExploraciOn Geognifica parcicl de la cuenca del río Bolaños. Mbxico, UNAiM. F F L (tesis), 1939. BARRY, R . G.; R. J. Ckarley. Atmósfera, tiempo y clima. Barcelona, Omega, 19'78. BASSOLS Batalla, Angel. Geogmfia Económica d e Mixico. México, Trillas, 1984. BU0 E, S. W ., et al. Génesis y clasificación de suelos. México, Trillas, 1981. CHARRE Otero, Carlos. 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I 1 Bohrfior, son San Martíri de Bolaños, Chi~i~:rlititdrr y 21 ~ T O P ! C )rriunicipio de Bolaños. 2) Huejkyuifln, que incluye 3 Mezquitic, Huejuquilla el Alto y Vila Gu:xrero (este tiltirno en la transición ii !3 Fercera). 3 ,I Ccio tlíín, hiie;rada por Huejúcar, Santa María de los Angeles, Colotlán y Totatiche. &da sekegión tiene especificidad propia, aunque la yran sxterisibr; de Mezquiti~clbliga a incluir ahí a la casi ~ota'nid;idde la porción de 12 Sierra Madre Occidental (llamada aquí sierra de los Huicholes) en la subregihíi Noroeccidental; otra parte de ella, hasta Suxpan y Camotlán, pertenece a Bclaños. 1. La naturaleza en sus grandes trazos En realidad, la Región se encuentra integrada por las moles de la Sierra Madre Occidental (SMO) hacia el Poniente, con alturas superiores allá 2 6002 800 m., que descienden con cierta lentitud hacia los límites con Nay arit, constituyendo un verdadero "mar de montañas'', Este se corta abruptamente al Oriente, en la depresión por donde corre la "espina dorsal" hidrológica del rio Bolaños. La SMO está formada por "rocas ígneas terciarias (andesitas, nol i t a y basaltos) que se apoyan en rocas cretácicas casi totalmente cubiertas, lo que indica la intensa actividad volcánica de la regibn, sobre todo en la etapa basálticii" (T. Barrera, citado por J.L. Tamayo en Geografia General de Illéxico, 1962, Tomo 1, p. 392). Este ámbito geográfico --dicen P. Furst y S. Nahrnad (Mito y arte huicholes) es "una de las más abruptas regiones de la Sierra Madre Occidental" y es "anfractuosa (sic), con mesetas de gran elevación y con profunda cañadas er, las que hay pequeños valles intraserranos con varios tipos de clima, flora y fauna", dentro del Nf y el Oriente de Nayarit. Allá tienen su origen el río de Huaynamota y los afluerites de otros, entre ellos del Bolaños, que ocupa la parte mas baja de la depresión tectónica, uno de los más espectaculares contrastes altimétricos en todo el territoric naciorral (hay cerca de 2 000 metros de diferencia entre la cresta de la Sierra de los Huicholes y el sitio de las minas de Bolaños, a no más de 30 km. en línea recta uno del otro). Al Oriente se alzan las serranías que separan al centro-Sur y al extremo Sur de ZaSatecas, del NJ en Colotlán, Tohtiche y Huejucar (con más de 2 000 metros en las zonas altas), continuándose a los "dedos", donde las alturas también superan 2 000 m. en los límites de Mezquitic y Huejuquilla el Alto. De tal manera que la depresión es una vers inimos son d e 950 m. dadera cubeta, cuyos p u ~ i t om en Bolaños y aún menos hacia el Sur, en la desembocadura sobre el Grande de Santiago. En los altos montes de Zacatecas desde Mezquitic a Colotlán se originan importantes afluentes del Bolaños, y otros bajan de Jalisco rumbo a Nayarit y también hacia Jere7 Por el extremo Sur, la Región termina en el curso del Santiago, a su vez área vecina a la Cordillera Volcanica que cruza el centro-Norte del Estado de Jalisco, En concliisión, el NJ no está formado por una sola subcuenca (la del Bolaños y sus afluentes en su casi totalidad) sino por pedazos de varias, incluso la del Alto Huaynamota y el Santiago medio, aunque aquí en escasa distancia. Es una típica región interna del México centro-Occidental en transición al Norte, pucs ya a esta zona pertenecen por entero las moles de la Sierra Madre Occidental y de ella salen los grandes ríos del Noroeste y además algunos del Occidente, como las cgrrientes del Bolaíios y el 3 u cf?ipila. 2. Enorme diversidad del medio Su continentalidad y profundos contrastes geomorfológicos ss ven plasniados en tipos diversos de clin~ns. suelos, vegetaciórz y fautzn, todos ellos expresados corno por niveles, por peldaños de una escalera que ascendiera desde el fondo del caiíón de Bolaños a las altas Mesas del Poniente y alas leng'iietas que se proiongan desde Zacatecas. No se trata aquí de hacer ripidos -y siempre incoínpletos- i~zventariosde datos o de especies i~aturales,sino de mostrar precisamente la variedad característica de la Región. Heriberto Moreno García, autor de JaEisco, a t a tierra ( 1983): tiende a exagerar los problemas del "aislamiento casi total" del Norte jalisciensr y dice: "Al Sur, en las inmediaciones de la orilla de Las Barrancas del río Santiago, obstaculizan el acceso las empinadas 31 fragosas sierras de Pzjaritos, La Yesca y Alica; de modo que tanto por Jalisco corno por Nayarit el paso está vedado. Además, que es el punto hacia donde vienen a abrirse, para arrojar sus caudales sobre el Santiago, los cafiolies del Verde y del Bolaños. Por el ninibo oriental, pero en terrer,os de mayor altura, también estorban la comunicación las sierras de Colotlán y de leponahuastlan. Para llegar allá, habría que dirigirse a terrenos zacatecanos y buscar entrada por Tlaltenringo, o , de plano, por Jerez, 'Tepetongo y H ~ e j u c a rEii . cambio. en el extremo Norte (debe decir Noroeste y Oestc, A.B.R. ) el paso resulta tanto o más difícil, ya que en la colindancia con Zacatecas, Durarigo y Xayarit , se alza el murallói~de !a embrollada sierra de los Huicholes". Continúa M o r i i ~ oGarcía: ",41 problema de tierra tan insufrible (sic) de carninos, se afiade, eli muchas casos, !o insalvable de las cc!rrientes de iris ríos. El Bolañoc i ~ a c ecerca de Teúl en corriente inversa, se mete rierra adentro, cortándose exa tramos durante las secas: pero descie que llcga a Jalisco, por Tatatiche y Colotlán. s~ volurrlzfi va en aumento y sus crecientes soii muy d? tonlarse en cuenta. Por allá recibe aguas que bajan desde Huejúcar y desde Huejuyuilla y Mezqiiitic. .41 desfilar por Bolaños, Cliimaltitin y Apozolco, Iia erosionado tanto los terrenos que lo vemos encajonarse más y más en profunda barranca que ya no tierie más fin que la impresionante boca cori que toca al Santiago frente al arroyo del Plan de Barrancas. "Por si no bastara con semejantes trabas, la sierra de los Huicholes t arnbién exagera su incomunicación con sus dos ríos. Son el Chapalagana y el Unión que juntos originan el caudaloso Huaynamota, tributario nayarita del Santiago". Y luego agrega: "Es evidente que a la variedad de ese mundo de ríos, cafiadas, altitudes y climas, corresponda también una diversidad de seres y objetos; desde las piedras rodadas que cubren el lecho del río Bolaños, entre su pueblo y el de Apozolco, hasta íos matorrales de xirixi cubierto de púas y los bosques de los majestuosos hucú-te y tuaxá y los frondosos robles y pinos de las mesetas y crestas. Desde el trino armonioso de sus aves vestidas con plumajes de lujo, hasta la hojarasca cascada por lobos, coyotes, gatos monteses, onzas, tejones, jabalíes y zorras". Jalisco en sin tesis (INEGI ,1986) divide -muy arbitrariamente- a la Región en segmentos de tres "regiones climatológicas", llamándolos "semicálidos" (temperaturas de 17 a 24') en las zonas bajas del cañón de Bolaños y en otros de la-SMO, añadiendo que en la faja central es "seco", al igual que al extremo Noreste (Huejúcar), mientras en la alta montaña sería "templado" (las cifras que presenta en precipitaciones son obviamente confusas). Datos obtenidos in situ (Colotlán, SARH), nos dicen que en ár-.&~, bajas predomina el clima serniárido-semicálido en lo alto los subhúmedos-semicálidos, pasando a templdos. Las temperaturas promedio (en Colotlán) irían de 13.3"C a 22.2 en junio y 22.7 en julio, descendiendo después hasta 16' en noviembre y 14.5 el mes de diciembre. Por su parte, las precipitaciones son casi nulas de febrero a junio, comenzando a incrementarse hasta 62.3 mm. en julio y alcanzar 192.1 mm. en septiembre: luego caerían hasta 107.6 y 38.5 en los meses de octubre y noviembre (existen en las serranías lluvias "pequeñas" de invierno, con 37.6 mm. para enero, COMO efecto de los "nortes"). El proniedio de fluvia para las zonas altas y medias es de 8'30 mm. anuales, 700 en Colotlán y mucho menos en Bolaños. En el fondo del caiión de Bolaños las terilperaturas en invierno descien den notablemente durante la noche, pero el radiante sol las hace elevar más tarde y en ocasiones, incluso en enero, suelen observarse intensos calores. No así en la Sierra, donde 2i frío invernal es muy agudo y los vientos del Nor:v soplan constantemente: en enero de 1987 Izubo 10 días seguidos con heladas, que causaron numerosas muertes entre el ganado y algunas entre las gobizdores. La vegetación natural varia también siguiendo las diferencias de altitud y la configurazion del terreno, desde el "matorral sub tropical" entre Huej:jiicar y Totatiche a la "selva baja espinosa" y i o caducifolia en la depresión y Mezquitic Noreste-&!?!ejun,ui?iae; Alto (Síntesis geográf7ca de Jalisco, lNEGf, 198 3 !. En la Sierra de los Huichwles. por s u p u e s t ~ %ir>. mina el bossquc. d e pino-encjno (y 2,:dita. ~ i n a c e a s zn las porciones m i s elevadas), aunque eI ei:r:in:~ es elemento primordial en el desvan hacia íos l i m i t a con Nay arit, excepto en cañones siabtrc pzczles. Viendo con m2yor detalle este a s p e c t ~cia;ís de 12 naturaleza en NJ, constatamos Xa existencia d e ! 3 5 siguientes tipos de uegr:taci611: a) b o s ~ i xtalnptabc ~ $6 1 b 1 I aciculifolio en lo alto de la SMO, con Pis-lus y Quercus de diversas especies y variedades. b) Bosque templado escleró filo, a menores slturas, donde dest x z el Quercus y el Pikzus es secundario. c) Templad o caducifolio , de Pznus, licuidarnbar, Quercus. Sobls esto, ~specíficamentese habla de la existencia de Ahies, Quercus, Pinzls, PIfag~zolia,Ostrya y otras especics "eii cañones protegidos de la parte S 3prentrior~a!del Estado de Jalisco" {El escenario gc ográfico, SEL-INAH, Tomo 11, 1974). d ) Bosqi~e:ubtropical caducifolio, en zonas aún más bajai; d e los cañones, abundando Ficus y Brosimum. e) Matorral subtropical en pastizales y, f ) pradera desértica con plantas herbáceas. i 1 1 , I l I b 1 1 1 3. Más sobre la vegetacióíz .vfauna regionales Por ;c; que respecta a la división del país en regiones naturales a pesar de no ser la nuestra una ea ti:j_lad de gran superficie, a través del NJ pasa el !Imite entre las 2 porciones: la extratropical f holárticla; y liitropical (neotrspicali, separando dos porciones de semejante extensión (según West, 1964). Esto corresponde también a los reinos y regiones *los'-istlzas dc Kéxico; a estas Gltimas pertenece la 5ierra !vladre Clccidentat, donde hacla el Noreste (en fiuziuc~r)aparece la de transición cxtratropical seca. (Zacarecas) y al Sur, el cafión del Bolaños foriria parte de ia tropical alta (Guadalajara). En este .'L L L I ~ ~CG~ S O-corno ya lo mencionamos- por los cañonts "del río Santiago y sus afluentes (la vegetación tropical) penetra en forma de angostas i'ranjac, qus miden cientos de kilóinetros de largo", prednminarldo Lysilorna, Bursera spp., Ficus spp. y ~trr-ls.Además de los zacatales y matorrales del :r Yc' Norte, donde se encuentran incluso cactáceas de Opuntia, yuccas qr tambittn Quercus (encirios), son vastos los bosques de este último tipo, asociados en la SMO con Pims. Finalmente, sobre el bcsque de coníferas Rze-. dowski escribe que "la con~posiciónde los pinares del Norte de Jalisco y de zonas adyacentes de Nayarit, Zacatecas y Aguascalientes es semejante también (a las de la alta Sinaloa). Son bosques más bien de tipo seco con P. chihuahua~a,P. errgelinunnii y P. lurnholzii en las partes más altas y P. oocnipa y P. michoacctna en las más baas" (Vegetlzcbi6iz de México, 1978, p. 299). Entre las grandes especies citadas por A. Starker Leopold como existentes en la región, debemos mencionar variedades de conejos y liebres, ardillas, coyote ( Canis latrans), lobo (Canis lupusl, zorra gris (tal vez subsista algún oso negro o Ursus arnericanus), cacomixtle (Basaricus), tejón, comadreja (mustela frenata) y zorrillos (mephitisj. Todavía puede haber algunos ocelotes (trigrillos), pumas y gatos monteses en la SMO; además es abundante el jabalí (pecari) y especialmente los venados (odocoileus), que nosotros vimos varias veces en nuestro viaje por la Sierra. Debe señalarse un hecho de suma importancia, que explica no sólo la escasa divulgación de la personalidad física del N J , sino lo poco que de ella se puede hablar desde el punto de vista científico: el exiguo número de obras dedicadas a la región e incluso la muy contada referencia que a ella hacen los libros generales sobre Jalisco y el país entero. El conocimiento racional de esa porción jalisciense -aunque no lo queramos aceptar- apenas comienza: la nuestra ojalá sea una contribución quc ayude i I i l . I L b I I t I , I l l a la necesaria labor de no sólo dacribir sinoa~illlizar un importante recodo de la patria mexicana. Lograrlo cabaln~cnte,será tarea de lneciiano o largo p!azo, segur1 se pongan los tiernpos para que gehgrafos, riiituralistas, biólogos, y también hisiciri,cidores, etnólogos, econoniistas y otros espccialis tas lizexicíilzv~se dicidaii a penetrar y en t;nc!er en toda sia pleniiild el Norte dc Jalisco, Lo prirnero que cabría señalar es algo fundamental. lo cual y a mencionainos .íin líneas anteriores: 15 existencia de un inventario cornpleto de recursos: que deriva cn la impcsibilidad de hablar de una priniera aproxiínacion 31 conocimiento acertado de cuanto dispone -como requisito de un posible desarrollo- el Norte de Jalisco. Por ello, al presentar a continuación algunos datos debe irlsistirse en que son meramente aproximados y abarcan sólo a'lguilas de las riquezas con que la naturaleza dotó a la región, acrecentados o disminuidos por la acción histórica de la sociedad. En realidad la mayoría de las cifras se refieren primordialmente a los estudios realizados por la SARH, indispensables para llevar a cabo el trabajo agrícola-ganadero y forestal. Además, hay algunos cálculos sobre reservas mineras en El Alacrán y las otras minas de Bolafios y San Martín. Poco o nada se sabe de otros recursos para explotación minera, que seguramente existen en el subsuelo regional, como tampoco disponemos de los caudales de agua en todas las cuencas, comenzando por la del río Bolaños y sus afluentes, el alto Huaynamota, etcétera. Evitaremos insistir aquí sobre los tipos .=fesilelos -tampoco cuantificados a escala rsgionalasí ccrno 110s abstendremos de repetir lo dicho acerca de la fauna, pues tampoco se sabe a ciencia cierta gran cosa. Claro que la explicacihn parcial a esta lamentable situación de igiiorancia, radica P I ~el subde,saí;rollo e.xtí.c.vro del NJ, pues si el área perteneciera 9 una zona de riego o de grari agricultura comercial, mucho r r i a ~existirid para lograr una mejor evaluación. En realidad, destacando hoy sólo en rniiiería de plata y en algunos ranios ganaderos (así como en recurso5 forestales del bosque ::leP ~ ~ I UPOCO . S , y mal ;i~provrchados)el resto d e 3ns riqtiezas naturales se ignoran casi por necesidad. ,14desnis, en otro capírt,~!o de esta obra se hacen consideraciones más detal!ncias sobre f x t o r e s :;att:ralcs, por lo quc en este ;-q.~~t.iclo só10 p r e i e ~ ~ d c xdecir i ~ ~ s algrrnds palnbras dc ~vairruczbiiy 2delaiitdr c lcr tsn coricl~isiones a! respecto, En ardesi ciecrvcie~te,las riquezas naturales de%N9 resultan ser: a ) Los bocqties dc coi~íferzsy mixtos, de !a Si\*rra Madre C}cclciziltal, eni M e ~ ~ ~ yi tBolafios, ic b j i3a\ios de id porción Norte, desdc Hueiuqnilla -:! Ihl;c; has12 l'iila b;uerreio y tolotlhn-Huejucar (en menor escala, sobre ei cuerpo de !a SMO). c) LGS depósitos mineros polimetálicos en Bolanos y San kIartín de Bolaños (los más importantes por ~i valor actual de ia produccibn). d Suelos agrícol:is en el Noreste (C'oli?tlá~i-Santa María de los .Angeles-Muejucar, 'v'illa Guerrero, Norte de Mezquitic y de Haiejuquilla), asociados ;a las variables climáticas. r ) El caudal todo del rio vertebvctl de Bolafios, con posibilidades de uso hidroeléctrico. f) Otros recursos forestales en las moiutafias del oriente e incluso en las áreas serniiridss del centro y Sur. gl El resto de depósitos miasralea, metilicos y r:i? metálicos. h i Aguas subterráneas, utilizables en pequefia escula. ' tVS 2.Celadros conzpendiadr¿>~ de I - e c ~ ~ ~po s uten s cidi 1,' U,:G actual -:: !,.,S T? . más iaporxarites, pues, son !iis f~restu1t.s: Po tencid Has. (? Uscl sr tual )i"l.,. Prodzicci jn ;>laos aaros hacen llegar las reservas forestales ' ilas~.í4 3 277 41as., que reprzsentarían d 4 1,670 di_lr sota: 91:areas potencia:es de 23 i?ei;i¿\<n. b ks tambiSn enorme la superficir. de pastos i1.tiles : Tierras de agostadero Po tencial Hm. Bovinos leche Ovicaprino carne Equino Uso actuar' íhbezas Producción 13 070 6395 3155miles 3 268 4 692 45 tons. 39 218 47 214 875 tons. Fuentz: SARH, Colotldn, 1985. El número de hectareas equivale al 34.5*/0 del conjunto regional, o sea con mucho el segundo sitio después de las forestales, existiendo un promisorio futuro, en caso de que -como en el caso de los bosques- se utilicen cabal, y menos irracionalmente, los recursos potenciales. c) Reservas mineras en p olimetales, principalmente plata. Hay dos compafíías explotando los minerales de Bolaños ("Minera de Bolaños") y de San Martín de Bolaños, ligadas entre sí y filiales de Industrial Minera México (plantas de beneficio con capacidad para 50 y 400 t/día de mineral). Lo Único que se logró saber sobre las reservas probadas en Bolaños es que "alcanzan para 7 años más de trabajos" (mina El Alacrán y otras situadas más al Norte). Se obtienen también una cantidad indeterminada de fiuonta. Respecto a las reservas regionales en algunos libros se habla de otras reservas de plata y polimetales en la sierra llamada de Bolafíos (al 92 ¡ - -.---- - Producción de metales en Bolaítos 1983 dfei~l 0. 7bm. 33 552 Plata 52 C(i.hre * Oro i 329 a ]'~0;1! J ::eii:i. A4r,rd~rio es:adisrico de !a i183. 12.fillevííl ,Mc'~icanrz,CRM, México, Orieiite ) y se explotan ri~ateri.ilesde construcciór.. prin ciri slmente e11 Colotlán. Aunque r! volurrien ;!e ;>laia producido en Bolaiios ni] supera -1 1 .:?O ,le! total ilaci~fial.Ia actividad l ieiie un enorme gr3so r egioilal y locd en las dos poblal;io:?=s rrirncioriadas. L!) Prsr !o que toca a !as tierras de importancia ayricol~i,se agrupan las sigiiie~ tec; cifras: Sase!os y uso agrícola Uso q c t i ~ d -- d r ~ U a s ,c«n m a iz 57 930 .YO 6 2 2 (57.40;~) Los municipios de mayor interés en fa agricultura maicera de los últimos años son, en ese orden: Colotlán (23 .OO/O ), Totatiche ( 18.5'/0 ), Huejúcaa, Villa Guerrero y EIuejuquilla el Alto, Mezquitic. Es decir, las subregiones Noreste y Noroeste son las más aptas para desarrollar una producción de maíz, y también de frijol, sorgo y cacahuate, mas alta que la actual. Además, como ya se dijo antes, en Huejúcar, Colstlán, Santa María de los Angeles y Huejuquiila se encuentran las pequefias obras de riego (43 unidades) de Te~iasco,El Saucillo, El Morillo . e,) Segiín los datos del Anuario estadís'sficode los Estados Unidos Mexicanos, 198 1 , en una cuenca de 11 947 kme2y hasta la estación de Bolaños, el escumimiento medio de agua en los afios 70 llegaba a 1 O63 millones m.3 en el propio río Bolaños. I I ! 1 V. LA OR GANIZACIO1Y SOCIAL DEL ESPACIO EN EL iVOR TE DE JALISCO Jesús Manuel Macias M. Presento este capítulo iniciando con los asuntos relativos 3 la población regiornal, como antecedeiite de la organización socioespacial de la región, haciendo énfasis en la distribución y en ?os efcctos obsemhdos en la z o i ~ a de , las rnipraeio,lmes ext,Prnas y principalmente las que se dirige11 a los EUA. Luego se indican algunas descripciones y reflexiones resgecto a la organización social del espacio regioiial propianien te, considerando que se encuentra ennarcando dos territorios: uno indio (Huichol) y el otro mestizo (mestizo en cuanto se refiere a la categoria de lo Indio), con dinámicds propias pero articulados espa cialr~eníepor diversos procesos expresados eii un subapartado designado colmo "relaciones esy acialss". Termina 21 trabajo con algunos comentarios a manera de c o ~ ~ c l u s i o nparciales t;~ yuc: Litentan inci- dir. e n alguilos dr los problemas más significativos que se sugi;iere~idel presente estudio, tales comí, la 2 tnicidaci el desarrollo reginnai y el desarrollo nacional tratados dk manera superficial pero con el prop0sito de r?xrrir su discusión a partir de una experiencia regional, Este b r ~ v eapartado contemplo sólo alpinos aspeclos dc la sitiiaci01i deniog;ifica del Norte de: Jalisco, que tienen <Irle ver col; 13 ~xpresiónespacial de Ia o~,upaciirínfltintanri en Iz región, A partir de los Catrx ccnsirlss de 1 980 se tratan los ~zsuiitnsde la ;~obia¿i:',i~Zotal, su concentración y disperiiiQn como rerlejo de! rol que tos habitantes ~ u r a l e s t i e n m respecto 2 Iri poblazibii que vive en !a cairecizi-as mun~cipáles.L a deizsidctd de la pcb;dcliin $e coi-ti-mpld c n o.; iliero aspecto del datc), trarand<~ sils inipiicaciolirs --las que. se refieren propianierite ; ! la di~iámic:. ie~ncrgrifica- en lo rcferentt. a las reiaci~iiési~i?r:.i-regiona:~~ C O ~ O fii~~(iafilel~ t C: de. f as sx:igr*cic)nes. ~ u terenm mis marcaila importmcia t:iz 13 rzgi6::. Y-rr:~ Lie .jalixo el; ur:a región cicsde i-i:-tce müci-na i1riilr.i :/;.ci ii~;egracla al resto dsi Estadcr, por t a ; ~ ~ei, o b ~I !~ ~t3ii1iei~t.i C I úicrn~ogrifico,en mwhri, e:, !1!: :11~3ics~loi. di' : C ~ S rrizjc3:ids ~ ~ n c ~ l a c i ~ C rEt- e ~ . 52 de sí;^?^:. - - ~ ¿ ~ ~ t i ~~ ij i- d ~(i,r;os censales de í 9tAi ;t i93tt-. 12 rcLcií>i~erltre la poblazibn de! N o r t e y rf : . ~ ~ ~ j udiei lta~entidad, e;-Ldonde el n.úmero :,ctr!iic l?abtfa~'itesde ta rzgión ha ciescendjdo ~:otori~rr:e~iie respecto J. la poblaci611 global de Ja.lisco, pues !~:ie~?rrcis Gue 211 1960, reunía al 3 .150j'o cii: lz yoblavi;?:~de! Estads, para 1970 descsndi9 a 7 )P.?/ 9 3. en i 980 llegó a 1 :/o. Norte ¿Q Ja ii sco En esta relación es de importancia observar el comportamiento demográfico general del Estado, considerado desde e? punto de vista migratorio como de equilibrio, debido a que, a pesar de tener municipios y regiones de expulsióí~neta, la capital es un complejo urbano de luerte atracción migratoria íanto de habitantes jaliscienses como de otros Estados vecinos, lo cual, como su categoría migratoria 10 indica, equilibra en terminos globales los flujos de población (Winnie, 1982). Tan sólo para 1980 la capital (Guadalajara) reunía poco menos de la tercera parte de la yoblacion total. de Jalisco. Conlo el cuadro anterior ilustra, el descenso de población de la región Norte con respecto al Estado, se observa ligado a un crecilniento casi nulo de la propia población regional en el lapso de 19601980, registrando un decremento en la década de los años sesenta. Tal vez la explicación de ello radica en los movimientos migratorios de la región. Los datos censales de 1980 arrojan una población total para los diez municipios que componen la región de 8 3 735 habitantes; de ellos 27 354 viven en las cabeceras municipales y el resto se encuentra distribuido en más de 1 S62 localidades de entre 1 y 2 499 habitantes. Lo anterior es significativo pues señala las condiciones rurales definitivas de la región y las dificultades de retención de población hacia las cabeceras municipales. Mucho de lo que condiciona esas situaciones tiene su explicación en aspectos de propiedad de la tierra, como veremos más adelante. El 32.3'10 de la población de la región vive en las cabec;-:*AS municipales y ello considerando que sólo H u e j u i ~!la el Alto, Huejucar y Villa Guerrero, se consideraban para 1980, localidades de entre 2 500 y 5 mil habitantes y Colotlán menor de 10 mil habitantes; el resto de las cabeceras municipales estaban consignadas bajo el rango de localidades menores de 2 500 habitantes, lo cual subraya con mayor énfasis las condiciones eminentemente nirales de la región. Respecto al panorama municipal se presentan algunas diferencias, mientras que en Colotlán e i 53.19*/0 de la población vive en la cabecera munieipal y el resto se encuentra dispersa en 98 localidades menores de 2 500 habitantes, en Mezquitic sólo cl 15.5'/0 vive en la cabecera municipal, dispersando el resto de la población en 337 localidades menores. Otros municipios como Santa María de los Angeles, Bolaños y Chimaltitán, mantienen tambikn una escasa concentración de su población en las cabeceras municipales (17.7O/0, 16.4Ol0 y 18.1°h. respectivamente), mientras que Huqccar, Muejuquilla el Alto, Villa Guerrero, Totatiche y San Martín de Bolaños, mantienen un mayor equiliheo concentrando en sus principales aglomeracionzs entre el 30°/0 y el 40°/0 de su población. En el renglón de la densidad de población, la. región mantiene una proporción de 8.5 habitantt S por k m 2 , lo cual indica un rango rriuy bajo de densidad demográfica. A nivel municipal el p:inorama es muy diverso, pues mientras Colotlán y Santa María de los Angeles, son los municipios más densamente poblados (29.5 y 21 -6 habitantes por km.' respectivamente), Chimaltitán, San Martín de Rolaños, Mezquitic y Bolaños son las municipalidades que ostentan los más bajos rangos de densidad demográfica con 4.1 ; 4.4 ; 4.7 y 5.7 habitantes por k m 2 , respectivamente. Los datos de densidades pueden ser explicados por varios factores zntre h s cuales se deben considerar las proporciones entre la ex tensión del municipio y su población. Mezquitic es el municipio más extenso de la región y de todo el Estado de Jalisco, abarcando cerca del 4'/0 de su territorio y es el municipio que cuenta con mayor población regional. No obstante, lo extenso de su dominio y las formas de distribución de su población (cerca de la mitad son indios huicholes) hace que tenga una de las densidades más b j a s y una distribwión más equilibrada en terminos espaciales, pues la cabecera municipal apenas concentra el 15.7'/0 de su población total, distribuyendo el resto en 336 localidades menores de 2 500 habitantes. Un caso opuesto sería el de Santa María de los Angeles, que es el segundo municipio con mayor densidad demográfica, pero el menos extenso de la región con apenas 267.3 km. y asimismo es el tercer municipio menos poblado. Otro aspecto de la población regional lo compone la población económicamente activa (PEA), que en toda la región asciende a 24 224. es decir el 30°/0 de la y oblación total. Cerca de la mitad de la PEA regional se dedica a actividades ligad as al sector agrí-cola. ganadero y forestal; sblo e1 4'10 tiene ocupación en industria manufacturera y el 3,?'/0 lo hace en el coniercio. En la minería apenüs se consignaba el 0.7'10 de la PEA en 1980, logrando ascender en 1986 al 2.8qi0 gracias al incremento de Ias labores en las minas argentíferas de Bolatios y San Martín de Bolaños. Por otra parte el censo de 1980, registra un alto porcentaje (28'/0) de PEA dedicada a actividades rro especificadas, lo que hace concluir que el restante 13.6'10 de la población se halla distribuida en otr-ossectores como los servicios de gobierno, la industria de la construcción, etcétera. Antes de abordar propiamente el renglón de las migracicnes de la región, se hace necesario comentar algunos aspectos relativos a Ia composición de la pobiacióri por sexo y edad. A nivel regional, el 47'19 de la población total se halla en el grupo de edad de los O a los 14 años, 10 cual significa que casi la mitad de la población es compuesta por infantes en edades consideradas como n o productivas. Los grupos de mayor potencialidad productiva, es decir de los 15 ' a los 29 aiios y de los 30 a los 44 años suma regionalmente en el caso del primer gmpo: cerca del 2 1'/O de la poblaci6n total; mientras que el segundo alcanza en edad una cifra promedio de 12 .SO/o. Los datos anteriores engloban al 80.5::'o de la población total. Respecto a las diferencias por sexo se observa que salvo el caso del municipio de Bolafios, las orras nueve municipalidades registran difere~ciasporcentuales en la composición de su población, sobre todo en el grupo de 15 a 29 años en donde la difereacia se acerca al 3% más en la población femeiairia respecto a la masculina. En el gmpo d e ios 30 a los 44 estas diferencias sOlo llegan al 1.2:/0 a nivel regional. Los datos a:lteriores sugieren que 3 pesar de ser corisiderada la región Norte de Jalisco como de fuerte exp.ulsi9n (Wirinie, oy. cit., 1983),los efectos demográficos dz las migraciones que suelen incidir generallnent s en la población ~riasculinaen edad productim: ino ha producido alteraciones considerahlcs er, !a cornposicióiz por sexo y edad en las localidades de la región. Aunqiie ciertamexte es sensible para ei grupo de 15 a 20 años, tal vez lo anterior Iemarque con énfasis la temporalidad cie los nlovimfelltos migratorios cuyo alcance no a fecra tampoco la fecundidad, ya que hemos visto que la poblacibn infantil se acerca al 50*/0 de la población regional. El Norte de Jalisco, es considerada como de fuerte expulsión, no obstante registra modalidades municipales, respecto a sus categorías migratorias; un estudio de CONAPO (1 985 asigna las siguientes: Aunque la excepción al comportamiento niigratono de los municipios de la región está conformada por Bolaños, y a pesar de que en el citado estudio de CONAPO se atribuye su categoria migratoria ri "las condiciones que imperan en el Norte del Estado (. . .): población escasa y dispersa, topografía accidentada, pocas vías de comunicacibn, etcétera. Asociadas a una limitada actividad econ6mica, son al parecer un factor importante que h a influido en Bolaos (municipio localizado en el centro de la región), como el polarizadlsr del comercio y lo servicios en la zona. Esto, siil considerar qtic ésta es una región que económicamente tiene fuertes riexos con el Estado de Zacatecas", cierto es que la cabecera municipal de Bolafios, por razones de las vías de comunicación, se encuentra enlazado el eje Colotlán-Totatiche y Totatichc-Villa Guerrero-Bolaños-Chimaltitán-San Martin de Bolañclrs, con el resto del territorio de la regihn huichola en su parte meridional y quc sin duda tiene una importante función comercial para surtir de merc;arncías manufacturadas tanto a su propia población ( d e ia cabecera municipal) como a un gran ní~nierode rancherías que se encuentran dispersas en la zona mestiza y huichola. No obstante, lo que nos parece' un factor relevante en la repercusión del dato migratorio del municipio es la actividad minera que por lo menos I , 1 1 i l I hace 14 años con la instalación de la compañía minera de Bolaños, S. A. (MIBOSA), ha sostenido una importante actividad que efectivamente ha atraído a trabajadores y empleados de estados corno Chihuahua y Michoacán. Asimismo ofrece elnpleos a los oriundos del municipio, incluso mantiene un grupo de obreros flotantes de indios huicholes. En 51 recorrido de campo (enero be 1984) consignarnos la presencia de 310 obreros y 80 cnipleados de MIEOSA: de aquéllos cerca de 40 eran Iiuichotes. Respecto a1 municipio de Mezquitic, considerado corno de equilibrio, ]la explicación del comportaí n i e n t ~migratorio tal vez se encuentra en que cssi el 5 B 0 Í ~de su población son indios huicholes, que si bien emigran algunos de zllos de manera temporal generalmente no cambian de residencia, además de que sus inoviiriientos a este respecto son rruy dificiles de consignar zn la estadística EHo probablemente explique sir excepcionalidad frente a Ia agrupación de municipios de igual caregoría inigratoiia hecha por e! análisis sociociernagráfico de Jitiisco dzl CONAPO, en e7 que se ritúa a ese rnunicipio a! margen de las explicaciones generales respecto a población urbana, PEA urbxia y pobiacri6r.r anal f'abeta. Ei restu de los municipios de la región est.ríi~ pririvipalmeriie en ei r,ingo de fuerte expirisión (Hueji~quilla el tUto di: débil expulsión) Ir:, que ae termina ?n gerte~alel coniportari~ieniomigra f o i ig de 13 regitn. l'al como indica Winniz ( 198 2 , o. cit.) l a datos disyor~iblesa nivzles estdtales sobre la rriigracibn dcntro del territorio nacici~alofrecen un palloranla incompleto debido a la ausencia del registro de los movirriientos internacionales, aspecto que por sí cfrece extraordinarias dificultades para su cuantificación, no obstante es sabido que ''12 rnigraci6n de mexicanos a Estados Unidos es muy volu~~ilzcjsa. predorninanteme~tede tipo laboral y d e plazo 111~so menos corto. perd con UII importa~ite saltlo rieto. a larga plazo. de la migraciór, de nlexicanos a l vecino país. . . Jalisco tradicional~nente se eiicu en tra entre los principales estados de origeri de vsas migraciones. Si firese posil~letener ca~itidadcc (exactas? dt:l saldo migratorio del Estado eri las migraciones internac:ioriales y conlhinarlas con los datos ct el país 3 albco seguramente tendría un saidc i-tegdtibo eri relación al Estado en su totalidad" iU;it~n;e.supra cit. 1. S c ~ ú daitos ~i disponibles respscro o1 3 ~ l d cde migációi; nt:$a de ia región del Xurlí: de Jalisco, e r pe~loclo1950-66) l'ue de -20 254 !:sbitantes y pkra e1 pcric3dn 1360-7U la can:iciaJ alcanzó la ~ i f ' r ade 17 -'!!/ habit2ntes. coi~forrnaridc.,?si u ~ r atendencia que parece rnal-itenersc. rli 13 úitirna dkcada. Desil,: Iu2-o qtie a nivel de migracil>~iec, iniernas.se r e g i \ ~ r ~ r drilt;virr.?ientos il ilnpc)r:anlc; d*: hdbitantcs ciel xjcrtc d c Sariscc~Iiaci,i ( ; ~ i i ~ C o a l ~4t ~% 0~ ~ 1m2i tl-opíil;t3113 l U3i!:nii=. 19.?-i!. fz3: 2 : ;ecorlrSI, de c3r:1^3 qut. r:liii7;?t;?uc f ~ c ; - - ~ix:~:: t' - t! t"slt trab~ijo:i;7i?ctiv~1. T = ~ ~ S I P ~ ~ ? :L(i >G S3 :ant t. ~flixencr;t i k ~ i ! l g - ~ 1 : 2 : ~ ~de i d rcgifin ;lac!<; 1 3 5 i:,tadoc [;illif~;t.;;,Sir! ha?je_r3ísdid:) c \ ~ B T ~ E ~ L r ~ .tl5r.i ~ i a1lttvn~;a.las obser(;acie~t~s JCc i ~ r r g iniiis ;.nnriirt , c.r:trt- 1~1sgirc desraca:? ! @ S vehicr:lss c g n ;liaba:. gr,i:~~,sy jz3 e~trevlbt2scon ici, lugdrunos i,: i ; i j atitoriladcs lor:;lcs, puc!imnns ?preciar qi?e las i i i ü t filicrtt's inotjirzacioiies ;i rjlve! munici2ai se regi,zr:n t:~i I í r s municipios :l r Hueji-tcar. Co'rotláii, Salita Mtirííi ay 17s r',ngeles Muej~xquillaei Aíto : aünq:!: en ~1 r c ~ de t ~los rriri~~icipjoc; también ápre;r12y.:;r 4 " 196 cialnos los rasgos de los migrantes que van a los Esictdos Unidos. Más que la cuantificacibri de inigrantes ocupó nuestra atenciór, los efectos locales de esas migraciones. Según VJinnie (1984). los ef'ítctos locales de esos flujos son más bien positivos en Iti medida cn que generan oportunidades de trabajo para familiares y medieros que traba-jan las tierras del rnigraiite en 'U ausexlcia, al misnlo tiempo provoiaiz el Ingreso de divisas lo cual, en suma. arroja efectos colaterales d e saldos positivos debido a que su resultanre -szgún Winnie- es la gentiracií~ride trabajos ad3zionales con efectos zn caderia err la esti3ictvra social. 2s decir. que la fuente dz trabajo abandondda por zi migrante es ocupada pí>r orro individuo C ~ L ~ C ascierade, desando s ~ lugar i asirnisrni~a otro trribljador de más bajo nivel en lii estructrtr~socioecoi10ri~icaque de _fclciuse prornocioi~aen ese sentido ?odd ello tiende a la confclrmazión de ~ r i ~ j o rnies veles cie ingresos rriedioc para aquellos iridividuns q ~r i se qriedlii en eI iugar de origen, es decir, los iio rnigraritcc. Tanlbié~; 96 supone que estos eIecfos Inciden en i i n a mayor retención de 13 "ei~ligracion potsnciaí'' a largo p l ~ z u por . gerri pa1t.e. el aur:it.r, to de la llegada de divisas es v i s ~ u;'ir ~1 citado autt?r cenm u27 f¡l:jo que sc dedica 31 c3ns~imctde I;i1':?25 n o : j ~ r a d e r o s ,en téraninm de aport~cionesd z los nigrantes al scjstenimierito d.c. .;ir ~!nid<idy ~ o :!~ i ~ i i vfamiliar a y de su propio 'rontfo d e J zsen ;J jnieritras el migrante rio tra b3ja a;l tt.5 J e trnprenS2cr rrila nueva migración, A'nor2 bien, de íci xnlc.rlor se riesprende que los gasros d? !o divisa para la reproducción de la ~rnidad,se efectúan al rnenuc!eo dentro de la Incaiidad, aspecto iste qrle supclit la generación de empleos qrie cie otra nianera rio exist ir í:tn. 1 r t l 11 i 1 1 I 1 situación económica, ofreciend~ cantidades qut. duplicaban -o nlul tiplicaban, en fin-- el pr-<cjo valuado de aquellos bienes, provocan una alza g e m ralizada de su valor, hecho que dejaba fuera del alcance de ios bolsillos la adquisicibn de inrniiebles de aquellos habitantés no migrantes. Por otro ledo apreciamos q u e cantidades irnportantes de terrenos agricolas. paradiijicarne~its,no eran trabajados debido a que sus dueños se encontraban en los Estados Unidos. Casj patético resulta ci ejemplo del municipio de Santa María de los Angelzs donde según un censo reciente realizado por las :jutoridader, municipales, 60°/, de la pobfaciói~del r-ririnicipio de edades entre los 1 5 y 30 3170s se encontraban rn los Estados Unictos. señalando el presi c't:li tc mui~icipalqrne los lugarenas "ya no qiiiei-cn :rabajar los campos por irse a E.C.", agregando que i e 30s terrenos cultivables sélo se trzbajaba e! 20"'(3. EL cascl de Huejúcar no difiere mucho. las autcx-i.jade3 municipales c a l c ~ l a nqile cerca de ia mi! ad de i : ~pobl.ación municipal ( 12 5 00 habitanres) están t ; i kstudos Unidos, que cada familia tiene dos ?n;í.rnbros zri el vecino país y qiie más del 5U0/c d e 133 familias T ~ c : ! ~ c T un ! cheque rnrensual provei~ieliie de E.U. Sefialaro:: adeiníis que '"antc? los saiicheros [legaban a vender sus p ~ o d u c t o sal pueblo. ahora llegan a comprar", reafirmando t.1 trdstoque de las unidades prodtrctivas familiares en paralelo a su efecto en la estructura eccsnir~i~lca local: "Aqtii es más caro que en Guaclalajara. . . los que vivimos aquí pagarnos el pato del dólar. . . hay pocos albañiles porque todos andan embelleciendo las casas. La gasolinera sola, paga un millón de pesos de impuestos mensuales, hay rnucl-izs videocase teras, muy poro invierten en el comercio. . .'. Todo lo anterior supone uíia aprehensión de los efectos de 13s ri?i%-racioneslaborales a EUA en térrninos de su5 repercusiones econón~icasy sociales a diferentes niveles, desde la escala de la unidad prod~activafamiliar, a la estructura económica de las poblaciones, de las relaciones rural-urbanas y desde luego el impactc) a i1il;el regional. ks dificil señalar de manera con tundeiite la magnitud dt: esos efectos que ral vez tengan diferente impacto depelidieildo de la ccyuntura pc;r la qu,: atraviesm no sólo las regiones sino e1 país en su conjiinto, pero vole señalar que, por 10 dicho, la tendencia de esos efectos en momentos de crisis tiende a agudizar ésta, debido a qtie las estructuras económicas locales y regionales no mantienen uri ritmo de crecimiento capaz de enfrentar la monetarización de la economía amplificada por la devalua-. ción del peso respecto a l dólar. Económicamente sz aprecian trastoques intlacionarios, y socialmei~te se conforma un desplazamiento donde ya los gmpos tradicionales de poder económico se enfrentan a un estrato emergente de importante poder adquisitivo representado por los migrantes de la región que han teilido la más baja ubicación en la estratificación social . Además de los efectos in flacionarios registrados en la región, apreciamos otros que, por su dificultad de cuantificar, señalamos s610 en su aspecto cualitativo. Los migrantes no sólo introducen dólares sino también manufacturas, aparatos electrónicos y electrodorn6sticus, automóviles y camionetas y desde luego iniplenlentos de vestido. Es de hacer notar la introduccibn de la moda del vestido, d e las modificaciones en los patrones de consumo no sólo alimenticios sino suntuarios, como u n indicador de efectos proiiiotores de canibios culturales. 110 I I L 1 I S. Orgaiziz~ció~t social del espacio En el apartado anterior hicimos referencia a la condición básicanlente rural de la región; las cabeceras nlufiicipales son uglomeraciones hun?anas o ciudades pequefias en las que habitan la pobiación no iriciia y en donde se efectfian las funciones administrativas, políticas y de abasto de mariufactura p de otros productos de consumo perecedero. Casi todas !as cabeceras municipales mantienen un patrón estmctural en donde al centro de la aglomeración se ubica la presidencia rr,unicipal frente a un parque y al lado o enfrente se halla la iglesia principal, en tomo a este cuadro y a lo Iargo de la cdle de acceso a la carretera se encuentran los comercios; la perifer ía está conformada por casas habitación. Respecto a los materiales de construcción que dominan estas aglomeraciones, el X Censo General d e Población j7 Vivienda registra que en general, en todas las cabeceras hay una cierta dominancia del adobe como material para construir paredes; los techos principalmente son dominantes en bóveda de ladrillo o loza de concreto. Los casos excepcionales son Bolaños y Huejuquilla el Alto donde predominan casas de tabique con techos de bóveda de ladrillo. En general los pisos en su mayoría están consignados como de tierra, aunque hay u n número importante de casas que los tienen de cemento en proporción que se acerca al 50°/0 y 40°/0 respectivamente. En materia de servicios como electricidad, agua entubada y drenaje, el cuadro siguiente ilustra el nivel de disponibilidad de estos servicios en la región. Respecto a la disponibilidad de agua entubada se aprecia que los municipios de Huejúcar, Colotlán y Muejuquilla tienen niveles superiores al 50% de seirtirniz~itoen casas habitación, frente a otro grupo de nlu~licipioscomo B o l a o s , Santa María de los Angelzs, Totatiche y Villa Guerrero que oscilan eritre el 38?':1 y el 473'0 de surtimiento de ese servicio; sólo San Martín de Bolailos y Mezquitic alcanzan nlenos del 3 5 O/O y Chimaltitán llega apenas a cerca del 15 y:,. También respccto a la disponibilidad de energía eléctrica, son Huejticar, ColotJán y Huejuquilla los municipios que alcanzan las mayores cifras regionales (más del 50°/o) de surtimiento de este servicio en sus viviendas particulares ; Mezquitic y Lhirnaltitán ocupan las cifras más bajas al respecto (60/0 j 22 (;'o respectivamente). El resto d e los nlunicipios oscila eritre el 28°/r, y el 4s0/0 en este sentido. En lo que se refiere a las casas ~:artisularesque tienen tubería de drenaje, son también Colctlán y Huejúcar, junto con Totatiche, los que registran nlay or riúmero de casas con 2ste servicio, el resto de los municipios rnazatierlen cifras superiores al 70°/o de casas qus no disponen de tubería de dre* naje, y en consecuencia las formas del mismo son diversas. Los indicadores citados ilirstran, aunque con limitaciones, que si se puaiera hablar de rasgos de urbanizacióll en las aglomeraciones municipales, son Huejiicar, Colotlán y Huejuqiiilla, las que más avance han logrado al respecto. Esto ~ i oquiere decir que el resto de las cabeceras municipales se encuentren muy alejadas de éstas en lo referente a esos indicadores, porque se debe consideras que los datos usados abarcan a todo el territorio municipal, no sólo a las cabeceras. Un elemento que singulariza la región es la división del territcrrio interno de ésta, en lo que po112 dríamos llamar territorio indio y mestizo. Este rasgo determina cuali tativamen te ciertas relaciones de la organización social del espacio nortefío jalisciense. Los municipios tienen sus cabeceras y hay dispersas diversas rancherías. Las relaciones de las rancherías con respecto a la cabecera municipal son diversas y es ahí en donde se impone la consideración desigual del territorio huichol con el no indio. El territorio huichol suma un área de 4 457 km.' , lo que supone poco más del 42'10 de toda la región del Norte de Jalisco que es de 9 855.25 km.2. La población huichola, no obstante sólo se acerca al 14"/0 del total regional. Ahora bien, el territorio huichol se organiza en torno a 5 grandes comunidades que son: Santa Catarina, San Andrés Cohamiata, San Sebastián Teponahuastlán, Guadalupe Qcotán y Tuxpan de Bolaños. Cada una de esas comunidades mantienen la propiedad de su territorio bajo el rubro jurídico de Bienes Comunales y cada comunidad tiene una cabecera en donde se asientan los funcionarios de gobierno y religiosos; por lo menos ahí se asientan formalmente. En torno a la cabecera y dispersos por todo el territorio de la comunidad se encuentran rancherías en donde habitan una o varias familias que frecuentan su cabecera de comunidad en razón directa a ciertas necesidades de abasto, salud, religión, etcitera. Conviene hacer una síntesis de la historia y etnografía de los grupos huicholes para ubicarlos en el contexto actual. En Nahmad, S. ( 1972) se encuentran dos hipótesis del origen de los huicholes, la primera que f ~ ~ e descrita en el estudio sobre esta etnia que publicó VIVIENDAS PARTICULARES POR MUNICIPIO DISPONIBILIDAD DE ENERGIA ELECTRICA Y AGUA ENTUBADA, SEGUN DISPONIBILIDAD DE DRENAJE Municipio Disponibilidad de Energía eléctrica y agua entubaba Bolaños 1 . Ilispone de agua entubada 2. Dispone de energ. eléct. Colo tlán 1 . Dispone de agua entubada 2 . Dispone de energ. eléct. Chimaltitán 1 . Dispone de agua entubada 2 . Dispone de energ. eléct. Total de viviendas particulares Con tubería de drenaje Sin tubería de drenaje 1 Norte do Jalisco T ~ r r i t o r i o r Huichol \I C abaca ras Municipa les Comuni&&sHuKhdas Líhitas Mwiici?.\as Mcrti ro el Museo Nacional de Artes e Industrias Populares en 1954, refiere que los huicholes habitaban gran parte de lo que hari en el Estado de Nayarit, y que como consecuencia del avance de los conquistadores españoles se vieran obligados a replegarse hacia las montañas del Norte y Oriente de Nayarit, donde encontraran una zona de defensa natural y en donde permanecieron en condiciones de aislamiento durante siglos. "A ello se debe quizá que [el huichol] conserve un gran concepto de sí mismo, y que no consienta en que existe raza superior a la suya. Esto se nota en todos sus actos internos o externos, muy particularmente en su conducta, que no ha conocido la sumisión". La otra hipótesis está planteada en el estudio de Furst ( 1966), quien sugiere la adscripción chichimeca de los huicholes basado en el análisis de la mitología huichola y en donde señala que para los aztecas y luego para los españoles las diversas tribus fronterizas, en el área de los actuales Estados de Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes, etcétera, eran conocidos como teochichimecas. Refiere que en las primeras fuentes informativas (códices y crónicas) no se encuentra registrada ninguna tribu con el nombre de Wixarica, que es como los huicholes se designan a sí mismos, sin embargo destaca que en el códice florentino se describe a los recolectores de peyote de grupos teochichimecas, haciendo culto de manera similar a como lo hacen en la actualidad los huicholes. Citando a Wigberto Jiménez Moreno quien sugirió que los huicholes estaban emparentados con los guachichiles (teochichimecas), Furts plantea que la palabra huichol se asemeja más a una def0rmacl.c' . del término guachichil que wixainca. Desdz esta , >-ecliva se sugiere que los huicholes [ t l t t I ocuparon el territorio que actualmente dominan provenientes de las zonas desérticas del Norte del país, aunque la proveniencia de la costa nayarita es considerada por el autor de la siguiente manera: ". . . los huicholes de algunas partes de la zona tan;bién hablan de una migración de las deidades farniliares (. . .) que vino de la costa hacia la sierra, y la celebran en sus rituales. Por lo tanto, bien puede ser que los antecesores de los huicholes hayan sido la mezcla de varios grupos emparentados desde los puntos de vista étnico y lingüístico, convergente en la forma que venían de diferentes direcciones -de los desiertos de la zona centro del Norte así como de las tierras bajas costeñas. . . Existe poca duda acerca de que los antecesores de los modernos huicholes emigraron originalmente hacia la región Noroccidental o norcentral de México, desde un lugar situado más al Norte, junto con otras gentes de habla uto-azteca. . Los huicholes son una etnia que dado el punto de vista lingüístico se le considera parte de la familia. yuto-azteca. Muchos de los aspectos que rigen su vida colectiva e individual, se remiten a la concepción que tienen del mundo ; para algunos investigadores la cultura del huichol deriva de una mezcla de elementos precolombinos y católicos. Los aspectos religiosos, espirituales en general y los de salud, así como los que competen a la sanción social de ciertos actos como el matrimonio, son entremezclados por ritos que ejecutan los maraacames o sacerdotes, quienes regulan la existencia de los huicholes desde su nacimiento hasta su muerte pasando por los ciclos de salud-enfermedad y el matrimonio. El Maraacame ha sido pues, la piedra angular de la c~nservacióncultural huichola, aunque en el pre.?'. j I 1 119 sente tiende a ser sustituido en algunos aspectos de su competencia, como la ejecución del matrimonio, debido a que cobra una cantidad determinada de dinero por sus servicios. La gran espiritualidad del pueblo huichol se refleja en el conocido rito del peyote, al que acuden para tener comunicación con las diversas deidades creadas por la tradición huichola, y del que muchos estudios etnográficos han dado cuenta (cfr. Nahmad, 1972 op. cit.). Del mismo modo en que estos elementos están presentes en las actividades productivas como la siembra de los coamiles, que se realiza después de celebrada la parte del peyote o de hikuriNeirra, durante los primeros días de julio de cada año. Los huicholes como otras culturas mesoamericanas han deificado los puntos cardinales, para los que llega a cinco, mientras que la cultura occidental sólo concede cuatro (Norte, Sur, Este y Oeste). Y al contrario de otras culturas mesoamericanas para los que el quinto punto cardinal ha sido el centro, para los huicholes es lo alto del cielo. El océano Pacífico (tatei Aramara) y el Lago de Chapala (Rapawiyeme) son lugares sagrados, lo mismo que las cuevas de Teakata en plena zona huichola. Ahí acuden en eventuales visitas para ofrecer rito a las deidades de esos lugares. Otras determinantes de la vida de los huicholes están muy ligadas a funciones bien terrenales como las costu~nbressexuales y las gestiones de gobierno encomendadas a las autoridades civiles que menciona mis adelante. Las costumbres sexuales están muy relacionadas con la reproducción, más que biológica, de las unidades productivas y correspondientes con la dis- t 1 1 persión de las familias extensas en su territorio, matrimonios monogámicos, poligámicos, incestos, etcétera, tratados de manera particular en otros textos (Vici Mata, R. 1982 y Palafox, M. 1985) no son sino un reflejo de las condiciones de vida de las comunidades huicholas, de su código propio y de la prohibición autoimpuesta de mezclarse con otros individuos n o huicholes. El gobierno huichol rige los. aspectos jurídicos, judiciales, económicos, comunales y los conflictos sociales, y en buena medida también regula las respuestas de estos indios a las agresiones mestizas, o a las intervenciones de los gobiernos estatal y federal. Las comunidades huicholas mantienen vínculos diversos con las cabeceras municipales; en el caso de cambio de autoridades, de asuntos judiciales-y de orden administrativo, la relación es en términos comunitarios, a diferencia de las rancherías pobladas por mestizos cuya vinculación es individual. Esto que aparentemente puede considerarse un funcionamiento natural, en el fondo y en términos espaciales plantea un interesante problema de administración de territorios en donde se verifica una imposición más o menos filtrada de ciertas determinaciones de la llamada sociedad nacional hacia las comunidades indias. De hecho en el territorio indio hay un traslape político-administrativo que se encubre con una supuesta autonomía de las coniunidades para gobernar, organizar y administrar su territorio . Cierto es que el acceso a los recursos y la ubicación de los núcleos familiares al interior de las comunidades indias así como la organización del trabajo, las obligaciones y los derechos dentro de e su territorio, están regidos por sus propias leyes. No obstante, en general, priva el dominio políticoadministrativo de las cabeceras municipales, lo cual lejos de suponer una subordinación pacífica, conforma una determinada defensa del espacio huichol frente a diversas amenazas de restricción territorial, entre las que se encuentran principalmente las invasiones mestizas y , por otro lado, dificultades entre diversas comunidades indias por límites íerrit oriales. 3. Territorios internos 3.1. El territorio indio En el Norte de Jalisco existen 5 comunidades huicholas, ya mencionadas, que abarcan 4 457 km:' de propiedad en bienes cornunales. Las comunidades son : San Sebastián Teponahuastlán, Tuxpan de Bolaños, Santa Catarina Cuexcomatitlán y San Andrés Coharniata, de la que Guadaluye Ocotán se considera como anexo para efectos de su tramitación agraria. Tal superficie es la que oficialmente se encuentra registrada en la documentación de la Reforma Agraria bajo la acción de Reconocimiento y Titulación. Todos los territorios de estas comunidades se encuentran lindantes, de tal manera que forrnan un área continua que abarca grandes porciones de los municipios de Bolaños y Mezquitic. Según R. Mata (1980) los habitantes huicholes se agrupan en 404 rancherías dispersas en las áreas de las cinco comunidades. En términos generales, el área huichola jalisciense abarca poco menos de la mitad de todo el universo huichol que según S. Nahmad (1972) es de 10 000 km.2 diserninadas en cuatro entidades 1. federativas que además de Jalisco son: Nayarit, Durango y Zacatecas. De hecho el dato de la extensión territorial huichola es sumamente relativo debido a que permanentemente se encuentran en conflicto con los llamados invasores mestizos. Los expedientes agrarios de estas comunidades son claros testimonios de un territorio fluctuante, siempre amenazado y siempre defendido. Uno de los aspectos que durante mucho tiempo ha agudizado la fluctuación del territorio huichol en sus límites ha sido la situación fronteriza de las comunidades indias, fronteriza en el sentido de que se ubica en la delimitación confusa entre los Estados de Jalisco, Nayarit, Durango y Zacatecas. El caso, por ejemplo de la comunidad de San Andrés Cohamiata cuyo límite hacia el Noroeste son también los límites entre dos municipios (Mezquitic y Mezquital) y los Estados de Jalisco y Durango. También dicha comunidad sirve de límite entre los municipios de Mezquitic, Jalisco y el municipio de La Yesca, Nayarit y consecuentemente es el límite entre ambos Estados. Las comunidades huicholas mantienen documentación de sus tierras que fueron tituladas por la Corona Española durante la primera mitad del siglo XVIII, a excepción de Tuxpan de Bolaños que perdió tales documentos durante los movimientos encabezados por Manuel Lozada. Los documentos oficiales (resoluciones presidenciales) de confirmación y titulación de bienes comunales para las comunidades en cuestión fueron publicados en las fechas que a continuación se indican: A pesar de que, desde el punto de vista jurídico las comunidades huicholas han mantenido un cierto respaldo (representado por documentos oficiales), Habíamos señalado que en cada comunidad se encuentra una cabecera en donde formalmente se asientan los poderes comunales, donde funge el gobernador o tlatohuani, un alcalde o arkarite, un capitán así como un alguacil o arkuatsine y un sargento o tsaraketi y policías o topiris. Al parecer la cabecera de comunidad mantiene diversas casas habitación que son propiedad de huicholes que de ordinario habitan en alguna ranchería circunvecina. De tal suerte que en realidad la mayor parte de la población huichola de una comunidad se encuentra dispersa en todo el territorio, aglutinándose en sus rancherías por patrones que nos parecen derivados de cierta conformación de un núcleo familiar original, es decir, un nuevo matrimonio se aloja en un rancho donde habita la familia del novio o la novia en donde hace más falta la presencia del hombre para ayudar a las tareas productivas, en la mayoría de los casos sin embargo hay una tendencia a seguir un patrón de virilocalismo en donde el padre de familia trata de conservar a los hijos varones viviendo con sus mujeres en su rancho. Aunque desde luego no es regla inflexible, pues todo parece depender de los arreglos entre las familias para conformar un matrimonio. De esta manera se reproducen las formas de ocupación del territ-orio huichol, en donde es el hombre el que generalmente sale a trabajar sólo durante varios días. a efectuar el coamil (cultivo de maíz) o a cuidar el ganado. Generalmente los ranchos se componen de entre 3 y 8 casas con un calihuey (templo típicamente huichol donde se realizan las fiestas tradicionales). Hay casas construidas con paredes de adobe y las hay construidas con rocas y con techo de paja de dos aguas, aunque la generalidad de las casas observadas en la comunidad de Tuxpan de Bolaños eran de adobe con techo plano y guarnición de azotea. Nos parece que esta forma de ocupar su territorio obedece a múltiples razones que pueden corresponder a las situaciones de amenaza del territorio, y consecuentemente a la necesidad de defenderla, para lo cual es preciso controlarlo y para controlar un temtorio compuesto básicamente por elementos topográficos abruptos se precisa dispersar a la población. Sin olvidar otras razones de índole propiamente cultural, que inciden directamente en la forma de ocupación del territorio y otra más que parece determinante en esta cuestión es la naturaleza de las tareas productivas de los huicholes. Estos viven básicamente dependiendo de la agricultura, y la agricultura huichola es fundamentalmente el coamil. El coamil consiste esencialmente en el desmonte a machete, la quema y la siembra que se efectúa en plena época de lluvias (junio-julio) y se hace mediante la ancestral COA o WIKÁ que se utiliza para oradar la tierra, a la que se introducen las semillas. Por razones que es preciso investigar más a fondo los huicholes eligen los terrenos para efectuar el coamil principalmente en zonas de pendientes, por sobre los terrenos planos que aunque pocos, son insuficientemente aprovechados en su agricultura. Las zonas que eligen para realizar el coamil puede, en ocasiones, estar bastante l e ~ o sde sus casas, a varios días de camino, por lo que frecuentemente realizan cambios de residencia temporal al lugar del coamil principalmente durante la época de siembra, o cuando "está en elote". En este último caso, co- 1 1 t 1 f t l I ! I I \ I I l mo en el primero. el traslado eventual de la familia huichola tiene la fmalidad de cuidar el coamil para que no sea comida la semilla o el elote por animales silvestres y 9 tras plagas. Esta es una razón agregada que fundamenta la dispersión de la población huichola en todo su territorio y es preciso entenderla así, sobre todo cuando se piensa en programas de desarrollo comunitario. En ciertos ranchos huicholes se ha utilizado el tractor y fertilizantes para trabajar la tierra. Al parecer la poca disponibilidad de terrenos planos y la tradición agrícola huichola han dejado como saldo que la incorporación de novedades tecnológicas tengan poco éxito, además de que el escaso alcance de esas novedades para asegurar incrementos de productividad que incidan en una aceptable rentabilidad para pagar los créditos de adquisición de esos implementos, está con mucho, fuera de la lógica de la reproducción india. En nuestro recorrido de campo en la comunidad de Tuxpan de Bolaños pudimos apreciar como testigos de ello, un par de tractores desarmados que yacían inútiles en el lugar. La agricultura huicliola además de máiz, también contempla el frijol y la calabaza. En ciertos meses del afio, los que corresponden a la época de lluvias, los huicholes aprovechan otros-recursosdelentorno: camarones de río, peces, otros frutos, la flor de calabaza, el ejote, entre otros. El pasto crece y las vacas engordan, se aprovecha su leche, se hacen quesos. En estas épocas, es evidentemente que contrastan con las de sequía, en donde hay dependencia de la reserva de granos del coamil, si éste fue bueno se sobrevive sin dificultades y si no, los huicholes despliegan diversas suertes de estrategias de sobrevivencia, entre las que se encuentra sus traslados hacia tierras mestizas para trabajar principalmente en tareas igualmente agrícolas, por ejemplo, son bien recibidos en el cultivo tabacalero de las tierras nayaritas, en las minas de Bolaños. También la ganadería huichola tiene al respecto una gran importancia, principalmente el ganado mayor, aunque asimismo la venta de los cerdos puede ayudar en algún problema, pero es el ganado vacuno el que no sólo sirve como práctica económica estratégica sino que en varios casos es un elemento determinante en la conformación de la estratificación social interna de los huicholes, ya que hay quienes disponen de 300 y hasta 700 cabezas de ganado y "otros que tienen 60. . . 30, 20, 15, 9, 3 y la mayoría nada" (Mata, R. 1982, op. cit. p. 187). La ganadería huichola al exterior es otra cosa; es quizá el reflejo de la relación entre el territorio indio y al no indio en muchos aspectos. Digamos que los principales beneficiarios de la ganadería huichola son algunos ganaderos e intermediarios de Huejuquilla, Tezompa, de Mezquitic, de Santa Lucía en Colotlán, de Carnotlán, de Bolaños, etcétera, quienes compran muy barato a los huicholes su ganado. De esta manera la ganadería huichola ofrece a esos grupos de ganaderos increíbles ventajas, ya que ni siquiera requieren comprar pastos o arrendar tierras, sólo necesitan conocer la sierra, las comunidades, los problemas de los huicholes para ofertar. Incluso según describe Mata (1982, op. cit. p. 140) y lo pudimos corroborar con algunas entrevistas, ciertos ganaderos mestizos recurren al endeudamiento de los indios, con el fin de asegurar la adquisición de las vacas. ! 3.2. El territorio mestizo 1 Abarca 5 75 2 km.2 ,el 86O10 de la población, las cabeceras municipales y la gran mayoría de terrenos agrícolas, de temporal y de riego que existen en la región, y diversas rancherías. El área esta cruzada por los principales ejes carreteros de la región que la comunican con Zacatecas y muy recientemente con el resto del Estado de Jalisco vía el ramal Colotlán-Guadalajara que atraviesa una parte del Estado de Zacatecas. La población deriva de colonos españoles que ocuparon el mal llamado "Norte Chico" (vid. Winnie, 1984, op. cit.), de grupos tlaxcaltecas que aquéllos movilizaron durante la Colonia para defender el territorio contra las embestidas de los diferentes grupos chichirnecas, y también de algunos de estos grupos (cascanes) que fueron sometidos y sedentarizados. Ciertamente la composición mestiza de las poblaciones es dominante. El renglón de la propiedad de la tierra ejidal y por municipios, se compone así: Villa Guerrero, con un ejido (San Lorenzo Azqueltan); BolafIos con otro ejido (Barranca del Tule); Colotlán 9 ejidos (San Antonio de Los Potreros, El Carrizal, Colotlán, El Epazote, Santiago Tlaltelolco, Saucillo y Boquilla de Pérez, El Sauz Tostado, El Zapote y San Nicolás); Huejúcar, con 5 ejidos (Los Nestores, Huejúcar, Ciénega Grande, Tlalcosahuac y Las Huertas); Santa María de los ~ n ~ e s , ~ e f i d o - s (Huacasco, San Francisco de los Sotoles, Sauz de los Márquez, Santa María de los Angeles, Tenazco de Abajo, Oho de Agua, Las Lajas, Tenazco de Arriba, La Mauya y los Corteces); Chimaltitán, con 2 ejidos (San Juan de los Potreros y Tepisuac): L 1 I l N I t I I I - Huejuquilla el Alto con 4 ejidos (San Nicoiás de Aíxfia, El Salitre, M m t a s y Tmompa y Santa Maria) ;Mezquitic tiene 4 ejidos (San Juan butista Mezquitic, Nostic, Los Amoles y Acota) ;Totatiche no ostenta ningún ejido y San Martín de BolaFios con 25 h a l i d a d e s que tienen expediente agrario, pero de los que no disponemos de datos respecto a su situación actual. Exceptuando estos dos últimos municipios, la superficie ejidal asciende a 132 15 1 has., con más de 2 992 beneficiados y más de 564 con derechos a salvo. En términos de la extensibn la ejidal sólo se aproxima al 22% de todo el territono no indio, lo cual supone una mayoría de tierras poseídas como pequeña propiedad actualmente. Los registros de acciones agrarias establecen que fue en los municipios de Colotlán y Santa María de los Angeles donde en la década de los años veintes se iniciaron tramitaciones para solicitar dotaciones ejidales, pero sin duda fue durante el régimen de Lázaro Cárdenas en donde se resolvi6 una mayor cantidad de dotaciones (la tercera parte de todos los ejidos). En el sexenio de Ruiz Cortines también hubo para la región una importante actividad en la resolución de dotaciones ejidales. Salvo lo anterior podemos decir que en la región la organización ejida1 es poco importante y tiene serios problemas parsi su institucionalización. En nuestro recorrido de campo visitamos la comunidad ejidal de Tlalcosahuac, en el municipio de Huejúcar; es un pequeño poblado donde conviven ejidatarios con pequeños propietarios, tiene 122 ejidatarios y alrededor de 700 has. reales aunque originalseclite se dotó con 1 200 has. Las parcelas son desiguales entre los ejidatarios con un promedio '130 de 5.5 has. por ejidatario, abarcando 8 has. aquellas que más tienen y 3 has. los que menos poseen. Los informantes del poblado sefialaron que en la época en que se gestó el ejido, en la década de los años cuarentas, el pueblo de Tlalcosahuac se dividió, ya quemásdela mitad de sus habitantes se negó a ingresar a la organización ejidal por plena desconfianza al gobierno. La luchaactual de los ejidatarios es la restitución de las 500 has. que les faltan para completar la dotación original y que actualmente está en posesión de pequeños propietarios. Salvo la demanda de reparto original, según las informaciones de campo, las demás actividades de los ejidatarios son idénticas a las de Ios pequeños propietarios: determinar labores y los tipos de cultivos que han de practicar en sus parcelas, en donde en general siembran maíz y avena. Asimismo hay quienes poseen ganado vacuno y porcino; no hay en consecuencia otros compromisos colectivos. Por otra parte, la generalidad de los habitantes de la región son pequeños propietarios. En otro apartado de este trabajo colectivo, se señalan las actividades económicas que se despliegan y que tienen que ver con las condiciones físicas del área en materia de suelos y disponibilidad de agua. Sin embargo tal vez valga la pena señalar que respecto a la distribución de los asentamientos rurales y lo que en ello tiene que ver la ejidalización, dadas sus condiciones naturales y la secuela del poblamiento, la organización ejidal llegó en esta región a poblados ya fundados de tiempo atrás y, de hecho, no influyó, como en otras partes del país, en la reor mización de los asentamientos, creando núc eos y regularizando de esa manera a la población rural. B 3.3 Relaciones espaciales La región posee una singularidad importante que hemos señalado a partir de confrontar dos territorios que conforman un cierto tipo de relaciones asimét ricas que están caracterizadas por la dinámica económica espacial, cuyo espectro social en el área presenta una complejidad sumamente interesante. Nosotros vemos una determinante sustancial en todo ello, conformada por el desarrollo del capitalismo en México y las formas que adopta en lo concreto regional. A ello agregamos la consideración de la etnia huichola, que lejos de ubicarse al margen de las relaciones capitalistas, se encuentra totalmente subordinada y crecientemente influenciada, y son esas particulares relaciones las que dan sustancia a la singularidad de la región. Desde el punto de vista del desarrollo del capital también apreciamos otros elementos que particularizan el área, como son la situación regional respecto a los lazos y vínculos político-administrativos y lo que de ello se desprende respecto a la creación de infraestructura productiva y de comunicaciones, que requieren inversiones públicas. La región desde esta perspectiva es una zona hasta hace poco casi aislada del resto de la entidad, pero en términos reales es un espacio que social y económicamente ha marchado junto a las principales aglomeraciones humanas del Sur de Zacatecas y de Aguascalientes. En este sentido, es claro que la reciente carretera construida Colotlán-Guadalajara habrá de imprimir cambios importantes de diverso tipo. Al respecto hay ya algunas reflexiones apriori (vid : Sandoval, L. 1983, y Palacios, J. 1985). Me interesa subrayar que sólo desde la Óptica de la pertenencia político- administrativa del territorio norteño j alisciense , la región puede considerarse aislada y esto respecto al resto del Estado de Jalisco. En términos espaciales no ha habido tal aislamiento, pues si bien es cierto que grandes porciones de la superficie regional y sobretodo del territorio huichol, se han mantenido poco accesibles a los flujos económicos directos del capital y ello en razón proporcional a los canales de injerencia que éste puede tener merced a las vías de comunicación, la influencia de las relaciones capitalistas se ha dejado sentir claramente en las comunidades huicholas y desde luego en las rancherías de campesinos mestizos. La lucha por el espacio que se ha configurado en la región es un fiel testimonio de ello. Los recursos más codiciados que poseen los huicholes son sus bosques y sus pastos, de ahí las invasiones de tierras por parte de los mestizos; pero otros mecanismos más complejos se han desarrollado para que los sectores ganaderos capitalistas de la región y los grupos de madereros se apropien de alguna manera de los recursos huicholes. Las prácticas comerciales de los ganaderos, como ya señalé, convierten el territorio huichol en un espacio que les proporciona ganado en pie muy barato, en el que se ahorran la inversión en pastos, cuidado y mano de obra. Kespecto a la explotación forestal, los bosques huicholes son administrados por la Secretaría de la Reforma Agraria, Secretaría de Agricultura, quienes concesionan a particulares la tala de árboles y éstos pagan a la SRA, que se supone distribuye el pago a las comunidades. Los aspectos técnicos y biológicos corren por cuenta de los madereros concesionados, quienes aparentemente regulan la especiación y reproduc133 ción de las zonas de tala (el caso de Productos y Derivados Forestales, S.R.L. comunidad ind igena San Sebastián Teponahuastlán). Sin embargo lo que pudimos apreciar de estas explotaciones es alarmante, ya que la feroz tala de especies de pino ha hecho que los bosques se transformen hasta tal grado que la especie que se está imponiendo es el encino. Es decir, se está transformando la natural estratificación altitudinal del bosque (generalmente bosque de pino-encino) a encinares predominantes que en breve lapso dejarán pocas posibilidades de aprovechamiento, en cuanto a disponibilidad de maderas blandas. Por otro lado, podemos decir que la práctica ganadera en la zona huichola, efectivamente es un elemento que ha funcionado para determinar una cierta estratificación social entre los huicholes, y ello conlleva además una introducción de relaciones monetarizadas, lo mismo que los movimientos migratorios eventuales de trabajadores huicholes que llevan dinero a sus comunidades. Lo anterior imprime un ritmo cada vez más acelerado de la introducción de artículos manufacturados hacia las comunidades y consecutntemente la apertura de éstas a los comerciantes mestizos y a una incipiente práctica huichola de comercio de artículos fabricados o producidos en otros lugares. Otros trabajos (Nahmad, 1972 ; Mata, 1982) ilustran algunos cambio S provocad os por esas relaciones exógenas, al interior de las comunidades en aspectos referentes a las costumbres, prácticas sociales, religiosas e incluso en la organización del trabajo, entre los huicholes, que son considerados a pesar de todo como una de las etnias del país que más "pureza" ostenta en la conservación de su identidad. No obs- tante todo esto plantea una interesante m que tiene que rea con la organizaci6n ooniunal frente a las relaciones capitalistas. Lo anterior sirve para señalar que en términos de las relaciones espaciales el Norte de Jalisco no es una isla respecto. a las fluctuaciones del capital nacional e internaqiond; es un área incorporada, aunque con las características propias derivadas de sia singularidad regional. Y esto es lo que cuenta para nomar la dkcusi0n respecto a cualquier proyecto de d e s m l l a socioecon6míco. 1 I 1 N 1 I A MANERA DE CONCLUSIOiIVES PARCIALES En breves líneas intentaré expresar una opinión. que a mi juicio se hace pertinente en relación al asunto de la organización del espacio norteño de ~a~sc;. En el Norte jalisciense y en términos de su organización espacial está prescnte el elemento étnico y ocupa un lugar importante en la discusión perspectiva del desarrollo capitalista en la región. He hecho énfasis en las relaciones de los territorios indio y mestizo, sobre todo respecto a la explotación de los recursos huicholes por parte de grupos de ganaderos y madereros en especial, conformando una asimetría de relaciones que definen la explotación étnica. Vale aclarar que no son los mestizos "en general" quienes explotan a los indios, sino ciertos metizos "en particular" los que lo hacen, y formulado en términos abstractos, éstos son agentes del capital, personificando al capital mismo en su forma regional. Ahora bien, me parece que "la explotación étnica" no es un término que haya sido antes acufiado en las ciencias sociales, y si me equivoco ser6 de todas maneras una equivocación afortunada. Pero lo importante en todo caso es que la defmición (o redefinición) de la explotación Ctnica surge aquí a propósito del análisis espacial que no hace sino replantear un problema ya bien conocido y que opone la etnicidad al desarrollo del capitalismo y se proyecta como un factor de ciertas determinaciones en el tema del Desarrollo Nacional. Comparto la opinión de A. Bassols respecto a que los grupos étnicos no deben ser vistos y tratado como piezas de museo, en donde lo que importa de ellos es la conservación de sus atuendos y costumbres, como una manera de tener presente un pasado que sirva corno asidero para una supuesta "identidad nacional". Ciertamente la mayoría de los grupos étnicos y particular es el caso de los huicholes, viven no al margen del capitalismo -pues este trabajo muestra lo contrario- sino en la escala más baja de la explotación del trabajo, de los recursos y hasta de sus expresiones ideográficas que hace el capital (recuérdese que la venta de artesanias, cromografías, etcétera, tienen complejos mecanismos de intermediación que beneficia más bien a los que controlan su comercialización, además de que esas "mercancías" indias son un fuerte estímulo para fomentar la atracción turística). Por ello es imprescindible considerar que si la explotación étnica en un país como el nuestro, que intenta desarrollar su subdesarrollo capitalista, toma diferentes expresiones según el espacio regional en que se desenvuelve, no ' obedece necesariarnente sólo a esas particulares relaciones de explotación que ahí se expresan, sino que los niveles de: Desarrollo Regional y Desarrollo Nacional imprimen, de manera entrelazada o digamos articulada, ciertas determinaciones concretas al tipo de explotación étnica considerada. Por esa razón debo referirme en primer lugar al problema general de lo étnico y el capital. Casi todas las etnias conviven con la explotación d e , diversos sectores del capital (agropecuario, forestal, comercial), de manera tal que el ejercicio de interpretación teórica sobre el asunto podría derivar en aquellas discusiones que engloban a estas relaciones en términos de explotación del campesinado por el capitalismo. Pero cierto es también que las etnias no comparten ni las mismas condiciones naturales -de recursos y acceso a ellas- ni el mismo nivel de incorporación a la regulación capitalista, y todo ello podría observarse si se estudian las circunstancias de organización del trabajo, propiedad de la tierra y ubicación geográfica de las diferentes etnias diseminadas a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. Por otra parte, no es lo mismo ser carnpesino indio que ser campesino mestizo y de ahí el que lo étnico sea requerido para examinarse por separado. Me parece' que cuando la etnia responde como tal a la "sociedad nacional", enarbola un arma de dos filos. Por un lado la solidez de su identidad puede aparecer como una defensa bien fortificatía ante cualquier intento de desintegración, y por otro lado esa solidez cuando se refleja en temtorialidad (sea de comunidades o grupos de comunidades), en organización del trabajo, en el mantenimiento de sus tradiciones y costumbres, en fin, se convierte al mismo tiempo en un complejo social organizado de difícil autosuficiencia que se ve obligado -ese complejo- a entablar relaciones al exterior faciIitando todo su aparato para hacer fluir esas relaciones que no pueden ser sino asimétncas. Es este también otro elemento no suficientemente tratado que se refiere a la discriminación racial que se ejerce respecto a los indios, individuales o colectivos o bien a todo lo que se le parezca. Este es el elemento social que corona la explotación étnica. Concedo que lo étnico es más complejo que lo señalado, sólo que debe aclararse que mis observaciones se remiten a ciertas expresiones territoriales de este asunto. Habría que comentar entonces la cuestión de la llamada incorporación de los indios al capitalismo. En este sentido hay quienes, teóricamente por lo menos, se oponen a ello argumentando que se les quiere convertir en sujetos de explotación y que más vale resguardarlos asépticamente de todo lo que sea el capitalismo como deformación y/o extinción de las etnias. Estos argumentos caen por su propio peso, cuando se demuestra que esa incorporación temida ya se ha dado de tiempo atrás y por sus propias dinámicas. En este sentido también comparto la opinión d,e Bassols en cuanto a que un proceso de proletarización, por ejemplo, de los indios no necesariamente debe quebrantar su etnicidad. Por otra parte la modificación de las reglas económicas comunales y la suplantación de éstas por las del corte capitalista indudablemente que tenderán a repercutir en otras esferas de la existencia étnica, pero contrario a lo que pudiera suponerse, tengo la impresión de que podrían fortalecer esos rasgos de autoidentificación colectiva india. 140 Estamos cercando con esto un problema teórico fundamental que se refiere a las determinantes de lo étnico y de aquí el papel que desempeñan las relaciones productivas para su definicibn. Debo aclarar otra vez que si acudo al ejemplo de las relaciones comunales es porque me parece el mejor punto de partida, sin desconocer por tanto que diversos grupos étnicos no necesariamente guardan para sí ese tipo de relaciones. El Estado Mexicano tiene la obligación de afrontar ese problema, para el que no es suficiente proyectar ideas o planteamientos que consideren el desarrollo de las comunidades a partir de procesos de industrialización a programas de inversiones a corto o mediano plazo que incidan en la imposición de esquemas empresariales para la incorporación de las indios al "desarrollo nacional". Me parece que los procesos de industrialización potenciales en las áreas indígenas no deben descartarse, sin embargo creo que considerar lo anterior debe hacerse bajo el marco que presupone el subdesarrollo de nuestro país, en el que no sólo se enfrenta al problema étnico en este sentido, sino que va más allá y concretamente me refiero a los grupos urbanos deprimidos y a una masa campesina que afronta permanentemente el problema del empleo, el problema de una incorporación al "desarrollo nacional". De tal suerte que la oposición etnicidaddesarrolio nacional me parece más que retórica. Pasaré ahora a ofrecer más comentarios respecto a la etnia huichola y la región deI'N6rte de Jalisco. En la explotación ganadera los huicholes se enfrentan principalmente al problema de su comercialización, es decir, de cambiar su ganado en pie por dinero. En esta perspectiva son los ganaderos mestizos quienes la aprovechan con demasiadas ventajas. Los huicholes, subrayo: no controlan la venta de su ganado. En el terreno de la explotación forestal, las concesiones tampoco son controladas por los huicholes. En el primer caso, el de la ganadería, el crédito para desarrollar estas actividades, a mi juicio influyó en la definición de cierta estratificación social entre esos indios, la explotación de los mestizos en consecuencia, es diferencial. Para el caso de la explotación maderera los beneficios de las concesiones se suponen regidos por los intereses comunales, pero no se sabe lo que entra y lo que sale. Bajo estas condiciones -sólo comentado el caso de la ganadería y de los bosques- los huicholes tienen pocas perspectivas de sumarse al desarrollo de una región de por si deprimida. Entonces me parece casi fortuito plantear que dada la condición de subdesarrollo regional, los huicholes tienen otras alternativas para superar sus niveles de existencia. Me parece muy difícil proponer una solución al asunto de la comercialización del ganado, en donde los huicholes ocupan un eslabón de la cadena (el más desafortunado, pues). Por otro lado la solución legal al problema de las concesiones madereras, para que éstas pasen directamente al control de las comunidades, dejaría ver la ausencia de capacitacion en asuntos contables y de administración, que es una cuestión ciertamente práctica pero muy importante. Me parece sin embargo que la escasez de medios de comunicación en plena zona huichola, efectivamente es un problema que requiere de la más pronta solución y creo que esto puede lograrse a pesar de . la sierra, como lo han demostrado las compañías madereras que han abierto por lo menos algunas angostas brechas para transportar la madera. Dejaría entonces a la discusión de estos asuntos, el planteamiento que sugiere que para iniciar un proceso de desarrollo en la región, el territorio huichol debe abrúse por diferentes accesos de comunicaci6n como premisa indispensable para generar mayor participación en ese nivel. Por otro lado la ganadería mestiza, ex tensiva, podría correr mejor suerte si atendiendo el caso de la región de los Altos de Jalisco, se incorporan otros procesos que permitan sortear las coi~dicionesnaturales de escasez de agua, pastos y tierra, como la i~lclusiónde forrajes fundamentalmente en la época de secas, pero a nivel generalizado y apoyado por la demanda de los productos ganaderos. En otros términos, es precisamente el desarrollo de la región lo que podría perfilar las formas en que los indios que ahí habitan superen sus condiciones de existencia; y el desarrollo regional en el caso del Norte de Jalisco, es difícil que se genere a partir de las condiciones en que se encuentra. Ofrezco estas líneas a la discusikn haciendo énfasis en que son guiadas por un propósito de contribuir, sin mayores alternativas, a la comprensión así sea parcial de las cuestiones que se analizan en los estudios de regiones. No pretendo extender mis comentarios vistiéndoles con el manto del conocimiento absoluto de los problemas tratados; al contrario, el propósito de éste como de los otros trabajos del colectivo, es justamente poner en evidencia la necesidad extremad amen te urgente de investigar a fondo los problemas regionales. Y sólo debo manifestar mi reconocimiento pleno a A. Bassols quien tomó esta iniciativa, realizada y guiada por él desde hace muchos años, pero que en el caso del estudio del Norte de Jalisco, ha abierto nuevos accesos al trabajo colectivo y comprometido de geógrafos y otros colegas de disciplinas afmes. I CONAPO. Estudio sociodernográ fico de Jalisco. Versión preliminar. México, 1985. MATA Torres, R. La vida de los huicholes. sled. Guadalajara, MCxico, 1 980. . Matrimonio huichol. Integración y cultura. Editorial d e la Universidad de Guadalajara. Guadalajara,México. 1982. MEYER, J. y N. Valdés. "Apuntes para la historia de Colotlán, de P. Francisco Freyes". en: Revista Relaciones. Estudios de historia y sociedad. El Colegio de Michoacán, Zamora, México. 1 9 8 1 . NAHMAD, S. y P. Furst. Mitos y arte huicholes. Ed. SEPSETENTAS. México, No. 50, la. ed. 1972. NAHMAD, S., et al. El peyote y los huicholes. Ed. SEPSETENTAS. MCxico, No. 29, 1a. ed. 1972. PALACIOS Lara, J . "La integracibn regional y el nuevo paradigma del desarrollo: Los pueblos del norte de Jalisco después de la carretera". En : Des~arrollorural en Jclisco: conrradicc=i~nes y perspectivas. El Colegio de Jalisco, Guadalajara, México, pp. 1 79-1 80. 198 5. PALAFBX, M. F'iolcncia, droga y sexo entre los huicholes. Instit'uto Nacional de Antropología e Historia. México, Coi. Divulgación, 1 a. e d . 198 5 . 1t l 1 SANDOVAL Godsy, L. " l a s pueblos del norte de Jalisco antes y d t s p ~ k sde la carretera". Encuentro I (oct.-dic.): 44-67. 1983. WINNIE, iV, El papel de 10s centros ~zrhclnospequeños y :rredtanos en la rtltenczórr migratorh del Estado de Jaliscu. Universidad de Guadalajara. Ciencias Sociales y Humanidades. Cuaderrbos de Divuigacibn. No. 1 I . Guadalaiara, M6xico. 1982, . La movilidad demográfica y sus incidencias en una región d e fuerte meración. El caso del Occidente d e México. Ed. de la Universidad de Guadalajara. Guadalajara, México. 1984. FUENTES DOCUMENTAL ES SECRETARIA DE INDUSTRIA Y COMERCIO. D.G.E. CENSOS GENERALES DE POBLACION Y VIVIENDA DEL ESTADO DE JALISCO: VI11 (1960) y (1970) 1963 A 197 1 RESP. SECRETARIA DE PROGRAMACION Y PRESUPUESTO. INEGI. X CENSO DE POBLACION Y VIVIENDA DEL ESTADO DE JALISCO, (1980). MEXICO, 1984. SECRETARIA DE LA REFORMA AGRARIA. Delegación Jalisco. Archivo General: Expediente 164 San Andrés Cohamiata; Expediente 871, Tuxpan de Bolaños; expediente 407, San Sebastián Teponahuastlán. Promotoria No. 4, Colotlán, Jalisco Lrniverso de Trabajo. DIRECCION GENERAL DE INFORMATICA. Impresión selectiva de trámites publicados en el Diario 0,f:'cialdz la Federación, Entidad Federativa 14. Jalisco. 1984. INSTITUTO DE GEOGRAFIA, UNAM. Carta General del Estado de Jalisco esc. 1 :500 000, SECRETARIA DE PROGRATY~ AGIBN Y PRESUPUESTO. Síntesis geográficz de Jalisco. FJexo cartográfico, esc, i : 1O00 000. V. POBLADORES Y ECONOMIA EN LA HISTORIA Angel Bassols Batalla Siempre se ha insistido en la importancia que para los estudios regionales tiene el capítulo de la Historia Económica y Social, pues para entender el presente hay que comprender el pasado, del cual aquél resulta. Pero de inmediato debe agregarse que para el caso de las regiones de extremo subdesarrollo dentro de la realidad mexicana, se topa con un problema serio: la falta de investigaciones al respecto, pues dichas regiones no han merecido la atención de muchos estudiosos, no sólo a nivel nacional sino incluso dentro de los Estados a los cuales pertenecen. Esto I-:explica, en buerka medida, por el notoric atraso 11 la investigación regional en muchas 5:: si-as exp. "ones, tanto genera.! como de las parteqQe formati el todo. A veces se encuentran libros q meraciorzan uno u olrc sspecis concel-miiente a e?, o aquella región (y estos so11 principalmente obras sobre el desarrollo histórico de la nación en su conjunto, ya que los análisis profundos de Estados y regiones son raros o de plano no existen). Este es el caso del NJ, olvidado en buena medida por los investigadores de Jalisco, obviamente desviados en sus estudios por el desarrollo más aceiltuado que Guadalajara o Puerto Vallarta presentan y por la errónea condición de que no sie~idocorazón o nLircleo vital de la entidad, además de 110 haber recibido el necesario impulso por parte del gobierno estatal, no se debcn orientar hacia alli las escasas c.bl a de los contados iilvestigadores que en la capital jalisciense existen (rio hablemos ya de los regionales, en este caso prácticamente inexistentes). Desde luego. la explacación consisteen que el scabdcsarrollo regional dentro del subdesarrol'io est~taJ trae consigo esta zuseiicla de elementos deseosos de conocer el pasado. Por ello aveces los investigader.es de la UNAM o de otros centros de pesquisas sobrz el acontecer histórico regional, Se bemos llenar --dentro de nuestras escasas posibilidades relativasese hueco. Ahora bien, en el caso de esta pequefia obra, ni siquiera intentamos hacerlo y no habría ni espacio ni recursos suficientes para lograrlo cabalr;:enxte, Sólo intentamos presentar algunas giginas col1 relación de aquellas obras qiie encontrarnos nias iiiblleas para aportar datos respecto a la evolución dé1 NJ: con especial referencia a ciertos aspectos de la 131stona Socioeconómica (así ligados en conjunto, sin poder establecer la necesaria separacióli entre historia de las ramas económicas e historia de la lucha entre grupos y clases sociales en pugna, dentro del territorio regional que nos ocupa). Así que, pidien150 do benevolencia por esa mezcla de sucesos, que van z4nldos en la realidad misma pero que merecen trata-riients por separado, procedemos a mencionar a l g ~ n o spuntos de inrerés en las distintas etapas del desenvo!vimiento temporal d e i NJ. 1 . Er, la época prehispánica la región perteneció en su mayor parte a la llamada Aridoamérica, es decir al territorio del México ,tctual que no 3 canzó a rvzistrar el apogeo de las civilizaciones, canko es el caso de Mesoamérica. El limite aproximaito cr,tre Ias dos zonas económico-culturales -como 2 e sa5efue fluctuante, pero el más duradero cruzaba la zona central del Bajío guanajuatense y al Oriente de 13s valles centrales de Nayarit, comprendiendo CT? tierras "inesoaméricanas" tal vez las proximidades del KJ habitadas por coras y huicholes (&tos irlcIuso ocuparon en distintos momentos la totalidad cie la regibn, aunque no existen en ella huellas de i n ~ osiaí~rcs y vestigios en forma de pirámides o minas, las cuales 90 obstante pueden verse en el centro-Sur de Zacatecas (fortaleza de Chicomoztoc cerca r'ie Villanueva). Los nombres náhoas como Colotlán evidencian una permanencia notable de grupos di: esa rama étnica. Pilede afirmarse que a la llegada de los españoles la mayor parte del NJ estaba habitado por grupos de "'chichirnecas", sobre todo en la transición al Norte (de HuejuquilIa a Huejúcar), en tanto que en la Sierra Madre sentaban sus reales los indios más avanzados en su evolución: coras y huicholes. Todos, "salvajes" y "montaraces" lucharon con fuerza contra el dominio español, tanto en las famosas "guerras del Mixtón" como en otras campañas sucesivas, refugiándose en las montañas los huicholes y coras para evitar así su extinción, lo que ocurrió dores eran tlaxcdtecas, "indios mansos" que, con sus animales domésticos, su agricultura y su devoción por la fe católica sirvieron de ejemplo a los "indios salvajes". pero los pobladores de la sierra no aceptaron el dominio espaíiol. Las montañas se convirtieron en nidos de indios rebeldes qus vivían libres, guardando celosamente sus costumbres, ritos y ceremonias paganas, entre las que se incluia el uso de peyote. La conquista de la Sierra Madre f ~ costosa ~ e y llevi> mucho tiernpo, hasta que en el siglo XYIII se 'alcanzó el dominio colonial. Fueron famosas las rebeliones indigenas de 1585-1Sí39 y la de Nosti; (Mezquitic) en 1704. Al respecto, es con satisfacción que leímos la conferencia del Dr. M. Paredes Espinoza, publicado en el No. 54 (junio-julio de 1984) en el periódico local "Mi pueblo", de Mezquitic. Tiene puntos de vista similares a los nirestras, en el sentido de exaltar la defensa que los indios caxcanes hicieron de su tierra, al momento de la invasión espaílola. Y no es por un "regionalismo" excesivo o por un torpe "nacionalismo", sino porque la justicia estaba de! l.acIo de los indígerras y i;i suya fue una vigorosa lucha por el espacio que liasta entonces les pertenecía. Dice Paredes: "Por otra parte en e! siglo XVT, de acuerdo con las tradiciones recogidas por Pantecarl, los indios cazcanes habitaban la llamada zona cazcana, que c s m p r e ~ d ela actuai zona Norte de Jaiiscv y Sur de 2 a c a t e c . a ~desde ~ principios dcB siglo X11, provenjerrtes de algún luptir situado en I r j n12~i*zteri?ode 12 ~roírincialiarnada Aztafefin (dugiir de Iris g~irzrzui5 2;s SL: mig~'aciOx1hacia vi Sur fueron acompañados de muchas familias nahualtecas. Los cazcanes "rústicos mexicanos" -agrega- transitaron su camino por los valles de Poana, Xúchil, Saín, Trujillo, Fresnillo, Valparaíso, Zacatecas, Maipaso y Jerez y en un valle que Ilamaron Tuitlán fundaron una gran ciudad y de allí, por mandato de su Dios Huitzilupochtli, emprendieron la conquista de los valles de Tlaltenango, el Tefil, Juchipila y Teocaltiche; pelearon valerosos y ferozmente contra los belicosos tcuexes, zacatecos, cuacliichiler y otros inrnemoriales poseedores de los territorios conquistados. Fundaron poblaciones como Jalpa, Apozol, Nochistlan, Jalostotitlán, Mexticacán y Yahualfsa, viviendo consta~ltemente en estado de guerra con sus vecinos, por cenf uriris". Más tarde el autor habla de la i'al~~osa victoria -rndígena de X~chistlán(hoy de Sacatecas!, en la cual los caxcanes (cazci-ines) h i c i e r o ~I~ilira los esp,czfioles y sus aliados t Iaxcaltecas ( p ~ c odespués murió Pedro de Alvarado, resultas de esa huida). f errnina Paredes: "el ejercito elaviado por el Virrey O. de Mendoza atacó de nuevo el 29 de septiembre de 154 1 y obtuvo la victoria. Sin embargo, no fue sino "meses después" que los intrusos vencieron totalmente con la toma del cerro kl Miztón: "Fray Bartcílomé de las Casas, después diría que los indios al morir preferían ir al infierno para no volverse z encontrar a los cristianos. En todo caso, la derrota cazcana del Miztón, en que unos "diez mil indios despeñaron antes de caer presos, diez mil indios fueron muertos, tres mil más cayeron prisioneros y los demás se dispersaron", señala el fin de la rebelión indígena más importante de la conquista espailota por e.stas tierras. Poco antes de la toma del Miztón, Tenamaxtli cayó preso del Virrey de Men154 I i P doza, pero logró escapar y su rastro se pieide para siempre aunque muy probablemente luchb en el hfiztón y rnuri6 en libertad. Así, escribiendo u n gajo de epopeya, se verificaron, por allá eni el allo de t 541, las acciones guerreras qtie le dieron doloroso nacimiento al Jalisco moderno", dice. Por lo menos nació eI Jsrisco zoloilial, dcdarariamcs nosotros. t 3. L m mirzas de Bolaño Y I I L f t l L I 1 -4unque desde e! XVí st; ~ a ~ o c i e r oalgunas n fique?as d e la zan,z del cañón de Boiaños. 12 actividad xio I;e 4esanoll6 a ibíido sina hasta b;eíl entrado el .;iglo XVZZI, pues "en 1730 el narivo Nicolás Grllis-. n - z ~descutlrhtj una nueva veta d,: plata cerca de !ij qire había sido explotada u n siglo y medio sn tes. Hofaños renaci6, awlque p(31-supzesto los espaiir:J;r.s ::,íg.~mto controlaroíi la situaci~rl.F-.;.n f 7-36,José d e Lanas abrió la mina de Scczv6rr7pero la verdodert: 1 cnazmzn empezó en 1744, cuande Jum Francisco darrar;co d e ~ ~ u b r i ó--frente rr. la Ri~iconabade la Play;r- u12 r i c ~filáal que dariz celebridad i?B real por el resto dzl siglo". "Con Atas y bajas, el auge de 8olarios duró medio siglo. De !747 n 1 76 1 la producción de plata alcanzó a dos millones de pesos ,1 año, reyresentando el 1SO/o de1 total obtenido en !a Nueva España. Alguien asegura que en su primera época de bonanza, la. producción argentífera fluctuaba entre tres y cuatro millones de pesos al año, o sea la tercera parte de toda la plata que producía el país". (K. Müller). Tanto A. de Hurnboldt en su famoso E'nsajm político sobre el Reino de la Nueva Espana, colno D. A. Bradiilg ( "Miszerns j 1 comerciantes en el lWéxicc) borbónico [ 1963-18 1U]", FCE, 1975) aportan datos valiosos sobre Bolaños (Tepec) y sus minas. Dice Hunlboldt que este mineral dio a las casas reales entre 1?%8y 1789 un total de 364 000 niascos de plata, o sea un 4:h de la recaudación y se refiere a las inundaciones general de esos e inceridios que causaron 1a sensible baja de la producción eri 17874792. El propio autor seiiala que kiaciz el final del periodo colonial Bolaños y minas cercanas de la Nueva Galicia entregaban anualmente unos 230 mil marcos de plaha (un lQO!O de la suma t d a l j. Por su parte. Brading dice que de 1747 a 176 f en bolaños se estableció en 1752 una caja real. Más tarde decreci6 la actividad y A. de Bibanco "Le devolvií, la prosperidad a Bolaños" (1770-1780). Se rehabilitó la mina y contrató indios tlaxcaltecas de Colotlám para trabajar en los tiros; después fue J. Sierra Urufiela quien impulsó las actividades, tanto mineras como comerciales de la localidad. Pero la calidad de los minerales bajó y la "compañíd' formada años antes, cerró sus puertas en 1798, Acerca de estos sucesos A. Lbpez Miramontes concluye que a principios del XIX todo se conjugb para obligar a la extinción de la real Caja de BolaRos, en 1806. Actualmente pueden aún contempllirsd eii Bolaños 10s edificios que evidencian el "augt: rr~inero" de esa ciudad: la casa de Moneda o Caja Real (i752-'1807) en c ~ y op9rtico se ostenta rb Ag~_riiadc los Habsb~irgo;la propiedad de A. Bic a n w (Vivanco) y otras I-iay en ruinas. Dt'~p:oés Ue 12 Independencia, ciparentemente .t i.-ic :;!.-aci*-;sc ~ l -r O Slibros de Wtllnboidt, varios inver>2onio~a~ ~r-giesesst3 interesaroíl por reactivar las [riii:~: 6 2 &->d3 c. y e11 1 8 24 se e~y~barcarori mmbi; a Tarnpico 15 tkcnicos y empleados de la Cía. de Bolaños ("aventureros de minas"). Para entoiices la zntigua ciudad, que llegó a tener 16 mil habitantes en 1760, era ya un "pueblo fantasma": ea? embargo, renació por un breve periodo y en 1833 alcanzó 5 000 personas. Dificultades d e todo tipo, entre ellos la inestabilidad reinante eri el país, la leva practicada entre los mineros y el vencimiento de contrato de arrendamiento, condujeron al cierre de la mina y la salida de los ingleses, en 1834. Pero lo hicieron con una medida crimii.raf: como dice L.J. Arellano Ramírez (en LOS avelztureros de nzi~zaserl Bulafios, U de G, 1982): "Había que destruir lo realizado por ellos. Ciento cincuenta trabajadores murieron asfixiados en el interior de los tuneles. El incendio, provocado en una de las minas "que se comunicaba con los demás", propaló su destmccibn subterránea e inutilizó los socavones por más de cirico años. La venganza de los ingleses estaba consumada. Y io estaba también la historia de la compañía británica en Bolaños". Según K. Müller, en el incendio final pereceriori 150 trabajadores. Curiosamente, !os daílos fueron tan c u a ~ t i o sos. que ni siquiera 21; !a epoca porfiristci se yudo rehabilitar la mina; aunque ya en 1920 trabajtiaba Za pianta de flotación, sólo en 1971. "la compafiia estadounidense Kennecoit ii~vírtií,varios rnilioi~es de dólares y los mexicanos aportaron sus c ~ n o c i mientos de minería", lo cual se tradujo en P; I?U~\JO "renacirnit'r~t~" de Rolafios, con alretiedcir de 5 000 habitantes para 1986. Ea "n~exicanizaciirn" de la minería convirtió a la empresa en iraclanal, pero sus labores están íntima mente ligadas r i X mercada internacional de la plata, principalmente el d c Estados Unidos. Pocos datos histbricos específicos hay sobre el otro mineral, San Martín de Bolaños, pero hoy se cuenta ahi mas de 3 000 pobladores, entre ellos 300 trabajando en la mina y /a fundidora "de plata y oro", que según se nos explicá, tiene unos 4 años de haber sido rehabilitada. 4. Datos y probkmas del Norte de Jalisco en el XIX Para el siglo XTX existen muchos dociirnentos -pero escasos libres-- que tratan de la situación en el "Octavo Distrito de Colotlán", donde se habd con mayor proflindidad es en el manual del ge6grafo y profesor Manuel López Cotilla, uno de los innovadores en la enseñanza de la Geografía en el país. Su libro se titula Noticias geogrbficns y estadí~ticas del C~partaw~t.rzaode Jalisco (18431, publicado cuando estaban los gobiernos centralistas y por lo tanto no se refiere al estado de Jalisco, perc ello iio resta importancia al trabajo de López Cotilla, ilustre investigador jalisciens~?aunque él niismo hace ver la insuficiencia de datos entonces e ~ i s t c n t e para. formar un volumen más o menos coapleto. Así dice: "Habría sido necesario mandar a las Distritos comisionados expensados e ins tmid ~ s que , baj:: un mismo glan Iiubierm reunido y ordenado las rl~ricias;pero las circunstancias del eraric no permitian tales gastos y los trabajos que la .?hrs demanda debíamos todos hacerlos sin causar al i';ahier~io :iingun gra~anícn.Así lo ha verificado 13 Cumlr;on. y s a pesar de sus esfuerzos, rio tiene lu connp!acencia dc presentzr a. Za Junta un2 obra q u e pueda figurar por sí, !e cjlr~da2 lo menos, la de ofrecer a Ia misma y a las autoridades dc JaLsco un maniiaf estad ís tito del Deparfornei~toque facllitarri en muchos casos el dssernpeño de ~ u satribu(;iones9'. El Distrito estaba dividido entonces en dos Partidos, el de Colotlán y el de Bolaños, sobre los cuales se presentan informaciones diversas, y algunas palabras centeniendo datos generales aquí muy resumido : a) Distrito de Colotlán, Las minas. "El mineral de más nombradía que hay en el Distrito es el de Rolaños, que tiene diversas minas de plata, cobre y plomo: sin embargo de que las primeras no producen cuanto debían por la abundancia de agria que las inunda. Al O. del pucblo de Chimaltitán se iialla una sierra con algunas minas de plata, y cn lüs iamediaciones de San Andrés del Teúl se encuentran otras del mismo metal y de niagistral. Casi en todo el distrito se descubren vetas de salitre, cal, sctritems finas y comiines, y en la co~riyrerisióridel pueblci de Mu-júcar, cerca del. ranckio de San Jssk de los hIárquez, de piedra tecal m u y fina"' Sobre firn$[erizas dp deiinzifaciórz, "Lo. limites de este ristrito presenta11 varias irregularidades q i i e dificult:m ::S dcrriarcación exacta. El pueblo dz Noscic, que p e r t m t c e al primer Eaartido, $61~.1 roca c m el segundci por el catióa de una barranca q ~ i lo ? cornunica por el S con ci de Azqiasltán. Los Cfc>sde M e z quitic. Sai-i Nicofás; Soledad, I'imzcmpa, Sai: Aridrés dcl ñ'ehl, hueva Tlaxcala, y la v i l k tlc fIfliiejuquj!la se ensientran rodeados por los limites dc 10s DI-pc?r:a!r,tntoc: de Zacatecas y Duranga. E1 pieblu de ?;uav-3 I'lauca;a se Iiallrz iiirido tle ial n u m:a al niincral de Chdcl-iihuite cki Departameriw de Zacntecas, que l;i divis!cin d~ a r n b ~ sIa forma tjala c c i k que se dirige de h. a S. Así p~ies,i;'*r tridüir estas irreguláriGa:te.;. 13s i í n ~ i t a sdel Distrito son: por el NE. con los Partidos de Monte Escobedo y Tepetongo del Distrito de Jerez del Departamento de Zacatecas; por el SE. con los Distritos de Villanueva y Tlalternango del mismo Departamento, por el SO. con el expresado de Tlaltenango y con el de Tepic, y por el NO. con la sierra del Nayarit". Conforme al plano formado por D. José María Narváez, en donde no se consideraron estas circunstancias, el Distnto de Colotlán confina por el E: y SE. con el Departamento de 2acatecas;por el S. con el Distnto de Etzatlán en una pequeña parte; por el 0. con el de Tepic, y por el N. con los Departamentos de Durango y de Sonora7'. (sic) iVéase cómo la problemática de límites se arrastra desde siempre! b) Después, López Cotilla se refiere al Primer Partids de Colotlán (región nororiental del NJ), cuya "capital" tenia 2 483 habitantes, de ocupación agrícola, de arriería y tejido. Luego enumera los poblados, desde Santa María de los Angeles a Huejúcar (el segundo en importancia), y Huejuquilla el Alto, asá como las haciendas y ranchos. c) El s e g u ~ d oPartido de Bolafios, coi1 cabecera en el mineral del rnismo nombre ( 5 174 habitantes), que entonces estaba ya "en abandono por haberse anegado sus minas, y en el dna se trabajp por una compañía inglew". Este Partido unía al propio municipio de Bo1&os, Sm Martin, Totatiche y Chimdtitári. El Resumen general del Depa~tamentoseñal.al_la para el Uistritcr de Coliotlán: For SU parte, 3f.ciriano Bárcena ofrece el panorama de los Cantones, Departamentos y municipalidades del Estado de Jalisco en su E ~ s a y oestadístico, publicado en pleno porfitismo (2888), es decir Población total 4¡ 37 1 personas Superficie en leguas2 Habitantes por 1 Ciudades Vilías Pueblos Congregaciones Minerales Haciendas Ranchos Parroquias Ayuntamientos Escuelas Públicas Fanegas de siembra (maíz y frijol) hace casi exactamente cien años. Seguía, no obstante, utilizando los cantones, que eran una especie de región administrativa y, curiosamente, los Departamentos, herencia ya poco útil. Su descripción no resulta interesante y después realiza una enumeración de los accidentes y factores geográfico-físicos, que tampoco nos sirven en este momento, pasando luego a dar algunos datos de cada pueblo de cuantos integran los cantones, así como de producciones genéricas de la agricultura. Quizá la utilidad del libro de Bárcenas consiste en poner sobre la mesa todos los conocimientos -entonces embrionarios- existentes sobre Jalisco. En un cuadro se señala la cifra de 60 135 personas como el total de habitantes al 3 1 de diciembre de 1885. De ellos 10 298 vivían en Huejuquilla, 9 868 en Colotlán y 6 738 en Bolaños, con cantidades menores en el resto que son solo 6 municipios, pues no existían los de Villa Guerrero y San Martín de Bolaños. No tenemos más remedio que usar la obra de Bárcena como eso: un libro hecho al estilo de su momento. Sin embargo, el de López Cotilla resulta máts didáctico y útil. Posteriormente se siguió reflejando en las obras de Jalisco la escasa importancia que se otorgaba a la investigación regional y por lo tanto, hasta bien entrado el siglo XX no existían manuales con descripciones y cifras bien fundadas sobre la situación real del NJ. Después de 1950 un nuevo capítulo se abre,'al menos por lo que respecta a la necesidad de dar al conocimiento regional su obligada dimension : la Geografía ha avanzado a jalones, pero en este aspecto falta dar uno más para que las regiones de Jalisco alcancen su proyección debida y así coadyuven al desarrollo económico y social menos dislocado y pleno de brutales contrastes, que todavía caracteriza al Estado (y no sólo a éste sino a todos y en general a la República). 5. El "caudillo" Lozada y su rebelión Hacia los años 70 del siglo pasado, el Cantón de Colotlán (NJ) contaba con unos 49 mil habitantes en total y "estaba totalmente ausente de vías de comunicación e incapacitado para integrarse a una producción mercantilista", dice M.A. Aldana Rendón en Rebelión agraria dc Manuel Lozada: 1873, S E P 8 0 , 1983. Las anteriores palabras parecen exageradas, pues no se toma en cuenta la actividad minera de Bolaños, que ya había florecido en la Colonia y luego hasta 1844 (véase "E1 desarrollo económico de Jalisco. 1821- 1940" del mismo autor, 1978). Por aquel año de 1873, la economía (fuera de Bolaños) era predominantemente agrícola aunque de autoconsumo, sobresaliendo tanto Colotlán como Totatiche. Huejúcar y Huejuquilla. Las leyes de Reforma habían conducido al temor de los grupos indígenas por verles arrebatadas sus tierras, a pesar de los "reglamentos" y circulares de Ogazón y JuCirez, redactados para evitarlo. De hecho, antes, durante y después del "Imperio" de Maximiliano se despojó a los indígenas de todo el país, de vastas extensiones de terrenos: según Aldana, de esos hedios surgiría la "lucha por la tierra" acaudillada por el cabecilla conservador Lozada, en Nayarit y parte del NJ. Respecto a las comunidades de la Sierra, el autor concluye : " 1) Era tal el aislamiento de los pueblos que inclusive la Iglesia había perdido su control religioso sobre ellos. 2) Los indígenas, arrumbados cada vez más por el avance de los hacendados sobre sus propiedades, observan una conducta natural de temor ante la fuerza del mundo "de fuera", que los insta a encerrarse con mayor brío en el suyo y en su costumbres. 3) La incomprensión por parte de los liberales y conservadores de que el problema indígena no era un problema solamente de cultura, sino originado en las condiciones de explotación y que mientras ellas no fueran superadas, el progreso cultural y política sería imposible (situación que, por lo demás, era altamente favorable al proyecto capitalista liberal). Lozada se levantó en armas desde antes de las luchas agrarias y luego enfíló las baterías contra los liberales y se puso al servicio de los imperialistas en 1863, dentro del territorio del Cantón de Tepic, con partidarios también en el Norte de Jalisco. Después del Imperio, ciertos lozadistas se proponían repartir tierras a los pueblos que lo necesitaban, lo cual se interpreta como un "antecedente de los repartos agrarios", no obstante que -dice Aldana- Lozada "No podría ser otra cosa que reaccionario", a pesar de que rompió en 1866 con los imperialistas. Nadie niega que Lozada pueda catalogarse entre los nay aritas precursores de la futura separación de ese Estado, pero no ver su carácter de cacique regional, que además deseaba gobernar buena parte del NJ y Mascota, es cometer un error. Tan es cierto 10 anterior que hubo alzamientos lozadist as en Huejuquilla y otros poblados. Fue un nayarita cabal pues al morir se refirió sólo a Nayarit conlo a la tierra por la que procuró "su progreso. engrandecimiento y prosperidad"." Se ha continuado escribiendo sobre el movimiento lozadista como fenómeno social y así L. Reina en "Las rebeliones campesinas en México (1 8 191906)" insiste en 1 ) al principio de la rebelión "no hay noticias de reivindicaciones agrarias", 2) habría que verlo en el marco de numerosas protestas a m a das por la situación general que el país (y el Centro) guardaba: por ejemplo el movimiento del cantón de La Barca (1854) y otros. 3 ) En 1857 "se dispuso por mano de los propios campesinos los primeros partos de tierras en la hacienda de Mojarras" y de ahí en adelante el movimiento de Lozada parece tomar fuerza, arrastrado por las aspiraciones de las masas rurales. 4) Los decretos de desamortización de 1856 pudieron interpretarse como medidas ar5itrarias para despojar de sus terrenos a las comunidades. 5 ) En i 866 Lozada "llamó al orden y la obediencia" a los campesinos, a pesar de que decía desligarse del "Imperio". 6) Hubo graves divisiones en las fuerzas lozadistas (defección de P. Núñez, etc.). 7) El Plan Libertador de 1873 fue una nueva ctapa en la rebelión, pero "no hubo (ahí) un solo artículo destinado (sic) al problema de la propiedad de la tierra" pero sí varias alusiones a la "de- fensa de la religión católica". S) La muerte del líder acabó con esa fase de la lucha por los derechos de Nayarit y -hasta un punto indeterminado- por los derechos del campesinado en la Sierra de A!Xca y el Norte de Jalisco. Decimos "hasta cierto punto9' porque la historia social la hacen las masas, siempre hasta 1879 e incluso en 1902 -ya como acto precursd de la Revolución- se reprimió a una "organización para la defensa de las tierras". Hay todavía dos interesantes fuentes más sobre el "caso Lozada": una redactada por el grupo de Co~nunidad(Universidad Iberoamericana, Vol. IX, No. 48, 1974) y reproducido en Lecturas históricas de Jalisco, Tomo 11, Gobierno de Jalisco, Guadalajara, 1981, pp. 33-53, y la otra, en un alegado "regionalista" de A. Robles Castillo (1 965). En la primera, se afirma que Lozada era un jefe campesino "nato", que "jamás traiciona a sus principios", pero que por haber colaborado con el "Imperio9' sus luchas se enfrentaron a fuertes problemas prácticos. Se dio cuenta de los grandes obstáculos que la vida política le deparaba en sus acciones por la tierra, considerando que Lozada quería una "reconquista de los derechos" por parte de los grupos indígenas, oponiéndose en ello a quien fuera. Según esos autores, el de Lozada es un movimiento "agrario y localista", sin sentido de "nacionalidad", pero afirman -erróneamente- que "Los movimientos campesinos jamás son movimientos revolucionarios" (?), olvidando el ejemplo de Zapata en 1911019, los de China hasta 1949, de Vietnam, etc. Terminan con una aseveración aún más atrevida: "los liberales cometieron un craso error político con la promulgación de las Leyes de Reforma (pues) los campesinos vieron en ellas un atentado a la reli- gibn y a la propiedad comunal" (? !) La verdad e5 lo contrario: las leyes de Reforma eran no sólo histórica y económicamente indispensables, sino inevitables en el México del siglo XIX. El folleto de A. Robles Castillo usa un lenguaje de plano desorbitado, haciendo creer que todos los gobernantes, entre ellos Juárez (mezclado ahí con Miramón) en aquella época representaban al centralismo, para desmembrar Jalisco y "quitarle'.' Nayarit . Acusa a Lozada de haber estado al servicio de "los latifundistas criollos, españoles e ingleses", entre ellos la casa Barrón Forbes y Cía; haber "invadido" Jalisco y recibido de Napoleón 111 la Legión de Honor francesa: según ellos el Plan Libertador fue redactado por Lozada como último recurso para convertirse en jefe regional. Tanta inquina de Robles Castillo se explica por su alegado en el sentido de que Nayarit fue formado cercenándole un buen pedazo a Jalisco. Conio el municipio nayarita de La Yesca supuestamente colindaba eii 1965 con Zacatecas, el autor decía que el NJ había sido separado del resto de Jalisco. Lo único cierto aquí -a nuestro parecer- es que efectivamente hasta hoy existen problemas -y son serios- de límites y de "influencia" económica nayarita en el "cuello de botella" que territorialmente s i une al Norte con el resto del Estado. El mismo autor reconoce que el 16 de febrero de 1945 se firmó un acta por los gobiernos de Nayarit y Jalisco, con-el fin de dar solución final al problema. El propio Jean Meyer, analista de los movimientos campesinos y en especial del "lozadismo" en Nayarit y la Sierra Madre, recuerda en sir recopilación de artículos titulada Esperando a Lozada (El Colegio de Michoacán, Zamora, 1984) que entre 1874 y 1876 allá se suceden "levantamientos por motivación religiosa contra la política anticlerical de (Sbastián) Lerdo de Tejada; hay "relingos (religioneros) en toda nuestra región". Uno de los méritos de ese autor es el de haber desenterrado los innúmeros pleitos sobre tierras ocurridos en esa región "diferente del Centro" (o sea de los Estados alrededor de la capital) desde 1826 por la posesión d e tierras, sobre todo entre criollos latifundistas e indios (en Jala, Jora, Jomulco, Ahuacatlán y otros parajes del actual Nayarit y también en Jalisco). Que las comunidades indígenas sufrieron con la aplicación ocasional de las leyes de desamortización es algo cierto, pero el mismo Meyer duda que la rebelión d e San Cristóbal y Zacoalco (Lago de Chapala, 1855-57) pueda llamarse "ind ígena", por ser un "movímiento netamente agrario". Para 1833 ya toda la zona hasta Zapotlán el Grande se había "amotinado" por el problema de los terrenos y en 1856 Ignacio Aguirre pedia "hacer propietarios a los que no 10 son: para evitar una "guerra de castas". Sin embargo, la "cola" reaccionaria de la rebelión en Chopala jr La Barca quedó a la vista como secuela de la Guerra de tres años y además se mezclaban en ese aÍío de 2856 acciones de bandoleros y gavillas (incluso -como mencionanlos páginas atrás- entre Bolaños y Colotlán). El famoso Tigre de Alica se encargó de autotitularse palad in de los "principios conservadores" 185 7). Por otro lado, existían al mismo tiempo "guerrillas y gavillas" liberales, que levantan también la bandera agraria, de tal manera que hablar sólo de kozada o de los reaccionarios como paladines de las causas de lucha por la tierra es un error. De hecho los originales repartos y robos de terrenos indígenas comenzaron desde la época colonial y se acentuaron a fines del siglo XVIII, pam continuar en toda la primera mitad del XIX. Por ello el propio Meyer señala que "La ley Lerdo. . . no pudo haber sido la causa directa de levantamiento de los pueblos indígenas de la región chapáli'ca, íampoco de la insurrección de Manuel Lozada. . . "Sus agravios (en Nayarit) eran más antiguos y remontaban la época de la colonia". 6. La guerra cristera defendida a medias En el libro de Jean Meyer, citado en el subcapítulo anterior, se reconoce -entonces- la existencia de luchas "con motivación religiosa'' desde muchos años antes del comienzo de "la cristiada". Y eso resulta lógico si se recuerda que el Occidente de México fue una de las zonas -si no la más importante- donde el poder (temporal y espiritual) de la Iglesia se afianzó con mayor firmeza a través de los 300 años del coloniaje y de los pimeros 70 del siglo XIX. La razón de esto debe buscarse en la estructura de la sociedad, donde -al igual que en Puebla y otras entidades del Centro (hoy CentroEste- el aparato clerical enraizó en el sistema de los grandes latifundios eclesiásticos (y después en el de los civiles); gracias igualmente al dominio inflexible en las conciencias del campesinado y de las gentes de clases que pertenecían a estratos dominantes. La historia del Occidente fue a este respecto plena de contradicciones, como evidencian las constantes revueltas en el campo; el levantamiento armado de D. Miguel Hidalgo y José María Morelos en 1810 idel que nunca debe olvidarse el haber sido acaudillado precisamente por dos sacerdotes, únicos caudillos a quienes seguían las masas irredentas! En 168 este caso se plasmó el no tan raro hecho de que una creencia religiosa ayuda a una causa social (véase Irán en 1987), aunque a veces no sea posible distinguir el contenido de la forma y no resulte fácil desentrañar el fondo socioeconómico que lo motiva. Durante todo el periodo de luchas entre liberales y conservadores, el Occidente fue escenario decisivo, pues, por su situación en el mapa, quien a largo plazo dominaba el Bajío era dueño de la nación entera. Así se suceden -a escala de todo el Occidente dentro de la nación- las contiendas de ejércitos, mercados y capitales, movimientos migratorios, pugnas de todo tipo respaldadas por ideologías opuestas y acaudilladas por grandes, medianos y pequeños jefes. Lo mismo fue durante la Revolución Mexicana y después, en una eterna confrontación, que lo mismo aceleró que retrasó el triunfo de causas más o menos puras o impuras. Hablar del Occidente sólo como una zona donde siempre hayan prosperado las tendencias reaccionarias es otra de las falacias bastante difundidas: más bien ha sido siempre teatro de encontradas tendencias, cuya oposición se dirimió por medio de las armas; de la toma del poder político y el dictado de las nuevas leyes; o bien gracias al dominio de una u otra concepción educativa o en las conciencias todas de la gente. El Occidente dio -de un lado- a un Fhdalgo y a un Morelos, a un Gómez Farías y más tarde alimentó a Melchor Ocarnpo; fue patria chica de Francisco J. Múgica, Ignacio García Téllez y Lázaro Cárdenas; y al mismo tiempo cobijó las correrías de un Miguel Miramón (véase Mirámón, el hombre, de José Fuentes Mares, 1975) y las tropelías de Antonio Escobedo. En Jalisco concretamente, nacieron Pedro Celestino Negrete, Ignacio L. Vallarta, Antonio Rojas, Pedro Ogazón, haariano Otero y Ramón Corona, pero allá también gobernaron gentes como Paredes y Arillaga y reinaron los sátrapas de las minas guanajuatenses. Ahí, en el Occidente -o muy cerca de su territorio como Querétaro - se jugaron grandes cartas del destino nacional: Liberación de los esclavos en Guadalajara, Puente de Calderón, Cerro de las Campanas, Celaya, otra vez Querétaro en 19 17. Pues bien, el Norte de Jalisco se vio afectado directamente por un gran conflicto: la llamada "guerra cristera", sobre la cual conviene detenerse, con la brevedad del caso. El libro "menos parcial" que se ha escrito alrededor de los cristeros es el de ~ e a n Meyer, La cristiada en tres tomos, aparecido en 1973 (octava edición de 1983) por Siglo XXI Editores. En esa obra se revive el origen del conflicto cristero, pues según Calles, Jalisco era "el gallinero de la República", es decir el Estado donde "los católicos eran los más alborotadores". De ahí Meyer pasa a afirmar -sin demostrarlo que "los cristeros no fueron: agentes de La Iglesia, católicos políticos? lacayos de los obispos ni instrumentos de la Liga" (organización política católica). Segur1 estos organismos los cristianos querían una resistencia "pasiva y pacífica" pero al mismo tiempo según el Ossen~atore Romuno de 2 de agosto de 1926 "no les queda a las masas. . . otra cosa que la rebelión armada" (!l. al tiempo que la Liga sostenía "un radicalismo intransigente" ( ;Vaya pacifismo activo que enarbolaba!). Una política de contención a la Iglesia corno fuerza política chocó con esa intransigencia antirrevolucionaria y la guerra estalló, desde Jalisco a Zacatecas, Michoacán y ~ u a n a j u a t o .Para hablar sólo del Norte de Jalisco, mencionaremos algunos de los hechos de armas ocurridos allá y relatados por Meyer: 1) 29 de agosto de 1926, entrada del rebelde cristero Quin tanar en Huejuquilla el Alto. 2) Levantamiento en Totatiche (28 de diciembre) y entrada de los sublevados en Mezquitic. 3) Todo el Norte en llamas (enero de 1927). 4) Ataque federal a Huejuquilla, el 25 de enero de 1927, que se ve prolongado todo ese año y el siguiente con nuevas acciones de ambos lados. Los "municipios cristeros" eran Totatiche, Villa Guerrero, Bolaños, Chimaltitán, San Martín y Atolinga. 5) En 1929 continuaban los combates en Colotlán (que no pudieron dominar los cristeros), Huejúcar y zonas vecinas de Zacatecas. Para mayo los sublevados se hab ían apoderado de buena parte del Norte-Occiden te, desde Durango a Aguascalientes. Después vino "el arreglo" y la rebelión cristera terminó en ese mismo año de 1929. Concluye Meyer en un alarde de confusión: que "la gente de Iglesia no dirigió ni inspiró jamás la cristiada", pero s í hizo (la Iglesia) la paz "política". Asegura que los cristeros combatieron en una "guerra revolucionaria" para después afirmar: "la cristiada es, pues, doblemente contrarrevolucionana, contra la revolución" (de Calles) y "contra la revolución en el sentido mexicano" (?!) ¿Luchaban los cnsteros por la tierra? No queda claro, pero sí se puede afirmar que ese movimiento tuvo que ver con el retraso en la acción agraria, prometida en las leyes revolucionarias entre 19 15 y 1926, pero no llevada al terreno de los hechos. Después habla Meyer de la "segunda etapa de la cristiada ( 1934-1938)", que según él corresponde a una reacción campesina contra la educación so- cialista, la persecución religiosa en otras zonas (Veracruz, Chiapas) y jahora sí! "a ciertos aspectos de la reforma agraria"; Jalisco "casi no participó" en esta nueva etapa. Del fracaso de la cnstiada, dice, salió el sinarquismo y el PAN. En suma, Meyer sabe reunir datos y alimentar intenciones, pero no interpreta los hechos de la historia mexicana, cayendo aquí y allá en contradicciones obvias y / o en bur¿;r~ "defensas" de la cristiada, sin analizar el fondo sociohistórico de ese y otros acontecimientos. En algo sí se expresa correctamente: En "el epicentro de México, cuyo corazón es el Bajío" se encuentra "el centro de gravedad de la historia mexicana". Ahí es donde el movimiento cristero fue más fuerte y estuvo mejor organizado". Señala a continuación que Hizzjuquilla el Alto fue "capital administrativa" de los cristeros, que pretend ian organizar un gobierno propio. Termina con una especie de "condena a medias" del "general" rebelde Gorostieta, por "la facilidad con la cual. . . mandaba f u s i ~ lar" (!) pero a continuación justifica las matanzas de "la mayoría de los jefes federales y agraristas que caían en sus manos" por. . . "la necesidad militar y política", aunque no fue en Jalisco- sino en Michoacán y Nayarit donde los cristeros " i fusilaron más"! Concluye: los cristeros perdieron 30 mil hombres y los federales unos 50 mil: he ahí el saldo de la lucha fratricida, que trajo además como consecuencias crisis agrícolas y comerciales, emigración a las ciudades, etcétera. Las alusiones de Meyer en la última página del tercer tomo, a San Francisco de Asís y a Juan de la Cruz no contribuyeron a explicar la médula del problema cristero: hambre de tierras, sed de justicia, por culpa de una revolución que no respondió rápido a los gritos de quienes sufrían. De ello se aprovechó la jerarquía católica para lanzarlos a la hoguera. Como conclusión de este tema deseamos expresar nuestra seguridad de que los egresados de la Facultad de Geografía de la U de G sabrán mañana -no sólo hacer estudios geográficos y económicos sobre el terreno de las regiones de Jalisco (entre ellos del Norte)- sino también interpretaciones de la historia regional de Jalisco y de todo el Occidente. ! i VI. PROBLEMATICA REGIONAL ACTUAL Y PERSPECTIVAS DE DESARROLLO Angel Bassols Batalla No se trata aquí, cuando llegamos a la parte final de este estudio, de repetir lo planteado a través de los capítulos precedentes, donde se han explicado los múltiples problemas a que debe enfrentarse el Norte de Jalisco si desea salir adelante en su tarea de romper el agudo subdesarrollo hasta hoy prevaleciente. Una idea general expresada por todos los autores que intervinimos en la redacción consiste en afirmar una serie de verdades que sintetizamos a continuación. 1. El medio físico regional es difícil y ofrece resistencias serias al progreso, repartidos como están los paisajes de la naturaleza entre la gran Sierra Madre Occidental y las depresiones y c a o n e s donde se acomodan los lechos del Bolaños y otros ríos de importancia. Los climas, determinados por situación y relieve, no muestran la existencia de llu- vias intensas regulares y hacia los límites con Zacatecas se entra de lleno a los caracteres septentrionales de fuerte sequía y corta concentración pluvial. Además, ocasionalmente ocurren nevadas en la Sierra que arruinan las cosechas. A su vez, también en suelos e hidrografía se reflejan las condiciones topográficas y las peculiaridades climáticas , reduciendo notablemente la magnitud de los terrenos apropiados para una agricultura de altos y seguros rendimientos. Sin embargo, lo desfavorable siempre va acompañado de lo positivo -incluso en una zona tan compleja como el Norte de Jalisco- y en materia de factores y recursos naturales, esta región puede considerarse de hecho y potencialmente, dotada de importantes riquezas, entre las cuales destacan algunas permanentes y otras sujetas a variación temporal. Como renovables: los pastos de municipios septentrionales y en el cuerpo de la Sierra Madre; los extensos bosques de la cordillera, principalmente de coníferas y mixtos y la fauna mayor, que debiera conservarse para su racional uso futuro. Como no renovables destacan obviamente los minerales polimetálicos, con buen contenido de plata, en los yacimientos de Bolaños (dos municipios). Entre los permanentes (o sea variables en el tiempo) conviene hacer hincapié en los caudales de ríos como el propio Bolaños y sus afluentes, que con obras diversas se pueden aprovechar para lograr una cierta producción de energía y -muy localmente- para riego (véase mapa económico incluido en esta obra). La especialización regional es, entonces, obvia en materia a) de minería extractiva en el Centro-Sur, b) explotación forestal al Oeste, c) ganadería extensiva en el Norte y d) agricultura de temporal y10 riego en las zonas septentrionales y nororientales. No son, por tanto, despreciables los recursos de que se pueda disponer de una región relativamente pequefia, dentro del panorama total de Jalisco, el Centro-Occidente y la República en general. Si bien no destacaría en el Estado como de alta productividad agrícola, s i lo haría en ganado bovino y caprino (también en porcicultura, de poderse solucionar los problemas de alimentos balanceados y mercado), conservando su interés minero argentifero y de algunos otros minerales no metálicos (fuera de Bolaños). Constatamos que en 19 75 sólo había dos empresas industriales importantes en la región : Mínerales de Bolafios y Cremería, S. A - , en San Martín de Bolaños; para 1987 debe agregarse el aserradero de Huejuquilla el Alto (comunidad indígena de San Sebastián Teponahuaxtlán), y otro de menor interés. En Bolaños, para 1984 se produjeron 32 855 kg de plata (1 056 3 1 1 onzas troy) que representa la mitad del volumen alcanzado en todo Jalisco: como en su mayoría se exporta, la actividad rinde beneficios nada despreciables y el Norte merece que por ello se le preste mayor atención e inversiones públicas y privadas. En 198 1 la encuesta industrial dejó claro que en la región el 42.8'10 de los establecimientos eran artesanal-familiar y 5 7.1 de tipo taller extra-familiar (no se incluye la gran minería de Bolaños). El atraso de la ganadería en Villa Guerrero fue referido por R.D. Shadow (Relaciones, El Colegio de Michoacán, No. 29,1987), para concluir diciendo que a pesar de incrementos alcanzados en la producción (hasta 1976) la actividad ganadera "retiene" muchas características típicas de sistemas "extensi- vos", pero el nivel técnico ha mejorado. Sin embargo, decreció la producción de maiz y se depende de los alimentos básicos del exterior: por tanto "en Villa Guerrero (. . .) no se puede concluir que haya ocurrido un verdadero desarrollo" (y) "parece que incluso se ha agudizado la brecha que separa a los acomodados, del resto de la población". No obstante, el municipio sirve ahora las demandas de mercados extrarregionales e internacionales.* El corte del PEA en 1980 mostraba un total de 17 422 personas, de las cuales 11 285 se dedicaban al sector agropecuario, 4 349 al industrial y sólo 2 122 al de servicios, señalándose un incremento en el segundo renglón respecto a 1977: ojalá sea una tendencia estable hasta la fecha. Aquel mismo 1980 existían en la región 5 5 localidades que contaban con servicio eléctrico, proporción aún bajas (en total hay 126) y en 1986 en periódico de Guadalajara se señalaba que "en Ia región Colotlán solamente el 39.48'/0 de la población cuenta con servicios de agua potable y escasamente el 0,7*/0 dispone de alcantarillado (. . .) El 6 1.49*/0 de los habitantes disponen de fluido eléctrico. Los censos de servicios (1975) mostraron que en el Norte de Jalisco había sólo e1 0.75% de los establecimientos del Estado y el 0.14 de la inversión bruta fija, mien tras la población regional llegaba a representar casi el 2.1/'O . Lo mismo sucedía en materia de comercio: l .17 y 0.46Oj0: todo ello evidencia el gran atraso relativo de nuestra zona/ Por todo ello no es sorprendente que en el bien documentado estudio Geografia de la marginación (COPLAM AR-Siglo XXI Editores, 198 2) todos los municipios del Norte de Jalisco hayan quedado catalogad os como municipio S marginados, con cifras sorprendentes de atraso respecto a otros de la misma en tidad. Entre los de marginación alta se encontraban Huejúcar, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero, Mezquitic y Bolaños; en el grupo de marginalización muy alta no figura ninguno, en tanto que sblo rebelan marginalización media Huejuquilla el Alto y el resto de la región. Ya desde 1973 (Jalisco. Estrategia de desarrollo) se indicaba que Colotlán reunía los caracteres apropiados para ser un "polo de desarrollo", dentro del entonces operante Plan HUICOT, sobre todo para la subregión Noreste. Nosotros pensamos, 15 años después, que además de Colotlán (que ya ha venido recibiendo mayor atención y su desarrollo se ha acelerado) debieron considerarse nuevos centros subregionales dignos de atraer inversiones del más alto grado, entre ellos Bolaños en el centro, Huejuquilla el Alto y Mezquitic en el Norte y Noreste. 2. El llamado problema indígena, en el Norte de Jalisco y en todos lados del país, puede afrontarse desde diversos ángulos. El primero -y el más fácil y cómodo, porque no compromete a definirse ideológicamente- es el muy utilizado por ciertos antropólogos y/o sociólogos superficiales, que sólo se dedican a señalar la utilidad de "conocer" al indio, sobre todo sus costumbres y modos de vivir, dizque para conservarlos contra las acechanzas del capitalismo rapaz que los desea destruir. Otro es el sensacionalista, el cual utiliza a los ind ígenas para vender libros o artículos que causen "bronca" y permitan a sus autores acumular puntos en su carrera profesional y además volverse "famosos". El tercero tiene que ver con la ayuda del Estado nacional (a través del INI o fuera de él) para sacar al indio de su atraso y miseria e "incorporarlo a la patria mexicana" Un cuarto es el de las sectas religiosas protestantes, que se acercan al "natural" con oojeto de "ganar su conciencia por un puñado de centavos". Otro más, a nuestro parecer el único válido, es el de "tomar el toro por los cuernos" económico-políticos y por ende sociales y culturales, para tratar de ayudar en el camino de liberar al indio de la opresión y la pobreza. Ejemplos de cada caso los hay múltiples: mencionemos sólo algunos de ellos, que se acomodan a los distintos ángulos expuestos más arriba. El primero que habló in extenso sobre los huicholes (en menor medida respecto a los coras) fue el gran viajero noruego Carl Lumholtz, quien en 1904 publicó su impresionante México desconocido. Es una obra de interés, aunque ve a los indígenas como objeto de museo, digno de ser estudiado pero no "tocado". Sin embargo, con tiene numerosas observaciones útiles, dignas del "descubrimiento7' que Lumholtz entonces hacía y también señala objetivos económicos y recursos potenciales para el futuro desarrollo de Nayarit y el Norte de Jalisco. También se refiere a la discriminación social de que los huicholes eran objeto y de los innúmeros pleitos por tierras y riquezas, entre pueblos y grupos, lo cual continúa sucediendo hasta la fecha. Otro librito, éste sí de tipo de los "sensacionalistas" es el de M. Palafox Vargas (INAH, 1985) que explota las supuestos o reales excesos de Violencia, droga y sexo entre los huicholes. Si bien narra cosas ciertas, se queda en la superficie de los hechos y s61o sirve para exacerbar el morbo. De mayor jerarquía es el trabajo de P.T. Furst y S. Nahmad sobre los Mitos y arte huicholes, donde incluso se relacionan esos fenómenos con la "localización y habitat de coras y huicholes", incluyendo nuestra región. Por su parte, el alemán W. Lühmann (Los huicholes, Guadalajara, 197 1) enaltece a Lurnholtz y se refiere a Los indios, de F . Benítez, como a un "diario escrito por un periodista" (!) y a otros trabajos de mexicanos (entre ellos el de R. Mata Torres, en dos tomos) y a la operación HUICOT que el gobierno de Luis Echeverría llevaba a cabo. De esta última puede decirse una cosa: a pesar de cierta superficialidad de las medidas tomadas, todavía hoy la recuerdan los indígenas con agradecimiento, porque sus derechos trataron de ser respetados en la Sierra. Lühmann aseveraba entonces que "mientras predomine el interés eco~lómicosobre el interés social, se quedará como bella ilusión cualquier concepto para un mejoramiento básico de la infraestructura de las regiones atrasadas": no estamos de acuerdo, pues el meollo del problema es económico económico y la etapa del plan HUICOT debió haberse continuado con otra, superior, que de plano hiciera al indio, dueño no sólo de sus bosques sino también del fruto todo de su esfuerzo. Uno de los primeros libros de sincero contenido socioeconómico y político en favor de las colectividades huicholas fue el de Alfonso Fabila (INI, 1959), que va al fondo del problema: la tenencia de la tierra y la explotación de la mano de obra por intermediarios voraces. Fabila sí sabía poner los puntos sobre las íes. Nuestra experiencia desde que vivimos por varios meses con los indios yaquis de Sonora en la adolescencia (1943), es en el sentido de que los huicholes y coras del Norte de Jalisco conservan con fiero orgullo sus costumbres y lengua, pero que en tanto no ppedan crear -con ayuda del Estado- sus propias fuentes de trabajo y vencer en la jungla del mercado regional y nacional, de poco les servirán pequefias o grandes obras de infraestructura: el problema está no sólo en el capitalismo sino en el escaso desarrollo de éste en las regiones y en el atraso en que se les han conservado, para que sean mano de obra barata que manipulan los "generales" es decir, quienes comandan la estrategia y táctica de la batallas, al final de las cuales se llevan la parte del león. 3) Numerosos son los aspectos de carácter social que merecen atención en el Norte de Jalisco, muchos de los cuales se han mencionado en capítulos de esta obra. Ahora sólo debemos hacer hincapié en uno de ellos, de importancia capital para su presente y futuro: el de la Movilidad demográfica, como titula su estudio W. Winnie (Universidad de Guadalaj ara, 19 84) refiriéndose en general al Occidente de México. Por un lado hay escasa población, no sólo en la Sierra Madre sino también en municipios situados en "el camino a Guadalajara y Zacatecas", pero además se efectúan masivos éxodos de pobladores, tanto a la capital del Estado (actualmente acelerado con la apertura de la carretera que une a Colotlán con Teul) como en calidad de indocumentados a la Unión Americana. El éxodo a Guadalajara no trae los mismos efectos de otro hecho real: numerosos antiguos habitantes del Norte de Jalisco viven ya (permanentemente o no) en Estados Unidos y esto arrastra numerosas consecuencias. Según Winnie los movimientos de esos braceros al extranjero "generan OF zfirnid ades de trabajo (e ingresos) para los familia-.1.7 o medieros que se encargan de la explotación de sus tierras en su ausencia" y además "resultan en la llegada directa de divisa; provenientes de su trabajo al otro lado de la frontera". Respecto al segundo aspecto, tratan de acumular "puntos positivos" : a) "La llegada de divisas en grande e innegable", b) "una parte de estas divisas se dedica al consumo de bienes no duraderos", con lo cual se ayuda también la comercio local. c) "Otra parte de estas divisas se dedica a gastos en bienes duraderos de consumo" y d ) otras de las divisas "son el producto de ahorros que el migrante pudo hacer (. . .) para alguna inversión más o menos bien definida7', en compra de tierras, algún negocio, etcétera. Podría criticarse, sin embargo, el que las palabras de Winnie representan una cierta 'bjustificación" de la dependencia económica no sólo de la zona Norte de Jalisco sino de todo el Occidente y el país, respecto a la economía del vecino septentrional. Y no sólo eso, sino que deja de lado -tal vez no conoce- los efectos negativos de esa emigracióq. varios de los cuales se señalan en otros capítulos de este estudio y que desearíamos resumir así: a) crean notables desigualdades internas en materia de nivel de vida, b) instauran un "mercado local del dólar", c) hacen tipos distintos de pobladores, dependiendo de si son o no dueños de dólares, d ) desquician el mercado local de bienes raíces. Claro, siempre hay una explicación fatalista: como la crisis sume al país y sus regiones en una mayor dependencia, el mal menor es que circulen dólares a que el estancamiento total continúe. ;Vaya "solución" al atraso de las regiones "remotas" como a la que estamos refiriéndonos! ' 4. Debemos determinar, entre otras cosas porque no deseamos ser demasiado reiterativos en problemas que cualquier investigación señala sin remedio. Sólo unas palabras sobre el resultado de siglos de aislarniento ; discriminación del indio, negligencia de las autoridades estatales; falta de inversión "por ser el medio hostil" y estar la zona "muy lejos" de Guadalajara y otras explicaciones por el estilo. El panorama socioeconómico, es decir político, se resume en palabras como: atraso de todo tipo; dependencia económica respecto a Guadalajara, a la ciudad de México y a los trabajos que muchos de sus antiguos residentes llevan a cabo en Estados Unidos; así como la sedicente falta de perspectivas de desarrollo del Norte de Jalisco en los próximos años. El atraso es notorio y nadie lo niega. Hace varios años, al hablar de la "zona de Colotlán" el entonces Gobernador de Jalisco, F. Medina Ascensio reconocía que allá "este año tuvimos muertos por hambre" (!) Carlos Alba Vega, en CEPES, Jalisco, No. 2, 1983, sefíala algo obvio : "la inversión pública (además) ha contribuido a consolidar la concentración económica en Guadalajara" y en suma, "el desarroilo ha sido contradictorio": ningún municipio del Norte ha alcanzado (1985) siquiera un 0.65'10 de participación presupuest al en el Estado. El Plan Jalisco (1 984) describe a la región como la "menos comunicada por carretera" ; las actividades básicas (agricultura y ganadería) "han estado poco desarroiladas, ya que en la mayoría de los casos son de autoconsumo y se emplean sistemas de explotación tradicionales". La explotación forestal, agrega, "ha sido mínima debido a la falta de comunicaciones" y "el sector industrial no es muy significativo"; el analfabetismo "es todavía alto" y en "materia de 184 salud la gran mayoría de las localidades carecen de los servicios asist enciales más elementales". Termina diciendo que las "potenciaiidades" aunque "menores que en otras regiones" se verán ampliadas con la terminación de la carretera Guadalaj ara-Colotlán. Se señalan metas del Plan como concluir las carreteras Huejuquilla-Villa Guerrero y San Martín de Bolaños-Totatiche, así como incrementar la potencialidad agrícola en Colotlán y otros municipios e instalar centros de maquinaria agrícola, proteger los pastos, etc. Lo más importante tal vez resulta, es el propósito de "promover la creación de agroindustrias, financiar maquinaria y equipo a los centros mineros de Mezquitic y Bolaños y dotar a las principales cabeceras de servicios, centros de educación y demás". Pero en general, el Plan resulta poco decisivo -en caso de cumplirsepara lograr la transformación del Norte de Jalisco. Por último, si no hubiera otra razón para considerar al Norte de Jalisco como región digna de mejor suerte económica y social, debieran bastarnos las palabras de Mauncio de la Cmz, Presidente del Consejo Supremo Huichol (1 986) para inclinamos en su favor: "La explotación de madera así como el crédito para otras actividades productivas se dificulta -aparte de que no hay caminos- porque no se resuelven los litigios por la posesión de la tierra entre los pequeños propietarios de Nayarit y Durango, quienes dicen tener derechos a la tierra huichol. En consecuencia, expresó, también se dificulta la fruticultura, "porque no nos dan asesoría técnica, ni los permisos que solicitamos para explotar la madera". Asimismo, De la Cruz comentó que "es conside185 rable la cantidad de autóctonos imposibilitados para sembrar, en vista de que son graves los confiictos que atañen a la tenencia de la tierra en esa área". Y agregó algo sumamente importante: "A pesar de Ias condiciones de marginación en que viven los huicholes del Norte de esta entidad" (Jalisco), ellos son lo únicos jaliscienses que no se van de braceros, porque "no queremos abandonar nuestras tierras". * A nivel estatal un buen estudio, sobre todo de la propiedad de la tierra en el estado, es el de César López Cuadros (SEP/80, 1984) donde se incluye a la mayor parte de los municipios del Norte dentro de la categoría de "agricultura atrasada" y mercantilización poco desarrollada. No se incluye ahí a Villa Guerrero. l 1 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Angel Bassols Batalla 9 1. Conocimiento de la Región . . . . . . . . . . . . . . Angel Bassols Batalla 13 11. Las condiciones naturales . . . . . . . . . . . . . . . 3 1 José Luis Coronado R. . 81 ......... 95 ....... 149 111. Personalidad física y magnitud de los recursos. Angel Bassols Batalla I IV. La organización social del espacio. Jesús Manuel Macias M. V. Pobladores y econom rá en la Historia Angel Bassols Batalla VI. Problemática regional acnial y perspectivas de desarrollo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 5 Angel Bassols Batalla I 1 I Mapas 1. Situación geográfica de la Región Norte de Jalisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 2. Perfdes del relieve y red hidrográfica . . . . . . . . 43 3. Principales climas 4. Climogramas representativos . . . . . . . . . . . . . 5 1 5. Principales tipos de vegetación y suelo. 6. Densidad y población y población en las cabecera municipales, 1980 . . . . . . . . . . . . . . . . 98 7. Territorios Huichol y Mestizo .................... ...... ............ 50 79 117