NORTE DE JALISCO
Una Región "remota" de Occidente
Angel Bassols Batalla
Coordinador
José Luis Coronado R.
Jesús Manuel Macías M.
h
i
NORTE
DE JALISCO
UNA REGION REMOTA
DE! OCCIDENTE
Angel Bassols Batalla
I
1 IIb
OMSTtTbFO DE INVESTIGACIONES
ECONOMICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
Dr. Jorge Carpizo
Rector
Dr. José Narro Robles
Secretario General
Dr. Abelardo Villegas
Secretario General Académico
Lic. Manuel Barquín Alvarez
Abogado General
Lic. Hurnberto Muñoz Garcia
Coorclinador de Humanidades
C.P. Arturo k'elázquez Jiménez
Director General de
Fomento Editorial
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ECONOMICAS
Lic. Fausto Burgueño ~ o m e l i
Director
Mtro. Carlos Bustamante Lemus
Secretario Académico
Enrique Quintero Márquez
Departamento de Ediciones
Primera edición: 1988
DR @ 1988, Instituto de Investigaciones Económicas
Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, 045 10, México, D. F.
Impreso y hecho en México
ISBN 968-837-696-5
A los indios huicholes
1
del Norte de Jaíisco,
ganaderos en la Sierra,
mineros en Bolaños.
-
En el Brea de Desarrollo Regional del Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEC), se i~iicióa partir de 1984. un estudio de la Gran Región CentroOccidente de Mkxico, que podría -a largo plazohaber desembocado en la pubIicación de otro libro,
rriás o inenos completo, sobre esa interesante zona,
merecedora de alcanzar en su conjunto y en todas
sus partes un mayor nivel de progreso. Así, se habría
sumado a nuestras obras sobre el Noroeste ( 1972)
y el Norte-Noreste (1986), que se lievaron años de
trabajo en el gabinete e innúmeras investigaciones
de campo. Pero ya entre los años de 1958 y 1985
el esfuerzo conjunto de una veiiltena de autores había resultado en la redacción de otros li'pros sobre
Regiones Medias y Estados de la República: la penínscila de Baja Califomia, el Istmo de Teiiuantepec,
la Costa de Chiapas y el Soconusco, las Miiastecas,
cuenca del Papaloapan, Quintana Roo, además de
numerosos folletos y artículos referentes ;ila problemática de la cuenca de México, oriente de Chia-
pas, Bajo Balsas, península d e Yucatán, la Chontalpa
de Tabasco, etcétera.
El estudio preliminar del Centro-Occidente -que
incluyó varios viajes a todos los estados y más tarde
a las zonas afectadas por los terremotos de septiembre de 1985- nos dieron una visión general bastante
aceptable de la realidad en ese ámbito del país. De
ahi, además, surgieron dos estudios concretos sobre
la agricultura en la Gran Región y de la mismarama
concretamente en el Bajio, que a la fecha se encuentran en vías de terminación y ojalá pronto puedan
ser publicados. Llegamos a la conclusibn de que,
debido a falta de personal académico en el Area,
capacilado para completar todo el vasto esquema de
análisi5 de la problemática del Centro-Occidente,
la mejor salida resultaba en llevar a cabo estudios
de Regiones Medias del propio Occidente: así podríamos publicar investigaciones mAs pequeñas y al
mismo tiempo, tal vez también más profundas.
De acuerdo con esa concepción me todológica,
escogimos al Norte de Jalisco de ejemplo para iniciar
esta nueva serie de obras breves sobre regiones de
tamaño medio, que no obstante su aparente modestia incluyen indudable potencialidad en la zona e
incluso la pueden tener a nivel nacionzl. Jalisco
Norte reúne estos caracteres y además ha sido una
especie de prototipo de región marginada, de e x t m
mo subdesari-0110, producto de esa desigualdad en
materia de inversiones que caracteriza no sólo a
Jalisco sino a toda la República. A este respecto es
similar al Alto Papaloapan, la Costa de Chiapas, el
interior de Quintana Roo o la montafia de SonSinaloa, la Sierra de Nayarit o los vastos espacios
candelilleros del Norte-Noreste, que antes hemos
estudiado.
El 23 de agosto de 1985 lanzamos la convocatoria
para llevar a cabo la investigación de campo y gabinete, que incluía rápidas normas a cumplir, entre
ellas las de asistir a sesiones de preparación y revision de los avances, permanencia de diez días en la
región. Se proyectaba en el libro de redacción de
cinco capitulas, desde geomorfo2ogía y recursos
naturales hasta población, "problema" indígena,
historia económico-social y perspectivas de desarrollo. Se inscribieron ocho personas de distintas especialidades. de las cuales fueron seleccionadas cuico
de ellas. ttebe mencionarse que nos trasladamos a
Guadalajara, para lograr la participación de un grupo
de estudiantes de la Facultad de Geografía, de la
Universidad de Guadalajara, que podría haber
desembocado en la redacción --por ellos- de un
capítulo del trabajo. No se pudo concretar este objetivo, pero al menos el intento fue realizado. Después de terminada la investigación de campo, vanos
de nosotros volvimos en 1987 al camino de Cslotlán
para recoger nuevos datos.
Como puede observarse en la presente investigación, para el plazo seíialado se recibieron colaboraciones de tres participantes en el viaje de trabajo
pero pudimos no obstante resumir en ellas la mayor
parte de los puntos que previamente se habían
seleccionad o corno decisivos.
Este modesto libro trata, pues, de ser una aportación al conocimiento del Norte de Jalisco, región
casi ignorada a nivel nacional -e incluso regionalpero que encierra en potencia recursos naturales y
humanos, con los cuales se puede lograr en el futuro
un mayor desarrollo. Así lo exigen los miles de
mestizos e indígenas que pueblan sus vastos parajes
montafíosos, sus depresiones y llanuras; los que
sacan del subsuelo la plata, nos dan la madera y el
ganado, producen el maíz y el orégano. Las dificultades que el medio físico ofrece para lograr un
mayor y rápido avance socioeconómico, no pueden
servir de justificantes para perpetuar ese atraso generai y esa estructura regional, pues sus habitantes
tienen el mismo dere.cho al progreso que cualquier
otro grupo, de no importar cuál rumbo del espacio
nacional.
Cd. Universitaria, agosto de 1987
Dr. Angel Bassols Batalla
Coordinador
noción precisa de esa casi "terra ignota", apmntemente vecina en el mapa pero "cortada" del centro
jalisciense por las montañas y el peculiar devenir
histórico. Aunque apasionantes lecturas nos empujaban a visitar las minas de Bolaños, su lejanía de
las rutas entonces "clásicas" impidieron hacerlo
durante muchos años. Y así lleg6 1986.
Dos circunstancias me presionaron para organizar
fuialmente una investigación de campo en el Norte
de Jalisco (NJ). Por un lado, el haberme especializado cada vez más en los estudios socioeconómicos
regionales hizo fermentar en mi ánimo un también
creciente rechazo de la "injusticia espacial", fruto
aparente de desigualdades en la base física, pero en
el fondo inevitable producto de circunstancias sociohistóricas, de las reglas que rigen la evolución
inter e intrarregional bajo condiciones del modo de
producción capitalista dependiente "tipo mexicano". Entre más viajaba a Guadalajara, más me inclinaba a comparar su "área de atracción inmediata"
con las otras regiones de Jalisco (y con mayor razón
con otras de Michoacán y el norte de Guanajuato)
sumidas en a trasos que parecen prehistóricos.
Por otra parte, el inicio en 1984 de un estudio
de la Gran Región Centro-Occidente, que pretendía
ser muy vasto (como lo fueron en su momento los
del Noroeste, Norte y Noreste del país) y el cual
después fue desechado por falta de personal técnico
para realizarlo, nos hizo concebir la idea de conocer
¡ahora sí! el Norte de Jalisco, como una región de
escaso desarrollo digna de compararse con la de Guadalajara o el corredor industrial de Ocotlán, o con
el centro del Baj io guanajuatense, pongamos por
m.Al ama! se resolvi6 llevar a cabo la ir-ivestigac h del NJ , a pesar de que ya no pcjdria establecer14
L
I. CONOCIMIENTO DE LA REGION
Angel Bassols Batalla
1. Por qué escribir sobre el Norte de Jalisco
Durante mis viajes iniciales a lo largo y ancho de la
República, en la década de los 50, procuré penetrar
en todos los recodos importantes del país, pero la
"esquinada" localización del Norte de Jalisco y su
escaso peso específico en la economía estatal me
llevaron a conocer sólo una pequeña porción de esa
entidad. Apenas toqué en ocasiones los rumbos
"externos", de Colo tlán a Huejúcar y de Huejuquilla
el Alto a Mezquitic, cuando iba de Zacatecas a
Guadalajara o me dirigía a la entrada de la Sierra
Madre en el poniente zacatecano. Nunca alcanzaba
el tiempo, ni se estimaba de mayor utilidad visitar
una zona considerada no sólo "de segunda" importancia sino hasta "de tercera". ¿Cuántos habitantes
de Guadalajara o de otras regiones de Jalisco sabían
algo sobre el Norte como para informarnos con veracidad? Ni siquiera los escasos gebgrafos y los funcionarios públicos con sede en Guadalajara tenían
se la deseada comparación con estas otras zonas y
que aparecería ahora como un trabajo especial,
colectivo, producto de un viaje sumamente seductor,
que cubrió la casi totalidad de los objetivos señalados antes de partir.
2. El recorrido
Salimos de la capital nacional el 30 de diciembre de
1985 a Guadalajara (viaje No. 26 al Centro-Occidente del proyecto inicial) y de la Perla Tapatía
(donde obtuvimos información preliminar) nos
dirigimos al Norte jaliscíense siguiendo el nuevo camino de Teúl-Tlaltenango-Momax . El Estado de
Jalisco termina en el brutal corte del río Santiago,
ahí donde se juntan la Sierra Madre occidental y
la Cordillera Volcánica, para seguir después por la
región sur de Zacatecas (Juchipila-Jalpa): en un
momento dado, adelante de Momax, se entra al
Norte de Jitlisco para llegar a Totatiche. Ahi con
las autoridades municipales (entonces pertenecientes al PAN) y con los campesinos comenzamos a
palpar la naturaleza y a conocer al hombre regional ;
a debatir los problemas socioecc7nómicos: ]laganadería, la pobre agricultura temporalera y la emigración
a Estados Unidos. En Villa Guerrero, agricultura
y pastoreo son mejores y al poniente de la ca.becera
municipal la "mesa7' se derrumba de plano hacia la
depresión de Bolaños: cerca de 1 000 metros de diferencia tiene el mineral allá abajo.
La continuación del recorrido fue después hasta
el poblado de Tuxpan (Du-ché-bá, en lengua huichol), en plena Sierra Madre, llamada aquí "de los
huicholes" por ser habitat de ese grupo indígena.
El camino -bastante bueno en época de secas- se
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encumbra hasta llegar a otra mesa de 2 460 m .s.n.m.
Ahí es el reino absoluto de los grandes bosques de
coníferas y de los potreros de buen pasto verde.
Poco a poco nos metemos en el "mundo" huichgl,
tanto por ir fisicamente todo el camino desde RolaAos con algunos de esos "indios", como por acercarnos a su centro comercial y ceremonial de
Du-ché-bá, ya cerca de los limites de Nayarit, con
cuyas áreas orientales existe intensa relación.
Otro día visitamos el norte de Bolafios para
penetrar en la mina de El Alacrán, adelante de la
antigua y renombrada Veta Rica. La visita incluye
conversaciones con personal de la compariía Minera
México, discusión sobre el trabajo en la planta de
flotación para separar los metales. El descenso al
interior de la mina es -como siempre- llenó de
emoción. Más tarde, regresamos a Bolaños y de ahí
partirnos al Siir, hacia Chimaltitlán, zona agrícolaganadera pobre, y a San Martín de Bolafios, donde
existe otra planta de molienda de mineral (sustancialmente plata con plomo, cobre, zinc y oro 1. Aquí
"acaba la civilización" hacia el Sur, en terrenos
ganaderos sin buena comunicación con el resto de
Jalisco, excepto por veredas a Hostotipaquillo.
Están invadidos más al Sur por grupos nayaritas
que también niovilizan recursos hacia el poniente.
Otra jornada incluyó conocer mejor el poblado
de Bolaños, centro de abolengo en la Colonia y en
parte del periodo porfirista, que ahora ha renacido
gracias a la apertura de El Alacrán y algunas "bolsas" de metal. Ahí se encuentran edificios antiguos
en a.bandono que alternan con nuevas casas de los
tecnicos; la catedral nunca terminada y la vetusta
sede de los primitivos dueños, la casa de moneda,
iglesias y el famoso puente colgante.
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Dejamos Bolaños para recorrer al Norte el camino
de la Sierra Madre, hasta Huejuquilla el Alto. Otra
vez arriba, entre la seca vegetación del profundo
cañón hay pastizales, copal, linoloé, ochotes y acac i a ~de todo tipo. Así tenemos que a los 1 500 m.
la depresión termina para dar paso a los robles, matorrales y pastos más ricos; desde los l 900 m. hay
coníferas aisladas y bosques mixtos. Después predomina el gran bosque de coníferas, con algunos
robles y palo blanco, hasta alcanzar La Mesa, donde
excelentes pastos permiten el desarrollo de ranchos
y potreros de huicholes y de mestizos invasores de
las tierras de los primeros, que poseen aquéllos por
derecho ancestral. Se comienza a bajar y en Tenzompa acaba la alta Sierra, para dejar su lugar a
lomeríos de interés ganadero.
Huejuquilla el Alto es importante y sus perspectivas son aún más prometedoras, tanto por su cercanía
a las serranías y a los límites con Zacatecas, como
por la animación que imprime el dinero enviado
desde los campos de trabajo de Estados Unidos.
Comienzan a aparecer industrias forestales y derivadas de la ganadería. Aquí es ya la franja de transición al Norte zacatecano de México; tal pareciera
que hubiésemos salido del Jalisco tradicional y que
Guadalajara se encontrase muy, pero muy lejos de
este lugar. Y sin embargo, el camino a Mezquitic y
a Huejúcar no es muy largo, aunque consiste en
"subidas y bajadas" por cuestas que materialmente
dividen entre sí a los famosos "dedos7' del Norte
jalisciense. Mezquitic, cabecera del municipio de
igual nombre, será tal vez próspero en el futuro, ya
que incluye la mayor parte de la Sierra de los Huicholes con su potencial forestal, y además tiene
pastos abundantes y lo cruza en buena extensión el
Alto Bolafíos.
17
Para llegar a Huejiicar debemos cruzar terrenos
zacatccanos de Monte Escobedo y después descen-
der otra cuesta para entrar a la extremidad Noreste
de la Región. De la cabecera municipal se puede ir
a Jemz y a Zacatecas, antiguo lazo de unibn este
con las tierras mineras y comerciales de abolengo,
pero también se entronca con el camino a Guadalajara, por Colotlán, Tldtenango (antes derivando a
Jalpa y al cafíón de Juchipila) y Teúl, por donde
llegamos hace vanos días. Ahí nos encontramos
con la emigración masiva del campesino, a pesar de
que aquí se requiere mano de obra para labores
ganaderas y agrícolas.
La visita incluyó la zona agrícola de Tlalcosahua
y la comunidad indígena (de antiguos chichimecas
o caxcanes), para seguir a Santa María de los Angeles, cuyas actividades primarias sufren por la escasez
de iluvia (a pesar de contar con la pequefia presa de
Tenasco de Abajo) donde sin embargo la ganadería
promete volverse más vigorosa. Estudiamos in situ
la estructura urbana de Santa María, dividida en tres
secciones y, con las autoridades locales, los problemas originados por la falta de peones para las cosechas y el trabajo ganadero.
De este lugar, al Sur, se tiene cerca Colotlán,
verdadero centro comercial del Noreste y auténtica
capital regional, si no fuera por su situación tan alejada de Bolaílos, de la Sierra y de Huejuquilla el
Alto. Sin embargo, es ya en mucho la principal
población y su importancia crecerá en función dimcta de los movimientos comerciales que genere el
nuevo camino a Guadalajara. A pesar de la escasa
h v i a reinante, la agricultura de temporal puede
me()orar y la de riego ampliarse bastante; la g a d e da,a su vez, tiene ahora casi a la mano un enorme
mercado. Aquí visitamos también la planta de orégano, producto destinado principalmente a la exportación; los mercados locales bullen de actividad
y aparecen nuevas aunque pequeíías agroindustrias,
pero la emigración ensombrese el panorama laboral.
Ya de regreso a Guadalajara -donde el 1 1 de
enero concíuy ó nuestro viaje- que contempló
cerca de 2 500 kms, de ellos, más de 500 por las
accidentadas y rudimentarias nitas del Norte ;lugares por donde prácticamente viajamos por todos los
caminos, gracias al servicio de una camioneta de
nuestro Instituto de Geografía de la UNAM. Las
otras rutas fueron brechas infames o sendas de la
montafia, donde sólo a caballo se puede movilizar
el visitante que -como nosotros- no tenga por
propósito embrollarse en pintorescas aventuras sino
alcanzar un conocimiento aproximado de los sistemas na tural-sociales del Norte de Jalisco.
Aquello que no visitamos incluye, sin embargo,
interesantes rancherias huicholas hasta San Sebastián y San '4ndrés Cohamiata (Mezquit ic ), Carnotlán en la Sierra al Norte de Tuxpan y la intrincada
cuenca del gran río -su columna hidrológica vertebral- al Sur de San Martín de Bolaiios, hasta su
entronque con el Grande de Santiago. Pero, como
lo señalamos con anterioridad. esas tierras están
casi aisladas del resto y el escaso rnovimient o se lleva
a cabo por medio de avionetas o se alcanzan después de pasar muchos días a lomo de bes'kia.
Nuestro kiaje no podía tampoco convertirse en
urio de rígurnsa investigación zoobotánica ni propsnerse conoct:r en detalle costumbres o ritos indígenas: estos y otros fines esperan a e tnógrafos, geógrafos o naturalistas, que en el futuro deberán llegar
hasta los Últimos rincones del Norte jalisciense. No
obstante, los capítulos de esta pequeña obra,
reflejan los puntos de vista de nuestros compañeros
de viaje, sobre la naturaleza, el hombre y las
actividades económicas en este apartado rincón de
la gran Región Centro-Occidente político-administrativa, que en buena medida pertenecen ya -repito- a la faja de transición al Norte zacatecano y
más allá a las profundidades de la Sierra Madre
Occidental en Durango.
En el gabinete de la UNAM continuamos el estudio de documentación, mapas, etcétera, durante
todo el año de 1986, para terminar la redacción de
los diversos capítulos a mediados de 1987.
2. Notas gen erales sobre Geografía Física, recursos
naturales *v uso del suelo*
El Norte del Estado de Jalisco se encuentra incluido
en la provincia fisiográfica de la Sierra Madre Occidental, la cual se extiende desde la frontera con
Estados Unidos en una dirección NO-SE, limitando
en el Sur con la provincia del Eje Neovolcánico, el
desierto de Sonora, la llanura costera del Pacífico
por el Oeste y con la provincia de Sierras y 3olsones,
la extensión occidental de la Sierra Madre Oriental
y la Mesa Central por el Este.
La Sierra tiene una altitud que va de los 2 500 o
3 000 m.s.n.m; presentando en el occidente una
ladera escarpada mientras en el oriente va bajando
gradualmente a las regiones llanas del centro, los
materiales volcánicos se encuentran extendidos en
la parte central de la Sierra, formando elevadas
*
Datos de Síntesis geográfica del estado de Jalisco, S P P , 1981,
reunidos por la estudiante de Geografía Martha Pérez Valadez.
mesetas que alternan con valles, lomeríos y cañadas
tipicas de la provincia.
Predominan climas secos y semisecos que dependiendo de la elevación van de cálidos a semicálidos
(este último es propio de los profundos cañones).
Los flancos de la Sierra presentan condiciones
sernisecas cálidas y semicálidas en el centro y SW.
En los declives occidentales, el clima varía de subhúmedo a semiseco cálido y semicálido.
Los municipios que forman el Norte del Estado,
tienen suelos aluviaies y residuales de origen volcánico que dependiendo de la topografía y el clima
serhn variados, pues existen suelos pobres en nutrientes como los que se encuentran en algunas áreas
de: Colotíán, Sta. Ma. de los Angeles, Totatiche,
Villa Guerrero y Mezquitic; otros ricos en materia
orgánica y nutrientes, localizados ampliamente en
zonas de: Huejúcar, Oeste de V. Guerrero, SW de
Totatiche, la mayor parte de Mezquitic, Oeste de
Chirnaltitlán, Norte de Sn. Martín de Bolaños y Este
de Bolaños, otros mas con formación de terrones
ubicados en una pequeña zona al centro de Mezquitic. TambiCn encontramos suelos de fertilidad baja
o moderada en el municipio anterior en su punta
Norte y al Oeste del mismo, así como una zona al
SE de Totatiche.
En lo que a vegetación se refiere, encontramos
matorral subtropical en: Este y Sur de Huejúcar,
Este de Sta. Ma. de los Angeles, en forma de corredor la parte central de Colotlán. En el Norte de
Huejúcar, SW de ~olotlbn,Oeste de Sta. Ma. de los
Angeles, la mayor parte de Totatiche, Norte de
Chimaltitán, Norte de V. Guerrero y Norte de BolaÍíos, algunas zonas aisladas en el Norte de Mezquitic
y de Huejuquilla el Alto asf como en la parte Sur
de este Último, encontramos pastizal natural alternando con pastizal halófilo. Hay bowue de
pinoencino al SW de Chimaltitán y Este de Sn.
Martin de Bolaños, en una franja que va de Sur a
Norte iniciándose al Norte de San Martin de Bolafios, centro de Bolaños, W de Villa Guerrero, extendibndose hacia el W de Mezquitic y al Sur de
Huejuquilla el Alto.
El pastizal inducido se localiza en áreas aisladas
al este de Chimaltitán, W de Totatiche, Este y SW
de Bolaños, Norte de Villa Guerrero, SW de Mezquitic. El Matorral crasicaule alternando con vegetación secundaria está en: Oeste de Colotlán, E de
Totatiche, franja central desde Mezquitic hasta San
Martín de Bolafios, Norte de Huejúcar el Alto, Oeste
de Bolaños y Mezquitic.
Las posibilidades de uso agrícola son limitadas
en la parte Este de la región mientras que por el
Oeste las probabilidades de uso agrícola son posibles
en casi dos terceras partes de su superficie, sin embargo esto puede ser variable dependiendo de la
topografía, el clima y el suelo de la zona en que como se observó es predominante el suelo rico en
materia orgánica sobre todo en la parte centrooeste de la regifin. En la porción E de la región
exste una agricultura manual estaciona1 predominando en las partes Este de Sta. Ma. de los Angeles,
Colotlán la mayor parte de Totatiche, Chimaltitán
y Sn. Mart in de Bolafíos. En franja de Sur a Norte
pasando por partes centrales de Sn. Martin de
Bolaños, W de Chimaltitán y Bolaños, al W de Mezquitic, sur de HuejuquiHa el Alto, algunas zom
de Villa Guerrero y en la p u t a norb de Mezquitk
donde los iinicos cultivos posiib en aste tipo &
agricultura son: maiz, frUol, sorgo y garbanzo con
h i t a n t e s de acuerdo a las condiciones físicas del
terreno, localizada en la superficie disectada de gran
meseta. En el W de Huejúcar, Sta. Ma. de los
Angeles y Colotlán, Sur de Villa Guerrero, E de
Chimaltitán, zonas centrales de San Martín de Bolaños, Norte y SW de Mezquitic así como algunas
zonas del norte de Huejuquilla el Alto encontramos
áreas no aptas para el desarrollo de utilización
agrícola debido a pendientes que van del 10 al
7O0/0, encontrándose lomeríos y caíladas y con una
profundidad del suelo que fluctúa de 10 a 20 cm
por lo que no es posible su utilización agrícola.
La agricultura mecanizada continua se localiza al
W de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles, Sur de
Colotlán, Norte de Totatiche y Villa Guerrero,
zonas aisladas al Este de Chimaltitán, partes centrales en el brazo de Mezquitic, W y Norte de Huejuquilla el Alto, en los cuales pueden cultivarse maíz,
frijol y garbanzo. Si existe riego, pueden cultivarse:
acelga, aguacate, ajo, ajonjolí, apio, avenay brócoli;
calabacita, cebolla, espinaca, jitomate; localizados
en el piso del valle.
La agricultura de tracción animal estaciona1 se
presenta en partes centrales de: Huejúcar y Sta.
Ma. de los Angeles, en una pequeña área al Sur de
Colotlán, Sur de Sn. Martín de Bolaños, NW de
Villa de Guerrero, NE y E de Mezquitic y en una pequeña zona al W de Sn. Martín de Bolaños; en los
que se pueden cultivar: maíz, frijol, sorgo y garbanzo.
El aspecto pecuario en la región Norte de Jalisco,
tiene posibilidades de uso, sin embargo no significa
que éste se pueda llevar a cabo Dq f o m a intensiva
pues dependerá de las condiciones físicas del terreno.
Puede aprovecharse la vegetación natural (diferente del pastizal) al Oeste de Huejúcar, Sta. Ma.
de los Angeles y Colotlán, parte central de Totatfche, Norte de Chimaltitán y Villa Guerrero, algunas
áreas al Oeste y Este de la punta de Mezquitic, centro y Sur de Huejuquilla el Alto, SW de Bolaflos y
Oeste de San Martín de Bolaños.
Existen algunas áreas en las que el aprovechamiento de la vegetación natural es utilizada únicamente por el ganado caprino: franja central de
Huejúcar, Oeste de Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, Norte de Totatiche, NW de Chimaltitán, la
mayor parte de San Martin de Bolaños, Este de
Bolaños, Este y Oeste de Mezquitic, Norte de Huejuquilla el Alto.
El pastoreo extensivo e intensivo dependerá de
varios factores como el tipo de terreno en cuanto a
vegetación natural, praderas cultivadas, espesor
y pendiente del suelo, para que el ganado que existe
o el que se introduzca, pueda desarrollarse. Destacan
el ganado bovino, ovino y caprino.
En cuanto al uso forestal, la región presenta limitantes en la porción Este debido a la topografía
de la zona que restringe la aplicación de técnicas de
extracción. En el lado Oeste, existen bosques que
presentan densidades altas por especie y diámetros
por árbol, lo cual permite su industrialización; pero
en la mayoría de los casos, la vegetación sólo se usa
para consumo doméstico; es por ello que sus rendimientos son bajos.
Las áreas de uso forestal de consumo doméstico
están distribuidas ampliamente sobre el Oeste y
Este de Huejúcar, Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, Oeste de Totatiche, y de Sur a Norte forma
un corredor centra1 pasando por Sn. Martin de
BolaAos, Chimaltitán, Bolaflos, Villa Guerrero y
Mezquitic; por el Oeste de Bolaflos y al Norte de
Huejuquilla el Alto. Las especies utilizables son :
matocal subtro~ical,bosque de encino y pinoentre otros.
Existen algunas zonas aisladas en la región, que
se caracterizan por no ser aptas para la explotación
forestal: Este de Huejúcar, parte central de Sta.
María de los Angeles y Colotlán, NW y SE de Totatiche y NE de Villa Guerrero, una zona en la parte
central del brazo de Mezquitic, un área al Norte de
HuejuquiIla el Alto.
El uso forestal industrial es posible mediante la
utilización directa o indirectamente por el hombre
porque la técnica de extracción tiene una aptitud
media en ésta y en el uso comercial. El uso forestal
industrial se puede llevar a cabo en sierras altas con
mesetas y en menor grado en el caffón.
La vegetación está constituida básicamente por
bosque de pino-encino, que presenta en algunas zonas, diámetros mayores de 35 cm. y un.promedio
de 180 árboles por hectárea; viéndose fuertemente
limitada su extracción en pendientes mayores del
40% .
Este tipo de uso forestal se localiza al Sur de
Chimaltitán y Este de San Martin de BolaÍíos, en
un corredor de Sur a Norte pasando por: centro de
San Martín de Bolaños, Oeste de Chimaltitán, Este
de BolaAos, Oeste de Villa Guerrero, Este de Mezquitic y Sur de Huejuquilla el Alto.
La explotación forestal comercial se localiza únicamente en la parte central de Huejuquiiia el Alto,
limitando m8s al Sur con la explotaci6n forestal industrial.
En cuanto a la agricultura, ésta se encuentra dis-
tribuida de la siguiente manera: la mayor parte de
la regibn se encuentra cubierta por vegetrci6n
natural, encontrándose algunas áreas con agricultura
& temporal: Este de Huejúcar, áreas centralsl&
Sta. Ma. de los Angeles y Colotlán, pequeñas /IIY
al centro de Totatiche y Norte de Villa Guerrero,
norte de Bolafíos, Mezquitic (punta), Huejuquilla
el Alto.
La superficie de la porción Este cuenta con agricultura de temporal, con tres divisiones por las
características de los suelos: la agricultura es mecanizada y con tracción animal, el uso de fertiiizantes
y pesticidas es generalizado y el ciclo de cultivo es
anual y donde los principales cultivos son: maíz,
frijol y sorgo. La producción es destinada al comercio regional y al autoconsumo, Con suelos
someros y de baja fertilidad y pendientes suaves,
tiene agricultura de temporal con tracción animal y
pocas veces mecanizada.
Este tipo de agricultura tiene grandes áreas con
serios problemas de heladas y granizadas que provocan pérdidas considerables en las cosechas.
La agricultura de riego localizada en pequeflísimas áreas es abastecida de agua por pequeflas
represas o bordos con labranza mecanizada y tracción animal. El empleo de fertilizantes y pesticidas
es alto, los ciclos de cultivo son anuales y perennes,
los rendimientos no son significativos. Los cultivos
son: maíz, frijol, camote, papa, cebada, avena,
cebolla, tomates, durazno, aguacate, guayabo,
etcétera.
En la parte Oeste de la regibn, la superficie está
dividida en: zonas agrícolas de riego, localizadas al
SW de Sta. María de los Angeles, en pequeñas superficies del Caiíón y de las sierras altas con mesetas.
Los suelos de estas áreas son de mediana o alta profundidad y fertilidad con pendientes suaves; el agua
para riego se obtiene de pequeñas presas, el uso de
fertilizantes es generalizado y los plaguicidas y herbicidas los emplean la mayoría de los productores.
Los cultivos principales son: alfalfa, alpiste, cebolla,
chile y maíz, de ciclo anual; pero existen también
perennes y semiperennes, destinándose la producción al comercio regional y al autoconsumo.
La agricultura de temporal se realiza en variadas
formas, dependiendo de las características de los
suelos. De esta forma se realiza la labranza con
tracción animal, muy ocasionalmente con maquinaria agrícola. La mayoría de los productores
emplean fertilizantes, plaguicidas y herbicidas.
Los cultivos son de ciclo anual y perennes, entre los
anudes destacan: maíz, frijol y cacahuate. Si a
los cultivos se les proporcionan los cuidados necesarios, se puede obtener una producción media en
relación con el resto del Estado, ya que en algunas
ocasiones son desvastados por heladas y granizadas.
La producción se destina al comercio regional y en
menor grado al autoconsumo.
Las áreas con posibilidades d e incorporarse a la
agricultura, se obtienen mediante la suma de aquellas que por sus condiciones físicas presentan aptitud
para el desarrollo de algún tipo de agricultura, pero
que no se están utilizando para esa actividad.
Se cree que existen amplias zonas para integrarse
al uso agrícola. sin embargo eso no significa que su
rendimiento sea alto; por lo tanto, es necesario
analizar la conveniencia de argumentar el cambio
de uso de toda la superficie apta para agricultura,
o bien sólo el de aquella que se diera en las condiciones físicas más favorables, con lo cual podría
diversificarse el patrón de cultivos que incluiría los
mencionados en el cuadro de posibilidades de uso
agrícola.
II. LAS CONDICIONES ,'VA TURALES EN EL
NORTE DE JALISCO
José Luis Coronado R.
Una dificil geografía física es, en muchos casos, un
factor nada despreciable en la meta por alcanzar
la prosperidad de los habitantes de determinado
territorio. Por tanto su conocimiento tendrá un valor significativo. El Norte de Jalisco posee condiciones particulares que pueden considerarse bajo
este ángulo, no obstante encerrar en su seno una
variedad importante de recursos naturales.
Durante mucho tiempo fue una región poco acCt8ble a la colonización y al mismo tiempo refugio
de grupos indígenas huicholes, mismos que se sirvieron de SU naturaleza hasta entonces salvaje. Pero
poco a poco, con el crecimiento económico y teinológico, la región se ha integrado cada vez más ;il
resto del país.
Sus condiciones naturales, ya no son tan insuperables como para mantener el aislamiento. Sus
recursos naturales atraen en forma constante la
atención de pequeñas y grandes empresas. Creemos
incluso, que en un futuro no lejano, la transformación de la región será sensiblemente acentuada; por
lo que es importante conocerla en su etapa actual
para pretender influir en una transformación basada no precisamente en la ignorancia y la rapacidad,
características ambas de la miseria de un pueblo,
sino en el conocimiento de sus posibilidades racionales de desarrollo.
Así pues, este trabajo, parte de uno más amplio
que incluya otros aspectos de la región, tiene como
finalidad el describir y explicar las condiciones naturales que la caracterizan, aunque de sobra conozcamos que la naturaleza no respeta fronteras y limites
impuestos. El Norte de Jalisco forma parte de distintos conjuntos naturales, pero "dentro" de sí
misma la región adquiere características propias,
que precisamente aquí buscamos resaltar.
Abarcamos los distintos factores naturales en una
secuencia formal, relacionándolos con otros cuando
pretendemos explicar sus procesos. Para lograr un
estudio más profundo de cada uno de ellos, seria
imprescindible el trabajo de campo correspondiente
con un tiempo que excedería nuestras posibilidades :
de allí que nuestras perspectivas sean modestas en
este sentido.
La principal dificultad a la que nos vimos sometidos, fue precisamente el desconocimiento que de
la región se tiene. No existen trabajos referentes a
las condiciones naturales generales, sino únicamente
pequefios estudios particulares sobre algún aspecto
o de un punto determinado de su territorio. Así
por ejemplo, para explicar y describir el relieve tuvimos solamente dos investigaciones con la región
como referencia; ambas son tesis uni~ersitarias.Una
de ellas orientada a la elección de la ruta más adecuada de la ciudad de Aguascalientes al puerto de
San Blas, atravesando sólo una franja del Norte
de Jalisco; y la otra, dedicada a la descripción del distrito minero de Bolaños.
Con relación a la Sierra Madre Occidental sólo
existen trabajos parciales, referidos principalmente
a las zonas de los Estados más productivos en cuanto a riqueza minera se refiere. De allí que para
obtener más información fuera necesario consultar
descripcione S geográficas generales y aprovechar al
máximo el material cartográfico disponible sobre el
tema. Asimismo para los climas, la hidrografía,
suelo, vegetación y sobre todo la fauna, la escasez
de información nos obligó a abordar obras generales
sobre estos aspectos. Se explicará entonces lo invaluable del trabajo de campo realizado.
Finalmente, es importante considerar que los
distintos factores descritos, no actúan en forma aislada sino en conjunto, formando un todo donde su
influencia recíproca hace que unos sean más determinantes que otros. Tal es por ejemplo el caso del
relieve en el Norte de Jalisco.
En el centro del país y dentro de la gran región
económica Centro-Occidente se localiza el Estado
de Jalisco con cinco regiones medias, una de las
cuales está con claridad delimitada política y administrativamente como "Valles Norte de Jalisco-Bolaños" (Bassols, 1984). En este trabajo la llamaremos
"Norte de Jalisco" o simplemente "la región".
La región Norte de Jalisco es un territorio enclavado en la zona meridional extrema de la Sierra
Madre Occidental, de la que forma parte. Se halla
situada entre los 2 1' 10' y 22'50' de latitud Norte,
a escasos 90 km. al Sur del Trópico de Cáncer y
entre los 103' y 104'30' de longitud Oeste, a 1 00
km. del Océano Pacífico; desde San Blas, Nay. a
Tuxpm, Jal.
Tiene vecindad con los Estadcls de Zacatecas, al
Norte y Este, específicamente con sus regiones medias "Valles centro de Zacatecas" y 'Valles de
Juchipila-Tlaltenango"; y con Nayarit al Oeste, con
su región media "Sierra de Nayarit". En un mapa
de la República mexicana, el Norte de Jalisco resalta
por lo característico de su forma irregular y con un
poco de imaginación, diríamos que sus límites dibujan una "península" o una "mano con tresdedos"
ligada al resto del estado apenas por una breve
cintura no mayor a unos 20 km. de ancho. La extensión aproximada de toda la región es 8 8 17 kilómetros cuadrados (S.P.P., 1981), el llO/o de la
superficie estatal. Superando, por ejemplo, las superficies de Estados como Aguascalientes, Morelos
o Tlaxcala.
Las altitudes dentro de la región son muy variables en magnitud, debido a la topografía sumamente
irregular que la caracteriza. Esta varía de los 700 a
los 2 850 m.s.n.m., o sea del cauce del río BolaÍíos
al parteaguas de la sierra Huichol.
Los grandes conjuntos naturales de los que forma parte el Norte de Jalisco, son fundamentalmente
dos. Primero, como arriba se mencionó, es la Sierra
Madre Occidental con su gran cuerpo montaiioso
orientado del Noroeste al Sureste a lo largo de
kicx
35
/
1 400 km. dentro del territorio nacional, desde Nogales y Cananea, Son. hasta el mismo cafión de
Bolaños y el de Juchipila en Zacatecas; segundo, la
región hidrológica "Lerma-Chapala-Santiago" de
la que forma parte la cuenca del río Bolaños y la
del río Huaynamota con una superficie de drenado
dentro de la región, de 5 052 y 3 5 13 k m 2 . respectivamente. Ambos conjuntos naturales, entre otros,
tienen mayor importancia debido a que su estudio
permitirá explicar la configuración del relieve y su
posterior modelado de una manera más amplia, asi
como las características fundamentales de los elementos de la geografía física regional.
El Norte de Jalisco se divide administrativamente
en 10 municipios de los cuales, dos de ellos, Mezquitic y Bolaños cubren casi el 50°/0 de la superficie
total; el resto tiene dimensiones similares entre sí,
exceptuando a Huejúcar y Sta. Ma. de los Angeles
que son los más pequeños. La naturaleza en cada
uno de ellos muestra diversos matices, pues existen
los muy accidentados como, por ejemplo Bolaños
y Chimaltitán; o los que tienen climas más húmedos y fríos como Huejuquilla el Alto.
Sin embargo todas sus características tienen una
importante vinculación entre sí, 10 que hace permisible una caracterización general de sus condiciones
naturales que son influidas, tanto por la cercanía relativa al océano Pacífico como por su también
relativa influencia continental, ejercida por el altiplano mexicano. Es decir, que la ubicación de la
región Norte de Jalisco se hace singular desde su
misma concepción como una zona de transición
entre los amplios paisajes áridos y los templados
de México.
CUADRO DE SUPERFICIES
S u p e r f i c i e
Estada de Jalisco
K egión Norte
Mezquitic
Bolaños
Huejuquilla el Alto
Sn. Martín Bolaños
Villa Guerrero
Chimaltitán
Colotlán
Totatiche
Huejúcar
Sta. Ma. los Angeles
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
En K * ~ .
En porccntajc
En porcentaje
En porcentaje
):n proccntaje
1:n porcentaje
d c la superficie estatal.
de la superficie regional.
de superficie accidentada.
de superficie semiplana.
de superficie plana.
4
Fuentes:
-
-
S P P . Síntesis Geográfica de Jalisco. México, 1981.
SARH. Colotlán, Jalisco. VI11 Distrito. Docuniento interno, 1980.
Composición de
la topografía
2. Relieve
Hemos mencionado que el relieve en el Norte de
Jalisco es de una importancia singular. No sin
razón se le llamaba en antiguas descripciones
geográficas "la región de los cafíones" (Gutiérrez,
1949) por su difícil acceso terrestre y por estar presentes en ella angostos valles de laderas con pronunciada inclinación. Ya que explicado en su
historia geológica, estructura, geoformas, mineralogía, etcétera.
El relieve posee la clave para entender lo que
la naturaleza ha determinado a partir de él, como la
distribución de sus distintos climas, suelos, hidrologfa y vegetación.
Si observamcis un mapa tectónico mundial, podemos sefialar que la Sierra Madre Occidental forma
parte de las elevaciones importantes que rodean al
Oceano Pacífico. Estando muy relacionada su existencia con la actividad que la placa Pacífica ha
realizado en otras épocas sobre la placa Norteaméricana.
Al mismo tiempo podríamos localizar su extremo Sur justamente en la depresión del río Grande
de Santiago, que define su límite meridional y lo
separa del Eje Neovolcánico Mexicano, donde los
volcanes Sangangüey , Ceboruco y Tequila lo inician
de Este a Oeste. Entonces, el gran anticlinal de la
*a
Madre Occidental en el Norte de Jalisco se
ritQa por un lado, entre una faja de llanura costera
qaie la separa de la pequefia placa de la Ribera, y
gor el otro al Este, la Mtiplanicie Mexicana.
La región, junto con la totalidad del territorio
ocupa actualmente la Sierra Madre Occidental
hi permanecido emePgido desde, cuando menos el
38
-
,
periodo Pérrnico de la era Paleozoica, hace 285 rnillones de afios. Los levantamientos iniciales que
dieron origen a la Sierra se sitiian en el periodo
Cretácico Superior de la era Mesozoica (Tamayo,
19531, es decir. hace aproximadamente 137 millones de afios.
Las salidas de material extnisivo por fallas y conos volcir~icos, ahora intensarnen te erosionados,
fue posterior, hace unos SO millones de afios, coincidiendo con las distintas revoluciones orogénicas de
fuiales del rerciario. La Alpina en Europa y la
Circumpiic!fica en h e r i c a (Holmes, 1971). Es
decir, quz los levantamientos fueron seguidos de la
salida de materiales que cubrieron y formaron las
capas superficiales de fa Sierra en su mayor parte.
Smith, D . M . nos dice aí respecto:
Del pxiodo Cretávico medio a las postrimer r s c5el mismo. un levantamiento combinado
san iin ~~ísegamiento
intenso de rocas paleozoicas
y ~xesomcicasen la redon que se conoce ahora
t g m o la parte central de la Sierra Madre Occidiot:z,z! ~ ~ i n i i c f con
r ó utl rápido movimiento da
r F I ; I Z ~ * L C T O ~,~tn?erican*i
C~
hacia t:f Oeste, =-
1 rr 1% pl;i;a FarulHhn
>,,ira:- se f-;oiita y .;i:hszciasirtenie~~te
de zrdeStas c~t.il*.ai~:d<i
más Ge 3 5 00 T. en espesor, i u e ron t ~ir?rsionadas
durante la ina1sicl9nCretác:~oercr-trií~Hacia íos Inicios del Oligocerao, cesíi
f
~ s l
de l a placa Faraflór jr a la vez
C. ,
.nr
,,,
.. . -t :n?plauadqx los p!u tnnes tie andesit2,
.'.
infitri - g ! f ~ t ~ c _ ~ d i ~ ~ t t 8
A n ~ e ?~ 4 . ~ 4 t'in del Ohpaceno se depositaron capas r r ~ j 2z cle ~z-egiscay conglon;eradc, en cuencas
arnyt!s< poco profundas. La segunda mitad del
" +
.
'
Cenozoico se caracterizó por la extrusión de
grandes volúmenes de lava e ignimbritas riolíticas,
intrusión de plutones graníticos, formacióri de
riolitas estaníferas y depósitos epitermales de plata, fallamientos de tipo "fallas en Bloque" con
rotación de éstos y el fallamiento y desplazamiento sobre rumbo de la placa Pacífica al
noroeste.
'
Las lavas estuvieron constituidas en un principio
por dioritas, andesitas y porfiritas en la región.
Después las andesitas se asociaron con riolitas y
basaltos, siendo estos últimos los más recientes
y predominantes, logrando espesores que oscilan
entre los 1 500 y 1800 m. (S.P.P., 1981),sobre rocas
del Mesozoico. Los derrames de lavas continuaron
hasta el Pleistoceno conformando a la Sierra Madre
Occidental como la conocemos actualmente; con
un escarpe importante hacia el occidente y paulatinos descensos hacia el oriente formando cadenas
y valles con orientación Noreste-Suroeste.
En el Norte de Jalisco, así como en la mayor parte
de la Sierra Madre Occidental los materiales ígneos
se encuentran depositados en amplios mantos tendidos, formando las mesetas típicas de la región. La
actividad tectónica, las características litológicas,
la distribución de fracturas así como profundas e
importantes fallas, amén de los procesos erosivos,
hicieron posible el modelado de cañones como el
de Juchipila y Bolaños que caracterizan el Sur de
la Sierra.
En un intento por sintetizar la historia geológica
de una amplia parte de la región Norte de Jalisco y
auxiliados por el estudio de Whal Jr. D.F. para la
Sierra Madre Occidental transcribimos la siguiente
secuencia :
40
Para el Paleozoico existen registros pobres de
depósito y deformación.
El Triásico y Jurásico se caracterizan por erosión.
En el Cretácico predominó la depositación, inclusive de calizas.
Para el Cretácico Tardío : erosión seguida por depositación, inclusive de algunas rocas volcánicas.
Levantamiento en las márgenes de la cuenca.
Cret ácico Tard ío-Terciario Temprano : deformación con plegamientos intensos. Algunas intrusiones de granito.
Terciario Temprano: gran parte de la erosión
forma una topografía rugosa. Flujos volcánicos
varían en conlposición de basalto a riolita.
Terciario Medio: más formación de montañas.
Plegarnientos suaves con instrusiones plutónicas
en gran escala y fallamiento extenso a l g u n a s de
estas fallas del Terciario Temprano estan cortadas
por las intrusiones.
Terciario Superior : menos volcafiisnio . Alguna
actividad orogénica de término medio, probablemente a lo largo de líneas de falla y plegamientos
preexísterites. Depositación de rocas volcánicas
estratificadas y elásticas en cuencas cerradas.
Terciario Medio-Cuaternario : fallainierit o normal
extensivo al Norte-Noroeste. el cual controla la
mayor parte de la topografía y el drenaje actuales.
Ligero levantamiento posterior, de ~ o r t vertical
e
hacia abajo llevado a cabo por corrientes de flujo hacia el Oeste.
Como podernos apreciar, aunque en forma sintética, la actavidad tectónica ha sido intensa en toda
la región de la Sierra. Para el Norte de Jalisco, también lo ha sido. El resultado, es la estructura geoló-
gica actual, presentándonos pilares y fosas tectónicas, por una de las cuales corre el rio Bolaffos, así
como mesetas escalonadas y relativamente pequefias
Los movimientos orogénicos en el Norte de Jalisco que conformaron el actual cañhn de Bolaños a
partir de grandes levantamientos, con intenso fracturamiento y fallamiento dejaron como resultado
un relieve abnipto y escalonado, sobre todo en los
municipios centrales y meridio~ales.Los escarpes
de falla, las mesetas escalonadas, las coladas de
material ígilet2 tienen una marcada orientación
Norte-Sur, lo y ue supone grietas grandes y alargadas,
y los escarpes abarcan una magriitud considerable
que se reflejari en la tan preciada xnineralización.
Sobre este particular, Charre 0, ncis dice:
Las fallas se clasifican como de origen tect8nim; en el dimito se !es considera corno e1 resultado de los Ú~tknos(ii'iti~rbiosO C L I ~ ~dilranfeb
J O S la
orogenia Laramide. d s i conno yuciblenrente LUJ
iRtrusivo que produjo ur: 1:) anbamiei~lot l ó m i c ~
y posteriormente el asentaiilsicr;ríi de r a s a s que
produjeron fallas de tipo n o m a : . F;stcls esfuerzos dieron angen a f~etctu~anrtr:
to!? 1;:;: nrtos qrse
sirvieron pi ra em' ern9plaz:i:q-lre:r tci .: i s i ~ 2 ;:;:rziización .
q3
El. escalona~ílenttsera que se prtrsenta, i ~ í> ec.rnc1
su orientacih~grecl~maí-sar;te.4 0 r;ezko a i ~ s c r v ~ h l c
y regis~rad~r
c5: ser fallas ncn-iilaies,5:c:o es, p TOVGR;~das por un 2iargamlci110 c;e Ia L,VTILZ-% 3onde la
tensión estuvg presente, ncss psrrcr-jc prn:;rir
con mucha pr~kabilidad r 3 s é ~ l~~ ~ ~ ~~:1ie~1r~45
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simultáneos
10 que 3how FOV lar :,Bt~f'~ai-i
HU~C~IQ!
Bolaños y M C ~cines)
I
prtov:jcasr.trz Iv;.
$14a bi ;: mstr 42
PERFILES DEL RELIEVE Y RED HlDROGRAFlCA DEL NOñTE
JALISCO
NAY.1
JALl SCO
NfiWRIT]
JALISCO
1
I ZACATECAS
XACATECAS
ESCALA VCRTEAL
1: 03,880
ESCALA HORIZONTAL 1: 1000000
M 511-
rial ígneo que postenormen te en grandes cantidades
se reacomodó en la actual fosa tectónica, por donde
corre el río Bolaños. La fosa está presente en la región, desde su límite con el Estado de Zacatecas en
forma combinada con pequeños pilares intercalados
de Oeste a Este, para descender hacia el Sur y formar una sola %osaa partir del municipio de Bolaños,
dcir~dsi^._r,ciic+i-xnos
las zonas de mesetas escalonadas : t;olno vestigios de escurrimientos riolíticos
y andesíticos.
E. López Ramos, en su Geología de México, refiriéndose a la región explica:
Hacia el Sur de la Sierra Madre Occidental, ha
sido poco estudiado, pero se sabe que los derrames riolíticos cubren la zona central y oriental,
asícomo buena parte de la Meseta Central y llega
un poco al Sur de la Zona de las fosas tectónicas.
Es casi seguro que bajo estos derrames se encuentra una importante unidad tectónica.
La constitución de la Sierra Madre Occidental en
su conjunto responde a rocas ígneas, tanto extrusivas como intrusivas, en su casi totalidad. El Norte
de Jalisco no escapa a ello. No negaremos la existencia de algunos afloramientos de sedimentarias,
ya que estan constitufdos como asociaciones del
Cuaternario , de areniscas y conglomerados de origen
aluvial los pocos existentes. Se puede observar junt o con tobas arcillosas en los municipios de Mezquitic. Colotlán y Sta. Ma. de los Angeles. Pero las
rocas ígneas sobresalen por su extensión, ya que
afloran en todos los municipios. De ellas las más
abundantes son:
La andesita, extrusiva, volcánica, que en la región
se presenta como porfídica, es decir, que posee
fenocristales, permitiendo suponer su enfriamiento
a cierta profundidad y aflorando posteriormente.
Su color es pardo o pardo grisáseo, muy fracturada.
El basalto, roca extrusiva volcánica, de color
marrón y e11 ocasiones negro grisáseo ; muy intempsrizada, se encuentra presentando amígdalas rellena de material, también muy fracturada.
La toba, roca piroclástica, de color claro en tonalidades rosadas, se intemperiza en blanco con
frecuencia. Su variedad a veces la hace confundirse
con arenisca.
La riolita, extrusiva, muy común debido a los
derrames por la serie de fallas: la encontramos generalmente sobre tobas. Su color va del rosado
pardusco al amarillo rojizo. Prácticamente carece
de fierro, por lo que también intemperiza en color
blanco. Se le considera el resultado de la última
manifestación volcánica.
Por otro lado, las formas del relieve dentro del
Norte de Jalisco también han sido poco estudiadas,
en lo que se refiere al modelado en rocas ígneas extrusivas, muy comunes en México; esto es, rocas
que han sido expulsadas por una gran cantidad de
fallamientos en relación directa a un tectonismo
intenso.
Un estudio geomorfológico de la región tendría,
como primer problema, que considerar la escala
adecuada que serviría de base para caracterizar y
explicar las distintas formas así como para establecer las distintas relaciones con la litología, red
hidrográfica, pendientes y masividad de1 relieve, entre otras cosas, como resultado de un análisis morfométrico de cuando menos la totalidad de la
cuenca del rio Bolaños. Estudio que sale de nuestros
"limites" en un principio expuestos. Sin embargo,
al haber observado el conjunto de la región, si
podemos describir y comentar sus tortuosas formas,
buscando una visión m&scompleta de ella.
Una primera observación, es que los relieves resultantes de las fallas normales han permitido una
mayor exposición a los agentes erosivos debido al
"alineamientoy' de sus respectivos escarpes, dando
lugar a relieves potencialmente activos, dependiendo
siempre de la acción y distribución de otros factores.
Para ejemplificar bastaria con observar la marcada
diferencia en la actividad erosiva en ambas márgenes
del río Bolaños, siendo que presentan estructuras
geológicas similares, tanto en superficie como en
profundidad. La formación de mesetas y barrancas
profundas a lo largo del caiión son muy frecuentes;
los derrumbes de material han dejado abánicos perfectamente visibles al pie de altos escarpes de falla.
En el Noreste de la región, observamos la zona
meridional de las sierras y valles zacatecanos en el
extremo Este de los municipios de Colotlán y Santa
Ma. de los Angeles, asociados con pequeñas mesetas
que poco a poco descienden hacia el Oeste para
fomar un piso amplio de valle con lomeríos, distribuido a lo largo de una franja que corre de Norte a
Sur desde el municipio de Huejúcar hasta el de Colotlán. Para entrar luego en la parte occidental de
los municipios citados, donde mesetas intensamente
disectadas nos anuncian un cambio en el cauce del
río Colotlán. Pues ya penetrando al Norte del municipio de Totatiche se observan cmones asociados
con cafiadas que comienzan a cortar abruptamente
las mesetas.
El centro del municipio de Totatiche se caracteriza por lomeríos con pequeflos valles intercalados y
46
cañadas, considerados comQ la transición en la
disectación de gran meseta hacia el Oeste. Zona
actualmente modelada por el rlo Colotlán y abarcando hacia el poniente una gran parte del municipio de Villa Guerrvro y una amplia zona en el Norte
de Totatiche.
Al centro de la región Norte de Jalisco, nos encontraremos ya con el caíión de Bclaños. Comienza
prcpramente en el municipio de Mezquitic, con un
estrecho valle que paulatinamente y conforme se
dirige al Sur se va cerrando cada vez más, y por lo
tanto va ericajorrando al río entre las mesetas escalonadas a sil derecha y profundas cañadas a su
izquierda. El desgaste y acarreo de material se
observa mucho niás activo eii esta última, al grado
de distinguirse con claridad los diques de angosto
grosor y considerable altura, ya completamente
erosionados, y un mayor trabajo remontante de los
diferentes arroyos que por ese lugar descienden. En
cambio, del lado poniente, son admirables la serie
de pequeñas mesetas escalonadas, conlo si por
deslizamiento hubieran existido grandes acomodamientos hacia el fondo del cañón, y no procesos de
desgaste fluvial. Así, conforme se dirige más hacia
el s u r comienzan a aparece:, sobre todo al Poniente
del cañón, los escarpes de falla de una altura sobresaliente y que intemperizados adquieren un color
blanquecino. Atraviesa no sólo el municipio de
Mezquitic, sino también la parte Este de Bolaflos.
El extremo Sur es ya sumamente angosto y profundo, franqueado al Oeste por la zona meridional de
la Sierra Huichol y al Este por la de Bolafios.
Una vez cruzado el río Bolafios, hacia el oeste, la
altitud sube vertiginosamente de los 800 a los 2 800
m. en una distancia horizontal que no rebasa los
20 km., para después descender hacia un valle disectado por el río Camotlán en forma intensa, con un
gran número de pequeñas cañadas y donde la red
hidrográfica no se encuentra tan definida por causas
tectónicas, sino litológicas, pues existe una red más
ramificada y con mayor amplitud.
Por último tenemos a la zona septentrional del
Norte de Jalisco, en el municipio de Huejuquilla,-ligada a la Sierra Huichol por una zona de amplias
mesetas donde subsisten pequeñas masas originadas
por una erosión diferencial. El centro del municipio
es un estrecho valle asociado con lomeríos y pequeñas mesetas labradas por una reducida red hidrográfica.
3. Climas
Las condiciones que caracterizan y perfilan los climas en el Norte de Jalisco son fundamentalmente
dos: el relieve, tanto por lo accidentado como por
su orientación; y la ubicación que el conjunto de la
región guarda con relación al Trópico de Cáncer,
al océano Pacifico y a la Altiplanicie Mexicana.
El relieve, como lo hemos visto, es el "orientador'' regional de los vientos en superficie, es el que
permite o no el acceso de masas de aire a diferentes
zonas, determinando su dirección e intensidad, la
humedad contenida en ella y, en sentido local,
la distribución de temperaturas debido a las diferencias altitudinales representadas por variaciones
bruscas en cortas distancias.
Las diferencias altitudinales de 800 a 2 850 m.§.
n.m. desde el cauce del río Bolaiios hasta las partes
más altas de la Sierra Huichol, así como la existencia
del cañón de Bolaños con una orientación Norte-
,
iI
Sur, divide a la región prácticamente en dosgrandes
zonas con una distribución casi simétrica de los
climas y propicia una gama de ellos no despreciable
por su número. Desde el Seco Estepario, eri las zonas bajas del centro del cañón, hasta el Tropical
con lluvias en verano en algunas zonas del río
Camotlán en Mezquitic, pasando por diversos climas
templados en las diferentes serranías y mesetas.
La posición de la región como un conjunto de
factores naturales es de gran importancia para el
clima. El Norte de Jalisco se localiza a unos 100
km. al Sur del Trópico de Cáncer, esto es, en una
zona entre los 21' y 22' de latitud Norte. En los
meses de marzo p abril el sol permanece más o menos en el cenit, siendo esto inmediatamente arñes y
después del equinoccio de primavera, lo que hace
que toda esa zona se vea influenciada por la verticalidad de los rayos solares, provocando altos niveles
de insolación.
El hecho de que la región se encuentra virtualmente entre zonas de latitudes consideradas como
tórridas y templadas, así como los cambios fisiográficos al situarse en la proximidad del altiplano
en su parte meridional y estando ella misma enclavada en la Sierra Madre Occidental, nos hace referimos a la transición entre las regiones Neártica y
Holártica y su reflejo no sólo en los climas, sino en
la flora y fauna regional.
Los vientos alisios, tan importantes en el litoral
oriental de México, carecen de influencia superficial
significativa en la región, puesto que los vientos
predominantes son el resultado de un "encajonamiento'' y desviaciones importantes realizadas por el
alto relieve. E incluso se presentan localidades como
Bolaños, donde gran parte del año, el viento es su-
PRINCIPALES CUYAS M L NORTE
M
JALISCO
ESTKtON
- -Y
1
t
ESCALA 1: 100 000
.-E:
Ou1-0F
-
i.rr. Brta d. Climas. 2
Mérito, 1980 Modificaba por el Autor.
CLIMOGRAY AS
a
VILUUUCVA,
ZAC.
REPRESENTATIVOS
EFSAMJJ A S O N O
SWTA MARI*
LOS W t L t l . J A L
@
@
MWJUQDIUA
IL UIO>.J A L
mamente débil, y cuando éste se presenta, lo hace
invariablemente del Norte.
No obstante, las masas de aire que alcanzan a influir en la región son las que provienen del océano
Pacífico, a unos 100 km. al Oeste, pero con una
humedad ya muy disminuida, provocando en las
partes más altas el predominio de los vientos del
Oeste, sobre todo en la época de ciclones tropicales,
que actúan directamente en la llanura costera de
Jalisco, Nayarit y Sinaloa en los meses de mayo a
octubre.
La observación y estudio de las variables climáticas en el Norte de Jalisco, se han realizado por trece
estaciones meteorológicas pertenecientes a la
SARH, con periodos de observación promedio de
veinticinco años en siete de ellas y de diescisiete en
las restantes. Sin embargo, su distribución es acentuada en los municipios del noreste de la región,
dejando amplias zonas, sobre todo el cañón de
Bolaños, la Sierra Huichol y el valle del río Camotlan prácticamente a oscuras en cuanto a datos
meteorológicos se refiere. Aun así, la relación
cuantitativa de los datos que ofrecen, junto con la
información de las estaciones que rodean a la región
en Nayarie y Zacatecas, permiten deducir con claridad los diferentes climas.
El comportamiento de la temperatura dentro de
la región se encuentra influenciada en primera instancia por el paso del ecuador térmico por el centro
del país en el mes de julio (Barry, R. 1978) penetrando prácticamente hasta la zona meridional del
Altiplano y explicando un poco el por qué la temperatura media anual para el conjunto de municipios
es be 2 0 " ~con estaciones de 17°C en el extremo
Norte, en las partes de mayor altitud y otras de
27OC en el extremo Sur, en las partes más bajas
de la región.
De los valores en cuanto a insolación se refiere,
tenemos que en el Norte de Jalisco en número de
días despejados en promedio, van de 120 a 150 en
el aAo y con una insolación potencial del 60°/o
(Vivó y Gómez, 1946).
La marcha anual de la temperatura nos indica
que en la región el mes de enero es -al igual que el
resto del país- el más frío, donde las temperaturas
mínimas extremas resultan ser de los O a los -5°C
mientras que el mes más caluroso es junio con valores extremos de los 35 a los 40°C. De esta manera
se vuelve a repetir la distribución: las temperaturas
extremas más bajas las localizaremos al Norte, mientras que las más altas se observarán al Sur y Oeste
de la misma.
La oscilación diurna de la temperatura está influida directamente por las diferencias de altitud
tan frecuentes, y presenta valores significativos
para la zona meridional de la Sierra Huichol, de
26 a 20°C de rango; sobre todo es en la época
de secas (marzo-mayo) cuando alcanza estos niveles.
Al recorrer la región de Este a Oeste, el gradiente
térmico varía fuertemente, tanto en el descenso
al cañón de Bolaños como posteriormente en la
subida a la Sierra Huichol. Además se aprecia en él
una diferencia en ambas laderas del cañón; hacia
10s municipios de Huejúcar y Colotlán tanto la oscilación diurna como el gradiente térmico disminuyen
en magnitud e importancia, mientras que hacia el
Oeste, es decir hacia la Sierra Huichol, aumentan.
En cuanto a la humedad debida a la precipitación, la región se considera también como una zona
de transición, pues hacia el Este y Noreste nos en-
contramos con una de las dos grandes regiones mas
iridas y extensas del país: el Altiplano mexicano,
que influye en los climas de la margen izquierda del
río BolaiIos, en los municipios Huejúcar, Sta. Ma.
de los Angeles, Colotlán y Totatiche.
Hacia el Oeste se localiza la Sierra Nayarita, ya
en franco descenso hacia la llanura costera, donde
la humedad es mucho mayor debido a los vientos
dominantes del oeste provenientes del océano Pacífico. Que vienen cargados de humedad y son, valga
decir, arrojados a la costa desde el océano por
ciclones tropicales durante los meses de mayo a
octubre, y sobre todo de julio a septiembre descargando su humedad en las serranías nayaritas y
llegando al Norte de Jalisco, como ya lo hemos
mencionado, con la humedad sumamente mermada,
pudiendo influir tan sólo en sus partes más altas.
De allí que se explique no sólo la distribución de la
humedad, sino su comportamiento en el año, pues
los meses de mayor -y casi única- precipitaciófi
son en el Norte de Jalisco de junio a septiembre.
Solamente las estaciones ubicadas en ambas margenes del cañón de Bolaños, con altitudes de los
1 700 a los 2 800 m. son las que captan una precipitación superior a los 700 mm.; la mayor precipitación
la localizamos en el extremo Sur de la región, en la estación denominada Paso de Analco con 890.6 mm.
anuales. Y la de menor precipitación será Bolafíos
con 570 mm. En los datos de todas las estaciones
observamos que se mantienen en casi todas 6 meses
de secas a partir de noviembre. Sin embargo existen
años, como 1985, donde la temporada de lluvias
fue sensiblemente escasa, al grado de no satisfacer
siquiera la ;;rqXLiefia
capacidad de almacenamiento
en los lirnitadcf embalses del Noreste de la región.
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Así pues, tenemos las características de los climas
de acuerdo al sistema de clasificación de Koppen
modificado por Enriqueta García para los climas
más significativos por su distribución y extensión.
La característica común a los diferentes climas es
el seguir un patrón aititudinal donde las curvas de
nivel coincidirán con sus líneas de transición, es
decir que a mayor altitud tendremos climas más
templados y húmedos hacia el Oeste; y predominarán los calurosos y secos al centro y Este, con sernicálidos en las partes más altas.
El clima predominante es el semicálido y subhúmedo con lluvias en verano y temperatura media
anual superior a los 18°C y temperaturas medias
mensuales más calurosas, superiores a los 22°C; y
las medias mensuales más frías por debajo también de los 18°C. Se observan precipitaciones
medias_mensuaies en los meses m á s secos inferiores a los 40 mm, distribuidos prácticamente en
zonas de todos los municipios, respetando altitudes
delos 1700 a los 2 000 m. con un amplio predominio
en los municipios de Mezquitic, Totatiche y Colotlán. Así como las franjas altitudinales comespondientes al cafíón de Bolafios que se distribuyen de
Norte a Sur.
Después nos encontramos con el clima semiseco
con lluvias en verano y temperaturas medias anuales
superiores a los 18OC; donde sus temperaturas medias mensuales más cálidas son superiores a los 22OC
y la de los meses más fríos, inferiores a los 18°C.
Esto es un comportamiento similar al clima antenor, pero con una precipitación diferente, sobre
todo la invernal, menor al 01'5 de la total e inferior
a los 700 mm anuales. Su distribución se presenta 8
lo largo de todo el cafíón de Bolafíos, desde la
frontera con el estado de Zacatecas en el municipio
de Mezquitic hasta el extremo Sur de la región, en
el de San Martín de Bolaños (donde confluye con
el río Grande de Santiago), cubriendo una franja
de aproximadamente 6 o 7 km. a ambas margenes
del río Bolaños y por debajo de los 1 700 m. de altitud, en casi toda su extensión. También este clima
lo observamos en altitudes superiores, en las zonas
Este de los municipios de Huejúcar y Totatiche,
frontera de Zacatecas.
Otro clima importante por su extensión es el
Templado sub-húmedo con lluvias en verano. Sus
temperaturas medias mensuales son inferiores a los
18°C y sus precipitaciones anuales superiores a
los 1 500 mm. Este clima se localiza en zonas con
altitud superior a los 2 000 m., es decir, en la Sierra
de los Huicholes, las zonas más altas de los municipios Huejúcar y Santa Ma. de los Angeles que corresponde a las estribaciones de la sierra de Los
Alamos y de Atolinga; por último corresponde
también a las partes altas de la sierra de Bolaños
en zonas de los municipios de Totatiche, Chimaltitán y San Martín de Bolaños.
Finalmente encontrarnos al clima cálido subhúmedo con lluvias en verano y temperaturas medias anuales superiores a los 22OC y precipitaciones
anuales arriba de los 700 nim. Se localiza en zonas
con altitudes menores a los 1 000 m. en las angostas
márgenes de los ríos Atengo y Camotlán, municipio
de Mezquitic, al extremo occidental de la región.
4. Hidrografía
La Hidrografía en la región pertenece casi por entero al Sistema "Lerma-Santiago" de 125 320 km2 :
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en la que se localiza la casi totalidad de la subcuenca del río Bolaños; tanto en el centro como en
el Noreste de la misma; así como de la cuenca del
río Huaynamota con una porción de su importante
afluente Atengo y la totalidad del también afluente suyo, Camotlán. Además de una zona muy
pequeña de la cuenca del río Juchipila.
La superficie correspondiente drenada dentro de
la región, es de aproximadamente 5 000 kmLpara la
del río Bolaños, y de 3 500 km2 para la de Huaynamota: separadas entre sí por el parteaguas formado por la Sierra Huichol. Y de tan sólo 580 km2
para la zona del río Juchipila. Estudios recientes
publicados por la S.P.P. tienen clasificadas a las
cuencas como "Región Hidrológica 12", usando
la letra "L" para la del río Huaynamota, "K" para la
del Bolaños y "J" para la del Juchipila, quedando
en forma abreviada "RH 12 L"; "RH 12 K" y "RH
1 2 J" respectivamente.
Estas corrientes superficiales son casi por completo el resultado de las precipitaciones anuales, no
sólo en la región sino del Suroeste y Oeste del Estado de Zacatecas; principalmente las que alimentan
los afluentes del Atengo, Valparaíso y Tlaltenango.
También aporta a su cauce pequeños manantiales
de aguas termales, localizados sobre todo en el río
Camotlán.
Si se estableciera un promedio de precipitación
anual para la región, podríamos calcularla en 670
mm. aproximadamente (en base a los datos proporcionados por las estaciones meteorológicas) con
una sola temporada de lluvias al aiío, entre los meses
de junio a septiembre, por lo que las características de los caudales son semejantes a las de la mayoría
del país, con variaciones anormales en su ciclo hiuro-
,lógico, al presentar avenidas extraordinarias en
algunos años, cuando las lluvias han sido mayores;
y con niveles muy bajos en otros, aunque perennes
en épocas de sequía.
Además hay que agregar las características de las
rocas predominantes y suelos que dificultan tanto
la filtración como el almacenamiento subterráneo,
por lo que el escummiento superficial de las aguas
es de mayor importancia así como el de evaporación,
pues en ambas cuencas los cauces se sitúan en zonas
con climas bastante calurosos, con temperaturas
medias anuales superiores a los 24OC.
De esta manera tenemos ríos con comentes perennes, donde la mayor parte del año se mantiene
un nivel de sus aguas por debajo del promedio y
donde en épocas de mayores lluvias pueden llegar,
y han llegado, a causar inundaciones no previstas.
La red hidrológica de la cuenca del río BolaiTos
es extensa, sus afluentes principales recorren gran
distancia antes de darle, con su unión, el nombre
de Bolafíos. El más largo de ellos es el río Tlaltenango que nace propiamente en la Sierra de Morones, en Zacatecas y al Oriente del Norte de Jalisco;
viaja de Sur a Norte unos 100 knJ antes de entrar al
municipio de Totatiche, donde recibe al río C o l o t l i
y del cual tomará su nombre.
El río Colotlán a su vez, ha sido formado por 1a
unión de los ríos Huejúcar y Jerez, este último proveniente de Zacateca. El río Colotlán ya formado
corre de Norte a Sur desde el municipio de Huejúcar,
atraviesa el de Sta. Ma. de los Angeles y penetra en
Totatiche para unirse con el Tlaltenango .
Ambos ríos en el municipio de Totatiche, comienzan a intensificar el trabajo de disección y se
encajonan en pequefios cañones y barrancas de
difícil acceso. Después continúan hacia el Oeste
formando parte, con su sinuoso e i n t ~ c a d cauce,
o
de la frontera entre Zacatecas y Jalisco, para una
vez rodeado el municipio de Vicente Guerrero penetrar en el de, Mezquitic y recibir d i al río del
mismo nombre, proveniente también de Zacatecas y
conocido con el nombre de Valp araíso .
Tenemos entonces que con la unión del río Mezquitic y el Colotlán nace propiamente el río BolaAos, ya en el corazón de un cafión persistentemente
labrado a una latitud aproximada de 22'35' Norte
y a unos 1 700 m. de altitud
A partir de aquí el río corre hacia el Sur practicamente en línea recta. Citemos a Manuel de Jesús
Alvarez, uno de los primeros geógrafos en recorrer
la zona:
Su cauce, sigue una pendiente muy pronunciada, formando en algunos lugares rápidos y diminutos saltos de metro y medio; pero donde se
puede apreciar más clara y fácilmente su brusco
descenso, es en el pedregal de su lecho. En efecto,
esas aglomeraciones de enormes piedras, sólo
pueden provenir de una comente verdaderamente
torrencial, que durante la época de lluvias, puede
remover material de su cauce, formando solamente arenales en su confluencia u origen, y en
las cercanías del pueblo de Bolaños.
Lo restante del cauce, queda compuesto, por
piedras y pefi ascos de diámetro generalmente
comprendido entre 30 c q y varios metros, dando la impresión de un buen número de tramos,
de -=a comente insignificante, cosa compfetamente falsa, pues en los lugares en donde el
tamafío de los cantos rodados disminuye, lás
aguas alcanzan un metro de fondo. Hablo unicamente de la época de secas. Es raro, que aun en
las vueltas deje terrenos labrantíos de alguna extensión.
De esta manera el río Bolaños sigue su cauce hacia el Sur, orientado en todo momento por la serie
de fallas N orte-Sur, recibiendo arroyos principalmente en su margen izquierda, debido a que en el
lado opuesto, los taludes se presentan con una impresionante verticalidad que no permite casi la
formación de arroyos de importancia.
El río atraviesa las tres cabeceras municipales de
Bolaños, Chimaltitán y San Martín de Bolaños,
entre los cuales el cauce se amplía sólo un poco,
formando un pequeño valle, intensamente utilizado
en culticros. Posterionnente el río se vuelve a "encajonar'' y rápidamente desciende en la profundidad
del cañón hasta confluir con el río Grande de Santiago a unos 700 m. de altitud, después de haber
recorrido 320 km. desde su parte más alta.
La cuenca del río Huaynamota dentro del Norte
de Jalisco se compone también de dos afluentes: el
río Camotlán que corre de Sur a Norte y el río
Atengo que lo hace Norte a Sur, ambos al poniente
del municipio de Mezquitic. Estos afluentes poseen
una menor dependencia o relación con el relieve.
que como lo experimenta el río Bolaños, pues su
comportamiento tiende a modelar el terreno con
mayor amplitud, aunque su cauce tenga una mayor
disección vertical y profunda, debido con mucha
probabilidad, a la mayor debilidad del material
conglomerado sobre el que actúa. Corre aproximadamente 100 km. recibiendo arroyos en ambas már-
genes, tanto de la Sierra Huichol, como de la serranía
de Huajimic.
El río Atengo es mucho más largo; nace en la
serranía Valparaíso en el extremo Occidente del
Estado de Zacatecas, y reúne numerosos afluentes y
arroyos durante unos 180 km. antes de penetrar en
el territorio de Jalisco, donde se le une el pequefio
río Huejuquilla, Durante los primeros 25 km. se va
encajonando para después ampliarse y unirse con el
Camotlán a escasos kilómetros de Nayarit. Ambos
afluentes se ven beneficiados por una mayor precipitación, en comparación con el resto de la región,
a causa de que su clima es húmedo y caluroso.
Las diferentes condiciones que permiten los procesos de formación de los suelos, como lo son el
material parental (roca madre), organismos microbiológicos, el clima, la topografía y el tiempo estan
en el Norte de Jalisco muy diversificados. Ello
provoca una secuencia y asociación de distintos
tipos de suelo bastante amplia. No obstante, Ie son
comunes a todos ellos la continua variabilidad de la
pendiente en distancias relativamente cortas, el
predominio de climas semicálidos y secos, las características de uii relieve formado por rocas ígneas
extmsivas ácidas en su mayoría y una edad todavía
temprana en cuanto a su formación se refiere.
Tenemos además en la mayoría de sus asociaciones la adquisición de cualidades de forma todavía
natural, exceptuando por supuesto, a las zonas
donde la pendiente ha permitido una mayor actividad agrícola, como en el Noroeste, Korte y alli
donde los ríos han podido crear pequeñas zonas
con suelos aluviales, ampliando sus estrechos valles.
No existe mucha información sobre las características del proceso de formación de los suelos en
la región. Sólo podemos señalar que allí donde el
clima y la vegetación pudieron actuar en la edafogénesis, por más tiempo, se presenta una mayor diversidad de asociaciones que permiten establecer
con mayor certeza 1a correspondencia entre ellos
y el paisaje local.
De acuerdo con la clasificación de suelos propuesta por la F.A.O. y estudios realizados por la
S.P.P., el Norte de Jalisco cuenta con suelos que
en su 'mayoría corresponden a climas templados,
tanto sub-húmedos como semicálidos, el número
de asociaciones un poco superior a los 30, sobresaliendo: Feozem, Regosol y Luvisol como suelos
predominantes.
Al Oeste, en la parte de la frontera del municipio
de Mezquitic con el Estado de Nayarit, predominan
los Regosoles; en el centro de la región, incluyendo
a la Sierra Huichol y a lo largo del cauce del río
Bolaños tenemos una constante de suelos Feozem;
y distribuidos en las mesetas y pequeños valles del
Este, una mayoría de Luvisoles.
Esto no quiere decir que no existan los contrastes
acostumbrados de los factores naturales que hemos
venido describiendo; también en los suelos de la
región se observan. Existen suelos que son una
garantía para la agricultura como el Chernozem
Lúvico en el municipio de Sta. Ma. de los Angeles,
y suelos por completo inútiles como los Litosoles
en las estrechas márgenes de los ríos Camotlán y
Atengo. Pasando por una amplia gama de asociaciones de suelos en toda la región.
De todos los suelos, el que tiene mayor extensión
como suelo predominante y secundaria, es el Feozem Háplico (del griego phaios: oscuro; del ruso
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zemlja: tierra y del griego haplos: sencillo). Se presenta como suelo café en las zonas ocupadas por
los bosques de coníferas y encinos, en las partes
más altas de toda la región, donde la vegetación no
ha sido muy alterada. Generalmente es un suelo de
textura media en fase lítica y tiene una secuencia
normal o sencilla en sus horizontes. Posee una capa
somera de material orgánico en superficie, donde se
concentra una mayor cantidad de humedad a lo
largo del año y siendo por lo mismo, suelos lixiviados con un buen drenaje. En cuanto a su edad, se
observan relativamente recientes ,sin gran desarrollo
y asociados con suelos Luvisoles y Cambisoles en
terrenos de pendiente muy irregular.
Su uso en la región es con fines forestales y pastoreo de bovinos. Se localiza en los municipios de
Huejuquilla, al Norte y Sur; Norte y centro-Sur
de Mezquitic; Noroeste de Bolaños; alrededor de la
cabecera municipal de Totatiche y en ambas márgenes del río Bolaños, sobre todo en los municipios
de Chimaltitán y San Martín de Bolaños.
Sigue en importancia el Luvisol (del latín luvi:
lavar, colar) que es un suelo con acumulación de
arcilla iluvial, presentando colores fuertes en zonas
secas. Es fácilmente erosionable pues la humedad
influye mucho en él, en épocas de secas es muy
duro mientras que en la de lluvias se vuelve pastoso.
Con frecuencia es un suelo fértil ya que contiene
en alguno de sus horizontes abundantes minerales
arcillosos.
En el Norte de Jalisco se presenta como Luvisol
Fémco (del latín ferrum: hierro) es decir, como
suelo "fermginoso" combinándose con Cambisol y
Castañozem como suelo predominante. Su uso se
orienta la producción de alimentos, principalmente el maíz, aunque es apto para pastos e incluso
bosques. Lo vamos a observar al Norte, Noroeste
y extremo Este de Mezquitic, así como al Este, Sur y
centro de Totatiche; al Sur, Oeste y centro de Colotlán; extremo Oeste de Huejúcar, Suroeste de
Santa María de los Angeles y de Villa Guerrero.
Continuamos con el Regosol (del griego Rhegos:
cubierta) que es un suelo con material suelto producto de erupciones volcánicas o depósitos eólicos
de débil desarrollo y por lo tanto presentándose
como un suelo incipiente con mucha probabilidad
de desgaste; debido a un intenso proceso erosivo
que con frecuencia transporta el material intemperizado, toma coloraciones pálidas.
Este suelo, a pesar de presentarse como Eutrico
(del griego eu : bueno) es decir, como suelo fértil,
en su mayoría se localiza en terrenos con pendientes
pronunciadas lo que favorece su desgaste ya que la
erosión retira el material superficial, además de
hacerse singular la resistencia a la intemperización
de la roca madre. Su uso también está orientado
hacia el pastoreo en el Noroeste y Oeste de Mezquitic, Norte y Este de Huejuquilla, Sur de Totatiche
y centro Norte de Villa Guerrero.
Después, tenemos al Cambisol (del lat íli cambiare: cambiar) suelo café claro considerado inestable
o inmaduro puesto que su perfil se expresa débilmente, en él abundan materiales volcánicos como
las cenizas, situándose en zonas con pendientes
pronunciadas con superficies muy jóvenes. Su uso
se centra nuevamente en pastizales y pequeños bosques tropicales caducifolios localizados en el Noroeste de Villa Guerrero, extremo Suroeste de Mezquitic
y Sureste de San Martín de Bolaños.
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El íiltirno suelo, en cuanto a importancia se refiere, es el Castañozem (del latín castaneo: castaño)
siie!\) rico en materia orgánica, con matiz café o
cnstzño, típico d e la vegetación esteparia. Presenta
un jmyortarite contenido en humus, con una lixiviación l i g ~ r ay buen drenaj-u, yor lo que su contenido en nufrientes sigue siendo alto. Se localiza princlpallnec te asociado con Luvisol y Cambisol en las
z o m s agrizolas del centro y Sur de Santa Garía
de los Angeles y algunas porciones de Colotlán, De
allí q u e la fama de las huertas en csa zona sea
explicable.
Existen aden~ás otros suelos presentes en la
región, pero de mucho menor extensión y casi siempre presentes como suelos secundarios. Los Litosoles
(del griego lithos: piedra) que son someros y con
roca niuy resistente, por completo inútiles para
cualquier actividad agropecuaria. El Planosol (del
latín plailus: Ilrii~~ira,
plano) suelos desarrollados en
13s rlepresiones, coi1 drenaje pobre y cuya caracteristica principal es el contacto b r ~ s c ode sus horizontes.
Y por último el Vertisol (del latín v e r t ~ voltear,
:
invertir) suelo de color gris o café claro, de textura
pesada, ricos en arcilla y con un drenaje pobre, se
localiza casi exclusivamente al Noroeste del Norte
de Jalisco.
6 , Vegetación
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La región Norte de Jalisco cuenta con una vegetación de características singulares; su ubicación dentro de las provincias florirticas no está todavía
totalmente defidda. Aun la distribución de los
reinos Holártico y Neotropical dentro del país, ha
sido motivo de diversas teorias susteiiidas por especialistas. La mayoría coincide en 1.d existencia cie
una anlljlia franja de transición entre amboas reinos,
pero no 10gr;ii'i unificar sus criterios 2r1 una sola
deiiniitzción.
Estudiando el probleniu, Rzedowski, propone
una distribución de los reinos -don& la infl~encia
de la altitud y los cliílias se hace evidente-- señalando una existencia "insuiar" o de manchas para el
reino Holártico, e n el qiie predominan las zonas húmedas y subhúmedas de las regiones montañosas
del país. Para nuestro particulzr interés la casi
totalidad del Norte de Jalisco enclavado en la Sierra
Madre Occidental, se halla influenciado directamente por aquél. Por otro lado, el mismo autor,
respecto al reino neotropical propone dos grandes
regiones: primera, la mayoría de las llanuras costeras y zonas internas -de baja altitud- entre las que
se ubica la llanura costera del Pacífico y, segunda,
una angosta franja que penetra a las partes más bajas
del Norte de Jalisco, gracias a la existencia del río
Grande de Santiago y del BolaTios. Tendremos así
la influencia simultánea de los dos reinos dentro
de la región, haciéndola una interesante zona de
transición.
Ya dentro de la región cabe recordar que la flora
responde a relaciones estrechas con todos los factores geográficos, aunque de ellos predominen el
relieve, clima y suelo. Estos no sólo afectan su acción, sino que también la misma vegetación actúa
sobre ellos, facilitando o no sus procesos naturales
de cambio. Las distintas asociaciones vegetales de-penderán en gran medida de esos procesos, donde
la humedad, 13 altitud y las características del suelo
tendrán gran peso.
El estudio de la vegetación de una región determinada presenta el problema de la clasificación de
las asociaciones que en ella existen. Nuevamente
nos encontramos con criterios diversifjicados y clasificaciones desiguales por parte de los especialistas;
sin embargo analizando el trabajo de lhedowski
(1 978) consideramos prudente optar por sus categorias, y en la medida de nuestros conocimientos
establecer las comparaciones v equivalencias oresentadas por la SPP, Flores et. al. y el mismo Rzedowski en un trabajo anterior (1966).
El resultado fue obtener cinco asociaciones predominantes en la regi8n:Bosque de Quercus (encinos),
Bosque de Coníferas, Bosque Tropical Caducifolio ,
Pastizal y Matonal Xerófito , con sus características
regionales y especies predominantes propias. Daremos a continuación una descripción de cada uno de
ellos marcando las cualidades observadas e indicando
su distribución aproximada.
La asociación más extendida es la de Bosque de
Quercus, conocida como Bosque de Encino. Localizada de los l 500 a los 2 000 m. de altitud con bosques muy abiertos en su parte baja, haciéndose mis
densos conforme se aumenta la altitud. Aunque el
Quercus spp . está presente en todas las asociaciones
mencionadas, es aqui donde es dominante y adquiere su máximo desarrollo, con una altura que va de
los 8 a los 12 m., llegando a ser bastante denso y
perennifolio , ocupando terrenos con pendiente
inclinada y muy inclinada sobre suelos con reacción
ácida xrwderada y donde las temperaturas medias
anual- oscilan de los 12 a los 20°C. En cuanto a la
humeci,. se ubica entre los isoyetas de 600 y 1 200
mm., con poca tolerancia al mal drenaje. Las especies más comunes son Q. aristata, Q. elliptica y Q.
planipocula, conocidos en la región como robles o
encinos , índiscriminadamente .
Las principales especies del mismo género que
admite como compaAia son el pino (Pinus sp.) y
enebro (Juniperus) así como Palo bobo (Ipomoca
sp.). amate (Ficus sp.) y en estratos inferiores al
tepame (Acacia pennatula), madroño (Arbutus
xalapensis), uña de gato (Acacia sp.) y huizachillo
(Acacia sp.) y diferentes especies de pastos (Microchloa sp. Muhlenbergia sp., Aristida sp. y Sporobolus sp.).
Su distribución se extiende sobre la topografía
de cafíones y pequeñas mesetas, así como cañadas
y lomeríos. Existen abundantes bosques al Oeste
de la región, en los municipios de Mezquitic, Bojaños, Huejuquiila el Alto; prácticamente rodeando a
la Sierra Huichol en franjas de variable amplitud
yero en constante crecimiento debido a la ta1;i
selectiva en altitudes un poco superiores, de su
principal acomy afiante: el pino. También encontramos bosques de encino eiz el lado oriental del cailón,
en la Sierra de Bolaños, en los municipios de Totatiche y San Martín de Bolaños; así como rodeando
los bosques de pino del municipio zacatecano de
Monte Escobedo, en Villa Guerrero, Colotlán, Sta.
Ma. de los Angeles y Huejúcar.
Por extensión le sigue en importancia el Bosque
Tropical Caducifolio, localizado entre los 700 y
1 500 m. de altitud, presentándose en forma muy
densa. Se sitúa en zonas con climas cáfidos con
temperaturas medias anuales de 20 a 29" C y una
humedad reducida, que van generalmente de los
300 a los 800 mm. anuales, con estaciones lluviosa
y seca muy bien definida. Prefiere suelos someros
pedregosos, localizándose en laderas profundas a lo
largo del cañón en suelos jóvenes con características
derivadas de la roca madre. Sus principales especies
oscilan entre los 5-8 m. de alto, con follaje caducifolio y periodos de pérdida de sus hojas de 5 a 8
meses, durante los cuales adquiere un color amarillento-grisáceo que contrasta con el verde claro de
la época de lluvias.
Las especies que presentan dominancia son las
d e género Bursera, como el papelillo y el copal,
además de otros que también abundan: guaje (Leucaena sp.), Anona (Annona longiflora), pitayo
(Lemaireocereus sp.), capomc (Brosimum alicastrum), guácima (Guazuma ulmifolia), amate (Ficus
sp.), tepeguaje (~ysljornasp.), jara (Ceiba sp.),
pochote (Ceiba aesculifolia). Se presentan todas
ellas en uno o dos estratos poco diferenciados. El
sobrepastoreo y el excesivo ramoneo provocan la
introducción de zacatal pobre, en el cual predorninan los pastos (Arístida, Heteropogon, Muhlembergia, Bouteloua).
Ea distribución de los bosques tropicales cadilcifotios nos la ilustra uri pequeño párrafo de la Vegetaciúiz de México de J. Rzedowski:
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"'En Nayarit, Jalisco y C o l h a eI bosque txoy ical caducifolio ocupa grandes extensiones de
terreno entre los O y 1 600 m. de altitud. En la
regíbn de profundos c a ñ o ~ e sdel río Santiago
y sus afluentes, p e ~ e t r aen fonna de angostas
frmjas que miden cientos de kilómetros de lasgc!."
Asi pues, en el Norte de Jalisco esta asociación
la ublcmos más precisamente en ambas miirgelres
ciel rio Bolafios, desde Mezquitic hasta Chimaltitán,
en una franja de 15 a 20 km.de anclio por 120 km.
de largo. Además en las márgenes del rio Atengo, el
Norte de Villa Guerrero, el Suroeste de los rnunicigirss de Colotlán y en el Este de Totatiche.
Los bosques de coníferas tienen también una
iqlportantr: extensih. Los encontramos desde los
1 800 m. hasta las partes más altas de la Sierra Huichol, a los 2 800 m. de altitud, dentro de los climas
templados semi-húmedos de la región donde se presentan temperaturas medias anudes de 10 a 2Q0C,
con precipitaciones aiiuales de 600 a f 000 mm. Su
superficie se ve afectada constantemente por heladas y precipitaciones que se concentran en 6-7
meses del año. Tiene preferencia por suelos de
origen ígneo y los tolerari ácidos, ademas de preferirlos bien drenados en laderas niuy pronunciadas
donde incluso se desarrollan en Litosoles.
A pesar de ser una asociación resistente a las
iriclemencias naturales, como las heladas, largo
periodo de seqgías, incendios forestales, pastoreo y
suelos deficientes en materia orghica, su exteiisión
tiende constantemente a disminuir? por la tala
eonstaii te que sobre sus especies se hace. El gdnero
dominante es el pirio (Pinus sp.) del que abundan
variedades colno el pino chino (Pirius herrerai), pIfPe
tsist e iPinus lumholtzii), pino tro~npillo (Pinus
socarpa): pino r3a1 (Pinus Miclloacana). En menor
escaia existen el P. cl~rhuahuana,P. engelrnanii y
P. montezumae, especies que eilcontramos asociadas regulamente con ez-icinos (Quercus sp.), doarde
sobres3íe-i-rel Q. aristata, Q. eliiptica y Q . resirrosa.
Estos Sosqiies tienen iina densidad moderada,
que yeirmitc la entrada de los rayos del sol hasta el
suelo y cada vez con ~ n á frecuencia
s
se ve reducida
formando lcs bosques abiertos. La altura de los pi70
.
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1
1
I
N
nos es considerable, ya que la mayoría va de los
15 a los 20 metros de alto, ocupando el estrato más
allo y dejando otro más bajo a los encinos. El estrafo inferior generalmente está ocupado por pastos,
zacates y árboles de menor t a ~ i ~ a ñyo densidad,
c;ornti al ocotillo (Dodonaea sp.), la manzanita
(Axctostaphilos), palo chino (Rhus sp.) y los pastos
fhlicrochloa sp., Muhlenbergia sp., Aristida sp.,
Boutelo~iasp., Sporobolus sp.).
Las zonas ocupadas por los bosques de con'f eras
son, como ya se mencionó, las más altas de toda la
región, esto es a lo largo del parteaguas dv la Sierra
Huiclio'l en los inunicipios de hlezquitic y BolaTios,
as; como las porciones de la Sierra de Rolaños al
Este de ios ~nunlcipiosSan Martíli iíz Bolafios y
Chimaltith, zoms de Muejúcar que delimitari su
frointer~con el Estado de Zacatecas.
Siguen les pastizdes o zacatonales como asociacierres en !as que domir~ael cstra-to rasante. Su imp a r t a n ~es~cada
~ d k mayor, pues crecen a costa de
la. alteracibrl de Ias asociaciones de bosques de encilto, ue pinos y del trspicsl caduciblio, por lo que
esta aaciú:ióir cciipa zonas d e transición entre los
b(>sques y !os inntorrales xerófitos et? altitudes que
~;ir.iax;de k s i '100 d los 2 500 ni. de altitud. Dentro
de Is regióg fa zona de pastizales se adectra con
f',?cilidrrd a climas c,ifidos, sernicálidos y s u b 4~ume'
dos con ternperat~~ra';
medias muales rnuy amplias,
precipitacoíies anuales de los 308 2 ?os 700 inm. y
6 13 E,3 meses de sequía d afic;. Prefieren suelos median:*,?ien te priifundo:, de peqüeñas mesetas, fondos
de valI:. y !adcrbs poco inclinadas de origen ígneo
estrusivo, aunque se ha inducido en lonlerios de
pendiente bsisiante inclinada, scbre todo en zonas
de in tvriso pastoreo.
Las especies predominantes son del género Bouteloua, sobre todo B. gracilis y B. escorpioides,
aunque también abundan Aristida sp. y Andropogon sp. En altitudes mayores a los 2 000 m. se observa predominio de Muhlembergia repens y Stipa sp.
La altura alcanzada por estas especies varía de los
20 a lcs 50 cm. y se asocia con plantas leñosas en
forma irregular, sobre todo en los límites o zonas
de transición con matorrales y bosques.
Allí se observa madroño (Arbutus xalapensis) ,
huizache (Acacia sp.), uña de gato (Mirnosa laxiflorz)
y nopal (Opuntia sp.) principalmente. Su distribución en la región se localiza en nianchas alrededor
de la cabecera municipal de Mezquitic, el centro y
Sur de Totatiche, Sur de Huejuqüilla, Norte de
Villa Guerrero, Suroeste de Mezquitilz y algunas
porciones de Chimaltitán .
La última de las asociaciones importantes es el
Matorral Xerófito, típico de climas áridos con
temperaturas medias anuales de 16 a 26°C con una
oscilación diurna de alrededor a los LO°C y una insolación intensa. Su precipitación será casi siempre
inferior a los 700 mm. con !Reses s e ~ o durante
s
casi
todo el año. Prefieren suelos con drenaje eficiente.
arenosos y son adversos a los salinas, alcalinos y
yesosos. Posee una gran variedad cte especies, donde sobresalen los de g6nero Opilntia, formando I c
que en la regióri se conoce como nopaleras. Tanbién se localiza asociada con encinares arbustivvs y
huizaches (Acacia sp .).
Las principales especies son: nopal duraznillo (.O.
leucotricha), nopal cardbn (O. robusta!. nopal tapón (O. streptacantha), chino !Acacia tor~iaosa),
tepame (Acacia pennatula), huizache blancci y
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,r
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negro (Acacia spp.), garambullo (Martillocactus sp).
Su distribución se concentra en los muncipios más
influenciados por las zonas secas de Zacatecas, al
Noreste de la región, en porciones de los municipios
de Huejúcar, Sta. %la.de los Angeles y Colotlán.
Hasta aquí las principales asociaciones de la flora
en 21 Xorte de Jalisco. Cabría solamente aclarar
que existen otras de mucho menor extensión y que
han sido alteradas con mucho mayor intensidad,
por ejemplo el bosque espinoso que se halla ubicado como asociacihi~de transición entre el matcrral
xerófitc y el bosque tropical caducifoiio, con especies variadas, como el tepeguaje (Lysiloma sp.),
rnzzquite (Prosopis sp.), tenaza (Pitheceilobiurn sp .),
nan che (Byrsonima srasifolia), palo amarillo
(Euphorbia sp.), y jarilla (Bacchasis sp.) cuya distribución la encontraremos en pequefías franjas y
manchas rodeando a las ~vociacionesantes rnencionadas.
La alteración de la vegetación original, la encontrarernos sobre todo en ios niuliicipios del Norcste
j/ x:usho mis acenttiada alrededor de las cabecer;zs
niunizip:tlr=s y en los peqaefios i:alles formados por
los rlcis Bofafios, Colotlán, Carnotlin, Atrngii, klczqc!i;ic y Huejucar c . 7 ~cui!ivas t_;xndamencrihfiente
d e ina:z 3; pastizale> incti~cidos. 1x1 abrupto del
terrvlio no ha per~rlitido un& mayor expiotacil0~i
agrícc?!;i en otras zonas.
L2 fauna d' la rzgihn N ~ r t ede Jalis~clha siclo morJvo de serias cspectllac~t>n,os,
incluso por lo3 mis;iios
'rial~itai~tesde la r~giCri,debido ai relativo aiaiamiento de an~pliaszsnas boscosas y de 'topogrefía
riccidzncada. feso lo cierto es que ha servido de sustento a sus mtiguos habitantes, que se vieron obligados desde La epoca d u la Conquista, a poblar 12
'ksegitjn de 13s c ~ c r n e s s ~ f e n l v n como
ds
u n a actividcbd Lipsrtcmtt. la caza, que entonces abuxldzba y
en la zctimalidai: ya no.
EI minenao de la poGIaciQn (tanto indípsna como mestiza) ho zfe'ectado directamente ia Fdi1:la. No
sbstante, scsía aventurado afirmar algo sobre la
exti~ci61; de La mayoría d s las cspecies mayores,
p ~ c s que
t ~ no existen cellsos ni estudios regionales
precisos de Ia fauna silvestre. Y, mnque la ~ a c e r í 3
ha sido !:Ea actividad ceiistante, es h raiz del aumeizto t:Ti C ~ T actividades,
~ S
c;\>~io
la gmadera, que ha
ci4~1~iii~ilrP0
scnsiblernente SLi ^;tn~o,amén de !a crecientc diiici~liaden localizar piezas.
Meco~dexnosque t a n t ~ cl
! reino 1-Iolártico como
21 Xerstropic& cstási presentes en el Norte dc J'aliisco,
y q-di2 ;rítrrto Ia !Pors! corno la f3uri2 es1511 influida^
directanrriztt; p r ~ resta a~nplizw n a dc tran4ri6n
: P E ~ :erltre arrkhcis reinos S= fo~l.r~n.
E;,il iuda 12 regic',~
enconaralnos ílifer::~ f es tjrden~s,
ritmiiias y e ' s p ~ i ~ i de
t s s1; í31d::eli r:il-;~íferci~,
:
;IV~:S,
y ~ p t i i , ::c~ & í ~ e ~ l r j 3sirnso
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mttcF,n pr3s a'ouriliafites
3 3
;risectc,s i7 !SS ayer. y bcis~linteB C S ~ T ~ I I ~tl~ ~ C P
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e? u'>ir,. (irras ~ i u o lifcrc
i
d"t;rrtlc;, cc:;: Le liebre ~orc~:: ( (Ley:us callotis) ei
.?:irriej.; .jef kite (Sahtiicgu:, floridalmas), ardilla rs'
J'za r $ ~ l t ~ l p ~
I -lisa y ~ r i t e n s ~ cs ~ ,y -te0 f Caf-Lis Iatps),
acc:?iix tlt: t 9airariscus sstutus). ~nitpache(Prciajotn
1ctsr \, :ejbn ( Naiiim neriai, galo montes jLynx
1
74
rcafus) y el venado cola blanca (Odocoileuc vi%$
ni antls) .
Los rcptiles tienen sus principdes represem.itanta:s
en las serpientes, de las cuales las más conocidac y
temidas en la regibn son, el coralillo y la cascabvl:
as: curlro diversas variedaties de largatijas y ca1iin~leones.
Los irisectos son de una gran variedad y aki:ii.d a ~ z c i a ,sin embargo no se conoce nh$n estii8io
referente a ellos en la regibri. Pero, por ejemplo, son
muy teniidos por su abutidancia diversos arácnidos,
a~ptreeílos los alacranes. En las nargenes de los raos
de diirra cálidc! existen diversas espccieq de nmosc~~.
I
1
l
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J A LISC~tEi"YSEY M 4 GNTT t J D DE L OS
RECURSOS LVA7'1;'RALES
Angel Bassols Batalla
Ya ia Iect-ura dé-! capítulo anterior i ~ urevela
s
algunas
dr las prciiiiaridades y de los riinplios contrastes
q i i e ~ n c i t r r jci
. Norte de Jalisco, en sus 9 854 km.',
~ i t r ~ i . ~ ~ e c ; i ei:n 10
t e smunicipios. De Sur a Norte se
es!rdct urr3n tres su.br~gio~zes
ecorzónzico-culministrati:.,zs. I 1 Bohrfior, son San Martíri de Bolaños, Chi~i~:rlititdrr
y 21 ~ T O P ! C )rriunicipio de Bolaños. 2) Huejkyuifln, que incluye 3 Mezquitic, Huejuquilla el
Alto y Vila Gu:xrero (este tiltirno en la transición
ii !3 Fercera). 3 ,I Ccio tlíín, hiie;rada por Huejúcar,
Santa María de los Angeles, Colotlán y Totatiche.
&da sekegión tiene especificidad propia, aunque
la yran sxterisibr; de Mezquiti~clbliga a incluir ahí
a la casi ~ota'nid;idde la porción de 12 Sierra Madre
Occidental (llamada aquí sierra de los Huicholes)
en la subregihíi Noroeccidental; otra parte de ella,
hasta Suxpan y Camotlán, pertenece a Bclaños.
1. La naturaleza en sus grandes trazos
En realidad, la Región se encuentra integrada por
las moles de la Sierra Madre Occidental (SMO) hacia
el Poniente, con alturas superiores allá 2 6002 800 m., que descienden con cierta lentitud hacia
los límites con Nay arit, constituyendo un verdadero
"mar de montañas'', Este se corta abruptamente al
Oriente, en la depresión por donde corre la "espina
dorsal" hidrológica del rio Bolaños. La SMO está
formada por "rocas ígneas terciarias (andesitas, nol i t a y basaltos) que se apoyan en rocas cretácicas
casi totalmente cubiertas, lo que indica la intensa
actividad volcánica de la regibn, sobre todo en la
etapa basálticii" (T. Barrera, citado por J.L. Tamayo
en Geografia General de Illéxico, 1962, Tomo 1, p.
392). Este ámbito geográfico --dicen P. Furst y S.
Nahrnad (Mito y arte huicholes) es "una de las más
abruptas regiones de la Sierra Madre Occidental" y
es "anfractuosa (sic), con mesetas de gran elevación
y con profunda cañadas er, las que hay pequeños
valles intraserranos con varios tipos de clima, flora
y fauna", dentro del Nf y el Oriente de Nayarit.
Allá tienen su origen el río de Huaynamota y los
afluerites de otros, entre ellos del Bolaños, que
ocupa la parte mas baja de la depresión tectónica,
uno de los más espectaculares contrastes altimétricos en todo el territoric naciorral (hay cerca de
2 000 metros de diferencia entre la cresta de la Sierra de los Huicholes y el sitio de las minas de Bolaños, a no más de 30 km. en línea recta uno del otro).
Al Oriente se alzan las serranías que separan al
centro-Sur y al extremo Sur de ZaSatecas, del NJ
en Colotlán, Tohtiche y Huejucar (con más de
2 000 metros en las zonas altas), continuándose a
los "dedos", donde las alturas también superan
2 000 m. en los límites de Mezquitic y Huejuquilla
el Alto. De tal manera que la depresión es una vers inimos son d e 950 m.
dadera cubeta, cuyos p u ~ i t om
en Bolaños y aún menos hacia el Sur, en la desembocadura sobre el Grande de Santiago. En los altos
montes de Zacatecas desde Mezquitic a Colotlán se
originan importantes afluentes del Bolaños, y otros
bajan de Jalisco rumbo a Nayarit y también hacia
Jere7 Por el extremo Sur, la Región termina en el
curso del Santiago, a su vez área vecina a la Cordillera Volcanica que cruza el centro-Norte del Estado
de Jalisco,
En concliisión, el NJ no está formado por una
sola subcuenca (la del Bolaños y sus afluentes en su
casi totalidad) sino por pedazos de varias, incluso la
del Alto Huaynamota y el Santiago medio, aunque
aquí en escasa distancia. Es una típica región interna
del México centro-Occidental en transición al Norte, pucs ya a esta zona pertenecen por entero las
moles de la Sierra Madre Occidental y de ella salen
los grandes ríos del Noroeste y además algunos del
Occidente, como las cgrrientes del Bolaíios y el
3 u cf?ipila.
2. Enorme diversidad del medio
Su continentalidad y profundos contrastes geomorfológicos ss ven plasniados en tipos diversos de
clin~ns. suelos, vegetaciórz y fautzn, todos ellos
expresados corno por niveles, por peldaños de una
escalera que ascendiera desde el fondo del caiíón de
Bolaños a las altas Mesas del Poniente y alas leng'iietas que se proiongan desde Zacatecas. No se trata
aquí de hacer ripidos -y siempre incoínpletos-
i~zventariosde datos o de especies i~aturales,sino
de mostrar precisamente la variedad característica de la Región.
Heriberto Moreno García, autor de JaEisco, a t a
tierra ( 1983): tiende a exagerar los problemas del
"aislamiento casi total" del Norte jalisciensr y dice:
"Al Sur, en las inmediaciones de la orilla de Las
Barrancas del río Santiago, obstaculizan el acceso
las empinadas 31 fragosas sierras de Pzjaritos, La
Yesca y Alica; de modo que tanto por Jalisco corno
por Nayarit el paso está vedado. Además, que es el
punto hacia donde vienen a abrirse, para arrojar sus
caudales sobre el Santiago, los cafiolies del Verde
y del Bolaños. Por el ninibo oriental, pero en terrer,os de mayor altura, también estorban la comunicación las sierras de Colotlán y de leponahuastlan.
Para llegar allá, habría que dirigirse a terrenos zacatecanos y buscar entrada por Tlaltenringo, o , de
plano, por Jerez, 'Tepetongo y H ~ e j u c a rEii
. cambio.
en el extremo Norte (debe decir Noroeste y Oestc,
A.B.R. ) el paso resulta tanto o más difícil, ya que
en la colindancia con Zacatecas, Durarigo y Xayarit ,
se alza el murallói~de !a embrollada sierra de los
Huicholes".
Continúa M o r i i ~ oGarcía: ",41 problema de tierra tan insufrible (sic) de carninos, se afiade, eli
muchas casos, !o insalvable de las cc!rrientes de iris
ríos. El Bolañoc i ~ a c ecerca de Teúl en corriente
inversa, se mete rierra adentro, cortándose exa
tramos durante las secas: pero descie que llcga a
Jalisco, por Tatatiche y Colotlán. s~ volurrlzfi va
en aumento y sus crecientes soii muy d? tonlarse en
cuenta. Por allá recibe aguas que bajan desde
Huejúcar y desde Huejuyuilla y Mezqiiitic. .41
desfilar por Bolaños, Cliimaltitin y Apozolco, Iia
erosionado tanto los terrenos que lo vemos encajonarse más y más en profunda barranca que ya no
tierie más fin que la impresionante boca cori que
toca al Santiago frente al arroyo del Plan de
Barrancas.
"Por si no bastara con semejantes trabas, la sierra
de los Huicholes t arnbién exagera su incomunicación
con sus dos ríos. Son el Chapalagana y el Unión
que juntos originan el caudaloso Huaynamota, tributario nayarita del Santiago". Y luego agrega: "Es
evidente que a la variedad de ese mundo de ríos,
cafiadas, altitudes y climas, corresponda también
una diversidad de seres y objetos; desde las piedras
rodadas que cubren el lecho del río Bolaños, entre
su pueblo y el de Apozolco, hasta íos matorrales
de xirixi cubierto de púas y los bosques de los
majestuosos hucú-te y tuaxá y los frondosos robles
y pinos de las mesetas y crestas. Desde el trino armonioso de sus aves vestidas con plumajes de lujo,
hasta la hojarasca cascada por lobos, coyotes, gatos
monteses, onzas, tejones, jabalíes y zorras".
Jalisco en sin tesis (INEGI ,1986) divide -muy
arbitrariamente- a la Región en segmentos de tres
"regiones climatológicas", llamándolos "semicálidos" (temperaturas de 17 a 24') en las zonas bajas
del cañón de Bolaños y en otros de la-SMO, añadiendo que en la faja central es "seco", al igual que
al extremo Noreste (Huejúcar), mientras en la alta
montaña sería "templado" (las cifras que presenta
en precipitaciones son obviamente confusas). Datos
obtenidos in situ (Colotlán, SARH), nos dicen que
en ár-.&~,
bajas predomina el clima serniárido-semicálido en lo alto los subhúmedos-semicálidos,
pasando a templdos. Las temperaturas promedio
(en Colotlán) irían de 13.3"C a 22.2 en junio y
22.7 en julio, descendiendo después hasta 16' en
noviembre y 14.5 el mes de diciembre. Por su parte,
las precipitaciones son casi nulas de febrero a junio,
comenzando a incrementarse hasta 62.3 mm. en
julio y alcanzar 192.1 mm. en septiembre: luego
caerían hasta 107.6 y 38.5 en los meses de octubre
y noviembre (existen en las serranías lluvias "pequeñas" de invierno, con 37.6 mm. para enero,
COMO efecto de los "nortes"). El proniedio de fluvia para las zonas altas y medias es de 8'30 mm.
anuales, 700 en Colotlán y mucho menos en Bolaños. En el fondo del caiión de Bolaños las terilperaturas en invierno descien den notablemente durante
la noche, pero el radiante sol las hace elevar más
tarde y en ocasiones, incluso en enero, suelen observarse intensos calores. No así en la Sierra, donde 2i
frío invernal es muy agudo y los vientos del Nor:v
soplan constantemente: en enero de 1987 Izubo 10
días seguidos con heladas, que causaron numerosas
muertes entre el ganado y algunas entre las gobizdores.
La vegetación natural varia también siguiendo las
diferencias de altitud y la configurazion del terreno,
desde el "matorral sub tropical" entre Huej:jiicar y
Totatiche a la "selva baja espinosa" y i o caducifolia
en la depresión y Mezquitic Noreste-&!?!ejun,ui?iae;
Alto (Síntesis geográf7ca de Jalisco, lNEGf, 198 3 !.
En la Sierra de los Huichwles. por s u p u e s t ~ %ir>.
mina el bossquc. d e pino-encjno (y 2,:dita. ~ i n a c e a s
zn las porciones m i s elevadas), aunque eI ei:r:in:~
es elemento primordial en el desvan hacia íos l i m i t a
con Nay arit, excepto en cañones siabtrc pzczles.
Viendo con m2yor detalle este a s p e c t ~cia;ís de 12
naturaleza en NJ, constatamos Xa existencia d e ! 3 5
siguientes tipos de uegr:taci611: a) b o s ~ i xtalnptabc
~
$6
1
b
1
I
aciculifolio en lo alto de la SMO, con Pis-lus y Quercus de diversas especies y variedades. b) Bosque
templado escleró filo, a menores slturas, donde dest x z el Quercus y el Pikzus es secundario. c) Templad o caducifolio , de Pznus, licuidarnbar, Quercus.
Sobls esto, ~specíficamentese habla de la existencia
de Ahies, Quercus, Pinzls, PIfag~zolia,Ostrya y otras
especics "eii cañones protegidos de la parte S 3prentrior~a!del Estado de Jalisco" {El escenario gc ográfico, SEL-INAH, Tomo 11, 1974). d ) Bosqi~e:ubtropical caducifolio, en zonas aún más bajai; d e los
cañones, abundando Ficus y Brosimum. e) Matorral
subtropical en pastizales y, f ) pradera desértica con
plantas herbáceas.
i
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1
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I
b
1
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1
3. Más sobre la vegetacióíz .vfauna regionales
Por ;c; que respecta a la división del país en regiones naturales
a pesar de no ser la nuestra una
ea ti:j_lad de gran superficie, a través del NJ pasa el
!Imite entre las 2 porciones: la extratropical f holárticla; y liitropical (neotrspicali, separando dos porciones de semejante extensión (según West, 1964).
Esto corresponde también a los reinos y regiones
*los'-istlzas dc Kéxico; a estas Gltimas pertenece la
5ierra !vladre Clccidentat, donde hacla el Noreste
(en fiuziuc~r)aparece la de transición cxtratropical
seca. (Zacarecas) y al Sur, el cafión del Bolaños foriria parte de ia tropical alta (Guadalajara). En este
.'L L L I ~ ~CG~ S O-corno ya lo mencionamos- por los
cañonts "del río Santiago y sus afluentes (la
vegetación tropical) penetra en forma de angostas
i'ranjac, qus miden cientos de kilóinetros de largo",
prednminarldo Lysilorna, Bursera spp., Ficus spp. y
~trr-ls.Además de los zacatales y matorrales del
:r
Yc'
Norte, donde se encuentran incluso cactáceas de
Opuntia, yuccas qr tambittn Quercus (encirios), son
vastos los bosques de este último tipo, asociados en
la SMO con Pims.
Finalmente, sobre el bcsque de coníferas Rze-.
dowski escribe que "la con~posiciónde los pinares
del Norte de Jalisco y de zonas adyacentes de Nayarit, Zacatecas y Aguascalientes es semejante también
(a las de la alta Sinaloa). Son bosques más bien de
tipo seco con P. chihuahua~a,P. errgelinunnii y P.
lurnholzii en las partes más altas y P. oocnipa y
P. michoacctna en las más baas" (Vegetlzcbi6iz de
México, 1978, p. 299).
Entre las grandes especies citadas por A. Starker
Leopold como existentes en la región, debemos
mencionar variedades de conejos y liebres, ardillas,
coyote ( Canis latrans), lobo (Canis lupusl, zorra
gris (tal vez subsista algún oso negro o Ursus arnericanus), cacomixtle (Basaricus), tejón, comadreja
(mustela frenata) y zorrillos (mephitisj. Todavía
puede haber algunos ocelotes (trigrillos), pumas y
gatos monteses en la SMO; además es abundante el
jabalí (pecari) y especialmente los venados (odocoileus), que nosotros vimos varias veces en nuestro
viaje por la Sierra.
Debe señalarse un hecho de suma importancia,
que explica no sólo la escasa divulgación de la personalidad física del N J , sino lo poco que de ella se
puede hablar desde el punto de vista científico: el
exiguo número de obras dedicadas a la región e
incluso la muy contada referencia que a ella hacen
los libros generales sobre Jalisco y el país entero.
El conocimiento racional de esa porción jalisciense
-aunque no lo queramos aceptar- apenas comienza: la nuestra ojalá sea una contribución quc ayude
i
I
i
l
.
I
L
b
I
I
t
I
,
I
l
l
a la necesaria labor de no sólo dacribir sinoa~illlizar un importante recodo de la patria mexicana.
Lograrlo cabaln~cnte,será tarea de lneciiano o largo
p!azo, segur1 se pongan los tiernpos para que gehgrafos, riiituralistas, biólogos, y también hisiciri,cidores,
etnólogos, econoniistas y otros espccialis tas lizexicíilzv~se dicidaii a penetrar y en t;nc!er
en toda sia
pleniiild el Norte dc Jalisco,
Lo prirnero que cabría señalar es algo fundamental.
lo cual y a mencionainos .íin líneas anteriores: 15
existencia de un inventario cornpleto de recursos:
que deriva cn la impcsibilidad de hablar de una priniera aproxiínacion 31 conocimiento acertado de
cuanto dispone -como requisito de un posible desarrollo- el Norte de Jalisco. Por ello, al presentar a
continuación algunos datos debe irlsistirse en que
son meramente aproximados y abarcan sólo a'lguilas
de las riquezas con que la naturaleza dotó a la
región, acrecentados o disminuidos por la acción
histórica de la sociedad.
En realidad la mayoría de las cifras se refieren
primordialmente a los estudios realizados por la
SARH, indispensables para llevar a cabo el trabajo agrícola-ganadero y forestal. Además, hay
algunos cálculos sobre reservas mineras en El Alacrán y las otras minas de Bolafios y San Martín.
Poco o nada se sabe de otros recursos para explotación minera, que seguramente existen en el subsuelo
regional, como tampoco disponemos de los caudales
de agua en todas las cuencas, comenzando por la
del río Bolaños y sus afluentes, el alto Huaynamota,
etcétera. Evitaremos insistir aquí sobre los tipos
.=fesilelos -tampoco cuantificados a escala rsgionalasí ccrno 110s abstendremos de repetir lo dicho
acerca de la fauna, pues tampoco se sabe a ciencia
cierta gran cosa.
Claro que la explicacihn parcial a esta lamentable
situación de igiiorancia, radica P I ~el subde,saí;rollo
e.xtí.c.vro del NJ, pues si el área perteneciera 9 una
zona de riego o de grari agricultura comercial, mucho r r i a ~existirid para lograr una mejor evaluación.
En realidad, destacando hoy sólo en rniiiería de
plata y en algunos ranios ganaderos (así como en
recurso5 forestales del bosque ::leP ~ ~ I UPOCO
. S , y mal
;i~provrchados)el resto d e 3ns riqtiezas naturales se
ignoran casi por necesidad. ,14desnis, en otro capírt,~!o de esta obra se hacen consideraciones más
detal!ncias sobre f x t o r e s :;att:ralcs, por lo quc en
este ;-q.~~t.iclo
só10 p r e i e ~ ~ d c xdecir
i ~ ~ s algrrnds palnbras dc ~vairruczbiiy 2delaiitdr c lcr tsn coricl~isiones
a! respecto,
En ardesi ciecrvcie~te,las riquezas naturales de%N9
resultan ser:
a ) Los bocqties dc coi~íferzsy mixtos, de !a Si\*rra Madre C}cclciziltal, eni M e ~ ~ ~ yi tBolafios,
ic
b j i3a\ios de id porción Norte, desdc Hueiuqnilla
-:! Ihl;c; has12 l'iila b;uerreio y tolotlhn-Huejucar
(en menor escala, sobre ei cuerpo de !a SMO).
c) LGS depósitos mineros polimetálicos en Bolanos y San kIartín de Bolaños (los más importantes
por ~i valor actual de ia produccibn).
d Suelos agrícol:is en el Noreste (C'oli?tlá~i-Santa
María de los .Angeles-Muejucar, 'v'illa Guerrero,
Norte de Mezquitic y de Haiejuquilla), asociados ;a
las variables climáticas.
r ) El caudal todo del rio vertebvctl de Bolafios,
con posibilidades de uso hidroeléctrico.
f) Otros recursos forestales en las moiutafias del
oriente e incluso en las áreas serniiridss del centro
y Sur.
gl El resto de depósitos miasralea, metilicos y
r:i? metálicos.
h i Aguas subterráneas, utilizables en pequefia escula.
' tVS
2.Celadros conzpendiadr¿>~
de I - e c ~ ~ ~po
s uten
s cidi
1,'
U,:G actual
-:: !,.,S
T?
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más iaporxarites, pues, son !iis f~restu1t.s:
Po tencid
Has.
(?
Uscl sr tual
)i"l.,.
Prodzicci jn
;>laos aaros hacen llegar las reservas forestales
'
ilas~.í4 3 277 41as., que reprzsentarían d 4 1,670
di_lr sota:
91:areas potencia:es de 23 i?ei;i¿\<n.
b ks tambiSn enorme la superficir. de pastos
i1.tiles :
Tierras de agostadero
Po tencial
Hm.
Bovinos leche
Ovicaprino carne
Equino
Uso actuar'
íhbezas
Producción
13 070
6395
3155miles
3 268
4 692
45 tons.
39 218
47 214
875 tons.
Fuentz: SARH, Colotldn, 1985.
El número de hectareas equivale al 34.5*/0 del
conjunto regional, o sea con mucho el segundo sitio después de las forestales, existiendo un promisorio futuro, en caso de que -como en el caso de
los bosques- se utilicen cabal, y menos irracionalmente, los recursos potenciales.
c) Reservas mineras en p olimetales, principalmente plata.
Hay dos compafíías explotando los minerales de
Bolaños ("Minera de Bolaños") y de San Martín
de Bolaños, ligadas entre sí y filiales de Industrial
Minera México (plantas de beneficio con capacidad
para 50 y 400 t/día de mineral). Lo Único que se
logró saber sobre las reservas probadas en Bolaños
es que "alcanzan para 7 años más de trabajos"
(mina El Alacrán y otras situadas más al Norte).
Se obtienen también una cantidad indeterminada de fiuonta. Respecto a las reservas regionales en
algunos libros se habla de otras reservas de plata y
polimetales en la sierra llamada de Bolafíos (al
92
¡
-
-.----
-
Producción de metales en Bolaítos
1983
dfei~l
0.
7bm.
33 552
Plata
52
C(i.hre
*
Oro
i 329
a
]'~0;1!
J ::eii:i.
A4r,rd~rio
es:adisrico de !a
i183.
12.fillevííl ,Mc'~icanrz,CRM,
México,
Orieiite ) y se explotan ri~ateri.ilesde construcciór..
prin ciri slmente e11 Colotlán. Aunque r! volurrien
;!e ;>laia producido en Bolaiios ni] supera -1 1 .:?O
,le! total ilaci~fial.Ia actividad l ieiie un enorme gr3so r egioilal y locd en las dos poblal;io:?=s rrirncioriadas.
L!) Prsr !o que toca a !as tierras de importancia
ayricol~i,se agrupan las sigiiie~
tec; cifras:
Sase!os y uso agrícola
Uso q c t i ~ d
-- d r ~ U a s ,c«n
m a iz
57 930
.YO 6 2 2 (57.40;~)
Los municipios de mayor interés en fa agricultura maicera de los últimos años son, en ese orden:
Colotlán (23 .OO/O ), Totatiche ( 18.5'/0 ), Huejúcaa,
Villa Guerrero y EIuejuquilla el Alto, Mezquitic.
Es decir, las subregiones Noreste y Noroeste son las
más aptas para desarrollar una producción de maíz,
y también de frijol, sorgo y cacahuate, mas alta que
la actual. Además, como ya se dijo antes, en Huejúcar, Colstlán, Santa María de los Angeles y
Huejuquiila se encuentran las pequefias obras de
riego (43 unidades) de Te~iasco,El Saucillo, El
Morillo .
e,) Segiín los datos del Anuario estadís'sficode los
Estados Unidos Mexicanos, 198 1 , en una cuenca de
11 947 kme2y hasta la estación de Bolaños, el escumimiento medio de agua en los afios 70 llegaba a
1 O63 millones m.3 en el propio río Bolaños.
I
I
!
1 V. LA OR GANIZACIO1Y SOCIAL DEL ESPACIO
EN EL iVOR TE DE JALISCO
Jesús Manuel Macias M.
Presento este capítulo iniciando con los asuntos
relativos 3 la población regiornal, como antecedeiite
de la organización socioespacial de la región, haciendo énfasis en la distribución y en ?os efcctos
obsemhdos en la z o i ~ a de
, las rnipraeio,lmes ext,Prnas
y principalmente las que se dirige11 a los EUA. Luego se indican algunas descripciones y reflexiones
resgecto a la organización social del espacio regioiial
propianien te, considerando que se encuentra ennarcando dos territorios: uno indio (Huichol) y
el otro mestizo (mestizo en cuanto se refiere a la
categoria de lo Indio), con dinámicds propias pero
articulados espa cialr~eníepor diversos procesos expresados eii un subapartado designado colmo "relaciones esy acialss".
Termina 21 trabajo con algunos comentarios a
manera de c o ~ ~ c l u s i o nparciales
t;~
yuc: Litentan inci-
dir. e n alguilos dr los problemas más significativos
que se sugi;iere~idel presente estudio, tales comí, la
2 tnicidaci el desarrollo reginnai y el desarrollo nacional tratados dk manera superficial pero con el
prop0sito de r?xrrir su discusión a partir de una experiencia regional,
Este b r ~ v eapartado contemplo sólo alpinos aspeclos dc la sitiiaci01i deniog;ifica del Norte de: Jalisco,
que tienen <Irle ver col; 13 ~xpresiónespacial de Ia
o~,upaciirínfltintanri en Iz región, A partir de los
Catrx ccnsirlss de 1 980 se tratan los ~zsuiitnsde la
;~obia¿i:',i~Zotal, su concentración y disperiiiQn
como rerlejo de! rol que tos habitantes ~ u r a l e s
t i e n m respecto 2 Iri poblazibii que vive en !a
cairecizi-as mun~cipáles.L a deizsidctd de la pcb;dcliin
$e coi-ti-mpld c n o.; iliero aspecto del datc), trarand<~
sils inipiicaciolirs --las que. se refieren propianierite
;
! la di~iámic:. ie~ncrgrifica- en lo rcferentt. a las reiaci~iiési~i?r:.i-regiona:~~
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sx:igr*cic)nes. ~ u terenm mis marcaila importmcia
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Y-rr:~ Lie .jalixo el; ur:a región cicsde i-i:-tce müci-na i1riilr.i :/;.ci
ii~;egracla al resto dsi Estadcr, por
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di' : C ~ S rrizjc3:ids ~ ~ n c ~ l a c i ~
C rEt- e ~ .
52 de sí;^?^:. - - ~ ¿ ~ ~ t i ~~ ij i- d ~(i,r;os censales de
í 9tAi ;t i93tt-. 12 rcLcií>i~erltre la poblazibn de!
N o r t e y rf : . ~ ~ ~ j udiei lta~entidad, e;-Ldonde el n.úmero :,ctr!iic l?abtfa~'itesde ta rzgión ha ciescendjdo
~:otori~rr:e~iie
respecto J. la poblaci611 global de Ja.lisco, pues !~:ie~?rrcis
Gue 211 1960, reunía al 3 .150j'o
cii: lz yoblavi;?:~de! Estads, para 1970 descsndi9 a
7 )P.?/
9 3. en i 980 llegó a 1
:/o.
Norte
¿Q
Ja ii sco
En esta relación es de importancia observar el
comportamiento demográfico general del Estado,
considerado desde e? punto de vista migratorio como de equilibrio, debido a que, a pesar de tener
municipios y regiones de expulsióí~neta, la capital
es un complejo urbano de luerte atracción migratoria íanto de habitantes jaliscienses como de otros
Estados vecinos, lo cual, como su categoría migratoria 10 indica, equilibra en terminos globales los
flujos de población (Winnie, 1982). Tan sólo para
1980 la capital (Guadalajara) reunía poco menos
de la tercera parte de la yoblacion total. de Jalisco.
Conlo el cuadro anterior ilustra, el descenso de
población de la región Norte con respecto al Estado, se observa ligado a un crecilniento casi nulo de
la propia población regional en el lapso de 19601980, registrando un decremento en la década de
los años sesenta. Tal vez la explicación de ello
radica en los movimientos migratorios de la región.
Los datos censales de 1980 arrojan una población total para los diez municipios que componen
la región de 8 3 735 habitantes; de ellos 27 354
viven en las cabeceras municipales y el resto se
encuentra distribuido en más de 1 S62 localidades
de entre 1 y 2 499 habitantes. Lo anterior es significativo pues señala las condiciones rurales definitivas de la región y las dificultades de retención de
población hacia las cabeceras municipales. Mucho
de lo que condiciona esas situaciones tiene su explicación en aspectos de propiedad de la tierra,
como veremos más adelante.
El 32.3'10 de la población de la región vive en las
cabec;-:*AS municipales y ello considerando que sólo
H u e j u i ~!la el Alto, Huejucar y Villa Guerrero, se
consideraban para 1980, localidades de entre 2 500
y 5 mil habitantes y Colotlán menor de 10 mil
habitantes; el resto de las cabeceras municipales estaban consignadas bajo el rango de localidades
menores de 2 500 habitantes, lo cual subraya con
mayor énfasis las condiciones eminentemente nirales de la región.
Respecto al panorama municipal se presentan
algunas diferencias, mientras que en Colotlán e i
53.19*/0 de la población vive en la cabecera munieipal y el resto se encuentra dispersa en 98 localidades
menores de 2 500 habitantes, en Mezquitic sólo cl
15.5'/0 vive en la cabecera municipal, dispersando
el resto de la población en 337 localidades menores. Otros municipios como Santa María de los Angeles, Bolaños y Chimaltitán, mantienen tambikn
una escasa concentración de su población en las
cabeceras municipales (17.7O/0, 16.4Ol0 y 18.1°h.
respectivamente), mientras que Huqccar, Muejuquilla el Alto, Villa Guerrero, Totatiche y San
Martín de Bolaños, mantienen un mayor equiliheo
concentrando en sus principales aglomeracionzs entre el 30°/0 y el 40°/0 de su población.
En el renglón de la densidad de población, la.
región mantiene una proporción de 8.5 habitantt S
por k m 2 , lo cual indica un rango rriuy bajo de densidad demográfica. A nivel municipal el p:inorama
es muy diverso, pues mientras Colotlán y Santa María de los Angeles, son los municipios más densamente poblados (29.5 y 21 -6 habitantes por km.'
respectivamente), Chimaltitán, San Martín de Rolaños, Mezquitic y Bolaños son las municipalidades
que ostentan los más bajos rangos de densidad
demográfica con 4.1 ; 4.4 ; 4.7 y 5.7 habitantes por
k m 2 , respectivamente. Los datos de densidades
pueden ser explicados por varios factores zntre h s
cuales se deben considerar las proporciones entre la
ex tensión del municipio y su población.
Mezquitic es el municipio más extenso de la región y de todo el Estado de Jalisco, abarcando cerca
del 4'/0 de su territorio y es el municipio que cuenta
con mayor población regional. No obstante, lo
extenso de su dominio y las formas de distribución
de su población (cerca de la mitad son indios huicholes) hace que tenga una de las densidades más
b j a s y una distribwión más equilibrada en terminos espaciales, pues la cabecera municipal apenas
concentra el 15.7'/0 de su población total, distribuyendo el resto en 336 localidades menores de 2 500
habitantes. Un caso opuesto sería el de Santa María
de los Angeles, que es el segundo municipio con
mayor densidad demográfica, pero el menos extenso
de la región con apenas 267.3 km. y asimismo es el
tercer municipio menos poblado.
Otro aspecto de la población regional lo compone
la población económicamente activa (PEA), que en
toda la región asciende a 24 224. es decir el 30°/0
de la y oblación total. Cerca de la mitad de la PEA
regional se dedica a actividades ligad as al sector agrí-cola. ganadero y forestal; sblo e1 4'10 tiene ocupación en industria manufacturera y el 3,?'/0 lo hace
en el coniercio. En la minería apenüs se consignaba
el 0.7'10 de la PEA en 1980, logrando ascender en
1986 al 2.8qi0 gracias al incremento de Ias labores
en las minas argentíferas de Bolatios y San Martín
de Bolaños. Por otra parte el censo de 1980, registra
un alto porcentaje (28'/0) de PEA dedicada a actividades rro especificadas, lo que hace concluir que
el restante 13.6'10 de la población se halla distribuida en otr-ossectores como los servicios de gobierno,
la industria de la construcción, etcétera.
Antes de abordar propiamente el renglón de las
migracicnes de la región, se hace necesario comentar algunos aspectos relativos a Ia composición de
la pobiacióri por sexo y edad. A nivel regional, el
47'19 de la población total se halla en el grupo de
edad de los O a los 14 años, 10 cual significa que
casi la mitad de la población es compuesta por infantes en edades consideradas como n o productivas.
Los grupos de mayor potencialidad productiva,
es decir de los 15 ' a los 29 aiios y de los 30 a los
44 años suma regionalmente en el caso del primer
gmpo: cerca del 2 1'/O de la poblaci6n total; mientras que el segundo alcanza en edad una cifra promedio de 12 .SO/o.
Los datos anteriores engloban al 80.5::'o de la
población total. Respecto a las diferencias por sexo
se observa que salvo el caso del municipio de Bolafios, las orras nueve municipalidades registran
difere~ciasporcentuales en la composición de su
población, sobre todo en el grupo de 15 a 29 años
en donde la difereacia se acerca al 3% más en la
población femeiairia respecto a la masculina. En el
gmpo d e ios 30 a los 44 estas diferencias sOlo llegan
al 1.2:/0 a nivel regional.
Los datos a:lteriores sugieren que 3 pesar de ser
corisiderada la región Norte de Jalisco como de
fuerte exp.ulsi9n (Wirinie, oy. cit., 1983),los efectos
demográficos dz las migraciones que suelen incidir
generallnent s en la población ~riasculinaen edad
productim: ino ha producido alteraciones considerahlcs er, !a cornposicióiz por sexo y edad en las
localidades de la región. Aunqiie ciertamexte es
sensible para ei grupo de 15 a 20 años, tal vez lo
anterior Iemarque con énfasis la temporalidad cie
los nlovimfelltos migratorios cuyo alcance no a fecra
tampoco la fecundidad, ya que hemos visto que la
poblacibn infantil se acerca al 50*/0 de la población
regional.
El Norte de Jalisco, es considerada como de fuerte
expulsión, no obstante registra modalidades municipales, respecto a sus categorías migratorias;
un estudio de CONAPO (1 985 asigna las siguientes:
Aunque la excepción al comportamiento niigratono de los municipios de la región está conformada
por Bolaños, y a pesar de que en el citado estudio
de CONAPO se atribuye su categoria migratoria ri
"las condiciones que imperan en el Norte del Estado
(. . .): población escasa y dispersa, topografía accidentada, pocas vías de comunicacibn, etcétera.
Asociadas a una limitada actividad econ6mica, son
al parecer un factor importante que h a influido en
Bolaos (municipio localizado en el centro de la
región), como el polarizadlsr del comercio y lo servicios en la zona. Esto, siil considerar qtic ésta es
una región que económicamente tiene fuertes riexos
con el Estado de Zacatecas", cierto es que la cabecera municipal de Bolafios, por razones de las
vías de comunicación, se encuentra enlazado el eje
Colotlán-Totatiche y Totatichc-Villa Guerrero-Bolaños-Chimaltitán-San Martin de Bolañclrs, con el
resto del territorio de la regihn huichola en su parte
meridional y quc sin duda tiene una importante
función comercial para surtir de merc;arncías manufacturadas tanto a su propia población ( d e ia
cabecera municipal) como a un gran ní~nierode
rancherías que se encuentran dispersas en la zona
mestiza y huichola.
No obstante, lo que nos parece' un factor relevante en la repercusión del dato migratorio del
municipio es la actividad minera que por lo menos
I
,
1
1
i
l
I
hace 14 años con la instalación de la compañía
minera de Bolaños, S. A. (MIBOSA), ha sostenido
una importante actividad que efectivamente ha
atraído a trabajadores y empleados de estados corno
Chihuahua y Michoacán. Asimismo ofrece elnpleos
a los oriundos del municipio, incluso mantiene un
grupo de obreros flotantes de indios huicholes. En
51 recorrido de campo (enero be 1984) consignarnos
la presencia de 310 obreros y 80 cnipleados de
MIEOSA: de aquéllos cerca de 40 eran Iiuichotes.
Respecto a1 municipio de Mezquitic, considerado
corno de equilibrio, ]la explicación del comportaí n i e n t ~migratorio tal vez se encuentra en que cssi
el 5 B 0 Í ~de su población son indios huicholes, que
si bien emigran algunos de zllos de manera temporal
generalmente no cambian de residencia, además de
que sus inoviiriientos a este respecto son rruy dificiles de consignar zn la estadística EHo probablemente explique sir excepcionalidad frente a Ia
agrupación de municipios de igual caregoría inigratoiia hecha por e! análisis sociociernagráfico de
Jitiisco dzl CONAPO, en e7 que se ritúa a ese rnunicipio a! margen de las explicaciones generales
respecto a población urbana, PEA urbxia y pobiacri6r.r anal f'abeta.
Ei restu de los municipios de la región est.ríi~
pririvipalmeriie en ei r,ingo de fuerte expirisión
(Hueji~quilla el tUto di: débil expulsión) Ir:, que
ae termina ?n gerte~alel coniportari~ieniomigra f o i ig
de 13 regitn. l'al como indica Winniz ( 198 2 , o.
cit.)
l a datos disyor~iblesa nivzles estdtales sobre la rriigracibn dcntro del territorio nacici~alofrecen un palloranla incompleto debido a la ausencia del registro
de los movirriientos internacionales, aspecto que
por sí cfrece extraordinarias dificultades para su
cuantificación, no obstante es sabido que ''12 rnigraci6n de mexicanos a Estados Unidos es muy volu~~ilzcjsa.
predorninanteme~tede tipo laboral y d e
plazo 111~so menos corto. perd con UII importa~ite
saltlo rieto. a larga plazo. de la migraciór, de nlexicanos a l vecino país. . . Jalisco tradicional~nente se
eiicu en tra entre los principales estados de origeri de
vsas migraciones. Si firese posil~letener ca~itidadcc
(exactas? dt:l saldo migratorio del Estado eri las migraciones internac:ioriales y conlhinarlas con los
datos ct el país 3 albco seguramente tendría un saidc
i-tegdtibo eri relación al Estado en su totalidad"
iU;it~n;e.supra cit. 1.
S c ~ ú daitos
~i
disponibles respscro o1 3 ~ l d cde migációi; nt:$a de ia región del Xurlí: de Jalisco, e r
pe~loclo1950-66) l'ue de -20 254 !:sbitantes y pkra
e1 pcric3dn 1360-7U la can:iciaJ alcanzó la ~ i f ' r ade
17 -'!!/ habit2ntes. coi~forrnaridc.,?si u ~ r atendencia que parece rnal-itenersc. rli 13 úitirna dkcada.
Desil,: Iu2-o qtie a nivel de migracil>~iec,
iniernas.se
r e g i \ ~ r ~ r drilt;virr.?ientos
il
ilnpc)r:anlc; d*: hdbitantcs
ciel xjcrtc d c Sariscc~Iiaci,i ( ; ~ i i ~ C o a l ~4t ~% 0~ ~ 1m2i tl-opíil;t3113 l U3i!:nii=. 19.?-i!.
fz3: 2 : ;ecorlrSI,
de c3r:1^3 qut. r:liii7;?t;?uc f ~ c ;
- -
~ix:~:: t'
-
t!
t"slt trab~ijo:i;7i?ctiv~1. T = ~ ~ S I P ~ ~ ? :L(i >G S3
:ant t. ~flixencr;t i k ~ i ! l g - ~ 1 : 2 : ~ ~de i d rcgifin
;lac!<; 1 3 5 i:,tadoc [;illif~;t.;;,Sir! ha?je_r3ísdid:) c \ ~ B T ~ E ~ L r ~ .tl5r.i
~ i a1lttvn~;a.las obser(;acie~t~s
JCc i ~ r r g iniiis
;.nnriirt , c.r:trt- 1~1sgirc desraca:? ! @ S vehicr:lss c g n
;liaba:. gr,i:~~,sy jz3 e~trevlbt2scon ici, lugdrunos i,:
i ; i j atitoriladcs lor:;lcs, puc!imnns ?preciar qi?e las
i i i ü t filicrtt's inotjirzacioiies ;i rjlve! munici2ai se
regi,zr:n
t:~i I í r s municipios :l r Hueji-tcar. Co'rotláii,
Salita Mtirííi ay 17s r',ngeles
Muej~xquillaei Aíto :
aünq:!: en ~1 r c ~ de
t ~los rriri~~icipjoc;
también ápre;r12y.:;r
4
"
196
cialnos los rasgos de los migrantes que van a los
Esictdos Unidos.
Más que la cuantificacibri de inigrantes ocupó
nuestra atenciór, los efectos locales de esas migraciones. Según VJinnie (1984). los ef'ítctos locales de
esos flujos son más bien positivos en Iti medida cn
que generan oportunidades de trabajo para familiares y medieros que traba-jan las tierras del rnigraiite
en 'U ausexlcia, al misnlo tiempo provoiaiz el Ingreso de divisas lo cual, en suma. arroja efectos colaterales d e saldos positivos debido a que su resultanre
-szgún Winnie- es la gentiracií~ride trabajos ad3zionales con efectos zn caderia err la esti3ictvra social. 2s decir. que la fuente dz trabajo abandondda
por zi migrante es ocupada pí>r orro individuo C ~ L ~ C
ascierade, desando s ~ lugar
i
asirnisrni~a otro trribljador de más bajo nivel en lii estructrtr~socioecoi10ri~icaque de _fclciuse prornocioi~aen ese sentido
?odd ello tiende a la confclrmazión de ~ r i ~ j o rnies
veles cie ingresos rriedioc para aquellos iridividuns q ~r i
se qriedlii en eI iugar de origen, es decir, los iio
rnigraritcc. Tanlbié~; 96 supone que estos eIecfos
Inciden en i i n a mayor retención de 13 "ei~ligracion
potsnciaí'' a largo p l ~ z u por
. gerri pa1t.e. el aur:it.r, to
de la llegada de divisas es v i s ~ u;'ir ~1 citado autt?r
cenm u27 f¡l:jo que sc dedica 31 c3ns~imctde I;i1':?25
n o : j ~ r a d e r o s ,en téraninm de
aport~cionesd z
los nigrantes al scjstenimierito d.c. .;ir ~!nid<idy ~ o :!~ i ~ i i vfamiliar
a
y de su propio 'rontfo d e J zsen ;J
jnieritras el migrante rio tra b3ja a;l tt.5 J e trnprenS2cr
rrila nueva migración, A'nor2 bien, de íci xnlc.rlor
se riesprende que los gasros d? !o divisa para la reproducción de la ~rnidad,se efectúan al rnenuc!eo
dentro de la Incaiidad, aspecto iste qrle supclit la
generación de empleos qrie cie otra nianera rio exist ir í:tn.
1
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11
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I
1
situación económica, ofreciend~ cantidades qut.
duplicaban -o nlul tiplicaban, en fin-- el pr-<cjo
valuado de aquellos bienes, provocan una alza g e m ralizada de su valor, hecho que dejaba fuera del
alcance de ios bolsillos la adquisicibn de inrniiebles
de aquellos habitantés no migrantes.
Por otro ledo apreciamos q u e cantidades irnportantes de terrenos agricolas. paradiijicarne~its,no
eran trabajados debido a que sus dueños se encontraban en los Estados Unidos. Casj patético resulta
ci ejemplo del municipio de Santa María de los Angelzs donde según un censo reciente realizado por las
:jutoridader, municipales, 60°/, de la pobfaciói~del
r-ririnicipio de edades entre los 1 5 y 30 3170s se encontraban rn los Estados Unictos. señalando el presi c't:li tc mui~icipalqrne los lugarenas "ya no qiiiei-cn
:rabajar los campos por irse a E.C.", agregando que
i e 30s terrenos cultivables sélo se trzbajaba e! 20"'(3.
EL cascl de Huejúcar no difiere mucho. las autcx-i.jade3 municipales c a l c ~ l a nqile cerca de ia mi! ad de
i : ~pobl.ación municipal ( 12 5 00 habitanres) están
t ; i kstudos Unidos, que cada familia tiene dos
?n;í.rnbros zri el vecino país y qiie más del 5U0/c d e
133 familias T ~ c : ! ~ c T
un
! cheque rnrensual provei~ieliie
de E.U. Sefialaro:: adeiníis que '"antc? los saiicheros
[legaban a vender sus p ~ o d u c t o sal pueblo. ahora
llegan a comprar", reafirmando t.1 trdstoque de las
unidades prodtrctivas familiares en paralelo a su
efecto en la estructura eccsnir~i~lca
local: "Aqtii es
más caro que en Guaclalajara. . . los que vivimos
aquí pagarnos el pato del dólar. . . hay pocos albañiles porque todos andan embelleciendo las casas.
La gasolinera sola, paga un millón de pesos de
impuestos mensuales, hay rnucl-izs videocase teras,
muy poro invierten en el comercio. . .'.
Todo lo anterior supone uíia aprehensión de los
efectos de 13s ri?i%-racioneslaborales a EUA en
térrninos de su5 repercusiones econón~icasy sociales a diferentes niveles, desde la escala de la unidad
prod~activafamiliar, a la estructura económica de las
poblaciones, de las relaciones rural-urbanas y desde
luego el impactc) a i1il;el regional.
ks dificil señalar de manera con tundeiite la magnitud dt: esos efectos que ral vez tengan diferente
impacto depelidieildo de la ccyuntura pc;r la qu,:
atraviesm no sólo las regiones sino e1 país en su
conjiinto, pero vole señalar que, por 10 dicho, la
tendencia de esos efectos en momentos de crisis
tiende a agudizar ésta, debido a qtie las estructuras
económicas locales y regionales no mantienen uri
ritmo de crecimiento capaz de enfrentar la monetarización de la economía amplificada por la devalua-.
ción del peso respecto a l dólar. Económicamente sz
aprecian trastoques intlacionarios, y socialmei~te
se conforma un desplazamiento donde ya los gmpos tradicionales de poder económico se enfrentan
a un estrato emergente de importante poder adquisitivo representado por los migrantes de la región
que han teilido la más baja ubicación en la estratificación social .
Además de los efectos in flacionarios registrados
en la región, apreciamos otros que, por su dificultad
de cuantificar, señalamos s610 en su aspecto cualitativo. Los migrantes no sólo introducen dólares
sino también manufacturas, aparatos electrónicos y
electrodorn6sticus, automóviles y camionetas y desde luego iniplenlentos de vestido. Es de hacer notar
la introduccibn de la moda del vestido, d e las modificaciones en los patrones de consumo no sólo alimenticios sino suntuarios, como u n indicador de
efectos proiiiotores de canibios culturales.
110
I
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1
I
S. Orgaiziz~ció~t
social del espacio
En el apartado anterior hicimos referencia a la
condición básicanlente rural de la región; las cabeceras nlufiicipales son uglomeraciones hun?anas o
ciudades pequefias en las que habitan la pobiación
no iriciia y en donde se efectfian las funciones administrativas, políticas y de abasto de mariufactura p
de otros productos de consumo perecedero. Casi
todas !as cabeceras municipales mantienen un patrón estmctural en donde al centro de la aglomeración se ubica la presidencia rr,unicipal frente a un
parque y al lado o enfrente se halla la iglesia principal, en tomo a este cuadro y a lo Iargo de la cdle
de acceso a la carretera se encuentran los comercios;
la perifer ía está conformada por casas habitación.
Respecto a los materiales de construcción que
dominan estas aglomeraciones, el X Censo General
d e Población j7 Vivienda registra que en general, en
todas las cabeceras hay una cierta dominancia del
adobe como material para construir paredes; los
techos principalmente son dominantes en bóveda
de ladrillo o loza de concreto. Los casos excepcionales son Bolaños y Huejuquilla el Alto donde
predominan casas de tabique con techos de bóveda
de ladrillo. En general los pisos en su mayoría
están consignados como de tierra, aunque hay u n
número importante de casas que los tienen de
cemento en proporción que se acerca al 50°/0 y
40°/0 respectivamente.
En materia de servicios como electricidad, agua
entubada y drenaje, el cuadro siguiente ilustra el
nivel de disponibilidad de estos servicios en la región. Respecto a la disponibilidad de agua entubada
se aprecia que los municipios de Huejúcar, Colotlán
y Muejuquilla tienen niveles superiores al 50%
de seirtirniz~itoen casas habitación, frente a otro
grupo de nlu~licipioscomo B o l a o s , Santa María
de los Angelzs, Totatiche y Villa Guerrero que oscilan eritre el 38?':1 y el 473'0 de surtimiento de ese
servicio; sólo San Martín de Bolailos y Mezquitic
alcanzan nlenos del 3 5 O/O y Chimaltitán llega apenas
a cerca del 15 y:,.
También respccto a la disponibilidad de energía
eléctrica, son Huejticar, ColotJán y Huejuquilla los
municipios que alcanzan las mayores cifras regionales (más del 50°/o) de surtimiento de este servicio
en sus viviendas particulares ; Mezquitic y Lhirnaltitán ocupan las cifras más bajas al respecto (60/0 j
22 (;'o respectivamente). El resto d e los nlunicipios
oscila eritre el 28°/r, y el 4s0/0 en este sentido.
En lo que se refiere a las casas ~:artisularesque
tienen tubería de drenaje, son también Colctlán y
Huejúcar, junto con Totatiche, los que registran
nlay or riúmero de casas con 2ste servicio, el resto
de los municipios rnazatierlen cifras superiores al
70°/o de casas qus no disponen de tubería de dre*
naje, y en consecuencia las formas del mismo son
diversas.
Los indicadores citados ilirstran, aunque con limitaciones, que si se puaiera hablar de rasgos de
urbanizacióll en las aglomeraciones municipales,
son Huejiicar, Colotlán y Huejuqiiilla, las que más
avance han logrado al respecto. Esto ~ i oquiere decir que el resto de las cabeceras municipales se
encuentren muy alejadas de éstas en lo referente a
esos indicadores, porque se debe consideras que los
datos usados abarcan a todo el territorio municipal,
no sólo a las cabeceras.
Un elemento que singulariza la región es la división del territcrrio interno de ésta, en lo que po112
dríamos llamar territorio indio y mestizo. Este
rasgo determina cuali tativamen te ciertas relaciones
de la organización social del espacio nortefío jalisciense. Los municipios tienen sus cabeceras y hay
dispersas diversas rancherías. Las relaciones de las
rancherías con respecto a la cabecera municipal
son diversas y es ahí en donde se impone la consideración desigual del territorio huichol con el no
indio.
El territorio huichol suma un área de 4 457 km.' ,
lo que supone poco más del 42'10 de toda la región
del Norte de Jalisco que es de 9 855.25 km.2. La
población huichola, no obstante sólo se acerca al
14"/0 del total regional.
Ahora bien, el territorio huichol se organiza en
torno a 5 grandes comunidades que son: Santa Catarina, San Andrés Cohamiata, San Sebastián
Teponahuastlán, Guadalupe Qcotán y Tuxpan de
Bolaños. Cada una de esas comunidades mantienen
la propiedad de su territorio bajo el rubro jurídico
de Bienes Comunales y cada comunidad tiene una
cabecera en donde se asientan los funcionarios de
gobierno y religiosos; por lo menos ahí se asientan
formalmente. En torno a la cabecera y dispersos
por todo el territorio de la comunidad se encuentran
rancherías en donde habitan una o varias familias
que frecuentan su cabecera de comunidad en razón
directa a ciertas necesidades de abasto, salud, religión, etcitera.
Conviene hacer una síntesis de la historia y etnografía de los grupos huicholes para ubicarlos en el
contexto actual.
En Nahmad, S. ( 1972) se encuentran dos hipótesis del origen de los huicholes, la primera que f ~ ~ e
descrita en el estudio sobre esta etnia que publicó
VIVIENDAS PARTICULARES POR MUNICIPIO
DISPONIBILIDAD DE ENERGIA ELECTRICA Y
AGUA ENTUBADA, SEGUN DISPONIBILIDAD DE DRENAJE
Municipio
Disponibilidad de
Energía eléctrica
y agua entubaba
Bolaños
1 . Ilispone de agua entubada
2. Dispone de energ. eléct.
Colo tlán
1 . Dispone de agua entubada
2 . Dispone de energ. eléct.
Chimaltitán
1 . Dispone de agua entubada
2 . Dispone de energ. eléct.
Total de
viviendas
particulares
Con tubería
de drenaje
Sin tubería
de drenaje
1
Norte do Jalisco
T ~ r r i t o r i o r Huichol \I
C abaca ras Municipa les
Comuni&&sHuKhdas
Líhitas
Mwiici?.\as
Mcrti ro
el Museo Nacional de Artes e Industrias Populares
en 1954, refiere que los huicholes habitaban gran
parte de lo que hari en el Estado de Nayarit, y que
como consecuencia del avance de los conquistadores
españoles se vieran obligados a replegarse hacia las
montañas del Norte y Oriente de Nayarit, donde
encontraran una zona de defensa natural y en donde
permanecieron en condiciones de aislamiento durante siglos. "A ello se debe quizá que [el huichol]
conserve un gran concepto de sí mismo, y que no
consienta en que existe raza superior a la suya. Esto
se nota en todos sus actos internos o externos, muy
particularmente en su conducta, que no ha conocido
la sumisión".
La otra hipótesis está planteada en el estudio de
Furst ( 1966), quien sugiere la adscripción chichimeca de los huicholes basado en el análisis de la
mitología huichola y en donde señala que para los
aztecas y luego para los españoles las diversas tribus
fronterizas, en el área de los actuales Estados de
Jalisco, Zacatecas, Aguascalientes, etcétera, eran
conocidos como teochichimecas. Refiere que en las
primeras fuentes informativas (códices y crónicas)
no se encuentra registrada ninguna tribu con el
nombre de Wixarica, que es como los huicholes se
designan a sí mismos, sin embargo destaca que en el
códice florentino se describe a los recolectores de
peyote de grupos teochichimecas, haciendo culto
de manera similar a como lo hacen en la actualidad
los huicholes. Citando a Wigberto Jiménez Moreno
quien sugirió que los huicholes estaban emparentados con los guachichiles (teochichimecas), Furts
plantea que la palabra huichol se asemeja más a una
def0rmacl.c' . del término guachichil que wixainca.
Desdz esta , >-ecliva se sugiere que los huicholes
[
t
l
t
t
I
ocuparon el territorio que actualmente dominan
provenientes de las zonas desérticas del Norte del
país, aunque la proveniencia de la costa nayarita es
considerada por el autor de la siguiente manera:
". . . los huicholes de algunas partes de la zona tan;bién hablan de una migración de las deidades farniliares (. . .) que vino de la costa hacia la sierra, y la
celebran en sus rituales. Por lo tanto, bien puede
ser que los antecesores de los huicholes hayan sido
la mezcla de varios grupos emparentados desde los
puntos de vista étnico y lingüístico, convergente en
la forma que venían de diferentes direcciones -de
los desiertos de la zona centro del Norte así como
de las tierras bajas costeñas. . . Existe poca duda
acerca de que los antecesores de los modernos huicholes emigraron originalmente hacia la región
Noroccidental o norcentral de México, desde un
lugar situado más al Norte, junto con otras gentes
de habla uto-azteca. .
Los huicholes son una etnia que dado el punto
de vista lingüístico se le considera parte de la familia.
yuto-azteca. Muchos de los aspectos que rigen su
vida colectiva e individual, se remiten a la concepción que tienen del mundo ; para algunos investigadores la cultura del huichol deriva de una mezcla
de elementos precolombinos y católicos.
Los aspectos religiosos, espirituales en general y
los de salud, así como los que competen a la sanción social de ciertos actos como el matrimonio,
son entremezclados por ritos que ejecutan los maraacames o sacerdotes, quienes regulan la existencia
de los huicholes desde su nacimiento hasta su
muerte pasando por los ciclos de salud-enfermedad
y el matrimonio.
El Maraacame ha sido pues, la piedra angular de
la c~nservacióncultural huichola, aunque en el pre.?'.
j
I
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119
sente tiende a ser sustituido en algunos aspectos
de su competencia, como la ejecución del matrimonio, debido a que cobra una cantidad determinada
de dinero por sus servicios.
La gran espiritualidad del pueblo huichol se refleja
en el conocido rito del peyote, al que acuden para
tener comunicación con las diversas deidades creadas por la tradición huichola, y del que muchos
estudios etnográficos han dado cuenta (cfr. Nahmad,
1972 op. cit.). Del mismo modo en que estos elementos están presentes en las actividades productivas como la siembra de los coamiles, que se realiza
después de celebrada la parte del peyote o de hikuriNeirra, durante los primeros días de julio de cada
año.
Los huicholes como otras culturas mesoamericanas han deificado los puntos cardinales, para los que
llega a cinco, mientras que la cultura occidental sólo
concede cuatro (Norte, Sur, Este y Oeste). Y al
contrario de otras culturas mesoamericanas para los
que el quinto punto cardinal ha sido el centro, para
los huicholes es lo alto del cielo. El océano Pacífico
(tatei Aramara) y el Lago de Chapala (Rapawiyeme)
son lugares sagrados, lo mismo que las cuevas de
Teakata en plena zona huichola. Ahí acuden en
eventuales visitas para ofrecer rito a las deidades de
esos lugares.
Otras determinantes de la vida de los huicholes
están muy ligadas a funciones bien terrenales como
las costu~nbressexuales y las gestiones de gobierno
encomendadas a las autoridades civiles que menciona mis adelante.
Las costumbres sexuales están muy relacionadas
con la reproducción, más que biológica, de las unidades productivas y correspondientes con la dis-
t
1
1
persión de las familias extensas en su territorio,
matrimonios monogámicos, poligámicos, incestos, etcétera, tratados de manera particular en otros
textos (Vici Mata, R. 1982 y Palafox, M. 1985) no
son sino un reflejo de las condiciones de vida de las
comunidades huicholas, de su código propio y de
la prohibición autoimpuesta de mezclarse con otros
individuos n o huicholes.
El gobierno huichol rige los. aspectos jurídicos,
judiciales, económicos, comunales y los conflictos
sociales, y en buena medida también regula las respuestas de estos indios a las agresiones mestizas, o
a las intervenciones de los gobiernos estatal y federal.
Las comunidades huicholas mantienen vínculos
diversos con las cabeceras municipales; en el caso
de cambio de autoridades, de asuntos judiciales-y de
orden administrativo, la relación es en términos
comunitarios, a diferencia de las rancherías pobladas por mestizos cuya vinculación es individual.
Esto que aparentemente puede considerarse un
funcionamiento natural, en el fondo y en términos
espaciales plantea un interesante problema de
administración de territorios en donde se verifica
una imposición más o menos filtrada de ciertas
determinaciones de la llamada sociedad nacional
hacia las comunidades indias. De hecho en el territorio indio hay un traslape político-administrativo
que se encubre con una supuesta autonomía de las
coniunidades para gobernar, organizar y administrar
su territorio .
Cierto es que el acceso a los recursos y la ubicación de los núcleos familiares al interior de las
comunidades indias así como la organización del
trabajo, las obligaciones y los derechos dentro de
e
su territorio, están regidos por sus propias leyes.
No obstante, en general, priva el dominio políticoadministrativo de las cabeceras municipales, lo cual
lejos de suponer una subordinación pacífica, conforma una determinada defensa del espacio huichol
frente a diversas amenazas de restricción territorial,
entre las que se encuentran principalmente las invasiones mestizas y , por otro lado, dificultades entre
diversas comunidades indias por límites íerrit oriales.
3. Territorios internos
3.1. El territorio indio
En el Norte de Jalisco existen 5 comunidades huicholas, ya mencionadas, que abarcan 4 457 km:' de
propiedad en bienes cornunales. Las comunidades
son : San Sebastián Teponahuastlán, Tuxpan de
Bolaños, Santa Catarina Cuexcomatitlán y San
Andrés Coharniata, de la que Guadaluye Ocotán se
considera como anexo para efectos de su tramitación agraria. Tal superficie es la que oficialmente se
encuentra registrada en la documentación de la
Reforma Agraria bajo la acción de Reconocimiento
y Titulación.
Todos los territorios de estas comunidades se encuentran lindantes, de tal manera que forrnan un
área continua que abarca grandes porciones de los
municipios de Bolaños y Mezquitic. Según R. Mata
(1980) los habitantes huicholes se agrupan en 404
rancherías dispersas en las áreas de las cinco comunidades. En términos generales, el área huichola
jalisciense abarca poco menos de la mitad de todo
el universo huichol que según S. Nahmad (1972)
es de 10 000 km.2 diserninadas en cuatro entidades
1.
federativas que además de Jalisco son: Nayarit,
Durango y Zacatecas.
De hecho el dato de la extensión territorial huichola es sumamente relativo debido a que permanentemente se encuentran en conflicto con los
llamados invasores mestizos. Los expedientes agrarios de estas comunidades son claros testimonios
de un territorio fluctuante, siempre amenazado y
siempre defendido. Uno de los aspectos que durante
mucho tiempo ha agudizado la fluctuación del
territorio huichol en sus límites ha sido la situación
fronteriza de las comunidades indias, fronteriza en
el sentido de que se ubica en la delimitación confusa
entre los Estados de Jalisco, Nayarit, Durango y
Zacatecas. El caso, por ejemplo de la comunidad de
San Andrés Cohamiata cuyo límite hacia el Noroeste
son también los límites entre dos municipios (Mezquitic y Mezquital) y los Estados de Jalisco y
Durango. También dicha comunidad sirve de límite
entre los municipios de Mezquitic, Jalisco y el
municipio de La Yesca, Nayarit y consecuentemente
es el límite entre ambos Estados.
Las comunidades huicholas mantienen documentación de sus tierras que fueron tituladas por la
Corona Española durante la primera mitad del siglo
XVIII, a excepción de Tuxpan de Bolaños que perdió tales documentos durante los movimientos
encabezados por Manuel Lozada. Los documentos
oficiales (resoluciones presidenciales) de confirmación y titulación de bienes comunales para las comunidades en cuestión fueron publicados en las
fechas que a continuación se indican:
A pesar de que, desde el punto de vista jurídico
las comunidades huicholas han mantenido un cierto
respaldo (representado por documentos oficiales),
Habíamos señalado que en cada comunidad se
encuentra una cabecera en donde formalmente
se asientan los poderes comunales, donde funge el
gobernador o tlatohuani, un alcalde o arkarite, un
capitán así como un alguacil o arkuatsine y un sargento o tsaraketi y policías o topiris. Al parecer la
cabecera de comunidad mantiene diversas casas habitación que son propiedad de huicholes que de
ordinario habitan en alguna ranchería circunvecina.
De tal suerte que en realidad la mayor parte de la
población huichola de una comunidad se encuentra dispersa en todo el territorio, aglutinándose en
sus rancherías por patrones que nos parecen derivados de cierta conformación de un núcleo familiar
original, es decir, un nuevo matrimonio se aloja
en un rancho donde habita la familia del novio o la
novia en donde hace más falta la presencia del
hombre para ayudar a las tareas productivas, en la
mayoría de los casos sin embargo hay una tendencia
a seguir un patrón de virilocalismo en donde el padre de familia trata de conservar a los hijos varones
viviendo con sus mujeres en su rancho. Aunque
desde luego no es regla inflexible, pues todo parece
depender de los arreglos entre las familias para conformar un matrimonio.
De esta manera se reproducen las formas de
ocupación del territ-orio huichol, en donde es el
hombre el que generalmente sale a trabajar sólo
durante varios días. a efectuar el coamil (cultivo de
maíz) o a cuidar el ganado.
Generalmente los ranchos se componen de entre
3 y 8 casas con un calihuey (templo típicamente
huichol donde se realizan las fiestas tradicionales).
Hay casas construidas con paredes de adobe y las
hay construidas con rocas y con techo de paja de
dos aguas, aunque la generalidad de las casas observadas en la comunidad de Tuxpan de Bolaños eran
de adobe con techo plano y guarnición de azotea.
Nos parece que esta forma de ocupar su territorio
obedece a múltiples razones que pueden corresponder a las situaciones de amenaza del territorio, y
consecuentemente a la necesidad de defenderla,
para lo cual es preciso controlarlo y para controlar
un temtorio compuesto básicamente por elementos
topográficos abruptos se precisa dispersar a la población. Sin olvidar otras razones de índole propiamente cultural, que inciden directamente en la
forma de ocupación del territorio y otra más que
parece determinante en esta cuestión es la naturaleza de las tareas productivas de los huicholes. Estos
viven básicamente dependiendo de la agricultura, y
la agricultura huichola es fundamentalmente el
coamil.
El coamil consiste esencialmente en el desmonte
a machete, la quema y la siembra que se efectúa
en plena época de lluvias (junio-julio) y se hace
mediante la ancestral COA o WIKÁ que se utiliza
para oradar la tierra, a la que se introducen las semillas.
Por razones que es preciso investigar más a fondo
los huicholes eligen los terrenos para efectuar el
coamil principalmente en zonas de pendientes, por
sobre los terrenos planos que aunque pocos, son
insuficientemente aprovechados en su agricultura.
Las zonas que eligen para realizar el coamil puede,
en ocasiones, estar bastante l e ~ o sde sus casas, a
varios días de camino, por lo que frecuentemente
realizan cambios de residencia temporal al lugar del
coamil principalmente durante la época de siembra,
o cuando "está en elote". En este último caso, co-
1
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f
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l
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!
I
I
\
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mo en el primero. el traslado eventual de la familia
huichola tiene la fmalidad de cuidar el coamil para
que no sea comida la semilla o el elote por animales
silvestres y 9 tras plagas. Esta es una razón agregada
que fundamenta la dispersión de la población huichola en todo su territorio y es preciso entenderla
así, sobre todo cuando se piensa en programas de
desarrollo comunitario. En ciertos ranchos huicholes se ha utilizado el tractor y fertilizantes para
trabajar la tierra. Al parecer la poca disponibilidad
de terrenos planos y la tradición agrícola huichola
han dejado como saldo que la incorporación de
novedades tecnológicas tengan poco éxito, además
de que el escaso alcance de esas novedades para asegurar incrementos de productividad que incidan en
una aceptable rentabilidad para pagar los créditos
de adquisición de esos implementos, está con mucho, fuera de la lógica de la reproducción india. En
nuestro recorrido de campo en la comunidad de
Tuxpan de Bolaños pudimos apreciar como testigos
de ello, un par de tractores desarmados que yacían
inútiles en el lugar.
La agricultura huicliola además de máiz, también
contempla el frijol y la calabaza. En ciertos meses
del afio, los que corresponden a la época de lluvias,
los huicholes aprovechan otros-recursosdelentorno: camarones de río, peces, otros frutos, la flor
de calabaza, el ejote, entre otros. El pasto crece y
las vacas engordan, se aprovecha su leche, se hacen
quesos. En estas épocas, es evidentemente que contrastan con las de sequía, en donde hay dependencia
de la reserva de granos del coamil, si éste fue bueno
se sobrevive sin dificultades y si no, los huicholes
despliegan diversas suertes de estrategias de sobrevivencia, entre las que se encuentra sus traslados
hacia tierras mestizas para trabajar principalmente
en tareas igualmente agrícolas, por ejemplo, son bien
recibidos en el cultivo tabacalero de las tierras nayaritas, en las minas de Bolaños.
También la ganadería huichola tiene al respecto
una gran importancia, principalmente el ganado
mayor, aunque asimismo la venta de los cerdos
puede ayudar en algún problema, pero es el ganado
vacuno el que no sólo sirve como práctica económica estratégica sino que en varios casos es un elemento determinante en la conformación de la
estratificación social interna de los huicholes, ya
que hay quienes disponen de 300 y hasta 700 cabezas de ganado y "otros que tienen 60. . . 30, 20,
15, 9, 3 y la mayoría nada" (Mata, R. 1982, op.
cit. p. 187). La ganadería huichola al exterior es
otra cosa; es quizá el reflejo de la relación entre el
territorio indio y al no indio en muchos aspectos.
Digamos que los principales beneficiarios de la ganadería huichola son algunos ganaderos e intermediarios de Huejuquilla, Tezompa, de Mezquitic, de
Santa Lucía en Colotlán, de Carnotlán, de Bolaños,
etcétera, quienes compran muy barato a los huicholes su ganado.
De esta manera la ganadería huichola ofrece a
esos grupos de ganaderos increíbles ventajas, ya
que ni siquiera requieren comprar pastos o arrendar
tierras, sólo necesitan conocer la sierra, las comunidades, los problemas de los huicholes para ofertar.
Incluso según describe Mata (1982, op. cit. p. 140)
y lo pudimos corroborar con algunas entrevistas,
ciertos ganaderos mestizos recurren al endeudamiento de los indios, con el fin de asegurar la
adquisición de las vacas.
!
3.2. El territorio mestizo
1
Abarca 5 75 2 km.2 ,el 86O10 de la población, las cabeceras municipales y la gran mayoría de terrenos
agrícolas, de temporal y de riego que existen en la
región, y diversas rancherías. El área esta cruzada
por los principales ejes carreteros de la región que
la comunican con Zacatecas y muy recientemente
con el resto del Estado de Jalisco vía el ramal
Colotlán-Guadalajara que atraviesa una parte del
Estado de Zacatecas. La población deriva de colonos españoles que ocuparon el mal llamado "Norte
Chico" (vid. Winnie, 1984, op. cit.), de grupos
tlaxcaltecas que aquéllos movilizaron durante la
Colonia para defender el territorio contra las embestidas de los diferentes grupos chichirnecas, y
también de algunos de estos grupos (cascanes) que
fueron sometidos y sedentarizados. Ciertamente la
composición mestiza de las poblaciones es dominante.
El renglón de la propiedad de la tierra ejidal y
por municipios, se compone así: Villa Guerrero, con un ejido (San Lorenzo Azqueltan); BolafIos
con otro ejido (Barranca del Tule); Colotlán 9
ejidos (San Antonio de Los Potreros, El Carrizal,
Colotlán, El Epazote, Santiago Tlaltelolco, Saucillo
y Boquilla de Pérez, El Sauz Tostado, El Zapote y
San Nicolás); Huejúcar, con 5 ejidos (Los Nestores,
Huejúcar, Ciénega Grande, Tlalcosahuac y Las
Huertas); Santa María de los ~ n ~ e s , ~ e f i d o - s
(Huacasco, San Francisco de los Sotoles, Sauz de
los Márquez, Santa María de los Angeles, Tenazco
de Abajo, Oho de Agua, Las Lajas, Tenazco de
Arriba, La Mauya y los Corteces); Chimaltitán,
con 2 ejidos (San Juan de los Potreros y Tepisuac):
L
1
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N
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I
I
I
-
Huejuquilla el Alto con 4 ejidos (San Nicoiás de
Aíxfia, El Salitre, M m t a s y Tmompa y Santa
Maria) ;Mezquitic tiene 4 ejidos (San Juan butista
Mezquitic, Nostic, Los Amoles y Acota) ;Totatiche
no ostenta ningún ejido y San Martín de BolaFios
con 25 h a l i d a d e s que tienen expediente agrario,
pero de los que no disponemos de datos respecto a
su situación actual. Exceptuando estos dos últimos
municipios, la superficie ejidal asciende a 132 15 1
has., con más de 2 992 beneficiados y más de
564 con derechos a salvo. En términos de la extensibn la ejidal sólo se aproxima al 22% de todo el
territono no indio, lo cual supone una mayoría de
tierras poseídas como pequeña propiedad actualmente.
Los registros de acciones agrarias establecen que
fue en los municipios de Colotlán y Santa María
de los Angeles donde en la década de los años veintes se iniciaron tramitaciones para solicitar dotaciones ejidales, pero sin duda fue durante el régimen
de Lázaro Cárdenas en donde se resolvi6 una mayor
cantidad de dotaciones (la tercera parte de todos
los ejidos). En el sexenio de Ruiz Cortines también
hubo para la región una importante actividad en la
resolución de dotaciones ejidales. Salvo lo anterior
podemos decir que en la región la organización ejida1 es poco importante y tiene serios problemas
parsi su institucionalización.
En nuestro recorrido de campo visitamos la comunidad ejidal de Tlalcosahuac, en el municipio de
Huejúcar; es un pequeño poblado donde conviven
ejidatarios con pequeños propietarios, tiene 122 ejidatarios y alrededor de 700 has. reales aunque
originalseclite se dotó con 1 200 has. Las parcelas
son desiguales entre los ejidatarios con un promedio
'130
de 5.5 has. por ejidatario, abarcando 8 has. aquellas
que más tienen y 3 has. los que menos poseen. Los
informantes del poblado sefialaron que en la época
en que se gestó el ejido, en la década de los años
cuarentas, el pueblo de Tlalcosahuac se dividió, ya
quemásdela mitad de sus habitantes se negó a
ingresar a la organización ejidal por plena desconfianza al gobierno. La luchaactual de los ejidatarios
es la restitución de las 500 has. que les faltan para
completar la dotación original y que actualmente
está en posesión de pequeños propietarios. Salvo
la demanda de reparto original, según las informaciones de campo, las demás actividades de los ejidatarios son idénticas a las de Ios pequeños propietarios: determinar labores y los tipos de cultivos que
han de practicar en sus parcelas, en donde en
general siembran maíz y avena. Asimismo hay quienes poseen ganado vacuno y porcino; no hay en
consecuencia otros compromisos colectivos.
Por otra parte, la generalidad de los habitantes
de la región son pequeños propietarios. En otro
apartado de este trabajo colectivo, se señalan las
actividades económicas que se despliegan y que
tienen que ver con las condiciones físicas del área
en materia de suelos y disponibilidad de agua. Sin
embargo tal vez valga la pena señalar que respecto a
la distribución de los asentamientos rurales y lo
que en ello tiene que ver la ejidalización, dadas sus
condiciones naturales y la secuela del poblamiento,
la organización ejidal llegó en esta región a poblados
ya fundados de tiempo atrás y, de hecho, no influyó, como en otras partes del país, en la reor mización de los asentamientos, creando núc eos y
regularizando de esa manera a la población rural.
B
3.3 Relaciones espaciales
La región posee una singularidad importante que
hemos señalado a partir de confrontar dos territorios que conforman un cierto tipo de relaciones
asimét ricas que están caracterizadas por la dinámica
económica espacial, cuyo espectro social en el área
presenta una complejidad sumamente interesante.
Nosotros vemos una determinante sustancial en todo ello, conformada por el desarrollo del capitalismo
en México y las formas que adopta en lo concreto
regional. A ello agregamos la consideración de la
etnia huichola, que lejos de ubicarse al margen de
las relaciones capitalistas, se encuentra totalmente
subordinada y crecientemente influenciada, y son
esas particulares relaciones las que dan sustancia a
la singularidad de la región.
Desde el punto de vista del desarrollo del capital
también apreciamos otros elementos que particularizan el área, como son la situación regional respecto
a los lazos y vínculos político-administrativos y lo
que de ello se desprende respecto a la creación de
infraestructura productiva y de comunicaciones,
que requieren inversiones públicas. La región desde
esta perspectiva es una zona hasta hace poco casi
aislada del resto de la entidad, pero en términos
reales es un espacio que social y económicamente
ha marchado junto a las principales aglomeraciones
humanas del Sur de Zacatecas y de Aguascalientes.
En este sentido, es claro que la reciente carretera
construida Colotlán-Guadalajara habrá de imprimir
cambios importantes de diverso tipo. Al respecto
hay ya algunas reflexiones apriori (vid : Sandoval, L.
1983, y Palacios, J. 1985). Me interesa subrayar
que sólo desde la Óptica de la pertenencia político-
administrativa del territorio norteño j alisciense , la
región puede considerarse aislada y esto respecto al
resto del Estado de Jalisco.
En términos espaciales no ha habido tal aislamiento, pues si bien es cierto que grandes porciones
de la superficie regional y sobretodo del territorio
huichol, se han mantenido poco accesibles a los
flujos económicos directos del capital y ello en
razón proporcional a los canales de injerencia que
éste puede tener merced a las vías de comunicación,
la influencia de las relaciones capitalistas se ha dejado sentir claramente en las comunidades huicholas
y desde luego en las rancherías de campesinos mestizos. La lucha por el espacio que se ha configurado
en la región es un fiel testimonio de ello.
Los recursos más codiciados que poseen los
huicholes son sus bosques y sus pastos, de ahí las
invasiones de tierras por parte de los mestizos; pero
otros mecanismos más complejos se han desarrollado para que los sectores ganaderos capitalistas de la
región y los grupos de madereros se apropien de
alguna manera de los recursos huicholes.
Las prácticas comerciales de los ganaderos,
como ya señalé, convierten el territorio huichol en
un espacio que les proporciona ganado en pie muy
barato, en el que se ahorran la inversión en pastos,
cuidado y mano de obra. Kespecto a la explotación
forestal, los bosques huicholes son administrados
por la Secretaría de la Reforma Agraria, Secretaría
de Agricultura, quienes concesionan a particulares
la tala de árboles y éstos pagan a la SRA, que se
supone distribuye el pago a las comunidades.
Los aspectos técnicos y biológicos corren por
cuenta de los madereros concesionados, quienes
aparentemente regulan la especiación y reproduc133
ción de las zonas de tala (el caso de Productos y
Derivados Forestales, S.R.L. comunidad ind igena
San Sebastián Teponahuastlán). Sin embargo lo
que pudimos apreciar de estas explotaciones es
alarmante, ya que la feroz tala de especies de pino
ha hecho que los bosques se transformen hasta tal
grado que la especie que se está imponiendo es el
encino. Es decir, se está transformando la natural
estratificación altitudinal del bosque (generalmente bosque de pino-encino) a encinares predominantes que en breve lapso dejarán pocas posibilidades
de aprovechamiento, en cuanto a disponibilidad de
maderas blandas.
Por otro lado, podemos decir que la práctica
ganadera en la zona huichola, efectivamente es un
elemento que ha funcionado para determinar una
cierta estratificación social entre los huicholes, y
ello conlleva además una introducción de relaciones
monetarizadas, lo mismo que los movimientos
migratorios eventuales de trabajadores huicholes
que llevan dinero a sus comunidades.
Lo anterior imprime un ritmo cada vez más acelerado de la introducción de artículos manufacturados hacia las comunidades y consecutntemente la
apertura de éstas a los comerciantes mestizos y a
una incipiente práctica huichola de comercio de
artículos fabricados o producidos en otros lugares.
Otros trabajos (Nahmad, 1972 ; Mata, 1982) ilustran algunos cambio S provocad os por esas relaciones
exógenas, al interior de las comunidades en aspectos
referentes a las costumbres, prácticas sociales, religiosas e incluso en la organización del trabajo, entre
los huicholes, que son considerados a pesar de todo
como una de las etnias del país que más "pureza"
ostenta en la conservación de su identidad. No obs-
tante todo esto plantea una interesante m
que tiene que rea con la organizaci6n ooniunal
frente a las relaciones capitalistas.
Lo anterior sirve para señalar que en términos
de las relaciones espaciales el Norte de Jalisco no es
una isla respecto. a las fluctuaciones del capital nacional e internaqiond; es un área incorporada,
aunque con las características propias derivadas de
sia singularidad regional. Y esto es lo que cuenta
para nomar la dkcusi0n respecto a cualquier proyecto de d e s m l l a socioecon6míco.
1
I
1
N
1
I
A MANERA DE CONCLUSIOiIVES PARCIALES
En breves líneas intentaré expresar una opinión.
que a mi juicio se hace pertinente en relación al
asunto de la organización del espacio norteño de
~a~sc;.
En el Norte jalisciense y en términos de su organización espacial está prescnte el elemento étnico y ocupa un lugar importante en la discusión
perspectiva del desarrollo capitalista en la región.
He hecho énfasis en las relaciones de los territorios
indio y mestizo, sobre todo respecto a la explotación de los recursos huicholes por parte de grupos
de ganaderos y madereros en especial, conformando una asimetría de relaciones que definen la
explotación étnica.
Vale aclarar que no son los mestizos "en general" quienes explotan a los indios, sino ciertos
metizos "en particular" los que lo hacen, y formulado en términos abstractos, éstos son agentes
del capital, personificando al capital mismo en su
forma regional.
Ahora bien, me parece que "la explotación
étnica" no es un término que haya sido antes acufiado en las ciencias sociales, y si me equivoco ser6
de todas maneras una equivocación afortunada.
Pero lo importante en todo caso es que la defmición (o redefinición) de la explotación Ctnica
surge aquí a propósito del análisis espacial que no
hace sino replantear un problema ya bien conocido
y que opone la etnicidad al desarrollo del capitalismo y se proyecta como un factor de ciertas
determinaciones en el tema del Desarrollo Nacional.
Comparto la opinión de A. Bassols respecto a
que los grupos étnicos no deben ser vistos y tratado como piezas de museo, en donde lo que importa de ellos es la conservación de sus atuendos y
costumbres, como una manera de tener presente
un pasado que sirva corno asidero para una supuesta "identidad nacional".
Ciertamente la mayoría de los grupos étnicos y
particular es el caso de los huicholes, viven no al
margen del capitalismo -pues este trabajo muestra
lo contrario- sino en la escala más baja de la explotación del trabajo, de los recursos y hasta de sus
expresiones ideográficas que hace el capital (recuérdese que la venta de artesanias, cromografías, etcétera, tienen complejos mecanismos de intermediación que beneficia más bien a los que controlan
su comercialización, además de que esas "mercancías" indias son un fuerte estímulo para fomentar
la atracción turística). Por ello es imprescindible
considerar que si la explotación étnica en un país
como el nuestro, que intenta desarrollar su subdesarrollo capitalista, toma diferentes expresiones
según el espacio regional en que se desenvuelve, no
'
obedece necesariarnente sólo a esas particulares relaciones de explotación que ahí se expresan, sino
que los niveles de: Desarrollo Regional y Desarrollo
Nacional imprimen, de manera entrelazada o digamos articulada, ciertas determinaciones concretas
al tipo de explotación étnica considerada.
Por esa razón debo referirme en primer lugar al
problema general de lo étnico y el capital. Casi
todas las etnias conviven con la explotación d e ,
diversos sectores del capital (agropecuario, forestal,
comercial), de manera tal que el ejercicio de interpretación teórica sobre el asunto podría derivar en
aquellas discusiones que engloban a estas relaciones
en términos de explotación del campesinado por el
capitalismo. Pero cierto es también que las etnias
no comparten ni las mismas condiciones naturales
-de recursos y acceso a ellas- ni el mismo nivel de
incorporación a la regulación capitalista, y todo
ello podría observarse si se estudian las circunstancias de organización del trabajo, propiedad de la
tierra y ubicación geográfica de las diferentes etnias
diseminadas a lo largo y a lo ancho del territorio
nacional. Por otra parte, no es lo mismo ser carnpesino indio que ser campesino mestizo y de ahí el
que lo étnico sea requerido para examinarse por
separado.
Me parece' que cuando la etnia responde como
tal a la "sociedad nacional", enarbola un arma de
dos filos. Por un lado la solidez de su identidad
puede aparecer como una defensa bien fortificatía
ante cualquier intento de desintegración, y por
otro lado esa solidez cuando se refleja en temtorialidad (sea de comunidades o grupos de comunidades), en organización del trabajo, en el mantenimiento de sus tradiciones y costumbres, en fin, se
convierte al mismo tiempo en un complejo social
organizado de difícil autosuficiencia que se ve obligado -ese complejo- a entablar relaciones al exterior faciIitando todo su aparato para hacer fluir esas
relaciones que no pueden ser sino asimétncas.
Es este también otro elemento no suficientemente tratado que se refiere a la discriminación racial
que se ejerce respecto a los indios, individuales o
colectivos o bien a todo lo que se le parezca. Este
es el elemento social que corona la explotación
étnica.
Concedo que lo étnico es más complejo que lo
señalado, sólo que debe aclararse que mis observaciones se remiten a ciertas expresiones territoriales
de este asunto. Habría que comentar entonces la
cuestión de la llamada incorporación de los indios
al capitalismo. En este sentido hay quienes, teóricamente por lo menos, se oponen a ello argumentando que se les quiere convertir en sujetos de explotación y que más vale resguardarlos asépticamente de
todo lo que sea el capitalismo como deformación
y/o extinción de las etnias. Estos argumentos caen
por su propio peso, cuando se demuestra que esa
incorporación temida ya se ha dado de tiempo
atrás y por sus propias dinámicas.
En este sentido también comparto la opinión d,e
Bassols en cuanto a que un proceso de proletarización, por ejemplo, de los indios no necesariamente
debe quebrantar su etnicidad. Por otra parte la modificación de las reglas económicas comunales y la
suplantación de éstas por las del corte capitalista
indudablemente que tenderán a repercutir en otras
esferas de la existencia étnica, pero contrario a lo
que pudiera suponerse, tengo la impresión de que
podrían fortalecer esos rasgos de autoidentificación
colectiva india.
140
Estamos cercando con esto un problema teórico
fundamental que se refiere a las determinantes de
lo étnico y de aquí el papel que desempeñan las
relaciones productivas para su definicibn. Debo
aclarar otra vez que si acudo al ejemplo de las relaciones comunales es porque me parece el mejor
punto de partida, sin desconocer por tanto que diversos grupos étnicos no necesariamente guardan
para sí ese tipo de relaciones.
El Estado Mexicano tiene la obligación de afrontar ese problema, para el que no es suficiente proyectar ideas o planteamientos que consideren el
desarrollo de las comunidades a partir de procesos
de industrialización a programas de inversiones a
corto o mediano plazo que incidan en la imposición de esquemas empresariales para la incorporación de las indios al "desarrollo nacional".
Me parece que los procesos de industrialización
potenciales en las áreas indígenas no deben descartarse, sin embargo creo que considerar lo anterior
debe hacerse bajo el marco que presupone el subdesarrollo de nuestro país, en el que no sólo se
enfrenta al problema étnico en este sentido, sino
que va más allá y concretamente me refiero a los
grupos urbanos deprimidos y a una masa campesina
que afronta permanentemente el problema del
empleo, el problema de una incorporación al "desarrollo nacional". De tal suerte que la oposición
etnicidaddesarrolio nacional me parece más que
retórica. Pasaré ahora a ofrecer más comentarios
respecto a la etnia huichola y la región deI'N6rte de
Jalisco.
En la explotación ganadera los huicholes se
enfrentan principalmente al problema de su comercialización, es decir, de cambiar su ganado en pie
por dinero. En esta perspectiva son los ganaderos
mestizos quienes la aprovechan con demasiadas
ventajas. Los huicholes, subrayo: no controlan la
venta de su ganado. En el terreno de la explotación
forestal, las concesiones tampoco son controladas
por los huicholes. En el primer caso, el de la ganadería, el crédito para desarrollar estas actividades, a
mi juicio influyó en la definición de cierta estratificación social entre esos indios, la explotación de
los mestizos en consecuencia, es diferencial. Para el
caso de la explotación maderera los beneficios de
las concesiones se suponen regidos por los intereses
comunales, pero no se sabe lo que entra y lo que
sale.
Bajo estas condiciones -sólo comentado el caso
de la ganadería y de los bosques- los huicholes
tienen pocas perspectivas de sumarse al desarrollo
de una región de por si deprimida. Entonces me parece casi fortuito plantear que dada la condición de
subdesarrollo regional, los huicholes tienen otras alternativas para superar sus niveles de existencia.
Me parece muy difícil proponer una solución al
asunto de la comercialización del ganado, en donde
los huicholes ocupan un eslabón de la cadena (el
más desafortunado, pues). Por otro lado la solución
legal al problema de las concesiones madereras,
para que éstas pasen directamente al control de las
comunidades, dejaría ver la ausencia de capacitacion
en asuntos contables y de administración, que es
una cuestión ciertamente práctica pero muy importante.
Me parece sin embargo que la escasez de medios
de comunicación en plena zona huichola, efectivamente es un problema que requiere de la más pronta
solución y creo que esto puede lograrse a pesar de
.
la sierra, como lo han demostrado las compañías
madereras que han abierto por lo menos algunas
angostas brechas para transportar la madera. Dejaría entonces a la discusión de estos asuntos, el planteamiento que sugiere que para iniciar un proceso
de desarrollo en la región, el territorio huichol debe
abrúse por diferentes accesos de comunicaci6n
como premisa indispensable para generar mayor
participación en ese nivel. Por otro lado la ganadería mestiza, ex tensiva, podría correr mejor suerte si
atendiendo el caso de la región de los Altos de
Jalisco, se incorporan otros procesos que permitan
sortear las coi~dicionesnaturales de escasez de agua,
pastos y tierra, como la i~lclusiónde forrajes fundamentalmente en la época de secas, pero a nivel
generalizado y apoyado por la demanda de los productos ganaderos. En otros términos, es precisamente el desarrollo de la región lo que podría perfilar las formas en que los indios que ahí habitan
superen sus condiciones de existencia; y el desarrollo
regional en el caso del Norte de Jalisco, es difícil
que se genere a partir de las condiciones en que se
encuentra.
Ofrezco estas líneas a la discusikn haciendo énfasis en que son guiadas por un propósito de contribuir, sin mayores alternativas, a la comprensión
así sea parcial de las cuestiones que se analizan en
los estudios de regiones. No pretendo extender mis
comentarios vistiéndoles con el manto del conocimiento absoluto de los problemas tratados; al contrario, el propósito de éste como de los otros trabajos del colectivo, es justamente poner en evidencia
la necesidad extremad amen te urgente de investigar
a fondo los problemas regionales. Y sólo debo
manifestar mi reconocimiento pleno a A. Bassols
quien tomó esta iniciativa, realizada y guiada por
él desde hace muchos años, pero que en el caso del
estudio del Norte de Jalisco, ha abierto nuevos
accesos al trabajo colectivo y comprometido de
geógrafos y otros colegas de disciplinas afmes.
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i : 1O00 000.
V. POBLADORES Y ECONOMIA EN
LA HISTORIA
Angel Bassols Batalla
Siempre se ha insistido en la importancia que para
los estudios regionales tiene el capítulo de la Historia Económica y Social, pues para entender el
presente hay que comprender el pasado, del cual
aquél resulta. Pero de inmediato debe agregarse que
para el caso de las regiones de extremo subdesarrollo dentro de la realidad mexicana, se topa con un
problema serio: la falta de investigaciones al respecto, pues dichas regiones no han merecido la atención
de muchos estudiosos, no sólo a nivel nacional sino
incluso dentro de los Estados a los cuales pertenecen.
Esto I-:explica, en buerka medida, por el notoric
atraso 11 la investigación regional en muchas 5::
si-as exp. "ones, tanto genera.! como de las parteqQe formati el todo. A veces se encuentran libros q
meraciorzan uno u olrc sspecis concel-miiente a e?,
o aquella región (y estos so11 principalmente obras
sobre el desarrollo histórico de la nación en su conjunto, ya que los análisis profundos de Estados y
regiones son raros o de plano no existen). Este es el
caso del NJ, olvidado en buena medida por los investigadores de Jalisco, obviamente desviados en
sus estudios por el desarrollo más aceiltuado que
Guadalajara o Puerto Vallarta presentan y por la
errónea condición de que no sie~idocorazón o
nLircleo vital de la entidad, además de 110 haber recibido el necesario impulso por parte del gobierno
estatal, no se debcn orientar hacia alli las escasas
c.bl a de los contados iilvestigadores que en la capital
jalisciense existen (rio hablemos ya de los regionales, en este caso prácticamente inexistentes). Desde
luego. la explacación consisteen que el scabdcsarrollo regional dentro del subdesarrol'io est~taJ
trae consigo esta zuseiicla de elementos deseosos de
conocer el pasado. Por ello aveces los investigader.es
de la UNAM o de otros centros de pesquisas sobrz
el acontecer histórico regional, Se bemos llenar
--dentro de nuestras escasas posibilidades relativasese hueco.
Ahora bien, en el caso de esta pequefia obra, ni
siquiera intentamos hacerlo y no habría ni espacio
ni recursos suficientes para lograrlo cabalr;:enxte,
Sólo intentamos presentar algunas giginas col1 relación de aquellas obras qiie encontrarnos nias iiiblleas
para aportar datos respecto a la evolución dé1 NJ:
con especial referencia a ciertos aspectos de la 131stona Socioeconómica (así ligados en conjunto, sin
poder establecer la necesaria separacióli entre historia de las ramas económicas e historia de la lucha
entre grupos y clases sociales en pugna, dentro del
territorio regional que nos ocupa). Así que, pidien150
do benevolencia por esa mezcla de sucesos, que van
z4nldos en la realidad misma pero que merecen trata-riients por separado, procedemos a mencionar
a l g ~ n o spuntos de inrerés en las distintas etapas del
desenvo!vimiento temporal d e i NJ.
1 . Er, la época prehispánica la región perteneció
en su mayor parte a la llamada Aridoamérica, es
decir al territorio del México ,tctual que no 3 canzó
a rvzistrar el apogeo de las civilizaciones, canko es
el caso de Mesoamérica. El limite aproximaito cr,tre
Ias dos zonas económico-culturales -como 2 e sa5efue fluctuante, pero el más duradero cruzaba la
zona central del Bajío guanajuatense y al Oriente
de 13s valles centrales de Nayarit, comprendiendo
CT? tierras "inesoaméricanas" tal vez las proximidades del KJ habitadas por coras y huicholes (&tos
irlcIuso ocuparon en distintos momentos la totalidad cie la regibn, aunque no existen en ella huellas
de i n ~ osiaí~rcs
y
vestigios en forma de pirámides o
minas, las cuales 90 obstante pueden verse en el
centro-Sur de Zacatecas (fortaleza de Chicomoztoc
cerca r'ie Villanueva). Los nombres náhoas como
Colotlán evidencian una permanencia notable de
grupos di: esa rama étnica.
Pilede afirmarse que a la llegada de los españoles
la mayor parte del NJ estaba habitado por grupos
de "'chichirnecas", sobre todo en la transición al
Norte (de HuejuquilIa a Huejúcar), en tanto que en
la Sierra Madre sentaban sus reales los indios más
avanzados en su evolución: coras y huicholes. Todos, "salvajes" y "montaraces" lucharon con fuerza
contra el dominio español, tanto en las famosas
"guerras del Mixtón" como en otras campañas sucesivas, refugiándose en las montañas los huicholes
y coras para evitar así su extinción, lo que ocurrió
dores eran tlaxcdtecas, "indios mansos" que, con
sus animales domésticos, su agricultura y su devoción por la fe católica sirvieron de ejemplo a los
"indios salvajes". pero los pobladores de la sierra
no aceptaron el dominio espaíiol. Las montañas se
convirtieron en nidos de indios rebeldes qus vivían
libres, guardando celosamente sus costumbres, ritos
y ceremonias paganas, entre las que se incluia el
uso de peyote.
La conquista de la Sierra Madre f ~ costosa
~ e y llevi> mucho tiernpo, hasta que en el siglo XYIII se
'alcanzó el dominio colonial. Fueron famosas las
rebeliones indigenas de 1585-1Sí39 y la de Nosti;
(Mezquitic) en 1704.
Al respecto, es con satisfacción que leímos la
conferencia del Dr. M. Paredes Espinoza, publicado
en el No. 54 (junio-julio de 1984) en el periódico
local "Mi pueblo", de Mezquitic. Tiene puntos de
vista similares a los nirestras, en el sentido de exaltar la defensa que los indios caxcanes hicieron de
su tierra, al momento de la invasión espaílola. Y no
es por un "regionalismo" excesivo o por un torpe
"nacionalismo", sino porque la justicia estaba de!
l.acIo de los indígerras y i;i suya fue una vigorosa
lucha por el espacio que liasta entonces les pertenecía. Dice Paredes: "Por otra parte en e! siglo XVT,
de acuerdo con las tradiciones recogidas por Pantecarl, los indios cazcanes habitaban la llamada
zona cazcana, que c s m p r e ~ d ela actuai zona Norte
de Jaiiscv y Sur de 2 a c a t e c . a ~desde
~
principios
dcB siglo X11, provenjerrtes de algún luptir situado
en I r j n12~i*zteri?ode 12 ~roírincialiarnada Aztafefin
(dugiir de Iris g~irzrzui5 2;s SL: mig~'aciOx1hacia vi
Sur fueron acompañados de muchas familias
nahualtecas. Los cazcanes "rústicos mexicanos"
-agrega- transitaron su camino por los valles de
Poana, Xúchil, Saín, Trujillo, Fresnillo, Valparaíso,
Zacatecas, Maipaso y Jerez y en un valle que Ilamaron Tuitlán fundaron una gran ciudad y de allí, por
mandato de su Dios Huitzilupochtli, emprendieron
la conquista de los valles de Tlaltenango, el Tefil,
Juchipila y Teocaltiche; pelearon valerosos y ferozmente contra los belicosos tcuexes, zacatecos,
cuacliichiler y otros inrnemoriales poseedores de los
territorios conquistados. Fundaron poblaciones
como Jalpa, Apozol, Nochistlan, Jalostotitlán,
Mexticacán y Yahualfsa, viviendo consta~ltemente
en estado de guerra con sus vecinos, por cenf uriris".
Más tarde el autor habla de la i'al~~osa
victoria -rndígena de X~chistlán(hoy de Sacatecas!, en la cual
los caxcanes (cazci-ines) h i c i e r o ~I~ilira los esp,czfioles
y sus aliados t Iaxcaltecas ( p ~ c odespués murió
Pedro de Alvarado, resultas de esa huida). f errnina
Paredes: "el ejercito elaviado por el Virrey O.
de Mendoza atacó de nuevo el 29 de septiembre de
154 1 y obtuvo la victoria. Sin embargo, no fue sino
"meses después" que los intrusos vencieron totalmente con la toma del cerro kl Miztón: "Fray
Bartcílomé de las Casas, después diría que los indios
al morir preferían ir al infierno para no volverse z
encontrar a los cristianos. En todo caso, la derrota
cazcana del Miztón, en que unos "diez mil indios despeñaron antes de caer presos, diez mil indios
fueron muertos, tres mil más cayeron prisioneros y
los demás se dispersaron", señala el fin de la rebelión indígena más importante de la conquista espailota por e.stas tierras. Poco antes de la toma del
Miztón, Tenamaxtli cayó preso del Virrey de Men154
I
i
P
doza, pero logró escapar y su rastro se pieide para
siempre aunque muy probablemente luchb en el
hfiztón y rnuri6 en libertad. Así, escribiendo u n
gajo de epopeya, se verificaron, por allá eni el allo
de t 541, las acciones guerreras qtie le dieron doloroso nacimiento al Jalisco moderno", dice. Por lo
menos nació eI Jsrisco zoloilial, dcdarariamcs nosotros.
t
3. L m mirzas de Bolaño Y
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L
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1
-4unque desde e! XVí st; ~ a ~ o c i e r oalgunas
n
fique?as d e la zan,z del cañón de Boiaños. 12 actividad xio
I;e 4esanoll6 a ibíido sina hasta b;eíl entrado el
.;iglo XVZZI, pues "en 1730 el narivo Nicolás Grllis-.
n - z ~descutlrhtj una nueva veta d,: plata cerca de !ij
qire había sido explotada u n siglo y medio sn tes.
Hofaños renaci6, awlque p(31-supzesto los espaiir:J;r.s
::,íg.~mto controlaroíi la situaci~rl.F-.;.n f 7-36,José d e
Lanas abrió la mina de Scczv6rr7pero la verdodert:
1 cnazmzn empezó en 1744, cuande Jum Francisco
darrar;co d e ~ ~ u b r i ó--frente rr. la Ri~iconabade la
Play;r- u12 r i c ~filáal que dariz celebridad i?B real
por el resto dzl siglo".
"Con Atas y bajas, el auge de 8olarios duró medio siglo. De !747 n 1 76 1 la producción de plata
alcanzó a dos millones de pesos ,1 año, reyresentando el 1SO/o de1 total obtenido en !a Nueva España.
Alguien asegura que en su primera época de bonanza, la. producción argentífera fluctuaba entre tres y
cuatro millones de pesos al año, o sea la tercera
parte de toda la plata que producía el país". (K.
Müller). Tanto A. de Hurnboldt en su famoso E'nsajm político sobre el Reino de la Nueva Espana,
colno D. A. Bradiilg ( "Miszerns j 1 comerciantes en el
lWéxicc) borbónico [ 1963-18 1U]", FCE, 1975)
aportan datos valiosos sobre Bolaños (Tepec) y sus
minas. Dice Hunlboldt que este mineral dio a las
casas reales entre 1?%8y 1789 un total de 364 000
niascos de plata, o sea un 4:h de la recaudación
y se refiere a las inundaciones
general de esos
e inceridios que causaron 1a sensible baja de la producción eri 17874792. El propio autor seiiala que
kiaciz el final del periodo colonial Bolaños y minas
cercanas de la Nueva Galicia entregaban anualmente
unos 230 mil marcos de plaha (un lQO!O de la suma
t d a l j.
Por su parte. Brading dice que de 1747 a 176 f
en bolaños se estableció en 1752 una caja real. Más
tarde decreci6 la actividad y A. de Bibanco "Le devolvií, la prosperidad a Bolaños" (1770-1780).
Se rehabilitó la mina y contrató indios tlaxcaltecas
de Colotlám para trabajar en los tiros; después fue
J. Sierra Urufiela quien impulsó las actividades,
tanto mineras como comerciales de la localidad.
Pero la calidad de los minerales bajó y la "compañíd' formada años antes, cerró sus puertas en 1798,
Acerca de estos sucesos A. Lbpez Miramontes concluye que a principios del XIX todo se conjugb
para obligar a la extinción de la real Caja de BolaRos, en 1806. Actualmente pueden aún contempllirsd eii Bolaños 10s edificios que evidencian el
"augt: rr~inero" de esa ciudad: la casa de Moneda o
Caja Real (i752-'1807) en c ~ y op9rtico se ostenta
rb Ag~_riiadc los Habsb~irgo;la propiedad de A. Bic a n w (Vivanco) y otras I-iay en ruinas.
Dt'~p:oés Ue 12 Independencia, ciparentemente
.t i.-ic :;!.-aci*-;sc ~ l -r O Slibros de Wtllnboidt, varios inver>2onio~a~
~r-giesesst3 interesaroíl por reactivar las
[riii:~: 6 2 &->d3 c. y e11 1 8 24 se e~y~barcarori
mmbi;
a Tarnpico 15 tkcnicos y empleados de la Cía. de
Bolaños ("aventureros de minas"). Para entoiices
la zntigua ciudad, que llegó a tener 16 mil habitantes en 1760, era ya un "pueblo fantasma": ea? embargo, renació por un breve periodo y en 1833
alcanzó 5 000 personas. Dificultades d e todo tipo,
entre ellos la inestabilidad reinante eri el país, la
leva practicada entre los mineros y el vencimiento de
contrato de arrendamiento, condujeron al cierre
de la mina y la salida de los ingleses, en 1834. Pero
lo hicieron con una medida crimii.raf: como dice
L.J. Arellano Ramírez (en LOS avelztureros de
nzi~zaserl Bulafios, U de G, 1982): "Había que destruir lo realizado por ellos. Ciento cincuenta trabajadores murieron asfixiados en el interior de los
tuneles. El incendio, provocado en una de las minas
"que se comunicaba con los demás", propaló su
destmccibn subterránea e inutilizó los socavones
por más de cirico años. La venganza de los ingleses
estaba consumada. Y io estaba también la historia
de la compañía británica en Bolaños". Según K.
Müller, en el incendio final pereceriori 150 trabajadores. Curiosamente, !os daílos fueron tan c u a ~ t i o sos. que ni siquiera 21; !a epoca porfiristci se yudo
rehabilitar la mina; aunque ya en 1920 trabajtiaba Za
pianta de flotación, sólo en 1971. "la compafiia
estadounidense Kennecoit ii~vírtií,varios rnilioi~es
de dólares y los mexicanos aportaron sus c ~ n o c i mientos de minería", lo cual se tradujo en P; I?U~\JO
"renacirnit'r~t~"
de Rolafios, con alretiedcir de 5 000
habitantes para 1986. Ea "n~exicanizaciirn" de la
minería convirtió a la empresa en iraclanal, pero
sus labores están íntima mente ligadas r i X mercada
internacional de la plata, principalmente el d c Estados Unidos.
Pocos datos histbricos específicos hay sobre el
otro mineral, San Martín de Bolaños, pero hoy se
cuenta ahi mas de 3 000 pobladores, entre ellos
300 trabajando en la mina y /a fundidora "de plata
y oro", que según se nos explicá, tiene unos 4 años
de haber sido rehabilitada.
4. Datos y probkmas del Norte de Jalisco en el XIX
Para el siglo XTX existen muchos dociirnentos -pero escasos libres-- que tratan de la situación en el
"Octavo Distrito de Colotlán", donde se habd
con mayor proflindidad es en el manual del ge6grafo y profesor Manuel López Cotilla, uno de los
innovadores en la enseñanza de la Geografía en el
país. Su libro se titula Noticias geogrbficns y estadí~ticas del C~partaw~t.rzaode Jalisco (18431,
publicado cuando estaban los gobiernos centralistas
y por lo tanto no se refiere al estado de Jalisco, perc ello iio resta importancia al trabajo de López
Cotilla, ilustre investigador jalisciens~?aunque él
niismo hace ver la insuficiencia de datos entonces
e ~ i s t c n t e para. formar un volumen más o menos
coapleto. Así dice: "Habría sido necesario mandar
a las Distritos comisionados expensados e ins tmid ~ s que
,
baj:: un mismo glan Iiubierm reunido y
ordenado las rl~ricias;pero las circunstancias del
eraric no permitian tales gastos y los trabajos que
la .?hrs demanda debíamos todos hacerlos sin causar
al i';ahier~io :iingun gra~anícn.Así lo ha verificado
13 Cumlr;on. y s a pesar de sus esfuerzos, rio tiene lu
connp!acencia dc presentzr a. Za Junta un2 obra
q u e pueda figurar por sí, !e cjlr~da2 lo menos, la de
ofrecer a Ia misma y a las autoridades dc JaLsco un
maniiaf estad ís tito del Deparfornei~toque facllitarri
en muchos casos el dssernpeño de ~ u satribu(;iones9'.
El Distrito estaba dividido entonces en dos Partidos, el de Colotlán y el de Bolaños, sobre los cuales
se presentan informaciones diversas, y algunas palabras centeniendo datos generales aquí muy resumido :
a) Distrito de Colotlán, Las minas. "El mineral
de más nombradía que hay en el Distrito es el de
Rolaños, que tiene diversas minas de plata, cobre y
plomo: sin embargo de que las primeras no producen cuanto debían por la abundancia de agria que
las inunda. Al O. del pucblo de Chimaltitán se iialla
una sierra con algunas minas de plata, y cn lüs iamediaciones de San Andrés del Teúl se encuentran
otras del mismo metal y de niagistral. Casi en todo
el distrito se descubren vetas de salitre, cal, sctritems finas y comiines, y en la co~riyrerisióridel pueblci de Mu-júcar, cerca del. ranckio de San Jssk de
los hIárquez, de piedra tecal m u y fina"' Sobre
firn$[erizas dp deiinzifaciórz, "Lo. limites de este
ristrito presenta11 varias irregularidades q i i e dificult:m ::S dcrriarcación exacta. El pueblo dz Noscic,
que p e r t m t c e al primer Eaartido, $61~.1
roca c m el
segundci por el catióa de una barranca q ~ i lo
? cornunica por el S con ci de Azqiasltán. Los Cfc>sde M e z quitic. Sai-i Nicofás; Soledad, I'imzcmpa, Sai:
Aridrés dcl ñ'ehl, hueva Tlaxcala, y la v i l k tlc
fIfliiejuquj!la se ensientran rodeados por los limites
dc 10s DI-pc?r:a!r,tntoc: de Zacatecas y Duranga. E1
pieblu de ?;uav-3 I'lauca;a se Iiallrz iiirido tle ial n u m:a al niincral de Chdcl-iihuite cki Departameriw
de Zacntecas, que l;i divis!cin d~ a r n b ~ sIa forma
tjala c c i k que se dirige de h. a S. Así p~ies,i;'*r tridüir estas irreguláriGa:te.;. 13s i í n ~ i t a sdel Distrito
son: por el NE. con los Partidos de Monte Escobedo
y Tepetongo del Distrito de Jerez del Departamento
de Zacatecas; por el SE. con los Distritos de Villanueva y Tlalternango del mismo Departamento, por
el SO. con el expresado de Tlaltenango y con el de
Tepic, y por el NO. con la sierra del Nayarit".
Conforme al plano formado por D. José María
Narváez, en donde no se consideraron estas circunstancias, el Distnto de Colotlán confina por el E: y
SE. con el Departamento de 2acatecas;por el S. con
el Distnto de Etzatlán en una pequeña parte; por el
0. con el de Tepic, y por el N. con los Departamentos de Durango y de Sonora7'. (sic) iVéase cómo la problemática de límites se arrastra desde
siempre!
b) Después, López Cotilla se refiere al Primer
Partids de Colotlán (región nororiental del NJ),
cuya "capital" tenia 2 483 habitantes, de ocupación
agrícola, de arriería y tejido. Luego enumera los
poblados, desde Santa María de los Angeles a Huejúcar (el segundo en importancia), y Huejuquilla el
Alto, asá como las haciendas y ranchos.
c) El s e g u ~ d oPartido de Bolafios, coi1 cabecera
en el mineral del rnismo nombre ( 5 174 habitantes),
que entonces estaba ya "en abandono por haberse
anegado sus minas, y en el dna se trabajp por una
compañía inglew". Este Partido unía al propio municipio de Bo1&os, Sm Martin, Totatiche y
Chimdtitári.
El Resumen general del Depa~tamentoseñal.al_la
para el Uistritcr de Coliotlán:
For SU parte, 3f.ciriano Bárcena ofrece el panorama de los Cantones, Departamentos y municipalidades del Estado de Jalisco en su E ~ s a y oestadístico, publicado en pleno porfitismo (2888), es decir
Población total
4¡ 37 1 personas
Superficie en leguas2
Habitantes por 1
Ciudades
Vilías
Pueblos
Congregaciones
Minerales
Haciendas
Ranchos
Parroquias
Ayuntamientos
Escuelas Públicas
Fanegas de siembra
(maíz y frijol)
hace casi exactamente cien años. Seguía, no obstante, utilizando los cantones, que eran una especie de
región administrativa y, curiosamente, los Departamentos, herencia ya poco útil. Su descripción no
resulta interesante y después realiza una enumeración de los accidentes y factores geográfico-físicos,
que tampoco nos sirven en este momento, pasando
luego a dar algunos datos de cada pueblo de cuantos
integran los cantones, así como de producciones
genéricas de la agricultura. Quizá la utilidad del libro
de Bárcenas consiste en poner sobre la mesa todos
los conocimientos -entonces embrionarios- existentes sobre Jalisco. En un cuadro se señala la cifra
de 60 135 personas como el total de habitantes al
3 1 de diciembre de 1885. De ellos 10 298 vivían en
Huejuquilla, 9 868 en Colotlán y 6 738 en Bolaños,
con cantidades menores en el resto que son solo 6
municipios, pues no existían los de Villa Guerrero
y San Martín de Bolaños. No tenemos más remedio
que usar la obra de Bárcena como eso: un libro
hecho al estilo de su momento. Sin embargo, el de
López Cotilla resulta máts didáctico y útil.
Posteriormente se siguió reflejando en las obras
de Jalisco la escasa importancia que se otorgaba a
la investigación regional y por lo tanto, hasta bien
entrado el siglo XX no existían manuales con descripciones y cifras bien fundadas sobre la situación
real del NJ. Después de 1950 un nuevo capítulo se
abre,'al menos por lo que respecta a la necesidad de
dar al conocimiento regional su obligada dimension :
la Geografía ha avanzado a jalones, pero en este
aspecto falta dar uno más para que las regiones de
Jalisco alcancen su proyección debida y así coadyuven al desarrollo económico y social menos dislocado y pleno de brutales contrastes, que todavía
caracteriza al Estado (y no sólo a éste sino a todos
y en general a la República).
5. El "caudillo" Lozada y su rebelión
Hacia los años 70 del siglo pasado, el Cantón de
Colotlán (NJ) contaba con unos 49 mil habitantes
en total y "estaba totalmente ausente de vías de
comunicación e incapacitado para integrarse a una
producción mercantilista", dice M.A. Aldana Rendón en Rebelión agraria dc Manuel Lozada: 1873,
S E P 8 0 , 1983. Las anteriores palabras parecen exageradas, pues no se toma en cuenta la actividad
minera de Bolaños, que ya había florecido en la
Colonia y luego hasta 1844 (véase "E1 desarrollo
económico de Jalisco. 1821- 1940" del mismo autor,
1978). Por aquel año de 1873, la economía (fuera
de Bolaños) era predominantemente agrícola aunque de autoconsumo, sobresaliendo tanto Colotlán
como Totatiche. Huejúcar y Huejuquilla. Las leyes
de Reforma habían conducido al temor de los
grupos indígenas por verles arrebatadas sus tierras,
a pesar de los "reglamentos" y circulares de Ogazón
y JuCirez, redactados para evitarlo. De hecho, antes,
durante y después del "Imperio" de Maximiliano se
despojó a los indígenas de todo el país, de vastas
extensiones de terrenos: según Aldana, de esos hedios surgiría la "lucha por la tierra" acaudillada
por el cabecilla conservador Lozada, en Nayarit y
parte del NJ.
Respecto a las comunidades de la Sierra, el autor
concluye : " 1) Era tal el aislamiento de los pueblos
que inclusive la Iglesia había perdido su control
religioso sobre ellos. 2) Los indígenas, arrumbados
cada vez más por el avance de los hacendados sobre
sus propiedades, observan una conducta natural de
temor ante la fuerza del mundo "de fuera", que los
insta a encerrarse con mayor brío en el suyo y en
su costumbres. 3) La incomprensión por parte de
los liberales y conservadores de que el problema
indígena no era un problema solamente de cultura,
sino originado en las condiciones de explotación y
que mientras ellas no fueran superadas, el progreso
cultural y política sería imposible (situación que,
por lo demás, era altamente favorable al proyecto
capitalista liberal). Lozada se levantó en armas desde
antes de las luchas agrarias y luego enfíló las baterías contra los liberales y se puso al servicio de los
imperialistas en 1863, dentro del territorio del
Cantón de Tepic, con partidarios también en el Norte de Jalisco. Después del Imperio, ciertos lozadistas
se proponían repartir tierras a los pueblos que lo
necesitaban, lo cual se interpreta como un "antecedente de los repartos agrarios", no obstante que
-dice Aldana- Lozada "No podría ser otra cosa
que reaccionario", a pesar de que rompió en 1866
con los imperialistas. Nadie niega que Lozada
pueda catalogarse entre los nay aritas precursores de
la futura separación de ese Estado, pero no ver su
carácter de cacique regional, que además deseaba
gobernar buena parte del NJ y Mascota, es cometer
un error. Tan es cierto 10 anterior que hubo alzamientos lozadist as en Huejuquilla y otros poblados.
Fue un nayarita cabal pues al morir se refirió sólo a
Nayarit conlo a la tierra por la que procuró "su
progreso. engrandecimiento y prosperidad"."
Se ha continuado escribiendo sobre el movimiento lozadista como fenómeno social y así L. Reina
en "Las rebeliones campesinas en México (1 8 191906)" insiste en 1 ) al principio de la rebelión "no
hay noticias de reivindicaciones agrarias", 2) habría
que verlo en el marco de numerosas protestas a m a das por la situación general que el país (y el Centro)
guardaba: por ejemplo el movimiento del cantón
de La Barca (1854) y otros. 3 ) En 1857 "se dispuso
por mano de los propios campesinos los primeros
partos de tierras en la hacienda de Mojarras" y
de ahí en adelante el movimiento de Lozada parece
tomar fuerza, arrastrado por las aspiraciones de las
masas rurales. 4) Los decretos de desamortización
de 1856 pudieron interpretarse como medidas ar5itrarias para despojar de sus terrenos a las comunidades. 5 ) En i 866 Lozada "llamó al orden y la
obediencia" a los campesinos, a pesar de que decía
desligarse del "Imperio". 6) Hubo graves divisiones
en las fuerzas lozadistas (defección de P. Núñez,
etc.). 7) El Plan Libertador de 1873 fue una nueva
ctapa en la rebelión, pero "no hubo (ahí) un solo
artículo destinado (sic) al problema de la propiedad de la tierra" pero sí varias alusiones a la "de-
fensa de la religión católica". S) La muerte del líder
acabó con esa fase de la lucha por los derechos de
Nayarit y -hasta un punto indeterminado- por
los derechos del campesinado en la Sierra de A!Xca
y el Norte de Jalisco. Decimos "hasta cierto punto9'
porque la historia social la hacen las masas, siempre
hasta 1879 e incluso en 1902 -ya como acto precursd de la Revolución- se reprimió a una "organización para la defensa de las tierras".
Hay todavía dos interesantes fuentes más sobre
el "caso Lozada": una redactada por el grupo de
Co~nunidad(Universidad Iberoamericana, Vol. IX,
No. 48, 1974) y reproducido en Lecturas históricas
de Jalisco, Tomo 11, Gobierno de Jalisco, Guadalajara, 1981, pp. 33-53, y la otra, en un alegado
"regionalista" de A. Robles Castillo (1 965). En la
primera, se afirma que Lozada era un jefe campesino
"nato", que "jamás traiciona a sus principios",
pero que por haber colaborado con el "Imperio9'
sus luchas se enfrentaron a fuertes problemas prácticos. Se dio cuenta de los grandes obstáculos que
la vida política le deparaba en sus acciones por la
tierra, considerando que Lozada quería una "reconquista de los derechos" por parte de los grupos
indígenas, oponiéndose en ello a quien fuera. Según
esos autores, el de Lozada es un movimiento "agrario y localista", sin sentido de "nacionalidad",
pero afirman -erróneamente- que "Los movimientos campesinos jamás son movimientos revolucionarios" (?), olvidando el ejemplo de Zapata en 1911019, los de China hasta 1949, de Vietnam, etc.
Terminan con una aseveración aún más atrevida:
"los liberales cometieron un craso error político
con la promulgación de las Leyes de Reforma (pues)
los campesinos vieron en ellas un atentado a la reli-
gibn y a la propiedad comunal" (? !) La verdad e5 lo
contrario: las leyes de Reforma eran no sólo histórica y económicamente indispensables, sino
inevitables en el México del siglo XIX.
El folleto de A. Robles Castillo usa un lenguaje
de plano desorbitado, haciendo creer que todos los
gobernantes, entre ellos Juárez (mezclado ahí con
Miramón) en aquella época representaban al centralismo, para desmembrar Jalisco y "quitarle'.' Nayarit .
Acusa a Lozada de haber estado al servicio de "los
latifundistas criollos, españoles e ingleses", entre
ellos la casa Barrón Forbes y Cía; haber "invadido"
Jalisco y recibido de Napoleón 111 la Legión de
Honor francesa: según ellos el Plan Libertador fue
redactado por Lozada como último recurso para
convertirse en jefe regional. Tanta inquina de Robles
Castillo se explica por su alegado en el sentido de
que Nayarit fue formado cercenándole un buen
pedazo a Jalisco. Conio el municipio nayarita de
La Yesca supuestamente colindaba eii 1965 con
Zacatecas, el autor decía que el NJ había sido separado del resto de Jalisco. Lo único cierto aquí -a
nuestro parecer- es que efectivamente hasta hoy
existen problemas -y son serios- de límites y de
"influencia" económica nayarita en el "cuello de
botella" que territorialmente s i une al Norte con
el resto del Estado. El mismo autor reconoce que el
16 de febrero de 1945 se firmó un acta por los
gobiernos de Nayarit y Jalisco, con-el fin de dar solución final al problema.
El propio Jean Meyer, analista de los movimientos
campesinos y en especial del "lozadismo" en Nayarit y la Sierra Madre, recuerda en sir recopilación
de artículos titulada Esperando a Lozada (El Colegio de Michoacán, Zamora, 1984) que entre 1874 y
1876 allá se suceden "levantamientos por motivación religiosa contra la política anticlerical de (Sbastián) Lerdo de Tejada; hay "relingos (religioneros)
en toda nuestra región". Uno de los méritos de ese
autor es el de haber desenterrado los innúmeros
pleitos sobre tierras ocurridos en esa región "diferente del Centro" (o sea de los Estados alrededor
de la capital) desde 1826 por la posesión d e tierras,
sobre todo entre criollos latifundistas e indios (en
Jala, Jora, Jomulco, Ahuacatlán y otros parajes del
actual Nayarit y también en Jalisco). Que las comunidades indígenas sufrieron con la aplicación ocasional de las leyes de desamortización es algo cierto,
pero el mismo Meyer duda que la rebelión d e San
Cristóbal y Zacoalco (Lago de Chapala, 1855-57)
pueda llamarse "ind ígena", por ser un "movímiento
netamente agrario". Para 1833 ya toda la zona hasta
Zapotlán el Grande se había "amotinado" por el
problema de los terrenos y en 1856 Ignacio Aguirre
pedia "hacer propietarios a los que no 10 son: para
evitar una "guerra de castas".
Sin embargo, la "cola" reaccionaria de la rebelión
en Chopala jr La Barca quedó a la vista como secuela
de la Guerra de tres años y además se mezclaban en
ese aÍío de 2856 acciones de bandoleros y gavillas
(incluso -como mencionanlos páginas atrás- entre
Bolaños y Colotlán). El famoso Tigre de Alica se
encargó de autotitularse palad in de los "principios
conservadores" 185 7). Por otro lado, existían al
mismo tiempo "guerrillas y gavillas" liberales, que
levantan también la bandera agraria, de tal manera
que hablar sólo de kozada o de los reaccionarios
como paladines de las causas de lucha por la tierra
es un error. De hecho los originales repartos y robos
de terrenos indígenas comenzaron desde la época
colonial y se acentuaron a fines del siglo XVIII, pam continuar en toda la primera mitad del XIX. Por
ello el propio Meyer señala que "La ley Lerdo. . .
no pudo haber sido la causa directa de levantamiento de los pueblos indígenas de la región chapáli'ca,
íampoco de la insurrección de Manuel Lozada. . .
"Sus agravios (en Nayarit) eran más antiguos y remontaban la época de la colonia".
6. La guerra cristera defendida a medias
En el libro de Jean Meyer, citado en el subcapítulo
anterior, se reconoce -entonces- la existencia de
luchas "con motivación religiosa'' desde muchos
años antes del comienzo de "la cristiada". Y eso
resulta lógico si se recuerda que el Occidente de
México fue una de las zonas -si no la más importante- donde el poder (temporal y espiritual) de
la Iglesia se afianzó con mayor firmeza a través
de los 300 años del coloniaje y de los pimeros 70
del siglo XIX. La razón de esto debe buscarse en la
estructura de la sociedad, donde -al igual que en
Puebla y otras entidades del Centro (hoy CentroEste- el aparato clerical enraizó en el sistema de los
grandes latifundios eclesiásticos (y después en el de
los civiles); gracias igualmente al dominio inflexible
en las conciencias del campesinado y de las gentes
de clases que pertenecían a estratos dominantes. La
historia del Occidente fue a este respecto plena de
contradicciones, como evidencian las constantes
revueltas en el campo; el levantamiento armado de
D. Miguel Hidalgo y José María Morelos en 1810
idel que nunca debe olvidarse el haber sido acaudillado precisamente por dos sacerdotes, únicos caudillos a quienes seguían las masas irredentas! En
168
este caso se plasmó el no tan raro hecho de que una
creencia religiosa ayuda a una causa social (véase
Irán en 1987), aunque a veces no sea posible distinguir el contenido de la forma y no resulte fácil
desentrañar el fondo socioeconómico que lo motiva.
Durante todo el periodo de luchas entre liberales y
conservadores, el Occidente fue escenario decisivo,
pues, por su situación en el mapa, quien a largo
plazo dominaba el Bajío era dueño de la nación
entera. Así se suceden -a escala de todo el Occidente dentro de la nación- las contiendas de ejércitos, mercados y capitales, movimientos migratorios,
pugnas de todo tipo respaldadas por ideologías
opuestas y acaudilladas por grandes, medianos y
pequeños jefes. Lo mismo fue durante la Revolución
Mexicana y después, en una eterna confrontación,
que lo mismo aceleró que retrasó el triunfo de causas más o menos puras o impuras.
Hablar del Occidente sólo como una zona donde
siempre hayan prosperado las tendencias reaccionarias es otra de las falacias bastante difundidas: más
bien ha sido siempre teatro de encontradas tendencias, cuya oposición se dirimió por medio de las
armas; de la toma del poder político y el dictado
de las nuevas leyes; o bien gracias al dominio de
una u otra concepción educativa o en las conciencias
todas de la gente. El Occidente dio -de un lado- a
un Fhdalgo y a un Morelos, a un Gómez Farías y
más tarde alimentó a Melchor Ocarnpo; fue patria
chica de Francisco J. Múgica, Ignacio García Téllez
y Lázaro Cárdenas; y al mismo tiempo cobijó las
correrías de un Miguel Miramón (véase Mirámón, el
hombre, de José Fuentes Mares, 1975) y las tropelías de Antonio Escobedo. En Jalisco concretamente, nacieron Pedro Celestino Negrete, Ignacio L.
Vallarta, Antonio Rojas, Pedro Ogazón, haariano
Otero y Ramón Corona, pero allá también gobernaron gentes como Paredes y Arillaga y reinaron los
sátrapas de las minas guanajuatenses. Ahí, en el
Occidente -o muy cerca de su territorio como
Querétaro - se jugaron grandes cartas del destino
nacional: Liberación de los esclavos en Guadalajara,
Puente de Calderón, Cerro de las Campanas, Celaya,
otra vez Querétaro en 19 17.
Pues bien, el Norte de Jalisco se vio afectado directamente por un gran conflicto: la llamada "guerra
cristera", sobre la cual conviene detenerse, con la
brevedad del caso. El libro "menos parcial" que se
ha escrito alrededor de los cristeros es el de ~ e a n
Meyer, La cristiada en tres tomos, aparecido en
1973 (octava edición de 1983) por Siglo XXI
Editores.
En esa obra se revive el origen del conflicto cristero, pues según Calles, Jalisco era "el gallinero de
la República", es decir el Estado donde "los católicos eran los más alborotadores". De ahí Meyer pasa
a afirmar -sin demostrarlo que "los cristeros no
fueron: agentes de La Iglesia, católicos políticos?
lacayos de los obispos ni instrumentos de la Liga"
(organización política católica). Segur1 estos organismos los cristianos querían una resistencia "pasiva
y pacífica" pero al mismo tiempo según el Ossen~atore Romuno de 2 de agosto de 1926 "no les queda
a las masas. . . otra cosa que la rebelión armada" (!l.
al tiempo que la Liga sostenía "un radicalismo intransigente" ( ;Vaya pacifismo activo que enarbolaba!).
Una política de contención a la Iglesia corno
fuerza política chocó con esa intransigencia antirrevolucionaria y la guerra estalló, desde Jalisco a
Zacatecas, Michoacán y ~ u a n a j u a t o .Para hablar
sólo del Norte de Jalisco, mencionaremos algunos
de los hechos de armas ocurridos allá y relatados
por Meyer: 1) 29 de agosto de 1926, entrada del
rebelde cristero Quin tanar en Huejuquilla el Alto.
2) Levantamiento en Totatiche (28 de diciembre) y
entrada de los sublevados en Mezquitic. 3) Todo el
Norte en llamas (enero de 1927). 4) Ataque federal
a Huejuquilla, el 25 de enero de 1927, que se ve
prolongado todo ese año y el siguiente con nuevas
acciones de ambos lados. Los "municipios cristeros"
eran Totatiche, Villa Guerrero, Bolaños, Chimaltitán, San Martín y Atolinga. 5) En 1929 continuaban
los combates en Colotlán (que no pudieron dominar los cristeros), Huejúcar y zonas vecinas de Zacatecas. Para mayo los sublevados se hab ían apoderado
de buena parte del Norte-Occiden te, desde Durango
a Aguascalientes. Después vino "el arreglo" y la
rebelión cristera terminó en ese mismo año de 1929.
Concluye Meyer en un alarde de confusión: que
"la gente de Iglesia no dirigió ni inspiró jamás la
cristiada", pero s í hizo (la Iglesia) la paz "política".
Asegura que los cristeros combatieron en una
"guerra revolucionaria" para después afirmar: "la
cristiada es, pues, doblemente contrarrevolucionana,
contra la revolución" (de Calles) y "contra la revolución en el sentido mexicano" (?!) ¿Luchaban los
cnsteros por la tierra? No queda claro, pero sí se
puede afirmar que ese movimiento tuvo que ver
con el retraso en la acción agraria, prometida en las
leyes revolucionarias entre 19 15 y 1926, pero no
llevada al terreno de los hechos.
Después habla Meyer de la "segunda etapa de la
cristiada ( 1934-1938)", que según él corresponde
a una reacción campesina contra la educación so-
cialista, la persecución religiosa en otras zonas
(Veracruz, Chiapas) y jahora sí! "a ciertos aspectos de la reforma agraria"; Jalisco "casi no participó" en esta nueva etapa. Del fracaso de la cnstiada,
dice, salió el sinarquismo y el PAN. En suma, Meyer
sabe reunir datos y alimentar intenciones, pero no
interpreta los hechos de la historia mexicana, cayendo aquí y allá en contradicciones obvias y / o en
bur¿;r~ "defensas" de la cristiada, sin analizar el
fondo sociohistórico de ese y otros acontecimientos.
En algo sí se expresa correctamente: En "el epicentro de México, cuyo corazón es el Bajío" se encuentra "el centro de gravedad de la historia mexicana". Ahí es donde el movimiento cristero fue más
fuerte y estuvo mejor organizado". Señala a continuación que Hizzjuquilla el Alto fue "capital administrativa" de los cristeros, que pretend ian organizar
un gobierno propio. Termina con una especie de
"condena a medias" del "general" rebelde Gorostieta, por "la facilidad con la cual. . . mandaba f u s i ~
lar" (!) pero a continuación justifica las matanzas
de "la mayoría de los jefes federales y agraristas
que caían en sus manos" por. . . "la necesidad militar y política", aunque no fue en Jalisco- sino en
Michoacán y Nayarit donde los cristeros " i fusilaron
más"! Concluye: los cristeros perdieron 30 mil
hombres y los federales unos 50 mil: he ahí el saldo
de la lucha fratricida, que trajo además como consecuencias crisis agrícolas y comerciales, emigración
a las ciudades, etcétera. Las alusiones de Meyer en
la última página del tercer tomo, a San Francisco
de Asís y a Juan de la Cruz no contribuyeron a
explicar la médula del problema cristero: hambre
de tierras, sed de justicia, por culpa de una revolución que no respondió rápido a los gritos de quienes
sufrían. De ello se aprovechó la jerarquía católica
para lanzarlos a la hoguera.
Como conclusión de este tema deseamos expresar nuestra seguridad de que los egresados de la
Facultad de Geografía de la U de G sabrán mañana
-no sólo hacer estudios geográficos y económicos
sobre el terreno de las regiones de Jalisco (entre
ellos del Norte)- sino también interpretaciones de
la historia regional de Jalisco y de todo el Occidente.
!
i
VI. PROBLEMATICA REGIONAL ACTUAL Y
PERSPECTIVAS DE DESARROLLO
Angel Bassols Batalla
No se trata aquí, cuando llegamos a la parte final
de este estudio, de repetir lo planteado a través de
los capítulos precedentes, donde se han explicado los múltiples problemas a que debe enfrentarse el
Norte de Jalisco si desea salir adelante en su tarea
de romper el agudo subdesarrollo hasta hoy prevaleciente. Una idea general expresada por todos los
autores que intervinimos en la redacción consiste
en afirmar una serie de verdades que sintetizamos a
continuación.
1. El medio físico regional es difícil y ofrece
resistencias serias al progreso, repartidos como
están los paisajes de la naturaleza entre la gran
Sierra Madre Occidental y las depresiones y c a o n e s
donde se acomodan los lechos del Bolaños y otros
ríos de importancia. Los climas, determinados por
situación y relieve, no muestran la existencia de llu-
vias intensas regulares y hacia los límites con Zacatecas se entra de lleno a los caracteres septentrionales
de fuerte sequía y corta concentración pluvial.
Además, ocasionalmente ocurren nevadas en la Sierra que arruinan las cosechas. A su vez, también en
suelos e hidrografía se reflejan las condiciones topográficas y las peculiaridades climáticas , reduciendo notablemente la magnitud de los terrenos
apropiados para una agricultura de altos y seguros
rendimientos. Sin embargo, lo desfavorable siempre
va acompañado de lo positivo -incluso en una zona
tan compleja como el Norte de Jalisco- y en materia de factores y recursos naturales, esta región
puede considerarse de hecho y potencialmente,
dotada de importantes riquezas, entre las cuales
destacan algunas permanentes y otras sujetas a variación temporal. Como renovables: los pastos de
municipios septentrionales y en el cuerpo de la
Sierra Madre; los extensos bosques de la cordillera,
principalmente de coníferas y mixtos y la fauna
mayor, que debiera conservarse para su racional
uso futuro. Como no renovables destacan obviamente los minerales polimetálicos, con buen contenido de plata, en los yacimientos de Bolaños (dos
municipios). Entre los permanentes (o sea variables
en el tiempo) conviene hacer hincapié en los caudales de ríos como el propio Bolaños y sus afluentes,
que con obras diversas se pueden aprovechar para
lograr una cierta producción de energía y -muy localmente- para riego (véase mapa económico
incluido en esta obra).
La especialización regional es, entonces, obvia en
materia a) de minería extractiva en el Centro-Sur,
b) explotación forestal al Oeste, c) ganadería extensiva en el Norte y d) agricultura de temporal y10
riego en las zonas septentrionales y nororientales.
No son, por tanto, despreciables los recursos de
que se pueda disponer de una región relativamente
pequefia, dentro del panorama total de Jalisco, el
Centro-Occidente y la República en general. Si bien
no destacaría en el Estado como de alta productividad agrícola, s i lo haría en ganado bovino y caprino
(también en porcicultura, de poderse solucionar los
problemas de alimentos balanceados y mercado),
conservando su interés minero argentifero y de algunos otros minerales no metálicos (fuera de Bolaños).
Constatamos que en 19 75 sólo había dos empresas industriales importantes en la región : Mínerales
de Bolafios y Cremería, S. A - , en San Martín de
Bolaños; para 1987 debe agregarse el aserradero de
Huejuquilla el Alto (comunidad indígena de San
Sebastián Teponahuaxtlán), y otro de menor interés. En Bolaños, para 1984 se produjeron 32 855
kg de plata (1 056 3 1 1 onzas troy) que representa
la mitad del volumen alcanzado en todo Jalisco:
como en su mayoría se exporta, la actividad rinde
beneficios nada despreciables y el Norte merece
que por ello se le preste mayor atención e inversiones públicas y privadas. En 198 1 la encuesta industrial dejó claro que en la región el 42.8'10 de los
establecimientos eran artesanal-familiar y 5 7.1 de
tipo taller extra-familiar (no se incluye la gran minería de Bolaños).
El atraso de la ganadería en Villa Guerrero fue
referido por R.D. Shadow (Relaciones, El Colegio
de Michoacán, No. 29,1987), para concluir diciendo
que a pesar de incrementos alcanzados en la producción (hasta 1976) la actividad ganadera "retiene"
muchas características típicas de sistemas "extensi-
vos", pero el nivel técnico ha mejorado. Sin embargo, decreció la producción de maiz y se depende de
los alimentos básicos del exterior: por tanto "en
Villa Guerrero (. . .) no se puede concluir que haya
ocurrido un verdadero desarrollo" (y) "parece que
incluso se ha agudizado la brecha que separa a los
acomodados, del resto de la población". No obstante, el municipio sirve ahora las demandas de
mercados extrarregionales e internacionales.*
El corte del PEA en 1980 mostraba un total de
17 422 personas, de las cuales 11 285 se dedicaban
al sector agropecuario, 4 349 al industrial y sólo
2 122 al de servicios, señalándose un incremento
en el segundo renglón respecto a 1977: ojalá sea
una tendencia estable hasta la fecha. Aquel mismo
1980 existían en la región 5 5 localidades que
contaban con servicio eléctrico, proporción aún
bajas (en total hay 126) y en 1986 en periódico de
Guadalajara se señalaba que "en Ia región Colotlán
solamente el 39.48'/0 de la población cuenta con
servicios de agua potable y escasamente el 0,7*/0
dispone de alcantarillado (. . .) El 6 1.49*/0 de los
habitantes disponen de fluido eléctrico. Los censos
de servicios (1975) mostraron que en el Norte de
Jalisco había sólo e1 0.75% de los establecimientos
del Estado y el 0.14 de la inversión bruta fija,
mien tras la población regional llegaba a representar
casi el 2.1/'O . Lo mismo sucedía en materia de comercio: l .17 y 0.46Oj0: todo ello evidencia el
gran atraso relativo de nuestra zona/
Por todo ello no es sorprendente que en el bien
documentado estudio Geografia de la marginación (COPLAM AR-Siglo XXI Editores, 198 2) todos
los municipios del Norte de Jalisco hayan quedado
catalogad os como municipio S marginados, con cifras
sorprendentes de atraso respecto a otros de la misma
en tidad. Entre los de marginación alta se encontraban Huejúcar, San Martín de Bolaños, Villa Guerrero, Mezquitic y Bolaños; en el grupo de marginalización muy alta no figura ninguno, en tanto que
sblo rebelan marginalización media Huejuquilla el
Alto y el resto de la región.
Ya desde 1973 (Jalisco. Estrategia de desarrollo)
se indicaba que Colotlán reunía los caracteres apropiados para ser un "polo de desarrollo", dentro del
entonces operante Plan HUICOT, sobre todo para
la subregión Noreste. Nosotros pensamos, 15 años
después, que además de Colotlán (que ya ha venido
recibiendo mayor atención y su desarrollo se ha
acelerado) debieron considerarse nuevos centros
subregionales dignos de atraer inversiones del más
alto grado, entre ellos Bolaños en el centro, Huejuquilla el Alto y Mezquitic en el Norte y Noreste.
2. El llamado problema indígena, en el Norte de
Jalisco y en todos lados del país, puede afrontarse
desde diversos ángulos. El primero -y el más fácil
y cómodo, porque no compromete a definirse ideológicamente- es el muy utilizado por ciertos antropólogos y/o sociólogos superficiales, que sólo se
dedican a señalar la utilidad de "conocer" al indio,
sobre todo sus costumbres y modos de vivir, dizque
para conservarlos contra las acechanzas del capitalismo rapaz que los desea destruir. Otro es el sensacionalista, el cual utiliza a los ind ígenas para vender
libros o artículos que causen "bronca" y permitan
a sus autores acumular puntos en su carrera profesional y además volverse "famosos". El tercero tiene
que ver con la ayuda del Estado nacional (a través
del INI o fuera de él) para sacar al indio de su atraso
y miseria e "incorporarlo a la patria mexicana" Un
cuarto es el de las sectas religiosas protestantes, que
se acercan al "natural" con oojeto de "ganar su
conciencia por un puñado de centavos". Otro más,
a nuestro parecer el único válido, es el de "tomar
el toro por los cuernos" económico-políticos y por
ende sociales y culturales, para tratar de ayudar en
el camino de liberar al indio de la opresión y la
pobreza.
Ejemplos de cada caso los hay múltiples: mencionemos sólo algunos de ellos, que se acomodan a
los distintos ángulos expuestos más arriba. El primero que habló in extenso sobre los huicholes (en
menor medida respecto a los coras) fue el gran viajero noruego Carl Lumholtz, quien en 1904 publicó
su impresionante México desconocido. Es una obra
de interés, aunque ve a los indígenas como objeto de
museo, digno de ser estudiado pero no "tocado".
Sin embargo, con tiene numerosas observaciones
útiles, dignas del "descubrimiento7' que Lumholtz
entonces hacía y también señala objetivos económicos y recursos potenciales para el futuro desarrollo de Nayarit y el Norte de Jalisco. También se
refiere a la discriminación social de que los huicholes eran objeto y de los innúmeros pleitos por tierras
y riquezas, entre pueblos y grupos, lo cual continúa
sucediendo hasta la fecha.
Otro librito, éste sí de tipo de los "sensacionalistas" es el de M. Palafox Vargas (INAH, 1985) que
explota las supuestos o reales excesos de Violencia,
droga y sexo entre los huicholes. Si bien narra cosas ciertas, se queda en la superficie de los hechos y
s61o sirve para exacerbar el morbo. De mayor jerarquía es el trabajo de P.T. Furst y S. Nahmad sobre
los Mitos y arte huicholes, donde incluso se relacionan esos fenómenos con la "localización y habitat
de coras y huicholes", incluyendo nuestra región.
Por su parte, el alemán W. Lühmann (Los huicholes,
Guadalajara, 197 1) enaltece a Lurnholtz y se refiere
a Los indios, de F . Benítez, como a un "diario escrito por un periodista" (!) y a otros trabajos de
mexicanos (entre ellos el de R. Mata Torres, en dos
tomos) y a la operación HUICOT que el gobierno
de Luis Echeverría llevaba a cabo.
De esta última puede decirse una cosa: a pesar
de cierta superficialidad de las medidas tomadas,
todavía hoy la recuerdan los indígenas con agradecimiento, porque sus derechos trataron de ser respetados en la Sierra. Lühmann aseveraba entonces
que "mientras predomine el interés eco~lómicosobre el interés social, se quedará como bella ilusión
cualquier concepto para un mejoramiento básico
de la infraestructura de las regiones atrasadas": no
estamos de acuerdo, pues el meollo del problema es
económico
económico y la etapa del plan HUICOT debió
haberse continuado con otra, superior, que de plano hiciera al indio, dueño no sólo de sus bosques
sino también del fruto todo de su esfuerzo.
Uno de los primeros libros de sincero contenido
socioeconómico y político en favor de las colectividades huicholas fue el de Alfonso Fabila (INI,
1959), que va al fondo del problema: la tenencia
de la tierra y la explotación de la mano de obra
por intermediarios voraces. Fabila sí sabía poner los
puntos sobre las íes.
Nuestra experiencia desde que vivimos por varios
meses con los indios yaquis de Sonora en la
adolescencia (1943), es en el sentido de que los huicholes y coras del Norte de Jalisco conservan con
fiero orgullo sus costumbres y lengua, pero que en
tanto no ppedan crear -con ayuda del Estado- sus
propias fuentes de trabajo y vencer en la jungla del
mercado regional y nacional, de poco les servirán
pequefias o grandes obras de infraestructura: el
problema está no sólo en el capitalismo sino en el
escaso desarrollo de éste en las regiones y en el atraso
en que se les han conservado, para que sean mano
de obra barata que manipulan los "generales" es
decir, quienes comandan la estrategia y táctica de
la batallas, al final de las cuales se llevan la parte del
león.
3) Numerosos son los aspectos de carácter social
que merecen atención en el Norte de Jalisco, muchos de los cuales se han mencionado en capítulos
de esta obra. Ahora sólo debemos hacer hincapié
en uno de ellos, de importancia capital para su presente y futuro: el de la Movilidad demográfica, como titula su estudio W. Winnie (Universidad de
Guadalaj ara, 19 84) refiriéndose en general al
Occidente de México.
Por un lado hay escasa población, no sólo en la
Sierra Madre sino también en municipios situados
en "el camino a Guadalajara y Zacatecas", pero además se efectúan masivos éxodos de pobladores, tanto
a la capital del Estado (actualmente acelerado con
la apertura de la carretera que une a Colotlán con
Teul) como en calidad de indocumentados a la
Unión Americana. El éxodo a Guadalajara no trae
los mismos efectos de otro hecho real: numerosos
antiguos habitantes del Norte de Jalisco viven ya
(permanentemente o no) en Estados Unidos y esto
arrastra numerosas consecuencias. Según Winnie
los movimientos de esos braceros al extranjero
"generan OF zfirnid ades de trabajo (e ingresos) para los familia-.1.7 o medieros que se encargan de la
explotación de sus tierras en su ausencia" y además
"resultan en la llegada directa de divisa; provenientes de su trabajo al otro lado de la frontera". Respecto al segundo aspecto, tratan de acumular
"puntos positivos" : a) "La llegada de divisas en grande e innegable", b) "una parte de estas divisas se
dedica al consumo de bienes no duraderos", con lo
cual se ayuda también la comercio local. c) "Otra
parte de estas divisas se dedica a gastos en bienes
duraderos de consumo" y d ) otras de las divisas
"son el producto de ahorros que el migrante pudo
hacer (. . .) para alguna inversión más o menos bien
definida7', en compra de tierras, algún negocio,
etcétera.
Podría criticarse, sin embargo, el que las palabras
de Winnie representan una cierta 'bjustificación" de
la dependencia económica no sólo de la zona Norte
de Jalisco sino de todo el Occidente y el país, respecto a la economía del vecino septentrional. Y
no sólo eso, sino que deja de lado -tal vez no
conoce- los efectos negativos de esa emigracióq.
varios de los cuales se señalan en otros capítulos
de este estudio y que desearíamos resumir así:
a) crean notables desigualdades internas en materia
de nivel de vida, b) instauran un "mercado local del
dólar", c) hacen tipos distintos de pobladores, dependiendo de si son o no dueños de dólares, d ) desquician el mercado local de bienes raíces. Claro,
siempre hay una explicación fatalista: como la
crisis sume al país y sus regiones en una mayor dependencia, el mal menor es que circulen dólares a
que el estancamiento total continúe. ;Vaya "solución" al atraso de las regiones "remotas" como a la
que estamos refiriéndonos! '
4. Debemos determinar, entre otras cosas porque
no deseamos ser demasiado reiterativos en problemas que cualquier investigación señala sin remedio.
Sólo unas palabras sobre el resultado de siglos de
aislarniento ; discriminación del indio, negligencia
de las autoridades estatales; falta de inversión "por
ser el medio hostil" y estar la zona "muy lejos" de
Guadalajara y otras explicaciones por el estilo. El
panorama socioeconómico, es decir político, se
resume en palabras como: atraso de todo tipo; dependencia económica respecto a Guadalajara, a la
ciudad de México y a los trabajos que muchos de
sus antiguos residentes llevan a cabo en Estados
Unidos; así como la sedicente falta de perspectivas
de desarrollo del Norte de Jalisco en los próximos
años.
El atraso es notorio y nadie lo niega. Hace varios
años, al hablar de la "zona de Colotlán" el entonces
Gobernador de Jalisco, F. Medina Ascensio reconocía que allá "este año tuvimos muertos por hambre"
(!) Carlos Alba Vega, en CEPES, Jalisco, No. 2,
1983, sefíala algo obvio : "la inversión pública (además) ha contribuido a consolidar la concentración
económica en Guadalajara" y en suma, "el desarroilo ha sido contradictorio": ningún municipio del
Norte ha alcanzado (1985) siquiera un 0.65'10 de
participación presupuest al en el Estado. El Plan
Jalisco (1 984) describe a la región como la "menos
comunicada por carretera" ; las actividades básicas
(agricultura y ganadería) "han estado poco desarroiladas, ya que en la mayoría de los casos son de
autoconsumo y se emplean sistemas de explotación
tradicionales". La explotación forestal, agrega, "ha
sido mínima debido a la falta de comunicaciones"
y "el sector industrial no es muy significativo"; el
analfabetismo "es todavía alto" y en "materia de
184
salud la gran mayoría de las localidades carecen
de los servicios asist enciales más elementales".
Termina diciendo que las "potenciaiidades"
aunque "menores que en otras regiones" se verán
ampliadas con la terminación de la carretera Guadalaj ara-Colotlán. Se señalan metas del Plan como
concluir las carreteras Huejuquilla-Villa Guerrero
y San Martín de Bolaños-Totatiche, así como
incrementar la potencialidad agrícola en Colotlán
y otros municipios e instalar centros de maquinaria
agrícola, proteger los pastos, etc. Lo más importante tal vez resulta, es el propósito de "promover la
creación de agroindustrias, financiar maquinaria y
equipo a los centros mineros de Mezquitic y Bolaños y dotar a las principales cabeceras de servicios,
centros de educación y demás". Pero en general,
el Plan resulta poco decisivo -en caso de cumplirsepara lograr la transformación del Norte de Jalisco.
Por último, si no hubiera otra razón para considerar al Norte de Jalisco como región digna de mejor suerte económica y social, debieran bastarnos
las palabras de Mauncio de la Cmz, Presidente del
Consejo Supremo Huichol (1 986) para inclinamos
en su favor: "La explotación de madera así como
el crédito para otras actividades productivas se
dificulta -aparte de que no hay caminos- porque
no se resuelven los litigios por la posesión de la
tierra entre los pequeños propietarios de Nayarit y
Durango, quienes dicen tener derechos a la tierra
huichol.
En consecuencia, expresó, también se dificulta la
fruticultura, "porque no nos dan asesoría técnica,
ni los permisos que solicitamos para explotar la
madera".
Asimismo, De la Cruz comentó que "es conside185
rable la cantidad de autóctonos imposibilitados
para sembrar, en vista de que son graves los confiictos que atañen a la tenencia de la tierra en esa
área". Y agregó algo sumamente importante: "A
pesar de Ias condiciones de marginación en que viven los huicholes del Norte de esta entidad" (Jalisco), ellos son lo únicos jaliscienses que no se van de
braceros, porque "no queremos abandonar nuestras
tierras".
*
A nivel estatal un buen estudio, sobre todo de la propiedad de la
tierra en el estado, es el de César López Cuadros (SEP/80, 1984)
donde se incluye a la mayor parte de los municipios del Norte
dentro de la categoría de "agricultura atrasada" y mercantilización poco desarrollada. No se incluye ahí a Villa Guerrero.
l
1
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Angel Bassols Batalla
9
1.
Conocimiento de la Región . . . . . . . . . . . . . .
Angel Bassols Batalla
13
11.
Las condiciones naturales . . . . . . . . . . . . . . . 3 1
José Luis Coronado R.
.
81
.........
95
.......
149
111. Personalidad física y magnitud de los recursos.
Angel Bassols Batalla
I
IV. La organización social del espacio.
Jesús Manuel Macias M.
V.
Pobladores y econom rá en la Historia
Angel Bassols Batalla
VI. Problemática regional acnial y perspectivas de
desarrollo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 5
Angel Bassols Batalla
I
1
I
Mapas
1.
Situación geográfica de la Región Norte de
Jalisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
2.
Perfdes del relieve y red hidrográfica . . . . . . . . 43
3.
Principales climas
4.
Climogramas representativos . . . . . . . . . . . . . 5 1
5.
Principales tipos de vegetación y suelo.
6.
Densidad y población y población en las cabecera municipales, 1980 . . . . . . . . . . . . . . . . 98
7.
Territorios Huichol y Mestizo
....................
......
............
50
79
117