ÍNDICE.
ÍNDICE
1
Introducción. Antigüedades de la gentilidad indiana. Primeros hallazgos y proyectos arqueológicos en Jalisco. Siglos XIX y XX
2
Erick González Rizo
ESPECIAL I, Vol. III, Año 3
DIRECTORIO
CALLICANTO
Dirección Y Edición
Mtrante. Erick González Rizo
Consejo Editorial
C. Alejandro G. Contreras Manríquez
C. Eduardo Issac Chávez Camargo
Arq. Alfredo Gutiérrez Ramírez
Consejo Técnico-Científico
Mtro. Adrián Acosta Castro
Mtro. Marco Antonio Acosta Ruíz
JALISCO
La producción artesanal de la mampostería del conjunto arquitectónico del
Palacio de Ocomo, en Oconahua, Jalisco
22
Samuel Mateo Guadarrama y Sean M. Smith Márquez
La sociedad del Palacio de Ocomo y sus interacciones con el noroeste mesoamericano: una perspectiva desde los diseños cerámicos.
43
Cynthia Michelle Hernández Furlong y Sean M. Smith Márquez
Manifestaciones gráficas rupestres en Mezcala, Jalisco y la importancia de su
preservación.
50
Marco Antonio Acosta Ruíz y Francisco Manuel Rodríguez Mota
En el ombligo del mundo. Notas sobre la cosmovisión de Tradición Teuchitlán
Erick González Rizo
58
60
MICHOACÁN
Evaluación de los trabajos sobre sociedades.
Pre-Tribales en el estado de Michoacán
Diseño
Dante B. Martínez Vázquez
Arq. Carlos Iván Villalvazo V.
C. Jennifer Aimee Pérez Espejo
Ricardo Carvajal Medina
68
Órdenes militares entre los antiguos tarascos
78
Corrección de estilo y redacción
Mtro. Arq. Juan Antonio García Ugalde
Suscripciones
callicantomagazine@gmail.com
Cel. 3312866850
Esta publicación se realiza gracias al
apoyo de Acento Editores.
EN PORTADA
Vista del Palacio de Ocomo desde Unidad Habitacional N°. 1.
Fotografía del arqlgo. Samuel Mateo Guadarrama.
DERECHOS DE AUTOR Y DERECHOS
CONEXOS Año 3, Vol. III, ESPECIAL No 1, Octubre 2017 - Febero 2018, CALLICANTO es una publicación cuatrimestral editada por Xalixco. Estudios históricos y Patrimonio Cultural A.C. Calle Reforma No. 654, Col.
Centro, Guadalajara, Jalisco, C.P. 44100, Tel. (33) 12866850, www.facebook.com/XalixcoAC, xalixcoac@gmail.com,
Editor responsable: Erick González Rizo. Reservas de derechos al uso exclusivo (en trámite), ISSN: (en trámite).
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.
Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin la
autorización previa de “Xalixco. Estudios Históricos y Patrimonio Cultural A.C.”
INTRODUCCIÓN.
ANTIGÜEDADES DE LA GENTILIDAD INDIANA. PRIMEROS HALLAZGOS Y
PROYECTOS ARQUEOLÓGICOS EN JALISCO. SIGLOS XIX Y XX.
«Es muy amplio el panorama arqueológico de Jalisco […] Tumbas y monumentos están bajo tierra, ocultos para nosotros y mudos para la historia.
Mientras no se descubran, seguirá el concepto erróneo de que Jalisco nunca
tuvo una cultura elevada».
Arqlgo. José Corona Núñez, 1954
Si la arqueología de Jalisco es poco conocida, más desconocida resulta aún la historia de
la misma, es decir, la serie de acontecimientos
que han marcado el desarrollo de la arqueología como disciplina cientíica en el Occidente de
México.
Hablaremos aquí de la arqueología de los grupos sedentarios mesoamericanos, es decir a partir
del año 1500 a.C. hasta la conquista española, omitiendo los trabajos sobre el periodo Arcaico y Paleoindio del Occidente de México (véase González
2015).Sobre la arqueología de Jalisco, José Corona Núñez hizo una interesante relexión hace
más de 60 años:
Mientras más nos adentramos en
el conocimiento de nuestra antigua
civilización, ¿no es muy grato pensar que gran parte de nuestra cultura no se la debemos a España, sino
que la hemos venido mamando de padres a hijos desde mucho antes de
la Era Cristiana?¿no es esto encontrarnos a nosotros mismos?¿no vale la
pena invertir el dinero que sea necesario para llegar a este conocimiento? 1
ARRIBA
Oicial del cuerpo de dragones del ejército español (cuerpo al que perteneció Guillermo Dupaix) a ines del siglo XVIII.
Tomado de Lujan y Pérez (2013).
1. Corona, 1954. p.3.
2
INTRODUCCIÓN.
Sobre el Iztepéte, el mismo autor comenta:
Según la leyenda, este monumento es un túmulo levantado sobre el cadáver de uno de los gigantes que asolaron el Valle de Atemajac. Antes de
la conquista parece que ya estaba en ruinas, porque cuenta Tello que los
guerreros indígenas metían la mano en una agujero de este túmulo para
adquirir poder y valentía, emanados seguramente del cadáver de aquel
gigante 2.
Por otra parte, hay que remarcar que las exploraciones arqueológicas en el valle de
Atemajac –donde se asienta la capital jalisciense– son ya bicentenarias. En enero de 1805
salió de México rumbo a Guadalajara Guillermo Dupaix (militar y explorador de sitios como
Palenque y Mitla), a buscar posibles monumentos indígenas en la entonces, intendencia de
Guadalajara. Cabe señalar que las expediciones de Dupaix, capitán lamenco al servicio de la
Corona española, se realizaron ya desde 1791, y hasta 1805.
Dichas excursiones, de carácter eminentemente ilustrado, abarcaron buena parte del territorio novohispano en pos de “las antigüedades de los indios”. Se inscriben pues, dentro de
las diversas expediciones cientíicas europeas alrededor del mundo, como la de Malaspina o
Humboldt. Además, como teniente de dragones del ejército real en Almanza, España (8 de
julio de 1784), Dupaix emprendió numerosos viajes por toda la península ibérica, así como
por Italia y Grecia, de las cuales profundizó su pasión y conocimiento por la arqueología 3.
ARRIBA
Sala de las Columnas de Mitla, Oaxaca (IZQUIERDA) en la primera mitad del siglo XX. Pirámide de los nichos del Tajín, Veracruz (DERECHA). Ambos
sitios, visitados por Dupaix.
Colección Alejandro Contreras.
2. Corona, 1954. p.3.
3. Luján y Pérez, 2013; Noticias varias, 1878.
3
Como resultado de la inminente expedición de Dupaix al Occidente (enero de 1805), se
giraron instrucciones al chantre de la catedral tapatía Don Manuel Esteban Gutiérrez (considerado como experto en el tema) y a los subdelegados de la intendencia para facilitar y contestar
las preguntas del expedicionario. Dicha expedición arrojó como resultados la localización de
algunos sitios precolombinos, poco impresionantes comparados con los ya conocidos por Dupaix en el sureste del país. Al parecer estamos ante la última de las expediciones del lamenco,
si bien, por su brevedad y exiguos resultados, es casi desconocida.
En un informe que sobre el tema rindió al intendente de Guadalajara, el chantre Gutiérrez,
anitrión de Dupaix, comenta que:
A cada paso se encuentran, particularmente en los montes, vestigios de cuantiosas
fábricas, y en sus ruinas rudas, iguras de piedra o barro, que parece serían ídolos,
instrumentos de piedra para sus usos; tiestos muy gruesos; hachas de piedra; dardos
de pedernal; morterillos en que molían maíz, que según parece, llevaron los indios
de esta parte del Occidente á México, donde aún no se tenía uso de él” 4.
En el caso particular del Valle de Atemajac, el chantre relata el caso de un hallazgo en Tonalá,
poblado donde había
Un collado que tenía apariencia de ser gran parte de él hecho á mano. Dos
sujetos de esta ciudad llevados de ciertas noticias que por lo regular inje
(sic) la fantasía, sin más razón que él puede ser, emprendieron en hacer
profundas excavaciones, en que hallaron muchas paredes, cañones, departamentos, pero que no manifestaban su destino, ni servidumbre.” 5
También señala dicho autor que durante la construcción del Hospital de San Miguel de
Belén se “hallo una cavidad ó bóveda subterránea bien pintada, y varias iguras de bulto, especialmente una que representaba una india en ademán de moler, hueca”. Gutiérrez especuló que
dicha igurilla sirviera a manera de oráculo en tiempos precolombinos. 6 Dichos hallazgos, los
de Tonalá y Belén, son los primeros hallazgos arqueológicos registrados en el Valle de Atemajac, hasta 1884, cuando se registró el sitio del Iztépete, por voz de Fray Juan Crisóstomo Nájera,
quien menciona la existencia de “sepulcros” o “cuis” al pie de la montaña de Santa Ana de los
Negros, ahora la colonia Santa Ana Tepetitlán . Como dato curioso, los primeros informes
donde se puede registrar su existencia, datan de 1856, cuando en medio de la separación del
pueblo de Santa Ana Tepetitlán del curato zapopano, se menciona la existencia de un rancho
conocido como “El Yztepete”, que posteriormente le dará nombre a la zona arqueológica. 8
4. Gutiérrez, 1878. P.226-227.
5. Gutiérrez, 1878. p.227.
6. Gutiérrez, 1878.p.228.
7. Gómez, 2001.
8. AHAG [Guadalajara], Zapopán C.4.Exp.s/número.
4
INTRODUCCIÓN.
Por otra parte, décadas después, a inales del siglo XIX hicieron escala en tierras jaliscienses dos importantes exploradores europeos: Adela Bretón y Carl Lumholtz, la primera británica y el segundo, de origen noruego. Sería Bretón, quién en el año 1895, explorará a profundidad el sitio arqueológico de Los Guachimontones o “Guaxi-mounds” o “Huarechi mounds”,
como ella lo denominó (con base en toponimias locales).
La exploradora británica levantó un interesante plano del sitio, el primero conocido del mismo, y recientemente digitalizado y puesto a consulta publica por la Universidad de Bristol,
Inglaterra. El citado plano muestra claramente los principales conjuntos circulares de Guachimontones (El Gran Guachi, La Iguana y el Azquelito), así como el juego de Pelota I y diversas
plazas y montículos.9 En palabras de la misma exploradora en Teuchitlán “además de la obsidiana, hay un sitio antiguo muy interesante en la cima del cerro, y los notables montículos y círculos
llamados Huaerchi Monton a la mitad del camino hacia arriba”. 10
ARRIBA
Plano realizado por Adela Bretón.
Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK.
9. Weigand y Williams, 1997.p.217, 218. También Pint, 2016.
10. Weigand y Williams, 1997.p.230.
5
6
Plano general del sitio de Guachimontones realizado por Adela Bretón.
Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK.
INTRODUCCIÓN.
La labor de Bretón fue fundamentalmente pionera y adelantada a su tiempo, ya que
logró asociar las igurillas huecas de cerámica conocidas como “de tumba de tiro” – que datan
del período Formativo y Clásico temprano (ca.300 a.C.- 400 d.C.)– con la arquitectura tipo
guachimontón y la documentó. Además, observó la abundancia natural de la obsidiana y su
relevancia para las sociedades prehispánicas de la región.11
La arqueóloga británica también visitó la isla de San Juanito o de Atitlán en la laguna de Magdalena –desecada en los años 30–; sobre ella comentó:
“había un sitio de manufactura de estos objetos prismáticos, usualmente
llamados núcleos, en el cerro que ahora es una isla en el Lago de Magdalena, cercano a Etzatlán. Docenas de objetos descartados pueden recogerse
ahí, mientras que no existen entre los miles de lascas de todos tamaños y
formas en Teuchitlán” .12
ARRIBA
Mayo de 1895. Esta estructura era circular y de alrededor de 12 metros de alto (40 pies) según la arqueóloga británica. La glosa señala que se encontraron
“más de 20 iguras grandes de terracota, algunas vasijas y gran cantidad de cuentas” (traducción del autor).
Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK.
11. Weigand y Williams, 1997.pp.217, 218, 220.
12. Bretón citada por Weigand y Williams, 1997. p.226.
7
Otro dato relevante de la expedición de Bretón fue la excavación en una
estructura tipo guachimontón en el municipio de Etzatlán. Lo anterior
ocurrió en un terreno plano dentro de los límites de la Hacienda de
Guadalupe (dicha hacienda fue fundada hacia 1817).
El sitio arqueológico se ubicaba a unas tres leguas (alrededor de 15 kilómetros) al norte la cabecera municipal
de Etzatlán. El propietario de la hacienda ordenó a sus
peones excavarlo y de las piezas encontradas, Bretón
realizó interesantes acuarelas y tomó una fotografía de la excavación. 13
Por otro lado, Lumholtz sólo estuvo de paso por la región central
de Jalisco, y su labor fue más profunda y minuciosa en la zona
norte del Estado, realizando un gran registro etnográico de las
comunidades wixárikas (huicholes), nayerii (coras), tepecanos
y mexicaneros. En cuestiones arqueológicas, destaca la adquisición que hizo de una vasija de estilo pseudo-cloisonné en las
inmediaciones de Guachimontones.
Dicha vasija muestra una iconografía compleja con varios personajes encorvados
y emplumados, una especie de “hombres-pájaro” que a inales del siglo XX Phil C.
Weigand interpretó como representaciones del dios eólico Ehécatl.
ARRIBA
Acuarela de Adela Bretón de una de las iguras recuperadas del guachimontón de la Hacienda de Guadalupe, Etzatlán.
Fuente: http://www.saudicaves.com/mx/adela/index.html.
13. Weigand y Williams, 1997. p.222.
8
INTRODUCCIÓN.
EXPLORACIONES EN EL SIGLO XX
Es el siglo XX cuando se da el auge de la arqueología mexicana. Dicha centuria marca también, el inicio de las exploraciones en algunos sitios de Jalisco. En nuestra región sólo
unos cuantos sitios recibieron atención de los arqueólogos patrocinados por el naciente Estado
mexicano tras la Revolución. Es el caso de El Iztépete o Ixtepéte donde comienzan las exploraciones cientíicas en sitios arqueológicos.
Conocida ya desde el siglo XIX, la pirámide principal del Iztépete, fue hasta en 1938 cuando
se iniciarían los primeros trabajos para su protección. Lo anterior derivado de un hecho de
saqueo perpetrado por un ex-tranviario llamado Juan Peña y sus compañeros, quienes guiados
por un espiritista del populoso barrio tapatío de San Juan de Dios, iniciaron excavaciones clandestinas en la estructura. Al poco, los ex tranviarios acudieron al director del Museo del Estado
(hoy Museo Regional de Guadalajara), Ixca Farías, quien los persuadió de no seguir excavando
y dando inicio a los primeros trámites legales para la protección.14
El citado sitio arqueológico quedó bajo custodia estatal hasta el año de 1959, fecha en la que se
creó el Instituto Jalisciense de Antropología e Historia (1959-2014). Tras la apertura del Centro
INAH de Occidente (1973), El Iztépete cambió de custodio legal.
ARRIBA
Escalinata poniente del Iztépete. Dicha sección no recibió intervenciones tan radicales como la fachada principal, debido a buena parte de ella estaba
constituida por elementos de barro, con un uso mínimo de piedra. Debido a ello, su estado de conservación ya era malo al momento del descubrimiento.
Fotografía del AHIJAH (AHIJAH 1015-4-18 Zapopan, Zona Arqueológica de El Ixtepéte 1965).
14. Gómez, 2001.
9
Por otro lado, en la región
chapalica, a ines de la década de 1940 se inician las exploraciones de Lister (1948)
en las inmediaciones del poblado de Cojumatlán, Michoacán.
Poco después, en los 60, el arqueólogo Clement Meighan en realiza excavaciones también en la ribera sur, en el
área cercana al actual Tizapán El Alto.
De ambos proyectos se establece la secuencia cultural y cerámica básica para
la cuenca de Chapala y se corrobora la
estrecha relación de las sociedades ribereñas con las de la Tradición Aztatlán
Posclásica de la costa pacíica (véase Acosta y Rodríguez, en este volumen). Así mismo,
se fundó la Sociedad Arqueológica de Ajijíc (en la
que trabajaron diversos arqueólogos norteamericanos),
la cual efectuó algunos muestreos de supericie en diversos puntos
de las cuencas de Zacoalco, Cajititlán y Chapala.15
Por otra parte, también de vital importancia fueron los trabajos de prospección regionales que realizó Isabel Kelly a mediados del siglo XX, los cuales se convertirían en sustento
de numerosos trabajos arqueológicos en todo el Occidente de México. Lo anterior dio como
resultado la deinición de 14 provincias cerámicas o estilos regionales de cerámica (1948) cuya
validez cientíica aún en día es respaldada por muchos arqueólogos, ya que constituye la base
de las diferentes secuencias o fases temporales regionales .16
Los trabajos de Kelly fueron más intensivos en la regiones costeña y sureña del Estado de Jalisco, así como en Colima (donde descubrió y caracterizó el complejo arqueológico Capacha, uno
de los más antiguos de Occidente y Mesoamérica).
ARRIBA
Provincias cerámicas del Occidente de México. I Kelly 1948.
Tomado de Cabrero, (1985. p. 16).
15. Weigand y García, 1996.
16. Cabrero, 1985. pp.15, 16.
10
INTRODUCCIÓN.
Previo a la fundación del IJAH, el arquitecto
José Corona Núñez realizó algunas investigaciones arqueológicas en el Estado, destacándose la exploración de la tumba de tiro de El
Arenal o Santa Rosalía en el año de 1955.
Dicha tumba se encuentra en el municipio de
Etzatlán, muy cerca de las comunidades de Santa
Rosalía y San Sebastián –antes hacienda–. Se trata
de una de las tumbas de tiro más complejas de las que
se tenga registro, con sus casi 17 metros de profundidad.
Además cuenta con tres cámaras interconectadas. Lamentablemente, ésta ya había sido saqueada cuando fue registrada
por Corona Núñez, quien realizó un levantamiento arquitectónico
de la misma. 17
Un rasgo interesante es que la tumba se encuentra directamente asociada con un conjunto tipo guachimontón muy temprano (datado de
manera relativa en el IV siglo a.C.), rasgo que comparte con otras tumbas de tiro monumentales de la antigua ribera de Magdalena .18
ARRIBA
Plano interpretativo del conjunto tipo guachimontón (también conocido
como El Frijolar) donde se ubica la tumba de El Arenal.
Elaborado por Erick G. Rizo, 2016, con información de Weigand en González 2008.
Además, la tumba muestra claramente huecos
en el tiro, a manera de asaderas para subir y
bajar a las cámaras mortuorias. Dichas cámaras inclusive tienen una banqueta tallada en
el tepetate vivo; de todo lo anterior se puede
deducir claramente que dicha tumba –y probablemente otras similares– fueron usadas
reiteradamente como lugares de complejas y
selectas ceremonias religiosas en honor a los
muertos depositados en ellas, quizá reservadas solo a miembros de un mismo linaje gobernante que rendían así culto a sus ancestros.
ABAJO
Túnel que conduce a la Cámara I de la tumba de El Arenal.
Fotografía tomada de López, 2011 (ig. 132).
17. Vela, 2014
18. Weigand en González 2008..
11
Por otra parte, si bien, los trabajos de Corona Núñez en
la zona Valles fueron menores, en la región fueron encontradas e
igualmente saqueadas en las décadas posteriores otras dos tumbas de tiro monumentales: Cerro de los Monos en San Juanito de
Escobedo y San Andrés en Magdalena.
La segunda se ubica al noroccidente de la extinta laguna de Magdalena y cuenta con un tiro de alrededor de 15 metros de profundidad y con cinco cámaras mortuorias
interconectadas. Arquitectónicamente,
es un sitio relativamente, pero guarda gran
semejanza con el Arenal en que los dos círculos se “engarzan” o
integran mutuamente de manera espacialmente orgánica, como dos círculos empalmados .19
En el caso de la primera, se encuentra en las inmediaciones de la ex hacienda de La
Providencia. Consta de cuatro cámaras y hasta 11 metros de profundidad. Al igual que en El
Arenal y San Andrés, para Cerro de los Monos, tenemos una asociación directa entre pequeños conjuntos circulares y tumbas monumentales.20
Por otra parte, en San Juan de los Arcos, municipio de Tala se ha reportado una tumba
que excede los 20 metros de profundidad, sin
embargo, ésta no ha sido registrada por ningún arqueólogo de manera sistemática.
ARRIBA.
Modelo en 3D de la Tumba de San Andrés.
Imagen del Colegio de Michoacán A.C., Secretaría de Cultura
ABAJO
Conjunto tipo guachimontón de la Tumba de San Andrés.
Tomado de Weigand y Beekman (1999. p.40).
19. Weigand y Beekman, 1999.p.40.
20. Weigand y Beekman, 1999.p.40, 41.
12
Así pues, como podemos ver, a pesar de la riqueza arqueológica de la región Valles, Corona Núñez no regresaría trabajar en la misma,
pero si lo haría en la Zona Metropolitana de
Guadalajara, donde haría algunas excavaciones en el basamento principal del Iztépete o
Ixtépete.
INTRODUCCIÓN.
Cabe señalar que el citado IJAH realizó exploraciones arqueológicas, principalmente de naturaleza supericial, en diversos
municipios de Jalisco, tales como: Ayotlán
(patio hundido), Chiquilistlán (petrograbados), Guadalajara (sitio arqueológico de Oblatos), La Huerta (petrograbados), Sayula (sitio
arqueológico del Tequesquite), Ixtlahuacán del
Río, Jocotepec, Jalostotitlán (sitio arqueológico
de Teocaltitán), Zacoalco (sitio paleontológico
de Santa Catarina), Tlajomulco de Zúñiga (petrograbados), Zapotlanejo (sitio arqueológico
de Santa Fe) y Zapopan (sitios de El Grillo, El
Iztépete y La Coronilla).
De la mayoría de ellos se levantó un registro
fotográico y algunos materiales. Uno de los
trabajos más interesantes que realizó el IJAH
fue la excavación del mamut de Santa Catarina, hoy expuesto en el Museo Regional de
Guadalajara.
ARRIBA
Sección de la tumba del sitio arqueológico Cerro de Los Monos, La Providencia, municipio de San Juanito de Escobedo. El registro del sitio lo
haría, décadas después de ser saqueada, el arqueólogo Phil C. Weigand.
Tomado de Weigand y Beekman (1999. p.41).
A la par de la creación del Centro INAH Jalisco, se comienzan las exploraciones en otros sitios
del Valle de Atemajac, como El Grillo-Tabachines. En éste último, las exploraciones arqueológicas han sido por demás limitadas. Ya desde la construcción del Anillo Periférico hacia
1965 se tenían noticias del mismo. Para estas fechas, personal del IJAH inspeccionó el lugar,
dado que durante la obra vial se había “tasajeado” el montículo principal (conocido localmente
como El Cerrito de la Cruz, al ser rematado por un cruciijo). Dicho incidente develó que se
trataba de un basamento piramidal de origen prehispánico.
Fue a mediados de los años 70 que se excavó el cementerio de tumbas de tiro al norte del actual polígono arqueológico de El Grillo (dentro de las actuales colonias Lomas del Vergel y
Tabachines). Dichas exploraciones estuvieron a cargo de los arqueólogos Javier Galván y Otto
Schöndube (1976-1977). logrando rescatar 19 tumbas de tiro del Formativo tardío (ca. 400-150
a. C.) y su contenido, todas ellas ubicadas en el área de Tabachines-Lomas del Vergel.21
21. Beekman y Galván, 2006.p.259.
13
La zona de tumbas de tiro sería pues la ocupación más antigua del asentamiento precolombino
nombrada en la literatura arqueológica como “Tabachines”, mientras que las cinco estructuras
arquitectónicas al sur, de factura relativamente reciente (datarían de entre 400 y 900 d.C.), sería
registrada con el nombre de El Grillo. Las investigaciones en el área del Grillo corrieron por
cuenta de la arqueóloga norteamericana Bety Bell, quien falleció en un accidente automovilístico y nunca vio publicados los datos de su trabajo .22
Por otra parte, el patrimonio arqueológico de Los Altos de Jalisco es aún relativamente desconocido, puesto que se han realizado pocas exploraciones en la región; la investigación en esta
área apenas se ha retomado en años recientes, e inclusive, hay planes de abrir algunos sitios
arqueológicos a la visita pública, como el de Teocaltitán. Las primeras exploraciones sistemáticas en la región fueron llevadas a cabo en los años 70’s por Bety Bell en las inmediaciones del
pueblo de Teocaltiche, donde la arqueóloga norteamericana excavó dos interesantes iguras
huecas cornudas (con dos protuberancias a manera de cuernos) en la cabeza asociadas a un
enterramiento del Clásico temprano (100-250 d.C.); sin embargo, no se encontraron tumbas
de tiro en el sitio.
ARRIBA.
Sala Hipóstila del sitio arqueológico
El Cóporo, Guanajuato. Dicho tipo
de arquitectura fue registrado por
Román Piña Chan en El Cuarenta.
Tomada de Torreblanca (s./f.).
22. Luis Gómez Gastélum, comunicación personal.
14
INTRODUCCIÓN.
Hacia 1976, Román Piña Chan excavó un sitio con una sala hipóstila (espacio o salón rectilíneo lleno de columnas que sostenían una techumbre de terrado o madera, típica de sitios de la iliación norteña como La Quemada, Altavista y El Cóporo) en las cercanías del poblado de El Cuarenta, municipio de Lagos de Moreno; dicha estructura se
trataba de una plataforma de aproximadamente 60 x 30 metros sobre la cual se desplantaba
una sala con columnata o hipóstila 24. Posteriormente, en la década de 1980 los arqueólogos del INAH, Román Piña Chan y Beatriz Barba excavaron el sitio del Cerrito en el municipio de Valle de Guadalupe y lo dataron en el periodo de 600-650 a 1100-1150 d.C. 25 La
región de Lagos volvería a ser explorada años después por Alfonso Araiza y Antonio Porcayo; mientras que el centro y sur de los Altos de Jalisco, sería explorado por Jorge Ramos
y Lorenza López por un lado, y por otro, por Blas Castellón Huerta, respectivamente 26.
ARRIBA.
Sala hipóstila del sitio arqueológico
El Cóporo, Guanajuato.
Dicho tipo de arquitectura fue registrado por
Román Piña Chan en El
Cuarenta.
Tomada de Torreblanca (s./f.).
Hacia el Paciico, si bien, ha habido diferentes trabajos de
investigación en la costa jalisciense (por ejemplo los de Kelly en 1939 y los de Long y Wire en
1960), las investigaciones de más largo aliento en la zona se las debemos a Joseph Mountjoy,
quien ha extendido su área de investigación hasta la vecina costa de Nayarit y el valle de Mascota.27 En este último, el arqueólogo norteamericano ha localizado recientemente evidencias
de una ocupación temprana del Formativo medio (800-400 a.C.). 28
Por otro lado, el antropólogo y arqueólogo Phil Clayton Weigand después de trabajar un par
de décadas en la región Valles de Tequila propone por primera vez (1985) la hipótesis de la
existencia de sociedades complejas (con presencia de desigualdad y especialización económica
interna) en la zona Occidente, contraviniendo el paradigma preeminente sobre la presunta
inferioridad de los grupos de la región. En especíico, Weigand deine por primera vez a la
Tradición Teuchitlán, como un desarrollo cultural complejo.29
23. Cabrero, 1985; también Porcayo citado en Esparza y Rodríguez, 2013.p.802.
24. Gómez, 2006.p.30.
24. Gómez, 2006.p.30.
25. Esparza y Rodríguez, 2013.pp.798-820..
26. Esparza y Rodríguez, 2013.pp.798-820; también López y otros, 1994.pp.288-291.
27. Cabrero, 1985. p.17.
28. Mountjoy, 2012.
15
ARRIBA.
Circulo 2, también conocido como “La Iguana”; se ubica en el recinto central del sitio arqueológico de Los Guachimontones, Municipio de Teuchitlán,
Jalisco. Fotografía de Juan Antonio García Ugalde.
A inicios de los noventas las actividades de exploración arqueológica toman gran impulso en la
zona Occidente con nuevas exploraciones en la zona Valles, Altos Norte, Sur y Costa de Jalisco.
Algo más relevante fue el hallazgo de la tumba de Huitzilapa, en el municipio de Magdalena,
como parte del salvamento de la construcción de la autopista Guadalajara-Tepic.
Las exploraciones llevadas a cabo por Lorenza López Mestas y Jorge Ramos en dicho sitio
revelaron un conjunto arquitectónico círcular de rango medio que perteneció a la jerarquía
regional de la Tradición Teuchitlán en el cual se excavó un tumba de tiro monumental intacta,
brindó valiosa información sobre dicho patrón funerario, ya que hasta entonces la mayoría de
las tumbas de tiro habían sido saqueadas antes de ser estudiadas por los arqueólogos.
La citada tumba de Huitzilapa contaba con un tiro de casi 8 metros de profundidad, así como
dos cámaras funerarias; en una de ellas, la del norte, se encontraría evidencia ósea (una mutación consistente en la fusión de las vertebras del sacro) del parentesco directo de los personajes
ahí enterrados, indicio claro del uso de algunas tumbas de tiro, en especial las monumentales–
por parte de linajes familiares a lo largo de un periodo largo de tiempo. También se encontraron en ella, objetos de jadeíta y caracoles del mar Caribe. 30 Como dato curioso, de manera casi
simultánea, en el norte del Estado se encontraron otras tumbas de tiro sin saquear por parte del
equipo de la Dra. María Teresa Cabrero de la UNAM. 31
29. Weigand 1985, 1993, 2004, 2008.
30. Véase López, 2007.pp. 10, 11, 17. López 2011.
31. Cabrero y López, 2010. .
16
INTRODUCCIÓN.
ARRIBA.
Parte central del sitio arqueológico de Huitzilapa.
Imagen tomada de López (2011:ig. 35).
DERECHA
Corte vertical de la tumba de tiro de Huitzilapa. Imagen tomada de López
(2007:ig. 3, p.5).
IZQUIERDO
Cámaras mortuorias de Huitzilapa.
magen tomada de López (2007:ig. 4, p. 6)
17
Otro proyecto de gran importancia para el conocimiento de
la arqueología de Jalisco fue el de la Cuenca de Sayula, dirigido por Otto Schöndube y conformado por un equipo de expertos en antropología, arqueología y etnohistoria, entre ellos estuvo
Marco Acosta (que colabora en este volumen).
Cabe señalar que ya en los años 70, Otto Schöndube realizó investigaciones en la zona aledaña de Tamazula-Tuxpan- Zapotitlán que demuestran un fuerte vínculo cultural con la zona de
Autlán-Tuxcacuesco por el Oeste y por el sur con el valle de Colima
(especialmente con el sitio arqueológico del Chanal) 32.
Los trabajos en la cuenca de Sayula permitieron corroborar la validez de la secuencia cerámica de Isabel Kelly para la región, así como
ainarla. En dicho proyecto se registraron de manera supericial más de
cien sitios arqueológicos, y se realizaron excavaciones en sitios de los
municipios de Atoyac, Amacueca y Techaluta. Destacan Cerritos Colorados (sitio de rango medio dedicado a la explotación intensiva de la sal),
Cerro del Agua Escondida (con evidencias de ocupación tipo tumba de
tiro), San Juan de Atoyac (cementerio posclásico con evidencia de
injerencia tarasca en la zona) y La Picota (posible centro rector
de la cuenca durante el Clásico tardío y Epiclásico).
Un hallazgo singular es el de una calzada prehispánica que cruzaba el lecho de la laguna de Sayula. En general, los trabajos del proyecto
Cuenca de Sayula hicieron énfasis en los cambios tecnológicos y la especialización económica sustentada en la explotación de la sal antes de la
conquista española. Posteriormente, miembros del proyecto sayulteco
extenderían sus estudios hacia el valle de Teocuitatlán, donde se excavó
el sitio de La Peña, perteneciente a la tradición Aztatlán y al periodo
posclásico temprano y medio (ca. 1000-1450 d.C.).
ARRIBA
Evolución de la igura del Chacmol en base a la propuesta de Marie-Areti Hers.
Imagen tomada de http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/zacateca/html/sec_12.html.
32. Cabrero, 1985.p. 19.
18
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Beekman, Christopher S. y Galván V., Javier.
“he shat tombs of the Atemajac Valley and their relation to settlement”. Ancient Mesoamerica (Número 17). UK, Cambridge
University Press, 2006, pp. 259-270.
Los ya citados trabajos de María Teresa Cabrero en el cañón
de Bolaños corroboraron la colonización del área por grupos relacionados con la Tradición Teuchitlán (al igual que hay evidencia
del mismo fenómeno en el valle del Teúl-Tlatenango y el Cañón de
Juchipila), durante los primeros años de la era cristiana. Así pues,
en el sitio de Pochotitán, ubicado en el municipio de San Martín de
Bolaños, se excavaron algunas tumbas de tiro intactas y un conjunto
circular.
El círculo o guachimontón se construyó en un área plana con muros
dobles –para adobes– y dataría de los primeros siglos de nuestra era.
El cañón del río Bolaños fue caracterizado como un corredor hacia el
norte que uniría el área de Chalchihuites (Zacatecas-Durango) con
el núcleo de la Tradición Teuchitlán (zona Valles de Jalisco) 33.
En la misma región norte del Estado, los trabajos de Marie-Areti Hers en cerro del Huistle (Huejuquilla El Alto, Jalisco) arrojaron
ABAJO
Sitio Arqueologico, La Quemada, Zacatecas. Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/ba/Votive_Pyramid_La_Quemada.JPG/1200px-Votive_Pyramid_La_Quemada.JPG).
Cabrero G., Ma. Teresa.
“Balance y perspectiva de la arqueología en los estados de Jalisco,
Zacatecas y Durango” Anales de Antropología (vol. 22), UNAM,
México. 1985. pp. 13-40.
Corona Núñez, José.
“Panorama arqueológico de Jalisco”. El Informador, GDL, Jal. 6
de Junio de 1954, p. 3.
Esparza López, Rodrigo y Rodríguez Mota, Francisco.
“Un Santuario Rupestres en Los Altos de Jalisco, México”. IFRAO
Proceedings, American Indian Rock Art (Volume 40), Editado
por Carlos Viramontes Anzures Session Editor y Peggy Whitehead American Rock Art Research Association. 2013.pp.797-824
Flores, Juan Gil, y Sáenz, Carlos A.
El Ixtépete: zona arqueológica, estudios y exploraciones, Guadalajara, Jal., IJAH, Gobierno de Jalisco, 2001.
Galván Villegas, Javier.
Las tumbas de tiro del Valle de Atemajac, México, INAH, SEP,
1991.
Gómez Gastélum, Luis.
Cacicazgos prehispánicos en el Valle de Atemajac, Jalisco, Guadalajara, Jal., IJAH, U de G, Gobierno del Estado de Jalisco, 2001.
Gómez Mata, Carlos.
Lagos Indio. Universidad de Guadalajara, México, 2006.
González Huezo, Arabella, y otros
La Ruta Franciscana de Tlajomulco. Guadalajara, Jal., Secretaria
de Cultura Gobierno de Jalisco. 2008.
Gutiérrez, Manuel.
“Ligerísimas noticias sobre las antigüedades de indios en la provincia de Nueva Galicia”. Noticias varias de la Nueva Galicia, intendencia de Guadalajara, Guadalajara, Jal., Tipografía de Banda
Ancha, Edición de “El Estado de Jalisco”, 1878[1805]. pp. 228-232.
Hers, Marie-Areti.
Los toltecas en tierras chichimecas. México, UNAM, 1989.
Hers, Marie-Areti.
“La zona noroccidental en el Clásico”. Historia Antigua de México (Vol. II: El Horizonte Clásico). Ed. por Linda Manzanilla y
Leonardo López Luján, México CONACULTA, INAH, UNAM,
Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial, 1995.pp, 277-259.
Ibarra Gómez, Manuel A.
“Arqueoastronomía, una herramienta para el análisis espacial de
recintos ceremoniales entre dos asentamientos prehispánicos;
Santa Clara II en Lagos de Moreno, Jalisco y Buenavista en Ojocaliente, Zacatecas”. Memorias de la 1ª. Semana de Arqueología de
León, Guanajuato, México y el Mundo, editado por Luis H, Carlín
Vargas, México, PCLP AC, Editorial Montea, 2014. pp.136-176.
Lister, R.H.
“Summary of Excavations at Cojumatlan, Michoacan”. Cuarta Reunión de Mesa Redonda: El Occidente de México. Ed. por Rubín
de la Borbolla, Daniel F. y otros, México Sociedad Mexicana de
Antropología, INAH, UNMSNH, Viking Fund, Inc..1948. pp.2627.
López Mestas, Lorenza y otros, “Sitios y materiales: avances del
Proyecto arqueológico Altos de Jalisco”. Contribuciones a la Arqueología y Etnohistoria del Occidente de México, editado por
Eduardo Williams, Zamora, Mich. COLMICH, 1994. pp. 279295.
López Mestas, M. Lorenza
Las piedras verdes en el centro de Jalisco, México, FAMSI, 2007.
López Mestas, M. Lorenza
Ritualidad, prestigio y poder en el centro de Jalisco durante el
preclásico tardío y Clásico temprano. Un acercamiento a la cosmovisión e ideología en el Occidente de México prehispánico
(Tesis de Doctorado), Guadalajara, Jal., CIESAS, 2011.
López Luján, Leonardo y Pérez, Sonia Arlette.
“Las correrías particulares del capitán Guillermo Dupaix”. Arqueología Mexicana (119), México, Editorial Raíces, 2013. pp.
78-89.
33. Cabrero y López, 2010. pp.174-175, 177, 178.
34. Hers, 1989, 1995.
Montejano, Marisol, y otros.
Informe técnico de las actividades realizadas en campo. México,
INAH, 2012.
19
PARA SABER MÁS
Mountjoy, Joseph
El Pantano y otros sitios del Formativo medio en el valle de
Mascota. Gobierno del estado de Jalisco. Guadalajara, Jalisco,
Secretaría de Cultura, C.U. Costa U. de G., H. Ayuntamiento de
Mascota, Acento Editores, 2012.
S/A
Noticias varias de la Nueva Galicia. Guadalajara, Jal., Tipografía
Banda Ex Convento de Santa María de Gracia, El Estado de Jalisco (periódico oicial del Estado). 1878.
Pereira, Gregory, y otros
“La migración de los purépecha hacia el norte y su regreso a los
lagos”. Arqueología Mexicana XXX, México, Raíces, 2014. pp.5560.
Ramos de la Vega, Jorge y Ramírez G, Amalia
Sitios arqueológicos del municipio de León. León, Gto, Universidad Iberoamericana, INAH, 1993.
Ramos de la Vega, Jorge, y Crespo, Ana María,
“Reordenamiento de los patrones arquitectónicos del Centro-Norte de México. Del cásico al epiclásico”. El antiguo Occidente de México. Nuevas perspectivas sobre el pasado prehispánico, editado por Eduardo Williams, Phil. C. Weigand,
Lorenza López Mestas y David C. Grove, México, COLMICH.
2005. pp.93-106.
Torreblanca Padilla, Carlos A.
La sala Hipóstila de El Cóporo, Guanajuato. Un espacio arquitectónico en el norte de México. S/f. 1-19. Disponible en Línea:
https://www.academia.edu/9819962/Sala_Hipostila_de_El_C%C3%B3poro_Guanajuato
Vela, Enrique
Tumbas de la Antigüedad; Mesoamérica y el Mundo, (Edición especial 58 de la revista Arqueología Mexicana). México, Editorial
Raíces, 2014.
Weigand, Phil C.
“Evidence for Complex Societies During the Western Mesoamerican Classic Period”.
he Archaeology of West and Northwest Mesoamerica, ed. por
Michael S. Foster y Phil C. Weigand, Westview Press, Boulder,
1985. pp. 47-91.
Weigand, P.C.
Evolución de una civilización prehispánica. Arqueología de Jalisco, Nayarit y Zacatecas. Zamora, Mich., COLMICH, 1993.
Weigand, Phil C.
“Arqueología del Centro-Oeste de Jalisco: La Tradición de Teuchitlán”. Introducción a la Arqueología del Occidente de México.
Ed. por Beatriz Branif C. Universidad de Colima, México, INAH,
CONACULTA, 2004. pp. 309-338.
evidencia de la inluencia de la tradición cultural Chalchihuites (a la
que pertenecen La Quemada y Altavista, ambos en Zacatecas) en el
norte de Jalisco, así como datos que soportan la presencia de elementos “toltecas”, tales como un proto-chacmol y un tzompantli en fechas
anteriores a su aparición en el centro de México.34
Finalmente, con el inminente cambio de siglo (1999), Phil C.
Weigand por in logra iniciar un proyecto de excavación y restauración en el sitio arqueológico de Los Guachimontones, con lo cual se
inicia una nueva era en la historia de la arqueología de Jalisco y el
Occidente, ya que por primera vez se excavaría de manera extensiva
un sitio de ese tamaño y antigüedad en el Estado, revelando además
algunos de los enigmas que la tradición Teuchitlán guardaba hasta
ese momento. Si bien, las investigaciones de otros arqueólogos fueron
de suma importancia, el trabajo de Weigand en la región Valles no
dejaría ya lugar a dudas de la existencia de sociedades complejas y el
desarrollo de un Estado prístino durante el Formativo en la zona 35,
cambiando así, no sólo la manera en que los arqueólogos conciben el
pasado, sino también la forma en que los jaliscienses se conciben a sí
mismos, poniendo la era prehispánica como un nuevo elemento de
identidad.
Weigand, Phil C.
“La Tradición Teuchitlán el Occidente de México. Excavaciones
en Los Guachimontones de Teuchitlán, Jalisco”. Tradición Teuchitlán, editado por Phil C. Weigand, Christopher Beekman y
Rodrigo Esparza, México, COLMICH, Secretaría de Cultura del
Estado de Jalisco, 2008. pp. 29-62.
Weigand, Phil. C., y García de Weigand, Acelia.
“La arquitectura Prehispánica y la secuencia cultural en la cuenca de Chápala, Jalisco: observaciones preliminares”. Las cuencas
del Occidente de México. Época prehispánica. Ed. por Eduardo
Williams y Phil C. Weigand, México, CEMCA/ ORSTROM/COLMICH, 1996. pp.293-324.
Weigand, Phil C. y Beekman, Christopher.
“he Teuchitlán Tradition rise of a statelike society”. he ancient
West of Mexico: art and archeology of an unknown past, Ed. por
Townsend, R. F. he Art Institut of Chicago, USA, 1999. pp.34-51.
Weigand, Phil C. y Williams, Eduardo.
“Adela Breton y los inicios de la Arqueología en el Occidente
de México”. Relaciones (70), Zamora, Mich., COLMICH, 1997.
pp.217-255.
Erick González Rizo
XALIXCO A. C.
erickrizo2@gmail.com
REFERENCIA ELECTRONICA.
Pint, John “British archaeological artist visited Teuchitlán in
1896”, 2016. Disponible en línea:
http://www.saudicaves.com/mx/adela/index.html.
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/
zacateca/html/sec_12.html.
http://www.concienciafemenina.com/wp-content/
uploads/2013/03/isabel_kelly-600x250.jpg
20
35. Weigand, 1993, 2004, 2008.
JALISCO.
21
LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE LA MAMPOSTERÍA DEL CONJUNTO
ARQUITECTÓNICO DEL PALACIO DE OCOMO, EN OCONAHUA, JALISCO
La mayoría de las investigaciones sobre la producción artesanal con frecuencia tratan
acerca de la elaboración de artefactos de cerámica, concha o lítica. Los estudios de esta última
industria se enfocan principalmente en el trabajo especializado de la obsidiana o piedras preciosas. Lamentablemente son pocos los trabajos que tratan sobre artículos de molienda, como
son morteros o metates y casi nunca se aborda el tema de los revestimientos de cantera que son
utilizados como rocas ornamentales en los ediicios públicos y que forman parte de su sistema
constructivo.
Es por ello que el siguiente articulo trata acerca del proceso de trabajo involucrado en la fabricación de sillares de cantera utilizada como parte del sistema constructivo que compone el
ediicio prehispánico Palacio de Ocomo (Figura en portada), ubicado en las inmediaciones del
poblado Oconahua, Jalisco. Se explicará a partir de la evidencia arqueológica la cadena operativa que gira en torno a este tipo de material utilizado como parte de los elementos decorativos
que componen la arquitectura del recinto arqueológico, principalmente en los peraltes, alfardas de las escalinatas y tableros de los muros.
Así mismo se recreará mediante el trabajo etnoarqueológico los pasos correspondientes de
cada uno de los eslabones del proceso productivo, poniendo énfasis en su manufactura. Por
último se describirán algunos materiales utilizados durante la época prehispánica como parte
del conjunto artefactual empleado por los antiguos constructores para el tallado de piedra y la
construcción.
OBJETIVOS
Esta investigación tiene como objetivos los siguientes puntos:
1. Caracterizar el trabajo, uso y aplicación de materiales líticos pulidos (mampostería) a la arquitectura del ediicio conocido como Palacio de Ocomo.
2. Entender el posible proceso de trabajo (cadena operativa) de los citados materiales a través
de la analogía etnográica.
3. Describir qué tipo de herramientas se utilizaron para el tallado de piedra y la construcción.
22
JALISCO.
ANTECENDENTES DEL SITIO ARQUEÓLOGICO DE PALACIO DE OCOMO.
Weigand 36 atribuyó que se le dio la categoría de “Palacio” al recinto prehispánico por ser una
ediicación de tipo Tecpán, similar en su planta arquitectónica al Palacio de Quinantzín, ubicado en Texcoco, Estado de México, cabe destacar que ambos están separados tanto espacial
como temporalmente. Así mismo, se le dio el nombre de “Ocomo” a partir de la toponimia registrada en el Mapa de Ortelius de 1579, que es en donde se registra el nombre más antiguo del
poblado. Por lo tanto, la tipiicación del ediicio como la toponimia de la localidad dio como
resultado llamar al sitio arqueológico y el ediicio principal como el Palacio de Ocomo.
El sitio arqueológico Palacio de Ocomo está ubicado en la región geopolítica Valles
Centrales de Jalisco, dentro de la misma área geográica que Weigand 37 deinió como área nuclear de la llamada Tradición Teuchitlán. Particularmente el Palacio de Ocomo estuvo ailiado
al Complejo Grillo que es la tradición cultural que se caracterizó por poseer rasgos típicamente
mesoamericanos provenientes posiblemente del Bajío 38 como son:
la ediicación de arquitectura monumental con cosmogonía cuadripartita 39;
construcción de basamentos
cuadrangulares con estructuras adosadas de ángulos rectos,
presencia de talud-tablero y patio hundido cerrado40; sistemas de
enterramiento en formas de caja 41
formas cerámicas típicas como ollas
y copas elaboradas con técnicas decorativas como el grabado e inciso, además
de cerámica tipo pseudo-Cloisonné 42, representaciones que evidencian una ideología
compleja y estratiicación social43 habrá que
añadirle una alto grado estandarización y especialización en la producción lítica.44
36. Weigand et al, 2003. pp. 36.
37. Weigand, 1976, 1993, 2009
38. Beekman, 1996.
39. Cach, 2007.
40. Smith, 2013.
41. Montejano, 2007.
42. Beekman 1996, 2012; Smith 2008; Smith y Herrejón 2004.
43. Cach 2007, 2008; Mateo 2016; Weigand 1992, 2003.
44. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003
ARRIBA
Ubicación del Palacio de Ocomo en Oconahua, Jalisco.
23
24
Levantamiento topográico del sitio arqueológico Palacio de Ocomo. (UH-I)
Mapa extraído Smith, 2008. pp. 24, Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua..
JALISCO.
La línea de evidencia arqueológica anteriormente citada apunta a que el Palacio de Ocomo
formo parte de esta tradición, ya que posee dichos rasgos culturales45 que ha sido fechada
temporalmente para los años 350/400 d.C.-900 d.C.46 Particularmente el Palacio de Ocomo ha
sido datado tentativamente, gracias a los trabajos de excavación realizados en el sitio arqueológico, ubicándolo dentro del Clásico tardío/posclásico temprano, comprendiendo del 450 d.C.
al 900 d.C.47, fase que trajo cambios signiicativos en la región, sobre todo arquitectura ya que
“se abandona el diseño circular de la arquitectura monumental, y es sustituida por el trazo
cuadrangular” .48
Weigand y García de Weigand 49 señalaron otra fecha alusiva al mismo fenómeno ocurrido en el Occidente de México, su propuesta apunta que durante el 700 d.C. se da un proceso
social que revolucionó la organización socio-política de la región, donde las sociedades asentadas en ese entonces se reorganizaron de manera signiicativa.
Al parecer la tradición de los patios hundidos se extendió territorialmente propagando su estilo arquitectónico de plataforma en forma de “U” por el Occidente de México, pasando por
sitios como los Altos de Jalisco, el norte de Michoacán, el sur de Querétaro y posiblemente al
sur de Zacatecas 50, llegando este fenómeno hasta Oconahua, lugar donde se asentó el Palacio
de Ocomo 51. Cabe aclarar que las fechas se han ido ajustando conforme van avanzando los
trabajos de exploración arqueológica.
Por otro lado el diseño arquitectónico de esta tradición se caracteriza por componerse de ediicios conocidos con el nombre de complejo pirámide-patio hundido-altar. Cabe destacar que
los conjuntos arquitectónicos del área de estudio por el momento no presentan estructuras
piramidales, ni altares centrales 52, pero sí hay evidencia de patio hundido central y el uso del
talud-tablero en el remate de los muros . 53
Igualmente se identiica un aprovechamiento de la topografía natural del terreno por parte de
sus antiguos pobladores para erigir la ediicación principal, por lo que se sugiere que fue necesaria la construcción de una plataforma para nivelar el terreno con el in de darle estabilidad
estructural al ediicio, esto es muy común en construcciones del occidente de México de esa
época54. Esta característica de asentar el basamento sobre una plataforma parece estar presente
en el área de estudio, aunque por el momento no se cuenta con la evidencia física, pero la topografía del terreno ayuda a sustentar esta hipótesis.
45. Weigand et al, 2003. pp. 36.
46. Weigand, 1976, 1993, 2009
47. Beekman, 1996.
48. Cach, 2007.
49. Smith, 2013.
50. Montejano, 2007.
51. Beekman 1996, 2012; Smith 2008; Smith y Herrejón 2004.
52. Cach 2007, 2008; Mateo 2016; Weigand 1992, 2003.
53. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003
54. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003
25
Así mismo se hace evidente que el ediicio está construido bajo el trazo de un eje Norte - Sur,
la monumentalidad de la construcción sugiere trabajo intenso, planeación y organización social necesarios para la ediicación, por lo que se puede argumentar que se traten de sociedades
complejas, “cuya organización propone la existencia de grupos especializados y una planeación
continua”55.
Debido a la evidencia registrada hasta el momento 56, en cuanto a la composición arquitectónica se reiere, autores como Cach 57 y Beekman 58 han propuesto que existe una estrecha relación
entre el Bajío y el Complejo Grillo de la Región Valles Centrales de Jalisco, siendo la primera el
área de inluencia. De las funciones del ediicio principal se tienen varias hipótesis, Weigand 59
propuso a priori que la forma arquitectónica del Palacio de Ocomo al suponer que correspondía de forma similar al Tecpan prehispánico citado en el Códice de Quinantzín, sus funciones
fueron político-administrativas, Cach 60 por su parte argumentó que
“fungió como “un centro de organización política (…) los ediicios los
dedicaron a la administración y a la política. No están exentos de tener
una ritualidad”. Smith (en prensa) señaló que además fue un espacio de
residencia para los gobernantes, en donde se desarrollaron rituales en el
patio hundido central 61, también señala que en este recinto se llevaron
a cabo “banquetes para una gran cantidad de personas en este espacio
como medio de redistribución y legitimación del poder de las élites” . 62
Su patrón de asentamiento es similar al de los sitios del Clásico reportados en el Bajío 63 el cual
basa su localización en los márgenes de los arroyos (arroyo Atotonilco) y en las zonas de ladera
(Ladera del cerro Oca). Posiblemente la decisión de asentar el sitio sobre las faldas del cerro se
deba a una estrategia de protección contra los agentes naturales.Además su estratégica ubicación en la zona les permitió beneiciarse de la obsidiana como materia prima esencial, siendo
la Región Valles Central de Jalisco, una de las más sobresalientes tanto en “número y tamaño de
yacimientos de obsidiana” 64.
También se encuentran dentro de los minerales detectados en la zona inmediata, la plata, plomo, cobre, oro, cuarzo, varita, amatista, plombagina y piedra de lumbre 65, aunque por el momento no se ha detectado el uso de estos materiales en el sitio arqueológico.
55. Weigand et al, 2003. pp. 36.
56. Weigand, 1976, 1993, 2009
57. Beekman, 1996.
58. Cach, 2007.
59. Weigand et al, 2003.
60. Cach, 2007. pp. 11.
61. Smith, 2012, en entrevista para Xalisco Asociación Civil, Tepalcate Films.
62. Smith, 2015. pp. 40.
63. Ramos de la Vega et al, 1993. pp. 41.
64. Esparza, 2004. pp. 80.
26
JALISCO.
En cuanto a la materia prima que nos concierne: la toba, ésta se encuentra en dos yacimientos
importantes, el primero ubicado en las afueras de la localidad de Oconahua en el potrero de la
Bóveda y el otro en el Cerro de la Virgen ubicado en San Marcos, Jalisco. Al parecer el material
utilizado para las cubiertas de las alfardas, los peraltes de las escalinatas y los tableros se elaboraron con materia prima proveniente de estas dos canterías.
Seguramente la práctica de la minería extractiva de toba para los habitantes de esta región fue
una actividad muy socorrida, ya que en los trabajos de exploración arqueológica se han registrado un sin número de piedras labradas registradas en tableros, alfardas 66, y como peralte de
escalones.67
METODOLOGÍA.
Como parte de la metodología, se ha creado
una tipología adecuada para la industria lítica
del Palacio de Ocomo subdividida por clase. 68
Dicha categorización se propuso buscar la generalización de las propiedades de los artefactos líticos tanto tallados como pulidos,
“tras un previo análisis detallado de cada
uno de sus rasgos particulares, de modo
que poco a poco se vayan identiicando
tanto sus características generales como
individuales” 69.
En el presente artículo, se hace más énfasis
en los materiales líticos pulidos usados como
mampostería o elementos arquitectónicos del
Palacio de Ocomo, así como las posibles herramientas utilizadas para la elaboración de
sillares de cantera y las empleadas en los sistemas constructivos.
ABAJO
Criterios de clasiicación de los materiales líticos,
Cuadro tomado de Mateo, 2016. pp. 55.
65. Gobierno de Jalisco, 2009: 11.
66. Smith 2013
67. Cach 2008.
68. Mateo, 2016. pp. 102-145.
69. Bate, 2001. pp. 107.
27
ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS DEL PALACIO DE OCOMO.
El uso de la piedra labrada en la arquitectura se evidencía en algunos sistemas constructivos
presentes en el ediicio principal o “Palacio”, mismos que a continuación se describirán.
Alfarda. Se deine como “uno de los macizos que suele lanquear una escalinata, ya sea siguiendo
la misma pendiente que está en alineación con la nariz de los peldaños (…), ya [sea] descomponiéndose en cuerpos de volúmenes más complejos” 70. Tal es el caso de la alfarda (iguras anexas)
que forma parte de la escalinata que se encuentra en el lanco oeste perteneciente a la última
fase constructiva de la Estructura Norte. Se ha de señalar que el lado norte de esta escalera de
piedra carece de este elemento constructivo, sólo se encuentra en la parte sur 71.
Cabe destacar que en este caso particular la
nariz de los peldaños no está alineada con la
alfarda, está descompuesta en un cuerpo de
volumen más complejo siguiendo una forma
escalonada.
Básicamente se compone de un conjunto de
sillares labrados y careados por los 6 lados, fabricadas de toba blanca, con leves tonalidades
de color crema, rosa y algunas bandas amarillas, son de forma rectangular, miden entre
40 cm x 40 cm x 12 cm por lado en promedio,
fungiendo como cubierta y ornamento arquitectónico, como se puede apreciar ningún sillar mantiene un tamaño estándar, varían de
dimensiones, quizás no se buscaba la simetría
sino mantener un arreglo bien deinido según
los estándares de este estilo arquitectónico.
ARRIBA
Criterios de clasiicación de los materiales líticos,
Cuadro tomado de Mateo, 2016. pp. 55.
ABAJO
Forma escalonada de alfarda. Fotografía tomadas de Smith 2013. pp. 376.
Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua
70. Gendrop, 1997. pp. 14.
71. Smith, 2013. pp. 82.
28
Posterior a los trabajos de excavación se intervino para su restauración, en donde se reintegraron todas las partes faltantes de la alfarda.
Afortunadamente se encontraron todos los
JALISCO.
ARRIBA
Patrón de derrumbe de sillares que componen la alfarda. Fotografía tomada de Smith 2013. pp. 373,
Modiicado por Mateo y dibujo tomado de Smith 2013. pp. 374 mod. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.
sillares que lo componían a modo de derrumbe por lo que se devolvieron a su lugar original
gracias al análisis del patrón de caída que se realizó gracias al análisis minucioso del patrón de
caída de las canteras se pudo reintegrarlas en su lugar original, devolviéndole a este elemento
constructivo su antigua fachada.
Cabe destacar que en la temporada 2014 y 2016 del presente proyecto de investigación se descubrió otras dos escalinatas con sus respectivas alfardas con características similares a las antes
citadas. La primera se encuentra en la parte sur de la Estructura Este y la segunda en la parte
sur de la Estructura Norte.
Talud – Tablero. Conceptualizado como la “peculiar combinación de molduras y paneles verticales con planos inclinados, que en sus grandes épocas caracterizó la arquitectura – especialmente
de carácter religioso – en varias regiones de Mesoamérica” 72.
La única evidencia que se tiene hasta el momento de que los remates de los muros estaban
compuestos por un talud – tablero es el asociado a la primera etapa constructiva73 del ediicio,
aunque ésta no necesariamente fue ensamblada con molduras, sí tiene un panel vertical compuesto por una banda vertical de dos ilas de sillares separadas en medio por una delgada banda horizontal de lajas de piedra, este tablero se encuentra instalado sobre un plano inclinado
72. Gendrop, 1997. pp. 14.
73. Smith 2013; Smith, 2015. pp. 39.
29
ARRIBA
Tablero compuesto por canteras de toba labradas y lajas de pizarra talladas
Fotografía tomada Smith, 2013. pp. 198. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.
ARRIBA
Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva
Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.
de casi 5 m 74, aunque no necesariamente el ediicio sea de carácter religioso, según lo expuesto
anteriormente tiene un carácter multifuncional.
Como se puede observar, el empleo de este tipo de canteras labradas se dio desde la primera
hasta la última etapa constructiva, sin ningún cambio aparente en su acabado y técnica de manufactura, por lo que podemos deducir de primera instancia que no hubo transformaciones
tecnológicas en este tipo de materiales a través del tiempo de ocupación del sitio. Así mismo, el
empleo de lajas de piedra está presente en la arquitectura desde la primera hasta la última fase
constructiva, las cuales son utilizadas como separadores.
Clavo constructivo. Se le deine como “clavo arquitectónico en calidad de piedra de amarre destinada a retener el estucado u otros acabados” 75, Para el caso particular del sitio arqueológico,
solo existe evidencia de una laja de piedra rectangular, foliada de grandes dimensiones que
forma parte de la arquitectura del Palacio de Ocomo. Se encontró un ejemplar de este material
entre la alfarda sur de la Escalinata Oeste, el Muro Oeste y la Estructura Este 76, al parecer funcionó como clavo arquitectónico que ensambló a los tres sistemas constructivos antes citados.
Esta pieza es la de mayores dimensiones comparadas con otras registradas anteriormente, sus
medidas son: 1.42 m x 1.21 m x 7 cm, apareció en excelentes condiciones y de una sola pieza,
aunque salió con tres isuras sobre su supericie.
74. Smith, 2013. pp. 197.
75. Gendrop, 1997. pp. 55.
76. GSmith, 2013. pp. 128.
30
JALISCO.
El yacimiento de esta roca se encuentra en las inmediaciones del munipio de Etzatlán a 8 km de distancia aproximadamente
hacia el Noroeste del Palacio de Ocomo en un
potrero conocido como La Cantería.
En algunos casos, este tipo de piedra se ha
encontrado asociado a empedrados, tableros
y escalinatas, es un material empleado para
componer diferentes elementos arquitectónicos. Cabe destacar que no se tiene bien deinido a qué tipo de materia prima pertenece,
dada sus características se trata de roca seARRIBA
dimentaria ya que su estructura se compone Laja de piedra utilizada como clavo arquitectónico
Fotografía tomada de Smith 2013. pp. 130. Cortesía del Proyecto Arqueológico Ocopor una serie de folios superpuestos, similar nahua.
a la pizarra.
Se supone que la técnica de manufactura empleada para su fabricación fue la percusión
directa, sobre los bordes de la misma, se puede apreciar el negativo de las astillas desprendidas
por los golpes hechos con martillos de piedra. Este tipo de material está asociado desde la primera y última fase constructiva, por lo que permanece estático sin cambios tecnológicos.
CADENA OPERATIVA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE SILLARES DE CANTERA.
Se evidencia el tallado a mano por parte de los canteros77 por lo que podemos hablar
de una producción artesanal especializada. Con base en la evidencia arqueológica se sugiere
que la técnica de manufactura empleada para la fabricación de estos bloques de cantera fue en
primer lugar el corte de las piedras con barras de madera muy dura, posteriormente se utilizaron martillos y cinceles aplicando la percusión indirecta, para darle la forma rectangular. Por
último, se usó la técnica de desgaste con abrasivos para alisar o pulir la supericie de cada una
de las caras.
Para el caso de la industria de la lítica pulida (cantería), no se tienen reportes de donde se extraía la materia prima con la cual elaboraban los diferentes tipos de artefactos. Es importante
mencionar que para aclarar este punto, se hizo uso de la Etnoarqueología 78 (analogía etnográica extrapolada a un fenómeno arqueológico) para comprender este proceso, Para lo cual
77. Smith, 2013. pp. 197.
78. Gendrop, 1997. pp. 55.
31
visitó a un artesano que radica y es originario del poblado quien se especializa en el tallado
artesanal de la piedra, quien nos proporcionó mucha información acerca de la posible fuente
de materia prima y del proceso de trabajo inmerso en la manufactura de artefactos líticos utilizados especialmente para la arquitectura, es decir, de la cantera. Cabe destacar que no necesariamente las herramientas y técnicas de manufactura sean las mismas empleadas en el pasado
por los canteros del Palacio de Ocomo, sin embargo, este trabajo etnoarqueológico sirve de
puente para plantear una hipótesis acerca de cómo se pudo dar este fenómeno en el pasado,
comprendido analógicamente desde el presente.
Se ha de especiicar que el tipo de piedra que a continuación se describirá es la misma que
se encuentra instalada en los muros y demás elementos arquitectónicos como son tableros y
alfardas ubicados en el sitio arqueológico, principalmente en el ediicio principal Palacio de
Ocomo, por lo que se iniere que sea el mismo yacimiento de donde se extrajo la materia prima
en la época prehispánica. También se propone que este tipo de materia prima fue obtenido del
Cerro de la Virgen, ubicado en el Municipio de San Marcos, Jalisco.
Obtención. Para llegar al primer yacimiento partiendo desde el sitio arqueológico se transita
hacia el este por el antiguo Camino Real que conduce hacia el ayuntamiento de Etzatlán, a pie
se llega en 50 minutos. Este depósito se encuentra en las faldas de los cerros pertenecientes a
la Sierra del Águila y dentro de los límites de la delegación de Oconahua, por lo cual a los antiguos habitantes se les facilitó el control y acceso a este recurso. El lugar se llama actualmente
el potrero de La Bóved, propiedad privada perteneciente a Don Edmundo Sierra Ramos, padre
de nuestro informante.
ARRIBA
Potrero de la Bóveda.
Fotografía de tomada de Samuel Mateo, 2016. pp. 159.
32
JALISCO
Es ahí donde hay evidencia de
extracción de materia prima desde el siglo pasado, se plantea que
probablemente se remonte su
aprovechamiento desde la época
prehispánica hasta la fecha.
Se propone que el tipo de minería
que se empleó fue a cielo abierto,
es decir, se realizó recolección de
supericie de la materia prima y
ARRIBA
en ocasiones se extrajo la piedra Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva
Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.
cortando parte de monolitos o
paredes rocosas. La selección de la materia prima que se recolectó dependió de varios factores,
principalmente de la calidad de la roca, el tamaño, el peso, el acceso, y por último el tipo de
producto que se va a manufacturar, este último factor es lo que posiblemente determinó a los
anteriores.
Este tipo de materia prima se encuentra en abundancia en forma de rocas en las faldas del
cerro, lugar de donde se extrajo. La piedra se encuentra distribuida sólo en esta zona de la localidad. Se trata en sí de toba volcánica de color blanco y gris suave, fácil de partir, manipular,
por su cercanía al ediico se supone que su traslado fue fácil.
Otro yacimiento de cantera que presenta las mismas características de las piedras labradas
utilizadas en los elementos arquitectónicos del Palacio de Ocomo, es el que se ubica es el municipio de San Marcos, Jalisco. Este se encuentra hacia el Noroeste del poblado de Oconahua
a unos 16 km de distancia aproximadamente, especíicamente en el Cerro de la Virgen, donde
hay piedras de toba volcánica de color blanco, rosa, naranja y algunas con bandas de color naranja y amarillo.
La alfarda de la escalinata del lanco oeste de la Estructura Norte del Palacio de Ocomo se
compone de este tipo de piedra. De ahí que se deduzca mediante la observación a nivel macroscopico que este yacimiento de cantera fue uno de los aprovechados por los antiguos constructores del Palacio de Ocomo. En este sitio es perceptible el desecho de talla, posiblemente
del resultado de la constante labrado de la cantera para darle su forma rectangular.
33
ARRIBA
Fuentes de materia prima local. Palacio de Ocomo
Palacio de Ocomo (1), Potrero de la Bóveda (2), Cerro de la Virgen (3), Mesa colorada (4), La cantería (5). Fuente: Google Earth. “
Otro punto interesante es el que se encuentra hacia el Noroeste y Oeste del Palacio de Ocomo
conocido como la Mesa Colorada, ya que hay aloramientos de roca basáltica, granito, toba
riolítica, toba andesitica y arcilla colorada y con lentículas de varios colores (utilizada posiblemente para la preparación de las argamasas y los rellenos constructivos respectivamente),
posiblemente fue el lugar elegido para obtener materia prima ya sea para la arquitectura principalmente como para elaborar utensilios pertenecientes a la lítica pulida.
Manufactura. Como se mencionó anteriormente, de manera complementaria se realizó
un trabajo de registro etnográico para poder
inferir las acciones realizadas en cada eslabón
de la cadena operativa de la lítica pulida en
especial aquella utilizada como elementos
arquitectónicos. Por lo anterior, se le pidió al
artesano e informante que realizara la rutina
que generalmente emplea para identiicar las
técnicas de manufactura empleadas en la talla
de cantera y con esto tener un acercamiento al
tipo de trabajo realizado en la época prehispánica. En primer lugar se seleccionó una roca
de buen tamaño.
ARRIBA
Selección de materia prima y manufactura de acanaladura.
Fotografías tomadas de Samuel Mateo, 2016. pp. 162.
34
El in fue extraer una roca que simulara las
dimensiones de las canteras encontradas en el
JALISCO
sitio arqueológico. El primer paso fue abrir un canal por todo el perímetro de la roca que simulara las dimensiones de las muestras arqueológicas. La herramienta utilizada fue una barra
de metal, aplicando la técnica del picoteo. Quizás los artesanos prehispánicos utilizaron barras
de madera muy dura para realizar el mismo proceso.
Ya abierto el canal con una profundidad de 10 cm aproximadamente se colocó una serie de
cinceles de metal para partir la roca, posteriormente se fue clavando cada cincel lo más profundo que se pudiese hasta que la roca se partiera por la acción de los golpes. Posiblemente en
la época prehispánica se utilizaron estacas de madera dura, hachuelas o cinceles de piedra para
realizar este mismo proceso.
ARRIBA
Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva
Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.
Posteriormente se carean (se le da forma a ambas caras o lados de la pieza lítica) las piedras
por medio de la percusión indirecta mediante el uso de un martillo y un cincel hasta obtener
la forma rectangular deseada.
Por último, se aplica el desgaste con abrasivos y agua utilizando el propio desecho de la piedra
como pulidor, el propósito de la abrasión es alisar la supericie de las canteras así como de redondear los bordes, tal como aparecen los vestigios del sitio arqueológico. Sobre la supericie
de las caras de los sillares se pueden evidenciar diferentes huellas de manufactura a nivel macroscópico, así como las técnicas de manufactura empleadas para su fabricación que forman
parte de los eslabones del proceso productivo con respecto a su labrado.
35
Uso. El tipo de uso se dio de acuerdo a la categoría que pertenecieran, por lo tanto se tienen
5 distintas modalidades, las cuales son los siguientes: uso doméstico, productivo, ornamental,
votivo y suntuario. En el sitio arqueológico en cuestión destacan los siguientes tipos de uso:
Uso productivo: En algunos casos se reutilizan los bloques de cantera que dejan de
formar parte de los revestimientos, en los cuales se les hace una horadación en la parte central
para utilizarlos como morteros o metates. 79
Uso ornamental: Se utilizaron principalmente en la arquitectura como revestimientos o
recubrimientos, como es el caso de los sillares que componen las alfardas, tableros y peraltes.
Mantenimiento. Por el momento no existe evidencia de que los artefactos pertenecientes a este
tipo de industria lítica tuvieran un mantenimiento constante, en su defecto se siguieron utilizando tal cual como estaban.
Reciclaje. Algunos materiales fueron reciclados para seguir funcionando transformados en
nuevos artefactos a partir del desecho tal es el caso de las canteras empleadas en la arquitectura
que se aprovecharon para fabricar metates y morteros.
Desecho. Distintos artefactos líticos de este tipo se encontraron como parte de los rellenos
constructivos, por lo que se sugiere que este fue su destino inal, al no contar con un área desecho o basureros cercanos se decidió emplearlos de esta forma.
Basura. Tampoco se ha detectado un área especializada para depositar los restos sin utilidad
alguna, es decir, no se han encontrado basureros que resguarden todo el desecho.
Con base a este análisis salta a la vista en el sitio arqueológico en cuestión es en la especialización en el labrado de la piedra manufacturada para uso exclusivo del diseño arquitectónico.
Es decir, no solo existieron talladores especialistas u oicios que hacían uso del instrumental
lítico para ejecutar su trabajo, sino que también se evidencia notoriamente la especialización
de canteros.
Esto se observa en la utilización de piedra careada para la fachada de sus muros y tableros
como parte de elementos decorativos en la arquitectura del ediicio principal, así como piedra
labrada para la construcción.
79. Mateo, 2016. pp. 114, 117.
36
JALISCO.
POSIBLES HERRAMIENTAS UTILIZADAS PARA LA MANUFACTURA DE SILLARES DE
PIEDRA Y EN LA CONSTRUCCIÓN.
Llana de albañil. Por el momento se ha registrado un solo ejemplar
de este tipo de artefacto, y fue encontrado en la temporada de excavación 2013 en el complejo arquitectónico denominado como la Unidad
Habitacional - I, su forma recuerda a las llanas empleadas por los albañiles que utilizan para alisar o aplanar los pisos o muros. Gendrop80
(1997) la deine como una “herramienta compuesta de una plancha de
hierro o acero, una manija o asa, de que se sirven los albañiles para extender y allanar el yeso o la argamasa”. En el México prehispánico el
utensilio de uso equivalente era de piedra dura con un asa.
Smith 81 ha reportado con anterioridad que el sistema constructivo de los muros de las habitaciones es el bajareque, y que los pisos
han sido tratados para su mayor duración. La citada herramienta evidencia tal acción, así mismo prueba la existencia de un grupo especializado en la construcción de viviendas o ediicios, que hace de este
artefacto su instrumento para aplanar principalmente los pisos y los
muros. Dada su coniguración y peso sirven de igual forma para macizar los apisonados de tierra de modo que queden lo más compactos
posible.
Está fabricado en basalto gris vesicular de una sola pieza solida de
supericie rugosa, consta de un asa para sujetarla con la mano, su base es
de forma amigdaloide con los bordes redondeados, es plana, alisada
y con brillo mate, posiblemente el lustre se deba al constante pulimiento de las paredes y los pisos, se le considera como un elemento
activo.
Para elaborar este tipo de artefactos se propone que se ARRIBA
Llana de albañil de piedra de basalto.
elaborado por Ignacio Cabral, extraído del Dicemplea necesariamente la técnica de manufactura de la percu- Dibujo
cionario de Arquitectura Mesoamericana, Gendrop
sión indirecta, es decir, mediante los golpes con cincel y mar- (1997), p. 126 Fotografía y dibujo de Samuel Mateo.
tillo se va eliminando las partes sobrantes del bulto de una roca de basalto, se fabrica en primer
lugar el asa, la horadación que tiene en el centro se realiza aplicando técnicas de corte por medio de perforaciones, posteriormente se emplean cinceles para agrandar la horadación del asa,
80. Gendrop, 1997. pp. 125.
81. Smith 2009, 2013.
37
se redondea los bordes por medio del desgaste con pulidores, abrasivos más agua, posteriormente se le da forma elipsoidal a la base, por último se alisa toda la supericie. Posiblemente
se utilizó para la aplicación de aplanados principalmente para los pisos de la estructura arquitectónica, ya que al ser una herramienta pesada y se supericie lisa, permitió tanto comprimir
como alisar los apisonados.
Martillo. Se encontró un solo ejemplar de este tipo de artefactos, su sola presencia nos remite
al uso de la técnica de percusión directa e indirecta (cincel como intermediario) para la fabricación o manipulación de objetos. Posiblemente se usó para dar forma a las lajas cuadradas
de piedra, ya que en los bordes perimetrales se observan las huellas de manufactura dejadas
por el golpe directo, posiblemente también se utilizó para extraer láminas o lascas laminares
de los núcleos de obsidiana, y para elaborar esculturas y posiblemente para labrar los sillares
de cantera.
El registrado en el sitio arqueológico está fabricado en
basalto de color gris de grano ino, básicamente su
técnica de manufactura consiste en tomar un guijarro duro, aplicarle desgaste hasta obtener la forma
rectangular, los bordes son redondeados de forma
suave a abruptamente hasta formar una delineación convexa por medio de la técnica de abrasión y
desgaste, las partes funcionales son sometidas a desgaste para adquirir una supericie plana, enseguida
con un objeto iloso se realiza una acanaladura cerca
de la parte medial para formar la garganta de ¾ donde
va incrustado el mango, se va ensanchando la garganta
por medio de un instrumento iloso de borde más ancho
ARRIBA
hasta adquirir la forma deseada, por ultimo toda la suMartillo.
Proyecto Arqueológico Oconahua
pericie del martillo es sometido a un pulido intenso
por medio de abrasivos inos combinados con agua, el bruñido se le da al inal por medio de
frotación con cuero o piel 82.
Hachas de cuerpo alargado. Estos artefactos sirven básicamente para cortar y romper por
medio de la percusión, posiblemente fueron empleados para partir o quebrar trozos pequeños
de madera. Son de cuerpo alargado de forma triangular u ojival, presentan cerca de la parte
82. Mateo, 2016. pp. 123.
38
JALISCO.
proximal una garganta de ¾, lo que sugiere que estuvieron enmangados al igual que los martillos y hachas
de cuerpo ancho, al ser de pequeñas dimensiones
indican que se emplearon con una sola mano. Posiblemente también fueron usados como cinceles para
elaborar esculturas o los propios sillares de cantera.
Su técnica de manufactura es diferente a la de un
martillo o hacha, en primer lugar se extrae una pequeña lámina del núcleo de piedra verde que posteriormente es sometida a golpes directos con piedra
dura para darle la forma triangular u ojival.
Una vez obtenida la pre-forma, se redondean los bordes por medio de la del desgaste con abrasivos más
ARRIBA
agua, de igual manera se le saca el ilo adelgazanHachas de cuerpo alargado.
Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua
do la parte funcional del artefacto hasta obtener
un ilo agudo, se elabora la garganta haciendo un pequeño corte cerca de la parte proximal
hasta ensancharlo de manera que se pueda enmangar. Por último se pule toda la supericie
con abrasivos inos más agua y se bruñe con piel. Por el tipo de uso se le considera como un
elemento activo. Cabe destacar que se han registrado muy pocos ejemplares de este artefacto 83.
DISCUSIÓN. LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE REVESTIMIENTOS.
Cerdas 84 señala que para que se hable netamente de producción artesanal se deben de cumplir
con tres requerimientos mínimos: primero debe existir una especialización en el oicio, segundo, debe haber una jerarquía en la distribución del trabajo, es decir debe estar compuesto por
un aprendiz, un oicial y un maestro; y tercero, el artesano debe de asignar el total de su tiempo
productivo exclusivamente a su actividad.
Sobre el primer punto esta misma autora señala que el especialista crea a partir de su ingenio
y creatividad un objeto que puede ser decorativo, con la ayuda de sus propias manos y herramientas de trabajo 85. Así mismo la producción artesanal requiere una elaboración de objetos
mediante la transformación de la materia prima natural básica, a través de procesos no industriales 86, que serán dados para el consumo como un bien restringido. En este caso los sillares y
revestimientos que forman parte de la decoración arquitectónica del ediicio principal, fueron
83. Mateo, 2016. pp. 125 y 126.
84. Cerdas 2010.
85. Cerdas, 2010. pp. 21.
39
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Bate, Luis.
“Material lítico: Método de clasiicación”. Propuestas
para la arqueología. Recopilación de artículos y ensayos.
México, Editorial Drake y Morgan Editores, 2001, pp.
105- 135.
Beekman, Christopher.
“El complejo Grillo del Centro de Jalisco: Una revisión
de su cronología y signiicado”. Las Cuencas del Occidente de México en la época prehispánica, editado por
Eduardo Williams y Phil C. Weigand, México, El Colegio de Michoacán A.C., Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, Instituto de Investigación Cientíica
para el Desarrollo y Cooperación, 1996. pp. 247-291.
Beekman, Christopher.
“Recent Research in Western Mexican Archaeology”.
Journal of Archaeology Reserch (18), USA, Springer,
2010. pp. 41–109.
Beekman, Christopher
El Grillo and Epilogue. he Reestablishment of Community and Identity in Far Western Mexico. SSA Memphis,
University of Colorado Denver, USA. 2012.
Bustos, Carlos.
“La producción artesanal”. Revista Visión Gerencial, Año
8 (no.1, enero –junio), España. 2009. pp. 37-52.
Cach, Erick Orlando.
“Jalisco, cada vez más mesoamericano”. La Gaceta, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jal., 200
Cach, Erick Orlando.
El Palacio de Ocomo, exploración de una estructura: Jalisco, México. México. FAMSI, 2008.
Cárdenas, Efraín.
“La arquitectura de patio hundido y las estructuras circulares en el Bajío: desarrollo regional de intercambio cultural”. La región del Lerma. Arqueología y Etnohistoria.
Editado por Eduardo Williams y Phil C. Weigand, El Colegio de Michoacán A.C. y el Centro de Investigaciones
de Matemáticas, México, 1999. pp. 41-74.
Cárdenas, Efraín.
“Introducción”. Tradiciones arqueológicas. Ed. por
Efraín Cárdenas, México, Gobierno de Michoacán, COLMICH, 2004a, pp. 13-31,
Cárdenas, Efraín.
“Jiautsio. La casa del Coyote”. Tradiciones arqueológicas.
Ed. por Efraín Cárdenas, México, Gobierno de Michoacán, COLMICH. 2004b.
Castañeda, Carlos y Jorge Quiroz.
“Plazuelas y tradición Bajío”. Tradiciones arqueológicas.
Ed. por Efraín Cárdenas, México, Gobierno de Michoacán, COLMICH, 2004.
Cerdas, Rosa.
“Generalidades de la producción artesanal del cantón
de Pococí: Fortalezas y debilidades” InterSedes: Revista
de las Sedes Regionales, vol. XI, (no. 22), Costa Rica,
Universidad de Costa Rica, Ciudad Universitaria Carlos
Monge Alfaro, 2010, pp. 19-36.
Esparza López, Rodrigo.
“Minería prehispánica de obsidiana en la región central
de Jalisco”. Tradiciones arqueológicas. Ed. por Efraín
Cárdenas, México, Gobierno de Michoacán, COLMICH,
2004. pp. 79-90.
Fernández-Villanueva, Eugenia.
“Evidencias de una tradición mesoamericana en Zaragoza”. Tradiciones arqueológicas. Ed. por Efraín Cárdenas,
México, Gobierno de Michoacán, COLMICH, 2004, pp.
291-306.
elaborados a partir de la trasformación de la toba y fue consumido
como un bien ornamental por los residentes del Palacio de Ocomo.
El segundo requerimiento argumenta que se necesitan de trabajadores muy cualiicados capaces de realizar todas las tareas necesarias
para transformar la materia prima en productos terminados 87. Es decir, se requiere que la fuerza laboral compuesta por el maestro, el oicial y hasta el aprendiz, deben estar lo suicientemente especializados
para desempeñar sus funciones según la jerarquía de distribución de
trabajo le correspondan.
El último aspecto no necesariamente el artesano tiene que invertir
el total de su tiempo productivo, por ejemplo Hirth 88 señala que el
enfoque analítico no debe orientarse solo en la cantidad de tiempo
dedicado a la producción artesanal, sino más bien ahondar en las estrategias económicas que se emplearon en las unidades domésticas y
cómo la producción artesanal formó parte de la economía doméstica,
para nuestro caso de estudio serian actividades económicas dirigidas
y controladas posiblemente por la elite gobernante de ese entonces, ya
que la evidencia arqueológica apunta a que los revestimientos y sillares solo se utilizaron en el ediicio principal y en ningún otro, lo que
sugiere que esta actividad probablemente fue inanciada por la elite
gobernante que residía en este ediicios.89
Hirth 90 argumenta que la razón de la producción de bienes de prestigio y de subsistencia dentro de los hogares, posiblemente se deba a
que la elite tiende a patrocinar a especialistas en artesanías para que
produjeran bienes exclusivamente para ellos.
Aunque no necesariamente los sillares hayan sido manufacturados en
los propios hogares y no correspondan a bienes de prestigio o de subsistencia, esta actividad productiva artesanal posiblemente fue patrocinada por la elite gobernante de ese entonces basándonos en el uso
que se les dio como parte de los ornamentos del propio ediicio.
86. Busto, 2009. pp. 37.
87. Busto, 2009. pp. 39.
88. Hirth, 2009. pp. 13.
Gendrop, Paul
Diccionario de Arquitectura Mesoamericana. México, 89. Smith, 2015. pp. 39.
90. Hirth, 2009. Pp. 19.
Editorial TRILLAS, 1997.
91. Sahlins, 1977. pp. 13.
40
PARA SABER MÁS
La producción de sillares de cantera responden posiblemente
como se mencionó anteriormente a la demanda de la propia elite
que residió en el Palacio de Ocomo, esta sociedad podría tratarse
de una sociedad opulenta que según Sahlins 91 este tipo de grupos
humanos pueden satisfacer sus necesidades materiales con suma facilidad promoviendo que los artesanos produjeran lo necesario para
complacer sus demandas; en tal caso, la manufactura de productos
no esenciales para la subsistencia, como son los sillares de cantera,
se satisfacen con gran facilidad.Esto da pie a que dichos materiales
utilizados como ornamentos arquitectónicos esté condicionada por
las facilidades de producción, y ésta a su vez de la simplicidad de la
tecnología y el acceso de dichos recursos. Sobre la accesibilidad del
recurso en nuestro caso de estudio, al parecer fue limitada, ya que la
evidencia arqueológica muestra todo lo contrario, ya que al tratarse
de artefactos asociados la zona residencial de la elite, el derecho de
propiedad y poder adquisitivo estuvo muy controlado.
Gobierno de Jalisco
Estudio Técnico Justiicativo. Para la declaratoria como
área natural protegida, “Área Estatal de protección hidrología, Sierra del Águila. Secretaria de Medio Ambiente Para el Desarrollo Sustentable. Gobierno de Jalisco. Jalisco, 2009
Hirth, Kent.
“Crat production, Household Diversiication, and
domestic Economy in Prehispanic Mesoamerica”, Archeological Papers of the American Anthropological
Association, Vol. 19, (1), American Anthropological Association, 2009. pp. 13–32,
López Mestas, M. Lorenza
Ritualidad, prestigio y poder en el centro de Jalisco durante el preclásico tardío y Clásico temprano. Un acercamiento a la cosmovisión e ideología en el Occidente de
México prehispánico (Tesis de Doctorado), Guadalajara, Jal., CIESAS, 2011.
Mateo Guadarrama, Samuel
Los cambios tecnológicos de la industria lítica del conjunto arquitectónico: Palacio de Ocomo en Oconahua,
Jalisco (Tesis de Licenciatura). Escuela Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional de Antropología e Historia, Secretaria de Educación Pública, México.
2016.
Montejano Esquivias, Marisol
El complejo El Grillo en la porción oriental del Valle de
Atemajac, Jalisco. Desarrollo cultural en Tonalá, durante el Clásico tardío/Epiclásico (450-900 d.C.). (Tesis de
Licenciatura), Universidad Autónoma de Guadalajara,
México. 2007.
Montejano Esquivias, Marisol.
“Proyecto Arqueológico Teocaltitán, recientes investigaciones”. Revista OCCIDENTE (junio-2015), México,
INAH. 2015.
Otros sitios arqueológicos en donde se evidencia del uso de sillares
como revestimientos o recubrimientos de los ediicios asociados a
las culturas prehispánicas del Occidente de México son: Teocaltitán
92
, Peralta 93, Plazuelas 94 , Jiuatsio (Ihuatzio) y Tzintzuntzan 95 y Zaragoza 96.
Ramos de la Vega, Jorge.
“Conjuntos habitacionales en los sitios del Noroeste de
Guanajuato”. Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana (no 25), Tema Arquitectura de Centro y Occidente I,
editado por Juan Antonio Siller, Seminario de Arquitectura Prehispánica, Centro de Investigaciones en Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Arquitectura - UNAM,
México, 1993. pp. 41-49.
CONCLUSIONES.
Saint-Charles, Juan Carlos. y Roxana Enríquez.
“Los Aguajes: ¿Arquitectura prehispánica alóctona en
Colima?”. Memoria del II Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima, Colima, México, ed. por
Juan Carlos Reyes G., Gobierno del Estado de Colima,
Secretaría de Cultura, 2006. pp. 1-15.
Aunque de manera muy breve y somera se trató este tema,
cabe destacar que salta a la vista que en el sitio arqueológico en cuestión se demanda de especialistas encargados en el labrado de la piedra manufacturada para uso exclusivo del diseño arquitectónico. Es
decir, estos talladores o especialistas fueron requeridos constantemente por los residentes del Palacio de Ocomo a través del tiempo
surgiendo así la producción artesanal de bloques de cantera.
92. Montejano 2015.
93. Cárdenas 2004a.
94. Castañeda y Quiroz 2004.
95. Cárdenas 2004b.
96. Fernández-Villanueva 2004.
Sahlins, Marshall
Economía de la Edad de Piedra. España, AKAL, 1977.
Smith Márquez, Sean M., y otros.
Informe del proyecto de mapiicación y delimitación
del Palacio de Ocomo. México, A través del Centro
INAH-Jalisco, La Secretaria de Cultura de Jalisco, El
Ayuntamiento de Etzatlán y el Centro de Estudios Arqueológicos El Colegio de Michoacán, A.C., 2008.
Smith Márquez, Sean M., y Otros.
Informe técnico al Consejo de Arqueología. Proyecto de
investigación arqueológica Oconahua, Jalisco, Temporada 2009. México, A través del Centro INAH-Jalisco, La
Secretaria de Cultura de Jalisco, El Ayuntamiento de Etzatlán y el Centro de Estudios Arqueológicos, El Colegio
de Michoacán, A.C., 2009.
Smith Márquez, Sean M., y Otros.
Segunda Entrega del Informe Técnico al Consejo de Arqueología Proyecto de Investigación Oconahua, Jalisco
temporada 2011-2012. México, En colaboración con el
Centro INAH-Jalisco, La Secretaria de Cultura de Jalisco, El Ayuntamiento de Etzatlán y el Centro de Estudios
Arqueológicos El Colegio de Michoacán, A.C., Jalisco,
2013.
41
PARA SABER MÁS
Smith Márquez, Sean M., y Otros.
Informe Técnico al Consejo de Arqueología Proyecto
de Investigación Oconahua, Jalisco temporada 2014.
México, En colaboración con el Centro INAH-Jalisco,
La Secretaria de Cultura de Jalisco, El Ayuntamiento
de Etzatlán y el Centro de Estudios Arqueológicos El
Colegio de Michoacán, A.C., 2014.
Smith Márquez, Sean M., “Tras los secretos del Palacio”.
Revista Cultura (Julio-Agosto, no. 6), México, Secretaría de Cultura de Jalisco, 2015. pp. 38-40.
Smith Márquez, Sean M. y Herrejón, Jorge
Las unidades habitacionales del posclásico en la zona
de Teuchitlán, Jalisco (Tesis de Licenciatura). Colegio
de Michoacán A.C., Michoacán, México, 2004.
Smith Márquez, Sean M. y Samuel Mateo, “Nuevas pistas sobre el posible uso de enorme cuchillo bifacial de
más de mil años de antigüedad, encontrado en el sitio
arqueológico Palacio de Ocomo, Jalisco”. Callicanto
Año 2. Vol. II, (No. 6), Xalixco Estudios Históricos y
Patrimonio Cultural A.C. 2016.
Téllez, Víctor, “La organización política y ceremonial
de los Huicholes en el contexto de las sociedades nayaritas”. Phil Weigand Moore: Reconocimiento Tenamaztle 2009, Guadalajara, Jal., CUNorte, ed. por
Verenice Heredia y Víctor Manuel Téllez, Prometeo
Editores, 2010. pp. 32-45.
Weigand, Phil C., “Circular ceremonial structure complex in the highlands of western Mexico”. Archeological
frontiers: papers on new world high cultures in honor of J. Charles Kelley, USA, University
Museum Studies, South Illinois University, Carbondale, 1976, pp. 183-227.
Weigand, Phil C.
“Ehécatl: ¿Primer dios supremo del Occidente?”. Origen y desarrollo en el Occidente de México, ed. por
Brigitte Boehm y Phil C. Weigand, El Colegio de Michoacán A. C., Zamora, Mich., 1992.
Weigand, Phil C.
“La transición del Formativo-Clásico y del Clásico Posclásico en la zona jalisciense de Teuchitlán/Etzatlán”.
Evolución de una civilización prehispánica: arqueología de Jalisco, Nayarit y Zacatecas, ed. por Phil C. Weigand, Zamora, Michoacán, El Colegio de Michoacán A.
C., 1993, pp. 21-37.
Cabe destacar que por el momento no hay identiicación de talleres
de producción de artefactos líticos dentro de los ediicios, pero sí hay
evidencia de concentraciones de desechos en los mismos yacimientos
que nos hacen suponer que desde ahí se producían por completo los
sillares de cantera. Se maniiesta así como una industria se desarrolla
gracias a que existe este juego de oferta y demanda, es decir, hay una
relación íntima entre productor y consumidor.
Agradecimientos. Queremos agradecer a las instituciones gubernamentales y académicas que sin su ayuda no sería posible la realización
de todo el trabajo de investigación cientíica que se está llevando a
cabo desde el 2007 hasta la fecha de forma ininterrumpida, en primero lugar a la Secretaria de Cultura de Jalisco (SCJ) y al H. Ayuntamiento de Etzatlán por la inanciación del proyecto, al Colegio de
Michoacán A.C., por su apoyo como aval académico y consejero de
esta investigación cientíica, a las autoridades y ciudadanos locales del
bello pueblo de Oconahua, por su grata ayuda y hospitalidad no hubiera sencillo ejecutar esta noble labor, a la Dra. Blanca Maldonado
por sus atinados comentarios para la elaboración de este artículo y
por ultimo al director general de esta revista y colaboradores que nos
brindaron la oportunidad de colaborar en este especial. ¡Mil gracias
a todos!.
Weigand, Phil C.
“El Estado segmentario en el Occidente de Mesoamérica.” Las sociedades complejas del occidente de México
en el mundo mesoamericano. Homenaje al Dr. Phil C.
Weigand, ed. por Eduardo Williams, Lorenza López
Mestas y Rodrigo Esparza, México, El Colegio de Michoacán A.C., 2009, pp. 53-74.
Weigand, Phil y García de Weigand, Acelia.
“Arqueología en los Altos de Jalisco”. La región del
Lerma. Arqueología y Etnohistoria. ed. por, Eduardo
Williams y Phil C. Weigand, El Colegio de Michoacán
A.C. y el Centro de Investigaciones de Matemáticas,
México, 1999, pp. 269-286.
Weigand, Phil., Acelia G. de Weigand y Erick Cach.
“El Palacio de Ocomo: Tecpán monumental en el Occidente de México”. Antropología de Jalisco. Una visión
actual (no. 13), México, Secretaria de Cultura Gobierno
de Jalisco, 2003.
42
Arqlogo. Samuel Mateo Guadarrama
Posgrado Maestría en Arqueología COLMICH A. C..
samuelm@colmich.edu.mx
Mtro. Sean Montgomery Smith Márquez
Coordinador Proyecto Arqueológico Oconahua
smmarquez@yahoo.com
JALISCO.
LA SOCIEDAD DEL PALACIO DE OCOMO Y SUS INTERACCIONES CON EL
NOROESTE MESOAMERICANO: UNA PERSPECTIVA DESDE LOS DISEÑOS
CERÁMICOS
Debajo de las calles de la delegación de Oconahua del municipio de Etzatlán, se localiza
un antiguo asentamiento prehispánico conocido como “El Palacio de Ocomo”, un sitio importante para el Occidente mesoamericano por sus grandes dimensiones arquitectónicas que
conforman un patio hundido monumental.
Por esta accidentada orografía, característica de la región Valles de Jalisco deambuló uno de los
investigadores pioneros del Occidente: Phil C. Weigand (también conocido como Phil Clayton
Weigand Moore), a quien le debemos las primeras interpretaciones de esta gran ciudad prehispánica.
Para el año de 1969, 97 Weigand indicó que el sitio era muy parecido al Palacio de Quinatzin
ubicado en el Altiplano central, en el Texcoco prehispánico; éste fue representado en el códice
que lleva el mismo nombre. En cuanto al término “Ocomo” se retoma del mapa realizado por
el cartógrafo Abraham Ortelius, quien registra a este poblado con ese nombre en 1579 (véase
Smith y Mateo, en este volumen).
Las primeras interpretaciones que Weigand hizo sobre el Palacio de Ocomo, es que funcionó
como un Tecpan 98 de uso administrativo-religioso, asimismo el material cerámico observado
en supericie permitieron fecharlo tentativamente en el periodo Posclásico 99. Dicha idea que
dio un vuelco casi cuatro décadas después, ya que con las recientes excavaciones 100 se establece que su periodo de ocupación fue más antiguo, estableciéndose entre los años 400/450 a
900 d.C. conocido para las áreas del valle de Atemajac y región Valles, como Tradición o Fase
Grillo.
Los trabajos de investigación realizados por el Proyecto Arqueológico Oconahua, a partir del
2009 han generado más cuestionamientos sobre la dinámica que tuvo la sociedad del Palacio
de Ocomo con otras en el periodo de su apogeo, por lo cual este artículo abordará este tema
desde la perspectiva de la cerámica, siendo más especíicos, mediante el análisis de algunos
diseños que están representados en este material.
97. Weigand, Cach y García, 2003 pp. 31-36.
98. El término “Tecpan” es empleado en el periodo Posclásico, y deinido por el lexicógrafo francés Rémi Simeón (2004, pp.450) en su Diccionario
de la Lengua náhuatl o mexicana, como una “mansión real, palacio, o morada de un noble…”
99. Weigand, Cach y García, 2003 pp. 34.
100. Smith Márquez, 2009; 2015a; 2015b.
43
ARRIBA
Muestra con decoración negativa. Proveniente del cañon de Bolaños.
Tomada de Villanueva 2001.
ARRIBA
Muestra de borde de cajete condecoración negativa. Proveniente del palació de
Ocomo.
Proyecto Arqueológico Oconahua, Fotografía de la autora.
ARRIBA
Muestra de decoración negativa. proveniente de El palacio de Ocomo Proyecto
Arqueológico Oconahua, Fotografía de Autora
ARRIBA
Muestra con borde de cajete de decoración negativa. proveniente de El Palacio de
Ocomo.
Fotografía de Autora.
Los diseños a los que nos referimos se observan con más frecuencia en vasijas de pastas inas
(se reiere a las características que se compone el objeto de barro cocido), y sobre los cuales se
puede inferir fueron empleados para servir y consumir alimentos relacionados con ocasiones
especiales 101, ya sea en iestas y/o banquetes con el in de legitimar el poder dentro de la sociedad y también fuera de ella estableciendo o fortaleciendo interacciones sociales y políticas.
Antes de continuar será necesario precisar la palabra diseño, que se puede deinir como “la
expresión visual de la esencia de algo, ya sea como un mensaje o un producto” 102, asimismo
dicha expresión será parte de una “inteligencia humana altamente compleja” 103.
101. Rice, 1987 pp. 209.
102. Dondis, 2004, pp. 41.
103. Dondis, 2004, pp. 41.
44
JALISCO
Sumado a esto, el término interacción para el ámbito arqueológico se puede entender como
una acción llevada a cabo de manera recíproca entre sociedades que vivieron en un tiempo y
espacio determinado. Tales interacciones se pudieron llevar a cabo de diversas formas:
1)
2)
3)
4)
Información
Bienes de prestigio
Político-militar
Bienes a granel
Cada una de éstas puede abarcar espacios geográicos pequeños o muy amplios, ya que los
objetos y/o ideas fueron transportados y trasladados por las personas directamente, o bien,
mediante cargadores o tlamemes quienes se encargaban de realizar esa tarea en el menor tiempo posible. Lo antes mencionado nos sugiere que algunos diseños observados en las vasijas cerámicas del Palacio de Ocomo se puedan establecer como indicadores de interacción cultural,
especíicamente para el área del Noroeste mesoamericano.
El primer ejemplo que se expondrá es la decoración conocida como pseudo-cloisonné, la cual
ha sido reportada en distintos sitios arqueológicos como La Quemada (Zacatecas), el cañón
de Bolaños (Jalisco), la cuenca de Sayula (Jalisco), entre otros de la región occidente y norte
de Mesoamérica. Un rasgo distintivo de estas vasijas son sus diseños, que generalmente los
podemos percibir en forma de grecas o representaciones de alguna divinidad (por ejemplo, del
dios Ehécatl, advocación eólica de Quetzalcóatl), además de los colores que se implementaron
para decorarlas, que constan de pintura en tonalidades pastel, haciendo más especiales a éstas
vasijas ya que se relacionan al uso de la ingesta de pulque con motivos rituales.
El segundo indicador de interacción se reiere a las decoraciones que se observan en vasijas con
pintura roja sobre el fondo del color de barro que puede variar en crema, café naranja, bayo,
etc. Es importante resaltar que las decoraciones de pintura roja sobre un fondo se encuentran
en cualquier sitio de la República Mexicana, sin embargo los diseños son los que guardan una
estrecha relación con los materiales no sólo del Cañón de Bolaños, Zacatecas, sino que también
con sitios que localizan en el estado de Colima.
Dichos diseños pueden variar desde círculos, triángulos hasta bandas o líneas geométricas, ya
sea en cajetes u ollas características de la Tradición Grillo (400-900 d.C.), y que a su vez presentan una variante conocida como técnica al negativo. Dicha técnica consiste en elaborar sobre la
45
ARRIBA
Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral).
Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57).
ARRIBA
Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral)
Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57).
ARRIBA
Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral).
Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57).
ARRIBA
Muestra de tipo Fragmento de cajete con diseños incisivos en lineas horizontales rectas y quebradas (con dibujo para observar el detalle).
Proyecto arqueológico Oconohua. Fotografía y dibujo de la autora.
vasija diseños con cera de abeja o una resina muy similar, la cual al momento de exponerla al
fuego se volatiliza dejando literalmente el negativo –ahumando– de los diseños. Se pueden realizar las comparaciones con materiales del sur de Zacatecas y el cañón de Bolaños que reportan
este tipo de decoraciones. Esta técnica se remonta a su uso desde épocas Formativo como en
sitios de la Tradición de Tumbas de Tiro.
Nuestro tercer ejemplo es conocido en el ámbito arqueológico como rojo y blanco sobre color
base que ha sido reportado en diversos sitios de Jalisco, tal como lo hicimos para El Palacio de
Ocomo y del que se tienen datos de su presencia en sitios como Cañón de Bolaños y en el sitio
46
JALISCO
de El Teúl, Zacatecas, únicamente variando con el nombre de línea blanca delimitando motivos geométricos y motivos rojos delineados con blanco respectivamente.
El cuarto indicador de interacción cultural externa en El Palacio de Ocomo, de acuerdo a los
diseños de su cerámica, es el ya conocido comúnmente por los arqueólogos como rojo embutido para las áreas del valle de Atemajac y región Valles de Jalisco.
De éste se puede mencionar que los diseños pudieron ser elaborados con el barro crudo o
cocido; para el caso del primero, la técnica se conoce como incisión y para el segundo se trata
de esgraiados, una vez hecho el diseño sobre la supericie de arcilla sin cocer, se rellenaba de
pigmento rojo. Estos presentarán una amplia gama de variaciones de acuerdo al espacio cultural que se estudie.
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
ARRIBA
Fragmento de olla decorada en rojo y blanco sobre crema proveniente de El palacio
de Ocomo
Proyecto arqueológico Oconohua. Forografía de autora..
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
ARRIBA
Fragmento de olla decorada en rojo y blanco sobre crema proveniente de El palacio
de Ocomo
Proyecto arqueológico Oconohua. Forografía de autora..
47
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
ARRIBA
Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y
las ventanas
Tomado de Solar y padilla. 2013: 193).
Los diseños más complejos del citado rojo embutido los podemos encontrar en Zacatecas,
donde se pueden percibir en los cajetes a híbridos de animales: cabeza de coyote con cuerpo
de serpiente, esto puede tener una carga ideológica muy fuerte debido a que en este estado se
ubica el sitio de Alta Vista, considerado de gran relevancia porque es un centro ceremonial y
astronómico que ha servido para realizar diversas investigaciones de los fenómenos del solsticio y equinoccio que en su momento fue primordial para las sociedades que habitaron en las
diversas regiones geográicas del país.
Trasladándonos de nuevo a Jalisco, el Cañón de Bolaños fue un paso natural entre el Noroeste
y el Occidente mesoamericano 104; respecto a los diseños de la cerámica se observan diseños
menos elaborados en comparación con los de Zacatecas y en cuanto a los materiales del Palacio
de Ocomo son más similares las líneas y iguras geométricas que están rellenas del pigmento
rojo, esto puede hacernos cuestionar si ¿acaso en el Norte los diseños eran más elaborados por
qué presentan mayor carga ideológica?
104. Cabrero, 1989 pp.20.
48
JALISCO.
El quinto y último diseño que será ejemplo como indicador de interacción es la decoración incisa, que al igual que el penúltimo diseño su presencia se reporta en sitios como La
Quemada y otros cercanos a éste en Zacatecas, así como también al Norte, Centro y Sur del
estado de Jalisco. Sus diseños se distinguen por presentar espirales, ganchos, líneas rectas y
quebradas.
Las decoraciones mencionadas se encuentran muy presentes en éstas áreas desde el Noroeste
de Zacatecas hasta el Sur de Jalisco. Asimismo han sido objeto de una gran cantidad de investigaciones sobre lo que puede signiicar su iconografía, no obstante este tipo de materiales se
pueden ubicar en más áreas culturales de la República Mexicana pero deben ser comparadas
de manera visual para continuar estableciendo interacciones entre
sociedades.
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
CONCLUSIÓN
Habiendo ejempliicando los materiales mencionados, podemos establecer que las interacciones se llevaron a un nivel de bienes
de prestigio –entre élites– debido a que los materiales que se analizaron y compararon son relacionados al consumo de alimentos durante
ocasiones especiales o rituales y que por ende, fueron utilizados por
personas que ostentaban poder dentro de la sociedad del Palacio de
Ocomo. Esto último se relaciona con una interacción de tipo político
en zona Valles y otras regiones externas (Cañón de Bolaños, Zacatecas, Sur de Jalisco, Colima).Queda por estudiar más a fondo, si los
diseños están relacionados como parte del origen de una identidad
¿Las vasijas eran quizás sólo el envoltorio de un alimento destinado a
que fuera consumido por una persona importante?
Gracias al apoyo invaluable del Proyecto Arqueológico Oconahua y
a su coordinador el Mtro. Sean M. Smith, revista Callicanto, a su director Erick G. Rizo que junto a su equipo de trabajo me dieron la
oportunidad de acercarme más a las personas a través de este medio.
También agradezco a familiares y amigos que me siguen alentando.
Lic. Cynthia Michelle Hernández Furlong
Proyecto Arqueológico Oconahua
hernandezfurlong@gmail.com
Cabrero García, María Teresa
Civilización en el Norte de México: Arqueología de
la Cañada del Río Bolaños (Zacatecas y Jalisco). México, IIA-UNAM, 1989.
Dondis, D. A.
La Sintaxis de la Imagen: Introducción al Alfabeto
Visual. España, GG Diseño, Editorial Gustavo Gili.
SA, 2004.
Hernández Furlong, Cynthia Michelle
El Palacio de Ocomo: una interacción entre el Occidente y Noroeste mesoamericano a través de la cerámica. (Tesis Licenciatura). México, ENAH, 2016.
Jiménez Betts, Peter.
“Perspectivas sobre la Arqueología de Zacatecas.
Revista Arqueología. (No. 5), México, Dirección de
Monumentos Prehispánicos, INAH, 1989.
Simeón, Rémi
Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana. Siglo
veintiuno, América Nuestra, 2004.
Smith Márquez, Sean Montgomery
Informe Proyecto de Investigación Arqueológica
Oconahua, Jalisco. Temporada 2009. México. 2009.
Smith Márquez, Sean Montgomery
Palacio de Ocomo: un ejemplo de patio hundido en
el altiplano central jalisciense. En prensa. México,
2015a.
Smith Márquez, Sean Montgomery.
“Tras los secretos del Palacio”. Revista Cultura Jalisco (Año 1, Número 6, Julio-Agosto), Guadalajara, Jal., Secretaria de Cultura del estado de Jalisco.
2015b.
Weigand, Phil C., Acelia García y Eric Cach
El Palacio de Ocomo: Tecpan Monumental en el Occidente de México. Guadalajara, El Colegio de Michoacán A.C., Secretaría de Cultura de Jalisco, 2003.
Mtro. Sean Montgomery Smith Márquez
Coordinador Proyecto Arqueológico Oconahua
smmarquez@yahoo.com
49
MANIFESTACIONES GRÁFICAS RUPESTRES EN MEZCALA, JALISCO Y
LA IMPORTANCIA DE SU PRESERVACIÓN.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN.
En el campo de la investigación arqueológica en nuestro país, que llamamos aquí “Manifestaciones Gráicas Rupestres” (MGR) (leído esto como pinturas rupestres y petrograbados)
se han hecho progresos signiicativos en los últimos años.
En el caso del estado de Jalisco, pocos investigadores se ocupan de estas reliquias y de su preservación (quizás por las limitantes que implican los estudios y los paradigmas clásicos quién
las hizo, qué antigüedad tienen y qué signiican).
Existe muy poco interés de las autoridades locales y sus habitantes. En este artículo presentamos los avances que se han hecho para que el patrimonio arqueológico sea preservado y sea
parte de la vida cultural y económica de los habitantes de Mezcala. Cabe señalar que este escrito es una parte de la ponencia presentada en la Society for American Archaeology 78th Annual
Meeting Honolulu, celebrada en Hawaii, del 3 al 7 de abril de 2013, en el marco del Simposio:
“Tendencias recientes en la arqueología del occidente de México”.
La pintura rupestre en cuanto a su signiicado siempre ha estado llena de fantasías y de poca
evidencia sólida que logre explicarlas. No ha sido fácil establecer con absoluta conianza quiénes pudieron llevar a cabo dichas representaciones en la roca, aunque es posible analizarlos por
su ubicación geográica y otras fuentes de tipo arqueológic0.
Intentar conocer la historia de Mezcala y sus alrededores es viajar a través del tiempo, por lo
menos, desde la época pleistocénica. Nulos han sido los estudios entorno a la historia de cazadores- recolectores y se conoce muy poco sobre la historia prehispánica de ésta región.
Es por eso, la importancia de rescatar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico de
Mezcala, dejando como resultado dos aspectos importantes relejados en la comunidad. Uno
de ellos es que los habitantes mediante el conocimiento de su patrimonio arqueo-histórico
fortalezcan su identidad y por ende el aprovechamiento del mismo, generando mediante apoyos institucionales y comunitarios la creación de infraestructura que permita a los lugareños
mejorar su calidad de vida.
50
JALISCO
UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE MEZCALA Y PINTURA RUPESTRE.
ANTECEDENTES
Ante la pregunta sobre la relevancia del sitio, podemos mencionar que los estudios arqueológicos realizados en esta región han sido escasos. Contamos con algunos antecedentes. Starr en
1897 Tizapán el Alto e isla de Mezcala con trabajos especíicamente relacionados con cerámica
miniatura; Noguera en Jiquilpan en el año de 1944; Lister en 1949 Cojumatlán; Meighan y
Foot en 1968 realizaron excavaciones en Tizapán el Alto. Como podrán observar son estudios
efectuados en la zona sur del lago de Chapala, un poco distantes a Mezcala.
En cuanto a investigaciones más próximas al lugar que nos concierne, contamos con 4 antecedentes: Bond en 1971 en la ribera norte, pero los tres sitios que estudió aún no han sido localizados físicamente; por su parte, Weigand y García en 1971 y 1996 llevaron a cabo recorridos
de supericie y análisis de cerámica comparativa y de estructuras en Jocotepec y la Isla de Mezcala. Trabajos más cercanos cronológicamente, contamos con el del Ingeniero Morales en el
2003, quien dejó un legado importante en el registro de petrograbados ubicados de casi toda la
Ciénega; y inalmente Esparza y García del 2005-2007 con excavaciones en la Isla de Mezcala.
Como pudieron darse cuenta, no hay ningún trabajo de pintura rupestre y mucho menos de
Mezcala y la “Cueva del Toro”.
ARRIBA
Mapa donde se localiza la población de Mezcala y las MGR en la “Cueva del Toro”.
Elaborado por Erick G. Rizo con información de Marco A. Acosta..
51
Sabemos que desde el Pleistoceno, la región ha sido ocupada por humanos cazadores-recolectores aproximadamente hace 10,000 años. Empero, es en la época prehispánica de la que
sabemos un poco más de los grupos humanos. Según los estudios hasta hoy realizados para
la región de Chapala, sabemos cuándo menos que Mezcala estuvo ocupada desde el 800 a.C.
hasta el contacto español. Es en la Isla de Mezcala -isla aledaña a la población del mismo nombre o mejor conocida como Isla del Presidio-, donde se realizaron dichos trabajos por Esparza
y García, investigaciones arqueológicos con motivo del Bicentenario de la Independencia de
México. Según las evidencias, se ha permitido proponer una ocupación en la isla a partir del
periodo Clásico (200-700 d.C.). La cerámica encontrada ha sugerido que corresponde al estilo
Teuchitlán conocida como “rojo sobre blanco”, así como navajas de obsidiana de la misma tradición.
Weigand realizó varios recorridos en la ribera del lago, con el objeto de contextualizar geográicamente los complejos arquitectónicos de la sección nuclear de la Tradición Teuchitlán,
localizada en la región al noroeste de Chapala, en el valle de Jocotepec (Weigand, 1993). La
importancia de la Cuenca de Chapala, según Weigand y García, radica en el hecho que es un
puente natural entre el Valle del río Lerma y los distintos ambientes lacustres del centro-occidente de Jalisco y posiblemente más allá, hasta las costas de Sinaloa, en comunicación con el
Bajío guanajuatense y la Meseta Central 105.
ARRIBA
Vista de las dos islas de Mezcala.
Fotografía de Erick G. Rizo, 2016.
105. Weigand y García, 1996.
52
JALISCO.
De igual manera y correspondiente a este período se cuenta con evidencia de cerámica con bordes engargolados cuyo diagnóstico ha
sido vinculado con el complejo conocido como “Ixtépete-Grillo”
(400-900 d.C.) y navajillas prismáticas tipo “Aztatlán” del (8501350 d.C.) 106.
Mientras que los estudios llevados a cabo por Meighan (1968)
en el sitio Tizapán el Alto arrojaron fechas de ocupación tardía
(900-1100 d.C.) llamado complejo Cojumatlán y otro complejo
denominado Tizapán, datado para el (1100-1250d.C.), en tanto
que para el lado norte del lago hubo ocupación de grupos agrícolas
aldeanos que mantenían contacto con la cultura Tuxcacuesco 107. Meighan 108 en base a los
trabajos de Bond, divide tres periodos: (600 d.C.) fase Pitayo; (900 d.C.) fase Puerta Nueva y
(1100 d.C.) fase Santa Cruz.
Por otro lado, la comunidad de Mezcala tiene museo comunitario. Cuentan con una colección
no tan abundante de piezas arqueológicas donadas por los mismos lugareños, por eso no es
menos importante que nos permita visualizar la ocupación temprana en el área hasta el contacto español y algunas de sus manifestaciones culturales en la actualidad.
Sabemos por el legado histórico que los pobladores de Mezcala fueron del grupo coca y cazcanes principalmente 109. Gran parte de los habitantes que se asentaron en los
márgenes del lago de Chapala dejaron testimonio de su cultura a través del
legado histórico de cronistas y visitadores, entre otros tipos de fuentes.
El dato mítico-histórico más antiguo que se conoce, es sobre la peregrinación de los grupos “mexicanos” que salieron de Chicomostoc y
que a su paso por la laguna de Chapala se asentaron en Mexcala 110.
Con la llegada del conquistador Guzmán a la Nueva Galicia en 1530
y su incursión por la ribera del lago y zonas lacustres, se encontró con
patrones de poblamiento disperso, organizado y distribuido
Petrogrado exhibido en el Museo Comunitario
en pequeñas aldeas organizadas en cacicazgos cuyo gober- ARRIBA.
de Mezcala.
nante se le nombraba señor o cacique 111 . Se estima que la Fotografía de Erick G. Rizo, 2016.
población coca fue numerosa con una estimación de 32.000 ABAJO
Ollita eigie expuesta en el Museo Comunitario de Mezcala. La igurilla o eigie muestra unas anteojeras que ico112
habitantes .
nográicamente lo relacionan con el dios Tlalóc.
Fotografía de Erick G. Rizo, 2016.
106. Esparza y García, 2007. .
107. Cabrero, s.f.
108. Meighan, 1968.
109. Baus, 1982. p.56.
110. Tello, 1968.p.25.
111. Gastélum, 2001.
112. Gerhard, 1986; Yáñez, 2002.
53
Para los siglos XVII y XVIII, la región tiene como lengua materna el náhuatl. Pero cabe destacar que en los pueblos de este territorio de occidente el habla y cultura fueron originalmente la
coca, aunque la historia oral y memoria indígena actual, considera el náhuatl como su lengua
madre 113.
El pueblo de Mezcala se dedicaba a cultivar hortalizas y a la pesca de bagre, pescado blanco,
mojarra, sardinas y boquinete 114 . Su actividad comercial estuvo fuertemente ligada a los recursos que el propio lago les daba. Debido a esta actividad construyeron embarcaciones (canoas)
para el traslado de pasajeros a los diferentes pueblos ribereños, así como un quehacer que les
permitió cierta cohesión social por la constante movilidad regional de personas y bienes comerciales 115.
UBICACIÓN DEL SITIO.
La “Cueva del Toro” se localiza al norte de la población de Mezcala, vista del peril del
sitio de norte a sur, cabe mencionar que la tal cueva no se puede apreciar, ya que el lugar ha
sufrido derrumbes y al parecer en tiempos poco después de la revolución, algunas personas
usaban dinamita para buscar tesoro, según informantes locales). El abrigo rocoso está a una
altura de 1975 msnm en el cerro que los lugareños conocen como “Cerro Huehuetón” o “Cerro
viejo”. Para acceder al sitio es necesario un recorrido de aproximadamente 2 horas a pie, pasando por laderas y caminando por senderos poco seguros.
DESCRIPCIÓN DEL SITIO.
El sitio es un abrigo rocoso de aproximadamente 20 metros de altura por 15.71 metros de longitud. Hablando en sentido estricto, el paredón rocoso se extiende aún más hacia su costado
norte, sin embargo, en ese anexo del mismo no existen pinturas o petrograbados, solamente
rastros de graiti moderno.
El abrigo rocoso está constituido en su mayoría de manifestaciones gráico-rupestres geométricas y de algunas representaciones antropomorfas.
Los colores que se pudieron identiicar fueron cuatro: blanco, negro, rojo y otra variante del
color rojo (al parecer anaranjado), quizás realizados en su mayoría con los dedos de la mano
113. Esparza y García, 2007.
114. Tello, 1968.
115. Esparza y García, 2007..
54
JALISCO
y especulando un poco más (hasta no hacer arqueología experimental) con herramientas sencillas hechas de madera, pinceles, entre otros elementos. Para la descripción, identiicación y
elaboración de tipologías que permitan equiparar estilos y tradiciones en este tipo de manifestaciones, se han propuesto algunas hipótesis que motivaron a aquellos individuos a realizarlos
y por ende, permitan, en un futuro indagar más al respecto:
Rituales “mágico-religiosos”.
Ritos de iniciación.
Relaciones con el agua, ya sea para pedir lluvias o bien como indicadores de algún punto en
especíico (nacimientos de agua, etc.)
Seres mitológicos.
Marcadores territoriales.
Acontecimientos históricos.
Marcadores astronómicos, o bien de orientación.
Marcas numéricas, sólo por mencionar algunos.
Es importante mencionar que el paredón se orienta hacia el poniente y en algunos puntos se puede apreciar la laguna. Considerando las características topográicas en que se ubica
este abrigo rocoso no fue posible tomar un registro fotográico de frente al paredón en donde
se pudieran apreciar tanto las dimensiones del mismo como de los conjuntos de pinturas rupestres, ya que hacia el lado oeste comenzaba a escasos metros del paredón la barranca, sin
embargo, fue posible trazar un bosquejo de la distribución de los motivos y aleatoriamente
fueron registrados bajo el nombre de “bloques”, teniendo en total seis en donde se concentran
los motivos rupestres.
Antes de comenzar los trabajos de registro fue necesario hacer un recorrido de supericie. No
se logró encontrar otro tipo de evidencia arqueológica (objetos) que se pudieran vincular con
la ocupación del sitio. Lamentablemente es un paredón que constantemente sufre de derrumbes y vandalismo. Por lo que es necesario a futuro despejar la zona para hacer los estudios
pertinentes.
Así pues, se prosiguió a seleccionar de manera arbitraria un punto de referencia en el
suelo frente al paredón, para de ahí tomar las distancias y direcciones hacia donde se localizan
los bloques de motivos rupestres. Debido a la conformación irregular de este paredón, en la
mayoría de los casos se pudo tener acceso a los bloques mediante la técnica de escalado sin
cuerda, apoyándose de las salientes de la pared rocosa.
55
A MANERA DE CONCLUSIÓN.
La intención de esta presentación es en primera instancia dar a conocer el sitio rupestre y su
importancia para estudios posteriores. Las cuestiones pendientes a tratar se harán en otro artículo próximo a entregar para publicación como son: ahondar en los posibles signiicados que
estos motivos rupestres pudieron haber tenido, posibles técnicas y uso de materias primas. No
menos importante es integrar elementos etnohistóricos que nos ayuden a comprender la época
del posclásico tardío de la región con otras partes de Mesoamérica hasta y durante el contacto
español.
El análisis de diseños rupestres representados con respecto a los diseños decorativos de la
cerámica local que se han encontrado en excavaciones arqueológicas, así como de algunos
petrograbados, lo cual ha permitido inferir en cierta medida posibles relaciones de los que
realizaron las pinturas con los grupos que se asentaron en la ribera en diferentes épocas, ya que
pudimos identiicar algunas reutilizaciones de diseños y espacios.
IZQUIERDA
Gran Greca pintada en las paredes de la Cueva del Toro.Fotografía de Marco A. Acosta, 2012
DERECHA
Vista del bloque F, donde se puede apreciar una igura antropomorfa al lado derecho
inferior, posiblemente un danzante. Y algunas iguras geométricas que han sido retocadas al parecer en tiempos actuales.
Fotografías de Marco A. Acosta, 2012.
56
No está por demás hacer un llamado a las autoridades del INAH
para que se logre un convenio de protección entre el Instituto y la
municipalidad de Poncitlán (de la que depende jurisdiccionalmente
Mezcala), mínimo colocando letreros informativos y restrictivos en
el sitio a in de que los visitantes conozcan su patrimonio cultural y
contribuyan a su preservación, más que a su destrucción; de igual
manera solo a través de talleres y charlas de concientización a la población local es que se dará de una manera inmediata la protección
y conservación a tan frágil patrimonio cultural. Queda mucho por
hacer aun, es cierto, pero esta presentación es sólo un primer acercamiento para dar a conocer un sitio con presencia de pinturas rupestres de Mezcala, Jalisco, que se encuentra en un grave riesgo de
perderse irremediablemente.
AGRADECIMIENTO
Queremos dar nuestro agradecimiento a los alumnos de la carrera
de Antropología de la Universidad de Guadalajara, Cecilia Arriola
Montes de Oca, Sinuhé Rubio Quintanares por su valioso apoyo. Al
cronista Don Etziquio Santiago Cruz e hijos Daniel Santiago y César
Santiago por su interés y dedicación brindada.
JALISCO.
No podemos terminar la presentación sin resaltar un asunto crítico
para el sitio. Por un lado, el deterioro tanto por causas antrópicas
como naturales ya que la base sobre la cual se encuentran las pinturas tiende a desprenderse, por lo que muchos de los diseños se han
perdido parcial o totalmente. Por el otro, la gente que continuamente
visita el sitio está aplicando aerosol, tiza y crayola para crear graitis
que han deteriorado incluso a los diseños originales.
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Baus de Czitrom, Carolyn
Tecuexes y cocas: dos grupos de la región Jalisco
en el siglo XVI (Colección cientíica, Etnohistoria
112). INAH, México, 1982.
Bond Nell, Margaret.
he Archaeology of Lake Chapala, Jalisco, México.
Tesis de doctorado, Department of Anthropology,
Tulane University, USA, 1971.
Esparza López, Rodrigo y García S, Magdalena
A.
Proyecto de Prospección de Sitios Arqueológicos
en la Isla de Mezcala, Lago de Chapala, Jalisco.
Informe inal de los trabajos arqueológicos. COLMICH, México, 2005.
Gerhard, Peter
Geografía histórica de la Nueva España 1519-1821.
UNAM, México, 1986.
Gómez Gastélum, Luis.
Cacicazgos prehispánicos en el Valle de Atemajac.
IJAH/Gobierno del Estado, Guadalajara, 2001.
Lister, Robert
Excavations at Cojumatlán, Michoacán, México.
University of New Mexico, Publications in Anthropology 5, Albuquerque, USA, 1949.
Meighan, Clement W. y Foote, Leonard J.
Excavations at Tizapan El Alto, Jalisco (Col. Latin
American Studies 11). University of California, Los
Angeles, USA, 1968.
Molina, Alonso de
Vocabulario en lengua castellana y Mexicana.
Agencia Española de Cooperación Internacional,
D.L., Madrid, 2001.
Morales del Río, Juan Alfredo.
Los petroglifos de la Ciénega. Universidad de Guadalajara/Centro Universitario de La Ciénega, México, 2009.
Noguera, Eduardo,
“Exploraciones en Jiquilpan”. Anales del Museo Michoacano 3, Morelia, 1944. pp. 37-52.
Marco Antonio Acosta Ruiz
Universidad de Guadalajara.
Francisco Manuel Rodríguez Mota
El Colegio de Michoacán A.C.
Starr, Frederick,
“he Little Pottery Objects of Lake Chapala, Mexico”. Boletín 11, University of Chicago Press/Department of Anthropology”, Chicago, 1897, p. 27.
Tello, Fray Antonio.
Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco (Libro Segundo, volumen 1). Gobierno del
Estado de Jalisco/IJAH/INAH, Guadalajara, 1968.
Yáñez Rosales, Rosa H.
Guerra espiritual y resistencia indígena: el discurso
de evangelización en el Obispado de Guadalajara,
1541- 1765. Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco, 2002.
57
EN EL OMBLIGO DEL MUNDO.
NOTAS SOBRE LA COSMOVISIÓN DE TRADICIÓN TEUCHITLÁN.
La cosmogonía de la Tradición Teuchitlán aún es un gran misterio para nosotros, a más
de dos mil años de distancia. Estudios recientes sobre la iconografía de la cerámica de élite de la
Tradición Teuchitlán parecen indicar que “los signiicados semánticos y connotaciones relejadas
en la iconografía cerámica fueron similares a aquellos evidenciados en sistemas representativos
previos, contemporáneos y posteriores en todo Mesoamérica” 116. Así pues, “tales signiicados compartidos relejan que los grupos de la Tradición Teuchitlán compartieron una cosmovisión cultural con otros grupos mesoamericanos”117. Dichos signiicados compartidos estarían asociados
a conceptos cosmogónicos, de fertilidad, de sacriicio y poder (Heredia y Englehardt 2015:33,
34).
El Occidente tuvo un papel muy activo en la interacción cultural con otras regiones de Mesoamérica en tiempos muy tempranos, incluso más de lo que muchos modelos arqueológicos
sugieren 118. Así pues, tenemos muestras claras de concepciones cosmogónicas muy similares a
otras regiones mesoamericanas desde tiempos formativos.
LA ARQUITECTURA Y LA CONCEPCION DEL MUNDO.
Mucho se ha hablado sobre el posible signiicado e implicaciones de la singular arquitectura de la Tradición Teuchitlán. Se han barajeado diferentes acepciones.
Hasta se ha señalado, desde una perspectiva literalista, que podria estar relacionada con una representación abstracta del maíz 119. Tambien sobre
la probabilidad de que los circulos, plataformas y rituales asociados a ellas
tuvieran una justiicacion calendarica120. De hecho, en un principio, el mismo Weigand121 propusó que se trataría de templos dedicados a una deidad tipo Ehecalt –el dios del viento mexica.
Dicha idea quedó plasmada en el mural –obra del reconocido Jorge Monroy– del Centro Interpretativo bautizado con el
nombre del arqueólogo norteamericano.
ARRIBA
Maqueta que muestra el “ritual del volador” de la Tradición Teuchitlán.
Tomado de Herrejón (2008)
116. Heredia y Englehardt, 2015.p.33.
117. Heredia y Englehardt, 2015.pp.33, 34
118. Heredia y Englehardt, 2015.pp.33, 34.
119. Veáse Beekman, 2009.
120. Esparza, comunicaciòn personal.
121. Weigand, 1993, 1992.
58
JALISCO.
De la mano de la propuesta de Weigand122, tambien se aseveró que existió un ritual tipo el
volador asociado también al culto eólico, y que se celebraría en la cima de los basamentos
circulares. De hecho, la evidencia arqueológica, ha revelado que sí existían dichos postes en algunos basamentos, y las maquetas halladas en contextos funerarios corroboran la presencia de
probables rituales religiosos en ellos 123. Sin embargo, la relación con un posible culto a Ehécatl
ha quedado descartada, dado que las representaciones de dicha deidad en el occidente son posteriores a la Tradición Teuchitlán, y tentativamente fechadas en la fase Grillo y el Posclásico.
Ahora bien, si no representan un culto eólico, entonces ¿cuáles son las razones de la forma tan
particular de la arquitectura tipo guachimontón? Hasta el momento, el cúmulo de evidencia
apunta claramente que se trata de arquitectura con ines rituales y religiosos , distinta a otros
espacios de uso habitacional como lo han propuesto Fernández y Deraga . Una pista relevante podria venir de la cerámica más compleja de la tradición Teuchitlán, denominada por los
arqueólogos como Loza Tabachines tipo Oconahua rojo sobre blanco –en adelante Loza Oconahua– . En especíico, de sus intricados y abstractos diseños cuyo simbolismo es panmesoamericano . Entre ellos, predominan composiciones complejas de serpientes bicefalas, así como
representaciones cruciformes 128. La presencia de las citadas serpientes bicefalas no se limita a
la cerámica, sino que también aparecen en otros soportes materiales, como enmangues de lanzaderas o átlatl en la tumba de Huitzilapa. 129 Muy probablemente dichos seres viperinos con
dos cabezas estén asociados a los rumbos del universo teuchiteco, puesto que aparecn en varias
representaciones en conjuntos tetrárquicos de la Loza Oconahua sustituyendo a los cruciformes más habituales. Habrá que hacer un paréntesis y señalar que algunos diseños cruciformes
122. Weigand, 1993, 1992.
123. Herrejón, 2008; Weigand, 1993, 2008.
124. Weigand, 1993, 2004, 2008, 2009.
125. Fernández y Deraga, 1995. p.162, 164, 165, 186-189.
126. Heredia, 2014; Heredia y Englehardt, 2015; López, 2007, 2009, 2011.
127. Veáse Heredia y Englehardt, 2015.
128. ELópez, 2007, 2009 y 2011.
129. López, 2007.
59
muy similares también aparecen en la Loza Tabachines del sitio homónimo (la ocupación más
antigua de El Grillo, en el valle de Atemajac 130 ), si bien, sin la abstracción y calidad de manufactura de la Loza Oconahua.
Ésta iconografía cruciforme (algunas con una clara concordancia con el simbolo wixárika del
Ojo de Dios o “Tzicuri”), probablemente sería una representación abstracta de una concepción cosmogónica tetrárquica o tetraespacial, es decir, que al igual que otros pueblos mesoamericanos, la sociedad de la Tradición Teuchitlán –y sus contemporaneos y vecinos– concebía
el mundo en base a un esquema de cuatro rumbos (más un quinto o quicunce, a modo de axis
mundi u ombligo del mundo). Dada la relevancia del volcán de Tequila en la geografía de la
región, podemos proponer la hipótesis de que dicha elevacion orográica fuera considerado el
Axis Mundi de la Tradición Teuchitlán; inclusive se puede aprecir en el sitio de Guachimontones como el volcán y el basamento se alinean. De dicha concepcion del mundo, no sería raro
que uno de los elementos que reprodujeran con mas profusión en su cerámica, y porque no, en
su arquitectura.
Sobre la pervivencia de simboligia cruforme en la region central de Jalisco, hay un caso interesante; en el pueblo de Santiago (llamado Copsppapit en lengua coca) –ubicado en el valle de
Poncitlán–, los nativos adoraban antes de la conquista una “vara gorda hecha cruz, vestid[a]
de un HUEPIL, qu[e e]s vestimenta de mujer, y, atadas en el[la], unas plumas de guacamaya”131.
Es claro, que la deidad adorada en Copsppapit era una representación de la cosmovisión cruciforme de los indigenas, la cual era común a otras regiones mesoamericanas. De hecho, la
misma fuente señala que el nombre de la localidad derivaba de dicha representación llamada
Copsppapit.
ARRIBA
Loza Tipo Oconahua Rojo sobre Blanco, cerámica de altísima calidad (casi porcelanizada) típica de los contextos funerarios de la Tradición Teuchitlán.
Fotografías de Erick G. Rizo, 2015.
130. Galván, 1991.pp. 77, 78, Láms. 30, 31; Gómez, 2001; González, 2016.
131. Acuña, 1988. p.187.
60
ARRIBA
Motivos cruciformes decorativos de la Loza Tabachines del sitio del Grillo, Zapopán.
Modiicado por el autor de Galván (1991.p.77, 78).
JALISCO.
Además, podemos hablar de interesantes paralelismos entre la arquitectura tipo guachimontón
y los templos wixáritari; Weigand ya había propuesto una relación directa entre la arquitectura
wixárika y la de la tradición Teuchitlán 132. Inclusive, el uso de pequeños basamentos piramidales
circulares aún es común en la sierra Norte de Jalisco, especíicamente en la región de Wautia133.
Kevin Escalante señala que “los tukite se ligan al
territorio debido a que los adoratorios que se encuentran en torno a su patio de danza representan
un lugar del paisaje mítico, en donde algún ancestro o deidad tiene su mora” 134; así pues, dada la
importancia simbólica y mítica del takwa wixárika (patio de danza), no sería de extrañar que
en la antigüedad, los patios circulares de la Tradición Teuchitlán representaran elementos míticos de un paisaje ritual, quizá como abstracción de la Tierra o nivel intermedio donde viven
los mortales. Así pues, “el tuki se opone al patio con los xirikite [templos] pero, simultáneamente,
forma parte del conjunto de templos agrupados alrededor del patio y la fogata central”135. Un
círculo o guachimontón puede ser concebido, en analogía con los tukipa wixáritari (conjuntos
ceremoniales huicholes 136) como una imagen totalizadora y dual a la vez, siendo, también un
modelo a escala menor del universo.
Un dato relevante es la presencia de arquitectura tipo guachimontón en el cañón del río Bolaños, en especíico en el sitio de Pochotitán. Dicha zona fue colonizada por grupos teuchitecos,
al igual que el valle del Teúl-Tlaltenango y el Cañón de Juchipila; el sitio de Pochotitán dataría
de los primeros siglos d.C. entre el año 80 y el 500 137.
ARRIBA
Tukipa wixárika actual.
Tomado de Neurath (2000).
ABAJO
Corte transversal de un Tukipa (es decir, todo el conjunto ceremonial wixárika).
Tomado Neurath (2000).
132. Escalante, 2015.p.129.
133. Escalante, 2015.p.129.
134. Esparza, comunicaciòn personal.
135. Neurath, 2000. p.76.
136. Neurath, 2000. p.76.
137. Cabrero y López Cruz, 2010.p.174-178; Lelgemann, 2010.p.187.
61
Por lo tanto, el esquema arquitectónico
de un guachimontón bien podria ser del mismo
modo, como una representación monumental de ésta abstracta cosmovisión. Así pues, los
mencionados cruciformes serían una representación más simple de dicha cosmovisión. Mientras
que los círculos más grandes y complejos serían las
representaciones monumentales de ella. Entonces, el
altar central o basamento representaría a la montaña
sagrada como eje ordenador del universo, con el poste
como proyección del axis mundi o quicunce.
Entonces, el poste actuaría como un elemento de
valor comunicante entre los tres niveles: inframundo, tierra y bóveda celeste. Entonces, siguiendo con la analogía, las plataformas alrededor de
los patios circulares, también podrían haber funcionado como adoratorios de los antepasados o deidades (como sucede aún entre los wixárika 138 ).
ARRIBA
Guachimontón de Pochotitán.
Curiosamente, en el caso del Círculo 2 o La
Tomado de Cabrero y López (2010.p.170).
Iguana del recinto Guachimontón, podemos
encontrar la presencia de 13 cuerpos escalonados, número que coincide con los “trece cielos”
o niveles celestes de la cosmovisión mexica. Como axis mundi, el poste sería uno de los lugares
más sagrados en la cosmovisón indigena, y de ahí que se
realizaran y plasmaran en cerámica diversos rituales alrededor de él (de manera similar podría haber pasado en el
Recinto de los Gobernantes del sitio de Peralta139).
Mientras que las plataformas representarían los cuatro
rumbos (y sus ramiicaciones o rumbos auxiliares) del universo. En todo caso, no sería raro que dicha vision del mundo fuera acompañada de una concepcion de tres niveles
(inframundo,tierra y cielo o bóveda celestial).
ARRIBA
Representación gráica de la cosmovisión teuchiteca plasmada en su arquitectura.
Elaborado por el autor.
138. Escalante, 2015.p.135.
139. Cárdenas, 2004, 2015.
62
JALISCO.
Por otro lado, al constratar los cruciformes presentes en la Loza Oconahua y los
principios geometricos-arquitectónicos de la
Tradición Teuchitlán (propuestos por Weigand140) podemos apreciar un fenómeno interesante: tanto cruciformes como los círculos
o guachimontones responden a las mismas
proporciones y principios espaciales básicos.
Esto puede interpretarse como una evidencia
más de la existencia de una concepción cosmogónica común (de naturaleza tetraespacial) entre la arquitectura monumental y los
patrones abstractos de la cerámica de élite.
ARRIBA
Unidad habitacional en la zona de La Joyita, sitio arqueológico Los Guachimontones
Tomados de Herrejón (2008:81, 119).
Además, las representaciones tetraespaciales son muy comunes en el Formativo, no sólo en los
cruciformes de la Loza Oconahua, sino también en algunas maquetas (una de ellas conservada
en el Museo Regional). Aunado a lo anterior, en áreas habitacionales del mismo sitio de Los
Guachimontones tenemos el clásico patrón espacial panmesoamericano de cuatro plataformas
habitacionales alrededor de un patio central 141.
CULTO A LOS MUERTOS.
Por otra parte, sabemos del estrecho culto a
los muertos por la presencia de tumbas de tiro
y sus copiosas ofrendas en toda la región Valles. En el sitio de Guachimontones, destaca el
hallazgo del enterramiento ritual de un perro
xoloitzcuincle en las inmediaciones del Círculo 3 o Azquelito 142 .
El dicho enterramiento, de índole ritual fue
datado hacia el año 100 a.C., es decir, en uno
de los momentos más tempranos de la ocupación del sitio arqueológico 143 .
ARRIBA
Enterramiento canino en Guachimontones.
Tomado de Esparza (2015. p.3).
140. Weigand citado en López, 2011. ig.46.
141. Herrejón, 2008. pp.81, 119.
142. Esparza, 2015. p.3.
143. Esparza, 2015. p.3.
63
Este hallazgo nos permite claramente exponer la importancia que
los canes tuvieron en términos religiosos y su directa asociación con
el inframundo; éste último aspecto puede corroborarse por la abundancia de representaciones de perros encontradas en las tumbas
de tiro de toda la región occidental. En la región Valles también
se han encontrado representaciones caninas dentro de tumbas
de tiro. Por ejemplo, en el hallazgo incidental de un cementerio
de tumbas de tiro en la Preparatoria Regional de Magdalena, se
recuperó una pieza (que hoy está custodiada en el Museo Interpretativo del Paisaje Agavero y la Minería de Magdalena) de un perro
antropomorizado (en postura erecta) y con la espalda descarnada, lo cual
es prueba directa de la asociación de estos animales con la muerte y otros seres del inframundo, y no sólo como acompañantes de los muertos en el más allá. Temporalidad:
SERES SOBRENATURALES.
Hemos hablado ya de la presencia iconográica muy frecuente de serpientes
bicéfalas en la cultura material teuchiteca, especialmente en la Loza Oconahua–; pero
dicho símbolo no solo aparece en la cerámica de élite, sino que también la encontramos otros soportes materiales, como un gancho de átlatl recuperado en la tumba de
Huitzilapa.
Dicho gancho no mostraba huellas de uso, por lo cual los arqueólogos a cargo de su
recuperación propusieron que se trataría de un prototipo de átlatl ceremonial y asociado al
miembromás distinguido de la citada tumba, presunto fundador de un linaje gobernante144.
Sin embargo, las representaciones de viperinas bicéfalas no terminarían con la tradición Teuchitlán en el cuarto siglo de nuestra era, sino que siguieron apareciendo en la región, ahora asociados a nuevos centros rectores como Oconahua. Es el caso de famoso sello de cerámica recuperado por Weigand en las
inmediaciones de la citada población, y que probablemente daten de la fase
Grillo (400-900 d.C.). Lo anterior nos habla de una continuidad en algunos
elementos básicos en la cosmovisión de los grupos que siguieron habitando la región
de Tequila.
ARRIBA
Pieza de un perro (xoloitzcuincle) antropomorizado. Es de estilo Ameca-Etzatlán y
puede datarse tentativamente en el Formativo Tardío (400 a.C.-350 d.C.).
Cortesía del MIPAM.
144. López, 2007. p.16.
64
ABAJO
Gancho de átlatl con form de serpiente bicéfala encontrado en la tumba de Huitzilapa.
Modiicado por el autor de López (2007. p. 16, ig, 19).
JALISCO.
Sobre el signiicado de dichas serpiente bicéfalas, hay muy
pocos elementos de referencia, pero en la Loza Oconahua
aparecen frecuentemente asociadas con los puntos cardinales. Además, dado que el uso elitista de la citada loza,
así como por el átlatl de Huitzilapa podemos proponer que además de custodios de los cuatro
puntos cardinales, las serpientes bicéfalas serían seres míticos asociados directamente a la élite,
quizá una especie de patronos de la casta gobernante.
Por otra parte, sobre los citados seres míticos puede hacerse una analogía con las cinco
deidades wixárikas cardinales, diosas femeninas relacionadas con el vital líquido y la lluvia,
conocidas como las “Madres de la lluvia”. Entre ellas destaca la diosa Tatei Niaariwame, cuyo
nombre signiica “madre lluvia del sur“, que simultáneamente es la madre de las otras diosas de
las lluvias asociadas cada una a un punto cardinal especiico. Como madre de las otras deidades
femeninas Tatei Niaariwame recibe un nombre distinto, a manera de advocación, y es llamada
“Nuestra diosa serpiente”. Tatei Niaariwame, al ascender al cielo se convierte en Haikú, es decir,
la “Diosa nube serpiente del cielo”; así se explica la formación de las nubes en la cosmovisión
wixárika 145 . Un dato muy interesante es que la actualidad el santuario de Tatei Niaariwame
se encuentra en la isla de los alacranes en Chapala, pero originalmente se ubicaba en la isla de
Atitlán, lugar al cual los indígenas de la sierra norte llevan ofrendas hasta entrado el siglo XX,
depositándolas en las cuevas de la antigua ínsula. Además hay que tomar en cuenta la presencia de indígenas huicholes o wixárikas habitando aún durante el siglo XVI en la zona norte
del volcán de Tequila, lo cual nos explica los
curiosos paralelismos de su cosmovisión con
la de las de otras sociedades prehispánicas
de la región146.
Además, en la mitología huichola o wixárika
tenemos el episodio en el que Takutsi 147, diosa
primigenia, anunció el diluvio a Watakame (el
primer agricultor), y éste decide fabricar una
canoa para salvarse el mismo, una perrita,
algunas semillas y a la diosa. Tras el diluvio,
dejan su canoa al sur, donde se transforma en
ABAJO
Área de las cuevas de la antigua isla de Atitlán.
Fotografía de Erick G. Rizo, 2017.
ARRIBA
Sello de cerámica con serpiente bicéfala encontrado en Oconahua.
Tomado de Weigand y García (2000).
145. Vid. Neurath y Pacheco, s./f. p.2; también Neurath, 2000.
146. Gerhard, 1996.
147. “Takutsi Nakawe” es un a deidad polifacetica, es la abuela creadora, “semilla germinada”, la cual teje el mundo, pero quye tambien hace
brotar la vida vegetal con su bastón; siin embargo, Takutsi tambien piede transformarse en un monstruo Nakawe, un ser destructivo y perverso
(Neurath, 2000. p.74). Tambien se le asocia con el tejuino (nawa), con el chalate, el otate, algunos caracoles, las iguanas y los jabalíes así como
con una gigantesca serpiente marina que rodea la tierra y que cada noche devora al sol (como el Tlachitonatiuh mexica). Con el alba el astro
diurno, apoyado por el lucero, asciende triunfalmente, victorioso sobre estrellas y monstruos acuáticos del inframundo (Neurath, 2000. p.75).
148. Higuera.
65
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Acuña, René
Relaciones Geográicas del siglo XVI: Nueva Galicia. México
DF., UNAM, 1988.
Cabrero, María Teresa y López Cruz, Carlos,
“La Cultura Bolaños durante el periodo tumbas de tiro 1-440
d.C.” El sistema luvial Lerma-Santiago durante el Formativo
y el Clásico temprano. Precisiones cronológicas y dinámicas
culturales, editado por Laura Solar Valverde, México, INAH,
2010, pp. 167-180.
Cárdenas García, Efraín.
2004 Peralta (Zonas arqueológicas del Bajío). COLMICH,
INAH, CONACULTA, Gobierno de Guanajuato, H. Ayunt. de
Abasolo, México.
Cárdenas García, Efraín
2015 Peralta y la Tradición Bajío. Arqueología, arquitectura
y análisis espacial. El Colegio de Michoacán, Zamora, Mich.
Escalante Carbajal, Kevin
Parentesco, cuerpo y territorialidad entre los wixaritari de
Wautia. Tesis de Maestría, El Colegio de San Luis, A.C. (COLSAN), San Luis Potosí, México. 2015.
Esparza López, Juan Rodrigo.
“La Tradición Teuchitlán”. Revista Occidente (Junio 2015),
México, INAH, MNA. 2015 1-13. Disponible en línea: http://
www.mna.inah.gob.mx/contexto.html
Fernández, Rodolfo y Daria Deraga.
“La zona occidental en el Clásico”, Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (eds.), Historia Antigua de México. Volumen II el horizonte Clásico, México, CONACULTA, INAH,
UNAM, Miguel Ángel Porrúa, 1995, pp. 161-201.
Galván Villegas, Javier
Las tumbas de tiro del Valle de Atemajac, México, INAH, SEP,
1991.
Gerhard, Peter.
La frontera norte de la Nueva España. México, Universidad
Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones
Históricas, 1996.
Gómez Gastélum, Luis
Cacicazgos prehispánicos en el Valle de Atemajac, Jalisco,
Guadalajara, Jal., IJAH, U de G, Gobierno del Estado de Jalisco, 2001.
González Rizo, J. Erick
La grilla por El Grillo. Amenazas y ambiciones en torno al sitio arqueólogico El Grillo, Zapopan (primera parte)”. CALLICANTO VOL. II (No.6, 2016), Guadalajara, Jal., XALIXCO
A.C., 2016, pp.17-25.
Heredia Espinoza, Verenice Y. e Joshua D. Englehardt, “Simbolismo panmesoamericano en la iconografía cerámica de la
Tradición Teuchitlán”. TRACE (68). México, CEMCA, 2015,
pp. 9-34.
Herrejón, Jorge
Unidades habitacionales y estratiicación social en la Tradición
Teuchitlán, Tesis de Maestría. México, El Colegio de Michoacán A.C., , 2008.
Lelgemann, Achim,
“El Formativo Terminal y el Clásico temprano en el valle del
Malpaso-Juchipila”. El sistema luvial Lerma-Santiago durante
el Formativo y el Clásico temprano. Precisiones cronológicas y
dinámicas culturales, editado por Laura Solar Valverde, México, INAH, 2010, pp. 181-206.
López Mestas, M. Lorenza
Las piedras verdes en el centro de Jalisco, México, FAMSI,
2007.
López Mestas, M. Lorenza
Ritualidad, prestigio y poder en el centro de Jalisco durante
el preclásico tardío y Clásico temprano. Un acercamiento a la
cosmovisión e ideología en el Occidente de México prehispánico (Tesis de Doctorado), Guadalajara, Jal., CIESAS, 2011.
Mountjoy, Joseph B., y otros,
Geometrías de la imaginación. Diseño e iconografía de Jalisco.
México, Secretaria de Cultura de Jalisco, CONACULTA, Dirección General de Culturas Populares, 2011
Neurath, Johannes
“El don de ver. El proceso de iniciación y sus implicaciones
para la cosmovisión Huichola”. Desacatos (5), México, CIESAS, 2000. pp. 57-77.
Neurath, Johannes y Pacheco Bribiesca, Ricardo C.,
“Pueblos indígenas de México y Agua: Huicholes (Wixárika)”.
Atlas de Culturas del Agua en América Latina y el Caribe. México, INAH. S/f.
Weigand, Phil C.,
“Ehécatl: ¿primer dios supremo del occidente?”. Origen y desarrollo de la Civilización en el Occidente de México, editado
por Pedro Armillas, Angel Palerm, Brigitte Boehm y Phil C.
Weigand, Zamora, Mich., El Colegio de Michoacán, 1992. pp.
205.
la laguna de Chapala o Tatei Xapawiyeme “Nuestra Madre el Chalacate 148 de Lluvia”149. Entonces originalmente Tatei Xapawiyeme sería
la laguna de Magdalena, y no la de Chapala. Así pues, es muy probable que la laguna de Magdalena fuera un espacio sacralizado por
las sociedades prehispánicas, y que la isla de Atitlán fungiera como
santuario religioso desde antes de la conquista, no sólo para grupos
wixárikas, sino para otras sociedades de la región Valles.
CONCLUSIONES.
En general, hemos visto que se pueden deducir algunos elementos de la cosmovisión de la tradición Teuchitlán. Hay que resaltar
la práctica ausencia de deidades en la iconografía teuchiteca, lo cual
no necesariamente quiere decir que no existieran, sino más bien nos
da un indicio de su papel secundario en relación a otros seres y elementos sobrenaturales. Por el contrario, el culto a los muertos es por
demás evidente, dado lo profuso y complejo del arte y la arquitectura funerarias de la región. Por otro lado, es clara la concepción que
los teuchitecos antiguos tuvieron de un universo divido en tres niveles (inframundo, mundo de los vivos y bóveda celeste) y con cuatro
rumbos cardinales claramente deinidos, como en otras sociedades
mesoamericanas. Sobre estos cuatro rumbos cardinales, parecen estar asociados directamente a serpientes míticas (como aparecen en
la Loza Oconahua); al centro de estos cuatro rumbos tendríamos la
presencia de un quinto rumbo cardinal o punto central que marcaría
el “ombligo del mundo” en la cosmovisión local. Así pues, es interesante ver que a pesar de su singularidad en lo material, en lo espiritual, la tradición Teuchitlán es muy similar a otras contemporáneas.
Además, podemos encontrar interesante paralelismos con sociedades
indígenas vivas en aspectos tales como la concepción del mundo, o algunos seres míticos que guardan gran parecido. Así pues, la sociedad
teuchiteca no sólo era participe de elementos cosmogónicos pan-mesoamericanos, también guarda un vínculo con las otras sociedades
indígenas de Jalisco; en cierta medida, la manera de ver el mundo de
los teuchitecos no ha desaparecido del todo.
Erick González Rizo
Weigand, P. C.
Evolución de una civilización prehispánica. Arqueología de
Jalisco, Nayarit y Zacatecas. Zamora, Mich., COLMICH, 1993.
Weigand, Phil C.,
“La Tradición Teuchitlán el Occidente de México. Excavaciones en Los Guachimontones de Teuchitlán, Jalisco”. Tradición
Teuchitlán, editado por Phil C. Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, México, COLMICH, Secretaría de
Cultura del Estado de Jalisco, 2008. pp. 29-62.
66
XALIXCO A. C.
erickrizo2@gmail.com
149. Neurath y Pacheco, s/f.p.7.
MICHOACÁN
67
EVALUACIÓN DE LOS TRABAJOS SOBRE SOCIEDADES PRE-TRIBALES EN EL
ESTADO DE MICHOACÁN
Michoacán es uno de los estados que además de albergar una gran riqueza natural y
cultural, es también sede de una gran cantidad de yacimientos arqueológicos que comprenden diferentes temporalidades, siendo el asentamiento purépecha el más signiicativo dentro
del propio estado. 150 Y es precisamente hablando de la cultura purépecha donde empieza la
arqueología en Michoacán, pues a lo largo de la historia del estado, el asentamiento purépecha
no solamente signiicó el grupo de mayor interés para los investigadores, sino también, un
grupo al cual el estado lo ha apropiado como un símbolo de identidad, ya que marca un antes
y un después para la historia de Michoacán.
Los periodos anteriores a la ocupación tarasca o purépecha, son aún mal conocidos; sin embargo, esto no signiica que Michoacán carezca de otros procesos culturales de importancia,
pues anteriormente al poblamiento purépecha (la cual tuvo una temporalidad de ocupación de
entre 400 y 350 años), también hubo otros grupos humanos.
Durante esta etapa Pre-purépecha, destaca el periodo Formativo, donde Michoacán se caracteriza por dos zonas relevantes: una de ellas es el valle de Zamora, donde el Cerro del Curutarán
y las tumbas del Opeño se convierten en un yacimiento arqueológico de suma importancia
dada su antigüedad (1800 a.c.-1250 a.C.); la otra zona es la cuenca de Cuitzeo que está asociada directamente al desarrollo de una de las culturas humanas más importantes del Formativo
mesoamericano, la cultura denominada “Chupícuaro”.
ABAJO
Cerro de Curutarán en el área conurbada de Zamora.
Fotografía de Erick G. Rizo, 2015.
150. Cárdenas, 2013.pp.29-36.
68
MICHOACÁN.
Durante el periodo Clásico, las investigaciones
apuntan a procesos culturales complejos –de
sociedades que hasta el momento siguen en el
anonimato–. Por otro lado, también la presencia teotihuacana en Michoacán, sobre todo en la
ARRIBA
cuenca de Cuitzeo, marcaria un rumbo ijo en las inTumba del sitio El Opeño.
Imagen del Museo Regional Michoacano.
vestigaciones sobre los procesos sociales de la época,
aunque también hay casos peculiares como Tingambato (excavado por Román Piña Chan en
los 70s) y el sitio de la “Mesa de Acuitzio” o “Cerro de los Chichimecas” en Zaragoza. 151
Entonces nos damos cuenta de que Michoacán ha sido estudiado en las tres temporalidades
que forman parte de lo “Mesoamericano” y la vida prehispánica, pero hace falta una parte fundamental, el estudio del periodo conocido como “Prehistoria”, pues citando a Felipe Bate “Para
estudiar todo proceso social en una determinada región, siempre será fundamental el estudio de
los acontecimientos pretéritos que generen una base sobre la cual se pueda encaminar la investigación” 152 y bajo esta premisa es precisamente donde recae la importancia del estudio de lo
prehistórico en Michoacán.
LA PREHISTORIA EN AMÉRICA. UNA BREVE SÍNTESIS.
Cuando se habla del poblamiento de América, es inevitable entrar en un debate en donde los
diferentes discursos e hipótesis sobre los primeros americanos, siempre vendrán acompañados
de la polémica, pues se tiene en discusión dos corrientes primordiales, es-
151. Espejel , 2014.
152. Comunicación personal, Noviembre del 2015.
ARRIBA
Sitio arqueológico de Mesa de Acuitzio o Cerro de los Chichimecas, en el municipio
de la Piedad, Michoacán.
Fotografía de Erick G. Rizo, 2013.
69
tán quienes apoyan el poblamiento de la cultura denominada “Clovis” como los primeros humanos en ingresar al continente y por otro lado se encuentran quienes apoyan el poblamiento
“pre-Clovis” donde aquí empiezan a subdividirse otras muchas hipótesis como el poblamiento
“Solutrense”, el poblamiento por el paciico, el paleo indio Sudamericano etc.Sigue siendo un
misterio cómo el hombre pobló América, y la búsqueda de la respuesta a esa pregunta, cada día
se torna más complicada, pues la arqueología ha descubierto nuevos sitios donde aparecen una
cantidad invaluable de información cada vez alejándose más de la idea de que la cultura denominada “Clovis” fue la primera en poblar América, algunos de estos sitios son, Monteverde en
Chile que sustenta un poblamiento anterior a lo Clovis y que se ha convertido en uno de los
sitios más importantes sobre estudios de las sociedades Paleo indias en el continente, algunos
otros, son Topper y Cactus Hill en Estados Unidos. 153
Sin embargo, popularmente se sigue aceptando que el poblamiento de América se dio gracias
al deshielo de los glaciares de Laurentina y la placa de Hielo de las cordilleras de las rocallosas,
formando el denominado “Corredor libre de Hielo” al cual los cazadores accedieron mediante
el congelamiento del mar de Beringia y así poblaron el continente. 154
En el caso de México, las investigaciones más importantes apuntan hacia el norte de México
donde se aprovechan los contextos privilegiados del desierto para estudiar las sociedades cazadoras recolectoras y seguir evaluando posibles rutas del poblamiento de México, pues este
también sigue siendo una incógnita. Uno de los sitios más importantes donde se ha trabajado
la Prehistoria en el norte de México es el sitio de “El Fin del Mundo” en el actual estado de
Sonora, donde se han preservado muy bien los contextos que nos hablan de las diferentes actividades cotidianas de los cazadores. 155
Otro de los lugares donde los estudios de Prehistoria son numerosos, es la cuenca de México,
en donde es más común la evidencia de restos óseos, que evidencia de restos materiales. Destacan lugares como Tlapacoya, el Peñón, Tepexpan y Santa Isabel Ixtapan. 156
EL PERIODO PALEOINDIO EN MICHOACÁN.
Volviendo al estado de Michoacán y recalcando su impresionante riqueza arqueológica que lo
ha llevado a numerosos trabajos de investigación que sin embargo, solo han cubierto ciertas
zonas estratégicas del estado, como la zona lacustre de Pátzcuaro y en temporalidades muy
especiicas como el periodo Posclásico. Pues como se había planteado antes, la arqueología
en Michoacán privilegia a las sociedades clasistas como el imperio Purépecha, como tema
153. Meltzer, 2011. pp. 1-22.
154. Teppler, Bradley y Bonnichsen, Robson, 2009. pp. 1-13.
155. Sánchez Miranda, 2009.
156. Jiménez, y otros, pp. 17-23.
70
MICHOACÁN.
principal para su estudio. De ahí en fuera, las
investigaciones se dan en menor medida pero
con trabajos de alta calidad que cubren otros
periodos como el periodo Clásico y el Formativo, siendo este último, el periodo más antiguo que goza de numerosas investigaciones
relevantes.157 Ya llegando a los periodos conocidos como “Pre-cerámicos” o popularmente
conocido como “Prehistoria”, los trabajos en
Michoacán se reducen drásticamente llegando a ser muy esporádicos y de difícil localización, siendo el periodo denominado “Arcaico” 158 el que más investigaciones ha gozado.
ARRIBA
Petrograbados de Puerto León en Cojumatlán de Regules, Michoacán.
Fotografía de Miguel Anaya.
Con respecto al Paleolítico Superior en Michoacán, sigue siendo una incógnita los primeros
pobladores, quienes fueron y como se desarrollaron, además del impacto que pudieran tener
en los procesos sociales subsecuentes. Prácticamente lo que se conoce de Michoacán durante el
Pleistoceno inal y Holoceno temprano, recae más en los trabajos de Geología y Paleontología,
y en el aspecto arqueológico, las evidencias contundentes siguen sin aparecer, salvo algunos
hallazgos esporádicos de materiales dispersos y por lo general sin contexto. 159
Quizás las pruebas que puedan sustentar un poblamiento temprano en Michoacán, recaen
precisamente en los trabajos realizados en otros estados, como Jalisco o Guanajuato, donde
se han encontrado evidencias más sustanciales, de campamentos de cazadores paleoindios en
estas regiones.
En el caso de Jalisco, una de las áreas nucleares donde se han presentado hallazgos fortuitos
tanto de mega fauna como de cazadores del pleistoceno, es el lago de Chapala, embalse que
precisamente colinda con el actual de estado de Michoacán y que ha sido providente de varios
recursos naturales durante miles de años. 160
Sin embargo, uno de los descubrimientos de herramientas Paleoindias más importante de Jalisco, se dio en el valle de Teuchitlán, curiosamente no en un sitio de campamentos de cazadores,
si no, en una zona arqueológica conocida como “Los Guachimontones” donde se encontraron,
dos fragmentos de puntas de proyectil, que se asemejan tecnológicamente a los procesos de
157. Espejel, 2014.
158. Arcaico: Nombre que se la atribuye a un periodo en América (8000 a.C.- 3000 a.C.) en Europa conocido como “Neolítico”. En este periodo
se le atribuye los orígenes del Cacicazgo y agricultura para América. (Felipe Bate, Noviembre 2015. Interacción personal).
159. Alberto Vázquez Castro, interacción Personal (Noviembre 2015).
160. González Rizo, 2013. pp. 37-69.
71
fabricación de puntas de proyectil Paleo indias, especíicamente al tipo Folsom y que pueden
tener su lugar de origen en alguna zona aledaña a los valles de Tequila en Jalisco. 161 Por ello y
debido a su cercanía con el estado de Michoacán, no se descarta la posibilidad de que grupos
migratorios de cazadores, entraran a territorio de lo que hoy es Michoacán, especialmente, tenemos posibles asentamientos de sociedades paleo indias en los abrigos rocosos del municipio
de Cojumatlán de Régules, municipio colindante con el estado de Jalisco y forma parte de la
cuenca de Chapala, donde hay una gran cantidad de manifestaciones graico-rupestres.162
Con respecto al vecino estado de Guanajuato, también los descubrimientos han sido pocos,
sin embargo los avances de investigación han sido más mediáticos que en Michoacán, y se han
logrado encontrar algunos lugares con sospecha de campamentos, debido a hallazgos fortuitos
de materiales líticos, tecnológicamente emparentados a lo Paleo indio, sobre todo en las inmediaciones del municipio de Atarjea. 163
Hablando de Michoacán, los hallazgos han sido muy escasos, más que nada por el desinterés
de investigar a estas sociedades, pues a diferencia de lo que se cree, los trabajos geológicos desarrollados en el área de Cuitzeo, han demostrado que las condiciones durante el pleistoceno
eran mas que ideales para la vida humana, ya que tenía una gran abundancia de recursos, tanto
de mega fauna (especialmente paquidermos) así como de recursos abióticos. 164
Con respecto a los materiales arqueológicos, estos recaen en unos cuantos artefactos que por
sus características tecnológicas y tipológicas podrían corresponder a sociedades paleo indias,
los hallazgos mas importantes se dan curiosamente en un contexto prehispánico, donde en
una tumba del sitio de “El Opeño” se encontraron dos puntas de proyectil con características
tecnológicas Paleo indias, cercanas a lo conocido como “Scotsbluf ”. 165
Otro de los lugares que han sido muy investigados en busca de evidencia de poblaciones pre-cerámicas, es la vertiente del rio Lerma en donde los trabajos realizados por el CEMCA (Centro
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) han logrado localizar diferentes artefactos más
cercanos al periodo arcaico, sin embargo también se tiene el registro de un artefacto tecnológicamente asociado a lo Clovis encontrada en la cueva del platanal en Zacapú. 166
EL PERIODO ARCAICO EN MICHOACÁN.
El arcaico en Michoacán, precisamente corresponde al periodo conformado por sociedades
Pre-Cerámicas, mas estudiado por la arqueología, aunque muchas de estas investigaciones,
161. Canales, y otros, 2006. pp. 58-60.
162. Alejandro Olmos. Interacción personal, Marzo del 2016.
163. Luis Fernando Gómez Padilla. Interacción personal, Febrero del 2016.
164. Israde, 2010.pp. 345-357.
165. Oliveros y Cassiano, 2003.pp. 31-44.
166. Darras, 1998.pp. 17-18.
72
MICHOACÁN.
se centran más en el desarrollo de la agricultura que en el desarrollo de sociedades cacicales,
pues es este periodo el que antecede al Formativo y por ende a los sistemas sociales tribales y
cacicales. 167
Pero centrándonos en la tesis principal de los estudios del periodo Arcaico en Michoacán, estos van muy ligados a estudios realizados por biólogos y geólogos, principalmente en las áreas
de la zona lacustre de Pátzcuaro, la Ciénega de Zacapú y la vertiente del rio Balsas en la tierra
caliente michoacana. El propósito de dichos trabajos, es analizar los suelos en donde se han encontrado huellas de la actividad humana en épocas muy tempranas, ya sea procesos de erosión,
restos de actividad agricultora etc. 168
En el caso de Pátzcuaro, las exploraciones guiadas por Bassols y Zinck, arrojaron evidencia de
agricultura desarrollada en la zona desde 1600 a. C. y la actividad es continua hasta el periodo
Posclásico con el imperio purépecha, por lo que su metodología para investigar el área, tuvo
que ser muy minuciosa para poder encontrar restos y evidencia de los agricultores que durante
por lo menos 4000 años tienen actividad hasta la fecha. Esto consistía básicamente en examinar las diferentes capas y estratos en la tierra con el motivo de encontrar residuos de procesos
de erosión causado por el hombre, así como residuos de polen de plantas domesticadas por el
hombre. 169
Este mismo modelo sería aplicado por el “CEMCA” en su proyecto en Michoacán, aplicado a
la Ciénega del Lago de Zacapu, donde la búsqueda consistirá en buscar los lugares que fueron
manipulados por el hombre en épocas tempranas, siendo precisamente el área de antiguos
pantanos el indicador por el cual el grupo de investigación, se guiaría para encontrar actividad
humana, dando como resultado el descubrimiento de desmontes provocados por la agricultura. Esta actividad sería fechada por muy temprano en el 4000 a.C. y el 3600 a. C. en donde también se encontrarían restos materiales como guijarros astillados, fragmentos de herramientas
líticas entre otros. 170 Sin embargo el proyecto pierde interés en vincular como estos procesos
pudieron repercutir directamente con las sociedades del Formativo. Por ello en el municipio
de Penjamillo, Michoacán, surge otro proyecto por el CEMCA en un abrigo rocoso de la zona,
conocido como la “Cueva de los Portales”.
LA CUEVA DE LOS PORTALES.
El proyecto “Cueva de los Portales” llevado a cabo por el CEMCA, es precisamente el trabajo
más importante realizado para investigar el desarrollo de una sociedad Pre-Cerámica y ligarlo
167. Felipe Bate. Interacción personal. Noviembre 2015.
168. Darras, 1998.pp. 17-18.
169. Bassols-Barrera y Zinck, 2003.pp. 229-245.
170. Darras, 1998.pp. 17-18.
73
directamente con sus eventos posteriores, para así lograr un trabajo muy completo que no solo
arroja datos de una temporalidad, si no también, muestra como las sociedades viven en una
evolución constante a raíz de los eventos pretéritos a su desarrollo. Por ello este proyecto, que
es el primero en tomar a las sociedades prehistóricas con seriedad, se convierte en el arteria
principal de la investigación prehistórica en Michoacán, pues es una investigación desarrollada
por la metodología de la escuela francesa que se pone en práctica en territorio michoacano,
creando así una nueva vertiente y un trabajo base para todo aquel que quiera incursionar en
este campo de estudio en Michoacán.
Las prospecciones en la citada Cueva de los Portales ubicada en la localidad de Penjamillo en
el estado de Michoacán, comenzaron en 1985 a cargo de la arqueóloga Brigitte Faugere, pero
no sería hasta 1993 cuando iniciaran las excavaciones dentro del abrigo rocoso que además de
poseer pinturas rupestres, contaba con una gran cantidad de herramientas líticas de diferentes
temporalidades que fue sin duda alguna de las cosas que les llamó la atención al equipo del
CEMCA para investigar el lugar. 171
Lo interesante del proyecto, es como la metodología empleada por el equipo del CEMCA ayudo no solamente a comprender a los sociedades que se asentaron durante el arcaico en el abrigo
rocoso, si no también, como esto ha evolucionado hasta la actualidad, concluyendo que la fauna no ha cambiado mucho desde aquellas épocas, salvo la inclusión de animales provenientes
de Europa, pero excepto esto, lograron encontrar un sitio que dada sus condiciones y su grado
de conservación, pudieron encontrar su relación directa inclusive con el presente. 172
Para ello su plan consistió en varios pasos que además de incluir la excavación, se dedicaron
a recrear paso por paso la vida cotidiana que se llevaba a cabo dentro del abrigo rocoso y con
el propósito de conocer porque habían escogido dicho y porque el lugar fue reocupado hasta
el periodo formativo, pues la actividad humana estuvo presente durante 3 milenios (5200 a.c2000 a.C.). 173
Las excavaciones consistieron en remover la tierra por capas, para poder identiicar la estratiicación de la cueva; de los trabajos realizados, fueron registradas 7 capas de deposición, siendo
la última la más antigua con fechamiento del 5200 a.C. y una profundidad de entre 132 y 142
cm. En esta capa fue donde más material lítico se recuperó 174
El material rescatado, además fue sometido a un proceso de análisis tecnológico, aplicando las
171. Faugere, 2006. pp. 17-32.
172. Faugere, 2006. pp.. 19-25.
173. Faugere, 2006. P.171.
174. Faugere, 2006.pp. 27-32.
74
MICHOACÁN.
técnicas de la escuela Francesa Prehistórica aunque los objetos fueran recuperados de un contexto diferente a los que hay en Francia por ejemplo, por lo que se ponía a prueba si este modelo, también podría tener efectos útiles en contextos de otras regiones, en este caso Michoacán.
Además de haberse realizado excavaciones muy sistemáticas, las capas fueron analizadas muy
minuciosamente para poder encontrar los niveles de ocupaciones y poder inferir sobre las actividades que se llevaban a cabo dentro de la cueva, resaltando que las actividades efectuadas no
eran del todo actividades comunes para las sociedades de esa época, como la manufacturación
de artefactos líticos, procesamiento de alimentos etc. Curiosamente, las capas que mas actividad humana cotidiana presentan, son las más antiguas (Capas VI y VII) conocida como fase
“La Garza” pues en ella si se lograron recuperar no solamente los artefactos líticos ya acabados,
si no también, restos de lascas e inclusive la materia prima mostrando las primeras etapas de
manufactura de una herramienta lítica, siendo las hachas de mano, raspadores, raederas y
tajadores las herramientas más comunes, y a partir de todo el material asociado, lograron reconstruir la cadena operatoria. 175
Las conclusiones a las que llegaron durante la investigación en la Cueva de los Portales, son
muy interesantes, empezando por que este descubrimiento se hace en un lugar muy inesperado, lejos de lugares donde hubo grandes asentamientos y de lugares que provean de recursos
naturales para su explotación, por ello la reconstrucción de la historia de este lugar se hizo a la
inversa, pues no fueron los indicadores comunes los que atrajeron a estas sociedades a vivir en
este lugar, como en otras zonas de México, por ello la lección importante que nos deja la Cueva de los Portales, es que en un lugar como Michoacán, donde las condiciones climatológicas
pueden ser extremas, es mejor ser cauteloso.
EL PERIODO FORMATIVO TEMPRANO.
Quizás la parte más complicada de la investigación de sociedades Pre-Cerámicas en Michoacán empieza precisamente en ligarlo con sus acontecimientos siguientes, en este caso las sociedades que comprenden el periodo denominado “Formativo” o “Pre-Clásico”, pues son estas las
mas cercanas a los periodos Pre-Cerámicos y las que están ligadas directamente al inicio de la
Cerámica y de formas de organización social como la Tribal o Cacical. 176
Entonces, en Michoacán se cuenta con una gran cantidad de trabajos arqueológicos para este
periodo, siendo el más importante que es el descubrimiento de las tumbas en el predio de
“El Opeño” en el municipio de Jaconá, Michoacán. Sitio encontrado en un área de por sí con
175. Faugere, 2006.pp. 55-97
176. Luis Felipe Bate, interacción personal. Noviembre 2015.
75
gran interés prehistórico pues el área en donde se localiza este sitio conocido como el cerro
del Curutarán, cuenta con una gran cantidad de petrograbados de diferentes etapas, alguno de
ellos posiblemente prehistóricos y que lo podría convertir en un lugar de sumo interés arqueológicos pues en este se puede encontrar una secuencia continua de ocupación humana que al
parecer, comparten características. 177
El Opeño además, está ligado a los orígenes del Cacicazgo en América, es uno de los sitios
del Formativo más tempranos que se han encontrado en Michoacán y México (1800 a.c.-1250
a.C.) y una de sus particularidades, es que además de estar ligado a una forma de estratiicación social y de ser partícipe de uno de los registros más antiguos de intercambio comercial
(Capacha-Opeño (1400 a.C.) también signiica los primeros registros de un juego de pelota en
México. 178
En otras zonas de Michoacán donde hay una gran actividad social durante el formativo, es la
zona aluvial del rio Lerma y el lago de Cuitzeo, donde destaca sobre todo el poblamiento de
una cultura conocida denominada como “Chupícuaro”. 179
La cultura Chupícuaro, caracterizada por sus trabajos inos de alfarería, es una cultura que
hasta el momento, en el estado de Michoacán, carece de una cronología exacta, algo que nos
puede ayudar como indicador para saber su cronología dentro del territorio Michoacán, son
los fechamientos realizados para esta misma cultura pero dentro del territorio guanajuatense
en los sitios de Acámbaro y Chupícuaro, fechas que por lo general comprenden entre el 600
a.C. al 100 d.C. Lo interesante de la cultura Chupícuaro es como sus características culturales
también tienen una secuencia en donde su inluencia es continua durante el periodo Clásico e
inclusive hasta el Posclásico. 180
CONCLUSIONES.
Ahora que se ha hecho una breve síntesis sobre los trabajos de estas sociedades en Michoacán,
no quedan dudas de que hay mucho trabajo por hacer todavía, pues sigue siendo un área lleno
de muchos vacíos, la gran mayoría de las investigaciones se centran en el imperio Purépecha,
descuidando los procesos anteriores, pues siempre el pasado ya sea de manera directa o indirectamente.
Por ello es mas que importante se empiecen a trabajar estos temas, aprovechando la experiencia del CEMCA, sus arqueólogos suelen venir de instituciones donde hay una fuerte prepara177. Oliveros, 2004.
178. Schondube, 1979. pp. 12-29.
179. Filini, 2016.
180. Filini, 2016.
76
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Bassols-Barrera, Narciso y Zinck, Alfred.
Land Moves and Behaves: indigenous discourse on
sustainable Land management in Pichataro, Patzcuaro Basin, Mexico. Geograiska Annaler. Holanda, 2003.
ción con respecto a la escuela de Tecnología y etnología prehistórica,
técnicas que sin duda serán en el quehacer arqueológico a la hora de
investigar a las sociedades pretéritas en Michoacán, sobre todo a las
sociedades pre-cerámicas donde suele abundar materiales Líticos.
Trabajos como la “Cueva de los Portales” son un parte aguas pues
además de incursionar en temáticas que suelen se poco concurridas
en Michoacán, estos trabajos no solamente se quedan en explicar a la
sociedad durante un tiempo determinado, sino que también se trata
de analizar su evolución y su relación con acontecimientos en otras
temporalidades, que tanta inluencia tiene de otros lugares y a su vez
las variantes locales que pudieron haber llegado a otras comunidades
en otros territorios y trabajos de esta índole son muy escasos en Michoacán, quizás una de las investigaciones mas exhaustivas son los
estudios de los trasfondos culturales de la sociedad de “El Opeño”
por Otto Schöndube aunque no se basa en el estudio de los antecedentes, sí realiza una investigación de cómo esta sociedad se va desarrollando a lo largo del tiempo y de cómo sus relaciones con otras
culturas (Capacha) forman redes de intercambio que llegan a lugares
distantes y que además sus rasgos culturales no mueren ahí, si no que
evolucionan y se van adaptando a los nuevos grupos humanos, por
ello es de reconocer que puede tener inluencia hasta en sociedades
del Posclásico. 181
El estudio de las sociedades prehistóricas es de vital importancia en
el estado de Michoacán, pues un lugar en donde se desarrollan grandes tradiciones culturales que pueden tener un origen local o foráneo, el descubrir esta información nos ayudaría a comprender los
procesos sociales de Michoacán, sobre todo hablando del periodo
Formativo en donde en muchas ocasiones suele ser muy diferente
a otras regiones, por lo cual es indispensable iniciar con la caracterización de la prehistoria michoacana generando una base de datos
propia que pueda explicar sus propios procesos.
Cárdenas Garcia, Efraín,
“Mesoamérica y la tradición cultural del occidente
mexicano”. Arqueología Mexicana, Vol. XXI. (No.
123), Raíces, México, 2013. pp. 29-36.
Darras, Veronique,
“Génesis, Culturas y espacios en Michoacán”. Evolución de la ocupación humana en el centro-norte
de Michoacán, ed. por Arnauld, Charlotte y Faugere, Brigitte, Centre Français D´Etudes Mexicaines
et Centramericaines, México, 1998.
Canales, E. L., y otros.
“Folsom Points from Los Guachimontones Site,
Jalisco, Mexico”. Current Research in Pleistocene
(Vol. 23). 2006. pp. 58-60.
Espejel Carbajal, Claudia.
La Investigación Arqueológica en Michoacán:
Avances, problemas y perspectivas. El Colegio de
Michoacán. México D.F., 2014.
Faugere, Brigitte
Cueva de los Portales: Un sitio arcaico del norte de
Michoacán, México. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Colección cientíica 494. México. 2006
Filini, Agapi
La cuenca de Cuitzeo Michoacán: un patrimonio
arqueológico y ordenamiento territorial. Mexico.
Visto en Academia.edu Marzo 2016.
González Rizo, Erick. (2013).
“La prehistoria de las tierras altas en Occidente”
en Segunda semana se Arqueología en León: Arte
Rupestre y Prehistoria. Editorial Montea. León,
México. Pp. 37-69.
Israde, Isabel.
“Evolución Paleolimnologica del lago de Cuitzeo,
Michoacán, durante el pleistoceno-holoceno”. Boletín de la sociedad Geológica Mexicana, Vol. 62.
(No. 3), México. 2010. pp. 345-357
Jiménez, José. González, Silvia. Pompa, José y
Pedraza, Francisco,
“El hombre temprano en América y sus implicaciones en el poblamiento de la cuenca de México”.
Los Antiguos pobladores de México: evidencia
Osteológica. Instituto Nacional de Antropología e
Historia. México. pp. 17-23.
Meltzer, David
In a New World: Colonizing ice age America. University of California Press, Los Ángeles, 2011.
Oliveros, Arturo
Hacedores de tumbas del Opeño, Jaconá. COLMICH, Zamora, Mich, 2004.
Oliveros, Arturo y Cassiano, Gianfranco,
“El pasado del pasado. Artefacto prehistórico en
una tumba de El Opeño, Michoacán”. Arqueología,
2da Época. (No. 29), enero-abril, 2003, INAH, México, pp. 31-44
Sánchez Miranda, Guadalupe.
“El in del mundo”. Arqueología Mexicana, Vol.
XVII. (No. 97). Raíces, México, 2009.
Schöndube B., Otto,
“El formativo Temprano en el Occidente de México”. Jornadas de historia de Occidente, Centro de
Estudios de la Revolución Mexicana “Lázaro Cárdenas, Jiquilpan, Michoacán, 1979. pp. 12-29.
Teppler, Bradley y Bonnichsen, Robson.
New Perspectives on the First Americans. Center
for the Study of the First Americans. Texas, USA,
2009. pp. 1-13.
Dante B. Martínez Vázquez
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
Licenciatura en Arqueología.
181. Schondube, 1979. pp. 12-29.
77
LOS QUANGÁRIECHA. ÓRDENES MILITARES, GUERRA Y RELIGIÓN
ENTRE LOS ANTIGUOS TARASCOS.182
INTRODUCCIÓN
En 1943 Paul Kirchhof deinió el concepto “Mesoamérica”, entendiéndolo como una región
geográica-cultural que comprendía gran parte de México y Centroamérica. En dicho trabajo
realizó una lista de elementos culturales de los diversos pueblos aborígenes del continente, así
como de elementos que sólo compartían los grupos humanos que se estaba catalogando en la
dicha súper-área cultural.
Entre esos elementos mencionó la existencia de “órdenes militares (caballeros águilas y tigres);
guerras para conseguir víctimas que sacriicar.” 183 Por fuentes del Centro de México conocemos a estos grupos de guerreros, incluso conocemos las instituciones donde se instruían en su
oicio. Pero la pregunta es ¿La existencia de “órdenes militares” es un elemento común de los
pueblos mesoamericanos? Es decir, en caso de que hayan existido estos grupos especiales de
guerreros en Mesoamérica, ¿Qué sabemos de ellos? ¿Cómo se llamaban? ¿Qué papel cumplían
en el ejército? ¿Qué elementos los deinían? Además, ¿existían estas órdenes militares en el
Michoacán prehispánico? ¿O son sólo una trasposición del mundo hispano a la realidad indígena? Sabemos que dar respuesta a las interrogantes planteadas es un gran reto, trataremos de
contestarlas en términos generales para el caso tarasco del período Posclásico tardío, ya que
las fuentes escritas nos permiten documentar y comprender mejor el período que corre de los
años 1450-1522.
Los aspectos militaristas del Tzintzuntzan Irechequa (Reino Tarasco) han sido poco estudiados, y en cambio, se ha privilegiado el estudio del militarismo en las sociedades nahuas,
oaxaqueñas y mayas, así como el de otros grupos. En la historiografía michoacana los estudios
sobre estos aspectos han sido fragmentarios y generalmente abordados como complementos
del estudio de la política o la sociedad.
Un grupo social mencionado en la Relación de Michoacán llama nuestra atención, los guerreros llamados quangáriecha, pertenecientes a la alta jerarquía tarasca, que por sus características, pudieron haber pertenecido a cuerpos castrenses de élite. A continuación presentamos
algunos elementos que nos permiten ahondar en el tema.
182. Tuvimos oportunidad de presentar una versión preliminar de este texto en una sesión sobre la guerra en la antigüedad tarasca, en el seminario Kw’anískuyarhani de estudiosos del pueblo purépecha, en la ciudad de Pátzcuaro el 29 de noviembre de del 2015. Agradezco los comentarios
que realizaron Carlos Paredes, Ricardo Aguilar Gonzáles, José Luís Punzo y Francisco Loeza. También agradezco los comentarios que realizaron
Igor Cerda Farías y René Becerril Patlán antes de presentar el texto en el seminario.
183. Kirchhof, 1967. p. 9.
78
MICHOACÁN.
MILITARISMO, “CABALLEROS” Y SACERDOTES-GUERREROS
A la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, los estados mesoamericanos se encontraban en estado de guerra constante. Durante el Posclásico Tardío (1200-1521) se consolidaron
unidades políticas que lograron imponer su hegemonía sobre vastos territorios y sus habitantes. 184 A través de la guerra se usufructuaba la mano de obra, se imponía el pago de tributo, se
dominaban las rutas comerciales y se cautivaban prisioneros para el sacriicio. 185 Este estado
de guerra continua encontraba sustento en los discursos ideológico-religiosos, pues la guerra
era exaltada por las elites gobernantes para justiicar el statu quo. Las fuentes hablan de la existencia de grupos de guerreros profesionales encargados de sacralizar la violencia armada. Estos
grupos cumplían un conjunto de ritos en donde se sustentaba la ideología y religión de los
estados militaristas. 186 Estos cuerpos castrenses quedaron registrados en las fuentes españolas
y/o coloniales como “órdenes militares”.
La denominación de “órdenes militares” proviene del mundo medieval de los conquistadores
y posteriormente de los diversos cronistas, pues estos se vieron en la necesidad de explicar
una realidad con los conceptos culturales en los cuales estaban inmersos. Rastreando el signiicado de “orden militar” en el Tesoro de la lengua Castellana o Española de 1611, se dice que
“ORDENES militares, [son] las que están instituidas en la caualleria [sic] para defensa de la Fe
contra los inieles.” 187 Cuando los soldados españoles lucharon contra los indígenas, los primeros notaron la existencia de guerreros de élite, con distintivos que demostraban una posición
social elevada, así como una pericia superior para el combate, lo que llevó a los europeos a denominarlos “caballeros”, haciendo alusión a la vieja institución medieval de caballería, es decir,
un grupo guerreros al servicio de un señor, con un código de honor, una jerarquía interna y
defensores de la fe. Un ejemplo de nombrar a este grupo de guerreros así lo encontramos en
Bartolomé de las Casas, quien decía:
“Tenían costumbre antigua en la Nueva España de armar caballeros casi
como dándoles hábito de caballería donde hiciesen profesión de defender
la patria, que era gran dignidad entre ellos y llamábanla tecuitli, como en
Castilla profesan las órdenes de Caballería de Santiago, Alcántara o Calatrava, en la cual no admitían sino solo hijos de señores muy caballeros de
todos cuatro costados.” 188
184. López Austin y López Luján, 2008. pp. 173-193.
185. Hassig, 2007. pp. 32-40.
186. En la últimas décadas se el propuesto el modelo político zuyuano o zuyuanismo, el cual puede ser deinido como “una forma de organización política, […] su característica primordial [era] el control, por parte de un órgano hegemónico complejo, de las poblaciones de diversas etnias
que habitaban una región dada, mediante un sistema que asignaba a cada una de las entidades políticas subordinadas un lugar y una función
económico-política.” López Austin y López Luján, 1999. pp. 40-41.
187. Covarrubias, 1611. Letra O, p. 569v.
188. Las Casas, 1967, tomo I, p. 350.
79
Del párrafo anterior se desprende que estos guerreros indígenas eran “casi” como los caballeros
europeos, es decir, Bartolomé de las Casas utiliza su bagaje cultural para explicar una realidad
totalmente nueva que se parece “casi” a la que él conoce, así consideraba varios aspectos de
estos guerreros: practicaban la profesión de defender la patria, sólo admitían hijos de señores, para ser guerreros de élite tenían que pasar en penitencia en un ritual de nombramiento,
además eran tenidos en alta estima y tenían voz y voto en los parlamentos. 189 En este trabajo
no entraremos en discusión si los conceptos “caballero” u “orden militar” son los más idóneos
para explicar la realidad guerrera mesoamericana, pues el uso de ellos proviene de la misma
historiografía. Nosotros analizaremos al grupo de guerreros que los mismos documentos coloniales designan como “caballeros”, tratando de acercarnos a tópicos tales como que aptitudes
los deinían, tipo de armamento, papel en el ejército tarasco y su lugar dentro de la religión
tarasca.
LOS VALIENTES HOMBRES
En la Relación de Michoacán se mencionan varias veces a los “valientes hombres”, pero sólo en
una ocasión se les llama “caballeros”, nos referimos al grupo social de los quangáriecha: “andaban con él [Cazonci o soberano tarasco] los valientes hombres, que eran como sus caballeros,
llamados quangáriecha, con unos bezotes de oro o turquesas y sus orejeras de oro.” 190
Claudia Espejel resalta que la fórmula “valiente hombre” en la RM tiene dos signiicados
pero relacionados ampliamente, uno como adjetivo y otro como el grupo social mencionado.
191
Nosotros consideramos que esta fórmula sufrió un cambio cuando los uacúsecha extendieron su poder sobre el antiguo territorio michoacano, pues si bien a lo largo de la narración en
la Relación de Michoacán el término “valiente hombre” se usa como sustantivo, en los capítulos
referentes al máximo esplendor del Tzintzuntzan Irechequa se reiere claramente a la casta de
guerreros denominados “caballeros”. Las fuentes no permiten rastrear el origen de estos guerreros, es probable que los guerreros nobles que sirvieron en las ilas de los ejércitos tarascos en
la primera etapa de expansión territorial se hayan profesionalizado, ocupando un lugar dentro
del ejército y los estamentos nobles, en especial los guerreros que residían en Tzintzuntzan, la
capital tarasca.
Los quangáriecha ocupaban una alta posición social dentro de la nobleza tarasca. Así
cuando el Cazonci “iba muchas veces a las guerras con su arco e lechas, que llevaba en la
189. Las Casas, 1967, tomo I, pp. 350-351.
190. Alcalá, 2000. p. 563.
80
MICHOACÁN.
mano, cuando caía alguna vez enfermo [herido], traíanle en una hamaca los valientes hombres
y los señores” 192, en otras palabras, los quangáriecha eran los hombres de armas del Cazonci, la guardia de corps. Después de las guerras y que los pueblos enemigos eran derrotados y
subyugados, se enviaba a un valiente hombre y un intérprete para imponer las condiciones del
vasallaje y celebrar la ceremonia de sujeción. 193 Cuando el Cazonci ya era viejo los visitaban
los valientes hombres; 194 y cuando fallecía participaban en los funerales y “se juntaban todos
los valientes hombres para elegir nuevo rey”. 195 También portaban las insignias de la nobleza,
tales como bezotes, orejeras, guirnaldas de cuero de venado, de plumas, arco y lechas como
símbolo de poder, además de usar jubones y rodelas adornadas con plumaje de aves exóticas.
196
“En general –nos dice Claudia Espejel- puede decirse que los valientes hombres eran los
guerreros, y como todos o casi todos los señores, caciques y principales eran guerreros, todos
ellos eran asimismo valientes hombres.” 197
Dentro del ejército tarasco también cumplían un papel importante
capitaneando a las tropas, cuando se preparaba la ceremonia de Hiquándiro y se reunían todos los dioses y señores en Tzintzuntzan, “ataviábanse
todos los valientes hombres, entiznábanse todos y poníanse en las cabezas unas guirnaldas de cuero de venado o de pluma de pájaros. A
cada uno destos [sic] valientes hombres encomendaban un barrio, que era como capitanía, y iba con cada barrio un principal [ocanbecha] que llevaba la cuenta de cada barrio y conoscia
[sic] los vecinos dél.” 198 Cuando el ejército tenía que partir a
la batalla, se hacía un camino por donde pasaría el Capitán
General, y ahí “todos los valientes hombres de Mechuacan
[Tzintzuntzan] venían delante de este capitán general…”. 199
Antes de iniciar el ataque sobre el enemigo, los espías
trazaban sobre la tierra la disposición del pueblo, ahí
los capitanes indicaban la estrategia a seguir para iniciar el asalto. Los quangáriecha y los thiuimencha luchaban en la primera línea de batalla, pues “después de haber
mostrado aquella traza, concertaba el capitán general la gente desta [sic] manera: en la frontera, ARRIBA
Insignias de estatus de un noble tarasco.
poníase todos los valientes hombres de la Cibdad Museo de sitio de Tzintzúntzan, 2015.
191. Espejel, 2008. Tomo II, pp. 265-266.
192. Alcalá, 2000. p. 571.
193. Alcalá, 2000. p. 591.
194. Menciona la Relación de Michoacán que “el que no venía teníanle por traidor”. Alcalá, 2000, p. 624.
195. Alcalá, 2000. p. 631.
196. Espejel. 2008. Tomo II, p. 265.
197. Alcalá, 2000. p. 266.
198. Alcalá, 2000. p. 582
199. Alcalá, 2000. p. 584
81
de Mechuacan [Tzintzuntzan] y los sacerdotes [thiuimencha] que llevaban a Curícaberi y a
Xarátanga y todos los otros dioses mayores….”. 200 Es por demás signiicativo que en el texto
se hace la diferencia “valientes hombres de Mechuacan [Tzintzuntzan]”, lo que lleva a Claudia
Espejel a conjeturar que los quangáriecha serían un grupo especial de guerreros residente de
Tzintzuntzan, 201 por otras fuentes documentales sabemos que no necesariamente residían en
la capital, aunque muy probablemente los valientes hombres de la región lacustre eran los más
allegados al círculo del cazonci. 202
Incluso el tipo de armamento para ir a la guerra usado por los quangáriecha era diferente, pues “sacaban cuarenta varas de palo recio que tienen unas puntas, y eran
dos brazas en largo [1.672 m], y tenían unos ganchos. Y llevaban estas varas los valientes hombres y toda la gente llevaba unas porras de
encina.” 203 También eran expertos en el uso del arco
y la lecha, pues dicha arma no sólo era usada para
la guerra, sino para ir a cazar venados de forma
ritual y como símbolo de poder. 204
No sólo en el armamento vemos la diferenciación social, sino también en la protección cor- ARRIBA
tarasco encontrado en el sitio arqueológico de Ihuatzio, Michoacán; hoy se
poral: “Y todos los valientes hombres se ves- Chacmol
encuentra en el Museo Regional Michoacano.
tían unos jubones de algodón, y la otra gente Fotografía de Erick G. Rizo, 2015.
común unos petos de algodón; y los señores y valientes hombres se ponían jubones de pluma
de aves ricas.” 205 El uso de objetos suntuarios de lujo era de uso exclusivo de los estamentos con
más jerarquía dentro la sociedad tarasca. En la Relación geográica de Cuitzeo, hay un pasaje
por demás ilustrativo:
“No les era permitido traer otras vestiduras [a los indígenas], si no era con
licencia de su rey, y ésta la había algún hombre valiente, y al tal se le daba
p[ar]a q[ue] trajesa manta rica, y rodela y arco, por la calle; y, [ade]más,
le daba una piedra preciosa que trujese (sic) colgada en el labio, p[ar]a lo
cual se lo horadaba. Y esto eran insignias de hombre de grandes méritos”206
200. Alcalá, 2000. p. 587. Nótese como esta descripción concuerda, en este aspecto de la nobleza en la primera línea de batalla, con el enfrentamiento que tuvo Axayácatl con los tarascos según Diego Durán: “descubrieron [los mexicas a] la gente tarasca muy en orden y lucida, con todos
los señores delante, tan llenos de oro, joyas y plumas, tan resplandecientes y relumbrantes con el oro, de braceletes [sic] y calcetas y orejeras y
bezotes y apretadores en las cabezas, de oro, que a la salida del sol, que era la hora que los descubrieron, que con el resplandor quitaba la vista.”
Durán, 1984. p. 283.
201. Claudia Espejel dice que “Al parecer eran un grupo especial y superior de guerreros residentes en la Ciudad de Michoacán (Tzintzuntzan)
quienes, al igual que los caciques, participaban como capitanes en las guerras pero que se diferenciaban de ellos por no ser gobernantes de algún
pueblo.” Espejel, 2008. Tomo II, p. 265. Cabe aclarar que Claudia Espejel hace la interpretación de la Relación de Michoacán sin salirse de ella, es
decir, trata de dar una explicación que se sostenga en el mismo texto.
202. La fórmula valiente hombre aparece en varias Relaciones Geográicas, que mencionaremos más adelante.
203. Alcalá, 2000. p. 583.
204. Alcalá, 2000. pp. 370, 388, 505.
205. Alcalá, 2000. p. 583.
206. Acuña, 1987. p. 84.
82
MICHOACÁN.
Y en la Relación geográica de Sinagua, se lee que para defenderse en las guerras, usaban unas
“rodelas o adargas, de cueros de venados y coyotes; [d]estas traí[a]n los macehuales, y los principales, de tigres, muy galanas.” 207 El uso de coloridas plumas además de servir cómo código de
jerarquía militar, también funcionaban para dirigir a las tropas en el combate, así en la
fortaleza tarasca de Cutzamala, que actualmente se
encuentra en el Estado
de Guerrero, “el modo de seguir la guerra estos
naturales, era en
carnes, con sus pañetes, y arcos y lechas y rodelas
y porras, y sus estandartes de pluma, y, ellos muy
lucidos, con plumas de muchas colores; y, los que se seARRIBA
Pipa tarasca.los nobles tarascos fumaban tabaco.
ñalaban en la guerra, eran muy estimados.” 208
Fotografía de Erick G. Rizo, 2015.
Estos datos son importantes, pues creemos que con ellos podemos identiicar la representación
de un quangári (valiente hombre) en la lámina X de la RM. Hans Roskamp menciona al ejército
convocado por Chanshori, señor de Curinguaro, “el padre de la primera esposa de Taríacuri
junta sus guerreros, como vemos en la lámina todos vestidos en túnicas largas con sus guirnaldas
y plumas en la cabeza. Cargan arcos, lechas, macanas…”, sobre el armamento portado por el
personaje que encabeza la fuerza militar, dice que son “un tipo de hachas, aunque estas últimas
también puede ser macanas con una punta grande de piedra, obsidiana o cobre.” 209
Nosotros consideramos que en dicha lámina está representado un valiente hombre, el
personaje que porta el arma punzo-contundente, ya que iconográicamente corresponde a lo
descrito por el texto sobre los valientes hombres:
porta un arma que sólo es representada en
dicha lámina y corresponde a la usada
por los quangáriecha (“varas de palo recio que tienen unas puntas, y eran dos
brazas en largo [1.672 m], y tenían
unos ganchos”), se encuentra capitaneando al grupo de guerreros, porta
un jubón y una rodela adornados,
ARRIBA
Un quangáriecha (extrema derecha)capitanea un escuadrón de
guerreros de Curínguaro a la batalla. Detalle de la lámina X de la
Relación de Michoacán.
Tomado de Alcalá (2000. p. 424).
207. Acuña, 1987. p. 253.
208. Acuña, 1987. p. 266.
209. Roskamp, 2000. p. 425.
83
en la cabeza trae un penacho de plumas, además el resto de los guerreros porta elementos alusivos una jerarquía alta, tal como los jubones, rodelas y adornos plumarios en las cabezas, así
como las banderas de plumas rojas y blancas. En nuestras pesquisas no hemos visto esta lectura
sobre estos personajes en las fuentes bibliográicas que hemos consultado. 210
Los quangáriecha debían cumplir con una serie de aptitudes que probablemente era parte de su
código de conducta; por ejemplo, tenían la cabeza deformada 211, debían ser agiles, esforzados,
varoniles, capturar prisioneros en la guerra para el sacriicio y tener los cuerpos trabajados.
Este último aspecto parece que se hace referencia no sólo a tener condición física, sino a tener
la espalda marcada por traer leña para los cúes y tener cicatrices de guerra, pues en el sermón
que da el petámuti (sacerdote mayor tarasco) a los señores les dice:
“¿Cómo habéis de tomar los cativos, siendo valientes hombres como lo sois?
¿No os los quitaríades y os pondríades unas mantas por los lomos desnudos para el trabajo? Y tomaríades vuestro arco y lechas y os pondríades
vuestros jubones de guerra, que así anda nuestro dios Curícaueri, y así
iríades a la guerra a defendelle en las batallas. ¿Cómo habéis de ser valientes hombres? Ya os habéis tornado todos ingratos porque sois ya caciques
y señores; y amáis vuestros cuerpos por no trabajallos, y yendo a la guerra
os tornáis del camino y venís mintiendo al caçonzi y le decís: señor, désta y
désta manera está el pueblo que conquistaste.” 212
Otro pasaje que complementa la información sobre la conducta de los valientes hombres es el
referente cuando la mujer de Taríacuri lo acusa ante su padre de querer matar a sus hermanos,
poniendo estas palabras en su boca:
“Mira, mira, mujer, con éstas [lechas] tengo de matar todos tus hermanos
y parientes. ¿Cómo, son valientes hombres? ¿Son ligeros? ¿Para qué se quieren poner bezotes? ¿Es por ventura bezote el que se ponen? ¿No es un palo
que se ponen allí? ¿Son esforzados? ¿No son mujeres? Y las guirnaldas de
trébol que se ponen en la cabeza no son sino cintas de mujeres que se ponen
por el cabello. Y las orejeras de oro no son orejeras de oro, mas zarcillos de
mujeres. ¿Por qué no se las quitan y se ponen zarcillos? Y lo labrado que
210. En dicho trabajo, cuándo se hace mención sobre estas armas, se dice que median 3.20 m, lo cual no es exacto, pues la vara corresponde a.836
metros, además se agrega que “no encontramos representaciones de armas tan grandes, pero en la misma obra observamos a un par de personajes combatiendo con instrumento oblongos cuya longitud es más o menos la de un hombre”, Martínez; Valdez, 2009. p. 12.
211. En un pasaje sobre los sobrinos de Taríacuri se lee: “…¡oh Hirepan: aunque soy de tal estatura y tan pequeño, y aunque tengo la cabeza
redonda, que no es de valientes hombres”…”Que los que la tenían de tal manera no los tenían por valientes hombres, y por eso a los señores les
allanaba las cabezas y se las asentaban y las hacían como tortas.” Alcalá, 2000. p. 511.
212. Alcalá, 2000. p. 529.
84
MICHOACÁN.
tienen en las espaldas no es de valientes hombres, mas labores de mujeres.
Y las camisetas que traen no son sino mantas de mujeres y sayas. ¿Para
qué traían los cueros de tigres en las muñecas? ¿Son por ventura valientes
hombres? Mejor harían de comprar sartales para ponerse en las muñecas.
[borrado] Y las otras insinias que traen de valientes hombres y los mastiles
que traen, que no son mástiles más sayas y fajas de mujeres. Y los arcos
que traen no son arcos, mas telares de mujeres; y las lechas no son sino
lanzaderas y husos de mujeres. ¿Son por ventura de valientes hombres? 213
Después del conlicto entre Taríacuri y su suegro, donde perdió este último y sus guerreros
fueron sacriicados (escena representada en la lámina X), Taríacuri dice:
“…si mi mujer, la hija del señor de Corínguaro, fuera varón, muy valiente
hombre fuera, que ahora, con ser mujer ha hecho matar de sus hermanos
y tíos y su agüelo. Ha dando [sic] en este día de comer a los dioses y les
ha aplacado los estómagos. ¡Valiente hombre ha sido mi mujer!”. Quiso
decir Taríacuri en estas palabras, que por su mujer había empezado aquella guerra, en la cual su dios Curícaueri había desatinado a sus enemigos
y que ella había sido la causa, y que si fuera varón, como era mujer, que
hubiera más muertos.” 214
También el término valiente hombre se aplica a los hubieran capturado en la guerra, 215 matado a alguien en combate o por el mandato
del Cazonci, incluso parece que un
noble sólo podía ser asesinado por
manos de un valiente hombre, así
cuando Taríacuri manda a sus sobrinos a matar al sacerdote Nacá,
estos discuten qué hacer:
213. Alcalá, 2000. p. 407.
214. Alcalá, 2000. p. 427.
215. Corona Núñez menciona al respecto que “es posible que [Qhuángari] sea un grado militar dado al que hacía un prisionero en la guerra.”
Corona, 1992. p. 49.
85
Entonces dijo Haramen, que era valiente hombre, a su hermano Çétaco:
“hermano, mira que se va, ¿qué haramos?”. Y sacó una lecha de su carcaj y
hincósela en las espaldas, y fuese derecho a él [Nacá] y echole los brazos por
el cuello y asieron todos dél.” 216 Lo mismo ocurre cuando Taríacuri manda
matar a su hijo Curatáme, pues sus sobrinos se preocupan en despertar la
ira de su tío: “Peleen Hiquíngaje y él; él le matará”. Dijo Hiquíngaje: 217
“por qué le tengo yo de matar? Mátelo Tangáxoan ques valiente hombre”.
Y dijo Hiripan: “qué decís, hermanos? Vosotros le materéis”. Y llegaba ya
cerca para tomar puerto y fuéronle todos a rescebir, todos tiznados con sus
insinias de valientes hombres.” 218 Después de matarlo, Taríacuri pregunta
a los mensajeros ““¿quién le mató?”. Dijeron ellos: “Tangáxoan le mató”.
Dijo Taríacuri: “valiente hombre es.” 219
PÁG ANTERIOR
Un quangáriecha en plena acción bélica.
Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017.
ARRIBA
Guerreros tarascos.
Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017.
Cuando llegaron los españoles y ningún
ejército les hizo frente, Zinzinza Tangaxoan, por consejo de sus cortesanos, tenía la intención de hacerse ahogar para
no caer prisionero de los extranjeros.
Don Pedro Cuyniarangari detiene a los
conspiradores que querían hacerse con
el poder y el Cazonci escapa.
El principal de estos era un noble llamado Timas, y Zinzinza Tangaxoan
manda matarlo: “Luego, como vino don
Pedro, llamóle el cazonçi y díjole: “ven
acá ¿qué haremos de aquellos principales
que me quisieron matar por la soberbia
que tuvieron, que me escapé de sus manos? Ellos no se escaparán de las mías: ve
y mátalos, que eres valiente hombre”. Díjole don Pedro: “señor, sea como mandas.”220
216. Alcalá, 2000. p. 388
217. Hay que recordar que la Relación de Michoacán menciona que Hiquíngaje es un sacerdote sacriicador del grupo de los Axamencha. Alcalá,
2000. p. 459.
218. Alcalá, 2000. p. 492. Este extracto es una muestra clara del doble signiicado de la formula “valiente hombre” en la Relación de Michoacán.
219. Alcalá, 2000. p 494.
220. Alcalá, 2000. p. 676.
86
MICHOACÁN.
Parece que también para ser valiente hombre era necesario haber matado en el campo de batalla como hemos mencionado, pues cuando Don Pedro discute con Timas, este le responde
“Peleemos entrambos. ¿Con qué pelearemos, con arcos y lechas o con porras?”. Díjole don Pedro:
“con porras pelearemos”. Díjole aquel prencipal (sic): “qué, ¿eres muy valiente hombre? ¿dónde
estuviste tú en el peligro de las batallas donde pelean enemigos con enemigos? ¿Dónde mataste tú,
allí, alguno? ¿a qué veniste tú?” 121 Otro pasaje es cuándo los españoles empiezan a robar el oro
del tesoro del Cazonci, y:
Las mujeres del cazonçi, y salieron tras ellos con unas cañas macizas y
empezáronles de dar de palos. Aunque estaban con sus espadas no les osaron hacer mal. Mas ponían las manos en las cabezas por defenderse de los
palos y a unos se les caían por huir, otros las llevaban. Y estaban por allí los
principales y las mujeres empezáronlos a deshonrar diciéndoles que para
qué traían aquellos bezotes de valientes hombres, que no eran para defender aquel oro y plata que llevaba aquella gente, que no tenían vergüenza de
traer bezotes. Y los prencipales dijéronles que no les hiciesen mal, que suyo
era aquello, de aquellos dioses [los españoles] que lo llevaban. 222
RELIGIÓN Y VALIENTES HOMBRES
Una palabra relacionada con los quangáriecha que debemos
rescatar, pues da una pista importante para el estudio de la poco conocida religión tarasca, es la palabra “hozqua quangari” según el Diccionario Grande, o como se encuentra en el diccionario de Gilberti
“hozquaquangari”, pues en uno y otro tienen el mismo signiicado al
nombrar al planeta Venus como “Lucero, Lucero de el alua”; “Luzero,
estrella de la mañana” 223 Esta palabra está compuesta por las palabras
“Hozqua”, estrella 224, y la palabra “Qhuangari”, valiente, por lo que
podemos decir que la palabra “hozquaquangari” tiene por signiicado
literal “estrella valiente”. Este tópico está asociado con el dios del lucero, pero el texto es obscuro, pues puede tratarse del dios de Hurendequavecara.
221. Alcalá, 2000. p. 676. Vale la pena recordar también que Don Pedro es del linaje de Pátzcuaro, y muy probablemente, sacriicador.
222. Alcalá, 2000. p. 672.
223. Autor o Autores Desconocidos, 1991. Tomo I, p. 360; Gilberti, 1901. p. 389. Huelga mencionar que el planeta Venus fue considerado otra
estrella en el irmamento desde la antigüedad, y que esto cambio con la invención de los instrumentos astronómicos adecuados para el estudio
del cielo.
224. Gilberti, 1901. p. 55.
ARRIBA
Capitán General tarasco con su arco de guerra e insignias de estatus. El arco que usaba un líder militar michoacano era de mayores
dimensiones, peso y potencia que el arco chichimeca o el mexica y constaba de una longitud de alrededor de 1.60 metros. Dadas sus
características, se necesitaba de una mayor destreza y fuerza para hacer uso de él. Así pues, el arquero purépecha era el más especializado y letal de la Mesoamérica posclásica, e incluso superaba a los arqueros chichimecas contemporáneos. Comparado con el átlatl
o lanzadera, el arco tarasco era una arma mucho más potente y precisa.
Información de Dante B. Martínez e Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017.
87
Corona Núñez identiicó a Curicaheri [Curita caheri], mensajero de los dioses, con
Venus, según él, este astro fungía como su mensajero y su sacerdote, “guerrero celeste, lechador de estrellas”, así identiica la palabra “Hozcua-cuángari: Estrella-hombre-valiente”. 225 La
interpretación del maestro Corona Núñez está sostenida en la concepción de que la religión
tarasca era idéntica al resto de las religiones mesoamericanas, en especial al Centro de México,
de la cual existe una cantidad muy superior de información si la comparamos para el caso tarasco. 226 Esto genera graves problemas de interpretación, pues la información con la que contamos, aunque fragmentaría, deja ver claramente que nos encontramos con una construcción
religiosa distinta a la de la bien conocida religión nahua.
Las fuentes identiican a Curita caheri como mensajero de los dioses, pero no signiica que
Venus se identiique con esta deidad. 227 La oración que hacían los sacerdotes hiripacha al Dios
del fuego antes de iniciar una guerra, tenía por objetivo que los dioses les dieran la victoria en
el campo de batalla a los tarascos, donde aventaban olores (pelotillas de tabaco) al fuego:
“…tú, dios del fuego, que aparesciste en medio de las casas de los papas,
quizá no tiene virtud esta leña que habemos traído para los qúes, y estos
olores que teniemos aquí para darte. Rescíbelos tú, que te nombran primeramente mañana de oro, y a ti Vréndequavécara, dios del lucero, y a ti que
tienes la cara bermeja.” 228
Claudia Espejel menciona que una posible interpretación de este pasaje es que el Dios
del fuego esté relacionado con el sol, así, la “mañana de oro” sería el sol naciente, mientras que
Hurendequavecara, muy probablemente el Dios del lucero, 229 sería la transición entre el día y
la noche, aunque lo misma autora declara que es de difícil la interpretación de este pasaje. 230
Gracias al análisis lingüístico nos es posible airmar que el Dios del lucero es Hurendequavecara; así existen varias interpretaciones, las cuales apuntan a la misma dirección. 231 Eduard
Seler menciona que “su dios llamado Urendequaveraca [signiica] “dios de la estrella de la
mañana”...”que va por delante”.232Eduardo Ruíz menciona que “Uréndacua signiica claridad”233
225. Corona, 1999. p. 36.
226. “No obstante que los tarascos tenían idéntica religión a la de los otros pueblos de Mesoamérica [¡!], había una nota distintiva que la hacía un
tanto diferente, era persistente adoración que rendían al Fuego” Corona, 1999. p. 33.
227. Espejel. 2008. Tomo II, p. 82.
228. Alcalá, 2000. p. 576.
229. La Relación de Michoacán no es clara al explicitar quien es el Dios del Lucero, puesto que sólo se menciona en este pasaje, y probablemente
es el dios Hurendequavecara, hermano de Curicaueri.
230. Espejel. 2008. Tomo II, p. 89.
231. Las referencias siguientes sobre el signiicado del nombre del dios Hurendequavecara se encuentran en el apéndice del trabajo de Cristina
Monzón, citado más adelante.
232. Seler, 2000 [1905]. pp. 81-82, 147. Corona Núñez comparte la opinión de Seler.
233. Ruíz, 1969. p. 42.
88
MICHOACÁN.
aunque más adelante anota que
“Huréndacua [signiica] la enseñanza o la sabiduría” 234 , Francisco
Hurtado Mendoza le da el signiicado de “El que delimita el sol, al
día, desde lo alto” 235, Pedro Márquez Joaquín expone “El que sale
primero. Lucero de la mañana” 236
y Cristina Monzón propone “lo
primero que parte en el horizonte”
237
. Le Clézio relaciona al planeta Venus con Hurendequavecara,
pero sin mencionar sobre qué elementos hace la relación, aunque la
lectura de los trabajos de este autor
francés nos indican que reviso el
diccionario de Gilberti para buscar
el signiicado de algunas palabras
indígenas. 238
ARRIBA: Etapas de la expansión del Estado tarasco. Mapa cortesía de Erick G. Rizo, 2015.
El análisis lingüístico conirma la relación entre esta deidad con el lucero, pero también nos
da indicios de su simbolismo dentro de la religión tarasca y relacionados con los guerreros
quangári. Es probable que los astros en la bóveda celeste hayan sido identiicados con algunas
deidades, la RM menciona a un grupo deidades denominadas “Dioses del cielo”, “Dioses engendradores del cielo” o “Dioses celestes engendradores”, por lo menos así es con el lucero. El
lucero, el planeta Venus, es el primer astro visible durante el ocaso, y el último durante el alba,
y ahí radica la importancia de su simbolismo, pues hay que recordar que en Mesoamérica era
deber de los hombres que en el mundo terrenal debía relejarse el orden del universo; 239 es así
que, si el dios Hurendequavecara, “lo primero que parte en el horizonte”, “Estrella-valiente”,
era el primero en presentarse. De igual manera los hombres debían ser los primeros al entrar
en combate, esto se conirma con que los quangáriecha “en la frontera, poníase todos los valientes hombres”, es decir, los primeros en pelear, y probablemente los últimos en retirarse de
la batalla.
234. Ruíz, 1969. p. 105. Esta interpretación no es consignada en el apéndice que proporciona Cristina Monzón. Eduardo Ruíz, basándose en
Alfredo Chavero, identiicaba a Hurendequavecara con la “estrella brillante y de luz roja”, Aldebarán, por su color rojo. Ruíz, 1969. p. 42. La información a la que hace referencia Ruíz se puede leer en Riva Palacio, 1977. Tomo I, Libro Quinto, capítulo III, p. 760.235.
235. Hurtado, 1986. p. 85.
236. Alcalá, 2000. p. 711.237.
237. Monzón, 2055. p. 146
238. Le Clézio, 2008.
239. López Austin y López Luján, 2008. p. 61.
89
Otra relación entre la religión y los valientes hombres es relativo al sacerdocio, pues Chupitani,
Nuriuan y Tecaqua, sacerdotes probablemente de tipo curietecha, es decir sacerdotes de alta jerarquía sólo por debajo del pétamuti, porque los llamaban viejos o abuelos. 240 Estos sacerdotes
estuvieron a cargo de la educación de Taríacuri, en la RM se lee:
“Y los viejos [Chupitani, Nuriuan y Tecaqua] nunca cesaban de avisalle [a Taríacuri]. Quizá por
ser valientes hombres y continuos del servicio de los cúes (templos), por eso le dicen todo esto.” 241
En la sociedad tarasca, la casta sacerdotal pertenecía a la nobleza aunque los elementos para
relacionar a los valientes hombres con esta casta son pocos. Por ejemplo, en la Relación Geográica de Cuitzeo de la Laguna se lee:
Y, ordinariam[en]te, había en los templos gente, unos, quemando olores, u
otros, balando, u otros, contando los sucesos de sus guerras; de m[ane]ra
que, de noche y de día, estaba abierto y [con] grandes lumbres dentro. 242
Otra de la funciones de los quangáriecha era el capturar prisioneros para sacriicar a los dioses, su relación con la religión, no queda clara, si eran sacerdotes-guerreros, o si los sacerdotes
ocupaban un lugar diferente en las guerras. Una última nota sobre la relación entre la religión
y los quangáriecha es el referente a la iesta de Húnispéraquaro o Húnispéransquaro, “cuando
velaban con los huesos de los cativos en las casas de los papas”.
Por lo que podemos decir a través de la RM, en dicha iesta se sacriicaba a los prisioneros capturados en la guerra, duraba cinco días, el sacerdote daba un sermón, participaban los valientes
hombres y caciques, bailaban desnudos y se cantaba con los esclavos, posteriormente entraban
las mujeres (que iban a llorar por el sacriicado que iba al cielo 243), bailaban todos agarrados de
las manos, después de bailar se tomaban un brebaje llamado “puzqua”, 244 lo que nos habla de
un ritual con connotaciones sexuales.
También podemos relacionar a los valientes hombres con rituales posibles de “nahualismo” 245
gracias a la Relación de Ajuchitlan que menciona:
240. Espejel. 2008. Tomo II, p. 60.
241. Alcalá, 2000. p. 373.
242. Acuña, 1987. p. 83.
243. “Segud la costumbre que solían tener cuando tomaban algud cativo que habían de sacriicar, bailaban con él y decían que aquel baile era para
dolerse dél y hacelle ir presto al cielo.” Alcalá, 2000. p. 539.
244. Sobre este brebaje se menciona “Beuida de mahiz cozido. Pusqua”. Autor o Autores Desconocidos, 1991. Tomo I, p. 106.
245. El concepto “nahual” es de origen nahua y estaba extendido en gran parte de Mesoamérica, está relacionado con las cualidades de la naturaleza y los seres humanos. En términos muy someros, es la habilidad de un individuo de tomar habilidades anímicas no humanas de un elemento
natural, tales como animales o fenómenos, para inferir sobre seres u objetos por medio de procedimientos simbólicos. Aplicar el concepto de
nahualismo a la cultura tarasca prehispánica es de gran riesgo, puesto que no hay ninguna fuente colonial temprana que use ese término para el
caso tarasco, ni equivalente en los diccionarios etnohistóricos. Para más información consúltese Martínez, 2009. pp. 212-261.
90
PARA SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
Relaciones geográicas del siglo XVI: Michoacán.
México, Universidad Nacional Autónoma de México, núm. 9, 1987.
Los ritos eran tan diversos como las adoraciones, porq[ue] dicen [que] se sacaban sangre de
todas las partes del cuerpo, hasta de la lengua.
Horadábanse las orejas; echábanse en ríos hondos y estábanse allí metidos, y decían que de allí
salían valientes, unos, hechos tigres, otros, leones y otros, lagartos, y, otros, culebras, y que, en
efecto, se transformaban en estas iguras como
en España las brujas. 246
Actualmente Ajuchitlán del Progreso se encuentra en el Estado de Guerrero, pero en la época prehispánica era un importante
enclave en las guerras tarasco-mexicas. Los habitantes de Ajuchitlán
eran vasallos del Cazonci, que tenía guerra con los mexicas. Tenía el
cazonci “su guarnición y gente de guerra por ser frontera de Tetela y
Capulalcopulco”. 247 Este enclave era tan importante, como los diferentes fronterizos, que “ponía el cazonci [a] un gobernador, que sólo
servía de hacer aquello que él le enviaba a mandar.” 248
Conjeturalmente podemos saber que existían valientes hombres allí,
pues los guerreros peleaban con arcos y lechas, macuahuitl, porras
del tamaño de vara de medir y hondas, 249 estaban “embijados de
negro” y usaban “jubones de algodón de colores” 250, además del uso
de la palabra “valiente” para hacer referencia los que entraban a los
ríos hondos. En el mismo Estado de Guerrero, en la fortaleza tarasca de Cutzamala, menciona que los guerreros que luchaban bajo las
banderas de los tarascos eran muy “lucidos, con plumajes de muchas
colores; y, los que se señalaban en la guerra. Eran muy estimados”. 251
CONCLUSIONES.
Hemos visto el grado de complejidad de la sociedad y religión
tarasca, el grupo analizado, los quangáriecha, nos muestra su importancia en el campo de batalla y en la sacralización de la violencia
armada como justiicación ideológica del expansionismo tarasco.
246. Acuña, 1987. p. 37. Negritas nuestras y cursivas originales.
247. Acuña, 1987. p. 37. Negritas nuestras y cursivas originales.
248. Acuña, 1987. p. 37.
249. Acuña, 1987. p. 37.
250. Acuña, 1987. p. 37.
251. Acuña, 1987. p. 37.
Alcalá, Jerónimo de
Relación de las ceremonias y rictos y población y
gobernación de los indios de la Provincia de Mechuacán. Coordinación de edición y estudios: Moisés Franco Mendoza. Zamora, El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de Michoacán, 2000.
Autor o Autores Desconocidos
Diccionario Grande de la lengua de Michoacán.
Introducción, paleografía y notas de J. Benedict
Warren. Morelia, Fimax Publicistas (Colección
“Fuentes de la lengua tarasca purépecha” núms. IV
y V), II Tomos, 1991.
Corona Núñez, José
“Aclaraciones a un vocabulario tarasco” en: Corona
Núñez, José. Estudios de Antropología e Historia.
México, U.M.S.N.H.-Secretaría de difusión cultural
y extensión universitaria-Editorial Universitaria,
1992, pp. 48-52.
Corona Núñez, José
Estudios de Antropología e Historia. México,
U.M.S.N.H.-Secretaría de difusión cultural y extensión universitaria-Editorial Universitaria, 1992.
Corona Núñez, José
Mitología tarasca. 5ª edición. Morelia, Instituto Michoacano de Cultura, 1999.
Corona Núñez, José
Tres códices michoacanos. Morelia. Centro de estudios sobre la cultura nicolaita-U.M.S.N.H. (Biblioteca de nicolaitas notables núm. 31) 1986.
Covarrubias, Orozco, Sebastián
Tesoro de la Lengva Castellana o Española. Compuesto por el Licenciado Sebastián Covarrubias
Orozco, Capellan de su Magestad, Mastrescuela y
Canonigo de la Santa Yglesia de Cuenca, y Consultor del Santo Oicio de la Inquisicion. Dirigido a la
Magestad Catolica del Rey Don Felipe III. Nuestro
Señor. Con privilegio. En Madrid, por Luis Sanchez, impressor del Rey N.S. Año del Señor M.DC.
XI. Madrid, Luis Sánchez impresor del Rey, 1611.
Durán, Diego
Historia de las Indias de Nueva España e islas de
Tierra Firme. Paleografía, introducción y notas:
Garibay K., Ángel Ma.. 2ª edición. México. Editorial Porrúa. II Tomos. (Biblioteca Porrúa no. 37).
1984.
Espejel Carbajal, Claudia
La justicia y el fuego. Dos claves para leer la Relación de Michoacán. Zamora, El Colegio de Michoacán, II tomos, 2008.
Gilberti, Maturino
Diccionario de la Lengua tarasca ó de Michoacán.
Reimpreso bajo la dirección y cuidado de Antonio
Peñaiel. México, Tipografía de la oicina impresora
de estampillas del Palacio Nacional, 1901.
Hassig, Ross, “La guerra en la antigua Mesoamérica”. Arqueología Mexicana, (n° 84), Raíces, 2007,
pp. 32-40.
Hurtado Mendoza, Francisco
La religión prehispánica de los purhépechas. Un
testimonio del pueblo tarasco. Morelia, Linotipográica Omega, 1986.
Kirchhof, Paul,
“Mesoamérica: Sus límites geográicos, composición étnica y caracteres culturales”. Revista Tlatoani
(Suplemento), México, Escuela Nacional de Antropología e Historia-Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1967.
Las Casas, Bartolomé de Apologética Historia Sumaria…. Edición preparada por Edmundo O’Gorman, con un estudio preliminar, apéndices y un
índice de materias. 3ª edición, México, Universidad
Autónoma de México-Instituto de Investigaciones
Históricas, (Serie de historiadores y cronistas de
Indias: 1), II tomos, 1967.
Le Clézio, Jean-Marie Gustave
La conquista divina de Michoacán. Traducción de
Aurelio Garzón del Camino. 2ª reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica. (Colección
Tezontle) 2008.
López Austin, Alfredo; López Luján, Leonardo
El Pasado indígena. 4ª reimpresión, México, México, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de
México-Fideicomiso Historia de las Américas,
(Fideicomiso Historia de las Américas, Serie Historia), 2008.
López Austin, Alfredo; López Luján, Leonardo
Mito y realidad de Zuyuá. Serpiente Emplumada
y las trasformaciones mesoamericanas del Clásico
al Posclásico. México, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México-Fideicomiso Historia de
las Américas, (Fideicomiso Historia de las Américas, Serie Ensayos), 1999.
91
PARA SABER MÁS
Martínez, Gonzáles, Roberto
“Sobre la existencia de un nahualismo purépecha
y la continuidad cultural en Mesoamérica”. Relaciones, (n° 177). Zamora, Colegio de Michoacán,
2009.
Martínez, Roberto; Valdez, Iván
“Guerra, conquista y técnicas de combate entre los
antiguos tarascos”. Tzintzun. Revista de estudios
históricos, (n° 49). Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas-U.M.S.N.H., 2009, pp. 17-52.
Monzón, Cristina
“Los principales dioses tarascos: un ensayo de
análisis etimológico en la cosmología tarasca” Relaciones, (n° 104). Zamora, Colegio de Michoacán,
2005.
Riva Palacio, Vicente
México a través de los siglos. 14ª Edición, México,
Editorial Cumbre, V tomos, 1977.
Roskamp, Hans
“Las 44 láminas de la Relación de Michoacán; una
propuesta de lectura” Relación de las ceremonias y
rictos y población y gobernación de los indios de
la Provincia de Mechuacán. Coordinación de edición y estudios: Moisés Franco Mendoza. Zamora,
El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de
Michoacán, 2000, pássim.
Ruíz, Eduardo
Michoacán. Paisajes, tradiciones y leyendas. México, Balsal Editores, (Obras completas de Eduardo
Ruíz, vol. I), 1969.
Seler, Eduard
“Los antiguos habitantes de Michoacán”. Relación
de ceremonias y rictos y población y gobernación
de los indios de la provincia de Mechoacán. Coordinación de edición y estudios de Moisés Franco
Mendoza. Zamora, El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de Michoacán, 2000 [1905], pp.
147-233.
Su papel en las fuerzas guerreras se encontraba capitaneando parte
de los ejércitos del Cazonci, contando con objetos suntuarios con los
que demostraban su posición social, así como un armamento exclusivo con el cual luchaban en batalla. Su lugar en el plan cósmico era ser
los primeros en entrar en batalla y los últimos en retirarse, al ser los
representantes de Hurendequavecara, “lo primero que parte en el horizonte”, “Estrella-valiente”, el Lucero, que es el primer astro en aparecer en el ocaso y el último en retirarse en el alba. Parte de las aptitudes
que debía cumplir estos guerreros era ser agiles físicamente, traer leña
para los cués, y ser obedientes a su señor. También tenían un papel
importante dentro del gobierno, pertenecían a la corte del cazonci,
eran sus hombres de armas, iban como embajadores a subyugar a los
pueblos conquistados, estaban presentes en los funerales del cazonci,
y participaban en los concilios para elegir a uno nuevo.
Aún quedan algunos puntos por aclarar, como por ejemplo si
para ser quangáriecha se debía ser noble, si es hereditario o se consigue
por méritos, o sí se puede quitar este grado; si la iliación étnica jugaba
un papel importante para pertenecer a estos cuerpos castrenses; pero
por lo poco que encontramos en las fuentes, podemos concluir que
podrían ser considerados como pertenecientes a una orden militar,
como las que existieron en otras regiones de Mesoamérica (por ejemplo, los famosos guerreros águila y jaguar mexicas).
Ricardo Carvajal Medina
Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo (UNMSNH),
Licenciatura en Historia.
92