"Como todos sabemos, hace unos 20.000 años el planeta vivió el Último Máximo Glacial. La Patagonia y gran parte de los Andes se cubrieron de hielo, Argentina y Brasil tuvieron climas templados: América entera fue como un soplo blanco y...
more"Como todos sabemos, hace unos 20.000 años el planeta vivió el Último Máximo Glacial. La Patagonia y gran parte de los Andes se cubrieron de hielo, Argentina y Brasil tuvieron climas templados: América entera fue como un soplo blanco y prolongado del polo sur. Hoy, pasados 20.000 años, la Antártica parece cubrirnos nuevamente, pero esta vez con la clara voz de la ciencia.
Se cumplen ya siete versiones de este encuentro de investigación polar latinoamericana, que naciera casi como la reunión de unos pocos locos interesados en la Antártica y que es ahora un congreso y con toda propiedad. Los títulos de los simposios que forman este congreso (Sistemas de observación antárticos terrestres y costeros; Genómica de microorganismos antárticos: avances y desafíos; Ecofisiología vegetal; Glaciología y Cambio Climático; Nuevos avances en el estudio de las aves antárticas; Evolución de la biota del Meso-Cenozoico; y Océano Austral) demuestran el alto nivel y especificidad que hemos alcanzado. Si a esto agregamos el número de trabajos presentados (más de 160) y la excelencia de las conferencias, podemos afirmar que el Congreso Latinoamericano de Ciencia Antártica tiene una calidad difícil de igualar.
Es paradójico que un lugar tan lejano como la Antártica sirva para congregar a personas de países tan diversos como Rusia, China, Corea del Sur, con quienes los países latinoamericanos suelen compartir en la isla Rey Jorge. Igual de curioso es que tengamos la misma blanca excusa para reunirnos como estamos haciendo ahora en la hermosa ciudad de La Serena. Junto al Congreso Latinoamericano tienen lugar otras reuniones que vale la pena nombrar: Reunión de la Red Latinoamericana de Microbiología Antártica, Reunión de la Red Latinoamericana de Investigación en Plantas Antárticas y Mesa Redonda de APECS Latinoamérica. También quisiera destacar que junto a este congreso, hemos organizado la XXIV Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos (RAPAL), para que los diversos operadores tengan la oportunidad de interiorizarse en los temas y avances científicos polares y así cuenten con mayores antecedentes al momento de tomar decisiones que digan relación con el desarrollo de la actividad antártica futura.
Esta confluencia nos lleva a decir que la Antártica es nuestra ventana para ver el mundo. En realidad, no sólo para verlo, sino que para participar en él. Fenómenos como el agujero de ozono ayer y el calentamiento global hoy, han puesto los ojos del mundo en el Continente Blanco y nuestros países están contribuyendo, en una forma reconocida internacionalmente, al avance del conocimiento científico en estas problemáticas.
La vocación antártica de nuestros países nace, sin duda, de la cercanía que tenemos con dicho continente. Pero este es sólo un punto de partida. El desafío siguiente es asegurar que lo que hacemos en esas altas latitudes sea algo significativo para los ciudadanos de nuestros respectivos países (a fin de cuentas, son los principales financistas de nuestras tareas) y también para la comunidad internacional. El nivel de este congreso nos dice que vamos por buen camino, porque si establecemos reglas claras, que estimulen la competencia y el respeto por estándares reconocidos por la comunidad científica, entonces, los resultados serán de provecho no sólo para cada una de nuestras naciones, sino también para el amplio foro polar y científico.
Es una enorme alegría que en este congreso se premie el Espíritu Antártico del Dr. Francisco Hervé. Con “Pancho” hemos compartido muchas veces y en todas hemos aprendido algo. Su trayectoria ha sido ejemplar en cada uno de los aspectos de la vida académica: como científico, como profesor y como divulgador, además de ser una excelente persona. La geología y las ciencias de la Tierra en la Antártica no tendrían el desarrollo que tienen en Chile sin el aporte fundamental y prolongado del Dr. Hervé."