Son tantos los poetas y las canciones dedicadas al trago y a la borrachera. Tantas las recetas para levantar la resaca y tantas las maneras (los protocolos y las eti-quetas) de beber, de beber qué y beber con quién, en qué momento. La...
moreSon tantos los poetas y las canciones dedicadas al trago y a la borrachera. Tantas las recetas para levantar la resaca y tantas las maneras (los protocolos y las eti-quetas) de beber, de beber qué y beber con quién, en qué momento. La borrachera es parte de nuestras vidas. Muchas de las mejores conversaciones nacen en esos estados de desborde y derroche de alegría. El autor se interesa precisamente por conocer cuáles son las razones por las que las borracheras son importantes para nosotros, los sujetos, y lo hace entregándonos una etnografía realizada a media-dos de la década de 1990 en el Cusco. Este libro fue presentado como tesis de licenciatura en antropología hace más de veinte años, pero sigue siendo vigente. Sin cámara fotográfica ni grabadora en la mano, menos con preguntas estruc-turadas, Gerardo salió a recorrer comunidades cusqueñas en esos momentos de encuentro para realizar una etnografía sobre la borrachera llena de detalle, densidad y color, mostrándonos que hacer etnografía es ir más allá, que para aprehender la realidad es necesario vivirla. Su trabajo de campo fue desarrollado en varias comunidades cusqueñas que correspondían al área de intervención de CEDEP-Centro para el Desarrollo de los Pueblos-Ayllu. Esta etnografía fue realizada en un contexto político diferente. Salíamos del período de violencia interna para enfrentarnos a una represión autoritaria y difícil. Eran momentos de grandes cambios sociales, políticos y económicos. El campo, por ejemplo, se nos aparecía poblado por los anuncios de las obras ejecutadas por FONCODES, carteles de proyectos de saneamiento y electrificación, letrinas de colores que anunciaban que el «señor gobierno» había pasado por ahí con alguna campaña de salubridad o puestos militares que anunciaban que el conflicto había terminado, pero que aún las cosas no estaban resueltas. Las borracheras son esos momentos de relajamiento de las conductas estereotipadas que rigen nuestra acción cotidiana; nos permiten «escapar» momentáneamente de nosotros mismos para abrirnos al mundo. Catherine Allen,