El manantial La Media Luna es un sitio arqueológico prehispánico ubicado en la zona media del estado de San Luis Potosí, en México, cuya ocupación va del 200 d.C. al 1000 d.C., según la interpretación de la evidencia que distintos... more
El manantial La Media Luna es un sitio arqueológico prehispánico ubicado en la zona media del estado de San Luis Potosí, en México, cuya ocupación va del 200 d.C. al 1000 d.C., según la interpretación de la evidencia que distintos investigadores han hecho. Se sabe de su importancia ritual gracias a los hallazgos en su interior, tales como ofrendas de cerámica que constan de vasijas y figurillas; además de restos óseos, líticos y textiles. Sumado a los elementos arqueológicos que lo componen. El espacio es una fuente de información que ayuda a entender las razones por las que sociedades prehispánicas lo eligieron como un lugar de culto, esto último es lo que pretende explicar la presente investigación. El manantial, el cerro y las cuevas, entre otros elementos presentes que han sido explorados a partir de reconocimientos de superficie y experimentados desde lo sensorial, son indicadores que permitirían entender de forma global y desde la arqueología del paisaje la ritualidad de este sitio.
Como resultado de la devastación y fragmentación del medio, la fauna silvestre autóctona ha ido quedando relegada a espacios cada vez más reducidos y precarios; las especies más vulnerables ven mermadas incluso extintas sus poblaciones,... more
Como resultado de la devastación y fragmentación del medio, la fauna silvestre autóctona ha ido quedando relegada a espacios cada vez más reducidos y precarios; las especies más vulnerables ven mermadas incluso extintas sus poblaciones, mientras que aquellas con mayor capacidad de adaptación pueden advertir cómo sus poblaciones llegan a crecer de manera descontrolada debido al desequilibrio causado. Es lo que conocemos como superpoblaciones o plagas, aunque no siempre se aplican estos términos de la manera correcta, pues para determinar si hay exceso de población de una determinada especie hay que caracterizarla, cuantificarla y tener en cuenta la capacidad de carga del ecosistema, es decir, el crecimiento límite máximo de una población biológica que puede soportar el ambiente en un período determinado, sin que haya efectos negativos para esa población, ni para el ambiente.