No en el sentido pecaminoso de la Iglesia. "No en las tentaciones de violar el sábado o las casi siempre interesadas leyes de los hombres. Decid mejor: no nos dejes caer en la tentación de olvidarte, del Padre de los Cielos". Jesús. Sí en...
moreNo en el sentido pecaminoso de la Iglesia. "No en las tentaciones de violar el sábado o las casi siempre interesadas leyes de los hombres. Decid mejor: no nos dejes caer en la tentación de olvidarte, del Padre de los Cielos". Jesús. Sí en el sentido de elegir, al igual que Jesús, ejercer en plenitud de libertad ejercer nuestro Principio de Libre Albedrío. Sí, en el sentido de vencer ante las "tentaciones" propias de la vida física en la carne, como la de ceder a excesos o adicciones, cualesquiera sean estas, olvidando nuestro sentido del equilibrio y sobre todos de Lealtad al Supremo Mandamiento: "Amar a Dios por sobre todas las cosas". Jesús, el Cristo, en armonía interior plena, privilegió su misión de materializar lo espiritual y de espiritualizar lo material, al elegir Ser Amor Universal en Unidad, asumiendo su inseparable efecto por ello, ante ofertas-entre otras-tales como: la oportunidad de cubrirse de gloria humana, participando en el guerrerista "movimiento Zelota" contrario a Roma, para la liberación del pueblo de Israel, al discernir espiritualmente, que la solución a las inequidades e injusticias no vienen de la mano del método usado por la violencia, sí del método usado por el Amor; ser un floreciente "banquero"; ser el gran "Jefe Director" de una escuela de filosofía religiosa a sus 23 años; aceptar un puesto de profesor y ayudante del Decano de la Sinagoga principal, función para la cual debía trasladar su lugar de residencia. "Tentaciones" humanas experimentadas por el joven Jesús, que lo invitaban a privilegiar honor, prestigio, consecución de ideales, buena imagen, olvidando su misión central; pensamientos, dudas, costumbres a las que Él, al igual que cada uno de nosotros, desde el interior de nuestra esencia divina, tenemos la opción de gobernar para erigirnos como Soberanos, Amos y Señores de las circunstancias inherentes a nuestro propio destino, manifestando en lo humano lo divino; legado que todos, sin excepción, tenemos en nuestro corazón; lo demás, la Providencia nos lo da por añadidura. La metodología del Amor, encarnada por el Maestro de la Ternura, para concebir, germinar y ser siendo Paz, Justicia, Libertad, nos desata de todo yugo. "A menos que el cambio se haga con amor y con justicia-expresión más alta del amor-; él conducirá a unos a la avidez y a otros al hambre", Madre Teresa de Calcuta. Elegir Ser siendo espíritu de mediación amorosa, conlleva renunciar a vanidades cerrazónicas pretensoras de tener la razón, "demostrando" que los demás están equivocados. "Por grande que sea la tentación, debes dejar fuera de tu conciencia el juzgar o culpar; uno de los grandes desafíos será el de no caer en la tentación de querer demostrar que tú tienes la razón y ellos están equivocados". Jesús.
Jesús, el Cristo, concretó nuestra facultad para vencer ante las "tentaciones" venidas de una conciencia carnal, incrédula y criticona, que “enlentece”, pero no evita, la manifestación de:
Un Nuevo Pacto.- Ser y ejercer, en unidad, el Magisterio del Amor.
Una Nueva Alianza.- Encarnar y Ser Ministros del Espíritu que da Vida, no de la letra que da muerte.