En la década de los noventa del siglo pasado Nicholas Negroponte publicó el libro Being digital, donde postuló que varias funciones vitales de la humanidad se digitalizarían, es decir, que se trasladarían del mundo orgánico, compuesto por...
moreEn la década de los noventa del siglo pasado Nicholas Negroponte publicó el libro Being digital, donde postuló que varias funciones vitales de la humanidad se digitalizarían, es decir, que se trasladarían del mundo orgánico, compuesto por átomos, hacia plataformas digitales, compuestas por bits. Tres años después, él mismo publicó el artículo Beyond digital y aseguró que la revolución digital había terminado. Su argumento defendía la idea de que la incorporación amplia, profunda y transversal de la tecnología digital en la vida cotidiana plantearía una situación inédita en la historia de la humanidad. Negroponte aseguró que nuestra relación con la tecnología digital solo se notaría por su ausencia y no por su presencia. Esta idea fundó una sensación generalizada entre la academia respecto a que nos encontramos en una era donde la tecnología digital ha generado un cambio cualitativo e irreversible en la manera que trabajamos, estudiamos, nos relacionamos, nos divertimos, etcétera. Además, puesto que hemos dejado de notar la irruptiva presencia de la tecnología digital, ahora la academia tendría la oportunidad de realizar análisis más serenos, sin deslumbramientos, prejuicios, fascinaciones, catastrofismos, ni desbordados optimismos, propios de las fases iniciales del mundo digital. En otras palabras, ahora que generalmente los seres humanos no prestamos atención a la relación que mantenemos con la tecnología digital, es el momento propicio para realizar análisis serios y templados al respecto. El concepto transdigital es adecuado para abordar este proceso complejo de continuidades y disrupciones de la tecnología digital en la condición humana contemporánea. Los estudios transdigitales están llamados a dar cuenta de cómo se asocian, transforman y perduran los agentes humanos y no humanos, en los procesos vitales de las personas y qué consecuencias trae esto para nuestra especie. Nuevas perspectivas en los estudios transdigitales reúne diez textos que, si bien comparten como eje articulador el análisis de las implicaciones de la tecnología digital, sus métodos de estudio y sus aplicaciones son diversas. Estos textos son la prueba fehaciente de que la tecnología digital ha sido amplia y profundamente incorporada a la vida cotidiana y, por lo tanto, nos encontramos ante la invaluable oportunidad de hacer estudios más serios y serenos al respecto. Lejos de la fascinación inicial y de los prejuicios originales, los estudios transdigitales asumen a la tecnología digital como un elemento fundamental íntimamente relacionado con otros aspectos vitales, como la educación, la salud, la productividad, el emprendedurismo, la formación de investigadores e investigadoras, el fomento del hábito de la lectura, la prevención de la violencia de género, la alfabetización digital, etcétera. En este sentido, la relación entre la tecnología digital y los aspectos vitales de las personas es totalmente simétrica. Ocasionalmente, es la tecnología digital quien juega un papel protagonístico; otra veces, permanece latente entre la imbricada red de relaciones que las personas mantenemos en la vida cotidiana. Los temas que abordan estos estudios transdigitales demuestran que al momento de abordar los problemas emergentes en el uso de la tecnología digital en la vida cotidiana no es muy útil tener una visión historicista y lineal al respecto. Es decir, varios desafíos vigentes sobre tecnología digital y vida cotidiana, en realidad, son preocupaciones que han llamado la atención desde hace décadas. Por eso, los estudios transdigitales consideran que no existe una evolución lineal de la historia de la tecnología y, por lo tanto, no es correcto ni útil considerar que la humanidad esté avanzando, históricamente, desde un lugar bien definido hacia otro predefinido, superando varias etapas claramente delimitadas. Por el contrario, los estudios transdigitales asumen que la tecnología funda diariamente el presente. Y lo hace destruyendo creativamente lo que se ha dado por sentado, a la vez que introduciendo novedades disruptivas.