Los nombres epicenos
Por Amélie Nothomb y Sergi Pàmies
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
Un suculento cuento cruel sobre amor, odio y venganza, protagonizado por una hija que jamás contó con el cariño de su padre.
Los nombres epicenos son aquellos que, como Claude o Dominique, pueden utilizarse tanto en masculino como en femenino. En esta historia Claude es él y Dominique ella. Él despliega un gran empeño en casarse con ella, y después pone todavía más tesón en dejarla embarazada, sometiéndola a una extenuante disciplina sexual. Al fin logra su objetivo y como resultado nace la hija de ambos, a la que le ponen el nombre de Épicène, tomado del título de una obra teatral de Ben Jonson –contemporáneo de Shakespeare– y que es también un nombre epiceno.
Sin embargo, en cuanto se produce el nacimiento del bebé la obsesión procreadora del padre se torna indiferencia absoluta hacia su hija, una niña inteligente que crece envuelta en el absoluto desinterés de su progenitor hacia ella. Entre tanto, Claude y Dominique se han instalado en París, y él, arrastrado por una ambición social que también forma parte de sus empeños obsesivos, convence a su mujer de entablar amistad con una pareja de la alta burguesía financiera formada por Reine y Jean-Louis, cuyas hijas van al colegio con Épicène. Una pareja con la que Claude tiene un secreto vínculo –en forma de agravio– que viene de años atrás...
Y así, esta novela narra la historia de un doble rechazo y una doble venganza –una triunfante, la otra destinada al fracaso–, con unos personajes a los que no mueve el amor sino el odio. Nothomb explora con su sagacidad habitual las complejas relaciones paternofiliales y los resquemores del amor no correspondido. Y lo hace construyendo una suerte de perverso cuento de hadas contemporáneo, una fábula cruel, narrada con concisión, precisión y contundencia. Y sobre todo con un derroche de esa suculenta malevolencia con la que una vez más nos deleita en este relato ejemplar.
Amélie Nothomb
Amélie Nothomb nació en Kobe (Japón) en 1967. Proviene de una antigua familia de Bruselas, aunque pasó su infancia y adolescencia en Extremo Oriente, principalmente en China y Japón, donde su padre fue embajador; en la actualidad reside en París. Desde su primera novela, Higiene del asesino, se ha convertido en una de las autoras en lengua francesa más populares y con mayor proyección internacional. Anagrama ha publicado El sabotaje amoroso(Premios de la Vocation, Alain-Fournier y Chardonne), Estupor y temblores (Gran Premio de la Academia Francesa y Premio Internet, otorgado por los lectores internautas), Metafísica de los tubos (Premio Arcebispo Juan de San Clemente), Cosmética del enemigo, Diccionario de nombres propios, Antichrista, Biografía del hambre, Ácido sulfúrico, Diario de Golondrina, Ni de Eva ni de Adán (Premio de Flore), Ordeno y mando, Viaje de invierno, Una forma de vida, Matar al padre, Barba Azul, La nostalgia feliz, Pétronille, El crimen del conde Neville, Riquete el del Copete, Golpéate el corazón, Los nombres epicenos, Sed, Los aerostatos,Primera sangre (Premio Renaudot) y El libro de las hermanas. En 2006 se le otorgó el Premio Cultural Leteo y, en 2008, el Gran Premio Jean Giono, ambos en reconocimiento al conjunto de su obra.
Lee más de Amélie Nothomb
Panorama de narrativas
Relacionado con Los nombres epicenos
Títulos en esta serie (100)
CeroCeroCero: Cómo la cocaína gobierna el mundo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¡La exclusiva! Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl mundo después del cumpleaños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Pecados sin cuento Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todos los hombres del rey Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Momentos de inadvertida felicidad Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El horizonte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un adúltero americano Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Bloody Miami Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAccidente nocturno Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La trama nupcial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Limónov Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La pulsión de muerte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ronda nocturna Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Trilogía de la Ocupación: El lugar de la estrella, La ronda nocturna, Los paseos de circunvalación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vita Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hombres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLimbo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los privilegios Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El hijo del desconocido Calificación: 4 de 5 estrellas4/5En el café de la juventud perdida Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El sentido de un final Calificación: 4 de 5 estrellas4/514 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una lectora nada común Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Calle de las Tiendas Oscuras Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El ocupante Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tres actos y dos partes Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un año ajetreado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El lector Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo ser mujer Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Libros electrónicos relacionados
Ordeno y mando Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Barba Azul Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Els noms epicens Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sabotaje amoroso Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Viaje de invierno Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Diccionario de nombres propios Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Antichrista Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Diario de golondrina Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Pétronille Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Golpéate el corazón Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La nostalgia feliz Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Matar al padre Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Una forma de vida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Metafísica de los tubos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ácido sulfúrico Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Estupor y temblores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El sistema del tacto: Finalista Herralde de Novela Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Ni de Eva ni de Adán Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Del color de la leche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cosmética del enemigo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los chicos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Biografía del hambre Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los inconsolables Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El baile y el incendio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mi madre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Degenerado Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Pálida luz en las colinas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5No y yo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El niño que comía lana Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La edad del desconsuelo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Thrillers para usted
Silencio total Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Biblia de los Caídos. Tomo 1 del testamento de Sombra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Yo no la maté Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Guerra de los Cielos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La milla verde (The Green Mile) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Alfa Ares Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Sello de Salomón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Amanecer rojo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Si Ella Supiera (Un Misterio Kate Wise —Libro 1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Engaño perfecto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos completos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La chica que se llevaron (versión latinoamericana) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La chica que se llevaron Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Biblia de los Caídos. Tomo 1 del testamento de Mad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El código rosa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Zona de Interés Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (ilustrado) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Secreto Oculto De Los Sumerios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El trono de Dios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La última jugada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La sombra de Cristo (suspense e intriga en el Vaticano) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Nocturna Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Post Mortem (versión latinoamericana): Una joven agente de policía atrapada en un dilema moral Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Jesus & el Diablo "Holocausto" Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl crimen del lago (versión latinoamericana) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El secreto de Tedd y Todd (Precuela de La prisión de Black Rock) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Biblia de los Caídos. Primera plegaria del testamento del Gris Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una Vez Enterrado (Un Misterio de Riley Paige—Libro 11) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La vida es sueño Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo te duermas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Los nombres epicenos
6 clasificaciones2 comentarios
- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
May 1, 2023
Es un libro espectacular, no podés parar hasta terminarlo. Los giros y la trama son asombrosos; es difícil creer lo que sucede porque nunca imaginás qué va a pasar. - Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Nov 3, 2020
Es impresionante, empecé y no pude parar de leer.----- son las 2 de la mañana del 2 de noviembre del 2020
Vista previa del libro
Los nombres epicenos - Amélie Nothomb
Índice
Portada
Los nombres epicenos
Créditos
Él no se desenoja.
Desenojarse es el tipo de verbo que solo tolera la negación. Nunca leeréis que alguien se desenoja. ¿Por qué? Porqué el enojo es algo valioso, que nos protege de la desesperación.
Tres horas antes, no existía nadie más feliz que él.
–Eres la más hermosa. Por tu culpa, todas las demás son feas. No. Por tu culpa, las otras mujeres no existen.
–Pues tendrás que acostumbrarte a ello.
–Llevamos cinco años haciendo el amor y nunca habíamos llegado tan alto. ¿Alguna vez habías oído algo parecido?
–No.
–Te llamas Reine. Al principio tu nombre me producía terror. Hoy no soportaría que te llamaras de otro modo. Reine te viene como anillo al dedo. Quédate entre mis brazos, amor mío.
–No puedo.
–¿Adónde vas?
–Voy a casarme.
–Muy divertido.
–No es ninguna broma. Me caso con Jean-Louis dentro de dos días.
–Pero ¿qué dices?
–Jean-Louis. Le conoces.
–Pero es a mí a quien amas. Es conmigo con quien quieres casarte.
–Cuando mis padres se casaron, estaban locamente enamorados. Han tenido una vida mediocre. Ahora mi madre le hace de criada a mi padre. Eso no es para mí.
–Conmigo no tendrás una vida mediocre.
–Llevamos cinco años juntos. Aparte de hacer el amor, no has hecho nada.
–No te he oído quejarte.
–No seas vulgar. Jean-Louis será el vicepresidente de una enorme empresa de electrónica. Me lleva a París con él.
–¡París!
–Sí. París. La excelencia, la gran vida. Es lo que siempre había soñado. ¿Cuántas veces te he dicho que quería marcharme de este pueblucho?
–Solo tengo veinticinco años.
–Y yo ya tengo veinticinco años. No puedo esperar más.
–¿Jean-Louis sabe que existo?
–¿Cómo no iba a saberlo?
–¿Y no le molesta?
–Es agua pasada.
–¿Pasada? ¡Hace media hora estábamos haciendo el amor como dioses!
–Era la última vez.
Reine acabó de vestirse en silencio.
–Amor mío, esto es imposible. Dime que es una horrible pesadilla, una broma de muy mal gusto, una provocación.
–Es la verdad. Adiós.
Una vez solo, él opta por el enojo. Para alimentarlo, decide vengarse. ¿Matando a Reine? De ningún modo. Eso se volvería contra él.
Quiere, sobre todo, que Reine sufra. Que sufra tanto como sufre él.
No se desenojará nunca.
Sentada en la terraza de su café preferido, Dominique saboreaba aquella tarde de sábado. Le gustaba aquel sol de septiembre, que calentaba sin quemar.
Secretaria en una empresa de importación y exportación, se sentía orgullosa de su trabajo. Su padre era marino en un buque de pesca, su madre no trabajaba. «Eres una mujer independiente, querida», le había dicho. «¡Bravo!»
Con veinticinco años veía el porvenir con confianza. Le gustaba su soltería. El amor llegaría a su debido tiempo. Cuando veía a algunas de sus amigas casadas y convertidas en madres, se felicitaba por no haber seguido sus pasos. ¡Encasillada, menudo destino más siniestro!
No se dio cuenta de que, en la mesa de al lado, un hombre la estaba mirando fijamente.
–Hola, señorita. ¿Puedo invitarla a una copa?
Ella no supo qué responder. Él lo interpretó como un sí y se sentó frente a ella.
–¡Camarero! Champán.
–¿Dos copas?
–La botella. Y del mejor.
El camarero trajo una botella de Deutz y llenó las dos copas.
–¿Tiene algo que celebrar? –preguntó la joven.
–Habernos conocido.
Brindaron. Dominique nunca había probado el mejor de los champanes y le conmovió que le pareciera tan bueno.
–¿Cómo se llama?
–Claude. ¿Y usted?
Ella contestó que se llamaba Dominique y que llevaba cinco años trabajando en la empresa Terrage. Luego se calló, porque no parecía que él la estuviera escuchando.
–¿A qué se dedica? –acabó por preguntarle ella.
–Tengo que ir a París para crear una empresa –le dijo con el tono evasivo de quien no desea extenderse sobre la cuestión.
Aquel hombre le daba un poco de miedo, no sabía por qué. Se tranquilizó pensando que, después de todo, era él el que la había abordado. ¿Qué importaba que se sintiera decepcionado?
–Es usted preciosa, Dominique.
Se atragantó con un sorbo de champán.
–Y no creo que sea el primero que se lo dice.
Sí, lo era. Hasta entonces solo su madre se lo había dicho y ella se lo había tomado con las lógicas reservas.
–No sé qué decirle, señor.
–Llámeme Claude. Somos de la misma edad.
–Yo no soy una creadora de empresas.
–No se preocupe por este detalle. Me gustaría volver a verla.
Él insistió para que le diera su número de teléfono. Ella se lo dio a regañadientes y se levantó enseguida para disimular su incomodidad.
Si hubiera sido una chica normal, habría llamado a una amiga para contarle la anécdota. Pero siempre había sentido una vergüenza que no sabía cómo explicar. Hablaba tan poco de sí misma que no sabía cómo llamarlo: se trataba de un complejo.
Sabía que todas las otras chicas no lo padecían. En su trabajo, tenía colegas petulantes acostumbradas a las lisonjas de los seductores. A ella nadie le decía esas cosas y había llegado a la conclusión de que no era guapa. En realidad, si nadie le tiraba los tejos era porque intuían su problema.
Aquel hombre –Claude, tendría que irse acostumbrando– no lo había percibido así. Se armó de valor para mirarse en el espejo. «Preciosa», había dicho él. ¿Qué había visto en ella?
Reflexionó. Un creador de empresas no tiene motivos para mentirle a una triste secretaria. No se había comportado como un hombre que busca una aventura. «Esperemos a que llame», pensó.
Transcurrió una semana. «Debería haber sospechado que no iba en serio. Menos mal que no se lo he contado a nadie.»
–Hola, buenas tardes, ¿podría hablar con Dominique, por favor?
–Yo misma.
–¿Qué tal está? Soy Claude.
–Pensaba que se había olvidado de mí.
–No es usted de las que uno pueda olvidar. Perdone que haya tardado tanto en llamarla. Tuve que viajar a París para cerrar unos asuntos esenciales de la empresa. ¿Está libre esta noche?
En el restaurante, él eligió por ella. A ella le sorprendió que le pareciera bien, además de sentirse aliviada: temía elegir platos poco sofisticados.
–Está usted muy elegante –dijo él con el tono de un experto.
Ella logró no ruborizarse. «Que hable él», pensó,