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Libro electrónico186 páginas2 horas

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Bienvenido a la colección Ensayos. Una selección especial de la prosa de no ficción de autores influyentes y notables.

Este libro reúne algunos de los mejores ensayos de José Martí, sobre un amplio número de temas, incluyendo política, Latinoamérica, sociedad y muchos más.

José Martí fue un poeta y político cubano. Político republicano democrático, ensayista, periodista y filósofo, fue fundador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la guerra de Independencia de Cuba. Se le ha considerado el iniciador del modernismo literario en Hispanoamérica. Muchas de sus obras más relevantes fueron publicadas por Tacet Books.

El libro contiene los siguientes textos:

- Comentarios biográficos por Néstor Carbonell, Miguel Tedín, Román Vélez y José Antonio González Lanuza .
- Mi raza
- Nuestra América
- Maestros ambulantes
- Mente latina
- A la raíz
- El Plato De Lentejas
- Las asociaciones de obreros
- ¿Cuál es el objeto de la torre?
- Libertad, ala de la industria
- La cuestión arancelaria
- En comercio, proteger es destruir
- Abogados mujeres
- Pueblos perezosos
IdiomaEspañol
EditorialTacet Books
Fecha de lanzamiento30 dic 2021
ISBN9783986776053
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    Ensayos - José Martí

    Introducción

    El ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía y hace excursiones del uno al otro

    Eduardo Gómez de Baquero

    El ensayo es un tipo de texto en prosa que explora, analiza, interpreta o evalúa un tema. Se considera un género literario comprendido dentro del género didáctico.

    Casi todos los ensayos modernos están escritos en prosa. Si bien los ensayos suelen ser breves, también hay obras muy voluminosas como la de John Locke Ensayo sobre el entendimiento humano.

    En países como Estados Unidos o Canadá, los ensayos se han convertido en una parte importante de la educación. A los estudiantes de secundaria se les enseña formatos estructurados de ensayo para mejorar sus habilidades de escritura, o en humanidades y ciencias sociales se utilizan a menudo los ensayos como una forma de evaluar el conocimiento de los estudiantes en los exámenes finales, o ensayos de admisión son utilizados por universidades en la selección de sus alumnos.

    Por otra parte, el concepto de ensayo se ha extendido a otros ámbitos de expresión fuera de la literatura, por ejemplo: un ensayo fílmico es una película centrada en la evolución de un tema o idea; o un ensayo fotográfico es la forma de cubrir un tema por medio de una serie enlazada de fotografías.

    El ensayo literario se caracteriza por su amplitud en tratar los temas. La mayoría parten de una obra literaria pero el ensayo literario no se limita a su estudio exclusivo. Es un texto subjetivo donde se combinan la experiencia del ensayista, hábitos de estudio, trabajo literario y opiniones de una persona que muestra interés en la literatura. Los ensayos literarios tienen características comunes: subjetividad, sencillez y estilo del ensayista. En cambio el ensayo científico trata un tema del campo de las ciencias formales, naturales y sociales con creatividad, logrando una combinación del razonamiento científico con el pensamiento creativo del ensayista. Del aspecto artístico toma la belleza y la expresión a través de la creatividad sin descuidar el rigor del método científico y la objetividad de las ciencias.

    La lógica es crucial en un ensayo y lograrla es algo más sencillo de lo que parece: depende principalmente de la organización de las ideas y de la presentación. Para lograr convencer al lector hay que proceder de modo organizado desde las explicaciones formales hasta la evidencia concreta, es decir, de los hechos a las conclusiones. Para lograr esto el escritor puede utilizar dos tipos de razonamiento: la lógica inductiva o la lógica deductiva.

    De acuerdo con la lógica inductiva el escritor comienza el ensayo mostrando ejemplos concretos para luego inducir de ellos las afirmaciones generales. Para tener éxito, no solo debe elegir bien sus ejemplos sino que también debe presentar una explicación clara al final del ensayo. La ventaja de este método es que el lector participa activamente en el proceso de razonamiento y por ello es más fácil convencerle.

    De acuerdo con la lógica deductiva el escritor comienza el ensayo mostrando afirmaciones generales, las cuales documenta progresivamente por medio de ejemplos bien concretos. Para tener éxito, el escritor debe explicar la tesis con gran claridad y, a continuación, debe utilizar transiciones para que los lectores sigan la lógica/argumentación desarrollada en la tesis. La ventaja de este método es que si el lector admite la afirmación general y los argumentos están bien construidos generalmente aceptará las conclusiones.

    El Autor

    La educación suaviza más que la prosperidad: no esa educación meramente formal, de escasas letras, números dígitos y contornos de tierra, que se da en las escuelas demasiado celebradas y en verdad estériles, sino aquella otra más sana y fecunda, no intentada apenas por los hombres, que revela a éstos los secretos de sus pasiones los elementos de sus males, la relación forzosa de los medios que han de curarlos al tiempo y naturaleza tradicional de los dolores que sufren, la obra negativa y reaccionariade la ira, la obra segura e incontrastable de la paciente inteligencia.

    José Martí.

    José Martí fue un poeta, escritor, conferencista y periodista que es venerado en Cuba como el gran mártir de la independencia del país de España. Para él, la lucha debe ser una verdadera transformación cubana en todos los aspectos: económico, político y social. Los ideales de Martí, junto con el marxismo-leninismo, guían la política de Cuba hasta hoy.

    Hijo de José Julián Martí y Pérez, un español de Valencia, y Leonor Pérez Cabrera, de las Islas Canarias, José Martí es de La Habana.

    A los 16 años, influenciado por las ideas separatistas de su maestro, el poeta Rafael María de Mendive, publica su primer drama patriótico en versos, Abdala, en el único número del periódico La Pátria Libre. Este período está marcado por el comienzo de la primera lucha por la soberanía de Cuba, que se conoció como la Guerra de los Diez Años (1868-1878), que Martí apoya públicamente.

    Martí fue arrestado por sus ideales revolucionarios y sentenciado a seis años de trabajos forzados por su participación política. Durante seis meses estuvo retenido en una cantera cerca de La Habana.

    Debido a los graves problemas de salud en la prisión y a los esfuerzos de su madre, fue indultado y deportado a España en 1871 a la edad de dieciocho años. Se publica El Presídio Político en Cuba, la primera de muchas manifestaciones independentistas en la que cuenta los horrores que vivió en las cárceles de la isla. Empezó a coordinarse con otros cubanos de fuera de la isla y planteó el tema de la independencia en la prensa española. Se matriculó en la Universidad Central, pero terminó sus estudios en la Universidad de Zaragoza, donde en 1874 se graduó en Derecho, Literatura, Filosofía y Letras. Se mudó a Francia y en 1875 a México, donde se casó con Carmen Zayas Bazón. En 1877 va a Guatemala, donde enseña en la Universidad Nacional. Regresa a Cuba en 1878, con el fin de la Guerra de los Diez Años, pero es deportado de nuevo al año siguiente por sus actividades revolucionarias en la llamada Guerra de Chiquita, que duró hasta 1880. Se va a los Estados Unidos y vive entre 1881 y 1895 en Nueva York.

    Fundó el Partido Revolucionario Cubano y fue elegido para la organización de la lucha por la independencia. Ese mismo año fundó su diario separatista contra la dominación española, Patria. Dos años más tarde fue nombrado cónsul de Uruguay, pero poco después renunció por su actividad política.

    En este período - el comienzo del imperialismo estadounidense - se dio cuenta de la urgencia de formar una identidad americana y comenzó a utilizar el término Nuestra América. Al año siguiente escribió - junto con el General Máximo Gómez, héroe de la independencia - el Manifiesto de Monticristi, en la isla de Santo Domingo, donde propone la guerra sin odio. Regresa a Cuba para articular la lucha. La segunda etapa de la guerra, que comenzó en 1895, fue liderada por José Martí, Antônio Maceo y Calixto García. La lucha ganó fuerza e hizo que los españoles buscaran soluciones conciliatorias. En febrero de 1878, los rebeldes y las autoridades coloniales firmaron el Pacto de Zangón. El documento preveía una mayor libertad en las actividades comerciales en relación con España y la abolición de la esclavitud. Las decisiones del acuerdo no se cumplieron y el proceso de reforma volvió a cobrar fuerza. José Martí estaba a cargo de reagrupar a los rebeldes. La lucha armada está coordinada por Máximo Gomes y Antônio Maceo. La lucha es muy violenta. José Martí murió luchando el 19 de mayo de 1895, después de que su pequeño contingente de rebeldes se reuniera con las tropas españolas en el pueblo de Dos Ríos. Fue mutilado por los soldados y mostrado a la población. Está enterrado en Santiago de Cuba.

    «Martí: su vida y su obra»

    por Néstor Carbonell¹

    Señoras y señores: o mis buenos amigos y buenos compañeros, Jesús Castellanos y Max Henríquez Ureña, entusiastas organizadores de estas hermosas lides del pensamiento, me hicieron el honor de invitarme para que consumiera un turno en ellas, consulté la mente, y no hallé tema que me subyugara: consulté luego el corazón, y hallé, José Martí. Con este amado nombre por bandera y por escudo, escalo esta tribuna. Pero yo no vengo aquí como juez a juzgar su personalidad, ni como crítico a analizar su obra letra luego difundir por los aires el juicio que lo rebaje o enaltezca. No es ese mi propósito: quede tarea tan difícil como ingrata, para quien tenga más ambición que la mía y menos temor de su saber y su persona. Yo vengo aquí, sin más autoridad que la del limpio corazón enamorado de lo sublime, a rememorar, siquiera sea brevemente, la vida meritísima y gloriosa, la vida llena de infinitas ternuras y cruentos martirios de ese enorme soñador melancólico, caballero de todas las justicias, que sufrió por la patria al través de los años de su existencia, cuanto hombre puede sufrir, y cayó desplomado de su corcel de guerra, para no levantarse jamás, como un Aquiles de poema, en la trágica hermosura del combate, peleando como simple soldado por la libertad, en un luminoso mediodía de mayo.... Yo vengo aquí a recordar sus doctrinas, su bello y magnífico ideal: la República con todos y para el bien de todos, la República de «ojos abiertos» y sin secretos, la República equitativa y trabajadora, ancha y generosa, altar de sus hijos y no pedestal de ellos, la República cuya primera Ley fuera el amor y el respeto mutuo de todos los derechos del hombre, la República culta, con los libros de aprender al lado de la mesa de ganar el pan, la República con su templo orlado de héroes, la República sin camarillas, sin misterios y sin calumnias, ¡la República! y no la mayordomía espantada o la hacienda lúgubre de privilegios y monopolios irritantes; la República justa y real en donde fuera un hecho el reconocimiento y la práctica de las libertades verdaderas. Yo vengo aquí, hoy que crece en nuestro suelo el manzanillo enfermo del pesimismo, y en que diríase que se está pudriendo y desmigajando por momentos el alma nacional, a evocar su memoria sagrada, y al evocarla, a pedir a vosotros todos—y en vosotros a todos mis conciudadanos—, menos política aleve, menos intriga sutil, menos ambiciones, menos complicidades, menos emboscadas tenebrosas: y más piedad para los yerros y ofensas, y más respeto para todos los preceptos constitucionales, y más rectitud para rechazar a los que sean capaces de invitar al deshonor y al crimen, y más pureza para defender los principios patrios, y más voluntad para no codearse con los viles, y más valor para sacarlos por el cuello y ponerlos adonde el sol los queme y los destruya.... Yo vengo aquí, a rendir el tributo infeliz de mis palabras, al literato insigne, al poeta sincero, al orador maravilloso, al hombre tierno y sonoro, grande y bueno, que despertó en mi alma, ya con las armonías incomparables de su joyante prosa, ya con los trinos melodiosos de sus versos, ya con el himno triunfal de su voz pitonisaria, el amor inextinguible por la Libertad y la Belleza; al hombre cuya cabeza ya está hueca, cuyos labios ya están mudos, cuya mano está ya deshecha, al apóstol y al mártir que reposa para siempre en la almohada eterna y en el inmortal silencio.... Vengo aquí, en fin, trémulo y reverente, como hijo agradecido y amoroso, a ofrendarle mis pobres flores, mis flores descoloridas y sin perfume, mis pobres flores que acaso manos traidoras arrebaten y despedacen, atendiendo al dolor que en algunos vivos proporciona la glorificación de aquellos muertos cuyas virtudes no saben; o no quieren imitar.... Sí, porque es triste cosa, pero es lo cierto; todo aquel que posee una cualidad extraordinaria, lástima, sin más que eso, al que no tiene ninguna: no hay bien de uno que no traiga la tristeza de otro; no se rinde homenaje a un muerto que no vaya acompañado por malignas lágrimas o malignas sonrisas. El mundo rebosa de gentes que sufren con todo triunfo ajeno y quisieran ir por él con una pica derribando cuanto les sobresale: y de gentes parasitarias que se ríen de todo lo que no comprenden. Pero... desprecio para ellos los envidiosos y desdeñosos de oficio, ¡lástima de sus humanas envolturas tan vilmente rebajadas! Aunque, quién sabe si por ello son más grandes los grandes de la tierra, los que han pasado sin doblar las rodillas por el mundo. Ellos son la espuma que salpica la barca y también la ola que la lleva a seguro puerto; la nube que oculta la estrella y también la sombra que la hace resaltar; el puñal que hiere y que envenena y la mano que venda y que restaura; el chiste raquítico que rebaja y la oda resonante que eleva y dignifica; la multitud que recrimina y aplasta y el pueblo que corona y premia; los gusanos que destruyen el cadáver y las flores que crecen sobre las sepulturas. Ellos son la consagración: no hay gloria completa sin el beso de una hermosa y sin la mordedura de un malvado; nadie puede llamarse francamente triunfador si no ha sentido posarse sobre su frente tiernas miradas de mujeres y crueles y sarcásticas miradas de hombres... ¡Ah! quién diera a mis palabras la pujanza de águilas bravías o potros cerriles, para pregonar con ellas a despecho de afilados dientes y rastreros silbidos, y no ya por la isla infeliz, sino bajo todos los techos del mundo, el genio y la bondad del divino maestro. Pero mis palabras, débiles mariposas, apenas si podrán en su vuelo llegar hasta vosotros, y apenas si podrán expresar el sobrenatural trastorno que de mí se ha apoderado, desde que sé, porque lo he prometido, que es deber mío rememorar su vida llena de sacrificios y perdones, recordar sus doctrinas bañadas de fe y amor, decir algo que sea de su literatura y poesía originales, rendir mi homenaje de admiración y de cariño entrañable al hombre sin tacha, a pesar de fealdades e impurezas de la tierra, al hombre dulce y amable, que es hoy, al cabo de quince larguísimos años de desaparecido, luz serena y deleitosa en mi cerebro, ternura y bondad y alas en mi corazón... ¡Su vida! ¿Y podrá el pensamiento desbordado seguirla en su carrera de gloria y de dolor? ¿Podrá la palabra humana, humo y cáscara, y vestidura tantas veces de las más bajas pasiones, relatar tanta grandeza como encierra su vida? Nació José Martí en cuna humilde, en La Habana, el 28 de enero de 1853, en la casa marcada con el n.º 102 de la calle de Paula. Nació en plena corrupción colonial, cuando era Cuba mártir, el vertedero de todo lo podrido, el refugio de todos los estorbos, de todos los hambrientos y desocupados de España, cuando era nuestra tierra, el criadero de una milicia viciosa y enfermiza, robada a la Agricultura y a la

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