Temporal
Por Sergio Gómez y Fabián Todorovic
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Temporal - Sergio Gómez
I.S.B.N. Digital: 978-956-12-3769-8
I.S.B.N.: 978-956-12-3745-2
1ª edición: julio de 2024
© 2024 por Sergio Gómez Mardones.
Inscripción Nº 2024-A-2864. Santiago de Chile.
© 2024 de las ilustraciones por Fabián Todorovic Karmelic.
© 2024 de la presente edición por Empresa Editora Zig-Zag S.A.
Derechos exclusivos para todos los países.
Editado por Empresa Editora Zig-Zag S.A.
Isidora Goyenechea 3365. Oficina 902.
Las Condes. Santiago de Chile.
contacto@zigzag.cl / www.zigzag.cl.
El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni
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PRIMERA PARTE
7:30 PM – 11:40 PM
Una camioneta estacionó y un hombre de baja estatura se acercó a la puerta de la casa en el campo. Abrió el abuelo acompañado de sus tres nietos: Martín, Laura y Bruno. El hombre iba camino al pueblo próximo, pero la camioneta se negaba a seguir. Pidió un teléfono para llamar a una grúa o a un mecánico.
Lo hicieron pasar porque afuera, como los últimos tres días, llovía sin detenerse. Lo primero que le explicaron al recién llegado era que llevaban horas sin electricidad ni teléfono.
La casa del abuelo tenía dos pisos y medio. Era fácil de distinguir desde el camino porque era vieja, de madera, con un ático clausurado, y porque estaba en medio del campo, entre escasas hectáreas rodeadas de cercos, donde nadie cultivaba la tierra ni criaba animales desde hacía años. El abuelo había vivido toda su vida en el pueblo, a pocos kilómetros, pero algunos años atrás se había cambiado a esa casa grande, oscura y vieja. Allí recibía a sus tres nietos durante las vacaciones de invierno.
Se fueron a la cocina a tomar algo caliente. El recién llegado se quitó el impermeable. Bruno miró la camioneta por la ventana. Le llamó la atención lo que leyó en las dos puertas laterales:
Preguntó:
–¿Qué significa eso de Zarko, el ilusionista
?
–Es mi profesión –dijo el de baja estatura y levantó orgulloso el mentón.
–¿No es su nombre? –preguntó Laura.
–Es mi nombre artístico. Mi apellido es Perelman.
–¿Y lo de ilusionista
? –preguntó Martín.
–¿Eso tiene que ver con magia? –preguntó Laura.
El abuelo intervino:
–Menos preguntas, hay que dejar que el señor…
–Perelman.
–Que el señor Perelman se pueda instalar y secar un poco.
–Mago o ilusionista es lo mismo –respondió el señor Perelman.
–Pero ¿qué hace por aquí? –quiso saber Laura.
–Voy camino al pueblo. Tengo una función esta noche.
–Le faltan siete kilómetros para llegar –dijo Martín.
–Seis –aclaró el abuelo manipulando la tetera.
–¿Ustedes viven todo el año aquí? –preguntó el señor Perelman.
El abuelo contestó:
–Mis nietos vienen de diferentes ciudades. Por lo general, nos juntamos para las vacaciones escolares.
–Vacaciones de invierno –corrigió Laura.
El abuelo indicó la ventana:
–Con esta lluvia dudo que se realice su función, señor Perelman.
–¿Usted cree?
–El temporal está recién agarrando fuerza.
–¿Pero dicen que estoy cerca del pueblo? –preguntó.
–Pero en unos minutos oscurecerá completamente –dijo el abuelo.
Le sirvieron el té. Todos se sentaron alrededor de la mesa.
Laura preguntó:
–En sus actuaciones, señor Perelman, ¿se presenta con el nombre de Zarko?
–Es solo el nombre. Suena más misterioso.
El abuelo resopló y dijo:
–¿Quién quiere magia en noches como esta?
–Lo mío son solo trucos, nada más –aclaró Zarko o Perelman.
–¿Y es su único trabajo? –preguntó Martín.
–Doy funciones por todo el país. Se puede decir que soy un mago itinerante. No soy el mejor del mundo, pero mi rutina les gusta a los niños, por eso me contratan para cumpleaños y fiestas infantiles.
El abuelo reunió las tres lámparas Coleman, pero encendió solo una. Laura abrió la puerta de la cocina que conducía a una sala central, la que llamaban biblioteca
, justamente porque