Lyons. Lenguaje, Significado y Contexto
Lyons. Lenguaje, Significado y Contexto
Lyons. Lenguaje, Significado y Contexto
(University of Sussex)
John Lyons
Ediciones
Paids
Indice
/ 63 Denotacin y sentido / 64 Expresiones bsicas y no bsicas / 68 Tipos naturales y prototipos semnticos / 74 Resumen / 80
4. Redes de palabras. La formalizacin de la estructura lxica / 81 Anlisis componencial / 82 Las bases empricas del anlisis componencial / 88 Entraamiento y mundos posibles / 90 Relaciones de sentido y postulados de significado / 96 Resumen / 102
TERCERA PARTE. Oraciones 5. Significacin de las oraciones. Distincin entre oraciones dotadas de significado y carentes de significado / 105 Gramaticalidad y plenitud de significado / 106 Correccin y traducibilidad / 108 Verificabilidad y verificacionalismo / 109 Proposiciones y contenido proposicional / 110 Significacin no autntica y emotivismo / 113
Condiciones de verdad / 1/4 Tautologas y contradicciones / /17 Oraciones carentes de significado / 119 Resumen / 122 6. Nexos lgicos. Significado de la oracin y contenido proposicional / 123 Significado temtico / 124 Oraciones simples y compuestas / 126 La negacin / 132 Clase de oracin y modo / 138 Resumen / 145 Modelos hechos por el hombre. La formalizacin del significado oracional / 147 La semntica formal / 148 La composicionalidad / 149 La teora de Katz-Fodor / 152 La gramtica de Montague / 161 Resumen / 170
7.
CUARTA PARTE. Ms all de la oracin: enunciados y textos 8. Palabras y hechos. La teora de los actos de habla / 173 Enunciados / 174 Austin / 174 Actos locutivos / 179 Fuerza ilocutiva / 185 Aseveraciones, preguntas y rdenes / 190 Resumen / 195
Oraciones del texto / 198 Qu es el texto? / 200
9.
El significado del enunciado y el contexto / 203 I mplicacin e implicaturas / 208 Qu es contexto? / 218 Resumen / 220
Mundos dentro de otros mundos. La subjetividad de los enunciados / 221 La referencia / 221 Indicidad y deixis / 228 Modalidad, subjetividad y accin locutiva / 236 Resumen / 241
10.
Bibliografa / 243 Sugerencias para lecturas adicionales / 251 Indice bilinge de tecnicismos / 253 Indice de nombres / 255 Indice analtico / 257
Me ha parecido conveniente mantener en la traduccin la concepcin original de esta obra, donde las que podran haber sido notas de pie de pgina han sido dispuestas por el profesor Lyons, intercaladas en el texto, entre parntesis. Pero en algunos casos era necesario justificar adecuadamente las soluciones adoptadas para problemas especficos de la traduccin en general y de las adaptaciones de ejemplos y terminologa en particular. No pareca adecuado intercalar estas justificaciones en el texto, ni entre parntesis, porque podran confundirse con los parntesis del autor, ni entre corchetes porque se han utilizado con otra finalidad que indico ms abajo. Por eso reno aqu todo lo que, al menos en parte, podran haber sido notas o aclaraciones del traductor, escritas en algn caso a instancias de los editores. La primera cuestin que hube de resolver consista en decidir si mi versin habra de ajustarse a las palabras del autor y a las caractersticas de la exposicin, o si, por el contrario, habra de buscar el mayor provecho de los nue-
vos lectores interesados especialmente, por tanto, en los problemas del vehculo lingstico resultante de la traduccin. Independientemente del carcter general de la obra, al ocuparse su autor sobre temas lingsticos, lo hace desde la perspectiva de una determinada lengua, el ingls, guiado e interesado particularmente por los problemas de dicha lengua: principal fuente de datos en que apoya sus observaciones tericas y objeto o destino primero de dichas observaciones. Pues bien, la decisin adoptada consisti en adecuar la exposicin a su nuevo vehculo y referir al espaol todas aquellas observaciones en las que coincide con el ingls y, consecuentemente, adaptar y proponer nuevos datos espaoles o del espaol como ilustracin u objeto de dichas observaciones. Pero, evidentemente, esta operacin provocaba en algunos prrafos alguna alteracin del texto original, redactado por el profesor J. Lyons en primera persona. Este inconveniente slo poda resolverse modificando esa expresin en primera persona por la que el autor se atribuye constantemente todo lo dicho, o bien haciendo que el propio autor revisara la traduccin para poder as convalidar o no las modificaciones introducidas. Aunque posiblemente no la ms ortodoxa, esta ltima ha sido la solucin adoptada, por ms eficaz, en pro de un mayor inters para los nuevos lectores y para mejor aprovechamiento del texto traducido. As, siempre que ha sido posible y adecuado se han hecho estos cambios de referencia a la lengua, como justificacin de los nuevos datos y ejemplos espaoles, o a la inversa. Figuran entre corchetes las traducciones de ejemplos que, por cualquier motivo, no era posible adaptar o sustituir. As aparecen tambin las incorporaciones de texto, como una cita de J.J. Mora (1855), algunas precisiones en las palabras que introducen la bibliografa o las cuatro referencias nuevas que se incorporan a la bibliografa del original ingls. Por el contrario, en algn caso, me he visto obligado a reducir alguna lnea o referencia del texto ingls, porque aluden a cuestiones especficas de la lengua inglesa que resultan inadecuadas en el contexto nuevo de la traduccin al espaol del libro (tal es el caso de la precisin que hace el autor de que `bachelor' conserva en ingls actual una acepcin correspondiente en cierto modo a nuestro 'bachiller', arcaico y en desuso), o porque la referencia en cues-
tin pierde sentido despus de la adaptacin de los datos o ejemplos con los que opera la exposicin terica original inglesa. En el mencionado proceso de adaptacin o sustitucin de los ejemplos ingleses por otros correspondientes y adecuados espaoles he adoptado distintas soluciones segn los casos. Cuando el autor hace referencia a observaciones y datos de otros autores, se han mantenido las alusiones tal cual y, a lo sumo, se adjunta, entre corchetes, la traduccin de los ejemplos. Cuando se hace referencia a estudios realizados sobre asuntos o problemas especficamente ingleses, tambin se ha mantenido la referencia en el mismo sentido, aunque el problema pueda tener correlado en espaol, pues, normalmente, no coinciden, o no tienen por qu coincidir, ni el volumen ni los enfoques aplicados al tema espaol, cuando, precisamente, es dicho volumen de investigacin o los enfoques del problema ingls lo que el autor corrobora o discute y critica de un modo particular. En los dems casos, los ejemplos se han traducido, cuando era posible, o se han sustituido por otros espaoles que realizaban correcta y plenamente su funcin mostrativa o ilustrativa de la correspondiente exposicin terica. En el caso de `bachelor' y 'unmarried' he utilizado sus respectivas traducciones `soltero' y `no casado', porque ya han sido utilizados estos ejemplos en trabajos especializados sobre el mismo asunto en espaol. Finalmente, he mantenido tal cual ejemplos como Colourless green ideas sleep furiously, Quadruplicity drinks procrastination y Thursday is in bed with Friday que se han hecho clsicos a raz de los trabajos en que aparecieron por primera vez y por los sucesivos estudios en los que se han utilizado para confirmar o rebatir las propuestas en que originalmente ejemplificaron. Pero despus de la primera vez en que aparecen en el libro, donde se da su traduccin entre corchetes, las sucesivas referencias se hacen exclusivamente en espaol, ya que en nuestra lengua presentan las mismas caractersticas que en ingls respecto a su gramaticalidad y carencia de significado. Respecto al problema de la adaptacin de tecnicismos al espaol, para favorecer una cierta comunidad terminolgica con otras traducciones del ingls, he procurado adoptar las soluciones propuestas en el Diccionario de terminologa lingstica actual, de W. Abraham, traducido recientemente, y, en lo posible, las formas adoptadas en otras
traducciones de textos ingleses. En pro de una posible unificacin con traducciones futuras, he seleccionado en particular una breve lista ingls-espaol de los trminos tcnicos principales o ms peculiares por algn motivo, que aparecen a lo largo del libro. A continuacin, paso a razonar en particular los motivos que en algunos casos me han inducido a adoptar soluciones que no coinciden exactamente con las de otros trabajos de traduccin. He traducido 'analiticity' por analiticidad: sustantivo abstracto que significa "calidad" del adjetivo primitivo analtico, igual que comicidad, electricidad, y hasta practicidad. No hago ms que utilizar el sufijo tnico -idad, que acta como variante de -dad con adjetivos de tres o ms slabas: barbaridad, efectividad, segn ejemplifica la Real Academia. Igual que se habla de "la unitariedad de lenguaje" dando por supuesto que "el lenguaje es unitario", podemos hablar de "la analiticidad del lexema" desde el supuesto de que "el lexema es analtico". Anlogamente, hago lo mismo con composicionalidad para 'compositionality', a partir de cornposicional: literalmente, "relativo o perteneciente" a la composicin, de acuerdo con uno de los sentidos del derivativo -al. Parecidas razones explican indicidad para 'indexicality', e indicial para 'indexical', derivados ambos de ndice, adjetivo o sustantivo. Igualmente, supuesto que los adjetivos en -ble, con el derivativo -dad, forman derivados en -bilidad, he traducido `translatability' por traducibilidad. En fin, para 'verificationism' y `verificationist' en lugar de verificacionismo y verificacionista, he preferido verificacionalismo y verificacionalista, respectivamente, formado a partir de verificacional, por "teora de la verificacin o verificacional" y "persona de tal teora", como cantonalismo para "doctrina partidaria del cantn o cantonal" y cantonalista para el "seguidor de tal doctrina". En las publicaciones espaolas se pueden encontrar referencias a oraciones, proposiciones o clusulas complejas, compuestas, combinadas o conjuntadas, de un modo indistinto, aunque en algunos casos con ciertas matizaciones perfectamente justificadas. De hecho, en muchos contextos en que no se pretende precisar se podran traducir 'complex', 'composite' y 'compound' por complejo, compuesto, combinado, indistintamente; y 'conjoined' por conjuntado o coordinado. En este texto, el profesor Lyons utiliza los trminos 'complex', 'composite', 'compound' y 'conjoined'
con una cierta especializacin que yo he intentado mantener traducindolos respectivamente por complejo, compuesto, combinado y conjuntado, mediante formas distintas, especializadas para cada uso. Finalmente, para la relacin lgica de 'entailment' he encontrado traducciones como implicacin, vinculacin, entraamiento, indistintamente, en trabajos diferentes. En el mismo Diccionario de terminologa lingstica actual se dan las traducciones de estar entraado, consecuencia, implicacin, sin ms precisiones. Algunos de estos trminos serviran para traducir tambin la relacin designada en ingls mediante el trmino 'implication'. Pero en esta obra, se utiliza 'entailment' en su sentido especializado en lgica formal o de predicados. En el captulo 4 se dedica un epgrafe a definir esta relacin como de "implicacin necesaria", distinta, por tanto, de la relacin de 'implication', que podramos definir como de "simple implicacin" y traducir por implicacin, sin ms. Nuestro verbo entraar parece recoger bien este sentido, utilizado en lgica, de "implicar necesariamente". S. Gili y Gaya define una de sus acepciones como "contener, llevar dentro de s una cosa material o moral" y la ejemplifica mediante el negocio entraa dificultades. De este verbo, para designar la relacin lgica expresada en ingls mediante 'entailment', podran haberse utilizado los derivados entrae, como plante y quite; o entraamiento, como consentimiento y aburrimiento. He preferido esta segunda solucin porque el derivativo -miento recoge bien el sentido de "accin, situacin o relacin" que se pretende expresar y porque ya ha sido utilizado as en textos originales o traducidos, de lgica o semntica. No quiero acabar sin advertir que, posiblemente, algunas de estas aclaraciones eran innecesarias para mis colegas especialistas; pero, dado el amplio espectro de lectores a los que puede interesar este libro, los editores creyeron necesarias estas palabras. Slo me resta agradecer la confianza de los directores de esta coleccin, y en particular de J. M. Prez Tornero, que me facilitaron esta atractiva pero ardua experiencia. Mis amigos F. Huerta y G. Cenoz revisaron la traduccin, pero los posibles inconvenientes que an pudieran restar slo a m deben imputarse. Santiago ALCOBA Barcelona, enero de 1983.
Me satisface que aparezca una edicin espaola de este libro a los dos aos de la publicacin de la edicin inglesa original. Se lo agradezco al traductor, profesor Santiago Alcoba, y a los editores, Ediciones Paids, que lo han hecho posible. Al profesor Alcoba le debo particularmente el esmero con que ha tratado la terminologa y su cuidado en la seleccin de ejemplos espaoles apropiados para ilustrar las observaciones tericas hechas en el texto. Lenguaje, significado y contexto se puede considerar como una introduccin algo personal a la semntica moderna. Los lectores de mis trabajos anteriores, muchos de los cuales ya han aparecido en espaol, sabrn que yo considero la semntica desde un punto de vista muy amplio. Para m, la semntica es, por definicin, el estudio del significado, y la semntica lingstica es el estudio de todos los distintos tipos de significado codificados sistemticamente
en las lenguas naturales. Por consiguiente, muchos de mis colegas clasificaran como pragmtica gran parte de lo que yo incluyo en la semntica lingstica. Esto no quiere decir, sin embargo, que, a diferencia de ellos, yo deje de mantener una distincin entre competencia y actuacin, por un lado, y entre significado y uso, por el otro. Lejos de ello, creo firmemente en la necesidad de establecer estas dos distinciones. En este libro se explica cmo establezco yo tales distinciones, y se defiende esta postura. Quisiera aadir tambin que algunos de los que han reseado Semntica (1977b), mi anterior y ms extenso trabajo sobre el tema, parece que han sacado la impresin de que soy hostil al enfoque, hoy de moda, del estudio del significado conocido como semntica formal, o de condiciones de verdad. Uno de los principales objetivos de este libro consiste en mostrar cmo la semntica formal, entendida como anlisis de una parte sustancial del significado de las oraciones (su contenido proposicional), se puede integrar, al menos en teora si no todava en la prctica, en el mbito ms amplio de la semntica lingstica, tal como yo la entiendo. Pero tambin me he propuesto el objetivo complementario de mostrar que la semntica de condiciones de verdad, tal como se practica de ordinario, no llega a explicar otros tipos de significado lingstico y, de un modo particular, el significado social y expresivo. Ya he mencionado mi obra anterior, Semntica. Lenguaje, significado y contexto difiere de ella no slo en extensin, estilo y nivel de exposicin, sino tambin en nfasis. De hecho, tal como digo en Sugerencias para lecturas adicionales (pg. 251), este libro, ms reciente, puede servir como introduccin al anterior. Lenguaje, significado v contexto es bastante menos tcnico y deja a un lado muchos de los detalles que fueron incluidos necesariamente en el trabajo ms extenso. Pero tambin hay cuestiones desarrolladas aqu con cierto detalle y, posiblemente, expresadas con ms claridad que en Semntica. Esto es lo que ocurre en particular en lo referente a la diferencia entre el significado de las oraciones y el significado de los enunciados. Utilizo deliberadamente la palabra 'contexto' en el ttulo para poner de relieve la funcin desempeada por la informacin contextual, de varias clases, para establecer la forma y significado de los enunciados. En gran parte, sin embargo, ambos libros son compatibles entre s en notacin tipogr-
Linguistics (1981).
JOHN LYONS
fica y terminologa, de igual forma que ambos son compatibles con mi reciente manual de introduccin Language and
Universidad de Sussex
Primera Parte
Introduccin
1. Puesta en escena
Comentarios introductorios
'Por todos los diablos. No entiendes ingls? Cuando te digo, "dime lo que quieres decir", slo puedes replicar, "quisiera decir esto y lo otro". "No importa lo que quieras decir", contesto. "Dime lo que quieres." '
TOM STOPPARD, Professional Foul
El verbo `mean' [significar, querer decir / pensar, proponerse, tener intencin de / destinar / tener buena o mala intencin] y el nombre 'meaning' [significacin, significado, sentido, acepcin / intencin], como otras muchas palabras inglesas, se usan en una amplia gama de contextos y con varios y diferentes significados. Por ejemplo, si consideramos el caso del verbo, tal como aparece en Mary means well [Mara tiene buena intencin], denota que Mara no quiere perjudicar. Esta nocin de intencin estar normalmente ausente en That red flag means danger [Esa bandera roja indica peligro]. Al decir esto, nadie pensara que la bandera tuviese intencin de poner en peligro a alguien; sino que se estara llamando la atencin sobre el hecho de que una bandera roja se emplea convencionalmente para indicar que existe algn peligro en las inmediaciones, tal como una grieta en una ladera nevada. Parecido al uso de `mean' con la bandera roja, en cierto sentido al menos, es su uso en
Smoke means fire [El humo indica fuego]. En ambos casos se dice que una cosa es un signo de otra: de la presencia del signo, la bandera roja o el humo, cualquiera con el conocimiento debido puede deducir la existencia de lo significado: peligro o fuego. Pero existe una diferencia importante. Mientras que el humo es un signo natural del fuego, conectado causalmente con lo que significa, la bandera roja es un signo convencional de peligro: es un smbolo establecido culturalmente. Estas distinciones entre lo intencional y lo no intencional, por un lado, y entre lo que es natural y lo que es convencional o simblico, por otro, juegan un papel crucial en la investigacin terica del significado. Es evidente que el verbo `mean' se emplea con distintos sentidos en los ejemplos que he propuesto anteriormente porque Mary means trouble [Mara busca problemas / Mara significa problemas] es ambigua: en el sentido de Mary means well o de Smoke means fire. Adems, con un poco de imaginacin, es posible imaginarse un contexto o situacin, en la que el verbo `mean' de Mary means trouble puede ser adecuadamente interpretado en el sentido que normalmente adoptara en That red flag means danger. Se ver que muchos enunciados lingsticos dependen para su interpretacin del contexto en que se usen. La gran mayora de ellos presentan una gama de significados ms amplia de lo que a primera vista pensaramos. En este sentido, los enunciados que contienen la palabra 'meaning' (o el verbo `mean') no son diferentes de otros enunciados ingleses. Considrese ahora otro uso del verbo `mean'. Si digo 'Soporific' means "tending to produce sleep" [`Soporfero' significa "que tiende a producir sueo"], obviamente, no estoy atribuyendo intencionalidad a la palabra inglesa 'soporific'. Se podra argir, sin embargo, que existe una conexin esencial, aunque indirecta, entre lo que una persona dice, o pretende decir, y lo que, convencionalmente, significan las palabras que usa. Este tema ha sido ampliamente discutido por los filsofos del lenguaje, y no insistir en l aqu. Tampoco prestar atencin al tema afn de que existe tambin una relacin intrnseca, posiblemente ms directa, entre lo que una persona dice y lo que pretende decir. (Este tema es significativo para nuestra comprensin de la cita de Tom Stoppard recogida al principio de este captulo.) Por otro lado, ms adelante, me extender sobre una versin particular de la distincin entre decir lo que
uno quiere decir y querer decir lo que uno dice, otra distincin ampliamente discutida en la filosofa del lenguaje. La intencionalidad es muy importante en cualquier explicacin terica que se pretenda dar al significado de los enunciados lingsticos aunque no constituya una propiedad de las palabras de que se componen tales enunciados. De momento, advirtase nicamente que el significado de la palabra `mean' que constituye el inters central del lingista es el que surge de su empleo en Soporific' means "tending to produce sleep". Se podra proseguir ampliamente con la numeracin y discusin de ejemplos sobre los variados usos de las palabras `mean' y 'meaning'. Tambin se podran recoger y examinar enunciados en los que se combinasen distintos usos o en los que un significado de estas palabras se superpusiese a otro. Este fenmeno se aprovecha con gran ingenio en las frases publicitarias Sin gas... o con Kas? y Hay frutas freskas con Kas. Naturalmente, estos anuncios extraen muchos de sus efectos de la violacin de alguna de las reglas gramaticales u ortogrficas del espaol; del staccato, ritmo monosilbico y rimas parciales, as como de su hbil juego de palabras. Pero tambin se explota con acierto, como suelen hacer muchos anuncios, la posibilidad de jugar con dos o ms sentidos de la palabra, normalmente distintos, con vistas a que el lector u oyente encuentre difcil asignarle una nica interpretacin determinada. El principal problema que quiero plantear en este epgrafe es, no slo que las palabras `mean' y 'meaning' presentan ellas mismas mltiples significados, sino ms bien que tales significados diversos se interrelacionan y solapan unos a otros por distintos motivos. Esta es la causa por la que el tema del significado concierne a muchas de las ciencias sociales y no es abarcado en su totalidad por una sola de ellas. Los psiclogos quisieran saber el significado de ciertas desviaciones de la conducta; los antroplogos, encontrar el significado de los ritos religiosos primitivos; los etlogos, profundizar en el significado de las pautas de conducta en los animales; y as sucesivamente. De todas las disciplinas que se interesan por el significado, la lingstica, el estudio cientfico del lenguaje, es, quizs, aquella a la que le concierne en mayor medida. La significacin es esencial a las lenguas tal como las entendemos; y an se puede aadir que la nocin de una lengua sin
significado es incoherente desde un punto de vista lgico. Adems, aunque muchos tipos de conducta pueden ser calificados de significativos, la amplitud, diversidad y complejidad de significado manifestado por la lengua es inabarcable por cualquier otro tipo de conducta comunicativa humana o no humana. Parte de las diferencias entre el lenguaje y otros tipos de conducta comunicativa surge de la intencionalidad y la convencionalidad a las que nos hemos referido anteriormente. Un animal expresa normalmente sus sentimientos o actitudes por medio de conductas que se podran calificar de no intencionales y no convencionales. Por ejemplo, un cangrejo indicar agresin agitando una gran pinza. Un ser humano, por el contrario, slo raramente expresar su ira, va sea intencional o no, blandiendo el puo. Ms comnmente, manifestar sentimientos de tipo agresivo por medio de enunciados lingsticos como Te arrepentirs por esto o Te demandar o Cmo te atreves! Por lo que se refiere a las palabras usadas, est claro que no existe vnculo natural, o no convencional, entre su forma y su significado. Pero, como se ver a lo largo de las pginas de este libro, explicar la significacin del lenguaje consiste en mucho ms que expresar simplemente lo que significa cada palabra. Entonces, cmo se enfrenta el lingista con el significado de los enunciados lingsticos? Como en otras disciplinas en general y las ciencias sociales en particular, las formas de proceder con cualquier aspecto de su objeto de estudio varan de acuerdo con el ambiente intelectual predominante. Es cierto que ha habido momentos en el pasado reciente, especialmente en Amrica, en el perodo comprendido entre 1930 y finales de los aos 50, en que la semntica lingstica, el estudio del significado en el lenguaje, fue relegada a un segundo plano. Ello se debi a que se consideraba que el significado era subjetivo por naturaleza y que, al menos temporalmente, quedaba fuera del mbito de la investigacin cientfica. Una razn ms concreta para este olvido comparativo de la semntica lingstica fue la influencia de la psicologa conductista sobre algunas de las escuelas lingsticas americanas, aunque no todas. En gran chomskyan parte como resultado de la aparicin de la teora de la gramtica generativa, la influencia de la psicologa conductista ha dejado de ser tan amplia y tan marcada como lo era incluso hace veinte aos; y no slo los lingis-
tas, sino incluso los psiclogos, estn dispuestos a admitir como datos mucho de lo que antes se rechazaba como subjetivo y no fiable. Tambin por otros motivos, que tienen mucho que ver con los avances tcnicos logrados en la lingstica, por un lado, y en la lgica y en la filosofa del lenguaje, por el otro, la semntica lingstica disfruta actualmente de un resurgimiento e inters muy considerables. As pues, este libro se ocupa de la consistencia y debilidades de los conceptos ms importantes de la semntica lingstica, suscitados en los ltimos aos por contacto con los filsofos. El tratamiento es selectivo por necesidad. Tambin es algo personal en cuanto que me he basado en mi propio punto de vista ms que en el consenso de mis colegas para determinar lo que habra de incluir y lo que habra de excluir o slo mencionar sin una discusin pormenorizada. Los argumentos, incluso en el grado que aqu se presentan, son inevitablemente bastante tcnicos a veces y se ha de dominar un cierto volumen de terminologa especializada. No se puede hablar sobre lenguaje con cierto grado de precisin sin hacer uso de un marco operativo bastante formal. Sin embargo, creo que no hay nada entre lo que sigue que sea demasiado tcnico para el no lingista profundamente interesado. Espero que aquellos que lean el libro en su totalidad, no slo adquieran una comprensin general de algunas de las formas en que los lingistas han tratado el problema del significado en el ltimo cuarto de siglo, sino que adems fortalezcan su preparacin para leer otros trabajos sobre la materia con una consideracin crtica de las cualidades y las limitaciones de los mismos. Supuestos y definiciones En un libro de este tipo, se ha de establecer un cierto nmero de supuestos, aunque slo sea como punto de partida. Ya que nos referiremos casi exclusivamente al lenguaje, empezar por suponer que todos saben qu es una lengua y cmo se usa, de un modo general al menos. Tambin dar por supuesto que todas las lenguas poseen palabras y oraciones; que ambas, palabras y oraciones, estn dotadas de significado; que el significado de la oracin depende, en parte, del significado de las palabras que la constituyen; y que cualquiera que lea este libro est en
condiciones de identificar e interpretar las palabras y oraciones de cualquier lengua en la que sea competente, adems del espaol. En realidad, estos supuestos estn lejos de ser tan simples como podran parecerlo a primera vista. Algunos habrn de ser considerados con mayor detenimiento ms adelante. Pero podemos avanzar considerablemente sin discutirlos y centrndonos ahora en uno de los principales temas de este captulo: cmo hablar sobre la lengua. Las lenguas se pueden usar para hablar, no slo del mundo en general, sino tambin de s mismas y de otras lenguas. Dado lo especial de esta ltima funcin se acostumbra a identificarla hoy en da por medio de un tecnicismo especial: metalingstica. Como veremos en un captulo posterior, lingistas y lgicos han elaborado distintos metalenguajes altamente formalizados, cuya nica funcin consiste en describir las lenguas naturales ordinarias con tanta precisin como sea posible. A todo lo largo de este libro se utilizar el espaol como principal metalenguaje. Sin embargo ser muy til que nos dotemos de cierto nmero de convenciones tipogrficas y terminolgicas para que de este modo se sepa con claridad de lo que se habla cuando se usa metalingsticamente el espaol o cualquier otra lengua natural. Existen ciertas reglas que se siguen, sin que uno sea normalmente consciente de ellas, en el uso metalingstico cotidiano de nuestra lengua nativa. Pero, desafortunadamente, tales reglas no pueden impedir los malentendidos en todos los contextos, especialmente cuando se usa una lengua escrita para referirse a una lengua hablada. Las palabras, como dijimos antes, tienen significado. Tambin tienen una forma: de hecho, en espaol, y en cualquier otra lengua para la que haya sido inventado un sistema de escritura de uso ordinario, las palabras tienen una forma escrita y otra oral. En general, no ser preciso distinguir entre formas habladas y escritas. Pero, desde luego, ser conveniente diferenciar la palabra en s misma de su forma y de su significado. Podemos usar la forma escrita ordinaria de una palabra para representar, no slo a la misma palabra como una unidad compuesta de forma y significado, sino tambin para representar o bien la forma o bien el significado considerados independientemente uno de otro. Esto es lo que suele hacerse en el uso metalingstico ordinario del espaol y otras lenguas. Sin embargo, es necesario establecer convenciones tipogrficas distintivas
con vistas a dejar claro cul de estas tres diferentes funciones metalingsticas est cumpliendo una forma en cada caso en particular. Por desgracia, no existen convenciones aceptadas por todos y los sistemas ms comnmente usados no llegan a registrar ni las mnimas y ciertamente obvias distinciones introducidas hasta aqu. En este texto, las palabras y otras expresiones que posean forma y significado aparecern encerradas entre apstrofos; para aludir a las formas se utilizar la cursiva; y las expresiones que se refieran al significado se encerrarn entre comillas. Ocasionalmente, se aadirn subndices numerales para distinguir un homnimo de otro: siendo homnimas palabras distintas con una misma forma. Por ejemplo, `banco,' y `banco 2 son homnimos; es decir, coinciden en cuanto a forma, banco; pero se diferencian por su significado ya que `banco,' significa "institucin financiera" y `banco 2 ', "asiento alargado" (vase Fig. 1). La homonimia no es tan simple como acaba de ser presentada. Se examinar ms detenidamente en un captulo posterior. Y lo mismo se har con las diferencias entre los distintos sentidos en que se usa el trmino `palabra', tanto tcnicamente como en la expresin cotidiana. Hasta entonces, se usar `palabra' sin mucha precisin.
'
Una somera reflexin mostrar que todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido sistematizar y codificar para nuestros propios fines una parte del uso metalingstico ordinario del espaol. Cuando el hombre de la calle quiere
referirse a una palabra lo hace citndola bajo su forma escrita o hablada. Por ejemplo, podra decir
aceptada en la tradicin lexicogrfica de las lenguas a las que en cada caso se haga referencia. Muchas palabras espaolas, adems de tener ms de una forma, pueden poseer tambin ms de un significado. El comportamiento del espaol al respecto es tpico de todas las lenguas naturales. Por ejemplo, lo que hemos identificado como `banco,' tiene otros significados adems de "institucin financiera" tales como "depsito, almacn o lugar de almacenamiento" (vase `banco de datos', `banco de sangre', `banco de arena', `banco de sardinas', etc.), "mesa que usaban los cambistas". Una vez ms podemos asignar arbitrariamente nmeros a los distintos significados de una palabra para distinguirlos simblicamente unos de otros como sigue. Supuesto que X sea la forma de cita de una palabra, nos referimos a dicha palabra como `X' y distinguimos sus distintos significados como "X a ", "X b ", "X e ", etc. Volviendo al ejemplo de `banco,', podramos considerar "institucin financiera" como significado s , "depsito, almacn o lugar de almacenamiento" como significado,, y as sucesivamente. Naturalmente, esto es simplemente an procedimiento tipogrfico apropiado, que presupone dos cosas: primero, que los significados de las palabras son distintos unos de otros; segundo, que se puede distinguir un significado de otro. Este procedimiento tipogrfico se basa, por tanto, en el supuesto de que los significados de una palabra son discretos y diferenciables: un supuesto de los diccionarios estndar y que, al menos de momento, no pondremos en duda. Una experiencia til para cualquiera que an no lo haya hecho puede ser la de tomar un conjunto de palabras espaolas comunes, por ejemplo, `banco,', `banco 2 ' (y quiz tambin `banco 3 ' con el significado de "mesa de trabajo que usan ciertos artesanos": `banco de carpintero'), `juego', `mesa', `rbol', y buscarlas en media docena de diccionarios amplios y autorizados. Se encontrarn muchas diferencias de especificacin, no slo en las definiciones que se ofrecen, sino tambin en el nmero de significados propuestos para cada palabra. Tambin se ver que muchos diccionarios, aunque no todos, establecen un nivel ms refinado de diferenciacin, de tal manera que, adems de distinguir "X," de "X 2 ", "X 3 ", etc., distinguen "X, a " de "X, b ", "X, c ", etc., y as sucesivamente. Por ejemplo "local o edificio de una institucin financiera" y "conjunto de personas que
trabajan en tal institucin" podran considerarse como dos subsignificados de `banco,'. Cuando menos, la experiencia de comparar cierto nmero de diccionarios distintos de la manera propuesta permitira ilustrar que no es tan fcil decir cuntos significados tiene una palabra como a simple vista podra parecer. Aqu surge un nuevo problema que reclama nuestra atencin. Si los homnimos son palabras que presentan la misma forma pero que se diferencian por su significado, por qu decimos que, por ejemplo, "institucin financiera" y "depsito, almacn o lugar de almacenamiento" son dos significados distintos de una misma palabra? Acaso no tendramos que decir mejor que ante `banco,' y `banco 2 ' nos encontramos con dos palabras distintas? Algunos tericos han adoptado la decisin de que, precisamente, se debera hacer esto ltimo siempre que fuera posible establecer una diferencia de significado. Es fcil apreciar que este punto de vista simplemente traslada el problema concreto de decidir cuntos significados distintos tiene una palabra a un nivel diferente en la organizacin del diccionario. Existen dos razones por las que `banco,' y `banco 2 ' han sido considerados tradicionalmente como homnimos. En primer lugar, se diferencian etimolgicamente: `banco,' se tom del italiano `banca' en el siglo xvi; `banco 2 ' puede rastrearse en el espaol medieval hasta el libro de Alexandre (h. 1250) en que se documenta por primera vez y procedera de la palabra germnica 'bank' (en ltimo extremo, coincidira esta fuente con la del italiano `banca' que aparece con el sentido de `banco,' en la Italia de 1340; pero se diferencia en su desarrollo histrico). En segundo lugar, los significados de `banco,', por otro lado, se relacionan por causas diversas y, adems, el orden en que tales significados aparecen numerados y ordenados en el diccionario reflejar, generalmente, el punto de vista del editor acerca de cun estrechamente est conectado un significado con sus vecinos desde una consideracin histrica o lgica. Ms adelante examinaremos con un mayor detenimiento la nocin de conexin de significado. De momento, es suficiente advertir que, por lo general, somos capaces de sealar uno de los significados de una palabra como ms fundamental que los otros. Es este el significado que yo espero que el lector tenga presente siempre que me refiera, sin ms especificaciones, al significado de una palabra por medio del proce-
Como se recordar, uno de los supuestos recogidos al principio deca que el significado de una oracin depende, en parte, del significado de las palabras de que se compone. La otra parte, por supuesto, depende de la estructura gramatical de la oracin. Dadas dos oraciones constituidas por las mismas palabras exactamente (de tal modo que cada palabra se interprete en el mismo sentido), puede ocurrir que presenten distinto significado. Se podra ejemplificar en ` Ayer llova' Y `Ayer llova?' O aun, de modo distinto, por ` Un submarino hundi un destructor'
y
` Un destructor hundi un submarino'. Advirtase que uso los apstrofos para las oraciones lo mismo que para las palabras y otras expresiones con forma y significado. Hasta hace poco, los lingistas se han interesado ms por describir el significado de las palabras en s mismas que por especificar en detalle cmo el significado de la oracin se deriva del significado de las palabras constituyentes por medio de reglas que hacen referencia a su estructura gramatical. Pero la situacin ha cambiado profundamente en los ltimos quince aos ms o menos. Para simplificar la exposicin, estableceremos la distincin entre significado de la palabra y significado de la oracin, uno de los principales principios de organizacin orientadores de este libro, que trata del primero en la segunda parte y del ltimo en la
tercera. Conviene precisar, sin embargo, que este mtodo de organizacin de la materia no supone implicacin al gu na acerca de la prioridad lgica del significado de la palabra sobre el significado de la oracin o viceversa. No tiene sentido discutir la cuestin de la prioridad lgica hasta no haber establecido gran parte de las coordenadas tericas. La distincin entre el significado de la oracin y el significado de los enunciados y textos proporciona un nuevo principio de organizacin. Esta distincin no se puede dar por sentada de la misma manera que poda darse la advertida entre significado de la palabra y significado de la oracin. No slo es menos familiar para los no especialistas, sino que, tambin, es objeto de fuertes polmicas, por no decir confusin, entre los especialistas. Muchos de los detalles se desarrollarn en la cuarta parte; pero ahora deben ser presentados algunos de sus problemas. En espaol cotidiano, `enunciado' se refiere al lenguaje oral o hablado y `texto' al escrito. A lo largo de este libro, ambos trminos sern tomados por extensin de tal manera que cualquiera de ellos se refiera a perodos tanto del habla como de la escritura. Se supondr que el habla tiene prioridad sobre lo escrito, tanto desde un punto de vista histrico como, sujeto a una o dos salvedades importantes, por la consideracin de su estructura y funcin. Por esta razn, generalmente, propondremos muchas generalizaciones sobre el lenguaje de tal modo que las haga ms apropiadas al hablado de lo que lo seran, en ciertos casos, al escrito. Por ejemplo, se habla de la persona que produce un enunciado como el hablante y de la persona a la que va dirigido como el oyente. Pero la lengua no es habla. De hecho una de las ms sorprendentes propiedades de las lenguas naturales es su relativa independencia del soporte en el que se manifiestan. La lengua es lengua, tanto si se manifiesta en forma oral o escrita y, si lo hace en forma escrita, al margen de si lo est en alfabeto normal, en braille, en morse, etc. El grado de correspondencia entre la lengua escrita y la hablada vara algo, por razones histricas y culturales, de una lengua a otra. Pero en espaol, y en muchas de las lenguas que pudieran ser familiares a los lectores de este libro, numerosas oraciones de la lengua hablada se correspondencon oraciones escritas. El hecho de que esta corresponden cia no sea elemento a elemento nos ocupar ms adelante. De momento, insistimos en que 'enunciado', como 'texto,
se ha de interpretar como referido a perodos de la lengua escrita u oral, o ambas, segn el contexto. Por ahora, no es necesario decir otra cosa sobre los textos; de hecho no dir ms sobre ellos hasta que lleguemos al captulo 9. Entretanto, los textos pueden ser considerados como secuencias de enunciados. Pero el trmino `enunciado' es a veces ambiguo en un sentido en que `texto' no lo es. En una acepcin, denota un tipo de conducta particular. En su otra acepcin fundamental, denota, no la misma conducta, sino el resultado de dicha conducta: no el decir (o escribir), sino lo dicho (o escrito). Hay autores que, muy a menudo, utilizan el trmino sin dejar claro en qu sentido se ha de tomar. A veces lo definen en un sentido y luego lo utilizan en el otro; o, peor an, saltan al azar de una a otra acepcin. Obviamente, ambos sentidos estn relacionados; pero la naturaleza de esa relacin no es evidente en s misma y ser discutida en la seccin cuarta de esta obra. Mientras tanto, estableceremos la convencin terminolgica de que, siempre que se use en este libro el trmino `enunciado' sin calificativo alguno, se ha de interpretar en la segunda de las dos acepciones anteriormente advertidas: o sea, como denotando el resultado de un tipo de conducta particular. Los enunciados, en este sentido del trmino, son lo que algunos filsofos del lenguaje llaman inscripciones: es decir, secuencias de smbolos en un soporte fsico. Por ejemplo, un enunciado oral, normalmente, se inscribe (en este sentido tcnico de `inscribir') en el soporte del sonido: un enunciado escrito se inscribe en otro soporte apropiado que lo haga identificable a la vista. Adems, en cuanto que las lenguas son empleadas para la comunicacin, si no necesariamente al menos fundamentalmente, los enunciados pueden ser considerados como seales o mensajes transmitidos desde un emisor a un receptor a travs de cierto canal apropiado. Los enunciados-inscripciones se distinguirn tipogrficamente de las oraciones usando cursivas. Ha de tenerse muy en cuenta que los enunciados de una lengua natural no son slo secuencias o cadenas de formas de palabras. Superpuesto al componente verbal de cualquier enunciado oral, ha de haber, siempre y necesariamente, un componente no verbal, subdividido a su vez por los lingistas en un subcomponente prosdico y un subcomponente paralingstico. No nos concierne aqu establecer
dnde habra de estar la frontera entre estos dos subcomponentes. Advirtase nicamente que el mbito prosdico de un enunciado incluira su entonacin y, acaso tambin, su modelo de acentuacin, al tiempo que entre los rasgos paralingsticos se incluiran entidades como el tono de voz, timbre, ritmo, tiempo, etc. Estos rasgos no verbales de un enunciado son precisamente tan relevantes para determinar su significado como el significado de la palabra y el significado gramatical, ambos codificados en el componente verbal. Slo el componente verbal es transferible de soporte: o sea, en principio, su estructura puede ser mantenida constante en el paso de la forma oral a la forma escrita. Algunos sistemas de escritura incluyen adems reglas de puntuacin ms o menos convencionales de los enunciados escritos. Pero stas nunca llegan a captar totalmente las significativas diferencias de entonacin del lenguaje oral. Incluso aunque los sistemas normales de puntuacin se complementasen con procedimientos tipogrficos tales como el uso de las maysculas, cursivas, negritas, acentos, etc., siempre se encontrara una parte del entorno prosdico de un enunciado que quedara sin representar. Todos los lingistas y muchos filsofos aceptan, al menos en apariencia, el principio de la prioridad de la lengua hablada. Esta es una cuestin importante. Pero tanto unos como otros han de ser muy cautelosos si quieren ajustarse a este principio a la hora de construir una teora satisfactoria de la semntica lingstica. Los hbitos y los prejuicios del alfabetizado estn muy difundidos en nuestra consideracin cotidiana de la lengua. Muchos de ellos han sido incorporados sin discusin a la descripcin terica del significado y la comunicacin. No puedo entrar en detalle en este tema. Sin embargo, de momento, ha de quedar claro que existen problemas asociados con la transferencia de soporte de una lengua respecto a los dos subcomponentes no verbales de los enunciados: el paralingstico y el prosdico. Una de las consecuencias prcticas de este hecho es que se puede apreciar que casi todos los enunciados escritos citados en este y otros libros sobre el lenguaje se corresponden con enunciados orales significativamente distintos. El enunciado escrito Mara no vendr, por ejemplo, puede ser pronunciado o ledo en voz alta de distintos modos, indicando aburrimiento, sorpresa o certeza. Intentar elegir mis ejemplos de tal manera que, con una expli-
catin suficiente en cada caso, no importe, para el detalle particular que se est discutiendo, cul de los enunciados hablados significativamente distintos sea elegido por el lector. Pero es posible que no siempre acierte, ya que cuando uno est escribiendo es especialmente difcil no caer vctima de los hbitos, si no prejuicios, del alfabetizado. Doy por supuesta, de momento, la habilidad de los lectores para identificar las oraciones de cualquier lengua que dominen. Propondr ahora el supuesto adicional de que algunos enunciados, dados o que pudieran darse, son oraciones, al tiempo que otros no lo son. Ciertos enunciados son no oracionales debido a que son gramaticalmente incorrectos y otros a causa de que son gramaticalmente incompletos. Por otro lado, existen oraciones que, aunque totalmente gramaticales, son inaceptables por uno u otro motivo: o sea, inusuales en cualquier contexto normal que no sea el que implique una referencia metalingstica a las mismas. Por ejemplo, pudiera existir un tab, en cierta sociedad, sobre el uso del verbo `morir', en lugar de `fallecer', con expresiones referidas a miembros de la familia inmediata del hablante o del oyente. Entonces sera aceptable la oracin `Su padre muri la noche pasada', pero no lo sera ` Mi padre muri la noche pasada', igualmente gramatical. O tambin, podra ser inaceptable que un individuo de clase inferior se dirigiera a otro de clase superior con un pronombre de segunda persona (de significado "t"). Existen muchas de tales dimensiones de aceptabilidad dependientes de la cultura. Algunas, como veremos, estn codificadas en la gramtica y vocabulario de cada lengua en particular. Las dimensiones de aceptabilidad que tienen que ver con la racionalidad y la coherencia lgica son algo distinto. Por ejemplo, `Creo que eso ocurri porque es algo imposible' pudiera ser considerado como inaceptable desde este punto de vista, aunque sea paradjico, ms que contradictorio o
carente de sentido. Lo que hace que la anterior oracin sea inaceptable en muchos contextos es el hecho de que, al usarla, el hablante parece estar llamando la atencin sobre su propia irracionalidad, y eso es algo que raramente se hace en la mayora de las circunstancias normales. Sin embargo, incluso tales enunciados pueden ser considerados totalmente aceptables en ciertos contextos. Es necesario tener en cuenta que la aceptabilidad de las oraciones gramaticales y dotadas de sentido no es algo que pueda ser decidido independientemente del contexto en que tales oraciones pueden o no ser usadas. A lo largo de la segunda y tercera parte de este libro fijaremos nuestra atencin en los enunciados de carcter oracional. Dejaremos para la cuarta parte la labor de especificar con cierto detalle lo que se quiere decir exactamente con la expresin `usar una oracin' y explicar cmo se puede extender lo dicho para abarcar a los enunciados gramaticalmente correctos, pero incompletos, que constituyen una subclase particular de las no-oraciones. La mayor parte de los enunciados que empleamos en la vida diaria pertenecen con toda probabilidad a esta subclase de no-oraciones. La diferencia entre significado de la oracin y significado del enunciado ser tratada, como digo, en la cuarta parte. Ahora ser suficiente hacer dos observaciones generales. Primero, el significado de la oracin es (en alto grado) independiente del contexto, mientras que el significado del enunciado no lo es. Segundo, existe una relacin intrnseca entre el significado de una oracin y el uso caracterstico. no de tal oracin en particular, sino de toda la clase de oraciones a la que esa oracin pertenece debido a su estructura gramatical. Esta relacin se formula, de ordinario, y satisfactoriamente de momento, como sigue: una oracin declarativa es aquella que, por su estructura gramatical, pertenece a la clase cuyos miembros se emplean, caractersticamente, para hacer aseveraciones como `Ducados est en todas partes' o `Mi blanco es mejor'; una oracin interrogativa es aquella que se relaciona de un modo semejante, en trminos de forma y funcin, con las preguntas, como `A qu hora es la comida?'; y as sucesivamente. Cuando anteriormente decamos de `Ayer llova' y `Ayer llova?' que su significado vena determinado, en parte, por su estructura gramatical, recurramos tcitamen-
te a nuestro conocimiento del uso caracterstico de las oraciones declarativas e interrogativas. Se observar que la nocin de uso caracterstico se ha asociado con la de clase de oraciones ms que con la de cualquiera o cada uno de sus miembros. Esto es importante, incluso aunque algunas oraciones nunca sean usadas en circunstancias normales con la funcin que caracteriza a la clase a que pertenecen definida gramaticalmente y, como se ver ms tarde, aunque todas las oraciones puedan ser usadas ocasionalmente en la realizacin de los llamados actos de habla indirectos (oraciones declarativas usadas para expresar preguntas, oraciones interrogativas para manifestar requerimientos, etc.), es obviamente imposible sin embargo, que muchas oraciones declarativas puedan ser usadas con toda normalidad para plantear preguntas, muchas oraciones interrogativas para hacer aseveraciones, y as sucesivamente. Ya que las oraciones declarativas e interrogativas son, por definicin, oraciones con el uso caracterstico que aqu se les atribuye. Ms an, si una lengua no tuviese una clase de oraciones gramaticalmente definida con uno u otro de estos usos caractersticos, entonces, dicha lengua no tendra oraciones declarativas o interrogativas, como pudiera ser el caso. El significado de la oracin, por tanto, se relaciona con el significado del enunciado a travs de la nocin de uso caracterstico pero ambos se diferencian entre s por el hecho de que el significado de una oracin es independiente de los contextos particulares en que pudiera ser usada. Para determinar el significado de un enunciado, muy al contrario, hemos de tener en cuenta factores contextuales. Ms adelante, necesitaremos hacer algunas especificaciones y modificaciones. Pero esto ser suficiente para organizar el contenido del libro entre las partes tercera y cuarta. Vengo usando el trmino `semntica' en un sentido relativamente amplio sin distinguirlo de `pragmtica'. Una de las maneras en que pueden diferenciarse los dos trminos es a travs de la distincin que venimos haciendo entre el significado de las oraciones y el significado de los enunciados. Dada esta distincin, la parte tercera, podemos decir, tratar sobre semntica y la parte cuarta sobre pragmtica. Pero existen otros muchos procedimientos para distinguir la semntica de la pragmtica. Por ejemplo, muchos lingistas han asignado la semntica a la competencia
(conocimiento de la lengua) y la pragmtica a la actuacin (uso de la lengua). No parece absurdo definir el campo de la semntica y de la pragmtica de este modo. Ms an, en un sentido amplio y ms natural de `competencia lingstica' que el que comnmente adoptan los gramticos generativistas, este modo de deslindar los dos mbitos parece muy recomendable. Adems, no es necesariamente incompatible con definiciones basadas en la distincin entre significado de la oracin y significado del enunciado. Tal como estn las cosas, sin embargo, el intento de reunir dos o ms distinciones en una slo puede originar confusin.
ciones de verdad de las oraciones que contienen dicho significado"). Ninguna de tales teoras, desde mi punto de vista, es satisfactoria como un modelo amplio y empricamente bien justificado del significado en las lenguas naturales. Pero cada una de ellas ha contribuido de un modo o de otro a los supuestos bsicos de todos aquellos que trabajan de ordinario en la elaboracin de una teora como esta. De momento no entrar en los detalles de ninguna de las teoras anteriormente mencionadas. Sin embargo, en el curso de los captulos que siguen, har referencia a algunos de los conceptos clave que las distinguen y los explicar en los contextos en que aparezcan y sean aplicados. Limitaciones de espacio me impedirn penetrar con profundidad en las conexiones histricas entre las distintas teoras o en las consecuencias filosficas que se les asocian. Sin embargo, merece la pena destacar aqu que una respuesta filosficamente defendible a la pregunta de "qu es significado?" sea "tal cosa no existe". Esta fue la respuesta, por ejemplo, del ltimo Wittgenstein y se ha de considerar seriamente. Est claro que tiene sentido preguntarse sobre el significado de las palabras, oraciones y enunciados; lo mismo que tiene sentido preguntar qu quieren decir. Al hacerlo as, usamos las palabras espaolas `significado' y 'significar' en una de sus funciones metalingsticas ordinarias. Como vimos anteriormente, existen tambin otros significados cotidianos, o usos, de `significado' y `significar': adems, algunos filsofos los han considerado ntimamente relacionados entre s y acaso ms bsicos que el que acaba de ser ejemplificado. Es interesante que con estos significados o usos no siempre se corresponden uno a uno los de expresiones comparables en lenguas europeas emparentadas, tales como el ingls, francs, alemn, italiano o ruso. Esta situacin merece ser destacada. De momento, sin embargo, me limito a sealar nicamente que de la existencia y plenitud semntica de la palabra `significado' del espaol cotidiano no podemos deducir la existencia de significados, como entidades fsicas o mentales. Una parte de los objetivos de Wittgenstein consisti en resaltar la diversidad de funciones comunicativas cumplimentadas por la lengua. Su sentencia `no busques el significado, busca el uso' (que no necesariamente conduce a la teora de el-significado-es-el-
uso, aunque as se interprete comnmente) ha de entenderse con referencia a este objetivo. Lo mismo que los filsofos llamados del lenguaje ordinario, como J.L. Austin (cuya teora de los actos de habla examinaremos en la cuarta parte), Wittgenstein seal que la pregunta "Qu es significado?" suele recibir respuestas, o tan generales que casi no dicen nada, o tan restringidas en su definicin de `significado' que dejan sin explicar mucho de lo que los hablantes comunes de una lengua creen que es pertinente cuando se les plantean cuestiones especficas sobre el significado de esta o aquella expresin de su lengua. A continuacin har una consideracin muy amplia de significado. Adems, supondr, sin justificarlo de momento, que existe una relacin intrnseca entre significado y comunicacin. Este supuesto no est libre de controversias, pero es uno de los ms comnmente establecidos por filsofos, psiclogos y lingistas. Permite dar una explicacin mejor que la que podra dar cualquier otra propuesta alternativa sobre la relacin entre forma y significado en las lenguas naturales. Quisiera resaltar no obstante que, aunque me he referido aqu a distintas teoras filosficas del significado y seguir sirvindome de ellas constantemente, no me intereso en problemas filosficos de este tipo sino en los problemas tericos y prcticos que surgen en la descripcin de las lenguas naturales. En mi opinin, y me esforzar en justificarlo en lo que sigue, gran parte de los recientes trabajos de semntica lingstica y pragmtica estn desorientados en ciertos aspectos importantes por su fracaso en prestar una atencin total a las diferencias estructurales y funcionales entre las lenguas.
e instrumentales. Somos seres sociales con objetivos prescritos socialmente y socialmente sancionados. Puede que no siempre estemos proyectando conscientemente una faceta de nuestra propia imagen ms que otra; puede que no estemos expresando deliberadamente los sentimientos y actitudes que manifestamos para orientar al oyente y lograr un objetivo en lugar de otro. Y sin embargo, por muy personales y espontneos que sean nuestros sentimientos, actitudes y creencias, es imposible expresarlos por medio de la lengua si no es en trminos de las distinciones codificadas en determinados sistemas de lengua. Como veremos a lo largo de este libro, y muy especialmente en la cuarta parte, el significado expresivo se manifiesta necesariamente junto con lo que muchos autores han designado como significado interpersonal o conativo-social. Si esto no se valorase justamente, parecera que no es posible dar una explicacin semntica adecuada de incluso categoras gramaticales tan comunes, aunque no universales, como el tiempo y el modo.
Resumen
En este captulo, en primer lugar, he presentado ciertas convenciones tipogrficas necesarias para operar con el significado. En segundo lugar he introducido un conjunto de temas que sern examinados en profundidad ms adelante en el libro; en particular, significado de la palabra (segunda parte), significado de la oracin (tercera parte) y significado del enunciado (cuarta parte). En tercer lugar, he recogido un cierto nmero de teoras del significado que han influido en su estudio durante los pasados aos; y adems, he establecido una distincin general entre significado descriptivo (proposicional) y significado no descriptivo (no proposicional). Podemos pasar ahora a considerar las palabras y las frases o sintagmas en una nueva etapa.
'Antes de considerar el significado de las palabras, considermoslas primero como manifestaciones del mundo sensible.'
BERTRAND RUSSELL,
El captulo del que he tomado la cita anterior se titula `Qu es una palabra?' La respuesta que da Russell a esta pregunta difiere en varios aspectos de la respuesta que muchos lingistas y filsofos daran hoy en da. Aparte de cualquier otro punto de vista, las modernas concepciones de la estructura fonolgica de las lenguas han invalidado el supuesto de que las palabras, consideradas como "manifestaciones del mundo sensible", son entidades fsicas meramente, como Russell consideraba que eran. Adems, no siempre es tan fcil decir que algo es o no es una palabra como Russell, al igual que muchos no lingistas, estaba inclinado a suponer. Sin embargo, an es posible tratar las palabras, como lo hizo Russell, desde dos puntos de vista: por un lado, como formas; y por otro, como lo que llamar expresiones. Como se ver el trmino 'palabra', en el uso ordinario, es ambiguo respecto a esta distincin. Cuando consideramos las palabras como unidades dotadas de signi-
ficado, tambin hemos de enfrentarnos al hecho de que una forma puede estar asociada con varios significados (homonimia y polisemia) y que el mismo significado puede estar asociado con diferentes formas (sinonimia). Estos temas sern el objeto de este captulo.
Formas y expresiones
`... el significado de una oracin depende, en parte, del significado de las palabras que la constituyen.' Este es uno de los varios supuestos de consideracin ingenua, registrado al principio en el captulo anterior, del que advert que necesitara ser examinado detenidamente. Ahora quisiera revisar con ms detalle la situacin de las palabras como unidades dotadas de significado. En cul de los sentidos del trmino `palabra' es verdad decir que las oraciones se componen de palabras? Existen, de hecho, dos caracterizaciones muy distintas que han de ser tenidas en cuenta, y es importante no confundir la una con la otra. La primera es la que el filsofo americano C.S. Peirce design como la distincin entre palabras como muestras y palabras como tipos (en un sentido especializado, aunque ya muy comn, de estos dos trminos). Esta distincin se explica fcilmente por medio de un simple ejemplo. Considrese la siguiente oracin: `El que re ltimo re mejor'. Desde un punto de vista se puede decir que contiene seis palabras: tiene una longitud de seis palabras. Desde otro punto de vista, sin embargo, se puede decir que slo contiene cinco palabras, ya que dos de las palabras, la tercera y la quinta (re), son idnticas: son distintas muestras del mismo tipo. En tales trminos, la nocin de identidad de tipo/muestra no es difcil de captar. Adems, en trminos generales, est suficientemente claro en la vida cotidiana cundo el trmino `palabra' se entiende en un sentido ms que en el otro con respecto a la distincin de Peirce. Existe, sin embargo, una segunda distincin que asimismo es relevante al respecto y que tambin puede ser explicada por medio de un simple ejemplo. Cuntas palabras hay en la siguiente oracin?
',Si l est en lo cierto y yo estoy equivocado, ambos estamos en un apuro?' Una vez ms, existen dos respuestas correctas a la pregunta. Pero de hecho stas no tienen nada que ver con la diferencia entre tipos y muestras. Se basan en la diferencia entre palabras como _formas y palabras como expresiones. Existen quince formas en la oracin en cuestin y cada una de ellas representa (o manifiesta) un tipo diferente. Desde este punto de vista, por consiguiente, son palabras distintas. Desde otro punto de vista, sin embargo, tres de las palabras, est, estoy y estamos, pueden ser descritas como formas distintas de una misma palabra. En cierto sentido del trmino `palabra', nuestra oracin se compone de quince palabras; en otro sentido del trmino, igualmente comn e igualmente correcto, se compone de slo trece palabras. Expresaremos esta diferencia en el significado de 'palabra' diciendo que la oracin se compone de quince formas de palabra y trece expresiones de palabra. Lo que se recoge en un diccionario convencional son expresiones de palabra, no formas de palabra. Adems, estn recogidas, como vimos en el captulo 1, segn un orden alfabtico de sus formas de cita. Con vistas a asignar un significado a las formas de palabra de que se compone una oracin, hemos de ser capaces de identificarlas, no solamente como muestras de determinados tipos, sino tambin como formas de determinadas expresiones. Las muestras de un mismo tipo no necesariamente son formas de una misma expresin. Por ejemplo, en la oracin 'Parecen encontrar imposible encontrar hospitales o instituciones de caridad de cualquier tipo sin infringir la ley', la segunda y la cuarta muestras de palabra (encontrar) son muestras de un mismo tipo, pero no formas de la misma expresin. (Emplear el trmino 'palabra' en el sentido de "expresin de palabra" a lo largo del presente trabajo. Algunos lingistas pudieran no estar de acuerdo en ello.)
Sin embargo, no todas las expresiones recogidas en un diccionario son palabras. Algunas de ellas son frases o sintagmas; y las expresiones sintagmticas, como expresio-
nes de palabra, han de ser diferenciadas, en principio, de la forma o formas con las que guardan relacin por medio de reglas morfolgicas de la lengua. Por ejemplo, `pasar revista' es una expresin sintagmtica, cuyas formas son paso revista, pasa revista, pasaba revista, etc. Son muestras de estas formas las que se dan en oraciones. Las expresiones de una lengua se dividen en dos grupos. Un grupo de elementos finitos, est constituido por expresiones lxicamente simples: lexemas. Estas son las expresiones que uno esperara encontrar recogidas en un diccionario: son las unidades de vocabulario de una lengua. Los elementos del segundo grupo, expresiones lxicamente compuestas, estn construidos por medio de reglas sintcticas de la lengua. En trminos de esta distincin, `pasar revista' es un lexema; mientras que `pasar el examen' es un compuesto lxico. Muchas expresiones de palabra, en todas las lenguas, son lxicamente simples. Sin embargo, en muchas lenguas, existen reglas productivas para lo que tradicionalmente se conoce como formacin de palabras, lo cual posibilita a sus usuarios la construccin de expresiones de palabra aparte de las expresiones preexistentes lxicamente ms simples. Por ejemplo, `dulzura' est constituida a partir de la expresin `dulce', ms simple lxicamente, gracias a una regla productiva de formacin de palabras en espaol. Aunque muchos diccionarios convencionales registran de hecho `dulzura' como una unidad de vocabulario, es innecesario hacerlo desde el momento en que tanto su significado como sus propiedades gramaticales (lo mismo que su pronunciacin) es predecible por medio de una regla. Muchas expresiones sintagmticas, en contraste con las expresiones de palabra, son lxicamente compuestas. En definitiva, todas las lenguas naturales bien conocidas proporcionan a sus usuarios los medios para construir un nmero infinito de expresiones sintagmticas lxicamente compuestas. Adems, como veremos ms adelante, es un principio importante de la moderna semntica formal que todas las expresiones de este tipo, lxicamente compuestas, deberan ser determinadas sistemticamente en la base del significado de las expresiones ms simples de que se componen. La distincin que se acaba de establecer entre lexemas y expresiones lxicamente compuestas no es en absoluto tan
clara en la prctica como aqu la he presentado. Pero una distincin de este tipo es registrada, y debe serlo, por cualquiera que se interese por el anlisis semntico de las lenguas naturales. Son los lexemas, ms que las palabras y los sintagmas como tales, los que constituirn el centro de nuestra atencin en este y en los prximos dos captulos.
Homonimia y polisemia
Lo que tradicionalmente se conoce como homonimia fue ilustrado en el captulo 1 por medio de los ejemplos tradicionales de `banco,' y `banco,'; el primero en el sentido de "institucin financiera" y el segundo en el de "asiento alargado". Los ejemplos son suficientemente adecuados. Pero la definicin tradicional de homonimia es imprecisa en ltimo extremo. Los homnimos se definen tradicionalmente como palabras distintas que poseen la misma forma. Sustituyendo `lexema' por `palabra' podemos mejorar inmediatamente la definicin a la luz de lo que se acaba de decir en el epgrafe precedente. Pero la definicin es an defectuosa en cuanto que deja de tomar en consideracin el hecho de que. en muchas lenguas, numerosos lexemas tienen no una sino varias formas. Adems, tampoco dice nada acerca de la equivalencia sintctica. Comencemos, por lo tanto, estableciendo una distincin entre homonimia absoluta, por un lado, y distintos tipos de homonimia parcial, por el otro. Los homnimos absolutos han de cumplir las siguientes tres condiciones: (I) sus formas no han de ser emparentadas en cuanto al significado; (II) todas sus formas han de ser idnticas (o sea las formas han de ser muestras del mismo tipo); (III) las formas idnticas han de ser sintcticamente equivalentes. La homonimia absoluta es bastante comn: vase 'banco,', `banco 2 '; `gato,' ("mamfero domstico de la familia de los flidos"), `gato 2 ' ("mquina para levantar grandes pesos"); etc. Pero existen tambin numerosos tipos distintos de homonimia parcial. Por ejemplo, 'poder' y 'podar' comparten las formas podemos, podis; pero no puedo. puedes. puede o pode, podes, pode. etc.; y podemos o podis como formas de 'poder' no son sintcticamente equivalentes a las formas podemos. podis de 'podar'. En este caso, como
generalmente ocurre en espaol, el no cumplimiento de (II) se corresponde con el no cumplimiento de (III). Sin embargo, es importante comprender que las dos ltimas condiciones de la homonimia absoluta puestas de manifiesto en el prrafo anterior son lgicamente independientes. Tales condiciones se suelen dar por sentado sin discusin en las consideraciones tradicionales del tema. Es particularmente importante sealar la condicin de la equivalencia sintctica y el hecho de que la misma es cuestin de grado. Aunque podemos y podis como formas de `poder' no son sintcticamente equivalentes a podemos y podis como formas de `podar', en ambos casos son formas verbales. Adems, existen ciertos contextos en que podemos o podis pueden ser interpretados sintcticamente, en cualquiera de ambos sentidos, por ejemplo, ` No cree que podemos con esta herramienta' puede ser interpretado como una oracin en presente de indicativo que contiene una forma del verbo `poder' o, alternativamente, como una oracin en presente de subjuntivo conteniendo una forma del verbo `podar'. Como un posible enunciado espaol es ambiguo. Su ambigedad es, en parte, lxica: depende de la diferencia de significado, en este caso, de los dos lexemas `poder' y `podar'. El motivo por el que es importante para los semnticos sealar el grado de equivalencia sintctica se halla, en general, en que sta determina si un homnimo provoca ambigedad y en qu grado. Si aadimos el rbol como objeto de podemos (`No cree que podemos el rbol con esta herramienta') o, alternativamente, si complementamos podemos con cualquier infinitivo posible (`No cree que podemos abrir con esta herramienta') la ambigedad desaparece. La ambigedad que resulta de la homonimia absoluta no puede ser eliminada, como en este caso, por modificacin del contexto gramatical. Por otra parte, es muy posible que la homonimia parcial nunca llegue a producir ambigedad: puede ocurrir que las formas compartidas sean incompatibles en los mismos contextos sintcticos. Por ejemplo, la homonimia parcial entre el sustantivo `mata,' (como en ' mata de pelo') y la forma verbal 'mata 2 como en 'Juan mata el tiempo leyendo historietas') raramente provoca ambigedad. Su nica forma compartida, mata, es casi
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siempre fcilmente identificable como forma sustantiva o verbal gracias al contexto sintctico en que aparece. Volveremos al tema de la ambigedad y muy particularmente a la distincin entre ambigedad lxica o gramatical en un captulo posterior. Ha sido mencionada en este momento a causa de que muchas consideraciones generales sobre la homonimia, tanto tradicionales como modernas, no llegan a clarificar el hecho de que la homonimia parcial, al menos, no tiene por qu provocar ambigedad. Tampoco llegan a sealar tales consideraciones que la homonimia parcial no necesariamente conlleva identidad de la forma de cita o de las formas radicales subyacentes en los lexemas en cuestin. Por ejemplo, las palabras `filtro' y `filtrar' son homnimas parciales en ` Un filtro de ridos depura las aguas'; `Filtro la leche con el colador'. Con todo, este tipo de homonimia es a menudo ignorada en las consideraciones ordinarias. Los estudios modernos del tema no suelen ser mejores al respecto que los ms tradicionales. Estos ltimos se cien a menudo a las formas de cita de un modo no sorprendente desde el punto de vista de los problemas prcticos a los que se enfrenta el lexicgrafo en su trabajo de cada da. Tcita o explcitamente las consideraciones modernas limitan con frecuencia la discusin a las formas radicales. Ello es as, naturalmente, porque en ingls las formas de cita coinciden con las formas radicales en todos los lexemas regulares desde el punto de vista morfolgico. Sin embargo. la situacin es bien distinta en las lenguas en que las formas radicales estn ligadas y no son libres. Mientras que la homonimia (tanto absoluta como parcial) es una relacin que mantienen dos o ms lexemas distintos, la polisemia ("significado mltiple") es una propiedad de un nico lexema. As es como ordinariamente se establece la distincin. Pero cualquiera que registre esta distincin reconoce tambin que, para citar una autoridad, 'la frontera... es muchas veces difusa' (L; llmann, 1962: 159). Se ha demostrado que existe una gran coincidencia entre los hablantes nativos en cuanto a lo que consideran de un tipo y a lo que consideran de otro en cada caso en particular. Pero existen tambin numerossimos casos sobre los
que los hablantes nativos vacilarn o no se pondrn de acuerdo. Cul, entonces, es la diferencia, desde el punto de vista terico, entre la homonimia y la polisemia? Los dos criterios que normalmente se invocan al respecto ya han sido mencionados en el captulo 1: la etimologa (la fuente histrica de las palabras) y la afinidad de significado. La principal observacin que se ha de hacer acerca del criterio etimolgico es que, en general, fundamenta las intuiciones populares de los hablantes nativos sobre determinados lexemas. Nadie, por ejemplo, confundir fcilmente `cola,' ("parte posterior del cuerpo de algunos animales que se diferencia del resto formando apndice, y que, en los vertebrados, contiene las ltimas vrtebras") con `cola 2 ' ("pasta fuerte traslcida y pegajosa que sirve para pegar"); y, efectivamente, estas dos palabras difieren en cuanto a su origen histrico, pues `cola,' deriva del latn `cauda' y est datado hacia 1230, mientras que 'cola 2 ', datado hacia 1490, procede del latn vulgar `colla' que vena del griego `kolla' con el significado de "goma, cola". Esto no quiere decir que no existan excepciones. Es frecuente que determinados lexemas, considerados por el hablante medio de la lengua como no emparentados semnticamente, tengan un mismo origen. Los homnimos `gato,' ("mamfero carnicero domstico de la familia de los flidos") y `gato 2 ' ("mquina compuesta de un engranaje de pin y cremallera para levantar grandes pesos") constituyen un ejemplo muy citado y existen otros, no menos sorprendentes, que se encontrarn en los manuales: `bala de fusil' y `bala de algodn'. Menos comn es la situacin contraria en que significados histricamente no relacionados son percibidos por los hablantes nativos como si tuvieran el mismo tipo de relacin que los significados diferenciados de un determinado lexema polismico. Pero existen varios ejemplos de que, desde un punto de vista histrico, lo que es una clara homonimia se reinterpreta como polisemia por generaciones posteriores de hablantes. Esta situacin cae en el mbito de lo que comnmente designan los lingistas como etimologa popular. Hoy en da, por ejemplo, un cierto nmero de hablantes medianamente cultos aceptara que `bomba,' de `bomba aspirante' es lo mismo que 'bomba 2 ' de `bomba atmica'. Existen excepciones, por tanto, de los dos tipos. Sin embargo, la generalizacin que acabo de hacer es induda-
blemente correcta: en la mayora de los casos, la etimologa apoya las intuiciones del hablante nativo medio sobre la manera de estar relacionado el significado. Como veremos luego, existen buenas razones por las que esto deba ser as. Uno de los principales factores operativos del cambio semntico es la extensin metafrica, como cuando `pie', "parte final de la pierna", se extendi a la "parte ms baja de una montaa". La extensin metafrica como proceso sincrnico es lo que se est discutiendo cuando uno se refiere a los significados relacionados de lexemas polismicos. Existen, naturalmente, otros tipos de relacin de significado que son irrelevantes al respecto. Pero la creatividad metafrica (en el sentido ms extenso de `metafrico') forma parte de la competencia lingstica de cada uno. En ltimo extremo es imposible establecer una distincin clara entre la extensin espontnea o la transferencia de significado por parte de hablantes individuales en determinadas ocasiones y el uso de significados extendidos y transferidos de un lexema, preexistentes o institucionalizados, que se encuentran en un diccionario. Este hecho tiene implicaciones importantes para la teora lingstica que se abre camino ms all del tradicional, y acaso insoluble problema, de distinguir la polisemia de la homonimia.
Los trminos que he elegido, tomados de la tradicin china, ponen de relieve la diferencia semntica, intuitivamente evidente, entre los miembros tpicamente pertenecientes a una clase y los miembros caractersticamente pertenecientes a la otra. Las formas de palabra vacas pueden no estar desprovistas totalmente de significado (aunque algunas de ellas lo estn en ciertos contextos). Pero, generalmente poseen menos significado del que tienen las formas de palabra llenas: son ms fcilmente predecibles en los contextos en que aparecen. De ah su omisin en titulares, telegramas, etc., y acaso tambin en los enunciados de los nios pequeos cuando atraviesan las primeras etapas de la adquisicin de la lengua. Otros trminos usados en la literatura lingstica para referirse a las formas de palabra vacas son `palabras forma', `palabras funcin' y `palabras estructurales'. Las formas de palabra vacas, no slo suelen estar menos dotadas de significado de lo que lo estn las formas de palabra llenas, sino que, adems, su significado parece ser diferente del que poseen las formas de palabra llenas y ms heterogneo que el de stas. Esta diferencia entre las dos clases surge inmediatamente en relacin con algunas de las teoras del significado mencionadas en el captulo 1. Quiz resulte perfectamente razonable decir que perro (es decir, una de las formas de `perro') se refiere a una clase de objetos o, alternativamente, a sus propiedades caractersticas. O de otro modo, que el significado de perro es el concepto asociado o la respuesta de comportamiento. Difcilmente tiene sentido hablar en tales trminos del significado de el, de, y, hacia y si. La consideracin que acaba de hacerse es presentada a menudo como si fuese un aspecto perjudicial de la crtica contra cualquier teora del significado de la palabra que la considere nicamente en su contribucin al significado de la oracin. Se dice, correctamente, que el significado de las formas de palabra vacas, no menos que el de las formas de palabra llenas, puede entenderse en el mbito del siguiente principio general: el significado de una forma es la contribucin que hace al significado de la oracin en que aparece. Se arguye entonces, falazmente, que a causa de que el significado de formas tales como el, de, y, hacia y si no puede ser definido de otro modo que en trminos del significado de la oracin, ste es siempre lgicamente pre-
vio al significado de la palabra. La conclusin puede o no ser correcta: ms adelante volveremos a esta cuestin de la prioridad lgica. Pero, el argumento es engaoso, porque se basa en el principio metodolgico falaz de que todas las palabras han de tener el mismo tipo de significado. Tambin, se vale del hecho de que el trmino `palabra' denota tanto las formas como las expresiones; pero las formas de palabra vacas no son expresiones ni formas de expresiones. En realidad, la distincin entre formas de palabra llenas y formas de palabra vacas no es ms que el resultado de varias distinciones muy tcnicas, en las que no entrar aqu. Lo que es realmente bsico es la distincin entre la gramtica de una lengua y su lxico. Este puede ser considerado como el complemento terico de un diccionario y as se describe frecuentemente. Tomado desde un punto de vista psicolgico, el lxico sera el conjunto de todos los lexemas de una lengua recopilado en los cerebros de los hablantes competentes, con toda la informacin lingstica para cada lexema, requerida en la produccin e interpretacin de las oraciones de la lengua. Muy poco se sabe hasta ahora, en trminos psicolgicos, acerca del llamado lxico mental, como tambin se sabe relativamente poco en concreto sobre la gramtica mental que cada uno lleva consigo en su propia mente. Uno no sabe, especialmente, si existe una distincin psicolgica precisa que haya de ser establecida entre la gramtica v el lxico. De cualquier modo, los lingistas han encontrado imposible, hasta ahora, establecer ntidamente una distincin as en la descripcin de determinadas lenguas. Todo lo que se ha de decir en este punto es que algunas, de las llamadas formas de palabra vacas, aunque no todas. tendrn un significado puramente gramatical (si es que tienen algn significado), mientras que todas las formas de palabra llenas tendrn tanto significado lxico como gramatical. Por ejemplo, nio y nios, siendo formas del mismo lexema, tienen el mismo significado lxico. Dado que el lexema tiene ciertas propiedades gramaticales semnticamente relevantes (es un nombre de determinada clase), las dos formas de palabra comparten tambin algo de su significado gramatical. Pero se diferencian naturalmente, desde este punto de vista, en que una de las formas es un singular y la otra un plural nominal. Lo que examinamos en esta segunda parte es el significado lxico. El significado
gramatical, que no puede asignarse en su totalidad a las formas de palabra, es, en gran medida, objeto del significado de la oracin y, por tanto, nos ocuparemos de l en la tercera parte.
Sinonimia
Las expresiones con igual significado son sinnimas. Habra que hacer dos puntualizaciones a esta definicin. Primero, no limita la relacin de sinonimia a los lexemas: puede ocurrir que expresiones lxicamente simples tengan el mismo significado que expresiones lxicamente complejas. Segundo, supone que la identidad, y no meramente la semejanza, sea el criterio de sinonimia. En esto ltimo se diferencia de la definicin de sinonimia que se encontrar en los diccionarios estndar y de aquella con la que los mismos lexicgrafos operan de ordinario. Muchas de las expresiones recogidas como sinnimas en los diccionarios ordinarios o especializados (incluyendo el Diccionario de sinnimos de S. Gili Gaya y otros diccionarios de sinnimos y antnimos) son lo que podra denominarse cuasisinnimos: expresiones que son ms o menos semejantes en significado; pero no idnticas. La cuasisinonimia, como acabamos de ver, no se ha de confundir con varios tipos de sinonimia parcial que satisface nuestro criterio de identidad de significado. Por el momento es casi axiomtico en la lingstica que la sinonimia absoluta, como la definir, es extremadamente rara, al menos como una relacin entre lexemas, en las lenguas naturales. Distingamos por tanto, la sinonimia parcial de la sinonimia absoluta en funcin de la inadecuacin de las expresiones sinnimas para satisfacer una o ms de las siguientes condiciones: (I) los sinnimos son plenamente sinnimos si, y slo si, sus significados son idnticos; (II) los sinnimos son totalmente sinnimos si, y slo si, son sinnimos en todos los contextos; (III) los sinnimos son completamente sinnimos si, y slo si, son idnticos en todas las dimensiones (relevantes) del significado.
Aunque, en general, una o ms de estas condiciones aparecen en los estudios de sinonimia, raramente se advierte que cada una de ellas es lgicamente independiente de cualquiera de las otras. Existe el problema adicional de que los propios trminos `sinonimia absoluta', `sinonimia plena', `sinonimia total' y `sinonimia completa' (por no mencionar `sinonimia exacta'), se utilizan con frecuencia en los trabajos ordinarios como sinnimos, bien absolutos o bien parciales, a menudo sin definicin. De acuerdo con las definiciones dadas aqu, los sinnimos absolutos son expresiones que son plena, total y completamente sinnimos, mientras que los sinnimos parciales son sinnimos, pero no del mismo modo absoluto. No har referencia a la proliferacin de sutiles distinciones terminolgicas slo justificadas en s mismas. Pero deseo insistir en la importancia de (a) no confundir la cuasisinonimia con la sinonimia parcial; y (b) no incorporar el supuesto de que la inadecuacin en satisfacer una de las condiciones de la sinonimia absoluta implica necesariamente la inadecuacin en satisfacer cualquiera de las otras condiciones. Consideremos sucesivamente cada una de las condiciones de la sinonimia absoluta. Los diccionarios espaoles estndar consideran los adjetivos `grande' y `amplio' como polismicos (aunque varan en el nmero de significados que atribuyen a cada uno). En un sentido ejemplificado por `Viven en una gran/amplia casa' las dos palabras son sinnimas creo yo. Volver ms tarde a la cuestin de si son completamente sinnimas. Es fcil de apreciar, sin embargo, que `grande' y `amplio' no son sinnimos plenos. La oracin siguiente, `Public un gran estudio de botnica' es ambigua desde el punto de vista lxico a causa de la polisemia de `grande', en un sentido en que no lo es `Public un amplio estudio de botnica'. Las tres oraciones son interpretables y estn bien formadas. Muestran que `grande' tiene al menos un sentido
que no comparte con `amplio'. As, en funcin del criterio (I) (tener la misma gama de significados), y en el supuesto de que `grande' y `amplio' son verdaderamente sinnimos en uno de sus significados en las anteriores oraciones, no son plenamente sinnimos. Existen muchos ejemplos semejantes. Volvamos a la sinonimia total. De lo que se trata aqu es de la capacidad sintagmtica de una expresin, es decir, el conjunto de contextos en los que puede aparecer. Se podra pensar que la capacidad sintagmtica de una expresin viene determinada por sus significados y, entonces, los sinnimos habran de tener por necesidad la misma capacidad sintagmtica. Pero esto no parece ser as. Por ejemplo, un reciente trabajo de lingstica moderna llama la atencin acerca de las tres palabras inglesas 'flaw' [`falta'], `defect' [`defecto'] y `blemish' [`imperfeccin') que parecen tener el mismo significado y, sin embargo, no son intercambiables. Los autores advierten que aunque es normal usar `blemish' o 'flaw' para la complexin de alguien y tanto 'flaw' como `defect' para la argumentacin de alguien, sera raro usar `blemish' para el razonamiento de alguien (Smith and Wilson, 1979: 52) [ya Jos Joaqun de Mora, en su Coleccin de sinnimos de la lengua castellana, 1855, deca a propsito del trmino `defecto': "el defecto est en el carcter, y la falta en la conducta. La distraccin es un defecto, y el hombre distrado comete muchas faltas. Hablando de las cosas materiales, el defecto consiste en un vicio de composicin, y la falta, en la ausencia de alguna circunstancia esencial o necesaria. Un libro escrito en mal estilo tiene un defecto; si carece de ndice, tiene una falta"]. Es semejante a lo que ocurre con `grande' y `amplio', que no son ni sinnimos plenos ni totales. Existen muchos contextos en que `amplio' y `grande' no son intercambiables sin violar las restricciones sintagmticas del uno o del otro, por ejemplo, `amplio' no puede sustituir a `grande' en `Ests cometiendo un gran error'. E incluso `grande' parece tener el mismo significado aqu que el que tiene en sintagmas tales como `una gran casa' en los que se poda sustituir, segn hemos visto, por `una amplia casa'. [Segn Gili Gaya, 1968, "grande en sentido material puede equivaler a otros adjetivos que indican ta-
mao, como alto, vasto, espacioso, largo, profundo, extenso, voluminoso, etc. Magno se refiere a la grandeza real: Alejandro Magno. Cuando se aplica a cosas materiales, supone siempre cierta dignidad o nobleza: aula magna de la Universidad"]. En casos como ste, uno est tentado a argir que debe existir cierta sutil diferencia del significado lxico que justifique las diferencias sintagmticas de tal manera que no sea sinonimia sino cuasisinonimia lo que est en juego. Muy a menudo, sin duda, las diferencias sintagmticas pueden ser explicadas satisfactoriamente en funcin de las diferencias de sentido determinables de un modo independiente. Pero no siempre esto es as. Volvamos ahora brevemente a las diferencias entre sinonimia completa e incompleta en funcin de (III) (semejanza de todas las dimensiones relevantes del significado). El sentido de significado ms ampliamente reconocido como apropiado a esta distincin es el de significado descriptivo (o proposicional) (vase captulo 1). De hecho, muchas teoras semnticas limitaran el concepto de sinonimia a lo que yo llamar sinonimia descriptiva: identidad de significado descriptivo. Lo que precisamente se quiere decir por identidad de significado descriptivo es una cuestin que se tratar en la tercera parte. De momento. ser suficiente decir que dos expresiones tienen el mismo significado descriptivo, es decir, son descriptivamente sinnimas, si, y slo si, las aseveraciones que contengan a una de ellas, implican necesariamente aseveraciones idnticas que contengan a la otra expresin y viceversa. Segn este criterio `grande' y 'amplio' son sinnimos desde el punto de vista descriptivo (en uno de sus sentidos y respecto a determinada gama de contextos). Por ejemplo, no puedo, sin contradiccin. afirmar simultneamente que alguien vive en una casa grande y al mismo tiempo negar que vive en una casa amplia. Un ejemplo clsico de sinonimia descriptiva es el de la relacin que se da en ingls entre `bachelor' [soltero] y 'unmarried man' [hombre no casado]. Hay quienes negaran que estas dos expresiones son, de hecho, sinnimos descriptivos, basndose en que un hombre divorciado aunque no casado, no es soltero. La cuestin es discutible v volver sobre ella de nuevo. Pero el principio que se propone ilustrar el ejemplo es suficientemente claro. Ponemos de manifiesto la sinonimia descriptiva averi-
guando si cualquier persona descrita adecuadamente como un bachelor es adecuadamente calificable como un unmarried man, y viceversa. Puede ocurrir muy bien que para unos hablantes las expresiones sean sinnimas mientras que para otros no lo sean; al tiempo que, para un tercer grupo, la situacin sea dudosa. Aquellos que sostienen que `unmarried' no quiere decir simplemente "not married" y que no puede ser aplicado correctamente a los divorciados, juntamente con aquellos que, si hubiese alguno, de entrada aplicaran tanto `bachelor' como `unmarried' a los divorciados, consideraran `bachelor' y `unmarried man' como sinnimos desde el punto de vista descriptivo. Por lo que se refiere al significado expresivo, nico tipo de significado no descriptivo que consideraremos de momento, no disponemos de un criterio objetivo razonable que nos permita decidir entre identidad y diferencia. Pero con todo es posible, en casos particulares, que dos o ms expresiones sinnimas desde el punto de vista descriptivo difieran en lo que se refiere al grado o naturaleza de su significado expresivo. Por ejemplo, intuitivamente, es obvio que todo un conjunto de palabras incluyendo `descomunal', `enorme', `gigantesco' y `colosal' son ms expresivas de los sentimientos que sus usuarios describen por medio de ellas que lo que puedan serlo `muy grande' o `muy amplio', con los que son probablemente sinnimos desde un punto de vista descriptivo. Resulta muy difcil comparar entre s `descomunal', `enorme', `gigantesco' y `colosal' en funcin del grado de expresividad. Sin embargo, los hablantes pueden tener intuiciones claras sobre dos o ms de ellos, adems, en principio, la cuestin se puede resolver por medio de pruebas psicolgicas relativamente objetivas. En cuanto expresiones que difieren en la naturaleza del significado expresivo, la diferencia ms obvia se establece entre aquellas que implican aprobacin o desaprobacin y aquellas otras que son neutrales con respecto a la expresividad o implican la actitud opuesta. Los manuales estn llenos de ejemplos, tales como `estadista' vs 'poltico': 'frugal' vs ' mezquino'/`tacao' vs `ahorrativo'; `hedor'/`peste' vs `fragancia' vs `aroma'; `astuto'/'hbil' vs `experto' vs `inteligente'; y as sucesivamente. En muchos casos, el hecho de que una expresin indique aprobacin o desaprobacin se percibe mucho ms fcilmente que el significado descriptivo (si tuviese alguno). Esto es cierto, por ejemplo,
en palabras como `zorra' o `cerdo' usadas en lo que un tiempo fue sentido metafrico y que acaso para muchos hablantes del espaol lo sigue siendo. Bajo qu condiciones puede uno calificar verdaderamente a una persona como una zorra o un cerdo? En casos como estos seguramente predomina el componente expresivo del significado sobre el descriptivo. Muchos de los lexemas tienen ambos significados descriptivo y expresivo en el uso cotidiano. De hecho, tal como algunos filsofos del lenguaje han advertido respecto al vocabulario de las aseveraciones morales y estticas, a veces puede ser incluso tericamente imposible separar lo descriptivo de lo expresivo. Sin embargo, es posible que tanto el conocimiento del significado expresivo de un lexema como el conocimiento de su significado descriptivo dependan de la competencia de uno mismo en una lengua. Esta circunstancia habra de tenerse en cuenta, aunque en el captulo 3 nos ocuparemos casi exclusivamente del significado descriptivo en nuestro tratamiento de la estructura lxica. Mi principal objetivo en el breve examen de la sinonimia que se acaba de hacer aqu ha consistido en poner de relieve la importancia terica de distinguir los distintos tipos de sinonimia parcial entre s y de la cuasisinonimia. Con ello me he visto obligado a destacar un conjunto de dificultades y complicaciones que una ms amplia discusin de la sinonimia nos hubiera obligado a tratar en detalle. Algunas de estas dificultades sern mencionadas en el capitulo 4 en lo que se refiere a la sinonimia descriptiva en conexin con la nocin de entraamiento.
Resumen
En este captulo me he ocupado de varios aspectos y dificultades latentes en la palabra `palabra' hasta donde los mismos son relevantes para la investigacin del significado. Tambin he discutido, por encima, algunos de los problemas planteados por los fenmenos de la homonimia, polisemia y sinonimia. Aclarados estos temas podemos pasar ahora a discutir el problema de las definiciones.
'Definir la autntica locura, Qu sera, sino una insensatez?' WILLIAM SHAKESPEARE, Hamlet
'Odio las definiciones' es un dicho atribuido a Benjamin Disraeli. Si su propsito fue sealar la extrema dificultad de definir las palabras. uno tendra que estar de acuerdo con l. El problema es bastante serio, como veremos en este captulo, en el que ,e examinan algunas de las propuestas que han sido planteadas para el tratamiento de las definiciones de las palabras. Suponga que un extranjero que no supiese espaol le preguntase lo que quiere decir la palabra 'mesa'. Usara usted la forma de palabra mesa y sealara distintos tipos de mesas con la esperanza de que no se imaginara que usted le estaba indicando que 'mesa' es una palabra general que significa "mueble"? Intentara tambin hacerle aprender las palabras 'silla' y 'pupitre' para que de ese modo distinguiese con seguridad las mesas de los pupitres y las sillas? O le mostrara algunas personas sentadas comiendo alrededor de una mesa, en el supuesto de que la definicin
de `mesa' habra de incluir alguna indicacin sobre los fines para los que sirve una mesa? Todas estas propuestas han sido planteadas en los tratados de lingstica. Como se ver, todas ellas presentan problemas y ni una sola de ellas es aceptable con exclusin de las dems. De hecho, todo el problema de la definicin es mucho ms complejo y muchsimo ms interesante de lo que muchos suponen. Puede ser una locura definir no slo `locura', sino cualquier palabra en particular. An podemos aprender mucho sobre la naturaleza del significado de la palabra examinando la teora y la prctica de la definicin.
Denotacin y sentido
Supongamos que se plantea definir la palabra `perro' sin tener en cuenta ninguna otra cosa que no sea su significado descriptivo. Hay dos formas de enfocar la cuestin. La primera consiste en identificar, para que le resulte ms fcil al que pregunta, todas aquellas entidades del mundo para las que sea verdad la proposicin "esto es un perro". As se establece la denotacin de `perro'. Vamos a ocuparnos ahora en la cuestin de cmo podramos, en la prctica, identificar todas y cada una de las cosas denotadas por 'perro'. De entrada es importante sealar que algunas palabras, si no todas, pueden ponerse en correspondencia con conjuntos de objetos del mundo extralingstico. La denotacin, como veremos ms adelante, est ntimamente relacionada con la referencia. De hecho, muchos especialistas no haran distincin entre ellas, recogiendo ambas bajo un concepto ms amplio de referencia. Sin embargo, es intuitivamente obvio que `perro' no representa a la especie de los perros o, alternativamente, a alguna propiedad determinada de esta especie, del mismo modo como 'Leal' puede ser usado para representar, o referirse a, un perro en particular. La versin ms rudimentaria de la teora referencial del significado, que Ryle denomin adecuadamente como la teora 'Leal'Leal, slo sirve para los nombres propios. Existen versiones muy elaboradas de la teora que justificaran la adopcin de un concepto de referencia ms amplio que el que yo voy a emplear en este libro. Pero, inicialmente al menos, es importante insistir en cmo los lexemas y expresiones referenciales conectan con
la realidad de distinto modo. La denotacin de un lexema pertenece al lexema independientemente de su uso en determinados casos de enunciacin, mientras que la referencia de una expresin referencial variar normalmente de uno o otro contexto de uso. Por ejemplo, la palabra `perro' denota una determinada clase de animales, mientras que los sintagmas `el perro' o `mi perro' o `el perro que mordi al cartero' se referirn a diferentes miembros de la especie en distintas ocasiones de enunciacin. La referencia, como distinta de la denotacin, ser tratada en un captulo posterior. As pues, el lexema `perro' denota una clase de objetos de la realidad. Pero tambin se relaciona, por distintos motivos, con otras palabras o expresiones del espaol entre las que se incluyen `animal', `galgo', `terrier', `mastn', etc.; `zorro', `raposo', `lobo', etc.; `gato', `cerdo', `cordero', `caballo', etc. Cada una de las relaciones de este tipo establecidas entre `perro' y otras expresiones puede ser identificada como una de sus relaciones de sentido. La sinonimia descriptiva, que hemos estudiado en el captulo anterior es un tipo de relacin de sentido. En el captulo siguiente examinaremos brevemente algunas de las otras relaciones de sentido ejemplificadas antes con `perro'. Mientras tanto, los mismos ejemplos sern suficientes para nuestro propsito de explicar tanto la distincin entre denotacin y sentido como su interdependencia, lo cual no es menos importante. El sentido de una expresin es, simplemente, el conjunto de relaciones de sentido que se mantienen entre dicha expresin y otra cualquiera. Respecto a esta definicin hay que sealar algunas cuestiones. Primero, el sentido es un resultado de las relaciones que se establecen entre expresiones lingsticas: dicho de otro modo, entre entidades que pertenecen en su totalidad a una u otra lengua. Esto distingue claramente el sentido de la denotacin, que relaciona expresiones con objetos de la realidad. Lo que se acaba de decir sigue siendo vlido a pesar de la existencia, en todas las lenguas naturales, de distintos tipos de expresiones metalingsticas, hecho que ha de ser especialmente destacado. La distincin entre sentido y denotacin se aplica a expresiones metalingsticas tales como `lexema', `palabra' o `expresin lingstica' exactamente del mismo modo como se aplica a otras expresiones. Estamos de acuerdo en que es mucho ms difcil ver las cosas claras
en el caso de las expresiones metalingsticas que en el caso de expresiones que denotan perros, gatos y otros seres semejantes de la realidad. Sin embargo, debera estar claro, sino inmediatamente, por lo menos despus de cierta reflexin, que expresiones lingsticas como 'expresin lingstica' y 'lexema' se relacionan entre s en trminos de sentido lo mismo que 'animal' y 'perro': al tiempo que 'expresin lingstica' y 'lexema' se relacionan en trminos de denotacin igual que lo hace 'animal' y cualquier perro en particular u otro animal. Por ejemplo, igual que 'animal' denota los perros Leal, Canelo. etc., al mismo tiempo que otras subclases de la especie animal, as, 'expresin lingstica' denota las expresiones lingsticas 'expresin lingstica', 'lexema'. 'palabra'. etc., igualmente que. por ejemplo. 'perro', 'animal'. etc. La denotacin, como se acaba de ver, es una relacin que se establece primaria o bsicamente entre expresiones v entidades fsicas de la realidad. Pero las lenguas naturales contienen tambin expresiones que denotan entidades no fsicas. Aunque las expresiones metalingsticas no son las nicas expresiones de este tipo. poseen un inters particular para el semntico. La segunda cuestin que es necesario poner de manifiesto sobre sentido y denotacin consiste en que ambos conceptos se aplican igualmente a las expresiones lxicamente simples y a las lxicamente compuestas. Por ejemplo. las
expresiones 'mamfero canino domesticado' y 'animal carnivoro domstico de cuatro patas', tomadas de las entradas de 'perro' en dos diccionarios distintos, son expresiones lexicamente compuestas cuyo sentido y denotacin vienen determinados por el sentido y denotacin de sus lexemas constituyentes. Son diferentes en un grado ciertamente curioso, ya que la una hace uso de lexemas ms especializados ('canino' y 'mamifero'1 que la otra. En seguida volveremos a este aspecto de la cuestin. En ambos casos, sin embargo. se mantiene el principio general de que el sentido y denotacin de la totalidad es una funcin cornpositira del sentido la denotacin de las partes: este principio ser desarrollado en el capitulo 4_ Una tercera cuestin, obvia quiz. pero que. como la precedente, sera importante ms tardes precisa ser establecida con claridad, consiste en que el sentido y la denotacin son en general, interdependientes y relacionados inversamente en terminas de magnitud. Son interdependientes en
cuanto que (en el caso de expresiones que tienen tanto sentido como denotacin) cualquiera, normalmente, no conocera el sentido sin tener al menos cierto conocimiento de la denotacin. Esto plantea la posibilidad de que tanto el sentido como la denotacin pudieran ser considerados como lgica o psicolgicamente ms bsicos el uno que la otra. Examinar esta posibilidad en el epgrafe siguiente. Por lo que se refiere a la relacin inversamente proporcional establecida entre el sentido y la denotacin, podra expresarse de un modo poco rebuscado de la siguiente manera: a una denotacin ms extensa le corresponde un menor sentido, y a la inversa. Por ejemplo, la denotacin de 'animal' es ms amplia que la de `perro' (todos los perros son animales, pero no todos los animales son perros), pero el sentido de `animal' es menos especfico que el de `perro'. Esta relacin inversamente proporcional es perfectamente conocida en la lgica tradicional que la estableca en trminos de la diferencia entre extensin y comprensin: comnmente, la extensin de un trmino o expresin es la especie de objetos que define, mientras que la comprensin consiste en la propiedad definitoria de la categora. La moderna semntica formal, como veremos, desarrolla esta distincin de un modo particular. Finalmente, por lo que se refiere a este epgrafe, se ha de destacar que nada de lo dicho aqu acerca del sentido y la denotacin se ha de considerar como si implicase que el uno o la otra estn totalmente determinados en todos o en la mayor parte de los lexemas de los vocabularios de las lenguas naturales. Por el contrario, el sentido de muchos lexemas e incluso de la mayora de expresiones lxicamente compuestas parece ser algo de contornos imprecisos. De modo semejante, a menudo no est claro si una determinada entidad cae o no dentro de la denotacin de una expresin. Qu significa entonces que alguien conoce el significado descriptivo de una determinada expresin en su lengua nativa? Realmente, cmo logramos comunicarnos entre nosotros con mayor o menor xito, por medio de una lengua, si el significado descriptivo de muchos lexemas, su sentido y denotacin, es impreciso o indeterminado en s mismo? Conviene tener presente esta cuestin.
una expresin ha de entender el significado del pronombre demostrativo `eso' (o su equivalente en otras lenguas) en la proposicin "Eso es (un) X", o alternativamente, del gesto que sirve para el mismo fin. Se ha de dar cuenta, tambin, de que el enunciado o el gesto en cuestin estn sirviendo para un objetivo ms general. Es fcil pasar por alto la importancia de este componente en el proceso de la definicin ostensiva. Finalmente, el que aprende la palabra, no slo ha de apreciar que la entidad para la que se reclama su atencin ostensivamente ha de considerarse como un miembro de cierta categora, sino que tambin ha de conocer de antemano o inferir la comprensin (propiedad definitoria) de la especie que se est ejemplificando. Cada entidad ejemplifica un conjunto de categoras potencialmente infinito. Por ejemplo, nuestro amigo Leal es un miembro de la clase de los perros, pero tambin es indefinidamente un miembro de muchas otras subclases (mastines, perros de orejas cadas, perros de patas cortas, perros de expresin tristona, perros de pelo rubio-castao, etc.); indefinidamente de muchas otras superclases (mamferos, criaturas de cuatro patas, animales, entidades fsicas, etc.); y, mucho ms importante, de indefinidamente muchas clases de entidades a las que pocos perros ms pueden pertenecer, si es que hay alguno, aunque s una gran cantidad de no perros (por ejemplo, la clase de los seres mviles que hacen un sonido caracterstico que obliga a que Juanito diga con cario: chucho, papato, el gato, la aspiradora, etc.). Cmo puede uno decir precisamente cul de este potencialmente infinito conjunto de categoras es aquella a la que pertenece el ser definido? El problema no es insoluble, si suponemos que la persona que est aprendiendo la extensin de una expresin (la clase de seres que denota) tiene conocimiento previo de lo que ha de ser su comprensin. Sin embargo, para empiristas a ultranza el problema parece ser realmente insoluble. Vamos a rechazar lo que denominar como la condicin de la atomicidad de Russell: la condicin impuesta a las palabras objeto de que su significado ha de ser independiente lgica y psicolgicamente del significado de otras palabras. Es mucho ms fcil hacer que alguien vea lo que uno est sealando y darle una idea de la especie que est intentando ejemplificar por el objeto indicado, si uno se permite usar otras expresiones, bsicas o no,_relacionadas
por el sentido con la palabra que se est definiendo. Por ejemplo, si en lugar de decir "eso es un perro", digo "ese animal es un perro", mi interlocutor (en el supuesto de que tenga un conocimiento suficientemente bueno de la comprensin de `animal') estar menos dispuesto a creer que estoy sealando la aspiradora o el felpudo. Si digo "eso es un perro, no un gato", llamo su atencin de este modo, sobre aquellos rasgos, tanto fenomenolgicos como funcionales, que distinguen a los perros de los gatos. En pocas palabras, la definicin ostensiva seguro que ser mucho ms afortunada si se abandona la condicin de la atomicidad. De todos modos, haciendo caso omiso de si es posible en principio aprender la denotacin de una expresin sin conocer (o aprender simultneamente) la denotacin de otras expresiones con las que se relaciona por el sentido, parece claro que no podemos operar en la prctica de este modo. De nios no aprendemos toda la extensin de `rojo', pongamos como ejemplo, sin conocer nada acerca de la extensin de `marrn' o `rosa'. No aprendemos toda la extensin de `perro' sin conocer nada de la extensin de algunas de las expresiones comnmente coincidentes y con las que se relaciona por el sentido. Recurdese que Russell supona que las palabras objeto `se definen... psicolgicamente, como palabras que han sido aprendidas sin necesidad de que se hubiese aprendido previamente otras palabras'. Si `psicolgicamente' se entiende en la definicin de Russell como que hace referencia a la adquisicin del lenguaje por los nios en condiciones normales, entonces el sentido y la denotacin de lo que Russell y otros pudieran considerar como palabras bsicas no son en realidad psicolgicamente independientes el uno de la otra. (Incidentalmente, los propios ejemplos de Russell incluyen palabras inglesas como `man' [hombre], `dog' [perro], 'yellow' [amarillo], 'hard' [duro], `sweet' [dulce]; `walk' [caminar], 'run' [correr], 'eat' [comer], `drink' [beber]; 'up' [arriba], 'clown' [abajo], `in' [en], `out' [fuera], 'before' [antes], 'after' [despus].) La adquisicin del lenguaje por los nios ha sido intensamente investigada en los ltimos aos y parece claro que los nios no aprender, el significado de las palabras tal como Russell supone. Un caso famoso en los estudios sobr e el tema se refiere a un nio que deca kwa (versin infantil de quack) no slo para referirse a un pato, sino tambin a
la leche, a una moneda y a un ojo del osito de peluche. Un nio aprende gradualmente la denotacin de una palabra slo aprendiendo simultneamente la denotacin de otras palabras. Entonces, a dnde nos lleva esto en lo referente a la distincin entre expresiones bsicas y no bsicas? Tiene una larga historia y, en pocas palabras, es intuitivamente interesante. Obviamente, si se acepta el argumento de los breves prrafos ltimos, no se puede continuar diciendo con Russell que las expresiones bsicas son aquellas cuyo sentido est completamente determinado por su denotacin y que las expresiones no bsicas son aquellas cuyo sentido (que, como consecuencia, determina su denotacin) est completamente determinado por el sentido de las expresiones bsicas usadas para definirlas. Pero esto no quiere decir que la distincin en s misma se venga abajo. Despus de todo, esta dicotoma constituye la primera piedra del tan prctico sistema conocido como Ingls Bsico, inventado por C. K. Ogden en los aos treinta y propuesto como una segunda lengua internacional. El Ingls Bsico tiene un vocabulario de 850 lexemas; y se supone que este nmero es suficiente para definir los dems lexemas del ingls estndar por no decir todos los lexemas de otras lenguas. Adems, el Ingls Bsico es uno de los muchos sistemas que, en ltimo extremo, tienen su origen en las especulaciones filosficas de Leibniz, el obispo Wilkins y otros eruditos del siglo XVIII cuyos trabajos informan la tradicin del empirismo lgico a la que perteneca Russell y que ejerci una poderosa influencia en Roget cuando ste compil su famoso Thesaurus of English Words and Phrases en 1852. Por otro lado, sin hacer consideracin filosfica alguna sobre el vocabulario supuestamente bsico con el que operan, muchos manuales de lenguas extranjeras se cien deliberadamente a lo que consideran como bsico en el supuesto de que es lo necesario y suficiente para las necesidades cotidianas. En algunos pases y para algunas lenguas se han publicado oficialmente listas de vocabulario bsico como las de Garca Hoz (1953), y los libros de texto y los exmenes se basan en ellos. Por lo que se refiere a las palabras del diccionario, es interesante volver ahora a las expresiones lxicamente compuestas tomadas de las entradas de `perro' de dos distintos diccionarios, ya citadas en el epgrafe anterior: `mamfero
bras definidas'; por el contrario, la primera definicin est redactada segn el principio distinto, pero no incompatible, de que las definiciones han de estar `en prosa clara' y redactadas con palabras tales que cada una de ellas `sea tambin una entrada del diccionario'. Otra diferencia, que ser destacada en el prximo epgrafe, es que la primera expresin est ms cerca de ser sinnimo de `perro' (en uno de sus sentidos) que la segunda. Quisiera destacar aqu el hecho de que hay al menos dos sentidos distintos de `bsico' (o `simple') en que un lexema puede ser ms bsico (o ms simple) que otro. El sentido ms obvio de `bsico' es aquel que depende de la frecuencia de aparicin en el uso cotidiano y no especializado. Segn este criterio, la entrada de `animal carnvoro' contiene palabras claramente ms bsicas (y ms simples) que la entrada de `mamfero canino', aunque tambin exige que el usuario interprete las expresiones lexicalmente compuestas `de cuatro patas' y `carnvoro'. El vocabulario deliberadamente reducido de los manuales de lenguas segundas mencionados anteriormente puede ser considerado bsico en el mismo sentido. Adems, por otro lado, existe otro sentido de `bsico'. En este segundo sentido, no est en absoluto claro que las palabras cotidianas sean necesariamente ms bsicas que
las palabras menos familiares como `mamfero' o `domesticado'. Algunas palabras pueden ser ms bsicas que otras en cuanto que pueden usarse para definir un gran volumen del vocabulario total o pueden ser usadas para construir un conjunto de definiciones ms elegantes y sistemticas relacionadas entre s. Esto podra asociarse directamente con lo que Leibniz y otros filsofos del siglo XVIII designaron como conceptos atmicos: como si fuesen los sillares del sistema conceptual que gua y orienta todo el discurso racional y del pensamiento. Este es el sentido de `bsico o
canino domesticado' y `animal carnvoro domstico de cuatro patas'. La diferencia ms sobresaliente entre ellas es que la segunda definicin est redactada con palabras escogidas de entre un vocabulario controlado de aproximadamente 2000 palabras que fue seleccionado mediante un profundo estudio de un determinado nmero de vocabularios pedaggicos y de frecuencia, y adems es una definicin de acuerdo con el principio de que las definiciones siempre se redactan usando trminos ms simples que los de las pala-
`primario' que predomina en la tradicin filosfica aunque Russell y otros autores hablan con frecuencia, como si los dos sentidos determinasen fundamentalmente el mismo conjunto de palabras objeto. Tambin es este segundo sentido de `bsico' el que ha predominado, como se ver en el captulo 4, en una gran cantidad de recientes especulaciones lingsticas. No hay motivo para creer que los dos sentidos de `bsico' debieran aplicarse a los mismos lexemas exactamente. Pero parece razonable admitir que muchos de los lexemas de los vocabularios de todas las lenguas naturales debieran ser bsicos en ambos sentidos. Trataremos este punto en nuestra discusin de los tipos naturales y de los prototipos semnticos. En este epgrafe he introducido y puesto de relieve deliberadamente algunas ideas filosficas que pocas veces se mencionan en las introducciones a la semntica escritas por lingistas. Lo he hecho porque, desde mi punto de vista, es imposible evaluar los trabajos ms elementales de semntica descriptiva a menos que uno tenga cierta nocin de las coordenadas filosficas generales en que estn escritos. Esto es verdad prescindiendo de si el propio autor conoce los orgenes o implicaciones filosficas de sus principios operativos. Falta por aadir que la tradicin empirista ha sido muy especialmente importante en el desarrollo de la moderna semntica formal y contina influyendo en el pensamiento de muchos de los que ms abiertamente rechazan el empirismo. Los filsofos empiristas siempre han tendido a considerar prioritarios los atributos fenomnicos de las entidades en su estudio de la denotacin: es decir, aquellos atributos que se pueden conocer o percibir a travs de los sentidos. Hemos de tener cuidado en no aceptar este punto de vista, sin ms discusin, simplemente porque ha llegado hasta nosotros por tradicin, a menudo sin demasiadas crticas. Los atributos funcionales, aquellos atributos que hacen que las cosas nos sean tiles para determinados objetivos, no son menos importantes en la determinacin de lo que es bsico, o pueda serlo, en el vocabulario de las lenguas naturales. Por ejemplo, es posible que la comestibilidad sea tan importante como el color o la forma, y adems es probable que sirva como una de las propiedades que reconocemos como criterio en el establecimiento de la denotacin en conjuntos enteros de lexemas.
cuestin, asociada en los ltimos aos a los nombres de los lingistas americanos Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf, consiste en que nuestra consideracin del mundo o la realidad es, en gran manera, el resultado de categoras impuestas sobre el cmulo de experiencias y el fluir del pensamiento por las lenguas que nos toca hablar. A principios de siglo, el lingista suizo Ferdinand de Saussure mantuvo, en esencia, el mismo punto de vista, que es un rasgo comn, aunque no esencial, de varios tipos de estructuralismo tanto europeos como americanos. El estructuralismo contrasta al respecto con el atomismo (vase la condicin de atomicidad y la nocin de conceptos atmicos citados en el epgrafe anterior): destaca la interdependencia de las entidades ms que su existencia individual y separada. De hecho, el estructuralismo como doctrina filosfica mantiene en su formulacin extrema que las entidades no tienen esencia o existencia al margen de la estructura que les viene impuesta por el pensamiento o la lengua sobre unas cosas que, de otro modo, estaran indiferenciadas. Es una doctrina atrevida que ha intoxicado a muchos semnticos. Atemperada con una dosis adecuada de realismo elemental puede ser saboreada por todos, a excepcin de los gustos filosficos ms excntricos, y hasta puede ser suficientemente atractiva como para merecer ser recomendada. El realismo elemental puede diferir del realismo filosfico. Pero los defensores de ambos suponen de modo parecido que la realidad exterior se compone de entidades cuya existencia es independiente del pensamiento y de la lengua. Y an ms, estaran de acuerdo en que muchas de las entidades (personas, animales, cosas) pueden agruparse en lo que tradicionalmente se llaman tipos naturales: esto es, categoras cuyos miembros comparten la misma esencia. Los candidatos ms elementales para poseer la cualidad de tipos naturales son, obviamente, las especies vivientes, que se reproducen a s mismas cada una segn su tipo, tal como se dice tradicionalmente. Vemos que los seres humanos se reproducen y alumbran nuevos seres humanos; los tigres procrean nuevos tigres; los robles reproducen su tipo de un modo esencialmente invariable; y as sucesivamente. Segn el realismo, la realidad exterior contiene tambin agregados de diferentes tipos de materia, agua, oro, sal, etc., de tal modo que dos agregados de materia cualesquiera son total o parcialmente del mismo
tipo o no. La gramtica tradicional, que ha sido fuertemente realista en su inspiracin filosfica a lo largo de gran parte de su historia, dir que, aunque los nombres propios denotan entidades individuales, los nombres comunes (o sea, no propios) denotan los tipos naturales. El ingls, por ejemplo, como otras lenguas, aunque no todas, establece una distincin gramatical entre palabras que denotan entidades, nombres contables (`hombre', `tigre', `roble') y palabras que denotan materia, nombres de materia (`agua', `oro', 'san. Hasta muy recientemente, muchos filsofos del lenguaje que aceptaban la doctrina tradicional de los tipos naturales la interpretaban en trminos de la distincin entre comprensin y extensin. Suponan que conocer el significado de cualquier expresin que denotase un tipo natural (es decir, conocer su sentido) era conocer su comprensin: sus propiedades definitorias, o, en trminos filosficos, las condiciones necesarias y suficientes que deba satisfacer cualquier entidad o materia comprendida en la extensin de la expresin de que se tratase. Hace algunos aos, ciertos autores, entre los que destacan Hilary Putnam y Saul Kripke, propusieron una nueva versin muy interesante de la doctrina de los tipos naturales, que rompe la relacin entre comprensin y esencia. No podemos extendernos ms en los principios filosficos. Pero, para aquellos lectores con suficiente base filosfica, se puede advertir que la teora de las expresiones de tipos naturales, tal como fue desarrollada por Putnam y Kripke va ms all de la discusin humanista entre nominalistas y realistas: es una teora nominalista en cuanto que considera que la asociacin entre una expresin de un tipo natural y su extensin es, en todos los aspectos fundamentales, idntica a la asociacin entre un nombre propio y su portador; y es una teora realista en cuanto que no rechaza que los miembros de un mismo tipo natural comparten la misma esencia. Los argumentos propuestos por Putnam, Kripke y sus seguidores son sutiles y persuasivos; adems, estn apoyados en todos los tecnicismos de la moderna lgica matemtica. (Al final del libro, se dan las referencias en la bibliografa.) Idealmente, exigiramos de cualquier buena teora semntica que concordase con las explicaciones cotidianas y no tcnicas del significado descriptivo (y precisamente eso
es lo que hace la propuesta de Putnam y Kripke que acabamos de mencionar). O sea, no queremos una teora semntica que vaya contra las explicaciones del sentido comn del tipo de las que podra dar el hombre de la calle, con tal de que uno no le aturda o, como habra dicho Wittgenstein, le haga discurrir sin ms ni ms, plantendole una cuestin general abstracta como "qu es significado?". Si saber el significado descriptivo de `perro', supone conocer las caractersticas definitorias del tipo natural que denota, pocos hablantes de espaol, si es que hay alguno, podrn decir que saben el significado de `perro'. Existen especialistas, reconocidos como tales en la cultura a la que pertenecemos, que pueden decidir por nosotros en casos de duda (por ejemplo, si se me acusa de haber permitido intencionadamente que mi perro ensucie el suelo y a continuacin digo que no es un perro). Pero incluso los especialistas pueden no estar de acuerdo entre s. El significado descriptivo de las expresiones de un tipo natural, como el significado descriptivo de muchos lexemas, es indeterminado y borroso en s mismo. Nos comunicamos perfectamente entre nosotros, por lo menos en lo que concierne a palabras como `perro', slo porque normalmente no operamos con las zonas borrosas o indeterminadas del significado de las palabras. Hablando en trminos generales, operamos con lo que se suelen llamar prototipos, o estereotipos; y aquello a lo que normalmente pretendemos referirnos se ajusta al prototipo. Por ejemplo, el prototipo para `perro' podra ser algo as como "un animal carnvoro de cuatro patas, especialmente cualquiera de las distintas especies usadas por el hombre para su compaa o para cazar, trabajar, guardar el ganado, etc.". La parte de la definicin que va desde "especialmente" hasta el final indica que existen distintas variedades de perros y que algunas de ellas entran en la extensin focal de `perro' (o sea, existen subclases ms caractersticas de la categora de lo que lo son otras variedades no focales). Entre todas las variedades de perros nosotros podramos citar unas pocas, mientras que un criador de perros citara muchas ms: mastines, galgos, podencos, etctera. Cuando decimos que alguien sabe el significado de `perro' ponemos de manifiesto que precisamente posee slo este tipo de conocimiento. Como ya seal en su momento, la definicin de 'animal carnvoro domstico de
cuatro patas' no pretende ser sinnima de lo que define, al contrario de la definicin `mamfero canino domesticado'. Pero esto no es necesariamente un defecto. A veces el significado descriptivo de un lexema puede explicarse por medio de una parfrasis ms o menos sinnima; en otros casos, se puede transmitir mejor dicho significado por medio de la definicin supuestamente imperfecta y sin rematar de un prototipo. Los lingistas estn condicionados por su formacin cuando empiezan a hablar, en este punto, sobre las diferencias entre autntico conocimiento lingstico y conocimiento de la realidad; sobre las diferencias entre el lxico mental ideal y una enciclopedia; sobre las diferencias entre competencia y actuacin; sobre las diferencias entre pragmtica y semntica. Ninguna de estas dicotomas carece de sentido; pero no se han de confundir entre s y ninguna de ellas puede ser establecida con claridad en todos los casos. Habra que sealar ahora que el trmino `tipo natural' y mi presentacin del tema hasta ahora inducen a error desde cierto punto de vista. Respecto a las asociaciones tradicionales de `tipo natural' y sus justificaciones filosficas en las discusiones ordinarias, puede considerarse que las palabras que denotan tipos naturales en el sentido tradicional difieren semnticamente de las palabras que denotan lo que llamar tipos culturales, como `basura' y `ctedra'. No existen razones para creer que as sea. Podemos encontrar prototipos tanto de una clase como de otra y damos el mismo modelo de definiciones abiertas combinando criterios fenomnicos y funcionales. De hecho los tipos naturales en el sentido tradicional a menudo son combinados y divididos, tal como han dicho los estructuralistas de forma arbitraria a veces, pero, con frecuencia, por razones explicables culturalmente. Por ejemplo, `fruta' y `verdura' se aplican cada una a distintos tipos naturales y en su sentido ordinario ms comn son imprecisas e indeterminadas. En cuanto a su denotacin, el criterio principal que sirve para clasificar un determinado tipo natural como una fruta o una verdura est claro que, en su sentido prototpico o focal, es culinario: en las comunidades de habla espaola, si se come como parte de una comida principal con carne o pescado; si se usa para hacer sopa; y as sucesivamente. La clave de la cuestin parece ser que lo cultural y lo natural
estn tan ntimamente asociados en los vocabularios de las lenguas naturales que, a menudo, es imposible decir, en la mayora de los casos, que lo uno sea ms bsico que lo otro, en cualquiera de los dos sentidos de 'bsico' examinados en el epgrafe anterior. Esto se pone claramente de manifiesto en investigaciones llevadas a cabo por antroplogos, psiclogos y lingistas en una gran variedad de lenguas, en determinadas reas del vocabulario. Muchas de tales investigaciones se han inspirado, en los ltimos aos, en el importante y fecundo trabajo realizado por Berlin y Kay (1969) sobre el vocabulario del color. Otras reas del vocabulario, o campos semnticos, que han sido investigados desde el mismo punto de vista, incluyen las de la forma, nomenclatura botnica y biolgica y las de la cocina. En estudios generales sobre el tema es frecuente que los autores pongan de relieve la validez intercultural de ciertas categoras focales. No es menos importante, sin embargo, insistir en el hecho de que existe tambin una gran cantidad de variacin entre las lenguas segn su distinta cultura. Lo que dije sobre 'fruta' o 'verdura' en el prrafo anterior es tpico de todos los campos semnticos, incluyendo los del color y la forma. Por ejemplo, el hecho de que 'tinto' y 'blanco' se usen para distinguir dos grandes clases de vino es algo que no se puede explicar en trminos de los significados focales de tales palabras. Es una convencin establecida culturalmente que debe ser aprendida cuando se aprende a usar 'tinto' y 'blanco' en una gama de situaciones caracterstica y de determinadas combinaciones. Se ha de resaltar tambin que la nocin de significado focal y perifrico se aplica de igual modo a todas las reas del vocabulario. En su mbito caen no slo los trminos de tipo natural, sino tambin los trminos de uso cultural. Lo mismo que los trminos abstractos, no menos que las palabras que denotan entidades y sustancias de la realidad material. En pocas palabras, no hay motivo para que el lingista crea que hay nada especial, desde el punto de vista semntico, respecto a aquellas palabras cuyo significado focal viene determinado por las propiedades de la realidad material y los mecanismos perceptivos de los seres humanos.
Resumen
En este captulo hemos puesto de manifiesto que encontrar una definicin satisfactoria es notablemente ms difcil de lo que a simple vista parece. De hecho, finalmente, hemos llegado a la conclusin de que muchas de las palabras cotidianas, palabras que denotan tipos naturales y culturales, son necesariamente algo indeterminadas en cuanto al sentido y, por tanto, indefinibles, por serias razones desde un punto de vista terico. Hemos introducido tambin la distincin entre significado focal y perifrico, as como la distincin, no menos importante, entre denotacin y sentido. Dedicaremos el captulo siguiente a presentar dos enfoques distintos del anlisis de sentido del lxico: el anlisis componencial y el uso de los postulados semnticos.
4. Redes de palabras
La formalizacin de la estructura lxica
donde situar cada palabra est cmodamente, ocupando su lugar para a /as otras' T. S. ELIOT , Little Gidding
La gente considera a menudo el significado de las palabras como si cada - una de ellas tuviese una existencia independiente y separada. Pero, como vimos en el captulo precedente, una palabra no puede entenderse en su totalidad independientemente de otras palabras relacionadas con ella y que delimitan su sentido. Considerada desde un punto de vista semntico, la estructura lxica de una lengua, la estructura de su vocabulario, se entiende mejor como una amplia e intrincada red de relaciones de sentido: es como una enorme tela de araa multidimensional en la que cada tramo establece una relacin y cada nudo de la red est definido por un lexema diferente. En este captulo estudiamos dos enfoques del problema de describir la estructura lxica de las lenguas de un modo preciso y sistemtico. Haremos uso de algunas nociones simples tomadas de la lgica moderna.
Anlisis componencial
El anlisis componencial constituye un medio de formalizar o hacer absolutamente precisas las relaciones de sentido que los lexemas mantienen entre s. Como el mismo nombre indica, dicho anlisis consiste en la descomposicin del sentido de un lexema en sus elementos constituyentes. Tiene una larga historia en las discusiones filosficas del lenguaje. Pero slo recientemente los lingistas lo han usado con gran amplitud. Descomposicin lxica sera un trmino alternativo para el anlisis componencial. Comencemos por un ejemplo profusamente utilizado. Las palabras `muchacho', `muchacha', `hombre' y `mujer' denotan todas ellas seres humanos. Por tanto podemos sacar del sentido de cada una de ellas el factor comn de "humano": es decir, el sentido de la palabra espaola `humano'. De igual modo, de "muchacho" y "hombre" podemos sacar el factor comn "macho", y de "muchacha" y "mujer", el factor comn "hembra". Por lo que se refiere a "hombre" y "mujer", se puede decir que poseen como uno de sus factores el componente de sentido "adulto", frente a lo que ocurre en "muchacho" y "muchacha" que carecen del factor "adulto" o, para ser ms preciso, contienen el factor "no adulto". El sentido de cada una de las cuatro palabras puede representarse, por tanto, como el producto de tres factores:
He utilizado deliberadamente el signo de multiplicar para resaltar el hecho de que se pretende que estas relaciones se consideren como ecuaciones matemticamente precisas, en las que los trminos `producto' y `factor' se aplicarn con la misma exactitud con que se aplicaran en, pongamos por caso, 30 = 2 X 3 X 5. Hasta aqu est claro. Otra cosa es si las ecuaciones que hemos planteado son empricamente correctas. Prosigamos con ello. En realidad, los lingistas no representan generalmente
se a los componentes de sentido considerados universales v con los que se constituyen los sentidos de las expresiones en cada lengua natural en particular. Gran parte del atractivo del anlisis componencial proviene de la posibilidad de identificar tales componentes de sentido universales en la estructura lxica de las distintas lenguas. Con frecuencia, se explican como conceptos atmicos bsicos. en el sentido de 'bsico' que predomina en la tradicin filosfica y que. como advertimos en el captulo 3, no necesariamente coincide con el otro sentido de 'bsico', ms obvio. Cul es. entonces, la relacin entre HUMANO y "humano", entre MACHO y "macho", v as sucesivamente? Esta cuestin, importante desde el punto de vista terico. ni siquiera es planteada en muchos trabajos. Simplemente se admite que "macho" quiere decir MACHO: que MACHO es idntico a "macho". La descomposicin de "hombre" en MACHO. ADULTO v HUMANO se entiende que dice algo acerca de las relaciones de sentido establecidas por las palabras espaolas `hombre'. 'macho', 'humano' y 'adulto' slo en este supuesto (a falta de un bagaje de reglas de interpretacin ms explcitas). En adelante adoptaremos este supuesto. Esto deja abierta una cuestin obvia (que no intentar contestar v que el lector es posible que la considere retrica): Por qu habra de tener el espaol. o cualquier otra lengua natural, una consideracin privilegiada de metalenguaje para el anlisis semntico de todas las lenguas? Ahora podemos desarrollar la formalizacin un poco ms. En primer lugar, podemos eliminar el componente negativo de "no adulto" y sustituirlo por el operador de negacin, tal como se define en la lgica proposicional estndar: ' (De modo alternativo, y realmente equivalente, podemos distinguir un valor positivo y negativo de la variable de dos valores ADULTO: o sea. + ADULTO y -ADULTO. Los lingistas que trabajan en el marco terico de la gramtica generativa de Chomsky normalmente han hecho uso de este segundo tipo de notacin.) Ahora ya
los componentes de sentido de la forma en que yo los he introducido. En lugar de decir que "hombre" es el producto de "humano". "macho" y "adulto", es ms comn indicar tales factores como HUMANO, MACHO y ADULTO. Esto no es simplemente una cuestin de preferencia tipogrfica. Por convencin, las versalitas se emplean para referir-
tenemos el componente ADULTO como bsico, presumiblemente atmico, conjuntamente con su complementario ADULTO. Si MACHO y HEMBRA tambin son complementarios, podemos considerar uno de ellos como bsico y definir el otro a partir de l por medio del mismo operador de negacin. Pero, cul de ellos es ms bsico que el otro desde el punto de vista natural o cultural? La cuestin encierra un considerable inters terico si realmente nos proponemos establecer un inventario de los componentes de sentido universales. En principio se podra suponer que no existe una respuesta universalmente vlida. Lo que de hecho est claro, sin embargo, es que, por lo que se refiere al vocabulario del espaol, es MACHO lo que uno quisiera tratar normalmente como siendo ms general y, por tanto, en cierto sentido, ms bsico. Las feministas podran argir. probablemente con justicia, que esto se explica por la cultura. De todos modos, existen excepciones explicables culturalmente: 'telefonista', 'secretaria', etctera, entre otras palabras que (normalmente) denotan seres humanos: 'oca'. ' mula' y en cierto sentido 'vaca'. entre palabras que denotan animales domsticos. Por lo que se refiere a HUMANO. ste se opone a un conjunto total de lo que. desde cierto punto de vista, son componentes igualmente bsicos: sean por ejemplo CANINO, FELINO, BOVINO, etctera. Son igualmente bsicos porque se puede considerar que denotan propiedades definitorias complejas de tipos naturales. Al principio us el signo de multiplicar para simbolizar la operacin por la que se combinan los componentes. Ahora lo sustituir por el conector proposicional de conjuncin: ` &'. As, podemos volver a escribir el anlisis de "hombre", "mujer", "muchacho" y "muchacha" como:
para poner de manifiesto la diferencia entre la ausencia de un componente y su negacin. La ausencia de ~ MACHO en la representacin del sentido de `nio' diferencia "nio" de "muchacha". Al igual que `caballo', `semental', `yegua', `potro', `carnero', `morueco', `oveja', `lechal', `toro', `vaca', `ternero' y muchos otros conjuntos de palabras se pueden analizar sustituyendo EQUINO, OVINO, BOVINO, etctera, o lo que corresponda en cada caso, por HUMANO. La negacin y la conjuncin son las nicas operaciones lgicas utilizadas hasta ahora. En realidad, usando smbolos para los operadores proposicionales, ` ^-' y `&', y asignndolos directamente, no a proposiciones, sino a lo que los lgicos llamaran predicados, he dado por sentado una gran cantidad de mecanismos formales adicionales. Algunos de stos se introducirn ms adelante. La formalizacin que he empleado no es la nica posible. Podra haber usado al respecto la terminologa y notacin de la teora de los conjuntos elemental tal como se ensea hoy en da casi de un modo generalizado en la escuela elemental. Todo lo dicho hasta aqu sobre la naturaleza compositiva de significado lxico se podra haber dicho en trminos de conjuntos, sus complementos y la interseccin de conjuntos. Por ejemplo, "muchacho" = HUMANO & MACHO & ADULTO puede ser interpretado as: cualquier elemento que pertenece a la extensin de la palabra `muchacho' est contenido en la interseccin de tres conjuntos H, M y A', donde H es la extensin de `humano' (cuya comprensin es HUMANO "humano"), M es la extensin de `macho' y A' es el complemento de la extensin de `adulto'. Esto se ilustra grficamente por medio de los llamados diagramas de Venn (que sern familiares para muchos) como el de la Figura 2.
Existen varios motivos para introducir en este punto estas nociones elementales de la teora de conjuntos. Primero, estn implcitas, y raramente se hacen explcitas, en los trabajos ms informales del anlisis componencial llevados a cabo por lingistas, antroplogos y psiclogos. Segundo, se entienden muy bien y se formulan con toda precisin en la lgica matemtica moderna; adems, como veremos en la segunda parte, juegan un importante papel en los sistemas ms influyentes de la semntica formal. Finalmente, nos permiten dar una interpretacin muy precisa al trmino `producto' cuando decimos que el sentido de un lexema es el producto de sus componentes o factores. Muy a menudo, podemos decir que el sentido de un lexema (o uno de sus sentidos) es una funcin compositiva de sus componentes de sentido: es decir, su valor est totalmente determinado por (I) el valor de los componentes y (II) la definicin de las operaciones por las que dichos componentes se combinan. Decir que el sentido de un lexema es una funcin de la teora de conjuntos de sus componentes de sentido es decir que es una funcin compositiva de un tipo particularmente simple. La nocin de composicionalidad, como veremos en la tercera parte, es absolutamente crucial en toda la semntica formal moderna. Igualmente lo es el sentido matemtico del trmino `funcin'. Cualquiera que haya aprendido en la escuela los rudimentos de la teora de conjuntos elemental (o tambin de simple aritmtica y lgebra considerada desde un punto de vista suficientemente general) estar ya familiarizado con el principio de la composicionalidad, aunque no haya tenido nunca ningn contacto, hasta ahora, con los trminos de `composicionalidad' y `funcin'. Las palabras usadas hasta ahora para ilustrar los principios del anlisis componencial se pueden considerar como palabras que denotan propiedades. Son comparables a lo que los lgicos llaman predicados mondicos o de una posicin: expresiones que tienen una posicin que se puede llenar, si se desea, para ser usados en una proposicin bien formada. Por ejemplo, si `Juan' se asocia con el predicativo mondico `muchacho' el resultado es una oracin simple que expresa la proposicin "Juan es un muchacho". (Para ms sencillez he omitido muchos detalles que nos ocuparn ms adelante.) Otras palabras, especialmente los verbos transitivos (como 'golpear', `matar'), la mayora de prepo-
siciones, y nombres como `padre', `madre', etctera, denotan relaciones didicas: denotan la relacin establecida entre dos entidades que se manifiestan por las expresiones que ocupan los dos lugares. Esto quiere decir que su descomposicin ha de dar cuenta de la direccionalidad de las relaciones. Por ejemplo, "padre" = PROGENITOR & MACHO es inadecuado en cuanto que deja sin representar la direccionalidad de relacin de paternidad. Puede desarrollarse aadiendo variables en los lugares adecuados:
"
lo cual expresa el hecho de que X es el progenitor de Y al tiempo que X es macho. As, no slo se explica con claridad la direccionalidad de las relaciones, sino que tambin advertimos que es el sexo de X, y no el de Y, lo que ha de ser tenido en cuenta. Existen otras complicaciones. La ms importante de todas es la necesidad de introducir en la representacin del sentido de ciertos lexemas una estructura jerrquica que refleje la estructura sintctica de las oraciones. Por ejemplo, "dar" se analiza de un modo ms o menos plausible como una estructura didica (Y, Z)TENER, en el interior de otra (X,)CAUSAR:
nalidad de ejemplos ms complejos, como los de "dar" y "matar". En los ltimos aos, especialmente los lingistas que defienden los principios de la gramtica generativa han planteado propuestas algo diferentes.
En cuanto a la validez emprica del anlisis componencial, no es difcil poner de manifiesto que sta es ms aparente que real. Por ejemplo, el anlisis de "muchacho", "muchacha" y "nio" dado anteriormente, nos dice que todos los muchachos y todas las muchachas son nios. Pero esto no es verdad: no podemos deducir legtimamente de la proposicin "Juan es un muchacho y Juana es una muchacha" la proposicin "Juan y Juana son unos nios" (en el sentido propio de `nio'). Y no tiene sentido alguno decir que esto es ms a causa del uso que del significado de `nio'. Las expresiones espaolas `nio' y `nia' no son sinnimas de `muchacho' y `muchacha'. En ltimo extremo, por tanto, se ha de aadir algo ms al anlisis para que recoja este hecho. Y qu diramos sobre el anlisis de sentido de `muchacho' y `muchacha' en relacin con el de `hombre' y `mujer'? Incluso aqu ~ ADULTO provoca dificultades. En primer lugar, ni la proposicin "Ese muchacho ya es un adulto" ni "Esa muchacha ya es una adulta" (a diferencia de "Ese nio ya es adulto") parecen ser anmalas en ningn sentido. Cmo, pues, se relaciona ADULTO con "adulto" en estos casos? En segundo lugar, se da el hecho de que, en muchos contextos, `muchacha' y `mujer' no se usan como contradictorias, mientras que `muchacho' y `hombre' aunque pueden no ser contradictorios en sentido estricto realmente se oponen entre s desde el punto de vista semntico con mayor nitidez de lo que lo hacen `muchacha' y `mujer'. Finalmente, ninguno de los criterios de adultez ms evidentes y relativamente objetivos: madurez sexual, mayora legal, independencia econmica y social, etctera, es relevante, salvo en ciertos contextos, para el uso descriptivo de `hombre' ms que `muchacho' o de `mujer' ms que `muchacha'. Ni qu decir tiene que estas dificultades se complican cuando comenzamos a comparar el anlisis de `nio' con el de `lechal' o `potro'; por no citar el de `muchacho' y `muchacha' con el de `potro' y `potra'! De modo parecido se puede aducir que, aunque HUMANO es un componente esencial de "hombre" y "mujer", no lo es de "muchacho", ni, posiblemente, de "muchacha". Los varones descendientes de los dioses (por ejemplo, Cupido) se representan normalmente como muchachos (y los descendientes hembras, en las circunstancias apropiadas, como doncellas); pero no crecen hasta llegar a ser hombres y no se dice que sean humanos. Esto no es una broma.
Existe una tendencia entre los tericos intransigentes e inflexibles a decir que, en casos como este, `muchacho' no se usa en sentido estricto. Pero esto es completamente incorrecto. Hemos de tener cuidado en no aplicar nuestros propios prejuicios metafsicos al anlisis de los vocabularios de las lenguas naturales y todava menos se ha de hacer distincin de acuerdo con tales prejuicios entre el significado literal y no literal. Si el anlisis componencial es defectuoso tanto terica como empricamente, por qu le hemos dedicado tanto espacio? En parte, a causa de que ha ocupado un lugar destacado en los trabajos recientes de semntica y porque ha orientado una gran cantidad de investigaciones. En parte, tambin, porque existe otro modo de considerar el anlisis componencial que lo hace menos claramente defectuoso. Dicho de otro modo, considerado no como una tcnica para la representacin de todos y cada uno de los significados de los lexemas, sino como una manera de formalizar aquella parte de su significado prototpico o focal, que comparten con otros lexemas. Por ejemplo, no hay duda de que `muchacho' se dice prototpicamente de los seres humanos y, adems, tal como lo entendemos, cuando se usa descriptivamente de Cupido, lo concebimos, fundamentalmente, en relacin con los seres humanos. Por tanto, HUMANO es apropiado para el significado focal de 'muchacho' y tambin sirve, por analoga, en los usos no focales. Pero no es parte de su comprensin: es decir, de la propiedad que define la categora cuyos miembros denota. Muchos de los componentes considerados universales que se han propuesto son de ese tipo.
Aqu, la primera proposicin, p i mplica necesariamente, o entraa, la segunda proposicin, q: si sucede que Aquiles mat a Hctor, entonces ha de suceder por necesidad que Hctor muriese. En terminologa de la lgica, el entraamiento es una relacin que se establece entre p y q, donde p y q son variables que sustituyen a proposiciones, de tal manera que, si la verdad de q se infiere necesariamente de la verdad de p (y la falsedad de q se infiere necesariamente de la falsedad de p), entonces p entraa q. El trmino clave aqu es `necesariamente'. Se ha de advertir que el entraamiento se ha definido como una relacin entre proposiciones. Esto es importante. Algunos autores hablan de entraamientos establecidos entre oraciones. Al hacer eso, estn usando el trmino `oracin' con poca exactitud o en un sentido muy peculiar. Otros, por razones en las que no necesito entrar ahora, definen entraamiento como una relacin entre aseveraciones. Pero este uso, tambin, se basa en una interpretacin especializada de `aseveracin' que choca en varios aspectos con su sentido ordinario en espaol, por lo que puede inducir a error. Estudiar la relacin entre oraciones y proposiciones en la tercera parte, y la naturaleza de las aseveraciones, tanto como la de las interrogaciones, mandatos, etctera, en la cuarta parte. De momento, slo advertira a los lectores sobre el hecho de que he extendido mi uso de las comillas hasta aplicarlas a las proposiciones. No existe simbolizacin estndar para la relacin de entraamiento. Usar la flecha de doble lnea. De este modo
significa "p entraa q". La relacin lgica simbolizada as se puede definir, en lgica modal, en trminos de implicacin y necesidad. No necesitamos entrar en el formalismo. Pero es preciso discutir la nocin de necesidad en s misma con mucho ms detalle de lo acostumbrado en la lingstica y en las ciencias sociales. Las proposiciones pueden ser necesaria u ocasionalmente verdaderas (o falsas). Una proposicin necesariamente verdadera (o falsa) es aquella que es verdadera (o falsa) en todas las circunstancias posibles: tal como Leibniz lo enunci, en todos los mundos posibles. Por ejemplo, las proposiciones "La nieve es blanca" y "Los conejos son huma-
nos" podran ser o necesariamente verdaderas o necesariamente falsas, respectivamente. Una proposicin ocasionalmente verdadera (o falsa), por otro lado, es aquella cuyo valor veritativo puede haber sido, o puede ser, distinto en otras circunstancias. Por ejemplo, "Napolen fue derrotado en Waterloo" es contingente en el sentido requerido. Podemos imaginar un mundo posible, o un posible estado del mundo, en el que no fuese verdadera. Esta nocin intuitivamente comprensible de los mundos posibles (satirizados, dicho sea a propsito, en el Cndido de Voltaire a causa del desarrollo teolgico que Leibniz hizo de los mismos) ha sido formalizada de varias formas en la moderna lgica modal. Para fines de la lgica, un mundo posible se puede identificar mediante un conjunto de proposiciones que lo describen verdaderamente. Bajo esta interpretacin de 'mundo' uno habla de las proposiciones como verdaderas en un mundo ms que de un mundo. Se ha de advertir que en este prrafo he usado ambos modos de hablar del mundo. Hasta aqu est claro! Los problemas surgen en cuanto comenzamos a examinar la nocin de necesidad con ms detenimiento. Los filsofos distinguen dos subtipos de verdades necesarias: las analticas y las lgicas. Los lingistas las confunden con frecuencia en los tratados generales. Es i mportante establecer la distincin con claridad. Segn Kant, una proposicin es analticamente verdadera si el significado del sujeto est contenido en el del predicado. Un ejemplo ya tradicional y razonablemente indiscutible es "Todos los solteros son no casados". En el supuesto de que "no casado" est contenido en "soltero", la verdad de "todos los solteros son no casados" se puede demostrar analizando la expresin sujeto, 'todos los solteros', y muy especialmente 'soltero'. El sentido de 'soltero' se puede analizar, o descomponer, en "no casado" (o posiblemente "nunca casado") y "hombre". As, la proposicin en cuestin es equivalente a "Todos los hombres no casados son no casados"
en el que el predicado "no casado" est claramente contenido en el sujeto. Se puede apreciar de inmediato tanto la motivacin original para el uso del trmino `analtico' como la importancia, para este tema, de la tcnica del anlisis componencial. Hoy en da, es ms normal reformular el concepto de analiticidad en trminos ms generales: una proposicin analticamente verdadera (o falsa) es aquella cuyo valor veritativo se determina nicamente por el significado. Esta es la formulacin que adoptaremos. Cualquier proposicin que no es analtica es, por definicin, sinttica. En adelante, todas las proposiciones contingentes, como "Napolen fue derrotado en Waterloo", sern sintticas. No se sigue, sin embargo, que todas las proposiciones sintticas sean contingentes. No desarrollar este punto, aunque es importante y ha sido muy discutido por los filsofos. Pasemos ahora a la cuestin de la verdad lgica. Una proposicin lgicamente verdadera (o falsa) es aquella cuyo valor veritativo nicamente est determinado por la forma lgica de la proposicin: por ejemplo, "Todos los hombres no casados son no casados". Lo que se pretende decir mediante `forma lgica' es discutible, en parte. Ms discutible an es la relacin entre la forma lgica de las proposiciones y la estructura de las oraciones de las lenguas naturales. Pero admitir sin ms que la `forma lgica' se define satisfactoriamente en los sistemas estndar de la lgica y que, en casos sencillos al menos, tenemos una comprensin intuitiva de la misma. Supongo, por ejemplo, que "Todos los hombres solteros son solteros", "Todos los libros rojos son rojos", etctera, se reconocen intuitivamente como verdades lgicas. As se clasificaran con toda seguridad, gracias a su forma, en todos los sistemas estndar de la lgica. Como dije anteriormente las verdades lgicas constituyen uno de los dos tipos de verdades necesarias. Adems, si se considera que la forma lgica es una parte del significado de las proposiciones, las verdades lgicas son una subclase de las verdades analticas. Esto es as por definicin. Se ha objetado que todas las verdades analticas son tambin verdades lgicas; pero esto es muy discutible y no se puede dar por sentado. Se ha argumentado tambin, o si mplemente se ha admitido sin argumentacin que las nicas verdades necesarias son las verdades lgicas. En mi opinin, hay muy buenos motivos para reconocer diferen-
tes tipos, no slo de necesidad no lgica, sino tambin de necesidad no analtica. Los lingistas han usado a menudo el trmino `necesariamente' e incluso `entraamiento', con cierta imprecisin. Por lo que se refiere a la estructura semntica de las lenguas naturales, deberan interesarles, no slo las proposiciones necesariamente verdaderas en s mismas, sino tambin las proposiciones analticamente verdaderas (que incluyen las verdades lgicas como un subtipo). Igualmente, si el entraamiento se define como se ha hecho, debera interesarles de un modo crucial no slo el entraamiento en su totalidad, sino tambin lo que podra llamarse entraamiento semntico o analtico. Hablando en trminos generales, esto es lo que parecen tener en cuenta los lingistas. De ahora en adelante usar el trmino `entraamiento' en su ms estricto sentido. Es posible objetar, naturalmente, que todas las verdades necesarias son analticas, como ya he indicado. Sin embargo, est claro que este no es el caso. En primer lugar, existen proposiciones que, si son verdaderas, lo son gracias a una necesidad natural o fsica: es decir, a causa de las leyes de la naturaleza. (La calificacin, "si son verdaderas", es importante. No se ha de confundir nunca el estatus epistemolgico de una proposicin con su valor veritativo.) Una proposicin de este tipo podra ser: "Todos los hombres son mortales". Seguramente esta proposicin, si es verdadera, lo es gracias a una necesidad biolgica (que, de acuerdo con las concepciones ordinarias, es un tipo particular de la necesidad natural). Y, adems, seguramente no es analtica. El significado de `hombre' no cambiara de repente si se descubriese que algunos hombres son inmortales, en contra de la creencia popular y de las hiptesis cientficas perfectamente establecidas hasta ahora. Una vez vista la distincin entre necesidad natural y necesidad motivada por el significado en un caso claramente evidente como el anterior, es ms fcil apreciar que muchos ejemplos de entraamientos que aparecen en publicaciones recientes son dudosos, por no decir otra cosa, si slo nos interesa el sentido ms estricto de `entraamiento'. Considrese, si no, el siguiente ejemplo:
"Mara es una
A primera vista, uno se inclinara a decir que esto es verdad a causa del significado de `embarazada' y `hembra'. Una reflexin posterior, sin embargo, mostrar que no nos encontramos ante un ejemplo correcto de entraamiento semntico. Supngase que los avances de las tcnicas quirrgicas e inmunolgicas hacen posible, transplantar al interior de un hombre un tero portador de un feto (y todo lo dems que requiera la hiptesis) y entonces alumbrar al nio por medio de una cesrea. Se podran pensar distintas variaciones del tema de modo que todas ellas al ser conceptualmente coherentes, arrojaran dudas sobre la hiptesis de que "hembra" es parte del significado de `embarazada'. Pero no tenemos que especular sobre los detalles. Basta con ser capaces de plantear razonablemente la posibilidad de que un hombre est embarazado y discutir sobre las consecuencias personales y sociales. Si imponemos a `mundo posible' las mismas restricciones que hemos impuesto a `entraamiento', podemos decir que existen mundos posibles en los que "X est embarazado" no entraa "Y es una hembra" (donde `X' e `Y' representan expresiones apropiadas). Despus de todo, como Leibniz podra haber dicho, Dios pudo haber ordenado las cosas de un modo distinto en cualquier otro mundo diferente del mejor de todos los mundos posibles, que, en su sabidura, l ha creado. Del mismo modo que hemos diferenciado los tipos culturales de los tipos naturales, tambin podemos diferenciar la necesidad cultural de la necesidad natural. Por ejemplo, se puede argir como un objeto de la necesidad cultural, en nuestra cultura, que el matrimonio tenga que ser una relacin simtrica entre dos personas de distinto sexo. De este modo, dado que usamos el espaol para hablar sobre una cultura en la que tales condiciones son verdaderas (respecto a la cohabitacin, funciones sociales y econmicas, etctera), podra decirse que "X est casado con Y" i mplica necesariamente que "Y est casado con X", que la conjuncin de "X es varn" y "X est casado con Y" necesariamente implica "Y es hembra", etctera. Esto es, obviamente, distinto de la necesidad natural. Adems, es fcil apreciar la existencia de otras culturas en las que las uniones homosexuales (que suponen cohabitacin, etctera),
son, no slo aceptadas, sino reguladas por la ley y la religin en las mismas condiciones que las uniones heterosexuales. Uno podra suponer. sin muchas dificultades, uniones triangulares en las que cada miembro se describiese correctamente. al margen del sexo biolgico de l o de ella, como la esposa de uno y el marido de otro. Ms an, podramos imaginar fcilmente reformas de nuestras propias leyes de divorcio de tal modo que llegase a ser posible para uno cambiar su estatus marital de cnyuge sin cambios consecuentes y recprocos en el otro. En tales circunstancias. "X est casado con Y" ya no podra implicar necesariamente que "Y est casado con X". Sin embargo. seguramente el significado de 'casado' no habra cambiado. En ltimo extremo, la consideracin de posibilidades como stas nos obliga a darnos cuenta de que el entraamiento semntico no es en absoluto tan preciso como se suele establecer a menudo. No tenemos por qu seguir literalmente a filsofos como Quine en su crtica de la distincin analtico/sinttico. Pero, ciertamente. hemos de estar de acuerdo con l cuando dice que la distincin no est clara en lo que concierne a las lenguas naturales. No insistir ms en el tema. Sin embargo. animara al lector a considerar con sentido crtico lo que se consideran entraamientos en estudios recientes de la semntica terica. Muchos de ellos seguramente no son entraamientos. y otros tienen un estatus dudoso respecto a la analiticidad.
Relaciones sustitutivas son aquellas que se establecen entre miembros de la misma categora conmutables entre s; las relaciones combinatorias se establecen tpicamente, aunque no necesariamente, entre expresiones de diferentes categoras (por ejemplo, entre nombres y adjetivos, entre verbos y adverbios, etctera). Por ejemplo, se establece una relacin sustitutiva (de determinada clase) entre los nombres `soltero' y `soltera', mientras que la relacin que se establece entre el adjetivo `no casado' y los nombres `hombre' y `mujer' es combinatoria. Las expresiones lxicamente compuestas `hombre no casado' y `mujer no casada' no slo son sintcticamente bien formadas, sino que, a causa de la congruencia del sentido del adjetivo con el sentido de ambos nombres, son tambin sintagmticamente aceptables: o sea, pueden aparecer juntos en la misma construccin. A la vista de estos y otros ejemplos, es intuitivamente obvio que una expresin ms especfica, lxica y sintcticamente ms simple, puede ser equivalente, desde un punto de vista descriptivo, a una expresin lxicamente compuesta en la que se combinen dos (o varias) expresiones ms generales: por ejemplo, `potro' puede ser descriptivamente equivalente a `cra de caballo'. Poco tengo que aadir aqu sobre las relaciones de sentido combinatorias porque nos elevaran al rea del significado gramatical y de la semntica de las oraciones. Es importante advertir que ciertos lexemas son tan especialmente restringidos respecto a la aceptabilidad sintagmtica que es imposible predecir sus relaciones combinatorias basndose en una caracterizacin independiente de su sentido. Ejemplos clsicos del espaol son los adjetivos `rancio' y `huero'. Est claro que una parte importante del conocimiento de su sentido consiste en saber que `rancio' se combina, o se coloca, con `mantequilla', y `huero' con `huevo' (y, metafricamente, con `cabeza'). El punto de vista adoptado aqu es el de que el sentido de cualquier lexema, si es o no altamente restrictivo respecto a la aceptabilidad sintagmtica, incluye tanto las relaciones combinatorias como las sustitutivas. Las relaciones sustitutivas de sentido, en lo que aqu nos atae, son tambin de dos tipos: hiponimia e incompatibilidad. Ambas definibles en trminos de entraamiento. La relacin de hiponimia se ejemplifica mediante parejas de expresiones del tipo de `perro' y `animal', de las que
el primero es un hipnimo del segundo: el sentido de `perro' incluye el de `animal'. El entraamiento, como vimos en el epgrafe anterior, es una relacin que se establece entre proposiciones. Sin embargo, teniendo esto en cuenta, es conveniente poder decir, para simplificar, que una palabra o sintagma entraa otra palabra o sintagma. Adoptando este tipo de simplificacin, podemos decir que una expresin, f, es un hipnimo de otra expresin, g si, y slo si, f entraa g: es decir, f ' g. Por ejemplo, `perro' entraa `animal'. Dada una proposicin p que contiene `perro', la sustitucin de `animal' por `perro' en p dar otra proposicin q que es entraada por p. 0 sea: "Veo un perro" (p) entraa "Veo un animal" (q). En este caso, no es necesario hacer reajustes sintcticos. Incluso podemos relacionar proposiciones con enunciados (y contenido proposicional con oraciones). Si se puede hacer esto, la aseveracin de que `perro' es un hipnimo de `animal' puede recibir una interpretacin formal precisa. Ms adelante, nos ocuparemos de todo esto. Pero, cul es el status de f g desde un punto de vista formal? Se explica mejor como lo que los lgicos, siguiendo a Carnap, llaman postulados de significado. Hablando en trminos generales, el uso de los postulados de significado ha sido considerado por los lingistas como una alternativa al anlisis componencial. Considerado desde este punto de vista, la ventaja de los postulados de significado sobre el anlisis componencial consiste en que aqullos no presuponen la descomposicin exhaustiva del sentido de un lexema en un nmero esencial de componentes de sentido universales. Los postulados de significado se pueden definir, para los lexemas como tales, sin hacer suposiciones de ningn tipo acerca de los conceptos atmicos, y se pueden usar para dar una explicacin parcial del sentido de un lexema sin necesidad de llevar a cabo un anlisis total. Desde un punto de vista emprico, estas ventajas son muy considerables. Naturalmente, la validez de cualquier postulado de un determinado significado como
'perro' '
'animal'
para el espaol, depender de si el entraamiento advertido es realmente analtico. Al respecto, merece la pena sealar la posibilidad de ordenar jerrquicamente en trminos de su grado de analiticidad los postulados de significado asociados a un lexema particular. Por ejemplo, 'soltero' 'no casado'
parece ser ms altamente, o ms definitivamente, analtico que 'soltero' y tambin que `soltero' `hombre'. 'adulto'
Supongamos, por ejemplo, que los matrimonios entre nios estuviesen legalizados y llegasen a ser un acontecimiento ordinario en cierta sociedad hispanoparlante. Seguro que uno no vacilara en usar la palabra 'soltero', en tales circunstancias, para un nio no casado. Y con seguridad, no habra habido cambio en el sentido de `soltero'. Es mucho ms difcil encontrar circunstancias comparables en las que 'soltero' 'no casado' fuese invalidado sin algn otro cambio asociado al sentido de `soltero' o de `no casado'. A pesar del estatus emprico del ejemplo concreto. est claro, de ahora en adelante, que los hablantes de una lengua pueden considerar algunos entraamientos de una palabra como ms nucleares o ms determinados que otros entraamientos de la misma palabra. Los postulados de significado jerrquicamente ordenados se pueden usar para captar la indeterminacin de los lmites entre lo analtico y lo sinttico. He hecho esta advertencia respecto a la hiponimia, pero subyace en todas las relaciones de sentido que se pueden formalizar en trminos de postulados de significado. Antes de continuar, merece la pena sealar que la sinonimia descriptiva se puede definir en trminos de hiponimia simtrica. Aunque el trmino 'hiponimia' se suele usar para una relacin asimtrica de entraamiento (a saber, donde f g, pero no g f: 'perro' 'animal' es
`perro' es falsa), no hay verdad, mientras que `animal' nada en la definicin formal de hiponimia que haga de esto algo esencial. Usando una flecha de doble cabeza y doble lnea para simbolizar el entraamiento simtrico, se puede decir que
establece la sinonimia descriptiva de f y g (por ejemplo, `cachorro' `cra de perro'). Se puede probar claramente que la definicin de la sinonimia descriptiva en trminos de entraamiento simtrico equivale a lo siguiente: dos expresiones son descriptivamente sinnimas, si, y slo si, tienen los mismos entraamientos. El segundo tipo de relacin de sentido sustitutivo es la incompatibilidad que se puede definir en trminos de entraamiento y de negacin:
Por ejemplo. `rojo' y `azul' se definen como incompatibles en este sentido: si algo es rojo, es necesariamente no azul, y viceversa. Un caso especial de incompatibilidad es la complementariedad, cuando, adems de las anteriores, se satisfacen las siguientes condiciones:
Por ejemplo, `casado', no slo implica la negacin de `no casado' (y viceversa), sino que tambin, la negacin de `no casado' implica `casado'. La complementariedad se trata a menudo como un tipo de antonimia ("oposicin de significado"). Pero la antonimia en su ms estricto sentido, antonimia polar, difiere de la complementariedad porque es graduable. Esto quiere decir que la conjuncin de dos antnimos negados no es contradictoria. Por ejemplo, `bueno' y `malo' son antnimos polares, y "X no es ni bueno ni malo" es perfectamente aceptable, incluso aunque se pueda considerar que "X no es bueno" implica que "X es malo" (en un sentido impreciso de `implica') en muchos contextos. Cuando se gradan en una construccin explcitamente comparativa ("X es mejor que Y"), se establece lo siguiente:
donde el signo ms en volado es un modo de simbolizar "ms" de manera no estndar pero apropiada. Por ejemplo, si f es `bueno' y g es `malo', entonces, f+ y g simbolizan la seleccin de las formas mejor y peor ("ms bueno" y "ms malo"). Si sustituimos expresiones que se refieran a individuos particulares por x e y, vemos que, por ejemplo, "Juan es mejor que Pedro" entraa y es entraado por "Pedro es peor que Juan". De hecho, las expresiones con los significados "ms bueno" y "ms malo" son conversas de dos trminos. Son como las expresiones de un verbo en voz activa y la de su pasiva correspondiente (`matar': `ser matado'), y tambin como pares de lexemas del tipo de `marido': `esposa' (haciendo las debidas concesiones en ambos casos para los correspondientes reajustes sintcticos). Los verbos `comprar' y `vender' ejemplifican la clase de conversos lxicos de tres trminos:
Por ejemplo, "Mara (x), compr el coche (i). a Juan (z)" entraa y es entraado por "Juan (z) vendi el coche (y) a Mara (x)". Obviamente, lo que he denominado aqu reajustes sintcticos (para evitar las implicaciones ms especficas del trmino `transformacin' en lingstica) necesitan ser especificados con precisin. Supuesto que esto est hecho y que podemos dar una descripcin satisfactoria de la relacin entre oraciones, proposiciones y enunciados, se puede explicar formalmente para conjuntos de entraamientos como "Pedro fue asesinado por "Juan asesin a Pedro" Juan", "Mara es la esposa de Juan" ' "Juan es el marido de Mara", "Juan compr un coche a Pedro" "Pedro vendi un coche a Juan", y otras por el estilo. Menudo tema es este! Antes de adentrarnos en l, en la tercera y cuarta parte, merece la pena resaltar el hecho de que en este captulo nos hemos ceido nicamente al significado descriptivo de las expresiones. Adems, las limitaciones de espacio slo me han permitido mencionar lo ms importante de las relaciones que se establecen, en virtud del sentido en el vocabulario de las lenguas naturales. Mi principal objetivo ha consistido en proporcionar al
lector una idea de lo que supone la formalizacin de la estructura lxica y resear dos alternativas que los lingistas han seguido en los ltimos aos. No hay motivo, quizs, en principio, por el que el significado no descriptivo de los lexemas no fuese formalizado tambin. Pero, al menos de momento, la semntica formal ha adoptado la misma consideracin limitada de la estructura lxica que yo he desarrollado aqu.
Resumen
En este captulo, he reseado un cierto nmero de las ms importantes relaciones de sentido que se dan en los vocabularios de las lenguas naturales, y he explicado dos de los modos en que los lingistas han intentado formalizarlas durante los ltimos aos. Como he indicado, el anlisis componencial parece mucho menos prometedor que los mtodos de anlisis basados en la nocin de postulados de significado. Nuestra discusin de la estructura lxica nos ha familiarizado con algunos conceptos de la lgica que sern tiles para el tratamiento del significado de la oracin y el significado del enunciado en la tercera y cuarta partes. De hecho, desde ahora tendra que ser evidente que la formalizacin de la estructura lxica en trminos de la verdad o falsedad de las proposiciones presupone una explicacin satisfactoria de la forma en que se expresan las proposiciones en las lenguas naturales. No podemos dar una explicacin tal, ni siquiera superficial, sin discutir el contenido proposicional de las oraciones. Como veremos en la tercera parte, el contenido proposicional es una parte del significado de la oracin. En este punto, entonces, debemos pasar de las palabras a las oraciones.
Tercera Parte
Oraciones
sofos, han basado la consideracin del significado de la oracin en lo que se llama condiciones de verdad. Intentaremos explicar cmo surge este enfoque, que ha predominado sobre todos los dems en los ltimos aos.
No hay nada que lo haga agramatical en lo que parece ser d significado buscado. Si alguien, habiendo enunciado Quiero que vendr, no slo rechazara la correccin propuesta, sino que insistiera en que quera decir algo diferente de la versin correcta, deberamos decirle simplemente que, en espaol estndar, esto es totalmente falso. Podemos clasificar su enunciado, sin ningn gnero de dudas, como agramatical. Existen otros enunciados reales o posibles que se pueden clasificar, con igual facilidad, como gramaticales, pero carentes de significado. Entre ellos, podemos recoger ejemplos famosos como
Colourless green ideas sleep furiously, [ Verdes ideas sin color duermen furiosamente] Quadruplicity drinks procrastination, [La cuadruplicidad bebe dilacin] Thursday is in bed with Friday. [El jueves est en la cama con el viernes] Naturalmente, ninguna de estas oraciones es ininterpretable, si se contextualiza adecuadamente y el significado de una o ms de sus palabras constituyentes se extiende ms all de su sentido normal o habitual por medio de principios tan conocidos tradicionalmente como la metfora, la metonimia o la sincdoque. El hecho de que se pueda hacer esto y que incluso se haya hecho en varias ocasiones con gran efectividad nicamente prueba lo que aqu se est tratando. Para atribuir una interpretacin a Verdes ideas sin color duermen furiosamente, etctera, no identificamos, y corregimos tcitamente, una regla o principio general de la estructura del espaol como hacamos en el caso de Quiero que vendr. Nosotros mismos intentamos atribuirle un sentido a lo que, a primera vista, no tiene sentido en s mismo en una interpretacin literal de las expresiones constituyentes. Habremos de examinar ms adelante la cuestin de la interpretacin literal. Todo lo que, de momento, cabe decir aqu es que Verdes ideas sin color duermen furiosamente, etctera, estn bien formadas gramaticalmente y que, a pesar de su gramaticalidad, carecen literalmente de significado: es decir, si las palabras que contienen se consideran literalmente, las oraciones que las contienen carecen de sentido. Como veremos ms adelante, gran parte de la dotacin
de significado de las oraciones no llega a cubrirse mediante la nocin intuitiva cotidiana de tener sentido. Sin embargo, lo que nos interesa en este apartado es aquella parte del significado de las oraciones que se puede explicar como el producto de los significados de los lexemas constituyentes: el sentido, o contenido proposicional de las oraciones. Este tipo de dotacin de significado o buena formacin semntica se distingue fcilmente de la gramaticalidad en casos claros.
Correccin y traducibilidad
Cules son los criterios, aparte de la nocin intuitiva de tener sentido, que nos permiten decidir si una oracin est o no bien formada semnticamente? En realidad ya hemos sealado tcitamente en el epgrafe anterior el principal criterio que necesitamos: el criterio de la corregibilidad. Mientras que Quiero que vendr puede ser corregido, para unos hablantes mediante Quiero que venga y para otros, quiz, mediante Le quiero viniendo, sin cambio alguno en lo que se supone que es el significado deseado, Verdes ideas incoloras duermen furiosamente, en cambio, no puede ser corregido. En los casos en que la distincin entre inaceptabilidad gramatical y semntica se puede apreciar claramente, la primera se puede corregir mientras que la segunda no. Otros tipos de inaceptabilidad, de los que algunos de ellos parecen ser a simple vista cuestin de significado, tambin caen en el mbito del concepto de corregibilidad. Por ejemplo,
oracin no tiene sentido. Su inaceptabilidad es una cuestin de significado social, ms que descriptivo. (Hay motivos distintos para decir que, aunque corregible, es una oracin totalmente gramatical.) En otras situaciones, como veremos ms adelante, la situacin es menos clara. Pero el criterio de corregibilidad e incorregibilidad de forma sorprendente, sigue siendo vlido para mostrar que los casos indeterminados desde el punto de vista terico son genuinamente indeterminados. Otro criterio citado a veces por los lingistas es el de la traducibilidad. Se basa en la consideracin de que las distinciones semnticas, pero no las gramaticales, coinciden en distintas lenguas. Sin embargo, como se ver ms adelante, no est claro que lo que es inaceptable semnticamente en algunas lenguas sea semnticamente inaceptable en todas las lenguas. El criterio de traducibilidad puede complementar, pero no sustituir, a nuestro principal criterio, el de la corregibilidad. Ahora volvemos al estudio de un famoso e influyente criterio filosfico sobre la significacin.
Verificabilidad y verificacionalismo
La teora verificacionalista del significado, en otras palabras, el verificacionalismo, fue mencionada en el captulo 1. Como su nombre indica, tiene que ver con la verdad. Originalmente se asoci con el movimiento filosfico conocido como positivismo lgico nacido entre los miembros del Crculo de Viena en el perodo inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial. Aunque el positivismo lgico, y con l el verificacionalismo, ha desaparecido casi en su totalidad, fue de una enorme importancia en el desarrollo de la moderna semntica filosfica. Por un lado, muchos de sus propulsores, sobre todo Carnap y Reichenbach, intervinieron en la construccin de sistemas para el anlisis de la lengua que han desembocado, ms o menos directamente, en los mtodos de la moderna semntica formal. Por otro lado, los grandes excesos y defectos del positivismo lgico obligaron a sus detractores, incluyendo a Wittgenstein en sus ltimos trabajos y a los llamados filsofos del lenguaje ordinario, a desarrollar algunas de sus propias hiptesis sobre el significado. Como dijo Ryle (1951:250)
del verificacionalismo: `Ayud a poner de manifiesto el hecho de que hablamos coherentemente en multitud de diferentes maneras y de que tambin hablamos sin sentido en infinidad de modos diferentes'. Por el momento, no insistir en las palabras de Ryle. En cambio, tomar una versin del famoso principio de verificabilidad y, en los prximos epgrafes, lo usar para introducir la nocin de condiciones de verdad y otras nociones que nos sern tiles ms adelante. El principio se puede establecer, inicialmente y para nuestros objetivos, como sigue: `Una oracin es autnticamente significativa para determinada persona, si, y slo si, sabe cmo verificar la proposicin que dicha oracin pretende expresar' (Ayer, 1946: 35). Esta formulacin de Ayer, ntese bien, no dice que el significado de oraciones o proposiciones sea el mtodo de verificacin. Simplemente proporciona un criterio de un determinado tipo de significado, la significacin factual; no define el significado como tal. Incluso as, suscita algunos problemas. El positivismo lgico pretenda que toda verificacin era, en ltimo extremo, una cuestin de observacin. Pero, como seal Popper, las afirmaciones universales que los cientficos tienden a hacer en principio no suelen ser verificables, aunque pueden ser falseadas, por medio de la observacin. Por ejemplo, la afirmacin de que todos los cisnes son blancos. puede ser falseada observando, precisamente. un nico caso de cisne negro, pero nunca se podr probar que es verdad basndose en la investigacin emprica. La sugerencia de Popper de que la falseabilidad, ms que la verificabilidad. es el indicativo de buena calidad en las hiptesis cientficas se acepta hoy de un modo generalizado (aunque tiene sus detractores v requiere una formulacin ms refinada que la que aqu ha recibido).
otro, de las aseveraciones. interrogaciones. mandatos. etctera. dirn por regla general que las proposiciones
son o verdaderas o falsas: pueden ser sabidas. credas o dudadas; pueden ser afirmadas. negadas o cuestionadas: se mantienen constantes en la traduccin de una lengua a otra.
dificultades en conciliar estos cuatro criterios distintos: Hay (11) y (III) parecen estar en conflicto por lo menos en algunas de las lenguas naturales; adems (IV) establece supuestos dudosos acerca de la traducibilidad entre lenguas. Sin embargo, dado que las proposiciones se definen como portadoras de un determinado e inmutable valor veritativo, est muy claro que se han de distinguir de las oraciones. Por ejemplo, la misma oracin se puede usar en una ocasin para decir algo que es verdadero y. en otra ocasin. para decir algo que es falso. Merece la pena resaltar en relacin con esto que incluso oraciones como
' Napolen fue derrotado en Waterloo en 1815' se pueden usar para decir una variedad de proposiciones verdaderas y falsas. Hay ciertas lenguas naturales en que los nombres de persona y de lugar estn en relacin uno a uno con su correspondiente portador. Pero el espaol no es una de ellas. Si sucede que 'Napolen' es el nombre de mi perro y me estoy refiriendo al perro cuando uso la anterior oracin, la proposicin que he enunciado ser presumiblemente falsa. (Introduzco el calificativo 'presumiblemente' para recordar al lector que mantengo ciertos supuestos fundamentales que l y otros pueden no compartir. Por ejemplo, he excluido tcitamente la posibilidad de que Napolen Bonaparte se haya podido reencarnar en mi perro. No hay nada en la estructura del espaol que nos comprometa a negar tales posibilidades.) Los filsofos y los lingistas advierten con frecuencia que las oraciones que contienen descripciones definidas (por ejemplo, 'la puerta de madera') o, ms obviamente, pronombres personales ('yo'. 't', etctera), pronombres demostrativos ('este', 'ese'. 'aquel') o adverbios demostrativos de lugar y tiempo ('aqu'. 'ah', 'all', 'ahora', 'entonces'), se pueden usar para afirmar,
negar o interrogar indefinidamente muchas proposiciones verdaderas o falsas. Con demasiada frecuencia omiten aadir que lo mismo ocurre con las oraciones que contienen nombres propios y fechas. La mayor parte de las oraciones, en las lenguas naturales ms familiares, no tienen un valor veritativo determinado y constante. Cada una de ellas puede relacionarse, en determinadas circunstancias de enunciacin, con una proposicin ms que con otra. Pero, cul es exactamente la relacin entre oraciones y proposiciones? Difcil pregunta es esta. La respuesta que uno le dara depende, en parte, de la teora del significado que cada uno sustente. Para los presentes objetivos es suficiente advertir que cualquiera que diga que las oraciones expresan proposiciones ha de hacer ciertos supuestos, tcita o explcitamente. Se ha de resaltar que Ayer, en la cita recogida anteriormente se aventura menos. Habla de las oraciones como si pretendieran expresar proposiciones; y es fcil ver por qu. La pretensin de un documento es el significado que comporta a causa de su apariencia, o valor facial, y de supuestos ordinarios sobre la interpretacin de las intenciones del autor. Las oraciones de cualquier tipo pueden usarse, en distintas circunstancias, sin que haya ningn problema sobre la afirmacin o rechazo de la proposicin. Por ejemplo, si alguien me pide que d un ejemplo de una oracin espaola en tiempo gramatical pasado, podra cumplir con la peticin proponiendo `Napolen fue derrotado en Waterloo en 1815'. Est muy claro que, en las circunstancias consideradas, la oracin utilizada no se puede interpretar como que dice algo sobre Napolen (no i mporta a quin o a qu se pueda referir este nombre). Por estas y otras razones, no podemos decir que las oraciones, como tales, expresen proposiciones. Lo que podemos hacer, sin embargo, es interpretar la frase `intenta expresar una proposicin' en trminos de la nocin de uso caracterstico tal como se explic en el captulo 1. Esto es lo que har a lo largo de los prximos tres captulos. Supondr que toda oracin declarativa pertenece a la clase de las oraciones cuyos miembros se usan, caractersticamente, para hacer aseveraciones (o sea, para afirmar o negar proposiciones particulares) y que tienen esta capacidad por el uso codificado en su estructura gramatical como parte de su intencin, o valor facial; que todas las oraciones interrogativas han codificado en su estructura gramatical la capa-
cidad para cuestionar proposiciones particulares; y as sucesivamente. Desde esta interpretacin de la nocin de intencin, o valor facial, podemos excluir de nuestra consideracin no slo una variedad de usos metalingsticos de oraciones y expresiones, sino tambin lo que se designar en la cuarta parte como los usos performativos e indirectos. El significado de la oracin est intrnsecamente relacionado con el significado del enunciado, pero se distingue de l gracias a la diferencia entre el uso caracterstico de una oracin (que no tiene por qu ser el uso ms frecuente o psicolgicamente ms sobresaliente) y su uso en determinadas circunstancias. He resaltado el concepto del uso de oraciones en este momento a causa de la llamada teora de el-significado-es-el-uso, asociada a Wittgenstein, Austin y otros, surgida del verificacionalismo y en reaccin contra l. En este libro pretendo establecer un puente entre una versin restrictiva de la teora del significado-como-uso y la teora del significado de condiciones-de-verdad que tambin surgi, histricamente, a partir del verificacionalismo. Para el cumplimiento de estos objetivos es esencial que lo que aqu se diga sobre la intencin, o valor facial, de una oracin y lo que se dice en la cuarta parte sobre la conexin intrnseca entre el significado de la oracin y el significado del enunciado se entienda de forma correcta. Tambin es importante que se establezca una distincin entre las proposiciones expresadas por una oracin en determinadas ocasiones de enunciacin y su contenido proposicional. En seguida entraremos en este tema. Estrictamente hablando, como veremos, la mayora de oraciones ni siquiera intentan expresar proposiciones, sino contenido proposicional. Dando esto por entendido, juntamente con lo indicado anteriormente sobre el uso pretendido, o valor facial, de las oraciones, no se producir confusin si, ocasionalmente v en aras de la brevedad, decimos, como casi todos los autores, que las oraciones expresan proposiciones. Significacin no autntica y emotivismo Habra de hacerse una ltima observacin en relacin con la afirmacin de Ayer: `una oracin es autnticamente significativa para determinada persona, si, y slo si, sabe cmo verificar la proposicin que dicha oracin pretende
expresar'. Esto se refiere a la autntica significacin. Por medio del principio de la verificabilidad la lgica positivista pretenda prescribir como carente de significado, o sin sentido, oraciones metafsicas y teolgicas como, pongamos por caso, `Cada cosa ha de tener su causa' o `Dios es bueno'. Pero pronto se advirti que dicho principio tambin exclua lo que muchos crean que eran las oraciones filosficamente ms respetables de la tica y de la esttica: tal como, `El canibalismo es inmoral' o `Monet es mejor que Manet'. Advertido el problema, se dijo que, aunque tales oraciones no eran autnticamente significativas, tenan otro tipo de significado: significado emotivo o expresivo. El emotivismo, la tesis de que al hacer lo que parecen ser autnticas aseveraciones de la tica y de la esttica, uno no est diciendo que algo sea verdadero o falso, sino dando expansin a los propios sentimientos, ha sido abandonado hoy en da, como el mismo positivismo lgico, por casi todos aquellos que en otro tiempo lo siguieron. En su momento, tuvo el beneficioso efecto de impulsar a los filsofos para que considerasen con ms detenimiento el estatus lgico de los diferentes tipos de enunciados, tanto dotados de significado como carentes de l. Esto es lo que piensa Ryle cuando dice, en una cita recogida anteriormente, que el principio de verificacin ayud a los filsofos a ver que hay diferentes vas por las que un enunciado puede ser significativo, o dotado de significado, y diferentes causas por las que puede ser un sinsentido. La teora de Austin de los actos de habla fue, como veremos en la cuarta parte, una consecuencia importante de esta apreciacin de la diversidad del significado.
Condiciones de verdad
Como el verificacionalismo, uno de sus antecedentes histricos, la teora del significado de condiciones-de-verdad se desarrolla en versiones ligeramente diferentes. Lo que tienen en comn es su aceptacin de la siguiente tesis: para dar una explicacin del significado de una oracin hay que especificar las condiciones bajo las que sera verdadera o falsa para la situacin, o estado del mundo, que pretende describir. Alternativamente, se dice que para conocer el significado de una oracin hay que conocer las condiciones
bajo las que ella (o la aseveracin hecha al usarla) sera verdadera o falsa. Ninguna de tales formulaciones es muy precisa tal como estn expuestas y no necesariamente son equivalentes. Por ejemplo, ninguna de ellas identifica actualmente el significado de una oracin con las condiciones de verdad; y la segunda de ellas deja sin responder la incgnita de lo que se quiere decir precisamente por conocer las condiciones de verdad de una oracin. Volveremos a este problema en el prximo captulo. De momento, es suficiente con llamar la atencin de los lectores sobre las diferencias entre los valores de verdad de una proposicin y las condiciones de verdad de una oracin. Para dar un simple ejemplo: `Juan Prez es un no casado' intenta expresar un conjunto de proposiciones, cada una de las cuales tiene un particular valor de verdad que depende de si la persona (o cosa) a la que se refiere `Juan Prez' es un no casado. Definitivamente, no podemos saber el valor veritativo de cualquiera de estas proposiciones a menos que sepamos si el determinado Juan Prez al que se refieren es un no casado o no lo es. Pero no necesitamos saber si es un no casado para saber qu condiciones ha de cumplir el mundo para que sea verdadera la proposicin `Juan Prez es un no casado'. En casos como ste al menos, sabemos cmo se puede verificar (o falsear) empricamente cualquiera de las proposiciones que cierta oracin intenta expresar. Tambin, independientemente de cualquier investigacin emprica relacionada con el estado matrimonial de `Juan Prez', podemos argumentar, basndonos en nuestro conocimiento del espaol, en el sentido de que `Juan Prez no es un casado' o incluso `Juan Prez es un soltero' tiene las mismas condiciones de verdad que `Juan Prez es un no casado'; y, si ello es as, podemos decir que tienen el mismo contenido proposicional. Una simple reflexin nos advertir que `Juan Prez es un soltero' difiere en cuanto a
que ejercite su comprensin del principio de equivalencia de las condiciones de verdad intentando falsear la afirmacin de que 'Juan Prez es un no casado' y 'Juan Prez no es un casado' tienen el mismo contenido proposicional. He resaltado la conexin histrica entre el verificacionalismo y la semntica de condiciones de verdad. Muchos autores no lo habran hecho. Pero todos los rasgos caractersticos del verificacionalismo sealados anteriormente son relevantes, desde mi punto de vista, para una comprensin apropiada de la semntica de las condiciones de verdad. Ms adelante volveremos sobre tales rasgos. Se podran haber mencionado a propsito de la semntica de las condiciones de verdad, sin necesidad de haber mencionado el positivismo lgico y la verificabilidad. Es importante advertir, sin embargo, que cuando se intenta construir una teora del significado de condiciones de verdad para las lenguas naturales la verificabilidad (o falseabilidad) contina presentando problemas. De nada servir evitarlos por el hecho de que el propio verificacionalismo no lo haya logrado. Como ya hemos visto varias veces, no es razonable esperar que los hablantes competentes de una lengua siempre sean capaces de decidir si dos expresiones son necesariamente verdaderas de la misma clase de seres o no. Si la teora de la semntica de condiciones de verdad est construida de tal modo que excluye lo que parece ser una indeterminacin genuina de la estructura semntica de las lenguas naturales, se ha de rechazar sin ms preocupaciones. Pero no ha de ser interpretada de este modo. Y no ser interpretada as en las pginas siguientes.
oraciones tienen el mismo contenido proposicional si, y slo si. poseen las mismas condiciones de verdad. Dejo al lector
condiciones de verdad de cualquiera de las otras dos oraciones. Cualquier individuo no casado no tiene por qu ser un soltero (por ejemplo, una mujer no casada no lo es, y no hay nada en la estructura del espaol que nos impida referirnos a una mujer con el nombre de Juan Prez, o, por ejemplo, Fernn Caballero). La situacin con respecto a 'Juan Prez es un no casado' y 'Juan Prez no es un casado' es menos precisa. Pero el principio es el mismo: las
Tautologas y contradicciones Las tautologas y las contradicciones son dos tipos de proposiciones que interesan de un modo particular a los lgicos y a los semnticos. Las primeras, como tradicionalmente se definen, son proposiciones que, por su forma lgica, son necesariamente verdaderas. Un ejemplo sera
"O llueve o no llueve". Las contradicciones, por el contrario, son proposiciones que, a causa de su forma lgica. son falsas. Por ejemplo. "Llueve y no llueve". Lo que se quiere decir por `forma lgica' en este contexto vara algo respecto al sistema lgico con el que estamos operando. Pero las proposiciones anteriores pareceran tautolgicas o contradictorias, respectivamente, en una lgica estndar de proposiciones, por la definicin de negacin ("no"), conjuncin ("... y ...") y disyuncin ("o... o..."). Advirtase que aqu uso las comillas porque no me refiero a oraciones espaolas como tales, sino ms bien a las proposiciones que intentan expresar. (Este uso de las comillas se estableci en los primeros captulos y se mantienen con eI supuesto general con que se distinguen tipogrficamente las expresiones de sus significados.) Es importante advertir una vez ms que las proposiciones, y no las oraciones, son las portadoras de verdad o falsedad. Evidentemente, al interpretar "Llueve y no llueve" como contradictorio hemos de establecer ciertos supuestos sobre el tiempo y lugar a que nos referimos: hemos de suponer especialmente que no nos referimos a distintos tiempos y/o lugares en las dos proposiciones simples constituyentes. "Llueve en Barcelona y no llueve en Roma" no es contradictorio. Se podra pensar que no hay ms que pedantera en hacer explcitas cuestiones de este tipo. Pero, como se ver ms adelante, existen razones tericas importantes para tener en cuenta tales detalles aparentemente triviales. Suponiendo que tenemos en cuenta este detalle y admiti mos la distincin entre oraciones y proposiciones cuando se necesita hacerlo, podemos extender la aplicacin de los
trminos `tautologa' y `contradiccin' a las oraciones de un modo perfectamente natural. Podemos decir de las oraciones `Llueve o no (llueve)' y `Llueve y no llueve' que, consideradas en su valor facial, son tautolgica y contradictoria respectivamente. (Por considerarlas en su valor facial quiero decir interpretarlas en trminos de su contenido proposicional aparente, en el supuesto de que se usan caractersticamente.) Uno de los principales objetivos de la teora semntica consiste en mostrar cmo y por qu los hablantes competentes de una lengua reconocen que unas oraciones son tautolgicas y otras contradictorias (salvo que existan buenas razones en el contexto para considerarlas de otro modo, disinto de su valor facial). Las verdades lgicas, o tautologas, son una subclase de las verdades analticas: o sea, proposiciones cuya verdad est determinada totalmente por su significado (vase captulo 4). Sin embargo, los lingistas, de ordinario, amplan el sentido de los trminos `tautologa' y `contradiccin' hasta abarcar, no slo aquellas proposiciones (y oraciones) cuya verdad o falsedad est determinada por la forma lgica, como se supona tradicionalmente, sino tambin todos los tipos de proposiciones (y oraciones) verdaderas o falsas analticamente. O sea, diran que `Este soltero es un no casado' es una oracin tautolgica, y `Este soltero es un casado' es una oracin contradictoria, porque la primera parece expresar una tautologa y la segunda una contradiccin. Seguiremos con este ejercicio. Las tautologas y, especialmente, las contradicciones se clasifican a veces como semnticamente anmalas. Consideradas literalmente no son informativas: no se pueden
usar para comunicarle a alguien hechos que no conozca previamente o hechos que no pueda deducir por s mismo basndose en su conocimiento de la lengua y en la habilidad para hacer deducciones correctas a partir de lo que ya conoce. Y, sin embargo, cualquier cosa que signifique `semnticamente anmalo' o `carente de significado' en relacin con las tautologas y las contradicciones no puede ser "exento de sentido" (si `sentido' se considera tcnicamente en trminos de contenido proposicional). Porque las tautologas y las contradicciones, como acabamos de ver, son, por definicin, necesariamente verdaderas y necesariamente falsas respectivamente, lo que implica que las oraciones contradictorias, no menos que las oraciones tautolgicas, han de cumplir determinadas condiciones de verdad. Como advirti Leibniz, en todos los mundos posibles, las primeras son falsas y las segundas, verdaderas. Podemos discutir desde fundamentos tanto tericos como empricos sobre la variedad de datos que los trminos `tautologa' y `contradiccin' abarcan o tendran que abarcar (lo que equivale a decir, sobre la cobertura del trmino `analtico'). Pero no podemos abandonar sin contradiccin el principio de que las oraciones analticamente verdaderas y falsas estn dotadas de significado en el sentido de que tienen contenido proposicional.
bles que son en trminos de los criterios de corregibilidad y traducibilidad citados anteriormente, existe la posibilidad de hacer oraciones como: `Verdes ideas sin color no pueden de ninguna manera dormir furiosamente', `Es obvio que la cuadruplicidad no debe dilacin', `Se dice que el jueves estuvo en la cama con el viernes', difciles de explicar tanto sintctica como semnticamente. La cuestin ms interesante es si estamos en lo cierto al decir que tales oraciones son carentes de significado. Segn el principio establecido en este epgrafe, `Verdes ideas sin color duermen furiosamente', etctera, no pueden estar exentas de sentido, aunque pueden ser carentes de significado, o semnticamente anmalas, desde otros puntos de vista, si son contradictorias. Pero son contradictorias? Es evidente que, en cuanto que "X es verde" implica que "X est coloreado" (a causa de la relacin de sentido de hiponimia: vese captulo 4), `Verdes ideas sin color duermen furiosamente', contiene al menos una expresin contradictoria. No es imaginable un ser, en cualquier mundo posible, que pueda ser al mismo tiempo incoloro totalmente y al mismo tiempo verde, rojo, azul, etctera, en parte. Tambin parece claro que nicamente los objetos fsicos pueden estar coloreados y que solamente duermen los seres animados. En el supuesto, adems, de que las ideas, a causa del significado de idea, ni son ni pueden ser objetos fsicos, y menos an, seres animados, hemos de admitir que `Verdes ideas sin color duermen furiosamente' contiene dos contradicciones ms. Pero, es vlido este supuesto? No hay duda de que muchos hablantes de espaol con raciocinio diran que Si. Pero lo racional es notoriamente inestable y dependiente de la cultura con respecto a la cual se dice de algo que es fsico o no fsico, animado o inanimado. En ltimo extremo, sera i mposible establecer una distincin clara entre autnticas contradicciones (en el sentido amplio de este trmino) Yproposiciones que son literalmente ininteligibles para noso tros slo porque estamos condicionados, en nuestros falli-
dos intentos de interpretarlas, por un determinado conjunto de supuestos acerca de la naturaleza del mundo. Aunque las oraciones que se discuten violan claramente los supuestos con que operamos muchos de nosotros, parece que, intuitivamente al menos, lo hacen en distintos grados y de maneras diferentes. Muchos estudiosos han adoptado el punto de vista de que todos los tipos de anomala semntica, o sea, todo lo que cae en el mbito de la nocin preterica de no tener sentido, se pueden agrupar y explicar, desde el punto de vista terico, en trminos de un concepto de contradiccin adecuadamente extenso. Una consideracin alternativa y tal vez ms tradicional advierte que se ha de establecer una distincin entre contradiccin y lo que llamar incongruencia categorial: entre oraciones que intentan expresar proposiciones necesaria o analticamente falsas y oraciones que no tienen contenido proposicional en absoluto. (Volveremos ms adelante sobre la nocin de incongruencia categorial. Como veremos, el problema de distinguir la inaceptabilidad gramatical de la inaceptabilidad semntica se le plantea ms acuciantemente al lingista en relacin con la incongruencia categorial.) Mientras tanto, se ha de sealar que muchos lingistas que trabajan en el marco terico de la gramtica generativa se han inclinado a adoptar una consideracin demasiado restrictiva de la aceptabilidad semntica y han clasificado como literalmente inaceptables (o necesariamente falsas) una amplia gama de oraciones que no tendran por qu haber sido consideradas as. En el epgrafe primero de este captulo se indic que `Verdes ideas sin color', etctera, pueden recibir distintas interpretaciones no literales en el supuesto de una contextualizacin adecuada y de que el significado de una o ms de sus palabras constituyentes se tomase por extensin, ms all de su sentido bsico o usual. Ahora es evidente que muchas de tales oraciones, que son literalmente ininteligibles en trminos de nuestros supuestos habituales acerca del mundo en que vivimos, son claramente interpretables en su sentido literal, si somos capaces de flexibilizar o abandonar estos supuestos y estamos dispuestos a ello. Por ejemplo, `Las estrellas recordarn la noche en que nos dijimos adis',
6. Nexos lgicos
Significado de la oracin y contenido proposicional
"Al contrario", prosigui Tweedledee, "si era as, poda serlo: y si fuera as, lo sera: pero como no lo es, no lo es. La lgica es esto".
LEWIS CARROLL,
Durante siglos, la teora gramatical y la lgica han estado estrechamente asociadas. De hecho, gran parte de la terminologa de la gramtica tradicional, `sujeto', `predicado', `modo', etctera, forma parte del objeto de estudio de los lgicos. Pero, acaso este uso de la misma terminologa refleja algo ms que una relacin histrica entre las dos disciplinas? La estructura gramatical de una oracin corresponde directamente a la forma lgica de la proposicin que expresa? Muchos admitiran sin ms reflexin que esto es as. No es raro, por ejemplo, or que alguien dice con atrevimiento que `Nadie no viene', ha de significar "Alguien viene", en cuanto que dos negaciones equivalen a una afirmacin. Es correcto este supuesto? En trminos generales, podra decirse que en el significado de una oracin hay algo ms que el contenido proposicional? Este captulo pondr de manifesto que existen ciertos aspectos del significado de una oracin que no pueden ser
relacin con determinadas presuposiciones contextuales. Con frecuencia, pero no siempre, lo que el hablante presenta como temtico aparece tambin en otra parte en el contexto y se puede dar por sentado que es conocido por el oyente o fcilmente identificable por l. En realidad no est nada claro que la lista de oraciones recogidas anteriormente consista en oraciones distintas. Se podra aducir que la diferencia entre, sea por ejemplo, `No he ledo este libro' y `Este libro no lo he ledo' no tiene nada que ver con la estructura gramatical o semntica de las oraciones, sino ms bien con el uso de la misma oracin en un orden de palabras contextualmente determinado o en otro. Este tipo de conclusiones nos ocuparn en la cuarta parte, cuando estudiemos ms detenidamente lo que se incluye en el enunciado de una oracin. De momento, se puede observar que el significado temtico es, en principio, si no totalmente, un asunto del significado del enunciado. Una cuestin sin resolver es qu ms, si es que hay algo ms, se ha de considerar tambin como parte del significado de la oracin. Habra de advertir tambin que es una labor poco prctica discutir el significado temtico sin hacer referencia al acento y a la entonacin. Gran parte del mismo efecto comunicativo puede lograrse dando un nfasis especial a este libro en el enunciado de `No he ledo este libro' que mediante la enunciacin `Este libro no lo he ledo'. Adems, cuando se enuncia esta ltima oracin, no slo tendremos un orden de palabras no neutro, en contraste con la primera oracin, sino tambin una curva de entonacin no neutra. No hay acuerdo general entre los lingistas sobre cunta de esta variacin temticamente significativa en la estructura prosdica de los enunciados se ha de explicar en trminos de la estructura de la oracin. Hay algo, sin embargo, que no ofrece duda. El ser capaz de advertir y de interpretar las variaciones en cuanto al orden de las palabras y la estructura gramatical del tipo ejemplificado en las oraciones citadas anteriormente forma parte de la competencia lingstica de cada uno. Tambin forma parte de la propia competencia lingstica la capacidad para advertir e interpretar funcionalmente diferencias comparables de acento y entonacin. No podemos, por consiguiente, admitir simultneamente los dos principios siguientes:
(I) La competencia lingstica se limita al conocimiento de la estructura de la oracin; (11) Todos los aspectos del significado de la oracin son condicionales de la verdad. Si queremos mantener (I), hemos de aceptar una concepcin ms amplia de estructura de la oracin de lo que se suele hacer tradicionalmente y, al hacer eso, excluimos (II). Alternativamente, si deseamos mantener (II), o bien hemos de aceptar una concepcin de estructura de la oracin ms restringida, o bien definir significado temtico como algo ms que significado.
oraciones compuestas, trmino no generalmente aceptado para oraciones no simples, se dividen en dos clases: combinadas y complejas. Las primeras se pueden analizar, en su nivel estructural ms abstracto, en dos o ms clusulas coordinadas; las segundas, en una clusula principal (que puede ser simple o compuesta) y al menos una clusula subordinada. Aunque estas distinciones tradicionales no estn exentas de problemas, podemos usarlas de un modo bastante satisfactorio en nuestro examen general del contenido proposicional de las oraciones. La distincin establecida por la lgica entre proposiciones simples y compuestas es comparable, a grandes rasgos, a esta distincin entre oraciones simples y compuestas. (Lo que llamo proposiciones compuestas se designa a menudo como complejas, y ocasionalmente como combinadas. Sin embargo, parece preferible en este contexto homogeneizar c tanto como sea posible la terminologa gramatical y de la logi
.) Entre los diferentes tipos de proposiciones compuestas no puede, sin embargo, establecerse una distincin equivalente, de un modo significativo, a la distincin gramatical entre oraciones combinadas y complejas. Por ejemplo, 'Si se sac el carnet de conducir, yo soy chino' es compleja. mientras que
es combinada. Las proposiciones expresadas por las dos oraciones anteriores se formalizan normalmente en el clculo de proposiciones por medio de la implicacin y de la disyuncin respectivamente: "p i mplica q", por un lado, y "o bien no p o q", por el otro. A primera vista, podra parecer que estas dos proposiciones difieren significativamente en su forma lgica, pero no es as. Tienen exactamente el mismo valor veritativo. Dado que "p i mplica q" y "o bien no p o q" formalizan correctamente la gama de proposiciones que se pueden afirmar usando nuestro ejemplo de oraciones complejas y combinadas, se sigue que las oraciones en cuestin han de tener el mismo contenido proposicional. Pero se podra dudar en decir que, como oraciones, tienen el mismo significado. Ms sorprendentes an son ejemplos como: `Era pobre y honrada', `Era pobre pero honrada', ` Aunque era pobre, era honrada'. Muchos diran probablemente que las tres oraciones difieren en significado, pero que la segunda, que es combinada, presenta un significado ms prximo al de la tercera, una oracin compleja, que al de la primera, que es otra oracin combinada. Una vez ms, sin embargo, las proposiciones compuestas expresadas por estas oraciones son equivalentes. Por tanto, cualquier diferencia de significado oracional que pudiera haber entre ellas no se debe al contenido proposicional. La cuestin es que las operaciones por las que se forman proposiciones compuestas a partir de proposiciones simples son, por definicin, operaciones de funciones de verdad. Esto quiere decir que el valor veritativo de una proposicin compuesta est determinado totalmente por, o es una funcin de (en el sentido matemtico especializado de `funcin' explicado en el captulo 4), los valores veritativos de sus proposiciones constituyentes y por el efecto especfico de cada operacin. Por ejemplo, la conjuncin (&) crea una proposicin compuesta (p & q : "p y q") que
es verdadera, si, y slo si, tanto p como q son verdaderas. De igual modo, la disyuncin (y), mencionada anteriormente, crea una proposicin compuesta (p y q : "o p o q") que es verdadera, si, y slo si, o p o q son verdaderas. Y la p) distinnegacin ( ) crea una proposicin compuesta ( ta de la proposicin simple (p); y ~psedfincom verdadera en el caso de que p sea falsa y como falsa, cuando sea verdadera. As, es muy dudoso, por no decir otra cosa, que las operaciones asociadas con la formacin de oraciones compuestas en las lenguas naturales sean simplemente operaciones de funciones de verdad. Incluso la coordinacin de clusulas por medio de y es problemtica desde este punto de vista. Este es el tipo ms neutro de coordinacin conjuntiva en espaol. Su equivalente ms prximo en el clculo de proposiciones es, sin duda, la conjuncin (&). Muy a menudo, sin embargo, se supone que existe cierto tipo de nexo temporal o causal entre las situaciones descritas por las proposiciones constituyentes, de tal modo que el orden de las clusulas que expresan esas proposiciones es semnticamente significativo. Por ejemplo, 'Juan lleg tarde y perdi el tren' Y 'Juan perdi el tren y lleg tarde' se usaran normalmente en distintas circunstancias. Claramente y en pocas palabras: y aqu parece significar "y entonces" o "y por tanto". Obviamente, si 1 tiene este significado, no es equivalente al conector & de la conjuncin de proposiciones, ya que p & q tiene los mismos valores veritativos que q & p. Pero, y . y ms concretamente la coordinacin de clusulas en secuencia por medio de y. tiene de hecho el significado "y entonces" o "y por tanto"? Un punto de vista alternativo sera que "entonces" o "por tanto" no formase parte del contenido proposicional, sino que fuese algo meramente implicado (en un sentido amplio de 'implicar') por nuestra tendencia general a adherirnos a las normas comunicativas de pertinencia y regularidad. Aquellos que mantienen este punto de vista aduciran que, en circunstancias
normales y a falta de infrmacin contextual para lo contrario, se puede deducir razonablemente del enunciado de `Juan lleg tarde y perdi el tren' que el llegar tarde de Juan fue la causa de que perdiera el tren, incluso aunque no haya nada en el significado explcito de la oracin que aporte dicha informacin, porque podemos suponer que el hablante no nos induce a error deliberada y gratuitamente dejando a un lado las reglas fundamentales. (No es difcil imaginar situaciones en que esta oracin podra utilizarse para afirmar dos hechos de otro modo inconexos. Pero, para que el argumento sea vlido, tales circunstancias se han de inferir claramente del contexto.) Este argumento ha sido utilizado por los seguidores de la semntica de condiciones de verdad de un modo convincente en el caso de y. Volveremos a ello en el captulo 9. Los argumentos son bastante menos convincentes cuando se usan en apoyo de la tesis de que las oraciones que contienen pero o aunque tienen el mismo significado que las que contienen y, como en el caso de la anteriormente mencionada: `Era pobre pero honrada' y `Aunque era pobre era honrada'. Si admitimos las funciones de verdad de lo que he considerado el tipo de coordinacin conjuntiva ms neutro, manifestado en el uso de y, hemos de admitir tambin que un hablante puede superponer en el enunciado de una oracin gramatical y lxicamente neutra como `Era pobre y honrada' un contorno prosdico (incluyendo acento y entonacin) que indique sus propios sentimientos acerca de las proposiciones expresadas y la conexin entre ellas. Por ejemplo, es posible que un hablante utilice `Era pobre y honrada' de modo que, al afirmar la conjuncin de las dos proposiciones, p & q, ponga de manifiesto al mismo tiempo su sorpresa de que tanto p como q sean verdaderas. En tales circunstancias, el hablante podra haber usado igualmente `Era pobre pero honrada', con el apropiado contorno prosdico. No habra diferencia en la proposicin compuesta que afirma y no habra diferencia identificable claramente en cuanto al grado o la naturaleza de los sentimientos que manifiesta o insina. Sin embargo, estas dos oraciones difieren en significado en cuanto que pero, a diferencia de y, nunca es un marcador de conjuncin proposicional puramente neutro. Problemas semejantes surgen, en ciertas lenguas, en relacin con la disyuncin. Por ejemplo, en latn hay dos
modos de traducir las oraciones o _ _. o espaolas. Se puedes usar las partculas .. _ ve! ... ve! _ .. o tambin las partculas aut ... aut ... Se ha sugerido. a veces. que la diferencia entre ellas consiste en que la construccin de ve! se usa para la disyuntiva inclusiva, mientras que la construccin de asa sirve para la disyuncin exclusiva. Una disyuncin nclusiva, p v q, es verdadera, no slo si p o q son una verdad y otra falsa, sino tambin si tanto p como q son verdaderas_ Una disyuncin exclusiva, por otro lado. slo es verdadera s o bien p es verdadera y q falsa o bien q es verdadera y p falsa: excluye la posibilidad de que ambas. p y q. sean verdaderas. Normalmente, cuando los lgicos usan el trmino `disyuncin' sin adjetivarlo se refieren a la "disyuncin exclusiva". Volvamos pues. al ejemplo latino. De hecho, no parece ocurrir que, excepto acaso en el uso especializado de los lgicos, se use vel para la disyuncin inclusiva y cut para la exclusiva. Lo cierto es que. sin embargo. la construccin de aut es ms fuerte o ms expresiva que la de ve! de un modo parecido a como en espaol la coordinacin de pero es ms fuerte y ms expresiva que la de y. Es dificil ser ms preciso sin atribuir a aut, frente a vel, algunos significados distintos. Acaso el mejor modo de explicar lo que se quiere decir mediante `ms fuerte y ms expresivo' en este contexto es decir que el equivalente ms prximo a la construccin de aut en espaol es (o)... o ... con un acento especial en las partculas disyuntivas; o bien aadiendo bien a continuacin de cada una de ellas: o bien ... o bien ... Un efecto muy parecido se logra en francs aadiendo bien a las partculas disyuntivas, neutras de otro modo, (ou)... ou ..., y en ruso, aadiendo ze. En determinados contextos, la disyuncin ms fuerte y expresiva se entender, de hecho, como exclusiva; en otros, sin embargo, indicar que, en opinin del hablante, las alternativas p y q son las nicas proposiciones que merecen considerarse y evidenciarn o pondrn de manifiesto la necesidad de optar por una o la otra. La distincin entre disyuncin inclusiva y exclusiva se puede explicar en trminos de funciones de verdad; mientras que la distincin entre disyuncin neutra y ms fuerte o expresiva no se puede explicar as. Se ha de mencionar, finalmente, las llamadas paradojas de implicacin: p q ("p i mplica q"). Estas se pueden considerar casi inaccesibles cuando se desarrollan con todo detalle y amplio uso de simbolismos en los manuales de
lgica. Pero el problema en cuestin es importante y no dificil de entender. La implicacin se traduce normalmente al espaol por medio de una oracin condicional: por ejemplo, `Si sacase el carnet de conducir, sus padres le compraran un Porsche'. Pero "p i mplica q" es verdad, por definicin, no slo cuando tanto p como q sean verdaderas, sino tambin en el caso de que p sea falsa. De este modo la proposicin expresada por `Si sacase el carnet de conducir, sus padres le compraran un Porsche' (si tiene la forma lgica de "p i mplica q") ser verdadera incluso aunque la persona que ha de sacar el carnet de conducir no lo saque; slo a condicin de que sus padres le comprasen un Porsche. Muchos consideraran paradjico esto. Sin embargo, el valor veritativo de "p i mplica q", como el de "p y q", es totalmente independiente de cualquier condicin causal entre las situaciones descritas por cada una de las proposiciones constituyentes. Por ejemplo, la proposicin expresada por `Si Lady Godiva tuviese los ojos azules, sus padres le compraran un Porsche' sera verdadera (independientemente del color de los ojos de Lady Godiva) si los padres de la persona referida por `le', en algn momento del enunciado de la oracin, le hubiesen comprado realmente un Porsche a dicha persona. Una vez ms, muchos encontraran esto paradjico, a menos que, naturalmente, puedan advertir cierto tipo de conexin, en el contexto, entre el contenido proposicional de las dos clusulas. Siempre es posible imaginar una relacin plausible para dos clusulas cualesquiera en determinada oracin condicional y as eliminar la aparente paradoja, la importancia crucial de este hecho aparecer en nuestro tratamiento de la nocin de pertinencia en el captulo 9. Pero, qu ocurre si no intentamos eliminar de este modo las llamadas paradojas de la implicacin? La oracin condicional dada anteriormente, 'Si ese sac el carnet de conducir, yo soy chino', es interesante (pero poco representativa) desde este punto de vista y por eso la eleg. Como normalmente se usara (por los no chinos), basa su efecto en la supuesta falsedad de q ("Yo soy un chino") y la supuesta ausencia de cualquier nexo causal entre las situaciones descritas por p ("Ese sac el carnet de conducir") y q. En estas circunstancias, estaramos en disposicin de decir que la proposicin compuesta expresada por la oracin en su totalidad es equivalente a la expresada por `O no se sac. el carnet de conducir o yo soy
chino', que es verdadera si tanto p como q son falsas. Esto es as, seguramente, a causa de que el enunciado de esta oracin es retricamente equivalente a la negacin de p en un contexto en que la afirmacin de q no es informativa. En otros trminos, el hablante puede aprovecharse del conocimiento del oyente de que el hablante no es chino y de la consiguiente habilidad del oyente para deducir la falsedad de p ("Ese sac el carnet de conducir") de la verdad de la proposicin compuesta supuestamente informativa "p i mplica q". El hablante puede estar mucho ms seguro de que el oyente realizar la deduccin correcta en un caso como ste a causa de que la proposicin "Yo soy chino" se ha generalizado en ciertos niveles de hablantes espaoles precisamente con este fin. Sin embargo, cualquier proposicin suficientemente absurda o evidentemente falsa por s misma servir para los mismos fines retricos ("Si ste es licenciado en lingstica, yo soy la reina de Saba", etctera). Realmente, hacemos uso retrico, o pragmtico, como muchos diran hoy en da, de al menos una subclase de oraciones condicionales del tipo de las que acabamos de ejemplificar. En resumen, por consiguiente: la formacin de muchas clases de oraciones compuestas en espaol y otras lenguas naturales no parecen tener carcter de funciones de verdad simplemente. En algunos casos se da la adicin de un elemento expresivo no proposicional (vase la conjuncin pero y la construccin latina con aut), en otros es dudoso que se puedan considerar correctamente de ninguna manera como funciones de verdad (vase las llamadas paradojas de la implicacin). Por tanto, parecera que el significado de las oraciones compuestas no siempre queda agotado mediante su contenido proposicional, incluso cuando ste sea determinable. La negacin Como acabamos de ver, los lgicos consideran la negacin (simbolizada por ` -") como una operacin que forma una proposicin compuesta (^- p) a partir de una proposicin simple (p). Por lo que se refiere a la lgica de proposiciones estndar, didica, la definicin de funcin de verdad de la negacin se enuncia as: cuando p es verdadera,
p es falsa; y cuando p es falsa, ~ p es verdadera. Se admite tambin que la negacin habra de ser recursiva de ti p, tal modo que la negacin de p produzca equivalente a p (dos negaciones equivalen a una afirmacin); p produzca ~ p, que equivaldra la negacin de ~ a ~ p; y as sucesivamente. Cmo explica la lgica estndar la negacin en relacin con el significado y el uso de las oraciones negativas en las lenguas naturales? Ms en concreto, en qu medida el significado de las contrucciones negativas forma parte del contenido proposicional de las oraciones? Existen distintos modos de analizar las oraciones negativas en las lenguas naturales. Sin embargo, slo raramente se da motivo alguno para decir que una oracin negativa es gramaticalmente compuesta en oposicin a la correspondiente oracin positiva o afirmativa. Hablando en trminos generales, las oraciones correspondientes de polaridad opuesta tienen la misma estructura de clusulas, y lo que podemos muy fcilmente identificar con la negacin de proposiciones se aplica en el interior de las clusulas y no se extiende a las oraciones en su totalidad. En realidad, en muchas lenguas, la polaridad negativa de una clusula (como su modo o tiempo gramatical) no se indica por medio de una forma de palabra aislada como la espaola no, sino mediante formas especiales del verbo o del predicado. De ah el dicho tradicional: la negacin del predicado equivale a la negacin de la proposicin. Pero existe un tipo de negacin del predicado que claramente no equivale a la negacin de la proposicin. Esto se puede ejemplificar con: 'Juan es intolerante', que, a diferencia de 'Juan no es tolerante', expresa una proposicin que no es precisamente la contradictoria de la expresada por 'Juan es tolerante',
sino su contraria. En otros trminos, "Juan es intolerante" no es simplemente la negacin de "Juan es tolerante". implica "Juan es intransigente". Es muy posible que Juan pueda no ser ni tolerante ni intolerante. (Naturalment e, `Juan no es tolerante' se usa a menudo, en la conversaci n ordinaria, como si tuviese el mismo sentido que `Juan es intolerante'. Y, lo que es ms importante. existe tambin una forma de usar `Juan no es tolerante' que manifiesta con claridad que la negacin slo se aplica a la expresin predicativa 'tolerante'. Pero no nos ocuparemos de esto aqu.) Hay tres modos de tratar este fenmeno. El primero, que se excluye por la formulacin que acabo de dar, consiste en decir que hay dos oraciones distintas representadas en el espaol escrito mediante 'Juan no es tolerante' y que se diferencian, al menos opcionalmente, en espaol hablado, por medio del ritmo y la entonacin. Pero el ritmo y las tenues diferencias de entonacin con los que se manifiestan casos como estos los excluyen los lingistas de un modo general de lo que consideran parte de la estructura prosdica de las oraciones. El segundo modo consiste en decir que slo hay una oracin, pero que sta es estructuralmente ambigua. El tercero consiste en mantener la distincin entre significado de la oracin y significado del enunciado y decir que 'Juan no es tolerante' es una oracin simple no ambigua que se puede emplear de un modo determinado, y tambin acaso en determinados contextos. aproximadamen te con el mismo efecto comunicativo que el enunciado de'Juan es intolerante'. Optaremos simplemente. sin argumen tacin. por el tercero de estos tres posibles anlisis. Tambin es posible encontrar expresiones nominal* negativas que aparecen como constituyentes de una clausula. Por ejemplo.
entera'
expresa una proposicin que, sin implicada. difiere Je la proposicin expresada por 'Los estudiantes no pagan la cuota de inscripcin entera'.
La negacin nominal de este tipo (`no estudiantes'), como la negacin predicativa (`no pagan'), produce cierto efecto en el contenido proposicional de la clusula en que aparece y, en principio, es una funcin de verdad; pero no se puede formalizar en la lgica estndar de proposiciones. En constraste con la negacin nominal ejemplificada por `no estudiantes' tenemos el uso de pronombres indefinidos negativos como `nadie' o `nada' o los elementos nominales semnticamente comparables introducidos por el elemento adjetivo `no' en ingls (por ejemplo, `no man'; vase en francs 'aucun homme'; en alemn 'kein Mensch'; etctera). Es evidente, si no a simple vista, despus de una breve reflexin, que ` Nadie telefone' expresa una proposicin que contradice la expresada por `Alguien telefone' mientras que `Alguien no telefone' que parece que sea la oracin negativa que ms directamente corresponde a `alguien telefone', se puede conjuntar con `alguien no telefone' para formar la expresin compuesta no contradictoria, "Alguien telefone y alguien no telefone". Casi todos los lgicos y lingistas han adoptado el punto de vista, al menos hasta hace poco, de que la proposicin expresada por `Nadie telefone' difiere en cuanto a forma lgica de la expresada, por ejemplo por, `Juan telefone'. La diferencia ms notable entre `Nadie telefone' y `Juan telefone', desde este punto de vista, es que la ltima (cuando se usa para hacer una aseveracin) se asocia con un tipo particular de presuposicin existencial: o sea, transmite la presuposicin del hablante de que existe cierta
entidad a la que podemos referirnos con propiedad mediante la expresin 'Juan'. No se da una presuposicin existencial igual asociada con el uso de `nadie', `nada', etctera. La consideracin de oraciones como las recogidas anteriormente en una discusin ms detallada de la negacin en espaol y otras lenguas pone de manifiesto ms problemas. Cmo son las oraciones positivas que contienen `algn' en relacin gramatical y semntica con las correspondientes oraciones negativas que contienen `ningn'? (Cul es, por ejemplo, la relacin entre `Vio a alguien' y `No vio a nadie'?). Y cmo se relacionan con las correspodientes oraciones negativas que contienen 'algo'? (`A nadie vio' quiere decir exactamente lo mismo que `No vio a nadie'?). Problemas como estos, que comprenden la compleja interaccin de la negacin, el uso de los determinantes, cuantificadores y pronombres (y adjetivos) indefinidos, etctera, han sido tratados ampliamente por los lingistas en los ltimos aos. En algunos casos, se discuten los hechos en s, especialmente cuando admiten supuestas diferencias de significado que no se pueden explicar mediante funciones de verdad. Pero es muy difcil tratar incluso los casos de negacin proposicional sin discutirlos en un marco tericamente unificado en que la estructura gramatical y la forma lgica se puedan poner simple y sistemticamente en correlacin. La negacin es una operacin que se aplica a una expresin nica. Pero la expresin en cuestin puede ser simple o compuesta. En p la expresin a la que se aplica el operador, la expresin que est en su dominio, es simple, mientras que en (p & q) es compuesta. Todo lo que est encerrado entre parntesis y que sigue a continuacin del operador de negacin est en su dominio. A falta de tales parntesis se considerara que el operador de negacin se aplica a la expresin ms pequea a su derecha. Existe, por tanto, una diferencia significativa entre '' (p & q) y -e p & q: entre, por ejemplo, "Mara era no aplicada-y-atenta" y "Mara era no-aplicada y atenta" (si se me permite sealar la diferencia de un modo informal por medio de guiones). Es fcil apreciar que existen otras diferencias de dominio parecidas respecto a la negacin de proposiciones en las lenguas naturales. Por ejemplo, 'Juan no bes a Mara porque era su hermana'
se puede analizar de dos modos: (I) "Porque era su hermana, Juan no bes a Mara" y (II) "No porque era su hermana, Juan no bes a Mara". En la interpretacin (I), la oracin en cuestin se considera de modo que la negacin slo se aplica al contenido proposicional de la clusula principal ("Juan bes a Mara"); en la interpretacin (II), nos encontramos ante una oracin en que la negacin se aplica al contenido de la clusula subordinada ("porque era su hermana") o, seguramente, a la proposicin compuesta "Juan bes a Mara porque era su hermana". Naturalmente, la diferencia entre (I) y (II) no se formaliza correctamente en trminos de las diferencias de funciones de verdad entre ti p & q y (p & q). Como hemos visto, el clculo de proposiciones no puede establecer la distincin entre conjuncin y subordinacin causal. Sin embargo, la diferencia entre (I) y (II) es intuitivamente clara y, en principio, se puede formalizar en trminos de dominio de la negacin de una proposicin. Existen muchos ejemplos semejantes. El dominio de una negacin tambin es significativo en la lgica modal, que ampla el clculo de proposiciones por medio de los operadores lgicos de necesidad (N) y posibilidad (M). "No es necesario que p" ( Np) difiere por su funcin de verdad de "Es necesario que no p" (N p). Por ejemplo, "El cielo no es necesariamente azul" difiere por su valor veritativo de "Necesariamente, el cielo no es azul". Como veremos en la cuarta parte, al menos algo de lo que se puede identificar como modalidad en las lenguas naturales se puede adjudicar al contenido proposicional de las oraciones. En tales casos, existe a menudo una clara correspondencia directa entre el dominio de la negacin y la estructura gramatical. Por ejemplo, `Puede no venir' y `No puede venir' se analizan, sintcticamente, de dos formas distintas, segn que no tenga un dominio menor o ms amplio que el del verbo modal `puede': (I) "Es posible que no venga" Mp). (M p), frente a (II) "No es posible que venga" ( Lo que no se puede formalizar, incluso en la lgica modal, es la diferencia entre la asercin de una proposicin negativa ("Digo que no llueve") y el rechazo de una proposicin afirmativa ("Niego que llueve"); o incluso, la diferencia entre la asercin de una proposicin afirmativa ("Digo
que llueve") y el rechazo de una proposicin negativa ("Niego que no llueve"). Tambin aqu encontramos diferencias que se logran explicar en trminos del dominio de la negacin. Adems, existen diferencias que se reflejan, al menos parcialmente, en la estructura sintctica y prosdica de las oraciones. Pero la asercin y el rechazo no son ni pueden ser constituyentes de proposiciones o contenido proposicional; son distintos tipos de actos comunicativos. En cuanto que la diferencia entre la asercin y el rechazo y entre otros tipos de actos comunicativos se codifica sistemticamente en lo que anteriormente designbamos como valor facial de las oraciones, nos encontramos con una nueva porcin del significado de las oraciones que no forma parte de su contenido proposicional.
interrogativa y de subjuntivo al mismo tiempo. Igualmente, una oracin puede ser declarativa sin ser de indicativo. De hecho, existen lenguas en las que hay varios tipos de oraciones declarativas no de indicativo, pero sin oraciones de indicativo. Este punto es de ms inters que el meramente terminolgico. Como veremos en la cuarta parte, en l se basa un anlisis tripartito de la estructura lgica de oraciones y enunciados frente al anlisis bipartito defendido por muchos lgicos y semnticos formales. Por ahora, sin embargo, se puede adoptar el trmino `oracin declarativa' para referirnos a `oracin declarativa de indicativo'. As es como se interpreta normalmente en recientes estudios de semntica. Se acepta de un modo general que las dems oraciones no declarativas presentan problemas a las teoras de condiciones de verdad del significado de la oracin. En muchos casos, tales problemas se pueden considerar en correspondencia con determinadas declarativas basndose en su estructura gramatical y lxica. Por ejemplo, la oracin interrogativa
`Est abierta la puerta?' se relaciona sistemticamente, por su estructura gramatical y lxica, con la oracin declarativa `La puerta est abierta'. Adems, la relacin gramatical y lxica entre las dos parece reflejar una relacin semntica no menos sistemtica. Pero, cul es la naturaleza de esta relacin semntica? A simple vista, parece que comparten, si no todo, gran parte de su contenido proposicional, aunque difieren en cuanto al significado oracional en su totalidad. Hay varas formas de asignar condiciones de verdad a `Est abierta la puerta?', de modo que la semejanza y la diferencia entre su significado y el de `La puerta est abierta' se expliquen de un modo sistemtico. Una de dichas formas consistira en decir que tiene el mismo contenido proposicional que `Pregunto si la puerta est abierta'.
Pero claramente se advierte que esta solucin no parece satisfactoria dado que el significado de `Est abierta la puerta?' es independiente de que se use para hacer una pregunta. Por ejemplo, no hay nada ilgico o contradictorio en el enunciado Est abierta la puerta? sta es la pregunta que no quiero hacer. Y sin embargo debera haberlo si `Est abierta la puerta?'
y
`Pregunto si la puerta est abierta' tienen el mismo significado. Otra forma de explicacin total para el significado oracional de `Est abierta la puerta?', en el marco de la semntica de condiciones de verdad consistira en identificarla, semnticamente, con un conjunto de declarativas, incluyendo `La puerta est abierta', que podran usarse correcta o aceptablemente para responder a ella cuando se usa para hacer una pregunta. Esta consideracin del anlisis semntico de las interrogativas se ha adoptado y desarrollado con gran sutileza en los estudios ms recientes de la semntica formal. Tiene sus ventajas desde un punto de vista puramente lgico. Pero difcilmente sera la consideracin que elegira cualquiera que, por razones metatericas, no estuviese determinado a encerrar la totalidad del significado oracional en los lmites estrictos de las condiciones de verdad. Mucho ms atractivo para cualquiera que sea partidario del viejo principio cientfico de guardar las apariencias es el punto de vista adoptado por Gottlob Frege, el sabio alemn cuya fecunda labor en la filosofa del lenguaje durante los ltimos aos del siglo XIX ha sido de una i mportancia capital en la formalizacin de la semntica. Segn Frege y sus seguidores actuales el significado de `Est abierta la puerta?' est formado por un componente proposicional y otro no proposicional. El componente proposicional, "La puerta est abierta", lo comparte con
'La puerta est abierta', mientras que el componente no proposicional sera aquella parte del significado por el que se usa. caractersticamente. para hacer interrogaciones ms que aseveraciones. Pero. `La puerta est abierta' tambin tiene un componente proposicional. a saber: aquella parte de su significado que la hace apropiada para enunciar aseveraciones. La formulacin de Frege era ligeramente distinta de la que acabo de hacer, en parte porque no haca distincin entre oraciones y enunciados, o incluso, a veces. entre oraciones, clusulas y proposiciones ('Satz' se usa en alemn para los tres trminos). Pero mi formulacin mantiene lo esencial de la de Frege y la ajusta. terminolgica v conceptualmente, a la nocin ms amplia de significado adoptada en este libro. Dije que la consideracin de Frege. que no nos obliga a atribuir condiciones de verdad a las no declarativas. mantienen las apariencias. Las apariencias. en un amplio abanico de lenguas del mundo. sugeriran. con seguridad. que el significado de las interrogativas y las correspondientes declarativas del tipo ejemplificado por 'Est abierta la puerta?' v 'La puerta est abierta'. respectivamente. se puede descomponer factorialmente en dos panes. Hablando en trminos generales. en las lenguas en que se da una distincin claramente identificable entre declarativas e interrogativas las ltimas difieren de las primeras por uno de estos tres motivos: por un distinto orden de palabras. por la aparicin de una partcula interrogativa especifica. o por una variacin morfolgica del verbo. Se dice a veces que hay otra forma de distinguir las declarativas de las interrogativas: por medio de la entonacin. Seguramente. sin embargo, este tipo de diferencia de entonacin. que en muchas lenguas distingue las preguntas de las aseveraciones. habra de atribuirse. no a la estructura oracional en s misma. sino al proceso y a los resultados del enunciado. Esta es la consideracin adoptada aqu. Esto significa que existen lenguas (vase espaol, italiano. griego moderno: por atar ii slo algunas de las lenguas europeas ms familiares) en que no hay diferencia, en el nivel de la oracin, entre declarativas e interrogativas del tipo ejemplificado por 'La puerta est abierta' o 'Est abierta la puerta' y Esta abierta la puerta?' o 'La puerta est abierta?'. Las oraciones que son gramaticalmente neutras con respecto a la distincin entre declarativos e interogavs
(pero que se pueden usar adecuadamente en el enunciado de aseveraciones o preguntas de un modo indistinto) son las nicas oraciones cuyo significado se agota en su contenido proposicional. Las oraciones cuya estructura gramatical las clasifica como declarativas o interrogativas tienen por contenido no proposicional de su significado el uso posible caracterstico con determinada funcin comunicativa ms que de otro tipo. Merece la pena resaltar que la estructura gramatical de tales oraciones es a menudo claramente analizable en una parte proposicional y en otra no proposicional. Distintas versiones de la gramtica transformacional, incluyendo la primera versin expuesta por Chomsky (1957) y adoptada a continuacin (con modificaciones) por Katz y Postal (1964), han desarrollado este supuesto. Las oraciones exclamativas e imperativas son distintas entre s y de las declarativas e interrogativas desde distintos puntos de vista. Pero se puede sealar el mismo rasgo o caracterstica general: adems de su contenido proposicional, codifican y gramaticalizan (en aquellas lenguas en que los rasgos caractersticos se gramaticalizan realmente) cierto tipo de significado no proposicional. Por lo que se refiere a las oraciones exclamativas, este componente no proposicional del significado oracional es evidentemente expresivo. Ms adelante se estudiar cul es el componente no proposicional en el significado de las oraciones imperativas. Lo mismo se har con el componente no proposicional de las oraciones interrogativas. Por el momento, baste decir que de igual modo que las oraciones declarativas gramaticalizan su uso caracterstico para hacer aseveraciones, las oraciones interrogativas e imperativas gramaticalizan su uso caracterstico para hacer (o plantear) preguntas y formular rdenes, ruegos, splicas, etctera. En espaol y muchas otras lenguas, se da una cierta semejanza entre oraciones exclamativas y clusulas interrogativas subordinadas. Por ejemplo, ` Cunto dinero tiene!' tiene la misma estructura, al menos superficialmente, que la clusula subordinada de ` Me pregunto cunto dinero tiene'.
Funcionalmente, sin embargo, existe una clara diferencia entre las exclamativas del tipo ejemplificado por `Cunto dinero tiene!' y las interrogativas. De hecho, las exclamativas de este tipo se entienden mejor, semnticamente, como una subclase de aseveraciones expresivas en que la parte no proposicional que diferencia el significado de `Cunto dinero tiene!' del significado de `Tiene mucho dinero' se gramaticaliza, ms que se expresa, en el enunciado por medio de un determinado entorno prosdico. A causa, precisamente, de que se gramaticaliza y se corresponde con restricciones sistemticas de probabilidad, en el uso de verbos modales, etctera, `Cunto dinero tiene!' es considerada justamente por los gramticos como un ejemplo ntido de tipo oracional. Naturalmente, es importante no confundir las exclamativas con las exclamaciones. Todas las clases de oraciones se pueden usar con esa modulacin expresiva particular que se transmite en la lengua hablada por medio del acento y la entonacin, y en la lengua escrita por medio de los signos de exclamacin. La exclamacin es algo muy distinto de hacer aseveraciones, formular rdenes y ruegos, y hacer (o plantear) preguntas. Las oraciones imperativas no se corresponden con las declarativas tan claramente como lo hacen las interrogativas del tipo ejemplificado por ` ,Est abierta la puerta?'. Ello se debe a que el modo no es independiente del tiempo gramatical. Mientras que `,Est abierta la puerta?' se puede decir que tiene el mismo contenido proposicional que `La puerta est abierta', no es evidente que `; Abre la puerta!' tenga el mismo contenido proposicional que 'Abres la puerta'. si (a) se considera que el tiempo forma parte del contenido proposicional de una oracin y (b) el tiempo de `Abres la puerta' toma la interpretacin ms comn. Por lo que se refiere a la condicin (b) habra que advertir que abrir pertenece a una clase de verbos que, normalmente, no se
usan en presente con valor de tiempo presente (actual), sino ms bien con valor de presente de intencin o de futuro. Adems, desde un punto de vista semntico se podra argumentar que la referencia temporal de un ruego o mandato hecho al usar `Abre la puerta' es inherente en el acto del ruego o del mandato, de tal modo que la oracin en s misma sera atemporal. Sin embargo, no hay duda de que el modo y el tiempo gramatical son interdependientes en todas las lenguas que tienen ambas categoras. Adems el modo, cuya funcin es no proposicional normalmente, si no siempre, es mucho ms comn que el tiempo en las diferentes lenguas naturales. Slo una minora de lenguas tienen tiempo gramatical y muchas de las funciones del tiempo en aquellas lenguas que lo tienen son claramente no proposicionales. Volver sobre este punto en la cuarta parte. La condicin (a) es ms importante y ms controvertida. Todo lo que es preciso decir aqu se reduce a que, desde determinado punto de vista, el punto de vista de la lgica clsica, las proposiciones son siempre verdaderas o falsas, y, por tanto, atemporales por su propia naturaleza. Slo cuando las proposiciones se consideran como objetos de actos o actitudes mentales, por un lado, o de actos comunicativos, tales como la asercin y el rechazo, por el otro, es cuando uno se siente tentado a introducir el tiempo en las mismas proposiciones y anclarlas as respecto al momento en que se realiza el acto mental o comunicativo. Sera i mposible tratar en este libro el problema de la conciliacin de estas dos consideraciones de las proposiciones. Habra que advertir, sin embargo, que ste es un problema muy a menudo completamente ignorado en los estudios generales del tiempo gramatical, no slo por los lingistas, sino tambin por los lgicos. De hecho, la lgica estndar del tiempo, as llamada, es simplemente inadecuada para el anlisis del tiempo gramatical tal como ste opera actualmente en aquellas lenguas naturales que lo tienen. Pero cada vez ms se cae en la cuenta de este hecho. Se han desarrollado sistemas de lgica temporal mejores y ms capaces; y no hay duda de que nuestra comprensin del tiempo gramatical avanzar considerablemente en los prximos aos. Lo que se acaba de decir sobre el tiempo gramatical tambin es verdad de muchos fenmenos de las lenguas naturales. No es difcil demostrar la inadecuacin de los
estudios ordinarios de las lenguas naturales en el marco de la lgica de proposiciones estndar. Gran parte de este capitulo se ha dedicado a esta labor. Pero nuestro propsito ha sido, en todo caso, constructivo. Aprendemos ms de una teoria que se haya demostrado inadecuada, pero formulada con precisin, que de otra que estuviese tan vagamente expresada que no se pudiese apreciar ni siquiera su inadecuacin. Tengamos esto en cuenta al tiempo que pasamos a considerar algunos aspectos de la labor reciente en la semntica formal.
Resumen
En este capitulo, hemos visto que hay algunos aspectos del significado de la oracin que no se pueden formalizar satisfactoriamente en el marco de la lgica de proposiciones estndar: el significado temtico: la aportacin de las conjunciones subordinantes y coordinantes. o conectiva, al significado de las oraciones complejas y - combinadas: los varios tipos de negacin: el significado de las oraciones de clase no declarativa y de modo no indicativo. Al mismo tiempo, no hemos encontrado motivo para rechazar que la mayor parte del significado descriptivo de las oraciones. su contenido proposicional. se puede tratar en un anlisis dotado de los instrumentos v conceptos de la lgica moderna.
E t
Este captulo contina lo tratado en el anterior y estudia dos autorizadas teoras del significado de la oracin desde el punto de vista de la semntica formal. La primera es la teora del significado de Katz-Fodor, surgida conjuntamente con la teora de Chomsky de la gramtica generativa transformacional. La segunda es una versin especial de la semntica de los mundos posibles, iniciada por Richard Montague en los ltimos aos de la dcada de los sesenta, y ampliamente reconocida como uno de los enfoques ms prometedores de la labor verdaderamente formidable de explicar el contenido proposicional de las oraciones de una manera matemticamente precisa y elegante. El tratamiento que yo doy de ambas teoras es muy selectivo y casi completamente no tcnico. Me he limitado a explicar algunos de los conceptos bsicos ms que a introducir formalismo alguno.
La semntica formal
El trmino `semntica formal' puede recibir algunas interpretaciones distintas. Originalmente, significaba "el anlisis semntico de los sistemas formales": un sistema o lenguaje formal sera el elaborado deliberadamente por los lgicos, cientficos de los ordenadores, etctera, para cubrir objetivos filosficos o prcticos. Ms recientemente, el trmino se ha aplicado al anlisis del significado en las lenguas naturales, pero generalmente, con algunas restricciones, tcitas o explcitas, derivadas de sus orgenes filosficos y lgicos. Se suele asociar en especial con una consideracin restrictiva del significado oracional: el supuesto de que el significado de la oracin se agota en el contenido proposicional. Como vimos en el captulo 6, hay significados de distintos tipos, atribuidos a las oraciones de un modo plausible, pero que no se explican con claridad en trminos del contenido proposicional. Ante tales dificultades, la semntica formal ha adoptado dos posturas. La una consiste en decir que lo que yo he identificado como una parte del significado de la oracin es el resultado de algo distinto: supuestos contextuales y creencias, conocimiento no lingstico, implicaturas de la conversacin, etctera. La segunda postura consiste en aceptar que es una parte del significado de la oracin e intentar dar una explicacin de condiciones de verdad del fenmeno, como lo han hecho algunos lgicos, hasta ahora sin mucho xito, respecto al tiempo, al modo y a las clases de oracin. Habra que resaltar que el fracaso de la semntica formal, hasta ahora, en explicar satisfactoriamente fenmenos como el tiempo, el modo y las clases de oraciones no influye en que los intentos que se han hecho para dar una explicacin de los mismos carezcan de todo inters terico. El fracaso de una explicacin precisa, aunque inadecuada, seala a veces el camino para la elaboracin de una teora igualmente precisa, pero ms incisiva de algn fenmeno. E incluso, cuando esto no ocurre, puede arrojar alguna luz, oblicuamente y por reflejo, sobre los datos que no ilumina totalmente. Se pueden citar muchos ejemplos de esto. Por no dar ms que uno, hasta ahora, en ingls, no se ha dado una explicacin totalmente satisfactoria de `some' y `any' (y sus homlogos: `someone', 'anyone'; `something', 'any-
thing'; etctera) en el marco de la semntica formal. Sin embargo, nuestra comprensin de la gama de factores potencialmente relevantes que determinan la seleccin de uno o de otro se ha incrementado en gran medida gracias a los numerosos esfuerzos que se han hecho operando con los datos segn condiciones de verdad. A cualquiera que dude de esto le invitamos a comparar el tratamiento de 'any' y 'some' entre las gramticas pedaggicas de ingls ms antiguas y las ms modernas, por no mencionar los artculos de los especialistas sobre el tema. Pronto podr apreciar la diferencia. Lo que sigue es una explicacin deliberadamente simplificada de algunos de los principales ejemplos de la semntica formal, de probado inters para el anlisis del contenido proposicional de las oraciones. Limitaciones de espacio me obligan a ser selectivo y, a veces, ms alusivo o dogmtico de lo que quisiera ser. Las alusiones son una concesin para aquellos que ya poseen algunos conocimientos de lingstica. Mis puntos de vista parecern dogmticos para aquellos que no los compartan. Slo considero lo que es, indiscutiblemente, una parte del contenido proposicional de las oraciones en espaol.
La composicionalidad
El principio de composicionalidad ya fue mencionado en relacin con el sentido de las palabras y las frases o sintagmas. Citado comnmente como principio de Frege, se estudia muy a menudo en relacin con el significado de la oracin. Esta es la causa por la que he dejado para este captulo un tratamiento ms amplio del mismo. Es crucial para la semntica formal en todas sus vertientes. Tal como se formula de ordinario, es como sigue (con 'compuesta' sustituyendo a 'compleja' o 'combinada'): el significado de una expresin compuesta es una funcin de los significados de las expresiones componentes. Merecen atencin tres de los trminos usados aqu: 'significado', 'expresin' y 'funcin'. Comentar brevemente cada uno de ellos y despus dir por qu el principio de composicionalidad es tan importante. 'Significado', como vimos, puede recibir varias interpretaciones. Si nos limitamos al significado descriptivo, o
contenido proposicional, an podemos hacer una distincin entre sentido y denotacin (vase el captulo 3). La propia distincin de Frege entre sentido y referencia (establecida originalmente en alemn por medio de los trminos Sinn' y 'Bedeutung') es comparable a grandes rasgos y muchos semnticos formales la aceptan en lneas generales, si no en detalle. Yo adoptar el principio de composicionalidad para aplicarlo fundamentalmente al sentido. El trmino `expresin' queda sin definir con frecuencia cuando es usado por los lingistas. Pero se adopta normalmente para referirse a las oraciones y a cualquiera de sus constituyentes sintcticamente identificables. Anteriormente ya di razones para distinguir las expresiones de las formas en lo referente a las palabras y a los sintagmas. Aqu, para simplificar la exposicin, incluir las oraciones entre las expresiones de una lengua. Ms importante, supondr que en cada oracin hay una parte identificable que es la portadora de su contenido proposicional, y que tambin es una expresin a la que se aplica el principio de composicionalidad. El trmino `funcin' se emplea en su sentido matemtico: esto es, para referirse a una regla, frmula u operacin, que asigna un valor determinado a cada miembro del conjunto de entidades que domina. ( De este modo, se establece una correspondencia, bien entre varios y uno o bien entre uno y uno de los miembros del dominio, D, y el conjunto de valores, V: se aplica D en V o sobre V.) Por ejemplo, existe una funcin aritmtica, normalmente escrita y = x2 , que para cualquier valor numrico de y nos da un valor numrico especfico y determinado para x 2 . De un modo semejante, en el clculo de proposiciones existe una funcin que para cada valor de las variables de la proposicin en cualquier expresin bien formada aplica dicha expresin en el dominio de dos miembros Werdadero, Falso. Como vimos antes, a esto es a lo que se alude cuando se dice que las proposiciones compuestas son funciones de verdad. Aqu lo he expuesto con todo detalle y he introducido deliberadamente, con cierta redundancia, algunos de los tecnicismos que comnmente se emplean en la semntica formal. Avanzamos paso a paso hasta el punto sin retorno en el que el sentido o comprensin de una expresin es una funcin de mundos posibles para las extensiones. No entraremos en los detalles tcnicos de la semntica formal. Pero la breve
cantidad de terminologa introducida aqu nos ser til ms adelante y proporcionar a los lectores con cierto conocimiento de la teora de conjuntos elemental algunos detalles del marco operativo matemtico con que trabaja la semntica formal. Pero, cul es el inters de todo esto para el anlisis semntico de las expresiones de las lenguas naturales? En primer lugar, habra que advertir que los hablantes competentes de una lengua son capaces de interpretar indefinidamente muchas expresiones compuestas de tal lengua. Ya que es imposible para cualquiera el haber aprendido el sentido de cada expresin compuesta del modo como, presumiblemente, aprende el sentido de los lexemas, debe existir alguna funcin que determine el sentido de las expresiones compuestas a partir del sentido de los lexemas. En segundo lugar, parece razonable suponer que el sentido de una expresin compuesta sea una funcin, no slo del sentido de sus lexemas componentes, sino tambin de su estructura gramatical. Hemos adoptado este supuesto en su totalidad y se puede probar empricamente en un nmero de casos suficiente como para que lo aceptemos como vlido. Lo que buscamos entonces, de un modo ideal, es un procedimiento de composicin sintctica de todas las expresiones bien formadas y lxicamente compuestas de una lengua, formulado con precisin, juntamente con un procedimiento para determinar los efectos semnticos, si se diese alguno. de cada proceso o estado de composicin sintctica. Esto es lo que la semntica formal intenta proporcionar. La semntica formal, como tal, no est comprometida con ninguna teora sintctica en particular. Tampoco dice nada por anticipado sobre la proximidad o la correspondencia entre la estructura sintctica y la semntica en las lenguas naturales. Hay una amplia gama de opciones en cada uno de estos componentes. Slo considerar dos de los enfoques mejor conocidos sobre el problema de determinar esa funcin compositiva (si es que hay alguna) que asigne sentido a las expresiones lxicamente compuestas de las lenguas naturales. Har esto desde un enfoque mu y general y me limitar a tratar lo que es objeto sin discusin del contenido proposicional. Los dos enfoques son el de la gramtica transformacional chomskyana, por un lado, y el de la gramtica de Montague, por el otro.
La teora de Katz-Fodor
Lo que designar como teora de Katz-Fodor del significado de la oracin generalmente no se considera como una teora de semntica formal, pero yo la tratar como tal. Surgi en un artculo de J. J. Katz y J. A. Fodor, `La estructura de la teora semntica', publicado por primera vez en 1963. Esta teora ha recibido, desde entonces, modificaciones en distintos sentidos, especialmente por parte de Katz, y ha dado origen a un cierto nmero de alternativas que no tratar aqu. De hecho, ni siquiera intentar dar una explicacin total de la teora de Katz-Fodor en cualquiera de sus versiones. Me centrar en dos temas: las reglas de proyeccin, y las restricciones de seleccin. La teora de Katz-Fodor se formaliz en el marco de la gramtica generativa de Chomsky. Fue la primera teora semntica de este tipo que se propuso y desempe un i mportante papel en el desarrollo de la llamada teora estndar de la gramtica transformacional, que Chomsky dise en Aspectos de la teora de la sintaxis (1965). Considerada desde un punto de vista muy general, la teora de Katz-Fodor se puede ver como el primer intento lingsticamente complejo de hacer efectivo el principio de composicionalidad. Los gramticos tradicionales destacaron durante siglos la interdependencia entre sintaxis y semntica. Muchos de ellos haban sealado que el significado de una oracin estaba determinado, en parte, por el significado de las palabras que contena, y, en parte, por su estructura sintctica. Pero no haban intentado precisar este punto en relacin con una teora generativa de la sintaxis, por el simple motivo de que la gramtica generativa como tal es de origen muy reciente. Para mayor sencillez, estudiar la teora de Katz-Fodor en lo que ahora podra considerarse su versin clsica; no en su formulacin original, sino tal como fue presentada en el perodo inmediatamente despus de la publicacin de Aspectos por Chomsky. La principal consecuencia, por lo que se refiere a los objetivos generales de este libro, es que dar por sentada una determinada nocin de estructura profunda que hoy en da ha sido abandonada por casi todos los lingistas, incluyendo a Chomsky. Los argumentos a favor y en contra de la nocin clsica de estructura profunda son interesantes e importantes. Pero no los tratar aqu. Tampoco cargar el texto con detalles
tcnicos innecesarios. La ventaja de operar con la nocin clsica de estructura profunda en un libro como ste, radica en que es ms familiar para los no especialistas que cualquiera de sus alternativas. Y lo que tengo que decir sobre las reglas de proyeccin y las restricciones de seleccin no se ve afectado materialmente por la adopcin de una consideracin u otra de estructura profunda, o incluso, por el abandono total de este concepto. Segn la teora estndar de la gramtica transformacional, cada oracin tiene dos niveles distintos de estructura sintctica conectados mediante reglas de una clase especial llamadas transformaciones. Estos dos niveles son la estructura profunda y la estructura superficial. Formalmente se diferencian porque se generan mediante reglas de distinta clase. Para nuestros fines, la cuestin crucial es que la estructura profunda est ms ntimamente conectada con el significado de la oracin de lo que lo est la estructura superficial. La estructura superficial, por otro lado, est ms ntimamente conectada con la forma en que se pronuncia la oracin. (Como veremos en el captulo 9, el proceso de enunciacin de las oraciones, tanto habladas como escritas, es ms complejo de lo que podra sugerir esta formulacin deliberadamente no tcnica de la relacin entre la estructura superficial y la pronunciacin.) Prescindiendo de todo, excepto de los meros elementos esenciales, podemos representar la relacin entre sintaxis, semntica y fonologa, esquemticamente, como en la Figura 3 (vase Lyons, 1977a: 79). Por lo que se refiere a este esquema, se puede ver que la gramtica (en el sentido ms amplio del trmino) comprende cuatro conjuntos de reglas, que, operando como un sistema global, relacionan sonido y significado. Advirtase que el componente de la base contiene, no slo las reglas no transformacionales de la sintaxis de la lengua en cuestin, sino tambin su lxico o diccionario. Adems, el lxico proporciona para cada lexema de la lengua, toda la informacin sintctica, semntica y fonolgica necesaria para diferenciar ese lexema de otros y para explicar su aparicin en las oraciones bien formadas. El componente de la base, por lo tanto, genera un conjunto de estructuras profundas, mientras el componente transformacional convierte a cada una de ellas en una o ms estructuras superficiales. Ya dije antes que la estructura profunda est ms
ntimamente conectada con el significado, al tiempo que la superficial lo est con la pronunciacin. La Figura 3 pone esto de manifiesto por medio de las flechas que conectan los distintos componentes de la gramtica. Toda la informacin requerida por el componente semntico es suministrada por la base y est, por consiguiente, presente en la estructura profunda de las oraciones; toda la informacin requerida por el componente fonolgico est presente en la estructura superficial resultante de la aplicacin de las reglas transformacionales. Por lo que se refiere a la relacin entre la sintaxis y la semntica, la Figura 3 pone de manifiesto el famoso principio de que las transformaciones no afectan al significado; no hay flecha que conecte el componente transformacional con el semntico. Este principio resulta evidentemente atractivo siempre y cuando `significado' se interprete como "contenido proposicional". Dicho principio supone que dos o ms oraciones cualesquiera, que tengan la misma estructura profunda, habrn de tener necesariamente el mismo significado. Por ejemplo, las correspondientes oraciones activas y pasivas
como `El perro mordi al cartero' y `El cartero fue mordido por el perro' han sido analizadas a menudo como oraciones con la misma estructura profunda. (Esto se aprecia, de forma simplificada, en la Figura 4.) La mayora de pares de oraciones de este tipo, si no todos, son equivalentes en cuanto a condiciones de verdad, y, por tanto, tienen el mismo contenido proposicional. Seguramente, sin embargo, difieren en significado temtico, de un modo semejante a como `No he ledo este libro', `Este libro no lo he ledo', etctera, difieren la una de la otra en significado temtico (vase captulo 6). Pero sucede que, por razones sintcticas que no vienen al caso en este momento, conjuntos de oraciones como `No he ledo este libro', `Este libro no lo he ledo', etctera, reciben la misma estructura profunda en la teora estndar, mientras que las oraciones activas y sus correspondientes pasivas no. Mas esto no es significativo en el contexto de esta exposicin. Tampoco lo es el hecho de que gran parte de la discusin de los lingistas sobre la relacin entre sintaxis y semntica ha sido confusa, hasta
hace poco, por el fracaso en distinguir el contenido proposicional de otros tipos de significado de la oracin. La cuestin es que algunas oraciones tendrn la misma estructura profunda aunque difieran en estructura superficial de un modo claramente manifiesto, y que todas las oraciones de este tipo, se ha de considerar que tienen el mismo contenido proposicional. Se logra este resultado de un modo simple y elegante organizando la gramtica de modo que las reglas del componente semntico operen nicamente sobre la estructura profunda. En la teora de Katz-Fodor las reglas del contenido semntico se denominan normalmente reglas de proyeccin. Su finalidad es doble: (I) distinguir las oraciones dotadas de sentido de las carentes de l; y (II) asignar a cada oracin dotada de sentido, o semnticamente bien formada, una especificacin formal de su significado o significados. Tratar estos dos aspectos de la cuestin por separado. Ya hemos visto que la distincin entre oraciones dotadas de significado y oraciones carentes de l no es tan clara como podra parecer a simple vista (captulo 4). Ya seal que, en el pasado, los gramticos generativistas han tenido tendencia a adoptar un punto de vista muy restrictivo de la aceptabilidad semntica de las oraciones. En este epgrafe nos ocuparemos de la formalizacin de la inaceptabilidad semntica en el supuesto de que, incluso aunque no puede estar tan extendida como se supone de ordinario, de hecho existe realmente. El procedimiento de Katz-Fodor para tratar la inaceptabilidad semntica es el de las restricciones de seleccin. Estas se asocian a determinados lexemas y estn recogidas, por tanto, en lo que se podra considerar como entradas de un diccionario, en el lxico. Nos dicen, en efecto, qu pares de lexemas se pueden combinar entre s con significado, pleno en distintas construcciones gramaticales. Por ejemplo se podra decir que el adjetivo `primeriza' puede modificar , a sustantivos como `muchacha', `mujer', `moza', etctera pero no a `muchacho', `hombre', `mozo', etctera; que `dormir' puede recibir como sujeto nombres como `muchacho ` muchacha', `gato', etctera; pero no otros como `idea' o `cuadruplicidad'; y as sucesivamente. Si se violan las restr i c ciones de seleccin, las reglas de proyeccin no estarn en condiciones de operar. Consecuentemente, fracasarn al asignar a la oracin semnticamente anmala una espeClfi-
racin formal de su significado. As, se pone de manifiesto que la oracin es carente de significado y (supuesto que esta informacin se mantiene en la salida) queda indicada la naturaleza de la anomala. Un objetivo ms de las restricciones de seleccin, que operan conjuntamente con las reglas de proyeccin, consiste en bloquear ciertas interpretaciones como semnticamente anmalas, al tiempo que permiten otras de los mismos sintagmas y oraciones como semnticamente aceptables. Por ejemplo, la palabra `escote' es ambigua: en uno de los sentidos ("escote,") denota la escotadura, especialmente la de un vestido de mujer; en el otro ("escote 2 ") denota la parte que corresponde pagar a cada una de las personas que han hecho un gasto en comn. Muchos sintagmas en que `escote' aparece modificado por un adjetivo (`escote amplio', `escote generoso', etctera) sern correspondientemente ambiguos. Pero `el escote de moda' no lo ser, seguramente, porque slo "escote," y no "escote 2 " se puede combinar con `de moda'. En general, entonces, las restricciones de seleccin tendern a establecer el nmero de interpretaciones asignadas a las expresiones lxicamente compuestas. De hecho, el fracaso en asignar interpretacin alguna a una oracin, al que nos hemos referido en el prrafo anterior, se puede considerar como un caso lmite de este proceso. Las reglas seleccionan, de entre los significados de una palabra, aquellos, y slo aquellos, que son compatibles con el contexto (interno de la oracin) en que aparece. La teora de Katz-Fodor del significado de la oracin est formulada en el marco del anlisis componencial (vase el captulo 4). Por ejemplo, en vez de recoger en la entrada lxica de `primeriza' todos los otros lexemas con los que puede o no combinarse, la teora los identificar por medio de uno o ms de sus componentes de sentido. Se podra decir (en una notacin formal adecuada) que `primeriza' no se puede combinar en las expresiones semnticamente bien formadas con cualquier sustantivo que no tenga como parte de su significado los componentes de sentido HUMANO y HEMBRA. Como hemos visto, el anlisis componencial se enfrenta a problemas muy serios, si se le aplica ms all del significado de expresiones prototpicas o focales. Por eso, muchos de los ejemplos de los manuales, usados por los lingistas para ilustrar el modo de operar de
las restricciones de seleccin de Katz-Fodor, son empricamente defectuosos. Pero no me refiero, de momento, a la validez del anlisis componencial. Tampoco deseo tratar de nuevo el problema de establecer una distincin entre contradiccin y anomala semntica. Mi objetivo era simplemente explicar qu son las restricciones de seleccin y cmo se formalizan en la teora de Katz-Fodor. Es conveniente decir algo aqu sobre la incongruencia categorial que ya fue mencionada, aunque no se desarroll, al final del captulo 5. El trmino `incongruencia categorial' (que yo mismo he acuado a falta de otro alternativo, ya conocido y adecuado) intenta referirse a un tipo de incompatibilidad semntica estrechamente relacionada con la inaceptabilidad gramatical y ms en concreto sintctica. Se podra introducir por medio de los siguientes ejemplos: ` Mi amigo existi una ciudad totalmente nueva'
V
`Mi amigo asust que llova'. Seguramente, aunque los he representado como oraciones, cada una de ellas est mal formada tanto gramatical como semnticamente. Su agramaticalidad se puede explicar fcilmente diciendo que `existir' es un verbo intransitivo (y por tanto no puede recibir un complemento directo) y que 'asustar', a diferencia de `pensar', `decir', etctera, no puede aparecer con una clusula introducida por que como complemento directo. (Chomsky, en Aspectos, trata estos ejemplos en trminos de lo que llama subcategorizacin estricta.) El hecho de que carezcan de sentido, de que no tengan contenido proposicional, se puede explicar diciendo que, en el significado de `existir', es inherente que no puede recibir complemento directo: al tiempo que, en el significado de 'asustar', es inherente que no puede recibir como complemento directo una expresin que se refiera a entidades abstractas como hechos o proposiciones. Pero, cul de estas dos explicaciones es correcta, si es que alguna lo es? La pregunta est errneamente formulada. Hace supuestos injustificados sobre la separabilidad de la sintaxis y la semntica. Adems, tiende a distraer la atencin de los lingistas del hecho de que existe una ntima conexin entre
las categoras gramaticales y semnticas, as como una correlacin correspondientemente estrecha, aunque no perfecta, entre la estructura sintctica y semntica de las lenguas. No tiene mayores consecuencias el que expliquemos la incongruencia categorial por medio de las reglas sintcticas del componente de la base o, alternativamente, por medio de los mecanismos de bloqueo de las reglas de proyeccin. Lo importante es que, cualquiera que sea el enfoque que se adopte, los detalles de la formalizacin habran de distinguir los casos de incongruencia categorial de las contradicciones, por un lado, y de lo que muy a menudo se trata como restricciones de seleccin, por el otro. Las contradicciones estn dotadas de significado, pero ste es necesariamente falso. Las expresiones cuya supuesta anomala proviene de la violacin de restricciones de seleccin pueden recibir a menudo una interpretacin perfectamente satisfactoria si estamos dispuestos a hacer reajustes no muy radicales de nuestros supuestos acerca de la naturaleza del mundo. Las expresiones con categoras incongruentes carecen de significado y no se pueden interpretar haciendo reajustes ontolgicos menores. Puede ser difcil establecer estos lmites con respecto a ejemplos particulares. Pero las diferencias son bastante claras y en suficientes ejemplos como para justificar el establecimiento de tales distinciones. Volvamos a las reglas de proyeccin de Katz-Fodor. Hemos visto cmo distinguen las oraciones dotadas de significado de al menos una clase de oraciones sin sentido, o supuestamente tales. Tambin han de asignar a cada oracin semnticamente bien formada una especificacin formal de su significado o significados. Tales especificaciones del significado de la oracin se denominan representa-
ciones semnticas.
De lo que se ha dicho hasta ahora se deduce que una oracin tendr exactamente tantas representaciones semnticas como significados tenga (siendo el caso lmite el de las oraciones carentes de significado a las que las reglas de proyeccin no asignarn representacin semntica alguna). Tambin se deduce que las oraciones con la misma estructura profunda tendrn la misma representacin semntica. Sin embargo, no se deduce lo inverso en la teora estndar de la gramtica generativa transformacional (en contraste con la llamada semntica generativa, una de sus alternati-
vas), donde las oraciones que difieren en estructura profunda pueden tener, a pesar de ello, el mismo significado. Esto se debe a la existencia de expresiones sinnimas (vase captulo 2), aunque lxicamente distintas, y al modo de tratar la lexicalizacin en la teora estndar. Nosotros podemos advertir simplemente que esto es as, sin entrar en los detalles. Pero, qu son exactamente las representaciones semnticas? y cmo son representadas por las reglas de proyeccin? Estas dos preguntas son, naturalmente, interdependientes (gracias al principio de composicionalidad). Una representacin semntica es una coleccin, o amalgama, de componentes de sentido. Pero no es meramente un conjunto sin estructurar de tales componentes. Como vimos en el captulo 4, generalmente no es posible formalizar el significado de los lexemas individuales en trminos de teora de conjuntos. Incluso, con mayor evidencia, ocurre que el significado de la oracin no se puede formalizar de este modo. Si una representacin semntica no fuese otra cosa que un conjunto de componentes de sentido (o rasgos semnticos, en la terminologa de Katz-Fodor), dos oraciones cualesquiera que contuviesen exactamente los mismos lexemas recibiran la misma representacin semntica. Por ejemplo, `El perro mordi al cartero' y `El cartero mordi al perro', y as, indefinidamente, muchos pares de oraciones como stas recibiran las mismas representaciones. Esto es claramente incorrecto. Lo que hace falta es alguna formalizacin de las representaciones semnticas que preserve las distinciones sintcticas semnticamente relevantes de la estructura profunda. Probablemente es correcto decir que durante los aos que han pasado desde la publicacin de `La estructura de la teora semntica' de Katz y Fodor se han logrado pocos progresos autnticos ms all de lo que se dice en estas lneas. Se ha complicado la formalizacin introduciendo una variedad de mecanismos tcnicos. Pero no se ha encontrado una solucin general al problema de decidir exactamente cuntas reglas de proyeccin se necesitan y cmo se diferencian formalmente entre s. El proceso por el que el significado de los lexemas se amalgama para formar componentes de sentido de estructura sintcticamente compleja y supuestamente universal an se expone en trminos de teora de conjuntos esencialmente.
representadas en versalitas como en el captulo 4) necesitan una interpretacin. Esta objecin puede ser contestada, de un modo ms o menos plausible, diciendo que la lengua formal en cuestin es la supuesta lengua universal de pensamiento que todos conocemos en virtud de nuestra condicin de seres humanos. La segunda duda sobre la nocin de representacin semntica nace de aquellos que argumentan que es innecesaria; que todo lo que se haga satisfactoriamente por medio de representaciones semnticas se puede hacer no menos satisfactoriamente sin ellas: por medio de reglas de inferencia que operasen conjuntamente con postulados de significado. Quiz sea demasiado pronto para predecir que este enfoque vaya a tener ms xito del que ha tenido la teora de Katz-Fodor. Pero evita, realmente, muchas de las dificultades, empricas y tericas, asociadas con el anlisis componencial. Y muchos de los que lo defienden han manifestado su preferencia por la gramtica de Montague, en la que entramos a continuacin.
Mientras tanto, el concepto global de representaciones semnticas ha sido puesto en duda por los lgicos y los filsofos en dos aspectos. En primer lugar, han sealado que las representaciones semnticas de Katz-Fodor hacen uso de lo que es, en efecto, una lengua formal y que las unidades de vocabulario de esta lengua (convencionalmente
La gramtica de Montague
Lo que comnmente se conoce como gramtica de Montague es un enfoque especial del anlisis de las lenguas naturales iniciado por el lgico americano Richard Montague en los ltimos aos de la dcada de los sesenta y en los primeros de la dcada de los setenta. Durante los ltimos aos ha sido adoptado por un nmero creciente de lingistas, muchos de ellos atrados, en cierto modo, desde la gramtica generativa transformacional de Chomsky, y hoy es objeto de una intensa investigacin. (El propio Montague muri, siendo todava joven, en 1971.) Algunas de las diferencias entre la gramtica de Montague y la teora de Katz-Fodor se deben a una casualidad histrica. La labor de Montague est ms firmemente enraizada en la semntica formal que la teora de Katz-Fodor y, proporcionalmente, concede menos consideracin a muchos
temas que han ocupado un lugar privilegiado en la atencin de los lingistas. De hecho, `gramtica' para Montagu e slo incluye parte de lo que la teora estndar de la gramtica generativa intenta abarcar. En los propios trabajos de Montague no hay nada sobre representacin fonolgica o flexin. Como lgico, pudo haber subestimado tanto la complejidad como el inters terico de estas ramas de la lingstica. La teora de Katz-Fodor, por otro lado, se encuadra (como indica la Figura 3) en una teora ms amplia de la estructura de las lenguas, en que la semntica y la fonologa estn en situacin de igualdad. Los lingistas que han adoptado la gramtica de Montague son bien conscientes de la necesidad de integrar la morfologa y la fonologa con la sintaxis y, directa o indirectamente, con la semntica. Ms interesante es el estatus de las reglas transformacionales, por un lado, y el anlisis componencial o descomposicin lxica por otro. El mismo Montague no utiliz reglas transformacionales. Haba al menos tres razones para esto. Primero, las reglas sintcticas que usaba en lo que se puede considerar como el componente de la base de su gramtica eran ms fuertes que las reglas de estructura sintagmtica de Chomsky. Segundo, no le interesaba particularmente impedir la derivacin de cadenas de palabras sintcticamente mal formadas, siempre que pudiesen ser caracterizadas como mal formadas por las reglas de interpretacin semntica. Tercero, prefera llevar el anlisis semntico de las oraciones hasta una correspondencia tan prxima como fuese posible con su estructura superficial. No existe, por tanto, algo parecido a la estructura profunda en el propio sistema de Montague. Pero esto no es inherente a la gramtica de Montague como tal; adems, un cierto nmero de lingistas han propuesto aadir un componente transformacional al sistema. Al mismo tiempo, habra que resaltar que la funcin de las reglas transformacionales se ha reducido sucesivamente a lo largo de los ltimos diez aos, ms o menos, en la gramtica generativa transformacional chomskyana. La postura de Montague ya no es tan extraa y sin fundamento para los gramticos generativistas como pudo parecerlo en un primer momento. Prcticamente las mismas observaciones que se hicieron respecto al anlisis componencial pueden hacerse tambin aqu. La gramtica de Montague como tal no es
incompatible, en principio, con la descomposicin o factorizacin del significado lxico en componentes de sentido. De hecho, uno o dos lingistas han propuesto la incorporacin de reglas para la descomposicin lxica en el marco terico general de la gramtica de Montague. Pero como ya advert en el epgrafe anterior y en el captulo 4, el anlisis componencial no es aceptado por los lingistas de un modo tan absoluto como lo fue en los aos sesenta y primeros aos de la dcada de los setenta. La observacin ms importante que quiero hacer aqu es que la comparacin de la gramtica generativa de Chomsky con la gramtica de Montague es complicada para el no especialista a causa de que algunas de sus diferencias provienen de circunstancias puramente histricas. Desgraciadamente, la mayora de exposiciones de la gramtica de Montague son altamente tcnicas. Adems, casi todos los supuestos de la gramtica generativa chomskyana, tanto tcnicos como no tcnicos, son inadecuados para establecer la distincin entre lo que es esencial y lo que es, o era en el momento de exponerlo, una opinin comnmente aceptada. Naturalmente, la gramtica de Montague, por su propia naturaleza, es un tema muy tcnico (lo mismo que la gramtica generativa de Chomsky). Sera absurdo fomentar la creencia de que se puede lograr una autntica comprensin de los detalles sin que uno tenga un considerable dominio en lgica matemtica. Sin embargo, no son los detalles los que aqu nos interesan. Pronto estaran fuera de mi alcance, si as fuese. Mi propsito consiste, simplemente, en explicar, de un modo no tcnico, algunas de las caractersticas ms importantes de la gramtica de Montague, en cuanto que son importantes para la formalizacin del significado de la oracin. La semntica de Montague, el componente semntico de una gramtica de Montague, es definitivamente una semntica de condiciones de verdad. Su posible aplicacin se limita, en principio, al contenido proposicional de las oraciones. Hasta qu punto llega a ser una restriccin en la prctica depende de la evaluacin de uno mismo sobre las observaciones hechas en el captulo anterior. Muchos de los defensores de la gramtica de Montague sostienen probablemente la hiptesis de que todo el significado de la oracin es explicable, en ltimo extremo, en trminos de contenido
proposicional. Sin embargo, se acepta de un modo generalizado que las oraciones no declarativas, por un lado, y las oraciones de modo no indicativo, por otro, son problemticas desde este enfoque. Se han hecho intentos para tratar tales oraciones en el marco terico de la gramtica de Montague. No dir nada aqu sobre ellos o sobre otros fenmenos examinados en el captulo anterior. Frente a otras posibles teoras de condiciones de verdad, la semntica de Montague opera, no con un concepto de verdad absoluta, sino con una nocin particular de verdad relativa: verdad segn una interpretacin o, alternativamente, en la terminologa tcnica de teora de modelos (que no es necesario explicar aqu), verdad-en-un-modelo. De hecho, lo que hace la teora de modelos es formalizar la distincin anteriormente establecida entre proposiciones y contenido proposicional, lo cual se consigue por medio de la distincin entre extensin y comprensin ( mencionada en el captulo 2) y relacionndola con una nocin particular de mundos posibles, que surgi (como vimos en el captulo 4) con Leibniz. La distincin tradicional entre extensin y comprensin ha sido aprovechada de distintas formas en la lgica moderna y en la semntica formal, de tal modo que el trmino `comprensivo' tiene una gama ampliamente desconcertante de usos relacionados entre s. Yo me limitar a lo que nos interesa de un modo inmediato. Podemos comenzar identificando la distincin de Frege entre referencia (Bedeutung) y sentido (Sinn) con la distincin entre extensin y comprensin. Entonces podremos aplicar esta distincin, como hizo Frege, al anlisis del significado de la oracin; podemos decir que el sentido o comprensin de una oracin es su contenido proposicional; mientras que su referencia o extensin ser el valor veritativo (en las circunstancias particulares de la enunciacin). Casi todo el mundo encuentra extrao a simple vista que la semntica formal de Frege, y gran parte de sus seguidores, aunque no todos, hubiese de considerar las oraciones (o las proposiciones) como referidas a la verdad o falsedad ms que a las situaciones que intenten describir. Pero este enfoque de la cuestin tiene ciertas ventajas formales con respecto a la composicionalidad. El prximo paso consiste en recordar la nocin de mundos posibles. Segn Leibniz, como ya vimos antes, las proposiciones necesariamente verdaderas (o falsas) son pro-
posiciones que son verdaderas (o falsas) en todos los mundos posibles. Esta nocin tambin se ha aplicado, de un modo intuitivamente plausible, en la definicin de sinonimia descriptiva, tal, como sigue: las expresiones son sinnimas descriptivamente, si, y slo si, tienen la misma extensin en todos los mundos posibles. De que las oraciones sean sinnimas descriptivamente, si, y slo si, tienen el mismo sentido (que hemos identificado con su comprensin), se deduce que la comprensin de una expresin es o su extensin en todos los mundos posibles o una funcin cualquiera que determine su extensin en todos los mundos posibles. La segunda de estas alternativas es la adoptada en la gramtica de Montague. La comprensin de una expresin, se nos dice, es una funcin de mundos posibles para las extensiones. Pero, qu quiere decir esto? Quiz sea ms fcil enfocar el problema desde un punto de vista psicolgico o conceptualista. Podramos decir que un mundo es un conjunto de seres. Seran primordiales entre stos los que yo llamar seres de primer orden: personas, animales y otros objetos fsicos animados e inanimados. Estaran localizados en el espacio-tiempo (es decir, en cualquier momento determinado, estaran en un determinado lugar) y podran estar envueltos, singular o conjuntamente, en distintas situaciones estticas o dinmicas. Por ejemplo, Juan puede amar a Mara; Pedro puede amar a Mara; Pedro puede llevar un libro a Isabel; un determinado grupo de vacas puede estar pastando en un prado determinado; y as sucesivamente. Como muchas de estas situaciones son dinmicas y los seres desaparecen o aparecen continuamente, el mundo como tal no es el mismo de un momento al siguiente. Normalmente expresamos este fenmeno diciendo que el mundo est cambiando constantemente de un estado a otro. Sera bastante razonable considerar esta sucesin de los estados del mundo como un conjunto de mundos que sucesivamente se reemplazasen los unos a los otros a travs del tiempo. Slo uno de esos mundos sera el mundo real en un momento dado. Pero existen todos los mundos posibles, algunos de ellos existentes en el pasado y otros que sern realidad en el futuro. Cada lengua natural proporciona a sus usuarios (a) los medios para identificar el mundo que es real en el momento de hablar y as distinguirlo de los mundos pasado y fu-
tuyo; y (b) los medios para referirse a entidades individuales y conjuntos de entidades en cualquier mundo que haya sido identificado. Nos referiremos a un medio cualquiera para identificar los mundos (tiempo, adverbios de tiempo, etctera) como un ndice del mundo de que se trate. En el captulo 10 tendr ms cosas que decir sobre el tema; aqu simplemente llamar la atencin del lector sobre la relacin entre el trmino `ndice', tal como acabo de usarlo, y la `indicidad'. Una alternativa a `ndice', en este sentido, es `punto de referencia': los mundos posibles se identifican desde un determinado punto de referencia. Dado que podemos identificar el mundo de que se trate, cmo sabremos a lo que se refiere la expresin que se usa cuando se enuncia una oracin? Por ejemplo, cmo sabremos a qu se refiere `esas vacas' en el enunciado de `Esas vacas son frisonas'? La respuesta tradicional, como hemos visto, es que conocemos el concepto "vaca" y que ste, siendo la comprensin de `vaca', determina su extensin. (Tambin necesitamos poder interpretar el pronombre demostrativo `esas' y la categora gramatical de pluralidad. Pero, por el momento, podemos dejar esto de lado.) Los conceptos se explican, a menudo, en trminos de representaciones o imgenes, como en ciertas versiones de la teora ideativa del significado (vase el captulo 1). Pero ahora podemos considerarlos de un modo ms general, como funciones: o sea, como reglas u operaciones que asignan un nico valor a los miembros de su dominio. Como si tuvisemos un libro de reglas para todas las expresiones de la lengua (siendo las reglas su comprensin) e identificsemos la extensin de cualquier expresin dada en un mundo concreto (el dominio de la funcin) viendo la regla (o funcin) y aplicndola al mundo. Entonces, esta regla es una funcin de los mundos posibles para una extensin: selecciona del mundo que es su dominio el conjunto de entidades a las que se refiere y este conjunto es el valor de la funcin. Pero no tenemos, ni podemos tener, en principio, una lista de reglas a mano para todas las expresiones de una lengua. Aparte de otras consideraciones psicolgicas cualesquiera que haran inviable esta hiptesis, existe el hecho, mencionado en un epgrafe anterior de este captulo, de que las lenguas naturales contienen una infinidad de expresiones. Adems, los hablantes competentes de tales
lenguas son capaces de producir e interpretar, gracias a su competencia, miembros seleccionados arbitrariamente de dicho conjunto infinito de expresiones. Entonces, lo que se requiere es una nueva funcin (o conjunto de funciones) que determine la comprensin de las expresiones compuestas basndose en la comprensin de las expresiones bsicas (lexemas) y en las reglas sintcticas (las reglas de composicin) que las generan. Naturalmente, todo lo que yo he hecho aqu se reduce a reformular el principio de composicionalidad de Frege en el marco terico de la comprensin. Como advert al principio, he considerado que el principio de composicionalidad se aplicaba fundamentalmente al sentido, y slo por derivacin a la referencia. (En este sentido la referencia se obtiene por medio de la denotacin y el contexto; de un modo que se explica en parte con lo que se acaba de decir y que se desarrollar ms ampliamente, de un modo informal, en los prximos captulos.) Es en este punto donde la gramtica de Montague muestra la medida de sus posibilidades. Montague intentaba establecer una correspondencia entre la sintaxis y la semntica mucho ms estrecha que la conseguida por la teora estndar de la gramtica generativa transformacional. Logr esto, hasta donde le fue posible, adoptando un tipo determinado de gramtica categorial y poniendo las categoras de la sintaxis (comparables, a grandes rasgos, con las categoras mayores y las subcategoras de la gramtica tradicional: sintagmas nominales, nombres, predicados, verbos intransitivos, verbos transitivos, adverbios, etctera) en correspondencia de uno a uno con categoras de comprensin o semnticas. No entraremos en los detalles de la gramtica categorial o de los mecanismos por los que se establece la correspondencia entre las categoras sintcticas y semnticas o de comprensin. Unicamente es preciso decir que una gramtica categorial es un tipo particularmente elegante de gramtica, que deriva de las categoras bsicas de sintagma nominal y oracin todas las dems categoras sintcticas. El trmino `categorial' refleja los orgenes filosficos de este tipo de gramtica en la labor del filsofo alemn Edmund Husserl (1859-1938), el fundador de la fenomenologa. Pero la gramtica categorial como tal no est ms estrechamente asociada a un tipo de ontologa (aristotlica, kantiana,
fenomenolgica) de lo que lo est a otro. Sin embargo, se basa en el principio de congruencia categorial al que antes me refer (y por eso utilic el trmino `categorial' al respecto): el principio de interdependencia sintctica y semntica con respecto a las reglas de composicin. Este concepto de congruencia es eminentemente tradicional. Hasta aqu he limitado la discusin a los mundos posibles que difieren del mundo actual slo en que han sido realidad en el pasado o lo sern en el futuro. Pero no es necesario mantener la restriccin. Realmente, el autntico resultado final de la formalizacin de los mundos posibles por parte de Montague y otros surge del hecho de que nos permite tratar, de un modo correcto desde el punto de vista lgico, aseveraciones sobre los mundos que sabemos que nunca se convertirn en realidad: los mundos de nuestros sueos, esperanzas y temores; los mundos de la ciencia ficcin, el drama y la farsa. Volver sobre este punto al tratar la nocin de modalidad epistmica. A estas alturas, ser suficiente advertir que la gramtica de Montague, aunque est an en sus primeros pasos, ha alcanzado ms xito que los sistemas formales anteriores elaborados por los lgicos para el anlisis semntico de las lenguas naturales. Trata en especial, de un modo evidentemente satisfactorio, una gama de conocidos problemas en la semntica filosfica: el hecho de que. en ciertos contextos llamados de comprensin, la sustitucin de expresiones con la misma extensin afecta a las condiciones de verdad (por ejemplo. ' Quiero conocer a la primera mujer primer ministro de Gran Bretaa' y `Quiero conocer a Margaret Thatcher', en una interpretacin de comprensin. tienen diferentes condiciones de verdad); el hecho de que ciertas expresiones puedan carecer completamente de una extensin y, a pesar de ello, no ser sinnimas (por ejemplo. `unicornio' y `centauro'); y as sucesivamente. Por supuesto, estos pueden no ser problemas que, por s mismos, hagan perder el sueo al hombre de la calle o incluso al lingista. Pero todos ellos estn relacionados con el problema ms general de la formulacin, de un modo tan preciso como sea posible, de los principios por los que somos capaces de asignar interpretaciones a las expresiones segn el contexto en que se usan, as como identificar los referentes de las expresiones referencia les. En lo que se ha dicho hasta ahora sobre mundos
posibles en este epgrafe, he adoptado, para simplificar, un punto de vista psicolgico o conceptualista: me he expresado como si el objetivo de la semntica formal consistiese en elaborar modelos de las representaciones mentales que los seres humanos poseen del mundo exterior. Considerada desde este punto de vista, una proposicin ser verdadera o falsa, para el mundo real o no real que represente, segn que est en correspondencia con ese mundo o no. Este es un modo de expresarse sobre la semntica formal perfectamente legtimo; adems, es defendido por muchos psiclogos, lingistas y cientficos de ordenadores interesados en la inteligencia artificial. Pero no es el que suelen adoptar los lgicos y los filsofos. Hay, de hecho, distintos modos filosficamente diferentes en que se puede interpretar el trmino `mundo posible'. De hecho, el lector puede haber advertido que yo mismo no he usado el trmino de un modo absolutamente fijo. Precisamente acabo de hablar de las proposiciones como que son verdaderas o falsas de el mundo que representan; en otra parte he dicho que las proposiciones son verdaderas o falsas en un mundo, mientras que las tautologas son verdaderas y las contradicciones son falsas en todos los mundos posibles. Seguramente, est mucho ms de acuerdo con la concepcin ordinaria y con el uso tradicional del trmino `proposicin' el decir que las proposiciones representan o describen un mundo y no que estn, en cierto sentido, en l. Sin embargo, muchos filsofos y lgicos han adoptado esta segunda forma de expresarse. Sin profundizar ms en esta cuestin, yo advertira simplemente que algunos semnticos formales han definido explcitamente un mundo posible como un conjunto de proposiciones, mientras que otros han dicho que una proposicin es un conjunto de mundos en el que, o del cual, dicha proposicin es verdadera. Para objetivos puramente lgicos, apenas hay diferencia entre la adopcin de uno u otro de estos puntos de vista, aunque la eleccin entre ellos puede estar motivada por consideraciones filosficas ms amplias. Seria imposible, adems de inadecuado en un libro de este tipo, penetrar en todas las ramif icaciones filosficas de la adopcin de un determinado enfoque en relacin a los mundos posibles y las proposiciones, con preferencia a otro. Como conclusin, sin embargo, me gustara resaltar que la semntica efe teora del rnociclo, o II1(licial, nos
proporciona, al menos en principio. los medios para formalizar muchos de los fenmenos encontrados en las lenguas naturales que no estaban formalizados satisfactoriamente en los sistemas anteriores de semntica formal. Por ejemplo, nos permite formalizar varias relaciones de accesibilidad establecidas entre distintos mundos posibles. Por slo citar un ejemplo: existe un sentido evidentemente claro en que, en el uso cotidiano del lenguaje, operamos normalmente en el supuesto de que el pasado, pero no el futuro, nos es accesible. Adems, este supuesto se basa en la estructura del sistema de tiempos y modos de muchas lenguas. si no todas. La semntica indicial puede tratar fenmenos de este tipo. En trminos ms generales. nos permite formalizar el hecho de que un hablante est limitado por ciertos tipos de accesibilidad en la seleccin o interpretacin de los mundos posibles a los que se refiere v en el modo como se refiere a ellos. Tambin nos permite formalizar el hecho de que el hablante se ha de referir necesariamente al mundo que describe desde el punto de vista del mundo en que est. Ambos hechos, como veremos en el captulo 10, son cruciales para cualquier consideracin adecuada de la indicidad y modalidad en las lenguas naturales.
Resumen
En este captulo, hemos tratado de la formalizacin del significado de la oracin. Nos hemos centrado de modo particular en la teora de Katz-Fodor, nacida de la gramtica generativa de Chomsky, y en el sistema de semntica formal de Montague que defienden hoy en da un creciente nmero tanto de lingistas como de lgicos. Como hemos visto, uno de los valores de la gramtica de Montague es su capacidad para tratar el fenmeno de la indicidad y el concepto de mundos posibles tan claramente atrayente. En el captulo 10 volveremos sobre esta cuestin. Mientras tanto, hemos ampliado nuestros horizontes y hemos considerado varios aspectos del significado de las lenguas naturales derivado del contexto de enunciacin.
Cuarta Parte
8. Palabras y hechos
La teora de los actos de habla
'Las palabras tambin son hechos.' RALPH WALDO EMERSON, The Poet
Hasta ahora hemos operado fundamentalmente con una consideracin del significado de una lengua que supone que las lenguas son simplemente conjuntos de oraciones; adems hemos concedido cierta prioridad a las oraciones que se usan para hacer manifestaciones descriptivas, que pueden ser verdaderas o falsas. Esta es una consideracin claramente muy limitada, tanto de la lengua como del significado, y ha sido ampliamente criticada. Uno de los crticos ms influyentes de los ltimos aos fue el filsofo de Oxford, J. L. Austin (1911-60), cuyas ideas han sido ampliamente tratadas, no slo por filsofos, sino tambin por lingistas, psiclogos, crticos literarios y representantes de muchas otras disciplinas. En este captulo, usamos sus puntos de vista para, a partir de ellos, mostrar cmo se podra ir ms all de la consideracin de una lengua como simple conjunto de manifestaciones descriptivas.
Enunciados
El trmino `enunciado', como ya sealamos en el captulo 1, es ambiguo. Se puede usar para referirse al proceso de enunciacin o al resultado de este proceso. Los enunciados en el primero de estos dos sentidos se denominan comnmente actos de habla; los enunciados en el segundo sentido se pueden designar como inscripciones. En este captulo, uno de mis principales objetivos consiste en clarificar la relacin entre los actos de habla y las inscripciones y, al hacerlo, desarrollar con ms detalle la distincin entre significado de la oracin y significado del enunciado. Operar, hasta donde sea posible, con la terminologa y en el marco terico conceptual de Austin. Pero ser necesario aadir una o dos distinciones propias para clarificar ms de lo que Austin y sus seguidores lo han hecho la compleja relacin que se establece entre los actos de habla y las oraciones. En realidad el trmino `acto de habla' es un trmino que induce a error. Aparte de cualquier otra consideracin, concede demasiado relieve a esa parte de la produccin de los enunciados que produce su inscripcin en el medio fsico del sonido. `Acto de lengua' sera un trmino mucho mejor. Dado que `acto de habla' es hoy en da generalmente empleado en el sentido tcnico que Austin le dio, no intentar reemplazarlo. Constantemente se habr de tener presente, sin embargo, que `acto de habla', como `enunciado', por un lado, e `inscripcin' o `texto', por el otro, se han de aplicar a las realizaciones del lenguaje tanto escrito como oral. Las distinciones que acabo de hacer se resumen en la Figura 5, que incluye, adems, una advertencia de que `acto de habla' se ha de entender en lo sucesivo en el sentido de `acto de lengua'.
Austin
El mismo Austin nunca present una teora totalmente desarrollada de los actos de habla. Lo mximo que lleg a hacer, en este sentido, se recoge en las conferencias William James, pronunciadas en Harvard en 1955 y publicadas despus de su muerte, con el ttulo de Cmo hacer cosas con palabras (1962). Austin haba estado enseando sobre este
tema en Oxford unos aos antes y haba entregado escritos relacionados con lo mismo desde 1940; pero, a su muerte, no dej un manuscrito totalmente revisado y publicable de sus Conferencias William James. Por tanto, no es nada sorprendente que no exista una versin establecida y definitiva de la teora de los actos de habla. De hecho, no est claro que el mismo Austin estuviese intentando elaborar una teora de los actos de habla en el sentido en que el trmino 'teora' se interpreta por muchos de los que han adoptado sus ideas. Perteneci a una escuela filosfica cuyos miembros solan sospechar de la formalizacin y del establecimiento de distinciones claras. El principal objetivo de Austin, originalmente al menos, era impugnar lo que consideraba como la falacia descriptiva: la suposicin de que la nica funcin filosficamente interesante de la lengua era la de realizar manifestaciones verdaderas o falsas. Ms concretamente, atacaba la tesis verificacionalista, asociada con el positivismo lgico, de que las oraciones estaban dotadas de significado, si, y slo si. expresaban proposiciones verificables o falseables. Ya hemos examinado el verificacionalismo en relacin con la nocin de condiciones de verdad (captulo 5). Se recordar que cuando el mismo Austin se interes en el tema, los
verificacionistas ya haban tenido que enfrentarse a la objecin de que su criterio de significacin provocaba la exclusin, no slo de las llamadas pseudoaseveraciones de la teologa y la metafsica, sino tambin las de la tica y las de la esttica. Una respuesta a esta objecin, como vimos, consista en admitir que oraciones como `El canibalismo es inmoral' o ' Monet es mejor que Manet' no se pueden usar para realizar aseveraciones descriptivas sino nicamente para expresar los propios sentimientos. Otra respuesta consista en decir que, aunque se pueden usar para hacer aseveraciones verdaderas o falsas, lo que el hablante describe cuando hace tales aseveraciones son sus propias actitudes o las de otra persona cualquiera ms que la realidad objetiva. Lo que hizo Austin en sus escritos relativamente tempranos fue criticar la segunda de estas alternativas. Posteriormente, seal como pseudoaseveraciones muchos ms de nuestros enunciados cotidianos que los que haban advertido los verificacionalistas o sus oponentes. Por ejemplo, segn Austin, si yo uso la oracin `Prometo pagarte cinco mil pesetas', con la intencin de hacer una promesa (y comunicando a mi interlocutor el hecho de que estoy haciendo una promesa), no estoy diciendo algo, verdadero o falso, sobre lo que estoy pensando, sino comprometindome a la realizacin de una accin en particular. En pocas palabras, este es el contexto filosfico en el que Austin propuso su ahora famosa distincin entre enunciados de constatacin y performativos. Un enunciado de constatacin es, por definicin, un enunciado para hacer aseveraciones. (Austin prefiere 'de constatacin' en lugar de `descriptivo' porque "no todas las aseveraciones verdaderas o falsas son descripciones". Para nuestros fines, los dos trminos se pueden considerar equivalentes.) Enunciados performativos, por el contrario, son aquellos en cuya rela-
cin el hablante, o autor, lleva a cabo un acto de hacer ms que de decir. Esta distincin entre decir y hacer (reflejada en el ttulo de las conferencias de Austin en Oxford `Palabras y hechos', que he adoptado como ttulo general de este captulo) fue finalmente abandonada. Sin embargo, la distincin entre enunciados de constatacin y de no constatacin se mantuvo. Ello se debe simplemente a que, en la ltima versin que tenemos de la obra de Austin, los enunciados de constatacin se presentan como una clase de Ios performativos. De modo parecido, decir, en el sentido especial de decir que algo viene o no al caso, se considera como un tipo particular de hacer. Y, como veremos, Austin entra en el tema de decir y hacer de un modo muy detallado. De hecho, -de esto es de lo que trata la teora de Austin de los actos de habla, hasta donde es una teora. Es una teora de la pragmtica (en el sentido etimolgico de `pragmtica': "el estudio de la accin o del hacer"). Adems, es una teora de la pragmtica social: una teora del decir como accin en el marco operativo de las instituciones sociales y de las convenciones. Este aspecto de la teora de Austin no siempre ha recibido el nfasis que merece. Una segunda distincin que Austin establece es la que se da entre performativos explcitos y primarios. Esta se aplica, en principio, tanto a los enunciados de constatacin como a los no constatativos. Ms adelante volveremos sobre ella. De momento, se puede decir que un performativo explcito es aquel en que la inscripcin del enunciado contiene una expresin que hace explcito el tipo de acto que se est realizando. Ser preciso pulir esta definicin en algunos aspectos. Tal como est, acaso sea ms amplia de lo que Austin pretenda y sin embargo ms restringida de lo que debiera ser. Pero abarca claramente todos los ejemplos que Austin y sus seguidores han usado para ilustrar la clase de los performativos explcitos. En especial abarca los enunciados no constatativos como Prometo pagarte cinco mil pesetas'. Tales oraciones contienen un verbo llamado performativo y es este verbo, 'prometer', conjuntamente con el hecho de que tenga un sujeto en primera persona y de que est en forma de presente de indicativo, lo que hace explcita la
pagar cinco mil pesetas' es una oracin que puede ser enunciada, tanto en el habla como en lo escrito, como Te pagar cinco mil pesetas que, normalmente, los lingistas clasificaran como oracin. Actos locutivos La realizacin de un acto locutivo consiste en producir una inscripcin de enunciado con una forma particular y un significado ms o menos determinado. La mayora de las inscripciones de enunciado que producimos en la conversacin cotidiana, o sea, la mayora de los resultados de nuestros actos locutivos no son oraciones. Algunas de ellas son agramaticales; otras son gramaticales, pero elpticas (por ejemplo, Cmo por aqu?, Bien hasta el presente, etctera); otras no son ni gramaticales ni agramaticales; otras, en cambio, son naturalmente agramaticales e inaceptables al mismo tiempo: productos de distracciones, lapsus de la memoria o distorsiones de un tipo u otro en la produccin misma de las seales lingsticas. En cuanto que deliberadamente estamos centrando nuestra atencin, por el momento, en las inscripciones de enunciado que se clasificaran gramaticalmente como oraciones, podemos ignorar por ahora gran parte de la complejidad que requerira una discusin ms completa de los actos locutivos. Especialmente, podemos admitir, de momento, que realizar un acto locutivo es, necesariamente, enunciar una oracin. Sin embargo, conviene advertir al respecto que dos personas pueden usar la misma oracin sin decir necesariamente lo mismo, y pueden decir lo mismo sin usar necesariamente la misma oracin. De hecho, existen varios modos de interpretar la expresin cotidiana `decir lo mismo'. La teora de Austin de los actos de habla se puede considerar que se encamina hacia esta conclusin y que explica los distintos sentidos del verbo `decir' en que decir es hacer. Empecemos por advertir que la oracin siguiente es ambigua si el verbo decir se toma en el sentido de "afirmar" o de "pronunciar": `Juan y Mara dijeron la misma cosa'. En una interpretacin, tiene realmente las mismas condicio-
nes de verdad y, por tanto. el mismo contenido proposicional que `Juan y Mara afirmaron la misma proposicin'. En la otra interpretacin, puede ser parafraseada, en el metalenguaje tcnico que hemos elaborado, como
`Juan y Mara realizaron la misma inscripcin de enunciado'. Tambin merece la pena advertir que, aunque `cosa' no es ambiguo de forma semejante, hay una diferencia sorprendente y tericamente importante entre una clase de cosas y la otra. Las proposiciones, como hemos visto, son entida-
-odo, la vista, el tacto, etctera. De acuerdo con lo que se ha dicho en los captulos anteriores, est claro que se puede afirmar la misma proposicin usando distintas oraciones. Pueden ser oraciones de diferentes lenguas: por ejemplo, espaol `Llueve', francs 'I1 pleut' y alemn `Es regnet'. Pueden ser oraciones de la misma lengua como las activas y sus correspondientes pasivas: por ejemplo, `El perro mordi al cartero' y `El cartero fue mordido por el perro'. Por el contrario, como vimos en el captulo 7, uno puede afirmar diferentes proposiciones usando la misma oracin en distintos contextos y asignando diferentes valores a las expresiones referentes que contiene. (Por ejemplo, `Mi amigo me est esperando' expresa un nmero indefinido de proposiciones segn los valores que reciban `mi amigo', `yo' y el tiempo gramatical del verbo.) Ya hemos sealado que se ha de hacer una distincin i mportante entre el enunciado de oraciones y la asercin de proposiciones. Tambin se ha de establecer una distincin entre el enunciado de oraciones y la realizacin de inscripciones de enunciado. Por medio de algunos ejemplos sencillos se puede mostrar lo que acabamos de decir. Supongamos que Juan dice
des abstractas de un tipo concreto. Las inscripciones &enunciados, por otro l do, tienen propiedades fsicas idetificables l ti os: por medio de uno o ms de los cinco
Te encontrar en el banco
y Mara dice
Te encontrar en el banco.
O, incluso que ambos dicen
mismo da de los actos locutivos, aunque sea impreciso en ciertos aspectos y tcnicamente defectuoso en otros, seguramente se basa en su apreciacin del hecho de que las inscripciones de enunciado fonticamente idnticas pueden diferir por sus expresiones constituyentes y por su estructura gramatical. Esto lleva a un problema adicional: la identidad fontica no es una condicin necesaria de la identidad de inscripciones de enunciado. Si pedimos a Mara que repita el enunciado de Juan Llueve o Te encontrar en el banco no esperaremos que imite el timbre voclico de l o que reproduzca rasgos paralingsticos como el ritmo y el tempo. Tampoco esperamos que imite el acento de Juan, aunque puede diferir notablemente del suyo. Por ejemplo, si Juan es un trabajador madrileo con acento andaluz y Mara es una seora distinguida de Castilla, l y ella pronunciarn Llueve y casi cualquier otra inscripcin de enunciado posible en espaol de maneras caractersticamente distintas. Y, sin embargo, en muchos casos, si no en todos, pares de inscripciones de enunciados fonticamente distintas sern identificadas por hablantes nativos como muestras del mismo tipo. Esto pone de manifiesto que la identidad fontica no es una condicin necesaria de la identidad tipo-muestra de las inscripciones de enunciado. Tambin ilustra el problema de que la identidad tipo-muestra de los enunciados es, en cuanto problema, independiente de la teora: se puede enunciar en casos particulares sin hacer referencia a una teora de la estructura del lenguaje ms que a otra. Pero la independencia de la teora, en este sentido, deja de existir en lo referente a la curva de entonacin de las oraciones. Simplemente, no esta claro en la vida ordinaria, si dos pronunciaciones de Llueve o Te encontrar en el banco. distintas en cuanto a entonacin, contaran como muestras del mismo tipo. En ambos casos hay lugar para la discusin sobre si son relevantes o no el acento y la entonacin. Para mayor sencillez, sin embargo, aqu adoptar el supuesto de que para que dos personas realicen la misma inscripcin de enunciado les es suficiente con usar lo que ellos y otros reconoceran como las mismas cadenas de formas, al margen de la curva de entonacin y el modelo acentual que se superponga. Adoptar el mismo supuesto en todo lo referente a las oraciones.
Por ejemplo, si Juan dice Llueve con entonacin descendiente y un modelo de acentuacin neutro, mientras que Mara dice Llueve con acentuacin enftica y entonacin ascendente, entonces considerar, no slo que se ha producido la misma inscripcin de enunciado, sino tambin que se ha expresado la misma oracin: `Llueve'. No se trata de un problema semejante al de la decisin terica y metodolgica. Muchos lingistas no estaran de acuerdo, desde el punto de vista terico, con el supuesto que yo he adoptado aqu. Pero pocos lingistas, hasta ahora, han prestado suficiente atencin al problema; y gran parte de lo que parece ser un autntico desacuerdo podra llegar a ser algo meramente terminolgico. Ahora podemos dividir la realizacin de un acto locutivo en dos partes lgicamente independientes: (I) la produccin de una inscripcin en un determinado medio fsico apropiado; (II) la construccin de tal o cual oracin. Son lgicamente independientes, porque la misma inscripcin se puede asociar con dos o ms oraciones muy distintas y, por el contrario, la misma oracin se puede asociar con dos o ms inscripciones muy diferentes. Usando los trminos de Austin podemos decir que un acto locutivo es el producto de (1) un acto fnico que produce una inscripcin (en el medio fnico del sonido); y (II) un acto . ftico que construye una determinada oracin en una lengua concreta. El primero de estos actos depende. naturalmente. del uso de un medio en lugar de otro. La realizacin de inscripciones de enunciado en determinado medio no fnico, especialmente cuando escribimos en lugar de hablar, supondr actos no fnicos de un tipo u otro. Como ya dije antes, el trmino 'acto de habla' no debera interpretarse como si se aplicase nicamente a la realizacin de enunciados orales. Lo mismo podra decirse del trmino 'acto locutivo'. An no hemos acabado con el anlisis de los actos locutivos; todava hemos de considerar el hecho de que las oraciones se enuncian en determinados contextos y de que parte del significado de la inscripcin de enunciado resultante proviene del contexto en que aparece. As sucede, precisamente. con la referencia de las expresiones referentes que contiene: la referencia, como vimos en la tercera parte. es un componente del significado del enunciado. y no del significado de la oracin. El tercer componente del acto locutivo, que inclu. e la asignacin de referencia y que se
puede describir de un modo general como contextualizacin, es el que Austin denomina como acto rtico. En lo sucesivo no har uso de los trminos `fnico', `ftico' y `rtico' de Austin. No se emplean mucho en los escritos lingsticos; y, de cualquier modo, les he dado una interpretacin distinta, en cierto modo, a la dada por el mismo Austin. Lo importante es el mismo anlisis tripartito que depende, como hemos visto, en parte de la distincin entre lengua y soporte y en parte de la distincin entre oraciones e inscripciones de enunciados. Merece la pena aadir, a la vista de la completa confusin general y de la falta de comprensin que existe al respecto, que la distincin entre oraciones e inscripciones de enunciado no es simplemente una distincin entre tipos y muestras. Esto se deduce del hecho de que dos inscripciones de enunciado realizadas en distintas ocasiones se pueden identificar como muestras del mismo tipo sin saber qu oraciones han sido enunciadas. E incluso, como he puesto de relieve en este epgrafe, muestras de la misma inscripcin de enunciado pueden proceder de la expresin de distintas oraciones; y, por el contrario, se pueden realizar muestras de inscripciones de enunciado diferentes expresando una misma oracin en distintas ocasiones. Esta cuestin es crucial para cualquier teora de la estructura del lenguaje que opere con un concepto ms o menos tradicional de la oracin. Incluso podramos decir, por ejemplo, que muestras de la siguiente inscripcin de enunciado, tanto oral como escrita:
He
resultan del enunciado de un nmero infinito de oraciones, entre las que se incluiran ` He hecho la colada' ` He estado en California' ` He comprado una mquina de escribir elctrica'. Por el contrario, podramos decir que una oracin como ` He hecho la colada' se puede enunciar, no slo como
He hecho la colada
sino tambin como
La he hecho Yo
(con determinado contorno prosdico apropiado, si estos enunciados estn inscritos en un medio fnico). Como veremos en el captulo 9, el anlisis de los actos locutivos reseado en este epgrafe nos permite hacer afirmaciones como estas de un modo que es satisfactorio tanto terica como empricamente. Pero, una vez explicado con cierto detalle lo que supone la realizacin de un acto locutivo, hemos de examinar, primordialmente, lo que se considera de un modo general como la contribucin ms original de Austin al estudio del significado: su desarrollo del concepto de fuerza ilocutiva.
Fuerza ilocutiva
Decir es hacer. Pero hay sentidos distintos del verbo 'decir'. En un sentido, significa a grandes rasgos, "expresar" o, ms tcnicamente, "realizar un acto locutivo". Como acabamos de ver, decir, en este sentido del verbo, supone tres tipos distintos de hacer: (I) (II) (III) el acto de producir una inscripcin; el acto de componer una oracin; el acto de contextualizar tal oracin.
Expresar una oracin, en circunstancias normales, consiste en realizar un acto complejo en que se integran estos tres tipos de hacer y dan como resultado determinada seal lingstica identificable y dotada de significado: una inscripcin de enunciado. Todava existe otro sentido de `decir' en que, como ya hemos sealado, es posible que dos personas digan lo mismo sin realizar el mismo acto locutivo y sin expresar la misma oracin. Pueden decir que se trata o no de tal cosa: o sea, pueden afirmar la misma proposicin. Por ejemplo, supongamos que Juan dice (o escribe)
Pedro es un loco
y Mara, en otra ocasin determinada, dice (o escribe)
Tu hermano es un loco.
Supongamos tambin que `Pedro' y `Tu hermano' refieren a la misma persona, al tiempo que `loco' se usa con el mismo sentido (y no en una ocasin con el significado de "que ha perdido el juicio" y en la otra en el sentido de "imprudente"). Supuesto que han afirmado realmente una proposicin, Juan y Mara afirmaran la misma proposicin y diran, por tanto, lo mismo en este otro sentido de `decir'. Pero no necesariamente habrn hecho una asercin. Hacer una asercin o aseveracin no es realizar un acto locutivo de un tipo o de otro; consiste en realizar un acto locutivo con un tipo de fuerza ilocutiva y no otro. Segn Austin, como hemos visto, la funcin descriptiva o de constatacin del lenguaje es slo una de sus funciones. Tambin usamos la lengua para hacer preguntas, dar rdenes y hacer promesas; amenazar, insultar y embaucar; y, naturalmente, para hacer todas aquellas cosas para las que Austin emple originariamente el trmino 'performativo': bautizar un nio en la fe cristiana, prometerse en matrimonio, sentenciar a un reo convicto, y as sucesivamente. En pocas palabras, hay funciones del lenguaje muy distintas y, en correspondencia, muy diversos tipos de fuerza ilocutiva. Pero cuntos tipos? Una manera de tratar esta cuestin consiste en preguntar cuntos verbos de una determinada lengua se pueden usar en enunciados explcitamente performativos, tal como, por ejemplo, se puede usar `prometer' de un modo no constatativo en el enunciado de 'Prometo pagarte cinco mil pesetas'. Existen centenares, si no millares, de tales verbos en espaol. Algunos de ellos son ms o menos sinnimos: por ejemplo, `implorar' y `suplicar'. Otros, aunque obviamente no son sinnimos, se pueden considerar intuitivamente como pertenecientes a clases con caractersticas comunes. Por ejemplo, 'prometer' y `comprometerse' estn semnticamente relacionados porque, cuando se usan en enunciados explcitamente performativos, su uso obliga al hablante a la
ealizacin de una accin determinada. Todos los verbos de r este tipo y, por tanto, las clases particulares de fuerza ilocutiva que permiten hacer explcita se pueden agrupar conjuntamente como miembros de una clase. Igual que en el caso de otros conjuntos de verbos performativos semnticamente relacionados: por ejemplo, 'ordenar', 'mandar', 'rogar', etctera, que tienen todos ellos la propiedad comn de que, cuando se usan en enunciados explcitamente performativos, su uso expresa el deseo del hablante de que otra persona cualquiera, normalmente el oyente, lleve a cabo la realizacin de una accin determinada. El mismo Austin propuso las lneas generales de un esquema clasificatorio de este tipo muy al final de Cmo hacer cosas con palabras. Otros esquemas de este tipo, que difieren en mayor o menor grado del de Austin, han sido propuestos desde entonces por sus seguidores. Constituye un problema el hecho real de que sean posibles clasificaciones alternativas ms o menos plausibles. Cmo decidir entre una clasificacin y otra? No hay motivo para suponer que el conjunto de verbos performativos, en espaol o cualquier otra lengua, distinguir todos los tipos posibles de fuerza ilocutiva. An hay menos motivo para suponer que deba existir nicamente un determinado anlisis de tales verbos, aplicable a todas las culturas y a todas las lenguas. De hecho, la gran mayora de verbos performativos, en espaol y otras lenguas, depende, obviamente, de la cultura. Por ejemplo, el significado y el uso del verbo 'jurar' en cuanto difiere de 'prometer' y 'comprometerse', por un lado, y de 'estipular', 'pactar' y 'garantizar', por otro, depende de la institucin culturalmente establecida de prestar juramento. Por otra parte, hoy en da comienza a ser indudable que puede ser incorrecto conceder particular importancia a los verbos performativos. Seguramente, tienen un estatus especial en la formulacin original de Austin de la distincin entre enunciados constatativos y performativos. Pero ello se debe a que en aquel momento Austin estaba fundamentalmente interesado en la falacia descriptiva y, consideradas desde este punto de vista, oraciones como 'Prometo pagarte cinco mil pesetas' presentaban, evidentemente, un inters terico mayor que el de oraciones como
`Te pagar cinco mil pesetas'. Segn el ltimo concepto de fuerza ilocutiva, ms general, no tenemos justificacin para limitar nuestra atencin a las oraciones declarativas que contienen verbos performativos. Tambin merece la pena resaltar en este punto que la definicin de `performativo explcito' dada anteriormente en este captulo ("aquel en que la inscripcin del enunciado contiene una expresin que explicita el tipo de acto que se realiza") no hace referencia a los verbos performativos como tales. Por ejemplo, algunos miembros de un grupo particular de hablantes de espaol podran usar la expresin `por Dios' como una alternativa explcita, equivalente al uso del verbo `jurar', para indicar que estn realizando un juramento. En este caso, en las circunstancias apropiadas
particular. Pero nos engaamos si pensamos que todos los actos de habla se regulan as en las sociedades en que operan. Incluso el acto de prometer, que parece como si pudiera ser fcilmente definible por las condiciones que lo regulan, llega a ser problemtico desde este punto de vista. Realmente no se puede aceptar sin discusin que prometer, en el sentido en que entendemos la palabra `prometer', es a lgo que se puede hacer en todas las lenguas y en todas las culturas. Y sin embargo, se establecen de ordinario supuestos de este tipo en algunos de los trabajos ms especializados en la teora de los actos de habla. Aunque muchos actos de habla son especficos de la cultura, hay otros que son aceptados ampliamente, y quiz correctamente, como universales. Entre ellos se incluyen hacer aseveraciones, plantear preguntas y dar rdenes. Se ha argumentado, desde presupuestos filosficos, que estos tres tipos de actos ilocutivos, no slo son universales, sino bsicos, en dos sentidos de bsico: primero, que no puede existir sociedad humana alguna en que no se den actos de este tipo; segundo, que muchos actos ilocutivos especficos de la cultura, si no todos, se pueden considerar como pertenecientes a una subclase ms especializada de una de estas tres clases bsicas. Por ejemplo, como ya advert anteriormente, declarar bajo juramento que algo es as es evidentemente un acto especfico de la cultura. Pero jurar que algo es as es tambin un modo de hacer una aseveracin rotunda; y es bsico y universal hacer aseveraciones, se argumenta. No entrar en el problema de la relacin entre actos de habla bsicos y no bsicos. Sin embargo, yo resaltara una cuestin: incluso si son universales los actos supuestamente bsicos de hacer aseveraciones, plantear preguntas y dar rdenes, tambin estn regulados en todas las sociedades por instituciones, prcticas y creencias ms o menos especficas de la cultura de que se trate. La cortesa es una dimensin reconocible de la variacin cultural a este respecto. En todas las sociedades, es descorts hablar cuando a uno no le corresponde hacerlo: o sea, hablar cuando el rango social que uno detenta no le otorga autoridad o prioridad o, alternativamente, cuando las reglas que gobiernan la toma de palabra en tal sociedad no le conceden a uno autoridad o permiso para hablar en ese momento. Tambin es descorts, en algunas sociedades, ser demasiado
asertivo en el ejercicio de la propia autoridad locutiva e ilocutiva. Por ejemplo, podra considerarse descorts, en determinadas circunstancias, hacer una afirmacin directa sin competencia o dar una orden brusca e incompetente. Se podra explicar en estos trminos el origen y el uso ms o menos convencional de los distintos tipos de actos de habla indirectos como, por ejemplo, en espaol, Podras pasarme el azcar? (que se origin como una pregunta y que as es puntuado de ordinario en su forma escrita), usado con preferencia a Psame el azcar (una orden directa). La cortesa, sin embargo, no es ms que una de las dimensiones de la variacin cultural que regula el uso de los actos de habla supuestamente bsicos. Adems, aunque se le atribuya una determinada validez intercultural y, desde una interpretacin suficientemente general de `cortesa', pueda ser universal, sta no se manifiesta del mismo modo en todas las sociedades. Se ha de tener gran cuidado, por tanto, en no aceptar que generalizaciones hechas basndose en la propia experiencia de un tipo de sociedad sean vlidas para todas las sociedades humanas. No desarrollar este punto de vista con ms detalle. Pero yo pedira al lector que lo tuviese en cuenta en todo lo que sigue. Para la discusin y ejemplificacin del papel desempeado por la cortesa y otros factores en la regulacin de la conducta lingstica en culturas diferentes se puede hacer referencia a la labor reciente en la sociolingstica y la pragmtica.
tante. Por ejemplo. si el espaol no tuviese oraciones interrogativas. de modo que `La puerta est abierta'
no fuera declarativa. sino neutra en cuanto a clase de oracin. sera posible expresar esta oracin (como La puerta est abierta, pongamos por caso, con entonacin descendente para hacer una aseveracin y con entonacin ascendente para plantear una pregunta. Ya se seal esta cuestin anteriormente. Ahora se podra generalizar en trminos de la explicacin ms complicada del proceso de enunciacin de oraciones que ha sido presentado en este captulo. Pero tambin se dijo anteriormente que muchas lenguas, incluido el espaol, gramaticalizan claramente las distinciones de clase de oracin y modo; y, ms an, que existe una conexin esencial entre clase de oracin y modo, por un lado, y lo que ahora denominamos fuerza ilocutiva, por el otro. Cul es la naturaleza de esta relacin? Y cmo se diferencian semnticamente entre s las aseveraciones, las preguntas y las rdenes? Yo no dar ms que una respuesta parcial desde un determinado punto de vista. Hacer una aseveracin consiste en expresar una proposicin y si multneamente expresar una determinada actitud ante ella. Por razones que estarn claras cuando consideremos el concepto de modalidad, denominar a esta actitud como compromiso epistmico. (El trmino `epistmico', que deriva de una palabra griega que significa `conocimiento', lo usan los lgicos para referirse a la rama de la lgica modal que trata del conocimiento y otros temas afines.) Cualquiera que afirme una determinada proposicin se compromete con ella, no en el sentido de que ha de saber o creer realmente que es verdadera, sino en el sentido de que sus aseveraciones subsiguientes, y cualquier cosa que pueda deducirse legtimamente de su compromiso y conducta subsiguiente, han de estar conformes con la creencia de que es verdadera. De ah la inaceptabilidad de
cin cualquiera de este tipo el hablante es culpable de una violacin del compromiso epistmico. Cuando uno formula una pregunta, expresa una proposicin y simultneamente manifiesta la propia actitud de no compromiso con respecto a su valor veritativo. Pero hay ms que esto. Como advertimos en el captulo 6, Est abierta la puerta? es una pregunta que yo me niego a hacer es un enunciado perfectamente aceptable. En este caso se expone una pregunta, pero no se plantea. Hacer una pregunta, por tanto, no consiste nicamente en expresar la actitud proposicional de no compromiso, o sea, proponer una proposicin como una pregunta, sino que adems, al hacerlo, se ha de indicar al propio interlocutor, prosdica, paralingsticamente, o de otro modo, que uno desea que l resuelva la propia incertidumbre asignando un valor veritativo a la proposicin de que se trate. Por estos y otros motivos se deduce que las preguntas, por propia naturaleza, no son una subclase de las rdenes o ruegos. Se pueden exponer sin ser planteadas y, por s mismas, no requieren una respuesta ni invitan a ella. Qu diremos entonces de las rdenes y ruegos? Difieren de las aseveraciones y de las preguntas autnticas en que suponen un tipo de compromiso distinto por parte del hablante: compromiso dentico. (El trmino `dentico' deriva de una palabra griega relacionada con la imposicin de obligaciones. Lo mismo que `epistmico', se toma de la lgica modal.) Al dar una orden, el hablante se compromete, no con la verdad, o autenticidad, de determinada proposicin, sino con la necesidad de que se lleve a cabo determinada accin. Para decir lo mismo en trminos ms tradicionales: expresa, no la creencia del hablante de que algo es as, sino su deseo de que algo sea as. Al hacer un ruego, el hablante manifiesta tambin su deseo de que algo debera ser as, pero le concede explcitamente al destinatario el derecho a no cumplimentarlo. Los ruegos son a este respecto como las preguntas inductivas; preguntas como
tarjo el derecho a rechazarlo. Otra forma de exponer el tema consiste en decir que en las preguntas inductivas y ruegos el hablante expresa su compromiso con el componente "as-es" o "as-sea" e invita al destinatario a hacer lo mismo. El anlisis de las aseveraciones, preguntas, rdenes y ruegos, que ha sido presentado aqu a grandes rasgos, sugiere que su fuerza ilocutiva se puede factorializar, en cada caso, en dos componentes: un componente de compromiso ("Yo digo esto") o no compromiso, por un lado, y lo que se podra designar como un componente modal de autenticidad ("as es") vs deseo ("as sea"), por el otro. He usado el trmino `modal' en relacin con esto (en vez de introducir cualquier otra terminologa ms especializada) por dos razones. Primero, la distincin entre autenticidad y los distintos tipos de no autenticidad cae dentro del mbito de lo que los lgicos denominan modalidad: he preparado el camino para nuestra consideracin de la modalidad introduciendo deliberadamente los trminos `epistmico' y `dentico'. Segundo, tales distinciones estn comnmente gramaticalizadas en las lenguas en la categora del modo. Es i mportante advertir, sin embargo, que el modo, en las lenguas naturales, puede gramaticalizar tambin distintos tipos y grados de compromiso. La categora gramatical del modo no se ha de confundir con lo que algunos lgicos designan como el modo de una proposicin. Como veremos ms adelante, la formalizacin que los lgicos hacen de la modalidad y el modo se basa en la objetivacin del componente esencialmente subjetivo del compromiso. Si una lengua tiene un modo gramatical que se usa con valor distintivo y caractersticamente con el fin de expresar el compromiso epistmico sin calificar del hablante, dicho modo se conoce tradicionalmente como el indicativo. Igualmente, si una lengua posee un modo gramatical usado con valor distintivo y caractersticamente con el fin de imponer a otros los propios deseos, dicho modo se conoce tradicionalmente como el imperativo. Como veremos en el captulo 10, hay varias maneras por medio de las cuales el hablante puede calificar su compromiso epistmico o dentico. Todas las lenguas naturales habladas proporcionan a sus usuarios los medios prosdicos y paralingsticos que les permiten hacer esto. Algunas lenguas, pero no todas, sin duda, gramatcalizan diferentes tipos y distintos grados de corn-
promiso en la categora del modo; y otras lo lexicalizan o semilexicalizan por medio de adverbios modales y partculas. Volveremos a considerar todo esto en relacin con el concepto de subjetividad. Lo he mencionado aqu, sin exposicin detallada o ejemplificacin, para mostrar cmo un enfoque totalmente tradicional del modo puede ser reformulado en el marco operativo de la teora del acto de habla. Como hemos visto en este captulo, Austin comenz por identificar los performativos explcitos como una clase muy particular de enunciados, en cuya realizacin el hablante, por medio de la lengua, hace algo, en lugar de decir algo. Ms tarde vino a darse cuenta de que todo decir es un hacer y de que todos los tipos de decir, incluyendo la produccin de aseveraciones, preguntas, rdenes y ruegos, estn regulados por los conceptos fundamentales de autoridad y compromiso. El mismo Austin resaltaba los fundamentos sociales de estos conceptos. En este punto conectaba, aunque no explcitamente, por un lado con Wittgenstein y, por el otro, como veremos en el prximo captulo, con Grice. Podra igualmente haber enfatizado precisamente el carcter personal o expresivo de los conceptos de autoridad y compromiso. As se hace en los enfoques tradicionales del modo expresados en trminos del juicio y deseo del hablante. Aqu, como en otras partes, no slo en el uso de la lengua, sino en toda conducta comunicativa, lo expresivo se confunde con lo social y, en ltimo extremo, no se distinguen entre s. Se ha de abordar ahora una ltima cuestin. La teora de los actos de habla se defiende o se critica a veces como si fuese una alternativa a la semntica de las condiciones de verdad. A partir de captulos anteriores de este libro tendra que estar claro que las dos teoras son, en principio, complementarias. La semntica de condiciones de verdad es una teora del contenido proposicional de las oraciones; la teora del acto de habla, si admitimos que es o aspira a ser una teora, trata de la fuerza ilocutiva de los enunciados. Recientemente, lingistas y filsofos han vertido mucha tinta sobre la cuestin de si Austin estaba en lo cierto o equivocado cuando deca que enunciados como Prometo pagarte cinco mil pesetas, cuando se usan para hacer una promesa, no son ni verdaderos ni falsos, sino eficaces o no.
Yo no he dicho nada aqu sobre esta controversia, porque, desde mi punto de vista, no tiene consecuencias la resolucin del problema en un sentido u otro. En el marco operativo de la semntica de condiciones de verdad, no se puede dar una explicacin satisfactoria de la fuerza ilocutiva de aseveraciones descriptivas ordinarias como Llueve. Austin coincide con Frege al hacer esta observacin. A mi entender esto es incontrovertible.
Resumen
En este captulo, he tratado con cierto detalle la teora de los actos de habla de Austin y he mostrado cmo se puede utilizar para establecer una distincin entre significado de la oracin y significado del enunciado. He prestado ms atencin de la que suelen prestar los filsofos o los lingistas al anlisis de los actos locutivos, como distintos de los ilocutivos: he demostrado, en especial, que las oraciones no pueden ser consideradas como clases de inscripciones de enunciado. En mi tratamiento de la fuerza ilocutiva y de los llamados actos de habla indirectos, he puesto de relieve (como hizo Austin) los determinantes socioculturales del significado. He introducido tambin los conceptos de compromiso epistmico y dentico, que sern de una i mportancia capital en el ltimo captulo de este libro.
9. Entender enunciados
Texto y contexto
'El supuesto bsico... es que cualquier texto puede ser considerado como un constituyente de un contexto de situacin.' J.
Hemos estado operando con el supuesto de que el significado del enunciado depende fundamentalmente del contexto. Hasta ahora, sin embargo, no he llegado a decir qu es contexto y cmo determina el significado de los enunciados y controla nuestra comprensin de los mismos. esmbairgon Tampoco he dicho nada sobre el texto oral y escrito y, , est claro que, incluso los enunciados de tamao oracional del tipo que acabamos de estudiar en el captulo anterior, se interpretan a partir de una gran cantidad de informacin contextual, gran parte de ella implcita. En este captulo me ocupar tanto del texto como del contexto. Como veremos, son complementarios: cada uno de ellos presupone al otro. Los textos son constituyentes de los contextos en que aparecen; los textos que los hablantes y escritores producen en determinadas situaciones crean los contextos y continuamente los transforman y remodelan.
texto. Esto nos permite decir que el enunciado de una determinada oracin del sistema, como por ejemplo `No he visto a Mara' dar como resultado, en algunos contextos, la realizacin de una oracin del texto como
No he visto a Mara
(con determinada estructura prosdica contextualmente apropiada). Esto puede parecer una multiplicacin innecesaria de los conceptos tericos. Pero se obtiene un resultado final digno de consideracin. He dicho que el enunciado de una oracin no es necesariamente una oracin. Esto es fcilmente ilustrable con referencia al enunciado de `No he visto a Mara'. Supongamos que nos encontramos ante el siguiente texto, escrito o hablado:
Has visto a Mara? Yo no. Pedro tampoco. Esa nunca est aqu cuando debiera.
Se compone de cuatro unidades de texto, de las cuales slo la primera se considerara normalmente como una oracin completa. Todas las dems, incluyendo Yo no, son fragmentos oracionales elpticos. Y, sin embargo, en este contexto, Yo no es precisamente el mismo resultado del enunciado de `Yo no he visto a Mara' que la oracin del texto Yo no he visto a Mara en otros contextos. Adems, su contenido proposicional no se puede identificar a menos que seamos capaces de identificar la oracin enunciada en la realizacin del acto locutivo cuyo resultado es Yo no en este contexto. Lo mismo ocurre, naturalmente, con Pedro tampoco respecto a `Pedro no ha visto a Mara' y con Esa nunca est aqu cuando debiera, con respecto a `Mara nunca est aqu cuando debiera estar aqu'. Es importante advertir que, aunque he introducido una cierta cantidad de terminologa tcnica para tratar las necesarias distinciones tericas, las distinciones en s mismas son sobradamente reales en nuestra experiencia cotidiana del uso de la lengua. No encontramos dificultad en decidir que Yo no tiene el contenido proposicional de `Yo no he
visto a Mara', en un contexto; de `Yo no he estado en Suiza' en otro; de `Yo no tengo ni un cntimo', en un tercer contexto; y as sucesivamente. De hecho, Yo no fuera del contexto es infinitamente ambiguo. En un contexto, Yo no pierde su ambigedad porque es posible decir qu oracin seespaol ha enunciado entre el nmero infinito de las posibles - n con la estructura gramatical apropiada. Continuar usando el trmino `oracin' en ambos sentidos, confiando en la distincin tipogrfica entre apstrofos y cursiva para dejar claro el tipo de unidades a las que me refiero en cada caso. Qu es el texto? Ya estamos de acuerdo en que texto y contexto son complementarios. Luego llegar al tema del contexto, Pero, qu es el texto? Una respuesta que se da a menudo dice que un texto es una secuencia de oraciones. En tales trminos, es claramente insatisfactoria, si `oracin' significa, como debiera en este contexto, "oracin del texto". Verdaderamente, hay algunos textos que satisfaran la definicin, especialmente los textos de un carcter ms formal. Pero la gran mayora de los textos coloquiales ordinarios se componen de una mezcla de oraciones, fragmentos oracionales y frases hechas. Sin embargo, este defecto en la definicin de `texto' que se acaba de dar es slo un aspecto de una deficiencia ms profunda: su inadecuacin para poner de manifiesto el hecho de que las unidades que componen un texto, ya sean oraciones o no, no estn simplemente ligadas entre s en secuencia, sino que se relacionan de un modo contextualmente apropiado. El texto como un todo ha de poner de manifiesto las propiedades de cohesin y coherencia relacionadas pero distintas. No podemos entrar en la distincin entre cohesin y coherencia tal como ha sido establecida por los estudios de la lingstica del texto sobre el tema y el anlisis del discurso. Hablando en trminos generales, se relaciona con la diferencia entre forma y contenido. Una distincin de este tipo es al mismo tiempo evidentemente atractiva y justificable desde el punto de vista terico. Volviendo a nuestro ejemplo de texto, es una cuestin de cohesin el que el resultado del enunciado `No he visto a Mara' tenga la
forma Yo no en lugar de la de Yo no he visto a Mara. Tambin es una cuestin de cohesin el uso de tampoco en Pedro tampoco y el uso del pronombre `esa' en lugar de ` Mara', en la primera clusula de Esa nunca est aqu cuando debiera. Se deshace la cohesin si las tres primeras unidades del texto se colocan en un orden distinto, tal como:
Has visto a Mara? Yo no he visto a Mara. Pedro no ha visto a Mara (tampoco). Mara no est aqu nunca cuando debiera estar aqu.
Es evidente que esta secuencia de unidades no posee el mismo tipo de interconexin que la secuencia de unidades original. Por esta razn es menos fcil, aunque no imposible, considerar esta ltima secuencia como un texto ms que como una cadena de enunciados inconexos. La elipsis y el uso de pronombres, tanto como el uso de determinadas partculas de conexin y conjunciones (por tanto, as, etctera), sirven para crear y mantener este tipo de interconexin a la que se aplica el trmino `cohesin'. Las lenguas difieren considerablemente con respecto al grado en que permiten u obligan a sus usuarios a unir unidades del texto en secuencia por medio de indicaciones explcitas de cohesin. El otro tipo de interconexin, la coherencia, es un tema de contenido ms que de forma. A falta de cualquier indicacin contextual en contrario, lo que se dice en cualquier unidad del texto se supone que es relevante para lo que precisamente se acaba de decir en las unidades del texto inmediatamente precedentes. Por ejemplo, en nuestro ejemplo de texto el contenido proposicional de la cuarta unidad del texto Esa nunca est aqu cuando debiera se considerar normalmente como relevante para el contenido de las tres precedentes. En particular, 'esa' se entender como referido a Mara (debido a la cohesin) y la aseveracin general que hace el hablante sobre Mara se entender como un comentario sobre su ausencia en tal momento, ms que como la expresin de algn pensamiento pasajero
totalmente inconexo. Igualmente, si omos o leemos la siguiente secuencia de dos oraciones de texto, Toda la familia fue a la ciudad el pasado sbado. Vernica compr un vestido, mientras Juan entretuvo a los nios en la tienda de juguetes, normalmente supondramos que Vernica perteneca a la familia, y seguramente era la madre; que compr el vestido en la ciudad; y que la tienda de juguetes estaba en la ciudad. Ninguna de estas proposiciones ha sido explcitamente formulada, y an menos afirmada. Cualquiera de ellas se podra contradecir, en contextos especficos de enunciacin, mediante proposiciones que forman parte del conocimiento acumulado del hablante y del oyente. Volveremos sobre la cuestin de la coherencia y la relevancia ms adelante en este captulo. Mientras tanto, me gustara poner de relieve tres cuestiones. Primero, la pregunta "Qu es el texto?" es mucho ms general que "Qu es un texto?". Los textos, tanto escritos como orales, son compuestos deliberadamente por sus autores como un todo discreto con determinados comienzos y finales. Gran parte del texto que producimos en nuestro uso cotidiano de la lengua no est organizado de este modo, en textos autoincluyentes. La segunda cuestin que quiero resaltar es que, tal como estoy usando el trmino `texto', las oraciones del texto individuales, los fragmentos oracionales y las frases hechas sirven todos como texto en relacin con el contexto de enunciacin, al margen de si estn incrustados o no en trechos de texto ms amplios. Finalmente, se ha de tener muy en cuenta que la explicacin que di de los actos de habla en el captulo anterior pretende cubrir, en principio, todos los aspectos de la realizacin del texto. Los tericos del acto de habla se han dedicado poco, hasta ahora, a cualquier otra cosa que no sea la produccin de oraciones del texto. Pero el enunciado de una oracin, en la prctica, supone siempre su contextualizacin: el proceso de hacer que el resultado de la enunciacin sea cohesionado y coherente en relacin a su contexto. Si como he dicho, el texto y el contexto son complementarios, qu es contexto? Y cmo se relaciona con el significado del enunciado?
punto o lugar determinado". Pero es fcil apreciar que, en el contexto apropiado, `pasar', con el significado de "atravesar o cruzar", se puede constituir con `puerto,', exactamente igual que con "puerto2', en otros contextos. No sabremos el contenido proposicional que se expresa, a menos que sepamos la oracin que se enuncia. Ms an, si la oracin contiene una o ms expresiones polismicas, no sabremos en qu sentido se han de tomar. Por tanto, el contexto es un factor en la determinacin del contenido proposicional de determinadas muestras de las inscripciones de enunciado en distintas ocasiones de enunciacin. Normalmente, operamos con informacin contextual subconsciente en nuestra interpretacin de los enunciados cotidianos. Muchas de las ambigedades, tanto lxicas coTilo gramaticales, pasan, por tanto, inadvertidas. Por ejemplo, `el puerto cerrado por las nieves' se interpretara en el sentido de puerto de montaa, y el `puerto cerrado por la galerna' en el sentido de puerto de mar. A veces, sin embargo, nos damos cuenta de tales ambigedades, precisamente porque nuestra informacin contextual difiere en cantidad o amplitud de la de nuestro interlocutor. En tales casos, podemos fracasar en comprender lo que se nos dice, dudando entre interpretaciones alternativas, o entender mal su enunciado tomndolo en sentido equivocado. La segunda de estas dos posibilidades es aprovechada a menudo por humoristas y hombres de la escena que presentan deliberadamente el contexto de tal modo que su audiencia asigne inconscientemente una interpretacin a una inscripcin de enunciado y entonces, en el llamado momento cumbre, les advierten de pronto, ms o menos indirectamente, que se han confundido. En algunos casos no es necesario elegir a propsito el contexto. Bastar la prominencia extracontextual de lo que se manifiesta a continuacin como la interpretacin conducente. Para dar un ejemplo conocido: si la frase publicitaria
seor Conde,
como hizo Jaume Perich en Autopista, el autor logra seguramente el efecto deseado simplemente alterando el contexto referencial que para suyo se haba impuesto y que es distinto semntica y sintcticamente del resultante despus del aadido. Tanto la prominencia determinada por el contexto como la extracontextual, naturalmente, se practican con propsitos ms serios en la literatura, donde se puede esperar que el lector tenga presentes dos o ms interpretaciones si multneamente y, o bien dude entre ellas o, en combinarlas de algn modo para elaborar una interpretacin compleja ms rica. Los filsofos y lingistas consideran comnmente la ambigedad como si fuese patolgica por naturaleza, algo que se interpone en el camino de la claridad y de la precisin. Este enfoque del tema es altamente nocivo e injusto. Se asocia frecuente y errneamente, no slo con la consideracin de que todas las oraciones tienen significados precisos y determinados, sino que se basa en el supuesto igualmente errneo de que la claridad y la evitacin de i mprecisiones y equvocos son siempre deseables, independientemente del juego lingstico que estemos ejercitando. Nada de lo que se diga sobre la ambigedad en este epgrafe, o en cualquier otra parte de este libro, debera entenderse como que implique que haya de ser evitada en todos los contextos. Volvamos al segundo de los niveles en que el contexto determina el significado del enunciado: el contexto puede decirnos qu proposicin se ha expresado. En la tercera parte, establec una distincin entre `proposicin' y `contenido proposicional', as como una distincin correspondiente entre `referencia' y `mbito referencial'. Seal que, aunque el contenido proposicional de una oracin y el mbito referencial de sus expresiones constituyentes se pueden establecer sin apelar al contexto de enunciacin, no es posible generalmente establecer la referencia actual de las expresiones referenciales y establecer as la proposicin que se expresa, sin saber en qu contexto se enuncia una oracin. Ahora podemos relacionar esta cuestin con la discusin inmediatamente precedente de texto y contexto. Como vimos, Yo no se puede poner en correspondencia, por medio de la nocin de contextualizacin, con una oracin cualquiera de un conjunto infinito de ellas. En nuestro ejemplo de texto, se puede identificar como el
resultado de la enunciacin de la oracin `Yo no he visto a Mara' que contiene dos expresiones referenciales: `Yo' y ` Mara'. A qu se refieren? Obviamente, no hay modo de saberlo. Si establecemos ciertos supuestos sobre la produccin del texto, podemos decir que el hablante o escritor, en trminos ms generales, el agente locutivo, se refiere a s mismo por medio de `Yo', y a una persona cualquiera, distinta de l mismo y su interlocutor, por medio de `Mara'. Merece la pena sealar, sin embargo, que no podemos estar seguros ni siquiera de esta sencillez, sobre la base de nuestro conocimiento del espaol. Hay circunstancias en que un hablante puede referirse a alguien distinto de s mismo por medio de `Yo', especialmente cuando acta como portavoz o intrprete; y hay circunstancias en que uno puede dirigirse al propio destinatario por el nombre. En cualquier caso, supuesto que el agente locutivo se est refiriendo a s mismo por medio de `Yo' y a cualquier otra persona por medio de `Mara' (y que se expresa una proposicin), no podemos decir qu proposicin se expresa y evaluarla en trminos de verdad o falsedad sin saber quines son el agente locutivo y Mara. Tambin necesitamos saber el momento en que se produjo el enunciado. El hecho de que el agente locutivo diga est en lugar de estaba, estar, haba estado, etctera, es. relevante para los valores de verdad de la proposicin que expresa. (Incidentalmente, lo mismo ocurre con muchos contextos en los que tcitamente se entender una referencia al perodo de tiempo para el cual la expresin predicativa `has visto' es verdadera o no. Por ejemplo, el hablante puede haber visto a Mara el da anterior, o incluso unos instantes antes, y aun as sostener que ha hecho una afirmacin verdadera al decir Yo no.) En el caso de otros enunciados, necesitamos saber, no slo el tiempo, sino el lugar de enunciacin, para establecer qu proposicin se ha expresado. Por ejemplo, tal es el caso con respecto a Esa nunca est aqu cuando debiera: `aqu' refiere normalmente al lugar de enunciacin, de tal manera que "Mara est aqu" ser verdadera para un lugar en determinados momentos y falsa para el mismo lugar en otras ocasiones. Problemas de este tipo nos ocuparn en el captulo 10. De momento, advirtase slo que la gran mayora de las inscripciones de enunciado son indiciales o decticas i mplcita o explcitamente en muchas lenguas, de tal modo que expresan distintas propo-
siciones segn el contexto en que se realizan. Esta cuestin ha sido mencionada en el captulo 7 en relacin con el tratamiento del significado de la oracin en la semntica de Montague. Finalmente, vamos a tratar la determinacin contextual de la fuerza ilocutiva. Tal como vimos en el captulo anterior, la misma oracin se puede enunciar en distintas ocasiones con distinta fuerza ilocutiva. Por ejemplo,
va
`Te dar cinco mil pesetas' puede enunciarse como promesa o como prediccin. O incluso `Sintate' se puede usar, segn lo que normalmente se considera su uso ms caracterstico, como un ruego o como una orden; tambin se puede usar para conceder permiso al interlocutor para sentarse. Con frecuencia, pero no : siempre, el contorno prosdico le indicar al interlocutor que el enunciado tiene un tipo de fuerza ilocutiva en lugar de otro. Pr, en el contexto, normalmente, quedar claro el tipo de acto ilo i vo que se ha realizado, al margen de si esto se indica tambin prosdicamente o no (en el caso de los enunciados orales). Por ejemplo, normalmente estar claro si el hablante tiene autoridad para ordenar a su interlocutor que se siente o para concederle permiso para sentarse. Realmente, gran parte de nuestra conducta lingstica -cotidiana estn tan ntimamente unida con otros tipos de conducta social que la aparicin de un enunciado con determinada fuerza ilocutiva se puede predecir a menudo a partir de la situacin socialmente identificable en que aparece. En general, no nos sentaramos en la casa o la oficina de una persona cualquiera sin haber sido invitados a ello. En muchas situaciones, hacer una invitacin a un nuevo vecino, ir a ver al director de un banco para tratar de un cheque sin fondos, etctera, nos parecer evidente a nosotros y a nuestro interlocutor que en determinado momento de la conversacin se habra de hacer una invitacin de este tipo. En tales casos, el interlocutor no ha de calcular la fuerza ilocutiva de Sintate, literalmente, segn el significado de la oracin `Sintate' y su apreciacin de la motivacin
del hablante para decir lo que ha dicho. La misma situacin le predispone para esperar esta inscripcin de enunciado, precisamente, u otra con la misma fuerza ilocutiva (No se sienta?, Por qu no toma asiento?, etctera). Se puede aadir que muchos de los llamados actos de habla indirectos del tipo de los citados en el captulo anterior se explican de este modo. De cualquier forma, no puede haber duda en que la fuerza ilocutiva de un enunciado est fuertemente determinada por el contexto en que aparece. En consecuencia, el contexto determina el significado del inunciado, en tres niveles distintos de anlisis del - texto. Por el momento, no intentar decir qu es el Con' texto y cmo se considera desde el punto de vista terico. A partir de lo que se ha dicho en este epgrafe, sin embargo, ser evidente que el contexto de un enunciado incluye, no slo el co-texto circundante (si es que hay alguno), sino tambin los rasgos relevantes de la situacin de enunciacin. Como veremos ms adelante, lo que a veces se designa como contexto de situacin puede y debe definirse de tal modo que incluya cualquier cosa del co-texto que se refiera al tema de la coherencia. Por este motivo eleg una cita de Firth para la introduccin de este captulo. Implicacin e implicaturas Existe un sentido ordinario del verbo `implicar' segn el cual podemos implicar, y as lo hacemos normalmente, por medio de nuestros enunciados algo distinto de lo que se dice en cada caso. Por ejemplo, si me pidiesen la opinin sobre el carcter de una persona, yo podra decir Compartira contigo hasta la ltima gota de su sangre. Es evidente que no he dicho de la persona de que se trate que es bondadoso y generoso al mismo tiempo. Pero se podra sostener razonablemente que yo he implicado esto. Gran parte de la informacin transmitida desde el hablante hasta el oyente en una conversacin ordinaria . es i mplicada ms que expresada. En algunos casos, naturalmente, no est claro si el hablante pretende que el oyente establezca o no una determinada inferencia. Esto da pie a
malas interpretaciones y conceptualizaciones errneas, por un lado, y a la sutil manipulacin de la opinin del oyente, por el otro. Sin embargo, en lo que se puede considerar como la situacin en cierto modo estndar, no slo el oyente establece las inferencias que el hablante pretende que establezca, sino tambin stas son tales que el mismo hablante, si se le pidiese, las suscribira. He admitido que esto es as en lo referente al ejemplo del prrafo anterior. Es bastante fcil imaginar una situacin en que el oyente no estableciese la inferencia de que la persona de que se trate es buena y generosa. Es igualmente fcil suponer circunstancias en que el hablante pudiese conducir al oyente a establecer esta inferencia con falacia y engao. Recientemente, se ha introducido la nocin de implicatura en la filosofa del lenguaje y, a continuacin, en la lingstica, para salvar parte de la distancia entre, por un lado, los conceptos lgicos de implicacin y entraamiento y, por el otro, el concepto ordinario ms general, de implicacin. Segn Grice, en sus conferencias William James de 1967/8 (vase Grice, 1975), hay dos tipos de implicaturas: la convencional y la conversacional. La diferencia entre ellas reside en que la primera depende de algo distinto de lo que est condicionado a la verdad en el uso convencional, o significado, de determinadas formas y expresiones; mientras que la segunda deriva de un conjunto de principios ms generales que regulan la propia conducta de la conversacin. Se ha argumentado, por ejemplo, que la diferencia entre pero e y se puede explicar en trminos de la nocin de implicatura convencional. Aquellos que adoptan este punto de vista, incluyendo al propio Grice, diran que las oraciones siguientes tienen el mismo contenido proposicional `Es pobre y es honrada' `Es pobre pero es honrada'. Si identifican tambin el significado de la oracin con el contenido proposicional, diran que las dos oraciones tienen el mismo significado. En el captulo 6, yo adopt este punto de vista, pero muchos, seguramente, no estaran de acuerdo. Los defensores de la semntica de condiciones de verdad pueden responder a este desafo, si aceptan que existe algo como la implicatura convencional, atribuyendo la apa-
rente diferencia de significado a la implicatura convencional aplicada a pero. Pueden decir que el uso de pero, frente al de y, indica que el hablante siente que hay cierto tipo de contraste entre las proposiciones conjuntadas. Por ejemplo, en el supuesto de que las dos oraciones se usen para hacer una asercin referida a la misma persona en cada una de las clusulas conjuntadas, al decir Es pobre pero es honrada el hablante podra estar implicando (aunque no afirmando) que no es frecuente que alguien sea pobre y honrado. Pero, estara la implicacin, o implicatura, determinada de este modo? Fuera del contexto no hay forma de saber exactamente cul de las varias proposiciones posibles est implicando el hablante. El hablante podra estar sorprendido, no de que alguien fuese pobre y honrado, sino de que una mujer lo fuese; o, por el contrario, de que cualquiera en estas circunstancias de la persona o esta persona en cualquier circunstancia lo fuese. Realmente, el hablante puede no estar indicando en absoluto su propia sorpresa, sino nicamente su esperanza de que el interlocutor est sorprendido. De hecho, existe una amplia gama de otras posibilidades, muchas de las cuales se pueden recoger en una especie de concepcin general bajo el concepto de contraste. Pero es notablemente difcil, en muchos casos, decir exactamente qu se implica con el uso de pero, al tiempo que es imposible hacerlo sin considerar con cierto detalle el contexto de enunciacin en cada caso. Los que han estudiado el concepto de implicatura dan por sentado normalmente que la diferencia entre y y pero no puede ser parte del contenido proposicional de las clusulas combinadas en que aparecen; y yo acept tcitamente esta consideracin en el captulo 6. Pero hay circunstancias en que el hablante puede usar pero e ti con valor contrastivo en el dominio de `decir' e incluso de `verdad'. Por ejemplo, podra sostener en algn momento como argumento de que su interlocutor le est interpretando mal:
No dije que ella fuese pobre pero honrada. Dije que era pobre y honrada. Lo cual es muy distinto. Personalmente, no encuentro sorprendente que una persona cualquiera sea ambas cosas. Resumamos,
por tanto. Es verdad que es pobre y honrada; no es verdad, desde mi punto de vista al menos, que sea pobre pero honrada. Ambos estamos de acuerdo en que es verdad la proposicin de que es pobre y honrada. Parece que no coincidimos en que sea verdad la proposicin de que sea pobre pero honrada. He elaborado intencionadamente este pasaje, de tal modo que arranca con un uso ordinario de `decir' y finaliza con lo que es un uso tcnico identificable de `proposicin'. Segn creo, no hay duda de que es ms natural el uso de pero e v con carcter contrastivo en el dominio de `decir' que en el dominio de `proposicin'. Y sin embargo, el pasaje, como un todo, es seguramente aceptable. No es difcil encontrar o elaborar ejemplos semejantes en que clusulas compuestas que contengan pero se puedan usar tras el verbo `decir' con el significado aparente, al menos, de `afirmar'. Esto no prueba que pero aporte algo distinto de lo aportado por y al contenido proposicional de tales clusulas. Lo que de hecho muestra, sin embargo, es que la distincin entre lo que se dice y lo que se implica convencionalmente no siempre est claro en el uso ordinario del verbo `decir'. Ms importante an, tambin muestra cmo los recursos lxicos y gramaticales de una lengua particular se pueden aprovechar para hacer proposicional lo que por su propia naturaleza no lo es. Esta cuestin es de la mayor importancia. En el siguiente captulo la volver a considerar y dar ms ejemplos. El nico ejemplo adicional que el propio Grice da para ilustrar la nocin de implicatura convencional es el del uso de therefore [por lo tanto]. Sin embargo, si consideramos toda la gama del uso lingstico y no simplemente una argumentacin ms o menos formal, como hace Grice, podemos ampliar muy considerablemente la lista de formas a las cuales se adecan sus criterios de implicatura convencional. Muchas de las formas que sirven para dar cohesin a un texto, enlazando una unidad del texto con otra, caen dentro del mbito de su definicin: sin embargo. tambin, no obstante, y con todo, etctera. Lo mismo ocurre con las llamadas partculas modales del tipo de incluso, bien o justo, en los siguientes enunciados:
Incluso a Horacio le gusta el caviar, Bien puedes estar en lo cierto, Fue justo una de esas cosas.
El espaol, como el ingls y el francs, tiene relativamente pocas partculas modales en comparacin con el alemn, el ruso y muchas otras lenguas. Pero tiene algunas. Adems, su plenitud de significado y su convencionalidad es evidente por el hecho de que pueden ser mal traducidas; vale la pena advertir que esa mala traduccin es posible incluso donde no lo es una traduccin exacta. Una segunda cuestin que se ha de sealar es que no parece haber motivo para limitar la nocin de implicatura convencional a los elementos conectivos y a las partculas. Como vimos en la segunda parte, muchas expresiones totalmente lxicas son descriptivamente sinnimas, pero difieren en cuanto a su significado social y expresivo. Gran parte de estas diferencias, si no todas, parece que caen dentro del mbito de la definicin de Grice de implicatura convencional. Y lo mismo ocurre con muchas de las diferencias que comporta la eleccin de una forma de expresin en lugar de otra en determinados contextos. Por ejemplo, si el hablante dice
hablantes para implicar algo por encima y al margen de lo que tales formas dicen en cada caso. Una tercera y ltima cuestin es que, igual que no hay motivo para limitar la aplicacin de la nocin de implicatura convencional a la argumentacin ms o menos formal, tampoco hay motivo para limitarla al significado descriptivo o proposicional. Ya he sugerido que las diferencias de significado social y expresivo entre expresiones descriptivamente sinnimas (en cuanto lexicalizadas en determinadas lenguas) se pueden explicar en el mbito del concepto de i mplicatura convencional. Pero el significado social y expresivo se transmite en todos los niveles de la estructura lingstica y, adems, es muy heterogneo. Pocos lgicos o lingistas intentaran apurar el concepto de implicatura convencional tanto como yo lo he hecho. Realmente, hay muchos que le negaran toda validez. Algunos objetaran que las supuestas implicaturas o bien son entraamientos o bien son implicaturas del tipo que Grice denomin conversacional, en lugar de convencionales. Otros, que no tengan un compromiso terico previo con una definicin de `significado' de condicin de verdad exclusivamente, sealaran simplemente que, en la estructura gramatical y lxica de las lenguas particulares, se manifiesta, o sea, segn Grice, se hace convencional, toda suerte de significado. Las llamadas implicaturas conversacionales de Grice han suscitado mucha ms atencin en la lingstica que la suscitada por las implicaturas convencionales. Digo "llamadas" porque el sentido ordinario de `conversacional' es ms restringido. No nos interesamos nicamente por las conversaciones, sino por todo tipo de interaccin social que suponga la intervencin de la lengua en forma oral o escrita. La idea bsica es que la conducta lingstica es, de un modo muy especial, una forma de interaccin social intencionada dirigida por el principio de la cooperacin. En esencia, Grice argumenta que se espera de la gente que se comporte racionalmente y cooperando, y, por tanto, interpretamos sus enunciados como si fuesen racionales y cooperantes. Grice advierte varios tipos de cooperacin que agrupa, algo caprichosamente, bajo los rtulos de cantidad, cualidad, relacin y manera. Cada uno de ellos comprende un conjunto de uno o ms subttulos, definidos por Grice como mximas prescriptivas, que los participantes obedecen
normalmente, pero que pueden violar en ocasiones. Por ejemplo, las dos mximas relacionadas con la cantidad son: (1) Haz tu contribucin tan informativa como sea debido; (2) No hagas tu contribucin ms informativa de lo debido. Recurriendo a ellas podemos dar una explicacin al hecho de que, si X pregunta
bios de palabras ordinarios como el anterior pueden depender para su coherencia, para la propiedad de interconexin por la que los clasificamos muy fcilmente como textos, de todo un conjunto de supuestos de este tipo, especficos de cada cultura en particular y de cada grupo determinado. Gran parte del inters suscitado por el trabajo de Grice sobre las implicaturas conversacionales nace de su capacidad explicativa en lo referente a una variedad de fenmenos que son engorrosos desde el punto de vista de la semntica formal. Incluyen la interpretacin metafrica, los actos de habla indirectos y la asercin de tautologas y contradicciones. Limitaciones de espacio me impiden ocuparme de todos ellos. Sin embargo, puede ser provechoso decir algo sobre las posibilidades de aplicacin de las mximas de Grice de la interaccin cooperante por medio de la lengua a la interpretacin de las metforas. Tomar como ejemplo la siguiente oracin:
'Juan es un tigre'. que recibe una interpretacin literal y una metafrica. Antes de considerar dicha oracin a la luz de los principios de Grice de la interaccin cooperante, me gustara reiterar la cuestin sealada sobre la interpretacin de tales oraciones al final del captulo 5. Los lingistas las han caracterizado como anmalas. o como contradictorias. Sin embargo. dado que no viola las condiciones de congruencia categorial hasta tal extremo que no pueda ser interpretada en ningn mundo posible. una oracin de este tipo est perfectamente bien formada semnticamente y la proposicin que intenta expresar no es contradictoria. Considerada desde este punto de vista. 'Juan es un tigre' recibe una interpretacin general no contradictoria, incluso aunque se use 'Juan' para referirse a una persona. Realmente. existe todo tipo de situaciones cotidianas en que se podra usar 'Juan es un tigre' (para referirse
a un hombre o a un muchacho) para afirmar una proposicin verdadera. Por ejemplo, Juan podra estar realizando el papel de un tigre en un juego sobre animales. La proposicin "Juan es un tigre" sera por tanto verdadera con una interpretacin literal de 'tigre' (`. tambin, incidentalmente, del verbo 'ser'). Menciono este tipo de interpretacin de la oracin de que se trata, para mostrar que podemos no
necesitar un reajuste de nuestros supuestos ontolgicos de forma significativa alguna, para la asignacin de una interpretacin literal a oraciones a las que, a primera vista, podra parecer que no les cuadra ninguna. Tambin merece la pena advertir que no existe una conexin ms estrecha entre el sentido literal y las condiciones de verdad de la que pudiera existir entre el sentido metafrico y dichas condiciones. Si una aseveracin es considerada metafricamente al anunciar la oracin `Juan es un tigre', la proposicin expresada por este medio, cualquiera que sea ste, tendr precisamente un valor veritativo tan determinado como una proposicin como "Juan es feroz" o "Juan es dinmico". Dese por supuesto que ha de haber cierta indeterminacin inherente en el proceso de la misma interpretacin metafrica: no puede estar claro para el destinatario cul de varias interpretaciones metafricas haya de asignar al enunciado. Pero esto es comparable al problema de decidir cul de entre varios sentidos literales de una expresin polismica es el propuesto; no tiene nada que ver con las condiciones de verdad como tales. Naturalmente, no estoy diciendo que todas las expresiones metafricas estn determinadas en cuanto a condiciones de verdad, sino simplemente que no difieren de las expresiones no metafricas en trminos de una indeterminacin caractersticamente distintiva y dependiente del contexto. Muchas aseveraciones metafricas estarn seguramente indeterminadas en cuanto a condiciones de verdad. Muchas otras contendrn un componente expresivo que pueda considerarse que afecta a la determinacin del valor veritativo. Pero a este respecto no son distintas de las aseveraciones no metafricas, como Mara es bonita o, incluso, Juan es feroz y Juan es dinmico. Los lingistas que diferencian la semntica de la pragmtica por medio del criterio de condicionalidad veritativa y adscriben la interpretacin metafrica de los enunciados a la pragmtica suelen equivocarse en cuestiones como estas, especialmente si tambin hacen coincidir la distincin semntica/pragmtica con la distincin competencia/actuacin. Entonces, cmo se aplican las mximas de Grice de la interaccin cooperante al proceso de la interpretacin metafrica? La respuesta general no es que guen al destinatario en su bsqueda para que adopte una interpretacin metafrica y no otra, sino que le mueven a la bsqueda en
s misma. Habiendo odo o ledo Juan es un tigre, se supone que el destinatario razona como sigue, como si se dijere a s mismo:
El hablante/escritor no puede querer decir eso literalmente. Sin embargo, no tengo fundamentos para pensar que no est cooperando. Su enunciado tiene la forma de una aseveracin. Por tanto, ha de estar intentando decirme algo, que probablemente tiene sentido para ambos (a la luz de nuestras creencias y supuestos sobre el mundo, etctera). Debe creer tambin (si est cooperando) que yo puedo obtener el significado no literal por m mismo, presumiblemente a base del significado literal (de toda la inscripcin del enunciado o de una o ms de sus expresiones constituyentes). Un modo contextualmente aceptable de usar la lengua para transmitir algo distinto de lo que realmente se dice es el vehculo de la metfora. Veamos si puedo interpretar el enunciado metafricamente.
He desarrollado esto con algn detalle (aunque he omitido uno o dos pasos en el razonamiento) para poner especialmente de relieve la multiplicidad de supuestos que intervienen en las explicaciones griceanas de la metfora y otros fenmenos. Permtaseme explicitar ahora algunas de las cuestiones que estn implcitas en la anterior explicacin del razonamiento del destinatario. Primero, su supuesto o inferencia de que la inscripcin del enunciado no puede tener una interpretacin literal no depende de que sea semnticamente anmala o contradictoria: todo lo que se necesita es que el sentido literal haya de ser contextualmente improbable. Segundo, todo el proceso est sujeto a las restricciones i mpuestas por las creencias y supuestos de los participantes (incluyendo sus creencias y supuestos sobre las creencias y supuestos de cada uno): toda comunicacin est sujeta a tales restricciones. Tercero, he incluido como un paso distinto el reconocimiento del destinatario de la adecuacin contextual de la metfora: en determinados contextos la metfora es usada con ms frecuencia que en otros. De hecho, bien pueden existir ocasiones, determinadas por la situacin sociocultural o por el gnero literario, en que el
uso de la metfora sea tan comn que el destinatario pueda saltarse los primeros pasos del proceso de razonamiento reseado anteriormente y arrancar con el supuesto de que una aseveracin es muy probable que est significando metafricamente y no literalmente. Como dije, el concepto de Grice de implicatura conversacional no nos ayuda en absoluto cuando se entra en el problema de decidir sobre una interpretacin metafrica de `Juan es un tigre' en lugar de otra. Pero no es este su propsito. El objetivo de Grice era mantener, tan estricta y consistentemente como fuese posible, la distincin entre lo que se dice realmente y lo que se transmite (ms all y por encima o al margen de lo que se dice) por el hecho de decir tal cosa (y no decir cualquier otra cosa). La capacidad explicativa de las mximas de Grice es, en principio, muy considerable. Hasta ahora, sin embargo, dichas mximas han sido aplicadas a un nivel bastante intuitivo. Se han hecho intentos de formalizarlas en una teora predictiva de la interpretacin de textos. Pero an no ha alcanzado aceptacin general intento alguno. Muchos enfoques confan en un concepto puramente impresionista de lo que constituye la cantidad de informacin, la pertinencia, la brevedad y la regularidad.
Qu es contexto?
Uno de los problemas que se plantea, a partir del estudio del concepto de Grice de implicatura conversacional en el epgrafe anterior, es la doble funcin que el contexto desempea.' En primer lugar, el mismo enunciado est incrustado en lo que J. R. Firth y otros han designado como contexto de situacin; y, como vimos en el examen de la metfora, puede ser importante, al decidir si una interpretacin metafrica es probable o no, saber en qu consiste el contexto de situacin. Segundo, habiendo decidido que algo ha sido transmitido ms all y por encima de lo que se dice, el destinatario ha de inferir qu es eso a base de la informacin contextual compartida por l y su interlocutor. Hasta hace poco, ha habido una tendencia entre lingistas y filsofos a descuidar el contexto de situacin en su representacin de las mximas de Grice. Se puede objetar
Parecera, por tanto, que el contexto en ambas de las funciones identificadas anteriormente en este epgrafe es, en alto grado, no proposicional. Una de las ventajas de la teora de los actos de habla examinada en el captulo anterior es que, en la formulacin de Austin al menos, se concede una atencin total a los fundamentos sociales del lenguaje. Como dije, es una teora de pragmtica social (en el sentido etimolgico de `pragmtica'): una teora de un determinado modo de hacer social. El concepto de Grice de conducta lingstica como interaccin operante encaja muy bien con esto. Como advert al final del epgrafe anterior, no necesita acoplarse con el supuesto de que las normas o mximas que ha formulado para un tipo de discurso en una cultura, un tipo de juego lingstico, como habra dicho Wittgenstein, son universalmente vlidas. Por tanto, no se puede dar una respuesta simple a la pregunta ",qu es contexto?". Yo lo he estudiado con cierto detalle en otra parte, y otros tambin han hecho lo mismo con amplia ejemplificacin. Aqu me conformar con poner de relieve el hecho de que, en la elaboracin de una teora satisfactoria del contexto, se ha de exponer necesariamente la aportacin del lingista a la interpretacin de enunciados de modo que contribuya a las teoras e investigaciones de las ciencias sociales en general: especialmente de la psicologa, antropologa y sociologa.
Resumen
En este captulo, he demostrado la interdependencia entre el texto y el contexto, y he puesto de manifiesto cmo es pertinente el contexto para la interpretacin de los enunciados en varios niveles distintos. Se han expuesto las nociones de Grice de implicatura convencional y conversacional, en general y con una particular referencia a la metfora. Por ltimo, he destacado la importancia de distinguir entre la parte proposicional y no proposicional de un contexto, as como la necesidad de tratar esta ltima en el marco de una teora general de lo que se podra considerar adecuadamente como pragmtica social.
' Hay ms cosas en el cielo j' la tierra, Horacio. que las soadas en tu filosofa.'
WILLIAM SHAKESPEARE,
Hamlet
Habiendo estudiado la idea de contexto con algn detalle en el captulo anterior, podemos volver ahora al tema de los actos de habla y la accin locutiva. Comenzaremos por la referencia: la relacin que se establece entre las expresiones lingsticas y lo que representan en el mundo o universo del discurso. Consideraremos a continuacin un tipo particular de referencia, la deixis, que depende fundamentalmente del tiempo y lugar de enunciacin as como de las funciones del hablante y del destinatario en el mismo acto de enunciacin. Esto nos llevar a discutir la modalidad y otros aspectos caractersticamente subjetivos de la accin locutiva. La referencia La referencia, como hemos visto en varios puntos de este libro, es un aspecto del significado del enunciado de-
pendiente del contexto: es una relacin que se establece entre los hablantes (en trminos ms generales, los agentes locutivos) y aquello de lo que hablan en cada caso. El mbito referencia) de las expresiones referentes es fijado por su significado en la lengua (por ejemplo, por su sentido y denotacin). Pero su referencia ocasional depende de una cierta variedad de factores contextuales. As pues, generalmente no podemos determinar la referencia de una expresin sin considerar su contexto de enunciacin. Determinados por las restricciones de la semntica basada en la oracin, lo nico que podemos hacer es establecer la comprensin de la expresin. Como vimos en el captulo 7, la semntica de teora de modelos (de la que el sistema de Montague es una versin particular) incorpora de hecho la referencia al significado de la oracin: hace que el significado de una oracin dependa de un ndice (o punto de referencia), en el que se especifica toda la informacin contextual pertinente. Pero esto no afecta sustancialmente a lo que se ha dicho aqu de la referencia como una parte del significado del enunciado. La semntica de teora de modelos opera con una idea distinta de significado oracional; como vimos en el captulo 7, adopta una definicin particular de 'comprensin'. En este captulo no nos ocuparemos de estas diferencias de definicin y formalizacin. Pero adoptaremos, con carcter intuitivo e informal, los conceptos de mundos posibles y comprensin introducidos en la tercera parte en relacin con la gramtica de Montague. Los lgicos analizan normalmente las proposiciones simples en expresiones de dos tipos: nombres y predicados. Los nombres sirven para seleccionar entidades (o conjuntos de entidades) en determinado mundo posible, para referirse a ellas y hacer aseveraciones sobre tales entidades. Los predicados sirven para atribuir propiedades a entidades singulares (o conjuntos singulares) y para establecer relaciones entre pares ordenados, tripletas, etctera, de entidades (o conjuntos). Todo esto se formaliza en la lgica de predicados estndar. Los nombres, en el sentido ordinario de la palabra 'nombre', no son el nico tipo de expresiones referentes. Tambin, desde un punto de vista semntico muy especial, los hay que, por s mismos y en lenguas como el espaol, carecen de contenido descriptivo. (La especificacin "en
entidades se pueden emplear sin que las acompae modificador alguno (artculo definido o indefinido, adjetivo demostrativo, etctera) para referirse a entidades individuales: este no es el caso del espaol donde nombres como `hombre' o `rbol' no se pueden emplear para referirse a individuos sin que sean modificados por medio de un determinante (`el', `este', etctera), un cuantificador (`algn', etctera) o alguna expresin ms compleja. Pero las lenguas varan considerablemente a este respecto y hay muchas diferencias de detalle entre lenguas que pertenecen a una clase (espaol, francs, ingls, alemn, etctera) y lenguas que pertenecen a otra (ruso, latn, etctera). Menciono esto porque gran parte de la discusin sobre expresiones referentes en general y sintagmas nominales de ncleo nominal en particular, en los estudios recientes, se orienta hacia lenguas que se comportan, sintcticamente, ms o menos como el espaol. Mi tratamiento de la referencia en este libro es altamente selectivo y, por necesidad, utiliza ejemplos del espaol. Por tanto, he de resaltar la importancia de tener presente constantemente el hecho de que el espaol es slo una de los varios millares de lenguas naturales, muchas de las cuales se comportan de modo distinto. Los sintagmas nominales de ncleo nominal se pueden clasificar semnticamente de varios modos. Una subclase a la que los filsofos han dedicado considerable atencin es la de las descripciones definidas: expresiones que se refieren a determinada entidad definida y la identifican, en parte, por medio del contenido descriptivo de la expresin. Ejemplos espaoles seran `el hombre' y `el padre de Juan'. Como sugiere el trmino `expresin definida', todas estas expresiones pueden ser factorizadas semnticamente, aunque no siempre sintctica y lxicamente, en dos componentes. Uno de ellos, como acabamos de advertir, es descriptivo (por ejemplo la palabra `hombre' en `el hombre'); el otro es puramente referencia) (por ejemplo, el artculo definido `el' en espaol). Volver sobre este componente puramente referencial de las descripciones definidas en el epgrafe siguiente. Aqu bastar con sealar que no es descriptivo en cuanto que no identifica la entidad a la que se refiere por medio de cualquiera de sus propiedades independientes del contexto. El ncleo nominal (por ejemplo, `hombre', en `el hombre') ser ms o menos descriptivo del referente, segn que
su sentido sea especfico o genrico. En el lmite de lo genrico, en espaol, est la palabra `entidad' que se puede usar para referirse a objetos fsicos y no fsicos y fue creada a propsito por los filsofos para que tuviese el grado de generalidad que debe tener. En cuanto que no tiene restriccin descriptiva se puede combinar libremente con cualquier modificador adjetivo, nombre, clusula de relativo, sintagma preposicional, etctera. Pero, en espaol, la gran mayora de nombres designadores de entidades no son como ste. Pertenecen a distintas categoras clasificatorias segn las propiedades consideradas esenciales (u ontolgicamente necesarias) de la clase de entidades que denotan. De modo semejante, los verbos, adjetivos, adverbios, etctera: tambin se integran en categoras ms o menos generales segn lo genrico o especfico de su sentido. (Este es el fundamento de lo que yo he llamado incongruencia categorial que distingua de la contradiccin: vase el captulo 7.) Los dos componentes de las descripciones definidas, separables lgicamente, dan lugar a dos tipos distintos de presuposicin: existencial y clasificatoria (o categorial). Por ejemplo, si uno utiliza la expresin `el hombre', en lo que llamar un contexto ordinario, se compromete con la presuposicin de que el referente existe y de que es de una clase o categora determinada. Sin embargo, los filsofos y lingistas han estudiado ms ampliamente la presuposicin existencial en los ltimos aos. El motivo es que la violacin de una presuposicin existencial, frente a la violacin de una presuposicin clasificatoria (por ejemplo, la cuadru-
plicidad bebe dilacin, el jueves est en la cama con el viernes: vase el captulo 5) no se puede explicar como
anmala en absoluto en el marco de una semntica de base oracional. Si consideramos el hoy famoso ejemplo, no hay nada incorrecto en la oracin `El actual rey de Francia es calvo'. En el enunciado de esta oracin en un momento en que no hay rey en Francia se viola la presuposicin existencial. No entrar en las distintas controversias asociadas a la nocin de presuposicin existencial. Sealar simplemente que, a la vista de las oraciones, enunciados y proposiciones consideradas en este libro, cualquiera que viole deliberadamente una presuposicin existencial al utilizar lo que pre-
tende ser una descripcin definida no lograr expresar una proposicin en absoluto. Considerada as, gran parte de los estudios recientes sobre presuposicin parecen ser poco menos que intiles por muy importantes que puedan parecer a los que se hallan comprometidos con una teora del significado estrictamente de condiciones de verdad. Pero hay cosas importantes que decir en relacin con esto. Primero, las presuposiciones existenciales no estn incluidas nicamente en las descripciones definidas, sino en todo tipo de expresiones referenciales. La referencia est intrnsecamente conectada a la existencia. Uno no puede referirse a algo que no existe. Se puede uno referir, naturalmente, a entidades ficticias o hipotticas; pero al hacerlo se est presuponiendo que existen en un mundo ficticio e hipottico. Segundo, la falsedad del contenido descriptivo de una expresin referencial, ya sea una descripcin definida o no, no anula el acto de referencia ni lo invalida. Se puede uno referir con xito pero equivocadamente, a alguien o algo por medio de una descripcin que resulte ser falsa. Supongamos, por ejemplo, que X e Y estn en una fiesta y que X ve a una tercera persona, Z, que lleva en la mano un vaso lleno de lquido incoloro con hielo y limn. En tales circunstancias X podra referirse acertadamente a Z para que le entendiese Y usando la expresin `el hombre (ese) que bebe gintnic'. En el prximo epgrafe volveremos sobre el `ese' encerrado en el parntesis. Aqu baste con advertir que, si se aade o no una expresin de este tipo a la descripcin definida, en las circunstancias que yo he imaginado se aadir normalmente algn gesto u otro tipo de seal que llame la atencin del destinatario hacia el referente. Supongamos tambin que el vaso de Z contiene, no gintnic, sino agua; e incluso, que Z no lo est bebiendo, o algo as, sino nicamente llevndolo a una persona distinta. El hecho de que sea falso el contenido descriptivo de `el hombre que bebe un gintnic' no quiere decir que X haya dejado de referirse a Z. De hecho, X no tiene por qu estar equivocado sobre los hechos. Hay todo tipo de situaciones ordinarias en que, por cortesa u otros motivos, nos referimos a personas, animales o cosas mediante descripciones que sabemos o creemos que son falsas (Dnde compraste ese vestido tan bonito?, etctera). No insistir en este tema. Lo que quiero resaltar es que
las descripciones definidas dependen del contexto de un modo ms evidente que los nombres propios. No se puede explicar satisfactoriamente su uso como expresiones referenciales, nicamente en el marco operativo de una semntica de condiciones de verdad basada en la oracin. Cuando un hablante emplea una descripcin definida, indica, por medio de la parte referencia) de la expresin, que est realizando un acto de referencia. Asegura tcitamente al destinatario que la parte descriptiva de la expresin contendr en el contexto toda la informacin requerida para identificar al referente. Un tratamiento ms completo obligara a aadir distintas especificaciones y elaboraciones. Pero este es el punto capital. Las descripciones definidas slo son una de las muchas subclases de sintagmas nominales de ncleo nominal usados como expresiones referenciales. Otra sera, naturalmente, la de las descripciones indefinidas (en determinados contextos y utilizadas con la denominada referencia especfica, aunque no definida): 'un hombre', `una determinada muchacha', etctera. Una tercera subclase que ha sido objeto de una gran cantidad de discusiones e investigaciones, es la de los llamados sintagmas nominales cuantificados: 'todo hombre', 'cada muchacha', etctera. En los intentos que se han hecho para formalizar el concepto de referencia y exagerar una firme posicin terica, han surgido todo tipo de problemas anteriormente insospechados. Slo mencionar uno, porque est estrechamente relacionado con el tema principal de este captulo: el problema de la opacidad referencial. Un contexto referencialmente opaco es aquel en que la sustitucin de una expresin referencial por otra expresin con la misma referencia no necesariamente mantiene constantes las condiciones de verdad de la oracin en que se hace la sustitucin. (He propuesto el principio en relacin con las oraciones y las condiciones de verdad. Con los necesarios reajustes se puede proponer tambin para los enunciados y los valores veritativos.) Ya he ilustrado este fenmeno en el captulo 7 (sin introducir, sin embargo, el trmino 'opacidad'). Seal, como se recordar, que ' Quiero conocer a Margaret Thatcher'
y
`Quiero conocer a la primera mujer Primer Ministro de Gran Bretaa' no tienen necesariamente las mismas condiciones de verdad. Ello se debe a que `la primera mujer Primer Ministro de Gran Bretaa' puede recibir o una interpretacin literal por extensin en que sirva para identificar a una determinada persona (de la forma que se ha esbozado en este epgrafe) o una interpretacin por comprensin, en que, para decirlo en pocas palabras y quiz tendenciosamente por el momento, lo que interese no sea la persona actual que el destinatario tiene en mente, sino determinado concepto que se adapta al contenido descriptivo de la expresin. Este tipo de comprensin se designa tradicionalmente por medio de la frase latina de dicto ("sobre lo que se dice") en contraste, en este caso, con de re ("sobre la cosa"), que se emplea ampliamente hoy en da en la lgica modal y en la semntica, en el sentido indicado aqu. Volveremos sobre el tema de la comprensin en relacin con la referencia en un epgrafe posterior. Aqu es suficiente con sealar que estas ambigedades de re/de dicto del tipo ilustrado, tan generalmente aceptadas, nos proporcionan razones particularmente concluyentes para ampliar la teora de la referencia ms all de los lmites de lo que yo he denominado con poca exactitud e inadecuadamente contextos ordinarios. De hecho se puede objetar, como veremos ms adelante, que existe mucha ms comprensin inherente en los llamados contextos ordinarios de lo que se supone generalmente. A lo largo de este epgrafe, sin embargo, he adoptado un enfoque de la referencia completamente convencional. La tercera gran subclase de expresiones referenciales, adems de los nombres y sintagmas nominales de ncleo nominal, es la de los pronombres. Gran parte de lo que se ha dicho aqu sobre la referencia se aplica tambin a ellos. En cuanto que estn intrnsecamente relacionados con la deixis y la indicidad, me ocupar de ellos en el epgrafe siguiente. Indicidad y deixis La tercera clase de expresiones referenciales mencionada, aunque no examinada, en el epgrafe anterior es la de
los pronombres. Tradicionalmente, los pronombres son considerados como sustitutos nominales (como sugiere el trmino `pronombre'). Pero muchos subtipos de pronombres (aparte de los pronombres relativos: `que', `quien', etctera, en espaol) tambin presentan una funcin muy distinta que seguramente es ms bsica que la de sustituir a un nombre o sintagma nominal antecedente. Esta es su funcin indicial o dectica. Ya hemos encontrado los trminos `indicidad' y `deixis' en el captulo 9; y el trmino `ndice' se us con un sentido afn en nuestra presentacin de la semntica de teora de modelos, en el captulo 7. Indicidad y deixis sern tratadas en este epgrafe desde un punto de vista mucho ms amplio. Las nicas subclases de pronombres que se mencionarn sern los pronombres personales (`yo', `t', `nosotros', etctera), por un lado, y los pronombres demostrativos (`este', `ese'), por el otro. Pero `indicidad' y `deixis' se emplean comnmente hoy en da para referirse a una gama muy amplia de fenmenos entre los que se incluyen los adverbios demostrativos (`aqu', `ah'), el tiempo gramatical (pasado, presente y futuro), y diferencias lxicas tales como las ejemplificadas en espaol por los verbos `ir' vs `venir' o `llevar' vs `traer'. Por lo que yo s, nadie ha establecido una distincin sistemtica y bien justificada tericamente entre los trminos `indicidad' y `deixis'. Ambos, como veremos, se pueden explicar desde un punto de vista etimolgico sobre la base del concepto de referencia gestual. Pero se han introducido en la lingstica y disciplinas afines por diferentes caminos. La `indicidad' (o mejor, `ndice' del que deriva `indicidad') fue introducida en la lgica y la filosofa del lenguaje por el filsofo americano C. S. Peirce (mencionado en el captulo 2 en relacin con otra cosa); slo recientemente ha sido empleada por los lingistas. La `deixis' (y muy especialmente el adjetivo `dectico') tiene una ascendencia mucho ms larga, por no decir ms noble: se remonta hasta el trabajo de los antiguos gramticos griegos; pero se hizo familiar entre lingistas y otros estudiosos, en el sentido que ahora tiene, gracias al psiclogo alemn K. Bhler (1879-1963). En la esencia del uso que se hace de ordinario de los dos trminos en filosofa, lingstica y psicologa estara el considerar la indicidad como un tipo determinado de deixis: es decir, como deixis en lo pertinente para la determinacin del significado proposicional de los enunciados. Yo adopta-
r tcitamente este enfoque. Sin embargo, resaltara que no hago ms que codificar una diferencia de uso histricamente explicable. As sucede que la tradicin filosfica en que se ha definido la `indicidad' es una corriente que adopta una consideracin del significado caractersticamente restringida. Como ya dije antes, los trminos `deixis' e `ndice' nacen ambos del concepto de referencia gestual: o sea, de la identificacin del referente por medio de algn gesto corporal por parte del hablante. (`Deixis' quiere decir `indicar' o ` mostrar' en griego; 'index' es la palabra latina para el dedo sealador al igual que la espaola `ndice'. La indicacin mediante el dedo es un mtodo, culturalmente establecido, para identificar mediante un gesto corporal.) Cualquier expresin referencial que tenga las mismas propiedades lgicas que un gesto corporal ser dectica por este motivo. Los pronombres personales y demostrativos son claramente decticos en sus usos pertinentes. Los pronombres personales y demostrativos, en sus usos relevantes, son claramente decticos segn esta definicin etimolgica. Por ejemplo, en vez de decir Yo soy feliz, un hablante podra sealarse a s mismo y decir, Feliz; en lugar de decir Eso es bonito, podra apuntar a un determinado cuadro, en una exposicin, y decir, Bonito. Naturalmente, podra apuntar simultneamente al referente y utilizar la expresin dectica apropiada; y de hecho, muchas expresiones decticas se usan normalmente asociadas a determinado tipo de referencia gestual. Vale la pena advertir en este punto que el concepto filosfico de definicin ostensiva (como se explic, aunque no en estos trminos, en el captulo 3) descansa sobre una comprensin de la referencia gestual y la deixis. (La `ostensin' es, en cualquier caso, simplemente una palabra basada en el latn, con el mismo significado, etimolgicamente hablando, que 'deixis'.) La etimologa puede explicar el origen del trmino `deixis'; pero naturalmente, no puede dar una explicacin completa de su uso ordinario. Para hacer esto hemos de invocar el concepto de contexto dectico que opera como una parte integrante del contexto de enunciacin. Cada acto de enunciacin, cada acto locutivo, sucede en un contexto espacio temporal cuyo centro, o punto cero, se puede designar como el aqu-y-ahora. Pero, cmo identificamos el aqu-y-ahora de cada ocasin de enunciacin? Una breve
reflexin nos convencer de que no hay otro modo de definir los adverbios demostrativos `aqu' y `ahora' (o sus equivalentes en otras lenguas) ms que relacionndolos con el lugar y el momento de enunciacin: `aqu' se refiere al sitio donde est el hablante y `ahora' al momento de enunciado (o a algn perodo de tiempo que contenga el momento de enunciado). Los adverbios demostrativos complementarios, `all' y `entonces' se definen negativamente por relacin a `aqu' y `ahora': `all' significa `no aqu' y `entonces' significa "no ahora". El contexto dectico, por tanto, se centra en torno al aqu-y-ahora del hablante. De hecho, se caracteriza por un determinado tipo de egocentricidad basada en el hablante. El pronombre de primera persona, `yo', en espaol, refiere (normalmente) al propio hablante. Dado que la funcin de hablante, en trminos ms generales, la funcin de agente locutivo, pasa de una persona a otra en el curso de una conversacin, el punto cero del contexto dectico cambia de uno a otro interlocutor conjuntamente con la referencia del `yo' y el `aqu'. Naturalmente, no sufre el mismo cambio la referencia del `ahora', ya que el hablante y el oyente operan, normalmente, con un mismo marco temporal de referencia y con supuestos comunes sobre el paso del tiempo; pero, el `ahora' se redefine continuamente, en este marco temporal compartido de referencia, por el acto de enunciacin. As ocurre tambin, naturalmente, con el pasado, presente y futuro que se definen explcita o implcitamente por relacin al momento de enunciacin. Podemos considerar el pronombre `yo' y los adverbios demostrativos `aqu' y `ahora', y sus equivalentes en otras lenguas, como expresiones referenciales que reducen a uno slo e identifican los componentes separables lgicamente del punto cero espaciotemporal del contexto dectico. Los tres componentes (adems o aparte de que no se estudiarn aqu) se incluyen, comnmente, en el ndice, o punto de referencia, en la semntica de teora de modelos. Cada uno de tales ndices, como vimos, distingue un mundo posible de sus alternativos. No entrar en los detalles de la deixis espaciotemporal. La manera en que puede decirnos qu proposicin se ha expresado (en el enunciado de una determinada oracin, por un hablante particular, en un preciso momento) fue ilustrada en el captulo 9. Lo que hay que hacer aqu se reduce a resaltar la cuestin general de que muchas inscrip-
ciones de enunciado en todas las lenguas son indiciales o decticas, en el sentido de que el valor veritativo de las proposiciones que expresan est determinado por las dimensiones espaciotemporales del contexto dectico. Si la inscripcin de enunciado contiene un pronombre personal, un demostrativo de cualquier tipo, un verbo en tiempo pasado, presente o futuro, cualquiera, de una gran cantidad de expresiones como 'ayer', 'el prximo ao', 'por todas partes', o un verbo como 'venir' o 'traer', es bastante evidente que expresar distintas proposiciones en contextos decticos diferentes. Pero las dimensiones espaciotemporales del contexto dectico pueden estar implcitas en un enunciado incluso cuando no se hagan explcitas ni gramatical ni lxicamente. Consideremos, por ejemplo, un enunciado como
Est lloviendo.
Aunque haya indicaciones contextuales contrarias (por ejemplo, el hablante poda estar relatando el contenido de una conversacin telefnica de larga distancia), referir al momento y lugar del mismo acto de enunciacin: ser equivalente desde el punto de vista lgico a
`ah' o ingls 'here' y `there'; el alemn `kommen' y 'bringen' no coinciden exactamente con el espaol `venir' y `traer' o el ingls `come' y `bring'. Recientemente, desde distintos puntos de vista, se ha realizado una abundante investigacin sobre la deixis espaciotemporal; pero hasta ahora slo en un nmero muy limitado de lenguas del mundo. La evidencia generalmente aceptada refuerza el enfoque adoptado aqu: que la funcin de la deixis espaciotemoral en las lenguas naturales est totalmente difundida. La semntica terica y la pragmtica han comenzado, como hemos visto, con el problema de la formalizacin; pero an queda un largo trecho por recorrer. Hay que establecer ahora dos distinciones. La primera entre lo que yo llamar deixis pura e impura: entre expresiones cuyo significado se puede explicar completamente por medio del concepto de deixis y expresiones cuyo significado es dectico en parte y en parte no dectico. Por ejemplo, los pronombres de primera persona y de segunda persona en espaol, `yo' y `t', son puramente decticos: refieren al agente locutivo y al destinatario, sin transmitir informacin adicional alguna sobre ellos. De modo parecido, los demostrativos, `este' vs `ese' y `aqu' vs `ah', cuando se usan con referencia espaciotemporal, son decticos puros: identifican al referente (una entidad o un lugar) respecto a la ubicacin del acto locutivo y sus participantes. Los pronombres de tercera persona singular, por el contrario, `l', `ella' y `ello', son decticos impuros: codifican las distinciones del significado tradicionalmente asociadas a los trminos `masculino', `femenino' y `neutro'. Dado que estas distinciones se basan en propiedades del referente que no tienen nada que ver con la ubicacin espaciotemporal de `l', `ella' o `ello' o con su funcin en el acto locutivo, son claramente no decticas. Una vez ms, las lenguas varan considerablemente respecto al tipo de informacin no dectica que combinan con la informacin dectica en el significado de cada expresin. Por ejemplo, en muchas lenguas, el gnero gramatical no se basa en el sexo del referente o su especial categorizacin como humano, animal o inanimado, sino en su forma, tamao, textura o calidad de comestible. Tambin es importante sealar que la parte no dectica del significado de los decticos impuros puede ser descriptiva (o proposicional) social o expresiva. Por ejemplo, cuando se usa `ella', significando "la persona hembra", para
referirse a una muchacha o a una mujer, la parte no dectica de su significado es descriptiva. Pero cuando es usada, tpicamente por un hombre, para referirse a su moto o a una pieza de maquinaria, es expresiva, aunque es discutible qu actitud expresa (y si se considera sexista adecuadamente). Por lo que se refiere al significado social, ste se codifica muy a menudo en el significado de los pronombres: notablemente y en una escala que no tiene paralelo en las lenguas europeas, en japons, coreano, javans y muchas lenguas del sudeste asitico. La llamada distincin T/V que se encuentra en muchas lenguas europeas: `t' vs `usted' en espaol, `tu' vs `vous' en francs, `du' vs `sie' en alemn, etctera, que han sido estudiadas recientemente en publicaciones de sociolingstica y psicolingstica, ejemplifican el fenmeno en una escala relativamente pequea y slo con respecto a los pronombres usados para referirse al destinatario. En todas las lenguas que tienen la distincin T/V, el significado no dectico asociado a ella es fundamentalmente social, y est determinado por la funcin social o las relaciones interpersonales relativamente estables que mantienen el hablante y el destinatario. Pero en algunas lenguas (por ejemplo, el ruso), el cambio del pronombre T al pronombre V, o viceversa, puede indicar tambin el cambio de modo o actitud del hablante. Sin embargo, esto es slo un ejemplo de la tendencia a manifestar el significado social y expresivo, que a veces son inseparables. La segunda distincin (que no se ha de confundir con la distincin entre deixis pura e impura) es la que se da entre deixis primaria y secundaria. La deixis primaria es aquella que se puede explicar en trminos de referencia gestual en el marco operativo del contexto dectico tal como ste ha sido descrito anteriormente. La deixis secundaria supone el desplazamiento o reinterpretacin de las dimensiones espaciotemporales de los contextos decticos primarios. Este desplazamiento o reinterpretacin puede ser de distintos tipos y, en algunos casos, se puede llamar con propiedad metafrico. Aqu, precisamente, voy a dar un ejemplo. Como decticos primarios, los demostrativos espaoles se pueden analizar segn el concepto de proximidad espaciotemporal al centro dectico: `este' y `aqu' refieren a entidades o lugares que se ubican en el lugar que contiene al hablante (o a instancias o perodos de tiempo ubicados
en el perodo de tiempo que contiene el momento de enunciacin): esto es lo que significa `proximidad' cuando se usa, tcnicamente, en los estudios de deixis. Naturalmente, los lmites de lugar o tiempo que contiene el centro dectico se pueden trasladar indefinidamente lejos del centro: `aqu' puede tener la misma referencia que `esta habitacin' o `esta galaxia' y `ahora', la misma referencia que `este momento' o `este ao'. Hay complicaciones de detalle y, seguramente, el trmino tradicional `proximidad' induce a error. Pero el principio est claro hasta donde es pertinente para este ejemplo. Ahora bien, entre los distintos usos de los demostrativos que se pueden analizar en trminos de la nocin de deixis secundaria, hay un uso particular de `este' vs `esto' que es claramente expresivo y cuya expresividad se puede identificar como una disociacin emotiva o de actitud. Por ejemplo, si un hablante quiere referirse a una persona que est en su proximidad usar normalmente `este' en lugar de `esto' (a causa de dicha proximidad espaciotemporal). Si, por el contrario, en tales circunstancias, pregunta Quin es esto? este uso de `esto' ser indicativo de su desprecio o rechazo: se estar distanciando emotivamente o por su actitud de la persona a la que se refiera. Esto es slo un ejemplo de un tipo de deixis secundaria. Lo he elegido porque ilustra de un modo totalmente claro (y sin la necesidad de una larga explicacin preliminar de conceptos lingsticos raros o distinciones tcnicas adicionales) lo que quiero decir por el desplazamiento o reinterpretacin de una dimensin espaciotemporal primaria del contexto dectico. Hay al menos una conexin intuitivamente evidente entre la proximidad o lejana fsica y emotiva. Como veremos en el epgrafe siguiente, la deixis secundaria del tipo ilustrado aqu est muy prxima a la modalidad subjetiva. Sin embargo, antes de volver sobre estos y otros temas afines, yo advertira claramente que, la distincin que he establecido aqu entre deixis primaria y secundaria, descansa en la consideracin convencional segn la cual la deixis se ha de definir, primero y principalmente, como un tema de ubicacin espaciotemporal en el contexto del enunciado. Un enfoque alternativo, y acaso defendible, es el de que la egocentricidad del contexto dectico es subjetiva por propia naturaleza: en el sentido en que va a ser explicada la subjetividad en el epgrafe siguiente.
En este ltimo epgrafe del libro quiero tratar conjuntamente, de un modo esquemtico e incluso con cierto dogmatismo, tres conceptos que no han sido relacionados tan estrechamente como se debiera en muchos trabajos recientes de semntica y pragmtica: la modalidad, la subjetividad y la accin locutiva. De hecho, es probablemente cierto decir que, por lo que se refiere a los trabajos escritos en ingls, la gran mayora de ellos estn seriamente viciados, desde un punto de vista terico, porque no conceden la debida importancia a estos tres conceptos y a su interdependencia. Esta inconveniencia se puede atribuir quizs a la tradicin emprica que an lastra pesadamente las principales corrientes americanas y europeas de la filosofa, psicologa, sociologa y, en menor grado, de la lingstica. La revitalizacin del racionalismo cartesiano por parte de Chomsky y otros investigadores durante los ltimos aos no ha hecho nada para remediar los defectos del empirismo al respecto. Tanto el empirismo como el racionalismo cartesiano (en la forma en que se ha revitalizado y reinterpretado), comparten el prejuicio intelectualista de que la lengua es esencialmente un instrumento para expresar el pensamiento proposicional. Este prejuicio es evidente en un amplio nmero de influyentes trabajos que, aunque puedan diferir considerablemente en una gran variedad de conclusiones, coinciden en no prestar atencin en absoluto al componente no proposicional de las lenguas o en no apreciar su importancia. El mismo prejuicio es evidente en los tratamientos lgicos estndar de la modalidad. La nica clase de modalidad reconocida en la lgica modal tradicional es la relacionada con los conceptos de necesidad y posibilidad concernientes a la verdad (o falsedad) de las proposiciones: la modalidad aletutica (`aletutico' deriva de la palabra que en griego significa verdad). Ya hemos considerado la cuestin de la verdad o falsedad necesaria de las proposiciones en distintas ocasiones, y con particular referencia al entraamiento y analiticidad en el captulo 4. En el captulo 6, advertimos que los operadores modales N y M, como el operador de negacin en el clculo de proposiciones, son operadores de funciones de verdad. En este punto, se podra aadir que la necesidad y posibilidad aletuticas se pueden definir por medio de la negacin.
Tomando el ejemplo propuesto en el captulo 6: "Necesariamente, el cielo es azul" es equivalente, desde el punto de vista de la lgica, a "No es posible que el cielo no sea azul" (Np 4 ' M p); y "Posiblemente, el cielo sea azul" es equivalente lgicamente a "No ocurre necesariamente que el cielo no sea azul" (Mp N --- p). Existen otros tipos de necesidad y posibilidad que tienen las mismas propiedades lgicas con respecto a la negacin. La modalidad aletutica, por tanto, como la negacin de proposiciones, es funcin veritativa por definicin. Pero, qu ocurre con la modalidad en el uso ordinario de las lenguas naturales? Consideremos otro de los ejemplos usados en el captulo 6: las oraciones `Puede no venir' y `No puede venir'. Ahora no hay duda de que estas oraciones se usan para afirmar una proposicin negativa modalizada (con negacin externa o interna: o bien M ' p o bien Mp). En este caso tanto la partcula negativa no como el verbo modal `puede' se analizan objetivamente: contribuyen al contenido proposicional de la oracin. Pero en estas oraciones en particular, la modalidad es ms fcil que sea o bien epistmica o bien dentica que no aletutica. Los trminos `epistmico' y `dentico' fueron introducidos, como se recordar, en el captulo 8. Ahora los emplear, sin definicin formal, como se usan en la moderna lgica formal. Si el primer ejemplo oracional recibe una interpretacin epistmica objetiva, su contenido proposicional ser "Segn lo que se sabe, es posible que no venga"; si el segundo recibiese una interpretacin dentica objetiva, su contenido proposicional sera "No se permite que venga". Se advertir que en ambos casos la modalidad se representa como algo que es vlido, realmente, en determinado mundo epistmico o dentico exterior a quien utiliza la oracin en circunstancias determinadas de enunciacin. Esto es lo que quiero decir por objetivacin de la modalidad. Sin embargo, independientemnte de si las oraciones `Puede no venir' y `No puede venir' se analizan epistmica o denticamente, la modalidad asociada a `puede' es posible que sea subjetiva ms que objetiva: es decir, al enunciar estas oraciones el agente locutivo puede estar expresando sus propias creencias y actitudes, y no relatando, como un observador neutral, la existencia de estas o aquellas situaciones. La modalidad subjetiva es mucho ms frecuente que
la objetiva en la mayora de usos ordinarios de la lengua. La modalidad epistmica objetiva en particular es muy rara. Si `Puede no venir' se usa con modalidad epistmica subjetiva significa algo como 'Creo-como-posible que no venga" (donde los trminos unidos por un guin "creo-como-posible" se han de considerar como una unidad). Si ` No puede venir' se utiliza con modalidad dentica subjetiva, significa algo como `Le prohibo que venga". Los trminos `epistmico' y `dentico' se usaron en el captulo 8 en relacin con el concepto de compromiso ilocutivo. En ese punto me expresaba como si las nicas opciones posibles para el agente locutivo fuesen las de compromiso total y rechazo de compromiso. Ahora vemos que esto no es as. Por lo que se refiere a la realizacin de aseveraciones hay varios procedimientos por los que un agente locutivo puede modificar su compromiso epistmico. Puede indicar que su evidencia para lo que afirma es peor de lo que debera serlo; que su compromiso es hipottico, condicional o provisional, y no absoluto; y as sucesivamente. La modalidad epistmica subjetiva no es ms que esto: la modificacin por parte del agente locutivo de su compromiso epistmico. Todas las lenguas naturales habladas proporcionan a sus usuarios los recursos prosdicos: acento y entonacin, con que expresar estos varios tipos diferenciables de compromiso epistmico modificado. Algunas de ellas, pero no todas, los gramaticalizan en la categora del modo; y algunas lenguas como el espaol los lexicalizan o semilexicalizan por medio de verbos modales (`poder', `haber de', etctera), adjetivos modales (`posible', etctera), adverbios modales (`quizs', etctera). La asercin, en el sentido tcnico del trmino, implica un total compromiso epistmico no modificado. Relativamente pocas de nuestras aseveraciones ordinarias tienen este carcter neutral, desapasionado, totalmente no subjetivo. El espaol, sin embargo, nos permite hacer aseveraciones que se pueden clasificar razonablemente como aserciones. Tambin nos permite, como hemos visto, objetivar la modalidad epistmica y la dentica: manifestando mediante proposiciones el contenido de los verbos o adverbios modales y encerrndolo en el dominio del "Yo digo esto" no modificado del agente locutivo. Pero el espaol no es seguramente una lengua del mundo tpica al respecto. Puede ser cierto, como aceptamos en el captulo 8, que todas
las lenguas permitan a sus usuarios hacer aseveraciones de un tipo u otro; pero no todas las lenguas naturales proporcionan a sus usuarios los medios para hacer aserciones no modificadas modalmente. Por ejemplo, hay muchas lenguas amerindias que poseen varios modos no indicativos para distintos tipos de modalidad epistmica; pero no tienen modo indicativo. (Aparte de "cualquier otra consecuencia, esto refuerza las cuestiones sealadas en el captulo 6 sobre la necesidad de distinguir entre `declarativo' e `indicativo'). Tambin merece la pena prestar atencin al hecho de que a menudo es difcil establecer una clara distincin entre tiempo gramatical y modo desde un punto de vista semntico o pragmtico. Incluso en espaol, donde se puede identificar el tiempo como una categora dectica, sin gran dificultad, hay usos de lo que tradicionalmente se define como el tiempo pasado, presente y futuro que tienen que ver ms con la expresin de la modalidad subjetiva que con la deixis primaria. Por ejemplo, cuando el hablante dice Ese ser el cartero es ms probable que est haciendo una aseveracin modificada epistmicamente sobre el presente que una asercin no modificada sobre el futuro. Cuando dice Quera preguntarte si necesitabas hoy el coche, es ms seguro que est haciendo un ruego hipottico o indeciso que no describiendo algn estado de conciencia pasado. Algunos de estos usos modales de los tiempos podran explicarse quizs en trminos de deixis secundaria. Pero, como advert en el epgrafe anterior, a menudo no se puede distinguir entre la deixis secundaria y la modalidad subjetiva. Aunque no entrar en este problema en el libro, tambin quisiera mencionar que, considerado desde un punto de vista muy general, se puede apreciar que el tiempo gramatical en s mismo es fundamentalmente un tema de modalidad. Ahora slo resta hacer explcito el sentido en que estoy usando el trmino `subjetividad' en este epgrafe, no simplemente en relacin con la modalidad, sino de un modo ms general. Cuando hablo de la subjetividad del enunciado, me refiero a la manifestacin de s mismo por parte del agente locutivo en el acto de enunciado y, como reflejo de ello, en la estructura fonolgica, gramatical y lxica de la inscripcin de enunciado. En relacin con el concepto de automanifestacin al que recurro en esta definicin de `subjetividad', se han de poner de relieve dos cuestiones.
Primero, quiero que el trmino 'automanifestacin' se tome en sentido literal. No se ha de entender el yo como algo distinto, lgica y psicolgicamente, de las creencias, actitudes o emociones de lo que es el sitio o ubicacin. Menos an se ha de considerar, como se hace de ordinario en la tradicin intelectualista dominante citada al comienzo de este epgrafe, como la facultad razonadora que opera desapasionadamente sobre las proposiciones almacenadas en la mente o planteadas para juzgar sobre el mundo exterior a partir de la observacin. A lo largo de este libro, y especialmente en la cuarta parte, he estado acentuando la i mportancia del aspecto proposicional del lenguaje. La inadecuacin de la semntica de condiciones de verdad como una teora total, no slo del significado del enunciado, sino tambin del significado de la oracin, se debe, en ltimo extremo, a que se limita al contenido proposicional y le es imposible tratar el fenmeno de la subjetividad. La automanifestacin no se puede reducir a la expresin del conocimiento proposicional y de las creencias. Segundo, el yo que manifiesta el agente locutivo es el resultado de las funciones sociales e interpersonales que ha ejecutado en el pasado, y se manifiesta a s mismo, de un modo socialmente identificable, en la funcin que ejecuta en el contexto de la enunciacin. Tal como seal en el examen de la teora de Austin de los actos de habla, en el captulo 8, los conceptos centrales de autoridad epistmica y dentica tienen una base social. Pero la sociedad se los confiere al individuo; forman parte del yo que el hablante manifiesta siempre que enuncia una oracin en determinado contexto socialmente apropiado. La subjetividad del enunciado no ha sido muy estudiada, al menos en los trminos en que yo la he desarrollado aqu, en la investigacin reciente en ingls. Especialistas franceses y alemanes le han prestado ms atencin, posiblemente porque el mismo concepto de subjetividad ocupa un lugar ms importante en la tradicin filosfica del continente. Sea esto como fuera, estoy convencido de que hay gran parte en la estructura de todas las lenguas que no puede ser explicada sin recurrir a dicha subjetividad, y tambin que, por razones histricas y en ltimo extremo sociales, algunas lenguas estn ms profundamente penetradas de subjetividad que otras, aunque esto es muy discutible. Al final del captulo 7, mencionaba el concepto de
accesibilidad entre mundos posibles. Deca que un hablante ha de referirse necesariamente al mundo que est describiendo desde el punto de vista del mundo en que l est. Precisamente, poda haberle dado la vuelta al enunciado y haber dicho que un hablante ha de referirse al mundo actual o no actual que est describiendo desde el punto de vista del mundo que est en l. Pero, cualquiera que sea la forma como se formulen estas relaciones de accesibilidad, ahora estar claro que se pueden explicar en trminos del enfoque que se ha dado a la indicidad y a la modalidad epistmica subjetiva. No hay motivo para creer que estos conceptos estn ms all del mbito de la formalizacin. De hecho, mi referencia al concepto de accesibilidad, al final del captulo 7 y de nuevo en este punto, pretende sugerir que la semntica de modelos tericos o indicial no se limita necesariamente a la parte de condiciones de verdad del significado lingstico. Podra extenderse, sin duda, hasta abarcar todo lo que se ha examinado en este captulo como parte de la subjetividad del enunciado. Naturalmente, estn los que preferiran designar una extensin como esta como pragmtica y no semntica. Pero no se trata de eso aqu. Como vimos en varias ocasiones, hay maneras muy distintas de establecer estas distinciones terminolgicas.
Resumen
En este ltimo captulo, me he ocupado de tres temas que cualquiera estar de acuerdo en que son cruciales para la elaboracin de una teora del significado de una lengua natural: referencia, deixis y modalidad. Pero lo he hecho, deliberadamente, desde un punto de vista bastante informal: le he concedido un particular relieve a lo que he llamado la subjetividad del enunciado. Los trminos `subjetividad' y `subjetivismo' tienen bastante mala fama en las ciencias sociales. Yo sostengo, sin embargo, que cualquier teora del significado inadecuada para explicar la subjetividad de la referencia, de la deixis y de la modalidad, en el sentido en que se ha explicado la `subjetividad' en este captulo, est condenada a ser estril. Como he indicado aqu, en principio, no parece haber motivo por el que este concepto no pueda ser formalizado.
Bibliografa
Esta bibliografa recoge todos los trabajos a los que se hace referencia en el texto adems de los citados en las Sugerencias para lecturas adicionales. Tambin he incluido un cierto nmero de otros trabajos cuyo contenido se aprecia fcilmente por sus ttulos. [En esta versin, hemos incorporado Gili Gaya (1968), Garca Hoz (1953) y Mora (1855) por exigencias de la adaptacin. En las Sugerencias para lecturas adicionales, por su inters, hemos aadido nicamente Rigau (1981). No se han hecho otras incorporaciones porque, en la reciente versin al castellano del gran manual de semntica de Lyons (1977b), con toda propiedad, se realiz muy bien esta labor. A continuacin de la cita original, cuando sea el caso, se indica la existencia de traduccin castellana. Pero las citas y referencias del libro a cualquier ttulo de esta lista remiten a pginas de la edicin original.]
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