8-Montevideo Los Barrios II
8-Montevideo Los Barrios II
8-Montevideo Los Barrios II
le
despus, los hermanos Luis y An-
tonio Moro fijaron una nueva pa-
rada en Sayago paliando en parte
las deficiencias notorias, en viajes
expresos a Villa Coln practicados
en un carruaje - "taxi".
En su carcter de Rector de la
Universidad, tiempo antes, el Dr.
Eduardo Acevedo habia propuesto
al presidente Batlle y Ordez
instalar una Escuela de Agronomia
para desarrollar la futura capacidad
apropecuaria del pais. El proyec-
to fue acogido favorablemente Y el
15 de stiembre de 1906 un decreto
de.l poder Ejecutivo consagr la
idea del Dr. Acevedo. Las clases
se iniciaron el l' de marzo de 1907
en la antigua quinta de Pereira.
que fuera asiento del laboratorio
agronmico. El actual edificio.
construido en 1909, ocup el terre-
no donde se hallaba la Tablada
Vieja, antes de su traslado.
ltimamente, la profesora Am-
rica Moro ha publicado nostlgicos
recuerdos de su infancia en Saya-
go, transcurridos en parte de los
aos veinte y treinta de este siglo.
PEAROL
En 1751 partia de la ciudad de
Pinerolo, situada al sur de la ciu-
dad piamontesa de Turin, Juan
Bautista Crasa, hijo de un abogado
del lugar. que en nuestro medio
incorporaria como alias el lugar de
su nacimiento, aunque def{)rmado el
voc'ablo por el hablar popular al
espaolizarlo. Un nombre muy co-
nocido mundialmente por la haza-
osa actuacin en los campos de
juego de una de nuestras principa-
les instituciones deportivas.
Los descendientes de Crasa agre-
garon a su apellido el de Pearol,
Pearol: un origen ferroviario.
v uno de ellos. el coronel Crosa
Pearol, particip como soldado en
la cruzada libertadora de 1825, en
Sarand. en Ituzaing y en el Sitio
Grande. como oficial de Oribe.
Gabriel Piedra Cueva, farmacu-
tico de la ciudad de Montevideo en
el periodo hispnico, tenia una
chacra contigua a la de Crasa. Su
viuda, Antonia Maria Prez, cons-
truy all un oratorio bajo la ad-
vocacin de Nuestra Seora de las
Angustias. Dicha capilla, que des-
cribe minuciosamente el Dr. Carlos
Ferrs, fue erigida en Viceparro-
quia de Las Piedras el 12 de fe-
brero de 1784.
Arti gas, durante el primer sitio
de Montevideo, luego de haberse
alojado en el Cord,n pas a Pe-
arol, a la "Chacra de la Botica-
ria", Y alli estableci su -cuartel
general. En el cementerio levanta-
do junto a la capilla y que funcio-
n de 1750 a 1850, haba una l-
pida significativa: la del vecino de
ese lugar, Juan Bautista Crosa, fa-
llecido en 1790.
39
Uno de los grupos de antiguos viviendas poro obreros y empleados,-
construidas en Pearol por la empreso. del ferrocarril Centrol del
Uruguay.
Otro entronque de Pearol con
la historia seala que desde all
se anunci, el 8 de octubre de 1851,
el fin de la Guerra Grande, por
parte del general Justo Jos de
Urquiza.
El censo estadistico de la pobla-
cin que tenia la seccin de Pea-
rol, extendida sobre 18.000 cua-
dras cuadradas, levantado en 1882
por el comisario Primitivo Larrobla,
contiene detalles de inters, entre
ellos la clasificacin de habitUltes
segn su nacionalidad. Importa se-
alar algunas de sus conclusiones:
La poblacin total era de 3.343
vecinos. De ellos, 405 eran propie-
tarios y 357 arrendatarios; 110
alumnos se instruian en escuelas
dd Estado y 61 en escuelas par-
ticulares. Los habitantes se distri-
buian en 1.934 orientales, 1.011 ita-
lianos, 188 espaoles, 132 france-
ses, 52 argentinos, 9 brasileos, 6
ingleses, 4 africanos, 3 portugue-
ses, 2 alemnes y 2 paraguayos.
439 pobladores vivian en construc-
ciones de material; 269 en ranchos
de tierra. En cuanto a sus profesio-
nes u oficios, 389 eran labradores;
326, peones; 65, comerciantes; 40,
zapateros; 23, albailes; 14, mili-
tares; 14, panaderos; 14, carpinte-
ros; 11, herreros; 9, empleados;
R, troperos; 8, carreros; 6, peda-
gogos; 5, barberos; 5, tamberos;
4, sastres; 4, armeros; 4, curtidores
de pieles; 3, plateros; 2, abastecedo-
res; 1, cordonero; 1, molinero. Com-
pletaba la poblacin un solitario
marino.
El lugar ya era conocido COJl el
nombre de Pearol antes de que
el pueblo hubiera aparecido. En
1888 el secretario de la Empresa
del Ferrocarril Central del Uru-
guay reali4 un viaje de inspeccin
a nuestro pais para estudiar algu-
nos problemas urgentes en los que
figuraban la instalacin de los ta-
lleres.
El consejo de Mr. Barker fue
que se trasladaran stos, proviso-
iiamente situados en Bella Vista.
l. un punto cercano a Sayago. Se
eligi entonces un rea ubicada
a 2 km. de esta estacin, enmar-
cada por un tringulo delineado
por las actuales avenida Sayago,
camino Casavalle y camino Edison.
El rea referida abarcaba 17 hec-
treas.
En 1890 la obra estaba cum-
plida; los talleres se habian tras-
ladado a su nueva sede. Pero tras
los talleres VInIerOn sus obreros.
y asi fue como hacia 1898 haba
nacido un ncleo poblado al cual,
con mucho nfasis, se le llam
"Ciudad Ferroviaria" o "La Nueva
Manchester". Ninguna de estas de-
nominaciones tuvo andamiento y
prosper la de Pearol, ms an-
tigua y arraigada.
El 28 de setiembre de 1891 se
funda en el pueblo Pearol el
"Central Uruguay Railway Cricket
Club". El 12 de marzo de 1914,
disidentes de este club, en vista de
su resolucin de no practicar ms
Foot-ball Asociacin resuelven cam-
biar su denominacin por la de
"Club Atltico Pearol" y crear la
bandera de las once estrellas. ste
es el origen del actual nombre de
dicha institucin deportiva. El 22
de enero de 1915 el C.U.R.C.C.
resolvi su disolucin y don sus
bienes al Hospital Britnico.
Segn Orestes Arajo, el grupo
poblado de Pearel, hacia 1912,
exceda de 3.000 habitantes.
En una documentada crnica so-
bre su evolucin, ha dicho el poeta
Carlos Emilio Tacconi que "al ca-
mino de barro sucedi la carboni-
lla, ms tarde el macadam, y pos-
teriormente el adoquinado y en l-
timo trmino el hormign. Donde
antes se hundan hasta el eje los
carros del molino con sus cargas
de harina -teniendo que sacarlas
con dos yuntas de bueyes- ahora
se podra practicar el deporte del
patin."
Seala asimismo que de la fecun-
da siembra de la escuela N" 166,
hoy llamada con justicia Mara
Vittori, egresaron figuras sealadas
de la poltica y la literatura, como
Andrs Martnez Trueba y Ovidio
Fernndez Ros. y del deporte, co-
mo el tres veces campen olimpico
y mundial, Jos Nasazzi.
y agrega este rasgo que evoca
con orgullo: "a Pearol le otorga-
ron el privilegio de lucir en sus
calles el patronmico de poetas ilus-
tres: como Shakespeare, MUton,
Camoens, Schiller, Goethe, Dante
Alighieri, Petrarca, Terencio, La-
m!irtine, x:,eine, Lope de Vega,
Becquer ...
En la actualidad el barrio Pea-
rol se halla en la zona compren-
dida entre las calles Lincoln, Schi-
ller, Avda. Sayago y Avda. Pea-
rol. Esta ltima separa el ncleo
poblado de los talleres e instala-
ciones complementarias. Las casas
de los obreros y las de los em-
pleados estn separadas, a su vez,
por un espacio que la empresa
don al municipio de Montevdeo,
en 1918, para que ste construyera
una plaza pblica. El Centro Arte-
sano tiene su sede en el mismo lu-
gar de origen.
Pearol est habitado por gente
trabajadora vinculada a los trans-
portes y maquinarias ferroviarias
de A.F.E. Esto no obsta para que
su fisonoma se integre con otras
actividades y que su historial ha-
ya prohijado empresas deportivas
tales como las que dieron origen
al epnimo club de ftbol.
PUEBLO CONCILlACION
Entre Sayago y Coln, don Agus-
tin Vera inicia en enero de 1889
la marcha hacia el futuro del pue.-
blo Conciliacin. Su nombre res-
pondia al clima que dominaba por
entonces la conciencia nacional.
Habia sido derrocado el gobierno
del teniente coronel Mximo San-
tos --cuya antigua posesin se en-
cuentra en la Avda. de las Instruc-
ciones al 1063, hoy sede del Centro
de Estudios de Ciencias Naturales
y "Museo Oliveras"- y las calles
del recin surgido centro poblado
iban a llevar, precisamente, el
nombre de los ciudadanos que in-
PUNTERO IZQUIERDO
Vos sabs las que se arman en
cualquier cancha ms all de Pro
pios. Y si no acordate del campito
del Astral, donde mataron a la
vieja Ulpiana. Los uos que es
tuvo hinchndola desde el alam-
brado y, la fatalidad, justo esta
tarde no pudo disparar por la
ua encarnada. Y si no acordate
de aquella canchita de mala muer
te, creo que la de 1'orriceUi,
donde le movieron el esqueleto
al pobre Cabeza, un negro de
mano armada, puro pamento, que
ese da le dio la loca de escupir
cuando ellos pasaban con la ban-
dera. Y si no acordate de los
menores de la Cuchilla Grande,
que mandaron al nosocomio al
back derecho del Catamurca, y
todo porque le habian hecho al
capitn de ellos la mejor jugada
recia de la tarde. No es que me
arrepienta, sabs? de estar aqui
en el hospital, se lo pods decir
con todas las letras a la barra del
Wilson. Pero para poder jugar
ms all de Propios hay que te
nerlas bien puestas. D qu te
parece haber ganado aquella final
contra el Corrales, jugando nada
menos que nueve contra once?,.'
En "Molllevideal)os" (1954)
por MARIO BENEDE-TTJ
41
UNIDAD CASAVALLE
tervinieron en el movimiento po-
Iitico que termin con la dictadu-
ra de aqul.
La superficie del pueblo consta-
ba de 44 manzanas, extendidas so-
bre la antigua chacra de Grajales.
En enero de 1889 apareci en
el diario montevideano "El Ferro-
Carril" este pintoresco aviso, que
daba el tenor exacto del naci-
miento de un nuevo pueblo:
"Felipe D. Segundo, por cuenta
de la S. A. Paz y Trabajo empe-
El Miguelete ha crecido y las
aguas estn cerca de las puertas
de las casas del sector ms bajo
de la Unidad Casavalle, un ncleo
de viviendas de emergencia en los
suburbios montevideanos. Una mulo
titud de nios descalzos salta en
los charcos. En el interior de las
216 viviendas de la zona, 2.200 pero
sanas viven en condiciones infra
humanas, con techos que se llue
ven, obras sanitarias en estado de
ficiente, cloacas descubiertas. ( ... )
La Unidad Casavalle no es un can
tegril ni siquiera un rancherio.
A lo sumo es un barrio de emer
gencia, edificado por el Municipio.
adjudicado a gente humilde y aban
donado luego a su propia suerte.
Pero en el mejor de los casos sir
ve de ejemplo de este pais que se
ve reducido a una condicin de
miseria y abandono, sin culpa al.
guna, sin haber hecho mritos para
que la sociedad se olvidara de ella.
Hace diez aos un periodista ima
42
zar el domingo 20 de enero la ven-
ta de solares en el nuevo pueblo
Conciliacin.
A tales efectos saldr un tren
expreso de 2 coches de primera
clase y ocho de segunda para con-
ducir gratis a la concurrencia.
Banda de msica, asado con cue-
ro, dos vaquillonas, cohetes vola-
dores, cerveza y habanos para ob-
sequiar a la concurrencia.
i En las puertas de la ciudad, en
la estacin Sayago!
ginativo y con sentido del humor
estableci un paralelo entre Punta
del Este y su Cantegril, parque
privado, a pocos quilmetros de la
pennsula, con bosques cuidados,
calles bituminadas y casas lujosas
y los otros suburbios, los montevi.
deanos, con su cinturn de miseria,
sus ranchos de lata, el hambre de
varios das,' el fro, la falta de
ropas y la escasez de alimentos.
Desde entonces "cantegril" es algo
ms que un nombre forneo y
sajn de un lujo ms en un pas
de subdesarrollo. Es el nombre con
que, por un eufemismo no despro.
visto de crueldad, el uruguayo de
signa lo que los brasileos llaman
"favela", en los pases de habla
francesa "6idonvlle", en Buenos
Aires "Villas Miseria". En todos
lados se repite la irona.
MANUEL MARTNEZ CARRIL
En revista "Reporter"
i En la antigua chacra de Gra-
jales!
El tren expreso pasar en fren-
te al pueblo.
No olvidarse que antes de 6 me-
ses tendremos el tranva a Coln,
proyectado por el Dr. Reus, y apro-
bado ya, que pasara por la puerta,
habindose ya empezado el em-
pedrado.
A 15 minutos de la Plaza In-
dependencia!
Venderemos por 10 que den.
Tendremos por 50 a 60 pesos,
en mensualidades, un solar para
una quintta; hasta para los em-
pleados pblicos."
Alrededor del nudo ferroviaro
y de los talleres; atando con sus
caminos las verdes parcelas de las
huertas; enseando los avances de
la urbanizacin que se instala en la
zona; exhibiendo los jardines flo-
ridos de los pequeos propietarios
que compraron su casita con he-
roico tesn; levantando aqu y all
las grandes plantas industriales.
esta zona tiene el doble signo de
la ciudad fabril y el campo se-
reno. En sU sntesis se esconde
toda una parbola de progreso.
PUEBLO ABAYUBA
Sobre la orilla izquierda del arro-
yo de Las Piedras y slo separa-
do por el puente Sals de la hoy
ciudad de La Paz, del departamen-
to de Canelones, se encuentra el
pueblo Abayub, llamado as en
homenaje al cacique charra, so-
brino de Zapicn, que sucumbi
en 1574, en lucha con las fUrzas
del capitn Juan de Garay.
Fue mensurado y dividido por el
ingeniero Emilio Du Pr. Las v ~
tas de terrenos organizadas por
Marcelino Santurio y Florencia
Escard fueron anunciadas por la
prensa en idiomas espaol, alemn,
ingls, italiano, portugus y en len-
gua vasca.
El acto de fundacin, al que
concurrieron unas dos mil perso-
nas, tuvo lugar el 5 de octubre de
1873. Este fragmento de una cr-
nica de dicha inauguraCin revela
grficamente una imagen del am-
biente en el que se realizaban en
el Montevideo de aquellos tiempos:
"El pueblo estaba embanderado
y sus calles perfectamente deli-
neadas y amojonadas.
La concurrencia se dirigi a la
mesa preparada al efecto donde
haba magnficas cajas preparadas
para obsequiar a las damas, y ver-
genza nos da el decirlo! como
lobos hambrientos mientras tena
lugar la ceremonia, parte del pue-
blo habia atropellado la autoridad
y la mesa, rompiendo y robando
vasos,' botellas, cuchillos, etc.
Sin embargo la concurrencia pu-
do gustar el sabroso asado con
cuero, gozar de la msica, corrida
de sortija, etc.
Tambin se vendieron 32 solares
en $ 5.400, regresando la concurren-
ca alegre y satsfecha a las 5,
no sin presenciar un lance desa-
gradable."
La resea de los festejos finali-
zaba con esta aspiracin del cro-
nista:
"Que se repitan!
Pero que no se repitan los bala-
zos, las pualadas y los botella-
zos." Que tambin los hubo.
El auge de La Paz ha postergado
siempre el desarrollo de Abayub,
cuyos moradores se dedicaron en
general a las tareas agrcolas.
EL CENTRO
Inicialmente las "casas de la
Compaa"; dos cuerpos dobles de
viviendas en block, cuarenta y dos
unidades, de blancos muros a la
cal, para hogar de los primeros em
pleados y obreros. A la rez y en
predio independiente -y portones
adentro- las enjardinadas residen
cias para jerarcas, confortables y
luminosas, con paredes de l d r i l l ~
a la vista; es decir, a la vista mien
tras la hiedra trepadora no escalara
altura, porque ms rpido de lo
que se esperaba comenz a cubrir
las de verde oscuro, dndoles un
tono de austeridad claustral, que
impona el signo ceudo de la
distancia.
Con el tiempo l rio cmo, poco
a poco, iban delinendose calles,
rellenndose zanjones, desaparecien
do lagunas. l oy el estampido
de los cohetes en domingos de re
mates. Y oy los comentarios de
las ventas de solares. Y cmo ca
braba popularidad la palabra 'cuo
ta". Y vio cmo cunda el sentido
de la propiedad. Y cmo el marti.
llo golpeaba sobre el cabezal de
los mojones. Y cmo el alambre
cumpla sus funciones demarcato
rias, dando trabajo a escribanos v
agrimensores. Y cmo la piedra ;.
el ladrillo, la cal y el cinc, SI'
asociaban en las manos del hombre
para tranformarse en ril"iendas.
Modestas, sencillas, rsticas a !:eces,
a imagen )' semejanza de sus ha
bitantes.
ARTESANO
l vio, a la hora "del pito" del
taller, cmo crecan y crecan las
columnas de artesanos de dril azul,
que franqueaban el portn y col
gaban su nmero en el "chapero"
para iniciar la jornada.
y se familiariz con el rechinar
de locomotoras y t'agones y con
ruidos ensordecedores de sierras
y martinetes, y mil herramientas
en accin, que de lunes a sbado
atronaban el espacio.
l vio cmo se fincaban los
obreros ferroviarios, de origen it
lico muchos de ellos, cuando no
de las tierras de Rosala de Castro.
y cmo le brotaban los almcigos
y le crecan las lechugas y le flo.
recan los durazneros y los rosales.
y cmo el partal se transformaba
en comedor de t'erano, al aire
libre.
l t-io aumentar el nmero de
casas y comercios, luego el nme
ro de manzanas edificadas y ms
luego el nmero de familias y, fi.
nalmente, la realidad de hoy: una
densa poblacin, de rida propia,
carcter propio, identidad propia,
ya con aire cosmopolita de ciudad,
alineada en la erolucin de todas
las conquistas de la cil'ilizacin ).
el confort.
Emiliu r l o ~ TACCONI
en suplementu dominical
d., "El Da" . 6/XIl/1970.
43
UN DIALOGO SECULAR
ENTRE VIDES
Y EUCALIPTOS
VILLA COLON
Villa Coln fue fundada con un
designio deliberado. No naci de
a poco, alrededor de un cruce de
caminos, de una capilla o de una
pulperia, sino por acto consciente
de la voluntad humana.
Hacia fines de 1868 la sociedad
Cornelio Guerra Hermanos y Ca.,
decidi erigir una villa de recreo,
a orillas del arroyo Pantanoso,
para solaz de la poblacin mon-
tevideana. Adquiri entonces 423
cuadras cuadradas y fraccin a
11 km. de la Capital. Estos cam-
pos, que pertenecian a varios pro-
pietarios, formaban parte de una
chacra que a mediados del siglo
XVIII haba sido donada por el
gobierno espaol a Toms Aquino
y su mujer Maria Garcia.
Toda la zona estaba asentada
en una fraccin mucho ms exten-
sa, que Gervasio Antonio Posa-
das haba donado en 1814 al ge-
neral Francisco Xavier de Viana
Cuando los accionistas de la so-
ciedad trabajaban en rueda amistosa
el futuro nombre qUe llevaria la
villa, se habia abierto camino el de
una ciudad estadounidense. Pero
"Chicago", que era la denomina-
cin escogida, no satisfacia a doa
Ins Botet de Romero, quien pro-
puso la de Coln. Y Coln fue
aceptada, con todo el peso de su-
gerencias y evocaciones que en-
traaba la sonora y sencilla pa-
labra.
Los actuales agentes de publici-
dad sonreirn compadecidos al leer
los grandilocuentes anuncios del
remate de terrenos. El anuncio
aparecido el l' de diciembre de
1872, decia:
"MADERO, PERDRIEL Y. CIA.
44
j La llegada del Mesias! j El Re-
mate deseado!
En venta por fin y despus de
cuatro aos. Los preciosos terrenos
de Villa Coln.
El punto ms elevado de la Re-
pblica Oriental. Al nivel del Ce-
nito. Poco menos que el Cerro.
Suele verse la Colonia.
20 lotes nicamente en venta!
j20 lotes!"
Ese mismo ao, en el mes de
agosto, fue decretada la creacin
del Pueblo Ferrocarril, contiguo a
la estacin ferrocarrilera de Villa
Coln.
Los cuatro aos transcurridos
entre 1868 y 1872 no fueron vanos.
A lo largo de los mismos, con in-
teligencia y visin admirables, el
agrimensor francs D. P. D'Albe-
nas que nos dejara el plano de la
ciudad de Montevideo y sus alre-
dedores de 1867, traz amplisimas
calles (25 metros para Isabel l'
Y 17 las otras), deline el arbo-
lado de las aceras y plazas, pro-
yect majestuosas y nobles porta-
das para ornar las cuatro aceras
principales. Todo estaba listo, pues.
Faltaban los pobladores. Y stos
naturalmente, llegaron.
La casi totalidad de las tierras
pertenecientes a los hermanos Adol-
fo, Alejandro y Comelio Guerra
eran propiedad en el momento de
su adquisicin por aqullos, de don
Perfecto Giot. En el intervalo
1868-1872 este incansable pionero
tuvo a su cargo, con la colabora-
cin de Jean Pierre Serrs, la plan-
tacin de un milln de eucaliptos,
de araucarias, aromos, acacias, ca-
suarinas y pinos, culminando as
los proyectos que habia iniciado en
sus propias tierras. Pronto se le-
vant la verde insurgencia de los
rboles, que daban gracia al pai-
saje y embalsamaban el ambiente
con intensos aromas.
Tras los eucaliptos y las anchas
avenidas, y detrs de las pilastras
de entrada a la futura Villa, fue-
ron surgiendo las casas.
El pueblo "de recreo" estaba en
marcha. Los cuatro chalets primi-
tivos construidos por los hermanos
Guerra pronto tuvieron la compa-
ia de hermosas residencias.
La sociedad de Lezica, Lans y
Fynn, fundada en 1866 con el fin
de proveer de aguas corrientes a
Montevideo, adquiri en 1873 las
acciones de los hermanos Guerra
v dot a la villa de un afirmado
vial magnifico. El Sr. Ambrosio
Lezica coste de su peculio la ma-
Gran portn de trabajadas formas, vivo testimonio del trabajo artesnnal de artistas anOOlmos, de la que
fuera residencia veraniega de la Flia. Idiarte Borda. Enmarcndolo, dos ~ o u m n s dobles de material.
cadanizacn de la avenida Isabel
1'. que luego con justicia. llev su
nombre.
y tras todo andaba la mano dili-
gente del Sr. Giot. Establecido des-
de mediados del siglo XIX en el
lugar, poseia en su cabaa "Los
Rambouillets". ovinos. equinos y
vacunos de las mejores razas euro-
peas, amn de un selecto jal'din
zoolgico y botnico. En entrega
anterior referimos que don Per-
fecto Giot trajo los primeros car-
neros y ovejas Rambouillet que
llegaron a nuestro pais. Estos
ejemplares fueron la base de su
establecimiento pecuario en Paso
del Molino.
Frente a su chalet, Giot levant
un hotel e instal un tranva que
unia a ste con la Estacin. Y
cuando despus de 1875 se rema-
taron las posesiones de Ambrosio
Plcido Lezica. Anacarsis Lans y
Enrique Fynn, gran parte de ellas
volvieron nuevamente a su pro-
piedad.
45
Detalle de la plaza de Coln y del monumento al espaol Federico
Vidiella, pionero de las industrias vitivincolas de la zona sur de la
Repblica. En 1883, ms que sexagenario, presidi la primera Fiesta
de la Vendimia, celebrada en su granja de Villa Coln.
Coln, con los aos, vio florecer
otra gracia bblica, en la hermo-
sura de sus paisajes.
Don Francisco Vidiella, un es-
forzado espaol que entre 1873
y 1875 haba estudado la indus-
tria vincola en Espaa, Portugal
y a orillas del Rhin, volvi al Uru-
guay a emprender una gran aven-
tura industrial.
Trajo consigo sarmientos ,de mu-
~ o s tipos que plant en su granja
de Coln hasta que, tras mltiples
ensayos y fracasos, logr en 1883
una cepa resistente, adaptada a
nuestras condiciones climticas.
Planta entonces ocho mil vides
del tipo que lleva su nombre, con
caracteres semejantes a las de la
Folle Naire y obtiene un triunfo
resonante.
El 25 de febrero de 1883 se ce-
lebr la primera fiesta de la Ven-
dimia. La granja de Vidiella era
la reina de la ocasin. Y tanto se
reconoci el esfuerzo pionero de
este empeoso vitivinicultor que
el gobierno del Gral. Tajes le otor-
g, para que lo compartiera con
Pascual Harriague, otro adelanta-
do del Salto, un premio especial.
Desde el 22 de marzo de 1891
un monumento de Juan Luis y .!\"i-
canal' Blanes. honra perpetuamen-
te su memoria en la plaza prin-
cipal de la Villa.
Tras la huella de Vidiella vinie-
ron cientos de granjeros visiona-
rios a la regin. A fines del siglo
XIX, en 1898, don Juan Bautista
Passadol'e se establece en el lu-
gar y hoy, una floreciente y pres-
tigiosaPodega, recoge y engran-
dece l antepasada tradicin.
Si bien el auge veraniego de
Coln se ha clausurado. mantie-
46
ne sus caracteristicas de retirada
calma y sano sentido localista que
se traduce en obras en que la colec-
tividad abastece sus necesidades e
inquietudes.
La congregaclOn Salesiana inau-
gur el 2 de febrero de 1877 la
capilla y el colegio que la Iglesia
Catlica del Uruguay habia reci-
bido de la Sociedad Annima Le-
-----------------------------------------
zica, Lans y Fynn. Esta institu-
cin de enseanza que fue deno-
minada Pio IX en homenaje al
Papa reinante en aquella poca,
tiene en los anales pedaggicos
uruguayos una esclarecida historia.
Dotada en 1882 de un obser-
vatorio meteorolgico que fue se-
guido por un Observatorio Magn-
tico y Sismico y luego por uno
Astronmico, prest valiosos servi-
cios al pas y a los navegantes del
ro de la Plata. El nombre de su
primer Director, el presbitero Luis
Lasagna, quien tambin fund en
1878 un colegio para nias en Vi-
lla Coln, es recordado con respeto.
En 1914 se funda en Coln el
Centro Nacional de Aviacin Civil,
en el que se formaron destacados
pilotos compatriotas. Dos aos an-
tes, siguiendo la huella de don Do-
mingo Moro, quien hacia 1888 ini-
ci con un carruaje los servicios
de locomocin de la villa, haban
llegado los coches de La Comercial
hasta las propias puertas del Co-
legio Pio.
i y cuntas cosas ms vienen en
las memorias de la Villa: las can-
teras de piedra de Juan Leniz, la
estacin ferroviaria inaugurada en
1869, la escuela de 2
9
grado N' 50,
fundada como escuela rural N 1
en marzo de 1873 que se conoci
con el nombre de "Bonilla", la de
primer grado NQ 38, fundada en
1911 y cuya primera directora fue
la seorita Ana N. Falco. la Ban-
da Popular de Perosi y Pavanello.
el Tea Garden (Jardn de t) Co-
ln, los bulliciosos corsos de Car-
naval. las fiestas de la Vendimia!
Hacia 1922, Coln era la sede
estival de muchas familias monte-
videanas, entre ellas, las de Idiar-
te Borda. Perey. Arrarte. Monte-
verde, Young, Ameglio, Mailhos,
Blinzon, Raz, Castellanos, Puja-
das, Castells, Ferriolo, Romero y
Ferrando.
Csar de lava en sus evocacio-
nes de Villa Coln ha brindado su
emocionado homenaje a centros de
enseanza en los que se educaron
muchos habitantes de Melilla, del
Pantanoso y de la zona del Mer-
cado Nacional de Haciendas (la Ta-
blada), que como se ha dicho
"constituye el foco comercial ms
importante del pais": los llamados
por la voz del pueblo, colegios de
la Srta. Carolina Bera-ldo, de la
Srta. Maria Caviglia y de Doa
Asuncin.
En la actualidad, el ejemplar
estadio cerrado del C. A. Olimpia,
que del barrio Guruy lleg a Co-
ln en 1934, es la ms importante
obra, aunque no la definitiva, que
consagra el impulso progresista de
los habitantes de esta bella zona
montevideana.
MELlLLA
La zona de Melilla tom su nom-
bre de uno de los primeros pobla-
dores de Montevideo, Juan Delga-
do Melilla, oriundo de las islas
Canarias.
Un expediente qUe consultamos
en el que fuera archivo de la
Escribana de Gobierno y Hacien-
da, iniciado con motivo de la
medicin y amojonamiento de la
Estancia de la Caballada del Rey.
"comprendida ntre los arroyos
Pantanoso, Piedras y la mar con
la Barra de Santa Lucia", alu-
de a la estanzuela de la Sra Ma-
riscala Da. Maria Francisa de
Alzybar, de una suerte de estan-
cia, que fuera adquirida a los he-
rederos de Juan de Melilla en
1774. En utros documentos apa-
rece su nombre completo.
Dos prestigiosos establecimien-
tos pecuarios ocuparon predios en
esta extensa regin montevideana,
a fines del siglo pasado y parte del
actual: uno fue la estancia "Santa
Mara", fundada por el brigadier
general don Manuel Ol'ibe en los
albores de nuestra independencia.
Uno de sus descendientes, el Sr.
Flix Buxareo Oribe, al heredarla,
le imprimi a la cabaa un ritmo
progresista incorporando planteles
de raza Durham, cuyos ma-gnificos
exponentes fueron los primeros en
ser inscriptos en el H. B. U.
Situada al final del Camino de
la Redencin, fue luego propiedad
de la firma Taranco y Cia. S. A.,
que conserv, restaurada, la casa
habitacin del que fuera 2' Jefe
de los Treinta y Tres.
Otro establecimiento de renom-
bre, fue el del escritor Carlos Rey-
les, quien poseia una cabaa con-
siderada entre las mejores del pais.
especializada en cria ele caballos
de carrera. Los aficionados del turf
recordarn a Imperio, que en 1895,
no tena rivales en el Ro de la
Plata.
Hoy la agricultura -con esca-
sas excepciones como La Tablada
que fuera trasladada desde Saya-
'go ha sustituido en la zona
estas actividades. Por aqu se ex-
tiende el triunfo rotundo del vi-
edo. Con sus frentes tostadas por
el sol, con sU aspecto que irradia
salud, serenidad y optimismo, ape-
gdos a la tierra y a la tradicin.
multitud de hombres, mujeres y
nios de Melilla, muestran al pais.
que tambin por la va de la agri-
cultura puede llegarse a la {'OH-
quista del progreso.
4/
AL OESTE
DE MONTEVIDEO
LA BARRA DE
SANTA LUCIA (PUEBLO
SANTIAGO VAZQUEZ)
El 13 de diciembre -da de
Santa Luca- de 1607, llegaba a
la barra del ro que lleva hoy ese
nombre, el gobernador Hernando
Aras de Saavedra. Este activo
criollo, uno de los grandes pione-
ros del progreso en el siglo XVII,
le escrib al rey Felipe m de
Espaa al ao siguiente una car-
ta, en la que ponderaba las exce-
lencias de estas tierras donde, ade-
ms deca: "Hall all algunas ca-
noas de los naturales de aquella
costa: y en suma me parece uno
de los mejores puertos y de mejo-
res cualidades que debe haber des-
cubierto, porqUe adems de lo di-
cho, tiene mucha lea ... "
Esta afirmacin de Hernanda-
ras que encomia las calidades por-
tuarias de la Barra de Santa Lu-
ca se ve robustecida por el testi-
monio del viajero francs Luis de
Bougainville que 160 aos despus,
en 1767, afirm: "Con todo trabajo
y a muy poco coste se hara en el
ro Santa Luca uno de los ms
hermosos puertos del mundo".
Ambas opiniones tuvieron mucho
predicamento en los siglos XVII
y gran parte del XVIII. No se
pensaba entoces en calados mayo-
res y se tena el preconcepto de
que los estuarios o ras favorecan
el establecimiento de puertos. El
tiempo se encarg de desmentir este
aserto.
En cuanto a los bosques del
Santa Luca, leadores de barcos
surtos en la baha de Montevideo
abatan sus rboles, como asimis-
mo se servan de ellos los vecinos
de Montevideo para atender las
48
crecientes demandas de combus-
tible.
Csar Miranda afirma que una
guardia portuguesa, establecida en
una pequea casa de pedra, dio
nombre al lugar. Nuestras inves-
tigaciones nos han puesto en co-
nocimiento que en diciembre de
1765 fue establecida una guardia
espaola en la boca del Santa Lu-
ca, en la margen derecha, en tie-
rras de Francisco Alzybar, en-
frente a la que haba colocado en
la otra banda el gobernador de
Montevideo, para evitar se descar-
garan en el paraje efectos de con-
trabando con destino a la Colonia
del Sacramento.
El nombre del paraje debe ori-
ginarse, pues, en los tiempos his-
pnicos.
Luego llegaron pobladores a es-
tablecerse sobre la margen izquier-
da del rio, sobre un albardn gra-
nitico de la cuchilla de Pereyra.
En. febrero de 1878 comienzan
a funcionar los Corrales de Abasto
de Santa Luca, que acrecentaron
el valor demogrfico de la zona.
Luego se impuso la urbanizacin
del poblado, que ingresara a la no-
menclatura con el nombre de "La
Guardia", y luego se conociera con
el de "Barra de Santa Lucia" v
desde julio de 1912, con la deno-
minacin de pueblo "Santiago Vz-
quez". con el que se honra la me-
moria del que fuera constituyente
de 1830 y luego ministro de Estado.
En su exposicin de motivos para
el proyecto de ley respectivo, de-
ca el entonces diputado por Mon-
tevideo Alberto Zorrilla que la edi-
ficacin de la calle principal, a
mediados de ese ao, era de mate-
rial en su mayor parte "con algu-
nos edificios de estilo moderno".
Se encontraban instaladas all la
escuela pblica NV 15, oficinas del
orden administrativo, judicial y mu-
nicipal y se estimaba que la pobla-
cin seguira en aumento a conse-
cuencia de las grandes obras a efec-
tuarse con motvo del puente que
unira a esta zona con el departa-
mento de San Jos.
Este ncleo de poblacin esta-
ba ligado con Montevideo por el
la Barra de Santa Luca. El desarrollo progresivo de Montevideo alter su fislTlCl de un tiempo sin
prisa (principios del siglo XX), que quedara as aprisionada por el ojo de la cmara.
Ferrocarril del Norte, que tenia
su terminal precisamente all, y por
carretera macadanizada y con San
Jos, por intermedio de una balsa
que operaba en muelle de material.
Era asiento de dos importantes
fuentes de trabajo: el matadero y
la arenera que abastecia a la edi-
ficacin de Montevideo. Segn
Orestes Arajo, se calculaba en
600 el nmero de sus habitantes.
La belleza del lugar dio motivo
posteriormente a la plantacin y
delineacin de un parque. que lle-
va el nombre de "Tercera Rep-
blica Espaola", al acondiciona-
miento de una pista de regatas y
de un excelente embarcadero de
yates.
La importancia de lasvias de
comunicacin terrestre con el H
49
Hasta aqu lleg Hernandarias a fines de 1607. Hoy, la Barra de Santa Luca es un espejo de aguas,
donde se mecen serenamente numerosas embarcaciones de recreo.
toral del ro Uruguay y el oeste
del pas determnaron que en 1906
se resolvera la construccin de un
puente en el Camno Nacional, en
el denomnado "Paso de la Bal-
sa". Tres aos ms tarde, en ju-
lio de 1909. se libraba al trnsto
50
pblico una de las ms importan-
tes obras de ingeniera de Amrica
del Sur de la poca, totalmente
construida bajo la direccin de
tcnicos nacionales.
El puente giratorio de Santa Lu-
ca. al inaugurarse. tena 338 mts.
de largo, y se hallaba a 15 mts. de
altura sobre el lecho del ro, que
tiene, trmino medio, 2 metros de
profundidad.
Los tramos metlicos del puente
se adquirieron en las usinas nor-
teamericanas "United States Steel
Products Export Company" y el to-
tal del dinero invertido paracons-
truirlo e instalarlo, ascendi a la
hoy muy modesta suma de
$ 220.927,99.
El 28 de noviembre de 1909 el
presidente Dr. Claudia Williman y
el ministro de Hacienda Dr. BIas
Vidal lo inauguraron solemnemen-
te ante un pblico de 3.000 per-
sonas.
En la actualidad en la Barra de
Santa Lucia, una de las puertas
de entrada al departamento de
Montevideo, se ha creado un acti-
vo centro de trnsito determinado
por las rutas 1 y 3. El ritmo agi-
tado del trnsito tiene tambin su
contrapartida en el reposo: un be-
llo parque y un espejo de aguas
sereno que el sol de la tarde hiere
vividamente.
EL PARQUE TOMKiNSON
En 1828 lleg a nuestro pais el
sbdito britnico Toms Tomkin-
son. De modesto empleado de co-
mercio asciende a comerciante, im-
portador, saladerista y banquero.
Integr, en su pais de adopcin,
numerosos organismos pblicos y
privados: fUe arrendatario de la
Empresa de Gas, presidente del
Banco Comercial, durante casi una
dcada, y form parte, asimismo,
del pl'imer directorio del Ferroca-
rril Central del Uruguay.
Uno de los aspectos ms intere-
santes de su labor creadora, 'vincu-
lado a la formacin paisajstica de
los alrededores de Montevideo, es-
t concretado en el parque fores-
tal "La Selva". Este esfableci-
miento, prximo al Paso de la Are-
na est situado sobre el Pantano-
so. Su frente da al antiguo Ca-
mino de las Tres Esquinas, hoy
llamado Camino Tomkinson.
Dicho parque, situado a 15 km.
de Montevideo, fue convertido en
1936 en un lugar pblico. Sus am-
plias avenidas de palmas, eucalip-
tos, pinos, abetos, casuarinas y
otras variedades botnicas consti-
tuyen un rincn de singular belle-
za, no conocido an suficiente-
mente por los montevideanos que
salen a los alrededores de la ciu-
dad en bsqueda de descanso y
aires puros.
Tomkinson plantaba y cuidaba
sus rboles personalmente. Uno
de los ensayos de aclimatacin ms
felices, llevado a cabo por l, fue
el del Eucaliptus Globulus (Euca-
lipto criollo) cuyas simientes fue
ron traidas en 1852 del Jardin
Botnico del Cabo de Buena Espe-
ranza, frica. Como se sabe, el
eucalipto es originario de Austra-
lia, pero en frica del Sur, donde
se ha adaptado muy bien, tiene con-
diciones climticas semejantes a las
nuestras.
Cuatro aos antes que en la Ar-
gentina, se hizo esta experiencia en
el Uruguay. Hoy, en la Av. Bus-
chental del Prado, los centenarios
eucaliptos alli plantados proclaman
a los vientos que en 1852 transcu-
rria su infancia en una almaci-
guera de "La Selva" de Tom-
kinson.
EL PARQUE LECOCQ
Cuando hoy contemplamos la re-
lativa libertad de los animales alo-
jados en el parque Lecocq, una se-
de menos carcelaria del zoolgico
celular de la Avda. Rivera, tal vez
ignoramos que en esos mismos
campos se extenda el estableci-
miento de un prominente urugua-
yo, Jefe Politico de Montevideo en
1855, legislador, ministro, avezado
comerciante y miembro activo de
la Orden Masnica en la Repbli-
ca: Francisco Lecocq, hijo del bri-
gadier de los ejrcitos espaoles
Ing. Bernardo Lecocq.
En sus tierras del Paso de la
Arena, Lecocq realiz importantes
experiencias sobre ganaderia y agri-
cultura. Sus trabajos sobre arbo-
ricultura -plant muchos eucalip-
tos y acacias de Australia-, viti-
cultura y sericultura (cria del gu-
sano de seda) revelaron las inquie-
tudes deunespiritu siempre abier-
to a las innovaciones y al progreso.
A Lecocq se le debe asimismo la
introduccin en marzo de 1861 de
los llamados s u n ~ o s tipos de la
cabra de Angora, ya que los pri-
meros los introdujo en Soriano,
Manuel Chopitea, segn lo afirma
MarianoB. Berro.
Las cabras de Angora importa-
das por Lecocq, provenian de Per-
sia (Asia) y por va de Constan-
tinopla e Inglaterra habian llega-
do al Cabo de Buena Esperanza de
donde fueron embarcadas con des
tino a Montevideo. Con su pelo
largo y finsimo se fabricaba la
seda llamada Mohair.
Su mayor intervencin en pro
del desarrollo del Uruguay fue su
descubrimiento del procedimiento
de la aplicacin del fro para la
conservacin de las carnes. Con su
compatriota Federico Nin y Reyes,
impuso sus ideas y proyectos, en
Paris, al ingeniero francs Carlos
Teller, inventor del fria indus-
trial, y desde ese momento puede
decirse que naci la industria fri-
gorfica. El primer ensayo fue
efectuado en 1868 a bordo del va-
por "The City of Rio de J aneiro".
51
BARRIOS RESIDENCIALES
MALVIN: UN ESCENARIO
VIYAL EN AUGE
Igual que Buceo, Malvin fue
zona de saladeros. Precisamente
su denominacin proviene, por de-
formacin, del segundo nombre de
Juan Balbn Gonzlez de Vallejo,
quien tena su establecimiento en
dicho paraje.
Juan Balbn de Vallejo, que as
se firmaba, fue tambin cabildan-
te y hacendado. En 1792 adquiri
tres suertes de estancia sobre el
ro Sals Grande y la Sierra de
Pan de Azcar. Tuvo destacada ac-
tuacincon su compaa en la re-
conquista de Buenos Aires y en la
defensa de Montevideo contra el
invasor ingls, e integr la Junta
Montevideana de Gobierno de
1808.
Besnes Irigoyen ejecut su re-
trato a pluma. Cuando en 1841 sus
herederos ponen en venta su sala-
dero y su chacra del Buceo, sta
tena una superficie de "37 cua-
dras cuadradas con arroyo y pozos
o manantiales permanentes".
En la zona tambin fue lev:an
c
tado durante el perodo hispnico,
el saladero de Magarios, ubicado
en las actuales calles Asamblea y
Dalmiro Costa, segn el Dr. Luis
Bonavita.
El mismo autor, en una docu-
mentada pgina sobre los salade-
ros de Montevideo, afirma que el
espaol Jos Gestal, casado con
Juana Gonzlez Vallejo, fue sala-
derista en este paraje a fines del
siglo XVIII y principios del XIX.
Su esposa adquiri a los sucesores
de Solsona la chacra donde le-
vantara en 1841 su establecimien-
to, que tenia veinticuatro cuadras
de superficie, y lindaba al Norte
con zanja de Juan Mara Prez, al
52
Noroeste y al Sur con el vendedor
y al Suroeste con el arroyo Malvn,
por el medio con la chacra de los
herederos de Juan Balbin Vallejo.
En este saladero, ubicado en la ca-
lle Tarariras, entre Godoy y Espue-
litas, segn el citado historiador,
estuvo instalado durante la Gue-
rra Grande, el Juzgado de Crimen,
a cargo del escribano Luis B. Cavia.
Jos Gestal, natural de Galicia,
vino a nuestro pais por primera vez
en 1787 y se dedic a la actividad
comercial e industrial.
Segn lo manifestado, con or-
gullo por sus trabajos, fue el pri-
mero en introducir en los puertos
de Espaa, en un buque propio,
el pabelln de la Repblica Orien-
tal del Uruguay. El gobierno es-
paol, en una audiencia regia, lo
distingui con la Cruz de Carlos III.
Tuvo una casa de consignacio-
nes en Montevideo y otra en Bue-
nos Aires, varios barcos y propie-
dades, hasta que una quiebra en
1839, lo dej completamente arrui-
nado.
Luego de una larga enfermedad.
falleci a los 84 aos en 'mayo
de 1861. Slo nueve personas for-
maron su cortejo fnebre, entre
los cuales, cuatro eran sus deudos.
En una barranca de la playa
Malvn, en tierras que arrend
primero a los religiosos francisca-
nos del Convento de San Bernar-
dino de Montevideo, y que com-
pr ms tarde, en tiempos de la
Repblica, levant Juan Mara
Prez un molino de agua, hacia
1840, con cimientos de piedras y
paredes de ladrillos.
Su biografa trazada por Isidoro
de Mara, el Dr. Jos Ma. Fernn-
dez Saldaa, y la profesora Mara
Julia Ardao, permite esquematizar
algunos rasgos de su sngular per-
sonalidad. Habia nacido en 1790
en su casa solar del arroyo Seco,
a la cual ya nos referimos. Se
gradu de bachiller licenciado y
doctor en la Facultad de Sagrada
Teologa, en 1810, en la Universi-
dad de San Francisco Javier en
Chuquisaca, en el Alto Per; par-
ticip en la revolucin oriental de
1811, actuando en los dos sitios que
sufri la plaza; fue miembro de la
Asamblea Constituyente de 1828 y
del Tribunal del Consulado de Co-
mercio ei1 ese mismo ao; ministro
La Rambla de Malvn en la dcada de los aos 20 de este siglo.
de Hacienda del presidente Rive-
ra (1831), legislador por Montevi-
deo y por ltimo Ministro de
cienda en el gobierno de Oribe
(1835 -1837). Excepcional hombre
de empresa y poseedor de una de
las fortunas ms grandes del pas,
tuvo numerosos establecimientos
de estancia, dos saladeros -uno
en Punta de Yeguas y otro en Pe-
dras Blancas, conocido ms tarde
por Legrs-, barracas, pulperas,
panaderas, tahonas y hornos de
ladrillos. Sus fincas urbanas alcan-
zaban a ochenta en el ao 1836.
Levant en 1842 su gran residen-
cia en las actuales calles de Sa-
randi y Juncal, que subsistiera has-
ta hace pocos aos. Tuvo una pe-
quea flota de barcos de grande
y pequeo porte, algunos de su
propiedad y otros contratados, que
llegaban hasta Santa Cruz de Te-
nerife. y Cdiz, en desempeo de
sus actividades de exportacin e
importacin. Concibi varios planes
de colonizacin que permitieron el
acrecentamiento de la poblacin de
la Repblica con agricultores y ar-
tesanos, y trajo millares de fami-
lias de las Islas Canarias, cuyo pri-
mer contingente lleg en 1837.
Juan Mara Prez falleci ya
ciego el 17 de noviembre de 1847
en su molino de Malvn, pero ste
no .interrumpi sus moliendas.
Hasta all llegaba a principios de
siglo a pintar paisajes de los al-
rededores con Milo Berreta y otros
pintores jvenes el Dr. Pedro Fi-
gari, segn lo refiere el critico de
arte e historiador Jos Pedro
Argul.
La reconstruccin del Molino de
Prez, .a cargo del Municipio de
Montevideo y la direccin de Ho-
racio Arredondo, dio comienzo en
1958. Con motivo del desarrollo de
Los Pocitos como zona balnearia.
hubo de trasladarse el trabajo de
los lavaderos a los desiertos cam-
pos d Malvn. All frente a la
Punta, hoy llamada Descanso, en
1896, Francisco Piria fund el ba-
rrio Lavaderos del Este, destinado
a este gremio.
Aos despus, hacia 1911, el Dr.
Arturo Lussich, conjuntamente con
los "doctores Rosell y Carrau, cons.-
truye junto al mar un sanatorio
para pacientes de enfermedades
seas, que tuvo corta duracin.
Hacia 1917 queda habilitada la
primera va de acceso que tuvo Mal-
vn, la calle 18 de Diciembre. Po-
co despus se abre la Rambla :Y' es
asfaltada!fl calle Orinoco.
Llega tambn el tranva y la
Los mdanos y zan-
jonesvan.desapareciendo al abrir-
se nuevas< calles. En 1918, el Dr.
JuloGuani, que fuera Presidente
de. la Suprema Corte de Justicia
por ms d
r
veinte aos, pasa a ra-
dcarseen la zona. En la dcada
del veinte veranean en lagosta
lIlalvinense .. grandes>fguras popu-
lares del Ro de la Plata: Gar-
del, LeguSanio, Francisco Canaro,
Francisco Mascho ... Llegan tal!l-
bin vareadores de caballos y los
infaltables bohemios de la costa.
Hoy Malvin, que conforma una
extensa zona qlle se conoe por
53
Pescadores y curios,os, frente al mar, en la playa de Malvin.
MalvinNorte Viejo y Nuevo, cons-
tituye una de las zonas residencia-
les ms cotizadas del Montevideo.
actual. Su progreso edilicio se ha
gestado en gran parte al amparo
de privilegios crediticios otorgados
a empleados de bancos, militares,
funcionarios del Palacio Legislati-
vo y de las Cajas de Jubilaciones:
El mlino hidrulico de Juan Ma-
ra Prez, en Malvn, luego de su
restauracin.
tambin entre otros, por comercian-
tes prsperos, en pocas de auge,
que levantaron elegantes y aun
suntuosas construcciones en el hoy
hermoso barrio.
Una de sus plazas honra al ilus-
tre msico deSolis de Mataojo,
Eduardo Fabini, .Cltra,a los Olm-
picos. Dos altas torres/proclaman
un intento. frustrado de aerocarril.
CARRASCO:
BARRIO-JARDIN DE
VERTIGINqSO DESARROLLO
Entre los primeros pobladores
de Montevideo al su
fundacin, figuraba Sebastirl/ Ca-
rrasco, natural de Buenos Aires, de
44 aos de edad,
paia de Caballos 'Corazas del ca-
pitrl Jos de .Echauri.
En el reparto de tierras. le co-
rrespondi una chacra .330.\7l.-
ras sobre el Miguelete y una estan-:
cia de 3.000 varas de frente y una
legua y media. de fondo sobre el
arroyo que ms tarde lleval'a su
nombre.
Sebastirl Carrasco tiene, fuera
de su funcin denominadora de una
zona montevideana, una impor-
tante vinculacin con 10 mejor de
la historia oriental: fue to abuelo
del prcer Jos Artigas.
Ms de un siglo despus --en
1834- el Gobierno de la Repbli-
ca vende estas tierras, en mayor
superficie, a Juan Maria Prez,
quien adquiere la extensin que
va desde el Rincn del Buceo,. pa-
sando por la Chacarita de los Pa-
dres, al rincn de Carrasco. Al fa-
llecimiento de Juan. Maria Prez
y de su esposa, estas tierras se di-
vidieron entre sus herederos, las
familias de Prez Butler, Ordeig
Prez, Surez Prez y
leta Prez.
Luego .. de. muchos aos de ser
un airlplio erial, la zona es tocada
por la inspiracin genial de un
precursor.
En el ao 1907 el Dr. Alfredo
Arocena adquiere a los herederos
de doa Rosa Prez de Ordeig el
"tringulo" hoy comprendido en-
tre las calles San Nicols, Bolivia
(entonces Camino de la Cruz) y
el Ro de la Plata.
La zona era de indudable belle-
za, pero estaba llena de rocas. Fue
as que Arocena hubo de apelar a
don Jos Ordeig para que le ven-
diera la fraccin traslindera de 300
rnts. sobre la playa y con 1.700 de
fondo, para lograr una hermosa
cinta de arena, apta para zona de
baos. Y en 1912 se constituye la
Animada estampa en la esquina de la Avda. Arocena y calle Dr. Alejandro Schroeder, de Carrasco. En sus
cercanas, un horizonte de aguas y doradas arenas.
El Gran Hotel Carrasco inaugurado oficialmente en 1921.
S. A. Balneario Carrasco, cuyos
administradores eran el Dr. Alfre-
do Arocena, D. Jos Ordeig y D.
Esteban Elena Comenz; entonces
la venta de soiares a los primeros
pobladores. La localidad se llama-
ra Via del Mar. Pero el nombre,
semejante al balneario chileno ho-
mnimo, no prosper.
Quien proyect el plano urbanS!-
tico inicial del balneario fue el
destacado' arquitecto paisajista
francs Carlos Thays, a quien se
le encomend el trazado de 10 que
se queria resultara una "ciudad
jardn". Thays trajo como colabora-
dor a Le Bars, un jardinero nota-
ble de la poca.
56
Hacia entonces era dificil llegar
a Carrasco. Cuando llovia se for-
maban grandes fangales. En los
vastos pajonales que lo rodeaban
vivan alimaas y patos salvajes.
Hubo que acarrear arena, en
vagonetas, de los mdanos inme-
diatos, borrndolos as de' la faz
del paisaje, hasta los baados, pa-
ra cegarlos y darles un piso' firme.
Desde las canteras situadas a
8 kms..del futuro balneario se
traian miles de toneladas de pie-
dra para los afirmados y las
construcciones.
A su vez se comenzaban a ex-
cavar los cimientos de la media
docena de chalets con que la em-
presa iniciaba su plan de VIVIen-
das y se plantaban miles de rbo-
les, con acelerado ritmo.
El Dr. Arocena y el Sr. Elena
estaban muchas veces junto a los
obreros, dando consejos, estimu-
lando, vigilando la constrl'.ccin de
plazoletas, canteros y calfes.
Una de las tipicas obras de arte
que decoran el mbito del Hotel
Casino Carrasco.
Mientras en otros lugares de la ciudad, la gente nace, muere, ama,
se enfrenta, se divierte o se angustia, el clima recoleto de esta avenida
de Carrasco revive el espritu de un tiempo sin urgencias.
Segn su bigrafo Arturo Sca-
rone, el Dr. Alfredo Arocena fue
director y abogado de varias insti-
tuciones bancarias, comerciales e
industriales, miembro de la Con-
vencin Nacional Constituyente
(1916 - 1917), Y tuvo participacin
importante en varias iniciativas Y
obras de progreso, entre ellas la
de la electrificacin de los tran-
vas de Montevideo. Esteban A.
Elena fue gerente de la empresa
del "Tranva al Paso del Molino
y Cerro" Y luego presidi la Com-
paa "La Transatlntica" const-
tuida con la refundicin en ella de
las lneas de tranvas del Paso del
Molino y Oriental; presidi asimis-
mo el Directorio de los "Ferroca-
rriles y Tranvas del Estado" Y
fue miembro del directoro del Te-
lgrafo Oriental (1905 - 1907). En-
tre otros importantes cargos, que
desempe, fue presidente del Ban-
co Hipotecario del Uruguay y del
Frigorfico Nacional, senador y
Ministro de Ganadera y Agricul-
tura.
Por el ao 1912, el nico alber-
gue existente en Carrasco era un
rancho con muros de pedra y te-
cho de cinc, que se levantaba en
la avenida principal a unos cientos
de metros de "Los Portones", por-
tada monumental de entrada al
balneario por la actual avenida Aro-
cena, proyectada por los arquitec-
tos Aubriot y Lerena Juanic.
Dos aos despus, las obras prin-
cipales quedaban finalizadas. Pero
la Guerra Mundial detiene por cua-
tro aos el nacimiento del balnea-
rio. Hay que esperar su fin para
que las obras surjan, pujantes, en
busca del futuro.
Todas las obras de urbanizacin
y forestacin, todas las avenidas y
los jardines, todo el futuro pulso
del balneario dependian de la ms
noble de las visceras tursticas: un
gran Hotel. Se contruy asi, dentro
del balneario, la Sociedad Hotel
Casino Carrasco, cuyo Presidente
fue el Sr. Esteban Elena, acompa-
ndolo los Dres. Pedro J. Martino
y Prudencio de Pena y los seores
Arturo Heber Jackson y Belisario
S. Garcia.
Este gran hotel, de proporciones
majestuosas y seguro porte, fue
encargado al ingeniero campatrio-
ta Flix Elena, que proyect una
obra que, en su gnero, seria la
mayor del pais y una de las ms
importantes de Amrica del Sur.
La piedra fundamental fue colo-
cada en 1915. Sin embargo su cons-
truccin fue lenta: hubo que espe-
['al' los fines del ao 1920 para
que terminara el amueblado y alha-
jamiento de la hermosa obra. El
4 de febrero de 1921 se inauguraba
oficialmente.
En derredor del eje central del
hotel se constelan las construccio-
57
nes de los primeros chalets: los de
Manuel Acosta y Lara, Dr. Carlos
Butler, Dr. Pedro Aguerre, Andrs
Mendizbal, Alberto Heber Uriarte,
Dr. J. Pou y Orflla, Ing. Federico
E. Capurro. Dr. Horacio Garca
Lagos, Dr. Alfredo Arocena, Dr.
Alberto Turenne, Jos Mara Ro-
drguez Sosa, Sra. Maria Bonilla
de Martinez.
El Dr. Arocena, preocupado por
dar realce esttico al balneario,
adquiere en Europa valiosos calcos,
directos de sus orginales, ejecuta-
dos en mrmol de Carrara, de be-
llas y expresivas esculturas: La
Vendimia, Descanso, Una Espina,
El Sueo, Meditacin, Triunfo, El
Viga.
Crece as, velozmente, la zona
que se urbaniz y valoriz con ma-
yor intensidad entre todos los bal-
nearios montevideanos.
Aos despus, el traspaso del
Balneario Carrasco a la Intenden-
cia de Montevideo fue un verdade-
ro regalo disimulado bajo el ropaje
de una operacin comercial pues el
importe recibido por la Sociedad
fundadora fue de slo $ 170.000.00.
Por tal precio se entregaron al
Municipio, en poca del Inten-
dente Sr. Santiago Rivas, los si-
guientes bienes: l' El edificio del
Hotel Carrasco, con toda su alba-
ilera y carpintera terminadas,
obra en la que se haban invertido
$ 295.000.
2' El terreno de su emplaza-
miento, que a los' precios de esa
poca alcanzaba a los $ 100.000.
3 112.000 m
2
de tierras donadas
para hacer en ellas un parque p-
blico, los que no costarian, en aquel
tiempo, menos de $ 300.000.
4 El traspaso gratuito a favor
del Municipio de la concesin por
58
35 aos de los juegos de azar que
le habia sido otorgado a la socie-
dad, de acuerdo con la ley de 1910.
Si bien las obras edilicias del
hombre son mportantes en Ca-
rrasco, ms importante es la ade!-
cuacin que el hombre hizo de la
naturaleza, creando un paisaje fo-
restal, profundo, lleno de sosiego
y grandeza.
Por eso deoemos enumerar rpi-
damente la iglesia Stella Maris,
naugurada como capilla en 1918,
los sucesivos asientos del Carrasco
Polo Club, las canchas de tenis de
Carrasco, y el Tajamar, con toda
una tradicin de hermosas y me-
morables fiestas.
Debe destacarse en los alrededo-
res de Carrasco, inscripto en el
mismo estilo de paz y gracia fo-
restal, el parque Gral. Fructuoso
Rivera, que en los domingos so-
leados de las cuatro estaciones con-
cita un pblico devoto del aire li-
bre y la sombra fresca. El parque
RiVera, llamado anteriormente Du-
randeau, fue construido por el re-
sidente francs Pierre Durandeau
(1844-1927), en terrenos anterior-
mente anegadizos. Este parque, de
una superficie aproximada de 40
hs., llamado primeramente por su
creador "Ville Augustine", tena
miles de eucaliptos, sombreadas
avenidas y un bien delineado lago
para albergar aves acuticas. En
1929 fue vendido al Municipio ca-
pitalino.
En la periferia de la zona se
halla el Museo de antiguos medios
de transporte, y los relojes, cajas
de msica, piezas de porcelana,
armas, muebles y objetos artisticos
que coleccion el industrial Fer-
nando Garci y qUe hoy posee la
Intendencia de Montevideo a ori-
llas del arroyo Carrasco.
Prolongando el ocano forestal
que domina en Carrasco se encuen-
tra el parque Gral. Lavalleja Y.
ya en Canelones, el espacioso
parque Franklin D. Roosevelt. Ha-
ciendo pareja con el Hotel Carras-
co, pero ya en otro estilo y con
otra funcionalidad, se eleva la mo-
le del ex Hotel Miramar, que de
fracasado centro turstico pas a
albergar la escuela de nurses Dr.
Carlos Nery y en la actualidad,
la escuela naval.
En el presente, Carrasco, bro-
tado como un smbolo de tesn e
idealismos humanos sobre una tie-
rra llena de baados, que tena, no
obstante, una costa hermossima, es
un ejemplo de urbanismo, un rin-
cn lleno de aire potico y asiento
de la poblacin ms aristocrtica
de Montevideo.
No es ya balneario de auge
veraniego que creci metericamen-
te. Es una zona residencial estable,
con sus instituciones de enseanza.
sus cotizadas casas comerciales, su
poblacin permanente.
Hay un distole y sistole de au-
tomviles que parten por las ma-
anas y retornan al atardecer. Son
los jefes de familias -muchos de
ellos directores de empresas, ha-
cendados, profesionales- que van
y vuelven y que descansan en sus
suntuosas residencias los fines de
semana. Pero, por lo general, las
familias quedan, disfrutan de la
dorada sonrisa veraniega del rio
de la Plata, gozan de la verde in-
timidad de las avenidas y de jar-
dines armoniosamente trazados. que
en parte, como se ha dicho. "pro-
claman el auge de los capitales du
e
rante la guerra de Corea".
CONCLUSIONES
Al cierre de, este trabajo, pro-
longado en dos entregas de NUES-
TRA TIERRA, comprobamos que
apenas hemos delineado,. a travs
de algunos ejemplos, un tema tan
amplio como es el de reflejar. los
orgenes y desarrollo, los rasgos
esenciales del" ser y del quehacer
de. los princpales barros.. monte-
videanos
Con nitidez se percibe la caren-
cia de informacin sobre las zonas
de los desamparados "cantegriles'f
montevideanos, de los quedescono-
cemos estudios realizados en pro-
fundidad, individualmente y en con-
jUnto.
Por .la dura limtacin de espacio
no sealamos como hubiera sido de
nuestro inters, 'las necesidades, las
situaciones sociales, espirituales,
econqmicas, culturales, las carencias
de ciertas obras pblicas de cada
barrio, en la actualidad.
Hemos .puesto el acento, .. en el
ejemplo de algunos pioneros, en
mrito a lo escasamente conocidas,
de su obra o.personalidades. Hom-
bres que fueron .. de. avanzada, mo-
destos algunos, otros, que sin dejar
de lado su afn de. lucro,.. igual-
mente transformaron la regin que
habitaban, impulsando su desarrollo
y preparando los caminos del fu-
turo. Son dignos de evocacin aque-
llosque legaron a la comunidad
el esfuerzo de toda una vida y de
la accin filantrpica en obras des-
tinadas a la asistencia pblica, de
los que son ejemplos cabales Ale-
jandro Beisso, Gustavo Saint Bois
y el Dr. Alejandro GallinaL
Creemos que deben jugar un pa-
pelms visible lasComsiones de
Fomento vecinales, que muchas ve-
ces en silencio, sacrificada y empe-
samente, logran lo que no se ob-
tiene oficialmente.
Quizs as pueda obtenerse ...el
traslado a zonas rurales del depar-
tamento, del Establecimiento Pe-
nitenciario y del Hospital Vilarde-
b, a via de ejemplo, que constitu-
yen no slo una dramtica presen-
cia sino que impiden el mayor desa-
rrollo de sus respectivas zonas. Es
necesario que se reconquisten para
el servicio activo de la cultura po-
pular, como ya dijimos, escenarios
inactivos como el del teatro de
verano de Capurro; que se aumente
largamente el caudal bibliogrfico
de las bibliotecas municipales de
los barrios montevideanos, para
que no se detengan o se pierdan
definitivamente sus programas de
promocin comunitaria; que se di-
namicen zonas detenidas, envejeci-
das, emprendiendo la transforma-
cin de sus medios fisicos sin es-
catimar recursos ni esfuerzos, en
proyectos como el recientemente
propuesto y aprobado de utilizar
la estacin Goes, cerrada y con-
vertida en depsito' de chatarra,
para terminal de mnibus interde-
partamentales de corta distancia.
En la medida en que se planifi-
quen y adopten realizaciones ms
dinmicas de las aspiraciones de
estas comisiones de fomento -com-
plementarias de las grandes obras
de inters departamental- conci-
liando propsitos de vecinos y de
gobernantes, se lograrn, sin duda,
ms amplios y justos objetivos so-
ciales. En ese empeo no debe estar
ausente la prensa, la radio y la
televisin montevideanas, aplicadas
en campaas de difusin e impulso
de una accin constructiva, que po-
dra prosperar a expensas de la
alienacin de noticias y de al-
gunos programas de mal gusto.
59
BIBLIOGRAFIA
ANALES DE LA
SECUNDARIA _ Tomo IV, entre-
ga agosto-setiembre de 1939-
La Villa de la Unin.
DE MARA, Isidoro - Montevideo
Antiguo. Tradiciones y Recuer-
dos, tomos I y n, 1957.
FOURCADE, Pedro G. - Barrio
Flores, 1944.
HENRY PATRICK (Francisco Pi-
ria) - Las impresiones de un
viajero en un pas de llorones,
1880.
LA VOZ DEL CORDN -
dico dirigido por Walter Pernas,
1934-1965.
LERENA, Andrs - Estudio legal
de las propiedades ce.rcanas a la
Baha de Montevideo, practicado
por el doctor ... , 1918.
LERENA ACEVEDO DE BLIXEN,
Josefina - Novecientos, 1967.
M. FERDINAND PONTAC (Dr.
Luis Bonavita) - Aguafuertes
de la Restauracin, 1941; Cofre
Bruido. Evocaciones de la Res-
tauracin, 1962.
MAGGI, Carlos - gardel, onetti y
algo ms, 1967.
MARTORELLI, Horacio - La so-
ciedad Urbana, Nuestra Tierra,
14, 1969.
MXIMO TORRES (Carlos Mxi-
mo Maeso) - Divagando, 1895.
MNDEZ VIVES, Enrique - La
Gente y las Cosas en el Uruguay
de 1830, 1967.
MORO, Amrica - Sayago en mi
infancia, 1970.
60
MONTERO BUSTAMANTE, Ral
- Homenaje a ... Seleccin de.
sus Escritos Literarios e Hist-
ricos, 1955. El Banco Comercial
y la poca de Reus, 1966.
MURAS, O.; Y LVAREZ R. -
rea metropolitana de Montevi-
deo, en Revista de la Facultad
de Arquitectura N9 6, 1965.
PAMPN, Ramn Ricardo - His-
toria de la Escuela de 2' Grado
N' 48 "Austria", 1961.
PAPINI, Guzmn - Reflejos de
una armadura, 1938.
PARADELA, Emilio Ramn - "Un
Vintn P'al Judas". Contribucin
al Folklore de Montevideo, 1955.
PATRN, Juan Carlos - Goes y
el viejo caf Vaccaro, 1968.
PEREIRA, Antonio N. - Recuer.
dos de mi tiempo, 1891; Cosas
de antao. Bocetos, Perfiles y
Tradiciones interesantes y popu-
lares, 1893; Nuevas Cosas de
Antao ... , 1898; Novsimas y l-
timas cosas de antao... , 1899.
PREZ MONTERO, Carlos - La
calle del 18 de Julio (1719-1875).
Antecedentes para la historia de
la Ciudad Nueva. (Apartado de
la Revista del Instituto Histrico
y Geogrfico del Uruguay, tomos
XVI y XVII), 1942; Proceso evo-
lutivo de la poblacin de Mon-
tevideo durante el siglo XV111,
en El Primer Observatorio de
Montevideo, 1955; Los Aledaos
de Montevideo 1811, en la Re
volucin de 1811 en la Banda
Oriental, 1962.
PIRIA, Francisco - Un pueblo que
re, 1886.
PLCIDO, Antonio D. - Carna
val Evocacin de. Montevideo
en la Historia y la Tradicin, 1966.
RAMA, ngel - La belle poque,
Enciclopedia Uruguaya, N9 28,
1966.
REVISTA DE LA FACULTAD DE
ARQUITECTURA, N' 4 - El
Barrio Pearol _ Viviendas de
Rossell y Rius en el Reducto,
1963.
ROS, Francisco J. - Pleito Poci.
tos. Su historia y el Dictamen
Profesional que a pedido d'e los
propietarios demandados, produjo
el Agrimensor ... , 1923.
ROSSI, Rmulo F. - Recuerdos y
crnicas de antao, tomos I, n.
In y IV, 1922, 1924, 1926 y 1929.
ROSSI, Vicente - Cosas de neo
gros, 1958.
SCALDAFERRO, Walter - La
Aguada y SU Historia Evoca
cin al lugar donde naci nuestra
patria, 1967.
SIENRA, Rafael - Llagas socia
les. La calle Santa Teresa, 1896.
VIDART ,Daniel - El gran Mon
tevideo, Enciclopedia Uruguaya
N9 58, 1969.
VILLA COLN EN EL CINCUEN
TENARIO DE SU FUNDACIN,
1872-1922, 1922.
VILLA DE LA UNIN - Contri
bucin al Estudio de su Historia
_ Tomo I, 1937.
VISCA, Carlos - Emilio Reus y
su poca, 1963.