Leonora Djamen: La Operación Masotta de Carlos Correas
Leonora Djamen: La Operación Masotta de Carlos Correas
Leonora Djamen: La Operación Masotta de Carlos Correas
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Diario de una traicin: La operacin Masotta de Carlos Correas
Leonora Djament
Universidad de Buenos Aires
Luego de haber trabajado con los ensayos y el lugar que ocupa en el
mundo intelectual argentino un personaje complejo, resistido y ledo de
manera sesgada como Hctor A. Murena, las pginas que siguen son una
primersima aproximacin a otra figura densa del campo cultural
argentino: Carlos Correas. Este ensayista, filsofo y narrador, al igual que
Murena, encarna la figura del outsider, del intelectual olvidado, del
personaje oscuro. Sin embargo, no se trata de hacer un culto a la figura
de autor, por supuesto, sino de observar a travs de ciertos intelectuales el
resto del mapa cultural local. En general, la mayora de los intelectuales
suelen ser ledos como aglutinadores de corrientes de pensamientos o
grupos intelectuales; y ledos de ese modo solo sirven para constatar esas
homogeneidades (Sur vs. Contorno, por ejemplo). Hay otros intelectuales
que no se dejan leer y agrupar tan fcilmente, y que permiten ver las
grietas que ya estaban en ese campo cultural, las lneas de fuga. Ese es el
caso de Correas. Sus textos, y este que nos ocupa en particular,
escenifican una serie de tensiones del campo cultural argentino de
manera rotunda y provocativa, que obligan a revisar tanto las condiciones
de posibilidad de esa enunciacin como los modos de otorgar legibilidad
de esos textos.
El libro de Carlos Correas La operacin Masotta. Cuando la muerte
tambin fracasa (publicado originalmente en 1991 y reeditado en 2007)
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puede ser ledo como la historia de un amor o, mejor an, la historia de
una traicin. Dentro del ya clebre tro intelectual que formaban Juan
Jos Sebreli, Carlos Correas y Oscar Masotta en la dcada del 50,
Masotta y Correas tenan una relacin particularmente estrecha. ()
Hasta hoy mi otro sos vos, escribe en una carta Masotta a Correas. As
era; as es; ramos cnyuges, relata Correas (Correas, 2007:56). E insiste:
yo no creo, s que Masotta es mi hombre (Correas, 2007:16). Correas
se senta absolutamente seducido por Masotta. El resto de la historia es
ms o menos conocida: Masotta, ya entrada la dcada del 60, se distancia
de Correas y de sus amigos de juventud, se distancia de su sartrismo
originario, por medio del estructuralismo, pasa por el Instituto Di Tella,
hasta llegar finalmente al psicoanlisis, en donde se construye como el
primer lector de Lacan en la Argentina y su ms potente difusor.
Es as que esta es la historia de una traicin. Lo que molesta
profunda, visceralmente a Correas es que con el correr de los aos
Masotta haya elegido y se haya rodeado de todo lo que haban detestado
en los aos 50. La audiencia que escucha a Masotta como docente a
partir de los aos 60, por ejemplo, estaba repleta de jvenes semilogos
formados en la investigacin por Eliseo Vern, en palabras del propio
Masotta. A lo que Correas comenta:
Frases como esta pertenecen a un gnero ya entonces tradicional
que nos haca carcajear, desfachatados a Masotta y a m en la
dcada del 50. Como en nuestra veintena ramos jvenes, los
dems jvenes nos resultaban cmicos. Si adems eran jvenes
semilogos (o semiticos o socilogos o notarios o
herboristas o rugbiers) la comicidad se multiplicaba. Y qu, si
adems estaban formados en la investigacin! Y por el formador
Eliseo Vern! () Esos jvenes semilogos eran ahora sus
alumnos. (2007: 128-129).
Eso es, entonces, lo que se vive como una traicin. O, para ser ms
precisos, como una doble traicin: Oscar Masotta deja la filosofa
sartreana compartida, abandona la complicidad compartida, pero
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tambin cambia de amistades y, as, deja al sujeto Carlos Correas, deja a
su mujer.
Y digo mujer no solo por los comentarios recin citados de Correas,
sino porque el propio Correas describe en este libro diferentes recursos,
diferentes operaciones, a partir de las cuales los miembros del tro se
pensaban a s mismos y se inventaban como jvenes intelectuales
argentinos. Uno de estos recursos era el recurso de la femineidad:
Masotta, una mujer imposible; Sebreli, como incluso actualmente, una
mujer cmica; yo, una mujer abandonada (Correas, 2007:21). Es as
como Correas va construyendo a lo largo de La operacin Masotta esta
primera persona que habla, que rememora en tanto mujer abandonada,
abandonada por Masotta, a causa de sus nuevos intereses intelectuales,
nuevas corrientes de pensamiento, nuevos amigos, nuevas mujeres. Una
mujer abandonada, de nuevo, en un doble sentido: abandonada por el
sujeto que se ama y abandonada por s misma (Carlos Correas es un
sujeto abandonado, que se abandona a s mismo).
De modo que, en tanto sujeto abandonado, sujeto traicionado, este
libro propone ser ledo, ms que como una biografa de Masotta o una
autobiografa de Correas, como un ajuste de cuentas. Correas cita a
Beatriz Sarlo y su clebre anotacin: todo Contorno es un ajuste de
cuentas; a lo cual Correas precisa: el todo es exorbitante, pero s,
predominaba el ajuste de cuentas. Y este carece an de final. Los ajustes
de cuenta poseen, ellos tambin, su cuota de inmortal dialctica
(Correas, 2007: 52-53). As, la historia intelectual argentina es entendida
como un ajuste de cuentas dialctico: la revista Contorno ajusta cuentas
con la generacin del 25, Masotta ajusta cuentas con David Vias en los
50 a propsito de las primeras novelas de Vias, Correas piensa la dcada
del 60 como ajuste de cuentas y crtica de los aos 50. Y, claro, este libro
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es un ajuste de cuentas del propio Correas con el que fue su entraable
amigo, un ajuste de cuentas post mrtem
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Ahora bien, este ajuste de cuentas tiene dos zonas, por los menos,
que habra que sealar. La primera es el tono de resentimiento o
venganza que le imprime al libro. La otra es una concepcin especfica de
la verdad. Hay confianza en la posibilidad de decir algn tipo de verdad.
Tanto es as que Correas aclara que el ttulo Operacin Masotta no refiere
a Rodolfo Walsh sino a Dashiell Hammet (escritor traducido al castellano
por el propio Correas), en donde caso recuerda Correas se vuelve
sinnimo de trabajo, asunto, operacin. Operacin Masotta,
entonces, es tambin un ensayo detectivesco, en donde se intentar
develar una verdad: la verdad de una vida (la de Oscar Masotta, la de l
mismo) pero tambin lo que va a revelar este libro es la verdad de una
traicin, y por eso la pesquisa.
.
Efectivamente, hay en La operacin Masotta la confianza en la
existencia de una verdad de la historia, de las personas, y que esa
verdad puede ser dicha de alguna manera. Pero nunca de forma
completa, afirmativa, directa sino siempre de manera sesgada. Correas
recuerda la sonrisa socarrona de Masotta que [le] vena de costado
cuando caminaban juntos en las noches porteas; Como yo tambin
sonrea, pienso ahora que el sesgo de las sonrisas deba ser en aquel
entonces el rgano a travs del cual percibamos el mundo para nosotros:
una vida y una obra oblicuas, configuracin prolongada en larva que
muere de consuncin sin poder declarar su verdad, pero su verdad de
mero sesgo (Correas, 2007: 11). Sonrisa sesgada, entonces, que se vuelve
modo de percibir la realidad.
Esa verdad, esto que puede ser contado sobre una vida, sobre una
amistad, es, adems, lo que se escamotea habitualmente en los discursos
intelectuales; es lo que nadie dice o nadie se anima a decir. De ah, este
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Recordar que esta generacin del 50 se (auto)denomin denuncialistas,
parricididas. Habra que leer en serie esta jerga beligerante que impera en estos jvenes:
denuncia, traicin, parricidio, ajuste de cuentas Correas se va a mantener dentro de
este tono y esta concepcin del debate.
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inters de Correas por fijarse en pequeas ancdotas, comentarios
menores, en lo que no merece atencin. Me ha facilitado en este libro
reducir al mnimo lo meramente plausible y aprehender lo quizs a lo
sumo ms implausible (Correas, 2007: 16). Para lo plausible estn los
otros, los discursos oficiales, los elogios institucionales, a la moda, felices.
Correas atender lo abyecto, lo bajo, lo menor, lo que nadie atiende, lo
que a nadie le importa. Lo implausible, forzando el diccionario, ser lo
que no merece aplauso, pero tambin lo no admisible.
Lo implausible, entonces, va a ser mostrado a travs de la narracin
de tres dcadas (los 50, los 60 y los 70) a travs de ancdotas
compartidas, a travs de un anlisis ms o menos riguroso de la
produccin ensaystica de Masotta pero, por sobre todo, a travs de la
injuria. La injuria como forma de la crtica literaria argentina. Ahora
bien, no se trata de simples exabruptos por parte de Correas. La injuria
en este libro se vuelve procedimiento crtico que produce sentido. Si
habitualmente la injuria puede ser tomada como una digresin en la
cadena argumentativa que define al ensayo como gnero, en Correas se
produce por momentos el modo inverso: la injuria es el centro del libro,
el motor semntico, y las argumentaciones suelen ser digresiones o
decorativas.
El propio Correas sabe que lo que practica es un ejercicio de
invalidacin:
Cmo invalidar a Oscar Masotta o, en general, cmo se invalida
a un hombre? Pues es simple: reducindolo a su injustificado estar
ah material () y como adems preguntaremos quin invalida?,
contestaremos que es la conciencia () pues esta se halla
constituida como un arma. (Correas, 2007: 19).
Esta arma, entonces, que es la conciencia, dispara, invalida y
organiza su injuria en tres pasos o momentos, aunque estos no se
produzcan necesariamente de manera ordenada o secuencial.
1. El sujeto que habla en este libro de un modo muy sartreano
denuncia, injuria, invalida al otro (a Masotta, por lo general, las
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traducciones argentinas, otras veces, o el grupo Contorno, etc.).
Permtanme leer la primera oracin del libro que nos ocupa para despejar
dudas: Masotta te caga en un cajn deca, alarmante, David Vias
cuando Masotta () deambulaba entre los amigos en busca de techo y
cama (Correas, 2007: 19). (No se trata solo de la injuria sino de la
delacin del comentario hecho por un tercero).
Sigo leyendo al azar, solo para compartir este tono de invalidacin y
agravio: Masota el encharcado; El imbcil de Masotta me vio en la
facultad; Masotta, pensador de la reflexin, no ha reflexionado sobre su
entendimiento de Lacan. Solo ha manifestado, no demostrado, su buena
lectura y su buen entendimiento de Lacan frente a otros malos
entendimientos; La actitud de perezosa rigidez aparece en la
contraposicin conciencia-estructura. Perezosa: nos ahorramos el trabajo
de pensar y de pensar en el pensar acerca de los contenidos que deben ser
pensados; [Sexo y traicin], publicado en el 65, es un producto ya
pasado del que Oscar se ha desligado Reledo en 1989 es un detritus
de aburrimiento; esta gansada masottista [se refiere a los debates
psicoanalticos de los aos 70] incita preguntas en el mejor (es decir en el
peor) sentido terico: la mana terica se envicia en el planteo, en el
buen planteo y en el replanteo de cuestiones o problemas (Correas,
2007: 26, 75, 126, 100, 125).
2. Hasta aqu la invalidacin del otro. Pero la injuria, la invalidacin
despliega un segundo momento en donde Correas se incluye en la
injuria, se invalida a s mismo, que es el sustento de la invalidacin. Cito
al azar: invalidacin y arrojo de mierda sobre s; el lector habr
advertido que no guardo la menor adoracin por lo que fuimos Masotta
y yo en los 50; ramos unos desgraciados; la sucesiva aparicin de
traducciones castellanas de Merleau-Ponty y de Sartre, incluso psimas,
fue reduciendo [para nosotros], por supuesto, el campo de lo meramente
plagiable (Correas, 2007: 20, 194, 24, 23).
3. Finalmente, hay un tercer momento en el cual Correas da un
respiro al lector, o bien lo desconcierta an ms, y termina relativizando,
neutralizando los comentarios anteriores. Por ejemplo, ya cerrando el
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captulo sobre los aos 50, Correas atempera el enojo y el resentimiento,
y menciona una fotografa que se sacaron en un bar, deliberadamente con
muchas copas, botellas y jarras de vino sobre la mesa, para parecer
grandes bebedores. En suma, ramos frescos y ascetas, y, por fuera,
esmerados, juiciosos; solo por dentro (esto es, de manera irreal) ramos
monstruos vidos y depredadores; era la poca que ambamos la
aventura y el destino del aventurero: el hombre que sale a cambiar el
mundo y resulta cambiado por el mundo; o bien, luego de hacer un
elogio a sus lecturas sesudas de Sartre, Kierkegaard, etc., reconoce que sus
propias lecturas eran tronchadas, malentendidas, embaucadoras;
de la verde y fortificante barbarie de los 50, habamos pasado yo
tambin enseaba, filosofa, a los jvenes, aunque en la Universidad
oficial a la enteca ilustracin de la docencia de fines de los 60 y
primera mitad de los 70, en la Argentina (Correas, 2007: 71, 24, 129).
Estos tres pasos, estos tres momentos (que no son consecutivos, que no
aparecen necesariamente en todos los casos) constituyen el modo de
injuriar al otro e injuriarse a s mismo (e, incluso, burlarse de cualquier
modo argumentativo) para producir esta mirada sesgada, esta sonrisa
sesgada, que puede dar cuenta de lo implausible de una poca.
Ahora bien, esta verdad o efecto de verdad que se va construyendo a
lo largo del libro es resultado de este juego, este vaivn o, mejor, este
desgaste que se va produciendo entre estos tres pasos que mencionamos.
El sentido, as, aparece como una friccin, producto de este desgaste, o
como un chirrido de todo este juego y basculacin que es el ejercicio
intelectual del libro. Es la invalidacin, la negacin, la injuria lo que
producen la posibilidad de un conocimiento sobre Masotta, sobre
Correas, sobre esos aos rememorados. Por eso no alcanza con leer La
operacin Masotta como una tradicional biografa de un sujeto (Masotta)
hecha por otro (Correas); tampoco se trata exactamente de una
autobiografa, en donde se pueda leer la propia historia de Correas o la
biografa intelectual de una poca. La operacin Masotta exige ser ledo a
contrapelo, al sesgo: hay que leer la provocacin que implica este libro,
porque en la provocacin y en la injuria se lee tambin una poca pero,
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sobre todo, los lmites de una poca. (Vale la pena leer algunas notas o
reseas contemporneas a la publicacin de este libro, en donde se elogia
el ensayo de Correas en general, pero inmediatamente despus los
reseistas necesitan defender a Masotta del agravio intolerable e ilegible.
Estos mismos comentaristas le reclaman a Correas contexto,
disciplina, metodologa, en vez de dejarse leer por el libro). Lo que
hay que leer, en cambio, es el construirse de esta primera persona. Lo que
hay que leer es el filo del libro, el filo de la hoja. Lo que corta, lo
cortante. Como deca Correas: no ser solo un desintegrado sino un
desintegrante.
Ser outsider, para Correas, es tener una relacin especfica con la
contemporaneidad: es salirse de la contemporaneidad, es ser abyectado
del presente. Es ser anacrnico, adems de abyecto. Es pensar fuera de los
grandes paraguas institucionales. Si en algunos intelectuales este salirse
del presente se produce dando un gran salto hacia adelante, en el caso de
Correas se trata de quedarse encharcado en Sartre y el existencialismo,
es sacar su propio libro tardo sobre Arlt: Yo, mucho ms burdamente
anacrnico que Oscar, escrib un texto sobre Arlt, de 450 pginas tamao
oficio. Me insumi los 7 aos de militares () Mi instrumento fue el
sartrismo, y del triunfante Sartre de los aos 50 (Correas, 2007: 100).
Entrada la dcada del 60, Masotta se transforma a los ojos de Correas en
el intelectual contemporneo por excelencia. Masotta, este hombre de 36
aos, destila pensamiento contemporneo sobre el pensamiento y el arte
contemporneos (Correas, 2007: 105). Correas entiende que la
contemporaneidad es esencialmente corporativa. Hay un crculo de la
contemporaneidad, en el que se entra y se permanece o en el que no se
entra y no se puede entrar (Correas, 2007: 105). La contemporaneidad,
entendida como institucionalizacin, se vuelve corporacin para
Correas.
Contra la corporacin del presente, de lo contemporneo, de la
moda, solo cabe para Correas la injuria, el resentimiento, la abyeccin, la
traicin: pero no ya la traicin de Masotta hacia Correas, sino del propio
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Correas hacia Masotta: traicin al presente, traicin a ciertos normas de
sociabilidad y de amistad, traicin a lo plausible.
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