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CONFLICTOS Armado

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CONFLICTOS

Una mirada hacia el futuro

Rodrigo Ayala
Gustavo Fernández
Jorge Lazarte
Fernando Mayorga
José Mirtenbaum
Fernando Prado
Gonzalo Rojas
2

CONFLICTOS
Una mirada hacia el futuro

Primera edición: noviembre de 2009


© FES-ILDIS y fBDM

Editores: Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria (fBDM)


Av. Arce 2180
Teléfonos 2440347 – 2440391
E-mail: fubodem@yahoo.es
www.democraciapartidos.org.bo

Fundación Friedrich Ebert-Instituto Latinoamericano de


Investigaciones Sociales (FES-ILDIS)
Av. Hernando Siles 5998, Obrajes
Tel. 591-2-2750005
ildis@fes-bol.org

Cuidado
de edición: Rolando Costa Benavides

Diseño de tapa: Alejandro Salazar

Depósito legal: 4–1–2699–09

Impreso en Creativa
Telf. 2 488 588
Índice

Presentación................................................................................................... 5

Glosario.......................................................................................................... 7

Estructura y coyuntura política


Gustavo Fernández Saavedra
......................................................................................................................... 9

Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008


Fernando Mayorga
.......................................................................................................................51

La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija


en el escenario político 2006-2009
Rodrigo Ayala Bluske
.......................................................................................................................93

Conflicto y pacto político 2006-2008.


Una visión desde Santa Cruz
Fernando Prado
.....................................................................................................................141

Las características de los conflictos y pactos políticos en Bolivia


2006-2008. Una mirada crítica
José Mirtenbaum Kniebel
.....................................................................................................................207
Conflictos y pactos políticos en el período 2006-2008.
Una mirada desde La Paz.
Gonzalo Rojas Ortuste
.....................................................................................................................265

Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias


Jorge Lazarte
.....................................................................................................................295

Los autores
.....................................................................................................................361
5

Presentación

El conflicto en Bolivia parece ser eterno. Da la impresión de que es la


marca cotidiana de la actividad política: en unas épocas se intensifica
más que en otras, y sólo en pocos momentos se aleja. No siempre el
conflicto se ha solucionado de manera pacífica, y menos aun utilizando
los canales institucionales. En general, los enfrentamientos políticos, las
pugnas sociales, tienen que acentuarse y llevar al país al borde del abis-
mo para que los bolivianos tomen conciencia de que no es necesario
arriesgar vidas para solucionarlos.
Desde el año 2000 la intensidad de los conflictos es mayor en Boli-
via; a pesar de que en 2006 asumió un gobierno que ganó las elecciones
con una mayoría absoluta del voto en las urnas, no por ello han desapa-
recido los conflictos ni los problemas de gobernabilidad. A partir de la
instalación del gobierno del Presidente Morales el conflicto regional es
mayor, se ha acentuado la presencia del clivaje urbano-rural, oriente-oc-
cidente, indígenas-mestizos, izquierdas-derechas, pobres y ricos. Desde
el año 2006 muchos conflictos se han desarrollado a partir de los con-
tenidos discutidos o aprobados en la Asamblea Constituyente. Hacia
septiembre de 2008 parecía que el conflicto político y social derivaría en
una violencia que podría haber costado muchas de vidas de bolivianos.
Sin embargo, gracias a una acción institucional del Congreso, en octu-
bre de ese año se pudo lograr un acuerdo político para la aprobación
de la Constitución que condujo a generar algo de calma y de paz. La
Constitución, tal como está, no la quería ni el gobierno, ni la oposición,
pero el pacto le dio esa forma.
Puesto que el conflicto es la norma política del país, y puesto que
éste conduce muchas veces a acuerdos políticos que permiten alejar las
violencias, la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria
– FBDM y la Fundación Friedrich Ebert – FES decidieron pedir a Jor-
ge Lazarte, Fernando Mayorga, Gonzalo Rojas, Fernando Prado, José
Mirtenbaum, Gustavo Fernández y Rodrigo Ayala que, con miradas
desde Cochabamba, La Paz, Santa Cruz y Tarija, analicen las causas del
conflicto, las modalidades de su desarrollo y el tipo de pactos a los que
dieron lugar. Se les pidió, además, hacer una prospectiva del conflicto,
con la finalidad de apuntar —para el futuro— las formas en que esos
conflictos puedan ser manejados en marcos pacíficos, sin la necesidad
de que brote violencia que enlute al país.
Entregamos al lector el producto de esas reflexiones, no sin antes
agradecer a los autores por el esfuerzo desplegado. Esperamos que este
texto sirva a muchos bolivianos y a varias instituciones como un ins-
trumento de alerta temprana, que permita saber qué acciones tomar y
cómo actuar para conducir a que los conflictos se manejen de manera
pacífica y se solucionen dentro de los marcos institucionales de la de-
mocracia.
La Paz, noviembre de 2009

Guido Riveros Franck Kathrein Hoelscher


Director Ejecutivo de la FBDM Directora FES
Glosario 7

Glosario

ADN Acción Democrática Nacionalista.


ALBA Alianza Bolivariana de las Américas.
ALP Asamblea Legislativa Plurinacional.
ATPDEA Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación
de Drogas.
CAINCO Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de
Santa Cruz.
CAO Cámara Agropecuaria del Oriente.
CEJIS Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social.
CEPOS Consejos Educativos de los Pueblos Originarios.
CIDH Comisión Interamericana de DD.HH.
CIDOB Central Indígena del Oriente Boliviano.
COB Central Obrera Boliviana.
COD Central Obrera Departamental.
CONALCAM Coordinadora Nacional por el Cambio.
CONALDE Consejo Nacional por la Democracia.
CONDEPA Conciencia de Patria.
CONFEAGRO Confederación Agropecuaria Nacional.
CPSC Comité Pro Santa Cruz.
DEA Administración de Drogas y Narcóticos.
DD.HH. Derechos Humanos.
DSR Derechos Sexuales y Reproductivos.
ECOSOC Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
ENTEL Empresa Nacional de Telecomunicaciones.
FRI Frente Revolucionario de Izquierda.
FSB Falange Socialista Boliviana.
GNV Gas Natural Vehicular.
IDH Impuestos Directos a los Hidrocarburos.
INRA Instituto Nacional de Reforma Agraria.
8 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

LNG Gas Natural Licuado.


MAS Movimiento al Socialismo.
MBL Movimiento Bolivia Libre.
MIP Movimiento Indígena Pachakuti.
MIR Movimiento de Izquierda Revolucionario.
MNR Movimiento Nacionalista Revolucionario.
NFR Nueva Fuerza Republicana.
NN.UU. Naciones Unidas.
OEA Organización de Estados Americanos.
OIT Organización Internacional del Trabajo.
ONU Organización de las Naciones Unidas.
OTB Organizaciones Territoriales de Base.
PCI Proyecto Concern International.
PEU Programa de Empleo Urgente.
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
PODEMOS Poder Democrático y Social.
REPAC Representación Presidencial para la Asamblea Constituyente.
SIP Sociedad Interamericana de la Prensa.
TCO Tierra Comunitaria de Origen.
UAJMS Universidad Autónoma Juan Misael Saracho.
UCS Unión Cívica Solidaridad.
UDP Unión Democrática y Popular.
UN Unión Nacional.
UNASUR Unión de Naciones Suramericanas.
UPA Ley de Unidades Político Administrativas.
YPFB Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.
Estructura y coyuntura política*

Gustavo Fernández Saavedra

El proceso interno
Cambios en la estructura

Demográfica, económica, social

Cinco tendencias profundas marcan la sociedad y el Estado boli-


viano. Se desencadenaron al promediar el siglo XX, con la Revolución
Nacional, y se aceleraron con la llegada de la democracia y el cambio
tecnológico.
La primera, producto de la Reforma Agraria, es la migración de
población del campo a la ciudad, que ganó fuerza con la apertura de la
frontera oriental. En la primera fase los flujos se dirigieron a las ciuda-
des de La Paz y Cochabamba y, más tarde, a las de El Alto, Santa Cruz
y Tarija. Ese proceso no ha terminado; continúa. Aun hoy, dos décadas
después de que este proceso se pusiera en movimiento, es muy difícil
precisar la frontera entre el mundo rural y el urbano en la ciudad de El

* Este artículo fue concluido en noviembre de 2009.


10 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Alto o en los cinturones de la periferia de Santa Cruz, Cochabamba y


Tarija.
Si se sigue la pauta del Instituto Nacional de Estadísticas, la po-
blación urbana, es decir, la asentada en poblaciones de más de dos mil
habitantes, llega al 63 por ciento del total nacional en 2001. En un corte
más exigente, como el que realizó Grover Barja, de la UCB, calificando
como centros urbanos a las aglomeraciones de más de treinta mil pobla-
dores, la relación entre mundo rural y urbano es 50-50 por ciento en la
fecha de ese censo. Desde entonces, con toda seguridad que esa barrera
también se ha cruzado y la población urbana es mayor que la que vive
en el campo, en cualquiera de los dos cortes, el convencional de dos mil
habitantes o el de treinta mil.
La segunda corriente estructural es la apertura de la frontera oriental
y la ocupación de las tierras bajas, herencia directa de la Guerra del Cha-
co. El camino Cochabamba-Santa Cruz abrió esa frontera. La expan-
sión del horizonte agrícola en el oriente (consecuencia de la ampliación
del espacio soyero de Goias y del centro sur del Brasil) y el colapso de
la minería del estaño, durante la gran crisis de las materias primas de los
años ochenta, alimentó la diáspora de los relocalizados a la nueva fron-
tera agrícola oriental y cambió el mapa demográfico y social del país.
Como el campesino oriental es un obrero agrícola, que no está encade-
nado a su solar o a su comunidad, se instala en aglomeraciones urbanas.
Por eso Santa Cruz es ahora la primera ciudad boliviana.
El cambio de matriz productiva, de la minería al gas y a la agricultura
industrial de exportación, es la tercera tendencia. La agricultura oriental
tiene suma importancia. Sus ventas externas igualan o superan a las de la
minería. Sin embargo, la producción de gas natural es, de lejos, más sig-
nificativa. Las reservas crecieron de 4 a 50 TLC en menos de cinco años
y las ventas de gas se convirtieron en la fuente principal de ingresos del
país. La transformación del modo de producción no es un dato menor;
Estructura y coyuntura política 11

es un asunto sustantivo. Pero el dato geográfico que lo hace particular-


mente relevante para este momento político es que las nuevas fuentes
de producción se encuentran en el oriente y en el sur, y estrechamente
vinculadas con el Brasil.
También ha cambiado el eje de inserción externa de la economía
nacional. América del Sur (y especialmente el Brasil) se ha “sudamerica-
nizado”; es ahora el principal mercado para las exportaciones del país y
uno de los centros más dinámicos de abastecimiento de manufacturas y
conocimiento. Antes no era así. La exportación de la plata, el estaño y
los otros minerales estuvo siempre dirigida a los mercados europeos y
norteamericanos, y en esos centros se originaron los flujos de manufac-
turas, financiamiento, conocimiento e ideología que llegaron al país. La
relación con los vecinos latinoamericanos, marcada por la desconfianza,
se redujo en gran medida a la delimitación y defensa de las fronteras.
Al comenzar el siglo XXI, en cambio, los países andinos (Colom-
bia, Ecuador, Venezuela) son el destino de las ventas de la producción
agrícola oriental y los del Cono Sur (Brasil, Argentina, Uruguay, Chile)
son los mercados naturales del gas. No se modifica, sin embargo, la
naturaleza de la inserción externa. Bolivia sigue vendiendo materias pri-
mas y comprando manufacturas de valor agregado. Sólo ha cambiado la
dirección de los flujos... y de la dependencia.
Esa enumeración es, por cierto, incompleta, si no registra la insur-
gencia de un movimiento popular, desde abajo, que irrumpe en el es-
cenario político y lo domina. La incorporación de los campesinos y
movimientos populares a la corriente central de la política boliviana es
un acontecimiento de tal tamaño que la expresión sociológica de “susti-
tución de élites” resulta insuficiente. En verdad se trata del cambio de la
clase dominante. O, mejor dicho, la inclusión plena de esos sectores en
la lucha por el poder económico y político. Ha desplazado del escenario
a las clases medias urbanas, por lo menos por el momento.
12 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Ese desplazamiento del poder, secuela de una circunstancia excep-


cional —el colapso simultáneo de todo el sistema partidario—, con-
trasta con la tendencia estructural de urbanización del país y no podrá
sostenerse. En algún momento dará paso a otro equilibrio, más repre-
sentativo de la configuración de la República, con alto grado de partici-
pación de sectores urbanos y rurales.
La confluencia de esas tendencias configura una verdadera transfor-
mación estructural del país. Su impacto en la sociedad y en el sistema
político nacional es notable. Resumamos.
3 Cambio del modo de producción. De la minería al gas y a la
agricultura industrial de exportación.
3 Cambio de la estructura demográfica. Del campo a la ciudad y
de occidente a oriente y las tierras bajas.
3 Fin del ciclo de hegemonía económica y política de occidente.
Surgimiento de un nuevo polo de poder.
3 Cambio del vector de inserción económica internacional. Brasil
toma el lugar de Estados Unidos, como punto de referencia central.
3 Incorporación plena sectores rurales y populares en el centro del
poder político.
Institucional y política
Como era de esperar, esas transformaciones han impactado también
en el sistema institucional y político del país.
Por cierto, el reclamo de que se hiciera efectivo el pago del 11 por
ciento de las regalías del petróleo producido en el departamento de San-
ta Cruz, dispuesto en 1938, durante la gestión de Germán Busch, puso
en marcha un proceso de cuestionamiento de las relaciones de las auto-
ridades locales con el gobierno central que fue ganando intensidad con
el tiempo.
Estructura y coyuntura política 13

En la medida en que creció la importancia económica y política de


ese departamento debido a la expansión de la frontera agrícola de la
soya y, sobre todo, al tendido del gasoducto Santa Cruz-San Pablo y la
multiplicación de las reservas de gas natural, el planteamiento de des-
centralización administrativa y política tomó fuerza y se extendió a los
otros departamentos productores. Ya no sólo se buscaba retener en su
jurisdicción la mayor parte de los recursos generados por la producción
de petróleo y gas, sino que se demandaba instalar los gobiernos depar-
tamentales, cuya existencia estaba reconocida por la Constitución. Es
decir, del pedido de descentralización y gestión local de ingresos se pasó
a la demanda de autonomía regional. De esa manera, el tema fue uno de
los más debatidos de la reforma constitucional de 1992-1994, pero en
esa ocasión se postergaron las soluciones. Más adelante, en el año 2004,
se convocó a la elección popular directa de prefectos departamentales
y en 2006 se realizaron los referendos autonómicos que consagraron
esa reforma. La presión regional llegó al punto de solicitar el cambio de
la sede del Gobierno, desde La Paz a Sucre. La Constitución aprobada
por referendo en 2009, luego de un accidentado proceso, incorpora el
régimen autonómico.
Después de 2005, las regiones occidentales se reagruparon en torno
al MAS e introdujeron en el texto constitucional las autonomías indí-
genas, con el claro propósito de diluir y neutralizar las autonomías re-
gionales. Por otro lado, con la nacionalización del gas y la refundación
de la empresa petrolera estatal (YPFB) reconcentraron en la sede del
gobierno la gestión de los recursos energéticos.
Esa es historia conocida. Lo que trato de subrayar es la relación de
causa y efecto entre el ya descrito cambio del eje de poder económico y
la más profunda e importante reforma del sistema territorial y político
que se haya producido en el país desde la Independencia.
14 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El Estado centralista abrió campo al Estado autonómico y en el


horizonte se perfila el Estado federal. Esa es la primera consecuencia
que debe registrarse. Una profunda alteración del régimen territorial del
poder, que está lejos de haber terminado. La otra tiene que ver con el
sistema político.

Las organizaciones cívicas regionales encabezaron las iniciativas de


la descentralización y la autonomía. Los partidos nacionales resistieron
la demanda tanto como pudieron, pero de esa manera perdieron legiti-
midad local. El protagonismo político pasó a los comités cívicos y a las
agrupaciones ciudadanas que representaban esas corrientes. En el otro
lado del país, en occidente, la emergencia de las organizaciones campe-
sinas y populares, que enarbolaban la bandera de la inclusión social, se
llevó por delante lo que quedaba de los partidos tradicionales.

De esa forma, en la tenaza de las organizaciones cívicas del oriente y


del Sur y de los movimientos sociales de occidente, colapsaron los par-
tidos políticos: CONDEPA, UCS, ADN y el MIR. En agosto de 2009,
Podemos y el MNR, los últimos sobrevivientes del sistema tradicional,
se vieron obligados a retirarse de la campaña, lo que significa que renun-
ciaron no sólo a la posibilidad de luchar por la Presidencia, sino también
a una bancada parlamentaria. La posibilidad de que se recuperen de este
golpe es cercana a cero. De esa manera se produjo el final del sistema
partidario que gobernó el país en los 20 años de democracia. Las figuras
que compiten ahora lo harán en nombre de agrupaciones ciudadanas,
de base regional, y no de partidos políticos de alcance nacional, con la
importante excepción del MAS, que articula a grupos sociales suma-
mente heterogéneos.

Al mismo tiempo, se ensancharon las brechas que dividen a la so-


ciedad boliviana. Las líneas de fractura entre el campo y la ciudad, entre
clases sociales y entre las regiones andinas y las tierras bajas (no faltará el
Estructura y coyuntura política 15

que agregue la ruptura étnica), se hicieron visibles y pasaron a dominar


el debate político en varios escenarios de confrontación y conflicto.
El resultado es un país dividido y enfrentado. Y el retorno de la anti-
gua tradición caudillista boliviana, con la diferencia de que, esta vez, tie-
ne base electoral. El caudillo ya no nace en un pronunciamiento militar
o en un cuartelazo. Pero, como antes, el movimiento social se estructura
alrededor de la figura y el mando del jefe. Depende de su voluntad.
No hay una idea o un proyecto político que lo explique y articule. Es
el restablecimiento de una relación patriarcal, en la que el cliente o el
militante recibe protección y cuidado a cambio de su apoyo al caudillo.
De un brochazo, se borraron veinte años de construcción institu-
cional y política.
Desde luego, la facilidad y hasta la naturalidad con la que se produce
esta regresión es tan grande, que es fácil caer en la tentación de pensar
que ésta, la caudillista, es la estructura política que efectivamente co-
rresponde a la naturaleza de la sociedad boliviana. Y que los intentos de
conformación de un sistema político a la europea, con partidos basados
en la ciudadanía, en la adscripción voluntaria a un proyecto y a un pro-
grama, no hincaron raíz porque no podían hacerlo.
Pero, más allá de esas cavilaciones, el dato es que los partidos de la
democracia desaparecieron y que el nuevo sistema político boliviano ha
entrado en un período de reconstrucción, del que probablemente emer-
gerá uno diferente, con otros actores y otras características.
Debe añadirse que esa mutación se producirá en medio de una re-
volución tecnológica que ha cambiado la forma en la que la gente se
comunica e interactúa. En efecto, ahora el ciudadano toma conciencia
de su situación y de sus derechos, se informa, se organiza, se moviliza,
toma banderas y actúa con mucha más rapidez y eficiencia que nun-
ca, poniendo en jaque a la máquina del Estado. La sociedad muestra
16 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

creciente impaciencia y menor tolerancia frente a la inequidad y a la


injusticia.
Por primera vez en la historia, todo el mundo —y en todo el mun-
do— está políticamente activo. Y en consecuencia, los sistemas políti-
cos —formales e informales— son ahora infinitamente más participa-
tivos que en el pasado.
Resumiendo, el cambio del eje de poder regional, el proceso de ur-
banización y los flujos migratorios al oriente se reflejaron en dos pro-
cesos políticos simultáneos, la demanda de autonomía regional y la de-
manda de inclusión social. En el encuentro de esas dos grandes fuerzas,
desaparecieron los partidos políticos tradicionales y se desencadenó una
profunda transformación del sistema institucional y político del país,
cuyo desenlace final es difícil predecir.
Los actores
El MAS
Los movimientos campesinos tienen una larga historia en el país,
desde los grandes levantamientos en la Colonia y en la República, hasta
su participación directa en la Revolución Nacional como parte de la
alianza de clases propiciada por el MNR. Durante el “barrientismo”
apoyaron la estructura de poder militar y luego comenzaron a explorar
sus propios caminos, con la formación del MRTK y, más tarde, con las
organizaciones sindicales cocaleras en el Chapare, alimentadas ideoló-
gica y políticamente por los “relocalizados” mineros. Alrededor de este
núcleo se estructuró el MAS, en compañía de los movimientos aymaras
que comandó Felipe Quispe.
Evo Morales revivió la figura tradicional del caudillo, que se comu-
nica directamente con las masas y las unifica en torno a su persona,
antes que alrededor de un planteamiento o una propuesta. Galvanizó
Estructura y coyuntura política 17

esas organizaciones, dispersas y hasta confrontadas, y las convirtió en


un instrumento político. Utilizó eficientemente el espacio democrático
y los medios de comunicación de masas para dar forma a su organiza-
ción, primero, con el apoyo de ONG antiglobalizadoras y más tarde en
alianza estrecha con el movimiento nacionalista y popular de Venezuela.
Ganó su lugar en el juego democrático. Es cierto que utilizó hábil-
mente los mecanismos y las libertades de la democracia y que intenta
sustituirla por un régimen diferente, pero no se puede desconocer su
legitimidad democrática de origen.
Su base política y electoral la proporcionan los habitantes de las
áreas rurales, que se conocieron como campesinos durante la revolu-
ción nacional y que han sido rebautizados como indígenas, para atender
las veleidades intelectuales de antropólogos europeos.
Nadie que conozca la historia boliviana podrá olvidar nunca la ex-
plotación y discriminación que pesó sobre los habitantes originarios
del continente, mayoría absoluta de la población nacional, durante la
Colonia y buena parte de la República. Pero tampoco podrá pasar por
alto dos hechos. El primero, el largo proceso de mestizaje cultural y de
sangre que se produjo durante cinco siglos, al punto de que nadie puede
hoy presumir de pureza étnica, ni aria ni indígena, con excepción de
los inmigrantes de última generación. El segundo, la inclusión social y
política que comenzó con la Revolución Nacional, hace más de 50 años,
y continuó en el ciclo democrático, uno de cuyos frutos, por cierto, es
el Presidente Morales. No cabe duda que el mestizo es la base de la
nacionalidad. “El cholo une al país, pasa por encima de las supuestas ba-
rreras de la media luna y de occidente, es el puente entre la cultura rural
y urbana, es el núcleo básico de la nacionalidad boliviana, de la que se
abre al siglo XXI”.1

1 Prólogo a Carlos Toranzo, Rostros de la democracia: una mirada mestiza, La Paz: FES-
ILDIS, 2006
18 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El intento revisionista que ahora se lleva adelante se propone des-


truir la propia idea de la República y la nación boliviana como entidad
política que incluye a todos, y que los une en torno a una visión común
de su destino en América, y pretende imponer la hegemonía de una
cultura y de un sistema político que no existe y que, en realidad, nunca
existió en la forma en la que se lo invoca. No logrará su intento, pero es
difícil calcular el daño que ocasionará.
Esos asentamientos son el escenario de un fuerte conflicto cultural.
En realidad, contra lo que frecuentemente se afirma, esa confrontación
de valores y pautas de conducta no es manifestación del choque de la
cultura indígena (o de las culturas indígenas originarias) con la cultura
occidental (o blancoide), sino de la contraposición de la cultura rural
con la urbana, tal como ocurrió en otros momentos revolucionarios a
lo largo y ancho del planeta (Francia, 1879). Al final, como lo enseña la
historia, la ciudad y el mercado terminarán imponiéndose a la sociedad
rural. Si se analizan los acontecimientos desde esa perspectiva, la pro-
pia insurgencia rural boliviana, que encarna Evo Morales, es un tardío
intento de contención de la creciente e inevitable hegemonía urbana,
económica, social, cultural.
De manera casi natural, se sumaron a ese polo los habitantes de los
anillos periféricos de las grandes ciudades, formadas por la emigración
del campo, que mantienen una estrecha relación con sus comunidades
o lugares de origen. Y, por un momento, las clases medias urbanas se
agregaron a ese núcleo duro. En el conjunto y en sus inicios, articularon
un movimiento de proporciones y posibilidades enormes. A estas altu-
ras, un sector importante de esas clases medias se ha desacoplado de esa
constelación, con escasas posibilidades de retorno.
La adhesión de los sectores rurales de occidente al proyecto del
MAS es clara. Pero esa no es la situación de los campesinos de oriente.
Hay desbordes cocaleros en las provincias fronterizas de Santa Cruz
Estructura y coyuntura política 19

con Cochabamba con indudable influencia masista, pero en el resto de


ese departamento y en el Beni y Pando, los campesinos ponen la lealtad
a su región por delante de la solidaridad de clase o etnia. Ahora mismo,
los campesinos pandinos son los que más resisten los planes de asenta-
miento de poblaciones trasplantadas de las tierras altas con fines polí-
ticos y electorales. Además, como ya se ha anotado, se trata de obreros
rurales, con hábitos y cultura distintos a los del campesino de occidente,
ligado a la comunidad y a la tierra.
El MAS se presenta con ideología nacionalista, indigenista y socialista.
Nacionalismo e internacionalismo. Proteccionismo y apertura. Ésta
ha sido la contradicción principal de la política económica latinoame-
ricana desde la Colonia. Por un lado, los productores que abastecen el
mercado local. Por el otro, los vendedores de minerales y de productos
agrícolas de exportación. Los primeros, reclamando protección para la
producción nacional —agrícola y manufacturera— frente a la compe-
tencia de los bienes importados de ultramar (el mercado latinoamericano
era virtualmente inexistente). Los otros, afirmando que debía sostenerse
el sistema de libre comercio para aprovechar las ventajas comparativas
que resultaban de la dotación de recursos naturales en nuestros países.
El resultado de la victoria de los sectores exportadores —consecuencia
de la estrechez de los mercados nacionales, el bajo nivel de ingresos y la
extrema desigualdad de las sociedades latinoamericanas— fue la condi-
ción marginal de la inserción internacional de América Latina.
Los partidos tradicionales de Bolivia, que construyeron esta última
versión del sistema democrático en el momento unipolar de los Estados
Unidos, luego de la caída del Muro, adoptaron sin espíritu crítico la ver-
sión ortodoxa de la economía de mercado y apostaron por una relación
estrecha con la inversión extranjera, y terminaron por confundirse con
los sectores de privilegio. El MAS aprovechó muy bien ese espacio y
abanderó el rechazo a las corporaciones transnacionales y la influencia
20 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

extranjera, con la nacionalización del gas, medida sumamente popular,


como lo fuera la nacionalización de la Gulf en la década de los setenta
del siglo pasado.
El gobierno del MAS es nacionalista en esa dimensión económica y
política, de afirmación de la propiedad y control nacional de los recur-
sos naturales. Esa posición es, sin embargo, contradictoria con su pre-
tensión de dividir el Estado en 36 nacionalidades, su negativa a admitir
la existencia de una nación boliviana y su afán de descalificar los avances
de la Revolución Nacional y del sistema democrático. Un confuso ra-
zonamiento indigenista, hecho de medias verdades y mitos de creación
reciente, completa el armazón ideológico del MAS.
La otra bandera teórica es la del “socialismo del siglo XXI”, que
comparte con sus aliados de Venezuela y Ecuador. En realidad, este
socialismo recuerda mucho al capitalismo de Estado y tiene poco que
ver con la ideología y la práctica del campo socialista del siglo XX. No
plantea la propiedad colectiva de los medios de producción, ni la plani-
ficación central de la economía. Lo que le interesa es el control estatal
del sistema productivo y, en ocasiones, la propiedad estatal de las áreas
llamadas estratégicas —energía, minería, telecomunicaciones, transpor-
tes— para que operen bajo las reglas de un mercado administrado. Los
sistemas regulatorios, la administración cambiaria y las tasas de interés
son instrumentos útiles para controlar las actividades de los empresa-
rios privados. Como ocurrió antes, al amparo de estas reglas de juego
florece una nueva burguesía, que se beneficia de las ventajas que ofrece
el sistema a sus operadores. Transfiere excedentes a otra clase social
que, de esta forma, comienza su propia acumulación de capital.
Desde luego, el desarrollo del proyecto gubernamental no se puede
explicar sin una referencia a las condiciones económicas de la gestión.
El gobierno del MAS se benefició, como otros países suramericanos,
de una excepcional coyuntura de precios internacionales de materias
Estructura y coyuntura política 21

primas, que crearon las condiciones para un quinquenio de prosperidad


regional como no se conocía históricamente. En todos los países de la
zona los indicadores de crecimiento, superávit de balanza comercial,
reservas monetarias, excedentes fiscales, reducción de la pobreza y dis-
minución de la desigualdad alcanzaron niveles insospechados. En todos
los casos, cada Gobierno se atribuyó la autoría de las políticas que per-
mitieron esos éxitos. Eso también ocurrió en Bolivia.
Pero el momento de bonanza pasó, aunque el cambio de coyuntura
económica no trajo ni traerá la caída catastrófica que esperaban algunos
sectores, interesados en el fracaso del Gobierno, aunque fuera a costa
del bienestar general. Eso no ocurrirá, pero las flechas de los indicado-
res económicos y sociales mirarán hacia abajo de manera sostenida en
el futuro próximo. En el caso de Bolivia, el énfasis en la redistribución
y la equidad social por sobre la expansión y el crecimiento económico,
acentuado por una política menos amistosa con la inversión extranjera y
los empresarios privados nacionales, se traducirá en un menor dinamis-
mo económico. Esa experiencia ya se vivió en el pasado, en los primeros
años de la Revolución Nacional,
El MAS no ha ocultado nunca su objetivo de refundar el país. Des-
estima la República, sus instituciones, su historia. Tiene reservas sobre
la democracia representativa, la independencia y equilibrio de los pode-
res del Estado. Ha dicho varias veces que del gobierno se debe pasar
a la toma del poder, explícitamente definida como el control de todos
los poderes del Estado. Por eso, porque está seguro de que éste es el
momento de la verdadera independencia de los pueblos sometidos en
la Colonia y en la República, presionó a los magistrados del Tribunal
Constitucional hasta conseguir su renuncia y provocó, con eso, el vir-
tual eclipse del organismo por falta de quórum. Tiene cercado al Poder
Judicial, en el límite mismo de su operabilidad. Desconoce a los prefec-
tos de la oposición y les niega los recursos necesarios para su gestión
administrativa.
22 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Pero, como ocurre en política, una cosa es la que quiere y otra la que
puede hacer. Por eso, con flexibilidad táctica, ha hecho todos los cam-
bios que las circunstancias le exigían, resultado de la correlación interna
y externa de fuerzas, sin abandonar sus fines estratégicos. Mostró esa
forma de operar en la aprobación de la Constitución. La cambió varias
veces, saltó el marco de la ley que estableció la Asamblea Constituyente
y terminó negociando el texto final en el Congreso. Pero, una vez apro-
bada, tampoco se siente particularmente obligado a respetarla. Sigue
siendo una etapa en el camino.
Es que, como ya se anotó antes, el gobierno del MAS es una de-
mocracia delegativa, en la que el mandatario asume que la obligación
del cambio es mayor que la del respeto a la ley. Es una democracia
de origen, pero de ejercicio claramente autoritario. Sin embargo, evita
cuidadosamente romper la línea de legitimidad de manera demasiado
ostensible para no perder la simpatía de los organismos internacionales
y gobiernos latinoamericanos.
Por cierto, otra de sus características es el uso sistemático de la
violencia, en la frontera de la represión. El número de muertos por
el empleo de la violencia física, en varios enfrentamientos y operacio-
nes políticas, se acerca al medio centenar, en distintos escenarios. En
Cochabamba, en ocasión del intento de toma y posterior incendio de
la Prefectura del Departamento. En Huanuni, en los enfrentamientos
entre campesinos y cooperativistas mineros. En Achacachi y varias po-
blaciones del altiplano en linchamientos públicos, en aplicación de la
justicia comunitaria. En Sucre, cuando se aprobó el texto de la Consti-
tución en un cuartel militar, rodeado por una población enfurecida por
la muerte de ciudadanos en la represión gubernamental. En Pando, en
una operación militar y política fríamente calculada y ejecutada, con la
movilización de grupos de activistas para provocar la lucha armada y
derrocar a una autoridad elegida por voto democrático y mandato rati-
ficado por referendo.
Estructura y coyuntura política 23

Pero, además, el narcotráfico y la corrupción han comenzado a dejar


huellas en un gobierno que llegó con el mandato de poner fin a la acción
depredadora de los políticos.
Su base política central es el movimiento cocalero del Chapare, del
que el Presidente no se desvinculó nunca. Ese dato no auguraba nada
positivo para la erradicación de la hoja de coca, pero cuando el gobier-
no resolvió expulsar a la DEA, al costo de una seria confrontación con
Estados Unidos, quedó claro que se levantaba otra barrera para esa ac-
tividad, como efectivamente ocurrió. Desde entonces, la producción ha
vuelto a crecer y se supone que la superficie cultivada de coca ya llega a
20.000 hectáreas, de las 5.000 en las que estuvo en 2001. No llega a los
niveles de 1998, de 40.000 hectáreas, pero en esa dirección van las cosas.
Pero tal vez lo más inquietante sea la participación de las comunidades
y sindicatos campesinos en el tráfico de drogas y en el contrabando.
Ya se han producido varios enfrentamientos entre comunidades de las
fronteras y fuerzas policiales y hay indicios de la presencia de dirigentes
sindicales en operaciones de tráfico de pasta y concentrados de cocaína.
No es que los narcotraficantes y contrabandistas sobornen a las auto-
ridades de la comunidad o del sindicato, sino que, en muchos lugares,
estas organizaciones han asumido la actividad delictiva, con el apoyo o
por lo menos la complicidad de la colectividad. Este será un problema
de connotaciones gravísimas. Abre un espacio de legitimidad social para
la delincuencia. Pesará mucho en la política de erradicación del tráfico
de drogas en el futuro porque esas acciones se presentarán como medi-
das represivas de carácter político contra los sectores rurales.
El asesinato de un empresario a plena luz del día en La Paz permitió
descubrir una enorme red de corrupción en YPFB, encabezada por el
segundo hombre en la línea de mando político de ese partido. El crimen
puso al descubierto una operación de soborno por un proyecto de un
valor cercano a 65 millones de dólares. Más tarde, se llegó a identificar
cuatro o cinco operaciones de valor menor, bajo la misma dirección. El
24 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Gobierno, luego de unos primeros momentos de vacilación, actuó con


energía y usó todo su poder para encarcelar al principal sindicado. Pero
el daño ya había sido hecho. Se había desgarrado una de las principales
banderas del MAS.
La oposición
No es posible hablar de una oposición al MAS, sino de varios nú-
cleos de resistencia, que defienden como pueden sus intereses directa-
mente afectados.
Los partidos políticos, perdido el contacto con la realidad, aturdidos
por el ejercicio del poder, no registraron las señales que anunciaban la
exigencia de cambio y se desplomaron en medio de la repulsa ciudada-
na. Tuvieron muchos aciertos —a fin de cuentas garantizaron veinte
años de libertad y respeto a las instituciones—, pero no interpretaron
correcta y oportunamente la emergencia de las demandas de autonomía
e inclusión social y fueron barridos por esas grandes fuerzas. Su colap-
so no sólo facilitó la inesperada victoria del MAS, que casi se limitó a
ocupar el vacío que dejaron en su caída, sino que quedó un hueco de or-
ganización y estructuración política que no se ha podido llenar todavía.
Sus restos desperdigados se han tratado de nuclear en agrupaciones
ciudadanas, formadas en torno a sus principales figuras, muchas de ellas
de impecables credenciales políticas y morales, pero marcadas por el
estigma de su cercanía a los partidos tradicionales. Las escasas perso-
nalidades nuevas tampoco han logrado afirmar una presencia sólida.
Pero no los afectan solamente los vicios del pasado, sino la conduc-
ta y los errores del presente. Los separa más la sobreestimación de su
propia importancia (que no coincide en absoluto con la realidad de los
números) que diferencias de principio o de propuesta. Unidos podrían
conformar una fuerza respetable. Separados, aportan poco.
Estructura y coyuntura política 25

Pareció que su lugar lo ocuparían los prefectos departamentales, que


recibieron mandato simultáneo al que obtuvo Evo Morales en las elec-
ciones de 2005. La bandera autonómica, que interpretaba una reivin-
dicación histórica de los departamentos orientales y su defensa frente
al intento de avasallamiento de la Asamblea Constituyente, fortaleció
su rol y afirmó su liderato regional. Se probó que cada región podía
montar una resistencia sólida a los ataques del MAS y, por un momento,
quedó la sensación de que habían contenido y debilitado efectivamente
la autoridad del Gobierno central. Los referendos autonómicos y la or-
ganización del CONALDE, en el que confluyeron prefectos y comités
cívicos de Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca, marcaron el
punto más alto de su trayectoria, con el desafiante apoyo que recibieron
de su electorado.
Sin embargo, no lograron articular una propuesta nacional que fuera
más allá de su planteamiento de autonomía, como si el mundo comen-
zara y concluyera en sus territorios. Lograron poner al Gobierno a la
defensiva, al punto que Evo Morales tuvo que salir a buscar fuera la
solidaridad que no encontraba en el país, pero se detuvieron en la de-
fensa de sus intereses inmediatos. En muchas ocasiones, pareció como
si todo lo que quisieran fuera impedir que se aprobara una nueva Cons-
titución, sin importar cual fuera su texto. O, peor aún, que fracasara la
gestión gubernamental. La ausencia de perspectiva nacional, la falta de
propuesta republicana del conjunto fue su debilidad estratégica. Y los
errores tácticos, que se desprendían de esa carencia básica, terminaron
por restar iniciativa y fuerza al movimiento autonomista.
Ambas fuerzas de oposición —políticas y territoriales— no están
desprovistas de simpatía ciudadana, sin embargo. Las apoyan las cla-
ses medias de las ciudades, que, luego de inclinarse inicialmente por
el MAS, han tomado distancia de ese proyecto por más de una razón.
Fueron ofendidas por el sectarismo y el desprecio por los símbolos de la
historia republicana y el plan de desmantelamiento de las instituciones
26 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

republicanas para sustituirlas por otras, vagamente vinculadas a la mito-


logía aymara. Las encuestas registran su rechazo al intento de descono-
cer el nombre histórico de República de Bolivia y reemplazarlo por el
del Estado Plurinacional. Son notorias las señales de desencanto por los
hechos de corrupción de figuras de alto nivel del gobierno y la molestia
por la abierta subordinación del Presidente y las autoridades nacionales
a mandatarios extranjeros. Tampoco puede pasarse por alto el impacto,
en esas clases sociales, de la ruptura estatal con la liturgia católica y los
ataques al Cardenal y a la Iglesia católica. Hay gremios que se sienten
particularmente agredidos, como el de los periodistas.
Pero esa simpatía no tiene solidez, no la une la organización o el
programa, sino un sentimiento indefinido e impreciso. Cuando tenga
consistencia y responda a un propósito político definido, será, sin duda,
una fuerza considerable capaz de proyectar su influencia en los sectores
populares urbanos y en las áreas rurales próximas a las ciudades. Las
ciudades son, a fin de cuentas, el centro dinámico de las sociedades mo-
dernas, el punto en que se generan ideas, se administra la economía, se
definen las líneas estratégicas.
Este archipiélago opositor ha cometido errores catastróficos para
sus planes.
Tal vez el más importante, porque cambió el curso de los aconte-
cimientos, fue la sorpresiva decisión de PODEMOS de dar curso a la
convocatoria de los referendos revocatorios de mandato del Presidente
de la República y los prefectos de departamento. Se dio ese paso por
un cálculo político simple y, por cierto, equivocado. Resentida por la
importancia que habían adquirido los prefectos y los comités cívicos,
la dirección política quiso recuperar el protagonismo perdido por este
medio. Como consecuencia, el frente opositor territorial perdió las pre-
fecturas de La Paz y Cochabamba y el MAS pudo salir de una situación
crítica para retomar la iniciativa. Pero la oposición político-partidaria
Estructura y coyuntura política 27

no sacó ningún beneficio de esta jugada. Perdió todo sustento en las


regiones de la media luna y sembró la semilla de su propia disolución.
La decisión de prefectos y comités cívicos de ocupar las oficinas del
Estado en esos departamentos, ejecutada en algunos casos por grupos
de choque, sirvió para que el gobierno denunciara la puesta en mar-
cha de un golpe de Estado “prefectural” o “cívico” y la utilizara en su
campaña internacional como prueba de las intenciones separatistas del
movimiento cívico, aunque ambos fines fueran incompatibles entre sí.
O se buscaba el poder nacional o se afirmaba la línea secesionista, pero
no ambos propósitos a la vez.
El descubrimiento y la desarticulación posterior de un grupo para-
militar, comandado por un grupo de mercenarios extranjeros, más allá
del procedimiento mismo de la operación (que incluyó el asesinato a
sangre fría de los cabecillas), prueba que una parte de la dirección cívica
de Santa Cruz cometió la inexplicable torpeza de organizar un brazo
armado propio para defenderse de los ataques de los movimientos cí-
vicos, en el mejor de los casos, o para empezar una guerra de secesión,
en el peor.
El resultado neto de esos errores ha sido la pérdida de autoridad
y el desbande de CONALDE, víctima del sentimiento de culpa en el
liderato cruceño.
Pero, más allá de esos errores de conducción, la oposición muestra
deficiencias sustanciales.
La primera. No tiene pueblo. Las partidos y las organizaciones de
las clases medias de las ciudades han perdido contacto y sustento en las
áreas rurales y en los sectores populares del país. Estos grupos, cansa-
dos de servir de escalera a los partidos tradicionales, han volcado su
apoyo al proyecto del MAS, de manera consistente y masiva. A pesar de
que fueron las libertades democráticas las que les permitieron organi-
28 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

zarse, tomar conciencia de su fuerza propia y romper con su margina-


ción, estos grupos parecen sentirse cómodos en una estructura vertical
y clientelar.
Y esto marca toda la diferencia.
La segunda. No tiene mensaje ni proyecto. Durante las dos déca-
das de democracia, los partidos y los intelectuales debatieron el modelo
económico —neoliberalismo o cepalismo—, ya que veían la estructura
social y política como un dato inconmovible. Pero no era así. Y cuando
el MAS dejó de discutir los problemas de la inflación o del déficit y puso
sobre la mesa temas existenciales, como la propia estructura del Estado
y la sociedad, los partidos tradicionales encontraron que no tenían ideas
ni propuestas alternativas.
Corresponderá a otras fuerzas encontrar ese mensaje. Por cierto, el
legado de las instituciones republicanas, el derecho de elegir libremente,
de organizarse sin temor a la represión, de participar creativamente en
la generación de riqueza, de autogobernarse en los niveles municipales
y departamentales, es el punto de partida de una visión renovada del
país, a la que, sin duda, le falta un mensaje confiable de inclusión de los
sectores hasta ayer relegados.

Correlación de fuerzas
El referendo constitucional de enero de 2009 es un buen punto de
referencia para examinar la actual correlación de fuerzas entre los dos
bandos. El del gobierno y el de la oposición.
En esa ocasión, a la luz de los resultados oficiales, el Sí ganó con
el 61% de los votos y venció en cinco departamentos (La Paz, Potosí,
Oruro, Cochabamba y Chuquisaca). El No recibió el 39% de los sufra-
gios y salió en primer lugar en cuatro departamentos (Santa Cruz, Beni,
Tarija y Pando).
Estructura y coyuntura política 29

De esa manera, el Gobierno superó por muy poco la barrera del


60% y evitó que el No ganara en una mayoría de departamentos.
Esa es la verdad oficial. La verdad verdadera debe situar esa corre-
lación con una mayoría del Gobierno con una votación entre 56 y 58%
de los votos y victoria en cuatro departamentos y el No con un apoyo
entre el 44 y 42% de los sufragios y mayoría en cinco departamentos.
Se registraron otros datos:
3 El voto del No ganó en todas las ciudades del país, con excep-
ción de La Paz y El Alto.
3 El MAS redujo su votación en todos los departamentos.
3 Se reforzó la legitimidad del liderato de los departamentos de la
media luna, ya que las votaciones del No superaron el 60% en
sus jurisdicciones. Es decir, esa dirección se recompuso luego
del serio golpe del referendo revocatorio.
La oposición y varios medios denunciaron fraude masivo, apoyán-
dose en numerosas irregularidades, pero sobre todo en enormes dudas
respecto a la limpieza del padrón electoral.
Creo que es más apropiado decir que el Gobierno manipuló los
factores electorales, de manera selectiva y focalizada, con el fin de con-
seguir los cuatro o cinco puntos que necesitaba para alcanzar sus dos
objetivos centrales: que el Sí recibiera más del 60% de los sufragios y
que ganara en una mayoría de departamentos.
Con ese propósito, movilizó todos los instrumentos políticos, finan-
cieros y sindicales a su alcance para blindar su voto rural en occidente.
Ganaría de todos modos, porque sin duda su núcleo duro de apoyo es
de esas poblaciones. Pero era necesario maximizar la ventaja. Y para
conseguirlo, negó el ingreso de la oposición a esos lugares; forzó la
30 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

inscripción masiva de todos los electores y se aseguró que la votación


positiva superara el 90% en todas las mesas (hubo 291 en las que pasó
el margen del 95% y 60 en las que llegó al óptimo del 100%). De esa
forma, después de casi 40 años, hubo mesas en las que se volvió a la
democracia del cero de los años cincuenta del siglo pasado.
El objetivo táctico en los departamentos de la media luna se con-
centró también en las áreas rurales. Pero su objetivo era un poco dife-
rente: disminuir el porcentaje de votación del No y ganar en uno o dos
departamentos. Con ese fin aumentó sustantivamente la inscripción en
las zonas rurales y a partir de esa posición buscó ganar Pando o Chu-
quisaca. Falló en Pando, pero consiguió su objetivo en Chuquisaca, por
un margen muy pequeño.
En dos palabras, el padrón electoral se abultó en las zonas rurales,
en perjuicio de la transparencia del voto en esas zonas, en las que, repito,
el MAS tenía cómoda mayoría.
No parece haber señales de operaciones semejantes en las zonas
urbanas, salvo las irregularidades habituales de los procesos electorales.
A partir de esos resultados, la oposición presionó para limpiar el
padrón electoral y, luego de una intensa confrontación, se acordó que
las elecciones de diciembre de 2009 se llevarían a cabo con un padrón
biométrico, en cuya preparación la Corte Nacional Electoral avanzó de
manera ejemplar.
Ese padrón biométrico y la recuperación de la independencia de la
CNE son dos avances importantes. Pero esta vez las autoridades electo-
rales y los partidos en competencia deben mirar más de cerca las prác-
ticas selectivas que se utilizaron en el referendo constitucional porque
allí puede estar la clave real de los resultados concretos de las elecciones
presidenciales y parlamentarias de diciembre y, más adelante, en abril, de
los gobiernos departamentales.
Estructura y coyuntura política 31

Por cierto, este análisis de la correlación de fuerzas se tendrá que


actualizar a la luz de los resultados de las elecciones generales del 6 de
diciembre próximo, con el Gobierno en control de la iniciativa y con la
oposición dividida.

Contexto regional
Como se ha visto, el proceso político boliviano tiene características pe-
culiares, producto de su historia y de su estructura social y económica.
Pero para interpretar esa realidad de manera correcta es necesario tomar
en cuenta los factores del desarrollo político de su entorno regional, que
condicionan e influyen en el comportamiento de los factores locales.
Las siguientes páginas se escriben con ese propósito.
Recapitularemos primero las tendencias políticas latinoamericanas;
luego, daremos una mirada a la política exterior del Gobierno actual.
Tendencias políticas latinoamericanas
Desde comienzos de este siglo, la tendencia de renovación de lide-
rato por una de izquierda nacionalista fue la dominante. Los gobiernos
de Morales, Correa, Lula, Tabaré Vásquez, Kirchner, Bachelet, Ortega
y Lugo simbolizaban ese cambio. En esa matriz creció un grupo más
radical, que tomó cuerpo institucional con la formación de la Alianza
Bolivariana de las Américas (ALBA).
Chávez y Correa ganaron referendos y elecciones con márgenes có-
modos el año 2009, y todo indica que Evo Morales será reelegido en
las elecciones generales de diciembre, de manera que la continuidad de
los tres gobiernos revolucionarios de Suramérica no corre riesgo por
el momento, aunque han aparecido indicios de deterioro en el régimen
venezolano.
32 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Sin duda, es mérito del liderazgo, capacidad de comunicación y


enorme movilidad táctica del comandante Hugo Chávez el que la Re-
pública Bolivariana de Venezuela se haya convertido en punto de refe-
rencia de cualquier análisis de las tendencias políticas latinoamericanas.
Formalizó una relación profunda con Fidel y Cuba. Ofreció apoyo y
respaldo efectivo a Evo Morales y Daniel Ortega y selló una alianza
con Bolivia y Nicaragua (dos puntos simbólicos de las revoluciones del
siglo XX). Cooperó con Néstor Kirchner cuando nadie quería saber de
la Argentina en el sistema financiero internacional. Se solidarizó con
Correa en su enfrentamiento con Colombia y el FMI. Utilizó mejor la
facilidad petrolera establecida por los gobiernos de AD y COPEI y se
acercó a los países centroamericanos y caribeños en la hora crítica de
los altos precios de la energía. Sin embargo, su asociación con Irán, Si-
ria, Hamas, Rusia y los gobiernos autoritarios del Asia Central, sumada
a su militante posición antinorteamericana, lo colocó frente a Europa
y Estados Unidos. Desde entonces, los otros líderes latinoamericanos
comenzaron a distanciarse de sus posturas más radicales y a marcar sus
diferencias.
Esta conducta probablemente se acentuará con las nuevas tenden-
cias políticas regionales. Hay señales que indican que está comenzando a
cambiar la dirección del viento en el escenario político latinoamericano.
El golpe de Estado de Honduras cambió el paisaje centroamerica-
no. Cualquiera sea su desenlace formal, el hecho es que ha reforzado la
iniciativa de los sectores conservadores, puesto en alerta a los gobiernos
de Guatemala y San Salvador y debilitado el impulso de expansión bo-
livariana en esa zona. Se deben agregar las victorias de Martinelli en Pa-
namá y del PRI en México para confirmar la hipótesis de que los países
del istmo se alejan de las posiciones políticas más radicales (la facción de
López Obrador sufrió una seria derrota, que arrastró al PRD).
Estructura y coyuntura política 33

En Colombia, pese a la resistencia de la oposición, sigue en camino


la tercera reelección de Uribe, alimentada por la alta popularidad ganada
en la batalla contra las FARC. Si esa posibilidad se trunca, un candida-
to “uribista” que mantenga sus políticas tiene una opción importante
frente al Partido Liberal o al Polo Democrático, por lo que dicen las
encuestas. De otro lado, es dudosa una solución negociada que incluya
alguna forma de rehabilitación política de ese movimiento, una vez que
sufrió serios reveses con la muerte de Manuel Marulanda y de su segun-
do hombre, Raúl Reyes, en el campamento de Sucumbíos en territorio
ecuatoriano; la desarticulación de su red de apoyo logístico, gracias a la
información de los computadores encontrados en el sitio; la liberación
de Ingrid Betancourt y un grupo de secuestrados en la operación Jaque
y, finalmente, la muerte y la deserción de otros jefes guerrilleros.

Se debe anticipar una campaña y un proceso electoral y político muy


agitado en el Perú. El notorio déficit de las políticas sociales, que no han
logrado acompañar el excelente comportamiento de la economía, han
agravado la fractura social y alimentado el descontento popular, que ya
tomó las calles de Lima y las principales ciudades. El narcotráfico ha
crecido y Sendero Luminoso ha vuelto a operar en las zonas cocaleras.
Humala ha mejorado mucho su organización y su mensaje, pero parece
que las otras opciones electorales —Keiko Fujimori, Castañeda, Lour-
des Flores, Toledo— tienen todavía fuerza para resistir la acometida de
ese movimiento nacionalista.

En el Sur, la noticia política más importante fue la derrota de Cris-


tina y Néstor Kirchner en las elecciones parlamentarias de Argentina,
que anticipan la posibilidad de un triunfo de la oposición en el año 2011.
Aún antes, el control del Congreso por esas organizaciones, a partir de
diciembre, reducirá el margen de acción del Gobierno. Aunque falta
tiempo para las elecciones nacionales, la mayoría de los analistas estima
que la posibilidad de retorno de Néstor Kirchner a la Presidencia es mu-
34 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

cho más difícil2. En todo caso, si quiere hacerlo tendrá que reconquistar
a las clases medias que votaron contra él; para eso será indispensable un
cambio en la retórica y orientación de la política, interna y externa, del
gobierno de Cristina Kirchner, salvo que escoja el camino de la con-
frontación abierta (que a simple vista parece suicida).
En Chile, las encuestas dan ventaja al candidato de la derecha, Piñe-
ra, sobre Eduardo Frei, abanderado de una concertación dividida por
la postulación de Enriquez Ominami y debilitada por el largo ejercicio
del poder. En todo caso, los dos candidatos con las mejores opciones
para el triunfo en las elecciones de fin de año han señalado claramente
su simpatía por un régimen progresista como el de Lula.
Algo semejante ocurre con Mujica, el candidato del Frente Amplio
en el Uruguay, e incluso con Lacalle si resulta vencedor en las elecciones.
En el Brasil, a un año de los comicios, el candidato social demó-
crata del opositor PSDB, el gobernador Serra, de San Pablo, tiene una
cómoda ventaja de 16 puntos en las encuestas, pero debe esperarse que
aumente sustancialmente la fuerza de la candidatura de Dilma Rouseff,
del PT, en cuanto ponga su campaña en funcionamiento, impulsada por
el altísimo nivel de satisfacción con el gobierno de Lula. En todo caso,
cualquiera fuera el resultado, no es previsible un cambio radical en los
rasgos centrales de la política interna y externa del Brasil, es decir, de
un régimen de coalición de varios partidos basado en una democracia
plural, una estructura republicana de equilibrio de poderes, estado de
derecho e inserción plena en el sistema económico y político global.
La prioridad de la política exterior de todos estos Estados —Brasil,
México, Argentina, Chile y Uruguay— es construir un marco de esta-
bilidad regional que fortalezca su propia solidez social e institucional.

2 Los índices de opinión positiva de Kirchner pasaron de 65% a 21% y de opinión


negativa de 12% a 55%, entre 2007 y 2009. Poliarquía Consultores, La Nación,
01/09/09.
Estructura y coyuntura política 35

Perú y Colombia tienen posiciones inclusive más militantes de defensa


de la democracia representativa y de la economía de mercado. Ninguno
propugna una salida refundacional y revolucionaria, ya sea en el plano
interno o en el sistema internacional, regional y global. Ese dato mar-
ca una diferencia sustancial con los objetivos y métodos de Venezuela,
Bolivia y Ecuador, los tres países suramericanos miembros del ALBA.
La situación de Lugo, Presidente del Paraguay, es precaria, y su ca-
pacidad de acción, limitada, con el apoyo ciudadano afectado por las
denuncias de paternidad y sin base parlamentaria propia. Lo prueba el
hecho de que se vio obligado a retirar el pedido de ratificación del ingre-
so de Venezuela al Mercosur, ante la imposibilidad de encontrar votos
suficientes en el Congreso.
Así, un observador del paisaje político suramericano situaría a Ve-
nezuela, Ecuador y Bolivia en un lado del espectro ideológico y a Co-
lombia y Perú en el otro. En el centro, colocaría a Brasil, Chile, Uruguay
y Argentina, con este último más próximo a Venezuela (hasta el 2010).
Si tuviera que escoger, lo más probable es que Lugo se ponga del lado
de Brasil.
La perspectiva de la concertación política suramericana a través de
UNASUR (la latinoamericana se gestiona en el Grupo de Río y la he-
misférica en la OEA) tampoco es muy clara.
UNASUR inició sus deliberaciones apoyando al gobierno de Mora-
les en diciembre de 2008 sobre la crisis boliviana y produjo el desacre-
ditado Informe Matarollo sobre la grave confrontación de Pando. La
cumbre de Bariloche, el 28 de agosto de 2009, que conoció la denuncia
de Venezuela y Bolivia contra la operación de fuerzas militares norte-
americanas en bases colombianas, dejó varias lecciones.
Quedo claro, en primer lugar, que a los países suramericanos —de
izquierda, derecha y centro— resisten la presencia de fuerzas militares
36 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

norteamericanas —ya sean enviadas por Bush o por Obama— en el te-


rritorio del subcontinente. Es la confirmación de una antigua posición,
que ya se puso de manifiesto con el primer Plan Colombia, que no fue
bien recibido en ninguna cancillería regional.
El tercer punto del documento final de la reunión registra esa línea.
Los signatarios reafirman que “la presencia de fuerzas militares extran-
jeras no puede, con sus medios y recursos vinculados a objetivos pro-
pios, amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramerica-
na y en consecuencia la paz y seguridad de la región”. Es muy claro que
los redactores tenían en mente a las fuerzas norteamericanas, aunque la
referencia genérica, permitirá utilizar el nuevo mecanismo de consulta
para mejorar la transparencia de los pactos militares que suscriban los
países de la región con otras potencias.
Pero, a pesar de esa resistencia, se respetó la soberanía de Colombia
y se aceptó el acuerdo de ayuda militar con Estados Unidos como un
hecho consumado. No se consideró el proyecto de resolución de recha-
zo, presentado por Bolivia. Sí se reclamó, en diversos tonos y por todos
los participantes, la necesidad de conocer el alcance real y las implica-
ciones de ese acuerdo.
Es evidente que la razón esgrimida por Uribe para justificar la ayu-
da norteamericana no es muy convincente, ya que las FARC no tienen
sustento en la opinión pública colombiana y están a la defensiva en el
plano militar, luego de los golpes que recibieron estos dos últimos años,
como ya se ha dicho. Su objetivo real tiene que ser geopolítico. Para
los Estados Unidos, poner pie en territorio continental y sostener su
presencia en la zona del Caribe, como respuesta indirecta pero clara a la
visita de aviones y naves rusas a la zona. Para Colombia, neutralizar la
potencial ventaja área de Venezuela y, de esa manera, alterar el equilibrio
bélico con ese país. Se suma a la reposición de la Flota del Caribe. Y así
ha sido entendido.
Estructura y coyuntura política 37

Por cierto el Brasil, apoyado por Chile, Uruguay y la Argentina, hizo


todo lo posible para impedir el fracaso de UNASUR, amenazado por
la abierta confrontación entre Colombia, Venezuela y, en menor me-
dida, Ecuador. Lo consiguió, apenas. La naciente organización superó
esta prueba, para seguir tratando de afirmar su lugar como mecanismo
estrictamente suramericano de consulta y diálogo político, distinto del
hemisférico en la OEA y del latinoamericano y caribeño en el Grupo de
Río. Sin embargo, subsiste el peligro de que, como no dispone todavía
de institucionalidad y medios para tomar decisiones vinculantes, el de-
bate quede en la confrontación verbal y termine por agotar la utilidad
del mecanismo de consulta. Roto el consenso sobre democracia y mer-
cado, la cooperación y la integración suramericana, económica y políti-
ca, en el marco del UNASUR, se ve ahora como un objetivo distante.
El lenguaje de la declaración final es confuso y lleno de lugares co-
munes. Es un mal comienzo como base doctrinaria de la unión sura-
mericana. No obstante, las conclusiones propiamente políticas de la re-
unión (más allá de las consideraciones institucionales), son interesantes.
La campaña de la reelección de Uribe es la inmediata beneficiaria del
debate, pese al notorio aislamiento regional de Colombia, por lo me-
nos en esta coyuntura política. Se criticó el tono de las declaraciones
de Chávez y sus planteamientos no tuvieron apoyo. Los de Morales
no fueron considerados. Correa estuvo crítico con Colombia, pero se
manejó más cerca delBrasil, Argentina, Chile y Perú, contribuyendo a la
formación del consenso final.
El liderato lógico del Brasil enfrentó otro escollo y no salió muy
bien librado, como lo probó el gesto de impaciencia de Lula en una in-
tervención en la que no disimuló su fastidio por el tono del debate y los
resultados de la reunión. Definitivamente, Lula se siente más cómodo
discutiendo los grandes problemas de la humanidad con Obama, Hu
Yintao y Sarkozy, que tratando de poner orden en un vecindario albo-
rotado. Y, como ya se dijo, son muchos los interrogantes sobre el curso
38 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

que finalmente puede tomar la relación con Estados Unidos de Obama.


Tampoco quedó muy bien en Honduras. La idea de que podía asumir
un papel central en la solución del conflicto sufrió un serio impacto con
la llegada de Zelaya a su embajada en Tegucigalpa. En ese momento
dejó de ser parte de la solución para convertirse en parte del problema.
Brasil, con el asentimiento de casi todos los otros países de la zona,
quiere mantener tanto como sea posible la discusión política surameri-
cana entre suramericanos, sin la presencia de Estados Unidos y, en con-
secuencia, fuera de la OEA. Con ese objetivo promovió la Comunidad
Suramericana de Naciones primero y luego el UNASUR. El supuesto
implícito es que en ese foro ejercería una función moderadora de los
conflictos regionales y crearía un área de influencia propia, acorde con
su estatus de potencia regional. Estados Unidos no pareciera tener repa-
ros a la intención brasilera. Le ahorra trabajo, le evita desgaste y desvía
al Brasil los problemas de la región. Sin embargo, el ejercicio del liderato
regional no es una tarea sencilla, como lo han puesto en evidencia la
crisis hondureña y la del apoyo militar norteamericano a Colombia.
Hay otra consideración que agregar. Tanto la composición política
como la naturaleza de UNASUR cambiarán relativamente pronto con
las elecciones en Chile, Uruguay, Brasil y Argentina. Y lo más proba-
ble, como van las cosas, es que tome una configuración de centro o de
centro izquierda, más distante que ahora de las posiciones radicales del
movimiento bolivariano. Si esa es la perspectiva, tal vez la de Bariloche
sea una de las últimas sesiones del UNASUR original.
Por cierto, todos esos acontecimientos influyen en el funcionamien-
to de la OEA. Su papel como foro político hemisférico, en el que se de-
baten las relaciones de América Latina y el Caribe con Estados Unidos y
Canadá y se abordan los temas de seguridad que afecten esas relaciones,
quedará en discusión luego del conflicto de Honduras. Parece inevitable
el enfrentamiento entre la mayoría de los gobiernos suramericanos —
Estructura y coyuntura política 39

que desconocerán el resultado de las elecciones del 29 de noviembre de


2009— y los Estados Unidos y varias naciones de Centro y Norteamé-
rica, que ya han anunciado que reconocerán como Presidente legítimo
de Honduras al elegido en esa oportunidad.
El eco del golpe reavivó el recuerdo de las dictaduras militares en
América del Sur y el rechazo fue inmediato y sin vacilaciones, pero en
el terreno la diplomacia latinoamericana no pudo encarar y administrar
el conflicto, como lo había hecho antes en ocasión del enfrentamiento
entre Colombia y Ecuador.
Al final, se demostró que Estados Unidos sigue siendo el punto de
referencia de la economía y la política en Centroamérica y el Caribe, su
espacio tradicional de influencia directa. Zelaya y, sobre todo, Micheletti
siempre estuvieron conscientes de que los factores norteamericanos de
poder eran decisivos y por eso orientaron sus gestiones a influir en el
Ejecutivo, el Congreso, los medios y los empresarios de ese país. Desde
el primer minuto, Obama se puso del lado de la legalidad democrática,
pero el apoyo del Partido Republicano a Micheletti lo obligó a privile-
giar la salida por la vía de las elecciones del 29 de noviembre antes que
por la previa restitución de Zelaya en la Presidencia, reclamada por la
mayoría de los países latinoamericanos. Pese a todo, Obama tampoco
puede reclamar como una victoria el resultado de sus esfuerzos.
A pesar de esas consideraciones, la OEA conserva un rol en la aten-
ción de los conflictos en Suramérica. Lo prueba su papel en el conflic-
to ecuatoriano-colombiano. UNASUR no pudo actuar y la OEA tuvo
que intervenir. En otras palabras, UNASUR intentará concentrar tanto
como sea posible la función de foro de consulta y cooperación política
suramericana, para encarar los conflictos de la zona, pero la OEA con-
tinuará existiendo como mecanismo de última instancia, al que debe
recurrirse para utilizar su experiencia e instrumentos jurídicos.
40 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Es en ese espacio en el que se desarrolla el proceso político bolivia-


no y, por cierto, su política exterior.
Política exterior del MAS
Rasgos principales
Hay dos rasgos que se deben destacar. El carácter marcadamente
ideológico de la política exterior y la pérdida de importancia estratégica
en el mercado suramericano del gas.
Se comete un error si se intenta examinar la política exterior del
Gobierno del MAS desde la perspectiva económica o comercial. Esas
no son sus pautas de referencia. La lógica de su relacionamiento externo
es esencialmente ideológica o política. El criterio central que guía esa
postura es el antiimperialismo y la afirmación de la soberanía política
frente a las imposiciones de los poderes externos tradicionales. Y el ins-
trumento para conseguirlo es la asociación con países que se orienten
por el mismo razonamiento. Las otras consideraciones, geopolíticas o
económicas, son secundarias. Inclusive, los intereses nacionales históri-
cos han tomado un segundo puesto en la agenda. Por eso se privilegia
al ALBA o al UNASUR por sobre la Comunidad Andina o el Mercosur.
Por eso no preocupa la exclusión de las ventajas del ATPDEA o la rup-
tura de las negociaciones con la Unión Europea. Esos no son temas de
la prioridad del MAS, simplemente.
El corolario lógico de esa política es la participación directa en el
conflicto político regional, desde Honduras hasta el Perú. Bolivia forma
parte de uno de los campos, el que trata de alterar, subvertir, cambiar, el
orden regional tradicional. Y esa circunstancia augura varias fricciones
diplomáticas y políticas en la medida en que la confrontación crezca. Ya
se han producido varias con Estados Unidos, Colombia, México y Perú,
y no será extraño que hayan más o que las existentes se agudicen.
Estructura y coyuntura política 41

Si el énfasis político es el primer rasgo discernible de la política ex-


terior de Morales, en el mismo o mayor rango de significación se tiene
que registrar la pérdida de la importancia estratégica de Bolivia en el
abastecimiento de gas natural en el Cono Sur.
En las gestiones de los gobiernos democráticos de la República de
Bolivia, el interés estuvo esencialmente centrado en la apertura de mer-
cados para las exportaciones nacionales. Por eso se negoció el ATP-
DEA con Estados Unidos y por eso se firmaron los acuerdos para la
construcción del gasoducto Santa Cruz-San Pablo, que, a su vez, se tra-
dujeron en el incremento sustantivo de las inversiones y de las reservas
de gas. A comienzos de la década, mejoraron enormemente los precios
de los mercados internacionales y la ubicación de Bolivia se convirtió en
uno de sus principales activos geopolíticos por su condición de provee-
dor de energía a los mercados del Brasil y la Argentina y potencialmente
al de Chile. Por eso, a las primeras señales de inestabilidad en Boli-
via, llegaron presurosos representantes personales de los presidentes
de Brasil y Argentina y el propio Ricardo Lagos viajó hasta Santa Cruz
al sepelio de Banzer y a La Paz a la asunción al mando de Morales. Es
que el gas de Bolivia era una variable crítica de sus planes de desarrollo.
La situación ya no es la misma.
El avance tecnológico en el transporte marítimo de LNG transfor-
mó al gas natural en un commodity y lo liberó de la antigua dependencia
de los ductos (que era una de las principales ventajas del emplazamiento
geográfico boliviano). Chile y Brasil negociaron de inmediato con otros
proveedores e instalaron plantas de regasificación que ya están en fun-
cionamiento. Argentina está en el mismo proceso. El descubrimiento de
la provincia petrolera y gasífera de la bahía de Santos —los depósitos
del presal— dio un golpe definitivo. De ahora en adelante Brasil no
sólo cubrirá su propio mercado (que es de lejos el más importante de
la región), sino que tendrá muchas ventajas para atender la demanda de
42 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Argentina y Chile. Si a esos datos se suma el descenso de las reservas


nacionales de gas por el repliegue de las grandes empresas petroleras del
mercado boliviano —por voluntad propia o porque fueron empujadas
a hacerlo—, se tendrá un cuadro radicalmente diferente del anterior.
Bolivia ya no es el proveedor indispensable de energía de la subregión.
Esto no quiere decir, por cierto, que Bolivia dejará de producir y
vender gas. Pero sí significa que perdió capacidad de negociación para
obtener ventajas económicas y políticas por su condición de fuente es-
tratégica, que tuvo y perdió.
Relaciones bilaterales
Perú
Si la relación con el Norte está tirante y los vínculos con el Cono
Sur han perdido la proximidad que alcanzaron, debe preocupar mucho
el grado de deterioro al que han llegado los lazos de amistad con el
Perú, secuela inmediata de la postura ideológica de la política exterior
de Morales. No hay consideración aceptable de coyuntura que justifique
el punto de descalificación personal y de agresión política al que se ha
llegado por ambos lados. Y nadie debe olvidar que el Perú, además de
vecino, parte consustancial de nuestra propia identidad histórica y cul-
tural, es un actor central en la solución de la demanda de reintegración
marítima.
El grave enfrentamiento entre Bolivia y Perú, a propósito de la agi-
tación campesina peruana y el otorgamiento de asilo a ex ministros de
Sánchez Lozada, echó combustible a un cuadro explosivo. El nivel re-
tórico de la confrontación sube y baja, pero el solo hecho de que ese
incidente se hubiera producido obliga a reflexionar con seriedad sobre
lo que pasó.
Estructura y coyuntura política 43

Es difícil encontrar precedentes de un distanciamiento tan agudo.


Por razones históricas y geopolíticas Bolivia cuidó siempre la relación
con su aliado de la Guerra del Pacífico, inclusive en periodos en los que
las posiciones políticas eran muy diferentes.
La razón es el predominio de las expectativas políticas de corto pla-
zo sobre los intereses nacionales permanentes, como ya se apuntó. Son
dos visiones confrontadas. Por un lado Alan García, convencido de que
los indicadores de crecimiento y reducción de la pobreza confirman el
acierto de su decisión de seguir el ejemplo chileno, de inserción plena en
la economía mundial. Por el otro Evo Morales, al que nadie puede sacar
de la cabeza que la causa de todos los males del continente es justamen-
te el capitalismo y la inversión extranjera que tanto aprecia Alan García.
Pero no se trata sólo de dos visiones filosóficas diferentes, sino de
una versión local de la confrontación de los dos proyectos de poder
regional, cuya manifestación principal se presenta entre Venezuela y
Ecuador con Colombia, y que volvieron a chocar en Honduras. No hay
que olvidar que, mucho antes de que Morales llegara al gobierno, Alan
García y Hugo Chávez cruzaron insultos de grueso calibre. Es un juego
peligroso. El hecho de que se produzca entre Bolivia y Perú, dos países
vecinos con una larga historia de amistad, pero también de diferencias y
roces, debe ser motivo adicional de preocupación.
Chile
Evo Morales y el MAS fueron los principales opositores al acuerdo
de exportación de LNG por Patillos y los promotores de la política
“ni un átomo de gas a Chile”, que se consagró en el referendo convo-
cado por Carlos Mesa. Por eso sorprendió la calurosa relación que se
inició con la presencia del Presidente Lagos en la posesión de Morales
y que continuó con las numerosas entrevistas con Michelle Bachelet.
No existe entre la concertación chilena y el MAS boliviano la sintonía
44 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

política que distingue los vínculos con Venezuela. Sin embargo, como
parte de una política de aproximación, Chile decidió ofrecer solidaridad
inalterable al gobierno boliviano. El resultado directo de esa política fue
la convocatoria a la primera cumbre extraordinaria de UNASUR, en la
que se aceptaron las denuncias bolivianas sobre la existencia de movi-
mientos separatistas y la preparación de un golpe de Estado. Entonces
se encomendó la redacción del parcializado Informe Matarollo sobre
los acontecimientos de Pando.
El marco en el que se desarrolló el diálogo entre los dos gobiernos
es el de la “agenda sin exclusiones”, acordada en Algarve el 22 de febre-
ro de 2000, durante la administración de Banzer y Frei.
Por cierto, cuando se concibió, ese diálogo tenía objetivos distintos
para las dos partes.
Chile buscaba reducir la incómoda presión boliviana en los foros
internacionales; ganar acceso a las fuentes de energía (gas natural) y de
agua; ampliar sus inversiones y su presencia comercial en el mercado
boliviano y, en la medida de lo posible, concluir el proceso de normali-
zación de las relaciones, con el intercambio de embajadores en La Paz
y Santiago. Todo, por cierto, sin pagar el precio de una salida soberana
al océano Pacífico.
Para Bolivia, en cambio, su interés dominante era el mismo de siem-
pre: avanzar sustancialmente en el proceso de negociación para recupe-
rar su cualidad marítima soberana. Pero esta vez también buscaba am-
pliar mercados para sus exportaciones agrícolas y, sobre todo, afirmar
su gravitación cultural, comercial y económica en el norte de Chile y el
sur del Perú (Iquique, Arica, Arequipa, Tacna e Ilo).
El “diálogo sin exclusiones” era pues un juego diplomático comple-
jo en el que cada unas de las partes trataba de llevar a la otra a su terreno.
Estructura y coyuntura política 45

Esas dos posiciones quedaron claras desde el primer día en Algarve.


Chile argumentaba que para avanzar en el problema de fondo debía
crearse primero el clima de confianza apropiado, normalizando las re-
laciones y resolviendo los temas contenciosos pendientes. Actuaba en
la suposición de que eventuales ventajas económicas harían olvidar o
postergarían la discusión del planteamiento de reintegración marítima.
Bolivia, por su parte, coincidía en que había asuntos que debían tratarse
con cierta urgencia, pero que no se iría muy lejos en el diálogo y que
ningún arreglo parcial tendría sustentabilidad sin seriedad y certidumbre
en el tratamiento de su demanda de reintegración marítima. Por cierto,
Bolivia propuso la ejecución de un plan de desarrollo trinacional, que
incluyera el sur del Perú, el norte de Chile y el occidente de Bolivia,
como el medio para encontrar solución definitiva a la herencia de la
Guerra del Pacífico; programas de desarrollo social y obras de infraes-
tructura de caminos, ferrovías y aeropuertos, que ligaran la zona con el
mercado del Brasil por vías interoceánicas, crearían las condiciones para
ese arreglo. A Chile le gustó la idea, pero postergó siempre la inclusión
del Perú en esos planes.
Ese diálogo se repuso y se manejó discretamente entre los gobier-
nos de Bachelet y Morales.
Hasta que se anunció el preacuerdo del Silala, por el que Chile re-
conocía el pago de 5 de millones de dólares anuales, a partir de la fecha
del convenio, por los flujos que utilizara de las aguas del Silala. No se
tomaba una definición explícita sobre los derechos que reivindicaban
los dos países, pero la redacción dejaba claro que se reconocía el dere-
cho boliviano sobre un cincuenta por ciento de las aguas, lo que avalaba
la tesis chilena de que era un río internacional de curso sucesivo y no
una vertiente, como había sostenido Bolivia hasta ese momento. Ese
entendimiento preliminar fue duramente criticado por especialistas y
organizaciones cívicas de Potosí. Finalmente, el gobierno boliviano dio
un paso al costado y postergó la consideración del tema hasta después
46 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

de las elecciones. Las organizaciones cívicas de Potosí dejaron claro que


no aceptarían esos acuerdos, si es que no se reconocía explícitamente el
derecho boliviano sobre la totalidad de las aguas y si no incluía el reco-
nocimiento de la deuda histórica por los flujos que fueron utilizados por
Chile por más de un siglo.
Fue un mal comienzo para la primera presentación pública de los
resultados de la agenda sin exclusiones. Pero entonces se produjo el
siguiente incidente.
En una entrevista a La Tercera, reproducida en El Comercio de Lima
de 26 de agosto 2009, el Presidente Alan García exigió que se revelara
el contenido de las negociaciones que Bolivia y Chile llevaban “bajo la
mesa” sobre el problema marítimo, ya que si se había avanzado sobre
el corredor al norte de Arica, el Perú debía intervenir. Esa entrevista
provocó un cruce de declaraciones punzantes entre las tres cancillerías,
categóricos rechazos a la posibilidad de que Chile pudiera aceptar ce-
sión de soberanía a Bolivia y el desmentido formal de que se hubieran
producido avances en ese tema, lo cual, por cierto, pone dificultades al
gobierno de Morales para continuar el diálogo bilateral, ya afectado por
la resistencia doméstica a los acuerdos preliminares sobre las aguas del
Silala.
Haciendo eco a una solicitud de Alan García, el Presidente Correa,
en su condición de Presidente Pro Témpore de UNASUR, indicó que
podría incluirse la consideración del tema en una próxima reunión del
organismo, extremo que Chile rechazó de plano. Bolivia guardó silencio.
El 4 de septiembre, en la misma La Tercera, Mariano Fernández
declaró que “un ‘recinto’ o ‘instalación’ sin soberanía es una fórmula
que Chile y Bolivia han conversado en el marco de la agenda bilateral
para resolver la aspiración de ese país de un acceso al océano Pacífico”.
Agregó que no tenía sentido negociar el corredor mientras no se defi-
Estructura y coyuntura política 47

niera en La Haya el pleito sobre delimitación marítima. Según se sabe,


Cobija sería el emplazamiento de ese “recinto” sin soberanía, que repo-
ne la “zona de administración autónoma” que se consideró durante el
gobierno de Patricio Aylwin.
De esa manera, con esa carga de profundidad, Perú respondió al
respaldo que Bolivia había dado a Chile en la delimitación de la frontera
marítima en el Pacífico, en la que, sin fundamento, aceptó la tesis chilena
de que la demanda peruana fue presentada ante la Corte Internacional
de La Haya con la intención de cerrar el paso a la reintegración marítima
nacional.
No se puede afirmar nada categóricamente, pero las posibilidades
de reflotar esa negociación son bajas. Chile rechazará la condición sobre
la propiedad boliviana del total de las aguas del Silala y ese diálogo se
estancará allí. La opinión pública boliviana no aceptará la proposición
del “recinto” sin soberanía. Y no habrá condiciones para intentar una
negociación sobre el corredor con el nuevo gobierno chileno (llámese
Piñera o Frei, que ya se han pronunciado en contra) y en medio de las
diferencias políticas con Perú.
Brasil
Dos puntos de vista contrapuestos influyeron en la relación del gobier-
no de Morales con el Brasil. Por un lado, la tradicional desconfianza del na-
cionalismo boliviano frente a los designios del subimperialismo lusitano (con
la que se habían rechazado en su momento los planes de Banzer y Geisel
para la creación de un polo de desarrollo siderúrgico y petroquímico entre
el Mutún y Puerto Suárez). Por otro, la circunstancia inesperada de que, esta
vez, a la cabeza del gobierno vecino no estaba un general sino un obrero
metalúrgico, jefe del PT, aliado de clase del MAS.
En la primera fase del gobierno, prevaleció la línea dura. No podía
permitirse que Petrobras se apropiara de las reservas de gas de Bolivia.
48 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Y se procedió a nacionalizar el recurso, cumpliendo la promesa de la


campaña. La medida —que incluyó la ocupación militar de los cam-
pos— tomó de sorpresa a Lula, que no esperaba que su amigo diera ese
paso. Pero, aun así, reconoció esa afirmación de soberanía de Bolivia.
Los factores de poder —Itaramaraty, las Fuerzas Armadas, los empre-
sarios— y la opinión pública no tomaron las cosas con tanta filosofía.
Borraron a Bolivia de sus planes y juraron no depender nunca más de la
conducta de un vecino tan poco confiable. Firmaron acuerdos de abas-
tecimiento de LNG de Argelia y Trinidad y Tobago y expandieron sus
programas de exploración. Tuvieron mucha suerte y descubrieron uno
de los campos petroleros y gasíferos más importantes del continente.
Después del presal, Brasil no sólo será autosuficiente sino que dominará
el mercado de energía del Sur, a expensas de Bolivia, que vio esfumarse
su condición de privilegio. El proyecto petroquímico de Puerto Suárez
se postergó indefinidamente. Los planes de incorporación plena de Bo-
livia al Mercosur se dejaron caer, sin mucho ruido.
Pese a todo, Lula no abandonó políticamente a Morales. Lo apo-
yó siempre que pudo, aunque condicionó su asistencia a la reunión de
UNASUR de enero de 2008, en Santiago, a la reposición del diálogo del
gobierno con la oposición prefectural. Tampoco se repusieron los pla-
nes de desarrollo y mucho menos las inversiones que se anunciaron en
la intensa movilización ministerial de los primeros meses de la relación.
La vinculación es ahora políticamente correcta. No tiene la intimi-
dad que se insinuó al principio. Pero ninguno de los dos países olvida la
realidad de la geografía. Bolivia, el país de menor desarrollo de América
del Sur, tiene 3.800 kilómetros de frontera con una de las potencias
emergentes más importantes del mundo. Es, para Brasil, una reserva
estratégica de recursos y puente de comunicación con el mundo andino,
el Pacífico y el Asia. Para Bolivia, desde luego, Brasil es mucho más. No
es una opción, es un destino. Su desarrollo estará irrevocablemente vin-
culado al de la potencia vecina. Y también su soberanía. Evoca la frase
Estructura y coyuntura política 49

de “México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”.


Bolivia, Venezuela
En la comparación con el Brasil, la importancia relativa de Venezue-
la en Bolivia empalidece. La República lleva el nombre del Libertador
y su capital el de Sucre. Su independencia no hubiera sido posible sin
el apoyo de los Ejércitos Libertadores. Y Venezuela no cejó nunca en
su solidaridad con la causa marítima boliviana. Ahora Chávez es el líder
indiscutido de la causa bolivariana y antiimperialista que abraza Morales.
Su amistad política no tiene fisuras.
Pero Venezuela está en el Caribe. Colombia se interpone en su rela-
ción con el mundo andino. Y el Amazonas lo separa de Bolivia. Tampo-
co tiene los recursos financieros y la experiencia petrolera que parecía
vital para la industria energética de Bolivia, en un momento determi-
nado, hace unos años. Contra lo que se suele pensar en los círculos
internacionales, inclusive los bien informados, no hay en Bolivia ningún
proyecto significativo de desarrollo, financiado y ejecutado con el apo-
yo de Venezuela. No hay nada comparable al programa de facilidades
petroleras para los países centroamericanos y caribeños ni a la ayuda
financiera a Cuba o Nicaragua.
Lo que sí hay —y es muy importante— es cooperación financiera y
técnica para seguridad, propaganda y represión. Su monto no debe ser
muy alto, pero su impacto es muy grande porque se maneja de manera
discrecional, sin control estatal.

Anotaciones finales
Al terminar estos apuntes, queda la impresión de que algo no cuadra
entre las tendencias que resultan de los cambios en la estructura de la
sociedad boliviana y los rasgos más destacados de la coyuntura política.
50 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Cuanto más se reflexiona, tanto más clara queda la convicción de


que, tarde o temprano, se impondrán las tendencias estructurales sobre
los eventos de la coyuntura y que el sello de la cultura y las expresiones
políticas de las clases medias y los sectores populares urbanos terminará
recuperando su importancia; que el sistema republicano de igualdad e
independencia de los poderes del Estado vencerá los desafíos que lo
amenazan; que se afirmará el predominio del régimen de descentraliza-
ción y autonomías sobre el sistema de centralización estatal y que, final-
mente, el eje de la relación externa de Bolivia descansará en una estrecha
vinculación con los países vecinos, muy en especial con el Brasil.
En efecto, no parece posible que la población rural imponga su he-
gemonía cultural y política en un país en el que la mayoría de los ciuda-
danos —cerca de los dos tercios— habita en los centros urbanos. La
perspectiva de que el proyecto político caudillista prevalezca sobre el
sistema republicano de equilibrio e independencia de los poderes está
claramente a contrapelo de la modernización de la sociedad boliviana
y latinoamericana. Será muy difícil sostener un sistema centralista, que
mantenga el centro del poder económico y político en la vertiente an-
dina, más concretamente en La Paz, cuando las principales fuentes de
producción se encuentran en las zonas orientales y el sur de la Repú-
blica, que levantan las banderas de las autonomías departamentales. En
algún momento se recompondrá el sistema político con partidos que
articulen los diferentes intereses de los grupos sociales y regionales de
la nación boliviana y organices la competencia de esas posiciones en el
marco de un régimen democrático plural y libre. Los antecedentes his-
tóricos y los intereses nacionales permanentes de la República, que des-
cansan en la relación con el Brasil, Argentina, Chile y Perú, afirmarán
su preponderancia sobre una política exterior de coyuntura y de corto
plazo, que privilegia las afinidades políticas, con países como Venezuela,
Ecuador, Nicaragua o Irán.
En esa dirección se orientan las tendencias históricas y en ese sen-
tido se encaminarán las reformas del sistema político de la República.
Conflictos y acuerdos políticos
2006-2008*

Fernando Mayorga

Características de los conflictos y los acuerdos políticos


Entre enero de 2006, inicio del mandato de Evo Morales, y octubre de
2008, momento de la adopción del acuerdo congresal que viabilizó la
convocatoria al referéndum constituyente, el proceso político se caracte-
rizó por una agudización de la polarización ideológica, el ahondamiento
de las confrontaciones interregionales, un agravamiento de la conflic-
tividad social y la ausencia de acuerdos entre oficialismo y oposición.
Dicho cuadro de crisis política es analizado considerando la influencia
de diversos elementos, tales como los escenarios y las reglas en que se
enmarcan las interacciones políticas, con el afán explícito de evitar una
mirada que circunscriba la explicación de los hechos a meros cálculos
instrumentales de actores estratégicos o a una supuesta “voluntad polí-
tica” de los protagonistas como factor explicativo de su actuación. Sin la
pretensión de minimizar la influencia de estos elementos “subjetivos”,
consideramos necesario resaltar la importancia de los factores institu-

* Este texto fue concluido en enero de 2009.


52 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

cionales que influyeron decisivamente en el comportamiento de los ac-


tores políticos, provocando el incremento de la conflictividad social y el
fracaso de los intentos de concertación entorno a la reforma estatal en
el proceso constituyente1.
A partir de enero de 2007, el proceso político adquirió una compleji-
dad institucional inédita en el período democrático inaugurado en 1982,
debido a la coexistencia de tres escenarios político institucionales con
diversa composición de actores políticos y sociales: a) gobierno dividido
en las relaciones entre Poder Ejecutivo y Poder Legislativo, b) división
vertical de poderes por la pugna entre el gobierno central y varias prefec-
turas, y finalmente, c) Asamblea Constituyente sometida a la presión de
actores sociales con diverso sello identitario y divergentes proyectos de
reforma estatal. Esta confluencia sincrónica de nuevos escenarios y de
reglas novedosas, permite explicar tanto las pautas de la conflictividad
sociopolítica como las dificultades para el procesamiento de los temas
de divergencia con base en la cooperación entre actores estratégicos.
Gobierno dividido
Desde la gestión gubernamental 1982-1985, cuando la Unión De-
mocrática y Popular (UDP) sufrió los embates de una mayoritaria opo-
sición parlamentaria, no se había producido una situación de gobierno
dividido. Esta figura corresponde a una relación entre el Poder Ejecutivo
y el Parlamento, en la cual (al menos) una de las cámaras del órgano
legislativo está controlada por fuerzas contrarias al partido o coalición

1 Son comunes las apelaciones a la voluntad y a la cultura política de los actores


como factores decisivos de su conducta. Un ejemplo es esta apelación de un in-
forme sobre conflictos en el país: “[…]las relaciones e interacción entre la diversi-
dad de actores que conforman Bolivia[…] podría estar en riesgo de salir fuera de
control, si es que en estas relaciones no priman principios y valores democráticos
direccionados a la construcción de un nuevo pacto social[…]”. Puertas Abiertas,
boletín institucional de la Fundación UNIR Bolivia, Año 4, Número 3, agosto-
octubre 2008, La Paz).
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 53

de gobierno2. Desde 1985 hasta fines de los años noventa, la denomi-


nada “democracia pactada” tuvo como uno de sus rasgos principales
de funcionamiento una labor parlamentaria subordinada al Poder Eje-
cutivo. Esto fue posible a través de la conformación de coaliciones de
gobierno con mayoría en ambas cámaras, que aseguraban la aprobación
de las iniciativas del oficialismo. Esta circunstancia tuvo consecuencias
obvias para la estabilidad política, puesto que el proceso decisional es-
taba circunscrito al sistema de partidos que actuaba bajo una tendencia
centrípeta entorno al neoliberalismo y la democracia representativa. Si
bien durante los gobiernos de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez —en-
tre 2003 y 2005— las relaciones entre los poderes legislativo y ejecutivo
tuvieron signos de gobierno dividido, el rasgo principal de ambas gestiones
fue la debilidad presidencial por su origen accidental y carencia de ban-
cada parlamentaria propia. En cambio, el gobierno de Evo Morales ini-
ció su gestión con una amplia legitimidad producto de su victoria elec-
toral por mayoría absoluta y con el Movimiento al Socialismo (MAS)
convertido en la fuerza parlamentaria predominante, aunque su mayoría
se circunscribía a la cámara de Diputados (72 de 130 curules). En cam-
bio, en la cámara de Senadores, el Poder Democrático y Social (PO-
DEMOS) obtuvo 13 curules y el MAS contaba con 12 representantes,
siendo decisivos los votos del Movimiento Nacionalista Revolucionario
(MNR) y de Unión Nacional (UN), cada uno con un senador.

2 Al respecto, Jorge Lanzaro, compilador, Tipos de presidencialismo y coaliciones políticas


en América Latina, CLACSO, Buenos Aires, 2003. En su ensayo “Tipos de presi-
dencialismo y modos de gobierno en América Latina”, este autor considera esta
circunstancia como una expresión de pluralismo que debe ser abordado en relación
al “régimen de gobierno, a los procesos de elección, la representación y los pro-
cesos decisorios en los poderes del Estado, la estructura de la administración y las
relaciones de partido” (P. 45). Desde otra perspectiva, con el caso mexicano como
ejemplo, Alonso Lujambio en “Gobiernos divididos en once estados de la Federa-
ción Mexicana, 1989-1997”, señala que un gobierno dividido “es aquel donde, en el
marco de un régimen de división de poderes, el partido que llevó al presidente […]
a ocupar la titularidad del Poder Ejecutivo no cuenta con el control mayoritario,
esto es, con por lo menos 50 por ciento más uno de los escaños en la Asamblea
Legislativa” (2006. P. 19). El procedimiento legislativo en sistema bicamaral boli-
viano establece que una ley debe ser aprobada por ambas cámaras —una de origen
y otra revisora— o, en su defecto, en una sesión de Congreso, lo que proporciona
una importancia decisiva a la cámara alta.
54 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El gobierno del MAS inició su gestión en enero de 2006 manejando


la presidencia de ambas cámaras, puesto que la cabeza del Senado fue
cedida al MAS por el peso de su victoria electoral en los comicios gene-
rales. En cambio, desde enero de 2007, la oposición hizo prevalecer su
fuerza y la presidencia de este órgano recayó en manos de un senador
de UN, con el apoyo de PODEMOS y el MNR, en buena medida como
respuesta a un ‘cerco’ al Congreso, un acto de presión realizado en no-
viembre de 2006 por sectores campesinos e indígenas afines al MAS,
para forzar la aprobación de una norma modificatoria de la ley agraria,
en una sesión que marcaría las relaciones entre los partidos con repre-
sentación parlamentaria.
A partir de entonces, con el control del Senado, la oposición parla-
mentaria incidió sobre las decisiones gubernamentales, ya sea mediante
observaciones a contratos de inversión en la minería y sugerencias a los
nuevos contratos petroleros, mediante la dilación en el tratamiento de va-
rios proyectos de ley remitidos por la cámara de Diputados (en relación a
salud, vivienda, lucha anticorrupción), o a través de una solicitud al Poder
Ejecutivo para que formule una protesta contra el gobierno venezolano
por declaraciones del Presidente Hugo Chávez sobre asuntos internos
del país. Este esquema de gobierno dividido se reprodujo en 2008, puesto
que la presidencia del Senado pasó a manos de PODEMOS, principal
fuerza opositora, y las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Senado
continuaron bajo esa impronta. Ante esta situación, el partido de gobier-
no optó porque el vicepresidente de la república asuma la conducción
del congreso ‘algo que en el pasado era un hecho excepcional porque esa
función era asumida por el presidente del Senado’ para dirigir las sesiones
y definir la agenda de debate. También que el Presidente de la república
advierta con la emisión de decretos en caso de que el Senado no apruebe
sus iniciativas de ley, a lo que se sumó la advertencia de que los ministros
no comparecerían a las interpelaciones parlamentarias. Finalmente, en un
hecho igualmente inédito, diversos sectores sociales afines al partido de
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 55

gobierno organizaron movilizaciones para presionar o doblegar a la opo-


sición mediante cercos a las instalaciones del Poder Legislativo.
El cerco al Congreso se convirtió en un método de presión de los
movimientos sociales afines al MAS para contrarrestar la capacidad de
veto de la oposición parlamentaria en el Senado3. Estos cercos se rea-
lizaron en cuatro oportunidades: a fines de noviembre de 2006 para
la aprobación de modificaciones a la Ley INRA, que eran cuestiona-
das por grupos empresariales agropecuarios. En la tercera semana de
noviembre de 2007, para forzar la aprobación de la “renta Dignidad”
en medio de un conflicto con las prefecturas opositoras. En 2008, a
fines de febrero, para la aprobación de la convocatoria a referéndum
constituyente para “refrendar” el nuevo texto constitucional aprobado
por la Asamblea Constituyente4 (medida suspendida por observaciones
jurídicas y administrativas de la Corte Nacional Electoral) y una norma
interpretativa de la Ley del Referéndum que restaba legalidad a la con-
sulta departamental sobre los estatutos autonómicos de Santa Cruz5.
Finalmente, en octubre de 2008, se realizó otro cerco para presionar la
aprobación congresal de la convocatoria a referéndum constituyente,
pero se transformó en respaldo a las negociaciones entre oficialismo y

3 Una interesante lectura acerca de los “actores de veto” aunque con una mención
lateral al rol opositor del Senado, en el artículo de Diego Ayo: “¿Evo Morales es
más poderoso que Víctor Paz?”, en semanario Pulso, Año 9, Número 463, 17-23 de
agosto de 2008.
4 La Ley 3836, en el artículo 1º, señalaba: “Se convoca a referéndum nacional consti-
tuyente, a realizarse el 4 de mayo de 2008 para dirimir por mayoría de votos el artí-
culo 398 de la nueva Constitución Política del Estado que no alcanzó la aprobación
de dos tercios de votos de los miembros presentes de la Asamblea Constituyente en
la fase de detalle, así como para refrendar el texto íntegro de la nueva Constitución
Política del Estado presentado al Congreso Nacional por la Asamblea Constituyen-
te el 15 de diciembre de 2007”.
5 Sobre este aspecto que pone en evidencia el uso de las reglas formales como re-
cursos de poder para menoscabar la estrategia del movimiento autonomista: “Se
interpreta el artículo 6º parágrafo III de la Ley 2769 en sentido de que en tanto no
existan gobiernos departamentales, entendiéndose a éstos como gobiernos con-
formados por órganos ejecutivos y órganos deliberantes elegidos ambos por voto
popular en el marco de la autonomía departamental, el referéndum departamental
será convocado exclusivamente por el Congreso Nacional” (Art. 1º. Ley 3538).
56 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

oposición que modificaron más de una centena de artículos del proyec-


to de Constitución Política del Estado para viabilizar el acuerdo político
más importante de este período, cuyos rasgos analizamos con detalle en
otro acápite.
Es preciso resaltar la importancia de la mayoría opositora en el Se-
nado para que la crisis política haya desembocado en una solución insti-
tucional, puesto que el órgano legislativo era un camino ineludible para
la culminación del proceso constituyente mediante la convocatoria a un
referéndum. El requisito de una mayoría calificada de dos tercios para
aprobar leyes y, también, para la designación de autoridades en varios
cargos del Poder Judicial y en la Corte Nacional Electoral, proporcionó
un recurso de poder adicional a la oposición que, en ciertos casos, se
transformó en capacidad de veto con consecuencias negativas para el
proceso decisional, aunque también se convirtió en un incentivo para
el establecimiento del acuerdo congresal de octubre de 2008. En suma,
la circunstancia de gobierno dividido fue un factor de exacerbación de las
discrepancias entre oficialismo y oposición, empero, también se trans-
formó en el ámbito de la negociación viable después del fracaso del
diálogo entre el Presidente y los prefectos, realizado en septiembre de
2008 como intento de conciliar posturas después de los graves conflic-
tos desatados en varios departamentos con posterioridad al referéndum
revocatorio de mandato. Precisamente, las divergencias entre el gobier-
no central y varias regiones es la manifestación de otro fenómeno polí-
tico novedoso que se expresa como pugna vertical de poderes.
División vertical de poderes
Con la elección de prefectos mediante voto ciudadano en diciem-
bre de 2005 se configuró, por primera vez en la historia, una suerte de
división vertical de poderes que expresa una territorialización del conflicto
político, porque la mayoría de los vencedores eran rivales del MAS y el
papel opositor de los prefectos se potenció en los cuatro departamentos
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 57

de la “media luna”, con la victoria del “sí” en el referéndum autonómico


realizado siete meses después6.
Si bien la división vertical de poderes implica la descentralización de la
potestad legislativa7 y exige, por lo tanto, un rediseño de competencias
y atribuciones de los gobiernos subnacionales, en el caso boliviano se
trata de una división “parcial” porque —si bien se modifica el origen y
la legitimidad de las autoridades departamentales— se limita a la dispo-
nibilidad de recursos de poder por parte de los prefectos y presenta un
sesgo más político que institucional, porque esa elección formaba parte
de un proceso de descentralización formulado como demanda por au-
tonomía departamental, cuyas características definitivas dependían de la
reforma constitucional.
En estas circunstancias se inició una pugna entre el gobierno central
y los prefectos opositores que, junto con algunos movimientos cívicos,
actuaron de manera colectiva en contra del oficialismo, agrupados en
el Consejo Nacional por la Democracia (CONALDE). Tanto en temas

6 En Oruro, Potosí y Chuquisaca vencieron candidatos del MAS; en Beni, Pando y


La Paz la victoria correspondió a candidatos de PODEMOS, en cambio, en Santa
Cruz, Tarija y Cochabamba, los prefectos fueron a la cabeza de agrupaciones ciu-
dadanas, todas de signo opositor. A mediados de 2008, debido a la renuncia del
prefecto, se realizaron nuevas elecciones en Chuquisaca que fueron ganadas por la
candidata de una coalición opositora. Durante unos meses, la oposición regional
contaba en sus filas con siete prefectos aunque el prefecto de La Paz mantuvo
cierta independencia respecto a ese bloque. Los resultados del referéndum autonó-
mico dieron la victoria al “sí” en Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, cuyos prefectos
obtuvieron un recurso de poder más decisivo para encarar sus relaciones con el
gobierno del MAS.
7 Al respecto, Manuel García Pelayo, “Estado de partidos”, Obras Completas II, Centro
de Estudios Constitucionales, 1991. Este autor plantea que la presencia de miem-
bros de un partido predominante —o de una coalición— en los distintos órganos
de gobierno permitiría mitigar los conflictos de competencia entre niveles, en cam-
bio, la dispersión en la representación, con ausencia de partidos nacionales fuertes,
provocaría una situación de crisis porque “los órganos centrales son ocupados por
poderes periféricos”. Es evidente que el caso boliviano, en un contexto de transi-
ción estatal, se encuentra en una situación intermedia en la que ciertos órganos de
gobierno regional no responden a las directrices del Poder Ejecutivo, pero tampo-
co gozan de autonomía, demanda que fue concebida por el gobierno central como
un proyecto de élites regionales que contradice su propuesta de reforma estatal.
58 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

de gestión pública —por ejemplo, la distribución de los recursos del


Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)— como en relación a la
descentralización estatal —el régimen de autonomías en el nuevo texto
constitucional—, se hicieron recurrentes las diferencias entre el oficialis-
mo y la oposición regional, y las divergencias se incrementaron porque
ambos bandos disponían de recursos de poder y no existían incentivos
para una relación de cooperación. Más aún, la aprobación del proyecto
oficialista del nuevo texto constitucional —a fines de 2007— que reco-
nocía otros niveles de autonomía territorial (municipal, regional e indí-
gena) con rango similar a las autonomías departamentales, provocó el
rechazo de los departamentos de la “media luna”, cuyas autoridades im-
pulsaron referéndums para aprobar sus propias normas (estatutos auto-
nómicos) entre mayo y junio de 2008 como respuesta a la “constitución
masista”. De esta manera, se generó un cuadro de mutuas acusaciones
de ilegalidad e ilegitimidad, que desembocó en una crisis política que
intentó ser resuelta con otro mecanismo plebiscitario. Así, Evo Morales
planteó como una salida política la convocatoria a referéndum revoca-
torio de mandato del Presidente de la república y de los prefectos, pese
a que esta institución no estaba contemplada en la Constitución Política
del Estado. En otras palabras, el MAS pretendió trasladar a las urnas la
disputa entre el gobierno y las autoridades departamentales en un inten-
to de cerrar ese frente de conflicto. Esta iniciativa fue aprobada por la
mayoría oficialista en la cámara de Diputados a mediados de diciembre
de 2007 y, a sugerencia de la oposición, fue considerada y aprobada de
manera sorpresiva por el Senado en mayo de 2008, cuatro días después
de la realización del referéndum departamental en Santa Cruz, ponien-
do en evidencia las divergencias entre la oposición parlamentaria y los
prefectos rivales del MAS.
Los resultados del referéndum revocatorio fueron favorables al par-
tido de gobierno, puesto que Evo Morales obtuvo 67 por ciento de los
votos y si bien fueron ratificados los prefectos de la “media luna”, el
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 59

frente regional opositor se debilitó con la revocatoria de los prefectos


de Cochabamba y de La Paz. Lejos de resolver la crisis política, la in-
terpretación de los resultados de la consulta exacerbó esta pugna, que
derivó en una radicalización de las acciones de protesta desplegadas por
el CONALDE —con los hechos luctuosos de Pando como momento
culminante— que debilitaron la influencia de este actor regional y con-
dujeron el conflicto a un escenario de diálogo entre el Presidente y los
prefectos que, pese a su fracaso, sentó las bases para el acuerdo congre-
sal en octubre de 2008.
Asamblea Constituyente
La Asamblea Constituyente se convirtió en otro escenario de ma-
nifestación de la polarización política porque en él se reprodujo la dis-
tribución de fuerzas del Parlamento, con el MAS con mayoría absoluta
y las tres fuerzas de oposición con alrededor de un tercio de votos, im-
prescindibles para la aprobación del nuevo texto constitucional. A este
cuadro se sumó una presión adicional proveniente de actores sociales de
diversa índole, como el movimiento campesino e indígena en relación al
MAS y el movimiento cívico regional respecto a la oposición; presiones
que, aunadas a la ausencia de concertación en el sistema de partidos,
condujeron a un virtual fracaso de la Asamblea Constituyente como
proceso/escenario de la reforma estatal bajo pautas de concertación.
Este cónclave transitó varias etapas que muestran modificaciones
en la trama de la conflictividad y ponen en evidencia los límites insti-
tucionales para un intercambio político basado en la cooperación. La
primera etapa transcurrida entre agosto y diciembre de 2006, se carac-
terizó por la discusión entorno al carácter “originario” o “derivado” de
la Asamblea Constituyente y sobre la fórmula de votación para aprobar
los artículos del nuevo texto constitucional. El oficialismo pretendió
otorgar atribuciones plenipotenciarias a ese organismo y aplicar la regla
de mayoría absoluta en detrimento de la regla de dos tercios que estaba
establecida en la ley de convocatoria. Este impasse derivó en una frac-
60 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tura entre oficialismo y oposición y el conflicto se trasladó a espacios no


institucionales con paros cívicos, huelgas de hambre e, inclusive, graves
enfrentamientos entre civiles.
La segunda etapa transcurre durante el primer cuatrimestre de 2007
con el trabajo en comisiones, donde se dieron coincidencias en más de
la mitad de los temas en cuestión. Sin embargo en las comisiones con-
sideradas de mayor importancia se aprobaron documentos por mayoría
(oficialista) y por minoría (oposición), susceptibles de ser debatidos y
votados en plenaria. En la crucial comisión sobre “Visión de País” —en
la cual se definió el tipo de Estado— el MAS optó por una maniobra
para desechar el documento de la oposición, apoyando como texto por
minoría un documento análogo a la propuesta oficialista. Asimismo, en
la comisión decisiva que abordó el tema de descentralización y auto-
nomías no se produjo acercamiento alguno. Sin embargo, las divergen-
cias adquirieron contornos más complejos debido a la aparición de un
tema imprevisto: la capitalidad plena, que reflotó la disputa centenaria
entre La Paz y Sucre. Ante el intento del MAS de aprobar un tipo de
Estado privilegiando los derechos colectivos de los pueblos indígenas y
oponiendo autonomías indígenas a las autonomías departamentales, la
oposición optó por apoyar la demanda de traslado de los poderes Eje-
cutivo y Legislativo a Sucre. La fórmula utilizada fue la inclusión de este
tema en los informes por minoría y la respuesta del MAS fue movilizar
más de un millón de personas en La Paz bajo la consigna: “la sede no
se mueve”. La reacción en Sucre fue conminar a la Asamblea Constitu-
yente a tratar el tema mediante movilizaciones y actos de presión que
impidieron la realización de las sesiones plenarias. Es decir, un tema se-
cundario adquirió otro temperamento con el apoyo de la bancada opo-
sitora, hasta convertirse en el principal escollo para la continuidad de la
Asamblea Constituyente.
Un tercer momento transcurre en el mes de agosto de 2007 cuando
se suscribió un acuerdo parlamentario para aprobar una ley que amplia-
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 61

ba las sesiones de la Asamblea Constituyente, con base en un intercam-


bio de beneficios mutuos entre oficialismo y oposición. Empero, ape-
nas reanudadas la sesiones, la bancada mayoritaria del MAS aprobó una
resolución que eliminaba de la agenda el tema de “capitalidad plena”.
Un incremento de protestas promovidas por los cívicos chuquisaque-
ños impidió, durante varios meses, el funcionamiento de la Asamblea
Constituyente. En esas circunstancias se llevó adelante el segundo es-
fuerzo de concertación entre las fuerzas políticas con representación
parlamentaria, que incluyó a otras 12 pequeñas agrupaciones que te-
nían constituyentes. En octubre se conformó un denominado “consejo
político suprapartidario” bajo la coordinación del vicepresidente de la
república y sus participantes, excepto PODEMOS, conciliaron criterios
respecto al tipo de Estado, la propiedad de los recursos naturales, la or-
ganización de los poderes del Estado, las formas de propiedad y el régi-
men de autonomías. Empero, respecto al crucial tema de la capitalidad,
el acuerdo planteó su negativa al traslado de los poderes Ejecutivo y
Legislativo a Sucre y ofreció una serie de opciones compensatorias. Los
dirigentes cívicos chuquisaqueños rechazaron la propuesta y el “consejo
político suprapartidario” quedó disuelto sin cumplir su propósito. Las
protestas arreciaron y el oficialismo optó por continuar las sesiones de
la Asamblea Constituyente sin modificar los informes de comisión ni la
agenda del cónclave.
Así se inicia la cuarta etapa, a fines de noviembre de 2007, cuando
se llevó a cabo una sesión plenaria —en un recinto militar— con la sola
presencia de la bancada oficialista y sus aliados, que procedieron a apro-
bar el proyecto del nuevo texto constitucional “en grande”, en medio de
protestas, enfrentamientos entre civiles y represión policial, con el saldo
de tres personas fallecidas. Posteriormente, en diciembre se llevó a cabo
la última sesión plenaria en Oruro y la mayoría oficialista aprobó en
“detalle” el proyecto de la nueva Constitución Política del Estado, cues-
tionada en su legalidad y legitimidad por la oposición. A la usanza de las
presiones al Senado, los sectores sociales afines al oficialismo promovie-
62 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

ron cercos, en noviembre y diciembre de 2007, en los lugares donde se


llevaron a cabo las sesiones finales de la Asamblea Constituyente.
Este complejo marco institucional con tres escenarios distintos e
intersectados por los temas de la agenda política, dificultó las interac-
ciones entre oficialismo y oposición (parlamentaria y regional), provo-
cando que el proceso decisional carezca de eficacia ante la ausencia de
concertación en los diversos ámbitos. Si durante el año 2007 conver-
gieron los conflictos políticos derivados de la coexistencia de gobierno
dividido, pugna vertical de poderes y proceso constituyente, en su tramo
final el MAS optó por reducir esa complejidad del sistema político. Por
una parte, mediante la culminación de las deliberaciones en la Asamblea
Constituyente y la aprobación de un texto constitucional susceptible de
ser refrendado o rechazado en referéndum y, por otra parte, a través de
la aprobación —en la cámara de Diputados— de una convocatoria a
referéndum revocatorio para dirimir las pugnas entre el Presidente de la
república y los prefectos. Con esas decisiones se pretendió encauzar el
decurso del proceso político al sistema de partidos, puesto que el tenor
legal de las convocatorias a los referéndums se definió en el Parlamento,
convertido en espacio decisorio después de varios meses sin incidencia
en el proceso decisional. Preciosamente, este complejo cuadro institu-
cional permite explicar las características de la conflictividad que vivió
la sociedad boliviana entre 2006 y 2008.

Tipos de conflicto, actores y resultados


El conflicto es parte constitutiva de la realidad sociopolítica puesto que
expresa el desfase entre el orden societal sintetizado en el Estado y la
dinámica social que se expresa en nuevos comportamientos y prácticas8.

8 Estas consideraciones fueron esbozadas en Fernando Mayorga: “Herramientas


para el análisis político”, Revista Lazos, Año 3, Números 5 y 6, La Paz, 2008.
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 63

Asimismo, el conflicto tiene como trasfondo una asimetría en las relacio-


nes entre agentes individuales y colectivos que se disputan bienes mate-
riales y/o simbólicos. En esa medida, el conflicto forma parte del habitus
de una sociedad, en cambio, no es frecuente que se manifieste a través
de la violencia y se agudice al extremo de poner en cuestión las pautas de
convivencia ciudadana. Entre 2006 y 2008, la conflictividad dio un salto a
la violencia con el sello peculiar de enfrentamientos entre civiles y con el
aditamento peculiar de estar impulsada por motivos y disputas políticas.
La polarización ideológica en el sistema de partidos se extendió a la socie-
dad aunada a divergencias programáticas, diferencias identitarias y dispu-
tas regionales. Su despliegue en un escenario institucional complejo, como
el que describimos en el acápite anterior, inhibió los escasos intentos de
concertación, puesto que la beligerancia discursiva tuvo consecuencias
negativas en los espacios político institucionales, al margen de la acción
directa de grupos sociales que ponían en cuestión la eficacia de la política
institucional que, desde principios de esta década, convive con la “política
en las calles”. Así, paralelamente a la coexistencia de varios escenarios
político institucionales, se produjo una explosión de manifestaciones, ca-
bildos, cercos y marchas, cuyas demandas fueron encauzadas a la política
institucional mediante la convocatoria a ejercicios plebiscitarios enmarca-
dos en la democracia participativa instaurada desde 2004.
Por ello, una taxonomía de los conflictos sociales vividos entre 2006 y
2008 exige considerar la confluencia de estos múltiples elementos para es-
tablecer sus características peculiares, puesto que ya no se trata solamente
de una dinámica conflictiva afincada en la tensión entre demanda social y
respuesta estatal, que involucra a determinados sectores sociales sino que
pone en juego diversas aristas que permiten hablar de un carácter compuesto
del conflicto, en el sentido de agregación y mezcla de actores, demandas e
intereses, cuyos rasgos analizamos a continuación.
Para evaluar la dinámica conflictiva es preciso considerar que en los
conflictos intervienen actores que se mueven de acuerdo a ciertas reglas
64 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

y en determinados escenarios, desplegando estrategias discursivas y uti-


lizando recursos de poder para alcanzar sus objetivos. Entre los acto-
res sobresalen aquellos que son de carácter estratégico, porque tienen
capacidad para provocar o resolver un conflicto y cuentan con aptitud
para propiciar o evitar su solución, asimismo, son capaces de formar
coaliciones a partir de la articulación de demandas generales o particu-
lares. Su cualidad estratégica depende de la disponibilidad de recursos
de poder —materiales o simbólicos— y este acervo varía si actúan des-
de espacios estatales o desde la sociedad civil, y también del grado de
consistencia organizativa y de capacidad de movilización. Es evidente
que entre los años 2006 y 2008 una novedad vinculada a este tema fue
la conformación de dos nuevas entidades de carácter supraorganizati-
vo, como el CONALDE y la Coordinadora Nacional por el Cambio
­(CONALCAM), que muestra intentos de agregación de recursos de
poder por parte de la oposición y del oficialismo respectivamente, en
ambos casos utilizando el aparato estatal ya sea a nivel central o depar-
tamental.
Los actores estratégicos orientan su comportamiento de acuerdo a
reglas o normas —formales o informales— que incentivan o inhiben
ciertas conductas, que también dependen de los escenarios en los cuales
se desenvuelve un conflicto o se toman decisiones, puesto que algunos
contextos institucionales contienen actores y reglas específicas —por
ejemplo, el Parlamento— y el comportamiento de los protagonistas es
más previsible que en un espacio no institucionalizado, como “la calle”.
Sin embargo, los escenarios institucionales no son estáticos y su capaci-
dad para procesar un conflicto depende de la relación de fuerzas entre
los actores que operan en su seno, igualmente, cada escenario cumple
diversas funciones en el transcurso del conflicto. Finalmente, los actores
despliegan una estrategia discursiva que se asienta en una racionalidad a
partir de la cual definen sus metas, utilizan recursos de poder, privilegian los
escenarios de intervención y seleccionan las reglas para enmarcar su com-
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 65

portamiento. Empero, al margen de su intención, el significado del discurso


de los actores estratégicos no es unívoco sino que depende de su entrela-
zamiento con otros discursos y se modifica en el transcurso del conflicto.
En un contexto de conflicto recurrente se produce una imbricación
de reglas formales y pautas informales, esto acontece con mayor énfasis
en sociedades, como la boliviana, donde la institucionalidad es débil y
con mayor razón si el conflicto se produce también entorno a las reglas
y su validez o carácter vinculante, tal como aconteció entre 2006 y 2008.
La conflictividad política durante estos años estuvo centralmente vin-
culada al debate entorno a la vigencia de una regla de mayoría califica-
da —dos tercios de votos en la Asamblea Constituyente— que definía
los márgenes de acción del oficialismo y de la oposición y se constituía
en un nítido recurso de poder, al extremo que entorno a este tema se
produjo la primera confrontación a gran escala entre el oficialismo y la
oposición. En otros casos, la interpretación de la validez de una regla
estuvo sometida a los vaivenes del proceso político; así como por ejem-
plo, los cuestionamientos a la legalidad de la aprobación del proyecto de
nueva Constitución Política del Estado por la Asamblea Constituyente
y de los estatutos autonómicos mediante referéndums departamentales,
fueron relativizados para viabilizar el acuerdo congresal de octubre de
2008; acuerdo que implicó la transformación del Parlamento en virtual
congreso constituyente para modificar el proyecto de nueva Constitu-
ción con la finalidad de aprobar la convocatoria al referéndum consti-
tuyente en estricta observancia al procedimiento legislativo. Es decir, el
carácter vinculante de la norma constitucional o de las leyes, fue motivo
de interpretación de acuerdo a las estrategias discursivas de los actores
estratégicos y al desarrollo del conflicto que se trasladó de un espacio
informal —como el diálogo entre el Presidente de la república y los
prefectos— a un escenario formal como el Parlamento, aunque en me-
dio de un cerco que intentó subordinar las decisiones congresales a la
presión callejera que, sin embargo, orientó su accionar a exigir el cum-
66 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

plimiento de la ley mediante la aprobación congresal de la convocatoria


al referéndum constituyente.
Una de las peculiaridades de la conflictividad de este período es la
existencia de una coalición compacta entorno al gobierno y una coali-
ción dispersa en el caso de la oposición, cuya disparidad y fragmenta-
ción fue un dato relevante. En el proceso político boliviano transcu-
rrido entre 2006 y 2008 solamente un actor estratégico tuvo presencia
en todos los escenarios: el MAS como partido de gobierno, en tanto
principal fuerza parlamentaria, mayoría en la Asamblea Constituyente
y, a través del Presidente de la república, como interlocutor —en los
diálogos— de los prefectos opositores. A los recursos de poder que le
proporcionaba su presencia en el gobierno y su supremacía en el siste-
ma de partidos, se sumó la capacidad de movilización de diversos sec-
tores sociales que, desde principios de 2007, se “institucionalizó” en la
CONALCAM, una coalición de organizaciones sociales que actúa bajo
la directriz de Evo Morales9, cuyo liderazgo es un importante recurso
de poder puesto que es el principal factor de unificación de los movi-
mientos sociales que apoyan al gobierno. La estrategia discursiva del
MAS combina una retórica radical acompañada de acciones de presión
mediante movilizaciones y que encuentra su límite en las posturas que
asume la oposición. Su relación con las reglas es ambigua y las utiliza de
acuerdo a la conveniencia de su estrategia, puesto que ante la actuación
opositora del Senado optó por acciones anti-institucionales, como los
cercos, y ante el fracaso de sus presiones callejeras se inclinó por salidas
formales, como los referéndums. Una muestra de esta ambigüedad fue
la conducta del MAS respecto al referéndum constituyente, convocado
mediante decreto presidencial pero rechazado por la Corte Nacional

9 Evo Morales, en su discurso de evaluación de dos años de gestión gubernamen-


tal, señaló que CONALCAM “será la máxima instancia de decisiones políticas,
que esté por encima del gabinete para profundizar los cambios” (La Razón, 24
de enero de 2008, en http://www.la-razon.com/versiones/20080124_006161/
nota_247_538205.htm).
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 67

Electoral por problemas jurídicos y administrativos y, luego, concertado


con la oposición parlamentaria en medio de un cerco de los sectores
movilizados por el gobierno.
En las filas de la oposición no existe un actor estratégico entorno
al cual se organicen sus diversas expresiones: parlamentaria y regional,
y por ello no conformaron una coalición con objetivos comunes sino
de manera episódica. En cada escenario actúan diversas fuerzas cuya
influencia varía en función del conflicto: en el escenario parlamenta-
rio y en la Asamblea Constituyente convergieron PODEMOS, UN y el
MNR, empero, solamente en el Senado actuaron en bloque para con-
trolar ese órgano. En cambio, en la Asamblea Constituyente se manifes-
taron las divergencias entre estas tiendas políticas, puesto que PODE-
MOS adoptó posiciones reacias a la concertación con el MAS a diferen-
cia de los otros dos partidos. Una razón de esta conducta tiene que ver
con la composición de la bancada parlamentaria de PODEMOS, en la
que sobresale una mayoría de representantes de las regiones opositoras
que, en varias circunstancias, siguieron las directrices de los movimien-
tos cívico-regionales, llegando a provocar fisuras en la bancada de esa
tienda política. Esta divergencia es una consecuencia de la pugna ver-
tical de poderes, donde prevalecen otras fuerzas opositoras, como los
prefectos y los comités cívicos. La mayoría de los prefectos opositores
no tienen vínculo orgánico con los partidos parlamentarios y su margen
de acción depende de los recursos de poder disponibles, entre los que
sobresalen los resultados favorables del referéndum autonómico, que se
constituyen en el sustrato legal y legítimo de las movilizaciones regiona-
les de la “media luna” impulsadas por los comités cívicos. Precisamen-
te, los comités cívicos y los prefectos de varios departamentos confor-
maron en agosto de 2007 un nuevo actor estratégico, el CONALDE,
para desplegar acciones contra el gobierno, pero su tarea presentó los
límites de la situación política en cada departamento, como el caso de
Cochabamba que formó parte de esa instancia pero con una figura pre-
68 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

fectural fuerte y un débil comité cívico, una situación contraria a lo


acontecido en Chuquisaca. Con todo, el CONALDE dispuso de una
enorme capacidad de movilización en la “media luna”, provocando una
territorialización del conflicto, debilitando la acción de las autoridades
del gobierno central pero con el límite de la carencia de normas legales
para la implementación de su demanda de autonomía. Esta situación
llevó a el CONALDE a impulsar los referéndums departamentales para
aprobar los estatutos autonómicos en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija,
en consultas populares contrarias a la norma constitucional. Esta deci-
sión puso en evidencia una conducta similar a la del MAS, puesto que
durante el desarrollo de la Asamblea Constituyente y con sus resultados
cuestionados, el CONALDE esgrimió un discurso basado en la defensa
del “estado de derecho”, pero ese discurso perdió predicamento en el
transcurso de 2008, cuando promovió los referéndums departamentales
al margen de la norma constitucional.
La existencia de una oposición dividida dificultó las negociaciones
con el gobierno, porque en cada escenario actuaban distintas fuerzas,
algunas veces en situaciones de franca divergencia, como ocurrió en
relación a la convocatoria al referéndum revocatorio aprobada por el
Senado, a iniciativa de PODEMOS y a contramano de la estrategia de la
oposición regional que había iniciado la serie victoriosa de referéndums
departamentales en mayo de 2008.
Este cuadro complejo muestra la cualidad peculiar de los conflictos
entre los años 2006 y 2008, que se caracterizan por su índole com-
puesto porque implicaba la superposición de temas que se trataban en
diversos escenarios institucionales con diversa configuración de actores
políticos y sociales. Dos momentos de intensificación y agregación de
conflictos ejemplifican este aserto.
En noviembre de 2006, después de un fallido intento de concerta-
ción entre bancadas parlamentarias, se aprobó una norma modificatoria
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 69

de la Ley INRA bajo la presión de un cerco campesino e indígena y


con la participación de tres senadores opositores suplentes en apoyo
a la iniciativa gubernamental, quebrando la resistencia de la oposición
parlamentaria que evitaba la instalación de sesiones dejando sin quórum
el recinto. Esta postura era una respuesta a la aprobación del reglamento
de debates en la Asamblea Constituyente por parte de la mayoría ofi-
cialista que contradecía, según la oposición, el tenor de la convocatoria
de ese cónclave que había establecido dos tercios de votos para la apro-
bación de los artículos del nuevo texto constitucional. La postura de la
oposición parlamentaria fue secundada con una huelga de hambre en
algunas ciudades, amenazas de paro cívico en cinco regiones y protestas
del sector empresarial agropecuario. Adicionalmente, el oficialismo pro-
movió una norma para censurar prefectos, la que fue entendida como
una amenaza contra las autonomías por parte del movimiento cívico.
Es decir, un tema referido al proceso constituyente se ligaba a una po-
lítica pública y ambos eran encarados por la oposición parlamentaria
y regional como parte de un solo conflicto, al que se sumaba la pelea
entre el gobierno central y las prefecturas. El cerco de un bando y la
huelga de hambre de otro bando eran las manifestaciones de apoyo a
los actores políticos que adecuaron sus estrategias a una situación que
le proporcionaba a la oposición un margen de veto, que fue superado
con un cerco al Senado, al margen de la amenaza presidencial de apli-
car la norma por decreto. Como secuela de este evento se produjo la
unificación de la oposición parlamentaria que, semanas después, pasó a
controlar la presidencia del Senado dando inicio a una nítida situación
de gobierno dividido.
El segundo ejemplo es un momento decisivo para el decurso del
proceso político y está signado por enfrentamientos entre campesinos
y citadinos en Cochabamba, en enero de 2007, que constituye un mo-
mento de inflexión en la conflictividad social. El detonante fue una con-
centración convocada por la prefectura y el comité cívico en apoyo a la
70 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

huelga de hambre que reclamaba el respeto a los dos tercios en la Asam-


blea Constituyente. En esa ocasión, el prefecto de Cochabamba anunció
su apoyo a Santa Cruz y el inicio de una campaña de firmas para solicitar
un nuevo referéndum por la autonomía departamental. La respuesta del
oficialismo fue una movilización campesina pidiendo la renuncia de esa
autoridad y el ataque a las instalaciones prefecturales, que condujeron a
una escalada de violencia que concluyó en enfrentamientos entre miles
de personas que apoyaban al gobierno o al prefecto, poniendo en juego
elementos discursivos de la agenda política nacional: por un lado, un
bando acusaba a sus adversarios de separatistas, oligarcas, neoliberales y
racistas; por otro lado, las acusaciones eran de totalitaristas, comunistas,
chavistas e indios. La solución política fue el repliegue de los campesi-
nos movilizados y la propuesta presidencial de una ley de referéndum
revocatorio, la que recién fue remitida al Congreso a fines de 2007.
Es decir, cada conflicto ponía en juego los diversos temas que divi-
dían al escenario político y a la sociedad y se desarrollaba en múltiples
escenarios, incluida la calle, hasta desembocar en el Parlamento. En esa
medida, cualquier clasificación de los conflictos debe considerar esta
lógica de agregación, que transforma un conflicto localizado territorial-
mente o circunscrito sectorialmente en ingrediente de una pugna global
y generalizada, que le proporciona un sentido político que trasciende su
motivación particular. Sin duda, aparte de este carácter compuesto de la
conflictividad, el dato más llamativo y preocupante fueron los enfrenta-
mientos violentos entre civiles que se iniciaron en Cochabamba en ene-
ro de 2007, y se reprodujeron en Sucre, Tarija y Santa Cruz, alcanzando
su momento culminante en Pando, en septiembre de 2008, con el uso
de armas de fuego en la masacre de campesinos en Porvenir.
No minimizamos la conflictividad convencional expresada en la
multiplicación de actos de protesta de diversa índole que permiten
evaluar el lapso comprendido entre 2006 y 2008, como un período de
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 71

mayor conflictividad10, sin embargo, consideramos que su carácter com-


puesto, involucrando diversos temas y múltiples actores en variados es-
cenarios es el sello peculiar de los tres años de gestión del gobierno de
Evo Morales.

Características políticas de los ejercicios de pacto


En el transcurso de los años 2006 y 2008 se produjeron algunos intentos
de concertación entre actores estratégicos, como respuesta a situaciones
de conflicto que ponían en riesgo la continuidad del proceso constitu-
yente, la implementación de las políticas gubernamentales o la atención
de la demanda autonómica. En todos los casos, el punto de partida fue
la adopción de posiciones irreductibles ante el tema de conflicto que,
ante la imposibilidad de una victoria absoluta por parte de alguno de los
contendientes, fueron convergiendo hacia posturas moderadas en bús-

10 En un estudio sistemático realizado por Roberto Laserna y Miguel Villarroel se


consignan, en perspectiva comparada con otros períodos gubernamentales, para el
lapso comprendido entre el 23 de enero de 2006 y el 31 de enero de 2008, algunos
datos relevantes. Existe un “notable incremento en el promedio de conflictos nue-
vos al mes (40,4 eventos), que es el tercero más elevado entre las trece coyunturas
consideradas en este informe (desde 1970)[…] también aumentó la proporción de
conflictos que tienen por escenario los centros urbanos del país (72,4 por ciento)
[…] También se incrementó la proporción de eventos que involucró a la totalidad
de un departamento (2,6 por ciento)”. Otra serie de datos interesantes, que respal-
dan nuestro análisis, tiene que ver con el “objetivo principal de los conflictos” pues-
to que “las demandas y reclamos entorno a temas de ‘política coyuntural’ son las
más frecuentes […] (47,7 por ciento) y detentan el porcentaje más elevado respecto
a los trece períodos estudiados [desde 1970], entre ellos la mayor parte buscó ex-
presar rechazo al gobierno y sus políticas (26,7 por ciento) o exigir el cambio de las
normas y leyes del país (16,7 por ciento), pero también mostrar apoyo al gobierno
y sus políticas (4,2 por ciento)”. A esto se podrían sumar lo que los autores deno-
minan objetivos “político institucionales” con 9,2 por ciento, que se encuentran de-
trás de los conflictos derivados de “luchas económicas” (16,8 por ciento) y “luchas
sociales” (13,3 por ciento). Finalmente, los autores clasifican la “forma principal
de los conflictos” donde sobresalen “marchas-manifestaciones” (34,6 por ciento),
“tomas-motines” (17 por ciento) y “bloqueos rurales” (14 por ciento), eventos que
junto con otros que implican una “adhesión activa” de los participantes “conllevan
un mayor riesgo de violencia durante su desarrollo” (Pp. 65-69). Roberto Laserna y
Miguel Villarroel, 38 años de conflicto en Bolivia, CERES/COSUDE/Instituto para la
Democracia, La Paz, 2008.
72 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

queda de soluciones. Esta búsqueda fue ineficaz debido a la existencia


de estrategias paralelas en los actores, la superposición de escenarios
para el tratamiento de la agenda y la presión de sectores no directamente
involucrados en las negociaciones. A nuestro juicio, ni la existencia de
doble estrategia en los actores, ni la superposición de escenarios políti-
cos, y tampoco la presión de actores externos a los protagonistas expli-
can, por separado, el curso accidentado de las negociaciones.
Un rasgo de cultura política estuvo presente en todos estos intentos
y, en cierta medida, explica la doble estrategia asumida por los negocia-
dores: la desconfianza entre los actores estratégicos, actitud que fue in
crescendo a medida que se exacerbó la polarización política. Otro elemen-
to que obstaculizó la postura de una actitud dialogante fue el explícito
rechazo oficialista a las pautas de negociación del pasado, a aquellos
procedimientos que caracterizaron a la “democracia pactada” y que son
concebidos como intercambio de canonjías (distribución de cargos y
reparto de cuotas de poder entre los partidos tradicionales) y como
conciliábulos, esto es, carentes de transparencia. Esta visión oficialista
se manifestó, inclusive, en la negación de los términos que en el pasado
eran sinónimo de negociación, de esta manera, el pacto fue asimilado
a la “democracia pactada” (así como concertación a gobernabilidad) y
concebido como una concesión a la oposición. En las filas de la oposi-
ción se manifestó un recelo ante el cambio de pautas de conducta, aje-
nas a las predominantes en las décadas anteriores, y ante la presencia de
una nueva élite gobernante provista de otros modos de hacer política,
entre los que sobresale la cultura de negociación sindical, caracterizada
por la formulación de objetivos maximalistas como punto de partida.
En el transcurso de la gestión gubernamental la oposición fue adoptan-
do esta lógica maximalista, atizada por la competencia interna en sus
filas y por la presión de actores ajenos a la política institucional. Estos
elementos explican el decurso de los intentos de concertación entre los
años 2006 y 2008.
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 73

Las negociaciones entre oficialismo y oposición se dieron en cua-


tro oportunidades en el transcurso de casi tres años de gestión guber-
namental: dos acuerdos entre partidos en 2007 —para resolver temas
de la Asamblea Constituyente— y dos diálogos entre el Presidente y los
prefectos en 2008 —para mitigar los conflictos entre el gobierno y las
regiones—, son los antecedentes para el acuerdo congresal de octubre de
2008, el único que resultó siendo eficaz en términos de cumplimiento de
sus objetivos. Los acuerdos enfatizaron una faceta institucional de la ne-
gociación y los diálogos, una dimensión expresiva mostrando, en ambos
casos, las limitaciones de la negociación en un contexto de polarización11.
Acuerdos partidistas en 2007
El primer acercamiento entre oficialismo y oposición estuvo referido
a la ampliación del período de deliberaciones de la Asamblea Constitu-
yente, mediante un acuerdo que involucró a los partidos con represen-
tación parlamentaria, que también eran mayoría en el cónclave constitu-
yente. Es decir, se trataba de escenarios formales y lo que estaba en la
mesa de debate eran las reglas y procedimientos de la Asamblea Cons-
tituyente, concretamente su período de funcionamiento y las pautas de

11 En Democracia (im)pactada en Bolivia, Tesis de Doctorado, Flacso, México, 2002, José


Luis Exeni elabora una sugerente taxonomía de los pactos que caracterizaron la
democracia, precisamente “pactada” entre 1985 y 2003. Distingue entre pacto entre
partidos, que conformaron coaliciones de gobierno para asegurar la gobernabili-
dad; concertación entre oficialismo y oposición mediante acuerdos parlamentarios
establecidos en “cumbres” de jefes de partidos para resolver coyunturas de crisis
y definir reformas; e intercambio entre sistema político y sociedad y sociedad ci-
vil mediante diálogos para definir la orientación de políticas públicas. A partir de
estas consideraciones, entre 2006-2008, el pacto era irrelevante porque existe un
partido dominante con tendencia a establecer un presidencialismo de mayoría. La
concertación mediante acuerdos parlamentarios y el intercambio mediante diálogos
entre gobierno y regiones son los mecanismos que se utilizaron con diversa eficacia
puesto que, como vimos, un rasgo de la política actual es la pérdida de centralidad
del sistema de partidos y la diversificación de escenarios institucionales y actores
involucrados en el proceso decisional. Los diálogos entre Presidente y prefectos
no solamente contemplaron políticas públicas, sino también aspectos de la reforma
política e institucional, sin embargo, estos terminaron siendo procesados por el
sistema de partidos en el seno del Congreso mediante un acuerdo que permitió
concertar la agenda constituyente, a la que se subordinaron los demás temas.
74 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tratamiento de los informes de comisiones en las sesiones plenarias. En


esa medida, los factores institucionales fueron decisivos para una culmi-
nación positiva de la negociación, aunque un par de acciones externas
impidieron el cumplimiento del acuerdo, cuyos puntos fueron aproba-
dos mediante una ley con los dos tercios de votos requeridos para tal fin.
Estas presiones externas se produjeron de manera sucesiva aunque sus
gestores fueron, alternativamente, miembros del oficialismo y de la opo-
sición; por un lado, la decisión unilateral de la bancada constituyente del
MAS para aprobar una resolución contraria al tratamiento del tema de
capitalidad, que impidió la posterior implementación de la ley concertada
en el Parlamento; por otro lado, el rechazo del Comité Interinstitucional
de Chuquisaca a una propuesta del “consejo político suprapartidario”
por el mismo tema, pese a que los otros puntos del acuerdo permitían
viabilizar una labor eficaz de la Asamblea Constituyente.
Este acuerdo permitió ampliar el período de deliberaciones de la
Asamblea Constituyente por cuatro meses adicionales e incluyó una se-
rie de aspectos que mostraban concesiones mutuas entre el oficialismo
y la oposición. Por ejemplo, a cambio de la revisión de la votación en
la comisión sobre “Visión de País” —que permitiría la aprobación del
documento de PODEMOS como texto por minoría— se incorporó la
figura de referéndum dirimidor en los artículos que no alcancen los dos
tercios para su aprobación en plenaria. Es decir, las principales fuerzas
cedieron en sus posiciones para viabilizar la continuación de la Asam-
blea Constituyente. Sin embargo, en la primera sesión plenaria del pe-
ríodo ampliado, el MAS utilizó su mayoría para aprobar una resolución
que eliminaba el tratamiento del tema del traslado de poderes a Sucre.
Esta decisión oficialista inviabilizó la implementación del acuerdo par-
tidista, porque los conflictos impidieron el curso regular de las sesiones,
mostrando las dificultades para que la decisión asumida en el escenario
parlamentario sea adoptada en el ámbito de la Asamblea Constituyente,
en parte debido a cierto grado de autonomía de los representantes del
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 75

MAS, al influjo del Pacto de Unidad —una coalición de organizaciones


campesinas e indígenas que actuaba como grupo de presión a la ban-
cada constituyente del MAS—, y también por el cálculo del oficialismo
que mediante ese acuerdo congresal logró la ampliación de sesiones
de la Asamblea Constituyente y una vez obtenido ese resultado (que
evitaba su fracaso, puesto que no había culminado su labor en el pla-
zo establecido) prosiguió con la estrategia de aprobar su propuesta de
texto constitucional. Por otra parte, a la usanza del Pacto de Unidad,
algunos sectores sociales con influencia en la oposición también repro-
baron el acuerdo, como lo hizo el movimiento cívico cruceño. Es decir,
los actores reacios a la concertación siguieron presionando para evitar
el cumplimiento del acuerdo congresal o denostar cualquier intento de
acercamiento entre actores estratégicos.
Durante el mes de octubre de 2007 se produjo el segundo intento de
concertación partidista, que presentó varias novedades por la metodo-
logía y sus resultados. Se organizó un “consejo político suprapartidario”
bajo el auspicio de la vicepresidencia de la república con la participación
de las 16 fuerzas constituyentes, que encararon la tarea de conciliar posi-
ciones entorno a los principales temas de controversia. Pese a la negati-
va de PODEMOS para estampar su firma en el documento, el acuerdo
arribó a buen término en relación a tipo de Estado, propiedad de los
recursos naturales, organización de los poderes del Estado, formas de
propiedad y régimen de autonomías. Sobresalió en este afán concerta-
dor el desplazamiento del MAS hacia el “centro”, dejando de lado varias
propuestas maximalistas, como la creación de un cuarto poder (“poder
social plurinacional”) con prerrogativas sobre los otros tres poderes del
Estado, el reconocimiento de derecho propietario a los pueblos indí-
genas sobre los recursos naturales y la conformación del órgano legis-
lativo con cuotas étnicas, entre otros. Respecto al tema crucial de las
autonomías, referido a la redistribución territorial del poder, siguiendo
una directriz formulada de manera pública por Evo Morales, se acordó
76 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

reconocer cuatro tipos de autonomía: municipal, departamental, regio-


nal e indígena, circunscribiendo esta última al ámbito municipal y defi-
niendo que las autonomías regionales serían aprobadas por los futuros
gobiernos departamentales.
Sin embargo, un actor ajeno al sistema de partidos definió la suerte
de este empeño partidista. Después de hacer públicos de manera su-
cesiva los puntos acordados, la última propuesta —referida al tema de
capitalidad— no respondió a las expectativas de los dirigentes cívicos
de Chuquisaca que rechazaron ese planteamiento, que contemplaba el
traslado a Sucre del órgano electoral como “cuarto poder”, la apertura
de nuevas instituciones estatales, la realización de varias sesiones con-
gresales e inversiones para infraestructura vial y aeroportuaria. Este re-
chazo provocó la disolución del “consejo político suprapartidario” y el
MAS optó por concluir las deliberaciones en la Asamblea Constituyen-
te, utilizando su mayoría absoluta para aprobar el nuevo texto constitu-
cional. Estas experiencias, sin embargo, pusieron en evidencia que era
posible suscribir acuerdos para viabilizar soluciones mediante concerta-
ción parlamentaria. La tarea pendiente era la eficacia de los acuerdos en
términos decisionales tomando en cuenta la pérdida de centralidad del
sistema de partidos desde la crisis de la “democracia pactada”.
Diálogos entre Presidente y prefectos en 2008
En 2008 se llevaron a cabo dos intentos de negociación, que resulta-
ron infructuosos y pusieron en evidencia los límites de un intercambio
cuando no existen reglas para encarar la agenda política ni mecanismos
que faciliten el cumplimiento de un posible acuerdo. Se trató de en-
cuentros entre el Presidente y los prefectos que concluyeron sin con-
certación y su impacto fue más de carácter simbólico por el énfasis en
la dimensión expresiva de la negociación, puesto que los actores debían
hacer explícitas sus inclinaciones al diálogo como expresión de “voca-
ción democrática”.
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 77

Ambos ejercicios se realizaron en 2008, el primero en enero y el


segundo en septiembre, este último puede considerarse una especie de
prolegómeno al acuerdo congresal de octubre.
A principios de enero se realizó el primer diálogo entre Evo Morales
y los prefectos para abordar dos temas: la distribución de los recursos del
IDH (porque una parte de los ingresos de las prefecturas fueron trans-
feridos a los municipios y al pago de una renta de jubilación mediante
un decreto supremo y una ley, que fueron rechazados por varias regio-
nes) y la “compatibilización” entre el proyecto de la nueva Constitución
Política del Estado y los estatutos autonómicos departamentales esgri-
midos como excluyentes por cada parte. Este intercambio se produjo
como respuesta a una coyuntura conflictiva en un contexto polarizado y
sin reglas claras respecto al cumplimiento de sus decisiones, porque al-
gunas de ellas requerían la aprobación imprescindible del Congreso. Por
ello, de manera paralela al encuentro, el gobierno desplegó una campaña
de “socialización” del proyecto oficialista de Constitución Política del
Estado aprobado en Oruro y el movimiento cívico cruceño promovió
una recolección de firmas para impulsar un referéndum departamen-
tal con la finalidad de aprobar sus estatutos autonómicos. Es decir, los
actores del diálogo tenían un doble discurso: negociación en la mesa y
confrontación en el espacio público (mass media y las calles); denotándo-
se en ambos bandos la existencia de posiciones contrarias a la iniciativa
presidencial de “compatibilizar” el proyecto de constitución y los esta-
tutos departamentales, porque implicaba la revisión de ambos textos.
Por un lado, asambleístas del MAS señalaron que ningún acuerdo po-
día modificar un documento que había sido aprobado por la Asamblea
Constituyente y que los estatutos autonómicos eran ilegítimos. Por otro
lado, los cívicos cruceños rechazaban el proyecto aprobado en Oruro
por ilegal e ilegítimo y señalaban que los estatutos autonómicos no eran
negociables. En ninguno de los temas se conciliaron criterios y, en fe-
brero el diálogo entre Presidente y prefectos fracasó, debido a un par de
78 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

decisiones unilaterales que mostraron el uso de esa doble estrategia que


combinaba diálogo y presión. Así, el 1º de febrero de 2008 el gobierno
inició el pago de la renta Dignidad cuando estaba en discusión el tipo
de uso de los recursos destinados a ese fin; y el prefecto de Santa Cruz
formalizó la convocatoria a referéndum departamental para aprobar el
estatuto autonómico de Santa Cruz, en respuesta al proyecto oficialista
de nueva Constitución Política del Estado.
Dos aspectos sobresalen de este fallido ejercicio de concertación: en
primer lugar, el procedimiento y la puesta en escena; en segundo lugar,
la existencia de escenarios y actores “paralelos”. Su realización respon-
dió a una iniciativa presidencial y, a diferencia de eventos políticos aná-
logos realizados en el pasado, el diálogo se inició sin reglas que definan
el tratamiento de la agenda y sin un “borrador” del acuerdo susceptible
de ser suscrito. Además, el evento se llevó a cabo en el Palacio Quema-
do y fue transmitido en directo por televisión, con la influencia obvia de
la existencia de dos audiencias: los interlocutores políticos y “la opinión
pública”, con efectos inhibidores para la negociación porque exigía la
formulación de un discurso que prestaba más atención a la “imagen”
que a los argumentos. Por otra parte, el desarrollo de las reuniones es-
taba sometido a la presión de otros actores que tenían capacidad para
incidir en las discusiones a partir de argüir que otros eran los espacios
decisorios, como los constituyentes del MAS y la dirigencia cívica de
Santa Cruz.
Antes del encuentro de septiembre de 2008, hubo otro intento de
diálogo en mayo, a invitación del Presidente que no fue atendida por
los prefectos opositores. El gobierno planteó un “pacto fiscal, autonó-
mico, alimentario y de transparencia”, pero fue rechazado por la opo-
sición regional que estaba desplegando su estrategia de debilitamiento
del gobierno mediante la realización de referéndums departamentales.
Mientras la oposición regional asumía esta postura, la oposición parla-
mentaria en el Senado, concretamente PODEMOS, decidió aprobar la
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 79

convocatoria a referéndum revocatorio remitida en diciembre de 2007


por la cámara de Diputados. Aunque algunas voces insinuaron un pacto
de mayor alcance entre el MAS y PODEMOS, que incluiría la elección
de varios cargos acéfalos en diversas entidades, sobre todo del Poder
Judicial, los hechos posteriores mostraron que se trató solamente de
un cálculo político motivado por el temor en filas de PODEMOS de
que el oficialismo presione al Parlamento con un cerco para aprobar la
convocatoria al referéndum constituyente, como respuesta a la victoria
del “sí” en el referéndum departamental de Santa Cruz, victoria que fue
considerada por la oposición regional como una derrota del proyecto
masista. Pese a la negativa inicial de los prefectos, la consulta popular se
llevó a cabo el 10 de agosto y sus resultados modificaron las condicio-
nes políticas de la relación entre el gobierno y los prefectos, debido a la
contundente victoria de Evo Morales con 67 por ciento y la revocatoria
de los prefectos de La Paz y Cochabamba.
En estas condiciones se llevó a cabo el segundo intercambio entre
autoridades con los mismos temas de la agenda tratada a principios de
año, pero con otras motivaciones; sobre todo la finalidad expresa de
“pacificar el país”, habida cuenta la violencia desatada en varias regiones
opositoras con la toma y destrucción de instalaciones públicas, que tuvo
su punto culminante en la “masacre del Porvenir” y con la dictación de
estado de Sitio en Pando. Aparte del IDH y la elección de autoridades
para los cargos acéfalos, se mantenía el desafío de “compatibilizar” los
estatutos autonómicos y el proyecto de nueva Constitución Política del
Estado. Entorno a este tema surgió otro frente de conflicto, puesto que
la oposición rechazó la emisión de un decreto presidencial a fines de
agosto de 2008 convocando a referéndum constituyente para aprobar
la nueva Constitución Política del Estado en contradicción con el orden
constitucional que establece un procedimiento congresal mediante ley
aprobada por dos tercios de voto. En cierta medida, la selección de
este procedimiento decisionista fue producto de una evaluación de los
80 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

resultados del referéndum revocatorio por parte del oficialismo, que


consideraba que los dos tercios reclamados por la oposición se habían
manifestado en las urnas y, por lo tanto, correspondía al Presidente de la
república tomar la medida. Si bien esa intención gubernamental fue efí-
mera, porque la Corte Nacional Electoral rechazó el decreto presiden-
cial por carecer de respaldo constitucional, la protesta regional adicionó
este tema a sus movilizaciones, las que condujeron a una situación que
derivó en el diálogo organizado en septiembre.
La sede del encuentro fue un par de hoteles en Cochabamba —para
resaltar la idea de espacio neutral— y las sesiones se llevaron a cabo de
manera reservada sin transmisiones de los medios de comunicación,
para mitigar los efectos negativos de una exposición pública. A la pre-
sión mediática se sumó la presión de los sectores sociales en apoyo a
uno y otro bando, entre los que sobresalía la movilización de campesi-
nos e indígenas de occidente hacia la ciudad de Santa Cruz para cercarla,
siendo la primera posibilidad certera de un choque a gran escala entre
civiles de distintas regiones.
Otra novedad fue la presencia de funcionarios de organismos in-
ternacionales (la Unión de Naciones Suramericanas – UNASUR, la
Organización de Estados Americanos – OEA, la Organización de las
Naciones Unidas – ONU) como “observadores” para mitigar la des-
confianza que prevalecía entre los participantes del diálogo. Esta pre-
sencia respondía a una resolución de la UNASUR que trató el tema en
una reunión extraordinaria de presidentes, que se tradujo en la partici-
pación de un actor externo con capacidad de influencia indirecta. Así,
el apoyo de la UNASUR al gobierno constitucional de Evo Morales
invocando la defensa del orden institucional, la estabilidad democrática
y el diálogo político, junto con la condena a la toma de instalaciones
públicas y a los intentos de desestabilización mediante un golpe civil, se
convirtió en un elemento discursivo que reforzó las posiciones mode-
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 81

radas en el gobierno, porque éste se vio obligado a adecuar su conducta


a los principios democráticos que había invocado el Presidente de la
república al solicitar la reunión extraordinaria de sus pares. Un efecto
de esta presencia fue la desmovilización de los grupos campesinos e in-
dígenas de la CONALCAM que marchaban a la ciudad de Santa Cruz.
Previamente, la declaración de la UNASUR secundando una condición
de negociación esgrimida por el gobierno, viabilizó la devolución de
las instalaciones públicas tomadas en las regiones opositoras. Es decir,
algunas decisiones fueron eficaces en relación a la pacificación, aunque
no así en la solución de las controversias. La conducta de la oposición
también estuvo influenciada por la declaración de la UNASUR, puesto
que puso de manifiesto la carencia absoluta de respaldo externo a sus
denuncias sobre supuestas tendencias dictatoriales en el MAS. Además,
en relación al encuentro de enero, la coalición de prefectos opositores
estaba disminuida por la revocatoria de mandato de los prefectos de
Cochabamba y La Paz, y el apresamiento y remoción del prefecto de
Pando, después de los hechos luctuosos del 11 de septiembre y la dicta-
ción del estado de Sitio.
Para sentar las bases del diálogo fue importante la reducción del
número de actores intervinientes —en este caso, el vicepresidente de la
república y el prefecto de Tarija en representación del CONALDE—
porque facilitó la definición de la agenda de negociación. En el transcur-
so del evento también fue importante la conformación de comisiones
de trabajo, puesto que permitieron avanzar en la “compatibilización”
del texto constitucional y los estatutos autonómicos, base del acuerdo
congresal de octubre, denotando una suerte de maduración a partir de
un esfuerzo asentado en una lógica argumentativa.
En septiembre de 2008, las estrategias discursivas del gobierno y los
prefectos opositores estuvieron orientadas a articular la democracia y la
legalidad a sus argumentos políticos. Antes de la toma violenta de insti-
82 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tuciones en Santa Cruz y la masacre de campesinos en Pando, el discur-


so del CONALDE se sustentaba en la defensa de la legalidad al cuestio-
nar el decreto presidencial que convocaba a referéndum constitucional.
Este decreto se justificó con el argumento de la victoria electoral de Evo
Morales en el referéndum revocatorio con 67 por ciento de los votos.
Después de esos sucesos violentos, el gobierno denunció un intento de
“golpe civil” y su discurso se sustentó en la defensa de la democracia y
la institucionalidad estatal, logrando el respaldo de la UNASUR. En el
transcurso de las reuniones, el discurso de la oposición se desplazó de
la “compatibilización” de los estatutos y el proyecto de constitución a la
revisión de la nueva Constitución Política del Estado en varios acápites,
pese a que una de las comisiones había realizado importantes avances
en el régimen territorial. En la medida que tampoco hubieron acuerdos
en la comisión encargada del IDH, la reunión concluyó sin acuerdo
pero sin ruptura. La imagen final del diálogo fue una escena sin pala-
bras: el Presidente de la república instó a los prefectos a posar para las
cámaras con señales de saludo a la audiencia y como constancia de que
las relaciones no estaban rotas. La dimensión expresiva de la negocia-
ción apareció en su carácter más explícito puesto que no se emitieron
discursos (el discurso era la imagen) y la solución al conflicto pasó a
otro escenario, el Parlamentario, donde las reglas proporcionaron mayor
certeza a la conducta de los actores estratégicos.

El acuerdo congresal sobre el proyecto de Constitución


En octubre de 2008 se suscribió un acuerdo congresal, para viabilizar la
convocatoria del referéndum constituyente mediante la modificación
del proyecto de nuevo texto constitucional aprobado por la Asamblea
Constituyente. Aunque algunos protagonistas y analistas lo definen
como un “pacto constitucional”, consideramos que su alcance no es tal,
puesto que si bien se produjo una tácita conversión del Parlamento en
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 83

congreso constituyente, no se conformó una coalición de intereses comunes


entre el oficialismo y la oposición12, ni la concertación abarcó a todos
los actores parlamentarios, porque la votación de la sesión muestra una
división en las filas de la oposición que se tradujo, posteriormente, en
posturas encontradas respecto al voto de la oposición en el referén-
dum del 25 de enero de 2009. Un “pacto constitucional” implica la
concertación en base a una política deliberativa desplegada por los ac-
tores estratégicos; un procedimiento ajeno a las vicisitudes que sufrió el
proceso constituyente desde agosto de 2006 sometido a fuego cruzado
durante más de dos años, con varios intentos fallidos de concertación y
la explosión de la violencia entre civiles en conflictos con ingredientes
identitarios que mostraron la profundidad de las fracturas sociales y las
divisiones regionales.
El voto dividido de la oposición no fue resultado solamente de des-
avenencias entre las fuerzas políticas con presencia en el Congreso y
los actores regionales, sino de las tensiones internas en las bancadas
parlamentarias, sobre todo de PODEMOS. Tensiones que estuvieron
presentes en el proceso de negociación y, por ello, este acuerdo congre-
sal involucró a una parte de la oposición parlamentaria, poniendo en
evidencia las divergencias entre sectores moderados y radicales, aquellos
sometidos a la presión de los actores regionales adversos al gobierno.
El MAS, por su parte, también tuvo que sortear una serie de presiones
provenientes de la movilización de la CONALCAM, que amenazó con
“cerrar” el Congreso ante la eventualidad de un fracaso en las negocia-

12 Algunos análisis insistieron, ya en ocasión de la aprobación del referéndum revo-


catorio, la existencia de un acuerdo general entre el MAS y PODEMOS, que invo-
lucraba un reparto de cargos acéfalos en diversos órganos estatales (al respecto, la
Revista Legal LEX del 20 de agosto de 2008, que circula en formato digital). Éste
no se materializó ni después de mayo, ni después de octubre. Otra explicación, un
tanto más voluntarista, hace hincapié en una acción concertada de los partidos
políticos para preservar sus espacios de poder frente a la emergencia de los actores
regionales.
84 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

ciones. En esa medida, este acuerdo no remplaza al pacto constitucional


que se buscó con la convocatoria a la Asamblea Constituyente, porque
el contenido —pese a las modificaciones introducidas— no es resultado
de un consenso deliberativo sino de un acuerdo político basado en la
racionalidad instrumental y en los constreñimientos legales, así como
en la decisión de un actor estratégico individual —Evo Morales— que
puso en juego la serie de recursos de poder que le proporciona su con-
dición de Presidente de la república y jefe de la CONALCAM.
Este acuerdo congresal es una suerte de síntesis de los acontecimientos
entre los años 2006 y 2008, en la medida que en su desarrollo conflu-
yen todos los escenarios y la variedad de actores políticos y sociales
que hemos considerado para el análisis, bajo el criterio de que el rasgo
principal de la conflictividad entre 2006-2008 es la naturaleza compuesta
del conflicto. También, en este caso, se trata de una lógica compuesta de
la negociación.
Como vimos, frente al complicado funcionamiento del sistema po-
lítico desde 2007, debido a la existencia de tres escenarios políticos pa-
ralelos, el MAS optó por reducir esa complejidad concluyendo la fase
deliberativa de la Asamblea Constituyente, haciendo uso de su mayoría
y desplazando a las urnas la pugna entre gobierno y regiones oposito-
ras, mediante el referéndum revocatorio, cuyo resultado fue el fortaleci-
miento del gobierno con la ratificación presidencial con 67 por ciento
de los votos, y el debilitamiento del CONALDE, merced a la derrota
electoral de dos prefectos y el encarcelamiento y posterior relevo de
otro. El conflicto post referéndum, entre agosto y septiembre, caracte-
rizado por la violencia desatada por la oposición regional en rechazo a la
pretensión oficialista de convocar a referéndum constituyente, mediante
decreto presidencial, generó un infructuoso diálogo entre el gobierno
y la oposición regional que sentó, sin embargo, algunas bases para el
procesamiento del conflicto.
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 85

Así, el proceso político decisional fue derivado al espacio congresal,


donde prevalecía una figura de gobierno dividido que proporcionaba a la
oposición parlamentaria un margen de acción mayor al de los prefec-
tos, merced a las reglas establecidas para aprobar leyes, en este caso
para convocar a referéndum constituyente, que le proporcionaban una
virtual capacidad de veto. De esta manera, se produjo un acuerdo que
implicó una concertación con beneficios mutuos: la oposición parla-
mentaria logró la revisión de casi un tercio de los artículos del proyec-
to de Constitución defenestrado en el pasado, y el oficialismo logró la
aprobación congresal de la ley de convocatoria a referéndum, cediendo
en su postura de no revisar el proyecto aprobado en Oruro.
De esta manera, el Parlamento se convirtió en el ámbito deciso-
rio para encarar un acuerdo que incluyó las demandas del oficialismo
y de la oposición; sin embargo, su accionar estuvo sometido a varios
factores de presión. Por una parte, la movilización de sectores sociales
agrupados en la CONALCAM en apoyo al gobierno para incidir en la
conducta de la oposición parlamentaria, con el riesgo de provocar la
interrupción de las negociaciones o, más grave aún, “cerrar” ese espacio
institucional. Por otra parte, el constreñimiento institucional derivado
de las reglas de aprobación de la ley de convocatoria, que favorecían
el accionar de la oposición parlamentaria merced a la necesidad de dos
tercios de votos congresales; y, finalmente, la presencia de observado-
res internacionales que impulsaban soluciones concertadas y fortalecían
una conducta gubernamental apegada a la legitimidad democrática. Un
elemento decisivo fue el desempeño de Evo Morales. Su iniciativa para
renunciar a una eventual segunda reelección presidencial sucesiva, eli-
minó el último cuestionamiento de la oposición al proyecto de nueva
Constitución Política del Estado.
Esta decisión fue crucial para el curso de las negociaciones, así como
su presencia en la marcha de la CONALCAM y en el intento de cerco al
Congreso, puesto que su liderazgo fue decisivo para evitar que algunos
grupos radicales cumplan su propósito de “tomar” el recinto parlamen-
86 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tario13. Evo Morales actuó en los dos escenarios, el institucional y el in-


formal, para encauzar el conflicto hacia el acuerdo, porque era el único
actor estratégico que disponía de los recursos de poder necesarios para
influir en ambos frentes del conflicto.
Para la culminación positiva del acuerdo se produjo una combinación
de factores, entre los cuales sobresale la circunscripción del proceso deci-
sional a un solo escenario institucional, sometido a reglas y conformado
por un delimitado conjunto de actores políticos. Así, entre los actores
políticos se seleccionaron algunos negociadores que conformaron una re-
ducida “mesa clandestina”, que actuó en paralelo a la comisión multipar-
tidaria congresal, definiendo las enmiendas al proyecto en una dinámica
impuesta por la presión del tiempo, convertido en un recurso escaso14. En
el pasado, las negociaciones entre “operadores” políticos se realizaban de

13 Esta alternativa no era mera retórica, como no fue superflua la presencia de Evo
Morales. Algunos dirigentes, como la Senadora Leonilda Zurita y Fidel Surco, voce-
ro de la CONALCAM, manifestaron: “Vamos a pedir el cierre del Congreso, para
qué queremos gente sin compromiso”, “los parlamentarios tienen hasta mediodía
para sesionar y aprobar la ley. De lo contrario, vamos a cerrar el Congreso” (La
Razón, 20 de octubre de 2008, en http://www.la-razon.com/versiones/20081020_
oo6431/nota_249_693381.htm). Para evitar esa situación, los avances en la nego-
ciación fueron continuamente evaluados con los dirigentes de la CONALCAM,
en algunos casos, mediante visitas esporádicas del Presidente de la república al
contingente movilizado. Testigos relataron que, en las horas decisivas de la ne-
gociación, grupos de mineros y de los denominados “ponchos rojos” intentaron
ingresar por la fuerza al recinto parlamentario, pero fueron contenidos personal-
mente por Evo Morales, quien hacía vigilia con los marchistas en la plaza Murillo.
Asimismo, su presencia en el inicio y en el final de la marcha tuvo el propósito de
orientar sus objetivos, bajo el criterio de que “se convierta en fiesta y no en presión
al Congreso” (La Razón, 21 de octubre de 2008, en http://www.la-razon.com/
versiones/20081021_oo6432/nota_249_694173.htm). Además, los avances en la
negociación eran continuamente evaluados con los dirigentes de la CONALCAM
para que las consignas de la marcha no contradigan las posturas del gobierno.
14 Según un reportaje basado en declaraciones del Senador Carlos Böhrt: “El trabajo
de la mesa ‘clandestina’ fue iniciado con el Ministro Carlos Romero y luego fue
comunicado al jefe de PODEMOS, Jorge Quiroga, quien autorizó a sus represen-
tantes que continúen con el trabajo que ya habría sido gestado durante el diálogo
entre prefectos y gobierno en Cochabamba […]En septiembre fuimos dos sena-
dores (Böhrt y Ruiz) a proponerle al vicepresidente Álvaro García una nueva posi-
bilidad de concertación para el país y, pese a fracasos anteriores, el vicepresidente
aceptó iniciar las gestiones[…] Posteriormente, el presidente Evo Morales instruyó
que se iniciara nuevamente el diálogo nacional y, en esas circunstancias, el Senador
Roberto Ruiz fue a Tarija y mediante gestiones con las autoridades departamenta-
les, logró que se emitiera la primera decisión de[…] nombrar como portavoz del
CONALDE al Prefecto Mario Cossío. Tarija había decidido que sus autoridades
pasa a la p. 87
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 87

manera “secreta” con antelación a la “cumbre” de los jefes partidistas, los


cuales hacían aparición pública para estampar sus firmas en un documen-
to previamente concertado. Así fue la experiencia de los acuerdos suscri-
tos entre jefes de partido durante la década de los años noventa, pero en
condiciones distintas a las actuales. En este caso, la “mesa clandestina”
permitió agilizar el tratamiento de las enmiendas porque sus miembros,
además, gozaban de cierta mutua confianza por una actividad previa en
espacios de debate y análisis más cercanos al ejercicio académico que a la
práctica política, en los cuales se establecieron algunos acercamientos en
base a la deliberación argumentativa, concretamente en la búsqueda de
la mentada “compatibilización” de los proyectos15. Adicionalmente, estos
actores participaron en las comisiones técnicas del diálogo entre el gobier-
no y los prefectos, por lo tanto, se dio una acumulación de información e
intercambio que facilitó un trabajo sometido a la presión. Circunstancial-
mente, esta “mesa clandestina” no estuvo bajo la coordinación específica
de un actor (como en el caso del “consejo político suprapartidario” que
dependió del vicepresidente de la república, que lo disolvió sin consultar
a sus miembros), por lo que su carácter horizontal fue otro factor que
facilitó la elaboración de material para la toma de decisiones que, obvia-
mente, estaba en manos de los líderes, concretamente, el Presidente de la
república, que autorizó las enmiendas en apego a su invocación inicial de
impulsar la “compatibilización”, y el jefe de PODEMOS, cuya actuación
con bajo perfil hasta el día decisivo fue otro elemento favorable para el
curso de las negociaciones, a pesar de las previsibles consecuencias nega-
tivas para la cohesión de su organización política.

viene de la p. 86

vayan al diálogo con el gobierno y arrastró a los prefectos de Santa Cruz, Beni y
Chuquisaca. Luego entramos a Cochabamba, se pactó la autonomía y finalmente
vinimos al Congreso”. (El Nuevo Día, 22 de octubre de 2008, en http://elnuevodia.
info/versiones/20081022_007616/nota_249_694943.htm).
15 La elaboración de un par de estudios comparativos del proyecto de nueva Consti-
tución y los estatutos autonómicos promovida por la Fundación Boliviana por la
Democracia Multipartidaria (FBDM) formaron parte de este esfuerzo. En general,
como señala una separata periodística del Instituto para la Democracia y la Asistencia
Electoral (IDEA), el trabajo de esa mesa “se facilitó, como han reconocido sus prin-
cipales actores, por el trabajo de acercamiento […] que realizó un grupo de institu-
ciones de apoyo a la democracia boliviana”.
88 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Otro hecho relevante fue la realización de negociaciones paralelas


con representantes de algunos sectores sociales y empresariales (por
ejemplo, cooperativas de servicios básicos, agropecuarios y ganaderos)
con la finalidad de modificar ciertos artículos para asegurar el respaldo
de algunos parlamentarios de regiones opositoras. Es decir, se conju-
garon varios frentes del conflicto a partir de la existencia de un núcleo
negociador que adquirió mayor consistencia gracias a los intercambios
previos en diferentes ámbitos16.
En otras palabras, se produjo una combinación de actores estratégi-
cos que actuaron en diversos escenarios a partir de la definición de me-
tas claras en ambos bandos: la modificación del proyecto constitucional
como algo posible para la oposición parlamentaria, y la convocatoria al
referéndum constituyente como algo deseable para el oficialismo. Es
posible que el temor a una escalada de mayor violencia haya sido un
acicate para el establecimiento del acuerdo, sin embargo, siguiendo las
pautas del análisis realizado, un factor decisivo fue la reducción del pro-
ceso decisional a un escenario institucional y a un conjunto de actores
estratégicos con objetivos coincidentes y bajo el predominio de una ten-
dencia centrípeta entorno a posiciones moderadas.

16 Un reportaje periodístico titulado “Revelan que se negoció la CPE con sectores


cruceños” describe este recorrido. “La negociación de los cambios de los artículos
del proyecto de Constitución Política del Estado no sólo fue realizada entre par-
lamentarios del oficialismo y la oposición con representantes del Ejecutivo, sino
que también intervinieron sectores cruceños, benianos y pandinos, como las coo-
perativas de servicios básicos, los agropecuarios y los ganaderos, según lo reveló el
ministro de Desarrollo Rural, Carlos Romero. De su lado, congresistas como Ma-
rio Justiniano (MNR), Andrés Gallardo (PODEMOS) y el asesor de la CAO, Luis
Baldomar, confirmaron que hubo contactos, no necesariamente acuerdos. Según
detalla Romero, los pactos comenzaron a tejerse a través de un trabajo académico
suyo y del podemista Carlos Böhrt. A ellos se sumaron otros investigadores, que
descubrieron las fallas del texto de Oruro y plantearon alternativas. Luego invita-
ron a Alejandro Colanzi (UN), que fue importante en el contexto del diálogo, y la
posibilidad de llegar a acuerdos se intensificó cuando el Presidente Evo Morales
les dio vía libre para lograr pactos. Sin embargo, se dieron cuenta de que no avan-
zarían mucho si no hacían consultas a los sectores que se sentían afectados” (El
Deber, 22 de octubre de 2008, en http://www.eldeber.com.bo/2008/2008-10-22/
vernotaahora.php?id=081022001810).
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 89

Con el acuerdo congresal se superó el momento más intenso de la crisis


política y se evitó que la violencia generalizada sepulte a la democracia.
En los hechos, se encauzó la solución de la crisis política hacia pau-
tas institucionales. Con la realización del referéndum en enero de 2009
—y la previsible victoria del “sí”— culminará el proceso constituyente
y, de esta manera, se producirá el inicio formal de la transición esta-
tal, mediante la aprobación de una norma constitucional en respuesta
preliminar a los clivajes o líneas de conflicto que estaban en la base
de la conflictividad social, la división regional y la polarización política,
independientemente de la viabilidad de la implementación de la refor-
ma constitucional mediante leyes y reglamentos que conformarán otros
ámbitos de pugna y divergencia, puesto que algunos actores políticos y
sociales rechazaron el acuerdo17.

Prospectiva de los pactos


Los intentos de concertación en el seno del sistema de partidos, duran-
te 2007, y el fracaso de los diálogos entre el gobierno y los prefectos
opositores, en el transcurso de 2008, llevaron a los actores estratégicos a
modificar su conducta, orientándola a posiciones moderadas, así como
a establecer nuevos procedimientos para viabilizar el acuerdo congre-
sal del 21 de octubre de 2008, reduciendo el número de escenarios, la
cantidad de actores y los temas de la agenda política. Una enseñanza del
acuerdo de octubre es que la democracia no funciona sin acuerdos entre

17 Los parlamentarios de Beni y Santa Cruz, quienes luego se escindieron de PODEMOS;


los comités cívicos de Santa y Chuquisaca, junto a sus prefectos, que luego
impulsaron una definición del CONALDE para votar por el “no” en el referéndum.
En las filas del oficialismo también surgieron voces contra el acuerdo, tanto entre ex
constituyentes como de dirigentes de organizaciones indígenas. Como señala Carlos
Toranzo “[…] quienes pactaron no fueron los actores sociales del conflicto, estos
siguen desplegando sus banderas de conflicto, ya sean los movimientos sociales
disconformes con el texto constitucional o las regiones que tampoco aprueban ese
proyecto de Constitución” (La Razón, 26 de diciembre de 2008, en: http://www.la-
razon.com/versiones/20081226_oo6498/nota_264_736729.htm).
90 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

oficialismo y oposición, así sean contingentes y de carácter racional-


instrumental, porque estos son una expresión de pluralismo político. En
la base de nuestro análisis está este criterio de mantenimiento de cierto
grado permisible de pluralismo, aquel que evite la excesiva fragmenta-
ción del sistema de partidos y también la concentración de recursos de
poder en un presidencialismo de mayoría. Es evidente que la presencia
de un liderazgo fuerte en el MAS es una garantía para evitar la pri-
mer amenaza, pero también es cierto que el partido de gobierno puede
convertirse en una fuerza dominante susceptible de poner en riesgo el
pluralismo político.
El contexto político para el 2009 presenta tantas oportunidades
como amenazas para que la concertación sea un elemento constitutivo
del actual proceso político, partiendo de la premisa de que el acuerdo con-
gresal de octubre de 2008 fue fruto de una convergencia centrípeta entre
los actores estratégicos, como resultado de la utilización de sus recursos
de poder disponibles y no de una coincidencia programática. En esa
medida, es necesario que se produzca un “acuerdo post constituyente”
para otorgar estabilidad a la transición estatal, mitigar la polarización
política y superar las fracturas sociales y regionales. Solamente un acuer-
do de esta naturaleza puede producir este resultado, pero el desafío es
establecer las condiciones que lo harían posible y eficaz.
Está claro que algunos requisitos son fundamentales, tanto de ca-
rácter procedimental como político. Respecto a los procedimientos o
metodología la experiencia señala que el punto de partida es la circuns-
cripción del proceso decisional a un solo escenario, además, a un esce-
nario institucional con reglas claras y eficaces, como el Parlamento. Lue-
go, una delimitación de la agenda a los temas susceptibles de pactarse
(por ejemplo, el asunto pendiente del IDH) cuya concreción permitiría
crear condiciones para nuevos acuerdos en una lógica procesual, porque
el siguiente tema de discordia será el tratamiento de la ley electoral y
la definición de circunscripciones uninominales y especiales (referidas
Conflictos y acuerdos políticos 2006-2008 91

a los pueblos indígenas) para los comicios generales de diciembre de


2009. Finalmente, una reducción del número de actores intervinientes
al mínimo necesario para procesar la agenda con base en la deliberación
y sin exposición mediática. No se trata de que las negociaciones sean
“clandestinas”, simplemente que su exposición pública implica que los
actores deben atender simultáneamente a varias “audiencias” (los inter-
locutores, las “bases”, los propios medios de comunicación y la opinión
pública), lo que incide en la orientación de los discursos perturbando la
comunicación política.
Otra condición para que el diálogo prospere —y que corresponde
a los actores estratégicos individuales, o sea, a los líderes políticos— es
la garantía del cumplimiento de las reglas del diálogo y de los resultados
del pacto. La confianza es un producto que debe ser trabajado en el
transcurso del diálogo, porque sin ese ingrediente no es posible asegu-
rar el cumplimiento del pacto18. Es preciso evitar la judicialización del
diálogo y promover, más bien, el compromiso ético del pacto. La garan-
tía de los líderes también permitirá frenar u orientar positivamente las
presiones internas y externas, pero se trata de una garantía “unilateral”
en la medida que es impensable, e innecesario, retomar la experiencia de
las “cumbres” entre jefes partidistas.
En cuanto a los requisitos políticos favorables para propiciar un
pacto sustantivo, la primera condición es que se mantenga el pluralismo
político y la capacidad de negociación de la oposición parlamentaria,
manteniendo su cohesión en el Senado. Como vimos, una situación de
gobierno dividido fue uno de los factores de la crisis política, pero tam-
bién la posibilidad de su resolución mediante el control opositor de la
cámara alta y la posibilidad de bloqueo a las iniciativas del oficialismo,

18 Si para establecer ese requisito es necesaria la presencia de “observadores”, esta


decisión debe ser parte de una negociación previa entre las partes involucradas,
que deben definir las reglas del proceso de concertación en todas sus fases.
92 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

merced a la regla de dos tercios para la aprobación de las decisiones


legislativas. Este es el único ámbito político eficaz que puede mantener
la oposición bajo su control para fortalecer las tendencias moderadas
que se impusieron en ambos bandos en octubre de 2008. Caso contra-
rio, el control de las dos cámaras por parte del oficialismo impulsará
las posiciones reacias al diálogo y la política retornará a las calles y se
afincará en la pugna vertical de poderes que, a pesar del debilitamien-
to del ­CONALDE, puede reactivarse como frente de conflicto depen-
diendo de los resultados del referéndum revocatorio y de su interpre-
tación en las regiones que promueven con mayor fuerza el voto por el
“no”. No existen señales de una concertación entre el gobierno central
y los prefectos opositores, porque el tema del IDH sigue irresuelto y la
aprobación del texto constitucional no aparece como una solución a las
demandas cívico-regionales. Un recrudecimiento de la disputa entre el
gobierno y los sectores regionales de signo opositor puede debilitar la
tendencia a una convergencia centrípeta en el sistema de partidos que,
al parecer, es el espacio susceptible y favorable para encarar un posible
“acuerdo post constituyente”.
Es evidente que el curso del proceso político estará supeditado a
los resultados de la consulta popular de enero y a la realización de los
comicios generales de diciembre de 2009. El lapso entre ambos actos
electorales puede ser un incentivo para que la oposición defina su iden-
tidad, cohesione sus diversas expresiones y elabore propuestas alterna-
tivas para disputarle al MAS la orientación de la transición estatal, en el
marco de la competencia electoral y fortaleciendo el pluralismo políti-
co. Una oposición fortalecida pero proactiva es una condición para el
“acuerdo post constituyente” y un factor de inhibición de las pretensio-
nes del MAS de conformar un presidencialismo de mayoría que puede
debilitar la democracia al menoscabar el pluralismo político.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de
Tarija en el escenario político 2006-2009*

Rodrigo Ayala

El escenario: Tarija como una suerte de bisagra en el


panorama nacional
Si observamos a grandes rasgos las características socioculturales del
departamento de Tarija, será fácil darnos cuenta que posee característi-
cas que lo separan de los grandes bloques en los que históricamente se
ha estructurado Bolivia. A diferencia de los departamentos que poseen
sus zonas dominantes en el altiplano y de los restantes que encuen-
tran su centro político en los valles, no posee poblaciones originarias de
­aymaras o quechuas y por otra parte su idiosincrasia y rasgos culturales
lo separan cualitativamente de las poblaciones criollas, que habitan en
las unidades político-administrativas que conforman lo que se ha dado
en denominar el “oriente” del país. Probablemente la formación his-
tórica primigenia que dio lugar a esas características, es la que también
explica que políticamente Tarija definiera su unión a la República de
Bolivia de manera distinta a sus pares: no el 6 de agosto de 1825, sino
más bien el 26 de agosto de 1826, después de un tumultuoso período

* Este trabajo fue concluido en octubre de 2009.


94 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

en el que “rioplatenses” y “altoperuanos” se disputaron con denuedo la


adscripción de la tierra de Méndez.
Marginados por tanto de los tipos mayoritarios de “collas” y “cam-
bas”, los tarijeños sin embargo han mantenido una vocación “bolivia-
nista” fuera de toda duda. Por eso es que si alguna vez se pudo escuchar
alguna voz separatista o “argentinista” en las últimas décadas, su tras-
cendencia no pasó de las paredes del café o el bar de turno.
Los habitantes de la puna, los valles intermedios, el subandino y el
Chaco, las cuatro ecorregiones en las que está dividida Tarija, hablan
como lengua materna el español y son mayoritariamente católicos. En
las zonas rurales de las tres primeras los campesinos hablan de una ma-
nera que se asemeja al español antiguo y practican expresiones artísticas
como la copla, su derivado el contrapunto y la rueda. Su ciclo festivo
está definido por el santoral y su vida diaria está ligada principalmente a
la agricultura. En el Chaco, por el contrario, la cultura se vincula con la
ganadería, el acento varía y se practican expresiones musicales como la
chacarera, el gato y el escondido, en general más ligeras que las corres-
pondientes a las del resto del departamento.
En el subandino y el Chaco se encuentran tres grupos originarios:
los guaraníes con una población de aproximadamente 3.000 mil perso-
nas, los weenhawek con una población que hace cinco años se calculaba
en 2.050, y los tapiete con una población de aproximadamente 67 per-
sonas.
No exageramos al decir que hasta hace 15 ó 20 años la Tarija oficial
ignoró sistemáticamente la población indígena de su territorio. Recién
en ese lapso los grupos originarios sentaron presencia institucional y
política, al deshacerse de la servidumbre y crear organizaciones propias.
Sin embargo la importancia de estos grupos en la construcción de la
identidad departamental ha sido mínima; una de las tareas pendientes en
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 95

este período de cambios es el de incorporar en forma sólida a estos tres


pueblos en el concierto institucional de este departamento.
Uno de los factores que ha modificado el panorama demográfico
de Tarija ha sido el de una migración continua que se ha dado espe-
cialmente desde el departamento de Potosí, a partir de mediados de
los años ochenta, después de la relocalización impulsada por el último
gobierno de Víctor Paz Estenssoro; esto ha hecho que las ciudades, es-
pecialmente Tarija y Yacuiba, adquieran gruesos bolsones de migrantes,
principalmente de habla quechua. Dentro de este concierto se destacan
los chicheños, un grupo que por número y organización ha adquirido
una fuerte personalidad en la vida urbana de la capital departamental.
En el caso de Yacuiba, dado su carácter de ciudad fronteriza y de
puesto de paso entre la Argentina y Santa Cruz, la población migrante
proveniente de occidente se acomoda sobre todo a los ciclos comercia-
les y tiene en gran parte un carácter estacional, y si bien a diferencia de
Tarija posee una menor integración al sector productivo, también ha
hecho sentir su peso en los procesos político-electorales.
Los migrantes provenientes del occidente del país son un grupo
que hoy por hoy no puede ser ignorado en ningún planteamiento serio
acerca del presente y el futuro departamental, y su peso ha comenzado
a notarse de manera creciente tanto en expresiones culturales —el caso
del carnaval andino, denominado oficialmente “de integración nacio-
nal”—, como en los resultados de los últimos comicios electorales.
Capital, ciudades, campo
Es conocida la frase que dice que Tarija con sus cuatro ecorregiones
constituye una síntesis geofísica de lo que es Bolivia. Sin problemas
podemos decir que ese mismo razonamiento puede aplicarse respecto a
la distribución espacial de su población e inclusive de sus centros eco-
nómicos, sobre todo a partir del denominado boom del gas.
96 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Nuestro país a diferencia de vecinos como Argentina, Paraguay,


Perú o Chile, no tiene un centro único y absoluto. Aquí no hay una
Buenos Aires omnipresente y de las dificultades que ha tenido La Paz,
para afirmarse como sede de gobierno, hemos sido todos testigos en las
refriegas que sobre la capitalidad hubo en Sucre durante el período de
la Asamblea Constituyente.
Bolivia distribuye sus espacios de poder político y económico entre
las ciudades del eje y de manera remanente entre la periferia, y el poder
asentado en La Paz debe hacer permanentemente ejercicios de negocia-
ción y equilibrio. Lo propio ocurre en el departamento de Tarija.
La capital, a pesar de que junto con su área rural adyacente (munici-
pios de Tarija y Cercado) concentra el 40 por ciento de la población del
departamento, tiene una relación tensa con las tres ciudades intermedias
más importantes: Yacuiba, Villamontes y Bermejo, y en menor medida
con otras como Entre Ríos, Caraparí, San Lorenzo y Concepción, lo
cual la obliga a hacer de manera cotidiana ejercicios de negociación y
redistribución de poder. Esta realidad se ha manifestado no sólo en el
ejercicio del gobierno prefectural, sino también en otros mecanismos
de la sociedad civil como el del comité cívico que hace tres o cuatro
años tuvo que “ceder” a las provincias el 50 por ciento de la representa-
ción en su mayor mecanismo de decisión —el “Congreso de la Tarijeñi-
dad”—, hecho impensado hace una o dos décadas.
En general podría decirse que en el departamento existen tres ámbi-
tos espaciales que tienen intereses y comportamientos políticos diferen-
ciados: la capital, las ciudades intermedias y el ámbito rural propiamen-
te dicho. Los instrumentos de presión que cada uno de ellos usa para
conseguir sus reivindicaciones en cada caso son distintos, y los últimos
comicios parecen demostrarnos que sus tendencias político-electorales
también.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 97

Cuadro 1
Población del departamento de Tarija
Departamento Área urbana Área rural Total

Tarija 247.736 143.490 391.226

Cuadro 2
Población por provincia y municipio
Provincia Municipio Área urbana Área rural Total
Cercado 153.457
Primera Sección 135.783 17.674 153.457
Aniceto Arce 52.570
Primera Sección
Padcaya. 19.260 19.260
Segunda Sección
Bermejo. 26.059 7.251 33.310
Provincia Gran Chaco 116.318
Primera Sección
Yacuiba. 64.611 18.907 83.518
Segunda Sección
Caraparí. 9.035 9.035
Tercera Sección
Villamontes. 16.113 7.652 23.765
Provincia Avilés 17.504
Primera Sección
Uriondo. 12.331 12.331
Segunda Sección
Yunchará. 5.173 5.173
Provincia Méndez 32.038
Primera Sección
Villa San Lorenzo. 2.752 18.623 21.375
Segunda Sección
El Puente. 10.663 10.663
Provincia Burnet 19.339
O’Connor
Primera Sección
Entre Ríos. 2.418 16.921 19.339
98 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Sin embargo en Tarija la distribución de la población no es el úni-


co factor que provoca las dificultades espaciales de gobernabilidad que
permanentemente atraviesa la capital departamental, también la pre-
cariedad de las comunicaciones juega un rol importante: hasta hoy es
mucho más fácil trasladarse de Villamontes a Santa Cruz que a Tarija.
Su riqueza natural se explica porque en un espacio reducido conviven
numerosos ecosistemas, pero esa realidad geofísica explica también la
dimensión de las barreras naturales que separan a la Tarija capital del
valle central, de la Yunchará del altiplano o la Entre Ríos del subandino
(y por tanto los altos costos que se requieren en inversiones de infraes-
tructura para superarlas).
Tarija es el departamento más pequeño del país y comprende tan
sólo un 3,42 por ciento del territorio nacional. No cuenta con las gran-
des extensiones de tierra que en el norte y el oriente del país posibilitan
cultivos a gran escala o manejos forestales con perspectivas de expor-
tación. Por eso es que en su caso ha tenido que ser un emprendimiento
productivo agrícola de alto valor como el de la vid el que dé mejores
resultados y en general sus condiciones geográficas parecen indicar que
el futuro se encuentra en la calidad más que en la cantidad: producción
especializada, generación de conocimiento, etc. Además de su integra-
ción a los corredores intercontinentales, si es que algún día se logra
superar las trabas geofísicas mencionadas.

Los actores
Una élite inconsistente
Uno de los rasgos que diferencian a la élite de Santa Cruz de la de
La Paz, es la de su absoluto dominio sobre el campo. La élite camba
ha estructurado su poder en el área rural en base a la constitución de
la gran propiedad, relación a la que se suman muchas otras de carácter
económico, político y cultural. En el caso de La Paz, sin embargo, tene-
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 99

mos una élite encajonada en la hoyada, que ha encontrado en El Alto


su espada de Damocles y que después de la destrucción de la hacienda
altiplánica en 1952, no ha podido reiniciar una relación permanente con
el área rural de lo que podríamos denominar su “zona de influencia”.
Tarija por su parte se encuentra en un sitial intermedio entre ambas
situaciones; sus lazos con el campo (a excepción del Chaco del que ha-
blaremos más adelante) si bien siguen existiendo, se han ido debilitando
con el tiempo. La reforma agraria también destruyó la gran propiedad
en la zona rural cercana a la ciudad de Tarija y tampoco se reestructuró
y no existen lazos económicos sólidos más allá del comercio entre el
campo y la ciudad, y la separación entre ambos mundos se ha ido ensan-
chando lentamente. En realidad la influencia de la élite urbana tarijeña
hacia el campo se “desconcentra” en las pequeñas “sub-élites” de las
ciudades intermedias, lo cual crea una relación débil que en los últimos
años ha cedido en muchos casos al avance del sindicalismo rural.
Un ejemplo de la traducción política de esta relación difícil y am-
bigua puede encontrarse en la última votación del referéndum cons-
tituyente. En la ciudad de Tarija el voto por el “no” alcanzó un alto
porcentaje, en las ciudades intermedias ganó por una pequeña brecha y
en el campo perdió. Caso distinto al de Santa Cruz, donde en algunos
casos la adscripción rural a la causa autonómica (la causa enarbolada
por la “élite”), supera a la de la ciudad y por supuesto también a la de La
Paz, donde la votación de la “hoyada” (último reducto de clases altas y
medias), contrasta con la de El Alto y la de las zonas rurales.
En la Tarija de los comienzos de este siglo, al igual que en la Bolivia
de las últimas décadas del anterior (específicamente el período prece-
dente a la influencia del “gonismo” en los patrones de ascenso social),
la élite política se nutre de los hijos de la clase media. En general se trata
de profesionales que van haciendo méritos en los distintos rincones
de la administración pública, complementada en algunos casos por la
100 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

escasa iniciativa privada existente o por el universo de las ONG, que en


determinado momento tuvo relativa importancia en el departamento.
En Tarija no existe una clase empresarial sólidamente estructurada,
por lo menos en lo político y lo institucional (hasta hace pocos años era
común el escuchar la queja de los directivos de sus organizaciones cor-
porativas por la tardanza que tenían sus miembros en pagar sus cuotas
anuales, cuyos montos eran en realidad simbólicos). Si quisiéramos acer-
carnos al segmento pudiente de la sociedad tarijeña, de manera gruesa
podemos decir que tendríamos que mirar a dos sectores: los producto-
res de alimentos y bebidas, y los empresarios de la construcción (donde
podemos agregar a algunos sectores asociados como el de los propieta-
rios de cerámicas).
En el primero se encuentran principalmente los empresarios de la
vitivinicultura, a los que se suman productores de rubros como las ga-
seosas, los pollos, etc. En general se trata de emprendedores que han
empujado sus empresas sin la ayuda del Estado, peleando duramente
contra el contrabando. El caso de la vid es especialmente paradigmático
en la medida en que se trata del único sector del departamento que ganó
un segmento del mercado nacional desplazando a productos extranje-
ros; es por esto que ha adquirido un carácter hasta simbólico para las
aspiraciones regionales. Sin embargo los miembros de este segmento
rara vez se involucran en la vida política activamente, ni individual y
menos corporativamente.
Un caso distinto es el de los constructores, rubro en el que la co-
nexión con los factores de poder es clave a la hora de conquistar nuevos
contratos. Sin embargo, y a pesar de que se trata de un sector donde las
ganancias a momentos pueden ser altamente gratificantes, es interesan-
te ver como a largo plazo sus miembros tampoco se han integrado per-
manentemente a los mecanismos políticos de poder, y que en general,
tampoco han podido crear universos empresariales más amplios, que
sobrepasen los estrechos límites de este negocio.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 101

En todo caso Tarija no ha sido el escenario en que la élite económica


participé de manera integral en la vida política preparando a sus cuadros
de manera sistemática para ello.
Si observamos con detenimiento los acontecimientos políticos de
los últimos años, nos daremos cuenta de que uno de los factores que
han posibilitado la actuación de Tarija de manera más “libre” en el con-
texto de la “media luna”, ha sido justamente el de la inexistencia de un
sector empresarial duro, que condicione la actuación de la dirigencia
política, como se da en el resto de los departamentos del bloque opo-
sitor (ganaderos en Beni y Pando, ganaderos, agricultores e industriales
en Santa Cruz).
Sin embargo, la inexistencia de un vínculo sólido entre las élites po-
lítica y económica del departamento ha hecho también que la actuación
de la última respecto a los objetivos generales departamentales sea en
ocasiones poco consistente. En muchos casos la ventaja política o eco-
nómica inmediata le ha hecho perder la perspectiva del interés global a
largo plazo.
La ausencia de un mecanismo “orgánico” de ligazón entre el sector
empresarial y el político (que en definitiva expresa la ausencia de una
gran burguesía consolidada en el departamento), explica también el que
la extracción de gran parte de la clase política tarijeña sea de sectores
contestatarios. Si por ejemplo nos ponemos a observar la procedencia
de algunos de los líderes más influyentes (el Prefecto Mario Cossío,
el Alcalde Oscar Montes, el Rector Carlos Cabrera, el Senador Rober-
to Ruiz, el Secretario General Mauricio Lea Plaza, etc.), nos daremos
cuenta que todos tienen un origen de izquierda, hecho coherente con el
origen social de la élite anteriormente mencionado, lo que a la hora de
estructurar políticas específicas le otorga ciertas ventajas en el espectro
nacional, hecho que podrá apreciarse con detenimiento más adelante
cuando analicemos los recientes conflictos que Bolivia ha vivido en los
últimos años sobre el poder constituyente.
102 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La élite chaqueña
Si uno viaja en avioneta de la ciudad de Tarija a Villamontes o Ya-
cuiba, puede descubrir tres hileras de montañas que separan el valle del
Chaco. Esa realidad geofísica que en el terreno de la biodiversidad le
ha otorgado al departamento una enorme riqueza, gracias a los impor-
tantes reservorios naturales de transición que allí se encuentran, en el
terreno de lo político e institucional le ha dado la mayor de sus debili-
dades: la fractura de la capital con el Chaco, convertida en la mayor de
las asignaturas pendientes de la élite departamental, asignatura que por
cierto, a estas alturas del devenir político, parece muy difícil de superar.
En la actual estructura institucional del Chaco son los “alcaldes”
quienes gozan de mayor prestigio en la medida en que se trata de autori-
dades electas, sin embargo tienen una dura competencia con el “subpre-
fecto” en el caso de Yacuiba y con los “corregidores” en los casos de
Villamontes y Caraparí, quienes son nombrados por el prefecto y llevan
adelante la ejecución del dinero de las regalías. Junto a ellos se encuen-
tran los presidentes de comités cívicos, quienes generalmente tienen
una fuerte capacidad de movilización. Finalmente hay que decir que en
el panorama institucional del Chaco, los militares que tienen una enor-
me presencia práctica y simbólica heredada del conflicto bélico de 1932,
juegan un rol de gran influencia política y social.
Tres son las actividades principales de la élite chaqueña: la ganade-
ría, el comercio, pero sobre todo el ejercicio de la política y la gestión
pública.
En el primer caso se trata de una ganadería débil, que sirve para el
autoconsumo, la venta a las ciudades intermedias y a la capital departa-
mental, y en los últimos años, en alguna medida, para la venta a centros
de engorde en Santa Cruz. El comercio por su parte tiene una fuerza
enorme en la ciudad de Yacuiba, uno de los centros de frontera más
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 103

conflictivos del país. La venta o la compra a los residentes del norte


argentino varía según los vientos que les toca soplar a las políticas eco-
nómicas, pero de una manera u otra sirve de sustento a gruesos sectores
sociales en los que los migrantes juegan un rol fundamental. El comer-
cio está acompañado de manera natural por el contrabando, y junto con
él, la presencia del narcotráfico ha hecho que Yacuiba sea considerada
como una de las zonas “rojas” más peligrosas de Bolivia.
Sin embargo es el ejercicio de la política y por tanto de la gestión
pública, la actividad más importante en la formación y la conducta de
la élite chaqueña.
El imaginario de los habitantes de las principales ciudades del Chaco
está poblado de recuerdos negativos acerca de la “administración” que
los “tarijeños” realizaban de las empresas públicas chaqueñas, antes de
que comenzara el proceso de descentralización en nuestro país; ciu-
dadanos de la capital departamental nombrados a dedo que destruían
los pocos proyectos que se ejecutaban en la zona, merced a adminis-
traciones negligentes y negociados diversos en los que los residentes
chaqueños jugaban un rol secundario. Existe entonces un sentimiento
que equipara al Chaco con una suerte de semicolonia cuyo destino es el
de liberarse de una manera u otra.
En esa búsqueda, el paraíso significa la administración autónoma,
sin intervención de la capital departamental, del aparato y los recursos
públicos, incrementados estos últimos de manera notoria en la última
década, merced a la subida de precios y volúmenes en la producción de
gas natural.
El Chaco es la única ecorregión importante de Bolivia, a diferen-
cia de la puna y la amazonía, por dar algunos ejemplos, que no cuenta
con un departamento del que sea centro económico o político; en otras
palabras se trata de una región que en los tres departamentos que la
104 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

comprenden, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, es marginal. Su impor-


tancia sin embargo varía de departamento a departamento. En los tres
casos representa porcentajes importantes del total departamental, sin
embargo en el caso de Chuquisaca se trata de una zona olvidada, cuyos
aportes debidos a la agricultura y la ganadería son poco determinantes
en el total departamental, esa situación sin embargo, puede variar signi-
ficativamente si es que se desarrollan los nuevos campos descubiertos
en los últimos años, los cuales en alguna medida son compartidos con
Tarija. El Chaco cruceño está cargado de los recuerdos del auge petro-
lero de Camiri y ese pasado es el que ha enarbolado su comité cívico
en los últimos dos o tres años, para reclamar parte de la nueva gloria
hidrocarburífera del país, pero su importancia para el departamento se
basa en el desarrollo relativo de otras actividades económicas y en su
extensión territorial. El caso del Chaco tarijeño es completamente dis-
tinto: su importancia para Tarija va mucho más allá de lo que significa
el 40 por ciento de su aporte a la extensión territorial del departamento.
La serranía del Aguarague, que le ha dotado de una franja húmeda y apta
para la agricultura, que recorre la zona de sur a norte, y su condición de
frontera, le han dado una población que iguala el conjunto del Chaco
cruceño, mucho mayor en extensión territorial. Si a eso le sumamos
los emprendimientos hidrocarburíferos iniciados en los años ochenta,
los que han convertido a la zona en el proveedor de más del 80 por
ciento de gas natural del país, tendremos como resultado un potencial
que hace que el Chaco juegue un rol central en el presente y el futuro
departamental.
La triple marginalidad descrita en el párrafo anterior, explica el que
en los años ochenta diversos actores de la zona, encabezados por sus
comités cívicos, hubiesen suscrito el “Pacto del Quebracho”, cuyo obje-
tivo era crear un décimo departamento que agrupe al Chaco boliviano.
En los últimos años sin embargo, la reivindicación ha caído por su
falta de sustento. Lo que interesa a los dirigentes del Chaco tarijeño es
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 105

administrar sus propios recursos y para ellos en estos momentos sería


impensable el compartir la “riqueza” de las regalías hidrocarburíferas
con otros “pobres”, en este caso los chacos de Chuquisaca y sobre todo
de Santa Cruz. Por otra parte, si realmente se materializara esta idea,
¿dónde se ubicaría la capital del nuevo departamento?, ¿quién ganaría la
disputa, Camiri, Villamontes o Yacuiba? En todo caso, si es que se diera
la posibilidad de crear un nuevo departamento, sin duda los dirigentes
del Chaco tarijeño preferirían que se circunscriba a las tres secciones
municipales de Tarija. La reivindicación del departamento del “Gran
Chaco” queda entonces como un eslogan que puede lanzarse en uno
u otro acto cívico, pero que carece de todo sustento en la vida política
real.
La creación del “décimo departamento” es una reivindicación que
en los últimos años ha servido sobre todo para que los dirigentes de la
zona pongan en jaque a la prefectura y ganen diversas concesiones. Se
trata de una élite que en los gobiernos de transición (Mesa, Rodríguez
Veltzé), logró el control total de la subprefectura y de corregimientos,
y que ahora lucha por recuperarlos. Por otra parte hay que decir que el
“reivindicacionismo” de los actores chaqueños no sólo ha afectado a la
prefectura; en la era del auge de la producción hidrocarburífera, gran
parte de los esfuerzos del comité cívico y otros actores sociales ha esta-
do centrado en conseguir diversas “compensaciones” de las empresas
petroleras. Queda claro entonces que el “reivindicacionismo” es un ele-
mento central en la formación de la élite chaqueña.
Probablemente la mayor conquista de la élite chaqueña, en su lucha
por manejar la cosa pública en su territorio, haya sido la del compromi-
so del gobierno departamental en sentido de destinar el 45 por ciento
del total de ingresos por regalías a esta provincia y a su vez subdividirlo
en partes iguales entre las tres secciones municipales (representadas en
este caso por la subprefectura de Yacuiba y los corregimientos mayores
de Villamontes y Caraparí). La medida por cierto, también ha hecho añi-
106 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

cos el andamiaje institucional de la zona: la autoridad de la subprefec-


tura de Yacuiba sólo llega hasta los confines del territorio de su sección
municipal y los “corregimientos mayores” de las otras dos secciones
fungen en los hechos como otras dos subprefecturas, cuya relación con
el prefecto se da de manera directa y sin intermediarios.
El celo por el manejo de las regalías, es a su vez el que desahucia en
los hechos la posibilidad de la creación de un nuevo departamento en el
Chaco tarijeño. ¿Aceptaría en ese escenario Villamontes la “capitalidad
departamental” de Yacuiba, o viceversa? Es muy difícil de creer.
Por eso es que el escenario que tiene mayores posibilidades de con-
cretarse (y al que se dirigen conscientemente los dirigentes chaqueños),
es el de una suerte de “autonomía regional” confusa, donde merced a
algún decreto presidencial, la subprefectura y los dos corregimientos
cuyos ejecutivos serían electos y no designados como hasta ahora, reci-
birían cada uno directamente su 15 por ciento de regalías, sin mediación
alguna del gobierno departamental y sin que ninguna de las secciones
municipales se imponga sobre la otra. Si se da este escenario, el de-
partamento de Tarija seguiría existiendo en la formalidad, pero estaría
fracturado en la práctica. La capital departamental no tendría la menor
incidencia en la vida política de las tres ciudades del Chaco y tendría que
intentar una concertación casi imposible sobre determinados proyectos
de interés departamental (carreteras, etc.). En ese escenario también,
está claro que las posibilidades de concertación y planificación conjunta
de las tres secciones serían mínimas, con lo que el sureste boliviano que-
daría poblado de una colección de pequeños “kuwaits”.
En el Chaco tarijeño del presente sólo hay dos partidos políticos que
tienen una estructura sólida: el Movimiento Nacionalista Revoluciona-
rio (MNR) con una larga tradición en la zona y el Movimiento al Socia-
lismo (MAS), que en realidad recién comienza a organizarse y a tratar
de estructurar su caudal electoral. Los otros actores políticos, como los
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 107

“autonomistas” frente a Tarija”, han pasado por diversos instrumentos


políticos y hoy tratan de organizarse en agrupaciones ciudadanas. Entre
sus representantes se encuentran figuras como el concejal Jorge Arias
y el diputado Willman Cardozo, por ejemplo, mientras en Caraparí el
Alcalde Elmas Pérez que dirige su propia agrupación ciudadana, cerca-
na al MAS, y en Villamontes el Alcalde Rubén Vaca que debe decidir si
sigue en su partido de origen, el MNR, o si organiza su propia agrupa-
ción política.
Los comités cívicos
En los primeros meses del último período de gobierno de Sánchez
de Lozada, mientras movimientistas y miristas se dedicaban casi a tiem-
po completo a discutir la forma de aplicar en la prefectura el famoso
­60-40 por ciento (finalmente el tema fue resuelto gracias a una inter-
vención directa del ministro “fuerte” de ese entonces, el ya legendario
­“Zorro” Sánchez Berzaín), en el Comité Cívico de Tarija se debatía la
crisis energética de la ciudad, ya que los cortes intempestivos de electri-
cidad en ese momento eran pan de cada día. La anécdota puede parecer
banal, pero ilustra de manera precisa la razón por la que en las últimas
décadas y aún hoy, los comités cívicos tienen tanta presencia en el de-
partamento de Tarija en su conjunto.
En ciertos sectores intelectuales ha ganado terreno la idea que liga
a estos entes con las dictaduras militares. El razonamiento podría tener
algún sentido, en la medida en que durante dichos períodos los comi-
tés en muchos casos jugaron de manera efectiva el rol de nexo entre la
región (esencialmente su sociedad civil) y los gobiernos de turno, pero
no alcanza para explicar el por qué de su vigencia en los períodos de-
mocráticos.
Los comités, a pesar de no estar contemplados en el andamiaje insti-
tucional previsto por la legislación vigente en las últimas décadas, se han
hecho parte central de vida política e institucional, porque han logrado
108 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

convertirse en el canal que con mayor efectividad ha representado los


intereses generales del departamento: crecimiento económico, descen-
tralización y autonomía, etc., y este fenómeno ha ocurrido por las defi-
ciencias de la clase política, incapaz de convertir a las instancias oficiales
en genuinos mecanismos de representación y debate de las problemáti-
cas regionales.
Los comités cívicos son corporativos y su día a día institucional
transcurre en medio de reuniones de representantes de instituciones;
eso hace que a momentos esas asambleas se conviertan en refugio de
sectores ultraconservadores, que encuentran en ellas espacios que les
son negados en otras instancias. Pero lo cierto es que en los momentos
culminantes de las luchas cívicas los comités se ven obligados a “sedu-
cir” a los sectores sociales más importantes, ya que de otra manera sus
medidas de presión se tornarían estériles, eso nos permite entender el
por qué sectores como la Central Obrera Departamental (COD), la uni-
versidad pública, los maestros y hasta hace poco los campesinos (antes
de la asunción del MAS al gobierno), son fundamentales para la vida
cívica y generalmente, en esos momentos clave, mediatizan la influencia
de los sectores más conservadores.
Anteriormente hablamos de la inexistencia en Tarija de una oligar-
quía estructurada y vinculada permanentemente con la vida político
partidaria. Ese mismo razonamiento se aplica a la vida cívica, y es por
ello que en varias ocasiones la “izquierda” ha capturado la dirigencia
cívica, y ello explica también el que varios de los dirigentes políticos
vigentes que tuvieron su iniciación en la izquierda, también pasaron por
la presidencia del ente cívico (Mario Cossío, Oscar Montes, Roberto
Ruiz).
En general en Tarija se considera a la vida cívica como un paso
previo importante antes de la iniciación política (aunque no siempre se
cumpla ese orden). En todo caso el haber ejercido la presidencia, o por
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 109

lo menos el haber sido director del comité cívico da un valor agregado


al dirigente político en ciernes.
Así como hay un Comité Cívico Departamental (que en muchos
casos cumple la función de Comité Cívico de la provincia Cercado),
también hay comités cívicos en las diferentes secciones municipales del
departamento. Dichos entes cumplen la función de representación tan-
to ante el gobierno departamental, como en muchos casos ante el na-
cional. Solamente en casos extremos el Comité Cívico Departamental
logra la adhesión de la totalidad de los comités cívicos de las secciones
municipales (que de manera errónea son denominados genéricamente
como provinciales). Estas entidades por ejemplo juegan un rol central
en el conflicto Tarija capital-Chaco.
Desde que comenzó el proceso de participación popular diversos
políticos y analistas han anunciado agoreramente el deceso de los comi-
tés cívicos, sin embargo el fenómeno no se ha dado. En el período del
proceso constituyente (desde la elección por voto de los prefectos), el
comité cívico se ha convertido en un aliado estrecho del gobierno pre-
fectural; ello se explica porque la polarización política del país ha tenido
como uno de sus ejes centrales la lucha autonomista.
Se podría pensar que con la aplicación de la autonomía departamen-
tal plena y por tanto el funcionamiento de la Asamblea Autonómica
Departamental, el comité cívico ya no tendría razón de existir y por
tanto perecerá, pero eso sólo ocurrirá a nuestro juicio, si es que la clase
política (la que pugnará por los asientos de la Asamblea Autonómica)
permite que dicho organismo se convierta en un organismo de debate
de los problemas regionales y si de manera genuina logra interpretar las
aspiraciones departamentales (expresadas de manera a veces errática,
pero efectiva por las instituciones de la sociedad civil).
110 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La Federación de Comunidades Campesinas de Tarija


El momento en que la Federación de Trabajadores Campesinos de
Tarija se convirtió en la Federación de Comunidades Campesinas de
Tarija, mostró que además de la voluntad de adquirir personalidad pro-
pia, tenía una autoestima lo suficientemente sólida para sacudirse de las
herencias formales del sindicalismo tradicional y la fuerza necesaria para
convertirse en la organización social más importante de la última década
en Tarija, más aun en términos prácticos que la propia Central Obrera
Departamental.
El sindicalismo campesino en Tarija fue fomentado por la izquier-
da tradicional, especialmente el Movimiento Bolivia Libre (MBL) en el
valle central y la parte alta del departamento. Sin embargo rápidamente
supo desprenderse de tutelazgos y luchar por sus propios intereses.
En los últimos diez años esta federación peleó reivindicaciones y
espacios de poder con todos los gobiernos centrales y prefecturales. En
ese marco es posible decir que uno de los momentos culminantes en
su evolución fue cuando empezó a administrar espacios económicos y
de poder propios; especialmente el CRAMA, el mercado campesino de
la ciudad de Tarija, uno de los polos económicos más importantes del
área urbana, que sin duda dio a la federación posibilidades económicas y
de relacionamiento social que antes le estaban completamente vedadas.
Posteriormente, durante los gobiernos de transición de Carlos Mesa y
Eduardo Rodríguez Veltzé, el organismo logró arrebatar a los débiles
gobiernos prefecturales de turno, la administración de algunos corregi-
mientos, lo cual aumentó su presencia territorial y social.
En el marco del sindicalismo campesino, esta federación no tuvo
una tradición afín al MAS, y en realidad sus principales dirigentes fueron
feroces contrincantes del pequeño grupo de seguidores de este partido,
encabezado por la dirigente Julia Ramos. En general puede decirse que
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 111

antes de la asunción de este gobierno, el organismo no tuvo una ads-


cripción política clara y que si bien apoyó a determinados candidatos
(por ejemplo se alineó al Movimiento Indígena Pachakuti – MIP del
mallcu Felipe Quispe, en las penúltimas justas electorales presidencia-
les), siempre lo hizo a una distancia prudente.
Las cosas cambiaron sin embargo en la última elección: dada la vo-
cación de poder a nivel nacional mostrada por el MAS y a nivel departa-
mental por la federación (y de las posibilidades que tenía el primero en
alcanzarlo de manera efectiva), quedó claro que la necesidad que tenían
de unirse en Tarija era apremiante y obligaba a olvidar cualquier des-
avenencia pasada. El MAS necesitaba a la federación ya que ésta era el
movimiento social más importante del departamento y la federación no
podía quedar al margen del empoderamiento de los movimientos socia-
les a nivel nacional. De ahí que sus dirigentes trabajarán denodadamente
por el triunfo de la candidatura de Evo Morales y que éste admitiera
que Luis Alfaro, el principal dirigente de la federación fuera primero su
candidato a prefecto y luego su primer candidato a la Asamblea Cons-
tituyente por Tarija.
En general puede decirse que en estos tres años de gobierno “ma-
sista”, la federación ha sido el principal instrumento del gobierno en el
departamento, sus dirigentes se han enfrentado permanentemente a la
prefectura y han tratado de mediatizar las acciones que ésta ha tomado
como un miembro central del bloque opositor.
Sin embargo podría pensarse que el organismo ha vivido una suerte
de contradicción en este lapso, al gastar todas sus energías en la lucha
contra el gobierno departamental, a la vez que observaba que su impor-
tancia absoluta para el MAS disminuía en relación a otros grupos que
de manera sostenida se han incorporado a este partido desde que está
en función de gobierno.
112 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

En este período algunos enfrentamientos entre este organismo sin-


dical y otros dirigentes del partido oficial se han caracterizado por su ru-
deza (no se puede olvidar la solicitada publicada por Clemente Guevara,
segundo hombre de la federación, que con el motivo formal de apoyar
una marcha anti prefectural del Chaco, atacaba violentamente a Celinda
Sosa, delegada presidencial). Es por ello que de tiempo en tiempo se
esparcen rumores en los círculos políticos, que dan cuenta de posibles
“rupturas” de la federación con el gobierno central; sin embargo hay
que aclarar que éstos nunca se han confirmado en la práctica.
Otro factor que podría jugar en contra de la federación y sus aspira-
ciones políticas, está en la necesidad que el partido de gobierno tiene de
acercarse a sectores de clase media para volverse viable electoralmente.
¿Cuál es la importancia que tiene la federación frente a los otros
grupos que en Tarija se han sumado a dicho partido y copado distintas
entidades gubernamentales?, la respuesta se sabrá en el futuro, al co-
nocer las listas de candidatos a las justas nacionales y departamentales.
En todo caso y fuera de toda especulación, queda claro que la Fe-
deración de Comunidades Campesinas de Tarija, es el organismo social
más estructurado y con mayor poder de movilización del departamento,
y que por tanto a futuro, de una u otra manera deberá ser tomado en
cuenta por oficialistas y opositores.
La universidad pública
Por varios años Tarija fue prácticamente “inmune” a la explosión de
universidades privadas que sacudió el país y aun hasta hoy la presencia
de estas últimas es poco significativa. Solo dos de ellas, la Católica y
la Domingo Sabio se han afirmado y por tanto la presencia de la Uni-
versidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), es imponente en el
panorama de la educación superior.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 113

Sin embargo su importancia no se reduce a esta área; la universidad


constituye un actor político e institucional de primera importancia y
puede decirse, sin caer en ningún equivoco, que su presencia ha otorga-
do legitimidad a las diversas acciones cívicas que se han implementado
en los últimos años.
Este rol sin embargo no es gratuito. A pesar de las distintas deficien-
cias que sabemos que en general confrontan los centros superiores de
estudio dependientes del Estado, la UAJMS ha sabido renovarse tanto
en el ámbito académico como en el administrativo. Por otra parte en
sus distintas gestiones se ha convertido en un fuerte apalancador de re-
cursos, tanto de la cooperación internacional, como del mismo Estado,
recepcionando fondos de regalías, del Impuesto Directo a los Hidrocar-
buros (IDH) y realizando distintos acuerdos con otros actores estatales
y privados. En general puede decirse que la universidad es conceptuada
como un ente maduro y conciliador, y eso ha repercutido también en
que su principal titular en las últimas gestiones, Carlos Cabrera, sea reco-
nocido como uno de los actores políticos más importantes de la región.
Es interesante observar como en la UAJMS sectores radicalmen-
te autonomistas han copado las direcciones gremiales docentes y es-
tudiantiles, y que sin embargo el rectorado ha jugado más bien un rol
conciliador, tratando de encarnar el famoso papel de “bisagra” que en
ocasiones se le reclama a Tarija. En este caso Cabrera, partiendo de
un respaldo general a la propuesta autonomista, se ha convertido en el
principal impulsor de las iniciativas de diálogo que en los momentos
más tensos del conflicto constituyente, se impulsaron entre el gobierno
prefectural y el nacional.
La COD
El que la Central Obrera Departamental tarijeña en la etapa ascen-
dente del gobierno del Movimiento al Socialismo, portando ella una
114 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

dosis de legitimidad o por lo menos de aceptación importante por parte


de la opinión pública, se hubiese convertido en uno de los aliados más
firmes de la prefectura departamental, puede llamar la atención de ex-
traños e inclusive de algunos propios.
De manera consistente la línea de la COD dirigida por doña Marie-
lena Méndez y por Walter Mogro, ha sido completamente antiguber-
namental: en lo departamental ha sido un fiel acompañante del comité
cívico y del ente prefectural, y en lo nacional se ha identificado con la
Central Obrera Boliviana (COB) en los momentos en que ésta asumía
acciones opositoras.
El predominio opositor en el ente laboral no siempre fue indiscuti-
do; es más, al principio de la actual gestión gubernamental estaba con-
ducido por un “independiente” que a pesar de no tener una tradición
masista se plegó rápidamente al carro oficialista: el profesor Alberto
Benitez. Sin embargo la evolución política de los sectores urbanos ta-
rijeños condujeron a su relevamiento que como hemos dicho, se tornó
indiscutido ante la opinión pública local.
A nuestro juicio la afirmación de la tendencia opositora en la COD
refleja tres elementos complementarios: la debilidad cuantitativa y cua-
litativa de los sectores laborales tarijeños (a diferencia de los rurales
agrupados alrededor de la federación, por ejemplo), el peso de la clase
media tarijeña en la estructura de la matriz sindical y finalmente la evo-
lución general de los sectores urbanos, que especialmente en el caso de
la capital departamental se han caracterizado por su adhesión a la causa
autonomista.
En todo caso la COD ha sido el actor que en este período le ha
otorgado legitimidad social al movimiento opositor tarijeño, otor-
gándole una conexión física y subjetiva con los sectores populares
urbanos.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 115

El autotransporte
En Bolivia el transporte sindicalizado está conformado por peque-
ños, medianos y grandes propietarios, y tiene una fuerte vocación cor-
porativa, por lo que no es de extrañar que casi de manera permanente se
haya apegado a causas conservadoras. Tarija no es la excepción.
En el departamento el sector siempre ha sido uno de los puntos
de apoyo más fuertes del comité cívico. En los distintos paros que ha
protagonizado éste, el paro de los transportistas garantizaba el cese de
actividades y el uso de sus unidades como instrumentos de bloqueo
para la paralización del tránsito en la ciudad.
Esta tradición, sumada a las expectativas que el uso de los ingresos
departamentales concitó en el sector al inicio de la actual gestión, hicie-
ron que éste se convirtiera en otro de los pilares sociales de la gestión
prefectural.
En general no puede dudarse de la adscripción del sector a esta ten-
dencia, sin embargo ciertas actitudes de su actual dirigencia nos hacen
pensar en que irá evolucionando a una línea de conducta más calculada,
guiada probablemente por el peso específico que el gobierno central
tiene en algunas de las temáticas centrales del sector: la conversión de
sus vehículos a Gas Natural Vehicular (GNV) o la manutención de ca-
rreteras por ejemplo.
Los bagalleros
Los bagalleros son los que transportan la mercancía que se interna
de Argentina a Bolivia y viceversa, en Yacuiba. Se trata de trabajadores
que al margen de las difíciles condiciones que tienen que soportar en su
trabajo son doblemente afectados por las disposiciones legales y admi-
nistrativas que se dictan a uno y otro lado de la frontera. Constituyen
un sector que tiene una enorme capacidad de presión porque simple
116 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

y llanamente con un bloqueo pueden paralizar el grueso del comercio


entre Bolivia y la Argentina.
En los últimos años su capacidad organizativa se ha hecho sentir a
este lado de la frontera y el resultado ha sido el de varias concesiones,
que realizadas por la subprefectura de Yacuiba y la alcaldía, se han tra-
ducido en obras tales como un comedor popular, una guardería y otras
similares.
Los bagalleros tienen una fuerte presencia de migrantes entre sus
filas, sin embargo no se puede decir que tengan una filiación política
definida; esta afirmación se corrobora cuando observamos que el sector
votó por el sí, tanto en el referéndum del estatuto autonómico, como en
el de la propuesta de Constitución Política del Estado.
Organizaciones indígenas
Los guaraníes de Tarija, ubicados en las provincias O’Connor y
Gran Chaco lograron consolidar un importante aparato organizacio-
nal: la “Asamblea del Pueblo Guaraní”. Mediante esta organización este
pueblo logró liberarse de los lazos de servidumbre aún vigentes en el
departamento hasta mediados de los años ochenta y posteriormente
consolidar el Territorio de Origen del Itika Guasu en O’Connor, traba-
jando en su gestión y desarrollando su potencial productivo.
También los guaraníes de la provincia Gran Chaco, los weenhayeck
y los tapiete han demandado TCO. Los dos últimos grupos se organi-
zaron en la ORCAWETA (Organización de Capitanías Wenhawecks y
Tapietes).
El crecimiento organizacional y la presencia política de estos pue-
blos ha sido evidente en el último período, sin embargo todavía no han
llegado a constituirse en una presencia gravitante a nivel departamental.
Puede decirse que para que sean considerados por la opinión pública y
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 117

los restantes actores como parte de la identidad tarijeña, todavía les res-
ta ganar un grueso trecho de terreno sobre todo en el terreno cultural.
A pesar de que la prefectura ha hecho variados esfuerzos para acer-
carse a sus organizaciones mediante diversos proyectos y los ha incor-
porado a su andamiaje institucional (desde el inicio de la gestión, en el
marco de la Secretaria de Desarrollo Rural hay un director de pueblos
indígenas, cargo que actualmente detenta el guaraní Andrés Segundo),
los pueblos indígenas se han alineado claramente con el bando guber-
namental. También han sido una de las organizaciones que por lo me-
nos en la retórica, ha insistido a momentos con gran vehemencia, en la
necesidad de crear un nuevo departamento en el Chaco, probablemente
porque vislumbra ese espacio con mayores posibilidades para obtener
cuotas de poder o porque siguiendo el ejemplo de sus coterráneos crio-
llos, piensa que puede utilizar la reivindicación como una carta efectiva
de negociación con el gobierno departamental.
Movimiento sin Techo, desocupados, otros
En los últimos años, a la luz del crecimiento del MAS y de los movi-
mientos sociales que lo sustentan, son varios los grupos afines que han
pretendido organizarse en Tarija, aunque con éxito relativo. De todos
ellos, quizás los más importantes han sido los desocupados y el Movi-
miento sin Techo. Los primeros prácticamente se disolvieron luego de
la implementación masiva del Programa de Empleo Urgente (PEU) que
llevó a cabo la prefectura (por otra parte hay que decir que un movi-
miento de este tipo era difícilmente justificable en los años de bonanza
de la construcción que vivió recientemente el país y el departamento).
El Movimiento sin Techo por su parte, ha quedado reducido a un pe-
queño grupo que se balancea entre los distintos programas de vivienda
propuestos tanto por la prefectura, como por el gobierno central.
118 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Los actores políticos


En la Tarija de la “partidocracia” eran tres las agrupaciones políticas
que reinaban sin discusión: el MNR, el MIR y el FRI. Otros partidos
como ADN, UCS, el MBL, la NFR y CONDEPA sólo tuvieron una
presencia incidental. En la Tarija de hoy, de los partidos mencionados,
sólo el MNR conserva una estructura departamental.
Si se mira de lejos nuestra realidad política podría pensarse que la
agrupación “Camino al Cambio” de Mario Cossío tendría que ser la
heredera natural de este partido, sin embargo esta idea se cumple sólo a
medias. Hay dirigentes del MNR como Ricardo Cuevas que tienen vín-
culos estrechos con la gestión prefectural, pero otros como el diputado
Jhonny Torres han jugado a momentos un rol de franca oposición al
gobierno departamental. Sólo el futuro nos dirá si finalmente el MNR
se convierte en parte orgánica de Camino al Cambio.
Lo que está claro sin embargo, es que la apuesta política del prefecto
ha buscado trascender al MNR y por tanto al declive general de los par-
tidos y de los viejos actores políticos. Camino al Cambio en ese sentido
ha buscado ser una propuesta renovadora y en principio ha nucleado a
distintas personalidades de la clase media tarijeña. Lo que no ha hecho
sin embargo es traducir el peso institucional que tiene al manejar la pre-
fectura tarijeña en una estructura política propia, con lo cual ha atado
su futuro a la suerte política que pueda correr su líder, el Prefecto Mario
Cossío.
El Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) es otro partido que en
la etapa democrática (posterior a su primera presentación de finales de
los años setenta en la que intentó unir a diversas fuerzas de la izquierda
radical), tuvo su destino atado al de un caudillo: Oscar Zamora Medi-
nacelli. Al declinar la estrella política de éste, no ha encontrado más
remedio que introducirse en Camino al Cambio y de no mediar algún
suceso extraordinario, está claro que su recorrido político culminará allí.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 119

El caso del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) tiene


mayor complejidad; por una parte tiene haciéndole sombra a su viejo
líder, Jaime Paz Zamora, que si bien vive en un retiro político formal,
hace de vez en cuando excursiones esporádicas a la opinión pública,
las que alientan diversos rumores sobre probables retornos a las arenas
político electorales. Por otra parte su hijo Rodrigo, diputado por la ciu-
dad de Tarija ha agrupado detrás de sí a varios miembros de la brigada
parlamentaria tarijeña, y sobre el también corren rumores de posibles
postulaciones futuras a cargos como el de la alcaldía tarijeña.
Sin embargo el dirigente electo por este partido que ocupa el puesto
de mayor peso en cuanto a estructura e influencia política, es el actual
alcalde tarijeño Oscar Montes, quien desde mucho antes que el MIR se
disolviera formalmente, ya tenía un perfil propio y si queremos “inde-
pendiente” de la dirección nacional de este partido. Dada la evolución
que ha tenido este dirigente y su base social, resulta difícil pensar que
puedan volver a una organización política dirigida por otros; es más
probable por tanto que el edil tarijeño se dirija a formar una agrupación
política propia.
Cossío y Montes, cabezas de la prefectura y la alcaldía tarijeñas res-
pectivamente, son dos de los dirigentes más importantes de la oposición
al gobierno del MAS en Tarija. Las tensiones y la rivalidad existente
entre ambos son evidentes, sin embargo no han llegado a los niveles de
enfrentamiento y canibalización que se dieron entre dirigentes de otros
departamentos que ocupaban cargos similares: el caso de Leopoldo
Fernández y “Chiquitín” Becerra en Pando, o de Manfred Reyes Villa y
el alcalde de Cochabamba por dar otro ejemplo. En todo caso está claro
que gran parte de lo que ocurra en la oposición tarijeña dependerá de
los acuerdos o desacuerdos que se puedan dar entre estos personajes.
Otro actor importante de la vida política tarijeña es el senador por
PODEMOS Roberto Ruiz. Se trata de un dirigente aguerrido que diri-
120 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

gió el comité cívico en una de sus etapas más tormentosas, la de la lucha


por materializar el proyecto del Gas Natural Licuado (LNG, por su sigla
en inglés) que finalmente sucumbió en medio de la crisis constituyente
en asenso. Posteriormente Ruiz fue elegido senador y en su accionar
político ha tenido una actitud independiente respecto a las directrices
de la dirección de ese partido; por ejemplo fue uno de los pocos en
oponerse públicamente a la posición de PODEMOS sobre el referén-
dum revocatorio y posteriormente apoyó el sí en el último referéndum
constituyente.
Finalmente otro actor político que gravita de manera permanente en
el universo tarijeño es el Rector Carlos Cabrera, que como se ha dicho,
ha jugado un rol de moderación y equilibrio en el conflicto constituyen-
te de los últimos años.
La brigada parlamentaria de Tarija, sobre todo ha partir de los dipu-
tados de PODEMOS, se ha convertido en una suerte de semillero de
nuevos dirigentes políticos. Algunos de ellos a veces en forma coordina-
da a Rodrigo Paz y Jhonny Torres han querido conformar una suerte de
“tercera opción” que se diferencie de la prefectura y del MAS. También
en esta línea se ha ubicado a momentos el polémico diputado del Chaco,
Willman Cardozo.
En Tarija, tradicionalmente el MAS se circunscribió a un pequeño
grupo de dirigentes, entre quienes se destacaba la actual Ministro de
Desarrollo Agropecuario Julia Ramos. Posteriormente se sumó a dicho
instrumento la Federación de Comunidades Campesinas y en la medida
en que la estrella de este partido iba ascendiendo se incorporaron de
manera desordenada diversos grupos de dirigentes sociales, empresarios
y profesionales. Está fuera de toda duda que el MAS es una realidad po-
lítica central en la Tarija de hoy, aunque al parecer sus dificultades pasan
por lograr construir una estructura global que integre y saque provecho
al capital político con el que cuenta este partido. En la obstaculización
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 121

a ese propósito, por supuesto que pesan las rivalidades existentes entre
los dirigentes de los distintos sectores de este partido.

Los conflictos y los ejercicios de pacto (2006-2009)


Está claro que el principal conflicto que vivió la región, junto con el
país, en el período 2006-2009 fue el referido al poder constituyente y
alrededor de ese proceso se fueron articulando otros de raíces departa-
mentales o locales, que como no podía ser de otra manera se vincularon
a ese conflicto central.
Como el proceso constituyente plantea la reorganización de las es-
tructuras sociales e institucionales del país, es natural que su eclosión
arrastre e imponga su sello a otros que se habían planteado mucho an-
tes: el caso de la tensión entre el Chaco y la capital departamental o el
de los conflictos campo ciudad por dar algunos ejemplos. Por otra parte
el tensionamiento que implica la discusión constituyente impregna a
la sociedad de ansias “reivindicativas” y hace que salten varias de sus
“fallas geológicas”; así se puede explicar por ejemplo la fuerza con la
que emergieron conflictos de características tan locales, como el de la
reivindicación de los comunarios de La Victoria por un sistema de agua,
o el de los bagalleros de Yacuiba por diversas reivindicaciones laborales
y sociales.
Finalmente se encuentran aquellos conflictos que se refieren a temas
institucionales específicos y que no se relacionan directamente con el
conflicto central constituyente; en este segmento podemos enmarcar a
los intentos de destitución de los alcaldes de San Lorenzo y Bermejo,
por ejemplo.
Para tener una referencia de la importancia que a los conflictos vi-
vidos les asigna la opinión pública (que por supuesto no refleja nece-
sariamente su verdadero impacto social), hemos revisado el matutino
122 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

“El País” de este período. Asumiendo el subjetivismo implícito de este


procedimiento hemos dividido las noticias de acuerdo al tema especí-
fico de conflicto, hemos calificado su alcance (nacional, departamental
o local) y les hemos dado una clasificación de la “A” a la “D”, según su
importancia (“A” la más importante y “D” la menos importante).

En general hemos tratado de ser lo más rigurosos posibles en la


separación de temas y en la asignación de importancia. Por ejemplo
hemos separado los conflictos reivindicativos específicos de la Federa-
ción de Comunidades Campesinas con la prefectura departamental del
conflicto constituyente, donde ambos son protagonistas centrales. De
igual manera hemos separado de este último los roces que la prefectura
ha tenido con el Poder Ejecutivo, motivados por la ejecución de presu-
puestos y de desembolsos.

El cuadro 3 por tanto nos da una aproximación relativa a la forma


en que los tarijeños, a través de la prensa, hemos visto los conflictos
acontecidos en nuestro departamento y la importancia que les hemos
asignado.

Adicionalmente, hemos añadido el cuadro 4 en el que se resume el


repaso a la sección “nacional” del periódico El País en dicho período.
En ese caso lo único que hemos hecho es separar las noticias referidas
específicamente al “conflicto constituyente” de otros conflictos que he-
mos denominado “sociales” y que engloban todos aquellos que provo-
caron tensiones entre sectores (transportistas, vendedores de ropa usa-
da, COB-pensiones) y el gobierno. Como se ve las noticias del primer
grupo aventajaron en gran medida a las del segundo.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 123

Cuadro 3
Resumen de conflictos en las páginas departamentales
y locales del periódico El País

Número Código Conflicto Lugar 2006 2007 2008


1 B Victoria agua. AL 4
2 B Chimeo. AD 10 3
3 B Chaco prefectura. AD 2 5 4
4 B Destitución Miguel Ávila alcalde AL 6
de San Lorenzo.
5 C Normal Canasmoro. AL 4
6 B Federación de Campesinos-prefectura. AD 5 9 4
7 D Morros Blancos – Pre diarios. AL 3
8 D Barrio Lourdes. AL 1
9 D Desarrollo urbano. AL 1
10 D Cadepia. AL 1
11 C Vicepresidencia – YPFB – Yacuiba. AN 5
12 C Cañeros – Iabsa. AL 3 2
13 D Comercializadores de la hoja de coca. AN 1
14 D Concejal territorial – Bermejo. AD 1
15 D Bloqueo en Caisa. AL 2
16 B Carretera Tarija – Potosí. AN 11 4 5
17 A Poder constituyente. AN 12 41 46
18 C Escasez de diesel. AN 1 3
19 D Movimiento sin Techo. AL 2
20 D Internas MAS. AL 1
21 B Bermejo destitución Alcalde AL 5 2
Delfor Burgos.
22 B Magisterio. AN 4 10 13
23 B Sanitarios. AN 1 5 3
24 D Gremiales. AL 3
25 D Agresiones a periodistas. AN 1 2
26 D Magistrados. AN 2
27 C Médicos, seguro público. AN 1 2 2
28 D Jubilados. AN 1
124 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Número Código Conflicto Lugar 2006 2007 2008


29 C Importación de ropa usada. AN 2 1
30 C Procedimiento presupuestario AN 1 3
prefectura – gobierno.
31 D Asentamiento Barrancas. AL 1
32 D Arreglo establecimiento escolar. AL 1
33 C Transportes – Fletes. AN 16 4
34 C Transporte GNV. AN 1
35 D ECOBOL. AN 1
36 C Bagalleros. AL 2
37 D COD pensiones. AN 2
38 C Seguridad física. AN 5
39 D Taxistas Bermejo. AL 1
40 C Sequía Entre Ríos. AN 4

Cuadro 4
Resumen de conflictos en páginas nacionales del periódico El País
Variable 2006 2007 2008 Total
Poder constituyente 31 34 34 99
Conflicto social 22 20 30 72
Total 171

En el esquema de calificación ensayado en la primera tabla, al único


conflicto que se le ha asignado la letra “A” es al conflicto constituyente
propiamente dicho. A continuación, la calificación “B” se ha empleado
para aquellos conflictos que han tenido una gravitación importante en
todo el período o muy intensa en determinado lapso; allí por ejemplo
hemos enmarcado los conflictos reivindicativos entre la Federación de
Campesinos y la prefectura y de igual manera los que han surgido entre
ésta y las instituciones chaqueñas. En acápite especial, por su impor-
tancia, hemos separado el conflicto surgido entre las provincias Gran
Chaco y O’Connor por la posesión del cantón Chimeo, también asig-
nándole esta calificación.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 125

Uno de los conflictos de mayor permanencia en este período, que


sin embargo no ha alcanzado niveles de gravedad intensa, probable-
mente porque ha sido mediatizado por el conflicto constituyente, es
el del acabado de la construcción de la carretera Tarija-Potosí. Para un
departamento aislado como Tarija, se trata evidentemente de una de-
manda estratégica.
Otros conflictos a los que les hemos dado la calificación de “B” son
los reivindicativos, encarnados por maestros y trabajadores en salud.
Se trata sin duda de sectores que por su tradición sindical y su nivel de
organización, no han permitido que sus demandas sean eclipsadas por
el conflicto central.
Finalmente, también hemos otorgado esta calificación a algunos
conflictos locales, que han alcanzado altos niveles de intensidad. Es el
caso de las movilizaciones que en determinados períodos se dieron en
Bermejo o San Lorenzo, para destituir a sus alcaldes (con más suerte
en el primer caso que en el segundo), o de las de los comunarios de La
Victoria, que en determinado momento exigieron con justa razón que
se les dote del agua potable que ellos proveen a la ciudad de Tarija y a
las localidades circundantes. En este segmento también figura la movili-
zación de los ganaderos de Entre Ríos que en cierto momento pusieron
en jaque a la prefectura, pidiendo la asignación de recursos para com-
batir la sequía.
La mayor parte de los conflictos anotados en el segmento “C” tie-
nen como raíz reivindicaciones sociales que en determinado momento
adquirieron notoriedad pública. Allí hemos enmarcado las movilizacio-
nes de bagalleros, transportistas (por peajes, escasez de diesel y GNV),
cañeros y otros. Sin embargo, también en esta calificación hemos ano-
tado otros, institucionales, que no llegaron a puntos altos de gravedad
por sí mismos, es el caso por ejemplo de las periódicas tensiones entre
prefectura y gobierno central por temas presupuestarios, o de las mo-
126 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

vilizaciones que en determinado momento se dieron en el Chaco, pi-


diendo la apertura de una vicepresidencia de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales Bolivianos en el lugar.
Finalmente en el inciso “D” hemos colocado los conflictos y ten-
siones locales que no han alcanzado casi ninguna trascendencia general:
reclamos contra desarrollo urbano en el municipio de Cercado, movili-
zaciones por mejoras en la infraestructura escolar, movilizaciones por el
tema de ropa usada, de los presos por su pre-diario, etc. Sin embargo allí
también hemos consignado la única noticia que nos habla de una movi-
lización (una huelga de hambre) por problemas orgánicos internos en el
MAS y las que informan sobre la división en el sector de los gremiales,
al parecer producto de la polarización política departamental.
El conflicto del poder constituyente en Tarija
La inclusión social y la autonomía son en Tarija, al igual que en el
país todo, los temas centrales de la crisis constituyente que hemos vivi-
do en los últimos años. Sin embargo es el último tema el que ha logra-
do aglutinar al conjunto de los sectores sociales del departamento. Eso
explica el que este departamento sea parte de la denominada “media
luna”, pero que al mismo tiempo sea extremadamente vulnerable (por
lo menos más que Santa Cruz y el Beni) a la movilización encarnada
por los campesinos y en menor medida por otros sectores sociales (ba-
galleros, etc.). En todo caso la “autonomía”, devenida de la “descen-
tralización” por la que se peleó en los años ochenta, se encuentra en
la “memoria larga” de la población y es parte central de su imaginario.
Pero Tarija tiene una realidad distinta y por tanto problemas dife-
rentes al del resto de los departamentos de este bloque. Aquí no hay
grandes propiedades y por tanto el tema de la tierra es secundario y por
otra parte no existe un sector empresarial completamente estructurado,
como hemos visto antes.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 127

La reivindicación central de los tarijeños está en la defensa de los


ingresos que obtienen por regalías, lo cual es perfectamente comprensi-
ble si se tiene en cuenta que se trata de un departamento pobre, aislado
del resto del país por la precariedad de sus carreteras y continuamen-
te maltratado en la historia republicana, en los distintos presupuestos
aprobados por los gobiernos de turno. Para Tarija entonces la riqueza
del gas se convierte en una oportunidad única para salir de una pobreza
que hasta hace poco se percibía como eterna.
En ese marco las diferencias que Tarija tiene con el “oriente” y el
“occidente” del país la hacen valiosa en el momento de conformar los
bloques en los que se ha agrupado en las épocas de elecciones y de los
varios referéndums. Sin Tarija la “media luna” no existiría e impediría
a Santa Cruz dar la sensación de que su propuesta tiene un alcance na-
cional.
Por eso es que también a Tarija se le reclama que cumpla el rol de
“bisagra”, de instrumento de unión, y la verdad es que en los hechos, de
una manera u otra, aún contra la voluntad de algunos de sus dirigentes
principales, ha asumido ese papel.
El primer episodio donde pudo observarse la importancia “estraté-
gica” de Tarija en este nuevo contexto republicano, fue el del “referén-
dum del gas” convocado durante el gobierno de Carlos Mesa. En un
principio parecía imposible que dicho acto se realizara, en la medida en
que la “media luna”, encabezada por Santa Cruz, se oponía a rajatabla
a él; sin embargo una decisión asumida en ese momento por el Comité
Cívico de Tarija en sentido de apoyar la medida, obligó a los cruceños
a retroceder y aceptarla a regañadientes, ¿la razón?, el “vuelco” de posi-
ción de Tarija daba legitimidad nacional a la consulta y dejaba aislados a
los “duros” del oriente.
Sin embargo y a pesar de ese antecedente, la identificación de Tarija
con el bloque opositor al gobierno del MAS ha sido completa desde la
128 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

primera elección de las autoridades departamentales. Sin dubitaciones,


la Prefectura de Tarija se ha asumido como parte central de la “media
luna”.
¿Qué es lo que ocurrió para que a pesar de las condiciones para
que este departamento asuma el rol de bisagra, sus autoridades hayan
decidido alinearse con los departamentos del oriente? Para explicar esta
situación existen razones de larga data y de coyuntura.
El telón de fondo para este alineamiento se encuentra en la posición
asumida en principio por el gobierno central respecto a la autonomía.
Sin duda gran parte de los dirigentes del partido oficialista cometie-
ron un error al concebir a ésta como una reivindicación oportunista,
encarnada por la oligarquía y los sectores conservadores para retener
espacios de poder en el momento del cambio. Está claro que en mu-
chos de los viejos actores políticos hubo una actitud cuando menos
pragmática respecto a esta reivindicación, pero lo cierto es que la rei-
vindicación, al margen de la conducta de los eventuales dirigentes, se
encuentra profundamente arraigada en el imaginario de la población,
y simple y llanamente va en la dirección de regiones que como Tarija,
saben en la vida diaria que para profundizar en la planificación y en el
manejo de su desarrollo, necesitan tener mayores roles y competencias
en las normativas que lo regulan. En todo caso, el mayor impulso para
el alineamiento departamental opositor se da en el momento en que el
partido oficialista decide pedir a la población que vote por el “no” en el
primer referéndum autonómico.
Sin embargo la tensión existente entre el gobierno departamental y
los sectores sociales tampoco ayudó a mejorar el marco del relaciona-
miento entre el primero y el gobierno nacional; a los pocos meses de la
asunción de las nuevas autoridades la Federación de Campesinos enta-
bló duras movilizaciones contra el ejecutivo departamental encabezado
por Cossío, lo cual ayudó a reafirmar la alianza de éste con los dirigen-
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 129

tes del oriente. En general puede decirse que en los tres últimos años
la relación entre ambos niveles de gobierno ha estado gobernada por
la desconfianza; así como el Presidente Evo Morales denuncia perma-
nentemente ante la comunidad internacional la existencia del golpe de
Estado cívico-prefectural, Mario Cossío está convencido de la intención
oficialista de defenestrarlo a la primera oportunidad. Esta desconfianza
mutua es uno de los rasgos centrales de la profunda polarización que ha
caracterizado la situación política en este período, lo cual obviamente
ha dejado pocas opciones para generar mecanismos efectivos de nego-
ciación política.
En este período, la situación política de la prefectura al interior del
departamento ha sido cuando menos delicada. A la oposición perma-
nente de la Federación de Campesinos se ha sumado la difícil relación
con el Chaco, amén de otros conflictos sociales menores. Y en el terre-
no puramente político el prefecto ha tenido que lidiar con las posiciones
“terceristas” que a momentos parecían debilitarlo en su enfrentamiento
con el gobierno.
Sin embargo la prefectura hasta el momento ha sido capaz de sortear
estos obstáculos en la medida en que, frente al conjunto de la población,
ha logrado posicionarse como la cabeza de la lucha por la reivindicación
autonomista. En resumen, el equipo de Cossío ha logrado superar fla-
quezas y debilidades varias, amparándose en la ansiedad autonomista
del conjunto de la población.
En este período la adhesión de la ciudad de Tarija a las distintas
movilizaciones llevadas adelante por la “media luna” ha sido completa,
a diferencia de la del Chaco y las de las áreas rurales, que han sido par-
ciales y han dependido de la negociación política del momento.
Sin embargo la vocación conciliadora de Tarija y la posibilidad de
conjugar su principal reivindicación: la autonomía departamental ple-
na, con las medidas de inclusión social impulsadas por el gobierno del
130 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

MAS, se ha podido observar claramente en la redacción de su esta-


tuto autonómico, realizado por una “Asamblea Pre-autonómica”, que
agrupó a la mayor parte de los sectores representativos no alineados de
manera directa con el partido de gobierno. Este estatuto refleja por una
parte la vocación autonomista del departamento, pero por otra la vo-
luntad de convivir con el gobierno central. En general podríamos decir
que expresa implícitamente la voluntad conciliadora del departamento.
Si revisamos globalmente la evolución política de 2007 y de 2008,
queda claro que la negociación entre la Constitución Política del Esta-
do propuesta por el gobierno y los estatutos autonómicos aprobados
por los departamentos opositores era inevitable. Lo que enturbió este
proceso y lo complejizó al extremo fue la polarización resultante del re-
feréndum revocatorio impulsado por PODEMOS. En ese contexto los
contendientes entraron en un duro enfrentamiento, que llevó al bloque
opositor a un callejón sin salida, en la medida en que se empecinó en
mantenerse en un conflicto cerrado, con quien detenta el monopolio de
la violencia estatal.
Sin embargo, si en el momento del enfrentamiento el impulso cen-
tral de la “media luna” y en realidad cuya conducción corre a cargo de
los “sectores duros” de Santa Cruz, especialmente de su comité cívico
encabezado por Branko Marinkovich, en el momento de la negociación
Tarija toma la posta. Eso fue lo que ocurrió después de los sucesos de
“Porvenir” y de la debacle a la que llegó el bloque opositor. Es Ma-
rio Cossío, acompañado por un grupo de dirigentes departamentales
ajenos a su administración (entre ellos se destacan el Alcalde Oscar
Montes, el Senador Roberto Ruiz y el Rector Carlos Cabrera), el que se
dirige a La Paz a buscar caminos para la apertura del diálogo. Y es esta
iniciativa la que conduce a las difíciles negociaciones de Cochabamba,
donde a pesar de las condiciones adversas en las que se encontraba la
oposición, se logran avances importantes sobre todo en lo referente a la
conciliación de la Constitución Política del Estado con las autonomías
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 131

departamentales. Sin embargo ni el gobierno central, ni los dirigentes


opositores regionales son capaces de llegar a un acuerdo formal y final-
mente la tarea es “traspasada” al Poder Legislativo, donde un grupo de
senadores disidentes de PODEMOS, en el que Roberto Ruiz juega un
papel central, llega al acuerdo que finalmente viabiliza la realización del
referéndum constituyente y configura la actual Constitución Política del
Estado, distinta en gran medida a la aprobada en Oruro.
¿Cuál es el motivo por el que los contendientes centrales no pudie-
ron llegar a un acuerdo en Cochabamba?, ¿esterilidad que por cierto ha
sido permanente en todo este período político? Se trata lamentablemen-
te de la lógica impuesta por los sectores extremos de ambos bloques
y que se resume en la negación total del contrario. Conciliar significa
aceptar la existencia del otro y al parecer este es un precio demasiado
alto a pagar por los radicales.
Si aceptamos que la inclusión social y la autonomía son los elemen-
tos centrales de la reestructuración constitutiva del país, debería quedar
claro que un pacto entre quienes encarnan una y otra reivindicación no
sólo es deseable, sino necesario. Más aún, podemos pensar que en este
momento histórico el enfrentamiento entre ambos sectores hace invia-
ble la concreción de dichas reivindicaciones y pone en entredicho la
viabilidad política e institucional del país. Negar por tanto la existencia
del contrario e implícitamente la posibilidad del pacto, es no entender
la naturaleza del cambio que comenzó a operarse en Bolivia desde el
anterior siglo.
Si miramos con atención la negociación impulsada por Cossío con
su viaje a La Paz, seguida en Cochabamba y finalmente culminada en
el Congreso en La Paz, podemos considerar que se trata de un proceso
único, a pesar de que en este momento los protagonistas de sus distin-
tas etapas se hayan distanciado. En realidad podríamos aventurarnos
a afirmar que de una manera u otra se trata del aporte de Tarija a la
132 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

resolución del conflicto y de la concreción del rol de “bisagra” que el


país tanto le ha reclamado, y que más que la acción de uno u otro diri-
gente individual, se trata de una voluntad colectiva en cuya concreción
los principales actores de la oposición (Cossío, Montes, Ruiz, Cabrera)
juegan un rol definido.
El retiro de Cossío de la negociación de Cochabamba se explica
por el lazo (de supervivencia en gran medida) que une a los prefectos
de la “media luna”. Allí tiene un efecto concreto la lógica de mutuas
“negaciones” enunciada antes. La negociación encarnada por Ruiz en
el Congreso se convierte entonces en una continuidad de los esfuerzos
anteriores.
La voluntad general negociadora de Tarija se explica por la senci-
lla razón de que sus reivindicaciones centrales (autonómica, regalías,
unidad departamental) son compatibles con la propuesta de inclusión
social del gobierno central, a diferencia de otros temas sensibles del
oriente, especialmente el de la tierra.
Y también parece estar claro que la resolución de los problemas in-
ternos del departamento, especialmente el de la relación entre la capital
y el mundo rural y el Chaco, requiere de un marco institucional sólido y
de una relación estable donde primen reglas de juego claramente defini-
das con el gobierno central.
Finalmente, en este punto, con los cuadros 5 y 6 mostramos como
información complementaria los resultados de los referéndums consti-
tuyente y dirimidor, desagregados por provincias.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 133

Cuadro 5
Resultados electorales referéndum constituyente 2009
Provincia SI NO
Numeral % Numeral %
Cercado 24.778 33,66 48.825 66,34
Sección Capital 24.778 33,66 48.825 66,34
Ciudad Tarija
Arce 10.508 59,48 7.157 40,52
Primera Sección 5.065 77,71 1.453 22,29
Padcaya
Segunda Sección
Bermejo 5.443 48,83 5.704 51,17
Gran Chaco 15.924 47,43 17.649 68-72
Primera Sección
Yacuiba 11.057 49,85 11.122 50,15
Segunda Sección
Caraparí 1.630 55,39 1.313 44,61
Tercera Sección
Villamontes 3.237 38,30 5.214 61,70
Avilés 3.554 57,66 2.610 42,34
Primera Sección
Uriondo (Concepción) 2.304 49,67 2.335 50,33
Segunda Sección
Yunchará 1.250 81,97 275 18,03
Méndez 5.826 54,55 4.854 45,45
Primera Sección Villa
San Lorenzo 3.283 46,22 3.820 53,78
Segunda Sección El
Puente 2.543 71,09 1.034 28,91%
O’Connor 3.164 58,29 2.264 41,71
Primera Sección
Entre Ríos 3.164 58,29 2.264 41,71
Total 63.754 43,34 83.359 56,66
134 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Cuadro 6
Resultados electorales referéndum dirimidor 2009
Provincia 10.000 hectáreas 5.000 hectáreas
Numeral % Numeral %
Cercado 16.991 35,60 30.742 64,40
Sección Capital 16.991 35,60 30.742 64,40
Ciudad Tarija
Arce 2.382 20,29 9.359 79,71
Primera Sección
Padcaya 729 14,59 4.269 85 ,41
Segunda Sección
Bermejo 1.653 24,51 5.090 75,49
Gran Chaco 6.415 41,96 13.654 68,04
Primera Sección
Yacuiba 4.360 31,65 9.415 68,35
Segunda Sección
Caraparí 471 26,60 1.300 73,40
Tercera Sección
Villamontes 1.584 35,02 2.939 64,98
Avilés 821 22,39 2.846 77,61
Primera Sección
Uriondo (Concepción) 671 25,03 2.010 74,97
Segunda Sección
Yunchará 150 15,21 836 84,79
Méndez 1.786 27,61 4.682 72,39
Primera Sección Villa
San Lorenzo 1.357 31,59 2.939 68,41
Segunda Sección El
Puente 429 19,75 1.743 80,25
O’Connor 851 23,29 2.696 76,01
Primera Sección
Entre Ríos 851 23,99 2.696 76,01
Total 29.246 31,37 63.979 68,63
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 135

Los conflictos en la relación capital departamental – Chaco


A partir del boom del gas, en la relación que se da entre la capital
departamental y el Chaco existe una fuerte dosis de complejo de culpa-
bilidad asumido por la primera, debido principalmente al manejo cen-
tralista que en el pasado ejerció respecto al conjunto de las provincias.
El que el Chaco tarijeño se hubiese convertido en el reservorio cen-
tral de los hidrocarburos del país potencia sus reivindicaciones y en
gran medida coloca a las autoridades departamentales contra la pared.
Esta lógica se acentúa en el período de los “gobiernos de transición”
(Mesa, Rodríguez Veltzé) en el que los prefectos de turno no tienen el
suficiente peso político para enfrentar las amenazas y medidas de hecho
llevadas adelante por los dirigentes chaqueños.
Pero en general puede decirse que durante todo este período lo que
han hecho los dirigentes de las tres secciones municipales de esta pro-
vincia, ha sido el ganar mayores espacios y autonomía en el manejo de
la cosa pública de su provincia. Por otra parte, dado el marco de insegu-
ridad institucional que el país ha vivido en todo el período de la Cons-
tituyente, las autoridades de turno han tenido que negociar con pies de
plomo, merced al peligro de una eventual separación de la provincia.
Un conflicto que ilustra de manera cabal esta lógica es el del cantón
Chimeo, en el que se encuentra uno de los reservorios de gas más im-
portantes del país, el del campo Margarita.
Chimeo de manera tradicional ha pertenecido a la provincia
O’Connor del departamento de Tarija, aunque se encuentra en su límite
con la provincia Gran Chaco.
O’Connor es más afín cultural y políticamente al valle central de Ta-
rija que al Chaco, y su capital Entre Ríos más próxima geográficamente
a la capital departamental que a Villamontes o Yacuiba, de tal manera
136 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

que el descubrimiento de un reservorio de gas de tal importancia en esta


provincia, implicó en el universo político departamental el fin, por lo
menos parcial, de la “dependencia” económica del conjunto del depar-
tamento respecto al Chaco. Por otra parte para los dirigentes chaqueños
resultaba suculento el poder incluir los ingresos provenientes de Mar-
garita en el 45 por ciento que se les destina a su presupuesto de manera
automática.
Esa sin duda (al margen de cualquier hipocresía formal) es la razón
por la que se desencadenó una dura disputa entre las dos provincias por
la posesión del cantón Chimeo, lugar tradicionalmente ignorado por
las dirigencias de las distintas instancias departamentales y provinciales.
Si nos atenemos a pruebas documentales y fácticas, queda claro que
el cantón Chimeo pertenece a O’Connor, y si seguimos con cuidado la
evolución del conflicto, nos daremos cuenta que éste no es más que un
largo ejercicio en que las razones de O’Connor se enfrentan a la poten-
cia política de los dirigentes chaqueños, con la mediación de una prefec-
tura dubitativa que sabe perfectamente donde se encuentra la legalidad,
que se da cuenta que la aplicación de ésta es favorable a los intereses
políticos generales del departamento, pero que no se atreve a tomar par-
tido claramente para evitar un enfrentamiento directo con el Chaco, que
adicionalmente dé pretexto a sus dirigentes para radicalizarse en pos de
la creación del “décimo departamento”.
En ese sentido el conflicto de Chimeo ilustra de manera perfecta la
lógica existente en las relaciones políticas últimas desarrolladas entre la
capital departamental y el Chaco.
Lo que está claro sin embargo es que el período de “ajuste de cuen-
tas” entre ambas instancias debe concluir y que es necesaria la normali-
zación de la vida institucional en el departamento, donde debe desarro-
llarse una autonomía provincial plena.
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 137

Hoy el Chaco es tan perjudicado por la discrecionalidad de cier-


tos dirigentes (heredera del período “reivindicatorio” de las prefecturas
débiles), como antaño lo fue por el centralismo de la capital departa-
mental, y un desarrollo íntegro de la provincia es difícil de visualizar al
margen de las instancias departamentales.
Entre los distintos escenarios que se podrían avizorar a futuro, el
peor es el de un departamento fracturado, donde proyectos clave (ca-
rreteras, comunicaciones, electrificación, etc.) no puedan ser compatibi-
lizados entre los responsables del gobierno departamental y los dirigen-
tes chaqueños; eso se dará sin duda, si es que reivindicaciones como el
traspaso “directo” del 45 por ciento de regalías se cumple bajo figuras
tan vagas como la de la “autonomía regional”.
En todo caso queda claro que la relación entre la capital departa-
mental y el Chaco es uno de los temas pendientes más importantes en
la agenda departamental.
Conflictos de inclusión social
En los conflictos de inclusión social existentes en el departamento,
el principal actor ha sido la Federación de Comunidades Campesinas
de Tarija. Existen sin embargo otras organizaciones campesinas inde-
pendientes en el Chaco, que también poseen una fuerte capacidad de
movilización social.
Al margen de estas organizaciones hay otras que, como se ha dicho
anteriormente, han logrado cumplir numerosas reivindicaciones mer-
ced a la abundancia de recursos provenientes de las regalías hidrocarbu-
ríferas, es el caso de los bagalleros del Chaco, o de los desempleados que
han sido absorbidos por los planes de empleo urgente.
Precisamente el incremento en los recursos departamentales en la
última década ha hecho que los programas tendientes a disminuir las
138 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

brechas sociales en el departamento abunden y hagan realmente facti-


ble un escenario de genuina inclusión. En los últimos años se han dado
en Tarija programas que hace unos años hubieran sido juzgados como
imposibles; es el caso por ejemplo del seguro de salud universal, o del
Programa Solidario Comunal (PROSOL), mediante el cual se destina
recursos de manera directa a las comunidades campesinas.
Entonces el conflicto entre la prefectura departamental y la Fede-
ración de Campesinos se ha reducido a determinar quién distribuye los
recursos, es decir quién “firma” los cheques y por tanto obtiene el rédito
político de la acción.
Se trata nuevamente de verificar que la polarización y la falta de
estabilidad institucional conspiran contra la satisfacción de las reivindi-
caciones más profundas de la sociedad.
De manera global también puede decirse que esta inestabilidad im-
pide que la inclusión social sea incorporada como una parte central de
la estrategia de desarrollo departamental y se reduzca a medidas aisladas
en las que se refleja la competencia entre los actores en pugna, sin que
se construya una visión integral de la sociedad respecto al tema.
Por otra parte, como se ha dicho anteriormente, el clima político ha
hecho que conflictos sociales localizados (como el de los comunarios de
La Victoria) respecto al agua, salten y se visibilicen.
Finalmente en este segmento se encuentran los conflictos que tie-
nen un carácter nacional y que intermitentemente se reflejan en el de-
partamento; es el caso del magisterio, los trabajadores en salud y los
médicos, vendedores de ropa usada, seguridad física y otros.
Reivindicaciones departamentales
De manera general la polarización política ha impedido dar priori-
dad a algunas de las reivindicaciones centrales de desarrollo del depar-
La difícil tarea del equilibrio: el rol de Tarija 139

tamento. No se puede olvidar que Tarija, a pesar del boom del gas, sigue
siendo un departamento aislado, en el que los servicios básicos no están
plenamente implementados.
Un conflicto que permanentemente ha aparecido en este período
ha sido el de la paralización de las obras de la carretera Tarija-Potosí.
Se trata de una reivindicación central para Tarija y para los pueblos del
sur, que ha sido opacada por el conflicto constituyente. Por otra parte
objetivos como el de la integración de Tarija a la red eléctrica nacional
están fuera de la agenda pública.

A manera de conclusión
La experiencia de los últimos años demuestra que los pactos “chicos”
y los avances parciales sobre determinados temas no tendrán una inci-
dencia importante en la vida diaria de la sociedad, si es que no se rea-
lizan bajo un paraguas mayor, en este caso un gran pacto nacional que
termine con la crisis política y viabilice el proceso de reestructuración
constituyente que vive el país. El que ese acuerdo nacional no se haya
alcanzado hasta ahora es lo que ha provocado que nuestra vida cotidia-
na haya tenido como denominador común la incertidumbre. Lo que es
importante también es tener la convicción de que las transformaciones
pueden forjarse a partir de movilizaciones sociales, pero necesitan de la
estabilidad política para consolidarse.
La negación absoluta de los contrarios sólo puede conducir a la
fragmentación, en la medida en que las realidades sociales no desapare-
cen por decreto (la insurgencia de los movimientos sociales en un caso,
los diversos sectores autonomistas en el otro), más aun cuando ambas
reivindicaciones caminan “en el sentido de la historia”.
En un escenario ideal, un nuevo período de convivencia y entendi-
miento debería darse a partir del próximo ejercicio electoral; sin embar-
140 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

go si nos detenemos a pensar con cuidado, para que éste se lleve con
normalidad, el pacto tendría que estarse discutiendo en estos momentos
con dos propósitos: viabilizar de la mejor manera la aplicación de la
nueva Constitución y enfrentar la crisis económica, que de agudizarse
podría llevar al país otra vez al borde del precipicio. En todo caso queda
claro que los sueños de la eliminación completa del “otro”, sólo nos
conducirán a nuevos bloqueos en el futuro.
En cualquier escenario futuro es impensable que la inclusión social y
la autonomía no estén integradas, y es en ese terreno donde Tarija pue-
de jugar un rol preponderante; para ello debe iniciar una amplia acción
política interna y externa, subsanando las brechas sociales y regionales
que existen a su interior y acercando a los sectores moderados de los
bloques nacionales.
Conflicto y pacto político 2006-2008
Una visión desde Santa Cruz*
Análisis de las características específicas de los
conflictos y los pactos políticos con sus actores,
eventos y resultados

Fernando Prado Salmón

Introducción
Durante más de 20 años, a partir de 1982, Bolivia ha sido básicamente
un país de pactos, sin que esto implique que no hubieran conflictos. Los
hubieron, pero las resoluciones casi siempre se dieron mediante el pacto
político, más que con la profundización o solución del conflicto mismo.
En gran parte esta situación se explica porque los actores políticos
—en este caso los partidos políticos— en realidad no eran tan distintos
entre sí, y ninguno de ellos era portador de un proyecto político radi-
cal que le impidiera llegar a un consenso o a un punto intermedio con
los demás. Y nos acostumbramos a esa Bolivia, la de los pactos. Inclu-
so los levantiscos departamentos autonomistas se desenvolvían en un
bajo perfil, al extremo que Gonzalo Sánchez les reiteró más de una vez:
“¿descentralización? ¡por sobre mi cadáver!”. Y nadie dijo nada.

* Este artículo fue escrito en Santa Cruz en enero de 2009.


142 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Es sólo cuando el modelo —que directa o indirectamente era sos-


tenido por todos— comienza a hacer aguas, es decir comienza a no
dar resultados tangibles al país, que los partidos ya no pudieron llegar a
arreglos, porque sencillamente ya no eran ellos los que movían los hilos
del conflicto. El conflicto salía de los salones y se iba a la calle. Fue la
irrupción de los movimientos sociales que no respondían a la lógica
partidaria y que más bien buscaban obtener sus reivindicaciones con
el uso de la fuerza en las calles. Fueron los días de los conflictos de la
“Guerra del agua” en Cochabamba, de la lucha contra la erradicación
de la coca en el Chapare, y contra la exportación del gas y por las reivin-
dicaciones de las juntas vecinales, ambos con su epicentro en la ciudad
de El Alto, entre otros.

En Santa Cruz, donde el establishment local tenía buenas relaciones


con el poder político nacional, siempre con varios influyentes ministros
cruceños en los gabinetes, la reacción ante esta nueva forma de hacer
política —considerada “andina”— fue de repudio: proclamaron que era
la eclosión de la Bolivia levantisca, colectivista, comunista, indígena, que
no trabaja; frente a una Santa Cruz “moderna” y globalizada, que apre-
ciaba y cultivaba el orden, el trabajo, la producción, la competitividad y
la democracia.

La dirigencia cruceña nunca vio con buenos ojos la posibilidad de


modificar la Constitución Política del Estado, temerosa de que se cam-
biaran los pilares sobre los cuales se desarrollaba su economía y por
tanto sus estructuras de poder. Temas como la reivindicación indígena,
la redistribución de la riqueza o la revisión de la propiedad de la tierra
eran simplemente materias “tabú” para la clase en el poder regional.

No es por tanto extraño que Gonzalo Sánchez haya huido por Santa
Cruz y que incluso se le haya sugerido que gobernara desde Santa Cruz.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 143

Con su huida se da, en nuestra opinión, un cambio profundo en cómo


las clases dirigentes cruceñas1 veían el país y su rol en él.
La incomprensible animadversión de la dirigencia cruceña y de to-
dos sus medios de comunicación hacia Carlos Mesa como Presidente,
y desde su primer día de presidencia, marca un profundo cambio en la
manera como esta dirigencia venía construyendo su discurso de moder-
nidad, inclusión y tolerancia.
Abruptamente se inicia una feroz campaña contra Mesa, sobre todo
desde los medios del grupo Monasterios, ampliado luego a todos los
medios e instituciones, llegando a extremos pueriles, como el de ofen-
derse por haber sido llamados “provincianos”2. Según varios autores el
proyecto era forzar la renuncia de Mesa, considerado “blando” frente
a las presiones de los movimientos sociales, para que la presidencia sea
asumida por Hormando Vaca Díez, mirista cruceño muy ligado a los
productores agropecuarios. Esas presiones de la dirigencia cruceña fue-
ron las que contribuyeron más bien, paradójicamente, a llevar a Evo
Morales a la presidencia… y a Santa Cruz por la ruta del enfrentamiento.
Preguntas, hipótesis y actores sociales
Que el período al que hicimos referencia haya sido cargado de con-
flictos ni duda cabe, así como también es cierto que por fortuna se pudo
llegar oportunamente a pactos. Sin embargo, con referencia a esos pac-
tos, nos preguntamos:

1 Cuando usemos el término “cruceños” en realidad nos estaremos refiriendo al


grupo cívico empresarial o “dirigencia cruceña”, pues muchos estudios han ya de-
mostrado la total hegemonía del sector cívico empresarial sobre el conjunto de la
sociedad cruceña. Son ellos quienes hablan a nombre de todo el pueblo cruceño.
2 Mesa sostuvo que los cruceños debían cambiar su chip regional por uno nacional,
para no caer en el provincialismo. La denuncia de la campaña del MNR contra
Mesa ha sido hecha por el mismo Mesa, en su libro autobiográfico de esos días.
144 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

¿Han sido pactos con la dirigencia cívico empresarial regional o con


el Poder Democrático y Social (PODEMOS) y los otros partidos como
instancia política nacional? También cabe preguntarse, en ese caso,
¿cuál fue el rol y la ubicación de la brigada parlamentaria cruceña de
­PODEMOS?
La elección de prefectos ha significado un importante reforzamien-
to político del bloque opositor, quienes paradójicamente pueden ha-
cer oposición con dineros públicos. La inclusión de la prefectura en el
bloque opositor ¿ha ayudado a encauzar esa oposición por los canales
democráticos? o por el contrario ¿ha dado fuerzas y promovido los des-
bordes de violencia?
Nos preguntamos también, ¿en qué momento, quiénes y por qué en
el movimiento cívico empresarial modificaron la estrategia de usar las
herramientas democráticas y las sustituyeron con el uso de la violencia?,
¿quiénes la suprimen y en qué situación?, ¿será utilizada de nuevo?
Planteamos como hipótesis que gran parte de los conflictos y la difi-
cultad de lograr pactos se deriva de un desconocimiento —por parte del
gobierno y del partido gobernante Movimiento al Socialismo (MAS)—
de la fortaleza del bloque opositor y de la magnitud de los intereses en
juego, mezclados con factores socioculturales de animosidad de larga
data. Esa explosiva combinación era desconocida por la gente del MAS,
quienes desde el inicio no pudieron concebir a la burguesía cruceña
como parte de su proyecto político, y más bien la enfrentaron sin cono-
cer su fuerza.
Planteamos además como hipótesis que al parecer en el bloque de
poder regional los actores cívicos (Comité Pro Santa Cruz – CPSC), em-
presariales (la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de
Santa Cruz – CAINCO y la Cámara Agropecuaria del Oriente – CAO),
políticos (PODEMOS) y administrativos (prefectura), han presentado
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 145

en ciertos momentos fisuras y las presentarán aún más a futuro. Esto en


razón de que las lógicas de estos grupos son distintas (lógica emocional,
económica, político partidaria, y de racionalidad administrativa), siendo
algunos de ellos mucho más radicales que otros.
Al parecer —lo planteamos también como hipótesis— en el perío-
do 2006-2008 en realidad el bloque cívico regional no pactó ni para el
referéndum revocatorio, ni para sus estatutos autonómicos, ni para el
referéndum sobre la nueva Constitución. Siempre primaron el enfren-
tamiento y los sectores duros. Los pactos fueron con los políticos y no
con los cívicos. Es decir los pactos que han abierto nuevos escenarios
han sido todos logrados con la oposición del bloque cívico empresarial
opositor, el que ha debido ir modificando sus estrategias a esos resul-
tados. Por ello las relaciones del bloque en el poder con PODEMOS
fueron siempre difíciles, hasta llegar a la actual ruptura de varios parla-
mentarios cruceños de PODEMOS con el partido (o con los cívicos).
Es con la combinación de estas y otras preguntas, dudas, actores,
escenarios y posibilidades, que a continuación desarrollamos cronoló-
gicamente el trabajo, en base a la versión digital diaria del periódico El
Deber de Santa Cruz de la Sierra.
146 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Primera parte:
Cronología de conflictos y pactos

Año 2006: Se baila en el Palacio por la Constituyente


y la autonomía
Presentamos a continuación los principales eventos de ese año, con sus
actores y resultados. Entre ellos se destaca como positivo el acuerdo
para el referéndum por las autonomías y por la Constituyente, sin em-
bargo el ambiente político se deteriora rápidamente por las dificultades
en la Asamblea Constituyente y porque los temas de profundo con-
tenido político, como el de la tierra, enrarecen las relaciones. Ambos
aspectos generan paros cívicos y huelgas de hambre por parte de los
nacientes movimientos cívicos departamentales opositores, que detalla-
mos a continuación.
Se concreta el referéndum para la autonomía y la Asamblea Cons-
tituyente
Quizá el único caso de pacto auténtico, entre las dirigencias cívicas,
los partidos políticos del nuevo Congreso Nacional y el gobierno cen-
tral, es la ley que en marzo de 2006 convoca a referéndum vinculante
por las autonomías y al mismo tiempo para la elección de representan-
tes a la Asamblea Constituyente.
Se dieron importantes concesiones en ambos bandos: el gobierno
renuncia a que la Asamblea Constituyente esté conformada por autén-
ticos representantes de los distintos pueblos, sin la mediación de parti-
dos; mientras que el poder cívico empresarial debe aceptar la posibili-
dad de modificar la Constitución Política del Estado, cosa a la que había
sido renuente. Ambos asumen riesgos que luego deberán enfrentar (El
Deber, 3 de marzo).
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 147

El 7 de marzo de 2006 en el Palacio bailan juntas todas las fuerzas


políticas. La primera página de El Deber de esa fecha muestra a Evo
Morales bailando con Roxana Gentile, parlamentaria cruceña de la opo-
sición. Será la última vez que el país respire un ambiente tan distendido
de acuerdo político. Todos se consideraron ganadores.
Durante la campaña electoral del referéndum hubo una cierta eufo-
ria, hasta el extremo que el vicepresidente manifestó en Santa Cruz que
estaba de acuerdo con la autonomía y pediría que se vote por el sí. Esta
posición, políticamente inteligente, fue modificada poco después por el
aparato del MAS, que sin mayores explicaciones —y según sabemos sin
que el tema hubiese sido democráticamente discutido— optó por el no,
en una decisión que según muchos fue un error político descomunal, y
que dio pie a que a los movimientos autonomistas, que eran oposición,
se les dejara la bandera de la autonomía “en exclusiva”.
La fiesta duró poco
La alegría del baile en el Palacio duró poco, los resultados del re-
feréndum fueron de nuevo la semilla de nuevos conflictos: el MAS no
obtuvo la mayoría aplastante que necesitaba para imponer su proyecto
de Constitución, consiguiendo sólo el 50,7 por ciento de la votación, lo
que derivará en largas polémicas sobre los dos tercios que se requerirían
para aprobar el texto; y las aspiraciones autonómicas se vieron rápida-
mente frustradas en el trabajo de la Asamblea Constituyente, donde
éstas sufren recortes que eran inadmisibles para la idea misma de auto-
nomía que se había venido trabajando en Santa Cruz.
El 1º de agosto se instala la Asamblea Constituyente y de inmediato
surge la polémica en torno al reglamento de debates. A comienzos de
septiembre (El Deber, 1º de septiembre) se aprueba el reglamento de
debates en medio de una pelea campal en la que cae gravemente heri-
do un constituyente del MAS. Inmediatamente cuatro departamentos
amenazan con retirarse de la Asamblea Constituyente y conformar una
148 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

asamblea paralela (El Deber, 5 de septiembre). En Santa Cruz esa actitud


es apoyada por la Asamblea Preautonómica y por el asesor prefectural
Juan Carlos Urenda.
El 8 de septiembre se produce un paro cívico exigiendo los dos tercios
para la aprobación de los artículos de la Constitución. Por primera vez
en Santa Cruz el paro es claramente resistido en determinadas ­—aunque
pequeñas— zonas de la ciudad y se producen enfrentamientos, sobre
todo en el Plan 3000 y entorno a los mercados. Hay también inicios de
resistencia en algunas localidades de provincia, es decir aquellas que son
prácticamente enclaves andinos en territorio cruceño, como Yapacaní o
San Julián.
La situación se sigue deteriorando y hasta se escuchan voces solici-
tando referéndum para ver si los departamentos autonomistas quieren
todavía formar parte del país (El Deber, 3 de octubre). En ese mismo
periódico se informa que los asambleistas de los partidos (PODEMOS,
Movimiento Nacionalista Revolucionario – MNR y Unión Nacional –
UN) se habían desmarcado de la posición de los cívico prefecturales y
habían votado aprobando el Art. 1 de la nueva Constitución, referido al
carácter plurinacional e intercultural del Estado boliviano.
A partir de ese momento en los departamentos rebeldes se pasa a
acciones de hecho, en las que además del tema de la Asamblea Consti-
tuyente se presentan posiciones duras sobre el tema de la tierra y la revi-
sión de la Ley INRA por parte del gobierno: la huelga de hambre de los
prefectos el 24 de noviembre (El Deber, 24 de noviembre), el paro cívico
en cuatro departamentos el 1º de diciembre, y por último el cabildo en
cuatro regiones por los dos tercios. La Asamblea Constituyente cierra
sus actividades el 23 de diciembre con el tema de la votación por los dos
tercios pendiente.
Durante el año que revisamos hubieron otros temas que mostraron
que los conflictos y contradicciones entre el gobierno y la dirigencia
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 149

cruceña no habían desaparecido: conflictos de tierras y de siderurgia en


el Mutún.
El conflicto por las tierras y por la revisión de la Ley INRA
Mientras se debatía en Sucre sobre la nueva Constitución, en Santa
Cruz se producen conflictos y tomas de tierra en Guarayos (El Deber, 8
de junio) y se dan a conocer declaraciones pidiendo la reversión de tie-
rras de Branco Marinkovic, Julio Leigue y Héctor Justiniano (El Deber,
18 de mayo). Oscar Ortiz, senador de PODEMOS, dice que la tierra
debe ser un pacto de la Constituyente. Por otra parte (El Deber, 22 de
agosto) se informa sobre el estado de emergencia decretado por los
cívicos, ante la inminente revisión de la Ley INRA por parte del MAS.
Como presión contraria los campesinos e indígenas del oriente marchan
hacia La Paz para presionar por la modificación de la Ley INRA (El
Deber, 31 de octubre).
A partir de ese momento son dos los temas de enfrentamiento que
se presentan paralelamente: la forma de votación en la Asamblea Cons-
tituyente y el tema de la tierra, en relación a las tomas que se producen
y por la posibilidad de que el parlamento, a instancias del MAS, revise la
Ley INRA con la intención de reorientarla hacia la dotación de tierras,
aspecto que ya se vislumbraba como parte del programa del MAS. Am-
bos temas generaron los paros cívicos, las huelgas de hambre y los ca-
bildos que hemos mencionado, manifestaciones sociales que implicaron
grandes movilizaciones, presididas por el Comité Pro Santa Cruz y por
la prefectura, y que sin duda paralizaron a la Asamblea Constituyente
pero no replegaron al MAS, así como tampoco frenaron la revisión de
la Ley INRA, aunque sí lograron suavizar relativamente las modificacio-
nes que en definitiva no fueron bien percibidas por quienes tenían en
mente una revisión radical de esa ley.
150 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Los yacimientos del Mutún y la siderúrgica brasilera EBX


Por otra parte, en el mes de abril se inician conflictos en Puerto
Suárez en relación a dos temas: el contrato de concesión del Mutún
—que los cívicos de Puerto Suárez exigían se firme de inmediato—
y la instalación, ya en marcha y sin la aprobación del gobierno, de
la planta de la empresa siderúrgica brasilera EBX, que se construía
a menos de 50 kilómetros de la frontera. Los enfrentamientos lle-
garon incluso al secuestro de ministros de Estado (El Deber, 18 de
abril, 18 de julio) y a la acusación contra la prefectura por no haber
actuado en defensa de los ministros. Hubieron inclusive amenazas
de paro cívico, que no se concretaron.
Los resultados de estos dos conflictos dejaron un saldo favorable al
gobierno, pues poco tiempo después se logró un contrato con la empre-
sa hindú JINDAL en mejores condiciones de las que exigían los cívicos,
y la planta de la EBX nunca funcionó, aunque fue muy defendida por
los sectores cívicos y empresariales de Puerto Suárez y de Santa Cruz
de la Sierra.
Se cierra así el 2006, en un ambiente crispado por la parálisis de la
Asamblea Constituyente, sin normas para aprobar los artículos de la
nueva Constitución y con el temor de los propietarios de tierras, sobre
todo de Santa Cruz, ante la nueva Ley INRA. Todo en medio de impre-
sionantes movimientos que incluyeron huelgas de hambre, cabildos y
paros cívicos. Pero nadie se imaginaba en ese entonces que los proble-
mas recién empezaban…

Año 2007: Asamblea Constituyente, capitalidad e IDH


Este año marca el ulterior deterioro del ambiente de trabajo en la Asam-
blea Constituyente, la cual, aun con sus dificultades, es ampliada hasta
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 151

fin de año. Sin embargo las contradicciones acumuladas no le permitie-


ron llegar a un buen fin.
Por otra parte —de manera imprevista— el tema de la capitalidad,
legítima y añeja reivindicación chuquisaqueña desde 1900, fue nomás
utilizado por las regiones opositoras, justo en el momento que se nece-
sitaba más “combustible para hacer arder el país”, con tal que la expe-
riencia de la Constituyente no continúe.
Y como si todo eso no fuese suficiente a nivel del gobierno se de-
cide recortar los recursos departamentales por regalías del Impuesto
Directo a los Hidrocarburos (IDH) para financiar el “Bono dignidad”,
destinado a los mayores de 60 años; impuesto que había sido concedi-
do a las prefecturas, los municipios y las universidades bajo presiones
y huelgas regionales en las presidencias provisionales anteriores. Esto
encendió más aún las furias de esas regiones.
Este año se cierra sin resolverse los problemas anteriores y se siem-
bran otras dos “bombas” para 2008: el referéndum revocatorio del
mandato del Presidente y los prefectos, y los estatutos autonómicos
departamentales.
Los avatares de la Asamblea Constituyente
El tema más difícil que se hereda del año 2006 y que siguió de pro-
tagonista político fue el trabajo complejísimo de la Asamblea Consti-
tuyente. Ésta, trabada ya en 2007 en su artículo 71, sobre la forma de
aprobación de varios artículos, sigue trabajando, con resultados parcia-
les, hasta el 21 de septiembre de 2007.
El 15 de febrero la Constituyente aprueba la forma de votación,
decidiendo que la aprobación de los artículos sea por simple mayoría
pero que la Constitución en global debía ser aprobada por dos tercios,
o de lo contrario ir a referéndum, lo cual prácticamente podía implicar
152 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

la presentación de dos constituciones para dicho referéndum. Aproba-


do este sistema de votación, con 201 votos por el sí y 17 por el no, los
asambleistas entonaron el himno nacional y pensaron, así como todo el
país, que el problema estaba zanjado. Pero no sería así, como veremos
más adelante. Las fuerzas cívico prefecturales —contrarias a ese arre-
glo— y los sostenedores de la “capitalidad” —sacada de bajo la man-
ga— abortarán este logro.
Hasta mayo parecía que la Constituyente marchaba sin dificultades,
con la elaboración de informes de varias comisiones, pero la práctica
mostrará más adelante las debilidades de este acuerdo. También en esos
momentos el MAS se valdrá de trucos de todo tipo, como el de pre-
sentar el informe de mayoría y al mismo tiempo “armar” un informe
de minoría, que dejó sin voz a la verdadera minoría. Todo esto llevó
a que en junio la situación esté nuevamente deteriorada y el 15 de ese
mes se produjeron nuevos desordenes en la Constituyente. En razón de
ello la oposición se reúne el 18 de junio en Sucre, para definir medidas
de hecho. Sin embargo y no obstante las dificultades, el 28 de junio la
Constituyente alcanza un acuerdo para solicitar al Parlamento prolongar
la asamblea hasta fin de año, cosa que se logra.
Otra vez el problema de la tierra…
Es en este contexto que florecen, como por coincidencia, los otros
dos temas que estaban ya en la palestra política esperando el momento
oportuno: el de la aprobación del reglamento de la nueva ley de tierras
y el tema de la capitalidad. Todos ellos explotan entre el 15 y el 19 de
junio. La Confederación Agropecuaria Nacional (CONFEAGRO) de-
nuncia el carácter confiscatorio de tierras del reglamento aprobado por
la Comisión Agraria Nacional, y el Comité Pro Santa Cruz declara resis-
tencia civil y movilización para defender “la libertad, la democracia y la
unidad”, además de llamar a las FF.AA. para que “cumplan su rol como
institución de la democracia” (El Deber, 18 de junio).
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 153

Ante esta arremetida el gobierno retira momentáneamente la regla-


mentación de la ley de reconducción de la reforma agraria y la Asamblea
Constituyente, para disminuir las tensiones, elimina del proyecto consti-
tucional el previsto control social sobre las universidades públicas.
Sin embargo estas medidas no frenan a los distintos opositores, so-
bre todo a la oposición cívico prefectural cruceña, que hace de la capi-
talidad una cuestión vital para atraer como aliado de la “media luna” a
Chuquisaca, o por lo menos a la ciudad de Sucre, definiéndose además
contra las autonomías indígenas (El Deber, 21 de junio) y proclamando
que la autonomía de los departamentos no estaba expresada en los do-
cumentos que se discutían en la Constituyente.
Es en este contexto que las fuerzas de los pueblos indígenas sien-
ten que sus reivindicaciones estaban por ser dejadas de lado y como
reacción se producen bloqueos de los guaraníes del Chaco por la au-
tonomía indígena (El Deber, 6 de julio) y tomas de tierras forestales
en Santa Cruz, así como posteriores bloqueos en Tarija por la Tierra
Comunitaria de Origen (TCO) guaraní, también por la autonomía in-
dígena ­—movimiento liderado por el dirigente tarijeño Alfaro—, para
concluir con bloqueos en Santa Cruz en la zona de El Torno. Para re-
matar esta arremetida el 2 de agosto el gobierno promulga el decreto
reglamentario de la nueva ley de tierras, que había sido fuertemente
observada por la CONFEAGRO y la CAO.
La contraofensiva incluye la capitalidad
El frente cívico autonomista reacciona con el rechazo a la ley de
ampliación de la Asamblea Constituyente y a la reglamentación de la
Ley INRA revisada, y se decide un paro cívico para el 28 de agosto. La
situación estaba tan tensa que incluso el desfile de 2.000 indígenas en
Santa Cruz el 7 de agosto —junto con las Fuerzas Armadas— genera
temor y un fuerte rechazo. En esa ocasión el prefecto cruceño tuvo una
valiosa actitud apaciguadora.
154 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La quema del teatro Gran Mariscal en Sucre por parte de universita-


rios sostenedores de la “capitalidad” (El Deber, 6 de septiembre) marca
el inicio del uso masivo de la violencia en Sucre, violencia que posterior-
mente no permitirá que la Constituyente sesione si no incluye el tema de
la capitalidad y que terminará con muertos y gran cantidad de heridos.
En ese momento el incendio y las agresiones obligan a los asambleistas
a suspender las sesiones por un mes.
Entre tanto, muy lejos (El Deber, 21 de septiembre), en la vicepre-
sidencia, se trabaja con los partidos y las agrupaciones ciudadanas para
llegar a acuerdos. Se decide que los artículos de la Constitución requie-
ren de dos tercios de aprobación para pasar a ser parte del texto cons-
titucional y los que no lo obtengan, pasan a referéndum. En estas dis-
cusiones, lejos de Sucre, no se toca el tema de la capitalidad, hecho que
enfureció más aún a los movilizados por la capitalidad en la ciudad de
Sucre. Asimismo el “consejo político” (El Deber, 12 de octubre) define
que se plantearán en la nueva Constitución cuatro formas de autono-
mía: la departamental, la regional, la indígena y la municipal.
Se cierra el ciclo de la Asamblea Constituyente en Sucre
Todos perdemos
Ante los graves desórdenes y las cotidianas agresiones a los asam-
bleistas en Sucre, se comienza ya a plantear el traslado de la Constitu-
yente a Oruro o La Paz (El Deber, 26 de octubre). Sin embargo prima
el deseo de cumplir con lo que establecen las leyes y se convoca a los
asambleistas en Sucre para el 14 de noviembre (El Deber, 13 de noviem-
bre). Sin embargo las masas enardecidas de chuquisaqueños, lideradas
por un comité interinstitucional —conformado por las principales insti-
tuciones locales— no lo permiten y entre los días 23 y 26 de noviembre
el tentativo de sesionar en el Liceo Militar resulta en cuatro muertos y
una gran cantidad de heridos. La policía es expulsada de Sucre y con
esos trágicos hechos se cierra la experiencia de la Constituyente en Su-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 155

cre. Ésta no regresará más y sesionará en Oruro, donde sin la oposición


aprobará el texto que luego será enviado al Parlamento, el cual lo asumi-
rá como base para llevarlo a referéndum.
Sucre deja así de ser el centro de los acontecimientos para regresar a
ser periferia. La mala conducción política de los eventos les hizo perder
“soga y cabra”. De ahí en adelante el tema de la capitalidad ya no será
considerado ni por sus ex-aliados de la “media luna” en sus siguientes
acciones y la prefecta chuquisaqueña clamará luego inútilmente contra
el abandono de que será objeto.
El IDH, para echar más leña al fuego
Como si los temas conflictivos en la palestra política fueran pocos,
el gobierno escoge este momento para modificar el destino del IDH,
cuya distribución ya había sido decidida bajo grandes presiones regiona-
les y locales en las presidencias interinas de Mesa y de Rodríguez. Es así
que con parte de los recursos del IDH —ya destinados a las regiones—
se crea el “Bono dignidad” para personas mayores de 60 años (El Deber,
9 de octubre).
El anuncio de esto desata manifestaciones, paros, bloqueos y huelgas
en los departamentos que estaban ya decididamente en abierta oposi-
ción política al régimen. En Santa Cruz se produce la toma de la oficina
de impuestos internos el 24 de octubre y que fue seguida de otras tomas
en el mes de noviembre. Sin embargo estas tomas eran aún moderadas
y el gobierno no tardó en recuperar las instituciones poco después.
La gravedad de los hechos hace que tanto el Presidente como los
prefectos opositores planteen recurrir a la Organización de Estados
Americanos (OEA) para que ésta actúe como mediadora. Los prefectos
viajan a Washington (El Deber, 3 de diciembre) pero no logran mucho.
El Presidente en cambio pide la presencia de una comisión de la OEA
en Bolivia, propuesta que es aceptada y concretada posteriormente.
156 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Asimismo, los grupos opositores, influidos por el discurso sensa-


cionalista de los medios privados de comunicación, comienzan a ver
enemigos en todas partes: apedrean un avión venezolano en el Beni (El
Deber, 7 de diciembre) pensando que tenía armas, cosa que se verificó
en Brasil que no era evidente; denuncian sospechosas descargas de avio-
nes cubanos —que después se sabe son equipos médicos donados— e
increpan y desconfían de los médicos cubanos que obviamente rotan
en el servicio y los agreden en los aeropuertos y donde los encuentran.
Referéndum revocatorio y estatutos autonómicos, “presente
­griego” para 2008
En los últimos días de este agitado 2007 se sientan las bases de los
dos siguientes “huracanes” políticos: la ley para referéndum revocatorio
y los estatutos autonómicos en los departamentos rebeldes.
El primer huracán se genera cuando abruptamente y sin mayores
antecedentes ni explicaciones, PODEMOS presenta en el Parlamento
la ley para llevar a referéndum la revocatoria del mandato del Presidente
y de los prefectos, dejando boquiabiertos a los grupos cívico prefectu-
rales de las regiones, que estaban ya movilizados y muy cercanos a la
insurrección, o por lo menos con un amplio movimiento en las calles
(El Deber, 13 de diciembre).
La explicación, que convence a pocos, es que el gobierno estaba por
lanzar un referéndum para la aprobación de la nueva Constitución Po-
lítica, y entonces decidieron que era necesario anticiparse a él, llamando
a este otro referéndum nacional, pues constitucionalmente sólo es po-
sible llamar a uno por año. En relación a esto los analistas interpretaron
que la maniobra fue más bien para que los partidos de oposición recu-
peren su protagonismo político, opacado por los cívicos y los prefectos,
sobre todo en vistas a las negociaciones que se debían entablar sobre la
Constitución y para las cuales los partidos nacionales sostenían que las
regiones no estaban preparadas, pues estaban cerradas en sus posicio-
nes maximalistas.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 157

Este hecho posteriormente ocupará gran parte del año 2008 y de-
terminará las primeras fracturas dentro de los partidos de la oposición,
sobre todo en PODEMOS y sobre todo en Santa Cruz. Sin embargo
a través de él quedaron claras las diferencias de visión y las profundas
contradicciones entre los políticos nacionales y los radicales líderes lo-
cales. Los políticos de oposición tuvieron que escoger entre su fidelidad
al partido —y sobre todo a sus jefes nacionales— o su fidelidad a la re-
gión, o por lo menos a los grupos que dicen representarla. Por otro lado
creemos que esta contradicción merece ser analizada posteriormente
con detenimiento, porque es fundamental entenderla y resolverla, para
desbloquear la situación política del país.
El segundo huracán o “presente griego” que se siembra para el año
2008 es el de los estatutos autonómicos. Ante la imposibilidad de frenar
el proyecto de la nueva Constitución Política del Estado aprobado en
Oruro y en ausencia de otras posibles estrategias, que no sean las de la
simple subversión, la dirigencia del movimiento cívico prefectural con-
sidera que había llegado el momento de activar la preparación y aproba-
ción de ese documento, como alternativa a la Constitución, que, al decir
de todos, no reflejaba las aspiraciones autonomistas cruceñas ni de las
otras regiones opositoras.
En este sentido se acelera el trabajo de la Asamblea Autonómica de
Santa Cruz, para preparar y entregar un proyecto de “Estatuto Auto-
nómico” para Santa Cruz. Esta asamblea estaba ya conformada meses
antes, a partir de todos los representantes elegidos por voto popular en
cualquier instancia administrativa o territorial, lo que incorporaba con-
cejales, diputados y senadores, además de otras personas escogidas por
su trayectoria cívica. Fueron los abogados cruceños constitucionalistas
quienes dieron la estructura y los contenidos básicos al documento.
Según declaraciones de sus propios autores, los estatutos autonómi-
cos eran la respuesta a la exclusión de la autonomía en la nueva Cons-
titución. Se elaboraron con una “vara alta” de contenido muy radical,
pues eran concebidos como instrumento de negociación frente a la
158 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Constitución “masista”, suponiendo que ese momento de todas mane-


ras llegaría.
En la segunda semana de diciembre de 2007 se entrega oficialmente
los estatutos en un acto público en el Parque Urbano, con gran des-
pliegue de cohetes y fuegos artificiales, y el 19 de diciembre (El Deber)
comienza la recolección de firmas para la aprobación de ese texto en
referéndum.
Se cierra así el año 2007, con un proyecto de Constitución aprobado
en medio de graves disensos y enfrentamientos, pues aunque superó las
discusiones sobre el reglamento, el tema extemporáneo de la capitalidad
le impidió seguir sesionando en un departamento, Chuquisaca —radi-
calizado y cerrado en sus planteamientos de capitalidad—, que quedó
con las huellas de sangrientos enfrentamientos que tardarán mucho en
sanar.
Se cierra también con violentos reclamos de las regiones con diri-
gencias cívico prefecturales opositoras por los recortes de los recursos
provenientes del IDH a dichas regiones.
Y por último, se cierra con una inesperada campaña electoral que
se inicia para confirmar o revocar el mandato del Presidente y de los
prefectos, medida que los grupos cívico prefecturales consideran una
traición a su movimiento, no obstante haber sido planteada por los par-
tidos que le son afines, como PODEMOS.

Año 2008: De la estrategia de la violencia al


“pacto constitucional”
El año 2008, cargado de acontecimientos, pactos, violencia y frustracio-
nes, está marcado por los esfuerzos de compatibilizar el proyecto de Constitu-
ción con los estatutos autonómicos; por la realización del referéndum revocatorio
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 159

del Presidente y de los prefectos, aparecido no se sabe cómo y que no sólo no


resolvió nada, sino que creó las condiciones de frustración que luego
generaron un altísimo nivel de violencia opositora; por una lucha por el
IDH que tampoco obtuvo resultados; por la matanza de Pando, que mar-
ca un trágico hito en el país; por el conflictivo proceso de saneamiento de
tierras en el Chaco; y por último por las negociaciones que dieron como
fruto un nuevo proyecto de Constitución y la correspondiente ley de convocatoria
a referéndum para aprobarla o rechazarla, proceso que no contó con el
apoyo de los movimientos cívico departamentales y que fue negociado
entre el MAS y los partidos políticos con presencia parlamentaria. Esta
consolidación del proceso, tan buscado por el MAS, fue seguida por la
detención de los dirigentes cívicos que según el gobierno estuvieron involucra-
dos en los actos de violencia de septiembre.

Los esfuerzos por “compatibilizar” Constitución con estatutos

El año se abre con invitaciones del Presidente a los prefectos para


discutir dos temas, el IDH y la compatibilización de los dos documen-
tos en mesa: el proyecto de Constitución y los estatutos autonómicos.
Estas reuniones se desarrollan durante todo el mes de enero sin resul-
tados evidentes. Sin embargo se conoce que a partir de esas reuniones
se forman equipos mixtos, que comienzan a trabajar seriamente sobre
todo en el nuevo proyecto de Constitución y en las autonomías, trabajo
que dará sus frutos posteriormente en Cochabamba, en septiembre.

Y los problemas se suman…

La falta de resultados de las reuniones de enero, por tanto con el


tema del IDH sin solución, a lo que se suman tanto la persistencia del
gobierno en proseguir con el saneamiento de tierras como la prohibi-
ción de exportar productos alimenticios y aceites —un tercer tema que
toca de cerca los intereses de la agroindustria cruceña—, van creando
un ambiente que al no tener un espacio de negociación, se transforma
160 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

en un conjunto de acciones de hecho, como la toma de recintos adua-


neros y de trancas en Santa Cruz (El Deber, 7 de marzo).
La provincia Cordillera fue también teatro de mucha violencia, pri-
mero por la exigencia a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
(YPFB) de generar 1.000 empleos, la exigencia de la sede de una geren-
cia de YPFB en Camiri más la industrialización del gas, representada en
graves enfrentamientos en Camiri con tropas del ejercito (El Deber, 28
de marzo), y luego por la oposición al saneamiento en el Alto Parapetí
(El Deber, 10 y 11 de abril), operaciones de saneamiento que ante la
oposición armada debieron posteriormente suspenderse (El Deber, 15
de abril).
¿De dónde apareció ese “referéndum revocatorio”?
Fue el Presidente Evo Morales quien en una de las tantas crisis
políticas anteriores sorprendió a los bolivianos proponiendo un refe-
réndum para verificar si su mandato era compartido por la mayoría de
los bolivianos. Posteriormente, como hemos visto, fueron los mismos
prefectos quienes en una de sus reuniones propusieron un referéndum
revocatorio para el mandato presidencial. Este pedido fue reiterado por
Mario Cossío, prefecto de Tarija (El Deber, 14 de enero).
Sin embargo el proyecto de ley durmió durante mucho tiempo en el
Senado, aprobado sólo en la Cámara de Diputados hasta que, de manera
imprevista y aparentemente sin las consultas a los movimientos cívico
regionales, el Senado aprobó esa ley, provocando primero el desconcier-
to de los masistas, pero quienes luego de un primer momento de duda
deciden aceptar el reto (El Deber, 8 de mayo). No sucede así con el blo-
que de la “media luna”, cuyos componentes en reunión de prefectos y cí-
vicos rechazan la participación en el referéndum (El Deber, 24 de junio).
El rechazo de los prefectos a participar en el referéndum revocato-
rio produjo un terremoto político en PODEMOS, con declaraciones
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 161

de algunos de ellos de que dicha convocatoria fue un error (El Deber,


25 de junio). Sin embargo, pocos días después, los prefectos reunidos
como Consejo Nacional por la Democracia (CONALDE), en un giro
de 180 grados, decidieron ir al revocatorio, con la opinión disidente del
prefecto de Cochabamba (El Deber, 4 de julio).
Esta decisión a su vez produjo importantes renuncias de miembros
de PODEMOS en Santa Cruz (El Deber, 7 de agosto). Y es que, según
varios voceros del movimiento cívico cruceño, en esos días el gobierno
estaba ya contra las cuerdas por la movilización lograda por los oposi-
tores y el referéndum significó un salvavidas para él.
Los resultados del referéndum del 10 de agosto mostraron un im-
portante apoyo popular a la presidencia de Evo Morales (67 por ciento),
pero al mismo tiempo confirmaron su escaso apoyo en las zonas orien-
tales del país y consolidaron a gran parte de los prefectos opositores de
la “media luna”.
Septiembre negro, días de violencia (14 agosto - 14 septiembre)
Los hechos posteriores mostraron que estos resultados, en vez de
favorecer algún tipo de pacto, exacerbaron los ánimos y sobre todo de-
jaron sin estrategia a los sectores moderados de la oposición, quienes, al
no tener alternativas que proponer, quedaron en manos de los sectores
más violentos e irracionales de su movimiento.
Entre el 14 de agosto y el 14 de septiembre las fuerzas opositoras
desataron una verdadera guerra en el país, que dio lugar a que el Presi-
dente Morales la definiera como “golpe de Estado civil” y la verdad es
que eso parecía, pues si bien empezó con una huelga de hambre de toda
la élite cruceña en la plaza principal, con carpas, colchones y televisores,
sin resultado alguno (El Deber, 15 de agosto), luego se radicalizaron las
acciones.
162 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

En el inicio el CONALDE tuvo que pedir a las autoridades cruce-


ñas que suspendan su huelga, para que tuvieran fuerzas para lo que se
venía (El Deber, 15 de agosto). Suspendidas las huelgas de hambre, que
no lograron efecto alguno, se continuó con paros y bloqueos de carrete-
ras en casi todas las rutas del país. No vale la pena dar el detalle de estas
acciones pues el mismo requeriría de muchas páginas, pero sí indicar
que se dieron entre el 15 de agosto —día que se suspende la huelga de
hambre en Santa Cruz— y el 8 de septiembre, día en que empieza la
toma de instituciones.
El 8 de septiembre se inicia la toma de oficinas públicas con inaudita
violencia, con masiva destrucción de los edificios y robo de equipos, en-
seres y muebles. Se continúa con aeropuertos, retenes, carreteras, en fin,
el país estaba totalmente paralizado. En Santa Cruz los minusválidos,
que solicitaban un bono, fueron utilizados como vanguardia de la lucha.
Al ir al frente, dificultaban las maniobras de represión de las fuerzas
policiales. Detrás de ellos venían las “fuerzas de choque”.
También en Santa Cruz se asaltó y quemó las oficinas de Impuestos
Internos, del INRA, la terminal intermodal de transporte, la Superin-
tendencia Forestal, la Central Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB)
y otras sedes de organizaciones campesinas (que fueron incluso deste-
chadas), la Dirección del Trabajo, la Empresa Nacional de Telecomu-
nicaciones (ENTEL), el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación
Social (CEJIS), las oficinas del Canal 7 Nacional de Televisión y muchas
más. En las otras ciudades sucedió algo similar, incluyendo la toma de
aeropuertos, por ejemplo de Trinidad y de Cobija, y el cierre o destruc-
ción de gasoductos. Lamentablemente las autoridades prefecturales y cí-
vicas no censuraron estas actividades y más bien varios de sus dirigentes
estuvieron en esos saqueos, como es posible verificar en los archivos de
imágenes de los canales de televisión.
Grupos del MAS no se quedaron atrás en el ambiente general de
violencia y decretaron el “cerco campesino a Santa Cruz”, que suspen-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 163

dieron recién el 23 de septiembre. Esta medida tuvo un fuerte impacto


psicológico en la ciudad.
Las tomas y destrucciones fueron el error político más grave que
cometió la oposición a Evo Morales, pues colocó a su movimiento en
una vertiente claramente insurreccional, que le costaría muy caro en
términos políticos a nivel nacional e internacional.
Pero la tragedia que por su magnitud paralogizó a todos y cerró el
ciclo de la violencia fue la masacre campesina en Pando (El Deber, 11 de
septiembre). En ese momento todos los bolivianos vimos que si no se
detenían las actitudes destructivas el país corría el riesgo de caer en una
sangrienta guerra civil.
El gobierno decretó estado de Sitio en Pando (El Deber, 12 de sep-
tiembre) y el 14 el CONALDE suspendió todos los bloqueos y las ac-
ciones de hecho, aceptando una invitación del Presidente al diálogo para
pacificar el país (El Deber, 16 de septiembre). Se cerró así uno de los
ciclos más violentos de la historia del país. El diálogo se inició en Co-
chabamba el 18 de septiembre.
Al final de varios días de reuniones, quedaron claras dos cosas:
a. Se produjo un interesante acercamiento y trabajo técnico entre
el gobierno y la oposición parlamentaria, que es el que permitirá
después acordar las modificaciones al proyecto de Constitución
de la Asamblea Constituyente. Las figuras clave de este proceso
son, entre otros, Carlos Böhrt y Roberto Ruiz por PODEMOS,
Alejandro Colanzi de UN y Carlos Romero por el MAS. Traba-
jaron también representantes técnicos de las prefecturas, pero su
participación no fue avalada por los prefectos y sobre todo por
los cívicos. Todos ellos creían posible llegar a acuerdos, modifi-
cando el proyecto.
b. Las prefecturas y los comités cívicos no quisieron asumir nin-
gún compromiso de acuerdo y dejaron en manos del Congreso
164 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Nacional las definiciones sobre la posible futura Constitución


(El Deber, 6 de octubre). El senador Oscar Ortiz de PODEMOS
anuncia ya que votaría contra un referéndum constitucional para
aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional.
La decisión de la oposición probablemente fue tomada pensando
que el MAS no tendría los necesarios dos tercios en el Congreso, error
de cálculo que nuevamente le costará caro, como veremos después.
El 18 de octubre el Congreso abre el debate sobre el referéndum
para aprobar el proyecto de Constitución reformado, el cual es apro-
bado tres días después (El Deber, 18 y 21 de octubre) bajo una intensa
presión psicológica de una multitud indígena campesina que se había
dado cita en la plaza Murillo, luego de marchar más de 100 kilómetros
por el altiplano. Este evento selló el éxito del gobierno, que, cumpliendo
con sus objetivos, se había mantenido coherente en su estrategia, mien-
tras que a la oposición que jugaba cada vez al “todo o nada” le tocó el
“nada” por no presentar estrategias alternativas. Nunca tuvo un “plan
B” por si el “plan A” fracasara y por tanto fue perdiendo posiciones
después de cada enfrentamiento. En los hechos, el 25 de enero de 2009
se votó a favor o en contra de la nueva Constitución, que era a lo que el
MAS quería llegar.
Aprovechando su nueva fortaleza el gobierno del MAS inició dos
operaciones que tenía guardadas: reiniciar el saneamiento truncado por
los ganaderos en la provincia Cordillera (El Deber, 21 de noviembre),
cosa que hace con gran despliegue de fuerza; y apresar —para iniciarles
juicio— a los dirigentes cívicos que habían promovido de algún modo
la violencia. Esta nueva fase encoleriza a las fuerzas de oposición, que
mediante sus poderosos medios de comunicación lanzan campañas con
denuncias, pero no logran mucho impacto. La opinión pública estaba ya
concentrada en el próximo referéndum.
Los últimos meses del año 2008 fueron de desazón, sentido de de-
rrota y frustración para los movimientos cívico prefecturales oposito-
res. No sólo no habían obtenido nada, sino que habían mostrado debi-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 165

lidades que no querían reconocer: poca capacidad política, contenidos


ideológicos superados, uso equivocado de la violencia, falta de estrate-
gias alternativas frente a la realidad, rigidez que confunde la política con
los principios, y el corto con el largo plazo, etc. En fin, se abre así un
período de profunda reflexión y de revisión de posiciones y contenidos,
así como también, suponemos, de nuevos liderazgos.
En resumen el año 2008 es el año en que el gobierno del MAS logra
concertar con la oposición política nacional (no con los sectores cívicos)
un nuevo texto de Constitución, y logra además el referéndum revocato-
rio para que el pueblo boliviano decida. Es decir cumple con sus metas
políticas. Asimismo, como ganancias adicionales, se desquita de los cívi-
cos iniciando detenciones y procesos por los actos de violencia cometi-
dos, e impone con la fuerza el saneamiento de tierras allí donde antes no
había podido hacerlo. Todo ello sin siquiera haber tocado el IDH.
Para los políticos de oposición el 2008 es el año en el que vuelven a
tener roles protagónicos en los procesos de concertación: negocian un
nuevo proyecto de Constitución fuera del Congreso y un referéndum
para aprobarlo o rechazarlo. No lo hacen sin conflictos y problemas.
Parte de las bancadas de Santa Cruz, Pando y Chuquisaca rechazan esas
negociaciones, abriendo una crisis interna en los partidos, sobre todo en
PODEMOS. Además esta actitud de concertación también les implicó
una ruptura con los grupos cívico prefecturales de varios departamen-
tos, pero sobre todo de Santa Cruz.
El año 2008 fue sin duda negativo para el movimiento cívico prefec-
tural: sucesión de derrotas políticas, incapacidad de dialogar, estrategias
equivocadas, sin visión de corto y largo plazo, uso irresponsable de la
violencia y desbande de varios de sus líderes. Hoy los movimientos cívi-
cos se deben “reinventar” para poder incidir en el futuro del país.
Finalmente indicar que el análisis realizado de los tres últimos años
nos ha dado todas las piezas del rompecabezas que ahora trataremos de
armar, relacionando los conflictos con los pactos y con los resultados.
166 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Segunda parte
Identificación y análisis de los principales conflictos,
actores y pactos

Definición y clasificación de los temas de conflicto


El período de estudio se ha visto permanentemente cruzado por con-
flictos de toda índole, desde conflictos por los grandes cambios estruc-
turales hasta bloqueos de carreteras por problemas locales. Es por eso
que pensamos que la primera tarea es la de clasificar, no todos los con-
flictos, pero sí los que hemos identificado en el análisis cronológico
anterior, dividiéndolos en conflictos entorno a temas político institucio-
nales y conflictos entorno a temas de carácter socioeconómico. Además
hemos añadido una columna identificando en general las formas, los
instrumentos o los medios con los cuales se han expresado estos con-
flictos en el período 2006-2008 (ver cuadro 1, P. 117).
Estos son los conflictos presentados y los instrumentos con los cua-
les se ha pretendido enfrentarlos y resolverlos. Ahora veremos quiénes
han sido los principales actores que han intervenido en las distintas
fases de los conflictos.

Actores sociales participantes en los conflictos


Han sido innumerables los actores que en las distintas fases han partici-
pado en los conflictos, pero para poder hacer el análisis de los resultados
debemos necesariamente agrupar y simplificar a todos estos actores.
Proponemos la siguiente agrupación, tomada con algunas modifi-
caciones de un trabajo mimeografiado (Prado, 2008), no publicado, ela-
borado para IDEA Internacional y el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD).
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 167

Cuadro 1
Conflictos y medios para su resolución
Conflictos entorno a Conflictos entorno a Formas, instrumentos o
temas político temas socioeconómicos medios utilizados para la
institucionales resolución del conflicto

• Asamblea Constituyente. • Impuesto Directo a los • Paros cívicos departamentales.


• La capitalidad. Hidrocarburos. • Huelgas de hambre.
• Referéndum revocatorio • Saneamiento de tierras. • Bloqueos de carreteras y
del Presidente y de los • Reglamentación a la nueva caminos.
prefectos. ley de tierras. • Toma de trancas.
• Estatutos autonómicos. • Prohibiciones y limitacio- • Toma de aeropuertos.
• Modificaciones al pro- nes a la exportación de • Cerco a ciudades o edificios.
yecto de Constitución productos agropecuarios y • Toma, destrucción y saqueo
Política del Estado. agroindustriales. de edificios públicos y
• Referéndum para aprobar privados.
o rechazar el nuevo • Masacres.
proyecto de Constitución • Enfrentamientos y disputa
Política. de territorios (urbanos o
rurales).
• Acciones judiciales selectivas.
• Chantaje social y econó-
mico (declaratoria de “trai-
dores”, cargos, publicidad,
etc.).
• Pacto político y social.
Fuente: Elaboración propia en base a información de El Deber digital.

Aclaramos que son actores colectivos centrales, conformados a su vez


por un conjunto de actores cuyo accionar ha sido coordinado y compa-
tibilizado, presentando un discurso, una visión y una estrategia que en
gran parte les son comunes. Ellos son:
a. Actores agrupados por un movimiento político (MAS) como actor po-
lítico que ha conformado gobierno gracias a una victoria elec-
toral de apoyo mayoritario a nivel nacional. Es una coalición
conformada por movimientos sociales predominantemente
168 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

andinos3, indígenas, campesinos, territoriales y sindicales, prin-


cipalmente, y por cuadros de individualidades de clase media
o pequeña burguesía urbana radicalizada de origen marxista en
sus varias vertientes, dirigentes de la escuela sindical sobre todo
trotskista y por último ideólogos del indigenismo, principalmen-
te aymara, formados en las universidades de La Paz y El Alto.
Trabajan en función de un programa de gobierno que cuestiona
el poder del bloque hegemónico en el poder desde 1985, confor-
mado por sectores empresariales y por sus clases medias urbanas
de apoyo. Su principal debilidad es no tener las capacidades para
abarcar con su discurso todas las regiones del país, pues algunas
de éstas (la “media luna”), por su distinta formación económico
social, han mantenido sus propias estructuras de poder4. Habla-
mos pues de un poder no homogéneo sobre el territorio sino
concentrado en determinadas zonas, las zonas andinas y sub-
andinas. Es además un poder corporativo que puede presentar
conflictos de interés entre sus componentes.
Cabe hacer notar que muchos sostienen que en realidad los mo-
vimientos sociales no conforman un grupo con el MAS, pues
son movimientos que tienen su propia dinámica y que si bien
apoyan muchas de las acciones del gobierno, no son gobierno.
Aceptamos ese criterio, el mismo que deberá ser tomado en
cuenta en el desarrollo del trabajo.
b. Partidos de estructura nacional, como actores que se mueven en el
ámbito de la política tradicional, es decir la basada en una visión

3 Aunque es notorio el aumento de la participación de otros movimientos sociales,


sobre todo indígenas del oriente y de las tierras bajas.
4 Una elección, como mera consulta ciudadana no cambia de por sí las estructuras de
poder, simplemente entrega el aparato estatal al vencedor, pero no desmonta auto-
máticamente las relaciones de producción, las consecuentes estructuras de poder ni
la superestructura jurídica.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 169

y estructura nacionales, cuadros profesionales, acceso al poder


mediante lides electorales y en las posibilidades de lograr acuer-
dos que garanticen gobernabilidad, pero también acceso al po-
der o por lo menos sobrevivencia del partido como instrumento
esencial y portador de un mensaje.
Los acontecimientos políticos a partir del año 2000 deterioraron
completamente su imagen, al no haber podido dar respuestas a
los agravados problemas estructurales del país. El surgimiento
del regionalismo que denuncia a los partidos nacionales como
“centralistas” es otra causa de su profundo debilitamiento. Los
sucesivos pactos políticos, sobre todo el último para llevar a
referéndum el nuevo proyecto de Constitución ha reflotado
políticamente a sus actores de alcance nacional, que han sido
­PODEMOS, el MNR, UN y el propio MAS.
c. Actores cívico regionales, que son fruto de la heterogeneidad es-
tructural del país5 y adquieren protagonismo en regiones que
no formaron parte o no fueron alcanzadas por los recursos que
generaba el país minero, habiendo sido excluidas de los ciclos de
la plata y sobre todo del estaño. Se trata de regiones que durante
mucho tiempo estuvieron al margen de la vida económica del
país, cuando éste era un exportador de minerales, que tuvieron
escaso desarrollo industrial, bajas densidades poblacionales, casi
inexistente infraestructura y escaso proceso de urbanización.
Estos factores, entre otros, han hecho que sus sociedades encar-
nen proyectos regionales que reflejan su específica formación
económico social6. Algunas de ellas, como las comprendidas en

5 Esta heterogeneidad estructural, con distintos nombres y enfoques, y que ha gene-


rado el “regionalismo” boliviano, ha sido ampliamente sostenida, entre otros, por
José Luis Roca, Isaac Sandóval y Fernando Calderón.
6 Entendemos por formación económico social el resultado de la combinación de
modos de producción con determinadas relaciones sociales.
170 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

los departamentos de Tarija y de Santa Cruz, sufrieron transfor-


maciones bruscas por la presencia de recursos naturales en su
suelo, que sustituyeron a la minería, convirtiéndose en regiones
ricas y líderes de este grupo de regiones disconformes con el
poder central andino tradicional.
Estas regiones, con las especificidades que hemos descrito, han
generado actores y movimientos regionales genéricamente lla-
mados “regionalistas”, que han ido evolucionando de la reivin-
dicación a la descentralización, hasta la actual autonomía.
Los actores que conducen el discurso regional son i) los secto-
res empresariales agropecuario-industriales, diversificados hoy
al comercio, las finanzas y los servicios, ii) los sectores “cívi-
cos” que corresponden a la clase media profesional anclada en
instituciones locales y desde hace un tiempo, y iii) el aparato
prefectural, que proporciona recursos técnico administrativos y
económicos al movimiento.
Los grupos más radicales corresponden a los ligados con la pro-
piedad de la tierra, tema muy sensible pues es la fuente originaria
del poder de esas clases, y los grupos cívicos de clase media,
desligados de la actividad productiva y administrativa, pero muy
movilizados por temas de reivindicación cultural y de “formas
de vida”.
El control hegemónico de este movimiento regional-departa-
mental sobre la sociedad cruceña es tan amplio, sobre todo en
Santa Cruz de la Sierra, que no ha permitido el surgir de otras
voces, las cuales se acallan para no debilitar el frente interno
contra el “enemigo común”.
Está claro que estos movimientos regionales, como toda cons-
trucción social y política, se intensifican cuando el poder central
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 171

desarrolla proyectos que amenazan las estructuras regionales de


poder, y se suavizan cuando la región comparte la visión de de-
sarrollo con el gobierno central.

Las tres distintas lógicas de poder


Antes de pasar al análisis de los conflictos, sus posibles escenarios y pac-
tos, con sus distintos grados de incertidumbre, pensamos que es necesa-
rio tratar de entender las distintas lógicas que están detrás del accionar
de los tres grupos de actores, para entender asimismo sus capacidades o
aptitudes para poder llegar eventualmente a pactos.
Recordamos de nuevo que de todas formas estos grupos no son to-
talmente homogéneos. Son una simplificación de la realidad con meros
fines de análisis.
a. La lógica de los actores agrupados en el proyecto del MAS, quienes asu-
men que al haber sido ganadores de elecciones y ser portadores
de un programa de gobierno u oferta electoral, para poder cum-
plirlo deben pasar del poder formal al poder real, de ahí que definan
una amplia estrategia para pasar a controlar poco a poco todos
los “ganglios” del poder, pues en cada uno de esos ganglios (Po-
der Judicial, Corte Electoral, Fiscalía, Tribunal Constitucional,
etc.) que consideran construcciones del poder ya superado, es
donde residirán los frenos al cumplimiento de su programa. Por
tanto la tónica de su estrategia será la de asumir efectivamente el poder,
para aplicar su programa de cambios, que saben tendrá muchas
resistencias en los sectores tradicionalmente dominantes.
Si las estructuras formales, construidas bajo la democracia re-
presentativa les significan un freno, es obvio que jugarán duro y
al límite de lo que permitan esas normas, con “modales” criti-
cables desde el otro bando. Tal el caso, por ejemplo, de la “apli-
172 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

cación selectiva” de medidas legales contra dirigentes cívicos,


válidas desde el punto de vista estrictamente legal pero torpes
en su selectividad y formas de aplicación.
b. La lógica de los partidos de estructura nacional, que por la crisis política
pasaron a un segundo plano, es la de recuperar su poder y protago-
nismo político. Han descubierto que por más que tengan evidentes
coincidencias ideológicas y de clase con los emergentes movi-
mientos regionales, en los hechos éstos han ocupado su espacio
político, sustituyendo a los partidos, a los que consideran “cen-
tralistas”.
Ante la fuerza del movimiento regional y la coincidencia ideo-
lógica con éstos, en una primera etapa los partidos políticos de
oposición aceptaron subordinarse a esos movimientos, pero en
el proceso se dieron cuenta que por ese camino iban a la segura
desaparición, además de que el país estaba perdiendo las herra-
mientas básicas para hacer política a nivel nacional.
Esa toma de conciencia es la que explica las negociaciones que
se inician con el MAS, negociaciones que los partidos, no obs-
tante la gran discrepancia ideológica con el partido de gobierno,
consideran que se manejan con la misma lógica de la “negocia-
ción política” y les devuelve la perdida centralidad en el proceso
político. Por tanto la lógica de su estrategia es la de recuperar el poder
político, ser interlocutores del gobierno y acabar con su rol subal-
terno de las regiones.
Cabe reconocer que estos pasos dados por los partidos han
tenido un alto costo político a nivel regional, sobre todo para
PODEMOS en Santa Cruz, que ha sido tildado de centralista y
hasta traidor por los sectores más radicales de los movimientos
regionales.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 173

c. La lógica de los actores de los movimientos cívico regionales, quienes no


sabemos si por decisión propia o por su escasa experiencia polí-
tica se mueven en una dimensión subjetiva y voluntarista, que al
margen de conseguirles gran apoyo emocional de su población,
no les ha permitido recoger muchos frutos políticos concretos,
mostrando más bien una línea principista y maximalista, que tam-
poco les ha permitido hacer política en el verdadero sentido, es
decir como ciencia y como arte de lo posible7.
Apoyándose en un largo proceso de construcción de identidad y
por tanto apelando al apoyo emocional de los pobladores hacia
su región, la dirigencia regional logra su hegemonía creando un
movimiento que inicialmente se declara no político, pero que en
los hechos, al ser representativo de los sectores económicamen-
te dominantes, y al no tener un partido político que lo exprese,
entra en colisión con los programas redistributivos del gobierno
del MAS, lo que convierte a estos movimientos en movimientos
políticos de radical oposición al gobierno elegido, el cual, ellos
estiman, no representa a los intereses de sus regiones, es decir
de sus clases dirigentes, que son los conductores de esos movi-
mientos.
Por todo lo anterior, en los hechos, la lógica de estos movimien-
tos regionales autonómicos es de preservación, conservación y amplia-
ción de su propio poder regional, frente al poder político nacional. Se
presentan pues como movimientos políticamente conservado-
res, aunque apelan a la modernidad que implica una economía
globalizada.

7 Es probable que la fuerte influencia de Falange Socialista Boliviana (FSB), con su


discurso idealista, esté todavía influyendo en la formación ideológica de los grupos
cívicos. No olvidemos que el falangismo dejó en Santa Cruz una huella muy fuerte,
al encabezar los movimientos por el 11 por ciento.
174 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Estamos pues frente a tres lógicas: la lógica de la conquista del po-


der (MAS), la lógica de la recuperación del poder (partidos políticos
nacionales), y la lógica de la preservación y conservación del poder (mo-
vimientos autonómicos regionales).

Conflictos, actores y pactos


Hasta aquí hemos seleccionado y descrito los principales conflictos, los
medios con los cuales se ha pretendido resolverlos y los actores involu-
crados. El tema de los pactos lo podremos estudiar sólo en su relación
con los conflictos y los actores.
Del listado general de conflictos que hemos presentado, y para fines
de este ejercicio, tomaremos en cuenta sólo los principales conflictos
que han llevado a interesantes pactos y resultados políticos, con el fin de
entender la dinámica política del país y sobre todo con el fin de poder
hacer los necesarios ejercicios de prospectiva. Presentamos los conflic-
tos en orden cronológico.
Conflictos 1 y 2: Asamblea Constituyente y referéndum para las
autonomías
La conformación de una Asamblea Constituyente para elaborar una
nueva Constitución Política del Estado era parte de la oferta electoral del
MAS. Esta propuesta se convierte en un conflicto porque en realidad
desde sus inicios no es aceptada por los sectores cívico regionales de
las tierras bajas del país ni por los partidos tradicionales, quienes ven
en este proyecto una herramienta del MAS para introducir profundos
cambios en las estructuras del país, cambios que garantizarían una larga
permanencia del MAS en el poder, bajo estructuras que se consideraba
no respetarían las formas de la democracia representativa.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 175

Por otra parte, las regiones bajas venían reclamando la autonomía


entre otras cosas, por considerarla un “blindaje” contra un gobierno
con el cual no había coincidencias ideológicas.
El pacto y sus actores
Este es el único caso de pacto con participación activa de los movi-
mientos cívico prefecturales, quienes, gracias al tratamiento de los dos
temas en forma conjunta, dan su apoyo a la iniciativa, participan acti-
vamente en las negociaciones logrando que junto con la convocatoria
a elecciones para la Constituyente, se realice un referéndum vinculante
para las autonomías departamentales.
Los partidos tradicionales y las agrupaciones ciudadanas logran ade-
más que la ley de convocatoria a elecciones de asambleístas, establezca
la elección de los mismos a partir de los mecanismos tradicionales de
democracia representativa y no corporativa, o por grupos sociales y/o
territoriales, como planteaban los movimientos indígena campesinos.
Este pacto parlamentario, como vimos, ha implicado importantes
renuncias sobre todo de los movimientos sociales.
Resultados
Se lograron las elecciones de asambleístas para redactar la nue-
va Constitución Política del Estado, conformar y poner en marcha la
Asamblea Constituyente, que se instala el 1º de agosto de 2006, así como
también el referéndum sobre autonomías, el mismo que dará como re-
sultado que en cuatro departamentos gane la propuesta autonómica. El
éxito de este doble pacto se festeja en el palacio de gobierno, donde se
baila y canta. El Presidente Morales baila con una ex reina cruceña que
forma parte de la bancada de ese departamento.
176 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Conflicto 3: El reglamento de debates de la Constituyente y los


dos tercios
La Asamblea Constituyente quedó paralizada en sus funciones du-
rante mucho tiempo por falta de acuerdo sobre cómo debían aprobarse
los informes de comisión, los artículos del proyecto y el texto final de la
Constitución. Los dos tercios exigidos por la oposición para cada uno
de los artículos no eran aceptados por el oficialismo, pues ellos interpre-
taban que los dos tercios eran para la aprobación del documento global,
no para la aprobación de artículo por artículo (Carrasco y Albó, 2008) y
al no haber obtenido ellos los dos tercios, como pensaban, entonces la
oposición prácticamente adquiría la posibilidad de veto.
Este tema, que provocó grandes manifestaciones, huelgas, paros y
bloqueos en el país, polarizó las posiciones políticas a favor y en contra
del gobierno.
Pactos, actores y resultados
Al margen del trabajo de los asambleístas, se produjeron reuniones
de nivel político en la vicepresidencia, hasta que se llegó al acuerdo de
llevar a referéndum los artículos que no alcancen los dos tercios. Si bien
este acuerdo fue mayoritario, el mismo se logra sin el apoyo de algunos
de los representantes de las regiones opositoras y del bloque cívico pre-
fectural.
Con esta mayoría para aprobar una redacción que destraba la apro-
bación de los artículos, se reinicia el debate en la Asamblea Constitu-
yente.
Conflicto 4: La capitalidad “plena”
La capitalidad implicaba el regreso de los poderes a Sucre. Fue plan-
teada por Chuquisaca, apoyada por el bloque opositor y rechazada por
las organizaciones paceñas y por el gobierno.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 177

La reivindicación surge con fuerza de las instituciones chuquisaque-


ñas organizadas en un comité interinstitucional, quienes ven la presen-
cia de la Constituyente como una oportunidad para plantear su ya se-
cular reivindicación. Inmediatamente esta reivindicación es incorporada
en la plataforma de la oposición, quien ve en esa legítima aspiración la
oportunidad para doblegar y/o desbaratar la asamblea, cosa que efecti-
vamente sucedió, con el aparato casi militar que se armó en base sobre
todo a los universitarios (Tinkazos, marzo 2008).
El pedido generó el inmediato y cerrado rechazo de todo el “pace-
ñismo”, incluido el gobierno, quienes no aceptaron ni siquiera consi-
derar el tema. Como contrapropuesta ofrecieron obras y grandes pro-
yectos de desarrollo regional, que no fueron aceptados por la dirigencia
chuquisaqueña. El rechazo de la mayoría a discutir siquiera el tema ge-
neró una enorme violencia, que definitivamente hizo imposible que la
Constituyente pueda continuar trabajando en Sucre. El documental de
Cesar Brie sobre algunos de esos acontecimientos muestra lo áspero del
enfrentamiento.
Resultados
Sobre el tema no se concretan pactos ni acuerdos. Se frena el trabajo
de la Constituyente en Sucre, aunque ésta sesionará luego en Oruro,
pero Chuquisaca como región no obtiene nada del sangriento conflicto,
sí la oposición que utilizando oportunistamente el tema logra su objeti-
vo: la dirigencia chuquisaqueña se incorpora al bloque cívico prefectural
opositor, y el gobierno pierde un prefecto y el control político de una
región.
Conflicto 5: Los estatutos autonómicos
La evidencia de que el proyecto de la nueva Constitución Política
del Estado no recogía las aspiraciones autonómicas y no respetaba los
resultados del referéndum de consulta sobre las autonomías, lleva a las
178 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

dirigencias regionales, que habían concretado ese derecho, a elaborar


sus propios proyectos de autonomía y lanzarlos a su aprobación me-
diante referéndum departamental.
Es obvio que por el carácter de la materia, referido a la estructura
del Estado, este referéndum no podía realizarse al margen de disposi-
ciones constitucionales que lo permitan, pero como los mismos actores
del proceso lo admitían “era el gobierno que los llevaba a esto”, y enten-
dían que su contenido, muy radical, era justamente para tener una buena
base de negociación, la misma que nunca se dio por como se dieron
luego los acontecimientos.
Sobre esta materia no hubo acuerdo ni pacto alguno. Los estatutos
no fueron el elemento de negociación que se pensó, por lo que fue
imposible su aplicación, al margen de algunos aspectos que son mera-
mente anecdóticos.
Mientas el gobierno declara inconstitucionales esos estatutos, los
mismos generan masivas concentraciones de apoyo en sus propias re-
giones.
Conflicto 6: Recorte del IDH
Este recorte de recursos a los departamentos para pagar el “Bono
dignidad”, impactaba inicialmente a prefecturas, municipios y universi-
dades.
La enorme oposición a la medida obligó al gobierno a introducir
modificaciones, que como resultado final prácticamente aislaron el pro-
blema sólo a las prefecturas, lo cual debilitó las posibilidades de la opo-
sición a la medida.
Universidades y alcaldías, con movilizaciones y negociaciones, pre-
servaron sus recursos. Las prefecturas asistieron a varias instancias de
negociación pero sin resultados positivos para ellas.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 179

Resultados
Las prefecturas no lograron acuerdo alguno, por lo que se produjo
una merma de sus recursos. La consolidación del “Bono dignidad” sig-
nificó una derrota política para ellas.
Conflicto 7: Reglamentación de la nueva Ley INRA
Sobre este tema se desarrollaron dos conflictos: el primero por la
aprobación de la reglamentación de la nueva Ley INRA, a la que se
oponía CONFEAGRO y en general el sector agropecuario, pero que de
todas formas se produjo, sin acuerdo con los productores.
El segundo fue que a esta aprobación le siguieron las acciones de
saneamiento, muy conflictivas, sobre todo en las provincias Cordillera y
Guarayos. Un primer intento de saneamiento en Cordillera fue repelido
por la fuerza. Un segundo intento se hizo con apoyo policial. No hubo
pacto ni acuerdo alguno y el tema ha generado una situación muy tensa
y de profundos resentimientos.
Conflicto 8: Referéndum revocatorio para Presidente y prefectos
Se trata de una propuesta hecha originalmente por el Presidente, en
una anterior crisis y retomada de forma extemporánea (según la opo-
sición) por PODEMOS en el Senado, con la virulenta oposición de
los sectores cívico prefecturales, quienes no entendían por qué, cuando
tenían al gobierno “a las cuerdas” como dicen, les llega esta medida que
cambia el escenario y les hace perder el terreno político ganado.
Esta discutida y polémica decisión política de PODEMOS, conver-
tida en acuerdo parlamentario con el MAS, encontró fuerte oposición
en las regiones opositoras y sus prefecturas, y fue causa de denuncias,
renuncias y acusaciones en el seno del mismo grupo opositor. Lo cierto
es que las explicaciones que dieron los principales jefes de PODEMOS
no parecieron convincentes a los sectores autonomistas que ya estaban
en las calles.
180 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El CONALDE instruyó a los prefectos para que no participen del


referéndum, con el fin de no convalidar sus resultados. Sin embargo,
pocos días después anunciaron, en un giro de 180 grados que participa-
rían del referéndum, pues “no le tenían miedo” al mismo.
Resultados
El referéndum confirmó el apoyo al Presidente, pero también el
apoyo a la mayor parte de los prefectos rebeldes, por lo que no destra-
bó el empate. Es posible que esos resultados, junto a otros factores y
frustraciones, fueron los que encendieron la toma de edificios públicos.
Conflicto 9: La oposición regional decide tomar por la fuerza las
oficinas públicas
Nadie sabe exactamente quién tomó la decisión, quién dio la orden
y quién organizó el masivo fenómeno de toma y destrucción de las ofi-
cinas públicas y privadas que se identificaban con el gobierno central.
El hecho es que en pocos días grupos de choque de los comités cívicos
de los departamentos opositores, con apoyo de las prefecturas o por lo
menos de funcionarios de las mismas, algunos universitarios, así como
de “palomillos”, destruyeron, quemaron y saquearon decenas de ofici-
nas públicas y privadas.
Pactos y resultados
Los hechos se dieron con tal velocidad y violencia que no se pudie-
ron establecer conversaciones, acuerdos o pactos. La violencia cesó sólo
con la tragedia de Pando y el consiguiente estado de Sitio, que si bien
no fue para todo el país, dio la tónica que el Estado estaba reaccionando
contra la extendida violencia y ya no la iba a permitir.
Aparte del daño físico a bienes del Estado, instituciones no guber-
namentales afines a éste y sedes de movimientos sociales, el daño mayor
fue al prestigio de los movimientos cívicos de las regiones opositoras,
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 181

quienes en pocos días perdieron mucho del capital político acumula-


do, pues la clase media urbana censuró esas actitudes, las mismas que
no fueron claramente desautorizadas ni por las prefecturas ni por los
comités cívicos, no obstante su casi total control sobre los medios de
comunicación.
Conflicto 10: Matanza en Pando
Indígenas, campesinos y normalistas que iban a una reunión a Por-
venir (a Cobija, según otros) fueron acribillados por gente armada, li-
gada a los movimientos de oposición (prefectura, cívicos y otros). Es
confusa la relación de los hechos previos al drama, sin embargo el pri-
mer muerto es de este segundo grupo, lo cual implica que la acción
campesina fue provocadora, pero la reacción fue brutal y totalmente
desproporcionada.
La gravedad de los hechos determinó la declaratoria de un estado de
Sitio en Pando, seguida de arrestos de los principales sospechosos de ser
los responsables, entre ellos el mismo prefecto. No se da pues ningún
margen para pactos o negociaciones.
Resultados
Estas sangrientas acciones significaron un gran deterioro político y
de imagen para los movimientos autonomistas. Los excesos fueron de
tal magnitud que no se pueden negar y menos justificar.
El informe de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR),
muy crítico hacia el accionar de los grupos opositores en Pando, da
apoyo internacional a la interpretación gubernamental de los hechos,
aislando más aún a los movimientos autonomistas.
Con el estado de Sitio y el apresamiento del prefecto de Pando, el
CONALDE quedó muy maltrecho y los movimientos opositores per-
dieron una prefectura.
182 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Conflicto 11: Modificación del proyecto de Constitución para lle-


varlo a referéndum
La frase “compatibilizar el proyecto de Constitución con los esta-
tutos”, formulada por el Presidente en las reuniones con los prefectos,
se fue convirtiendo en realidad cuando cuadros especializados del MAS
y de otros partidos políticos, sobre todo de PODEMOS, a la sombra
de las negociaciones presidenciales, o con la vicepresidencia, iniciaron y
completaron un complejo proceso de acuerdos.
Los profesionales de los sectores cívico prefecturales participaron
parcialmente, pero no quisieron formalizar esa participación, pues no
contaban con el aval de sus mandantes, los poderes regionales autono-
mistas, que instruían que no se negociara, pues no se creía en la buena
fe del gobierno y porque además, paralelamente se tomaban acciones
contra su movimiento.
El pacto
Este trabajo técnico continuó de manera casi clandestina con la
participación descollante de Carlos Romero por parte del gobierno, y
Carlos Böhrt y Roberto Ruiz de PODEMOS, entre otros. Se cambian
más de 100 artículos y se genera un nuevo documento constitucional,
trabajado por el gobierno y la oposición parlamentaria, otra vez sin la
participación formal de los movimientos regionales.
El documento es considerado como un importante avance por el
MAS, que admite haber cedido en muchos puntos, y es presentado por
Jorge Quiroga como un fruto de PODEMOS, señalando que se había
viabilizado así las autonomías y cortado los excesos del MAS. Esta vi-
sión pragmática es fuertemente combatida por los cívicos, quienes no
aceptan el nuevo texto pero no proponen otras alternativas que no sea
el no en el futuro referéndum.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 183

Conflicto 12: Ley de referéndum para proyecto de Constitución


Consolidado un nuevo proyecto de Constitución, el próximo paso
era impulsar la ley que llame a referéndum para aprobar o rechazar dicho
proyecto. Los actores centrales de este nuevo pacto fueron, de nuevo, el
gobierno con los partidos políticos con representación parlamentaria.
Sin embargo era evidente que existían fuertes presiones de las fuer-
zas cívico prefecturales de las regiones opositoras para no llegar a tratar
ese proyecto de ley en el Parlamento, por lo que, como respuesta polí-
tica, se inicia una marcha y concentración de los movimientos sociales
indígena campesinos que se movilizaron a la plaza Murillo. Afortuna-
damente su concentración fue pacífica y no se produjeron desbordes.
La ley se aprueba y los actores cívico prefecturales se articulan casi
de inmediato como oposición a dicho pacto.
Con este pacto se cierra una discusión que no llevaba a ninguna
parte y se entrega de nuevo al voto la posibilidad de definir el futuro
del país, aunque es muy probable que, de ser aprobada la nueva Cons-
titución, sus resultados no sean aceptados por la oposición cívica pre-
fectural.
Conflicto 13: Conflictos con la Iglesia Católica y con la prensa
Estos conflictos fueron originados por declaraciones y acciones del
Presidente de la república y algunos de sus más cercanos colaboradores.
El conflicto con la Iglesia Católica se abre cuando el Presidente y sus
colaboradores consideran públicamente que las declaraciones del carde-
nal en el Vaticano habían sido inconvenientes y fuera de lugar, pues eran
claramente de oposición política, debiendo la Iglesia mantenerse en sus
funciones religiosas. Estas declaraciones fueron ásperamente criticadas
en los medios de comunicación y por sus comentaristas, mayormente
opositores al gobierno. La polémica no fue suavizada ni llevó a acuerdos
184 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

o pactos. Ha quedado como un conflicto latente que puede detonar de


nuevo en cualquier momento. Son relaciones deterioradas, cuando en
realidad no existen contradicciones estructurales entre el gobierno y la
Iglesia; sólo conflictos derivados de limitaciones personales y errores
tácticos.
Titulares del periódico La Prensa sobre el contrabando en Pando,
que implicaban directamente al Presidente, desataron su furia, pues se-
gún él los titulares mentían pues no correspondían al artículo. Luego
generalizó sus ataques y manifestó públicamente que los medios de co-
municación le son adversos (lo cual tampoco es falso), por lo que los
consideraba opositores.
Con estas actitudes el Presidente y su gobierno se abren nuevos
frentes con sectores no necesariamente enemigos, como son la Iglesia
y los periodistas (no nos referimos a dueños de periódicos, pues ellos,
como empresarios, sí están en oposición militante).
Hemos sintetizado lo dicho hasta ahora en el cuadro 2 (ver P. 135).

Análisis específico del “pacto constitucional”


Como hemos podido observar en el análisis de los conflictos y pactos,
el “pacto constitucional” entre el gobierno y los partidos de oposición,
en sus dos etapas, de formulación del nuevo proyecto y de aprobación
de la ley llamando a referéndum, lamentablemente se produce sin la
participación oficial de los movimientos cívico regionales y de los par-
lamentarios que le son más fieles que a sus propios partidos. Para expli-
carnos este fenómeno debemos regresar al análisis de nuestros actores
y recordar las motivaciones de cada uno de ellos.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 185

Cuadro 2
Sinóptico de los pactos, sus actores y sus resultados
Temas en conflicto Actores y medios Pactos y acuerdos Resultados

1. Asamblea Constitu- El gobierno y los Se pacta la ley de con- Se logró confor-


yente para elaborar movimientos sociales vocatoria a elecciones mar y poner en
la nueva Constitución a favor. de asambleístas a marcha la Asamblea
Política del Estado Los partidos políticos partir de mecanis- Constituyente, que
como parte de la nacionales y agrupa- mos de democracia se instala el 1° de
oferta electoral ciones ciudadanas en representativa y no agosto de 2006, así
del MAS. Esta duda y los movimien- corporativa. como incorporar las
propuesta no es tos cívico regionales Referéndum vincu- autonomías en cua-
aceptada por los del oriente en neta lante para las autono- tro departamentos.
sectores cívico oposición. mías departamentales. Se baila en palacio
regionales y por Movimientos sociales de gobierno
los partidos tradi- ceden en ese tema.
cionales. Este es el único caso
de pacto con partici-
pación activa de los
2. Autonomía departa- Promovido por los movimientos cívico
mental vinculante, movimientos cívico prefecturales.
fuerte en las zonas prefecturales, con
bajas del país, y fuerte oposición del
oposición en el gobierno central.
gobierno central.

3. Reglamento de deba- Actores fueron los El acuerdo, de llevar Se logra mayoría


tes de la Asamblea asambleístas y el tra- a referéndum los artí- para aprobar una
Constituyente, bajo complementario culos que no alcanza- redacción que des-
y los dos tercios hecho con dirigentes ran los dos tercios, si traba la aprobación
para la aprobación políticos en la vice- bien fue mayoritario, del Art. 71. Con ese
de los artículos. presidencia. Se reali- se logra sin el apoyo acuerdo se inicia el
zaron huelgas, paros de algunos de los debate.
cívicos y bloqueos representantes de las
por los dos tercios, regiones opositoras.
exigidos al MAS
186 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Temas en conflicto Actores y medios Pactos y acuerdos Resultados


4. La capitalidad, es Promotora es la ban- No se logró acuerdo Chuquisaca no
decir el regreso cada chuquisaqueña alguno. El gobier- obtiene nada.
de los poderes a y el comité interins- no propuso como La dirigencia
Sucre, planteada titucional de Sucre, alternativa proyectos chuquisaqueña se
por Chuquisaca, y bloque opositor de de desarrollo regional incorpora al bloque
apoyada por el la “media luna” que que no fueron acep- cívico prefectu-
bloque opositor incorpora el pedido tados. El prefecto del ral opositor, y el
y rechazada por a su plataforma de MAS renuncia. gobierno pierde un
las organizaciones oposición. prefecto y el control
paceñas y por el La bancada paceña político de una
gobierno. de la Constituyente, región.
instituciones paceñas
y el gobierno nacional
se oponen a tratar el
tema.

5. Estatutos autonómi- Planteados por las No se logra ningún No fueron el ele-


cos de Santa Cruz juntas preautonómi- pacto o acuerdo. mento de negocia-
y otros departa- cas de los departa- Los departamentos ción que se pensó,
mentos. mentos opositores actúan solos. por lo que fue impo-
y rechazados como Los estatutos se sible su aplicación,
inconstitucionales por aprueban por referén- al margen de aspec-
el gobierno. dums departamen- tos anecdóticos.
Generan grandes tales no reconocidos
concentraciones sobre por el gobierno.
todo en Santa Cruz.

6. Recorte del IDH, a El gobierno, que Universidades y Prefecturas con


los departamen- toma la medida, y las alcaldías, con movi- merma de sus
tos, para pagar el prefecturas, universi- lizaciones y negocia- recursos y pérdida
“Bono dignidad”. dades y alcaldías, que ciones, preservaron política. Consoli-
la sufren. Generaron sus recursos. Las dación del “Bono
bloqueos, paros, prefecturas asistieron dignidad”.
huelgas. a varias instancias de
negociación pero sin
resultados positivos
para ellas.

7. Reglamentación El Congreso que debe Un primer intento Hubo violencia,


de la nueva ley aprobar la nueva ley, de saneamiento en resentimientos y
INRA y sanea- el gabinete ministerial, Cordillera fue repeli- hoy el viceministe-
miento de tierras el viceministerio de do por la fuerza. Un rio está haciendo
sobre todo en Tierras, por una parte, segundo intento se el saneamiento en
Cordillera. y los agropecuarios y hizo con apoyo poli- Cordillera.
cívicos por la otra. cial. No hubo pacto
ni acuerdo alguno.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 187

Temas en conflicto Actores y medios Pactos y acuerdos Resultados

8. Referéndum revocato- Propuesto original- Decisión política de El referéndum


rio para Presidente mente por el Presi- PODEMOS, conver- confirmó el apoyo
y prefectos. dente, retomado de tida en acuerdo parla- al Presidente, pero
forma extemporánea mentario con el MAS, también el apoyo a
por PODEMOS en el que encontró fuerte la mayor parte de
Senado, con la opo- oposición en las los prefectos rebel-
sición de los sectores regiones opositoras des, por lo que no
cívico prefecturales. y en sus prefecturas, destrabó el empate.
sin embargo al final Es posible que esos
los prefectos tuvieron resultados sean los
que ceder y participar. que encendieron las
tomas de edificios
públicos.

9. Decisión de tomar por Grupos de choque No hubo ningún tipo Aparte el daño físico
la fuerza las oficinas de los comités cívicos de pacto o acuerdo a bienes del Estado,
públicas por parte de los departamentos relevante. el daño mayor fue
de las regiones opositores, con apoyo al prestigio del mo-
opositoras. de las prefecturas. vimiento cívico opo-
Se destruyó, quemó sitor, que en pocos
y saqueó decenas de días perdió mucho
oficinas públicas y del capital político
privadas. acumulado.

10. Matanza en Pando Los actores fueron No ha habido pacto Estas acciones
campesinos y norma- alguno. Es confusa la significaron un
listas que iban a una relación de los hechos gran deterioro para
reunión a Porvenir (a previos al drama. La los movimientos
Cobija, según otros) acción campesina fue autonomistas. Los
que fueron acribilla- provocadora pero excesos fueron
dos por gente armada la reacción ha sido de tal magnitud
ligada a los movi- totalmente despro- que no se pueden
mientos de oposición porcionada. negar. El informe de
(prefectura, cívicos y UNASUR da apoyo
otros). Sin embargo el internacional y el
primer muerto es de CONALDE quedó
este segundo grupo. muy maltrecho y
perdió una prefec-
tura.
188 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Temas en conflicto Actores y medios Pactos y acuerdos Resultados

11. Modificación del Los actores son los El pacto se expresa El documento es
proyecto de Constitu- cuadros especializados en un nuevo texto de considerado como
ción, para llevarlo a del MAS y de los par- la Constitución, que un importante avan-
referéndum. tidos políticos, sobre cambia más de 100 ce por el MAS, que
todo de PODEMOS, artículos. Se inició admite haber cedido
que a la sombra de las en las reuniones en muchos puntos,
negociaciones presi- de prefectos con y es presentado por
denciales, iniciaron un el Presidente en Quiroga como un
complejo proceso de Cochabamba, en las fruto de PODE-
acuerdos. que trabajaron los MOS, señalando que
Los profesionales de equipos técnicos de así había viabilizado
los sectores cívico ambos lados. Este las autonomías y
prefecturales partici- trabajo continuó casi cortado los excesos
paron parcialmente y clandestinamente. del MAS. Esta
no quisieron formali- Los movimientos visión pragmática es
zar esa participación, cívicos instruían que fuertemente comba-
pues no contaban no se negociara. tida por los cívicos,
con el aval de sus quienes no aceptan
mandantes. el nuevo texto.

12. Ley de referéndum Los actores de este El pacto produce una Con este pacto se
para aprobación o pacto son, de nuevo ley para llevar a refe- cierra una discusión
rechazo del proyecto los partidos políticos réndum el proyecto que no llevaba a
de Constitución. con representación de Constitución. ninguna parte y se
parlamentaria. entrega de nuevo al
Hubo fuerte presión voto la posibilidad
de los movimientos de definir el futuro
sociales indígenas que del país, aunque es
se movilizaron a la muy probable que
plaza. sus resultados no
Los actores cívico sean aceptados por
prefecturales se arti- la oposición cívica
culan como oposición prefectural.
a dicho pacto.

13. Conflictos con la Actores: el Presidente El Presidente consi- El Presidente y el


prensa y la Iglesia. y sus colaboradores dera que las declara- gobierno se abren
Originados por cercanos, el cardenal y ciones del cardenal nuevos frentes con
declaraciones el periódico La Prensa. son de oposición sectores no necesa-
y acciones del Declaraciones públi- política, y los titulares riamente enemigos,
Presidente de la cas del cardenal y res- de La Prensa son como son la Iglesia
república puestas del gobierno. falsos. y los periodistas.

Fuente: Elaboración propia.


Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 189

El gobierno obviamente estaba interesado en llevar adelante su pro-


grama, que en gran parte gira entorno a la nueva Constitución. Al mis-
mo tiempo había detectado que sus contradicciones más grandes no
eran con los partidos de oposición, con los cuales compartía el interés
por la sobrevivencia de la estructura partidario parlamentaria nacional,
lo que facilitó las negociaciones. Sus contradicciones eran con el po-
der regional hegemónico de los departamentos de la “media luna”, en
manos de empresarios, cívicos y autoridades prefecturales, los cuales
vivían un proceso mucho más radical de oposición política y cultural,
que descalificaba incluso a los mismos partidos nacionales, por conside-
rarlos “centralistas”. La oposición regional era político ideológica pero
también cultural y con una fuerte carga emocional y subjetiva, que hacía
muy difícil cualquier tipo de acuerdo con ellos.
Estos componentes de subjetividad y de emoción (ver Waldman,
2008) además de las claras contradicciones de clase y de intereses que
estaban detrás, no fueron evaluados correctamente por el MAS desde
sus inicios, y una prueba es el haber predicado contra las autonomías
en regiones donde la autonomía era más que una posición ideológica,
era un sentimiento profundamente arraigado. Eso ha llevado a que hoy
en Santa Cruz, para los ambientes cívico prefecturales y en general para
la cultura local dominante, no se pueda ser cruceño y de izquierda al
mismo tiempo.
En ese marco de emotividades regionales se han visto envueltos los
partidos políticos nacionales, los cuales si no acatan las posiciones de
la hegemonía cívico empresarial prefectural, son rápidamente tachados
de centralistas, o peor aún, de traidores a la región. Sin duda que esas
posiciones colocan a los partidos en posición subalterna frente a los de-
signios de los poderes regionales, cosa que es difícil de aceptar para un
partido que desee ser nacional y que explica en gran parte las actitudes
oscilantes de partidos como PODEMOS.
190 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Los partidos políticos nacionales han sido las primeras víctimas de


la radicalización de los grupos regionales, al desconocérseles su posi-
bilidad de ser nacional antes que regional. Es frecuente escuchar de
políticos cruceños decir: “Antes de mi partido está mi región”, lo cual
claramente está mostrando la exigencia de que los partidos nacionales
sean subalternos al tema regional.
Los partidos políticos, o por lo menos sus cuadros nacionales, con-
sideran que la sumisión a las regiones los va a llevar a la destrucción
política, y eso explica, en nuestra opinión, el por qué esos partidos
(específicamente PODEMOS) han pactado con el gobierno y a nivel
parlamentario, primero para ampliar la Constituyente, luego para el re-
vocatorio de los mandatos y por último, el más importante, para llevar
la Constitución a referéndum. Debe aclararse que estos pactos normal-
mente no han incluido a muchos parlamentarios de PODEMOS pero
de las regiones opositoras.
El pacto que analizamos es el que mejor aclara el panorama político
nacional: i) un gobierno centralista que logra pactar con algunos parti-
dos nacionales (menos con los parlamentarios de las regiones rebeldes,
lo cual es muy importante), ii) partidos que pactan preocupados por
su propia vigencia, iii) grupos regionales hegemónicos radicalizados en
algunas regiones poderosas, que ya no apelan a los partidos nacionales
para pactar, y es más, que no desean pactar.
Una última explicación a las posiciones contrarias al pacto en las
regiones bajas del país reside en que estas sociedades emergentes, con-
troladas por grupos económicos muy fuertes, están inmersas en un
contexto histórico que las marca como políticamente conservadoras y
con un liderazgo sin experiencia política, y por lo tanto sin capacidades
para distinguir el corto del mediano plazo, lo deseable de lo posible, los
principios de las realidades, lo ideal de lo real. Es por eso que en todo el
proceso que hemos narrado, es fácil ver que esta dirigencia política, sal-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 191

vo excepciones, no ha estado en los pactos, y además, después de cada


enfrentamiento, ha quedado siempre desorientada y a la defensiva, por
falta de un “plan B”. En su conjunto, si bien es verdad que se presentan
como una importante fuerza de veto, han sido pocos los avances po-
líticos reales que ha podido concretar. La última obra del antropólogo
Waldman sobre los cruceños (2008) explica varias de estas característi-
cas culturales del cruceño.
El gobierno, por su parte, con muchos retrasos, retrocesos y des-
gastes, ha logrado lo que desde hace mucho tiempo se había propuesto
y era central para su programa: llegar a poner en vigencia una Cons-
titución Política del Estado que sea la puerta para la realización de su
programa nacionalista indígena popular.
Se debe destacar el importante rol que tuvieron algunos políticos
de la oposición y del gobierno, que desde hacía ya varios meses venían
trabajando “clandestinamente” en la búsqueda de consensos para un
nuevo proyecto de Constitución (Böhrt, Chávez y Torres, 2008; Böhrt,
Alarcón y Romero, 2008). Ese material fue muy útil para posteriores
trabajos que se fueron especializando en algunos aspectos sectoriales de
la nueva Constitución, como el territorio (Prado 2007).
Volviendo al “pacto constitucional”, podemos concluir que el mis-
mo es un importante hito que ha cambiado las cartas sobre la mesa,
y que ha abierto trayectorias, posibilidades y también peligros nuevos.
Dependerá de la capacidad de los actores el que se logre consolidar las
trayectorias que más convengan al país, que son sin duda las que al mis-
mo tiempo garanticen su sobrevivencia.
192 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Tercera parte
Un ensayo prospectivo
Los posibles escenarios
Esquema 1:
Posibles escenarios a partir de la aprobación de la Constitución Política
***1.1. Actores cívico
regionales se radicalizan y
asumen posiciones antisistema.
Tendencia a la separación.
***Trayectoria Partidos políticos nacionales
1: actores cívico se refuerzan viabilizando
regionales no aceptan demandas sectoriales.
resultados ni negociar
leyes de aplicación de
la Constitución. Los *1.2. Actores cívico regionales
partidos políticos sí plantean modificaciones
aceptan. a la nueva Constitución
en acuerdo con partidos.

Se aprueba la
***2.1. Presión conjunta de
Constitución en
partidos y cívicos logra plegar
referéndum
al MAS al mismo tiempo que
(con razonable apoyo,
permite a los políticos
aunque perdiendo *Trayectoria 2: actores ir asumiendo su rol nacional
en tres o cuatro cívico regionales y a los cívicos su rol regional.
departamentos) aceptan resultados y
participan en leyes de
aplicación, junto con **2.2.Movimientos cívico
partidos políticos. regionales desechan a los
partidos nacionales
y crean su propia estructura
político partidaria nacional.

**Trayectoria 3: el ***3.1. Nuevos


gobierno del MAS enfrentamientos con partidos
monopoliza la y regiones que agotarían las
elaboración de las fuerzas del MAS, potenciando
leyes derivadas de la de nuevo a los movimientos
Constitución, tratando regionales.
de imponer sus criterios.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 193

La complejización de nuestras sociedades hace que los ejercicios


prospectivos sean cada vez más difíciles y tengan cada vez menos pres-
tigio. Decía Paul Godet “el futuro ya no es lo que solía ser” para reflejar
esta desazón cada vez más marcada frente al futuro.
Teniendo en mente estas limitaciones, hemos presentado el ante-
rior ejercicio simplificado de construcción de escenarios, a partir de los
previsibles resultados del referéndum y tomando en cuenta a los acto-
res que hemos considerado y las posibles trayectorias, rescatando como
base un esquema ya elaborado para el PNUD (Prado 2007).
El esquema 1 de escenarios y sus posibles trayectorias, que hemos
presentado nos permite hacer las siguientes consideraciones:
Las tres posibles trayectorias
La trayectoria 1, que es la más posible de las tres, corresponde a las
tendencias que se han dado hasta ahora: partidos nacionales que nego-
cian y van recuperando vigencia, mientras los movimientos regionales
van perdiendo terreno, porque una oposición maximalista se opone a
todo acuerdo sin plantear alternativas para el corto plazo.
Esta trayectoria a su vez tiene dos posibilidades ulteriores: que se
profundice la división de lo regional con los partidos, en cuyo caso,
cada vez más, ganarán espacio en las filas regionales las tendencias hacia
la creación de un nuevo “Estado oriental” o de tierras bajas. La otra
alternativa es que ambos concierten y se aboquen a la presentación de
modificaciones a la Constitución, cosa menos probable.
La trayectoria 2, que básicamente consiste en que los grupos hegemó-
nicos regionales acepten los resultados y trabajen con los partidos na-
cionales en el diseño de las leyes para materializar la Constitución, es la
que menos posibilidades tiene de realizarse, aunque en nuestra opinión
sería la más deseable. Esta trayectoria puede concretarse en un trabajo
194 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

conjunto entre regiones y partidos nacionales o en una separación de


ambos, con las regiones reforzando sus propias nuevas estructuras par-
tidarias.
La trayectoria 3, bastante posible aunque la menos deseable, es la que
se daría con un MAS que trabaja “por su cuenta” para concretar el 100
por ciento de sus objetivos, sin considerar los intereses de las clases y
regiones que se sentirían excluidas del proceso.

Otras consideraciones derivadas de los escenarios


Partimos de la hipótesis que la Constitución será aprobada en el referén-
dum; si no se acepta este criterio, entonces habría un escenario previo,
que genera dos trayectorias, según en el referéndum se apruebe o no
dicha Constitución.
No creemos que la magnitud del porcentaje de aprobación pueda
incidir en los sucesivos escenarios, dando por descontado que esa apro-
bación no se dará en las regiones opositoras.
La actitud de los movimientos cívico regionales después del referén-
dum es el factor determinante que plantea dos escenarios muy distintos,
según ellos acaten los resultados y acepten participar en la formulación
de las futuras leyes, sobre todo de la ley marco de autonomías, con los
demás partidos políticos, en cuyo caso el país se orientaría hacia la esta-
bilización política, o si por el contrario optan por aislarse y negar validez
a la nueva Constitución.
Este último escenario, de movimientos regionales aislados que se
resisten a reconocer la nueva Constitución es el más peligroso y abier-
to a la incertidumbre, pues esa situación crea el espacio para que los
sectores más radicales del movimiento cívico regional asuman roles de
vanguardia y conduzcan acciones de hecho, que muy fácilmente pueden
deslizarse en planteamientos de independencia. Esta salida radical es-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 195

taría promovida sobre todo por los sectores agropecuarios ligados a la


tierra y los sectores cívicos radicalizados de clase media, no ligados a la
estructura económico productiva ni a los ambientes político administra-
tivos, pero sí inmersos en una radical oposición cultural y quizá de clase.
Pero existe también la posibilidad que primen los sectores autono-
mistas moderados, comprometidos de una u otra manera con las es-
tructuras nacionales —ya sea la prefectura por temas de gobernabili-
dad, o productores que requieren grados mínimos de estabilidad para
producir—. Estos actores, que no buscarían el enfrentamiento total,
propondrían una estrategia que sería la continuación de la “autonomía
al andar” y basados en los resquicios que la actual Constitución Política
del Estado les permita.
En todos los casos anteriores se plantea como hipótesis que los par-
tidos nacionales entrarán a la negociación de las leyes para implementar
la Constitución, obteniendo así legitimidad y sobre todo pudiendo apo-
yar a los distintos sectores, que necesitarán de instancias con las cuales
hacer el cabildeo. Retornarían así al trabajo específico de los partidos
nacionales en una democracia.
Otra trayectoria, con menos posibilidades de darse, es que los mo-
vimientos cívico regionales acepten participar en la elaboración de las
leyes, junto a los partidos políticos, conformando así un bloque que
podría ser muy eficaz para frenar algunos planteamientos extremos del
MAS, y obtener también algunas concesiones, como ha sucedido con el
proyecto de Constitución.
Por último, y es el escenario menos deseable, el MAS, fuerte por
su triunfo, puede optar por elaborar sus propios proyectos y aplicar
el rodillo parlamentario, en cuyo caso veríamos el recrudecimiento del
enfrentamiento político, sobre todo con las regiones, hasta llegar al ago-
tamiento de uno de los dos contendores.
196 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Escenarios para el mediano plazo


Para el mediano plazo y pensando en los nuevos escenarios post refe-
réndum de la Constitución, presentamos dos escenarios, uno para el
MAS y otro para los movimientos cívico regionales:
a. El poder indígena comunitario marxista del MAS no tiene via-
bilidad si no incorpora al oriente en su proyecto, para ello tie-
ne dos opciones: i) puede optar (aunque es un poco tarde) por
atraer a las clases medias de las regiones cuya hegemonía es ejer-
cida por los sectores cívicos, ampliando así su bloque regional
y dando espacio a los sectores progresistas de las clases medias,
ii) o puede (y es lo más posible) preferir romper el frente inter-
no acentuando la lucha de clases en las regiones, lo que implica
apoyarse exclusivamente en los sectores campesinos, de barrios
periurbanos y quizá sindicales. Hasta hoy parece que habría op-
tado por esta segunda opción, que deja a las clases medias pro-
gresistas sin rol en el proceso.
b. Los movimientos cívico regionales no tienen viabilidad nacional
mientras no asuman que son minoría, por las características de
clase de sus dirigencias. Les quedan dos opciones: i) la separa-
ción del país, alternativa de muy baja factibilidad internacional,
o ii) que sus clases dirigentes se propongan asumir democráti-
camente el poder político en el país, para lo cual deben revisar a
fondo la conformación de su bloque de poder y de sus alianzas,
además del contenido ideológico de su discurso, para hacerlo
más inclusivo pero no sólo en lo simbólico, como ha sucedido
hasta ahora, sino en lo real.

Principales conclusiones sobre conflictos y pactos


durante el trienio 2006-2008
Sin grandes pretensiones sistémicas, a continuación presentamos las
que nos parecen las principales 24 conclusiones a las que se puede llegar
de todo lo dicho hasta ahora:
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 197

1. Después del período de inestabilidad que se abre el año 2000,


el trienio 2006-2008 sin duda que está marcado por la aparición
de dos grandes protagonistas, portadores cada uno de su pro-
pio proyecto de país: el nacionalista indígena popular que trae
el MAS y que pretende aplicar luego de su victoria electoral;
y el de algunas regiones hasta hace poco periféricas, de menor
presencia indígena, abundantes recursos naturales y una dinámi-
ca economía abierta y de mercado, cuyas dirigencias reaccionan
temerosas de que el nuevo modelo pueda poner en riesgo su
modelo productivo y su estructura de poder y de clases.
Los movimientos cívico prefecturales
2. En todo el proceso que se analiza la agenda política ha sido im-
puesta por el MAS. Los movimientos cívico regionales han ac-
tuado en forma defensiva, sin planes de corto y largo plazo. La
bandera de la autonomía, muy eficaz por ser parte de un senti-
miento regional antiguo y muy difuso, no ha sido suficiente para
mostrar sus potencialidades como modelo para todo el país.
3. Este bloque cívico regional, más que como un proyecto a futuro,
se ha presentado como un esfuerzo de mantener lo existente,
lo que le ha dado un carácter de políticamente conservador y
poco abierto a los vientos de cambio que embestían al país en su
conjunto, con temas como la exclusión indígena o la concentra-
ción de la riqueza, oponiendo a ellos sólo el anticomunismo, la
religión o la defensa a ultranza de la propiedad privada.
4. El bloque cívico regional, por no tener experiencia política y un
proyecto detallado, ha carecido de planes de corto y largo plazo,
y sus acciones han sido casi siempre de respuesta y de rechazo en
un estilo maximalista y principista del “todo o nada”, en el que
hacía mucha falta la flexibilidad que da la experiencia, y que la
política requiere para ir consiguiendo sus objetivos en el tiempo.
198 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

5. Por todo lo anterior, si revisamos el listado de conflictos y pac-


tos, nos percataremos que salvo en el caso de la ley que pone en
marcha los referéndums para la Constituyente y las autonomías,
en todos los otros casos estas dirigencias cívico regionales no
han llegado a suscribir acuerdo o pacto alguno. Estos han sido
suscritos por los partidos políticos, siendo luego acremente cen-
surados por los cívicos. Con esos resultados, el siguiente escena-
rio era siempre impuesto por el MAS.
6. Pero los cívicos no sólo no han firmado pactos, además han
tomado iniciativas unilaterales, como la de los estatutos autonó-
micos, como parte de una respuesta a los resultados negativos
obtenidos en el seno de la Asamblea Constituyente; actitudes
éstas que al no estar insertadas en el marco legal y sobre todo
constitucional del país, no han podido avanzar como se espe-
raba. Se pensaba que estos estatutos podían ser parte de una
negociación, pero paradójicamente los cívicos se excluyeron de
las negociaciones, dejándolas a los partidos políticos y sus espe-
cíficos intereses.
7. Las formas iniciales de lucha que adoptaron las regiones rebel-
des: los paros cívicos, los cabildos, las huelgas de hambre y los
bloqueos, tan eficaces en otros tiempos, se fueron desgastando,
pues hacían mucho daño a la población local, sobre todo a em-
presarios y sectores populares, y no afectaban al lejano gobierno
central ni a sus políticas. Es más, comenzaron a generar puntua-
les pero peligrosas reacciones contrarias en barrios periurbanos
y zonas de mercados, mostrando los peligros de esas formas de
lucha para la cohesión del frente interno.
8. La decisión de tomar con violencia instituciones publicas y pri-
vadas, como gesto desesperado por las derrotas en el Parlamen-
to y las urnas, y en ausencia de otras estrategias, fue más dañina
aún, pues lastimó los principios que se venía sosteniendo sobre
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 199

la democracia y la unidad del país, y puso en riesgo el apoyo


que éste tenía en las clases medias urbanas, que miraban ahora
azoradas el destructivo y delincuencial espectáculo, sin que los
comités cívicos o las prefecturas los detengan y/o censuren.
Los partidos políticos
9. Con mucha desconfianza y la natural reticencia por la gran dis-
tancia ideológica que mantienen con el MAS, los partidos polí-
ticos, básicamente PODEMOS, la UN y el MNR han cumplido
un rol extremamente difícil en estos tres años, con la permanen-
te duda “hamlética” de pactar o no pactar.
10. No pactar significaba dejar todos los instrumentos de la demo-
cracia en manos del MAS, o peor aún, ser responsables de que
por falta de diálogo político la democracia sea puesta de lado,
acusándose a la oposición parlamentaria de esa destrucción.
11. Pactar, asumir un rol activo y negociar políticamente con el ad-
versario, que es lo que en nuestro criterio se ha hecho, ha signifi-
cado en casi todos los casos, graves conflictos de las estructuras
partidarias con las dirigencias cívico regionales, las cuales, como
hemos visto, prácticamente no han aceptado jamás pacto algu-
no. De ahí que arreciaron las críticas, las renuncias y la casi im-
posibilidad para un político de pertenecer a un partido nacional
y ser “comiteísta” al mismo tiempo. Sin declararlo, el Comité
Pro Santa Cruz se convertía en el único partido político en el
que un cruceño podía militar.
12. En la visión cívica todo partido nacional es por definición “cen-
tralista”, pues responde a un mando nacional. El político de la
región debe responder primero a su región y luego, si no hay
contradicciones, recién a su partido nacional. Tal la difícil lógica
en la que deben trabajar los políticos de los partidos nacionales
200 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

en las regiones opositoras. ¿Cómo diseñar políticas nacionales


coherentes en ese contexto?
13. Es muy posible que en círculos de mucha confianza los partidos
como PODEMOS hayan manifestado su voluntad de recuperar
el liderazgo político en el país, y que entre las motivaciones de
algunos de los pactos esté también este objetivo. Esto quedó
claro en el pacto para el referéndum revocatorio de Presiden-
te y prefectos. Aunque el motivo central era evitar que el MAS
proponga el referéndum para el proyecto de Constitución, no
puede descartarse que existiesen también reflexiones como la
que hacemos.
14. La adecuación del proyecto de Constitución de Oruro, para
acercarlo a los planteamientos de la oposición, ha sido un valio-
so trabajo técnico en el que se han destacado políticos y técnicos
cuyos nombres no han salido a la luz pública. Este minucioso
trabajo es el que ha dado la solidez que ha permitido luego el
“pacto constitucional” para llamar a la aprobación o rechazo
mediante referéndum, el que se realizará el 25 de enero de 2009.
15. Durante la primera semana posterior al “pacto constitucional”,
Jorge Quiroga, jefe de PODEMOS, lanzó reiteradas declaracio-
nes públicas reivindicando la autoría de su partido sobre la nue-
va Constitución. Sostenía que se habían cambiado más de 200
artículos y que por lo tanto, si bien seguía teniendo problemas,
era una Constitución mucho más aceptable que la de Oruro, y
ello era gracias al aporte de PODEMOS. Sin embargo una se-
mana después, luego de renuncias de miembros de su partido y
de fuertes críticas de los comités cívicos del país, el silencio de
PODEMOS fue total, hasta hoy.
16. La tendencia debiera ser hacia la consolidación de partidos na-
cionales fuertes, con visión nacional y claros contenidos ideoló-
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 201

gicos, y partidos regionales que, más que ser oposición nacional,


puedan velar por el desarrollo, la equidad y la justicia dentro de
sus propias sociedades regionales, aliándose a unos u otros par-
tidos nacionales por afinidad ideológica para poder influir en el
nivel nacional.
El gobierno
17. Debe decirse que la base de gran parte de los conflictos del go-
bierno del MAS con Santa Cruz está en el profundo desconoci-
miento que la dirigencia del MAS tenía de la fuerza del bloque
opositor y en general de lo que era Santa Cruz. Nada sabía el
MAS de la enorme fuerza productiva de la región, de lo capilar
de sus formas de producción y de distribución de la riqueza,
de lo profundos y difusos que eran los sentimientos regionales,
cuidadosamente alimentados por sus estructuras corporativas
de poder, de lo arraigada que estaba la idea y el mito de la au-
tonomía regional, y de la importancia de su extensa clase me-
dia, moderna y abierta a los cambios, siempre que se respete su
imaginario “cívico” ya instalado (Prado, 2007; Waldman, 2008).
La magnitud de los intereses en juego, mezclados con factores
socioculturales de animosidad de larga data, es una explosiva
combinación desconocida por la gente del MAS, partido que
desde el inicio no pudo concebir a la burguesía nacional cruceña
como parte de su proyecto político, y más bien la enfrentó sin
conocer su fuerza ni sus potencialidades.
18. Desde el 2006 el gobierno tenía claro donde quería llegar, es
decir aprobar la nueva Constitución, y lo está logrando, aunque
con desgaste político y con un texto que no era el que origi-
nalmente se planteó. Dio los necesarios pasos atrás cuando no
podía avanzar, pero nunca cambió su ruta.
202 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

19. No se trata de un gobierno que respete escrupulosamente las


formas y procedimientos de la democracia representativa: lo ás-
pero de los enfrentamientos lo ha llevado en muchos casos a
obviar los procedimientos correctos. Es el caso por ejemplo del
traslado de detenidos a La Paz, por la desconfianza que el go-
bierno central tiene de la justicia a nivel departamental, por las
presiones a la que están sometidos fiscales y jueces.
20. El estilo agresivo del gobierno lo hace una contraparte difícil
para dialogar: aparte de lo inflexible que es en sus posiciones,
mientras invita a negociar al mismo tiempo agrede verbalmente
a sus opositores-invitados. Debe sin embargo reconocerse tam-
bién que prefectos y cívicos de la “media luna” no son unos san-
tos: insultos de grueso calibre se han escuchado muchas veces
contra el mismo Presidente.
21. Es cierta la acusación de la oposición de que el gobierno no
mantiene su palabra: en muchos casos se ha podido evidenciar
cambios de posición que no han sido debidamente explicados ni
justificados, y que sin duda han perjudicado las conversaciones y
disminuido la credibilidad de la oposición hacia el gobierno.
Sobre los posibles escenarios
22. Para el mediano plazo, y pensando en los nuevos escenarios
post referéndum de la Constitución, el poder nacionalista indi-
genista marxista del MAS no tiene viabilidad si no incorpora al
oriente en su proyecto, ya sea atrayendo a las clases medias de
las regiones cuya hegemonía es ejercida por los sectores cívicos,
ampliando así su bloque regional y dando espacio a los sectores
progresistas de las clases medias, o ya sea (y es lo más posi-
ble) rompiendo el frente interno y acentuando la lucha de clases
en las regiones, lo que implica apoyarse exclusivamente en los
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 203

sectores campesinos, de barrios periurbanos y quizá sindicales.


Hasta hoy parece que habría optado por esta segunda opción,
que deja a las clases medias progresistas del oriente sin rol en el
proceso.
23. Los movimientos cívico regionales no tienen viabilidad nacional
mientras no asuman que son minoría a nivel nacional, por las
características de clase de sus dirigencias. Les quedan dos opcio-
nes: la separación del país, alternativa de muy baja factibilidad
internacional, o que sus clases dirigentes se propongan asumir
democráticamente el poder político en el país, para lo cual deben
revisar a fondo la conformación de su bloque de poder y sus
alianzas, además del contenido ideológico de su discurso, para
hacerlo más inclusivo pero no sólo en lo simbólico, como hasta
ahora, sino en lo real.
Conclusión final
24. No obstante la violencia, la intolerancia y los extremismos de
uno y otro lado, una vez más, en Bolivia, han sido los acuerdos
y los pactos los que han hecho avanzar al país, mediante pactos
tan importantes como los referidos al referéndum para elegir la
Asamblea Constituyente y las autonomías departamentales, los
mecanismos de aprobación de los artículos de la Constitución, la
ampliación de la Asamblea Constituyente, el referéndum revoca-
torio, las modificaciones al proyecto de Constitución aprobado
en Oruro, y por último el “pacto constitucional” para llevar a
referéndum el proyecto de Constitución.
Los actores principales de estos pactos han sido los partidos po-
líticos nacionales y el gobierno, presionados y seguidos de cerca
por la sociedad civil, que en todo momento exigía soluciones
pacíficas y concertadas a los problemas, y lamentablemente casi
204 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

siempre con la oposición cerrada a cualquier acuerdo de los mo-


vimientos cívico prefecturales opositores.
Si no se hubiesen cometido tantos errores políticos de ambos la-
dos, los problemas y conflictos hubiesen sido menores, pero aún
así, en estos tres años el país ha avanzado y madurado, aunque le
esperan aún problemas tanto o más difíciles que los que ha en-
frentado. Ojalá que sea la política como ciencia y no la violencia
la que nos acompañe.
Conflicto y pacto político 2006-2008. Una visión desde Santa Cruz 205

Bibliografía

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Puentes para un diálogo democrático: proyectos de Constitución y estatutos. FES –
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WALDMAN, Adrián
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Las características de los conflictos y
pactos políticos en Bolivia 2006-2008.
Una mirada crítica*

José Mirtenbaum Kniebel

La construcción del Estado y su relación a los recientes


conflictos en Bolivia
Bolivia es uno de los tantos países en América Latina que desde su
fundación republicana ha estado sujeto a conflictos sociales y políticos,
relacionados a la construcción de una estructura de Estado de Derecho
que responda a las peculiaridades de una población socialmente com-
pleja. La historia boliviana está llena de ciclos de cambio que se han
forjado a través de distintas formas de conflicto, de origen interno y
externo, donde el Estado ha sido un actor principal. Pero, más allá de las
distintas formas, el contenido fundamental de los conflictos en la for-
mación social boliviana, debe ser hoy contextualizado en un horizonte
sociopolítico, donde todavía se busca la consolidación de una relación
estable y democrática entre la sociedad civil “abigarrada” —que es pro-
ducto del origen colonial— y un Estado occidentalizado que se intenta
consolidar para gobernar las peculiaridades individuales y colectivas de
una sociedad demográficamente pequeña, pero culturalmente compleja.

* Este artículo fue escrito el 3 de febrero de 2009.


208 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

En este entendido los recientes conflictos entre los años 2006 al 2008
en Bolivia están intrínsecamente relacionados a un proceso constituyen-
te que empezó en 1990 con la “Marcha por el territorio y la dignidad”,
cuya demanda explícita era la construcción de un “nuevo contrato so-
cial” en el pleno sentido de J.J. Rousseau.
Considerando los tramos constitucionales bolivianos desde la fun-
dación hasta 1936, Fernando Molina sostiene que:
…Bolivia vivió una ficción jurídica: contaba con una normativa repu-
blicana, pero el régimen político factual poseía otra naturaleza: era ‘ce-
sarista’ y exaltaba al poder a distintas facciones de una élite militar… A
partir de 1938 las cosas nuevamente cambiaron. Cuajó, en oposición
al liberalismo, aquella que a la larga sería la más importante ideología
boliviana y que podemos describir como una combinación de nacio-
nalismo y socialismo, la cual ve al Estado como el gran remedio para
los males nacionales1.

Desde 1938 hasta 1994 las normas constitucionales le dieron al Es-


tado una mayor identidad de derecho positivo, pero sin modificar los
elementos de exclusión cultural. Ya entrada la primera década del siglo
XXI, la construcción de una relación equilibrada entre Estado y socie-
dad civil todavía no ha tenido los resultados que se puedan reflejar en
una institucionalidad estable, lo cual ha subsumido la idea del Estado
normativo de Derecho a una estructura social de intereses de grupos
sociales de presión discrepantes, sean éstos de origen cultural y/o eco-
nómico. Respecto a este punto José Antonio Quiroga comenta:
…las crisis no son excepcionales sino que constituyen ya un modo de
ser de los bolivianos. Los conflictos no suelen ser explosiones destina-
das a recomponer el orden o a crear uno nuevo, sino una modalidad

1 Molina, Fernando: La ideología de la Constitución. 2009. CIPE-Fundación Milenio, La


Paz, Bolivia. 2009. Pp. 3-4.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 209

de convivencia en el desorden, un ajuste de cuentas entre sujetos de


hecho, no de derecho2.

Por otro lado, es un hecho histórico y sociológico que la vida re-


publicana de Bolivia, desde sus raíces decimonónicas, se ha perfilado
con un Estado excluyente de su población indígena en el contexto de
la evolución de las contradicciones del sistema democrático liberal que
ascendió al poder en 1880. La república boliviana desde entonces fue
dominada por la tendencia del darwinismo social como un instrumento
ideológico de la época, para justificar la exclusión de las poblaciones
indígenas del país. Este fenómeno excluyente se prolongó hasta la revo-
lución de 1952 y en esa coyuntura histórica, el voto universal incorpora
a los indígenas a la vida republicana con la identidad de campesinos.
Posteriormente el Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), incorporado como ley de la república, reconoce final-
mente la personalidad jurídica de los indígenas, inclusive el derecho a
una territorialidad propia. Sin embargo el traslado de estos principios a
la realidad está todavía en proceso de consolidación a través de la nueva
Constitución Política del Estado boliviano, recientemente aprobada.
El darwinismo social sirvió también como marco ideológico para
explicar las múltiples contradicciones del subdesarrollo boliviano en
una economía sujeta al modo de producción capitalista, cuyo sendero
primigenio se remonta a los orígenes del capitalismo mercantil europeo
del siglo XVII. En el epicentro de esta forma ideológica de pensar en
la evolución social están entretejidos los conceptos de “desarrollo” y de
“progreso”, que hasta ahora son usados como referentes de un cambio
social desde la estructura del Estado, ya sea éste desde el marco de un
régimen liberal o un régimen socialista. A este efecto, el antropólogo
Stanley Diamond explica:

2 Quiroga, José Antonio, en: Las piezas del conflicto. Fundación UNIR. La Paz, Bolivia,
2005. P. 17.
210 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El evolucionismo sociocultural, la doctrina de que toda la humanidad


se mueve desde lo primitivo hacia lo civilizado, está entrelazado con
la preocupación dieciochesca por la idea del ‘progreso’. Rousseau que
es la principal figura de la corriente ilustrada retrospectiva habló co-
herentemente de la perfectibilidad del hombre; creía en la posibilidad del
progreso. Pero la idea del progreso necesitaba una definición algo más
penetrante. PROGRESO significa el avance a unas mejores condi-
ciones de la mera evolución o desarrollo. La evolución, el sistemático
emerger de una forma a partir de otra, por ejemplo, la transformación
de las economías cazadoras/recolectoras en economías agrícolas sim-
ples no es lo mismo que el desarrollo. No obstante, las instituciones,
las herramientas y los acontecimientos pueden desarrollarse sin cam-
bio. Pueden sencillamente replegarse o expandirse, como en el caso de
la industria del automóvil3.

Más recientemente, Edgardo Lander contextualiza el concepto de


“progreso” en un mundo globalizado por las fuerzas del mercado total,
diciendo:
La religión del progreso universal parece estar montada sobre un dog-
ma ubicado más allá de toda discusión, posibilidad de duda, o refuta-
ción empírica. La noción de progreso continúa siendo probablemente
la idea fuerza más potente de la sociedad contemporánea. Y sin em-
bargo, la inviabilidad a mediano y largo plazo del modelo civilizador
industrialista y depredador se hace cada vez más evidente. La destruc-
ción de la capa de ozono, el efecto invernadero, la devastación de los
bosques, el empobrecimiento de los suelos fértiles, la creciente escasez
de agua tanto para la agricultura como para el consumo humano, la
acelerada reducción de la diversidad genética, la contaminación del
aire y del agua, son las principales señales de alarma que nos indican
que la humanidad está llegando a los límites. Y sin embargo, econo-
mistas destacados en su oficio, lúcidos y brillantes; profesores de las
mejores universidades del mundo y premios Nobel; tecnócratas con
responsabilidades en la toma de decisiones del más alto nivel público

3 Diamond, Stanley: De la sociedad primitiva a la civilización. Editorial ERA. México. 1982. P. 12.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 211

y privado, nacional e internacional, continúan promoviendo el creci-


miento económico indefinidamente hacia el futuro4.

Como todos sabemos, este proceso histórico de “larga duración”


en el continente americano comenzó con la conquista, evangelización
y posteriormente occidentalización de civilizaciones precolombinas, y
en este gran contexto se asentaron las primeras bases de la formación
política y social de Bolivia, bajo la premisa de que las poblaciones pre-
colombinas estaban en un estado de “barbarismo”. En este paradigma
simplificado, basado en las etapas evolutivas de Henry Morgan, las cul-
turas precolombinas estaban en proceso de ser civilizadas por el pen-
samiento y las instituciones occidentales. Pero la antropología moderna
ya ha descartado esta interpretación unilineal y hoy se relativiza este
modelo de cambio, dando paso a las potencialidades de las culturas in-
dígenas, como elementos positivos insertos en la premisa de que la plu-
riculturalidad es una ventaja comparativa para el desarrollo económico
y social del país.
Tres siglos después, la revolución industrial del siglo XIX en Europa
marcó finalmente la hegemonía económica del modo de producción
capitalista sobre todo en el mundo occidental, cobrando una relevancia
definitiva para el “desarrollo del subdesarrollo” en el sistema capitalista
boliviano del siglo XX. En este sentido, Bolivia fue inexorablemente in-
corporada al juego del mercado mundial como productor y exportador
de recursos naturales sin valor agregado, aspecto que hasta ahora no ha
cambiado mucho.
Aunque Bolivia, dentro de este sendero de “larga duración” del capi-
talismo globalizado, tuvo oportunidades de modificar su posición en la
división internacional de trabajo, su clase política criolla de orientación

4 Lander, E.: El Límite de la civilización industrial. Editorial Nueva Sociedad. Caracas,


Venezuela. 1995. P. 9.
212 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

rentista, no logró consolidar un proyecto industrial impulsado desde el


Estado, de ahí que se dio un rezago social, tecnológico y económico que
hoy todavía estamos experimentando como parte de la realidad socioló-
gica del post-industrialismo y post-modernidad.
En esta misma perspectiva y mirando el futuro de Bolivia en el si-
glo XXI, el país está todavía marcado por el desarrollo diferencial de
un sistema capitalista que será cada vez más complejo en su estructura
sistémica, tecnológica y en las variedades de las formaciones sociales y
políticas que hoy existen en todo el mundo.
Este gran escenario constituye hoy una gran fuente de conflictos
socio-políticos que se han acumulado estructuralmente a lo largo del
siglo XX y Bolivia entra en el siglo XXI con una serie de problemas
irresueltos, expresados en los altos niveles de pobreza existentes en el
país. José Antonio Quiroga señala que:
Desde el año 2000, Bolivia vive una coyuntura particularmente crítica
de su historia, aunque podríamos afirmar que toda la historia de Boli-
via es la de una sola, recurrente e interminable crisis, en la que los mo-
mentos de “normalidad” han sido más bien excepcionales. Esta con-
dición anómala denuncia las malformaciones congénitas del Estado
nacional y pesa en el alma colectiva de los bolivianos, particularmente
en el modo de generar y resolver sus conflictos5.

En la dimensión contemporánea de la globalización de la economía


de mercado, la presión de las mega-tendencias, entre las cuales se en-
cuentran la rápida emergencia de nuevas economías asiáticas altamente
competitivas, la revolución en las esferas de la comunicación privada y
pública, las migraciones masivas del sur al norte, la volatilidad del sistema
financiero mundial y las constantes turbulencias sociales, tienen su efecto
sobre el devenir de los conflictos. Es más, todas éstas son tendencias

5 Ídem, 2005. P. 14.


Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 213

que inevitablemente intensificarán el carácter y duración de los conflictos


internos de Bolivia en ausencia de un Estado consolidado, que sea cohe-
rente con las complejidades de un mundo desembocado. En este marco,
la política internacional boliviana siempre ha demostrado una ingenui-
dad y provincialismo marcados, y durante el gobierno del Movimiento al
Socialismo (MAS) ha sido dirigida a una realineación con las tendencias
latinoamericanistas antiimperialistas, buscando el perfil de una inexisten-
te “soberanía nacional”. Hoy el país se encuentra relativamente aislado e
inserto en un eje geopolítico en formación, guiado por las visiones de una
nueva izquierda conservadora que se refleja en el nuevo caudillismo del
“Socialismo del siglo XXI” y la “Revolución Bolivariana”.
Tomando en cuenta esta orientación internacional, por ejemplo las
políticas de “nacionalización” en Bolivia forman parte de estas tenden-
cias como actos de “soberanía”, a efectos de obtener rentas públicas
por la exportación de recursos hidrocarburíferos sin valor agregado. En
principio, la “nacionalización” siempre ha tenido un impacto político
simbólico como base de sustento de gobiernos nacionalistas, pero éstas
no han modificado el carácter de dependencia de la economía boliviana.
Por otro lado esta política endógena en momentos de la mayor ex-
pansión de los bloques económicos, en reemplazo de las naciones, no
contiene los suficientes elementos para una acumulación originaria de
capital estable que garantice el desarrollo económico de la nación bo-
liviana. Tampoco garantizan el cambio estructural, el cual se menciona
permanentemente como discurso político relacionado a la estatización
de la economía, y que ahora forma parte del nuevo ordenamiento cons-
titucional.
Mientras no se logre una gestión gubernamental coherente con el
modelo de una economía de Estado establecido por la nueva Cons-
titución en relación a la presión de las tendencias de la globalización,
Bolivia corre riesgos económicos de gran impacto social.
214 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Las prácticas de la “nacionalización” y de la “estatización” endóge-


nas y unilaterales, estimulan aun más la posibilidad y aparición de nue-
vos conflictos de mayor escala, porque se contraponen a los procesos de
descentralización político-administrativa. Así por ejemplo se presentan
los conflictos que están relacionados a la distribución de la renta petro-
lera y ya forman parte del escenario que ha creado turbulencias en las
relaciones entre distintas regiones y el gobierno central.
A partir de las querellas sobre los Impuestos Directos a los Hidro-
carburos (IDH), además del posicionamiento de las políticas de descen-
tralización política y administrativa como factor de ordenamiento alter-
nativo a la centralidad del poder, el país ha generado en los últimos tres
años dos visiones de construcción de Estado-Nación. Una visión que
es centralista-estatista y la otra que es autonomista-liberal. Más allá de
esta fuente de conflictos de interés regional, la incorporación de nuevos
niveles de autonomía vía la nueva Constitución, incrementarán substan-
cialmente los focos de tensión territorial en materia de representativi-
dad política y en materia de competencias del gobierno local.
Es un hecho insoslayable que los procesos de globalización contem-
poránea mueven al capital transnacional rápidamente y en forma espe-
culativa. Por cierto este factor tiene demasiado peso sobre los aspectos
del principio de “soberanía” de un Estado débil como el boliviano, y
que se mantendrá en crisis constitucional por los próximos diez años
en la medida que la aplicación de la nueva Constitución será una tarea
muy difícil para el gobierno, si no entra en pactos políticos proactivos
con la oposición política. En un encuadre más amplio, la viabilidad de
todos los Estados nacionales está inevitablemente amenazada en todo
el mundo. Jürgen Habermas advierte que:
La globalización del tráfico económico y de las comunicaciones, de la
producción económica y de su financiación, de las transferencias en
tecnología y armamento, y, sobre todo, de los riesgos tanto ecológicos
como militares, nos confronta con problemas que ya no pueden solu-
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 215

cionarse desde el marco de un Estado nacional o por las vías habitua-


les hasta ahora de los acuerdos entre Estados soberanos. Si no cambia
todo seguirá progresando el vaciamiento de la soberanía concebida
en términos propios de los Estados nacionales y se hará necesario la
construcción y ampliación de las competencias políticas de acción a
niveles supranacionales, cuyos comienzos ya podemos observar6.

En antinomia a esta tendencia y en respuesta a las presiones inter-


nacionales que sostenían la ampliación de nuevos derechos humanos
vinculados a la identidad indígena7, la demanda social boliviana de la
construcción de un “nuevo contrato social” en pleno siglo XXI, ha sido
un eje principal de la demanda concreta de los indígenas de las tierras
bajas en las marchas de 1990 y ha sido traducido en el principio de la
“pluriculturalidad” al interior de la esfera constitucional por las refor-
mas de 1994. En forma casi paralela, los “indígenas” bolivianos de las
tierras altas, quienes fueron transformados por decreto en “campesi-
nos” durante la implementación de la Reforma Agraria de 1953, reto-
maron por propia voluntad la definición de “originarios”, rechazando
el concepto de “indígena”, a partir de una retrospectiva pre-colonial y
la “pluriculturalidad” se transformó en “plurinacionalidad” en la nueva
Constitución, con la reinterpretación de las categorías usadas durante la
revolución soviética.
Esta fluctuación identitaria del “excluido”, ya sea éste “campesino”
en un momento, y/o “silvícola” en otro, ha sido llevada a extremos y
finalmente mediante la categoría de “campesino/originario/indígena”
se ha creado una especie de definición mutante, que no tiene correspon-
dencia en la realidad sociológica boliviana. De hecho, esto está abriendo
un sentimiento de animosidad social, que hoy ha alejado políticamente
a los campesinos de los pobladores urbanos.

6 Habermas, J.: La inclusión del otro: Estudios de teoría Política. Ediciones Paidos. Barce-
lona, España. 1999. Pp. 82-84.
7 Por ejemplo el Convenio 167 de la OIT de 1990.
216 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Es más, cuando la nueva Constitución define a los “ciudadanos


bolivianos” en una categorización de pueblo conformado por “cam-
pesinos/originarios/indígenas”, “comunidades interculturales y afro-
bolivianas”, se ha roto el principio básico de la igualdad entre todos los
ciudadanos bolivianos. Estos cambios de definición y su adscripción
a derechos políticos basados en la identidad sociocultural, sumamente
marcados en el nuevo documento constitucional, será inevitablemente
fuente de una serie de conflictos impredecibles a futuro.
Por ello y muchos temas más, el documento constitucional que ha
salido de una consulta ciudadana con un apoyo relativo del 62 por cien-
to y con una oposición del 38 por ciento, va a tener serios problemas
en su posibilidad de aplicación al conjunto del 100 por ciento de los
bolivianos. Por otro lado, no se puede soslayar que la nueva Constitu-
ción es un documento que ha salido de un pacto político en el Congreso
boliviano, quien no tenía las facultades legales para esta tarea y por lo
tanto seguirá siendo un tema polémico en términos de su legitimidad y
legalidad, aparte de no perfilarse como un documento realmente cons-
titutivo de un “nuevo contrato social”.
Los resultados del referéndum constitucional ya muestran un esce-
nario marcado de potenciales conflictos, en la medida de que ya existen
divisiones claras en el marco de que cuatro de los nueve departamentos
han votado en contra de la nueva Constitución, al igual que seis de las
nueve ciudades de Bolivia también han rechazado el documento. Ex-
tendiendo estas estadísticas como indicadores, 34 de las 36 naciones
originarias han rechazado el documento de la nueva Constitución.
En la perspectiva neo-nacionalista del MAS, que se apoya en el
principio político del “revolución democrática-cultural” para ejecutar la
implementación del “Estado Plurinacional”, esto ha provocado, como
hemos explicado antes, la construcción de relaciones diferenciales entre
“ciudadanos interculturales” y “originarios-campesinos-indígenas” en
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 217

un marco que se percibe sociológicamente como la inversión de las rela-


ciones de poder entre “incluidos/excluidos”. Este aspecto se convierte
en una fuente potencial de conflictos sociales que en cierta manera ya
está expresado en las tendencias del voto por la aprobación y desapro-
bación del nuevo texto constitucional.
Esta forma de definir constitucionalmente al ciudadano por doble
partida y con doble derecho político para unos y no para otros, abre
las posibilidades de una nueva forma de “apartheid” político, si no se
resuelven las contradicciones fundamentales entre Estado-Región, Es-
tado-Clase Social y Estado-Etnia8 que el gobierno del MAS se ha encar-
gado de intensificar con su forma política de actuar. Bajo la perspectiva
de ver la política nacional desde una lógica que incentiva el conflicto
político y social, más la confrontación cultural, se entra en una forma de
conciencia colectiva que no será muy útil para enfrentar los desafíos de
profundizar el sistema democrático boliviano en la era del conocimien-
to y la racionalidad.
La aprobación relativa del nuevo texto constitucional abre un pe-
ríodo de profunda incertidumbre en la vida sociopolítica boliviana, que
durará por lo menos una década. En vez de llegar a una atmósfera de
posible resolución de problemas, se ha aumentado la carga específica y
la potencialidad de los conflictos sociales.
Retrospectivamente los problemas de contenido ideológico y la for-
ma en que la nueva Constitución Política del Estado ha sido aproba-
da, considerando un trayecto de procesos indebidos para su etapa de
consulta ciudadana, también se abre un ambiente de cuestionamientos
al proceso democrático boliviano. En este sentido, la ausencia de un

8 La explicación y desarrollo de estas contradicciones se las encuentra en el libro de


Isaac Sandóval Rodríguez: Nación y Estado en Bolivia. Editorial Mundy Color. S.R.L.
La Paz, Bolivia. 1991.
218 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

control constitucional de parte de un Poder Judicial independiente, que


lamentablemente ha sido desestructurado en los últimos tres años por
el Poder Ejecutivo, convertirá al campo político en un potencial que
incrementará las posibilidades de esa incertidumbre social en la cual el
país vivirá durante todo el período del año 2009 y quizás más allá.
Debemos advertir que la aprobación de la nueva Constitución pro-
duce un vacío jurídico muy peligroso, al margen del “principio de la
continuidad del Estado” que durará hasta la elección de diciembre de
2009, donde no existirá ninguna institución estatal que pueda controlar
los excesos que se puedan dar en una situación de anomia total. Los
primeros síntomas ya se pueden ver con los avasallamientos de tierras
urbanas y rurales en Santa Cruz. Este proceso de la creación de una at-
mósfera anómica a partir del desmontaje de un modelo de Estado para
reemplazarlo con otro, por cierto define el carácter de los conflictos
políticos y sociales por los cuales Bolivia ha estado transitando en los
últimos tres años, y transitará hasta mucho después de la elecciones de
2009.
El desafío de la construcción de un Estado-Nación más democráti-
co e institucionalizado, que sirva a la necesidad de todos los ciudadanos,
no importando su origen “étnico-social”, y una relación más abierta con
el mundo, lamentablemente está siendo inhibido por la incorporación
de los intereses de “movimientos sociales” a la esfera de la política gu-
bernamental. Los “movimientos sociales” en realidad son las cabeceras
de organizaciones sindicales corporativizadas y de lealtades cambiantes
con las coyunturas políticas.
Esta estrategia conservadora de la política de una izquierda bolivia-
na atrapada por el modelo del “socialismo real”, refleja simplemente la
construcción de una hegemonía del poder por el poder, que definitiva-
mente tiene muchos riesgos en materia de la tentación totalitaria. Pero
esta no es una experiencia nueva, se lo ha hecho a lo largo de varios
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 219

ciclos de administración absolutista en Bolivia, y principalmente se ha


desarrollado durante los primeros gobiernos del Movimiento Revolu-
cionario Nacionalista. Este hecho sociológico es y ha sido el principal
motor y reproductor de los conflictos que han estado latentes y que se
han estimulado con mucha más intensidad en los últimos tres años de
gobierno del MAS.
Cabe por lo tanto reconocer que el gobierno del Movimiento al So-
cialismo, desde el principio de su gestión, decidió privilegiar la política
de la confrontación y el conflicto9 como estrategia de cambio en las
relaciones de poder y de construcción de una versión neo-populista de
hegemonía política. Lamentablemente esta estrategia gubernamental ha
tenido la tendencia de subestimar a nombre de la ideología de una “re-
volución democrática y cultural” y el “cambio total”, las potencialidades
y beneficios de una resolución de conflictos negociada y pacífica, para
acelerar los cambios en consenso y dentro de una visión proactiva de
por ejemplo la “complementariedad de los opuestos”10.
Desde otra perspectiva, la estrategia de conflicto y de confronta-
ción han demostrado que en el actual gobierno no existe una sinergia,
ni una voluntad política adecuada entre la capacidad de hacer gestión
administrativa y la capacidad de hacer política propositiva, a efectos de
implementar un cambio profundo que pueda ser entendido y aceptado
por toda la población. Como demuestran los resultados del referéndum
constitucional del 25 de enero, Bolivia sigue enfrascada en una polari-
zación creciente.

9 Según Lewis Coser, el conflicto desde el ámbito sociológico supone “la lucha o
reclamo por obtener valores, estatus, poder o recursos, en los cuales los objetivos
de las partes son neutralizar, herir o eliminar a sus rivales”. The Functions of Social
Conflict. New York: The Free Press, 1956.
10 Para entender el significado de la filosofía de la complementariedad de los opuestos
se sugiere las lecturas de las obras de Dominique Temple, Javier Medina y Filemón
Escobar.
220 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Un reciente trabajo de Nató y Rojas Ríos, plantean las siguientes


tesis sobre la polarización11:
1. La polarización es un producto histórico fermentado en décadas
de frustraciones.
2. La polarización se manifestó y activó en la coyuntura neoliberal
y continúa vigente en la nueva.
3. La polarización implica un giro político y social.
4. La izquierda insurgente expresa el calentamiento sistémico.
5. La sociedad extremada produce una política extremista.
6. La polarización está siendo metabolizada (con altas y bajas) por
la democracia.
7. La revolución y la polarización son dos caras de una misma mo-
neda, aunque de distintos rostros.
8. La polarización es una onda expansiva que ahoga a los moderados.
9. La polarización genera un química insalubre entre los actores.
10. La polarización una vez politizada se resuelve políticamente.
Para bien o para mal.
11. Construir el tercer lado para despolarizar la política y la sociedad.
Todas estas premisas se han desarrollado y han madurado en Bolivia
desde fines de la década de los años noventa.

11 Geografía del conflicto. Claves para decodificar la confrontación social y política. UNIR-
Plural Editores. La Paz, Bolivia. 2008. Pp. 128-46.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 221

Los conflictos de inflexión estructural: el caso de


Cochabamba y de El Alto
Las turbulencias sociales pueden ser a veces coyunturales y a veces de
inflexión estructural. Se puede señalar que la explosión de la “Guerra
del agua” en el año 2000 y la insurgencia de los habitantes de la ciudad
de El Alto en el 2003, marcan la primera ruptura estructural más impor-
tante con el sistema neoliberal de administración del Estado boliviano.
Estos eventos mostraron una tenaz resistencia social a un gobierno “na-
cionalista neoliberal” que pretendía avanzar sobre la expropiación trans-
nacional de recursos naturales como el agua y los hidrocarburos. Detrás
de estas reivindicaciones está el gran conflicto entre los principios de la
propiedad privada y la pública, y es un conflicto que se mantiene vigente
en la nueva Constitución Política del Estado.
Aunque la “Guerra del agua” no fue un conflicto que esté dentro de
la línea de tiempo del actual gobierno, representa uno de los síntomas
estructurales de lo que iba a manifestarse posteriormente con la caída
del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada durante la insurgencia de
la ciudad de El Alto, como símbolos del retorno al concepto de la “na-
cionalización”: el modelo “nacionalista revolucionario” de corte neoli-
beral estaba a punto de mutarse en una nueva forma de “nacionalismo
revolucionario” de corte neo-populista. Es decir, a pesar de los nuevos
escenarios sociales de conflicto político, el contenido nacionalista revo-
lucionario del Estado boliviano no ha sido transformado en su esencia
ideológica y de ahí que la polarización adquiere otro sentido, pero no
termina resolviendo las contradicciones en la relación Estado-sociedad
civil.
El hecho de haber llegado a extremos de políticas de privatización
en el período de las gestiones de la “democracia pactada”12 para mante-

12 Período que comienza en 1985 y termina en el 2003.


222 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

ner la gobernabilidad en una débil democracia como la boliviana, refleja


el tipo de capitalismo de Estado institucionalizado por el Movimiento
Nacionalista Revolucionario (MNR), como otra etapa de la matriz “na-
cionalista” de 1952, la cual el MAS no ha podido superar como etapa
histórica, considerando que el MAS es criatura de la ideología del “na-
cionalismo revolucionario” boliviano. Aquí se cumple la premisa filo-
sófica de Nietzsche “del eterno retorno” mientras no se transforme la
esencia del ser humano.
Hoy se puede reconocer que el proyecto histórico de construcción
de una “burguesía nacional” a partir del “nacionalismo revolucionario”,
se ha convertido en uno de los polos del conflicto político boliviano al
llegarse a consolidar en el ciclo de la “democracia pactada” como una
contradicción política al proyecto neo-populista del MAS.
En su expresión territorial se establece un espacio de desarrollo eco-
nómico y social en el oriente boliviano a partir de las recomendaciones
de Melvin Bohan en 1940, las cuales se llevaron a la práctica con el go-
bierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario y los grandes pro-
yectos de migración interna desde las tierras altas a las tierras bajas. De
igual manera en el período del “neoliberalismo” se establecen las bases
del capital financiero privado de Bolivia en la ciudad de Santa Cruz.
La contraposición de un desarrollo desigual entre regiones geo-
gráficas se ha convertido en uno de los ejes más importantes de los
conflictos políticos, económicos y culturales que dominan el escena-
rio nacional como los polos del conflicto boliviano. En la perspectiva
de la tesis de Sandóval Rodríguez, la contradicción Estado-región-clase
social, ha sido sintetizada en una forma específica, agregando a ello el
problema de la descentralización político administrativa, expresados en
las demandas de autonomía que hoy han sido ampliadas a los 36 grupos
étnicos del país.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 223

A pesar de las estrategias de confrontación como forma de gober-


nar, el MAS ha tenido que buscar algunos espacios de concertación que
se han traducido en pactos políticos con una débil oposición, aunque
el carácter de la oposición ya no tiene un perfil partidario de organiza-
ción, ni tampoco representa ya un proyecto alternativo para reemplazar,
lo que el Movimiento al Socialismo propone como un programa de
cambio total expresado en la nueva Constitución. Sin embargo, después
de los acuerdos para el referéndum revocatorio y posteriormente, la
apertura de los diálogos de octubre de 2008, la oposición perdió un
momentum significativo en su intención de modificar el proyecto hege-
mónico del Movimiento al Socialismo. Después de los resultados del
referéndum vemos la aparición de una oposición todavía desorganizada
en los estratos de clase media.
Como se señalaba más arriba, el conflicto de Cochabamba en el año
2000 marcó un primer momento de inflexión de eventos asociados a la
negación de un modelo de desarrollo económico neoliberal por parte
de un movimiento social organizado bajo la “Coordinadora del Agua”,
pero también dio paso a la manifestación de otros conflictos que sus-
tentaban la lucha contra el neoliberalismo, idea central que se ha con-
vertido en la plataforma fundamental del Movimiento al Socialismo. En
el trasfondo del ordenamiento de la economía política mundial, la lucha
por la propiedad colectiva de los recursos básicos es la lucha de los
usuarios de un capital natural, con los poseedores de un capital corpo-
rativo transnacional, y forma parte del repertorio de luchas sociales que
han cundido en todas las sociedades periféricas al capitalismo central.
A pesar de todo el drama humano desplegado en el escenario co-
chabambino, el conflicto por el usufructo del agua en Cochabamba ha
quedado en un estado latente y sigue esperando una solución definitiva,
a partir de la consolidación de la total estatización en la administración
de los recursos naturales, en este caso el agua. Pero lo relevante del con-
flicto por el agua es que denota ya un importante epicentro de la crisis
224 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

en la estructura del sistema político, generado por el ciclo de la “demo-


cracia pactada”, que comenzó en 1985 y el sistema económico político
adscrito a los ajustes estructurales estimulados por la hegemonía del
neoliberalismo a partir de 1985.
En términos históricos, puede decirse que desde la presidencia de
Hugo Banzer (1997-2001), la problemática del sistema se hizo cada
más evidente y la dinámica del conflicto social fue creciendo. La lla-
mada “guerra del agua” de 2000 en Cochabamba es quizás el ejemplo
que mejor ilustra la gravitación cada vez más importante de los nuevos
actores13.

Si hemos de señalar algunas de las características específicas de los


conflictos que se han dado entre los años 2006 y 2008, se debe reiterar
que el marco general de estos choques y desencuentros sociales son
conflictos estructurales irresueltos y que han llegado a dominar el tejido
social de Bolivia en estos últimos tres años del gobierno del presidente
Juan Evo Morales Ayma. Por otro lado, el ascenso del MAS al poder
está directamente imbricado a la funcionalidad de los conflictos que se
iniciaron con la “Guerra del agua” y la “Guerra del gas”. Sin embargo
el ascenso del MAS tiene mayor relación con la defensa y reivindicación
de la hoja de coca frente a la política de la “guerra contra las drogas”.
Desde esta perspectiva los conflictos estructurales irresueltos han sido
el vehículo ideal del ascenso de Evo Morales a la presidencia de la Re-
pública, y por ende son conflictos funcionales para que su permanencia
en el poder sea viable. Por lo tanto, los conflictos han sido utilizados
por el MAS como una herramienta fundamental para el cambio de un
Estado neoliberal a un Estado plurinacional, como lo establece la línea
política oficial.

13 Franchini, Matias: Asamblea Constituyente en Bolivia: Génesis, evolución y conflicto en el


cambio. Documentos de CADAL. Año 5, Nº. 74. 5 de Junio, 2007. Buenos Aires.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 225

Aunque los procesos de la necesidad de un cambio social han ma-


durado en el seno de varias reivindicaciones de grupos sectoriales, que
reclaman derechos sobre la posesión de la tierra, el acceso a fuentes de
empleo, el derecho a la ciudadanía incluyente y finalmente una lucha
por reivindicaciones coyunturales que aparecen dentro de los ciclos de
cambio de “corta y larga duración”14, el proyecto político del Movi-
miento al Socialismo ha utilizado este reservorio a efectos de mantener
una permanente turbulencia en el tejido social de la sociedad boliviana.
Como resultado de la mantención de esta turbulencia social, los con-
flictos que se han dado en el período 2006-2008, que lamentablemente
han terminado cobrando vidas humanas, son el reflejo del crecimiento
anómico que se da en una sociedad cuando se está transitando de un
orden constitucional a otro.

Un análisis de los conflictos sociales entre 2006 y 2008:


los síntomas de la sociedad anómica
El siguiente análisis de los conflictos sociales está representado por una
serie de eventos que están ligados estrechamente a la acumulación es-
tructural de problemas irresueltos en la formación social y política de
Bolivia, que se han intensificado durante el gobierno del Movimiento
al Socialismo, considerando que el tránsito de cambio total implica una
ausencia de normas claras que puedan ser cumplidas por actores de
conflictos esporádicos.
Los conflictos en sí mismos reflejan una serie de facetas que en su
forma más básica están relacionados con problemas sociales de origen

14 Los ciclos de larga duración se refieren a horizontes de tiempo que son impercep-
tibles a los actores sociales que están involucrados en el ciclo y lo perciben como
coyunturas de corta duración.
226 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

económico, pero al mismo tiempo están imbricados en las contradic-


ciones que se han heredado de un Estado boliviano incapaz de poner
un control adecuado a los rebalses violentos y una atención debida a
estos problemas que de hecho se convierten en conflictos que afectan
profundamente el campo político que ocupa hoy el MAS.
En la descripción de los siguientes eventos ocurridos a lo largo de
los últimos tres años se puede ver que varios conflictos tienen su aso-
ciación con problemas económicos estructurales, pero que adquieren
también una dimensión política en momentos de una coyuntura política
que está cargada de una ausencia de normas que rigen la conducta de la
sociedad y está vinculada en el imaginario de la gente al proceso cons-
tituyente, en la medida de que la idea de la “refundación” del país ha
calado hondo en el imaginario boliviano.
En todos los casos el gobierno y la oposición ofrecen versiones
contradictorias de estos luctuosos hechos, sin que hasta la fecha se es-
clarezcan quienes fueron los autores materiales e intelectuales de estos
incidentes que dan como resultado 73 fallecidos entre los años 2006 y
2008.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 227

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 9 de junio de 2006 Gobierno, policía Ausencia de políticas Sin solución hasta la
Santiago Orocondo y Movimiento sin urbanas en materia fecha.
Arevillca, quien era Techo, que en cierta de vivienda social y
policía y al mismo manera también está liberalización de la
tiempo miembro asociado al sector propiedad de predios
del Movimiento sin de los participantes dentro de la ciudad.
Techo, muere en una del Movimiento sin Existe una asociación
situación confusa Tierra. a los problemas de
durante el enfrenta- la distribución de
miento con la policía tierra en general, que
en la localidad de comenzó con las
Papel Pampa, Oruro. políticas de propiedad
Este conflicto era urbana durante las
uno de los tres que se políticas neoliberales.
dieron en esta fecha.
En Aurora, salida
a La Paz; otro en
Chapicollo, camino a
Capachos; y el tercer
enfrentamiento, el
más violento en
Papel Pampa. El ob-
jetivo de las protestas
era intentar ocupar
tierras urbanas en
función de aquellos
que no tienen los
recursos para com-
prar lotes urbanos.
El Movimiento sin
Techo tiene su origen
en la aplicación de
políticas neoliberales
sobre la propiedad
urbana de la tierra.
El 5 de agosto de Gobierno, mineros Inseguridad laboral Todavía se está
2006 en Caihuasi, cooperativistas, y demandas para discutiendo la nueva
Oruro, mueren los Central Obrera cambiar el régimen de ley de Pensiones.
mineros Hernán Boliviana (COB) y rentas y pensiones de
Montero y Roberto fuerzas policiales. los trabajadores, para
Cáceres, ambos por que sean administra-
impacto de bala y por das por el Estado en
la represión policial vez de los fondos pri-
para desbloquear la vados de pensiones.
carretera que une La
Paz, Cochabamba,
Oruro y Santa Cruz.
Los trabajadores
mineros demandaban
en ese entonces una
nueva ley de Pensio-
nes que favorezca
a los trabajadores
mineros.
228 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 2 de octubre de Productores de Compromisos con El problema de la
2006, dos meses des- coca del sector de los Estados Unidos producción de coca
pués de la instalación Vandiola, la Fuerza de cuotas de erra- y el tráfico de cocaí-
de la Asamblea Cons- de Tarea Conjunta y dicación voluntaria na se ha mantenido
tituyente, mueren dos el gobierno. sobre las bases legales inalterado. Desde
cocaleros en el sector que remontan a la el rompimiento
de los Yungas de aplicación de la Ley de las relaciones
Vandiola, del trópico 1008 desde el año con los EE.UU., la
de Cochabamba, 1988 y que tienen la Administración de
producto de una con- intención de combatir Drogas y Narcóti-
frontación con efec- el tráfico de cocaína. cos (DEA, por su
tivos de la Fuerza de Forma parte de la sigla en inglés) ha
Tarea Conjunta que política de la “guerra dejado de operar
estaban encargados contra las drogas”. en el país. Por otro
de erradicar 400 has Este elemento tam- lado se ha detectado
de coca. A pesar que bién está relacionado un incremento de la
la ley 1008 considera a la Ley de Prefe- producción de coca
a la zona de Vandiola rencias Arancelarias y cocaína durante el
como “área tradicio- Andinas y Erradi- año 2008.
nal” de cultivo, por cación de Drogas
lo tanto la produc- (ATPDEA, por su
ción de coca es legal sigla en inglés).
dentro del marco de
esta ley. Sin embargo,
el gobierno decidió
aplicar la política de
erradicación en esta
zona por una deci-
sión que hasta ahora
no ha sido adecua-
damente explicada.
Sin embargo, un dato
llamativo que marca
este conflicto es que
los productores de
Vandiola no forman
parte del conjunto
de las federaciones
del trópico y en ese
sentido no tenían
afinidad con las bases
del MAS. Paradó-
jicamente, por las
circunstancias de una
ley que el gobierno
no ha modificado, a
pesar de que la Ley
1008 es uno de los
instrumentos jurídi-
cos que más ha afec-
tado la vida de los
habitantes del trópico
de Cochabamba.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 229

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 5 y 6 de octubre Mineros cooperativis- Este conflicto No hay solución y
de 2006 se registra- tas y mineros asalaria- está asociado a las posiblemente este
ron enfrentamientos dos de Huanuni. peculiaridades de la sector va a tener ma-
violentos entre división de trabajo yores problemas con
mineros asalariados minero, que tiene un la crisis del precio
y cooperativistas en origen de discri- de los metales en el
el cerro Posokoni en minación entre los mercado mundial,
Huanuni (Potosí). El mineros asalariados como ya se ha de-
ministro de Minería y los rescatadores de tectado en la última
en ese entonces era mineral. Se intensifi- mitad del año 2008.
una cuota de poder có con el abandono
que reflejaba los inte- estatal de las minas de
reses cooperativistas. Huanuni en 1985 en
El conflicto terminó función de la bajada
con la vida de 12 de los precios del
personas. A pesar los metales pesados
de que se tenían y la privatización de
datos concretos de la actividad minera.
lo que iba a suceder, Los cooperativis-
el gobierno no in- tas reemplazaron
tervino dejando que a los asalariados y
los eventos tomen crearon una fuerza de
su dramático curso. trabajo privada que
Filemón Escobar tenía contratos con
definió este conflicto el Estado, además de
como “una guerra concesiones en los
entre pobres”. diferentes niveles del
cerro Posokoni.
El 11 de enero de Gobierno, prefec- Conflicto político Este problema
2007 el gobierno tura y de por medio que está directa- queda asociado y
convocó a los mo- sociedad civil dividida mente relacionado vinculado a los pro-
vimientos sociales entre habitantes rura- con la mantención cesos autonómicos
a tomar la prefec- les y urbanos. de hegemonía del que se darán con
tura cochabambina, gobierno sobre el la aplicación de la
que estaba a cargo departamento de nueva Constitución
de Manfred Reyes Cochabamba. Por Política del Estado.
Villa. El resultado del otro lado también ha
enfrentamiento entre sido generado por la
los simpatizantes de mutua animosidad
Reyes Villa y de Evo personal y política
Morales, fue la muer- que el Presidente y el
te de Cristian Urresti prefecto mantenían
por un linchamiento como contrincantes
y el cocalero Juan políticos.
Ticacolque15.

15 Cardoso, René (S.I.): “11 de Enero”. 18 de enero de 2009. Agencia de Noticias


Fides. “Se pueden decir muchas cosas sobre lo ocurrido en Cochabamba el 11 de
enero de 2007. Todavía muchos ciudadanos que viven en Cochabamba intentan
comprender lo que realmente ocurrió en esa trágica fecha (continúa en la P. 180).
230 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 17 de abril del Gobierno, Fuerzas Este conflicto está El proceso de
2007, Herman Ruiz Armadas, prefectura contextualizado en consolidación de
Torres murió produc- y comités cívicos los procesos autonó- las autonomías y el
to de un impacto de locales de Tarija. micos y la querella proyecto de nueva
bala, tras la interven- por la distribución territorialización
ción militar en Villa- del IDH inter-de- departamental a
montes, donde los partamentalmente. través de la nueva
pobladores exigían También tiene com- Constitución Políti-
al gobierno instale ponentes de límites ca del Estado y las
una vicepresiden- territoriales entre formas de distribuir
cia de Yacimientos provincias, como rentas petroleras a
Petrolíferos Fiscales también en el proyec- efectos de cumplir
Bolivianos (YPFB) to de creación de un con las competen-
en el departamento nuevo departamento cias, todavía está por
y a la prefectura de del Gran Chaco. definirse.
Tarija resuelva el pro-
blema limítrofe entre
las provincias Gran
Chaco y O’Connor,
que pugnan por el
cantón Chimeo,
donde se encuentra el
pozo Margarita X-1,
considerado el mayor
reservorio de gas na-
tural del país. El área
en disputa entre las
provincias tarijeñas
de Gran Chaco y
O’Connor se deno-
mina el triángulo de
Ivoca, donde se halla
el campo Margarita.
Según la Ley de Uni-
dades Político Ad-
ministrativas (UPA),
estos casos los debe
resolver, en primera
instancia el prefecto,
luego podría apelarse
al gobierno, a la
Corte Suprema y al
Congreso.

(Continuación).

Los límites a los que se llegó en los enfrentamientos fueron más allá de lo que real-
mente eran imaginados. La ciudad de Cochabamba, caracterizada por su carácter
neutral en muchas de las divisiones que vive Bolivia, de pronto fue un escenario pa-
radigmático de la gran división que vive Bolivia en los últimos años. Posiblemente
Cochabamba era un escenario muy propicio para este enfrentamiento, ya que por
un lado tiene al prefecto más ferozmente enfrentado al gobierno central, y por otro
lado, al movimiento cocalero, cuna del actual Presidente de la república”.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 231

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 28 de septiembre, Gobierno, FF.AA., Este conflicto tiene Conflicto por el mo-
el enfrentamiento en- representante pre- un trasfondo político, mento extinguido.
tre policías y militares sidencial de Cocha- que tenía relación
contra estudiantes bamba y estudiantes con la confronta-
de la Normal Ismael de la normal. ción entre Manfred
Montes, ubicada en el Reyes Villa y Evo
municipio de Vacas, Morales. Por otro
generó la muerte de lado es también una
Osmar Flores Torres situación de demanda
a causa de un impacto de mejores condicio-
de bala que le reventó nes para el sector de
la cara y salió por la las normales, aparte
nuca. El conflicto se de dinámicas locales
originó por la deman- entre Arani y el muni-
da de traslado de esa cipio de Vacas.
casa de estudios a la
localidad de Arani.
Los gaseoductos de
Transredes fueron
tomados por los
normalistas, lo cual
provocó la inmediata
intervención de las
FF.AA.
El 24 de noviembre Gobierno, fuerzas de Este conflicto tiene En proceso de
de 2007 en el sector la policía, estudiantes una estrecha relación convertirse en un
de la Calancha, en de la Universidad San con los indebidos conflicto permanen-
Sucre, grupos de Francisco Xavier y procesos de aproba- te a futuro.
la población se pobladores de Sucre ción por la Asamblea
levantan para evitar la en general. Constituyente de la
sesión de la Asam- nueva Constitución,
blea Constituyente que en ese momento
que debía aprobar la se reunía en el cuartel
nueva Constitución. de “La Glorieta”. Por
Producto de tres días otro lado el con-
de enfrentamientos flicto también está
murieron el abogado asociado íntimamente
Gonzalo Durán, y los a la demanda de los
universitarios Juan chuquisaqueños para
Carlos Serrado y José declarar Sucre como
Luis Cardozo. Este la capital plena de la
conflicto en particular República de Bolivia.
se ha convertido en
un emblema simbóli-
co, que ha marcado el
accidentado tránsito
de la indebida aproba-
ción del documento
constitucional y
que hasta ahora se
requiere del gobierno
que se señale a los
responsables de estas
muertes.
232 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 16 de enero de Pobladores de Este evento está vincu- Más que conflictos,
2008 el estudiante Ro- Ivirgarzama. lado a los eventos que son eventos especí-
lando Gira Meruvia es tienen el denominativo ficamente relaciona-
linchado por cocaleros de “justicia comunita- dos a una situación
afines al MAS. Según ria”. También tiene de anomia social.
el informe de la Hu- que ver con los prejui-
man Rights Founda- cios que fueron estimu-
tion Bolivia, dice que lados por las diferen­-
Gira, de 24 años, fue cias entre “cambas y
golpeado, envuelto en collas” en el contexto
una bolsa y enterrado de los conflictos políti-
vivo porque hablaba cos entre “centralistas”
como camba. y “autonomistas”.
El 24 de marzo de Pobladores de Santa Ajuste de cuentas, Evento asociado
2008, en la zona de María. “justicia comunitaria” a una situación de
Santa María, entre vinculada probable- anomia social.
Oruro y Cochabamba, mente a los problemas
son asesinados por de Posokoni.
campesinos afines al
partido de gobierno
Edwin Mollinedo Jaita
y José Ordóñez. Según
la investigación pre-
liminar, el móvil fue
premeditado, ya que
Mollinedo era el padre
del dirigente minero
Boris Mollinedo.
El 27 de marzo de Facciones políticas Problema vinculado a Evento asociado
2008 se da un enfren- locales adscritas al las distintas formas con a una situación de
tamiento entre dos MAS. las cuales se han admi- anomia social.
facciones políticas del nistrado las lealtades
MAS, que se disputan políticas, a partir
el poder en el muni- de los puestos de
cipio, que deriva en la trabajo en las alcaldías
muerte del radialista u otras reparticiones
Carlos Quispe. El del Estado.
hecho ocurrió cuando
grupos contrarios al
alcalde, Alejandro Ma-
mani (MAS), tomaron
el edificio municipal.
El alcalde masista es
sindicado de pagar
sobresueldos, de ne-
potismo y de incurrir
en negociados con las
obras. Además, se lo
acusa de haber utiliza-
do la radio municipal
para difamar a sus
opositores.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 233

Descripción del Actores del


conflicto conflicto Origen del conflicto Status quo
El 12 de agosto en Gobierno y sector de Problema que emerge Problema no resuel-
La Paz fallece Freddy discapacitados. de una promesa to hasta la fecha.
Siñani, uno de los electoral que no
discapacitados que se cumplió y que
estaba en huelga de después fue manejada
hambre protestando políticamente por
por el incumplimien- el gobierno y sus
to del gobierno en el opositores.
pago de un bono de
equidad prometido
por Evo Morales en
la campaña 2005.
La madrugada del Gobierno, prefectura, Este conflicto es Todavía queda pen-
11 de septiembre se campesinos de Pando probablemente uno diente y se mantiene
produce un violento y Beni. de los más violentos como una situación
enfrentamiento entre y que representa el de permanente
cívicos y campesinos accionar político del tensión.
afines al MAS, ocurri- gobierno en contra
do en las poblaciones de la oposición pre-
de Filadelfia y Por- fectural.
venir, en Pando, con
un saldo de 15 civiles
muertos, 37 heridos
y 106 desaparecidos.
Este conflicto marca
una de las acciones
más controvertidas
del gobierno, que
hasta este momento
tiene secuelas respec-
to a lo que realmente
ocurrió.
El 18 de septiembre Unión Juvenil Cru- Este conflicto parte Parte de un con-
muere el unionista ceñista y campesinos del intento de hacer flicto que no se ha
Edson Abad Ruiz militantes del MAS. un bloqueo a la ciu- resuelto todavía.
Aguayo, herido en un dad de Santa Cruz.
enfrentamiento con
movimientos sociales
afines al MAS, regis-
trado en la población
de Tiquipaya del Mu-
nicipio de El Torno.
234 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Análisis de los problemas políticos en el proceso


constituyente 2006-2008
Durante el período entre los años 2006 al 2008 el tema principal, sobre
el cual ha girado la política del gobierno, ha sido la construcción de
un Estado a partir de un documento constitucional que refleja más un
programa de gobierno, tendiente a la nueva centralización del poder,
que una Carta Magna de principios universales aplicables a la realidad
nacional16. El primer pacto por la Constitución como representativa de
un “nuevo contrato social”, demandado por un sector de indígenas, fue
la aprobación de la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Cons-
tituyente, que fue saludada por la clase política y la población boliviana
como el primer paso hacia la “refundación” de una nueva Bolivia. Sin
embargo esta atmósfera positiva duró muy poco tiempo, porque todo
se desmoronó en el conflicto político por la defensa de los dos tercios
de voto para aprobar en grande y en detalle el texto constitucional en la
Constituyente.
La Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, de
6 de marzo de 2006, denota ya en su caracterización de especial un
aspecto de urgencia histórica para salir de la crisis de Estado y se la pro-
mulga en función del cumplimiento de un compromiso electoral, como
también la Convocatoria Nacional al Referéndum Autonómico. En este
referéndum cuatro departamentos optaron por el camino de la descen-
tralización político administrativa, aunque ya en la nueva Constitución
todos los departamentos están obligados a crear sus espacios jurídicos
para ejecutar una autonomía controlada desde el régimen del gobierno
central. Este aspecto refleja una de las contradicciones políticas más
notables del nuevo documento constitucional aprobado el 25 de enero.

16 El constitucionalista Carlos Hugo Molina sostiene que la nueva Constitución es


un documento que contiene prácticamente todos los marcos de las convenciones
universales, empero su nivel de aplicación a la realidad nacional es casi imposible.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 235

Desde el inicio de la gestión gubernamental del MAS, en el mes de


enero de 2006, hasta la promulgación de la Ley Especial de Convocato-
ria a la Asamblea Constituyente, los temas que más ocuparon el espacio
de discusión política para llegar a un pacto en referencia a la Asamblea
Constituyente fueron:
1. El número de constituyentes para que sea representativo de la
socio-diversidad boliviana.
2. Cómo elegir a los constituyentes, si por voto corporativo y/o
usos y costumbres para los pueblos indígenas, o el voto directo
por circunscripción territorial y electoral.
3. El carácter de las autonomías departamentales, pero con el agre-
gado de incluir la posibilidad de que las autonomías también
sean consideradas para las naciones y pueblos indígenas.
Finalmente la fórmula del derecho positivo de “un ciudadano, un
voto” se aplicó en la elección del 2 de julio de 2006, a pesar de los re-
clamos de campesinos y de los pueblos indígenas que querían ser repre-
sentados por constituyentes elegidos por usos y costumbres. El actual
vicepresidente Álvaro García Linera, registra en su libro17 la siguiente
observación sociológica sobre este tema, sin embargo en la realidad po-
lítica, este proceso no fue aceptado por el propio García Linera:
En correspondencia con las características del comunitarismo político
que prevalece en la mayoría de las organizaciones sociales indígenas,
rurales y urbanas, se considera que ellas, que son las que han lucha-
do por la Asamblea Constituyente, sean las que elijan directamente,
sin mediación del voto secreto; es decir los constituyentes deben ser
elegidos por medio de asambleas y cabildos que, partiendo de cada
sindicato de base, vayan seleccionando por competencia asambleística.

17 García Linera, A.; Chávez, M. y Costas Monje, P.: Sociología de los movimientos sociales
en Bolivia. OXFAM-DIAKONÍA. Plural Editores. La Paz, Bolivia. 2004. P. 204.
236 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

En la sumatoria total de las representaciones se llegó a un número


de 255 constituyentes, tres por cada una de las 70 circunscripciones
electorales y cinco por las nueve circunscripciones departamentales.
Igualmente se impuso de manera relativa la combinación de un hom-
bre, una mujer, para las fórmulas de las candidaturas, lo cual dio como
resultado final que 88 mujeres hayan sido electas como constituyentes.
A efectos de darle una visión alternativa al análisis sociopolítico de
las elecciones del 2 de julio, es pertinente señalar que la Ley Especial de
Convocatoria a la Asamblea Constituyente estaba condicionada por la
estructura electoral del poder constituido en el país, lo cual forzó a los
candidatos a una lógica política de adscripción a un partido político, una
agrupación ciudadana o un pueblo indígena. Sin embargo, esta última
categoría simplemente no cabe en el contexto de la lógica electoral. Es
decir, ¿cómo es que se obliga a un pueblo indígena a inscribirse como
partido político?
Desde otra perspectiva, a efectos de cumplir rápidamente con un
compromiso de campaña política, el MAS optó por estructurar las elec-
ciones de los constituyentes según criterios políticos tradicionales. Se
buscó un camino expedito para construir una mayor hegemonía política
que superara el 54 por ciento obtenido en las elecciones presidenciales,
a efecto de nuevamente medir niveles de popularidad de la gestión, po-
niendo en su agenda de gestión gubernamental la administración de la
Asamblea Constituyente. El instrumento ejecutivo de administración
del cónclave cayó bajo la responsabilidad de la Representación Presi-
dencial para la Asamblea Constituyente (REPAC), que hoy es un órgano
de campaña para la aprobación del documento coordinado en el Con-
greso Nacional.
En términos del cálculo porcentual, el MAS solamente obtuvo un
poco más del 50 por ciento de los votos en términos de constituyentes,
reduciendo en cuatro puntos su rendimiento en las elecciones generales
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 237

de diciembre de 2005. Este dato preocupó severamente al Presidente


de la república, más el hecho de que en los resultados del referéndum
autonómico cuatro de los nueve departamentos optaron por votar po-
sitivamente a favor de un régimen autonómico. Este fue el inicio del
conflicto estructural en materia de dos visiones de construcción de un
Estado-Nación que hasta ahora no ha sido resuelto.
Es ya un hecho consumado de que en el referéndum autonómico
el MAS cometió un grave error político, al retroceder en el apoyo al sí
en plena campaña para la Asamblea Constituyente, apoyo que original-
mente se ofreció a la conformación de las autonomías en el seno del
Comité Cívico Cruceño, representado específicamente por la apertura
de las oficinas de la REPAC en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Si se hubiese mantenido un apoyo transparente al sí autonómico, es
probable que el MAS hubiese obtenido la mayoría matemáticamente
posible de constituyentes y nueve departamentos autonómicos, por lo
tanto el horizonte de discusión de la Asamblea Constituyente hubiese
sido radicalmente distinto y probablemente pacífico. Lamentablemente
no fue así y de ahí para adelante comenzaron los problemas referidos al
conflicto entre los departamentos autonomistas y el gobierno del MAS.
Aquí cabe enfatizar un aspecto importante de la forma en que se
entienden los procesos históricos, desde la perspectiva de la hegemonía
política del MAS y de las reacciones opositoras a esta hegemonía, es
decir, el cálculo aritmético de la lógica partidaria en general impuso una
forma de evaluar los problemas del país, que actualmente se encuentra
inmersa en una dinámica equivalente a una compleja geometría social
que busca un horizonte de permanente resolución a los conflictos ini-
ciados desde el año 2000.
De hecho la población de Bolivia estaba apostando a que la nueva
Constitución —que emerja de debates racionales y de principios ju-
rídicos dentro de la Asamblea Constituyente— pueda convertirse en
238 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

una herramienta de derechos y garantías que dé solución a problemas


de corto y mediano plazo. Por cierto la población boliviana en general
esperaba un Estado absolutamente sensible, responsable y eficiente con
relación a las necesidades básicas, principalmente el respeto a los dere-
chos humanos, educación, salud, empleo y conservación sostenible de
los recursos naturales. Todo ello está enunciado en la nueva Constitu-
ción, pero su implementación práctica será un proceso de cambio en las
conductas sociales que por lo menos tomará una generación.
Debido al carácter y el alto perfil político-partidista que se dio a la
corta campaña de los constituyentes, tanto por parte del partido de go-
bierno como por parte de los opositores, ambos no fueron capaces de
construir propuestas de principio constitucional y de perspectivas de un
horizonte claro en referencia a la construcción viable de un nuevo Esta-
do boliviano. Es evidente que el tiempo necesario para un período pre-
constituyente de mayor acceso a información por parte de la ciudadanía
y de los partidos políticos, a efectos de llegar a una Constituyente mejor
organizada políticamente, requería de una postergación de la misma por
lo menos por un período prudente.
Sin embargo lo que dominó en la lógica de la elección de los cons-
tituyentes fue la estructura del pensamiento político tradicional. De
hecho, la campaña en sí misma se redujo en su última fase a una suer-
te de “guerra sucia” entre el MAS y el Poder Democrático y Social
­(PODEMOS), que limitó las posibilidades de entender el carácter his-
tórico y contemporáneo de la tarea de los constituyentes, sean éstos de
derecha, izquierda o indigenistas.
El pivote de la “guerra sucia” se concentró en la intervención del
gobierno de Venezuela en los asuntos internos de Bolivia, como fue se-
ñalado con insistencia por PODEMOS, considerando como referencia
que el inicio de la campaña del MAS contó con la activa presencia del
Presidente Chávez, que es un aspecto inédito en la historia contempo-
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 239

ránea de los países de América Latina18. Esto despertó en la población


políticamente conservadora de derecha, viejas sensibilidades con refe-
rencia a los fantasmas del “comunismo” cubano, soviético, a la pérdida
de libertades individuales y a otros temas vinculados al racismo latente
en contra de los campesinos e indígenas, quienes eran vistos como po-
sibles agresores a la cultura urbana. Es más, se percibía la posibilidad de
que una franca insurgencia indígena terminaría invadiendo propiedades
urbanas y otras. Todos fueron temas que estimulaban la posibilidad de
una confrontación regional y étnica. En efecto, ya en la campaña del
referéndum constitucional, se llegó a los límites irracionales de percibir
la nueva Constitución como anticristiana, pero al mismo tiempo las pri-
meras acciones de avasallamiento urbano se dieron una vez aprobada la
Constitución.
El sentimiento adverso a los indígenas y de reacción irracional en las
capas medias y medias altas de la sociedad boliviana, permitieron que
se matizara electoralmente el tema de la Constituyente como programa
de gobierno, en contraposición a los procesos autonómicos, reprodu-
ciendo nuevamente los sentimientos encontrados entre el “oriente” ca-
pitalista y el “occidente” comunitario. Este aspecto se mantiene vigente
en el período post-referéndum y por los votos obtenidos a favor de la
aprobación y los votos en contra, se proyecta una división entre los ha-
bitantes de las ciudades y los habitantes de las áreas rurales.
Desde un principio la gestión gubernamental del MAS combinó las
decisiones del Poder Ejecutivo con la atmósfera electoral de los consti-
tuyentes, promulgando varios decretos referentes a la “nacionalización”
de los hidrocarburos y otros referentes al comienzo de la transforma-

18 En la recomendación 24 al gobierno de Venezuela del informe del International


Crisis Group del 3 de julio de 2006, con referencia a las reformas democráticas de
Bolivia, se dice: “En el caso de Venezuela, evitar perturbar el sector financiero, y en
especial el bien establecido sector de microcrédito, con la introducción de capital a
tasas de interés subvaloradas, y evitar intervenir en los asuntos políticos internos de
Bolivia, sobre todo en los referentes a la Asamblea Constituyente”. P. 10.
240 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

ción de la Ley INRA. De igual manera se intentó poner en vigencia una


nueva reforma a la educación, como también desplegar la asistencia
cubana en las áreas de salud y de alfabetización. Con todo este paquete
de diferentes prácticas políticas y discursos encendidos desde el Poder
Ejecutivo, la Asamblea Constituyente se instala finalmente en la ciudad
de Sucre el 6 de agosto de 2006. En el discurso de instalación el Presi-
dente Morales lanza ya la línea política de que la Constituyente tiene que
tener poderes plenipotenciarios y debe ser originaria, por encima del
poder constituido. Más aún, una vez más pone su cargo de Presidente a
disposición de la Asamblea Constituyente, pero también se pone al ser-
vicio de este poder constituyente. Todos estos elementos de compro-
miso políticos fueron más discursivos que reales, mostrando una fuerte
dosis de demagogia que se práctica en el manejo del poder.
En efecto los primeros días de organización de la Asamblea Cons-
tituyente se redujeron a una serie de pruebas de fuerzas partidarias, que
entrabaron la elección de la Comisión Ad-hoc y de la Mesa Directiva,
así como también el definir la identidad de la Constituyente como tal a
través de un reglamento de debates, que a efectos del resultado obteni-
do en el documento constitucional de Oruro, se violentó permanente-
mente. Este hecho proyecta una sombra de “inconstitucionalidad” en
el contexto del poder constituido, sobre el documento constitucional
derivado desde este orden jurídico.
Resumiendo, el poder constituyente se ha visto severamente com-
prometido por el poder constituido y por los opositores al gobierno, en
la medida que entre los dos poderes no ha habido una clara mediación
razonable que dirigiera un proceso de cambio político con reglas de-
mocráticas. El último acuerdo en el Congreso Nacional para aprobar
el nuevo documento constitucional confirma la tendencia de no haber
respetado la relación de poder constituido y poder constituyente.
Desde otra perspectiva, el referéndum revocatorio del 10 de agosto
de 2008 muestra que el pueblo boliviano ha ratificado su posición frente
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 241

a la clase política de una manera similar a las elecciones generales de 2005.


Es decir el Presidente Morales tiene la preferencia de los ciudadanos con
una aprobación del 67,7 por ciento, pero sigue cuestionado por las cinco
regiones y sus respectivos prefectos, quienes en sus respectivas regiones
han alcanzado una preferencia similar que fluctúa entre el 54 por ciento
al 70 por ciento. Sin embargo, al margen de los cálculos políticos, el tema
del conflicto se ha mantenido en el texto constitucional y su relación con
los estatutos autonómicos. Pero el conflicto más severo se expresó con
la distribución de los Impuestos Directos a los Hidrocarburos y otros
aspectos colaterales con la distribución de los ingresos fiscales.
A pesar de que el Presidente Morales ha incrementado porcentual-
mente su caudal de votos de 53,7 por ciento en 2005 a 67,7 por ciento
en el referéndum revocatorio de 2008, para seguir con las políticas de
“cambio”, existe una sombra razonable de dudas sobre el carácter de
las estadísticas y los resultados obtenidos en la consulta a la ciudadanía.
Las denuncias documentadas muestran algunas irregularidades que no
se pueden pasar por alto.
Recordemos estas denuncias: 25 mil casos de cédulas de identidad du-
plicadas y hasta triplicadas; 15 mil que carecen de números de serie y
otras 15 mil obtenidas sin respaldo documental alguno. Se cree que
hay muchas más irregularidades de este tipo, a las que se atribuye el
hecho de que en sólo dos años (entre 2006 y 2008), el padrón nacional
electoral registrase un aumento cercano al 30 por ciento, superando
parámetros normales de incremento. En 2006, los ciudadanos habili-
tados para votar ascendían a 3.725.370 en todo el país. ¡El padrón de
2008 totaliza 4.055.306 ciudadanos! ¿Algo tuvo que ver la campaña
de ‘carnetización’ en esta suerte de hipertrofia cuantitativa de la masa
electoral?19

19 Mario Rueda Peña en el periódico El Deber de 12 de agosto de 2008 de Santa


Cruz. Más allá de esta observación, tanto en La Paz como en Cochabamba ya hay
cuestionamientos documentados que señalan votantes dobles, fallecidos y una
inusitada depuración de votantes en cientos de mesas electorales.
242 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Estos aspectos relacionados a un incremento inusitado del padrón


electoral, que estadísticamente no es posible, ahora se han convertido
en el centro de un debate que puede incidir en la confiabilidad del refe-
réndum como instrumento de legitimidad del gobierno de Evo Mora-
les. Sin embargo, a pesar de ello, la gestión del Presidente Morales entró
al referéndum aprobatorio del proyecto de Constitución, incrementan-
do así el riesgo de entrar en un campo de mayor conflicto social en la
población con las consecuencias sociales que ello puede provocar una
vez implementada la nueva Constitución. Esto está por verse en el de-
venir de la política boliviana a futuro y después de la promulgación de
la nueva Constitución.
Se debe tomar en cuenta que desde el mes de enero hasta el 10 de
agosto de 2008, los intentos de diálogo fueron desahuciados y las partes
en oposición política en el Congreso Nacional (MAS y PODEMOS), en
una alianza parlamentaria poco común, aprobaron por unanimidad la
Ley del Referéndum Revocatorio, sin revisar el texto original propuesto
por el Presidente Morales en el año 2007. Este acto ha causado un des-
bande y una crisis generalizada al interior de la agrupación política de
PODEMOS, como también su debilitamiento en el Consejo Nacional
por la Democracia (CONALDE), organismo conformado por cinco
prefecturas, municipios, comités cívicos y universidades de los departa-
mentos que han aprobado sus procesos autonómicos.
También se debe considerar que la ley de revocatoria del mandato es
anticonstitucional, en el marco de la Carta Magna de 2004, porque no
existe la figura de “revocación” de un mandato presidencial, a menos
que la revocación esté precedida por un juicio de responsabilidades en
el Parlamento boliviano. Tampoco guarda el principio de “igualdad” de
condiciones para las autoridades que deben ser electas. Por último, la ley
fue cuestionada por el único miembro del Tribunal Constitucional que
quedó vigente en el cargo, después de que el gobierno del MAS presio-
nó para que los cuatro tribunos renunciarán a principios del año 2007.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 243

A principios de 2008 la vicepresidencia trató de reposicionar el rol


de la Asamblea Constituyente en el campo político boliviano, a través de
la comisión multipartidaria derivada de las mesas de diálogo entre Pre-
sidente y prefectos, como un importante instrumento de los cambios
pretendidos por el gobierno del Movimiento al Socialismo. Estas mesas
no tuvieron el éxito esperado por la población y por ello no se ha podi-
do solucionar la crisis que está experimentando el Estado nacionalista
desde el año 2003.
Esto muestra también que el fracaso de la construcción consensua-
da de una nueva Carta Magna es y será una de las mayores causas de la
tensión social, que se ha incrementado durante el año 2008 y se sigue
incrementando con los resultados obtenidos en el referéndum revoca-
torio y en el referéndum constitucional.
Los resultados adversos de las primeras mesas de diálogo en el mes
de enero de 2008 entre prefectos y el Presidente, los cuales fueron en
parte transparentados por la presencia de las cámaras de televisión, sir-
vieron como el ojo de la observación pública, poniendo en evidencia el
así llamado “empate desastroso”, que en su trasfondo político e históri-
co representa la lucha de la centralización del poder versus la descentra-
lización del mismo. Debido a ello, entre enero y junio de 2008, se auto
convocaron en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija,
cuatro referéndums para aprobar los estatutos autonómicos, que fueron
una respuesta contundente a la ruptura del principio de vinculación en-
tre el proceso constituyente y el referéndum nacional de aprobación de
las autonomías.
De hecho, el principio de vinculación quedó trunco al haber aproba-
do un proyecto de Constitución que incluye seis niveles de autonomía y
por lo tanto de distribución de competencias, cuando en el referéndum
de las autonomías el voto popular solamente había aprobado el nivel
meso de la autonomía departamental.
244 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

De otro lado —y para intensificar el conflicto en el campo políti-


co— el desvío fiscal de los Impuestos Directos a los Hidrocarburos,
desde los presupuestos departamentales al Tesoro General de la Na-
ción, y con ello financiar los bonos “Dignidad” y “Juancito Pinto”, ha
causado que el nivel de confianza entre prefectos y gobierno central se
diluya. Este asunto sigue pendiente y forma parte de un tema que va
a condicionar las relaciones entre el Poder Ejecutivo y las prefecturas.
A ello se añade la aprobación sorpresiva entre el MAS y ­PODEMOS
de la Ley de Revocatoria de los mandatos para el Presidente y los pre-
fectos por encima de los principios constitucionales vigentes, lo cual
ya muestra un escenario muy complejo de conflicto social, donde so-
lamente se vislumbra una salida política en forma de pactos o la otra
alternativa indeseada que es un conflicto ampliado dentro de la socie-
dad en la medida de que la institucionalidad democrática boliviana sea
severamente trastocada por las acciones de la clase política boliviana en
su conjunto. Lo mismo se puede sostener con el tema de la aprobación
del nuevo documento constitucional, al margen de las mesas de diálogo
formal de septiembre de 2008, desviándose la discusión a una “mesa
chica” donde se redactaron de nuevo unos 100 artículos de la Constitu-
ción aprobada en Oruro.
De otro lado, el rápido avance del departamento de Santa Cruz en
la instalación de una “Asamblea Legislativa” departamental, que ya ha
aprobado una fecha tentativa de elecciones generales para autoridades
provinciales y cantonales para el 25 de enero de 2009, fecha que ha sido
movida por la aprobación de la nueva Constitución al 2010, sustenta los
resultados aprobatorios del 4 de mayo de 2008 del “Estatuto Departa-
mental” con un 85 por ciento de votos válidos. Este factor de avance re-
gional hacia la plena autonomía, abre aún más la dinámica acelerada de
los cambios profundos en Bolivia en contraposición a las dinámicas ge-
neradas por el gobierno del MAS a favor de la centralización del poder.
Las medidas autonómicas tomadas por el departamento de Santa
Cruz reflejan, según los criterios obtenidos en una entrevista con Juan
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 245

Carlos Urenda20, una total falta de reconocimiento del derecho de las


tierras bajas del país a pertenecer a la República de Bolivia, ya que para
el centralismo andino-céntrico boliviano las tierras de oriente no “valían
nada” en el contexto de la territorialidad boliviana y simplemente servían
para efectos de una colonización interna, lo cual implícitamente señala-
ba un vacío demográfico21. Por otro lado, durante las guerras que tuvo
Bolivia en todo su período republicano, el territorio del departamento
de Santa Cruz fue el más afectado, habiéndose perdido más del 73 por
ciento de su extensión original en el momento que Bolivia nació a la vida
republicana moderna. Por estos hechos, sostiene Urenda, el principio de
la autonomía no es un proyecto separatista como se lo ha calificado des-
de el gobierno del MAS, más bien es un proyecto que busca la unidad del
país a partir de una demanda legítima de reconocimiento como parte de
la construcción nacional. En este sentido, el cambio nominal de prefecto
a gobernador en la estructura del gobierno departamental ha irritado al
gobierno del MAS, porque las relaciones del poder en la estructura cam-
biante del Estado nacionalista ya no son, ni serán las mismas, más allá de
los reclamos de la falta de legalidad versus la legitimidad social.
El “hecho social”22 del Estado nacionalista boliviano es que la ins-
titucionalidad se está mutando rápidamente, más allá de la instituciona-
lidad del viejo Estado y de las voluntades políticas de los actores indi-
viduales en conflicto. Por un lado, el MAS argumenta una “descoloni-
zación”23 del Estado, mientras los autonomistas argumentan una mayor

20 Juan Carlos Urenda fue Asesor Jurídico del Gobierno Departamental de Santa
Cruz y es el principal estudioso de los procesos autonómicos en Bolivia.
21 En efecto el Plan Bohan de 1940 identificó a Santa Cruz como el sitio para am-
pliar la frontera agrícola de Bolivia, a través de masivas colonizaciones de cam-
pesinos bolivianos pertenecientes a culturas andinas que se asentaron en zonas
como el Chapare y Yapacaní. Este plan de “colonización” fue ejecutado durante
le gobierno del MNR.
22 Para una explicación del “hecho social” consultar la teoría de Emilio Durkheim
en cualquier texto de sociología.
23 Este concepto pertenece a la escuela del intelectual Franz Fanon, que en su argumen-
tación a favor de los derechos del África, sostenía que se debería entrar en un proceso
de “descolonización” de las potencias europeas que habían incidido en la construc-
ción ficticia de naciones africanas.
246 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

democratización liberal e inclusión nacional. Son dos perspectivas que


nuevamente reflejan la lucha entre la centralización y descentralización
del poder político en Bolivia.
Por momentos, en el mes de enero de 2008, se alimentaron las ex-
pectativas para que se cristalice una salida al conflicto político y para evi-
tar la mayor profundización de la crisis del Estado “nacionalista”24. Sin
embargo, la dilatación contradictoria a una convocatoria para el diálogo
entre partes en la gestión política del gobierno, sigue profundizando el
conflicto, ampliando las dimensiones de un estado de “anomia”25 en las
esferas de lo jurídico, económico, político y social. Es decir, los refe-
rentes normativos comunes, compartidos por los actores están siendo
violentados en forma sistemática y permanente. Como consecuencia de
ello se sigue generando una escasez de voluntad para un diálogo demo-
crático entre partes confrontadas, porque los supuestos ideológicos del
MAS y de PODEMOS no son los mismos, aunque las estructuras del
pensamiento acerca del poder son iguales para ambos: PODEMOS y
el MAS son evidentemente centralistas, como ha quedado demostrado
en su pacto para aprobar la Ley de Revocatoria de mandato, y poste-
riormente y finalmente acordar los cambios al proyecto de Constitución
aprobado en Oruro y luego en el Congreso Nacional.
En el trasfondo del conflicto, en el seno de la Asamblea Constitu-
yente, no se puede pasar por alto que el cuerpo electo de 255 ciudadanos
a este cónclave por normas de la democracia liberal, al no practicar una
cultura del diálogo en el sentido del mutuo reconocimiento de partes,
hizo que éste no asuma una personalidad colectiva y legalmente política
de poder constituyente. De esta forma las decisiones estratégicas de la
Constituyente se tomaron en el exterior del cónclave, vía la intervención
de muchos actores políticos y privados que protegían sus intereses.

24 Por Estado nacionalista se entiende aquel que se inició en los marcos de la refor-
ma constitucional de 1938 y finalmente fue iniciado por la revolución de 1952.
25 “Anomia” también es un concepto de la sociología de Durkheim.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 247

Saúl Ávalos26, en una entrevista, relata que en los primeros días de


posesión de la sala de debates por parte de los asambleístas en el Tea-
tro Mariscal Sucre, los representantes del MAS sentados a la izquierda,
miraban a sus “represores” sentados a la derecha y la “rabia” por todos
los años de abuso no pudo ser contenida, de tal manera que este senti-
miento acumulado frenó el trabajo de la Constituyente por siete meses.
Solamente después de las consultas territoriales que se llevaron a
cabo al final de la Asamblea Constituyente, los asambleístas se dieron
cuenta de que al final de cuentas todos eran bolivianos y que deberían
trabajar por un bien común. Lamentablemente pudo más la estructura
de presiones externas sobre la Constituyente. Ávalos sostiene que esta
fue una falla del conjunto que no supo empoderarse con la identidad de
un poder constituyente, habida cuenta que la gente sencilla, que repre-
sentaba al pueblo boliviano en su profundidad, no tenía la experiencia
política necesaria. Homero Carvalho27 nos dice también que los asam-
bleístas no se “apoderaron” de su rol de “constituyentes” y en forma
metafórica hace notar que extrañamente, la Constituyente desarrolló
sus actividades en un teatro, aspecto que ya le daba un sentido de drama
ritual a este proceso “de refundación” y que en realidad la Constituyente
real se encontraba fuera del teatro.
Como se señala en estos comentarios de los entrevistados, las posi-
bilidades de una comunicación abierta y franca, dentro del conjunto de
los asambleístas, fueron absolutamente interferidas por los intereses de
los partidos, el propio gobierno, y otro tipo de organizaciones sociales
participantes en el proceso, como por ejemplo las distintas organizacio-
nes no gubernamentales que jugaron el rol de asesores. Por lo tanto los

26 Constituyente del MAS y coordinador de la Comisión de Autonomías en la Asam-


blea Constituyente. También fue Ministro de Hidrocarburos.
27 Homero Carvalho es novelista histórico y estuvo durante todo el período de la
Asamblea Constituyente en la ciudad de Sucre como consultor político para PE-
TROBRAS.
248 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

resultados de la discusión en la Asamblea Constituyente son un aspecto


que no ha satisfecho las expectativas del cambio pacífico que el pueblo
boliviano esperaba, además de frustrar psicológicamente a los propios
asambleístas. Por ejemplo en las campañas por la aprobación de la nue-
va Constitución, ninguno de los asambleístas participó activamente en
la socialización de los complejos contenidos de los 411 artículos.
Hasta este momento ya estamos en un período de cinco años de
incertidumbre política, la cual empezó en toda su complejidad en la
insurgencia de la ciudad de El Alto en el año 2003; sin embargo por la
naturaleza estructural de la crisis del Estado nacionalista y de la sociedad
en su conjunto, se sigue buscando una forma de resolver la organicidad
entre ambas abstracciones colectivas; es decir se busca consolidar un
nuevo Estado-Nación que permita resolver los desafíos de la sociedad
abigarrada en un hábitat global del siglo XXI. En este sentido, la manera
de actuar de la clase política demuestra contenidos de hacer política que
responden a una forma de pensamiento correspondiente al siglo XIX,
que asume una sola forma de ver las cosas. Como Herbert Marcuse
señalaba, se trata de la “unidimensionalidad” del pensamiento de una
clase política enfrascada en un modelo de sociedad conservadora en sus
valores sociales y políticos.
Después de la indebida aprobación del proyecto de la nueva Cons-
titución Política del Estado en la ciudad de Oruro, que venía antecedida
de actos de mucha violencia en la ciudad de Sucre, la intensiva campaña
mediática del gobierno en referencia al proyecto de Constitución ha
estado cargada de métodos de acción comunicativa de variados niveles
de agresividad y de contradicción respecto a la información transmitida,
demostrando ante la ciudadanía posiciones poco coherentes y muchas
veces de dudosa veracidad por su esencia propagandística. Lamentable-
mente el gobierno y sus opositores administran la tergiversación como
método de información. Dicho de otra manera, las “acciones comu-
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 249

nicativas”28 del gobierno y de sus opositores, han tenido por objetivo


distorsionar la esencia de los verdaderos problemas políticos y econó-
micos del país en su conjunto. Un ejemplo dramático de esta forma de
tergiversación es lo ocurrido en el departamento de Pando, que inclusi-
ve tuvo la participación de una comisión internacional de la Unión de
Naciones Suramericanas (UNASUR).
El excesivo uso de un doble lenguaje entre los mensajes de la pro-
paganda oficial y de la oposición, y una praxis contraria en los hechos,
ha producido reacciones adversas de varios sectores sociales, principal-
mente de los sectores urbanos que se sienten afectados por el tipo de
visión de país que el MAS ha construido en el cuerpo principista del
proyecto de la nueva Constitución Política del Estado, a partir de las
interpretaciones ideológicas del vicepresidente Álvaro García Linera.
García Linera, quien promueve una “revolución en democracia”, el
desarrollo de un “capitalismo andino-amazónico”, más el “desmantela-
miento del Estado neo-colonial”, al igual que el Presidente Morales en
su visión antineoliberal muy simplificada, han provocando una forma
de actuar de parte del Poder Ejecutivo en desmedro de las institucio-
nes del Estado nacionalista todavía vigente y en algunos niveles de las
relaciones internacionales. En este contexto, el Poder Judicial, la Corte
Electoral y varias empresas nacionalizadas han adquirido un contenido
partidario que responde a líneas de acción del Poder Ejecutivo.
Estas acciones apoyan la tesis de García Linera, quien ha señalado
que “el MAS tiene el gobierno, pero no tiene el poder”29. De esto se
desprende que el proyecto político del MAS es simplemente buscar la

28 Para una explicación teórica de las “acciones comunicativas” ver, Habermas, Jür-
gen: Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos. Cátedra Ediciones.
Madrid, España. 1994.
29 Esta tesis política del vicepresidente García Linera está relacionada a los escritos
teóricos de Nicos Poulantzas en su trabajo sobre Estado y socialismo. Ver, Poulant-
zas, Nicos: Estado, poder y socialismo. Siglo XXI editores. Madrid, España. 1979.
250 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

hegemonía del poder y provocar la destrucción política de los oposito-


res. Por lo tanto se puede concluir que el proceso de la centralización
ejecutiva tiene una clara intención de consolidar la hegemonía del poder
sobre todas las esferas institucionales que hacen al conjunto del aparato
del Estado neo-nacionalista.
En esta lógica hegemónica del poder centralizado, se debe entender
la ruptura de los vínculos constituyentes con el mandato del referéndum
autonómico del 2 de julio de 2006, que ha abierto el texto constitucional
del proyecto de la nueva Constitución Política del Estado a diferentes
niveles de autonomía en la intencionalidad de inhibir a los poderes re-
gionales. Este ejercicio ha forzado a los departamentos que votaron
en contra de la autonomía, a pensar en este principio pero desde la
perspectiva de una Constitución centralista. Esto es una contradicción
provocada por la instrumentalización de la hegemonía del poder en el
proyecto de gobierno del MAS.
Con los antecedentes históricos de estigmatización al concepto de
la descentralización político-administrativa se ha provocado una ola de
cuatro consultas autonómicas auto convocadas en los departamentos de
Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni. Por cierto, desde otra perspectiva, esta
es otra forma más de provocar el desmantelamiento del Estado, cuando
se ha anulado al Tribunal Constitucional como árbitro supremo en ma-
teria de procesos de referéndum o toma de decisiones que previamen-
te fueron acordadas por pacto político, sin apoyo constitucional. Aun
así, en el primer resultado aprobatorio de los estatutos autonómicos de
Santa Cruz en la consulta departamental auto convocada el 4 de mayo
de 2007 y en las subsiguientes en otros departamentos, se ha alcanzado
en promedio un 65 por ciento de aprobación de los votos válidos, con
un nivel de abstención general que promedia el 30 por ciento de todos
los inscritos por motivos relacionados a los efectos de la propaganda y
contra propaganda, más el hecho de amenazas de violencia por parte de
los “movimientos sociales” dirigidos por el Poder Ejecutivo.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 251

Aunque hubo un ausentismo significativo del total de los votantes


registrados, éste fue asumido por el Presidente de la república como
votos a favor del NO, señalando además que era una clara muestra de
la “división” en Santa Cruz, aspecto que se convierte en una lectura ter-
giversada de los hechos electorales, habida cuenta que la Ley Electoral
asume solamente los votos válidos como la estadística principal.
En el caso de Santa Cruz el alto ausentismo se debió a varios factores:
un 17 por ciento representa a aquellos que no asisten a ninguna elección y
es una tendencia normal de los votantes en Santa Cruz en los últimos ac-
tos electorales; el porcentaje restante está en relación a los miedos por las
amenazas de violencia de los operadores del MAS que se encargaron de
esta táctica en los barrios más pobres de Santa Cruz; asimismo con la fal-
ta de información pertinente y oportuna sobre la legalidad de la consulta,
acompañada además de la saturación de las consignas de propaganda
oficial y contra propaganda autonómica; y finalmente con los anunciados
actos vandálicos en contra de las ánforas en poblaciones de una región de
40.000 votantes, como es el municipio de Yapacaní, a quienes finalmente
se les quitó el derecho al voto de una manera violenta.
Pero a pesar de ello, el medio millón de votos válidos aprobatorios
de los estatutos autonómicos de Santa Cruz se han convertido en una
carta muy clara de negociación política, para abrir una discusión amplia-
da del proyecto de la nueva Constitución Política del Estado. Pero más
allá de este hecho se ha abierto un espacio inédito de cambio social,
convirtiendo a los votantes de Santa Cruz en una especie de “ciuda-
danos constituyentes”. Posteriormente, el pueblo boliviano también se
convierte en constituyente, por efectos de asistir disciplinada y pacífi-
camente a votar en referéndum revocatorio del 10 de agosto de 2008.
Sin embargo, en el sendero de la construcción del Estado boliviano,
examinaremos cómo García Linera30 interpreta el tema de la democra-

30 Semanario El Juguete Rabioso. 20 de enero de 2004. La Paz.


252 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

cia en términos del ejercicio de los derechos políticos asumidos en un


modelo de sociedad caracterizada como “plurinacional”31:
No existe una sola forma de ejercer derechos políticos ni de intervenir
en la gestión del bien común. La democracia liberal, mediante el voto
individual, la competencia electoral, la formación de colectividades
políticas electivas y el mercado político, es un modo de constitución
democrática de ciudadanía correspondiente a sociedades que han pa-
sado por procesos de individuación modernos, fruto de la predomi-
nancia de la lógica industrial, que ha erosionado las fidelidades nor-
mativas y los regímenes de agregación de tipo tradicional, cosa que en
Bolivia ha sucedido sólo parcialmente y seguramente no sucederá en
los siguientes cincuenta años. De ahí el poder continuo de otros há-
bitos, prácticas y modos comunitaristas de ejercer derechos políticos
y de asumir responsabilidad pública por parte del mundo plebeyo e
indígena urbano-rural.

Ahora, es cierto que estas técnicas de democracia y ciudadanía co-


munitaria regidas por otros parámetros morales y políticos distintos a
los liberales y efectivizadas a través de instituciones no partidarias de
tipo asociativo y asambleístico tienen una existencia preponderante-
mente local y regional. Sin embargo, distintos momentos de la historia
muestran que estos sistemas pueden articularse en sistemas macro de
democracia, abarcante a miles de comunidades, a numerosos gremios
y barrios, tanto en el ámbito urbano como rural, asumiendo la forma
de ejercicio democrático en gran escala (federaciones sindicales provin-
ciales, federaciones o confederaciones de ayllus, bloqueos de caminos,
sublevaciones, participación electoral, etc.).

31 El tema de la “plurinacionalidad” es polémico en términos de la caracterización


de los 36 grupos étnicos de Bolivia, como si estos fueran naciones, cosa que no
goza de un soporte teórico solvente en los paradigmas que definen a una “nación”
en las ciencias políticas, sociológicas y antropológicas.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 253

A continuación García Linera propone a efectos de un nuevo pro-


ceso constitutivo:
a. El reconocimiento constitucional de sistemas políticos y sistemas
de conformación de autoridad practicados por las comunidades
campesinas, ayllus, barrios y gremios (federaciones, confederacio-
nes, asociaciones) como sistemas legítimos de elección y toma de
decisiones en ámbitos puntuales del sistema de gobierno, tanto a
escala ‘nacional’, regional como local.
b. Los ámbitos legítimos de elección de representantes donde debie-
ran actuar estos otros sistemas de deliberación son: los represen-
tantes parlamentarios del nivel superior del Estado (o comunidad
política general), en las regiones urbano-rurales en las que estas
formas de organización política son predominantes o tienen una
presencia parcial. La combinación porcentual de los representan-
tes elegidos vía partido o vía estructuras comunitarias debería ser
negociada, dependiendo de la amplitud, historia y presencia de
cada una de estas formas organizativas, en cada región y circuns-
cripción departamental. En términos prácticos, esto ya podría
funcionar al momento de la elección de los constituyentes.
c. Obligatoriedad de reconocimiento, en calidad de sanción o veto,
de su deliberación entorno a temas centrales de la gestión estatal
(propiedad estatal de recursos, inversión pública global, reformas
constitucionales, etc.). En los hechos, esto funciona así, sólo que
por medio de bloqueos y rebeliones, cuando pudiera ser parte de
las normas estatales, neutralizando la estructural conflictividad del
Estado.
d. Reconocimiento constitucional de sistemas de rotación de autori-
dades y de rendición de cuentas a entes colectivos (no sólo indivi-
duales como en el régimen liberal) de las autoridades políticas que
componen los distintos niveles de autoridad del Estado (muni-
cipios, regiones autonómicas, gobiernos departamentales, Estado
general).
Un Estado multi-civilizador significaría precisamente el reconoci-
miento de múltiples mecanismos, de múltiples técnicas y sentidos de
254 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

entender, practicar y regular las pulsiones democráticas de la sociedad


en correspondencia a las múltiples formas de ejercer ciudadanía a par-
tir de la pluralidad de las matrices civilizadoras de la sociedad.

Por cierto, a partir de esta forma de interpretar el funcionamiento


político de la sociedad boliviana, es inevitable pensar que en el proceso
sociopolítico constituyente de este país se están planteando en forma
permanente dos visiones distintas sobre cómo se debe constituir los
procesos de cambio y la interpretación de los procesos democráticos
que deben sustentar la base de una “segunda” república boliviana o en
su caso, la base de un nuevo Estado nacionalista autonómico y posible-
mente federalista a futuro.
Una primera visión tiene que ver con el proceso de desarrollo de
la matriz capitalista liberal de la sociedad occidentalizada de Bolivia y
la otra visión pertenece al mundo comunitario de la complementarie-
dad recíproca de las sociedades originarias, que miran al neoliberalismo
como un sistema invasivo neo-colonial, antinacional y pro-imperialista.
Sin embargo esto último, es una visión estrictamente ceñida a una “iz-
quierda” sindicalista que se fortaleció en la revolución de 1952 y que
poco tiene que ver con el concepto de “reciprocidad y redistribución” y
con la “complementariedad de los opuestos” de las comunidades pro-
fundas, que todavía practican la “buena vida” en la estructura social del
ayllu32.

32 Existe en la literatura antropológica moderna muchos debates sobre si el “ayllu”


en efecto existe o no, además de debates sobre el significado como organización,
debido a que los campesinos andinos han asumido una organización dual que
intercala el sindicato y el ayllu como referentes de autoridad en las comunidades
particulares de un territorio.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 255

La primera visión está imbricada en los elementos de valoración po-


sitiva que se tiene con el derecho individual, o sea el Estado positivista
liberal, el sistema capitalista de intercambio mercantil y la espiritualidad
judeo-cristiana monoteísta, plasmada en las acciones de los participan-
tes en el campo político tradicional. Esta visión está ampliamente desa-
rrollada en los cuatro modelos de estatutos de los departamentos que
han optado por la autonomía en el referéndum del 2 de julio de 2006.
Pero también esta visión es parte fundamental de los principios de la
Constitución Política del Estado vigente.
La segunda visión está planteada en términos de la valoración del
derecho colectivo-comunitario, el Estado plurinacional o multicultural,
el sistema económico de reciprocidades complementarias y la espiritua-
lidad animista que forma parte del mundo cotidiano, mágico religioso,
pero no solamente de las poblaciones indígenas, también forma parte
de las costumbres criollas bolivianas que asumen una identidad “mesti-
za”33. Esta visión, aunque mezclada entre Estado de derecho interven-
cionista y de derecho consuetudinario, es lo que la nueva Constitución
Política del Estado intenta representar en forma muy contradictoria.
Donde se genera una especie de sinergia contradictoria y comple-
mentaria entre las dos visiones, es en el tema de las autonomías, pero
vistas desde una perspectiva de la descentralización político-adminis-
trativa en el caso del Estado de Derecho y la posibilidad de tener terri-
torios autogobernados en el caso del modelo de Estado multicultural.
Es más, el estatuto autonómico de Santa Cruz reconoce con plenitud el
derecho a la territorialidad indígena de las tierras bajas según la nueva
norma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre De-
rechos Indígenas, que por cierto supera muchos de los parámetros del

33 El tema del mestizaje dentro de este documento tiene que ver con las adaptacio-
nes culturales y no está asociado a ninguna característica biológica, de fenotipos,
ni genotipos.
256 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Convenio 169 de la OIT. Sin embargo todavía se mantiene una visión


de “minorías indígenas” que están en cierta manera marginadas de la
corriente liberal dominante, por su carácter indígena. No es necesaria-
mente una posición de inclusión plena, pero ya es un reconocimiento de
la existencia del “otro” como base del mestizaje cruceño.
Aun siendo estos sistemas de cosmovisión y de valores sociales apa-
rentemente antagónicos a primera vista, ambos han coexistido y se han
articulado en diferentes esferas de la vida cotidiana desde tiempos de la
colonia; pero hay que entender que el perfil del derecho liberal ha sido
muy dominante por su origen universal monoteísta sobre el sistema
comunitario desde la fundación de Bolivia en 1825, desestructurando
las bases socio-culturales y económicas de los distintos grupos étnicos
de Bolivia, a lo largo de la vida republicana. Esto está relacionado con
la dominación del modo de producción capitalista sobre otros modos
de producción.
El problema contemporáneo de esta confrontación entre sistema de
valores del derecho positivo monoteísta y los valores consuetudinarios
animistas, es el hecho de que por efectos de la búsqueda de una hege-
monía de la visión comunitaria, manipulada desde una posición de “iz-
quierda nacionalista” sobre la visión neoliberal o en otros momentos a
la inversa, el proceso democrático boliviano ha estado siempre corrien-
do un riesgo de transformarse en un sistema autoritario, cuando se trata
de mantener el poder político en la “centralidad del Estado unitario”.
La clase política boliviana occidentalizada no ha sabido buscar un
punto de equilibrio o formas de interfase comunicativa entre una cul-
tura política, que sustenta la occidentalización y la otra que sustenta el
comunitarismo de la complementariedad de los opuestos.
El rol principista de la Asamblea Constituyente debería haber servi-
do como la interfase entre los dos modelos políticos y las dos cosmo-
visiones, a efectos de conciliar una tercera vía sobre la cual se debería
construir nuevas normas que gobiernen la sociedad boliviana multicul-
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 257

tural y por ende una nueva forma de ciudadanía incluyente de todas las
vertientes culturales, étnicas y políticas. Lamentablemente, esa tercera
opción no se ha materializado ni política, ni socialmente en el texto del
proyecto de Constitución.
Más bien estamos en una especie de laberinto sociopolítico34 a causa
de una falta de claridad para entender los procesos históricos, tanto des-
de una perspectiva constitucional, como también desde la perspectiva
de la lógica del sistema tradicional de partidos. El MAS, como parte de
un sistema tradicional de hacer política, ha tomado decisiones que no
permiten que el ciclo del nacionalismo revolucionario se disuelva como
un paradigma que ya no es útil para resolver los problemas de la cons-
trucción de Nación primero y Estado después, tomando en considera-
ción el contexto de una sociedad internacional cada vez más globaliza-
da. Sin embargo Evo Morales proyecta una imagen internacional que
utiliza conceptos de una forma de pensar andina, aunque en su política
interna es una presidencia absolutamente tradicional en el manejo del
poder estatal.

Los pactos políticos en el proceso constituyente:


cronología general
2006: Aprobación unánime de Convocatoria a Asamblea Constitu-
yente y referéndum autonómico.
2006: Elección de constituyentes y referéndum por autonomías.
2006: Instalación de la Asamblea Constituyente en el mes de agosto.
2006: Desde septiembre hasta diciembre los conflictos por el tema
de los dos tercios paralizan el trabajo de la Constituyente,
pero se resume con el acuerdo político de abril de 2007.

34 Ver PNUD-IDEA: El estado de la opinión: los bolivianos, la Constitución y la Constituyen-


te. La Paz, Bolivia. Julio, 2007.
258 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

2007: En abril un acuerdo viabiliza el cambio del artículo 70 del


reglamento de debates y continúa el trabajo de comisiones.
2007: En el mes de agosto se aprueba en el Congreso una amplia-
ción del funcionamiento de la Constituyente hasta el mes de
diciembre.
2008: El 7 de enero empezó el “diálogo” Presidente-prefectos don-
de se intentó compatibilizar los estatutos autonómicos con el
texto constitucional, sin embargo el problema de la expropia-
ción de los IDH no permitió llegar a un acuerdo.
2008 El referéndum revocatorio aprobado por el gobierno y la
oposición que tendrá una influencia determinante en el futuro
referéndum aprobatorio del proyecto de Constitución.
2008 Acuerdos de octubre para cambiar y aprobar el nuevo texto
constitucional en el seno del Congreso boliviano.

Análisis del pacto político y el proyecto final de la


Constitución
El bloqueo de la ciudad de Santa Cruz, después de los hechos dramáti-
cos en la localidad de Porvenir el 11 de septiembre, creó los suficientes
temores en una sociedad que estaba a punto de desembocarse en una
“guerra civil” abierta. De este temor colectivo salió la imperante nece-
sidad de sentarse en un nuevo intento de diálogo entre los poderes re-
gionales opositores y el gobierno. Dadas las condiciones de alta tensión
que transcendieron a niveles internacionales, organismos multilaterales
como la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONU y la
UNASUR, enviaron veedores e intermediarios para una situación que
estaba llegando al límite de las posibilidades de una negociación política
pacífica.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 259

Los eventos de Pando se manifestaron de una manera muy violenta,


como resultado acumulado de la creciente tensión que se había dado en
el país semanas antes, con masivas huelgas de hambre en las regiones
opositoras al gobierno, con la toma de instituciones estatales en Santa
Cruz, con bloqueos de caminos y con el cierre de válvulas en el sur del
país, que demandaban la devolución de los IDH. El gobierno calificó
estas acciones como un “golpe cívico-prefectural” estimulado por la
embajada norteamericana. Sin embargo, sobre esta hipótesis guberna-
mental no se presentaron pruebas fehacientes y todo quedó como un
acto de comunicación masiva que estigmatizó las protestas de los secto-
res opositores al gobierno y sólo siguió reproduciendo el discurso anti­
imperialista del Presidente. Aun así el embajador de los Estados Uni-
dos fue declarado persona non-grata y expulsado del país, inaugurando
una de las épocas más conflictivas en las relaciones internacionales de
­Bolivia.
La confrontación armada entre personal de la prefectura y los cam-
pesinos que fueron convocados por el gobierno para protestar en con-
tra del Prefecto Fernández en la ciudad de Cobija, fue absolutamente
brutal y desmedida. Los participantes de ambos bandos terminaron
involucrados en uno de los eventos más controvertidos de la gestión
del Presidente Morales. Los resultados de esta sangrienta confrontación
fueron reportados como un “genocidio” por la comisión investigadora
de la UNASUR, a cargo del delegado Rodolfo Mattarollo, pero este tra-
bajo fue descalificándose públicamente cuando cuatro de los 15 falleci-
dos aparecieron vivos unos meses después. El prefecto electo Leopoldo
Fernández fue apresado por “desacato” al estado de Sitio, impuesto
por el gobierno y hasta hoy sigue encarcelado en la penitenciaría de
San Pedro en La Paz. Unos trescientos ciudadanos buscaron refugio en
territorio brasilero y fueron protegidos por el Estado brasileño, a pesar
de un requerimiento de expulsión por parte del ministerio de Defensa
de Bolivia.
260 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El conflicto de Pando hasta ahora tiene varias aristas políticas que


involucran una serie de problemas con la administración del proceso
democrático boliviano, que incluye también aspectos de corrupción que
todavía no han sido del todo aclarados. La interrogante mayor a efectos
de este documento, es cómo se debe interpretar el encarcelamiento de
una autoridad electa a una función estatal, que a la vez fue sujeta a una
intervención militar del propio Estado. Por otro lado, cómo se puede
explicar la militarización de un departamento, creando un gobierno de
facto en el espacio de un gobierno democrático.
Después de los dramáticos eventos de Pando, el 18 de septiembre de
2008, el gobierno y los prefectos iniciaron un diálogo en Cochabamba
para intentar concertar cambios en el capítulo de Autonomías del pro-
yecto de Constitución, debido a la demanda regional que sostenía que
debería respetarse los resultados de las consultas auto convocadas por los
cuatro departamentos, que afirmaron su voluntad por las autonomías du-
rante las jornadas de mayo hasta junio. Las negociaciones concluyeron el
domingo 5 de octubre sin que existiera un acuerdo firmado entre partes.
El departamento de Chuquisaca, con una nueva autoridad electa por
una mayoría abrumadora, entró al escenario reclamando la “capitalidad
plena”. Sin embargo, los voceros de las prefecturas y del gobierno coin-
cidieron en que hubo avances en la definición de las competencias para
las autonomías municipales, las indígenas y algunas departamentales,
que luego iban a ser trabajadas en comisiones del Congreso. Una vez
concluido el diálogo entre el gobierno y los prefectos opositores, en el
Parlamento se conformó una “gran comisión” para hacer seguimiento
a los puntos acordados en Cochabamba. Posteriormente, se establecie-
ron cuatro comisiones en las que participaron congresistas de las cuatro
fuerzas políticas con representación parlamentaria. Después de más de
una semana de debate se introdujeron cambios en más de 100 artículos
de los 411 del proyecto de Constitución, cambios que fueron trabajados
por una comisión marginal a las establecidas formalmente.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 261

Este tira y afloja político y social que se generó en el mes de sep-


tiembre, con diferentes medidas de movilización social simpatizante y
opositora al gobierno, y añadidas las amenazas de aprobación de la nue-
va Constitución por decreto de parte del Presidente, finalmente terminó
con una masiva concentración en la plaza Murillo.
La marcha para la aprobación de la Ley de Convocatoria al referén-
dum aprobatorio comenzó en la población de Caracollo, con unas 5.000
personas, llegó a La Paz con miles de campesinos y mineros que reali-
zaron una vigilia entorno al Palacio Legislativo. Contrariamente al cerco
de Santa Cruz, que sembró el temor a un sangriento enfrentamiento de
mucha mayor escala que el de Pando, en La Paz la “fiesta democrática”
se dio una vez aprobada la Ley de Convocatoria al referéndum aproba-
torio, abriendo el camino a la convocatoria del referéndum aprobatorio
y dirimitorio.
Todas las turbulencia sociales que se desarrollaron en el mes de sep-
tiembre demostraban el grado de incompatibilidad con los procesos
democráticos en la percepción de la ciudadanía, pero que finalmente
logró que se forzara un pacto político entre los partidos opositores y
el partido de gobierno. Todo cayó en el redil de los cálculos electora-
les y las estadísticas que miden todavía la fuerza del gobierno y de sus
opositores, a efectos de ver cómo será el escenario electoral del mes de
diciembre de 2009.
El 21 de octubre se sella el pacto congresal mediante una ley del
Congreso que aprueba el referéndum de consulta constitucional. El
Congreso boliviano vía una ley interpretativa había asumido el rol de
Congreso Constituyente, dando muerte súbita a la Asamblea Constitu-
yente. En un acto lleno de tensiones se dio paso a una Constitución que
había sido cambiada en cinco ocasiones, rompiendo toda una ingeniería
constitucional de procesos legales.
262 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Iniciada la campaña por la aprobación o desaprobación de la nueva


Constitución, de nuevo se reeditan los discursos de polarización entre
el gobierno y las regiones opositoras, similares a las campañas por la
elección de los constituyentes. En esta campaña se llega a extremos irra-
cionales de parte de los que querían la desaprobación de la nueva Cons-
titución, como por ejemplo el uso de simbologías religiosas. Es en este
contexto que se inicia un conflicto entre la Iglesia Católica y el Estado.
El gobierno seguía en su línea maestra de presentar a la Constitución
como el némesis de la nueva sociedad plurinacional.

Prospectiva de los pactos


Los tres años de gestión del MAS a la cabeza del Presidente Evo Morales
Ayma se caracterizan por un énfasis en la estrategia de la confrontación,
como hemos visto a lo largo de esta evaluación crítica de los conflictos
que han marcado el ritmo de la vida política contemporánea de Bolivia.
Hasta este momento se han generado grietas en las relaciones entre:
• Departamentos y el gobierno central.
• Iglesia y Estado boliviano.
• Campo y ciudad.
• Pobres y ricos.
• Liberales y estatistas.
Si el campo político boliviano se ha sobrecargado de una energía
conflictiva, esto se debe principalmente al hecho de que como sociedad,
Bolivia todavía carece de un sentido del habitus democrático cuando se
ven los resultados de los pactos políticos que en parte se han consolida-
do a lo largo del proceso constituyente. Como se sostiene al principio
de este trabajo, la relación institucional estable entre un Estado con-
solidado y una sociedad civil “abigarrada” está todavía situada en un
horizonte futuro de mediano plazo, aun con los peligros que la globali-
zación trae consigo para Bolivia como país.
Las características de los conflictos y pactos políticos 2006-2008 263

Los pactos políticos que facilitaron y al mismo tiempo complejiza-


ron el proceso de la aprobación de la nueva Constitución con un nivel
de 61 por ciento de los votos nacionales a favor del SÍ y un 39 por cien-
to por el NO, estuvieron cargados de momentos de continuidad y de
ruptura durante el período entre los años 2006 al 2008, y probablemen-
te el intento de aplicación de esta nueva Constitución traiga más con-
flictos sociales. La dificultad e inaplicabilidad de los diferentes cambios
estructurales que están señalados en la nueva Constitución, aparte de
ser costosos en términos de inversión pública, traerán consigo nuevos
escenarios de mayores conflictos sociales, políticos y culturales.
De nuevo estamos experimentando una profunda división social en
Bolivia, que se repite en la estadística de los resultados del referéndum
constitucional, pero también hay señales de un desgaste político del
Movimiento al Socialismo en sectores de la población boliviana, donde
en el 2005 el partido de gobierno gozaba de un gran margen de popula-
ridad. Al mismo tiempo también se da la condición de una ausencia de
alternativas de propuesta política por parte de los opositores al proyecto
gubernamental.
Como lo ha demostrado Jimena Costa35 en una serie de estadísticas
comparativas entre el 2005 y el 2008, el MAS está en una curvatura de
desgaste rápido, tomando en cuenta que es un movimiento político de
masas que ha tenido el mayor apoyo popular en la historia republicana
moderna desde 1952. Por un lado se tiene una aprobación general de
la Constitución y por otro existe una territorialización significativa del
voto negativo, que puede traer escenarios de desacato a la nueva Carta
Magna. En un momento post-referéndum aprobatorio, Jimena Costa
dice:

35 Jimena Costa en: Crónica de Buen Gobierno. Nº 33. Febrero. 2009. La Paz. P. 5.
264 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Ahora recién viene el reto, porque aunque sigan en campaña para di-
ciembre, la inflación de expectativas es monumental y la gente espera
la refundación y el país de las maravillas que decían implicaba la nueva
Constitución Política del Estado. La población exigirá resultados de
gestión no discursos, y en eso al gobierno no le ha ido muy bien.

En efecto, la aprobación de la nueva Constitución como resultado


directo de pactos políticos calculados en un contexto permanente de
confrontación a nivel de la Asamblea Constituyente, y finalmente en el
seno del Congreso, ha aceptado a nombre de la clase política un texto
que en realidad es un documento inflacionario de expectativas sociales.
Este aspecto ya fue detectado por el constitucionalista Carlos Alarcón,
cuando señala que36:
El desencanto y las frustraciones de un sector importante de la po-
blación —en especial el de menores recursos económicos—, con un
catálogo de ilusiones incumplido, puede generar reacciones contrarias
a la vigencia y estabilidad de los valores democráticos.

Por último, no se puede soslayar el hecho de que aparte de la cons-


trucción de un documento constitucional que ha transitado una vía muy
accidentada, cargado de irracionalidades basadas en la falta de tolerancia
y desconocimiento del opositor, tenga éxito en su aplicación democrá-
tica. Mientras la nueva Constitución sea la expresión de un programa
político gubernamental, los conflictos en el país se multiplicarán en to-
das las esferas del tejido social boliviano. Al finalizar este documento
también ha surgido un elemento que tiene relación a la credibilidad de
un gobierno que intenta cambiar el país. Este elemento es la presencia
constante de una esfera de corrupción en las entrañas del Estado, que
ahora ha tocado el mismo corazón de la “nacionalización” como el acto
sine qua non de idoneidad política del gobierno del MAS.

36 Alarcón, Carlos en: Hacia una Constitución, democrática, viable y plural. Tres miradas.
FES-ILDIS-IMD-FBDM. La Paz, Bolivia. 2008. P. 145.
Conflictos y pactos políticos en el
período 2006-2008.
Una mirada desde La Paz*

Gonzalo Rojas Ortuste

Introducción
El presente documento se ciñe a los requerimientos solicitados, como
a continuación se resume y en algún caso se extiende en elementos de
contexto y de índole teórica, en los márgenes de la brevedad. Contiene
cinco apartados donde se analiza y propone, según el caso:
1. Las características específicas de los conflictos, donde se destaca
la lógica de “todo o nada” de inspiración guerrera, de confronta-
ción de unos contra otros. La instauración de esa dinámica per-
versa ha generado el agravamiento del conflicto, pues cada parte
encuentra en las acciones del otro la justificación y el aliento para
sus propios excesos. Aparece así la votación como medición de
fuerzas y los votantes como fuerza de combate, así sea simbó-

* La primera versión de este trabajo fue entregada en diciembre de 2008. En la se-


gunda versión, concluida en abril de 2009, se alude muy sucintamente a los ele-
mentos principales en la dinámica política boliviana en 2009, la votación favorable
por el referéndum constitucional, la corrupción en YPFB, la promulgación de la
ley electoral transitoria y los sucesos de abril en Santa Cruz, con muertos en un
céntrico hotel.
266 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

lica. Si bien el acudir a las urnas ha evitado la franca confronta-


ción violenta, se ha llegado a los límites del recurso electoral.
2. Clasificación y jerarquía de los conflictos. Referencias a los ero-
sionados contrapesos al Poder Ejecutivo y la pretensión de per-
filar un régimen de partido único. El conflicto de fuerza con el
Poder Judicial y la oposición en el Congreso pone en riesgo la
vigencia del Estado de Derecho, hoy indisoluble de la vigencia
de la democracia como orden social, que no puede ya pretender
homogeneidad cultural.
Se revisa también lo regional como fortaleza relativa de la oposi-
ción. Allí se incluye una necesaria reflexión sobre lo que significa
realizar este trabajo “desde La Paz”, con cierta atención al papel
de Bolivia en el concierto internacional, particularmente Suda-
mérica en la reconfiguración territorial, examen que se remata
con la consideración de la dimensión étnica-cultural (y sus ries-
gos del resurgimiento del racismo).
3. Se caracteriza a los pactos en el período como recursos para “ga-
nar tiempo”, para “derrotar al enemigo”, del que se espera que,
desfalleciente, capitule; ni siquiera son excepción los acuerdos,
cierre de ciclo, para la nueva Constitución Política del Estado y
la ley electoral transitoria.
4. La nueva Constitución Política del Estado, que reestablece el
concepto de república y de nación boliviana, en medio de un
complejo (y acaso confuso) juego de autonomías, que junto con
el horizonte intercultural, son los datos más relevantes del pro-
yecto en el tapete de discusión.
5. Finalmente, se abordan ciertas dudas sobre la legitimidad del
pacto entre sectores extremos, no por minoritarios menos acti-
vos, sino al contrario, los que a momentos del conflicto llevan
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 267

la voz cantante, revisando los últimos episodios del acelerado


mundo político boliviano, que las más de las veces aparece como
“falso afán”. Algunas recomendaciones, en lo que cabe, más en
tono de reflexión, cierran el texto.

Las características específicas de los conflictos


Cuando se hace memoria de las expectativas de un amplio sector de la
ciudadanía en ese enero de 2006 que parece tan lejano, cuesta creer el iti-
nerario recorrido de dura confrontación entre el emergente oficialismo
y la oposición. Y el contraste aparece porque existían las condiciones
políticas para avanzar en un proceso de cambio democrático con los
contrapesos políticos tan legítimos como la victoria del Movimiento al
Socialismo (MAS) en el mes anterior, inédita en su dimensión en tiem-
pos multipartidarios. Esas condiciones eran:
• Se había dejado atrás esas frágiles coaliciones parlamentarias que
desde 1997 se dieron en llamar “megacoaliciones”, que en ver-
dad ocultaban/ denunciaban esa suma de siglas partidarias, poco
representativas de un proyecto nacional. La de 2002 tuvo a la
cabeza a uno de los más incisivos críticos de esa sumatoria.
• Se había superado el riesgo de la confrontación abierta con ribe-
tes de guerra civil en la que la transición de junio de 2005 podía
haber derivado o de masacre en octubre de 2003, con sucesiones
presidenciales apegadas a la Constitución en lo principal.
• Se había alcanzado un pacto político por el cual se renovaban
dos poderes del Estado (Ejecutivo y Legislativo), a la vez que se
elegía prefectos departamentales, con una mayoría distinta al ofi-
cialismo nacional, lo que permitía pensar en frenos a cualquier
tentación maximalista del emergente Ejecutivo.
268 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

• Una exigua mayoría de la oposición en el Senado podía hacer


prever un refuerzo en el plano regional, que pensábamos de ar-
ticulación propositiva con los prefectos de seis departamentos,
incluidos los del “eje”.
Incluso el acuerdo para la elección de constituyentes en 2006, aun-
que deficiente para el momento político (muy numerosa y sin repre-
sentación en circunscripción nacional) daba para pensar de que está-
bamos retomando por la senda positiva nuestra reciente tradición de
pactos para ir configurando un nuevo proyecto nacional. Ni el MAS
tenía dos tercios, ni la oposición más dura, Poder Democrático y Social
(PODEMOS) contaba con el tercio del veto inexpugnable. Todavía era
pensable un juego político1 a ser resuelto vía capacidad de deliberación
y convencimiento.
A continuación señalo brevemente cuatro episodios que ilustran la
vigencia de “todo o nada”: lógica guerrera de unos y otros.
1. La inaudita demora —más de la mitad del año inicialmente pre-
visto— para acordar los dos tercios pactados en la ley de convoca-
toria de la Asamblea Constituyente para la aprobación de nuevos
artículos, requisito éste de la mayoría calificada presente en todas
—sin excepciones— las constituciones bolivianas desde 1825,
mayoría calificada para reforma constitucional, esto es, reforma
parcial, cuanto más necesario este requisito para la modificación
total. Primero se hicieron todas las proclamas para caracterizar a
la Asamblea Constituyente como “originaria”, pero pronto fue-
ron frecuentes la intervención del Ejecutivo, del Presidente, el
vicepresidente y los ministros, varias veces acallando las voces
discrepantes del mismo MAS y con la descalificación de quienes

1 Al respecto el examen que realiza Xavier Albó (2008) es muy elocuente de las
posibilidades del grupo “bisagra”, que hubiera podido conectar a los bloques
enfrentados.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 269

tienen voz propia, para no mencionar a la oposición que las más


de las veces cae en lo mismo, y da lugar al reforzamiento de po-
siciones que evitan el diálogo y le apuestan a ganar aplastando al
rival.
2. En Cochabamba fue el centro de la tormenta: allí como en seis de
los nueve departamentos había una prefectura adversa al MAS,
encabezada por el que fuera líder de la Nueva Fuerza Republi-
cana (NFR) en 2002, Manfred Reyes Villa, ganador en bastión
masista (otro mes —enero de 2007— de nuestro calendario de
crisis: febrero negro, octubre rojo, etc.). Se recordará que este
prefecto intentó sumar al departamento del que él era titular a
la activa oposición regional y pro-autonomista... y la reacción
oficialista fue intentar derrocarlo.
3. Con la cuestión de la capitalidad se dieron repercusiones de enor-
me alcance, luego de que se prorrogó el trabajo de la Asamblea
Constituyente en agosto de 2007. En Sucre, sede del cónclave
por disposición de su propia ley de convocatoria, siendo la capi-
tal de Bolivia, la Constituyente debía tratar el tema, que aspiraba
a ser insertado en el texto constitucional —en la todavía vigente
Constitución Política del Estado no había esa referencia explíci-
ta— y ello debía conllevar algún tipo de compensación, puesto
que desde 1899, cuando luego de una guerra civil que se inició
con banderas de federalismo, la sede del gobierno permanece en
La Paz.
La directiva de la Asamblea Constituyente decidió no tratar el
tema. Simplemente dispuso no hacerlo, pues evidentemente no
era de fácil definición. Pero el no abordarlo inflamó los ánimos
de quienes percibieron inmediatamente que era un trato incon-
siderado a sus anfitriones. Desde luego que el interés de que
el asunto crezca excedía la expectativa de únicamente los inte-
270 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

resados directos, sucrenses o chuquisaqueños, y más bien tuvo


abierto apoyo de dirigentes de la denominada “media luna”. La
dificultad creció de tal modo que en los hechos desde entonces
no pudo sesionar la Asamblea Constituyente en Sucre. Por eso
en noviembre de 2007 se convocó la sesión en un instituto mili-
tar aledaño a esa ciudad, que terminó siendo cercado por mani-
festantes que obligaron a la aprobación “en grande” del texto de
proyecto constitucional, que de ese modo terminó siendo expre-
sión del MAS y sus pocos relevantes aliados. La “aprobación”
en detalle2 ya en diciembre de ese año aciago, en Oruro, fue
precedida de una ley modificatoria de la de convocatoria y pró-
rroga, en una sesión del Congreso con todos los agravantes de
irregularidad, reemplazando con dos senadores suplentes a los
titulares opositores, modificando el IDH y rodeando el edificio
sede con seguidores del MAS.
4. El Poder Judicial, en particular el Tribunal Constitucional ha recibi-
do embates del oficialismo.
A mediados de 2007 un nombramiento de autoridades, que para
ser titulares requieren de ratificación congresal por mayoría ca-
lificada, que no es posible de hacer sin el concurso de la oposi-
ción, fue sometida a consulta del Tribunal Constitucional, y al
emitir éste un fallo adverso a la permanencia de éstos en los cita-
dos puestos, el Presidente reaccionó enjuiciando por prevaricato
a la mayoría de los tribunos, dejando a las instituciones del país
sin este órgano de control constitucional. El argumento fue que
en circunstancias similares durante el gobierno de Carlos Mesa

2 Con irregularidades procedimentales que contravienen el Reglamento de la Asam-


blea Constituyente (convocatoria con pocas horas de anticipación, no distribución
anticipada del documento, sin coordinación con representaciones no oficialistas,
aprobación en bloque, no artículo por artículo, etc.).
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 271

el fallo del Tribunal Constitucional no ordenaba la cesación en el


cargo de los nombrados. Debe recordarse que este mismo ente,
satanizado por ser producto de acuerdos partidarios superiores
a los dos tercios que ahora le cuesta tanto al MAS lograr, cuando
Evo Morales fue desaforado de la cámara de Diputados, el Tri-
bunal ordenó se le restituyera en el cargo y se le reembolse los
sueldos correspondientes por el tiempo de su cesación.
Este recuento y análisis quedaría harto incompleto si no explici-
tamos que desde la misma prórroga la oposición apostó por el fracaso de la
Asamblea Constituyente, o por lo menos a permitir que la polarización
siga su curso. Habiendo costado tanto que el MAS reconozca los dos
tercios para las decisiones de la Asamblea Constituyente, esta amplia-
ción alentaba a que cada una de las principales fuerzas presentara sus
propias versiones de artículos donde no se alcanzaba el consenso (los
dos tercios) para ser sometidos a referéndum dirimitorio. La asestada
final a la posibilidad del consenso en el marco de la Asamblea Consti-
tuyente vino en la sesión de noviembre, que modificó la inicial ley de
convocatoria permitiendo que dos tercios de los asambleístas presentes
(ya no el total de la Asamblea Constituyente) puedan aprobar el texto
constitucional, y que con la ausencia de la oposición (PODEMOS) en la
sesión de Oruro se ratificó ese carácter oficialista del proyecto constitu-
cional. La exacerbación del asunto de la “capitalidad plena”, contra todo
realismo posible fue la otra pinza para ahogar un resultado democrático,
fruto de la Asamblea Constituyente como expresión de un consenso de
largo aliento, que fue el principal argumento para convocarla.
De este modo se ha ido configurando una dinámica perversa de
agravamiento de las relaciones entre la oposición y el oficialismo, que
en cada votación ha encontrado la ratificación por el apoyo popular
de que la ruta escogida es la correcta. La votación, entonces, se reitera
como medición de fuerzas y como fuerza de combate potencial (las de
“choque” son minorías minúsculas, pero muy activas).
272 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Se dirá que esa es la función de la votación, y sin embargo no ha


ocurrido como en el pasado cercano, donde las diferencias en los por-
centajes, sin ser de la envergadura de las actuales, zanjaban la cuestión
de la mayoría relativa y se aceptaba esos resultados sin mayor impugna-
ción. Ahora las dudas además encuentran algún respaldo en irregulari-
dades en el padrón y en la administración electoral, empero sin mayores
consecuencias en los recuentos finales: hemos llegado a los límites del
recurso electoral. Esto es, el recurrente expediente a la definición elec-
toral, que si bien ha evitado una confrontación violenta de proporcio-
nes3, sólo ha servido de compulsa para ratificar mayorías, y asimismo
muestra que la minoritaria oposición es, a la vez, lo suficientemente
importante para no poder ser ignorada.

Clasificación de los conflictos


Contrapesos al Poder Ejecutivo: régimen de partido único. Referencias
a la discusión teórica sobre democracia hoy. Conflicto de fuerza con el
Poder Judicial y oposición en el Congreso.
La creciente debilidad de los contrapesos de poder institucional, en par-
ticular la que confronta recurrentemente al Poder Judicial pone en en-
tredicho la vigencia del Estado de Derecho. No sirve de excusa el saber
que, en efecto, no ha sido esta nunca la fortaleza de la configuración es-
tatal boliviana, ni siquiera en los tiempos precedentes de la “democracia
pactada”, pero en esta fase el gesto es reiterado y la famosa declaración

3 El recuento realizado no es exhaustivo, aunque hay ecos de los hechos del atenta-
do a una televisora en Yacuiba y de los sangrientos hechos en Pando, que tienen
un nivel de opacidad y controversia mayor que los aquí mencionados; pero sería
muy en contrasentido que su incorporación modifiquen la orientación de la in-
terpretación aquí planteada. Del mismo modo, al cierre de este trabajo, la acción
policial en un hotel de Santa Cruz con la muerte y captura de individuos, incluidos
dos bolivianos con doble nacionalidad y tres europeos, cuyo líder tiene notables
antecedentes de lucha armada.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 273

pública del Presidente, en la campaña para el referéndum de agosto que


resultó ratificatorio, de que él “le mete nomás, a pesar de que (sus) abo-
gados le dicen que eso es ilegal, que lo legalicen después que para eso
han estudiado”, muestra el abierto desprecio por la vigencia de normas
que desde los griegos de la antigüedad han ido perfilando la idea de vida
civilizada.
Algunos desprevenidos que creen que la etimología de democracia es
suficiente teoría para comprender este largo proceso de construcción
civilizadora, y el dato que en tiempos de Aristóteles bajo ese denomi-
nativo estaba la forma degenerada del tipo de gobierno de la politeia, de
gobierno de los muchos, los ciudadanos, parecen sostener que lo que
tiene bendición del voto popular, o incluso de la mayoría —no necesa-
riamente verificable— es bueno en sí mismo, no tienen en cuenta que la
fortaleza moderna de la democracia, es decir su buen nombre, proviene
de estar vinculada indisociablemente al menos a la pretensión de estar
regida por leyes, previamente definidas y aceptadas, esto es, de vigencia
del Estado de Derecho, así sea en monarquías (constitucionales).
Esta consideración no impide tener la apertura para dar cabida a la
vigencia de formas de democracia local, directa o participativa, como
lo hace un estudioso canadiense4 estudiando la evolución de la demo-
cracia en el mundo occidental, en particular liberal (Macpherson, 1982);
o lo que con cierto esmero pionero, recogiendo trabajos sobre todo
etnológicos, hicimos para nuestro país, con atención a características
étnico-culturales y consideraciones de escala y ámbitos de pertinencia
(Rojas O., 1994).

4 Es significativo que en ese país el debate entre académicos declaradamente li-


berales como Kymlicka (1996 y 2002), y más pertinente para Bolivia, el “comu-
nitarista” Ch. Taylor (1993 y 1997), estimulado por la reiterada diferenciación
lingüística-cultural y religiosa de Québec no tiene los bloqueos que se encuentran
en un país como el nuestro, donde más pertinente es ese debate: lastre de nuestro
pasado colonial.
274 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Por eso es que el intento de perfilar un régimen de partido único


o completamente dominante —que desde luego no es novedad en la
historia social y política de América Latina ni en Bolivia— es de corto
aliento, aunque peligroso en lo inmediato. Y el peligro lo constituye el
desperdiciar un momento de especial convergencia de condiciones que
podían, y pueden todavía, ser aptas para un salto en la disposición co-
lectiva para enfrentar un mejor destino qua comunidad política moderna
—la nación—. Observadores y estudiosos extranjeros comparten esta
mirada que siendo solidaria (Touraine, 2006; Maira, 2007), a la vez que
de especialista (Lavaud, 2007) sobre el momento y las debilidades del
equipo a cargo, no tanto en destrezas gerenciales cuando en opciones
de cambio social, tema en el que los sectores democráticos y denomina-
dos de izquierda hacen un silencio que a estas alturas es atronador. Es
ilustrativo al respecto, que quienes lo hacen en Bolivia quedan irremi-
siblemente en el campo de la oposición, por ellos mismos pero sobre
todo en la consideración social, como muestra palmaria de que la pola-
rización está operando aun en el ámbito del sector de los especialistas
en “los matices”, los intelectuales y académicos.
Aquí pesa la carga histórica de lo predominante en nuestra vida pú-
blica, que es el autoritarismo que permea no sólo a sectores conserva-
dores sino desde luego a los autodenominados de izquierda, que hoy
parecen cómodamente instalados en un caudillismo que es tan viejo
como nuestro registro histórico5.
Lo regional: este es uno de los clivajes en la que la fortaleza está re-
lativamente en la oposición. En la segunda mitad de 2006 parecía que
la potencia de la interpelación autonómica, en los términos de la que el
comité cívico cruceño la había formulado en 2003, estaba a punto de
pasar de los cuatro departamentos de la “media luna” a Cochabamba,

5 Incluso una mirada por lo demás sugerente sobre Evo Morales (Mayorga, en
prensa) que rescata la noción de “carisma situacional” no puede apartarse del
encuadre carismático para explicarse su rol.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 275

incluso La Paz y Chuquisaca como posibilidad. Pero esta perspectiva y


la idea con el sesgo y su confrontación discursiva al ámbito “colla” está
lastrada, pues presenta una homogeneidad que sólo a momentos puede
ser persuasiva, pues como advierten investigadores cruceños no repre-
senta la diversidad, hoy dato político ineludible6.
Vale la pena incluir aquí algo sobre lo que puede significar realizar
este análisis “desde La Paz”, como fue expresamente pedido para este
trabajo. Aunque no puede decirse que este departamento se ha sustraí-
do de la vorágine regionalista que en los años que revisamos tuvo una
evidente crecida, como lo prueba la ostentación del llamado “cabildo de
los dos millones”, en octubre de 2007, con el que se reacciona al pedido
de “capitalidad plena” desde la ciudad de Sucre, ya con una dirigencia
embarcada en esta lógica del “todo o nada”. Con todo, yo no conozco
a algún paceño que sostenga esa identidad departamental como priori-
taria a la boliviana, en cambio una figura muy celebrada en Santa Cruz,
hace de su cruceñidad la identidad colectiva básica. Ese énfasis indica
una manera de visualizar los problemas y sus posibles soluciones. Hay
desde luego encuestas donde, por ejemplo en Cochabamba, se sienten
más bolivianos que en los otros departamentos, aunque en todos es hol-
gadamente mayoritario este sentimiento, por eso calificábamos de error
la ausencia de “nación boliviana” en el texto de Oruro.
Sería miope negar la estructura centralista del Estado boliviano,
como en toda América Latina, en la mayor parte de la historia repu-
blicana. Sin embargo, diferenciando eso, la estructura, del sentimiento

6 “No se realiza un análisis de la crisis de octubre que permita visualizar distin-


tos actores y distintos intereses en pugna, no sólo la generalidad del territorio
nacional, sino también en el interior de la región misma. La complejidad de la
formación social boliviana no es reconocida, y el sujeto ‘Santa Cruz’ también es
tomado como un ente unívoco y único, carente de especificidades y diversidad
en su interior”, la conclusión alude en los autores a un cierto “momento” (2003),
(Molina, Peña y Vaca 2008. Pág. 53), que creemos vale para todo el período este
de comienzos del siglo XXI.
276 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

regionalista, es además conveniente tener presente que en nuestro país,


más que un centro, hubo y hay configuración de “ejes”, como lo mues-
tra una valiosa investigación desde la historia (Barragán y Derpic, 2008).
Lo mismo lo confirma, por contraste, una mirada a las capitales de la
mayoría de los países limítrofes en comparación a sus otras ciudades,
y del mismo modo en la mayoría de los países latinoamericanos, como
solía recordar “Chacho” Justiniano.
Con todo, así como hay fortaleza en la perspectiva nacional desde
La Paz, hay dificultades para pensar la región (Ortuño y Loayza, 2008) y
en lo venidero eso es imprescindible. Se tratará, entonces de desarrollar
esa sensibilidad en un esfuerzo de pertinencias (regional, departamen-
tal) y engarces (con lo nacional). Ahora bien, la demografía paceña ha
sido la mayor en la vida republicana boliviana, y de allí que la presencia
de pueblos indígenas ha sido y es decisiva, y en los tiempos actuales,
esa realidad se la generaliza a todos los departamentos y por esa vía se
mal comprende, en particular a las realidades de la “media luna”, donde
esquemas de tratamiento “de minorías” pueden ser pertinentes.
La denominada “glocalización”, como efecto aparentemente contra-
dictorio del redimensionamiento de la configuración mundial de los ám-
bitos territoriales, no sólo con referente al Estado-Nación, sino la con-
formación de regiones cuasi continentales y sus contrapartes de índole
subnacional con fuerte sentido de identidad que es un recurso político
de vigencia notable en Bolivia, pero que también puede ser fuerza fértil
y no encono irreductible. En este macro proceso de época (trend) se
podrá participar proactivamente, no por la vía de ir disolviendo el pro-
pio Estado-Nación, sino de redefiniciones inteligentes que satisfagan
requerimientos en el ámbito supra y sub estatal7.

7 El trabajo de Gustavo Fernández Saavedra es elocuente sobre estas reconfigura-


ciones que siguen teniendo referentes protagónicos estatales.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 277

La dimensión étnica-cultural (y sus riesgos de resurgimiento racista).


No hay duda de la necesidad de avanzar en la democratización en
los varios órdenes de la vida societal de las consideraciones de ciuda-
danía a los miembros de los pueblos indígenas. En una mirada que no
busca estigmatizar a los actores de la vida política contemporánea boli-
viana, hay que reconocer que muchas de las reformas sociales y políticas
del período de la “democracia pactada” han creado condiciones para
el resurgimiento y valoración de los pueblos indígenas y campesinos,
en general las de orientación territorial y en particular la de participación
popular (reconocimiento de las Organizaciones Territoriales de Base
– OTB, con sus “usos y costumbres” y la elección de líderes locales
en función de autoridades del Estado o vigilantes de éstas con recurso
para administrar), las circunscripciones uninominales para la elección
de la mitad de la cámara de Diputados, la Ley INRA y en particular la
creación de las Tierras Comunitarias de Origen (TCO), y la creación
de los Consejos Educativos de los Pueblos Originarios (CEPOS) en el
marco de la Reforma Educativa, caracterizada como intercultural y bi-
lingüe, que atienden más a la geografía lingüística, antes que a la división
político administrativa; todas ellas con el paraguas institucional de las
reformas de los artículos 1º y 171 de la reformada Constitución Política
del Estado de 1993-94.
Las percepciones de la opinión pública boliviana han ido modifi-
cando sus resistencias, merced a las normas mencionadas, y ahora se
tiene la indudable presencia y aporte de los pueblos indígenas, que han
alcanzado los reconocimientos sociales que han marcado parte de las
dificultades cruciales de la construcción de la comunidad política mo-
derna en nuestro país. En países donde el peso demográfico y político
es menor, la solución democrática ha sido la creación de políticas de
“discriminación positiva” o “acción afirmativa”, pero en Bolivia ese no
parece ser el camino, al menos no para el occidente del país.
278 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Con la instalación del gobierno del MAS, con el simbolismo ino-


cultable de la figura presidencial que desde entonces acentuó su identi-
dad en términos étnico-culturales, sobre la del sindicalista pragmático
(oscilante entre el liberalismo económico de que la coca se produce
porque tiene una demanda de mercado, y la defensa de la soberanía
nacional de consumo tradicional ante los controles internacionales, en
particular estadounidense), la reivindicación étnico cultural tomó acen-
tos nacionalistas, que a momentos incurren en lo mismo que se criticó
al etnocentrismo europeísta, en las élites criollo mestizas de América
Latina y de Bolivia, restándole fuerza a la interpelación ética contra la
discriminación.
Al calor de la confrontación “región vs. cambio”, con el componen-
te del orgullo étnico, se ha visibilizado una reemergencia del discurso
racista y sus odiosas prácticas. Varios de los episodios mencionados an-
tes tuvieron ese componente que desde luego exacerba la conflictividad
que ya el tema en cuestión tiene inherentemente. Según ha evoluciona-
do la confrontación, ha fortalecido a los actores, al oficialismo nacional,
en ciertos momentos —que finalmente se erige como “triunfador”— y
a momentos a los opositores regionales, prefectura y comité cívico cru-
ceño, principalmente como cabeza de esa oposición antes que la opo-
sición político partidaria, aunque con articulación; y justamente cuando
ésta se debilitó, la oposición en su conjunto se hizo débil también, como
veremos a continuación.
Con la consideración de los episodios presentados previamente, no
como cosa aislada, y los clivajes exacerbados recién revisados, es difícil
no inferir sobre la pretensión de erigir un régimen político de partido
único de parte del oficialismo8, en lo que converge, además de la inercia

8 Un ejemplo que aún persiste en la nueva Constitución Política del Estado (Art.
148), es mantener al Senado con cuatro senadores por departamento repartidos
proporcionalmente, cuando actualmente tienen tres y por su manera de confor-
mación —da cabida a sólo dos fuerzas— le da fortaleza a la oposición.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 279

histórica de la cultura política, el total descrédito de los partidos polí-


ticos y la oposición que refugiada en cierto ámbito regional exaltó el
interés presentado como regional con cierto éxito hasta tomar ribetes
escisionistas: lo que en septiembre pasado se presentó como “golpe cívico
prefectural” en realidad fue el intento de puesta en práctica de un para-
Estado que debía derivar en la administración hasta ahora prefectural.

Características políticas de los pactos


Considerando la presencia de los componentes señalados, poquísima
consideración de la vigencia de normas como límites regulativos en la
vida social y política, el regionalismo que permite sin rubor pretender
que lo que es bueno para la región es bueno sin más y el etnicismo
que sitúa lo “indígena originario campesino” como centro del universo,
además validado por la conciencia culposa de quienes sabemos del pa-
sado colonial y de algunos de sus rasgos odiosos hasta el presente; en
conjunto, han acicateado la reemergencia del “revolucionarismo”, esa
versión criolla de la vigencia de la lectura “amigo-enemigo” (Schmitt,
1984) presente en el anarcosindicalismo, las variantes del marxismo y
en el nacionalismo revolucionario en nuestro agitado siglo XX, pero
larvado desde las luchas anticoloniales de los líderes indígenas a finales
del siglo XVIII y la guerra independentista a comienzos del siglo XIX,
no en vano largas y sangrientas. Una versión simplificada de Maquiavelo
(El príncipe) tuvo, también, gran audiencia en las élites políticas e inte-
lectuales criolla-mestizas de comienzos de la república, lo mismo que
los escritos de un activista militar de temple jacobino como Destutt de
Tracy, autor oficial en el gobierno del Mariscal Sucre.
Cada pacto, en verdad, ha sido una suerte de tregua, de pausa en
la batalla y a lo sumo, una “avivada criolla”, como la aprobación del
referéndum revocatorio que PODEMOS desempolvó de la propuesta
del Presidente formulada meses atrás. Los prefectos de la “media luna”
280 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

quedaron desconcertados, pese a que el entonces prefecto cochabam-


bino lo propuso cuando era parte de la articulación autonomista. La
argumentación de los senadores de esa agrupación ciudadana fue que
había que “ganar tiempo” para impedir la convocatoria a referéndum
constitucional con la versión de Oruro, atenidos a la restricción legal
(en la ley específica de 2004) de sólo llevar a cabo una consulta de este
tipo por año.
Antes, las modificaciones que se introdujeron al prorrogar la vigen-
cia de la Asamblea Constituyente en agosto de 2007, ya apuntaban a
soslayar la necesidad de búsqueda de consenso vía la barrera en vota-
ción de los dos tercios. Ambas partes se “beneficiaban” con el acuerdo.
El MAS y sus aliados dejaban de estar sometidos a lo que durante tantos
meses intentaron modificar como regla de juego maestra en la Asamblea
Constituyente, y PODEMOS quería intentar otro texto constitucional
en minoría, en la esperanza de que los exceso del MAS hicieran poco
atractivo para la opinión del votante popular y en ese ámbito “derrotar”
al proyecto oficialista.
Tuvimos que llegar a momentos límite, con amenaza de cerco al
Congreso Nacional, que en el despliegue de triquiñuelas se autodenomi-
nó “vigilia” para que unos pocos negociadores lúcidos del oficialismo y
de la oposición pudieran modificar más de un centenar de artículos que
podría —dependiendo como evolucione el proceso— hacer del proyec-
to oficialista de Oruro un proyecto nacional, en el sentido inclusivo y
cohesivo que necesitamos. Hay que anotar, porque eso explica la opor-
tunidad para que los ilustrados de uno y otro lado tengan oportunidad
de pactar, que incluso los intransigentes de ambas partes reconocían
ya que ese otro político existe y que el aplastarlo o resistirlo implicaba
pasar al terreno de la conflagración.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 281

La nueva Constitución Política del Estado


Reestablece la república y la nación boliviana. Complejo juego de autono-
mías. Horizonte intercultural.
El pacto del 20 de octubre, mes emblemático de la historia contem-
poránea del país, ha mejorado notoriamente el texto de Oruro, que jus-
tamente por la visible ausencia de la oposición se le denominó desde allí
como el “Proyecto del MAS”. Los más acervos críticos del proceso han
sostenido que eso era fácil, su mejora, dados los excesos del oficialismo.
El Presidente ha sostenido que eran intencionales esas exageraciones,
como táctica para luego alcanzar acuerdos. Ambas afirmaciones tienen
su parte de verdad, pero aquí interesa destacar que se ha reestablecido el
carácter de república y el de nación boliviana. En anteriores oportunidades
hemos calificado su ausencia como grueso error político, de consecuen-
cias negativas visibles, más allá de las subjetividades inevitables que cada
uno de nosotros portamos.
Dejemos una nota de reconocimiento a los protagonistas de ambas
partes que finalmente produjeron el acuerdo en un despliegue de virtud
del político, que como Weber recordaba, es capaz de sobreponerse a las
condiciones adversas oponiendo un “sin embargo” ante cada dificultad.
No en vano entre los más visibles concertadores hay gente ilustrada
y con fuertes convicciones políticas, cuyas trayectorias personales nos
muestran que la política requiere hombres y mujeres con oficio, capaces
de presentar argumentalmente sus apreciaciones (Böhrt, Alarcón y Ro-
mero, 2008), más que intransigencias. No puede dejar de anotarse que la
presencia de observadores internacionales coadyuvó a la concertación,
al atestiguar que en estos procesos no hay “buenos” vs. “malos”, sino
actores con intereses diversos y a veces contrapuestos, que si son inteli-
gentes pueden evitar perder ambos.
La forma república tiene un milenario ancestro democrático y en el
mundo moderno implica un avance civilizador digno de considerarse en
282 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

esa dimensión, de diseño institucional protegido por definición contra


las tentaciones autócratas en tanto su división de poderes y con parti-
cipación ciudadana. La nación boliviana, en tanto, aparece ahora como
“la nación de naciones”, cubriendo la ausencia del excesivo entusiasmo
nacionalitario —por el cual los grupos étnicos y pueblos indígenas, no
obstante sus enormes diferencias sociológicas son ahora reputados de
“naciones”— y que para el conjunto de la comunidad política en su dimen-
sión de calidez horizontal quedaba reducida a referencias solamente de
Estado, “el más frío de los monstruos fríos”, al decir de Nietzsche.
Dicho lo anterior, es preciso, sin embargo, señalar los temas pen-
dientes del trabajo político por hacer más urgente. Sin duda la cuestión
de las autonomías es uno de los temas que en la agenda política tiene
alta prioridad. La nueva Constitución Política del Estado se refiere a una
Ley Marco de Autonomías y Descentralización, que requerirá dos ter-
cios de votos de la nueva Asamblea (Art. 271, II), donde se establecerá
“términos y procedimientos” (Art. 280, II) para conformar ordenada-
mente las regiones y de modo general los entes autonómicos con ca-
pacidad legislativa, departamentos y municipios, respectivamente (Arts.
271, I; 277 y 283).
En el caso de la autonomía indígena, aunque se la define en tanto
“autogobierno como ejercicio de la libre determinación de las nacio-
nes y los pueblos indígenas originario campesinos cuya población com-
parte[...]” (Art. 289) y este autogobierno “se ejercerá de acuerdo a sus
normas, instituciones, autoridades y procedimientos, conforme a sus
atribuciones y competencias, en armonía con la Constitución y la ley”
(Art. 290.I), no tiene explicitada su facultad legislativa y como son pre-
cisadas sus competencias es a través de intermediaciones y no de modo
directo, cual es el caso de las autonomías departamentales y munici-
pales. La manera que lo hace es con referencia a los entes territoriales
sobre los que se constituyen —dado que actualmente no existe— tal
tipo de autonomía y son los “municipios y regiones” (Art. 291.I). La
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 283

autonomía regional tendrá las competencias que “le sean transferidas o


delegadas” (Art. 301) y en ese ámbito de gobierno la autonomía indíge-
na “además de sus competencias, asumirá las de los municipios” según
la Constitución y la ley marco mencionada (Art. 303), para finalmente
enunciar las exclusivas (Art. 304). Este recorrido ilustra de alguna forma
las dificultades para integrar una institucionalidad distinta a la de origen
jurídico occidental, y no se trata de mala voluntad de quienes alcanzaron
el acuerdo, sino que es inherente —creemos— al objeto mismo.
Antes de tratar la cuestión de la interculturalidad, que es eso lo que
estamos refiriendo, hay que dejar consignado la cuestión de la equipo-
tencia, es decir, la igualdad de rango y no subordinación de los entes
territoriales autónomos (Art. 276). Entre los tres niveles de gobierno
ya es difícil, aunque posible, el trato del mismo rango constitucional. La
autonomía regional, en la medida que recibe competencias por trans-
ferencia o delegación, es menos susceptible de conflictos con los otros
entes, pero si a la departamental y a la municipal le añadimos la indígena
junto al gobierno nacional, tenemos cuatro niveles de gobierno, lo que
sin duda tiene su complejidad e incluso complicación. Propondremos
algo luego de revisar el siguiente tema.
La interculturalidad
Este es en verdad el otro gran tema que trae la nueva Constitución
Política del Estado. El proyecto de Oruro incluso minimizaba este con-
cepto en aras a un predominio indígena (Bonifaz y Ayo, 2008). El texto
que hoy tenemos9 prácticamente define a la interculturalidad como “el
instrumento para la cohesión y la convivencia armónica y equilibrada
entre todos los pueblos y naciones. La interculturalidad tendrá lugar con
respeto a las diferencias y en igualdad de condiciones” (Art. 98.I).

9 El entrecomillado existía en la versión de Oruro, pero es el conjunto de todo el


texto el que muestra su lugar y potencialidad.
284 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Se trata, en efecto, del desafío más importante que podría dar lugar a
que la alta politización boliviana sea fértil y promisoria. Como en todas
la grandes palabras ya hay una disputa, también en el ámbito académico,
para fijar el significado de este concepto (Paz, 2007), pero lo que tene-
mos en el proyecto constitucional es un buen referente. No se trata de
persistir en el proyecto del mestizaje —aunque tampoco negar ese largo
proceso—, como tampoco de la exclusiva reivindicación de las culturas y
pueblos en gran medida subordinados, ni mucho menos el revanchismo.
Sí, en cambio, el diálogo democrático horizontal que pretende el trato en-
tre iguales, pero sabe de las asimetrías y de ello no se deriva ni arrogancia
ni venganza, sino proyecto común que no invisibiliza las diferencias y es
capaz de enriquecerse de ellas mutuamente. Y no puede ser el mestiza-
je, porque aunque implica mezcla, por las condiciones históricas, se dio
inevitablemente con claro predominio del mundo ibérico occidental y ni
siquiera el período republicano cambió drásticamente esa herencia, aun-
que los períodos de mayor cohesión, convivencia y de democratización
abonaron los cambios que hoy vivimos, mayormente en el siglo XX.
Lo difícil, pero por eso mismo que invita a la creatividad y respon-
sabilidad, es construir institucionalidad estatal capaz de proporcionar el
ámbito para su desarrollo. La nueva Constitución Política del Estado,
con razón, pone el énfasis en el campo de la educación y en particular
de la educación superior. Implica ello desarrollo conceptual y delibe-
ración que concite un paradigma para nuestra circunstancia, donde la
presencia decisiva de los pueblos indígenas, más allá de la discusión de
mayoría o minoría, son inexcusables en la conformación plena de la
nación boliviana.
En el mundo occidental democrático, las soluciones han pasado por
el diseño de “discriminación positiva” o “acción afirmativa”; es decir,
por el tratamiento de minorías. En términos generales, de Bolivia en su
conjunto, ese no es el caso; aunque sí lo sea en las tierras bajas, digamos
es la característica estructural de lo que se ha llamado la “media luna”.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 285

La cuestión de la administración de la justicia. Es en este aspecto


donde aparece con fuerza la especificidad boliviana de otros procesos
autonómicos, por ejemplo el español, que inspiró la propuesta cruce-
ña y marcó la pauta de los departamentos que votaron a favor de las
autonomías en 2006, que no la contempla. Los correspondientes artí-
culos (190, 191 y 192) establecen los límites de la jurisdicción indígena
originario campesina, que no podía sino ser la propia Constitución y
expresamente el derecho a la vida, la defensa y los demás derechos y
garantías. Además, se alude allí a una Ley de Deslinde Jurisdiccional que
actuará como la ley marco para especificar adecuadamente los límites de
cada jurisdicción, así como su coordinación y cooperación. En el plano
del texto mismo, entonces, no parecen haber problemas, pero el asunto
toma alta sensibilidad en la opinión pública por la proliferación de ac-
ciones de hecho y linchamientos, que a título de “justicia comunitaria”
justifican quienes comenten los ilícitos de ejercer “justicia” por mano
propia10.
Una manera interesante para resolver la cuestión de los tipos de
autonomía sin que se haga un desorden inmanejable, es el que propu-
simos en su momento (Rojas O., 2006) que los municipios o departa-
mentos11 (formados o por formarse) se asuman indígenas si así lo deci-
den con consultas ciudadanas y siguiendo procedimientos establecidos.
Actualmente han coincidido en esa línea de solución los investigadores
F. Prado y I. Prado (2008), cuando recomiendan que “un municipio,
una provincia o una región adquiere por su componente étnico cultural
indígena o campesino (para que se constituya) en territorio indígena

10 Y no es por falta de una definición de “justicia comunitaria” que estudiosos del


pluralismo jurídico como Bartolomé Clavero han explicitado su naturaleza in-
trínsicamente casuística y por ello no formalizable, a riesgo de desnaturalizarla
y reducirla a la versión escrita en códigos, forma de la cual se la reconoce como
diferente.
11 Por la manera en que se conformarán las regiones, como vimos, no hay impedi-
mento lógico para que puedan sumarse a esta tipificación.
286 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

como una cualidad”. En los hechos, tendríamos tres niveles de gobier-


no (equipotentes), algunos explícitamente indígenas como sello cultural
identificatorio que implicará especificidades institucionales, pero nin-
gún ente territorial que exceda el generoso marco de derechos de la
nueva Constitución Política del Estado.
Sin pretender la emulación de “reservas indígenas” al estilo esta-
dounidense, es importante distinguir que los modos de vida de buena
parte de los pueblos indígenas está ligada a la tierra y en varios casos al
territorio, por lo que se requiere distinciones pertinentes, técnicamen-
te sustentadas; pero donde es imprescindible el componente de com-
prensión del “mundo de vida” del otro. De manera recíproca, el reco-
nocimiento de la necesidad de desarrollar una industria agropecuaria
moderna, también se ha ganado su propio espacio y la debemos hacer
compatible con la otra. Aquí no sirve, por supuesto, el “todo o nada”.

Prospectiva de los pactos


Hay ciertas dudas sobre la legitimidad del pacto entre sectores extre-
mos, no por minoritarios menos activos, sino al contrario, son éstos los
que en momentos de conflicto llevan la voz cantante, y en verdad esta-
mos saliendo recién de un largo y agotador proceso de confrontación,
y aún esta aseveración es dudosa. Por ello es que los actores y protago-
nistas del meritorio acuerdo, ya en el filo de una ruptura que podía ser
irreversible, deben continuar en el proceso de afianzar ese pacto para
darle certidumbre y reconstituir la urdimbre social y simbólica que se ha
afectado en forma considerable. El acuerdo agónico para la aprobación
de la ley electoral transitoria, muestra la persistencia del ánimo confron-
tacional que alimenta recíprocamente a las partes. La duda fundada de
que este gobierno se apega a las normas constitucionales es crucial se
disuelva por los actos mismos, lo mismo que el evitar la descalificación
del adversario por argumentos regionalistas o racistas, que no impiden
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 287

el saludable y necesario debate público donde, desde luego seguirán las


discrepancias, pero si éstas no son de fundamentalistas, podrán siempre
ser influidas en el proceso mismo de la deliberación.
Era previsible la aprobación de la nueva Constitución Política del
Estado y hoy hay un marco electoral no muy diferente al existente pre-
viamente, en tanto normas para las elecciones generales de renovación
de los poderes del Estado y hay más de medio año de trabajo por de-
lante. El actual Congreso en funciones no podrá seguir legislando, pero
debe fiscalizar al Ejecutivo y bien puede ir preparando proyectos de ley,
como las que se han ido mencionando y otras que deberán revisar ya en
el seno de la Asamblea Legislativa en funciones desde 2010, para pro-
mulgarse en ese período constitucional.
Los nombramientos que restituyan la institucionalidad propia de un
Estado de Derecho es tema importante. El de completar la composi-
ción de los miembros de la Corte Nacional Electoral es urgente, incluso
para la agenda de distensión y salida exitosa del largo conflicto que el
país enfrentó y de las dimensiones de violencia que no alcanzaron a las
que temíamos, en parte debido al recurso electoral, que sin embargo
tiene límites. La cuestión del padrón con registro biométrico habla de
la profunda desconfianza instalada que debe contrarrestarse con esfuer-
zos de transparencia en sus operadores legales.
Los otros nombramientos importantes son los destinados a reesta-
blecer el Tribunal Constitucional y de manera general los componentes de
los cuerpos colegiados del Poder Judicial, Corte Suprema y Consejo de la
Judicatura. Ha trascendido que una parte de los acuerdos del 20 de oc-
tubre está constituida por no nombrar a los tribunos para evitar que en
la eventualidad de ser consultados sobre los acuerdos mismos pudieran
declararlos inconstitucionales. Si eso ocurriera, significaría que no está
allí la gente capaz de entender que en las circunstancias que se concretó
en acuerdos ese día de octubre, era lo mejor que continuar con la con-
288 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

frontación desgastante y cada vez más orillando a la violencia desnuda


que hasta entonces tuvimos12. Tampoco es excusa el hecho de que a
futuro estos serán elegidos por votación popular. Unos miembros de
las principales instituciones de este poder, reconocidos por los políticos,
también podrán ser idóneos candidatos para la nueva forma de lograr
titularidad en el órgano judicial. De nuevo, en el proceso de cambio, los
elementos de continuidad son los que dan certidumbre y viabilizan los
cambios.
Será un buen ejercicio de prudencia, virtud capital en la política, te-
ner presente que los textos de Oruro y los llamados estatutos departa-
mentales, principalmente el cruceño y el beniano, fueron artificialmente
desmesurados, por ello que no pueden ser referentes de lo que “verdade-
ramente” querían los actores enfrentados; sino parte de las estrategias
maximalistas para luego ir cediendo en la negociación. El texto que
tenemos, naturalmente, no satisface del todo a las partes: clara señal de
que hubo concertación y que la política recuperó su espacio. Tiempo de
que se haga sostenible por democrática y no demagógica.
Un dato crucial, para la vigencia del pacto y por ello la de la nueva
Constitución Política del Estado, pasa por la aceptación en significativa
proporción —digamos un tercio al menos— de votación en los de-
partamentos de la “media luna”, y en particular en Santa Cruz. Como
se sabe este departamento es de un peso específico en lo económico,
demográfico y político. El gobierno se ha equivocado atacando con vi-
rulencia a su dirigencia y en más de una ocasión a la región misma. Es
cierto que sectores recalcitrantes de allí han contribuido a ello con —
por ejemplo— las acciones y discurso de la Unión Juvenil Cruceñista,

12 La violencia en Pando ha mostrado los ribetes que puede alcanzar cuando unos y
otros disponen de armas de fuego y la disposición para la confrontación. Imagi-
nar esto en cualquier otro departamento, todos de mayor densidad demográfica,
es ya hablar, sin hipérbole, de catástrofe.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 289

y esa oposición se ha equivocado también al intentar avanzar a la auto-


nomía de facto, cuando en septiembre de 2008 se toleró —por decir lo
menos— la toma violenta de instituciones a cargo de la administración
del gobierno nacional. Es inocultable que esas acciones fueron concer-
tadas, pues ocurrieron simultáneamente en varias de las capitales de la
“media luna”, lo cual movió el campo de la disputa al específico del uso
de la fuerza. Allí periclitó la oposición que en algún momento parecía
portaestandarte de la legalidad democrática.
Después del acuerdo del 20 de octubre nuevos episodios han en-
rarecido el ambiente que debía ser distendido para ir restañando las
múltiples heridas que la reciente fase ha ido dejando. Nos ratifica que la
lectura con la que caracterizamos el conflicto no está alejada de la ver-
dad, y allí uno quisiera equivocarse. Sin embargo, es preciso apoyar las
líneas de convergencia que el citado pacto posibilita. En esa línea de ra-
zonamiento, se requiere una(s) figura(s) política(s) cruceña(s) que tenga
un papel similar al del senador tarijeño Ruiz Bass Werner, para el que el
juego político, incluyendo la campaña por el “no”, carezca en lo posible
del anclaje territorial y la consiguiente amenaza de escisión.
Dentro de ello, las virtudes ético-políticas a desplegar son las que
aúnan intelecto con voluntad, la de apertura cultural que debe permitir-
nos abandonar el etnocentrismo de toda cultura (Pierre Clastres dixit)
para intentar reconocer que los políticos e intelectuales demócratas tie-
nen que jugar el rol de traductores culturales entre la exagerada crítica a
las vertientes culturales de occidente y la consiguiente celebración de
las prácticas del mundo indígena, de una parte; y de otra, la manifiesta
seguridad (casi como tozudez) de que sólo lo que conocimos como
probado en occidente es valioso y correcto, a contramano de las eviden-
cias planetarias de que ciertas rutas no pueden continuar, pues ratifican
desequilibrios que hacen insostenible la convivencia en paz y con certi-
dumbres razonables.
290 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La diversidad del mundo indígena se ha traducido en un saber de


equilibrios y manejo de escalas diversas, en ritmos diferentes al tiempo
industrial, que ha funcionado defensivamente, y resta diseñar y crear
condiciones para un despliegue propositivo de esos conocimientos para
enriquecer el legado común de los hombres y mujeres de hoy. A este
reto los y las bolivianas podemos llegar con ventajas comparativas, pero
como todo lo valioso será con esfuerzo e inteligencia, donde la pelea y
la descalificación sobran.
En ese plano de mayor aliento teórico, sorprende la resistencia de la
mayor parte de los actores políticos opositores y aun de colegas poco
afines al MAS, a reconocer y participar de la discusión sobre la demo-
cracia en el mundo occidental13 más allá del formato liberal. Es cierto
que en nuestra débil cultura democrática no ayuda el predicamento so-
bre la infalibilidad de los denominados “movimientos sociales”, o las
elucubraciones sobre la “democracia plebeya”, pero sí hay trazos de
una tradición intelectual —en el sentido fuerte del término— del repu-
blicanismo que podría alimentar la articulación entre comunitarismo y
liberalismo (sin pretensión de prioridad entre comunidad específica e
individuo), máxime en el marco de un Estado autonómico que puede
facilitar tal desarrollo.
El oficialismo, por su parte, para no ser arrastrado por la inercia del
efecto de la inocultable situación de red de corrupción alrededor de uno
de sus hombres más importantes —como ha mostrado el caso de San-
tos Ramírez en Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos— debiera
asimilar más pronto que tarde (además del inicio modesto del declive
electoral de enero de 2009), que en la vida política, como en la misma

13 Incluso en Francia —que se pretendió uno de los estados centrales más homogé-
neos— una figura mayor como la de Touraine (1997 y 1998) habla de la necesidad
de pensar y aplicar la “cuadratura del circulo” para articular igualdad y diversidad,
en la tarea de vivir juntos, planteamiento que no es nuevo en América Latina (Ka-
plan 1990) y desde luego menos en Mesoamérica y la América Andina, y aun en
nuestro país.
Conflictos y pactos políticos en el periodo 2006-2008 291

vida, no hay impolutos ni puros, menos infalibles, y abandone esa es-


tigmatización de los adversarios, que no contribuye a las convergencias
necesarias. Este sigue siendo un Estado inmerso en una dinámica mayor
que requiere de su propia cohesión autogenerada para no ser una ficha
rápidamente sacrificable en el juego geopolítico regional y mundial.
Finalmente, el decurso del proceso político por venir dependerá no
tanto del texto constitucional propuesto —que tiene problemas si se lo
mira desde el punto de la sistemática jurídica14, pero en una mirada más
sociológica como el opúsculo decimonónico de Lasalle, como retrato
de las fuerzas presentes en la sociedad—, sino que el destino nos remite
más bien a lo que efectivamente hagan los actores y protagonistas, don-
de sus percepciones, prejuicios y convicciones devienen decisivos, para
ir orientando en una u otra dirección el rumbo del proyecto o apostar
para un nuevo fracaso colectivo.

14 Dadas algunas contradicciones evidentes (e.g. Art. 146. VI y VII versus Art. 147.III),
seguramente será posible que una comisión del Congreso, similar a la concertadora,
pueda actuar como instancia de “concordancia y estilo” en línea del espíritu de la
concertación política de octubre reciente (que en nuestro ejemplo debiera simple-
mente eliminarse ese tercer parágrafo).
292 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

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El nuevo discurso del poder*
Mutaciones de la política, de actores y
percepciones: 2006-20081

Jorge Lazarte R.

Introducción

En el “proceso de cambio” que vive el país, hay ciertamente muchos


parámetros políticos que están siendo trastornados, y que probable-
mente lo serán aún más cuando sea implementada la nueva Constitu-
ción Política del Estado (NCPE), aprobada por referendo en enero de
2009. Probablemente también muchos de esos trastornos no pudieron
ser previstos en los términos y magnitud en que lo están siendo. El más
importante de todos es que se está cambiando los valores y principios
sobre los cuales estuvo asentado el régimen político, que consagraba la
anterior Constitución de 1967, y modificada significativamente en 1994.
Cuando esta constitución empezó a regir la política a partir de 1982,
después de años de autoritarismo militar, había empezado a la vez un
proceso de reformas políticas para ajustar las instituciones estatales a las
reglas de la democracia. Pero todo ello siendo necesario no fue suficien-

* Este trabajo fue concluido en primera instancia en julio de 2009 y modificado en


noviembre de 2009.
1 Este estudio se ha beneficiado de los comentarios en el Foro del Desarrollo del
19 de noviembre, organizado por la FES-ILDIS y la FBDM para debatir las ideas
aquí expuestas.
296 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

te para consolidar la democracia, que muy pronto empezó a ser cuestio-


nada desde dentro y desde fuera lo que dio como resultado que lo que
se consideró ya establecido fue erosionándose institucionalmente e hizo
crisis con la crisis del país. Esta crisis abrió el camino para reemplazarla
por “otro” modelo democrático, congruente con la propuesta de otro
país y otro Estado, tal como están diseñados en la NCPE.
El actor central de estos cambios que están sacudiendo a la política
y a la sociedad, es el Movimiento al Socialismo (MAS) convertido en
gobierno, que como tal es también fue uno de los cambios no previstos
hasta de las elecciones de diciembre de 2005. El MAS plantea muchas
interrogaciones. Por su estructura si es partido o movimiento, o ningu-
no. Por su identidad , si es populista, nacionalista, comunista, socialista,
indigenista; entre las calificaciones más corrientes. Por sus medios de
acción, si es democrático, autoritario, totalitario, despótico. También lla-
ma la atención que diga una cosa y su contraria , o que lo que hace no es
lo que dice, o lo que dice o hace no es lo que piensa. Se lo acusa frecuen-
temente de doble discurso. Todas estos rostros producen perplejidad
que han conducido que muchos que defendieron y parecieron defender
la democracia en el pasado reciente ahora militen o apoyen al MAS a
pesar de que otros indicadores señalan lo contrario de lo que pretende
ser. Lo que buscamos en este ensayo es de algún modo responder a mu-
chas de estas preguntas, poniendo en evidencia una cierta racionalidad
en las decisiones del MAS, que sin ella aparecerían o aparecen como
contrasentidos.
Pero también debe estar claro que aunque se privilegie al MAS están
también los otros actores , que igualmente tienen una cierta percepción
con la cual orientan su propia acción. El análisis estaría incompleto si no
se hiciera referencia a los actores no masistas en la política boliviana actual.
El ejercicio que proponemos forma parte de lo que se puede lla-
mar en general “semántica política”, a través de la cual intentaremos
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 297

construir esas matrices de representación de los actores decisivos en la


actual política boliviana, que en la coyuntura larga son principalmente
las del Movimiento al Socialismo (MAS), tanto porque alrededor de él
se organiza todo el juego político, como porque nos permitirá mostrar
su singularidad inédita en la historia nacional, así como las claves de
interpretación que lo hacen inteligible y hacen inteligibles las acciones
de los actores. El fondo histórico de este análisis es ciertamente la cri-
sis del país, los cambios que se operan y cuyo escenario privilegiado
fue la Asamblea Constituyente (AC), y su resultado, que es la nueva
Constitución Política del Estado. Debemos recordar de todos modos
que el discurso político es característicamente retórico, ambivalente y
anfibológico, pero que no es sólo ruido. Este no ruido es lo que debe
construirse desde el campo de la “semántica política”.

El escenario de la crisis
La dimensión simbólica de la política
Ya es una banalidad decir que Bolivia vive no sólo una crisis, sino
la crisis más profunda de su historia. Y como en toda crisis, el proceso
es una sucesión de situaciones de alta volatilidad en las que las acciones
de los distintos actores adquieren una importancia y gravedad que ha-
bitualmente no las tienen, porque de sus decisiones, siempre inseguras,
dependerá en gran parte no sólo la salida de la crisis, que puede mar-
car al país por largo tiempo, sino su propia preservación y lugar en la
post-crisis. No en vano se dice que el país vive a la vez una transición
histórica.
Saber cuáles son esos actores y entre ellos saber cuáles son los que
cuentan, es una tarea necesaria para hacer inteligible el proceso. Pero no
se trata de saber quiénes son, sino principalmente de saber qué pueden
hacer y saber, por tanto, qué puede ocurrir. Esta ha sido siempre una
tarea a la que se han dedicado esfuerzos prospectivos, a veces muy refi-
298 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

nados y no siempre exitosos, o muchas veces fracasados. Es la incerti-


dumbre inherente de la política, sin la cual no tendrían ningún sentido,
no sólo esos esfuerzos, sino las estrategias que pueden inferirse de esos
esfuerzos y que están destinadas a controlar las incertidumbres. Si la po-
lítica es el reino de la incertidumbre, no es sin embargo una incertidum-
bre absoluta donde todo puede pasar, es una incertidumbre recortada
por las situaciones que desbordan a los actores y a partir de las cuales
actúan para darle una dirección.
Es decir, de manera más analítica y general, la política no es sim-
plemente pura relación de fuerzas, identificables y cuantificables, como
cuando se habla de fuerzas de la naturaleza. Las fuerzas políticas o los
actores políticos, no sólo son fuerzas sino que para que lo sean deben
percibirse a sí mismas como tales, y actuar en esa medida. Esas fuerzas
hacen una representación de la situación en la que se encuentran ellas
y los demás, y actúan a partir de estas representaciones fuertemente
evaluativas.
Esto quiere decir, que los actores no son libres de tomar decisiones
que sean tan imprevisibles. De algún modo no sólo actúan a partir de
situaciones ya dadas y diríamos externas, sino también y primeramente
de situaciones internas, que también les marcan ciertos límites de lo que
sería posible esperar de ellos.
Estas situaciones internas en realidad son lo que puede también lla-
marse percepciones, si con este término queremos significar el mundo
de representaciones y valoraciones con las cuales perciben la realidad, la
descodifican y toman decisiones. En este sentido también puede decirse
que un sistema de percepciones en un inevitable reductor de incerti-
dumbre en la medida en que ordena la multitud de datos externos en un
conjunto inteligible recortado de signos.
A propósito suele decirse que los actores actúan según sus intereses,
pero dando a entender que esos intereses tuvieran una existencia en sí,
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 299

definibles por sí mismos, objetivos y que sólo se trataría de saber cuáles


son esos intereses para saber qué es lo que harán sus portadores. Sin
duda existe eso que se denomina intereses, pero que no existen como
algo dado, no están ahí listos para ser descubiertos como se descubre un
pozo petrolero. De los hechos sociales suele decirse que son construc-
ciones, es decir cargados de sentidos que los acompañan inherentemen-
te, aunque no se reduzcan a ellos.
Los intereses son y valen en la medida en que se los percibe como
tales, y es posible percibirlos de distinta manera y con distinta valencia,
según quienes sean los que los reivindiquen. Con los intereses se produ-
ce lo que ocurre con la realidad, que existe fuera de nosotros pero cuyo
sentido pasa por los sistemas de percepción y de interpretación. Esto es
lo que afirma Ricoeur, siguiendo una ilustre tradición muy actual, pero
reformulada en sistema de pensamiento, al decir que no hay experiencia
humana que no sea mediatizada por “sistemas simbólicos”, que son
proyectos, reglas o normas, que “configuran la acción” y le otorgan
un sentido2. Es lo que otros llaman el imaginario en el que los sujetos
viven sus motivos, se representan la situación, ordenan la información
externa, valoran su importancia, los hacen inteligibles, calculan sus po-
sibilidades y recursos de los que disponen, y sienten que pueden pasar a
la acción, esperando ciertos resultados. Todo esto es la dimensión sim-

2 Sin lugar a dudas esta comprensión de la acción social mediada por “sistemas
simbólicos” reivindica de algún modo una idea muy kantiana, expresada y di-
fundida en las ciencias sociales por Weber, de que el “sentido” es inseparable de
la acción social. Contemporáneamente Ricoeur ha prolongado y profundizado
este enfoque analítico en su “hermenéutica”. Esta forma de pensar lo social es
bastante distinta y hasta opuesta a una cierta tradición cientificista que hace de
los “intereses sociales” “hechos” sociales dados por sí mismos, que deberían ser
descubiertos por un trabajo de develamiento que haga pasar la conciencia falsa a
la conciencia verdadera. En cuanto a Ricoeur, puede verse —entre otros, fuera de
su texto más conocido sobre Ideología y utopía, Gedisa, Barcelona, 1989— una se-
lección de sus escritos más importantes sobre el tema en Paul Ricoeur, Anthologie,
Editions du Seuil, Paris, 2007.
300 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

bólica de la acción, cuyos códigos de comprensión y de interpretación


comparten unos con otros, entre los cuales circulan estos sistemas de
comunicación. Estos códigos no están presentes sólo en el texto, sino
en las acciones que orientan y definen. Todo ello sin embargo no debe
conducirnos a la idea solipsista de que lo real es lo que uno percibe. Lo
real existe y no es reductible a nuestras percepciones o interpretacio-
nes. La revolución de 1952 es una realidad, lo mismo que las muertes
de octubre de 2003. Sólo queremos decir que sus sentidos pasan por
nuestros sistemas de interpretación, lo cual tampoco quiere decir que
todas se equivalgan entre sí. Entre ellas hay unas más pertinentes que las
otras, y las ciencias sociales se valen de ciertas metodologías para no dar
margen a arbitrariedades o a las interpretaciones ideológicas distantes
o contrarias a ciertos criterios de objetividad. De cualquier manera por
una u otra vía, los “hechos” sociales no pueden hacer la economía de la
intermediación de sentidos subjetivos que orientan la acción, o sin los
cuales la acción misma pierde sentido.
Por su parte la política no sólo tiene una dimensión simbólica funda-
mental, sino que su realización pasa por ella, y es por su mediación, ne-
cesaria e ineludible, que se produce la acción, el sentido de la acción y su
dirección. En este sentido la política es un campo de conflictos, que ex-
presan intereses que pueden llamarse de poder, vividos y pensados según
ciertas reglas, y que dan lugar a batallas “ideológicas” (que son también
de sentidos), a veces tan intensas como fuerte puede ser la importancia
que se le reconoce o se le otorga a lo que se cree que está en juego.
O dicho de otro modo, así como en la comunicación corriente la
gramática está implícita en el uso diverso de la lengua, así también el
trabajo presente puede ser visto como un intento de construir o recons-
truir esa gramática que sirve de base común a los discursos masistas .
Pero como no se trata sólo de producción discursiva, sino de sentido,
usaremos a la vez y quizá con preferencia la expresión “código”, en el
sentido de sistema particular de interpretación.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 301

Si esto pasa en lo cotidiano pasa más aún en situaciones de cri-


sis, que también son vividas como tales. La crisis es una ruptura de lo
habitual, de lo que era percibido como dado. Las evidencias primeras
pierden la solidez de su existencia ya rutinaria, poniendo en cuestión las
percepciones corrientes que las acompañaban. Por ello mismo la crisis
es un inductor de cambio que supere la crisis hacia una nueva norma-
lidad. Ello depende de la manera cómo la crisis es vivida y percibida,
de la idea de la crisis que cada uno se hace, del lugar que cree ocupar,
de lo que cree que debe hacer para dar el salto que supere la crisis, y de
las estrategias en las cuales se traducen los parámetros con los cuales se
comprende y se hace inteligible el mundo en crisis3.
Sobre esta crisis, diríamos objetiva, se construyeron sistemas subje-
tivos de representación y de acción de los distintos actores políticos y
sociales de la sociedad boliviana. Sin embargo aquí no se trata de hacer
un balance de todos ellos, no sólo porque no todos cuentan en las defi-
niciones políticas, sino porque varios de ellos comparten ciertas claves
fundamentales en un escenario dicotomizado. El eje del análisis estará
centrado sobre el sistema de representación del actor gubernamental,
que es el protagonista en relación con el cual se definen reactivamente
los demás actores.
Esto es lo que intentaremos mostrar examinando el caso particu-
larmente aleccionador del MAS y del gobierno. Esta focalización en
el MAS deriva de su peso dominante en la política nacional, rodeado
de una multitud periférica de fuerzas que se le oponen, pero ninguna
de ellas con capacidad de bloqueo. De estos otros puede decirse que

3 Metodológicamente, debe estar claro que lo que presentamos como códigos de


percepción e interpretación se aproximan bastante a lo que Weber llamaba “mo-
delo ideal”, que ayuda a comprender acciones pero que no quiere decir que todo
masista siga al pie de la letra lo expuesto, o escape de sus marcos. Esta precaución
no disminuye su valor heurístico, porque a falta de él mucho de lo que se hace
diariamente en muchos niveles del poder sería ininteligible.
302 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

constituyen la contrafigura o el contra-sistema de representación, como


tendremos ocasión de ver cuando tratemos el escenario de la Asamblea
Constituyente. El MAS no sólo es importante porque alrededor de él
se organiza todo el juego político, sino además porque nos permitirá
mostrar la singularidad inédita en la historia nacional de las claves de
interpretación en las cuales se apoya.
La respuesta a la pregunta central de ¿qué se quiere decir en el MAS
o en el gobierno cuando dice algo4? Ciertamente no la encontraremos
ciertamente en una lectura lineal del discurso masista, como suele hacer-
se con el discurso doméstico, sino haciendo una lectura en varios niveles
de un discurso fuertemente codificado, que hace uso de expresiones que
son comunes, cuyo sentido radica en las claves de interpretación que se
alejan, son distantes o contradictorias con sus sentidos habituales. Esto
es lo que quería decir un lingüista cuando afirmaba que la palabra “
democracia” remite a sentidos diferentes según el código”5 que se use.
Esta última observación para nuestro caso resulta tan pertinente que en
Bolivia parece haber un consenso sobre la democracia, pero que escon-
de sentidos distintos a veces no compatibles, lo que quiere decir que es
un consenso puramente nominal.
Para poner en marcha este enfoque analítico, el texto se estructurará
tomando como punto de partida el cuadro de la crisis del país y sus
indicadores más importantes; luego pasaremos a los actores con el fin
de elaborar las claves simbólicas de representación e interpretación de
la crisis a partir de las cuales definieron sus acciones, principal y prime-
ramente el MAS.

4 Aunque movimiento político y gobierno son analíticamente dos realidades dis-


tintas, para el caso serán equivalentes en la medida en que comparten una misma
visión de las cosas. Diríamos que el MAS en el gobierno es la cristalización de las
virtualidades del MAS de la oposición. Para los fines de este ensayo nos referire-
mos indistintamente al discurso masista, al del MAS o al del gobierno.
5 Pierre Guiraud: La semiología. Siglo XXI, Madrid, España. 1986. P. 16.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 303

Luego nos referiremos resumidamente a la Asamblea Constituyente


como escenario de puesta en escena de estas claves, y que por extensión
podrían aplicarse a otros escenarios también conflictivos y más cotidia-
nos. Por ultimo, a modo de conclusiones nos referiremos de manera
muy sumaria a lo que puede esperarse hacia adelante como compor-
tamiento previsible a partir de estos códigos en acción, y si es posible
anticipar condiciones bajo las cuales puedan ser pensables escenarios de
eventuales acuerdos sustantivos, hoy ausentes6.

Las fracturas históricas


Bolivia está en su peor crisis y enfrentada a uno de sus mayores desa-
fíos y riesgos de toda su historia. La aprobación reciente en referéndum
de una nueva Constitución Política del Estado —no democrática y et-
nicista en su orientación y contenidos sustanciales— puede agravar esta
situación extremadamente precaria y dislocar la vida de toda la sociedad.
La crisis del país es el estallido combinado de sus fracturas histó-
ricas con las cuales siempre ha vivido en distintos tiempos. Fracturas
regionales-territoriales, entre el norte y el sur que condujo a la guerra
civil de fines del siglo XIX; y ahora entre oriente y occidente, en un
espacio geográfico que siempre fue más grande que la capacidad del
Estado de territorializarlo. Fracturas étnicas entre una mayoría indígena

6 Las fuentes “documentales” de producción de sentido serán diversas y no única-


mente impresas, aunque estas últimas sean privilegiadas por ser las más accesibles
y de algún modo más verificables.
Entre los textos serán tomados en cuenta los documentos que pueden consi-
derarse fundamentales del MAS ; declaraciones de sus portavoces que pueden
leerse en la prensa del país o están grabadas y han sido trasmitidas por los me-
dios audiovisuales; el seguimiento cotidiano de las acciones producidas por sus
partidarios o acciones colectivas de los que no siendo masistas comparten sin
embargo esos mismos códigos; la documentación abundante de la Asamblea
Constituyente(AC), particularmente en sus ámbitos más pertinentes como fue la
Comisión Visión de País, en la que se expusieron los argumentos que podríamos
definir como doctrinales, que no salen en los documentos oficiales; y, finalmente,
nos servirá de fuente de información lo que se llama la observación participante
en la AC.
304 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

excluida en derecho en la fundación de la república y en los hechos en


todo el período, en un país que no pudo ser de todos. Fracturas sociales,
entre pobres y ricos, cuyas distancias crecieron juntamente con las des-
igualdades de las dos últimas décadas. Fracturas políticas, entre derecha
e izquierda sobre todo desde la guerra del Chaco y que no encuentran
una base común a partir de la cual se disputen ordenadamente la titula-
ridad del poder. La revolución de 1952 fue el mayor esfuerzo histórico
inconcluso y frustrado de cerrar estas fracturas con la organización de
un Estado nacional.
Ya en democracia, a partir de mediados de los años ochenta, es-
tas cuatro fracturas se entrecruzaron y expresaron en una multiplicidad
de movimientos colectivos de protesta que se apoderaron del espacio
público y lo fragmentaron, sobre todo desde principios del siglo XXI,
produciendo una crisis de todo el sistema institucional, que a su vez en
su fuerza arrastró al país y a sus principales actores. La respuesta a la
profundidad y magnitud de esta crisis implicaba la conformación de un
país distinto. La cuestión reside en el tipo de país que se quiere a partir
del país que se tiene.
Con la crisis reaparece la ingobernabilidad social, que estalla como
ingobernabilidad política, ambas potenciadas para producir un estado
de anomia generalizada y un horizonte de incertidumbre creciente.

La complejidad y potencia de la crisis


La subjetivación de las fracturas históricas por los movimientos co-
lectivos críticos con identidades dispersas, acciones disruptivas y obje-
tivos no generalizables pero adicionales, hizo estallar una formidable
crisis global, como no había conocido el país en el pasado.
En primer lugar la crisis fue política en sus dimensiones fundamen-
tales. Fue crisis de gobernabilidad de gobiernos permisivos, cada vez
más sin capacidad de ser gobiernos y de garantizar el orden mínimo de
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 305

una sociedad desbordada por sus conflictos. Fue crisis del sistema de
mediación política: crisis de la democracia representativa cuestionada en
su legitimidad por la democracia participativa; y del sistema de partidos
reemplazados por agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Es la
crisis del todo el sistema de justicia sin apoyo público.
Pero la crisis es también la crisis de los otros ámbitos estatales. Es
el duro cuestionamiento del modelo económico privatista implantado
desde 1985, que no había asegurado un crecimiento y por el contrario
había debilitado el aparato productivo nacional sin producir eficiencia
empresarial, sino excepcionalmente. La crítica alcanza en el más largo
plazo a una forma o “matriz” de hacer funcionar la economía basada en
la exportación de ciertos productos de enclave sin efecto virtuoso sobre
el resto de la economía.
Es igualmente el rechazo de un modelo social que ha producido a
los nuevos pobres y a los que son y se sienten excluidos de la otra Bo-
livia: son las desigualdades sociales crecientes en un país que es uno de
los más desiguales del continente en la distribución del ingreso y que
están en la base de las protestas y en el sentido de justicia o injusticia de
los movilizados.
En suma es la crisis de todo el sistema institucional y de políticas
de gobierno, que no pudieron vencer la hostilidad generalizada en la
población a pesar de los significativos procesos de reforma de los años
noventa.
Pero la crisis englobó más extensivamente al modelo de Estado
“centralizador” al que se le opone el modelo de Estado de autonomías;
y al Estado “monocultural” frente al cual se reivindica el reconocimien-
to de derechos históricos de los pueblos indígenas.
Es la crisis de un Estado que nunca pudo ser plenamente moderno,
garante del orden político, fuerza de integración y de cohesión social;
306 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

y expropiado por élites cuyos intereses estuvieron más focalizados en


construir poder que instituciones. Poder prebendal y clientelista, que no
pudo asentar su legitimidad en el consentimiento de la población y que
estuvo enfrentando permanentemente problemas de gobernabilidad
con el uso de la fuerza y la violencia.
El efecto acumulado de esta crisis política ha puesto en crisis a la
política, sobre todo como espacio de agregación y definición de fines
compartidos, y su sustitución asfixiante por la política corporativa, ex-
presada en la creencia de que los de “abajo” deben reemplazar a los de
“arriba” y ocupar su lugar.
Esta otra vertiente no estatal de las crisis fue el punto ciego de los
estudios sociales y políticos que privilegiaron o mejor exclusivizaron
la crisis a la esfera del Estado, explicable por su filiación contestataria,
pero insuficiente para comprender la complejidad y alcance de la crisis,
podríamos decir de sistema y de actores reales. En contrapartida, y fren-
te al Estado, la “sociedad civil” fue idealizada con supuestas virtudes,
ignorando sus particularismos privatistas, su escaso carácter democrá-
tico y marcadamente intolerante. Estas “fuerzas vivas”, como se decía
en los años 50, o “movimientos sociales” como se dice ahora, sólo con-
fiaban en su capacidad de presión e imposición envolvente contra el
poder “neoliberal”, y que en su acción disruptiva en nombre de buenas
causas, habían producido un estado de entropía y anomia generalizadas,
desordenando a la sociedad. Dos gobiernos sucesivos habían sido de-
rrocados por la fuerza de la crisis, y un tercero corrió el mismo riesgo si
no lograba abrir una salida electoral a la presión ya incontenible. En un
cierto sentido puede decirse que se había llegado a una situación en la
que estos movimientos lo eran todo y el Estado, nada.
En consecuencia es la crisis de un país dislocado- Estado y socie-
dad- que necesitaba ser “refundado”, como se repetía no sin razón en
discurso del MAS.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 307

Actores y percepciones
El MAS y el nuevo código de “refundación” del poder

Si de algún modo la crisis fue para todos, no todos la vivieron ni pensa-


ron del mismo modo. Esto fue particularmente evidente en el caso de
los actores colectivos, políticos y sociales, en primer lugar por el MAS
dada su condición de ser gobierno y fuerza nacionalmente dominante.
La percepción esencial del MAS puede inferirse de un examen no lineal
del discurso masista y del gobierno en el que pueden constatarse ciertas
expresiones verbales que se destacan por su sobre presencia, es decir,
que se encuentran por todas partes como referentes discursivos privile-
giados. Estas expresiones son “pueblo”, “cambio” y “democracia”, que
se diferencian de todas las demás por su sobreabundancia, que es como
si no se pudiera decir nada sin referirse a ellos. El peso cuantitativo es
a la vez el indicador de su importancia cualitativa en la medida en que
son verdaderos pivotes que ordenan el discurso y sobre los cuales se
estructura todo lo que se dice. Este trípode es a la vez una articulación
que de algún modo se puede expresar en la proposición “el pueblo hace
los cambios en democracia”.
Entonces de lo que se trata es de saber qué se quiere decir cuando
se dice “pueblo”, “cambio” o “democracia”, y qué, cuando se articulan.
Estas expresiones que son muy corrientes, sin embargo adquieren un
sentido propio y consistente en el discurso masista. Lo que quiere decir
que su sentido no proviene directamente de estas expresiones sino de
un código común que las atraviesa.
Esto es, siendo “pueblo” el principal pivote como agente de “cam-
bio” y de “democracia”, el análisis se concentrará primeramente en él,
mientras que las otras dos expresiones serán complementarias trasver-
sales que nos servirán para preguntar hasta qué punto lo que se dice
de “pueblo” es democrático, confrontando el sentido que sale del dis-
308 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

curso con el sentido de “democracia” internacionalmente aceptado, tal


como pueden constarse en las cartas, convenciones, declaraciones de
instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la
Organización de Estados Americanos (OEA) o la Unión Europea, para
mencionar las más relevantes.
Luego incorporaremos otras dimensiones que si bien no son tan ma-
nifiestamente visibles, sin embargo son tan importantes que de ellas en
realidad proviene el sentido de lo que quieren decir cuando dicen algo.
Esta otra dimensión proviene del carácter mismo del discurso político,
que es discurso político y de poder, en este caso sobredimensionado.
Por tanto, este análisis del discurso masista no sólo debe hacer in-
teligible lo que dice y hace, sino lo que haría mientras la matriz sea
la misma, y en qué condiciones la consistencia del discurso puede ser
afectada.
La idea monista de “pueblo” y economía “moral”
Probablemente no ha existido en el discurso político nacional una
expresión tan omnipresente como “pueblo”. El discurso del MAS está
sobrecargado de “pueblo” como referente sustantivado y núcleo privi-
legiado en sus distintas derivaciones como “explotado”, “dominado”,
“colonizado”, “indígena”, “discriminado”, “originario”, “pobre”, “re-
volucionario”, mayoritario”, etc. Estas distintas expresiones se super-
ponen y son sustituibles. “Pueblo” es todo eso, pero por ser todo en su
extensión termina perdiendo cuerpo identificable y se hace nada, lo que
permite que se lo haga existir simplemente nominándolo.
De todos modos, lo que primero debe subrayarse es que aquí aflora
la idea de pueblo más próxima a plebe, más que a populus, si seguimos la
antigua diferenciación romana. “Pueblo” no es todos, o es todo menos
los que forman parte del no-pueblo, que son sus adversarios. “Pueblo”
aquí no tiene mucho que ver con el sentido democrático que podíamos
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 309

encontrar en la Constitución Política del Estado de 1967, cuando se


afirmaba que la soberanía reside en el pueblo, es decir en los ciudada-
nos, en su condición de universalidad, mientras que la nueva Constitu-
ción Política del Estado, que si bien en ciertos pasajes retoma la misma
afirmación en su sentido liberal democrático, el texto constitucional en
su conjunto produce otro sentido menos incluyente por el cual con
“pueblo” o “pueblos” se refieren a “pueblos indígenas originarios cam-
pesinos”, con lo que deja fuera a los que no forman parte de ninguno de
ellos. Es decir, por un lado, la pluralidad “pueblos” es pluralidad entre
semejantes, no extensible a los diferentes. Por ello es que “pueblos” no
quiere decir propiamente pluralidad democrática. De otra parte, a pesar
de esta pluralidad, en el discurso masista lo dominante es una concep-
ción monista de “pueblo”, que se traslada a sus componentes internos,
y que rima muy bien con “comunitarismo” y con “sociedad holista”,
poco sensible al disenso interno.
Este reduccionismo monista que hace de “pueblo” una entidad úni-
ca, de bloque, sin fisuras, cuya homogeneidad viene dada por los que no
son pueblo, al hacer desaparecer ideológicamente su diversidad interna,
que no es con todo la desaparición de hecho, plantea la necesidad de
que este “pueblo” entelequia tenga de todos modos voz y voluntad pro-
pias. Esta concepción monista de pueblo no es compatible con la idea
plural-democrática de pueblo.
En democracia lo que se llama “pueblo soberano” no es una unidad
y si en algún momento se expresa como voluntad plural es cuando vota,
mientras que en la cotidianidad el “pueblo” es mediado por sus repre-
sentantes. Sin embargo, en la percepción del MAS el “pueblo” existe
todo el tiempo, y como sus representantes elegidos son descalificados
todo el tiempo en su función de representación, entonces, ese “pueblo”
sólo puede tener voz mediante los que se apropian de ella y dicen ser
su voz. Esto quiere decir que en el MAS está muy afincada la idea no
tanto de que representan al “pueblo”—lo que no es privativo sólo del
310 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

MAS sino de la cultura política del país según la cual cada sector se
piensa el “pueblo”— sino que ellos son el “pueblo”, que en esto siguen
la tradición populista muy conocida. Esta fusión entre representados
y representantes da como resultado la sustitución de unos por otros.
Por ello es que se explica que aún cuando ese “pueblo” nunca hubiera
sido consultado, sin embargo se decida que es él el que ha decidido
cuando en realidad son otros los que lo reemplazan, los que decidieron.
Con este razonamiento puede entenderse lo que quiere decir la fórmula
“mandar obedeciendo”, que termina siendo exactamente lo contrario
de lo que se quiere dar a entender, que es lo que ocurre cuando ese
“pueblo” reducido a sus portavoces masistas sigue la voluntad del Pa-
lacio, tal como puede ilustrarse si pensamos en los avatares de las auto-
nomías regionales.
Pero si este es el núcleo “populista”7 del discurso masista, ello no
quiere decir que se trate de un discurso propiamente “populista”, en el
sentido en que en el pasado se denominaba “populismo” por referen-
cia a los regimenes “populistas” de base social urbana emergida de los
procesos de industrialización sustitutiva. Ahora se trata de un populis-
mo discursivo, pero que se expresa en la conformación de un régimen
político no populista. El “populismo” del MAS es de geometría variable
que se modula según las cuatro fracturas arriba mencionadas. Cuando
dice “pueblo” puede estar refiriéndose a “pueblo originario”, “andino”,
“pobre”, o de “izquierda”. Estos cuatro referentes se encuentran alter-
nativamente en el discurso del MAS. De ahí proviene su fuerza, pero
a la vez puede ser fuente de conflicto, por ejemplo entre la vertiente
izquierdista clásica y la vertiente originaria. Pero no se trata de una al-
ternancia sin vector ordenador. La matriz “plurinacional” de la nue-

7 A propósito puede decirse que “populismo” en Bolivia no tiene clara filiación


ideológica. En los hechos, la idealización de una expresión equívoca como “pue-
blo” es el alma del discurso político nacional. En este sentido puede decirse que
en Bolivia los políticos, cualquiera que sea su auto identidad, son populistas es-
pontáneos.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 311

va Constitución Política del Estado establece la prelación “originaria”


sobre las otras dimensiones. Por tanto, si puede hablarse de discurso
“populista”, éste tiene que verse re-situado en este nuevo marco privi-
legiado de referencia.
Ahora bien, frente a este “pueblo” se encuentra el “no-pueblo”,
que también tiene sus equivalentes semánticos como “neocolonialis-
tas”, “oligarcas”, “explotadores”, todas expresiones despectivas y des-
calificadoras. Así como “pueblo” representa virtudes, sensible, sano
—“somos de la cultura de la paz”—, sus oponentes son cargados de
atributos negativos, que los tendrían desde siempre, o por lo menos
desde que los colonizadores colonizaron, hace más de 500 años, y que
se repite en el discurso más fundamentalista. Este “no-pueblo”, de tal
modo diabolizado, del que todo lo que sale está ya marcado por su vicio
de origen, y es sospechoso aun en su inocencia. Así puede explicarse
que durante tanto tiempo la demanda de autonomía hubiera sido inter-
pretada como separatismo, o como un recurso para proteger oscuros
intereses terratenientes, y no como una voluntad de una buena parte
del pueblo oriental de autogobernarse. En suma, este “no-pueblo” no
son los otros, distintos a “nosotros”, con los cuales se debe convivir
bajo reglas comunes, sino que es “lo otro”, que es mucho más que “lo
extraño” civilizatoriamente —“no somos simplemente cultura sino una
civilización, una cosmovisión que se basta a sí misma”— sino “lo extra-
ño” detestado por cargar la culpabilidad de los que desde hace 500 años
causaron la infelicidad del presente. En esta suerte de herencia culpable,
sus descendientes actuales son neocolonialistas, tanto porque disfruta-
rían de los despojos heredados, como porque no disfrutándolo cargan
la responsabilidad moral por lo que han hecho otros, pero que pueden
redimirse si renuncian a su condición heredada, dejando de ser lo que
son para ser lo que no son.
Entonces, “lo otro” no son sólo los extraños, son los enemigos, que
sólo pueden actuar negativamente. Es decir, sólo pueden conspirar y,
312 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

por tanto, el trato que deben recibir tiene que ser congruente con esta
condición. En esta visión maniquea no hay pacto posible, excepto el ar-
misticio. La solución histórica es la victoria final sobre ellos, a cualquier
precio, a como dé lugar, como se suele repetir, pero mejor sería si se
doblegaran voluntaria y pacíficamente. Si hay acuerdo es sobre nuestras
reglas, dirían en su fuero interno.

Es la visión dicotómica de la crisis, es su carácter irreductible y no


negociable. El conflicto es un conflicto absoluto, sobre principios “irre-
nunciables” entre amigos y enemigos. Es una dicotomía infranqueable.

En esta visión del otro excluido, no tiene efectivamente cabida la


creencia en la “imparcialidad”, por ejemplo, de los jueces. La genera-
lidad del MAS —dirigentes y base social— no cree en la “imparciali-
dad” de la justicia y por ello mismo no cree que sea posible encontrar
jueces que tengan este carácter. La imparcialidad les parece una forma
de encubrimiento de su verdadero “rostro neoliberal”. Por ello es que
se empeña tanto en controlarlo desde dentro o anularlo desde fuera.
Esto explica no sólo la imposibilidad práctica de elegir a los sustitutos
de los miembros del Tribunal Constitucional, acosados hasta obligarlos
a renunciar, sino la presión asfixiante a la Corte Suprema de Justicia.
No es cuestión de falta de voluntad, sino que esta voluntad tiene otras
certidumbres y otros fines.

En este sentido, la crisis del país es pensada como el escenario en


el que se enfrentan dos actores separados históricamente, a los cuales
se atribuye ser portadores de corrientes “civilizadoras” contrapuestas
entre un “nosotros” y los “otros”.
Las claves anteriores iluminan la percepción masista de la crisis y
cómo explican la crisis que envuelve al país y los envuelve, y lo que pue-
de llamarse los principios axiológicos en nombre de los cuales justifican
sus acciones.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 313

Los documentos fundamentales del MAS, las declaraciones públicas


de sus portavoces, y aun de sus militantes, presentan la crisis como el
escenario en el que se enfrentan dos actores separados históricamente:
el pueblo y el no-pueblo. Unos son los explotados, los dominados, los
originarios, los pobres, en suma el pueblo; los otros, son los “otros”.

Pero además la crisis es la ruptura entre ambos, unos que represen-


tan lo que se hunde en la crisis, y otros que representan lo que insurge,
adviene, lo que nace, cambia; el cambio por antonomasia.

En este sentido la crisis es vista como la ruptura entre dos mundos,


separados históricamente en la larga duración y que los enfrenta ahora
con visiones y actores enfrentados. La crisis sería el choque entre dos
civilizaciones, entre la civilización originaria precolombina, aún viva y
resistente, y la civilización occidental decadente; entre colonialistas y
anticolonialistas, entre neoliberales y antineoliberales, en la fórmula tan
repetida en el discurso.

La crisis de una civilización, de sus instituciones básicas y de su


sociedad. Es la caída de todo un sistema de explotación que sólo pudo
vivir aplastando al otro, que desde los tiempos inmemoriales —como se
lee con estos acentos míticos en el preámbulo de la nueva Constitución
Política del Estado— era el dueño de estas tierras. Pero a la vez es el
renacer con acento milenarista de los que siempre fueron sus legítimos
pobladores, que hoy se lazan después de 550 años para entrar en la
“nueva historia”. La crisis es la muerte de unos para que vivan los otros.

En esta percepción de la crisis se mezclan acentos quiliásticos, mi-


lenaristas, escatológicos, mesiánicos de redención y justicia social, muy
fuertes en la base social del MAS y tan propios de los utopistas del
pasado, que creían poder encontrar el futuro en un pasado idealizado.
Es la “revolución” en su sentido original, como respuesta a un presente
en decadencia. Diríamos que sobre todo para los grupos indígenas aquí
314 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

se encuentra la raíz de su adhesión hasta ahora inconmovible al nuevo


credo.
A esta visión se yuxtapone otra, más laica, más urbana y de clase
media “intelectual”, procedente de la izquierda tradicional, clasista o
campesinista en el pasado, que también entiende que se está al principio
de un nuevo comienzo “revolucionario” del proyecto “socialista”, que
se imbrica con el indigenista dominante, mediante el componente “co-
munitarista” en el que encuentran las dos vertientes.
Pero la crisis es igualmente el campo en el que se enfrentan valores
y antivalores. De un lado la herencia de un pasado de armonía, igualdad
y de paz, depósito de valores positivos reivindicados contra un presente
neoliberal, capitalista, inherentemente perverso, discriminador, colonia-
lista, súmmum de los valores negativos. Entre todos esos valores rei-
vindicados hay un valor fuerte de hondo contenido emotivo, que es la
justicia. La apelación a un cierto sentido de justicia —que no tiene nada
que ver con leyes, pensadas más bien como inherentemente injustas—,
es el justificativo principal de todas las acciones que se emprenden. Cier-
tamente esta noción de justicia está más próxima a la igualdad plana
que a la idea de justicia proporcional. Esta noción encaja muy bien en la
base social del MAS, que más que pensar en justicia vive la justicia como
una exigencia que los ponga en igualdad de condiciones de vida con los
sectores sociales que aparecen como sus modelos, a los cuales quisieran
aproximarse o reemplazar, pero que como les ha sido negado hasta aho-
ra este acceso, la frustración tiene una fuerte carga emotiva que linda con
el revanchismo, si la miseria del presente es pensada como el resultado
del despojo centenario sufrido en manos de los ahora descendientes de
los colonialistas. Esta incorporación del espesor de la historia larga de
los 500 años de opresión “colonial” convierten a este revanchismo —no
fácilmente controlable pero muy manipulable— en un deber ser, con
todos los riesgos y ya evidencias de ser el origen de otras injusticias.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 315

Es decir, en esta representación moral de la historia, estos pueblos


no sólo son víctimas sino que aparecen victimados, lo que crea obliga-
ciones contraídas por los victimarios, que se transmiten en el tiempo,
de modo tal que la deuda histórica termina recayendo sobre las espal-
das de los llamados descendientes de los “colonizadores”, constreñidos
ahora en los nuevos tiempos a saldarla materialmente y no simbólica y
nominalmente, como lo que se encuentra en los primeros artículos de
la nueva Constitución Política del Estado. Este componente de justicia
reparadora tiene una carga emocional muy acentuada en la acción de los
pueblos indígenas, y que explica muchas veces la violencia y la agresi-
vidad.
No deja de ser interesante descubrir en esta aspiración de justicia
de ser igual a los otros, sus propias ambivalencias y sus patologías. Por
un lado, es la fuente de un arcaísmo que reivindica el pasado contra el
presente, y tiende a pensar el futuro como una reconstitución del pa-
sado. Pero como esto implicaría hacer tabla rasa de lo existente, lo que
es apenas pensable, entonces desde algunos círculos del poder no tra-
dicionalmente indigenistas, se reivindica tímidamente la “modernidad”,
tan detestada en la Constituyente pero que suena mejor ante la clase
media y la cooperación internacional preocupada privadamente por los
el radicalismo etnicista.
Esto último nos conduce a una segunda lectura del arcaísmo. La
apelación al pasado sería es un refugio imaginario ante las esclusas casi
infranqueables de acceder a los bienes de la modernidad, como repitiera
más de una vez uno de los líderes indígenas más notorios, que anticipó
de algún modo el advenimiento del actual Presidente del país. Esta lec-
tura nos induce a sostener que el indigenismo del poder es contrario o
por lo menos distinto a esta profunda aspiración no indigenista de los
pueblos indígenas, que se revela observando los signos no necesaria-
mente verbales de los interesados.
316 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Del otro, esa reclamación entendible por la justicia -que es la contra-


cara de la injusticia vivida- al ser pensada más como igualdad distributi-
va de tener lo que tienen los otros, puede ser el camino abierto- alentado
por ausencia de frenos jurídicos- a los atropellos ya puestos en marcha
en nombre de la reivindicación de lo que “siempre fue nuestro”, que
termina produciendo injusticia en los otros. Este es el espíritu de lo
“plurinacional” que en nombre de la inclusión de los siempre excluidos,
produce la exclusión de los que estaban incluídos.

La democracia de la calle.

El segundo componente de la tríada ideológica masista, es la demo-


cracia, calificativo al que suelen apelar aunque nunca se llamen demó-
cratas, como si el hecho de hacerlo les produjera incomodidad, y pro-
bablemente tienen razón tanto porque lo son dudosamente, para decir
lo menos, como porque la democracia para ellos, no es una cuestión de
principios sino sólo de uso.

Con respecto a la democracia, las críticas, que nunca le faltaron, pue-


den provenir de dos extremos. Pueden ser críticas a la democracia desde
la democracia, que a esta le permiten avanzar pero preservando sus
principios de base. Pero también hay críticas a la democracia desde fue-
ra de la democracia, que nunca faltaron. Estas críticas son normalmente
promovidas por quines tienen una idea no democrática del poder, que
compagina bien con la exaltación de la soberanía del pueblo. La cúpula
del MAS se inscribe en esta segunda crítica con la cual comparten otros
sectores políticos del país que siempre confundieron con referencia a
los años setenta, la lucha contra el autoritarismo militar con la lucha por
la democracia.

De todos modos, está claro que cuando en el MAS se dice demo-


cracia lo primero que debe descartarse es que su sentido no tiene nada
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 317

que ver el liberal-democrático8, que lo desprecian porque suena a “neo-


liberal” como porque lo asocian íntimamente con “neocolonialismo
occidental”. Este desprecio les hace ignorar o les impide ver que esta
democracia existente desde 1982 no sólo legitimó su participación en la
vida política del país, no sólo les permitió acceder a espacios de poder
en los municipios y parlamento sino que bajo esas reglas “neoliberales”
se hicieron gobierno el 2006, cuyo origen democrático fue reconocido
por la generalidad de la población. También prefieren ignorar que lo que
llaman “movimientos sociales” sólo podían constituirse y hacer legíti-
mas sus demandas en democracia.
La explicación de esta ceguera se encuentra en el entramado ideo-
lógico masista en el que democracia tiene otro sentido, derivado de su
idea de “pueblo”. El pueblo es declarado inherentemente democrático
y es democrático todo lo que de él proviene..Si el pueblo es “uno”(
“unidad del pueblo boliviano” es una de letanías de todo el tiempo), la
democracia no puede ser sino de “uno”. Entonces la democracia sólo
puede ser consensual, constitucionalizado en la NCPE como democra-
cia comunitaria, propio de lo que Levi-Strauss llamó alguna vez “demo-
cracia primitiva”. En esta democracia de “consenso” no cabe la idea del
conflicto, peor de su institucionalización. Una derivación pluralista de la
democracia moderna es justamente la institucionalización del conflicto
que proviene del reconocimiento de la diversidad estructural de la socie-
dad. Diríamos que en esta democracia descalificada como “occidental”
la normalidad es el conflicto, y por tanto, la garantía del disenso, que
no es compatible con la idea de que las “mayorías y minorías” son un

8 Aquí liberal quiere decir derechos civiles y derechos políticos, sin los cuales no
hay democracia. Y democracia quiere decir que es más que liberalismo, pero vin-
culado a él porque lo democratiza en los términos actuales de democracia. En
términos de M. Gauchet, lo que se llama “neoliberalismo” fue la liberalización de
la democracia, y la “democracia” actual, fue la democratización del liberalismo,
por haber incorporado en su sentido el componente “social”.
318 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

producto importado, y que cuando al fin reine la igualdad en el país esas


divisiones desaparecerán para dar paso al consenso. Por tanto al no ser
estas diferenciaciones resultado, por así decir, naturales de la diversidad
de opciones y intereses, entonces se comprende que esas minorías polí-
ticas no sean protegidas.
Pero como esta concepción de democracia consensual choca con la
realidad de las sociedades actuales complejas que por imposibilidad de
hecho no funcionan por consenso, entonces el equivalente de consen-
so su termina siendo la democracia de mayoría, o mejor de las mayo-
rías cuanto más grandes sean más aparecen de consenso, y menos las
minorías cuentan, y más es no-pueblo, conformado sólo por familias
“oligárquicas”, como suele repetirse, que es como si no existiera. Así
vistas las cosas, la concertación pierde su sentido, pues no habría con
quien concertar. Esta democracia del “pueblo” convierte al “pueblo” en
soberano que por ser tal no está sujeto a nada y está por encima de todo.
Pero como este “pueblo” no existe sino cuando se expresa( y en demo-
cracia sólo lo hace cuando vota). En la nueva democracia cada acto de
movilización aparece como un acto de soberanía popular, del que se
apropia cada cual( “si este no es el pueblo, el pueblo donde está”), que
es el desarrollo patológico de la nueva democracia.
En esta idea de democracia “alternativa” las elecciones pierden su
sentido original de “elección” entre opciones distintas, y para asumir la
condición de consulta plebiscitaria. Esto es, en esta visión de democra-
cia la función primaria de las elecciones no es elegir sino dar más poder
a los que están ya en el poder, y cuanto más plebisciten más les asegura-
rá el poder. Por ello se explica los afanes de manejar los registros, o de
inducir el voto comunitario para que el resultado abultado ratifique en
su convicción de que son el pueblo personificado en una cúpula orga-
nizada verticalmente.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 319

Este sentido comunitario y plebiscitario y “participacionista” de la


democracia, no es ciertamente compatible con el Estado de derecho. En
la democracia del Estado de derecho se asume la soberanía del pueblo
como fuente de legitimación, pero no absolutiza esa soberanía porque la
contiene en normas que definen cómo ella se expresa y señala como un
límite infranqueable el respeto de los derechos universalmente recono-
cidos. No sólo la participación no define por sí misma a la democracia(
los cabildos o asambleas ahora constitucionalizados suelen aprobar con
participación y por consenso sanciones corporales violatorios de dere-
chos fundamentales), sino que en los hechos al ser objeto de manipu-
lación por otras minorías reintroduce nuevas oligarquías de otro origen
social, como para confirmar lo que se sabe desde hace mucho tiempo,
que la democracia sin frenos puede matar a la democracia.
En esta idea de la democracia “populista” muy difundida en el país,
no hay lugar para el imperio de la ley. Para decirlo en términos más co-
nocidos, esta democracia sería el gobierno de los hombres sin o contra
el gobierno de las leyes. Es decir, las leyes mismas dejan de ser un princi-
pio de acción —principio de legalidad— y se convierten en instrumen-
to del poder a usarse o invocarse según esté de acuerdo a los intereses
de poder predominantes en cada momento.
La revolución contra el Estado de derecho
“Cambio” completa el trípode matricial del discurso masista. El país
ha sido inundado con “Bolivia cambia” y con “revolución democrática
y cultural”. Sin lugar a dudas “cambio” es lo que el país mayoritaria-
mente ha apoyado, desde sus sectores más vulnerables y pobres hasta
los empresariales, pasando por la clase media. La crisis del país era tan
profunda y de tal magnitud que la necesidad del cambio era el senti-
miento más compartido. Pero como se sabe, “cambio” es una expresión
polivalente, que quiere decir muchas cosas y es en sus diversos sentidos
que se han expresado los apoyos que ha suscitado. El cambio para los
empresarios no era el mismo que para los sectores indígenas.
320 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Para el MAS “cambio” es “revolución democrática y cultural”. Esta


fórmula fue acuñada en el gobierno y no se encuentra en los docu-
mentos fundamentales del MAS cuando estaba en la oposición. Fue
verosímilmente importada por gente de la clase media intelectual que se
adhirió al MAS durante la campaña electoral de 2005.

“Revolución en democracia” por lo menos tiene dos sentidos. Uno


como fin y otro como medio. Como fin es el coronamiento de una
cierta idea global de sociedad nueva, “plurinacional”, “comunitaria”,
que por sus acentos cosmológicos de tiempo circular “originario” en
oposición al tiempo lineal moderno, sería también una suerte de retor-
no a los “tiempos inmemoriales” donde “jamás” se conoció el racismo,
como dice con simpleza el preámbulo constitucional. Este cambio en su
“profundidad histórica” es pensada como de época, de civilización, de
un salto desde la historia pervertida por 500 años de colonialismo a la
“nueva” historia. En este sentido recuperan el sentido original de revo-
lución, que no es el que tiene en la actualidad. Ante esta dimensión del
cambio, tan propia de los milenarismos religiosos, el hacer tabla rasa del
presente es menos que la vida de cada cual con relación a los tiempos
geológicos del universo.

En su dimensión más humana el cambio es el cambio del poder, y


no sólo de poder, condición sin la cual los cambios mismos no tendrían
lugar. Es la “nueva hegemonía”, que tantos analistas convocaban como
salida a la “crisis de hegemonía”.

Como medio puede ser un “proceso” y medio de acción. Como pro-


ceso “revolución” es el “proceso de cambio” profundo, cuya fase actual
es el desmontaje de las instituciones del ancien régime (incluyendo aquellas
que hicieron posible que fueran gobierno), y que se extiende en el tiem-
po largo (“hemos venido para quedarnos”), del que aseguran necesitar
para el advenimiento de la nueva sociedad. Como medio de acción está
fuertemente asociada a una de las características modernas de la “revo-
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 321

lución” y del imaginario nacional( la revolución de 1952), que es la del


uso de la fuerza, muy cerca de la violencia (“a las buenas o a las malas”).
El otro componente de la fórmula es “democracia”, que parece alu-
dir a la forma cómo se piensa la realización de ese proceso. De un lado
unir “revolución” y “democracia” es una contradicción en los términos.
En el pasado se decía, por parte de los que la apoyaban, que la “revo-
lución” es el acto más antidemocrático que puede concebirse, porque
implica echar abajo todo, incluyendo todo el ordenamiento jurídico,
para construir en su lugar una sociedad nueva. La formula “revolución
democrática” no es nueva y allí donde se la usó se hizo la “revolución”
en el sentido moderno, por medios que acabaron con la “democracia
liberal-burguesa”, pero lo que emergió fue un régimen político no de-
mocrático o antidemocrático.
También puede pensarse que “democracia” es un guiño a los que
tiene una idea de democracia- sobre todo la clase media- conforme en
sus principios con la democracia institucionalizada en el país desde hace
tres décadas y ha hecho posible que Evo Morales gane las elecciones
de diciembre de 2005. Estos guiños son calculados y tienen el propó-
sito, en este caso, de que la “revolución democrática” pueda hacerse
pacíficamente, lo que significa que los “otros” grupos minoritarios, no
siendo el pueblo consientan al “pueblo” a hacer su “revolución” sin
violencia. Esto es lo que se pretendió con la Asamblea Constituyente .
En este marco deben entenderse las señales de “diálogo” y de apertura
—normalmente en situaciones críticas para el gobierno— o calculada
en términos de opinión publica que siempre favoreció estas políticas,
como las que se ofrecieron y fracasaron con los prefectos de la “me-
dia luna” para “concertar” las autonomías. Teniendo en cuenta todo lo
que llevamos dicho, ciertamente “concertar” nada tiene que ver con la
convicción democrática de la necesidad de producir acuerdos mediante
procesos deliberativos y argumentativos. Por ello es que las aperturas al
“diálogo” son acompañadas de amenazas. El “sí o sí”, como se escuchó
322 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

repetir por ejemplo en la aprobación de la ley electoral transitoria, quie-


re decir “de cualquier manera”, “a como dé lugar”, es decir, que si no es
voluntario será impuesto.
Por tanto, la “revolución democrática” no significa en ningún caso
cambios en democracia, realizables en los límites en los que la demo-
cracia permite, o mejor controlados por las reglas de la democracia. En
realidad el MAS nunca tomó en serio la tarea de pensar cómo podrían
impulsarse los cambios profundos que el país necesita sin violentar a la
democracia como sistema de garantías. En lugar de ello inventaron esa
fórmula, o la recuperaron del viejo arsenal de las derrumbadas “demo-
cracias populares”, de la que lo que les importa en el primer término,
mientras que el segundo sólo sirve para fines de legitimación. O dicho
los mismos de otra manera, la “revolución en democracia” es más “re-
volución”, si así puede llamarse a los trastornos nacionales, que demo-
cracia. O vistas las cosas desde el Estado de derecho, es la revolución
contra la democracia.
La lógica del poder “total” 9.
Todo este andamiaje de representaciones y percepciones alrededor
de las tres claves, está a su vez sobre connotada por lo que podríamos
llamar la fuente de sentido que ordena y hace inteligible todo el discur-

9 Esta idea del poder “total” es nueva en Bolivia, y fue explicitada en primer lugar
en la propuesta “Refundar Bolivia” que el MAS hizo circular durante la campa-
ña electoral para la Constituyente el 2006. En este documento se declaraba que
habían ganado el gobierno( en diciembre de 2005) y que necesitaban ahora el
poder. La extensión a poder “total” la hizo el Vicepresidente; García Linera en
un discurso el 20 de septiembre del 2006 en una provincia aymara, donde además
de decir que había sido allí donde había aprendido a “amar y a matar”, afirmó
que habiendo ganado el gobierno del país ahora había que encaminarse a tener la
“totalidad” del poder. Aunque pueda aparecer como un exceso, no podemos dejar
se subrayar la semejanza lexical entre la búsqueda de la “totalidad” del poder, o el
poder “total” con la fórmula nada democrática forjada por C. Schmitt, de “totale
Staat”( que a su vez es la traducción de su equivalente italiano anterior) de la que
ya se sabe cómo ha acabado cuando se la puso en marcha.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 323

so, que es una cierta idea del poder y de la política. que las sostiene y re-
fuerza. No es por ello fortuito que se haya forjado la fórmula de “poder
popular”, que es lo mismo que convertir a un actor en poder, o al revés,
disolver el poder en el pueblo. Como se sabe, ambas alternativas no son
admisibles democráticamente, no son posibles en la práctica.

Ya nos referimos a qué es lo que se quiere decir con “pueblo” en


singular en el discurso masista. Se hace claro que su sentido no está en
“pueblo” mismo, sino en los contextos semánticos dentro de los cuales
es usada esta expresión sobreabundante. Diríamos que el filtro que con-
duce de sus distintas connotaciones a su núcleo denotativo es el “po-
der”. Pueblo en sus variantes distintas son representaciones mediadas
por el poder, o producidas por el poder, o con vistas al poder. El MAS
existe para el poder y por el poder, como cualquier grupo político, sólo
que en este caso el poder adquiere una dimensión envolvente, que no la
tiene cuando se trata de grupos políticos de clara filiación democrática,
o mejor, prolonga de manera más absorbente que lo que se encuentra
en la cultura política nacional compartida.

El poder es el núcleo ordenador o el código profundo de la abun-


dancia retórica “populista” que puede seguirse a diario y que sólo ad-
quiere su propio sentido a partir de este presupuesto que lo contamina
todo. Desde este punto de vista puede decirse que el conflicto entre un
pasado colonial que sobrevive y un presente que insurge, también lo
piensan como un conflicto abierto por el poder.

La representación que se hace el MAS de la sociedad es a la vez


la del poder de o en esa sociedad, ante la cual debe justificarse. Ahora
bien, cuando se dice poder, como se sabe se dice igualmente ideolo-
gías, configuraciones o matrices ideológicas a partir de las cuales son
posibles discursos distintos, pero compartiendo una misma gramática,
todos orientados a otorgarle al poder lo que necesita para perdurar, que
es su propia legitimidad, es decir, su aceptación social.
324 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La referencia sobreentendida pero también textual a “poder” es


muy marcada en el discurso masista, pero sobre todo en sus círculos
dirigentes e intelectuales. Diríamos más bien que es una omnipresencia
sobreentendida; es decir que todo lo piensan en términos de poder y
por ello mismo puede decirse que cuanto más se piensa y actúa en tér-
minos de poder, menos se piensa y actúa en términos de Estado. En ello
prolongan y amplifican una profunda tradición no pluralista dominante
en la cultura política boliviana, que no sólo absorbe a la política en el
ámbito del poder, sino que piensa el poder en singular, y diríamos que
en mayúscula, deificado, sustancializado, hipostasiado. No es simple-
mente el poder, sino el poder del poder pensado como el súmmum del
poder que otorga la capacidad de remodelar una sociedad. La realiza-
ción de la nueva Constitución Política del Estado no es factible sino con
este poder. Es el poder que todo lo puede.
El poder es lo que se tiene. Se quiere el poder para tenerlo. “Tene-
mos el gobierno”, ahora se trata de “tener” el poder; lo han reiterado
con sorprendente franqueza y desprovistos de atenuantes. Tener es po-
seerlo. Y su posesión es su uso. El uso es el mando. Quien tiene el poder
lo usa y manda. El poder es mando y la contrapartida del mando es la
obediencia. Aquí estamos lejos del poder como autoridad, que implica
respeto y no temor, reglas y no arbitrariedad, y que no tiene lugar en lo
que puede llamarse el corazón de la lógica pura del poder, que quiere
decir que el poder es más poder cuanto más poder es. Un poder así
no deja espacio para el no-poder, no sólo porque todo lo piensa como
poder sino que es difícilmente tolerante con lo que no puede controlar.
Por ello se explica su incomodidad contra todo ejercicio libre del pen-
samiento y su descalificación de toda crítica que lo cuestiona, denun-
ciándola como “mentiras”, “calumnias”, “conspiraciones”. Entre unos
y otros no habría nada que los aproxime, sino sólo trincheras que los
separan. Este poder produce sus propias paranoias.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 325

A su vez el mandar es ejercido como un “derecho”. Se tiene el de-


recho de mandar. Pero este derecho no proviene del Derecho, de la ley,
sino del hecho de que el pueblo otorgaría ese derecho. La fuente de ese
derecho es el pueblo, que es el soberano absoluto —como se pensó
que debía ser la Asamblea Constituyente con poderes “ilimitados”—,
y que como tal decide por sí mismo quién tiene ese derecho. Una de
las formas de decisión es el voto, no necesariamente ajustado a las for-
mas liberales, pero también puede decidir de manera cotidiana mediante
otras formas de “democracia participativa”, que no son necesariamente
de derecho, como es el caso de los cabildos, asambleas, que ahora tienen
reconocimiento constitucional. Es el poder del poder que puede violar
su propia legalidad. Diríamos que la fuente última de ese derecho es la
fuerza de la “multitud”, de los más. Por ello es que este poder sólo pue-
de vivir por referencia a la multitud. Sólo que cuando esa multitud no es
realmente existente, se la hace existir en potencia, se convierte en acto
por intermedio de los que hablan en su nombre, la suplantan y la impo-
nen como acto de poder, pero que como de todos modos necesita de
validación, la multitud irrumpe en la calle en otra operación de poder10.
Esta idea de pensar el poder como el derecho al ejercicio del poder
y de la fuerza, es todo lo contrario al Estado de derecho, en el que es la
ley la fuente del poder, y por tanto su propio límite. Es el poder desnudo
cuyo límite es él mismo. El límite del poder es el poder mismo, que es
el límite de hasta donde puede llegar con sus propios medios, o el límite
de otro poder, que se pone como el límite externo.

10 Nos referimos sobre todo a las movilizaciones organizadas desde el poder y para
el poder. Pero es extensivo aún a otros movimientos que se “empoderan” de la
calle para imponer su voluntad. En la literatura académica suele existir una confu-
sión entre fines y medios, y se califica estos movimientos de democráticos, cuando
son no-democráticos y antidemocráticos por los medios de protesta y de acción,
aunque sus demandas puedan considerarse como democráticas. De nuestra parte,
seguimos pensando que la democracia primeramente quiere decir “formas”, que
es el criterio diferencial por el cual las “democracias populares” nunca fueron
democráticas. La apuesta por la “justicia social” puede darse en regímenes antide-
mocráticos.
326 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

En realidad los dos límites se han dado en la experiencia del ejerci-


cio de este poder puro. Recordemos que luego del referéndum revoca-
torio de agosto, en el que el gobierno aseguró haber sido ratificado con
el 67 por ciento de la votación nacional, el sentimiento que embargó a
no pocos dirigentes es que no sólo eran poder, sino que eran todopode-
rosos, que por tanto, los límites de su poder los ponían ellos mismos. De
otro lado, el límite externo ha sido el poder fáctico de la “media luna”,
o el poder del oriente, particularmente de Santa Cruz, que es otro poder
parecido en su funcionamiento pero con fines distintos, y que en no
pocas ocasiones en su fuerza ha acosado al poder central.
En esta visión se explica que la ley deje de ser un principio y sea par-
te reemplazable y transable, por decisión de la raison de pouvoir, que no es
exactamente la raison d’Etat. En este sentido también puede decirse que
tienen poder para construir más poder y no construir Estado, que es la
primera asignatura pendiente de la historia nacional.
Igualmente se explica la idea de que la ley no sea en ningún sentido
expresión de la voluntad contractual. Al contrario, si el poder lo define
todo, también define el poder. La ley es el poder y es la ley del poder,
o la que impone el poder. Por tanto, no cabe pensar la ley como regla
constitutiva, regulador básico de la relaciones sociales, obligatoria para
todos y neutral con respecto a los intereses en juego, lo que ciertamente
no quiere decir que toda ley tenga este carácter. Sólo queremos explici-
tar que partiendo de la idea de que el poder es siempre de dominación,
la consecuencia con respecto a la ley es que ésta no es nada más que
una mera relación de poder. Así la ley deja de ser fuente del poder, para
convertirse en producto del poder, que decide por sí mismo que es legal
y que no lo es, asumiendo funciones que en democracia pertenecen a
otro poder distinto del político. Esta mezcla de jurisdicciones conduce
a la vez la mezclar órganos, uno de los cuales pretende controlar al otro.
Vistas así las cosas, está excluida toda posibilidad de que la ley también
pudiera ser la expresión concertada de partes, beneficiosa para ambas,
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 327

como resultado de un pacto libremente consentido. Por ello mismo el


derecho termina siendo la voluntad del más fuerte, que dicta lo que
quiere y lo hace obligatorio en forma de leyes. En esta concepción el
desprecio por el Derecho es un principio compartido, lo mismo que el
rechazo de que sea posible la imparcialidad de los operadores de jus­
ticia.11
Entonces estamos, pues, frente a una idea de poder primario, que no
se comparte pero que se conquista. Es la concepción monista del poder,
frente a la concepción pluralista del poder. O dicho de otra manera, es
el poder confundido con estructura de dominación. Es el poder que lo
mira y quiere mirarlo todo de un solo lado, y desarrolla con el tiempo
una suerte de estrabismo político como una segunda naturaleza.
Subjetivamente este poder produce en los que tienen el poder el
sentimiento de ser poder. Los que empiezan teniendo el poder, poco
a poco se apoderan de él, lo ejercen y en su ejercicio descubren que el
poder da poder y produce realidades. Se pasa del estar en el poder al
tener poder, y del tener a ser poder. Ser poder es crecer en poder, has-
ta sentirse poderosos, y dar el salto hasta sus confines, que es sentirse
todopoderosos, que todo lo pueden. Ya es el poder con atributos casi
divinos, pero que en la escala humana es la insensatez convertida en
desatino hasta aritmético, como fue la idea sostenida en la Asamblea
Constituyente de que “mayoría absoluta” es más que “dos tercios”.

11 Esta inclinación a violar la ley cuando obstaculiza los propósitos del gobierno ha
sido expresada a veces de manera perifrástica, pero nunca de manera tan contun-
dente por el Presidente al revelar con una franqueza que hay que reconocerle, que
cuando algún jurista le observa que lo que hace es ilegal, él responde que “yo le
meto por más que sea ilegal”, y que “si es ilegal” les pide a los abogados que hacen
la observación, “legalicen ustedes”, que para eso “han estudiado”. El principio en
el que se funda esta pauta de comportamiento es el convencimiento de que “por
encima de lo jurídico, está lo político”. Ver La Razón de 29 de julio de 2008. Tam-
bién La Prensa del mismo día ha registrado la declaración, pero menos completa.
328 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Los que nunca pensaron que eran poder, aunque sí lo eran de ma-
nera fáctica, ahora sienten que son porque pueden mandar y ser obede-
cidos, o por lo menos reclamar obediencia. El poder atrae, fascina, y su
ejercicio repetido transfigura hasta sentirse distinto de lo que se era. Es
como si en el poder la incompletitud de la condición humana encontra-
ra su completitud. Lo que no pudieron llegar a ser, ahora lo consiguen
por mediación del poder. No es el poder el que corrompe, como se
repite, sino que uno se corrompe en el poder, es el poder que pone a
prueba las debilidades. El poder revela todas las flaquezas humanas.
Esto puede explicar que los que se construyeron sin mucho esfuerzo
una imagen de incorruptibilidad desde la oposición, hubieran cedido a
las tentaciones tan fácilmente cuanto menos blindados estaban. Frente
a los que tienen el poder se sitúan los que le deben reverencia, a veces
hasta la humillación, porque sienten que sin ellos estarían peor de lo
que están. O mejor, sienten también que son poder porque siempre
encontrarán hombres más abajo, a los cuales puedan mandar, y que los
cure de tanta humillación real o imaginaria sufrida. En el peor de los
casos, no incompatible con lo anterior, es la oportunidad no diferible de
hacerse un lugar en la vida. Por esta vía no se está lejos del poder como
obsesión, del poder como adicción.
Este componente no material del poder es una dimensión que debe
tomarse en cuenta para explicar el comportamiento de quienes están aho-
ra subsumidos en el poder, pero también el comportamiento de los que
nunca se sintieron poder y ahora creen que lo son. En un sentido, sobre
todo para los primeros, es el tránsito entre el poder como medio de ac-
ción al poder que se tiene como fin en sí mismo. Pero esta misma realidad
puede conducir a una suerte de pragmatismo por el cual se avengan a
acuerdos pensados como recursos para conservar lo que se tiene.
Este poder no podría ser más poder sin una marca ideológica de
poder. El sello ideológico del poder es uno de los componentes que
más llama la atención y que constituye la particularidad de esta izquier-
da “populista”, con respecto a sus homólogos en América Latina. Esta
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 329

ideología es la auto atribución con la que el poder define su propia


identidad, se representa su propia representación en nombre de la cual
actúa y se diferencia de los demás. El nuevo poder se autodenomina
“plurinacional”, que es un recurso lingüístico para decir que representan
a los “indígenas-originarios”, elevados a la condición de nuevo sujeto
histórico, del cual el poder sería su agente. Diríamos que la polisemia
de “pueblo” termina siendo “pueblos indígenas y originarios”, que con-
densaría todos los demás sentidos. Son pobres, constituyen el contrape-
so étnico de los “cambas” y además son de “izquierda”, porque están
con el “cambio” y la “revolución”. En este último sentido “pueblos
originarios” reemplaza a otros sujetos históricos de la vieja izquierda.
El “clasismo” del pasado es el “etnicismo” del presente. Este despla-
zamiento de eje es a la vez de cambio de agente, sólo que en este caso,
como en el anterior, la concepción premoderna de sociedad que sub-
yace confundiendo lo social y lo político, conduce a la absorción de lo
social por lo político y por el poder.
Si por un lado “plurinacional” no es una expresión que englobe a
toda la población boliviana, sino sólo a las “naciones originarias”, tam-
poco es pensado horizontalmente, sino asimétricamente, como convie-
ne desde el poder. De los “pluris” originarios, los que cuentan son su
núcleo fuerte aymara, alrededor del cual girarían los pueblos indígenas
del oriente, muy minoritarios, más útiles simbólicamente que en térmi-
nos de poder real. Este tratamiento diferencial pudo constatarse con
consternación por los representantes de estos pueblos indígenas cuan-
do el poder negociaba la distribución de las circunscripciones especiales.
Lo importante de todo es que esta autoidentificación etnicista ahora
sea la nueva identidad del Estado “plurinacional”12, y de la organización
y funcionamiento de sus principales estructuras, incorporadas en la nue-

12 La NCPE dice que esta diversidad étnico-cultural es la “base esencial” del Estado
“Plurinacional Comunitario”( art. 98). Esta base puede leerse desde el capítulo
primero del “Modelo de Estado”.
330 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

va Constitución Política del Estado. Una de las iniciales consecuencias


de este revuelo es la eliminación de Bolivia de su condición de ser “re-
pública”, otra expresión detestada por el nuevo poder y confundida con
“colonialista”. La ideología del MAS es ahora ideología institucional del
poder. Esta extensión institucional etnicista hace de Bolivia un labora-
torio político , que fascina a no pocos en el mundo, que creen haber
encontrado en las profundidades de los Andes lo que no pueden hacer
en sus países menos gelatinosos.
Esta cualidad étnica identitaria del Estado sirve también como fuen-
te de legitimación del nuevo Estado, que como todo Estado necesita
legitimarse para ser aceptado como poder, sin necesidad de apelar a la
fuerza. Como dice el texto constitucional, la “diversidad cultural es la
base esencial” del Estado, cuya primera obligación es “consolidar” esa
diversidad portadora de principios ético-morales”, y de valores como
de unidad, inclusión, dignidad, solidaridad, armonía, de los cuales cier-
tamente el más relevante es el de justicia, o de justicia social, que ha
inspirado desde “tiempos inmemoriales” los movimientos colectivos de
los de abajo. En un país como Bolivia, con altos índices de pobreza, y e
inadmisibles desigualdades, la evocación a la justicia social es uno de los
vectores del discurso político nacional. Es en nombre de la justicia social
que el nuevo poder se otorga todas las licencias para actuar, incluyendo
la de violar la ley, justificada por la necesidad de la causa. Por ello es
que un acto de apropiación indebida de recursos públicos puede pasar
como justicia reparadora. El poder arbitrario encuentra en la apelación
a la justicia su propia absolución. Esta es la moral del nuevo poder. Esto
tampoco es nuevo en Bolivia, lo que es nuevo es la escala. Es también la
razón por la cual mucha gente es indulgente con el nuevo poder, como
si Bolivia estuviera condenada a tener que escoger entre justicia social o
democracia, y no pudiera apostar para conjugar ambas, que es lo que de-
bió hacerse a partir de 1982, cuando empezó a funcionar la democracia
institucional pero sin que los que se beneficiaron más de ella pensaran
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 331

en serio en la justicia social. En este sentido puede decirse que el MAS


en la historia del país es la mayor apuesta por la justicia social, pero es
a la vez es el mayor experimento de desmontaje de las instituciones del
Estado de Derecho. Esta dicotomía ha dividido al país. De todos modos
este no es el único saldo. La fuerza social de la apuesta es tan grande que
ya no será posible hacer política ignorando a las mayorías que siempre
existieron en el país pero no existieron para todos.
Ahora bien, para la cúpula del MAS no se puede pensar el poder
fuera de la política o la política sin el poder. Ambos se implican. .Por
ello mismos les resulta impensable un espacio público, distinto del po-
der, como se supone existe en la organización democrática del poder.
De algún modo en esta visión los dos términos son intercambiables: el
poder es política y la política es poder. Se hace política para el poder, y
así como se tiene el poder, se define la política.
Desde este punto de vista, así como se conquista el poder, la política
se invade como espacio donde se trabaja o se prepara esa conquista.
O mejor, es la política concebida como pura relación de fuerzas, de
inconfundible paternidad gramsciana, que tratándose de una “revolu-
ción” sólo pueden ser antagónicas. Si es así, entonces lo que cuenta
en la política es la fuerza, que no es lo mismo que violencia, pero que
puede rematar en violencia como su inherente virtualidad. Esta idea de
política se opone a la otra idea de política democrática como espacio
de concertación y de agregación de la diversidad de intereses, de la que
ciertamente no está ausente la relación de poder pero que no es úni-
camente eso. A esta posibilidad se opone el principio de que lo que se
enfrenta en el país es la contradicción-confrontación entre los intereses
de las minorías “neocoloniales” y los intereses del “pueblo”, que serían
los dos tercios del 67 por ciento del referéndum revocatorio.
Si la política es pura relación de fuerza, esto quiere decir que el límite
de una fuerza es otra fuerza, al modo como en su tiempo decía Mon-
332 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tesquieu que sólo el poder limita al poder. Pensadas así las cosas, casi
no hay mucho lugar para una política democrática de concertación, de
acuerdos sustantivos o pactos constitutivos, que requieren un espíritu
disponible para construir esos acuerdos por convicción y no solamente
por razón de fuerza. En democracia la concertación es una virtud, pero
según la concepción masista concertar es develar una debilidad, y si
se ha hecho necesaria es porque la correlación de fuerzas no permitió
otro juego, pero que cambiadas las relaciones de fuerza los términos
del acuerdo también tendrán otro sentido, como fue el caso de la Ley
de Convocatoria a la Asamblea Constituyente. Es la táctica conocida de
un paso atrás para dar dos adelante. Y para ello vale la política enten-
dida como maniobra, en la que suelen encontrar delectación los que se
piensan a sí mismos como eximios estrategas. Más aún si estos juegos
maquiavélicos se justifican con los altos fines morales que se proclaman,
lo que quiere decir a su vez que existe una moral propia que santifica los
excesos. Es la moral del poder.
Entonces, si la política es poder y el poder lo es todo, entonces la
política lo es todo, lo invade todo, y todo se interpreta en términos de
política pura. Todo se hace desde la política y el poder, y todo se orienta
hacia ellos. Esto es distinto a pensar la política como un nivel central de
la sociedad, que es compatible con la idea de que las otras esferas tienen
campos de acción distintos y autónomos. Uno de los indicadores más
visibles de esta sobre politización de la sociedad es lo que aparece como
la confusión entre lo político y lo social (el “MAS es el instrumento
de los movimientos sociales”), que es más bien absorción del segundo
por el primero, y que se ejemplifica por la conversión de los llamados
movimientos sociales en instrumentos del poder, con lo que dejan de
ser movimientos sociales que sólo pueden ser tales si mantienen su au-
tonomía respecto del poder.
De ello puede inferirse lo que podría querer decir “poder popu-
lar”, que no es poder del pueblo, por una imposibilidad de hecho. Es
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 333

el poder que usa el apoyo del “pueblo” con fines de legitimación y de


movilización, y que puede convertirse en el poder contra el pueblo real
en su diversidad, cuyos componentes son afectado por lo que se hace
en su nombre. El poder del pueblo sólo es efectivo cuando vota; o es el
poder de la calle, que siempre es el de los que la toman y se piensan que
son el pueblo, es decir, incurriendo en usurpación.

Finalmente toda esta matriz que todo lo piensa desde y para el po-
der, tiene su correlato en carácter del discurso, que no es sólo discur-
so de poder, sino que es inherentemente de combate, de conflicto, de
confrontación que no pocas veces adquiere los acentos de discurso de
guerra.

El MAS representa en la historia nacional la única aspiración exi-


tosa al poder de estas dimensiones, aunque aún falta camino por reco-
rrer. Lo reiteraron para quines todavía seguían pensando la político es
los términos habituales, que si bien “tienen el gobierno”, necesitan del
“poder”, sin el cual ciertamente no sería viable toda la propuesta de
nueva sociedad y de nueva historia. Si el MAS ganó las elecciones es
para tener poder y no para gobernar. Entonces la crítica que se les ha
hecho a menudo de que no hace gestión pública pierde grandemente su
pertinencia. Hacer gestión es poner en marcha lo existente, lo que no es
congruente si se cree que el fin es hacer la “revolución”. Por ello mismo
se optimizó la eficacia política en desmedro de la eficiencia administra-
tiva. Harán gestión cuando el nuevo poder constitucionalizado esté en
su lugar. La nueva escuela de administración pública serviré para estos
fines, formando a una nueva élite funcionaria con espíritu “anticolonia-
lista”, que será a su vez parte de la gigantesca tarea de revolucionar los
espíritus en la prometida revolución educativa.

En suma, y retomando lo que se afirmó antes respecto a lo que se


llama intereses y que según muchos todo parece ser juego de intereses,
nuestra propia visión de la realidad nos conduce a afirmar que los in-
334 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tereses no existen por sí mismos, sino que ellos mismos están sujetos
al valor que les asignan los distintos agentes, y por tanto, a cómo esos
intereses son percibidos, o no son percibidos en una suerte de falsa
conciencia, expresión clásicamente conocida. En los marcos analíticos
que usamos, podríamos decir que los intereses suponen conciencia de
esos intereses y que esta conciencia a su vez depende de los filtros del
poder. O si se quiere, de la variedad infinita de lo que pueden ser inte-
reses. En el caso que exponemos, existen unos intereses que podemos
llamar intereses del poder, que a su vez están estrechamente mediados
por la idea de poder que se sustenta, y por lo que se espera del poder
como resultado de su acción. Es decir, que tampoco en este caso son
puros intereses de poder, sino de lo que se consideran principios valo-
rativos que justifican un cierto uso del poder. En el MAS ambos apa-
recen entremezclados: están los intereses de los que habiendo llegado
al poder ya no están muy dispuestos a abandonarlo por los beneficios
que les procura; pero están también los otros para los que cuenta la di-
mensión moral de justicia histórica o de valores irreductibles que hacen
de fundamento para no desear abandonarlo. Pero para ambos el poder
es instrumento y en ello están de acuerdo. Esta idea instrumental del
poder —que oculta su necesidad estructural en el funcionamiento de la
sociedad— induce a un uso instrumental de todo lo demás.
Ahora bien, como es fácilmente deducible, en todo lo que llevamos
expuesto pueden reconocerse muchas claves de la política nacional, y en
ello el MAS es la continuación no el cambio de los parámetros políticos
tradicionales. Con la diferencia de que en el MAS ese pasado ha sido lle-
vado a su término, lo que quiere decir que ha franqueado un umbral más
allá del cual no pocos no se reconocerán en esa proyección amplificada
hasta hacerse irreconocible, como todo lo que se estira más allá de su
propio límite y se quiebra, que es el poder “total”, que sólo puede pre-
tender serlo autodestruyéndose. Es como si en mucha gente del MAS
se hubiera sedimentado lo que hay más de autoritario en los espesores
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 335

de la historia nacional, más la experiencia autoritaria y colectiva de la


que fueron víctimas durante tanto tiempo, de la que nutrieron las ONG
“progresistas”, antineoliberales y tercermundistas, y las élites librescas
contestatarias tanto más impulsadas a la búsqueda de su secreto objeto
del deseo cuanto más lo denegaban.
Por tanto, que en el MAS no exista conciencia normativa o del valor
fundante de la regla en el funcionamiento de la sociedad y del poder, es
algo que forma parte de una conciencia colectiva muy difundida en el
país. Lo que es nuevo es el poder no sólo para no cumplir con la regla,
sino para imponer una regla contra otra, una y otra vez, como para
probar a todo el mundo que la fuente de la regla es el poder que todo
lo puede, inclusive declarar que está por encima de toda regla que el
mismo poder haya producido. Lo nuevo es el desprecio por la ley con-
vertida en instrumento de poder.
Todo lo expuesto hasta aquí sobre las nuevas claves del poder y la
política, cuyos desarrollos institucionales están inscritos en la NCPE,
aunque en los hechos ya se conocen sus primeras realizaciones, tiene
que ser motivo de profunda inquietud para quienes adhieren a la demo-
cracia “occidental”, pues cuanto más avance la nueva democracia “con-
sensual”, participativa. Comunitaria, menos quedará de la democracia
como régimen de derechos y garantías internacionalmente aceptados.
Peor aún si este desmontaje de las instituciones del Estado de derecho,
para dar paso a la nueva configuración del poder político y del poder
“total” en la sociedad, goza del apoyo mayoritario de la población, in-
vulnerable a los argumentos críticos sobre lo que dice y hace el gobier-
no del MAS13.

13 Debemos decir, por otro lado, que toda esta visión es extensible a las relaciones
internacionales, a los cambios de alineamiento político, a la propuesta de crear
otra Naciones Unidas, a la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), a la Ley
de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA, por
pasa a la p. 294
336 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Quizá a modo de conclusión podría afirmarse que todo lo que lle-


vamos expuesto ilumina la imposibilidad “epistemológica”, como solía
decirse en las épocas del althusserianismo triunfante, en los dirigentes
del MAS de pensar democráticamente la relación entre el poder y el
derecho. En democracia el poder y el derecho se implican, mientras que
en los regímenes autoritarios marchan separados y se oponen. No hay
duda desde este punto de vista que en Bolivia es lo segundo que ahora
tiene lugar , como puede verificarse no sólo por la lectura de la NCPE- y
cuya primera versión enteramente masista, antes del retoque “pactado”,
no hacía referencia ni siquiera verbal el Estado de derecho- sino por lo
que ocurre cotidianamente con los derechos fundamentales sin garan-
tías en su ejercicio por ausencia del Tribunal Constitucional paralizado
y sin miembros, que fueron obligados a renunciar por juicios repetidos
desde el parlamento controlado por el poder ejecutivo.
La oposición y sus percepciones reactivas
Si bien en el MAS su mosaico interno no ha conducido a su estalli-
do, tanto porque han compartido una matriz ideológica de percepción
y de acción, como porque el poder del poder de algún modo los ha co-
hesionado, no es esto lo que ocurrió con la oposición. Por un lado esta
oposición no ha podido vencer su diversidad, que fue más bien una dis-

viene de la p. 293

su sigla en inglés), a la cuenta del Milenio, a las tensiones interestatales, y en el


último tiempo a las tensiones con el Perú. Con respecto a este ultimo caso, im-
portante no sólo porque se trata de un aliado histórico sino por sus efectos en la
opinión pública, no puede decirse simplemente que se trató de torpezas o errores
de aprendizaje en las relaciones internacionales —que ciertamente existen pero
que no cuentan en las percepciones del gobierno— sino más bien que es la ejecu-
ción en letra y espíritu de una cierta visión de la política en la que no cuentan las
instituciones, los Estados, las reglas que presiden las relaciones entre los Estados,
sino que al contrario todo parece ser poder e ideología en un mundo pensado
como el del enfrentamiento maniqueo entre los “pueblos” explotados contra los
“neoliberales” y el capitalismo elevado a la condición de enemigo de la humani-
dad. Es esta concepción surrealista de las relaciones internacionales que parece
nutrir la creencia de que el mundo está pendiente de la política del altiplano.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 337

persión. Su fuerza cohesionadora fue sobre todo externa: es el gobierno


la que le dio alguna identidad compartida, al ser tratada como oposición.
Dejada a su propia dinámica sólo existía en la fragmentación. Su actua-
ción en la Asamblea Constituyente fue la demostración de esta debilidad
inherente y de la forma de cohesión dependiente de factores externos.
Con todo, esta dispersión se agrupó en dos bloques: el político pro-
piamente tal, conformado por los partidos o grupos políticos asociados
o comprometidos con la política tradicional, que había sido rechazada
contundentemente en las elecciones de diciembre de 2005; y el social-
cívico —que es el de los comités cívicos apoyados por las autoridades
prefecturales de la “media luna”—, y que a pesar de su filiación social
cumplió roles políticos.
En el marco de una situación muy crítica para los partidos, en la
que éstos no cuentan en las decisiones políticas más importantes, los
de oposición además cargan la pesada herencia de un pasado reciente
del que disfrutaron. Su situación los ha puesto en una zona zombi, más
ocupados en sobrevivir ante los ataques del nuevo poder y ante la indi-
ferencia sino el desprecio de la opinión pública, que en explicarse cómo
es que han podido pasar del centro de la política, del que se habían
apropiado, al patio trasero de lo desechable.
Esta situación les impide abrir una nueva perspectiva sobre la base
de una propuesta alternativa a la dominante del MAS. Por tanto, podría-
mos decir que su matriz discursiva sólo puede ser la denuncia reiterativa
y reactiva de los actos del gobierno, en nombre de una democracia a la
que ellos contribuyeron a descalificar en sus realizaciones instituciona-
les. Su debilidad fue tanto mayor que no sólo se quedaron sin discurso,
sino que en la oposición tuvieron que hacer suyo el discurso de la auto-
nomía, que les era ajeno. Como en la Asamblea Constituyente su fuerza
fue sobre todo la fuerza de los comités cívicos, sin los cuales la batalla
por los dos tercios hubiera estado perdida de antemano. Su fuerza pro-
pia estuvo en el Congreso Nacional, pero usada de manera errática.
338 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Los comités cívicos por su parte —organizados en el Consejo Na-


cional por la Democracia (CONALDE)—, fueron inducidos por la ló-
gica de la situación a desempeñar cada vez más roles políticos y de poder
fáctico, ocupando el vacío de los partidos de oposición; convirtiendo en
inevitable que las demandas por las autonomías sean la parte esencial
de su agenda. Si algo define la identidad de estos comités cívicos es el
discurso de la autonomía.
Este discurso de la autonomía había dejado de ser puramente dis-
cursivo y cupular, se convirtió en fuerza social-regional como nunca
en la historia del país, y que como nunca hizo frente a un gobierno
con fuertes acentos jacobino-centralistas. En el conflicto por el poder
el discurso autonomista de base regional se convirtió en marca de dife-
renciación con el gobierno, condensando todo lo que hay de oposición
al gobierno. Para estos sectores de la población el cambio en el país
quería decir sobre todo la autonomía, y si oportunamente hubiera podi-
do concertar con el gobierno sobre esta nueva redistribución del poder
territorial, las impugnaciones al proyecto masista no hubieran tenido las
gravitaciones que hoy tienen. De algún modo a esta imposibilidad con-
tribuyeron el centralismo jacobino del gobierno y sus prejuicios ideoló-
gicos, que asociaba todo lo que provenía del oriente con la “oligarquía
camba”, y que por ello se constituyó en su punto ciego con el cual llamó
a votar en el referéndum del 2 de julio de 2006 contra las autonomías
“separatistas”, y no pudo entender que el discurso de las autonomías
también se había convertido en “fuerza de masas”. El reconocimiento
tardío de que las autonomías no “habían sido separatistas” fue impuesto
por la imposibilidad de hecho de asfixiarlas.
Si bien la autonomía reivindicada por las cuatro regiones del país,
con sus respectivas modulaciones subregionales, implicaba un cambio
en la forma de organización del Estado, no se la acompañó de un pro-
yecto alternativo de poder de alcance nacional. Por ello mismo puede
decirse que este discurso de la autonomía fue y es la fuerza del CO-
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 339

NALDE, pero es a la vez su gran debilidad. Los hizo fuertes regional-


mente pero a la vez les impidió proyectarse nacionalmente, porque su
aspiración no fue el poder nacional sino el regional. Una suerte de “hin-
terland”, con sus barreras de protección, del que ciertamente buscaban
beneficiarse muchos de los intereses empresariales, muchos de ellos en
pánico por la retórica “revolucionaria” del gobierno. Quizá esta focali-
zación sobre las autonomías se convirtió a su vez en el punto ciego de
las regiones que les impidió percatarse que fuera de la fractura regional
habían otras fracturas que estaban en juego en la crisis. La defensa de la
democracia y de la legalidad por parte del CONALDE fue más bien una
consecuencia de la imposibilidad de encontrar una vía de concertación
con el gobierno sobre el régimen de las autonomías.
De todos modos hubo también con mucho un vínculo estrecho
entre estas dos oposiciones, que fue su común reactividad frente al alu-
vión de decisiones gubernamentales; su carácter defensivo y un cierto
sentimiento de culpabilidad por el pasado, que el MAS se encargaba
de enrostrarle no sin cierta pertinencia (los resultados electorales de
2005 fueron interpretados como un rechazo contundente de ese pasa-
do). Ante el nuevo paisaje ideológico operado por el MAS, desde gran
parte de la oposición sólo existen ecos reactivos ante lo inesperado del
giro político.
Lo que quiere decir que más que tener una idea elaborada de la cri-
sis —que la habría cuestionado frontalmente por tener mucho que ver
con ella— la oposición sólo tuvo vivencias de partidos que se hundían
y de un mundo en el que se sentía muy cómoda, pero que se desvenci-
jaba. Lo que quedaba eran los efectos cataclísmicos provocados desde
el poder, que la dejaron turbada y sin poder articular una explicación
aceptable, tanto menos posible que fue ciega ante lo que ya se anunciaba
en el tiempo. No pudiendo defender su propio pasado tampoco podía
entender el presente que se le escapaba, y se quedaba sin futuro en el
que pudiese creer.
340 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El cuadro de situación ayuda a comprender que en uno de los polos


de la relación se sitúen el MAS y el gobierno, muy poderosos, y en el
otro una oposición, principalmente política, que es casi nada, excepto
por su potencial fuerza social dispersa, que igualmente vive la sensación
de estar suspendida en el aire. Esta es la razón fundamental por la cual el
análisis se focalizó principalmente en la matriz ideológica del MAS y del
gobierno, que es lo realmente existente, y alrededor del cual sobrevive
lo que aún queda en sus márgenes, con cierta voz que es más una queja
que un desafío.
Es decir, la oposición en general sólo ha vivido reactivamente, lo
que la inhabilitó para comprender las razones por las cuales sectores
mayoritarios de la población apoyan al MAS, que ciertamente debe ser
no por las razones por las cuales critica sostenidamente al gobierno. No
ha podido hasta el presente vertebrar un discurso que asuma la justicia
social en un proyecto distinto de país que sea creíble para los que son
la base social del MAS y del gobierno, y aceptable por la otra parte de
la población por su orientación democrática basada en el Estado de
derecho.

Excursos por la Asamblea Constituyente


Es a la luz de esta gramática ideológica que son inteligibles las acciones
más importantes del gobierno y del MAS, por lo menos desde enero
de 2006. Pero sería un error pensar que el valor del discurso se circuns-
cribía al círculo de dirigentes gubernamentales. En realidad su eficacia
tuvo una fuerza de irradiación que alcanzó a los círculos de dirigentes
sociales, con quienes hubo identidad de núcleo ideológico compartido.
De otro modo no se entendería la afirmación de un gobierno con capa-
cidad de movilización política y social, que recuerda las habidas en los
años de la revolución de abril.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 341

En estos marcos, haremos un ejercicio de puesta en marcha de


los parámetros ideológicos clave presentados, tomando como escena-
rio privilegiado a la Asamblea Constituyente, que como se sabe fue la
apuesta política más importante del gobierno y fue el lugar donde lo
político se entrecruzó con lo social-cultural. La segunda razón de esta
opción metodológica es que en lugar de señalar ejemplos buscados, que
pueden ser útiles pero que en su selectividad pueden servir para todos
los fines, es preferible tomar una situación paradigmática donde sea po-
sible mostrar en acción el conjunto de los parámetros de interpretación
expuestos.
De todas maneras, una larga serie de hechos o de acontecimientos
quedarían sin explicación aceptable, o no serían inteligibles, si no se par-
tiera de estos códigos de interpretación y de acción. Sea que se trate de
la casi inexistente gestión gubernamental, de conflictos y de la manera
de enfrentarlos, de denuncias de presunta corrupción, de juicios a los
miembros del Poder Judicial, o de sus relaciones con los medios, todos
ellos tienen una lógica que encaja muy bien en los parámetros expuestos.
La constitucionalización no constitucional de la Constituyente
Las fracturas históricas que hicieron crisis produjeron los resultados
electorales contundentes de diciembre de 2005. Como se sabe el MAS
obtuvo el 53,7 por ciento de los votos válidos, el porcentaje más alto
desde mediados de los años sesenta
Esta victoria electoral alteró profundamente la distribución del po-
der político en Bolivia, y cambió el sentido de la Asamblea Constituyen-
te de la que el MAS hizo su apuesta política más importante.
Sin embargo, puede ser útil apuntar que la Asamblea Constituyente
en su sentido nunca fue unívoca. Empezó siendo un sentimiento de
descontento generalizado; luego fue una idea atractiva por su novedad
institucional; y finalmente terminó convirtiéndose en una estrategia po-
342 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

lítica y de poder. Desde el punto de vista de la población, particular-


mente de los de “abajo”, su valor simbólico consistió en que fue proyec-
ción de esperanzas e ilusiones colectivas no cubiertas por el Estado, los
gobiernos y los partidos políticos. Se esperaba que la Asamblea Consti-
tuyente cubra ese vacío, “resolviendo” los problemas cotidianos. Estos
diversos sentidos se entremezclarán en su proceso de constitución y de
funcionamiento.
La Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente fue
aprobada por el Congreso Nacional a principios de marzo de 2006. En-
tre varios de sus aspectos, no deja de ser interesante recordar cómo ella
se constitucionalizó en un contexto que después sería habitual. Como
se sabe la Constitución Política del Estado de 1967 no contemplaba la
reforma total de la Constitución ni una Asamblea Constituyente como
órgano competente. Presiones de calle de distinto orden impusieron su
incorporación a la Constitución Política del Estado.
En la Ley de Necesidad de Reforma Constitucional de 2002, sólo
se había aprobado, entre otras reformas, la modificación del artículo
cuarto de la Constitución Política del Estado en su inciso primero, que
diría “el pueblo… gobierna mediante la iniciativa legislativa ciudadana
y el referéndum constitucional...”. Pero el Congreso Nacional, el 2004,
bajo las mismas presiones amplió la redacción del artículo y adicionó
la Asamblea Constituyente; es decir, reformó la Constitución Política
del Estado sin cumplir los procedimientos constitucionales previstos
para el caso. De tal modo que la redacción del artículo cuarto diría que
“el pueblo… gobierna… mediante la Asamblea Constituyente…”. Esta
curiosa redacción que convertía a la Asamblea Constituyente en órgano
de gobierno, más tarde servirá para declarar a la Asamblea Constituyen-
te “gobierno absoluto”, como se pudo leer en la propuesta del MAS a la
Comisión Redactora del reglamento de la Constituyente.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 343

La ley de convocatoria estableció que la “única finalidad” de la


Asamblea Constituyente era la “reforma total” de la Constitución Polí-
tica del Estado, fijando un período de sesiones no menor de seis meses
mi mayor a un año, a partir del día su instalación, y convocó a la elección
de los constituyentes para el 2 de julio de 2006.
En esta ley pueden destacarse dos aspectos. De un lado, establecía
que la nueva Constitución se apruebe por dos tercios de voto de los
miembros presentes de la Asamblea Constituyente. Del otro, prescribía
que la Asamblea Constituyente no “depende ni está sometida a los po-
deres constituidos” y se garantizaba que “no interferirá el trabajo de los
poderes constituidos”. Estos dos aspectos se convertirán más tarde en
fuente de un conflicto prolongado.
Lo interesante de esta ley es que fue la primera concertada y ne-
gociada entre la oposición y el gobierno. En realidad este último tenía
necesidad de esta ley y creyó que podía aprovechar los altos índices
de apoyo al Presidente para suponer que podría lograr más de los dos
tercios e imponer sus decisiones. Para ello necesitaba dos tercios en el
Congreso Nacional, que no los tenía. . A su vez la oposición, cuyos vo-
tos eran necesarios para aprobar esta ley, aprovechó esta necesidad para
poner sus propias condiciones, asegurándose de algún modo de que los
dos tercios exigidos para la Asamblea Constituyente no puedan lograrse
sin ella. El júbilo nacional con el que esta aprobación fue saludada ali-
mentó las esperanzas de la población en que la Asamblea Constituyente
pudiera ser escenario de reencuentro y deliberación. Lo que ocurrió más
tarde, sin embargo, sólo puede ser entendido si tomamos en cuenta los
códigos aquí presentados y que desechan la idea de que se trató simple-
mente de errores cometidos en el camino. Es a la luz de estos mismos
códigos que debe ser leída esta disposición “dialogante” del gobierno
en esta ocasión o en otras en las que estos movimientos son más bien
tácticos que de principio.
344 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Como se sabe, el MAS sólo tuvo un 51 por ciento, inferior al por-


centaje con el que había ganado las elecciones generales, que le asegu-
raron la mayoría absoluta pero no los dos tercios, que se le hicieron
inalcanzable a pesar de haber pactado con el MBL para que abra sus
listas a candidatos masistas. Este desfase entre lo que tenía el MAS y sus
pretensiones con la exigencia legal estallará en un conflicto desbordado.
Los 255 constituyentes elegidos se distribuyeron entre 16 organiza-
ciones políticas, ninguna de las cuales era propiamente un partido. El
MAS tenía la mayoría absoluta de 137 constituyentes (53,7 por ciento)
mientras que el Poder Democrático y Social (PODEMOS), segunda
fuerza, 60 constituyentes (23,5 por ciento). Las tres terceras fuerzas ape-
nas llegaron a 8 representantes cada una. Socialmente predominaron los
de clase media inferior, entre ellos una mayoría de dirigentes de alguna
organización social y una presencia minoritaria de clase media profesio-
nal. Dada la importancia del componente indígena, una mayoría de cer-
ca del 60 por ciento declaró pertenecer a un grupo indígena-originario,
la mayor parte quechua, muchos de ellos propuestos directamente por
sus comunidades e incorporados directamente en las listas del MAS.
Diríamos que esta pertenencia étnica y su relación con los pueblos indí-
genas y originarios, fue la novedad sociológica y cultural radical de esta
Asamblea Constituyente con respecto a todas las anteriores, y va a ser la
pauta de funcionamiento de ella hasta su finalización.
Si tomamos en cuenta el mapa político organizado sobre el eje iz-
quierda-derecha, el MAS estaba situado a la izquierda, con corrientes
múltiples, una orientación dominante indigenista y estatista, y un fuerte
apoyo militante de los grupos sociales indígenas-originarios, que cons-
tituyeron su base principal, y otros más urbanos y pobres, y núcleos de
intelectuales de clase media vinculados con las ONG.
La oposición o bloque no masista cubría la otra parte del espec-
tro, agrupada alrededor de algunos principios democrático-liberales en
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 345

buena parte sensibles a la cuestión “indígena”, insoslayable, y estuvo


formada por Unidad Nacional (UN), el Movimiento Nacionalista Re-
volucionario (MNR) y PODEMOS. Esquemáticamente éstos ocuparon
el centro, centro izquierda y la derecha democrática y derecha liberal,
con apoyo en sectores de clase media y empresariales, principalmente,
y dependiente en su fuerza de las movilizaciones de las regiones por la
autonomía.
Una gran parte de los constituyentes, principalmente del MAS, haría
prevalecer los vínculos estrechos con las “organizaciones sociales” de
las que se consideraban más “mandatarios” que propiamente “repre-
sentantes”. Esta relación fue menos evidente en los grupos de la opo-
sición no masista. De todos modos, estos bloques tuvieron conflictos
internos atravesados por las líneas mayores de conflicto de la Asamblea
Constituyente.
La Constituyente fue instalada el 6 de agosto de 2006, en Sucre, en
una puesta en escena que buscaba mostrar que el país vivía el comienzo
de una nueva era, patentizada por la presencia de miles de indígenas y de
originarios de todo el país —en una ciudad tradicionalmente conserva-
dora— que participaron al día siguiente en un desfile militar juntamente
con las FF.AA.
La Asamblea Constituyente empezó su trabajo dando una señal po-
sitiva, negociando la composición de su directiva, que tuvo que ser am-
pliada para ser representativa, y en la que el MAS se aseguró la mayoría
absoluta.
A pesar del apoyo mayoritario de la población la Asamblea Consti-
tuyente pronto entraría en conflictos internos, que paralizarían su traba-
jo durante varios meses, y que eslabonados con otros, sellarían la suerte
de la Constituyente.
346 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

El conflicto de “formas” por el reglamento general


Ante la realidad de no contar con los dos tercios necesarios en la
Constituyente, desde el Palacio de Gobierno se definió que la apro-
bación del nuevo texto constitucional debía ser por mayoría absoluta,
violando la ley de convocatoria. El argumento central para ello fue que
la democracia consistía en la voluntad de la mayoría, que según esta
argumentación era la primera vez que esto ocurría, y que por ello mis-
mo no era admisible que sea la minoría la que quiera seguir mandando
como lo había hecho en el pasado, y que eso sería lo que ocurriría si se
aceptaba los dos tercios, que en buenas cuentas era someterse nueva-
mente a la minoría. Este razonamiento fue reforzado por otro, según
el cual, además, la Asamblea Constituyente al ser “originaria” no estaba
sujeta a la ley.
A su vez las minorías de oposición exigieron el cumplimiento de la
ley, tanto por razones de principio como porque de este modo evitaban
ser eliminadas de las decisiones fundamentales de la Constituyente. Es-
taba claro que entre esas minorías hubo constituyentes que no tenían
ningún interés en facilitar el funcionamiento de la Asamblea Consti-
tuyente, pero tenían en su favor la defensa de la ley. Así se abrió un
conflicto de poder y de fuerza que perturbó la Asamblea Constituyente,
poniéndola en situaciones extremadamente críticas.
Un primer escenario de este conflicto fue la aprobación en “grande”
del reglamento general, sin norma previa y por mayoría absoluta, cal-
culada sin la oposición que había abandonado la plenaria. El artículo 1º
declaraba que la Asamblea Constituyente es “originaria”, aunque luego
dice que no “interfiere en los poderes constituidos”. El carácter “origi-
nario” quería decir el poder absoluto.
Este conflicto sobre el carácter de la Asamblea Constituyente fue
entrecruzado con otro más entendible públicamente, acerca de la fór-
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 347

mula de votación, que emergió a fines de agosto y principios de sep-


tiembre. Las plenarias fueron escenarios borrascosos de alta violencia
verbal y hasta física, entre la mayoría del MAS y la oposición. La mayoría
“masista” de la Directiva de la Asamblea Constituyente rechazaba el
“consenso”, con el argumento de que era como “juntar el agua con el
aceite”, expresando que estaba dispuesta a ir hasta el final, siguiendo la
línea gubernamental.
La confrontación desbordó la Asamblea Constituyente y ganó la
calle, con huelgas de hambre en todo el país, movilizaciones, paros y
“cabildos” multitudinarios, y paros de los comités cívicos del oriente
del país, que dejaron al gobierno sin muchas salidas aceptables. Como
se sabe este conflicto por las “formas” consumió más de la mitad del
tiempo legal de la Asamblea Constituyente y fue sólo superado una vez
que el MAS admitió, en el mes de febrero de 2007 los “dos tercios” en
una redacción ambigua de los artículos en cuestión, y cuando se había
llegado al borde del fracaso prematuro de la Asamblea Constituyente.
Mientras tanto la Constituyente se había consagrado a aprobar en “de-
talle”, casi por aclamación —con la abstención de PODEMOS— de los
artículos de rutina del reglamento.
Sin lugar a dudas este conflicto y la dureza del enfrentamiento no
fue un asunto puramente procedimental, sino político y de poder, que
puso en juego el tipo de Constitución que debía aprobarse y la fórmula
de decisión que se requería para ello. Este fondo se reveló en el conflicto
interno de la primera Comisión de la Asamblea Constituyente, llamada
“Visión de País” y en la “forma” como fue aprobado el informe final.
Conflicto de fondo por los proyectos de país y de poder
La base de trabajo de las 21 comisiones fue las propuestas recogi-
das principalmente en los “Foros Territoriales” de “vinculación” con
el “pueblo” y presentadas como “mandatos” del pueblo. Ya en la etapa
348 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

final de redacción de los informes estalló el conflicto en la Comisión Vi-


sión de País. Esta comisión, la primera y la más importante, debía redac-
tar los primeros artículos, definiendo la matriz doctrinaria y normativa
de todo el texto constitucional, y por tanto, del régimen autonómico.
Con el propósito de asegurar la aprobación de una visión de país y
de poder, conforme a la apuesta de “refundar el país” y de evitar en la
Plenaria de la Asamblea Constituyente el debate con la otra propuesta
alternativa, la mayoría de la comisión se desdobló en dos, y aprobó con-
tra el mismo reglamento —que exigía mayoría absoluta y no mayoría
simple— tanto el informe de mayoría como el de minoría “fabricada”,
ambos coincidentes con la matriz de Estado plurinacional, quedando
fuera la otra visión de país fundada en los principios conocidos del
Estado Social de Derecho y que reconocía la autonomía de los pueblos
indígenas.
El conflicto afectó a las otras comisiones, muchas de ellas ya en
proceso de concertación. De nada sirvieron la nota de la Directiva y el
fallo de la justicia ordinaria, que le otorgó el amparo constitucional al
constituyente que fue impedido de votar, para revertir la situación, hasta
que el Congreso Nacional pactó una ley prorrogando la vida legal de la
AC y especificando la forma cómo debían aprobarse los informes, que
tampoco fue acatada en la aprobación final.
La forma como funcionó esta comisión fue una demostración en
pequeño del funcionamiento general de las comisiones y del “espíri-
tu” de la Constituyente. Si algo no hubo en la comisión fue debates
en el sentido de deliberaciones entre iguales que intercambian ideas o
propuestas fundadas —cuyos resultados fueran en cada caso un reor-
denamiento de preferencias—, sino más bien discusiones en las que
cada parte creía tener tanto más razón cuanto más elevaba el tono de
la voz, sin ofrecer lo que podríamos llamar razones argumentadas, que
no sea la letanía de afirmaciones repetidas sobre el “neocolonialismo”,
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 349

el “neoliberalismo”, las “discriminaciones”, los 500 años de explota-


ción, condensados en el “Juicio al Estado colonial”. En este torneo
oratorio de monólogo de cada parte consigo misma, encapsulada en sus
convicciones ideológicas, blindadas a la contaminación “intercultural”
—expresión que sin embargo se repetía todo el tiempo como un valor
asumido pero no realizado—, nada cambió de las propuestas originales.
No sólo no hubo “diálogo” sino que no se pudo construir un mínimo
de confianza entre partes y un umbral de comunicación que permitiera
el intercambio proclamado, y que se supuso era inherente en un esce-
nario constituyente. Quizá más grave aún fue la constatación de que no
había una disposición a comprender las razones de la otra parte ni el de-
seo de hacerlo. El lugar de la comunicación inexistente fue ocupado por
el enfrentamiento, que fue el rasgo saliente del funcionamiento de esta
comisión tan importante, como lo fue de gran parte de la Constituyente.
Por ello mismo no debe sorprender sus fallidos resultados.
El conflicto de “formas” en la Asamblea Constituyente sobre el sis-
tema de voto y el que tuvo lugar en la Comisión Visión de País, estaban
estrechamente vinculados con otro problema de fondo, que era una
cierta idea de organizar el poder, que viabilizara la estrategia de contro-
larlo. En el primer caso se trataba de cambiar “estructuras coloniales”,
que se suponía se encontraban en la Constitución Política del Estado, y
en el otro, al propósito de “tener” todo el “poder” y no sólo el gobierno,
como ya se dijo más arriba.
En esta estrategia de pasar del gobierno al poder, la Asamblea Cons-
tituyente fue percibida como el mejor escenario “pacífico”, que habría
de legitimar el control “total” del poder, como fue declarado durante la
campaña para la elección de los constituyentes,, aunque para los radica-
les del MAS no estaba excluido el uso de la fuerza de las movilizaciones,
si la primera alternativa fallaba.
350 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Es decir se buscaba hacer una “revolución” en sus fines, y “demo-


crática” en sus medios mediante la Constituyente. Con ello, lo que se
pretendía era romper con un empate calificado de “catastrófico”, esta-
bleciendo una “nueva hegemonía”, es decir, una nueva forma de domi-
nación con base étnica. A esto es lo que llamaron “revolución democrá-
tica”, que hizo crisis en la Constituyente.
Del conflicto a la violencia de la aprobación
Durante el proceso del trabajo de las comisiones se posicionó con
toda su fuerza la cuestión de la “capitalidad”, reclamada por las insti-
tuciones sociales de Sucre desde antes de que la Constituyente se inau-
gurara, y según la cual la Constitución debía disponer el traslado de los
poderes del Estado de La Paz a Sucre, la capital legal. Esta demanda se
sobrepuso a todas las otras por el apoyo logrado en el “oriente” del país
y poco a poco fue condensando todos los conflictos políticos dentro y
fuera de la Asamblea Constituyente. El gobierno fue sorprendido por la
movilización regional al haber creído que se trataba sólo de minorías de
oposición, y fue puesto contra las cuerdas al tener que optar entre esta
presión o ponerse del lado de La Paz, donde tiene su más fuerte apoyo
social y electoral. El costo de esta opción fue apoyar la decisión de los
constituyentes de La Paz de eliminar a “cualquier precio” de la agenda
de la Asamblea Constituyente la discusión sobre la “capitalidad”.
A partir de este momento la ruptura entre la mayoría movilizada de
la población de Sucre y la mayoría del MAS estaba consumada, y esta
última empezó a pensar en la probabilidad de trasladar la sede de la
Constituyente. Una vez que fracasaron todos los intentos de buscar una
salida negociada, por la negativa a reponer el tema en la agenda pese a
contar con decisión judicial favorable , la mayoría decidió reunirse fuera
de la ciudad, también contra el reglamento. El MAS necesitaba una ple-
naria más para aprobar su propuesta de texto constitucional. La reunión
se realizó el 23 de noviembre en el Liceo Militar de La Glorieta, con
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 351

custodia militar y policial en un entorno de enfrentamiento violento,


que obligó luego a una pausa.
La necesidad de continuar la plenaria en otra ciudad pasó por el
Congreso Nacional, que en una sesión igualmente borrascosa, apro-
bó una modificación a la ley, por la cual se facultaba legalmente a la
presidente de la Asamblea Constituyente cambiar de sede. La convo-
catoria fue hecha después de la media noche del día de la reunión, con-
tra lo previsto reglamentariamente y con los constituyentes del MAS
ya concentrados para desplazarse de inmediato a Oruro, mientras que
PODEMOS y el MNR habían decidido no estar presentes para no va-
lidar una ilegalidad. La sede fue rodeada por “organizaciones sociales”,
sobre todo de mineros cooperativistas, con una enorme capacidad de
movilización ya conocida y contundente, con los cuales en la víspera se
había llegado a un acuerdo para incorporar su demanda en el proyecto
constitucional y obtener de ellos la presión “externa” que garantice la
finalización de la plenaria.
La ultima reunión tuvo lugar entre el 8 y 9 de diciembre, a esca-
sos días de la finalización legal del ampliado período de sesiones de
la Asamblea Constituyente. Ya no había posibilidades para una nueva
prolongación que habría necesitado de la aprobación en el Congreso.
Fueron suficientes alrededor de 16 horas para aprobar “en detalle”
los 411 artículos del texto constitucional, en lectura rápida, sin debate,
sin haber conocido el texto sino en el momento mismo en que fue vo-
tado con un subir y bajar las manos repetitivo y automático. Las pocas
observaciones fueron remitidas a una Comisión de Concordancia, que
ya había modificado y siguió modificando el proyecto constitucional,
sin el conocimiento de la Asamblea Constituyente, alegando que se tra-
taba sólo de cuestiones de estilo.
352 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Las muchas infracciones al reglamento interno, a la ley de amplia-


ción de la Asamblea Constituyente —que definía cómo debían apro-
barse los informes de mayoría y minoría— y a la misma Constitución
Política del Estado en vigencia, hicieron que el proyecto naciera con una
herida profunda, de la que hasta ahora no se ha repuesto y que indispu-
so a una mayoría de la población contra él, por lo menos inicialmente.14.
Confrontación por las autonomías
El sesgo étnico-indigenista del proyecto de Oruro colisionaba con
la demanda autonómica de los departamentos de la “media luna” —te-
rritorialmente mayoritaria, económicamente la más dinámica del país y
en la que se encuentran las reservas más importantes de gas— abriendo
un escenario de conflicto político territorial, tanto más complejo que
condensaba las otras fracturas históricas.
Mientras que en el proyecto constitucional las autonomías se orga-
nizaban alrededor de las autonomías indígenas, subalternizando a las
autonomías departamentales, los estatutos autonómicos —a pesar de
sus diferencias importantes entre sí— ponían a las autonomías departa-
mentales en el eje del nuevo régimen autonómico y de las que formarían
parte las autonomías indígenas. Esta distancia cualitativa y no meramen-
te cuantitativa de competencias, estuvo en el ojo de la tormenta en la
crisis del país y lo estará seguramente con la nueva Constitución Política
del Estado.

14 Esto pudo evidenciarse en una primera encuesta en la que una mayoría de más del
50 por ciento aseguraba que votaría contra ella en el referendo ratificatorio por
considerarla ilegal. Ver: Informe especial de coyuntura política. Mori, 18 diciem-
bre 2007. Más tarde esta percepción varió por la enorme propaganda del gobier-
no, martillando frases escogidas y sueltas que por sí mismas no fueron motivo de
disputa, pero dejando de lado sus componentes estructurales y contextuales. No
deja de ser significativo institucionalmente que la III Cumbre del Poder Judicial
haya también calificado de ilegal el proyecto y que por tanto, al no haber “nacido
a la vida jurídica del país no puede ser objeto de un referéndum”. Ver: Correo del
Sur, de 17 de enero de 2008.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 353

Si tenemos en cuenta la línea ideológica étnico-indigenista y andino-


centrista, de construcción del proyecto constitucional de Oruro, estaba
claro que difícilmente podía ser objeto de concertación o de “consenso”
como mayoritariamente reclamaba la población, y que, por lo tanto, se-
ría resistido por una parte importante del país que no se reconocería en
él, como se pudo leer en la primera encuesta al respecto, ya mencionada.
Por ello se explica que apenas aprobado el proyecto de Oruro, hu-
biera sido respondido desde los departamentos de la “media luna” por
proyectos autonómicos inspirados en visiones distintas de país y de po-
der, y que ordenan de manera contrapuesta las distintas autonomías. A
partir de este momento se abrió otra fase del conflicto, que hizo temer
que el país se hundiera en el caos y la violencia generalizada.
Estos proyectos de estatutos autonómicos fueron aprobados con
mayorías calificadas en sendos procesos de referendos que también tu-
vieron problemas de legalidad15. De todos estos proyectos de estatutos
el más radical fue el de Santa Cruz, con un modelo de descentralización
política muy avanzado, casi federalista, que el gobierno había denuncia-
do como “separatista”16.

15 Fueron convocados por los prefectos de departamento, cuando debían serlo por
el Congreso Nacional, como dice la ley del referendo a falta de gobiernos departa-
mentales. La Corte Nacional Electoral desconoció las convocatorias, ocasionado
una ruptura con los organismos departamentales, bajo cuya jurisdicción se reali-
zaron los referendos.
16 El gobierno hizo todo para impedir estos procesos autonómicos, a los que siem-
pre denunció como “oligárquicos”, lo que le impidió ver los fuertes sentimientos
regionales en los que se asienta y expresa, y que desbordan los intereses de las
élites dominantes. Este punto ciego fue el factor principal por el cual en el mes de
julio de 2006 el gobierno pidiera votar contra las autonomías, en un error político
estratégico, reconocido como tal mucho más tarde, pero que marcó una fractura
cada vez más profunda con el oriente, hasta el punto de que el gobierno pareció
durante un buen tiempo haber perdido su propia jurisdicción en estos territorios
en favor de los que realmente cuentan como autoridades, que son sus prefectos.
354 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

La falta de un Tribunal Constitucional reforzó el escenario de una


“guerra de posiciones” de unos contra otros. Los intentos de “diálogo”
entre enero y febrero de 2008, terminaron con un cerco al Congreso Na-
cional por parte de grupos sociales movilizados por el gobierno, poniendo
fin a la “Comisión de Consenso”.
De un lado, el gobierno no creía y no podía concertar con sus “enemi-
gos” acusados de conspirar contra él. Del otro, las regiones representadas
por el CONALDE tenían más razones para pretender alguna forma de
acuerdo que viabilice la demanda autonómica, pero habían perdido con-
fianza en el gobierno. Esta desconfianza mutua y profunda estuvo en la
base de los fracasados “diálogos” mediatizados.
A medida que los referendos se desarrollaban, la “media luna” se for-
taleció, recuperando capacidad de iniciativa política ante un gobierno aco-
sado, y se sintió segura de que al final del proceso estaría en mejor posición
de fuerza para negociar.
Sin embargo un accidente en el camino marcaría el principio de su de-
clinación. Pocos días después del referéndum de 4 de mayo, PODEMOS
promovió en el Senado la aprobación de la Ley de Referéndum Revocato-
rio, alegando que su propósito era impedir el otro referendo constitucional
sobre el proyecto de Oruro, ya aprobado pero observado por el organismo
electoral. Esta acción no concertada produjo una ruptura entre la oposi-
ción política y la oposición social de los comités cívicos, que sería lapidaria
para ambos. El desconcierto les impidió defender un acuerdo logrado en el
Congreso Nacional el 28 de mayo, por el cual las partes se comprometían
a “consensuar” una “nueva” Constitución Política del Estado, que es lo
que había reclamado la “media luna”, y que el gobierno se había negado
reiteradamente a aceptar. Es decir, la oposición estaba perdiéndose en el
camino facilitando la recuperación del gobierno.
El referendo revocatorio de agosto de 2008, fuertemente cuestionado
en su legalidad y con un padrón electoral contaminado, produjo un resul-
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 355

tado dudoso en su porcentaje pero que le sirvió al gobierno para conven-


cerse y convencer a la comunidad internacional de que había ganado con el
voto de dos tercios de los votantes. Aunque los prefectos del oriente tam-
bién fueron ratificados en sus regiones, habían perdido en el país. Seguían
existiendo pero a la defensiva.

La violencia desatada y el referendo constitucional

En esta nueva situación la “media luna” tomó decisiones contradic-


torias o sin ninguna viabilidad. El gobierno puso en marcha su estrategia
de “acorralamiento” a la “media luna”, varios de cuyos sectores sociales
respondieron desesperadamente con la toma de instituciones públicas, que
si bien no era nuevo en el país, si lo era por su magnitud. En principio el
gobierno dejó hacer, pero se preparaba para la acción mediante planes de
contingencia que le permitieran pasar a la ofensiva.

El referendo agravó el enfrentamiento que culminó en la violencia san-


grienta de Pando, calificada de “masacre”17. Las imágenes conmocionaron
a una población no habituada a ello, y movilizaron a la comunidad interna-
cional, que por fin decidió pesar en un nuevo proceso de acuerdos.

El impacto de Pando dislocó transversalmente a la oposición y pul-


verizó su imagen pública, sobre todo internacionalmente. El gobierno no
dejó pasar la oportunidad tan esperada y movilizó a miles de partidarios
para obligar al Congreso Nacional a aprobar por las “buenas o las malas”
la convocatoria a referéndum constitucional.

17 Esta fue la expresión usada por la UNASUR en la “Declaración de la Moneda”


sobre Bolivia, y reunida en Santiago a los pocos días de la matanza del 11 de sep-
tiembre de 2007. Esta reunión fue un éxito político del gobierno boliviano, cuyos
argumentos políticos de denuncia sobre lo que pasó en Pando y en Bolivia en
aquellos días, fueron asumidos por todos los gobiernos de la UNASUR. La Co-
misión de Investigación de la UNASUR, enviada a Bolivia, ratificó este juicio en
un Informe que dejó muchas dudas respecto a su imparcialidad. Tiempo después
aparecieron varias personas que el Informe había dado por muertas “enteramente
comprobadas”.
356 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

Con “olor a pólvora” en el entorno, una parte de la oposición facilitó


el “acuerdo” político congresal, que fue recibido con alivio por esa comu-
nidad internacional y por el país mismo, ante el profundo temor de mayor
violencia. Los acuerdos fueron trabajados sin consultar a sus propios cons-
tituyentes, varios de ellos cooptados por el poder. La Asamblea Constitu-
yente después de haber sido exaltada terminó humillada.

Estos acuerdos políticos modificaron más de una centena de artículos


del proyecto de Oruro, los corrigieron en muchas de sus incongruencias y
sus excesos, lo hicieron más defendible pero sin alterar su identidad pro-
funda.

Esta nueva versión igualmente tuvo vicios de ilegalidad, en realidad de


constitucionalidad, porque el Congreso Nacional asumió mediante una ley
interpretativa, forzada e impugnable, facultades propias de la Asamblea
Constituyente, legalmente aún no disuelta, incurriendo en usurpación de
funciones18.

La ley de convocatoria al referendo fue hecha con estado de sitio en el


departamento de Pando, lo que está prohibido por la ley de referéndum. La
inscripción de nuevos ciudadanos tuvo lugar en las mismas circunstancias.
El padrón electoral fue el que se había usado en el referendo ratificatorio
de agosto y fuertemente cuestionado en su credibilidad. Finalmente la pre-
gunta estaba sesgada y hasta con errores gramaticales.

El 25 de enero se llevó a cabo el referendo en el que el gobierno obtuvo


una votación muy inferior a la que esperaba, con una oposición nacional

18 En la pregunta del referendo esta usurpación fue presentada como “ajustes”. Del
mismo modo en la ley se dice que es facultad del Congreso Nacional hacer “ajus-
tes” al texto constitucional aprobado por la Asamblea Constituyente, pero no se
menciona ningún fundamento constitucional que le sirva para auto conferirse esta
nueva facultad constitucional. Los artículos 1, 2 y 4 de la Constitución de 1967
no tenían nada que ver con estas nuevas funciones del Congreso, que constitu-
cionalmente sólo tenía atribuciones para reformar parcialmente una Constitución
existente, y no un proyecto constitucional.
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 357

de cerca del 40 por ciento, con la oposición de todo el oriente, donde ganó
con más contundencia el NO, y el voto negativo de la mayor parte de las
capitales de departamento. Ahora el país cuenta con una nueva Constitu-
ción Política del Estado que una buena parte del país no reconoce como
suya por no haber sido pactada, porque es discriminante “positivamente”
y divide, y porque va a enfrentar problemas delicados de implementación.

¿Qué se puede esperar del futuro?


Desde el ámbito de la política grande, se está en presencia de una concep-
ción de poder íntimamente vinculada a una cierta visión de la estructura y
del funcionamiento de la sociedad, que el país no había conocido en el pa-
sado, excepto en sus márgenes donde se situaban los grupos radicales, que
vivían sus ideologías en el ámbito de las aspiraciones oníricas. Hoy estas
concepciones tienen la fuerza del poder —institucional y de la calle— sin
la cual no sería posible su impuesta realización. Por tanto, un mayor poder
a los que ya tienen el poder, sólo puede reforzar las tentaciones autoritarias
y hasta despóticas de muchos de sus operadores políticos. Este código del
poder enfrenta sin embargo dos gigantescos desafíos. De una parte al ser
incompatible con la democracia y el Estado de derecho, la posibilidad de
que tan concepción se consolide depende de que las resistencias antiauto-
ritarias y democráticas sean vencidas durablemente. El segundo desafío en
otra incompatibilidad entre el código jacobino del poder y la realidad de
la descentralización del poder, que se encuentra ahora en el mismo texto
constitucional.

Es decir, que la imposición de esta visión de poder chocará no sólo con


compactos intereses sedimentados en el tiempo, sino con concepciones
opuestas, que también se sedimentaron en sectores muy importantes de la
sociedad, muchos de ellos afincados regionalmente, que ciertamente resis-
tirán. Esta fractura política territorializada, que de algún modo condensa
las fracturas históricas del país, puede dar lugar, como de algún modo ya
358 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

ha ocurrido —y que pudo haber sido peor— a escenarios de conflicto y de


confrontación, con márgenes muy estrechos para la negociación por la per-
sistencia de valores absolutos o principios no fácilmente transaccionales.

En varios sentidos puede decirse que este tipo de racionalidad perversa


del poder, no es desconocido en la experiencia internacional, pero sí en el
ámbito nacional. Lo nuevo puede ser todo el ropaje ideológico “indigenis-
ta” étnico y cultural que lo envuelve, y cuyo potencial de conflicto es tanto
más alto que se apoya en una capacidad de movilización inusual.

De la premisa de la política como relación de fuerzas y de poder, se


deriva una conclusión, que es particularmente significativa, porque indica
lo que puede anticiparse como comportamiento futuro y sobre otros pro-
bables escenarios de concertación que pueden inferirse de las matrices de
juegos de poder de suma cero.

La posibilidad de abrir escenarios de concertación democrática es muy


estrecha, o mejor, es casi inexistente, porque simplemente no se cree en
ellos, como no se creyó que fueran posibles en la Asamblea Constituyente.
Lo que no quiere decir que no sean posibles cierto tipo de “acuerdos”,
pero por razones no democráticas. En democracia los acuerdos pactados
son parte de la visión democrática del poder. En la visión dominante del
gobierno esos acuerdos obedecen más a razones de fuerza, que de prin-
cipio. Ya hemos señalado que según estos códigos cualquier demanda de
“diálogo” y de acuerdos es percibida como signo de debilidad. Y cuando
tienen que avenirse a sellar acuerdos es por imperio de las circunstancias.
Este tipo de acuerdos los dirigentes del MAS siempre los han considerado
como tácticos, mientras la coyuntura no sea otra, que esperan o promueven
que se produzca para echar abajo lo acordado, como lo han hecho en más
de una ocasión.

Es decir, se cede cuando el poder encuentra su límite, que es otro po-


der. En tal situación sólo hay tres salidas. Según la primera, es la anula-
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 359

ción frontal del otro poder, para ser uno solo, lo que implica el uso de un
alto potencial de poder, que por el momento no existe, y estar dispuesto a
asumir los costos demasiados altos para acabar con las resistencias. Es el
escenario catastrófico.

La segunda, es la anulación del adversario por erosión paulatina, hasta


tenerlo rendido o reducido, inerme. Esta alternativa puede ser la menos
costosa, pero la cuestión es si la otra parte aceptará que esto ocurra sin
reaccionar en algún momento, así sea por instinto de sobrevivencia.

La tercera salida es que el “empate histórico” se reinstale e imponga


una suerte de armisticio y de acuerdos de convivencia pragmática, que a la
larga se conviertan en una rutina que favorezca en el tiempo el surgimiento
de un nuevo clima, menos de guerra, que disloque verticalmente a ambas
partes y aproxime a los moderados que no faltarán en emerger en situacio-
nes de impasse prolongado y de hartazgo de la sociedad, a la que los sobre-
saltos políticos le impiden contar con un margen razonable de certidumbre
indispensable para su vida cotidiana.

De cualquier manera estos escenarios dependerán en gran parte de los


resultados de las próximas elecciones, cuyo tratamiento excede los límites
del presente trabajo. Pero hay algo que puede decirse independientemente
de todas estas alternativas: que las condiciones de gobernabilidad para el
próximo gobierno no están garantizadas, o mejor seguirán siendo frágiles.
Este es el sustrato más resistente a todos los cambios que se pretenden
realizar, y cuya solución, como se sabe, no es cuestión de fuerza.
360 Conflictos. Una mirada hacia el futuro
Crisis y percepciones en la crisis. Actores y estrategias 361

Los autores

Gustavo Fernández Saavedra. Director de la Junta del Acuerdo de


Cartagena, Lima 1970-76; Director de Coordinación Latinoamericana
del SELA, Caracas 1976-1977; Director de Proyecto de UNCTAD/
CEPAL/PNUD, Quito y Ginebra. Consultor de la CAF, ILPES, BID,
OEA, ILDIS. Presidente de la IX Asamblea Ordinaria de la OEA, Pre-
sidente del Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores. Em-
bajador de Bolivia ante el Gobierno del Brasil en 1983-1984; Cónsul
General de Bolivia en Chile (2000-2001), Ministro Secretario de Inte-
gración en 1978; Ministro de la Presidencia entre 1989 y 1993; Ministro
de Relaciones Exteriores en tres ocasiones (1979; 1984-85 y 2001-2002);
candidato a la Vicepresidencia en 1989. Representante de la Corpora-
ción Andina de Fomento en el Perú (1998-1999). Jefe de la Misión de
Observación Electoral de la OEA en Nicaragua (2006) y en El Salvador
(2009).

Autor de dos libros y numerosos ensayos.


Fernando Mayorga. Licenciado en Sociología, UNAM. Doctor en
Ciencia Política, FLACSO/México. Director del Centro de Estudios
Superiores Universitarios, CESU-UMSS. Publicaciones recientes: En-
crucijadas. Ensayos sobre democracia y reforma estatal en Bolivia (2007), El mo-
vimiento antiglobalización en Bolivia (2008), Democracia participativa y crisis po-
lítica. Análisis de los resultados del Referéndum Revocatorio de Mandato Popular
(2009) y Antinomias. El azaroso camino de la reforma política (2009).

Rodrigo Ayala Bluske ha realizado diversas investigaciones y ensayos


sobre gobernabilidad, política y recursos naturales. Entre las principales
figuran Personajes increíbles vistos por un clasemediero en crisis; Áreas protegidas
del departamento de Tarija; La provincia del gas y El cambio visto desde el sur. Ac-
362 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

tualmente dirige la organización Protección del Medioambiente Tarija


– PROMETA y es representante de la Fundación Boliviana para la De-
mocracia Multipartidaria en Tarija. Es columnista y analista en diversos
medios de comunicación. Es director de cine y en el terreno del audio-
visual ha realizado una veintena de trabajos entre cortos, largometrajes
y series de televisión.

Fernando Prado. Planificador urbano, investigador y director del Cen-


tro de Estudios Urbano Regionales de Santa Cruz de la Sierra. Sus úl-
timas investigaciones giran entorno a la formación social cruceña, sus
élites, sus clases medias y su población periurbana, y la relación del con-
junto de la sociedad con el nivel nacional y el Estado.

José Mirtenbaum Kniebel tiene una licenciatura en Psicología y una


maestría en Sociología en la California State University. Tiene un docto-
rado en Antropología Cultural por la New School for Social Research,
Nueva York. En la UAGRM ha sido secretario general, director de la
Escuela de Postgrado y director de la Carrera de Sociología; es catedrá-
tico de Geografía Económica y Teoría de la Sociología. También ha sido
consultor del Banco Mundial. Tiene varios artículos publicados en re-
vistas especializadas en Ciencias Sociales, Política y Sociología, además
del libro Sexualidad, sociedad y ETS (1998).

Gonzalo Rojas Ortuste es doctor en Ciencias del Desarrollo por el


CIDES-UMSA, master of arts en Ciencia Política por la Universidad
de Pittsburgh (EE UU), donde también se diplomó con un postgrado
en Estudios Latinoamericanos, y licenciado en Ciencia Política por la
UNAM. Ha desempeñado la docencia universitaria por cerca de dos dé-
cadas. Entre los libros que ha publicado figuran: Democracia en Bolivia: hoy
y mañana y De ángeles, demonios y política. Ensayos sobre cultura y ciudadanía. Es
coautor de Votos y Wiphalas; problemas de representatividad en el sistema demo-
crático boliviano, bajo el signo de la reforma de Estado y La participación popular
Los autores 363

como reforma de la política. Evidencias de una cultura democrática boliviana. Fue


director de la Unidad de Investigación y Análisis (UIA) de la Secretaría
Nacional de Participación Popular del Ministerio de Desarrollo Huma-
no, dentro del Programa del Servicio Civil. En 2004-2005 fue asesor de
la ministra de Educación, principalmente en el proceso del Congreso
de Educación.

Jorge Lazarte. Politólogo. Doctorado en Ciencias Políticas por la Uni-


versidad de París. Es profesor asociado de las Maestrías del Desarrollo
de la Universidad Católica de Bolivia y profesor invitado por la Sorbona
de París. Fue Delegado Presidencial en Asuntos Políticos del gobierno
de E. Rodríguez Veltzé (2005-2006). Ha sido uno de los vicepresidentes
de la Asamblea Constituyente de Bolivia.
364 Conflictos. Una mirada hacia el futuro

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