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Ciudad Literatura

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J0At'\J TORRES-POU

SANTIAGO ] UA,"I\J-NAVARRO
(EDS.)

LA I DAD
EN LA LITERATURA Y El CINE
- -
ASPECTOS DE LA REPREliFNTAClON DE LA CiUDAD EN LA PRODüCCiON LiTtKARIA
- -
y ClNEMATOGRAFICA EN ESPANOL

FLORIDA INTERNATIONAL UNIVERSITY


DEPT OF MODERN LANGUAGES SERIES
ESTUDIOS CULTURALES DE LITERATURA Y CINE EN ESPAÑOL

PPU
bicioncs de Sllp(Tacit)]] V presentimientos de destrllcción, pero ,ubre tudo, tlII de la cultura occidental. I,a tundación de las ciudades hispanoamericanas es un fe-
i¡¡trincado sentimiento de culpabilidad y orgullo; culpabilidad por h;dwr des- nómeno complejo, pues en muchos casos la ciudad es an Cerior al mundo rural cId
acatado la voluntad divina y orgullo por haber illlpuesto al ordell natllr;t! Stl pro- que se rodeará posteriorlllente V que se percibirá como su opositor. En otros u-
. . ~

PI;¡ crcaclon. sos, la ciudad hispana se superpone ;¡ una nrhe y una culttlr<l nat.iva preexisten-
tes, a las que desplaza, pero a las que talllbit~n, ('n mayor o menor medida,
Las ciudades de la liter;¡tura greco-Lltilla actúan (;¡lllhi¿'ll COlllO elllleclio ;) asimila. Por otro lado, los establecimientos urhanos fundados por los espanolcs
t1';lV('5 del cual el hombre expresa las tensiolles ante el aClO (rcatiwl. Lus poeméls se idean a partir de un trazado raci()nal que encierra el centro del poder colo-
l~pi«()s, La !liada y Laléncidll, llOS hablan de arrogancia, culpabilidad, éxito \ fi'3- nial y aspira , a afianzar el orden en lo que los colonizadores consideran el caos,
caso, mientras que La Orliseaservirá de base para una de las rnús notables ficciones como diría Angel Rama, son las ciudades de los letrados. Sin embargo, sus pri-
urbanas del siglo XX, Clysses (1922) ele James Joyce. Yes que la literatura moder- meros pobladores provienen ele zonas rurales de España v, a pesar de su paso
na, acude igualmente a la ciudad para hablar de aquellos sentimientos que los por las ciudades costeras espar10las en las que se embarcaron, muchos de estos his-
seres humanos experimentamos desde el momento en que nos desvincularnos elel panos de A.lTIPrica experimen tan por primera vez en ei N uevo Mundo la vida
orden natural, creamos la primera ciudad y cambiamos la vida nómada por el ciudadana en toda su com plejidad, recaven do en ellos también la supervisión
seden tarismo urbano. del mundo rural (Holmes 1fi). La ciudad de los Ictrado~ dirigida por una diCe pre-
parada p<ua establecer el orden y afianzar el poder se apoya pues en una población
En la literatura en lengua castellana encontrarnos también estos elemen- ileu'ada \, en gran parte, ajena a los usos V los códigos urbanos.
tos ya en las primeras manifestaciones literarias que se desarrollan en la ciudad. La
7r'agicomedia rü r:alisto y j\¡[dibea \ 1499), que ha pasado ala historia corno La Ce- Con todo, aunque' Espal'ia proyectó su im perio colonial como una exten-
lestina, es la primera obra española en la que el protagonismo de la ciudad es sa red de ciudade's, por lo que cabría esperar que su literatura fuera básicamen-
determinante de ia acción. La ciudad de La Celestina se nos muestra como un te urbana, lo cierto es que, desde sus inicios hasta nuestros días, la literatura
entorno laberíntico que condiciona las Yidas de sus habitantes condenándolos hispanoamericana ha sido a la vez urbana y rural, de te,j modo que la oposición
al aislamiento, la incomunicación, la soledad o la muerte. La novela picaresca per- civilización v barbarie, con que los escritores de la Argentina independiente carac-
severará en ese tema. Los protagonistas de estas novelas llegan a la ciudad en el cur- terizaron la lucha para dominar el entorno americano, se ha convertido -con múl-
so de un proceso formativo y en ella terminan de perder su inocencia úénclose tiples \'ariantes- en un tema recurrente él lo largo de toda la producción literaria
obligados a adoptar un comportamiento social que contradice los dictados éti- hispanoamericana. :\sí pues, encontramos que la voluntad civilizadora ele la ciu-
cos y religiosos en los que se sustenta la sociedad, pues sólo con este comportamien- dad le'trada aparece cuestionada ya en los primeros textos de la literatura hispano-
to es posible sobre\~vir en ese ámbito confuso ji engañoso que constituve la ciudad. americana, al igual que se resaltan los valores morales y éticos de la supuesta
Con el renacimiento de la novela espaú.ola en el siglo XIX, v especialmente en barbarie. Los pensadores del siglo XIX insistieron en los defectos del proyecto
la pluma de Benito Pérez Caldós, qllien convierte a 1vladrid en el personaje cen- ciúlizador ele carácter europt'Ísta y en el resquebrajamiento de las bases del orden
u-al de sus novelas, reenconU'aremos esa misma percepción ele la ciudad a tra\'és en las que se sustentaba la ciudad. Con la llegada del siglo XX, la ciudad hispa-
de la experiencia de unos personajes que se enfrentan con un entorllo alienan- noamericana se enfrentó con la modernidad .v las exigencias,. de lIna transfor-
te e incomprensible cuyos mecanismos no dominan. La visión de la ciudad mación. a la \'el sucial v estructural, puso aún más en evidencia los prohlcm{tticos
como un l11t'cIio enajenan te v confuso, pero en el que se pulsa el día ,1 día (k valures de los que se b ]uhía !wcho (kp()sit~lria.
nuestro devenir como sociuLld, se conviene él partir de c.'itc lIl(JIl1t'llto en UIlO
,

de los telllas primordiales de la literatuLt CSP'lllOl:t. ,-\hoLl bien, (UnJO scnala acert;lCLullt'lltc AlIg',! Ra¡¡!;l, l;¡ ciudad hispano-
;UllCricCll1C1 fue el1 todo 1110111cnLo "lIll parto de la inteligellcia, pucs quedó inscrip-
En H is p,llIO~lJlI (' Ji ca, Lis ciwLtdes apa recen corno una c:-; tcnsi illl el e] 111 U n el () ta ('11 un ciclo de la cultura uniwT,al en que la ciudad pasó <l ser el sucúo de IlIl
nj]"opco y por lo t,mto es en elLts donde .';t~ afianza y .se aseg'uLI t'1 predominio urden \' encontró en las tierr,ls de] NlIc\'o Continente, el único sitió propició

K ( )
para encarllar" (1), por lo que es comprelJsible Cjllt: en IIisp~lll()~l!lll'[ica, la cilldad
rastrea el protagollismo de la ciudad en la narrativa pucrtorriqueiía desde sus
haya sido objeto de frecuentes estudios. La irnportallcia ,'n el campo de las idc-
primeras ohr~ls hasta I1llCstros días. RodríguczJuliú inicia su recorrido con los
as de las obras de autoles cornoJuanJos¿' SelJreli,O/os¿' Lllis Romero, el :tllllTior-
~
textos de .\lejalldro Tapia v Rivera y va introducii'ndullos a los diferentes modo.s
mente citado Angel Rama, Nésror Carcía Canclini, Georg-c Yudict' v Mark
t ,_ ,
de presentar la ciudad ele los autores más significativos de la literatura puertorri-
Szuc]¡man son buena prueba del illterl's suscitadu por la ciuclad. Pn"cisanwnte.
qu61a. Tenemos así visiones aparentemente objetivas y englobadoras, visiones a
este último, en su artículo 'Tlle Citv as Vision -lhe DncloplllCtll uf ('rhan Cul-
nivel ele calle, visiones evocadoras del pasado () prelllonitoras de ll!1 íúluH¡ inmi-
turt' in Latin Alllerica," afirma qlle en Ilillguna otra cultura se ha pn'sLldo más
nente. ;\los ('11con(raI1IOS con la ciudad Illodernizada, deshulIlanil.ada, comCT-
atencióll a la dimcnsión urbana qlle en América Lllina y~l que esa preocupa-
cialinda, la ciudad como fase de tránsito en la emigración, con los extrarradios
ción es eviden te en casi todo tipo de género y discurso, desde el académico has-
elegantes
e.
o los barrios miserables. El resultado es un detallado resumen de la Ii-
ta el más popular (1).
teratura urbana pueltorriqueila que ofrece una perspecüva única sobre la produc-
ción literaria latinoamericana.
A su vez, la reciellle transformación de los centros urbanos en Espaúa, debi-
da especialmente a la globalización, la inmigración \ al desaforado desarrollo
El profesor de la l:niversiclad Frall\'ois Ra.belais de Tours, Emmanue! Vince-
urbanístico ha centrado la atención de la sociedad en los cambios que experimen-
TlUI. recupera
, la \isión de la ciudad a través del cinc amateur en "La ciudad es ,cara
ta la ciudad, la cual ha adquirido en la literatura y el cme espaúo! un pape! de
mí: la representación de La Habana v Santiago de Cuba en los home-movies nor-
renovada actualidad, atl'ayendo e! in terés de aquellos estudiosos familiarizados con
teamericanos de los años 20." Vincenot se pregunta cuáles son las representa-
las técnicas analíticas de los estudios culturales. Para estos investigadores, los es-
ciones ele la ciudad que se desprenden de una serie de filmes realizados por turistas
tudios sobre la producción de! espacio de sociólogos como Henri Leféb\Te, Da\id
americanos que visitaron Cuba en la década de los 20 y advierte como estas pelícu-
Harvev, Edward Soja y, más recientemente, los del esparlo] Manuel Castells cons-
las, aparentemente ingenuas y sin propósitos aleccionadores, son testimonio de la
tituyen la piedra de toque con la que aproximarse al análisis de la ciudad en la
psique colectiya estadounidense de una época que percibía a Cuba como un en-
ficción, lo que ha generado aproximaciones interdisciplinarias desde distin ras pers-
torno colonizado y, colonizable. El estudio de Vincenot demuestra cómo, tras la su-
pectivas críticas de los textos literarios. ,.l,sÍ pues, el esrudio de la función de la
perfIcialidad de estas películas fIlmadas para el recuerdo personal, puede
ciudad en el cine v la literatura se ha beneficiado de toda una serie de aproxi-
observarse un imaginario estructurado por el pensamiento colonial en el que la
maciones criücas poco habituales en el estudio del texto literario.
periferia sólo existe por y para el centro, de manera que esas imágenes ele La
Habana \' Santiago de Cuba reafirman la tesis de Dcnnison Nash de que el turis-
Los trabajos que reúne este libro tienen su origen en la Sixth Hlenma! (071-
mo no e; sino una nue\'a forma de imperialismo.
jérmcl' on SjHlnish and Spanlsh Allu:rican Cultural S'tudies: "TI 'ritil1g andFl1mmg the Gltv, ..
organizada por la Sección ele Espaüol ele! Departamento de Lenguas :\Jodernas
En "Al rescate de! centro de Sanüago: el dctecüve Heredia y su recuperación
de la Universidad Internacional de la Florida v, celebradd en marzo ele 2008. Se
de los espacios marginales del gran San tiago," Claudia Fernenias estudia la re-
trata de un conjunto heterogéneo de estudios que giran en torno a distintos aspec-
presentación de Santiago en las novelas policíacas elel escritor Ramón Díaz-Ete-
tos y funciones de la ciudad en la literatura y el cine. En un primer bloque he-
rovic \' mueSU';l cómo en ellas se pretellde entablar un diálogo con el discurso oficial
mos dispuesto aquellos textos que muestran el protagonismo ele la ciudad en
CUyO propósito es rc\-elar las carencias y los males que se obseJ'\an en la aparen-
diftTcntes mOl1len tu.S dt' la producción literaria y seguidalTlen te presell ramos aq lIe-
tnnelltc exitosa transición política chilena. Femcnias scnaJa que tras la creación
llos estudios que prestan llll<l rnayor ;ttcl1ciún a ¡¡lleVaS ¡{:cnicls o t('()rí~lS de :1n;'\-
del dctcctin' Hncdi~l podemos observar la intcnción de Díaz-Etcrovic de COTl-
1isis li tnario.
tLllTt'Star el provecto dd gohierno chileno de mostrar el país curno exitoso polí-
tica \- ccollómicalllt'nte al hacer que las aventuras del protagollista ele su novela
El prilllCT capíllllo, "S,lnfllan: Cuentos v novela.s para f()IlWllt~\r cllurisnw,"
se desarrollcn en cIltorn( lS urbanos que el discurso en el poder pretende silenciar.
corre a cu'go del conocido escritor pUCTLOrriqucflo Edgardo Rodríg-llt'Lj llli<i. quien
El cletecüw' Heredia actúa así corno un jlánnnque renexiolla sobre el país y se con-

lO
11
vierte en una especia de cronista de la historia contemporánea de San tiago de Chi- El segllndo apaJ"tado se abre con el estudio del pro/éso!" de la Universidad
le silenciada por el discurso ('n el poder. de QucellsLtllc!' ,-\Ifled() M;lrtÍnez Expósito, quien, en "De la promoción turÍsti-
ca a la conciencia de marca: l.a marca ciudad en el cine espa¡)ol contemporánco,"
EliJa misma línea del trabajo de FClIlenias,Jason Klodt sl¡)n;lva en su estudio ,erL¡];¡ la insuficiencia de la crítica literaria tradicional para explicar la CUltllLl

"La corrupciún, la estaf~l y la ciudad costera en cl ciue csp;\l101 c()JHernporánL'o" ele la glohalixación, la economía del conocirnicllto, el internct, la realidad vir-
cÓlno en la producci{n1 CinCTlldtogr::lfica espa,loLI. de los últúnos al10s Sé' ObStTVa lwtl, el gCllUIl1<l Illllil<lll0, entre otros dSpC'CÍos de nuestra era, y propone una
uua variante ele cinc policíaco que delluncia la l1exihiliebclll1oral ;lI1tc el dinno ampliación de 1111cstros hori/ontcs (eóricos, A tal efecto, Manínel Expósito acude
fácil. Kloelt analiza La raya 507 e lnrautosy sus conclusiones 10 llevan a afirmar a teorias de marketing v de promoción cul tural para demostrar cómo, al igual que
que estas historias de corrupción denuncian un complejo sen tir nacional en el que una marca comercial canaliza y, cstimula lus efectos ele! consumidor hacia un
el fraude y el engaí10 son excusables si con ellos se consigne la riqueza, producto concreto, el cine ayuda a crear una marca-ciudad que aspira a agluti-
nar las características esenciales de la identidad de la ciudael con e! fin de con-
\ 'el-tl' 1-1 ~ en lln ¡))'()(11 1"In rl p"e:'-l bl e 1; r1 i 1-,-" r'r--'li tiC' r';!
'-_<<-IJ'-'.I. rl "'" 01",,, t""j',~
Tl.""; 1.., ~l __<Cf_~ ;--:> ~l'l é" , 'L-" ¡.::..-r-¡1'1-;O
'--- 1 'V,
"La historia multicultllIal de una ciudad 'Novísima oda a Barcelona' deJo sé _ (A.
1
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'--1\.. ')"',_1_'-. ,,,,~ '---' _
,

Agustín Goytisolo" deJaime María Ferrán observa como este poema ele Govti- de e\'olucionar con ¿,L
solo, con el que el autor pretendía promociollar la ciudad de Barcelona en su can-
didatura a 10sJuegos Olímpicos, desarrolla dos temas fundamentales: la historia :\ continuación, J\lollv L Palmer en su artículo "Espacio ele flujos, espa-
cio de lugares: Cultura urbana espaúola en la Era de la Información," acude a
.
yel multiculturalismo, De acuerdo con Ferrán, el texto ele Gonisolo nos invita a
,

revisar la historia oficial, al mismo tiempo que presenta una imagen cosmopoli- las teorías ele \lanuel Castells sobre los estudios urbanísticos de la que d deno-
ta y multicuItural de la capital catalana, mina La Era de la Información para mostrarnos cómo a través de la obra de An-
drés Neumann, La Vida en [as ventanas, al igual que a través de diferentes
La ciudad como una creación literaria es también el tema que \(llanela Gam- mmimientos culturales urbanos, podemos observar como la tecnología crea nue-
boa Tusquet<; trata en su estudio "Nápoles y la 'Espaí1a imaginada' en el Siglo ele \'OS canales a tra\'és de los cuales construir nuevas comunidades y formular pro-
Oro," Gamboa-Tusquets analiza cómo las diferentes ciudades que aparecen en testas sociales,
la literatura de ese periodo de formación nacional que es el Siglo de Oro res-
ponden a diversos aspectos ele la visión que los ideólogos querían dar de Espa- En "Desde Sarrnien to él Coctzee: grandeza v caída de la ciudad letrada," Hei- ~-- ,

í1a, Gambo;l se centra en el estudio ele la im;lgen de la ciuelad de :'\ápoIes que se ke Scharm lleva a cabo un estudio comparativo de la dicotomía Civilización v
desprende de las obras de ¡\ligllel de Cervantes, Lope de \'ega y \1arÍa de Zayas, Barbarie, a través del cual analiDl el porqué de esta dicotomía y cómo la misma
imágenes que constituyen una representación del "otro," sin embargo no se tra- es formulada, so<;tenicla o disuelta pur el discurso oficiaL Scharrn traza la pre-

ta cle la representación elel otro susceptible de ser asimilado, sino del otro ]Jode- sencia \ la auto-representación ele la ciudad letrada y su relación con la forma-

roso, el que represcnta la gloria del imperio v de ahí que ese :\ápoles imaginado ciólJ v la destrucción elel concepto Civilización y Barbarie a través ele las obras

por los escritores espaüoles del Siglo de Oro contrihuya a lo que, el! términos fundaciunales de Sarmiento, Echevcrría y de los escritores contemporáneos Mi-

de Benedict Anderso!1, podríamos denominar la "España 1maginaela," chele Tournier vJohn ~laxwell Coetzee, pues, según Scharm, tal corno la define
-
,\ng"cl ¡:Z,llTl<l, I:t Cilld,ld lctl<lcla Iml'elc equip;lrarSC;¡ lo q\W enetIce c!cllolllin,l ",h/-
Finalmente, en "EllllllLno v La llabana del siglo XIX en (.'Pulirl h¡/r//I," (¡: wnlw,!!:, Ll C'.scriulr.¡ de llll cÍrculu privilcgi;l(lo de c's(Tito]'cs en d poder.

ivL!rí;¡ Espinoza comenta que la problcnútica racial de La 1 Iaban;l c!ecitJI()T!óni-


C;1 que ellcontr;lllJOS cxpuesta en la novela fúmhcionaI ele Cirilo \'ilbvcrdt', Ce, Jo.S('· ,\nlo1\io CUIl/.,dcI, C1\ ':lOS(" ;\brtÍ v Ciuebd de tlV'xico: helt']otopí,l

álial,rzlrlr;" eviclencia que la narrativa esclavista es en realidad Ull anciano cultural in<luguLt! de lllld visióll fillHLtcional de lo hisp,l!w<lJllcricano moderno," cstll-

que explica la idcntiebd hilllieL! del sujeto urbano estableciendo algunas de las co- di,l clni\cl mítico de la c,lpiulmcxicana en L\ obra dc)u.sf- \Ltrtí, La CillCLld bLi-

ordenadas a partir de las cuales es pn~cis() imaginar la nacionalidad cuhana, l!(),lI11cric<lna es ulllbl('l1 cltClll;¡ de estudio ele Rafacll.alllas quien, ell "Borges el!
Ruenos Ain"s con Benjamin y Dcnida," identifica los detalles circullstanciales quc OBRAS CITAnAS
componell el paisaje urbano ell la olJr,l del escritor <lrg-ellcino v, acudicndo a tt'~
orías dcconstrllccionistLls, s('¡'jala cómo esos detalles ofrt'ccll ];¡ posibilidad de con~ 110 lmes, AIll an eL!. C:lIy Fi (/tOrls. Lon/,,"ur7gr:, Hod'!, (lIui Sj)(lnish Ama/mil (Ir/JllII ,\jmce.
('cbir unagricla en la construcción urbana moderna la cual re\c!a la imposil¡ilidad Lewisburg: l1ucknell UP, I ~)84.
de fijar paradigmas duminantes en las grdndes ciudades del ,iglo XX. C;arcía Canclilli ,:',il'st or. Imaginarios urbanos. Buellos Aires: Elldcha, 1997.
Pike. BurtoJ1. Thl' Jlflagl' (JI (he Clt'! in ¡\1o!lernrÚnlllllrf. l'rillcenío!l: Princl'lo!l
• T y-.
I I fJ
, "

Elella (;onzález 'Yiulltancr allaliza en "1 d ciudad COIllO plovcccillll social en j(j81.
>

J/igl'ma ele Teresa de la P;ma," cómo en la literatura femenina ele principios del Rama, Angel. La ciudad letrada. Hanover: Ediciones del Norte, 1984.
siglo XX, el tratamiento de la ciudad difiere de! ele la literatura masculina, pues Szuchrnan, "vlark D. "The City as Vision -tlle Developmcnt ofl' rban CultlllC in La~
sirve para denunciar una sociedad que determina el pape! que la mujer debe ele tin America." En 1 Saw a eily lm.linrible: Urfmn Portraits ojHistorical Latln
ocupar en ella y por lo tanto no supone una huida de las cuatro paredes de! ho~ Ammál, eds. Gilbert CJoseph \' Mark D.Szuchman. Wilmington: Scholarly
gar sino que sigue constituyendo un entorno opresor en e! que a la mlüer le era Resources, 1CJ9S.
imposible crearse un espacio propio. También en esta misma línea de aproxi~
mación, pero subrayando el carácter generalizado de la opresión, los dos últi~
mas trab,~us se pLuHeall la representación deí entorno urbano como el de un
entorno peligroso en el que sus habitantes son víctimas de un sistema asfixiante
que aspira a anular todo tipo de oposición. ASÍ, en "La ciudad metafórica, sim~
>

bólica y personificada en E1 seí¡or jJTcsidente de Miguel Angel Asturias," Laura


Chesak acude a las teorías de :-Jéstor Carcía Canc1ini para examinar los símbo~
los y metáforas con los que Asturias identifica el espacio urbano en un espacio
de vulnerabilidad, peligro y miedo. A su vez, Marlyn Henríquez nos habla. en "En~
marcando el momento: Visiones de desesperación y la gran ciudad," de la visióll
apocalíptica de la ciudad presentada pUl' diversos autores hispanoamericanos \' ob~
serva el común interés que ha movido a escritores c!t' periodos disLÍn tos para, a tra~
vés de técnicas ecf¡-ásicas y ele mise en abime. denunciar el caos que encierra el
concepto de orden en el que desde sus orígcllt's. se ha sustentado la imagen de
la ciudad hispanaoarnericana.

I~ I ;-)
SAN lUAN: CUENTOS Y NOVELAS
PARA FOMENTAR EL TURISMO

Edgardo Rodríguez Juliá

Universidad de Puerto Rico, Río Piedras

EN LA VIÑETA de Alejandro Tapia y Rivera titulada A vista de p;~aro, aparecida


en el /tlmanaque de la isla de Puerto Rico publicado en 1857, aúo en que nuestro
primer literato viaja a Cuba, quizás se estrene la primigenia visión panóptica de
nuestra ciudad antillana: San Juan aparece descrita desde el aire, desde la pers-
pectiva del ave cóndor que ha volado desde Perú para ofrecernos esta vista única.
Es algo más que una perspectiva aérea, donde la ciudad aparecería en Ion ta-
nanza casi confundiéndose sus lejanías en fuga con la línea del horizonte. Aquí
la ciudad es vista desde arriba, como si la sobrevoláramos. Es un texto juvenil,
escrito a los treinta y un aúos, quizás su primera visión literaria de esa ciudad
que recuperaría en Mis J\;Iernorias mediante la evocación, hacia ISBO, ya a los
cincuenta y cuatro aúos y poco antes de morir. Ocho aúos después del primer Gí-
{¡aro de l'vfanuel Alonso tenemos esta visión fundacional de SanJuan y sus mo-
numentos, aunque ciertamente no de su vida ciudadana.

Califico así la viüeta porque la mirada elel ave cóndor es más del San Juan
de plazas y monasterios, cementerios y edificios públicos, que de sus calles v
paisanaje. Si fuéramos a caracterizar esta visión según las denominaciones ele la
perspectiva, diríamos que esa perspectiva en fuga ele la calle, y donde está im-
plícita la multitud de que hablaba Engels como emblema de la ciudae!, aquí
está ausente. Las gentes de la ciudad apenas son escuchadas por el cóndor. La
perspectiva llamada de ca{¡all¡>ra contiene, de manera implícita, el silencio de la

l7
cilldadlllOllUlllcntaJ. Parecería que la cit¡clad se ha cl(OshahiL\do, así I'ista desde la perspecti\~\ no pretende ser abarcadora de la totalidad sino dc.,criptiva de lo que
las nuhes, suu'dc en la calle. Como /V[is fHcnwrirLIdc Tapia, texlo ele] 880, Alonso indaga 1<t1ll-
bibl ell la ('\ollHión de la ciud;td, su historicidad, El acento <está puesto, esta vez,
Tapia anhela ese gOljH' de vista que abarque la tut,didacl del recill tu III UL1- en esa vida ciudadana qUt' tambi¿:ll estrena T;¡pia en PI/lis A1nnoria,l, Se destaca la
do, aunque StO (!cteng;t en lo minúsculo v asocie la escala dillli11llu de la ciucbd con illlPort;mcia del paseo en la ciudad: se hace el historial de las plazas; se concibe
el enmnlo nüs qllC con la gmnde;;a, o grandiosidad, Compara Sal1! UClll con VCIlt'- él
Ll t~rtulia cnrfln !nndo ,~upcrl()r de COi1\-jvenC¡(l. \~ cljíb~1.ro R_evcs, {1 ia rn~-:il1Cra de
cia, no reparando, sin t'lnbargo, ~ll p~lis~~jcs llaturaics que an1has ciudades COn1p~{r­ un alter ego, () contrajigllL\, dd propio Alons(), t;llIlhit:n vislumhra la ciucLtd del
tell, corno las iagllllas y l()~ CUCIOS umbrosos, Talllbit'll la aSl'lllej~¡;¡ C:idiz, ello porvenir, Es aquÍ dunde \<\ reconocemos el ulIl!ym!, el jJortaf a una sucesión de
III uv ele pasada,
ciudades inYisibles imaginarias algunas, entrevistas otras dentro de la que
ya hemos Yisitado, La ciudad cumple su historicidad plena cuando ya empieza a
Corno buen criollo liberal, descoso del progreso para su ciudad, comierte contener otras, las del pasado v las del porvenir. El I'r/lanr:he de la ciudad, la
el puerto en el "cambio bienhechor y las tiquezas de otras tierra"," El puerto es pro- eventual demolición de las murallas, se nos insinúa como la posibilidad de esa ciu-
piamente la única referencia al trajín humano, Lo otro es la úsita, desde ese sobre- dad dedicada al comercio v que bien superaría las antiguas ser'ías de la Plaza
volar del cóndor, de hitos y monumentos, los dos "titanes", la., forwJezas ele El \form corno fOrLificación, la ciudad murada, Lo mismo Que en Tania, V~l hav una c¡n-
" (" - ) 1 ¡~ r' '.O~ D 1 T""--' 1 1 T T •. ~ 1 ...--~ .• ~. ,~ _ . ~
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cLtd entrevista en el horizonte ciudadano, La \'ida popular de la ciudad exige
de la Beneficencia, el Convento Dominico, la Catedral. el Campo elel \forro, el for- , ,
cromca \' estampa,
tín El Car'íuelo, la Intendencia, El Consistorio, el Comento ele San Francisco, la
Plaza de Santiago o Prddo, que tanta importancia tendrá en J.1is Memorias como Yuna de esas ciudades tan exploradas por Tapia será justo la de la me-
seña de vida burguesa y ciudadana, el lugar donde se inaugura el pasear sdnjua- moria, el sitio de la evocación, La ciudad va
, . no es sólo vista desde su historicidad sino
nero; también reconocemos, desde lo alto, la puerta de San Justo y la ele Santia- desde la interiOlidad \Í\'iela, el recuerdo: En el fragmento de Alonso titulado A (fiUnos
go, el cementerio de .\faría Magdalena, el Depósito ?\Iercantil y el A"rsendl, Recuerdos notamos esa evolución Iiteratia de la estampa, o crónica, hacia el cuento,
finalmente el Paseo de la Princesa, Esta ma\'Or complejidad en la urdimbre del texto es correspondida por la aparición
del geniecillo romántico, aquél que custodia las ruina~ de la memOlia, El mundo pa-
La ciudad es vista desde su encanto, como ya s6íalamos: pero también es tJ'icio \ patriarcal es recuperado a tra\'és de esa figura imprescindible, la ((lsona 10-
contemplada como ocasión de asombro y novedad, tal \ corno la vería un \'iaje- larú',l!/L El apuntalamiento del yo, del temperamento y la interioridad, proceso
ro con poco tiempo para reconocer y recorrcr su tejido citadino \' humano, tam bién notable en Tapia \' su captación de la ciudad, aquí se acerca, de manera
Tendremos que esperar a Ylis AIemuriaspara esa visiónl!ena ele ternura hacia la ciu- similar, a ese lugar olvidad() del recinto: el rincón que incita la memoria,
dad, y que también inicia cierta complejidad interior. el C[,omo de la intimidad
en nuestras letras, Por ahora, la ciudad vace silenciosa allá abajo: su ciudadanía, , , En ,l/rz:UI1OS Rpcuerdosese rincón ocurre a la manera de Machado como
el paisanaje buscado en las calles, brilla en la quietud ele su ausencia, c\ocación de la infancia, Se trata de un cuento que toma como ambientación
un predio entre la Puerta de Espaúa detrás del Teatro Municipal y la Puerta de
L'l Gíbaro de i\.1anuel Alonso, muestra otra gran obra fundacional ele la Tierra, En ese solar, donde permanece la vieja casona que Alonso habitó mientras
literatura puertorric¡ucúa, en su seguncla edición de 1883, inaugura una \i,j()n ('sludi:l))a las primera, lt,tras, (ochvía w respirah;1 aquella atlll{lsfera huc{llica,
alterna de la ciucLId lllUL\da, estl vez lllás desde la ptTsIJCcriv;¡ C"n fUg;l, la de la cdsi ruraL el(OI S~lll JU;lll que Tapia CUllOCi(l en su inLmcia, el de los "corralollcs"
calle, (~sa que estí sumida en el rlllllO) de la rnuchcdurnblT, donde \oc!a\'Í;¡ se S(OlllhL¡h;Ul horLdizas, Fn Alonso \ 'L¡pia b mcmoria de la ciu-
dad, Sl1 histuricicL!cL ('st:¡ Íntimalllente lig~H1a a b lllemuri;¡ personaL interior,
COCI;'¡nco de .\lcjandro T:Ipia v Rivera, :VLtnuel i'dotlsU pllhlicl, Cn'>ll Segull- ('H)(adoL¡ de la illLUlci;¡ v' sus inocencias, d(cslumbramicntos .v fascinaciones,
,

do Cíharo, el de J 8M3, una eSlLllllpa-clH'llto que Litul;¡ L1 Ci!HlFO 1'11 ü¡ m/Jlial. .c\c¡uí, esas rUilLl,'i de I;¡ memoria en (-'1 adulto, sobre LIS cuales se han fUndado Untas li-

1;-\ I ()
Jeraturas naciol1ales en LatillO;!IlI(-ric¡ a partir del ROlllallticisrl1o. fk l()s hitus 1110- dcrrihu de las IJlurallas, se clllnpk bajo las palas y piquetas de Ull verdadero
nlllTlClltales de A l,lsla de j!újwo, hCIlIOS pasado;¡ los hilOS sl'nrimcm,t!cs. esus ejército de blanquitos y sCl'íorit;¡s (~stas eran "a¡'1l1adoras" que derribaron los pa-
qlW germinan la cOll1plt'~jidad eJl cualqllier literatura. ¡Jos de la llalll,lda Puerta de Tierra y la Puerta de Espaila,jtlSlO aquel rincón bu-
cólico de la ciudad donde '\JiUlucl Alonso P,L'iÓ parte de su inümcia. Curiosamente,
Para Eugenio I\1arÍa de Hostos, uno de los principales románticus lztli- eslOs blanqllitos \' señorita", que posan para la cámara fotográfica con una insisten-
noamericatlos, la ciudad fue siempre sospec[¡osa; !lO cllugar de lllld ll1;\\ur cia cmblemática, eq:lI1 vcstidos a llSarV:1 ele los mambises cubanos; como si el
complejidad en las relacio!les y el cultivo de la vida inLFlior, sino ,ill5to el,itio derribo de esas murallas, construidas dllrant.e siglos por el Imperio Espano],
dOllde se gesta lo peor de la hllmanidad, En su PI.'1'gl'Íl/(1(/()n de Ha)fI!Íll, el mora- fuera cédula, la credencial defin itiva de nuestra cívica ya que no aguerrida-
lista Hostos se dedica, por lo tanto, a otear la ciudad antillana desde mar afue- emancipación política. El derribo de las murallas es el equivalente simbólico de
ra, a distancia de la costa. Esta vez la perspectiva es marina; lo mismo qlle en la nuestra natimuerta Carta Autonómica de IR97,
perspectiva aérea ele Alejandro Tapia \' Rivera en A vista de pájaro, la ciudad es
un ámbito silencioso donde se cumple la idea del asentamiento, pero sin huma- "T()
l~ todas las 1Dl1er't'lS
L _ . ,(. (l~
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... J'J'-_'--'" ]e, ~,~j,--a~l'-'l,-~'-1-

nidad presente. Veamos este pasaje donde Hostos medita sobre las diferencias cle las murallas. Pero aquella demolición abrió la ciudad a otros umbrales, a
entre la ciudad americana ji la europea; está en tierra, pero a la vez ausente de la otros portales, m,ueriales v. también simbólicos, v. que tendrían aue ver con la ~ ~

ciudad; en su peregrinación preferirá, la mar de ias veces. aquella perspectiva ciudad ele SanJuan corno tránsito humano; primero del comercio, luego de las ar-
desde la borda del barco: "Estoven

tierra, \' tan cansado de ella como acosLUIllbra- • tes.la discusión política y cultural, la bohemia, en fin, el progreso ciudadano en-
do a estarlo, cuando en vez del libre vagar por campos v montaúCls, vago, enco- tendido como una urdimbre cada vez más compleja en lo tocante a la convivencia
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C. u c urbana. El llamado ensallche de San Juan es también un ensanche de la naciona-
América tan distintas de las de Europa; forma tanta parte de ella la atrevida \e- lidad v las complejidades humanas suscitadas por esa confrontación, o tensión-
getación que las rodea; son tan pin torescas las colinas, los valles, las \'egas; tan tan de nuestra literatura antillana e hispanoamericana entre campo y ciudad,
varia la luz que ilumina los objetos; tan limpia la atmósfera; tan brillante el cielo la concepción del campo como arcadia o lugar ele eXpIOLo'1ción, la ciudad como de-
que, con sus celajes vigorosos, engaúa al soúador, para quien tierra y cielo son positaria de modelos de convivencia cada vez más complejos, según el mercantilis-
decoración de un escenario inmenso, que soporto resignado mi det.ención mo dio paso al capitalismo y la industrialización agrícola.
aquí" (.53).

* " * .'

Como vemos, a diferencia de la ciudad europea, la circullcLUlte natura- Ci

leza agreste, con sus eXlIberan tes v acechan tes frondosidades, cielos brillantes v at-
t. . ' . En 1912. en crónica titulada AFee/úo, Ramón Juliá ~Iarín reseña el progreso al-
mósferas límpidas, lo que reclirne la ciudad americana, \ parricularmente la canlado por esa principalísima ciudad de la vega nortella de la isla de Puerto Rico,
antillana. El romanticismo hostosiano siempre concibió América corno el sitio La prosperidad de la ciudad es ese comercio allorado, a fines del Siglo XIX,
de la Arcadia. Cuando regresa a SanJuan en su Peregrinación de B(r¡oún, prefiere para la ciuelad murada de SanJuan. Es una riqueza fundamentacla en el cultivo
visitar Doraclo, en la campÍllCl cercana a SanJuan, a pase~ll· esa riuda'! mlllarla \' procesamiento de la caúa ele azúcar, principalmente en los ingenios de "Cam-
que el liberali Slll o ilustrado criollo identificó con el despotismo \ ()~CUr,Ul tismo del balache" \' "Caños" .

Imperio Espallol t'n decadencia.


La prosperidad, riqueza h~U1 traído una renovacióll urhana; en lcllllisn¡;¡
Ese mislllo libcLdistIlo ilustrado v criollo exigú'), el lo brgu del último (('1'- en'miel del PI/trio [úm f/ullmdose incltlH'1l f(¡tos ele la llamada Avenicla ck los Obrc-
,
cio cid Siglo X1X, el cns;\llcllc de la cilldacllllllr;lda, es decir, el derriho de ,dgulIos re),. una especie de 1111.11'1 ,. df'.\pué\p;Uet puntualizar cómo la prosperidad comercial
púíos de Illuralla y la trans[(¡rmaciún de la ciudad en espacio abierto para la ha hecho de .''\.recibo una ciudad nlll'\',L LIS ['()IOS llevan por calce: "Arccibo AlI-
cilldaebnía v el comercio.:\ flncs del Siglo XIX, vemos cómo nc cns,mcht', el tigu() quc eLI, poco anos ha, la Avcnida ele los Obrnos" v >\rl'cibo Modern(), la

~Il !
-
c)
hermosa Avenida de los Obrt'ros". Esu u()llica coqunc1 G1si c()n Ul! pbntcamien- ZellO Callc]ía no, describe est.a Calle del :viar en el puerto de Pon ce. Nolc-
to ic\colúgico jJliblicitario, es decir, propagandístico: "-\ch'infan, parecen decir- nl05 la necesaria cuaC!cri¡<lcióll del ambiente; sobre todas las cosas. incluso el des-
!lOS los calces de las fotos, que esta Avenida de los Obreros ha sido rt'ciéTl cuido s;tlubrista, está el afáll de hacer dinero: "La Calle del Mar era constallte
paviIllcntada.juli:1Marín también recalca la importancia de illstituciolles cultura- trasiego de Vdlículos de acarrf'O. Multitud de carromatos repartían por los C011-
It's como el Teatro Oliver, para luego scr-laLu la viveza de una vida ciudadana rmes de la ciudad géneros de irnport~lción o llevaban al embarcadero productos
animada por los cafés para la burguesía y los caJétines para el proletariado. El tono ¡ 'lI1-ales
'. qLle- cl'-"I'¡"lT¡ sror' e_ '''rr)()rl:,cl('Js . ) ' . dpstr""al'~11 1'1 >·~IL. !'''-'TlAn-1')
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medio de la crónica, sin embargo. es de céllno la idea del progreso requiere un desigualdades, dejando huellas profundas en donde las aguas llovedizas produ-
jlMto sOrla/' diríamos hov de la burguesía con el proletariado. cían pantanos de los cuales el ardor del sol hacía levanLc,r ef1mios palustres. Por
encima de aquella amenaza capa:z. de liquidarlo todo, giraba el volante de la es-
Esta ambición de armonía social, propuesta en la crónica periodística. no peculación" (91),
existe, sin em bargo, en la novela de j uliá Marín titulada Lo eleba. que trata justo
sobre cómo la cana arrop() paisaje y paisanaje de la isla de Puerto Rico en los Luego pasamos él una amplificación digna de Aliónso Reyes o Akjo Carpen-
primeros vein te años del Siglo XX. De lo que es en La Gleba un paisanaje asola- tier. Los elementos descriptivos y narrativos se intensifican en esta escena de
do, monte adentro, por la siembra de la caña. el imperio de las centrales que gran
,-J
viveza, 1T)autada Dor el uso de] Q"erundio, donde los tipos hurnanos se üerfilan
J . . " .... l

conviniéndose en Saturnos transforman en bagazo al proletariado rural, pasamos con el trajín del puerto como trasfondo: "Con ellos, otros luchadores tam bién
a una visión harto contradictoria: En la crónica ~tTeribo juliá :YlarÍn es defensor bullían. :\egociantes reconociendo muestras; dependientes anotando cifras o
del capitalismo agrario. Sólo la palabra tentáculos nos insinúa la posición ideo- sumando pesadas; comerciantes en plena contratación vendiendo o compran-
lógica de la novela: "Estos ingenios han extendido sus tentáculos hacia el centro\ do: comisionistas ofreciendo sus artículos; detallistas inquiriendo precios; mo-
ya las locomotoras, abandonando el plano de las vegas, se in teman por la pendien- zos desenfardando comestibles; carabineros empleados de la balanza del fisco que
te de la serranía, como cantando el himno glorioso del trabajo que alegra la en el centro del local estiraba la férrea palanca, meciéndola con vario vaivén a cada
vida y la hace próspera \' fecunda." (8) peso que le colgaran, v, por último, una turba de puestos de frutas, freideros de
pescado, vendedores ambulantes, y gentes desocupadas que estorbaban el libre
Esta complejidad de visión no es nada ajena a un modernismo literario con- tránsi ro formando corrillos en los pasadizos o sen tándose en las estibas que de-
frontado con la modernidad y el progreso. Lo mismo que ocurre con José SIar- bían removerse o atra\t~s:ll1dose ante el rodar de lo toneles" (94).
tí en sus crónicas neoyorquinas, hav en juliá Marín una visión Llscinada con el
progreso y una mirada, rnl1V romántica, algo nostálgica v reaccionaria. I\lonte adentro, \ega afuera. comenzábamos a reconocer el poblado, el asen-
tamiento alrededor del ingenio, o central, como una ciudad alterna, COtllO un
En la novela El negoC7o, de lvIanuel Zeno Ganclía, también se cumple ellla- espolltaneísll1o generado por la fiebre del azúcar. La Central Aguirre, la Guáni-
mado ensanche, la profecía del progreso social a causa del comercio. Pon ce. la prin- ca Central en Ensenada, mostrábanse en la disposición de con(igurar un nuevo pa-
cipal ciudad portuaria ele la costa sur del país. se com'ierte en el ámbito ele un trón urbano en clladrÍcula, ya no teniendo como norte. este y oeste, el cabildo.
capitalismo comercial donde los nuevos ricos buscan el apareamien lO social me- la iglesia} la plaza, sino le1 tienda de mercancía para el peonaje, los almacenes para
diante el matrimonio, con fortunas hechas en la importación de productos de con- el trasiego \' la plaza par;1 dueños \' capataces. qlli7~ís alguno que otro canlpo lo
sumo y la export:\ciún del café v el azúcar. Ponte es un SanJuZll! que h~l sllfrido Illismo que en C11ha paL1 practicar el ¡}(Ist/mU. Se configura así llll sirmdacro de
ensanche por la crelcióll ele Ulla burguesía conltTcial \' agraria. Pero ,1 dif(TCJ1- ciudad en torno ;\ la indllstri;¡]il<lción c;lller~l, (,1 G1pítalislllO ~lgrari().
cia de San Juan, ciudad mULlda V de trasunto marcadamente pnlÍnsular. POllce c.s
la ciudad criolla por excelencia; ('sta ciudad tambiéllser,í cuna elel autol!omis- Ell SUllO\'Cla ¡Ji. (;!d!(I, RanlónJlIliá :YIarÍn nos describe, COll ese aS0111bn)
mo pllCrtorriqucúo, con SlIS esfuerzos libertarios, aunque ,1 diferencia del nacin- llI~llti;¡l1() que I1U por ,nlténtico resulta incol!diciun;¡]. la maquinaria del inge-
na-lisl1lo C\lb~nlO de raíz siempre cívica y muchas v('«('s citadin;L nio. ese tL'tIlSitu ell que la modernidad COllvirtiú en celltrallo que antes füe tra-

l)l)
~~
,) ,¡
~, ,
piche meLldero. Esa maquinaria para triturar la clúa \ n:lr:lcr J:¡s mit"les. Lt tico v. aIllargu de Sil ironía; la portada de Ll primera edición. ilustrada por el C<l-
.

puesta al día del notorio "trenjarnaiqliillo;~, era, t::_unbit'll, {lIla illlagen de Satur- ricatllrista sin par de aquella ('!)()Gl, t'lmordaz Filardi, 110S muestra a un perple-
no devorando al peunaje jo turista tratando de f()togr,úiaf al negrito que trepa azorado por eltroI1co de un
. . culcro.
cocotero. Tanto el turista como el negrito lucen sorprendidos por lo absurdo
Ahora bien,junto a la imagen de la ciudad alterna que fuc el ingenio azu- ele la propuesta: la miseria se vllelve pintoresca siempre que medie el cinismo, jJ<1-
carero, Lcllllbiéll reconocclllos esos asentamientos en (-'1 trecho del acarrco de la non: decirnos IkLlIal.
caúa, los poblados cspontínt>os, las barnadas que surgí;m porqué' el ,1l1liguo cam-
pesino agng{l{) volvúse proletario, bracero de la colonia caúera v degradado habi- Ese mismo autor había publicado, apenas una década an tes, Los ('lientos de fa
tante de arrabales en la rur;tlía, donde prevalecerán la rabia, la violencia doméstica, Cnivenidad, una colección narrativa que bien confórma uno de los u.rnfrmfcs, o JJO/e
el vicio del alcohol y la locura. 1fe aquí una de las plirneras descripciones de la mue- lafes, del regreso del imaginario literario puertorriqueúo a San Juan. Estos
va marginalidacl, elel anabétl puertorriqueúo de origen campesino v ambición ci- cuentos, ambientadus casi todos en Río Piedras, hov barrio capitalino v en aquel
raclinéL Está en el Capítulo VI de La ClPba, novela publicada en 1911: entonces municipio aledaúo a la capital, giran en torno a los estudiantes de la Cni-
versidad de Puerto Rico. La Torre de la Universidad, con su aire de extranjería mo-
Una centena, a lo sumo, de casitas de madera. con sus plomizo, techos risca, ejemplo del Sj){1nlsh re¡¡iz}(lf antillano de los <lr10S veinte, podría ser emblema,
de zinc en l(JI Illa de cucurucho, iuciendo sus chillones colorines de rojo ber- o portada, de esta co!ccción que trata sobre e! estudian tado patricio del primer
mellón, verde esmeralda, amarillo cromo, azul turquesa v blanco algo- centro docente uni\·tTsitario de Puerto Rico, fundado en 1903, poco después de
, . , .
dón, se aglomeran en aquel recodo, cerrado al norte por las herrumbrosas la ocupaClon norteamencana.
tlpias del vetusto cementerio, v al sur, por las escarpaduras del¡"JTanítico pro-
mon torio que se alza a la izquierda de la carretera. ,Al fondo comienzan -:Quiénes son estm estudianteQ El ojo de Emilio S. Belaval para describirnos
las sinuosidades de la sierra de Arenas, v se prolonga el camino tierra las seúas de esos seúoriLOs \' seúoritas, posiblemente hijos de la burguesía v pe-
adentro, cort:'melo laderas V rebasando cimas cuando no perdiéndose en las queúa burguesía rural () pueblerina, esta vez con ambiciones profesionales para
hondonadas cubiertas de matorrales. Es un camino \'ecinal por el que su descendencia, es de una precisión pasmosa, aunque no rehúya la sátira. Es como
transitan muchos carros cargados de caúa durante la época de la zaJia, a pe- si a San Juan regresaran, para estudiar las profesiones técnicas y liberales, los hi-
sar de! ferrocarril, que, evadiendo la cordillera, ,e interna por las \'egas jos de la producción agrícola y el comercio portuario.
del Huano hasta llegar
'-
a la antigua hacienda
~ -
de Arenas, hm' colonia -
de la
central. \'eamos esta elescripcihn de uno ele esos jJetimetres o petímetres borinque-
I10S ele aquella época. pequenos maestros del buen vestir, mezcla del dandy

En las casitas del recodo había entonces tiendas, bodegones, puestos ele pan francés \ el scúorito peninsular. El cuento se titula Tony Pérez es un 'ilirIO flan.
y de verdura, herrerías, barberías v unas cuantas industrias más: pero la Flan quizás porf7ánewen el ocio y empalagoso en la vanidad y el don de gen-
mayor parte estaba destinada a vivienda de genic pobre empleada en la cen- tes. '\otemos el nombre anglicado. casi la sena de identidad del neoblanquito
.-
puertornqueno:
tra1. " (1.\")
( ;J

..
'1' . Las muchachas del curso de ciellcias esuban por declarar que Torw PiTC/.
* .'

eL] el más ;ldmirablt: tipo de la universicLtd; las dd curso ele artes talll-

En Ulla colt~cciófl de narraciones cortas puhlicada en 1C¡:l(i, CIIClltO.' p:lLI fOlllc'n- biC'l1. l'equCllo ¡dolo ele ¡lIujeres, Illlcstro l)tot:lgonisLa se dedicó a estu-
tal' cllurislllo, Emilio S. l3elaval cOllclllyC ,tlg1ll10S !clatu,<; con el c:lsi c.strihill() diar profunclamente ese privilegio exclusivo de haccrst' bien ('1 1;\10 de la
ck cómo aquel Puerto Rico, miscr;lbk v clüero, ,lpen;ls poclí,l sllscitdr el illlC- corhata. de C]llt' gozan los elegantcs. Tony Pérez cra el más elegante, el
m;'ls dúctil \ ('1 más ,ifOr1Ullado galán de la universidad. (1 (l)
rt~S del [lu'isla con kodak brownic ell mallO. Es lltl título geni:¡1 por In es¡wrpén-
PI F ,JIOC¡ pp cclod r¡ ,l(j 'l~[lLlO El F1Snl OllleU.\ ,JlOq le' ll,) U¡¡,)U! dS (l.)oc! y .. :()~¡C) -S] SOl F sdl1ckJ[J.\ pepnu P[ E OdUIrJ pp UOl.)P.I?lIlIJ.-l C[ UOJ 01Ullf"FUE.Lar PllllOll
[:lp cllOCjCl[ Fl ,llqos .n~d.l\7 eljl F.l:HIrlU r¡ 'l'lll!UllOJel lll'.l?l U()) ';lql.US"P sou ',)]lW¡ -O),) el ,)P el]llEIIIUl.l,:n,'p Cl\11[1l)()UCl111 OUlO.) EllE:J V[ eJp UOI.Hl)J]SqllS 1:i\lS".I;-itucl
, .
-,lpe ,1~~\ '(bZ;) ,,[1~qEI.!l~ lel 0PI!.l!.J,lJ.1 Opl Plqn¡ sEsomcluul S,lllcl?U1?lU sr.\TlJ cuqns 1:[.\ S lEe! [:)p []()UrZl[l:U1SnpUI d)U:)ldUlll E[ UO) TllL)WtlJ SOIIE SO[ lIel FA
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-EllX,l 1j(J.) )~qEJ!lU ILHII?l[F SO¡llmp\ SO[ SOP(l1 íSl'J:¡!lSelP OlUO) 0PILll,\ OUUUS ,).le¡ (S[) '1',1

-lI]()q U ',l[qnllllll,lllll ,1[US,lp un 11:) lIcqcs1:d Se)UOIlIlF.).\ SPTL;}CIL'<1'S,l[l,\()UIOlllY -().lIlE F[ clp Sd[,1)j()J Sor UFl{.)UI[~).I{ EltIr:) 0[[\'.3 [el elnu U,l .)[ql.wdr.{ F::>S':¡LJ

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!WIJTlI.) T'1l11 :Jp peplSOUllJ r¡ El.ldlc!S,lP :lllb rpu.'L\L\ E[ .\ d1U:1[IlS,X! o~lln jcl 'culpn SOlUL\l11S,) IjIY ;S':¡llODEZl.I,)Ulmb SF.!lS,)l\lI .)p .lOLD1LlI ':¡lU,)J.lO) [lO de!PJS.) un
-u rU:lSllll E[ e)p .ncanl dSd dql.DS;:¡P SOU :)S 'lJjlVJ 1J7 .)p FUll.i.l;JJIP e 'rJOl[\;' .Il.1CjB 1O.!Pe! (JlIS(X]OJe! E s~ur U9DF1(lJJp 1'. 1.ll1BUlN I 'sB~bpoq SVP1,}S.))1O ,{ 51'.1
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-n.\'hc[ l SO¡¡In sOl ::Jp Oallo¡ O¡ e rpIpud'jX,) pr¡lllIJ E.I)O 1;S~) (JUlOJ JIJlIWJ7J [J Ud P) LI.;>Ud.l SO.l.:JTl:J sor dP 'OpqFS.\ OJS,).q opPJS.:JcI ¡,lp '-e¡OJ El ,\ 1~':¡.1C¡ e¡ ;Jp s.)llTF.rpu
'0¡0,1 SOtI r:( :mb.\ 'r.am'¡F dS ~)lUdlU¡FU~:¡ ;)nu 0PlOs.)FKlul':¡ Oll.l'<3du un ;Jp oblPI [,=1 -,~d,\ SOU1~S s')JO¡O ::lp rpz,J!U e[ UOJ 'SJUOU1:[nql.ll sns,:¡p SOll.lB Sor UO) ':¡jU.)lq
OUPJ [;~P OPUU! P tic) ;J)dJT'.dy ·eUBlI[Oc!O.I1JlU p-r.pnu e¡ dP 'dnbop:J;JllIS ,=¡p p.ldln:U1 -¡UF ¡;) m:c¡r.Iib[F s:J¡rnJ Sor 'dfí:loqEJ Jp SG.lpUP[Fq.~ SFPI0.a 's(l.I.)nbs.)e!
1'. 'so:JU0.tP¡;:¡IU SdIE.IC[mn sos.) elP ol1n u.) ZdA E'ISJ 1DO[O:J SOU Z;JP;:zuo:) 'lIYl '.)s()f SOlpn[E:¡ 'F.I':¡UL'lSO:J rlp.lerlfl e[ dP S.)AEUOlOUl :S;:UOUdlU S;JUODBJJrqm;J ;":p.lrl!
'tS6 [,:¡p 'opuZ dJS;) u~:¡ o.lejl¡ ns ;Jp 'OlU.f'1il?i u 17 (¡ni (111)] ¡d'p OJ.!u()fp Irq 011J;Jm ns U] -P.a ::Jp E!pun:J ,)S SOc!Uldll SOlpl1bB Ud .)nb 0.I,:¡c! 'd.lqUlO\.[ [.)p S::l¡-enplS;JJ SlO).!
-;:)nb,IOcl SB¡ SPPC)] UEJOU o UPltI::JISB dS ,:¡pUOp 'OSOJSL\ 'opummn 0).11'\.[::> un
'){JC~\ r.un;\" S:} u,:¡ -eP)Lld,\UOJ\oq '¡eu')SJy p:\ eUlOnpy e¡ .)p SOIJglp':¡ son.al)UE SOI¡( s?p
ou r]/\.Fp01 .)nb 'prpnlJ 1'.[ .)p ¡r')1 oneclSd ld ')Jqos S.)UODrnUlSUI d ')[l,UOS,ldd ¡d -¡B,\ SOl ::Jp OJdpE::>JEqUl':¡ jd d.l1U':¡ FpEnm FU':¡S.l,?P E.lBp r¡ 'r~I,:¡nb.)cl El r.1}
;:uqos selJu.).I.).ans dP OU.)ll OlUdnJ un 53 . (SG) ,,~lIv [r.nudJ 1'.1 dP JopFJ1SnmUpB
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-;JSUd :sm.a;J¡¡ dnb dPS:JQ 'U?L\ lI1~A JlU ,1:S0J sr¡ ]nbB 'dUUru;=L\ .)p 5.)1 lIE rTS.)P .)[ e)\ U9Jd[ew o~Idnb.)e! [,:¡ 1.1,) S,:¡ EU::JJS;J e l 'pmu,:¡:\nCr¡ SJ ,:¡nb OUlSEISH]l.j;:¡ [d f\ l10IJ
OlllO~),. :r:\ ;)[ dnb Udlq o¡ S;)ll¡;:juFd sns 1; rln'<3.-JsE;J1 OpOLU .)lS.-J ,jQ '"[F,nU;;)),, q d1\j -E Ul3FlU1 1'.] ID [FD,)c!S::¡ Fpr.lodurdl ES':¡ 'O.rnpElU E,\ 'rJ,:¡dllJ':¡J udmb ;)P S::J (HIWJ
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-r.¡rull¡'lp :JllDUW1Xl.J.!,)d U~jSd sodlU,:¡n SOl /; sor:n,dsJ SOl 'UBll¡-Ul'S::lp S.-JUOL)([U) -o~ 'JllFcl le.lJO u.) OjJUl'.lIqFq muo) rplA E[ UdC[DUO:J ::udUl,:)IS ;Jnb SFueDUlNud
-s;:)P U;) B[l'.J:)] ou SOJF.1.lIX! SJ.n SEIUclB :')P rnl.)nJ OlUISL\JJC¡ .)lSd dnbuny 'PjJ1D S;JpFpljlqIStldS SES':¡ pJpd U9!JF¡¡OSUd':¡P .I1'.BI11 rl[nS':¡J 'OaJEqm;) UlS 'U1'.n[UBS
el JeL\ll;J ,{ odl1bllF.r¡ P EJ1,c! SCHFlllc)J O:JlllJ EBIpU':¡W S;l::>UOl u3 'prpnD B[ u,:¡ lo.\ dP on.alJUE OJSFJ 1.) OlU~)J .)p u()uclU.1s;:¡p 101S;J SOUlBJ¡\ 'O;JclOJI1') OUlS!JljUFUl
c)[ dilO U~)IC¡ O[ d.lqOS 'oclUIr,) [J ll:) l?1')lU;:)11~d ns r V¡JF:l t~llll dql.lJS;J d[ '::J¡CjE.1elSllU -OJ [::lp JI1.Iled F ompF1lJ OUFUl.arUll [Jp llODP::J.IJ FI u.) S;)lqIPUl.1S;:¡.Iclllll SFJ;JJS9U1
O.\'hptDlU U,:¡ JSJ11.1.),\t]OJ ,IP oluncl E 'prpnD 1'.1 UJ opr::>[dm;lS::Jp LIOt¡B 'OUlSdd -lle SE[')P pun 'FUF1':¡1I1 VIUAJ1{Oq S;J d !nbr 'osu0[V ldllUr¡'\I dP urnfurs [;} Ud BJIJOC¡
-!UF) l~l ·){.l0A V¡\JIl N U;J OllnU[I1.' SO) UFl F1Ed ,m b UOlJB.¡;1IUI.) F1 "[l OIll1IlFJ Jp p F ll111 ,ljJ !l:1.10~J.)S T!l¡n¡Jdj ,)]1! ,1nb CfT ·UI.H~¡;\I ZO~ll1}\í Sllq '()~[')lIbl.l.!()l¡;'lld o.)])I[0d :11
1'. .w;}nl elS,l S,l 'FIIF1I[Oc!(}.ll,JIU r:UF [el 'U1:nj'uI'.S 'VI·W.! ¡rl OIU,:¡!]) Fl u'l 'pr¡JlllJ E[ -1J.l71LlIjl ()LUlX~:lll c}l\Irppr SrlU ,\ .lOll.lU! n,loe! S;)JUO)!P 1,) ,( 'O;)L!~.!Od(l[~)lU()) 1'.1
l' OdUlF.l ["P CllISlIFJl [.) .lFIUOlllljS.)) 1'. rZtl,)llUO.l 'm.ti! "P "'7171) ?JI/U ;W¡WOII17 elle¡ -,lOe! e)[JU1;.l?l SFlll O.OSJTlU 'sCllq..¡ S:J[Fd sllq F Olllllh;Ul'.JJlI[ pl\llld:\nlm; ,).[JO.),).I
-1[ 11S u:~ 'z,)[t:7UO~) SIrq ?SOj','fLj O[ 'lIFn{Ul'S F OS,l.lBeJ.! e)p F.\ 'Ol[J()]PI,IUI [t:l.IOc! 'S01IQ[llllC SF1SIP\Ol! ,OXl]Il,)JX:} ,{ SO.IE! "cl[rlIIB1.10 S¡;W SO[.lp mm '.)llll:¡¡uq 0.1<[
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-Ul[()) [[(}LH~UrU 'FUFU]!I FllllcH¡0C[ ns.~ ,))l!leH ,out? SO[;:¡p UEll¡-UES le) ,),lqos Cl.lPl:d
Tu~mbl.uOl.lcllld
- .
F.lIl]F.l~)ll! q 11,1 ,)!C!,:'<1r,::nsodllll dc\[,lrL\ ,)S o.I.1urllf ().zL:}~(l .~p ".1 ~jsof ,}P P.)~Uq.IJ El U~-) F~JU~)P~;\;) ~)S 'l?jnl1~j~nq fJ1S;-)llU ~)P ()_I~:">~JEJ Á ou
-ln:s A olwcpn rUDI [,) '){.lC~\ )~,\,)n\: E ,)lll,llU[rduuud 'S,l[ElllclllIlUO.) SOjlllll SOl))1 -ISdc!UIF.J OIPOS¡c],) o:6.rr¡ pp s~)[[ds.-Jp 'uEnfuES le OQJB:J.¡ [clP [EI.lOe! 0.1]0
pllcna ele la casa había una sog-a larga que permitía a quien qunlara e11 la casa construcciolles centenarias ele ladrillos v picdr~l, con SIlS balcones de hie-
;ttraer lluevarncnLc el bote hasta la puerta. fJe la casa 'el la ()rill~l habí~l t~nnhi('1l rro forj,lclo COlllO negros encajes de mantillas viejas, con sus antepechos
UII [ll1clltecito de madera, que se cubría con la IllaJL'a alta" (9)(1).
de intimidad familiar, y SlIS amplias v soleadas azoteas. Yallá, en el fondo,
la sobria belleza elel fuerte cspaüol. Una dulzura infinita fúe invadiendo
EII La Carreta de RnJ(; Marqué;s, tlllO c!t' los lllcís profFricos dc:mas de su corazón. Extcndi() los brazos como para acoger en ellos la ciudad amada.
w1.1l'j·p¡'.,<-.. . ~llP¡'j'd~
'1 '-- j.pe·or ,.1 a "j'=r1
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,w . . . ,l.j",Ll,I.A1. d.1UJU.l Hl·b:c""
l ~"Q'-l'd()
,
l-ldULlCI 1 -"t"ecl~~.-
nuestra literatura antillana, y de toda la literatura hispanoamericana, el tránsito .1..1. _J\.... \.\j J\...-"lLl \.....Gl\.l (-",..,1 _._11(11

del campo a la ciudad ya es inevitable que culmine en el I3ronx, Nucva York. El sobre su pecho la ciudad, y arrullarla con viejas nanas, y protegerla de los pé'-

lugar de estadía en el camino, el sitio de espera para va entonces "embarcarse ligros qUé' amenazaban su felicidad. (46)
pa'los niuyores" es La Perla, "arrabal al pie de las viejas fortificaciones del \forro,"
según las acotaciones del propio René MarquFs para el estreno de esta obra Jnsticiera e irónicamente, el nacionalismo cultural que floreció durante esos
maestra en el Teatro Experimental del Ateneo, 1954. a¡'¡os cincuenta en Puerto Rico, promOvido por la némesis política de Albizu Cam-
pos, el gobernador \luüoz. Marín, y Sll dirigente cultural Ricardo Alegría, co-
1:':se ámbito v ambiente, La Perla, que el escritor norteamericano Hunter menzó la restauración sistemática del antiguo recinto murado; aquella ciudad
Thompson, en sus andanzas sanjuaneras, consideró, mcís que maldito. perfecta- ruidosa v .proletaria, ele fondas v cafetines, prostitutas v marinos, ha sufrido dcs-
, ,~'

men te aboITecible, digno de desaparecer de todos los mapas o i:,JUías turísticas, \ ie- de entonces lo que hoy llamarÍanlOs un "gentrification" progresivo.
ne a ser el andén para la próxima parada, el ghetto del ::\orte. Así Sé' cumple ese
trecho ya anticipado por Juliá .\hrín en la descripción de la bamad(/ que hace su Como parte ele esa restauración urbana v arquitectónica, ocurre una
" ........... •
apaLluOll
'-"
~,...r~ _
e11 T - r'l'
La CreOrl.
especie de restauración literaria. Con sus Cuentos (ir; 1(/ Plaza Fuertr'., escritos
entre 1954 v 1960, Emilio S. I3elaval completa su visión del Siglo XX puerto-
Un importante portal metafórico de los a¡'¡os cincuenta del pasado siglo rriqueño, revisita el recinto como apreciado espacio del imaginario histórico
es el que atar'íe a la recuperación historicist.a del casco antiguo de San Juan. puertorriquer'ío. Pero fue sólo el comienzo. Si De Diego Padró restauró a través
Tuvo que ver mucho, ese aprecio histórico de la ciudad antiglla. con varios acon- de su crónica-memoria el San Juan bohemio de los ai'ios veinte v treinta, descri-
tecimientos políticos de la época ocurridos en el recinto murado v una tenden- biendo v narrando el casco antiguo cual sitio de actualidad literaria, Marqués
cia sociopolítica v cultural cacla vez más notable. Los aCOIl tecimientos fueron los \' BeLn'al intentan la recuperación de la cimlael histórica como metáfora de una
varios arrestos del líder nacionalista Pedro Albizu Campos en el úejo San Juan a nacionalidad en construcción, provecto que continuará la generación m{lc;
partir de la Revuelta Nacionalista de octubre de 1950 v el ataquc al Congreso de rccien te ele escri ¡ores.
los Estados Unidos en marzo ele 19.54, también el ataque armado a La Fortale!.a
por un comando suicida de nacionalist.as dispuestos a asesinar al entonces go- .Junto a la anterior \isión nost:tlgica, encontramos en la novela [inagota de
l/nl/l)(), de 1958, de César Andreu Iglesias, un intento por convertir el vicjo ha-
bernador, Luis MuílOZ Marín. En el cuento Otro rHalilJi'stm, escrito en 1955 \ re-
cogido en la colección En uno ciudad llomada SanJua/l, René \1arqués convierte rrio universitario de Río Piedras en portal de la nueva ciudad desarrollista de los
a Pedro Albizll Campos en protagonista; éste aparece corno una figura quijotes- arios cincuen tao En Rí o Piedras nace la cmblemática Avenida 65 ele 1nfantería, (uva

ca y algo románlicl, Ull anacrónico patricio fuera de su tiempo \' lugar, arrum- construcción inaUh'llrÓ buena parte de la comivt'ncia suburbana hacia la costa este
hado en el vicjo clscdm de uTla ciudad en ruinas. Así dcscrifw \Jarqu('s ,¡CJudla elel país. En esa Ilo\,c];¡. se CSlrCll,1 en nucstra literatura cont(,IllT)(l!:\TlC<! lo ¡nis-

ciudad quc cTltonces era pr()lel~lriCl v vocinglera. La ciudad es Il¡{¡S arquircClllr;l his- 1110 (,1 trasiego ck drog<ls quc los nO\'t·d()sos embelecos de aquella décacLI el('
«'Jrica que popular vocerío: "optilllisnlll jlolírico\]lCsimislllo literario". según Ren(' Marqll('s. Es b noveL! dOIl-
ele se !labia, por \'e! prilllera, de un t'IlCLlC'ntfo ilega] para la distribución ele dm-

El sol dejaba Y;l escUlTir sus prirrwros ra\'CJS sobre los dcloquincs brillantes ele gas. Ocurre en la entrada elel entunces recién inaugurado, \' ahora desaparecid().
. .

rocío. ¡\lzó la vista v tendi()];¡ hacia la cimbel. Era la parle éll1tiglLI con sus Drin' In de Cobi,1n: "1,,1 cita era para las tres de la madrugada, <l b entrada d('1

28
_.
,)q
C:obi;in 's Drive-In Thcatre, en Lt carretera d(-' Río Piedras;l Cagll;h. ¿C .\)JllO IIe- Pero San .1 U;ll1 , III Ll\ específlclIllCll te la Avenida Baldoriol)' de Castro, es lam-
gar alli, ~l esa hora, sin <liil<HnÓviP" (l~)L)
bi¿'n el espacio del tapón. del cm botellallliento. la cola de La gU(l'mdlll del iVlruho
((l/rIolho. Se abre así el umhral no sólo del SanJuLlI1 suburbano sino del Sall
En su novela Ardiente suelo, fria eS/(J(úín. de 1961, Pedro Juan Soto nos testi- ,ruan mutorizado v congestionado por el tr:msito. La urballización da paso el ese
llJonia dos importantes umbrales de la ciudad, esta \ez ele n,ltur;dcDl extramu- lllultipisus exlJcmusamenLe vertical que llamamos condominio. Mient.ras tallto, la
ros. pero sin las insinudciones de marginalielad contenidas ellla bamadll, el armhlll nLH'~l
t""-"-" o.., nt¡'''!'él
'-.J
psn'1rin 11~lr':l F()nlf->nt'lr pl
;'A "---"l-'C"-'--A'-J t~~-'-"'L-< ..LU'~~""""~"'''''(.'''
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1"llrll;:rnt", CP tr':ln~fr"l"n'"1'::l '1hnr'1
...... >- L'--4- ....'-'a."-"j . " , '-.c'-~~., ... '-". l~~(t (."II'_~J.(.~
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() el j!oÍJ1'(ldo cailero. A. hora se trata de la urbani::anón, ese fenómeno suburbano q LIe de la marginalidad, barrio que incita la intriga amorosa, el frenesí de la gozad e-
en Europa se conoció con la esperanzadora denominación de "ciudad parque ". ra. la sanaciÓll del pugiLtto neurótico v las persecuciones ele detectives privados.
Levitlown,justo al otro lado ele la bahía ele SanJuan, en la vega norteúa entre Hablo, por supuesto. de ese novísimo San Juan que responoe al nombre de Isla
Cat.año y Dorado, se convertirá no sólo en el sitio de la urbanización. ese nuevo Verde, ambiente ele la novela Sol de mf'dianoclw',' Como aire (he (llni!, est.a últüna de Ar- •

umbral, sino el lugar del encuentro, ¡otro tipo de portal:, de los pllertorrique- turo Echavarría. En Como !lire de al,fiLIa mirada a veces es la de Edward Hopper,
¡'¡os proletarios que hacia los años sesenta o se mudaban del casco antiguo () se o Richard Ford en el cuento Privacy: se trata de la fugaz adivinación oe vidas entre-
regresaban después de casi dos décadas en el norte. Leyitto\\11, en la vega de los vistas allá en las habitaciones ele los edificios ele! frente. Mientras e! novelista
mogotes que pintóJosé Campeche en el Siglo XVIII, se convirtió así en la ciu- \Vilfredo \Iattos Cintrón le da cuerda a su detective Isabelo Andújar -para caminar -

dad prometida después del regreso, o cierta promoción social ahora claseme- las calles de ese antiguo barrio sanjuanero ahora vuelto dominicano, Río Pie-
dianera, la última parada de la carreta de bueyes, en aquel acarreo ele la va para dras. A.rt.uro Echavarría se dedicaría a la indagación de lo que ha ocurrido allá
entonces casi desaparecida industria cañera. La uniformidad del "suburbio" en el rmr ,,'/ndo,!! del décimo piso. De esta manera, la ciudad ha vuelto a ser ote-
norteamericanu es saú¡izada por Soto. A~í nos descrihe la ficúcia "Sunset Gardens ", ada a vista de pájaro, en la lejanía del silencio v el extrañamiento, ante esos
el remedo literario de Levittown:
cuerpos atrapados tras los cristales de sus torres, o los vidrios de sus automóviles.

Sólo las fachadas habían sido distintas, en cierta ocasión. Seis o siete esti- En Guaynabo, a 12 defelm:ro dI' 200S
los habían sido repartidos geométricamente a ambos lados. Pero ahora,
habiendo sido alteradas por el mismo inconforme propietario, eran trein-
ta o cuarenta f~lChadas calcadas aparentemente ele un mismo plano: ven-
tanales de cristal, en vez de visillos de aluminio; verjas
,
leantadas a un mismo OBR>\.S CITADAS
nivel, con portones iguales y que ablian hacia un mismo lado. (3.5)
Andreu Iglesias. César. Cna gota de tiemjJo. SanJ uan, Pucrto Rico: Editorial Puer-
La obra literaria de Rosario Ferré v OIga Nolla inauguró. hacid los allos
J _ l. torriqueila. 1958.
noventa, varios portales urbanos: En su Casa de la lagul/a, Rosario Ferré inten- Bela\'ztl, Emilio S. Los ruen/os di' la Umlwrs¡dad. SanJuan. Puerto Rico: Biblioteca de
tó la recuperación del Condado seúorial y patricio de principios del Siglo XX. autores puertorriqucii.os, 1Q:;5.
OIga Nolla hizo lo mismo respecto de Miramar, ese barrio en el antiguo .\10n- Diego Padró,j.I. de. Luis Pal!'s Ala!osy su trGlslTIllndo poético. Río Piedras, Puerto
te Olimpo de Santurce donde se asent{) la burguesía sanjuanera hacia comiell- ,
Rico: Ediciones Puerto, lln').
i,
zos del siglo pas~¡clo. La novela de ()lga Nolla 1'v10nlllcrilo de J[iml/1(U es L¡ (;OIlÓlc/ ..losé Luis ..\nlología IJ1'r:lIi(lr¡J. Río Piedras: Editorial de Lit iniver'iicLtd ele
recuperación de un tejido urbano v'iocial que tarnhié'¡¡ Ita tnlillloniado. va Puerto Rico. 1()\JO.
más rccicnterncntc.. ;'vlana Aponte Alsina en líllnjJlre,llIs. El COl1cbclo \ \liLl- H()stos. EugclJiu \brÍa de. lJljJ('Tr,/,,-rill(uión dI' 13ayolÍn. Rí() Piedras: Editori;tl
lIIar evidenciall. de esta nunera, la revisita a un pasado ¡('riente, menos histo- Edil. 1()1-\ J.
ricista que el propuesto por 'vIarquc:s v Iklaval para el casco allti,guo durante Julizl \rarín. Ram(m. 1.11 ,r,II'IJIl. San.luan. l'ncrLu Rico: LlliHTsic];¡c! de Puerto
los anos cincuen tao
Rico, ~()()h.

:-H) "I
.)
---oPlll?ltoRicoJluslm!lo. "Alccibo" (191~).
~v1arqués, Rellé. Ell Ulla áudadllarnadaSanJuan. Quinta edicióll. Río Piedras, Pllcr-
to Rico: Editorial cultural, FJ8:l.
Soto, PedroJuan. Ardiente suelo, fría t'staciún. 1CJGl. Río PicdL\s: Editorial Cul-
tural, l CJHO.
Zeno Gandía, Manuel. El nego(io. 1CJ22. Manllel Zcno Gandía, Obras Com pletas.
Tomo l. Río Piedras: Editorial Edil, 1CJ73. 2 lomos.

~ /

LA CICDAD ES PARA MI: LA REPRESENTACION


DE LA HABANA Y SANTIAGO DE CUBA
EN LOS HOME-MOVIES NORTEAMERICANOS
-
DE LOS ANOS VEINTE

Ernrnanuel Vincenot

['niversité Franwis Rabelais, TOlas - ClRElvIJA

Cm¡o OBSERV.'" Patricia Zimmerrnann en el preámbulo de Reel families: A. Soeial His-


ton 0ri mateurFilm, el cinc amateur, en sus múltiples varian tes, nunca ha susci-
taclo mucho interés entre los historiadores y los estlldiosos del cine, que suelen
cm1cenU'ar sus imTstigaciones y sus reflexiones en un material considerado como
más" noble ,). es decir, el cine profesional, sobre todo el de ficción. Sin embargo,
como demuestra el libro de Zimmermann, analizar las producciones amateur
puede ser una acti\~iclad productiva v pertinente en términos intelectuales.

~\lll1que la palabra ,. amateur" se opone a la palabra" profesional » e 1Il-


cita entonces a considerar como película amateur cualquier producción que no ema-

ne de una estructura cm'o propósito sca la elahoración de productos audiovisuales


que proporciollell ingTc'ios;¡ sus dlItores, sitll~\r los límites de] cinc aÜciOllado IlO
es una tarel bcil. ya qlle la expre'iiún designa todo un abanico de pr;'¡cticas y pos-
rura:; cinClll~\logTáficas. En el mundo elel cine ;ml<ltcur, podernos Cllcontrar lodas h,
cllegorÍas del cine profesional: pelícllLIS de ficción, de corto o largo rnelIaje. do-
cllmenta!cs, cintas cxpcrilTlt"lltalcs, cine con tilles cicmíficos, cdllca¡jvos, ele. .. COl!lO
c 1cin e pr()f('sional, c] cinc l!lrwlnlr puede divertir. in[órIll al', docu melll~u, den un cial.

')l)
.' - 'l .'\
~
l,a dif("rcncia entre ambos llllllHlos radica esencialmenTc ell lus recursos tt'cnicos Este estudio JIU pretende por supuesto recuperar V examinar los rniliolles
y econórIlicos crnplcados (illliy llinitadus en el ClL"lO del cinc alll(lt(~llr) así con10 en de IJlCllO,S de celuluide v cinta magnhica que imprimieron las familias occiden-
el úrnbito natural de difusión de las obras (para el cinc aficionado, un círculo re- tales desde los inicios del siglo pasado, sino quc se limita a un corpus de tres filmes
ducido de Lmliliares, amigos o pequeúos festivales en el mejor de los casos). La que ¡jent:'ll en común el haber sido filmados en los cUlos vcinte por turistas nortea-
búsqueda o no de 1m beneficio financiero o una sostcnibilicLtd econólllica consti- mniclllos que \iajcllon a Cubcl.
tuve otTa diferencia esencial entTc producción profesional y amateur.

Dentro de la amplia producción amateur, que se remonta a los inicios


mismos del cinematógrafo (una época en que, por cierlo, era dificil establecer una A L-\ HABA"A ',1E VOY (TA.MBJEN ¡RE A SANTL-\GO)

clara distinción entre lo profesional y lo aficionado: ::es profesional Le repas de


bebé [1895J, en que descubrimos un momento de b vida de la familia Lumie- Como explica Rosalie Schwartz en su libro Pll'asure [sland: flJUTism and Tempta-
re?), me parece particularmente interesante una categoría de películas que se {/1m in Cuba, la industria turística se desarrolló en Cuba a partir de los a¡}os vein-
sitúa en los escalones más bajos de la pirámide cinematográfica (Zimmermann te, cuando se dieron varias condiciones favorables: facilidades de transporte
afirma que estudiarlas equivale a sacarlas del basurero intelectual donde la tiraron marítimo y aéreo, que permitían una conexión rápidél con Fstados Unidos; pre-
los estudiosos del cine): se trata de los horne-movies, las películas caseras. Filmadas sencia de una abundante clase acomodada en EEt:U, que tenía dinero v tiempo
en el ámbito familiar con una pobreza de recursos v conocimientos que define libre para gastarlo; mejora de las infraestructuras en Cuba, que permitían aco-
su estética, dichas obras, que suelen ser breves, parecen materializar el provecto ger a los visitantes en buenas condiciones. A finales de la década, más de 80,000
de cine espontáneo soúado por numerosos cineastas, como por ejemplo ,\le- norteamericanos visitaban cada año la isla (4), impulsando la actividad hotelera,
xandre A.struc. Su aparente ingenuidad es su mayor defecto pero también su prin- la creación de cen tros de recreo, el desarrollo del transporte público y la espe-
cipal virtud. Las inn umerables películas realizadas en casa por aficionados pueden culación inmobiliaria. Cada semana, unos veinte barcos procedentes de Estados
carecer de valor estético: su interés es otro, de orden sociológico. Lo que reve- Cnidos atracaban en el puerto de La Habana (3), v los hoteleros cubanos multi-
lan a pesar suyo muchas de estas películas técnicamente fallidas suele ser en plicaban los anuncios en la prensa norteamericana para atraer a un número
efecto la psique colectiva de una época, una sociedad, un país, mediante el prisma caela \ez más elevado de úsilantes (4). La crisis ele J 929 frenó de manera brutal
de una Üunilia anónima. Este ¡jpo de películas ohece una variante particularmen- el desarrollo elel turismo cubano v los ingresos pasaron de 26 millones de dóla-
te rica para el que se interese por las representdcioncs v los encuentros cultura- res en la temporada 1928-29, a tan sólo 9.5 millones en 1932-33 (88), pero con el
les: quiero hablar de las películas de vacaciones y, en panicular, las filmadas durante tiempo la isla consiguió recuperar su clienteld perdida y se convertiría en los
viajes al extranjero. Patricia Zimmerman sitúa en los clIlos vein te la aparición v anos cincuenta en el destino favorito de la clase media estadounidense.
el desarrollo de este cine, cuando se pusieron en el mercado las primeras cámaras
ligeras y se impuso el formato de 16mm (56-7). También fue el 111 C! 111 en ro en :\luchos de los turistas que empezaron a visitar Cuba en los aIlos veinte
que el turismo empezó a transformarse en un fenómeno masivo. El precio bara- solían filmar su viaje con una de las cámaras portátiles que se hicieron popula-
to de las cámaras y su funcionamiento sencillo permitieron que bmilias burgue- res en aquella época. Dan fe de este fenómeno unos documentales amateur
sas o de clase media alta hicieran de ia auto-filmación una activ'idad regular. un que cncontn; en un archiyo norteamericano, el Producers Librarv Scrvice. 1
ocio que saciara SIIS allsiedades narcisistas y confirmara su posÍlión "ocial..\ panir Son :\ filmes de cona dULICióll (el primero dura 11'; el segundo 8'20" vel ttT-
. ,

de ae¡ llf'lla época, en Europa como en Estados Unidos, se cm IJC/;u'CJ!1 ;\ real iDtr mi-
les y miles de filmes de vacaciones h;lst<t que, en los aÍl<>S lin. Ikgaro)l las prime- ,,----

ras Gimaras ele vídeo provocando Ulla expallsión espectacular de b pn¡duccic'1l1 ck l. [Ihicado cn \i()r! h Hollnvo()(L Cdif(lJIJid, ole arel Jiv(\ tiCJlt' \IJJ calLilogu cnlíJlca:
pelícuLIs turísticas caseras. hllp: ',\·WW. filllJi()utagc.c()J]J. Los fllnlt's tienen los siguienles códigos: V-00710_001 +
\'-110710 ()()~: \~()()7IP (101: \~()(J711) (lO:'!.

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cero W 15"), clIyos autores son an(¡nimos y clIya fecha ele rodaje e:; impreci.'<l. \lv NAME [5 NOBOUV

La ficha descriptiva de cada película indica simplemente" aÍ10s veinte", lo que


viene ('ollflrmado por l()s vestidos y los objetos que aparecen t'll la imagen. \1- Una de las primeras cosas que llama la atencióll cuando tillO ve seguiclarncl\tr lo,
gunos det;Jlks pnmiten situar con mayor precisi(¡n el tercer filme, que nos mues- tres filmes mencionados es que todos se parecen mucho y que todos can'cen
tra momentos de un evento olicial, con presencia de numerosos políticos cubanos de personalidad propia, de características de estilo o de contenido que permi-
y extranjeros (abundan las banderas de distintas naciones). entre los cuales reco- ' " -l" el 11 ~. -l'r . ,
tan c!_lStlngulf una prOt1l1CCIOn " e otra ~la lUlica en UlterenClJXSe levernente es
nocemos él GeranIo Machado yJos& Miguel GÓmez. Todos estos importantes per- la tercera, que muestra imágenes in&dit.c,s de la VI Conferencia Panamerirana:
sonajes están reunidos delante de un árbol que acaba de plantarse en un parque. pero todas sus otras secuencias son de un gran banalidad). En realidad, estos
Se trata de una cciba que se sabe que fue plantada en el Parque de la Fraterniclael filmes se caracterizan, como es habitual en el g&nero, por su falta de autoría.
de La Habana con motivo de la \1 Conferencia Panamericana que se celebró
en 1928.~ Se desconoce el motivo de la presencia del autor ele la película en la Para empezar, es preciso subravar que la elaboración de estas películas es un
ceremonia, pero sus imágenes constituyen hoy un valioso testimonio histórico. acto colectivo, como lo prueban las apariciones de los distintos miembros de las
familias o grupos de amigos que se auto-representan durante su \~aje: la cámara
Si resulta delicado situar en el tiempo los filmes evocados, ubicarlos en el es- suele T)asar
r de mano en mallO v. cada uno es susceotible
• nI" ser q¡res!vamente
pacio cubano es más fici], ya que los autores han filmado lugares famosos, pai- protagonista y director. El resultado final es una mezcla caótica de miradas, lo
sajes urbanos o naturales que pueden ser identificados. A.sí, en todas las películas, que tiende a homogeneizar la representación y diluir lo individual, lo singular.
aparecen vistas de La Habana, donde los turistas parecen haber concentrado la
mayor parte o incluso la totalidad de su tiempo de vacaciones. Sólo en un fllme (el ~~demás, todas las películas comparten una serie de características, en parti-
primero de nuestra lista) se ven secuencias filmadas en otro lugar, concretamen- Ollar formales, que las hacen intercambiables. Efectivamente, los filmes se ca-
te en Santiago de Cuba. No resulta sorprendente tal constatación, ya que La Ha- racterizan por sus fallos técnicos: el encuadre suele ser aproximativo o deficiente,
bana y, en menor medida, Santiago siguen siendo las ciudades más visitadas ele abundan los planos desenfocados, sobre o infra iluminados. Llevada a mano, la cá-
Cuba y son destinos turísticos incluidos en muchos tours de la isla. mara sufre un bailoteo continuo que hace penoso el verlo. Con respecto a la .
edición, parece totalmente improvisada, sin ningún trabajo de reelaboración pos-
Ahora bien, como en todas las películas turísticas amateur, es necesario pre- terior: los planos se filmaron en orden cronológico, y parecen vuxtapuestos más
guntarse sobre las representaciones que elaboran sus imágenes y desvelar \' ana- que editados. Cada plano parece haber sido filmado de forma autónoma, sin con-
lizar el discurso implícito que proponen sus autores. ¿Qu& muestran de La Habana siderar el plano anterior ni mucho menos el plano siguiente,jamás anticipado. En
y de Santiago los turistas que han visitado \ fIlmado estas ciudades? ¿Cómo re- el mejor de los casos, se nota una concepción primitiva del montaje, en la que
presentan los espacios por los que han pasado? ¿Qu& nos dicen sobre sus hahi- varios planos sobre un mismo tema forman Ulla secuencia. Pero la norma son
tantes, V también sobre sí mismos? Intentaré ciar una respuesta a estas pregun ras los falsos racC!Jrdy el caos narrativo. La duración de cada plano es muv irref,rular: al-
después ele proponer una reflexión sobre la noción de autor en los filmes de va- gunos parecen demasiado breves, otros inútilmente largos. Se suceden sin or-

caclones. den lógico ni construcción dramatúrgica. El autor colectivo de estos filmes
t,. _

demuestra .siempre un;1 rotal falta de dominio ele su IlIedio de expresión. Pero
su nulidad lt'cnica \ nrilística se reparte ;lnllonio.'i<1ITlCllte entre todas las pelícu-
las, que n'sultall iguallllellte fallidas. Todas panoccll hclbcr sido filmadas por la mis-
ma pers()lI~l.
._"-_.-~

2. (T http://www.cuhacu 1t II ra.< lrg/ ;utic Ics.;lsp~cJn~~J:!S:s[D=~<')<')&aI n=I)4 ':Z í l'll t i 1lid Ahord biell.la Ltlta de autoría individualllo sólo se Ilota en la manera de

.. . 11"_,i. ()e,)¡,'()O,,JI n¡()(),,)


lOllSl¡ '- (),. film;l!', sinu lal1lhi¿'Tl en lol contenido de los planos, en el objeto de la mirada.

'o ~
~l(; .lI
AquÍ talllbi¿'1l volvelIlos a encontrar tendencias que SOll h'i del géllero t'tl sí. El COlllO ht, indicado, la aUlo-representación es un objetivo fundamental
hornr:-lfurOÚ?Se caracteriza en efecto por su pasión pUl' la dUf.o-reprrsentaci('nl fa- de los filn1t's caseros, va estén fIlmados en casa o no. Sig1lificativamente, en los
miliar. Es su vocación, su ¡-alón de ser. En los tres filmes Cjlle eslalllos estudian- tres filmes qlle me interesan, lo primero qlle se ve !lO (>s Cuha y SIlS habitanws,
do, observarnos la presencia contit1l1a, y hasta obsesiva, de reu'ato" en particular sino alos propios turi.'itas. Siempre aparecen en la secuencia iniciaL ya sea en
de relrat.os colectivos, generalmente fillllados en planos medios o generales, el barco o en el puerto de Nueva York y se les ve siempre en una actitud ocio-
con la presencia de paisajes o monumento al fondo. Llama también la atención sa: pasean, charlan. lueQ'an, bailan, dernostrando una eJe-ran alegria.
~ ~J () , e
Siguen
"-

la hOiIlogeneidad de los grupos: en las tres películas, tenernos parejas de mediana apareciendo constantemen te a lo largo de la película, constituyendo una Sllerte
edad que viajan con lo que parecen ser amigos o familiares. En un solo caso, ve- de hilo conductor. De cierta manera, su presencia recurrente es el único fac-
mos a una familia que reúne a dos generaciones (los padres, ya ancianos, y los tor ele coherencia de una represenL1.ción qUe se caracteriza por una marcada ten-
hijos adultos), pero nunca se ven niiíos. Todos los turistas norteamericanos que Se dencia al caos, la confusión, la inconexión de los elementos representados. En
filman durante su viaje están ob\,iamente de vacaciones \' LOdos parecen tener una las tres películas, el viajt' Se haCe eSencialmente a ciudades. Como he mencio-
posición social acoIllodada. Sirven de indicio los vestidos que llevan: en el harco nado antEriormente, Se Ve siempre La Habana ven una ocasión Santiago de
que se dirige a Cuba, los hombreS llevan traje y corbata, mientras que las muje- Cuba. Lo que llama la atención eS la incapacidad de los autores para crear un es-
res lucen abrigos de pieles con elegan tes som hreros de moda. U na vez llegados pacio urbano coherentemente construido. Ver los fill1llCS no permite rom-
a su destino, todos carübiall de atuendo y se ponen ropa más adecuada con el prender cómo se organizan las ciudades visitadas, cuál es su lógica urbanística,
clima tropical. Lo que no cambia es su voluntad de spguir vistiendo con elegancia. su identidad arquitectónica, su historia. Las películas acumulan planos inco-
Así se manifiesta otra VeZ un personaje/ autor colectivo, cuva principal preOcu- lleXOS, sin ninguna yoluntad o intento de elaborar un discurso complejo o col1<'-
pación es afirmar su posición social (lo que parece ser d verdadero motivo dd ,1a- rente, lo qUe no implica que los filmes no digan nada, sólo que su discurso
je a Cuba), consciente nunca rebasa lo anecdótico del fragmento. Se acumulan planos
qUe sólo existen en sí y desfilan las imágenes como cuando se hojea un álbum de
Todas estas características, que apuntan hacia la existencia de fenómenos fotos. El cine parece haber perdido su capacidad cen trífuga que hace del fue-
de representación colectivos donde no caben la mirada indi\'idual ni la sensibili- ra de campo un espacio tan importante como el campo propiamente dicho. Ilus-
dad personaL no son propios de los filmes que estoy comentando, sino que tran particularn1é'llte este fenómeno los abundantes planos de monumentos.
constituyen precisamente características del filme turístico amaleurcomo géne- Los turistas sienten una fascinación particular por los monumentos famosos, v
ro. Sin ernbargo, dichas características nos permiten sacar conclusioneS generales t'n las tres películas encontramos vistas elel homenaje escultórico a las víctimas
del estudio de textos fílmicos particulares. Aunque sólo se trata de tres filmes de elel 'vlaine, así como vistas del faro del Morro, de la fortaleza de la Cabaña y de la
apenas diez minutos cle duración cada uno, el discurso qUe proponen no debe ser

Universidad. Es decir. no se film() La Habana, Se filmaron íconos de La Haba-


I
considerado como propio de sus autores y sólo pertineme o significativo dentro na. A "eces, los íconos pueden ser paisajes o panoramas y por eso encontra-
del sistema de valores de un puí1ado ele individuos, sino que nos adentra en la men- !l10S pre\'isibles \'istas del \1alecón. Los qUE' han filmaclo aquellas imágenes no

talidad colectiva de la burguesía urbana norteamericana ele los allos \einte. han ,'enielo a descubrir la ciudad, sólo querían ver lo que otros habían filma-
1;
do anres que dIos, para filmarlo a su vez. Dentro de esta lógica, podría sor-
\
prender la presencia. en una de las películas, de planos filmados en Santiago
de Cuha, los CU;\!cs IJ1uestran estatuas sin identificar, pero que tienen a todas
LA CIUDAD ES PARA MI luces un;\ flllHí('¡ll Clll1l11e!llorativa (algullas p;lITccn representar a h¿'roes p;¡-
i
I tríos): t'll ITalid;¡d. confirman la jlasiún de lus turis!;ls por lo cO!locido,lo t;\-
Analizar la rt'prcsclltación del país visitado por aqllellos tllrista, no no." permite !l10S(), lo é\\alaclo por b mirada ajena. ,\unquc no saben quii"n es el personaje

descubrir ni cornprcnder lIlejOl es re país, sino que nos ]¡;[(f' ckscubrir qué ide- cclcllLido colecrivamente por la estatua, comprenden qllé' es una gloria local
ología, qu(~ sistema de valores anim;lba;¡ SllS \'isitaIltcs. \' lo filmall porque tod() lo Lnnoso I11(T(~(T ser fillllM!O.

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Como el principal té'tl1a del !lIme de vacacioncs es el propio turisw, en La presencia ele la naturaleza dentro dé' los espacios urhanos viene acompa-
tudas las películas aparecen lugares que ¡cmiten a la cxpnicncia turística: rlada por un discurso sobre la desinhibiciún: Cllba aparece como cllugar don-
¡merlos, acropllenos, hoíelcs, cafés, restaurantes, cabarets v, p()r 'lljJlICSLO, aquí ele se rel,0an las prohihiciones que rigen la sociedad norteamericana, el espacio
tarnbi(~n se filman prioritariamente los sitios más Limosos. ,-\sí veJllOS inúgetlcs donde las normas que definen la civilización sufren los embates de las pulsioncs
del HorcllllgLtterra, establé'cimicnto histórico situado en pleno ccntro de La Ha- naturales. Este relax que experimentan los turistas norteamericanos ya se hace
bana, y planos filmados en el bar Sloppv'sJoe, donde corría el aJcohol,junto visible en el barco que Jos lleva Zl La r-rabana: abundan las secuencias en que los tu-
con vistas tomadas en lugares más anónimos, pero que remiten al turismo \ al via- ristas bailan como niños, abandonan su seriedad, sejunran, se abrazan, dejan
je. Cabe notar, por cierto, que desde el principio hasta el final de cada filme, mover sus cuerpos lihremente e incluso llegan a besarse frente a la cámara (be-
los turistas se representan en constante mOvimiento. Tornan barcos, se suben a sos en la boca, en tre marido y mujer, pero también, en una ocasión, entre dos
automóviles, caminan. Su fascinación por el movimiemo es tal que tienen tenden- mujeres). La promesa de unas vacaciones románticas provoca una anticipada
cia a filmar todos los medios de transporte de forma indiscriminada, incJmen- excitación. La clesinhibición corporal se observa también en el resto del viaje, una
do los que no utilizan: aparecen imágenes de aviones, tram"Ías, trenes, además de \'ez los tUlistas llegan a la isla. La estadía en La Habana incluve en particular mo-
planos que muestran los barcos v coches utilizados por los turistas. El filme de men tos de descanso en la playa. En dos películas aparecen las instalaciones ho-
vacaciones muestra aquÍ un parentesco previsible con un género importante teleras situadas cerca del Yacht Club y los turistas se filman en traje de bai1o,
del cinc de ficción: el road movie. Como en este tipo de cine, los protagonistas algo alre\ido para la época. En otra ocasión, se nota su excitación por la profusión
de los filmes turísticos amateur se desplazan por un espacio nnen), a lo largo de gestos Ji movimientos: los maridos tienden a tocar con las manos a sus espo-
de un trayecto marcado por paradas y encuentros, pero, a diferencia de lo que sas, las abrazan, las besan, se sientan o las sientan en sus rodillas. Los cuerpos li-
pasa en el road movie, su camino no es iniciático y no desemboca en una trans- berados de la coraza ciúlizada del traje o del abrigo de piel muestran evidentes
formación personal. El turista vllelve a casa tal y como era an tes de salir de \'Ía- signos de desinhibición, \' el consumo de alcohol en los bares de la playa acom-
je. Uno de nuestros filmes lo dice implícitamente, mosu'ando a sus personajes en pañan esta vuelta a lo pulsional.
el barco de regreso, volviendo a llevar los mismos vestidos v adoptando las mismas
actitudes que al comienzo. Es interesante resaltar que, una vez en La Habana o en Santiago, apare-
cen planos en los que los turistas se filman tomando bebidas alcohólicas. En una
Sin embargo, el universo atravesado por los turistas es diferen le del que película incluso, la primera imagen fIlmada en Cuba muestra a los norteameri-
vienen, o por lo menos produce en ellos un sentimiento de eXlraüeza, de dife- canos con una copa en la mano, en el mismo puerto donde acaban de desem-
rencia, La representación que dan en sus filmes ele La Habana v Santiago in- barcar. En otra película, esta secuencia llega después, en el SloppvJoe' s, el bar más
siste en un aspecto que no encontramos en los planos filmados en :\'ueva York famoso de La Habana de aquel tiempo. En otra película vemos el anuncio en
y ésta es la presencia de la naturaleza dentro del espacio urbano. Es significati- inglés de una marca de cerveza, Ironbeer. La constante alusión al consumo de
vo que abunden los planos de árboles, Llores, animales, jardines v parques en alcohol se explica por el hecho de que en la segunda mitad de los ai'íos veinte,
secuencias filmadas en plena ciudad. Por supuesto, vemos algunas excursio- Estados L'nidos había prohibido el consumo de alcobol en todo su territorio.
nes en las aflleras ele las ciudades, pero la fron tera en tre espacio urban () v es- La Habana se cOIl\'irtió entonces en un destino obligado para todos los que que-
pacio natural 110 aparece clara, incluso podemos ver en una pelícuL\ la , rían seguir comumienclo su bebida favorita v huir de los rigores de la civiliza-
sorprenden te im:lgcll, tonlaela en San tiago ele CII ha, el<- un árbol gigan ('SU) que ci(JI] pmiLllla (Sc!marv4ll.
ha crecido por el lé'cho ele una casucha. (:asa y [rUllC() dan Ll sensaci¡")11 de cs- ,

1:11" tot:dmclIle enlazados, como si Cll 1:1 ciucL\(l CUhelll<\. la civilizaci('lll ]lO hu-
1,
Las cksinhibicioncs mostradas por los filmes no 5(')10 estún relacionadas COll
biera conseguido librarse de b naturaleza salvaje. Otrus pLtrlos, [¡lnudos tanto el cuerpo () el alcohul. también son de tipo social. '\,'iÍ, las n:glas
e
de sociabilidad lil-
en Santiago como en La Habana, muestran ,í.rboles exuhClLllltcS. prolusión ele hana, que exigen mantener cierta distancia con los desconocidos, e implicU1
flores, palmeras \ cocoteros. }Jruclcllcia en el tratu, en particubr con los representantes de la autoridad, pa-

10 '11
r

receIl !lO aplicarse por las calles de L¡ lIabana. Los lllri"ras, \ sobre todo las mu- coco: dárselu el los norteamericanos que le están obsenando, salen muchachos
jeres, insisten en sacarse ¡(ltos eIl companía de cubanos. por lu general guardias, que proponell llevar las maletas o se ofrecen corno guías turísr.icos; en otro pIa-
soldados o policías. En (odas las películas aparece un plano en que una turista no, vemos un nirlo camarero que sirve copas a dos norteamericanas.
se plantajllnto con UlI militar que monta la gllardia ante un edificio público v son-
rít: mientras los filman. La Habana taJ1lbii":n es el lugar donde uno puede aban-
donar momentáneamente su identidad y cambiarla por otra: lo permite e incluso
lo exipe
o el carnaval. En uno de ]osjilmes',
_..,., aparece una larga
u
secuencia filmada con EL IMPERlO ATACA
un creciente fl-t'nesí en la que los turistas se c¡(:hiben alHe la cámara con disfi-a-
ces, vestid<Ls las mujeres al estilo espaúol y se suben a linos carros descapotables que Todos estos elementos no hacen sino confirmar la teoría de Dennison Nash, quien
luegon circulan velozmente por las calles de la ciudad, ante la mirada de una ve en el turismo una nueva forma de imperialismo 0)7-52). En todas las pelícu-
lllUcheclurnbre de curiosos. Como lo recuerda Rosalie Schwartz, aunque el carna- las que esto, comentando, la actitud de los turistas y la mirada que proyectan
val era una tradición local, los promotores del turismo cubano lo transformaron sobre los lugares por los que pasan v las personas con quienes se cruzan son la ex-
profundamente, prohibiendo por ejemplo las comparsa~, o cambiando sus fechas, presión ele una mentalidad neocolonial. No es pues casual que en varias ocasio-
para adaptarlo al gusto de los turistas norteamericanos y reforzar su poder de atrac- nes los hombres vistan al estilo colonial, con el típico sombrero abombado, ele
ción (Schvv'artz 82-3). En <tquella nueva versión de la tiesta que se instaló por los alas largas y espesas. Se aprecia además una tendencia a burlarse de las autori-
aúos veinte, los turistas podían ser espectadores, por supuesto, pero también se les dades locales, o por lo menos a no mostrarles el debido respeto. He seiíalado
incitaba a disfrazarse y desfilar por las calles. Es el momento en que se crea el en efecto que abundaban los planos en que los turistas se filmabanjunto con
mito de una Habana festiva, permisiva y sensual, una ciudad dedicada a la ale- soldados o policías. Esta familiaridad no es el indicio de un deseo de acercarse
gría y los placeres de la existencia. Los turistas se filman dando úda a esta idea al Otro \" entablar un diálogo en un intento por romper las barreras culturales,
(tomando bebidas alcohólicas, paseando medio desnudos por la playa, disfra- en mi opinión, esta actitud es el síntoma de un complejo de superioridad, el in-
zándose para el carnaval), pero también integran a los cubanos en su represen- dicio de que los turistas norteamericanos no se toman en serio a los represen-
tación. En uno de los filmes, vemos un espectáculo musical captado en un tantes del poder local, del Estado cubano. Se tornan la libertad de abordar a los
restaurante o un pequeúo cabaret en el que una mulata cubana poco vestida militares, de ponerse en escenajunto con ellos porque no les impresiona su fuer-
baila frenéticamente al compás de la música que está tocando una orquesta de mú- za. Para ellos, son meros soldados de opereta. Cabe subravar que este tipo de

SICOS negros. actitud también se obsenaba en la misma época en el cinc ele ficción. En una
investigación anterior, donde estudiaba varias películas norte¡unericanas filma-
De manera general, la ciudad parece convertirse en un 6ITal1 escenaJio al que das en Cuba en las dos primeras décadas del siglo XX, ya ,6ialé la presencia re-
los, turistas salen a actuar. La ciudad no existe en sí (sólo es un decorado que currente de un mismo esquema narrativo: en una república bananera ele las
existe por)' para los turistas), quienes la usan para colmar sus necesidades naJTisis- Antillas se producen disturbios políticos que amenazan los intereses de Estados
taso En ese decorado, los habitantes del lugar, los cubanos, también parecen L~nidos, que decide entonces enviar su ejército a restablecer el orden. En Cu-
existir únicamente en f"unción de los turistas, son víctimas ele un fenómeno de ba 11 LOl'e Song (19~) 1) una secuencia muestra que los marinos norteamericanos,
espectacularización que ele cierta forma les desrealiza. Esto puede apreciarse, de permiso por las calles de La Habana, no temen para nada a la policía cuba-
pOI ejemplo, en los planos en que los turistassl' filmanjuntu él soldaclos () policí- tU, sino que inclus() la ridiculizan V la ohlig;tn a liber;I!";¡ 11110 de los suyos, en-

as, o en la secucllcia ele la bailarina. Sil! cmbalgo, 1;15 pclícuLrs llluestLlll poco ,llos carcelado p()r alterar el orden público. La realidad misma servía de l"ucntc ele
cubanos y, cuando lo hacen, es para mustrar una situaci(m de miseria () atLlS() inspiracit'lll a l()s guionistas, que se contentahan con illspirarse ell las numero-
(niúos harapientus ell clutnbral de su casucha, vendedores ambulantes en un Incr~ S~IS intervenciones militares norte,uncric<lnas en (:u));\ petra escribir sus histo-
cado) 0, de !llanera In ucho más free uente, p,lra mostrarlus si rvicndo a los turistas. rias. Ll idea dominante CT;¡ que Cuba no era un país de verdad, no era un país
Se ve así un homhre que se Silbe a un cocotero en Ull parque para cortar un I scrin. por lo que sus símbolos de autoridad podían ser objeto de burla.
j

"t ~ ,n

I
r,

Esta idea es indisociable de otra, que también aparece en Jos filmes turÍsti- OBRAS CITADAS
cos de la época: la asociación del pueblo cubano con la infancia. Este tópico,
presente en ei imaginario colectivo estadounidense desde finales del siglo XIX Nash, Dennison: "Tourism as a Form ofl
(surgen en aquella época, en el momento de la guerra hispanoamericana, re- and OUfStS: The A nthrojJolof!) 01 T01U
presentaciones alegóricas que asocian siempre a Estados U nidos con la masculini-
-
1989.
dad y la paternidad, y a Cuba con la niñez y la feminidad), se manifiesta en múltiples Schwartz, Rosalie. P{msUTf ¡sland: Tourism
ocasiones en las imágenes filmadas por los turistas. El plano más significativo Nebraska P, 1999.
desde este punto de vista es el del pequeño camarero negro que lleva copas en ban- Zimmermann, Patricia. Red families: A S(
dejas a dos mujeres norteamericanas V que se deja fotografiar con ellas, mien- ton: Indiana l'P, 1995.
tras posan para la cámara. También resulta significativo que este niño sea el primer
cubano en aparecer en el filme. La inmadurez supuesta de los cubanos fue lo
que justificó, en el imaginario colectivo americano, la intervención militar en la
isla y posteriormente su ocupación durante los primeros años del siglo XX.
Dentro de esta perspectiva, la presencia de los turistas es como la prolongación de
la presencia miiitar estadoumdense, que a principios de los all0s veinte, había poco
que había cesado. Asimismo, la omnipresencia en los filmes turísticos de co-
ches, barcos, aviones y trenes remite de cierta forma a un imaginario castrense,
a la experiencia logística de la conquista de la geografía de un país. Un plano
sintetiza esta idea: se trata de una imagen en que aparecen, precisamente en
una prolongación mutua, un transatlántico, buque turistístico, y un acorazado, bu-
que mili taro

CONCLCSIÓN

Las películas turísticas amateur son textos llenos de sentido, aunque a simple
vista carezcan del más mínimo valor. En el caso de los filmes realizados por tu-
ristas norteamericanos en Cuba, v, más específicamente en La Habana v, Santiago, ,
I,
resul ta fascinan te ver cómo, sin proponérselo, todos tienden a desarticular los es-
pacios urbanos visitados para transformarlos en mero escenario de un espectácu-
lo que tiene como actor principai al propio turista. La ciudad turística se convierte
en espejo del imaginario de sus visitantes, un imaginario estructurado por el pen-
samiento colonial, donde la periferia sólo existe por}' para el centro. Para un bur-
gués norteamericano de los a!1os veinte, visitar La Habana era conquistarla, filmar
la ciudad era adueúarse de ella.

44 4:1
p~

AL RESCATE DEL CENTRO DE SANTIAGO:


,
EL DETECTIVE HEREDIA Y SU RECUPERACION
DE LOS ESPACIOS MARGINALES
,
DEL GRAN SANTIAGO EN ANGELES Y SOLITARIOS

Claudia Femenias

High Point Universit}

,
EN LOS ÚLTIMOS VEINTE AÑOS, la literatura latinoamericana ha visto un marcado
interés en el género neopolicial. El escritor y crítico Leonardo Padura señala que,
a diferencia de la novela detectivesca clásica, en la neo policial el enigma deja
de ser el eje de la narración y, en vez de buscar el cómo, se busca el porqué. De
este modo, estos textos se alejan del mero argumento detectivesco e incorpo-
ran elementos de crítica social y realismo literario por lo que,junto con relatar
una historia, hay una reflexión sobre la sociedad (15). Para Padura, una carac-
terística esencial del género neopolicial es la estética del desencanto y pesimismo
de sus protagonistas junto a la violencia y el escepticismo como respuesta a una
coyuntura social (28). Asimismo, Patricia Varas, en su artículo "Beloscoarán y He-
redia: detectives postcoloniales," señala que el escritor mexicano Paco Ignacio
Taibo sostiene que, en Latinoamérica, el género se caracteriza por una obse-
sión por las ciudades, una recurrencia temática de los problemas de Estado como
generadores del crimen, la corrupción v la arbitrariedad política.

En Chile, aunque ya existían autores que cultivaban la novela policial con


anterioridad, durante los años noventa surge una nueva línea de escritores en-
,

tre lus qllt' c1CSWClll Roberto )uTlIH!cro, Luis Se]ll'¡]\t'da, Diego '\111110Z V~¡Jcn71lC­ El sílllbolo de estt' cambie) ele irnClgell tuma car,íctn ofIcial durante la Exposi-
b) Ramón Díaz-EíLTmic, quien, a partir ele 1989, se cotlvicrte CIl su exponente ción l)nivcrsal de Seúlla de 1992, en la cllal Chile se separa del pabellón de los otros
máximo cU~lIldo introduce al c!etcniyc Hcredia en Lo (iudlld está 117S/I', la prime- países btilloalllericanos \' decora su pabellón propio con un iceberg traído es-
ra de las novelas de su serie. El críticu Rodrigo C:ll1cl\as ha s(,,{lalado que el re- pecialrncl11c desde la i\JHártica. La ide,! detás del iceberg es romper con la ima-
bLo ck serie negra dOllde un detective privado Ilev~l a cabo una imestigacióll en gen internacional que se tenía del país y promover uno diferente y transparcnt<::
una sociedad en nisis ha sido el modo Dri\ile¡ziado 001' los narradores chilenos (j'ue
.. , J J
"queremos mostrar un Chile confiable, exitoso, con una economía a.bierta, de gen-
emergen a fines de los ,U10S ochenta ya que este género no sólo les permite res- te culta. t:n país de grandes consensos, con una transición exitosa a la demo-
catar el pasado sino que el formato de la investigación privada permite una mi- cracia v sin grandes conflictos políticos, religiosos o étnicos," declara Carlos Meschi,
rada inquisitiva sobre institu-ciones e ideologíasjunto con rescatar discursos el gerente de Chile en la Exposición de Sevilla (Vargas 24), El nuevo gobierno
marginales sobre la condición alienante del poder !C:ll1o\'as 41--42), democrático desea proyectar la imagen de un país ganador v moderno en el
que S,mtiago pasa a ser el epicentro de esta nueva modernidad con sus mall~, McDo-
En diversas entreviSLcls, Et.erovic ha cornentaclo que aprovecha estos tcxtos para nals, edificios modernos \' nuevos complejos habitacionales en el harrio alto,
meditar acerca ele lus espacios de soledad que hay en una ciudad como Santiago \
que, en SlIS textos, esta ciudad se conviene en protagonista, ,-l,,1 mismo tiempo, ex- Sin elnbargo~ un paseo con Herf'"oifl por el (f'ntro de Santiago nos rnues-
plica que en su estética ele la ciudad a ¿'lle interesa reflejar como se está perclien- tra el ou'o lacIo del auge económico y de la exitosa transición chilena, En su artícu-
do la memoria, sobre todo en el centro de Santiago (Andonie C-19: Berger 4: lo "Fragmentos urbanos," el arquitecto Sehastián Gray explica cómo, a partir
Carreaga 39; Maira 6), Todas hLS novelas de la serie giran en torno a un misterio con del golpe del 73, desapareció del centro tocio vestigio de encanto y actividad ar-
el que se enfrenta el detective Heredia, un ser cínico, desencantado, melancólico tística o intelectual v, bajo el toque de queda, la calle se transformó en un sitio
y violento que vive en los márgenes de la sociedad y cuya únicos compañeros son sórdido y peligroso, Al mismo tiempo, la clausura de las instituciones republica-
su gato Simenon, su amigo, el detective de investigaciones Dagoberto Solís \ An- nas v la \'igilancia policial dehilitaron su atractivo e importancia en el imaginario
selmo, el vendedor de periódicos del kiosco alIado ele su casa, Heredia llena su so- ciudadano estimulando la migración hacia nuevos centros urbanos, Poco a
ledad con alcohol, mujeres y sus investigaciones, Sin embargo, a pesar de todo, es un poco surgen subcentros, como Prmidencia, y se produce una migración de las
idealista que todavía busca la justicia, especialmente aquella que niega la socie- capas medias v altas bacia nuevas áreas de la capital. El centro v sus zonas adva-
dad, Sus pesquisas lo llevan él de;m1bular por las calles de Santiago y, como un fláru~{)', centes se comierten en sectores marginales y abandonados en el que la calidad de
va trazando un mapa urbano de ésta, Tal como obsen'<l ,-l"mancla Holmes en Citl vicia eSLuía por debajo de los est{melares normales (71-74),
Fictúms, el jláneurdcl siglo XX es un observador de la ciudad que deja de caminar
,
despreocupadamente por sus calles para interactuar con ésta \' así rratar de interpre- A comienzos de los aúos noventa (cuando se publica A ngrlcs y solitarios), el
tar el espectáculo urbano que oh'ece (22), Heredia es un viajero de la ciudad que co- centro no se considera como un sector apropiado para la vida resielencial v se le ca-
menta y rcf1exiona sobre el país, convirtiéndose así en una especie de cronista ele racteriza como un sector inhóspito, con exceso de contaminación, ruidos, de-
la historia contemporánea de Chile, lincuencia, calles oscuras \' gran pobreza, Según los estudios de la época, la zona
se había despoblado, la mayor parte de sus habitantes eran ancianos que no sa-
Cuando Heredia entra en el panorama literaJio chileno en 19RC), el país daba lían ele sus casas v más de un treinta por ciento del lugar t'ran sitios eriazos,
sus primeros lXlsOS en la trallsici()t1 políticl a la delllocracia, Ilnclc un cOllliell- ahanclonados \ \'i\iclldas irrecuperables (V~lrgas :28). En el imaginario ciudadano,
. .

1.0, el gobierno de la Conccrt;lciún busca G!mhiar la inl<lQTn clcll)~lÍs \. cnlari¡a


l , J •
San t iago ccn tlO prcscn taha un rostro ujgico poblado por seres marginales que se
la figllr;l ele un Chile moderno, eficiente v tr<lflspar(" n te que estaba logrando pasean por los límites v qllt' se asocian con el crimen y la clelillcUl:nci,L Es preci-
1m" uansici()[] exitosa en dOllc!(, prilllab:l el consenso, En su lihro (,l/lJe (u/I/o!.- ,\ 17(l- s"mente esre barrio por el que cle;ulIlm];¡ a diario Hcrcdia v así llama la aten-
dl'ul/ mito,1ónús l\loulián se ha referido a este proceso como el hlanqueo ele
{Iilllia ci()ll a la gran división todavía existente en el país v cómo las políticas económicas
Chile, c;uaclc¡ióndolo por !lila fuerte compulsión al (J1\ido \ el COllsenso Ci 7-4 ,)) , sólo han agrand;ldo la hrecha c.ntre las diferentes capas sociales, El centro se

,1 S '1')
asocia con la pobreza, el crimen y con todo lo quc ellluel'o Chile C]lliere elirni- En Sll CU1¡inata llocturna, Hcrcclia continúa hacia el ('nro San Cristóbal, lugar CIIl-
nar mientras que la ciudad moderna y nf'olibcral se asocia COI1 el ('xito f'conó- blem:lticu de la capital por su visión panorámica de Santiago qllt' lo ha transJór-
mico, el progTt:so, la tr,mquilidad y la transparencia. La novela ifll'ierte esta división mado en visita t1ll1stica obligada. La vista de la ciudad desde la cima del cetro resalta
y el centro abandona su posición marginal, convirtiéndose en un espacio de rc- los grandes ediflcius, las luces y los /\neles de trasfondo. En su cima, la rnús alta
sistencia al Santiago neoliberal para cuestionar y hacernos repensar la moderni- de la ciudad, se encuentra una estatua de la Virgen María que tiene los brazos abier-
dad que se busca construir en el país. tos, extendidos hacia Santiago como queriendo protegerlo:

,
La trama de Angeles y solitarios es simple: Heredia recibe una carL.'l de una exa- Desde lo alto, Santiago era una fiesta, y aunque no tmiera la magia del París
mante, Fernanda, una periodista que se encuentra de paso por Santiago. Antes de de Hemingway. aún sobrevivían dos o tres lugares en los que se podía be-
visitarla se entera de su suicidio en un hotel del centro. Heredia no cree la ver- ber sin la agresión del acrílico o los vendedores. También estaban sus ca-
sión del suicidio y se inmiscuye de inmediato en el caso. En el curso de su inves- Bes colmadas de vehículos y el esmog imponiéndose con el tranco duro
tigación descubre que ésta es la tercera muerte en el hotel. La primera fue un ele los primeros conquistadores, i\.maba a Santiago como a una vieja aman-
periodista norteamericano Hillerman que se había suicidado de manera simi- te [ ... 1 Disfruté de ese momen 10 hasta que algo en mi in terior me dijo
lar. Luego, un cocinero del hotel Tamayo es asesinado v, finalmente, el apa- n l l P " : P tt":ltr--l}-V\ (~P. l1T' P"''''=~;CTY"\/, T., .''"'1. .... '" .... .--."lt-r>. ....-1'=' ,,~>~ _~> ~_1 ___ r~_l~,_ <'\ L.__
~,'-- ~Ud-
__
'-1 0..- ..... LJ.. LU.. '-.... ', .... ..:.L ............. LH.t """',Jp"-J1Jtl.i\J. L..¡Cl La! el VL LUla UC l·Uld 11HJlIClLd ldl.'Jd.

reute suicidio de Fernanda. Solís le informa que la muerte de Hillerman fue jo había otrzi ciudad v me bastaba rehacer el camino para reencontrar mi ba-
considerada como un suicidio al que llegó Hillerman por presiones en el traba- rrio. sus bares y el olor a humedad que me despertaba caela mañana. (16)
jo, pero que él estaba seguro de que fue un asesinato. La investigación sobre
esta muerte lo lleva a descubrir que Hillerman se encontraba en Chile trabajan- Es desde este lugar, orgullo del San tiago turístico, que se llama la aten-
do en un artículo sobre armamento en Latinoamérica v, una fábrica de armas ción a la diüsión existente en la ciudad y así, desde un comienzo, el tema de los dos
chilenas Proden. Al parecer, Fernanda y Hillerman se conocían, al menos ° Santiagos se transforma en un punto central en el texto.
tenían intereses comunes en sus investigaciones y, poco a poco, Heredia se ve in-
miscuido en un caso de tráfico de armas y de producción de armas qUÍmica~. En su constante deambular por el barrio Mapochc), Heredia nos ya mostran-
do esta otra ciudad, la cara oculta de la moneda. Desde un punto de vista urba-
Al recibir la carta de Fernanda, Heredia sale por la noche a deambular nístico. el centro se encuentra en total decadencia muy lejos de ser el centro
por las calles del centro y da al lector una primera visión de éste. La imagen noc- fundacional o el eje económico de antaño. Las descripciones de las oficinas cén-
turna que describe sólo confirma la idea que se tiene del sector céntrico: tricas renejan este desgaste en que se encuentra el sector: "Su oficina estaba en
la calle Catedral, a media cuadra de la Plaza de Armas. en un t'dificio de ascen-
Bebí la cerveza y salí a la calle [ .... ] En la esquina poniente del Portal sores laberínticos que conducían a despachos de corredores de propiedades, den-
Fernánclez Concha, dos hombres fumaban y parecían \'igilar el paso de I tistasjubilaclos, médicos \ casa de masajes que disimulaban sus quehaceres con
los apurados transeúntes de esa hora [ ... ] Cerca, un predicador adH:'ntis- placas de peluquerías o centros podol{)gicos" (L07). Estos edificios localizados
ta se arrepentía de su pasado alcohólico y dos niri.as andrajosas vendían en el antiguo eje económico son ahora un espacio en decadencia habitado por
ramos de violetas. Era el espectáculo de siempre, que se extendía hacia el ;lquellm quienes IH) han sido beneficiados por el progreso económico. El deterio-
río JVIapocho en ulla confusiólI de hares rOfJOSOS, wplcs y rincones quc ro arquitcct{)llico del cent.r() es paraklo al desalll]nro en C]Llt: se encuentrall SlIS
stTvían de refugiu a las patotas de malandras gallosos de lobar su:, últimos hahitantes: "algunas ele hs C<IS~IS eran pensiones baraws v una o d()s oCllltaban la
centavos él los borrachos que trastabillaban por las veredas. (15-16) mis(Oria de ]¡os]K'dcrí,ls a las Cjlle cacLt noche Ikgaba llna clcsali{lad~l colt'ccÍ<')n
ele vagos vjubjlados qlle ufrecÍan SIIS brazos en el .vbtadero" (E»). En SIIS reco-
El paisaje nocturno confirma la imagen que se üene del centro \' lo llluestra rridos por la ('iuche!. Herecli;] talllbi¿'!l se cnf()Gl en J<¡ vida cotidiana del barrio
;lbandollado, decaído y poblado de seres que viven al margen de la sociedad. en d()nde se puede ohservar g(~llte común v corriente centrada en sus trabajus dia-

"JO C,l
,
,

rios: "observé a las ducúas ele cas;¡ que cargaban SlIS bolsas conIas compras del día. curso de la illn~stigacióll. Si bien el crimen se ha cOl1wlido en el centro dt' la
La plaza luc-ía ckscuidacl;¡, y (en uno de sus cosudos había dos barcos m~1l1iceros ciudad, lug';¡r asociado eOIl la criminalidad, los que están detrás de ('ste se ocul-
y media docena de velldedores amhulantes que aguardaban a que sus busc.' se tan en el Santiago llcoliberal, idea clue subvierte la illnl!é'll de 1la?, orden v trans-
, ~ '--' I
~

detuvieran para subirse a vocear SlIS mercaderías" (126). La descripcióll dellu- paremia que se asocia con este sector de la ciudad. Esta es t m :u'ea ,~en;¡;1I detective
gar dista mucho c!(" la imagen de rnodernidad que se tr;lnsll1itc en el discursu \' ,mIes de entrar C11 es1e nuevo territoriu medita sobre los cambios que ()bserva e11
oficial. Las referencias a los barcos maniccros v• los vendedores ambulantes ele la la capital:
locomoción coiectiva liaman la atención a un sector que se ha quedado estancado
en el tiempo v no ha tenido acceso a los grandes cambios económicos elel país. [ ... ] me acomodé en una ventana que daba al parque Bustamante. Des-
El comercio informal se ha tratado de eliminar sistemáticamen te va que es una de ahí podía \'er los trabajos de construcción de la línea cinco del Ferro-
competencia desleal para el comercio establecido, pero también por la imagen ele carril.\letropolítano. ena enorme pala mecánica hundía su garra en la
caos y desorden que da a las calles de la ciudad, imagen que no corresponde tierra, arrancando plantas y flores; v a su lado, grupos ele obreros hacían
con la de país culto y desarrollado que se busca t.ransl1Jitir. El descuido y el aban- esfuerzos por subir aúos ele palmeras encima de una tolva. De cerca, imper-
dono del paisaje urbano van de la mano con las personas que habitan este sec- turbable sobre su caballo de bronce, Manuel Rodríguez , observaba cómo
tor de la ciudad, mendigos, malandras, vendedores ambulantes \' ancianos la ciudad despedazaba su historia, reenmlazándola OOl trenes subterráne-
_. , - . l

jubilados. Todos seres que se han quedado en los márgenes del auge económi- os. (106)
co \', la tan ansiada modernización.
Nuevamente Etermic se vale de lugares emblem:¡ticos ele Santiago para me-
Sin embargo, para Heredia, este es su barrio y es allí donde encuentra su ditaT sobre los profundos cambios v divisiones que lo afectan. La plaza Italia don-
hogar. El hogar no es sólo su apartamento, sino todo el barrio en donde él se de se encuentra Heredia marca en el imaginario ciudadano el límite entre el
encuentra rodeado de lugares familiares que valora. El abandono en que se en-
L centro de la ciudad. y el comienzo de Providencia y los barrios altos de la capital.
cuentra el sector, en cierto modo ha detenido el tiempo v allí toda\la se mantie- Es al mismo tiempo lugar de reunión obligada para celebrar los triunfos depor-
nen costumbres ya olvidadas en el nuevo Chile: "Desperté cuando las campanas tivos v políticos. en lugar neutro en que los dos sectores ciudadanos se unen
de la iglesia del barrio daban las diez. EIlla calle, los obreros municipales golpe- momentáneamente en ocasiones de triunfo. Es esta plaza la que marca la puer-
aban los tachos de la basura, solicitando la colaboración de los vecinos para la pró- ta de entrada al barrio alto vedado a gran parte de la ciudadanía tal como nos lo
xima fiesta navideüa de sus hijos" (175). Costumbres de antaúo en donde el recuerda Hereclia: "L'n mundo ajeno a mis barrios habituales, al poniente de
basurero, el cartero, y todos aquellos que trabajan en el barrio eran como bmi- esa plaza que dividía la ciudad en dos sectores cada día más irreconciliables, remar-
lía extendida que no era olvidada en las fiestas ülmiliares. Es aquí donde Here- cando la \ ieja diferen cia en Lre los que \·ivían sus sueños y aquellos que los veían pa-
dia todavía encuentra algunus rasgos de solidaridad v valores comunales que sar" (156). La llegada ele la modernización aquí reflejada con la extensión del
han desaparecido a bvor del capitalismo que caracteriza al nue\'o Chile. Estos Ferrocarril 'vletropolítano obra comenzada por la dictadura va de la mano
lugares que, poco a poco, han ido desapareciendo, le hacen recordar un país en con la de,trucción elel pasado y de la historia, lo que llevará a un olvido total.
el cual la gente tenía valores más solidarios y sus ideales no se limitaban al con- Poco a poco. el paisaje urbano ha ido Cdmbiando, lo que está llevando a una trans-
sumo y el dinero. Heredia se mantiene flel a su lucha por lajusticia \' se queda formación ele lugares emblemáticos de la historia cultural v social del país. La
en su barrio va que el dejarlo vendría a rt'[Jrcst'l1tar el total olvido \'mientras al- nm'c];¡ Sé' \'ale de lug;¡n:s \' personajes tradicionaks par;llccordarnos el Chile de
guiell recuerde el pasado se podrá mantcn('r la memoria. ~lT1(;1I-10 v, tamhi¿'IL pa)';¡ plantear el peligro de olvidar v blanquear Ll historia del

pa]".
La trama de la novela se desarrolla, en su gran parle. en los alrededores
del barrio Mapocho. Heredia sólo sale de allí por motivos de trahajo, por lo que .-\1 crUlar Lt puerta hacia el Santiago ¡¡coliberaL J-Jen:dia !lOS lllucstr;l una
sus incursiones en el S,müago neolibcral sólo ocurren brevemente durant\' ellrans-
,~ ciudad moderna, exitos;¡, lLlnquila que no se parece en Jl,¡cb al lllundo ('Il que

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('1 se 1l1;mcja. En la breve sen:i(ín qut' se desarrolla en el barrio alto se enblila b nada que les comprollleL¡" (~5Y). El texto no sólo cuestiona el supuesto éxito t:co..
brillantez y las luces artiJici;:¡les que inllndan el sectorv así se res~dla la f¡¡lseclad Ira, ll{lII1ico sin() que tarnhién cuestiona la aparente transparencia en la transicióll po-
la imagen. Las lun's bls,L~ ocultul la verdadera cara de esta área de la cilldad v sólo lí tica. El Clll1 bio que ,ino con la llegada de la democracia fue para} Inedia tan solu
permite ver la brillantez que se contrapone con la decadencia v la uscuridad una transformación de nombre, pero el deseo imperioso de lener un~l uansi-
que se aprecia en el centro. Esta idea se refuer;,¡ cuando Hercdia observa Lt ciu- ción exitosa, pacífica y conciliadora llevó a un blanqueamiento ya tllJ olvidu fór-
dad desde el balcón del asesino de Fernanda y uno de los principales implica- zado v. en muchos casos. a una continuidad de las esferas del poder.
dos en la bbricación de armas químicas: "El living se prolongaba en un balcón
desde el que se podía ver el sector brillante de la ciudad, atravcsado por infini- Para Eterovic la novela negra sirve como eje unificador para presentar
tas luces que se movilizaban incansables, conformando un paisaje distinto al de mi una critica mús profunda de los elementos generadores de la criminalidad y la
barrio, que a esa misma hora lucía un neón tan gastado v opaco como los sue- injusticia. A.demás de relatar una historia se hace una ret1exión de la sociedad.
11 os de sus residen tes" (238). La con traposición de los dos sectores enfatiza aún En este caso, la investigación de un crimen ofrece la oportunidad de cuestionar
más la división existente entre esL1S dos áreas de la ciudad. Di\Ísión que también el milagro chileno. Para los chilenos, el regreso a la democracia trajo la esperan-
se refleja en el desarrollo urbanÍsüco que caracteriza al sector. Los nue\'os comple- ;a de la llegada de la justicia e igualdad de oportunidades. El nuevo gobierno
jos habitacionales se caracterizan por una obsesión por la seguridad v por ence- ele Ll Concertación continuó con el modelo económico neoliberal que había
rrarSe eIl sí mismos. Todos elJos están cercados o protegidos del mundo exterior implementado la dictadura y cuvo "éxito" fue alabado en el exterior, por lo que
v cierran sus puertas a todo los que son extraüos o ajenos al lugar, lo que simbo- el país fue usado como el modelo que se debía seguir. Sin embargo este discur-
liza la falta de interés que el ciudadano tiene con todo lo que no se refiere a sí so ele éxito no corresponde con el mundo que Heredia ,'e a diario en las calles
mismo. Estos condominios han adquüido gTan popularidad ho\ en día y están cam- de la ciudad: una ciudad cada vez más dividida donde,junto al éxito económi-
biando la fisonomía de! barrio de antaüo en donde se tenía un contacto más abier- co. al país culto, ganador v moderno se observa gran atraso y pobreza. La mira-
to con las personas del sector, tal como se aprecia en e! barrio de Heredia. da melancólica hacia el centro de la ciudad ailora, no sólo los espacios perdidos
gracias a los avances de la modernización, sino tam bién la perdida de valores e ide-
La importancia que se le da al éxito económico no solo está cambiando el ales políticos que están desapareciendo en el ciudadano neoliberal cuyo ideal es
paisaje urbano, sino también la mentalidad de sus ciudadanos. García-Canclini el consumo y un indiúdualismo desmesurado.

explica cómo al examinar en conjunto el consumo v el concepto de ciudadanía


hay que repensar la definición tradicional de cilldadanía. Las formas conven-
cionales de ejercer la ciudadanía a través de la participación política (sindicatos.
partidos políticos, cte. .. ) pierden eficacia y ahora es lo que el individuo consu- OBRAS CITADAS
me lo que lo define en su participación en la sociedad (23-24). Por lo tan to, su iden-
tidad hoy en día está constituida por su posibilidad de consumir y este énfasis en .-\.nclonie, Carolina. "Díaz Eterovic inicia gira promocional" ]o) ;V1I!((wio 6 ele oc-
el consumo y el éxito económico han llevado al individualismo que caracteriza tubre 20(H: C- 19.
al ciudadano neoliberal. Tal como lo recuerda Heredia el deseo ele avudar \" de BergTr. Beatriz. "Ramón Díaz-Eterovic: "El detective Hereclia es mi alter ego." 1',1
, l__ _

comprometer'se con una causa se es(,í perdiendo. La lllodernÍ7ación v el bbnqut'o >'vlnnmo:,O de enero 1C)C)4. Revista de lihros: v).
hall traído UlI call1bio en el objeto del deseo Vahora d indi\'iclllo sólo se preoCll- (:~>tr](l\as. R()c!rig(). y(J¡w!a rhllellll: ¡¡unJ(Js /!,nwlI/r¡ol/f's el (¡(¡()uiaj!' de los huir/al/liS.
pa por la adquisición de bient'.s de consumo y el dinero, sicndo el individualis.. Santiago: l:rúnT'iiebd Católica de Chile, 1997.
llIO y la Lllla de compromiso lo <¡tI(' caractcriDl al chilen() de hu\: ,.~>-\ quién le
(:arreaga. Roberto. "Díaz-ELerovic lleva ;t llcrcdia a imcstig~\r las huellas de su
interesa la verdad" La mayuría de la gnHe (·st,í interesada en sus trahajos, la padre.·' 11/ ¡;'/(('I"({ [S,lIlliago I :í ck¡ulio ~(J()(): ::\ll.
,
edllcación de SlIS hijos, el descanso del fin de semana () en la posibilidad ele \i,t- Dí;v:-Ernmie, Rarn(·m. ,\ ngl'!ps >Y lolita17l1l. LOM: Salltiago, 2000.
jar a Miarni. Cualquier cosa que tenga que ver con ellos mismos; ¡¡aela ajeno, ~. ¡JI Ciudad !'.\llí Insll'. Santiago: Sin Fromeras, 1cm7.

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I! L.\ COSE \lEDITERRc\"L\ española, ícono del crecimiento económico nacional de-
bido a la apertura al turismo extranjero, ha vivido en los últimos años un gran
desarrollo gracias a la hiperactividad en el sector de la construcción. Las urbani-
zaciones en la Costa de! Sol, Costa Blanca y cada vez más en la Costa Can tábrica, pre-
sen tan modelos de exclusividad v lujo donde, jun to a las playas, se encuen tran
costosos chalés, balnearios \ campos de golf. Al mismo tiempo, algunas ciudades de
la COSLo'l h,m sido objeto ele Ulla ola ele escándalos financieros, siendo el caso más co-
nocido e! de la red de sobornos empresariales y gubernamentales descubierto en
\1arbella con vinculaciones con el crimen organizado. No es pues de extrañar
que d cine contemporáneo espúlOI y especialmente el thrillerpolicíacu presen-
ten la ciudad costera emergente como espacio de decadencia moral. La caja 507
(20()2). elel director Enrique t'rbizu, e Incautos (2004), de \1iguel Bardelll, son bue-
nos ejemplos ele esta tendencia cinematográfica v en amhas películas es posible oh-
servar como se desmantela la imagen de opulencia al presentar al espectador
UJla extendida cult11ra ele codicia v fraude en las costas españolas. Estas películas ex-
presan lus anhelos de un cieno sector de la población de alcanzar por cualquier me-
dio 1I1l;1!)]ospcricbd t'CoIH'llnica r:lpida Vexurbitllllc, Sugieren que la seducción
dt'llllaterialislllo prm'ocl una ,unbigu<l llluralic!cld dorl(k las relaciones comer-
ciales ,';on llL1S importantes qlle hs relaciones humanas y dOllCk el ansia por COl1-
seguir rique/a puede llegar ajustiticar el (OngalClo v el crimen,

~ .
;)Íl
I ,-
:) i
Desde las "sllecas" de los aúos sescnta hasta losjubilados brit:micos l' ale- las restricciones que impone la Ley de (os!{/sdc 19Si) y la mjs reciente Ley de los
malles de hoy cn día (los llamados "guiris"), las costas espailulas se han I'clldido 500 metr().I, 1 CO!110 resultado, en lugares como Banana Reach (Marbclla), Hot.el La
!
a una clielltela internaciunal con t'l sol, las palmeras v las playas corno elemcn- Rada (Estcpona), El Playazo (Ncrja) ven Líencrcs (Cantabria), los tribullales
tos de una economía local basada eJl la hostelería v el veraneo, Las extensas ur-
I OrclC¡¡;irOl1 el derribo de urbanizaciones enteras que incumplían las leyes de
banizaciones albergan al millón y mediu de expatriados que residen ell Espaúa, 'r
,
plan ificación mbanística (Pérez 1, Garrido 1()), El lucro y la ilegalidad conver-
quienes invierten más de siete nJiI millones de euros cada arlo en su economía, Esta gieron hasta que ell marzo de :2006 la "Operación rvhlaya" destapó el mayor
inversión fomenta el llamado "turismu residencia]" en la Costa del Sol (\Vood caso de corrupción ligado al A.vuntamiento de Marbella, Bajo el asesor de urbanis-
]), El gran poder adquisitivo de los propietarios extranjeros que liven en ele- mo Juan Antonio Roca, funcionarios municipales desde la alcaldesa Marisol Yagüe
gantes comunidades situadas en la playa afirma la opinión de Cristina J\ioreiras hasta el juez FranciscoJa\ier de Urquía, se vieron implicados en una red de sobor-
Menor de que "Esparla misma [en este caso por medio del mercado inmobiliario J, ! nos y pagos por recalificar ciertas tierras como urbanizables (Mercado 16), El
se convierte en un objeto ele consumo" (] 35), EfectiQl11ente, la fiebre urbaniza- escándalo de \Iarbella destapó situaciones delictivas de prevaricación ele fóndos
dorajunto con el alto precio de las hipotecas limita el acceso a estas urbaniza- público SI cohecho y fraude no sólo para financiar los despilfarros de los conce-
.
ciones a los europeos acaudalados y a aquellos esparloles de rentas elevadas que I jales marbcllíes [la prensa subrayó los BMINs v Audis, tanto como el Miró colga-
buscan una segunda vivienda y, por lo tanto, las hacen inaccesibles a la familia d o so b re e 1 '
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esn;ü'ín!a de renta media v ciertamente están fuera elel alcance de las familias
1 ,
I a los promotores V constructores como Aifos,
mis pobres, Este fenómeno ocurre especialmente en Alicante \' ~Iálaga donde
en algunos lugares los precios ele vivienda subieron un 50% en un sólo arlo (AJe- Por supuesto, el desarrollo urbanístico en el litoral también representa
i
many 1-2), Más allá de las \istas panorámicas del mar las urbanizaciones medite- una oportunidad de lucro para el crimen organizado internacional, ya que los mil
I
rráneas incluyen campos privados de golf, polideportivos, centros comerciales y I, millones de euros invertidos en las construcciones costeras ofrecen a los narco-
complejos de ocio, lo que esencialmente produce una imagen elitista y de prospe- traficantes, mafias extranjeras y grandes empresas [como la infame petrolera
ridad donde la gente adinerada puede hacer realidad sus sueños, Sin embargo, la rusa Yukos] la oportunidad de blanquear capitales ilegaJes ("Cae una red" 1-2, "Des-
I ,

fiebre constructora ha llenado las costas españolas de grúas omnipresentes, torres articulada" 30, "Cm pane "]-3), Según María Marcos Salvador, directora de creo
,

de hormigón y una franja de asfaJto casi ininterrumpida desde la Costa del Sol a
la Costa Brava, destruyendo así la misma estética natural de la que estas vivien-
das se habían aprovechado, Además, este "urbanismo sah'aje" ha cam biado radi- I 1, Para promover el crecimiento económico sostenible, preserv;lr el medio ambien-
calmente la biodiversidad del litoral, destruvendo
, .,
ellübitat de patos, ga\'Íolas \' te y clasificar las tierras como parte del dominio público (Méndez 1, Navarro 1), en
flamencos}' amenazando con la extinción del águila l
inmerial
1
ibérica (Rico
,
%), El \íurcia, A.licante \ C;alicia se aprobaron leyes que prohíben la construcción de viviendas
rascacielos se ha convertido en la solución arquitectónica al crecimiento des- dentro ele 500 metros dellitoralA,irnismo, como los constructores empiezan a usurpar los
1
controlado en la costa, cuyo ejemplo más significativo lo encontramos en las torres terriwrios costeros \'írgenes en el norte de España, Calieia ha establecido medidas,
de hormigón en Benidorm, Sin embargo, las poblaciones de \lijas, Fuengirola ; como la Ley nl'l Ilulo del ~()()~, que tiene la funci{m preventiva de frenar ven algullos Cd-
:\1anilva (Málaga), cuyos censos se verán triplicados dentro de diez ar10S (Nar- :;os deshacer la construcci{m ell sus costas y, así el,;tar la llamada "marbellización" de tierras
úez 2, Pérez 2) sc agrupan en espacios urbanos limitados intensificando los licorales (Sola v López un, La desventap que tales leyes tjenen l'S que imposihilitan el es
efectos del ruido, la contaminación \' la destrucción arnhic-'lltal;¡ lo largo de la privarse el estimulo de zUllas tradicionallllcntl' ~lÍslacbs y CCOIHíllJiclrllcntc
CCOIH'))j!ÍCO

costa, Por otra parte, esta intensa urbanización ha estimulado las economías el] po- I ,
('SLlIlCacL¡s \ por eso se hall convertido ell el eje de 10.5 debates Irlullicip~iks, l in clehale quc
blaciones corno Santa Pola (Alicante) v Benalmádena (¡\blaga) donde la com-
, .
ClICOlIlr;unos reflcj~ldu enI) /Jlado de las el/re/1m del cillcasta Íllario (:arnus, Este Iargollle-
trucción de viviendas particulares constituve el IG9{', elel producto interiur hruto, tr;¡jl' lTl~lll tjelle una i magcll l1ost;"dgica y llllct)lica de l País Vasco v aboga por prcserv~lr la be-
Este auge ayuda a la economía espailOb en general (Ji nn:lI1dez Pezzi ,E'¡) por Ilu,a llalural ele b liCITa \ rechazar la oferta de venderse a I()s especuladores perdiendo
lo que sociedades inrn()biliari~lS como Prornopinar l' T~-\l' han podido esquivar así roda Ulld lradici(')Jl cultural l' Illl estilo de vida,

,r¡(~
. :)q
(CenIT!! dI' Intelignuia contra el Crimen Organizado), los casos de blanqueo de dine- do t'lllpCZZU;¡ conducir Sil propio coche en vez de seguir cogiendo taxis. Una ac-
,
ro subieron un gO% entre 200!J y, 2006 (Dllva 10). PreCiSan1t'lltc en l;¡ Costa del Sol, ¡ titud que sngierc un nuevo nivel de iniciativa y control [de tomar el volante I
las operaciones policiales "Hidalgo" v "Ballena BLinca" destapanm miles de "so- ,I, que era ;¡jeIlo hasta t'lllOllces a S11 ;mterior vida más pasiva. La película se esme-
ciedades opacas" que blanqueaban millones de euros de narcotraficantes (l\len:a- ra en retratarlo corno "el de abajo" que lucha contTa los poderes establecidos a
¡
do 16, Gómez 24, RizLi :24). Aunque el sisternajmlicial se III uestra implacable la \Tl que aparcl1t:1 cekbr,u- el triunfo del hOlllbre común sobre la extendida
restaurando el orden, castigando a los transgresores de la le\" v rectificando los des-
L L • .
corrupción municipal v el crimen organizaelo.~ No obstante el nuevo poder V
equilibrios económicos causados por la corrupción, la imagen de la corrupción naciente confianza de Pardo provienen de la riqueza y no de una posible supe-
en el cine español contemporáneo es bien distinLl.. rioridad moral. Este empleado de banca incorrupto y su mL~er sacan provecho
al final de la actividad criminal va que su nueva vida es producto del pago que
Precisamen te el thnllerpolicíaco responde a este con texto social de corrup- Pardo recibe tras extorsionar al mafioso Marcello Crecci. El banquero recurre a
ción, desenmascarando una obsesión nacional con la riqueza v la prosperidad métodos criminales como la extorsión, el chantaje y la manipulación para salir
,
económica. En La caja 507, el director bilbaíno Enrique Crbizu avanza en la te- " - ,v h 1
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sis de que lajusticia no siempre es el resulLl.do de la ley v que los parcos beneficios son presen tadas como reacciones fren te a las injusticias ele que es víctima. Esen-
obtenidos por el espaí10l medio podríanjustificar acciones delictivas. En el filme, .,
cialmen te, Pardo "merece "llevar a cabo cierta veng'anza debido a la muerte de
un tímido banquero, Modesto Pardo, cuyo nombre subraya su mediocridad, se su hija, la brutalidad que sufre su esposa a manos de los atracadores y el robo
ve envuelto en una trama laberíntica de corrupción que imolucra a traficantes que amenaza con quitarle la manera de ganarse la vida. Por todo ello, La mja
de diamantes, mafiosos italianos, policías corruptos, imersionistas de multinacio- ! 50; concluve con una moralidad problemática y una victoria pírrica para Pardo,
nales y sociedades inmobiliarias. Los hechos se desencadenan cuando unos si consideramos la ambigüedad de sus motivos. Cuando un magnate de medios de
atracadores asaltan su banco y revienten las cajas de seguridad v casualmente Par- comunicación le pregunta, "¿Qué es lo que quiere, justicia o dinero?," Pardo in-
do avefigua que la codicia inmobiliaria fue la causa primordial de la muerte de sinúa que quiere ambas cosas. Luego se lo explica a Crecci diciendo, "A partir
su hija siete aí10s atrás. Lajoven, María, murió en un incendio provocado a de ho\\"O SOy un número ele cuenta más." Además, al exigir un pago, el intachable
propósito como parte de una trampa inmobiliaria V el policía a cargo de la in- Pardo se integra en un sistema más amplio ele sobornos y corrupción cuando
vestigación recibió un soborno por hacer pasar la muerte de la muchacha promete: "Lo van a pagar, uno a uno lo van a pagar." En efecto, primero le pa-
como un accidente para que así los constructores no tmieran ningún proble- gan con su dinero proveniente del soborno, cuando Pardo extorsiona al mafio-
ma en sus planes de recaliíicar las tierras y poder construir chalés de lujo v un cam- so, más tarde pagan con su reputación cuando acude a un periodista y para
po ele golf en lo que antes era una zona protegida. Puede pues afirmarse que, llevar él cabo su venganza le achierte, "Voy a comprar su periódico todos los días,
en La caja 507, la relación superficie rizoma ele la ciudad mediterránea presen- v me tiene que gustar mucho lo que lea." En las siguientes escenas aparecen los
ta a la urbanización ele la Costa elel Sol como una imagen de paraíso pbWTO asen- titulares del periódico que anullcian los concejales acusados, ejecutándose de esta
tada en una criminalidad que protege y beneficia los intereses de los ricos. manera la venganza ele Pardo. Por último, algunos pagan con la vida, aunque
Pardo no mata a nadie. pero sus acciones precipitan una serie de asesinatos.
La película traza también la transformación ele P;lrc!o desde su papel
como padre de familia y simple director de una sucursal bancaria víctima de un
atraco a la de manipulador de criminales v casi mafioso. A tal efecto, Pardo ele- 2. Bigas Luna pr(:'\(' esta criminal idad en HIU7'OS de om (1993) v más rccien Temen-
clara: "Buello, he cambiado" y ciertamente camhia mucho. el tranquilo cabeza t (' Sa 1l1iago SeguLl b parocli~l en 7(¡¡nmk 2: Mi.\Hín en Mn.rlil'ila (:ZOO 1). M iell t rélS q¡ lC' IV/III!;,
de familia chantajea a la mafia para conseguir una lUCJéui\'a recompensa, ame- Humeo Xu!,! (:..'OO·i l. elel director Enriqllc Pirlcym, critica (,1 efecto clnaslador de 1;1 av~tri­

naza a un magnate para conseguir una terapia de primera categoría para su es- cia corpor:lti\'a \'la COlTUrlCi('m en b Argentina cOlltell1por:inca (vistas ell una línc:l aé-
posa en un halneario exclusivo v terlllina vistiéndose con mpa ele nnrca \' pellsando n',l que literalmente \':¡]()Ll!aS ganancias m:'IS que L! vid:llllllJl;l1la), en contraste en el /ltnllfT
comprarse un vehículo de lujo. Al linal de la película, Pardo dice que ha decidí- ¡"sP;l1'¡o] c'l11tcmpor;ínco 1;1 m()ralidad es llÜS amhigu;l, «()!llO se \'lT~i a cOlltilluacitlll.

(j 11 Gl
I

¡

Destaca, cspecialmelltc la ej('cución de la esposa e hijo de uno ck ellos, los cua- t('mellte ,( sus víctimas. Según la teoría de llavis y 'vYolllack, losjuegos de COll-
les son, venla(kramentc, víctimas inocentes de las r('presali~ls de :\'!oc!estu ]'ar- tlarlla inspiran 1<1 adllliracióll de la audicnci,1 cinematográfica y desplazan sus pre-
elCL Así pues es posible afirmar que el hanquero ernula la empresa criminaL ¡ ocupaciones éticas (281). _-\sÍ pues, al espectador ele Incautos le maravilla tanto la
,
lltilil.aJl(lo sus t:lcticas y bcnefici;:tndosc de las riquezas corrcsp()ndientes. Según in teligencia dd criminal para montar un truco tan elaborado, corno su coraje para
I,
Phil Powric, el thriflapolicíaco es esencialmcnte un !l/'lwro COl1scr\,ldor en que llevarlo a cabo ;lllte Ce'l peligro de la cárcel o incluso la muerte. Aún más reveLl-
este cine reestablece el stlltns !filO (Davics 171-:). Por el contrario. en el fIlme lJI ,I d()r e, el !Jechu que los espectadores se inquieten cuando los eSLtLtdores corren
I
i
ulja 507, el orden emerge de un espacioncbuloso entre lajusticia l' b lellgall/~l. el riesgo de ser sorprendidos in/mganli. B:lsicamente el espectador quiere que lns
Además, Modesto Pardo representa al tipico ciudadano "'rnanso" que lo único que criminales efectúen el crimen y estafen a la víctima. Por lo que lajerarquía mo-
hace es defenderse a sí mismo, siendo el individuo, y no LLI) institucionesjuclicia- ral se desmorona cuando los espectadores encuentran emocionante el robo. el en-
les, quien impone el orden. Por ello. La caja 507insinúa que el sistemajuclicial gaúo v la traición \' se muestJ"an satisfechos cuando los estafadores se burlan de
español es impotente y está cegado por la corrupción. las estructuras ele autoridad y de poder como los millonarios, los bancos, la poli-
Cl__'~.:J., l'l'~ rnllltinari(-Hl'11ps
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Es más. la manera en que el orden se reestablece en el cine criminal espaI101 esquivan el castigo de forma signifIcativa. 0,radie es condenado a prisión y nin-
sugiere inestabilidades sociales más profundas. El filme Inmutas de Miguel Bar- gún miembro ele la banda muere. De hecho, el único castigo que sufren algu-
delll, por ejemplo, reneja los titulares de noticia sobre las operaciones del blan- nos de ellos es el del orgullo herido v la desilusión al perder un capital que. al
queo de dinero en la Costa del Sol, en las que supuestamente el empresario José ,,
1,
fin \" al cabo, no era SUYO sino robado.
Luis Orozco tiene invertidos millones en capitales ilícitos. La venta inmobiliaria se
\
convierte en la vía perfecta para blanquear grandes cantidades de euros v las 1
,-\.sí pues, dado que las estafas generalmente tienen éxito, Incautos insinúa
operaciones son, por supuesto, puros simulacros que explotan la codicia de la ! que el crimen sí paga bien. La conexión que siente la audiencia con los criminales
víctima con la promesa de obtener riquezas instantáneamente. Los delinCUEn- \
v no con las víctimas, además de la ausencia de justicia, sugiere una disonancia cog-
!
tes utilizan el mercado inmobiliario para prometer el enriquecimiento inme- í nitiva cultural. Por un lado, el pueblo espaúol se preocupa por la corrupción y
diato estafando a los inocentes. Entendida como metáfora v vista dentro del,
el fraude que existe en la costa mediterránea confiando en la autoridad judicial,
contexto del alúsimo precio de la vj\~enda, la trampa en Illcautos insinúa que el en- como en el caso de las operaciones policiales "Malaya" y "Ballena Blanca," para re-
garlo es inherente al mercado inmobiliario español donde los compradores rin- [ establecer el orden. Por otro, la ficción que ofrece la película, la emoción que
den su dinero a Ulla infraestructura financiera corrupta. La película l111lt'stra inspira la eS¡cJ~t v el placer ele obtener una riqueza enorme e instantánea, eclip-
también las consecuencias brutales de las estafas del personaje que protagoniza san la indignación moral hacia el atraco Y el engaño.
L L
De esta manera, Inmutas •

Ernesto Alterio tanto a miembros ele la clase media como de la trabajadora. En utili¡a estafadores \" criminales como alegoría de una cultura nacional de la
la primera secuencia, los estafadores le venden una casa inexistente a una ingEnua trampa donde la oportunidad elel enriquecimiento rápido e ilícito seduce a un
joven parcja con un hijo, est;.úandole los ahorros y dejándoles sin techo. :\lás tar- pueblo que piensa que el provecho particularjustifica el engaño. Como el hon-
de, después de que Ernesto defrauda a un ejecutivo una fortuna. la película raeJo ;\Joclesto Pardo. que exige p,lgOS en La caJa 507. este cine propone la in-
li
pasa a una escena sangrienta donde el gerente se pega un tiro. Pero el pesar de quietante tesis de que hay pocos españoles que no sean susceptibles de ceeler
estos actos delictivos, el espEctador no puede dejar ele simpatizar con lus crimi- ante la corrupción.
nales. Al igual que en otros thrifú'TI como Nw'1/(, ri?1na.l ele Fabián Biclinsh () la tri-
logía Ocmnde Stqllwn Soclerberglr (()C('(111 \ ¡ 1 [;!()() 1J, Omlll \ l.? ¡:.!O():lj y Orl'all'\ Ellhnflnpolicí,ICO csparlol respollde a un contexto social de corrupción
¡) [2007]). hlmulos rcedra el cOl!cepto de robo como un relO que eltimaclor (-'11 l:ts costas IllccliteIT:lllc~ts al retratar una lIlor;llidad popular igualml'lltc pIO-
I,
ticlle que superar. La cstaLt requiere un,l puesta en (',C('lla meticulosa pala pro- I, blclnátic~l. Este cine rnch discursos nacionales de prosperidad en los qUé' la
vectar lll1él imagen Ltlsa d(~ lujo, despachos cleg;U1tcs, trajes de moc!a. lilllu.sinas acurnl¡]aci(-ll1 de ¡<n·tluIdS personales y la adquisicióll de bielles materiales como
v aviones particuLtres de modo que los estaLldorcs pUc<Llll engailar (ol1\illccn- s('i'las de prosperidad llevéul él cumportamientos extremus. lJI mjlI 507 e Inrrtll-

()'¿ li'l

r
i

los, donde la ciudad costera sirve de Itlodelo ck opulellcia, dCSel1ll1dSClran lus l\loreiras "kIlO!. Cristina. "Spectacle, Traullla aIle! Violencc in COlltcmporary
impldsos de conseguir ganancias económicas a corto plan) despLl1alldo la pla- Sp<tin." (.'rJ/7lnl/p{)r(LT~ Spanish el/l/uml StUi/Ú:.I. l3arry.Jordan y Rikki J\!1or-
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I
lit I i ')
LA HISTORIA MULTICULTURAL DE UNA CIUDAD:
, , ,
"NOVISIMA ODAA BARCELONA" DEJOSE AGUSTIN
GO\TISOLO

..,Taime María Ferrán

University 01 A1emphis

EN 1993,]osé Agustín Govtisolo publica "NoVÍsima oda a Barcelona," un largo po-


ema bilingüe, escrito en castellano y en catalán, y dividido en seis cantos. Al ha-
cer una crónica de la ciudad en verso, Go,tisolo resalta una historia de mestizajes.
La oda abarca toda la historia de la urbe desde los romanos hasta la llegada de los
Juegos ()límpicos en 1992. El objetivo es revelar un conjunto en el cual se mez-
clan las religiones, los grupos étnicos y las culturas históricas. La oda, además, está
escrita en las dos lenguas de la ciudad, el catalán y el castellano. Este bilingüis-
mo acentúa el espíritu de tolerancia sobre el cual está construido el poema.

El largo poema va precedido de un prólogo del crítico Juan Ramón Maso-


liver, quien usa el adjetivo "vigoroso" para calificar un texto en el cual se mezclan
"las miserias y grandezas, las pruebas y contrapruebas" de una ciudad cuya ¡den ti-
dad está marcada por una historia de continuos y sorprendentes cambios a tra\'és
de los siglos (28). El critico también alude a la ingeniosa técnica narrativa del autor,
que explica la evolución histórica usando las voces de seis personajes:

Aquí la van desarrollando sus propios actores, gananciosos o perdedores que


sean, modelos vivos de esa hibridación. del fecundo mestizaje que ha

67
dacio su impagable garabato al espíritu ele lo Cllabn, ,ti illlll,llCC,iblc apc- el qllC e'itu dicta, I.saeh Clr<l\ieb,
go casero aunque te¡licio de espíritu falltasioso, abierto allll:l~ c!cs,tt;\(lo oni- nacido en Barcelolla, desn"ndientc
¡isTIlo, que es la prez del harcc]oIlt,S. UvLlsolivcr ~\ll de judíos COll\CTSOS de MOIltblanch
dej() estos cOlllen LJrios sobre Id ciudad qllt' aIllO. ('')()-S,-))
Coytisolo hubiese podido contar la hiSlori,l barcelonesa en priTlltT<l per-
sona, pero ("scoge. sin CIYl hargo, n,nraJ"!a a tr,lvés de 1lIld serie de flt'rson;¡jes imen- (;mtisolo, <-<lIllO llIuchos otros poctas de Sll generación -la promoción de
tados por (:1. Cada tl"stigo de la oda -desde el crisli,lllO Pt'trus B,lrbcL1!lllS, ti
los cil1Cllcnta- \'ivió muv de ccrca, corno nifío y adokscenlt', la posgtl('rTa V la cul-
descendicntc de \m legionario g,¡lo tr,lIls,dpino, Insta \'ícto¡- .\kxandn'. estudi,lIl- tura n<lciol1alcLltóJica Cjllt' impuso la dictadura franquista. Corno poet~lligado, ade-
te de Historia en el pusfranquismo v último personL~e- cuenta los diversos c\en- más, al mmimiento de la poesía social, Covtisolo se presenta, en sus primeros libros,
tos que han marcado la época, El lector se sumerge de esta manera en la memoria en poemarios como Salrnos ([{¡'Irrzto (19S8) () Claridad (1960), como poeta incon-
de cada período, logrando entender el contexto histórico. El mestizaje \a sllrh'Íen- formista, cuya \07 es crítica y satírica. El rechazo que tuvo hacia la dictadura du-
do COH10 und especie de tapiz ten1ático en las PXphcdcÍones de los perS()ll(~jes. rante clsi toda ,11 vida es una de las r,LZones por las cuales en la oda no se aprecia
En el capítulo segundo, el musulmán Harnmad Al-M usar cuenta quc \in: como es-
I,, un tOllO espaüolista. El propósito es presentar lo histólico desde Ulla perspectiva com-
clavo cscribano en Barcino, la ciudad cristiana a la cual llegó el temible Alrnan- •
pletan1cntc distintJ ele la qU(: pruIllu\,j{) durantes varias décadas ei gobierno h~an­
1,

zor arrasando la medina. Se refugia en la ciudad de Tortosa, más al sur. pero quista. El cosmopolitisll1tJ del texto es un esfuerzo por aclarar que la historia la crearon
ésta es amenazada por el conde Ramón Berenguer l\'. El sudio de Harnmad sin los personajes que viyieron en la ciudad, sus vidas concretas, v no una concepción
1
embargo es poder volver a Barcino, a su ciudad natal. abstracta como la "nación" () el "estado". Es por eso que el autor decide escribir
una oda a una ciudad v no a una nación, concepción abstracta que podlía llevar al
El caso es que el último testigo elel poema, eljoven estudiante de Historia.
I mismo tipo de mitificaciones que fueron parte de la ideología del Régimen.
I
--¡" - - • ' -..,.-.,.- ",'.!{"
\nctor A1cxandre, tlene, entre sus an te pasadOS a personas corno tiammaCl ,'\I-.\lU-
sar o a Isach Caravida, descendiente de judíos conversos de Montblanch \ testigo I A.J final ele la Guerra CiviL se instaura en Barcelona el nuevo régimen. El po,
en la tercera parte. También es un antepasado A..ndreu Roig, el oficial de5UVO eta tiene en esa época 11 arlos y junto a sus dos hermanos, los l10velistasJuan y Luis
notario que cuenta los eventos históricos del siglo XIX en el cuarto capítulo \' Gonisolo, percibirá la llegada de un nuevo sistema político y cultural. Miguel
.loan Manuel Horta i López, el testigo ele la quinta parte. Todos estos nombres Dalmau explica en su biografía Los Co,tisolo cómo era la cincbd de la inmediata
son parte de una totalidad, de un conjunto que se puede entender, en palabras posguerra:
ele Luis CarcíaJambrina, como "ámbito plurar (:212). Todos ellos se consideran
barceloneses ya que han viúdo en la ciudad V han visto sus glorias V desgracias. Al i La Barcelona que encontraron los Goytisoloen verano de 19:')9 se parecía
final dellercer canto, lsach Caravicla habla de la siguiente manera ele Barcelon,i: muv poco a la de su primera infancia: era una ciudad derrotada, en la que
el único motivo dejúbilo lo constituía el final mismo de la guerra. La en-
En el arlo de gracia ele 'vlD:\VI t.rada de la, tropas c!e Franco dejó en sus calles un séquito de soldados, fa-
fecha en que ha muerto el úllimo ele los (omtes i reis, langistas, civiles. clIras V funcionarios que barrieron hasta los cimientos el
espíritu cosmopolita ele la metr(lpoli. (1-+ 1)

1, Los árabes 11\II1G\ llegaron a establccer.sc en B,UTClol1a, pero sí estuviero!l en el Barcelona !lO sólo qucdaba castigada al haber defendido a la Segunda Re-
sllr y en (o) oesle de (:;lla)lIICld, cn donde exislÍ<ln LIs laiE!.s (l reinos IllclqwllIlielJlC' ele jlúhlicl, .sino que, aclcIlÚ;, jl(Tdía algo fundamenLd, sus privilegios lingüísticos:
Tortosa \' de Llcida, 1,<1 (i\llbd de Turlusa fue cOllq'llst;¡da por cl conde R<l11 H'>11 Bcn'lIg'\lcr
IV CII I 148. En t:l oeste, la laiCa lit- Llcida cllln') dc 1041 el 1()8J. Con cllTV ,\I,(/¡(' Yllsuf ,¡J- Fstc proCt"so incluía rambi('n la prohibición del caL¡L'lIl, qlle había sido
MllI.'lfEtr, Ucida se cOllvirti<', en UIl gran centro CCOIl ('llll ico, ClIllllnl \ silei,)!. haSI,¡ ClltOIl(('S Lt lcllgud clIltuLtl V scntilllt'l1lal de Calaluna. Se pretendía

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• FllUll.J 'FlU,)Uc! pp ,)jlrcl nU[lflll'[ U,l ',-) [pll1'X')IV ,lOn[;\ '\?.:JclO,lIL{ pEpIUlll!lO~) PI
()lU().~ J,)¡\ ')Tune! ,lS 'Oprlll.JS ,-l)S,) U,l 'OluSqFlI'lIJFlf I')'í. S,).[Opr/rr1;¡O¡ sns.[t11S1P S,lP I ;Jp .1jl1cd .LlS O¡WI.?lol F[ql'lj ,mil .~ OjlUF¡\!,)sodE p[q1'.l[ .lS ElJEUOll!.ljl E[ ¡¡'In [,) lU
i, S)Ec! O.UllU Ull ,Jp J()FJl~ITIU'::}pOlU lllU1C!sc) 1') rqclu,ls:nd,lJ 'SElU,~pe 'pEpnu r'1
-lll',Ü¡ sOl dP EUJ,)pou!Sud F,Jocb 1'.1 U~) rp[pl~ld PI ;:¡p 'eHI'))dS SCHIP sOl dP IPul] Ir , 'se,lll)

'lJIUc¡poU).\'(}(! U!JVlyuOJ ¡rl cuq[¡ llS Uel opr¡qeq e[qFl{ p.IF10'q S!O:hIEJj-UEJf -[111 Slc)Uf1S1jl ,)P S,)1l!.JB oprspc! lIE1C[1'.l[ rl.lFll)Jod dcpn q .Iod 'so¡5iIs SOl .Jp SJ.\l'.J)
,
y TJOP,C)S)ow.\ FLI\?jFl1dsOLIlwpnn run OplS rl¡ ,lJdUl.l1S ;mbJoc! .:J]ldS 1'1 JdS ~l.).:JlJUJ
¡
FllO[,JJ1FH ;mb ;:¡p Olp,~q pp .!.},JUJAUOJ .:J]l F) E!J.:l' OIUS11,\J)~) .:lp IJch:d l!l 'pl'-p
'UqDYU EUll dPS;:¡P OU A 'TwpnD Ej 'SOLUSO)OnWI un ,)Ps;:¡p 1?,\
-,DSqO JS rUO]SIl{ 1'.'1 'prpnu PI dP FU01Sn¡ E¡ d]) E1SI[1;UODPU uqls,P\ run n.JPq os -nu E\ .Jp FlljodolUSOJ U()lSL\ l:U11 IrUODFU.I.Jlll[ pl'.P[UTllUO,) rj F 1,))JJJO lOe! OZ

-mb ou .[O]I1:)S;) {J 'J1 UdW.IOLD, ulo opruoDu.JUl el{ dS OlUO:) '[1'.I111jlD l;DlPPUdl 'E¡S.:J -Jd!1jSd PI' .:l],lFcl OUlS .I01[DSd P dJJX¡O ;:mbl'.l]J\))S!l[ L\nJ,)c!SJdc! eun 019S OU 'OlUn
UOJ u9 D1'. p l F1J;:¡D Ff)lEnV EUldOc! 1,) A ILlTUIllJ prplUJdpOlUSOc! P[ dP dDee! ;)1 01 .loe! 'S.:l Olqq pp oUlsqFJlllllnr)1l1l1l 13 '\?jIPJ1] 'l'.lJO,J ;)P IEDc)c!sJ U9D1p.:l Eun Ud

-lU\~r,TEp E!\ Ec)c!OJn;) l!(;u1'u 8!\;:¡nu Fun S;:J E1S:;! ';:¡l[JUrx;:¡[y JonL\ ',lOpE.Lll?U OUln¡~1 S?J1WLj P? ,1JnpEJ¡ .JS O,XJ1 Id ¡'" peplln q Jp U9DOluOJd ,)P IELldll'.UI \,)P cll,ll;d S;l

[;:¡p ZOA Ej lId d1UdSdld ,\lllU~lS.:l nSmbUEJ] OlU;)[lUrJUPlsJ oB.relld]) ,)11:5 dnb 1:11 FlU~)()d [] 'sFPlw SOl E .!ep,xlsol[ E ,í. S1;lSlpOUdd SOl 1; DBOJ1~ E 12)JeJ1pdp JS ;mb 'r]dU
-rds 3 ESd.\ d1UdWrJns~Jp Op81qlUFJ ni SrEd p 'oPEI 0110 JO¿ 'srprlclUll{O SEI (JUlO; -OPJJFH 1'.[ ,1P 1'JJ.:lJ .\ 'JFlU I.:lP dl UdJJlld pqmn 1'.1 :)jJ euoz 1;1 'FllO[dJIEH dP FJ1cf'

pmOD1'.U1J)Ul OWJ.\d un FulOp;:Jclsm[ dnb pEpnD el ,Id'.; lO 1?JIl11?plpl.lFJ E¡ ][OJ lIdIq -lU!lO Fjjli \ 1'.] ,Jp OlJd.\Olc! Id .1101 UdSdJd 1'.JEc! S}JEd E e!JefPIA J01mSd ¡d ¿861 u3 '(HZ;)

1'.qlOuoDl;jdJ dS 'sd[rznsdlU Jp FBPSEUI1 OlUOJ 'rUO[,DJlOH .:lp rU01Sll[ 1"1 j1?UODEUJd]Ul 01l!d\d dSd l;Jec! EUEl1'1EJ prpnD r¡ .:Jp E1tllEP[PUEl El lEUODOUJOJc!

E ~IJ1pJp dS :mb odmbJ un dP d:¡Ird 0p!S E!qEl[ r:)doc! p dnb ülpUl 1'.BuollrlI/\
; !PJOf'd1ll1?lJodw[ s,::} 1'.\ll;l¡OSIl,\OB EpO EI.\ sepe1dwIJO srl dl1UJ U9D1:¡dl 1''1
'pJ[dw}[o ¡
rl[J.:lJ E¡ EJre! EJIl]::JllJ1Sd O O!J~EPd Ul].B¡F EUOldJ.IES. UJ oprJ~jlpd UE}C[lOl[ '¡;'¡FZOSI
,

ElE,ry s?uoe!1'.rp 101SEl{ JdlSOd ueuuo:\, OJlU~C)Uq p dPSdP 'SdIEUODrUJd]U! SOD;:J) (t9-09) 'opumu IE.~ ',mm ¡e 'lrlU lE F¡Jdlqr ¡nSd dl1b ,{

-l1lbJ1O SOlpnJ'\: 'O~IdSlp l.:l ,\ E.m1Jd]lI1blE el r.IEc! .:JWE]10clllll ,mBn[ un Ud ~pr¡.Id,\ E!Sd]JOJ ,{ 101lU¡llJ dPUI1JlP dnb

-UOJ ,)S.IdqEq ¡P s;;mclsdp rpoUl dP Eppuod ;:¡S osnpUl p1'.pllD E'1 'UODBJIUnUlOJ 'ljod9JPlll Ul'.JB Fun E¡\. ,{Ol[ 'prpnD nS;)
" . .
,1P SO[P,JU! SOl Ud I1'.lPUI1lU UODU.:llB q dP OJ111dJ P '(;661 .:Jp Oll1'.JJ,\ le) dHIE1np OI1Ul]UOJ dP r1qwEJ OlUqJ OlSL\ dlj

'cmi FUOldJJE8 ·[E.ll1lfTD llSJDEZI[rqO¡B PI r Sll~cl pp U()DE1UdJOJUl El EJ9m~J¡s 'E~l 'FLlO,SlH ap ;)1UFlpl11Sd 'd.Ipll1'X;)[V .Ion!/\. '(lA
-1'.ck,;¡ dP r,smbm:JJsod EU01S1l[ e¡ dP o.llll~p ',;>nb Olll.:J\d un ,)P S;clnc!Sdp Ol~1? Ut~
,,_'~'~T.,_,~ ______ T ' - 1
{,blJ L Ud "'!,lléJi tCjllU ~)S 0¡ OSI1AO-'J;:¡P Olqt¡ 13 '1D[dllllIO ;)PdS 1'.1 .I.:lS l:}-llnildsuoJ pEpnD
r¡ ,\ oprsu.:JdmOJdJ 1'U.:lS rwp1pmD ,1O[~lU 1'.1 l~S lOe! ()J[U1'1ll OZJdn¡SJ j ] -In) rpL\ run dP O[oqW)S Sd 'I[Oe!()J'PUl E[ ~p ,:J)U1?F"P 'l1OW ¡a:i. 'FlldlC[F S,) Z;66 ¡ .:l]l so.!
-Id Ul JI O SOBJ[ lI'SU\ JF.adlllF "mb prpnD Eun ,)P J.:JJ::J~Jr.! Id uelJUJJ SEJqEl':d srulfljl}

([C-"})
, .... (, '''Iplo['¡meS Sl.IOc!SJ,P np[re! P PPEWFII e\o['1'Sd.\ SIlS 'S0IVlll Id·\ SdJUFJj Id 1l;cl1qlUFl ,{ Olm¡¡,11SEJ Id ,\. llEIFlE) Id 'srnBu.:lI Sl:UE,\ UE[q
-ni ,)S ,)nb rJ1plll JlpU1'XJ[y Tll111S1p ,{¡1m 'm 1T.:J¡\O U SOl ,,)1' FpEXlp r¡ J1'..7blll1'. 'noqF
lpr)S~¡ O¡W/Oll!.lJ 1,).\ S')[IF,\ 1')]1 [,llltl¡ [," ,\
'SO[Wllllll.l,ll s;mOln1UU S:).I1 SOI\ 'J1l111ll01\ 11(),} q F,lll~;.U,)lr¡),)Ul ,)qm PI OUJ 'OlUSlllbuF.L¡ 1,) ")lTp.wp ePl!u,xllcJrn¡ru ¡)1;plll!.lp1
'1'" ") '["[)l"
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:.lqdlUJ)UOJ u,'p,)nd S,)QUO[;U,Irq SO¡.\
'1, Ir II 's,)J()¡);)JU~I¡\ SOl ;/p ()[,!l:;)p1 1,) tU Epe.wdull~ S,lllU!l

uElnplc)c! ,{or¡ ,,1I1b SeSOD[qrur .\nlll SFlqO -,lLl.ld 11['-; 1I()IS,lJel,) [ Ellll lé' '}.lqos ()¡ES,IP ,);; ¡( 'pepUFj11BU[S l1S ;)p esu;-lpp El
UO.l,llJllj ,)S (;6 PP sO.?]eln['so¡ 1:110<1
1U 0jl1pc))X,) [;lq\'1[ ,]s .:mlJ 0lq,md ¡.JnbE r OAI]J,).UO.l ()J,),\:)S un .IlIlIU1l1 ISE
timar uu 1cll(Hl]CllO culltlLd desde una jJo;;tUI<t totali/aclura ( 1rí:)). Luis Felipe Dí;u. I
,
Cualquier intento de legitimar la historia desde sólo lln punto ele \ista lle-
por su parte, COlllel1la qUtc para Lvotard los modelos ele la nwc!crniebd están i
va, según CO\tisolo, ;1 una blsccLtd. GO\tisolo se muestra tan escéptico C()Jl)O
anticuadus v y<1 110 p1wclcn explicar los IllICVOS fenúmenos que lllUe\en 1;1 PUS- Lvotard con n-:specto;¡ cualquier versión fundacional. S(evcn I)est y ])011g1<ls
1
Tlmdernid:lc!. Dí:rz explica las bases histc¡ricas presentes en el pensallliento del •
KellIlcr indican que p;traJcan-Franc;:ois Lyotard las lllctanarrativas de Lt moder··
;tutor fí'anc(~s: nielad tendían a excluir (166). Es pur eso qlle este pensador apoya m;Ís el esfuer-
I
,,
,
zo PO! llegar a en tender b heterogeneidad, corno Forma de cOTlocill1ien lo cllltur:d,
Ell un principio la pn'lrlOc!erllidad de las culturas (,lll"Ol)('~\S se habíajusti- que el consenso corno 11l('«)do de llegar a 1111 acuerdo. El consenso, allin y al caho,
(,cadu a base de ciellas narrativas (míticas o religiosas en general). A esto es una manera que lle\a a universalizar y por lo tanto a excluir. El concepto de que
siguió un período de legitimación de poderes sociales fundamentados en ,
cualquien'ersión fundacional es excluyente es uno de los elementos de la oda. U na
narrativas y discursos racionales que se declaran univé'lsales. Esa legitima- !
, ciudad grande e importante como Barcelona -puerto mediterráneo Ji lugar comer-
i
ción también se habIia de garantizar mediante el discurso racional de la cien- ! cial a tr,l\'és del tiempo- es, ante todo, un espacio que ha asimilado la diversidad.
I
cia ya través ele lo que Lyotarclllama los meta-relatos ele la modernidad. i La historié1 tlcot' sus ingredientes culturale:::; yJuan l<--anIón ~v'Iasoli\'er, al escrihir
(l57) . el prólogo a la edición de 1993, acentúa el hecho de que Govtisolo se base en

~ -,,~
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I
..."... " . , < • • • • • • - .

t'ara LyOlaro la posmOClerl1lctact busca la IlCterogene1ctacl \" la plurallclad \" se bres para ponderar los cien ingredientes culturales v la multiplicidad de oríge-
1
basa en una visión regionalista o rnicropolítica cle la realicbcl. La posmoderni- nes que, asimilados \" concertados, al correr de los siglos han contribuido y dado
clad es, sobre todo, una nueva manera de mirar la realidad cultural. Las teorías su peso inconfundible a lo catalán ... " (21). Lo que está haciendo el poeta es
de uno de los fundadores filosóficos de la posmodernidad, como b'otard, ayudan evitar la exclusión, con lo cual se puede llegar a decir que es la asimilación el
a explicar el esfuerzo de José Agustín Goytisolo por ofrecer una versión an tina- concepto esencial en el poema, Ser catalán es, irónicamente, ser una persona
cionalista de la historia. Al escribir sobre el pasado ele una ciudad y no sobre el \ que tiene un pasado mestizo. No en vano, \1asoliver usa el término inglés mel-
de una nación, el poeta logra ver la realidad histórica desde una perspectiva regio... ting-pot para explicar ese conjunto histórico: "Descomunal melting-pot en que el

nalo micropoIítica. incansable braceo de tantos encuentros v. tales ganancias


-
fueron enriqueciendo
, \" templando. valiénclole su irrepetible perfil a la idiosincrasia cat.alana ... " (13).
;
;
Esta ciudad, sin embargo, ha estado sometida, durante Lada su historia a !

invasiones e imposiciones, desde los romanos hasta los Re\cs Católicos, pero al El hecho de que sea precisamente ll1l poeta el que ofrece una versi{¡ll de
final lo que queda no es UIla concepción abstracta que aglutina a las gentes, la historia de una ciudael COl1l0 Barcelona no deja ele ser, en cierto modo, sorprcn-
sino la ciudad en sí como espacio f1sico. Desde esa ciudad, ahora lIlodnna \ eu- dente.~ Sin embargo, la histuria en sí -o más claramente, la escritura de la histo-
ropea, el escritor observa la historia y decide que serán sw; propios habitantes. ria- cae en un terrenoc¡ue un teórico como lIavclen I¡Vhite define como un espacio
la gente común, los que contarán lo que ha sido cada mOl!lCIl to de su histOlia. Cada
I
sin límites claros \'a que el historiador es en granll1cdida también un narrador. En
época, a su vez, <1üacle un elemento más a la evolución histórica, nl\O conjunto, su libro [he CO/ltent o!tl¡pFrJl"IrI, vVhite indica que el discurso narrativo tiene una cua-
a través del tiempo, está cu;[ctcrizado por el pluralismo. un pluralismo ele ci\ili- •• lidad uni\tT'ial como hecho cultural (x). El pensador explica que el significado
laciollcs y ele gentes. lvl11Y a menudo, sin embargo, las decisiones políticas elel I
1
,•
porvenir de Barcelona se imponen rfcsdeflil'ra, v la ciudad, corno parte ele Cata-
,
hU-la, es s()llletida ,[ fuerzas exteriores. Andn'u Roig, el CU~lrto narrador, habla, por I
'. FxislC UI1,l lI';ldición de oelas escritas;1 ]);¡lcclOllCl \' el propiu (;O\lisolo se rcJlc-
ejclfl plo, de lo.s t'\'ell tos del siglo XVI I 1en los cuales CaralllIla ,ijX)V;¡ al are hid uq uc
i
I re en el epígr;lfc que t'nc¡)l('/;¡ el libro ,¡ los Olros tres P'lt'l;IS cllal;lllcs que plodl~croll
de Austria en comla ele Felipe \', pero pierde ];¡ gucrr;[ \'la Curona decide ah()- jl(XlllaS a b cillcLld:Jacilll \tTcLtgllcr,.)o;lIl .vhr~lg·all \" Pele (¿llart. Fllibro CSl;'l d("(lictc!o
Iir las leves cauLlllds. ;¡ la llli'moria de ,'sloc; tres cscri-tol('s cHalan cs.
,

:,
,-
'7l) ,
I
,I
'7 e)
I .}

1•
que tiene la disciplina de b historia, CorIlO fúrma de I('prc,entaci<'lll de la n'alidacl. I
! f()rnla de un POC!Tl!l, corno rornlll prirnof(ijal, pero talJ1bi(:l1 se ascnH~Ja a Ulia
I
tiene rnllclw que vn con la imagilLlci{m Ilarr;ltiva \<1 q\le cllectoI () el público I peq uellCl ()bra tea tra 1con seis personajes en caela unas ele las escenas. cada uno \0-
general necesita. para seguir la secuencia de evcntos. una forIlla litcr;lria identi- calil.ando su monólogo. Cada intervención, sin embargo, es dist.inll y el poema !lO
Jicable y s{Jlu de esa nlantTél Plwde entender la evulución de rnallCT;1 clara, CO!1l0 I busca algo que ('Sl;} más allá del simple reCllento específico. Es por eso que el libro
un cllento () corno una fustona ("Historical text" 'lln. La cOlllprensión del pasa- tiene talllbién 1111 cierto \2T;¡c!O de SC\2mel1l1Cióll o fra¡rJllentación, m:ls en con so-
(J (J " '

do tlt'nc que ver con lo quc 'vVhite IbIlla "las estrategias" que le d;\lI un sentido;¡ nancia con 1,1 llarrali\'a que con la poesía. observa Carrllc Rie!':): "F.l t('x-
C01110

la intórmacic'Jll histórica v éstas son parte de! arte liteLirio. del discurso ll1iliza- to, ¡wse;) que puede considerarse un poellla unitario, está dividido en lIledia
do. El teórico llega d concluir q\le las narrativas históricas no son sólo modelos docena de can tos que Gmtisolo denomina más prosaicamente capítulos" (8li).
de eventos V procesos en el pasado, sino también declaraciones metafóricas que
sugieren una relación importante entre esos datos \ las tipologías literarias. De Esta cualidad ele narratividacl en todo el poema es uno ele los elementos mús
la misma manera que a veces necesitamos entender los eventos en nuestras vi- importantes. El pasado está contado por sus propios testigos con el objetivo de e\~­
das como un cuento, una trama o una obra de teatro, para lograr un significado tar la mitificación. ,\;0 hay duda de que para el poeta el gran reto no residía en
verdaclero, la historia también necesita ser simbólica para hacerse inteligible. La la información hist(Jrica en sí, obviamente tuvo que documentarse, pero en la
narración histórica es siempre un entramado de relaciones simbólicas. La for- l, forma de ese contenido, esa melCla de testimonio v narratividad en el Illonólo-

ma literaria es la que le da senrielo SImbólico o metalClrico a la gran masa de ela- I go dramúrico, que es la que lo que le da él la oda su credibilidad. El monólogo
to:; histó¡icos: ¡
• dramático es el elemento que un teórico como Hayden \'\'hite serlalaría como la
,i
forma literaria que le da sentido al contenido histórico, la forma que el lector pue-
Cuando una serie de eventos históricos aparecen representados narrativa- I de entender v que hace que el poema sea asequible y convincente. Con el mo-
mente como una "tragedia" lo que quiere decir es que el historiador ha des- I nólogo, el autor consigue también describir la realidad desde los ojos de una
crito esta información para recordarnos que la forma ficticia que solemos persona que ha sido parte de la época y que ha visto cómo ha cambiado la ciu-
relacionar con este concepto es "10 trágico ". En tendido adecuadamente, las dac!. El cuarto narrador, Anclreu Roig, al explicar la indusnialización del siglo XlX,
historias no se deben nunca interpretar como signos sin ambigüedad. Los
I

comenta que vio el primer tren espaúol, el de MatarÓ. símbolo del despertar
signos representan eventos pero no se deben entender como signos sino I
¡ económico de Cataluúa v de todo el país:
,
corno estrUCTuras simbólicas, corno metáforas extendidas. que pretenden I
".'er corno" los C\CI1 tos presen tado, y estas metáforas son forlllas familia- j Yo. ,-\nclreu Roig, harcelonés, oficial ele notario,
res que nosotros ya conocemos y a las cuales estamos acostumbrados. he vivido el final ele esta resena,
C'Historical Text" 52) ') el raudo despertar ele Barcelona,
escuché la campana del primer tren de Espúla
En este sentido, conviene indicar que Goytisolo logra relaciunar la narra- v pOIlgO mi esperanza en un fmuro
ción del pasado con varias formas literarias. Por un lado, el texto es cbramcnte 1111 ele progTeso \ de paz para los míos. (51-?iti)
poema v dentro de este género, una oda. Por otro lado, ellllc)]l(Jlog'o drall1;úico
. .

le confiet(O al tex[o llll cierto sentido teatral. Con clda lllIC\() C;¡pÍIlt!O. Cldct per- (:on rt'''pt'ClO allllulticulLllralislllll ckl texto, es imprescindible ¡c('onlar
SOl 1a sale al "escenario" ele b 11 ist e¡ria par; 1C( JIltar l( JS ('ve nlc h, I ,as p~tlabras ('SClle h ,1- I
, quc de nino. t'Il la.'i ;lUbs fr;mC)lIisLJs,Jos{o Agllstín Go"üsolo vivió la versión bhngis-
cbs no son las dd ;,utor sino bs de un pCl.souaje que Lic11C U11a cierta \ida pmpi,l la del p:¡sado del país: E'P,lll<l corniC11Z;¡ con los Rt,ycs Católicos y con I;¡ expul-
1
del!tro de c¡da una de las secciones. Ll historia ele Barcclol!;¡ ;lpa:Tce !J;ljo la 1
,
sic"Jll de los moros \ los judíos que no querí;m convertirse, En el aula }¡,J1lía 11l1a
autoridad of1ci:d, un curel u un Illacstro-fúncionario. que c011taha la lti.stori;l se-
gún Lt había dictado el Régimen: un c;¡t~lLin ('S corno un ;¡ragcJIl{'s, un allebhu. o un
'. 1";1 tTadll,"('i('lll del p;tsdJC es mí;!. \·ascu. todos ~nll esp,¡¡cJoles. En el POCJ1l;¡, Coytisulo decide darle VOY. a los vcrda-
I
!
deros prot;¡gonistas de la his!oria, <l los que vivieron eS;1 CLIp;!' \ se \<1 dcscubl·ien- 1
do que el pasado incluía a gentes (lis!int;ls, hasta el punto elt' que la historia no es
una sola versión hOlllogc'ned v Barct'lon<l -('n t'1 centro de lo CjUCJIl;lI1 R;unón
\ilasolivcr llama "su condición de c'llcrucijada COlJ los demás e1t' Lt pell Ínsula v de
Europa" (1 g)- es sobre todo un lugar de encuentros \' llll espacio de con\'Ín'ncia.

Dentro de un proceso de dcscelltr;t1i/ación -de tLlsIadar el recuent() de la


,
historia desde una autoridad oficial a los personajes ell sÍ- CU\'lisulo com.igue le, I\'j\POLES y LA ESPAÑA IMAGINADA'
versión multiculturaL :\0 es el escritor el que habla en los vcrsos sino un conjun-
to de narradores v es este compendio el que da la dt'flnición, en el poema, de lo
que es la verdadera catalanidad. Todos los personajes son parte del pasado v 1 Yolanda Gamboa-Tusquets
hall contribuido a una historia plural. Los nombres de Petrus Barberanus, Ham-
macl al-M usar, Isach Caravida, Andreu Roig,.loan l\bnllel Horta i López. \' Víc-
I
i Florida /itlantic Universit y
tor Alcxandre son los que forman parte del repertorio histórico \ los que \<1n
Ii •

,
, de la cilldac!. Son ellos las verdaderas voces de la historia.
contando la saga Ii
{
j L\s RUF:lU:'iCL\S a la ciudad de Nápoles y a la elegante corte del virreinato napo-
;,
OBRAS CITADAS litano abundan en la literatura de los siglos X'\1 y Xv1I en Espaila. Las fiestas y los
I
, ambientes lujosos)' cortesanos convierten a la ciudad de Nápoles no solo en un
Best. Steven y DOllglas Kellner. Postmodern TheoTy. Cnl/mllntnmgation. \:ew York: j lugar de importancia histórica o un mero lugar común literario sino en un
Guilford P, 1991. complejo y ambivalente locus discursivo, tal como veremos en las obras de
,
Dalmall, :Miguel. Los Go)'tisolo. Barcelona: Anagrama, 1999. Lope de ·Vega, Tirso de Molina, María de Zayas v Leonor de la Cueva y Silva.
Díaz, Luis Felipe. Semintica, jJ5Icoanálisis.1 jJostmodernldad. Río Piedras: Plaza .\fa-
I
vor,

1999 I•
:\'ápoles, como cualquier ciudad, es un objeto de la imaginación, una repre-
GarcíaJambrina, Luis. LajJTOIIIOnnn jJoétial de los 50. Madrid: Espasa Calpe. 2000. ! ,entación. Como artefacto cultural, participa del proceso de significación como
1
Covtisolo,josé Agustín. Sov(szma oda a Barrdona. Barcelona: Lumen, J 99,). han sóí.alado la teoría geográfica y arquitectónica contemporáneas, que valiéndo-
!
Lyotard,Jean Francois. The PostmOdf'171 Conrbtzon: A RejJmt Oi/ Knowlprl!!,p . .\linneapo- se de las teorías ele Lacan, ha contribuido a esclarecer "las conexiones teóricas
lis: U of Minllcsota p, 1995J. entre el sujeto, el significado v el orden cultural" (Silverman FíO). Por una par-
1
iVIasoliver,jllan Ramón. "Prólogo", 'vol'úima Oda a Bar(elollll. Barcelona: Lunlfll, te, según
-
la geógTafa
.
británica Doreen Massey, la ciudad existe en un binomio
l qc¡"
'- '- .). oo_99
J,) espacio-temporal, v por lo tanto es indesligable de su realidad circundante. El
Riera, Can11e. "Introducción ".JoliAglIstin Go)'lisolo. Poesía. T\fadrid: Cátcdra, 1999. ser individual da paso a la interrogación del ser social dado que la subjetividad
1~J-92 \ es "[rhe] place for staging the social Clc!ivity" según A..nthony Vidler (22:1). Por otra
Whi te. Havden. "Historical Tnt as Literal"\' Artifact", 7he \ I"nlnl!', oFf !ilion. [it!'lo)\' parte, b ciudad es un ·'topos" (J "lugar común" p~lra la cxplor;u:Íón de la :1l1sie-
, . , . - - -

FOlm lUId ffi.I!()Iú(J{ [·ndnsllll7ding. Ed. Rubert H. ellJan ami ¡ lnllv J(o- ,,
lillSki. :Vladisoll: L' ufWiscol1silll', 1(J7R.ll-b~. i -------

FlU? ('onliml {jI/lIt 611/11. X(lrmlh,l' DisuJ1I./sl' (Ir/{! ffisloriml Hl'jJrelFII 11/1 lo n. gal tim o- l. La, ideds de c.'ic CII"lVU ¡ie!len Sil origcll v versión Jlrclilllil1~lr en una po!lencia
re, LUlIc!on: Jnhns IlupkillS l T, 1<JK7. preselltada (·'11 la \'illa Vcr¡.,;ilial1a ell octuhre' dc ~U()(Í ('ll CUllll1, '\,q)()lcs ('11 col;¡boraciúll
con '\!ocmi \brin.
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dad y la pa¡allOi;¡; '\p,lCe is aSSlllTWc! lo hidé', in ies c!arkest ¡n('s.ses ,md [orgot-
Ji
Sin crnbargo.;¡] suceder al conde de LCl1loS el polbnico duque de O.'iU-
len lllargil1s. al! objccts off(';¡r <lnd phobia" (\lidlerl (7). Desde t'sL! perspecti- na \ pO'iteriollllente dos miembros de la familia del Conde Duque de Olivares,
que \'ivieroll en la opulencia. se enfurecieron los grandes de E,spaila, Esto im-
va, hablar de un;! ciudad, es sicmpre hablar de ulla ciudad im;lginacla: hablar dé'
ulla ciudad literaria, como ('1 N;ípolcs del Siglo de Oro, nos lleva. por consi-
I pulsaría la conspiración nobiliaria y la posterior caÍcIa del Conde Duque de
gltientc. a una dohle ahstracción. La reprC'sC'ntaci(lll de Lt cimbel de :"ópulcs. rnús
I Olivarcs.~ La lalta de atención a los problemas locales, unido a los excesos dd

que corn'spondcr a la realidad de N;ípolcs, es una ¡-lgura elel im;¡ginario cllltu-


i, virreinato y la crisis econórnica y social irnplllsaroll varios inlentos rcVOlllCi()n~l­

i rios napolitanus sofocados por los esp;ucJOles, EIlll,ís notable fue la revuelta ele
¡al espallol. Ello queda p;ttente al observar la ciucLtd ('11 Lt cOlllplejidad ele sus I

relacioncs paradiglll:tticas y sintagmáticas así como en relación al temor \. al 16,17 dirigida por .\1asianello y el pueblo, seguida de una República que duró nue-
imaginario

Iacaniano. I ve meses.
I
Al reftTirnos a la ciudad, y por ende al reino de i\ápules. ha\' que tener : Esta ambivalencia entre hermosura y zona cOllflictiva que se observa en la
presente que no estamos hablando de un lugar unificado por lazos culturale,., realidad políticosocial de Nápoles aparece también en las representaciones de
j
la ciudad de Nápoles del Siglo de Oro. Por poner un ejemplo, Nápoles, el mar-
lingüísticos () políticos, ni con Espaí'ia ni con Italia, En tanto que territorio per- ¡, co escénico de El Perro dd Hortelano (1618) de LODe ele Vep'..,a. no es únicamente
teneciente a los Habsburgo corresponde a su concepción del Estado-nación en pa- i
, e "1

labras de Inman Fox, "en que aquellos con poder tienen acceso pri\ikgiado a la ! un lugar idílico. Si bien un personaje seí'iala: "Tiene hermosura y grandeza/Nápo-
I
alta cultura, que de hecho es suya, v los que no tienen poder son también quie-

les" (12775-6), también es cierto que es en Nápoles donde se pueden encontnr
nes son privados ele educación" (20). No estarnos pues hablanclo de una nación
, asesinos a sueldo: "Que ha\' en Nápoles quien vive/de eso y en oro recibe/lo
I
unificada, fenómeno que 110 tiene lugar en Europa hasta ent.rado el siglo XIX, sino · que en sangre ha de \olver" (1.2405-7). Como es común en Lope, cuyas obras eran
de una idea de nación compartida sólo por los miembros ele la élite de esta co-
!• para el entretenimiento de las masas, de un modo similar a corno hoy funciona
munidad imaginada, Sirva un recuento histórico para comprender la situación J
el cine de Hollywood. su crítica es sutil. La grandeza de Nápoles no es indesliga-
ble de sus conflictos.
de este peculiar espacio. I
i
Tras unos al10s en poder de monarcas franceses y aragoneses, :s.:ápoles ,
De hecho, tanto el título corno el argumento aluden a la bella condesa
•,

pasó a formar parte dd imperio espaiíol en época de los Reves Católicos, al sel ane- •
napolitana Diana de Belf10r quienjuega con las emociones de sus pretendien-
xado en 1503. Desde ese momento hasta 1707 funcionó como virré'indto en el que ¡ tes, él qnienes rechaza. y también de su sirviente, Teoc!oJ'O, a quien desea y con quien
finalmente se casa. La obra es un comentario respecto a la oClOsidacl cortesana
el virrey gobernaba la provincia como rC'presentante del monarca. de modo si- I
milar a como tuvo lugar en los territorios americanos. Con el tiempo. );úpoles así como respecto a la posibilidad de amor él pesar ele las diferencias de c1asC'. Es ele
i.

se convertiría en uno de los puestos mús deseados por lo.., gobernadorC's e'pal1o- notar que am bos tienen lugar en la corte napolitana, un lujar alejado de la corte
¡
les pero también en lugar de controversia política, Para el siglo diecisiete. época
ele la que proviC'nen las citas g ue serjalaré, este virreinato (\' su palaciu) era el [JtlCS- Otro escritor cuva crítica reside en el mundo ele la alusión es Tirso ele :\10-
to de grandes de Espar"ta como el conde dé' Lemo" mecenas de las artes. tal linao En su trilogía sobre los hermanos Pizarro, encargada por la bmilia y escrita
como sel1ala Otis Creen. La corte napolitana adquirió bm,¡ en tuda Italia por 1
para glorificar a sus miembros así como la empresa colonial, Tirso incluve una
sus rnodaks caballerescos refinados. así como por ser CCIl[l() de estudios \' CUIUILl, , uitica sutil por llledio ck Lt rderf'llCia al c!JoCO];¡IC, como he <trgtlIlH'nlado t'n utro
donde se diero]l cita grandes artisLts de la ('poca COnIO (;:tr:¡\;¡ggio \ CiolClano, ¡, lugar. ohjeto <tp,trenteI1lcntc inocuo que le sirve para aludir;¡ los excesos de la aris-
v filóso()S como Giordatw Brullo \' TOIll<lSSO di C'lmp'llll'ila. De es!;t (']loca da-
LtI1las representaciones de la ciudad dt~ Nápolcs como lugar ele máxima lwlle,.:;¡
\. clnranci;t. C. Las illtrigas políticas de esta {>¡)OC¡ fst:m bieIl d()cumentadas ell la hiograll;¡ soiJre
, '-'
el C()nde DU'lllC de 01 iv;ucs cscTi I,t por J< ,1m Ellior., fj condr dUljur de Oli"ares ( I (¡Sii) .


!
-'1
I •
7~
,
1
,

como por Sil inherente pcliQTo. Un hIPar ell el im,ULinario eSlJaúo] v situado filC-

tocracia V al "consumo" de la colonia por medio cid (o!1wrciu del CICLO. \k"ico i¡ _ J. ,.-' o (, I

ocupa también un lugar en el illlagillario espaI1ol, \'~, que. aparte de servir la co- ra de Espaúcl, su léxotisJl]o es un arnla de dos tilos: si bien es UIl lugar tent.ador para
1
lonización del paladar y contribuir al proceso civilizador cSjxu10l, e.s promesa de la clase alta espaiíob, la riq ut'za que promete pucck conducir al l i]¡ertinajc val abu-
continuas riquezas al igual que Ndpoks. T,mllJién signiiicativa en b obra de Tir- so del Olmo
so es la ciudad de N:lpOles, lOCllS de crítica social v cultural. \ que se e!1CllCIllra
lén h'Z Imdur!ur de Srrllilla (el 6:W) y Fl r:ondel/arlo ¡)(Ir dl'\(o/lji(ldo ( I (iY)). 1
En ];¡ quinta de bs novelas de la colccci('ll1 de X01w!as amomsas y ejemjJlllFn
••

I de ,\bría de Zavas (16')7), "La fuerz,¡ del amor," tenemos la descripción de 1\i:I-
La conocida obra de El &111'üu1ul' de Sevilla se abre COll una escena en la que poles, la ciudad en dunde ha nacido la protagonista: "En N:lpoles, insigne y fa-
Donjuan tiene un encuentro amoroso con la duquesa Isabdla de Nápoles fingien- I mosa ciudad de llalia por su riqueza, hermosura V agradable sitio, nobles
I
do ser su amado en la oscuridad. Tirso presenta Ndpoles para criticar la liberrad I• ciudadanos \ gallardos edificios, coronados ele jardines y adornados de cristali-
sexual de la corre napolitana donde Donjuan está exento de castigo gracias a su ¡,

nas fuentes, hnmosas damas v gallardos caballeros ... " (345), Otras referencias a
,
linaje y la posición de su tío. Es en Nápoles donde reside al inicio de la obra \' de ! la ciudad de l\ ;lpoles en esta obra aluden al en tretenimiento de la rica V ociosa cor-
donde huirá para seguir sus conquistas, La presencia de Donjuan en .\'ápoles I te napolitana: "es liSO v costumbre en Nápolcs ir las doncellas a los saraos V fes-
indica una mOvilidad social y política reservada sólo a unos pocos en la EspaiJa elel !
j
tines que en los palacios del virrey)' casas particulares de caballeros se hacen;" "úsase
¡iernpo de Tirso, y resalt<l que la ciudad no es una realidad estática, como indica en .\'ápoles llevar a los festines un maestro de ceremonias, el cual saca a danzar
Doreen Massey (254) y por lo tanto es un lugar muv diferen te ya sea \Ísto desde a las damas v las da al caballero que le parece:" o "tomó un arpa en que las se-
la perspectiva del pueblo o desde la ele los cortesanos. 110ras italianas son t.an diestras (')56), descripciones hiperbólicas que sirven de crí-
¡
tica de la ociosidad cortesana. La obra también contiene una alusión a la brujería
U n momento importante de la obra es el conocido como la Loa a Lisboa t en :\!ápoJes "porque no está regulada por la inquisición ni amedrenta" (362). lo
(1.721-857) , ulIa descripción larga \' atraven te de las riquezas t.anto naturales como
,
1

cual contribuye a crear la ciudad de Nápoles al modo de sus contemporáneos,
como un lugar hermoso en donde acecha el peligro.
creadas de Lisboa, que don Gonzalo, "comendador maYor." relata al rey de Ná- I
poles al volver de su embajada. El hiperbólico lengu,~e utilizado por Don Gon-
zalo lleva al rey a decir: ":\Iás estimo, don Gonzalo'; escuchar de \ uestra lengua!' esa En su segunda colección de novelas, Desengaños amorosos, escrita diez arlos
,
relación sucinta.! que haber \1sto su grandeza" (1.858-61). Este fragmen ro ha dado
1 después, las referencias a la ciudad son más específicas y tienden a incluir una
mucho que hablar, si bien la crítica tirsiana parece coincidir en que la descrip- crítica de la empresa colonial. Por ejemplo, en la primera novela, "La esclava de
ción de la grandeza de Lisboa contrasta con la corrupción de Sevilla.'1 Del mis- su amante" \Januel, el personaje del que está enamorada la heroína, marcha a Ná-
,! . poles a senil' al almirante de Castilla, el cual, según la investigación de Alicia
mo moelo, las descripciones de i\'ápoles que se encuentran en la literatura ele
esta época sirven para contrarrestar con la percibida corrupcitm de Espana.
I \1lera, la editora de la colección, parece ser una alusión específica aJuan Alfon-
1
I so Enríquez de Cabrera. Este personaje lugra un puesto como "gentilhombre
Ll condenado jJor d<:sconfiado, una obra sobre la redención, se cen tra en los con- ele su cámara" íLiO), trabajo de sirviente, por bonito <jlle parezca el nombre. La

flictos de Paulo, un errnit;trlo, que en un l1lomento de debilidad. se deja tentar por cila, irónica, revela que :\ápoles es un cleseadísimo puesto político, es decir,
el diahlo, quien le dice que vava a N:lpoles a seguir al pecador Enrico. Lo mús aunque .sea de .siniellte.
significativo tie esta OhLl, en mi opinión, es que ('1 marco cscl'nic() donde Sll- I

cumbir ;11 pccado es la miSIll;l ciudad <le Ndp0lcs, cO!locida taIllO por "lllJcIJe;;1
!
Otra rcf('rcllci~l se encuentra ell la !lO\Tla ocLlva, "Eltraidor CO!ltra su
¡ s~lllgTe," dunde .\lOllso, el protagonisu, p~lrte a :\:lpO!cS c!c'PUt'S de h,lbcr asesina-

---
do bnltaIrncnlt' a Sil ]¡cnllanél. :\;lpoles p,lrcce ser un lugar al quc un espaúol biell
. situado soci,dmcn(c' puede csclpar con impunidad, dado que su padre le escri-
". ¡\ modo de inlroducción refino ,l! Ieeror d los ~lItíC\lI()s de \!()¡})\., Tcr II"rst \.
Y:lIll'Z illclllido.s el1 la hibliograJía. be cartas al \irrc\ de N~1P()ks para que le conceda 111l puesto de soldado (3H5-

<~ 1
so
',( ). J\l\~.! ( )d [[ u 1I !( U';,).! ( ) pI' U -0.\,1.1 El S1C[),\ JcllllLU l:l[lllOd ())LUS~I T[U\?jJ ¡;¡ ,)1' FZ,JUU~J q[EqOJc! ,)[La[SUO) OJOS
-(r},;¡q '()I ,H[[[,) ';¡CI()lllcds,1'O!FlI S,11I01.ll:1;).I ')i> ()clllI1';) ,l)ILl?l.UIl[') 1,)jlIU}UIl.llll ns OIU,U l'i1~ s,mc! rlluuunj Oll EL?l,1)FJjSc1 El 'OlP,)l{ ,J(! 'SOllO sOl ,1.lC[os J,Jpod un,) ;))ll.1[S ,)S

'ojlufld o';]1lI1l10(] 1: l!OI.1F,\[,)sq() 1']';;) o.J/,JIW.I';]V 'XIX "I';]IS PP C>1IU¡ Iuun!,;:, ,TI l[.lll11'ldo.I< ! ,lllb ,)S1:[.1 Ellll ,lp SPU[l,lJq SEI ,Jjl l'.J[l!J.) Fllll S,) IElll 01 'FJJclT¡'il q 1'. OpCUll'. ns 1'. nA

p:,llStlIll u [.)([.)¡¡ 'q,l!lLlr/ q 11.) 0lduuh .1(\1 ·,I()!.l,)j,;od F.lllSll.lC llou.m!l(ud PI 1[,) U.\IPCnl: ()1 -U,J ';)J.[O') El dP FUlFp FUI] 'FpUlSclllUV "lp O!WJOlllFU,J 'S,l¡OC{¡:N;JP ,\,J.I p ',)jlJ.)Ul

-];JI.) 0!lu,Jnnl;) ;m.\]ls s;llocItC!\! ,JIlb .1l:¡O!l ,mil Wl{ 'IL\X ,\ L\\: ';0I';]IS ,;ol')[l Sle.lqu ,)1" llOU -rJ[SFtlUlUS[lU U1U,)Ulll'illr IJ UJ OJl{(}qlUIS OpOUl dP ULl[S1'.UclJSd ElS,) Ud O¡()S
-')"]-1S pun UJ seppJ1UO.JU;) s.:JI0r!rN l' SFUU:¿.I,JJJJ sq :Jp ;J].Hed O!l1J11JP ZllS;) :mbllny'c FJHldl1JUd ,1S OU OH;U!;)LllA [;Jp EJl1}D E¡ 'o'il.n;qLU;~ UlS 'Á;:¡nL\ la ,!Oc! opEqOJchc

.\ l'.!P [c)P uapJO 1O[ 1'. ;J)JJrd SdPl?PL\I1Sc)J UJ OlSEB Id ;JpUOp l'.UElqodEu ,)lJOJ q
'ql()clt~\: 'Jp UOJJIlI dP OlJU,;:USJ UJ.l1:ar osoli1[ FlP U()IJE;)J.) r¡ E Ud,(TlqulUOJ s,)I~.n sOl'souelI[odru SOl!
-01\:).1 q :,¡p Ojl.DlUOUI p lIOJ Jl:1SJJJl'.Jl UO] p.ncd SF¡OlIrdSJ spdo.!] sr¡ .!Ocl rplu.:)1!I0] S,lS;)') ,
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'pFp~jEnp El'~ U9DFJ!JQUJP[ l'.l10d EZUdl)l'?JO dS Ol]))"')SJ dlS,} dnb dllldSdJel .ldU ,, -Ol' (G()'!) "OpIJdLu1'nll El 1'.[e!1',Uy dP 0P01" OlUdlES dP P ¡\., (2;S"¡) "ElEje! dP SOllll'.XU
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CUfU\ F\LDFS (1882) fue publicada en el exilio y pertenece al género de nove-


,
J,
las antiesclaústas. SEgún la crítica, Cecilia l/aldés o La Loma del Angel es la última
(_ t_

1 en publicarse antes elE la abolición de la esclavitud. En este ensayo se analiza la re-


¡ presentación del mulato en la novela de Cirilo VillavErele, así como el papel
quejuega en el imaginario cultural habanero durante el siglo XIX.

i• ,,\ trayés de su protagonista, la novela plantea un problema étnico-racial


j
¡ qUE ha preocupado él los cubanos en los últimos dos siglos: el color de la pieL
, Cecilia es una mulata, producto dE una interacción de una clase social con otra
1
1 en la ciudad de La Habana, y de ahí su importancia. Como explicaremos mús
adelante, los mulatos en la Cuba elel siglo XIX son el resultado de la unión
I, ele dos grupos sociales muy definidos: blancos-negros: amos-esclavos: ricos-
pobres.

En la novela ele Yillavercle, Cecilia kddés, la protagonista, no ES un perso-


i
naje definido completamente por el narrador. Cccili<l no es ni ncgr~l ni hLlllGI
!
ni indígena, sino Illllbla, pero no una mulata cualquiera; Cl~cilia es ulla mulata
que "bien podía p~lS;\r por la Venus ele la raza híbrida etiópico-Callc1Sicl"(ViJla-
verde :!()) .\.,í, la pigmelltlción cobriza de su piel sitúa al personaje en Ull plano
inllTlllt'diu que hace imp0'iiblc delimitarlo desde ulla fwrspectiva lInidimcnsio-

KI
~()

,•
¡,
i
ll<tI. Es como si Villavcrde tratara de c:-,:prcsar la c()lldicir~))l híhrida del pnsOn~lje en nOJnhr{' de Lt rnclfópolis. ¡ ... 1 En el nivel inrnediatanlcntc inferior.
l
de diferelltes formas y por eso describe a lajO\'cn ele f()]llLI aIllbig\l~1 desde ('] está la clase ]JlC'clia, casi exclusivamente formada por u'iollos iluslrados. 1 ... [
í
in icio de la Ilarraci{m:
. ,

, Al llegar al pueblo .'iC c:-,:tcndía una impenet.rable h'()]1tcra tras la cllal rnal-
i
• v'ivía la población racialrnentc illk¡ior, la "gelltc de color", mulatos y negros,
!,
De cuerpo era m:ís hien delgada quc gnlcSil, p,lra su eelad, antes haja que subdivididos también por motivo de la posesión () ausencia de la lihertad
i
crecida, y el tOISO visto de espaldas, angosto en el cuello \ :ll1c]¡o en los h0!11- I1))'()l)]';ll!Jellt('
r -"- - ~,--
1l()llll'jLll
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... " v' pOI' ' horlll()
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~ __·1. (1t))
\ 1 ,

bros. 1... J La compkxión podía pasar por saludable. );¡ en ClrllClCifÍn \lVa, [ .. ] l
,,}
aunque él poco que se fij:tlJa la atellción, se advntía en el color del rostro, i Yaunque entre negros V IllUbtus si existía una diferenciaciólI social, el he-
I
I
que sin dejar de ser sanguíneo, había demasiado ocre en su composición, cho es que la condición ele sometimiento de ambos grupos era la misma frente
V no resultaba diáLmo ni libre. ¿A qué raza pertenecía esta muchacha: Di- a los criollos \. espaüoles. En el caso del mulato, su antepasado blanco, conse-
fícil cs decirlo. (7) i cuencia de las relaciones ilícitas entre los seÍÍores blancos v las esclavas negras,
, ,-- /

1,
,
no lo absohia ele ser otro ser e:-,:plorado. Yes que en la sociedad de aquel entonces,
Así, y de una manera a veces muy sutiL queda entendido que en la nO\cla los el mulato estaba sen tenciado a hacer trab~os que los blancos se negaban a reali-
j
cánones estéticos de La Habana de aquellos tiempos corresponden alos ele la raza zar. Acerca de este tema Casanova-Marengo afirma que, "los mulat.os se clesem-
blanca. Acerca de esta idea,jackson afirma que en la Cubd decimonónica "whi- pcúaban en diversas ocupaciones a lo largo de la isla de Cuba, especialmente en
te standard is consistently in force" (29). Este modelo riguroso hace que los perso- los servicios urbanos que la gente blanca se negaba a hacer o para lo que no
j
najes estén sometidos a un escrurinio racial meticuloso todo el tiempo. , contaban COIl suficientes manos. De este modo, los mulatos acapararon trabajos
- '-'

Desaforhmada-mente para eilos, sus destinos dependen básicamen tE del color de I como los chóferes, cocineros, lavanderos, músicos, sastres, abogados, médicos, en-
l
su piel. Consciente de estas circunstancias no es extraúo que Cecilia afirme: ")io i tre otros" (89).
lo niego. Mucho que sí me gustan los blancos que los pardos. Se me caerÍd la
Cdra de vergüenza, si me casara y tuviera un hijo saltoatrás" (162). AJ pareCEr, a Ce- , De dcuerdo d la diúsión ele la organización social, explicada en el párrafo
cilia le incomoda su condición de mulata, quiere llegar a ser blanca, pero su ori- anterior, la protagonista de la novela también pertenece a un grupo social sub-
gen negro se lo impide. ordinado dentro la sociedad. Sin embargo, v a diferencia de los otros mulatos,
Cecilia goza de una posición privilegiada que muy pocos de ellos disfrutaban en
Para entender mejor la realidad dellllulato, debemos tener presen te la estra- aquel entonces: Cecilia es uYla lllulata emancipada v tiene un apellido. A pesar
tificación racial de la sociedad cubana en el siglo XIX. El mulato, en aquella épo- , de habel' ,ido abandonada en la casa cuna cuando aún era un bebé, Cecilia os-
i
ca, ocupaba uno de los últimos peldaI10s en la escala social trazada por las i¡ tenta un nombre v un apellido como cualquier otro blanco. Cuando la esposa
!
autoridades coloniales. En dicha escala. la cúspide estaba formada por los espa- 1 de su pacIre le pregunta a la mulata 511 apellido, ella le responde enseguida y sin
üoles, mientra.'i que los ah-ocubanos se situaban en los escalafones más bajos. En me- , titubear que su ;lpclliclo es Yaldés:
dio de esta clasificación, se encontraban los mulatos, también diferenciado, de I
,

acuerdo con el disfrute, o no, de un estatus libre. E1ltre los mulatos las subdivisio- ;Cómo le llamas:'
, .

ncs se establecían de acuerdo con el color de la piel y el grado de suhordinaciCm, \a Cecilia, re'iponcli{¡ vivalllel1le.
sea por el tipo de labor C]ue desernpeúaban o por lél ubicación de la persona; es ;Ytu madre:
decir, si trabajaban ell la ciudad () en el clmpo. EIl Ull estudio crítico sobre los YO!l() tengo madre.
hloC]ues integrantes de la pirámide soci:¡[ de la colonia cuballa, L1ZO'illgierc que: ;Pobreciu!;Ylll padrc:'
\() SOY \,tIcl<-s, n¡ no tengo p,ulrc.

Fn la cúspide yj\('n \ I1LlIldaIl, se cl1liqllcccn \ g()/,tn los c-;p¿lIlolc'i. qlle Es,¡ eS1;\ lllejur, c:-,:clam(') la sellora recapacitando. (8)
no podí,l decirse que gobernaban, sino qlle mandaban c!csPc')ticamCllle

HH KSl
,I'_

,,
j

,
i
Pero COllJO cualquier elemento que se inilltra en un espacio nuevo, el IllU-
De acuerdo con la historia. la protago!lista muLna debía haber rccihido el •
1
••
apellidu de su madre (Abrcón) al nacer. peru Cándido (;amboa. para garanti- "
j

lato se comiCrLe en un personaje trasgresor que quebranta el orden establecido
;
zar que su hija ilegítima tuviera L¡ posibilidad de ser acejJlacL! en una soci(~dad de la ciudad. Por primera \CZ, el orclcnarnif'nto lllaniqueo de la sociedad cuh;¡-
obsesionada con la pureza dc sangre. decide darle el nombre Valcit's. Para este pro- •
• na que obstnlvC el paso a nuev~¡s categorías raciales est;) en peligro. Corno la bcllc-
- -

pósito la hace pasar por la Casa Cllna de La Hab,m,¡ donde "il yesco\oJerónimo ,
za singular de Cecili,l, los mulatos de la ciudad han logrado captar la atención

Valdés, inLttti, era colui il quale aveva (ommissionato la costnuione delrediffi- ,,


! popular y son irnposihles de ignorar. C~Onl() nunca antes, ahora la nue'va identidad
, nacional está leúida ele \'arios colores. La iclea de la mezcla de razas la podemos
cio e tutti i bamhini accolti nella struttura venivano designati con il suo altoloca- !

to cognome" (400). Por tanto, Cecilia y los demás escla\Os huérfanos obtienen por ver ejemplificada en la siguiente cita extraída de la novela Cecilia 'v'afdé, en la
j

heneficio de la Casa Cuna el apellido del Obispo Valdbi, lo cual socialmente resul- , cual uno de los personajes describe al sastre de la ciudad:
!
taba mucho más provechoso que carecer de un apellido. ,

[ ... J Aunque quisiera, no hubiera podido negar la raza negra mezclada con
Sin embargo, a Cecilia. como a los demás mulatos. le afectará más que;¡ nin- •
la blancl. a que debía su origen. Era ele elevada t>\II<\, enjuto de carnes, ca-
,
gún otro grupo el problema del blanqueamiento que Rivas define como "el acer- rilargo, los brazos tenía desproporcionados, la nariz achatada, los ojos salto-
camiento sexual al hlanco para parecerse a él, aUIlque el precio sea el rechazo nes, o a nor del rostro, la boca chica, v tanto que
, -- apenas cabían en ella

a su propia raza" (223). En la novela, Villaverde expone este asuIlto utilizando • dos sartas ele clientes ralos, anchos v belfos: los labios renegridos, muy
a las mujeres de la familia de Cecilia como sujetos de estudio. De acuerdo a las ex- , gruesos y el color pálido. [ ... J Estaba casado con una mulata como él.
plicaciones del narrador, Cecilia no es más que el penúltimo eslabón de una í69)
. ,

cadena que debió comenzar en su bisabuela. La aspiración de mezclarse con ,


un blanco ha sido transmitida de generación en generación. Este proceso fa- •


• Pero más allá de irrumpir y amenazar el sistema imperante ele la isla, el
,

miliar lo menciona el personaje María de la Regla en uno de los episodios de la mulato une v propone un nuevo orden socioracial. En su estudio sobre el color
novela: "Magdalena, negra como yo, tllvo con un blanco a señá Chepilla. par- ,j
• mulato en la Cuba colonial, Casanova-Marengo afirma que Cecilia cuela la posi-
da: que señá Chepita tuvo con otro blanco a señá Charito AJarcón, parda clara, ;
-•, bilidad de trazar un puente u-ansculturador entre lo blanco v lo negro (60). ASÍ, el

v• serlá Charito tuvo con otro blanco a Cecilia Valdés, blanca" íVillaverde

241). , mulaw es el eslabón que conecta, aunque para algunos sólo racialmente, dos
La historia de esta familia no hace más que revalidar lo planteado anterior- ,; clases sociales hasta ahora polarizadas. El símbolo de esta unión es justamente el
mente: la pérdida de color se presenta como la única vía de ascenso en la es- nacimiento elel personaje ele Cecilia, que no es otra cosa que una gran metáfora

tructura social. ! de la nueva sociedad que se está formando en Cuba y, porque no decirlo, tam-
j
bién en América. Según IVlanzari, 'The characters createe! bv novelist like Villaver-
~_, I

Hasta ahora hemos visto como el person,ue de Cecilia Valdés cleam bula I ele become symbols that go on living in the collective irnagination ofa people,
,
en una zona intermedia difícil e!e definir, la que separa el elemento social ne- ¡ in their vocabulan and in lheir I1ational lllemories" (40).
,
1
gro del blanco; lo dominado v lo dominante son dehatiblcs después de leer
esta novela. Yes que el origen híbrido de los personajes no hace más que refle- Ahora bien, si cln<lcimiellto de nuestra protagonista simboliza la mezcla ra-
jar la realidad ele las ciudades cubanas en el siglo XIX: unas socit~dades multi-

cial en Cuba, su relación incestuosa con el blanco Leonardo representa la impo-
rraciales cuyos individuos no son solamente blancos o negros. sino también sibilidad de lle\ar el cabo un provecto nacional que integre. no nada más racial.
mlllatos. En [.a ri.lIIiar! h:tuuia, Rama cUt'IHa la anécd()ta c]tc' cómo '"Lt marqllesa de sino tamb'lt'n cccll1{llllicanwn te él todos v cada uno de los grup( lS existen tes. De este
Calderón de la Barca conoció por primera vez una socieelad criolla cu,l/Hin lle- modo, la idílica relación ~lm()roSa entre Cccili~¡ v Leollardo h,¡hrÍa sido UJI anificio
,

g<'l a La Habana Cll 1W-;C) v dijo hablando de ella: . ESla súhit<l trallsicióll de la m,ís utilijad() por \"illavenle para recrear la imposibilidad de integración ele las dos
tierra vallqui a csta LÍerr,¡ esp;ll1o!a de militares v de negros es COJlJO un SUci10'" cuas dnltro de la ci1lCbd. Hay que recordar que Cll La Habana de entonces, Lt
(l(ji). lev guberll<uncnlal impedía las rcLtciones intcrraciaJes entre los individuos ele la


• (¡ 1
90 !

1
,,•
,
,
,
,,
,
,

·SOJlllO'ii1'.)UF sopunw sop sOl cU¡\U1'.í'UE[()JS,ILU l'.{ u;:¡.J.~.I()\cJ .¡[lb ,OlllO' l~l!1U Jjl . (~;() ¡) "l.llpU" SF P.'l)J1U1SUOJ sn¡ )1 ,IS(11)

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\[l\I.JJrclc!p cll[l slclrusi!) .J.lU.)S,l.le! ,\,1.)\ 11,)lj] 'p~lZIj1:uÜlleUl JO ¡p,\o.r)s;)]1 :\[;)lP.I.)([
. ((;8) "m:,l.n:m ¡euE.! olwds.) -]nb ,1)IUIll -1[,1]1 .I.)I[]I.) ,J.!P SUIl(lj ,]Juq\l[, ,)S.)I[1 .. '((!lE!:\ UOlll¡sy U1:¡F~J.)S 01110:) 'XIX O¡?lIS

-F¡.JFX.'l .)SJ;)({l's (lit .loe! !llÚbs ,'p IU!J!P 'O.lll!)F.J o.!jse.1 Itll d:Jp\ s.'llluq "O¡ F.l.lOq l.)]) Pqll~) El U::l .I,:Jpud [,ljJ S,J.J(J[JELqlqE)Sc)S,lP SOl 1l,HUJ l.:l tI.) 1l.JlJ~¡L\IlO') elS '51:11

SO¡C[1'..lOA SOS::l ::lp .rC¡IJSO ¡::l" 'o.'iiU;lJq,\'-E'\(/UCSE~) Ul}.'ii~lC; '~)(Fn E¡ dP SJ.Ioperqud -Fqlt) S~JpEplllJ SI:[ U.'l .1;1JEtI lOe! :\ SOpUFU SOlrrnm Jp sa¡TlIJ .:lp SOHldU SOl ,\ 'El[

sor "p Z;)PUqll[ F¡.I1O(~)Ud.I dP FlUJO] cun OUlOJ S1'.lllj)JF1SFQ sq FZljlln .I011.lJSd p -D"J 'Isy 'snu;)[c¡cuc! sns '¡L]lC¡IUF) ',{ E1SFJJUlSOlpl 'F.Itl1[lD 'J.Úiurs I1S rpJl.:llj Sp[P

OS;) .1Oe! :\ sasn¡llOJ s~;w opu.JlJrl[ UE:\ .1S s;::¡h:uos.I"e! sOl ::lp .:lCEnDlI~)¡ ¡.:l .\ S.'l[l"DOS ,lO 'SFJOS,),);)P;;:Uc! sns E J"E[ILUIS 7,),\ El r OJde! '~)lU~).!aJlp EZE.! Fun S;:J l?qn:) u:) op

soe!nl.'ii .:ll1Uc) UllIJCIJU.l.DJIP E[ 'r¡;::¡.\ou lo[;::¡P OB.I1:1 O¡ y ·OpUJU.lTDO 1C1Sd ;ll1b ¡EIJE.U.:ll I,
,
-urulJuj 1:1S;);)S dllb FZrJ F,\dlHl El ;)nb Sd .101UJSd [<) OlF[J ID 1'.1~P!S dt\b O'!

-lIl OUIsnUFUlp [d lJ.?lqWF:) OlllS 'PF¡lTlIJ lo¡ dP IFIJ1;.1 F[J7;::¡ut F] dHldUIF[OS ou ud~u ¡

-;::¡J 'C))UE[q pp OSl11J51p ¡::l U;J rloqr srpPl.l.:lslIl ,,'srpFF'UlDE,. SdllOlSd.Ic!Xd sr'! . UOJcllp.:lYY)llP
,
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r,
TS.lJl\;)JL\ Á 'OJB::lU PP ourqm .:lft;n53ID¡ p Ud ur.n¡~jUl dS ollIrlQ PP SdUOtSd.ldx;:¡ ¡, uSHlln 10.110 ;::¡p OjTUj 'dre¡ ns 1S sOluFllln.'iiJJc!l'.lS.:l.l SO!\, 'l:IIl1BIF rpl¡1'.S UlS l'.pEU
,TunBp~ dnb .IF)'!e!Xd .:lPUd1d.ld lOlLDSd Id 'U1S;::¡ UO:) ·O)Ule¡C¡.Id' Jod OPJFUOd] P .:l)dU , -T1ÜFUl ,{ cpr.h.'l[dJ 'OltUOJlLn:w un U;:J SI?jP sns .IFUlUt.ldJ .:lp [d,tdS ;:¡Jd.n:d Ol![lS~~p

-du.:ld d[ ou dnb ,:OSI[ .:ll1BUdJ" u9ISd.Idx;:l 1'[ UOJ.\. :10pFJ.lFU Ir .:l\ll[JXJ O1.:lcl '01;)5 ,
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·,
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-dlrJ Id Á PlUdJUlId l'. dAnpUJ dnb "'rlCUIF),, CJqr¡1'.c! ,,¡UO) J.Ul1JO OUISlUl UI . ((;8) , ¡lO dS./Jun FJBO¡ OU l'.t¡DdJ 'oSPJrlj Ul1 opual5 EC¡1'.Jr SOJUEIC¡ 1'.lrc! ,\ SOJUE[q lOe!

,
,
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-U1'.¡e¡ dP 0Iq1'.JO,\ .IdS JOe!'JlUodV O.ldS.'l¡1'.J ¡F ,{ 1'.1[Dd:) r d\npXd ,1'.[11U, 1'.lqr¡Fd FL, 'oB ,,·
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'OJIUl<)uOJ.:l 0IIllU!JSd
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, ' ,
'rSlOJ F[ r 101¡D.:l:) 1'. d,\dll runJ .:lp ;J[lre¡ ¡d .lrzljFlIH lE ;mb .:l.)llOClV 1'. .:lp1Cl ;:JI EOq -eBznlos S.:lSlV sF¡ ;:¡Jqos .:lUOe!Ull ;)) UFUJUlOp OP(Í1S [d dnb rJnUOUOJ;::¡ U91Sd1e! El

-lUlo~) dPUOP o!poSlcld ¡.:l Ud '!SV ·sd(l;UOS.lde! SOl dP rJllS!ll.BUlI FZ.:l.rncl E¡ldJ;Jle¡Pls;::¡ rC:)B~:).l EdpI rlSd 'dlUdWF1I.1llJF1dJ"J . (0 O ".:l.IlS.:lp dUl¡11JSFUl ,\[1JUllSlp pUF. dl1l[M
.' 'Q T_ , _ J
Opu.:llp¡rlUTI 'lS .:l.qUd ¡Dpun+uOJ A u;::¡punJ ,)5 Sl~)Ur[q :\ Sl?.l.6dll SFJc¡qro sr¡ 'a1Jro ,\[1souqo lJnpO.le! r~"T q.a.IJlU.:l ne¡llm dlll 51U.:lIUdUL\\]U.:l d:\JS.lnJSlp Únll1.:lJ-qlU;::¡J)
(~,'1 ' r ,
F[Jurucbs F¡ UJ dlUdUlIFDde!SJ T[.:lAOU r¡ ~)P dlPtl¡;UdI p.\ O¡tlS;::¡ ¡.:l U;::¡ U?lqlUEJ srpFl ! -dUlll ;:¡S;::¡IP mOJj .. 'J)[SUlS1l1)i Ul}\3.:lS '[CIJOS UOlJISOc! ns Ud OSdJO.Ij;)J un FjJF1U;:¡S
-.:lBJ.! ,ldA "E somrA SE[ 'opur[1?~dS OPlUdA m:l[ ;:JS .:lnb Sd¡l'.De.! SFDU.:l.ld]IP sr-r , -d.lcld.I 1", ¡¡.:l UOJ .:lS.lF[J7d I\: . (t !..}', ;::¡p.I;::¡¡\e¡¡lA) "e¡.rF.lFe! UIF ;::¡p .:lnbrlj.Jl'. lt(U 'FC[c1./UClU
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,

.Iod r ¡.rFUJ 01., \ ¡FU.!];) O;:lSdP ns .1.:lJQSI1CS r.lrc! rle¡nlU .!;)("nUI r¡1'. F::lS;::¡P 019S
,!
'U,);::¡SOc! Slc¡¡OUJ .\ SEJ OPl8UOdl 'rl¡Uc):) ;:Jp [1'. Ols;me!o ::l1UdlU¡r.!J.:llUElp 1:15d OPJ1'.UO.:ll dP [IASJUI¡d
-uv¡q s;:¡nCmll ST[ '[FDOS ;:¡~Tp o eLF.! nslOcl '.:ll1b soüblL\ud SOJoe! SOl elP .IB70?l rp;::¡nd ,>
, 'pnll.\FPS,,) ;)P OUlJUULIlS 'CU.adU .1O[OJ ns ;::¡p alU;)UlrAls;.),Ülo.!d ;::¡S.ldpUd,ldsdp F.!ee!
,
,]".umC'l'11'.[lHU OUlO) '1",1!'J;::¡:) ;)nb jl{F.'lQ '[(;1.)OS r.llu:mJ1S;) F¡ Jp O.I1U;::¡P U9 DFlO ¡d ,


F7le.! n5 ".nuoC.:Jlll .. ;)P O¡.:ll[UF [J Sd rI¡IJJ:J r l'.S¡ndUll .:lnb [I,\()ll[ [,:) sr11U;::¡IJ.\j
¡
-X.:l Á UOJJ1:UlB.lElU lO,{ElU le[ .:lp ElUllJ!.\ S;J .l0IOJ ;.)[J .l;::¡linu r¡ 'FJUr¡q .ldli1lU r¡ dP ,
. , .
,
lTJU;::¡.PpP y '.Id(lllU .I.:lS .1Oc! 'sl'-lUdpr ,,( I"EDr.! USJIJlpUOJ I1S lOe! 'o.l,cnul.le! :[1?JUO¡ ·Ot.lFutIlJIA
. . OIUOJ
,•t,
,

-0:1 P1?Pd~}OS l~t dP O.l~l!dP ppru(6JPlU d-lUdW';~'lqop Sd l?q~Jc):) '()JUa~Ul1!d1U1?,ld c)}SJ l-ií 1'. III eWljJL\ OWO.J e¡¡d F l'.UOp.l;)e! S;::¡[ (lit ;::¡nb OclUI;::¡O ns ;:¡p prp;::¡DOS r[ ;::¡p SEUI
!•
[lcn OpUlllE;:)(J 'XIX O¡;)IS ¡;)p EurqnJ PF)Ul.)OS F[ ;lp O.llIt.Jp SOpllllUdo sope ,,
;.
-I))j\ :SFUlIF1SlttLUU SI:¡ c)P SFWlj.)!.\ uns sourULUl[ soqulF 'O[.L)(PCS lIIS TlllU un
-tlS OIUO.l Ow¡nUl [r Á J,)liHl1 F[ e lc)lDS;J.[cb.l rp\Olllo¡ clllb O)SI.\ SOUUL[ P,\ ,,'().l10., ,, ,JqUUOJ 'SF([U]W .ml> C)[lIS '.e'l El ,1i!m,ljUl ,)!U,:JlllP¡OS ou O[l.lI:llO.T¡ :\ El [!),.):) F¡r¡

r.n~e! OD~F)·n;
1
PP 1'.U(;l! 1,) .ll)lnSlp un SJ E!!] ·011S0c!O.ld F Opl.lqll[ .1IFUOS.I;:Jcl , -1\(U El .)[)l[') l'.QJll)S,lJUl tlOUF¡;J.1 q OtUOJ SOU!~l:\ 'E[c),\OU ElS,) ,)P oluaullLl.m ¡~) lr>{
J)S::l r opLfi,:l¡;l PI[ .IU1LUS~) L{'prpqFnSTJ e.[.)[[1 Fun p ;¡PllOcls;u OU 'q,).\OU p¡ ,)]l FNLl ·,
• ,(:-.: IPwy-z.HF\IY) 'sonpL\lpUl sns ,!Ocl O¡lllU,JIU 1! SFpnm'.,lcpnb UF].) s,)k~[ SF1S,l 'l'Jp

-o.hv)o.ld ()l!HJ:) .D[íllU SFlU;lpt; ,{ OW[lllU ;:J(í'.UOS1;¡d un Clp U ()!:)).'l[;:) E[ ()I;~cI , -1/)\ 1!l¡u,r) cJ!l FLl01S!!! t:¡ El~JTlt;D 01 !SF OllJ()J\ '1'.,Jl)lr.lc1 F[ U;) dnbullr 'pEp,lI.)OS
,,1
!
I
Celebrados dur;lIlle las ferias, "los bailes se convirtiero;l en el lug;lr lll:¡S adecua- Ri\'a>, \1crcccks. U/em/um y ndfI{litud en fa 1I001tla nd;w/II del slgll! XIX. SevilLl; Escue-
do para que S(' produjera la transculluración negro-hla1ll()" (Ri\-as 7h). Yes que la de Estudios 1-!isfwlCJall1cricanos de Sevilla, 1(j(jO.
el ambiente festivo de las cunas era el ]¡war
b [~lvorit() de "c-enre de tocl( lS lo, colores e) ,
Scarahelli. Lamd. "Figure archetipichc del conf1itto: ;malisi dellriangolo amoro-
sexos v• condiciorws" (Villaverde 1(4). Allí, tanlo los blancos. como los lllulatos v

so in ('('(ifirz hdd 1;1 el i C:i ri 1o Vill ave re! e." A tli 1M )(,Vl Co 11 vl'gl/ () :\.1.\()lla:iow:
la gente de color en general, se entretienen htTIllanados por la músic,l \. el bai- lIj!llllilti l/Ilhlwi. Eds ..-\ntOIlt'lb Canct'lIicr el al. Caunia-Ihgusa: /\ISPl, ;!()()tí.
le. Para las I11\lLltas como Cecilia y Ncmcsia, por ejemplo, los bailes de cuna les i(J"_'r¡
1",,)_.
,

facilitan la oportunidad de \'iJlcularsc con los hlancos. De estl' modo, t'I espacio hí- \iIL1\Trdc, (irilo. CCI!flll lílldl;\ () 1J1 fOil/O de! . ¡l/gel. !\!(:xico: Editorial POJrúa,
brido de los bailes refleja la realidael de la ciudad habanera del siglo XIX. una 1(17:2.
sociedad donde la mezcla racial se lleva a cabo independientemente de que sea
aceptaela o no.

Te
r,n , .
te-rnlllln, rrpn(-~rr-l 1p, f->'ctp r:¡n'. '1'1('1(.'
. r l l l l p r p Qlp.~'"'yl,-,~'t-..-r,,~ '~:'"t'''''1'-' 1" .,--,q .. - .. ~,~'-~''''
~~¿. ~_~_~ ~.~~.~,~" h ..... ~.'- .• <-'-''L,'_', "---'-'L-"-- LL~.L~"-~~,-ll..J "--¡Li1,-.l "-~ \"'.lll\j,"ll al "--\.-'1l1~J 1Cl 110.1 1 dLlVd
<,

antiesclavisla, es un artefacto cultural que no sólo muestra la compleja interacción


racial en la ciuelad de La Habana, sino oue
, también autentifica la exisrenci;l de una
raza mulata. En Crália ~aldés, Villaverele propone la identidad híbrida del sujeto
urbano y nacional, a la vez que cuestiona el binarismo maniqueo ele lo blanco y
lo negro, alegando que la nacionalidad culxUla no puede ser delimitada desde una
perspectiva bipolar simplista, sino más bien desde un pun to de vista multidi-
mensional v abierto, que refleje de forma veraz la realidad cubana.
,

OBRAS CITADAS

,
Alvarez-Amcll, Diana. "Las dos caras ele Cecilia Valdés: entre el romanticismo \'•
el Nacionalismo cubano." lli.\jJania R3.1 (2000): 1-7. .

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Pmctirl' In Post-Colonial Litnlllu re. Londres: ROlltledge, 1~)89.
Casanova-Marengo, llia. El inlen/iáo de la m!onla. \1aclricl: /iJ!'í'OIlII/IT!mna, :2 ()()().
Day Corbitt, Roberta. "A Survev of Cuban CostllmlnisiI1o." Hi.lj!mllll :)<).1 (41-44).
19i)() .
.lackson, Richard L. nlar" H'ntns In !.a/in. Amnicll. Ncw )()rk: \'in¡agc Book, I (j71.
Kutsinski, Vera M. Sn!{llr\

S/'ITe!s: Hace (¡lid Fm!ir.\ o(Cuf!ll.17 'v1I/ioI!i¡//S111. Chdrlol- •

tcsvilk: U ofVirginia P, 1C)C¡3.


Lazo, Raimulldo. "Estudio crítico." Cecilia \·(dd/\.lv1t~xic(): Editorial Ponúa, I Cj7C¡.
l\1anZ<lrÍ, II.J "A Poslmoc!crn 'PLI\" 011 a Nilletccnrh Cenlurv Cu}¡all CLlssic:
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Rcill~t1do Arenas' 1.([ !.OI/W. rIeI.ingl'l. " f)eál!/{)l/!íIlÚIl ,)::: C.!()Oh): 48-')8 .

Rama, Angel. La cindlld f('lmrla. Hal1over: Ediciones elel :'\orte, 1clR1.
/ /

DE LA PROMOCION TURISTICA A LA CONCIENCIA


DE MARCA: LA MARCA-CIUDAD EN EL CINE
- /

ESPANOL CONTEMPORANEO

Alfredo Martínez Expósito

Un/venir,!/ of
'J ()uemsland
~

EN LA MITOLOGÍA romana, cada persona, cada familia, cada casa, ciudad y región
tenía su propio genio protector, al que se rendía tributo y sacrificio en días se-
rlalado~; cada persona, por ejemplo, lo hacía el día de su cumpleaños. El genius
loó o espíritu del lugar era un ente protector que residía en el templo, en la
casa, o inclusu en el río o bosque y que proporcionaba al lugar su aliento vital. Esta
creencia, común a muchas civilizaciones de la antigüedad, permaneció viva
tras el advenimien to de la modernidad y perdura aún, b<~o múltiples apariencias.
entre nosotros. Por ejemplo, la arquitectura, el interiorismo o lajardinería se pre-
ocupan, unas veces con más acierto que otras, de respetar ese espíritu dellu-
gar, ahora ya desprovisto de sus connotaciones metafísicas y definido más bien
como carácter o ambiente o atmósfera. Hablamos así de pueblos con encanto
o ciudades con personalidad, y no dudamos en criticar actuaciones urbanísti-
cas que a nuestro parecer van contra ese carácter más o menos perenne que
atribuimos a ciertos lugares. Sí, un carácter perenne que resiste el paso elel
tiempo y que precisamente por ello se ohece como la mejor definición de la iden-
ticbd del lugar por t'ncima de modas y t'stilos. Por su caráctt'r atemporal, la
idt'a del gt?lÚ1lS loei ha sido a veces considerada como conservadora y arcaizante,
más apegada al pasado que afín al progreso, y susceptibk de ser utilizada con
fines políticos de corte reaccionario.

(J~
- I
,~>

"

1;
,
La escena inicial de La 7.WrhenfI de Polrn!Zo (dir.J()~,t; Ixris S{ttTl/, de J--lerc-
t.(!

I

baJizaciól1, la ecoIlurnía dcí cOllociIniento. el interllct.la realidad virtual, el gc~
I
dia, FHi,',) ofrece un claro ejemplo del espíritu elel lugar. Ll pclícuL1 comit'!1za , noma humano, etc. El problellla COJ1(')'{oto que trato de abordar cs el del estable-
,
,
(O!1 unas im{lg'cl1es del Madrid actllal (primeros arios bO) \ una \01 ell o/resta- -j

cilniento de I1lj(°\'ZlS e insólitas relaciones entre b cilldad v el espectador
blece una compardción con el i\ladrid de finales del siglo XI\:: el tr,jIleo \' los
, ,
1
-1
cinematográfIco, rcIacioncs propiciadas por una I1UC\'d cultura de movilidad ge-
, .
edificios hall cambiado, dice, pero el espíritu V L1 gente elel lugar sigllt'l1 sicndo J•, ográfica \' culturcd cn un mundo cada vez nüs interconectado, Propongo utili-
los mismos, De hecho, la película comienza con la tTansformación de unos CliZll1- ,

zar, pa¡'a tratar ele articular la cuestión, UD modelo teórico apenas utilizado en
tos madrileños ele los años sesenta en personajes df' la famosa lauuda ele To- , las H umanidac!es -la !II(m(!-lugar- con la esperanza, seguramen te excesiva, de en-
más Bretón v Ricardo de la Vega para, al final, traerlos de nuevo a la época sayar 1m modo de análisis alternativo a los enfoques posrnodernos basados flm-
actual y concluir quc, por mucha agua que haya pasado bajo e! puente, en el ,, clarnentalmente en las teorías de la mirada .v la relación entre la ciudad real y, la
fondo nada ha cambiado, ciudad represen lada, Creo que la teoría de la marca-lugar podría explicar la re-
lación emocional entre el espectador v la ciudad y la mediación cinematográfica
Es obvio que la película trata ele rentabilizar políticamente la idea de un 1\la- de esa relación teniendo en cuenta por igual al receptor del mensaje como alemi-
drid esencial y. supra-histórico, en consonancia con la ideología de! régimen falan-
,
sor, quienquiera que sea que esté detrás de la "marca". Comencemos por la base
gista ele Franco. Pero nos equivocaríamos sin pensásemos qlle la utilización , rlf' la cuestión, es deciL Lt irnagen o rcpütación, para luego plantear algunos aspec-
arcaizante del espíritu elel lugar se reduce a la propaganda política, Para la in- tos básicos de la teoría de marcas en su aplicación cinematográfica y terminar
dustria del turismo, pongamos por caso, es importante que cllugar de destino ten- con algunos ejemplos extraídos del cine espaíiol.
ga una identidad clara en la mellte del turista y, por esa razón, el destino se
suele codificar en forma de imágenes familiares que apelan a la esencia o espíri-
tu del lugar \' con frecuencia se transforman en clichés \' estereotipos. Hov en
día, la ubicuidad y complejidad del fenómeno turístico han provocado una gran L" L\!PORT!u'JCIA DE L" [\lAGE"I
,
especialización de los mensajes promocionales con el objetivo de cubrir cada
vez más sectores de! mercado como e! turismo cultural, e! turismo de congresos. Expertos en marketing \' promotores culturales coinciden en seIlalar la enorme
el turismo sanitario y todo tipo de turismos heterodoxos, La promoción turística contribución del cine espaiíol a la exportación de una imagen renovada del
de hoy en día no se contenta con tratar de transmitir el espíritu del lugar o de país en las dos últimas décadas. La importancia de la imagen en la moclerna diplo-
sus ,gentes al futllro visitante: va m:,s allá v trata de establecer un vínculo afecrivo
, ,
macia pública está haciendo que cada vez se preste mayor atención a la, políti-
entre ese espíritu vese futuro visitante. vínculo que pronto se transforma en as- cas de representación simbólica de países, regiones v ciudades en todo el mundo,
piración v que puede llegar al deseo va la obsesión, Las técnicas de mercadotec- Entre los sectores más imolucrados en la gestión del capital-imagen (o, más lla-
nia, incluida la estrategia de marcas, cumplen tina función primordial en este tipo namente. rejJutación) de un país se encuentran las industrias turística v audiovisuaL
de estrategia comercial. Espaüa es uno de los países que con mayor fortun,l hall reconstruido y posicio-
nado su marca-país en los últimos al105 (Olins 1990: Gilmore 2002), lo cual ha
He querido comenzar estas páginas tratando de establecer una relación. redundado en beneficio no sólo de su turismo y su industria cultural sino de todos
,

siquiera tenue, en tre tradiciones de origen remoto y moderna~ técnicas de merca- aquellos sectores que han sabido pOn(T la marca-país ;\ su servicio, Esparla ap,l-
do cun la illlellciún de enmarcar lo C]U(J a cOllrillll:l(ic'lll \()\ <l exponer dentro rece frCCllcntcJll]{'llte citad,l t°l! los estudios sobre reposicionamiento debido la
,1

ckl paradignu general de las Nlwvas Humanidades, que. dicho brc\l'Il]{"tltc, trans/oi'Illc¡ci('lll de,!! industria tllrística, que, a pt~s;¡r de ciertos problemas aún
consiste en ampliar nuestra capacidad teórica para c:-:plicar textos v f'cnónlt'llos no resueltos de la im.lgt'n de ESp'lrc¡a t'll el mundo - algwlos de muy larga tr:tdi-
cultllrales de nuestra ¿'poca que clt-sbord:lll la cap:lcidad illtcrprct:ttiva ele lus ción histórica i (;11illél! :20():l). - ha sabido pasar ele una oferta pbna basada en pre-
lllt',tod()s tradicionales, El marxismo. el psico<ln{tlisis, el f(:mini,;nto o la dCSCOIlS- cius hajos v clima benigno ;¡ Ull<l oferta divcrsificlcla en Cllanto ;1 lo económico,
tnlcción resultan cada vez m:'ts illsatisbctorios para explicar la cultllra ele Ll glo- geográfico. {cswcional. cultural v expnicncial. La gr;lclll;t! soflsticaci(lIl del ,'i('ctor

(IS llc)
l>
1
¡I
j
,,
••
,,
turístico espalc]()l ha ido paralela a b extr,lordillaria y bien documentada evolución
,,•
,
() la cnSCllanZ;! de Ieng\las comiClll.'\Jl a Jllct;¡lll()rf~)SC;lrS(' en marcas lll:\S o mellos
de la sociedad cspaílola en cuamo a costlllllbres, creencias v actitlldes (siempre ha- « 1Illerciales.
cia una mayor democratización, secularización v respeto a las minorías), v a una
,
asombrosa G\pacidad del sector audiovis\\al (lllUY llotablemcll te el cine) para tr,ulS- Seglll1 la teoría de Lt rnarca-Iugar, cuvos m::ís eminentes representantes
mitir irn:lgenes convincentes de este nuevo país - tan cOIJvincenlf's que, eu ocasio- son \Val!, Olim y SiJllOll Anholt, la imagen de un país o una ciudad funciona.
nes, el cine, más que renejar la sociedad, parece que la dirige serialando el GU11ino en el mercado globaL de modo similar a una marca comercial, provocando asocia-
"correcto" de progreso. ciones positivas o negati\'a.s en el consumidor, que afectan su elección de un deter-
;
minado lugar para pasar unas vacaciones, abrir un negocio, o simplemente ver una
Ambos sectores, el turístico y el audiovisual, manejan en la base de su ne- ,

película asociada a ese país o lugar. De igual moelo que una marca comercial cana-
gocio un concepto parecido ele imagen: imagen como imaginación, como propues- liza y estimula los afectos e1el consumidor hacia un producto concreto, la marca-
,
ta potencial ele un lugar y de su genio, corno representación diferida de una lugar tiene entre sus objetivos el reconocimiento inmediato elel producto (la
,
geografia que se supone rcal en otro tiempo y en otro espacio, El cinc, además, tie- •
• ciudad. rezión o país) corno algo deseable v diferente, con una identidad PfO-
• l ' ." ~ J ' 1

ne la capaciclad de crear discursos complejos sobre esas geografías \ suscitar en pia capaz de sostenerse e11 el tiempo. v capaz t;ullbién de crecer v evolucionar (Tem-
el espectador la sensación de haber experimentaclo. en cierto modo, el lugar. pora120(2). ,\ la hora de competir en un contexto comercial .para atraer turistas,
, .
, inversiones o prestigio a una determinada área geográ.fica, la estrategia de mar-
,
ca resulta claramente superior a la simple promoción de bienes y servicios, La
diferencia fundamental entre la promoción turística de una ciudad y la crea-
TEORÍA DE LA MARCA-Ll'CAR
¡,
,
ción de una marca-ciudad reside precisamente en el carácter abstracto de la
!
• marca, que no se contenta con crear eslóganes v logotipos sino que aspira a
La teoría de la marca-lugar consiste en una especialización de la teoría general de aglutinar las características esenciales de la identidad de la ciudad. La marca-ciu-
,
marcas. Todos tenemos experiencias con las marcas comerciales en relación a pro- ,

,,. dad no se basa en un producto concreto sino en una idea afectiva (la idea-ciudad) ,
ductos V servicios. Dicho someramente, una marca es un canalizador de asocia- En su versión de la teona," Simon Anholt enfatiza la relación entre democracia,. des-
ciones cognitivas y afectivas en torno a un producto comercial, La marca mediatiza ,
arrollo económico v marca nación, así como la radical diferencia entre la simple
;
la experiencia del consumidor con el producto y regula, con mayor o menor "
¡, promoción comercial \'la estrategia de marcas a largo plazo. Anholt también ha
éxito. su percepción subjetiva, La mercadotecnia de marcas no trabaja con los ,,
I, insistido, con notable éxito, en dos icleas centrales de la teoría: la <lbsoluta pri-
productos que se tratan de vender, sino con las expectativas, las emociones v las ,
i macía de la reputación sobre el efectismo: y la dimensi{ll1 de la estrategia de
i
experiencias elel consumidor. LT na imagen de marca se puede crear atribuyen- marca lugar como la toma de conciencia de lo que la ciudad o la nación aspiran
iI
do ciertas car~lcterísticas únicas, cierta personalidad, a un proclucto, El objetivo -1 a llegar a ser. más que como una descripción de su estado actual.
,
primordial de la publicidad de marcas consiste en establecer asociaciones posi-
tivas con la marca antes que con el producto. Las marcas más exitosas en el I•
La idea de que una ciudad se pucda experimentar como una marca es re-
mercado son aquellas que consiguen la identificación con el consumidor por en- lati\amellte recient.e y requiere una sofist.icación teórica muy diferente a la de la
cim,l ele sus propios productos, llegando a constituirse en sí mismas como obje- ¡ marca comercial aplicada a productos concretos. Para muchos de nosotros, en

tos (o más bien ideas) de deseo. Todos conocemos ejemplos en los sectores de i
~ las Humanidades, resulta en principio preocupante que una sociedad, una comu-
i
la moda, la infórm::ítica. la :llimentació11, etc.: ho\. también las \miVtTsidades,

!
nidad IIUlnana, pucda reducirse él una simple marca, a Ull clTl[)aq\ll'tado COll flllcs
los servicios asistenciales Ji las ONG buscan los beneficius de la marca: pero las !
comerciale.'i. ¿(2ui¿'1l d('cicle Jo quc va elJ la marca? ¿Q.uif'll vel](k y quién COlll-
marl'as tam bil'n fun (' iOJl an en eo 11 tex lOS n () estrictarn ente comerciales. co rno dc- pr~\ el pnldllcto: y, lll;'ló' aún, ;cn qUl' consiste, l'Xactarllente, ese producto? ¿Cómo
1Il1lcstL\T1 las carnpaúas electorales, el proselitismo religioso o incluso la pro- akcra esta estrategia cO!ll(']'cial a las vicbs de quienes vivelJ en (-''i<1 ciudad () país:
1ll0ci('lJl de ciudades v países. y ya CSLUllOS viendu cómo las industrias culturales ,,
" ;\caso la marca también V,¡ dirigieb a ellos, a haen que los ciucLldalJos (Ol/S!i-
,,
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l'S1.'lI)j('cllTlIcnto ele un CIt'¡Xu't'UTlcn1.O encanr;¡e!o 1.I111Carnente etc 1,1
, ,
!~'t','i-
<)

sión de la dicotomía entre COllSUlllisll1o V ciudadanía que \"l en su l110rnentu de- ti(l]] de la \larca Hong Kong.
nunció Naomi Klein? ¿Acaso los eslados hall llegado a ser tan imercllllhiablcs como _1

.
las marcas, acaso las patrüs se pueden elegir? Adcm:ls de estas precauciones inicia- "l. l:n grall acontecimiento lllnli,úico se puede usar, en el caso de una
les, Stephanie Donald y.lolm Garnmack, entre otros. Sell.alan algunas premisas im- ciudad, para oiJtener henefIcios a largo pb/o en toda U!la región o
portantes para la teorización específica de la ciudad como marca. , d" c"elll"" P(']"¡'W]'I'l""a "~z Ll'l" r'!'g"ll;z"C;O"l
P"'I'S El1 las ,)liIlHJI"lrl·"S
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nacional de turismo estahleció esta relación ele manera estratégica V


1. En el concepto de marca subyace un elemento de superficialidad intelec- planificada. La A.ustralian Tourist Commission articuló una campaúa
tual que hacer primar el estilo sobre la sustancia. Sin embargo, la ciu- de promoción de la \[arca Aust.ralia destinada a sustituir el ya clesgasta-
dad requiere una conceptualización teórica, imaginativa v du estereotipo elel Cmcodile Dunrlee con una imagen cultural más com-
fenomenológica infinitamen te más compleja que cualq !lier producto co- pleja, dotada ele más espesor intelectual y afectivo, que continuara
mercial, una concephlalización que ha de partir de su hase humana, so- funcionando de cara al turismo postolírnpico y al reposicionamiento
cial e iden titaria. de Australia como destino turístico a largo plazo.
,

2. Una ciudad es mucho menos maleable que un producto comercial. de- 6. La reputación del país ~jerce una notable influencia sobre la rnafca ciudad.
bido precisamente a la complejidad de las interacciones humanas. L'na
ciudad, además, no es, como un producto comercial, algo acabado \' lis- 7, Tanto la marca ciudad como la marca país son susceptibles de lecturas
to para el consumo; es más bien un solar en permanente construcción. , diferentes clependiendo de la cultura o país de origen de sus destinata-
-1
en cambio continuo. •
lioso La marca lugar sólo funciona adecuadamente si se tienen previamen-
te en cuenta las características del mercado al que va dirigida. Diferentes
3. La competición entre ciudades ocurre a varios niveles que no son necesa- expectativas o estereotipos acerca de un país requieren diferentes mo-
riamente compatibles o coherentes entre sí. Por ejemplo, los residen- dulaciones de la marca. En su estudio seminal sobre la marca América,
tes, los turistas v los ejecutivos pueden tener visiones espacialmente Anholt llama la atención sobre el hecho de que el éxito global de la
muy diferentes de una misma ciudad. La periferia es prácticamente in- imagen de los Estados U nidos no se llevó a cabo de manera uniforme
visible para el visitante de negocios, pero las zonas verdes son esenciales en tocio ei mundo. sino que cada país () culmra se fijó en los aspectos
para los residentes. Una ciudad, sobre todo si se trata de una gran ciudad, , más interesantes o atines de lo que la marca América ofrecía en cada
J'
no puede sobrevivir como marca si sólo se dirige a un tipo ele personas. ,I momentu,
La marca ciudad ha de evitar tanto el riesgo de la imagen mono-dimen- ,
sional como el riesgo conrrario de enviar mensajes confusos o contra- ,,
R. !\Lis allá de eslóg;llles e imágenes estereotipadas, la marca lugar hace
i
dictorios. un uso especial de líne,L'i narrativas basadas en construcciones míticas, his-
tóricas e iclentitarias fácilmente relacionables con los valores e ideas
4. Los gobiernos tienen. cada vez más, la cOI1\~cción de que b imagen ele una propios de la ciudad o país. Estas líneas narrativas, como bien sabemos
,,
ciudad está fundamentalmente ligada a su competitividad \' por ello estín quienes nos dedicamos a los estudios literarios \' cinematográficos, se plas-
displIestos a invcrtir en el valor de su marca. Ha\' casos ll1l1\ conocidos. llLl1l con frecuencia en los discursos ele ficción, pero van nlllcllO Illás
COIllO el de Hong Kong, que en 2000 llevó él cabo un amhicioso estudio ,tlb v se manifiesull, como glandes relatos identitarios, Cll todo tipo de
ele percepciolles sobre la cornpetiLiviclad global ele su marca-ciudad; el es- ,1ctÍvicbd cultural. La seIlsaci(')]] de ,ultcllticidad \' continuidad histórica •

tudio concluy(\, entre otras cosas, con la creación ele UIl marco ele tra- de ('stos reblos prcq,1 IIll servicio impagahle al objetivo de la marca lugar
bajo para la promoción de la identidad ¡liSIUf! ele la ciudad v el ele e,srahlcu'r rebciullc'i ,Lll'Ctiv,\s con el consumido!'.

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pOSIUVdnwnlC la marC,1 lugar CO!110 propucsLl po_


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su t'studiu pionero subre cinc y ilúirC:lS ciudad en i\.si;:l/Pacífico eSL.:lh¡eccl1 una Sll-
lítica capaz de suplantar el nacionalislllo v lIlarginalizar las cOllcepcio- , gc-;¡j\';¡ coincidencia enlre Lt visión 1'ragmelltaria quc el cine ofn'ce ele la ciudad
lJ e

nes chministas de la identidad naciunaL Aquí apalTcc ];¡ gLm difercllcia V la selección de rasgos discontiml0s que sobre la ciudad upera la marca:

f'ntre productos y lugares: en la marca lugar. cada ciudadano es un emba-


j,ldoL Si los ciucbdanos no comparten los valores que la IlldlTa trata dé'
,
.\ film prcsellts ,lll idea ofplace, ,1 series ofsnapshots, a s(~qllellct' O1'CCll11-
.... ( , __1 ... '- ~ J ,--_ , 1"1 Ill'll-r'-I
('nT"'tlll¡';C'i!- el nn Sp {'!'ppn rlp \:Pl'a"lC1 f',l¡TIPnS'I!ir-'
... _ ' J • ~ ~ \.-" • '-- "-- ..... e... {"~II'prí-"r";
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rle
ct \._'-...- ~ "-- '- "- '_d. "-- ,l. <.- ~ ... '- ~ L..L '-- "-- "-- 1 loicl images, all ofwhich are 1'ramed bv the narrative Zlnd cOllchecl visua!ly in
credibilidad \' fracasará en su objetivo de apelar emucionalmente al po- tonal and chromatic intcllsitr The cinematic image is stylised anel partial,
tencial visitante, turista o inversor. and does not replicatc the city as such, but it does present a cumuJative
version ofwhat it mighllook ancl feellike. The suggestive puwer uf lhe
film image is allied to lhe passion ancl emotive power of a city to atlracllo-
yaltv and love fmm its residents ami visitors. We might describe branding
CINE y MARCA-CIUDAD in a not c!issimibr wa\,
"
A cilV brand is not él ciN,
,
but i t does offer a convenient
and suggestive idea of one, something that can be med in place 01' com-
Todos sabernos qUe el cine desernpcnó un papel fundarncntal en la CCHlstruc- plexit\ in orcler 10 cOlwey the power ami attraction 01' pIare, Like cinema,
ción de n1jtologías relacionadas con la !)f01110ción de ciertas bgeoo-[c,Jías
b
v, en branding is deceitfuJ in so far as it makes highly strategic clecisions about
concreto, con la promoción tnrística en los albores de esa industria, Esta prácti- which Llce to ,ho\\! the \\!orld. (Donald
. v, Gammack 2007: 1(8)
ca, mucho más sofisticada v compleja, continúa hoy gTClcias al crecimiento ele la in-
duslria cinematográfica val incremento ele desplazamientos internacionales. El Como ejemplo de este reduccionismo selectivo, no tenemos más que pen-
turismo cinematográfico es hoy una práctica cada \'ez más frecuente: en Espal1a, sar en la imagen sw genens que el cine de AJmodóvar ha ofrecido de España - o, sin
el ejemplo más reciente lo constituye la Ruta, turística Pedro Almodóvar en Ll.\fan- , necesidad de salirnos del cine realista, las imágenes de la Barcelona reconstitui-
cha, sobre los escenarios de sus películas. El turismo cinematográfico, además, " da tras 19c)2, el.\fadricl del cine de barriada de la última década, o la prolifera-
se ha constituido en un área de investigación en sí misma que ha llevado, por ejem- ción de temáticas sociales como la inmigración o la homosexualidad desde los años
plo, a identificar los hctores óptimos que favorecen el turismo en escenarios ci- nm'enta, Cuando las estTateg:ias representativas de los cineastas y los políticos coin-
,
nematográficos, j ciclen es cuando podernos hablar propiamente ele una aproximación conscien-
te a b marca ciudad, porque la idea de marca requiere, cumo ya hemos subrayado,
Ahora bien, más allá de su utilidad como factor ele promoción turística, ¿qué consenso \' UD objetivo común entre los involucrados en su gestión,2
papel le cabe al cine en relación con la marca ciudacF Donald v' Cammack, en ,

;\ntes de pasar a analizar algunos casos concretos quisiera aparcar por un


, momento el tema de la marca y hacer un rápido comentario sobre clos estr\lcturas
1, Sirnon HudS()J1 s('naJa los siguientes: (i) atraer él los procluctorFs al lugar ekgi-
do, (ii) generar atención rnedi:ltica sobre la película v su lugar de rodaje, (iii) promocio-
nar los escencuios ele la película después del estrellO, y (iv) orquestar campanas pcrifélicas C, The Brand Hung Kong cllcleavotlr\v,lS, rOl' instancc, flawecl anclli-ustrated becall-
de promoción dellugcu' qUF se puedan beneficiar inclireClarncntF cld potellcial turístico se ke\ plavers wcre not \\'orking ltllcler the same roClf, n()r LO t11(, same political agendas: rhe
de Lt película, (1 I\lclsOll, "Promoting Ikstin;Jtiolls Via Film T()\llism: .\n Lmpilical Jden- bLlIld 1(',Ull \VerlO i11;1 di1krclll brallch oll()ctl gover¡lnlt'llt rnll1l lhe towll-plallning ele-
lilication ()fS\lpporting f\Ltrketing Jlliti;ltives"'¡ourrllll o!!r!l7'c! Hf\(arrh, \'ol.H, 0!(). -l, 'lH;- partmcllt, rhe \()urislll hurt'aux. :lIid llll' Icisnrc amI cnlture de¡MrtlllcnLs, TllCsc 1atlcrwcrc
'lQ() (2()()6), Véase por ejemplo el artículo de Craharn BtlSb\, "\Iovic-Incluccd Tourislll: The lilnal1\. ()J ,u1casl gC()gLlphicallv, in COIllpclitioll wilh 1]1(' formu, which werc intllrn bríc-
Challcngc 01 rvlcaSllrellwnt ami Olltcr lss1tes",jounr{/! 0(\ íu Ii!/Ol/ ,\jarlietil'g, Vul. 7, )\:0,1. red lO lllaKc' !ol!rism ;md planning jlolicies lhe objects oithcir ;1 ti elltiolls (Dollald alle! (:;llll-
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garfadas
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la mirada del turista, cle las mús imporLlIltcs industrias gallegas, el turismo y];¡ mocLL

La estructura poliédrica de las historias engauacbs es lllU\ apta para la En Espana, la relación entre cine v tllrismo no es en absoluto casual. Espa-
rqJrcsentlción cincmalOgráJica de la naturaleza pluraL fragmentaria v caótica ele úa es la .';ext'l !lotellci,l cinematográfica y el segundo destino lllrÍst.ico a nivel
la ciudad, En ESp~'llc)a, la famosa novela de Camilo José Cela La colmena fue mundial, por lo que, aunque sólo fuera por las cifras que estos sectores mane-
adaptada al cine por Mario Camus yJosé Luis Dibildos en 190:-2, en una versión jan, las relaciones en tre am bos va estalÍan más que jus¡jfícadas. Es cierto que, eom()
,
que pone el acento precisamente en el hecho de que las histurias indivieluales dice F emando R. Lafuente, Espar'ía podría aprovechar más y mejor su indusu'ia ci-
de los muchos person~jes que pululan por esa ciudad-colmena están extraI1amen- nematográfica:
te unidas y marcadas por la geografía humana que habitan, Ejemplos más recien-
tes de esta estructura son Cam'mla, Km 0, En la ciudad, El jJerqué di' tol jilegat}' Hov se utilizan herramientas culturales para promover la actividad comer-
L'aulwrge espagnol. cial v rdórzar el prestigio yvalor ele productos v marcas de cleterminados pa-
,
, íses, El cine es un caso evidente del que Espalla se aprovecha poco, Directores
La mirada del turista sobre la ciudad nueva da >Die a una estructura narra- espaJioles ganan Oscars v algunos actores son LImosos en todo el mundo,
tiva de g-ran efecto cinematog-rático
tJ u
poro1ue refleia
J
en la 1oan talla la mirada elel pero no lo aprovechamos, Tuclos podemos recordar películas que se han
espectador y le propone una experiencia diferida de lo que su propia mirada concebielo sólo para apoyar el lanzamiento de una marca de automÓvil, o
podría llegar a ser en caso de dejar de ser espectador v convertirse en turiSLct. La una determinacla región geográfica o un cluster de "resorts" turísticos.
mirada cinematográfica ha sido profusamente teorizada desde el feminismo como COIl lo sencillo que resultaría promover \;110S ,'jamón, hoteles y pueblos con
significante de una relación asimétrica de poder y desde e I psicoanálisis lacaniano encanto, moda y estilo de vida espaI10les en películas que dan la vuelta al
como mirada masculina que evalúa y compara ante el espejo identitario, pero aho- mundo; .:por qué no lo hacemos? Esa sí sería una herramienta de promo-
ra me gustaría subrayar su valor afectivo con un ejemplo, ción realmente eficaz para reforzar la ""'1area Espaúa" como lo que es,
,
una de las mejores dei mundo," (Lafuente 2005: 111)
La rosa de Piedra (dir. Manuel Palacios, 1999) es una película centrada en San-
,
tiago de Compostela y patrocinada en parte por el gobierno ele Galicia \' t' I consor- Pero lo cieno es que además de la administración del eSLldo, varias comu-
cio encargado ele la promoción turística elel Camino de Santiago, La línea nidades autónomas v un buen número de comarcas, regiones v ciudades !Jan ve-
,
argumental es muy sencilla: un equipo de tres mujeres llega a Santiago para rea- nielo imirtiendo desde principios de los ar'íos noventa en campaúas ele promoción
,
lizar un reportaje de moda femenina; mientras llevan a cabo su trabajo fotográ- en las que el cinc desempeúa un papel importante, v que los objetivos seúalados
fico, la directora, la fotógrafa y la modelo van conociendo las tradiciones por Lafúente se est,in logrando con cierta rapidez en muchos casus, Una descrip-
com poste lanas de la mano de un ciego que al final resulta ser un personaje de ,
ción somera de las sociedades, comisiones cinematográficas y tUllsticas, y provectos
leyenda. En diferentes momentos de la película se evidencia la intención pro- ele capitalización públicl v mixta encaminados a promocionar la imagen y las
mocional por el recurso de la l1lirada de una turista. con un claro énfasis en la imágenes de EspaI1<l en estos aúos requeriría un eShldio mucho más t'xtenso. Me
mirada nueva sobre lo viejo que sugiere una fusión de valores tradicionales \ parece más oportuno comentar algunas películas relacionadas con las dos ciuda-
l1lodernos, Las oposiciones resultan evidentes: el peso de las piedras milenaria, des espaúolas de mayor proyección internacional, l\<ladrid y Barcelona,
JI'ente a la If'vedad de los vestidos fClllcninos, el sudo de las calles clllpedradas ti'en-
te a los aéreos tejados de la catedral, la mirada de la mujer profesional hente a T~lI1to la marca B<lrcclOllCl «(¡¡n() la In;lrca Madrid se han visto ruertt'nwn-
la ceguera de un personaje de leyenda, el espíritu ancestral de la cilldad fiu)[e a te fi¡v( llTciclas por una triple insistencia ckl cine espa¡)ol reciente: la mirada nos-
la moda pasajera, (~tc La gran línea narrativa que funde tradición v modernidad tálgica a un pasad() que en Clclsi( mes es tLllHn{ttico pero C]uc'ie aCC¡H<l CO!110 parte
es ulla de las constalltcs m:ls fi-ccuentes en las ciudades de marca espaIlolas; en t:sellcial de la idelltidad presente; l()s rebto.'i de la Gucrra Civil, la dictadura

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áón.) ,aunqlle el veces L.unbién se busca el lacio positivo (lo/llfÍlI!lIJ(I'). EtucdOllJ "pa- 1 'e' 1 \ 1 1 __ L • • , 1 1 1 l' 1 1 ~ ,.~
() el (jCSCLlll]'Jllllt'lllU
III1T/U\ 1,')~i1~LClr) UC la JlOIllOseXUdllUal1 en oocenas ele ,pell-
rece con ÍÍ-ccuellcia en el cine occidclltal como ciudad ((Jsllwj)ol1ill . .,ol¡sticacla \ de- ,
•• ClIlaS de la última elC'C<¡da.
galltc. El aspecto 'lugar de encuentro' taIllbi¿'n aparece, con tUllO, pusiti\os. en
L 'aubclgr: espagnol.
\Ltdrid COlJlO pUllto de encuentro (TOm/}('oías de todw las lé\jHlt2ascn palabras

c!t~ Antonio \bchado) es \lIIO de los lug-ares comunes de la ciudad desde media-
Barcelona como antítesis dI' /'v1adrid es un tema largalllente tr,llaclo, y no
. ,
dos del sigloe
XIX. La versión renovada de eSla idea se nutre de tres elementus:
sólo por el cine. Comentarios cinematográficos de este aspecto son, entre otros
la persistencia ele las migraciones internas, que fueron tematizadas con insistencia
muchos, Salut i jur(a al canut (1979) Y Todo sO{lI'f' m/madre (1999). Barcelona como
durante el franquismo y que continúan apareciendo en el cine contemporáneo,
ciudad globales un elemento que procede del marketing olímpico y que recibe co-
si bien con menos ghmwury mi, pragmatismo, (!lola, ¿pstás sola?); la revolución de-
mentario en películas como Souveniry Amor idiota, pero que con\'Íene leer en
mográfica ele la illmigración. que ha dado lugar a la creación de toelo un subgéne-
clave de "aspiración" más que como realización completa del potencial de la
ro \' que ha obligado él re\'Ísar todas las premisas de la marca Madrid. El cine de
ciudad.
inmigración ha crecido vertiginosamente en número de películas y en la densidad
ele sus análisis humanos v', sociales v se ha convertido en una de las señas de iden-
,

- - i:J
ticlad elE' - rillcl:Jd: n~lrtE' como resnllesr;;
______ . ('n 1- - 1 - - - - - - - - -;1
- -bs
- - - 1nnlíric;ls - - - - - - - - - - - - - - -cie
- - - - - - - - - - -icientit;;ri;ls - - - -ntT;]S
----·-

comunidades esp¿ulolas. \ en parte también como reacción ante el choque de


MADRID
civilizaciones preconizado por teóricos conservadores (como Samuel Hunting-
ton), ~Iadrid se ha reimentado como ciudad de acogida para la inmigración in-
:vladrid es el escenario urbano más frecuente del cine espaúol. En los aúos
terna e internacional. La campaíi.a de promoción más exitosa de la última
ochenta y noventa, Madrid se convirtió en un espacio icónico para dos géneros
década propone el eslogan ,'vIadrid = la suma de todos como columna vertebral de la
cinematográficos: la comedia madrildla y el cine de Almodóvar, La combina-
marca Madrid. El exponente audiovisual más significativo cie esta idea es, en mi
ción de ambos ha tenido tal efeclO sobre la imagen ele .\laelrid que hoY' en día
opinj¡'in, no una película sino una telecomedia, Aquí no hay quien viva, que entre
todas las campaúas de promoción parren inexcusablemente del estilo visual v'
2003 \' 2006 retrató una comunidad de vecinos en la que los diversos sectores ele la
cultural de esas películas, Un estudio pormenorizado ele la marca .\helrid en el
sociedad (inclm'endo inmigrantes, homosexuales, mileuristas, ancianos, e inclu-
cine contemporáneo, sin embargo, no podría contentarse con seúalar la almo-
so empresarios corruptos v miembros ele la Iglesia) convivían negociando su
dovarización de Madrid, sino que debería tratar de articular explicaciones a fe- • •
C0l1V1VcnCla.
nómenos dispersos y a veces paradójicos como los siguientes.

\fadricl como gLlll capital, con sus monumentos y atractivos turísticos.


De igual modo que el Sydney olímpico se cominió en sinécdoque de ""-us-
no ha desaparecido del tocio en el cine rosterior al 2000, pero sí q\le ha ceeli-
traJia, Madrid se presenta en ocasiones como sinécdoque ele Esparla. La come-
do mucho terreno a utras representaciones que en ciertu modo contradicen
dia madrileña de los ochen ta, por ejemplo, se vendía amen uclo como comedia
la imagen de las guías turísticas. La otra cara ele Madrid se hace visible ele dos mo-
urbana, querienclo dar él entender que los escell,u-ios machileilos valían como ejem-
dos principales: mediante géneros relativos al inframunclo de la delincuencia
plo de todo el país.
\'la marginalidad \ median te el desplazamiento del centro a la periferia en pe-
lículas que recuerdan el cinc francés beun de banlicu-" Entre los muchos cjem-
Almoc!óvar consiguió el efecto, casi milagroso. de f(Ominizar la mirada sohre
Madrid, que dllrante todo el régimen de Franco había sido lllonolíticéllTlCnte ma.'-
--------~.-

clllina. Pero las mujeres de Almuclóvar han dacio pasu mi, rccicntenwntt' ,1 mi-
:. Ejemplos. tant() clr:lll1:iticos C0l!10 ('11 clan' de cUllledia, son: 'ji:rm lllda- csccna de
radas ll1:ts complejas y mellOS estercotipaclas; por CjCIllplo.las lllascuJinicLtd(·'s
(T('dilOS muestr:\ el dcspbl:llllicnto del centro a la ]wrifcria/harrio: Fl /)(110- Cnslada
atormentadas de A/JlI' los ojos (Alllenúhar), los estadios intn.,cxlla!es ele 20 (enil- ,
(c()n iJllcr(,s~\Il1('s p~lJ]()r;\ll1icas de rvbdrid): lsz/l)iSl- Lcg:\Il¿'s: Ajrica- S:UI Blas (con in-

1lO
J 1J
---
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plos posibles hay dos que rTIuCSlran este dcsplazarnicl1 LO Zt la periferia en t()no~) 4. t"ru cr¡¡ir;) ~d élXj( '111;\ socio]()!5ico de (J\le d cine (\' el sector Cldlllral en 11'('-
,_) 1 , ,_,

lIluy diferentes. El prilllt'ro es la escena prólogo de hrm Vlr/a (dir. H uenas. 20(0). IH'r;t1) es ('SCIS,llllCnlC representativo de la imagen de EspaI-Ll por su C<l-
una pelícub perteneciente al nunca agotado gérwm picaresc(). qut' c()mienza r,\ctt'l elilista (Ij. infurmes dcJavicl Noya para ('1 Instituto Elcano).
en el entorno del estadio de fútbol del Real Madrid \ luego •
liLerctlllle 11 te se

desplaza a una barriada del cintur{)!l metropolitanu donde transcurre el resto :~). [:nCl
(oIl1rihución, llllly I1cccs'lri'l. a la concepción ele la cultura como
ele la película en tono de comedia. El segundo ejemplo es la escena inicial de Ajn- "mare! rcnoll1braeh!" v al di:t!ogo con otros intereses represellt,l<los en
ea (dir. Alfonso lTngría, 1996) aunque, en realidad, el desplazamiento del per- el Foro de \íarcas Renombradas Espaúoias. como la moda, la gastrono-
sonaje no es del centro a la periferia, sino dentro de la periferia: pero en esta mía, elLUrismo, etc.
película de desesperante dislocación vitaL las referencias \'Ísuales al centro son
constantes, como si esos dignos edificios que se vislumbran al fondo fueran El Foro de \!arcas Renomhradas Espanolas husca ía ventaja competitiva que


testigos de un mundo diferente e inalcanzable. En otra película del mismo gé- \iene de mano de la imagen de marca. De igual modo, siguiendo la idea de La-
nero, Tú qué ha.rías por amor (dir. Carlos Saura Medrano. ~OO 1), uno de los per- fúente, la promoci(m de la cultura se pochia plantear como si fuera una marca. De
sonajes pronuncia una frase lapidaria que resume esta cuest.ión: "Nunca hecho, este tipo de estralegia se viene utilizando ya desde hace varios aí'ios, so-
podremos vivir en la ciudad". bre todo en el mercado audiOvisual y cada vez má.' en otros sectores culturales. Qui-
á ha l1egado la hora cle que nosotros é~ustemos nuestros métodos de análisis
para tratar ele en tender mejor lo que est,1 ocurriendo.

CONCLUSIÓN

A modo de conclusión resumo lo que a mi parecer la noción de marca-lugar OBRAS CITADAS

puede aportar a nuestra disciplina:


/\.n hole Simoll vJerem y Hilelreth. Brand A ml'lica: the ¡\fatfu:r ojAll Brands. Lon ..
1. Un marco epistemológico capaz de aglutinar los enfoques tradicionales don: C\anBooks. ~()(H.

sobre la imagen de Espai'Ja v re-clirigirlos hacia la cuestión central de la ;-\nholt. Simon. Bmnd Se1l'justiu:: HOIl' Bmnding Places And Prodacts Can Help ThcDe-
"promoción" de laidea-país o la idea-ciudad. ,'e!"jJi¡¡g Hárl.d. ,'\.msterclam/Boston: Elsevicr ButterworUl-Heinemann, ~O()5.
Donald, Steplunie v.Juhn (;amrnack. Tauri.\1I1 and the Branded eity: Film and ¡!len-
2. Una toma de conciencia de que la prodl.lcci(Jl1 cultural de hoy en día lit\' the PaI'iJi( Rim. ,"Jdershot/ I)urlingto!l: i\.shgate, ~()07.
!J/I

está sometida el la lógica del capitalismo post-nacional. Gilmore, Fiona. "A COLlntn" - Can It Be Repositioned? Spain - lhe Success Story
oC COUll trv Brancling. "journal !lf Brand Malw,!!;t"Inent 9.4/5 (2002): 28 j -CJ3.
3. U na estrategia de indagación sobre los modos de representación ele lo na- Cuilkn, '.lauro F. Fhe Rile ojSjJllnish MuLtinationals: j,'umjJmn Busintss in /hl' (;10-
cional con énfasis, no en lo identit.ario sino en lo distinti\·o v universal. •
hal LCO/WII1\.
.
Cam bridge: (:arn briclge UP. 2005
-

J-Iuntington. Sal1lUel. Fhe nash o!CÚ'zllslltiol/ IInd the Remakin{!,lyWorld Ordl"/: New
\(lIk: Silllon & Schusrcr. 19CJ(l.
I":kill, ~'\Ol1\i. So fO.Il.IJ .YO)/)(!Cf, So (;fwiti', Sojlll!l' TolúlIg.\im.\t The Brand Bu-
l('r('sanIes p,lIlOr,üllicas de \1adrid): !'a eSlal/l!IUTll de \(¡Jlems; (2w¡¿u'- \"111c('as. ptT() um- 1111'1. L()lJ(!on: Fbming(), 20()().
bi('n cen!ro: As/alto transbd,!las rnargillaJidadcs dc 1l1l(,\'O al centru: '11i r¡lli hlir¡o.1 f)or Lafucnlc, Fnll ,l! J(!u R. "L\ C:Lllt ura COlll () :Y1;llT, \ RCll Olll brada ". ES/HlIllliV!arm CII./-
anwI- Celare v todo el cillturón, con bllcllas perspectivas de i\hdrid v Illla tLISC Ltpicl;¡- lum: !Je, \ !ta 111 I m f/ 1.11\ .\rmllls /(CI/OIII//mrlas. \'ladricl: .\~ociaci()Jl de rvLlrcas
ria qlW habla por todo el género: ":\mlca podre!Tlos \i\'ir en b ciudad. ". Rel\o!lí bradas },,;paúo!as. ~()();). C)6-1 17.

1 1:' ll:l
~; II fe I I

'()(:¡6! 'SrLUE,\FIl:) OIUOJUV 'VUUlJ\ns


'tüb [ 'S0 71J •l¡\ ESO([ 1l11;}(L1W5,'
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L ..i ) 'jnUl[!.l9 ,),;nUEJ:[ pnlU.! tu V:Jwj-, ¡n¡VS
'Si tib [ 'lj)!'.()'] ll'~)I '7ü1! JMUJ pUD pI/v'}
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'S661 'll o J-()q1d llr9 Enr }\: 'VIW.1[J VIlO:]
'600(; 'opd'C J -rjJlr:) OJEA!V 'vJn:!Juv:J
'LLlil 'rpUEJV ;)lUdJ1¡\ 'OXJI Jp ozquw:J
'9006iiOO(; 'EJJ
-Dqr SIn¡ mnf'OJd[j1;qE J OlJdq¡V 'oldllrqF=) EJm'I ',ti dUdS 'Vi1Zi1 u8mb (m{ ou JnbV
'100(; 'slIod EJl1jUdi\ 'UiJ.1) 78 p.u4ou Vj1UV
'tOO(; 'SlIOd EJl1]lld¡\ 'VIOZp' .10111 V
966! 'F!J'ilun osuOJ[V 'vnifv • (' r
'L66I '.lrq1jUdlU'I;i (UPUFI;)!V 'YO 10 YOI J.1rJ1(
'SOO(; ',reZEjES LH?1.UF([ 'so,q¡mzpu;YJ 06

SVOVLI:J S'V1f1:JIT'Id

'r;:; 'l;'{18 ,\/lvjf\,' u5zJ,w!! '" uon1:1lld,Jc! pUl'.

,j'¡]l'.[ll[ JO SJI)ljOJ ILLl]lOtU)S(\l ,H[l :.J1ns pUl~l\.] ,1l¡J.l0 ,)Sl"([ .)l[.L" '¡,JLJd 'wFH lIEi\

'(;(JO;:; 'SIlOS :::i' '\d[Ii\\ l!L[uf::¡.lO¡\ "Ui\[ /11

-och~,'¡]lI[S '!lOl!unjV1 ()! 11(111) lIIw:!,'!I.I;I/IUJ}VUVIV [iLlV,i[J pJ)UVILPV '[lIlee! '[F10dwcl.l


'[ ()O;; '()(I1~Jp,)];\ r,Il\ES SO[W:) :wum ,/(JI( SJJUlJ/¡ :m/¡ 11.1. '(J(j(j [ 'el [OOIPS ss.1U!snu pw,uFH :UO)
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,
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ESPACIO DE FLUJOS, ESPACIO DE LUGi'\~RES:


-
CULTURA. URBANA ESPANOLA EN LA ERA
,
DE LA INFORMACION

Molly Palmer

Rutgers University

DESDE HACE A:\IOS, las obras teóricas, críticas y literarias que tratan el ambiente ur-
bano parecen augurar una especie de apocalipsis como resultado de la prolife-
ración de las tecnologías informáticas y mediáticas. Muchos predicen el fin de
la ciudad o por lo menos el fin de la ciudad tal y como la conocemos. ¿Supone
el ciberespac:io la muerte del espacio físico urbano? Lo que parece ser una pre-
gunta retórica ha sido considerada de forma muy seria por muchos intelectua-
les. Me gustaría proponer que se puede avanzar mucho más en el campo de los
estudios culturales urbanos si nos plantearnos preguntas tales corno éstas: ¿Cómo
afecta exactamen te la Era de la Información al espacio físico urbano y cómo debe-
mos adaptar nuestras maneras de entender la ciudad como resultado? ¿Cuáles son
las nuevas herramientas teóricas con las cuales debernos trabajar para poder
(re) pensar la ciudad? ¿Cómo actúa el ciberespacio sobre ciertas categorías y
conceptos que tradicionalmente se han asociado con la ciudad física como el te-
rritorio, la ciudadanía v, la comunidad?

Este trabajo pretende dar respuesta, de forma breve v preliminar, a algu-


nas de estas complejas preguntas. Para poder analizar este terna, es necesario
antes un breve repaso de ciertos acercamientos teóricos a la cuestión del espa-
cio urbano v la era de la información, para ello me enfocaré principalmente en

, 117

,

.:!

la ohra de] soci6logo espar101 !vLlrlUeJ (~ast('lls. (~~htt-'lb insi~ll' ell quc la nueva ,
se c()nsideraría CorllO un no-lugar porque es un lugar de tr;'msito por d cu;d P'\-
cultura de las ciudades depende ele la creación de Ul1;¡ inlCrL17 entre lo que d >
S,UI los illdi\lcj¡lOs en soledad, sin fórmar relacioncs COIl otros, un lugar donde
denomina el "es¡lacio de los flllJ'os" (el de la inJónn;tcirllll \ ('1 "(,s¡lacio de los hlDa- la historia no tiene importancia. Las relaciolles quc los individuos sí estableccll
, , ~

res" (territorial, el espacio físico) ((1I11url,,)82), BasándoIllc ('n el argumento de dentro dc estos lugares son unas relaciones con instituciones, mediadas la mavo-
Castells, analizo las reacciones de ciertos artistas y grllpu~ sociaks de las últim;L~ ríel de las veces por textos v máquinas en vez de con otros individuos. La distin-
dos décadas a la luz de estos carnbios y pregunto lo siguiente: el lasta qué punto tie- ción entre los lugares an tropológicos v los no-lugares ha sido utilizada por muchos
nen éxito estos textos v• movimientos en la construcción de una inter[;17 entre el desde su articulaci6n. aunque yo propondría que ha sido malinterpretada en
espacio físico y el ciberespacio? YIuchos textos lirerarios han fracasado en este muchas ocasiones,
aspecto, quizás fruto de lIna reacción exagerada al impacto de las tecnologías
dE la información sobre el espacio físico. Sin embargo, en cienos mO\lmientm so- l'n elemento importante del análisis de Augé es su aserción de que el no-lu-
ciales recientes en Madrid y otras ciudades espaI'íolas, podemos observar una gar, aunque es "la medida de nuest.ro tiempo ", sigue existienclojunto con los luga-
conexión más positiva entre el espacio de los lugares \' el espacio de los flujos, res antropológicos. "-\rguye que ninguno de los dos existe en su forma pura ni
en los cuales lajllventud ha encontrado diversas maneras ele utilizar el ciberes- son permanentes: un no-lugar puede surgir de un lugar antropológico v vicever-
"', L~,~t-= r~r"...,lY"t• .c>~,t-., 1"" c;rl" ,,1"'\1,;'"),1 .... " f ) r n'-OJlrhf"'\c ~p lnc
,., LL_ '::U h Lll11 e 11 LV 1 1(!,. :'1,,-1 \. J \ JlJ ~ 1(,'-"-'-"-' lJ"- 1. 1 1 1 L l"-- J .'- ... J,J
nllJ" '"ltl.l~rrlt--, 1':1 TPnr{'l rl""
1 "-.1...1 "1 Ll '-...- '-'-l 1J "-.(..(.1.1 H.l lA. \., 1 10. "- ~ '--
A,lHTf.
pacio para atraer a los individuos al espacio físico ele la cimlc¡e!, v como resulta- ,")0.. L \_1.'--
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110..,) ro..-1 r-"'" r-1.--... F ,,-... ,"' 1IV:)
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do, reforzar v. expandir
- las nociones de comunidacl v. ciudadanía. d 1 (tI!...,,1\.. ."'lI...J. CUllLlClldl
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FIUVVLaUü
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grandes centros metrop~)litanos de hoy. Muchos proclaman la desaparición ele


1r:¡ ~ripntiri'H-l '\,1"
.1.(.-" rr1l1'llnirl':1rl '-~.L '-~---. 1,") {'lllílari
rlr\l1r1p ~ ~ ¡,;:p tl'~n¡;;:fnrnlA
pnT"l-,r-;¡ a pn ,-,,~ "- llfl-hlgC1r
'-, •• llll
Para finales de los aúos 80, una preocupación in1])ortan te oara intelectua-
_ ~ ) 1
.10:."- l '-'-'- 1 '-
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. 0.. '-...L L<- "- .. ....., ... "-"- ~ ..........
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les ele varios campos como la geografía, la antropología v la sociología era los cam- En particular, en Espaúa, varios críticos culturales analizan los textos literarios y
bios efectuados sobre la sociedad como resultado de la globalización v la Era de otras producciones culturales en relación con el no-lugar, identificando elemen-
la Información. Para los estudios urbanos, tales cambios habían tenido repercu- tos en estos textos que representan la metrópolis como un lugar donde los indi-
siones importantes en la estructura física ele la ciudad y la relación entre la ciu- \iduos tienen dificultad para mantener relaciones con otros, donde los lugares de
dad y el individuo. Una obra en particular que intentó enfrentarse a estos tránsito abundan \' donde la historia no tiene importancia. Joan Ramón Resina
desarrollos era el ensavo del antropólogo francés '\Iarc Augé, escrito en 1995: pregtmta en su Afttl~imagrs ofthe City si toda Barcelona está en peligro de convertir-
Los no-lugares: introducezón a una antrojJologia d~ la 511jJermodernldad. En él, Augé se en no-lugar (781) Dorotlw Odartev-Wellington analiza la novela de la Genera-
delinea lo que t'lllama la "supermodernidad", una situación producida por las ción X. ií!() liPO, en relación con Augé, examinando lo que ella llama "relaCIones
transformaciones aceleradas en el mundo en las tres categorías del tiempo, el entre los personajes en un espacio urbano cuyos simbólicos puntos de referen-
espacio y el individuo. En conu'aste con la posmoderniclad.la cual se define en tér- cia han sido borrados o invalidados por la intervención de la tecnolo¡.,>Ía v en el que
minos del vacío y la imposibilidad del progreso, él ;\ugé le interesa una defini- la identidad de las relaciones sociales ya no depende del cuadro urbano" (205). Yo
ción positiva, en términos del exceso, esto es, la "supermodcrniclad", para así hacer enfatilaría que mientras sí ba habido llna proliferación de no-lugares, debemos
posible el análisis antropológico. Lo más importante del análisis de Augé es ql recordar que los lugares antropoJ()gicos siguen existiEndo y que incluso pueden
definición de los lugares antropológicos v los no-lugares ..-\ugé asigna al lugar surgir de los no-lugares.
antropológico las siguientes características: son lugares ele identidad, de relacio-
nes entrc individuos, v de historia. Estos son los lugares tradicionales del estudio El soci()logo \1anucl Castells también ha reflexionado sobre los cambios tra-
antropológico. A su vez, en la era de];¡ sllperllloc!erni,bd, ,\llgé ~lr.gll!lle!lta que ídos por la globali/.aci()ll \' b era ele la inCornlClción, diciendo que c()mo rcsll!t;\-
un csp,lcio dikrcntc t' importante ha emergido: el !lo-lugar. Esto" SOIl lugcLrTS do se rcquit'lc un J1Ilc'V'O ,1Cl'lCamicnto ¡c(lrico a lo urballo. Castells, en JllllChos de
en los cuales la identieLtd!lo se COll,stÍiuvc, donde 110 hay ITbciot1c.s signiílcati- sus lextos n:cil'llleS, habLt ckl surgimientu de lo que dlLllna el "espacio de los
, ~ --

vas entre los individuos \' donde Lt his!.()ria no existc.\ugC' cita varios ejemplos ílujos". Este es un espelcio que h,1 emergido en /;¡ era de 1<\ inf()rrn~\ción corno
del no-lugar, casi todos relacionados con el viajaIlte. El aeropuerto, por ejemplo, resultad u de b sinergia (' innov;lción conslante que es una clractcríslica illhe-

11k I I '1
os que rllallda llOS hacelnos 11ll;Ol idea de su vida fllUnótona, la vida diaria en la • , • , ..~... l '

Jeto con el espacIo llrlMnU se pone en una siluauol! IHUy precaria. Las relaClo-
Cilld~td que pasd CllITe su casa, la IIlliversid;ld, el b;lr y la casa ele su arlligo Xavi, v ,
,
llC'S del narrador con su bmilia, los amigos y otros que existen en el espacio físi-
alg'lIna salida ocasion;¡] al cine o <l los bares, Es un ser SoIi~lrio qlle no mantiene re-
,

, co de la cilrdad e'-;t:ll1 prácticamente vacías de significado. No hay sentido de


laciones estrechas Ili con su brnilia ni SlIS amigos v qlle parece simplemente mi-
pertenellcia él ningún tipo de cOlllunidad (real o virtual).
rar lo que ocurre en su vida. Narra con un tono pasivo, como si observara su
vida desde fuera; Net no torna acción; las cosas le ocurren a él. Adern:í.s, hace \"a-
Quizás debamos enlender esta re:lcción en el contexto de los abruptos y
rios comentarios sobre la interpretación ele papeles: por ejemplo, 'jugar a ser es-
abrllm,tclorcs cambios traídos por la proliferación de las tecnolugías de l:l infor-
tudiante resulta entretenido", como si su vida entera fuese una actuación.
mación. Podríamos decir que tanto los autores de la Generación X como el rex-
lo de Neuman, algo posterior, responden con miedo al carácter, al parecer sin
Este tipo de realidad virtual se refuerza al tinal de la novela. La destinata- •
límite, del espacio ele los flujos. No todas las producciones culturales de aúos re-
ria de los correos de Net, lVfarina, mantiene el silencio durante toda la narra-
ciemes, sin embargo, responden con esta actitud negativa frente a la Era de la
ción, y llegamos a dudar de su existencia en las últimas páginas de la novela. :-Jet
, Infórmación. Parece que conforme van adapL'mdose los ciudadanos a los usos v
transcribe varios correos que intercepta, escritos entre su hermana v su amigo Xavi,
las posibilidades de la nuc\'a tecnología, encuentran maneras de reconciliar el
quienes hablan de la negación cons~ll1te de la rcalidad por parte de ::\el. Xél\i dice: rl,,- In;;;: flllin .... {'C'Ill el rlp ln, .~l mlr: :¡nln, p,npcíflc::-lnlente
P";;:II',lf"'in . " " 111cr:'lrp-.; _____ __ _ _ _ _1:1_ _
rllltnLl
o

"-"'t-'~o'-'-.''--' '--~'--- ~'--"--' -"-~'-"J'-'U '--''-'~'" ,-.~ '-~'- 'L"Ü~A'-"" Lo" ',',~~~'.A".' _"l~_~ ___ _
A~ o~ ~ 'o_~_~

", .. tu hermano vive en Babia, siempre ha vivido así, escribiendo, inventando las dp
1 '-¡ rl.~rlI·l·lpl-la·p rL=- p .... nañn1as In .... l"11t;Il1no;;,: rinrn. ')r,n~ '"lnrn_
ln--.h r l ' c iltr'lC rj'llrl·.:¡rlpc
L-tl lJU.L IU"---~ 1'---1 ~ \...'--'--- \JL1U•. J '-O L.~'-","ÍÁ,--,"'---'-' '--"'1-' .1.1'---'1 '- '--' ~'--/u ~LL.L A'---'U '--."'.L-"-'-'---' O .. "--'U Ltt" '-,

cosas, fingiendo no entenderlas del todo para no hacerse cargo, modificando siem-
ximaclamente, podemos \'er que muchos movimientos culturales entre losjóvenes
pre su memoria .. ," (180). Al leer estos correos con más cuidado, la existencia
han encontrado maneras de Uti1i7;1.r el Tnternet v la tecnolo9'ía a través del móvil , (j

de Marina se cuestiona. Parece que puede ser producto de la imaginación de


, para atraer a las personas al espacio fisico urbano. Esta interacción entre los dos
Net, un interlocutor imaginado. Ante este narrador no fiable, todo lo que ellec-
lugares es de importancia clave y ofrece un modelo más positivo ya que intenta
tor cree hasta este momento entra en duda. El papel del Internet aquí, el espa-
reforzar la70S enu'e los ciudadanos y expandir los conceptos de comunidad.
cio de los t1ujos, es esencial en la confusión entre realidad v ficción, espacio
fisieo y ciberespacio. El titulo de la novela, La 'uida en Zas ventanas, cobra ahora suma
¡vluchos de los grupos culturales formados por gentejoven en las ciuda-
importancia. Aunque el narrador observa a los que vivelJ en su ediflcio a t.ravés ,
des de España dependen de Internet para promocionarse, organizar even tos y lle-
de las ventanas del patio interior, las verdaderas ventanas por las cuales "'et vi\'e var a cabo una \'arieclacl de hmciones diarias. La Dínamo es una asociación cultural,
su vida son las de .\Jicrosoft. Ncr se puede inventar a tr~\\'és de sus correos; su
antes situada en el barrio ele Lavapiés en Madrid, ahora en La Latina. El local es
vida existe sólo en el ciberespacio, y no hay ninguna conexión que se pueda es- ,
un sitin importante para Lt congregación de gentcjoven de! barrio y es e! cen-
tablecer entre él y su vida en el espacio flsico de la ciudad.
tro desde el cual La Dínamo pone en acción sus actividades de intervención social
\' cultural. Adelllás ele ser el ¡óro de conciertos v, otras actividades, el centro cul-
POlio tanto, el lector de la novela es testigo de una desconfIanza \' desilusión LUral ofrece acceso gratuito ,\1 Internet y, como consecuencia, varios grupos e in-
total para con el ciberespacio. Es un retrato sobre la soledad y a pesar de ser
dividuos se juntan allí a diario para promocionar even los v poner en marcha sus
una colección de correspondencia electrónica sobre la Ltl~t de comunicación.
varios prO\'ectos sociales. La asociación también tiene página weh: aquí pode-
La línea cuestionable entre lo \irtual v 10 real se borra cuando lo que parece ,er
mos VCl' los diversos e\enlOS que se publican (como los grupos de tcatro v de
la "verdad" se colapsa dentro ele la imaginación del narrador/ internauta.
coro ele La Dínamo) v también el blog que publican los editores de la revista LDNIVl.
El bln\! \. la revista conticncn artículos de Glr:lcttT j)olítico v soci;t!, rescrlas de
() /
Si volvemos sobre la <t.1innación ele Castdls ele que la Ilucva utltura ele [;¡, ciu- películas. artículos .sohre rnúsica y otros asulltos cultur;t!cs. I bv tambi¿:n \IDa li.s-
(!acles es la que crca ul!a interacción signiflcativa entre el espacio de los l1ujm; v la de correo disponihle p:tLl recihir curreos semanales con no\'('ebdcs y evelltos
el espacio de los lugares, parece que esta J\ovela!lo logra crear csa interfaz o que se planeall cn el centro. El Internet es llll elemen10 irnportalltc dcllüncioll;l-
por In menos es t'sct'ptica en cu;mto a la pmibilidad de hacerlo. La relación (kl SlI-
miento de Lt Dín;nno y c!t' otras asociaciolles culturales localizadas en Madrid.

I l' t)
-- I ~:l
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ª,
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",,

Es ulla adición positiva en la medida qUé:' expande la base de Id org~lIlilación yalJae prOlCS);lr cUlnr,llos inít'lll(b desde el poder de definir que- se pcrmik () no en
a gcntcjovcn a Ll ciudad, va sea al Centro () a otros locales para varius eventos. ('st()S espacio.s. Esto no SUpOIW una cc!chr,lción del botellón; simplemente propon-
De esta /llanera, se crean lazos entre ciudadallos de varias localidades fisicas que go poner ele Ull lado los matices r¡¡ora!cs del debate actual sobre el fénómeno para
sin el uso dcllnternel scría lIlucho m,ís difícil que Sé' conocieran. Se crean co- considerarlo dentro del contexto del supuesto carácter dem()crático del t'spacio
Illllllidadcs, en un principio virtuales, que luego actúan sobre el espaciu físico
público urbano.
urbano.
Lo que es especialmente fascinante de este fenómeno es el uso del tnter-
Otro fenómeno interesante ha sido el LISO ele la tecnología del teléfono net \' de móviles para atraer a los individuos al espacio público. A pesar de las
móvil en Espaüa para organizar eventos entrejóvenes. Podemos citar específica- malas críticas que se le puedan hacer a los macrobotellones de 200f.i, estos eventos
mente el macrobotellón que se organizó en varias ciudades espa!lolas en la prima- tmieron un gran "éxito" \ un nivel extraordinariamente alto de participación
vera de 2006. El botellón, una tradición entre lajuventud espaüola que comenzó debido a su difusión a u"avés de los correos masivos v los mensajes de texto. Aqní
por la época de la Transición, ha crecido en popularidad v en polémica en los presenciamos cómo el espacio de los f1ujos v el espacio de los lugares trabajan
últimos diez a!los. Se trata de grupos ele jóvenes que se congregan en los espa- juntos en esa interbz que describe Castells. La soledad y la htlla de comllnica-
cios públicos de la ciudad como plazas o parques para beber alcohol, hablar v ("ir\n
,-,,~ii \.
~r ,"",hrinn",s in1erner';(11nlf's
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c'¡'j>ticc)s
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Cj'bel"t'Sp'lC'j'()
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escuchar música como aiternativa a los precios exorbitantes que se cobran en los efectos que este tiene en la sociedad no ,on las características dorninantes en
los bares. La práctica, aunque de gran popularidad entre los que toman parte, este G1S0. Al contrario, el Internet se usa de tal manera que se crean nuevas co-
ha sido muv polémica en Espar'ía por el ruido y los desechos consecuen tes de las nexiones \, comunidades entre ciudadanos. residentes de la ciudad que - quizás '

reuniones y por el consumo de drogas v alcohol por menores de edad. Como no se hubieran conocido si no fuera por estas comunidades virtuales a las cuales
resultado, ha habido intentos a nivel nacional para prohibir el consumo de! al-
pertenecen.
cohol en las vías públicas. Tal ley no se ha aprobado, pero los gobiernos de las
Comunidades Autónomas han puesto en marcha leyes parecidas a nivel regio- Estos son solamente dos ejemplos de lo que se podría citar como el uso
,
nal. En Madrid, por ejemplo, el botellón ha sido prohibido con la Ley de Drogo- del ciberespacio v otras tecnologías ele la información para emiquecer la experien-
dependencias y otros has turnos Adictivos, la cual prohíbe el consumo de alcohol en cia viYida en la ciudad. I\Iientras los cambios traíelos por la Era ele la Informa-
la vía pública excepto durante festivos especiales. Aunque estas leyes son bas- ción han sido sorprendentes y a veces abrumadores, no debemos dejarnos
tante amplias en términos de prevención v tratamiento de todo tipo ele drogas, in timidar por e 110s. ~ueslra eul tura depende de la capacidad ele construir la in ter-
se conocen popularmente corno la ''Ley Antibotellón.·· En 2006. en reacción a este Lv que propone Castells entre el espacio de los l1ujos y el de los lugares, Las
tipo de leyes v a la atención desmesurada dada al "problema" del botellón por par- nue\as posibilidades ofrecidas pueden y deben servir de manera muy positiva para
te de los medios de comunicación, varios grupos de gente joven organizaron lo pnllllover las culturas locales, construir comunidades y mejorar conexiones entre
que se conocieron como los "macrobotellones" en \"arias ciudades espal10las. individuos en el espacio urbano.
una competición para ver qué ciudad podría congregar a un mayor número de
personas. Miles dejóvenes asistieron a estos macrobotellones en ciudades como
Granada, Sevilla v, !\laclricl.
"

Es de panicular interf's qllC estas congregaciones se COIll"OCarOn a tra\és


de correos elcnrtlllicos rnasivos v llH'llsajcs de texto (S\IS) <l lTan:',', de Leléf<.)f1()s
móviles. El caso clell11acrobotcllón es un ejemplo b:icinanre del cuestÍonarnicn-
10 del espacio público, donde hubo 1111 intento corL~cienlc y Il¡,lSiH) cle congTc-
gel! a los individuos en los espacius públicos de las ciuclade" COI1W forma de

]24 1'¿~J
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1 -~••
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. ',
.

OBRAS CITADAS
,
,
Augé, !'ylarc. Non-pLare.\: [ntrodurIion to an A n throjJo !O,i!,l' ojSlljwlIl/odnnll'i.
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narrativa joven espaI"lOla" Revúta hi.\pánica moderna LV. 1 (2002): 204-209. Los TER\lI:\OS civilización y barbarie están muv en boga hoy día, basta con abrir
Resina,Joan Ramón and Deiter Ingenschav. After-images ol/he City. Cornell: CornelJ los periódicos para recordar que nuestro mundo está dividido como nunca (o
UP,2003.
como siempre) v que civilización (nosotros) y barbarie (los otros) son desig-
naciones que se han convertido en variables de una ecuación a las que cualquier
institución o \07 oficial sustituye por lo que le convenga. Por lo tanto, se desta-
ca a menudo la capacidad proteica de la dicotomía civilización y barbarie,
pues, como acertadamente ser'íala Carlos Alonso, esta dicotomía: "acarrea en
su seno toda una serie ele dicutomías conceptuales irreductibles l ... ] por
ejemplo. naturaleza \5. cultura. lo autóctono VS. lo f'or:mco, tradición VS. mo-
dernidad. paraté'sis temporal vs. devenir histórico" (2.é)7) , Aiiadamos a la lista
la versión pokmica que inauguró nuestro milenio. democracia vs. terrorismo.
gran generadora de discursos oficiales recientes eJe los gobiernos civilizados y sus
respectivos partidos de oposición.

S('gÚll Alonso. la clicotolll ía civilización v barbarie se reduce necesaria-


mente a "una flgUr:l ret(')ric\ !u\('ca," capa:z, sin embargo. pl(>cis~\IIl('ntt' por ('sU
misma \<lCl1icbcl. de "putcnci;u \' apulltabr una colecci(m heter()g(~ncI de dis-
cursos" (~:') 7) . Es est a ¡U)1 ción de la dicot()mía como generadora de discursos, v del
di,cursCl oficial como generadora de la misma. que me interesa aquí. Inspira(bs
,
(')1 ti, CirClll1'LlIlci:\s (post lcoloniaks JatiIlO<lmcrican;ls, LIS reflexiones de Angel

I :)() ,)..,
- I- I

,
Mientras que Sárlllicllto construvt' la grandeza ele LI ciudad letrada a COs- 1('\ S'lJI")t,]'fi('it-'
. _¡- _' _ .. _ .. '"-_ de
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~ L' ti('rt-rl <"'11 "(-it-lll'1
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\/ _ .

ta de la deshumanización del Otro, la versión rnbinsoniana de ,~dichcl Tour- 11;1. ESpera1l7~t [el nornhre que le da a la islal, al igual que una de est.as vacts
,
.
ni(ér narra su asu'nsión v desacralización como resultado elel contlicto entre
>
"

medio salvajes ele la pampa argentina marcada por el hierro rojo-llevaba desde
civiliLación y barbarie, En este con texto, la comparación de los tt'xtos f\lndacio_ entonces el sello de su seúor y, maestro" (-El) ,-1 Y la isla se defiende, Escribe lo
nales de Latinuamérica del siglo XIX con \lú:rnl's () !o,\ ¡¡mIJos de! Pacifi{(] (k Tour- que scrÍa su equivalente ele "diario" elel conquistador en fórma de "cortes, que-
niel' es partjcularrnen te relevante, ya que permite recapitular \' reevaluar en forma 111 '-irlltl""Jl'
L c"t"l'11!)"S ("11ln,"'id~il1'''s rn-:-~nrh'---'" Trnhi")rr'lll.lpl' \..lLdLI1Ld'-ld."'t
d.-", ,)_0'_--1'::-"' ~'._~~~ __ L~~~
r'~r,-.,t~~~,~".,L·,,,l' \ . . t l l1.:,
~ ..... " ~ • • <--<-~~'- 'Ll", 1 .,
d ')','t"T
.........-''- l1L1,.'-'I\....,,}'
'l' p"

alegórica la fundación de las naciones (pos)coloniales y el papel del discurso de Robinson (clc)) ,
racionalista-progresista europeo, desde la perspectiva desengaüada de la era de
,

la globalización, Robinson gana la batalla cuando recupera la escritura oficial. De los res-
tos del barco rescata sus libros del Viejo Continente, Sin embargo, el mar ha bo-
La primera lucha en Tournier entre civilización v barbarie se lleva a cabo rrado la tinta de las páginas, El acto de rellenar las páginas blancas será la piedra
entre Robinson y la isla, entre el hombre blanco\' la fuerza de la naturaleza, angular de la utopía robinsoniana, La dicotomía civilización y barbarie se reesta-
evocando no sólo el diario de a bordo ele Colón [la conquista como un acto blece v cimienta en el momento en el que recupera la capacidad de documen-
lingüístico: nombrar igual a poseer], sino además el conflicto entre la pampa bár- t;u- su destino, La escritura en papel se equipara, pues, al reg-reso allTlunclo civilizado
- ~-' '---'

bara y la ciudad en Sarmiento, Conforme con el discurso positi\'isL.l., Robinson tie- val final simbólico del naufragio: "Quería llorar de alegría Citando trazaba sus
ne que imponerse a la naturaleza para poder mantener su estado civilizado, Al primeras palabras en la hoja de papel. Le parecía haberse salvado del abismo de la
igual que en el Facundo, el arma predilecta que decide el desenlace del conflic- bestialidad donde luchaha contra la sombra, v, haber logrado su vuelta al mun- (-'

to entre civilización y barbarie es la escritura; pero mientras que en las obras de do racional al cumplir este acto sagrado: escribir [ .. ,] Así, una nueva era comen-
Sarmiento la subyugación del Otro se logra gracias a la domesticación del bár- zaba [ .. ,] " (39),
o
baro en la escritura convirtiéndolo en elemento folclórico,) en Tournier asisti-
mos a un verdadero "cluelo de grafiteros," en tre hombre \' naturaleza, en que La sobre escritura elel Otro y la borradura de la tinta en las páginas nueva-
cada uno de los adversarios intenta dominar al otro imponiéndole su propia , mente vírgenes refuerzan la isla de Robinson como parábola lograda de la in-
escritura, Este duelo ejemplifica la imagen del nacimien to de las naciones latino- vención de ,-'\rnélica de la época de Facundo, cuando se consideraba el continente,
americanas corno una violencia verbal o sobreescntura U''Íe\Tet 19): Rnbinson según Lorena Amaro Castro, una tela en blanco, "un lugar por construir, una
"
rasga el texto de Benjamín Franklin en la roca de b isla, v deja a~í grabada en tierra joven' poblada por jóvenes pueblos' que comienzan a discutir los asun-
to,,, vinculados con sus identidades e historias nacionales" (2), Para Robinson, el
primer paso para la construcción de su utopía consiste en cambiar radicalmente
s, Conviniendo el papel mismo en campo de batalla, Sarmiento escoge la esrritu- el desorden existente (heterogéneo, imprevisible, inconu-olable) de la isla, y ele
ra como el arllla predilecta ele la civilización que Plirnero crea, racionaliza \' flnalmente fíc- planificar e imponer un orden nuevo (utópico, racionalista, positivista), Dice
cionaliza al bárbaro a fin ele poder integrarlo -como una cómoda versión folclórica Robinson: "la pampa [de la isla] era una masa que había que atacar, amansar,
"tighf'- al sueno modernizador, v como dice Julio R.c'11l0S, someterlo "al orden de los clis- reducir metódicamente", va que, "esta composición fina de la pampa europea
cursos, de la ciudadanía, del mercado, del [.<;laclo moderno" í 1~-\), Así pues, clletrado gana es toelo el contrario de la naturaleza amorfa y sin diferencia que manejo aquí" (51),
dos veces: primero, lleva a cabo su invectiva política y, segundo, convierte al "bárbaro" Al igual que en textos fundacionales como el Facu.ndo, en Viernes, la reducción me-
en una exhibici()]] >cxótica, en Ull espect;'tculo literario ('un "poclercs sohrcllatur;t!cs" tódica, Lt imp()sici\lll de un ordell ci\-iliDldo utópicu seráll Lt respollsabilidad de];¡
(Facundo 1'''¡'1) que ltlC}¡;l cn una LÍerra donde abundan "plantas vigorusas que nacieran ciudad ktrélda al scn'icio de la ciudad adlllinistrativa, Así jlues, el prillcipio de la
con el ,¡bOllO llutritivo de la sangrc humana," (105) lodo par;t dar "¡inte orig'inaJ al dra-
ma \' al romance nacion;tl" (H:!l, e, decir, para atr;lCr allenor (~tlropeo v, sohre todo,
para legitimarse a sí mismo corno c,critor ele un Jlt'¡\¡lico intcrt);\('jon;d, I Toch, bs traducciollcs de Tournicr ,Oll mí;ls,

I :iO LlI
.,,,
,

,
illstitllciO!lt:'s,lí A pesar cid caos ell()fici~d ,iplJe insistiendo el! la
las calles, la \'01 dCI v el cjl'Cutor de SIIS órdt:'lws," !lOS revisit~l en d ,-\frica ele C()ctze(' el) Corma
,"
vc)si(¡lI de su realidad lttúpiCt, que es su abstracci('ll1 de la ci\'ilizacj('¡¡¡ ideal: "01 de una imagen esperp('lItica y grotesca dl~l antiguo poseedor dt'llogos de los
trouble in the schools ¡he radio says nOlhillg, lhe tdn'ision sa\s nnthing, In lhe textus fundacionales dd sig'lo XIX, En Edad de hÚTro, la vuz dc11ctrado se reel!-
world they pmjecL all the chilclrcn ,orlhe Iand are silting happih atllwir dC'KS le- carlJa ell \lila ,1Ilcian,[ pnl!csOL¡ de lenguas llluertas que padece de Ull cillcer
;ulling" (3lj), Y, al igual que en el Alric¡ de Coctzee: incuLlble ele los lmesos, Trasgresor~¡
de los dominios ele la civilizaci6n (la ciu-
dad) como de lus de la barbarie (los barrios negros), y al misrno tiempo margi-
es precisamente en la abstracción que hicieron [los escritores fnndaciona- nada en ambos mundos, la narradora es condenada a observar impotellte, las
les] de la civilización europea donde Sarmiento y los unitarios encontraron la cunsecuencias ele su labOL En su teslamento, dirigido a su hija en los EEl.:U,
racionalización que fortificaba sus mecanismos de defensa contra una realidad atestigua la destrucción de su cuerpo pOI la enfermedad corno la destrucción
que amenazaba con desbordarlos imponiéndoles la multiplicidad, la heterogenei- elellllundo q\le obsen¿L _-\sumiendo responsabilidad por ambas, confiesa: "1
dad de un mundo hecho de represión, sufrimiento, illjmücia v miseria, (Altúo Ló- have canccr ¡¡'OlTl the accumulation 01' shame 1 have endured in rm, life, That is how
pez156) cancel' comes abollt: fro!11 sclfloathing the boclv turns ma1ignant and begins lo eal
- • (. t."

a\\'a\ al itselr' (14:)1-


,

El arquetipo ele! 'bárbaro' reaparece en Edad de hierro con mm parecidas ca-


ractelÍsticas descritas en Sarmiento, La animalización del bárbaro es algo recurren- La realidad en Edad de hierro desborda cuanelo la desconfianza de la ciu-
te en la obra de Sarmiento, empezando con la alegoría elel encut'ntTo enu'e el tigre dad real en el discurso oficial provoca el colapso del orden utópico, El bárbaro
"cebado" y el gaucho bárbaro Facundo, al que "llamaron tigTe de los Llanos" (1301, se rebela en conU'a ele la ciudaclletraela clenunciando el discurso oficial como arma
deshumanizado por su "mirada sanguinaria" (129), más aterrador \ bestial que opresora de un poder ilegí timo e injusto: "talk had weighed down the genera-
la del elepredador de la pampa, Como Facundo, el mendigo Verceuil, '\ellow-eved, tion uf his grandparents and generation of his parents, Lies, promises, blandis-
defian L Dog-man! " (56), se destaca por su animalización, su ociosidad, falta ele dis- hements, treats: they bacl wa1ked under the weigbt of alllhe talk, ~ot he He lhrew
ciplina y explícita renuncia a la productividad social, mientras que los nÍl'los afri- off talk. Deatb ro talk!" (145), Al rechazo del discurso oficial se añade la aulo-
canos como Becki representan la insubordinación, la [¡ceta \1olenta e incontrolable desacralizaci6n de la ciueladleu'ada misma, Consciente ele que el b:u'baro es el pro-
del bárbaro, la amenaza del orden de la ciudad civilizada, ducto de Slt labor, "the monster made by the white man" (50), la profesora de
Ieng'uas muertas descalifica ahora el discurso oficial con sus propias annas,
La ciudaclletrada, en cambio, gran gcneracloLl ele la furm<1ci(lIl ele identi- como si encontrara a]¡()r~l en sus diccionarios imaginados
,- la fuente ele la vacui-
dades nacionales en S<!rmiento, v, como va he citado, "el anillo protector del po- dad elel UIli\erso de los signos:

a message stupidlv unchanging, stupidly forever tbe san1e, Their real, af~
li, Aunque Coet7ee prescinde de alusiones históricas e,pec:íficas en sus IlUvel;Ls, la ter vcars uf ct\l1lological Jl1t'ditatioll on tbe word, LO have raised stupiditv
lllat;mza de 1m, n ilíos en Fdrul de hierro evoca la m;l'iacre de Sowero en 1(JI!), La "revolución" to virtue, To stllpefV: tu cleprivc offecling; to bellumb, eleadcn; to st\ln
v el desafio último de los !lit-lOeS de colcg-io consistía en alisen tarse dé' las escuelas v manifcs-
I ,_,
Wilh amazemcnt Stupor: insensibililY, apatln, torpor oE mine!: Stupid: clu-
tarse cn CO!ltLl del intento del gobierno de imponer la lengua de la mino[Í;¡ blanca, el áf¡-i- !leel un the Llculties, inclitTerent, destitllte ofthought or feeling, From slu-
ca,IIlS, en hs escuelZls La tragedia ele SO\VC(¡l se cobró la vida de cenlcn;u es ele mIlOS, /J!'rl', lO be stunnecL astoullc!ccL A graclient from stupid to stunnecl Lo
filsilados por las illItoridadcs, COllJO respIresla, i\clson \bnclcb dCTllltlCí,1 Lt Illa,acrc (11 ast un i,!lecL to be turllcd lo stone, The I11cs,age: t hat tlw message never chan-
"!\blldcLt's Cid]," ,dudícndo ¡,ullhít'n a la In,llliJJ1ll;¡cj(Jll elel dí,cur,() oficial corn() UII ,trina ges, ,\ messagc th~¡t turlls pcuplc to SU)lll', (:2l))
I)),l, de ,Igrcsi(')[l y ClIJrcsion, y procLull,1 que "t() 'I'C Ihe ITal face (If<lparrlwld \Ve mil'!

1(lO k he 1)(" Ilh t IlC' veil () f' C()l) sti IU t i Ul];tI fOil IllI bs, clccep tive Jl h ¡;¡Ses :ln d p l:wi II g \I'í I h \\'e) ¡el <' Cud7ee I'l1lplca tI, lllismas estralegias que los escritores fllmL1Cio[};¡]cs, sólo
(Al\!
, C 1<¡SO) que al rnl's, es decir, legitimando b voz del Otro v. clcsacraliz~llld() el discurso
, ,

1:>1 1,)" ,)e


occidental. El papel de la cilldacllerrada en el futuro, según CoctJec, podrí;¡ ser lros escritures ],nilloallltTic;lIlOS, ¡\unque la ciuebcl letrada se impone soÍJre la
la fórnenlación de una escritura, que, al darle voz al bárharo, se dedica liada nClturalen húrlJaLl, el b:lrb,lH¡ en TOllr!lier la ckstTlIve con la lisa nictzschC,ll1a, !o- , ,

más al "arguing fOI (hat unhcard" (Edad 1,46), Y, sin embargo, :CÓlllO podemos in- granc!o la invnsic')J] de Lt dicotorní,L Finalmente, con la novela de C:octzec se
terpretar el desrillo fillal de la ciudad letrada en Coeuee, pensando en el papel cilTra el proceso de ascensión V caída, de fúrmaciún y disolución, Es el 'testimo-
() la responsabilidad ética del in te!cctnal del siglo XXP Ll respuesta puede enCOll- nio' de la cilldad ktr;l(la misllla cJ1w nos narra, con plena conciencia de su pro-
trarse ell el abevo final entre Vercueil V pia ITSPUllS,lhilicLld, el Cllllflic!o 'llliOdc.silllC!O¡ télltrc la civilización y harba¡ic,
, la n;lrradoLi, cllÍnico acto/contacto rc-
almcntc humano en toda la novela, Es talllbié'n el acto simbólico qlle illsinúa v, la clla!, dos siglos nú,s tarelc, no ha logrado nada lll;'lS que provocar b vellicla de
al mismo tiempo refucrza la importallcia de reconciliación petra la supen'iven- una nueva edad ele hierro, la de Ull inmenso matadero global al servicio ele la
cia de la raza humana, ciudad ciúlizach

Coelzee condena el discurso letrado y lo descalifica, en sus palabras, de


whitr' writing, un término abarcador, según Richard Bergam, "for certain histori-
cally circumscribcd point of departurc in \\Tiüng abolH South Abca, and perhaps OBRAS CITADAS

about colonized worlds in generar' (Bergam 423), lPlite writing significa alimen-
tar y reforzar la dicotomía civilizado-b:lrbaro, ya que "the black is black as long '11',\I-()
~~ _ I /\"'07 Hi'ct()I' '''';'l;l]pl'lllC'
"-~'-_'l-''--L''''.a..-- ~ ~'-.-_
'-..-l "(';\"]I'Z-'lCl"'I'"
,. .~,-" .:. ]O',ll'])'n';,o'
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.1 id"'lti-
'1..1 Ll

as the white construct'i himself as white" (425), dad," Cu adern os A,IIIIT/canos 104 (20(H): 145-158,
.'\1 onso, (",ar l' "(" '1'l!.aClOll
OS"I\l '- v 1lar ]lanc,
, "[f' , ~C)
- /1'1)(1/111/ ') (1 (lOC)) C)~' C,0
I c,."" ,o •• : ",,:Jb-\)~),

En las últimas páginas de la novela de Coelzee, la herencia de la ciudad le- Amaro Castro, Lorena. "La .\rnérica reinventada, ;"rotas sobre la utopía de la ci-
trada nos llega en forma del testamento de la profesora de lenguas muertas: \ili¡a-ción' en Arrz:irájJolis, de Domingo Faustino Sarmiento" E.\jJéculo 24
palabras regeneradoras, que son, como anuncia al principio de la novela, le- (2003\.
che materna, "words out of my body, drops of mvself' (Edad9), escritas con la es- Bergam, Richard, "A.n Inteniewwithj,:VL Coetzee," C:onte/lljJ(!raryLitaature:~3
peranza de que "as you read them, ifvou read them, emer you and draw breath 'll)' (l')) , 41q 9l
1,- ~_. ,-~)_.

agai 11, They are, if you !i ke, my way of living on" (131), -::.-\ quién dirige la na- Coetzee ,l \1. T/¡e .vobelf.ectllre In LitaaIure, 2003. New york: Penguin Group, 2004,
n'adora su testamento~ ¿A su hija en los EEUC? :Allector~ -::A \'erceuiL el _, ,4.ge o/lron, :\ e\\' York: Penguin Group, 1998,
mendigo africano~ La ambigüedad del 'tú' aquí es signiftcativa, va que en este _ , Fr!C. ~C\\ York: Penguin Group, 1987,
"tú" final la dicotomía civilización y barbarie parece resolverse en estos tres Cragnolini, \lonica, "De la risa disolvente a la risa constructiva: Ulla indagación
posibles in terlocutores que se flmden en un solo recepto], Con este receptor Co- nievsc!JC',Uld ", ,\'ícl~\che actual e inadl/ol VoL TI. Buenos Aires: Oficina de Pu-
-
etzec nos presenta su idea de utopía para el siglo XXI:' un mundo que "is no[ blicaciones ckl CBe, !S)C)6,
a place ofwords", como sueña el narrador al tinal de la novela Fo(;, sino "a pla- Horkheimer. \1ax, Erlip,ll' (1 Heason I\'y: Seabmv, lLJ74,
ce where bodies are their ()wn signs" (lEí 7) Y donde convivimos, ciYi]izaciones \bndela, :\ehon "\!andela's CaJr', A\'Cjunio 1980,
que celebran sus diferencias, capaces de reconocer en el Otro una cara huma- \lclnelh, Rrt'tL "Expanding Empires, F.xpancling Selves: Colonialism, the NoveL
na, nada más, Un mundo en el que el letrado es el anillo protector elel que no an d hU
'1 ¡' ('
J!rlson,rusoe, ,JII.ICi'les /17.
"<' , t111' i \''ove,l 'r
en, 1 (S '
,pnng ,): 1-~91
')(')()'l)
~
,

lJene VOL
\lilJ!t', LonLL "Tournic-T \lvth as \Iicmscopl'." RO!Jillsm! (;ru\OI': ;\['1llis and ,\1l'ta
1II01!J!WI!'S, bis, l.ic\l' Spaas ¿¡nd Brian SilllPS()IL Lonc!()ll: \Ltcl\lillian P 1:1']),
l\licntras que los textus de Sarmiento se considc];ll1 textos fundacionales, l():l(i Ibi-81
\!OSSllLtll, Rol)t'rt. "South Afi'iclll LiteratlllT: ,\ (;lo]¡,tl Lt'SSOll in ()IW COlllltrv,"
que establecen \' afirman continuamente la dicoTolllía ci\'ili¡;lcic')ll v IMrb;lrie, t'n
,

Vir:ml's () los limbos rfl'l f'l1ájiro se propone' una rccvaluac:i()nsem;íntica a través de Ihl' F,II!!,!ishjnulIlIll\'oL 79,8 (llJ(IU): 41-4:\
la par()dización de lo que se consideraba b:lrbaro o civilizado (letrado) en tlues- :\C\Tt't,Jll;Ul Pablu, "Sombr'.ls terribles, Ll dicotOlllía civiliLacióll-barbarie como

] " , ~I
I ~-\ tí
institución irnag'inaria y discursiva del Otro en Llti!l(l~ll!](-'!icl \' b ,'\rgcliti-
na," EsjJh11f¡) 24 (200;',),
Pagdcl1, An1hollv. "Ius et F<lctum: Tcxt and Expericncc in 1.11e Writings ofBarto-
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'.! - ,

1990.
Tournier, Michcl. Vendredi 011 IpI limbes du Purifique. París: Gallimard, 1l )67. ~ ~ ~

JOSE MARTI y LA CIUDAD DE MEXICO:


~ ~

HETEROTOPIA INAUGURAL DE UNA VISION


FUNDACIONAL DE LO HISPANOAMERICANO
REGIONAL MODERNO

José Antonio González

Hfstern Illinois University •

,,\1. EST-\BLECER una correlación entre el provecto fundacional de José MartÍ para
las naciones que él llamó "Los países azules" (18: 20.5) Ysu visión cultural de la mo-
dernidad en las ciuda(k~ en las que le tocó vi\ir fueran éstas latinoamericanas ()
no . .,alta;¡ la vista que la fe'prese'lltacilín textual ele la ciuelad de México es bas-
tante' diferente ele la que hace de las demás ciudades, es decir de La Habana.
:V!aclrid. Guatemala.• Caracas v sobre todo de ~ew York.

En otr,lS palabras, al localizar e iclentiflcar las valoraciones deJosé Martí que


constÍlm'en ele algún moelo sendas narrativas de la cultura urhana de estas capi-
tales, con la cxcepci<'111 espccíflca de Ciudad ele 'Yléxico, se percibe c<'11110 se rei-
teran cienas tendencias elisc:ursi\'Cls que se pueden considerar corno constantes
sem:lllLicas o rasgos ele estilo, como lo son por ejemplo la continua menci()]l direc-
ta clellucus citadillo v la humaniz<!ción de la ciudad en una metonimia quc
surlla bs voluntades cll' los que L1 habitan.

(;cneralmente todas las ciudades que descrihe, exccpci(Jll hecha de Ciudad


ele :VIC'xic(). sun cOllsider:lclas como persona cultural dentro de su escritura. ejer-

1.c)¡,s U'I
.',
o

urballollo consolida lodo, incluidos los clelt'nninisnws. los nuteria-


11,0 siglo XIX corno (-'! !!lOInento en que corniellzo ('1 proceso de lLJnsfúrrnacióll de
les y cOlltenido, el orden previo y el desorden. el conflicto. comunicacio- ciuclad colonial en metrópolis lIloderna en AmcTica Latina (8:2). Maní llega a Ciu-
nes preexistentes y lónnas de COITIU¡licación. Como f(¡rma translúnnadora (LId de \1{'xico en ese preciso mO!llento. por lu que Ciudad ele M¿~xico es para
lo urbano dcsestructura y estructura sus eleITlt'TliOs: los mensajes \. códi- el auLor cubano IlO s(¡lo importante por ser e! primer espacio donele se corniCll-
g OS que orilóna en los dominios <l0rario e industrial. ( 171) Di a modelar la inw'llción de lo deseado sino que constituye Larnbi{~n la loc,diz<\-
( { , <.)

ción espacial de la rDodern idad deseada en térrninos geográficos. Esta maner~l


Los mensajes y códigos de la cultura en la Ciudad de ~Iéxico a la que lle- martiana ele percibir Ciudad de México adquiere una nueva dimensi{m a partir
gó José Maní en 187E) fueron intuitivamente interpretados por él como los sig'- dd concepto de heterotopía propuesto por Michel Foucault:
nos de la modernidad americana.
Ha\' también, probablemente en toda cultura, en toda civilización, luga-
Dentro de! nivel mítico del texto urbano de la ciudad letrada, se pueden con- res rcales -lugares que existen y que son formados en la fundación misll1C1
siderar los tres niveles que Juan Carlos Dabove señala como ni\'elcs de análisis pre- de la sociedad-los cuales son algo así como contra-sitios, una clase de lllO-
sentados por Rama en La ciudad he/rada, estos son: las instituciones, los indi\ieluos pías efectivamente represen tadas en el cual los si ti os reales que pueden
y las prácticas discursivas (Dabove 2). Estos tres n ive 1es ele 1 an álisis de Rama en- encontrarse elentro de la cultura, están simultáneamente representados.
globan perfectamente los estamentos no materiale, de la cultura urbana e in- cuestionados e invertidos. Lugares ele esta clase están afuera de todos los
cluso la manera de representarlos, como son el urbanismo, la arquitectura, la lugares, sin embargo puede ser posible indicar su localización en la realidad.
tecnología, etc. (Foucault 1-1)

Este ejercicio interpreta la visión maniana de la cultura de la capital me- A110ra bien, Foucault ejemplifica todo el tiempo la localización heterotó-
xicana como un lugar de anücipación en donde ubicar en el espacio físico de la pica en lugares específicos dentro ele la ciudad (civilización). Sin embargo. en el
América Hispana su propia visión-invención de lo moderno latinoamericano. El caso que nos ocupa, la noción se transgrede y dilata para aplicar el concepto
proyecto va a madurar al tiempo que su existencia, \'a a ir cobrando forma de de heterotopía como una representación holística de los valores de una cultura
relato en su escritura \' este relaLo va a transcurrir en escalones o etapas, pudié- dada en la ciudad completa. Es decir, este trabajo no apunta a seúalar como he-
ramos decir capítulos, que se pueden identificar con cada una de las ciudades terotopías a ciertos sitios emblemáticos ele una ciudad dada, sino considerar a toda
en las que va viviendo. la ciudad como heterotopía globalizadora. Lo que hace posible Lal transgresión es
el hecho de qtle el propio FOllcault maneja el término en términos de absoluta l1e-
Ciudad de México es el primer paso, es la vivencia \ el descubrimiento de los xibiliclad conceptual. Por otra parte, estamos ante un objeto de análisis en el
principales factores y las más grandes alertas; Ciudad de Guatemala significa la po- que la condición su! genrris del proyecto martiano en su cualielad discursiva V regio-
sibilidad f~lCtlla1 del proyecto, los primeros esbozos explícitos \ la necesidad de una nal así lo permite.
referencialidael civil. La huella ele Caracas en Sil escritura es el capítulo ele la éti-
ca y la definición del alcance regional del lado del decoro polí¡jco del provecto, un Por otra parte. el provecto martiano es. como resultado, doblemente llt{¡-
refórzamiento ele la noción continental ele lo que él llama :\uestróL\mérica: pico. por no estar siquiera propiamente conformado y por diferir, basta e! ex-
New York es el paso final. En sus crónicas termina de modelar roda la noción tremo de cuestionar e invertir, el tipo de modernidad que se está gestando en la
del propósito, los conceptos de libertad ji democracia se perfilan en el contraste hisLOlia dl·]a cimLlel. De ahí que la ciudad misma dev(Onga en !lna heterotopÍ;t
con modelos alLcrrlativos (le moderllidad. del provecto en sí. o IIÚS bien ele su cultura.l,zecordeJl1os queJohan H!lizing;l apun-
ta tres condiciones f'undarncntalcs de la cultura: "Equilibrio ('n tle valores materia-
En términos históricos Ciudad de México cxpcrimcnLl UIl importante les \ cspiritu,lles ... 1 (371.,lspiLición l ... ] tendencia hacia tlll idcal C)R), 1.. ·1
o

proceso de lraIlSl()nnacióll. !\llgcl Rama identifica la (kcacla ele los setl'n ta del J)olllinaci()ll de la n;ll!lLilt'la" (3(1). Como provecto fundacional, la visión lll<lr-

14:2 113
'"
<

"

tiana de la cultura Illoc!crll<l <k Ilispano,uII(Tica cUlllienza ,1 locali¿ar este triple El tcrcer principio <le Foucault apunta a la posibiliebd de la yUXL:l[Josici(J!l
ideal en el espacio de la capital íllCxican<l, ele sentidos \' valores (210), "1.1 hablar de las funciones en el principio anterior
ha quedado claru queJosé 'vlaní sobrescribe su proyecto de "ciudad [!loderna"
Veamos ahora el! ql[(" medida lo quc consideralllos como una Ílcterotu- encima del tcxto real de la cultura del que el propio Distrito Federal csr:í siendo
pía de lo modlTno en Martí clllnple COII los principios proplwstos por FoucaulL escenario ell este ITIOlllelllO, Su so!Jrecscrirura JilTlcion<I en ambos niveles de b cul-
Para el Lilúsoiú frand's, 110 Itay. una forllla absoluta .\' universal de Iteterotopía (1.5),
- '
rura: el nivel material y'• el simbólico,
sin embargo, de acuerdo con su primer principio, la manera martiana de materia-
lizar su ideal o aspiración cultural puede perfectamente ser considerada como una En el nivel material su presencia activa es C\idente a través de signos de la
,-
hetcrotopía desviada (Foucault 17) en tanto que los valores que se atribuYen al cultura como sus publicaciones para los mexicanos, la documentación comproba-
sitio no concuerdan con los que sostiene la cultura real o histórica en su deve- ble ele ciertas funciones civiles, como la de secretario de actas de ciudad y hasta
, ,

ni!. Angel Rama apunta al respecto "Así, los dos uni\Crsos a los que aludía :\1ar- en su imagen,junto a la de otros personajes emblemáticos de la ciudad, fácil-
tí, el que se movía b,0o los pies y el que se llevaba en la cabeza. se objetivizaban mel1Le identificable en el famoso mural de Diego Rivera "Sueño de una larde
en dos ciudades, la real que se expandía con una anarquía tras la cual corría el de domingo en la Alameda Cen traJ."
orden para organizarla (y L:lmbién embridada) y la ideal" ( Ciudad", 115): o sea, su
pruyecto lIlodernizador. En su cuarto principio Foucault asocia la existencia de las hcterotopías
con lo que él llama "rodajas de tiempo" (22), es decir, con períodos específicos en
El segundo principio de la heterotopía según Foucault se ocupa ele su los que se sostienen ciertos y'alores de la subjeti\'idad social. La validez de la he-
función (18), ?,;o ulIa función en términos teleológicos o de todas las posibles terotopía maniana queda en este senticlo legitimizada por su propio carácter
lecturas contemporáneas, sino en relación con el propio proceso discursivo ele ruptura de las normas de valores y por su carácter asincrónico. FOllcault aila-
martiano. Ya hemos mencionado que en este sentido la función más ev'idente de que "la heterotopía comienza a funcionar a su capacidad máxima cuando la
es la de proporcionar el espacio tangible para el proyecto. Pero hav aún otra gente llega a una especie de ruptura absoluta con su tiempo tradicional" (22).
más transcendente en términos de la modernidad, Como intelectual fundador del La ruptura de la prmección al futuro:
modernismo hispanoamericano, José :\1artí contraviene la supuesta negación
absoluta de nada positivo en lo que J\1atei Calinescu ha llamado la "modernidad Tú te ordenarás: tú en tenderás, tú te guiarás; yo habré muerto, oh Méxi-
burguesa" (4]) e inaugura en Ciudad de !\'féxico una actitud intelectual nueva co, por defenderte \' amarte, pero si tus manos flaqueasen, y no fueras
en la que pretende conciliar el lado estético v tecno](lgico de la modernidad en digno de tu deber continental, yo lloraría, debajo de la tierra, con lágri-
función de la sociedad entera, mas que serían luego vetas ele hierro para lanzas, - como un hijo clavado a su
ataúd, que ve que un gusano le come a la madre las entrañas, (19: 22)
El hecho ele que su proyecto no pase de ser una aspiración \irtual en este
momento no invalida esta función, Al hablar de los imelecwales cubanos contem- Esta heterotopía m,irtiana de la ciudad se asociaría más bien con IlIl fluir di-
poráneos den tro ele la isla, Rcl.Elel Rojas dice: "En sociedades, como las nuestras. n:1I11ico de la Forma ele interpretar el devenir hist(nico que con una inmovili-
donde la eskra de la ciudadanía sólo existe dentro ele Ll imaginación democrá- dad acumuladora de v'alores textuales que se puedan ver como cronológicamen le
tica, la ciuelad letrada - a pesar ele su origen estamental- reproduce los márge- superpuestos cien ero de la lectura cultural de lo moderno urbano,
nes de la vida pública" (42). Delrnismo modo, aunque la agencia deJosé \LtnÍ
es pr:lcticalllel!tc l1It1a, a pesar cle su activa participaci(m (-:n la \id~l pública mexi- El quilllo principio alude a la pn:sujJosición de Ull C<lL'IC(cr ,1 la vez ,\hier-
cana ele su tiempo, el sustcnillliento ideal de los valores cllltllr;¡]es que atribmc a Lo \ enracl() de b Ílcterotupía, lo qlle la hace penetrable (2;')), '\Jo nus eslamos
la Illodernidad urhana de Ciudad de !'v1t:xico es reprodllcido pur él en Sil ,'isióll hc- rdiriclldu aquÍ en ningún modo a la pelletrabilidad e1el espacio físico de la ciuclacL
tcrot('lpica de la misrna, FOUGlltl¡ ejemplillcl generalmente con plIntos específicos de la espacialidad ,1

144 14!)
los q lit' se ;lsigna ll!l COI1jlln (o de valores determinados. En este caso ('S(,lm flS ic!cl1- lico es UIla condici(')[l sine ll/1{l
1
non 1nara la ]losterio! enunciación de! provecto .1 ,

tif!cando C011"10 hetcro[opía una invenciúIl a trdV{~'S dl:' tI escrjtur~1 de un espacio fUJ1dacional martiano. Al respecto se debe tener c'n cuenta lo que Rafael Rojas
amplio y complejo, cdrgado en sí de múlt iples signiLicados que St' (Tan s/( mnan v apllllla acerca de la mudernidad intrínseca que se revela en lo mítico arnerica-
yuxtaponen dc manera dinámica y constante. J lO (¡JI InNl/ción J 17).

El car:lcter cerraelo del proyecto fundacionalllLlrtiallo radica en que su Esto nos permite reafirmar que Lt heterotopía de I() hisjl<\!1()americmo mo-
autor lo dejó inconcluso e incompleto v, al Illismo ticlllp( " pensado para Ull" re- derno localizada dcnuo ele la escritura marriana (Oll su reflejo ele la cultura de la
gión n¡)tllral y geográflGUl]('llte definida. Su carácter abierto l~idica en que su
~ - Ciudad de \léxico es una premisa v un escalón im¡..lITscindible para la existen-
localización final incluye tocLts las ciudades de la Amf>rica Latina v en su lectura cia misma del relato. De esta manera, José \1aní encontró en la Ciudad de Mé-
tan múltiple e imposible de encasillar como la propia ciudad donde se inicia. Tam- xico un espacio urbano donde representar, cuestionar e invertir los valores
bién en el hecho de que, como provecto, esta ficción fundacional es susceptible de éticos v metafísicos que le cran esenciales para conformar un relato de la utopía
ser releída y reinventada desde distintas perspectivas. ele una modernidad ideal para los países azules.

El sexto principio de la hcterotopía para Foucalllt (26) se basa en la imerac-


ción de este espacio en relación con el resto de los espacios similares, es decir, se
basa en la función atribuida a la Ciudad de :\féxico que I\lartí conoció v en la OBRAS CITADAS

que vivió, con respecto a los otros espacios que más addan te recogerá el provecto.
La condición ele heterotópica de la cultura moderna se fue perfilando en la ma- ~-'\\icolli, Franco. "l'na úsión italiana: 'La tierra de Italia,' deJosé Marú." Anuario
nera en que Maní pensó que la civilización debía actuar para garantizar una op.. del Centro de EstudIOS martlanos 12 (1989):

284-300 .
timización de la calidad y la justicia sociales. Esta de fin ición se revela de manera Am1ard, \!laurice. "Espacios". El Mediterráneo. Ed. Fernand Brauclel. La Habana:
cada vez más clara y explícita en su discurso a medida que transcurre su peregri- ER 1
_ . ) -8
( . .
.:1.
"
1"8-4
,)_
.. ,
i
......

nar por las otras ciudades de la región: así la heterotopía inicial se desdobla en una Calinescu. :Vlatei. Flve Faces of/'vfodernity: Modanism, A.vant-garde, Decadence, Kitsch,
sucesión de heterotopías que se van superando a medida que el prmecto crece Pos/modernismo Durham: Duke ur, 1987.
v, madura en la escritura martiana. Dabove,Juan Pablo. "Ciuc!adletrada." En Dúcionano de Eltudios Culturales Latino-
allln-l-rctr/os. Eels. \lón ica Szurmuk v Robert McKce Irwin. Mexico: Siglo XXI,
, L

Podemos concluir entonces que el carácter flexible v adaptable del con- :::009.
cepto de heterotopía nos ha permitido analizar el peso elel relato martiano so- Foucaull, [vfiche/. o¡ Otha Spuccs. (Conferencia). Trad . .lay Miskowiec. 01-26-
bre la cultura de la ciudad de México en función de su ;Lxiolo(.,ría
L
ele representación
.
:2008 <http:.' / f011G1U1Linfo / clocumell ts/heteroTopia/ f(Jllcault.heteroTo-
simbólica de los valores esenciales para su proyecto fundacional y ha permitido pia.en.html>.
identificar estos valores con el espacio flsico total de la capital mexicana en e'ia épo.. Geert7, Clifford. ni!' [nt¡rjmlotion o/Cultures; .Sl'lectaiEssoys. New 'York: Basic Books,
ca. Estos valores no se harán explícitos en el metarrelato sino hasta los epi<;odios 1973.
posteriores al de la Ciudad de México. Crcenblatt, Stephcn. "Culture." Critical TeT1n\firr Litaary Studv. Eds. Frank Lentric-
. ,. ·Th oma, .
Cla \fcl· ~,allg ll'
1 111. ('1' l '[), 1e)()-
,1Icago:, ., :l. ')')-
__ ,l.
Al COlllent;lr Lt apliclción de los principios elel cuncepto de lll'tl'lo(opía al IIui/illga . .Joban. Filtre las .lolI/bms riel /1la!llll/a. Tele!. ;vbrí~l de Meyere. Barcelu-
texto objeto dc CS(lldio se ha confirmado que el car:1U(T de lo hispanoalIlerica- na: Pcnínsllh, 20D'!
no ('S representando en este caso más bien en tf>rlllinus sirnbólicos e intríllsecos dt, LlOlt'bvre, HCllri. TI/(, [,¡ball Rmolut/On. ·rrad. Roben BOllClllno. 'vlinneapolis: L!
la cultura. :'vlartí localiza eslus rasgos ideales para lo fUTuro moderno con la exi.s- of:vl innesota P, :200T
U'neia lllisllla de la capital mexicana en una {>poca de carn biu. ESle carJct<T simbó- Lehan. Richard Dalliel. Thl' (:ú, in Lltnalurt /cmnjJIIII'r/ill'!: anhlJl'1lnllIal and CuJ/IJ.-

141í 117
-'i

ml/lis/or". BerKcIcv:
• •
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J L
v.1. t;' c: DA {'T í \
L.....J .1. Fi ,-, .1. '--'
U· .I:\..
n B 1\ Tí \
.~
1"1..1" '--'
y;o ' ' " TT'T" Te''' TT ,
I'., 1" 1 r 1 \..y I'., 1"'1 ll\.
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Cm, EL DESARROLLO de las ciudaeles a principios del siglo XX, la ciudad adquiere
protagonismo en la literatura hispanoamericana, al mismo tiempo que el hogar
cobra más fuerza como refugio para sus habitantes, especialmente para aquéllos
que, como la mujer v según la mentalidad de la época, se podían ver expuestos
a los peligros de la ciudad. La presencia de la mujer en la calle podía implicar el
abandono del núcleo familiar y la posibilidad de un cambio en los valores mo-
rales que exigiera cambios sociales por lo que el sistema imperante continuaba fó-
lnentanc10 que las apariciones de la D1ujer en el mundo urhano fueran rn.uy
limitadas. '.[auhe\\' Emble\ ha seIlalado: "Dllring these past centuries, unwritten
rules have often excluded the female frOl1l participating in parts of the urban
societv·· ... '"\vomen have often been consiclered to be second-class citizens to

their male cOllnterparts, creating a division that has separated the realms 01' the
specific genders" (248). La novela femenina ele comienzos del siglo XX comien-
za a darnos una perspectiva nueva de este fenómeno. Por un lado, se observa la
proliferación ele persolujcs fcmeninos que se desenvuelvcn en un espacio nuc-
\'0: b calle \'. por otro. lo que predOlllina I'n Illuchas de estas obras es un tono

de c1t'llllllcia. pues sus autoras intentan resaltar el papel seClllldario de la mujer


delltro de una org;mizacú')[j social quc siglw excltl\élldub yque con frecuencia ill-
. .

siste el1 cnrarle las pllC'rtas para pospo!ler su total incOI[loraciónal espacio llr-

14¡l 14'1
,

barl(), AlmisIllo tiempo, se produce utru f'cnómcno: Lt ciucbe!, Cjue J¡abÍ~l sido fUIl- La prot<igonist;l, \larÍa Eugenia Alo]]so queda huérEtna a los dieciocho arlos
damentalmente escenario en ti novela dd siglo XIX, se ~llltT()P()lllorfi/a en el si- \, tras una bre\e esLlllcia en París, viaja a Caracas para reencontrarse con sus
glo XX v COllecta de ulla f(}rlll~J más directa con Lr p.';il()l()gÍ~l \' Ct)ll las tíos, primos \' ;lb\lela, Las ideas avanzadas que la protagonisia ha adquirido en
preocupaciones de SllS habitantes, En este tLlb;0n pretendo ~malizar C<llllO ('11 la París chocan l'l ambicl1 te tradicional que se respira en la casa v, en general, en
('()Jl

novela femenina, \' concn:talllell te en l/ignita de Teresa de la l'~llT~L b ci ucbd, pn- la ciudad ele Caracas, \1arÍJ Eugenia se plantea cllllatrirnonio como salida a la
son;~e es en innumerables ocasiones la proyección ele un sistemajerárquico v situclción en out' se encuenu-a, DETO su cna!TIorado) Gabriei ()hnedo, arab~1 casán-
~".!. '

patriarcal que no hace sino ahogar a la mujer obligándola él acatar sus norma" man- dose con una mujer más l-ica, El clima de opresión de una casa converüda prác-
teniéndola encerrada, ticamente en cárcel v las ideas conservadoras de tía V abuela, nll~eres llenas de
prejuicios, irán em'olviendo progresivamen te a 'VIaría Eugenia, hasta transformar-
En el al10 1CJ:!4, la escritora venezolana Teresa ele la Parra publica su pri- la por completo, Así, finalmente, aceptará casarse con César Leal, un hombre que
mera novela: [figenia, Diario de una se'iiorita que esmmó ¡JOrque sefastldiaba, l nmcla que la reduce a objeto decorativo y se someterá a las leves sociales que la convierten
sorprendió a los críticos de la época, en [re los que hubo opin iones L!nlrables v crí- en un cero a la izouierda.
,
ticas realmente duras contra la novela y su autora,~ '\0 es de extraIlar que a los sec-
tores más tradicionalistas les sorprendiera un acercamiento tan fú;sco e innovador Para demostrar este proceso de anulación femenina, la novela comienza con
1 ,... - • . ',' , .; •

a la realidad caraquena V concretamente a la SIlUaClO!1 en que \l\lan sus mUJe- un \iaje que, contrariamente a lo esperado, no es un viéÚe de descubrimiento, ni
res. La protagonista de la novela no se presenta bajo el tradicional prisma mas- un yiaje genésico, sino todo lo contrario. Se trata de un viaje de vuelta a la realidad
culino sino que. en forma epistolar y de diario personal, cobra voz propia \, a través opresiva de la que la protagonista creyó haber escapado, un viaje forzado por las
de la primera persona, se nos va trazando una realidad que para muchos sería circunstancias \' por el hecho de ser mujer que la llevará de la libertad al encie-
dificil de aceptar. rro. \IarÍa Eugenia regresa a Caracas, ciudad de la que partió con su padre sien-
do niúa v. con la llegada a puerto, su lihertad va a terminar, algo que ya intuye
cuando aún desde el vapor contempla Macuto v la imagen de esta ciudad le per-
l. Debido a su muerte relarivamcnlejo\'en como consecuencia de la tuberculosis, la mite recordar su infancia \' cómo doce aIlos atrás zarpaba desde ese mismo lu-
narrativa de Teresa de la Parra se ciúe a dos I1ClVClaS: I¡¡gewa (1924) v -'lemorlas de JlamlÍ gar rumbo a Europa. Con la llegada del vapor al puerto de la Guaira, :\laría Eugenia
Blanca (1929). El hecho de que se elecame por un tipo ele n(we]a más imirnista. en pri- siente que sus suer10s también terminan y. curiosamen te, es con la imagen ele la
mera persona y que plantee un z\cerC<lmielltO tan directo a la sinnción de b mujer. la ciudad al fondo cuanclo comienza a senúrse prisionera y triste, ya tener el pre-
convirtió en precursora ele la literatura femenina de la se¡;uncla mitad del siglo XX, no sólo senLimiento de que. aun siendo muy joven, en vez de comenzar una nueva vicIa,
en v(,'nezucla sino en toda Hispanoamérica, ésta termina. Este sentimiento se intensifica cuando contempla el barco desde
lo alto de la montaúa~' siente envidia por su vida aventurera comparándola con "la
~, Ndida Norris comenta al respecto: ").1 mismo tiel1l pu que las plumas ele distin- aridez de los reposos finales, definitivos" (33), aridez con la que ella empieza a iden-
guidos escritores eUl'opeus como Miguel de Unamullo \' Francis de \fiol1lanclrc alaba- tificarse. Existe, por lo tanto. en la novela una relación entre el espacio y la rne-
ban su novela. las pluma.s del escritor vcnezolano L VetanCOUrl ,c\risttiguicu \' otrm que mori,\' El paseo en coc he desde el puerto de la Guaira hasta la casa de la abuela en
optahan pur atacar ocultos delr;ts ele seudónimos, se clls~\llaban cuntra Teresa con el Caracas no es así tan to un paseo por la ciudad como un viaje por el recuerdo y
clan) objetivo de denig¡zl! su Jlovela, l':tqucllo que cn el cxtLm¡eJ'o Sl' c()nsjd('r:lh~lll in- el p<lsado. que le sirve a \larÍ,l Eugeniét p;tLl recordar sus primeros ;1I10S de vida en
gcnuas diglesioIlcs d(' Lljo\'('n \Ltrízl Eug'cJlia, la ]¡erollLi ,le' TtTcsz), eJl slIlMís 11<lLtI al- la ciudad. EsLl visualización de su propio pasado \ la tristeza v opresión quc c()-
gunos críticos lo illttTprClahan como lIna :lfrcnla personal. (l. incluso [WOL (()nwIJlcl'Zl1urzl mienza a sentir 110 son rnéís Cjuc un prólogo de lo que le deparar:lla ciudad.
inmoral, En f)ugot;'l, lJlllChasj,')VCIIl'S de buena Camikt tcní~lu rOlundaIllCl)(C pruÍlihirlo
lecr JjigrráiJ a causa de sus 'csG1J1dalosos c()Jltenidos', V!lO n:istc J!lnriv() ;¡]gllno PZ\I,\ c1uc!ar Caracas se presenta como la ;mtÍtesis de París y, va desde su llegarla, !\larÍa
quc igu,t1 dccrl'lo t[lcilo iJ;¡j)I-ja sido iJlljJucstO C1\ Caracas jl<Jra el llli.'llIO grupo ,ocial" i :lOI, Eugnlia percibe que la opinión de su familia sobre ambas ciudades es muy difé-

1:JO 1!) 1
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rente de la suya. París ('11 Caracas es sinónimo de casa de COlTU)lCil)l1, de ociosidad Cuando por fin lkg,m a la casa de la abuela que ella describe como "una casa
y de despilfarro. Su tía \farÍ;t Antonia. opina que "una mujer honrada v que se ancha, pintada de verde. cun tres grandes ventanas cerrada.s y severas" (?A) .:"
estime, no puede anclar sola en París ¡purque se ven Jwrron's' ¡honores'" (~9). ¡'daría Eugenia se recncuentra con su abuela v su tía Clara, personajes que no sa-
Elb in(enta evocar los bulevares de París para comprobar esos hurrores pero no len a la calle en toda la novela, ni siquiera para ir a esperarla al puerto como el
consigue recordar ninguno. Por el contrario, París para la protagonista ha cons- resto de la familia. \ que represent~lfl el sec10r más conscrvadorjunto al tío Edllar-
tituido el máximo de felicidad al que aspirará en su \ida principalmente por dos do que: (01110 h0111 bre, ~jercp una gran influencia en rodas las rnl~jeres de la
bctores: la libertad de salir sola ala calle y la moda. \1aría Eugenia personifica a casa v hace ele filu'o de toelas sus ideas. Dos elementos llaman la atención de María

/
París, al que describe como "amp:ble" y "afectuoso" (15) \ié~lldolo como un sustitu- Eugenia sobre el resto desde su llegada: los patios interiores, llenos ele plantas, úni-
to del padre que la protagonista ha perdido: "París abrió de repente sus brazos v.
.
co punto en común con el mundo natural que tendrá desde este momento y el
me recibió de hija, aSÍ, ele pronto, porque le dio la gana" (Eí). El verse obligada cuarto que le ha cedido S11 tía Clara, la tía solterona cuya vida gris parece pro-
a dejar París, símbolo de la figura paterna. y trasladarse a Caracas. hace que Ma- nosticar la que le espera a ella. La mirada detenida a los muebles de su tía se
ría Eugenia dcba enfrentarse por segunda vez a la pérdida del padre y que su convierte en reflexión v presaQ"io sobre lo out'
tj '--'t
ell;.¡ va
__
intu\j!p como la herencia
continua añoranza de esta ciudad sea un símbolo de la ausencia de dicha figura no sólo de un cuarto sino de todo un modo ele vida que hace que su alma se
paterna. sienta "oprimida de angustia. de frío, de miedo" (38).

Durante el camino de casi dos horas del puerto a la ciudad, :\larÍa Euge- El cuarto está empapelado de azul celeste, lo que le permitirá soíi.ar con
nia, sentada en la parte delantera del coche para ver mejor, contempla todo el cielo al que tiene tan difícil acceso. Su ventana tiene una reja y da a un patio
aquello que tiene ante los ojos e intenta identificarse con el paisaje americano. Ca- de la casa en el que havvarios naranjos. Es muy signiflcativo el hecho de que su ven-
racas la desilusiona. La evidencia se impone al recuerdo v
.
comprueba con desagTa-
-
tana dé a un patio interior \' no a la calle pues, de este modo, ni siquiera puede
do que las calles elegantes que ella recordaba se han com'ertido en "calles desiertas, obser\"ar tras la ventana la ,ida que transcurre en la ciudad, va que la única vista
angostas y muy largas" con "casas de un solo piso, Chalel.s, oprimidas b,0o los aleros" que puede contemplar \' el único aire que puede respirar desde su habitación
(eH) . son los de la propia casa. En sus reflexiones sobre la ciudad de Caracas, María
Eugenia destaca la incorporación de corrales y patios, v elogia a los ÍLmdadores de
La ciudad parecía agobiada por la montaíi.a, agobiada por los ajeros, agobia- la ciudad que "encontraron la manera de vi,ir en ciudadana comunidad sin renun-
da por los hilos elel teléfono. que pasaban bajos, inmutables. ravando con ciar a los encantos agrestes \' bucólicos de la vida campesina" (87) pues tuvieron
un sinfín de hebras el azul vivo del cielo Y el gris indefinido de unos mon- "la inteligencia \' la inmensa previsión de guardar un buen pedazo de campo
tes que se asomaban a lo lejos sobre algunos tejados y por en tre todas las
bocacalles. Y como si los hilos no fuesen suficientes, los postes del teléfo-
no abrían también importunamente sus brazos. \e. fingiendo cruces en un 'l. C;¡ston Bachelarcl ha seúalado que "toda imagen simple es reveladora de un es-
calvario larguÍsimo. se extendían uno tras otro. hasta perderse allá. en los tado de alma. La casa es. más aún que el paisaje, un estado ele alma. Incluso reproduci-
más remotos confines de la perspectiva. (34) da en su aspt'cto exterior, dice un;l inrimidad" ( l (4). Bachelard también destaca el estudio
qUé' algunO" psicólogos. entre ellos Francoise Minkowska, realizaron de los dibujos de
Es clara la estrecha relación que existe entre la ciudad v el estado de áni- casas hechos por nirlos v' cómo en Pélrticubr los ele aquéllos que vivieron la ocupación
mo de ;¡qu{'lIos que la hahit'lIl. Esa ciudad que parece agobiada por la montarla, alemana dULlIlte Ll segunda guerra mundial rcprcSCtll,tlldn clsas CStlCC]¡éIS. ¡rí;ls v ce-
por los ;t!cros y por los hil()s de te](:f"()no no hace sino rcf1(~jar la mentalidad de rraebs. En el cas() de la descripción de l\brÍa Eugenia. esta c()lllic~nza eOIl dos caraClcTÍs-
sus habitantcs v el propio agobio que siellte la pmtagoni,t;¡ al intuir b !;t!t<\ ele Ji- tlClo positivas. Ulla C,I<;;1 ;ulchét de tlll cspcr,lllzador color verde pero ter[]lina con dus
botad que le espera en esta ciudad marcacla por l10rrnas Llll tLH[iciolla!cs. éldjclivos rJélr;¡ cle"crihir las vClllanas "C(~'IT,ldas y ,t'veras" que lJallsrnitclI ];¡ idea de eneie-
ITO que esl;¡ GIS;! n:plcscllLI v que el alma de \¡/;1ría Eugellja cmpieza él intllir.

.,-
]") l ,e"
),)
delltTo de clda elsa" (KK). El corral (J, en sus propia, p,dabLls, el pcd~¡¿o ele la libertad v c11110c!O de vida que María Ellgenia al-lOr" convirtiéndose en UIl rc-
campo encerrado entre cuatro tlpias, es lo quc le permite;¡ \brÍ,¡ Eugcnia eniras- fugio para la protagonista, pues cada objeto, cada teL! y caela palabra dicha en fi-cUl-
GH'Se el} SUC!lOS v IIlcdiwciolles. El corral v CI¡Mtj() son los únicos lugares de la (;1,a c(:<" en e.';tc cspacio interior sirven péu-a re,ivivar el sentimiento nostálgico y aCCTC,Lrsc
que le permiten ver la luna y Lts estrdlas v que, por tan to, despiertan su, deseos ele a.,í a su paraíso perdido, París. Es intcresante observar el dec!o tan distillto que los
vol,¡r y hllir lejos. Sil} cmbargo, el hecho ele que su Velll~\l¡;l di: a un patio COll- lIluebles de la lÍa Clara v los de Mercedes ejercen nI María Eugenia, quiell;¡ través
vierte el encierro en doble, o triple, si consideralllos que ella mis!lla opw por de ellol) -'Dllcde evocar dos estilos de vida I11U\' diferentes: ";C)up ~unbicnte dcJi-
, --'--
utiliDlr la llave para e!lcenarse aún nús en ese cuarto ell el que se-o n' recluid,! v cioso se respira allá en la casa de Alberto y Mercedes! No parece sino que con
,ISÍ poder Icer a SIlS anchas los libros qUl' Cregori;¡, b vicja 1:l\andeLI, le trae a es- los cu,ldros, los tapices, : las porcelanas de S¿'vres se hubiesen traído también, para
condidas de la biblioteca circulante de la ciudad. María Eugenia se ve rodeada pur llenar su casa, aquel divino ambiente que sólo me fue dado respirar algunos
un espacio de desesperan/a del que in lenta huir por medio de la lectura y de Ll es- días. durante mi última v corLÍsima permanencia en París" (96). Son precisa-
critura para encontrar un espacio alternativo. --! La carta y el diario se cOll\'iertell en mente los objetos de .'vlercedes los que la conectan con el exterior de París, es
instrumentos que le permiten dialogar consigo misma \ el hacerlo a escondidas le decir los objetos del interior de una casa los que le permiten evocar el ambiente
da, en sus propias palabras, cierta independencia moral \ es el único atisbo de -
exterior ele una ciudad."
libert~ld al que puede aspirar,

Otro factor que sirve ele consolación para la protagonista es la ven tana. A pe-
AJ conocer la situación econórnica en la que se encuentra (está en la rui- sar ele dar al interior de la casa, al patio de la misma, la ventana es el elemento
na porque su tio Eduardo se ha adjudicado la herencia que le correspondía a ella), que le permite a María Eugenia conectar el mundo interior con el exterior, le per-
la casa pasa a definirse como "cuatro paredes de hierro" (41) \' constituye el mite soñar v al mismo tiempo le marca el límite que no debe traspasar. La venta-
adiós definitivo a los viajes, al h00 v en general al tipo de vida que ella ya había na, como señaló Carmen l\fartín Gaite es para la mujer "el punto de referencia
podido experimentar en Paris y con el que soñaba para su futuro. La libertad de ele que elispone para soñar desde dentro el mundo que bulle fuera, es el puente

poder salir sola a la calle y la nostalgia por la ropa de Pans parecen ser los dos gran- tendido en tre las orillas de lo conocido y lo desconocido, la única brecha por don-
des obstáculos a los que María Eugenia debe enfrentarse en su nueva viela de de puede echar a volar sus ojos, en busca de otra luz \' otros perfiles que no sean
encierro. El único respiro que le queda son las visitas a casa de I\Jercedes, una los del interior, que con traste n con estos" (51). En el caso de Ijigcnia no son otra
antigua amiga de la familia de actitudes algo parisinas v, por lo tan lO, no muy luz y otros perfiles los que la protagonista puede contemplar por dar la ventana
bien aceptada por sus tíos y abuela. Los objetos de plata, porcelana. espeJos, ta- al patio, lo que intensifica Lt sensación de reclusión no permitiéndole sino respi-
pices v plantas de la casa de :'vlercecles le permiten a .'vIaría Eugenia recordar rar el aire de la propia ca5a altjando aun más el ambiente urbano de la protagonis-
una vicia pasada que todos critican en Caracas oero CllIt' ella idolatra. El hecho
~ ..L 1. 1 ta. Es cieno, sin embargo, que al colocar su escritorio bajo la ventana, lVLuia Eugenia
ele que l\lcrcedcs haya vivido también en París y lo adore tanto como ella, hace que la comierte en punto de enfoque para despertar su propia imaginación y avivar su
su casa, aun siendo un espacio cerrado, se convierta en el único lugar que pro- vocación por la escritura. La v'entana le permite tam bién reflexionar y recordar su
qrrir)ll'l ~llJ-{-" F¡'p..:..rn, ,-.11" I,r..--,t"gnn;sf" r"'I;('I'" 1" "o>IT~;e~-i-p
\.-1 .ll'-_ t"1-j 'jL'lg"-~~l' e'lC c'Lj'ltc) 'jJ'U""s
P \.~~ ,-.~ •• (. '- .. ~ '- ...
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'-_u'-,--," U. u- J.L\.-'C'--~
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\-'l j~U:_ll \.jL ¡ L~ '-__ e

le permite rememorar su estancia en París v re\ivir aquel pasado que no volverá.


La casa ele Mercedes constitm'c ele este modo un microC'.)sllloS que represen ta - '
". Angel Rama comenta en relación a la búsqueda de escC'll,uios de buen gusto y ob-
jetos refinado., en el T\Jodernismo: "lo helio, o simplemente Jo Llro, Jo exquisito, lo lujo-
------ so. COIllbill,lba b COllC11pi,ccllcia JILlteri,¡] del tiempo v la húsqllccLl del rdinamiclIt()
I La litcralnr" cs1:111cna de escritor"s v IXTs()n,ljc" I CI11CIll 11 os qll<' opt~lll p()r 111)('- <]11e nacía del ru:luw a la vulgaridad ambiente" (C):~). En el caso de Marí,l Eugenia, el
r,¡rsc intckctualll1('lllc frente ,( '11 encierro físico. Sorjuall,( Int·" de Ll C:rll/. scri:l (01 rnh,vo por el pr()"inci:ll1islllO que la rodea queda patente CIl su admiraci(')Jl por la casa ele
cJemplo lll~is clamo [.<1 mujn hll\T ]Jollllcdi() de 1:t IcC111L¡ u escritura, elllc1icllc!u así b, at;¡- \ft--rccdes que n:prcsenLl el único elemento de llIor!crnicLid presente en la sociedad Cl-
dlllas ¡¡sicls. -
raqllcll<l.

I ')1 I ;-) ~)-


,,

vida alJferior. Cllrios,lrnentc ella no SUCI-¡;:¡ con s~¡Ji¡ ,1 un mundo descollucido ccdes, la protagunista es cUllsciente de esas intenciones: "rv1c llevarás a San Nico-
sino fjllC tras su viaje V relativa indepclldcncia ha pasado al encierro, por lo CjllC sus !:ts, Abuelita, pero alj{¡ sólo podrás encerrar mi cuerpo, mi espíritu 110 lo ence-
s¡¡eúos se basan en volver a un tipo ele vicia que aun siendo Jl111\"jO\Cll \a ha c:x- rrarás nllll ca, llun ca" (138) fi Desgraciadamcn te, es aqní en la hacienda donde
pcrinwn tado v quc se resumen en una palabra: P~lrís, cumienza la transfonn<1ci(m de ~vIaría EugC"nia que continuará de jórma progrcsi-
\a hasta el jin~ll de la novela Con la escapada al campo, reaparece la dicotomía
7

No es hasta la tercera parte de la ncweJa, cuando después de dos arlos ele luto can1Do/
- o
ciudad Que
'
. asociaha tradicionaln1ente al hombre con la cluoad ,v la cul-
• ,

por la muerte de su padre, tia \' abuela animan a J\Iaría Eugenia a que se asome rura, \' a la nll~er con el campo y la naturaleza. Su familia intenta así reconducir
regularmente a la ventana que da a la calle v en la que la protagonista se exhibe el comportamiento 'erróneo' de la pWLcl.gonista mostrándole el ámbito que le per-
como artículo de lujo en un escaparate para intentar captar la atención de al- tenece. Es éste el único momento en que la \ida de María Eugenia se desarrolla en
gúnjoven en busca de espos:l. La vcntanajuega U11 papel muy distinto en esta espacios exteriores y no en el interior de la casa, aunque la hacienda de San Ni-
. - , . 1 .....,
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~_~ "'f->~l" ""l:;':+-L'¡"';
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u. \...., Ll "s
• ..L." colás se represenLcl. también como cárcel y es descrita como "ancha de paredes"
decir, el uso de la ventana que tía \' abuela permiten no es el que com1c:rte a la mu- \.' " "'llt¡"I'ITI'l
( - u ( ele tPl'~I(')S"
\... 1 _ (1'1H) .vIa' ¡"¡'a Fllrrp11i;c¡
,~"- ~ • ~ _. 0 - - -_. la'
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_._.~L ___ ,,_ tipn,~
~~'---'~~'- c¡n,,; c". .<- ~r"~;,,
..... '1'-<-... _" ~,,~_.~
~~ VpJ\.J \""l,.4.(l.ll"-'

.JC"r en sujeto activo sino, precisamente, la que hace de ella una cosa, un objeto con reja, flores v una enredadera en la ventana que no simboliza más que la angus-
pasivo. Dice María Eugenia: "Sí, soy en efecto un ubjeto fino v dc ltuo que se ha- tia \' la opresión ele su alma encerrada,
11 ..J l' • ~ ~ •••• '. ---, , . ~ ~

¡út ue vellla en esta tena de la vIda ... "¡l'.stoy en venta.", ,:C]Ulen me compra~ ...
.", ",.", "'
Tras la partida a Europa de su amiga Mercedes, el matrimonio de Gabriel
!'~

¿qUIen me comprar.,. ¿qlllen me comprar.,. ¡estoven vent,L. .. ¿qUIen me com-


pra?,. ¿quién me compra?, .. ¿quién me compra? .. " (192), \laría Eugenia des- Olmedo v la muerte de tío Pancho, los acontecimientos se precipitan y María
taca así su papel de objeto a la vez que su actitud secundaria de humilde espectadora Eugenia se transforma definiti\amente en la mujer sumisa que su abuela y sus
condenada a mirar cómo pasa la vida sin ser parte activa ele ella (191). tíos deseaban ver. Orgullosa de la transformación de su soblina, la tía Clara comen-
tará: "¡\Taría Eugenia es otra; sí, es completamente otra persona! Ha perdido aque-
La ventana de la casa no es el único elemento que sine de puente v al lla malísima costumbre de pasar el día entero tragando libros, yo ahora prefiere
mismo tiempo de barrera con el exterior. Es también a tra\'és de los paseos en la cocina, Creo que será una magnífica ama de casa, porque es muy inteligente
coche corno María Eugenia tielle acceso a la realidad caraqueúa. Sus salidas
nunca son a pie, siempre sale en el coche de su tío Pancho, De este modo, el co-
che se com,ierte en una burbuja dentro de la cual :VIaría Eugenia puede desplazar- ". Además. hasta este momento, lvbría Eugenia ha permanecido cOllsciente de
se y desde la que se le permite ver pero !lO tocar, ai,lánclola así de los peligros !lxma CO!lstante dellug;ll" que cada miembro de la bmilia ocupa ell lajerarquÍa: "¡ Me quie-
que la ciudad encierra. Sólo a las afueras, cuando contemplan la ciudad desde res encerrar en San ~liculás, :\b¡ lelita, corno en las cárceles de una inquisición para que me
la distancia, puede poner :VIaría Eugenia los pies en tierra firme. E:it.a semación de com1erla a e,e culto de la brnili<l, CllVO
,
único Dios es tío Eduardo" (137),
'

encierro constante le hace reflexionar de forma continua: "ser mujer es lo mis-


1no nue ser .l
c~lnario o l¡'ih!"ucro. 'fe encierran en una
, I.J ,
J~aula. te clliddn~ te dan ele " La tTanstormación a la que ¡\rarÍa Eugenia se resiste comienza a llevarse a cabo en
comer y no te dejan salir; ¡mientras los demás andan alegres \' \olanclu por todas este Clllorno natural. El plimer síntoma que se observa es el cambio en su relación con sus
partes!" (72). El coche, por tanto, como la \'en tan a, le permite enfocan' con- primos que:: mejora de forma considerable, especialmente con su primo PedroJos':; COIl

tcmpLtr la realidad exteri()r, pelo constituye de nuev() UIIO de los c!enwnlOs f]llicn \'a él 1ll0111ar a caballo, LIS ('S¡TlI,lS ell el campo guardan gLlll similitud con el am-
fúndamelltalt's c\dillliudolTs de su libertad, marc:lIldule el tcrH'Il() que. COll!() lllU- bicnte pastoral de 1-'(11111'1 \ 'ngllu(v la illspiraci()]l cst;í tomada del (;(lIltarrlc los (,'antarn, \b-
.in, le h<l sido dsignado en una sociecbd tan conser\'~¡dora, ría Eugenia en su illlagin;lCic'))), considera que Pcruc]¡o es cn rcalidad Cabriel y de eSIa

forIlla puede v"i\'ir un amor qlW de otra forma le estaría pruhibido, P;¡rad(ljic;ullcnte. es en
Cuando la familia decide trasladarse una lcmpor:lda él la klCic]](ü que el amhiente exterior de reb\iv<l libertad. akjacLl de la ciudad o]1](:sol"a donde su LUllilia,
lit'nell t']) el carnpu pard alejar ,\ \LltÍ:l Eugenia de bs influclHia:; de Cahric'l y \Jcr- representan le e!c ese ,'iistem;¡, cOlllicnD¡ Lt radical u;msiunnación ele i'vbría Eugellia.

1,)() I :1- ~
I
,
,
,

para todo, peru en la cocina ... ¡ah l ." en la cocina es una especialidad" (:':1 :l), La :l,Lll'ía Fl1gClli~i p,uC'«' con,istir simplemcllte en d que le c., preciso aceptar
protagonista ha perdido el pulso que mantenía con la sociedad carac¡ucúa. ha el ,istcma que criticlba.
aprendido uóles son las nuevas normas él !;¡s que ddw SCllllettT.'W v, aunque lamen-
ta haber llacido mujer, poco a poco, va cediendo terreno hasta llegar ~l sanifi- En lfi.!!,PIIHj, la ciudad no cunstituve por tanto un escenario o descripción
carse como la [figenia clásica a! casarse con un hombre al que no quiere \' que de paisajes urbanos donde los personajes se desenvuelvell, sino que se convierte
representa el sector más conservador de la ciudad de Caracas. \faría Eugenia en un naisaic cerraelo iden üf¡cándose con las éllwusrias v, frustraciones de SIlS ha-
1 J c~

renuncia de esta ma.nera a todas SlIS aspiraciones iniciales de libertad e indepen- bitantes. Es además una ciudad que se torna en un ambiente claustrofóbico
dencia. La transformación ha sielo radical. A su llq.';ada a Caracas, la protag-onis-
L A l_' para aquéllos que no pueden ver en ella m,í.s que una extensión del ambiente
ta exponía: "a lo único que aspiro hoY' por hoyes a goz,u- de mi propia personalidad, represi\o que \in'n en casa, una ciudad en la que la mujer no tiene cabida y que
es decir, a ser independiente como un hombre y a que no me mande nadie" actúa como agente perpemador cle un sistemajerárquico v patriarcal en el que
(73). Sin embargo, el proceso de aprendizaje que ha sufrido ,'vlaría Eugenia pa- ella ]m0er no le queda sino aceptar sus términos. Sirviéndose de una radicaltrans-
rece haber consistido simplemente en comprender sus limitaciones como mu- formación ele la ...protagonista, Teresa de la Parra logra así denunciar la situación
,, '-'

jer y, concretamente las de una mujer sin fortuna propia, de manera que el ele la mujer para la que la ciudad hispanoamericana no es sino una herramienta
aprendiz,~e de una conducta social, lejos de subr<war su personalidad, la ha más del sistema opresor que la ha creaclo.
anulado por completo. pues esa conducta propone el acatamiento a dichas limi-
taciones como única salida posible para la mujer.

Su última oportunidad consiste en escapar con Olmedo, pero ella misma OBRAS CITADAS
se cierra esta última puerta condenándose al modo de \ida que detestaba. Eelna
Aizenberg ha considerado la novela como un Bildungsroman fracasado (539). Aizenberg, Edna. "El Bildun[!;sroman fracasado en Latinoamérica: el caso de lfige-
Es cierto que, aun siendo una novela en la que la protagonista sufre un pro- nla, de Teresa de la Parra." Reulsta Ibrroamerimna 51 (1985): 539-46.
ceso de autoconocimiento, este proceso no consiste en un enriquecimiento per- Bohórquez, Douglas. Teresa de la Parra. Del diálogo de géneros y la rnelancoha. Cara-
,
sonal sino todo lo contrario: el aprendizaje se reduce a conocer las limitaciones cas: \tonte A\ila Editores, 1997.
que la sociedad le impone como mujer y a ¿~prencler el deseJl\'olverse en di- Embley \iaulle\\'. "'\len Can, Women Cannot': Revealing the Secrets behind
cho ambiente en el que !lO hay muchas salidas. Así. el personaje evoluciona the Prí\ateWoman 111 the Public Sphere," Tlze lmage ofthe Cit)' In LiteratlLre,
de la frescura e inquietud del principio de la novela a su total sometimiento a ;\Iedw, (/!ui Soód'. Pueblo, CO: Society for the Interdisciplinary Study of
las ideas patriarcales que en un principio parecía detestar \. esto se produce Social Imagen'. l' n i\éTsity of Sout.hern Colorado, 2003. 248-54.
de forma paralela al progresivo encerramiento que sufre la protagonista al \Jartín C,lÍte, Carmen. Desde la venialla. Madrid: [spasa Cal pe, 1:)l)9.
pasar de Ull espacio abierto a uno cada \'eL más cerrado: del \i~lje por tierra v Parra. Teresa de la. Obra, Narrativa. cn.\(lYOS, cartas. Caracas: Biblioteca Avacudlo,
- ,
mar, a la llegada a Caracas y la visión panorámica ele la ciudad, ~¡] patio v, fi- 1991.
nalmente, al cuarto dentro de una casa en la que la ventana se convierte nüs en
elemento limitador de su vicia que en puente hacia la libertad, En e'ite senti-
do, se pucde afirmar que Ll novela p,lsa del optilllismo cspcTanzador ele la
prillleLl parte a un total pesimismo al flllal de la obra, pues Cll \'('1 de sutrir
un proceso de concienciación, \Luía Eugenia ¡)a]ece atl,l\CS~\l por un proce-
so de pérdida de conciencia. La mujer liherada se ha cOll\cnic!o ell mujer
c]Herrada, el enriquecimiento se limira ,l aprender el sohrnivir en una socie-
dad que le cierra las putTtaS;¡ la mujer, por lo que el proceso de lTladuración ele

1'Ji' 1.')'1
.
SI BIEe; lA FILOSOFÍA ele la moderIlidad de \Valtcr Benjamin 1M inspirado Illuchas de
las in Icq)]ctaciones COIl rcrnporáIlcas más 'lul.orizadas de la obra deJorge Luis Ror-
ges, eslc artículo sei'lala cÍertds incu!lCreIlcias entre LIs teorías del primelO v la lite-
ratura del sefillllclo. El objetivo es sembrar la duda sobre Id correspotldeIlcia entre
los dos autores. La representación borgiana de Buenos Aires, de hecho, contie-
ne importantes elementos que establecen un contrapunto con las tesis benjami-
nianas de la experiencia urbana moderna. Por una parte, Borges rearticula la
mirada deIjl.árwurque Benjamin descubrió en la obra de Baudeíaire desplazándo-
la del centro parisino a lo que en Fervor de BuC?/os A.tres se llama "las calles desga-
nadas del barrio" (Volumen 1 1 7). Por otra. la elección del espacio fronterizo
por parte del escritor arfientino entre el campo \' la ciudad, lo heredado y lo no-
vedoso, denota una sensibilidad que se resiste a abandonar el mundo tradicio-
nal y abrazar la transformación moderna. La melancolía que Buenos Aires evoca
al narrador borgiano no surge de la experiencia concreta del contexto urbano,
como explica Benjamin en el caso de Baude13ire \' París, sino que es resultado
de la confusión entre vivencia personal \ creación literaria, realidad cotidiana y
construcción textual. En la obra de Borges, la melanc()lía aparece como reac-
ción a la descomposición ele un suel10 \- no como respuesta a una pérdida en el
mundo real. En lo quC' sigue se sugiere qlW la rt'prcselllación borgian<l ele Buenos
.-\ircs, en vez ele concordar con el modelo bt'Iljcuniniano, recucrcb en ciert() modo

1ti 1
c1ml'todo ckcollstruccionista dcJac<jucs Derrida. 1'~ILl Borges. lus deulles que La n~colecci{)]] literaria de clct~t!les circunstallciales que practica Bnrges
componcn e! suburbio jl()rte!-]() (desde llll peqlll'Jío carrito c~t!kjer() ,1 Ulla ven- recuerda el concepto bt'njaminiano de "salvar los fragmentos de los fenóme-
talla ligeramente nltrcahicrta) sielllpre "quiercll decirllos algo" (\'olull1en 11 nos" a partir del reconucilIliento de restos V ruinas.~ Cuando clllarrador borgia-
1:\) V sohrepasan lo.'i límites previstos de! paisaje U1hlllO para !IlDoclucir n~~tli(bclcs no ck Fvor1sto CarrlegD pasea por Palermo descuhre resquicios de 1111 Illundo
secundarias, int'spcradas (' incluso illcoherentes. Ll teorÍ;1 del'iuplelllcnto de antt'rior. Se detiene ante "un carrito fr\lttTO que, adem,í.s dt' su presumihle
Derrida responde al enfrenramiento que Borges propone entre relato v circuns- nomhre 'El preferido del barrio,' afirmaba en dístico satisfecho/ 'Yo lo dig-o y lo
~ L •

tancia, ccntro V periferia. la ciudad y su exceso. Aquí se seí"¡ab que el auLor ar- sostengo/ que a nadie enúclia le tengo'" (Volumen 1 149). Los detalles borgia-
gentino convierte los detalles circunstanciales del suburhio portelCw ell grietas por nos sc asemejan a las "reliquias" que Benjamin estudia en El origen del drama ba-
las que se filtra una dimensión de la experiencia ajena a la transformClci()!l im- rr()(() alemán: partes del "petrificado paisaje primordial," objetos del pasado
placable y omnipresente de la ciudad moderna, y se plantea que tal experiencia, reencon trados en el presen te que preservan el aura de lo antiguo. Sin embar-
aún siendo ficticia v literaria, se config-ura como complemento indispensable de go, mient.ras para el filósofo las ruinas tienen una dimensión ética (la de denun-
la realidad ol~etiva del s¡ülUrbio de Buellos Aires. ciar el olvido ele aquellos que desaparecieron), para Borg-es los detalles sirven para
reafirmar la mítica decimonónica de la "autenticidad" argentina. La recolección
El sujeto borgiano recontextualiza lajláw'l7l'en las afueras de la metrópoli de deLcl.lles suburbanos pretende salvar el discurso romántico de "lo argentino" en
en busca de la supuesta "autenticidad'" perdida de la ciudad anterior. En tvrinS- un contexto histórico donde lo particular se veía amenazado por la uniformi-
lo Carriego el narrador declara: "Buenos Aires es hondo, \' nunca, en la desilu- dad de la modernización internacionaL
sión o el penar, me abandoné a sus calles sin recibir inesperado consuelo. ya de
sentir irrealidad, ya de guitarras desde el fondo de un patio, va de roce de \'idas" Otra diferencia cen tral entre Benjamin y Borges es que para el primero el
(Volumen 1 112). La "profundidad" de la ciudad está cifrada en su laberinto "ili- jl/nz.eurnecesira la rapidez de la ciudad moderna y es impensable sin ella, mientras
mitado y periódico" (Volumen 1 471) de calles que como si se tratara de la biblio- que para el segundo el jlii.neurpa,ea lenta y reflexivamente en un escenario en re-
teca de Babel se desplieg-an "hacia el Oeste, el ~orte v el Sur" (Volumen 1 17). poso. El mO\imicnto constan te y el anonimato del espacio público protegen y pre-
Buenos Aires como escenario complejo, heterogéneo v múltiple. red in terme- \lenen e! reconocimiento de! paseante, La, relaciones humanas mediatizadas por el
dia entre urbanismo dislocado y pampa infiniLcl. e inconcebible, comprendt' la ori- mercado y burocratizadas por las instituciones hacen invulnerable al jláneur que
lla V el centro, el arrabal y la avenida, lo argcntino v lo eXlranjef(l, el pasado \ el
presente, lo tradicional y lo moderno, la calle sin vert'da de enfrcnte v 1" arqui-
tectura racionalista V utópica ele \,y-ladimiro Acosta. \lit'ntras Roberto ~\rl t v Olive- le ,\ la pérdida c1elmunclo tradiciunal y denunciaron el supuesto "carácter artiflcioso
rio Girondo se dejaron Llscinar por la ciudad vcrtical, la \elocidad v los ingenios \' viciado ele la sociedad argentina [y que] afectados pur el cambio, inmersos en ulla
eléctricos, Borges, disconCunne con la transformación muclerna ele su ciudad, ciucbci que va 1\0 era la ele su infancia [se vieron] obligados a reconocer la presen-
se queja en Ef indigno de que "el café ha degenerado en bar: el zaguán que nos cia de hombres v Tl1u¡nes que. al ser diferentes, fracturaban Ulla unidad originaria
dejaba entrever los palios y la parra es ahora un borroso corredor con un ascensor imaginada" (4()).

ell el fondo" (Volumen Il4(7). En Cuada])o San ¡'>la rtíll , la voz pot'rica prefiere re-
fugiarse en los suburbios de "calles elementales como recuerdos" (I 88) donde 2. En e1ljliTO de los jJ(l5(ljl'S (Dl1s Passag,m-Wcrh) el melancólico aparece como quien
todavía parecen sobrevivir reslos del Inundo anttTior. Frenle ,1 b 1l~¡tuL¡jcza ("i- rCCOIlSlrllV'C el j!w:.;:.ln!c b rctlirbcl a partir de la mirada y los detalles olvidados y cirCllllS-
(indicia de la ciudad, Borges escoge lu qlle le pellllite rece )]1 ()eer un P~L"lcl() qlle 'i(' (;1Jlci:tlcs. l'na \t'l :ICCpl:icL! la crisis histúrica de la inl ('rpretación de los lenguajes expré'sivos,
('nco]] traba en vías de desaparici(~lIl de la rcdi(bd ponClla ele la ¿'POCl. 1 J\cJI)'lIllill se abre el la f¡lmojia de la mirada y propone 1:1 illtcrpn'laci(llllllclancóliGl de lo cir-
C\lll.'it<lncial COJ1JO vLTsión. si bicll dismilluicLt, de llll conocimiento suficiente. El sujcto
~lIltl' el paisaje de ruinas, ele clcuJlcs de Il1l pasado superado. puede comprender su SCllrj-
l. Bcatri/. Sarlo sel-laJa que l1l\lchos inteleclllales (mllO Borgcs IT,ICci()]Lll'()n jn'l\- do \' '''~¡]v:lr;11 ohJ<'IO"
. ele su olvido hist()rico rCC\lpCLUldo los fíagrnclllOs.
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delairc cUllvintr al "vo" en espectador privilegüdo de lo ajt'110 ,\ Lt ve/. que en un blc- l1loderniDHi{JIl, I \Jo hace L.tlt;t sCrlalar la vanidad de tal ernFlt'iio, La pre-
vo descelltrado y tlO dominador. Lt c;tllc de arrahal, cn clI1lbio,!lo Iwrmire tal gunta es si Borges, consciente sin duda de tal v;mielad, decidió explotar c:I suburbio
,ltlotlimato, pues d cxtr;ulo es illlllcdiar;llllcnte identificado y s('IJalado, El sujeto pOI la sola razón de escribir textos (es decir, por su fUl1ciún estética) o si tras
borgcano se adentra en la ciudad corno cl!üin¡:¡¡rck BauckLtire, pero Sil paseo se ellos ,se esconde un;> conciencia apegaeb a lo tradicional y opuesta al pulso de la

produce en un terreno elis!ocado e imposihk, I.a peripecia borgiana de ejercer una transformación urbana,, 1oolítica v, social.

Jlilnen'ren la orilla es posible sólo como construcción li l(,Talla, Borges sabe muy bien
que el contexto textual es el único espacio donde el burgués puede experimentar el La crisis del "yo de conjunto" anunciada en el ensayo de 1922, l~a naderia
margen, Por eso, la represen tación borgiana de la ciudad f'stA Cf'l1 trada en el "\'()" de la personalidad con\'ierte la ir1\'ención literaria en el único ámbito donde se
que percihe y no en la realidad percibida que, en el fonelo, no es más que Lll1a si- puede experimen tar la totalidad perdida del sujeto del siglo XIX. El 'viz~je noc-

mulación ajena a las coneliciones materialf's del mundo real. turno por la ciudad del yo poético de Cuaderno San J'v[artin "a buscar recuerdos"
(Volumen 1 83) pretende recomponer la supuesta armonía de la urbe anterior
Mientras b melancolía de Benjamin es resultado de una larga agonía elel es- para recomponerse a sí mismo como s10eto argentino, Se evita la confrontación
píritu que reacciona ante una pérdida real. la melancolía ele Borges se circ:uns- con la naturaleza escindida ele Buenos Aires entre ciudad moderna y gran aldea • u
_ _ Á __

cribe a lo literario y surge frente a una ciudad desconocida desde siempre 3 decimonónica v se substituye por otra, resultado de un sueÍÍ.o integrador. El flán¡:ur
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pliendo una "función fundamen talmen te estética" (521), Los narraelores bor- (se funda) el simulacro de la ciudad, El St0eto borgeano, por eso, no establece una

gianos explotan la pérc!iela como recurso para generar textos sobre una ciudad dialéctica con el objeto, La falta de confrontación con la realidad permite atribuir
-
imaginada. Por eso, la melancolía borgiana no aparece tras la galería, el boulevard contenido al objeto" (491),)

o el centro comercial, es decir, corno consecuencia de la realidad concreta que ro-


dea al poeta, sino en las afueras de la ciudad, tras el "zaguán, la parra y el aljibe"
(Volumen 1 23) donde los sueños sustituven a la experiencia, La "autenticidad" 1 El detalle benjaminiano recuerda el concepto de mónada ele Leibniz, Para Ben-

que busca Borges está más allá ele lo propio en un mundo irreaL La literatura jamin, la realidad está compuesta por realidades sustanciales complet~Ls que resumcn la
universalidad en su propia individualidad, Los detailes borgeanos se asemejan a las mó-
lIadrLs benjarninianas, por su precisión y su individual idad radical. Son en tidacles quc COllS-
1, Eknjarnin quiso durante sujuvcl1tudlllchar contra el "pclign;" dé' la melanco, tinl\'en una unidad en el tcxto,
,

lía aunque su vida le condujo par;1dójicamcntc a él. Existe, ele hecho, UlJa ruptura entre
la Premisa de FI Origen del Urall/il Barmm y las obras posteriures corno el Lllrm de 1n.1 /Jasa" " \lollm recuerda la definición del jlálifllr de Baucklaire como "esas almas en pena
que buscan un cuerpo" (~87) de Le SplRen de PaTl.l, Según Mo]]o\" el YO se proyecta en el
Jes o las 7;:sis dI' fafilo\ofía de 111 hzsluria. l\lientras en la plllTlera obra, Benj,m1Ín es capaz de
"especüculo [que es la ciuelad'; para vivirlo yvivirse" (~KS). La clialf'oica ~lsí construida es
exorcizar la melancolía al analizar las rninas de los pais,tjl':s barrocos que salvan la idea
alegórica que el objeto contiene del olvido a I;t que el tiempo b l1<lbía somcrido, ('11 (> de conüontación e identificación del yu y duo-YO. Borges parece coincidir COl! Bauelelairc

lTitos posteriores Benjamin es illCtP,17 incluso de encontrar nna form,! satisbcrclli,¡ pal'Cl en esle aspecto donde el 'lO es :Í\ido ele lo otro, Borges iden tifica el sujeto y el objeto busca-
sus pro]lias ohras. ¡\sí, los }'(I\([jl'.\ quc<Ltr()n in(OllChIS()S «)¡¡H) IcstillH Hlio de la dCI rola do cuando sentencia: "el ;lllah,d es el refleju/ de nuestro t.edio" (1 :,:!), Sin elJlbargo, CCHIlO

de la furma frenle a Lt idea, Por otla parie, las 7hls,sc l,rccipit;!JJ ahicrt:lnICI!IC en el apllllla \]O]]IW: "I;¡ (OC!JCl:1 bu!'geana I la búscj!wda rlclno-vo], a pCS:I!' de S11 arJarcntc enlll-

,tbisll1<l '-llle la I'rl'lniS<1 inlentaha conjurar. En bs 'Ji,,\i\ rk¡¡Flfllin insiste ulla I otra ve? ni siaslJlu cxpansin), (Imite b segunda cttpa ubservada ('n la fL'ul<'rie cIT«dora ele BaucklcJire,

tcm,Ls como el cs(,tdo de crncT¡zcncia, la crisis, el pcli¡zro s la Clt,íst!ok, !dkj/llldu las elude el recugimien(u, el rdÍl¡zio en la unicidad, el !'egTeso al yo, perl1lanecicndo en sus-

convulsiones de su moment() hist()!ico, lknjarnin se arlentr;l de esla ji IJlnd (~11 su c!c,vllbri, jX'I\SO. l." J Ser so, en el text o iJ( ,rgean o, n () es len (ral izarse \' hll1 cL u Il ell (ar.sc en e 1espacio S( \-
mienlu ,!t- la venLLd ('oln() enlÍ/,;I, en Lt imposibilidad de s,¡]var \' ck sal\-alv', lipsi,¡;] clel c1allcl\', ,si!l().ser ,mhclo (¡ codicia sueltos, 1l(l aj)oseiltad, 's en UIl sujet()" (4i-:~J).

I t jo,
11) 1
La poesía ele Rorges, al cOlltrario que la de Bdlldelaire, t'\"iu e'l COl! tr:t~tc con l-":¡'r'k L--- (")J1I'¡rr¡t
\ tC'!'¡¡'¡I'rl'ltl
-- - r()tlfíullr'
,,- - rl")()r - __ ll' J-'>l/".;;:.r'''Yl'-}r;,~
~-_._-t1'-"'-A
'''Jo. '-~
.. .--fr_' '-'~'/'~"JI:'1'
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(
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- '--
"'I)"¡'-
,-, "''-- '--

la realidad para imaginar llll ohjeto lleno, cargado positiv;llllenLe de lu que' Ben- cata demasiado Larde que la realidad no cSLc,ba cifrada en construcciones con [)lin-
jamin llama allra, capaz de reflejar un "yo articulado \ totalizador." La c\ocación (ipio V final l{¡gico, donde los electos siguen a las causas y donde existe una
Ilorgcana del arrabal es !TÚ" la Iallricacióll de ulla subjt'liyiclad con la qllt' iclenti- razón determinan le que privilegia una lectura sobre las demás. I ,ónn rol acepta su
fic;lrse quc un verdaden ¡ viaje de exploración del paisaje !lJetrupoJitlt10, Lllitcra- error v se entrega a una inevitabk condena a rnucrle, consecuencia imprevista
tllra es el instTllTllt'llto adccII;lc!O para construir Ull;l aUlOhiogr;¡fía quc despLvZl de sus propias acci()nc~, Sin ernhargo, antes de rnorir~ el pcrson(~jc rccibe la
la rccii-n dcsCllhiert.a nadnía e1el "YO moderno. " uportunidad de modificar su lectura desviada. En el I1lOl11cnto más grave del n~la­
,

to, el narradur borgeano entreabre' una ven Lana de la villa Thste-le-Roy para su per-

Además de enfi-entar el vacío del yo entendido como principio universal sonaje: ".v1iró los árboles v el cielo subdivididos en rombos turbiamente amarillos,
ele la era contemporánea, el deseo borgiano ele atribuir significado a la ciudad sur- verdes v rojos, Sintió un poco de' frío y una tristeza impersonal, casi anónima.
ge ele una carencia íntima y personal. El autor quería au'avesar eIjardín de su casa, Ya era ele noche; desde el polvorientojardíl1 subió el grito inútil de un pájaro" (Vo..
el espacio familiar aséptico V desconectado de la calle, para \'er la realidad "del otro lumen 1 007) 6
lado de la verja con lanzas" (Volumen 1 1(1). Para Borges. la realidad está di\'idi-
da en tre el "adentro" v el "afuera." La construcción poética sirve' para re'comnoner
, ~ J 1

la escisión privada del poeta. Por eso, el aura depositada en los detalles del su- 6 "La muerte y la brújula" ofrece otra situación similar: "L.ónnfot echó a andar
burbio no es, otra Ve'Z según .\lollo\', "tanto aura corno [ ... ] \'o]untad de aura" (49,"\). por el campo, Vio perros, ,io un furgón en una vía muerta, vio el horizonre, vio un ca..
El suburbio de Borges no corresponde' con el suburbio de BUe'llOS ,A.ire's, sino cons- ballo plateado que bebía el agua crapulosa de un charco, Oscurecía cuando vio el mira-
tituye un espacio donde fabricar una experie'ncia cm'o referente en el mundo real dor rectangular de la quinta de Triste-le-Roy." (1504), El detalle circunstancial melancólico
ni el autor (ni sus lectores) pretenden contrastar, aparece también al final del relato "La busca de Averroes": "Los muecines llamaban a la
oración de la primera luz cuando Avenoes volvió él entrar en la biblioteca, (En el harén,
Los detalles de Borges revelan la ficcionalidad de la ciudad descrita a5í como las esclavas de pelo negro habían torturado a una esclava de pelo rojo, pero él no lo sa-
la ausencia de referente real del lenguaje en el mundo físico. Lo particular borgia- bría sino a la tarde,) Algo le había revelado el sentido de las dos palabras oscuras, [ ... ]
no constituye un "algo más" que el texto añade al pais,~e: es un "esfuerzo" por Sintió sueÍ1o, sintió un poco ele frío, Desceííiclo el turbante, se miró en un espejo de
superar los límites impuestos por el reconocimiento fenoménico, que en el caso metaL [, .. ] Sé que desapareció bruscamente, como si lo fulminara un fuego sin luz, v
de Buenos Aires implica la transformación moderna \ la pérdida del mundo que con él desaparecieron la casa y el invisible surtidor y los libros v los manllScritos y las
tradicional. En De la Grammatologie, Derrida explica que el ·'suplemento." como palomas y las muchas esclavas de pelo negro y la trémula esclava ele pelo rojo y Farach \'
motor de la deconstrucción, "se arlade, es un exceden Le, una plenitud que enri- Abulcásim \' los rosales \' tal vez el Guadalquivir" (1 ~)87). Por otra parte, al [mal de "El
quece otra plenitud" (185), La concepción borgiana del detalle es't'lTlejame: Illilagro secreto ",Jaromir Hbdík se en tretiene en la elección de los detalles propicios para
por una parte es un algo adicional, imprevisto y ajeno, fi'uto de la imaginación; completar su obra: "Minucioso, inm(¡\~l, secreto, urdió en el tiempo su alto laberinto in ..
y por otra, hace parte integral del tocio, Los detalles son, ele hecho, "excesos" visible, Rehízo el tercer acto dos veces. Borró algún sÍlllbolo demasiado evidente: las re ..
c¡ ue desde la literatura descomponen lo previsto a partir de proponer bn t",sías que petidas cam panacbs, la música" (l 512). En "Eljardín de los senderos que se bifurcan",
pertenecen ,tun mundo paralelo. En otras palabras, los detalles suplementan una Yu Tsun antes ele matar a AJbert \' después de comprender la explicación cle los laberin-
experiencia con otra, v:tl suplementaria la completan. tos temporales. se deticne en el detalle del (olo! del jardín que k\sta elltonces no h:lbía
ap,uTcido: "AJeé Ins ojos \ la tellue pcsadtlla se disipó, En el amarillo y negrojardín ha ..
En .Irtl/loos, por ejemplo, los detalles C!cCOllstn¡\Cn el lodo de Tll~llH:ra bía ¡In solo hombre" (I ~17cl-I,c:()), En "Los tcólogüs" la imagen se detiene y d detalle de
p,lrtiCllLullH'llte evidente, El rebLO "La muerte y la hrújl¡]a" cOllclu\'t, cuando el 1,[ r:daga de fuego se IMraliza: "luan de f'anonia red, en griego y luego en un idiolll,l
protagonist,l descubre inesperadamente otra realidad e::condida tras los deulles desconocido, La hoguera iba a llcv,í.rselo, cuando Aureli:lllo se atrevió a alzar los oJos, 1,as
que sulectul"a desviada no había considerado, Las consenwllcias de la pesquisa de rifagas ,ndientes se delll\'Ícrull: Aurcli,wo vio por primera y última vez el rostro del

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Lónnrot, derrouc!o y prontu a sucumbir, obsena ,1 su alrededor \' descu- no c~isrir, en ['{'ruor dr: Buenos /1 ires la 'y'oz po6LÍca descubre Ull0S restos que cOI1den·-
bre un ll111ndo distinto e indiferente a la estructllra de la pesquisa qUé' lo condu- salJ una ciudad mítica escondida ,v anterior. En un caso como en otro los dcta-
jo hasta su llluerte. La mirada desintert's~lCLt lo devuelve a b pcrcf'[JCitll1 del dctalk lIes se perciben "fuera" ele lo central y cOITespomlcn al ''sentir irrcalidad" (f
v, lo exorciza de la racionalidad illstrumClllaL riJl1J1rot se detiene en ];¡ sensualidad ¡1:2) qlle fa\orece la literatura. La creación literaria opera, ell este sentido, la re-
de lo circunstancial del mundo, se concede ('1 lujo de gozar la belleza del¡nisa- cOlllposición del todo que los sujetos rcales uo son capaces de articular Cilla
,ic, esc!lcha el grito de lUI pájaro, percibe un cierto frescor en el \ueh'e ClltTpO \' vid;l cotidiana. Las fractllras en el ¡¡¡undo real rcslIILlll SlT oportunidades para
a Sil !'("flexÍón sobre ellalwrinlo ya como simpleju(-'go para inl1lcdiat;lIIlcllte el (,'icritor que descllhre a pal1ir de ellas o(ros mundos que ¡¡OS pasa¡¡ desaperci-
ckspués abandonada. El detalle cir-cun'ita¡¡cial dl'col1stuve el sentido ele la pesqui- bidus. El suburbio literario de Borges completa, en eSle sentido, el suburbio de
sa, paraliza el relato y lo proyecta a otro distinto sugerido solamellte. El Slucto se li- Buellos Aires v añade unos detalles sin los que ya no puede ser imaginado.
bera de la trama fundamental v, se aventura a otras secundarias sólo apuntadas \'.
nunca satisfechas. Justo en el clímax de la narración, cuando el personaje se en-
frenta a su propia muerte, Lónnrot deja de ser un inquisidor y se comierte en
un diletante.
ORRAS CITADAS
A trav¿~s de ia ventana Lónnrot ve imágenes ele una experiencia incomple-
ta que anuncia la posibilidad de unos rdatos distintos. Los personajes borgianos Borges,Jorge Luis. Oifras (()mplf'tas. \'015. ] & n. Barcelona: Emeci: Editores, 1989,
de las ficciones, así como el "yo poético que pasea por el suburbio de Buenos Ai- Benjamin, íValter. I1lu mina tions. ~ew York: Schocken Books, 1988.
res experimentan la melancolía como resultado de reconocer la parcialidad e - . Libro de los jJasa/es. Mad¡id: Aka], 2005.
inconcluso de su \iaje y como condensación sensual de la experiencia que se le es- - . El ungen del drama barroco alemán. Madrid: Taurus, 1990.
capa por momentos. Al igual que Lónnrot que rescata un mundo que parecía Derrida,Jacques. De la Grmmnato!ogie. Paris: Minuit, ]967.
F orster, Ricardo. "Borges y Benjamin." Cuadernos hisjJanoamericanos 505-7 (1992):
~()'-'C99
,J _ ¡-,)-.~).
odiado" (I ?>S5). ESlUS ejemplos man tienen la misma fstructur3 organil3tiva. Primeru. Mollo}', S\'hia. "Fláneries textuales: Borges, Benjamin y Bauc!elaire." Schwartz Ler-
los relatos construyen una de las múltiples üpologías clellaberinto borgeano. Después, ner, Lía (ed.) Homenaje aAna ;"vIaria Barrer/echen. Mad¡id: Castalia, 1984: 487-
ante la resolución cklmisl110 y como gesto inmediatamente sucesivo, aparece el detalle cir- 4 l )6.
ultlstallcial. Finalmentc, una vez que el detalle ha quedado manifesrado, los rc!;ttus o Sarlo, Beatriz. jmg!' LI.ás Bmge.\. /i Writa on ¡he Edgf. London-New York: Verso, 1<:)9;).
las situaciones conclnyen bruscamfnte. En "La busca de :'I.verrocs" el tiempo se detiene
y aparecen hs circunstancias concretas que rodean la vida ele /\veIToesjusto cuando el per-
sonaje consigue desmontar el laberinto de interpretación tennillolc)gica conclens;¡do en
la distinci(m de los significados de tragedia y comedia. En "El milagro secreto",Jaromir
Hladík acaba su obra para después corregir los detalles restan tes: "UIlO ele los rostros
que lo enfi-entaban modificó su concepción del c:ar;:¡ctcr de Roemer,tad¡" (l :, 1']), En
"Eljardíll de los senderos que se bifurcan" Yu Tsun se detiene tras habel asisl.irlo a la cx-
plic~lCiC>1I clel bberillto y 1Il0mclltos anles dc' asesinar a "'Ihen. En "l.()S te{)logos". el
tiempo se paraliZ<1 tr~IS la COIISllll1aci{m de ];¡ conslrucción Ltlwrinlic;l él la quc .\lIrcliano
lleva aJuan yell ,,1 momento últim() ele SIl vicb. En lodm los rclalos se produce la misllIa
liheración elel relato principal \'. la sllbsigllienlc
, detenCIón ,'n el dnalk ciITuILqallci,t1
quc upera 1,1 dcconstruccióll.

IliN IW
, ,
LA CIUDAD METAFORICA, SIMBOLICA,
-
y PERSONIFICADA EN,
EL SENOR PRESIDENTE
DE MIGUEL ANGEL ASTURIAS

Laura A. Chesak

rU/H'
T~ ;ve,'c;t"
d~H n /1. TO~d. "(""olz'"z
J l'Jr 1\' ¡Uf¡ u.(,1 - a"[ l"reen
., a f, /. la' oro
'

AUNQUE EL CRÍTICO Jack Himelblau (1973) argumentara que El señor presidente


(1946) es una novela "profundamente guatemalteca" 1 (56) cuyos personajes y to-
pografía "sólo un guatemalteco de la generación de Asturias podría apreciar
del todo" (78), también reconoció que ciertos incidentes en la novela pertene-
cientes a la época de Manuel Estrada Cabrera (1898-1929) fácilmente habrían po-
dido interpretarse como un re±lejo de la dictadura del general Jorge Ubico
(49), que terminó en 1944, es decir, quince años después de! régimen de Estrada
Cabrera, v, por lo tanto, estaba mucho más próxima a la fecha de publicación
de la novela, El hecho de que Asturias se negara a nombrar al dictador o a la
ciudad en e! texto,junto con el tratamiento fuertemente simbólico o metafóri-
co que le dio al paisaje urbano, han permitido que El seiior presidente siga te-
niendo cierta resonancia para el lector moderno, quien ha visto en la novela la
representación arquetípica de "la triste realidad política de la mayoría de los
países del continente" en algún momento u otro, como es el caso de Ricardo
Krauel (220), Pese a lo que en cierto momento fueron detalles realistas con

1 Salvo que se indique lo con trario, todas las traducciones son de la autora de
este élrticulo,

171
res peCio ;¡ los personajes v sitios dcsign;¡dos, otras cdLlc«Tisticas lll,!' v;mglldr- caelo desde el primer GipÍtulo por los cuerpos lisiado.s o minllsvúlidos de los por-
dist;ls hacen res;¡jtAr la naturaleza finicia del p;lisaje y el ;llnhicnte llrh;ll1os. diuseros, \ constanteIllente reafirmado por símiles c!eshllmanÍzaIltes que com-
Adicionalmente, esas características ayudan a colocar ,l El .\I'II(lljill'sidl'lIll' al co- paran a 10.'- personajes con animales u objetos, La Illugre V la podredumbre en
mienzo de una larga serie de obras contemporúnc;¡s que (re) crClll un opresivo el ambiellte t!sico reflejan la degradación física, f'lllocional y sicológica de los
espacio urbano para reflejar un clima ele illCtTtidlllllbre v caos h,ljo un régi- habitalltes.
, ,

!1WIl <lutontano,
Ll metáfora de la ciudad como teatro tanlbii:n cnlTa elljucgo ell esta no-
A pesar de que Asturias incorpoLlra Silios IT,¡ks, reconocihles paLl lectores vela v sitúa al lecLOr en el exterior como un espectador del escenario urbano (Hol-
de la primera parte del siglu XX, su retrato del ambiente urbano va no traLl de mes 142), .'\0 obstante, también somete a varios personajes a sitnaciones ele eslTés
un espacio accesible lleno de monumentos o edificios famosos que seilalan una que les hacel] sen tir qllC están escindiéndose en dos, dándoles así la perspccti-
historia compartida, como Néstor García Canclini caracteriza a la ciudad al co- \a de un obsenador de sí mismos, Expuestos en las calles hostiles de la ciudad
mienzo del siglo pasado (Consumidores y áudwlallos 96), Es mús bien un "espaciu donde se sienten vulnerables, conscientes del peligro e incapaces de encontrar
de vulnerabilidad v peligro" parecido al que comel1la Susana Rotker en Czti:ms refugio, típicamente se perciben como caricaturas huecas, meros títeres, () mús-
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o/FmT (9) , . .:)C llLO{ nIdQ,,", aJ. ,


b'-'LllCtal ,-,dllc.ues

necesidad de huir, su percepción del espacio se distorsiona v se alarga: "las es-


Hace mucho que se ve en la ciuelad creada por Asturias un ambi(-:Ilte alta- quinas desamparadas, , , se multiplicaban en ia noche sin sudio como puertas de
mente simbólico. Es un basurero grotesco, lleno de podredumbre. Las enumera- mamparas transparen tes" (66) , "como si al fragmen tarse sus ideas el nniverso en-
ciones caóticas empleaelas por el autor en las descripciones se dirigen a los desechos tero se hubiera hagmentado" (66), y "[ e Jn el fondo ele sí mismo se iba abrien-
\~sibles por toelas partes, entre ellos las "riquezas" de los pordioseros ("desperdi- do campo otro general Canales, , , que avanzaba a paso de tortuga, a la rastra
cios de carne, zapatos rotos, cabos de candela, , , , guineos pasados," ESP 10), el los pies corno cucurucho después de la precesión, sin hablar, oscuro, tTiste" mien-
contenido del desperladero de basuras clonele se refugia el Pelele (25), v los di- tras que el verdadero general, el arrogante, "veíase sustituido de improviso por
bujos indecentes dejados por otros prisioneros en los muros de la ccIda de ~ina una caricatura" (67), "/ulado de este intruso vestido de color sanate, peludo, des-
Feelina (115), Las enumeraciones grotescas no sólo rodean a la ciudad sino que hinchado," el auténtico general parecía "entierro de primera" e iba quedándo-
incluyen a sus habitantes: "Perros y zopilotes disputábanse el cadáver de un gato se atrás como fantoche (67), Enfrentado con su propio proceso ante el tribunal,
a media calle, , , Dos seúoras bebían fi-esco ele súchi les en una ticnclecita llena el iicenciado .:\.be! Canajal se ve a sí mismo participando como "e! principal ac-
de moscas, , , Un hachador de carne, , , llevaba el traje ensangrentado. , , \jun- tor" en una escena que es "mitad rito, mitad comedia bufa" y que tiene lugar
to al corazón, el hacha ftluda, , , . el oficial de guardia, .. ocupaba una silla de en medio del "vacío enemigo que le rode [aJ" (213), La metáfora de la ciudad
hierro en mcdio de un cÍrcnlo de salivazos" (177-78). La ciudad es el sitio del caos, como teatro se recrea en miniatura por medio de don Belljamín el titiritero,
la degradación omnipresente, la corrupción, la crueldad gratuita v la tortura ad- CUYOS títeres representan el asesinato elel Pelele v gotean lágrimas por un siste-

ministrada por cada nivel de la población, hasta por los niúos. Encarna la deca- ma ele tubitos: los nillos se ríen de ver llorar y pegar, lo cual para don Benjamín
dencia moral de una sociedad que está completamente podrida, corrompida a (\- para el lector) es ilógico (58). En el nivel más amplio, el teatrillo de títeres
Fondo por el régimen elel Sellor Presidente. Las descri pciones elel tratamiento que del Serlo!' Presidente engloba a la sociedad emera, Cuando la esposa ele Abe! Car-
reciben los personajes humanos como si fueran basura ponen de relieve ,irnhcl- \;ljal dest'speraclamente intenta impedir que fusilen ~tl abogado, no puede COl]-
¡¡c<unentc la LlILl de valor ele la vida humana. Habiendo vi,\() va el C<l(Ü\'cr de l('!Jir lógicamente "que loll1'iÍlaran homhres así, gente COlll'l mislllo color de piel,

una víctillJa de la tortura arrojado a ulIa carreta cIto baslll~ls que se va p,¡ra el cemell- con el mislllo acento de VOl, con la misma lllalleLl de ver, de uÍr, . , . con las
¡erio (1 CJ), cllector reconocerá illlllcdi,llarncnte Ll irónic;llllcic!cz delltlo del llliSm,LS creencias ,·!as Illismas dudas .. ," como su esposo (227), Elb re/leja la
delirio del Pelele: "¡El ('(ornentcrio es más alegre que la ciudad, mi, lilllpio qliC probable ¡"(';\Ceióll elel lector. mientras que la m;¡voría ck lns personajes CIl la
la cilldadi" (23), La violencia del ordell políLico hacrcado un desordell social. mar- 1l0\Tla sólo pueden ,lctuar lJ;lJo {)nlcrws o enloquecer, va que no pueden resolver

~.)

J ~')
1_
1 I ,1
el conllicto entre su vida imeriol v la vida en ell'scl'n~lriu.~ C()mo h~l (()IllC!!t~l-

perseguidores después de Inatar aJ coronel Parrales Sonriente, "¡ aJ sus costados
do Margarita Rojas: pas;\ban puertas v puertas v puertas y ventanas y puertas v vent~!llas ... De repente
se p;traba, con las mallOS suhre la cara, defcncli¿'nc!ose de los postes del tckgra-
!\Ilí tras el escenario, tras el tinglado que]jo se alc\l1za a \·islulllhrar, se es- fó" que (c'll su percepCi(')[l ~¡VallZan hacia él (~l). Mientras la esposa de Carvajal
conde el verdadero director v autor del h'lliún luna de I cuall1~¡dic puede ac- se apresura para implorar que la atiendan, siente que (~l carruaje no rueda: "ro-
tuar pues su POcltT abarca tocla extensi(lIl p()~ihl(' .... El gui(m dr;¡I!l~'ltic() no ,_ L "1'] "(')1')
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permite ,\ lus actores]ji a los espectadores seguir una ,lCcit'm CSpol1t;í.nc<! o que el carruaje S(' iha alargando corno el acorde('m de una máquina de retratar.
independiente, pites los destinos individuales nu son el resultad() de deci- .. Estahan fijos corno loo alambres del telégTaLú, más, bien iban para atrás como los
siones propias. (126) alambres dEl telégrafo" (:22-±). Cuando Cara de Angel cree salir del país, tam-
bién Experimen ta una "sensación confusa de ir en el u'en, de no ir en el tren, de
Aquí la metáfora de la ciudad como teatro tiEnde a absolver a los pErsona- irse quedando atás del tren, cada vez más atrás del tren, más atrás del tren ... "
jes de responsabilizarse por la continuación de la dictadma: dE ahí la falta de C27.r"í). En esta novela, la ciudad como laberinto o como telaraña sólo permite
una "llamada a la acción" creíble o viablE en apoyo dE una rE\oluciélll. un mayor encierro; no permite el dar mUErte al monstruo y escapar.

Otras metMoras predominantes En El senor preSIdente comierten a b ciu- Si la ciudad sólo nos provee de un paisaje ele desesperanza, degradación y
dad en un espacio mítico donde los personajes se sienten igualmente impoten- encarcclamien too v si los personajes q ucdan repetid,unente deshumanizados y obli-
tes para efectuar el cambio. La CIítica frecuentementE ha visto la ciudad de Asturias gados a Emnascarar sus verdaderos pensamientos y emociones, ¿por qué no se rin-
como un infierno dantesco en cuvas profundidades preside Lucifer. De igual dE el lector de una vez v se aleja disgustado, sin poder identificarse con lInos
modo, la ciudad existe como laberin to o telaraúa, la guarida ideal para el Seúor personajes tan abyectos? Por una parte, Asturias hace uso de los sueños y el fluir de
Presidente, ya que cada calle e hilo de telégrafo condUCE a él: '"l'na red de hilos in- Ja conciencia para darle acceso al lector a los pensamientos y temores que los
visibles, más invisibles que los hilos de! telégrafo, comunicaba cada hoja con el personajes no pUEden pronunciar. Por otra parte, los elemEntos del ambiente
Señor Presidente, atento a lo que pasaba en las vísceras más secretas de los ciu- urbano, a pesar cle su típica hostilidad, también personifican a veces las emocio-
dadanos" (41), Está por todas partes y no está en n inf,'lll1 a, al pun to que la red o nes o reacciones que los personajes luchan por reprimir. A..sÍ, mientras Cenaro Ro-
el laberinto mismo em pieza a adquirir las características del monstruo dEvora- das, testigo dd asesinato de Pelele, se queda "sin movimiento" v "empapado en
dor que le da sentido: el Pelele huye por cailes que son "intestinales. estrechas y re- sudor" \:)-±), la ciudad parece cobrar vida propia:
torcidas" (20): cada farol o venL.llla ES un ojo: "el cielo ... enseú [a lbs esu'ellas como
un lobo de dientes" (113). Envueltos en hostilidad, los personajes están cons- mal vestidas de luna corrían las calles por las calles sin saber bien lo que
tantemente desplazados, lo cual refleja su inestabilidad. Pese a ello Y, como ha no- había sucedido v los árboles de la plaza se tronaban los dedos en la pena
tl<io • James W. Brown, "INhere there is motion hut no 1110"emcnt, therc is lll\thical •
de no poder decir con d viento, por los hilos telefónicos, lo que acababa
"pace, 'Real' space is lllade oflin es t ha t advan ce, 110\\('ver ci rcui ((JusI\". from de pasar. Las calle, asomaban a las esquinas preguntándose por c1lugar
poinr to point: mythical -'pace is made oflines Ihat tUn! betek, ,piral, recede ane! re- del crimen \, como desorientadas, Ullas corrían hacia los barrios céntricos
-

turn" (:148). En particular. en momentos de gran crisis, los puntos dE reff'ren- \' otTas hacia los arrabalES" (55) .

cia se trasladan, pero no los personajes. J\lientras el Pelele trata de eludir a sus
Los millg'ilorio,) públic()s en la Plaza Central, "do!lde el ;lgua seguía lava que
Ll\'l ... con !l() sl' qué de llanto," lloraban por el Pelele (,..)5,07). RC';lccion:lJlc!o-
C. Se ve ,1 ¡¡¡elludo en la lilcratlllé1 (j11C el p:\p('1 del "graci(lso" () del "loc"" es ver Ll ill- SI' al asesinato, "[ ulna confusa palpitación de sien herida por los disparos té'nía

jllstici;¡ () el desorden ('11 sus Vt'[cl:tdcras dilllCnsillrl("s v' dar \()j :l¡¡lla vcrdad (Iu(' los el viento, que 110 lograJ);¡ arrancar él soplidos las ideas lijas de las hojas de la ca-
olJUS pcrson'lJcs telllen exprcsar. bCLa de los :ll'boles" (:')1)). Con la continua brutalidad del rl'gimen, por las no-

17,¡ I I :)

ches "el agua de beber contaba, en las alcllllarillas, LIs horas sin Jill de Ull pue- dos en la novela han sido callados como el Poeta, coaccionados por el r~gi­
0,

blo que se creía condellado;1 la esclavitud v al vicio" ({jOl. Cu;m(]o ti Chal)t'lu!la men y la ciudad, como sitio de la civili/ación. ha sido dominada por la barbarie.
es aucada por la policía secreta que invade la casa del general Canales. ove "el pia-
no que gritaba hasta dcsgal-lilarse C()!l](} si le arr;tncaran las lllUt'bs a IlLlILlCla Quizás por eso la presencia casi constante de rastros dc sangre, vómitos, b-
limpia" (93), y mielltras el general C;U1alcs huye al exilio. "Lt !loche ¡L¡í;¡ la lell- grimas, escupitajos, v orina en los muros y las aUTas de la ciudad sirven para enb-
gua fí.ICf<i, " com !xlrLien<!o Sil ;¡gotam ien lo ( 1(j 1) . Se i IlllTCala! 1 pcq ¡lt'I-IUS ejcm p lelO tizar la ,1uscllcia de c\lCllouier nrotesta "letrada. "A veces, esos indicios !lO !Jcrmancntes
1 ,

a lo largo de la novela, hUlllanizalldo a la ciudad en IllOIllClltos illesperados e casi funcionan como gmffiti que expresan El dolor de los habitantes. Es difícil sc-
impidiendo que el alllbiellte urbano sc vuelva completamente indiferente 11 naJar si el desdén implícito en esas señales es también de los personajes o sólo del au-
hostil. tor. ya que no les concede a la mayoría una profundidad intelectual. La sangre
sería la seÍlal de protesta más fácil ele "leer" (y por eso la más comprometedora);
Dado que los personajes \igilanla expresión en la cara o censuran cualquier dE ahí que SE borra rápidamente. Cuando las patrullas golpean y arrastran a los
comentario inocuo. hay ninguna opurtunidad certera de poner volantes o
!lO prisionEros A
_
políticos
""
por las calles, los siQ"uen
'-)
Q"runos de muierES
L)l J
0jue "limpia[n 1 Á

dejar pintadas como sei\al de rebElión contra el régimEn. De hecho, el quitar las huellas de sangre con los pai'l.lwlos empapados en llan to" (lO). A pun to de re-
sin darse cuenta un anuncio o letrero puesto por e! régimen basta para que se cibir los doscientos palos. a "ese animal" se le llenan los ojos de lágrimas y sin po-
encarcele al responsable. En generaL ia ciudad retratada por Asturias SE parece der pronunciar palabra, piensa repetidamente, "¡y no poder gritar para aliviarse!"
,
poco o nada a la "ciudad letrada" de Angel Rama. Se subvierte el carácter nor- (37). en pordiosero anónimo y tuerto se ríe de la pena y de! hambre del Pelele (y de
malmente vinculante de la palabra escrita por encima de la hablada, va que la las suvas) hasta orinarse y dar cabezazos de chivo en la pared (11), en muda seúal
autoridad de! texto escrito o impreso se \uelve igualmente precalia E incierta v los de su frustración v desesperación. Un cartero borracho va arrojando las cartas a
protocolos legales se tergiversan y se distorsionan arbitrariamEnte. Como indi- mitad de la calle." luchando "con los alambres de sus babas enredados en los botones
cación de que el régimen reconoce e! poder de la palabra escrita. cualquier do- del uniforme " (132) . La confidencialidad del correo v" los escritos de los ciudadanos
.
~

cumento que prueba las órdenes ilegales del PresidEnte (relacionadas con algún careCEn de toda importancia. Cara de A.ngel, como el "prisionero del diecisiete," pasa
asesinato, por ejemplo) son hechos desaparEcer inmediatamente. ~~í, los sitios sus últimos días rodeado de vómitos y excrementos mientras destripa alacranes en
que habrían de caracterizar a la "ciudaelletrada" no existen \ rara vez o nunca las parEdes ele su celda, dejando hilos de sangTe (290).~ Mientras los líquidos y excre-
se ven casas ele escritores, redacciones ele periódicos. oficinas de correos o telégra- mentos corporales proliferan alrededor ele él, el régimen efectivamente ha aplas-
fús, archivos, bibliotecas, ministerios, universidades. ateneos o salas ele cunferen- lado su rebelión. La tendencia de numerosos personajes de escupir por todas partes,
cias o de conciertos, cafés, (eatTos, bufetes ele abogados, o sede~ de partidos polí ucos de vomitar () de orinar en público, seúalará en la mentE ele muchos lectores su bi-
(Rama 156). Asimismo, pocos personajes representan a los "letrados" por lo que ta dE dignidad () humanidad. En el contexto de la nausea de terror experimenta-
no es de extraúar que el escriba del Presidente, quiEn derrama un limero sobre da por los personajes \ la im posibilidad de una protesta escrita o verbal, puede
un pliego firmado, se lE conozca corno "ese animar' \' se le castigue con doscien- que aquellos líquidos corporalEs sean el único rastro que pueden dejar en los muros
tos palos, lo que ocasiona su muerte (:\6-:)7), se fusile al licenciado Carvajal \" la ora- \'!as calles urbanas para haCEr constatar su enajenamiento.
dora Lengua di' lIam pronuncie un discurso alabando las virtudes protectoras del
l'rcsiclt:nlc poco alltes de qlH' ¿'ste mande torturar a la :-.Jiú;¡ Fcdin;¡ \, COlllO con- \bs que la ciudad misma, SOl! los ciudadanos los que exhiben en b super-
secucncia, Il1llCra Sil llit-IO rccil'll n;lciclo.:: Los pocos "intcleclu:\k's" 1Il,'nciOIJ;\- ficie del cuerpo la brutal inscripci(JI1 de la tortura. En particular se repite Lt
il!1agen del cuerpo femenillo golpeado, torturado v abusado por las Jutorida-
--- -----_.-
:". Cabe sCI-lalar qllC [nl./,,"II([ di" ¡'{/.m· parece m;is biCI! ilur;¡c!;¡ V,l CjIIC ,\1 disCUI so ---
('sti pla,l("ado de (,ITOITS. Por (clIlsiguicnte, si Ll oraloria (Tél la virtud que "colhagraba a r Graba símbolos cristi,\rJos, de vuelo o de CSClpC, v ele Sil amur para Call1ila ell
un intelectual" (Rama 107l. Ll !1()\cL! sólo parodia esta lJarlici'"IIl. las paredes. Sm dibujos diminulOs e ingenuos s()lo csl:ín visibles por dos horas:tI dí:\.
des. La sordonllld~l tellCillla cae en la redada con los utrus pordioseros a quie-
nes torturan hasta Cjue "confiesan la verdad" del asesinato dtel Pelele. ,\ la Cha-
belona, la antigua Iliüera de Camila, la golpean hasta que sangra cualldo escapa
el general Canales y la torturan hasta qUte expira, I\illd Fedina. poco después de
dar a luz, es torturada de modo que resultilen la mucrte dd recién lucido. L\ 1I111-
jer va !lO cumple la fUllci(¡n de ser madre () la que atiende ~llos d('m:ls, la [lIn-
ci(m que 1l<ldiciol1alllwnlc ie ha asignado el mismo Estado CjIW ~lh()ra reemplaza
la reproducción con la pérdida ele la vida (Holmes Ll4, 1:)b). "i!la Fedina se
considera una ''tumba viva" para su niño muerto. Sólo Camila logra dar a 1m v criar E~~fARCANDO EL MOMENTO:
al hijo, pe!'(l tiene que huir al campo v exiliarse de la ciudad.
/

VISIO~ES DE DESESPERACION YLA GRAN CIUDAD


Se puede ver El IPño)' presidente como un texto transicional que lOctl\ía em-
plea muchos sÍmholos y metáforas tradicionales en su tratamiento ele la ciudad,
Marlyn Henríquez
mientras que simultáneamente emplea el lenguaje cle un modo innCJ\ador. AJ-
Florida Atlantic Univtrsity Honor's College
gunas de sus imágenes y esu-ategias reaparecerán en textos de la segunda mitad
de! siglo XX y después para reflejar e! rol predominan te de la ciudad en la vida mo-
derna Vel creciente ambiente de vulnerabilidad y miedo que, a su vez. se usará par,l
justificar una mayor represión.
''THE elTY lS \ D1SCOLRSE, and this discourse is actually a language: the city speaks
to i ts inhabi tan ts. ",e speak our ci tv, the ci ty where we are, simply by inhabiting
it. bv tra\ersing it, by looking at it" (Sl'miology. .. 195). Estas son palabras de Ro-
Iand Barthes. v, sí. como seres humanos, converúmos las ciudades en medios de
OBRAS CITADAS •

expresión. podemos afirmar que los edificios, las calles, los parques, las plazas,
,
las casas, los templos \' los monumentos son referentes vacíos hasta que empieza
A5turias, Miguel AngeL El señor presidente. Buenos ,-\.ires: Losada, 1948.
a fluir por ellos el alma de la humanidad. Por encle. no es raro que los escritores
Brown, James W. "/\. Topologv of Dread: Spatial Opposi tiO!1S in n sp¡jor /!lf'slrlm-
las presenten como 1m renejo del poder destructivo del hombre.
te." RomanischeForschungm 9R:34 (19R6): :141-32.
Carcía Canclini, Néstor. Consu.rnidores \' ciu.dadanos. i\léxico: Grijalbo. 1995.
En este ensan), me interesa desarrollar las percepciones sobre l;¡ ciudad
Himelblau,Jack. "ElIP110rpresidente: Antecedents, Somce:;, amI Rcalitv" HiI!mnic
que han tenielu clos escritores con temporáneos, Carlos Fuentes en Los artos con
Re7liew 41.1 (F17:l): 43-78.
Laura Día: \ Cristina Pcri Rossi en La nave di' los loms, V• hablaré también del cuento
Holmcs, Amanc.la. Cit'V Fictions: Lanr,,'7Jar!,e, Bod'V, anri Sf)(wisl! Amencan Ur/m!/ .'ljm-
~ ,< _ 1

"La pesadilla de Honorio" cid escritor modernista Rubén Darío. Estos escritores h~U1
ce. Lewisburg: Bucknell CP, 2007.
aislado en su contilltlO narr~ltivo escenas que describen las ciudades mediante alu-
Krauel, Ricardo. "La república clausurada: Análisis ele los espacios opresivos en
,iones a cuadros, (ótograJías. JJ1l1r~tles, tapices \' lln~l c!csnipción detallada ek los mis-
n
snlm frrtsidente." ¡\lrJnogmjJlú ( Rr[lif"iI/R(>{ !isl (/. :\ [OI!O.i.!.uíji ((1 1 I (l<ji) 5) : 220<H.
,
lllOS. Ll ;N)(i~j('i('>Il con estos medios de represen t;¡CiÓll artísticos es ún ica en el sen ¡ido
Rama, Angel. La ¡:l1ld{J(! IFlmr!a. Hanovcr, \'H: Ediciolles del i\()rl.c, 19,'-\+.
de qUé' anIdan a cnlll;u-car \lIJa escella dd conünllo narrativo que oblig~l allector/es-
Rojas, Margarita. "lé'l.ln{()T IJlpI/riel/lié El teatro de UII c!cnlOnio C'iCOlldido." Iri!!{'rr!c
pecr~ld()r a enfocu'se en descripciones de ciudades que auguran la destrucción \'
/"1' '''1
u.}(l.\_! ()()('J''))'l'v
_ _ ._:J-.,;. "q
];¡ ohliteración del hombre. Como resultado. los discursos de estos escritores se
ROlkcr, Susalla (('(l.). Citizrlls o/Fca)': UrliIlf! Vio!rnr(' /11 Ifllin.\ 1111'17(([. "l'\\ Bnlll.'wick:
t'rigell en !lila llamada al lector/espectador a ser Iln agente de cambio.
Rlllgers l:P, 2002.

~(
1 I .1
J 78
Las alusiones (' intrusiones ele otros Ilwdios artísticos de reprTsenur b j"('- bc: "yju de CerGl cn toda su deslludez. en toda su crueldad im placable y dolien-
alicLrcl 110 es una llovedad en la ¡itt'ratllra Lltj¡¡uanwricma (OIILClllpor:ltll'cl. Se dice te.la miseria ele las gralldes ciudades populosas" (191) adelantándose, a los ur-
que Guarn;ín !'nr!la de AyaL! ya hahía incluido en sus escriros (O/!,YIP:lI1jil1\ \ cmble- banistas modernos preocllpados por la sobrepoblación de las ciudades.
/TIas crist.iallos. Asill1islllO,.Julio Cort<Ízar illcluy() recortes de pcrilldic()s en FJ li-
!Jro d~ iV!ar!.ul:(. V, de acuerdo a Rllssck. obras de (~scrit()rcs de rellUfllbrc corno la del DarÍo, por su parte, C¡UiZ3S haciéndose eco de la escatología cristiana, es-

jlllcr!orriqueJloJoS(' Luís Conz:tlez rl1lleglUla ((,'rr)nim m/l jilorJn '"j( ¡()¡.IO). FII(- crihió "La pesadilla de J-IoJlorio," un cuenio elJ el qlle visualiza no sólo la des-
i!:/a (1 l)q i) dd ,¡rgcntino Eduardo Belgrallo Rnvson. 1/1/1'\)/)/(/ (E)~):.?) de Llena l'()- trucción de una ciudad. sino tarnbié'n el deterioro moral del }¡ombn' que vive
nialOWsk;¡ y 1:1 darlo de Seaticl A..Iastrite. cOllsiderado como UIJO de lus l1l;ís en ellas. Aunque Darío es reconocido dentro del mundo literario. por su len-
significativos por Russek. han implementado esta técnica. La inclusión de reféren- gUé0e florido \" el exotismo de sus imágenes más que por su preocupación por lo
cias visuales en la obra ele Peri Rossi no se limita a La I2llve .... En su colección de prosaico, la lucha imerna que libró a través de su \~da por entender el destino
poemas l>as musas inquietantes incluyó fotografías de pinturas al final clellibro humano revela su preocupación no sólo con la poesía, sino también con la suer-
"de manera que el lector puede Icer el puema y obsenar al mismo tiempo la te del ser lmmano en general. Su cuento "La pesadilla ... " sirve de ejemplo. Co-
obra de arte correspondiente" (Rorninsky 17). mienza con un cuadro descriptivo de una ciudad a punto de derrumbarse y el
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Dcrsonale
, J
renlr;:ll. ! !onOflo, !lVIUU ce mlecto, COino observaour/ espectc:'1dor:
Aunque la técnica que cada autor escoge para canalizar su men~ajc cliile-
re, tienen en común la preocupación por t'l destino de los seres humallos den- A.lo lejos, la perspectiva abrumadora y monumental de extrañas arqui-
tro de las ciudades del mundo. Estas ciudades. antes presagios del éxito económico tecturas ... un suelo lí\ido; no lejos una vegetación de árboles flacos. deso-
y sedes de poder. ya no se verguen como los barómetros por los que se miden el lados. tendiendo hacia un cielo implacable, silencioso y raro, sus ramas
avance de la civilización humana, sino que se han convertido en símbolus de la de- suplicantes ... .La luz que alumbra no es la del sol; es como la enfermiza y fos-
cadencia, la deshumanización del hombre y en una advertencia ele la desaparición forescente claridad ele espectrales astros ... han surgido del hondo cielo cons-
inminente de la humanidad. Es muv irónico que el ideal colonial de la 'ciudad. telaciones misteriosas que forman enigmáticos signos anunciadores de
ordenada' se caracterice hov por el caos y la desesperación. próximas e irremediables catástrofes ... (304)

El papel ele la ciudad en la narrativa ha cambiado a través del tiempo. A medida que el terror se escapa de los labios de Honorio. la voz narrativa
Dejó de ser el sitio que daba fe de la prosperidad de sus habitantes \' que estable- explica que "aquella ciudad !lena de torres y rotondas, de arcos, espirales, se
cía la división social y racial de los ciudadanos, para convenirse en un lugar CJue re- desplomó sin ruido ni fracaso, cual se rompe un fino hilo de araña" (304).
fleja el destino ele los seres humanos que habitan sus espacios. Como sus homólogos del siglo XX, DarÍo recurre a una imagen visual gr3fica
que obliga al lector/ espectador a tener los ojos clavados en esta escena apoca-
La preocupación por el malestar de las ciudades no es un fenómeno recien- líptica y a ser partícipe del terror que envuelve a Honorio. Esto lo logra median-
te. Desde el siglo XIX, un períoclo que preparó el camino para la independen- te el empleo de adjetivos descriptivos como abrumadora, lívido, flacos, implacable,
cia política y encauzó el debate de la civilización \ la barbarie. los escritores raro, enfermiza. misteriosas. v enigmáticas. La doble mirada, (la de Honorio y la
empezaron a intuir los efectos destructivos que las ciudades modernas plan teaban de lector), refuerza, asimismo, el terror a un cataclismo futuro e invita a la refle-
para el ser humano. \lientras algunos de los escritores ele este período se preo- xión \' a la asociación de esta (imlad con el destino de las nllestras.
cllpab;ul por represent;¡r el hullicio de bs calles v las p];¡zas ct'!cbr{llIc!olo () re bc-
I,indosc, otros. corno \-LlIlllcl Día! Rodríguez v Ruhén DarÍo. demostraron En cuanto al aspecto tl;cnicn. uno de los aciertos de este cucnto es el de

t(,lTlpran~m1Cnt(' su descontento con clbs. Fn !do!os mios. el aut.or revela .su pcrcep- haber recreado eIl la mente dcllector un tapiz. Tal recreación puede apn:ciarsc
Ci()ll de la cilldad ~l cOllliellzos ckl siglo XX por llledio ele los pcns~llnit'nt()s elel en las alusiones qlle hace de la ciudad clesplom:mdose illaudiblemelltc como
personaje principal. .\11)('["(0 S()ri~l. quien regresaba;¡ Venczuela de París. Fscri- "se rompe un fino hilo ele arzlüa" (304). Está asociación sugiere la creación de

¡KO IKI
llll tapiz. Por un bdo, implica el ,leto ele tejer y, por otJO. (,1 coUe df'l [¡ltilllo J¡ilo Licipe ele la creaci()jj" (:¿O) .. \ mediela que Eqnis lo contelllpla, el lcctol/cspecu-
evoca varios pasajes híblicos en los CHales la vida se prcscn ta tUlllU un Llfli¡ \ la dor sq';'llir:¡ su mirada mientras [Equisl descubre a sus ojos, el deterioro físico y
muert.e corno la fill;dizaci6n de teste al cortarse el último hilo. Ulcctor se \e moral de es(as urbes.
ohligado así no sólo a cOlltemplar la ciud,¡cl '¡pocalíptica. sino tanlhi&n a H'JIa
desplazada de la mirdda cual si se bajara un cu,¡dro () ut! tapiz de una pared. Por eJf'fllplo, el narrador omnisciente cuenta la experiencia ele Vcrcigeló-
rix, allligo de Equis, qllÍf'1l "ha desaparecido" COlllO consecuencia ele sus creencias
El rt'Llto (olltil1i'la con el tormetlto de I-Jonorio. Después ele qllC];¡ ciudad j)olíLicls. i\lientras está encarcelado, se le fuerza a trabajar en una fábrica insalu-
se desplollla, el n¡f()C]ue se vuelca sobre el persoIlaje, al que la YO! ndrrati'd nos bre, hasta el punto que le cuesta imaginarse que fuera de este espacio haya una
presenta aterrado, inmóvil v mudo, para mejor describirnos su agonía mentaL ,ida normal mientras que él y otros son forzados a trabajar brutalmente. De esta
Seguidamente, el lector, espectador con Honorio, ve un desfile grotesco ele má'i- experiencia dice la voz narraÜva:
caras humanas que representan todas las vilezas df' los hombres de todas partes del
mUlldo y, cuanclo piensa que el tormento ha cesaelo, aparece "la muchedumbre [S] entía en su conciellcia, todavia despierta, la existencia de oU'() mundo
hormigueante de la vida hanal ele las cimbdes, las caras que represen tan tocIos pf'rfectamen te paralelos y disL1.ntes y desconocidos en tre sí. dos mundos que
los estados, apetitos, expresiones, instintos, del ser llamado Hombre" (304). A existían con indepenclencia y autonomía, dos m undos que se bastaban a
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(le Monona. LJano tia preSenla(lO el terror ata clestrucClOJl c e sí I11i~mo, \ que podían funcionar sin tener ningún contacto como dos es-
la civilización humana v las bajezas que engendran las ciudades. feras girando eternamente en el silencio azul del espacio. (59)

En la literatura del siglo XX se intensifica la preocupación por el ámbito Cada uno de estos mundos existe sin el conocimiento del otro, una ale-
urbano. Los escritores modernos se preocupan tanto por su decadencia, como por goría a la indifeTencia ele los seres humanos entre sí. Hay muchos ejemplos en
los efectos socioeconómicos y morales que la ciudad ejerce en sus habitantes y la novela que aluden a la insensibilidad al dolor humano, pero dos de ellos sobre-
en el medio ambiente. A mediados de los aúos ochenta, Peri Rossi invitó él sus salen especialmente. Uno es la historia ele Kate, una joven que no üene amigos ni
lectores a abordar una nave de locos en la que uno de sus pas,~eros, Equis, ob- parientes, recién llegada del Oeste a la ciudad de Nueva York. Así, pasa el tiem-
Sf'rva, en la Catedral ele Gerona, un tapiz que la voz narratiya denomina 'El ta- po caminando sola por las calles de la ciudad con un letrero que dice: "Me
piz de la creación.' siento muv sola. Por famr hable usted conmigo" (70). Como trasfondo a la so-
ledad ele IZate hav largas filas de automóviles, y calles repletas ele latas de cerve-
~

Esta es una descripción parcial de dicho tapiz: "Alrededor ele! círculo que za vacías, y bolsas de basura que los conductores y sus pasajeros tiran por las
rodea la figura del Pan tócrator o Creador bendiciendo. hay otro círculo. más gran- ven tanas a medida que na\egan en el tráfico de calles atestadas de vehículos v
de, que ocupa el centro del tapiz .... Este círculo mavor está dividido a su vez en semáforos. Kate camina varios días por estas calles, hasta que lIII día aparece
ocho segmen tos, no iguales, que represen tan elistin tos aspectos de la CTf'Zlción" un artículo en el periódico que dice que se había suicidado ingiriendo barbitú-
(72). El tapiz en cuestión representa la creaci6n elel mundo. Si bif'n predomi- ricos la noche anterior.
llan la armonía v la simetría en él, la realidad que el lector va descubriendo, al C1\'an-
,lar con la lectura de la novela, es totalmente opuesta. Desgastado \. mutilado, el El otro ejem plo es el del Gran Ombligo. Esta f'S una ciudad habitada por ciu-
tapiz es el espf:jn por medio elel cllal el lector atravesará con Equis v sus allligm d,lclanos absortos en sí mismos, quienes, scg'(¡Jl la voz narrativa, "enferman de
las ciudad!:'s del mundo. C011l1111icación." (123) 1 Ian pndiclo todo el inter&s en los delll~'ls. La ciuclad sim-
boliza así el rnalt'star qUf' aqueja a las ciudades conternpor:lI1é'éls: las calles SlI-

i\l igllal que Darío, T'cri Rossi invita al lector/cspcctLlclor ~l ser participe ele eias, el estrépito ele las máquinas, la falta ele vegetación, los edificios que se
lo que oh'icrva en ele rapiz, \a que: "todo, en el tapiz, rc\ponde a la intencióll ele dnrumball, Jos purdioseros \'aganclo por las calles, niílos v ancianos abandonados,
que el hombre que mira-espejo elel hOJllbre ¡epresentado con hilos ele colores. par- dificultad clf' respirar ckbiclo al humo de las r;lbricas. y, por si eslo fuera poco,

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hay poco acceso a los servicios rllt'dicos v lossa!;¡rios son b~lj()s. La gTa\l~c1~\d de esta desnlldo~ rn;:1s negros que este naisalc dCS11)ués de la batalla. Lc¡;ana, cSY¡lcclTalnlf'n-
',',l' l¡o °llOl¡o'I-' 0,( 0 "1' ('Sl' 01 (O¡oll('IO\«(' '11")- '__ ~ .1 ,) •

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te ,se veían C¡SdS t~1l ruinas. casa,s del siglo anterior con techumbres vencidas, chi-
sortos e interesados solamcnte en los pliegues de pid de sm omhligos. InClll'~IS clcrnllll badas, ven Unas ciegas, porches desnudos, puertas desv('ncij~l(bs."
(l?») Lejos de ser un símbolo de progreso, esta ciudad es un modelo del impdc-
Lo que es más, paralcio a este I\1undo decadente. \Jorris. allligu de Equis, (o negativo 'lue ha tenido la industria en las sociedades occidentales.
se ha erigido como gllan1i:lll de otro mundo. un globo sobre el qlle dilig"l'lllClllCn-
te i¡¡sena un:¡ aguja negra en aquellas árC~IS dcllIllllH!() donde existc la opre- Otro recurso \Oisu,!I quc establece un tollO cOlldenatorio de los efectos lIega-
sión. Lo triste, comenld la voz narrativa, es que. reallllentc, s()lo son visibles dlgun~L'i tivos de la industria subre los grupos minoritarios es un mural de Rivera. Sobre
secciones de los océanos. Para intensificar la gravedad del problema, la escritora un fondo gris se representan en él, las núquinas brillantes que se entrelazan como
agrega una visión global de las ciudades al incluir las cOlldiciones pésimas en serpientes de acero.
'lue se encuentran las ciudades portuarias que visita Equis, los edificius de las
cuaIes están cubiertos de hollín, y las calles, de periódicos sucios. vasos desecha- La crítica de las ciudades se extiende a la Ciudad ele México. En el cora-
bles, y pájaros muertos. Asimismo, la gente ha olvidado los nombres de los pájaros zón de ésta, donde se mezclan muchas culturas, el escritor coloca, de noche, a
y las plan tas a medida que éstos han sido sustituidos por objetos plásticos. Además, Orlando Ximénez v a Laura. A través de los ojos de Orlando, el lector Ve' emer-
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el11 'ls' pla"as los tUJ'l'staS se bl"()nC"al1 ('n TTlprliO rl,' {"oí "r'l r'o> c r!p
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J ger de la oscuridad a seres grotescos, con características animales:


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agua vacías y manchas de petróleo en el mar.


\'an saliendo de los homs ... mírala obligada a saltar como un batracio en bus-
La siguiente novela, Los arIos ron Laura Día::., se estructura alrededor de ca de basura comestible ... ese hombre se arrastra por la calle sin nariz ni bra-
ciudades en México y los Estados Unidos. Están presentadas en orden cronoló- zos ni piernas. como una serpiente humana; ... se abrían paso como
gico para reflejar la historia de la familia Kelsen y la ele Laura Díaz. personaje prin- cucarachas, cangrejos en vericuetos invisibles que de noche brotaban de ho-
cipal. Ella y su nieto, por medio de los lentes ele sus cámaras, serán los responsables yos como chancros, las mujeres ranas, los culebras hombres y los niños ra-
de presentar al lector las imágenes de estas urbes decadentes. La nm'ela comienza ~. (90~
'l UI tlcos - :)).
en Detroit, donde se eDcuen tra el nieto de Laura haciendo un documental so-
bre los muralistas mejicanos en los Estados l! nidos. De su experiencia confiesa: Esta escena es una de las que lleva a Laura al activisrno político y social.
"Quería fotografiar la ruina de una gran urbe industrial como digno epitafio a \[á5 adelante cn la obra, a medida que Laura va madurando, lajoven se hace 1'0-
nuestro terrible siglo veinte" (11). Su reacción sugiere una actitud irónica debi- tógraLl y, a través del lente ele su cámara, se convierte en testigo convincente de
do a la incongruencia entre lo 'lue capta su cámara y la idea que de los Estados Cni- las penurias v la violencia de que son objeto los marginados de la Ciudad de Mé-
dos existe en el imaginario latinoamericano: "Es una buena risao ... Creo que de xico. La \OZ narrativa la apoda "la artista de los dolores de la ciudad" (515) a me-
la inocencia perdida, ele la fe en la industria, el progreso, la felicidad v la histo- dida que va captando las imágenes de la realidad cruda de las calles de esa ciudad:
ria dándose la mano gracias al desarrollo industrial" (15). :\0 obstante. las fótogra-
" ,

fías sirven de arnonestación a las ciudades jatinoarneriGUlaS que cOITer{m el lnismo en mundo que existía en la miseria pero se manifestaba en el crimen
riesgo si continúan creciendo al paso que van. . .. un muerto <l cuchilladas en una calle ... las mujeres matadas a patadas por
SlIS maridos chrin,. los behés arrojados, reci<~'n n:\ciclos a los IJasllrcros; los
De confonnidad con el escepticismo de la VOl ndn:lci\Oa'iohre la llrh:llli/a- vicjus abandonado,e; \' CllCOlltr:ldos muertos sobre petates (lut' le servían
ciún e inclllstrialilación, su lente captura los malestares s¡¡ci,des del pobre en Iaos de mort¡ljaso .. el destino de la violencia y la miseria circundantes. (ií 14)
calle,s de Dctroit: prostituLts \legras. l¡i¡lOS clesamparados, anci:1l1O.', que"~ se Cd-

lielltan al calor del fuego en las latas de basura y drogadictos in,ect;lnc!ost'. De tra,;- Tk igual maIlt'ra. la llll'IlCiún ele estas fotografías sin incluir Cll ellas deta-
j(H1do aparecen: "charcos, scnderos fugiti\"()s tr;vados e;obre pies medrosos, árboles lles específicos en las irn:lgcllcs. Llcilita al lector de cualquier p<lÍs b habilidad

101 lKS
de poder complctarLls con sí tu;¡ci Oll es v dctalles simiLlIl:'S de su vi\'ellcia lltTSO- Fllcntes, Carlos. ros míu\ Ion raumDzízz. M{~xic(l DT A!hgu;ll"a, !Ijq<!.
11::11, otro acierto dc·} uso de fotos en el texto. HarH'\". David. "Thc Ci(\ as Bodv Politic." Woundcd Citirs. Eds.Jand Sc1l11cider
et al. :'\ew \())k: Bng, ~()(n. 2')---·"(().
En resumen, Darío, Peri Rossi v Fuentes, vali¡:;nclose de la palabra escrita I-!o!tson, JIIllCS. "Th t' 'vI od crn ist Ci tv an d t1lt' Deatll oi the S trceLs." Dwori::-ing the
han rccrcado hábílnwntc, dentro de su narrativa, alusiones \isualcs de distin- G/y: nle ,vt7l! Crlmll Anlhmpolo/!,y Rmdn. Ed. Se1.ha M. Low. New Bnmswick:
tas modalidades artísticas que obligan al lector a cOllccnLrarSt' en im:tgcncs es- Ru tgers L P, 1999.
pecíficas que han aislado o ellmarcado delltro del texto. PO! medio de reC\lrsos Kohn, \ ¡ail.h ClS' E. (,'m'lI (,lúes: Urbano (;mw! /¡ arulthl' J:'mltmnll/f'nl. Wash illgtOll D. c:
corno la ckj!hrasisy la mise ni (J Ir)' rtle estos escritores hall acrecentado el impacto de Brouki n ,gs, 2()O/i.
las imágenes en el lector/ espectador, Imágenes Lc1.les como edificios en nlÍnas, ár- .\lacCormick, Sabine. On ¡he ]rí'ings o/Time: Rome, the [lilas, Spaln and Peru. Prin-
boles muertos, calles cubiertas de inmundicia, océanos contaminados, soledad, ceton: P¡inceton, UP, ~007.
tristeza, hambre, enfermedad e indiferencia de.'icriben nuestras ciudades \ Peri Rossi, Cristina. La nave de los locos. Barcelona: Seix Barral, 1984.
nuestro mundo. El diccionario Webster define la palabra \isión como: "rhe po- POlvin, Ctaudine. "Geneler. Photography and Desire: Visual Practices in El amor
wer uf sensing \Vith the eyes" y ''(he act or power of anticipating thar w!líeh will es una droga dura bv Cristina Peri Rossi, Mosair: lijournaljór the Interdisr:¡j!li-
or may come lO be" (2126), El cuadro descriptivo de "La pesadilla .... " el tapiz nar)~ Study of Literatw!', ;)8.l (20orí): 169-85.
,
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(I-=> y íl1!P F;:' 1 1 llr.-.. 1''-' 1
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í l P I fH' /fé}"')/IC C/-,.~, ,. . . .
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Rama, Angel. [he Lettered Cih', Trad. Jolm Charles Chasteen. Durham: Duke UP,
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v tü,::) 11_-'lIJ':;!,.!.::!.!.~,,-,,-,-,
, '--"-"--' -<..-. ... c.U U//&U,) . . . jULt "-H:~l1l1LV,") 11lt-lllU."i (l( Ie- e ' .

presentación de la realidad prestados del campo de las artes \isuales y polariza- 19%
dos dentro de los diversos textos, para presentar no sólo la decadencia de las Rowinsh-Geunts, \lercedes, "Del lienzo a la página: un encuentro regenerador
ciudades modernas v, la destrucción del medio ambiente, sino también la des- de las Artes." Re-u/sta Canadiense de E5tudios Hiclpánicos,- 2003 Fall; 28 (1):
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.)-_J.
humanización ele sus habitantes,
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