9º Educativa-I
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MANUAL DE LECTURAS
Centro de Reproducción de Documentos de la USMP Material didáctico para uso exclusivo de clase
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INDICE
Pag.
INDICE ……………………………………………………………………. 02
DELIMITANDO LOS AMBITOS DE LA PSICOLOGIA
EDUCACIONAL…………………………………………………………… 03
PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN ………………………………………….. 15
EL DIAGNOSTICO………………………………………………………… 26
DIAGNÓSTICO DE PROBLEMAS Y DIFICULTADES
PSICOPEDAGÓGICAS………………………………………………….. 60
DISEÑO Y EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE
ORIENTACIÓN EDUCATIVA …………………………………………… 73
PROBLEMAS DE APRENDIZAJE………………………………………. 102
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………. 112
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U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
Centro de Reproducción de Documentos de la USMP Material didáctico para uso exclusivo de clase
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DELIMITANDO LOS AMBITOS DE LA PSICOLOGIA EDUCACIONAL
RESUMEN
Elaborar este artículo me da la oportunidad de poner "en blanco y negro" un conjunto de ideas y
preocupaciones en torno de las áreas temáticas, los contenidos, y otros aspectos de la psicología
educacional. Antes que nada adelantaré que no se va a realizar ninguna distinción entre psicología
educativa, psicología educacional y psicología de la educación, nombre que en ocasiones
utilizaremos en el presente artículo.
Alguien podría preguntarse por las razones del título del artículo. Y podría responderle diciendo que
cuando se revisan los textos de psicología de la educación se encuentra que no hay homogeneidad ni
en las temáticas, los contenidos y menos en los enfoques, de modo que la impresión que se tiene es
que no hay una clara delimitación de aquello que debe entenderse como la psicología educacional.
De manera que aquí pretendemos en primer lugar delinear lo que son los ámbitos de la psicología
educacional y luego describir cada uno de ellos.
De hecho, podría parecer presumido el que un psicólogo peruano que alterna permanentemente con
estudiantes y psicólogos connacionales pretenda delimitar el ámbito de la psicología de la educación.
Pero lo cierto que este psicólogo es alguien a quien le genera ansiedad la ambigüedad y las
indefiniciones, de manera que el intento de delimitación que ahora se hace del campo de la psicología
de la educación es un esfuerzo por configurar un esquema generador de algún nivel de consonancia.
El intento de delimitación que ahora propongo resulta de estar ya durante años confrontando a la
tarea de divulgar y difundir conocimientos en el campo de la psicología de la educación a nivel del
desarrollo de asignaturas en los pre- y post grados de algunas universidades locales y a nivel de
publicaciones, en las que he estado comunicando una serie de hallazgos respecto del estado de la
psicología de la educación en nuestro país.
Cabe resaltar que otras delimitaciones podrían hacerse, por tanto la que aquí se presenta es
simplemente una de otras tantas posibles.
Resulta oportuno decir que cuando al comenzar el dictado de algún curso de psicología de la
educación indago por la percepción que los alumnos tienen respecto de las áreas temáticas o los
contenidos de la psicología educacional, casi todos resultan configurando el ámbito de la psicología
escolar, que es sólo un aspecto de la psicología educativa.
Es decir se tiene una percepción limitada de lo que la psicología de la educación significa y cuáles
son sus aportes y sus posibilidades.
Las concepciones más comunes respecto de la psicología de la educación son las siguientes (Coll,
Palacios y Marchesi, 1992):
1. Aquella que considera a la psicología de la educación como una mera rama aplicativa
de la psicología: en ese sentido lo que se supone constituye dicha psicología es la aplicación
de principios de distintas áreas de la psicología general a la explicación y optimización de los
procesos educativos.
2. Aquella que considera a la psicología de la educación como una disciplina autónoma al
interior de la psicología, que posee sus objetivos, métodos y cuerpo de conocimientos propios.
En este sentido la psicología de la educación realiza contribuciones originales teniendo en
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cuenta simultáneamente los principios psicológicos y las características de los fenómenos
educativos.
3. Aquella otra que concibe a la psicología como una disciplina puente entre la psicología
y la educación, que no puede entenderse independientemente de las ciencias básicas. Tendría
un estatus similar a las ingeniarías, la arquitectura, la medicina. La idea en este sentido es que
la psicología de la educación no es una disciplina aplicada de la psicología general o de
cualquiera de sus disciplinas básicas (psicología del aprendizaje, del desarrollo, de la
motivación, de la personalidad, etc.) y que más bien existe como una "teoría separada de
carácter aplicado" que para el caso resulta tan básica como las teorías de las disciplinas
básicas.
En este tercer sentido, la psicología de la educación se hace cargo del estudio de las conductas y los
procesos psicológicos que surgen en los alumnos como resultado de intervenciones pedagógicas.
Resultado así que la psicología de la educación desde el punto de vista epistemológico debe definirse
por su objeto de estudio y no por el marco institucional en el cual ocurre (escuela, comunidad,
familia), el horizonte evolutivo de sus destinatarios (infantes, niños, adolescentes, adultos) o
naturaleza de sus contenidos (conocimientos, habilidades, destreza, principios, etc.).
El objeto de estudio de la psicología de la educación estaría constituido por el estudio de los procesos
de formación, entendidos como los cambios en el desempeño afectivo, cognitivo, social, motor,
derivados de intervenciones educativas. Esos cambios responderían a los criterios siguientes:
Como se dijo al comienzo, existe la impresión que el campo de la psicología de la educación está aún
poco delimitado por la diversidad de concepciones acerca de lo que es ella e incluso de lo que es la
educación. El intento de delimitación que se propone aparece en el esquema que continua.
I
AREAS PROFESIONALES EN PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Una de las primeras formas de delimitar los ámbitos de la psicología educacional podría ser por las
características de los desempeños profesionales de quienes están comprometidos en el mercado
laboral en contextos educativos.
1. Psicología escolar. Este ámbito queda definido por el desempeño del psicólogo escolar, éste,
en la mayoría de los casos, es alguien que habiendo tenido una formación universitaria en
psicología clínica, por necesidades de ubicación en el mercado laboral llega a trabajar en
ambientes educativos. el, de alguna manera, transfiere su entrenamiento clínico y desempeña
actividades de apoyo al docente en el centro educativo, conduciendo evaluaciones individuales
o colectivas con el propósito de realizar diagnósticos de identificación de "casos problema":
educandos con ciertas desventajas intelectuales, con trastornos conductuales diversos (a nivel
afectivo-emocional, intelectual, motor, personal-social, etc.), como timidez, agresividad,
tartamudez, niveles elevados de ansiedad como en el caso de la llamada "fobia escolar".
Una vez identificados los casos problema, el psicólogo escolar puede optar por remitirlo a algún
centro especializado o diseñar programas remedativos de carácter básicamente clínico.
También conduce acciones de prevención primaria con los estudiantes, los padres de familia y
con los maestros a través de charlas, procurando transferir conocimientos y habilidades en el
manejo de problemas de conducta en el hogar y en la escuela; desarrolla campañas de
prevención de drogadicción, alcoholismo, conducta sexual, etc.
3. Psicología educacional. Desempeñada por quienes han recibido una formación universitaria
dirigida en estricto a la actuación en el terreno educativo, por tanto dispone de mejores recursos
conceptuales, metodológicos y tecnológicos para atender tareas de mayor relevancia y
envergadura en dicho terreno.
II.
AREAS TEMÁTICAS DE LA PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Aquí hay que referirse a los grandes temas que conceptual y prácticamente abordan los psicólogos
educacionales.
En nuestro país, dos programas de considerable impacto han sido implementados (Meza,
1988): el Programa No-Escolarizado de Educación Inicial con Base en el Hogar (PRONOEI-BH)
y el Proyecto Piloto Experimental de Educación Inicial No-Escolarizada (PROPEDEINE). Pero
no hay que ignorar los trabajos pioneros de Alegría Majluf en esta área; tampoco se puede
dejar de mencionar a Martha Llanos y a José Aliaga, quienes condujeron los estudios de
evaluación de algunos de estos programas de estimulación temprana.
En los programas de estimulación temprana las tareas del psicólogo educacional son:
identificación y formulación de los objetivos del programa, diseño de materiales y
procedimientos educativos, entrenamiento de personal operativo involucrado en el programa
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voluntarios o animadores; evaluación del impacto de los programas (este impacto se evalúa en
el desarrollo de una serie de competencias psicológicas a nivel afectivo-social, cognitivo, motor).
2. Educación Especial. Esta área temática gira en torno de la atención a sujetos de la educación
con algún tipo de anomalías o desventaja. Podría mencionarse los problemas de aprendizaje, el
retardo en el desarrollo, problemas de audición y lenguaje; visión subnormal y ceguera;
trastornos severos de conducta; irregularidad social. Esta modalidad también considera, a los
talentosos.
Los problemas de aprendizaje supone una serie de desórdenes en uno o más de los procesos
psicológicos básicos que intervienen en la comprensión o el uso del lenguaje hablado o escrito
que pueden manifestarse de muchas maneras (dificultades para hablar, leer, escribir, pensar,
realizar operaciones de cálculo, etc. (Thome, 1985).
Otro grupo importante atendido en educación especial está constituido por las personas con
retardo en el desarrollo (de diversos tipos y orígenes), hay varios centros estatales y privados
de atención para ellos, pero sin duda una de las instituciones de mayor prestigio es el Centro
Ann Sullivan, dirigido por Liliana Mayo; en dicho centro se atienden casos de retardo mental
severo y autismo, que normalmente no son aceptados en otros centros; su currículo incluye el
entrenamiento en conductas de autovalimiento, de comunicación verbal y no verbal, de
habilidades para el desempeño en el trabajo y en la comunidad.
c) Los talentosos. En nuestro medio ha habido muy poco Interés (si es que hubo alguno) por
aquellas personas que están particularmente dotadas para el aprendizaje sea en el terreno de
las ciencias o de las artes, denominados talentosos. Un prejuicio que puede explicar ese
desinterés es que “la atención individualizada hacia los talentosos va en desmedro de la
atención brindad a otros niños” (Blumen, 1995,p.39).
Las características que de común se señalan en el talentoso son: que adquiere y retiene
información muy rápidamente, muestra una actitud de curiosidad intelectual y extremadamente
intrínseca, búsqueda de significatividad en las experiencias, conceptualiza muy hábilmente,
abstrae y sintetiza información muy rápidamente, disfruta de la actividad intelectual y de las
situaciones en que tiene que resolver problemas; tiende a sistematizar la información sobre las
personas, los objetos o los hechos, posee un rico vocabulario y un gran dominio verbal, es
particularmente creativo; se establece metas y es particularmente creativo; se establece metas y
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es persistente en la búsqueda de su logro; prefiere el trabajo individual, es seguro de sí misma y
tiene un fuerte sentido del humor (Webb, citado por Monks, 1996).
Uno de los aspectos de la tecnología educativa tiene que ver con el diseño de la instrucción. Ello
implica las siguientes tareas: la evaluación de las necesidades educativas, la definición y
formulación de los objetivos instruccionales, el análisis de contenidos y de tareas, el
establecimiento de las conductas de entrada, establecimiento de la secuencia de la instrucción,
establecimiento de las estrategias didácticas, la selección de medios y el desarrollo de
materiales, las evaluaciones formativa y sumativa con propósitos de validación de los materiales
y la redacción del plan de implementación del programa instruccional.
Los temas que han sido abordados por los investigadores psicoeduacional en el Perú son entre
otros, los siguientes efectos de la pobreza (o la marginalidad) sobre el desarrollo cognitivo y
sobre el desempeño escolar (son de particular interés los trabajos de José Aliaga, Alegría Majluf,
Ernesto Pollit. Norma Reátegui, Augusto Zavala); la investigación psicométrica y edumétricca
(María Alcántara- trabajó con maestros, Víctor Salazar adaptando pruebas de desarrollo
perspectivo, Hugo Sánchez desarrollo de tests gráficos para la evaluación del razonamiento,
Augusto Zavala elaboración de pruebas para el diagnóstico de las dificultades en el aprendizaje
del lenguaje y de la matemática. También puede mencionarse a Luis Palomino, Norma Reátegui,
Carlos Reyes Meza quienes trabajaron en la construcción y estanderización de pruebas
psicopedagógicas en el dominio de las destreza intelectuales, desde una perspectiva piagetana;
otra importante área de investigación ha estado orientada a establecer los perfiles psicológicos
de los usuarios de los distintos programas educativos del sistema educativo peruano; un
conjunto de investigaciones básicas con proyecciones a lo educacional puede identificarse las
investigaciones acerca de la malnutrición desarrolladas por Ernesto Pollit, investigaciones
psicolinguisticas conducidas por Raúl Gonzáles. Efectos del nacimiento en las grandes alturas
por Carmen Saco-pollit, acerca de las relaciones entre la habilidad para el dibujo, la capacidad
para organizar el espacio y el desarrollo cognitivo general realizado por Majluf, contratación de
modelos de aprendizaje para la capacidad de inducir conductas de conservación desarrolladas
por Meza e Inga).
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III
CONTENIDOS DE LA PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Dado que la educación tiene como uno de sus objetivos fundamentales el cambio de la conducta de
los educandos y que es gracias al proceso del aprendizaje que tiene ocurren dichos cambios,
entonces se comprende la importancia que revisten los hallazgos de la psicología del aprendizaje
para la educación en general y para la psicología educacional en particular. Esto parece ser cierto si
es que se revisan los libros de psicología educacional, pues en ellos se dedican parte considerables
de los mismos a los temas del aprendizaje (por ejemplo véase: Aguirre y Alvarez, 1987; Bergan y
Dunn, 1990; Coll, Palacios y Marchesi, 1992; Genovard, Gotzens y Montané, 1987; Good y Brophy,
1996).
Los tópicos del aprendizaje que se consideran como contenidos de la psicología educacional son:
Los principios del aprendizaje derivados del análisis experimental del comportamiento (Skinner). Se
revisan tópicos como condicionamiento operante, moldeamiento, encadenamiento, extinción de
conductas a través de la extinción de conductas a través de la extinción y el castigo; aplicaciones en
la modificación de la conducta en el aula, la instrucción programada y la instrucción personalizada.
Las propuestas de la Teoría del aprendizaje acumulativo (Gagné). Las taxonomías de los ocho tipos
del aprendizaje, derivada del análisis de las condiciones del aprendizaje, y la de los cinco tipos de
resultados del aprendizaje son estudiadas y se examina sus aplicaciones a las tareas de la
planificación de la enseñanza y el desarrollo curricular.
Los desarrollo conceptuales del aprendizaje social o por observación de modelos (Bandura), son
revisados particularmente los temas de la mediación cognitiva de la conducta y de las variables en
juego en el aprendizaje a través de la imitación, aplicaciones al contexto educativo de los
planeamientos con relación al manejo de metas y expectativas y la noción de autoeficacia en el
estudiante y en el docente.
Como una alternativa al aprendizaje por descubrimiento se considera el aprendizaje por recepción
significativo (Ausubel). La idea es que la educación consiste en la transferencia de una tradición
cultural y que de lo que se trata es que los aprendices la asimilen de modo significativo mediante el
uso de organizadores previos (conceptos subsunsores) que permitan el anclaje estable y significativo
(en los sentidos lógico y psicológico).
Los cambios de conducta que ocurren en el estudiante por medio de los eventos educativos
encuentran en el desarrollo psicológico condiciones que la facilitan o le ponen límites, de aquí que en
los libros de psicología educacional.
Una psicología del desarrollo particularmente relevante para las acciones educativas a resultado ser
la psicología genética (Piaget). No sólo los hallazgos en relación a las etapas del desarrollo y las
posibilidades cognitivas en cada una de las mismas, sino también la aproximación a los factores que
permiten el cambio cognitivo como por ejemplo la noción de conflicto cognitivo y de reestructuración
cognitiva, por todas las consecuencias educativas que derivan, por todas las consecuencias
educativas que derivan de las mismas para el diseño curricular de vena cognitiva y para la práctica
pedagógica misma. Para una visión de sus aplicaciones en el contexto peruano.
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Otra psicología del desarrollo de fuerte impacto para las tareas educacionales la constituye la
psicología socio-cultural (Vigotsky). Las nociones de zonas de desarrollo (real, potencia, próxima).
Abren grandes posibilidades de intervención educativa. Para una idea de los alcances educacionales
de la psicología-cultura. Para una idea de los alcances educacionales de la psicología socio-cultural
ver, por ejemplo, Moll, 1993 y para referencias a nivel nacional ver Zambrano, 1997.
Un aspecto separado del desarrollo que se considera de interés tiene que hacer con el desarrollo
social y moral, vinculado de manera importante con la temática de la educación en valores. Aquí
resultan imprescindibles las referencias a Piaget y a Kohlberg.
Desde una perspectiva molar se considera a la conducta (entendida como actividad psicológica)
organizada en varios niveles: psicobiológico, afectivo, cognitivo, ejecutivo, socio-cultural (ver Meza,
1998). Esta idea de la organización de la conducta hace aparente la existencia de diversos enfoques
en la psicología según sea el nivel de organización de la conducta en qué se focalice para la
explicación de la misma. Aquí presentaremos sólo tres enfoques: conductual (que corresponde a lo
ejecutivo), cognitivo (que se corresponde con el nivel del mismo nombre) y el humanista –que si bien
sale del esquema original, constituye legítimamente un enfoque.
1. LA PSICOLOGÍA CONDUCTUAL
Propuesta de una tecnología de la enseñanza. Uno de los aportes del enfoque conductual skinneriano
a la educación es la enseñanza programada cuyas características están bien reseñadas en Cruz,
n1986. Según este autor, la enseñanza programada no constituye una tentativa de mecanización de
la instrucción, sino un intento por conseguir en la enseñanza la misma clase de control conductual
que se ha obtenido en el laboratorio. Algunos principios psicológicos y pedagógicos dan fundamento
a la enseñanza programada; psicólogos: hay que reforzar inmediatamente las respuestas correctas;
la conducta se aprende cuando se la emite y es reforzada; hay una progresión gradual en la
presentación del material para llegar al establecimiento de repertorios complejos; el avance en el
programa está en función de si el estudiante informa acerca de deficiencias en el programa;
pedagógicos: los procesos del aprendizaje deben centrarse en el alumno y no en el profesor; la
enseñanza es individualizada; deben fijarse con precisión los objetivos.
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Algunas características de la enseñanza programada son las siguientes: se enuncian claramente los
objetivos del programa; se presenta la información siguiendo una secuencia lógica; el estudiante está
activo dando respuesta; se retroinforma inmediatamente al estudiante sobre su desempeño en cada
cuadro del programa; el aprendizaje progresa al ritmo que le impone cada estudiante en particular; el
registro de los resultados y la evaluación son permanentes.
En nuestro medio el Centro Ann Sullivan es una muy buena muestra de lo exitosa de la aplicación de
procedimientos conductuales en la educación especial.
2. LA PSICOLOGÍA COGNITIVA
Un área de particular interés es el aprendizaje de conceptos en tanto que éstos constituyen el núcleo
del conocimiento declarativo, que es del de mayor alcance dentro de las formas de representación del
conocimiento. Aquí se habla de los mapas conceptuales, que constituye un recurso muy importante
para representarse y aprender conocimiento declarativo (Notoria, 1996).
Otro aspecto que está mereciendo especial atención son el enseñar a pensar (ver por ejemplo
Elosúa, 1993, Novak y Gowin, 1988; Priestley, 1996); las estrategias del aprendizaje y la
metacognición.
Con relación a las estrategias del aprendizaje puede señalarse que éstas se inscriben en la
perspectiva de procesamiento de información y que suponen una concepción educativa distinta en el
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sentido de desechar los modelos reproductivos de enseñanza-aprendizaje y la promoción de una
didáctica centrada en el estudiante (Lazarte, 1998). Las estrategias del aprendizaje han sido
clasificadas en afectivas y cognitivas, las que a su vez se clasifican en estrategias de procesamiento
y de ejecución (Chadwick, 1988; Nisbet y Shucksmith, 1992).
La metacognición, definida como el grado de conciencia que tiene alguien acerca del funcionamiento
de sus propios procesos cognitivos cuando se ve enfrentado a tareas de aprendizaje, de resolución
de problemas, etc. Hay una tendencia cada vez más marcada a activar las estrategias metacognitivas
en el aprendiz que lo haga cada vez más autónomo (Chadwick, 1988; Mayor, Suengas y González,
1993).
IV.
APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA A LA EDUCACIÓN
1. PSICOLOGÍA DE LA INSTRUCCIÓN
Aspectos Psicológicos de la instrucción
El diseño de la instrucción
Los objetivos instruccionales
El análisis de las tareas y de los contenidos de la instrucción
Las secuencias de la instrucción
Los medios y materiales instruccionales
Las estrategias instruccionales
2. LA EVALUACIÓN
Evaluación de la calidad educativa
Evaluación de programas educativos
Funciones de la evaluación educacional
Los tipos de la evaluación:
Evaluación en base a normas
Evaluación en base a criterios
Evaluación de entrada
Evaluación formativa
Evaluación sumativa
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4. PSICOLOGÍA DE LAS ASIGNATURAS
Las asignaturas
Enseñanza y aprendizaje de las ciencias
Matemáticas
Biología
Física
Ciencias sociales
Enseñanza y aprendizaje del lenguaje
Lenguaje
Lectura
Escritura
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U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
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PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN: APROXIMACIÓN A LOS OBJETIVOS Y CONTENIDOS DE LA
PSICOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Dos evidencias se imponen de entrada a quien se aproxima por primera vez a la parcela del
conocimiento abarcada por la Psicología de la Educación. La primera es la existencia de un
acuerdo total entre los especialistas sobre el hecho de que este conocimiento tiene que ver con la
aplicación de los principios y explicaciones de la psicología a la teoría y la práctica educativas. La
Psicología de la Educación responde al convencimiento de que la aplicación coherente de los
principios psicológicos puede ser altamente beneficiosa para la educación y la enseñanza. La
segunda es la existencia de un desacuerdo importante entre estos mismos especialistas sobre
casi todo lo demás: en qué consiste esta aplicación, qué contenidos incluye, cómo integrar sus
aportaciones en una explicación global y no reduccionista de los procesos educativos, qué
relaciones mantiene con las otras parcelas de la psicología científica, cuál es el perfil profesional
del psicólogo de la educación, etc.
Más allá del acuerdo de principio sobre la pertinencia e importancia del conocimiento psicológico
para la educación y la enseñanza, las divergencias existentes respecto a estos y otros puntos
hacen imposible una definición clara y precisa que sea ampliamente aceptada y compartida. A
riesgo de simplificar en exceso, podemos concretar esta falta de acuerdo en dos posturas
extremas (Glover y Ronning, 1987). Por un lado, es posible entender la Psicología de la Educación
como una simple etiqueta que sirve para designar la amalgama de explicaciones y principios
psicológicos que son pertinentes y relevantes para la educación y la enseñanza; en este caso, la
Psicología de la Educación no configura un ámbito propio de conocimiento, sino que es más bien
el resultado de una especie de selección de los principios y explicaciones que proporcionan otras
parcelas de la psicología (psicología del aprendizaje, del desarrollo, de las diferencias individuales,
de la motivación, etc.). Por otro lado, es posible considerar que, si bien la Psicología de la
Educación tiene que ver con aplicación de los principios psicológicos a los fenómenos educativos,
es mucho más que una pura y simple aplicación. Lejos de limitarse a trasponer al ámbito educativo
el conocimiento ya elaborado por la investigación psicológica, la Psicología de la Educación realiza
contribuciones originales teniendo en cuenta al mismo tiempo los principios psicológicos y las
características de los procesos educativos. En otras palabras, la psicología de la educación es una
disciplina con unos programas de investigación, unos objetivos y unos contenidos propios.
Este capítulo, y con él el volumen al que sirve de introducción, se sitúa en la segunda de las
posturas mencionadas. En las páginas que siguen presentaremos la Psicología de la Educación
como un ámbito de conocimiento con una entidad propia, como una disciplina que ocupa un
espacio definido en el concierto de las disciplinas psicológicas y educativas. Adoptando una
perspectiva lo más integradora posible, respetuosa con la disparidad de opiniones y
planteamientos sobre qué es y de qué se ocupa la Psicología de la Educación. intentaremos
mostrar, sin embargo, en qué consiste su especificidad y cómo se relaciona con las otras áreas de
conocimiento psicológico y educativo.
En nuestra argumentación nos centraremos esencialmente en los dos últimos aspectos, ya que
son los que permiten comprender mejor las grandes concepciones actuales de la Psicología de la
Educación. Una sintética panorámica de la evolución de las relaciones entre psicología y
educación nos servirá como pórtico para la descripción de estas concepciones alternativas. La
opción por una de ellas -la que entiende la Psicología de la Educación como una «disciplina
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puente»- supone el compromiso de atender simultáneamente al hecho de que es una disciplina
psicológica y educativa de naturaleza aplicada. A analizar algunas implicaciones de este
compromiso dedicaremos el tercer apartado de la exposición. Por último, esbozaremos una
definición del objeto de estudio y perfilaremos los grandes bloques de contenidos de la psicología
de la Educación.
Los ejemplos abundan. Así Thorndike, uno de los primeros psicólogos que ponen las bases
de la Psicología de la Educación, insiste en la necesidad de fundamentar las propuestas
educativas sobre los resultados de la investigación psicológica de naturaleza experimental
y aconseja desconfiar sistemáticamente de las opiniones pedagógicas que carezcan de
esta base. En el editorial del primer número del Journal of Educational Psychology, que se
publica en 1910 en los Estados Unidos de América, se subraya la necesidad de un nuevo
profesional que debe actuar de intermediario entre «la ciencia de la psicología y el arte de
la enseñanza» (citado por WiIliams, 1978). En Suiza y más concretamente en Ginebra,
Claparede funda la revista Archives de Psychologie, pone en marcha un seminario de
Psychologie Pédagogique para iniciar a los profesores en los métodos de la psicología
experimental y de la psicología del niño, crea el Instituto de Investigación Psicológica y
Educativa Jean Jacques Rousseau y se muestra convencido de que la psicología debe
desempeñar un papel de primer orden en la elaboración de una pedagogía científica.
Aunque significativos, éstos son sólo algunos ejemplos de un movimiento más general. Las
expectativas depositadas en la psicología desde el campo de la educación se nutren
fundamentalmente de los progresos espectaculares realizados durante las primeras
décadas del siglo XX en tres áreas: las investigaciones experimentales del aprendizaje, el
estudio y la medida de las diferencias individuales y la psicología del niño. Esta situación
se refuerza todavía más en las décadas siguientes, en las que la Psicología de la
Educación aparece, en palabras de Wall (1979), como «la reina» de las ciencias de la
educación. Hacia 1940, se tiene el convencimiento de que la Psicología de la Educación
-entendiendo por tal básicamente las tres áreas mencionadas- va a permitir que la
pedagogía alcance definitivamente un estatuto científico (Husén,1979).
En el transcurso de los años cincuenta, se producen una serie de hechos que serán
decisivos para el rumbo futuro de las relaciones entre la psicología y la educación. Empieza
a tomarse conciencia de las dificultades de integrar los múltiples resultados, no siempre
concordantes ya veces incluso contradictorios que proporcionan las investigaciones
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psicológicas. Las dificultades se agravan debido al afianzamiento de las distintas escuelas
y corrientes dentro de la psicología científica. Se empieza a dudar de la aplicabilidad
educativa de las grandes teorías comprensivas del aprendizaje elaboradas durante la
primera mitad del siglo. Asimismo, se agudiza la polémica iniciada en los años veinte por
Thorndike y Jund sobre la escasa pertinencia educativa de la investigación psicológica y de
las elaboraciones teóricas resultantes (Van Fleet, 1976). Por último, hacia mediados de la
década de los cincuenta emergen una serie de disciplinas que van a cuestionar el
protagonismo de la psicología como «la reina» de las ciencias de la educación. Estas
disciplinas -principalmente la Sociología de la Educación, la Economía de la Educación, la
Educación Comparada y la planificación educativa- ponen de relieve la insuficiencia del
análisis psicológico para la comprensión global de los fenómenos educativos (Usen, 1979).
Sin embargo, en este contexto que augura una crisis de la Psicología de la Educación como
disciplina nuclear de la teoría y la práctica educativas, se produce a finales de los años
cincuenta una serie de acontecimientos políticos y económicos de gran trascendencia en el
campo de la educación. La confluencia de factores como el inicio de una época de
prosperidad económica, el final de la guerra fría, el desplazamiento de la confrontación
entre los bloques a la carrera por el desarrollo científico y tecnológico y el impacto de la
ideología del igualitarismo social produce un renovado interés por los temas educativos y
hace posible un incremento espectacular de los recursos económicos y humanos dedicados
a la investigación ya las reformas en este campo. El resultado es que las disciplinas
educativas experimentan un desarrolIo considerable durante las dos décadas siguientes.
Esta tendencia se refuerza durante los años setenta coincidiendo, además, con el auge
creciente de la psicología cognitiva en la explicación del aprendizaje, lo que fa-
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Todas estas variantes participan, sin embargo, del mismo principio: la investigación
psicológica proporciona el conocimiento, que es de índole general y puede aplicarse en
consecuencia tanto a la educación como a otras áreas de la actividad humana. Lo que
caracteriza a la Psicología de la Educación no es la naturaleza del conocimiento que
maneja, sino el hecho de aplicarlo a los fenómenos educativos. Es evidente que resulta
abusivo en este caso considerar la psicología de la educación como una disciplina con una
entidad propia: no tiene un objeto de estudio particular ni genera conocimientos sobre él; a
lo sumo, concibe estrategias que permiten decidir sobre la relevancia y pertinencia de los
principios psicológicos y que facilitan su aplicación. Estamos más bien ante un campo de
aplicación de la psicología que ante una disciplina psicológica o una rama diferenciada de
la psicología científica.
Es fácil discernir, tras esta concepción, la creencia ya comentada de que las aportaciones
de la psicología permitirán por sí solas resolver de una manera científica y racional los
problemas educativos. Debido, al menos en parte. a una reacción ante la imposibilidad
histórica de satisfacer estas elevadas expectativas, han surgido algunas voces que niegan
a la psicología de la educación su derecho a existir como disciplina independiente. Estas
concepciones, que suponen verdaderas alternativas epistemológicas a la Psicología de la
Educación, proponen integrar los contenidos tradicionales de esta última en una disciplina
más amplia que tendría como objetivo la aprehensión global de los fenómenos educativos.
Es el caso, por ejemplo, de la «educología» propuesta por Biggs (1976). El neologismo
proviene de la fusión entre «educ-» (de educational) y «-ology» (de psychology). La
educología sería, para este autor, la ciencia que estudia el «Iogos» de la educación. Si bien
su vinculación con la psicología es esencial, como subraya el nombre elegido para
denominar la nueva
León o Gilly, por poner sólo algunos ejemplos. Así, para Mialaret (1971, 1974), la
Psicología de la Educación debe ocuparse ante todo del análisis de los comportamientos y
de los procesos psicológicos que surgen en los alumnos como resultado de las
intervenciones pedagógicas. Procediendo de este modo, la Psicología de la Educación se
configura como una disciplina científica diferente, al mismo tiempo, de la psicología y de la
pedagogía. Más aún, en la medida en que procede a un análisis de las situaciones
educativas con la ayuda de los métodos y conceptos de la psicología, podrá realizar
aportaciones originales y sustanciales tanto al conocimiento psicológico como a la práctica
educativa. También León (1966) y Gilly (1981-82) insisten en que la Psicología de la
Educación así entendida no se limita a aplicar el conocimiento psicológico a la educación
ya la enseñanza, sino que contribuye al enriquecimiento de la psicología y de las ciencias
pedagógicas.
Llegados a este punto, conviene que recordemos lo que decíamos en el apartado anterior sobre la
convergencia histórica entre los intentos de precisar el objeto de estudio de la psicología de la
educación y la tendencia a limitar progresivamente su campo de interés a los aspectos
instruccionales. La cuestión que se plantea es si esta convergencia es una necesidad lógica y
epistemológica o si se trata simplemente de un rodeo necesario para llegar a nuevas
conceptualizaciones. En otros términos, ¿es posible concebir la Psicología de la Educación como
una disciplina con una entidad propia -no reductible, por tanto, a una amalgama de conocimientos
provenientes de otros campos o áreas de la psicología- sin identificarla en ello necesariamente
con la psicología de la instrucción? ¿Debe limitarse la Psicología de la Educación al estudio de los
procesos instruccionales en la escuela o puede, por el contrario, ampliar su horizonte a otros tipos
de procesos educativos que tienen lugar al margen de la institución escolar?
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hacerse irreconocibles. En el caso de las prácticas educativas familiares, por ejemplo, es
imposible y hasta cierto punto carente de sentido, diferenciar entre una aproximación
psicoeducativa y una aproximación psicoevolutiva, sobre todo cuando la explicación del
desarrollo humano tiene en cuenta los contextos –familiar, escolar, de relación con los
iguales, etc.- en que se produce.
En cualquier caso, como ha señalado Piolat (1981-82), parece razonable desde un punto de vista
epistemológico definir la Psicología de la Educación por su objeto de estudio, independientemente
del marco institucional en el que tienen lugar los fenómenos educativos analizados -escuela,
familia, centro de formación profesional, empresa...- de la edad de los sujetos -niños,
adolescentes, adultos...- y de la naturaleza del contenido -hechos, conceptos, explicaciones,
destrezas, actitudes, normas de comportamiento, valores... En esta línea, Piolat propone como
objeto de estudio de la disciplina los «procesos de formación», entendiendo por tales los procesos
de cambio sistemático en el comportamiento humano que respetan los siguientes criterios: son
procesos de adquisición, es decir, dan lugar a un aprendizaje; son intencionales y finalizados, o lo
que es lo mismo. responden a unas intenciones u objetivos educativos; tienen lugar durante un
período de tiempo relativamente largo; provocan efectos durables en las personas; y, por último,
implican reestructuraciones importantes del comportamiento.
En resumen, las concepciones que hemos agrupado en esta tercera categoría comparten el
rechazo a considerar la Psicología de la Educación como un simple campo de aplicación de la
psicología, insisten en la necesidad de atender simultáneamente a los procesos psicológicos ya
las características de las situaciones educativas y subrayan el carácter aplicado de la disciplina.
Aunque la mayoría de ellas reducen más o menos explícitamente la Psicología de la Educación al
campo escolar e instruccional, subsiste la duda de si es o no necesario y conveniente aceptar esta
reducción. Antes de seguir adelante en nuestro propósito de precisar el objeto de estudio y los
contenidos de la Psicología de la Educación, vamos a detenernos brevemente en algunas de las
implicaciones que supone esta caracterización de la misma como disciplina puente.
Afirmar que la Psicología de la Educación es una disciplina puente equivale a afirmar que
no se identifica completamente ni con las disciplinas psicológicas ni con las disciplinas
educativas; o para decirlo en términos positivos, que participa al mismo tiempo de las
características de unas y otras. En tanto disciplina psicológica, la psicología de la
Educación se nutre de las preocupaciones, métodos y explicaciones que proporcionan otras
ramas de la psicología científica. Así, por ejemplo, sería un absurdo buscar explicaciones
sui generis de los procesos psicológicos responsables del aprendizaje escolar al margen,
pongamos por caso, de lo que nos dicen al respecto la psicología del aprendizaje, la
psicología de la motivación, la psicología del desarrollo o la psicología social. Es evidente,
por lo demás, que la Psicología de la Educación participa de los mismos paradigmas
explicativos que el resto de disciplinas psicológicas. El predominio actual de los enfoques
cognitivos en todas ellas es una prueba palpable.
Sin embargo, este parentesco no puede ser entendido en ningún caso en términos de
dependencia o de influencia unidireccional. Como señala Ausubel en el párrafo que hemos
citado anteriormente, «las leyes generales que tienen su origen en las disciplinas básicas
no se aplican (mecánicamente, añadiríamos nosotros) al dominio de los problemas
prácticos». De ahí la necesidad de la Psicología de la Educación de proceder aun tipo de
investigación aplicada que tenga en cuenta los problemas, factores y variables de las
situaciones educativas. Como también señala Ausubel, en este contexto un estatuto
epistemológico inferior al de la investigación básica. La investigación es “aplicada” en tanto
que la pertinencia de los problemas estudiados tiene su origen en el campo educativo, pero
sus resultados pueden ser igualmente “básicos" o "fundamentales" en el sentido de dar
lugar a teorías explicativas. Hasta tal punto es así, que los resultados de estas
investigaciones «aplicadas" pueden a su vez constituir el punto de partida de nuevos
planteamientos en la investigación básica. Una muestra clara de lo que decimos es la
influencia que, desde la psicología de la instrucción, se ha ejercido durante estos últimos
años sobre las teorías del aprendizaje, de la memoria y de la percepción.
20
En resumen, la Psicología de la Educación entendida como disciplina puente mantiene
estrechas relaciones con el resto de las disciplinas psicológicas, pero son unas relaciones
muy alejadas de la extrapolación pura y simple de leyes, principios y teorías a partir de la
investigación psicológica básica. Son más bien unas relaciones que merecen ser calificadas
en sentido estricto de interdependencia e interacción. Las teorías explicativas al uso en las
disciplinas psicológicas básicas condicionan fuertemente las explicaciones y propuestas
que formula la Psicología de la Educación, pero la recíproca es igualmente cierta,
estableciéndose de este modo un flujo mutuo de influencias.
La Psicología de la Educación, al igual que las otras disciplinas que forman parte de los
componentes específicos de las ciencias de la educación, estudia los procesos educativos
con una triple finalidad: contribuir a la elaboración de una teoría explicativa de estos
procesos, elaborar modelos y programas de intervención dirigidos a actuar sobre ellos con
una finalidad determinada y dar lugar a una praxis educativa coherente con las propuestas
teóricas formuladas. En otras palabras, en tanto que disciplina educativa, la Psicología de
la Educación estudia los procesos educativos en una triple vertiente o dimensión: teórica o
explicativa, proyectiva o tecnológica y práctica o aplicada. Pero estas tres dimensiones o
vertientes no hacen sino reflejar el hecho esencial de que estamos en presencia de una
disciplina de naturaleza aplicada. Veamos qué implica esta afirmación.
En una primera aproximación al problema (Coll, 1983b), podemos identificar tres
componentes que aparecen siempre en todos los intentos de aplicar la Psicología a la
Educación. En primer lugar, tenemos lo que se aplica, es decir, un conjunto de
conocimientos -generalizaciones empíricas, principios, leyes, modelos, teorías más o
menos organizados sobre los procesos psicológicos. En lo que sigue, nos referiremos a
este componente como núcleo teórico-conceptual. En segundo lugar, encontramos el
ámbito de aplicación, es decir, la parcela de la realidad -situaciones, fenómenos,
problemas, etc.- a la que pretendemos aplicar el núcleo teórico-conceptual. Hablaremos de
prácticas educativas para referirnos genéricamente al ámbito de aplicación. Por último, es
necesario disponer de unos procedimientos o pautas de actuación que permitan ajustar el
conocimiento teórico, que es por definición general y descontextualizado, a las
características particulares del ámbito de aplicación. Nos referiremos a este tercer
componente como procedimientos de ajuste.
21
anterior. En la opción elegida, la que la concibe como una disciplina puente, el núcleo
teórico-conceptual no se limita a una selección de conocimientos relevantes que tienen su
origen en las disciplinas psicológicas básicas -como seria el caso en la perspectiva de
psicología aplicada a la educación-, sino que incluye, además, conocimientos
específicamente referidos al ámbito de aplicación, es decir, a las prácticas educativas. Son
conocimientos propios de la Psicología de la Educación que surgen del análisis psicológico
de las prácticas educativas. Aunque esto facilita enormemente la aplicación del núcleo
teórico-conceptual, siguen siendo necesarios unos procedimientos de ajuste que
contextualicen los conocimientos a aplicar en cada situación educativa concreta. Estos
procedimientos directamente vinculados al diseño ya la planificación de los procesos
educativos, han sido objeto de atención prioritaria durante los últimos años y configuran en
la actualidad un capítulo importante de la Psicología de la Educación. Por último y en lo que
concierne directamente al ámbito de aplicación, nos encontramos igualmente con un
conjunto de técnicas e instrumentos de intervención que constituyen el referente inmediato
de la actividad profesional del psicólogo de la educación ocupado en tareas
psicopedagógicas o de psicología escolar y que forman parte, de pleno derecho, de la
disciplina.
22
diferente. El hecho educativo debe ser examinado como un todo mediante la aplicación
simultánea y coordinada de los instrumentos teóricos y metodológicos que proporcionan las
distintas disciplinas educativas, entre las que se cuenta la Psicología de la Educación. Este
es el camino correcto para avanzar hacia la elaboración de una teoría educativa de base
científica que integre coherentemente las dimensiones explicativa (modelos y teorías
interpretativas del fenómeno educativo), proyectiva (diseño y planificación de proyectos
educativos) y práctica, (realización de proyectos y análisis de la acción educativa).
(v) Como puede comprobarse, hemos evitado identificar la Psicología de la Educación con
la psicología de la instrucción. Aunque la cuestión es delicada y polémica (recuérdese lo
dicho a este propósito al analizar las concepciones actuales), no existe a nuestro juicio
ninguna razón de peso para no incluir en la Psicología de la Educación el estudio de los
procesos de cambio comportamental provocados o inducidos por prácticas educativas no
escolares. Otro asunto diferente es caer en la cuenta de que la Psicología dala Educación
ha centrado prioritariamente sus esfuerzos en el estudio de las prácticas educativas
escolares y que, en consecuencia, el grueso de sus aportaciones se sitúan en este campo.
Si se acepta este planteamiento, la psicología de la instrucción debe considerarse más bien
como la parte de la psicología de la educación que se ocupa específicamente de los
procesos de cambio provocados por las situaciones escolares de enseñanza y aprendizaje.
De manera similar, los términos psicopedagogía y psicología escolar pueden utilizarse para
designar los aspectos más prácticos y profesionalizadores de la Psicología de la Educación
y de la psicología de la instrucción respectivamente.
23
de las situaciones educativas directa o indirectamente responsables de los mismos. Los
procesos de cambio comportamental han sido estudiados tradicionalmente por los
psicólogos de la educación en términos de procesos de aprendizaje y, en menor medida, de
proceso de desarrollo y socialización. En cuanto a los factores o variables de las
situaciones educativas que condicionan los procesos de cambio comportamental, existen
lógicamente distintas posibilidades de organización y sistematización. Así, por ejemplo, y
limitándonos a las situaciones educativas escolares, es posible organizarlos en dos grupos:
los factores intrapersonales o internos al alumno y los factores ambientales o propios de la
situación. Entre los primeros cabe citar, como más importantes, la madurez física y
psicomotriz, los mecanismos de aprendizaje, el nivel y estructura de los conocimientos
previos, el nivel de desarrollo evolutivo, las características aptitudinales, afectivas
(motivación y actitudes) y de personalidad (nivel de ansiedad, autoconcepto, sistema de
valores). Entre los segundos, las características de profesor (capacidad intelectual,
conocimiento de la materia, capacidad pedagógica, rasgos de personalidad, características
afectivas), los factores de grupo y sociales (relaciones interpersonales), las condiciones
materiales (materiales didácticos y medios de la enseñanza en general) y las intervenciones
pedagógicas (métodos de enseñanza). Otra posibilidad, sugerida al igual que la anterior por
Ausubel y Robinson (1969) y utilizada por estos autores para organizar un manual de
psicología de la educación cuya edición revisada (Ausubel, Novak y Hanesian, 1978) se
utiliza aún actualmente, es la de agrupar estos factores o variables en dos categorías, los
factores cognoscitivos y los factores afectivo-sociales, incluyendo cada una de ellas
aspectos intrapersonales y ambientales.
24
Pese a sus diferencias, las propuestas anteriores proporcionan una visión de conjunto bastante
aproximada y coincidente sobre los grandes núcleos de contenido de la Psicología de la
Educación, al menos en lo que concierne a los procesos educativos escolares. Recordemos
únicamente una vez más para terminar que, en la perspectiva de una disciplina psicológica y
educativa de naturaleza aplicada, estos contenidos son estudiados con una triple finalidad:
proporcionar modelos explicativos de los procesos de cambio, contribuir a la planificación de
situaciones educativas eficaces y ayudar a la resolución de problemas educativos concretos. La
consideración simultánea de estas tres vertientes, del objeto de estudio y de los grandes núcleos
de contenido permite comprender en qué consiste la especificidad de la psicología de la educación
y cómo se relaciona con las otras áreas del conocimiento psicológico y educativo respetando, al
mismo tiempo, la diversidad de opiniones y planteamientos que señalábamos al comienzo del
capítulo.
25
U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN,
TURISMO Y DE PSICOLOGÍA
TEMA: DIAGNÓSTICO
26
• El Psicólogo debe meditar en la Planificación de la labor a desarrollar. Teniendo presente
todo el proceso marcará las líneas generales a seguir y fijará los objetivos generales, los
objetivos específicos y tareas concretas.
• Se tendrá especial cuidado en que las fechas que se realicen las pruebas aptitudinales, de
inteligencia y/o personalidad no coincidan con los días de exámenes.
• El número máximo no debe superar a los 40, evitando mezclar alumnos de otra clase,
pues pueden construir un elemento perturbador.
• El ambiente debe tener suficiente amplitud e iluminación para que el alumno se siente
uno en cada carpeta que exista el espacio suficiente para evitar que se copien.
• Una vez finalizada la aplicación de la prueba se deja en un extremo de la mesa del
alumno donde son recogidos ordenadamente.
• Es importante que la Aplicación la realice el mismo psicólogo; ya que se puede
evidenciar aspectos a tener en cuenta; interés, nerviosismo, rapidez.
• Las instrucciones serán rigurosamente iguales en la aplicación en las diferentes aulas
y con arreglo a lo que digan los respectivos manuales.
• En las pruebas de Inteligencia y aptitudes no se admiten preguntas o dudas una vez
iniciada, salvo excepciones por alguna mal impresión del material.
4) EXPEDIENTES PERSONALES.- Una vez obtenido los resultados correspondientes a las pruebas
se pasa al expediente personal del alumno (Ficha Psicológica) en el que figuran los resultados
de los años anteriores. El expediente personal es muy útil para detectar cambios en el alumno,
en sus aptitudes, personalidad, intereses, así como para poder evaluar el rendimiento escolar
una vez conocidas las calificaciones de las diferentes materias.
El rendimiento escolar se calcula teniendo en cuenta las aptitudes predominantes en cada
asignatura.
5) ENTREVISTAS Y CHARLAS.- Una vez conocidos los resultados y detectados los casos que
presentan mayores problemas, se inicia la entrevista de indagación con los profesores tutores, y
se toman las medidas pertinentes en cada caso. Se informa a la Dirección sobre los datos
importantes, simultáneamente se informan a aquellos familiares que lo solicitan o que son
requeridos.
También se desarrollan charlas de información y orientación, debiendo evitarse impartir una
semana antes de dar exámenes.
DETECCIÓN DE PROBLEMAS Y DIFICULTADES
La detección de las dificultades que se presentan en el centro escolar podrán se iniciadas bien por
los profesores tutores, la familia, o por el propio alumno, si bien el mayor porcentaje de casos
corresponderá a la detección llevada a cabo por el propio psicólogo.
El alumno con un problema llega al Servicio de Psicología y es entonces cuando realmente se
realiza su diagnostico.
En esta parte nos centraremos exclusivamente en la detección de dificultades, dejando su estudio
y diagnostico para el siguiente apartado.
27
reflejen en ella las puntuaciones obtenidas en las diferentes pruebas junto a las
calificaciones facilitadas por los profesores en cada asignatura.
La detección de alumnos con un bajo Coeficiente Intelectual será realizada en la primera
etapa de EGB y, si su nivel así lo exige, habrán sido orientados hacia centros de enseñanza
especializada. Sin embargo no todos los alumnos que presenten dificultades será preciso
dirigirlos a estos centros. A algunos (en ocasiones bastantes) le corresponderá al propio
centro dedicarles una atención preferente para su recuperación. Alumnos con niveles
intelectuales comprendidos entre un CI de 80 y 90 no podrán desenvolverse bien en todas
las asignaturas, ya que algunas de sus aptitudes serán muy bajas (principalmente en
razonamiento abstracto y numérico), deben ser detectados y sometidos a un examen mas
minucioso, contrastando los resultados escolares con los obtenidos en las pruebas
psicológicas. Las principales dificultades aptitudinales son:
Memoria.- Para una buena atención podemos mejorar las técnicas para almacenamiento
y localización en memoria.
Orientación Espacial.- En momentos previos a la lectura y escritura, una mala orientación
temporoespacial puede provocar dificultades en la lectura y escritura (dislexias,
disgrafías). A partir del ciclo superior inciden en materias relacionadas con matemáticas
(física, geometría) y la expresión plástica.
Otras dificultades.- También se encuentran disortografía, secuelas dislexicas, dislalias,
etc.
Cuando el rendimiento escolar es bajo en las asignaturas mas relacionadas con las
aptitudes que se analizan, entonces es necesario actuar en beneficio de ellas; aunque
también cabe la posibilidad de que el alumno dedique poca atención al estudio o que lo lleve
al cabo en malas condiciones ambientales o metodológicas. No obstante será preciso
establecer una entrevista con el alumno para determinas estos extremos. Sin embargo los
problemas de rendimiento suelen estar muy ligados a una baja atención y a una dificultad
para dominar la imaginación. El psicólogo debe preguntar sobre el tiempo que dedica al
estudio y el que cree que aprovecha realmente, también sobre datos complementarios como
si se distrae normalmente en las clases y en el resto de las actividades que realiza.
En cuanto a las condiciones ambientales se indagará, si el estudio lo realiza en una
habitación solo, en un ambiente apropiado o por el contrario, lo lleva a cabo acompañado y
en malas condiciones y el tiempo real que dedica al mismo.
28
Para facilitar la comunicación entre psicólogo y profesores es conveniente utilizar algún
impreso (Ficha de derivación) que permita a los profesores de los problemas que hayan
observado en relación con el alumno pasando dicha información al Servicio de Psicología.
Una vez analizado y diagnosticado por el psicólogo, se puede utilizar otro impreso para
notificar al profesor los resultados y aquellas indicaciones que se consideren oportunas en
relación al tratamiento aconsejado.
Algunos informes de los profesores relativos al nivel de los alumnos y su rendimiento
deberán ser tomados con cautela, ya que un alumno puede ser poco colaborador en su
clase y, en cambio muy inteligente. El criterio del profesor sobre él podrá referirse a que es
poco capaz, cuando la realizada es que peca de vago; por el contrario, hay alumnos que
son de nivel intelectual o aptitudinal discreto o bajo, muy trabajadores, y tienen buena
memoria y atención que para los profesores merecen el calificativo de inteligentes, cuando
lo cierto es que compensan su dificultad aptitudinal con un gran esfuerzo.
b) Problemas de Personalidad e Integración Social.- De los datos proporcionados de
las pruebas psicotécnicas obtendremos una serie de hipótesis sobre posibles problemas
que pueda tener el alumno, los cuales trataremos de confirmar después por medio de
entrevistas de indagación. Este criterio puede ser reafirmado a veces por los resultados de
las pruebas sociométricas, las cuales nos podría indicar no solo si la integración es buena o
mala, si no también si es muy trabajadora en la clase, o por el contrario, vago o descuidado
en sus estudios. Esta clase de pruebas constituirán un complemento importante en el
diagnóstico.
Los datos obtenidos en las entrevistas con los profesores tutores nos facilitará una
información adicional que habrá que tratar con cautela. Ellos conocen en la mayoría de los
casos bastantes circunstancias del alumno pero no todas, sin considerar suficientemente
aquellos rasgos y problemas que inciden sobre un alumno; como pueden ser: problemas
familiares, económicos, enfermedades, relación social, etc.
La Familia en ciertas ocasiones y sobre todo cuando se presentan problemas
acuciantes o notorios, suelen acudir al Gabinete Psicológico para pedir ayuda o advertir
sobre los mismos, pero a veces los problemas que hay en la casa familiar no son los
mismos que se presentan en el centro escolar.
Una desadaptación familiar influye, por supuesto en el rendimiento, pero ello no impide que
este alumno pueda tener una excelente relación social en su clase o sus deseos de
sociabilidad sean normales. Sin embargo será preciso estudiar todo el problema planteado
por la Familia, contrastándolo con otros medios de detección y casi siempre con una
entrevista al alumno, hay que tener en cuenta que a veces el problema lo tiene alguno de
los padres y no propio alumno, por lo que es necesario conocer detalles por boca de este.
Otras veces será el propio alumno, normalmente llamado por el Psicólogo y pocas a
petición propia o espontáneamente, el que manifieste determinado problema. En estos
casos suele encontrarse bien dispuesto a un tratamiento inmediato que le facilite vencer la
situación en que se encuentra. No obstante en el caso de que el alumno acuda al Gabinete
espontáneamente, aunque no se halle un problema serio debe ser estudiado
convenientemente e incluso tratado superficialmente, a fin de que gracias a una pronta
“evolución favorable”, se elimine el supuesto problema.
Como norma general todo el que acude y manifiesta un problema debe ser atendido y
tratado aunque sea levemente para animarle y hacerle ver los resultados de su actuación
favorable al poco tiempo.
c) Problemas de Conducta.- Aunque la personalidad y la conducta suelen interpretarse
en algunos textos de forma equivalente, en mi opinión considero que la personalidad está
definida por unos rasgos precisos que pueden o no conducir a una determinada conducta.
Por su parte la conducta en algunos casos presentan problemas sin que los rasgos de la
personalidad pongan de manifiesto nada anormal.
4. Datos personales
Deporte
Vida social
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Fines de semana
Lecturas
Síntomas: Insomnio. Falta de apetito. Mareos. Dolores. Temores. Temores nocturnos.
Enuresis. Sonambulismo. Chuparse el dedo. Comerse las uñas. Infancia feliz.
Fatiga. Complejo de inferioridad. Preocupaciones. Timidez. Pesimismo.
Depresión. Tics. Manías. Soledad.
Aficiones ............................................................. Hobbis ............................................
Dominancia ..................................................................................................................
Moral ............................................. Vida espiritual ......................................................
Estabilidad emocional ................................. Introversión ............................................
Accidentes ...................................................................................................................
Datos complementarios ...............................................................................................
....................................................................................................................................................
....................................................................................................................................................
..........................................................................................................
5. Historial
Fechas .........................................................................................................................
...................................................................................................................................................
...................................................................................................................................................
...................................................................................................................................................
...................................................................................................................................................
...................................................................................................................................................
...................................................................................................................................................
........................................................
6. Diagnóstico y prescripciones
...................................................................................................................................................
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...........................................
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Los cuestionarios de Información deben ser diseñados por el mismo Psicólogo, ya
que cada centro o ambiente pueden tener problemas diferentes.
d) Problemas de Intereses Profesionales.- La detección de los problemas de intereses
la lleva a cabo casi siempre el propio Psicólogo, al contrastar los datos obtenidos en los
diferentes cursos sobre intereses medidos por medio de inventarios y puestos de manifiesto
en cuestionarios de orientación o información, junto a sus aptitudes y rendimiento
principalmente.
En este análisis es importante tener en cuenta:
Que coincidan todas las clases de intereses, en cuyo caso no hay problema
Que coincidan los intereses inventariados y los manifiestos, pero se desconozcan los
demostrados. En este caso que quizá sea muy normal, se considera que tampoco hay
problema, ya que la habilidad podrá adquirirse en su momento, tras la practica.
Que exista contradicción entre los intereses inventariados y los expresados. En este
caso debe darse preferencia en principio a los inventariados, sobre todo si coinciden con
los demostrados, aunque será preciso tratar de investigar para concretar y matizar
debidamente.
Que existan contradicciones entre todas las clases de intereses. Entonces se da
preferencia a la opción de los intereses inventariados, aunque también es necesario
llevar a cabo nuevas indagaciones y entrevistas para determinar sin lugar a dudas.
Los intereses según Super, comienzan a cristalizar a partir de los quince o dieciséis
años, pudiendo decirse que al término de la Enseñanza Secundaria obligatoria (BUD)
prácticamente un 85 por 100 de los alumnos tendrán sus intereses bastantes definidos
hacia algún área concreta de estudios o actividades.
Cuando el alumno no tiene intereses o preferencias claras en muchas ocasiones, los
problemas podrán ser de tipo económico, debido a que un alumno con aptitudes suficientes
para realizar estudios superiores puede sentir la necesidad de trabajar, o bien para poder
cubrir las necesidades económicas de su familia, o porque sus padres no están en
condiciones de mantenerle y cubrir sus gastos durante mucho tiempo.
Otra clase de problemas son los relativos a los alumnos que tienen intereses hacia
campos muy concretos de la actividad, como la música, las artes aplicadas, y los oficios
artísticos, la decoración, el dibujo, el arte escénico o la dramatización, la pintura, etc.; pero
que tanto su Familia como a veces, ellos mismos consideran a dichos estudios como
insuficiente para llenar su vida. Les gusta pero como complemento u hobby. En estos casos
el nivel aptitudinal y el rendimiento escolar serán los elementos decisivos con vista a la
orientación de sus intereses en la elección de estudios.
Al termino de la Enseñanza Secundaria obligatoria se plantean los siguientes problemas:
Alumnos que tienen intereses hacia estudios superiores de gran dificultad (Arquitectura,
Ingeniería), con aptitudes medias o inferiores. A dichos alumnos conviene advertirles de
las dificultades que de hecho van a encontrar y que en muchos casos podrán llegar a ser
insalvables, obligándoles, tras uno o dos años de intentar seguir dichos estudios,
empezar a cursar otros mas sencillos con la consiguiente frustración y perdida de tiempo.
En estos casos parece oportuno ofrecerles u orientarles hacia estudios que
perteneciendo al mismo campo o grupo de actividad profesional sean más asequibles
para ellos.
Alumnos que tienen intereses hacia estudios medios y aptitudes altas o muy altas. En
este caso la contradicción es inversa al caso anterior, haciéndose necesario el que
33
conozca las posibilidades que tienen de realizar estudios superiores. Si a pesar de ello
prefieren cursar unos estudios medios, no volver a insistir más en ello.
Alumnos que no tienen intereses hacia ninguna clase de estudios, siendo su nivel
aptitudinal alto o muy alto. En este caso deben estudiarse sus intereses positivos en los
inventarios que miden escalas puras y orientarlos, hacía los campos más adecuados a
su nivel que estén más saturados de dichas escalas.
Alumnos que no tienen intereses ni aptitudes destacables. Deben ser orientados hacia
estudios medios, o bien dirigirlos hacia actividades laborales.
Hasta aquí no hemos tenido ni el rendimiento escolar, ni la personalidad del alumno al
aconsejarle la realización de estudio. Estos factores parece que no tienen demasiada
Influencia en el éxito de los estudios; sin embargo el rendimiento constituye un aspecto a
veces decisivo para la orientación, ya que nos permite analizar las materias en las que el
alumno obtiene mejores resultados académicos y la actitud que ha tenido a lo largo de sus
estudios.
En cuanto a la personalidad es importante para determinados estudios en los que se
requieren una forma de ser estable, persuasiva y objetiva, por lo que en carreras como
Medicina, Derecho, Psicología, Asistencia Social, será preciso contrastar sus rasgos de
personalidad para ver si corresponden con el Profesiograma de la misma. En caso de
contradicción se nos ofrece dos posibilidades:
Siempre que se detecte un posible problema o nos llegue alguna información sobre
circunstancias que puedan conducir a él es necesario llevar a cabo la conveniente indagación
para confirmarlo o no, y en caso afirmativo, diagnosticarlo de la forma más precisa. Una vez
conocidos dichos extremos podremos elegir el tratamiento más idóneo para normalizar la
situación del alumno.
Comenzaré ene este apartado a referirme a la entrevista que se realiza para diagnosticar
un problema y que debe ser previa a todo tratamiento.
1. Problemas de Aptitudes
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En el apartado 5.1 ya nos referimos a la detección de esta clase de problemas, por lo que ahora
lo haremos sólo en cuanto a su estudio y posible solución.
Veamos un ejemplo: Un alumno de 6° curso de EGB con un año de retraso (ha repetido
precisamente 6° curso) y nivel en penta 2, con poco interés por el trabajo y poca fuerza de
voluntad. Tiene muy bajas dos aptitudes (razonamiento abstracto y razonamiento numérico).
Probabilidad de mejorar: entraremos en la tabla por la horizontal del curso 7° de EGB o 1er
Curso de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, ya que tiene un año de retraso. La vertical a
emplear, en principio, será la del nivel 2 (ya que la aptitud a mejorar está en este penta), pero
como también tiene otra aptitud muy baja (y en el curso 7° o 1er curso de la Enseñanza
Secundaria Obligatoria con dos aptitudes muy bajas hay que disminuir un nivel), en vez de
probabilidad media le corresponderá la del nivel 1: Baja. Es decir, que su probabilidad de
mejorar será normalmente baja.
Una vez conocidas las posibilidades de mejora que puede tener el alumno celebraremos la
entrevista, planteándola, según el nivel, con arreglo a una mayor o menor directividad. En esta
decisión hay que tener en cuenta, además, la necesidad más o menos grave de mejorar que
tiene el alumno y su manera de ser en general, así como interés y fuerza de voluntad, los
cuales pueden influir positiva o negativamente. Si las aptitudes son bajas o muy bajas (pentas 2
y 1, respectivamente), en la entrevista con modalidad directiva le manifestaremos que necesita
mejorar sus aptitudes para poder realizar normalmente sus estudios y alcanzar en el futuro una
profesión acorde con sus deseos. Si optamos por una semidirectividad, el planteamiento podría
ser: “Tu rendimiento escolar sería mucho mejor si te decidieras a mejorar la aptitud…” ¿Crees
que vale la pena? Por su parte, en un enfoque no directivo nos limitaríamos a dar una idea
general de sus aptitudes, de la relación que guardan con el término medio, comentando las
aptitudes que se requieren normalmente para realizar los estudios que desea. Se le manifestará
que las aptitudes pueden mejorarse, dentro de ciertos límites, mediante una ejercitación
constante e intensa, y que si está interesado en llevarla a cabo se le puede ayudar facilitándose
los medios.
Pero ¿qué aptitudes son las que pueden mejorarse? En realidad, considero que prácticamente
todas, si bien, como antes se comentó, dentro de ciertos límites. La inteligencia general, el
razonamiento abstracto, el razonamiento numérico, la comprensión verbal, la fluidez verbal, el
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razonamiento espacial, la atención, la creatividad, por citar las más frecuentes. Cuando sólo es
una aptitud la que se encuentra baja, el problema presenta más fácil solución, pero si son dos o
más, entonces debe procederse empezando por este orden: atención, razonamiento abstracto,
razonamiento numérico, razonamiento verbal (comprensión y fluidez), razonamiento espacial y
creatividad.
Cuando el alumno tenga alguna aptitud baja (penta2), o muy baja (penta 1), es necesario
conocer su rendimiento escolar en general y particularmente en las asignaturas que mayor
incidencia presenta dicha aptitud. Si el rendimiento es bueno no es recomendable la realización
complementaria de ningún tipo de ejercicios, ya que el alumno, con su trabajo normal y
constante, puede ir mejorándola paulatinamente. Únicamente si el rendimiento fuera bajo sería
oportuno llevar a cabo un tratamiento modificador de la misma, especialmente si esta incidencia
se ha presentado reiteradamente en cursos anteriores. Todo ello en razón de que si la aptitud
es baja y durante uno o dos cursos se ha rendido mal en las asignaturas que más contribuyen a
su desarrollo, el retardo, probablemente, aumente ene l futuro. Por este motivo se hace preciso
actuar cuanto antes sobre ella mediante una ejercitación sistemática y prolongada.
Veamos el estudio en el caso concreto de cada una de las aptitudes antes citadas:
Los alumnos cuya atención es baja suelen presentar dificultades en estudios, y, salvo que
dediquen muchas horas y esfuerzo al trabajo, los resultados en el rendimiento escolar serán
bajos o discretos.
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se le facilitaron los ejercicios del Cuaderno 31 de Atención y concentración, entregándosele
una Hoja de Control para anotación de los resultados cada día. Los ejercicios a), b) y d) debía
realizarlos inmediatamente antes del estudio y tras los descansos del mismo; los ejercicios c)
los efectuaría dos o tres veces al día para controlar su imaginación. Se la citó en el Gabinete
para quince días después. A las dos semanas volvió con su Hoja de Control cumplimentada,
manifestando que los ejercicios a), b) y d) los había realizado bien y que se había
concentrado mucho, sufriendo tan sólo dos días una distracción durante el estudio.
En relación con los ejercicios c) del cuaderno, manifestó que ella se distraía con
pensamientos distintos en las diferentes ocasiones del día. Para salvar esta dificultad se
modificó la metodología de esta parte, indicándole que en vez de prestar atención a los
diferentes pensamientos en cada momento, como indica el cuaderno, invirtiera el orden, es
decir, que sólo atendiera a los momentos en que más se distraía, prescindiendo de la clase
de pensamiento, ya que eran distintos cada vez. Una vez hecho esto podría seguir el proceso
indicado en el resto del cuaderno. Se la citó para pasados quince días, y cuando volvió, en su
Hoja de Control se observaba un resultado positivo. El tratamiento se prolongó durante un
mes más, dando resultados satisfactorios, especialmente en lo relativo al estudio, con
escasas distracciones y un mayor control durante el resto del día, aunque algunas veces la
imaginación hacía que se le fuera el pensamiento en clase, si bien mucho menos que
anteriormente.
Para que el tratamiento sea completo es conveniente simultanear todos los ejercicios de que
consta el cuaderno. La forma de llevar a cabo las diferentes técnicas, duración del tratamiento
y control del mismo fue expuesta por el autor en la obra antes citada; sin embargo, puede ser
conveniente resumir los extremos más importantes. Su duración puede variar, según los
casos, entre uno y dos meses: los controles del alumno deben realizarse cada quince o veinte
días, presentando éste su Hoja Control de resultados al psicólogo para comprobar el
desarrollo del tratamiento y conocer su evolución.
Cuando la atención logra mejorarse, lo normal es que el alumno rinda más en sus estudios,
mejore su rendimiento en clase e incluso se note una evolución favorable en su marco
general, ya que a veces su personalidad sufre al tener un mal aprovechamiento del estudio
por falta de atención. De ambos cuadernos volveremos a hablar en el Capítulo 3.
Algunas veces no es que el alumno tenga dificultad para concentrarse, sino que es imposible
o milagroso el que lo pudiera hacer. Veamos este caso:
37
mejor que hasta ahora, y, desde luego, en menos tiempo. No obstante, si a pesar de esto
nota dificultad, vuelva usted a indicármelo y veremos la manera de ayudarla. Pero primero,
que estudie con condiciones adecuadas para poder rendir normalmente, porque con la
televisión, ni ella ni nadie puede concentrarse para estudiar”.
La detección inicial, al igual que en el caso de la atención, se lleva a cabo por medio de
los resultados obtenidos en las pruebas psicotécnicas, pero en este caso contrastando,
preferentemente, con las calificaciones de Matemáticas, Ciencias y Física-Química, tanto del
curso que realiza como del anterior o anteriores.
En el apartado anterior comentábamos que hay alumnos que plantean y razonan bien los
problemas debido a que su RA es correcto; sin embargo, de repente se suelen equivocar
durante su ejecución. Es un síntoma de bajo RN o c…. atención.
Cuando en los tests numéricos un alumno obtiene puntuaciones bajas o muy bajas y esta
circunstancia persiste, al menos, durante dos cursos, suele ser …….. tratar de incidir sobre
dicho factor mediante la realización de ejercicios correctores. El RN en un alto porcentaje no
saben de memoria las tablas de las operaciones fundamentales, necesitando a veces
realizar sumas o restas con los dedos por no conocerlas de forma automática. Son ………. E
inseguros durante su ejecución. Si logramos mejorar su atención, que tengan ritmo y orden
en las operaciones, y que se aprendan las tablas de las demás operaciones elementales,
dichos alumnos mejorarían su RN.
Cuando las calificaciones escolares de matemáticas, física y química son muy bajas y su
RN es también bajo o muy bajo, se hace imprescindible la aplicación de un tratamiento para
mejorar el RN. El tratamiento que utilizo en el Cuaderno citado anteriormente consta de
ejercicios que requieren durante su ejecución mucha atención y la creación de automatismos
de cálculo. En muchos casos es preciso prolongar el tratamiento, con el conveniente control
periódico, durante dos o tres meses, pero en todos los casos debe requerirse al alumno la
imprescindible necesidad de que se aprenda las tablas de sumar, restar, multiplicar y dividir
perfectamente.
38
Cuando en algunas ocasiones la atención también sea baja, puede ser oportuno que
realice el alumno ejercicios del Cuaderno N° 31 (Ejercicios de Atención, concentración y
memorización) de forma simultánea, o en su defecto sucesiva, aya que estos alumnos suelen
equivocarse preferentemente en los signos de las operaciones o en transcribir erróneamente
los resultados. El primer defecto proviene de una distracción, falta de atención o precipitación,
mientras el segundo constituye un defecto al realizar las operaciones de cálculo, las cuales
conocen bien, pero las transcriben mal. Estos alumnos, al multiplicar, por ejemplo, 4 por 7,
saben que su resultado es 28, pero por descuido o por precipitación escriben, a lo mejor, 38 ó
18, con lo cual su resultado final sufre la acumulación de varios errores de esta clase, sobre
todo sí el problema o ejercicio es de cierta longitud.
Está comprobado que los alumnos con un razonamiento verbal bajo leen muy poco o casi
nada. De esta falta de lectura se deriva precisamente el bajo RV, ya que desconocen
palabras, su significado (comprensión verbal) y suelen ser poco ágiles en la exposición verbal
o escrita (fluidez verbal). Por estas razones es muy conveniente que se aficionen a la lectura,
que acudan al diccionario cuando encuentren palabras con significado desconocido o incierto,
siempre que no las puedan deducir del contexto. Por otra parte, la incidencia que este factor
tiene en toda la enseñanza es muy grande, ya que la casi totalidad de asignaturas están muy
saturadas de factor verbal y su importancia es notable tanto en ejercicios escritos, exámenes
e interrogaciones orales. Un RV insuficiente suele ir aparejado, por tanto, con un bajo
rendimiento. Cuando el rendimiento es normal y el RV es bajo puede ser debido a que la
memoria sea alta y el alumno tengo mucho tesón y estudie varias horas, aprendiéndose las
lecciones sin llegar a comprenderlas perfectamente. Esta circunstancia puede ser arrastrada
hasta el término de la EGB, pero ya en la ES producirá resultados desastrosos.
J. C. Brengelmann nos dice al respecto: “Los tests verbales tienen una correlación más
alta con los criterios escolares que los tests de rendimiento intelectual. Este resultado se
puede adscribir a la mayor significación y a la más intensiva enseñanza otorgada a la
expresión verbal en la escuela. Lo cual concuerda con el hecho que el factor V: ED de Vernon
(1950), y que se describe como “aprendizaje de libros”, tenga un papel importante en el
rendimiento escolar”.
Un alumno con el FV bajo es normalmente perezoso, prefiere ver la televisión o estar sin
hacer nada a leer. Como el tratamiento en su mayor parte consiste en leer y hacer ejercicios
sobre la lectura, de no tener una fuerza de voluntad grande será difícil que logre superarlo.
Por otra parte requiere un tratamiento más prolongado que otras aptitudes, lo cual les resulta
difícil de salvar.
Para el tratamiento, junto a la lectura sistemática, utilizo los ejercicios del Cuaderno para
mejorar el factor verbal, los cuales constituyen sólo un modelo a completar y ampliar
convenientemente. Los ejercicios de lectura pueden ser realizados por el alumno como
complemento, utilizando las vacaciones, de manera que no tenga que dedicar excesivo
tiempo durante el curso y redunde en perjuicio de su rendimiento.
Ya comentamos anteriormente que cuando un alumno tiene rendimiento escolar inferior a sus
posibilidades es consecuencia de alguna de estas razones:
39
En esta clase de problemas de rendimiento hay, por tanto, que atender y estudiar
globalmente todos los datos que poseamos del alumno. Si las aptitudes son normales o buenas
habrá que indagar sobre el tiempo dedicado al estudio y la metodología empleada. En un 60
por 100 de los casos el tiempo dedicado al estudio es insuficiente, llegando en un 10-15 por
100 a no estudiar al día más de media hora. En un 25 por 100 es producto de su mal método de
estudio o bien de basarlo en la memorización exclusivamente, siendo a su vez baja esta
aptitud. El 15 por 100 restante presenta problemas de índole familiar, de integración social o de
otros problemas de personalidad y conducta. A veces, por tanto, para resolver un bajo
rendimiento será preciso tratar previamente un problema de conducta o familia. La mayor parte
de las veces será necesario, desde luego, incidir en el tiempo de estudio y en la metodología
del mismo.
Cuando el problema son las aptitudes muy bajas, entonces, como ya hemos visto, se
aplica un tratamiento para mejorar éstas adecuadamente. En aquellos casos en que la dificultad
estribe en el escaso tiempo dedicado al estudio, o en un mal reparto del tiempo entre las
diferentes asignaturas, podrá emplearse la técnica del Control del tiempo de estudio, para la
cual utilizo el Cuadro de la figura 5, en el que con la suficiente motivación y previo
establecimiento de un pacto con el alumno, que presupone su deseo de mejorar el rendimiento,
se le entrega para que el determine, con arreglo a sus características y circunstancias
particulares, el tiempo en horas que considera necesario para poder llevar bien el curso.
Pueden sugerírsele los tiempos que otros alumnos dedican y ayudarle a que no se quede
demasiado corto ni sea demasiado irreal. Una vez determinado, deberá anotarlo en la parte
superior del impreso junto a sus datos personales. A partir de ese día el alumno debe
proponerse estudiar el tiempo que ha estipulado. Al final del día anotará en sus Hoja de Control
el tiempo real que dedicado, rellenando el espacio correspondiente a fin de que pueda
observarse gráficamente. Si dicho tiempo es equivalente al que se había propuesto, colocará
un signo =, o rellenará la columna correspondiente a la evolución. Si ha sido inferior, pondrá un
signo – en la columna respectiva. Y en el caso de que haya sido superior, pondrá un + en la
columna encabezada con este signo. De esta manera, en cualquier momento puede ver cómo
marcha su tratamiento con toda facilidad y tomar medidas correctoras en caso necesario. Más a
la derecha de la hoja figuran en diferentes columnas las asignaturas del curso, a fin de que
señale el tiempo dedicado a cada una durante el estudio, lo cual podrá hacer poniendo dicho
tiempo (si lo conoce) o bien colocando una cruz en las columnas de las asignatura que ha
estudiado, sin necesidad de precisar más. De esta forma, además de saber el tiempo real
dedicado al estudio, podemos conocer el reparto que del mismo hace entre las diferentes
materias.
40
CUADRO CONTROL DEL TIEMPO DE ESTUDIO
Alumno …………………………………………………………………………………………
Curso …………………………………………………………………………………………..
Señala el tiempo de estudio cada día. Compáralo con el del día anterior y marca su
evolución. Indica con una cruz las materias que estudiaste.
Por cada día cuya evolución sea – aumentarás otro día con -. Cuando mantengas el
tiempo deseado durante cinco días o se acabe el cuadro, volverás al despacho.
Cuando un alumno rechaza al Centro escolar, bien sea por no querer sujetarse a un
régimen de orden y disciplina; en razón a que se siente excesivamente pegado a la familia; por
hacérsele menos caso del que él esperaba; en razón a que los compañeros o profesores, o
bien la comunidad religiosa que lo dirige, no le agrada; por hacerle la vida imposible
determinadas personas, o cualquier otra razón parecida, las manifestaciones más corrientes
que se presentan son:
42
CUADRO CONTROL DE LA CONDUCTA EN CLASE
Profesor ………………………………………………………………………………………..
Se esforzó la
conducta en
Conducta en Interés por el Participación en
Atención caso positivo
DÍA clase trabajo clase
al final de la
clase (si – no)
+ = - + = - + = - + = -
L
M
X
J
V
L
M
X
J
V
L
M
X
J
V
L
M
X
J
V
L
M
X
J
V
L
M
X
J
V
Totales
- Náuseas, vómitos y mareos: Normalmente, provocados sólo los días que tiene que acudir al
colegio.
- Ausencias a clase y fugas: Generalmente, alegando indisposiciones no justificadas o fugas
que le conducen a casa de conocidos, amigos de la familia o compañeros.
43
El tratamiento de elección en el caso de náuseas, vómitos y mareos es llevar a cabo un
proceso de desensibilización sistemática de aquellos motivos que le producen ansiedad y
provocan dichas reacciones.
En realidad con el caso de ausencias y fugas, que muchas veces podrán finalizar incluso en el
propio domicilio familiar, el tratamiento más frecuente es la terapia aversiva o la inundación
emocional.
- Negación a alimentarse: Provocada algunas veces a causa de las náuseas y vómitos; otros,
en cambio, para atraer la atención sobre sí y evitar la asistencia al Centro escolar. Un
tratamiento adecuado puede ser la terapia de inundación emocional.
Un caso de gran fobia al colegio es el de una niña de 1er. Curso de EGB que asistía a un
colegio religioso. Tenía un hermano más pequeño que todavía no iba al colegio. Los días que
tenía clase, cuando iba camino del colegio, se mareaba y en alguna ocasión devolvía el
alimento. Se fugó de clase en dos o tres ocasiones, regresando a casa en este estado de
náuseas y mareos. Por las noches no podía conciliar el sueño o se despertaba con temores. No
quería comer nada y en caso de hacerlo lo devolvía. Los fines de semana comía
perfectamente, no tenía vómitos, ni mareos. Sólo la víspera de ir a clase comenzaba ya a
sentirse mal. Estaba sobreprotegida por sus padres, que cada vez se encontraban más
asustados. Es posible que la profesora que tenía habitualmente no le resultara simpática, pero
tampoco ella podía caer bien a nadie, ya que era llorona, exigente e insoportable. En los
recreos se aislaba de las demás niñas y decía que no la dejaban jugar. Con ello ponía de
manifiesto que lo que deseaba era que se preocuparán más de ella. El tratamiento de elección
en este caso fue la desensibilización sistemática, previa detección de las jerarquías de
ansiedad mediante el Cuestionario de temores de A. Gosálbez, cumplimentado por los padres,
dada la edad de la niña.
- Rebeldía en clase: A veces es una manifestación de protesta contra cierto profesor, otras
contra el mismo trabajo escolar, algunas para provocar el que la echen del Centro y no
volver. Algunas, también, un exceso de nerviosismo. Suele emplearse contra este problema
un tratamiento a base de refuerzo positivo, estimulando o premiando las conductas
deseables.
- Insomnio: Esta dificultad para conciliar el sueño suele producirse ante el temor o
intranquilidad que les provoca a algunos alumnos el acudir a clase. Las técnicas de
relajación aplicadas a lo largo del día suelen dar buenos resultados. Siguiendo esta línea, el
Cuaderno 5 de tratamientos autoaplicables recoge una adaptación de técnicas de relajación
para combatir el insomnio.
El Training autógeno de Schultz, en su ciclo inferior, contiene una serie de ejercicios que con
ligeras modificaciones pueden ser utilizados en psicopedagogía, para el tratamiento de
problemas de conducta. El ciclo inferior contiene ejercicios de pesantez, de calor, de ritmo
cardiaco, de respiración controlada, de calor abdominal, de frío en la frente. Mediante ellos se
puede lograr una relajación muy útil en ciertos problemas escolares, especialmente en aquellos
en que el alumno está inquieto en clase, se muestra con excesivo nerviosismo o presenta
alguna anomalía psíquica (epilepsia, tartamudez, etc.).
- Negación al estudio en casa: Es una muestra de rebeldía por tener que ir al colegio. El
tratamiento adecuado puede ser la terapia racional emotiva o el refuerzo positivo.
- Apatía y despreocupación hacia el trabajo escolar: Algunas veces puede estar motivada
con la finalidad de que al obtener malos resultados en clase es posible que le cambien de
Centro Escolar, otras es una reacción contra los que le obligan a estudiar. El tratamiento
idóneo puede ser la terapia racional emotiva o el refuerzo positivo.
b) De protesta familiar
44
junto a la debilidad de sus padres, que le consienten en exceso. Tratamiento:
Entrenamiento en aserción.
- Falta de convivencia y relación familiar: Se produce un aislamiento relativo que evita toda
relación con padres y hermanos. Se mantiene tan sólo la convivencia imprescindible. Es lo
que se denomina “vivir de pensión en casa”, ya que se limita a comer, dormir y a encerrarse
en su habitación. Tratamiento: Desensibilización sistemática.
- Insomnio: Puede ser producto de la ansiedad que le produce la convivencia familiar y la
preocupación por una situación tensa. Tratamiento: Cuaderno 5 para combatir el insomnio.
- Rechazo y lucha familiar: la actitud de protesta es más radical y en vez de evitar la relación
se buscan momentos de descarada provocación, atacando continuamente y dejando en
ridículo a alguno de sus padres siempre que se puede. Se critica abiertamente en una
actitud continuamente provocativa. Tratamiento: Terapia aversiva.
Lucía era una alumna de 8° curso de EGB, que acusó una introversión media junto a una alta
dominancia. Sus padres solicitaron una entrevista, en la que manifestaron la actitud que adoptó
desde hacía tiempo. A los tres años se produjo el nacimiento de otra hermana, a la que los
padres prestaron, como es natural, mucha atención. Al ver que el cariño se había desplazado
de ella sublevó a Lucía, ala cual encontraron un día encima de la cuna dando saltos sobre la
recién nacida hermana. La regañaron y le prohibieron que se acercara a ella. Pasó el tiempo y
la actitud de Lucía fue de aislamiento, y cuando tenía ocasión criticaba cada vez más la actitud
de sus padres. Llegó un momento en que la crítica pasó a auténtica lucha, dejando en ridículo
a su padre cuantas veces podía y hablándole a su madre de la mala actitud de su padre. Se
encerraba y vivía sola en su habitación, sin salir nada más que para realizar las comidas,
momento que aprovechaba para iniciar su ofensiva contra ellos. En el Gabinete rehuyó toda
clase de ayuda y no pudo ser tratada por rechazo al servicio, recomendándoles a los padres
que la llevaran a un psicólogo clínico. En el caso de que la actitud hubiera sido algo más
diferente podría haberse tratado en el Centro por medio de una terapia aversiva o bien
condicionamiento operante.
45
FIGURA 7
46
Actitudes Manifestación o efecto Inicia detección Tratamiento de elección
Miedo a la responsabilidad - Mentiras Tutores, Profesores Refuerzo negativo
- Timidez escolar Compañeros, Familia Cuaderno 6 autoaplicable
Vanidad y egocentrismo - Exceso de intervención en clase Profesores, Tutores Terapia racional emotiva
- Nerviosismo Cuestionarios de personalidad Control actitud en clase
Entrevistas Relajación
47
CUADRO CONTROL DEL TIEMPO DE ESTUDIO
Alumno …ELISA…..……………………………………………………………………………
15 2 6
48
d) Temor a la responsabilidad
- Mentiras: Muchos son los niños que mienten por motivos muy diversos; sin embargo,
en numerosas ocasiones es por fanfarronería, ampulosidad y darse importancia ante
sus compañeros o familiares. En otras ocasiones puede ser también por miedo al
castigo cuando no han obrado bien. El tratamiento deberá consistir en la aplicación
del refuerzo negativo.
- Timidez escolar: Bastantes alumnos son tímidos por miedo a destacarse, al que dirán
y a la critica de los demás. Saben las cosas y lecciones muy bien, pero no se atreven
a presentarse voluntarios cuando el profesor lo solicita. Tratamiento: Ejercicios
autoaplicables del Cuaderno 6.
e) Problemas de orgullo
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f) Problemas de inseguridad
- Timidez: Una buena parte de alumnos, y en particular alumnas, son tímidos a causa
de la inseguridad que sienten, la cual les hace evitar toda clase de relación al temer
fracasar en sus intervenciones. El tratamiento que empleo en estos casos consiste
en ejercicios autoaplicables como los del Cuaderno para vencer la timidez e
introversión.
- Insomnio: Hay alumnos que tienen dificultades para conciliar el sueño a causa de la
ansiedad que tienen por dormir cuando se acuestan tras el estudio y con el tiempo de
descanso limitado. Otros sienten tal preocupación por el resultado de clases o
exámenes que les dificulta el descanso o incluso les desvela una vez dormidos.
Elena, alumna de 7º curso de EGB, padecía ataques de epilepsia desde hacia bastante
tiempo, si bien actualmente eran de poca intensidad los controlaba bien. Cuando le daba
el ataque en el colegio ya no se caía, ni perdía el conocimiento, lograba controlarse y lo
soportaba apoyándose o permaneciendo sentada. Por las noches no podía conciliar el
50
sueño o se despertaba sobresaltada, llamando a sus padres. El padre era muy violento, y
como tenia que madrugar para ir al trabajo, al despertarle la pegaba brutalmente hasta
que ella, de la paliza, se quedaba dormida. Elena manifestó todo lo anterior al ser
llamada por el psicólogo para analizar sus problemas de rendimiento y nerviosismo, ya
que en clase estaba muy inquieta y su rendimiento era escaso. Dijo también que llevaba
bastante tiempo sin dormir normalmente, costándole mucho tiempo conciliar el sueño
desde que se acostaba, o bien despertándose a media noche. El temor a las malas
calificaciones y el castigo de su padre le producía una gran ansiedad, que le impedía
estudiar (creándole dificultades para concentrarse) y descansar normalmente.
Inés, alumna del 6º curso de EGB, robo el dinero recaudado por las niñas de su curso en
una postulación mientras permanecían en la capilla. Fue descubierta, y aunque al
principio negó haber cogido el dinero, más tarde lo reconoció. En otras ocasiones
también había sustraído pequeñas cantidades de dinero. Inés era una niña más bien
gruesa y a la que le gustaban mucho las golosinas. En casa no le daban dinero para
poderlas adquirir, y como veía que otras niñas lo hacían, ella las envidiaba. Un vendedor
que se colocaba a la puerta del colegio empezó a fiarle, pero cuando la cantidad había
ascendido a unos veinte duros, le presiono para que se los pagara. Ella, para no ser
descubierta aprovecho la ocasión del dinero recaudado con fines benéficos y con parte
del que cogió pago la deuda y se compro mas caramelos con el resto. Como era
reincidente, se la trato con terapia racional emotiva, no volviéndose a conocer nuevas
recaídas. Otra niña de 7º curso de EGB, Lydia, acudía a los grandes almacenes y se
51
apropiaba de pequeñas cosas. Reconoció su tendencia, manifestando la dificultad que
tenia para evitarlo. Fue tratada con ejercicios autoaplicables del Cuaderno 5, para
mejorar su fuerza de voluntad y terapia racional emotiva durante dos meses, sin que
posteriormente volviera a reincidir.
53
estaba muy contenta y se sentía mas integrada. Se dio por terminado el tratamiento y
se le dijo que, puesto que ya conocía sus dificultades, debía insistir especialmente en
esos aspectos.
Los problemas que suelen presentarse en este campo son de dos tipos
preferentemente:
Es normal que se tengan intereses más o menos altos hacia algún o algunos campos
relacionados, e intereses medios o bajos hacia los restantes. Este escalonamiento de
los intereses permite centrar la orientación en una gama de estudios más o menos
relacionados, cuyas preferencias se determinaran con arreglo al criterio establecido en
la primera parte de esta obra. Cuando los intereses son muy altos hacia muchos
campos, se nos pone de manifiesto que todo o casi todo le gusta y atrae al alumno
considerado, pero que ello encierra en si una falta concreta de intereses preferentes o
que sus puntuaciones están todas ellas sobrevaloradas, teniendo una tendencia de
calificar muy alta. Ante esta clase de intereses inventariados habrá que sopesar los
intereses expresados, para ver si proporcionan alguna luz sobre su preferencia. Si aun
estos tampoco aportan nada a la orientación, será preciso tener en cuenta sus
aptitudes, el rendimiento, la edad del alumno, sus necesidades laborales, sus valores y
su personalidad. Las carreras o campos preferentes estarán en relación directa con las
aptitudes, el rendimiento, las necesidades y valores, y en cuanto a su duración, en
relación inversa con su edad.
De esta manera será posible reducir sus intereses a dos o tres campos a los sumo,
sobre los cuales debe centrarse el alumno y tratar de darles un orden prioritario,
pudiendo llegar a el incluso por exclusión de los que menos le atraen.
Con mayor énfasis que en el caso anterior deberemos buscar, dentro de las
alternativas de campos de actividad, un escalonamiento por niveles de exigencia, ya
que aquí es posible que el alumno no este dispuesto a elegir estudios muy difíciles o
largos, aunque tenga cualidades para realizarlos.
Otros autores, como Berezin (1937), establecen una clasificación dimensional de los
problemas de intereses que abarca cada uno las categorías: emocional, educacional y
emocional, de la forma siguiente:
7. Falta de información.
8. Conflicto de autorrealización.
En el caso de aquellos alumnos que tienen intereses muy definidos y que están en
contraposición con sus aptitudes y cualidades, nos encontramos las siguientes
opciones:
En el primer supuesto serán alumnos ambiciosos que de seguir con sus proyectos es
muy probable que lleguen a fracasar dado su bajo nivel aptitudinal. El psicólogo debe
tratar de hacerle ver con prudencia sus aptitudes y condiciones discretas, así como la
conveniencia de no enfrentarse con estudios que sean excesivamente largos o para los
que se precisan cualidades muy concretas. No obstante, si el alumno, a pesar de la
información, persiste en seguir sus intereses, lo más que puede recomendársele es
que reconsidere su actitud, ya que se trata de evitar posibles fracasos en el futuro.
Quizá tras uno o dos cursos ira cambiando su decisión, al ver la realidad de sus
resultados escolares, que de no ser en alumnos con mucho tesón y fuerza de voluntad
irán evolucionando también de manera parecida.
Por lo que respecta al supuesto de que tenga buenas cualidades e intereses hacia
estudios o carreras de grado medio o elementales, se presentan fundamentalmente
dos tipos de alumnos:
• Los que tienen necesidad de ponerse pronto a trabajar, por cuestiones familiares
o bien porque su nivel socioeconómico no les permite pensar en estudios muy
prolongados.
• Los que quieren realizar estudios fáciles o sencillos sin esforzarse, porque
prefieren vivir cómodamente y terminar pronto.
Los primeros son alumnos de buen conformar y que supeditan sus ambiciones a la
realidad familiar. Debe exponérseles las notables posibilidades que tienen, tratando
de animarles, sobre todo si su rendimiento es satisfactorio. En todo caso debe
indicárseles las vías de acceso a estudios posteriores de manera que conozcan las
posibilidades de seguir estudios de nivel mas elevado, bien sea por medio de ayudas
55
o becas, o costeándose ellos los estudios con su trabajo. Se les dará a conocer las
facilidades de los centros de estudios nocturnos, de enseñanza a distancia y todas
las opciones que tienen para poder seguir estudiando al terminar los estudios medios
o de corta duración que piensan realizar.
En cuanto a los segundos, se les expondrá sus posibilidades, razonándoles que una
elección cómoda a corto plazo puede traducirse en un futuro arrepentimiento,
pudiendo encontrarse después con compañeros con cualidades más discretas que
las de ellos en puestos más elevados. Que sus cualidades les permiten llevar a cabo
estudios más difíciles y elevados sin gran dificultad y que deben considerarlo antes
de tomar una decisión definitiva.
Los problemas de orientación de estudios presentan gran similitud con los intereses, ya
que aquellos son una parte del conjunto que estos ofrecen. Sin embargo, la diferencia
más notables puede constituir en que aquellos, detectados a tiempo, pueden
evolucionar adecuadamente, mientras que la orientación se produce en un momento y
nivel que no puede ser tratada, ya que debe tomarse una decisión con carácter
inmediato.
b) Desear realizar estudios de un nivel inferior a los que seria normal con arreglo a
sus cualidades.
Cuando el problema es inverso, es decir, hay buenas aptitudes e intereses muy pobres,
se trata de estimular los intereses por medio de varias entrevistas suficientemente
56
espaciadas para dejar pensar y comentar con la familia y amigos. Esta clase de
descoordinación puede producirse por alguna de estas causas:
• Pereza y vagancia hacia el estudio, así como deseo de terminar cuanto antes
sus estudios.
• Falta de información sobre lo que es cada carrera, materias que contiene, grado
de dificultad y salidas que proporciona para el mercado de trabajo.
Los dos primeros puntos los hemos considerado ya al referirnos a los intereses, por
los que nos detendremos en los dos últimos.
57
Figura 9
PROBLEMAS DE INTERESES
APTITUD /
RENDIMIENTO
BAJA MEDIA ALTA
INTERESES
- DAR CONFIANZA/SEGURIDAD.
MUY ELEMENTALES
- EXPONER REALIDAD FUTURA.
- EXPONER DIFICULTADES
PREVISIBLES.
58
En cuanto a los alumnos que habiendo sido orientados previamente, probablemente por
otros servicios, hacia determinados campos de estudio y una vez en ellos han fracasado en
su intento, o al menos sentido que aquello no era lo que esperaban, consideramos que
pueden presentarse las modalidades siguientes:
a) Alumnos con falta de aptitud a los que se les derrumbaron sus intereses y se
encuentran desorientados.
c) Alumnos que tras una mala orientación y subsiguiente fracaso académico dudan
de sus aptitudes y quieren comenzar un camino más acorde con sus
posibilidades.
59
U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN, TURISMO Y DE PSICOLOGÍA
60
4
Diagnóstico de problemas y dificultades psicopedagógicas
La detección de dificultades o problemas ha de realizarse lo antes posible a fin de que no se
generen nuevas complicaciones. Por ello antes de que finalice el primer trimestre del curso se
aplicará la totalidad de pruebas psicotécnicas. tanto de aptitudes como de personalidad,
pudiendo dejarse para más adelante las de intereses profesionales a los cursos que corres-
ponda.
Habrá que poner especial cuidado en la selección de las pruebas en su aplicación a grupos
no superiores a 40 alumnos en la corrección y en la baremación ya que constituyen
elementos integrantes y fundamentales para el subsiguiente y correcto diagnóstico.
Tan pronto como el psicólogo disponga de la calificación escolar en las diferentes materias.
llevará a cabo. La estimación del rendimiento escolar de cada alumno con arreglo a sus
aptitudes y posibilidades.
- Aptitudes. Si se encuentran equilibradas o existe alguna muy baja con relación a las
restantes. En este último caso se analizarán sus resultados en las materias que mayor
incidencia tenga dicha o dichas aptitudes para conocer la gravedad de su incidencia.
- Personalidad. Rasgos que, por ser extremos, puedan inducir la existencia de tensiones o
dificultades en la conducta. En estos casos se estudiará en conjunto la interrelación de unos
rasgos con otros. Así mismo se estudiará su evolución en dichos rasgos desde cursos ante-
riores, a fin de conocer la situación presente.
- Rendimiento Escolar. Teniendo' en cuenta las aptitudes para cada materia, se estimará la
media de sus resultados globales de forma" que se pueda determinar si su rendimiento es
normal, bajó o bueno; Si el rendimiento es bajo o inferior a las posibilidades del alumno; se
contrastará con sus aptitudes, personalidad e integración, para poder establecer un diagnóstico
previo de sus posibles problemas.
- Intereses Profesionales. Para conocer los campos de actividad que más le atraen, posibles
estudios hacia los que se orienta y para ver, si existen contradicciones en relación con sus
aptitudes y cualidades. En los casos de intereses muy bajos o muy altos hacia todos los cam-
pos, estimular o favorecer su orientación de acuerdo con las aptitudes. Cuando exista
disconformidad entre intereses y aptitudes, se intentará adecuar aquellos a ,éstaS o bien éstas
a los intereses, siempre que sea posible por su rango y por el tiempo disponible.
De este estudio inicial se seleccionarán, para Ser entrevistados. personalmente, los alumnos
61
que presenten alguna dificultad significativa.
Antes de iniciar las entrevistas se cambiarán impresiones con los tutores de cada curso para
hablar sobre las principales características de los alumnos y contrastar su opinión. En esta
entrevista podrá -ser incluido algún alumno más para las entrevistas subsiguientes, a realizar
por el psicólogo. Algunos alumnos, cuyo problema no se considere grave, serán encomen-
dados al tutor. Este correrá a cargo de los tratamientos de alumnos de bajo rendimiento,
siempre que no presenten otros problemas complementarios. También será competencia del
tutor los problemas de integración e!1 la clase y los relativos a adquisición de conocimientos.
El diagnóstico previo o inicial constituye una hipótesis que es necesario confirmar, ampliar o
bien descartar. Para ello el psicólogo debe llevar a cabo una entrevista con el alumno a fin de
contrastar los resultados de las pruebas con la realidad. En ella, se centrará en los aspectos
que son motivo de posible problema, aunque podrán tratarse también otros tema. En dicha
entrevista pueden surgir nuevas dificultades relacionadas con las que constituían la hipótesis
previa.
Cuando hay más de un problema, ya sea del mismo o de diferente campo será necesario
determinar el que sea prioritario, con el fin de establecer la oportuna estrategia de tratamiento.
a) Inteligencia General. Usamos este término en el sentido de factor «G» o factor general que
es el resultado de la interacción de diversos factores específicos o aptitudes que integran dicha
inteligencia general. Aun que el valor numérico atribuido al factor «O» es la media de los
valores de los factores específicos que lo integran, hay que tener presente que no todos los
factores específicos tienen el mismo peso en la capacidad intelectual de un individuo, la cual
puede estar más saturada en ciertas aptitudes y menos saturada en otras.
Por ello una inteligencia general baja o muy baja puede ser consecuencia de:
- aptitudes equilibradas y todas bajas ó muy bajas, o
- aptitudes desequilibradas: unas altas o medias, en tanto que otras bajas o muy bajas.
En el primer caso –aptitud equilibradas y todas las muy bajas- es muy difícil lograr mejoras
significativas, ya que toda la capacidad intelectual es uniforme y no existen puntos de apoyo en
que basarnos para intentar una mejora general.
Sin embargo, en el caso de aptitudes. altas o medias frente a otras bajas o muy bajas, resulta
posible lograr una mejor adecuación a estas. Para conseguirlo debemos apoyarnos en las
aptitudes más altas. a fin de lograr una mayor ejercitación de las bajas.
Por esta circunstancia la inteligencia general puede mejorarse dentro de ciertos limites como
resultado de la mejora de aquellas aptitudes que se encuentran desfasadas o retrasadas,
generalmente por falta de ejercicio suficiente. En este sentido, en la casi totalidad de los
alumnos que he encontrado con alguna aptitud baja o muy baja se constata que dicha baja ap-
titud es consecuencia del abandono en el ejercicio sistemático de la misma. Sabemos que el
factor verbal correlaciona altamente con la lectura; sin embargo alumnos con factor verbal muy
bajo no leen o rehuyen la lectura habitualmente. Si se intensifica la lectura, es normal que
también mejore la aptitud verbal.
El razonamiento abstracto bajo incide en las demás aptitudes, incluso en las verbales, ya que
un alumno en tales condiciones no aprende ni actúa en forma lógica, reduciendo sus
conocimientos a la memorización. En determinados casos con razonamiento abstracto bajo
encontramos resultados aceptables en conocimientos hasta ciertos niveles, generalmente
hasta los últimos cursos de la Educación General Básica; pero a partir de este momento, en el
que la enseñanza es menos memorística, estos alumnos son incapaces de progresar. Por ello,
de no ejercitar adecuadamente su razonamiento, dichos alumnos fracasarán en su bachillerato.
63
El diagnóstico precoz del razonamiento abstracto insuficiente podrá lograr, mediante su
tratamiento, que el alumno alcance niveles de enseñanza más elevados, que de otro modo no
sería capaz de conseguir.
Para diagnosticar un razonamiento numérico que requiera ser tratado, es conveniente someter
al alumno a una serie de cálculos sencillos y automáticos, Por ejemplo, se le puede pedir que,
a partir de 100, reste de siete en siete o de tres en tres, o que realice sumas y restas con
números de una o varias cifras. Generalmente, los alumnos con dificultad en estas operaciones
automáticas suelen tener la capacidad de atención también baja. Ello hace que, en cálculos
numéricos, se equivoquen repetidas veces o, incluso haciendo bien el cálculo, anoten mal el
resultado, cambiándolo de lugar, escribiendo otro número o llegando a olvidarlo.
Cuando además del razonamiento numérico también es bajo el razonamiento abstracto, lo que
se detectará por medio de lis pruebas psicotécnicas, será necesario llevar a cabo el tratamiento
de aquella aptitud para que su rendimiento matemático evolucione positivamente.
d) Factor verbal. El factor verbal incluye los aspectos de comprensión verbal y fluidez verbal: si
bien. como veremos más adelante, estos r actores se subdividen en otros de menor rango.
Los alumnos con bajo factor verbal obtienen resultados deficientes en las materias
relacionadas preferentemente con el área de Letras: si bien tendrán también dificultades para
comprender y emplear correctamente los datos en el planteamiento de algunos problemas
complejos.
El factor verbal, por otra parte, repercute decididamente en toda la enseñanza, ya que los
ejercicios escritos y las exposiciones orales están saturadas de este factor. Por esta
circunstancia, si se mejora el factor verbal en un alumno, será norma] que -su evolución se
generalice a otras materias.
El nivel cultural de los padres adquiere en este factor una gran importancia, así como el tiempo
que permanecen con su hijo, etc.
Otro aspecto que es necesario conocer es la manera en que lleva a cabo el estudio, si éste es
memorístico o razonado y deductivo, ya que una metodología memorística reduce los niveles
del factor verbal.
Es importante conocer el tiempo que el alumno duerme cada día. pues un descanso
insuficiente y sistemático dificultará su capacidad de concentración.
Otro aspecto interesante que el alumno deberá manifestar es si realiza el estudio antes o
después de efectuar sus deberes o trabajos, puesto que si estudia después -como suele ser
habitual- es más fácil que, al estar más cansado, tenga mayores dificultades para concentrarse.
La metodología del estudio influye notablemente en la posibilidad de distracciones, por 10 que
se concretará si es activa o dinámica -haciendo extractos, resúmenes, cuadros, etc.- o, por el
contrario, es memorística y repetitiva, la cual se presta más fácilmente a las distracciones.
Las bebidas alcohólicas y con “colas” -bebidas refrescantes con “colas”-, café y otros alimentos
que puedan producir excitación serán otro capítulo a conocer, para ver la incidencia que
pueden tener en su capacidad de concentración.
f) Memorización. En principio hay que precisar la clase de pruebas aplicadas para medir la
memoria, ya que las haya corto o medio plazo, de memoria de palabras, memoria de imágenes,
memoria de conceptos escritos o verbalizados, etc.
Algunos alumnos tienen dificultad para un determinado tipo de memoria y, en cambio, no para
otros. Por esto se analizará cuál es su dificultad o problema. si lo hay.
Gran parte de los aspectos estudiados para la atención y concentración se tendrán en cuenta
en la indagación sobre la memoria. Además, se hará especial hincapié en la metodología del
estudio, cómo se estudia cada asignatura. descansos en el estudio, repasos que realiza en la
misma sesión de estudio y en días sucesivos.
Se considerarán los resultados en atención, factor verbal y rendimiento escolar en las materias
más relacionadas con la memoria como ciencias naturales, geografía e historia, lengua y
literatura e idiomas.
Otros datos importantes que deben preguntarse al alumno son: dolores de cabeza que pueda
sufrir, golpes en la cabeza que hayan podido afectarle y todos los aspectos relacionados con el
grado de agudeza visual y auditiva.
En la consideración de esta clase de problemas hay que relacionar las aptitudes del alumno
con sus resultados escolares, teniendo en cuenta las diferentes materias. Será necesario
conocer el tiempo de estudio y trabajo, así como las actividades complementarias que pueda
realizar.
Una vez analizados los aspectos anteriores. debemos pasar a estudiar su personalidad,
nerviosismo, ansiedad, estabilidad emocional, autodominio y capacidad de reflexión. así como
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otra clase de problemas que puedan afectarle en su trabajo, entre los que pueden figurar:
problemas familiares, preocupaciones personales, adaptación social, etc.
Después se podrá pasar a analizar las posibles tensiones con los profesores y la repulsa hacia
determinadas asignaturas, así como el interés que para él tienen. El grado de decisión en su
orientación de estudios puede intervenir de manera importante en su interés hacia ciertas
materias y propiciar el desinterés por otras; por tanto, debe ser tenido en cuenta.
Por último la actitud de su familia ante el rendimiento, teniendo en cuenta estimulas, castigos y
otras circunstancias que puedan influir en el mismo.
Así como la detección de los problemas de aptitudes corre a cargo del psicólogo en su mayor
parte. en los problemas relativos a la conducta, el diagnóstico precio puede provenir de alguna
de las siguientes fuentes:
a) Problemas detectado por el psicólogo. Al igual que ocurría con las aptitudes, el psicólogo.
una vez obtenidos los resultados psicotécnicos correspondientes al curso, lleva a cabo el
estudio de cada alumno en sus diferentes rasgos y en la evolución de su adaptación general.
Contrasta estos datos de personalidad con las aptitudes y su rendimiento escolar y de este
estudio selecciona a aquellos alumnos que, en principio pueden constituir un posible problema
a causa de su personalidad o conducta.
Las tensiones o dificultades que más frecuentemente puede detectar el psicólogo escolar,
sirviéndose de los resultados reflejados en el expediente psicopedagógico de los alumnos.
son:
En ambos casos. los alumnos incluidos en el penta inferior y algunos del segundo penta
(percentiles 7 al 30), cuya adaptación general sea baja, serán seleccionados para entrevistados
y confirmar o modificar, en su caso, esta hipótesis previa.
Una desadaptación en este campo puede no tener importancia si no se acusan otro tipo de
problemas y el resto de los aspectos de su personalidad son positivos.
Ante situaciones tensas, este alumno que tiene genio y amor propio considerable, que da
muchas vueltas a las cosas y se impresiona fácilmente puede reaccionar de manera
Imprevisible.
A estos alumnos habrá que prestarles mayor atención por nuestra parte, al tiempo que es
conveniente advenir a la familia de esta circunstancia, para evitar situaciones de excesiva
tensión que puedan servir de desencadenantes de una reacción inesperada.
Por otra parte. en los casos en que la entrevista confirme la hipótesis previa, se deberá actuar
tratando de disminuir su introversión y mejorar su autodominio o fuerza de voluntad.
Su verificación se efectúa basándose en las declaraciones del alumno a las preguntas que el
psicólogo le realiza en la entrevista que trata de confirmar o rechazar la hipótesis previa.
Insomnio.-En las dificultades para conciliar el sueño habrá que conocer si el horario para el
descanso es más o menos fijo. bebidas que injiera -susceptibles de producir nerviosismo o
desvelo-, grado de ansiedad, incidencia de la introversión y tensiones o preocupaciones que
puedan provocar estados de ansiedad.
Si el insomnio se produce despertándose una vez conciliado el sueño, convendrá ampliar los
puntos anteriores con los siguientes: alimentos que constituyen la cena y en que cantidad se
toman, estreñimiento y posibles dificultades en la digestión. ejercicio físico habitual y tendencia
al nerviosismo.
Falta de fuerza de voluntad.-Aunque ya vimos que este problema podría ser detectado por el
propio psicólogo. algunas veces se! á el alumno quien manifieste la dificultad; otras, es posible
que el psicólogo, o no haya dado suficiente importancia al caso, o los rasgos del alumno no
proporcionen datos con incidencia tal que le permitan establecer su hipótesis previa sobre el
conflicto. Siempre que el alumno solicite ayuda en relación con su falta de fuerza de voluntad,
se le prestará: si bien convendrá conocer su grado y circunstancias particulares. En
determinados casos solicitará ayuda para el estudio; otras veces para estudiar una
determinada asignatura, en ocasiones, por dejar el estudio ante la solicitud de amigos o
compañeros; en otros casos. consistirá en la imposibilidad de realizar cualquier tipo de
actividad de forma continuada hasta su finalización.
En todos los caso a través del expediente del alumno se estudiara su capacidad de
autodominio, su reflexión y grado de dominancia.
Dificultad para concentrarse en el estudio.-Es otra de las dificultades más frecuentes y que, en
68
ocasiones, se conoce en una entrevista de orientación o en otras circunstancias. Será
necesario conocer su intensidad, frecuencia, momentos en que ocurre, con qué materias
preferentemente. metodología del estudio -activo o memorístico-, tiempo dedicado al sueño,
nerviosismo o ansiedad, y bebidas excitantes que pueda tomar.
Entre los problemas que más frecuentemente se detectan a través de este medio se
encuentran:
• mentiras;
• o malas intenciones;
• los hábito:
• inadecuada conducta en clase;
• conducta autista;
• tics;
• robos;
• enuresis;
• nerviosismo e irritabilidad;
• fobias y temores.
Interesará conocer la frecuencia, actitud de los padres ante el hecho castigos aplicados,
restitución o manifestación posterior de la verdad, tiempo que hace desde que se inició en la
mentira y amistades que tiene.
Malas intenciones.-Se indagará cuándo y contra quién se producen, si es contra algún miembro
de la familia o ajeno a la misma. Se estudiará su adaptación general, familiar y social así como
las tensiones interiores detectadas en las pruebas de personalidad. cuando sea posible.
Malos hábitos.-Bajo este epígrafe se incluyen conductas inadecuadas que pueden constituir un
perjuicio para el alumno, como el fumar, la glotonería, el abuso del alcohol, la iniciación en las
drogas, etc.
En todos los casos será necesario conocer la frecuencia, intensidad y refuerzos recibidos, para
lo cual se solicitará la observación de dichos hábitos durante un espacio de tiempo de una a
dos semanas que permitirá establecer la línea base correspondiente, previa al tratamiento.
Conducta autista.- A las manifestaciones de los padres habrá que añadir, generalmente, las
siguientes preguntas basadas en las sugerencias de YATES:
La observación del niño debe hacerla el propio psicólogo o un especialista, para evitar
confusión con una conducta esquizofrénica. Una vez confirmada la hipótesis previa. se
procederá como se indica en el capítulo respectivo de la segunda parte.
Enuresis.-Según la edad de! niño se tratará de precisar los siguientes extremos con la familia o
con el propio alumno:
- Tratamientos previos y resultados.
- Incontinencia diurna o nocturna. Frecuencia. Iniciación.
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- Estudio de la personalidad: estabilidad emocional, adaptación familiar, autodominio,
ansiedad.
- Actitud de los padres. Castigos o reprimendas.
- Antecedentes familiares al respecto. Repercusiones sociales.
Si hubiera motivos fundados para pensar en posibles causas no psicógenas o que entraran en
el campo médico, será prudente solicitar su remisión a un especialista para que informe al
respecto sobre su normalidad funcional.
Es deseable que el niño acuda al centro escolar con sus padres y la primera entrevista sea
conjunta, a fin de facilitar la posterior relación.
Si la detección se lleva a cabo con tiempo suficiente, podremos actuar de forma preventiva, en
vez de dar un consejo para resolver la situación de la manera más razonable. Por ello la
detección de esta clase de problemas debe ser lo más prematura posible, a fin de que el
alumno tome todas las precauciones necesarias para que su orientación sea bien meditada y
adopte las medidas correctoras para dirigirse hacia aquellos estudios por los que se sienta
atraído, y que pueda realizar normalmente.
En las dos situaciones primeramente indicadas, es decir, cuando un sujeto tiene intereses muy
altos hacia muchos campos o no presenta ninguna clase de intereses, el problema consiste en
71
suscitar intereses hacia algunos campos específicos acordes con sus aptitudes y cualidades.
Por otra parte, los intereses son susceptibles de cambio y, de hecho, se modifican en un gran
porcentaje de alumnos. Dicha circunstancia pondrá en evidencia una desorientación o, por el
contrario, un proceso selectivo muy estimulado. En la medida en que sus intereses vayan
siendo acordes con el resto de sus cualidades, no existirá problema: pero en el otro supuesto,
habrá que actuar como si fuera una reorientación.
En la segunda parte de la presente obra veremos qué clase de técnicas pueden emplearse
para facilitar y encauzar de manera correcta, tanto la orientación como la reorientación.
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U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN, TURISMO Y DE PSICOLOGÍA
Sin embargo, el hecho de haber comenzado los distintos capítulos describiendo cómo
actuar cuando los profesores remiten al orientador alumnos que no progresan, que
crean problemas de convivencia o que demandan ayuda para tomar decisiones sobre
sus futuros estudios, o cuando un profesor acepta autoevaluarse para intentar
cambiar, ha podido transmitir la impresión de que el orientador debe actuar a medida
que vayan surgiendo las distintas demandas señaladas, lo que parece contradecir la
idea de la orientación como proceso recurrente, progresivo y sistemático. No
obstante, no ha sido éste nuestro propósito. Tan sólo hemos pretendido ofrecer los
supuestos y estrategias desde los que parece razonable que orientadores y
orientadoras afronten los distintos problemas. Pero, además es conveniente que este
afrontamiento se haga a partir de programas cuya puesta en práctica en sucesivas
ocasiones, siguiendo un proceso sistemático rigurosamente controlado que pernita su
valoración, e introduciendo en cada ocasión las mejoras procedentes de ésta, permita
optimizar su eficacia.
75
concebido y planificado desde fuera, lo verán como algo ajeno a ellos, lo que puede
dar lugar a que no se impliquen en el grado necesario.
La quinta característica que debe tener un programa de orientación tiene que ver con
el hecho de que la forma en que se articula para responder a las necesidades
detectadas puede considerarse como una actividad dirigida a la solución de un
problema. Como tal, esta actividad puede ser más o menos efectiva o incluso
totalmente inadecuada. Por este motivo, es preciso definir de antemano de forma
clara y operativa los criterios en base a los que poder evaluar la mayor o menor
efectividad del programa así como las razones de la misma, de modo que sea posible
modificarlo si es necesario. Por lo mismo, es necesario diseñar de antemano un plan
de evaluación del programa que permita recoger información sobre los criterios
aludidos y extraer las conclusiones pertinentes.
Para poder ser efectivo, un programa de orientación no sólo debe estar correctamente
seleccionado, concebido y planificado. Es necesario que sea llevado correctamente a
la práctica. Si, por las razones que fuere, la forma en que se realiza no es la
adecuada, no sólo el esfuerzo realizado será probablemente baldío, sino que la
evaluación del programa puede dar lugar a inferencias erróneas sobre la efectividad
del modelo en que se ha basado. Podría considerarse que el modelo es inadecuado
76
cuando lo que habría ocurrido en realidad es que las actuaciones definidas en el
programa no se habrían realizado del modo prescrito. Por este motivo, para poder
controlar el grado y modo de aplicación del programa y, de este modo introducir
acciones correctoras en caso de que no se esté aplicando adecuadamente o, si esto
no es posible, para evitar que la evaluación del programa de lugar a inferencias
inadecuadas, éste debe reunir otra característica. Nos referimos a la necesidad de
establecer de antemano criterios y procedimientos de evaluación que permitan
determinar no ya la efectividad del programa cuanto la adecuación con que se ha
puesto en práctica.
Análisis de necesidades
Origen y finalidad
El análisis sistemático de necesidades tiene una triple finalidad (Sanz Oro, 1990):
Proceso
1) En primer lugar, la realización del propio análisis debe ser necesaria y oportuna.
Será necesaria siempre que las necesidades sean múltiples y sea preciso priorizarlas.
Al mismo tiempo, será necesaria si no hay un programa de orientación ya en marcha,
en cuyo caso lo que se requerirá es una valoración de su impacto y eventualmente;
en función de los resultados el ajuste de las líneas y métodos de actuación. Por otra
parte, la oportunidad o no del análisis de necesidades dependerá del efecto previsible
qué el planteamiento y la realización del mismo puedan tener en los sujetos
implicados. El efecto, sin embargo, puede ser positivo o negativo dependiendo de
cómo se plantee y contextualice el propio análisis. Por ejemplo, un orientador que
plantee el análisis mostrando la limitación de recursos -ejemplo de tiempo- para
79
cumplir con sus cometidos, la necesidad de trabajar a partir de un programa, el deseo
de trabajar en base a lo que sean las necesidades percibidas como prioritarias por los
profesores y, eventualmente, por los alumnos y que pida ayuda para poder desarrollar
su trabajo, conseguirá normalmente que la realización del análisis sea percibida como
oportuna.
CUADRO
3) En tercer lugar, se deben especificar las personas que tendrán acceso a los
resultados del estudio y el uso que se hará de los mismos. La razón es la misma que
hemos señalado en el punto anterior, evitar los recelos que puedan surgir respecto al
uso de la información. Para ello es preciso una declaración explícita por parte del
orientador en el sentido de que los resultados no se utilizarán nada más que para los
objetivos que se especifiquen -determinar los programas a desarrollar, conseguir
financiación externa, etc.-
4) En cuarto lugar, es preciso implicar en el propio estudio a los miembros clave del
colectivo al que va dirigido -directores de centros, jefes de estudios, profesores, etc.-.
Esto es algo que puede conseguirse si se dan varias condiciones. La primera es que
el orientador muestre que el propio estudio no va a suponer mucho esfuerzo, pues
consistirá en completar algún cuestionario que él mismo proporcionará o en responder
a algunas cuestiones en una breve entrevista. Sin embargo, proporcionar
cuestionarios cerrados puede dar lugar a que quienes han de completarlos sientan
que el cuestionario no les deja decir lo que piensan. Por ello, una segunda condición
es que al menos parte de las cuestiones sean abiertas. Además, puede ofrecerse la
posibilidad de que algunas personas revisen con el orientador el cuestionario o el
guión de entrevista antes de pasarlo al resto. La implicación puede mantenerse
posteriormente en la medida en que se mantenga la comunicación con los implicados
a lo largo del proceso, informándoles y dándoles la posibilidad de participar en la
toma de decisiones una vez concluido el análisis.
Análisis de resultados
b) Atender adecuadamente a los datos cuantitativos, dado que esto ayuda a objetivar
los problemas y su valoración. Los datos cuantitativos serán distintos, según se haya
planteado la recogida de la información. No obstante, en la mayoría de los análisis de
necesidades es posible obtener los siguientes tipos de datos:
Obviamente, una definición del objetivo como la anterior -que no pretende: ser
completa ni la única posible- proporciona la dirección en la que trabajar. De acuerdo
con la misma, no se trataría, por ejemplo, de enseñar vocabulario, de ver qué
recuerdan los alumnos o de ver si siguen el argumento de un relato, sino de enseñar
a ver cómo se relacionan las ideas en los textos y los criterios que permiten identificar
la diferente importancia de las mismas. Este tipo de, definición permite así mismo
desechar pruebas de comprensión lectora que lo respondan a la definición del criterio,
Por otra parte; proporciona también las condiciones en que debe manifestarse el logro
de los objetivos, el contexto definido por los textos procedentes de las materias
curriculares.
En relación con la concreción de ras metas a conseguir, sin embargo, hay que hacer
una puntualización para evitar equívocos. Cuando el objetivo es que el pro- grama
84
produzca cambios cognitivos, esto es, cambios en la forma de representarse y
comprender la realidad que permitan actuar de modo flexible y adecuado frente a los
problemas, es preciso no caer en error de identificar cambios puntuales en la
ejecución con adecuación de los conocimientos subyacentes. Como se ha señalado
en el Capítulo 2, lo que el alumno hace en un contexto concreto es un «indicador»,
una pista que nos orienta hacia lo que ocurre en su mente, por lo que es necesario
diseñar los criterios de evaluación teniendo presente un modelo que nos permita
hacer las inferencias adecuadas sobre los cambios cognitivos.
Etapas y tareas: ¿qué hacer para alcanzar los objetivos, teniendo en cuenta de dónde
partimos?
CUADRO
Cada uno de los trece puntos señalados engloba una serie de actividades específicas
para poder dar respuesta a las cuestiones que plantean. En algunos casos, en
particular en los puntos cinco, seis, siete y doce, la planificación del programa implica
el análisis preciso de los métodos a utilizar, determinando sus ventajas e
inconvenientes. El análisis de los mismos es algo que debe hacerse atendiendo a los
supuestos teóricos que en cada momento tengan una mayor evidencia que los avale.
Estos supuestos, en relación con muchos de los problemas que han de afrontar los
orientadores, han sido recogidos en los capítulos anteriores. Sin embargo, no son
inamovibles. De hecho se basan en estudios que nunca aportan una evidencia total
sobre su adecuación. Por eso, en la medida de lo posible es necesario, además,
realizar un proceso de evaluación del programa la más riguroso posible, de modo que
proporcione evidencia no sólo sobre lo adecuado de la organización y puesta en
práctica de lo planificado, sino de lo acertado o no de los principios en los que se ha
basado el planteamiento mismo de la forma de intervención.
Consideremos el punto cinco, por ejemplo, relativo a las condiciones necesarias para
facilitar cambios en las pautas de actuación del profesorado, condiciones que hemos
descrito en el Capítulo 7. De acuerdo con lo expuesto en él, es preciso que el plan de
formación tenga en cuenta que los profesores deben adquirir distintos tipos de
85
conocimientos -los relativos a qué enseñar, cómo enseñar, cuándo actuar de un modo
determinado y por qué hacerlo así-, cada uno de los cuales depende de que se den
distintas condiciones en el proceso de enseñanza; así mismo, es preciso tener en
cuenta que su comportamiento es un comportamiento motivado y que si el
planteamiento del proceso de formación no tiene en cuenta las condiciones que
pueden facilitar una motivación adecuada, el programa fracasará. La evidencia
existente, sin embargo, sobre la efectividad de distintos métodos concretos que es
posible aplicar para conseguir tal objetivo, aunque positiva en algunos casos como,
por ejemplo, el programa desarrollado por Carriedo y Alonso Tapia (1994; Alonso
Tapia, Carriedo e lrureta, 1992; Carriedo, 1992) es bastante limitada, como hemos
puesto de manifiesto en otro estudio (Carriedo y Alonso Tapia, 1991). Por este
motivo, es importante, como ya hemos dicho, realizar un proceso de evaluación del
programa que proporcione evidencia, entre otras cosas, sobre lo acertado o no de los
principios en los que se ha basado el planteamiento mismo de la forma intervención.
Son numerosos los autores que han aportado y sistematizado teorías, estrategias y
procedimientos diferentes en base a los que articular la valoración. de: programas,
así como los trabajos de revisión, síntesis y divulgación. Cabe destacar, por ejemplo,
los enfoques de Tyler (1942), Suchman (1967), Scriven (1967), Stake (1967, 1975) y
Stuff!ebeam y otros (1971); la recopilación de Cook y Reichardt (1982) sobre métodos
cuantitativos y cualitativos en evaluación; la revisión, valoración y síntesis de
Stuff1ebeam y Shinkfield (1985); la excelente guía práctica elaborada por Brinkerhoff
y otros (1983) y la introducción didáctica de Fernández-Ballesteros (1992), que
incluye una clara descripción de los distintos tipos de diseños así como de sus
ventajas y limitaciones.
El estudio de los distintos enfoques muestra que cada uno de ellos se ha desarrollado
desde supuestos diferentes, para responder a preguntas distintas y buscando que las
respuestas sean útiles a propósitos también distintos. Tyler, por ejemplo, ofrece un
modelo útil de actuación para responder a la cuestión: «¿Hasta qué punto los
objetivos educativos se han alcanzado tras la realización del programa?». Se centra,
pues, en averiguar el impacto del programa, lo que le lleva a acentuar la importancia
de definir claramente los objetivos y de comparar en qué medida los datos reflejan si
los logros corresponden a lo esperado o no. En el caso, por ejemplo, de que desde
los servicios de orientación se hubiese puesto en marcha un programa de
entrenamiento de habilidades sociales, actuar desde el enfoque de Tyler implicaría
definir de antemano los indicadores de competencia social y determinar, tras la
aplicación del programa, si se han conseguido.
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Suchman, por su parte, pone el acento en determinar las razones de los éxitos y
fracasos y, en el caso de los éxitos, determinar a qué aspectos de la intervención se
deben. Por este motivo, considera que el método de las evaluaciones no debe diferir
de la metodología utilizada en la investigación, debiendo orientarse a la
determinación de relaciones entre causas y efectos. Afrontar la evaluación de un
programa de entrenamiento de habilidades sociales puesto en marcha desde esta
perspectiva implicaría entre otras cosas, por ejemplo, tratar de determinar la relación
entre el tipo y cantidad de experiencias de aprendizaje relacionadas con las
habilidades sociales y el cambio observado en los sujetos en los indicadores de
competencia social.
Scriven, por otro lado, distingue entre evaluación formativa, que trata de responder
ala cuestión «¿Cómo mejorar el programa?», y la evaluación sumativa, que permite
responder a la pregunta «¿Merece la pena utilizar este programa más que Otras
alternativas disponibles?», Lo primero significaría evaluar el propio programa no tanto
desde sus efectos cuanto desde modelos que permitan juzgar la calidad de su
estructura y su desarrollo, tanto por lo que se refiere a la gestión del programa, como,
sobre todo, por lo que se refiere a los procedimientos de intervención seleccionados
ya la forma en que se han utilizado. Como consecuencia de ésta y otras distinciones
que muestran que la evaluación tiene múltiples dimensiones, insiste en la necesidad
de utilizar múltiples métodos. En el caso de los programas puestos en marcha por
parte de los servicios de orientación, esto significaría, por ejemplo, hacer un estudio
detallado de la fundamentación teórica del programa, determinar si su puesta en
práctica ha sido adecuada respecto a distintas variables -oportunidad, duración,
formación, condiciones materiales, ejecución, etc.-, Y, posteriormente, determinar su
efectividad.
En cuanto a Stake, subraya que la evaluación debe contribuir a mejorar lo que se está
haciendo y ser útil en relación con los intereses de distintos colectivos -en nuestro
caso serían el propio orientador, los profesores, los alumnos, los padres, etc.-, para lo
que -añade- es preciso estudiar no sólo los efectos buscados, si no los efectos
secundarios de tipo negativo y los logros accidentales. Por este motivo cree que se
deben utilizar diferentes metodologías, incluyendo lo que se conoce como
«metodologías blandas». En caso de haber aplicado un programa orientado a facilitar
la capacidad para tomar decisiones vocacionales, por ejemplo, actuar en
consecuencia tendría implicaciones semejantes a las señaladas al referirnos al
modelo de Scriven pero implicaría, además, la búsqueda de efectos no previstos
-positivos y negativos- a través de encuestas y entrevistas de formato abierto en las
que distintos colectivos afectados directa o indirectamente por el programa pudiesen
aportar sus puntos de vista.
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La adecuación de las decisiones relacionadas con la selección de los métodos y
procedimientos, esto es, de las acciones que se han de poner en marcha para
conseguir los objetivos buscados.
La adecuación de la aplicación y desarrollo del programa, esto es, el proceso
concreto de actuación, proceso que puede diferir de lo proyectado en la fase
anterior.
Los efectos derivados de la aplicación del programa, esto es, el producto obtenido
tras e! desarrollo del mismo, producto que puede deberse o no a los métodos
seleccionados.
De algún modo, el modelo de Stufflebeam recoge las aportaciones de los auto- res
previamente mencionados, por lo que parece el más completo. Sin embargo, el propio
contexto en el que se desarrolla la actividad del orientador puede: hacer que en un
momento dado sólo sea útil responder a algunas de las cuestiones planteadas, lo que
es necesario tener presente a la hora de diseñar el modo de valorar un programa de
intervención planteado desde los servicios de orientación cualquier caso, surgen las
preguntas: ¿cómo hacer operativas las ideas anteriores? , ¿cómo proceder a la hora
de realizar la valoración de un programa?
Como ya hemos señalado, Brinkerhoff y col. (1983) han elaborado una propuesta que
sistematiza los pasos a seguir al planificar una evaluación, con independencia del
modelo teórico de partida. En el Cuadro 8.1 se exponen de forma resumida las etapas
de que consta el proceso y las principales cuestiones que deben responderse en cada
etapa. Se trata de una propuesta aplicable a la valoración de cualquier programa de
intervención. No obstante, dado que lo que nos ocupa aquí son los programas de
intervención educativa planteados desde los servicios de orientación,
contextualizaremos las ideas expuestas en relación con tales programas a medida
que vayamos describiendo el sentido de cada etapa y las actuaciones a realizar
durante las mismas.
88
Cuadro
Es probable, sin embargo, que la respuesta a las cuestiones anteriores no afecte sólo
a los orientadores. Lo normales que en la aplicación de un programa hayan estado
implicados tanto profesores como personas ajenas al centro o centros, y que la
información que proporcione el estudio sea también útil para estas personas.
Focalizar el estudio, en consecuencia, supone también preguntarse a quiénes puede
afectar y para quiénes pueden tener interés los resultados, ya que la respuesta puede
influir en el diseño del propio estudio. Por ejemplo, si el estudio de valoración se
diseña de modo que pueda averiguarse en qué medida los profesores han aplicado lo
que se les ha enseñado en un curso sobre evaluación del aprendizaje para, a
continuación, ver la relación entre los modos de evaluación y los cambios en la
motivación de los alumnos, es evidente que los resultados interesarán a los propios
profesores, ya sea porque quieren prevenir lo que de ellos se pueda decir, o porque
deseen corregir aquello que hayan hecho mal. En consecuencia, es preciso tener en
cuenta estos posibles efectos a la hora de diseñar el estudio para que, sean cuales
fueren los resultados, su impacto sobre el profesorado sea positivo. Esto puede
conseguirse, por ejemplo, si se planifica el estudio de modo que puedan detectarse
distintos tipos de efectos en el propio profesorado -motivacionales, adquisición de
conocimientos teóricos sobre qué hacer, adquisición de destrezas de actuación en el
aula, etc.-, de modo que la probabilidad de efectos positivos aumente, permitiendo
señalar siempre en qué aspectos ha habido progreso y qué falta aún por cambiar, la
que posibilita centrar la atención de los profesores en el proceso de cambio en
marcha más que las limitaciones que eventualmente haya puesto de manifiesto el
estudio, limitaciones que pueden servir como punto de referencia para seguir
aprendiendo.
89
Una vez decidido que se va a realizar la valoración de un programa, una vez que se han
explicitado las metas de la misma y las cuestiones cruciares a responder -qué se quiere
valorar-, las personas que pueden verse afectadas e interesadas en los resultados, y una
vez que. tras considerar todo ello se tienen claro los fines –para qué se quiere- responder a
esas cuestiones o, planteado de otro modo, qué uso se piensa hacer de la información-, el
primer problema que se plantea es quién debe dirigir y coordinar el estudio y cómo
organizarlo. Fundamentalmente caben dos posibilidades, que sea el orientador u
orientadora -o algún miembro del equipo orientador- o que se pida una valoración externa.
Esto último tiene la ventaja de que puede aportar al estudio una mayor objetividad, al no
estar implicados los orientadores en el estudio, lo que implica que sería al tiempo juez y
parte. Sin embargo, teniendo en cuenta que el interés en los estudios de valoración parte
normalmente de los propios orientadores o, como mucho, de los propios centros, que los
programas y actuaciones a evaluar suelen ser múltiples y que los estudios de valoración
externos tienen un costo económico para el que puede no ser fácil encontrar financiación, lo
normal es que el estudio deba ser dirigido y coordinado por el propio orientador. Esto exige
un mayor rigor, si cabe, a la hora de plantear el estudio para evitar los sesgos y problemas
que pueden surgir, especialmente en caso de resultados negativos.
El término «diseño» en este contexto tiene un doble significado. Por una parte,
utilizado en sentido estricto, se refiere a un plan de actuación que define qué medidas
obtener, de qué grupos de sujetos obtenerlas y en qué momentos (Fernández-
Ballesteros, 1992). Por ejemplo, podemos obtener medidas de los efectos directos o
indirectos del programa que nos interese valorar examinando si los sujetos trabajan
como se les ha enseñado, examinando el rendimiento o producto de ese trabajo o
examinando la percepción subjetiva que los sujetos tienen de la efectividad y utilidad
del programa. Se pueden obtener las medidas sólo de los sujetos a los que se ha
aplicado el programa, ose pueden utilizar grupos de control. Y se puede obtener las
medidas antes, durante o después de la aplicación del programa o en todos esos
momentos. Por otra-parte, utilizado en sentido amplio; el término diseño se refiere a
la planificación del conjunto de actividades que se precisan para llevar a buen término
el estudio de valoración. Aunque tanto el diseño en sentido estricto como en sentido
amplio son importantes para realizar un buen estudio de valoración, en este apartado
nos limitaremos a exponer los aspectos a considerar al decidir el diseño en sentido
estricto, dejando los aspectos implicados en la planificación del resto del estudio para
los apartados siguientes.
90
Pregunta 1: ¿Se producen cambios objetivos tras el programa en la dirección
esperada?
El trabajo realizado con los alumnos durante una clase no tiene como objetivo sólo
que los alumnos adquieran los conocimientos y capacidades propias de la materia
objeto de estudio. Se pretende que los alumnos adquieran pautas de trabajo, relación
y participación que faciliten la adquisición no sólo de los objetivos cognitivos, sino
también de objetivos de tipo motivacional, actitudinal y relacional. De hecho, hay
profesores -especialmente aquellos, que trabajan con los alumnos de menor edad- a
los que les interesa fundamentalmente si una nueva estrategia produce cambios en la
manera de trabajar y relacionarse y, no sólo si lleva a adquirir las estrategias que son
directamente objeto de entrenamiento. La razón de ello es que consideran que la
adquisición de estrategias es algo que puede requerir más tiempo que el dedicado a
la aplicación del programa. Para responder a esta cuestión puede utilizarse un diseño
en el que se utilicen dos grupos, el que recibe el tratamiento y el de control, y en el
que se establezcan comparaciones entre medidas tomadas durante el entrenamiento
sobre las variables que se consideren relevantes, preferentemente en distintos
momentos -al comienzo (pre), cuando se llevan la mitad de las sesiones y en alguna
de las últimas.
Pregunta 4: Los cambios, ¿son superiores a los que tienen lugar en ausencia del
programa o cuando se aplican a los sujetos programas de otro tipo?
En este caso es preciso utilizar grupos de control, lo que puede hacerse utilizando
distintos diseños. En primer lugar, los sujetos pueden asignarse aleatoriamente al
grupo que recibirá el programa y al grupo de control, y evaluarse solamente las
diferencias en medidas tomadas tras el tratamiento. En principio, si hay diferencias,
parece lógico pensar que se deban al tratamiento. Sin embargo, podría ocurrir
-aunque es improbable- que el azar influyese en la asignación de modo que las
medidas reflejasen diferencias previas al tratamiento, por lo que parece preferible
utilizar otros diseños. Si, por el contrario, los sujetos se hubiesen equiparado en
función de alguna variable relevante, aunque no se tratase de la variable a medir tras
91
el tratamiento, la posibilidad de que se produzca el fenómeno descrito disminuiría.
Por ejemplo, se puede igualar a los sujetos en función de su conocimiento del
vocabulario antes de aplicarles un programa de comprensión de las ideas principales
al leer, lo que se evaluaría con otro tipo de medidas de comprensión. En cualquier
caso, lo mejor es, además de la utilización de grupos de control, medir las variables
de interés antes y después del tratamiento.
92
Pregunta 8: ¿Qué variables del entrenamiento son las principales responsables de
los efectos observados?
Pregunta 9: ¿ Qué variables actúan como moduladoras del grado en que se aplica
el entrenamiento?
Pregunta 10: ¿Qué características previas de los sujetos a los que se aplica el
programa modulan el efecto de éste?
La idea de que es preciso dar a alumnos con características diferentes distintos tipos
de ayudas lleva a preguntarse, cuando se aplica un programa, qué alumnos son los
que realmente sacan beneficio del mismo y cuáles no. La búsqueda de respuesta a
esta cuestión sobre la “validez de tratamiento”, exige añadir a los diseños propuestos
en las preguntas 1 a 6 una evaluación previa de las variables que se espera que
puedan modular los efectos esperados, además de, considerar el nivel previo en la
propia variable evaluada.
Pregunta 12: ¿ Los efectos que el entrenamiento dirigido a un colectivo tiene sobre
otros colectivos, van en la dirección que cabe esperar?
Pregunta 13: ¿A qué son atribuibles los efectos del programa sobre colectivos
distintos de aquél al que se ha dirigido?
Para responder a esta pregunta es preciso determinar la relación entre estos efectos
y las medidas tanto de lo que ha ocurrido durante la aplicación del programa como de
los efectos del mismo en los sujetos a los que iba dirigido, y ver si hay diferencias con
lo que ha ocurrido en un grupo de control. Esto es, se requieren diseños con grupos
de control, preferiblemente pre-durante-post. En cuanto al tipo de variables a evaluar
como posibles responsables de los cambios observados en estos colectivos
-profesores. padres, etc.- depende de los supuestos teóricos, ya que pueden ser
varias. Por ejemplo, los cambios observados en la forma de trabajar y relacionarse de
los alumnos durante las clases, los efectos demostrados por las medidas de cambio
de los alumnos tras el programa, etc.
Para responder a la cuestión anterior hay que proceder por pasos. En primer lugar
hay que decidir qué información recoger. El tipo de información que se ha de recoger
depende de las preguntas a que se desee encontrar respuesta. Pero depende,
además, de los criterios que definen qué es lo que puede considerase como indicador
válido de que los sujetos presentan el comportamiento buscado. Esto, que parece
obvio, no lo es tanto cuando a menudo nos encontramos con que se hacen inferencias
sobre la bondad de un programa a partir de datos que no permiten sostenerla (Alonso
Tapia y otros. 1987). Por ejemplo, si se aplica un programa para enseñar a razonar y
los instrumentos de evaluación, dado que los problemas que incluyen las pruebas y
los utilizados en el entrenamiento suelen ser semejantes, no exigen a los alumnos
algún tipo de transferencia de las capacidades- adquiridas a contextos nuevos.
¿puede afirmarse que se ha modificado la inteligencia incluso aunque haya ganancias
en las puntuaciones del test? Obviamente, no. Si se desea, por ejemplo, valorar el
grado en que un programa ha producido ganancias en comprensión lectora, no parece
que sirva utilizar pruebas consideradas en el mercado como tales, pero en las que las
puntuaciones obtenidas dependen de la identificación de información presente
literalmente en el texto o bien del recuerdo de la misma. Como se ha ilustrado
ampliamente en el Capítulo 3, existen métodos que: evalúan la comprensión de modo
más adecuado, y lo mismo ocurre con otras muchas variables. En consecuencia, el
primer paso es determinar las características que deben reunir los procedimientos de
evaluación para que podamos considerar que proporcionan la información adecuada.
Una vez determinadas tales características, puede buscarse entre los instrumentos
existentes en el mercado si hay alguno disponible que las reúna. Si no lo hay y se
desea seguir con el estudio; es preciso proceder a la elaboración de instrumentos
nuevos, tratando de conseguir que tengan el máximo de garantías. Pero lo que no
parece legítimo es utilizar un instrumento que no mida de modo preciso lo que
deseamos, pues las conclusiones, vayan en la dirección que vayan, no tendrán la
base adecuada.
Analizar e interpretar los datos implica averiguar qué es lo que la información que
hemos recogido nos permite concluir en relación con las cuestiones planteadas y con
qué garantía nos permite defender esas conclusiones. Una vez recogidos los datos, lo
primero que hay que hacer es ver si merece la pena analizarlos pues puede que, si
son incompletos o poco fiables, haya que desistir del intento. No obstante, si se
decide hacerlo, el análisis y la interpretación normalmente se realizan en varias fases,
siendo las preguntas a las que se busca respuesta, las características de los datos –
nominales, ordinales o de intervalo-, la cantidad de los mismos -muestras grandes o
pequeñas- y la disponibilidad de programas estadísticos y -eventualmente-
informáticos los factores que condicionan lo que se va a hacer en esta etapa. No
vamos a entrar, en consecuencia, en qué métodos son útiles en cada caso, ya que
esto desborda los límites de este libro. Sin embargo, sí creemos necesario señalar
algunos criterios que conviene tener presentes a la hora de la interpretación de los
resultados:
Se debe admitir, sin distorsionar los datos, el hecho frecuente de que la evidencia
de que disponemos no apunta siempre en la misma dirección. Si tras la aplicación
de un programa de comprensión lectora nos encontramos con que algunas
medidas apoyan la efectividad del programa, y otras no, hay que admitirlo,
preguntándonos después a qué puede deberse, lo que nos ayudará a progresar.
Es preciso evitar que el deseo de conseguir efectos positivos nos lleve a
distorsionar los datos.
No se debe suponer que si los datos son estadísticamente significativos, el
programa tiene valor desde el punto de vista práctico. Una ganancia media de un
punto en una muestra de 500 sujetos puede ser significativa estadísticamente,
pero el programa, puede no resultar práctico, y lo mismo cabe decir a la inversa.
Puede que los resultados de un programa no sean estadísticamente significativos
y el programa ser práctico si aun siendo el promedio de cambio pequeño, hay
algunos sujetos que se han beneficiado mucho. El problema en este caso es
determinar para qué sujetos es especialmente apropiado.
96
Hay que tener presente el efecto de regresión hacia la media para establecer
controles que nos impidan llegar a. inferencias erróneas. Aunque, por ejemplo, en
un momento determinado una persona sea muy retraída o muy agresiva, lo normal
es que su comportamiento habitual tienda a reflejar patrones medios: ni siempre
se esconde uno de los demás ni siempre está buscando bronca. Este fenómeno
puede dar lugar a que en un momento dado se atribuya a efecto del entrenamiento
lo que en realidad se debe a la tendencia mencionada. Para evitar esto, es
preciso utilizar técnicas como el análisis de covarianza que permiten analizar no
los cambios brutos, sino el cambio resultante después de eliminar
estadísticamente la dependencia de las medidas post-entrenamiento de los
niveles manifiestos antes del mismo.
Es conveniente buscar si hay distintos datos que apoyen las conclusiones
obtenidas a partir de los que ya se han analizado. Por ejemplo, antes de concluir
que un programa de entrenamiento del profesorado ha sido efectivo por que así lo
dicen los datos de un cuestionario que nos proporciona su percepción subjetiva,
examinemos si hay datos que muestran un cambio real en las variables
entrenadas.
Es necesario considerar las limitaciones de los métodos de análisis utilizados -y
citarlas, si es preciso, al comunicar los resultados-. Por ejemplo, un coeficiente de
correlación no permite por sí sólo hacer inferencias de tipo causal, y mucho
menos si la correlación, aun significativa, es baja.
Es importante distinguir dos tipos de informes. Por un lado, los informes técnicos
utilizables fundamentalmente por el equipo de orientadores y, por otro lado, los
informes destinados a otros grupos, informes que no tienen por qué incluir toda la
información y que, con frecuencia, no necesitan ser escritos sino comunicados
oralmente. La estructura de un informe técnico normalmente contiene los apartados
que se presentan en el Cuadro 8.2.
CUADRO 8.2. Estructura típica del informe técnico final de un estudio de valoración.
1. Introducción.
-Propósito del documento.
-Destinatarios.
-Consideraciones básicas (relativas a las necesidades, al programa de
entrenamiento, al enfoque adoptado, etc.).
-Limitaciones y advertencias.
-Plan general del documento.
2. Información básica.
-Contexto.
-Grupos implicados.
-Foco del estudio (escuelas, programas, etc.).
-Información recogida.
-Uso que se ha hecho de la información.
4. Resultados.
-Tablas y gráficos que resumen los datos recogidos.
5. Conclusiones.
-Interpretación y recomendaciones.
7. Próximos pasos.
-Indicaciones de las actuaciones que deben seguir (otros programas, etc.).
8. Apéndices.
La valoración de un programa debe ser ante todo una experiencia de la que los
responsables de los servicios de orientación, en cuanto responsables del estudio,
deben aprender para mejorar la forma de valorar futuros programas. Para que este
objetivo sea factible, los orientadores necesitan saber qué está bien y qué no lo está
en el estudio de valoración. Cuando se trata de valorar un programa de entrena-
miento la cuestión es «¿Cómo sabemos si el programa de entrenamiento funciona?»,
mientras que cuando se trata de evaluar un estudio de valoración la cuestión es
«¿Cómo sabemos si el estudio de valoración del programa de entrenamiento está
bien' hecho?».
Cuadro 8.3
Criterios de utilidad aplicables a la evaluación de programas de valoración.
1. Identificación de la audiencia.
El estudio identifica claramente los grupos afectados por: el estudio, de modo
que puede responderse a sus necesidades.
99
3. Alcance y selección de información.
La información recogida responde a las preguntas pertinentes del programa
evaluado y a las necesidades e intereses de los grupos afectados.
4. Interpretación valorativa.
En el estudio se describen adecuadamente las perspectivas, procedimientos y
justificaciones teóricas utilizadas para interpretar los datos, de modo que puede verse
con claridad la base de los juicios de valor.
8. Impacto de la valoración.
La valoración se ha planificado y desarrollado de tal modo que ha impulsado a
los integrantes de los grupos interesados a continuar en la línea empezada.
La evaluación del servicio de orientación requiere tener en cuenta los cuatro tipos de
datos. Si los efectos cualitativos y cuantitativos son positivos, contar con estos datos
e informara quien proceda señalando los objetivos del servicio, las tareas propuestas
100
para alcanzarlos y los datos que muestran su efectividad cualitativa y
cuantitativamente contribuirá a la aceptación de su trabajo por parte de las personas
que son sus clientes. Por otra parte, en la medida en que los resultados no sean los
esperados, podrá examinar qué hay en el conjunto de las actividades que realiza o en
cada una de ellas en particular que no funcione, lo que posibilitará la puesta en
marcha de acciones para mejorar.
Conclusión.
101
U N I V E R S I D A D D E
SAN MARTIN DE PORRES
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
COMUNICACIÓN, TURISMO Y DE PSICOLOGÍA
102
Tomado de: PALOMINO B.L. (1992). “Problemas de aprendizaje”. Lectura del
curso Cap. I. Ediciones PABELU. Lima. Pp. 1-14
PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
Bateman (1965) define a los niños con inhabilidades del aprendizaje como “aquellos que
manifiestan una discrepancia significativa educacional entre el potencial intelectual estimado y
el real nivel del rendimiento; desórdenes en los procesos básicos del aprendizaje; pueden estar
acompañados o no por disfunción del sistema nervioso central, y no son secundarios al retardo
mental generalizado, deprivación educativa o cultural, perturbación emocional severa o pérdida
sensorial”.
En la búsqueda de definiciones más operativas para identificar con precisión a este grupo de
niños, el Comité Nacional Asesor de Niños Impedidos (1968) define a los niños con
inhabilidades específicas para el aprendizaje como “aquellos que muestran un desorden en uno
o más procesos básicos relacionados con la comprensión o la utilización del lenguaje hablado o
escrito. Estas alteraciones pueden manifestarse en anomalías al escuchar, pensar, hablar, leer,
escribir, deletrear, o en aritmética. Se trata de condiciones que han sido referidas como
impedidos de tipo perceptual, lesiones cerebral mínima, dislexia, afasia evolutiva, etc. No
incluyen problemas de aprendizaje que primariamente se deben a impedimentos visuales,
auditivos, motores, retardo mental, disturbio emocional o deprivación ambiental”.
103
Estos criterios básicos diferenciarán a estos niños de los retardos mentales, impedidos físicos y
sensoriales. Al utilizar la mayor afectación como criterio, los niños con problemas de
aprendizaje presentan una disfunción en el aprendizaje a pesar de una adecuada audición,
visión, capacidad mental y equilibrio emocional. En el retraso mental lo que constituye la mayor
afectación es la incapacidad generalizada para el aprendizaje tanto académica como social en
el afectado sensorialmente, es la sordera o la ceguera; en el físicamente impedido, la condición
de mutilado, y en el enfermo psicológico, el trastorno emocional.
1. Problemas Perceptivo-motores
Actividad motora:
- Hiperactividad: movilidad excesiva, incapacidad de mantenerse quieto durante un
breve período sin dejar de mover los pies, salir del asiento, ir de un lado a otro.
- Hipoactividad: actividad motora insuficiente.
- Incoordinación motora: se evidencia torpeza física general y pobre coordinación fina.
- Perseveración: incapacidad que tiene el niño para pasar de una tarea a otra (cubrir la
página de un solo color, trazar líneas más allá de los límites, hacer el mismo dibujo
varias veces).
Problemas Perceptivos
- Pobre descodificación auditiva, visual o cinestésica, etc. Se expresa en la
reproducción inadecuada de formas geométricas, confusiones entre la figura y el
fondo, inversiones y rotaciones de letras; incapacidad para reconocer tonalidades o
para diferenciar entre sonidos.
- Deficiente orientación temporo-espacial, expresado por un desarrollo pobre de
conceptos especiales, del esquema corporal, de relaciones espaciales,
direccionalidad de concepto de tiempo.
2. Problemas en la Memoria
Entre los transtornos de la memoria están la dificultad de asimilar, almacenar y recuperar
información, relacionada con los procesos visuales, auditivos y otros implicados en el
aprendizaje. La definición memoria auditiva se manifiesta en la reproducción de patrones
rítmicos secuencia de palabras o frases. La insuficiencia en la memoria visual puede
expresarse en dificultades en la visualización de letras, palabras o frases.
La memoria también puede estar afectada como función a corto y largo plazo.
3. Problemas de Lenguaje
- Habla: fonológico articulatorio de la voz.
- Deficiencias en los aspectos léxicos, sintácticos y semánticos del lenguaje.
- Lectura y escritura: los signos más frecuentes de las dificultades en estas áreas
son:
Lectura y escritura: los signos más frecuentes de las dificultades en estas áreas
son:
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Lectura mecánica (sin comprensión)
Confusiones de letras al leer o escribir (“puque” por “buque”)
Inversión de letras: “le por el”, “los” por “sol”.
Rotaciones: “b” por “d”, “b-“ por “p”.
Disociación: tomar sílabas vecinas o fragmentaciones de una palabra en forma
incorrecta al leer o escribir.
Escritura en espejo: la que se realiza de derecha a izquierda, de tal modo que
pueda ser legible en el orden normal cuando se le enfrenta a un espejo.
Dirección inadecuada.
Deformación.
Errores de ortografía.
4. Problemas de Cálculo
Retraso del lenguaje sobre el cálculo
- Dificultades en la adquisición de la noción de número.
- Comprensión y realización de las operaciones.
- Confusión en el uso de los símbolos de las operaciones.
- Orientación espacial.
- Error de mecanismo.
- Comprensión y realización de problemas.
5. Inestabilidad Emocional
- Impulsividad.
- Inmadurez en las relaciones interpersonales.
- Irritabilidad.
- Sentimientos de frustración e inseguridad.
- Desánimo y conductas de sobre actuación.
- Depresión y baja estima personal.
6. Atención y concentración
- Atención insuficiente: dictratibilidad marcada
- Atención excesiva: fijación anormal de la atención
105
Por lo general, las dificultades de aprendizaje se deben a una combinación de causas; muy
pocos casos se debe a la acción de un solo factor. Y, probablemente, la mayoría son de
etiología o desconocida u oscura.
Brueckner (1961) al tratar sobre los factores conectados a las dificultades de aprendizaje,
comenta: “La dificultad de aislar factores concurrentes en un caso específico de aprendizaje
deficiente es explicable por diversas razones. En primer lugar, las dificultades discentes
generalmente son consecuencia de la combinación de muchas causas. En segundo lugar, en
muchas ocasiones no resulta fácil discernir cuál es la causa y cuál el efecto de una dificultad
discente. El típico alumno con problemas de aprendizaje, normalmente se siente inseguro en la
escuela y tiende al retraimiento. Es difícil dilucidar ante un niño concreto con estos síntomas,
sin el retraimiento es un efecto de sus dificultades o si estas dificultades son consecuencia del
retraimiento.
Y finalmente, las causas de los problemas discentes son con frecuencia tan sutiles que
escapan a los medios usuales de detección...”
Generalmente se atribuye como causas de las dificultades del aprendizaje a los siguientes
factores:
glandulares se relacionan en cierto grado con el rendimiento escolar pobre. Por ejemplo, se ha
comprobado que la malnutrición aguda en los niños que se encuentran en la etapa del
Para muchos investigadores y clínicos el aprendizaje se ve afectado por alguna alteración del
El término disfunción cerebral mínima sólo se aplica para describir el grado de perturbación
conductual que se pueda asociar con mal funcionamiento psiconeurológico con o sin evidencia
de daño cerebral. Los daños severos corresponderían a parálisis cerebral, epilepsia, autismo,
ceguera, sordera, afasia severa.
Myklebust (1971) considera la amplia gama de alteraciones del aprendizaje debido a disfunción
neurológica ésta pueden dividirse en tres subcategorías: El retraso mental, el lento aprendizaje
y los trastornos específicos del aprendizaje o transtornos psiconeurológicos del aprendizaje.
En el segundo caso, los niños demuestran excesiva actividad motora para su edad, así como
problemas de atención e impulsividad; incapaces de terminar la tarea y desorganizados.
Aunque la expresión “disfunción cerebral mínima” se usa mucho hoy día todavía no tiene
mucha aceptación universal entre educadores y médicos. La crítica que se hace a este término
principalmente en que carece de una definición precisa y a las implicaciones anatómicas y
etiológicas que lleva la expresión.
Se han encontrado muchas dificultades específicas para el aprendizaje entre los niños con
desventajas culturales. Aún cuando sea difícil discernir en un caso determinado si el problema
estos factores son relevantes en nuestro medio. Se incluyen entre ellos los que dan origen a las
llamadas dispedagogías.
Factores ambientales:
- Privación de experiencias tempranas
- Condiciones del hogar
Factores educacionales:
- Problemas derivados de la organización escolar
- Currículo deficiente
- Técnicas de enseñanza inadecuadas
- Carencia de profesorado especializado
- Desconocimiento sobre el proceso de aprendizaje normal
Factores culturales:
- El bilingüismo
- Pluralismo cultural
107
dificultades es necesario realizar una evaluación diagnóstica que permita describir el problema
Un buen diagnóstico es básico para la enseñanza, correctiva y remedial, así como para
cualquier enseñanza efectiva. A través del diagnóstico el docente trata de conocer las
posibilidades y limitaciones del educando a sus enseñanzas psicoeducacionales.
La evaluación diagnóstica es una fase del proceso de planeamiento y desarrollo del programa
de intervención. Antes de abordar dicho proceso, es necesario precisar el significado y
propósito que tiene cada uno de sus aspectos.
Del diagnóstico
Tipos de diagnóstico
Diagnóstico estructural: La información que se obtiene sirve para clasificar o etiquetar al
sujeto de acuerdo a categorías basadas en ciertos criterios.
Este tipo de diagnóstico pretende constatar diferencia interindividuales, por lo que se
causas. Rotular a un niño disléxico, retardado mental, constituiría un ejemplo e esta clase
de diagnóstico.
conducta ocurre? ¿Con qué frecuencia y ante qué estímulos o situaciones ambientales?
Niveles de Diagnóstico
Se pueden considerar dos niveles o fases de diagnóstico:
108
La información puede ser obtenida a través de:
- Test colectivos de inteligencia
- Tests de rendimiento
- Récords acumulativos
- Entrevistas
- Listas de cotejo
En esta fase de diagnóstico se recomienda que el maestro aplique sólo lo que es familiar
y pertinente a su función docente.
Desde el punto de vista del docente, la razón más importante para evaluar a los niños
consiste en recopilar información que se pueda usar como base para preparar programas
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Una vez identificado al educando como incapacitado para aprender, el docente debe
decidir a qué tipo de programa de intervención responderá mejor. De acuerdo al grado de
severidad del problema, los programas pueden ser remediales o correctivos.
En realidad, la distinción entre estos dos tipos de programa es más de grado que de
clase: no son intrínsecamente diferentes. De allí que muchos autores prefieren usar un
solo término, una vez remedial, otras correctivo para referirse a ambos.
desarrollar sistemas de aprendizaje por los cuales el educando adquiere conductas sociales,
los fines y metas que la sociedad aspira por un lado, y las aspiraciones de realización personal
por otro.
Propuesto por la Asociación Educación Hoy de Chile este modelo considera dos aspectos a
evaluarse en la fase diagnóstica para identificar las dificultades:
- Evaluación del rendimiento escolar para precisar en qué parte de la secuencia de
enseñanza relacionada con los objetivos puede el alumno presentar dificultades
- Evaluación de los interferentes o factores que pueden estar inhibiendo o
bloqueando al aprendizaje.
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Evaluación del rendimiento escolar. Se realiza en función a los objetivos curriculares, los que
deben ser definidos en forma clara y precisa antes de dirigir el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
El diseño parte de una evaluación integral del educando: Análisis del desarrollo (Anamnesis) en
sus aspectos más saltantes para la identificación de los diferentes problemas (conductas
sociales, académicas, de lenguaje, psicomotricidad, etc.) evaluaciones exploratorias y
evaluaciones diagnósticas propiamente dichas (de entrada) llegándose a un diagnóstico
funcional (el que puede ser completado con el psicométrico estructural).
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BIBLIOGRAFIA
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