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Moda y Dictaduras PDF

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El signifcado de la moda en los sistemas dictato-


riales. Una nota de semitica histrica
Anna PELKA
Universitat Autnoma de Barcelona
El socilogo francs Marcel Mauss afrmaba que la moda es un fenmeno social
total (Mauss, 1978), anunciando as que la moda es mucho ms que una forma
de vestirse; es ms bien una institucin social que trata de presentar al hombre en
todos sus aspectos sociales. Esa afrmacin fue precisada por el socilogo alemn
Ren Knig: la moda es un aspecto universal de la creacin cultural [ein univer-
sales kulturelles Gestaltungsprinzip] (Knig, 1985:49). Por lo tanto, no se puede
ignorar su signifcado en la produccin de la cultura del ser humano.
A la defnicin por los semiticos y socilogos de la moda como un lenguaje de
signos (Georg Simmel, Roland Barthes, Walter Benjamin), la flloga Alison Lurie
contrapone que ninguno de estos autores ha llegado a poner de manifesto lo que
parece obvio: que si la indumentaria es una lengua, debe de tener un vocabulario y
una gramtica como el resto de las lenguas (Lurie, 1994:22). Y por supuesto que,
aade Lurie, como ocurre con el habla humana, tambin hay muchas indumen-
tarias: hay dialectos y acentos distintos, tambin cada individuo tiene su propio
repertorio de palabras.
La siguiente refexin se centrar en el lenguaje de la moda usado en y por
los sistemas dictatoriales. La relacin entre moda y dictaduras no suele ser objeto
de atencin cientfca, limitada a poner de manifesto que la moda es un fenme-
no estrictamente relacionado con el capitalismo y la democracia, ya que precisa
de una libertad de hacer y llevar [Freiheit des Machens und Tragens] (Loschek,
1991:171). Sin embargo, esta tesis es negada por Knig al preguntarse cmo cla-
sifcar entonces las modas en las primeras civilizaciones (Knig, 1985:8). A esta
importante observacin deberamos aadir una ms: cmo defnir y clasifcar las
formas de vestir en los sistemas dictatoriales. Y no se trata aqu de la simple uni-
formizacin - expresin extrema de una indumentaria impuesta, que comporta la
renuncia a la libertad de expresin propia en el lenguaje del vestir (Lurie, 1994:36),
sino del diseo de moda propuesto y desarrollado por los diseadores del rgimen.
En efecto, todos los regmenes dictatoriales, aunque de diferentes ideologas, sue-
len utilizar el mismo vocabulario y la misma gramtica en el lenguaje de la moda,
como veremos a continuacin. Siguiendo con el smil, mientras el vocabulario se
identifca con el estilo, la gramtica vendra a ser el conjunto de estos estilos, do-
tndoles de un signifcado y de una razn.
En sus ideas acerca del signifcado de la moda, el flsofo alemn Georg Simmel
destacaba sus dos funciones principales, a primera vista contradictorias: por una
parte, la necesidad de la unifcacin en un grupo social y, por otra, la necesidad
de la diferencia frente a los dems grupos (Simmel, 2008:78-106). Esta aparente
contradiccin se salva acudiendo a ejemplos como el de los jvenes. En efecto, los
Cuadernos de Historia Contempornea
2011, vol. 33, 277-293
ISSN: 0214-400X
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jvenes se visten de manera similar a la de los dems jvenes, lo que, a su vez, les
diferencia frente a los adultos; delimitan un territorio accesible slo para los suyos. De
la misma forma actan los grupos de la subcultura, grupos minoritarios tnicos, etc.
La moda de los sistemas dictatoriales pretende cumplir esa doble funcin. El
grupo unifcador es la nacin, de forma tal que un modo de vestir idntico de toda
una sociedad determinara la nacin. No deja de ser, sin embargo, algo completa-
mente utpico en la medida en que prescinde del sentimiento individual que existe
en cada persona. No obstante, con este objetivo las dictaduras buscan crear un
estilo propio ajustado a su ideologa. La Ofcina de la Moda de Frankfurt am Main
(Das Mode-Amt der Stadt Frankfurt am Main) preconizaba en 1934 que el objetivo
de la creacin de moda era la creacin de moda alemana (Junker, 1999:17). En los
documentos de la Ofcina no se precisaba qu deba considerarse moda alemana
desde el punto de vista esttico. Una cosa, en cambio, s estaba clara: el absoluto
rechazo a todas las infuencias extranjeras en el diseo de la moda, y, de un modo
especial, a las procedentes de Pars. Un objetivo incumplido, como pone de relieve
el historiador Volker-Joachim Stern: La moda creada en Frankfurt era de corte
internacional. Lo alemn era simplemente la expulsin de los judos de la industria
textil y las telas utilizadas (Stern, 1999:8). Si bien la propuesta de creacin de
una moda alemana slo pudo cobrar sentido en el contexto del nazismo, con su de-
fensa del antisemitismo y de una pretendida superioridad del pueblo alemn, otras
propuestas de creacin de una moda nacional surgieron tambin en pases como
Espaa e Italia; aunque la motivacin fuera diferente, su vocabulario fue el mismo:
nacionalizacin de la moda en funcin de la nacin.
En la Espaa de la posguerra haba que nacionalizar -espaolizar- la moda, y
por ello, como en el caso alemn, haba que desterrar toda infuencia de la moda
de Pars. A tal fn, las secciones de moda femenina de las publicaciones deban
eliminar toda mencin a los modelos parisinos como atractivos o dignos de imi-
tacin (Sinova, 1989:290). La espaolizacin de la moda vena amparada por la
revalorizacin de la produccin nacional y el desprecio a lo extranjero en un tiempo
de autarqua y aislamiento internacional. Esta misma razn -la autarqua de mitad
de los aos treinta- haba dado pie en Italia al fomento de una moda italiana y de
creacin del denominado Italian Look (Paulicelli, 2004:14). Como en los otros
casos anteriores, el enemigo segua siendo Pars.
Vemos, pues, que, por razones polticas y reforzada por la ideologa fascista,
surgi la necesidad de crear una moda nacional que tena por objetivo unifcar vi-
sualmente toda la nacin, o, dicho de otra manera, la nacin se deba refejar en el
vestido. Sera esto diferente en el caso de los pases comunistas? En una interpre-
tacin sencilla, podemos decir que el comunismo se basa en la unin de todos los
trabajadores, sin importar su pas de origen, al contrario que las ideologas de corte
fascista. Visualmente, por lo tanto, quien haba de marcar la pertenencia a un mis-
mo grupo social era el proletariado. En todas las capitales del Bloque sovitico se
formaron en los aos cincuenta institutos de la moda que colaboraban mutuamente,
con funciones similares a las de los talleres de alta costura en Pars en el Occidente:
marcar tendencias, informar a la sociedad, pero, al propio tiempo, marcar adems
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la lnea a seguir para el comercio y la industria textil estatales. No obstante, como
se demostrara anualmente en las pasarelas del COMECON
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, todos los institutos
diseaban modas diferentes y muchos de los modelos no iban precisamente diri-
gidos a la clase trabajadora. Este objetivo fue slo perseguido estrictamente en la
Repblica Democrtica Alemana, donde, al menos hasta fnales de los aos sesenta,
se proclamaba la creacin de una moda socialista, una moda para los que vivan y
trabajaban en la RDA (Pelka, 2008:84). En 1952 se haba fundado en Berln Este el
Instituto para la Cultura del Vestir (Institut fr Bekleidungskultur). El nombre del
Instituto trasluca ya que en la RDA la moda, por la rapidez y la frecuencia de su
cambio, se dejaba fuera de la planifcacin estatal. Aqulla era considerada un in-
vento imperialista, del cual se servan las elites para aumentar sus riquezas a costa
del pueblo trabajador, manipulado por una publicidad que le creaba necesidades
artifciales. Los idelogos comunistas germano-orientales, en cambio, ordenaron
la produccin de prendas prcticas y accesibles a cualquier persona, de un estilo
perdurable, cuyo corte y color cambiara no por infuencia de los individuos (por
ejemplo, los diseadores), sino por el desarrollo de la sociedad (Pelka, 2008:69).
Mientras tanto, en los dems pases comunistas la moda tomaba un cariz nacio-
nal. Sin ir ms lejos, las prendas ms representativas con las que Josef Stalin sola
presentarse eran las llamadas kosovorotkas una camisa de algodn caracterstica
del campesino ruso, sin cuello y con el escote asimtrico, popularizada despus en
los aos setenta gracias al diseador francs Yves Saint Laurent y al hippie-look.
Una moda con notas folclricas se poda encontrar en Hungra, Bulgaria y Polonia.
En este ltimo pas, el diseo con infuencias folclricas ya se remontaba al siglo
XIX, cuando fuera proclamado como un diseo nacional y polaco. Su funcin
era acentuar la pertenencia a una nacin sin territorio, dividido entonces entre Pru-
sia, Austria y Rusia. Durante el perodo comunista, este tipo de diseo se propag
en Polonia en los aos sesenta, cuando el Primer Secretario del Partido, Wadysaw
Gomuka, defenda una poltica de corte nacionalista (Pelka, 2007:166). Paradji-
camente, todas estas modas nacionales, ms que unir, terminaron diferenciando a
unos pases de otros, dndoles un cierto refejo de independencia dentro del Bloque
Sovitico.
Destacar la pertenencia nacional a travs del vestido y, con ello, demostrar pa-
triotismo, fue tambin el objetivo en la Espaa de posguerra, cuando se imponan
en las revistas de la Seccin Femenina los trajes para mujeres con toques regionales
(Otero, 1999:140-141), o en la Italia fascista, donde la mujer campesina era presen-
tada como uno de los ejemplos de la bona dona italiana (Paulicelli, 2004:17). En
cada uno de estos ejemplos, el traje tradicional tpico o la moda de tinte folclrico
proyectaban la diferencia nacional frente a otros pases, generalmente enemigos.
A travs de un tipo concreto de vestido se intentaba crear una identidad nacional.
A esta esttica nacionalista se opona, no obstante, la RDA. Aunque a primera
vista pudiese parecer que la RDA constituy una excepcin, este caso precisamente
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El Consejo de Ayuda Econmica Mutua - una organizacin de cooperacin econmica formada
en torno a la Unin Sovitica por los pases del llamado socialismo real.
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confrma todo lo dicho. La moda folclrica signifca en el lenguaje de la moda la
necesidad de marcar la diferencia nacional, un hecho del que los idelogos de la
RDA eran muy conscientes. En las propuestas de la Ofcina de la Moda en la Ale-
mania nazi se acentuaba el carcter nacional mediante el uso de los trajes tpicos
de diferentes regiones alemanas (Junker, 1999:32). Si la RDA hubiese empleado
la misma esttica, podra establecerse una conexin entre ambos regmenes. A la
RDA, con su fuerte propaganda antifascista, le importaba sobremanera distanciarse
de aquel modelo. De su especfca situacin geopoltica surge su excepcionalidad,
acentuada por su radical oposicin a la Repblica Federal Alemana. El objetivo de
la RDA, creada despus de la Segunda Guerra Mundial a partir de los tratados de
Yalta en 1945, era construir una nueva identidad, comunista, libre del nacionalismo
alemn que se atribua a la RFA. As pues, la negacin del diseo regional signif-
caba tambin la negacin de la nacin alemana anterior a 1945.
Los sistemas dictatoriales tienen tambin en su lenguaje de la moda la palabra
competencia. Rene Knig explica que ya los primeros grupos sociales, las diferen-
tes tribus de las primeras civilizaciones, utilizaban signos visuales para expresar su
rivalidad y su competencia, que casi siempre simbolizaban su lucha por la hege-
mona (Knig, 1985:157). En el siglo XX, con el desarrollo de los totalitarismos,
la necesidad de la distincin como base de la competencia poltica alcanz su per-
feccin.
En pases como la Espaa de posguerra o la Italia de los aos treinta, la produc-
cin de una moda nacional tena que ser la medida de su autosufciencia. Al menos,
tambin en parte la misma motivacin econmica se esconda en la promocin de
una moda alemana en la Alemania nazi, buscando que la importacin de telas ex-
tranjeras no costase a Alemania cada ao millones de marcos perdidos (Junker,
1999:17), segn explicaba Gertrud Kornhas-Brandt, Jefa de la Escuela Alemana
de Maestra de la Moda. Por eso, las prendas se tenan que producir solamente con
telas alemanas. Resulta curioso que idntico objetivo tena que cumplir el Instituto
de la Moda de la RDA.
En cuestin de competencias, el mejor ejemplo es la utilizacin de la moda
como arma durante la Guerra Fra. La colaboracin de los institutos de la moda
creados en las capitales de los pases comunistas tena que contribuir a la mejora de
la cooperacin econmica de dichos pases. El estrechamiento de esos lazos eco-
nmicos dio como fruto el COMECON, nacido en respuesta a la constitucin de la
OECE entre EEUU y sus aliados de Europa del Oeste a raz del Plan Marshall. El
sector textil era solamente una parte de esta gran batalla por competir. Y como ya
se ha dicho antes, la RDA defendi una moda al servicio de la ideologa con mucho
mayor mpetu que otros pases comunistas, situacin que se vio acentuada, adems,
por su enemistad con la vecina RFA. Este antagonismo se reforz tras la construc-
cin del Muro de Berln en 1961, destinado a mantener eternamente la divisin
entre los dos pases. Para muchos berlineses el muro signifc una gran limitacin
en sus posibilidades de compra, referidas no slo al vestir. Esta situacin oblig al
gobierno de la RDA a acometer reformas que, de manera prioritaria, garantizasen
un aumento de la produccin de bienes. El programa ideolgico de la RDA, prepa-
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rado con la mxima precisin y referido tanto a la esfera artstica como tecnolgica
de la moda en la RDA, tena por objetivo acentuar la superioridad de la moda de la
RDA/socialista sobre la moda occidental/imperialista, que en el discurso propagan-
dstico signifcaba, ante todo, su primaca sobre el diseo de la RFA. El principal
objetivo fjado por el Primer Secretario del Partido, Walter Ulbrich, tuvo su eco en
la conocida mxima de adelantar a la RFA en la carrera de competencia entre los
dos sistemas (Pelka, 2008:70).
La confrontacin entre ambos sistemas polticos deba extenderse a todos los
mbitos de la vida cotidiana. De hecho, su primer paso fue la eliminacin de los
productos occidentales, sus inspiraciones y sus modas. Se decidi crear en la RDA
la mejor msica, el diseo ms atractivo, un nuevo arte fruto de la tcnica ms ge-
nial y con la mejor esttica, as como una moda ms prctica que en Occidente. Esta
poltica busc incluso un nuevo lenguaje, inventando nuevos trminos para las telas
o los tejidos a partir de los aos cincuenta.
Todo lo que se ha dicho hasta ahora alude al lenguaje de la moda que las dicta-
duras crean para obtener sus objetivos polticos. Y como veamos, independiente-
mente de las ideologas, el lenguaje es idntico, ya que comparten un mismo objeti-
vo poltico: el poder. Este intento de infuir en las formas de vestir puede explicarse
siguiendo la teora trickle-down, elaborada por Georg Simmel. Segn Simmel, son
las clases altas de la sociedad las que propagan nuevas modas, mientras que las cla-
ses bajas se ven infuidas y, en consecuencia, obligadas a cambiar su forma de ves-
tir copindolas e imitndolas (Simmel, 2008: 78-106). Evidentemente, Simmel no
aplicaba esta teora a los sistemas dictatoriales (muri en 1918 y no pudo conocer
los totalitarismos del siglo XX), pero como veamos, parte del mismo principio: la
clase dirigente impone sus propuestas en cuestiones de moda, mientras el resto de
la sociedad es obligado (por la censura, por la industria estatal o por la represin) a
seguir estas propuestas. Sin embargo, la teora de Simmel fue criticada e impugna-
da por flsofos y socilogos posteriores [entre ellos, Elke Drengwitz (Drengwitz,
1989:55-76)], quienes estimaban que aqulla no resultaba aplicable en las moder-
nas democracias ya que su premisa era la existencia previa de una fuerte autoridad.
Aunque cabe decir que en las dictaduras siempre se encuentran individuos que
no quieren seguir las normas impuestas y pretenden expresar a travs de su ropa su
individualidad, en muchas ocasiones esto surge solamente como un deseo de dife-
renciarse entre la masa. En otras, sin embargo, puede surgir como una muestra de
su oposicin al modelo ofcial. La oposicin a una dictadura puede tambin apre-
ciarse en la forma de vestir. Un caso paradigmtico lo constituyen los miembros de
la oposicin poltica en los pases del antiguo bloque comunista.
Mientras en Europa Occidental se desarrollaba un estilo conocido como el es-
tilo del 68, con vaqueros, parkas, pelo largo y barba, los jvenes checos y polacos
que participaron en las manifestaciones polticas de 1968 en sus respectivos pases
compartan una esttica similar, pero sostenan ideas polticas diferentes a las de
sus homnimos occidentales. Este estilo pas a convertirse rpidamente en la est-
tica de una oposicin poltica. Por ejemplo, en Polonia los miembros del sindicato
Solidaridad (Solidarno), llevaban siempre ropa vaquera, tenan el pelo largo y
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despeinado, barba, etc. Este estilo marc hasta tal punto a la organizacin que la
polica secreta se vio obligada a disfrazarse de la misma manera para poder in-
fltrarse (Pelka, 2007:217). A este mismo estilo fueron tambin feles los disidentes
checos, entre ellos Vaclav Havel, quien incluso siendo ya el presidente de la enton-
ces Checoeslovaquia, tras la cada del Muro, ocasionalmente segua presentndose
as. Por ltimo, si recordamos la pelcula alemana La vida de los otros, sobre el
espionaje a disidentes desplegado por la STASI, los antiguos servicios secretos de
Alemania Oriental, puede verse cmo los escritores opuestos al rgimen que apare-
can en la pelcula observaban esta misma esttica.
En conclusin, vemos que los sistemas fascista y comunista suelen utilizar el
mismo vocabulario en el lenguaje de la moda nacionalizacin, traje tpico, folclor,
competencia, oposicin, aunque las ideologas propagadas por unos y otros sean
diferentes. Esto ocurre porque el objetivo de todos ellos es el mismo: el poder po-
ltico. Por eso resulta ser muy adecuada la observacin de Alison Lurie: cuando
vemos un dirigente extranjero vestido de uniforme deducimos que representa un
sistema poltico autocrtico impuesto por la fuerza. Un traje tpico sugiere naciona-
lismo (Lurie, 1994:11). Esta regla en el contexto de una dictadura parece no fallar
nunca.
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