Wickham
Wickham
Wickham
Traduccin castellana de
Toms Femndez Az y Beatriz Eguibar
CRTICA
BARCELONA
J 12
Captulo 3
LA FORMA DEL ESTADO
El estado ofreca un marco para las actividades de los terratenientes
y los campesinos, asunto este en el que se centra el grueso de este libro.
Los recursos y la capacidad de asociacin poltica de cada sistema gu
bernativo, la esfera pblica que ofreciera, determinaban en todas partes
las preferencias de los aristcratas, y de hecho su identidad misma. El
protagonismo local de cada organizacin poltica --esto es, el grado en
que los gobernantes y sus funcionarios fueran capaces de intervenir
en los asuntos locales, junto con su inters en hacerlo, ya fuera a travs
de la deteccin y la eliminacin de problemas o mediante una accin
legal formal- configuraba de igual manera, y tambin en todas partes, la
conflictiva relacin entre seores y campesinos (y, de hecho, las recpro
cas entre seores y seores por un lado, y entre campesinos y campesi
nos por otro). Sin embargo, lo que debe sealarse desde el principio son
los modos en que los estados pueden diferir unos de otros. Son dema
siados los textos dedicados al anlisis poltico de la alta Edad Media
que hablan de unas estructuras polticas homogneas y que presentan
a los reyes como si fuesen muy parecidos -ya gobernaran en un nico
condado ingls o en toda Francia, o ya dominaran Francia en el siglo VI
o en el s iglo x-, o que n icamente encuentran diferencias en los cam
bios de actitud de los c lrigos en relacin con la poltica laica. Una de
las a f i r mac iones fundamentales de este captulo es que el elemento dia
crftico determinante se encuentra en las fuentes.
En este capflulo distinguiremos tres tipos de organizaciones polti
cas. En Jll lltll:r luga1, las dl' los l'stados fuertes, el imperio romano y sus
Sllt'l'SOH'S tulliW y IHt.lultlllo, qur Vtl'IOill'lld rvginlt'll fi sc u l v tn l'l t ir
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l'(l l l l l'ti'IIN pum dl' l i' nil' 1111 tipo ideul d1 <eHtndo)), insp1ntdo, 1'1111 nlgun11
va1 iat'i()ll, t'l l los que Sl'llHitllt l lcnri Clacsscn y W. < i. R u 1H.:imun: lu l'l' l l
l i' lo lllltprudo por terratenientes pero l a l n hitn dt unn s1 lida nocin del
l'll'l 'l' lt'io del poder publico como fuente de kgitimaci6n poltica, una
cial que sobrevive a las personas que ocuparon algn cargo oficial en
IIIWin heredada del mundo romano. En tercer lugar, las de los sistemas
ad
y l l lllt :ho ms personal, pese a que los reyes y los jurisconsultos de
l nglntc1 rae Irlanda t u vieron al menos l a posibili dad de promulgar guas
ll'gnles en las que se estipulaba el modo en que la sociedad deba regu
lmsc a s misma. Para el ao 800, en Inglaterra, y posiblemente tambin
l'll Dinamarca, algunos reyes eran ya lo suficientemente ricos y pode
msos como para reclamar un espacio poltico ms amplio que ste, pero
111111 sigue siendo raro que podamos decir gran cosa sobre sus recursos,
o sobre cmo actuaban en l a prctica. Por esta razn, este captulo no
someter a debate la tercera categora de los sistemas polticos: sus pro
hkmas se comprenden mejor en el contexto de las ms amplias con
tmversias relacionadas con l a riqueza, el poder y la accin poltica de l a
nnstocracia, y se examinarn con ms detalle en el captul o 6. Aqu, nos
l'OIIt'enlraremos en las diferencias existentes entre los estados fuertes y
h1s dhiles, cuya distincin fundamental reside en el papel desempeado
p1 11 el sistema tributario.
;,Qu es un estado? No es una cuestin que haya preocupado gran
lll' l llente a los historiadores romanos, ya que cualquier definicin del
1111perio decretaba que ste era una unidad. Sin embargo, los estudiosos
de la alta Edad Media se inquietan por este asunto, puesto que son cons
cientes del carcter informal y personal de las relaciones que constitu
yen lo esencial del ejercicio de todo tipo de poder en l a poca que les
ocupa -es decir, son conscientes de que el proceso poltico que condu
te al estado se halla fundamentalmente falto de institucionalizacin, in
l'l uso en tiempos de gobernantes tan poderosos como Carlomagno-.
El mero hecho de que se utilice la palabra estado parece implicar, a
ojos de algunos eruditos, una teleologa encaminada al establecimiento
o restablecimiento de estructuras burocrticas de corte moderno, o,
ul menos, de una escala de valores en l a que el estado moderno ocupa
la cspide y los simples sistemas polticos l a base. ' Lo que aqu me pro
pongo es diferente: consiste en establecer criterios para comparar lo se-
l11w
l lrt
111
1 \ 1\111\ 1111,\1 1
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del gobernante
111ko dll sisll:1 1 1a sociul. l'llll-tldnudo l'll ten1 1 i nos l l litrxistas. que opo11111
los siste111as de base l rihul:u iu u lo s sistemas futH.lamentados en la pos
1 1H
uno de los aetores de l a polfliea del gobiern o central que a l d ser uno
rendas respecto a cul de estos elementos, junto con ot ros, res u l t aba
ms importante, pero todas las formas de gobierno han tenido que ope
rar con uno o ms de ellos para tratar de evitar un tot al fracaso). Con
dud histrica, son muchas las formas de gobierno que han manifestado
p< lseer elementos de uno y otro. Incluso los emperadores romanos eran al
mismo tiempo grandes latifundistas, y las rentas que perciban eran sig
nificativas, pese a que sus ingresos fiscales las hayan eclipsado siempre.
400
hoy, veinte aos despus, y a pesar de que seguira manteniendo los plan
ll'Uillicntos bsicos de mi argu men t acin, me gustara matizar la forma
t'll que entonces desnrrol ll ' lu opo siein entre los impuestos y las tie
In
1 1'1
SIISil'lllndo en la po scsio n de tit.'l l':ts (pese 1 1 tlll' Sl' le stl minisl rm:lll ln
do.s l'l l l l l ldO rl'S l l l t uhn pnTiso o u t i l : d u r1 1 1 1 lt' l l llll l'llll l ptllll, l'll l:ts g l t:ll
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Bll l'l prti'I'UI'o 111\(l'lilll' lw ulilizudo In pnlnhm c<f'L'Ildlll>> de dos f'l>lllHIS
tliotiutus: pura dcliuir un sistc1nu ccon6mko en su conjunto, en tanto que
11todo dL produccin,
feudal entendida como poun rasgo ms caracterstico de las organizacio nes pol1 ll'IIH husadas en la posesin de tierras que de las sostenidas por un siste11111 11 ihutario, tal como acabamos de ver; y lo que a veces se denomina
1111 dcudalismo militar, o un tipo de relaciones de feudo-vasallaje,
dlli uidus por un sistema de recompensas basado en posesiones militares
l ondicionadas (feudos) y en unas complejas normas de lealtad.7 Cada
tttHI de estas tres acepciones ha sido sancionada por la tradicin, y care
l'L' de sentido plantear argumentos respecto a cul de ellas deba tenerse
po1 el autntico significado; de hecho, en distintos trabajos, he utili
'l,mlo los tres. No obstante, en este libro, emplear en lo sucesivo la pala
hm en su primer sentido. No hay ciertamente lugar aqu para el tercer
signilicado, ya que sus ejemplos concretos pertenecen todos, por su cro
nologfa, a tiempos posteriores a la poca que aqu consideramos. Y en
Cllnnto al segundo significado, debo decir que el hecho de que yo mismo
111c haya retractado respecto de la existencia de una distincin modal
t'llln las organizaciones polticas de base fiscal y las sustentadas en la po
I'H'Hi6n de tierras no me ha llevado a concluir que las diferencias estruc
tumlcs entre ellas sean menores, como se expone claramente en las p
f'itltls precedentes, pero me atendr, como forma abreviada de referirme
11 IIIIH y a otra, a los respectivos rtulos definidos por la palabra mpues
tmm y por la palabra tierras, ya que esas voces bastan para establecer
lu oposicin con claridad. Sin embargo, en los captulos 6 y 9 adquirir
relevancia la distincin entre un sistema econmico y poltico dominado
por los campesinos, en una sociedad jerarquizada, y el dominado por
los aristcratas y por una posesin aristocrtica de las tierras, en una so
ciedad de clases, as que utilizar aqu las expresiones de feudalismo
y de modo feudal para caracterizar a este ltimo sistema.
Como ya se ha dicho, este captulo trata principalmente de los recur
sos: de cmo se financiaban los estados, de cmo operaba el sistema
liscal (caso de que existiera) en el plano local, y de cmo se gastaban, y
en qu, los recursos pblicos. Estas cuestiones resultan cruciales si nos
interesa analizar el alcance geogrfico de las economas, una preocupa1ftll'll dl.! tierras,
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123
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1 24
1 25
butos y rentas que la Iglesia reciba de sus arrendatarios ..El primer tex
to establece un vnculo entre un determinado conjunto de impuestos y
las zonas con fincas, y permite argumentar a Jones, de acuerdo con un
clculo que no ha sido impugnado con xito por otros eruditos, que en el
siglo VI los impuestos venan a representar unas 3,2 artabai de trigo por
aroura de tierra. (En Egipto, el trigo era, de lejos, el producto agrcola
ms importante.) Ambos trminos corresponden a medidas egipcias y
su relacin estriba en que basta aproximadamente con una artaba para
sembrar una aroura. Las cifras de los arriendos del siglo VI tienden a su
poner rentas comprendidas entre las cuatro y las seis artabai por aroura,
mientras que de acuerdo con los clculos ms optimistas, el rendimiento
dcl campo egipcio se situaba entre las diez y las doce artabcu por arou
!!re una cuarta y una tercera parte de dichos rendimientos, por
t'nto, se .ib an en impuestos, quiz un cuarenta por ciento deba desti
nar.s-al _pago de la renta, y una artaba se gastaba en la siembra, lo que
d-._para la subsistencia de los campesinos de dos a cuatro artabai,
<;\S..Q e stos fuesen arrendatarios, y de seis a ocho artabai si eran
p_roeietarios, todo ello en torno al ao 540 en Antaipolis. Unos i mpues
tos de este tipo, a diferencia de los de Ravena, no llegaban a equipararse
a la cuanta de las rentas, pero venan a representar, en esencia, una can
tidad muy similar. 1 8
Se ha argumentado que no estamos aqu ms que ante una nica c i fra,
cosa que sin duda es cierta, aunque los datos de P. Cair. Masp. 67057,
el papiro que contiene el registro de Antaipolis, han sido confirmados
ltimamente en lo esencial por las cifras globales que aparecen en u n
texto ligeramente anterior perteneciente a la misma ciudad: P Freer
08.45 c-d, publicado por Gascou (y en el que se enumera parte del pre
supuesto fiscal con el que cont Antaipolis en dos perodos compren
didos entre las dcadas de 520 y 530), y los rdenes de magnitud enea
jan aproximadamente con otras cifras tributarias egipcias de l a misma
poca. Es probable que despus del siglo rv se hubiera producido un i n
cremento de los impuestos en Egipto, ya que Roger Bagnall ha pro
pue sto, para dicha poca, unas cifras fiscales globales de 2, L artabai por
aroura (pese a que, en la prctica, fuesen a menudo 2,6 artahai), es de
c i r, en torno a un quinto de la cosecha. No obstante, i nc l uso admitiendo
que los i mpuestos hubieran subido entre un vei n t i c i nco y un cincuenta
dl Otil'llle, datudo nprox i t l llldlltlll'lllc 1.'11 el llt)o ))). Esll' t ' tl t i mo docu
el
que
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l'Siudo JHll
l l l' l l l t l dt ll 1 1 1 1 111
dl , ,
por ciento, no puede deci rse en n i ngn caso que fuesen insign i ficau
p11estos og i pcios, purl'<.:l' tkhtrst 1 1 1(1s
al
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dt''llll t O I I o 1 1 1 hll l l l l PII'NI' I I I IIIlll 1 1 1 1 1 1 dttlhldlld dtNw lldll t'l l nHiptn, Vl,IIIIM'
J l lll'l lldi l n l l tl' lns pHtlllllN H1l1l l l HI H ) <Ji ll' u lus t: d t'IIN dl t tthutul'ion r u rul
q 1 11.' l r n i s r no ptSL' I I I I I.
M u s proh k l n (lt il.'o t Lsu l t u l:l hed10 de q l l l' stus c.:i l'rns pcllcnl.'zcan
seu e s t r ucturalmente
y en l!Ste libro nos hemos de rererir
l' l l vmios puntos a l modelo egipcio. Sin embargo, si hay un aspecto en
1'1 que Egipto s que d i fiere, y radical mente, de la prctica totalidad del
I I I JWt io es en el de sus rendim ientos agrcolas. Lllii t.i.crras de regado
Stl' t ltpre producen mayores cosechas que las de secano, y sta era la for
l l lll ik cult ivo normal en el resto del imperio, dejando aqu a un lado las
l'S i t ihuciones desrticas de frica y de Palestina, as como algunas zo
t i i i S de Espaa. En los cultivo de ecano era comn obtener entre tres
y l.' UUlro cosechas de trigo hasta la revolucin agr: en Egipto puede
calcu larse una produccin tres veces superior, y sin perodoete-b-ar
hcho, gracias al limo que se deposita con el desbordamiento
anual del
-N i lo, siendo la nica incertidumbre el volumen de la inundacin misma
( q u e no era ms incierta que la precipitacin de lluvia en otros luga
tl'S).l0 Para el imperio de Oriente, Egipto era la fuente de trigo por ex
cdencia, y los tributos que debieron imponrsele tuvieron que acercarse
al mximo practicable. Sin embargo, no podemos hacer extensivos los
dik u los basados en datos de Egipto a las regiones con cultivos de seca
r H 1, ni r nenos no sin tener que recurrir a manifiestas conjeturas. El propio
.Iones argumenta que los impuestos egipcios en tiempos de Justinia
tHI l't'an , segn parece, seis o siete veces superiores por rea de super
l k ic. u los que se estima debieron gravar la Numidia un siglo antes, en
tomo a l ao 450. Las cifras de Numidia no son correctas, y los niveles
in1posilivos fluctuaban considerablemente, pero esto no parece mostrar
que Egi pto tuviese que soportar unas cargas fiscales superiores a las de
otros 1ugares.21 Pese a que no podamos vincularla de manera directa
con la produccin, la cifra de Ravena de, aproximadamente, el ao 550,
segn el otorgamiento ya citado, pertenece tambin a una regin con
cu ltivos de secano, y tal vez constituya una mejor referencia. Podra in
dicar, si se hubiera exigido la mitad del excedente de la produccin, y si
se hubiera destinado una cuarta parte a la subsistencia de los campesi
nos y otra cuarta parte a la siembra, una carga fiscal situada -como
en Antaipolis, de hecho- entre el veinticinco y el treinta y tres por
ciento, y todo ello en unas tierras que eran episcopales y que estaban
por tanto amparadas por privilegios, ya que no se hallaban sujetas a im
puestos extra. Aqu volvemos a enfrentarnos a estimaciones aproxima11 Eg r pto. No compallo
lu
1 (\
d 1 1s,
1 1 11'1\1'\
1 11 ' 1
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1'"1 1 1\ 1 11 1
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No ohN
t l l l l t l' , f lildt f11 arp.U i l le l l l lliSe qm: l'l'll l t eCIIelllt; lJUC las L'X:li..' l' OileS liSl'll li's
tlll silo VI su pLmran el v c i n t i .: i nco por c i e n t o de lu pro<.luLt.:ion h l l l l l .
y 1 1 I IL'Sar d que estas ci f 'ras resu l t e n at picas, por l o menos n o parL'l'l' l l
u k j u rse demasiado d e la horquilla que i m p l i can otras cant idades t k l':t
1 2H
l l N i\ I J I .'l ll ll(li\ N l ll V
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1 A AlrA 1 ! 1 11\ 1 1
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lllH l't l l l l j l t llldllll'S dtl tl'XIII, l1cll HIIJ!IIl'SICI, I H I \'1 11 ll'lllllll'lltl' j lWIIhlt Cjl ll'
l l t m Hllllll ll, ponll l l'
dL'JIIItdo uqul :t l l l l lado las d t l t c: u l t utks ptnl't tl'll'l
tk n t l i zm pl!rid i c a n t e u t t l!ste tipo de recorridos
dcscunsahu pOI'
t'lltl' I O en la rectitud de los propios gobemadores, cuando stos, eot l l o
t'S
pes
que an se la invoca en
quisus, no consti t uy
una ley
ya
del ao 458?8
La t ab li lla de Trinitpoli muestra tanto la complejidad del p roce so
de recaudacin de impuestos como lo sencillo que resultaba subvcrt it
lo. Echemos un vistazo a algunos de los elementos relativos a ambas
L'u estiones . Cada ao, los preie.ctos del pretorio (cargo que slo ocupa
hllll cuatro altos funcionarios en todo el imperio) dan Jba 1
de impuestos que deba recaudarse ese ao, teniendo para ello en cuen
ta, sebre"tmioJg costes ae gilerra)apnnCipal partida de'tpreStrptlC'Sto.
EstasSmas uestranna es1aDilidad fUfidamental (cffec ucncia,
los increment(;s' circunstancles reciban la Cosideracin de impucs
tos extra, esto es, de superindictiones), pero hay una amplia variedad
de fuentes que asumen que el nivel d la_c,Egajmp,g.sitiva podtm
biar peridicamente, una caractersit ca que COI!tj.un raso cons
to romano, y, ae'Jleho,_ tapbi "i1Cre los s.o;tc
mas fiscales J2Q.Sr.QJllan.,Qs -efpnncipio de que los ndices de presin
fiscal deban publicarse anualmente an puede encontrarse en el Egipto
abas.29 Los niveles de presin fiscal, estipulados con gran detalle,
eran comunicados a los gobernadores provinciales, y despus, mediante
proclamacin formal, a las ciudades, cuyos municipios tenan la tarea
de garantizar la recaudacin, supervisada por otros municipios o por
funcionarios del gobierno central, mediante un conjunto de protocolos
institucionales en permanente cambio, ya que los curiales, o funciona
rios, ideaban nuevas trampas o abusos, que deban ser corregidos por
la legislacin posterior. A menudo, los curiales ejercan su competen
ca en un mbito geogrfico especfico, mbito que consideraban una
responsabilidad personal, y en el que con frecuencia podan conduc ir
se prcticamente a su antojo.30 Sin embargo, tenan que justificar con
documentos las exacciones que practicaban en la esfera local: de este
modo, por ejemplo, observamos que Smaco -un importante senador
aristcrata y cultivador del gnero epistolar- interroga en torno al
ao 400 a un funcionario debido a que, en su caso, los recaudadores
de impuestos enviados por la ciudad se haban presentado en sus tierras
1' 1 1 1 r l 111/lltt ti' l'ttlttltfllfl\ 111111111/llt'llltt, 1''11 1 1 1'"1, 'l i l l 1 1 1 1 1 p 1 1 1 1 dtH 1 1 1 1 11'1 1 1 1 1
d1 v o l tdr/ u f H ' t t d , lo q111' H t p, n i licllhll, t't i i W I I Iyt Sftl ltH:u, qtH' cstnhun
1
p11 H l'll i l' l lllo 11 1 1 1 1 1 1 lt'llllldHL' I I l l l f 111 1 td u k 11 1 1 1 . 1 Pudl' s t t pont:r'SL' que
o l ms l'l l l l l r ihuyl' l l l l'S < k pnsil'inn no tun l' l l l i llL' I l lc t u v ieran menos po
.'l i h l l tdadts dl' cuestionar los pmccsos dt: recaudaci6n, pero no hay la
1 1 11'11111' d 1 1du I'L'spcc lo a l u c x i s l e 1 1 c i u del principio de prese n t ac in de
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d11 tk uhm n.l i ru icnto que i 1 1 spi ru ran tus ll'ycs u cudu tcrrntcnicnlc l'll
ya
lu
ya Jo hicic
el desafo d i recto o una actitud de parsi mo
l l ill lo s u fic ientemente prolongada como para que sus impuestos termi
ll!ISell siendo perdonados en una de las intermitentes amnistas que se
upl icaban a los morosos f1scales.33 Volver sobre esta cuestin en el cap
t u l o 9 ( pg i nas 745 a 750).
Debido a todos estos problemas, ina:on quedan
do efectivamente libres de la responsabilidad de la recaudacTilce1 rn
ptrcsfos. Abordaremos este extremo desde llrperspecCivacie ras--est;uc1 'liis de la sociedad y la poltica urbana en el captulo 1 O (pginas 848
u 856); aqu, podernos limitarnos a presentar una breve exposicin. En
Oriente, Anastasio (49 1 -5 1 8) recort parcialmente el papel de los cu
riales como recaudadores principales al crear unos funcionarios fisca
les nuevos, dependientes del gobierno central y radicados en las ciu
dades, a los que se dio el nombre de vindices (en Egipto el cargo que
parece ser equivalente a ste era el de pagarca, un cargo que en las ciu
dades egipcias sigui en manos del gobernador hasta bien entrado el
siglo vrn). Desde luego, en ocasiones, los curiales siguieron recaudan
do impuestos en poca de Justiniano, ya que las Novelice de este ltimo
correspondientes al perodo comprendido entre las dcadas de 530 y
560 los mencionan (adems de legislar para salvaguardar su propiedad).
En Palestina, un documento de Petra fechado en el ao 538 habla de un
politeuomenos (esto es, del concejal de una ciudad) sobre el que recae
l a tradicional responsabilidad de la recaudacin de los impuestos; por
otra parte, un obispo de la regin de Gaza que busca el consejo reli
gioso del asceta Juan en la dcada de 530, y que hace nuevamente refe
rencia a los politeuomenoi, supone lo mismo. No obstante, en fechas
posteriores, la figura del recaudador se desvanece en nuestras prue
bas fiscales, y lo que es ms importante, no aparece en la amplia docu
mentacin egipcia del siglo VI relativa a las prcticas tributarias, una
documentacin de la que en breve nos ocuparemos con ms detalle.34
En Occidente, las variaciones observadas son de carcter ms regional:
hasta donde nos es dado saber, a principios del siglo vr los curiales ya ha
ban
dejado de recaudar impuestos
en frica oe Uafia, y en Ea
.____
-la nica prueba de que existan se encuentra en el breviario de Alarico,
pr'HL' I icusen en sus propias t ierras o e n las de sus c l ientes,
rai
1 '1
d k l' l 1 1 1 u J go pONtl'I IOI u J 11110 Cj( )(l, I I I I I H J I I l' l'N pmllhll' < l l ll' l'Nil' ll'XIO Sl'
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dlllltl', 1 '01 lo ' J IIl' Sllhl' I I IWI, lw. l'l' I I MON 110 Sl' l l'VNtlhlltl dl' I I IHSIII!IO 11 I I H'
1 1 1 1do, llllllt J lll' lu tuhl i l la de ' l '1 i n i l (lpoli suponga ul nwnos que los golw1
lt.ldOI"l'S podfan tener COIISIUIICia en lodo lllOilH.!IliO de qu ie ll l' I H 1 1 1 1 / 1(1,\'
,\'t'.\',\'or. A dem s, no hay duda <.le que se produjeron revisiones en todo
l'l i n 1 pc 1 io tardfo, y quiz con cierto detalle: un texto m i l itar d e l ( )l ll'llh'
11
l l iS I I I ianeo supone que en el los se valora incluso la calidad de la l it'II H.
N o obstante, t enem os p rue bas c laras de que se efectuaba u n asil'nto l 1 11
1 1 1 a l de las ventas de tierras en los gesta municipalia, o registros 1 \ l l l l l i
cipales. A el los s e refiere en algunas de sus cartas Gregorio Magno, a l 1 1
diendo a lo que ocurra en la Italia bizantina durante la dcada de 51)0, y
de hecho algunas de esas anotaciones han llegado hasta nosot ros gt 1 1
cas a los papiros italianos de Jos siglos v a vn (vanse tamhin I I HS
u<.lelante las pginas 1 83 y 1 84); asimismo, en Egipto, pese a que no pu
rec en haber existido gesta municipalia, los documentos de venta o dt
donacin iban acompaados de una notificacin formal a las aut01 idndt'N
pblicas mediante la cual se les comunicaba que las carg as lisca ll's h11
ban sido satisfechas junto con la transaccin -de hecho varias de l.' Sll'l
notificaciones han llegado hasta nosotros. El caso es que este 1 ipo dt
procedimientos eran esenciales si se quera calcular con rigor la pns1o11
fiscal. (Y tambin lo era la organizacin de unos adecuados sistemas dt
referencia y consulta en los archivos en los que se conserv aban estm.
1 /1. 1 1 1111 4 1 11 1 l i S I A i ll l
1 11
l' l l l' I I I I S I I IIII.:III (k l f l ll' ll'M I I l l i i'H' I I IIIH l 11l' I t l l sptllll'l dl' JliiJ l IOS t-.Oi l l l' loto.
q 1 u : l'Sl.' l i h i J).'11 Asf l!H rouu opt'I I\Uil t'l i n 1w io m l l l H I Io c11 todas putt''l
cuudu1 los I I I I J Hicstos de cudu u ldtH, o hitn ll'L' i h t l l l l IHN L'XIIL'<.:ionl!s qu1.'
los terratenientes hu h fan recaudado d i rl'ctanlctltC de I I H I I IOS de sus pro
1 1
--
1 16
IIHI casi un{lnime en que el j rc ito era el principal gasto del imperio:
as( lo alirma un estud ioso annimo del ejrcito del reinado de J u s t i n ia110 a l sostener que la nwyor pnrle de los ingresos pthlicos (t!emosion
t'i.wulmt) V I I I \ desti nados a l'I H , Sin embargo, yo sueridn <.:omo L'Siima
l' l l l ll n pmx i l l u ld n qm, l'l ll l H l l l l l tl'ho, l'l dl'Sl't l lholso dthln dt n pre sc l l l nr
In 1 1 1 i t n d dtl p t tiH11p1H''1tll, t l ltl'l l l llH'IlllN t gt ttdndll, l'tt l l t t t l l l lll uno 1 00,
1 37
,., tu t'pot'll l'll i'Cl'l' dl' Sl' l l t ido , l\l' l l h l l opk i us l'snihio 1 1 1 1 i ll l t uyt'llll' a1
l lt l ll l l
hun I I IIIS t k do.; dt'l' ll d llll t' l l t' l <l ll' nrg l l l l ll'lll llhll
1 38
poi t' l' l l l plo. In 1.:mnirn ql ll' SI.' oi il. n /\1111 ias
( q l ll' l'Sl' I IIH' l' l l < 'on:-. l l l l l l l l lopln rn los dl'l lldlls dl C,(!() y e, /0) ll'S) ll'l'lo :1
1 40
MEDIA
fll/1101/fl,
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1 42
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1\DAD MEDIA
1 1 1
pl11 V, 1 1 1 1 lll' l i)-!.m IK'II I II I I Il'lltl'. N o ohstanll', I H IL'IIII p111 l l' de :su trorltem
t l tM'II I I fll l'lll ll' di.!Sil! J (OS y t:lt:VIldas I I H llltilllHS, y lIIl::tlllellte contaba COil
1 1 1 1 Nl't'tor <k verdadera t'ert i l idud: el del curso 1 1 tedio del l1ufrates -aun
l j l ll' In :t.l liHI dt: alla montana s i t uada al norte contaba con un n mero de
t mpns l l l l ll'ho menor que las destinadas al valle del u l"rates-. Es preiso 11S1 1 1 1 1 i r cuando menos que deba de ser muy escasa la cantidad
q .t q w i os
ti/, 1 1 1 111 recopilacin latina de mediados del siglo rv que recoge los este
II'Ot i pos entonces vigentes sobre las actividades econ m i cas de l:ts
1 11 1 1pll'tar esta imagen, pues las mejores pruebas de que disponemos 1..' 11
S 1 1 1 t' r l lhargo, s que nos permiten completar l a imagen que nos hn<.:c
1 1 1 1 11'1 de lu geogral'a de la
g,,
1 1 1 111 represenlaci6n e x tremad ame nte tosca de los lugares a los qul',
pese a qtll'
). 1 ,as suhregio111.'S
i r npor t udorus l' l'illl el sur dt Italia ( debido a Roma ), la suhregi<rl <IL'I
Mur d1 Mllll l iiii'H, y. por sllpl lt'sto, lus t'roniL'ras. l l uh(u tnr nhil-n varuts
1 11 1 1
t'IH 'IIt llill lll'll(l' llhllt-.ll'l'fllll lllH I J OI I('I'IIS dt SIIH ll'HPl'l' I I VIIS /,l lllliS. 1 k lo
duH l t ll l l llls, yo poslulmlu uquf lu prfidku d 1 1 1 111 L'XtH:doll lisl'nl iniL'IIlll
l l lll' d 1 1 1p,i1 fa los pmductos a las propiaS l ronttrn. SlAUit;tH.lU LJllU tlil>ll
l u tt lllll q111' 1 1 ia dd sunwstl' al I I Oil'Sil' L'll la ( ialia, y dl'l oeste a l este en
Su 111 y t'll l 'niLstina. todo e l lo a tmvcs dl' 1 1 1tas de v:11 im; (;CJlWnares tTl'
k l lllllll'l t l ls l'll lllgu 11os casos, y scgln u n esquema en el que desde luego
lt11y t p w considemr que Renania era 1 1 11a suhregi6n impurladura. Las
dwt t l l l irns rqiones que no poseen u n papel c l aro en esta red de rela
t lllllt'r-. Mlll l spana y la Anatolia, ambas dominadas por tnesetas i n terio
1 1''1 dt d l l tc i l acceso. Ya en su poca se reconoca que la economa de la
Anutoliu tesultahu problemtica, puesto que la aquejaban a un tiempo
In poht zu y la escasez de sal idas para su mercado
de ah que se pu
MH'I'H tanto nfasis en el sistema de postas pblico como fuente local de
dinno en cl 'e ctivo, como ya se ha mencionado. Espaa, a la que se ha
t'l'll tL'Iutivamente pocas rel'crencias en el imperio tardo, es la regin ms
t l l l stL't iosa. Los datos basados en la cermica de la Meseta indican la
ljX tstcncia de un sistema de i ntercambio que, pese a ser activo, apenas
l l lllllt uvo vnculo alguno con el Mediterrneo a lo largo del siglo IV. An
dah ll'lll, la suhregin ms rica, ha sido por desgracia poco estudiada en
lo que hace a la poca que aqu nos ocupa, y por ahora estamos lejos de
co1 1mr con claridad adnde iban a parar su aceite y sus dems produc
tos ( u l nlargen de algunas cantidades pequeas que partan para el R i n ) .
l l l l ll'lllltCtllc la costa medi terrnea, una delgada franja d e t ierras d e cul
l tVII h111dcmla de montaas, se hallaba mani fiestamente unida a las redes
1 1M altH y t:<Hllerciales estndar del imperio tardo (vanse ms adelante
lu'i pttp.IIHIS 1 063 a 1 064). No obstante, es posible que el interior de Es
pul\11 hnyu sido l a parle ms aislada, y desl igada, de todo el sistema con
1 1 1 1 1 1 111do por el mundo roma no hacia el ao 400, poca en la que se inicia
tl ptrfodo que exami namos.60
1 khc suhruyarse que estas prc t i c as se han ind icado aquf de modo
""'Y esquemtico. La circulacin de mercancas ha sido siempre mu
l'11o 111s compl icada de lo que hemos seal ado, y as lo atestigua la
l lt111 111t iva comp lejidad que muestra tanto la distribucin de n foras
l'OJ I IO lu de artfculos de calidad en el Mediterrneo romano tardfo.111
Esto l'llJU:ililuyc en parle un signo de que c.x istfa, ju nto a la puesta en cir
tultn:tn dl' 111 t 1culos por el listo, una actividad comercial; en parle Sl'
1\111 dt que d propio estado l'IU L'IIPIII. de mostrar mayor suti leza y de pal1111
lll t'Hl'IIHl'/', dl' 1 1 1 111 ngi11 r t U I I I I I I I J lOI ll' xtl 'll dl' l'X\'tkllllS pmvl'n t'll ls
t lt otm; y l'll plltll' indicto dt' l (lll' t'l glllllll, l'l v i no y tl m titl' ( pot 1 1 1 1 h11
hlut dt ottllS ptoductos ) llll l l'l l ll l lllll l ll l l l l l iOS u ll'lllll l l No ohsllllltt,
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I I I II M A 1 11'1 , I!S'I/\1111
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1 01 \ , 1 1 1 1 1 1< 1 1 11.' OCIII Il'rll C<lll 1 ll'I.'III.' I H : I I l'I'CC l' l l t l', N<lhn todo 11 l l ll'd l l l l l
< J I Il' lns 111 StOC I'l iC U S I'O I I l ! l i \ I I S , l'Oil t.:l [ l'!liiSCl i i'SII t ii.' J siglo V , l l ll' lll l l tl'
'
tlil'IHio coda vez lllenos allernutivas para pmceder de otro modo, t'l l t l lo
SI.' hu analizado eon algn detalle en la regin mejor dmumt:ntadn de
y de l su1. llh En principio, no dt
"'allq
( 1 :mopt'llll S cience 11oundat ion) de los aos 1 993 a 1 998, titulado pre
1 49
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' ''1HIIIaulll t111poo lhlt m tpl l l r , udulifi1HI I III, 1 1 1111 1111 todos IoN llt.;(l\'l'los tltl
l l l l .. l l l l l q1w huhkrun lop111do sohnvivu <.' 11 l'lllllqi il'r 1.01111 dudu. Estoy
'11'}' 1 1 1 1 1 dt l(lll' l'Sio l'S L'il'l lo; y SL' nplku iguui iiiL'IIIL' a In propil:dad ur is
I I H I'III t<.'ll tlL' tkrrus, <.' Orl lo veremos e11 el prox imo (;aprtulo. E l punto en
tl qu smgiLmn lns d i fercn<.:ias no fue el de la disposicin germnica a
upmpinrSL' de la mma11itas, sino en el de cunta onwnitcls quedaba an
por opropiursc.
l lny otros tres elementos propios de los reinos sucesores que son, e!l
1 1 1 1 opi11 i6n, ms importantes para comprender cmo se vino abajo e l
-tlstl'IIIH liscal y poltico del Occidente romano. El primero de ellos s
dt hll'ho la crisis, ya que remite al grado de confusin y de perturba
l'oll hlh.:a que pudiera existir en cualquiera de las regiones del imperio
tk ( kc..: idcnte y que hiciera que las instituciones encontraran difcil seguir
operundo adecuadamente. El segundo plantea una interrogante -en
l JIIl' prec isaban gastar el dinero los estados sucesores?-, pues, si
<.'jl<rcito se remuneraba mediante la concesin de tierras, si la adminis
trudn pblica (basada, excepto en el caso de la Italia ostrogocra:en-w
gobierno provincial, no central, de estilo romano) haba experimentado
una notable reduccin, y si el suministro de alimentos a la ciudad de
Roma tampoco figuraba ya en el orden del da, salvo en Italia, entoncs
la necesidad de recaudar impuestos debi de haber descendido enorme..:
l llcnte. El tercero, ntimamente relacionado con el anterior, estriba n
q11e la consideracin social del ejrcito se vio modificada en la poca
posromana, ya que los ejrcitos de los reinos romano-germnicos, defi
l l r dos en trminos tnicos, no vinieron meramente a reemplazar a ss
predecesores romanos, sino que se vieron integrados por una nueva
111 istocracia dotada de un papel sociopoltico ms amplio y de ambiciO
IICS de muy_su-perior alcance. Debern tenerse presentes estos par
metros cuando examinemos, uno por uno, cuatro de esos reinos: el del
frica vndala, el de la Espaa visigoda, el de la Galia franca y el de la
I talia lombarda.
No obstante, antes de centramos en esos ejemplos, hemos de consi
derar una nueva cuestin general: la del debate surgido en torno a las
teoras de Walter Qoffa!.t sobre el asentamiento brbaro. En 1 9 8 1 ,
Goffart propuso, en esencia, que los ejrcitos que se establecieron en
las distintas regiones de Occidente (al menos los fijados al sur del Loira)
111111 Hl''""" vlgt'llll'. HNI I I q l l ll'll' dt'l'I' l(lll' los t jl'rl'ilos uhlll hHiliH> l'llll
tillllllll l ll l t.' l:ihiL11do u n snlurio, pcw qut. d il'1 111 pngu ,.mld(n dt In l l nc
l'io11 dt i i i i JlliCStos asociuda u las espcdlicas pon: iones de 1 ic11 n de laN
l(lll' <.:ada soldado era 110.\'J)('.\', o husped, y <.:uyos impuestos l'l'cauda
hu directamente. Esta recaudacin directa podfa ac..: a bar convirtie11dost.
1.: 11 poco tiempo en una posesin defacto de la tierra, y de hecho L'So
es lo que ocurri -ya que Go(Tart tambin sostiene que muchos tk
los elementos clave que explican el poder que ejercieron en los siglos IX
y x los terratenientes sobre sus arrendatarios encuentran su origen L'l l
los pormenores del sistema tributario tardorromano-. Esto signi l'ica
que, al final, los ejrcitos terminaron integrados por terratenientes. Sin
embargo, el proceso fue mucho ms lento y complejo de lo que los
anteriores historiadores haban pensado jams, y, en s mismo, el s i
glo v no tuvo por qu ser una poca de crisis institucional, sino ni<.:a
r[ente de descentralizacin -tanto en el plano de la divisin del i m
perio e n reinos como e n e l del propio mecanismo de recaudacin de
impuestos, que fue arrancado de las manos de los curiales y transferido
directamente a sus perceptores especficos-. Goffart j ustifica todo
esto sobre la base de una nueva interpretacin de los textos relaciona
dos con la Italia ostrogoda y con los reinos visigodo y burgundio de
la Galia.74
La teora de Goffart no es imposible. De hecho, los estados pueden
entregar a los soldados porciones individuales de la recaudacin de i m
puestos. Los estados posteriores al califato abas lo hicieron al generali
zar las cesiones iqta, que consistan precisamente en este tipo de partici
paciones en el fisco, una prctica que sigui realizndose en el mundo
islmico hasta bien entrada la poca moderna (el ejemplo ms clebre
es el del sistema de los timar entre los otomanos). Tambin fue adopta
do, posiblemente por imitacin, durante el perodo intermedio del estado
bizantino (siglos IX a XIII), el cual le dio el nombre de pronoia. Como ya
se ha sealado, Goffart supuso que una recaudacin de impuestos tan
1 1 1"!1\
1 1 1 1 , , 1 '1 1 11 1 1hlt1 1 1 1 1 l i ii iN!Nil' t' l l l ( l ll' l l l l huy 1111 Nlllll lt'XI I l l ( l ll' HliSll'llgll
l t i i i i i J H'IIlt' lll lt'UIItl l lt < l o l l 1 11 l , Sus t'll l lros hll t l logmdo l l iOHl f'llt' qut in
1 IUMII Hllll l l ll' l l lll'H l'j l: t l l p l os I 'CS\1 1 1 1 1 1 1 C \ l : l l ldo I I ICIIOS 1 1 1 1 1higuos. l J u o de
I'NWl l'lt' t l l plos Sl' l'lll'llcl l l rn u los V"ria l l . 1 7, y sc t'l' lacioua con la con
t t' ,'l i l l l l , l' l l l t n l i n , d e u n a .wrs ( u n u part icipacin fiscal, segn GoiTart,
n l l t l t llt.' <k ac u e rd o con la teorfu a n t i g u a se t ra te de la porcin de u n a
1 t l tl't t ) u l sacl.rtlolc godo J3uti l a , hacia e l ao 5 1 O , concesin cuyo resul
tado din<:to fu e una dism inucin de la carga fiscal que gravitaba sobre
1 11 l' i 11 d 11 d concernida: Trente. Goffart lo i n terpreta como u n a demos
l nwit n d e que los im p u e stos de Trente decrecieron porque Butila tena
1 1h o m lu posibilidad de recaudar directamente una parte del montante.
S t n c l l l hurgo, Wo l f Liebeschuetz seala que el dato podra significar
iu u l mc n te que l a porcin de tierras de B utila haba quedado exenta de
i 1 1 1ptu:stos, ya que en ese caso la carga fiscal global tambin se habra
t cdud<.lo. 76 Y es muy J lamativa la frecuencia con que de hecho aparece
''" lus fuentes de l a poca la terminologa relacionada con la cesin de
1 kt ra s a los brbaros, mientras que no ocurre lo mismo con las ter
l l l i nologfas tradicionales vinculadas a los impuestos: existen leyes de
finales del siglo v promulgadas por el rey visigodo Eurico en las que
st p re v l a existencia de disputas sobre lindes entre godos y romanos,
lo que es difcil de explicar a menos que se postule un proceso de re
put lo de tierras.77 Sigue dando la impresin de que lo que ms firrnemen
l l' s o s t i e n e n las fuentes en todas las regiones, sobre bases empricas,
l'N l a exi stencia de algn tipo de cesin de tierras destinado a promover
los usentamientos.
thsdcJlables.78 En esencia, esto se debe a que presenta un gran panora1 1 111: J os grupos germnicos pudieron asentarse en el interior de un sis
l l' I I HI fi s c al romano an operativo, tal como sucediera con los visigo
dos en el ao 418, con los burgundios en el ao 443 o con los ostrogodos
l'll 493, sin que tengamos constancia de la existencia de dificultades,
tkhido a que todo lo que se precisaba cambiar eran unos cuantos deta
l les fiscales, con lo que, al mismo tiempo, pueden soslayarse los aspec
tos complejos relacionados con las cesiones de una o dos terceras par
les de las tierras. Sin embargo, a la inversa, puede decirse que esta gran
panormica no le secunda por entero en otros aspectos: eran demasia
dos los asentamientos germnicos de organizacin caractersticamente
menos acabada (los de los vndalos, los de los francos, o los de los
lombardos); en cualquier caso, no existe ninguna razn particular que
l'X p l ique por qu es preciso suponer que se utilizaran los mismos pro-
l . A IC )1{ M A 1 11 l. 1 !.'1 1 A 1 11 1
1 :1 . 1
y pes.: u
1 1 1 1 sus1. i t:ll' en ni ngn cuso u 1 1 nfasis retrico, a pa rece al menos con re
u l midud cn sus cscritos."0 Por esa poca, no se consideraba an la po
s i h i l idml de u n desplome del sistema impositivo: veremos que un siglo
,ko.H ILs. e incluso en fechas posteriores, todava sobrev ivan en la Ga
l l o n l f u nos impuestos (pp. 1 78- 1 90). Y en la Italia ostrogoda. el siste
' " " I ISL'lll aparece sistemticamente documenta_do: el estado ostrogodo,
qul' 111111 comprenda Roma y el gobierno central del imperio de Occi
dl'lllL', s i t uado en Ravena, fue sin duda el estado sucesor que ms plena
l'l l l l l i ll u idad dio a todo el conjunto de procedimientos fiscales roma
l l l ls . H ' El derrumbamiento del sistema tributario del imperio romano
l'S d uramente posterior a l a fundacin de los reinos brbaros.
Pe m, en esta poca, para qu se lo utilizaba de hecho? No es fcil res
pomler a esto con material del siglo v. Para tener una mnima idea de
.
deberemos adoptar una perspectiva de ms largo plazo, y exami
llo,
nar la cuestin en el plano regional.
I I M' I I I . lu ICI I l l inologfn t 1 ihutmin,
O l l l l l i prcscntc,
NC
1 (t
1 11 1
11 1 ' 1 11
J l l tA I I
MIIJ IJ\
1 A
l ihl'l llll 1 1 1 1 1 11 1 1 1 11,.., .j li'lll'IIIOI'; l'll l IWIIIII q lll' 1 1 1 111 d1. los l'fl'llll'IIIOS dl'
1 t llll f i i i i-!IIIS l lll' In SIISIIIIIl'illl t'X f l i O f >lllt'IOII dt los l ll'ITIIS aristm;r:
1 i 1111, y qut los gn11Hk's lt.'ITHtenknt;,o. uuscnlcs, que crun uno do los ms
f v:utll's f11<:tores de la eco1101llfa uf'ricunu, resi<.lfan en su mayor par11' 11 R o 1 1 11 1 . 1 >ado que la propia frica, si n embargo, fue conquistada
1'1 1 1 1 "III H'It'nlt' ntpidcz, pese a las crnicas que re fieren con muy negros
t i nh''> 1111-1 ol rm:idades vndalas (Les vandales n 'taient pas, a coup
d1 (
1'"111
I J II\111
l i oH ausentes.ll5
1 s preciso decir inmediatamente que l a estructura interna del estado
v(llldalo est excepcionalmente mal documentada. No obstante, resulta
ul i 1 dehatir acerca de frica, ya que es un buen ejemplo de cmo pudo
hulwrse organizado un estado sucesor en caso de que se hubiera esta
hll'l'ido en una poca en que las instituciones romanas seguan funcio
lliliHio an plenamente, con una irregularidad mnima. Para empezar,
l'l'ilndo estaba muy romanizado y los reyes vndalos se comportaron en
ll llll'hos aspectos como gobernadores romanos. Esto se apreci a de for
tl la muy notable en sus polticas religiosas, pese a que hayan- sido pre
l ..,a111ente ellas las que les hayan hecho objeto de tan mala prensa a los
oos de las generaciones posteriores, debido a que, procediendo de igual
tnunera que cualquier emperador, consideraron que su propia variante
del cristianismo, el arrianismo, era la nica legtima, y a que persiguie
l'on, al menos de forma intermitente (principalmente en el ao 484, y en
lu dcada de 5 1 0), a cuantos juzgaron herejes, condicin que no obstan
te se aplicaba a la totalidad de la poblacin de frica, ya fuese catlica,
donatista o maniquea. No obstante, l a persecucin que emQrendieron
fue exactamente anlo_? l a de cualgyier_ emperador catlico. De he
l'lto, se haba copiado de mooelosromanos: el Edicto de Huneoco del
-
1 11 1 1 111'1\ 1 10
Hl l'UIII I'll l'i l'llllliiCIHIIIII l'" IIJ III l'OJllll dll t'l'lll y tx pl ll l l ll dl' 111 1:1 ll'Y
llllll
ludu por l lotHII IO t'll l' l mlu 4 1 2 contru l'l uonut isruo en l11ca,
Jlll
incluso i.' ll los pormcnor;s de su tabla de sam:iones, que eran distintas
pum los miemhros de las d i ferentes jcrarqufas sociales romanas.x6 Los
1 1 H 1delos imperiales son de hecho las nicas fuentes visibles para cono
l'l'l prct icamente cualquiera de los aspectos del estado vndalo. Cier
turnonte, es d i rci l considerar que la administracin fuera distinta, ya
que i>Qeraba por medio de una compleja red .de funcionarios (que en su
tnuyorfa eran de ascendencia tnica romana), unos funcionarios que
s(m precisamente los que destacan en nuestra pobre documentacin.
11fl11
tiara como gobernador de frica el mismo papel que haba tenido antes
del ao 439 -pues ese rol haba sido asumido ahora por el rey-, y pue
de que su cometido fuera, como ha propuesto Paul Barnwell, ms simi
lar al del prcefectus urbis de Roma). Se les pagaba tanto en metlico
CQ!n.Q_en espec.,!_tl como suceda con anterioridad al ao 439. Entre
llos figuraban algunos funcionarios proviciales, ciersupervfsor
de la n..o.sta pblica con el que se rene Belisario en Sullecthum {S'alac
la) en el ao 533, y como el funcionario fiscal residente en la ciudad, el
procurator, cargo que Fulgencio, futuro santo, desempe brevemente
en tomo al ao 490. 87 Segn la legislacin imperial, os procuratores
habran sido curiales, pero ste es el nico argumento que aboga en fa
vor de que stos hayan conservado alguna responsabilidad fiscal en tiem
po de los vndalos, ya que en ninguna parte se hace referenci a a que de
sempearan este papel tras la conquista bizantina, lo que indica que,
para entonces, su rol ya haba cesado. El siglo vndalo es el perodo en
el que es ms probable que terminara la recaudacin dlmpuestoscen
tralizada en las ciudades, junto con la autonoma poltica urbana,-plan
teaffilerito en erque abunda el hecho de que en las ciudades africanas se
constate por esta misma poca un declive de las zonas prximas al foro
(vanse ms adelante las pginas 903 a 906). Resulta cuando menos po
sible que los vndalos centralizaran simplemente la recaudacin de im
puestos, tal como ocurriera con los romanos del este (vase ms arriba
la pgina 1 3 1), y que lo hicieran por las mismas fechas, esto es, en torno
al ao 500. 88
En cualquier caso, es evidente que se siguieron recaudando impues
tos durante el perodo vndalo: hay varias referencias a este hecho, as
como, segn es ya habitual, a su cuanta y carcter opresivo. Los impues-
see
I'Ht i l llut'IOII de los i ngrl'sos l'iscn il's, d.:hi <k Sl'f' nquf. 1\dclns . los da
tos d\1 HSl'lltll l l l into dl los vundnlos l'll timns llll'llks 110 son <knwsin
do nllll.' l l l l'llh'N, M' l r 1 111t1111 llllll'ol llll'llll' 11 1 11' l'll' I I H'IIIIt'l p1 ohntor io s y
,
159
1 Cd
1 1\ II II( M A l ll'i f iS I A I H I
l l l l l i n i .. l ll l l l l l l l l ll'II(OS 11 ( ' oiiS( l l l l l l l lOpla ( Vl'IISl' l ll llS IHk l a l l l l' 111.., J)llpl
1111 ,.!() 1 >( ) \ ), S n l l! l l lhmgo, bajo lu dwninnl'lon van dul u, d hLcho dt tI H'
1111 n t o; l ll'Sl' 11 1111 llL't'l'Sidad recaudatorw pc n 1 1 i t i o una involucion l' l l In
1 1 11 1 1 1111/11 dt i m p uest os . Y esto, a largo p la :t.o, hahrfa eamhiado l'l l su lo
l u l ld.td l' l l u nd awe n l o del estado.
l l l t l ruso <k los vndalos, he dedic.;ado cie rto t iempo 11 u11 I I IHil'l i H I
1 1 luiiVIIII It'llll' l'sca so . Ello se dcbe a qm:. en e l siglo v. los vnndalos con,..,
l l l l l y t 1 1 t l nwor ejem p l o de c.;onquista r)l(la dl! u n a prov i ncia l ll'tt. Po1
l 1 1 qtt hure 11 la eficacia y a la facilidad de su ocu pac i n . el u n ico p11 1 11
l1 l t 't l l lt l l'S l' l de la loma rabe de S i ria, Pales t i n a y Egipto ( a< k l l iiiS dt
l 1 1tl, l t'll l ilntpos de 'U m ar, a q u ie n ya se ha citado por haher oplmlo pw
11lt1t lltlt ivns d i ferentes a las de G iscrico. Sin em b argo . si los vund11los
' "'''tl l l llYL'I l un modelo se debe precisamente a la firmeza y a In solultt
111' l t l t H uuwl de ese punto de partida: Jo 9J.le hacc_g_ue un sisiL'Illll IIM'til
n wdu wnirse ahajo, incluso en circunstanciasfa\lot:ablc!i. es d lll'l'ho tlt
: acion. 1 \1 pu
qt 11 n o nsu l l c estructuralmente nccesarioJ?ara Ul:u!_Q.(lli l n i t.
1 1 11 - l t N J t lo que mayores semejanzas presenta con el caso de los vu nd u l t 11
1' 1 1 ( kddcnle es el de los oslrogodos; y adems est mucho l l Hjm dot l l
l l l l ' l t l udo. S i paso a q u f por alto a los o st ro godo s en tanto q u c ohtlo dr
, . ., t l ldJo Sl' debe e n gran medida a que, en I talia, su dom inio duro I I H' I IWI
dt lu l lt l l m l de la hegemona de los vndalos, y a que, en consecmnl'lll, l'l
'l l l l tluo n largo plazo res ul ta menos visible. No obstante, d i ferfun d1 looo
\ ,uulnlos en ulgu nos as pec to s clave. En primer luga r, I talia haba v iv ido
1 1 1 111 I' XJ ll' d enc i a considerablemente traumtica a lo largo del 1 md i o st
l 1 1 lltlll'rior a la penetracin de Teodorico en la pe n fns u l u , ocunidu l'll
l ut\o 1'>0: qu iz la i nvasi6n no fuera la mxima causa de csa zm.ohm,
J H' I I I ul 1 1 1e no s la pert u rbaci6n de su equilibrio fiscal, generadu pn't'lSII
1 1 11.:111l' por In presencia de los vndalos en frica, sf que contribuyo 11 pm
Vtlt.:tl l ln. I t a l i a no posea una estructura inst i t ucional tan s(>l ida coliiO 111
1 1 1 1 iuuw, y de hecho se atribuye a Teodorico la autora, no sin Vl'I'OS i l l l l
l il l ld, dl' u n a notuhlc labor d e reconstruccin. E n sc u nd o l ugar, l l u liti i i C I
NUfrfu l'l m i s m o desett u il i briu p re su p ue sta ri o que A fricn, yu qm lllTI'Nt
l i lhll ohttmr de su propio ll'l'ritorio s u m i n istms para Ronw, wst 11 ql lt'
tl tjt'rdto ustrOAOdl>. ul igual qut el vndalo, se huhiest nstntndo l'll Jlll l
ptdudl'S r u st il' us, y u pcs:u i nl'luso de tj liC el h l l l lUJW uc lu l' l l l < h u l dt
Ro11111 sigu tl'tll tltcr ecitndu puulat i nu uu: ntc.. Po1 eonsigu t'llll', 111111 dt 111..,
1 OSIIS tlll' lt)l{ Vtria 110 llll'Sl igllllll t'll u h so l l l l t l l' Sd uc:;pltHl ll' t lsal. Pro
I'I IJllll hmt ll'll'll'llt'ia lll lll'dlo dt ql ll', t'll d 11f1o )iJ 1 , los l'Ol lqll tS(lldl ll t'S
I I II I IIII IOS l' X lg ll'l'l ll l tl cohm dt i i i i J Hil'S(OS lll l'IISIIdOS, pt'IO 110 llll'llt'lllllll
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