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Arte y Subversion

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ARTE Y SUBVERSIN

Alberto Boixads

Biblioteca NS

Libros Para Ser Libres


1

Solamente Banca y Subversin?


No! Mucho antes: Arte y subversin.
Fue Picasso un pintor subversivo, genial o demonaco?
Es la msica en s misma una herramienta de cambio social y poltico?
Hay alguna relacin entre los asesinos de Sharon Tate y la msica?
Tienen Los Beatles una elevada cultura musical?
Tiene conexin la cancin Lucky in the Sky with Diamonds con el L.S.D?
Gabriel Garca Mrquez, Carlos Fuentes, Julio Cortzar, Mario
Vargas Llosa. Son francotiradores o constituyen ejrcito regular?
He intentado exteriorizar la ansiedad . . . de mis personajes a travs de los
objetos, hacer hablar a los decorados, traducir la accin en trminos visuales,
proyectar imgenes visibles del miedo, la pena, el remordimiento, la
alienacin, jugar con las palabras, he intentado por tanto ampliar el lenguaje
del teatro . . . Es motivo de condena ? UNESCO
Qu ocurre con la liturgia de moda actualmente en la Iglesia Catlica?

OBRAS DEL AUTOR


PRIMAVERA SAGRADA. Editorial Huemul (Clsicos Huemul, n 81).
Cuarta edicin. Buenos Aires, 1974.
LITERATURA Y PODER. Ediciones Theoria. Segunda edicin. Buenos Aires, 1967.

CARTAS DE VIAJE. ACERCA DE LA REALIDAD IBEROAMERICANA.


Editorial Aret. Buenos Aires, 1968.
ESPAA ENTRE EUROPA E HISPANOAMRICA. Editorial Aret. Buenos
Aires, 1973.
Segunda edicin: noviembre 1977

Durante los prximos aos el mundo occidental arriesgar la existencia


de la civilizacin. Pero pienso que no se halla consciente de ello.
ALEXANDER SOLYENITSIN

No implica la creacin potica, una determinada concepcin del hombre y del


espritu? PAUL VALRY

NOTA A LA SEGUNDA EDICIN


La sbita y explosiva acogida que mereci la aparicin de ARTE y SUBVERSIN nos ha
obligado, a menos de dos meses de aquella, a lanzar una segunda edicin.
La avidez que acosa al hombre de nuestros das por conocer los canales y vehculos por los
que transita una "moda intelectual que trata de imponer tina dictadura mental", ha hecho que
nuestro ensayo ocupe la atencin preferente de todos aquellos que piensan en nuestro
destino.
En agosto de este ao un matutino de Buenos Aires se ocupaba en prominente editorial de "ha
realidad cultural de Occidente"1 expresando que la informacin, educacin y cultura procuran
ser monopolizados internacionalmente por una vasta, difusa, matizada tendencia que, sin
embargo, muestra en la prctica la cohesin de una verdadera secta, directa o indirectamente
al servicio de Mosc, Pekn o sus filiales. Y porque como dice el mismo editorial: No es fcil
descubrir cmo llegaron las cosas hasta este punto, creemos que nuestro trabajo cumple una
doble misin: a) marcar o insinuar los caminos, descubriendo el juego de cmo las cosas
llegaron hasta este punto, y b) revelar esta dictadura mental, la menos denunciada de nuestro
tiempo. Las confusiones en que sta se funda tienen fuerza de dogma; as todo progreso es
identificado, sin ms, con la izquierda, a la que se pretende asignar un valor absoluto. Y la
izquierda as concebida [...] no puede ser sino aberracin y violencia, incapacidad para
comprender la totalidad real de la sociedad humana.
Y concluye el editorial: Es muy grave que los responsables de estas inconsecuencias sean
justamente escritores con influencia creciente y cada vez menos discutida en todo el mundo.
Buenos Aires, 3 de octubre de 1977.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1 "La Prensa", 5 de agosto de 1977.


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PROLOGO

Las corrientes poticas y artsticas de nuestra poca se han venido caracterizando por una
proliferacin desorbitada de propsitos y realizaciones. No es que semejante pluralidad
constituya una riqueza digna de loa. Al contrario, lo que se est manifestando all, es cierto
incontenible afn nihilista que tiende a hacer tabla rasa de todo cuanto se haya creado en el
pasado y, en especial, de ese privilegio humano por el cual somos cada uno de nosotros una
imagen y semejanza de Dios. Este privilegio francamente ennoblecedor es nuestra condicin
espiritual, que nos constituye como una especie de isla dentro del mar del Universo visible, o
bien, como la cumbre privilegiada de una alta montaa, y que se proyecta en el orden de
nuestras actividades por la voluntad y la razn; en otros palabras, por la facultad intelectiva y
por la capacidad de determinarnos a nosotros mismos en la esfera de acciones propiamente
humanas. Adnde han conducido y en qu han fructificado estas tendencias tan dispares y
tan contradictorias entre s? Pues a aquello que plasm ese baturro inmortal que fue Francisco
de Goya en uno de sus aguafuertes, que lleva por ttulo El sueo de la razn engendra
monstruos. S. Goya tena razn. El sueo de la razn engendra monstruos. Nos lo viene
diciendo nuestra experiencia cotidiana desde hace muchas dcadas. Pero existen dos maneras
de hacer soar a la razn, aunque valdra mejor decir, que se trata de dos fases de un solo y
mismo proceso. Estas etapas son: la de desvincularla de su objeto connatural que es la
realidad o la verdad, y la de someterla al influjo tiranizante de las potencias inferiores de
nuestra personalidad, es decir, el hacerla caer de ese trono benfico en que la ha establecido
Dios con el fin de que vaya orientando y rigiendo todas nuestras restantes facultades y, por lo
mismo, el cortar violentamente los vnculos que la unen con la inteligencia infinita que es
manantial de toda verdad y de toda existencia.
Las corrientes artsticas que espiritualmente pertenecen al mundo moderno, al mundo esttico
que se ha constituido en el mbito de nuestra civilizacin cristiana y occidental revelan un claro
e indiscutible atesmo. Ostentan un humanismo que, lejos de ennoblecer las condiciones
tpicamente humanas de espiritualidad y racionalidad, las privan de su desarrollo normal, que
slo puede lograr sumergiendo sus races en las aguas vivificantes de la Gracia. Porque no
nos engaemos: desde que el pecado original dej a la naturaleza humana herida y
menoscabada, resultar imposible para nosotros, por ms esfuerzos que hagamos, alcanzar la
normalidad en un clima exclusivamente natural.
Tal es el misterio de la Sobrenaturaleza. Gratuita por definicin y, por ende, trascendente a
cualquier esfuerzo de cualquier criatura, resulta a la postre restauradora de una normalidad
que, por creacin, debi el hombre alcanzar en virtud de sus facultades naturales. Ese carcter
gratuito, por inescrutable designio de Dios, viene as a erigirse, bajo cierto aspecto, como un
complemento que perfecciona en modo exclusivo nuestra naturaleza racional.
Esta normalidad es lo que las corrientes espiritualmente modernas del arte y de la creacin
humana rechazan con decisin inapelable, abominando asimismo de cualquier apertura hacia
una realidad trascendente. Es cierto que ningn artista, en cuanto tal, puede dedicarse a
demostrar ninguna verdad especulativa, al modo como lo hacen los cientficos. El artista
escritor, msico, escultor, arquitecto... no est encargado de demostrar nada, pero s est
encargado de mostrar algo, y ese algo es su propia

personalidad en lo que tiene, no de especfico, sino de individual, de irreiterable. Pero,


cuidado!, porque la proyeccin de una personalidad en una creacin potica o artstica no
significa una manifestacin de individualismo, ni mucho menos de solipsismo. La persona
humana no constituye un individuo aislado y desligado de cuanto le rodea. No. La condicin
humana supone toda una serie de vnculos que nos enlazan, en primer lugar, con Dios y,
luego, con nuestros semejantes, en quienes debemos ver a hermanos nuestros desde que
todos somos hijos de un mismo Padre que est en los cielos y que hace llover sobre justos y
pecadores.
Santo Toms nos advierte claramente que el fin de nuestras actividades es nuestra felicidad;
en otras palabras, el conseguir nuestro Fin. Lo que el santo Doctor dice expresamente de las
ciencias, puede hacerse extensivo sin ninguna dificultad al resto de nuestras acciones
humanas. Pensemos que el arte es para el hombre y no el hombre para el arte. Por eso, el
creador escritor, msico, arquitecto... deber procurar instintiva y no deliberadamente, no slo
para s sino para los dems, el perfeccionamiento humano. Y en estas condiciones, no podr
sino profesar un profundo respeto por la condicin de imagen y semejanza de Dios que
ostentamos desde el momento en que somos espirituales y, por ende, dotados de inmortalidad.
Esta condicin sublime es la que combate el arte espiritualmente moderno y nos debe impulsar
a enfrentar sus manifestaciones con espritu crtico, a fin de no vernos envueltos y presos en
sus redes. Naturalmente que no pretendemos desconocer categoras estticas. Solamente
queremos destacar cmo las categoras estticas no poseen ningn derecho contra Dios. Si
llegada la ocasin alguien declara que no puede hacer arte sin violar los preceptos que rigen
nuestra vida, est condenado por el hecho mismo, desde un principio, a renunciar a toda
actividad creadora. Felizmente la disyuntiva que plantea en este sentido un gran nmero de
artistas contemporneos es absolutamente falsa. No era posible que el Autor de toda Verdad y
de toda Belleza pudiera desautorizar a quienes, prolongando su actividad creadora inefable,
procuran imitarlo en la medida de sus fuerzas. Incluso muchas manifestaciones artsticas
contemporneas que, por estar conformes con las exigencias ms nobles de nuestra condicin
humana, han prolongado hasta nuestros mismos das el concepto cristiano y catlico del
hombre y del mundo, demuestran la posibilidad de conciliar las exigencias estticas con las de
la Ley de Dios.
Ese carcter fallido de las manifestaciones del arte, que pertenecen espiritualmente a los
tiempos modernos, es lo que Alberto Boixads, gran seor, gran maestro y gran amigo, va
mostrando a lo largo de las pginas de este libro verdaderamente estremecedor. El autor va
descubriendo la turbia actitud de aquellos que se presentan ante las miradas de un pblico
frvolo y apresurado el noventa por ciento del pblico lector de nuestros das como simples
escritores o artistas de vanguardia, ocultando maosamente y con refinada hipocresa los
propsitos que los animan, de destruir todo cuanto, de una manera u otra, lleve consigo y
manifieste la marca de nuestra condicin de hijos adoptivos de Dios. En conversacin
sostenida con l aqu, en Santiago de Chile, tres meses atrs, nos expona su tesis de que, en
el mundo de los artistas y escritores de vanguardia no existen francotiradores. Al contrario,
todas las circunstancias que all se nos van presentando obedecen, en su verificacin y en el
orden con que se van sucediendo, a un propsito cuidadosamente planeado y estudiado. Eso
lleva a nuestro autor, a llamar la atencin de los lectores descuidados, con el fin de que no se
dejen seducir por los mritos estticos que podran ostentar las creaciones del arte
espiritualmente moderno, porque stas, en su mayora, encierran un veneno mortal, tanto ms
terrible cuanto que no atenta contra la vida temporal sino contra nuestra vida futura.

Alberto Boixads habla con claridad meridiana. Nos habla tambin de modo extremadamente
sugestivo. Nos desentraa las conexiones existentes entre una actividad aparentemente tan
apoltica como es la artstica y literaria, con la revolucin que viene corroyendo a la civilizacin
cristiana a partir de los das de la Reforma protestante, y que se ha prolongado, a travs de
etapas histricas de menor importancia, hasta la hereja modernista que fue condenada por
San Po X y que actualmente est asolando la vida sobrenatural de la Iglesia. Tal como se ha
hecho la revolucin poltica nos advierte nuestro autor se est llevando a cabo la revolucin
esttica, artstica, literaria, con una ferocidad, que slo admite parangn con su hipocresa. Es
que nos estamos enfrentando con la Revolucin integral, y en esta lucha que es de vida o
muerte no estamos autorizados para inhibirnos y mantenernos neutrales. No tenemos ningn
derecho a mantenernos como espectadores. Tenemos, en la medida de nuestras fuerzas y de
nuestra condicin, que ser agonistas, como deca Unamuno es decir, luchadores y an
protagonistas. Cualquier otra actitud es indigna de un catlico, fuera de que, cuando llegue el
da de las Grandes Cuentas nos lo demandar Quien dijo asimismo que, de aquel que se
avergonzare de l, se avergonzar El mismo delante de su Padre Celestial.
Nos urge darnos por aludidos con el toque de alarma apremiante de Alberto Boixads. De
sobra tiene l categora para que le prestemos la ms profunda y eficaz atencin. Ser sta la
mejor manera de rendir homenaje a este denso y esperanzado libro y de cooperar a la derrota
de aquel enemigo que, como nos dice San Pedro, anda dando vueltas como len rugiente
buscando a quien devorar.
OSVALDO LIRA, SS. CC.
Profesor de Metafsica en la
Universidad Catlica de Chile
Santiago, 30 de junio de 1977

INTRODUCCIN
"El artista no es una clase especial de hombre, sino que cada hombre es, ms bien, una
clase especial de artista", deca el pintor Delacroix.
Esto significa que no slo es artista el creador, sino que tambin lo es el receptor, ya que el
hombre, cualquiera que sea su condicin espiritual y social, dar respuesta a algn tipo de arte.
El artista no es necesariamente un individuo raro o excntrico; las ms de las veces es un
hombre comn. Ciertas excentricidades de los artistas son sobrevaloradas con fines no
artsticos.
"La apreciacin de la buena forma, la percepcin del ritmo y la armona, el instinto de hacer
que las cosas sean esbeltas y eficaces constituyen caractersticas humanas normales, ms
innatas que adquiridas y que sin duda estn presentes en el nio desde los primeros aos"1.
El ser humano no puede eludir esta ancestral manifestacin de la cultura que es el arte, puesto
que vive en pueblos y ciudades que obedecen o no, a una visin artstica. El hombre mora en
casas hechas con un determinado criterio, donde el artesano artista con frecuencia cumple una
misin primera; escucha, quiralo o no, msica, o lo que algunos llaman msica; lee revistas y
libros; asiste al teatro; ve pelculas y televisin; y muchas veces oye o forzosamente mira cosas
que no le gustan, pero cuyos reflejos le llegan de mil modos. As, no podr ignorar la pintura
ms vanguardista, cuyos cuadros no solamente estn en exposiciones o exhibiciones, sino
tambin en oficinas pblicas, salas de espera, despachos, consultorios y con frecuencia aun en
su propia casa. Este mundo artstico, fluido y avasallador, va influyendo en la sensibilidad del
hombre y por ende en su mentalidad.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1 Herbert Read, Las races del arte, pg. 81. Ed. Infinito. Buenos Aires, 1971.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

En los distintos perodos histricos casi todas las manifestaciones artsticas: pintura, msica,
letras, arquitectura, escultura, son expresin de un modo de ver e interpretar el cosmos, Dios
y el hombre mismo. Eso significa que toda realizacin artstica tiene, en forma implcita o
explcita, una concepcin filosfica o antifilosfica, religiosa o antirreligiosa, o combinaciones
de ambos extremos.
Es muy comn que ese mundo artstico, con carga religioso-filosfica de distintos signos, o
atea, estimule el trnsito del alma por caminos insospechados, con ineludible presencia en el
orden social. En la actualidad no se puede negar hay una preponderante creatividad artstica
sellada por el atesmo.
Pero el total de la actividad artstica no siempre obedece a las pautas dominantes en un
determinado perodo histrico; siempre habr individualidades o grupos que se mantendrn
en cauces anacrnicos fuera de su tiempo y por eso mismo, con relativo peso e influencia
social.
Se plantea consecuentemente la importancia del arte en la educacin del nio, hombre del
futuro, quien en su desarrollo fsico y espiritual debera adiestrar todos sus sentidos, en
comunin creadora, con sonidos, colores, texturas y consistencias; en una palabra, en

Comunin con la esencial diversidad de la naturaleza, para estimular sus energas


creadoras y hacer fructferos sus momentos de ocio.
Se habra de estimular tambin una lenta maduracin espiritual pareja a la destreza que se
adquiere en contacto con lo concreto.
Se llegara as, en forma natural, a comprender que "el arte consiste en conseguir que el ritmo
se inscriba en una materia ya sea color, piedra, sonido o palabra sin que su esencia inmaterial
se vea comprometida y sin perder en lo ms mnimo su libertad. Comprndalo o no, el nio
puede llegar con el tiempo, a travs del arte, no solamente a canalizar su sensibilidad y su
inteligencia, sino tambin todo su mundo espiritual, que comenzar a deslizarse en un mbito
de smbolos.
Vislumbramos consecuentemente la importancia del tema, en su verdadera dimensin. Se
argumenta vlidamente, que el mundo del arte goza de una autonoma que no tiene por qu
proyectarse a niveles sociales o polticos. Desde un punto de vista meramente esttico
puede admitirse, pero desde el ngulo de la cultura y su ponderacin en la historia, de
ninguna manera podemos cerrar los ojos a esa proyeccin.
Haremos alusin a ciertas corrientes pictricas y musicales para detenernos luego en el
mundo literario.

PINTURA

Las tendencias ms audaces en pintura no pretenden reproducir la realidad, sino


solamente representar un juego de tensiones y colores.
A comienzos de siglo, el pintor Kandinsky, rompi con los ltimos contenidos sagrados que
haba en pintura y que las corrientes progresistas an respetaban. Por ello dijo: "La fe cristiana
en el ms all por paradjico que suene, en el arte medieval, siempre se presentaba bajo las
formas del arte figurativo". Slo el atesmo abre paso a la creacin absoluta anti tradicionalista.
La barrera religiosa impidi que se irrumpiese en el terreno de la absoluta abstraccin de la
imagen. El mismo Kandinsky nos explica cmo la visin de los impresionistas constituy el
aprendizaje primario para poder llegar a su descubrimiento de la pintura absoluta.
Observando el lienzo titulado "Montn de heno", de Monet, sent que a este cuadro le faltaba
el objeto temtico... La pintura adquira una fuerza y magnificencia fantstica. Porque el
cuadro no existe con motivo de determinada cosa, sino por sus cualidades pictricas, por la
vivencia que trasmite.
Por eso el pintor Georges Mathieu se atrevi a decir: "Hay que desencadenar la liberacin de
toda la esttica anterior. Un arte esttico de la conciencia sustituir a una conciencia esttica
del arte", y agregaba: "Estamos en los albores de un arte nuevo que desencadenar
procesos indecibles, un arte nuevo que crear un hombre nuevo". Esta afirmacin aunque
parezca disparatada, encierra una gran verdad, ya que el arte conlleva un gran poder de
conversin. Conversin que, a travs del arte, ilumina el terreno poltico o religioso.
Quien visite Mxico con ojos penetrantes, comprender la influencia que los pintores Ribera y
Siqueiros han significado en la vida espiritual de su pueblo. Han mantenido vivo en el mundo
de las imgenes un sentimiento antiespaol, que aflora en la superficie del alma mexicana, ya
que nunca en las profundidades como hemos analizado anteriormente 1, porque el alma
mexicana es la ms plenamente espaola de Hispanoamrica.
Los murales de estos pintores en el Ministerio de Educacin, en el Palacio de Corts, en
Cuernavaca, y en muchos otros sitios- son una vertiente que alimenta esa sensibilidad, en
constante conversin antiespaola y anticristiana. Hace falta reflexin muy profunda para
anular esa influencia y alcanzar las fuentes cristalinas de la verdad histrica.
Para sintetizar esta breve incursin en el mundo pictrico y sus relaciones polticas,
mencionaremos parte de un artculo del estudioso espaol Joaqun Garca de la Concha,
quien dice:
"Un espaol genial contemporneo nuestro, Pablo Ruiz Picasso, ocup el mando de las
avanzadillas revolucionarias en el mundo de las artes plsticas. Fue un monstruo de la
demolicin. No ha existido, jams, nadie que tuviese la capacidad destructora que l tuvo. Fue
el mayor revolucionario, en las artes plsticas, de todos los tiempos". Destruy pintando y
derrib escribiendo, y por hacer revolucin, la hizo hasta con sus declaraciones al pblico y
con su vida privada; como ejemplo, transcribimos el texto ntegro de unas declaraciones
suyas, hechas a la revista de L 'Association Populaire des Amis des Muses, "Le Muse
Vivant", n 17 18, del ao 1963.
Dice as Pablo Ruiz Picasso:
"Cuando yo era joven, igual que todos los jvenes, tuve la religin del arte, del gran arte;
pero con el correr de los aos me he dado cuenta que el arte, tal y como se lo conceba
hasta el final de 1800, est ya acabado, moribundo, condenado, y que la

Pretendida actividad artstica, con todo su florecimiento, no es ms que la manifestacin


multiforme de su agona. Los hombres se apartan, se desinteresan cada vez ms de la pintura,
de la escultura, de la poesa; aparte de las apariencias contrarias, los hombres de hoy tienen
puesto su corazn en otra cosa muy distinta: las mquinas, los descubrimientos cientficos, la
riqueza, el dominio de las fuerzas naturales, y de todos los territorios del mundo. Nosotros ya
no sentimos el arte como una necesidad vital, una necesidad espiritual, como era el caso de
los siglos pasados.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1 Alberto Boixads, Cartas de viaje. Acerca de la realidad hispanoamericana. Editorial Aret.
Buenos Aires, 1967.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------"Muchos de entre nosotros siguen siendo artistas y ocupndose del arte por unas razones que
tienen muy poco que ver con el verdadero arte, sino por espritu de imitacin, por nostalgia de
la tradicin, por inercia, por el gusto de la ostentacin, del lujo, de la curiosidad intelectual, por
moda o por clculo. Viven todava por costumbre y por snobismo, en un reciente pasado,
pero la gran mayora de ellos, en todos los medios, no tienen ya una pasin sincera por el arte,
al cual consideran, todo lo ms, como una diversin, un ocio y ornamento.
"Las nuevas generaciones, amantes de la mecnica y del deporte, ms sinceras, ms cnicas
y brutales, irn dejando el arte, poco a poco, relegado a los museos y a las bibliotecas, como
una incomprensible e intil reliquia del pasado. En el momento en que el arte ya no es
alimento de los mejores, el artista puede exteriorizar su talento en toda clase de tentativas de
nuevas frmulas, en todos los caprichos y fantasas, en todos los expedientes de la
charlatanera intelectual. El pueblo ya no busca ni consuelo ni exaltacin en las artes. Y los
refinados, los ricos, los ociosos, los destiladores de quitaesencias buscan lo nuevo, lo
extraordinario, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. Por mi parte, desde el cubismo y
ms lejos an, he contentado a esos seores y a esos crticos con las mltiples
extravagancias que me han venido a la cabeza, y cuanto menos las han comprendido, ms
las han admirado. A fuerza de divertirme con todos esos juegos, con todas esas paparruchas,
esos rompecabezas, acertijos y arabescos, me hice clebre rpidamente. Y la celebridad
significa para un pintor: ventas, ganancias, fortuna, riqueza.
"En la actualidad, como sabis, soy clebre y muy rico. Pero cuando estoy a solas
conmigo mismo, no tengo el valor de considerarme artista en el sentido grande y
antiguo de la palabra.
"Ha habido grandes pintores como Giotto, Ticiano, Rembrandt y Goya. Yo no soy ms que un
bufn pblico que ha comprendido su tiempo. La ma es una amarga confesin, ms dolorosa
de lo que pueda aparecer, pero que tiene el mrito de ser sincera".
Confesin de un hombre que tena visin clara, y conciencia de lo que es el arte y su misin
profunda. Confesin que lleva implcita una de las tragedias ms tremendas que tocan a los
hombres: ceder a la tentacin de subordinar el arte a la gloria o xito mundano y a la poltica
de barricada.
Pero Ruiz Picasso, como lo manifiesta, tena conciencia de que el arte, el gran arte ha
existido y podra existir. Veremos en el itinerario picassiano la proyeccin de esta
afirmacin.

10

El papel del arte es revelar en las cosas lo que est oculto a los simples sentidos, no para
escapar de la realidad, sino para hacerla inteligible y aprehenderla en plenitud por medio del
pensamiento simblico. En qu sentido nos permitimos afirmar que en todo arte hay
abstraccin?
El espritu humano incapaz de aprehender el todo de cada cosa procede selectivamente,
elige, selecciona aspectos esenciales de la realidad para manifestarla artsticamente, y esto
es lo que se llama abstraccin.
No queremos significar que cada artista, as, busca su verdad y la construye partiendo de su
propio espritu. Ello destruira las bases de la vida intelectual y artstica. El hombre, para
comunicar su pensamiento por medio del arte, est obligado a una segunda especie de
seleccin, que depende de la naturaleza de los medios de los cuales se sirve para expresarse:
piedra, madera, color, sonido o palabras. As el pensamiento penetra profundamente en lo real,
pero su expresin es siempre simblica. Esta es una verdad que debemos vivenciar
constantemente.
Con el smbolo. . . "conseguimos que el espritu se inscriba en una materia a la cual
trasciende, sin perder su esencia inmaterial y su libertad".
Uno de los ltimos grados de abstraccin que puede realizar todo artista, es el estudio entre
los movimientos del alma y los del cuerpo. Entre la calidad del alma y la forma de los cuerpos,
hay una analoga real, puesto que el alma es causa de que los cuerpos sean lo que son. No es
necesario encontrar ni los movimientos violentos, ni la "expresin"; al contrario, una figura
inmvil muestra mejor esta tensin interna del acto que la mantiene en el ser y que es el alma.
No slo la expresin de una cara cuenta, sino ms bien la conformacin de sus elementos
constitutivos que manifiestan un rostro y que indican a la vez los indicios o seales de un
alma. Eso hace decir a Charlier, que Rembrandt era ms metafsico que psiclogo.
La historia de Picasso es, en algn sentido, las bsquedas para reencontrar esta cualidad
superior.
Este pintor, jefe de la escuela vanguardista, ha ensayado hasta poco antes de sus
incursiones cubistas, expresarse autntica y verazmente a travs de la forma. Sus
primeras realizaciones pictricas fueron sorprendentemente bien logradas;
Recurdese su cuadro "Ciencia y caridad", terminado en 1897, cuando era estudiante, que
tuvo mencin honorfica en un concurso nacional de bellas artes.
Pero cuando Picasso ha vislumbrado dice Charlier que le faltaba la gran facultad creadora,
se ha confiado al azar y al instinto, ha renunciado a la verdad y, por lo tanto, se ha dejado
arrastrar a la elaboracin de mentiras y bromas y, de vez en cuando, realizaba dibujos que
honraran a la mayor parte de los artistas.
Picasso se inquieta, casi hasta la angustia, ante el problema de los grados de abstraccin para
llegar a hacer un diseo perfecto, pero su error es evidente. No es necesario realizar
eliminaciones sucesivas, sino, ms bien, se impone una eleccin; la eleccin de una cierta
realidad con toda su vida, su pujanza y su imprevisibilidad.
Debe desglosar lo que es accidental de lo que es esencial, he ah la medida de su poder de
abstraccin. He ah su eleccin creadora.
En su perodo azul haba llegado a dibujar mucho mejor que en la escuela de Bellas Artes;
tena un anhelo de concretar un estilo.
En la tela titulada "La Vida" se puede apreciar cmo Picasso comprendi la necesidad de la
espontaneidad y cmo, para que un diseo tuviera esa "tensin de la forma", que lo hace
inigualable, era necesario un movimiento decisivo, no dos ni cuatro.

11

Pero, al no resultarle as, aquellas "eliminaciones sucesivas" de los trazos, que bien se
pueden llamar "estilizar una elaboracin abstracta" fuerza a la naturaleza a entrar en un
sistema: a caer bajo el signo de la ideologizacin.
Con esto, Picasso ha podido realizar una verdadera revolucin.: las ideologas han
alcanzado las Bellas Artes.
En consecuencia, todo deviene arbitrario y sin conexin con las realidades que el artista debe
penetrar y revelar. Entonces el arte se convierte en un mero juego. Pero un juego peligroso,
porque est en manos de espritus revolucionarios, que quieren cambiar la naturaleza del
hombre, que bajo el pretexto de la idea pura, de la pintura pura, de la justicia pura, niegan el
pecado original.
No es otro el pensamiento de Trotzky con el que concluye su libro "Literatura y revolucin",
libro interesante y revelador, en el que afirma lo que ser el hombre en el mundo comunista.
He aqu sus palabras: "El hombre procurar ser dueo de sus propios sentimientos, elevar
sus instintos hasta la cspide de su conciencia hacindolos completamente difanos, hilos
conductores de su voluntad al umbral de su conciencia, para llegar por ellos a un grado
socio biolgico ms elevado o, si se prefiere, hacer de l un superhombre.
"Para decirlo mejor: el proceso de la edificacin de la cultura y de la autoeducacin del hombre
comunista desarrollar hasta el mximum de su fuerza todos los elementos vitales de las artes
en la actualidad. El hombre ser incomparablemente ms fuerte, ms prudente e inteligente y
ms refinado. Su cuerpo se har ms armnico, sus movimientos ms rtmicos y su voz ms
musical; las formas de su modo de ser adquirirn una representatividad dinmica.
"El trmino medio del intelecto humano se elevar hasta el nivel de un Aristteles, de un
Goethe y de un Marx. Sobre esas cumbres se elevarn otras nuevas".
No creo que sea menester hacer comentarios sobre esta utopa. Es la actitud del hombre
autnomo que pretende endiosarse y mantener viva la prstina concepcin de la rebelda.
Picasso no lo afirma tan claramente como Trotzky, pero muchas de sus expresiones y actos
dejan entrever esa lnea de su pensamiento. As dice: "El artista debe descubrir la manera de
convencer al pblico de la entera verdad de sus mentiras".
La broma ha podido tener algo de espritu bajo el pincel de Picasso, pero indefinidamente
repetida por gente sin espritu, se torna tediosa y puede alcanzar lmites de ridiculez
inconcebible. Leamos el despacho cablegrfico de United Press cuyo origen proviene de
Albuquerque, Nueva Mxico (USA), aparecido en el diario "La Prensa", de Buenos Aires, con
fecha 15 de enero de 1966: "Tres artistas de la pintura estn empeados en una suerte de
maratn de produccin. Sus telas, que responden a los ms puros conceptos del arte
abstracto, han sido vendidas en unos 4.000 dlares.
"Dos gorilas y un orangutn devolvern as al municipio lo que ste pag por el honor de
darles alojamiento en una jaula del zoolgico local.
"Henry, el orangutn, prefiere la tcnica del finger paint, o sea, que distribuye la pintura
con los dedos, pasando de una tela a otra en un rapto de inspiracin.
"Sus otros dos compaeros aplican la tcnica de patear la pintura, pues como buenos
cuadrumanos pintan a cuatro manos.
"Los tres antropoides costaron en conjunto 15.000 dlares y la direccin del zoolgico cree
que, como pintores, ganarn eso y mucho ms.
"Adems todava no ha llegado un cuarto mono, sobre cuyas habilidades pictricas no se
tiene la menor idea.

12

"Las telas tan buenas como las de cualquier pintor vanguardista, estn en exhibicin en la
sala principal de un Banco de esta ciudad". Sin comentarios.
La pintura no figurativa, expresa Michel Zahar, debe encuadrarse en su lugar, es decir, dentro
de los lmites de un arte decorativo elemental.
No es otro el pensamiento de Andr Malraux expresado en ocasin cercana a su muerte:
"Distingu dos lenguajes que oa simultneamente desde haca treinta aos. El de la
apariencia, el de una multitud que sin duda se haba parecido a lo que yo vea en El Cairo: el
lenguaje de lo efmero. Y el de la verdad, el lenguaje de lo eterno y lo sagrado. E1 arte no
revela que los pueblos dependan de lo efmero, de sus casas y sus muebles, sino de la verdad
que les toc crear. Todo arte sagrado se opone a la muerte, porque no adorna su civilizacin,
sino que la expresa, segn su valor supremo" 2.
Por ello decimos que los pintores llamados abstractos, lejos de buscar realmente la
abstraccin, han retrocedido ante las dificultades de abstraer de lo concreto, las
cualidades tiles a la profundizacin del pensamiento y a una simblica plstica.
Pues de dnde extraer lo abstracto, sino de lo concreto? Qu inters puede tener este
abstracto sino muestra su conexin con lo concreto?
El alma es concreta y ha dado forma a nuestro cuerpo. Si el medio para conocerla es la
abstraccin, Charlier se atreve a afirmar que la abstraccin misma es lo concreto del espritu.
No se puede separar lo que est unido, ya lo sabemos, pero las artes plsticas muestran al
mismo tiempo lo concreto y lo abstracto, es decir, lo que el espritu toma de ellos. Esto no es
una desventaja para el pensamiento, al contrario.
De aqu surge la dimensin de grandeza de un pintor, quien la poseer en grado excelso
cuando pueda llegar a concretar, por medio de la abstraccin, la interna tensin de los seres.
Quizs ahora podamos comprender mejor la admiracin de Picasso por Rembrandt,
Giotto, Ticiano, Goya y el sentido profundo de su confesin.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------2 Vase "La Prensa", de Buenos Aires, pg. 2, del 24 de noviembre de 1976.
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Germain Bazin, conocido artista y conservador de obras del Museo del Louvre, ha formulado
a propsito de Picasso 3 una reflexin que puede hacer meditar a ciertos espritus
contemporneos, ya que ahonda lo expuesto hasta aqu, en niveles raramente abordados.
Luego de un estudio del arte precolombino en Amrica, dice:
"En el concurso de las civilizaciones artsticas, hemos visto que las de Occidente han sido
ms indemnes al estilo diablico...
"La escasa capacidad de Occidente para la demonologa plstica, torna en nuestra poca
particularmente preocupante o turbador el brusco retorno de aqulla.
"El autntico rostro del Prncipe de la Discordia aparece como trueno en las festividades de los
aos 1900, en medio de la alegra ruidosa de los pueblos que con ebriedad celebraban al
advenimiento del siglo del progreso, pensando que se alcanzara la felicidad definitiva del
hombre.

13

"Satn pide prestado esta vez para revelarse, mscaras negras, cuya bocaza sonriente, en
Las seoritas de Avignon de Picasso (1907), anuncia el desenfreno de la bestialidad, que
algunos aos ms tarde se lanzar destructivamente sobre el mundo. Nadie entonces se
alert; se estim que era simple juego plstico; se crey ver una mistificacin; veinte aos ms
tarde el genio proftico del espaol, estimulado por la guerra civil que devastaba su pas,
concibi en Guernica (1936) esa masacre de la figura humana que preceda en pintura el
pavoroso atentado criminal que el hombre perpetrara sobre s. Esas recientes figuras de
Picasso que tanto sorprendieron y provocaron escndalo, llevaban el sello del genio diablico,
atacando esta vez la obra maestra de la Creacin misma. De la figura humana reducida a
astillas como por efecto de un explosivo, l rene los pedazos, no siguiendo otra ley que la
incongruencia. Estos rompecabezas sarcsticos son quizs la expresin ms tpica de esta
discontinuidad catica, que aborrece la unidad y parece ser la esencia misma del estilo
demonaco. S bien que Picasso, consultado, se disculpara diciendo que en estas obras haba
sido guiado por otro sentimiento distinto al de la bsqueda de la belleza.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3 Etudes carmelitaines, pg. 518 y sig. Descle de Brouwer. Pars, 1948.
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"Pero no es sta la pretensin propiamente diablica? Quis ut Deus? (Quin como Dios?),
exclama San Miguel abatiendo con un rayo de luz al Prncipe del Orgullo". Ser difcil no
reflexionar ante las palabras de Bazin. Aunque el mundo contemporneo niegue aspectos del
mundo trascendente, a la inteligencia le resulta necesario relacionar aspectos que Bazin
manifiesta, porque en ello va la sobrevivencia de nuestra cultura. Todo lo expresado
anteriormente no invalida un arte no figurativo, ya que ste ha existido desde siempre.
Generalmente la arquitectura no imita ni representa nada, sin embargo, el cuerpo humano
est presente en toda la obra no figurativa y en la arquitectura. Es el cuerpo humano el que da
la escala a los edificios.
Los artistas contemporneos no figurativos, rehsan reencontrarse con lo concreto. He aqu
su taln de Aquiles.
Para casi todos los nuevos artistas liberados de las convenciones por las que se rega la
produccin artstica hasta no hace mucho, cualquier material, cualquier modo de produccin
que de alguna manera conduzca a un cuadro, es permisivo. Situacin que, como dice Heino R.
Mller 4, tiende forzosamente a la eliminacin de todo contenido, a la evaporacin de los
vnculos con lo concreto y palpable, a la reduccin radical de los medios y procedimientos
iconogrficos tradicionales, as corno a las viejas estructuras de composicin.
La produccin de pinturas simples, estimuladas por el deleite de la experimentacin, las
reducciones y esquematismos de los trazos, hace que se requiera para su realizacin un lapso
considerablemente inferior y un aparato tcnico ms reducido.
Este aumento de la produccin satisface la demanda cada vez mayor que el mercado del arte
provoca, e incita a una produccin industrial del mismo, ya que su elementalidad, permite su
fabricacin por los no artistas. Producir arte dice Mller no supone esfuerzos intelectuales; lo
banal de la forma se corresponde con la trivialidad del contenido.

14

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------4 Heino R. Mller, Arte como ideologa, Ed. Gustavo Gilli, S.A. Barcelona, 1974.
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El individuo receptor puede convertirse, en cualquier momento, en productor: el aprendizaje


dirigido despierta la espontaneidad y creatividad, adquiriendo cada uno las facultades
necesarias para producir sus propios objetos estticos. La calidad de una tal produccin, y en
toda la pintura abstracta, entonces se mide por la cantidad y duracin del placer posible que
en cada caso proporciona. La trivialidad de la produccin condiciona su rpido desgaste, lo
que forzosamente estimular la produccin de objetos nuevos.
En el pintor, la espontaneidad representa lo pasional y directo, la excitacin. En la accin
pictrica, pueden liberarse las tensiones y los instintos, trasladndose al lienzo los estados
fsicos y psquicos.
Los procesos que culminan as en el cuadro, significan: lucha por la existencia,
encontrarse a s mismo, liberarse, salvarse.
Lo que antes se representaba como trivialidad del cuadro abstracto, se convierte en poderoso
conductor ideolgico, con todo lo que ello supone, en su proyeccin poltica. Tal vez convenga
insertar dentro de este panorama a la llamada "pintura conceptual", que en la mayora de sus
realizadores se torna combativa. Un lienzo con el diseo de un pan, inscribe en una esquina su
alusin que lo trasciende: "El pueblo tiene hambre". Esta y otras frases conllevan
significaciones extra pictricas, de claro contenido poltico. Un arte de este tipo, o pseudo arte,
que se limita a ser conductor propagandstico comercial o poltico est totalmente desvirtuado
como arte, lo que no significa que deje de ser eficiente respecto a sus objetivos. Por eso dice
Mller: "La liberacin del arte de sus vnculos religiosos y artesanales [y por tanto, ticos no
ha conducido a la libertad. A estos vnculos se les poda llamar positivos, ya que no
desembocan en una manipulacin directa del hombre. Ahora han quedado sustituidos por otros
que diramos son negativos, por carecer de tica, hallndose ntimamente ligados a la
manipulacin directa del hombre, manipulacin que se sirve de procedimientos estticos, a
pesar de ser poltica.
"El sentimiento que despertaba un cuadro gtico incorporado a un altar, y, a otro nivel, una
simple cuchara de madera tallada, era positivo; estimulaba, sin ms, un estado de armona
interior, acorde con la armona del mundo. Un tal "sentimiento" no manipulaba a nadie; era
perfectamente natural. No se introduca en l, ni por asomo un elemento ajeno al objeto mismo
y a su funcin [trascendente o cotidiana]. Se produca tal emocin, tanto por las caractersticas
estticas del objeto, como por la tica que lo legitimaba [aunque todo esto, claro est, suceda
de modo espontneo, inconsciente]. "Ahora, empero, en el arte, la ausencia de vnculos
sublimados ha provocado el establecimiento de otros, no sublimados, tergiversando sus leyes
ticas. Quin negar que la religin, y la belleza inconscientemente aadida a la utilidad del
"til" humano, sean, en ltimo trmino, sublimaciones muy complejas de impulsos humanos
primarios? El hombre necesita crear un orden, es decir, someterse a leyes y normas que se
autoimpone, establecer vnculos, para sentirse hombre. Slo si se limita, es capaz de

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Avanzar. Todo orden es una limitacin, un esquema selectivo. La libertad absoluta sera el
caos absoluto".
Pretender liberarse de la naturaleza de las cosas es una corrupcin del espritu.
No podemos olvidar que toda esta pintura masificante, producto de una sociedad de
consumo, tiene su contraparte en artistas profundamente conscientes de su labor y
herederos de una gloriosa tradicin.
Pensamos con certidumbre que, en el mundo de la plstica, hay artistas en todos los
pases que continan el camino seguido por Czanne, Gauguin, Rodin, quienes
encontraron los medios perdidos de hablar al espritu y reubicaron esos medios en su
confrontacin con la realidad.
Los retratos de Van Gogh estn tambin. All, demostrando cmo a travs de la exactitud de las
condiciones materiales de la vida, un gran artista aprehende lo espiritual.

16

MSICA

Debemos hacer algunas distinciones previas para captar los planos y ngulos desde los
cuales el hombre medio actual es sometido, a travs de la msica y el ruido, a presiones o
influencias que nunca se sospecharon hace unas dcadas.
Factores que pueden llegar desde la simple perturbacin de su salud fsica y mental, o su
capacidad para captar un concierto, hasta ser instrumentado por ideologas con un preciso
programa de pensamiento y de accin, enderezado a la destruccin del hombre y de la
sociedad, especialmente en el caso de los jvenes.
Aunque todo este muestrario est unido en lo ms hondo, se impone un anlisis que
clarifique la inteligibilidad de los problemas.
El cuestionamiento en el mbito musical es mucho ms profundo que el de la simple
dicotoma entre msica clsica y msica popular, y sus respectivas influencias.
La tradicional msica popular de cada pas, as como el rock, la msica beat y otras
manifestaciones contemporneas, crean interrogantes que superan el marco de lo que
siempre entendimos por msica popular.
Dentro de la llamada msica clsica o culta se plantea en este siglo una profunda
escisin entre msica tonal, que tuvo sus ms insignes creadores durante los siglos XVIII
y XIX: Bach, Beethoven, etc., y la que pertenece al ms all de la tonalidad: atonal,
disonante o cacofnica, o como se ha dado en llamar la nueva msica, con compositores
de la categora de Schoenberg, Stravinsky, Varse y otros.
La aparicin del libro de Joan Peyser 1 aclara el sentido de la msica atonal, como fenmeno
que ha irrumpido en el siglo XX, procurando la liquidacin de la tonalidad "ese sistema
especial de organizacin de tonos que al cabo de algunos siglos (del XVIII al XIX) lleg a
considerarse como la ley natural de la msica".
Creemos necesario explicar que tal como se desarroll durante el siglo XVII, la tonalidad es un
sistema compuesto de escalas de siete notas, donde una de ellas es el punto focal o clave
tnica; la funcin de cada una de las otras notas de la escala, la determina su relacin con la
nota clave. Esta jerarqua dinmica predomin en todas las composiciones del mundo
occidental durante los siglos XVIII y XIX, y por supuesto pervive en el siglo XX.
Ya haba habido intentos que rebasaban la estructura tonal por parte de Mozart (Cuarteto de la
disonancia), Beethoven, Debussy y Wagner, pero fue Arnold Schoenberg quien inici el
perodo atonal en Viena, en 1908. En 1923 revel el mtodo de componer en 12 tonos,
"tcnica de doce tonos" o "dodecafona". Si durante los siglos inmediatamente anteriores, la
msica estaba adherida a un ideal dramtico expresivo, en las dcadas de 1950 y 1960 los
seguidores de Schoenberg, Webern especialmente, transformaron la msica en un lenguaje
abstracto, despojado de implicaciones extra musicales.
Tambin se ha dicho que la dodecafona ofrece una especie de msica adecuada a la era
cientfica y tecnolgica y, sin pretenderlo, desde ese ngulo ofrece una visin del mundo.
La revolucin iniciada en 1923 por Schoenberg fue muy resistida, no solamente por el
pblico, sino por muchos compositores que se agruparon bajo la denominacin de

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"neoclasicismo musical"; entre ellos hubo compositores tan dispares como Stravinsky, Bartok,
Milhaud y muchos ms. Estos neoclsicos rechazaban los doce tonos y mostraban inters en
las formas consagradas en el siglo XIX. Stravinsky se aventur, a partir de las formas
tradicionales, a efectuar exploraciones en el campo de la tonalidad, equilibrando dos centros
claves.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1 Joan Peyser, La nueva msica: el sentido que encierra el sonido, publicado por
Delacorte Press, Estados Unidos, 1974.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Schoenberg y Stravinsky fueron dos figuras deificadas dentro de la dodecafona y
neoclasicismo, durante la primera mitad del siglo XX.
Edgar Varse, precursor de la msica electrnica, es un caso nico: cre una estructura sin
meloda que dependa del ritmo y la sonoridad. Aunque no tuvo eco alguno en el pblico, sus
trabajos han enriquecido los medios electrnicos y los sonidos atonales producidos por
instrumentos ordinarios que hoy integran la "nueva msica". Uno de sus seguidores, Pierre
Boulez, expres en "Domaine Musical", que veneraba a Varse porque haba sido una figura
"marginal" y "solitaria", que posea la "rareza de un diamante nico".
La decidida aceptacin de la nueva msica por parte de Joan Peyser, autora del libro
citado, la lleva a hacer una consideracin que invita a meditar profundamente.
Nos recuerda que: "Desde el siglo XVI hasta el XIX inclusive, los artistas enfocaron su
atencin sobre el hombre. La perspectiva, en la pintura, y la tonalidad, en la msica, reflejaron
el viraje del universo, de Dios hacia la realidad fsica del mundo. Con sus contrastes
inherentes, la tonalidad era el modo perfecto de expresar las pasiones humanas.
"Sin embargo, en los tiempos recientes muchos artistas se han desviado del hombre, en
busca, con un carcter ms medieval, de lo que hay detrs del ser humano. El nuevo y alusivo
teatro total huye de la forma cerrada, con comienzo, enlace y final, en pos de un campo llano y
sin estructuras. Atrados por esta idea, los compositores se dirigen a tientas hacia algo nuevo,
hacia un smbolo imposible de parafrasear o de fijar en un sistema terico. A ese nuevo
smbolo hay que llegar directamente, y casi por intuicin. "En el tiempo en que vivimos, slo
alcanzamos a percibir vagamente la esencia del arte. Pero, por lo menos, podemos tener la
certeza que el alineamiento de notas, el azar y el teatro total tienen un denominador comn:
rechaza la retrica y el expresionismo. Asimismo pueden servir de escalas en un largo viaje
hacia la materializacin de un lenguaje musical que sea til, como lo fue la tonalidad en su
propia poca.
"Un gran fsico, Max Planck, ha descrito la condicin actual de la ciencia en un ensayo que
titul Hacia dnde va la ciencia? Y a juzgar por lo que dice, bien podra estar refirindose
al Pierrot Lunaire, de Schoenberg, o a La consagracin de la primavera, de Stravinsky:
Estamos en una posicin anloga a la de un montaista que vaga por espacios inexplorados,
sin saber jams si atrs del pico que tiene enfrente, y que trata de escalar, existir otro
todava ms elevado... El valor del viaje no est en su final sino en el viaje mismo."
Creemos que en estas palabras finales est la clave de la adhesin a la "nueva msica". Se
busca el viaje por el viaje en s, el cambio por el cambio en s. Para llegar a dnde?

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Se busca escapar a las pasiones humanas, para caer en un vaco total.


Retomaremos este pensamiento ms adelante; pero antes debemos acotar que cuando
Joan Peyser dice que "muchos artistas se han desviado del hombre, en busca, con un
carcter ms medieval, de lo que hay detrs del ser humano" confunde aspectos formales,
o ignora totalmente el sentido profundo de la msica seria medieval.
Creemos con Oscar Mandel 2, que a principios de este siglo la msica se uni a las otras artes,
en la ms vasta y exhaustiva explotacin de la fealdad (en las artes sensuales) y del mal (en la
literatura).
"En conjunto, tal es la principal corriente artstica del siglo XX. Es esta doble explotacin lo que,
sobre todo, la separa del arte que la precedi. Todava en la dcada de 1890, cuando el
movimiento del arte por el arte estaba rompiendo con tanto de lo que formaba el pasado, y
prometiendo tanto para el futuro, el culto de lo bello permaneca casi intacto.
"La liberacin inicial de la moral burguesa tena que ser seguida por una segunda
Liberacin: haba que acabar con el culto de lo bello. . . y todas las artes se unieron para
Llevar a cabo esa revolucin."

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------2 Oscar Mandel, Una crtica de la cacofona, en The South Atlantic Quarterly.
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Esta msica no aspira a "renovar nuestro espritu", como peda Bach, segn testimonio
fechado en 1735 en la cartula del Clavier Ubung (estudio de piano), y que es lo menos que
podemos pedir a la msica.
Con esta "nueva msica" hay un intento de rendir culto a la fealdad, a lo desagradable.
Afortunadamente en el campo de la msica todo este proceso que acabamos de pergear no
tuvo casi seguidores en el pueblo con nivel medio de cultura, y menos en el pueblo llano.
Debi, en consecuencia, constreirse a grupos hermticos o esotricos, como si una extraa
soberbia del espritu iluminara sus realizaciones.
Aunque podramos citar a George Crumb, autor y profesor universitario con honda gravitacin
en medios juveniles, que est teniendo en Estados Unidos un pblico ms extenso del que
gozan generalmente los compositores de msica atonal seria. Es lo que el crtico musical
Donal Henahan testimonia en el New York Times.
George Crumb, compositor de nuevo estilo, con su pieza orquestal "Ecos del tiempo y del
ro" obtuvo el premio Pulitzer. En esta pieza grupos de msicos marchan por el escenario a
paso de procesin, de manera tal que las sonoridades orquestales estn cambiando
continua y sutilmente de equilibrio.
No puede negarse en este compositor un afn por la teatralidad: en foros oscurecidos, a veces
los msicos aparecen enmascarados y los pianistas canturrean y muchas de sus piezas se
basan en la numerologa y la magia. En algn momento de su obra "Angeles negros" ttrico
episodio para cuarteto de cuerdas amplificado, los dos violinistas y los violistas tocan tonadas
completamente dismbolas, pasando los arcos por las bocas de vasos de vidrio parcialmente
llenos de agua. En otros momentos de la misma partitura escrito cuando la guerra de Vietnam
estaba en su apogeo la ira y el terror nos traspasan.

19

En "La noche de las cuatro lunas" se necesita un conjunto internacional de percusiones que
incluye cmbalos antiguos, piedras chinas para la oracin, un piano de pulgar africano de tono
alto y bloques de madera del teatro Kabuki japons.
Aparte de los instrumentos exticos y de las peculiares sonoridades, la msica de Crumb
presenta partituras caligrafiadas exquisitamente; son en verdad notables y casi pictricas, nos
dice Henahan. Ocurre, pues, que en varias de sus obras aparece una frase tomada de un
poema de Garca Lorca, "... y los arcos rotos donde sufre el tiempo. . . "; en estos puntos la
msica es anotada simblicamente en forma de crculos o arcos rotos. En sus partituras hay,
con frecuencia, instrucciones francamente poticas a los ejecutantes. Eso impuls a David
Burgo, uno de sus intrpretes, a declarar: "Cada pgina exige un estudio detalladsimo, cada
nuevo ttulo pide reacciones de carcter supra musical". Burge ha trabajado en la partitura:
"tocando, golpeando, cantando, rascando cuerdas, gritando, suspirando, tallando, silbando",
quienquiera que desee interpretar a Crumb, deber ser msico total.
Theodoro W. Adorno, brillante crtico, ha expresado que la composicin musical es
determinada en gran medida por fuerzas histricas, ante las cuales el compositor debe dar
una solucin, de la que debe descontarse la pieza como simple entretenimiento. "El problema
de nuestro tiempo, en la opinin de Adorno, era el establecimiento de un sistema
dodecafnico tal como lo expusiera Schoenberg y lo refinara Berg y Webern, a fin de sustituir
la tradicin de la tonalidad, ya moribunda. Vista en este contexto, la
Escritura musical se convirti en una disciplina monstica para los verdaderos creyentes, y la
msica en s misma en una herramienta de cambio social y poltica."
Queremos subrayar estas ltimas palabras, porque creemos interpretan la intencin
ltima de muchos compositores, aunque no se lo manifieste abiertamente
En la llamada msica popular estudiaremos aspectos donde la destruccin, a menudo, toma
caminos ms contundentes que los seguidos por los cultores de la msica seria para decirlo
con palabras de Oscar Mandel "se recurre a la cida locura del rock para satisfacer apetitos
orgisticos: en resumen, hay una vasta produccin de sonidos siglo XX para deleite del odo
de las masas del mismo siglo". Trataremos ms adelante de entrever tambin una honda
conexin entre la "nueva msica" seria y la "nueva msica" llamada popular.
Por ahora, consideramos oportuno explicar que se han comprobado cientficamente por medio
de estudios clnicos, resumidos en estadsticas fehacientes, los efectos de la msica
progresiva o moderna en ejecutantes y auditores, as como tambin la distorsin que puede
llegar a producir la reproduccin de un concierto, en un delicado aparato estereofnico.
Una revista alemana 3 ofrece est documentada afirmacin:
"La msica moderna de ambos tipos rock y beat, as como distintas manifestaciones de la
msica seria, han sido reconocidas recientemente por eminentes mdicos como significante
factor de tensin. En la prestigiosa revista mdica Selecta se describe a esta msica como
rapto del auditorio y la Medical Tribune sugiere que la msica orquestal moderna
produce tensin nerviosa, irritabilidad, impotencia y agresividad". Originariamente el estudio
deba aparecer en las series de la "Karajan Foundation", y Herber Von Karajan escribi un
prlogo para el trabajo. No sorprender al lector, sin embargo, que este proyecto fuera
abandonado, ya que la "nueva msica" es el objetivo principal de esta publicacin.
La revista "Selecta" describe cuidadosamente en qu consiste el "rapto del auditorio", bajo los
efectos de la nueva msica: "La acelerada fluencia de adrenalina y noradrenalina, as como de
cido clorhdrico provocan espasmos intestinales y aumento

20

En la produccin fsica de coagulantes con inminentes riesgos circulatorios de agresin y


neurosis, con detrimento del equilibrio del sistema nervioso vegetativo".
La encuesta que Marie Luise Fuhrmeister efectu a los ejecutantes de tres grandes
orquestas de msica seria que estaban dedicadas a grabacin de discos , dio como
resultado que quienes interpretaban a compositores contemporneos, padecan alteraciones
fsicas y psquicas que solamente podan ser atribuidas al carcter de su labor profesional,
labor profesional que, adems, marginaba en gran parte el bagaje adquirido "en largos aos
de estudios musicales", puesto que la nueva msica con sus sonidos y ruidos arbitrarios
aumentados con altoparlantes, amplificadores y sirenas haca intil aquella destreza en el
uso instrumental.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3 "Die Welt", 3 de abril de 1976.


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Karl Heinz Stockhausen, Boulez, Nilson y Penderecki merecan el rechazo de estos msicos,
a causa de sus "cascadas de ruidos, notas discordantes y pavorosas seales de alarma".
Debemos recordar especialmente a uno de ellos: Stockhausen.
En comparacin con estos innovadores, Hindemith, Bartok, Stravinsky y Schoenberg
parecan ms bien exponentes del gnero clsico.
La mayora de los msicos entrevistados estaba convencida que su salud experimentaba un
detrimento palpable, como consecuencia de su participacin en recitales de msica
contempornea.
Como complemento, haremos alusin a la distorsin anmica que puede llegar a producir en el
oyente la reproduccin, a travs de un fino aparato estereofnico, de un concierto, an de la
llamada msica clsica, y con ese fin nos permitimos hacer nuestras las agudas observaciones
de Mario A. Lancelotti 4.
Como introduccin necesaria, Lancelotti describe muy ajustadamente al nuevo burgus
surgido de la civilizacin industrial, enmarcado en una sociedad de consumo en la que el nivel
econmico o el acceso a determinadas clases de bienes, es casi lo nico que cuenta.
Esta nueva burguesa dice est en todas partes: en la universidad como en el ministerio, en la
direccin de una fbrica, de un teatro o de una editorial, en el dominio del arte como en el de
la literatura.
En el marco de una cultura deformada por la propaganda, este tipo de burgus se mueve con
facilidad. Su idea de la cultura o de los valores pseudo espirituales que la vulgarizacin le
inculca, confina con el adorno y lo inclina a la especializacin. Como carece de historia o
reniega de la tradicin, no alcanza a comprender que la verdadera cultura es un residuo social
inalienable, un trabajo activsimo, una proeza individual. . .
Con proyecciones sociales. El arte de avanzada lo cuenta entre sus adeptos porque le
proporciona un "status".

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4 Mario A. Lancelotti, Digresin sobre la estereofona. Ensayamos aqu resumir su trabajo


aparecido el 25 de abril de 1976 en "La Nacin", de Buenos Aires.
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Un cuadro llamado "abstracto" slo le pide al nuevo burgus una aprobacin o un


rechazo actuales, no relacionados necesariamente con un sistema de signos
tradicionales, ni esfuerzos espirituales.
El progreso de la industria y de la tcnica, conjuntamente con el surgimiento de esta nueva
clase, han contribuido a la expansin de la estereofona.
"El discmano se define ya por cierto puntillo de honor radicado en la posesin del aparato y
en la coleccin de unos discos que, gracias al microsurco y a la excelencia de la grabacin, le
brindan la oportunidad de escuchar a los ms famosos intrpretes sin moverse de su casa". A
lo anterior, Lancelotti agrega los siguientes factores:
a) Desviacin del gusto musical en favor del volumen y el sonido, como elementos capaces
de valer por s, y a la vez, como inseparables de la audicin;
b) Vaga pedantera, fundada en la posibilidad de comprar diversas versiones de una misma
obra;
c) Conocimiento pueril e imaginario de la partitura y, por tanto, juicio crtico
superficial.
Qu es la estereofona?, se pregunta Lancelotti.
Un procedimiento gracias al cual el sonido es registrado desde una o ms "tomas"
distanciadas entre s, con la finalidad de producir la sensacin de relieve.
Cabe preguntarse qu procura el sonido estereofnico, adems de un volumen que guarda
correspondencia con el ruido ambiente y los vastos recintos de concierto, requeridos por el
crecimiento demogrfico y la existencia de un pblico de masas. Pues no es fcil establecer si
lo que la industria persigue es una imitacin del espectculo o del concierto "in vivo" o,
simplemente, otra cosa, capaz de satisfacer el mal gusto del destinatario y su necesidad de
distinguirse.
Basta escuchar msica a travs de un aparato estereofnico, para convencernos de que no
logra la primera de las alternativas expuestas. El odo humano es, claro est, ms
"inteligente" que el aparato.
Qu ofrece, en rigor, la estereofona?, se sigue preguntando Lancelotti.
Ofrece un sonido, un timbre, destacados en su valor autnomo; por 1o tanto, ofrece un
detalle, una parte del todo musical. Que ese detalle reclama un sentido y un valor
subordinados al conjunto del que depende, parece interesarle menos el discmano. Estamos
en pleno abuso de la tcnica.
Y este desvo ha engendrado un aparato destinado a producir sensaciones un tanto
primitivas, que poco tienen que ver con la idea musical.
Bien mirado, es una invencin diablica...
El discmano se convierte en tributario del preciosismo que le brinda el aparato. Pero no es
eso todo, ya que la estereofona ha influido en la interpretacin musical, y aqu el asunto es
grave.
El discmano pretende que aquella sea tan pura, que el rango acstico y sensacionalista prive
sobre el sentido de totalidad de la obra: la interpsita persona del estreo nos aleja del
verdadero discurso musical.
A la insensibilidad paulatina del ejecutante (presionado por el rigor de los estudios
grabadores), le sigue la insensibilidad creciente del oyente. El pblico se conforma con

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Captar timbres, colores, sonidos, volmenes, sin saber que incurre en una nueva
barbarie, en un sensualismo grosero
En el concierto "in vivo" la inteligencia trabaja ms, porque somos ms libres y responsables.
Y el premio a ese trabajo consiste en que gozamos de la plena conciencia de la partitura.
Eso hace decir a Lancelotti que la estereofona es, en el fondo, un regreso, y corresponde
al paleoltico de la audicin. Podemos o no compartir la opinin del ensayista en este
ltimo aspecto, pero sus conceptos nos previenen cmo el llamado "progreso" puede
convertirse en barbarie.
Esta barbarie tiene origen en una refinadsima tcnica, independiente de la naturaleza de la
msica que irradia el emporio comercial industrial de los discos. El discmano, como ciertos
motociclistas o motoristas, atruena nuestro espacio. Claro est que siempre encontraremos los
seres excepcionales que usan de estas avanzadas tcnicas con la prudencia propia de la
sabidura y, por tanto, son conscientes de las limitaciones de ese medio.
Interesa ya incursionar en el mbito de la "nueva msica" popular, que con la promocin
llevada a cabo por medio de millones de discos y festivales en casi todos los pases, tiene una
influencia directa en los jvenes y tambin en muchos que dejaron de serlo.
"Al hablar de rock dice Moretto 5 tenemos que hacerlo a partir del movimiento que est
latente en todo el mundo, como expresin de msica contempornea, con una complejidad
que entronca con el jazz. Ese movimiento naci en 1967, cuando Los Beatles
presentaron ese disco revolucionario: Sargento Pepper, y que pareci una osada."
Nosotros creemos, sin embargo, que todo comenz mucho antes.
"Hoy sigue comentando el msico ya nombrado Los Beatles que conocemos
estaran atrasados. As que imaginemos las exigencias musicales que hay en la
Actualidad. . . Entre los adolescentes hay msicos extraordinarios, que han roto con
Todos los moldes."
A esa ruptura de todos los moldes deseamos referirnos.
Se conoce de manera irrefutable que los trovadores de los pases de la "langue d'oc"
(Francia), encubran en sus canciones de amor, mensajes esotricos que difundan la
hereja poltico religiosa de los ctaros.
Ese fenmeno se repite ahora con la msica psicodlica, que bajo frases en apariencia
incoherentes, trasmite a los iniciados en el vocabulario "hippie" incitaciones al consumo de
drogas, a la promiscuidad sexual y a la revolucin. Por veces esta incitacin deja de ser
esotrica para convertirse en abierta y franca. Hoffman, principal idelogo de un grupo "hippie",
expresa: "Nos enfrentamos abiertamente a la sociedad y debemos destruirla con los medios de
comunicacin ms que con las armas de fuego". Leemos en uno de sus manifiestos: "Cada
guerrillero debe saber utilizar el terreno de la cultura que est intentando destruir" 6.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------5 Gustavo Moretto, tecladista del conjunto Alas. "La Nacin", 3 de octubre de 1976. 6
Diario "Pueblo", de Madrid, 9 de noviembre de 1975.
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23

En consecuencia, entre luces y sombras, avanza la influencia revolucionaria de esta


msica.
"Los Beatles" que representan la vanguardia y la vertebracin del movimiento, estuvieron
inicialmente influidos por la obra de Chuck Berry 7 con resabios de "blues", con ritmo y
meloda que hacan sentir la necesidad de afecto maternal en los adolescentes. Su conquista
fue gradual e innotada. Cuando el grabador George Martin y el empresario Epstein lanzaron a
"Los Beatles" a una segunda etapa, haba ya en msica y letra no slo un cierto esoterismo,
sino una sensualidad que rozaba constantemente la sexualidad.
La grabacin de "Anochecer en un da agitado", en 1964, marca un hito muy importante.
En el ao 1966, "Los Beatles" cambian aparentemente de estilo por su "expresividad
idiomtica".
La personalidad iconoclasta de Harrison suplantar a la de Lennon MacCartney que haban
tenido supremaca hasta ese momento.
"Alma de Goma" acota Silvano Hernndez desplaz a "Los Beatles" a una postura
revolucionaria desafiante, que se manifest formalmente por el uso de instrumental
desacostumbrado, un contenido emocional en la letra y una expresin de tipo "taquigrfico",
con alusiones francamente sexuales en "Bosque Negro", o la apologa de las drogas en
"Submarino amarillo", "Viajero de da", o "Diamantes en el cielo". Despus de esto, estaba
dado el paso para los ataques profundamente antirreligiosos, de tipo esotrico, como en
"Eleanor Rigby" o, francamente polticos, en "De vuelta a Rusia".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------7 Muchos de los datos que mencionamos en esta descripcin y proyeccin de la msica
progresiva, los tomamos del erudito artculo de Silvano Hernndez Hernndez, "Rock y
revolucin", aparecido en "Rplica", Mxico, 1972.
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Los mensajes esotricos transmitidos por este tipo de msica, trascienden la letra y por lo
tanto, al pblico iniciado- ya que el efecto buscado puede llegar a comunicarse a travs del
ritmo o de las melodas.
Comprubese lo que ocurre en los famosos festivales de msica moderna: de New Port, en la
isla de Wight, el de Burgos en Espaa, en Bethel, Estado de New York, lugar donde durante
ms de tres das en el verano de 1969, se reuni una multitud de ms de medio milln de
jvenes. Michel Wadleigh produjo un largo documental de tres horas, en el que se recoge lo
que ocurri en aquellos das en el escenario y entre el pblico. Su ttulo: "Woodstock". As es
conocido en las carteleras multinacionales.
Esos festivales a veces duran mucho tiempo. El de New Port se extendi a cinco das y, como
alguien observ, los chicos asistentes adquirieron reflejos condicionados, como el perro de
Pavlov; cuando escuchaban un "rock" abran su corazn a la bandera vietcong y la liberacin
total del hombre; cuando escuchaban un "pop" sentan deseos de matar a un polica. Y todo a
travs de las melodas.
El mismo autor de tan veraz y aguda observacin, relata que en ese festival, un hippie con
aureola de hroe cant su vida en prisin por haber cometido un delito de

24

"desobediencia cvica". La siguiente cancin contaba la historia de una familia


vietnamita quemada por el napalm norteamericano.
Un asistente testimoni en la revista "Open City" su admiracin hacia un cantante, con las
siguientes palabras, elocuentes de suyo: "Slo Bob Dylan tena poder suficiente para hacernos
venir. Era nuestro Shakespeare, nuestro Lenn, nuestro San Juan del Apocalipsis. Sus
canciones incomparables constituyen nuestra declaracin de independencia". Palabras que
renen lo literario, lo poltico y lo teolgico. En ese submundo la meloda es gradualmente
sustituida por el caos sonoro y ruido infernal, que ellos llaman verdadera msica; la otra es
msica "fascista".
Los cambios de ritmo producen, adems, otro efecto importante en este verdadero "lavado
cerebral", que es la msica "rock": la polirritmia musical propia de la msica progresiva
acenta la penetracin del mensaje sea ste subliminal o no aumentando la intensidad de la
respuesta del sujeto. Precisamente, esta es una de las peculiaridades de la nueva msica: ser
de una frecuencia cambiante de tres por cuatro y cinco por cuatro, en forma similar a los
experimentos de Pavlov.
El doctor Josep Crow, profesor de psicologa del Pacific Western College, ha expresado que
"El empleo del ritmo rock puede producir estados hipnticos. Los jvenes escuchan cientos de
veces la misma cancin. . ., la repeticin es la base de la hipnosis".
Esto aumenta el grado de sugestionabilidad en el oyente, generando acciones futuras de tipo
imprevisible.
En el caso de Charles Manson el inspirador de los asesinatos de los La Bianca y Sharon Tate
con sus amigos la msica rock, juntamente con otros factores desequilibrantes, contribuyeron a
la creacin de estados ms que hipnticos, ya que alcanzaron grados de total enajenacin.
Ed Sanders testimonia acabadamente en su libro 8 que los escalofriantes sucesos que
envolvieron a la pandilla de Manson, llamada "la familia", no constituyen un caso aislado ni un
simple caso de terrorismo, sino que implica fuerte y definida conexin con un tipo de cultura o
mejor anti cultura que proliferando en los ltimos lustros, ha exacerbado pasiones y locuras
que son patrimonio aunque fuera en mnima proporcin de todos: la "cultura" de Hollywood, las
drogas, el ocultismo, la msica rock, los grupos juveniles agresivos, el demonismo.. .
Charles Manson 9 en el ao 1968 ya escribi una cancin para el grupo rock "Los Beach Boys"
titulada "Cease to Exist" (Deja de existir). Se convirti en cancin clave de la familia. Luego las
palabras "Cease to Exist" fueron cambiadas por Wilson en "Cease to Resist", como si la
cancin tuviera que ver con la sumisin sexual. El ttulo tambin se convirti en "Never Learn
Not To Love" (Nunca Aprendas a No Amar). La cancin recibi plena promocin con el
excelente respaldo de la msica de "Los Beach Boys". Para ese tiempo, Charles Manson haba
tenido contactos con sectas adoradoras del demonio y hasta lleg a crear un grupo que bajo el
nombre de la "Iglesia Final", renda culto al diablo 10. Aunque muy curiosamente, Manson
entonces comenz a decir que l era Cristo y Satn o Cristo y el Diablo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------8 Ed Sanders, La familia Manson, ed. Grijalbo, Buenos Aires, 1974. 9 Ob.
cit., pg. 86.
10 Ob. cit., pg. 72.

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El grupo rock de Manson, la Va Lctea (Milky Way) actu en el seno de un grupo pantalla
que, bajo el nombre "Instituto Humano para Obtencin del Toque Ocultista", disimulaba una
sociedad secreta diablica.
A mediados de enero de 1969, el nuevo lbum blanco y doble de "Los Beatles" haba
alcanzado, solamente en los Estados Unidos, la cifra de veintids millones de dlares de
venta, testimonia Ed Sanders. Este lbum era la primera instruccin cultural de "Los Beatles" y
result simblico para la familia Manson; ste tuvo para ese tiempo hipnticos arrebatos 11. El,
Cristo, l, Diablo, iba a preparar la Segunda Llegada: "Ahora les toca a los cerdos el turno de
subir a la Cruz", deca.
Y "Los Beatles" eran los "cuatro ngeles" que desataran la mortandad... y Manson hall una
base en las Escrituras anunciando que "Los Beatles" estaban destinados a tener un quinto
miembro o "ngel": el ngel del hoyo sin fondo, ms conocido por Charlie.
Para Manson, uno de los pasajes favoritos de la Revelacin era: "Ni se arrepintieron ellos de
sus crmenes, ni de sus brujeras, ni de sus fornicaciones, ni de sus latrocinios", palabras que
citaba una y otra vez, preparando a sus adoradores para matar.
Manson empez a escuchar con auriculares la cancin "Helter Skelter" del nuevo lbum de
"Los Beatles" y, de algn modo, como en un milagro, empez a or a "Los Beatles"
susurrndole, apremindole a que les telefonease a Londres . . .
La cancin "Helter Skelter", del doble lbum blanco de "Los Beatles", es una obra maestra,
insistente, de resonancias muy misteriosas, especialmente la larga seccin final que, por dos
veces, casi se apaga a su trmino, resonando como una marcha universal de nufragos
manacos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------11 Ob. cit., pg. 138.


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Manson asociaba la composicin "Revolution 9", con Revelacin, captulo 9.


El lbum tambin contiene la cancin "Cerditos" y "Sexy Sadie". Esta ltima debi
transportar a Susan Atkins, alias Sadie, otro miembro de "la familia", a cumbres de
espasmos de dicha.
"Sexi Sadie, viniste para trastornar a todos" canturrea la letrilla y "Sexy Sadie,
quebrantaste las normas, las dejaste por el suelo para que todos lo vieran". Los
actos demenciales, cuchillo en la garganta, tenedores en el estmago, que
Destrozaron al matrimonio La Bianca estaban inspirados en la cancin "Puercos": "Podis
verlos cenando fuera con sus puercas esposas, agarrando tenedores y cuchillos para comer
su tocino."
En la pared luego del asesinato, con la sangre de La Bianca, garabatearon para que
todos los vieran al entrar: muerte a los cerdos.
Luego del crimen, durante el trayecto de vuelta, Sadie y Clem cantaron fragmentos de la
cancin de George Harrison, "Puercos" como se testimonia en el proceso 12.

26

Sera un tanto cansador seguir consignando correlaciones minuciosamente detalladas en el


libro de Sanders, no slo del asesinato de los La Bianca sino tambin de Sharon Tate y sus
amigos; aunque las consideramos necesarias para conocer aspectos de esta "nueva cultura"
que adquiere, como el camalen, distintas tonalidades, sin variar en su esencia destructiva,
como podremos documentar al referirnos a cierta literatura hispanoamericana de vanguardia.
Retornando a la msica progresiva debemos agregar que el uso ambiguo de muchas
palabras forman una especie de cdigo, empleado por intrpretes de canciones del llamado
"rock cido" o, como dice Gary Allen: los roqueros usan el idioma de Esopo, destinado al
mundo de los adolescentes, puesto que ese cal es un misterio para la mayora de los
adultos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------12 Ob. cit., pg. 312.


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Este cal o "argot" musical se difunde a travs de los comentaristas de discos, las
conversaciones entre adolescentes, y los canales de prensa marginales que hacen
circular ideas, creaciones y consignas.
Jerry Hopkins asegura que en Estados Unidos hay treinta semanarios con difusin nacional, y
cien diarios clandestinos que circulan entre los adolescentes de una ciudad o universidad.
Se crean tambin agencias de prensa marginadas como la "Underground Press Syndicate" y la
"Liberation News Service", para evitar su manejo por el mercado del "establishment" y
mantenerse en la clandestinidad o "underground". Agencias que distribuyen no solamente
noticias 13 sino discos, libros, pelculas, conectadas con el mundo musical y tambin
adoctrinamiento en el hinduismo, doctrina Zen y otras formas religiosas orientales mticamente
unidas con el consumo de drogas. Una lista de las canciones que hacen apologa del consumo
de drogas o mera alusin a ellas sera interminable, basta mencionar "White Rabbit" (Conejo
blanco):
Una pldora te hace grande, una pldora te hace pequeo. Y
las que te da tu madre no te hacen nada.
Pregunta a Alicia cuando tiene 10 pies de estatura, y si va a
seguir a conejos, y sabes qu vas a caer.
Diles a ellos que el gusano fumador de mariguana te dijo qu hacer...
Alimenta tu cabeza, alimenta tu cabeza.
La pldora que hace grande, en esta cancin basada en los personajes del cuento de Lewis
Carrol, es la anfetamina por su carcter excitante, mientras la que hace pequea son los
barbitricos por la depresin que producen.
Los versos sugieren: "independzate de tu familia, s t mismo; aunque para usar las
drogas debes asesorarte de un gur".

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-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------13 Diario "Pueblo", Madrid, 7 de noviembre de 1975.


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La alusin al gusano fumador de mariguana es clara y no requiere explicacin.


El verso final: alimenta tu cabeza, es alusin difana al consumo de drogas, pues en el cal
hippie "feeding your head", o alimenta tu cabeza, es el acto de administrarse drogas.
Lo mismo ocurre con "Yellow Submarine", uno de los mayores xitos de "Los Beatles", y Lucy
in the Sky with Diamonds" acerca de la cual se han hecho posters con las letras L.S.D.,
subrayadas.
La exaltacin de la droga lleva insensiblemente a la exultacin de la total libertad sexual,
factor destructivo de la juventud no slo por la tremenda degradacin moral, sino tambin por
su consecuencia inmediata: hijos ilegtimos y enfermedades venreas.
Las estadsticas en los Estados Unidos pueden llegar a producir estupor en el
investigador curioso.
Esa verdad irrefutable hace que dentro de los pases comunistas se prohba no slo
retricamente la ejecucin del "rock and roll", sino que se llega a condenar a los msicos
que lo ejecutan.
Leemos en el diario "La Prensa", de Buenos Aires, del 13 de agosto de 1976: "Praga 12 (U. P.)
Un tribunal checoslovaco sentenci recientemente a tres msicos de rock and roll a penas
que fluctan entre dos aos y medio y ocho meses por haber organizado un concierto
psicodlico, informaron fuentes jurdicas. Los msicos son integrantes del grupo Pueblo
Plstico del Universo, que tiene como dolo al cantante norteamericano Bob Dylan.
"Segn las fuentes, el grupo organiz un concierto psicodlico en una boda cerca de la
ciudad de Pilsen, donde usaron palabras obscenas".
No puede extraarnos esta sentencia, puesto que es un axioma pleno de sentido comn que
una nacin con su juventud degradada es un pas derrotado.
En Rusia hubo otra situacin semejante, segn lo transmite el mismo peridico porteo del 29
de febrero de 1976.
Coherentemente con todo lo manifestado hasta aqu, "Cheetah", una revista destinada a
adolescentes dice: "si las estructuras [el establishment] conocieran el verdadero significado de
la msica moderna, la proscribiran; pero slo conocen la parte superficial de las palabras sin
penetrar en su verdadero sentido", por ello podemos afirmar sin temor que, a travs de la
msica se canaliza un caudal destructivo del orden social, puesto que una revolucin de las
costumbres llegar a modificar las estructuras tradicionales, y llegar tambin a producir
consciente o inconscientemente un cambio socio poltico econmico. Ello no significa que
defendamos ciegamente las actuales estructuras, muchas de las cuales requieren cambios
radicales, pero somos conscientes que los medios usados por estos revolucionarios no
aportarn soluciones.
Silvano Hernndez en su tan comentado artculo, informa que Paul McCartney integrante de
"Los Beatles", es miembro con carnet de la Liga juvenil Comunista y no puede ignorar las
directivas del partido.
Sidney Finkelstein, conocido comunista estadounidense, en su libro "Cmo la msica
expresa ideas", preconiza erradicar toda diferencia entre msica clsica y popular.

28

Propone que la msica popular sea usada para la difusin del mensaje comunista, en forma
semejante a como se vende jabn en los anuncios comerciales cantados. Finkelstein sugiere
el reemplazo de la msica clsica por la msica revolucionaria. Peter Seeger, Leadbelly,
Malvina Reynolds y Woody Guthrie popularizaron canciones sobre la lucha de clases y la
subversin.
La Nueva Izquierda rompi con la msica tpica, y combinando elementos folklricos con
"rock", proyectaron la filosofa comunista al campo musical. Phil Ochs y Bob Dylan son los
ms destacados exponentes de este tipo musical.
La erradicacin de diferencias entre msica seria y popular, que el comunista Sidney
Finkelstein propiciaba en el libro que acabamos de mencionar, est lograda, en parte, por
Karl Heinz Stockhausen 14.
K. Stockhausen, con 48 aos, es venerado por la vanguardia juvenil contempornea y acaba
de grabar un lbum para el sello britnico Chrysalis, casa grabadora especializada en rock
progresivo. Este long play incluye dos composiciones: "Bird of Passage" y "Ceylon".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------14 Recurdense las perturbaciones fsicas y psquicas que su msica produca en los
ejecutantes, segn propia confesin, ya expuesta en este trabajo, pg. 41.
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En La Opinin, de Buenos Aires, Miguel Grinberg se ocupa de este msico y de su


concepcin musical. Interesa conocerla.
"Desde 1953, Stockhausen es miembro de la Escuela de Colonia, cuartel general de la
vanguardia musical electrnica germana, donde fue convirtiendo en realidad sus intuiciones,
experimentando con generadores elctricos de sonido y artefactos de ondas sinusoidales.
"Entre 1954 y 1959 coedit la revista Die Reihe (La Fila) donde explic sus teoras.
Durante dos dcadas ha viajado incesantemente por todo el mundo, dirigiendo orquestas,
tocando con grupos pequeos de instrumentistas, enseando y dictando conferencias.
"Ceylon fue compuesta por Stockhausen en Ceiln, durante un viaje en auto. Su autor
declara: Ceylon, en particular, contiene algo que habitualmente se encuentra en la msica de
rock, es decir, una interaccin entre ritmos precisos basados en perodos rtmicos ntimamente
sincronizados. En esta obra son mucho ms intrincados que en las composiciones de rock
usuales. No obstante, en su interior, el oyente comienza a bailar no bien pasa a escucharla.
"La invitacin a este tipo de baile no es habitual en la obra del msico, que en Bird of
Passage ha estado obsesionado por la juventud indispensable de los instrumentistas, ante
Tiempos que son experimentales a ultranza.
"Stockhausen indaga incesantemente la esencia del sonido, y su misticismo lo impulsa a
componer una msica que proyecte al hombre hacia lo divino, a la fuente de la creacin
suprema. l se siente parte de un proceso que tiende a la elevacin de la conciencia humana,
y que denomina El nacimiento de una nueva era. Esta habra comenzado

29

Alrededor de 1950, no solamente en las artes sino tambin en las ciencias, debido a que en
esa poca se alcanz el mximo posible en el plano de la abstraccin.
"Desde entonces la nueva msica ha entrado en un estado de introspeccin constante, en pos
de esencias inalterables ligadas a lo eterno, con un ascetismo que actualmente prevalece en
las realizaciones de Stockhausen. En este caso, el compositor no es un fabricante de
productos para consumo, como ocurre con la totalidad de la msica popular comercial. En
cambio, se asume como una especie de mensajero, un ser humano que capta cierta msica de
las esferas y la propala como una emisora radial, exigiendo al oyente una comunin semejante
a la que un gur [maestro espiritual] de la India, exige a su discpulo.
"Stockhausen es uno de los pocos compositores actuales empecinados en la persecucin
permanente de tres descubrimientos: el de la Naturaleza en s misma [con proyecciones
galcticas], la naturaleza de la criatura humana y la naturaleza del sonido.
"En esa ansia por comprender el universo entero en toda su riqueza, deposita el
conocimiento de una felicidad inefable. Su msica es la herramienta o el vehculo del viaje.
Acompaarlo no es fcil, exige el abandono de infinidad de prejuicios. Pero el premio puede
ser una conversin modificadora de la propia vida. Tal es la descomunal propuesta de
Karlheinz Stockhausen", concluye Miguel Grinberg 15. En este captulo, despus de
comentar las palabras de Joan Peyser, defensora de la
Msica atonal, decamos: "Se busca el viaje por el viaje en s, el cambio por el cambio en s.
Para llegar a dnde?. . . A un vaco total.
Palabras del mismo Stockhausen confirman lo dicho: "Cambio mi punto de vista todo el tiempo.
Y despus por cambiar, soy cambiado por lo que he hecho, lo que hago cambia ms, exijo
ms. Yo no puedo decir qu somos la msica y yo en ese proceso. Yo cambio a la msica, la
msica me cambia. No se me puede separar ya de ella, como no se puede separar ms a la
msica del oyente. El oyente se convierte en la msica. Y por eso la msica es influida por el
oyente, porque l la modifica. Qu es la msica? No lo s".
Confesin que merece meditarse conjuntamente con las teoras y la msica de Stockhausen,
ya que da fuerza y proporciona caudal por los vastos auditorios juveniles que arrastra, a una
corriente artstico musical que puede producir una "conversin" modificadora de la propia vida.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------15 "La Opinin", de Buenos Aires. Noviembre de 1976.


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Seuelo que, inevitablemente, atrae utpicamente a innumerables jvenes que quieren


participar, con el idealismo e inexperiencia propia de los adolescentes, en la "elevacin de la
conciencia humana para contribuir al nacimiento de una nueva era".
"Nueva era" que tiene como eje la edificacin del hombre, con la consiguiente ruptura de todos
los moldes. "Nueva era" donde todo est permitido, donde un constante cambio lo proyectar a
una difusa pero atractiva- divinizacin.
Convergen, desde el ngulo musical y pictrico, esas poderosas corrientes que hemos
expuesto y que pretenden crear un hombre nuevo, destruyendo todo lo que ha hecho
grande a nuestra civilizacin y cultura.

30

No es todava el momento de recordar cules son los valores que han hecho de nuestra cultura
algo excelso, ya que nos falta estudiar otra de las corrientes que, desde el ngulo artstico,
pretende contribuir tambin a la creacin del hombre nuevo: la literatura. A ella nos referiremos
ms adelante, puesto que prometimos hacer alusin a las palabras de Joan Peyser, con amplia
resonancia en el mbito musical: "Sin embargo, en los tiempos recientes muchos artistas se
han desviado del hombre, en busca, con un carcter ms medieval, de lo que hay detrs del
ser humano".
Surge de manera evidente de estas expresiones de Joan Peyser, una concordancia con los
puntos de vista de Karlheinz Stockhausen, en cuanto a que se busca una trascendencia que
no se acierta a definir cabalmente; por ello la autora recurre a figuras que pueden conducir a
equvocos.
Nos referimos concretamente a la intencin que se manifiesta en la bsqueda de lo que hay
detrs del hombre: "con un carcter ms medieval" y al "conocimiento de una felicidad
inefable" a travs de una msica "que proyecte al hombre hacia lo divino". Estamos frente a la
ms tremenda conformacin simiesca de lo que signific, en la Edad Media, la proyeccin
hacia lo divino.
La nueva msica es la deformacin monstruosa, de lo que caracteriza a la msica y al canto
gregoriano.
Las dos pretenden eludir las pasiones humanas, trascender la condicin terrena del
hombre, "convirtindolo" a travs de una mstica.
As como hemos resumido la esencia de la "nueva msica", para esclarecer an ms sus
caricaturescos rasgos, debemos aludir a la esencia del gregoriano. Msica que participa de las
caractersticas de la msica seria y popular a la vez, como curiosamente pretenden Finkelstein
y Stockhausen con la suya.
Paradjicamente, lo que pretenden los compositores ms vanguardistas con su nueva msica
"vehculo de un viaje para comprender el universo entero"; "su cultivo exige el abandono de
infinidad de prejuicios"; "el premio puede ser una conversin modificadora de la nueva vida";
es lo que testimonia Charlier 16 que le ocurri con el gregoriano, antes de su "conversin":
"me revelaba cosas que no eran de la tierra y que ninguna otra msica humana alcanzaba a
decirme aun cuando fuese una msica genial". La nueva msica tiende a destruir la tonalidad
o abandonarla porque est agonizante, erigiendo en su lugar la anti msica.
Cmo llega el hombre a esta concepcin?
Con el desarrollo de las ciencias naturales crece incesantemente el poder tcnico que
desva al hombre de su misin metafsica, reducindolo a un positivismo terrestre y a una
errada sobrevaloracin de su capacidad personal.
"La desmesurada confianza en la propia potencia nos dice Schneider 17 y en el progreso
ilimitado, se refleja en la psicologa musical con el cromatismo sin fin de los siglos XVII y
XIX. El subjetivismo invade todos los campos de la actividad humana, hasta agotar casi la
misma sustancia; tampoco la msica se salva de esta corriente intelectualizante".
No pretenda el pintor George Mathieu como ya vimos- desencadenar la liberacin de toda la
esttica anterior. "Un arte esttico de la conciencia sustituir a una conciencia esttica del
arte. Este arte nuevo crear un hombre nuevo".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------16 H. y A. Charlier, El canto gregoriano, pg. 15. Editorial Aret. Buenos Aires, 1970.

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17 Marius Schneider, Il Significato della Msica, pg. 191. Rusconi Editore. Miln, 1971.
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Los msicos y compositores vanguardistas de nuestro siglo reaccionan en forma total contra la
tradicin musical y espiritual, acentuando la confianza en su propia capacidad, suscitando con
frecuencia una exaltacin salvaje de los sentidos y las pasiones, en una "bsqueda de lo que
hay detrs del hombre", que lo "proyecte hacia lo divino", en el cambio, por el cambio en s, o a
travs de la magia o la numerologa, para recrear al hombre nuevo. Veremos ms tarde cmo
el jazz llega a adquirir relieves litrgicos para Cortzar, otro forjador del hombre nuevo desde
la vertiente literaria.
Charlier alude a los compositores de jazz, a menudo talentosos, quienes han reemplazado
la calidad de la invencin meldica por la virtuosidad tcnica, todo lo contrario de lo que es
un arte hecho para la expresin espiritual; por eso el jazz en la actualidad nos sumerge en
la barbarie sensual.
En sentido opuesto de lo que ocurre en el gregoriano, la nueva msica exacerba la
individualidad, que solamente se inserta en lo social, a travs de un gregarismo
sensualizado.
En esto no hay nada que iguale el tesoro de nuestras canciones populares an no estilizadas:
vidalas, zambas y chacareras, a veces, ms religiosas que los cnticos hoy llamados
religiosos, ya que constituyen un bao de frescura y de sana alegra.
El canto, y el canto gregoriano en especial, tienen un carcter vinculante. Al manifestarse el
pensamiento en forma sonora, se confirma y precisa.
Cantar los propios pensamientos despus de la correspectiva meditacin, significa abandonar
el rea de la individualidad, proceder a la accin y operar en la colectividad. En la vida
religiosa cantar es responder y consentir, dice Schneider.
La mejor prueba psicolgica de esto es la aversin antigua contra la polifona, y su
smbolo sonoro ms persuasivo es el cultivo del unsono, en el cual todas las voces
deban unirse en presencia del Seor.
No hay alma, por muy desheredada que sea, que no pueda or la verdad cuando sta adopta
un lenguaje hecho para ella. He ah el gregoriano: "Un lenguaje del alma para el alma", como
asevera Charlier.
La fuerza expresiva del canto gregoriano no se afirma en el paroxismo, sino en la sobriedad,
la sinceridad, la cortesa y la castidad de sus frmulas. Su belleza es siempre nueva, porque
dice lo que ninguna otra msica expresa; por esto tiene la seguridad de conmover a las almas
de cualquier raza. Su comprensin profunda no es fcil, como ocurre con cualquiera de las
artes, porque es la meditacin de los ms altos misterios; pero su tcnica, s, es fcil.
Debemos transcribir unas sabias apreciaciones de Schneider 18 que dan la ubicacin del
gregoriano dentro del inmenso mbito de la llamada msica culta, aunque, como ya hemos
expresado, participa tambin en el mejor de los sentidos, de la llamada msica popular, puesto
que est hecha para el pueblo todo.
"Las moderadas y confiadas lneas meldicas del canto gregoriano tenan, como idea
fundamental, la creacin de una excelente va para alcanzar a Dios.
"El tenor fundamental era: Adjutorium nostrum in nomine Domini, qui fecit coelum et terram,
"Viceversa, el impulso que inspir las obras de la msica clsica y romntica era el
sentimiento de una lucha casi desesperada con la voluntad de Dios. Hay en ellas una

32

Violencia, una agitacin y una inquietud ms humana que metafsica, desconocida al canto
gregoriano.
"Mientras la msica religiosa clsica busca las situaciones extremas, el canto gregoriano
persigue el justo medio, y por esto aquella puede caer fcilmente en el estilo dramtico o lrico.
Mientras el estilo sobrio de ste se acerca a la lengua hablada. El canto gregoriano presenta
una riqueza meldica idntica para los tres grados de la oracin [peticin, agradecimiento,
alabanza]. Viceversa, la invencin musical clsica ha sido principalmente inspirada por el ritmo
de la splica y no por el de la gratitud o de la alabanza.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------18 Ob. cit., pgs. 192 y 193.


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"Incluso 1a pintura religiosa muestra siempre ms manos angustiadas y dolorosas, en lugar


de las suaves y confiadamente juntas.
"Si se compara la lnea moderada de un Kyrie o de un Santus gregoriano con el mismo texto
de la Misa en Si, de Bach, o de la Misa Solemne, de Beethoven, esta diferencia de actitud
interior salta de inmediato. La meloda gregoriana es un camino para la comunidad; la clsica
es un sendero esplndido pero dificultoso y pleno de obstculos originados por el
egocentrismo, del cual surgen sus ms inspiradas lneas meldicas. Para darse cuenta, basta
echar una mirada sobre la temtica triunfal del Te Deum litrgico y sobre el itinerario grandioso
pero atormentado del Dettinger Te Deum, de Haendel, en su versin latina".
Estas esclarecedoras expresiones de Schneider permiten comprender la encrucijada difcil en
que se encuentra la msica tonal seria, en esa "lucha desesperada contra la voluntad de Dios",
que en el subconsciente cobra fuerzas en casi todos los compositores de la llamada
civilizacin occidental y cristiana.
Es de tal magnitud, que Oscar Mandel, defensor de la msica tonal clsica, afirma en el
artculo ya citado 19: "Si todava creysemos en Dios, podramos decir que la msica existe
para celebrar su Gloria. Pero en ausencia de Dios, slo nos resta declarar que la msica crea
emocin, placer esttico".
No capta Mandel que los nuevos compositores, en su gran mayora, consideran a la msica
un vlido intrprete de la vida contempornea y, an ms segn expresin de Theodoro A.
Adorno "una herramienta de cambio social y poltico".
Mandel contina su reflexin en el siguiente tenor:
"Si la disonancia justo es llamarla as se ha negado a producir resultados durante sesenta
aos, sus cultores deberan percatarse que ha llegado el momento de emprender otros
caminos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------19 Oscar Mandel, Una crtica de la cacofona, en The South Atlantic Quarterly.

33

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"Soy partidario del cambio y la experimentacin, pero esto no quiere decir que la invencin
sea buena por ser invencin, o que todo experimento tiene xito por el hecho de serlo. Hay
que tener en cuenta que el sentido de lo bello no es una facultad tan flexible como muchos
creen; y que la fealdad como la pimienta es excelente condimento, pero psima como plato
fuerte. . . ".
"Quiz los cacofonistas del siglo XX han podido permitirse el lujo de realizar estructuras
musicales en sus laboratorios, porque all estaban los viejos maestros para cubrir el vaco
as creado. Pudieron, por eso, decir: Belleza? De eso ya se ocuparon hace mucho,
muchsimo tiempo: escuchen a Vivaldi. Nosotros buscamos otra cosa. "Pero... no hay nada
ms", concluye Oscar Mandel.
Como puede observarse se cae en el mismo defecto que se critica, y se finaliza en un
egocentrismo ms acentuado an que aqul que padecan los autores clsicos del siglo
pasado. Por ello el problema creacional en el mbito de la msica no solamente est unido a
las condiciones histricas, como pretenda el famoso crtico Adorno, sino a la actitud definitiva y
decisiva del alma del hombre frente a Dios. En ltima instancia, o se deifica al hombre y a l se
le rinde culto, o se somete ste a Dios. El solo hecho de pensar que en el orden de la msica
profana todo est permitido, est ya ayudando a construir el camino que conduce a la idolatra
del hombre, y su subsecuente destruccin. Tal vez, se haya as planteado el gran dilema de
nuestra civilizacin, y no slo el que afecta al campo musical, compuesto por hilos importantes,
pero que slo forman parte del entramado y complejo tejido cultural de nuestra poca.
Se puede comprender que la crisis no es slo musical, sino teolgico cultural y, por ende,
poltica.
Hay motivos para pensar que la instauracin del gregoriano en el orden religioso, por ser un
arte absolutamente completo con sus distintos gneros, conllevar en el nivel profano una
jerarquizacin que puede reeditar la aventura musical que impuls a Erick Satie a no
abandonar la riqueza del gregoriano en sus modernos logros.
"Debussy y Ravel, comprendieron el uno despus del otro, la sustancial e incomparable
novedad de las obras de Satie", aclara Charlier 20: Desdichadamente percibieron en ellas slo
una riqueza ms en el arsenal de las formas y de los medios musicales, y no una reforma
espiritual, tal como la llevaba Satie en s mismo".
Estamos ya en condiciones de inteligir cabalmente que, en el orden musical, hay dos
posturas totalmente antinmicas. Una, testimoniada por la "nueva msica", con todos sus
matices: neoclsica, atonal o dodecafnica, llevada a lmites que se insertan en una
trascendencia vacua y que pretende envolverse con un misticismo y una ascesis conducente
a una "conversin total"; otra, que transita el viejo camino, siempre nuevo, de elevacin
espiritual, fuente de inagotables armonas, y que puede llegar en algunos casos hasta hacer
germinar una autntica conversin espiritual.
Creemos firmemente que hay compositores conscientes de este gran desafo y, en
consecuencia, dispuestos a rescatar para la msica an en las ms livianas expresiones las
maravillosas armonas de Dios, el hombre y el cosmos.

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20 Ob. cit., pg. 129.


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LITERATURA

Hemos observado en el mbito pictrico y en el de la msica la correlacin que hay entre


arte y "conversin" espiritual.
Es evidente que el mundo literario: narrativa, teatro y poesa no es ajeno a ese poder de
conversin. En este campo ciertos hombres han irradiado una influencia decisiva para bien o
para mal. Juan Jacobo Rousseau, con el "Contrato Social" y el "Discurso sobre la desigualdad
del hombre", ha influido notablemente en el orden poltico. Con su aforismo "el hombre nace
bueno, la sociedad lo corrompe", niega implcitamente el pecado original y endulza el corazn
de muchos, influyendo, cuando no informando, su mentalidad. Pero la conversin, en algunos
casos masiva, a sus ideas, ha llegado por los cauces de sus novelas romnticas: "El buen
salvaje" y "La nueva Helosa".
Bstenos decir que Bolvar y Miranda, precursores y levadura de una de las vertientes de la
independencia hispanoamericana, experimentaron su influjo decisivo.
En estos casos la influencia de lo literario en el orden poltico social es muy directa. Igualmente
ocurre con "Facundo", libro que escribi Domingo Faustino Sarmiento, presidente argentino en
la segunda mitad del siglo XIX. "Facundo" es un relato literario muy logrado, pero dirigido a
otros fines, como confiesa el mismo Sarmiento en carta dirigida al general Paz, y cuya parte
pertinente dice as: "Remito a S. S. un ejemplar del Facundo que he escrito con el objeto de
favorecer la revolucin y preparar los espritus. Obra improvisada, llena por necesidad de
inexactitudes, a designio a veces, no tiene otra importancia que la de ser uno de los tantos
medios tocados para ayudar a destruir un gobierno absurdo y preparar el camino a otro
nuevo".

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Creemos que esta carta es ilustrativa a propsito de las hondas vinculaciones que unen lo
literario y lo poltico. Aqu hubo objetivos polticos; sin embargo, el libro perdura y la
perduracin se realiza en el campo literario.
Presenta la literatura europea un notable caso inverso. Una novela excelsa testimonio poltico
proftico que no fue hecha con fines de politizacin, sin embargo, ha cumplido y cumple una
gran misin en los dos campos. . . Nos referimos a "Los Posedos" o "Demonios", de
Dostoievski.
Cmo ha podido Dostoievski describir la fuerza interna que mueve a la subversin para
instaurar un orden social nuevo, sin Dios?
Dostoievski saba que en su tiempo ya haba comenzado la revolucin, iniciada en el subsuelo
de los espritus y hace su anlisis. Tolstoi no saba que se haba iniciado esa revolucin,
porque el mismo estaba arrastrado por el proceso revolucionario que segua a ciegas.
Dostoievski permanece en la esfera del alma y desde all dijo Berdiaeff contempla lo que
pasa y pasar.
A travs de su arte novelstico, simblico como todo gran arte, interioriza las acciones de los
hombres, entramadas en los hilos de la historia, y nos muestra as el destino de su pueblo y
ms an, del alma humana.
Las acciones de sus personajes pocas veces son totalmente normales; nos describe una
naturaleza humana en xtasis, enajenada. Aprehende la noche y no el pleno da del hombre,
porque su actuacin no solamente est teida del subconsciente, sino que sus personajes
muestran la visin histrico proftica del autor. Visin que marca hitos decisivos en la lucha
entre el Bien y el Mal, cargando sus acentos en los aspectos negativos: el crimen, la lujuria,
la seduccin por el espritu diablico, etc.
El hombre no es corrompido por todos los factores hoy altamente pregonados: la sociedad,
las presiones econmicas o polticas, sino que los agentes destructivos y corruptores obran
desde adentro del hombre mismo; el terrible orgullo heredado con el pecado original, el "non
serviam" satnico que se proyecta en nuestro tiempo y se proyectar hasta el final de los
tiempos.
Dostoievski lo hace ver clara y clarividentemente en "Crimen y Castigo", en un orden
personal. Con los "Posedos" o "Demonios", en un orden social y poltico.
En consecuencia, en sus novelas ms representativas puede observarse el entrecruzamiento
de las corrientes espirituales que, en definitiva, configuran la historia: la de la obediencia a
Dios, a sus mandamientos; y la que se rebela contra Dios, pretendiendo suplantarlo con el
hombre endiosado y, en ltima instancia consciente o inconscientemente, con el Anticristo.
Esta profunda visin, permiti a Dostoievski profetizar un futuro no fcilmente
mensurable.
Su novela "Demonios" posee una vigencia actual que asombra, porque aquellos grupos o
clulas guerrilleras a las que en su juventud perteneci Dostoievski, han proliferado y seguirn
surgiendo, si no se comprende y se eliminan las razones primeras de su existencia.
Los discursos de Shigalev, creador de la logia "revolucionaria anarco nihilista", llevan la
utopa a niveles extraordinarios, pero verosmiles.
En una de las sesiones del grupo, un profesor cojo expone las proposiciones de
Shigalev:
"Yo conozco su libro es decir, el de Shigalev, lo que l propone, con miras a la definitiva
resolucin del problema, es [. . .] la divisin de la Humanidad en dos partes

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Desiguales. Una dcima parte de la misma recibir la libertad personal y un derecho


ilimitado sobre las otras nueve partes restantes.
"Estas vendrn obligadas a perder la personalidad y convertirse en algo as como un rebao, y
mediante una obediencia sin lmites, alcanzar la primitiva inocencia, por el estilo del primitivo
paraso, aunque, de otra parte, tendrn que trabajar. Las medidas propuestas por el autor para
extirparles la voluntad a las otras nueve partes de la Humanidad y reducirlas a la condicin de
un rebao, merced a la educacin de generaciones enteras [. . .], son notabilsimas, se fundan
en datos autnticos y son muy lgicas. Podr no estarse de acuerdo con algunas
deducciones; pero es difcil no reconocer el ingenio y el saber del autor".
Shigalev luego de una breve digresin concluye: "Lo que yo propongo no es ninguna
canallada, sino el paraso, el paraso terrenal, y otra cosa no puede haber en la tierra". Ms
adelante, otros personajes estudian las posibilidades de realizacin del proyecto, y se
expresan as:
-"Oiga usted: nosotros, al principio, armaremos tumultos dijo Verjovenskii, atropellndose de
un modo horrible, tirndole a cada momento a Stavroguin de la manga derecha. Ya se lo he
dicho: penetraremos en el mismo pueblo. No sabe usted que ya somos enormemente
fuertes? Los nuestros no son solamente los que degellan y queman, los que hacen blancos
clsicos o muerden.
"Esos no hacen ms que estorbar. Yo, sin disciplina, no comprendo nada, yo los tengo
contados a todos: el maestro que se burla con sus chicos de Dios y de la cuna, es ya
nuestro. El abogado que defiende el asesinato de un individuo culto, alegando que el
asesino tiene ms cultura que sus vctimas, y para procurarse dinero no tena ms remedio
que matar, es ya nuestro. El colegial que mata a un campesino para experimentar emocin,
es nuestro. El jurado que absuelve de todos los crmenes, nuestro. El fiscal que teme
mostrarse en el juicio poco liberal, nuestro, nuestro. Los administradores, los literatos, Oh,
nuestros! terriblemente nuestros, y ellos mismos lo ignoran. De otra parte, la obediencia de
los colegiales y de los imbciles ha alcanzado su ms alto grado; por doquiera, una vanidad
de proporciones desmedidas, un apetito bestial, inaudito".
Todo esto prepara el camino del Anticristo, y muestra un Dostoievski clarividente que lo torna
uno de los escritores cristianos ms grandes de Occidente.
Su visin llega al nivel ms excelso cuando nos revela en "Los hermanos Karamazoff" a travs
de Ivn, uno de sus personajes, en el captulo "El gran Inquisidor", la posibilidad de la creacin
de una Iglesia que sustituya desde adentro a la actual; con la figura humana del Gran
Inquisidor frente a la humano divina de Cristo.
Ivn no niega la divinidad de. Jess, pero s el plan de la creacin y la economa divina. Aqu
la visin proftica de Dostoievski llega a alturas que slo pueden comprenderse con la atenta
y repetida lectura de sus obras, y con la inteligente y relacionada observacin de la realidad
que nosotros vivimos aqu y ahora.
Se nos impone pensar que los niveles: teolgico, cultural y poltico estn
fundamentalmente unidos. Y, en consecuencia, creemos que debe haber una cabal
comprensin para estar a la altura del desafo.
El gran mrito de Dostoievski es haber vislumbrado y testimoniado lo que sera la enfermedad
ms terrible del siglo XX: la subversin generalizada contra un orden natural y sobrenatural, en
nombre de la justicia social. Justicia social a cuya instauracin con sentido pleno y por los
medios adecuados todos debemos contribuir, sin menoscabo del orden natural y sobrenatural.
El mismo escritor nos ha mostrado el manantial de donde fluye su visin. "Se me llama
psiclogo ha dicho y ello es falso, yo soy realista, slo en un sentido ms alto, esto es,

37

Yo describo todas las profundidades del alma humana". Y tan hondamente cal en los
recnditos estratos del alma humana, que pudo anticipar la direccin que llevara en las
dcadas siguientes no slo su pueblo, sino la totalidad de Occidente.
Solzhenitsyn, el receptor ms fino y profundo de toda la herencia dostoieskiana, exiliado en
Occidente, con su obra "Archipilago Gulag", testimonia la intra historia de todo un perodo de
su pas, pero con sentido universal. En esa misma obra confiesa algo que es digno de
meditacin, muy entrelazado con la visin de Dostoievski y con lo que ocurre en nuestros das
por doquier:
"Antes de hacer el mal, el hombre tiene que concebir el mal como bien o como una accin
lgica, con sentido. As es, por suerte, la naturaleza del hombre, que tiene que buscar
justificacin a sus hechos.
"Las justificaciones de Macbeth eran muy endebles y la vergenza acab con l. Yago es otro
borrego. Tan slo una docena de cadveres agotaban su fantasa y las fuerzas espirituales de
los criminales shakespeareanos. Eso les pasaba por carecer de ideologa. "La ideologa, he
aqu lo que da la justificacin buscada a la maldad y la requerida dureza prolongada al
malvado. La teora social que ante l mismo y ante los dems le ayuda a blanquear sus actos
y a escuchar, en lugar de reproches, loas y honores. Gracias a la ideologa, al siglo XX le ha
tocado conocer la maldad cometida contra millones de seres. Es algo que no se puede refutar,
orillar o silenciar. Cmo nos atrevemos entonces a insistir en que no hay malvados? Se
aniquil a millones de seres. Sin malvados no hubiera sido posible el Archipilago Gulag.
"Esa es la raya que no traspasar el malvado de Shakespeare, pero el malvado con
ideologa la traspasa.
"Cuando callamos lo que debemos denunciar, lo metemos en el cuerpo para que no asome: lo
estamos sembrando, y mil veces volver a brotar en el futuro. Si no castigamos o ni siquiera
censuramos a los malvados, estamos socavando por debajo de las generaciones futuras todas
las bases de la justicia. Por eso crecen indiferentes>, no por la dbil labor educacional. Los
jvenes asimilan que la vileza jams se castiga en la tierra, que ayuda a prosperar. Qu
incmodo y qu terrible ser vivir en un pas as!". No puede ser ms sagaz y penetrante la
visin de Solzhenitsyn, claro espejo no solamente de lo que pasa en Rusia, sino tambin de la
situacin de Occidente. Este cambio de nuestra sociedad, que pugna por realizarse ante
nuestros ojos, violento, audaz o irresponsable, tiene un aliado eficaz en la subrepticia
transformacin de las mentalidades. Accin en la que la literatura desempea un papel muy
importante. Pero es menester declarar tambin que la literatura encierra la posibilidad de
mostrar ese mundo donde se calla lo que se debe denunciar, y los ambientes donde algunos
personajes, en apariencia usufructuarios del Bien, estn sembrando las semillas del mal. Si la
literatura, ficcin con alta jerarqua artstica, nos ubica con imgenes vivas ante esa realidad,
habr cumplido una gran misin. Que no es otra cosa la mproba labor que ha insumido toda la
vida de Dostoievski, Solzhenitsyn y tantos otros escritores, que han tenido y tienen una
imponderable influencia poltico social, pero indirecta.
Sentimos la necesidad de observar no queremos decir analizar los autores ms conocidos
y ms promovidos de la literatura hispanoamericana de vanguardia. Puede producir
sorpresas.
Nos habamos ocupado someramente en breve ensayo 1, de dos libros publicados
ltimamente por Gabriel Garca Mrquez, y su significado como punto de conversin
religioso poltico de tipo negativo.
Dijimos entonces:
En "Cien aos de soledad", el autor nos traslada a un mundo de mgica realidad que atrae y
resulta difcil abandonar, donde alguno de sus personajes an cree que es posible

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Rescatar aquella comunidad elegida por el infortunio; y a otros [son sus palabras] "se les
cristaliza el alma con la nostalgia de los sueos perdidos, porque la voracidad del olvido iba
carcomiendo sin piedad los recuerdos".
En esa atmsfera de realidad mgica y profunda, suenan campanas irreverentes, cuyos
sonidos no pierden el embeleso: "Si se lo creyeron a las Sagradas Escrituras, por qu no a
m".
Con fino humor pone en ridculo al mundo clerical y la Sede Romana, destruyendo
implcitamente todo lo que eso simboliza.
Si nos atenemos al texto mismo de "Cien aos de soledad", vemos que la intencin de Garca
Mrquez est mucho ms all de la simple burla de quien no cree. Se sita en la rebelda
profunda del que, capacitado para ver la luz, voluntariamente se ciega porque quiere que
prevalezca una visin exclusivamente suya. Hay una intencin manifiesta de "crear" un "orden
nuevo" parodiando conscientemente el esquema bblico. Se habla de una fundacin
(Macondo), de una culpa, en marchar hacia lo desconocido, un diluvio. .
. Todo ello con insinuaciones soeces y blasfemas que degradan la "calidad literaria" que
Garca Mrquez preconiza. Slo a ttulo de ejemplo mencionaremos a "Remedios, la bella" que
"no era un ser de este mundo", porque "ya desde el vientre de su madre estaba a salvo de
cualquier contagio 2. Esta "inocencia" se manifiesta en la actuacin: "Lo asombroso de su
instinto simplificador era que, mientras ms se desembarazaba de la moda buscando la
comodidad y mientras ms pasaba por encima de los convencionalismos en obediencia a la
espontaneidad, ms perturbadora resultaba su belleza increble". Los "convencionalismos" que
menciona aqu el novelista no son sino normas elementales de moral, y su larga descripcin
de situaciones es intranscribible. Pretende presentar un "ser puro" suscitando las ms bajas
pasiones. La stira no termina all: Remedios la bella es "llevada en cuerpo y alma a los cielos"
3. La alusin no puede ser ms clara. . . ni ms diablica.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1 Alberto Boixads, El mundo del arte y su proyeccin en el orden poltico. Editorial Aret.
Buenos Aires, febrero de 1976.
2 Gabriel Garca Mrquez, Cien aos de soledad, pg. 172. Editorial Sudamericana.
Buenos Aires, 1967.
3 Ob. cit., pg. 205.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------En este mismo contexto se refiere al carnaval como una "tradicin catlica", con lo que el
pecado se convierte en un mero juego de palabras, inventado vaya a saber por quin. Pero el
ataque ms directo a la Iglesia y a la Fe se refleja en Fernanda del Carpio, ridculo personaje
que aparece como encarnacin de unos valores "cristianos" completamente falseados:
"Fernanda no renunci a la voluntad de imponer los hbitos de sus mayores . . . La costumbre
se impuso, as como la de rezar el rosario antes de la cena, y llam tanto la atencin de los
vecinos, que muy pronto circul el rumor de que los Buenda no se sentaban a la mesa como
los otros mortales, sino que haban convertido el acto de comer en una misa mayor. Hasta las
supersticiones de rsula, surgidas ms bien de la inspiracin momentnea que de la
tradicin, entraron en

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Conflicto con las que Fernanda hered de sus padres, y que estaban perfectamente
definidas y catalogadas para cada ocasin" 4.
En el "mundo nuevo" iniciado en Macondo, no existe la Redencin porque Garca Mrquez la
niega, consecuente con su visin materialista y cclica de la historia: "Ya esto me lo s de
memoria, gritaba rsula. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiramos vuelto al
principio" 5. En este "crculo", absolutamente opuesto a la concepcin cristiana del tiempo, no
hay ningn sitio para la esperanza. El "mundo" de Garca Mrquez no tiene sentido ni finalidad,
por lo tanto, lo destruye: "Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros
centrifugado por la clera del huracn bblico" 6.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------4 Ob. cit., pg. 183.


5 Ob. cit., pg. 169.
6 Ob. cit., pg. 350.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------La nica felicidad posible para el hombre parece ser el desenfreno en la "liberacin plena" de
Amaranta rsula y Aureliano Babilonia. En este contexto, su elogio del vicio resulta lgico y lo
define como "madurez de criterio" 7.
Nada queda en pie. Ni siquiera el mundo literario: "no se le haba ocurrido pensar hasta
entonces que la literatura fuera el mejor juguete que se haba inventado para burlarse de la
gente" 8: As en una tierra sin valores ni esperanza "lo nico eficaz es la violencia" 9. Mezcla
los campos de vigencia de las leyes naturales y las del espritu; confunde, en disimulada
combinacin, el Bien y el Mal; y nos envuelve en un aura que puede obnubilar la capacidad de
razonamiento, porque ha conquistado nuestra admiracin esttica, a travs de poesa vital y
pattico humor.
En el "Otoo del patriarca" la audacia del escritor llega a lmites ms sutiles. Su novela
encierra un indescifrable poder de conversin de signo negativo, en los campos poltico y
religioso.
No deja el mnimo resquicio por el que pueda entrar el sentido de dignidad en los
cuadros del ejrcito, esquemticamente erigido en eje a cuyo alrededor giran las
degradaciones de todo tipo. Destruye sin piedad todo lo noble que puede tener el
ejercicio de las armas.
Si el lector es un creyente fro, cuyo esquema religioso es slo racional o meramente
sentimental y acepta el juego en el que Garca Mrquez lo cerca, corre el riesgo de quedar
despojado de sus escasas vivencias. Cul es el juego que el novelista realiza y cules son
las vas de aceptacin de su juego?

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------7 Ob. cit., pg. 235.


8 Ob. cit., pg. 327.
9 Ob. cit., pg. 90.
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En "Cien aos de soledad", la subrepticia burla del clero y de la jerarqua se realiza con
argumentos de moral ingenua, pueriles, haciendo brillar en artstica amalgama la verdad y la
falsedad, resultando una realidad convincente para una gran cantidad de lectores.
En cambio, en el "Otoo del patriarca", la burla y la irona cruel llegan a degradar
satnicamente la totalidad del mundo sobrenatural, con un ingenio y un humor, ante el cual, si
no reaccionamos inmediatamente, hemos perdido la partida, puesto que una claudicacin
interior sobreviene inadvertidamente, aupada en expresiones artsticas que con frecuencia
alcanzan la genialidad y consiguen que nuestro sentido esttico las reverencie. Si esa
admiracin por las formas artsticas, no conlleva una reflexin que nos alerte sobre el peligro
de destruccin de nuestras ms caras convicciones, estaremos en el camino de una
conversin de signo negativo. Nuestros vestigios religiosos se irn diluyendo en el ro del
esteticismo y del escepticismo; y nuestros enfoques polticos pasarn por otros cristales.
No hay en el "Otoo del patriarca" prrafos especiales donde pueda enmarcarse
ntegramente esto que estamos puntualizando, sino que fluye de todo el caudal de la
novela.
Baste mencionar la santidad civil de Bendicin Alvarado, madre del patriarca, que l mismo
decreta en vista de las conclusiones a las que llega Demetrio Aldous, y stas son las palabras
del escritor referidas al obispo Demetrio Aldous, enviado del Vaticano para recoger las pruebas
de la santidad: "Demetrio Aldous, auditor de la Sagrada Congregacin del Rito, postulador y
promotor de la fe, por mandato de la Constitucin inmensa y para esplendor de la justicia de los
hombres en la tierra y mayor gloria de Dios en los cielos, afirmo y demuestro que esta es la
nica verdad, toda la verdad y nada ms que la verdad, Excelencia, aqu la tiene" 10.
En vista del rotundo fracaso, desde el comienzo del proceso de santificacin, dadas las
contundentes pruebas de la vida licenciosa que haba llevado Bendicin Alvarado, el patriarca
decreta la santidad civil de su madre y la guerra al Vaticano. Se suceden los incidentes en los
cuales de manera sutil descoyunta el orden sobrenatural, ya que ms de una vez lo sita "bajo
las cpulas de oro de un mundo falaz dnde est ese Dios difcil, uno y trino".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------10 Gabriel Garca Mrquez, El otoo del patriarca, pg. 155. Plaza y Jans Editores.
Barcelona, 1975.
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Jos Mara Alfaro y Polanco, que en el peridico "A B C" dedic a esta novela una hoja
completa, slo dice referido a estos puntos que consideramos esenciales:
"Podra decirse que un ritmo envolvente, casi de amplsimo ritornello en el que encaja a la
perfeccin la nostalgia potica, es uno de los primeros frutos de esta prosa de intrincadas
vertientes, donde hasta el uso y la reiteracin de una explosiva y apostrofante escatologa
produce la impresin de un laborioso esmaltado. "El otoo del patriarca" es una tremenda y
repasadora crnica de la decadencia de un dictador

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inconfundible, del trpico americano. Una "moral de hamaca", indolente y despiadada lo


invade todo".
Yo me pregunto, se puede rotular "moral de hamaca" solamente a la profunda e
irreverente subversin del orden natural y sobrenatural, por muy genial que sea el
laborioso esmaltado?
Creemos que Gabriel Garca Mrquez, quien a travs de un ingente esfuerzo artstico
desde 1968 hasta 1975 dedic sus energas a escribir "El otoo del patriarca", puede
contribuir a aumentar las conversiones de tipo negativo: polticas y religiosas, aqu y ahora;
sin que los conversos lleguen a estar conscientes de su cambio.
Con esto no agotamos la visin crtica de sus libros, cuyo anlisis literario, desde el punto de
vista tcnico podra insumirnos muchas hojas. Pretendemos solamente dar una visin
totalizadora de su obra, y lo hacemos un tanto simblicamente, ya que se cuentan por miles los
escritos que marchan por el mismo derrotero y ejercen una influencia vasta y difcil de calibrar
en e1 orden poltico. Podramos afirmar que casi la totalidad de la literatura hispanoamericana
hoy tan de moda en Europa est rebosante de intenciones polticas, las ms de las veces con
planteos superficiales, pero convincentes, en virtud del vigoroso vehculo que las engarza.
No es ese el caso de Gabriel Garca Mrquez, cuyos planteos no son tan superficiales
como parecen.
Las manifestaciones de Pablo Picasso sobre el mundo del arte son complementadas tambin
por las confesiones de Garca Mrquez 11. All expresa el escritor colombiano: "Para que no
haya equvocos, empecemos por el final. Yo creo que tarde o temprano el mundo ser
socialista, quiero que lo sea, y mientras ms pronto mejor. Pero tambin estoy convencido de
que una de las cosas que pueden demorar el proceso es una mala literatura. Ahora bien, mis
reservas personales sobre lo que se conoce como novela social, que es la nota ms alta de
novela comprometida, se fundan en su carcter fragmentario, excluyente, que condena al
lector a una visin parcial del mundo y de la vida. El fracaso de este tipo de novela en nuestros
pases nos autoriza a pensar que el lector latinoamericano, aunque no pueda expresarlo, se
ha dado cuenta de aquella limitacin. De modo que la gran paradoja de los escritores que con
tanta buena fe han querido expresar el terrible drama poltico y social de nuestras mayoras, y
nada ms que ese, es que se han convertido en los escritores ms minoritarios del mundo:
nadie los lee.
"Sartre ha dicho que para recordarles a los franceses los horrores de la ocupacin, basta con
escribir sobre un concierto de msica militar alemana en un parque pblico. Esto me parece
vlido tambin para nosotros: los lectores latinoamericanos. Creo yo, no necesitan que se les
siga contando su propio drama de opresin e injusticia, porque ya lo conocen de sobra en su
vida cotidiana, lo sufren en sangre propia, y lo que esperan de una novela es que les revele
algo nuevo. Yo pienso que nuestra contribucin para que Amrica Latina tenga una vida mejor,
no ser ms eficaz escribiendo novelas bien intencionadas que nadie lee, sino escribiendo
buenas novelas.
"En sntesis, creo que el deber revolucionario del escritor es escribir bien. Ese es su
compromiso".
El derrotero que seala Gabriel Garca Mrquez es profundo y de largo aliento. Ha querido
brindarnos con sus novelas un mundo total, pintndolo desde las races a los frutos, y lo ha
conseguido.

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11 Miguel Fernndez Brasso La soledad de Gabriel Garca Mrquez, pg. 94 (captulo "El
deber revolucionario del escritor"). Edicin Planeta.
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En ese mundo, sin embargo, falta lo esencial: la implacable presencia de un orden


trascendente, real y vivo, sin caricaturas ni coartadas. No puede Gabriel Garca Mrquez
suplirlo ni con maravilloso y trabajado estilo literario, ni con el sarcasmo, humor y genio de su
avisado pero oscuro espritu.
El caudal de una osada infra literatura que fluye en las revistas de actualidad, penetrando en
todos los hogares con cuidadosa periodicidad, se une al movimiento de una corriente que
avizora como norte salvfico ese mundo total que rezuma su obra. Le llamamos infra
literatura, porque de ninguna manera sigue los cnones de perfeccin literaria, preconizados
por el propio Gabriel Garca Mrquez. Eso no significa que no influya sobre un vasto sector
de la sociedad 12.
Creemos que el fenmeno de la literatura iberoamericana, llamada de vanguardia, sobrepasa
en distintos niveles lo que habamos percibido con anterioridad en el trabajo mencionado,
puesto que dista mucho de ser un accionar emprendido por artistas solitarios y
francotiradores.
La prueba del fenmeno vanguardista actual aflora en su aspecto ms superficial pero de
suyo tremendamente elocuente- en un artculo escrito por Jos Blanco Amor 13.
All se manifiesta, sin lugar a dudas, el carcter de empresa poltica que sella la aventura
vanguardista latinoamericana en las letras. Aparece el sesgo poltico de modo patente, aunque
no haba sido nunca hasta entonces manifestado en sus relaciones de dependencia concreta
entre los distintos cultores. Todos convergan o procedan de una central poltica que no se
manifestaba en su verdadera magnitud, hasta la denuncia de ese artculo, que comienza con el
subttulo: "Terrorismo literario en Amrica Latina".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------12 Recomendamos la lectura del valioso estudio de Abelardo Pithod, La Revolucin


Cultural en la Argentina, Cruz y Fierro Editores. Buenos Aires, 1974. Realiza aportaciones
lcidas que se complementan con lo expuesto en nuestro trabajo.
13 El final del boom. "La Nacin", de Buenos Aires, 23 de marzo de 1976. Ms tarde, junto
con otros, fue publicado en libro.
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Haremos concreta alusin a l, para que quede claro lo expresado hasta aqu.
Los escritores que se colocan en el centro del escenario son Carlos Fuentes, Gabriel
Garca Mrquez, Julio Cortzar y Mario Vargas Llosa.
"Se agregan otros, cuando as conviene, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti, Augusto Roa
Bastos, Joo Guimares Rosa, Alejo Carpentier, pero stos no integraban el boom, eran
ms bien, el coro de la tragedia griega".

43

Partiendo del hecho real de que han sido los autores ms ledos en los ltimos tiempos en las
Espaas y que "la crtica literaria latinoamericana se consagr a su exaltacin de un modo
absorbente. . . " nos permitimos discrepar con Blanco Amor en la parte siguiente de su
afirmacin "...y ahora, pasados trece aos, [la crtica] ha olvidado el tema como una medida
antisptica inevitable".
Basta investigar en qu medida se los ensea y se exige su lectura y anlisis en las
universidades y centros de estudios secundarios de Amrica Latina y sajona, para
comprender que no ha decrecido totalmente el inters por estos escritores.
"Los profesores tienen un esquema dice el publicista y escritor venezolano Juan Liscano y
hablan de los escritores famosos, y el estudiante va a elaborar su tesis sobre ellos. Cuando
uso la palabra famoso lo hago intencionalmente refirindome al escritor del momento. El
scholar norteamericano es quiz uno de los mayores promotores de esa valoracin que
pudiramos llamar boomnica.
"Si uno toma las revistas y la bibliografa norteamericanas queda asombrado de ver cmo se
repiten los mismos cuatro o cinco nombres de la literatura latinoamericana en forma continua,
y cmo faltan las visiones globales de los movimientos y hay una ruptura total del equilibrio
en ese sentido" 14.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------14 "La Nacin", Buenos Aires, 21 de marzo de 1976.


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Debemos agregar que los mtodos de anlisis y de estudio, como el estructuralismo y otros,
ayudan a la ltima finalidad que consciente o inconscientemente, se han propuesto los
mismos analizados.
"Quin los uni? Para qu se unieron? se pregunta Blanco Amor.
"E1 boom estall como una atmica latinoamericana. Todo estaba admirablemente
organizado. Los semanarios de noticias argentinos iniciaron una campaa de elogios que se
repitieron en todas las ciudades de la Amrica hispana".
Blanco Amor cita luego un dilogo que sostuvo con el escritor Carlos Coccioli, en 1967.
"En Amrica Latina me dijo existe la mafia literaria: se infla a determinados escritores
hasta que estallan en el aire como globos.
"Eso ocurri en Mxico con Carlos Fuentes, quien public recientemente Zona sagrada.
Esa novela no es nada, despus de haber querido ser algo sensacional. "Coccioli sostuvo
entonces que la mafia literaria era el resultado de una alianza poltico comercial entre ese
grupo de escritores, con ciertos editores de Espaa y de la Argentina, con el visto bueno de la
Casa de las Amricas, de La Habana,
"Coccioli pasa revista a las ideas polticas de los componentes del grupo y expresa: Puede
asegurarse que cualquier pgina escrita por ellos define claramente las caractersticas de
todos: palabras grandilocuentes contra el imperialismo, el capitalismo, el Pentgono, la guerra
del Vietnam, los militares gorilas y en favor del castrismo. "Qu aportaciones hizo el grupo a
la renovacin tcnica de la novela hispanoamericana?".
Blanco Amor cita en su contestacin al profesor Manuel Pedro Gonzlez 15, autor que
seleccionando algunos trozos, demuestra hasta qu punto Cortzar es deudor de Joyce.
"Estos trozos dice Gonzlez demostrarn el hibridismo lingstico y la plebeyez lxica

44

Que en Rayuela dan la pauta y la caracterizan". El anlisis reuni en un solo matiz a


Cortzar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------15 Manuel Pedro Gonzlez, La novela hispanoamericana en el contexto de la


internacional. Tezontle, Mxico, 1967.
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"Amrica Latina contina Blanco Amor fue el pretexto: la revolucin cubana haba puesto al
continente en la atencin internacional. Unas cuantas obras fueron presentadas como la
sntesis final de un largo proceso de encuentro entre el hombre hispanoamericano y su medio
social, humano y poltico. La gente se volc en las libreras para encontrar una respuesta a su
propia angustia, a su soledad y marginamiento histrico. Y se encontr con la trampa de una
literatura nueva que ya era vieja en otros idiomas".
Surge de las transcripciones y acotaciones hechas al artculo, que estamos ante un
fenmeno esttico poltico que Blanco Amor cree totalmente concluido.
No est concluido, sin embargo. Se ha extendido con fuerza a Europa y posee
connotaciones ms profundas que las explicitadas por el articulista.
En los peridicos de la mayora de los pases de Occidente se difundi, el 28 de agosto de
1976, la noticia siguiente emanada de la United Press: "Londres 28 (UP). Uno de los ms
famosos novelistas latinoamericanos, el peruano Mario Vargas Llosa, fue elegido en ausencia
el lunes para un perodo de tres aos como presidente del Pen Club Internacional, una
asociacin de poetas, ensayistas, novelistas de aproximadamente 70 pases.
"En un mensaje enviado a la reunin, Vargas Llosa, de 40 aos, se comprometi a continuar
la obra del Pen para mantener las puertas abiertas y combatir la injusticia en el oeste y el
este, en los pases desarrollados y en desarrollo. . . ".
"La Prensa", de Buenos Aires, el 18 de septiembre del mismo ao public la siguiente
noticia: "Francfort, 17 (UP). La 28 Feria del Libro de Francfort present ayer al pblico una
pltora de creatividad artstica fuertemente enraizada en la poco conocida literatura del
continente latinoamericano, segn declar el presidente del Pen Club Internacional, el
peruano Mario Vargas Llosa, quien dijo que la muestra ayudar a entablar un dilogo entre
Amrica Latina y Europa, centro de la literatura mundial. . .
"Ni las dictaduras, ni la injusticia, ni siquiera el retroceso pudieron impedir la actividad literaria y
la formacin del espritu creador en Amrica Latina, en trabajos que expresan nuestra
complejidad y nuestra variedad, nuestra pobreza y nuestros sueos que, en su originalidad,
enriquecen la cultura de nuestros tiempos", concluy el escritor peruano. Referente a la
originalidad de la nueva literatura hispanoamericana, acerca de la cual hace gala Vargas Llosa,
reiteramos que sus cultores no solamente repiten mtodos y tcnicas novelsticas europeas
(novelas de caballera, Proust, Hesse) y anglosajonas de ambos lados del Atlntico (Joyce,
Faulkner), sino que desde Europa e inmersos en su realidad: Pars Babylon (Cortzar),
Barcelona (Garca Mrquez), Londres y Barcelona (Vargas Llosa), pretenden romper las
amarras con un cacareado coloniaje cultural. Tiene Vargas Llosa total independencia al
presidir el Pen Club Internacional? Queda desligado de todo imperialismo poltico cultural?

45

No nos atrevemos a contestar estas preguntas.


Dejamos a cada lector que indague con inquisitiva curiosidad en ese campo, y tal vez podr
as responderlas.
La documentada promocin internacional que acabamos de leer, nos permite considerar que
no se ha detenido el fenmeno propagandstico, denunciado por Blanco Amor.
La importancia poltico cultural de esa difusin desde altos niveles, nos sugiere ahondar el
fenmeno de la "nueva literatura" hispanoamericana desde su misma interioridad. Desde los
recnditos resortes que impulsan a esos escritores a considerarse los modeladores de una
"nueva sociedad revolucionaria", destinada a "destruir para siempre el coloniaje cultural y
econmico poltico en el cual ha sobrevivido el "sistema" en una sociedad "anquilosada y
caduca".
Creemos que nuestra sociedad padece de innmeros males y falencias que requieren ser
denunciados y corregidos con valor, desinters y visin; pero creemos tambin que las
soluciones que la nueva novelstica sugiere, as como el contenido implcito en las
declaraciones polticas de la mayora de sus cultores, no nos llevarn nunca a una solucin
aceptable, al orden natural y a nuestra tradicin cristiana. Tradicin que no debe confundirse
con la monstruosa caricatura que frecuentemente se pretende hacer pasar por autntica.
Para acercarnos a la interioridad del fenmeno literario protagonizado por estos escritores,
debemos tratar de captar la actitud interior referida a hitos claves relacionados con Dios, la
sociedad hispanoamericana, el hombre, el mito, el cristianismo, el lenguaje, la utopa. . .
Entramado que, abierta o veladamente, est en sus obras, ya que racionalidad, sensaciones y
vivencias, en todo escritor, son trasladados a un estadio de creacin que dan como resultado la
novela. No en vano Zunilda Gertel ha podido decir de Carlos Fuentes:
"Es evidente en sus novelas una actitud operante izquierdista desde el punto de vista poltico
social, pero no acta como prdica, sino ensamblada a los motivos intrnsecos" 16.
No marginamos declaraciones pblicas, aparecidas en libros o peridicos, que son un
testimonio vivo de las ideas y aspiraciones de estos escritores, tampoco la labor de la crtica,
que desbroza las vas para que miles y miles de estudiantes y lectores penetren y participen
con ms plenitud de las obras de ficcin.
Algunos ensayos interpretativos nos hacen comprender sesgos comunes en la nueva novela,
semejantes a los que caracterizan la msica y la intencin del compositor Stockhausen. Antes
de ocuparnos del "caso Cortzar", conviene hacer una breve alusin a Vargas Llosa, cuyas
declaraciones hacen ms ntidos ciertos perfiles de su actitud interior. Importa conocer stas
para guiarse en el laberinto de su novelstica.
"Si la violencia tiende a congelarse, hay que conseguir el deshielo, y de eso se encarga el
lenguaje, que se convierte en una especie de ritmo vertiginoso que va atrapando al lector,
sumindolo en tal forma en esa materia, que al final ya no juzgar, aceptar todo, se sentir
parte integrante de ella. Yo creo que esa es la obligacin del escritor que quiere ser realista:
dar esas vivencias utilizando todos los procedimientos necesarios para que la realidad no se
hiele".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------16 Zunilda Gertel, La novela hispanoamericana contempornea, pg. 115. Ed. Columba.
Buenos Aires, 1970.

46

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Y en otro pasaje "El lenguaje aqu cumple una funcin muy importante. [Se refiere el autor a
un pasaje de La ciudad y los perros]. Evoca la realidad asimilndola a su propio ritmo. Se
vuelve lrico. Irradia, canta la violencia. Es una poesa hipntica, una msica sombra que
envuelve al lector en sus resonancias, llevndoselo en el caudal, que a veces va cargado de
obscenidades" 17.
Estas pocas palabras van prefigurando una intencin y una finalidad.
Son muchos los crticos que en el mundo de habla hispnica, se han ocupado con seriedad,
no carente de simpata, de su obra. Jos Luis Martn para citar uno realiz un estudio
exhaustivo de sus trabajos 18, tanto que culmina con un apndice titulado "La evolucin del
realismo estructuralista en Vargas Llosa".
Autor y crtico son ampliamente recomendados en colegios y universidades de Espaa.
Focalizaremos ahora a julio Cortzar sin dejar de nombrar antes a algunos de sus
comentaristas y crticos, puesto que en su mayora forman parte de la empresa cultural ya
mencionada, actualmente en plena y eficiente accin: Graciela Maturo, que tiene mucha
importancia porque dirige el "Centro de Estudios Latinoamericanos", destinado a la promocin
de los valores que exalta la "nueva cultura latinoamericana" 19; Lida Aronne Amestoy, Cortzar.
La novela mandala 20; Julio Ortega, Rayuela 21; Mercedes Rein, Julio Cortzar, "El escritor y
sus mscaras" 22; Luis Harss, J. Cortzar o La cachetada metafsica 23.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------17 Luis Harss, Los nuestros, pginas 437 y 439. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1969.
18 Jos Luis Martn, La narrativa de Vargas Llosa. Ed. Gredos. Madrid, 1974. 19
Graciela Maturo, Julio Cortzar y el Hombre Nuevo. Editorial Sudamericana. Buenos
Aires, 1968.
20 Ed. Fernando Garca Cambeiro. Buenos Aires, 1972.
21 En La contemplacin y la fiesta. Ed. Universitaria. Lima, 1968. 22
Ed. Dicaco. Montevideo, 1967.
23 En Los nuestros. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 1969.
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No podemos continuar con este catlogo de sus innumerables comentaristas, y preferimos


concentrar nuestra atencin en "Rayuela", por ser la novela ms representativa de Cortzar y
la que proporciona las claves para mejor interpretar toda su obra.
Qu pretende Cortzar con esta novela?
Un lector poco avisado puede fcilmente desorientarse y encontrarse en un laberinto donde
confluyen toda clase de sorpresas, desde las repelentes que son las ms hasta las que pueden
"agarrarlo". De todos modos se encontrar ante una literatura nueva, al igual

47

Que ante la msica de Stockhausen, donde la armona y lo agradable est totalmente


perimido, as como todo lo que hemos considerado noble: belleza, piedad, tradicin.
Se nos insta a dar el gran paso, saltar a la "otra orilla"; para ello debemos destruir lo que
tenemos, aunque lo consideremos valioso y pasible de perfeccionamiento.
Se nos insta a purificarnos de los males que nos aquejan en esta sociedad alienada y,
consecuentemente, debemos recorrer el itinerario de todas las bajezas morales, destruir los
prejuicios, involucrndose como tales, los principios ms altos. "La piedad es lo que ms teme
y desprecia Oliveira Cortzar, quizs porque es un lugar comn en la Gran Costumbre".
Recurdese que M. Grinberg al referirse a la nueva msica de Stockhausen explicaba:
"Acompaarle no es fcil, exige el abandono de infinidad de prejuicios. Pero el premio puede
ser una conversin modificadora de la propia vida".
Es algo semejante a lo que testimonia Lida Aronne Amestoy, en su libro ya citado, ensayo
importante que nos permite entrever con gran claridad la actitud profunda de Cortzar. La
misma posicin personal de la autora facilita el acceso a las honduras que nos hemos
propuesto destacar. Conocimiento muy vasto del autor y de su intencionalidad como escritor, lo
cual no le impide una rara objetividad en su estudio, forzosamente tachonado de numerosas
citas textuales de la novela. En consecuencia, ser provechoso para ordenar nuestra
exposicin y para aprehender aspectos esenciales que posibiliten el conocimiento de
"Rayuela", ceirnos en parte a esta trabajada elaboracin. Adems, la ensayista posee
instrumentos de no fcil acceso para realizar un anlisis integral de "Rayuela", entre otros, el
idioma original de la obra de Joyce que le permite la captacin de sutilezas comparativas,
veladas a gran nmero de analistas; y sobre todo, un entronque espiritual con lo ms hondo de
Cortzar, que la compromete displicentemente a expresar en la Introduccin:
"El enfoque es por fuerza parcial y deja de lado la evaluacin esttica y el anlisis
literario en los cuales la crtica ya ha ahondado con xito.
"Sin desdear los valores formales de la obra, he intentado alumbrar una va de acceso a la
cripta de esta maravillosa catedral vestida de literatura, que es tambin la cripta del hombre"
24.
Se propone, rompiendo los lmites de la literatura y con extraa aspiracin metafsica,
prefigurar la odisea del hombre del siglo XX. "Rayuela", conjuntamente con Ulises
constituyen la apoyatura cultural a una empresa neo marxista aunque no se la nmina como
tal que informar los nuevos tiempos 25.
"...usar la novela como se usa un revlver, para defender la paz, cambiando su signo" 26.
Estas palabras indican el carcter que Cortzar quiere imprimir al ejercicio de las letras.
En la pgina siguiente la autora ratifica esa intencin: "En Rayuela la creacin literaria
pretende configurar una ascesis. Cortzar asume la literatura como una alquimia, una
bsqueda larga y dolorosa que debe culminar en su imitacin personal. Como el alquimista,
el escritor manipula una materia aparentemente ajena a su propsito metafsico. El uno
mediante la alteracin qumica, el otro mediante la alteracin lingstica, buscan el Oro de
la Revelacin".
De qu revelacin?
"Cortzar es un maestro a su manera. Quiere causar y recibir desolladamente un contacto con
una realidad sin interposicin de mitos, religiones, sistemas y reticulados" (pg. 558).
Por eso no se trepa "al rbol" bodhi, al Sina o a cualquier plataforma revelatoria" y una vez
"cumplida su modesta cosecha de amapolas bdicas, se vuelve con las semillas al

48

Quartier Latin" (pg. 491). El resultado, nada de psicologas, nada de frmulas


estereotipadas y vacas, "tcnica al modo Zen"

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------24 Ob. cit., pg. 13.


25 Tema que suscit polmica en Cuba hace algunos aos. Ob. cit., pg. 21. 26
Ob. cit., pg. 41. Es cita textual de "Rayuela".
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Como puede observarse, Cortzar evade un camino sinuoso para enredarse en otro.
"A cambio del bastonazo en la cabeza, una novela completamente anti novelesca, con el
escndalo y el choque consiguiente, y quizs con una apertura para los ms avisados" (pg.
450).
"El lector que no elige la mentira piadosa, dice Aronne Amestoy pronto intuye bajo el nihilismo
rotundo, al final del laberinto de signos, entre los escombros de la casa dormida, una suerte
de estrella de seis puntas, promesa irrevocable de la realidad desconocida."
Las afirmaciones de la comentarista nos permiten entrever el pensamiento de Cortzar,
enclavado en la filosofa ocultista de Ouspensky. Para este pensador, el arte es capaz de abrir
puertas a la percepcin, recuperar las estructuras arcaicas de la mente y conocer todos los
aspectos de la realidad visible e invisible.
Ouspensky se expresa as:
"Es la estrella de seis puntas o sello de Salomn el smbolo de este espacio tiempo: la unidad
de tres dimensiones del espacio y tres del tiempo, donde todas las cosas estn en todas
partes y siempre" 27
Lo racional slo procura representaciones fragmentadas del universo; por eso en el
camino hacia la percepcin originaria, las leyes de la lgica formal pierden validez. La
captacin de la "totalidad", insiste Ouspensky, supone una previa mutacin psicolgica.
"Rayuela es lo que quiso ser: una alquimia sutil del lenguaje para plasmar la Gran Obra,
la mutacin del propio experimentador y de su cmplice el lector " 28.
Esta alquimia sutil del lenguaje se traduce en la pretendida invencin de un modo
revolucionario del empleo de la lengua. Lo que equivale a la creacin de un nuevo lenguaje,
privado de contenido conceptual. Pues, piensa Cortzar, que ese contenido impide la
verdadera comunicacin, consecuentemente un lenguaje situado ms all de toda lgica y
de las coordenadas que constituyen el logos griego y la revelacin cristiana.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------27 Un nuevo modelo del universo. Mxico, 1950. 28


L. Aronne Amestoy, ob. cit., pg. 44 y 45.
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49

. . . es Cortzar quien debe luchar con la literatura, sorprenderla en sus trucos y cliss,
demoler las fabricaciones, los artilugios de escriba para que nazca el Verbo puro, capaz
de hacerse realidad", dice Aronne Amestoy 29.
En esta inmensa tarea de demolicin para llegar al "Verbo puro", se vale Cortzar de
parbolas y smbolos que pretenden comunicarnos una realidad inefable. A esa realidad se
puede acceder por muchas vas, entre otras: una conciliacin de juegos sexuales o a travs
de sesiones de jazz que tambin adquieren relieves litrgicos. Merece que puntualicemos lo
que el jazz significa para Cortzar y su comentarista.
"El jazz plasma la unidad, la ubicuidad, la atemporalidad y la libertad que el hombre dej
olvidadas en la ltima siesta alerta de la infancia, representa el ingreso por el arte en una
dimensin diferente. Por esa porosidad y elasticidad de Rayuela, ganada a costa de des
escribir y de poesa, la contra novela se constituye en el jazz de la literatura contempornea"
30 concluye Lida Aronne Amestoy.
Se nos ocurre nuevamente comparar este ingente esfuerzo con la intencionalidad de
Stockhausen, ya que la misma Lida Aronne Amestoy habla de "la nica senda infalible, para la
realizacin de la esencia individual y csmica, hacia la integracin parece decirnos el autor, es
el Amor, verdad y camino a la vez, como el Tao" 31.
En dilogo sostenido con Luis Harss, Cortzar expresa: "El juego por el juego mismo no existe
casi nunca en nuestra literatura. Escrib estos textos refirindose a Cronopios y algunas
partes de Rayuela como un puro juego" 32.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------29 Ob. cit., pg. 61.


30 Ob. cit., pg. 85.
31 Ob. cit., pg. 90.
32 Ob. cit., pg. 293.
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Andr Breton y los surrealistas, basndose en sugerencias de Freud, definieron la libertad,


fundamentalmente en funcin de la anulacin de toda represin sexual y poltica;
defendieron el retorno a la afectividad infantil, que todo lo ama. El juego, en consecuencia,
se convierte en psicoterapia de nios y adultos a la par!
"Herbert Marcuse enfoca a Freud desde un ngulo marxista y sienta las bases de su
sociedad utpica en la transformacin del trabajo en placer y entiende que el tiempo
puede ser vencido por el juego . . .
Marcuse sostiene que el juego puede liberar al
Hombre, transformarlo, y no slo curar su neurosis. . .
" 33
Se esclarece de esta manera, el sentido por el cual el juego resulta liberador del hombre, en la
obra de Cortzar.
Pensamos que con las claves que hemos ido exponiendo, el lector se encontrar en
condiciones de lanzarse a la aventura de leer "Rayuela" con la conciencia clara de lo que
pretende su autor: hacerlo protagonista de su juego.
Tambin sabe ya el lector, que ese es un juego muy peligroso, puesto que se trata de:
ganar.
Cueste lo que cueste, ganar.

50

Ganar qu?- "Una fe y una esperanza nueva... que configura un autntico evangelio para
las ltimas generaciones. . . puesto que Cortzar apstol y artfice de la autenticidad
procurar crear una nueva conciencia... , Haciendo del lector un lector cmplice,
obligndolo a actuar. . . " 34.
Estas son, resumidas, las afirmaciones que Lida Aronne Amestoy incluye en su
Conclusin, en cuyo primer epgrafe podemos leer:
"Procede como un guerrillero, hace saltar lo
que puede, el resto sigue su camino. No
creas que no es un hombre de letras."
"Rayuela", pg. 509.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------33 Jack J. Spector, Las ideas estticas de Freud, pg. 280. Timerman Editores. Buenos
Aires, 1976.
34 Ob. cit., pgs. 98 y 99.
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La rebelda total y aniquilante de Cortzar le hace decir:


"Yo me morir sin haber perdido la esperanza de que alguna maana el sol salga por el oeste.
Me exaspera su pertinacia y su obediencia, cosa que a un escritor clsico no ha de parecerle
tan mal" 35.
En uno de sus libros publicados posteriormente: "La vuelta al da en ochenta mundos"
contiene una sorpresa para los estetas dice el mismo Harss 36 la de un Cortzar lricamente
comprometido con la revolucin cubana".
- "A la izquierda y sobre el rojo" en su expresin.
Cmo puede ello sorprender?
Cortzar se siente uno de los artfices de una revolucin total: la de cambiar al hombre, en la
que el marxismo figura solamente como un ingrediente ms. Tal vez por ello este tipo de
revolucionario se molesta cuando se lo llama marxista. Estn mucho ms all del simple y
sencillo marxista, sin haber desechado nada de la praxis y rebelda implcita en esa utopa, "la
ms prodigiosa de nuestra poca".
Estos escritores nutren, desde las races, la llamada "Revolucin Cultural" confluyendo en esa
empresa las ideologas del "hombre desalineado" marxista, del "hombre liberado" freudiano y
del "hombre salvado" 37 de la nueva teologa. Todos estos esquemas concurren al
advenimiento de la Revolucin total, como bien expresa el profesor Pithod 38.
Podemos inteligir, luego de esta breve incursin en el mbito espiritual de Cortzar una
caracterstica comn a casi toda la novelstica hispanoamericana de vanguardia, resumida por
Gabriel Marcel en breves palabras:

51

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------35 Luis Harss, Los nuestros, pg. 297.


36 Ob. cit., pg. 464.
37 Debemos aclarar que la expresin "hombre salvado" es frecuentemente reemplazada, en
crculos avanzados, por la de "hombre liberado"; como si liberarse de las estructuras, fuera
salvarse como hombre. El sentido genuino de la palabra salvacin es de orden netamente
espiritual y trascendente.
38 Abelardo Pithod, La Revolucin Cultural en la Argentina, pg. 88. Cruz y Fierro
Editores. Buenos Aires, 1974.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

" . . . el hombre se ver igualmente arrastrado a considerarse como una especie de


deshecho de un cosmos . . .
de suerte que le veremos al mismo tiempo y por las mismas
Razones, exaltarse y despreciarse desmesuradamente."
Cortzar se atreve a arrebatar al hombre de las manos de Dios con la pretensin de
cambiarlo y ordenarlo mejor que el Creador. Esto no es nuevo, lo entrevi ntidamente el ms
grande escritor cristiano del siglo XIX: Dostoievski.
"Si el hombre no es necesariamente un cobarde, debe acabar con todos los temores, y
todos los prejuicios que le detienen", as se expresa Raskolnikoff 39.
. . . no es la inteligencia lo que me ayuda, sino el demonio", segn Raskolnikoff 40. Cuando
Raskolnikoff confiesa a Sonia su crimen y su idea fija del superhombre: "La joven intuy
que ese feroz catecismo constitua su fe y su ley" 41.
Si se siente anonadado y sin piedad no es porque perdi el sentido de que no est hecho a
imagen y semejanza de Dios, sino porque se siente destruido, por no haber podido salvar an
los obstculos que lo llevan a la idea del superhombre.
Que nos diga el lector atento, si ese rasgo no despliega todo su velamen en el clima de la
nueva novela.
Es muy curiosa la situacin de los escritores latinoamericanos de vanguardia, que
abogan por la instauracin en Amrica de un humanismo nuevo.
Esta lite intelectual, pretende re instalar el continente en un tiempo mtico primordial, con
mtodos artsticos muy semejantes a los empleados por los cultores del teatro del absurdo.
No se dan cuenta que son vctimas en sus ltimas consecuencias de movimientos
espirituales, que ellos dicen rechazar, pero que dinamizan al mximo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------39 Dostoievski, Crimen y castigo, parte I, captulo I, pgina 19. 40


Ob. cit., parte 1, captulo II, pgina 44.
41 Ob. cit., parte V, captulo IV, pgina 218.
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52

La destruccin de los lenguajes artsticos fue realizada por el cubismo, el dadasmo, el


surrealismo, la msica atonal, Joyce, Genet, Brecht, Ionesco.
Los seguidores slo concluyen esta destruccin, ya que se imaginan ser los forjadores de
una nueva cosmogona.
Estas lites artsticas encuentran en la excentricidad y en la ininteligibilidad de sus obras de
vanguardia "la posibilidad de una gnosis inicitica".
Es un "mundo nuevo", casi privado, que padece la tirana de un puado de iniciados. Ya no
funciona el mito del poeta maldito, con el que fueran sellados, Baudelaire, Rimbaud.
. . Otrora muy en vigencia. Hoy es la provocacin y la desmedida lo que da nacimiento a un
nuevo mito. El artista exige y se le exige que haga algo nuevo.
Como bien dice Mircea Eliade, esto "constituye en el arte el triunfo absoluto de la revolucin
permanente [. . .] toda innovacin se la declara de antemano genial por decreto y se iguala a
las innovaciones de un Van Gogh o de un Picasso, ya se trate de un anuncio hecho tiras o de
una lata de sardinas firmada por el artista" 42. Y no se piense que a esta corriente se opondrn
crticos y coleccionistas; por el contrario, los artistas y el pblico forman con aquellos, un coro
unsono. Nadie quiere confesar que es retrgrado o que no ha comprendido lo relevante de
una nueva experiencia artstica. Una nueva mitologa ha hecho presa de las lites modernas.
El fenmeno est muy bien explicado por M. Eliade: "Se tiene, por una parte, la sensacin de
una iniciacin, iniciacin casi desaparecida del mundo moderno; por otra, se hace gala ante
los ojos de los otros, de la masa, de pertenecer a una minora secreta; no ya a una
aristocracia (las lites modernas se inclinan hacia la izquierda), sino a una gnosis, que tiene
el mrito de ser a la vez espiritual y secular, y se opone tanto a los valores oficiales como a las
iglesias tradicionales [ . . . ] . Se suea con ser iniciado, con llegar a penetrar el sentido
oculto de todas estas destrucciones de lenguajes artsticos, de todas estas experiencias
originales que parecen, a primera vista, no tener nada en comn con el arte".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------42 Mircea Eliade, Mito y realidad, pg. 206. Ed. Guadarrama. Madrid, 1968.
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Las relaciones con niveles polticos corren por vas paralelas, ya insinuadas tambin por
Mircea Eliade, al decirnos que aquellos procedimientos constituyen el triunfo absoluto de la
Revolucin permanente.
Encontramos dos tipos de crtica para aproximar al lector a ciertos escritores
latinoamericanos.
Un tipo de crtica deja de lado el aspecto esttico literario, como ya hemos reseado ocurre
con Lida Aronne Amestoy, y parte del supuesto que esa tarea est ya hecha por otros crticos,
y slo se ocupa de la significacin de la obra en un plano ms hondo, esotrico o no, pero con
indudables proyecciones en la contextura espiritual del hombre y de la sociedad.
Esta crtica, en el caso que nos estamos ocupando, comparte plenamente los enfoques,
intenciones y consecuencias que se propuso el escritor analizado y, cuando quiere

53

Fundamentar ms sus conclusiones, le aade estudios analticos basados en tcnicas


acordes con los designios del escritor, como el estructuralismo u otras.
"Nostalgia del futuro en la obra de Carlos Fuentes" 43, es ntido exponente de esta ltima
variante, para sondear la obra de dicho escritor y explicitar el mensaje que ella entraa. Lo
expresado por las autoras en la introduccin analtica a la obra de Carlos Fuentes lo
confirma:
Hablan del "metalenguaje", "la presencia sincrnica", "el plano translingstico", el "sistema
mtico simblico" empleado por el escritor, para desembocar en la "imagen de un hombre
nuevo", ya que Fuentes "se propone incidir en la compleja crisis social y cultural de Amrica
Latina con una visin humanista y orientadora".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------43 Liliana Betuno Boschi y Elisa Calabrese, Nostalgia del futuro en la obra de Carlos Fuentes.
Ed. Fernando Garca Cambeiro. Buenos Aires, 1974. Si hacemos hincapi en estos estudios
crticos, es por la vasta influencia que ejercen sobre profesores y alumnos universitarios, que
se encargan de formar discpulos e iniciados.
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Emplean el mtodo estructuralista en la medida en que no les impide "evaluar estas obras
como representativas de la problemtica latinoamericana" 44.
Otro tipo de crtica, llammosle tradicional, es aplicado por Luis Harss, Zunilda Gertel y otros,
para el anlisis de la literatura latinoamericana.
Cmo se llega al "Hombre Nuevo"?
Estamos muy lejos de la concepcin de San Pablo, aunque, a veces, se perfilen rasgos
caricaturescos que pretenden engaarnos. Trascribimos la carta que el Apstol dirigiera a los
efesios para comparar hasta qu punto su mensaje es totalmente tergiversado y an destruido
por las nuevas concepciones. "Os digo, pues, y os exhorto en el Seor a que no vivis ya
como viven los gentiles, en la vanidad de sus pensamientos, obscurecida su razn, ajenos a la
vida de Dios por su ignorancia y la ceguera de su corazn. Embrutecidos, se entregaron a la
lascivia, derramndose vidamente con todo gnero de impurezas. No es esto lo que vosotros
habis aprendido de Cristo, si es que le habis odo y habis sido instruidos en la verdad de
Jess. Dejando, pues, vuestra antigua conducta, despojaos del hombre viejo 45, viciado por la
corrupcin del error; renovaos en vuestro espritu y vestos del hombre nuevo 46, creado
segn Dios en justicia y santidad verdaderos".
Es de vivo inters mantener presente el contenido de esta epstola, a fin de no olvidarlo cuando
los profetas de nuestro tiempo, que abogan por la revolucin total, nos dicen que su
concepcin es cristiana, ya sea de la nueva o de una hipottica futura teologa. Cortzar y
Fuentes poseen elementos esenciales en comn, para la realizacin de la empresa fundante
del hombre nuevo:

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------44 Ob. cit., pgs. 10 y 91.

54

45 El hombre viejo es Adn, pecador, y los hijos nacidos de l en pecado. 46 El


nuevo es Cristo y los hijos nacidos de l, por la gracia.
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a) Cortzar, "la creacin de un nuevo lenguaje privado de contenido conceptual que ayude a
una comunicacin situada ms all de toda lgica y del aparato intelectual de Occidente".
b) Fuentes, una "alquimia verbal", con recursos como la "tcnica alternada", muy
empleada por Cortzar.
"El lenguaje potico simblico de Fuentes nos causa una emocin esttica envolvente e
irracional, que implica una adhesin al plano de la realidad mediata e inmediata, social poltica
y mtica, a la cual el poeta alude y apunta. En esa emocin esttica cabe la vivencia de todos
los contextos. Y la medida de esa fuerza esttica quedar revelada con el grado de conversin
experimentada por sus lectores desprevenidos y desarmados" 47. Por ello, Fuentes mismo
dice que se le impone realizar la revolucin en el plano esttico. "Fundar un orden nuevo y
crear el nuevo lenguaje de la alarma, la renovacin, el desorden y el humor" 48.
Fuentes ahonda en el mito, especialmente el mito precolombino; Cortzar en un ms all
inefable.
Mito precolombino y "ms all" o "la otra orilla", a veces corren paralelos.
Ambos escritores se han proclamado marxistas en el campo poltico, pero estn, sin
abandonar esos postulados, mucho ms all del marxismo.
Fuentes dedic la primera edicin de su novela "La muerte de Artemio Cruz", a Lzaro
Crdenas. "Ya que dice Fuentes- Lzaro Crdenas dio la posibilidad de un gobierno popular,
un socialismo mexicano con todo el pensamiento marxista vigente en cada uno de los actos de
gobierno" 49.
Documentada y honda explicacin acerca de la funcin del mito encontramos en la obra ya
mencionada de Befumo y Calabrese, de su poder simblico apropiante de toda la realidad; su
imbricacin en el hombre primitivo y cmo alcanza al hombre contemporneo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------47 Liliana Befumo Boschi y Elisa Calabrese, ob. cit., pg. 180 y sig.
48 Carlos Fuentes, La nueva novela hispanoamericana. Ed. Joaqun Mortiz. Mxico, 1969.
49 Luis Harss, Los nuestros, pg. 358.
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El mito primitivo con races rituales, religiosas, nutre al aborigen americano y lo pone en
contacto con toda la realidad. Al intensificarse la racionalidad en el hombre contemporneo
acrecen los factores des integrantes de su vvida plenitud.
"Este defondamiento mtico lo priva de una necesidad vital: la experiencia de lo sagrado.
Surgen as nuestros mitos, de formas secularizadas que, sin embargo, cumplen

55

la misma funcin bsica, impulsora del vivir individual y colectivo, sean polticos,
econmicos, deportivos o artsticos.
"Esos mitos modernos cumplen la misma funcin que los arcaicos, polarizan en el hombre
contemporneo las fuerzas disponibles que dan sentido a la vida, hacindole trascender de
lo meramente cotidiano, para alcanzar lo numinoso" 50.
Debemos, sin embargo, acercarnos muy cuidadosamente a ciertas observaciones, en
apariencia rotundas y definitivas de las autoras.
Qu signific la llegada de los conquistadores a Amrica?
"La conciencia mtica tuvo que dar paso a la conciencia reflexiva de los europeos, con lo cual
se produce el desprendimiento del que hasta ese momento ha sido su espacio sagrado, el
lugar ritual donde es posible sumergirse en la intemporalidad: el mito. "La llegada de los
europeos identificados con el pensamiento reflexivo, tuvo efectos alienantes desde entonces
y para siempre, porque erradicaron el mito; grave precio pagado por los pueblos primitivos
con la llegada de los conquistadores.
"Fueron desheredados mticamente y el mundo descubierto se convirti en patrimonio de la
filosofa.
"El hombre contemporneo cansado de las limitaciones de los poderes de la razn y de la
imagen que ella le daba de s mismo, ha comenzado a buscar por distintos caminos la unidad
totalizadora entre l y el mundo" 51.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------50 Ob. cit., pg. 17.


51 Ob. cit., pg. 18.
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He aqu insinuada una de las vas para prefigurar un rasgo del hombre nuevo, situado en
Latinoamrica, y que pretende reencontrar su inocencia mtica primera.
Antes de continuar con el desarrollo de esta tesis, tan bien llevada por los ensayistas, se torna
imperativo declarar que encontramos una falencia esencial que desfigura todo el
razonamiento posterior.
Resulta obvio que el europeo y muy especialmente el espaol, no llega a Amrica slo con
un esquema racional que hace del nuevo mundo "un patrimonio de la filosofa".
El espaol llega con una carga mistrica cristiana que pesa mucho ms que el "esquema
racional", y no es ste en esencia el que sustituye al mito precolombino, sino la conviccin
profunda en el misterio de Cristo.
"Cuando la Iglesia de Cristo penetr en este mundo, no disolvi la antigua manera de
pensar, sino que lo llen. Cristo ha dejado, en verdad, lo propio de su exclusivo poder,
porque nos ha revelado al Dios trascendente y nos revel y comunic el Espritu sobrenatural
de vida... El pensar simbolista fue santificado y deificado desde que el mismo Verbo entero se
manifest en carne y nosotros hemos contemplado la gloria de Dios en el rostro de Cristo"
(II Cor., 4 6) 52.
El pensar simbolista cristiano y no el racionalista, comenz la tarea de reemplazar el pensar
mtico en Amrica. Hemos explicitado esa perspectiva en largo ensayo, luego de estudios,
testimonios y vivencias. Decamos all que "Al espaol ms que la indagacin racional sobre la
realidad, le conmueve la realidad total [...]. Creemos que el mbito de

56

lo trascendente y no lo metafsico, ha ejercido en el espaol una ms alta atraccin. Esa es la


ecuacin ibera" 53.
El hombre espaol que vino como evangelizador, guerrero, navegante o funcionario a
Amrica, estar consecuentemente enmarcado en esas coordenadas. Y esas caractersticas
contribuyeron para que el ser nacional de Espaa navegara, durante largos perodos, contra
las corrientes predominantes en Europa en los ltimos tiempos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------52 Odo Casel, El Misterio del culto cristiano, pg. 98. Ed. Dinor. San Sebastin, 1953. 53
Alberto Boixads, Espaa entre Europa e Hispanoamrica, pgs. 89 y 79. Editorial Aret.
Buenos Aires, 1973.
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No es ese acaso el drama de la Espaa actual?


La Fe en el Dios invisible es una, y esto a travs de todos los tiempos y ser hasta la
consumacin de los siglos, idntica. Lo que no es igual, ciertamente, es el modo en que
nuestra Fe construye la historia; ya que la Fe no es vivida por el hombre siempre y de la
misma manera.
Estas consideraciones acerca de la Fe y especialmente de la Fe del espaol, con su prioridad
sobre el orden racional y su incidencia en el mbito americano, son olmpicamente ignoradas
por autores y muchos crticos de la nueva novela. Tanto, que Carlos Fuentes
paradigmticamente afirm: "Garca Mrquez destruye estos aprioris idiotas para proclamar y
conquistar un derecho a la imaginacin que, ella s, sabe distinguir entre mistificacin, en la
que un pasado muerto quiere pasar por presente vivo y mitificaciones en las que un presente
vivo recupera, tambin, la vida del pasado".
La dimensin mtica deja de lado los caminos por los cuales la Fe cristiana ha
construido y construye la historia de Amrica.
En la destruccin de esa Fe, vctima de la ignorancia racionalizante y su insercin como
ingrediente al mundo mtico, impide una meditacin que alumbre los pasos del espaol y la
calidad del bagaje espiritual que trajo a Amrica, ya que slo se proclama que "impuso un
coloniaje del que hay que liberarse revolucionariamente".
No se rescata lo autntico y valedero del cristianismo, sino que se ataca una degradacin del
mismo, como si constituyera el todo. Y as se hace almoneda an de Dios.
Carlos Fuentes escribe su segunda novela "Las buenas conciencias", cuya accin transcurre
en Guanajuato, y seala esa ciudad como: "baluarte del conservadorismo provinciano,
donde sus aristocrticos habitantes fundaron la universidad jesutica ms venerable de
Mxico, y son los altivos guardianes de la quintaesencia del viejo estilo espaol".
"Personifican el oscurantismo y la hipocresa", dice acertadamente Harss, al comentar este
relato.
Recae Carlos Fuentes en el lugar comn al no distinguir ni deslindar catolicismo y
jesuitismo.
Lejos de mostrar el posible camino errado encarnado en una tendencia barroquista, cuya
pedagoga cre con el tiempo una superestructura deformante y de dominio, Carlos

57

Fuentes destruye todo el edificio de la Iglesia, encerrando el conjunto en un


enjuiciamiento simplista y vulgar 54.
De all en ms, el meollo del catolicismo es identificado con el oscurantismo y la
hipocresa. Combatir a la Iglesia significa combatir esas dos cualidades.
Y es ese cristianismo en ruinas el que usar en novelas posteriores como mero
ingrediente de un mundo que, al revitalizar el mito en un eterno presente originario, nutrir
a la nueva sociedad desalineada.
Si con "Las buenas conciencias" intentaba hacer volar en pedazos el verdadero cristianismo,
nublando consciente o inconscientemente la visin integral de su Misterio y su mensaje, con
las subsiguientes novelas pretende instaurar un mbito mtico que, revolucionariamente,
conducir a la nueva sociedad, a travs de vas espirituales que no son ajenas segn su
propia confesin, a lo demonaco.
Si la empresa de creacin del Hombre Nuevo, apuntara a ese blanco como parecera en las
finalidades ltimas de estos escritores que aqu tratamos, el asunto, como el lector puede
suponer, se colma de honda gravitacin.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------54 Resulta esclarecedor respecto a este problema leer Iglesia. Arte. Misterio, de Ildefonso
Herwegen. Ed. Guadarrama. Madrid, 1957. Transcribimos un prrafo muy ilustrativo (pg. 59):
"La Teologa de la Contrarreforma, aunque sea totalmente anti protestante, no supone una
reaccin favorable al Misterio. Cuando yo dije: Se hubiera podido pensar que despus de la
catstrofe de la Reforma se dara una reaccin en favor del Misterio, quera decir con ello que
nada hubiera vencido al Protestantismo tan radicalmente como una Teologa y una piedad que
volvieran a insistir con ms fuerza en el Misterio (en sentido cultual) y a ponerse ms
decididamente al servicio de la elevacin de todo lo humano al nivel divino, como ya lo hizo el
Tridentino con sus decretos sobre el Sacrificio de la Misa y sobre los Sacramentos".
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El instrumento de la empresa, es la novela que "bajo la apariencia de una forma fcil de


seguir, pone al alcance de todos al mito y sus valores arquetpicos, en la bsqueda
permanente del camino que conduzca hacia el centro, luego de superar el hroe los
mltiples sufrimientos y obstculos rituales.
"El espacio arquetpico del mito no es un simple continente, sino un lugar absoluto. "La
repeticin de los ritos sagrados le permitir al hombre contemporneo ingresar en el tiempo
escatolgico donde las mismas cosas vuelven a ser nuevas y el ser humano se convierte en
contemporneo de la cosmogona" 55. En el caso de Fuentes, esa cosmogona es la de los
aztecas, de cuya participacin entre otras, renace el hombre nuevo.
Carlos Fuentes ha estructurado sus novelas "con algunas de las tcnicas ms tortuosas de la
novela norteamericana" 56; sin embargo, subyace en, ellas una vida profunda e intensa que
no se capta si no se tienen las claves, claves que, a su vez, permitirn saltar a "la otra orilla".
"El lector podr de manera directa aproximarse al fluir incesante y vertiginoso de un
devenir mtico, en el cual confluyen en permanente lucha por emerger, los dioses y
civilizaciones prehispnicas, los resabios mticos grecolatinos que se resisten a ser

58

abandonados, la tradicin judeo cristiana y una rebelin interior que quiere trascenderlos y
crear un nuevo significado para el nuevo hombre que necesita morir para renacer" 57. En
este "non serviam" final est la actitud que sella el destino del hombre nuevo.
Las ensayistas citan un prrafo del libro de Graciela Maturo referido a Garca Mrquez, con lo
cual se incluye a aqul en este mismo mbito empresarial fundante del hombre nuevo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------55 Gusdorf George, Mito y metafsica, pg. 80, citado por Befumo y Calabrese. Ed. Nora.
Buenos Aires, 1960.
56 Luis Harss, Los nuestros, pg. 360.
57 Liliana Befumo y Elisa Calabrese, Nostalgia del futuro en la obra de Carlos Fuentes, pg.
24. Ed. Fernando Garca Cambeiro. Buenos Aires, 1974.
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"Lo histrico social tampoco permanece desligado del mundo mtico, ni relega a ste a la
categora de ficcin, ya que ambos son niveles de la realidad total, siendo lo histrico y
concreto su nivel fenomnico y aparente, y lo esttico y lo espiritual, su nivel profundo que da
a aqul su sentido" 58.
La empresa se torna mucho ms ambiciosa de lo que a simple vista parece.
En el comentario a la novela de Fuentes, "La muerte de Artemio Cruz", las autoras sugieren la
polivalente significacin mtica de la Fiesta mexicana donde todo est permitido, y se da la
integracin en un proceso histrico social con contenidos correspondientes a esferas
aparentemente distintas y, sin embargo, relacionadas y superpuestas con el mito azteca y la
tradicin cristiana. Con tcnica admirable, Fuentes consigue hacernos participar de la
abolicin del tiempo profano y simultneamente recrear el Tiempo primordial, del cual Artemio
Cruz ser smbolo indiscutible.
As como vimos que las sesiones de jazz adquiran caracteres litrgicos en Cortzar, en la
novela "Cambio de piel", de Fuentes, "Los Beatles, como smbolos modernos, hacen su
manifestacin en La Fiesta, terminando con los falsos dualismos sobre los que se ha
asentado nuestra civilizacin. Son ellos quienes, mediante la msica y la danza, componentes
ancestrales del rito, terminan con la razn y las antinomias. Son todos los que han asumido la
heterodoxia como camino para concluir con normas y esquemas rgidos; son los creadores de
un orden nuevo".
Transcriben literalmente las autoras: ". . . Los Beatles saltan liberados, hasta su cielo y
descienden lentamente como Anteos a tocar la nueva tierra donde ellos no son ni hombres ni
mujeres, ni buenos ni malos, ni cuerpo ni espritu, materia ni substancia, esencia ni
accidente; hay slo la danza y el rito, la fusin y la mscara creciendo continuamente
alrededor de todo. . . 59.

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59

58 Graciela Maturo, Claves simblicas de Garca Mrquez, pg. 65. Editor Fernando
Garca Cambeiro. Buenos Aires.
59 Carlos Fuentes, Cambio de piel, pg. 237. Reproducido por Befumo Calabrese,
Nostalgia del futuro en la obra de Carlos Fuentes, pgs. 31 32.
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Un ritual casi litrgico, tambin, como en Cortzar.


La reduccin del cristianismo a categora de mito y su deformacin sustancial, est
patente en la obra de Fuentes y en la textual interpretacin de Befumo y Calabrese. "El
Gero es, sin duda, Cristo, y nuevamente la superposicin de los mitos azteca y cristiano
aparece como constante en la obra de Carlos Fuentes.
"La referencia a Cristo, sin embargo, no responde a los cnones clsicos, por el contrario,
hay un especial inters en demostrar una visin totalmente anti convencional, que si no se
incluye en la armazn mtica correspondiente, puede resultar francamente insultante y
heterodoxa.
"Jesucristo es el arquetipo del orden nuevo y por eso result peligroso al orden ya
establecido que no estaba dispuesto a aceptarlo. Fue el primer rebelde y logr la integracin
de todas las cualidades de la vida porque posea una definida conducta por lo que se
arriesgaba a cada momento sin dejarse inquietar por prohibiciones."
La figura que aqu se perfila del Hijo de Dios, no puede ser ms opuesta a la autntica
imagen de Cristo. Figura que como ariete destructor socava nuestra civilizacin. Lase con
atencin los prrafos que siguen.
"Lo que no le reconocen al Gero claveteado es que fue el primer sicpata, el primer tipo
verdaderamente desordenado de la historia que hoy andara en moto y bailara watusi noms
para darle en la chapa a los beatos, y que eso de resucitar muertos y caminar sobre el agua y
llevarse a todo trapo con las troneras del barrio era una manera de escandalizar, porque no
hay otra manera de consagrar. . . 60.
"En Cambio de Piel es, sin duda, donde con mayor claridad aparece mencionado su
nombre [el de Cristo] cuando en el nivel del discurso se lo llama Gero, pero es un momento
de la historia, cuando se reedita el nacimiento de Cristo [en un burdel] y al estar cargado con
todos los elementos del ritual demonaco se cumple la complementacin de los opuestos"
[pg. 83]. "Son los smbolos de lo oculto, de esa mitad del ser que ha sido escamoteada, por
la obligatoriedad de aceptar todo lo bueno y correcto. Presencia mutilada del hombre que es
necesario que complementemos. Para llegar a la concepcin mtica del nuevo mundo
debemos decir todo lo que se perdi e incluirlo en la totalidad de las fuerzas. ...esperanza de
la verdadera revolucin" [pg. 84 y 85] 61.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------60 Ob. cit., pg. 263. Reproducido por Befumo Calabrese, ob. cit., pgs. 74 y 80. 61
Reproducido por Befumo Calabrese, ob. cit., pgs. 83, 84 y 85.
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60

Si no esclarecemos y deslindamos conceptos esenciales, promiscuamente confundidos, ser


difcil interpretar cabalmente la intencionalidad de Fuentes y sus mentores.
La mezcla de lo mtico americano, lo pagano y el cristianismo, no es tampoco original ni en la
realidad ni en el orden literario.
Herman Hesse, autor europeo muy ledo desde los aos veinte, y revalorizado por los grupos
hippies en los ltimos lustros, en su famossimo "Demin" exhuma al viejo dios Abraxas, en
quien "se cumple la complementacin de los opuestos" y simboliza las fuerzas del mal y del
bien, unidas.
Sabemos el efecto envolvente y destructor que ha tenido "Demin" entre infinito
nmero de jvenes, que lo han considerado su "evangelio".
Sinclair, el muchacho portador del relato, que pretende identificarse con nosotros y con todo
lector adolescente, siente la influencia de Demin, personaje clave, quien le habla y nos habla
as:
"Todo este Dios de la antigua y la nueva alianza es, desde luego, una figura extraordinaria, pero
no es lo que realmente debiera ser. Es lo bueno, lo noble, lo paternal, lo bello y tambin lo
elevado y lo sentimental. Est bien! Pero el Mundo se compone tambin de otras cosas. Y
todas estas cosas se adjudican sencillamente al diablo; toda esa parte del Mundo, toda esa
mitad, es encubierta y silenciada. Se glorifica a Dios como Padre de toda vida y se oculta y
silencia la vida sexual, fuente y sustrato de la vida misma, declarndola pecado y obra del
demonio. No me opongo lo ms mnimo que se adore a este Dios Jehov. Pero creo que
debemos adorar y santificar al Mundo entero en su plena totalidad, y no tan slo a esta mitad
oficial, artificialmente disociada. Por lo tanto al lado del culto a Dios, deberamos celebrar un
culto al demonio. Eso sera lo acertado. O crearnos un Dios que integrara tambin en s mismo
al demonio y ante el cual no tuviramos que cerrar los ojos para no ver las cosas ms naturales
del Mundo" Nos preguntamos si para Hesse no es la homosexualidad levemente insinuada en
Demin una de las cosas ms naturales del mundo 62.
Sinclair recibe en el colegio, aos ms tarde, un mensaje de Demin que concluye as: "El
dios se llama Abraxas".
Eso fue durante una clase, donde un joven profesor que ese ao explicaba a Herodoto, en
ese momento deca:
"En cuanto a las doctrinas de aquellas sectas y comunidades msticas de la antigedad, no
debemos suponerlas tan simples e ingenuas como nos lo parecen desde un punto de vista
estrictamente racionalista. La antigedad no posea una ciencia en nuestro sentido actual;
pero, en cambio, llevaba a cabo una profunda elaboracin mental de toda una serie de
verdades filosfico msticas. De ella surgi, en parte, la magia, que, desde luego, condujo con
frecuencia a la impostura y al crimen. Pero tambin la magia tena un noble origen y
entraaba ideas muy profundas.
As la doctrina de Abraxas, que antes mencion como ejemplo. Este nombre aparece citado en
varias frmulas mgicas de la antigua Grecia, y se ha supuesto que era el de un espritu
maligno como los que todava son temidos y conjurados entre los pueblos salvajes. Sin
embargo, otras hiptesis adscriben a Abraxas una mayor importancia, viendo en l una
divinidad encargada de la funcin simblica de reunir en s lo divino y lo demonaco". Estas
palabras resonaban an en m. Me eran ya familiares desde un dilogo con Demin en los
ltimos tiempos de nuestra amistad" 63.

61

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------62 Herman Hesse, Demin, pg. 62. Editorial Argonauta. Buenos Aires, 1946. 63
Ob. cit., pg. 93.
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Luego, como en un sueo, Sinclair tiene la vivencia de Abraxas.


Es necesario advertir el modo como Herman Hesse distorsiona el pensamiento cristiano. La
rebelda de Demin (y de Hesse) radica en que poseyendo conciencia del Mal, de la cada por
el pecado original, rechaza la Gracia y su va redentora. He all su raigal soberbia.
Quiere enmendar la ley de Dios Camino, Verdad y Vida- para rendir culto al Mal, al demonio, al
mismo tiempo que a Dios. Esgrime hbil y bellamente argumentos pueriles propios del
puritanismo o de la casustica para convencernos que el catolicismo cierra los ojos a las cosas
ms naturales del Mundo.
Nos hemos permitido estas transcripciones para documentar, al mismo tiempo, la falta de
originalidad de Fuentes en su enfoque pagano mtico, la peligrosidad y poder destructivo de
su utpica pretensin.
Es de esta mezcla de lo pagano y lo cristiano de lo mtico y de un cristianismo anti
convencional de donde pretendidamente surgirn las bases para "afianzar nuestra identidad
nacional e hispanoamericana", a travs de "un cuestionamiento de las motivaciones que nos
mantuvieron ligados a una dependencia cultural agobiante". "Carlos Fuentes concreta la
tareas que simboliza esa intencin. Regresa hasta el origen y a partir de all, luego de un
proceso arduo, consigue hallar el hilo dorado, que a travs del laberinto lo conducir a la
Revolucin, como nica manera de crear un hombre nuevo para una etapa tambin nueva...
"Se engendra la nostalgia profunda por un futuro que debe ser un permanente presente,
enriquecido por un pasado todava vivificante, en un encuentro que slo habr de cristalizar en
el espacio sacralizado, en donde se celebre la Comunin y la Fiesta. All concurrirn todos los
elementos para conformar la Unidad totalizadora primera y ltima, en la que tanto lo individual
como lo social se afirmen.
"Pero el establecimiento de ese orden nuevo depender del equilibrio que se consiga entre las
fuerzas visibles y las ocultas y, para llegar a ello, segn lo afirma el mismo Fuentes, hay que
valerse de la revolucin permanente que es la conquista diaria del margen excntrico de la
verdad, la creacin y el desorden que podemos oponer al orden ortodoxo.
"Una de las vertientes que permite lograr la revolucin es el arte.
"Por medio del arte se crea otra realidad intemporal, mtica. Es all, en esa zona sagrada,
donde encontramos la unidad buscada. Todo se integra, sin perder significado... el nuevo lugar
sacralizado, en donde se realizarn los ritos que nos unirn en una nueva concepcin de la
vida y de la realidad cotidiana superpuesta a aqulla.
"Recuperacin de la Palabra, transfiguracin del hombre que deber recorrer un largo camino
inicitico, que le permitir llegar al descubrimiento de la esencia del espritu, y a travs de ella a
la transformacin de su situacin en el mundo.
"Reconquista Fuentes el tiempo espacio mticos y crea a travs de su novelstica el
smbolo que lo nombra de manera nueva" 64.

62

Si hemos dedicado tanto espacio a los comentarios que Befumo y Calabrese hacen de la obra
de Carlos Fuentes, es porque consideramos que en virtud de la comprensin profunda y,
quirase o no, de la participacin co creadora de dichos mentores en la obra de este novelista,
nos ayudan a aprehender con claridad la actitud ltima del escritor referente a los grandes
hitos que nos propusimos indagar: Dios, el cristianismo, el hombre hispanoamericano, el
lenguaje, el mito, la utopa... y que, por supuesto, superan los meros aspectos literarios o
estticos de la gran empresa fundadora a la que se han lanzado los escritores que estamos
analizando.
Es empresa que ha tenido y sigue teniendo xito, ya que acta en la conciencia de cientos de
miles de lectores y estudiantes desprevenidos, a quienes por su endeble y tibia formacin
cristiana resulta bastante fcil "convertir". Es empresa que apunta a niveles muchsimo ms
hondos que los denunciados por Blanco Amor en el artculo que mencionramos, y que se va
cimentando, con cada convertido revolucionario que se transforma en iniciado.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------64 Liliana Befumo Boschi y Elisa Calabrese, ob. cit., pg. 187 y sigs.
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Creemos pertinente as como explicamos el sentido de "Hombre Nuevo", en San Pablo,


aclarar la diferencia entre la concepcin cristiana del tiempo y la concepcin mtica. "Cuando
quiero conocer las ltimas noticias, releo el Apocalipsis", deca Len Bloy. Apreciacin precisa
para conocer a fondo lo que est ocurriendo en esta orgullosa modernidad que ha endiosado
al hombre, pero en donde naufragan ideologas y quedan triturados ciertos pretendidos
absolutos, y se convierten en espuma ciertos poderes rocosos.
Nihilistas empacados e impecables nos anuncian que estamos sobresaturados de cultura, que
debemos retornar al tiempo-espacio mtico primigenio.
Len Bloy busca lo que ocurre en lo ms profundo de la historia y mientras los peridicos
hablan de los imperios que ascienden o de las civilizaciones en peligro de muerte, l sabe
que lo ms importante es la salvacin o perdicin del hombre con relacin a la eternidad.
Len Bloy sabe que el Apocalipsis es el libro que nos presenta el panorama simblico de la
totalidad de la historia.
Transcribimos algunos clarividentes conceptos para situar y tratar de inteligir el Apocalipsis,
"que como hermenutica de la historia del Tiempo y del fin de los tiempos, nos ofrece el hilo
conductor para comprender la relacin que media entre Tiempo axial, Plenitud del tiempo
y Consumacin del tiempo.
"Tiempo axial es el curso temporal en el que la humanidad pasa del mito al logos. El
advenimiento de este ltimo es irreversible. Hoy se enfrenta un pensamiento, vaciado de su
mejor sustancia por un lado, y una imagen mtica que quisiera retrotraerse a la ingenuidad pre
crtica, por otro lado. Pero el logos griego abri un futuro en forma de tarea infinita que ya no
puede cerrarse en un sistema absoluto y, menos, diluirse en un inconsciente mtico. El tiempo
eje puede ser entendido, desde la Biblia, como uno de los grandes condicionantes que
prepararon el dispositivo cultural que recibi la corriente salvfica, actuada en Israel, y que, con
Cristo, constituy la Plenitud del tiempo.

63

Plenitud, pues con la entrada del Verbo se cumplen las promesas mesinicas y el logos
humano queda para siempre juzgado en su ingenuidad salvfica, que afecta la totalidad de la
historia y la lanza a su Consumacin final. La consumacin de los tiempos es el tema
central del Apocalipsis" 65.
Referente al trnsito del mito al logos, conviene recordar que "el mito griego, el mito fijado por
la pica griega, no es algo meramente primitivo, sino un fruto tardo, maduro, culto, que recoge
la herencia de ms de un milenio de alta cultura" 66. Por eso fue posible el trnsito sin
sobresaltos del mythos al logos, y eso nos hace pensar an hoy con Luis Dez del Corral que,
mientras el espritu europeo que ha encontrado en las ideas del espritu griego la entraa de
todo lo dems, no sucumba al espritu esotrico del Oriente o al de una racionalizacin
utilitaria, muchas cosas pueden salvarse. Aclarada la importancia del trnsito del mythos al
logos, conviene volver al Apocalipsis y recordar con Hctor D. Mandrioni que:
"a) Todo el libro est atravesado por una voluntad de conocimiento; contiene una visin y una
audicin y, por ende, una recepcin de contenidos. Hay un abrir los ojos a lo futuro y final, y
existe en l una necesidad de comunicacin. La sustancia cristiana, siempre a punto de ser
barrida por las potencias demonacas, halla en el Apocalipsis un consuelo y un impulso a la
perseverancia. El centro al que apunta esta desocultacin sapiencial de los ltimos secretos
del mundo se encuentra all donde se juntan el tiempo y la eternidad, la historia y su fin, el
obrar real de los hombres y el plan de Dios,
"b) La imagen apocalptica no es un mito, porque aqu no existe un retorno al. pasado coma
vuelta mtica a los orgenes. No es una nostalgia de las "madres". Lo que fue en los
comienzos queda atrs, a medida que se consume el tiempo y se acerca la segunda venida
de Cristo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------65 Hctor D. Mandrioni, Notas al Apocalipsis, "La Nacin", 28 de noviembre de 1976. 66 Luis
Dez del Corral, La funcin del mito clsico, pg. 33. Gredos. Madrid 1957.
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"c) La imagen apocalptica no es una utopa, porque el hecho que se anuncia en el


Apocalipsis detrs de los smbolos y las palabras es real.
"d) El contenido del Apocalipsis no es una ideologa, dado que no es la ilusin o sueo del
futuro, como complemento de una insuficiencia bsica de poder llenar el ansia de felicidad.
"e) A la luz del Apocalipsis la temporalidad se muestra como ruptura de un tiempo
cclico."
El Hombre Nuevo, de San Pablo, y la voz de Dios, en el Apocalipsis, directamente dicen:
"He aqu que hago nuevas todas las cosas" (1 5), complementan un panorama histrico divino
que ha superado toda reminiscencia o nostalgia mtica. Por eso confundir en mezcla
indiscriminada el mito con el cristianismo aunque se pretenda que ste asuma caracteres no
convencionales, es no comprender "la desmitificacin" obrada por la accin real y tendrica de
Cristo. Es, en resumen, actuar en favor del Anticristo.

64

Parecera, concurrentemente, que estos escritores vanguardistas de quienes nos estamos


ocupando, imaginaran un reinado semejante a aqul que Yehudah Halevy en su dilogo Al
Khazar, predijera en el ao 1140: "La cristiandad y el Islam son los precursores e iniciadores
de la era mesinica; sirven para preparar a los hombres para el reinado de la verdad y la
justicia" 67.
No daramos un panorama ms o menos completo de los distintos carriles usados para la
fundacin del hombre nuevo, sino mostrramos sintticamente la interrelacin del
estructuralismo y aquella empresa. Aprovecharemos el ejemplo que nos brinda Carlos Fuentes
en su oportunidad.
"La ltima de las modas cientifizantes consiste en la reduccin de los saberes a la tcnica: es
el denominado estructuralismo, signo cultural de las sociedades del siglo XX, regidas por
tecncratas nacidos en cuna marxista, aunque quepa situar su triunfo en las naciones
capitalistas" 68.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------67 Leo Schaya, El significado universal de la cbala, pg. 14. Ed. Ddalo. Buenos Aires,
1976.
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El rechazo de la filosofa y de la historia es el denominador comn que informa a las


corrientes del pensamiento estructuralista, las que tambin marginan la religin,
sustituyndola por diversos dolos.
George Luckacz en su libro "Historia y conciencia de clase", al interpretar la historia desde
la totalidad, abre un camino que partiendo de Marx, luego andaran Lacan, Althuser y
Claude Lvy Strauss, entroncados todos con el marxismo.
El estructuralismo del siglo XX como bien dice Francisco Elas de Tejada no es un sistema
de pensamiento, sino ms bien un movimiento, una actividad, una serie de posiciones
unidas ms por lo que niegan que por lo que afirman.
Conforme con la definicin que da Piaget del estructuralismo 69, se desprende que hay
transformaciones estructurales que se realizan fuera del tiempo, como las estructuras
matemticas; pero hay otras que tienen lugar en el tiempo, como las lingsticas o las
sociolgicas, sin que ello suponga que quepan dentro del cuadro histrico, dado que sus
efectos son irreversibles y, por ende, marginados de los procesos tpicos de la historia.
Vislumbramos por aqu su conexin con el mito.
"El estructuralismo ha penetrado en todas las ramas del saber, aunque el campo donde ms
fructific fue en el filolgico. Abri el camino F. de Saussure en su curso de Lingstica
general al separar el habla del lenguaje... El hombre queda anulado, porque est aprisionado
por la estructura de la lengua que usa. Como precisa Jean Marie Auzas en El
estructuralismo, el yo resta fuerza, porque el verdadero pensamiento es el pensamiento del
lenguaje."

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65

68 Francisco Elas de Tejada, Tratado de Filosofa del Derecho, tomo I, pg. 428 y
siguientes. Universidad de Sevilla. Espaa, 1974. Seguimos a este eminente autor en
algunas consideraciones que nos impone este trabajo.
69 Piaget, Le Structuralisme, pg. 6. Presses Universitaires de France, 1970. Citado por Elas
de Tejada.
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Dnde reside, entonces, la novedad de la llamada crtica estructuralista? se pregunta Aguiar


e Silva: "En la perspectiva adoptada para describir y explicar las estructuras literarias. . . Esta
descripcin estructural no tiene como objetivo explicar el contenido, el significado de la obra,
sino analizar las reglas combinatorias que estn en la base del funcionamiento del sistema
semitico de la obra literaria..." 70.
Esta breve resea nos permite barruntar por qu, casi todos los trabajos crticos de la literatura
latinoamericana se basan en mtodos estructuralistas; vase la bibliografa de la mayora de
esas ctedras en Latinoamrica y en Estados Unidos. All se hablar de grupos macro
sociolgicos, de meta lenguaje, diacrona, sincrona, contexto, etc. Y se dejar de lado el
"proceso pico" para entender desde sus races el quehacer novelstico. Lvy Strauss pide
aplicar el anlisis estructural abstracto, a histrico e impersonal, como procedimiento
metodolgico exclusivo para captar la realidad honda de las estructuras. De all que la
revalorizacin del mito precolombino en un presente constante y proyectivo, que niega la
historia de Amrica, llamada "de sometimiento y vasallaje desde su descubrimiento", tiene un
entronque natural con este mtodo. Asiduamente, usado y aplicado en los estudios literarios y
lingsticos en las universidades del mundo, a veces con profundo convencimiento de sus
efectos, pero otras por mero snobismo intelectual.
Elas de Tejada cita a Francesco Remoto y expresa que "de ese estudio se desprende que la
teora no est al servicio de lo concreto, sino al revs; el estudio de lo concreto est
dependiendo de la elaboracin terica. A1 anteponer el modelo a la realidad se otorga primaca
a la tcnica sobre la ciencia" 71.
Lo que interesa al estructuralista, igual que al tecncrata, es la eficacia, el mtodo: destruir
la realidad, descoyuntndola, para luego reedificarla con arreglo a un modelo que nunca
podra ser ms que un simulacro de la realidad misma.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------70 Victor Manuel de Aguiar e Silva, Teora de la Literatura, pg., 468. Gredos. Madrid, 1972.
71 Francesco Remoto, Estructura e Historia: La antropologa de Lvy Strauss, pg. 19. A.
Redondo. Barcelona, 1973.
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No es eso lo que pretende Carlos Fuentes cuando dice que "hay que destruir el lenguaje
heredado para crear una novelstica tensada en la Utopa, la Epopeya y el Mito", que
representar la realidad nueva de Amrica con el hombre nuevo que hay que crear? Hombre
liberado de su historia anterior, privado de toda aberracin, y que slo surgir de la revolucin.
De qu tipo de revolucin? La marxista, por supuesto puesto que "el

66

Marxismo es la ms prodigiosa utopa de nuestra poca " 72. Marxismo que cabalga sobre el
mito precolombino para crear una nueva epopeya que dar nacimiento al nuevo hombre.
Como expresa el mismo Carlos Fuentes, hablando de Garca Mrquez y su "Cien Aos de
Soledad": "es una autntica revisin de la utopa, la pica y el mito latinoamericanos y domina,
demonizndolo, el tiempo muerto de la historiografa, a fin de entrar metafrica, mtica,
simultneamente, al tiempo total del presente".
Esta aseveracin de Carlos Fuentes tiene un grandioso valor documental, ya que expresa todo
lo que pretende la nueva literatura hispanoamericana. Su confesin esclarece, sin lugar a
dudas, la ndole de toda esta empresa, ya que habla de demonizacin, si bien, no haca falta
que lo patentizara, pues ya sabamos que la mitologa precolombina tiene ese carcter, como lo
ha probado exhaustivamente Germain Bazin, al estudiar la ndole de la religin azteca:
"Hay otra regin del mundo donde se expande lo demonaco: Amrica. [Se refiere a la poca
precolombina...]. En ninguna otra tierra resplandeci como en la americana, este signo de la
sangre que es el signo de Satn; en ningn otro sitio del universo, una humanidad civilizada ha
permanecido ms largo tiempo rendida bajo el terror de fuerzas supra terrestres; en ninguna
parte el hombre parece haber tenido una conciencia ms trgica de su precariedad, en un
mundo donde se senta extranjero. No se est sobre la tierra sino para pagar el impuesto de
sangre a las divinidades saciadas de crmenes; al mismo sol, para que consienta seguir su
marcha, es necesaria la racin cotidiana de esa sangre humana de la cual l se alimenta;
Thaloc, el dios de la lluvia no es menos exigente; los terrores del milenio han dejado sobre
nuestra civilizacin una estela memorable; uno se imagina qu pudo haber sido la psicologa
de un pueblo como el de los aztecas, que cada cincuenta y dos aos viva ahogado en el miedo
del fin del mundo? La muerte, la muerte violenta la que se ganaba en el combate o bajo el
cuchillo del sacrificador es la sola preservacin de la residencia infernal. La inmolacin ritual de
nias adolescentes, de nios o de guerreros prisioneros frecuentemente el combate no tena
otra finalidad que la de proveer los altares- ha dejado un renombre nauseabundo de la
civilizacin azteca" 73.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------72 Thomas Molnar, El utopismo. La hereja perenne, pg. 32. Eudeba. Buenos Aires, 1970.
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Esta empresa literaria que por sus autores y mentores, artistas y crticos, pretende la
creacin de un hombre nuevo y se mueve en la direccin ya explicitada suscintamente en las
pginas anteriores, converge en sus fines con otras vertientes que coadyuvan al pretendido
cambio social, con sede o no en Amrica.
Por eso nos atrevemos a cerrar este aspecto de nuestro ensayo con una transcripcin del
clarividente estudio sobre el estructuralismo, de Elas de Tejada:
"Tecncratas y estructuralistas coinciden en pretender recrear el mundo a su manera. Su meta
est fuera de la historia, petrificando la vida social en sus modelos a realizar forzosa y
forzadamente. De consuno prejuzgan la sociedad pavorosa del maana, encarcelando al
individuo, quiralo o no, en el crculo de sus mquinas y de sus

67

proyectos, en la ciberntica de unos artefactos para regular al comportamiento humano, a


causa de que las energas mentales de tales mquinas superan a las energas mentales de
los seres vivos dotados de razn.
"Ni Dios, ni hombre. El estructuralismo es un humanismo ateo, o si se prefiere un atesmo
deshumanizado. De ah venga a ser el signo apocalptico de la civilizacin mecanizada,
tcnica y sin alma de los magnos imperios capitalistas del siglo XX, del capitalismo estatal de
Rusia y del capitalismo de las grandes sociedades norteamericanas. No en balde el propio
Claude Lvy Strauss condens sus teoras durante los aos en que viviera en Amrica del
Norte. Porque en esas sociedades extremosamente capitalistas ya la historia est suplantada
por la tcnica: en los Estados Unidos porque carecen de historia, en la Unin de Repblicas
Socialistas Soviticas porque adrede estn empeados en matarla. Detrs del estructuralismo
late la suplantacin de la ciencia por la tcnica, una vez eliminada la filosofa; hecho que
efectivamente est ya sucediendo en la segunda mitad del siglo XX.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------73 Etudes carmelitaines, pg. 515. Descle de Brouwer. Pars, 1948.


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"Moda, se dir, y mal sea si no lo fuera. Porque las modas, pasajeras son. Que si agarrase
con sus manos el futuro la tcnica, dignificada por la especulacin estructuralista, asesinara
al tipo humano que hoy conocernos, acabara con cada una de las maneras de civilizacin
que trabajosamente ha ido elaborando el hombre en sus afanes culturales durante diez mil
aos. Su triunfo supondra la sustitucin de las ciencias por las tcnicas; o sea, el final de
nuestra concepcin del mundo y de la vida" 74.
Nos preguntamos si este predominio de la tcnica no est avanzando, tambin, en el
ancho campo del arte.
Lo anotamos ya en el mbito pictrico.
La prdida del sentido histrico se manifiesta en la msica desde la cacofona y, en la
actualidad, adquiere aspectos alarmantes.
La msica integra un hacer, una praxis, que se resuelve en una experimentacin, en una
tcnica, como ya lo vimos de manera patente en Stockhausen.
Estas digresiones que en apariencia apartan del sendero literario, abren perspectivas ms
amplias para hacernos ver las sutiles relaciones que vinculan distintos campos de la cultura.
Tal vez, de esta manera, estemos ms capacitados para evaluar los caminos que transita la
revolucin total.
Hay tambin otras vertientes artsticas, cuyos ms puros manantiales experimentan hoy un
enturbiamiento soez y denigrante. Nos referimos al teatro: el arte ms prximo a la vida, que
al decir de Jean Luis Barrault estudia nuestros desequilibrios y purifica la vida mediante las
fuerzas oscuras. En la actualidad, de hecho, ha penetrado en la nebulosa del absurdo y de la
nada.

68

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------74 Francisco Elas de Tejada, ob. cit., pg. 443.


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La influencia del teatro es intrnsecamente superior a la del cine y televisin, debido a su


esencia enclavada en la existencia y en el tiempo.
En toda representacin hay presencia y presente, nos explica Henry Gouhier en "La esencia
del teatro". El que entra en escena transforma una sombra en realidad. No presta su voz,
presta su ser. Un cuadro o una novela estn entre una accin vivida o imaginada y aquel que
mira o lee, pero cuando un actor entra en escena, l y el auditorio son contemporneos, viven
al mismo tiempo; ms, en el mismo tiempo.
El teatro resucita vidas. Por eso, "su misterio ha dicho Gouhier reside, adems de en el actor,
en la presencia real, aun antes de ser metamorfosis". Inmensa gracia de la presencia que
hace al fundamento del teatro y que lo distingue del cinematgrafo. "El cine no nos hablar
nunca si no es por imgenes interpuestas; el alma del teatro est en tener un cuerpo".
La imagen cinematogrfica requiere la pasividad del espectador; la representacin teatral
requiere por el contrario un movimiento de construccin a partir de la palabra. Con este
instrumento nobilsimo, que ya muchos siglos antes de Cristo suscitaba la purgacin de las
pasiones catarsis en el pueblo griego, es con el que ahora se procura cambiar el curso de
nuestra sociedad y liberarnos de todos nuestros males, proclamando que recin
desaparecern al cambiarse las estructuras y alcanzar la plenitud de la utpica sociedad
socialista.
Creemos que el camino es ms largo y ms difcil!
Las corrientes teatrales en la actualidad son mltiples, pero enfocaremos uno de los
fenmenos ms controvertidos de nuestro tiempo, sin negar que haya otros manantiales
persistentes en mantener la tradicin de Occidente en la escena.
La vieja polmica suscitada por T. S. Eliot, en la cual sostena fundadamente que el teatro es
potico o no es teatro, tiene actualmente algunas derivaciones dignas de mencin, porque el
Teatro del Absurdo se apropia frecuentemente de las banderas del teatro potico.
El Teatro del Absurdo, en el caso de Jean Genet, ha proclamado ser la versin en
imgenes dramticas de "Las flores del mal", de Baudelaire. Advirtase, en
consecuencia, los matices qu alberga la poesa y, por ende, el teatro potico.
Eugne Ionesco define su propia obra, como un intento de comunicar lo incomunicable, y
reivindica para su teatro la condicin de potico,
Bertold Brecht fue uno de los primeros maestros del Teatro del Absurdo y su caso nos
muestra que la pieza de tesis se aguanta o cae, no por su contenido poltico, sino por su
fuerza potica, que est ms all de lo poltico.
No podemos dejar de relacionar esta aseveracin con lo que Garca Mrquez ha
recalcado: "En sntesis, creo que el deber revolucionario del escritor es escribir bien. Ese
es su compromiso".
Ionesco se nos revela en este mismo sentido: "Renovar el lenguaje es renovar la concepcin,
la visin del mundo. Una revolucin consiste en llevar a cabo un cambio de actitudes mentales"
75.
Esto nos hace comprender que la vinculacin del Teatro del Absurdo con la poltica, corre a
niveles muy hondos, puesto que con el Nuevo Teatro se pretende envolver al

69

hombre en un humanismo nuevo, donde el marxismo es slo un ingrediente ms; si no est


presente tampoco importa, lo sustituye el budismo Zen o cualquier otro mito. Tenemos
esperanzas, sin embargo, que en la escena surjan figuras de la talla de Claudel, Bernanos y
otras, que como Shakespeare, Sfocles o Caldern nos hagan padecer y gozar de un mundo
que recibe la lumbre de la armona. Lumbre que no deja de iluminar los oscuros rincones del
alma.
Pensamos que la nica manera de abarcar, en breve captulo, toda la riqueza vital y literaria
que encierra el Teatro del Absurdo, con sus tremendas contradicciones, su humor negro, su
tragedia tragicmica, su apelacin a la nada, ("Nada es ms real que la nada", deca Beckett),
al sin sentido, a la bsqueda de lo que est ms all de la lgica, a las fuerzas irracionales y a
las trascendentales, y, en ltimo trmino, rer y llorar de todo eso.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------75 Eugne Ionesco, Le Coeur n'est pas sur la Main, Cahiers des Saisons, n 15. Pars,
1959.
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Para aprehender esos aspectos, decamos, lo que ms puede aproximarnos es conocer la


actitud profunda de los autores respecto a las instancias ms importantes de la vida: Dios, el
hombre y su complicado mundo interior, el cosmos, la religin, los mitos. . .
Actitud prefigurada en declaraciones librescas o periodsticas con sus firmas, y tambin a
travs de la evolucin espiritual que testimonian sus obras, ofrecindonos un cuadro
coherente de sus cosmovisiones respectivas.
As, Jean Genet se introdujo en el mundo literario al plasmar en su novela "Diario de un
ladrn", su borrascosa y degradada vida, que transcurri durante varios lustros en hospicios y
crceles. Genet, ms que ninguno de estos autores, puso su acento en el aspecto sacra de su
rebelin contra todo el orden constituido y contra la sociedad, involucrando en consecuencia el
nivel de lo trascendente, pero con sentido inverso. Arthur Adamov comenz haciendo las
piezas ms relevantes del Teatro del Absurdo y concluy escribiendo obras de teatro que
posean un sentido social muy concreto. Eugne Ionesco para sorpresa del no iniciado
pretende ser el re descubridor de aspectos ocultos de la Tradicin. Se incluye como parte de
un itinerario que va de Sfocles y Esquilo a Shakespeare.
En esta aproximacin a un extrao fenmeno literario como es el Teatro del Absurdo,
pretendemos ser coherentes con el mtodo que adoptramos para acercar al lector a la
literatura hispanoamericana de vanguardia.
All, como aqu, procuramos, documentadamente, descubrir el sistema bsico de coordenadas,
con el cual estos escritores se mueven en el mundo visible e invisible. Si conseguimos nuestro
propsito, proporcionaremos un instrumento que capacite al lector para transitar por cualquiera
de las obras de estos autores, con el bagaje indispensable para no perderse en la ancdota ni
en los altibajos tocantes o chocantes de sus obras; tambin, la posibilidad de no dejarse llevar,
a travs de singular poesa, por un mero sentimiento de simpata.

70

As como en el teatro de toda la tradicin de Occidente, haba un sistema de valores que


permita al oyente o lector, conocer por donde transitaba (y eso an ocurre con obras de Sartre
y Camus), en el Teatro del Absurdo lo que se pretende es que la audiencia pierda toda brjula,
y de ese tremedal de desorientacin, surja purgado o "redimido".
Como sabemos que en la mayora de los casos el mecanismo teatral y la supuesta catarsis no
funciona as, queremos al mostrar la posicin anmica de estos escritores que el lector pueda,
al margen de la emocin experimentada por la poesa del Teatro del Absurdo, saber que corre
peligro de padecer una "conversin espiritual", la cual, sin los estmulos de ese teatro, de
ninguna manera estara dispuesto a realizar.
Si no conoce bien cul es la diferencia radical entre mito y cristianismo, no ser difcil hacerlo
claudicar en su conviccin, ante una confusa mezcla de esos dos rdenes, dada en las
situaciones reales de la novela y el teatro, con poticos y exultantes pantallazos que
alcanzan su ser.
Lo absurdo, las contradicciones, la negacin en los hechos de lo que afirma con
palabras, estuvieron siempre ligados a la condicin del hombre.
Pero cuando el hombre tiene un horizonte claro de su misin en el mundo, el absurdo y las
contradicciones son asumidas e integradas en un todo ms armnico, en el cual son un
ingrediente ms. No adquieren status. No son totalmente autnomas.
De all que el absurdo as considerado, posee una larga tradicin.
Locos, payasos y bufones aparecen en el teatro de Shakespeare como para no hacernos
olvidar que todos los llevamos dentro y afloran impensadamente, escapados del frreo y
acerado mundo de la lgica. Aquellos personajes, sin embargo, son parte de un todo, una
resplandeciente fusin de lo potico, lo literario y la realidad, lo consciente y lo subconsciente,
lo popular y lo vulgar; en definitiva, parte integrante de nuestra vida. Por eso se puede argir
vlidamente que el Teatro del Absurdo tiene una tradicin cultivada por Shakespeare, en cuyas
obras lo fantstico y lo absurdo eran parte de la esencia de la vida: Medida por medida,
Hamlet, Dos caballeros de Verona, Sueo de una noche de verano, Ricardo II, Macbeth. . .
Pero, nos permitimos reiterar, ese universo marginado del crculo de la lgica y del sentido
comn, nunca se haba erigido en valor por s, autnomo e irradiante, hasta la anulacin de
los sostenes donde se supona engarzado.
Esa es la tarea llevada a cabo con profunda conciencia artstica por Ionesco, Beckett,
Genet, Adamov, Grass, Albee, Artaud y otros.
Pero quien influy decididamente para que ese mundo se tornara autnomo, fue Kafka. Sus
cuentos y novelas inconclusas son minuciosas descripciones de pesadillas y obsesiones, en
las cuales el protagonista trata de llegar a lugares que se le escapan, ya que se mueve en un
mundo sin pautas lgicas, y donde lo embarga un sentimiento de ansiedad y culpabilidad ante
el absurdo de la existencia.
En "El proceso", Kafka es acusado de un crimen contra una ley desconocida; en "El
castillo" el personaje principal es citado a un lugar al que nunca llega.
"Las imgenes del dolor kafkiano ante la prdida de contacto con la realidad, y su
sentimiento de culpa ante la incapacidad de recuperarla, se han convertido en suprema
expresin de la situacin del hombre moderna.
"Esa concepcin del sentimiento de culpa, que en Kafka tiene una fuerte raigambre teolgica,
va unida a otra en que las distintas instancias del tiempo asumen una vigencia omnipresente
juntamente con un pesimismo de carcter religioso que considera inalcanzable la Justicia y la
Gracia" 76.
En Kafka el sentimiento de culpa fluyente del pecado original no encierra ninguna
posibilidad de redencin, por eso "seres y situaciones se debaten en un eterno
preliminar".

71

No ocurre as en Dostoievski, que nos hace vivir la sensacin de lo absurdo, ya que


profundiz en los lmites ms lejanos del subconsciente; sin embargo, en toda su obra
campea la posibilidad de la redencin. El mbito de lo absurdo queda redimensionado
dentro de la criatura humana, cuya vida posee realmente sentido.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------76 Mario Lancelotti, De Poe a Kafka, pg. 59. Eudeba. Buenos Aires, 1965.
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A la posicin teolgica del Antiguo Testamento un tanto erosionada en la concepcin de Kafka,


Dostoievski opone una clara concepcin cristiana. El asunto no radica solamente en llegar
hasta los ms profundos meandros del subconsciente del hombre, que Dostoievski lo hizo,
sino en saber que el hombre tiene un destino y una misin sobre la Tierra, hecho que tambin
surge muy claramente de la obra dostoievskiana. "El Proceso", de Kafka, adaptado por Andr
Gide y Jean Louis Barrault y puesto en escena en 1947, fue la primera obra que plante la
temtica del Absurdo en pleno siglo XX. Ionesco, Adamov, Beckett, Genet, Artaud lo siguieron.
No es de extraar que ello haya ocurrido con Kafka, ya que por su enclave espiritual vetero
testamentario en el mundo, no poda aceptar las coordenadas cristianas, y su tiempo interior
transcurre en la espera mesinica profunda, que no vea ni poda percibir en el
encuadramiento de su tiempo y de su vida. Resurgira as el mito.
Tampoco puede extraar que "Un tempo circular, eternamente presente, anime la
angustiada nostalgia de eternidad de que estn hechos la mayora de los relatos
kafkianos".
Mallarm peda un teatro mtico, contrario a la tradicin racional francesa, con un tema
liberado de lugar, de tiempo y personajes conocidos.
El anhelo de Mallarm se realiza ya en Kafka y en todos sus seguidores, quienes hacen
florecer el Teatro del Absurdo en un mundo en crisis. Como toda crisis presupone ruptura y
enjuiciamiento, observamos a autores, crticos e intelectuales al decir de Esslin pensando "que
es imposible aceptar por ms tiempo escalas de valores simplistas y generalizadores o
verdades reveladas y, por ende, debe encararse la vida en su ltima e inflexible realidad.
"El Teatro del Absurdo al expresar el sentimiento trgico por la prdida de estas certidumbres
fundamentales, por extraa paradoja, es tambin sntoma de lo que probablemente se
aproxima ms a una bsqueda genuinamente religiosa de nuestro tiempo; [. . .] para buscar
una dimensin de lo inefable; un esfuerzo para hacer consciente al hombre de las realidades
fundamentales de su condicin, inculcando de nuevo el perdido sentimiento de asombro
csmico y la primitiva angustia [. . .]. Porque Dios ha muerto, sobre todo para las masas [ . . . ]
que han perdido todo contacto con los hechos bsicos y misteriosos de la condicin humana,
con los cuales se mantena contacto a travs del ritual religioso y los haca parte de una
comunidad real y no slo tomos de una sociedad dispersa" 77.
Este comentario es de gran importancia, porque despliega una verdad con la que es difcil no
coincidir: que el hombre sin una vertebracin religante se convierte en tomo

72

disperso. Se afirma tambin que el nuevo teatro tiene una misin religiosa; pero esa
religiosidad o re ligamento con lo trascendente, se nos presenta en su faz ms
terriblemente anrquica.
El orgulloso aliento de querer hacer patente la condicin humana en su ms cruda realidad,
oscurece la verdadera condicin del hombre, que no es sino criatura de Dios. Si Dios ha
muerto, todo est permitido y adems, el hombre adquiere un carcter totalmente autnomo.
El Teatro del Absurdo aspira a retomar la funcin original del teatro: el enfrentamiento del
hombre con la esfera de lo mtico y lo religioso; como la antigua tragedia griega, los misterios
cristianos y las alegoras barrocas.
La diferencia est en que en stas, las convenciones teatrales se asentaban en sistemas
metafsicos y religiosos conocidos y aceptados; en cambio, el Teatro del Absurdo carece de la
apoyatura de sistemas csmicos o valores aceptados; no explica al hombre los caminos de
Dios, sino las profundidades de su personalidad: sueos, fantasas y pesadillas.
Podra haber hecho ambas cosas? S, pero entonces ya no sera Teatro del Absurdo. La
accin en una pieza del Absurdo no intenta contar una historia, sino comunicar un esquema
de imgenes poticas. Debido a que el Teatro del Absurdo proyecta el mundo personal de sus
autores, carece de personajes objetivamente vlidos. Es a dramtico en el sentido
convencional del trmino.
"En Esperando a Godot suceden cosas, pero no constituyen una trama o una historia; son
una imagen de la intuicin de Beckett de que realmente nunca ocurre nada en la existencia
del hombre" 78. Existencia totalmente hurfana de Dios.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------77 Martn Esslin, El Teatro del Absurdo, pg. 302. Seix Barral. Barcelona, 1966.
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La concepcin que el escritor posee del lenguaje, permite conocer una de sus actitudes ms
decisivas ante la vida.
Por la devaluacin del lenguaje, el Teatro del Absurdo est a tono con las tendencias de
nuestro tiempo. Ya lo vimos en Cortzar y Vargas Llosa.
El cultivo de la pintura abstracta y la msica atonal pertenecen, como frecuentemente
ocurre en el Teatro del Absurdo, a los anti lenguajes.
Al poner el lenguaje de la escena en contraste con la accin, al reducirlo a una charla sin
significado, o al abandonar la lgica discursiva por la ley potica de la asociacin o la
asonancia, el Teatro del Absurdo ha abierto una nueva dimensin a la escena, dice Esslin.
El hombre comn constantemente asaetado por la prensa y la publicidad, barrunta que todo
ese bagaje de palabras no condice con la realidad y lee entrelneas o se debate entre
fantasmas, perdiendo la fe en el lenguaje.
Ya nos haba probado Dostoievski que un ateo poda publicar un artculo periodstico,
convenciendo al pueblo que se alababa al obispo y, luego, al explicar el mismo artculo a un
ateo, mostrar feroz ataque al prelado.

73

Eugne Ionesco pretende "desmenuzar el lenguaje de modo que pueda ser reunido en un
nuevo orden, para restablecer contacto con lo absoluto o, como yo prefiero llamarlo, con la
realidad mltiple; es un imperativo empujar de nuevo a los seres humanos a que contemplen
lo que realmente son" 79.
Esta afirmacin de Ionesco se traduce en sus obras teatrales, en un completo fracaso de la
comunicacin entre seres humanos.
En "Las sillas", la nada es audible. En "La leccin", surgen las dificultades de la
comunicacin a travs del lenguaje. En una hora de clase particular el profesor parece
incapaz de comunicar algo a la alumna. Tambin se muestra al lenguaje no slo en sus
defectos de comunicacin, sino tambin como instrumento de poder. La alumna cae bajo el
total dominio del profesor que, al final, la asesina.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------78 M. Esslin, ob. cit., pg. 305.


79 Eugne Ionesco, Ni un Dieu, ni un Dmon, pg. 310. Citado por Esslin
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"He intentado contina Ionesco exteriorizar la ansiedad [ . . . ] de mis personajes a travs de


objetos, hacer hablar a los decorados, traducir la accin en trminos visuales, proyectar
imgenes visibles del miedo, la pena, el remordimiento, la alienacin, jugar con las palabras
[ . . . ], he intentado por tanto ampliar el lenguaje del teatro [ . . . ]. Es esto motivo de
condena?"
Sabemos que lo preconizado por Ionesco puede ser un camino; pero no sabemos si por ese
medio el hombre recobrar su interioridad. Accin que se torna urgente para que las palabras
vuelvan a tener sentido y pueda restablecerse la comunicacin. Si el hombre no revitaliza su
interioridad puede ser juguete de todos los totalitarismos.
Esta devaluacin del lenguaje, en Ionesco, tiene una clara relacin con la msica atonal. Su
obra "Improntu para la duquesa de Windsor", cont con msica de Pierre Boulez. En
"Experiencias de teatro", al referirse al lenguaje, Ionesco auspicia "...llevarlo al paroxismo.
Para dar al teatro su verdadera medida, basada en llegar al exceso, las mismas palabras
deben ser distorsionadas hasta el lmite, el lenguaje debe construirse para que explote o para
que se destruya l mismo ante su impotencia en contener significaciones".
Esto, slo lo puede hacer vlidamente un poeta, Ionesco en su teatro potico trata de
comunicar lo incomunicable, y ello a travs de asombroso despliegue tcnico. En "La cantante
calva", su primera y ms simple pieza, Alain Bosquet ha contado treinta y seis "frmulas de lo
cmico", que van desde la negacin de la accin, prdida de identidad de los personajes, ttulo
engaoso de las obras, sorpresa mecnica, repeticin, supresin de la cronologa, prdida de
memoria, discontinuidad del dilogo y muchos ms 80. Ionesco tambin ha adaptado grandes
recursos de la veta cmica, descubierta por Flaubert y Joyce en el lenguaje de frases hechas y
tpicos.

74

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------80 M. Esslin, ob. cit., pg. 153.


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Si lo cmico es la sbita mutacin de una tensin a otra rea del ser, el auditorio de Ionesco
se siente aguijoneado constantemente por un humor cmico y trgico a la vez. No estn
Edipo y Lear enfrentados con la total desesperanza y el absurdo de su condicin humana? Y
no son acaso sus tragedias, experiencias liberadoras? Las preguntas de Ionesco conllevan el
anhelo de que se lo considere redescubriendo aspectos sumergidos de la tradicin. Cierto es
que Ionesco no destruye las instituciones tradicionales de Occidente como lo hacen otros
cultores de este teatro pero, que llegue a entroncar con Esquilo y Shakespeare, es muy
improbable.
Su agnosticismo y tolerante atesmo 81 le impiden sostener una fe en los valores que l
pretende restaurar.
Dentro del clima del Teatro del Absurdo, Jean Genet alcanza temperaturas de singular ardor.
En medio de asfixiantes rituales transita los campos calcinados del espritu, puesto que "en un
sentido muy real su teatro es una Danza de la Muerte". Jean Paul Sartre se ocup de su vida y
de sus escritos en el famoso "Saint Genet", "una de las mayores obras de la crtica del siglo
actual, que ha ejercido una influencia infinitamente mayor que la de su inspirador", dicen sus
corifeos.
Sea como fuere, la desolacin y soledad que sufri Jean Genet desde nio abandonado al
nacer en la maternidad de Pars, y en los hospitales y crceles que frecuent marcaron su
vida y su obra con el fuego del Mal.
Padeci, en ansiosa tensin interna, la bsqueda incesante de lo absoluto, de un elemento
sagrado, pero en el marco de un sistema de valores invertido, "en el cual el mal es el
supremo bien, y las flores ms bellas estn manchadas con excrementos y srdidos
crmenes".

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------81 Christian Chabanis, Existe Dios? No... Hachette. Buenos Aires, 1976. Aqu confiesan
su atesmo: E. Ionesco, C. Lvy Strauss, Roger Garaudy, Raymond Aron y otros.
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No debe extraarnos entonces que, en su pieza teatral "Los negros", se dramatice un


asesinato ritual.
Siendo su teatro de protesta social, de ninguna manera aparece en l la argumentacin o la
propaganda. Cae dentro de las caractersticas del Teatro del Absurdo por carecer de
convenciones sobre caracteres y motivacin; no tiene tampoco el habitual desarrollo de una
trama narrativa; ms bien busca la reaccin del espectador enfrentndolo con un

75

mundo amargo y cruel. All se da lo que ya ocurra en Baudelaire: el aristocrtico placer de


desagradar.
Lo curioso es que una sociedad burguesa, que el autor denigra y desprecia, est impelida por
su snobismo, a admirar y alabar un teatro que encierra la muerte de los valores que aqulla
dice defender y que, en definitiva, la destruir.
Tan precario es el engarce que esa sociedad posee con lo cristiano que, admira o, al menos,
tolera, la ms honda degradacin de ese orden, a travs de un drama que, como el mismo
Genet dice, no est hecho para entretener. Entonces, para qu?
Sartre, al analizar en el libro citado, su obra "Las criadas", expresa que la seora y su amante
son una imagen de la sociedad respetable, el mundo cerrado de los justos, de los cuales
Genet, expsito, se ha sentido excluido, rechazado como un ser monstruoso. "La rebelin de
las criadas contra sus amos no es un acto social, una accin revolucionaria; sino que est
teida de una cierta nostalgia, de un anhelo, como la rebelin de Satans, el ngel cado,
contra el mundo de la luz del que es desterrado para siempre.
"Por este motivo, la rebelin se expresa, no como una protesta, sino como un rito. Cada criada,
por turno, hace el papel de la seora, expresando as su deseo de ser realmente la seora;
ambas tambin tienen que turnarse en el papel de la criada, una progresin que va desde la
adoracin y el servilismo al abuso y la violencia; es la descarga de todo el odio y la envidia del
desterrado que se ve a s mismo como un amante rechazado. Este ritual es, como dice Sartre,
una especie de Misa Negra."
"El concepto de acto ritual, repeticin mgica de una accin desprovista de realidad, es clave
para la comprensin del Teatro de Genet", concluye Esslin.
Esslin transcribe tambin una carta de Genet dirigida al editor Pouvert que sirve de
prefacio a una de las ediciones de "Las criadas":
"En un escenario casi como el nuestro, en una plataforma, era necesario reconstruir el final de
una cena [se refiere a la Ultima Cena. N. del T.]. Con este punto de partida, en el que
difcilmente podemos encontrar algo ms, el drama moderno ha encontrado su ms elevada
expresin durante dos mil aos, da a da, en el sacrificio de la Misa. El punto de partida
desaparece bajo la profusin de smbolos y ornamentos. . . Una representacin que no se
representase en mi alma, sera vana... No hay duda que una de las funciones del arte es
substituir la fe religiosa por el ingrediente efectivo de la belleza. Como mnimo esta belleza ha
de tener la fuerza de un poema, es decir, de un crimen. Pero dejemos esto al margen".
Con estas glosas, se puede ir captando el carcter del teatro de Genet. Su pieza "El balcn",
supone un avance importante en el camino emprendido. Pretende que sus desvaros sobre el
sexo y el poder, sean representados con la solemnidad y el brillo de la liturgia en una gran
catedral, pero "la representacin haba de ser vulgar, violenta y de mal gusto". Mi obra debe
resultar como la peor prostituta del mundo, expresa.
"La escena inicial de El balcn nos muestra a un obispo magnficamente vestido, haciendo
un discurso en trminos altamente teolgicos. Pero apenas nos hemos hecho a la idea de que
estamos ante un obispo, resulta brutalmente claro que no nos encontramos en un palacio
episcopal sino en un prostbulo, y que el personaje en cuestin no es obispo, es un empleado
del Gas que ha pagado a la duea para poder dar rienda suelta a sus fantasas de sexo y
poder. El prostbulo de madame Irma, El Gran Balcn, es un palacio de ilusiones, un
laberinto de espejos. Aqu los hombres pueden desahogar sus fantasas ms secretas: Pueden
verse a s mismos como un juez que castiga a un raptor de jovencitas; como un general amado
por su caballo favorito (que es una bella muchacha), como un leproso curado milagrosamente
por la Virgen en persona; como un legionario moribundo socorrido por una hermosa doncella
rabe. En el prostbulo de madame Irma, pueden encontrar sostn para todas estas fantasas

76

reiterativas, es un laberinto de espejos no slo en sentido metafrico, sino en realidad, ya


que hay espejos que multiplican la imagen del auto hroe, por todas partes. Es una especie
de teatro que tiene a madame Irma como director y empresario.
"La trama de la obra surge del hecho de que el pas en el que est instalado el Gran Balcn,
atraviesa los dolores de una revolucin. A lo largo de las primeras escenas, se oyen
tableteos de ametralladoras. Los revolucionarios quieren derribar las estructuras del poder
establecido, representadas por la Reina virtuosa y lejana, y sus jueces, sus obispos y sus
generales.
"El palacio real es asaltado. La reina y la corte barridos. Un emisario de palacio llega al Gran
Balcn. Slo sera posible ganar el combate si se pudiera hacer creer a la gente que los
antiguos smbolos del poder estn intactos. Estn dispuestos madame Irma y sus clientes el
juez, el obispo y el general a asumir el papel de reina y corte, con toda seriedad? Madame
Irma y sus clientes acceden. Con toda solemnidad aparecen en el balcn ante la multitud.
"La revolucin ha sido sofocada. Pero el obispo, el general y el juez que tienen que
ejercer ahora su poder en el mundo real, estn cansados, aoran sus antiguas fantasas.
"Resulta bastante claro que la obra se sita en un mundo de fantasa; el sueo de Genet
sobre la esencia del poder y del sexo, que, para l, tienen las mismas races; su deseo
fantasa sobre la verdadera naturaleza de los jueces, policas, oficiales y obispos. El
muchacho rechazado, repudiado por la sociedad y que no reconoce ninguno de sus cdigos,
incapaz de entender los mviles del aparato coercitivo del Estado, teje una fantasa sobre las
motivaciones de los hombres que han actuado como instrumentos de ese Estado. El
desterrado llega a la conclusin de que estos hombres expresan en sus actos un impulso
sdico de dominio, y que estn empleando el fastuoso simbolismo del que estn investidos, el
ritual y ceremonial de la corte, el ejrcito y la iglesia, para afianzar y asegurar su dominacin.
"La visin de Genet, en El balcn -contina Esslin en la pgina 170 y siguientes, de la obra
mencionada puede ser vengativa, estar distorsionada por la violencia del hombre desterrado
de la sociedad, pero de cualquier forma tiene validez.
"Genet trata de encontrar una forma de liberarse de su soledad, de la opresin que
experimenta, de su impotencia por conseguirlo, y ello por medio de la explicacin sustitutiva
de los mitos y las fantasas, que pretenden restituir al mundo un propsito y un significado,
aunque estn condenados al fracaso una y otra vez.
"Un teatro de ritos y ceremonias, como el griego clsico, presupone un cuerpo de
doctrina mtica, vlido y vivo.
"Y esto es precisamente lo que no posee nuestra civilizacin actual.
"Por lo tanto Genet se encuentra en la necesidad de estructurar una trampa que suministre una
cierta base razonada a su liturgia escarnecedora. Y esta integracin trama ritual no la ha
logrado plenamente".
Por esa misma razn pensamos que la influencia que el Teatro del Absurdo ejerce, es
tremendamente destructiva. En algn caso muy excepcional, puede, en apariencia, resultar
redentora, como cuando se present Esperando a Godot, en el penal de San Quintn, ante
mil cuatrocientos presos y stos sintieron que era su drama el que all se patentizaba, que la
nica esperanza era no esperar nada. Se sintieron comprendidos; tal vez, contentos tambin
de asistir a esa funcin.
Pero, podr este argumento extenderse a toda la sociedad?
Es conveniente que la colectividad se sienta como el conjunto de presos de San
Quintn?
Resulta extraordinariamente duro contestar afirmativamente.

77

Para quienes se preguntan por los orgenes de las manifestaciones de crueldad que se han
observado en nuestro tiempo, puede resultar conveniente focalizar, an de manera fugaz, a
Antonin Artaud, autor teatral muy ledo en sectores intelectuales de nuestra juventud. Artaud
clama apasionadamente en El teatro y su doble por una vuelta al mito y a la magia, por
una expresin cruel y despiadada de los conflictos de la mente humana, por un Teatro de la
Crueldad.
"Todo lo que acta es crueldad. Sobre esta idea de accin extrema, elevada ms all de sus
lmites, debe ser reconstruido el teatro.
". . . El teatro restaura en nosotros nuestros conflictos latentes con todos sus poderes, y da a
estos poderes nombres, que nosotros recibimos como smbolos y, he aqu!, ante nuestros
ojos se libra una batalla de smbolos, ya que slo puede haber teatro desde el momento en
que lo imposible comienza realmente y la poesa de la escena sostiene y vivifica los smbolos
propuestos" 82.
La elocuencia de estas palabras da la pauta de los caminos por los que el nuevo teatro
transita.
Medtese en el estmulo que por esta va reciben los aspectos negativos que todo
hombre lleva a raz de la cada, y los extraos atajos por cuyo trnsito se pretende
redimir al hombre moderno.
Es conveniente subrayar algunas otras expresiones de Antonin Artaud: "La creacin y la vida
misma slo se definen por una especie de rigor, y por lo tanto de crueldad fundamental, que
lleva las cosas a su final ineluctable, a cualquier precio".
Se ha dicho que la subversin comienza con la subversin del lenguaje. Artaud expresa: "Para
m las ideas claras en el teatro, como en todas partes son ideas acabadas y muertas".
Este es otro minsculo, pero vlido ejemplo, de cmo los jvenes van siendo tomados en el
mbito cultural, para luego ser proyectados a un orden poltico.
Pensamos que muy pocos hombres, con vocacin de autntica libertad, han calibrado en toda
su magnitud la conexin indeleble pero efectiva, entre los niveles teolgico, cultural y poltico.
Horizonte que no se desdibuja de la mentalidad marxista, ya que en la crtica constante a todo
el bagaje heredado, debe emplear sus cualidades creativas al mximo.
Eso puede comprobarse en las inquietas pginas de "Literatura y Revolucin", escritas por
Trotzky. El terico e impulsor de la revolucin rusa de octubre del diecisiete, testimonia en ese
libro el acabado conocimiento que tena de los movimientos artsticos de su pas, as como la
mentalidad de sus cultores, sus inquietudes poltico religiosas y an sus personalidades, en
cuanto a si eran capaces de ayudar a la revolucin, idiotas tiles, o inclinados a ofrecer
resistencia. Trotzky trat a cada uno de estos grupos con la inteligencia y la frrea disciplina
que conduce al xito en lo poltico.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------82 Antonin Artaud, El teatro y su doble. Grove Press, Nueva York, 1958, citado por M. Esslin,
ob. cit., pg. 290.
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78

En el terreno teolgico simul, de manera oportuna, ignorar el problema, para no hacerlo entrar
dentro de la dialctica marxista. Como ocurre en la actualidad en distintos rdenes, que se
cubre con el manto del silencio lo que se pretende anular. Pero Trotzky, al igual que Lenin,
conoca a fondo la relacin entre los tres niveles mencionados. Consecuente con lo hasta aqu
subrayado, el profesor italiano Augusto del Noce (catedrtico de "Filosofa de la poltica", de la
Universidad de Roma), en una entrevista hecha en Madrid, diario ABC, en marzo de 1976,
expresa que la meta del Eurocomunismo es la conquista de la cultura.
Ya no puede conseguirse la conquista del poder por la va revolucionaria tradicional; debe
previamente efectuarse la conquista de la sociedad civil. El Estado caer luego. Cmo se
realiza esa conquista cultural? Alindose con la burguesa intelectual, con los movimientos
radicales, con el progresismo catlico y, muy especialmente, con todas las corrientes de la
teologa catlica modernista. . .
En Italia se dominan ya todos los resortes de ese campo: las editoriales, las escuelas,
bastantes universidades, la magistratura. El enfrentamiento no se busca entre "proletariado y
burguesa" sino entre "tradicin y modernidad", con el fin de conquistar los resortes de la
cultura.
El profesor del Noce expresa que, en su difusin cultural, el Partido Comunista Italiano
mantiene una contina actitud evasiva ante los puntos ms comprometidos: no se define
nunca en las cuestiones clave. En cambio, se abordan otras cuestiones ms amplias con unas
valoraciones histricas y prcticas que implican una concepcin general de la vida,
precisamente la marxista. Esas valoraciones deben moralmente aceptarse como verdaderas,
ya que son "antifascistas".
Para Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano, y muy amigo de Trotzky, en quien se
inspira ahora la actuacin de Belinguer, la direccin poltica supone una previa direccin
cultural.
Se crea una nueva cultura un nuevo sentido comn precisamente para re limitar la
libertad de las ideas.
Gramsci tambin comprendi que la nica va para eliminar a la Iglesia catlica es hacer que
salte por los aires, minada en su interior. La actual teologa neo modernista o desmitificada
estaba prefigurada en el pensamiento de Gramsci, a comienzos del siglo. Busca el compromiso
porque conoce que la incompatibilidad del marxismo con el catolicismo es tan fuerte, que sabe
que esos grupos de colaboradores acabarn en la apostasa. Esos grupos escribieron Gramsci,
ahora hace medio siglo "amalgaman, ordenan, vivifican y al final se suicidan". Paradjicamente
coincida, en la apreciacin de los hechos, con San Po X, quien respondi a un sacerdote que
le peda renovar el templo: cuando lo hayis hecho amigo, no haris entrar a los de afuera sino
que echaris a los que estn dentro".
La tctica "cultural" del Partido Comunista Italiano implica una fuerte dependencia de la
burguesa e incluso de la gran industria. Con ese apoyo y la penetracin cultural, han
conseguido en las ltimas elecciones varios millones de votos ms.
Preguntamos si no ocurre otro tanto por doquier, en Occidente, ya que esas fuerzas se
presentan como aliadas de la cultura moderna, como el instrumento que llevar a cabo un
nuevo "resurgimiento" cultural, inseparable de un "aggiornamento", tambin cultural, como
veremos.
Con un sentido un tanto anecdtico pero necesario, para unir el mundo del arte con el
campo de la poltica prctica, podemos mencionar a Giulio Carlo Argan.
Las elecciones del 20 de junio de 1976 llevaron a la alcalda (intendencia) de Roma, a un
profesor titular de la ctedra de Arte Contemporneo, de la Universidad de esa

79

ciudad; adems, presidente de la Asociacin Internacional de Crticos de Arte, y


miembro del Congreso de Arquitectura Moderna: Giulio Carlo Argan.
Su actitud ante la ciudad de la que es ahora su alcalde, la precis con anterioridad a las
elecciones, en mayo de 1976, en artculo aparecido en L'Unit, rgano del Partido Comunista
Italiano: "Hay que liberar a Roma, descentralizando a esta burocracia pequeo burguesa,
ignorante, presuntuosa, conformista, conservadora, que la ciudad arrastra como una bola de
hierro.
"Hay que liberarla de la nefasta pretensin de ser una ciudad diferente de las otras, sagrada,
universal y eterna, investida de una espiritualidad carismtica que la dispensa del deber
cvico de la informacin y del aggiornamento cultural".
Esta inmensa tarea prefigurada en el artculo mencionado la realizar a travs del arte como
manifestacin compleja de elementos culturales, sociales e histricos sobrepasando
manifestaciones meramente estticas, ya que sus races estn en un orden teolgico (aunque
negativo) y su proyeccin en un nivel poltico.
En su extensa obra escrita, una parte considerable est consagrada a las nuevas
relaciones entre las artes y las actividades tcnicas de la civilizacin contempornea. Al
arte nuevo, le tiene consagrado un admirable estudio.
Nosotros nos permitimos recordar a Sfocles, a quien por su obra "Antgona", los atenienses lo
honraron con la nominacin de "estratego"; es decir defensor de la ciudad. La protagonista
muere por defender las leyes inmutables y eternas es decir sagradas de la ciudad.
Antgona le dice a Creonte, rey de Tebas: "Y no he credo que tus decretos, como mortal
que eres, puedan tener primaca sobre las leyes no escritas, inmutables de los dioses. No
son de hoy ni de ayer esas leyes; existen desde siempre. . . ".
Pensamos que este alcalde Giulio Carlo Argn puede encontrar obstculos muy serios antes
de borrar el carcter sagrado del mbito romano; si as lo hiciera, es porque fuerzas
espirituales malignas estn soplando trompetas apocalpticas.
Nuestra autntica respuesta en el orbe artstico, sera tratar de vincular sus ms plenas
manifestaciones a la liturgia, a cuyo amparo surgieron siempre las obras artsticas excelsas,
no como ahora.
"Toda celebracin litrgica, en cuanto obra de Cristo Sacerdote y de su cuerpo que es la
Iglesia, viene a ser la accin sagrada por excelencia y cuya eficacia no puede ser manifestada
con la misma intensidad por ninguna otra accin de la Iglesia.
"La Liturgia es la disposicin de ese drama sagrado y requiere para su celebracin el
concurso de todas las artes.
"Arquitectos, escultores, pintores, han construido y embellecido el Templo. Pretender
reducirlo a un galpn o tinglado, sin consideracin a nuestro sentido de la belleza implcita
en la liturgia, es privar al alma de su sed ms honda.
"La msica portadora de la palabra sagrada, ha usado como noble instrumento la voz del
pueblo cristiano, ya que en la poca del arte gregoriano, no haba necesidad del rgano para
hacer retumbar las bvedas con un canto unnime que las llenase como a un vaso. "El misterio
del altar es verdadero para toda la eternidad; por eso la liturgia ha organizado una minuciosa
disposicin...
"Un escritor incrdulo como Mallarm se vea obligado a reconocer que encontraba
realizado en la liturgia, el drama puro con el cual soaba" 83.
La liturgia es la teologa hecha sensible al alma de los fieles. De all la necesidad de su
manifestacin artstica.
Puede resultar de gran inters conocer aunque sea muy suscintamente la evolucin del arte
en su relacin con la Iglesia o, mejor dicho, el itinerario cumplido por el arte sacro,

80

para comprender los motivos anmicos que han llevado a manifestaciones litrgico
artsticas como la difundida "Misa Criolla" y la aberrante "Misa Tanguera".
Nos ayuda en esta tarea el ilustre abad de Mara Laach, Ildefonso Herwegen, en libro
singularmente esclarecedor 84. Su profundidad y ceido sentido histrico nos invita a
glosarlo en sus meditaciones decisivas.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------83 H. y A. Charlier, El canto gregoriano, pg. 34. Editorial Aret. Buenos Aires, 1970. 84
Ildefonso Herwegen, Iglesia Arte Misterio. Ed. Guadarrama. Madrid, 1957.
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Con el advenimiento del cristianismo, los conversos sintieron una certeza interior no conocida
hasta entonces, "que levantaba al cristiano por encima de todas las miserias de la poca y le
llenaba de fortaleza para el sacrificio y de entusiasmo por Cristo hasta la muerte". Era
imposible que semejante riqueza de sentimiento no buscara su forma. La encontr en el arte.
"El arte se convirti en el lenguaje jubiloso del alma cristiana".
No ocurra el desmoronamiento de las formas artsticas anteriores simblicas muchas veces
y poseedoras de gran nobleza de acento sino que se llenaban de un contenido nuevo. El
contenido espiritual y sobrenatural es el principio que informa a la actividad artstica del
cristiano, y que la distingue del movimiento pagano.
El arte cristiano primitivo mantuvo su carcter simblico.
Herwegen distingue entre smbolos demostrativos y smbolos objetivos. Los primeros "hacen
alusin a una realidad espiritual ms elevada y con ello pretenden acercar las realidades
trascendentales a la inteligencia terrena y conceptual. El hombre moderno slo conoce este
sentido del smbolo.
"El smbolo objetivo coloca la realidad invisible y sobrenatural, en la existencia real, visible y
palpable de este mundo". Los Misterios cristianos son smbolos de este ltimo carcter.
Se argumenta, con bastante razn, que las pinturas de las catacumbas primitivas
conservan reminiscencias del simbolismo objetivo; conociendo que las imgenes
cristianas posteriores son smbolos demostrativos 85.
El Oriente cristiano conserva dimensiones simblicas, mayores que el Occidente. "Para el
anacoreta de la cueva de Heraclea la imagen del Pantocrator 86 no es la representacin
de un hecho histrico ni de una doctrina dogmtica, sino medio para contemplar y adorar
a Dios."

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------85 Vase Herwegen, ob. cit., pgs. 76, 77 y 78.


86 En la imagen del Pantocrator, el Misterio total: Cristo, Hombre y Dios, est
concentrado.

81

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El arte occidental cristiano se inclina a registrar cada vez con ms intensidad, el efecto del
Misterio de Cristo en los hombres, sus consecuencias psicolgicas.
Esto ha quedado patentizado como bien documenta Herwegen en los ltimos siglos, con la
evolucin de la pintura de "La Ultima Cena".
En Durero (siglo XVI) ha desaparecido ya la idea de Misterio. Eso hace afirmar a
Herwegen que "El alma del arte cristiano oriental es el Misterio; el del Occidente, a partir
de la Alta Edad Media, es la religiosidad individual, ms profunda psicolgicamente".
Resulta paradjico que aquel arte, el oriental, haya sido calificado de anquilosado y
carente de vida, sin captarse la sublime serenidad unida al fervor interior que posee.
Puede que esto ocurra porque ha sido observado desde el vrtigo barroco.
Qu ocurre con la liturgia?
"En el molde de la liturgia, hecho de palabras y acciones, y objetivamente determinado, se
realiza el encuentro lleno de emocin de Dios y el hombre, de la naturaleza y de la Gracia.
Supremo acontecimiento de la vida en plenitud contenida, dinmica enrgicamente reprimida
en esttica monumental.
"Cuanto ms ntimo sea el enlace del arte y de la liturgia, tanto ms puro y grandioso
surgir el arte de Iglesia de la presente crisis a la que le ha trado una ideologa racionalista
y un exceso de psicologismo. Debe resucitar y resucitar como arte de la comunidad, cuyo
ideal brill ya aunque en forma primitiva- en la oscuridad de las catacumbas, como reflejo
de los Misterios sagrados", dice Herwegen.
Es la liturgia, sustituida por el folklore en la "Misa Criolla" o por el tango en la "Misa
Tanguera", lo que har resucitar el arte cristiano como arte de la comunidad, como arte del
pueblo?
El concepto de popular tambin asociado con la pintura de las catacumbas es exacto, pero slo
en un sentido muy especial, nunca opuesto a un arte teolgicamente dirigido. Las pinturas de
las catacumbas no son, en manera alguna populares, en el sentido de que sean un producto de
la conciencia popular.
Dependen de la predicacin del dogma en catequesis y homilas. Ms, como esta enseanza
estaba muy ntimamente ligada a la celebracin de los Misterios, su funcin va ms all de lo
puramente intelectual, para convertirse en un valor de experiencia, que afecta a todo el
hombre, entendimiento, voluntad y sensibilidad. Al celebrar y vivir los Misterios, los cristianos se
familiarizaban tanto con su contenido ideal y espiritual, que se hizo popular an la doctrina
teolgica, reducida a frmulas simples. Por otra parte, no fueron las pinturas las que menos
contribuyeron a que se hiciera popular. Consideramos de inters explicitar un poco ms el
concepto de popular, para no caer en juicios simplistas y errneos, muy divulgados
desafortunadamente.
Gustave Thibon en un meduloso artculo titulado "Pueblo y cuadros dirigentes" invita a meditar
sobre el tema, con breves prrafos conclusivos:
"Pues el pueblo lleva en s la tendencia a salvar todo y a regenerar todo, pero tambin a
encanallar y a destruir todo. Dos corrientes se cruzan en su alma: una tiende a la disolucin y a
la anarqua, y se basta a s misma; otra es portadora de una riqueza profunda, pero incompleta
y como germinal; sta se halla obligada incesantemente, para realizarse, a apelar a una
influencia superior. Como Barbusse, nosotros confiamos en las profundidades del pueblo,
pero, a condicin de que esas profundidades sean

82

iluminadas y fecundadas desde afuera, desde arriba. Este abismo puede crearlo todo o
devorarlo todo.
"Y la democracia la misma palabra indica que no hay nada por sobre el pueblo, que el pueblo
est solo durante demasiado tiempo se ha limitado a cultivar el lado canalla del pueblo, su
tendencia al abandono y a la autodestruccin. Ya que el pueblo se basta para caer, pero no
para caminar".
Esto se ensambla con lo expresado anteriormente respecto al arte popular.
De all que mezclar con la celebracin de los sagrados misterios la msica sensual del tango
o la folklrica insertada en la "Misa Criolla", es una degradacin espiritual que debera
asombrarnos.
El folklorista Ariel Ramrez 87, activo participante en la composicin de la "Misa Criolla", posee
antecedentes que permiten encuadrarlo muy lejos de lo que es el espritu cristiano, y s, en
medio de coordenadas que encajan dentro del cultivo de la msica telrico indigenista,
frecuentemente digitada en el campo poltico.
Su sensibilidad no cristiana nos ha dado en la "Misa Criolla" una mezcolanza de ritmos que
atentan no slo contra el decoro de la Iglesia, sino tambin contra el buen gusto. Hay frescas
melodas folklricas hoy muy menguadas- que, en un plano natural y temporal, han sido
manifestaciones elementales del alma popular. Pero sacadas de su contexto e insertadas en
un orden sacro, ya no cumplen su misin primera. Quedan insensiblemente oscurecidos y a
veces anulados, ambos niveles.
Nada justifica la sustitucin de la liturgia por este tipo de folklore!
Respecto a la "Misa Tanguera", creemos que es elocuente para advertir la distorsin a que
se ha llegado, reproducir la populachera invitacin que sugera participar de ella. Parecera
ya, que no hay sacerdotes que puedan elevar al pueblo a otro nivel, confirmndose el
mecanismo degradante del que nos hablaba Gustave Thibon.
Que llegue a esos estratos la incomprensin de lo sacral y la falta de vivencia de lo
sobrenatural en muchos sacerdotes, nos autoriza a pensar que mal podran guiar, educar e
instruir cristianamente al pueblo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------87 Entabl contactos muy importantes en varios viajes realizados a la Unin Sovitica y pases
satlites; fue designado en 1959 en una comisin para recepcionar estudiantes de detrs de la
Cortina de Hierro. No podemos calificar a los sacerdotes que coadyuvaron en la creacin de
esta extraa expresin musical.
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"Se debe entender que no se trata de ir a la Iglesia advierte Francisco Javier Vocos a recibir
satisfacciones sentimentales o emociones personales ni a practicar cantos, letras o
participaciones que gusten o halaguen, porque no se trata de diversin ni de rendirse
homenaje a s mismo. Los smbolos y las acciones religiosas no son para traducir efusiones
sentimentales, sino la conveniente relacin al misterio, que ilustra el entendimiento y mueve al
corazn. Y nadie mejor que la Iglesia, asistida por el Espritu Santo, puede establecer la
propiedad y adecuacin de los smbolos, que debidamente considerados y recibidos tienen el
poder de encender la devocin" 88.
Oportuno nos parece transcribir un artculo titulado "Los cruzados de la Nueva Iglesia", que
permite comprender, de qu manera estos cambios litrgicos crearn una nueva

83

Iglesia, fiel al antiguo adagio "Lex orandi, lex credendi". "La ley de la oracin conlleva la ley de
la creencia".
"En msterdam, en la capilla del Saint Ignatius Kollege, el rgano ataca alegremente el xito
de Sandie Shaw, Puppet on a string, mientras el jesuita holands Van Kilsdonk, 53 aos, se
dispone a celebrar un casamiento. Cubierto por un largo manto gris que deja entrever su traje
oscuro y una camisa sport celeste, el sacerdote recibe a los novios. El joven viste pantaln a
rayas, jacquet, sombrero de copa y guantes grises; su futura esposa luce rubia y delgada bajo
un velo blanco. Ella es catlica; l, ateo. Durante la ceremonia todos los asistentes cantan, en
tanto los contrayentes canjean sonrisas y besos. Enseguida, la novia asciende lentamente los
escalones del altar y comienza a leer una epstola de San Pablo. Luego, el instante solemne,
con el obligado intercambio de consentimientos. El padre Van Kilsdonk abraza a los novios y
les ordena: Deben prometer criar a sus hijos en el espritu del Evangelio (en lugar de decir en
la religin catlica); ustedes vern a Dios en sus propios ojos, nunca en otra parte. E insiste:
Escuchen bien, nunca en otra parte!. Despus invita a los amigos de la pareja a comulgar.
Vierte el vino consagrado en una copa de cristal, a manera de cliz, y parte el pan, que reparte
en mitades a los esposos. El atesmo confeso del novio no le impide comulgar.
"En Holanda, el aggiornamento abarca todos los aspectos de la liturgia, y cuenta con el
beneplcito de la jerarqua catlica. El episcopado de los Pases Bajos, por intermedio del
cardenal Alfrink, primado de Holanda, y de monseor Hendrikse, obispo de Utrecht, ha resuelto
apoyar firmemente los mpetus del clero y la juventud religiosa, que en su mayora pugnan por
instaurar una nueva presentacin del culto, ms acorde con los tiempos modernos.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------88 Francisco J. Vocos, Liturgia y folklore.


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"Recientemente, en un teatro de Utrecht, al son de un desenfrenado ritmo coreado por los


feligreses y apoyado por el rasgueo de guitarras elctricas y redoble de batera, el obispo
Hendrikse celebr una misa mayor dominical ante un millar de teenagers. Al concluir la
ceremonia, diluidos los ltimos compases de un modernizado Agnus Dei, el prelado holands
explic: La Iglesia tiene que adaptarse a su tiempo. Naturalmente, no podremos reemplazar
de la noche a la maana la Toccata en Re Mayor, de Bach, por el ltimo hit de los Rolling
Stones. Debemos ir despacio. El futuro dir si mi mtodo es vlido. Personalmente, estoy
satisfecho; hemos reconquistado a una multitud de jvenes catlicos que haban olvidado la
misa.
"Por supuesto, la retaguardia preconciliar holandesa, aunque minoritaria, alza su voz contra las
misas pop: El estrpito de las guitarras y la batera en el momento de la santa comunin
protesta impiden la meditacin y la plegaria.
"Convencidos de que, en lugar de estimular la fe, la msica moderna constituye un
instrumento de placer, los detractores concluyen: Ahora, los jvenes van a misa para asistir
a un espectculo" 89.

84

En una iglesia de la ciudad de Crdoba, Argentina, el 1 de octubre de 1976, se transmiti


por los altoparlantes durante la Misa, "Los sonidos del silencio" de Simn y Garfunkel, msica
de la pelcula "El Graduado", cambiando la letra.
Consideramos innecesario hacer comentarios sobre estos fenmenos que, con
distintas facetas, vienen proliferando desde hace una dcada y que, con la prohibicin no
explcita, pero rigurossima, en la prctica de celebrar la Misa tradicional de la Iglesia, se
ver aumentar ilimitadamente hasta la concrecin de una o muchas nuevas iglesias, aunque
se nos habla constantemente de unidad.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------89 Revista "Siete Das" Buenos Aires, 2 8 de diciembre de 1968.


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Una tremenda demagogia desprecia el alma popular al darle como alimento superior la "Misa
Criolla", la "Misa Tanguera", la Misa pop, o la Misa flamenca...
"Esto es cuanto necesita el pueblo" hemos odo decir alguna vez a dirigentes
espirituales.
Qu desviacin sensual y consecuente alejamiento de las verdaderas alegras
espirituales!
Si defendemos el gregoriano dice Charlier no es por aficin al arcasmo ni por una especie de
esteticismo ridculo; es porque el gregoriano es la ms acabada expresin de la espiritualidad
catlica en el arte musical. Estn tratando de confeccionar una espiritualidad moderna o,
mejor dicho, una pseudo espiritualidad, que se considera ms accesible a la masa, y lo es por
el hecho de que se preocupa muy poco de elevar al pueblo fiel por encima del plano de las
realidades naturales al de las sobrenaturales.
El gregoriano, evidentemente, no se parece nada a la voz de la naturaleza; habla de aquello
que ninguna voz humana se atreve a decir, la nostalgia de la patria perdida, el ansia de una
perfeccin jams lograda, el deseo de ver a Dios 90.
El gregoriano es perfectamente susceptible de ser comprendido y amado por el pueblo,
porque es un medio maravilloso de educacin, que abre el alma a las realidades eternas. Es al
pueblo fiel, a quien corresponde salvarlo.
Y Charlier contina, a propsito del gregoriano: "No se trata de escribir un comentario musical
del texto, sino obtener toda su transparencia, su luz interior y su carcter sagrado".
No nos ocurrir actualmente que estamos perdiendo el sentido de lo sagrado en la
palabra?
Si as fuere, no puede asombrarnos el desmoronamiento de un orden sacro y la
proliferacin de un tipo de literatura, pintura y msica, que parte de las nuevas
generaciones llega a idolatrar.
Literatura, pintura y msica que, sin sentido crtico ajustado, es leda, contemplada y
escuchada y a veces cultivada an en los seminarios, donde se prepara a los sacerdotes de
maana,

85

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------90 H. y A. Charlier, ob. cit., pg. 143.


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En pocas como la nuestra de evidente decadencia espiritual se impone la restauracin del


ms excelso arte en el mbito de la liturgia, ya que su fulguracin en la arquitectura, escultura,
pintura, letras y msica, irradiar al pueblo y nos alentar para encontrar y estimular esos
valores que, en apariencia, estn fuera de su tiempo, porque estn en un tiempo ms hondo y
valedero.
Encontrar y alentar, significa no solamente descubrir obras en las que subyace una concepcin
verdadera de Dios, el hombre y el cosmos, sino tambin apreciar que tengan valor artstico
innegable; y que si no llegan hasta el alma del hombre es porque una red de intereses
poderosos, pero deleznables, lo impide. Esto en lo exterior, puesto que tambin en la
interioridad de cada uno de nosotros est el enemigo: falta de sentido crtico riguroso y, en
cambio, dejarse llevar por un snobismo fascinador. Snobismo que conduce a grandes y chicos
por los fangosos caminos de la desesperanza y el resentimiento hacia las regiones del
absurdo, donde se enseorea la violencia que hoy padecemos.
Muchos padres se sorprenden al escuchar a sus hijos sosteniendo tesis netamente
marxistas y disolventes, pero muy pocos se preguntan cmo se ha formado la
mentalidad de mi hijo para que defienda estas ideas?
Ms de una vez lo han visto leyendo una novela, que como todo el mundo alaba, no sospechan
la sutil carga explosiva que ella tiene. Este contacto, repetido frecuentemente, no slo en la
literatura sino en el amplio mundo del arte, acaba por "convertir" al hijo. Y si no llega, a veces, a
convertir al progenitor, es por mera inercia.
Tenemos esperanza; por eso vislumbramos en el mundo de los jvenes la gracia y la fuerza
que pueden iluminarlos para afirmar la tradicin, redimir los errores de los mayores y
prepararse para construir un mundo de constantes autnticas que sirvan al Bien, la Verdad, la
Belleza, conscientes que su logro no estar libre de una ensoadora lucha, que solamente
termina con el ltimo latido del corazn.

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INDICE
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Nota a la segunda edicin


Prlogo
Introduccin
Pintura
Msica
Literatura

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87

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