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Sacheti Arte y Antropologia

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ELENASACCHET
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I

El Centro de Estudios Andaluces es


una entidad de carcter cientfico y
cultural, sin nimo de lucro, adscrita
a la Consejera de la Presidencia
de la Junta de Andaluca.
El objetivo esencial de esta institucin
es fomentar cuantitativa y cualitativamente
una lnea de estudios e investigaciones
cientficas que contribuyan a un ms
preciso y detallado conocimiento de
Andaluca, y difundir sus resultados
a travs de varias lneas estratgicas.
El Centro de Estudios Andaluces desea
generar un marco estable de relaciones
con la comunidad cientfica e intelectual
y con movimientos culturales en
Andaluca desde el que crear verdaderos
canales de comunicacin para dar
cobertura a las inquietudes intelectuales y culturales.

Las opiniones publicadas por los autores en


esta coleccin son de su exclusiva responsabilidad

Elena Sacchetti
2009. Fundacin Centro de Estudios Andaluces. Consejera de Presidencia. Junta de Andaluca
Depsito Legal: SE-900-09
Ejemplar gratuito. Prohibida su venta.

C2009/01

ARTE Y ANTROPOLOGA: REFLEXIONES EN


TORNO A UNA APROXIMACIN. LA
REPRESENTACIN DEL CUERPO COMO UN
LUGAR DE ENCUENTRO
Elena Sacchetti
Centro de Estudios Andaluces
RESUMEN
Desde la antropologa se considera el arte como parte del complejo sistema
cultural, dotado de importantes significados sociales y en estrecha vinculacin
con el modelo de organizacin social, econmico y poltico. Ello lo hace
altamente sensible a los fenmenos de cambio social y, a su vez, lo define
como expresin de los mismos. En el presente trabajo se propone una breve
revisin de la aproximacin de la antropologa al arte y se evidencia su
oportunidad en cuanto instrumento de anlisis de los contenidos culturales y de
las tendencias vivas en una sociedad.
La irrupcin del pensamiento postmoderno en el ltimo tercio del siglo XX y la
difusin de formas y contenidos artsticos nuevos que entrelazan de modo ms
explcito arte y vida, elevan a un lugar de particular relevancia el cuerpo
humano. Las representaciones/actuaciones del sujeto mediante la figuracin
artstica o el uso del cuerpo, proporcionan un terreno especialmente rico para el
anlisis antropolgico de la realidad social.
Palabras clave: antropologa del arte, postmodernidad, cuerpo, arte
contemporneo
Abstract
From the anthropology point of view, art is considered part of any given cultural
system because of its important social meaning and its connection to society,
economics and politics. Therefore, art is greatly sensitive to social changes and
anthropology defines it as an expression of them. This article proposes a brief
revision of anthropologys approach to art. Additionally, it reveals an opportunity
of using art as an instrument to analyse societys cultural contents and
tendencies.
Explosion of postmodernism at the end of the 20th century and diffusion of new
artistic forms and contents, which more explicitly interconnect art and life
elevated human body to a place of particular relevance. Therefore, subject
actions/representations through artistic figurations o human body usage,
provide an ideal scenario for the anthropologic study of social reality.
Keywords: anthropology of art, postmodernism, human body, contemporary art.

1.

Introduccin
Lo que me sorprende es el hecho de que en nuestra sociedad el arte ha llegado
a ser algo que slo se refiere a los objetos, y no a los individuos o a la vida; y
tambin que el arte es una especialidad hecha por expertos que son los artistas.
Pero la vida de todo individuo no podra ser una obra de arte? Por qu una
lmpara o una casa son objetos de arte y no nuestra propia vida? (Foucault,
1983)

Hace ms de dos dcadas, Michel Foucault planteaba una cuestin que iba a
desestabilizar la nocin de arte dominante, alentando una reflexin sobre el mbito de
la produccin artstica, sus sujetos, objetos, finalidad y contenidos. Es imprescindible
repensar, hoy, en qu se define como arte: si se constituye en un objeto material, en
un artefacto humano o natural, o si es algo que supera la dimensin tangible de las
cosas e involucra a procesos, experiencias, vivencias del individuo o, yendo an ms
all, a la vida en su multiplicidad de aspectos, formas y manifestaciones.
Estas cuestiones sugieren la ruptura de las barreras que limitan el arte a un producto
concreto, que lo separan de las dems expresiones culturales en el seno de la
sociedad y que lo vinculan a los depositarios de un don o genio artstico: los
expertos.
As, se plantean los interrogantes de cules deberan ser las coordenadas de una
mayor apertura del campo1 del arte; de cmo entender las fronteras entre arte y vida,
produccin artstica y dems fenmenos culturales; de cmo abordar la triple
interaccin entre una obra, su artfice y los observadores/receptores de la misma; o,
finalmente, que relacin existe entre la emergencia de formas y contenidos artsticos
especficos y los fenmenos de cambio social Todas ellas son cuestiones que invitan
al debate en el seno de las ciencias sociales, que surgen de las modificaciones que ha
experimentado la produccin artstica, especialmente en el ltimo siglo, y que
acompaan a los ms complejos procesos de transformacin social.
Desde el punto de vista de la antropologa se trata el arte como una expresin del
complejo cultural, portadora de importantes significados sociales y en estrecha
relacin con el modelo de organizacin social, econmico y poltico. Ello lo hace
altamente susceptible de ser alterado por los fenmenos de cambio social y, a su vez,
de constituirse en expresin de los mismos. En este sentido, el arte constituye un
1

En el sentido atribuido a la nocin de campo por P. Bourdieu, donde campo no es solamente lugar de
interaccin, sino que refiere a la organizacin del sistema de relaciones sociales (Bourdieu, 1980).

campo todava poco explorado a travs del cual es posible acceder a las ideas,
tensiones, normas y valores de un colectivo en una determinada poca histrica. En
ello residen contenidos relativos a aspectos estructurantes de las culturas y de las
identidades sociales (tal como el gnero, la etnicidad y la clase social).
De este modo, en el contexto de unas culturas caracterizadas por un grado elevado de
complejidad, como las del Occidente contemporneo, donde, de acuerdo a la
propuesta de Edgar Morin, domina un tipo de pensamiento (el pensamiento
complejo) que cuestiona cualquier certidumbre alrededor del conocimiento y por el
cual la sola realidad que sea para nosotros conocible es el resultado de la
productividad del nimo humano con la ayuda de lo imaginario (Morin, 1999: 245), el
arte puede disfrutar de ciertas ventajas interpretativas. Como proceso conoscitivo
resultante de una actividad de interpretacin que disfruta de la contundencia de lo
sensorial2, puede llegar a transmitir de modo ms directo determinados contenidos
sociales.
Ello hace de la produccin artstica un mbito potencialmente rico para el anlisis
antropolgico de las culturas de un grupo, para el estudio de sus tendencias y
procesos de cambio3. El intento postmoderno de acercamiento del arte al espacio de la
vida y su alto contenido crtico, acenta este valor.
En el texto que sigue se desarrollan algunas de las ideas aqu planteadas y se
propone una breve revisin de la aproximacin de la antropologa al arte. Los cambios
en las tcnicas de representacin de los artistas contemporneos, as como en las
formas expresivas y en los sujetos centrales de sus creaciones, que ven en un lugar
destacado el cuerpo humano, constituyen un terreno propicio para un mayor
acercamiento entre ambas disciplinas, como dos formas de observar e interpretar la
realidad.

2. EL ARTE: UNA PIEZA DEL PUZZLE

2
Es interesante una reflexin de C. Geertz en este sentido, segn la cual las artes de distinto tipo y en
diferentes lugares, posiblemente tienen como punto en comn que estn especficamente diseadas en
todas partes para demostrar que las ideas son visibles, audibles y [] tangibles, que pueden ser
proyectadas en formas donde los sentidos, y a travs de los sentidos y las emociones, puedan aplicarse
reflexivamente (Geertz, 1994: 146).
3
El elevado potencial que ofrece, en este sentido, el anlisis antropolgico de la produccin artstica,
explica la reciente y novedosa puesta en marcha de proyectos de investigacin en antropologa del arte
orientados al estudio de aspectos estructurantes de una cultura. Entre ellos se seala aqu la
investigacin Hombres y mujeres de Andaluca. Las imgenes de gnero a travs de las artes plsticas,
1918-2008 actualmente en desarrollo en el marco de la lnea de estudios de La imagen de Andaluca,
por el Centro de Estudios Andaluces (Consejera de la Presidencia, Sevilla).

La nocin de la autonoma del arte dentro del sistema cultural de las sociedades
occidentales (que aqu se discute) es resultado de un proceso iniciado en el siglo XV,
despus de que un conjunto de prcticas culturales y de expresiones creativas se
hubieran despojado del halo de sacralidad y misterio con que estaban envueltas por
influencia de la Iglesia Catlica (Danto, 1997).
En particular, la renovacin cultural renacentista introdujo la distincin entre cosas
tiles, resultado del saber hacer de un oficio, y cosas bellas, producto de una actividad
creativa superior e inspirada (Kempers, 1992). Hacia la mitad del siglo XVIII ello
condujo a la creacin de la categora de Bellas Artes. Lo anterior contribuy a crear
un aura alrededor de determinada produccin artstica (vinculada al poder poltico o
econmico) y la elev a posiciones de alta consideracin con respecto a otras
manifestaciones de la creatividad humana asociadas a expresiones de la cultura
popular. De este modo el arte, definido en gran parte en base a criterios estticos, se
fue consolidando como un campo excepcional dentro del espacio de la vida social.
Con sus propios cdigos, reglas, usuarios, protagonistas, gestores y canales de
desplazamiento, destacaba frente a lo cotidiano, til y abierto al consumo de las
masas, de modo que su entendimiento y disfrute consciente qued asociado, en la
mayora de los casos, a ciertos segmentos de la sociedad coincidentes con los grupos
de la intelectualidad o con los actores de una rama especfica del mercado.
La organizacin de los artistas alrededor de las academias permita defender los
cnones estticos oficiales y mantener un control monopolstico sobre su produccin
(Ronzon, 2006), por lo menos hasta la disidencia de los impresionistas, de grupos
como la escuela de Barbizon o de figuras destacadas del post-impresionismo tal como
Van Gogh, Czanne o Gauguin. Las vanguardias del principio del siglo XX y las
corrientes contemporneas que se desarrollaron en Estados Unidos tras la segunda
guerra mundial, contribuyeron a poner en discusin los cnones ortodoxos y a
revolucionar la nocin de Bellas Artes.
El status de excepcional autonoma del arte con respecto a las dems manifestaciones
de la vida social tiembla definitivamente en el contexto actual, en que las propuestas
artsticas pretenden salir de los museos o de los crculos de expertos, para
desplazarse hacia nuevos lugares e interesar a un pblico mayor, y donde la crtica
vuelve a poner el nfasis en la relacin entre sus contenidos y lo social. En las ltimas
dcadas, el debate postmoderno ha ido favoreciendo la generacin de espacios y
formas de contacto inditas entre artistas de distintas especialidades y corrientes,
entre estos y los intelectuales, los medios de comunicacin y los promotores (Marcus,
1995).

La proposicin de transformar la presencia y el papel del arte en el medio social se ha


convertido en uno de los supuestos de las manifestaciones artsticas de los gneros
emergentes en las ltimas dcadas, tal como la performance, la instalacin, el video
arte o el web-art. Estos, al igual que el ms antiguo body-painting, se convierten en
elementos de discusin y en un modo de protesta social.
No es casual que esta modificacin en los significados del arte se est empezando a
manifestar slo en los ltimos aos y tras el impacto de la crtica a los postulados y a
las certidumbres que dominaron la modernidad, en un contexto en el cual los
razonamientos de todo tipo de disciplinas han sido puestos en duda, donde se atribuye
un lugar central a los procesos de interpretacin y donde una mayora de cuestiones y
de propuestas estn sometidas a deconstruccin (sin que a menudo esta sea seguida
por propuestas constructivas desde los paradigmas postmodernos).
Dentro de esta lnea fue, en primer lugar, C. Geertz (1994) quien se ocup de rescatar
la vinculacin entre expresiones artsticas y vida social, para invalidar la concepcin
del arte como actividad diferenciada que se autolegitima en respuesta a sus
necesidades internas. Geertz destac cmo la interpretacin y la evaluacin del arte
proceden de la experiencia social, mbito donde a su vez se plasma el gusto y en el
cual se perfilan los criterios de asignacin de los valores estticos. Reconduciendo el
arte dentro del macro sistema cultural, Geertz defiende que la capacidad [] para
percibir el significado de las pinturas (o de poemas, melodas, edificios, cermicas,
dramas y estatuas) es, como todas las restantes capacidades humanas, un producto
de la experiencia colectiva que la trasciende ampliamente, y donde lo verdaderamente
extrao sera concebirla como si fuese previa a esa experiencia. A partir de la
participacin en el sistema general de las formas simblicas que llamamos cultura es
posible la participacin en el sistema particular que llamamos arte, el cual no es de
hecho sino un sector de sta (Geertz, 1994: 133).
El arte se alimenta, pues, del sistema de significados que estructura el conjunto de la
vida colectiva; desarrolla en cada cultura funciones especficas, en relacin con el
modelo de organizacin social y el sistema de relaciones activo en el mismo. El
entramado de relaciones sociales que une al artista con su entorno y con las obras
producidas determina que los procesos activos en la sociedad y, por extensin, las
dinmicas de cambio social, tengan un impacto en la produccin artstica y se
traduzcan en nuevas propuestas de contenidos y nuevas interpretaciones.
Reflexionar sobre las races sociales del arte, sus significados y funciones en distintos
mbitos de la vida, como el religioso, el poltico o el econmico, en virtud de su valor

simblico (Herskovitz, 1964; Sieber, 1971), conduce a desligar la misma nocin de los
criterios estticos y de la idea de belleza como justificante y fin ltimo de su
realizacin -algo ya cuestionado por la crtica contempornea4- para anclarla en el
terreno de las dinmicas de clase, de los conflictos sociales y de las relaciones de
poder.
En esta direccin se dirige la observacin de Michel Baxandall (2000) de que un
cuadro es depositario de una relacin social, en el sentido de que es el resultado no
slo de cmo se forma el pintor y de lo que significa ser pintor en diferentes momentos
histricos, sino tambin de toda una serie de transacciones entre el pintor, los
mecenas, los asesores teolgicos, los que contemplan el cuadro, etc. En esta
perspectiva, la obra de arte, ya mucho ms que simple objeto de deleite esttico, se
hace vehculo de la particular cosmovisin que se define en el marco de un colectivo
apoyndola o impugnndola- y conduce notables contenidos sociales en relacin con
las dinmicas de articulacin de los conflictos y el sistema de dominacin.
Uno de los ejemplos ms clebres dentro de la historia de la produccin artstica lo
presenta Julia Varela a travs del anlisis del cuadro El Expolio de El Greco (1577-79).
La sociloga destaca como la imagen de Cristo5 en el cuadro deviene alegora de un
grito de dolor contra la injusticia, y a la vez un alegato contra las violaciones del
derecho natural (Varela y lvarez-Ura, 2008: 42). Se trata de un mensaje en defensa
de la justicia y la libertad que adquiere sentido en el contexto histrico y social de la
Edad Moderna (en el cual la representacin vio la luz), y que transmite los ideales y las
visiones en auge en dicho marco. Numerosos otros ejemplos podran presentarse
facilmente en referencia a otras obras del Greco o a ciertas escenas en las pinturas de
las Capilla Sixtina de Michelangelo.
Dentro de esta lnea se pueden considerar las contribuciones de orientacin marxista
al mbito de las artes. La relacin entre el arte su produccin, definicin, circulacin y
difusin-, la vida econmica de un grupo, el ejercicio del poder y las dinmicas de
clase, as como la posible relacin entre un estilo artstico y la defensa simblica de los

Consideraciones interesantes sobre el lugar de la belleza en el arte son las del filsofo y crtico Arthur C.
Danto (2003): a partir de la conviccin de que ser juzgado bello nunca ha sido el destino ltimo del arte,
sostiene la desaparicin de la belleza del campo de la produccin artstica, de modo particular desde los
aos sesenta del siglo XX. Precursor de esta idea, al cual Danto hace referencia, fue el debatido
Duchamp y sus Readymades (1917). La adopcin de una postura que considera el arte como algo que
supera criterios estticos, permite abatir las fronteras entre artes bellas y artes tiles (Kubler, 1975),
allanar las barreras entre produccin culta y popular (en el sentido gramsciano) y, finalmente, vaca de
sentido la oposicin entre el arte de las sociedades avanzadas y la de los pueblos etnogrficos.
5
Cristo se encuentra en el centro del cuadro, vestido con una tnica roja que resalta en el medio de una
multitud de personas representadas con tonos apagados y oscuros. Simboliza el arzobispo de Toledo,
Carranza, condenado por la Inquisicin injustamente, en opinin de El Greco.

intereses de clase (Munro, 1963), estuvieron en el centro del inters de tales


aproximaciones.
En particular, fue Pierre Bourdieu quien se interes por profundizar en los procesos de
significacin y legitimacin que dan consistencia a los principales elementos
relacionados con el arte (obras, artistas, crticos, galeristas, mercantes, clientes, etc.),
investigando lo que se encuentra en el trasfondo de las representaciones artsticas.
Bourdieu se centr en el anlisis de las condiciones y del sistema de relaciones
sociales que determinan que un sujeto alcance la consideracin de artista y que un
objeto adquiera el status de arte, es decir, se haga objeto sagrado, digno de amor y
deleite esttico (Bourdieu, 1977). Sugiere un proceso de construccin social de la
obra, de su autor y del valor de ambos, en funcin de fuerzas ajenas a criterios
meramente estticos que actan en el entramado de relaciones del campo artstico, y
que son de naturaleza econmica, poltica, social y cultural (Bourdieu, 1992).
El capital simblico de que se carga el campo de la produccin y circulacin de los
bienes culturales se sustentara en la ideologa del carisma, lo cual, en ltima
instancia, permitira legitimar la atribucin del valor a una obra y a su autor, invalidando
el cuestionamiento de sus atributos de excepcionalidad como creador (el genio
artstico). Con palabras del mismo P. Bourdieu es en el campo de la produccin como
sistema de relaciones objetivas entre esos agentes o esas instituciones, y lugar de
luchas por el monopolio del poder de consagracin, dnde se engendran
constantemente el valor de las obras y la creencia en ese valor (Bourdieu, 1977: 7). A
su vez, la coronacin de los atributos artsticos del creador y de las creaciones son el
resultado de otro proceso carismtico que interesa a los especialistas del campo del
arte6: crticos, galeristas, marchantes, etc. adquieren un poder de consagracin por un
trabajo de autodefinicin como seres dotados de cualidades particulares que, por
encima de los dems, le permiten discernir el talento y el valor de una obra y de un
artista.
La reconduccin de la produccin artstica a un fenmeno social, consustancial al
devenir de la cultura de un grupo y partcipe de su sistema de significaciones, as
como la construccin de la figura del artista en funcin de dinmicas de consenso y de
poder, canalizan el arte hacia la arena de la antropologa. Un terreno todava
escasamente recorrido.

El papel de los especialistas en la creacin del valor artstico ya haba sido sealado por George Dickie
(1974), que en su conocida teora institucional del arte hizo hincapi en el aspecto del consenso entre
los expertos en la valoracin de una pieza, para la determinacin de su carcter de arte.

3. APROXIMACIN DE LA ANTROPOLOGA AL ARTE


La aplicacin de la mirada de la antropologa y de sus instrumentos tericosmetodolgicos al anlisis del arte se centra en el contexto social, poltico y econmico
de produccin de las obras, en el sistema de significados socialmente construidos y
presentes en ella, y en las dinmicas de transmisin/recepcin de los mismos por
parte del colectivo. Acogiendo la propuesta de Alfred Gell, si el propsito de la teora
antropolgica es dar sentido a la conducta en el contexto de las relaciones sociales.
De la misma manera, el objetivo de la teora antropolgica del arte es dar cuenta de la
produccin y la circulacin de los objetos de arte como funcin de este contexto
relacional (Gell, 1998: 11). El punto de partida para estas consideraciones es la
nocin del objeto de arte como funcin de la matriz de relaciones sociales en la cual
se encuentra inserto (Gell, 1998: 7).
Las primeras aproximaciones desde la antropologa a la produccin artstica se
focalizaron en el arte primitivo 7, es decir en la produccin artstica de los grupos
tnicos que fueron objeto de estudio, especialmente, de los primeros antroplogos
britnicos y estadounidenses desde finales del siglo XIX. De acuerdo con los
planteamientos evolucionistas que caracterizaban la disciplina en sus orgenes8, estas
formas de arte despertaban inters como testimonio de una etapa primigenia de la
cultura humana y una fuente de informacin acerca del hombre en su infancia
cultural. De tal modo, el arte etnogrfico permita afirmar la existencia de
caractersticas y tensiones comunes a la especie humana y, a la vez, marcar la
separacin entre grados de civilizacin dentro de una jerarqua de culturas.
Las aportaciones cientficas posteriores permitieron atribuir a la produccin artstica
significaciones ms ricas. En particular, es a partir del trabajo de F. Boas en EE. UU. a
principio del siglo XX, cuando se inaugura en antropologa una nueva visin de la
cultura y del arte primitivo. La fuente primaria para el conocimiento de la cultura de
un grupo empieza a ser la investigacin de campo, realizada por el mismo
antroplogo; en este marco, los objetos artsticos exticos, hasta entonces
principalmente piezas museales, reciben inters por el papel que pueden desempear
en explicar los procesos histrico-culturales. En una posicin crtica hacia la
perspectiva evolucionista y su idea unidireccional del cambio cultural, F. Boas (1927)
7

Concepto de uso muy difundido pero criticable por la connotacin infravalorativa que se asocia a lo
primitivo; sustituido por algunos autores por arte etnogrfico (Gell, 1998) o primeras artes (Muller,
2000, cit. en Mndez, 2000).
8
E. B. Tylor y C. H. Morgan, padres de la antropologa desde el Reino Unido y Estados Unidos
respectivamente, consideraban el arte como una capacidad del ser humano perfeccionada en el marco de
una jerarqua de culturas. E. B. Tylor incluye el arte en su notoria definicin de cultura (esa totalidad
compleja que incluye conocimiento, creencias, arte, derecho, costumbres y cualesquiera otras actitudes o
hbitos adquiridos por el ser humano como miembro de la sociedad, en Primitive Culture, 1871).

demuestra cmo los nativos pueden ser creativos y compartir categoras presentes en
las concepciones modernistas de arte y de cultura, tales como la creatividad y el
individualismo.
Contribuciones posteriores, en el segundo tercio del siglo XX, entre las cuales
sobresalen las de A. Kroeber, R. Benedict o E. Sapir, discipulos de Boas, permitieron
avanzar en esta direccin. Rompen con las visiones evolucionistas y etnocntricas del
fenmeno artstico y se centran en las conexiones entre estilos de representacin y
modelos (patterns) culturales.
En este mismo perodo, en el Reino Unido se desarrolla un anlisis de tipo funcional
de la sociedad y de los distintos aspectos de la cultura. Especialmente, destaca la
visin de Bronislaw Malinowski que consideraba las culturas como un compuesto
cerrado en el cual cada rasgo (el arte como uno de ellos) dota de significado al
conjunto (de modo anlogo a como lo hacen las pinceladas de un cuadro)9.
Al mismo tiempo que la antropologa observa el arte de los pueblos exticos como
fuente de informacin, los artistas de principio del signo XX vuelven su mirada hacia
las expresiones culturales de los nativos africanos o asiticos. El mbito de estudio de
la antropologa proporcion as una fuente rica para el trabajo de las vanguardias
histricas. Desde Gauguin, a Matisse, a los exponentes del modernismo pictrico, la
referencia a la figura del primitivo y al mundo extico se hizo central: indicaba la
bsqueda de la identidad mediante el contacto con elementos considerados dotados
de autenticidad.
E. Marcus y F. R. Myers (1995) especifican cmo las referencias a las culturas lejanas
no queran indicar solamente el contraste con el mundo contemporneo en pleno
boom industrial, sino reflejar el carcter fragmentario del ltimo, espurio y carente de
autenticidad (especialmente en referencia a los problemas sociales introducidos por el
capitalismo industrial).
Tras una primera aproximacin de la antropologa al arte de los pueblos asiticos,
africanos o afroamericanos (Cf. R. Firth o M. Herskovitz) en la primera mitad del siglo
XX, y el crecimiento de la disciplina despus de la segunda guerra mundial, se
produce un nuevo acercamiento al mbito artstico. En particular, contribuye el
desarrollo de las investigaciones sobre los procesos sociales de intercambio, los
estudios en antropologa simblica (el aspecto semntico de los smbolos y su funcin

Este aspecto es lo que ha conducido a algunos autores a establecer afinidades entre el trabajo de
Malinowski y la mirada de pintores como Manet, Gauguin, Picasso o varios exponentes del expresionismo
alemn (Varela y lvarez-Ura, 2008).

social en relacin a los contextos ceremoniales o a los actos rituales) y la aplicacin


del punto de vista estructuralista.
Las directrices de base del nuevo planteamiento se encuentran en la percepcin de las
diferentes expresiones artsticas como textos mediante los cuales descifrar la
sociedad contempornea. C. Levi-Strauss fue quien, en esta perspectiva y con mayor
autoridad, dedic atencin al arte, considerndola como una forma de expresin
cultural dentro del sistema de smbolos constituyente de la cultura. Segn tal
orientacin, el arte desempeara una funcin simblica en el marco de un conjunto
cultural (Lvi-Strauss, 1962).
Tal definicin de arte como un lenguaje simblico, dotado de un significante (una
imagen, pero tambin una pieza de msica) y un significado (su sentido), radica en los
estudios semiolgicos de los signos y en su sistema de articulacin en el contexto de
la vida social, de acuerdo a los cuales la funcin simblica permite al ser humano
comunicar y proporcionar sentido al mundo. Todo sistema de smbolos, y el arte como
parte de ello10, constituira un lenguaje cuya inteligibilidad yace en las estructuras
psquicas, en el subconsciente individual y colectivo, siendo vehculo de profundos
contenidos culturales afianzados en el espacio y en el tiempo11.
Estas lecturas, aunque todava en gran parte enfocadas al estudio del arte de las
sociedades lejanas ya considerada como obras maestras y no como un simple
testimonio cultural (Clifford, 1995)-, dejaron progresivamente paso a estudios
centrados en la relacin entre las cosas (los objetos de arte), los sujetos y la
experiencia, en las ltimas dcadas del siglo XX. Las nuevas problemticas sociales,
(la crisis del Estado del Bienestar, el impacto de los acontecimientos globales y la
emergencia

de

localismos,

la

repercusin

de

las

crticas

feministas,

las

reivindicaciones identitarias de base tnica y de gnero, etc.) y los nuevos paradigmas


cientficos

(en

particular

el

pensamiento

post-estructuralista

francs

el

postmodernismo), desestabilizaron tanto el enfoque artstico como el de la


antropologa, generaron escepticismo hacia sus prcticas y fomentaron nuevos puntos
de vista, nuevas lecturas y nuevos mbitos de inters. Lo primitivo palideca como
objeto de atencin y tratamiento en los discursos (solapados) de antropologa y arte,
para dejar lugar a la observacin de los procesos de fragmentacin de las culturas
10

Es interesante la puntualizacin de S. Langer acerca de la peculiaridad del smbolo artstico como


inacabado, por la ausencia de una connotacin asignada nica y definitivamente (Langer, 1978: 240).
11
Pocos ejemplos pueden ser ms ilustrativos de la presencia de la carga simblica y del anclaje de la
creacin artstica en un preciso contexto histrico y cultural que los trabajos de la Secesin Vienesa,
vanguardia austriaca de finales del siglo XIX. En las obras de pintores como G. Klimt, O. Kokoschka y E.
Schiele se percibe claramente la influencia de los recientes descubrimientos en psiquiatra, psicoanlisis
(fue fuerte el impacto de las teoras freudianas) y en medicina, as como de la filosofa de Nietzche y de
las nuevas teoras estticas que mostraban rechazo por el clasicismo (Schorske, 1981).

occidentales y de su heterogeneidad -manifiestas especialmente en algunas de sus


expresiones estructurantes, tales como las culturas (y las identidades) de gnero y las
tnicas-.
El impacto de las crticas feministas, como se ver, ofreci vlidas aportaciones a los
estudios sobre el gnero, el cuerpo y el espacio de las emociones, mientras que el arte
(especialmente pintura, escultura y fotografa) proporcionaba amplias posibilidades de
investigacin en tales mbitos. De este modo, se realizaron estudios novedosos sobre
la esttica del cuerpo, el sistema de representaciones (Morphy, 1991), los procesos de
creacin del valor (Gell, 1998) o el trafico cultural (Thomas, 1991).
Como teln de fondo se reconoce el pensamiento postmoderno. ste se fue
articulando a partir de reflexiones filosficas, del pensiero debole de Gianni Vattimo
(1985) en oposicin a las formulaciones fuertes que se haban subseguido desde la
dialctica hegeliana al estructuralismo, incapaces de captar la caducidad y lo efmero
que sugiere lo humano; de la propuesta de deconstruccin de Jacques Derrida (1978),
como crtica social y ataque a los paradigmas desde los cuales se articula el discurso;
del descrdito de la ciencia moderna y de sus argumentos (relatos) defendido por
Jean F. Lyotard (1979); y de la influencia de Michel Foucault, que vierte escepticismo
sobre algunas categoras analticas de las ciencias sociales, en particular por la
defensa de la arbitrariedad de las epistemes12 (Reynoso, 2003: 17).
Las direcciones distintas segn las cuales se ha desarrollado la antropologa
postmoderna13, comparten algunas premisas de base que repercuten en sus
interpretaciones del arte. Estas vierten principalmente en el reconocimiento de un
carcter altamente interpretativo de la disciplina, indican las limitaciones de los
desarrollos de la antropologa convencional, cuestionan la autoridad de sus relatos (y
ms en general, de los discursos cientficos), critican la neutralidad de los etngrafos

12

Un ejemplo de la crtica de Foucault lo ofrece su ensayo Ceci nest pas une pipe, donde el autor pone el
nfasis en la oposicin entre nombrar y figurar, decir y representar (Foucault, 1981). Segn el filsofo, la
pintura de R. Magritte permite relevar el contraste entre representacin y palabra, imagen y objeto
original, representante y representado, invalidando lo que se ha constituido como uno de los principios de
la pintura occidental, es decir la equivalencia entre el hecho de la semejanza y la afirmacin de un vnculo
representativo.
13
Carlos Reynoso (2003) consigue reunir en tres grandes grupos las lneas de desarrollo de la
antropologa de orientacin postmoderna. Indica una corriente principal (meta etnogrfica o meta
antropolgica), preocupada por analizar la autoridad de la etnografa convencional y del antroplogo
como escritor, ocupado por desarrollar reflexiones tericas sobre nuevas alternativas de escritura
etnogrfica (Cf. J. Clifford, G. Marcus, D. Cushman, C. Geertz, etc.); una segunda corriente de etnografa
experimental, caracterizada por una revisin de las prcticas mediante las cuales el trabajo de campo
queda reflejado en los textos etnogrficos (Cf. K. Dwyer, P. Rabinow, etc.); finalmente, una tercera
corriente disolvente, extrema, que defiende la crisis de la ciencia y la caducidad de las formas de la
escritura antropolgica (cfr. S. Tyler, M. Taussig). Ms all de estas corrientes, Reynoso indica la
presencia de un postmodernismo antropolgico genrico, basado en la crtica de los metarrelatos, la
deconstruccin, la crisis de la razn, etc.

10

como sujetos del conocimiento, as como las modalidades y los procesos por los
cuales ste se hace posible.
Se puede observar cierta analoga en las crticas levantadas desde la antropologa
postmoderna hacia el interior de la misma disciplina y hacia el mbito de la produccin
artstica. Estas lecturas sostienen la existencia de un lazo interpretativo que atraviesa
el trabajo cientfico del antroplogo y que une entre s a la etnografa y al estudioso
que la produce, de modo similar a lo que ocurre entre la obra artstica (como toda obra
cultural) y su autor (Geertz, 1989). La etnografa quiere desvelar el sentido y el valor
del otro, quiere atribuir significado a ciertas pautas culturales y permitir una lectura de
los hechos sociales desvinculada de los prejuicios culturales basados en el
desconocimiento; de modo afn, el arte moderno y sus desarrollos posteriores, han
abrazado el propsito de la crtica social, de la provocacin, del cuestionamiento y la
rebelin frente al status quo. Esta relacin, aunque indirecta, permite entender la
afirmacin de James Clifford que la etnografa es una forma explcita de crtica
cultural que comparte perspectivas radicales con el dadasmo y el surrealismo
(Clifford, 1995: 27).
Las posturas antropolgicas actuales, reconociendo la insercin de la produccin
artstica dentro de los flujos globales de imgenes, sonidos, objetos e ideas

14

reclaman la necesidad de una exploracin ms atenta de la relacin entre arte y vida


(en su aspecto de mercantilizacin ms que de cotidianeidad). Con estas claves de
lectura, los aspectos estticos del arte no pueden ser entendidos como separados de
los dems factores sociales y, en particular, del mercado que los entrelaza; valor
esttico y valor monetario resultan implicados en un juego de complementariedad y de
recproco impacto, de modo que el gusto, el deseo y la apreciacin de lo bello, acaban
siendo regulados por mecanismos econmicos, sociales y polticos (Appadurai,
1986)15.
El proceso de construccin de los valores artsticos y los condicionamientos sociales a
los que el arte se somete, objeto de crtica por parte de algunos expertos ya desde los

14
Un aspecto interesante de este proceso de globalizacin en relacin al arte, en el cual aqu no se
profundizar pero que merece mencin, es tratado por N. Garca Canclini (2007). El antroplogo
considera el arte como parte del patrimonio cultural, que participa de las dinmicas de movilizacin y
migracin masiva globales; ello, segn Garca Canclini, levanta interrogantes acerca de cules elementos
se consideran como propios de un grupo y de cmo, bajo cules significados y por cules usos se
desarrollan procesos de apropiacin del patrimonio (pues, del arte).
15
Arjun Appadurai (1986) explica este proceso como la vida social de las cosas; investiga como los
objetos (y el arte como parte de la mercanca) son comercializados en una variedad de escenarios
sociales y culturales que le dan sentido. Los intercambios comerciales se encuentran connotados por
aspectos definidos culturalmente y los procesos de circulacin estn regulados socialmente. De este
modo, el valor de las piezas de arte (y dems objetos) resulta externalizado.

11

aos sesenta16, se hace as objeto de atencin de la antropologa ms reciente. Del


mismo modo, lo es la produccin artstica portadora de cierto contenido de
impugnacin hacia las voces hegemnicas y la jerarqua de poder cristalizada, o el
arte que rechaza los cnones prefijados y que tiene una orientacin deconstructiva, de
exploracin, con contenido desestabilizador y reflexivo17.
Manteniendo el supuesto de partida de que un artista es portador de los valores, las
tensiones y las ideas de la poca en que vive o, an ms, aceptando la afirmacin de
Ricardo Sanmartn de que todo artista es, a su modo, un investigador serio de la
condicin humana (Sanmartn, 2005: 19), la atencin de la antropologa a la
produccin artstica contempornea se centra en los valores presentes en la sociedad,
en ciertas expresiones culturales de la modernidad avanzada, en sus inquietudes y
contenidos.
Tanto la antropologa como el arte sufren de alteraciones comunes difciles de
expresar de modo mejor que con palabras de los citados Marcus y Myers: lo que se
desestabiliz fueron las prcticas discursivas para la construccin de la diferencia, la
alteridad, o la otredad, prcticas en las cuales tanto la antropologa como el arte tienen
un profundo inters (aunque en direcciones distintas) y sobre las cuales depende su
reciproca relacin. La fuerte unin entre antropologa y arte todava reside en dicha
forma de construir valores culturales proponiendo o evocando la diferencia. Ahora es
justamente esta relacin la que bajo la influencia del desbaratamiento postmodernotiene que ser renegociada. Para la antropologa, esto significa emprender estudios
etnogrficos crticos del mundo del arte, [] un mundo que es, como hemos sugerido,
una contraimagen distorsionada de la historia y las preocupaciones propias de la
antropologa (Marcus y Myers, 1995: 20).
En particular, cuando el objeto de la produccin artstica es la reproduccin o la
actuacin del sujeto mediante la figuracin o el uso del cuerpo, como en muchas de
las expresiones contemporneas, el encuentro entre antropologa y arte halla su lugar
ms propicio.

16
El ejemplo ciertamente ms conocido como acto desmitificador con respecto al arte y a todo aquello a
lo que la sociedad asigna valor, es la obra Merda dartista de Piero Manzoni, 1961 (Argan, 1970).
17
Este cambio en el mbito del arte, que parece divorciarse del principio de mimesis tradicional y se hace
ms cerebral, se diversifica enormemente en modalidades, medios de expresin y vas de difusin,
autora y pblico, se encuentra en el origen de la notoria denuncia de un fin del arte (y advenimiento de
un post-arte) aclamada por el filsofo y crtico A. Danto (1997).

12

4. EL CUERPO COMO LUGAR DE ENCUENTRO ENTRE ARTE Y ANTROPOLOGA


Muchos de los temas de inters de la disciplina antropolgica diferencias culturales,
identidades de gnero, tnicas, socio-profesionales, etc.- ocupan un lugar destacado
en el campo del arte actual, que se presenta como lugar privilegiado para expresar y
hacer comprensible la diferencia en la vida cultural contempornea (Mndez, 2003:
120).
Desde la mitad del siglo XX, aunque de modo ms intenso en sus ltimas dcadas, en
el marco de una nueva concepcin del arte que la entrelaza de modo crecientemente
ms explcito con la vida, el cuerpo humano ocupa un lugar de particular relieve en el
trabajo artstico. Su rescatado potencial expresivo est en la base de manifestaciones
como la performance, el body art, el happening, las instalaciones, la fotografa o el
video arte.
Una influencia decisiva sobre el tipo de uso o representacin del cuerpo en la
actualidad procede del arte feminista18, desarrollado desde finales de los aos
sesenta. Son determinantes los ataques que, en este marco, se lanzan a la
construccin histrica del cuerpo de la mujer en funcin del imaginario masculino
dominante, de acuerdo a reglas que canalizan relaciones de poder asimtricas y que
permiten el mantenimiento de dinmicas de dominacin de gnero encubiertas.
La repercusin de las teoras feministas en el arte, junto con el impacto de las
desestabilizaciones postmodernas en el mbito del conocimiento, han elevado a un
lugar de relieve entre las temticas artsticas cuestiones como la disgregacin y la
dislocacin del sujeto, la fragmentacin del individuo, la fragilidad de las identidades y
la mutabilidad de los roles (algo en que han profundizado posteriormente las teoras y
el movimiento queer) (Escudero, 2007). El empleo del cuerpo femenino para enfrentar
tales cuestiones es difundido especialmente en la fotografa, la performance o las
instalaciones; tuvieron amplia repercusin en Espaa las creaciones de artistas
extranjeras como Carole Schneemann (Up to and including her limits, 1967 o Interior
scroll, 1976), Charlotte Moorman (Opera sextronique, 1967), Judy Chicago (The
dinner party, 1974-1979), Miriam Shapiro (Anatoma de un kimono, 1976) o Yoko
Ono (Cut piece, 1964).
El cuerpo humano se convierte en el punto de arranque de una reflexin desde el arte
hacia la esfera de lo social: el cuerpo, adems de un soporte para la realizacin de la

18

Precursores de una lnea de trabajo conducida mayoritariamente por artistas mujeres, y cuyos
contenidos subversivos son ms explcitos, se consideran algunos artistas varones como Yves Klein
(Antropometras del perodo azul, 1960), Piero Manzoni (Escultura viva, 1961) o, ms tarde, las
actuaciones de Joseph Beuys en el marco del movimiento neodadista Fluxus.

13

obra, se hace discurso y medio de denuncia y de protesta. Se constituye en un punto


de encuentro para experiencias que conectan entre s la dimensin del arte y la esfera
de la vida real, a travs de la vivencia pblica del dolor, el goce, el ejercicio sexual, la
ciruga, etc.
A partir de los aos ochenta, coincidiendo con el agravamiento de ciertos problemas
sociales relacionados con el proceso de globalizacin econmica y con la eclosin de
nuevos conflictos blicos, en el campo de la produccin artstica occidental se acenta
el contenido de anlisis de la realidad. Se escenifican la violencia de la guerra, el
racismo, la homofobia y los abusos sexuales; se subvierten los estereotipos, se
critican las convenciones sociales y los modelos estticos y corporales idealizados por
la sociedad de mercado. Se discute cualquier tipo de representacin del cuerpo que
tenga como finalidad perpetuar el orden social dado, disciplinar las conductas y
mantener el control de un especfico segmento de la sociedad: las mujeres (Escudero,
2003; Mndez, 2004).
Destacan especialmente los trabajos de artistas norteamericanas, francesas o
inglesas, como Barbara Kruger, Cindy Sherman, Sally Mann, Nan Goldin, Sherrie
Levine, Jenny Holzer, Annette Messager o Robert Mappletorpe. Tales artistas no
retratan un cuerpo estticamente placentero (como los hacan las publicidades o la
mayora de los medios de masas), sino que a travs de de la pintura corporal, del
tatuaje o del piercing, proponen cuerpos moldeados, redefinidos o redibujados;
mediante las instalaciones, la fotografa o la ciruga, presentan cuerpos fragmentados,
recompuestos, profanados o violados. Son formas de condena, por una parte, al
sometimiento de la fisicidad del individuo a las dinmicas de poder y, por la otra, a la
dislocacin del ser y a la idea de fragmentariedad que arrasa la esfera identitaria. La
elevada capacidad narrativa del cuerpo, a travs de una compleja simbologa, permite
transmitir con cierta agilidad significados polticos en relacin con la regulacin de los
comportamientos, el encuentro/desencuentro entre pblico y privado, la determinacin
de la diferencia y la afirmacin de la orientacin sexual (Barbancho, 2007: 11). El
cuerpo se hace as representacin de especficas formas culturales con sus
contradicciones, reivindicaciones, conformismos- y de los valores presentes en ellas.
En Espaa las influencias procedentes desde el extranjero (entre las cuales el trabajo
de algunos de las y los artistas mencionados arriba) han contribuido a formar una base
de referencia para la renovacin en las artes plsticas. An con cierto retraso, debido
a razones histricas y polticas sobre las cuales no es necesario detenerse, en la
actualidad es posible observar numerosas contribuciones de relieve en el territorio

14

nacional y, como mbito especialmente vivo, en el andaluz19. En tal contexto, se han


generado obras con alto contenido de crtica social, en particular por autora de Pilar
Albarracn, Angeles Agrela, Nuria Carrasco o Carmen Sigler, sin pretensin alguna de
exaustividad. Dichas artistas expresan con fuerza y mediante el uso escenificado del
cuerpo

humano,

temticas

contenidos

sociales

afines

los

tratados

precedentemente por sus referentes forneos, en relacin con los conflictos de la


hipermodernidad, las contradicciones de los procesos de uniformizacin y de
marginacin, las tensiones sociales e individuales por los cambios en las relaciones de
gnero y la diversidad cultural en una sociedad plurietnica.
Este nuevo tipo de trabajo artstico, socialmente comprometido, mantiene lazos
estrechos con las ms recientes aproximaciones antropolgicas al cuerpo, estudiado
como smbolo conductor de significados sociales (Douglas, 1970; Balsamo, 1996), y
como agente, es decir vehculo de la accin social (Comaroff & Comaroff, 1992).
Desde la perspectiva del anlisis antropolgico el cuerpo, como texto y lugar de la
representacin simblica, y como agente activo en la creacin de significados, es
tambin el campo simblico de la reproduccin, la resistencia o la transformacin de
los significados dominantes. Al mismo tiempo, es el lugar para la imposicin de fuerzas
sociales, polticas y econmicas sobre el individuo o el colectivo, y un elemento de
contestacin de tal poder (Reischer y Koo, 2004).
De este modo, desde perspectivas distintas y con medios propios de cada disciplina,
antropologa y arte se aproximan al cuerpo humano, que se va definiendo como un
rea de reflexiones compartidas en torno al gnero, a aspectos de la cultura de un
grupo y a factores identitarios. Aqu se encuentran las bases y las condiciones ms
propicias para repensar los puntos de contacto y los intercambios entre ellas,
proponindose el arte como una forma de lectura antropolgica de la realidad social
en virtud de su carcter de acercamiento a los fenmenos sociales y de su esfuerzo
interpretativo- y la antropologa como una ciencia que comparte con el arte el objetivo
de la interpretacin. En esta misma direccin apuntaba la propuesta de los
antroplogos A. Schneider y C. Wright (2006), de considerar la antropologa como un
arte cientfico-documental de campo20 o, de modo ms articulado, la afirmacin de G.
E. Marcus y F. R. Myers (1995: 1) que en la vida cultural contempornea, el arte ha
llegado a ocupar un espacio asociado durante largo tiempo a la antropologa,
convirtindose en uno de los lugares principales para el seguimiento, la representacin
19

A tal respecto, es la consideracin de Peter Weibel, director del Centre for Art and Media (ZKM) de
Karlshue (Alemania) y comisario de la Bienal Internacional de Arte Contemporneo de Sevilla 2008, sen
el cual en el arte andaluz es como jugar en la Liga de Campeones del arte mundial (Entrevista a Peter
Weibel en Sevilla dc, n. 56, diciembre de 2008, pp. 4-5).
20
a fieldwork science/documentary art.

15

y la realizacin de los efectos de la diferencia en la vida contempornea (Marcus y


Myers, 1995: 1).
A la luz de todo lo anterior y como consideracin final, se apunta que la premisa del
anclaje de la produccin artstica a un contexto social y cultural dado invita a la
reflexin en torno a cuales procesos de transformacin estn actualmente activos en
cada sociedad. Las crticas lanzadas hacia ciertos aspectos de la vida social mediante
el canal de la fotografa, la representacin pictrica o escultrica, la performance, el
web art u otras nuevas formas de escenificacin artstica, proporciona as a la
antropologa una plataforma frtil para el estudio de los fenmenos de cambio social
enfocados en particular en las culturas de gnero, tnicas, o en el replanteamiento de
la relacin de encuentro/choque entre lo local y lo global (temas que han adquirido
relieve en la produccin artstica contempornea). Queda como campo abierto para la
investigacin detectar el alcance y la direccin de estos cambios, y observar en que
medida el arte puede contribuir como canal de transmisin, impulso o lectura de los
mismos.

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