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La Ciudad de Bilbao

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6.

El espacio pblico de la
villa de Bilbao

urbana. En ellos se habla y se discute, se


n el interior de las villas medievales
comercia y se reza, se disfruta y se sufre... se
puede establecerse una divisin envive, en fin. Es en la calle, en la plaza, en el
tre aquellos espacios pertenecientes a los
mercado o en la iglesia donde la vida urbaparticulares, fundamentalmente las vivienna se manifiesdas, y aquellos que
ta, donde la ciupor su propia condad se hace mecepcin
calles,
recedora de su
plazas, murallas y
nombre por un
caminos o por su
modo de entenfuncin iglesias o
der la sociedad
mercados
eran
notablemente
considerados como
distinto al proespacios pblicos o
pio del medio
de la comunidad.
rural. Si la ciuEn el espacio
dad es, ante topblico de las villas
do, un estado
se estableca la coE
L
ESPACIO
PBLICO
DE
B
ILBAO
de nimo2, es en
municacin entre
el mbito pblilos vecinos siendo,
co
donde
ste
se
hace
palpable.
por tanto, el centro cvico de la comunidad
ciudadana. La mayor parte de los ncleos
6.1. El recinto urbano
urbanos medievales nacidos en torno al
Las cartas-puebla de las villas vizcanas,
Mediterrneo son herederos de la ciudad
como
el conjunto de las villas vascas, ofregrecorromana, la civitas, en la que el espacen muy poca informacin acerca del
cio pblico tiene un peso fundamental
emplazamiento y de la morfologa de los
como lugar de relacin y de socializacin.
asentamientos urbanos. Mientras los dereLa ciudad musulmana y la town anglosajochos y deberes de la comunidad, los trmina, en terminologa de Chueca Goitia, son
nos municipales y otros aspectos aparecen
completamente ajenas a esta realidad pues
especficados en mayor o menor grado los
los espacios pblicos se ven reducidos en
primeros quedan sumidos en la mayor de
ellas a la mnima expresin, careciendo de
las oscuridades, por lo que el estudio sobre
las particularidades que la ciudad grecorro1
el terreno resulta imprescindible3.
mana posee .
Por lo que respecta al emplazamiento de
Las villas vascas creadas en la Edad
Bilbao hay que sealar como primera caracMedia son claro reflejo de la realidad desterstica que se sita en una posicin poco
crita. Aunque los espacios pblicos slo
dominante sobre el territorio aledao, al
representan una mnima parte del total de
igual que sucede con el conjunto de las
la villa son, sin embargo, los que concenvillas vizcanas salvo, en cierta medida, el
tran la prctica totalidad de la actividad
53

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

caso de Rigoitia. Bilbao se localiza en un


llano cercano a la ra, fcilmente inundable
y rodeado de elevaciones por doquier. En
cuanto a la orientacin, el caso de Bilbao
presenta la particularidad de contar con
una planta compacta en la cual es difcil discernir con claridad cual es la orientacin

aglomeracin de viviendas rodeadas por


una muralla en torno a una o varias iglesias y, en algunos casos, tambin de alguna
fortaleza. Su imagen destaca profundamente frente a la Tierra Llana en derredor,
en la que el casero es disperso y sin amurallar.

Ra
de

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

Bilbao

Parcelario Actual
Primitivo recinto medieval
Arrabales: (1) San Nicols, (2) Arenal, (3) Ibeni, (4) Allende la Puente

RECINTO MEDIEVAL SOBRE EL PARCELARIO ACTUAL

principal, siendo la E-O la ms repetida en


las villas vizcanas.
Por lo que atae a la morfologa, las
villas vizcanas presentan la imagen acostumbrada de las urbes medievales: una
54

Pero la villa no es slo el espacio que


queda dentro de las murallas sino tambin
el trmino rural que la rodea, con el que se
establece una relacin continua y muy estrecha4, y los arrabales que en l se asientan.

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

No obstante, el verdadero ncleo de la ciudad es el recinto murado, siendo el que goza


de las principales ventajas jurdicas. A continuacin se tratan los diferentes mbitos que
integraban la villa medieval de Bilbao,
comenzando por este espacio interior.
6.1.1. El espacio intramuros

Se ha escrito que las Siete Calles de


Bilbao constituyen uno de los ejemplos ms
notables de ciudades medievales realizadas
con arreglo a un plan concreto5. Ciertamente, contemplando el plano del casco
viejo de Bilbao as como el de otras villas
vizcanas medievales se pone en serias
dudas la idea tradicional de que la ciudad
medieval es un ente orgnico en el que el
desorden es un elemento indisociable.
Como seala A. Rossi, nada hay ms falso
que definir como orgnica o espontnea la
ciudad gtica6.
Las villas vizcanas, como el conjunto de
las villas vascas, cntabras y asturianas,
nacieron por una voluntad creadora.
Aunque previamente pudieran existir en su
solar pequeas poblaciones, su naturaleza
es ser villas nuevas. Debido a ello, el plano
es notablemente ordenado, tendiendo a la
creacin de trazados en damero. Las villas
vascas se han puesto generalmente en relacin con las bastidas francesas, como
Montpazier, ejemplo por antonomasia de
plano regular. Por su parte, Linazasoro
entiende que existe un cierto paralelismo de
las villas vizcanas con los ricetti piamonteses, poblaciones italianas construidas casi
todas en el siglo XIV y destinadas al depsito de vveres y a la defensa7.
El caso concreto de Bilbao cuenta con un
interrogante de partida de difcil resolucin. La historiografa recoge la existencia
en la villa de Bilbao de dos etapas urbanas
claramente diferenciadas: una primer etapa
inmediata a la fundacin en la que la villa
contara nicamente con tres calles y otra
etapa posterior en la que el ncleo urbano

alcanzara las siete calles que la caracterizaron hasta el presente. Las referencias documentales que apoyan esta distincin son
muy escasas y de discutible origen en algunos casos, pero la idea ha calado en la historiografa y debe ser tenida en cuenta8.
En 1913 fue publicado por Carlos de la
Plaza9 un grabado en el que se representa el
supuesto plano de Bilbao en 1375 con slo
tres de las siete calles: Somera, Artecalle y
Tendera. Segn esta interpretacin, la
muralla rodearia nicamente la parte Este
de la poblacin, dejando indefenso todo el
ala Oeste de la villa. Unos aos antes, en
1881, Juan E. Delmas public un grabado en
el que se representaba el Bilbao de 1442 con
sus siete caractersticas calles10. Probablemente el dibujo de 1913 sea un calco parcial
del de Delmas.
Ambas representaciones cuentan con
notables anacronismos y errores de consideracin. Los primeros se concretan en la
representacin de la iglesia de Santiago con
su claustro, el cual no se construy hasta el
siglo XVI, y la existencia del alczar, el cual
haba desaparecido ya para la primera
fecha que se quiere representar. En cuanto a
los errores los ms notables son la localizacin del portal de Ibeni, situado en la
zaguera de una manzana, y la estructura de
los solares junto al Portal de Zamudio, los
cuales se alejan del trazado de la muralla
cuando lo normal es que fuera la cerca la
que marcara su irregularidad. El grabado
de 1913 seala el error de la localizacin del
portal de Ibeni pero no lo corrige.
La base documental de ambos dibujos,
repetidos incansablemente desde su publicacin, nos es desconocida y tambin lo son
las razones que llevaron a datar con tanta
precisin los momentos evolutivos que pretenden reflejar.
La imagen que nos muestra el grabado
de 1913 se correspondera segn el planteamiento tradicional con la primera estructura de la villa de Bilbao, a la que se le fueron
55

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

MAPA PUBLICADO POR CARLOS DE LA PLAZA EN 1913

MAPA PUBLICADO POR JUAN E. DELMAS EN 1881


56

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

aadiendo con posterioridad (entre finales


del siglo XIV y principios del XV) las cuatro
calles del Oeste: Belosticalle, Carnicera
Vieja, Barrencalle y Barrencalle Barrena. El
indicio fundamental que apoya la hiptesis
de las dos etapas evolutivas en
la formacin del ncleo urbano
bilbano es el valor intrnseco del
topnimo Artecalle calle del
medio. El esquema urbano con
tres calles paralelas, denominadas en euskera Goienkale (la ms
alta), Artekale (la central) y
Barrenkale (la ms baja), se plasm frecuentemente en las villas
vizcanas, amplindose en ocasiones a un mayor nmero de
calles paralelas. As pues, el nombre de Artecalle vendra a significar la existencia de una primitiva
ordenacin que contase nicamente con tres calles paralelas.
Sin embargo, el indicio es realmente dbil, pues si bien es obvia
la significacin del topnimo Artecalle tambin es cierto que la
calle ms baja de las tres no se
denomin Barrenkale, sino Tendera (y primitivamente calle de Santiago),
siendo dada la primera denominacin a los
dos viales ms bajos del plano de siete calles:
las actuales Barrencalle y Barrencalle
Barrena. Atendiendo al nombre de estas dos
ltimas calles s podra entenderse que primeramente se construyera Barrencalle (calle
baja) y ms tarde Barrencalle Barrena (calle
por debajo de la calle baja).
As pues, si bien la interpretacin de los
dos momentos evolutivos de la villa de
Bilbao no puede desecharse, tampoco parece adecuado que se tome como una verdad
indiscutible, pues cuenta con pocos elementos que la validen. En este estudio se analizar la morfologa de la ciudad con sus siete
calles sin entrar en consideraciones de si
tuvo esa morfologa desde su nacimiento o

en un momento posterior. En cualquier


caso, si se apostara por la interpretacin tradicional poco ms se podra aadir en la
descripcin de aquel primitivo Bilbao a lo
que se acaba de referir.

EL BILBAO DE LAS SIETE CALLES

Por tanto, la villa de Bilbao, segn la


hiptesis que se maneja en este estudio, fue
creada de acuerdo a un plano regular formado por siete calles paralelas, lo que la
convierte en el modelo ms original dentro
de la tipologa de las villas vizcanas. Las
siete calles de la villa, de Este a Oeste:
Somera, Artecalle, Tendera, Belosticalle,
Carnicera, Barrencalle y Barrencalle Barrena, se disponen en ligera pendiente sobre la
ra, estando cortadas en sentido transversal
por dos viales secundarios o cantones, uno
a la altura de la iglesia de Santiago y otro
ms cercano a la ra. Los cantones servan
para poner en rpida comunicacin las
calles y evitar as los largos rodeos que
deberan darse para pasar de una calle a
otra. Mientras las calles reciben un nombre
57

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

que las identifica no ocurre lo mismo con


los cantones, los cuales carecen de nombre
especfico.
Calles y cantones son, junto con la muralla, los elementos que ms carcter imprimen al plano de la villa, pues regulan los
movimientos en el interior de la poblacin y
delimitan los espacios destinados a la edificacin donde surgen las manzanas de
casas. Aquellas calles y cantones eran estrechos y oscuros pasillos, pero en ellos se
desarrollaba la mayor parte de la vida de
los bilbanos, siendo las casas meros espacios de alojamiento11. La funcin de las
calles y cantones en la comunicacin interior de Bilbao es fundamental, pues todas
las casas de la poblacin se abren a ellas,
pero tambin lo es en la exterior pues algunas calles desembocaban en puertas de la
muralla que comunicaban el espacio murado con el mbito extramuros y con los caminos que llegaban a la villa. En este sentido
Artecalle era el vial ms significado, pues
pona en relacin el portal de Zamudio y la
plaza de la Ribera, colectora de los caminos
que venan de la Meseta.
La anchura de las calles est en buena
medida condicionada por el trnsito que

las otras calles de Bilbao algo ms estrechas


que esta ltima. Los cantones, por su parte,
solan ser ms estrechos que las calles,
como se aprecia con claridad en Bilbao
donde los cantones son pasos angostos y
sombros frente a la mayor apertura de las
calles. Sin embargo, en Valmaseda las calles
de seis pasos se acompaaban de cantones
de cuatro, e incluso en Plencia calles y cantones tenan la misma anchura. La mayor o
menor anchura del cantn debe ponerse en
relacin, al igual que la de la calle, en su
funcin comunicadora. En Valmaseda los
cantones sirven para el paso de personas y
animales desde las calles interiores al ro y
en el puerto de Plencia son los cantones y
no las calles los que comunican la ribera con
el interior del recinto urbano. En Bilbao, por
el contrario, los cantones slo se utilizaban
para la comunicacin entre calles, pero no
para la relacin con el exterior ni para usos
comerciales sustantivos. Por lo que respecta
a la longitud de las calles, la ms larga era
la de Artecalle (250 metros), seguida de
Somera (225 m.), Tendera (200 m.),
Carnicera (175 m.), Barrencalle (140 m.),
Belosticalle (125 m.) y Barrencalle Barrena
(100 m.)12.

CORTE DEL PISO BILBANO A LA ALTURA DEL PRIMER CANTN

soportan y ste, obviamente, por su mayor


o menor carcter comunicador. En Vizcaya,
los viales urbanos oscilan entre los cinco
pasos de Plencia y Guerricaiz a los siete de
Rigoitia y de la bilbana Artecalle, siendo
58

Los cantones bilbanos cuentan entre


cada calle con una rasante que coincide en
su punto ms alto con las servidumbres de
luces, estrechos pasillos en el interior de la
manzanas. De este modo, la villa se conver-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

ta en un eficaz colector de las aguas de lluvia y residuales, comenzando la recogida


en las servidumbres y pasando consecutivamente a los cantones, las calles y, finalmente, la ra.
Como se aprecia, el plano bilbano responde a un esquema ordenado y regular en
el que la rectitud de las calles y la fcil
comunicacin son valores tenidos por positivos. El plano bilbano como el del conjunto de las villas vizcanas responde, segn
Linazasoro, al tipo que Lavedan ha denominado como de espina de pez13, aludiendo a la estructura que se crea por el
cruce transversal de calles y cantones. Sin
embargo, la sencillez del plano que observamos, entre otras villas, en Durango,
Guernica o Elorrio se ve complicada en ocasiones por la existencia de algn elemento
distorsionador. En el caso de Bilbao esa funcin la cumple la iglesia de Santiago, templo que rompe la rectitud del plano al cortar Belosticalle y desviar el trazado de
Tendera.
Aunque las calles constituan en las
villas vizcanas medievales los espacios
pblicos de mayor dimensin no puede
olvidarse la existencia de otros mbitos
pblicos de gran relieve como eran las plazas. En el Bilbao medieval existieron dos
plazas principales: la conocida como
Plazuela de Santiago, junto a la iglesia, y la
Plaza Mayor, situada entre la ra, la muralla
y la iglesia de San Antn. De menor tamao
pero de gran importancia tambin fue la
plazuela de Zamudio situada junto al portal
del mismo nombre. En aquellas plazas se
desarroll una intensa actividad econmica
por las facilidades que ofrecan a la instalacin de puestos de venta. Sin embargo,
junto a la econmica las plazas cumplan
otras importantes funciones en la vida de la
villa, como eran servir de mbito de reunin de la ciudadana, lugar de celebracin
de fiestas y centro poltico de la comunidad,
donde deban publicarse las ordenanzas y

pregones. As, en 1483 los Reyes Catlicos


establecen que las ordenanzas que establezcan para Bilbao con el fin de terminar con
los bandos, sean pregonadas en la plaza
para que todos las conozcan14.
En su conjunto, el Bilbao medieval, a
pesar de la importancia de que gozaba la
Plaza Mayor, careca de un centro nico de
actividad. Al contrario, el espacio pblico
contaba con diversos puntos de reunin
que daban a la villa el carcter policntrico
caracterstico del urbanismo medieval15. Al
contrario que en la actualidad, donde las
ciudades cuentan por lo general con un centro de negocios bien delimitado, la actividad del Bilbao medieval se viva en todos
sus rincones, desde la plaza ms amplia al
ms estrecho cantn.
6.1.2. El espacio extramuros

Aunque el espacio central de la villa de


Bilbao en lo social y en lo econmico era el
que quedaba comprendido en el interior de
las murallas, fuera de las mismas existan
otra serie de elementos urbanos indisociables de la realidad urbana, como eran los
arrabales, el puerto y los puentes.
6.1.2.1. LOS ARRABALES

Fuera de las murallas que rodean las


villas medievales se localizan unos espacios
singulares: los arrabales. Los arrabales
cumplen en la villa una funcin de relacin
entre el ncleo urbano y el trmino rural a
modo de entidad de carcter intermedio.
Los arrabales son espacios marginales de
las villas medievales, tanto por su situacin
excntrica como especialmente por el tipo
de poblacin que acogen, generalmente los
grupos sociales ms desfavorecidos. Dada la
inicial uniformidad de clases de los habitantes de los ncleos urbanos en el Pas Vasco la
marginalidad de la poblacin de los arrabales no fue tan marcada como en otros lugares, pero en ningn modo fue desconocida.
En cualquier caso, los arrabales podan su59

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

poner tambin una forma de ascenso social


tal disensin de pareceres se plasmaba en
para los desfavorecidos, pues la intensa
frecuentes pleitos, como el que mantuvieactividad econmica que soportaban poda
ron varios barberos de los arrabales con la
elevar a alguno de sus miembros a niveles
villa de Bilbao, la cual alegaba que el
ms altos en la sociedad, llegando a incopoemplazamiento de las barberas en el exterarse a la poblacin del ncleo murado. En
rior del recinto murado lesionaba sus integeneral, los arrabales vascos eran lugares
reses comerciales por lo que peda su cierre
dinmicos dentro de su carcter perifrico
y traslado al otro lado de los muros; o la
que podan llegar a integrarse por complenegativa del concejo bilbano a que Juan
to en la villa tras su organizacin en parroPrez construyera su casa llana en un arraquia y su inclusin en el recinto que cerrabal de la villa a tan slo cien metros de su
ban las murallas.
muralla19.
Los arrabales de
las villas vascas medievales dependieron estrechamente
de las villas a las
que bordeaban, las
cuales ejercan sobre
sus ncleos perifricos un duro control
y una competencia
no siempre leal. As,
en las ordenanzas
de Bilbao los arrabales se nos presentan
como zonas marginadas sobre las que
la villa ejerce de
forma discriminada
su autoridad16. Un
ejemplo ilustrativo
es el de los habitantes de los arrabales
ARRABALES DE LA VILLA DE BILBAO
bilbanos, que se
quejan de que las
ordenanzas sobre la venta de provisiones
Las razones que llevaban al nacimiento
les perjudican al obligarles a alquilar bodede un arrabal podan ser muy diversas,
gas en el interior de la villa y no en los propero bsicamente se concretan en dos: la
pios arrabales en que habitan17. Inlcuso la
primera relaciona el nacimiento del arrabal
construccin de viviendas en los arrabales
con un crecimiento excesivo de la villa,
estaba bajo la supervisin directa del conceincapaz de asimilar tal crecimiento entre
jo, el cual orden en el ao 1500 el derribo
sus muros. La segunda razn es la existende unos edificios en Allende la Puente que
cia en el exterior de la poblacin de alguna
haban sido construidos all sin el pertinenactividad de relieve (un mercado, una ferrete permiso18. Generalmente, el resultado de
ra, un muelle) o un espacio religioso (un
60

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

santuario o un monasterio) alrededor del


cual se desarrollan las edificaciones que terminan formando el arrabal.
En el caso de Vizcaya la mayor parte de
los arrabales nacieron como respuesta al
crecimiento de las villas y en menor medida
condicionados por actividades o estmulos
externos, si bien estos pudieron ayudar al
proceso en algunos casos concretos.
Por regla general, los arrabales se localizaron alrededor de las murallas, especialmente junto a las puertas, donde el paso
continuo de hombres y mercancas favoreca el trato mercantil y los negocios que
posibilitaran el asentamiento continuo
para algunos individuos. Obviamente, para
que los arrabales se desarrollasen plenamente la muralla de la villa deba contar
con una funcin econmica desarrollada,
pues si su misin era nicamente la defensa
de la poblacin los arrabales no tendran
razn de ser. ste fue el caso de las villa alavesa de Laguardia y la guipuzcoana de
Segura, cuyos nombres son bastante elocuentes al respecto, donde los arrabales fueron prcticamente inexistentes.
La morfologa de los arrabales es casi tan
amplia como su nmero. Podan ofrecer
una estructura nuclear, longitudinal, dispersa, en ladera, alrededor de un arroyo...
Por tanto, puede afirmarse que su forma
depende fundamentalmente de la disposicin que adoptara el casero que la fuera
formando, sin ninguna planificacin urbana que la dirigiese. Comparando el trazado
de las siete calles bilbanas con el desorden
de los arrabales que las rodeaban se comprende lo negativo de la divisin de la propiedad sin ordenacin previa.
En algunos lugares los monasterios de
mendicantes fueron el origen de arrabales
alrededor de las ciudades o villas, a partir
de una lotizacin de sus propiedades, pero
en el caso vizcano lo comn fue lo contrario: los monasterios se localizaron donde ya
una parte de la poblacin de la villa lo haba

hecho con anterioridad. El hecho de que los


monasterios se insertaran en los arrabales
gener un reparto del suelo totalmente distinto al que se daba en el interior de la villa,
donde la mayor parte de las parcelas eran
de un tamao similar. En los arrabales, por
el contrario, las pequeas propiedades particulares convivieron con los grandes espacios que posean los monasterios y en ocasiones tambin las familias nobles.
En Bilbao tuvieron carcter de arrabal
tanto las agrupaciones humanas que probablemente existieran ya antes de la fundacin de la villa (Allende la Puente o Bilbao
la Vieja y San Nicols-Ascao) como las que
se desarrollaron con el crecimiento de la
misma (Ibeni, actualmente Atxuri, y el
Arenal)20.
El arrabal de Bilbao la Vieja se desarroll
al otro lado del puente de San Antn, en la
confluencia de los caminos procedentes de
Ordua y Valmaseda. Su morfologa, condicionada por el difcil relieve sobre el que se
asentaba, era por completo irregular y
desorganizada. En sus inmediaciones se
estableci desde 1498 el convento de San
Francisco, principal convento de la villa de
Bilbao.
El arrabal de Ibeni se desarroll en el
extremo Este de la villa, accedindose a l a
travs de un portal abierto de la muralla llamado, por ello, portal de Ibeni. A travs de
este barrio se acceda al camino que conduca a Durango, tambin practicable cruzando el puente de San Antn. Los principales
elementos urbanos de este arrabal fueron el
hospital y capilla de los Santos Juanes y el
convento femenino de la Encarnacin. Este
arrabal dispuso de una estructura ms alargada que el de Allende la Puente en torno al
camino en que se situaba, pudiendo ser
considerado por ello un verdadero arrabalcamino. Guiard describe el aspecto que presentaba el arrabal de Ibeni (Achuri) en el
siglo XVI de la siguiente manera: Achuri,
un bosque de vias, de castaos y de robles,
61

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

se recoga en derredor de la ermita de los


Santos Juanes ampliada en hospital, separado del centro por los lienzos de muralla que

siendo el lugar elegido para su instalacin


el arrabal de San Nicols-Ascao, arrabal
poblado fundamentalmente por marineros

ARRABALES DE ALLENDE LA PUENTE (EN PRIMER TRMINO) E IBENI (A LA DERECHA DEL PUENTE DE
SAN ANTN, EN SEGUNDO TRMINO). Grabado de Civitates Orbis Terrarum, 1575.

an abrazaban a la torre de Leguizamn


con la segunda iglesia de la Villa...21.
En el arrabal de San Nicols-Ascao el
poblamiento se orden alrededor del camino que conduca a la iglesia de San Nicols
desde el portal de Zamudio (aproximadamente en las actuales calles de la Cruz y
Ascao), camino que en aquel entonces discurra pegado al borde de la ra. Al igual
que el arrabal de Ibeni su estructura se dispuso con cierta ordenacin en torno al
camino descrito.
Por fin, entre el muro Oeste de la villa de
Bilbao y el borde de la ra se localizaba el
arrabal del Arenal, probablemente de estructura dispersa.
Los arrabales eran el lugar idneo para
la localizacin de aquellas actividades
molestas o peligrosas que no podan realizarse en el interior de la villa, como eran,
por ejemplo, las fraguas o los muelles. As,
las ordenanzas bilbanas ante el peligro de
incendio y las molestias que generaban
estas instalaciones obligaban a que las fraguas se situasen fuera del recinto murado,
62

ya desde los primeros tiempos de la villa o


incluso con anterioridad22.
Del mismo modo, el arrabal de Allende
la Puente concentrara con seguridad las
actividades de extraccin de hierro, lo suficientemente molestas como para no desear
su presencia en las calles de la villa.

SAN NICOLS Y EL ARENAL


Civitates Orbis Terrarum

6.1.2.2. LOS ENSANCHES

La prosperidad que Bilbao alcanz durante sus dos primeros siglos de existencia
provoc un aumento notable de su vecinda-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

rio, tanto por el propio crecimiento interno


de la poblacin como por la llegada de individuos de otros lugares que saban de la
vitalidad de aquella villa y queran participar de sus ventajas. A pesar de que el ncleo

Durante un tiempo, el crecimiento


desorganizado de los arrabales no result
molesto para la ciudad, pues el ncleo
murado permaneca en un estado de ocupacin alto pero no asfixiante. Sin embargo,

ENSANCHE BILBANO HACIA SAN NICOLS Y EL ARENAL

urbano contaba con uno de los recintos de


mayores dimensiones entre las villas del
Seoro de Vizcaya, slo superado por los de
Bermeo y Lequeitio, lo cierto es que para
mediados de la decimoquinta centuria el
casco urbano se vea rodeado ya de una serie
de arrabales que cumplan la funcin de acoger a toda aquella poblacin que, de un
modo u otro, integraba la vida de la villa
pero que no caba en el interior de los muros.

ya para mediados de este siglo XV el xito


de la villa comenzaba a desbordar con
amplitud la capacidad de acogida de las
Siete Calles. La necesidad de expandir el
ncleo urbano para acoger el continuo
aumento de la poblacin se plasm en el
ensanche de la villa hacia los arrabales de
San Nicols y El Arenal, los cuales, como se
tuvo ocasin de ver, haban crecido de manera desorganizada en torno a un camino,
63

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

el primero, y de forma bastante dispersa, el


segundo.
En 1463, segn refiere Labayru, el
Ayuntamiento de Bilbao decidi poner en
marcha el ensanche de la villa. Para tal fin
otorg poder en favor y nombre de su
corregidor Mendoza y el bachiller Basurto
para que fuesen a la corte y obtuviesen el
permiso real para ensanchar la villa desde
San Nicols por la vega adelante23. La
aprobacin del proyecto de ensanche de la
villa no se logr en tiempos de aquel
monarca, sino que hubo que esperar hasta
1483. En aquella fecha la reina Isabel se
encontraba en Santo Domingo de la
Calzada cuando recibi una instancia del
concejo, alcalde preboste, fieles, regidores,
caballeros, escuderos, oficiales y homes
buenos de Bilbao en la que se expona que
la ciudad tena muy poco circuyto en el
interior de los muros para toda la poblacin
que acoga por lo que resultaba necesario
alargar la dicha villa a la parte que mejor e
mas sin perjuicio a los vecinos della se
pudiese fazer. La reina Isabel autoriz al
alcalde y a cuatro hombres buenos de la
villa para que se preocupasen del asunto,
permitiendo a la villa que tomase aquellos
heredamientos, huertas y vergeles que fueran necesarios pagando por ellos lo que
tasaren dos personas, una de la villa y otra
de la heredad que su hubiera de tomar.
Como condicin adicional la reina estableca que el ensanche se cerrase de cal y
canto, segn e como est cercada oy la
dicha villa24.
Con el permiso real comenzaron las
obras de acondicionamiento de este espacio. En 1492 existe un pleito sobre una huerta que el concejo toma para hacer una calle
y en 1526 se seala por donde va a realizarse el ensanche. En 1528 se impone una sisa
de 4.000 ducados para hacer frente a los
gastos que exiga el ensanche (compra de
solares, derribo de la muralla...) y durante
la dcada de los treinta del siglo XVI conti64

nan las menciones directas e indirectas a la


expansin de la villa hacia el Oeste, lo que
supone que el proceso fue continuo pero no
excesivamente rpido25.
Definir con precisin los rasgos de este
ensanche es tarea difcil pues las menciones
documentales no son especialmente explcitas al respecto. Por lo que parece, el ensanche se dirigi bordeando el brazo de mar de
la ra desde el Portal de Zamudio hacia San
Nicols, dibujndose un nuevo camino, llamado Calle Real entonces y Calle de la Cruz
actualmente, que quedara definitivamente
abierto como calle en el ao 1560.
Transversalmente a ella se dibujaron lo que
luego seran nuevas calles, como la de
Iturribide (sobre el camino de la Fuente de
Ascao). El arrabal de San Nicols debi
remodelarse en parte, formndose las calles
que actualmente se conocen como Ascao y
Esperanza, continundose el ensanche por
la Sendeja hasta llegar al robledal de Las
Ibarras (Campo del Volatn), aproximadamente donde hoy se levanta el Ayuntamiento y en aquel momento el convento
de San Agustn26.
Pero el ensanche no se dirigi nicamente hacia San Nicols, sino que El Arenal
tambin se vio afectado por la remodelacin, transformndose los prados y junqueras en espacios edificados. Al mismo tiempo se construan viviendas junto al lienzo
de muralla tocante con Barrencalle Barrena
y en la actual calle de la Torre. En los aos
veinte del siglo XVI se delimit tambin el
contorno de la calle Bidebarrieta, como se
recoge en la concesin otorgada por el
monarca Carlos V para transformar el
modesto portillo que comunicaba la plaza
de Santiago con Bidebarrieta en una amplio
portal, motivado por ser esta calle de las
principales la ms poblada y la que mejor
pona en contacto el pueblo murado con el
Arenal y la ra contigua27.
Por lo que respecta a las Siete Calles tambin en este siglo XVI se realizaron algunas

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

obras, fundamentalmente la delimitacin


Merced, Jardines, Vctor y Sombrerera.
de la Plaza Mayor frente a la ra, el esbozo
Quedaba configurado de este modo el
de la calle Ronda y la construccin del
plano caracterstico de Bilbao, dispuesto
Ayuntamiento junto a la iglesia de San
radialmente desde Santiago y ocupando la
Antn.
prctica totalidad del meandro de la ra.
Entre finales del siglo XVI y la totalidad
Tambin en este siglo se acometieron
del XVII la villa de Bilbao alcanzar la conobras de reordenacin en Allende la Puente
figuracin que actualmente la define. Tras
(Bilbao La Vieja), reedificando edificios
el incendio de 1571 la muralla fue derribada
pblicos destruidos por las inundaciones,
y las viviendas que bordeaban las Siete Calles
pasaron a integrarse plenamente con el ncleo
original. A finales del
siglo XVI se abri la calle
de La Pelota, donde estaba el juego de pelota y se
alarg la calle Bidebarrieta, que expresivamente viene a significar
zona de nuevos caminos.
Por detrs de la calle
Tendera se dibuj tambin un nuevo vial en
direccin al Arenal que
con el tiempo pas a formar la actual calle Correo.
PASEO DE EL ARENAL
Transversalmente a esta
Bilbao y los pueblos de su ra en la tarjeta postal
ltima se abri la calle
Iturribide. En torno a la Iglesia de Santiago
como la Casa de la Rentera o la Nueva
se cre un cinturn que contorneba las Siete
Carnicera, construyendo casas particulares
Calles sobre el trazado de la primitiva
y mejorando los viales, especialmente el
muralla, formado por las calles Torre y
que conduca al convento de San Francisco.
Cinturera y otro exterior ms amplio forLa plaza de Bilbao La Vieja se regulariz
mado por las calles de la Pelota, del Perro,
sobre los solares adquiridos por el Concejo.
Lotera (en aquel entonces Chorros de San
El arrabal de Ibeni tambin sufri ciertas
Miguel), Banco de Espaa (Calle del
modificaciones como consecuencia de la
Matadero) y Ronda.
formacin del barrio de Olleros en torno a
Ya en el siglo XVII se complet la calle de
las calles Olleras Altas y Olleras Bajas.
la Ribera desde Barrencalle Barrena a la
A lo largo de este siglo se cerr totalIglesia de San Nicols, se abri la calle de
mente con muelles el brazo de mar de la ra,
Santa Mara, se edific la calle de Santiago
reducindola a la anchura que tena aguas
(Correo) hasta El Arenal y se urbanizaron
arriba y abajo de la poblacin. Para dar
los dos cinturones que bordeaban las Siete
mayor ornato al Arenal se procedi a planCalles. Adems, un nuevo cinturn vino a
tar un alameda que fue muy del agrado de
delimitar el Casco Viejo con las calles
los bilbanos, como lo sigue siendo an en
65

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

la actualidad. El conjunto de obras realizadas desde finales del siglo XVI y durante el
siglo XVII transformaron profundamente la
villa dotndola de una aspecto mucho ms
abierto y limpio. El ensanche se manifest
tanto en la perfecta adecuacin de las nuevas zonas y el casco original como en el
traslado de funciones desde ste a aquellas.
La construccin de muelles en El Arenal
hizo innecesaria la subida de los barcos
hasta los cays de la Plaza Mayor como habitualmente hicieron hasta mediados del
siglo XVII. Adems, las mayores facilidades
para la instalacin de lonjas y tiendas en las
nuevas calles de Santa Mara, Santiago
(Correo) y San Miguel (Bidebarrieta) fueron
atrayendo poderosamente a la burguesa
bilbana, ms proclive a instalarse en las
anchuras del ensanche que en las estrecheces del casco viejo. Debido a ello, durante
este siglo XVII el centro de negocios de la
poblacin, en cualquier caso siempre difuso, se traslad desde la Plaza Mayor al
Arenal y Bidebarrieta28.
6.1.2.3. EL PUERTO

De los puertos existentes en el Cantbrico


en la Edad Media el de Bilbao era uno de los
ms seguros. La profunda entalladura de la
ra en el territorio vizcano permita a las
naves refugirse sin peligro alguno de las frecuentes tormentas o del ataque de naves
enemigas. Sin embargo, las caractersticas
que hacan tan deseable el puerto de Bilbao
tenan una doble cara: Bilbao era un puerto
muy seguro, pero llegar hasta l era misin
realmente dificultosa propia de expertos
navegantes y necesitada de buenas dosis de
fortuna. Por ello, mantener en buen estado
la ra y facilitar en lo posible la labor de los
buques a travs de adecuadas estructuras
portuarias fue una labor continua de las
autoridades bilbanas29.
Antes de pasar al anlisis del aspecto
fsico del puerto y de sus continuas obras
de reparacin y ampliacin debe atenderse
66

a una cuestin fundamental: no puede tratarse el tema del puerto de Bilbao estudindolo como una unidad independiente del
conjunto ms amplio que denominamos
puerto de la ra o puerto del Nervin. El
espacio portuario del que se sirve Bilbao no
es, ni fue, el conjunto de muelles situados
frente a sus calles, sino la totalidad del
estuario, el abra y la ra; como acertadamente seala Ciriquiain-Gaiztarro desde
donde comienza el abrigo hasta donde permite el calado fondear los barcos30. El
embarque y desembarque de mercancas en
la villa de Bilbao necesitaba de unas buenas
condiciones de navegabilidad en todo el
recorrido de la ra y no slo en su parte alta.
As, a lo largo de las siglos medievales y de
la Edad Moderna, las orillas de la ra se fueron acondicionando para sus labores portuarias, siendo los puntos centrales del gran
puerto de la ra los enclaves de Bilbao, en el
lmite superior, y Portugalete, en la entrada
de la ra. El inters de las dos villas en favorecer el trfico de las naves fue un acicate
para que ambas trabajasen frecuentemente
en comn en el arreglo de los muelles y en
la solucin de los continuos problemas que
se generaban por las arenas depositadas en
el lecho de la canal. Lo que no impidi que
los enfrentamientos por el control del trfico comercial fueran igualmente frecuentes.
Las primeras menciones que tenemos de
la construccin de muelles en Bilbao se
remontan a 1402 y se refieren a los situados
junto al puente de San Antn. Segn
aumentaba el trfico comercial en la villa
las infraestructuras se fueron haciendo cada
vez ms necesarias lo que obviamente
impuls obras como sta. Fundamentalmente la labor realizada fue acondicionar
terraplenes y calas de atraque en la ribera
del ro donde los barcos pudieran cargar y
descargar con facilidad sus mercancas.
De 1463 tenemos otra noticia referida a
los muelles o cays que fueron construidos
en la ribera junto a San Antn en sustitu-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

cin de los all existentes y tambin de la


construccin de algunos nuevos: a la salida
de la calle Santiago (Tendera) y junto al
portal de Santa Mara (en el Arenal). Junto a
este portal de la muralla pudo estar situado
el primitivo puerto de la villa de Bilbao, en
relacin a la poblacin de pescadores all
existente.
Como se aprecia, las obras necesitaban
una atencin ininterrumpida pues la accin
continua de las mareas y ocasionalmente el
mpetu de las aguas desbordadas minaban
la entereza de estas construcciones. Debido
a ello, el concejo deba invertir importantes
sumas de dinero en el mantenimiento de las

maban: que el rio que viene de Gresalsu


por junto a la casa de las arenas hace tanto
dao que si remedio dello no se pone en
breve tiempo e con dilligencia podr ser
que se pierda toda la canal desde San
Nicols de Somorrostro fasta el sortidero de
las naos delante de la villa de portogalete.
Para solucionar el grave problema los tcnicos proponan que se desviara el curso del
ro Gobelas, aunque la culpabilidad de este
curso fluvial en el problema de las arenas
era ms que relativa. En cualquier caso, los
de Guecho se negaron a la realizacin de las
obras y stas no llegaron a hacerse realidad.
La actitud de Guecho pudo ser debida a un
intento de frenar el
crecimiento de las dos
villas de la ra o, como
jocosamente seala Ciriquiain-Gaiztarro,
porque no debieron
considerar muy cristiano eso de desviar
los ros de donde Dios
los puso31.
Ante la imposibilidad de llevar a cabo el
proyecto se pens en
otra solucin consistente en traer unas
grandes boyas de Flandes para facilitar la
MUELLES EN EL ARENAL. Bilbao y los pueblos de su ra en la tarjeta postal
entrada de los buques
en la ra. La idea se
infraestructuras existentes, al igual que en
puso en marcha pero, obviamente, no fue
las que se realizaban en toda la canal de la
solucin al problema por lo que pronto hubo
ra, dinero que se obtena de una parte de las
que pensar en nuevas medidas.
ventas de vino blanco, frutas, aceite, sal y
En 1527 se levant un muro de contenotros productos, as como de las imposicocin con el fin de facilitar las labores de
nes de avera para necesidades especiales.
carga y descarga de los barcos entre el
De todas las dificultades que se enconhosiptal de los Santos Juanes y la Iglesia de
traban los marinos en su ascenso hasta
San Antn. Por aquella poca el espacio del
Bilbao, la barra de Portugalete era, sin
Arenal deba estar bien acondicionado para
duda, la mayor. En 1502 los tcnicos Juan de
el atraque de los buques, pues eran muchos
Garita y Guiot de Beaugrant, por parte de
los barcos de gran calado que no podan lleBilbao, y Pedro de Castillo, por Burgos, afirgar hasta San Antn y deban descargar sus
67

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

mercancas en un punto anterior. Los dos


muelles existentes eran el de Santa Mara y
el de San Francisco. El barrio de Allende la
Puente contaba tambin con
muelles anexos a la Rentera,
donde se llevaba a cabo el
comercio del hierro.
Los pesos de la poblacin,
situados junto a los muelles de
atraque, eran tres por aquel
entonces: el de la calle Somera,
entre el primero y segundo
cantn de la dicha calle; el de
Barrencalle, delante de la torre
de Martn de Zurbarn, destinado a pesar anclas, uames,
fierro y todas cosas de navos
y el de San Lzaro, la vieja
casa hospital de Ascao, en el
arrabal de San Nicols.
En 1530 tenemos nuevas
noticias relacionadas con los
inconvenientes a la navegacin que causaba la barra de Portugalete.
En aquel ao, ante la inutilidad de los flotadores para solucionar el problema, se realiz un muelle de sesenta brazas en
Portugalete, obra que interesaba tanto a
aquella villa como a Bilbao e incluso a
Burgos. Aunque la obra no fue demasiada
sirvi para mejorar en algo la situacin y
para que unos aos ms tarde los bilbanos
anunciaron el remate para la continuacin
de las obras en 350 brazas de longitud,
cinco de cimientos y 4 de anchura y altura.
Al tipo de subasta de 25 ducados la braza
no acudi nadie a la concesin por lo que la
obra termin realizndose a jornal de 50
ducados la braza.
Para 1538, tras unos cuantos aos de
dursimo trabajo en Portugalete, los
Consulados de Bilbao y Burgos se comprometieron a continuar las obras con lo obtenido de las imposiciones sobre sus mercaderas. En 1540 el muelle ya tena 400 brazas
y en 1558 Burgos, Portugalete y Bilbao se
68

comprometieron a repartir los 2.000 ducados de oro que costaba la continuacin de la


obra.

LA BARRA DE POTUGALETE

100 aos de la Junta del Puerto de Bilbao

El 22 de agosto de 1568 Portugalete y


Bilbao firman una nueva escritura sobre
arreglo de muelles en la que se estableca
que los muelles antiguos que estaban de
parte de Portugalete hacia Sexto se ayan de
alar y se alcen y rreparen de manera que el
acreciente de las mareas no los subjeten ni
cubran como los suelen subjetar y cubrir;
que el muelle que est debajo del Solar de la
dicha villa de Portugalete se haya de alar y
alce por rrazon de suso dicha y se prosiga
asta la rribera de la sardinera y, desde la
dicha rribera elexandi all su contra muelle
se comience un nuevo muelle asta que llegue a la pea herbosa que es la que est
junto de la piedra.
A la vez que en la entrada de la ra se realizaban estas imprescindibles obras de
acondicionamiento, junto a la villa de
Bilbao tambin se trataban de mejorar las
infraestructuras portuarias, fundamentalmente reparando los viejos cays y construyendo algunos nuevos.

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

En 1539 se levant junto al convento de


San Agustn una estacada de contencin y
encauce y en el Arenal un muralln para la
misma funcin. Para 1555, tras procederse
al empedrado y enlosado de este ltimo
espacio, se inauguraba el Muelle Nuevo del
Arenal, algo ms interior que el actual,
encargado de recibir aquellas naves que
debido al gran aumento del tonalaje de los
buques en el siglo XVI no eran capaces de
llegar hasta las inmediaciones del muelle de
San Antn.
En el siglo XVII los arreglos del puerto
de la ra continuaron sin descanso tanto por
el continuo aumento del tonelaje de los
buques, que necesitaban mejores instalaciones para el atraque, como por la accin destructora que las mareas producan sobre las
obras que se realizaban. Realmente, durante la Edad Media las obras debieron ser de
una considerable endeblez, la cual se mantena todava durante el siglo XVII.
En 1640 se celebr un contrato con el
maestro carpintero Martin de Fulla para la
estacadura del Arenal. La obra de consolidacin deba hacerse clavando estacas en
fila en la orilla del ro unindo despus
unas con otras para formar una trabazn
que sera inmediatamente cubierta con
tabla de roble sin que quedara agujero alguno y rematada toda la estructura con clavos
de buena calidad. Como seala CiriquiainGaiztarro, aunque hubiera pocos agujeros y
los clavos fueran muy buenos la obra no
poda ser eterna. El subir y bajar de la
marea, el salitre y la accin de los microorganismos sobre la madera terminaban
pronto o tarde por arruinar lo que tanto
esfuerzo y dinero costaba.
Del mismo modo que se construy esta
estacadura del Arenal se construyeron las
que existan en Ibeni y en el muelle de San
Agustn. En cualquier caso, tambin se
hicieron obras de cantera, tanto paramentos de contencin como lenguentas que se
fijaban en el ro para permitir a los barcos

arrimarse aunque la marea no fuera muy


alta. En los aos 1623-25 el Maestro
Arquitecto Martn Ibez de Zalvidea construy muelles de ribera desde el convento
de la Encarnacin hasta San Agustn; en
1636 un muelle nuevo con lengueta en el
Arenal; en 1638 frente a la Cava y en 1641
junto a la Calle Carnicera Vieja y frente a la
Naja. As pues, para mediados de siglo toda
la ribera de Bilbao estaba cubierta de muelles y embarcaderos, probablemente no
muy estables pero fundamentales para la
actividad portuaria de la villa.
Otra obra de relieve llevada a cabo en
este siglo XVII fue la apertura del muelle de
Deusto en 1658 ya fuera por la existencia en
aquel lugar de un mayor calado que en
Bilbao o por la saturacin del espacio portuario de la villa. Del mismo modo, en 1669
se construy el cubo y muelle del Campo
Volatn.
Con el mencionado aumento del tonelaje de las naves, muchas de ellas se vean
obligadas a atracar antes de la villa, generalmente en Desierto, Luchana y Olaveaga,
donde unas gabarras se encargaban de
transportar las mercancas hasta los muelles
de la ciudad, lo cual haca aumentar sensiblemente los costos.
Durante el siglo XVIII las obras de
mayor entidad no se realizaron en torno a
Bilbao sino algo ms abajo en la ra, en
torno a Portugalete, Guecho, Lejona, Erandio y Deusto fundamentalmente.
Sin embargo, fue el siglo XIX el que cambio por completo la fisonoma de la vieja
ra, reformando las dos orillas y sentando
las bases de un nuevo puerto moderno que
fuera capaz de responder a unas necesidades crecientes. Se rectific el trazado de la
vuelta de Elorrieta, se mejor el estado de la
barra, se encauzaron la prctica totalidad
de las dos orillas de la ra, se procedi a la
construccin del gran muelle de atraque
Reina Victoria Eugenia en Santurce... en
definitiva, lo que se consigui fue convertir
69

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

Guecho
Axpe

Bilbao
tradicional

Superpuerto

Exterior

Portugalete

Deusto
Elorrieta
o
Cana
d
l de
in
Baracaldo
Deus
al
to
G
Luchana
o

R
Zorroza
Olaveaga

a
gu
da
Ca
Ro

Santurce

Las Arenas

Cirvana

Desde la fundacin de Bilbao en el ao 1300 a la actualidad


las actuaciones sobre la Ra han sido intenssimas. La necesidad
de facilitar las labores portuarias en un espacio tan
problemtico como la Ra de Bilbao hizo imprescindible la
continua consecucin de obras en ambas orillas, as como en
el fondo del canal. La larga serie de actuaciones puede
dividirse en tres perodos: desde el nacimiento de Bilbao hasta
la creacin del Consulado en el ao 1511; durante el
Consulado y desde el ao 1877 hasta la actualidad.

un paso tortuoso y difcil en una practicable


canal para todo tipo de embarcaciones,
incluidas las de mayor calado. El via crucis
de la ra de todos aquellos siglos pasados
qued en el olvido: haba nacido el nuevo
puerto.
Aunque resulta muy difcil desde el presente imaginar la estructura y actividad de
aquel puerto de la ra en la Edad Media
podemos suponer que con la llegada de un
buque a los muelles de la poblacin comenzaran de inmediato las labores de carga y
descarga, participando en ellas numerosas
personas que, bien sobre sus hombros, bien
a lomos de animal o bien con carretillos u
otros utensilios llevaran o traeran las mercancas. Todava en algunas actividades
pesqueras y en los puertos de pequeo
tamao podemos ver la intensa actividad
humana que se genera a la llegada o salida
de un barco, actividad que en los puertos de
mayor tamao ha sido sustituida por los
metlicos brazos de las gras. Precisamente, el alto grado de desarrollo alcanzado en la actualidad por el puerto de la ra
nos impide siquiera imaginar que en el
pasado aquel espacio se revolva con cada
barco que arribaba o sala, semejando la
70

Ensanche
Bilbano

De 1300 a 1511
El Consulado
De 1877 a la actualidad

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

Puerto

poblacin del Nervin un gigantesco hormiguero en febril actividad.


6.1.2.4. LOS PUENTES

Ya se ha sealado en este estudio como la


localizacin del primitivo Bilbao previo a la
concesin de la carta-puebla estaba en relacin a la existencia de un vado natural que
poda ser atravesado con marea baja.
As pues, ese lugar era un punto idneo
para la comunicacin entre ambas orillas de
la ra.
Desde la concesin del villazgo en el ao
1300 Bilbao experiment un crecimiento
notable que debi impulsar a las autoridades locales a plantearse la necesidad de
construir un puente que uniese ambas orillas de la ra y facilitase las intensas relaciones econmicas que Bilbao desarrollaba ya
por aquella poca. Aunque la primera noticia que tenemos del puente de San Antn
nos la trasmite Lope Garca de Salazar,
quien afirma que exista ya por 1342, lo cierto es que su construccin pudo ser incluso
ms temprana. Las necesidades de la navegacin obligaron a la construccin de un
puente en extremo esbelto, el cual contaba
con slo dos arcos de mucha luz para per-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

mitir el paso de las embarcaciones bajo l.


Debido a ello, probablemente su consistencia no fuera excesiva por lo que sufrira continuos desperfectos en las frecuentes riadas
que afectaban a la villa.
Las reparaciones continuas a las que fue sometido fueron modificando su
aspecto inicial, seguramente modesto, hasta dotarle de una pronunicada
montea o rasante, como se
observa perfectamente en
el grabado de Hogenberg.
En este grabado apreciamos la existencia de dos
arcos principales y un
arquito muy pequeo
junto al lado de la villa; el
arco central era de amplias
dimensiones, lo que permita el paso de las naves, como tambin se
observa en el grabado. El puente contaba
con rebordes laterales y se apoyaba con firmeza en el muelle de la villa.
Durante el siglo XVI el concejo tuvo que
atender a continuas reparaciones de este
elemento insustituible para la villa, pues no
en vano era la salida natural hacia los caminos de Ordua y Valmaseda, y tambin va
posible para el camino de Durango. La gran
inundacin de 1593 provoc en el puente
profundos desperfectos que afectaron gravemente a uno de los pilares centrales, peligrando la estabilidad de la obra. A pesar de
lo grave de la situacin, el concejo no actu
con especial celeridad, siono que tard
cinco aos en decidirse a encargar las obras
al cantero Pedro de la Torre32.
Los siglos posteriores trajeron nuevas
modificaciones al puente de San Antn
pero, a pesar de ello, sigui manteniendo
hasta el siglo XIX todo su aspecto medieval,
siendo probablemente uno de los elementos
ms pintorescos del Bilbao de aquella
poca. En 1894, ante la incapacidad del

puente de San Antn de soportar el intenso


trfico de la villa, el concejo bilbano decidi edificar un nuevo puente, el cual se
situ no delante de la Iglesia de San Antn
sino a sus espaldas.
Durante algunos aos estuvieron sobre
la ra ambos
puentes pero
el estado ruinoso que presentaba el antiguo decidi
EL PUENTE DE SAN ANTN COMURA

NICABA AMBAS ORILLAS DE LA

SIENDO EL PUNTO DE PARTIDA DEL

PRINCIPAL CAMINO DE COMUNICACIN DE

BILBAO CON EL INTERIOR


EDAD MEDIA. EL

DURANTE LA

GRAN ARCO CENTRAL PERMITA EL


al concejo a
PASO DE LAS EMBARCACIONES,
su demoliCOMO SE APRECIA EN EL GRABADO
cin.
DEL CIVITATES ORBIS TERRARUM.
Despus
de casi seis
siglos de servir fielmente a los bilbanos
desapareca el puente de san Antn. An
hoy el escudo de la villa lo recuerda.
A finales de la Edad Media se puso en
marcha un proyecto para la construccin de
un nuevo puente en la villa, pero apenas
pas de ese estadio. Al poco tiempo de instalarse los franciscanos en la orilla abandotarra de la ra, enfrente de las calles bilbanas de Barrencalle y Barrencalle Barrena,
decidieron construir un puente que permitiese una ms directa relacin entre el convento y la poblacin, a fin de evitar el rodeo
que supona acceder a Bilbao por el puente
de San Antn. Aunque el rodeo tampoco
era exagerado, los franciscanos tomaron en
serio su proposicin y ya en 1509 consiguieron de la reina Juana la autorizacin para
levantar un puente de un solo arco que deba descansar en dos monumentales pilares

71

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

a cada lado de la ra. Esta morfologa resgaban, salvo el caso de Ibeni, a cruzar toda
ponda a la misma necesidad que se plantela ra. El de San Agustn, paso de Uribarri,
aba en San Antn: permitir a los barcos el
era un puente en extremo precario a cuyo
paso bajo el puente. La monumentalidad de
mantenimiento atendan Abando, Bilbao y
tal proyecto lo hizo inviable, por lo que
Begoa; subsisti por poco tiempo al ser un
unos aos ms tarde se planteo un nuevo
obstculo a la navegacin34.
puente de doble arco con pilar en el centro
de la ra33.
El nuevo proyecto fue aprobado por ejecutoria
real en 1511 aunque nunca se llev
a cabo. Como en
todos aquellos aspectos que afectaaban aunque fuera mnimamente
los intereses de la
villa, el concejo se
neg en rotundo a
permitir su construccin alegando
los graves perjuicios que supondra para la villa
de Bilbao en caso
de inundacin el
represamiento de
las aguas por este
puente.
Empeados
PUENTES SOBRE LA RA EN EL SIGLO XVI
en construir su
puente, los fran6.2. El sistema defensivo: las murallas, las
ciscanos decidieron levantar un pilar junto
puertas, el alczar
al cay de Barrencalle, pero en la primera
inundacin la obra fue abandonada ante el
retroceso de la orilla que produjo la furia de
las aguas.
Adems del puente de San Antn y del
puente de San Francisco, nunca construido,
existieron en el siglo XVI otras estructuras
menores: los puentes de San Agustn, del
Arenal, de Lasao (sobre el Cadagua) y de
Ibeni. En cualquier caso, no pasaron de ser
livianas estructuras de madera que no lle-

72

La muralla es el elemento definidor de la


ciudad medieval. En aquella poca no
poda concebirse una ciudad sin sus murallas. No en vano, las Partidas de Alfonso X
confieren el rango de ciudad a aquellas
poblaciones que tuvieran su recinto murado35. La cerca y la ciudad eran dos realidades inseparables.
Todas las villas medievales tuvieron en
alta consideracin su defensa, siendo la pre-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

sencia de la muralla un elemento indispensable para ese cometido. Pero, a pesar de


que la defensa de la poblacin es una de las
caractersticas principales del recinto murado, ste no cumpla nicamente esa funcin
defensiva, sino que serva tambin para
separar el mundo rural circundante del
urbano interior, diferenciando los distintos
estatutos jurdicos de sus pobladores. Por otra parte, la muralla era
tambin el lugar idneo para hacer
efectivo el control fiscal y cobrar los
impuestos a los que tena derecho la
ciudad. Desde el interior de la muralla la poblacin urbana aspiraba a
coordinar y dirigir la vida econmica
del trmino rural que la rodeaba, trmino que, al contrario que el ncleo
urbano, presentaba como caracterstca fundamental la dispersin y falta
de amurallamiento de su casero36.
Aunque las cartas fundacionales
otorgan a la villa un trmino rural,
los documentos distinguen con claridad entre la villa y el trmino de la
villa: sta es, propiamente, el recinto
murado, frente al trmino que es
Tierra Llana, tierra sin fortificar.
La muralla era obra de la colectividad.
Poco despus de la fundacin de una villa o
ciudad se comenzaban a levantar los muros
de la cerca. Dada la necesidad de realizar la
obra con rapidez lo normal era que sta no
tuviera una excesiva calidad, por lo que
pronto haba que atender a su reparacin.
La construccin de la muralla supona para
la villa o ciudad una fuerte inversin que se
financiaba bien por derrama entre los vecinos, bien por la generosidad de algunos
seores que renunciaban a algunas de sus
rentas por un tiempo determinado.
Urbansticamente, la muralla imprime
forma a la ciudad, remarcando los lmites
del casero y agrupando los elementos de
su interior. Salvo las torres de la iglesias o
las casas-torre del interior, la vista exterior

de la villa exterior dominara por su aspecto compacto y rotundo. El visitante que se


acercase a una poblacin amurallada entendera inmeditamente que se encontraba
ante una ciudad o villa y probablemente
pudiera distinguir el recio perfil de sus lienzos y torres mucho antes de llegar a sus
inmediaciones.

IGLESIA Y PUENTE DE SAN ANTN

Tomada de: De Bilbao a San Sebastin

A pesar de todas las ventajas que para


las villas y ciudades medievales tenan las
murallas, el hecho es que estas ventajas se
convirtieron en impedimentos con el paso
de los aos, pues el muro supona un lmite
al crecimiento urbano. As, desde los inicios
de la Edad Moderna las murallas comenzaron a suponer un estorbo para las ciudades,
que con frecuencia optaron por prescindir
de uno de los elementos que antao las
definieron y caracterizaron. nicamente en
aquellas ciudades que incluan dentro del
recinto urbano una gran cantidad de suelo
sin ocupar o en las que por alguna u otra
razn el casero asisti al paso de los aos
sin apenas aumentar, las murallas se mantuvieron como sello de identidad del ncleo
urbano. ste es el caso de ciudades como
vila y Lugo en Espaa o Aigues-Mortes en
73

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

el Sur de Francia. Aquellas ciudades que


contaban con escasos espacios sin edificar
en el interior de las murallas o que crecieron
notablemente desde el final de la Edad
Media perdieron en su mayor parte sus

muraban a travs de un recinto exento, con


torres o engroses a intervalos, con puertas
para la comunicacin y con un paso de
ronda entre el casero y la muralla para facilitar las labores defensivas. Aunque exista

Portal de Zamudio

Portal del
Arenal

Paso
de ronda

Portal de La Arena
o de San Miguel
Casas adosadas
a la muralla
Portal de
Sta. Mara

Portal de Ibeni

Primitivo alczar
e
les d
Porta

era
la Rib

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

SISTEMA DEFENSIVO DEL BILBAO MEDIEVAL

recintos murados. ste es el caso, entre


otros, de la mayora de las villas del Norte
peninsular, entre ellas Bilbao.
Una vez perdida su utilidad defensiva y
su carcter de barrera, la muralla ser reutilizada, a veces como muro exterior de algunas casas y en otras ocasiones englobada
dentro de las edificaciones. Tras este proceso, los restos de la muralla prcticamente
desaparecen, pero no as su recuerdo, que
suele quedar impreso en profundidad en el
plano de la ciudad.
Dentro de Vizcaya las murallas se ajustan a dos tipologas fundamentales. La primera tipologa es la de aquellas villas que se
74

la prohibicin expresa recogida en las


Partidas de no edificar en el paso de ronda
lo cierto es que con los aos el casero tenda a expandirse por este corredor en busca
del espacio necesario para la construccin,
generalmente escaso en las villas norteas.
La segunda modalidad de muralla consite en formar la cerca con las propias manzanas de casas de la poblacin. La unin de
las casas formara un paredn macizo que
defendera la ciudad de los enemigos o los
malhechores. Para que esta cerca tuviera
utilidad sera necesario que las casas del
permetro urbano tuvieran sus accesos slo
desde el interior, evitando la apertura de

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

vanos hacia el exterior, al menos a una altura inferior a 4 5 metros37. ste debi ser un
modelo de cerca muy utilizado en Vizcaya
y Guipzcoa en la Edad Media, siendo
algunos de sus ejemplos las villas de
Guetaria y Orio. En ocasiones, las iglesias
formaban parte de esta cerca. Su solidez
constructiva las converta en inmejorables
bastiones defensivos al exterior. El caso de
Bilbao, sin embargo, responde a la primera
modalidad sealada.
La evolucin del recinto murado de Bilbao est muy escasamente documentada.
Las primeras referencias documentales de
la muralla de Bilbao se remontan a los privilegios concedidos por Alfonso XI en
133438 y Juan Nez de Lara, Seor de Vizcaya, en 133539. El monarca otorg al Concejo de Bilbao 1.500 maraveds anuales durante cinco aos y el Seor de Vizcaya cedi
el robledal de Basondo. El inters mostrado
por ambos en apoyar la construccin de la
muralla es indicio de que por aquel entonces la villa no contaba con un recinto murado digno de tal nombre. La fcil entrada de
Alfonso XI en Bilbao en la campaa que
llev a cabo por el Seoro en 1334 no es
sino otra prueba de la indefensin de la
villa ante un contingente militar que quisiera tomarla.
La siguiente noticia no aparece hasta un
siglo despus: en 1440 un documento nos
informa de la apertura de una puerta junto
a la plazuela de Santiago, en el muro Norte
del recinto murado40.
Con estos y otros escasos datos posteriores la reconstruccin del trazado de la cerca
bilbana supone un difcil reto. El dibujo del
siglo XIX en que se muestra el Bilbao de las
tres calles con un muro que cierra nicamente la parte Este de la ciudad no parece
responder a la realidad, por la propia inutilidad que supone mantener una muralla
que slo cierra una parte de la poblacin.
Sin embargo, el trazado propuesto por
Delmas para 1442 s se acerca bastante al

posible trazado de la cerca medieval, que en


lneas generales sera como sigue.
Por el Este la muralla corra por la actual
calle Ronda, siendo su lnea la que actualmente siguen las fachadas de este calle que
miran al Este. El portal de Zamudio serva
de gozne entre los lienzos Este y Norte. El
lienzo Norte corra por el interior de los
solares que se abren a las actuales calles
Torre y Cinturera. Por el Oeste la muralla
segua la lnea que marcan actualmente los
solares exteriores de Barrencalle Barrena.
Por el Sur, por fin, la muralla bordeba el
final de las Siete Calles, sirviendo de lmite
con el espacio del puerto marcando una
ligera curvatura. El dibujo de Hogenberg
de 1544 da a entender que en este ltimo
espacio la muralla avanzaba sobre la plaza
desde el portal de Barrencalle, rompiendo
as la alineacin del resto de la cerca frente
a la Ribera.
Con el tiempo, el espacio cercado por los
muros se volvi insuficiente por lo que se
debi proceder al ensanche de la cerca de
Bilbao. Cualquier expansin de la cerca era
siempre una operacin complicada, pues
supona expropiaciones y necesitaba de la
autorizacin de la Corona, la cual poda
imponer sus condiciones. El caso bilbano
no fue ajeno a esa tnica. En 1483 la villa
obtiene de los Reyes Catlicos el permiso
para realizar el ensanche y tomar para l los
heredamientos, huertas y vergeles que fueran necesarios, pagando por tales expropiaciones lo que tasaren dos personas, una por
cada parte interesada41. Pero los monarcas
establecen la condicin de que todo el
ensanche se cerque a cal y canto, al igual
que en ese momento estaba cercado el resto
de la villa. Para 1492 el ensanche ya estaba
iniciado, pues existe un pleito sobre una
huerta que el concejo bilbano haba tomado para hacer una calle42. A pesar de la disposicin real, desde comienzos del siglo
XVI la muralla fue perdiendo sus anteriores
funciones y, bien por sucesivos derribos,
75

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

PORTALES DE LA MURALLA FRENTE A LA RA SEGN EL GRABADO DEL CIVITATES ORBIS TERRARUM

por reaprovechamientos o simplemente por


el paso del tiempo su trazado fue desapareciendo poco a poco de la villa de Bilbao.
La presencia de la muralla como delimitadora del ncleo urbano exiga la apertura
de puertas cada cierto intervalo para permitir la entrada y salida de hombres, animales
y mercancas. De todo el recinto defensivo
las puertas solan ser el punto dbil, por lo
que era comn que fueran lo ms robustas
posible. Por ello, las puertas eran de un
tamao considerable contando por lo
comn con dos batientes de madera chapados en hierro. En otras ocasiones los pasos
eran portillos estrechos de difcil acceso. En
ambos casos, las puertas se cerraban con
llave y eran vigiladas por los funcionarios
encargados de esa tarea. Las ordenanzas de
Bilbao recogen la existencia de beladores
y coadrilleros que guardan la villa por la
noche43.
El nmero de puertas con que contara
una poblacin dependa de su permetro
murado y de las vas de comunicacin que
en l confluyeran. En la actualidad, salvo la
puerta de San Juan en Bermeo y la de
Santiago en Plencia apenas quedan restos
originales de aquellas pasos medievales. De
su carcter simblico nos hablan el Fuero
Viejo y el Fuero Nuevo de Vizcaya pues
76

ambos recogen la necesidad de jurar los


Fueros, en primer lugar, a las puertas de la
Billa de Bilbao.
La defensa de las puertas eran un elemento muy apetecido por las familias ms
poderosas de las villas pues quien las

LOS PORTALES MEDIEVALES DE BILBAO DEBAN


SER SIMILARES A STE QUE SE CONSERVA EN LA
LOCALIDAD RIOJANA DE HARO

Foto: Sergio Martnez

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

defendiera tendra tambin el control sobre


la misma y, probablemente, terminara
cobrando ciertas cantidades a los que por
all entrasen.
El atardecer era el momento de cerrar las
puertas como medida de defensa para la
poblacin. La apertura y cierre de las puertas de la muralla marcaba as un rgido
ritmo de vida a los habitantes de la villa,
que tenan que adecuar sus actividades a la
posibilidad o no de entrar y salir de la poblacin. En casos excepcionales, como ataques militares o pestes, las puertas podan
cerrarse durante el da44.
En Bilbao las puertas reciban el nombre
de portales o portillos dependiendo de
la importancia del camino al que daban
acceso. El principal problema para la
correcta identificacin de las puertas
medievales de la cerca bilbana proviene de
los diferentes nombres que stas recibieron
a lo largo del tiempo, por lo que puede ocurrir que distintos nombres aludan a la
misma realidad.
Los dos accesos ms importantes eran
los portales de Zamudio y de Ibeni. El portal de Zamudio se localizaba en el extremo
Norte de Artecalle, cerca de la confluencia
del muro Este y Norte de la cerca. Junto a la
puerta se localizaba un torren que serva
de crcel del Concejo y que probablemente
tuvo su origen en un cubo defensivo de la
muralla. El portal de Zamudio daba paso al
camino que a travs de Zamudio conduca
a Mungua y de aqu a Plencia, Bermeo o
Guernica.
El portal de Ibeni ha sido tradicionalmente emplazado en el muro Este de la
poblacin, siguiendo el dibujo de Delmas.
Sin embargo, esta identificacin es errnea,
pues no tendra sentido alguno que un portal se situase en la zaguera de una manzana,
sin comunicacin con las calles de la villa.
Por ello, lo ms razonable es que el portal
diera paso directamente al arrabal de Ibeni.
Aunque pudo estar situado al final de Cal

Somera parece ms probable que fuera un


paso abierto en el muro que uniera la torre
de los Leguizamn, ltima de Somera, con
la iglesia de San Antn. En el siglo XVII hay
constancia de un paso elevado que comunicaba la mansin de los Leguizamn con la
capilla familiar que exista en la iglesia45.
Adems de estos dos pasos principales
debieron existir siete pasos ms en la plaza
de la Ribera, uno por cada calle que daba a
ella. La salida de Barrencalle aparece en el
grabado de Hogenberg en direccin Este
por el abultamiento de la cerca en el extremo Oeste de la plaza de la Ribera.
Con el crecimiento de la ciudad hacia El
Arenal y San Nicols se fueron abriendo en
la cerca otros pasos: el portal de La Arena o
de San Miguel, que se abra a la actual Calle
Bidabarrieta, el de Santa Mara, que comunicaba con las actuales calles de Santa
Mara y de Pelota y el portal del Arenal
hacia la calle Correo.
Otro punto que merece tratarse en relacin a las murallas de Bilbao es el de los
materiales empleados en su construccin.
Realmente, las noticias referentes a este
punto son en extremo escasas, por lo que
resulta conveniente acudir a los escasos restos de la cerca medieval que persisten en la
actualidad. A este respecto es la Calle
Ronda la que nos proporciona la informacin necesaria.
En esta calle es posible observar la existencia de algunos solares cuyas fachadas no
guardan la alineacin con el resto, siendo
aquellos los que tienen la entrada principal
por Somera. En estos solares puede observarse que su perfil sobresale de la alineacin
de las fachadas de Ronda ocupando parte
de la acera. Aunque en la actualidad estas
edificaciones estn revocadas y pintadas es
posible observar an como los cinco primeros metros de altura estn constituidos por
un muro de gran grosor realizado mediante
un doble pao de sillares, ms regulares los
exteriores, relleno de cascotes, ripio, piedra
77

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

pequea y argamasa46. Adems, mientras el


comn de los solares de la villa cuentan con
una profundidad aproximada de 16 metros,
estos solares entre Ronda y Somera cuentan
con 26 metros.

ESTRUCTURA INTERNA DE LA MURALLA MEDIEVAL

Esta diferencia notable induce a pensar


que la profundidad de los solares se debe a
la ampliacin de las edificaciones sobre el
antiguo paso de ronda de la muralla que
separaba las edificaciones y la cerca.
Cuando la muralla perdi su utilidad
defensiva y la presin por el espacio se hizo
muy acusada en la villa las casas de Somera
ocuparon aquel paso y, a la vez, aprovecharon la solidez de la muralla como apoyo
constructivo. Hasta finales del siglo XVIII
las edificaciones siguieron aprovechando
esta base ptrea pero, a partir de aquel
momento, las casas burgueses cambiaron
su fachada principal de Somera a Ronda
derribando la parte del muro que se localizaba en su solar. Las casas que actualmente
muestran restos de los murallas son aquellas en las que no se lleg a construir de
aquella manera.
78

Aparte de los muros y las puertas, las


villas medievales solan consolidar su
defensa a travs de la construccin de algn
edificio militar de relieve. En las villas
medievales del Pas Vasco y Cantabria estas
fortificaciones eran comunes. As, todava
podemos observar restos de aquellos complejos, entre otros lugares, en San Sebastin
castillo de Santa Cruz de la Mota, en lo
alto del monte Urgull en Laredo o en San
Vicente de la Barquera47. En Vizcaya unas
cuantas villas contaron con castillos o alczares, como Valmaseda, Bermeo u Ordua.
Otras villas, por el contrario, optaron por
defenderse nicamente a travs de las
murallas, sin ningn edificio especficamente dedicado a este fin.
Bilbao es, en cierto modo, un caso intermedio entre ambas realidades pues si bien
tuvo un edificio militar en sus primeros
tiempos, pronto prescindi de l. El ao
1334 Alfonso XI impuls la construccin en
la villa del Nervin de una atalaya junto a
la ra, probablemente sobre un edificio de
similares caractersticas existente con anterioridad a la concesin de la carta-puebla,
como ya qued dicho. Este edificio se apoyaba en las rocas existentes junto a la
Ribera, las cuales le servan de refuerzo y
cimiento. Sin embargo, muy poco tiempo
despus se sabe que el edificio desapareci,
ya fuera por una demolicin en 1366 o algo
ms tarde por un incendio48. Sobre sus restos se construy la iglesia de San Antn,
consagrada al culto en 1443.
De la morfologa que tuviera este alczar
nada se sabe, pues no existen documentos
que lo describan ni dibujos que lo muestren. En cualquier caso, la situacin de
Bilbao en un punto no excesivamente violento del territorio vasco y la presencia en el
interior de la villa de gran cantidad de
casas-torre que ejercan tambin una funcin defensiva importante inducen a pensar
en un desarrollo modesto de aquella atalaya, la cual pronto se volvi inservible para

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

EVOLUCIN DEL PASO DE RONDA BILBANO DESDE FINALES DE LA EDAD MEDIA

POSIBLE LIENZO DE LA MURALLA EN LA CALLE RONDA


79

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

la poblacin. Aludiendo de nuevo al dibujo


publicado por Carlos de la Plaza que muestra el hipottico aspecto del Bilbao de las
tres calles y al dibujo de Delms, es necesario sealar la incongruencia en ambos de la
inclusin del castillo, pues para las fechas a
que se refieren, 1375 y 1442 respectivamente, ste haba desaparecido ya haca tiempo.

EN LA BASE DE LA IGLESIA DE S. ANTN PARECE

INTUIRSE LA ESTRUCTURA DEL ANTIGUO ALCZAR

6.3. El abastecimiento de agua

A primera vista podra pensarse que el


aprovisionamiento y evacuacin del agua
para una villa como Bilbao en la Edad
Media deba ser un tema prioritario para la
colectividad, pero lo cierto es que, por el
contrario, los documentos muestran un
relativo desinters por el tema, especialmente en lo que afecta al abastecimiento de
agua al vecindario. Los documentos que se
refieren al aprovisionamiento y evacuacin
80

del agua en las villas vascas durante la


Edad Media son en extremo escasos por lo
que se debe recurrir con bastante frecuencia
al apoyo que prestan las fuentes grficas49.
A travs de la observacin de los mapas
podemos apreciar como la prctica totalidad de las villas medievales vascas se
asientan junto a ros o arroyos de mayor o
menor entidad, salvo las costeras. Actualmente, muchos cursos de agua han sido
desviados de su primitivo trazado por la
labor humana o por el simple depsito de
materiales, como se aprecia con claridad en
la fotografa area. Igualmente, muchas
poblaciones costeras han visto alejarse el
perfil del mar de sus calles a medida que
sus puertos se colmataban. Por ello, la cartografa histrica es un arma muy interesante para investigar en el verdadero
emplazamiento de las villas medievales en
su primera historia, el cual debi ser siempre ms cercano al agua que el que actualmente apreciamos.
Por lo que respecta a la villa de Bilbao,
uno de los documentos que s nos muestra
un cierto inters de las autoridades en el
tema del agua data de comienzos del siglo
XVI. En 1509 el concejo de Bilbao afirma
que slo cuenta con la fuente de Bilbao la
Vieja, pues la de la Gabarra se haba cegado.
Debido a ello se form un pleito por el inters de los franciscanos de Abando por aprovechar el agua sobrante de la fuente hacia
su convento. Los religiosos argumentaban
que necesitaban el agua para lavar sus
ropas y aprovisionar la iglesia, razn por la
cual haban abierto una profunda zanja
desde la fuente al monasterio. El concejo no
se mostr de acuerdo con el planteamiento
de los franciscanos y el 31 de marzo de
aquel ao prohibi continuar con la obra,
alegando que los religiosos deban llevar el
agua a su monasterio del mismo modo que
lo hacan el resto de vecinos de la villa: en
herradas o en basos. El 19 de abril se les
autoriz a llevar a su monasterio el agua

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

perdida que sala de la fuente a condicin


de que el cao que haban construido no llegase hasta la fuente, debiendo dejar el ltimo tramo abierto sin canalizar.
Slo un mes ms tarde una nueva sentencia les obligaba a cerrar el cao aduciendo la necesidad de agua de la villa50.
Probablemente el crecimiento experimentado por Bilbao en el siglo XV comenzaba en
aquellos primeros aos del siglo XVI a
generar los problemas que anteriormente
no se haban planteado.
Adems de las fuentes de Bilbao La Vieja
y de la Gabarra existan tambin en Bilbao
desde mediados del siglo XIV albercas para
el almacenamiento de agua, las cuales servan para completar el abastecimiento a la
poblacin. La primera de aquellas albercas
fue la de Ibeni, situada en el lugar que hoy
ocupa la Caja de Ahorros Municipal en el
remate de la calle Ronda y que tomaba el
agua del manantial de Basondo, documentada desde mediados del siglo XIV. A finales de ese siglo se mencionan otras albercas
en el Arenal, Portal de Zamudio y plazuela
de Santiago51.
En la segunda dcada de este siglo XVI
el concejo comienza a plantearse con mayor
seriedad el tema del abastecimiento de
agua a la poblacin. En marzo de 1515, despus de una visita del Corregidor, se
emprende el proyecto de canalizar el agua
de alguna de las fuentes que utilizaban los
vecinos. Se analizaron las fuentes que tenan mayor calidad de agua y mejores posibilidades de canalizacin, estimndose la
obra en 4.000 ducados. En julio de ese ao
el concejo reuni a los vecinos a voz de
pregn para consultarles sobre la obra y el
impacto econmico que tendra la imposicin de la sisa destinado al pago de la obra.
De los 18 vecinos que fueron convocados 17
aprobaron la idean de traer las fuentes a la
villa. Sin embargo, aunque el proyecto fue
aprobado no se puso en marcha, pues se
consider aquel un momento inadecuado

para imponer una nueva sisa a la poblacin


de la villa. En vez de realizar la canalizacin
se opt por el arreglo de la fuente de la
Gabarra, obra sensiblemente ms modesta52.
En 1523 el maestro Martn de Aguirre
dirigi la construccin de una infraestructura de trada de aguas que arrancaba
desde el Pontn53. Casi treinta aos despus, en 1552, Guiot de Beaugrant dirigi
una obra similar que tomaba el agua del
molino de Erqueigo y la conduca hasta el
albergue municipal situado extramuros
junto a la calle Somera desde donde se distribua al interior de la poblacin54. Un
informe realizado en 1558 por Juan de Lriz
nos indica que el sistema contaba con dos
conducciones paralelas, una destinada a
surtir a las fuentes (localizadas en Santos
Juanes, plaza Mayor, portal de Zamudio,
Carnicera, Matadero, plaza de San Miguel
y frente al portal de Barrencalle) y otra utilizada para la limpieza de la ronda de la
villa, operacin que tardaba aproximadamente una hora en realizarse, segn testimonios de la poca55.
As pues, la impresin general es que el
abastecimiento de agua a la poblacin no
fue un tema de especial trascendencia para
las autoridades bilbanas al menos hasta
bien entrado el siglo XVI, las cuales preferan delegar ese cometido en los particulares. Y, por lo que parece, tampoco los particulares mostraban especial rechazo a que
las cosas estuvieran as establecidas. El
acarreo del agua no era entendido como
una empresa pblica o colectiva sino propia de cada vecino o familia. Las mozas
eran las encargadas del transporte del
agua desde las fuentes a los hogares, generndose en torno a las fuentes, manantiales
o ros una forma natural de relacin social.
Los hombres slo se encargaban de esta
labor si el trabajo era realizado de forma
profesional, como el caso de los aguadores56.
81

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

Plazuela de Zamudio
San Nicols

Plazuela de Santiago

Bilbao
Ra de

El Arenal

Bilbao
Ibeni

Convento de
San Francisco

Allende la Puente
Fuente
Alberca

FUENTES Y ALBERCAS EN BILBAO


A FINALES DEL SIGLO XV

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

Fuente del
Matadero

Fuente de la
plazuela de
Zamudio

Centro distribuidor
de las aguas

Fuente de la
Plaza de San Miguel

Fuente de
Ss. Juanes

Fuente de Carnicera

Fuente de Barrencalle

Fuente de la
Plaza Mayor
Fuente

SISTEMA DE DISTRIBUCIN DE AGUAS


EN BILBAO EN 1558

82

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

Por el contrario, la evacuacin de las


aguas s suscitaba mayor inters tanto en los
vecinos como en las autoridades. Si el abastecimiento era un asunto privado la evacuacin era una necesidad comn. En Bilbao el
vertido de agua antes de las diez de la noche
estaba prohibido. Adems, sta no poda
arrojarse desde las ventanas, sino que los
vecinos deban bajar a la calle y depositarla
en los caos de agua sucia que recorran las
calles de la villa57. El plano de Bilbao estaba
estructurado magnficamente para tal cometido: el agua vertida a las servidumbres de
luces corra haca los cantones y de estos a
las calles principales para inmediatamente
verter sobre la ra, eliminndose con rapidez
las aguas residuales y permitiendo tambin
la escorrenta natural en caso de lluvia. Sin
embargo, la disposicin de servidumbres,
cantones y calles y la existencia de caos en
las calles no debi ser suficiente para evitar
que la suciedad desbordase frecuentemente
aquel sistema colector. Por ello, las calles y
cantones debieron ser espacios sucios, insalubres y foco habitual de infecciones.
El problema de la suciedad del espacio
pblico de la villa se trat de controlar en
tres aspectos58.
El primero de ellos fue en las servidumbres de aguas o de luces. En un primer
momento, cuando la villa contaba an con
espacios abiertos en las zagueras de los
solares el vertido de agua se realiza sin
mayor problema, pero el agotamiento del
espacio intramuros termin por hacer desaparecer estos espacios abiertos, con lo cual
la eliminacin del agua se hizo algo engorroso. Los continuos vertidos por las partes
traseras de las casas hacia las servidumbres
de luces podan llegar a formar verdaderos
riachuelos que se desbordaban hacia los
cantones y calles de la poblacin. Por ello
en 1505 una ordenanza estableci el tapiado
de las servidumbres para evitar estos vertidos continuos al espacio pblico de la
comunidad. El concejo, consciente del pro-

blema, y viendo que muchas veses cae viscosidad de las dichas casas, que avia de caer
al canno, a la calle, en grand perjuisio de la
dicha villa e de los que pasan por las dichas
calles e cantones orden a los dueos de
las casas de los cantones que cerraran las
dichas privadas con cal e pyedra fasta que
non parescan las tales pryvadas a su costa e
misin dentro de veynte das59. Por lo que
parece, este tipo de medida debi ser impopular ya que esta ordenanza supona una
repeticin de otra anterior de 1488. Como
forma de burlar la prohibicin, muchos
vecinos optaban por realizar un boquete en
el muro por la noche para permitir la salida
del agua a las calles y cantones, aspecto
contra el que tambin luch el concejo60.

SISTEMA DE EVACUACIN DE LAS AGUAS


EN LA VILLA DE BILBAO

El segundo punto que se trat fue el referido a las privadas y necesarias. Estos eran
habitculos volados sobre la calle que existan en algunas viviendas construidos en
madera o en cal y canto y en los que los
83

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

habitantes de las casas vertan el agua utilizada y los residuos orgnicos, todo lo cual
caa directamente a los cantones. La suciedad que tal prctica provocaba en la villa
llev al concejo a regular su utilizacin,
bien cerrndolas hasta la lnea de la calle61
bien situndolas dentro de las viviendas y
no en su exterior62. Como se aprecia, tal
medida no iba encaminada precisamente a
atajar el problema sino a convertirlo en algo
particular de cada vecino.

El tercer punto del que las autoridades


bilbanas se encargaron en relacin a la
suciedad crnica que padecan las calles y
cantones de la villa fue el de la limpieza de
las caeras que recorran las calles. Se sabe
que todas estas caeras estaban cubiertas
en su recorrido por la villa porque el concejo se encargaba de comprar piedras para
sustituir a las que se hubiesen partido63. La
84

limpieza de estas caeras se encargaba a


profesionales pagados espacialmente para
ello y no a los vecinos, debido a la dificultad
que entraaba tal prctica. La construccin
de los canales tambin corra por cuenta de
profesionales para evitar que la mala nivelacin de los caos produjese desbordamientos de aguas en las calles. ste era el
caso de Artecalle, hacia la cual corran la
mayor parte de las aguas sucias de
Tendera. Los vecinos de Artecalle protestaron ante el concejo bilbano por el agravio
que esto supona y pideron que se llevase a
cabo una mejor nivelacin que repartiese
correctamente las aguas entre Tendera y
Artecalle64.
Una vez recogida el agua en las caeras
su destino eran los cays de la ra, si bien
algunos vecinos cercanos a la muralla perferan eliminar sus inmundicias en las crcavas y fosos, prctica contra la que regulaba
el concejo ordenando a los vecinos pegantes
a los fosos que limpiasen las crcavas de tierra, estircol y basura y que lo depositasen
en el tonel de la dicha villa que el concejo
tena para tal efecto en aquel lugar65.
En resumen, por lo que los documentos
muestran, el abastecimiento de agua a la
poblacin bilbana fue un tema de segundo
orden para las autoridades municipales
que, en buena medida, dejaron tal necesidad en manos de los propios vecinos. La
evacuacin de las aguas, por el contrario, s
fue un problema comn sobre el que el concejo regul con cierta frecuencia para salvaguardar la salubridad y la higiene de la
villa, razn por la cual es mayor su presencia documental66.
6.4. Los incendios y las inundaciones:
modificaciones violentas del plano de
la villa
Los incendios

A su paso por la villa de Durango en


1457 el rey Enrique IV mostr su asombro al

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

comprobar que la mayor parte de las casas


de la villa estaban construidas en madera.
As lo recoge Garibay cuando afirma:
Refieren algunos viejos por tradicin que
preguntado en Durango el Rey, que le parecia aquella villa, respondi: que estaba en
poser de un loco, dijo, por ser todas las
casas de tabla, porque estaba a la ventura
de quien con un manojo de paja, haciendo
un desatino, o descuido, diese fuego a la
villa67. Ya algunos aos antes, en 1452, el
Fuero Viejo de Vizcaya sealaba la madera
como material principal de las construcciones (Fuero Viejo, cap.CLXI). Con estas condiciones no es extrao que los incendios
fueran un hecho frecuente en las villas vizcanas, sobremanera teniendo en cuenta la
costumbre de utilizar la paja como elemento aislante del fro y el almacenamiento en
las casas de grasas y combustibles para la
iluminacin. Si el incendio en una vivienda
contaba con la colaboracin del viento,
especialmente si era viento Sur, era muy
habitual que el fuego pasase de una casa a
otra provocando un incendio general.

cia de la madera como material de construccin principal en la mayor parte de las


casas68.
Sin embargo, parece que las autoridades
bilbanas no tomaron en excesiva consideracin este problema, pues para mediados
de la siguiente centuria la mayor parte de la
villa segua estando construida principalmente en aquel material. La tragedia, inevitable en una villa construida de tal guisa y
con las casas tan apiadas, sucedi en la
madrugada del 9 de noviembre de 1571.
Salvo seis casas-torre y las iglesias, y an
stas sufrieron daos de consideracin, la
totalidad de la villa qued por completo
arrasada por las llamas. Los vecinos, sin
casa en la villa donde cobijarse, debieron
alojarse en las casas extramuros e incluso en
las embarcaciones que estaban atracadas en
los muelles de la ra. La valoracin que al
poco tiempo realiz el concejo para cuantificar los daos sufridos ascendi a la impresionante cifra de 1.500.000 ducados69.
Esta vez el concejo s tomo buena cuenta
de lo sucedido, adoptando desde aquel

FACTORES DE RIESGO DE INCENDIO EN EL

Del ao 1442 tenemos noticia de un


incendio acaecido en Bilbao. El mircoles 16
de marzo por la noche se declar en la villa
un terrible incendio que destruy muchas
viviendas y almacenes debido a la presen-

BILBAO MEDIEVAL

momento medidas encaminadas a evitar en


lo posible aquel dursimo golpe sufrido.
As, las nuevas Ordenanzas fijaban la altura
de las viviendas en veinticinco o veintiseis
codos (aproximadamente 11,25 metros) y la
85

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

anchura de las nuevas calles en quince


codos (6,75 metros). Los nuevos viales
resultaban mucho ms espaciosos que los
antiguos y menos proprensos, por tanto, a
la propagacin del fuego. Otra medida
adoptada por el concejo fue la obligatoriedad de presentar una pintura del edificio
para obtener la licencia de obras. Por lo que
respecta a los materiales, la madera no
desapareci como elemento constructivo de
primer orden pero la piedra se utiliz para
los bajos y para las paredes medianeras,
evitando as la propagacin del fuego de un
edificio contiguo a otro. La alusin de
Garibay a que en 1572 toda la villa era de
hermosa cantera y ladrillo no deja de ser
una exageracin del autor.

cel; en 1581 se compr un lote junto a la


iglesia de Santiago para ampliar la plazuela
y en 1591 se abri un cantn en Somera gracias a la adquisicin de otro lote de terreno70. Estas decididas actuaciones contaron
con una ayuda fundamental: la existencia
en la villa de multitud de solares vacos
ante la imposibiliadad de algunos vecinos
de reconstruir su casa tras el incendio. La
mayor parte de los restos de muralla que
quedaban en pie fueron derribados para
facilitar la nueva ordenacin de la villa.
As pues, el terrible incendio de 1571
supuso en cierta modo el adios a la villa
medieval, al menos en alguno de sus aspectos. La apiada poblacin de estrechas
calles repletas de viviendas de madera di
paso a una nueva
villa, ms espaciosa
y ms ptrea. Aunque Bilbao no se
deshizo de su legado medieval, an
hoy no lo ha hecho,
s se modific en
profundidad. El incendio sirvi para
corregir las incongruencias urbanas
que hasta aquel
momento haban
sido de difcil resolucin, dando paso
a una ciudad ms
moderna y, probablemente, algo
ACTUACIONES LLEVADAS A CABO EN BILBAO TRAS EL INCENDIO DE 1571
ms acogedora.

El incendio sirvi tambin al concejo bilbano para comprar algunos solares vacos
con el fin de ampliar los espacios y edificios
pblicos de la villa, hasta el momento escasos. As, las parcelas contiguas al portal de
Zamudio, pertenecientes a las calles
Somera y Tendera, fueron adquiridas por
el concejo para la reconstruccin de la cr86

Las inundaciones

Junto a los incendios, las inundaciones


supusieron para Bilbao un peligro muy cercano. Las aguaduchos atacaban peridicamente la villa, causando a su paso grandes devastaciones que obligaban a la poblacin a reconstruir cada cierto tiempo sus
casas, sus edificios pblicos, sus murallas o

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

sus muelles. La situacin de la villa en el


punto de confluencia del Ibaizbal y el
Nervin y, especialmente, la llegada de
fuertes mareas coincidentes con la crecida
de los ros suponan la entrada del agua en
la poblacin, peligro que, an hoy, no est
del todo superado.
Las principales inundaciones sufridas
por los bilbanos en la Edad Media fueron
las de 1380, 1402, 1408, 1447 y 1450, aunque
las inundaciones de las que no nos ha quedado noticia debieron ser muchsimas ms.
Del aguaducho de 1380 da cuenta
Guiard sealando que caus daos al puente de San Antn, como sola ocurrir en cada
una de las inundaciones71.
En su monumental obra, Labayru alude
a un documento manuscrito en el que se
refiere una riada de gran violencia sucedida
en la villa el mircoles 13 de abril de 1402 la
cual inund la poblacin, sacando muchos
cuerpos de las fosas de la iglesia de
Santiago y llevndolos ra abajo, al igual
que hizo en las iglesias de los Santos Juanes,
San Antn y San Nicols por lo que las gentes de Bilbao debieron adquirir fosas en San
Francisco72. Aunque puede que el hecho al
que se refiere sea cierto la noticia tiene,
como seala Labayru, ciertas contradicciones. La iglesia de San Antn no se consagr
hasta 1433 por lo que no exista todava
culto a aquel santo como para nombrar con
tal advocacin el edificio; por otra parte, las
iglesias de los Santos Juanes y San Nicols
no eran por aquel entonces parroquias, por
lo que difcilmente podan contener en su
interior enterramiento alguno. En las capillas y ermitas slo se daba enterramiento
ocasional a los fundadores y a su familia.
Por tanto, la noticia, aunque pudiera ser
cierta, debe ser tomada con mucha cautela.
En el ao 1408 y nuevamente en 1418 se
produjeron sendas avenidas que volvieron
a afectar al puente de San Antn, continuamente en reaparacin por la violencia con
que las aguas lo golpeaban en sus crecidas.

El ao 1447 trajo al Seoro nuevas inundaciones que afectaron entre otras a las
poblaciones de Bilbao, Ordua, Durango y
Miravalles. En el caso de Bilbao la inundacin fue especialmente violenta por el sealado condicionante de ser punto de confluencia del Ibaizbal y el Nervin. El mircoles 12 de julio dos horas despus del
medioda Bilbao se vio invadido por la
impetuosa llegada de las aguas, que se llevaron por delante el molino de Artunduaga
y los barquines de la ferrera del aquel
lugar73. La fuerza desbordada de las aguas
quebr los cables y maromas de los buques
y corrieron estos ra abajo e incluso por el
interior de la villa. De entre todas las riadas
sufridas en Bilbao sta fue probablemente
una de las ms violentas y desastrosas.
El mircoles 27 de julio de 1450, slo tres
aos ms tarde que la terrible inundacin
anterior, sobrevino en la villa otra violentsima avenida que derrib la puente, parte
de la Rentera y el cay de la Cal de la
Pesquera, el portal de Santa Mara, as
como arras las huertas y destruy casas,
paredes y muros de la cerca. Adems, se
perdieron algunas naves de los muelles,
arrastrando tambin ruedas de molino,
como la de Urtunduaga, piedras y madera
acumuladas para la construccin y vena
almacenada para su embarque. En otros
puntos del Seoro las inundaciones tambin se produjeron, como en Lequeitio,
donde el agua derrib el puente de la villa.
Desde aquellos mediados del siglo XV
en adelante la relacin de inundaciones
sigui engrosando la lista y provocando
cuantiosos daos en la poblacin, como la
que en 1553 dej en estado de ruina la
Iglesia de San Nicols de Bari74. Pero estas
inundaciones no fueron tan desastrosas
como la que casi finalizando el siglo XVI
asol de nuevo la villa.
Poco tiempo despus del terrible incendio que arras por completo Bilbao se produjo una nueva rada, concretamente el 22
87

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

de septiembre de 1593, que caus muy


serios daos en algunos de los edificios de la
poblacin, como el molino de Pontn o la
sede del Regimiento y Casa de Contratacin.
El puente de San Antn qued muy gravemente afectado y los muelles de la ra prcticamente inutilizables. La Rentera y el hospital tambin resultaron gravemente afectados. La fuerza de las aguas fue tal que algunas naves atracadas en el puerto entraron en
la poblacin y circularon por sus calles,
embistiendo y causando graves desperfectos
en varios edificios75.
Todas estas desgracias acaecidas en la
villa entre los siglos XIV y XVI provocaron
notables cambios en el plano de la villa y
tambin en los edificios. En general, aunque
los incendios e inundaciones constituan
daos de gran consideracin para la poblacin podan ser utilizados tambin para el
arreglo y mejora de la villa, como se vio en
el caso del incendio de 1571. Debido a ello
la imagen del Bilbao medieval se desfigura
en cada uno de estos acontecimientos, renovndose en un continuo proceso de destruccin y construccin inevitable en una
poblacin tan dinmica y vital como fue la
bilbana. Al comps de la adecuacin de la
villa a las nuevas necesidades se borraba el
recuerdo de la original configuracin de su
plano y su casero.
6.5. El espacio de la espiritualidad

En todas las villas y ciudades medievales los edificios religiosos cumplan una
funcin primordial para la comunidad. Ya
se apunt anteriormente como la religin
impregnaba mltiples facetas del hombre
medieval, como su comportamiento ante
los dems, el ritmo temporal de sus acciones o el sistema de rituales en el que participaba. Dada esa importancia que otorgaban a la religin aquellos hombres medievales no es de extraar que llevasen a cabo
obras tan monumentales como las que
podemos an observar en multitud de
88

lugares. El espacio donde se alojaba Dios y


donde los feligreses se unan a l deba ser
un lugar primordial para la comunidad, un
espacio bello y grandioso. Frente a unos
edificios civiles endebles en la mayor parte
de los casos las ciudades medievales contaban con monumentales edificios religiosos
construidos con el fin de perdurar.
Sin embargo, las iglesias no eran nicamente los centros religiosos de la comunidad, sino que cumplan tambin importantes papeles en otros campos. As, en sus
inmediaciones solan realizarse los mercados y eran tambin objeto de frecuentes
luchas entre los linajes locales para hacerse
con su control.
Un aspecto muy destacado de las iglesias era el de servir como lugar de enterramiento. En un principio los enterramientos
deban realizarse dentro de las iglesias, ya
fuera en lpidas bajo el suelo o en las paredes. Sin embargo, el agotamiento del espacio interior hizo desplazar los enterramientos al exterior de las iglesias, con lo que el
espacio interior qued reservado nicamente a los privilegiados, generalmente las
familias ms poderosas y los eclesisticos.
Aunque todo el espacio destinado al enterramiento alrededor de la iglesia gozaba del
mismo carcter sagrado que el interior,
poder enterrarse dentro del templo supona
un signo de distincin para quienes lo conseguan, frente a aquellos que no podan
gozar del privilegio de descansar en tierra
ad sanctos.
Junto a las iglesias, otros lugares santos
que aparecen en las villas medievales son
los conventos de rdenes mendicantes. En
estos conventos la funcin evangelizadora
de las iglesias se eleva a una funcin educadora, ms amplia que la anterior. El hecho
de que existan conventos en una villa es un
signo del crecimiento y desarrollo de la
misma por dos razones: por un lado, la
implantacin de uno o varios conventos
supone que la comunidad es capaz de su

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

mantenimiento, para lo cual ha debido


alcanzar un estadio de desarrollo medianamente elevado; en segundo lugar, las rdenes mendicantes se instalan en ncleos
urbanos frente a los monasterios benedictinos y cistercienses que lo hacen en el medio
rural, por lo que la instalacin de los primeros en una poblacin puede ser utilizado
como criterio de medida de su desarrollo
urbano.
Como ltimo espacio destinado a la
espiritualidad hay que sealar los hospitales, lugares en que se atendan las necesidades de los pobres y los enfermos. Para el
hombre medieval el pobre es la personificacin de la figura de Cristo, por lo que atender a aquel era una forma de rendir homenaje a ste. Por ello, los hospitales solan
recibir numerosas limosnas de los feligreses, especialmente en sus testamentos, que
vean limpia de ese modo su culpable conciencia de pecadores.

Para otros, sin embargo, la iglesia no se


localiz en la orilla izquierda sino en un
terreno descampado de la derecha de la ra77.
En este caso, la iglesia de Santiago podra servir de enlace entre las dos hipotticas poblaciones que ocupaban el solar de Bilbao con
anterioridad a la carta puebla: la de Bilbao la
Vieja (ferrona) y la de Ascao (pesquera).
Esta hiptesis cuenta con el apoyo de
otros ejemplos de poblaciones en los que se
observa la presencia de la iglesia parroquial
entre los dos o tres barrios que conforman
la poblacin, sirviendo de nexo de unin
entre ellos. Los documentos ofrecen poca
ayuda en la resolucin del problema pues
los ms tempranos no aluden a su situacin, sino a la tregua que en ella se desarroll en 1353 y a la decisin de ampliarla que
se toma en 137978.

6.5.1. La iglesia de Santiago de Bilbao

Antes de la fundacin de la villa en el


ao 1300 ya exista en la pequea poblacin del Ibaizbal una iglesia advocada al
apostol Santiago, como se apunta en la
carta puebla. Lo que ya entra en el campo
de la duda es si esta iglesia estuvo desde
un primer momento en el lugar que actualmente ocupa o si bien se localiz en principio en el barrio de Bilbao La Vieja, all
donde probablemente existiera con anterioridad a la fundacin de Bilbao un poblado dedicado principalmente a la explotacin del mineral de hierro de la mina de
Miravilla.
Algunos autores sostienen que la iglesia
de Santiago pudo localizarse al comienzo
de la calle Urazurrutia, donde an en la
actualidad existe all una hornacina con una
imagen de Santiago Matamoros, apoyndose en la tradicin del Regimiento de Bilbao
de trasladarse en ocasiones sealadas a
aquel lugar76.

Beatriz Arizaga y Sergio Martnez

DIVISIN DE PARROQUIAS CONCLUIDA POR EL


D. JUAN OCHOA DE SALAZAR EN 1581

OBISPO

Lo que si parece ms constatable es la


relacin de esta iglesia primitiva con el itinerario de la ruta jacobea por la costa cantbrica. Aunque el Camino de Santiago en
el Pas Vasco no tuvo, ni con mucho, el peso
89

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

del que goz entre la Cordillera y el Duero


hay que reconocer que pudo haber dejado
su impronta en Vizcaya.
Por lo que respecta a la fecha de construccin de la iglesia actual los datos tampoco son especialmente esclarecedores. Por
una mencin de 1404 sabemos que la iglesia
era de gran tamao y contaba con tres naves
y seis pilares, por lo que puede considerarse
que se refiera al templo que actualmente
conocemos. El edificio gtico actual responde a un proyecto de alrededor de 1400, aunque su construccin se prolong a lo largo
de todo el siglo XV y principios del XVI,
momento este ltimo en que se remat el
claustro y la sacrista79. El portico del Sur es
un aadido posterior al cual acompaaron
la casa cural, la fachada del Oeste y los remates del bside. En el espacio que ocupan en
la actualidad el claustro y el prtico existieron en principio lugares de inhumacin.
Si, como se dice, el gtico es luz, la iglesia de Santiago es la que ms plenamente
responde al esquema gtico, tanto por lo
translcido de su espacio interior como por
el marcado carcter simblico que juega la
luz en su relacin con la arquitectura. Slo
en San Severino de Valmaseda se aprecia
esta misma grandeza de la luminosidad en
Vizcaya80.
La planta de la Iglesia de Santiago es de
tres naves paralelas divididas en cuatro tramos ms el crucero, sin resalte de ste ltimo en el plano, capillas bajas entre los contrafuertes de las naves laterales y girola
simple. Precisamente, la girola es el elemento ms sobresaliente del templo por la disposicin de las capillas y, especialmente, del
deambulatorio, con sus bvedas de diseos
tiangulares y trapezoidales alternativas.
Esta disposicin de la cabecera se ha relacionado con la catedral de Toledo y tambin
con las de Cuenca, Tortosa, Alcal de
Henares y con la catedral francesa de
Caudebec. Sin embargo, el ejemplo ms
apropiado podra ser la iglesia francesa de
90

Saint Jean de Champs, en Bourges, edificio


destruido por la Revolucin Francesa y de
construccin coetnea o anterior a la de
Santiago de Bilbao, si bien est relacin no
es del todo segura81.
La cubierta de las naves es abovedada,
de crucera simple. La cubierta del bisde se
realiza con una estrella de seis puntas y la
del crucero con bveda de terceletes82. Los
pilares son de ncleo cilndrico con columnillas adosadas. El triforio, estrecho, rodea
las naves laterales, el crucero y el bside.
Los vanos se presentan geminados y apuntados en el bside mientras en las naves
bajas presentan huecos abiertos a las capillas. La decoracin, vegetal, es escasa y
reducida fundamentalmente a los pilares.
Tres son los accesos a la iglesia, dos en el
crucero y otro a los pies del templo. La portada sur es la ms antigua de las que conserva la Iglesia de Bilbao, probablemente de
los aos 1460-70, aunque en la actualidad es
un elemento meramente decorativo al
hallarse tapiada. Es abocinada, con cuatro
arquivoltas, dos angreladas, una lisa y la
exterior decorada con figuras sedentes. Su
morfologa abocinada responde a los mismos esquemas empleados en Santa Mara
de Lequeitio y Santa Mara de Guernica,
dentro del influjo navarro83. El acceso Norte
comunica con el claustro y es el ms reciente de los tres, probablemente de la poca de
este ltimo. El acceso del Oeste, por fin, fue
rehecho por completo el siglo pasado por el
arquitecto Achcarro, al igual que la torre,
por lo que su morfologa primigenia, en
cualquier caso muy modificada ya antes del
arreglo, nos es desconocida.
El claustro es pequeo y de gran sencillez constructiva, contando con cuatro alas
de galeras y un jardn central. La comunicacin de las galeras con el jardn se realiza
a travs de una serie de amplios vanos
apuntados apoyados en un zcalo muy
desarrollado y separados entre s por gruesos contrafuertes que soportan el empuje de

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

EN LAS OBRAS DE RESTAURACIN LLEVADAS A CABO EN 1999 EN LA IGLESIA DE


SANTIAGO DE BILBAO QUED AL DESCUBIERTO LA DISPOSICIN DE LOS ENTERRAMIENTOS
EN EL INTERIOR DE LA IGLESIA, PRCTICA HABITUAL EN POCA MEDIEVAL

Foto: Sergio Martnez

91

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

las bvedas.. Est adosado a la iglesia por


su parte Norte y su finalizacin data de
principios de siglo XVI, al igual que la
sacrista. La decoracin vegetal es ms destacada que en el interior del templo. La
comunicacin con la calle Correo se realiza
a travs de la puerta del ngel. Esta puerta
es deudora del llamado estilo Reyes
Catlicos, pues cuenta con muchos de sus
elementos distintivos: arcos de ingresos
escarzanos, remate en conopio, pilaretes

PUERTA DEL NGEL DE LA IGLESIA DE SANTIAGO

recambiados en los flancos y motivos curvilneos vegetales en el timpano84. El acceso


es doble en arco escarzano con parteluz.
Probablemente el claustro es uno de los rincones menos conocidos por los bilbanos
por hallarse casi siempre cerrado al pblico.
El prtico, por ltimo, es una obra tarda, iniciada en 1571 pero terminada ya en
92

el siglo siguiente. Este prtico representa un


audaz proyecto constructivo destinado a
varias finalidades: dotar a la villa de un
amplio espacio cubierto para la celebracin
del mercado, urbanizar el rea Sur de la
Iglesia de Santiago adaptndose al trazado
de las calles, cimentar por este lado el dbil
terreno en que se asentaba la iglesia y servir
de lugar de acogida para los feligreses que
acudan a las ceremonias religiosas. La
dimensin del prtico es realmente monumental. Su planta se define en un polgono
irregular que se adapta perfectamente al
espacio en que se levanta. El abovedamiento es muy irregular debido a la adecuacin
al marco. Destacan especialmente los seis
poderosos pilares de base rectangular en
que se apoya.
La construccin de la Iglesia de Santiago
es probablemente uno de los sntomas ms
expresivos del desarrollo urbano de Bilbao
en la Baja Edad Media. Aunque la construccin de esta iglesia es un signo de la capacidad perceptora de diezmos de la comunidad, no lo es menos de la capacidad de la
sociedad urbana de destinar parte de su
riqueza a una obra espiritual. Gracias a las
donaciones realizadas para la construccin
de la iglesia los bilbanos encontraban un
medio de limpiar su dinero, adquirido en
actividades mercantiles no siempre muy
rectas o incluso en operaciones de prstamo
usurario. Adems, el ser capaces de construir un edificio bello para el Seor serva
tambin para fortalecer el ego de la
comunidad y agruparla en un proyecto
comn85. La Iglesia de Santiago es, por
tanto, uno de lo smbolos de que aquella
pequea localidad del Ibaizbal, al poco
tiempo de la concesin de su carta puebla,
se senta fuerte y confiada para realizar las
ms duras empresas.
En la divisin de collaciones o parroquias llevada a cabo por el obispo don Juan
Ochoa de Salazar en 1581 a la iglesia de
Santiago le corresponda el siguiente espa-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

cio: La calle de la carniceria bieja y las dos


calles de barrencalle y la plauela y desde el
portal de camudio hasta barrencalle la susera toda la ronda y todas las casas que estan
al rededor de la iglesia y mas la calle de santiago hazia la parte de la casa de Juan Coetu
y la del doctor Anuncibai y s. Juan de Fano
y desde alli toda la poblacin que ay entre
los muros biejos de la villa y el rio asta dar
en la torre de lope de Arbolancha86.
6.5.2. Las iglesias de San Antn y San Nicols
LA IGLESIA DE SAN ANTN

La iglesia de San Antonio Abad, o San


Antn, se levanta en la calle de la Ribera, al
final de las calles Somera y Ronda y en el
mismo borde de la ra. La fecha de comienzo de su construccin nos es desconocida,
al igual que sucede con la Iglesia de
Santiago. Como anteriormente se vio, probablemente se construyera sobre el alczar
que ocupaba en un primer momento aquel
espacio y que para 1366 o algo ms tarde ya
deba haber desaparecido. El 5 de agosto de
1435 se sabe que se celebr la primera misa
en el templo87. Por tanto, 1366 y 1435 podran servir como fechas postquam y antequam
en la construccin de esta Iglesia.
Aunque no existen noticias documentales que sealen que la iglesia de San Antn
aprovechase para sus muros la construccin
anterior del alczar, no parece aventurado
suponer que as realmente fue. Una construccin tan recia como debi ser el alczar
y con tan poco tiempo a sus espaldas (nicamente permaneci en pie 30 aos) deba
ser el asiento ideal para una iglesia que se
levantaba en un terreno difcil necesitado de
buena cimentacin. En la Edad Media las
reutilizaciones de edificios era prctica
corriente en todos los lugares, especialmente cuando el edificio reutilizado era una
obra de calidad, por lo que la suposicin
puede que no se aleje demasiado de lo cier-

PLANTA Y FOTOGRAFA DE LA IGLESIA DE S. ANTN

Foto: Sergio Martnez

93

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

to. En cualquier caso, el primitivo templo


sufri una serie de importantes reformas en
la dcada de 1480 que, prcticamente, lo
levantaron de nuevo desde sus cimientos,
por lo que si realmente la primitiva iglesia
de San Antn se levant sobre los muros del
alczar resulta muy difcil que la parte baja
de la iglesia actual mantenga la morfologa
de la fortaleza bilbana.
Lo que si parece evidente es que, a pesar
de derribos, ampliaciones y reconstrucciones, la iglesia de San Antn conserva un
cierto aire de fortaleza que con anterioridad
a la construccin de la portada del Norte y
el campanario barroco deba ser mucho ms
notable.
De esta dcada de 1480 datan tres noticias acerca de la iglesia de San Antn: la
voladura de unas peas por la parte de la
torre de los Leguizamn para la ampliacin
de la iglesia; la queja de los Arbolancha por
el aspecto de fortaleza que estaba tomando
la iglesia frente a su casa-torre; y, finalmente, la redistribucin del espacio interior del
templo para la adecuacin de las fosas mortuorias. Las noticias inmediatamente posteriores en relacin a la construccin del templo son bastante escasas. Tras ochenta aos
de irregular actividad constructiva el libro
de fbrica de la Iglesia informa que en 1560
se complet la cubricin de la nave central
del templo, dndose as por concluda la
obra principal88.
La planta de la iglesia de San Antn es
muy sencilla. Forma prcticamente un cuadrado en funcin de sus tres naves con cuatro tramos cada una y sin transepto. La
cabecera es recta pero ochavada en la primera capilla de la Epstola para mejor
soportar los embates de la ra, que baa sus
paredes por este lado. La nave central es
ms ancha y mucho ms alta que las laterales, al igual que el tramo de la cabecera es
algo ms profundo. De 24 partes de anchura 10 son para la nave central y 7 para cada
una de las naves laterales. En el alzado, la
94

nave central duplica en altura a las laterales. Esta diferencia de altura entre las naves
es aprovechada para incluir un estrecho triforio semejante al de Santiago de Bilbao que
bordea la nave central en su totalidad.
Sobre el triforio se abren unos vanos poco
desarrollados, salvo el primero del lado de
la Epstola, exageradamente ampliado en
un reforma de este siglo. Las bvedas se
soportan por pilares adosados a las paredes
y columnas exentas de base cilndrica con
columnillas adosadas que recogen los nervios de las bvedas y arqueras. Su estructura es simple en las naves laterales, de terceltes con ligaduras en la central y de contraterceletes en el tramo de la cabecera. La
entrada a la iglesia se localiza al Norte,
situacin atpica motivada por la presencia
de la ra al Sur del edificio. Su construccin
se desarroll entre los aos 1545 y 1548 y
respondi a un proyecto de Juan de Garita,
maestro cantero que haba sido nombrado
pocos aos antes maestro director de las
obras de la iglesia.
El acceso es en arco escarzano franqueado por dos pares de columnas corintias
sobre altos podios. Estilstica y temticamente la portada de San Antn responde a
la etapa postrera del plateresco. El campanario es una obra barroca y supone la modificacin ms ostensible de las sufridas por
el templo desde su reconstruccin a partir
de 1480.
En la divisin de collaciones de 1581
corresponda a San Antn todo lo de allende la puente con la tenderia asta la puerta
del portal de camudio y mas la calle de
belaoxticalle asta santiago89.
LA IGLESIA DE SAN NICOLS

Esta iglesia se localiza en el barrio homnimo, muy cercana a la actual Plaza Nueva.
Como ya se ha sealado, el arrabal de San
Nicols era asiento de pescadores y navegantes localizados en torno al entrante o
brazo de mar que la ra dibujaba al Oeste de

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

la poblacin. Su situacin perifrica respecto a las Siete Calles y el elemento separador


que constitua la muralla suscit en los
habitantes del arrabal la necesidad de poseer un templo en el que poder atender a sus
inquietudes religiosas. l santo elegido
para el templo no qued a la zaga del carcter marinero de la poblacin: San Nicols
de Bari, santo obispo patrn de los navegantes. En su honor se levant una pequea
ermita que pronto calific con su nombre al
conjunto de casas que se situaban en sus
inmediaciones (actuales calles Ascao, Esperanza, Cruz y Sendeja) y que sirvi tambin espiritualmente a la poblacin del
Arenal (Bidebarrieta, Correo...), marinera
como la de San Nicols90.
De aquella primera ermita nada sabemos. Sus dimensiones debieron ser muy
reducidas a tenor de la importancia marginal que aquella poblacin tuvo hasta
mediados del siglo XV. Sin embargo, el crecimiento generado en la villa desde finales
del siglo XV hacia este espacio como punto
de desahogo de la presin demogrfica que
viva el ncleo amurallado hizo necesaria
una ampliacin del templo, incapaz de acoger el aumento de feligreses. Bajo el mismo
impulso que derribaba las murallas de la
poblacin en su flanco Oeste caa la pequea ermita de pescadores para dar paso a
una nueva iglesia a tono con las nuevas
dimensiones del ensanche.
Hacia 1490 la nueva iglesia ya estaba en
pie, gracias a las numerossimas limosnas
aportadas tanto por los habitantes del ncleo murado como por los de los arrabales,
devotos todos ellos del patrn de los navegantes. Pero el caso fue que la cimentacin
de la iglesia era muy deficiente en un terreno tan problemtico como la ribera de la ra
y pronto comenzaron a presentarse daos en
la edificacin. La avenida que sufri la villa
en 1553 fue el golpe de gracia para la iglesia
marinera, que desde aquel momento qued
en un estado de gran ruina.

Durante treinta aos el templo qued


abandonado hasta que en 1582 el acaudalado comercainte bilbano Juan de Bengoechea decidi aportar una sustanciosa
cantidad en favor de la olvidada iglesia con
el fin de que fuera restaurada y que, a su
muerte, sus restos reposasen entre aquellas
santas piedras. La generosa aportacin de
Bengoechea evit la ruina de la edificacin
durante ms de un siglo, pero a mediados
del siglo XVII los problemas volvieron a
plantearse con inusitada intensidad. En
1740 el ayuntamiento declar en ruina el
templo y procedi a su cierre. El proyecto
de nueva iglesia presentado por Ignacio de
Ibero, autor y director de obras del templo
de San Ignacio de Loyola, fue aprobado de
inmediato, comenzando acto seguido la
edificacin. Las obras se desarrollaron a
gran velocidad desde 1743 no slo por el
sincero amor que los bilbanos profesaban a
aquel santo sino tambin por la necesidad

IGLESIA DE SAN NICOLS

Foto: Sergio Martnez

95

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

de contar con un templo en condiciones que


atendiese las necesidades religiosas de los
habitantes de aquella parte de la villa.
En 1756, sin escatimar en gastos, el
Ayuntamiento celebr una jornada festiva
con motivo de la inauguracin del templo
de San Nicols, por fin perfectamente asentado sobre el terreno y con todo el esplendor de la arquitectura barroca. Slo las guerras carlistas consiguieron hacer mella en el
templo, utilizado durante un cierto tiempo
como almacn de material blico. Tras los
destrozos causados y su posterior reparacin la iglesia se abri definitivamente al
culto en 1881.
En la divisin de collaciones de 1581
corresponda a la parroquia de San Nicols
la calle de Ascao desde el portal de camudio asta lo que dura la jurisdiccin de la
villa hazia la parte de deustua y uribarri y
mas lo que ay en la calle de santiago desde
fuera de la puerta nueba asta la casa de
Arriquibar con toda la demas poblacin
que ay hazia la dicha iglesia y el rrabal de
ascao por tras la carniceria91.
6.5.3. Los conventos

Con cierto retraso respecto a la tnica


europea y de la Corona de Castilla, el
Seoro de Vizcaya acogi desde mediados
del siglo XIV una serie de conventos. El primero en asentarse fue el de San Francisco
de Bermeo. Las rdenes que se instalaron
en Vizcaya fueron fundamentalmente dominicos y, sobre todo, franciscanos. Frente a
los cistercienses y benedictinos, las rdenes
mendicantes supusieron una nueva forma
de entender la piedad y atender al sentimiento de las gentes urbanas, diferentes en
su comportamiento y mentalidad a las del
medio rural. En Vizcaya los mendicantes no
tuvieron que enfrentarse a las rdenes
monsticas pues, a pesar de que estas ltimas mantenan an cierta impronta en el
territorio, lo cierto es que su poder en el
Seoro languideca.
96

Frente al retiro practicado por benedictinos y cistercienses, los mendicantes constituan la punta de lanza de un proyecto educador y socializador, para lo cual era prioritario atender directamente las necesidades
de la comunidad ciudadana. La obligacin
de misionar, de educar y de estudiar en profundidad los textos sagrados impeda a
estos religiosos la dedicacin a las tareas
agrcolas, de ah que su mantenimiento
dependiera escasamente de sus bienes races
y notablemente de las limosnas recibidas.
La cortedad del espacio intramuros en
Bilbao, ms que la irradiacin rural de la
villa, oblig a los conventos de mendicantes
a situarse en las anteiglesias cercanas. As,
Deusto fue sede de una comunidad de
agustinos mientras Abando acogi una
comunidad de franciscanos. La comunidad
agustina se desarroll en San Bartolom de
Brriz, Deusto, hacia 1379, primeramente
en forma de eremitorio. La comunidad recibi confirmacin cannica en 1425. Por fin,
a comienzos del siglo XVI los agustinos de
Deusto se instalaron en un viedo adquirido a Tristn de Leguizamn, a la sazn preboste de Bilbao, en terrenos de Uribarri, en
el espacio donde actualmente se levanta el
Ayuntamiento de la villa.
Los franciscanos de Abando se asentaron
desde 1498 en terrenos cedidos por el armador Juan de Arbolancha y su esposa Elvira
Fernndez de Basabe en la orilla izquierda
de la ra, enfrente de las calles bilbanas
Barrencalle y Barrencalle Barrena. As pues,
dos de las familias ms poderosas de la
villa, enfrascadas en continuas luchas por el
control del poder, proporcionan a los mendicantes el espacio para su asiento92.
El convento de San Francisco fue, sin
duda, el de mayor relieve de la villa. En
1431 un eremitorio dedicado a San Mams
del que eran patronos varios hidalgos de
Bilbao y Abando fue entregado a los franciscanos en el lugar de Basurto, de la anteiglesia de Abando. Aquella casa fue conver-

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

tida en convento en 1450 por decisin del


Papa Nicols V como forma de favorecer el
culto permanente en este lugar93. El convento goz pronto del aprecio de los bilbanos, pero la distancia exitente entre Basurto
y Bilbao era un impedimento para la relacin de los frailes con la poblacin urbana.
Debido a ello, los monjes decidieron instalarse en un lugar ms cercano a Bilbao
desde el cual la predicacin fuera ms sen-

la instalacin fuera efectiva ante la oposicin que encontraron los monjes en parte de
los cabildos de Bilbao y Abando95.
Las obras comenzaron en 1501 y para
1505 ya estaba levantada la capilla mayor
para cuya construccin aport dinero la
familia Arbolancha. La concesin de Carlos
V en 1539 para que sus armas fueran colocadas en la fachada del edificio presupone
que por aquellas fechas la obra estuviese

CONVENTOS BILBANOS EN EL SIGLO XVI

cilla. En 1475 el Papa Sixto IV autoriz a los


franciscanos del convento de San Mams de
Abando a trasladarse a un nuevo asentamiento frente a la villa94 en terrenos donados por Juan de Arbolancha y su mujer. Sin
embargo, pasaron veintitrs aos hasta que

muy avanzada. stas y otras referencias


documentales y grficas nos muestran el
convento de San Francisco como un edificio
de una sola nave en cinco tramos, con cabecera de tres lados y capillas privadas entre
los contrafuertes. Aunque no hay referencia
97

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

ARRIBA A LA IZQUIEDA, EL CONVENTO DE LA ENCARNACIN EN EL SIGLO XVI SEGN


EL CIVITATES ORBIS TERRARUM. A LA DERECHA, FACHADA DE LA IGLESIA DE LA
ENCARNACIN. ABAJO, LA PLANTA DE LA IGLESIA

98

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

Arrabal de Ibeni
Iglesia de los Santos Juanes

Hospital

Ro Ibaizabal

EN 1817 LA JUNTA DE CARIDAD QUE REGA EL HOSPITAL DE LOS SANTOS JUANES, FUNDADO EN
LA EDAD MEDIA Y CUYA ESTRUCTURA SE APRECIA CON CLARIDAD EN EL GRABADO DEL
CIVITATES ORBIS TERRARUM, DECIDI SUSTITUIRLO POR UN MODERNO EDIFICIO QUE FUE, EN SU
MOMENTO, UNO DE LOS CENTROS HOSPITALARIOS MS AVANZADOS DE EUROPA

99

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio

CONVENTO DE SAN FRANCISCO SEGN EL


CIVITATES ORBIS TERRARUM

a la cubricin, sta probablemente se hiciera en crucera. Los dos claustros que posea
el edificio se localizaban en el lado de la
Epstola. Al igual que ocurri con el convento de San Agustn, el de San Francisco
fue derribado en el siglo XIX, despus de
haber sufrido diversos avatares que lo condujeron a la ruina.
Por lo que respecta a los conventos femeninos, estos se entienden mejor a travs del
estudio de las agrupaciones femeninas que
los precedieron: los beaterios96. En realidad,
los beaterios no llegaban a constituir conventos, sino que eran ms bien pequeas
comunidades femeninas semirreligiosas
asentadas en casas particulares donde se
dedicaban a sus prcticas de devocin y
piedad, contemplacin y mortificacin.
Estos beaterios tendan a vincularse a alguna de las casas de las rdenes conventuales
existentes. Las solteras sin deseo o perspectivas de matrimonio solan ser las destinadas a este tipo de comunidad, sin necesidad
de profesar votos. Por encima del intento de
buscar una nueva espiritualidad ms intimista en la fundacin de los beaterios
deben verse profundas motivaciones sociales y demogrficas, en relacin con la institucin del mayorazgo. La difcil situacin
100

que se les planteaba a los hijos segundones


de las familias con rgimen de mayorazgo
poda resolverse en el caso de las mujeres
con la entrada a una comunidad de beatas,
donde solucionaran el problema de su
escasa dote.
Los beaterios se relacionan intensamente
en unos casos y son raz en otros de verdaderos conventos femeninos. As, el ms famoso
beaterio de Bilbao, situado en la Calle
Somera y fundado en 1498 por Mara Ortiz
de Madariaga, fue germen del convento de
dominicas de Achuri o convento de la
Encarnacin, lugar de destino de las hijas de
las familias ms destacadas de Bilbao.
Igualmente, el beaterio de San Mams
fue el ncleo inicial del convento de franciscanas de la Concepcin en Abando y el
de Deusto acab dando nacimiento al convento de las Mercedarias establecido en la
Naja, Abando. En todos los casos, el proceso de creacin de los beaterios, su ampliacin y su definitiva conversin en conventos se sita entre los aos 1480 y 1530.
De los conventos femeninos sealados el
de mayor importancia fue el de la Encarnacin, en Achuri. Con la desaparicin
de los conventos de San Francisco y San
Agustn este convento de la Encarnacin es
el ltimo resto del gran desarrollo conventual del Bilbao medieval. Hacia 1515 la congregacin conventual nacida del beaterio
de Somera ya contaba al menos con una
pequea casa para el alojamiento de las religiosas. Sin embargo, debieron pasar muchos aos para que la obra fuese finalizada:
el parecido de los abovedamientos de este
templo con los que se observan en Santa
Mara de Begoa induce a pensar que la
obra no debi terminarse hasta las primeras
dcadas del siglo XVII.
En conjunto, el convento de la Encarnacin responde a un plano de cruz latina con una sola nave en seis tramos, cabecera recta y crucero emergente en altura y
plano, si bien las profundas modificaciones

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao

que ha sufrido este templo fundamentalmente la inclusin de capillas particulares


entre los contrafuertes producen en el visitante la impresin de hallarse ante un templo de tres naves a diferente altura. La
fachada que actualmente se contempla tambin se ha visto muy alterada sobremanera
por la inclusin de una espadaa barroca en
169097.
6.5.4. El hospital y la iglesia de los Santos
Juanes

En la Edad Media los hospitales solan


situarse en las inmediaciones de los ncleos
urbanos, all donde las necesidades de asistencia eran mayores y las limosnas que
podan obtenerse ms numerosas. Las referencias a hospitales son muy limitadas para
fechas tempranas. En el caso de Bilbao tenemos noticia de la existencia del hospital de
los Santos Juanes en 1463 en el arrabal de
Achuri, aproximadamente donde hoy se
encuentra el Instituto Politcnico de este
barrio. En aquella fecha se hall por parte
de algunos regidores de la villa que la casatorre que se encontraba pegada al hospital
perteneca a la villa al haber sido as adjudicada por el corregidor Lope de Mendoza.
Sin embargo, la torre estaba ocupada en
aquellos momentos por algunos individuos
a los cuales el Ayuntamiento deseaba echar
de la vivienda pues era servicio de dios e
obra pia que la dicha torraza tobiesen e se
aprobechasen della el mayordomo e pobres
del dicho ospital para su habitacion e en
nombre y voz del dicho concejo para agora
e para siempre jamas98.
Por otra parte, Labayru afirma que al
menos desde 1482 haba en la villa otro hospital llamado San Lzaro, cuyo origen se
desconoce.
El hospital de los Santos Juanes se ocupaba de la atencin a los pobres ms que a
los enfermos, como era usual en estos esta-

blecimientos. Probablemente el principal


aporte econmico viniera de las limosnas
de los ciudadanos, que as contribuan a la
buen labor que supona ayudar al necesitado. En cierto modo, contar con un hospital
era ms un beneficio que una carga para la
villa pues el sacrificio que supona para los
vecinos otorgar la limosna se multiplicaba
en la satisfacin moral de cumplir con una
de las mayores obligaciones del cristiano: la
caridad.
Las Ordenanzas de Bilbao recogen la
obligacin de dos regidores de la villa de ir
los sbados a visitar a los pobres del ospital y de los mdicos de atenderles sin ningn tipo de pago en compensacin. Desde
1487 se aadi la obligacin de los regidores de pedir los domingos por las necesidades de los pobres99.
Anexa al Hospital se encontraba la iglesia de los Santos Juanes100, sufragnea de la
de Santiago en la Edad Media. En el grabado de Hogenberg de 1544 podemos apreciar que se trataba de un conjunto de
modestas dimensiones, especialmente frente al aspecto de fortaleza de la Iglesia de
San Antn, muy cercana a los Santos
Juanes. Con las pocas referencias que existen se puede aventurar que la iglesia contara con una sola nave y, al menos, con una
capilla entre los contrafuertes. El templo fue
derribado en 1771 tras haber permanecido
durante bastante tiempo en estado ruinoso.
Su advocacin y su carcter de parroquia
fueron recogidos pocos aos antes de su
definitiva demolicin por la Iglesia de San
Juan, iglesia del colegio de San Andrs de la
Compaa de Jess, en la calle de la Cruz101.
En la divisin de collaciones de 1581 se
dice que corresponde a San Juan lo que es
de jurisdiccin de la villa fuera de los
muros hazia el monasterio de la encarnacion y abalvide con mas la calle de cal
somera y artecalle de puerta a puerta102.

101

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio


Notas

1. Chueca Goitia, F.: Breve Historia del urbanismo. Alianza Editorial, Madrid, 1985. Introduccin. pp.
7-23.

2. Sabbatino Lpez, R.: "La citt dell'Europa post-carolingia". I problemi comuni dell'Europa post-carolingia. II Settimana de Spoleto (1954), 1955. p. 551.

3. Garca de Cortzar, J..: "Las villas vizcanas como formas ordenadoras...". Las formas del poblamiento... Op. cit. pp. 91-92.

4. Ver Arizaga Bolumburu, B.: Urbanstica medieval (Guipzcoa). Kriselu, San Sebastin, 1990. p. 5.

5. Jrgens, O.: Ciudades espaolas. Su desarrollo y configuracin urbanstica. Ministerio para las

Administraciones Pblicas, Madrid, 1992. p. 87.

6. Rossi, A.: La arquitectura de la ciudad. Gustavo Gili, Barcelona, 1977.

7. Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana. Las ciudades vascas de la poca romana a la
Ilustracin. Gustavo Gili, Barcelona, 1978. p. 77.

8. Ver Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: "Evolucin urbana del primer Bilbao..." . Bilbao, arte e historia.

t. I. Op. cit. pp. 42-43.

9. De la Plaza, C.: "Sobre el significado de Artecalle". Boletn de la Comisin de Monumentos de Vizcaya,

V, 1913. Lmina "Croquis de Artecalle y curso del ro en 1375". El autor afirma que el grabado le ha

sido prestado por un amigo para ilustrar el artculo. En cualquier caso, es la referencia ms antigua
que existe de este grabado.

10. Delmas, J.E.: La iglesia de San Nicols. Bilbao, 1881. s.p. La polmica alrededor de estos mapas

puede verse en Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: "La evolucin del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 42-43.

11. Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: "La evolucin del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op.
cit. p. 47.

12. Garca de Cortzar, J.A.: "Las villas vizcanas como formas ordenadoras". Las formas del poblamiento... Op. cit. p. 106.

13. Ver Linazasoro, J.I.: Permanencias y arquitectura urbana... Op. cit. p.77.

14. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Vizcaya. t. III. Op. cit. pp. 688-690.
15. Ver Arizaga Bolumburu, B.: Urbanstica Medieval (Guipzcoa). Op. cit. p. 173.

16. Ver Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. I. Op. cit. pp. 244-245.
17. Gonzlez, T.: Coleccin de cdulas, Cartas Pueblas... t. I. Op. cit. pp. 297-299.
18. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Vizcaya. t. III. Op. cit. p. 534.

19. Respectivamente: A. R. Chancillera, Pleitos de Vizcaya, leg. 626, 2 (caja 1.466) y A.G.S.R.G.S.,

1489-IX, fol. 126. Recogido en Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media.

t. I. Op. cit. p. 244.

20. Ver Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: "Evolucin urbana del primer Bilbao". Bilbao, arte e historia.

t. I. Op. cit. p. 44.

21. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 259-264.

22. "Fraguas no aya de herreros en distancia de quince brazas de las cercas de la villa para foera"
Recopilacin de las Ordenanzas de Bilbao. Recogido en Labayru, E.: Historia General del Seoro de
Vizcaya. t. IV. Op. cit. p. 474.

23. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Vizcaya. t. III. Op. cit. p. 240.

24. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Vizcaya. t. III. Op. cit. p. 685.

25. Ver Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. I. Op. cit. p. 245.
26. Ver Garca Merino, L.V.: La formacin de una ciudad industrial... Op. cit. pp. 327-341.

102

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao


27. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. Op. cit. p. 82

28. Garca Merino, L.V.: La formacin de una ciudad industrial... Op. cit. p. 337.

29. La historia del primitivo puerto de la ra y de los arreglos llevados a cabo en l a travs de los
siglos aparece reflejada en el trabajo de Ciriquiain-Gaiztarro, M.: Los puertos martimos del Pas Vasco.
Op. cit. del que han sido tomados los datos ms significativos.

30. Ciriquian-Gaiztarro, M.: Los puertos martimos del Pas Vasco. Op. cit. p. 227.

31. Ciriquiain-Gaiztarro, M.: Los puertos martimos del Pas Vasco. Op. cit. p. 237.
32. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 391.

33. Proyecto llevado a cabo por el maestro cantero Juan de San Pedro segn refiere Guiard, T.:
Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 383-85.

34. Las informaciones referidas a los distintos puentes existentes en la villa de Bilbao en la Edad

Media han sido tomadas fundamentalmente de Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura
en el BIlbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. pp. 85-86.

35. Cdigo de las Siete Partidas, Partida VII, tt. XXXIII, ley VI: "doquier que sea fallado este nome ciu-

dad que se entiende todo aquel lugar que es cercado de los muros, con los arravales e con los edificios que se tienen con ellos"

36. Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. I. Op. cit.
p. 242.

37. Arizaga, B.: Los espacios privados. Una forma de ocupacin de los recintos urbanos Boletn de

Estudios Histricos de San Sebastin, n 20. Edit. Caja de Ahorros Municipal de San Sebastin. San
Sebastin, 1986. p. 128.

38. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. II. Op. cit. p. 336.

39. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. II. Op. cit. p. 813.

40. A.G.S.- R.G.S., 49.19-I, ao 1440, fol.189. Recogido en Torrecilla, M.J. e Izarzugaza, I.: "La evolucin urbana del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 45.

41. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. p. 685.

42. A.G.S.-R.G.S., 1492-V, fol. 266. Recogido en Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en
la Edad Media. t. I. Op. cit. p. 245.

43. Coadrilleros que salgan a hazer guarda las noches que haze biento grande la mita dellos a
prima noche hasta media noche, e los otros de media noche abaxo hasta el alba y Beladores que
guardan la villa de noche no sean denostrados ni maltratados. Recogido en Labayru, E.: Historia
General del Seoro de Bizcaya. t. IV. Op. cit. pp. 471 y 468.

44. Ver Zabala, M.J.: Introduccin al fenmeno urbano medieval en Vizcaya. Memoria de Licenciatura.
Universidad Autnoma de Madrid, 1986. p. 140.

45. El documento que nos refiere la existencia de aquel paso es un pleito llevado a cabo por la Condesa

de Gramosa, heredera de los Leguizamn, contra la villa de Bilbao en el que reclamaba su derecho a
conservar el paso elevado que su familia tena y que permita el paso de su casa en Cal Somera a la
capilla de San Antn. Ver Ybarra, J. y Garmendia, P.: Torres de Vizcaya. t. II. Madrid, 1946. p. 125.

46. Estos datos fueron tomados de los vecinos de aquellos solares por Torrecilla, M.J. e Izarzugaza,
I.: "Evolucin urbana del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. pp. 47 y 53.

47. Ver Arizaga, B.: "Villas: permanencias urbanas". La memoria histrica de Cantabria. Universidad de

Cantabria-Asamblea Regional de Cantabria, Santander, 1996. pp. 74-78.

48. Torrecilla M.J. e Izarzuga, I.: "Evolucin urbana del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op.

cit. p. 44.

103

Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio


49. Las informaciones de este apartado han sido tomadas fundamentalmente del artculo de Arizaga
Bolumburu, B.: "El agua en la documentacin urbana del Nordeste peninsular". El agua en las cinda-

des castellanas durante la Edad Media. Fuentes para su estudio. Universidad de Valladolid, Valladolid,
1998. pp. 71-96.

50. Enrquez Fernndez, J.: Libro de acuerdos y decretos municipales de la villa de Bilbao (1509-1515). Edit.
Eusko Ikaskuntza, San Sebastin, 1995. pp. 63, 64, 67, 68, 82.

51. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 382.

52. Enrquez Fernndez, J.: Libro de acuerdos y decretos municipales... Op. cit. pp. 207, 231, 268, 269, 270,
284, 285.

53. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 86.

54. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 388.

55. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit.

p. 86.

56. Arizaga Bolumburu, "El agua en la documentacin urbana del Nordeste peninsular". El agua en
las ciudades castellanas... Op. cit. p.90.

57. Enrquez Fernndez, J. et al.: Ordenanzas municipales de Bilbao (1477-1520). Eusko Ikaskuntza, San

Sebastin, 1996. p. 48: "Hordenanza e mandamiento del conejo que non sean hoados de echar agua

podrida a la calle. Ordenaron e mandaron que ningunas ni algunas personas de la dicha villa non

sean hocadas de echar nin echen en la calle qualquier agua podrida o de otra calidad que sea de mal

olor, de dia nin de noche, fata las dies oras de la noche, so pena de dozientos maravedis por cada
bez e cada una persona, la mitad para la justicia e la mitad para el acusador. Que la pena la pague

la casa de donde se echaren e pesquisa aya logar, e despues de las deis que lo echen por las puertas
de las casas non por las ventanas".

58. Arizaga Bolumburu, "El agua en la documentacin urbana del Nordeste peninsular". El agua en
las ciudades castellanas... Op. cit. p. 90-96.

59. Enrquez Fernndez, J. et al.: Ordenanzas municipales de Bilbao (1477-1520). Op. cit. pp. 157-158.
Ordenanza redactada en 1505-05-30.

60. Enrquez Fernndez, J. et al.: Ordenanzas municipales de Bilbao (1477-1520). Op. cit. pp. 61-62.
Ordenanza redactada en 1488-07-23.

61. Enrquez Fernndez, J. et al.: Libro de acuerdos y decretos municipales... Op. cit. pp. 42-43. Acuerdo

tomado por el concejo en 1509-02-23.

62. Enrquez Fernndez, J. et al.: Libro de acuerdos y decretos municipales... Op. cit. p. 43. Acuerdo toma-

do por el concejo en 1509-02-23: Este dicho dia, asy bien, el dicho concejo mando que por quanto

en San Nicolas, en las casas que fueron del Bachille Baquea, que Dios aya, estan dos melenas muy
deshonestamente sobre el cammino, por ende que mandavan e mandaron notyficar al dueo de la
casa o a los moradores en ella, que dentro de veynte dias quiten las dichas melenas e las pongan
dentro, en la casa.

63. Enrquez Fernndez, J. et al.: Libro de acuerdos y decretos municipales... Op. cit. p. 87. Acuerdo de

1509-06-01. Este dicho dia el concejo mando que por quanto dos o tres pyedras de cobertores de

cannos que estan quebrados desde la puerta de Sant Miguel fasta la torre de Martin Lopes de

urbaran, en el Mercado Viejo, que se hagan traer otras pyedras a costa del concejo e que se cierren.
64. Enrquez Fernndez, J. et al.: Libro de acuerdos y decretos municipales... Op. cit. p. 102. Este dia

parescieron en el dicho concejo e regimiento Sancho Martines de Vilbao e Ochoa Martines de

Goronda e Martin Saes de Yrizar, por si e en nombre de los besinos de su barrio, e se reclamaron que
por ni estar el canno de Artecalle e Tendera sacado a cordel que corria mas agua e suziedad de las

104

6. El espacio pblico de la villa de Bilbao


melenas fasta Artecalle que non fasta la Tenderia, e agora que las cannos estan abiertos mandasen
remediar en ello porque non resciban los vesinos de Artecalle mas agravio que los de Tenderia.

65. Enrquez Fernndez, J. et al.: Ordenanzas municipales de Bilbao (1477-1520). Op. cit. pp. 116-117.

66. Arizaga Bolumburu, B.: "El agua en la documentacin urbana del Nordeste peninsular". El agua
en las cindades castellanas... Op. cit. p. 96.

67. Garibay, Compendio. II, lib. XVII, cap. III, p. 501. Recogido en Arizaga, Garca de Cortzar, Ros,
Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit. p. 33.

68. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. p. 116.

69. Los datos realtivos a este incendio han sido tomados de Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y
arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t.I. Op. cit. pp. 83-84.

70. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 83.

71. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 388.

72. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. p. 19.

73. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. p. 128.
74. Ver Delms, J.E.: La iglesia de San Nicols. Op. cit. pp. 9-55.

75. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 538-541 nota.
76. Ybarra, J. y Garmendia, P.: Torres de Vizcaya. t. II. Op. cit. p. 107.

77. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. IV. Op. cit. p. 202.

78. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. I. Op. cit. pp. l9 y ss.

79. Barrio Loza, J..: "La iglesia de Santiago". Monumentos Nacionales de Euskadi. Vizcaya. t. III.
Bilbao, 1985. pp. 95-101.

80. Barrio Loza, J..: "El arte gtico en Vizcaya". Congreso de Estudios Histricos Vizcaya en la Edad
Media. Eusko Ikaskuntza, Bilbao, 1984. p. 255.

81. Barrio Loza, J.A.: "El arte gtico en Vizcaya". Congreso de Estudios Histricos Vizcaya en la Edad
Media. Op. cit. pp. 261-262.

82. Torrecilla Gorbea, M.J. e Izarzugaza, I.: "Evolucin urbana del primer Bilbao...". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 50.

83. Sesmero Prez, F.: "Arquitectura religiosa de las villas vizcanas...". Las formas del poblamiento...
Op. cit. p. 358.

84. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 88.

85. Garca de Cortzar, J..: "Sociedad y poder en la Bilbao medieval" . Bilbao, arte e historia. t. I. Op.
cit. pp. 22-23.

86. Guiard, T.: Historia de la villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 428.

87. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 88-89.

88. Los datos referidos a la evolucin de la iglesia de San Antn desde finales del siglo XV han sido
tomados de Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte
e historia. t. I. Op. cit. p. 91.

89. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 428.

90. Los datos referidos a la iglesia de San Nicolas han sido tomados principalmente de Delmas, J.E.:
La iglesia de San Nicols. Op. cit. pp. 9-55.

91. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 428.

92. Ver Garca de Cortzar, J..: "Sociedad y poder en la Bilbao medieval". Bilbao, arte e historia. t. I.

Op. cit. p. 23.

93. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 83-85.

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Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martnez Martnez, Sergio


94. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 274-275.

95. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 98.

96. Ver Garca de Cortzar, J..: "Sociedad y poder en la Bilbao medieval". Bilbao, arte e historia. t. I.

Op. cit. pp. 23-24 y Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. III. Op. cit.
pp. 135-136.

97. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e historia. t. I. Op. cit. p. 99-101.

98. Labayru, E.: Historia General del Seoro de Vizcaya. t. III. Op. cit. p. 239.

99. A.M. de Bilbao, cajn 8, reg. 2, n 2, Recopilacin de ordenanzas, fol. 25 y sigs. Recogido en
Arizaga, Garca de Cortzar, Ros, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. IV. Op. cit. p. 47.

100. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. p. 418.

101. Andrs Morales, A. de: "Urbanismo y arquitectura en el Bilbao del siglo XVI". Bilbao, arte e his-

toria. t. I. Op. cit. p. 92.

102. Guiard, T.: Historia de la noble villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 427-428.

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