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La Muerte en La Pascua de La Creación

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD ANTONIANUM

FACULTAD DE TEOLOGA
INSTITUTO TEOLGICO DE MURCIA OFM

Waldemar Hernndez Hernndez

LA PASCUA DE LA CREACIN
Juan Luis Ruz de la Pea Solar
Capitulo IX: LA MUERTE

(Resumen)

Profesor: Fr. Jos Mara Roncero Moreno, o.f.m.


Asignatura: Antropologa Teolgica III (Escatologa)

Murcia, 13 mayo 2015

LA MUERTE

I. Muerte y escatologa en la Biblia


1. La muerte, trmino del tiempo de prueba
Antiguo
Testamento

Nuevo
Testamento

Doctrina de una retribucin ultramundana que da respuesta a las actitudes tomadas por el
hombre durante su vida, determinando el mrito o desmrito ante la justicia divina.
Texto significativo es Sab 2-5, donde se muestra como la muerte no es el ltimo suceso
para el hombre sino que abre un entreacto hacia una nueva situacin. Una discriminacin
entre buenos y malos.
El juicio ser sobre las obras actuadas en el tiempo y, as, nos lo muestra Lucas en la
parbola del rico Epuln, igualando a la doctrina de Sab 2-5.
La vida es, por tanto, un tiempo de prueba que acaba con la muerte.
Otros textos anlogos son 2Cor 5,10 o Heb 9,27.

3. La muerte, comienzo de la retribucin definitiva


Para el Nuevo Testamento, la salvacin ha pasado, en y por Cristo, de la promesa al cumplimiento y si es
real ya para los vivos, tambin ha de serlo para los muertos.
El dialogo con el buen
Idea juda de una salvacin pendiente de la instauracin mesinica del reino en
ladrn, (Lc 23,42) es el
el schaton, es decir, en un futuro.
que confronta dos
Concepcin de una salvacin presente, inmediata, para aquellos que optan por
concepciones de la
Cristo quien, por su muerte salvfica, ha abierto de nuevo el paraso clausurado
salvacin:
por el pecado de Adn, el lugar de la bienaventuranza, de la vida eterna.
Pablo, en Flp 1, 21-23, encarcelado y en espera de su sentencia, sopesa la muerte como una ganancia, una
unin con Cristo que es fuente de vida. Para l, la vida es Cristo. Es, por tanto, esperanza de una salvacin
ms all de esta vida

II.

Historia de la doctrina
1. La poca patrstica
El martirio supone un
ingreso inmediato en la
comunin con Cristo,
en la vida eterna.
Ejemplo de esto son:

Ignacio de Antioqua: ve la muerte como nacimiento a la verdadera vida en unin


con Cristo.
Clemente Romano: ve a Pedro y Pablo como quienes estn ya en el lugar de la
gloria.
Policarpo de Esmirna: afirma que los mrtires y los apstoles estn en el lugar que
les es debido junto al Seor.

Las muertes no
martiriales abren un
confuso y prolongado
debate:

Justino: las almas de los piadosos permanecen en un lugar mejor, y las injustas y
malas en otro peor, esperando el tiempo del juicio

Ireneo: las almas irn a un lugar invisible, fijado para ellas por Dios, y all
permanecern hasta la resurreccin.
Tertuliano: fuera de los mrtires, los dems estn detenidos en el infierno hasta el
da del Seor.
San Agustn, Existencia de un juicio postmortal. En el intervalo entre este juicio y la resurreccin, las almas
o son atormentadas o descansan. No parece que excluya de este tiempo de espera ni siquiera a los mrtires.
San Cipriano y Clemente de Alejandra, sostendrn que los justos, despus de su muerte, son introducidos en
la bienaventuranza celestial. Estmulo y esperanza en tiempo de persecucin.
San Cipriano y Clemente de Alejandra, Los justos, despus de su muerte, son introducidos en la
bienaventuranza celestial. Ser, estmulo y esperanza en tiempo de persecucin.
Orgenes doctrina poco clara, al igual que
Ambrosio quien piensa en una retribucin
diferida y, por otro lado, en la no dilacin
de la misma. La retribucin inmediata
suscita dos dificultades:

Un problema antropolgico sobre la dificultad de concebir


como sujeto apto de la retribucin a una sola parte del hombre,
a su alma.
Un problema teolgico sobre la importancia de los
acontecimientos finales del juicio y la resurreccin y si, una
bienaventuranza plena antes del schaton, no reducira la
transcendencia de este.
Los lugares donde la escritura ensea un retribucin definitiva antes de la resurreccin son muy escasos y, parece
ser, tendran su origen en la prctica del culto a los mrtires, a quienes se antepuso al resto de los santos, y que no
tendra sentido si no se les atribuyese una glorificacin ya definitiva.

4. La intervencin magisterial
Benedicto XII, con la constitucin Benedictus Deus, ensea que tanto el estado de vida eterna como el de
muerte eterna comienzan inmediatamente despus de la muerte. El Concilio de Florencia confirmara esta
doctrina y el Vaticano II har suyas sus palabras: los justos ya purificados gozan de la gloria contemplando
claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es (LG 49).

III.

Reflexiones teolgicas
1. Las dimensiones de la muerte
La reflexin sobre la muerte es
una constante desde siempre, la
muerte es una evidencia fsica
que no atae solo a unos
pocos, la pregunta sobre la
muerte es una pregunta sobre
la singularidad, irrepetibilidad
y
validez
absoluta
del
individuo concreto, que es en
definitiva quien la sufre, es una
pregunta sobre el sentido de la
vida, la muerte como problema
es fruto del valor que tiene el
hombre.
Son muchos los interrogantes
que desde el punto filosfico se
presentan; tener que morir sin
poder ver lo que hay detrs de
la muerte s es que hay algo,
desborda la capacidad humana,
ante ello solo resta la
esperanza. Estas interrogantes
son:

El sentido de la vida: El hombre, en cuanto finitud constitutiva, es ser-para-lamuerte, tanto desde el punto de vista biolgico como existencial-ontolgico. Su
vida tendra sentido en la medida en que lo tenga su muerte. Una muerte sin
sentido corroe retrospectivamente a la vida.
El significado de la historia: La muerte del individuo es ndice de la mortalidad de
la especie. La muerte individual debe ser situada en el horizonte de la muerte total.
La finitud del hombre singular es trasunto y anticipo de la finitud de la humanidad
y del mundo humanizado por el hombre.
Los imperativos ticos de justicia, libertad y dignidad: Se pueden predicar estos
valores absolutos de sujetos contingentes? Si un hombre tratado injustamente
muere para quedar muerto, cmo se le hace justicia? Cmo se devuelve la
dignidad y la libertad a los tratados como esclavos si realmente ya no sern ms
porque la muerte ha acabado con ellos definitivamente?
La dialctica presente-futuro: Entre el presente sufrido y el futuro soado se
intercala el hiato, la sima de la muerte.
El sujeto de la esperanza: Ser esperanza para otros no es igual que tener
esperanza; una cosa es ser sujeto de esperanza propia, y otra, ser objeto de una
esperanza ajena. El yo singular que todos somos slo podr hacerlo si, pese a la
fecha de caducidad impresa en su frente, est vigente para l una veraz promesa de
vida.
La pregunta sobre la muerte es una variante de la pregunta sobre la persona: Es la
pregunta sobre la densidad, irrepetibilidad y validez absoluta de quien sufre la
muerte. La magnitud que se reconozca a la muerte est en razn directa de la que
se reconozca a su sujeto paciente. Trivializar al individuo es trivializar la muerte.

La esperanza es posible justamente porque ninguna de las alternativas se impone categricamente sobre su contraria.
Junto a la esperanza, y suscitada por ella, resta tambin la trascendencia.

2. Teologa de la muerte
La respuesta cristiana es la fe en la resurreccin y la vida eterna, Jess vivi la muerte como un acto de
libertad suprema, con la angustia que le es propia pero con la fe en Dios vivo, en la esperanza de la
resurreccin y en la caridad para con los hermanos, as la muerte ha cambiado de sentido. El hombre es un
ser para la vida, segn el orden querido por Dios desde la creacin.
Virtudes teologales: solo la fe puede alumbrar un comienzo en lo que aparenta ser el fin, solo la esperanza
permite desplazar ante l la angustia para dar paso a la serena confianza, y solo la caridad otorga el impulso
preciso para la entrega total. La muerte se presenta como fin y comienzo, destruccin y consumacin, pasin
y accin.

IV.

Muerte-inmortalidad-resurreccin
1. Resurreccin versus inmortalidad?
La doctrina filosfica inmortalista sera incompatible con la fe bblica resurreccionista.
Teologa protestante:
- E. Jnguel: en la muerte el hombre es aniquilado, la resurreccin sera entonces una nueva creacin
aunque no de la nada sino desde la nulidad resultante de la autoaniquilacin y la culpa del hombre.
- F. Heidler quiere demostrar que la inmortalidad del alma es una doctrina formal y explcitamente contenida
en la Biblia.

- Barth: se trata de una opcin existencial-soteriolgica, que no niega una continuidad o identidad entre el
hombre histrico y el resucitado.
- Bultmann: es insostenible que la estructura ontolgica del ser humanos sea reducida a la nada, pues con ello
no podra darse absolutamente ninguna continuidad entre el hombre de antes y el hombre resucitado.
- Tillich: rechaza la inmortalidad como concepto y defiende como smbolo.
No se puede perder de vista que el concepto de resurreccin implica, como es obvio, que el hombre es cuerpo
y que dicho concepto implica igualmente que es alma, sin ese ser-alma no hay modo de entender por
resurreccin lo que la escritura entiende y ensea: Dios salva de la muerte al mismo ser humano que haba
protagonizado.
Idea cristiana de la inmortalidad del alma: la accin resucitadora de Dios no se ejerce sobre el vaco
absoluto de la criatura, sobre la nulidad total de su ser, sino que se apoya en la alteridad reclamada por la
relacin dialgica interpersonal Dios-hombre.

2. Inmortalidad versus resurreccin?


Tresmostant: la resurreccin de los cuerpos es la resurreccin de las almas. Aclara que el alma no es divina
por naturaleza, la existencia en para ella un don recibido por gracia.
Boismard: inmortalidad del alma
Respuesta pertinente: un cristianismo sin inmortalidad del alma no hubiera sido absolutamente inconcebible,
y la prueba est en que fue concebido. En cambio lo que sera absolutamente inconcebibles un cristianismo
sin resurreccin del hombre.

3. Alma separada en un estado intermedio?


La
Congregacin
para la Doctrina
de la Fe en un
escrito sobre
cuestiones
escatolgicas,
nos da algunas
precisiones
sobre ello:

La Iglesia cree en la resurreccin de los muertos.


La resurreccin es la extensin a los hombres de la misma resurreccin de Cristo.
Afirma la continuidad y subsistencia, despus de la muerte, de tal forma que el mismo yo
humano subsista aun en el tiempo en el que carezca del complemento de su cuerpo. Para
designar este elemento la iglesia emplea la palabra alma, recibida de la Sagrada Escritura
y la Tradicin.
Los ritos fnebres, el culto a los muertos, la oracin, son lugares teolgicos.
La Iglesia espera la gloriosa manifestacin de nuestro Seor Jesucristo.
La Asuncin de la Virgen Mara, su glorificacin en cuerpo y alma, anticipa la
glorificacin a la que estamos destinados todos los dems elegidos.
La Iglesia cree en la felicidad de los justos que algn da estarn con Cristo, de igual
modo que, el pecador, puede ser castigado con la pena eterna y ser privados de la visin
de Dios.

V. Conclusin
a) Una inmortalidad sin resurreccin es un enigma teolgico y metafsico.
b) Una resurreccin sin inmortalidad, desde la muerte total, envuelve una contradiccin: Dios resucita a otro
ser humano numricamente distinto del que muri, y que sin embargo es el mismo que se daba por
totalmente muerto.
c) En la actual economa histrico-salvfica, la inmortalidad del alma ha de ser entendida como condicin
de posibilidad de la resurreccin. Se debera hablar de una inmortalidad que es ms don sobrenatural, que
mera cualidad o condicin natural.

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