El documento habla sobre los símbolos y su función como límites que revelan lo infinito. Explica que los símbolos son arquetipos que toman forma para ser comprensibles para los seres humanos. Los símbolos funcionan como puentes entre nuestra percepción y las fuerzas cósmicas ocultas. Los mandalas y la geometría describen estas fuerzas a través de configuraciones simbólicas. También describe la jerarquía angelical que ayuda al ser humano en su evolución hacia lo divino a través de diferentes etapas representadas por
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El documento habla sobre los símbolos y su función como límites que revelan lo infinito. Explica que los símbolos son arquetipos que toman forma para ser comprensibles para los seres humanos. Los símbolos funcionan como puentes entre nuestra percepción y las fuerzas cósmicas ocultas. Los mandalas y la geometría describen estas fuerzas a través de configuraciones simbólicas. También describe la jerarquía angelical que ayuda al ser humano en su evolución hacia lo divino a través de diferentes etapas representadas por
El documento habla sobre los símbolos y su función como límites que revelan lo infinito. Explica que los símbolos son arquetipos que toman forma para ser comprensibles para los seres humanos. Los símbolos funcionan como puentes entre nuestra percepción y las fuerzas cósmicas ocultas. Los mandalas y la geometría describen estas fuerzas a través de configuraciones simbólicas. También describe la jerarquía angelical que ayuda al ser humano en su evolución hacia lo divino a través de diferentes etapas representadas por
El documento habla sobre los símbolos y su función como límites que revelan lo infinito. Explica que los símbolos son arquetipos que toman forma para ser comprensibles para los seres humanos. Los símbolos funcionan como puentes entre nuestra percepción y las fuerzas cósmicas ocultas. Los mandalas y la geometría describen estas fuerzas a través de configuraciones simbólicas. También describe la jerarquía angelical que ayuda al ser humano en su evolución hacia lo divino a través de diferentes etapas representadas por
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SIMBOLO Y VISION
ALICIA WIECHERS
Los tiempos que nos toca vivir marcan, segn el
sistema cosmolgico hind en su teora de los ciclos o vidas de Brahm, un lmite o punto de retorno. Nos encontramos a la mitad de un kalpa que consta de catorce manvantaras: siete de ida (hacia la manifestacin) y siete de vuelta (hacia el Origen). El retorno se inicia cuando un ciclo ha llegado al lmite de sus posibilidades, y es por ello importante preguntarnos qu es un lmite, cmo es que el smbolo constituye un lmite, y cul es su funcin en este retorno hacia el Origen. Hablar de lmite, supone ya hablar de polaridad, porque el lmite es un lindero que separa, al mismo tiempo que une, dos cosas, reinos o realidades. Une, revelando la identidad de los dos lados del lindero; separa al diferenciar las partes de un mismo Todo: es la marca que revela y cualifica lo siempre idntico a s mismo, sin sacarlo de su infinitud. Explicarnos lo Infinito sera tan imposible como explicar al propio Brahm. La naturaleza finita y limitada no puede contener lo Infinito, pero puede revelarlo prestndole lmites. El primer acto creador y revelador es la creacin del lmite, que cumpliendo su funcin de ser ventana a lo Infinito se convierte en un smbolo. El Hombre Universal, principio y sntesis de la creacin entera, es el smbolo por excelencia pues ninguna otra criatura refleja todas y cada una de las cualidades divinas-. Las dos primeras cualidades que este Hombre-smbolo refleja son las de uninseparacin; la Sabidura y la Inteligencia; facultades
que son la primera polarizacin de la Esencia nica,
Hombre Universal o "corazn de Dios". La Sabidura, asociada al ojo derecho, es la contemplacin pura en la que no existe ningn rastro de separacin; la Inteligencia, asociada al ojo izquierdo es la raz de la creatividad porque contempla al mismo tiempo como en un espejo, la Unidad Pura, y como en un prisma, el despliegue de las cualidades divinas. El Hombre Universal es "el corazn de Dios" -dice la cbala hebrea- el ojo por el que Dios nos ve, pero de l nada podemos saber tampoco sino por la imagen que traza su poder amoroso y creativo al desplegar sus posibilidades en el arco descendente de la creacin. Entre los dos silencios, el del Todo, y el de las mil y una cosas, estalla un dinamismo que es el hombre creador, que al expresar su ser va creando el universo, a la vez que con su conciencia va recrendose a s mismo; limitndose se revela y se recuerda, hasta que puede decir que l es lo que conoce, o que conoce lo que es: hasta que se reconoce como smbolo de lo Absoluto. Porque la creacin revela en el equilibrio la inmutabilidad absoluta del Principio; ella es para el hombre su propio corazn; el ojo por el que ve a Dios. El corazn de Dios en su despliegue creativo va trazando imgenes que revelan diferentes cualidades divinas. El arte de la geometra tiene como soporte estas imgenes, que por ser smbolos de dichas cualidades constituyen los peldaos para el retorno a la visin del corazn, donde el ojo por el que vemos a Dios, y el ojo por el que Dios nos ve, son uno solo; donde podemos estar inmersos en la creacin, a la vez que conscientes, porque la visin es la funcin del smbolo, y el smbolo es la conciencia que la Unidad tiene de s misma, a la vez que su ser ms ntimo. Funcin del smbolo Para comprender al smbolo como funcin, nos es
necesario acceder a la idea de arquetipo. A nivel
racional pensamos que las ideas son algo esttico pues es a ese nivel que ya se han cristalizado en conceptos. El pensamiento moderno tiene mayor dificultad que el primitivo para acceder a la experiencia del arquetipo, porque la mayor parte de nuestras lenguas requieren que los verbos estn asociados a sujetos y no podemos imaginar fcilmente procesos de actividad pura. Las culturas antiguas simbolizaban este eterno y puro proceso como dioses, esto es: poderes o lneas de accin por las que el espritu se concreta en energa y materia. La tradicin hebrea describe en el Sefer ha Yetsirah (Libro de la Creacin) a estos arquetipos, como ngeles, espritus, o almas, que surgen cuando la superficie de las aguas es agitada por el viento creador y redentor. Estas "olas" habitadas por el espritu de Luz, son vibraciones sutiles en las que la luz incolora se quiebra en miradas de rayos, que asumen un color segn su funcin, pero sin tener an ninguna apariencia formal. Cada vibracin habitada por la luz es una semilla que irradia, como una gema, un color particular, y contiene un ser potencial. La tradicin hind llama bjas (semillas) a estas vibraciones o primeras cualidades divinas, primera mezcla de espritu y sustancia, que si son pronunciadas por el hombre, invocan dichas cualidades espirituales. Las fuerzas ocultas del cosmos, a fin de ser perceptibles por el hombre se revisten de formas, crecen y se desarrollan construyendo tejidos simblicos que han sido la base de todos los sistemas cosmolgicos. El smbolo no es sino una Idea o arquetipo en su aspecto ms interno (donde an no existe rastro de diferencia con la Unidad), y un ropaje de formas comprensibles para el hombre en su aspecto ms externo. Esto le permite ser un puente entre nuestra percepcin sensible y las fuerzas ocultas del
mundo de las Ideas o arquetipos, imgenes, o reflejos
puros de la Unidad. La puesta en movimiento de la idea potencial que yace en el corazn del smbolo, describe trayectorias que al ser contempladas por el hombre, son vistas como configuraciones geomtricas o mandalas. Los mandalas son diseos construidos alrededor de un centro del que irradian dos o mas ejes en los que se teje el desarrollo de una idea; son smbolos del ordenamiento de la creacin por lo que su contemplacin integra la mente, permitindole acceder al arquetipo que ellos expresan. Funcionando en el nivel arquetpico, tanto la geometra como el nmero describen energas de la entretejida y eterna danza del cosmos. Todos los sistemas cosmolgicos tienen como base la expresin mediante configuraciones simblicas auditivas, visuales y gestuales que son mapas para retomar al Sonido, la Luz y el Gesto primordiales; a la Palabra de la que toda la creacin no es sino un desdoblamiento con un orden y una jerarqua en la que el dinamismo encuentra en diferentes estadios equilibrio, reposo y reintegracin. El ''Orden de Arriba". Angelologa. En el libro del profeta Isaas (55, 10-11) se alude a la Misin que tiene la Palabra que desciende como la lluvia de los cielos, para que no regrese sin haber hecho germinar la tierra, y dado el pan para comer. Los ngeles en la Tradicin son los ministros y mensajeros encargados de que esta misin se cumpla. En esencia, un ngel no es sino un sonido, un viento, una llama de fuego, un aroma, sin apariencia formal; una energa circulante. La Tradicin describe tambin a los ngeles como inteligencias o facultades cognoscitivas, porque se
generan cuando el espritu se conoce al reflejarse en
las aguas. Jacob "vio" a estas inteligencias ascendiendo y descendiendo por una escala espiral de la tierra al cielo y del cielo a la tierra. Robert Fludd, quien dedic su vida al estudio de los procesos creativos, muestra la escala descendente de la creacin, de arriba a abajo, a travs de querubines, serafines, potestades, dominaciones, virtudes, arcngeles y ngeles, los planetas y los elementos, hasta el hombre como receptculo microcsmico. Otro grabado de Fludd basado en Santo Toms muestra la escala de la perfeccin con los peldaos que deben ser tomados para subir de la tierra al cielo: desde el mundo de los sentidos hasta el mundo interior de la imaginacin, pasando a travs de la razn o pensamiento disciplinado (que tiene como funcin concentrar la atencin) para acceder al Intelecto, u rgano del conocimiento de las Ideas. De ah a la Inteligencia que las penetra, teniendo de ellas un conocimiento directo (desde dentro) y las traspasa, para finalmente acceder a la Palabra misma que abre el Reino Supra celestial. Cada peldao de esta escala simboliza un estado evolutivo del hombre y aparece como jerarquizado mientras no se han unificado el Ser y la Conciencia, en el receptculo humano. La tarea de los ngeles es la de ayudar al hombre en este camino evolutivo; el ngel guardin cuida la esencia, para que al ser envuelta por la personalidad, permanezca viva hasta que le sea posible desarrollarse. El arcngel Gabriel, que simboliza la imaginacin activa o Intelecto, es la fuerza que conduce al "hroe" por los siguientes peldaos, en su camino hacia el conocimiento directo; es en la esfera de su accin que el ego penltimo est a punto de desaparecer, y por lo tanto los ltimos rastros de ser una entidad separada. Gabriel es la actividad intuitiva que balancea lo sensible y lo inteligible, que une lo
femenino y lo masculino. En el sufismo se le llama el
"corazn espiritual"; para el cristianismo es el anunciador de la encarnacin del Verbo. Una mente que habita en esta esfera, piensa en completa abstraccin y tiene imgenes que son revelaciones como las de Ezequiel o San Juan. De entre los cuatro elementos, Gabriel rige el agua, Uriel la tierra, Rafael el aire y Miguel el fuego. La actividad de Gabriel es por tanto reflejante: espejo de la Conciencia. Miguel, cuyo nombre significa "igual a Dios", es la Inteligencia del corazn, el conocimiento interno directo, donde ya no existe la distancia. Miguel es de hecho el corazn del mundo creativo, la luz interior de los seres y las cosas, el guerrero que protege el centro contra Satn, el dragn, o ego ltimo, por eso se le llama el guardin del cielo. Conciencia y ser se balancean con la actividad de los arcngeles; lo sensible y lo inteligible; la gracia y el rigor. Equilibrar las fuerzas espirituales y sustanciales en el dinamismo que fluye del Nombre, en el gesto creador, guardando los cuatro puntos cardinales, es el trabajo de los arcngeles que el Verbo moviliza. El "Orden de Abajo". La Geometra. La imagen del mundo es revelada como algo que se extiende... Irradia a partir de un centro, sonido, o Palabra, y gira en su entorno por un gesto o primer acto del Verbo creador, el que va dejando trazados los caminos o configuraciones geomtricas, que son la imagen esttica de ese dinamismo. Se dice que Dios coloc los cielos a fin de que el hombre aprendiera a leerlos; a fin de que una vez aprendidos pudiese descorrerlos. Desde antiguo el hombre saba de los eventos de la tierra por la observacin de los cielos. Advirti que las posiciones angulares de sol, luna, planetas y estrellas
estaban relacionados con los ciclos terrestres: fases de
la luna, estaciones, crecimiento de las plantas y fertilidad y anot los patrones celestiales por medio de ngulos que especificaban estas influencias. Esto le permiti discernir algunas constantes y tener del universo un enfoque cosmolgico, es decir ordenado. Representando estas constantes mediante smbolos nos hered los mapas de las rutas que comunican diferentes niveles del Ser. Estas estructuras sutiles nos permiten descubrir las aberturas o pasajes hacia otras dimensiones del tiempo y del espacio porque tanto la geometra como el nmero describen la danza ritual del cosmos. Por la ciencia el hombre conoce esas constantes que gobiernan el "orden de arriba" y "el orden de abajo", por el arte las hace vivir en s mismo, porque slo as puede llegar a conocerlas; y por el oficio, las expresa en obras, repitiendo sin cesar el rito de transformar la Idea en acto, cooperando as en la obra creativa. En la prctica del arte de la Geometra, el hombre se abre a la influencia de los poderes anglicos y con ellos colabora en la manutencin del Universo, completando aqu abajo la obra creativa de arriba, y haciendo sensible el proceso de su propia creacin. Las palabras "arte", "mtodo", "camino", entendidas en su aspecto dinmico, sirven para denominar el peregrinaje del hombre hacia su Origen. Cada vez que se repite el acto creativo mediante la encarnacin de un smbolo, y la posterior creacin de un objeto, se refleja la Voluntad o Libertad divinas: "Hgase Tu voluntad en la tierra como en el cielo". Este peregrinaje que se relata en las epopeyas como la de Gilgamesh, o la bsqueda del Grial por Parsifal, es en realidad un peregrinaje a travs de diferentes dimensiones del tiempo y del espacio en busca del Origen: peregrinaje que los pueblos nmadas
representaban con una espiral, o arabesco, que se
enrolla y desenrolla como la respiracin del cosmos. (El nmada, inserto en el tiempo, hace su recorrido por el espacio a diferencia del sedentario que inserto en el espacio, vive recorriendo el tiempo). La espiral es ese recorrido del Tiempo que traza una imagen espacial, describindose a s mismo en sus diferentes proyecciones, en un ir y venir que regresa siempre al Presente. Diferentes usos de la espiral evocan diferentes modos de concebir el tiempo; la espiral doble, ilustra este continuo ir y venir en una imagen simultnea, sugiriendo el balance de energas polarizadas; el pasaje entre dos columnas, la spira oculi, el pasaje entre los dos ojos de Rheus, simbolizan la entrada al Tiempo Presente. Cada una de estas representaciones expresa una dimensin del espaciotiempo en este peregrinaje. Las formas geomtricas basadas en el nmero representan los peldaos en esta ascensin a los cielos, o estaciones espirituales. Cada estacin espiritual por la que pasa el buscador, corresponde en trminos visuales a una forma geomtrica que ste ha de vivir en sus aspectos esttico y dinmico. Un ejemplo de forma esttica es el cuadrado, y la cruz, su correspondiente dinmica. El equilibrio dentro de dicha estacin, o "cielo", permite continuar el peregrinaje. La polarizacin que se expresa en las formas geomtricas estticas y dinmicas, corresponde a los polos entre los cuales el buscador se mueve hasta alcanzar el equilibrio dentro de cada estacin. Contraccin-expansin: separacinunin; sobriedad-intoxicacin. Una vez adquirida la simetra y estabilidad en una estacin, a travs del estudio, la prctica y la contemplacin, se genera a partir de all la siguiente estacin, del mismo modo que las formas geomtricas se desarrollan a partir de la forma anterior. Cada estacin es la expresin de un numero, y cada nmero representa un estadio en la evolucin. As, la geometra, a la vez que da un orden a
la naturaleza, organiza tambin el alma.
Vista de esta manera, la geometra se convierte en un arte sagrado, y su prctica en un rito. Cuando en un acto ritual, todo el ser se entona con un smbolo, participa del espacio que dicho smbolo describe, del tiempo en el que vive, del "orden" al que pertenece y del arquetipo que l expresa. Participar de un arquetipo, es participar de uno de los aspectos de la esencia nica. Los smbolos numricos y geomtricos han sido revelados a los grandes profetas, o "pioneros del camino", y la Tradicin nos los ha legado a manera de mapas envueltos en diferentes formas que responden a diferentes pocas, lugares y gente. Son las imgenes con las que el hombre ha comprendido el trayecto de la conciencia a travs de los ciclos de cambio y alternancia entre los polos de su propia conciencia. Los smbolos revelados, son fruto de la visin interior. Pero cuando el artista dirige de nuevo su mirada hacia el mundo, ve la unidad que envolva todo lo creado en el interior de cada creatura, convirtindose cada una en un smbolo natural. En cada rayo de sol ve el sol, y todo el len en cada uno de sus pelos. 0 como dice el poema de William Blake: "Ver un mundo en un grano de arena, y el cielo en una flor silvestre, contener el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora". La Idea revelada o Forma (con mayscula) se describe en un espacio-tiempo determinado, y es modificada por los accidentes o influencias exteriores, y por ello sus imgenes son cambiantes. La imagen, o ropaje, no es sino el trayecto que describe la Idea hasta llegar a la concrecin en la sustancia. A los smbolos de la naturaleza se les llama "smbolos naturales" y su atenta observacin nos revela que los
mismos patrones geomtricos son compartidos por
flores, caracoles, animales, cuerpo humano, sustancias vistas al microscopio, tomos; y los mismos patrones se repiten cuando tomamos la mirada hacia adentro y hacia los cielos. Desde el mundo de la apariencia hasta el subatmico todas las formas son slo envolturas de patrones geomtricos, intervalos y relaciones. Es decir que lo que percibimos no son "cosas" sino relaciones proporcionales, cuyos lmites visibles slo encuadran. La biologa moderna reconoce la importancia de la configuracin de una sustancia como determinante de ciertas funciones, por ejemplo, que el proceso de la fotosntesis se hace posible gracias a que las molculas estn ordenadas en una estructura dodecanaria; tambin, que las sustancias reflejan la luz en diferentes coloraciones segn su estructura molecular, y que los aromas no vienen de los componentes de una sustancia sino del modo en que sta est acomodada. El lenguaje silente de la naturaleza mueve a quien la contempla a seguir sus rutas penetrando en sus ritmos y ciclos armnicos sin principio ni fin que conducen a travs del ropaje del smbolo hasta su esencia; desde el mundo de las formas naturales hasta el mundo de los arquetipos. Creatividad, Percepcin, contemplacin y visin El conocimiento directo o inteligencia del corazn es el espejo donde la Unidad se contempla slo a s misma en su pureza. Esta pura receptividad es la verdadera creatividad, pero para acceder a ella hemos de cultivar el suelo a fin de que las energas del cielo la fecunden. Aun las disciplinas ms contemplativas, como el budismo Zen, requieren para ser aprendidas correctamente, que el intelecto sea desarrollado hasta su lmite. No basta dejar de pensar, sino pensar correctamente usando el intelecto de una manera menos limitada, librndolo de sus hbitos asociativos, llevndolo al lmite donde las palabras y pensamientos
cesan y las ideas puras permanecen; ideas que Son por
esencia dinmicas. Cuando aparece la paradoja ro ha de ser paralizada por soluciones intelectuales sino permanecer en una actitud mental dinmica que d cabida al nacimiento del lenguaje simblico, lenguaje ambivalente que rene en s mismo la paradoja. Los lenguajes simblicos locales, que para no confundir con los verdaderos smbolos llamaremos "conceptos", tienen la particularidad de ser fijos, y son por ello el alimento adecuado para el pensamiento racional y analtico, donde algo no puede ser y no ser al mismo tiempo. Este pensamiento es la inversin de la conciencia de la Unidad, sustituyndola por la uniformidad, y a lo permanente por lo fijo. Aunque la conciencia ordinaria es altamente selectiva, con el propsito de que nos proporcione los datos necesarios para la supervivencia mecnica, y nos proteja de ser confundidos, no es una herramienta adecuada para comprender el smbolo. Cada facultad cognoscitiva constituye los lmites de un orden de realidad diferente, y cada orden requiere que sea desarrollado el rgano correspondiente de percepcin. 0 pudiera decirse a la inversa: la creacin del rgano permite recibir la clase de ondas vibratorias de la misma frecuencia, y desplegar ante nosotros un mundo que entonces conocemos. Somos lo que conocemos: los lmites de lo conocido los dicta nuestra propia conciencia. Acceder a un cielo, o estacin espiritual, es despertar la facultad cognoscitiva correspondiente. Para expresar el contenido de la conciencia ordinaria reducida, el hombre ha elaborado sistemas conceptuales y lenguajes locales. Podra decirse que la simblica es un lenguaje universal donde se puede expresar cualquier individualidad. El lenguaje simblico gua las facultades humanas
desde la percepcin a la visin; desde la facultad de
relacionar, pasando por la capacidad de ver equivalencias, hasta llegar al pensamiento analgico. La analoga se basa en la armona de una misma vibracin resonando en dos o ms niveles, y como es un vnculo que se da a s mismo al tiempo que a los trminos que une, realiza la unin ms completa. El trayecto del conocimiento de s, con la ayuda del mapa cosmolgico de la simblica, es un trabajo de purificacin ya que va limpiando la forma de las impurezas que le impiden entonarse con otra forma superior, y va desarrollando la intuicin que es la facultad necesaria para entrar en la visin de la Unidad de todas las cosas. La contemplacin consiste en mezclarse con ellas en las profundidades maternales de la naturaleza, en la quietud donde nos volvemos conscientes de la radiacin desde "dentro". Por la luz de la conciencia, o intuicin, vemos la unidad de todo lo creado, o aspecto trascendente; por el reposo en la contemplacin y la vuelta al origen vemos la unidad en el corazn de cada creatura o aspecto inmanente. Armonizarse con ambos, con el movimiento y con el reposo, es entrar en la corriente comn del cielo y la tierra. La experiencia contemplativa se integra entonces en la conciencia unificada del que medita. El que comprende ambos procesos se mueve en la absoluta Realidad y la reflexin inmediata le llena del espritu creativo. El arte icnico La visin interna es el mayor poder creativo, es en s misma la creacin artstica por excelencia; el "arte de Dios". Pero si "el arte de Dios es el hijo por quien todas las cosas fueron hechas, en el artista humano el arte es su hijo por el que alguna cosa debe hacerse".1 El artista que ha contemplado la obra divina en su visin es movido por el divino eros a crear. Porque todo
acto de amor quiere una creacin como alabanza al
creador. Es el ingenium -como lo llama San Agustn- (o en el hinduismo el "director interior", que es lo mismo que el Espritu Santo, o el daimon griego) el que gua al artista en su creacin. Y as como el divino intelecto imprime por un acto gratuito en la materia prima la imagen contemplada en el espritu, as el artista humano imprime en la materia los modelos o arquetipos contemplados, cerrando as el ciclo creativo al imitar a su creador. El creador de imgenes verdaderas, o iconos, se identifica con la luz interior de los seres y las cosas cuando sus modelos son los de la naturaleza, y con las ideas o arquetipos cuando ha contemplado en su interioridad un modelo ideal. Modelos igual o ms vivos que los que se usan para dibujar del natural. El arte icnico no slo crea un objeto: lo engendra; ya que el artista ha efectuado un recorrido dentro de s mismo, e imita en su actividad el proceso de su propia creacin; imita la naturaleza en su modo de operar, se recrea a s mismo al tiempo que crea un objeto que ser a su vez un soporte para la contemplacin del espectador, que conectndose con la luz interior que la obra proyecta, recorre un camino dentro de s hasta llegar a comprender el arquetipo que el artista contempl. Corriendo y descorriendo el velo de la creacin se participa en el rito perenne convirtindose el hombre en co-creador del universo. Las frmulas que repite el arte tradicional son siempre las mismas y sin embargo nunca deja de ser original porque nos remite al Origen, para luego renovarse como la naturaleza: siempre igual, siempre diferente, porque el poder creativo es el reflejo de lo que no tiene lmites. NOTA
A. K. Coomaraswamy. La filosofa cristiana y oriental o
verdadera del arte, Taurus, Madrid, 1980, pp. 37-38.